C.santiago de compostela y iglesia de s.m. de fromista

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CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA:

En la década de los años setenta del XI, se procede a levantar un gran templo acorde con la nueva

arquitectura sobre el sepulcro de Santiago. El promotor fue el obispo compostelano Diego Peláez, quien

dispuso su construcción conservando, mientras que duraba la nueva obra, el primitivo santuario. Un

enfrentamiento con Alfonso VI supuso la deposición del prelado en 1087 ó 1088, y la consiguiente

paralización de las obras. Poco después, Diego Gelmírez se hará cargo del gobierno de la diócesis y dará

tal impulso a los trabajos que ya, en 1112, se podía demoler la basílica prerrománica. La conclusión

provisional tendrá lugar en el año 1122. Para entonces estaría terminado el templo menos la fachada

occidental y el tramo inmediatamente anterior.El proyecto de catedral compostelana corresponde al

mejor exponente de la tipología de iglesias de peregrinación. Es un proyecto maduro, en el que se

articulan todas sus partes -girola, tribuna, torres, etc.- de una manera armónica. Tal fue su perfección

paradigmática que los constructores de San Martín de Tours la tomaron como modelo. Se trata de un

edificio con tres naves y amplio crucero también de tres naves al que se abren capillas semicirculares. La

girola que rodea el altar mayor también presenta capillas radiales. Sobre las naves laterales y las del

transepto corre una tribuna que contrarresta el empuje de las bóvedas de cañón de la nave central,

permitiendo crear un espacio desde el que los peregrinos podían asistir al culto. Estas tribunas se cubren

con bóvedas de cuarto de esfera. Las obras de la catedral se finalizan en 1168 con la contratación, por

parte de Fernando II, del maestro Mateo, el arquitecto que diseña la cripta sobre la que se asienta el

último tramo de las naves y el pórtico entre las dos torres. La cripta servirá para salvar el desnivel del

terreno, y sobre ella se alza la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la

Gloria.

El edificio se proyectó con nueve torres que aportaban al conjunto un acentuado aspecto de fortaleza.

Las torres de la fachada occidental se sustituyeron en el siglo XVIII por la famosa fachada del Obradoiro,

labrada en estilo barroco por Casas y Novoa. En este mismo estilo se reelaboró la fachada de Platerías,

sustituyendo a la primitiva románica.

IGLESIA DE SAN MARTÍN DE FROMISTA:

La historiografía hispana tradicional consideraba que cuando, en 1066, doña Mayor, condesa de Castilla

y viuda de Sancho el Mayor, redactó su testamento dejando parte de sus bienes para la construcción de

la iglesia de San Martín de Frómista, se inició la obra del templo que contemplamos en la actualidad.

Ultimamente los especialistas prefieren retrasar la cronología hacia 1100.

Es un pequeño edificio basilical de tres naves, con otros tantos ábsides de planta semicircular. Para

separar las naves se emplean pilares cruciformes. La importancia del espacio central del crucero se

enfatiza con la disposición de un cimborrio octogonal apoyado en trompas, cubriéndose con una cúpula.

En la fachada occidental resultan exóticas las torrecillas circulares que se articulan en las esquinas, para

las que no conocemos otro precedente que ciertas formas de la arquitectura carolingia. Vanos

escalonados en arquivoltas y columnas acodilladas, cornisas esculturadas con una riquísima iconografía

y capiteles historiados responden a los planteamientos plásticos que caracterizan los monumentos del

románico pleno.

El maestro principal del taller que labra esta decoración escultórica se inspira para sus formas y sentido

de la composición en el sarcófago de Husillos. El tratamiento de las anatomías y las dinámicas actitudes

de los personajes es semejante al que se aprecia en la decoración de la catedral de Jaca, incluso algunos

especialistas consideran que se trata del mismo taller. También se podría relacionar con algunas de las

obras de San Saturnino de Toulouse, aunque muchos de los aspectos comunes de las escultura

monumental de estos tres monumentos se debe más a una identidad de estilo de época que tiene en

modelos tardorromanos su fuente principal de inspiración, que a una autoría común.

La iglesia sufrió una profunda restauración en el siglo XIX a cargo del arquitecto Manuel Aníbal Álvarez.