Cuaderno de la Alfal Nº2

195
ISSN 2218-0761 Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina Associação de Linguística e Filologia da América Latina Cuadernos de la ALFAL Nº 2 Historia del español de América: Contacto de lenguas, morfosintaxis, tipología textual y grafémica Claudia Parodi Micaela Carrera de la Red Editoras Santiago de Chile Marzo 2011

description

Los Cuadernos de la ALFAL nacen como un nuevo canal de difusión de las actividades de los grupos de investigadores patrocinados por la Asociación: los resultados de trabajos de Proyectos o de la realización de ALFALitos en las distintas Delegaciones Regionales. Esta publicación, con el rótulo de “nueva serie”, pretende continuar –aunque con orientación diferente- la obra de divulgación de los Cuadernos de Lingüística, que se publicaron como folletos destinados a los socios, desde 1975 hasta 1984. En ellos, se daba a conocer el estado del arte de un área específica, constituyéndose en obras de estudio o consulta obligados para el perfeccionamiento de los lingüistas en etapa de iniciación.

Transcript of Cuaderno de la Alfal Nº2

ISSN 2218-0761

Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina Associação de Linguística e Filologia da América Latina

Cuadernos de la ALFAL

Nº 2

Historia del español de América: Contacto de lenguas, morfosintaxis,

tipología textual y grafémica

Claudia Parodi Micaela Carrera de la Red

Editoras

Santiago de Chile Marzo 2011

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 4-7 ISSN 2218-0761

PRESENTACIÓN

CLAUDIA PARODI MICAELA CARRERA DE LA RED

Coordinadoras Proyecto 18: “Historia del español de América”

Presentamos a continuación las quince monografías que se expusieron en la Primera Jornada del Proyecto 18 de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina, Historia del español de América, las cuales se llevaron a cabo en la Universidad de Valladolid, del 21 al 23 de septiembre del 2009. En ellas, sus autoras y autores tratan temas relacionados con distintos aspectos de gran relevancia para el conocimiento del español y su contacto con otras lenguas en el llamado Nuevo Mundo. El volumen, además de una introducción teórica, contiene cuatro capítulos en los cuales se tocan temas de morfosintaxis, contacto de lenguas, tipología textual y estudio de registros, y grafémica.

El Cuaderno se abre con un artículo de carácter teórico, La construcción de la historia del español en América de Klaus Zimmermann, quien ofrece un modelo integral para llevar a cabo el estudio de la historia del español americano que contempla aspectos que suelen dejarse de lado en la mayoría de los trabajos relacionados con el tema. Esta es una contribución con propuestas que conducen a modificar el lente con que se ha visto el español americano hasta ahora.

En el capítulo de morfosintaxis se reúnen cinco artículos. El primero, Sobre la eliminación del pronombre vosotros en el español americano, gira en torno al tratamiento de segunda persona plural. En él, José Moreno de Alba traza la historia del uso del pronombre vosotros en España y en América, utilizando fuentes documentales extraídas del CORDE y del CREA, así como de otros textos literarios. Se trata de un ensayo que pone el dedo en la llaga, ya que este tema ha sido poco estudiado en las dos orillas, aunque en América tiene un antecedente de 1978, donde se reporta el uso de este pronombre en México durante los siglos XVI al XX en el teatro1.

Los artículos de Romina Grana y Rosario Navarro Gala se centran en el análisis de textos judiciales. Ambos estudios profundizan en la construcción del género discursivo en dicha clase de textos. La primera de las autoras, en La sintaxis argumentativa en el género judicial. Córdoba del Tucumán. Siglo XVII, tras presentar los elementos retóricos del discurso judicial, estudia la sintaxis o el orden cómo se organiza la argumentación. Observa que las categorías aristotélicas (exordio, narratio, demostratio y epílogo) se ajustan a un orden fijo condicionado por las restricciones del género judicial. Rosario Navarro Gala, por su parte, examina las construcciones pasivas perifrásticas y reflejas en cartas de testamento del siglo XVI en España y

1 Cf. Claudia Parodi, Las formas de tratamiento de segunda persona en el español mexicano. Análisis de 13 obras dramáticas de los

siglos XVI al XX, en Actas del IV Congreso Internacional de la ALFAL, Lima: Universidad Nacional de San Marcos, 1978: 523-531

en América en Observaciones en torno a las construcciones pasivas en cartas de testamento (siglo XVI). Ello le permite llegar a la conclusión de que el avance de la pasiva refleja con “se” durante el siglo XVI se constata en documentación de diferentes zonas dialectales peninsulares y de americanas, con abundante presencia de pobladores castellanos.

Las últimas dos contribuciones de este apartado se abocan al estudio de dos temas de gran actualidad, tratados en diversos marcos teóricos, sobre todo en la gramática generativa: presencia/ausencia del pronombre sujeto y vitalidad del gerundio absoluto (no perifrástico). Miguel Gutiérrez Maté en La “variable sujeto” y sus conexiones anafóricas en los enunciados traspuestos a estilo indirecto investiga desde un marco de análisis de la variación, contextos con verbos de dicción en que se emplea y se elimina dicho pronombre en documentos caribeños de los siglos XVII y XVIII. El autor encuentra en tales textos la expresión casi obligatoria de los pronombres personales sujeto, frente a otros dialectos en que podrían eliminarse. Considera que una parte importante de la génesis de este cambio lingüístico debe atribuirse a un proceso de gramaticalización de una construcción cuyo desarrollo puede tener mucho en común con la fijación de este rasgo sintáctico en otras variedades o lenguas románicas y no a una dinámica peculiar o aislada de los dialectos caribeños. Finalmente, Mariela Inés Masih en Gerundio no perifrástico en textos de Córdoba de los siglos XVI–XVII muestra que el uso del gerundio no perifrástico, adjunto, presenta gran vitalidad en dichos siglos en Córdoba (Argentina), reflejando una multiplicidad de valores semánticos que incluye la expresión de la condicionalidad, el modo, la causa y la temporalidad y, en algunos casos, la combinación de dos de estos valores.

En lo que atañe al contacto de lenguas, contamos con tres contribuciones alrededor de este tópico, un tanto innovador en el contexto de la lingüística histórica del español americano. Dos de ellas se centran en la Nueva España, sobre todo en el contacto del español, el latín y el náhuatl. La tercera se aboca en un grupo de lenguas suramericanas casi desconocidas. En el primer artículo de este apartado, Claudia Parodi en Multiglosia virreinal novohispana: el náhuatl, muestra que a partir del siglo XVI en la Nueva España coexistieron tres lenguas de prestigio: el neo-latín, el español y el náhuatl junto con otras lenguas indígenas de menor prestigio en situación de diglosia. Es decir, que las lenguas de prestigio solían usarse en distintas situaciones y con funciones diferentes por hablantes novohispanos procedentes de varias etnias, algunos de ellos indígenas y otros mestizos, criollos o peninsulares. El primer tipo de diglosia se debió a que los conquistadores y colonizadores trasplantaron las diferencias funcionales y discursivas que existían en el Viejo Mundo, donde el latín era, en efecto, la llave para tener acceso a los mecanismos de dominio de la iglesia, la ciudad letrada europea y luego la americana. Los otros dos tipos de diglosia, una, entre el español y las lenguas indígenas, y la otra, en el interior de las lenguas indígenas, se generaron a través del contacto, el desplazamiento geográfico, la enseñanza, la evangelización y la vida cotidiana en el Nuevo Mundo. Entre ellas el náhuatl tuvo un papel primordial por haber sido lengua franca desde la época prehispánica.

Covadonga Lamar Prieto en su artículo Juan Suárez de Peralta: criollo novohispano repatriado estudia la vida y la lengua de este criollo culto, hablante de náhuatl, que volvió a España siendo ya adulto. En sus manuscritos, redactados alrededor de 1575 por él mismo, refleja ser seseante y yeísta incipiente (con la voz yevabamos por llevábamos). Muestra, asimismo, ser hablante de la koiné americana, pues además de ser betacista, aspira la consonante labiodental al principio de las palabras.

Cierra este capítulo Cristina Egido con su ensayo Contacto de lenguas en el piedemonte andino (Alto Perú, s. XVII), donde analiza en algunos documentos de ese siglo, varios elementos léxicos (topónimos, vestimenta, alimentos, utensilios, sociedad, religión) poco o nada

documentados hasta el momento. Estos hacen referencia a las realidades y modo de vida de las minoritarias y escasamente conocidas culturas indígenas del Alto Perú o Bolivia (raches – mosetenes–, oporonios, moços) durante la colonia. En lo que atañe a tales lenguas, aclara Cristina Egido que son muy pocos los estudios sobre ellas y, en muchos casos, inaccesibles. Estamos de acuerdo con la autora en que, sin lugar a dudas, su estudio supone un nuevo y apasionante reto para la investigación del español en América.

El tercer apartado de este Cuaderno reúne cinco importantes artículos de tipología textual y de estudio de registros de los siglos XVIII y XIX, dos de ellos relacionados con Colombia, uno ligado a Argentina, otro a México y el último de carácter general. En el primer ensayo, El comienzo del registro periodístico en Nueva Granada: Rasgos lingüísticos y dimensiones situacionales en El Redactor Americano, Micaela Carrera de la Red analiza, siguiendo las propuestas de Biber y Finegan, una muestra de textos periodísticos colombianos de la primera década del siglo XIX. Después de encontrar que dichos textos siguen muy de cerca la disposición de los artículos periodísticos europeos, realiza una exploración preliminar de un corpus parcial conformado por (1) un género de comentario editorial, en que el redactor expresa abiertamente sus opiniones, (2) un tipo de crónica periodística sobre algún acontecimiento, (3) información escueta o noticia sobre determinados hechos y (4) una especie de crónica con tratamiento literario. Se trata de un estudio pionero de interés para el conocimiento del español americano después de la Colonia.

El articulo de Anna Virkel, Una aportación al estudio de la historia lingüística de Patagonia. Los documentos de Chubut en el siglo XIX, gira en torno a los orígenes del español de la Patagonia, el cual se expandió en dicha zona de la Argentina durante el siglo XIX. En efecto, hasta la segunda mitad del siglo XIX, ese vasto espacio geográfico carecía de población hispanohablante y de asentamientos humanos estables, pues vivían en esta área geográfica unas cuantas tribus nómadas. La autora analiza y hace una tipología de documentos redactados en la zona Chubut durante el período fundacional. Utiliza un enfoque socio-pragmático que le permite dar cuenta de la interrelación de los textos con el contexto en que se inscribe su producción

María Eugenia Vázquez Laslop en su artículo Hacia una tipología de textos legislativos mexicanos (1821-1857) para análisis lingüístico, estudia los cambios discursivos que sufren los textos legislativos mexicanos decimonónicos a lo largo del tiempo. Encuentra Vázquez Laslop que en éstos se genera un cambio que va de la subjetividad a la objetividad. Tal dinámica se observa no en uno, sino en varios ámbitos. En el político, la soberanía pasa de ser un atributo exclusivo del rey a ser parte de todos los ciudadanos, lo cual cabe esperar de una sociedad libre y democrática. En ámbito jurídico, el establecimiento de las normas por una fuente unipersonal es sustituido por la creación colegiada de las normas, según la lógica del iusnaturalismo racionalista y, después, del iuspositivismo. Tal cambio se manifiesta históricamente por la disminución en la frecuencia de actos verbales deónticos subjetivos a favor del aumento de las estructuras propias de los actos verbales deónticos objetivos.

En el ensayo, Los textos no contemporáneos del español de América. Algunas reflexiones sobre lingüística e interdisciplinariedad, Nataly Cancino Cabello presenta un interesante planteamiento en torno a los efectos de la interdisciplinariedad en los estudios lingüísticos contemporáneos sobre la historia del español americano. Resulta éste un artículo de gran utilidad para el debatido tema de la interdisciplinariedad, pues la autora aboga por un diseño teórico y metodológico que, por un lado, sistematice las relaciones entre las disciplinas implicadas y, por otro, resguarde la cientificidad de los estudios del lenguaje en este campo.

Celia Parcero Torre en El discurso científico en pareceres de médicos en Colombia, en el siglo XVII, se centra en analizar las opiniones de tres médicos de Cartagena de Indias, los cuales se hallan incluidos en un Testimonio de Autos. Ello le ha permitido a esta investigadora rastrear, por un lado, los recursos lingüísticos empleados por los médicos en Colombia a principios del siglo XVIII y, por otro lado, descubrir los mecanismos que los hacen coherentes, es decir lo contextual del discurso. Se trata del discurso científico de la época.

Cierra el volumen el artículo De grafías, grafemas y otras figuras de las sibilantes novohispanas en el siglo XVI, de Beatriz Arias Álvarez. En él su autora, tras explicar los parámetros que sigue en el proyecto “Origen, evolución y consolidación del español en la Nueva España”, que ella misma coordina en la Universidad Nacional Autónoma de México, procede a ejemplificar el uso y valor de las complejas representaciones gráficas de las sibilantes alveolares y predorsodentales en manuscritos novohispanos del siglo XVI. Presenta los grafemas como signos lingüísticos que tienen un significante o trazado gráfico y un significado o contenido fónico, lo cual no sólo le permite clasificar, sino profundizar en los valores lingüísticos de dichas grafías. Se trata de un trabajo de interés para quienes se ocupan en descifrar lingüísticamente manuscritos redactados en ambos lados del Atlántico.

Finalmente, cabe insistir en que todas y cada una de las colaboraciones incluidas en este Cuaderno resultan ser aportaciones de gran utilidad e interés para avanzar en el conocimiento de la conformación histórica, así como de la situación lingüística del español en América. En efecto, el volumen contiene la revisión actualizada de los asuntos de siempre, además de propuestas de diversos e importantes enfoques que abren nuevas perspectivas de análisis en el área.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 25-39 ISSN 2218-0761

SOBRE LA ELIMINACIÓN DEL PRONOMBRE VOSOTROS EN EL ESPAÑOL AMERICANO

ON THE ELIMINATION OF THE PERSONAL PRONOUN VOSOTROS IN

THE SPANISH LANGUAGE IN THE AMERICAS

JOSÉ G. MORENO DE ALBA Universidad Nacional Autónoma de México

[email protected]

1. INTRODUCCIÓN

Hay muchos manuales, tratados y monografías, breves y amplios, referentes a la morfosintaxis histórica del español, que ni siquiera mencionan el importante fenómeno de la eliminación de voso-tros en todo el territorio americano. No se trata en Cano (1988), a pesar de que este autor distingue el “castellano” del “español” y, cuando se refiere a este último, hace algunas observaciones sobre el español americano. Nada aparece al respecto en Lathrop (1984), quien pasa por alto sistemática-mente el español de América. Ello quiere decir que en estos manuales no se juzga importante, para una caracterización de los sistemas del actual diasistema del español, y para su respectiva historia, la reducción nada menos que de la sexta parte de todo el paradigma de la conjugación en la mayoría de los que hablamos español y, por lo que se refiere a las fórmulas de tratamiento, la supresión, también en más de un 80 % de los hablas hispanas, de la oposición vosotros / ustedes, indispensa-ble en la mayoría de los hispanohablantes europeos.1 En Girón (2005) hay un apartado dedicado a las fórmulas de tratamiento, dentro del tema general de cambios gramaticales en los Siglos de Oro. Hay ahí algunas referencias al español americano, especialmente en lo concerniente al voseo. No se dice nada empero sobre la eliminación de vosotros en esa variedad, quizá debido a que ese cambio tuvo lugar en época posterior a la que se limita el estudio.

Ahora bien, cuando un autor decide atinadamente incorporar este asunto (la eliminación de vo-sotros) en su texto, no suele aclarar nada en relación con la historia del fenómeno. Esto quiere decir que el tema, en su opinión, forma parte de los capítulos de “dialectología” mejor que de los pro-piamente históricos.2 Así, por ejemplo Penny (1993: 139) alude a un sistema “moderno” de trata-miento pronominal en el que los pronombres no deferenciales son tú, para el singular, y vosotros para el plural; y los deferenciales, usted y ustedes. Añade en seguida: “En el occidente de Andaluc-ía y en toda América se ha perdido la distinción entre las formas plurales deferencial y no deferen-cial a favor del originariamente deferencial ustedes, que hoy en día equivale en estas áreas al voso-

1 No faltan, en los textos que sí mencionan el fenómeno, algunas afirmaciones que pueden resultar dudosas a más de alguno. Véase,

por ejemplo, el siguiente pasaje: “No cabe sostener, por ejemplo, que se sitúa al margen de la norma el empleo de ustedes como plural único de tratamiento en el habla de la Baja Andalucía, Canarias y amplias zonas [estas cursivas son mías] de Hispanoamé-rica [...]” (Narbona 2004: 1015). ¿Hay zonas de América, así no sean amplias, en que ustedes no sea el plural único de tratamien-to?

2 Lo mismo puede decirse del voseo, importante rasgo de amplias zonas de América: suele explicarse como asunto dialectal sincró-nico, mejor que como tema de historia de la lengua.

26

tros del estándar peninsular”. Nótese que no precisa cuándo sucede esta pérdida aunque, si nos atenemos al empleo europeo que el autor hace del pretérito perfecto compuesto (se ha perdido) ese adjetivo “moderno” puede estar refiriéndose a un pasado más o menos próximo.

A la eliminación de vosotros en la Andalucía occidental Lapesa (1984: 512) dedica menos de una página. Y al desarrollo, muy resumido ciertamente, de este tema en el español de América le destina dos breves párrafos (132.4 y 132.5). En el primero se da cuenta de las diferencias de la eli-minación de vosotros observables en Andalucía y América y, en el segundo, de los efectos de la pérdida de vosotros en el paradigma de los pronombres posesivos. La alusión al andaluz occidental se da en el capítulo titulado “Extensión y variedades del español actual” que, por el título mismo, debe verse con contenido mejor dialectal sincrónico que propiamente histórico. Las referencias a la pérdida de vosotros en América se hallan en el último capítulo del libro (“El español de Améri-ca”).3 ¿Cuándo se eliminó vosotros en el español andaluz occidental? Si de ello habla Lapesa en el capítulo XV de su Historia, titulado “Extensión y variedades del español actual”, se podría deducir que el empleo de ustedes por vosotros en la Andalucía occidental es algo relativamente reciente. No se aclara sin embargo este punto.

Las alusiones a América, al español americano y a las lenguas precolombinas son escasas en Menéndez Pidal (1966). No hay ahí mención alguna a la eliminación de vosotros en zonas andalu-zas y en todo el territorio americano. Esto no es, obviamente, un reflejo de la idea que tenía don Ramón ni del español americano ni de su historia ni, mucho menos, del lugar que éste debía ocupar en la historia de la lengua española. Entre otros estudios suyos, su magistral artículo titulado “Sevi-lla frente a Madrid. Algunas precisiones sobre el español de América”, publicado en 1957 como parte de la Miscelánea Homenaje a André Martinet (Menéndez Pidal 1957), es prueba contundente del enorme conocimiento que tenía de los orígenes del español americano. Tuvimos sin embargo que esperar al año 2005, casi cuarenta años después de su muerte, para conocer, gracias a la amoro-sa diligencia de su nieto Diego Catalán, su formidable Historia de la lengua española. En ese texto me parece que, por lo toca a la relación entre español de América e historia de la lengua española, vuelve a tener la última, sabia palabra. Vale la pena recordar que, en otros asuntos, también la tuvo: eso sucedió, por ejemplo, en lo tocante a la discusión sobre la unidad o diversidad del español, cuando pronuncia, en 1944, su célebre conferencia “La unidad del idioma”4 o, en lo que atañe al andalucismo del español americano, cuando se publica el artículo (Menéndez Pidal 1957) que aca-bo de citar.

Ahora bien, me interesa señalar que en el capítulo XIV de la Parte Quinta (Sección B) de su Historia, titulado “Desarrollo del español en América (1554-1617)”, cuando Menéndez Pidal se refiere al tuteo americano, enfáticamente precisa que se trata de un tuteo andaluz, no castellano. Sobre esta base, le es entonces posible explicar con novedosos argumentos el fenómeno americano de la eliminación de vosotros y su sustitución por ustedes, rasgo que analiza don Ramón como un curioso tuteo en plural. Permítaseme transcribir un luminoso pasaje:

Todo Méjico y Nuevo Méjico usan el Tú como nominativo sujeto [...]. No obstante, este tuteo mejicano y nue-vo mejicano (y el americano en general) es de tipo, no castellano, sino andaluz, porque desconoce el plural «vosotros» sustituyéndolo por ustedes, y en la conjugación la persona Vosotros se confunde con la persona Ellos [...]. Esto es efecto del odio a la segunda persona plural, en cuanto servía para el trato altanero y des-cortés, no se la quiere emplear ni aun para su natural sentido de pluralidad; por una ultracorrección de cortesía se usa el ustedes y la tercera persona plural (Menéndez Pidal 2005: 1119).

3 El voseo y otros puntos de morfosintaxis se explican también en ese último capítulo de la Historia. 4 Publicada después, en 1957, en el hermoso volumen Mis páginas preferidas.

27

¿Cuándo se generalizó en América el empleo de ustedes por vosotros? En el pasaje anterior de la Historia de don Ramón se dice cómo es el tuteo americano y cómo puede verse el uso de ustedes por vosotros como un aspecto de ese tuteo pero nada se aclara sobre la época en que este sistema de tratamiento quedó establecido. Tampoco se dice nada de esto en otros tratados de historia de la lengua. Hago aquí un breve paréntesis para repetir lo que ya muchos han señalado: conviene acep-tar que la historia de la lengua española no termina en el siglo XVI ; que no pocos cambios fonológi-cos, gramaticales y léxicos se siguen produciendo en los siglos siguientes, incluidos el XIX y el XX y que es necesario explicarlos. Tengo la impresión, por ejemplo, de que, para la historia de la des-aparición de vosotros, en México al menos, es muy importante el siglo XIX . Durante esa centuria, hay registros de ese pronombre en obras, entre otros, de José Joaquín Fernández de Lizardi, Juan Díaz Covarrubias, Alfredo Chavero, Vicente Riva Palacio, Fernando Calderón e Ignacio Rodríguez Galván. Por lo contrario, las apariciones de vosotros en textos mexicanos de principios del siglo XX son, si acaso, esporádicas.

Muy recientemente apareció un interesante trabajo (De Jonge y Nieuwenhuijsen 2009) en el que se explica muy detalladamente la evolución del paradigma pronominal de las formas de trata-miento del español, desde el siglo XII hasta nuestros días. Constituye, por tanto, una valiosa excep-ción en cuanto que sí están ahí considerados los importantes cambios que en ese terreno experimen-ta la lengua española durante los siglos XVIII y XIX . Además concede espacio importante al desarro-llo de este cambio en el español americano, deteniéndose en particular en la eliminación del pro-nombre vosotros y en sus probables causas. Sigue faltando ahí sin embargo la cronología de esta supresión. Es decir no queda especificado en ese estudio cuándo precisamente comenzó en Améri-ca el proceso de eliminación ni tampoco si éste fue o no simultáneo en los diversos dialectos del español americano. A precisar, en la medida que me sea posible, esta cronología están destinadas las páginas que siguen.

2. DIACRONÍA DE LA OPOSICIÓN VOSOTROS / USTEDES EN ESPAÑA

Las primeras documentaciones del pronombre vosotros, nominativo de segunda persona del plural, de conformidad con los voluminosos datos del Corpus diacrónico del español (CORDE), correspon-den a la primera mitad del siglo XIII . Los dos siguientes versos pertenecen al anónimo Poema de Fernán González (c. 1250): “La quexa que teniemos quiérennosla doblar: / a mí e a vosotros envían desfyar”5. En documentos anteriores el pronombre para la segunda persona del plural era vos, como queda atestiguado, por ejemplo, en el siguiente pasaje del Poema del Cid: “Dixo mio Cid a don Pero e a Muño Gustioz: / - Dadles un reyal a los ifantes de Carrión, / vos con ellos sed, que assí vos lo mando yo”. A partir de mediados del siglo XIII , alternará el empleo de vos con el de vosotros. Puede pensarse que hacia el siglo XIV comienza la decadencia de vos, con valor de nominativo o vocativo de segunda persona de plural. Sin embargo su empleo se prolongará por lo menos hasta el XVIII , sin que falten registros aislados o meramente esporádicos durante el XIX e, incluso, a princi-pios del XX .

La forma vosotros, en el español europeo de los siglos XIV al XVIII , tuvo que competir no sólo con el pronombre vos, sino también con el sintagma vuestra merced, que fue sometido a lo largo del tiempo a diversas abreviaciones que lo conducirían al moderno ustedes. Aunque del singular (vuestra merced) hay registros de principios del siglo XIV ,6 las primeras documentaciones del plural

5 Muy próximo es el siguiente pasaje del Calila e Dimna (1251): “Et yo averé fuego et echarlo he aí en la leña, et vosotros todos non

çesedes de aventar con vuestras alas et de soplar el fuego fasta que se ençienda bien”. 6 Como se ve en el siguiente pasaje del anónimo Libro del caballero Cifar (1300-1305) : “Señor -dixo él-, yo

28

vuestras mercedes son muy posteriores (de fines del XV): “Pero con todo eso, a vuestras mercedes suplico que la burla sea secreta y el fabor público, pues en esto la virtud consiste” (Diego de San Pedro, Tractado de amores de Arnalte y Lucenda, c. 1480). Los escasos empleos de vuestras mercedes en textos posteriores a 1700 tienen, casi siempre, una clara intención arcaizante.7 Tu-vo cierta vitalidad todavía en los primeros años del siglo XVII . En la Primera Parte del Quijote, valga como ejemplo, por cada aparición de vuestras mercedes hay al menos tres de vosotros y de vos. Sólo cuando vuestras mercedes se convierte en ustedes ofrece una real competencia a los pro-nombres vos y vosotros.

El pronombre ustedes se formó, casi seguramente, como analogía con el singular usted, que se registra, en el CORDE, algunos años antes que ustedes. Es curiosa la primera documentación, según la fuente citada, de la forma usted, pues se emplea inmediatamente antes del sintagma vuestra mer-ced, del que se supone que es una abreviación. Véase el siguiente pasaje del libro Los viajes al es-trecho de Magallanes (1580-1590) de Pedro Sarmiento de Gamboa: "Señor Diego Flores: Bien sabe usted vuestra merced la falta que se hace en arribar, pudiendo volver, como podemos, y que no hay excusa donde no hay fuerza”. El pronombre usted aparece, algunos años después, ya sin esa redundancia, en Quevedo. El texto del brevísimo poema titulado “A un letrado de mala fama y presumido de docto”, escrito por entre los años 1597 y 1645, es el siguiente: “– ¿Quién es us-ted? –¿Quién puede ser? / Quien de puro docto y grave / De todas las cosas sabe, / Si no es de su mujer”.

Las primeras documentaciones, en el español europeo, de la forma plural ustedes deben bus-carse en textos correspondientes a la tercera decena del siglo XVII , como el siguiente de Jerónimo Alcalá Yáñez (1624): “Si he jugado ó juego, tiene razon su merced que sé jugar; y así, suplico á ustedes que los que no saben jugar no voten por mí, y los que han jugado ó juegan me hagan mer-ced de favorecerme”. A sabiendas de que el pronombre vos con valor de segunda persona del plu-ral, sigue teniendo vigencia después de la aparición de vosotros, si se quisieran oponer solamente las formas vosotros / ustedes, los porcentajes de preferencias, en el español europeo, serían aproxi-madamente las siguientes:

Cuadro 1 Vosotros / ustedes en el español europeo, siglos XVII -XXI (porcentajes)

Vosotros(as) Ustedes Siglo XVII 98 % 2 % Siglo XVIII 48 % 52 % Siglo XIX 48 % 52 % 1900-1975 61 % 39 % 1976-20058 33 % 67 %

Es evidente que la oposición vosotros / ustedes, en el español europeo, funciona a partir del si-

glo XVIII . Llama la atención el predominio de vosotros frente a ustedes (61 % / 39 %) durante casi todo el siglo XX

9 y la notable supremacía de ustedes sobre vosotros a lo largo de los últimos años

de ese siglo y los primeros del XXI (67 % / 33 %). Como bien sabemos, la otra forma con la que compite ustedes, especialmente durante los últimos años el siglo XVII y primeros del XVIII , es el

7 Podría no ser tan evidente esta intención en un autor como Diego de Torres Villarroel. 8 Periodo considerado por el Corpus de referencia del español actual (CREA). 9 Téngase en cuenta, además, que desconté 1771 registros de la forma vosotros, correspondientes todos ellos a la Biblia Reina-

Valera (1909), por parecerme que distorsionaban los datos que para ese periodo proporciona el CORDE.

29

sintagma vuestras mercedes, formado con mucha probabilidad analógicamente a partir del singular vuestra merced10. Estas formas, a pesar de ser el antecedente y origen, después de una serie de abreviaciones, de usted y ustedes,11 siguieron empleándose, aunque con muy poca frecuencia, des-pués de 1700, época en que usted(es) se registra ya con normalidad. Estrictamente, sin embargo, la fórmula vuestras mercedes sólo compite, durante los siglos XVI y XVII , con vos y, sobre todo, con vosotros. ¿Compite realmente? Si nos atenemos a las frías cifras de las estadísticas que nos propor-ciona el CORDE no hubo en realidad gran competición. De manera muy resumida, podría decirse que, a lo largo de los siglos XVI y XVII , para el singular, se empleaba casi con la misma frecuencia vos, tú y vuestra merced, siendo deferencial el último y también, aunque en menor grado, el prime-ro; se empleaba como no deferencial, con alguna frecuencia, vos; tú siempre tenía valor no deferen-cial. En el plural, sin embargo, que es el número que en este estudio interesa, no sucedía exacta-mente lo mismo: la forma claramente preferida, en el español europeo, era vosotros, seguida muy de lejos por vos y por vuestras mercedes. Lo que quiero señalar explícitamente es que el plural, seguramente analógico, vuestras mercedes, era incomparablemente menos frecuente que el singular vuestra merced: por una vez que se empleaba en los textos de esa época la forma plural (vuestras mercedes), aparecen no menos de diez sintagmas singulares (vuestra merced). Por lo que respecta a la forma moderna ustedes, su presencia en textos españoles del siglo XVII es tan escasa12, que difí-cilmente puede decirse que tuviera una verdadera participación en esta contienda.

Lógicamente, en textos españoles anteriores al XVIII , el pronombre vosotros al que, como dije, poca competencia ofrecían tanto el pronombre vos (plural) cuanto el sintagma vuestras mercedes, tiene valor tanto deferencial cuanto no deferencial. Transcribo en seguida dos pasajes del Quijote, en el primero de los cuales vosotros parece emplearse con valor deferencial; y, en el segundo, con un sentido claramente no deferencial:

Y si es que vosotros, señores, venís con la mesma intención que otros han venido, antes que paséis adelante en vuestras discretas persuasiones os ruego que escuchéis el cuento […] Pero de vosotros, soez y baja canalla, no hago caso alguno: tirad, venid y ofendedme en cuando pudiéredes, que vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía. El tono deferencial y no deferencial de vosotros en uno y otro texto puede percibirse mediante

el vocativo que sigue al pronombre. En el primer caso, se dirige a unos “señores”; en el segundo, a una “soez y baja canalla”. Con tan diverso tipo de interlocutores, don Quijote emplea el mismo tratamiento (vosotros). No encontré, por el contrario, en la Primera Parte del Quijote caso alguno en el que el sintagma vuestras mercedes tuviera una función pragmática claramente no deferencial. Sí hallé en cambio varios casos en los que queda explícito su carácter deferencial, como puede verse en el siguiente pasaje:

Don Quijote, coligiendo por su huida su miedo, alzándose la visera de papelón y descubriendo su seco y pol-voroso rostro, con gentil talante y voz reposada les dijo: - Non fuyan las vuestras mercedes, ni teman desagui-sado alguno, ca a la orden de caballería que profeso non toca ni atañe facerle a ninguno, cuanto más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran.

10 Como dije antes, las primeras documentaciones de vuestra merced son muy anteriores a las primeras de vuestras mercedes. 11 Abreviaciones del tipo de vuesaced, vusted y otras que, sin duda, tuvieron que darse sobre todo en la lengua hablada. Todo permi-

te suponer que, en la escrita, persistió el hábito de escribir completo el sintagma vuestra(s) merced(es), aunque obviamente no faltan en los textos esporádicos registros de las formas abreviadas. Jonge y Nieuwenhuijsen (2009: 1641 y ss.) dan cuenta de no menos de 15 formas intermedias entre vuestra(s) merced(es) y usted(es) documentadas a lo largo de los siglos XV al XVII , entre las que destacan, por su relativa frecuencia, vuessa(s) merced(es), vuesarced(es), voacé, voacedes, voarcé…

12 Por 97 veces que se registra vosotros, hay apenas 3 apariciones de ustedes.

30

Nótese que, en este texto, Cervantes explica que don Quijote habla “con gentil talante” y que está dirigiendo sus palabras a “tan altas doncellas”. Parece evidente, entonces, que el valor de vuestras mercedes, ahí, es deferencial.

A partir del XVIII , en el español europeo, la competición se dará entre vosotros y ustedes, pues la presencia de las formas vos (plural) y vuestras mercedes se reduce notablemente.13 Las frecuen-cias de aparición de estas formas durante ese siglo, en el español europeo, de conformidad con los datos del CORDE, se resumen en el cuadro siguiente:

Cuadro 2 Ustedes / vosotros / vosotras, siglo XVIII , español europeo (registros en el CORDE y porcentajes)

Ustedes Vosotros Vosotras

1700-1800 620 (52 %) 474 (40 %) 106 (8 %)

Dije antes que esta misma proporción (52 % / 48 %) del empleo de estas formas pronominales se repetirá en los datos del CORDE correspondientes al siglo XIX . Hay, como se ve, cierto equilibrio en los porcentajes de uso de la formas vosotros(as) y ustedes en el español de España durante estos dos siglos. Aunque no resulta fácil determinar con precisión en todos los textos el carácter deferen-cial o no deferencial de los pronombres de segunda persona del plural, pueden hallarse casos donde con cierta evidencia se observa un empleo de vosotros con valor deferencial. Transcribo en seguida un solo ejemplo, tomado de la obra anónima titulada Extractos de las Juntas Generales celebradas por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (1793):

Permítanme los sabios de esa Real Sociedad que les diga con la mayor veneracion, y con la mas ingénua senci-llez, lo que allá Demósthenes decia á sus Athenienses. "Mis consejos, Socios doctos, no son tales que con ellos parezcais vosotros pequeños, y yo grande entre los Españoles; pero son tan buenos, que aunque á mí no siem-pre sea conveniente publicarlos sin auxîlio, y autoridad, que los sostenga, á vosotros, Señores, siempre siempre os sera útil abrazarlos"

Llama la atención, en el texto anterior, por una parte, la alternancia de verbos con desinencia

de tercera persona del plural (permítanme) y de segunda de plural (parezcáis) y, por otra, que que a los “sabios de esa Real Sociedad”, a esos “Socios doctos”, a esos “Señores” se les dirija la palabra hablándoles con el pronombre nominativo vosotros y con el dativo os. Parece, en definitiva, un empleo claramente deferencial del pronombre vosotros. Otros ejemplos pueden obviamente hallar-se en textos del XVIII de usos deferenciales de vosotros. Lo normal sin embargo es que, en textos de esa centuria y, sobre todo, posteriores, la segunda persona del plural tenga un valor pragmático no deferencial o, al menos, no marcadamente deferencial.

Tampoco la forma ustedes tiene siempre un carácter estrictamente deferencial. Quizá no resul-ta del todo conveniente, para estos fines, el empleo del término deferencial, pues lo que con cierta frecuencia parece suceder, no sólo en los textos del XVIII sino también en los posteriores, es que suele emplearse ustedes para dirigirse a interlocutores plurales no conocidos por el personaje que habla o por el escritor que narra o describe, a quienes por tanto no se trata con familiaridad y con-fianza. Por el contrario, si el escritor desea tratar con familiaridad a sus lectores, como si le fueran conocidos, se dirige a ellos de vosotros, sin que ello signifique en forma alguna que no los esté tratando con el debido respeto y cortesía. Así hace hablar también a sus personajes, teniendo en cuenta el grado de familiaridad de los interlocutores en cada uno de los diálogos de la narración. En

13 Aunque, obviamente, pueden hallarse no pocos casos, como el vos (plural) que aparece en los primeros versos de la “Elegía al Mesías”

(1798) de José María Blanco White: “Cantad, oh vos, de la sagrada Elía / Vírgenes venturosas, dulces himnos”.

31

otras palabras, tengo la impresión de que lo que se quiere enfatizar en los textos españoles de los siglos XVIII y XIX no es exactamente un tono discursivo deferencial o no deferencial. Una deferen-cia, según el Diccionario académico, es una muestra de respeto o de cortesía. Pues bien, en los textos casi nunca queda patente que el escritor, al menos conscientemente, pretenda expresar, con el empleo del pronombre ustedes, una clara muestra de respeto o de cortesía.

Lo dicho me parece igualmente aplicable a textos españoles correspondientes al siglo XX o a estos primeros años del XXI . Estadísticamente, sin embargo, llama la atención que el pronombre ustedes, de conformidad con los datos del CORDE y del CREA, se emplee, durante aproximadamente los últimos 40 años, con bastante mayor frecuencia que la forma vosotros: en el CREA (1975-2005)14 se registran 5435 casos de ustedes por sólo 2716 de las formas vosotros(as). En mi opinión no puede hablarse ni de una invasión de la forma ustedes en terrenos propios del pronombre voso-tros ni, mucho menos, de cierta decadencia en el empleo de vosotros. Como simple hipótesis puede quizá pensarse que, a lo largo del periodo que va de 1700 a 1900 y, sobre todo, durante la primera parte del siglo xx, era la forma vosotros la que, con alguna frecuencia, se empleaba en situaciones en que el sistema parece preferir, hoy, el pronombre ustedes. Esas situaciones eran precisamente aquellas en las que los interlocutores son o bien desconocidos o bien no se tiene con ellos cierto grado de familiaridad. A partir de los últimos decenios del siglo pasado y en los pocos años que han transcurrido de éste, se ha ajustado más el sistema pragmático en las formas de tratamiento en el español europeo.

Parece ser que, actualmente, cuando con los interlocutores plurales no se tiene suficiente grado de familiaridad, que son muy buena parte de las situaciones comunicativas, en el español europeo se prefiere el empleo de ustedes. Se reserva el uso de vosotros para situaciones donde el grado de familiaridad y confianza es indudable. Estas situaciones son menos frecuentes que las otras. En resumen, a interlocutores a los que se tiene confianza, se les habla en España de vosotros; de uste-des se les habla no precisamente a quienes se les respeta o con quienes se quiere ser particularmente cortés, sino simplemente a quienes no se conoce suficientemente y, por ello, no se les tiene la nece-saria confianza como para hablarles de vosotros.

3. LA ELIMINACIÓN DE VOSOTROS EN AMÉRICA

Durante el siglo XVII , tanto en el español europeo cuanto, sobre todo, en el americano, el avasalla-miento de vosotros sobre ustedes es casi total. Menos de 3 % de los registros corresponden a la forma ustedes. Muy diferente fue la situación en el siglo XVIII : mientras en el español europeo hay una semejante frecuencia de empleo de vosotros y de ustedes, quizá incluso con un leve predomi-nio de esta última forma, en América sigue siendo mucho más frecuente vosotros; la presencia, en los textos americanos del XVIII , de ustedes sigue siendo todavía, si no insignificante, como sucedía en la XVII , muy baja, comparada con la de vosotros.

Habrá que esperar al siglo XIX para ver el gran cambio en las preferencias de los americanos por el empleo de ustedes como forma claramente predominante, aunque todavía no exclusiva, de tratamiento a interlocutores plurales. Quedan resumidos los datos correspondientes al español ame-ricano, en porcentajes, en el cuadro 3:

14 Consulta hecha en el mes de agosto de 2009.

32

Cuadro 3 Vosotros / ustedes (siglos XVII -XIX ) en el español americano (porcentajes)

Vosotros Ustedes

Siglo XVII 99 % 1 % Siglo XVIII 87 % 13 % Siglo XIX 29 % 71 %

Es tan brusco el cambio entre el XVIII y el XIX , que necesita verse por etapas. Quizá ayude a tener una idea de la dirección del cambio observar los porcentajes que los pronombres vosotros y ustedes obtienen por décadas, a lo largo del siglo XIX , en el CORDE, lo que se muestra en el cuadro 4:

Cuadro 4

Vosotros / ustedes en el español americano del siglo XIX por décadas (porcentajes)

Vosotros Ustedes 1800-1810 87 % 13 % 1810-1820 33 % 67 % 1820-1830 83 % 17 % 1830-1840 64 % 36 % 1840-1850 32 % 68 % 1850-1860 40 % 60 % 1860-1870 21 % 79 % 1870-1880 19 % 81 % 1880-1890 22 % 78 % 1890-1900 31 % 69 %

Es evidente, por una parte, que la forma vosotros tiene vigencia en las primeras décadas del si-

glo XIX y no la pierde totalmente ni siquiera en las últimas. Ustedes, por su parte, comienza a ser claramente predominante sólo a partir de 1840. Lamentablemente, para algunas décadas las docu-mentos americanos del CORDE son muy escasos y están muy lejos de ser representativos del estado de cosas en cada uno de los diversos países. Los números, así presentados, pueden por tanto resultar engañosos. Baste un ejemplo: en la década que va de 1810 a 1820, según los porcentajes del cuadro 4, hay en América un notable predominio de ustedes sobre vosotros, a pesar de que en la década anterior y en la posterior, según las mismas fuentes, sucede precisamente lo contrario. La explica-ción es la siguiente: según el CORDE, para esos diez años en efecto hay en América 79 registros de ustedes y sólo 39 de vosotros. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que 78 de las 79 apariciones de ustedes corresponden a una sola obra mexicana: La Quijotita y su prima, novela (1818) de Joaquín Fernández de Lizardi. En ese libro, el autor emplea 78 veces ustedes y sólo en 4 ocasiones usa vo-sotros.15 Esto lleva a cierta distorsión de los datos, que conviene evitar. Es probable que otros auto-res americanos emplearan en otras obras de esos años un número semejante de veces el pronombre ustedes. Sin embargo esas obras no forman parte del CORDE y tal hipótesis, por falta de datos, que-da sin comprobación.

Dado que no parece confiable establecer por décadas el decrecimiento progresivo, en América, del pronombre vosotros a lo largo del siglo XIX , limitémonos entonces a señalar lo que sí parece indiscutible y probado con documentación del CORDE: la presencia de vosotros no es escasa a lo largo de la primera mitad de ese siglo; sí lo es, por lo contrario, en la segunda. En el cuadro 5 pre- 15 Ello lleva incluso a que, excepcionalmente, México tenga, en esa década, un más alto registro de ustedes que España, a pesar de que,

como es bien sabido, los textos y documentos españoles son mucho más numerosos que los mexicanos e, inclusive, que todos los ame-ricanos sumados.

33

sento el número de registros y porcentajes para vosotros y ustedes durante la primera y la segunda parte del siglo XIX :

Cuadro 5 Vosotros / ustedes, en América, 1ª y 2ª mitad del siglo XIX en el CORDE

(registros y porcentajes relativos)16

Vosotros Ustedes 1800-1850 119 (50 %) 121 (50 %) 1851-1900 255 (21 %) 803 (79 %)

De acuerdo con los datos anteriores, la relación de frecuencias entre los dos pronombres resulta ya, a lo largo del XIX , diferente en América y en España. Los números para esta última se resumen en el cuadro 6:

Cuadro 6

Vosotros / ustedes, en España, 1ª y 2ª mitad del siglo XIX

Vosotros Ustedes 1800-1850 785 (60 %) 517 (40 %) 1851-1900 1261 (38 %) 2067 (62 %)

A lo largo del siglo XIX , tanto en España como en América, con mayor evidencia en ésta que

en aquélla, ustedes gana terreno a costa de vosotros. En España no se tiende sin embargo a la elimi-nación de vosotros, sino simplemente se le reservará para un particular empleo, como ya vimos, es decir para dirigir la palabra a interlocutores conocidos y de confianza. En América, por lo contrario, la dirección del cambio es hacia una rápida eliminación de vosotros y su total reemplazo por uste-des. Si en la segunda parte del siglo XIX por 1 vosotros se registran en textos americanos 4 ustedes, la diferencia entre una forma y otra será aún mayor durante el siglo XX. En el periodo que va de 1900 a 197517, por 10 apariciones de ustedes hay, en América, cuando mucho, 1 registro de voso-tros; y los esporádicos registros de este pronombre en el español actual son apenas del orden del 5 %. La forma femenina (vosotras) es mucho menos frecuente, aun en España, que la masculina (vo-sotros). El pronombre para dirigir la palabra a interlocutores plurales es, en el español americano de hoy, exclusivamente, ustedes. No se emplean tampoco, como es obvio, los casos oblicuos (acusati-vo y dativo) correspondientes a vosotros (os) ni las diversas formas del posesivo vuestro, como tampoco las formas verbales de 2ª persona de plural. Datos numéricos, tanto de España como de América, se presentan en el cuadro 7:

Cuadro 7

Vosotros / ustedes, en España y en América, siglo xx (registros en el CORDE)

España América

Vosotros Vosotras Ustedes Vosotros Vosotras Ustedes 1900-1975 5516 (65 %) 470 (5 %) 2673 (30 %) 310 (10 %) 21 (1 %) 2354 (89 %) 1976-2005 2354 (29 %) 362 (4 %) 5435 67 %) 295 (4 %) 25 (1 %) 7803 (95 %)

A sabiendas de que el limitado número de obras que para algunos países americanos fueron

tomadas en cuenta para formar el CORDE y, sobre todo, de que se trata de obras de géneros muy

16 Datos del CORDE en consulta hecha en agosto de 2009. 17 Son éstos los años que considera el CORDE; los 25 restantes del siglo XX y los 5 primeros del XXI constituyen el CREA.

34

diversos y, por tanto, en alguna medida incomparables entre sí, por lo que se refiere al empleo de los pronombres vosotros y ustedes, señalo simplemente que, de conformidad con ese corpus, la forma vosotros, a lo largo del XIX , obtuvo mayor número de registros que el pronombre ustedes en los siguientes países: Venezuela y Uruguay (100 % de vosotros), Ecuador (73 % vosotros / 23 % ustedes), Colombia (58 % / 42 %) y Cuba (53 % / 47 %). Llama asimismo la atención que en los textos peruanos no aparezca una sola forma vosotros y se documenten 230 ocurrencias de ustedes. El predominio de ustedes sobre vosotros fue también notable en los textos argentinos, mexicanos, chilenos y filipinos.

4. SOBRE EL SIGNIFICADO DE VOSOTROS EN EL ESPAÑOL AMERIC ANO

El vosotros que aparece en textos americanos correspondientes a los siglos XVI a XVIII , periodo en el que ustedes todavía no tiene presencia importante, manifiesta obviamente el mismo significado semántico y pragmático que el que posee ese pronombre en los textos europeos, el cual, así sea sucintamente, quedó ya explicado. Conviene sin embargo decir algo sobre el valor que puede tener en la literatura americana de los siglos posteriores, en particular del XIX , aunque algo deberá tam-bién señalarse en relación con el XX, pues así sea muy esporádicamente, sigue apareciendo.

Hay algunos países en los que, de acuerdo con los escasos materiales del CORDE,18 la forma vosotros resulta de mayor empleo que ustedes durante el siglo XIX : Cuba, Colombia, Ecuador y Venezuela. Gertrudis Gómez de Avellaneda, novelista cubana, en novelas escritas en la primera mitad de esa centuria, muy rara vez hace uso de ustedes. Cuando sus personajes dirigen la palabra a interlocutores plurales emplean sistemáticamente el vosotros. Así lo hace una madre o un padre cuando charlan con sus hijos, o cuando alguien se dirige a un grupo del pueblo, o a pastores y peo-nes e igual se procede cuando se conversa con amigos. Sólo en dos pasajes emplea Gómez de Ave-llaneda el pronombre ustedes: cuando una mujer joven habla con sus padres y cuando otro persona-je se dirige a una condesa y a su amante. En esta escritora predomina ampliamente vosotros sobre ustedes. Lo mismo sucede en las Poesías de José María Heredia, en las que no se documenta ni una sola vez el pronombre ustedes, mientras que vosotros aparece en varias ocasiones. Aunque nacido en Cuba, Heredia vivió casi toda su vida fuera de su país natal. En México vivió muchos años y a asuntos mexicanos dedicó algunos poemas, en los que aparece ese pronombre:

Así del Universo que os contempla, Y un grande ejemplo aguarda de vosotros, Seréis la admiración, y por doquiera El nombre mexicano que hasta ahora De oprobioso baldón cubierto fuera, Pronunciarán con labio respetuoso Los pueblos todos que la tierra habitan.

Pueden encontrarse textos americanos de mediados del siglo XIX en los que alternan, en boca

de un mismo personaje, ustedes y vosotros, como el siguiente de Amalia (1851) del argentino José Mármol:

Es preciso salir de esta posición; en todo caso somos cuatro contra tres –dijo a sus compañeros uno de los hombres que habían bajado del coche. Y con su última palabra dio su primer paso hacia los tres desconocidos.

18 Cuando digo escasos, quiero referirme a que, a pesar de que todo el mundo reconoce el gran volumen del CORDE, cuando se trata de

búsquedas específicas para ciertos países durante determinada época, es explicable que los resultados resulten claramente insuficientes. Esto parece aplicable a investigaciones como ésta.

35

–¿Puedo saber, señores, si es por nosotros que se han tomado ustedes la molestia de interrumpir su camino? Una carcajada en trino fue la respuesta que recibió el que había hecho aquella paladina interrogación. - ¡Al dia-blo con todos vosotros! ¡No ganamos para sustos! -dijo el mismo que había hablado antes, a quien ya se habían reunido sus compañeros, pues que todos se habían reconocido recíprocamente por la voz y por la risa: todos eran unos. Y todos marcharon en dirección al río. (José Mármol, Amalia, 1851)

Puede observarse, en el texto anterior, que el ustedes está en boca de un personaje que se dirige

a personas a las que parece no conocer. Sin embargo cuando éstas se burlan de él con carcajadas, entonces, al reconocerlos, el mismo sujeto les habla de vosotros.

En la misma Cuba, pero hacia 1884, nos hallamos con otro novelista, José Ortega Munilla, los personajes de cuya novela Cleopatra Pérez sólo emplean ustedes, en todo tipo de situación y con interlocutores de cualquier clase y nivel, en ocasiones incluso en parlamentos muy distantes de lo que podría llamarse respeto o cortesía, como en el siguiente pasaje, en el que una mujer joven hace el siguiente reproche a sus tíos: “Llévense ustedes cuanto quieran, ladrones!... ¿qué puedo yo con-tra ustedes?... ustedes se han enriquecido a mi costa”. Podría pensarse que, de conformidad con los datos del CORDE, en el español cubano de la primera mitad del XIX se prefiere, en cualquier contex-to y situación, vosotros; y, en el de la segunda mitad, se desplaza la preferencia hacia el pronombre ustedes. Los registros de vosotros y de ustedes del XIX correspondientes al español colombiano son todos de la segunda mitad. Se inclinan por vosotros, aunque también emplean ustedes, escritores como José Asunción Silva y Miguel Antonio Caro. Jorge Isaacs emplea poco vosotros; y, con ma-yor frecuencia, ustedes. Tomás Carrasquilla, narrador costumbrista, sólo usa ustedes.

Particularmente interesante me parece, entre los registros ecuatorianos de estos pronombres en el siglo XIX , los que corresponden a los escritos de Juan Montalvo. Están consideradas dos obras, ambas del género de política y gobierno: Las catilinarias (1880-1882) y Siete tratados (1882). En la primera de éstas, hay 25 vosotros y 22 ustedes; en la segunda, 1 ustedes por 15 vosotros. Emplea el vosotros cuando dirige la palabra a los héroes, a los discípulos, a los españoles, a los amigos, a los jueces, a los profesores. Podría decirse que su uso es motivado por cierta cercanía, afecto o fa-miliaridad con los interlocutores. El ustedes, sin que llegue casi nunca a emplearse como signo de deferencia, deja ver que los interlocutores son personas afectivamente más distantes. Hay un curio-so pasaje de Las catilinarias que parece confirmar lo anterior. Es el siguiente:

«¡Soldados! Yo confío en tus bayonetas; tíes confiaos en mi espada». Tíes, plural de ti. Gracias a Dios que la gramática va a ser reformada. ¿Para qué necesitamos el vosotros en adelante? Si en Santafé de Bogotá, ciudad cultísima, hay poetas que dicen ereis en vez de sois, nadie tendrá por encarecimiento y modo de capear a un gran señor esto de poner ties en lugar de vosotros” (cursivas mías). Del pasaje anterior se deduce que, para Montalvo, el plural de tú es vosotros, como el de usted

es ustedes, aunque esto último no lo dice. Por tanto, puede pensarse que en sus escritos hay un uso de ambos muy parecido al que actualmente priva en la mayor parte del español europeo.

Sin dejar todavía el español decimonónico de Ecuador, hay un escritor, Juan León Mera, que en su novela Cumandá o un drama entre salvajes (1879) sólo emplea el pronombre vosotros, pro-bablemente como plural de tú. Asimismo, en la Oración fúnebre en las exequias de los que murie-ron en el cuartel el dos de agosto de 1810 de Miguel Antonio Rodríguez, no aparece una sola vez ustedes y se registran 10 apariciones de vosotros, explicables la mayoría de ellas no precisamente como plurales de tú sino mejor como una forma propia del estilo oratorio o declamativo de los discursos. En los textos venezolanos del XIX (CORDE) no hay un solo ustedes, y se documentan 26 registros de vosotros, casi todos ellos en piezas de corte oratorio o político. Entre los autores puede mencionarse a Simón Bolívar, Andrés Bello, José María Vargas, José Antonio Páez… Tampoco

36

aquí el vosotros es siempre plural de tú; responde con mayor frecuencia al carácter discursivo y oratorio del de texto.

Los números del CORDE, en relación con el español mexicano del siglo XIX , dejan ver un abrumador predominio de ustedes sobre vosotros: 272 / 44 (86 % / 14 %). Hay ciertamente algunas pocas obras en las que aunque no aparece el pronombre ustedes, la presencia de vosotros es míni-ma. Ello sucede en la Segunda carta de un americano al Español (1812) de Fray Servando Teresa de Mier, escrita en Inglaterra, en la que hay 2 registros de vosotros, uno de los cuales corresponde a la frase “¿Quién me ha constituido juez entre vosotros?”, que el escritor pone en boca de Cristo; y, la otra, está incluida en una cita textual de otro documento: “Tengo a la vista un impreso que acaba de salir en Cádiz: «Esperáis –nos dice página 38- que los ingleses que os halagan, y a quien vosotros halagáis porque no les teméis, os han de dejar en paz»”. En dos de sus dramas de tema histórico (El torneo [1839] y Ana Bolena [[1842]), Fernando Calderón sólo hace uso de vosotros, aunque no reiteradamente, pues en el primero hay 3 registros y 4 en el segundo.19 Hay un vosotros y ningún ustedes en el drama histórico de Ignacio Rodríguez Galván titulado Muñoz, visitador de México (1838). También es histórico el drama de Alfredo Chavero Los amores de Alarcón (1879), en donde hay 5 apariciones de vosotros y ninguna de ustedes. Los dos vosotros que aparecen en Evolución política del pueblo mexicano (1900), texto en que no hay ocurrencias de ustedes, los pone Justo Sierra en bocas de algunos personajes históricos.

En ninguno de los textos mexicanos analizados hay supremacía de vosotros sobre ustedes. Hay sin embargo dos, en los que esos dos pronombres se emplean, cada uno, un mismo número de ve-ces. En la novela Noches tristes y día alegre (1818) de Fernández de Lizardi hay 5 registros para cada uno. El escritor pone vosotros en boca de alguno de sus personajes cuando dirigen la palabra a sus hijos o, también, cuando el propio autor explica algo a los padres de familia. También lo em-plea cuando hace hablar a personajes bíblicos. Ustedes se documenta en un pasaje en el que una mujer habla con otra, de su mismo nivel pero de más edad, refiriéndose a ella y a sus hijos. Juan Díaz Covarrubias, en su novela Gil Gómez, el insurgente (1858) emplea diez veces cada una de las formas ustedes y vosotros. Éste aparece en arengas de Hidalgo al pueblo levantado y cuando el autor o los personajes dirigen la palabra a personas jóvenes; también cuando se habla a los “ameri-canos”. El ustedes se reserva especialmente para los pasajes en los que alguien se comunica con personas en algún sentido superiores: la criada a sus patrones, el capitán a sus jefes, el intendente a unos oficiales, el obispo a los curas, Gil Gómez a Hidalgo acompañado por otros oficiales, el posa-dero a unos huéspedes, una anciana “miserable” a unos oficiales, etc. Hay también, a manera de excepción, un interesante caso en que una tía emplea el ustedes cuando se dirige a sus sobrinos, que viene a ser prueba de que, aún en un texto que parece hacer, hasta cierto punto, un empleo especia-lizado de cada forma, se ve ya una invasión de ustedes en el terreno propio de vosotros, invasión que, en muchos otros textos de la época y en todos los posteriores a este siglo, sería total.

En algunos importantes y extensos textos mexicanos del siglo XIX , para dirigir la palabra a in-terlocutores plurales, únicamente se emplea el pronombre ustedes. En ellos no aparece ni una sola vez la forma vosotros. Los anoto en orden cronológico, comenzando con el más temprano: el dra-ma Contigo pan y cebolla (1833) de Manuel Eduardo de Gorostiza; la comedia A ninguna de las tres (1843) de Fernando Calderón; las novelas Clemencia (1869) y El zarco (1886) de Ignacio Ma-nuel Altamirano, Historia de Chucho el Ninfo (1871) de José T. de Cuéllar y La bola (1887) de Emilio Rabasa. A este grupo me parece que deben añadirse otras obras consideradas en el CORDE

en las que, aunque se registran algunas pocas ocurrencias de vosotros, la forma ustedes es prácti-

19 Hay también dos vosotros en algún poema de Calderón de la primera mitad del XIX . En uno y otro se dirige la palabra a los niños.

37

camente la única que se emplea. Son las siguientes; (anoto entre paréntesis primero el número de casos de ustedes y, después, el de vosotros): La Quijotita y su prima (1818) de Fernández de Lizar-di (7320 / 121); Cuentos del General (1896) de Vicente Riva Palacio (10 / 2); Suprema ley (1896) de Federico Gamboa (33 / 1). Ahora bien, a pesar de lo limitado del corpus mexicano del CORDE co-rrespondiente al siglo XIX , dado que dentro de esa limitada muestra, predominan las obras en las que ustedes es prácticamente exclusiva y en las que casi no hay registros de vosotros, no parece aventurado decir que el español mexicano fue uno de los que, más tempranamente, se decantaron por esa forma única de tratamiento para interlocutores plurales.

Como quedó explicado en el cuadro 7, no puede afirmarse sin más que, en el español america-no, la forma vosotros deja de emplearse del todo durante el siglo XX . Ciertamente, en los textos correspondientes a esa centuria, por 1 vosotros hay 10 ustedes. Sin embargo el 10 % no parece un porcentaje desdeñable. En Guatemala, sea por caso, con datos del CORDE, el empleo de vosotros representa el 28 % en relación con el de ustedes. Este dato puede tener su explicación porque, entre las obras guatemaltecas consideradas para este periodo, están algunas que Miguel Ángel Asturias escribió entre 1925 y 1969, en las que el pronombre está puesto en boca de ciertos personajes. Téngase en cuenta que el premio nobel guatemalteco organiza varias de sus novelas, Leyendas de Guatemala por ejemplo, en torno a los mitos precolombinos. Sea por razones estilísticas o por el carácter histórico de los personajes o por el tono oratorio de algunos ensayos y discursos22, o por cualquier otra causa, lo que interesa señalar aquí es que Asturias, en pleno siglo xx, emplea el pro-nombre vosotros y no de manera esporádica u ocasional. Algo semejante puede decirse del urugua-yo José Enrique Rodó, en particular de sus libros Ariel (1900) y Los motivos de Proteo (1910), donde se emplea sistemáticamente vosotros.23 En su importante poema Canto general (1950) Pablo Neruda usa sólo la forma vosotros y no ustedes.

Por lo contrario, los registros mexicanos de vosotros para ese lapso son escasos. Ocasionales apariciones las hay en López Velarde, en Justo Sierra, en Amado Nervo; más recientemente, en Ruz Lhuillier escribiendo sobre los antiguos mayas… Lo mismo puede decirse de los otros dialec-tos americanos: usos esporádicos de vosotros, explicables siempre por razones estilísticas, pueden hallarse en los argentinos Ingenieros, Cortázar, Larreta; en los colombianos M.F. Suárez, Carras-quilla; en el chileno Huidobro; en el cubano Lezama Lima; en la uruguaya Ibarbourou, etc. A me-diados del siglo XX podía oírse todavía el vosotros en la oratoria sagrada, como queda de manifies-to en el siguiente pasaje de un texto de Carlos Monsiváis:

20 Muchos de estos ustedes están empleados en contextos en los que a los interlocutores no sólo no se les trata con respeto o deferencia,

sino mejor con franca familiaridad y confianza, como en el siguiente pasaje: “Una noche que el diablo lo tentó para el efecto, con-vidó a su cuarto o aposento a sus amigos y contertulios, y luego que entraron cerró la puerta con llave, los hizo sentar a la redonda de su mesa y sin muchos cumplimientos les dijo: - Camaradas, he llamado a ustedes para que entre todos nos soplemos amiga-blemente un regalito que mi señor padre me ha enviado de mi tierra”.

21 Este vosotros aparece en un pasaje de la novela con tintes de fingida elocuencia: “Absorta con estas imaginaciones, el fuerte sueño se apoderó de sus miembros y contra su voluntad se quedó dormida. Pero dejémosla en esta violenta quietud, mientras volvemos a la casa de sus padres y los vemos buscando a su hija, envueltos en la mayor aflicción, la que creció cuando, después de registrar su cuarto, sólo hallaron toda su ropa bien doblada, el ropero intacto y una carta sobre la almohada que decía: «Padres y señores míos: Vuestra hija se aparta de vosotros para seguir al Crucificado: mi vocación es de ermitaña y yo debo seguirla. Sé que con esto os desagrado; pero, ¿qué importa, si con esto agrado a mi Esposo? Diréis que os desprecio: mas no importa que lo digáis, si es por esta causa: escrito está que el que no desprecia o aborrece a su padre y a su madre por el Señor no será digno de Él; y así yo, sin aborreceros ni despreciaros, os dejo, os olvido y os abandono»”.

22 Como el vosotros empleado por López Velarde en un pasaje de la oración fúnebre en memoria del pintor Saturnino Herrán: “Uno de los dogmas para mí más queridos, quizá mi paradigma, es el de la Resurrección de la Carne. E imagino que cada uno de vosotros poseerá algo de la virtud mesiánica de abrir a voluntad los sepulcros, para que la Dicha se levante de su cabecera de gusanos y acuda otra vez los cabellos fragantes y asome la faz entre las varas traslúcidas de sus macetas. A tal dogma y a tal conjuro apelaré, a fin de traer a Herrán por un momento y dilucidar su herencia como el plumaje del ave del paraíso”.

23 De esa época (1909) es la novela del también uruguayo Florencio Sánchez, Un buen negocio, en la que sólo se emplea ustedes.

38

En 1945, al celebrarse el cincuentenario de la coronación de la Virgen de Guadalupe, el arzo-bispo de México exhorta a sus fieles: «Hoy, las condiciones de la Iglesia y de la religión en vuestra patria han mejorado notablemente en vuestra patria... Pero a vosotros toca, a vosotros y a todos los católicos americanos, seguir firmes en vuestros puestos, conscientes de vuestros deseos y la frente en alto»

Sin embargo otro pasaje, en este caso de un libro de divulgación lingüística, aclara que en la lengua hablada el vosotros ha desaparecido, no sólo del español argentino, al que el autor alude, sino de todo el español americano:

Alumna. - Cuando se dice "vos comés" o "vos andás", la conjugación no resulta muy elegante. Profesor. - Desde luego, el voseo perturba la conjugación de la manera más cómica. Observe usted cómo se

hace desaparecer la segunda persona de confianza usando el vos: cuando nos dirigimos a dos amigos a quienes tratamos de "vos", decimos, si es a uno: vos sos mi amigo; mas cuando nos dirigimos a los dos de-cimos: ustedes son mis amigos, con lo que ha desaparecido la confianza...

Alumna. - Debe ser, gramaticalmente, vosotros sois mis amigos. Profesor. - Con la cual se mantiene el tratamiento de confianza que para los dos es igual; pero como no usamos

el "vosotros"... Alumna. - En cambio usamos vení, anda, tené, comprá... Profesor. - Que no son más que el venid, el andad, el tened y el comprad, formas apocopadas castellanas del

mil seiscientos... (Avelino Herrera Mayor, Diálogo argentino de la lengua, 1954) (cursivas mías).

Aún en el CREA, que contiene textos posteriores a 1975, pueden registrarse ocurrencias del pronombre vosotros en el español americano. Sin embargo hay que tener cuidado, pues esas apari-ciones merecen otro tipo de explicaciones. Siguen algunos ejemplos. Como texto “argentino” se considera en ese corpus la novela Vendetta (1996) de Ernesto Ekaizer, en la que hay numerosos registros del pronombre vosotros. Debe sin embargo precisarse que el autor, aunque de origen ar-gentino, radica hace tiempo en España, y es ahí donde escribió la novela, que publicó una editorial de Barcelona. El español empleado es el europeo, no el argentino. Algo semejante pasa con un discurso del papa Juan Pablo II que aparece en el CREA como documento chileno. El Papa habla ahí en español europeo y, por ende, es así como se explica el empleo de vosotros. Los otros esporádi-cos registros del pronombre de 2ª persona de plural en diversos textos americanos correspondientes a años muy recientes, tienen todos como explicación el que los autores, intencionalmente, lo ponen en boca de personajes o bien históricos, mitológicos o legendarios24 o lo emplean por otro tipo de razones, de naturaleza estrictamente estilística. En otras palabras, lo que esos escritores quieren poner de manifiesto es que cuando hacen uso de vosotros desean marcar, señalar a esas personas precisamente como no americanos contemporáneos, dando a entender tácitamente que los actuales hispanohablantes americanos no emplean en lo absoluto esa forma de tratamiento.

5. RESUMEN Y CONCLUSIONES 1. En el actual español americano vosotros y las otras formas pronominales o verbales relaciona-

das, plenamente vigentes en la mayor parte del español europeo, no se emplean sino ocasional-mente y por razones estilísticas. Para dirigir la palabra a interlocutores plurales se emplea ahí exclusivamente el pronombre ustedes.

24 Como los vosotros que aparecen en Hernán Cortés, inventor de México (2001) de Juan Miralles o en Los antiguos mayas (1981) de Ruz

Lhuillier.

39

2. Los primeros registros, de hacia 1624, de la forma ustedes , plural analógico de usted, son algu-nos años posteriores a la época en que comienza a usarse la forma singular, finales del siglo XVI y principios del XVII . Ustedes, en España, se normaliza a lo largo del XVIII . En América, aunque se documenta en ese siglo, su empleo más generalizado se da a lo largo del siglo XIX .

3. Vosotros tiene vigencia, en el español americano, hasta fines del XVIII , cuando comienza a de-crecer, proceso que se acelera notablemente en el XIX . Es probable, aunque por falta de docu-mentación suficiente, no puede comprobarse, que se empleara ya con normalidad ustedes sobre vosotros en los textos americanos de finales del XVIII , pues de otra manera sería difícil de expli-car la proliferación de ustedes en textos americanos desde principios del XIX , ésta sí plenamente atestiguada en la documentación del CORDE. Esto permite suponer, asimismo, que ustedes venía compitiendo con vosotros, en lengua hablada, desde el mismo siglo XVIII y que, a lo largo del XIX , acabara por sustituirlo por completo en el registro oral.

4. Durante el siglo XIX americano, y sobre todo en su segunda mitad, ustedes era ya más empleado que vosotros. Sin embargo el pronombre de 2ª persona del plural siguió usándose durante esa centuria en cierto tipo de textos (históricos, políticos, oratorios, religiosos, dramáticos…) y de contextos (cuando se dirige la palabra a los hijos, cuando se hace hablar a personajes bíblicos o históricos…).

5. En el español americano del siglo XX las ocurrencias de vosotros, esporádicas y ocasionales, revelan un empleo, por una parte, plenamente consciente y, por otra, claramente estilístico, que patentiza las pretensiones del escritor de marcar un tipo de habla que no corresponde al usual y corriente en los hispanohablantes americanos de esta época.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Cano, Rafael. 1988. El español a través de los tiempos. Madrid, Arco Libros. Cano, Rafael (coord.). 2004. Historia de la lengua española. Barcelona, Ariel. De Jonge, Bob y Dorien Nieuwenhuijsen. 2009. Formación del paradigma pronominal de las formas de tratamiento, en C.

Company Company (dir.), Sintaxis histórica de la lengua española. Segunda parte: la frase nominal. México, Fondo de Cultura Económica, vol.1: 1593-1672.

Girón Alconchel, José Luis. 2004. Cambios gramaticales en los Siglos de Oro, en Rafael Cano, Historia de la lengua española. Barcelona, Ariel: 859-894.

Lapesa, Rafael. 1984. Historia de la lengua española (novena edición corregida y aumentada), Gredos, Madrid. Lathrop, Thomas A. 1984. Curso de gramática histórica española, con la colaboración de Juan Gutiérrez Cuadrado,

traducción de Juan Gutiérrez Cuadrado y Ana Blas, Barcelona, Ariel. Menéndez Pidal, Ramón .1957. Sevilla frente a Madrid. Algunas precisiones sobre el español de América, en Diego Ca-

talán (ed.): Miscelánea Homenaje a André Martinet. Estructuralismo e historia. La Laguna (Canarias), Universidad de La Laguna, III: 99-165.

Menéndez Pidal, Ramón. 121966. Manual de Gramática Histórica Española. Madrid, Espasa Calpe. Menéndez Pidal, Ramón. 2005. Historia de la lengua española. Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal y Real Aca-

demia Española, 2 volúmenes. Narbona Jiménez, Antonio. 2004. Cambios y tendencias gramaticales en el español moderno, en Rafael Cano, Historia de

la lengua española. Barcelona, Ariel: 1011-1035. Penny, Ralph. 2001. Gramática histórica del español, traducción de José Ignacio Pérez Pascual y María Eugenia Pérez

Pascual. Barcelona, Ariel.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 40-50 ISSN 2218-0761

LA SINTAXIS ARGUMENTATIVA EN EL GÉNERO JUDICIAL.

CÓRDOBA DEL TUCUMÁN, ARGENTINA. SIGLO XVII

ARGUMENTATIVE SYNTAX IN THE JUDICIAL GENRE. CORDOBA DEL TUCUMAN (XVI TH CENTURY)

ROMINA GRANA

Universidad Nacional de Córdoba CONICET, Argentina

[email protected] El trabajo que presentamos tiene como finalidad hacer algunos aportes sobre un aspecto

muy poco trabajado desde el ámbito de los estudios discursivos especialmente dedicados a la problemática de la argumentación en documentos coloniales. El objetivo específico es observar las características que presenta el género judicial a partir de un aspecto especialmente vinculado con el dispositivo argumentativo: la sintaxis.

El corpus sometido a análisis está formado por un conjunto de causas judiciales sustanciadas en la jurisdicción de Córdoba del Tucumán entre los años 1573-1700. Son manuscritos inéditos que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Córdoba (Argentina)1.

Las variables que intervinieron en la selección documental, además de las diatópica y cronológica ya enunciadas, fueron la homogeneidad temática y la procedencia socio-geográfica de los sujetos intervinientes. Se cuidó que las muestras fueran de hablantes que contaran con al menos 20 años de residencia en la ciudad o la jurisdicción lo cual asegura la presencia de realizaciones de la lengua española con características americanas. Respecto de la elección del tema, elegimos delitos que pudieran ser incluidos en una tipología especialmente analizada por historiadores del derecho; se trata de delitos contra el honor, la moral y las buenas costumbres entre los cuales se consideran adulterios, injurias, incesto, etc2.

La problemática del reconocimiento de las características sintácticas a nivel argumentativo que se pueden evidenciar en estos expedientes es un tema al que estamos abocados desde hace algún tiempo. Interesa indagar sobre esta línea de investigación en este siglo y para esta socioregión pues se trata de un género sobre el cual se conoce muy poco desde la perspectiva discursiva que asumimos.

1 La transcripción de las fuentes se hizo siguiendo las ¨Normas para la Transcripción de Documentos Históricos Panamericanos¨

aprobadas en el año 1961 en Washington que parten del principio de fidelidad al original. En coherencia con esto, no se ha realizado ninguna intervención de paráfrasis, síntesis u omisión. El texto completo que reúne estos criterios se puede consultar en B. Tanodi (2000): Documentos históricos. Normas de transcripción y publicación. Cuadernos de Historia. CIFFyH. FFyH. UNC. N°3. También está disponible on-line en el sitio: www.mundoarchivistico.com. Estas opciones coinciden con las decisiones tomadas oportunamente con el equipo de investigación que publicó el libro Visita a las encomiendas de Indios de Córdoba 1692-1693. Directora: Dra. Beatriz Bixio; co-autoras: Constanza González Navarro, Romina Grana, Valeria Iarza. ISBN 978-987-24227-6-9. Editorial Brujas y Centro de Estudios Históricos “Carlos Segreti”. Año 2009.

2 Para una tipificación de estos delitos nos basamos en los aportes de Tomás y Valiente (1969).

41

En esta oportunidad, recuperamos algunas contribuciones que se incluyen dentro de una investigación de mayor alcance que parte de la premisa de que, en los juicios, desde la perspectiva argumentativa, existe un orden (del griego, taxis) sobre la cual se ancla todo el proceso de construcción de verdad (verosímil). La hipótesis que sostenemos es que los expedientes se pueden analizar en dos niveles, cada uno de los cuales presenta características que dependen por un lado, de las restricciones que impone el género (verosímil sintáctico propiamente dicho) y por otro, del modo en que los locutores actualizan el universo de sentidos que se recrea en el juicio (verosímil semántico). Sostenemos que en los documentos analizados intervienen sujetos cuyas exposiciones se presenten fragmentadas desde el punto de vista de “cómo” se expresan los contenidos: sólo se evidencia un respeto por las restricciones del género pero, en general, los periodos argumentativos no se presentan cerrados sino que más bien parecen quedar núcleos abiertos.

1. ESPACIOS DE CRUCE: ARGUMENTACIÓN , TIPOS TEXTUALES

Y GÉNEROS DISCURSIVOS

La propuesta que ofrecemos es de carácter descriptivo-explicativo y tiene como marco teórico el análisis del discurso en el cual incluimos la problemática de la argumentación como un capítulo particularmente importante. De esta manera, asumimos que los documentos constituyen un lugar de disputa donde agonizan significados que se asignan a los hechos y a los sujetos que los involucran (Marafioti 2003). De allí que el expediente judicial se nos muestre en su totalidad como una arena de luchas, como un espacio discursivo desprovisto de objetividad y neutralidad: es, más bien, el resultado de operaciones de selección y organización del material en función de una determinada orientación argumentativa.

Respecto de la pregunta sobre qué entendemos por argumentación, nos situamos en una perspectiva amplia que supone que hay argumentación cuando hay objeto problemático, esto es, cuando hay divergencia de opiniones en torno a algo: “la situation argumentative est una situation originellement conflictuelle” (Plantin 1990:13)3. En este sentido, el disenso está en la base de la argumentación y se hace coextensivo a la actividad que supone apropiarse de la lengua.

Reconocemos que la impronta aristotélica atraviesa esta postura en la medida en que esas divergencias de opiniones se tratan de resolver con arreglo a los medios de los que se vale un orador para lograr la adhesión (o no) a un cierto punto de vista. Esta actividad de gestión, recorte y estructuración que impone la argumentación se ancla en determinadas prácticas sociales lo cual determina la existencia de géneros propiamente retóricos de entre los cuales nos interesa sólo el judicial4.

El corpus que analizamos es el ejemplo prototípico de la argumentación. Las causas son los lugares discursivos en los que la argumentación adquiere el papel protagónico. La condición de existencia de un expediente judicial es la expresión de una conclusión (premisa, opinión) y la presencia de al menos un argumento (llamados hechos, datos, razones, pruebas) con el intento de persuadir al auditorio, en este caso, el juez.

3¨La situación argumentativa es una situación originalmente conflictiva¨. 4 Aristóteles reconoce la existencia de 3 géneros retóricos, el judicial, deliberativo y epidíctico que tienen su razón de ser en tanto

son producidos en determinadas esferas de la praxis de los sujetos. En este sentido, en la Grecia clásica, se encuentra el germen de una teoría que ancla los discursos en los espacios institucionales-sociales en los que tienen lugar.

42

Para entender la especificidad de la argumentación, existe un acuerdo generalizado sobre la necesidad de recurrir a la estructura con la que se presenta en los textos. En relación con esto, conviene aclarar cuál es la vinculación que observamos entre conceptos tales como géneros discursivos, tipos textuales y argumentación.

Para una clasificación de los géneros, son de utilidad las aportaciones de Bajtín quien reconoce que las producciones discursivas acotadas a determinadas esferas de la praxis actualizan contenidos específicos que delimitan la inclusión de los textos en grandes grupos genéricos5:

El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (...). Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las esferas no sólo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, o sea por la selección de recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino, ante todo, por su composición o estructuración (...) cada esfera del uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados a los que denominaremos géneros discursivos. (Bajtín 1997: 248) En efecto, esta convencionalidad no es azarosa; más bien se apoya directamente en los ritos

sociales de la institución de la cual los documentos históricos son resultado. Así, las instituciones, sus agentes y los géneros discursivos que buscan atestiguar “lo real” lo hacen mediante la utilización de un registro, un tema y una estructura que son símbolos y expresiones de legitimidad de los discursos que emanan de la institución colonial encargada de administrar justicia.

Si los géneros discursivos remiten a roles sociales y a espacios institucionales específicos se impone la reflexión sobre los tipos de textos que se producen al interior de esas esferas. El interés por clasificar los textos en conjuntos más o menos estables tiene una larga trayectoria en los estudios lingüísticos (Ciaspuscio 1994:25). En relación con esto, cabe aclarar que no son homogéneos los criterios que permiten a los lingüistas hacer aportes sobre el tema pues tampoco son homogéneos los criterios que tienen los hablantes en relación con la evaluación que hacen de la situación de comunicación, las funciones del lenguaje y los contenidos que se actualizan.

Nosotros entendemos que son “tipos de textos” aquellas manifestaciones relativamente estables que dan cuenta de una situación de enunciación bien concreta que a su vez presenta una o varias modalidades de organización interna. Así, en un mismo texto se pueden actualizar distintos modos de organización, o, en términos de Adam (1997), “secuencias”6 que dependerán de las decisiones que haga el hablante según a) el rol social que desempeña, b) la institución en la que se inscribe, c) el tipo de texto que busca producir y d) la situación enunciativa que se recrea. En el caso del expediente, se distinguen al menos dos modalidades de organización o secuencias: la narrativa y la argumentativa que se incrustan, conviven y alternan en la discurso7.

En coherencia con lo antedicho, la argumentación no se confunde con el género ni con los tipos textuales. Se trata de la dominante secuencial (Adam 1997:30) que mejor se ajusta para la expresión de una situación problemática que se intenta dirimir.

El género discursivo se realiza a través de formas típicas de enunciados y formas de organización que caracterizan el texto y dan cuenta de una situación de enunciación más concreta (…) La oración, la misa, la Biblia, son tipos de texto que pertenecen al género religioso y cada uno de ellos tienen una forma estructural que lo identifica como tipo de texto. (Martínez Solís en Marafioti 2007:199)

5 En este caso, se trata de contenidos que se relacionan con contravenciones de la ley, con el incumplimiento de deberes. 6 "Dans l´état actuel de la reflexión, il me parait nécessaire de retenir les séquences prototypiques suivantes: narrative, descriptive,

argumentative, explicative et dialogale" (Adam 1997: 30). 7 Para una tipificación de las estructuras narrativa y argumentativa tomamos los aportes a Van Dijk (1983).

43

2. ESPACIOS DE ORDEN

Optamos por presentar el análisis de la sintaxis argumentativa en dos niveles que no son sino opciones metodológicas que apoyan la hipótesis sobre la construcción de verosimilitud.

2.1. Primer nivel: verosímil sintáctico

Esta primera aproximación a los expedientes está fuertemente relacionada con las consideraciones sobre la taxis del discurso que propone Aristóteles en su Retórica. Así, remitimos a los 5 tiempos en que se organiza el discurso argumentativo y focalizamos la atención en la dispositio entendida como el modo de organización de aquello que se encontró apto decir. Esta categoría incluye una división en 4 momentos discursivos internos: exordio, narratio, confirmatio y epílogo. Entre ellos, interesan fundamentalmente la narratio y la confirmatio que encuadran el bloque demostrativo propiamente dicho8 de manera tal que en la narratio queda asentada la clave de lectura sobre el problema que se debate y en la confirmatio se incluye el nudo central de razones que apoyan el punto de vista defendido. Ambas partes, que se presentan ineludiblemente en los textos, constituyen el lugar privativo del logos; son los sectores en donde se ancla la naturaleza argumentativa de los expedientes en particular y de la práctica de la justicia en general.

En un trabajo anterior9 y, dada la necesidad de estudiar la estructura textual que presentaba el corpus, definimos algunas categorías que siguen un criterio puramente formal para la descripción de las macro-partes de los expedientes. Allí, tratamos de proponer un análisis macroestuctural (Van Dijk 1978) para estudiar la organización de los discursos judiciales que no perdiera de vista los tiempos del texto retórico clásico.

De esa indagación surgió que el modo en que las razones aparecen dispuestas en los expedientes depende de la naturaleza de la causa. Si la causa se inició de oficio, los segmentos que llamamos defensa-acusación pueden existir independientemente o estar absorbidos por la presentación o la información. Si fueron las partes las que dieron lugar a la querella, los fragmentos de la defensa y la acusación aparecen intercalados.

Defensa y acusación son segmentos narrativo-argumentativos en los cuales quedan explicitados los delitos que se intentan probar y los sujetos sobre los que se quiere demostrar la inocencia o culpabilidad. Son partes que se distancian del registro formulario pues recogen muestras de habla más libres y espontáneas: estos son los lugares donde se asienta el centro del problema, los tópicos que son objeto de las deliberaciones y las redes de argumentos con las que se intenta apoyar la tesis.

El cuadro que proponemos a continuación recupera la macro-forma a la que se ajustan los expedientes según las categorías definidas anteriormente:

8 Exordio y epílogo son los lugares reservados para poner en funcionamiento la dimensión pasional del discurso. 9 Sobre las superestructuras, ver Grana 2007.

44

Los litigios que se presentan a instancias de las partes exhiben un fragmento que puede

considerase como un exordio: la causa se inicia como un intento de vencer la quietud del juez codificando la información de manera tal que genere la seducción suficiente para hacer lugar a la demanda. Si bien algunos discursos toleran la ausencia de estos segmentos, en los expedientes analizados se respeta este tipo de inauguración pero desaparece la partitio, parte del exordio que señala el plan de exposición a seguir. Los enunciadores nunca adelantan cómo estará organizada su argumentación lo cual ofrece algunas dificultades de interpretación; esto obliga a estar atento para el reconocimiento de los grandes bloques de razonamientos: la delimitación del comienzo y fin de los argumentos y de las redes de razones se convierte en una tarea enrevesada. Esta carencia pareciera funcionar como una advertencia sobre los posibles giros en las orientaciones argumentativas.

Los epílogos en los expedientes tienen la forma de autos o notificaciones. Estos periodos son responsabilidad de quienes se desempeñan como encargados de administrar justicia. Se puede generalizar que todos los textos sometidos a análisis presentan un segmento de clausura que tiene como característica fundamental recoger información, resumir, sólo en el nivel de las cosas (posita en rebus). La dimensión patémica, plañidera, está ausente en los tramos finales de los documentos. No tenemos registros en los que los pleiteantes cierren el expediente: las causas culminan con la voz de la autoridad que puede y debe tener la última palabra. Al respecto, se puede arriesgar que se trata de un fragmento fuertemente racionalizador que fosiliza la arbitrariedad de las funciones de la institución judicial:

(2) Hasse por conclussa esta caussa por ambas partes y traygansse los autos de la materia para la publicacion provey mande y firme lo de suso yo el capitan Juan de Chanique theniente general desta provinzia del Tucuman justicia mayor y capitan a guerra en la dicha ciudad de Cordoba a quatro dias del mes de junio de mil y seiscientos y ochenta y nueve años por ante mi y testigos a falta de escrivano publico y ocupación del real en su ofiçio de governacion= [I.1689.165.5.f.134v]

45

En líneas generales, podemos decir que la sintaxis global de los juicios responde a un ordenamiento basado en los condicionamientos que impone el género discursivo. Las categorías aristotélicas (exordio, narratio, demostratio y epílogo) se ajustan a un orden que supone que no puede haber epílogo antes que exordio ni demostratio sin narratio. Sostenemos que este respeto por las partes generales de la dispositio está emparentado con las restricciones del género: los expedientes son el resultado de una praxis institucional que impone prescripciones sobre lo que se puede decir, la manera en que debe hacerse, los locutores habilitados para ejercer la palabra, etc. La justicia, como otras instituciones fuertemente performativas, impone modelos de estructuración a los discursos que no pueden realizarse por fuera de esos condicionamientos.

Los expedientes judiciales, además de ceñirse a una estructura fija, parecieran controlar ciertos contenidos semánticos que se presentan en los eslabones de la red argumentativa: hay tramos que no pueden faltar puesto que allí se actualizan contenidos de los cuales no se puede prescindir a tal punto que de su posición depende la orientación de la argumentación. En este sentido, adquiere importancia el valor de la narratio, ubicada jerárquicamente en un segundo momento de la dispositio, que concentra el tema objeto de la argumentación exponiéndolo a título de premisa argumentativa (Barthes 1990). Esta categoría pone en evidencia la apropiación que hace el orador del tema, marca un eje de lectura y sienta las bases del pacto inicial entre locutor y auditorio sobre cómo debe ser leído el texto. La narratio constituye un punto clave puesto que todos los expedientes cuentan con este segmento, es un fragmento discursivo que muchas veces es citado por los distintos locutores con el fin de confirmar o cuestionar el punto de vista que a él subyace.

Cómplices de las convenciones sociales que emanan de la institución, los expedientes judiciales ofrecen muestras de acuerdos implícitos sobre el modo en que deben disponerse las secuencias que lo componen. La derivabilidad sintáctica a nivel secuencial permite observar que lo verosímil descansa en el respeto por la estructuración de un cierto conjunto de normas articulatorias: un discurso se hace creíble cuando cada una de sus partes muestra las huellas de las restricciones que impone la institución de la cual emana, cuando ningún fragmento se encuentra en una relación no armoniosa respecto de la esfera de la praxis humana en la que se produce. Algunas de esas normas son, como ya anunciamos, la formalidad estilística en ciertos segmentos, la hipertrofia de argumentos en la confirmatio, la clave de lectura infaltable de la narratio, etc. La estructura entendida como categoría que se va construyendo con arreglo a un orden determinado marca el tiempo del discurso: un tiempo que es medido por la institución, sus agentes y los tópicos posibles.

2.2. Segundo nivel: verosímil semántico

Este nivel de estructuración es interno y se deriva de la gramática de la lengua. Se trata de un análisis de la sintaxis que se incluye dentro de la confirmatio y pretende reconocer la trabazón interna de los bloques argumentales.

Según Kristeva (1970) el acto de lenguaje siempre busca producir unos efectos que de por sí son verosímiles: aún verosimilizando lo inverosímil hay interés por cómo se lleva a cabo esa tarea, es decir, se pone la atención en el “proceso” de construcción de los significados. Es en ese proceso de armado que tratamos de reconocer las relaciones que establecen entre sí los argumentos.

Desde la perspectiva de la pragmadialéctica, Van Eemeren (2006) concibe que los argu-mentos de los que se valen los locutores forman redes que presentan una sintaxis particular. El autor reconoce la existencia de dos grandes modos de estructuración: simple y compleja.

46

Mientras que en la simple un único argumento apoya el punto de vista, en la compleja, son varias razones las que se encadenan entre sí. Dentro de la argumentación compleja, el autor advierte una subdivisión ulterior que define como coordinada, subordinada o múltiple10.

Los aportes Lo Cascio (1998) sobre la problemática de estructuración formal de los argumentos están emparentados con los de Van Eemeren; sin embrago, aquel hace dos consideraciones respecto del modelo de Van Eemeren: 1) omite hablar de estructuras múltiples pues sostiene que en última instancia se trata de argumentos que se subordinan; a esta forma él la llama arracimada o subordinada y 2) entiende que la estructuración múltiple supone la coordinación.

En virtud de estas observaciones, para nuestro análisis, optamos por una terminología propia que diseñamos a partir de ambos autores. De esta manera, asumimos que existen dos tipos de sintaxis, simple y compleja, y dentro de la compleja, paratáctica o coordinada e hipotáctica o subordinada (también llamada arracimada), es decir, se trata de argumentaciones ubicadas en un mismo nivel frente a otras vinculadas jerárquicamente.

En relación con esto, reconocemos que el peso de la argumentación puede evaluarse sólo cuando se tiene claro el modo en que los argumentos se organizan. Para analizar el corpus seguimos un ejercicio metodológico exhaustivo que nos permitió descomponer las argumentaciones complejas en simples. Este trabajo analítico fue una puerta de entrada en la detección de la “lógica” que siguieron los locutores.

Seis de las siete causas se inician a instancia de las partes. Tres de ellas carecen de altercatio, es decir, de segmentos del contra-argumentador, porque los acusados están huidos y no se obtuvo su palabra en el proceso. Estos expedientes presentan únicamente los argumentos del querellante respecto del hecho; son litigios cortos, con poca actuación de testigos que además terminan con recomendaciones similares sobre que las partes no se vuelvan a juntar. Se argumenta sólo ante la justicia y las relaciones que predominan son las paratácticas. Se trata de exposiciones que antes que inclinar el caso a su favor pretenden que el juez de lugar a la demanda y se haga indagación al respecto. Los argumentos son escasos, están bastante bien delimitados y se extienden sólo en uno o dos argumentos subordinados.

El ejemplo (3) constituye uno de los posibles casos susceptible de ser recuperado en un esquema sintáctico complejo tal como se observa a continuación de la cita textual:

(3) digo que me querello sivil y criminalmente con todas las calidades que se permite en derecho contra Diego de Orona vesino assimesmo de dicho parajes porque el otro dia abiendo hido mi sobrino llamado Joseph de Villasboas hareando unas mulas hacia el potrero le salio por detras el dicho Diego de Orona a quererlo matar con un garote lo qual pudiera aver conseguido si el caballo en que hiba no se ubiera dexado caer para tras al mobimiento de la puxanza con que hiba a darle el qual viendo mal logrado su mal intento envistio de nuevo contra el dicho mi sobrino a pedradas en compañia de un hijo suio llamado Juan de Orona contra quien asimesmo me querello y tanbien por averme robado barias vezes de la canpaña assi el como su hijo muchas su hijo muchas (...) comidosellas sin (…) cia siendo en el costunbre pues toda esta vecindad se quexa de los daños [Crimen.1698.1.1.f.1r y v]

10 En la argumentación coordinada, varios argumentos tomados juntos defienden el mismo punto de vista; la argumentación múltiple

se presenta más de una alternativa como defensa del mismo punto de vista y, en la argumentación subordinada se presenta una cadena de argumentos que apoyan otros argumentos.

47

Aquí, hay dos únicos argumentos coordinados (1.1. y 1.2.) que apoyan la conclusión (1) de

la existencia de sujetos que molestan tanto a particulares como a la sociedad en general y que por lo tanto, deben ser castigados. El caso es que el alcalde de la Santa Hermandad Melcher Domingues de Villasboas hace una presentación sobre el carácter “pestilente” de un par de vecinos -Diego de Orona y Juan de Orona, su hijo- acusándolos de cometer reiterados delitos que ubica en un mismo nivel de importancia. Uno de estos argumentos se extiende en otro subordinado (1.2.1.) que recupera el carácter público de las acciones de estos bandidos. Los argumentos que traban entre sí una relación paratáctica están coordinados por el marcador de continuidad “assimismo” (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999) que entendemos, añade un argumento nuevo al anterior, de igual jerarquía, para formar una secuencia.

Un único expediente pareciera estar sostenido con un solo argumento. La causa se inicia de oficio y a la acusación de amancebamiento los acusados responden que “no se conocen carnalmente” (I.1605.17.2); es a partir de esta única razón que fundan toda su defensa. En esta causa queda implícita la “garantía o ley de pasaje” (Toulmin 1958) que habilita el paso de la razón a la conclusión: existe amancebamiento si hay encuentro carnal entre las partes.

Los tres juicios restantes presentan el diálogo polémico entre los litigantes: son los expedientes más extensos del corpus y tratan delitos graves como una supuesta violación, injurias e intento de asesinato. Estos litigios son los más complejos desde el punto de vista de su estructura interna. Las relaciones hipotácticas y paratácticas se presentan combinadas dando lugar a una red de razonamientos ramificados que van de arriba hacia abajo y que a su vez, son pasibles de ser desagregados (aunque con mucha dificultad) hasta quedar un argumento simple que no necesite más apoyo. La figura del contra-argumentador exige que el querellante vaya ajustando cada vez más las argumentaciones que se muestran sin cuidado en la disposición, de modo tal que se va evidenciando un aumento en el interés por sistematizar los razonamientos.

Resultaría una tarea muy ardua la interpretación de los numerosos esquemas arbóreos que podemos poner como prueba de estas observaciones prescindiendo de los registros textuales. Preferimos, en este sentido, dar cuenta de algunas consideraciones generales obtenidas en este nivel de indagación.

En términos de frecuencia de aparición, la mayoría de las argumentaciones de estos pleitos son complejas: se presentan como esquemas arracimados o coordinados. Si bien es posible reconocer bloques argumentativos amplios, los las partes no son cuidadosas en cuanto a las

1. Se debe castigar a un vecino que comete delitos

1.1. atacó a mi sobrino 1.2. me robó a mí y

a otros pares

1.2.1. toda la vecindad se quexa (lo sabe)

48

unidades de tiempo; confunden la sucesión de los hechos en extensos segmentos que luego, y ante las consideraciones que hacen los contra-argumentadores, se esfuerzan por revisar. El ordenamiento conservado en el primer nivel de análisis no se observa al interior de la demostratio. En acuerdo con esto, carecemos prácticamente de registros en los que se presenten diversas conclusiones con su bloque de razones cerrado (estructura epiqueremática); más bien lo que se observa son encadenamientos de razones que en muchos casos no refieren a la misma premisa y obligan a hacer un esfuerzo importante para reconocer con cuál de las opiniones se vincula.

Sólo en los segmentos que son responsabilidad de quien lleva la carga de la prueba observamos algún tipo de ordenamiento. En estas causas que versan sobre delitos graves - considerados a su vez pecados (incesto, injurias, intento de muerte)-, se registran marcadores discursivos del tipo primeramente, en segundo lugar, por último que funcionan como indicadores de orden de estructuras paratácticas e hipotácticas. Pensamos que la presencia de estas marcas se relaciona con el interés del enunciador de imponer una segmentación al discurso que lo vaya desvinculando paulatinamente del delito horroroso del que se lo acusa (que es además un delito que ofende a la sociedad en su conjunto):

(4) nada provo como consta en los autos y yo di pruebas a favor del reo mi hijo con diez y seis testigos los onze españoles y españolas y los cinco yndios mulatos y negros y todos son testigos abiles por der.o lo primero porque la casa de Pedro garçia es arrabal y el estremo de la ciu.d tiene su manixo y correpondenzia con el rio y campo y asi goza Privilexios del campo y el uno es que los testigos que son inabiles los haze abiles el der.o quando de otra suerte no se puede saber la verdad que si es negozio del campo declaran los testigos del campo que no an de benir a buscarlos a la plaza de la ciu.don Lo segundo porque quien puede declarar que Doña Ana de Lumbreras iba sola y con el cantaro a buscar agua al rio y que iba a labar al rio sus trapos y a buscar leñas por las barrancas del rio si no lo declaran los negros y esclavos que estan labando en el mismo rio [I.1676.143.8.f.51 r y v] Nos arriesgamos a pensar que estas desarticulaciones están estrechamente vinculadas con el

tipo de conocimiento de los sujetos sobre la lógica conceptual del procedimiento judicial. Estos actuantes son particulares, “gente común” que se acerca a la justicia con saberes no estructurados, sin poseer ningún conocimiento formal sobre los “requisitos” que debería seguir la exposición de los contenidos en el proceso. La construcción del verosímil a nivel semántico está relacionada con lo “gramaticalmente correcto” pero, contrariamente a lo esperado, las construcciones gramaticales se presentan desarmonizadas. La modalidad que adoptan esas redes de razonamientos muestra una agonística que se ancla en la dimensión social pero que se sostiene discursivamente aunque de manera fragmentada.

3. CONSIDERACIONES FINALES

Los puntos enunciados constituyen algunos aspectos relevantes de la sintaxis argumentativa que, entendemos, muestra un tipo particular de comportamiento discursivo. En función de lo que anunciábamos al comienzo, el estudio de la taxis de los textos judiciales constituye un enclave importante para pensar la verosimilitud.

La hipótesis de la existencia de un ordenamiento no azaroso del texto argumentativo se corrobora en los dos niveles de análisis propuesto. Por un lado, las imposiciones del género fuerzan la aparición de ciertos segmentos que se suceden y derivan unos de otros. Al respecto, las decisiones de los locutores sobre el modo de disponer los elementos de la inventio no son libres: dependen de cómo son escrutados con arreglo a la institución donde se inscriben los discursos; dependen, en otras palabras, de una “gramática institucional. Sostenemos que esta

49

organización está controlada por la variable “género judicial: ésta es la categoría que precisa que ciertas secuencias no pueden faltar porque versan sobre convenciones lingüísticas fundadas en convenciones sociales. Actualizar cierto tipo de texto perteneciente a determinada práctica discursiva no es una tarea que depende del arbitrio individual: hay reglas que se imponen desde las condiciones socio-institucionales en las que el texto fue producido que coartan esa potencial libertad.

La otra variable constitutiva en el nivel micro de estructuración refiere al cuidado o no que ponen los enunciadores en la construcción de los argumentos. En el corpus, este nivel de la taxis que incluimos en la demostratio, no responde a lineamientos que faciliten la interpretación. Del análisis surge que los argumentadores en este siglo no parecen estar afanados en fortalecer el efecto del verosímil cuidando el proceso de organización de sus argumentos. Más bien pareciera que organizan qué decir muy azarosamente y no se interesan por atender al“ modo para cumplir el fin de orientar la decisión del juez a su favor. En relación con esto, hipotetizamos que este hecho descansa en la ignorancia que tenían estos sujetos de la lógica conceptual que debía seguir el proceso.

Para culminar, reconocemos que los aportes que ofrecemos son sólo parciales y requieren la elaboración de un plan más extenso de trabajo que incluya otros documentos para tener una visión más abarcadora del desarrollo del género en la época. En este sentido, conviene poner en consideración, en trabajos ulteriores, la posibilidad de extender la investigación en la línea de las tradiciones discursivas (Kabatek 2008) que seguramente redundará en una observación más pormenorizada de los comportamientos de la producción discursiva de un siglo que ha sido poco estudiado desde esta perspectiva. Asimismo, importa atender, en investigaciones futuras, al estudio de marcadores discursivos de argumentación que permitan reconocer tipos de estructuración: es necesario, en este sentido, advertir sobre el uso NO privativo de estos elementos en ciertas estructuras y ahondar en el valor que actualizan.

REFERENCIAS BIBLIOGR ÁFICAS a) Documentos citados

[Crimen.1698.1.1] Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. Crimen. Año 1698. Legajo 1. Expediente 1. Folios

1r – 9v. [I.1676.143.8] Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. Escribanía I. Año 1676. Legajo 143. Expediente 8.

Folios 1r – 97v. [I.1689. 165.5] Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. Escribanía I. Año 1689. Legajo 165. Expediente 5.

Folios 104r - 134v. [I.1605.17.2] Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. Escribanía I. Año 1605. Legajo 17. Expediente 2. Folios

9r -16v. b) Textos

Adam, Jean Michel. 1997. Les textes: types et prototypes, Paris: Nathan Université. Aristóteles. 1994. Retórica, Madrid: Gredos. Bajtin, Mijail. 1997. Estética de la creación verbal, México: Siglo XXI Editores. Barthes, Roland. 1984. El susurro del lenguaje, Barcelona: Paidós Comunicación. Barthes, Roland. 1990. La retórica antigua. Prontuario, en La aventura semiológica, Barcelona: Paidós

Comunicación: 113-212. Bixio, Beatriz. 1998. Visita a las encomiendas de Indios de Córdoba 1692-1693, Córdoba: Universidad Nacional de

Córdoba. Ms. ( Tesis de Doctorado). Ciaspuscio, Guiomar. 1994. Tipos textuales, Buenos Aires: Oficina de Publicaciones de la UBA. Ducrot, Oswald. 1984. El decir y lo dicho, Barcelona: Paidós Comunicación.

50

Grana, Romina. 2007. Género judicial y estructuras de superficie, en Actas del 1° Congreso Internacional de Sociolingüística y Lingüística Histórica, Bahía Blanca-Argentina.

Kabatek, Johannes (ed.). 2008. Sintaxis histórica del español y cambio lingüístico: nuevas perspectivas desde las tradiciones discursivas, Madrid/ Frankfurt: Iberoamericana/ Vervuert.

Kerbrat-Orecchioni, Catherine. 1997. La Enunciación, Buenos Aires, Edicial. Kristeva, Julia. 1970. La productividad llamada texto, en AA.VV., Lo verosímil, Buenos Aires: Tiempo

Contemporáneo. Pp.63-94. Kristeva, Julia. 1969/1981. Semiótica, Madrid: Espiral Ensayo (versión disponible on-line). Lo Cascio, Vincenzo. 1998. Gramática de la argumentación, Madrid: Alianza. Marafioti, Roberto. 2003. Los patrones de la argumentación, Buenos Aires: Editorial Biblos. Marafioti, Roberto (ed.). 2007. Parlamentos, Buenos Aires: Editorial Biblos. Martín Zorraquino, María Antonia y Portolés Lázaro, José. 1999. Los marcadores de discurso, en Ignacio Bosque y

Demonte, Violeta (coords.), Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa-Calpe, III, 4051- 4213.

Plantin, Christian. 1998. La argumentación, Barcelona: Ariel Practicum. Plantin, Christian. 1990. La argumentación en situación, en el discurso, en la lengua, en Ensayos sobre la

argumentación, París: Edición Kimé. Pp.11-52. Tomás y Valiente, Francisco. 1999. El derecho penal de la monarquía absoluta siglos XVI, XVII y XVIII, Buenos

Aires: Ed. Tecnos. Toulmin, Stephen. 1958. The Uses of Argument, Nueva York: Macmillan Publishing Co. Van Dijk, Teun. 1978. Texto y contexto, Madrid: Cátedra. Van Dijk, Teun. 1988. Estructuras y funciones del discurso, México D.F.: Editorial Siglo XXI. Van Dijk, Teun. 1983. La ciencia del texto, Barcelona: Paidós Comunicación. Van Eeemeren, Frans; Ricard Grootendorst y Francisca Snoeck Henkemans. 2006. Argumentación. Buenos Aires:

Editorial Biblos.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 51-68 ISSN 2218-0761

OBSERVACIONES EN TORNO A LAS CONSTRUCCIONES PASIVAS EN CARTAS DE TESTAMENTO. SIGLO XVI

OBSERVATIONS ON PASSIVE CONSTRUCTIONS IN WILL LETTERS (XVI TH CENTURY)

ROSARIO NAVARRO GALA Universidad de Zaragoza

[email protected] 1. INTRODUCCIÓN

En la Antigüedad clásica había una clara diferencia entre el discurso epistolar, estructurado en tres partes, y la oratio, estructurada en seis. El cambio de las circunstancias políticas provoca que la oratio, que ya no es necesaria para el discurso político o la actuación discursiva ante una audiencia, se transforme, en la Edad Media, en un instrumento útil, entre otras cosas, para escribir las cartas que los reyes, que delegan esta actividad en sus secretarios, deben componer. Será el siglo XII cuando, con autores como Alberico de Montecassino, Adaberto Samaritano y Hugo de Bolonia, la retórica se especialice en el ars dictaminis y se acepte el denominado “formato aprobado” boloñés que establece las cinco partes de la carta (salutatio, captatio benevolentiae, dispositio, petitio y conclusio)1. Las ars notaria, surgidas del ars dictaminis, no son sino una especialización de las epístolas en función de las materias que tratan: gobierno y legislación, juicios y sentencias; contratos y testamentos2.

2. ESTRUCTURA DE LAS CARTAS DE TESTAMENTO

La carta de testamento es un tipo de carta que se caracteriza, entre otras cosas, por la trascendencia del acto realizado –expresión de la última voluntad del testador– y por sus consecuencias jurídicas. Como tal carta, se estructura en cinco partes3. Comienza con la invocación “En el nombre de Dios todo poderoso. Amén”, equivalente a la salutatio del formato de carta boloñés, descrita como saludo formal al destinatario, en vocativo. Téngase en cuenta el carácter jurídico-religioso que tuvo este tipo de documentos. Se trata, pues, del saludo a la divinidad a quien se dirige para realizar justa y sincera revisión de su biografía,4 haciendo hincapié en aquellos aspectos que se podrían calificar como sus usos y costumbres, pues en la captatio benevolentiae o notificación se dará cuenta de quién es, que relación ha mantenido con otras personas (padres, mujeres, hijos, etc.) y sus circunstancias vitales, así como la profunda fe

1 Estas cinco partes están basadas en las seis partes de la oratio (exordium, divisio, narratio, confirmatio, refutatio y peroratio).

Veáse Murphi (1986). 2 Véase Carrera de la Red (2006). 3 Para la ejemplificación de las partes de la carta de testamento me he servido de la de María Quispe, ff. 844r-846r, realizada en

Cuzco en 1589 y perteneciente a la escribanía de Pedro Quispe, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación del Hospital de Naturales. Protoloco, legajo 4 del Archivo Regional del Cuzco (Perú).

4 Retamal (1997) considera las cartas de testamento como un biografía.

52

que lo guiará en la redacción veraz de su vida cuando enumere, también, qué bienes muebles e inmuebles posee y el destino que desea para ellos. Su paso por la vida dejará asimismo su huella al señalar qué debe, a quién, por qué y cómo ha de ser satisfecha la deuda o el cobro5.

La narratio y la petitio, que se hallan entreveradas, o cuerpo del testamento comienza con la separación de alma y cuerpo, es decir con la encomendación del alma a Dios y la manifestación de sus deseos respecto del destino de su cuerpo, estableciendo cómo debe ser su sepelio y las misas que han de decir por su alma. Una vez señalada la última morada del cuerpo mortal y dispuestas las misas, novenarios etc. para su alma inmortal empiezan las declaraciones de sus bienes muebles e inmuebles de acuerdo con su condición socio-cultural, pues en el caso de muchos, sobre todo indígenas, sus bienes se reducen a su buhío, sus ropas, utensilios de trabajo y menaje que detallarán cuidadosamente6. Es ésta la parte más extensa y próxima a la oralidad en este tipo de documentos.

5 Véase: Sepan quantos esta/1 carta de testamento última y postrimera/2 voluntad vieren como yo, maría quispe,/3 natural de la

çiudad del cuzco del pirú/4 hija natural de la çiudad, de don francisco palos de los yavanora/5 y de ana añas. El dicho mi padre difunto,/6 estando enfferma del cuerpo y sana de la voluntad/7 y en my buen juizio y entendimyento qual nuestro/8 señor ffue seruido de me dar creyendo como firme/9 y verdaderamente creo en la santíssima trinydad padre/10 e hijo y spíritu santo, tres personas y un solo dios/11 y todo aquello que fiel y católica cristiana/12 deue tener y creer tomando como tomo por mi/13 abogada a la siempre virgen maría para que con todos los/14 santos y santas del çielo Rueguen a dios por my ányma/15 a my señor jezucristo y lleuarla a su santo reino, otorgo y hago my testamento en la manera siguiente/16

6 Véase: Primeramente encomyendo my ányma/17 a dios nuestro señor que la crió y Redimyó por su/18 preçiosa sangre y el cuerpo a la tierra de ques/19 formado./20 Yten mando que si dios fuere seruido de me/21 lleuar de la presente vida, my cuerpo sea sepultado/22 en el monasterio de nuestra señora de las mercedes en la capilla/23 de nuestra señora de la soledad y el cura de la santa/24 yglesia de la dicha zibdad aconpañe my cuerpo/25 con la cruz alta y el día de my enterramyento/26 si fuere ora o si no otro día, luego siguiente /27 se me diga vna mysa cantada el cuerpo/28 presente y para ello se le pague la limosna/29 acostumbrada./30 Yten mando se me diga por my ányma/31 çinco mysas Resadas en el altar de san/32 nyculás de tolentino ques en el monasterio/33 de señor san agustín desta dicha çiudad/34 y para ello se le pague la limosna a-/35 costumbrada/36 Yten mando se dé para los pobres/37 de los pueblos de naturales desta/38 zibdad dos pesos de limosna y otros/39 tantos para el ospital de (...)/40 (1v) Yten mando a las mandas forçosas/1 y a cada vna dellas dos Reales/2 con los quales las aparto de mys bienes/3 Se suman más tarde declaraciones y mandas referentes a bienes raíces, bienes inmuebles y muebles de acuerdo con la condición socio-económica del testador: Yten declaro que tengo por mys bienes/4 vna pieça de Ropa de cara la liclla/5 de rroxa y lo mysmo el acxo y otra/6 pieça de rropa de cunbe de tocapo/6 y otra pieça de Ropa de cunbe crosido o crudo /7 y otra pieça de cunbe negra de los/8 quiguares y otra pieça de rropa/9 de cumbe del mismo color de los/10 quiguares/11 Asimysmo otro acxo parda frailesca/12 de cunbe y asimysmo otro acxo/13 pardo de cunbe con su liclla de saya/14 entrapada colorada/15 Yten tres chunbes de auasco/16 de colores y otras dos mama-/16 chumbes lo vno de los cuzcos y lo/17 otro de los chachapoyas/18 Yten declaro que tengo un topo de/19 chácara en el balle de caribanba/20 (...) en la perroquia de san sebastián/21 que me dexó rrodrigo puri my/22 abuelo, padre de la dicha my madre,/23 el qual dicho topo de chácara dexo/24 para nuestra señora de la soledad questá en el/25 monasterio de nuestra señora de las mercedes/26 donde mando que me entierre/27 y le hago donazión qual de derecho sea requerido/28 con los Requisitos nesçesario y los/29 títulos que tengo se entregue a los/30 mayordomos y frailes del dicho/31 monesterio/32 Declaro que marcos, yndio pintor, me tiene/33 vna caxa mediana que lleuó para/34 adereçar, mando se cobre dél/34 por mys albaçeas/34 Declaro que tengo otra caxa mediana/35(2r) con su cerradura y llaue, mando para/1 francisca my hermana y lo que el dicho marcos,/2 pintor, se dé para la dicha mj madre./3 Declaro que tengo otra caxeta sin llaue,/4 mando para françisquita suisui, hija de/5 de maría, (...) y se dé la dicha mi madre/6 Declaro que tengo otra freçada/7 de castilla, y mando para la dicha my madre/8 y vna pieça de rropa, el axo pardo de cunbe/9 con su liclla de paño azul./10 Yten mando para francisca my hermana vna liclla/11 de paño negra guarneçida con terciopelo negro y un acxo de cunbe negra de los/12 quiguares./13 Yten dexo asimysmo a la dicha francisca, my/14 hermana, otra mamachunbe de los del cuzco/16 y otro de los chachapoyas para ynesilla,/16 my hermana, y dos topillos de plata./17 Yten mando para rodriguillo, mi Hermano,/18 vn acxo de cunbe parda frailesca para /19 su muger con cargo que si el dicho my hermano/20 muriere en esta enfermedad de birgüelas,/21 que dios nuestro señor a sido seruido de darnos,/22 buelua a mjs herederos, y con él se/23 venda para hazer bien por my ánjma./24 Yten mando las tres chunbes coloradas/25 para la dicha my madre y dos hermanas/26 mías desuso nombrados y tome cada/27 vna dellas vn chunbe/28 Yten mando para mys albaçeas/28 vna liclla colorada de sayas entrapada/29 y hagan lo que ellos quisieren entretento/30 que a de tener trauaxo en executar/31 lo contenido en esté dicho my testamento/32 Yten declaro que no deuo a njnguna (...) y ny deuo (...) desta dicha/ zibdad/33 (2v) Declaro que me deue don joan/1 vilcatacara çinco pesos y medio en Reales/2 de a ocho el peso para que me hiziere/3 vn acxo de cumbe el qual no lo/4 hizo, mando se cobre dél y con lo/5 proçedido se me diga de mjsas,/6 en el altar mayor del monasterio de señor/7 santo ago desta dicha zibdad, por my/8 ánjma./9 Yten mando que me entierre my/10 cuerpo con el áuito de nuestra señora de las/11 mercedes y para ello se dé la limosna/12 que pedieren por el dicho ábito./13 Yten declaro que soy confrade/14 en la cofradia del santísimo sacra-/15 mento questá ffundada en el monasterio de/16 santísimo san francisco de la dicha zibdad rruego/17 y encargo a los mayordomos de la/18 dicha confradía aconpañen mj cuerpo/19 con la solemnydad que se rrequiere/20 y me hagan dos misas que/21 manda en las constituziones/22 de

53

La conclusio se corresponde con la revocación final o escatocolo donde se deja sin efecto cualquier otra última voluntad que hubiese efectuado el testador con anterioridad a ésta, y termina con la suscripción de testigos junto al fechado del documento. Por último, se registran las firmas del testador –si es posible-, de los testigos y del escribano7.

El tipo de textos que acabamos de ver no sólo se ajusta a la estructura de la carta propia del ars dictaminis sino que también comparte con ella, pese a las formas recurrentes o clichés que caracterizan las tradiciones discursivas de tipo forense, su carácter conversacional. No en vano la carta ha sido descrita, desde antiguo, como un tipo de escrito equivalente a la expresión oral. Véase la definición de carta que ofrece Antonio de Torquemada ([1552]1970:173):

Avnque [la definición de carta] es diferente en los autores la sentencia casi viene en todos ellos a ser vna y así tomando la que mejor me pareçiere, o por mejor dezir, recopilándolas todas en vna digo que carta es vna mensajera fiel de nuestras intenciones y yntérprete de los pensamientos del ánimo, por la qual hazemos çiertos a los ausentes de aquellas cosas que conuiene que nosotros les escribamos y que ellos entiendan y sepan como si estando presentes se las dixiésemos por palabras. Del carácter conversacional de este tipo de cartas dan buena cuenta los siguientes ejemplos

expurgados de los testamentos de la escribanía del indígena Pedro Quispe, en Cuzco donde, incrustadas en construcciones que se caracterizan por su estructura fija y recurrencia “Declaro que me deue, Item mando”, etc., se deja oír la voz espontánea del hablante en la cercanía conversacional. Así en el empleo afectivo de los diminutivos:

• En carta de testamento de María Quispe, año 1589: Yten mando para Rodriguillo, mi hermano, vn acxo de cunbe parda frailesca para su muger (fol. 845r).

como en autocorrecciones, alusión al olvido de nombres o énfasis en la veracidad de sus afirmaciones:

• En carta de testamento de Juoan Guatoco, año 1586:

Yten declaro que me deue diego bázquez, yndio del pueblo de guañacota, dos pesos en Reales, por hazer una manta de combi, digo, lliclla, (fol. 648r).

• En carta de testamento de Alonso Hanco, año 1586:

la dicha confradía/23 El cuerpo de este tipo de cartas cierra con la designación de los albaceas: Y para cumplir pagar y executar/24 lo contenido en este dicho my testamento/25 dexo y nombro por mys albaçeas y testamentarios/26 a miguel serra de/27 leguisamo mj señor y ana añas myral/28 de los dos juntamente por si e yn-/28 solidum y les doy poder cumplido/30 para que como yo sea fallezida y pasada desta/31 presente vida entren a los dichos mys bienes/32 y hagan vender en almoneda pública consua della/33 y lo proçedido hazer conforme al dicho my testamento y dar cartas de pago de lo/34 Rezibieren y cumplir y pagar/35 todo lo contenido en él y usar del dicho cargo/36 que todo lo ques permitido en el poder/37 que sea requido se le doy, conzedo dar./38 (3r/)E cumplido y pagado lo contenido en el dicho/1 mj testamento dexo y nombro por my/2 heredero unjuersal del Renamyente/3 que quedare y fincare de mys bienes/4 a la dicha ana añas, mj madre, la qual/5 entre a los dichos bienes y las herede sin que /6 falte cosa alguna./7.

7 Véase: Y por la presente Reboco y anulo e doy/8 por njngunos y de ningún valor/9 y efecto qualesquier testamentos/10 cobdizilios, memoriales o poderes/11 para testar que yo antes deste aya ffecho/12 y otorgado en qualquier manera/13 para que no valga nj haga fee en juicio/14 nj su del salbo este que de presente/15 hago el qual quiero que valga y/16 aquella uía y forma que mexor /17 de derecho lugar aya en testimonyo de lo qual /18 lo otrogué ante el escriuano de la perroquia /19 del ospital de naturales. Es ffecho en la perroquia/20 de nuestra señora/21 de la zibdad del cuzco a catorze/22 del mes de otubre año del señor/ de myll e quinientos y ochenta y nuebe/ años joan yucra yanacona del capitán/ myn dolmos y francisco mysa yanacona del/ capitán mansio serra de leguisamo, y pedro ñamoca vilca. Asimysmo criado del susodicho/ yo gregorio siui paucar y angelina cauny,/ residentes en ella y la otorgante que yo el escriuano / doy fee conozco no firmó, y firmó/ un vecino por ella.Testificado et parda de de tres Renglones/ de los frailes/ Vala/ Greg. siui paucar (rubricada) Ante mí Pedro quispe/escribano (rúbrica).

54

Yten declaro que a lujs condor consa le deuo tres patagones y medio, avnque adelante dije que no era tanto (fol. 654r).

• En carta de testamento de Pedro Cancho, año 1589: Declaro que me deue vn yndio que se dize Hutoscoro, que no me acuerdo de su nombre de pila, vn cesto de coca por vn sombrero que le di (fol. 860v).

• En carta de testamento de Gerónima Tocto, año 1586: Ytem declaro que yo deuo a particulares, que no tengo memoria de los nombres, más de que tengo comunicada para ello con don martín quispitopa, mi marido, para el descargo de mi ánima hasta la cantidad de ocho o nuebe (fol. 664r).

• En carta de testamento de Alonso Hanco, año 1586: Yten declaro quel hierno de diego de niebla, llamado francisco, se me deue doze patacones del alquilé de mi casa quél tubo onze meses (…) y así declarará el dicho francisco sobre su consiencia si me los deue (fol. 868 v). De modo que este tipo de textos constituye, sin duda, una fuente de primerísimo orden para

el estudio de la variación lingüística y textual8. Uno de sus rasgos sintácticos caracterizadores es, sin lugar a dudas, las construcciones pasivas, que aparecen siempre vinculadas a actos de habla directivos, ya que estas construcciones destacan el objeto frente al agente, que puede, en ellas, desaparecer cuando no es relevante. Recordemos que uno de los objetivos fundamentales, si no el más importante, de las cartas de testamento consiste en determinar el destino de los bienes del testador tras su muerte. En este trabajo se analizará el uso de la pasiva perifrástica y la pasiva refleja, así como la variación dentro de estas últimas en cuanto a la concordancia con su sujeto sintáctico.

3. CORPUS

El corpus analizado está formado por cartas de testamento realizadas en la Península y en América. Por un lado se ha contado con textos, ya publicados, peninsulares y americanos, por otro lado se trabaja con un corpus inédito de testamentos cuzqueños que salieron de la escribanía de Pedro Quispe, escribano indígena que prestó sus servicios en la parroquia del Hospital de Naturales de la ciudad de Cuzco durante, al menos, al última veintena del siglo XVI. Debido a que para estas cartas contamos con las copias de las originales, se ha podido contrastar la letra de cada uno de estos documentos y ha sido posible su adscripción al propio Pedro Quispe o a algunas personas próximas a su escribanía como García Siui Paucar, e incluso algún español escribano como Diego Clauero o el particular Francisco (Arias) Roxo. Algunas cartas escritas en la misma ciudad, pero de testador español fueron realizadas por escribano del mismo origen, De la Carrera Ron.

Las colecciones de testamento manejadas son las siguientes:

1. Cartas de testamento del Valle de Tena (Huesca). Estos testamentos han sido expurgados del Archivo de Casa Lucas, Panticosa (Huesca) y del Archivo Histórico Provincial de

8 Véase el interesante trabajo de Carrera de la Red (2008) donde comienza su estudio de lo discursivo en un corpus de textos

históricos colombianos, con el análisis de las múltiples funciones de que como rasgo lingüístico capaz de categorizar el registro de la carta-informe.

55

Huesca. Están fechados entre 1424 y 1730. El trabajo se debe a Manuel Gómez de Valenzuela, (2002)

2. Cartas de testamento incluidas en un corpus de documentos jurídico-notariales del siglo XVI (1534-1590) pertenecientes al archivo de protocolos notariales de Yecla (Murcia). El trabajo se debe al profesor Miguel Ángel Puche Lorenzo, (2002).

3. Otros documentos peninsulares se hallan dispersos en obras de Pedro Sánchez-Prieto y Ana Flores, (2006), expurgados del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, y de María de los Ángeles Martínez Ortega, (1999) expurgados del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

4. Cartas de testamento de indígenas que viven en Chile, publicadas por Julio Retamal Ávila, (2000).

5. Algunos de los testamentos chilenos han sido ampliados con el libro de Raissa Kordic y Cedomil Goic (2005).

6. El corpus inédito se compone, como ya he señalado, de las cartas de testamento de la escribanía del indígena Pedro Quispe y de la del español De la Carrera Ron, ambos residentes en Cuzco (Perú).

4. LAS CONSTRUCCIONES PASIVAS

Existió en latín una voz pasiva formada mediante dos procesos distintos. Por un lado, una forma analítica constituida por el tema de presente más desinencias acabadas en –r; por otro, una forma perifrástica realizada mediante el verbo ESSE conjugado y el adjetivo verbal en –TUS. En latín vulgar este sistema se simplificó a favor de la forma perifrástica, (Bassols 1981 y Väänänen 1988). La heterogeneidad de formas para un mismo sentido se ve complicada por la alternancia, también en latín vulgar, de pasivas formadas con los morfemas flexivos característicos de la voz pasiva VOCATUR y las formas correspondientes con se SE VOCAT. Por otro lado, se había utilizado, asimismo, la flexión verbal correspondiente a la voz pasiva para formar oraciones impersonales a partir de verbos intransitivos, siempre en tercera persona, como FLETUR (Se llora). De modo que morfológicamente coincidían pasivas e impersonales cuando se omitía el agente en aquéllas, (NGLE:2009).

En la Edad Media, de un lado, la forma perifrástica es ya la única pasiva romance, clara heredera del latín, que se encuentra no sólo con valor pasivo, sino también con valor de perfecto de verbos intransitivos, reflejos y antiguos deponentes. De otro lado, alterna, ya, desde los primeros momentos de nuestra lengua con la pasiva refleja, aunque en desventaja numérica. Dicha alternancia entre las dos construcciones pasivas se ha estudiado hasta el siglo XV atendiendo a su empleo en diferentes tradiciones discursivas. Así señala Ricós (1995) que en los documentos notariales9 cuantitativamente el uso de la pasiva perifrástica es preponderante desde el siglo XII al XV. No obstante, se observa que hasta el siglo XV la refleja aumenta progresivamente hasta triplicar su empleo10. El siglo XV supone un menor avance de la refleja frente a la perifrástica, que sigue siendo la preferida. Durante estos siglos es raro que aparezca el complemento el agente explícito. En los textos literarios, durante el siglo XIV se produce un significativo aumento de la pasiva refleja que pasa del 7`8% al 28’58%, en detrimento de la perifrástica. Este aumento se ve frenado en el siglo XV por la introducción de un mayor

9 La mayor parte de los documentos analizados fueron redactados en Castilla, pero no señala la autora si incluye cartas de

testamento. 10 Incremento que explica la autora como fruto de un mayor desarrollo de la narratio.

56

número de latinismos léxicos y sintácticos, siendo más llamativa la recuperación de la pasiva perifrástica en los textos literarios que en los notariales. Coincide Bogard (2006) 11 con Ricós (1995) en la importancia del siglo XIV como momento en el que se produce el avance de las pasivas reflejas12. Señala este autor el 4% de pasivas reflejas en el siglo XII, el 15’3% en el XIV y el 27’2% en el XVI.

Es sabido que durante los siglos XVI-XVII el reajuste del sistema verbal romance aún se está ultimando. En esta época todavía se registran usos de haber con significado de posesión, pasivas con auxiliar ser en indefinido y significado de aoristo o de perfecto, así como pasivas en presente con valor de pretérito perfecto pasivo y activo. La pasiva con se, que, según estudiosos como Rafael Lapesa (1981), se había extendido a verbos intransitivos en el XV, ya en el XVI empieza a ofrecer faltas de concordancia, dando paso a la impersonal activa13. En este contexto se insertan los documentos objeto de estudio. En lo que sigue voy a tratar la falta de concordancia de las pasivas reflejas como construcción anómala, no normativa, pero también como variante14, siguiendo la propuesta de Amaya Mendikoetxea (1999:1631-1722). La Nueva Gramática de la Lengua española (2009:3092) no habla de variante, pero sí admite dos opciones en aquellos casos en que el objeto directo o sujeto es de cosa. Ofrece el siguiente ejemplo como igualmente posibles: “Se firmarán los acuerdos en los próximos días” y “Se firmará los acuerdos en los próximos días”. Mendikoextea (1999:1679) señala la existencia desde antiguo del giro no concertado y su coexistencia sin que se observen diferencias semánticas, aspecto que apoya la documentación expurgada en este trabajo. Considera la autora, acertadamente en mi opinión, que las vacilaciones se basan en que el sintagma nominal que sigue al verbo, siendo el objeto lógico o nocional del verbo, se considera bien como el objeto gramatical o bien como el sujeto gramatical, lo mismo que ocurre con procesos de carácter impersonal del tipo “Hizo/Hicieron terribles calores. Había/Habían celebraciones”. De hecho en nuestro corpus se observa que junto a las variantes no concertadas es fácil encontrar casos de concordancia anómala con otros verbos como, por ejemplo, parecer, que realiza concordancia con su complemento indirecto, al que el escribano considera el sujeto gramatical, posiblemente por ser equivalente al transitivo querer, más comúnmente usual.

4.1. La pasiva perifrástica en cartas de testamento

El estudio exhaustivo de los documentos muestra una clara preferencia por este tipo de construcciones en aquellos testamentos realizados en el Valle de Tena (Huesca)15. En dichos documentos se prefiere la pasiva perifrástica casi exclusivamente, de modo que son numerosos los verbos implicados en dicha construcción: llamar, llevar, hacer, tomar, pagar, distribuir, obligar, decir, cantar, celebrar, vender, poner, etc. La preferencia por la pasiva perifrástica no depende del escribano a la sazón, pues, sea quién sea éste, el uso es idéntico. Sólo a partir de 1635 se observa un aumento en la elección de la pasiva refleja.

11 Este autor no establece diferencias entre su uso en distintas tradiciones discursivas. 12 Para la situación en Ecuador y Venezuela durante los siglos XVII y XVIII véase Sánchez (1998:243-254). 13 Véanse, entre otros, Monge (1955), Martín Zorraquino (1979), Lapesa (1991) y Girón (2004). 14 Sigue la autora una clasificación de carácter formal, reservándose el término impersonal para las oraciones cuyo objeto nocional

de verbo transitivo va introducido por la preposición a, considerando el giro no concertado no como oración impersonal, sino como una variante de las oraciones pasivas con se. Véase Mendikoetxea (1999:1677).

15 La mayor parte de los documentos utilizados pertenecen a Panticosa. Lingüísticamente, las tierras aragonesas del norte tienen una fisonomía arcaica, Alvar (1996:291). Recordemos que Aragón forma parte de Castilla en 1479, auque no será hasta la proclamación de Carlos I como soberano de Castilla y Aragón que se consolidó la unidad territorial con las incorporaciones de los reinos de Navarra y Granada en 1492.

57

En Yecla (Murcia)16 aun siendo frecuente la pasiva perifrástica, que se usa con un nutrido grupo de verbos decir, creer, celebrar, sepultar, dar, rezar y hacer, desciende significativamente su preponderancia respecto de los documentos oscenses, con la particularidad, además, de que existen diferencias en su uso en función del escribano. Así, el escribano Pedro Hortuño prefiere la perifrástica a la pasiva refleja, que también emplea, ya, con la variante no concordada. Francisco Vicente a partir de 1555 disminuye el empleo de la pasiva perifrástica a favor de la refleja, que, además, presenta también concordancia anómala.

En la carta de testamento de Alcalá de Henares se observa preferencia por la refleja, la perifrástica sólo se halla en un caso, con el verbo sepultar, mientras que en Guadalajara hay equilibrio en el uso de ambas construcciones.

Las cartas de testamento escritas en América muestran una clara preferencia por el uso de la refleja. La pasiva perifrástica se reduce a los verbos sepultar y hacer en casos aislados.

4.1.2. El complemento agente

Sabido es que en las construcciones pasivas el complemento agente puede estar presente o no, pues el elemento que adquiere preponderancia es el objeto, convertido en sujeto paciente. La intención comunicativa del tipo de textos sometido a análisis es dejar claro cuál debe ser el destino de las posesiones del testador tras su muerte, razón por la cual el objeto adquiere su máxima relevancia. Para que el deseo del testador se cumpla se explicita al final del cuerpo de la carta quiénes serán los ejecutores o albaceas de la misma, haciendo innecesario, en muchas ocasiones, señalar al agente. Hay, no obstante, otros casos en los que el testador desea especificar quiénes deben realizar determinadas acciones y para ello se hace necesario hacer explícito al agente. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando el testador desea que un determinado sacerdote diga misa por su alma. Así pues, las construcciones pasivas se adaptan de manera precisa y económica a las necesidades comunicativas de las cartas de testamento. A continuación veremos cómo se manifiesta lo dicho en la documentación expurgada.

En las cartas de testamento redactadas en el Valle de Tena (Huesca)

a) Se explicita el complemento agente cuando el testador desea que la acción sea realizada por personas concretas, bien que la misa sea dicha o celebrada por un determinado sacerdote, bien que la dote la den unos parientes concretos:

1. Me sea dicho y cantado un trenteno mayor por el reverendo mossen Joan de La fuente (Escribano

Juan de Lacasa, año 1589). 2. Item que me sia celebrado hun treterio senzillo por los venerables mossen Vicent Nabarro (…) que

sean celebrados dotze missas (…) por los dichos mossen Miguel (Escribano Juan de Blasco Narros, año 1531).

3. Sean dotadas a discrección de parientes (…) las dichas mis hijas por dichos parientes sean dotadas (Escribano Juan de Lacasa, 1586).

b) Explicitación del agente introducido por la preposición por, aunque éste parece no ser necesario:

16 Yecla, geográficamente, es área de transición entre el Levante y la Meseta, por lo que desde la prehistoria se ha caracterizado

como zona de convergencia de culturas. Lingüísticamente el murciano es “el resultado del acrisolamiento de elementos castellanos, catalanes y aragoneses, sobre una base latina meridional, fuertemente modificada por el árabe y el mozárabe (…) hasta 1305, fecha en la que el reino de Murcia queda definitivamente unido a Castilla”, Muñoz Garrigós (1996:317). Yecla formó parte de Castilla ya en 1244.

58

1. Les sean dados y pagados de mis bienes por mi heredero infrascrito (Escribano Juan de Lacasa, año 1587)

17.

2. Mando sean pagados y satisfechos por mi heredero infrascripto todas mis deudas (Escribano Juan de la Casa, año 1588).

3. Sea cumplido de los otros bienes míos lo que faltara por mis herederos (Escribano Juan Guillén, año 1542).

c) Explicitación del complemento agente introducido por preposición “por” incluso si se emplea la misma preposición con otros significados en el mismo enunciado:

1. Y lo que de dichos bienes se sacare sean distribuidos y gastados por los dichos mis ejecutores o por

muerte de aquellos por los dichos rector y jurado en misas y sacrificios por mi ánima (Escribano Juan de Lacasa, año 1589).

2. No es raro, como acabamos de ver, que en las cartas de testamento oscenses del siglo XVI se explicite el complemento agente

18.

En las cartas de testamento murcianas el complemento agente no aparece explícito. No

obstante, hay ocasiones en las que el testador desea hacer mención de la persona que realiza la acción, pero para ello se utiliza una subordinada adjetiva. Esta elección parece obedecer a la existencia de una preposición por con diferente valor al agentivo en el mismo enunciado. Es decir, es una variante estilística19. Véase:

1. Iten mando que sean dichas por mi ánima e por el ánima de Martín López, mi marido, veinte misas

rezadas, las quales digan los clérigos, e les sea pagado lo acostumbrado (Escribano Francisco Vicente, año 1535).

2. Observamos, pues, claras diferencias diatópicas en cuanto a la profusión en el uso de la pasiva perifrástica y a la explicitación del complemento agente.

4.2. La pasiva refleja en cartas de testamento

Para el estudio de las pasivas reflejas se hace necesario presentar los datos teniendo en cuenta el origen de testador y escribano, pues dicha información, como veremos, resulta en este tipo de construcciones más relevante que en el caso de las construcciones pasivas perifrásticas para establecer diferencias diatópicas, diastráticas20 e incluso la existencia de fenómenos de contacto lingüístico, partiendo siempre de un mismo tipo de texto.

4.2.1. La pasiva refleja en cartas de testamento de testador y escribano español y/o criollo

En las cartas de testamento redactadas en Yecla (Murcia) se observa ya, como he señalado,

la variante de pasiva refleja no concordada. Los verbos implicados en estos usos anómalos son, preferentemente el verbo dar y, de manera aislada, pagar y decir. Véase:

17 Variante de ésta sería la construcción sin complemento agente: “Sea sepultado mi cuerpo en la iglesia parrochial del lugar de

Tramacastilla, en el enterratorio que a mis ejecutores infrascriptos parecerá” (Escribano Juan de Lacasa, año 1588). 18 Sin embargo, ya en los documentos redactados a partir de la primera decena del siglo XVII lo habitual es la ausencia del

complemento agente. Véase: “Sean tomados de mis bienes y hazienda trescientos sueldos (…) sean pagados todas mis deudas” (Escribano Juan Antonio Blasco Narros, año 1612).

19 Lo mismo cabe decir respecto de la pasiva refleja en alternancia con la perifrástica en las cartas de testamento de esta misma zona. Véase: “Sea dicha una misa de requien cantada en si el dicho día no se pudiere decir, se diga el día que se començare” (Escribano Francisco Vicente, año 1535).

20 Téngase en cuenta que los testadores, según muestran sus posesiones, pertenecen a grupos socio-económicos distintos. Sin embargo ese aspectos no se tiene en cuenta en el presente estudio, pues se impone una diferencia que se muestra más determinante, a saber, los españoles y/o criollos, de una parte, y los indígenas, de otra.

59

• Escribano Ginés de Ríos21: 1. Se dé de limosna ocho reales. 2. Se le pague el dicho principal y pensiones que se le deuieren

• Escribano Luis Soriano22: 1. Se pague de mis bienes ocho reales. 2. Se le dé de mis bienes ocho reales. 3. Se le dé ocho reales.

• Escribano Pedro Hortuño23: Se dé en limosna ocho reales. 2. Se dé de limosna ocho reales. 3. Se les dé ocho reales. 4. Se le dé de limosna dos reales y las ofrendas. 5. Se den de bienes (…) una capa de buen paño. 6. Se le dé una cama con todos los aderezos y dos sillas. 7. Se dé a la iglesia quatro reales de mis bienes. 8. Se diga luego otro día siguiente (…) treze misas. 9. Se dé en limosna ocho reales. 10. Se dé ocho reales de limosna de mis bienes. 11. Lo que jurare se le descuenten. 12. Otras siete misas (…) y se pague de mis bienes.

• Escribano Francisco Viçente24: 1. Se digan por mi ánima una misa de requien cantada. 2. Diez misas (…) se pague de mis bienes. 3. Se pague de limosna (…) dos reales. 4. Se paguen de mis bienes lo acostumbrado. 5. Se les pague y aya de pagar por cada un vez que se dixiere en limosna dos reales. Lo general es que el sujeto sintáctico plural se halle separado del verbo activo en tercera

persona singular por los sintagmas “de mis bienes” o “de limosna”. Sólo se registra un caso de sujeto sintáctico plural inmediatamente después de verbo activo en tercera persona singular (escribano Luis Soriano, enunciado 3).

Si bien, como he dicho, es abundante la concordancia anómala con verbo activo en tercera persona singular, también hay registros en los que el verbo activo aparece en tercera persona plural con sujeto sintáctico singular. Véase esto en los enunciados 5 y 11 del escribano Pedro Horduño, y en los 1 y 4 del escribano Francisco Vicente. De manera paralela a lo que ocurre cuando el verbo está en tercera persona singular, lo general también aquí es que entre sujeto y verbo se hallen los sintagmas “de mis bienes” o “por mi ánima”, no quedando excluida la posibilidad de continuidad e incluso anteposición del sujeto al verbo (escribano Pedro Hortuño, enunciado 11). De otra parte, por más que la variante no concertada sea abundante en la documentación murciana, no se halla la misma en los escritos de Miguel de Ríos, único escribano que parece no practicar dicha variante en el corpus expurgado.

En las cartas de testamento realizadas en Guadalajara y Alcalá de Henares no hay ningún caso de concordancia anómala, siendo también lo normal en los testamentos redactados en el Valle de Tena (Huesca)25.

Cuando se trata de españoles o criollos de primera generación en América los datos nos dicen lo siguiente:

1) En Cuzco, el escribano De la Carrera Ron ofrece concordancia anómala en el testamento realizado en 1595 a doña Leonor de Bargas, que dice ser natural de la “uilla de los sanctos maestrazos de Sanctiago, Reinos de España”. Los verbos implicados son pagar y dar: “Çien missas Rezadas (…) y se pague a ocho Reales de limosna por cada misa, de mis bienes”, (fol. 791r). Podría parecer que se trata de “cada misa se pague” con sujeto singular, pero en líneas 21 En la carta de testamento de Joana Llorenço, año 1585. 22 En cartas de testamento de Leonor Pérez, Juana Ibáñez y la carta de testamento mancomunado de Martín Bañón y Juana Crespo,

año 1590. 23 En cartas de testamento de Teresa Chinchilla, Leonor Vicente, Catalina Marco, Martín Azorín, Alonso de Santa Aliaga y Juana

Puche, año 1589. 24 En cartas de testamento de María Soriano, año 1555 y Catalina Puche, Juana Hernando, año 1556. 25 A excepción de un solo caso: “Y se le dé de vasalica quatro reales”, salido de la pluma del escribano Juan de Lope, en fecha muy

tardía, en 1640, por tanto ya en el siglo XVII.

60

inmediatamente anteriores y posteriores el escribano sí realiza la concordancia. Véase: “Se digan çien missas (…) y se paguen de mis bienes a ocho Reales cada vna”, (fol. 791r).

Otros casos son: “Se dé de limosna al colegio de la compañía de Jesús desta çiudad çien pesos” “Se dé de limosna al hospital de los naturales desta çiudad cuarenta pesos de mys bienes” “Se paguen de mis bienes lo que pareciere deber”, (fols. 791v y 792r). Con concordancia anómala en plural en este último y único caso. También aquí lo general es que sujeto sintáctico y verbo activo se encuentren alejados. 2) En cartas de testamento realizadas en Chile es frecuente, de igual manera, la concordancia anómala. Los verbos implicados son: dar, pagar y partir. Véase:

• Escribano Miguel Jerónimo Venegas26: 1. Se le pague toda su dote y arras. 2. Se paguen de mis bienes la limosna acostumbrada. 3. Se le dé (…) un vestido de lana camiseta de cordellate y otro vestido de lana y una fresada (…) y un caballo. 4. Se le dé al padre (…) el hábito (…) y un retablo. 5. Un estrado y una colcha que tengo (…) se le dé a mi hermano. 6. La parte que me cupiere de cuatrocientos pesos (…) se han de partir.

• Escribano Ginés de Toro Mazote27: 1. Seis pesos: mando se les pague Obsérvese que en el caso de las cartas de testamento de españoles o criollos también el

sujeto sintáctico se encuentra alejado del verbo. Asimismo he de hacer notar que todas las cartas de testamento fueron redactadas en los primeros años del siglo XVII (1600, 1602 y 1603). La no aparición del fenómeno con anterioridad se debe, muy posiblemente, a que el corpus expurgado no contiene más que un único testamento de fecha anterior.

4.2.2. La pasiva refleja en cartas de testamento de testador indígena y escribano español

Pese a estar realizadas estas cartas en Chile, los indígenas dicen ser del reino del Perú. Véanse las siguientes construcciones con variante no concordada:

• Escribano Melchor Hernández28:

1. Se diga en el dicho convento por los frailes dél doce misas resadas. 2. Se dé a los dichos muchachos dicha mi cama (…) un azadón y un asador. 3. Se le digan de missas lo que sobrare. 4. Se cobre dél (…) cien pesos. 5.Veinte pessos y otros sesenta pesos (…) se pague de mis bienes.

• Escribano Ginés del Toro29: 1. Las dichas ovejas (…) se cobre de el dicho Juan. 2. Se les dé dos pesos de limosna. 3. Otras tinajas

(…) mando se benda. 4. Lo procedido se digan en misas.

• Escribano Jhoan de la Peña30: 1. Siete mysas (…) e se pague de mys bienes (…) otras quatro mysas (…) e se pague de mis bienes. 2.

Siete pesos mando se le pague de mys bienes. 3. La obligación se cobren del por mys bienes. 4. Hasta tres o quatro pesos con su juramento se le pague.

26 En carta de testamento de Isabel Núñez, natural de Sevilla, año 1600 y de Mariana González, de padre natural de Sevilla, año

1602. 27 En carta de testamento de María de Encío, de padre natural de Galicia, año 1603. 28 En cartas de testamento de Catalina, año 1596, Bartolomé, año 1596 y Leonor Titima, año 1601. 29 En cartas de testamento de Antón Guamantaguisa,año 1594, Juan Cayo, año 1600 y Bárbara, año 1601. 30 En carta de testamento de doña Inés González, año 1564.

61

• Escribano Miguel Jerónimo de Benegas31: 1. Otras alajas de casa y una yegua mando se dé. 2. Quatro botijas (…) mando se cobre dél. 3. Un peso que me debía mando se cobren dél. 4. Algo de los bienes de este testamento (…) se le den por mys albaceas. 5. Se diga por mi ánima (…) por los ffrayles dél otras dies misas. 6. Quatro pesos, mando se cobre dél. Destaca el menudeo de la variante no concordada cuando el testador es indígena y el

escribano, español. También aquí, lo habitual es que entre sujeto sintáctico plural y verbo activo singular medien uno o más sintagmas o que el sujeto sea complejo. Hay que añadir una peculiaridad en la construcción sintáctica de muchas de estas cartas que, muy posiblemente, facilita la elección del verbo en tercera persona singular. Me refiero a los casos en los que se antepone al verbo activo de la pasiva refleja el verbo mandar. Por ejemplo, el escribano Miguel Jerónimo de Benegas, enunciado 6: “Quatro pesos, mando se cobre dél”, que permite la interpretación de un sujeto deíctico neutro ‘esto’, ‘eso’, ‘lo dicho’, etc. Tampoco este grupo de documentos está exento de casos en los que el sujeto sintáctico es singular (generalmente neutros o colectivos), mientras que el verbo activo aparece en tercera persona plural.

4.2.3. La pasiva refleja en cartas de testamento de indígenas (testador y escribano).

Todas estas cartas pertenecen a la Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación del Hospital de Naturales de la ciudad del Cuzco entre los años 1586 y 1590. Se trata de documentos inéditos expurgados del Archivo Regional del Cuzco32.

• Letra de Salvador Pasqual33:

Se me digan vna missa Rezada. 2. Dos çestos (…) mando se cobre34

dél. 3. Otro cumbe amarillo e otro mamachumbe mando se venda. 4. Dos tipyos de plata, mando se dé a los pobres. 5. Mando se dé (…) todos los ouillos. 6. Vna manta (…) se uendan cones. 7. Una mesa (…) se uendan cones.

• Letra de Francisco de Auarca35: Se les paguen lo acostumbrado. 2. Seis pesos y dos rreales mando se le pague. 3. Dos carneros de la tierra (…) se cobre. 4. Vna asuela y tres toquillas, digo, arrados, mando se dé.

• Letra de Pedro Quispe36: Se dé dos tostones. 2. Todas las Ropas (…) se uenda. 3. Se me diga (…) dos misas Resadas. 4. Se me diga otras dos misas. 5. Los dichos bienes se disponga. 6. Se dé dos Reales. 7. Tres tostones (…) se pague. 8. Se uenda dos estanpas grades de ymáxenes. 9. Los otros treinta pesos mando que se distribuya. 10. Se dé dos topillos de plata. 11. Se dé los dichos pesos. 12. Todas las menudencias que tengo en mi casa se dé.

• Letra de Antonio Nynapaita37: Se mi diga cinco messa.

• Letra de Benyto Juares Atas38: 1. Una casa (…) mando que se vendan en almoneda pública. 2. Se hagan almoneda pública.

31 En cartas de testamento de Gaspar, año 1597 y Diego Pichunpangui, año 1602. 32 Ya aprobado para su publicación, se halla el libro que contiene la transcripción paleográfica de dichos documentos, Navarro (en

prensa). 33 En cartas de testamento de Juoan Guatoco y de Diego Payco, año 1586. 34 Con el verbo cobrar se repite esta falta de concordancia en carta de testamento de Juoan Guatoco. 35 En carta de testamento de Alonso Hanco, año 1586. 36 En cartas de testamento de Juan Chauchalla, Gerónima Tocto, Diego Ninamanco y Catalina Cona, año 1586. 37 En carta de testamento de Francisca Colloc, año 1586. 38 En carta de testamento de Madalena Caruaaco, año 1586.

62

• Letra de escribano desconocido39: 1. Tres fanegas de mayz, mando se venda. 2. Se dé (…) dos licllas mías (…) Yten se dé (…) dos licllas. 3. Se dé (…) vnos topos de plata. 4. La plata que quedare se rrepartan.

• Letra de Pedro Quispe40: 1. Diez pesos (…) se cobre dél. 2. Doze pesos (…) se cobre dél. 3. Los dichos pesos se le buelua a la susodicha. 4. Se dé vna manta y otra.

• Letra de Francisco (Arias) Roxo41: 1. Vnos cocos de plata (…) se dé. 2. Vnos queros grandes (…) se dé. 3. Tres patacones (…) se cobre. 4. Dos patacones (…) se cobre. 5. Se me deue çinco pesos (…) se cobre y se dé. 6. Francisco se me deue dos çestos de coca (…) mando se cobre. 7. Tres obillos (…) se dé. 8. Todo lo susodicho nombrado (…) se quedarán y se venderán en pública subasta.

• Letra de Diego Clauero42: 1. Se me diga otras quatro misas. 2. Dos pesos (…) mando se le pague. 3. Seis rreales (…) mando se le pague. 4. Se le pague seis rreales. 5. Diez y seis sombreros, mando se cobre dél y se pague. 6. Çinco patagones (…) se le pague. 7. Se dé vn sillco (…) y vn bestido. 8. Tres pesos de plata blanca (…) se trueque. 9. Dos chumbes (…) se benda.

• Letra de Pedro Quispe43: 1. Se me diga zinco mysas Resadas. 2. Dos carneros (…) se Reparta. 3. Se dé dos carneros de la tierra. 4. Quatro pesos (…) mando se pague. 5. Las dos grandes mando se uenda. 6. Las yndias chinas (…) se les dé. 7. Se dé las dichas licllas. 8. Se dé (…) el acxo (…) vn topo de chácara. 9. Se me diga por mi ányma zinco mysas. 10. Se dé (…) dos pesos. 11. Los títulos se entregue. 12. Çinco pesos y medio (…) se cobre dél. 13. Tres carneros (…) se venda. 14. Se le dé de limosna dos pesos. 15. Se dé (…) un chuçe y vnos topillos. 16. Los quales mando se venda. 17. Çiertos obillos (…) mando se venda. 18. Se dé (…) vn espexo y unas tiseras. 19. Siete reales (…) se dé de pan. 20. Ocho pesos (…) se cobre dél. 21. Dos buhíos de paxa (…) se dé. 22. Todas las dichas Ropas se entregue. 23. Los demás solemnidades que se rrequiere enterar y se cumpla comigo las constituçiones. 24. Tres tostones (…) se cobre dél. 25. Dos carneros (…) se dé. 26. Cincuenta caxcabeles (…) se cobre dél, cobrados se dé. 27. Quatro pesos y seis reales (…) se le pague. 28. Veinte y çinco pesos (…) se distribuya. 29. Un urpo grande y vn cántaro y una tinaxa (…) todos los quales mando se venda. 30. Otro cántaro (…) y vn chuçe (…) se venda. 31. Dos chunbes (…) se venda. 32. Tres pesos (…) se cobre. 33. Quatro chumbes de avasca (…) se venda. 34. La repartición que se hizieron entre los yngas. 35. Dos maderos y dos masos (…) se benda. 36. Diez pesos (…) se pague. 37. Otros diez pesos (…) se pague. 38. Se guarde las cláusulas siguientes. 39. Se me diga dos mysas Resadas. 40. Se me diga otras quatro mysas Resadas. 41. Diez patagones (…) se pague. 42. Otros çinco patagones (…) se le pague. 43. Dos pesos y çinco Reales (…) se le pague. 44. Diez y seis patagones (…) se le buelua. 45. Tres çestos y medio y un cutmo de coca (…) se me a dado, mando se cobre dél. 46. Las dichas casas y solar se traiga. 47. Las diez se dé. 48. Las demás pozas se dé (…) y después se venda. 49. Las tierras (…) se venda. 50. Se dé en cada myta los çestos (…) que se coxiere. 51. Se dé vno de los acxos de cumbe y la liclla de pilpinto. 52. Dos topos de plata (…) se venda. 53. Dos pintados (…) se dé,

• Letra de García Siui Paucar44: 1. Se guarde las cláusulas siguientes. 2. Una camiseta (…) y una manta (…) mando que se venda. Es notable el aumento de la variante no concordada de la pasiva refleja cuando se trata de

documentos de testador y escribano indígena cuzqueño, o de español en estrecho contacto con la

39 En carta de testamento de Angelina Tambo Ñusta, año 1586. 40 En cartas de testamento de Joana Oychoa y Luisa Carua, año 1589. 41 En carta de testamento de Ana Cochauat, año 1589. 42 En carta de testamento mancomunado de Pedro Cayllaua y Ana Visacarua, realizado en Paucartambo, año 1589. 43 En cartas de testamento de Isabel Vllcama, María Quispe, Petronjlla Villcama, Joana Mexicana, Leonor Çiça Ocllo, Pedro

Cancho, Ysauel Paque, año 1589. Juan Gualpa Sucço y Catalina Çiça Ocllo, año 1590. 44 En cartas de testamento de Pedro Halanoca y Joan Caruasari, año 1590.

63

parroquia cuzqueña donde habitan éstos. Aumento en frecuencia de la construcción pero, también, en el número de verbos implicados en estas variantes, pues junto a los verbos dar, vender, decir y pagar, que son los que hemos visto en las cartas de testamento de testador indígena y escribano español, se hallan traer, coger, guardar, devolver, distribuir, cumplir, entregar, repartir y disponer. Destacan las cartas de testamentos escritas por el indígena García Siui Paucar, quien presenta una caligrafía muy esmerada y da muestras de un español más pulido, ya que ofrecen sólo dos casos de la variante no concordada.

En estos documentos existe una tendencia casi generalizada a utilizar verbo en tercera persona singular y sujeto sintáctico plural. Este uso ocurre, mayoritariamente, en los siguientes contextos:

1. Cuando sujeto sintáctico y verbo se encuentran alejados. 2. Cuando el sujeto sintáctico se encuentra antepuesto al verbo pero se introduce entre

éste y el verbo de la pasiva refleja, la forma verbal mando (que). También se halla la variante no concordada en singular cuando el sujeto se encuentra en

posición inmediatamente pospuesta al verbo. Véase, por ejemplo, el escribano Diego Clauero: “Se me diga otras quatro misas”, “Se le pague seis rreales” y el escribano Garcia Siui Paucar: “Se guarde las cláusulas siguientes”. Un caso singular lo constituyen los documentos redactados por el escribano Pedro Quispe, quien muestra un considerable número de construcciones anómalas con verbo en tercera persona singular, con un aumento de las posibilidades de colocación del sujeto. Así, junto a la posible posición inmediatamente postverbal, se hallan casos de situación inmediatamente preverbal. Véanse, por ejemplo: “Los dichos pesos se le buelua a la susodicha”, “Todas las dichas Ropas se entregue”, “Las dichas casas y solar se traiga”, “las diez se dé”.

Aun siendo minoritaria, la variante no concordada formada por verbo en tercera persona plural y sujeto sintáctico singular está presente en la documentación analizada. Véanse, por ejemplo: “Se me digan vna missa Rezada”, “Se le paguen lo acostumbrado”, “Vna manta (…) se vendan cones”, Una casa (…) mando que se vendan”, “La plata que quedare se rrepartan”, “Todo lo susodicho nombrado (…) se quedarán y se venderán en pública subasta”. Una vez más, los documentos escritos por Pedro Quispe se muestran singulares, también en este aspecto, pues siendo mucho más numerosos los casos de concordancia anómala que los pertenecientes a otras plumas, muestran sólo un caso de concordancia anómala plural: “La repartición que se hizieron entre los yngas”. Por otro lado, el número de pasivas reflejas sin concordancia anómala, y sujeto sintáctico plural es escasísimo. Los siguientes casos son los únicos salidos de la mano del susodicho escribano indígena: “Se le bueluan los dichos siete Reales”, “Se me digan dos misas Resadas”, “Se contaron treze días del mes de…”, “Diez pesos (…) que se distribuyan para hazer bien por mi ánima”, “Las quales se dauan para mi sustento”, “las quales se me digan en el altar”, “Los pesos que se me ayan auido”, “cualesquier ventas que se le pidieren”, “Con los demás gravámenes que se Requieran”. Los últimos cuatro registros en un mismo testamento y en líneas consecutivas.

4.2.4. Complemento agente en las pasivas reflejas

Se suele considerar que, por lo general, las construcciones pasivas reflejas no explicitan el complemento agente; no obstante, en nuestra documentación observamos que la explicitación del mismo se da siempre que las necesidades comunicativas así lo requieren, es decir, siempre que el testador considera necesario aclarar quién debe ser el agente de la acción. En muchas

64

ocasiones debido a costumbres sociales determinadas por el señalamiento y elección de la persona que debe efectuar la acción.

A continuación veremos algunos casos de dicho empleo, presente en buena parte de los documentos redactados en América. Véase:

En cartas de testamento de testador y escribano español o criollo, redactadas en Chile45: “Se diga por los padres de el dicho conuento una misa”, “Se diga una misa cantada (…) por los frailes del dicho conuento”, “Se digan en el dicho día del entierro por los frailes (…) seis misas resadas (...) Se diga por los clérigos (…) se diga (…) por los frailes dél u novenario”, “Se me diga una misa cantada (…) por los curas de la dicha catedral (…) se digan (…) por los clérigos que a mis albaceas pareciere (…) se digan (…) ochenta misas rezadas (…) por los frailes de los dichos conuentos”, “Se diga en el convento (…) tres misas resadas por los padres de el dicho conuento (…) se digan (…) tres misas resadas (…) por los padres de él46”. En cambio cuando estas cartas fueron escritas por testador y escribano peninsular no aparece el complemento agente.

En documentos de testador indígena y escribano español, redactadas en Chile: “Se diga por los padres de el dicho conbento una mysa cantada”, “Se me digan por los padres del conbento del señor san agustín seys mysas resadas”, “Todo lo que quedare de rremanyente se diga en el dicho conbento del señor san agustín por los padres dél de mysas”, “Las quales misas se digan en el conbento de la merced por los frailes dél”, “Se diga por mi ánima en el dicho convento de señor sancto domigo por los ffrayles dél otras dies misas rresadas”, “Se diga una mysa resada por los padres de el dicho conbento”.

En cartas de testamento de testador y escribano indígena se halla de manera aislada, pues sólo se encuentran los siguientes registros, salidos todos ellos de la pluma de Pedro Quispe: “Se uenda por mis albaceas”, “(Se) me diga vna mysa Resada por el cura de la dicha parroquia47”, “Se cobre dél por mys albaceas”.

Salta a la vista que el expurgo de esta documentación no coincide con aquellos que consideran la pasiva refleja como construcción poco proclive a la aparición del complemento agente. Al menos no es así en las cartas de testamento del siglo XVI que se redactaron en América por escribano español o criollo. Como puede verse es más habitual encontrar el agente en las pasivas reflejas que en las perifrásticas pasivas escritas en la Península.

5. CONCLUSIONES

Hemos visto que en las cartas de testamento todavía en el siglo XVI se prefiere en Aragón, zona considerada lingüísticamente arcaica, la pasiva perifrástica a la refleja, mientras que en Yecla (Murcia) aun siendo muy abundante el empleo de la construcción perifrástica, la refleja ha avanzado hasta ser la construcción preferida durante la misma centuria. La situación en América, colonizada primordialmente por castellanos, refleja un claro avance de la pasiva refleja, que pasa a ser, durante el mismo siglo, la construcción claramente dominante en este

45 Es en estos documentos donde se halla un número superior de complementos agentes. 46 En el mismo documento se encuentran las siguientes variantes para mencionar al agente: “Se digan tres misas resadas (…) las

cuales digan los padres de el dicho conuento” y “Se digan (…) seis misas resadas (…) las quales quiero y es mi voluntad que diga el padre Francisco Ramírez”.

47 Podría pensarse en un simple lapsus calami del escribano, pero en la Relación escrita por Pachacuti Yanqui se encuentran sujetos sintácticos antecedidos de preposición por. En estos casos su uso tiene relación con la influencia que ejerce la homología básica existente entre la lengua castellana y la quechua, que posee una pasiva semejante a la castellana, con la peculiaridad de que el verbo auxiliar se omite cuando se trata de tercera persona en presente y el agente lleva una marca topicalizadora que tiene que ver con la información previamente conocida. Véase Navarro (2007 y en prensa).

65

tipo de textos. Dicha situación se puede visualizar como una línea con dos polos claramente establecidos, a saber, el aragonés, de predominio de construcción perifrástica y el americano, de predominio de construcción refleja. Entre ambos polos se encuentran los usos castellanos.

La variante no concordada de la pasiva refleja está presente tanto en zona castellana (Yecla) como en América, si bien entre ambas áreas se observan significativas diferencias. En efecto, mientras en la Península la variante no concordada se halla ligada, en lo fundamental, al verbo ditransitivo dar con sujeto alejado del verbo y en posición postpuesta al mismo, en América se observa una mayor diversidad de verbos y mayor libertad combinatoria en la posición del sujeto. Lo cual se ve, además, exponencialmente ampliado en función de si el escribano es el indígena Pedro Quispe o no. Ambos parámetros aumentan de tal modo, en este último caso, que para explicar dicho empleo se hace necesario tener en cuenta la peculiaridad de dicho amanuense y el entorno en el que se producen sus escritos. Pedro Quispe fue escribano de cabildo de la parroquia de Nuestra Señora de la Purificación del hospital de Naturales y del juzgado de Naturales de la ciudad de Cuzco, como mínimo, durante la última veintena del siglo XVI, tal como señala en uno de sus escritos48. La realidad social que estos documentos muestran se debió al virrey Marqués de Cañete, quien el 28 de abril de 1559 envió al Corregidor de Cuzco, el licenciado Polo de Ondegardo, una provisión en la que le mandaba ver “los asientos que los dichos naturales tienen e los barrios donde viven” y proveer “como en cada barrio de los dichos indios hagan ellos mismos una iglesia moderada, donde se junten a oír la doctrina cristiana y se diga misa, y enseñen buenas costumbres e los hijos las vayan tomando”. El Corregidor Polo de Ondegardo no se demoró mucho, en ese mismo año organizó cinco parroquias de indios. En enero y febrero del año siguiente, el cabildo del Cuzco, bajo la presidencia de Polo, eligió uno o dos alcaldes indígenas para la gobernación de las nuevas parroquias, Esquivel y Navía (1980). En torno a la Parroquia de la que ha salido nuestra documentación se desarrolla una vida social que reproduce la vida en la Península, con la peculiaridad de que sus habitantes son indígenas de lengua quechua, que, no obstante, conocen, en distinto grado de competencia, la lengua castellana. Así estas cartas de testamento dan fe de la existencia del cantor Saluador Pasqual, los sacristanes Antón Lluclla Callán y Felipe Tiçca, el regidor de la Parroquia Alonso Ocha Ynga, el alcalde principal Juan Gualpa Suacço, el alcalde ordinario Francisco Guamachuco, el alguacil mayor Joan Anceypuro, el alguacil de la doctrina Pedro Guamamano, el mayordomo del hospital de naturales Juan de Aguilar, los pregoneros Francisco Vilca y Diego Casamaicha, los Mayordomos de la cofradía del Espíritu Santo Alonso Ninapoma y Alonso Chilua. Entre ellos muchos caciques y principales como Juan Guanuco, que sirvió a Hernando Piçarro, Diego Sata Yupanqui, Domingo Tito Yupanqui, etc. Junto a ellos un nutrido grupo de artesanos como Juan Chauaca, sombrerero, Juan Cayo, sillero, Diego Sutaypanqui, Martín Yanqui y Sebastián Orcona, oficiales campaneros, Marcos, yndio pintor, Alonso Quispicoro, sastre, Juan Quispe, panadero, Pedro Nynamanco, cirujano, etc. Se trata, pues, de un entorno en el que el contacto entre la lengua y las costumbres indígenas y las españolas es permanente y, según muestran estos documentos, fluido. Los testadores de estas cartas conocen el castellano, salvo dos que necesitaron intérprete, pero su castellano habrá de estar influido por la lengua quechua en la que están en permanente contacto. A dicha influencia no escapan los escritos del escribano de cabildo Pedro Quispe, si bien la interferencia no se observa en el sistema vocálico ni en el grueso de su gramática. En efecto, sus documentos son en todo semejantes a los producidos por otros escribanos peninsulares, salvo en la frecuencia

48 Se trata, por otra parte, del primer escribano indígena del siglo XVI del que nos han llegado sus escritos hasta la fecha.

66

con la que se produce la variante no concordada de las construcciones pasivas reflejas49, objeto de este estudio. Sabido es que las situaciones de contacto entre lenguas inciden en la frecuencia de distribución de las formas50. Y es que en la lengua quechua no es obligatoria la concordancia entre sujeto y verbo en la tercera persona51, lo que sin duda ha facilitado la expansión de estas construcciones. Es destacable el hecho de que esta variante hoy se encuentra muy extendida por aquellas zonas americanas en contacto con la lengua quechua52.

Se pone de manifiesto una vez más que la convergencia lingüística53 es el mecanismo54 que se muestra más operativo para introducir cambios en el sistema55.

Por otro lado, respecto de la aparición o no del complemento agente hemos visto, asimismo, variación diatópica. En las construcciones perifrásticas se observa una clara polarización entre la documentación oscense y la murciana, pues en esta última nunca aparece el complemento agente, mientras que en las cartas oscenses aparece con frecuencia e incluso en condiciones poco propicias, a saber, junto a otras preposiciones ‘por’ de diferente significado al agentivo. En cuanto a la pasiva refleja cabe señalar la ausencia de complemento agente en las cartas murcianas y su escaso empleo en las cartas de testador y escribano indígena. La presencia del complemento agente, en cambio, es abundante cuando se trata de documentos de testador indígena y escribano español o criollo, redactados en Chile, así como en cartas chilenas de testador y escribano español o criollo. En cuanto a la consideración del valor impersonal de las construcciones pasivas sin agente, se debe señalar que si bien las cartas murcianas podrían hacer pensar en esa posibilidad, tanto en las perifrásticas como en las reflejas, en absoluto parece ser así en el resto, donde lo que se observa es un contenido pasivo que explicita o no al agente según convenga a las necesidades expresivas que vienen determinadas, en muchos casos, por los usos sociales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alvar, Manuel. 1996. Aragonés, en M. Alvar (dir.), Manual de dialectología hispánica. El español de España, Barcelona, Ariel Lingüística: 263-292.

Bassols de Climent, Mariano. 1981. Sintaxis latina, Madrid, C.S.I.C.

49 Asimismo hallamos falta de concordancia en algunos verbos como, por ejemplo, “Dos topos de plata que me costó”, “Donde les

parescan a mis albaceas” y en los pronombres átonos. González Holguín [(1607)1975:93] parece considerar la existencia en quechua de una pasiva refleja equivalente a la castellana. Dice estar formada por la tercera persona de algunos verbos introduciendo –ccu, Pahacmi yupacun ‘quéntanse ciento’, que tiene significación pasiva y verbo neutro con nominativo. Por otra parte parece describir también una impersonal con verbo neutro, que tiene la peculiaridad de no poder llevar nominativo ni genitivo: ayunacucmi, huactacucmi, rezacucmi, ‘ayúnasse’, ‘diciplinasse’, ‘rezasse’. Nada dice al respecto Cerrón-Palomino (2008:157) salvo que el sufijo reflexivo –ku se emplea también como marca del se impersonal.

50 Véanse Zimmermann (1995), García (1995), Martínez (2004) y Company (2005). 51 Véanse Cerrón-Palomino [(1987) 2008) y Godenzzi (1986). Si bien, y como muy bien señala Martínez et al. (2006) no se conocen

estudios que expliquen los factores que influyen para la aparición o no de dicha concordancia. 52 Consideran Martínez et al (2006:14) que se conlleva el mensaje de persona defocalizada, por lo que la asignación de foco, la

entidad a la que se refiere la terminación verbal, debe inferirla el receptor. La dificultad en asignar foco deriva en la dubitación del hablante ante la posibilidad de favorecer la entidad menos activa del evento (hacer concordancia) o bien negar al participante menos activo la posibilidad de ser foco (la no concordancia). Consideran, pues, que la necesidad de señalar al actante responsable del evento favorece la selección del verbo en singular. La NGLE (2009:3098) señala, sin tomar partido, que para algunos gramáticos la impersonal con se pone el énfasis en el sujeto tácito, mientras que en la pasiva refleja se focaliza al paciente.

53 La primera definición de este mecanismo de cambio la proporcionaron Gumperz/Wilson (1971). Esta definición fue matizada por Germán de Granda (1994) y por Azucena Palacios (1998) y (2005).

54 Es un mecanismo y no un resultado, pues el que las lenguas en contacto comportan estructuras semejantes no es causa suficiente para que se produzca un cambio. Es necesaria la conjunción de diversos factores como, por ejemplo, la ambigüedad, la diversidad de opciones, las tradiciones discursivas implicadas, etc.

55 Véase Azucena Palacios (2007).

67

Bogard, Sergio. 2006. El clítico se. Valores y Evolución, en C. Company (dir.), Sintaxis Histórica de la Lengua Española, Vol. 2, México, UNAM y Fondo de Cultura Económica: 755-870.

Carrera de la Red, Micaela. 2006. Análisis de situaciones comunicativas en el documento indiano por excelencia: la carta, en M. Sedano, A. Bolívar, M. Shiro (eds.), Haciendo Lingüística. Homenaje a Paola Bentivoglio, Caracas, Universidad Central de Venezuela: 627-644.

Carrera de la Red, Micaela. 2008. Entre pronombre y conjunción, Que como dimensión en texos del español de Colombia de los siglos XVI-XVIII, XV Congreso Internacional de ALFAL, Montevideo, CDROM.

Cerrón-Palomino, Rodolfo. 2008. Quechumara, Estructuras paralelas de las lenguas quechua y aimara, La Paz, UMSS, PROEIB ANDES, Plural editorial.

Company, Concepción. 2005. Frecuencia de uso y contacto lingüístico en sintaxis. Artículo indefinido + posesivo en el español americano, en R. Márquez, O. García, R. Otheguy (eds.), Spanish in Context, 2. Issue 2: Amsterdam/Philadelphia, J. Benjamins Publishing Company: 38-57.

Esquivel y Navía, Diego de. 1980. Noticias cronológicas de la gran ciudad del Cuzco, t. 1, Lima, Fundación Augusto N. Wiese- Banco Wiese Ltdo.

García, Erica. 1995. Frecuencia (relativa) de uso como síntoma de estrategias etnopragmáticas, en K. Zimmermann (ed.), Lenguas en contacto en Hispanoamérica, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert: 51-72.

Girón Alconchel, José Luis. 2004. Cambios gramaticales en los Siglos de Oro, en R. Cano (coord.), Historia de la Lengua Española, Barcelona, Ariel Lingüística.

Godenzzi, Juan Carlos. 1986. Pronombres de Objeto directo e indirecto del castellano de Puno, Lexis, 10 (2): 187-201.

Gómez de Valenzuela, Manuel. 2002. Testamentos del Valle de Tena (1424-1730), Zaragoza, El Justicia de Aragón. González Holguín, Diego. [1607]. 1975. Gramática y arte nuevo de la lengua general de todo el Perú, llamada

lengua quichua, o lengua del inca, añadida y cumplida en todo lo quel faltaua de tiempos, y de la gramática, y recogido, reimpresión, Vaduz/Georgetown, Cabildo.

Granda, Germán de. 1994. Español de América, español de África y hablas criollas hispánicas. Cambios, contactos y contextos, Madrid, Gredos.

Gumperz, Hohn J. & Robert Wilson. 1971. Convergence and Creolization: A Case from Indo-Aryan/Dravidian Border, in D. Hymes (ed.). Pidginization and Creolization of Languages, Cambridge, Cambridge University Press: 151-167.

Kordic, Raïssa y Cedomil Goic. 2005. Testamentos coloniales chilenos, Madrid/Frakfurt, Universidad de Navarra-Vervuert/Iberoamericana.

Lapesa, Rafael. 1991. Historia de la Lengua Española, Madrid, Gredos. Martín Zorraquino, Mª Antonia. 1979. Las construcciones pronominales en español, Madrid, Gredos. Martínez, Angelita. 2004. Estrategias discursivas como parámetros para el análisis lingüístico, en E. Contini, R.

Kirsner, B. Rodríguez-Bachiller (eds.), Cognitive and Comunicative Approches to Linguistic Analysis, Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins: 361-379.

Martínez, Angelita; Adriana Speranza y Guillermo Fernández. 2006. Lenguas en contacto y perspectivas cognitivas: interculturalidad en Buenos Aires, UniverSOS, 3: 9-33.

Mendikoetxea, Amaya. 1999. Construcciones con se: Medias, pasivas e impersonales, en I. Bosque y V. Demonte, (dirs.), Gramática Descriptiva de la Lengua Española, t.II, Madrid: Espasa-Calpe: 1631-1722.

Monge, Felix. 1955. Las frases nominales de sentido impersonal en español, AFA VII: 7-102. Muñoz Garrigós, José. 1996. Murciano, en Manual de dialectología hispánica, El Español de España, Barcelona

Ariel Lingüística: 317-324. Murphy, James J. 1986. La Retórica en la Edad Media, Mexico, Fondo de Cultura Económica. Navarro Gala, Rosario. 2007. La Relación de antigüedades deste Reyno del Pirú. Gramática y discurso ideológico

indígena, Madrid/Frankfurt, Vervuert/Iberoamericana. Navarro Gala, Rosario (en prensa). Cambio lingüístico y contacto de lenguas en el castellano andino estudio de un

caso, RILI XIII . Navarro Gala, Rosario (en prensa). El castellano ¿andino? Del primer escribano indígena en sus textos diplomáticos

(siglo XVI), Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert. Palacios, Azucena. 1998. Santa Cruz Pachacuti y la falsa pronominalización del español andino, Lexis 22 (2): 119-

146. Palacios, Azucena. 2005. Aspectos teóricos y metodológicos del contacto de lenguas: el sistema pronominal del

español en áreas de contacto con lenguas amerindias, en V. Noll, K. Zimmermann, I. Neumann-Holzchuh, Ingrid (eds.), El español en América: Aspectos teóricos, particularidades, contactos, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert: 63-94.

68

Palacios, Azucena. 2007. ¿Son compatibles los cambios inducidos por contacto y las tendencias internas al sistema?, en M. Schrader-Kniffrki, Martina y L. Morgenthaler (eds.), La Romania en interacción: entre historia, contacto y política, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert: 263-283.

Puche Lorenzo, Miguel Ángel. 2002. Documentos jurídico-notariales del siglo XVI (1534-1590) del archivo de protocolos de Yecla, Murcia, Real Academia Alfonso X El Sabio.

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. 2009. Nueva Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa Libros.

Retamal Ávila, Julio. 1997. La otra Inés de la Conquista, Chile. Retamal Ávila, Julio. 2000. Testamentos de “indios” en Chile Colonial: 1564-1801. Santiago de Chile, Universidad

Nacional Andrés Bello. Ricós, Amparo. 1995. Uso, función y evolución de las construcciones pasivas en español medieval, Valencia, Anejo

XII, Universidad de Valencia. Sánchez Méndez, Juan. 1998. Aproximación histórica al español de Venezuela y Ecuador, Valencia, Tirant lo

Blanch. Sánchez Prieto, Pedro y Ana Flores. 2006. Textos para la historia del español IV. Archivo Regional de la Comunidad

de Madrid, Madrid, Universidad de Alcalá de Henares. Torquemada, Antonio de. [1552] 1970. Manual de escribientes, en Mª J. Zamora y A. Zamora (eds.), Madrid, Anejo

XXI del Boletín de la Real Academia Española. Väänänen, Veikko. 1988. Introducción al latín vulgar, Madrid, Gredos. Zimmmermann, Klaus. 1995. Aspectos teóricos y metodológicos de la investigación sobre el contacto de lenguas en

Hispanoamérica, en K. Zimmermann (ed.), Lenguas en contacto en Hispanoamérica, Madrid/Frankfurt: Iberoamericana /Vervuert: 9-49.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 69-82 ISSN 2218-0761

RESTRICCIONES DE LA «VARIABLE SUJETO» EN LOS ENUNCI ADOS TRANSPUESTOS A ESTILO INDIRECTO.

DATOS DE LA HISTORIA DEL ESPAÑOL DEL CARIBE

RESTRICTIONS ON THE "SUBJECT VARIABLE” IN THE UTTERANCES TRANSPOSED TO INDIRECT SPEECH. DETAILS OF THE HISTORY OF THE SPANISH CARIBBEAN

MIGUEL GUTIÉRREZ MATÉ

Universidad de Valladolid, España Ludwig Maximilians Universität München

[email protected]

1. INTRODUCCIÓN

El trabajo que presento aquí avanza hacia la comprensión del origen de un rasgo sintáctico muy característico del español hablado actualmente en algunas zonas del Caribe: la expresión casi obligatoria de los pronombres personales sujeto (Morales 1997, 1999). Dado que al menos una parte importante de la génesis de este cambio lingüístico debe atribuirse a un proceso de gramaticalización de una construcción, cuyo desarrollo puede tener mucho en común con la fijación de este rasgo sintáctico en otras variedades o lenguas románicas como el portugués de Brasil o el francés, siguiendo quizá los pasos que explica Detges (2003: 307-333), aunque sin descartar por ello como concausa el posible contacto con otros códigos lingüísticos (Gutiérrez Maté 2010), resulta imprescindible un detenido análisis de la distribución de los pronombres sujeto en las manifestaciones textuales de las que disponemos durante la etapa colonial, como aspecto de estudio imprescindible y previo a la consideración de cualquier cambio de largo recorrido.

Parto para ello del estudio de una serie de documentos escritos desde la antigua isla Española y la costa atlántica colombiana desde finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII , fechas que permiten trabajar con variedades cuyos rasgos lingüísticos —lícito es, cuando menos, tomarlo como hipótesis inicial— se están consolidando como características del español de esta región. Aunque he tenido en cuenta algunas cartas y diversos tipos de textos insertos en los expedientes judiciales, son las declaraciones de testigos las que con más detalle he estudiado, un corpus adecuado y seleccionado específicamente, por motivos que se comprenderán enseguida, para esta investigación. Estos textos forman parte, a su vez, de un corpus de tesis doctoral sobre pronombres sujetos no focales en el español del Caribe que se realiza en el marco del proyecto de investigación Hacia el estudio de la variación multidimensional: un nuevo corpus para el estudio histórico del español de Colombia (CORDECOL)1, coordinado en la Universidad de Valladolid por la Profª Carrera de la Red.

La necesidad de actualizar discursos anteriores en las declaraciones de testigos permite estudiar los mecanismos de trasposición a estilo indirecto (EI), que consisten en una serie de cambios en el sistema de deícticos bien conocidos y descritos en la sincronía del español, cuya fijación en la lengua, sin embargo, tardó mucho tiempo en llevarse a cabo y dependió siempre 1 Referencia FFI2008-02105/FILO (MICINN-España)

70

de la variación concepcional2. Estas transformaciones suponen también el empleo de un que enunciativo y quizá, como veremos, el que entren en juego otras reglas sintácticas. A la subordinación, desde el punto de vista enunciativo, de la voz de un enunciador secundario a la del principal corresponde a menudo una representación sintáctica en la que una determinada oración se presenta como subordinada o complementante del verbo de la oración considerada principal.

Las páginas que siguen describen las relaciones de correferencia de los sujetos pronominales en oraciones subordinadas dependientes de verbo de dicción, un contexto sintáctico-semántico muy restringido que constituiría apenas una pequeña parte del estudio de la expresión de los pronombres sujeto de no ser por lo sorprendente de los datos obtenidos y de sus posibles implicaciones teóricas. Sin embargo, es necesario advertir ya que mi trabajo no pretende resolver esta problemática teórica, a la que apenas me referiré sucintamente y que merece ser objeto central de investigaciones ulteriores, sino descubrir los procedimientos de conectividad referencial de los pronombres sujetos (explícitos o nulos).

Este tipo de relaciones referenciales podrían ser definidas no sólo por simple coindización sino también en términos de polifonía lingüística, por ejemplo según el modelo clásico de Ducrot (1984), aunque por ahora atenderé sólo subsidiriamente a este marco teórico —por otra parte, apenas ensayado en la investigación diacrónica en el ámbito hispánico3—. Así mismo, las relaciones sintácticas que se describen en este trabajo merecerían quizá una formalización rigurosa según el aparato teórico generativista, bien en el marco del modelo de rección y ligamiento, bien en el del programa minimista, sobre todo porque son este tipo de

2 Me parece necesario recordar que para el estudio global del discurso reproducido en las partes declaratorias debemos atender al

menos a tres aspectos fundamentales: 1) el enunciado que se reproduce y su localización en el dominio variacional, de modo que puede presentar (pero no es requisito indispensable) fenómenos lingüísticos de la inmediatez comunicativa; 2) el grado de mimetización o simulación de las palabras originales del testigo o, dicho de otro modo, su mayor o menor autenticidad (Maldonado 1999: 3.555), que depende de la relevancia del testimonio para el juicio, de las limitaciones de memoria, de la necesidad de resumir por motivos de espacio o de rapidez, de la involucración personal del escribano en el proceso judicial, etc. y 3) el grado de subordinación formal del discurso del testigo al discurso del escribano, esto es, el «procedimiento de cita» empleado (Reyes 1993), que consiste, en mi opinión, en un continuum que tiene como polos opuestos el estilo directo y el indirecto. Si nos centramos en este último aspecto, debemos tener presente, para comprender el contexto en que tiene lugar la estructura analizada aquí, que «la adecuación integral del discurso introducido al sistema deíctico referencial del discurso al que se subordina requiere un alto grado de planificación» (Koch & Oesterreicher 2007[1990]: 116), por lo que no sorprende que «el proceso de aprendizaje de la técnica de reproducción del diálogo [y la reproducción escrita del discurso oral en general, podríamos añadir] fue el resultado de un dilatado proceso histórico durante el cual los escritores, cultos o no, se vieron obligados a seguir diversos procedimientos» (Bustos Tovar 2000: 1.529).

3 Los estudios de historia del español que remiten a la polifonía lingüística, en alguna de sus versiones, han sido hasta la fecha muy escasos y se han llevado a cabo más a partir de las intuiciones, a menudo certeras, de los investigadores que a partir de un intento de aplicación de esta teoría o de un desarrollo de alguna nueva versión conforme a los datos históricos en conjunción con algún modelo de cambio lingüístico; por ello no parece tampoco haberse fijado aún un aparato terminológico que dé cuenta de los hechos lingüísticos documentados en textos antiguos desde una perspectiva polifónica. Cabe destacar, entre otros importantes trabajos, los de Bustos Tovar (1998, 2000) sobre el carácter de dialogicidad de los textos históricos, fundamentalmente de tipo literario (que van desde la Razón de Amor al teatro del XVI ), manifestada a través de diversos usos de los pronombres personales y de diferentes recursos en un plano semántico-argumentativo que determinan la progresión del discurso. Por otra parte, recientemente se ha insistido en que fenómenos de larga tradición en el estudio de la gramática histórica del español deben ser analizados a la luz de una perspectiva polifónica: así, Rafael Cano (2009) ha llamado la atención en sus últimos estudios acerca de las oraciones condicionales sobre el «entorno de enunciación» en que tienen lugar y ha reparado en que éste incluye por lo general un verbo de dicción, explícito o no, del que dependen de alguna manera estas estructuras, o incluso pueden corresponder al estilo indirecto libre (por ejemplo, los pensamientos de un personaje); va un paso más allá este autor cuando señala que el que, generalmente visto como una suerte de combinación entre pronombre y conjunción para explicar algunos de sus usos y valores en español medieval y clásico (Carrera de la Red 2008), puede entenderse como un «marcador de discurso referido» o un indicador de polifonía textual. Aunque son muchos los fenómenos cuya explicación se completaría adecuadamente con un enfoque como este, queda por determinar si entre las futuras líneas de desarrollo de la diacronía lingüística definitivamente tendrá cabida una perspectiva locutiva, que atienda a la combinación de distintas voces en el discurso, de tal modo que pueda, por ejemplo, trazarse la historia de la subordinación en español o explicarse los principales cambios en el paradigma o la combinatoria de los pronombres personales desde la polifonía lingüística.

71

lecturas (en especial, Montalbetti 1984) las que nos hacen reparar en la singularidad de los datos que presento. No obstante, aunque no es nada inusual en el estudio del cambio lingüístico trabajar en el marco de la Gramática Generativa (o en el de otros modelos formalistas), pese a no poder contar, por motivos obvios, con la competencia y los juicios de gramaticalidad de los hablantes, no me ocuparé de esta tarea en las páginas siguientes, pues, como ya he anticipado, no persigo ahora este tipo de «adecuación explicativa» (Eguren & Fernández Soriano 2004).

2. EL ANÁLISIS VARIACIONISTA Y LA BÚSQUEDA DE DATOS Si como punto de partida nos adscribimos a una línea de trabajo variacionista, con ciertas reservas en lo teórico pero de forma más decidida en lo metodológico4, podemos considerar la presencia/ausencia del pronombre sujeto como una variable sintáctica, tanto en el español actual (excepto quizá en el español del Caribe) como en el de épocas pasadas (incluido el español del Caribe). Sin embargo, el «margen de variación» no comprende todos los usos de pronombres explícitos y nulos en función de sujeto, esto es, existen usos obligatorios del pronombre y usos obligatorios de Ø, a causa de diferentes motivos de índole pragmática o de configuración sintáctica (Gutiérrez Maté 2008), siendo estos condicionamientos sintácticos los que los generativistas han elevado a menudo a objeto central de estudio. Si consideramos, no obstante, que existe un verdadero margen de variación más allá de los usos obligatorios (que deben apartarse, por definición, de todo análisis variacionista), podemos emprender un análisis cuantitativo que vincula con la variable objeto de estudio una serie de variables o grupos de factores explicativos. Así, obtenemos los siguientes datos, presentados ya en trabajos anteriores5, donde tomamos la forma nula del pronombre como «valor de aplicación»:

persona gramatical frecuencia de aparición probabilidad general (Input) 1ª persona (frente a YO) 84 % 0.94 3ª persona (frente a SN, ÉSTE y ÉL) 86,6 % —

Observamos que la frecuencia de aparición de Ø es muy semejante para las dos personas

gramaticales, habiendo sido realizados ambos cómputos tras la codificación de un número semejante de ítems (en torno a 250) y sobre la base de textos producidos en las mismas fechas (últimas décadas del XVII ). La tercera persona es, no obstante, la que más nos interesa aquí. Para su estudio tomé una muestra de textos deliberadamente heterogénea en cuanto a su tipología

4 Véase la crítica de María Selig (2008: 67-86, en especial, 74, n.8) a la adopción, frecuente entre lingüistas, de solo uno de los

modelos que se ocupan del estudio de la variación —el modelo variacionista, de base laboviana, centrado en el estudio de las variables, y el modelo variacional, de base en gran medida coseriana y muy presente en la Romanística alemana actual, centrado en el estudio de las variedades— y sus propuestas para combinar ambos en la explicación lingüística.

5 Los datos sobre la primera persona están tomados de un trabajo en el que trato de explicar la aplicación de GoldVarb a la investigación lingüística diacrónica (Gutiérrez Maté 2009). Los referidos a la tercera persona provienen de una conferencia inédita presentada en el marco de los Linguistische Kolloquien del Institut für Romanische Philologie de Múnich en noviembre de 2008 con el título de «Formas de expresión del sujeto de 3ª persona en documentos caribeños de los siglos XVII y XVIII ». La relativa escasez de datos en este último trabajo impidió que la labor de cuantificación culminara en un cálculo probabilístico que sí pudo hacerse para el estudio de la primera persona (dónde simplemente se oponía Ø al pronombre yo). En el caso de la tercera persona gramatical era necesario considerar una variable dependiente con más de dos variantes, dado que no sólo los pronombres personales explícitos y los pronombres nulos, sino también a veces los pronombres demostrativos e incluso los sintagmas nominales que establecen relaciones indexicales (Barra Jover 2008: 127; Selig 2008: 68), a menudo encabezados en estos textos por el presentador (el) dicho, pueden ser sustituibles unos por otros sin que ello afecte a las relaciones sintácticas de la oración o al significado vericondicional de la proposición, con lo que se constituye, a mi jucio (seguramente no compartido por muchos), una variable sintáctica.

72

discursiva, pragmática y diplomática6, pues también el tipo de texto era una de las variables independientes consideradas (14 en total). Entre estas hubo dos que, junto con otras como la animación, el número o la continuidad de tópico, ofrecieron diferencias significativas y que, más importante aún, me pusieron sobre la pista de la cadena referencial de la que me ocupo más adelante7: 2.1. El tipo de oración

Las subordinadas desfavorecen el uso del pronombre nulo, tal como se ha observado en otros estudios históricos sobre la variable sujeto, tanto en la transición del ancien français al francés medio (Dufter 2008) como en el español tardomedieval (Dufter 2010); sin embargo, lo interesante de mis datos es que sólo parecen hacerlo cuando el sujeto no es correferente con ningún elemento de la principal, en cualquiera de sus funciones sintácticas (han de contrastarse, claro está, las frecuencias para cada grupo de factores con las frecuencias globales, procedimiento básico de todo análisis de estadística inferencial, que por relativa escasez de datos, no ha podido culminar en un análisis probabilístico)8. Hasta cierto punto, pero sólo hasta cierto punto, la constatación empírica de este hecho lingüístico puede estar en consonancia con las reglas sintácticas que presentan los generativistas (véase más abajo):

SN ÉL ÉSTE Ø subordinada correferente

% 0,8 7,6 0,8 90,7 Σ 1 9 1 107

subordinada no-correfer.

% 29,2 4,2 0,0 66,7 Σ 7 1 0 16

frecuencias globales

% 8,1 7,2 1,4 83,3 Σ 17 15 3 174

2.2. El discurso reproducido

El empleo del EI –y la consiguiente dependencia de un verbo de dicción– desfavorece también en términos generales el pronombre nulo de tercera persona.

SN ÉL ÉSTE Ø discurso no reproducido

% 7,5 3,8 1,9 86,9 Σ 12 6 3 139

x dijo que x/y...

% 14,7 23,5 0 61,8 Σ 5 8 0 21

frecuencias globales

% 8,1 7,2 1,4 83,3 Σ 17 15 3 174

6 El corpus estaba constituido por fragmentos de los autos contra Francisco de Manzaneda [Santo Domingo 1700], concretamente la

declaración del soldado Lucas García y una notificación del escribano, y por fragmentos de los autos contra Luis de Vargas [Santo Domingo 1666]: la declaración del alcaide Francisco Cardoso, el auto de embargo redactado por el escribano y diez cartas copiadas en el interior de los autos que representan la correspondencia privada y secreta entre el reo Luis de Vargas y el oidor de Santo Domingo Andrés Martínez de Amileta, así como, por último, una carta más «oficial» de este último personaje al rey cuando algunos años antes empezaba a ejercer su cargo en la ciudad [Santo Domingo 1658].

7 En busca de mayor claridad expositiva y centralización del objeto de estudio, no incluyo los datos para todos los factores de cada «grupo de factores» o variable explicativa, pero cabe apuntar que dentro de la variable «tipo de oración» se incluían también valores para las oraciones principales y las coordinadas y que dentro del «discurso reproducido» también tenía cabida el factor «enunciado reproducido en ED».

8 Para la argumentación que sigo en este trabajo opongo en todo momento el uso elidido del sujeto frente a la forma expresa, sea pronominal o léxica, si bien en las tablas he separado esta última solución en las tres variantes (SN, pronombre personal, pronombre demostrativo). Pueden sumarse los valores numéricos de estas tres variantes y los datos siguen siendo igualmente significativos.

73

Teniendo presente el interés de los datos obtenidos hasta aquí, se procedió a cruzar las dos variables explicativas indicadas y observar detenidamente los ejemplos que habían sido codificados como ítems buscando en cada caso el referente de los sujetos de las subordinadas dependientes de verbo de dicción; quedó claro entonces que muy a menudo en los textos de esta zona y época los sujetos expresos son correferentes con el sujeto de la oración principal. Cierto es que hallazgos como este podrían inducir a poner en tela de juicio la validez del método variacionista, que trata de constatar empíricamente cómo un determinado factor favorece o desfavorece una de las variantes objeto de estudio, para la explicación de la distribución de usos del pronombre expreso o nulo, dado que parece que una lectura cuidadosa por parte del filólogo/lingüista descubre muchas tendencias en la supuesta variable sintáctica y acota peligrosamente el margen de variación, pero también es cierto que estos aspectos condicionantes salen a la luz a menudo sólo después de un pormenorizado análisis cuantitativo que contempla un conjunto interrelacionado de variables9.

3. PRONOMBRES EXPLÍCITOS Y CORREFERENCIA (/PRONOMBRES NULOS Y NO CORREFERENCIA)

Consideremos brevemente los siguientes ejemplos con pronombres explícitos de tercera persona, de los que cabría esperar que pudieran haberse omitido, en oraciones subordinadas dependientes, mediata o inmediatamente, de verbos de dicción10:

1 aviéndose despedido el confesantej, pasó a la cassa del señor provisori, lei halló y habló, el cuali, Øj preguntándolei qué motibos Øi avía tenido, Øi dixo que éli no lo decía, que dos Saçerdotes lei avían jurado que se lo avían oído a otro religioso [Cartagena 1694, fs. 42v-43r]

2 y lei dijo que, en passando por donde los pondrían, a dicho Águilaj lej quitazen la espada y lej diesen de palos

sin darlej en la caveza y entonzes el declarantei dixo que éli no podia hazer esso, que Øj era blanco y Øj loi podía matar [Cartagena 1709, f. 8v]

3 y en conformidad d’esto les dixo otras muchas raçones, a todo lo cual [los soldadosi] no quisieron asentir ni

recivir la zédula para verla, disiendo a.- que ellosi creían que la zédula lo diría así, pues su merced lo desía b.- mas que ellosi no se podían sustentar ni era posible y que más Øi querían servir de valde [Santo Domingo

1662, f. 10v] 4 a que el dicho señor oidori procuró sosegarlos y aquietarlos, disiéndoles que antes Øi se haría pedassos que

tal consintiesse, Øi reprehendiéndoles la acción y ofreciéndoles que si querían dineros que éli se los daría los que ubiesen menester y que el que quisiese borrar la plaça, diese memorial, que su mercedi lo consiguiría [Santo Domingo, 1662, f. 38v]

5 otras [dificultades] se asoman por varias especies de los mismos negrosi, que, si se verifican, haré a Vuestra

Señoría presentes a su tiempo, porque ya Øi han preguntado quién trabajaba los bojíos, quién losi mantiene si ellosi concurren al trabajo [Santo Domingo 1790, f. 2r]

9 En realidad considero que este método de análisis puede llevar a conclusiones muy satisfactorias, sin olvidar por ello la labor del

lingüista para establecer las variables y, sobre todo, interpretar los datos. Por otra parte, la exigencia del lingüista/filólogo cuando se manejan pocos datos ha de ser mayor para superar las posibles contradicciones surgidas de estos análisis.

10 En ellos y en los que siguen a lo largo del trabajo recojo sólo fragmentos de las presentaciones críticas que realizo según los criterios CHARTA 2009, donde la acentuación y puntuación están modernizadas para resolver, al menos en parte, una lectura no siempre fácil sin conocer en profundidad cada texto; elimino la marca de cambio de línea para no interrumpir la lectura y añado subíndices, también en los pronombres nulos.

74

En ellos podemos ver alguno de los valores de desambiguación, énfásis o contraste que suelen señalar los gramáticos al ocuparse del sujeto explícito (podríamos, aunque no me detendré en ello, identificar los diferentes usos pronominales diferenciativos, contrastivos o convergentes, en línea con el detallado estudio de Rosengren 1974: 69-128). En (1) se oponen claramente dos voces, de modo que una persona atribuye a otras la autoría de determinadas palabras (‘no es él quien lo dijo, sino los otros’); en (2), inserto en la declaración del negro Juan Manuel, la expresión del pronombre estaría quizá justificada porque activa el aparato inferencial que guía a la consideración de ciertas características de su persona (su color de piel, y todo lo que ello conlleva), opuestas a las de la otra persona aludida, que sí están explícitas poco después; en (3) se establece una corroboración o paralelismo entre la creencia de los soldados y la información que da el oidor; en (4) se pone de relieve el hecho de que es el oidor y sólo él quien ha de llevar a cabo cierta acción; por último, en (5) la oposición se da entre las personas por quienes se pregunta y los que plantean la pregunta. Incluso en algunos de estos casos puede verse una relación más abstracta derivada de la expresión del pronombre, como indicación de una actitud de distancia por parte del locutor con respecto a otras personas aludidas, en cierto sentido como marca de alteridad, marcando distancia psicológica o una distinta concepción del mundo.

Asimismo, en estos ejemplos se observan diferentes estructuras, de modo que el pronombre puede aparecer en subordinadas dependientes de verbos finitos o de infinitivos y gerundios, en oraciones dependientes directamente de la principal o de una subordinada de la principal (pero casi siempre, es importante anotarlo, en un dominio sintáctico dependiente del verbo de dicción que comprende a su vez varias cláusulas), etc. Los actos de habla representados por el verbo de dicción también varían en sus valores dentro de la aserción (constatación, réplica, etc.) o la pregunta (más o menos impositiva) o se orientan incluso hacia lo comisivo (1); en ocasiones, ni siquiera estamos ante un verbo prototípico de dicción (4). Por otra parte, tenemos también pronombres nulos, como en 3b o el primer caso de 4, que son correferentes con el sujeto de la principal. Pero en la visión global que me interesa ahora llama la atención, y mucho, el frecuente uso del pronombre sujeto en estos contextos (incluso un ejemplo como (2), con la correspondiente asignación de referentes al pronombre explícito y nulo, no pasa fácilmente desapercibido).

Podríamos señalar en este punto de la exposición que el contraste, como categoría amplia que tiene su campo de actuación en la progresión del discurso (Gutiérrez Maté 2008) y que puede favorecer en cualquier caso la expresión del sujeto, parece casi exigirla cuando tiene lugar en el ámbito del discurso reproducido y, formalmente, en una oración dependiente de un verbo de dicción. En (6) el contraste se establece con respecto a la inferencia de la proposición anterior, que la expresión del pronombre cancela automáticamente (‘estaban de acuerdo con todas las peticiones’ → ‘estaban de acuerdo con el nuevo establecimiento propuesto’ / pero ‘prefieren establecerse en otro sitio’); en (7) es precisamente un pronombre expreso (él) el responsable de activar la inferencia (‘él era hijo de familia’→ ‘ella no’), que es cancelada a continuación por la expresión del pronombre ella (la conveniencia de emplear el pronombre en este caso viene manifestada además por el hecho de que debió introducirse como corrección en revisiones posteriores del manuscrito):

6 [a los negros del Manieli] lesi manifesté mi comisión, ponderándolesi en el mejor modo la benignidad del rey

conocida en el indulto y gracias que lesi dispensaba e hize presente, cuyos sólidos motivos Øi devían empeñarlos en el más obediente reconocimiento para subordinarse a sus soberanas disposisiones, etcétera, a

75

que Øi me contestaron que a todo Øi estaban consen[t]idos, pero que ellosi se interesaban en que se hiciese su establecimiento en las Aoñamas [Santo Domingo 1790, fs. 1r-1v]

7 preguntada qué capa y sombrero llebava el dicho don Josef el día martes cuando dize le habló y sucedió lo

que lleua declarado, dijo que una capa blanca y sombrero blanco y que en esta ocación fue el susodicho solo y que, después de subcedido lo referido el juebes próximo pasado, bino un religioso de Santo Domingo llamado el Padre Núñez y le dijo de parte del dicho don Josef que no se podía casar con esta declarante, porque él era cavallero e hijo de familia, a que le respondió que también [interlineado ella] era hija de familia [Santa Fe 1669, fs. 9v-10r]11

Para que la expresión del pronombre quedara justificada en cada caso tendría de hecho que

aparecer en contextos que verdaderamente suponen un «contraste inducido», que «puede quedar circunscripto sólo al término acentuado o puede entenderse de un modo más amplio, incluyendo a otros componentes de la cláusula» (Luján 1999). Sin embargo, no parece ser ese el caso en muchos ejemplos –añádase ahora (8)– en los que no hay un verdadero contraste de acciones, sino sólo una sucesión (ni siquiera hablaríamos de oposición) de acciones con diferentes participantes; pero, insisto, creo que la expresión del pronombre en estos contextos se convierte en rutina sólo cuando se trata de discurso reproducido.

8 y es de adbertir que dice el dicho Manuel ararái que cuando eli llegó callaron, resultando, si fuera así, otra prueba mas en mi justificaçion [Cartagena 1694, f. 74r]

Tenemos que añadir una idea importante a lo comentado hasta aquí. Es notable que en

todos los casos discutidos como posibles usos contrastivos, que tienen lugar en un entorno enunciativo dependiente de verbo de dicción, la expresión del pronombre se produce cuando el participante principal de la acción referida coincide con quien la refiere o, en términos gramaticales, por lo general, cuando el sujeto de la subordinada correfiere con el de la principal. Así, en el ejemplo anterior tenemos dice que cuando él llegó, callaron y no dice que cuando llegó, ellos callaron.

Observemos en más ejemplos la productividad de esta estructura para la relación de correferencia. La tendencia se cumple casi sistemáticamente en muchos textos del Caribe, especialmente en los dominicanos. Así ocurre en la siguiente notificación, inserta en unos autos judiciales, que presento dividida en varias partes, en la que el escribano narra el encuentro que tuvieron otros cargos de la ciudad de Santo Domingo y él mismo con el acusado cuando le comunicaron personalmente el estado del proceso judicial iniciado:

9.1 [margen Notificazión] En la Ciudad de Santo Domingo, dicho día mes y año arriba dicho, yo el notario fui

en Compañía de Luis Mosquera Montiel, promotor fiscal d’este Arçobispado, y de Gaspar Álbarez de Bobadilla, ministro de vara d’este jusgado eclesiástico, a las casas reales donde vive el señor pressidente don Seuerino de Manzaneda y Salinas, cavallero del orden de Santiago, governador, y capitán general d’esta Isla, y que assí mismo assiste don Francisco de Manzaneda, clérigo presbítero domiciliario del obispado de La Habana, y donde al presente se halla presso, para efecto de notificarle el auto antescedente; y aviéndole hecho saver su contenido a dicho don Francisco de Manzanedai en presensia de dicho pressidente, a quien se le pidió antes licencia con todo acatamiento, y aviéndolo oido, dixo

a.- que Øi obedecía dicho auto en todo y por todo, b.- y que si éli avía celebrado, avía sido por que, aunque se le mandó por el señor provisor y

governador el que Øi fuesse presso a dichas cassas reales no se le dijo que no Øi celebrara el sacrificio de la missa

11 Naturalmente, no se puede adscribir Santa Fe al dominio geográfico o lingüístico caribeños, pero también me interesa llamar la

atención sobre la posibilidad de aparición de este tipo de casos en otras zonas de América, lo cual no interrumpe el argumento seguido aquí para el español del Caribe.

76

9.2 y aviéndole dado un recaudo a dicho señor pressidente del señor provisor con toda cortesía sobre el irle a notificar dicho auto a dicho don Francisco dijo dicho señor pressidentei

a.- que éli no se metía en esso b.- y que éli no era portero para tenerle presso a dicho don Francisco,

9.3 a que yo el presente notario repliqué que si el señor provisor le avía mandado a Su Señoría el Recaudo, era

en atención a que Su Señoría se lo avía mandado a dicho señor Prouisor, en orden a que tendría a dicho don Francisco en su cassa por presso, a que respondió Su Señoríai

- que éli no avía imbiado tal recaudo, 9.4 y, diciéndole el ayudante Diego Fernández lo avía llevado de parte de Su Señoría, mandó entonces llamar

a dicho ayudante y le dijo [Su Señoría/el señor presidentei] - que si éli avía dado tal recaudo

9.5 y le satisfiço dicho ayudantei diciendo - que él lo avía dado de oficio por la orden que tenía de Su Señoría, 9.6 a que se enojó el señor pressidentei y mandó a dicho ayudantej fuesse a cassa de dicho señor prouisor para

que Øj reconociesse - que éli no avía mandado dicho recaudo; y esto con palabras alteradas y entre ellas fue decir «el señor prouisor puede estudiar, que, en acabando la pesquisa en que me hallo, nos entenderemos» y con esto nos despedimos y de mandato de su merced dicho señor prouisor y governador lo pongo por diligensia. Antonio Adame de Inojosa, notario público. [Santo Domingo 1700, fs. 9r-9v]

Con excepción de (9.1.a), en todos los demás casos se explicita el pronombre cuando es

correferente con el sujeto del verbo de dicción. Los pronombres nulos en (9.1.b) ya no entran en el dominio del verbo de dicción, sino de verbos suasivos o de mandato que se construyen con una oración subordinada (en este caso de verbo finito) y un objeto semánticamente sujeto de la subordinada, una relación sintáctica que dificulta enormemente en español la expresión del sujeto (el verbo en estos casos puede ser también decir, pero su sintaxis –y, naturalmente, la carga ilocutiva que porta– es la de cualquier otro verbo de mandato). El ejemplo de (9.6) no contradice la hipótesis que venimos planteando, por no tratarse de un verbo de dicción: si acaso señalaría que el pronombre sujeto de la subordinada puede expresarse ocasionalmente incluso cuando no hay correferencia con el de la principal, aunque sí con el elemento que domina todo el período oracional anterior y que discursivamente es el elemento responsable del punto de vista que prevalece en el discurso reproducido de este fragmento.

Estos tipos de textos, muy presentes en autos judiciales, tales como notificaciones, informaciones sobre traslados del reo, embargos de bienes, etc., aunque injustamente desaten-didos por los historiadores de la lengua, me parecen a menudo tan interesantes como las declaraciones de testigos, no sólo porque, como en el ejemplo, se puedan también reproducir conversaciones, sino sobre todo porque en ellos el escribano, a quien, dada su formación generalmente práctica y elemental (cf., entre otros, Herzog 1996: 33-37), debemos considerar en cierto sentido un «semiculto»12, puede no seguir un modelo tan fijo como el empleado en (algunas partes de) las declaraciones. En el comienzo de éstas, por ejemplo, se presenta muchas veces un SN sujeto en la completiva dependiente de la forma verbal dijo, que conforma la misma cadena referencial que el pronombre personal en los ejemplos anteriores (correferencia del sujeto de la principal y de la subordinada), la cual podríamos quizá entender como resultado de

12 Esta idea la hemos defendido también en Gutiérrez Maté & Fernández Bernaldo de Quirós (en prep.)

77

la distancia comunicativa de estas partes de los textos o como correlato más «escritural» de las estructuras pronominales que hemos venido observando: así, el inicio de las declaraciones tiene a menudo una estructura formular del tipo: «...preguntado este declarante sobre x, dijo (este declarante) que este declarante...», donde el sujeto de la completiva tiende a expresarse (y el del verbo de dicción se omite sistemáticamente):

10 prometió dezir verdad en lo que le fuese preguntado y, siéndolo al tenor de la zita de la declaración del

alférez don Josef del Águila: dixo que el día catorze del corriente por la mañana salió el declarante de su cassa para la de don Josef del Águila a efecto de verle [Cartagena 1709, fs. 4v-5r]

Podemos ir un paso más allá en nuestro análisis y tratar de observar el comportamiento de

la «variable» sujeto cuando el verbo de la subordinada consiste en una forma verbal cuya desinencia es homófona para la 1ª y 3ª persona del singular: en estos casos no parece haber, como vemos en (11), margen para la ambigüedad en la asignación de referentes, aún cuando tanto la primera como la tercera persona habrían sido sujetos potenciales. Téngase presente que estamos añadiendo una nueva dimensión a nuestro estudio, aunque ya anticipada: un hablante reproduce en estilo indirecto alguna conversación en la que tomó parte. La distinción básica entre locutor y enunciadores de la teoría de la polifonía lingüística puede ser explicativa aquí: cuando el sujeto se refiere a un mismo enunciador, sintácticamente sujeto de la principal, la tendencia es que aparezca el pronombre él; por contra, cuando el propio locutor se incorpora en la narración, convirtiéndose en un «locutor/enunciador» (Portolés 2009), como sujeto de la oración subordinada, la variante de sujeto escogida es la forma nula y nunca el pronombre explícito (yo). Así, en el siguiente pasaje de una carta del oidor Martínez de Amileta al rey, donde cuenta los enfrentamientos con otros cargos públicos de la Isla cuando asumió el cargo:

11 a que Øj respondió que qué dilaciones y enredos quería Ø (=yo)i ya en esto meter, que si Øi avía de decir

más verdad que un governador y lo que refiere la cédula, a que respondí «a mí me toca hazer lo que Su Magestad me manda» y sin aver precedido más palabras que las que refiero a Vuestra Magestad prorrumpió en tanta cólera sin más fundamento, Øj diciendo que Øi era vn bachiller ablador y que Øi mirase qué Øi hablaba con don Félix de Cúñiga [Santo Domingo 1656, 1r]

La tendencia a la omisión del sujeto es aún más clara cuando éste no corresponde a dicho

locutor/enunciador (el responsable aquí del pv013) sino a otro enunciador presente en el texto. En

otros términos, cuando por el contexto precedente tendríamos dos o más sujetos potenciales (y no coincidentes, como en el caso anterior, con la primera persona) no se produce, sin embargo, confusión alguna gracias a que el pronombre nulo en la subordinada parece guiar la interpretación hacia un referente distinto del sujeto de la principal:

12 y entonzes se lebantó el declarantei maltratado diziendo a dicho señor Teniente Generalj que Øj obrava con

el poderío de juez y no como cavallero, lo que executava por ser el declarante servidor del rey [Cartagena 1709, f. 2v]

13 y estando en ella aviendo yntermediado otras comberzaciones le dixo el dicho don francisco al referido don

Josef del Águila Ø le hiziese agasajo de suspender las diligencias que tubiese que hazer [Cartagena 1709, f. 5r]

14 y en la misma ocazión el dicho don Francisco de Verrioi avía salido por el valcón y Øi le avía dicho al

referido Señor theniente Generalj que qué razón tenía Øj para haverlok [a don Josef del Águilak] llamado de su cassa, Øk estando hablando con éli, para executar semejante fechoría [Cartagena 1709, f. 5r]

13 Para una explicación clara y pedagógica de los distintos «puntos de vista» puede verse Gévaudan (2008: 1-10).

78

15 y halló que el caído era el alférez don Josef del Águila, que ya estava en pie, y el señor Teniente General de esta ciudad parado con la espada desnuda y el dicho Alferezi diziendolej que Øj no auia obrado como cavallero sino que lo Øj auia hecho como teniente valiéndose del poderío de justicia pues se auia valido de los negros del rey para agraviarle [Cartagena 1709, 7r]

Si tratamos de resumir lo expuesto hasta aquí a propósito de los ejemplos (1)-(15),

podríamos configurar una regla, con dos subapartados, cuyo estatus teórico/epistemológico queda por definir, pero que más que sintáctica intuyo semántico-discursiva con repercusiones en la sintaxis:

16 a) Xi dijo [que éli + SV] b) Xi dijo [que Øj + SV]14

La regla, por tanto, está planteada en principio para explicar el funcionamiento de la

«variable» sujeto sólo cuando hay dependencia de un verbo de dicción. En (16.a) el pronombre explícito establece una estructura homofónica, mientras que (16.b) determina una estructura polifónica. Sin embargo, hay que advertir que, aunque siempre que se expresa el pronombre él se establece el tipo de relación indicada, ello no garantiza, a tenor de algunas excepciones en los textos, que se explicite en todos los casos de correferencia, de modo que quizá pudiéramos reformular (16.b) como: Xi dijo [que Øj(/i) + SV]. Es de notar también una distinción, que en todo caso considero previa a la determinación de (16.a y b), en función del modo verbal de la subordinada15, pues el subjuntivo, que orienta por lo general la interpretación de la ilocución del verbo de dicción de la principal al ámbito de lo directivo o yusivo, tiene por motivos lógicos un sujeto no correferente con el de la principal, sino con su objeto (expreso u omitido); sin embargo, no parece que el indicativo guíe necesariamente la interpretación correferencial.

Queda patente además, pese a definir relaciones estructurales, la dificultad de expresar (16) por medio del aparato teórico generativista, ya que, aunque la relación entre los sujetos no es difícil de explicar en términos de la teoría del ligamiento ni de expresar por coindización, define un tipo de significado especial para el verbo y presenta unos rasgos específicos de flexión/con-cordancia (probablemente también de tiempo) que se unen a la base verbal, pues sólo podemos postular su funcionamiento con pronombres de tercera persona (no se observa nada parecido, y no creo que se deba solo a su escasa documentación, en estructuras del tipo dije que yo/Ø era... o dijiste que tú/Ø vendrías..., donde los motivos apuntados por los gramáticos tradicionales y 14 Para dar cuenta del frecuente uso del pronombre él en la estructura que interpretamos según (16.a) podríamos tal vez acudir a una

explicación alternativa: que este pronombre no es sino el correlato en EI del pronombre de primera persona yo, de uso general en estos textos en los fragmentos en ED, de modo que al producirse la conversión a EI tendría lugar la adaptación de los pronombres y adverbios al nuevo eje deíctico pero arrastrando las propiedades de éstos en el ED también en lo que a frecuencia de uso se refiere (en un análisis multivariado que realicé en otro trabajo los fragmentos en ED desfavorecían el empleo de Ø en 0.168: —Gutiérrez Maté 2009—). Sin embargo, este yo de uso tan habitual en ED, ligado a ciertos actos de habla, también puede en ocasiones corresponder al Locutor o autor último del texto, por lo que cuando éste transforma dicho enunciado a EI no correspondería emplear él sino mantener yo, lo cual, como hemos visto en (16b), no parece tener lugar. Por otra parte, también es muy habitual en ED el uso explícito de los pronombres tú/vos y sobre todo usted, pero, cuando el destinatario de estos tratamientos pronominales es el Locutor, al transformar a EI no se explicita el pronombre sujeto yo (ejemplo 11). Además en el paso a EI no todos los yo se convierten en él sino a veces en Ø: compárense los dos fragmentos extraídos de [Cartagena 1709], que recrean una misma conversación:

«¿ve vuestra merced cómo todavía no se ha acauado este cuento?» a que respondió dicho don Francisco «vaya vuestra merced, que ba seguro, pues se ha concluido ya mediante estar yo de por medio» [declaración de Fausto de Echarri, f. 5r]

le dijo al dicho don Francisco de Verrio «ve vuestra merced cómo pareze que me quiere inquietar otra vez dicho señor Teniente General?» a que le respondió el dicho don Francisco que vien podía ir con seguridad respecto de Ø estar metido de por medio [declaración de José del Águila, f. 2v]

15 Agradezco esta observación al Prof. Andreas Dufter, así como su discusión de otros aspectos tratados en este trabajo.

79

los factores que los variacionistas destacan como significativos recuperarían su valor explicativo). Además, ya hemos visto en (1)-(5) que la estructura oracional que cae bajo el dominio de decir puede ser más o menos compleja y el pronombre puede aparecer en una oración dependiente mediata o inmediatamente de este verbo.

Llama la atención el que (16a) parece ir en contra de la intuición de la mayoría de hispanohablantes cuando son preguntados por la interpretación del pronombre explícito en oraciones descontextualizadas que responden a este esquema: por lo general atribuyen al pronombre una interpretación «libre» o no ligada (salvo entre hablantes caribeños, en los que, según Morales 1999: 85-86, varía mucho la interpretación). No creo, sin embargo, que se deba colegir directamente que (16a) contradice la propuesta que en el marco del generativismo presentó Montalbetti (1984) para dar cuenta sobre todo de las relaciones anafóricas establecidas cuando el sujeto de la principal está modificado por un cuantificador (Muchos estudiantes creen que ellos son inteligentes), para la cual amplió de manera muy sugestiva el modelo canónico de rección y ligamiento, incorporando una relación de enlace (linking) en la determinación de ciertas cadenas referenciales, que es independiente de la noción de mando-c y que actúa, empleando una distinción característica de los modelos anteriores al minimismo, no en el nivel de estructura superficial sino en el de forma lógica (de lo contrario, sí habrían resultado contradictorios nuestros datos, pues en el nivel de estructura superficial no habría diferencia con respecto al tipo de oraciones que hemos venido analizando en el trabajo). Tampoco creo que contradiga explícitamente las propuestas de Luján (1987) o, desde una perspectiva «posteórica» (Sedano y Bentivoglio 2005: 100), Luján (1999: 1.277-1.315), pues sus ejemplos, aparte de los casos estudiados antes por Montalbetti, no parecen referirse a estructuras con oraciones completivas sino otras del tipo Juan no bebe cuando él conduce. Lo que sí sorprende es el hecho de que, aunque ciertamente oraciones como Juan cree que {él/Ø} es inteligente se han estudiado como casos normales explicables por el parámetro pro-drop –en los que el pronombre expreso «puede» correferir con el sujeto de la principal (Montalbetti 1984: 85)–, la única opción posible que hallamos en nuestros textos sea la interpretación ligada y que además lo haga en conjunción con la regla (16b).

Antes de terminar, apuntaría apenas dos implicaciones de gran interés que pueden derivarse de (16), aunque no se llegan a cumplir con sistematicidad, invitando a reflexionar sobre su posible vigencia no sólo en la época y zona estudiadas aquí sino en otras variedades del español: 1) la regla (16. a) explica que no exista ambigüedad cuando el pronombre él llega a repetirse en la misma oración, recibiendo sin problema referentes distintos cada vez. Abandonando mi corpus documental por una vez, hago mío el precioso ejemplo que Cano Aguilar (1998: 231) extrae de los Documentos lingüísticos de la Nueva España (documento 56, pág. 200) para explicar las funciones de que; aunque debemos ahora reparar en (17.b)16, también (17.a) cumple con lo apuntado en este trabajo:

17 Y el dicho Rodríguezi lej dixo [al dicho testigoj] a.- que ya éli avía pedido al dicho soldadok los dichos tres pesos, y no los Øk quería dar; b.- que éli no se avía de matar con élk

16 Aunque debe quedar claro que no estamos tratando con otras posiciones sintácticas distintas del sujeto, ejemplos anteriores como

(14) podrían parecer contradecir lo visto ahora en (17), por el hecho de que el pronombre término de preposición (con él) está coindizado con el sujeto del verbo de dicción,; antes al contrario, la estructura de la subordinada en (14) es mucho más compleja y, sobre todo, este pronombre no entra en oposición con un pronombre explícito en la posición de sujeto.

80

2) atendiendo a (16a y b) podría dar la impresión de que la lengua no dispone de recursos para expresar, por ejemplo, un énfasis por contraste en la oración subordinada en aquellos casos en que el sujeto no correfiere con el de la principal; sin embargo, observamos que puede ponerse de relieve una relación de contraste, también por medio del pronombre explícito, si éste se da en posición pospuesta (de haber aparecido el pronombre antepuesto la interpretación habría sido probablemente muy diferente; en este punto, Montalbetti (1984: 122-123) señala también la dificultad de que el pronombre explícito pospuesto al verbo correfiera con el sujeto de la principal):

18 y bolviendo el religiosoi muy colérico hacia’l negro encoleriçadoj lej dixo que no tenía la culpa élj sino quien

le consentía a él [Cartagena 1694, f. 28r]

4. CONCLUSIONES Las ideas expuestas aquí tienen su base, y quizá por tanto su aplicación, en documentos colo-niales del Caribe. La selección del corpus se hizo con el propósito específico de obtener alguna respuesta a la pregunta que nos planteábamos al principio sobre las consecuencias de la transposición a estilo indirecto en la variable presencia/ausencia del pronombre sujeto, cuya distribución en la evolución histórica de las hablas caribeñas intento trazar. La regla de (16), como he explicado, es más bien una tendencia presente en estos textos: queda pendiente su adscripción definitiva al dominio de las reglas «idiomáticas» o de las reglas «discursivas» (Koch 2008), así como su localización en el dominio variacional del español.

Hemos comprobado el funcionamiento de la fijación de la relación de correferencia que establece el pronombre él y observado su entorno sintáctico (tiene lugar en un conjunto variado de estructuras, pero siempre en un dominio dependiente de un verbo de dicción). La motivación lingüística de esta fijación sigue sin estar clara (quizá exista una razón última discursiva, en el marco de la polifonía17, y por ello se refleje tan a menudo en este tipo de textos, aunque tampoco ha de sorprender que las oraciones subrodinadas puedan ser, en relación con el proceso de obligatorización de los pronombres sujetos, tan innovadoras como las principales –cf. Dufter 2008–); en todo caso, sería quizá más interesante como próxima tarea atender a las vías de difusión de este cambio lingüístico, teniendo presente en primer lugar su dimensión textual.

Quedaría pendiente, por último, un análisis detallado de los textos peninsulares y de otras zonas americanas con el fin de comprobar o rechazar la validez de dicha tendencia. De ser una cuestión característica o incluso privativa de los textos caribeños, estaríamos ante una de las vías, desde luego no la única, por las que pudo extenderse el uso de los pronombres sujeto, desde los verbos de dicción a los de otras esferas semánticas, quizá verbos de cognición y en general todos aquellos que están en los límites del discurso reproducido («Juan cree que él está enfermo») y representan una polifonía más difusa18.

17 Cabría considerar quizá la conjunción de dos aspectos: por una parte, el discurso reproducido parece ser el marco adecuado para

que surjan relaciones de contraste (así, el dominio de subordinación dependiente del verbo de dicción puede comprender varias cláusulas cuyos sujetos tienen a menudo referentes distintos y presentan acciones opuestas o convergentes, contextos que favorecen el uso del pronombre); por otra parte, el recurso del estilo indirecto se presta de manera prototípica para que el responsable del pv0 sea un enunciador distinto del responsable del pv1 (aunque discutible, puede recordarse la formulación de Gévaudan (2008:5): «Die Vielstimmigkeit der Äuβerung wird ikonisch durch die Matrix-Nebensatz-Struktur abgebildet, wobei der Matrix-Satz für den Standpunkt pv0 und der Nebensatz für den Standpunkt pv1 steht»), por lo que en casos de coincidencia de enunciadores pudiera exigirse algún recurso lingüístico (el pronombre expreso en tanto que opción marcada) que guíe la inferencia contraria.

18 También para una introducción del concepto de polifonía gradual puede resultar de utilidad Gévaudan (2008: 1-10)

81

CORPUS DOCUMENTAL [Cartagena de Indias 1694] Autos criminales contra el mulato Francisco de Vera «por decir [de él] asistió con el

consejo y [por] disposición a sublevación de esclavos». A.G.I., Santa Fe 212 (inédito) [Cartagena de Indias 1709] El alférez José del Águila, vecino de Cartagena, con el teniente general José Fco. de

Madrigal sobre haber sido apaleado por éste. A.G.I., Escribanía 776B (inédito) [Santa Fe 1669] Isidro Gómez de Luna, vecino de Cartagena, con el capitán José Flores de Acuña sobre haber

estupradoy raptado a Hipólita de Luna, hija de aquél. A.G.I., Escribanía 772B (inédito) [Santo Domingo 1658] Carta al rey del oidor de Santo Domingo Andrés Martínez de Amileta, disculpándose por no

poder, a causa de la premura, enviar información sobre la conveniencia de crear una abadía en La Florida y relatando el enfrentamiento verbal que tuvo por este motivo con el conde don Félix de Cúñiga. A.G.I., Santo Domingo 58, R5, N72 (inédito)

[Santo Domingo 1662] El fiscal con Salvador Márquez y Pedro Velázquez, soldados del presidio de Santo Domingo, sobre la participación de éstos en un tumulto. A.G.I., Escribanía 7B (inédito)

[Santo Domingo 1666] Autos contra Luis de Vargas Machuca, antiguo alcalde de Santiago de los Caballeros, por haber escrito al Consejo con firmas supuestas. A.G.I., Escribanía 7B (inédito)

[Santo Domingo 1700] Testimonio de los autos criminales fulminados contra don Francisco de Manzaneda, clérigo presbitero domiciliario del obispado de la Habana, sobre el desacato y resistencia que hizo al provisor y gobernador del arzobispado de Santo Domingo. A.G.I., Santo Domingo 68 (inédito)

[Santo Domingo 1790] Testimonio del expediente formado sobre la reducción de los negros del Maniel de Neiva a vida civil. A.G.I., Santo Domingo 1.102 (inédito)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Barra Jover, Mario. 2008. Tradición discursiva, creación y difusión de innovaciones sintácticas: la cohesión de los

argumentos nominales a partir del siglo XIII, en J. Kabatek (ed.), Sintaxis histórica del español y cambio lingüístico: Nuevas perspectivas desde las tradiciones discursivas, Madrid/Frankfurt Iberoamericana/Vervuert: 127-149.

Bustos Tovar, José Jesús de. 1998. Elementos de progresión del discurso en los textos primitivos, en C. García Turza, F. González Bachiller y J. Mangado Martínez (eds.), Actas del IV Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, t. II, Logroño: Servicio de publicaciones de la Universidad de La Rioja: 429-443.

Bustos Tovar, José Jesús de. 2000. Algunos tipos de diálogo en el español del siglo XVI, J. J. de Bustos Tovar et al (eds.), Lengua. Discurso. Texto. I Simposio Internacional de Análisis del Discurso, vol. II, Madrid, Viso: 1.515-1.530

Cano Aguilar, Rafael. 1998. Presencia de lo oral en lo escrito: la transcripción de las declaraciones en documentos indianos del siglo XVI, en W. Oesterreicher, E. Stoll y A. Wesch (eds.), Competencia escrita, tradiciones discursivas y variedades lingüísticas. Aspectos del español europeo y americano en los siglos XVI y XVI. Tübingen, Gunter Narr: 219-242.

Cano Aguilar, Rafael. 2009. Aspectos discursivos en la historia de los períodos oracionales complejos en castellano medieval. Ponencia presentada en las I Jornadas. Proyecto 18 de la ALFAL "Historia del español de América" (ALFALito) (Valladolid, 21-23 septiembre 2009).

Carrera de la Red, Micaela. 2008. Entre pronombre y conjunción: que como dimensión en textos del español de Colombia de los siglos XVI al XVIII, Actas del XV Congreso Internacional de la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina (Montevideo, 18-21 de agosto 2008).

CHARTA (red de investigación). 2009. Criterios de edición de documentos hispánicos (orígenes-siglo XIX). Inédito. Detges, Ulrich. 2003. Du sujet parlant au sujet grammatical. L´obligatorisation des pronoms sujets en ancien français

dans une perspective pragmatique, Verbum 25: 307-333. Ducrot, Oswald. 1984. El decir y lo dicho. Polifonía de la enunciación. Barcelona, Paidós. Dufter, Andreas. 2008. Subjektausdruck und Subordination bei Villehardouin, en E. Stark, R. Schmidt-Riese y E.

Stoll (eds.), Romanische Syntax im Wandel. Tübingen, Gunter Narr: 285-303. Dufter, Andreas. 2010. Sujetos pronominales y estructura informativa en el español tardomedieval, en A. Dufter, D.

Jacob (coords.), Syntaxe, structure informationelle, et organisation du discours dans les langues romanes (Studia Romanica et Linguistica). Frankfurt, Peter Lang.

Eguren, Luis y Olga Fernández Soriano. 2004. Introducción a una sintaxis minimista. Madrid, Gredos. Gévaudan, Paul. 2008. Das kleine Einmaleins der linguistischen Poliphonie, Philologie im Netz: 43: 1-10.

82

Gutiérrez Maté, Miguel y María Fernández Bernaldo de Quirós. en prep. La discursivización de mira y pues en la documentación judicial hispánica.

Gutiérrez Maté, Miguel. 2008. Análisis multivariado de la presencia/ausencia del yo en documentos coloniales del Caribe, en C. Company y J. Moreno de Alba (eds.), Actas del VII Congreso Internacional de la Asociación de Historia de la Lengua Española (Mérida, Yucatán, México, 4-8 de septiembre de 2006). Madrid, Arco Libros: 1.829-1.850.

Gutiérrez Maté, Miguel. 2009. La aplicación del programa de multivariación GoldVarb en la investigación diacrónica, en L. Romero Aguilera y C. Julià Luna (coords.), Tendencias actuales en la investigación diacrónica de la lengua. Barcelona, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona: 133-146.

Gutiérrez Maté, Miguel. 2010. Génesis de los pronombres sujetos obligatorios del español del Caribe: la hipótesis del contacto afro-hispánico sometida a revisión, AA.VV. (eds.), Ars longa. Diez años de la AJIHLE, t. II. Buenos Aires, Voces del Sur: 387-414.

Herzog, Tamar. 1996. Mediación, archivos y ejercicio. Los escribanos de Quito (siglo XVII). Frankfurt: Klostermann (Studien zur europäischen Rechtsgeschichte 82).

Koch, Peter y Wulf Oesterreicher. 2007. Lengua hablada en la Romania: español, francés, italiano. Madrid, Gredos. Koch, Peter. 2008. Tradiciones discursivas y cambio lingüístico: el ejemplo del tratamiento vuestra merced en

español, en J. Kabatek (ed), Sintaxis histórica del español y cambio lingüístico. Nuevas perspectivas desde las Tradiciones Discursivas. Madrid, Frankfurt, Iberoamericana, Vervuert: 53-88.

Luján, Marta. 1987. Los pronombres implícitos y explícitos del español, Revista Argentina de Lingüística 3,1: 19-54. Luján, Marta. 1999. Expresión y omisión del pronombre personal, en I. Bosque y V. Demonte (dirs.), Gramática

descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe: 1.277-1.315. Maldonado, Concepción. 1999. Discurso directo y discurso indirecto, en I. Bosque y V. Demonte (dirs.), Gramática

descriptiva de la lengua española. Madrid, Espasa Calpe: 3.549-3.595. Montalbetti, Mario M. 1984. After Binding. On the Interpretation of Pronouns. Tesis doctoral. MIT.

<http://dspace.mit.edu/handle/1721.1/15222> (30 enero 2010). Morales, Amparo. 1997. La hipótesis funcional y la aparición de sujeto no nominal: el español de Puerto Rico,

Hispania 80: 153-167. Morales, Amparo. 1999. Anteposición de sujeto en el español del Caribe, en L.A. Ortiz López (ed.), El Caribe

hispánico: perspectivas lingüísticas actuales, Madrid, Frankfurt, Iberoamericana, Vervuert: 77-98. Portolés, José. 2009. Las alternativas a focos en español desde una perspectiva polifónica. Comunicación presentada

en el XXXI Romanistentag «Romanistik Beruf und Berufung» (Bonn 27-09-01-10-2009). Reyes, Graciela. 1993 Los procedimientos de cita: estilo directo y estilo indirecto. Madrid, Arco Libros. Sedano, Mercedes y Paola Bentivoglio. 2003. Sintaxis del español en el continente americano (1977-2002), en

Lingüística Española Actual 25, 1 y 2: 95-114. Selig, Maria. 2008. Geschichte, Variation, Wandel. Sprachwandel und historische Corpora, E. Stark, R. Schmidt-

Riese y E. Stoll (eds.), Romanische Syntax im Wandel. Tübingen, Gunter Narr: 67-86.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 83-88 ISSN 2218-0761

CONSTRUCCIONES CON GERUNDIO NO PERIFRÁSTICO EN TEXTOS DE CÓRDOBA, ARGENTINA, DE LOS SIGLOS XVI Y X VII

NON-PERIPHRASTIC GERUND IN 16TH AND 17TH CENTURIES TEXTS

MARIELA INÉS MASIH

Universidad Nacional de Córdoba, Argentina [email protected]

En esta comunicación analizamos las características sintácticas, semánticas y aspectuales de

las construcciones con gerundio no perifrástico adjunto en textos escritos en Córdoba (Argentina), en los siglos XVI-XVII.

El corpus está compuesto por una serie de 31 cartas de tipo comercial y familiar, de extensión variable, escritas en Córdoba (Argentina) entre los años 1590 y 1678, recopiladas en Masih (2009). Algunos de los textos fueron escritos por personas nacidas en Córdoba; los autores de otros documentos, en cambio, no eran originarios de estas tierras cordobesas. Sin embargo, si se desea conocer la lengua de los primeros años de la existencia de esta ciudad, los textos escritos por nativos que pueden encontrarse son escasos, ya que la lengua de esa época se conformó en base a los saberes lingüísticos de los conquistadores y vecinos fundadores de la ciudad. Además, el hecho de que los autores de las cartas, en muchos casos hayan escrito estos textos después de haber vivido en la ciudad de Córdoba durante muchos años, hace que actualicen en su discurso las formas características de la lengua cordobesa de ese momento.

Entendemos por construcciones con gerundio no perifrástico aquellas secuencias lingüísticas en las que el gerundio no forma parte de una perífrasis verbal, sino que aparece en el contexto oracional cumpliendo distintas funciones sintácticas y roles semánticos:

1. María saludó a sus amigos moviendo la mano. 2. Sirvieron la comida hirviendo. 3. Pedro ganó un trofeo nadando. 4. Doblando a la izquierda está el salón. 5. Habiendo resuelto el problema, Juan se retiró tranquilo. 6. ¿María cocinando? ¡Qué raro! 7. Pedro no conseguirá trabajo en esa área, aun buscando durante meses por todo el país. El gerundio de las construcciones no perifrásticas es un verbo, ya que puede proyectar una

estructura argumental semejante a la de los verbos en forma personal, aunque, desde el punto de vista externo funcione como un adverbio, modificando al verbo o a la oración, y en otras ocasiones, como un adjetivo predicativo, es decir, modificando al verbo y a un sustantivo.

El gerundio no perifrástico tiene gran vitalidad en el español actual, a pesar de que las distintas construcciones de que forma parte, pueden subsumirse en unas pocas clases, especialmente considerando que el gerundio no puede constituir por sí mismo una oración independiente, ya que se trata de un elemento subordinado (excepto en casos excepcionales, como (6) que no consideraremos aquí). A partir de una serie de criterios sintácticos y semánticos, Fernández Lagunilla (1999) propone distinguir dos clases:

84

• los gerundios predicativos

8. Juan vio a su hijo jugando.

• los gerundios adjuntos

9. El gerente consiguió su puesto esforzándose.

En la tabla 1 se esquematizan las características de ambas clases de gerundios:

GERUNDIO ADJUNTO GERUNDIO PREDICATIVO Puede anteponerse al verbo al que modifica sin que implique énfasis: Esforzándose, el gerente consiguió su puesto.

Cuando se antepone al verbo implica énfasis en la expresión. Estudiando, Juan vio a su hijo.

Puede tener un SN en la oración principal al cual se refiere, pero no lo exige. Los idiomas se aprenden practicándolos. / Se aprende practicando.

Exige la presencia de un SN de la oración principal (sujeto u objeto) al cual se refiere como predicado. Juan vio a su hijo estudiando.

No tiene restricciones aspectuales impuestas por el verbo principal. Juan disfruta (viajando por el mundo / siendo profesor / partiendo temprano).

Tiene restricciones aspectuales impuestas por el verbo principal: los gerundios de verbos estativos y de algunos logros (del tipo de encontrar) no pueden ser predicativos. Juan vio a su hijo (estudiando / *siendo profesor / *encontrando trabajo).

Puede ir acompañado de determinaciones aspectuales télicas y atélicas, independientemente del verbo principal. Juan se ejercita caminando (durante una hora / dos kilómetros en una hora).

No admite determinaciones télicas y atélicas, sino solo una de ellas. Juan vio a su hijo estudiando (durante 15 minutos / *en una hora).

La negación del verbo principal no implica necesariamente la negación del gerundio. Juan no disfrutó oyendo el concierto.

La negación del verbo principal implica la negación del gerundio. Juan no vio a su hijo estudiando.

Posee un mayor número de valores semánticos: modo, tiempo, causa, condición, consecuencia. Los deportes se aprenden practicando diariamente. Conseguirá ese puesto adulando al jefe.

Actualiza los valores semánticos de modo y tiempo, o bien adopta un matiz de descripción o explicación. Salió dando un portazo. Vio a su hijo jugando al fútbol. Tiene un amigo estudiando en Buenos Aires.

Se subdivide en externo (o extraoracional) e interno (o intraoracional). Juan se entretiene mirando películas (interno modal), compartiendo su casa con amigos (externo temporal).

Se subdivide en modificador del sujeto (GPS) y en modificador del objeto (GPO). Salió dando un portazo. (GPS) Tiene un amigo estudiando en Buenos Aires. (GPO)1

Tabla 1. Características de los gerundios adjuntos y predicativos

La clase de gerundio adjunto incluye a los gerundios modificadores de verbo que aparecen como complementos circunstanciales no seleccionados por el verbo de la oración principal, y a los gerundios modificadores de oración.

En el corpus que analizamos aparecen 16 construcciones con gerundios adjuntos.

1 De los Mozos (1973:52) plantea la dificultad de establecer una línea clara que delimite el campo del gerundio adjunto interno y el

gerundio predicativo, a partir de su función como ablativo (en relación con el verbo principal) o como nominativo (en relación con el sujeto o el objeto directo), considerando que la presencia/ausencia del SN (sujeto u objeto directo) de la oración principal, al cual se refiere el gerundio, no es un criterio suficiente para señalar esta diferencia. Podemos recurrir a fenómenos sintácticos que ayudan a establecer esta distinción, como, por ejemplo el hecho de que el gerundio adjunto interno o interno modal puede coordinarse con un adverbio de modo (Juan consiguió su puesto honradamente y esforzándose) en oposición al gerundio predicativo que admite la coordinación con un adjetivo (Juan descubrió a su hijo tranquilo y durmiendo).

85

La naturaleza verbal del gerundio se manifiesta sintácticamente en la posibilidad de proyectar una estructura sintáctica semejante a la del verbo conjugado: puede llevar sujeto explícito y estar acompañado por complementos y modificadores. Las construcciones presentes en el corpus presentan variedad de estructura sintáctica, con rasgos comunes:

• si el sujeto está explícito, va pospuesto al gerundio; • si aparece un modificador de negación (adverbio de negación) éste se ubica antepuesto al gerundio; • el complemento directo se encuentra siempre pospuesto al gerundio. En la mayoría de los ejemplos aparecen

complementos directos SSNN, pero en algunos casos son pronombres enclíticos al gerundio, y en uno, una oración completiva;

• cuando en la construcción del gerundio aparece el sujeto explícito y un modificador no seleccionado, el sujeto ocupa la posición más periférica, hacia la derecha de la oración.

Analizamos a continuación estas construcciones:

• Con sujeto explícito, pospuesto, sin otro complemento o modificador del gerundio:

10. (querendo Xpo Jhu) saldra el ganado a camino sin falta ninguna (I,9,2,124)2

• Con sujeto explícito, pospuesto, y un modificador temporal, con valor aspectual télico:

11. despues de llegado miguel catalan (entrando en ello Salinas) tomamos consejo (I,9,2,122) En este caso es de destacar el hecho de que el sujeto se ubica en la posición más periférica

de la construcción, hacia la derecha, en oposición a lo que sucede en las oraciones con verbo personal, en las cuales el sujeto se antepone al verbo.

• Con sujeto explícito, pospuesto, y complemento directo (SN). En estos casos, el sujeto ocupa la posición más cercana al gerundio: 12. no a osado navio passar aca ogaño y (temiendo yo estos peligros) me determine a embiar el ganado al piru

(I,9,2,122)

• Con sujeto explícito (intercalado entre el auxiliar y el participio que conforman el gerundio compuesto), complemento directo (SN) y modificador de negación, antepuesto al gerundio: 13. (no aviendo Vm acavado sus carretas), podra Vmd enbiarme las mias (I,27,10,181)

• Con complemento directo encontramos distintas construcciones:

a) SN desnudo: 14. se haze muy buena hazienda (llebando Reales) (I,9,2,146)

b) SN con determinante

15. por que (aziendo esta limosna) confyo en dios me dara buen biaje (I,49,1,258) 16. y (allando alguna razon) avisare a Vmd (I,106,6,123)

2 Los documentos se citan indicando en número romano la Escribanía y siguen, en número árabigo: legajo, expediente y folio, de

acuerdo a la nomenclatura de los originales que se conservan en el Arhcivo Histórico de Córdoba (Argentina).

86

c) pronombre personal clítico átono, enclítico al gerundio:

17. esto se entende no allando venta junta qe (allandola) en tal caso la han de vender junto (I,9,2,124)

d) oración completiva:

18. (viendo que no se podia hazer lienço) quizo hazer Reales (I,9,2,146)

• Con complemento directo (SN) y un modificador de negación antepuesto al gerundio:

19. y esto se entende (no allando venta junta) (I,9,2,124)

Los gerundios adjuntos poseen valores semánticos diversos: modal, temporal, causal, concesivo, condicional, etc., que se revelan a través de la paráfrasis con perífrasis de relativo o subordinada adverbial. La identificación de estos valores, no siempre resulta sencilla, ya que en algunos casos, en un mismo gerundio concurren varios significados. Se elige o se impone uno de esos valores en función de razones sintácticas y semántico-pragmáticas (aspecto verbal, presencia de complementos adverbiales y preposicionales, pausa entonacional).

• Con valor condicional, expresa una condición de cuyo cumplimiento depende lo enunciado

en la oración principal:

20. a. (querendo Xpo Jhu) saldra el ganado a camino sin falta ninguna

a’. (Si quiere Xpo Jhu) saldra el ganado a camino sin falta ninguna En ocasiones, a este valor condicional se agrega un valor modal como puede apreciarse en (21a”):

21. a. se haze muy buena hazienda (llebando Reales)

a’. se haze muy buena hazienda (si llevan Reales)

a”. Como se hace una buena hacienda es llevando Reales

• Con valor causal expresa un evento o circunstancia reconocida como la causa del evento de la oración principal:

22. a. no a osado navio passar aca ogaño y (temiendo yo estos peligros) me determine a embiar el

ganado al piru

a’. no a osado navio passar aca ogaño y (porque temía yo estos peligros) me determine a enviar el ganado al piru

• • Con valor temporal, señala simultaneidad total o parcial entre la acción que expresa el

gerundio y la de la principal:

23. a. despues de llegado miguel catalan (entrando en ello Salinas) tomamos consejo

a’. despues de llegado miguel catalan (cuando entró Salinas) tomamos consejo a”. despues de llegado miguel catalan (mientras entraba Salinas) tomamos consejo

Es posible encontrar coexistencia de valor condicional y temporal:

24. a. y (allando alguna razon) avisare a Vmd

87

a’. y (si hallo alguna razón) avisare a Vmd

a”. y (cuando halle alguna razón) avisare a Vmd Entre las construcciones de gerundio con valor temporal merece especial atención la

compuesta por en + gerundio, abundante en el corpus que nos ocupa y que actualmente está en desuso en la zona rioplatense, aunque conserva vitalidad en otras regiones hispanohablantes3. Aparece con verbos delimitados, y expresa una noción temporal de anterioridad inmediata4. En estos casos el gerundio puede estar solo (25), con complemento directo y complemento de modo (26) o con un complemento locativo que expresa la meta (27):

25. (en llegando) luego saldra sen falta ninguna (I,27,10,180)

26. (en leyendola con todo secreto), haga la diligencia a la propia ora que esta resibiere (I,79,5,5)

27. (en viniendo a la ciudad) le ejecutare (I,106,6,124)

Bello (1847) señala que esta noción de inmediatez suele estar reforzada por la presencia de una frase con que + una forma conjugada del mismo verbo. En nuestro corpus encontramos un ejemplo de este uso, con la variante de que el verbo empleado no es el mismo, sino otro, de la misma clase semántica, la de los verbos de movimiento:

28. (en biniendo qe buelvan de potossy) domingo garçia y Andres de espinal nos hiremos domingo garçia e yo a

ver con v Mrd (I,9,2,124) El último ejemplo que nos interesa destacar respecto de en+gerundio es aquel en el cual

coexisten el valor temporal y el condicional (29 a). En este caso, resulta muy difícil señalar cuál es el valor que predomina, pues admite tanto la paráfrasis con adverbial temporal, como con condicional (29 a’ y a”):

29. a. (en faltando) negoceare por aqua (I,27,10,181)

a´. cuando falte negociaré por acá

a”. si falta negociaré por acá

Respecto del verbo principal del cual depende el gerundio adjunto, en el corpus

encontramos predominancia de verbos transitivos (30a, b, c), y solo dos casos de intransitivos que pertenecen a la subclase de los inergativos (31a, b):

30. a. se haze muy buena hazienda (llebando Reales) (I,9,2,146)

b. qe (allandola) en tal caso la han de vender junto (I,9,2,124) c. (no aviendo Vm acavado sus carretas), podra Vmd enbiarme las mias (I,27,10,181) 31. a. (querendo Xpo Jhu) saldra el ganado a camino sin falta ninguna (I,9,2,124)

b. por que (aziendo esta limosna) confyo en dios me dara buen biaje (I,49,1,258)

3 Cfr. CREA (Corpus de Referencia del Español Actual). 4 A pesar de que De los Mozos (1973) señala como valor básico de la construcción en+gerundio el de puntualidad y no el de

anterioridad.

88

Algunas de las conclusiones que sugiere este estudio son:

• El uso del gerundio no perifrástico, adjunto, presenta gran vitalidad en los siglos XVI-XVII en Córdoba.

• Refleja una multiplicidad de valores semánticos que incluye la expresión de la condicionalidad, el modo, la causa y la temporalidad y, en algunos casos, la combinación de dos de estos valores.

• Participa de diferentes construcciones, a pesar de las restricciones sintácticas y aspectuales que pueden señalarse. Admite posposición del sujeto e intercalación del mismo entre el auxiliar y el participio en la construcción compuesta. Puede aparecer solo, sin complementos, con complemento temporal o puede estar acompañado por complemento directo SN (desnudo o con determinante), pronombre personal enclítico u oración completiva. En la mayor parte de los ejemplos registrados el gerundio está acompañado de complementos; solo tres casos no presentan complementos, dos de los cuales corresponden a la estructura en + gerundio.

• La presencia de complementos que acompañan a las construcciones de gerundio analizadas, la alta frecuencia de complementos directos SSNN con determinante, la presencia de complementos locativos meta y el hecho de que la mayor parte de los verbos de las oraciones principales sean transitivos, nos permite sugerir, en consonancia con otros estudios realizados sobre el mismo corpus (Minguell y Masih 2007, 2008 y 2009), que encontramos una tendencia a la delimitación de los eventos. Esta delimitación puede deberse a la necesidad de una comunicación precisa, puesto que la finalidad de las cartas es informar acerca de transacciones comerciales: compras y ventas, así como envío y solicitud de productos entre mercaderes.

• Este estudio es parcial y deberá completarse con el análisis de las construcciones con gerundio predicativo que serán abordadas en una próxima etapa y que nos permitirá obtener un panorama completo del fenómeno.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Fernández Lagunilla, M. 1999. Las construcciones de gerundio, en I. Bosque y V. Demonte (dir.), Gramática Descriptiva de la Lengua Española. Madrid, Espasa Calpe, 2: 3443-3506.

Masih, M. 2009. Cartas coloniales. Córdoba, Argentina. Siglos XVI-XVII, Córdoba, Babel. Minguell, E. y M. Masih. 2007. Un estudio de la transitividad en textos de Córdoba de los siglos XVI-XVII, I

Congreso Internacional de Sociolingüística y Lingüística Histórica (Bahía Blanca, Argentina): 54-67. Minguell, E. y M. Masih. 2008. De la gramática a la variación histórico-dialectal: el operador aspectual "se" en textos

de Córdoba de los siglos XVI-XVII, XI Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística (Santa Fe. Argentina): 76-89

Minguell, E. y M. Masih. 2009. Diátesis y Aktionsart. Análisis de textos de Córdoba, Argentina, de los siglos XVI-XVII, en prensa, VIII Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española. Santiago de Compostela

Mozos, S. de los. 1973. El gerundio preposicional, Salamanca, Universidad de Salamanca. Real Academia Española. Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual.

<http://www.rae.es> [07/09/2009].

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 89-101 ISSN 2218-0761

MULTIGLOSIA VIRREINAL NOVOHISPANA: EL NÁHUATL

MULTIGLOSIA IN THE VICEROYALTY OF NEW SPAIN: THE NAHUATL LANGUAGE

CLAUDIA PARODI UCLA/UC-Mexicanistas

Hombres varios

diferentes en lengua y naciones, en propósitos, fines y deseos,

y aun a veces en leyes y opiniones (Bernardo de Balbuena, Grandeza Mexicana, 7-8)

La situación multilingüe y multicultural de la Nueva España a la que aludió Balbuena en

1604 no sólo afectó al mundo indígena o república de indios, sino también el mundo europeo trasplantado o república de españoles1. En efecto, el modelo de dos repúblicas, una medular de españoles y otra marginal de indígenas tributarios de la corona, aunque se generalizó durante el período virreinal en toda la Nueva España, desde muy pronto se resquebrajó, como bien ha señalado Serge Gruzinski (2005). Ello se debe en gran medida al mestizaje étnico y cultural, resultado de la estrecha convivencia entre indígenas y españoles en ambas repúblicas2. En realidad, el apartamiento de la población en dos republicas era más legislativo que real, sobre todo en las zonas más urbanizadas como la ciudad de México. A pesar de ello, se generó una situación de diglosia por la cual cada grupo étnico utilizaba una lengua diferente, sobre todo en los albores de la colonia. El grupo indígena de Tlatelolco utilizaba el náhuatl y el grupo español de México-Tenochtitlán empleaba el castellano. Además, tal situación se complicó, pues desde los primeros años se trasladaron elementos de alta cultura del viejo continente al nuevo como el neo-latín, que tuvo un lugar preeminente en la sociedad novohispana. Por ello, en la población letrada de la Nueva España, la lengua clásica coexistió con el español, el náhuatl y los otros idiomas indígenas, también en situación de diglosia3. En esta sociedad heteroglósica, el neo- 1 Tras haber ganado la última batalla en contra de los aztecas, Hernán Cortés inició a fines de 1521 la colonización del territorio

edificando una ciudad española sobre los escombros de la gran Tenochtitlán que tanto lo había maravillado a él y a sus soldados. Para este fin, ordenó el plan o traza de la nueva población, cuyos solares repartió entre los españoles. De esta manera fundó la primera ciudad o república de españoles de la Nueva España, la ciudad de México-Tenochtitlán, la cual posteriormente sería la capital del virreinato. Fuera de la traza, agrupó a los indígenas en las primeras ciudades o repúblicas de indios, la ciudad de Santiago Tlatelolco y la de San Juan-Tenochtitlan (Lira 1995).

2A pesar de ello, la traza se mantuvo en los códigos legales hasta bien entrado el siglo XIX (Lira 1995: 32). Sólo después de la independencia se suprimió la obligación de pagar tributos a la corona o al gobierno por parte de los indígenas y se unificó la legislación de indígenas y de españoles.

3 No obstante que los conceptos de bilingüismo y diglosia haya sido debatidos desde que Ferguson (1959) y Fishman (1967) los incorporaran al ámbito de la sociología del lenguaje y la sociolingüística moderna, resultan de gran utilidad para comprender el contacto lingüístico y cultural. En este trabajo empleo el término bilingüismo para referirme a los casos en que uno o más individuos hablan dos o más lenguas en contextos iguales o muy similares. Uso el término diglosia para aludir a los casos en que una agrupación social o comunidad de habla, utiliza dos o más lenguas o variantes lingüísticas en distribución complementaria. Es decir, en contextos diferentes. En los casos de diglosia, unas lenguas o las variantes de una lengua tienen mayor prestigio que otras en una comunidad de habla, siendo de prestigio las lenguas o variantes altas “ A” y de menor prestigio las lenguas variantes bajas “B”. En muchos casos las variantes “A” sólo se usan en situaciones muy limitadas, por ejemplo, en contextos religiosos,

90

latín se empleaba como lengua de cultura y de enseñanza en los conventos y en la universidad, como lengua litúrgica en las iglesias y como vehículo de expresión de la ciencia y de las grandes ocasiones. Los españoles, los mestizos y los criollos ilustrados no sólo aprendían el náhuatl y otras lenguas indígenas para la evangelización, sino que todos ellos las hablaban en sus casas, sobre todo la primera. Al respecto, resulta significativa la afirmación de Juan Suárez de Peralta, sobrino del conquistador de México Hernán Cortés, quien se refería al conocimiento del náhuatl por parte de los criollos hacia 1580, cuando escribía desde España que:

Ay entrellos [los indios] grandísimos secretos, los quales no manifestarán a español ninguno si los hace pedaços; a los que nacemos allá [en la Nueva España] que nos tienen por hijos de la tierra y naturales y nos comunican muchas cosas, y más como sauemos la lengua, es gran conformidad para ellos y amistad (Libro de albeitería, citado por Perissinotto 1990: 25)

De igual manera, Gerónimo de Mendieta, él mismo hablante de náhuatl, en su Historia

eclesiástica indiana hizo alusión al conocimiento general, aunque fragmentado, de esta lengua por parte de los españoles en fecha similar a Suárez de Peralta cuando anotaba que “los españoles comúnmente la hablamos [la lengua náhuatl] como los negros y otros extranjeros bozales hablan la nuestra” (Mendieta 2002, vol. 2: 240).

En el ámbito de las lenguas indígenas el náhuatl, que había sido lengua general desde la época prehispánica, continuó difundiéndose a raíz de la expansión de España en el Nuevo Mundo pues, al reubicar pueblos enteros de indígenas hablantes de náhuatl, los conquistadores propiciaron la difusión de esta lengua a zonas geográficas distintas de las originales, especialmente en el sur del virreinato. El siguiente cuadro basado en Zimmermann (2006) da una idea de las relaciones demográficas de la Nueva España, después México, hasta los albores del siglo XX.

Año Total Europeos % Indigenas % Mestizos/otros %

1518 25,000,000 0 0 25,000,000 100 - -

1570 3,380,000 6,644 .20 3,312,400 98 33,800 1.00

1646 1,700,178 1,378 0.80 1,269,600 74 429,200 25.00

1742 2,496,210 9,814 0.40 1,540,200 62 946,200 38.00

1793 3,815,304 7,904 0.20 2,319,700 61 1,487,700 39.00

1810 5,952,100 15,000 0.20 3,476,200 59 2,461,100 41.00

1910 15,103,600 0 0 1,960,300 13 13,143,300 87.00

Cuadro 1. Desarrollo demográfico: 1518-1910

En el cuadro 1 puede observarse el paulatino descenso de la población indígena y el aumento de mestizos a lo largo del tiempo. Resulta claro, sin embargo, que durante la colonia, los indígenas conformaban el grupo dominante, pues eran el 98% de la población total en el siglo XVI, el 74% a mediados del siglo XVII y el 61% en el siglo XVIII. Esta compleja

científicos o muy elevados, como sucedió con el latín o el árabe clásico. Desde el punto de la política lingüística, una comunidad suele establecer escuelas y universidades donde se enseña, junto con la cultura, la variante lingüística “A”, la cual por lo regular se encuentra codificada en gramáticas.

91

situación multiglósica novohispana, resultado del contacto, puede explicarse como parte de un proceso mayor bajo el modelo de la semántica cultural.

1. LA SEMÁNTICA CULTURAL

El modelo de la semántica cultural está diseñado para esclarecer los efectos lingüísticos y culturales del contacto de lenguas (Parodi 2007 y 2009a). Dicho modelo abarca tres períodos: el inicial o externo, el intenso o interno y el de residuo. En el primero, se centra en explicar cómo los hablantes de español y de lenguas indígenas modificaron sus idiomas de manera paralela, incorporando préstamos, expandiendo el significado de su léxico e iniciando algunas mudanzas fónicas, morfosintácticas y pragmáticas. Asimismo estudia de qué manera adoptaron la cultura del “Otro”, haciéndola suya de forma predominantemente sincrética, y cómo se conformaron una o más variantes koineizadas del español (Parodi 1995). En efecto, en esta etapa los españoles se indianizaron y los indígenas se hispanizaron. El contacto dio origen a una situación de diglosia sin bilingüismo en el sentido de Fishman (1967) y se inició la formación de comunidades lingüísticas y culturales como las propone Labov (2001), distintas de las originales europeas y las originales indo-americanas (Parodi 2006, 2009a). Durante la segunda etapa, que he llamado intensa o interna, y que ocupa mi atención en este trabajo, se generó diglosia con bilingüismo y se instituyeron relaciones estables entre los grupos en contacto. Muchas veces el uso de una o más lenguas se institucionalizó. Se formaron comunidades de habla locales que, aunque mantuvieron elementos comunes con las comunidades españolas en Europa, incorporaron rasgos americanos peculiares.

Muchas de las diferencias con respecto del español europeo se debieron al contacto con diversos grupos indígenas o con individuos europeos originarios de distintas regiones peninsulares con los cuales difícilmente habrían coincidido en España. Otras veces las diferencias y los cambios se deben a una dinámica interna, propia de las comunidades de habla, debidas a su adaptación a un medio distinto del original. La tercera etapa, que he llamado de residuo, se inicia cuando el contacto entre dos o más grupos disminuye a tal punto que una de las lenguas deja de usarse o se limita a ciertos grupos étnicos. En esta situación se mantienen o se incorporan algunos segmentos de la lengua en peligro de extinción, a modo de residuo en la lengua que subsiste. Normalmente esta situación es resultado de algún acontecimiento político o histórico que rompe con la estabilidad adquirida durante el segundo período. Las comunidades en cuestión suelen cambiar de un bilingüismo con grados de competencia variable al monolingüismo. El paso de una etapa a la otra suele ser diferente en cada comunidad de habla, pues muchas veces el contacto no pasa más allá de la primera etapa, como sucede con el español en los Estados Unidos en el ámbito de la población angloparlante, pero no entre los hablantes de español, que se encuentran en la segunda etapa.

A partir del siglo XVI en la Nueva España coexistieron las tres lenguas mencionadas, el neo-latín, el español y el náhuatl junto con otras lenguas indígenas en situación de diglosia. Es decir, que dichas lenguas solían usarse en distintas situaciones y con funciones diferentes. El primer tipo de diglosia se debe a los conquistadores y colonizadores, pues éstos trasplantaron las diferencias funcionales y discursivas que existían en el Viejo Mundo, entre ellas el neo-latín –lengua altamente valorada por la comunidad letrada occidental– y las lenguas europeas, específicamente el castellano. El latín era, en efecto, la llave para tener acceso a la ciudad letrada europea y a los mecanismos de dominio de la iglesia. Por ello, saber latín significaba tener poder (Parodi 2009c). Los otros dos tipos de diglosia, una, entre el español y las lenguas indígenas y la otra en el interior de las lenguas indígenas, se generaron a través del contacto, el

92

desplazamiento geográfico, la enseñanza y la evangelización en el Nuevo Mundo (Parodi 2009b). Al respecto Briesemeister (2002) señala que

La conquista crea una prolongada situación diglósica o, incluso triglósica, con sus conflictos e interferencias entre las lenguas prehispánicas, el castellano y el latín que coexistían en sus respectivos estratos sociales y funciones comunicativas. (Briesemeister 2002: 524) En este trabajo me centro sobre todo en la situación del náhuatl durante la segunda etapa,

la cual se caracteriza por el bilingüismo con diglosia. Un buen número de criollos, mestizos y peninsulares indianizados hablaban y escribían náhuatl con mayor o menor competencia y varios de ellos lo utilizaron junto con el latín o solo en sus textos. De igual manera, varios indígenas letrados utilizaron el náhuatl en forma oral o escrita en caracteres latinos junto con su lengua nativa, pues había sido lengua general antes y después de la llegada de los españoles.

2. DIGLOSIA COLONIAL

La situación de diglosia a la que me he venido refiriendo puede diagramarse en el siguiente cuadro:

Lengua “A” neo-latín ↓ ↑ | “A”

Lengua “B" romance español _____________________________________ Lenguas indígenas | “B”

↓ Lengua “A” náhuatl

↓ Otras lenguas indígenas “B”

Cuadro 2. Diglosia múltiple en la Nueva España

En el cuadro 2 represento el latín como lengua alta “A” en comparación con el romance español y las lenguas indígenas, indico con la flecha ascendente que el español poco a poco se fuera apoderando del lugar del neo-latín. El neo-latín y el español, a su vez, eran lenguas altas “A” en la Nueva España, en comparación con las lenguas indígenas. Pero, entre ellas, el náhuatl era lengua alta “A” frente a las demás lenguas indígenas. El náhuatl no solo fue lengua general, sino que muy pronto se vertió abundantemente en caracteres latinos, pues además de elaborarse gramáticas y vocabularios de esta lengua desde fecha muy temprana, se enseñó a la par del latín y el español extensamente a indígenas y a españoles cultos novohispanos en los conventos y en los seminarios. Además la enseñanza del náhuatl era obligatoria en la Universidad desde su fundación en 1554. Se escribieron distintos tipos de textos en náhuatl (León-Portilla 1988). El náhuatl se extendió como lengua de dominación, tanto por parte de los aztecas durante el período prehispánico, como por parte de los españoles durante la colonia hasta llegar a América Central. De ahí su carácter especial con respecto a las otras lenguas indígenas. En efecto, las otras lenguas mesoamericanas como el maya, el purépecha, el otomí y el zapoteco, fueron lenguas regionales durante la colonia y aunque también se trasladaron a caracteres latinos, tuvieron un radio de expansión menos amplio que el náhuatl. Cabe añadir que se escribieron gramáticas, léxicos y catecismos de éstas y de muchas otras lenguas indígenas a fin de ayudar a los evangelizadores a llevar a cabo su labor religiosa en la Nueva España. Un buen número de

93

ejemplares de este tipo se encuentran guardados en archivos y bibliotecas en espera de ser estudiados, lo mismo que la mayoría de los textos neo-latinos. El español novohispano, además de servir como instrumento de comunicación cotidiana entre los españoles, los criollos y los mestizos, se usó en la escritura de textos cada vez más complejos en ambos lados del Atlántico. Por ello compitió con el neo-latín, creando una variante alta “A”, la cual generó una nueva situación de diglosia entre el español hablado y el español literario, sobre todo durante el barroco.

3. EL NÁHUATL DURANTE LA COLONIA No obstante que el náhuatl no hubiera tenido el mismo prestigio que el latín y el español, éste se cultivó ampliamente entre la población letrada: peninsulares, criollos, mestizos e indígenas ilustrados. Muchos de ellos lo incorporaron en mayor o menor medida en sus obras escritas o lo utilizaron como medio único de expresión. Además de emplearlo en la escritura, la mayor parte de los habitantes de la Nueva España, ya fueran de origen europeo o indígena, lo utilizaban en forma oral con distintos grados de competencia lingüística, como han señalado Solange Alberro (1992) y Serge Gruzinski y Nathan Watchel (1997). Entre otros, Juan Suárez de Peralta y Geró-nimo de Mendieta hicieron hincapié en el bilingüismo de los criollos, los mestizos y los españo-les en la Nueva España, como arriba indiqué. Mendieta, además, en su obra Historia eclesiá-stica, se refirió al náhuatl como una lengua general, que generó un amplio bilingüismo:

Esta lengua mexicana es la general que corre por todas las provincias de esta Nueva España, puesto que en ella hay muy muchas y diferentes lenguas particulares… Mas en todas partes hay intérpretes que entienden y hablan la mexicana porque ésta es la que por todas partes corre, como la latina por todos los reinos de Europa. Y puedo con verdad afirmar que la mexicana no es menos galana y curiosa que la latina, y aun pienso que más artizada en composición y derivación de vocablos, y en metáforas (Mendieta 2002, vol. 2: 239-240) Con el objeto de mostrar la difusión, el prestigio y los contextos en que se empleó el

náhuatl como lengua alta “A” en la Nueva España, en lo que sigue me refiero a su uso en forma escrita y oral en cuatro grupos de hablantes, peninsulares, criollos, mestizos e indígenas, los cuales reflejan distintas actitudes sociolingüísticas con respecto de esta lengua.

Los textos escritos en náhuatl por peninsulares suelen reflejar un interés peculiar por conocer la cultura del “Otro”, en dialogar y, muchas veces, en imponer los propios valores culturales, sobre todo los religiosos, como sucedió durante la fundación de la Primitiva Iglesia Católica Indiana, que utilizaba sólo lenguas indígenas, especialmente el náhuatl, junto con el latín, como señala Gerónimo de Mendieta (Parodi en prensa b). En el segundo caso, los criollos y los mestizos utilizaban el náhuatl en sus escritos para manifestar un orgullo especial por la cultura de los antiguos habitantes de la Nueva España, pues solían sentirse continuadores de la labor cultural de los antiguos mexicas en las mismas tierras americanas. Finalmente, los textos escritos en náhuatl por los indígenas, reflejan una apertura a la cultura del “Otro”, por adaptar el sistema gráfico europeo, distinto de su sistema pictográfico tradicional con el objeto de de difundir de manera escrita su cultura prehispánica a generaciones futuras, fueran indígenas o no. Ello, sin embargo, no obstó para que continuaran elaborando códices tradicionales (León-Portilla 2003). Existe además una serie de textos cuya elaboración no es privativa de un grupo étnico o social, sino que es compartida por todos como evidencia del sincretismo y de la mezcla cultural, como por ejemplo el tocotín, que es un poema bailado donde se mezcla la tradición

94

indígena con la española. La parte oral se escribía en náhuatl, en español o mezclando ambas lenguas (Parodi 2009b). 3.1. El náhuatl escrito por peninsulares indianizados4

Los peninsulares fueron los primeros en usar el náhuatl en escritura alfabética para redactar obras didácticas, textos devotos, teatro de evangelización y tratados eruditos. Sin embargo, tras avanzar la labor educativa, aumentar el asentamiento de españoles en tierras americanas y generalizarse el mestizaje, todos los grupos letrados, independientemente de su etnia, produjeron obras paralelas, aunque con matices e intenciones diferentes.

3.1.1. Obras didácticas escritas por peninsulares

Los textos didácticos más tempranos en los que el náhuatl y otras lenguas indígenas se trasladaron a caracteres romanos salieron de las plumas de los misioneros españoles, quienes compusieron una serie de textos para la ulterior cristianización de los indígenas. La mayor parte de estas obras, que alternan el náhuatl y otras lenguas indígenas con el español, son gramáticas, vocabularios, sermones, catecismos, cartillas y confesionarios dirigidos a hablantes de español con el fin de que éstos aprendieran el náhuatl y las otras lenguas indígenas o usaran ciertas estrategias pedagógicas para evangelizar a los indígenas. Las gramáticas por lo regular siguen muy de cerca las Introductiones latinae de Antonio de Nebrija. Entre estos trabajos cabe mencionar las Artes de Andrés de Olmos (1547) y de Alonso de Molina (1571) o el excelente Vocabulario del propio Molina (1571). Dado que la labor lingüística de los misioneros es relativamente conocida (León-Portilla 1979, León-Portilla 1988, Ricard 2000 y otros), aquí sólo la menciono para concentrarme en otros aspectos menos divulgados del uso del náhuatl durante la colonia. Resulta claro que los misioneros eran hablantes con mayor o menor fluidez de náhuatl y de otras lenguas indígenas, las cuales empleaban para evangelizar y edificar la Iglesia Indígena Cristiana según indican el cronista franciscano Jerónimo de Mendieta y otros evangeli-zadores a lo largo de los siglos XVI al XVIII. Estas obras reflejan la creatividad lingüística que desplegaron los frailes para expresar su mensaje religioso en lenguas que no tenían voces específicas para los referentes cristianos.

3.1.2. Obras dramáticas de evangelización

El teatro misionero náhuatl, escrito por frailes bilingües muchas veces con la colaboración de hablantes nativos también es relativamente conocido. Por medio de la representación dramática éstos daban a conocer historias religiosas judeo-cristianas a fin de evangelizar a los indígenas. En éstas se mezclaba el mensaje cristiano y la técnica medieval de representación con elementos retóricos del náhuatl, como las metáforas y los paralelismos característicos de este idioma. Los autores utilizaban componentes abiertamente prehispánicos, entre los cuales cabe mencionar el escenario en forma de bosque, el uso del copal o incienso, las ofrendas, las vestimentas nahuas y los bailes prehispánicos (Horcasitas 2004: vol.1, 190). Acompañaban a estos elementos teatrales otros aspectos más sutiles que, por su carácter ambiguo, permitían ligar la tradición religiosa prehispánica con la tradición bíblica como, por ejemplo, el tema del sacrificio humano en la obra El Sacrificio de Isaac. En este texto, representado en Tlaxcala en 1539 por primera vez (Horcasitas 2004: vol.1, 209), pero que se continuó poniendo en escena a lo largo de la colonia, se estableció una continuidad que ligaba la religión cristiana

4 Por medio del término “indianización” me refiero a las distintas estrategias utilizadas por los peninsulares en su adaptación a las

realidades del Continente Americano, llamado “Las Indias Occidentales” o simplemente “Las Indias” durante el período virreinal.

95

recientemente incorporada al mundo náhuatl con el pasado religioso prehispánico, en el cual el sacrificio humano era práctica religiosa común (Díaz Balsera 2004: 95).

3.1.3. Tratados eruditos

A lo largo de la colonia se elaboró un buen número de textos eruditos utilizando códices y otras fuentes prehispánicas. Además, se recopiló información procedente del testimonio oral de informantes expertos por medio de cuestionarios. Esta compleja labor de investigación no sólo implica conocimiento de la lengua náhuatl, sino también interés por la cultura y la historia. Entre otros, siguieron esta metodología etnográfica Andrés de Olmos y Bernardino de Sahagún, autor del monumental Códice Florentino, obra bilingüe en náhuatl y español donde su autor describe la historia, la religión y las costumbres de los antiguos mexicas, reúne los discursos de los ancianos o huehetlatolli y narra la historia de la conquista desde la perspectiva de los vencidos. La versión castellana se recopiló en la Historia general de las cosas de la Nueva España. 3.1.4. Neo-latín novohispano con influencia del náhuatl

El neo-latín escrito en la Nueva España refleja el proceso de indianización en sus etapas iniciales al incorporar préstamos del náhuatl en algunos textos tempranos. En su segundo diálogo de 1554 Francisco Cervantes de Salazar integra nahuatlismos cuando hace referencias al mundo de la medicina indígena. A las preguntas de Alfaro, uno de los personajes, sobre los productos que se venden en un mercado indígena, Zamora, otro personaje, le contesta:

Ça[mora]: Semina item variem… virtutis exposita sunt, qualia sunt chia, guahtli… [et] radicum prostrant

mille genera, nam iztacpatli aphlegmate purgat: tlalcacaguatl, et izticpactli a febri liberan culuzizicaztli, capitis gravedinem leuat, ololiuhqui, ulcera et latentia vulvenera sanat…

Zamora: Véndese también… semillas de virtudes varias como chía, guahtli, y mil clases de… raíces como son el iztacpatli, que evacúa las flemas, el tlalcacahuatl y el izticpatli, que quitan la calentura, el culuzizcaztli que despeja la cabeza y el ololiuhqui que sana las llagas y heridas solapadas…

(Neo-latín, Cervantes de Salazar 2001, LXXXII; traducción, Cervantes de Salazar 1991: 53)

3.2. El náhuatl escrito por mestizos y criollos Los mestizos y los criollos bilingües por lo regular llegaron a escribir obras equivalentes a las de los peninsulares: textos didácticos, teatro de evangelización y tratados eruditos, los cuales suelen caracterizarse por desplegar especial orgullo por la cultura de los mexicas y por sentirse continuadores de la labor cultural de los pueblos prehispánicos. En este grupo destacan, entre otros, el dramaturgo mestizo Bartolomé de Alva Ixtlixóchitl por sus traducciones y la criolla Sor Juana Inés de la Cruz por sus tocotines. 3.2.1. Textos dramáticos singulares Las traducciones al náhuatl del mestizo Bartolomé de Alva Ixtlixóchitl, descendiente del rey de Texcoco, marcan un hito en la producción de textos nahuas. Este nahuatlato en 1641 terminó de trasladar del español al náhuatl cuatro obras dramáticas del Siglo de Oro español que adaptó a la cultura indígena de su tiempo. Se trata del auto sacramental de Calderón de la Barca El gran teatro del mundo, la comedia religiosa La madre de la mejor de Lope de Vega sobre la concepción de la Virgen María, la comedia de santos El animal profeta y dichoso patricida, Don Julián de Mira de Amescua sobre la vida de san Julián y el entremés anónimo La viejita y el nieto para un auto de Calderón. Son estas obras intermedias entre teatro de evangelización y teatro humanista, dirigidas a un amplio público hablante de náhuatl (Parodi 2008). Su finalidad

96

no era la cristianización, sino trasladar temas cristianos de la tradición dramática española para hablantes de náhuatl, fueran indígenas o no. Cito a continuación unas líneas de El gran teatro del mundo de Pedro Calderón de la Barca, la traducción en prosa al náhuatl de Alva Ixtlixólchitl y la traducción literal de este último, tomados de Parodi (2008:106):

Autor: Hermosa compostura de esa varia inferior arquitectura que entre sombras y lejos a esta celeste usurpas los reflejos cuando con flores bellas el número compite a sus estrellas (Calderón, El gran teatro, vv.1-6).

Tote: Yn yectlacencahual tlamatiliztica otipitzaloc otimamalli huic yntitlaçotlalticpatli yn nican yn huei

ilhuicatlanextica titeyoltlapana yn cacahuaxochitl yn tlapalteoizquixochitl… Señor: Con suma sabiduría fuiste creado e instalado, estimado Mundo. Aquí con la gran luz del cielo le

regalas la vida al hombre. Estás embellecido de flores de cacao y flores muy finas… (Alva Ixtlixóchitl, El gran teatro: 154).

3.2.2. Obras festivas El náhuatl, junto con el latín y el español, eran lenguas utilizadas frecuentemente en la

elaboración de textos para celebrar acontecimientos religiosos y seculares como arcos triunfales, cumpleaños de virreyes, fiestas de santos y la Navidad. A partir del siglo XVII en la Nueva España apareció en el teatro cortesano y en el teatro humanista la voz tocotín referida a cierta clase de cantos y bailes atabálicos nahuas, medidos por tambores prehispánicos. Los tocotines se ejecutaban acompañados de canciones compuestas al estilo europeo en versos hexasílabos con rima asonante o romancillos. Se referían a las costumbres y situación de los indígenas en la colonia y se escribían en náhuatl, en español o combinando ambas lenguas. La finalidad que perseguían sus autores era reflejar cómo se había incorporado el mundo indígena al europeo en América. La propia sor Juana Inés de la Cruz escribió dos tocotines, uno en la loa a su auto El Divino Narciso, y otro en el Sarao de cuatro naciones. Los jesuitas, más que cualquier otra orden, impulsaron el sincretismo y la indianización, pues incluyeron tocotines en el teatro de colegio. Ejemplo de ello es la Carta annua, escrita en 1579 por el padre Pedro Morales, quien reseña las festividades que organizaron los jesuitas para celebrar las reliquias que el Papa Gregorio XIII había donado a la Nueva España. En su detallada descripción incluye fragmentos de poesía neo-latina, castellana, italiana y náhuatl. Cito enseguida unos versos de un poema en náhuatl que se recitó al pie de uno de los varios arcos con que los indígenas celebraron este suceso:

Tocniane touian Ah, compañeros salgamos ti quin to namiquiliti a recibir en presencia in Dios vel ytlaçouan a los amados de Dios matiquinto tlapaluiti… a hacerles reverencia . (Morales 2000: 32, 45).

3.3. El náhuatl escrito por indígenas mexicas La tradición prehispánica de registrar por medio de la escritura pictográfica información

sobre la historia, la religión, las genealogías y el cómputo del tiempo en códices se mantuvo viva durante el período virreinal, pues los indígenas letrados continuaron elaborándolos (León Portilla 2003). Además, aprendieron a escribir usando la escritura alfabética lo cual les permitió redactar textos en su lengua, en español y en latín después del contacto con los españoles. Es más, muchos de ellos fueron escribanos en español (Brice Heath 1972: 180). Son abundantes y

97

muy variadas temáticamente las obras escritas por los indígenas en náhuatl a partir de la primera mitad del siglo XVI. Sus textos son, en efecto, una muestra de la variedad de temas que les interesaban a los mexicas. Reflejan, asimismo, la gran rapidez con que algunos indígenas ilustrados dominaron el arte de escribir su lengua y otras lenguas usando caracteres latinos.

3.3.1. Medicina y herbolaria indígenas

Entre las obras que describen las medicinas prehispánicas destaca una, concebida y traducida a fines del siglo XVI en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco por dos indígenas náhuas, el Libellus de medicinalibus indorum herbis (Libelo de las hierbas medicinales de los indios), originalmente escrito en náhuatl por el médico azteca Martín de la Cruz y traducido del náhuatl al latín por otro indígena mexica Juan Badiano, alumno de dicho Colegio (Quiñones Melgoza 1998: 19). Cabe añadir que el uso de las yerbas medicinales no sólo fue común entre los indígenas, sino que se generalizó entre los españoles americanos, según se indica en un manuscrito de fines del siglo XVI, la relación de Chimalhuacan: “Y los españoles se curan con ellas [las yerbas] y las hallan provechosas” (f.24r./25-26). Posiblemente el escribano, Juan de Villacastín, haya sido mexica, pues el texto tiene ciertos detalles mínimos que parecen revelar un escribano bilingüe.

3.3.2. Obras devotas

De gran importancia fue para la religiosidad y la identidad mexicana el Huei Tlamahuiçoltica o Nican mopohua, obra en la que se relatan las apariciones de la Virgen de Guadalupe, a quien se identificó con la diosa prehispánica Tonantzin, manifestando el sincretismo característico del catolicismo mexicano. Aunque el texto náhuatl se haya publicado en México en 1649, la descripción original data de mediados del siglo XVI y se le ha atribuido a Antonio Valeriano, alumno del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco. Esta obra comienza una larga e importante tradición de estudios guadalupanos en México (León-Portilla 1988).

3.3.3. Poesía náhuatl o cuicatl

La poesía náhuatl se encuentra recogida en dos colecciones, Cantares mexicanos y Romances de los señores de la Nueva España, las cuales contienen poemas cantados antes y después de la conquista en cuatro estilos: canciones tristes, canciones de primavera, canciones de guerra y canciones simples. La poesía náhuatl se medía de manera diferente de la poesía occidental y cada estilo tenía sus peculiaridades distintivas como han mostrado Karttunen y Lockhart (1980). Ambas colecciones de poemas fueron traducidas al español y publicadas por Ángel María Garibay. Muchos de estos poemas lamentan la pérdida de la cultura prehispánica. Otros alaban los valores culturales adquiridos a raíz de la llegada de los españoles, sobre todo los religiosos.

3.3.4. Tratados eruditos

Siguiendo la tradición prehispánica de los tlacuilos o escribanos, entre los trabajos de recopilación histórica, destacan las obras de los indígenas Domingo Chimalpáin y Fernando de Alvarado Tezozomoc, quienes consultaron códices precolombinos e hicieron entrevistas a informantes mexicas conocedores de la cultura prehispánica para elaborar sus obras. El primero es autor de unos Anales en náhuatl y el segundo de la Crónica mexicayocotl. Ambos narran la historia de dos genealogías aztecas, siguiendo la tradición escrita de los mexicas prehispánicos. El propio Tezozomoc tradujo su crónica del náhuatl al español con el título Crónica mexicana.

98

3.3.5. Prosa náhuatl o tlahtolli Entre las obras nahuas en prosa escritas por los indígenas destacan los huehuehtlatolli o

‘antigua palabra’, que son discursos y enseñanzas tradicionales a la juventud mexica. Todos ellos se escribieron en un estilo elegante y elevado, el tecpillahtolli, por lo que abundan en metáforas, paralelismos y simbología mexica. Se encuentran reproducidos tanto en los códices prehispánicos como en textos escritos con caracteres latinos, muchos de los cuales se elaboraron en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco. Miguel León Portilla (1991) los divide en cinco clases según su contenido: a) Ritos de pasaje, b) Pláticas de gobierno, c) Pláticas a profesionistas, d) Expresiones de cortesía, e) Oraciones a los dioses. En estos textos se incorporan pocos préstamos del español y se mantienen los rasgos estilísticos de náhuatl literario, anterior a la llegada de los españoles como el diafrasismo, el paralelismo y las metáforas a las cuales se refiere Mendieta en la cita incluida en el inciso 3 de este trabajo.

3.3.6. Cartas privadas y documentos legales

El gran número de documentos escritos en náhuatl que se guardan en archivos y bibliotecas prueban la vitalidad que tuvo el náhuatl como lengua escrita a lo largo de la colonia entre los indígenas. La mayor parte de estos textos, redactados por escribanos náhuas, no son muestras escritas de alta cultura, sino de cultura popular, según Lockhart (1991) y León Portilla (1988). Contienen un buen número de hispanismos y adaptaciones de la sintaxis española y reflejan la vida cotidiana de los nahuas durante la colonia. Se trata de testamentos, cartas privadas a autoridades y a reyes, peticiones de favores y toda clase de documentos legales que se prolongan hasta el siglo XIX. Destacan los títulos de tierras en que los indígenas reclaman los derechos a sus haciendas. Varios documentos contienen historias de los pueblos y otros reflejan la recreación que hicieron los indígenas de la cultura occidental y de la religión católica. (Lockhart 1992). Cabe subrayar que durante la colonia el oficio de escribano en español o en náhuatl fue muy común entre los indígenas mexicas. Ello se debe muy probablemente a que continuaron la tradición del tlacuilo o escribano prehispánico, como ya indiqué. A continuación presento unas líneas de un documento de venta de una casa en Tulancingo, México, 1645, donde se puede observar la interferencia léxica del español, marcada en cursivas:

Y nican ypan altepetl Tollantzinnco propicia Sant Juan Baptista axca y pan mardes yc 8 ilhuitl mani metztli agosto… [Aquí en el altépetl de Tulancingo, provincia de san Juan Bautista, hoy martes, el 8 día del mes de agosto (tomado de Lockhart 1991: 98)].

3.4. El náhuatl: lengua oral Entre las lenguas indígenas, el náhuatl ocupa un lugar especial de lengua alta o lengua “A”

en Mesoamérica, no sólo por haberse escrito profusamente, sino por haber sido el idioma que hablaban los mexicas, los cuales controlaban políticamente Mesoamérica antes de la conquista. Independientemente de las variantes dialectales del náhuatl (Dakin 2009), se desarrolló una lengua franca náhuatl usada por los indígenas en la época prehispánica, distinta del náhuatl clásico, que es la variante que emplearon los misioneros en sus obras escritas. Dicha lengua franca se utilizaba para la comunicación básica en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. Los mexicas utilizaron esta lengua franca para comunicarse con los hablantes de otros idiomas como el maya, el mije o el lenca entre otros. Después de la conquista los españoles y los indígenas, independientemente de que el náhuatl fuera o no su lengua nativa, utilizaron esta lengua franca (Dakin 2009). Esta situación se reforzó durante la expansión de la conquista española de México hacia el sur: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua,

99

pues los europeos como Pedro de Alvarado llevaban en sus expediciones tlaxcaltecas, hablantes de náhuatl, algunos de los cuales se quedaron a vivir en estas zonas (Matthew 2000). No cabe duda del uso del náhuatl como lengua franca, pues los testimonios sobre su uso son abundantes y han sido bien estudiados. Más interesante es que haya existido una variante franca específica, como propone Karen Dakin (2009) y que haya testimonios donde se señala que los españoles hablaban el náhuatl directamente con sus tropas, en la casa, en el gobierno y en el comercio, el cual probablemente por razones de prestigio los propios mexicas imitaban según Gerónimo de Mendieta: “Y de nuestro mesmo modo de hablar toman los mesmos indios, y olvidan el que usaron sus padres y abuelos y antepasados” (Mendieta 2002, vol. 2: 240). Cabe pensar que éste sea el náhuatl corrupto al cual se refería Mendieta en la cita que se encuentra incluida al principio de este trabajo.

En Santiago Guatemala, que es zona de habla maya, durante la colonia los frailes daban clases de náhuatl los sábados en la catedral. Entre sus alumnos, además de los indígenas, hablantes de lenguas mayas, había hablantes de español, frailes y personas que trabajaban en el cabildo (Matthew 2000). En México, en cambio, los hablantes de español estudiaban el náhuatl en la universidad y en otras instituciones de enseñanza. Además, en el caso de los mestizos y los criollos, el aprendizaje del náhuatl empezaba desde la infancia, por entrar en contacto estrecho con los indígenas que vivían con ellos en las casas y las haciendas prestando sus servicios. No obstante que las muestras de la variante hablada son difíciles de recoger -salvo los aspectos de oralidad que reflejan algunos documentos escritos-, existen testimonios de la época que aluden al conocimiento del náhuatl por parte de los hablantes de español, como la cita de Suárez de Peralta y las observaciones de Jerónimo de Mendieta, entre otras.

Esta situación de bilingüismo con diglosia que representa la segunda etapa del contacto, se mantuvo desde mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII, pues a raíz de la política absolutista de los Borbones, especialmente de Carlos III, el poder en España y en las colonias americanas se centralizó. Por ello se evitó el bilingüismo y cualquier forma de variación lingüística, política o cultural, dando origen a la tercera etapa del contacto.

4. CONCLUSIONES

En este trabajo he presentado la situación sociolingüística del náhuatl, una de las tres lenguas más utilizadas en la Nueva España, durante la etapa de mayor contacto lingüístico y cultural, la cual abarca aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XVI hasta la segunda mitad del siglo XVIII, y responde a la segunda etapa de contacto del modelo que he denominado “semántica cultural”. El náhuatl convivió con el español y el latín como lengua de prestigio o lengua alta “A”, frente a las otras lenguas indígenas de la Nueva España. No obstante que no tuvo el prestigio del neo-latín o del español, fue una de las lenguas más escritas y más habladas durante este período por todos los grupos étnicos novohispanos: peninsulares indianizados, criollos, mestizos, negros e indígenas, los cuales eran bilingües en mayor o menor medida en esta época de la historia de la Nueva España. Por un lado se cultivó el náhuatl elevado en los textos escritos por individuos ilustrados, ya fueran españoles, criollos, mestizos o indígenas. Por otro lado, existió un náhuatl menos cuidado, con préstamos del español en cartas y documentos legales o en la lengua hablada, sobre todo en la lengua franca.

100

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alberro, Solange. 1992. Del gachupín al criollo. O de cómo los españoles de México dejaron de serlo, México, El

Colegio de México. Balbuena, Bernardo de. 1992. Grandeza mexicana, México, UNAM. Brice Heath, Shirley. 1972. Telling Tongues, New York-London, Teacher’s College Press. Briesemeister, Dietrich. 2002. El latín en la Nueva España, en R. Chang-Rodríguez (coord.), Historia de la literatura

mexicana, México, Siglo XX1: 524-548. Cervantes de Salazar, Francisco [1554] 1991. México 1554 y Túmulo imperial, E. O’Gorman (ed.), México, Porrúa. Cervantes de Salazar, Francisco [1554] 2001. México en 1554. Tres diálogos latinos de Francisco Cervantes de

Salazar, en M. León-Portilla (ed.), México, UNAM. Dakin, Karen. 2009. Algunos documentos náhuas del sur e mesoamérica, en Visiones del encuentro de dos mundos en

América, México, UNAM: 247-269. Díaz Balsera, Viviana. 2004. Instructing in the Nahuas in Judeo-Christian Obedience, en Nahuatl Theater. Death and

Life in Colonial Nahua Mexico, B.D. Sell & L.M. Burkhart, (eds.), Norman University of Oklahoma: 85-111. Ferguson, Charles. 1959. Diglosia. Word, 15: 325-340. Fishman, Joshua. 1967. Bilingualism With and Without Diglossia; Disglossia With and Without Bilingualism.

Journal of Social Issues, 23: 29-38. Gruzinski, Serge y Watchel, Nathan. 1997. Cultural interbreedings: Constituing the Majority as a Minority.

Comparative Studies in Society and History, 39: 231-250. Gruzinski, Serge. 2005. Un tocotín mestizo de español y mexicano...". Nuevo Mundo Mundos Nuevos, BAC,

<http://nuevomundo.revues.org/document620.html> (21 febrero 2006). Horcasitas, Fernando. 2004. Teatro náhuatl, México, UNAM, 2 vols. Karttunen, F. y J. Lockhart 1980. La estructura de la poesía náhuatl, Estudios de Cultura Náhuatl, 14: 15-64. Labov, William. 2001. Principles of Language Change. Social Factors, Oxford, Blackwell. León-Portilla, Miguel. 1979. Un catecismo náhuatl en imágenes, México, Cartón y Papel de México. León-Portilla, Miguel y Librado Silva Galeana. 1991. Huehuehtlatolli. Testimonios e la antigua palabra, México,

SEP y FCE. León-Portilla, Miguel. 2003. Códices. Los antiguos libros del Nuevo Mundo, México, Aguilar. León-Portilla, Ascensión H. 1988. Tepuztlahcuilolli. Impresos en náhuatl. México, UNAM. Lira, Andrés. 1995. Comunidades indígenas frente a la ciudad de México, México, El Colegio de México. Lockhart, James. 1991. Nahuas and Spaniards. Postconquest Central Mexican History and Philology, Stanford:

Stanford University Press. Lockhart, James. 1992. The Nahuas After the Conquest, Stanford, Stanford University Press. Matthew, Laura. 2000. El náhuatl y la identidad mexicana en la Guatemala colonial, Mesoamérica 40: 41-68. Mendieta, Gerónimo de. 2002. Historia eclesiástica indiana, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2

vols. Morales, Pedro de. 2000. Carta del padre Pedro Morales de la compañía de Jesús, México, El Colegio de México. Parodi, Claudia. 1995. Orígenes del español Americano, México, UNAM. Parodi, Claudia. 2006. The Indianization of Spaniards in New Spain, en M. Hidalgo, (ed.), Mexican Indigenous

Languages at the Dawn of the Twenty-First Century, Berlin, New York, Mouton de Gruyter: 29-52. Parodi, Claudia. 2007. La semántica cultural y la indianización en América: Un análisis del contacto lingüístico, en

Actas del XV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, México, Fondo de Cultura Económica: 210-223.

Parodi, Claudia. 2008. Lope y Calderón en náhuatl: Teatro indianizado, en El teatro en la Hispanoamérica colonial, Vervuert, Universidad Iberoamericana: 99-118.

Parodi, Claudia. 2009a. La semántica cultural: Un modelo de contacto lingüístico y Las Casas, en Visiones del encuentro de dos mundos en América, México, UNAM: 19-45.

Parodi, Claudia. 2009b. Indianización y diglosia del teatro criollo: los tocotines y los cantares mexicanos, en Dramaturgia y espectáculo teatral en la época de los Austria en España y América, J. Farré (ed.), Madrid, Iberoamericana-Vervuert: 251-270.

Parodi, Claudia. 2009c. Multiglosia: Las lenguas de México en la Colonia, en Lingüística 21, junio: 11-26. Parodi, Claudia. 2010. Tensión lingüística en la Colonia: diglosia y bilingüismo, en Historia de la sociolingüística en

México, en R. Barriga y P. Martín Butragueño (eds.), México, El Colegio de México, Vol. 1: 287-346. Parodi, Claudia. 2011. Utopia and Dystopia in Mexico, Jerónimo de Mendieta and the Primitive Indian Church

(1565-1597), in M. Iturbe et al. (eds.), East and West. Exploring Cultural Manifestations, Mumbay, Somaiya Publications.

101

Perissinotto, Giorgio. 1990. Edición, estudio preliminar y notas a Juan Suárez de Peralta, Tratado del descubrimiento de de la Yndias y su conquista, Madrid, Alianza Editorial.

Quiñones Melgoza, José. 1998. El rostro de Hécate. Ensayos de literatura neolatina mexicana, México, UNAM. Relación de Chimalhuacan o Pueblo de Sanct Andrés Apóstol. 1579. Paleografía, edición y notas de Claudia Parodi

et al. UCLA: Centro de Estudios Coloniales Iberoamericanos [accesible en www.humnet.ucla.edu/spanport-/CECI/proyectos].

Ricard, Robert. 2000. La conquista espiritual de México. México: Fondo de Cultura Económica. Suárez de Peralta, Juan. 1990. Tratado del descubrimiento de las Indias y su conquista. Madrid: Alianza Editorial. Zimmermann, Klaus. 2006. La relación diglósica entre las lenguas indígenas y el español en el México colonial, en

Discurso, interacción e identidad. Homenaje a Lars Fant. J. Falk, J. Gille y F. Waditmeister (eds.), Stockholm, Stockholm Universitet: 211-228.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 102-114 ISSN 2218-0761

CONTACTO DE LENGUAS EN EL PIEDEMONTE ANDINO

(ALTO PERÚ, S. XVII) 1

LANGUAGES IN CONTACT IN THE ANDEAN PIEDMONT (HIGH PERÚ, XVII TH CENTURY)

MARÍA CRISTINA EGIDO Universidad de León, España

[email protected]

1. INTRODUCCIÓN

La situación lingüística del Alto Perú en el periodo colonial es prácticamente desconocida. Sabemos que en la zona andina de la antigua provincia de Charcas (Bolivia) existían dos importantes lenguas indígenas (quechua y aymara) en las que se centraron los esfuerzos de enseñanza-aprendizaje de los religiosos, pero poco más. Puesto que además es una de las áreas más características de América en cuanto a situación de contacto lengua indígena–español, el interés de los especialistas se ha reducido a analizar estos fenómenos de interferencia en el plano sincrónico, sin prestar atención al aspecto evolutivo de los mismos.

Por otro lado, hasta hace muy poco tiempo no hemos contado con una colección transcrita de documentos coloniales bolivianos que pudieran aportar la información necesaria sobre estadios pasados de la variedad altoperuana2.

El trabajo que aquí presento, junto a mi actividad investigadora de los últimos años, pretende contribuir a que se produzca un giro en esta situación; a que Bolivia deje de ser “la gran desconocida” en cuanto a su historia lingüística, y a que se conozca también la realidad lingüística pasada y presente de las otras zonas –las no andinas– del país.

Esta ponencia tiene como objetivo mostrar una serie de testimonios –elementos léxicos, en su mayor parte– de la presencia de diferentes lenguas indígenas en el área central boliviana –el piedemonte oriental andino– durante el periodo colonial3.

2. DOCUMENTACIÓN

Las fuentes documentales de las que partimos proceden del Archivo Histórico de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), Santa Cruz de la Sierra (oriente de Bolivia). Una de ellas es la Relación Mirabalina, un texto de noventa y nueve páginas fechado en el “Valle de

1 Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto Estudio Gráfico-Fonético, Morfosintáctico y Léxico de documentación de

los siglos XVII y XVIII: España y América, financiado por la Junta de Castilla y León. 2 Dirigida por el Dr. J.G. Mendoza de la Universidad Mayor de S. Andrés, en La Paz y realizada en el marco del Proyecto para el

Estudio Histórico del español de América, de la ALFAL, coordinado por E. Rojas Mayer (2008) y recientemente publicada por la RAE.

3 Indirectamente este trabajo servirá también para revisar –o corregir– otro anterior (Egido, 2008) en el que, por imposibilidad de acceso en su momento a estudios básicos sobre las lenguas y etnias que se citan en nuestra documentación, se proponían algunas hipótesis de explicación sin una base científica sólida.

103

Clissa”, el 28 de diciembre de 1661, enviado por su autor, Joan Pérez de Mirabal, a su hijo dominico fray Martín de Mirabal. La parte que se ha conservado hasta hoy en realidad es la última –el “Libro quarto”– de una obra más amplia, bautizada por su propio autor como “Relación Mirabalina”, cuyos tres primeros libros posiblemente hayan desaparecido. La finalidad de la misma es narrar los avatares de uno de los múltiples intentos de “entrada” hacia los llanos orientales de la antigua provincia de Charcas. Lamentablemente, tampoco este libro cuarto de la Relación está completo.

Junto a la Relación Mirabalina se encuentran en el Archivo de la UAGRM otros tres cuadernos que describen Entradas posteriores a las del capitán Pérez de Mirabal. Entre la Relación y estas otras Entradas hay una diferencia de diez años. Los dos primeros cuadernos suman un total de cincuenta y seis páginas y están escritos por la misma persona. En ellos se presentan acontecimientos que tienen lugar entre los años 1670 y 1674.

El primero de ellos –año 1670– se centra en una expedición que pretende llegar a unos “pajonales” que, por falta de información en el texto –incompleto– no podemos situar geográ-ficamente con exactitud.

El segundo, es la información que envía su autor al Gobernador Benito de Rivera y Quiroga de lo ocurrido entre los años 1672, 1673 y 1674, cuando la expedición, una vez que se ha instalado en la provincia de los raches, intenta entrar hacia el norte a “reducir” a los indios moços y llegar a un cerro con plata. El nombre de su autor no aparece, pero del texto se deduce que es un religioso; con total seguridad podemos afirmar que se trata de Fray Francisco del Rosario, el mismo responsable de la conversión de los yumos que se cita en la Relación Mirabalina. Este dominico envió en 1677 una carta a su Padre Provincial relatando de forma general “la conquista espiritual de los Andes del Perú por la parte de Cochabamba”4. El texto de esta carta narra con gran exactitud, aunque mucho más resumidos, los hechos que se recogen en nuestro segundo cuaderno; concretamente las últimas páginas del mismo relatan idénticos episodios que el fragmento 828 de su Carta, donde se especifica: “el Governador y yo con otro Soldado ibamos delante a pie”.

El tercer cuaderno consta de cuarenta y cuatro páginas. El encargado de su redacción ya no es F. del Rosario, (se cita a Joseph de Escobar y Azeron como secretario de Gobierno). En él se describen sucesivas Entradas hacia los llanos, emprendidas por el mismo Gobernador Quiroga, entre los años 1673 y 1685 y en las que participa también este religioso. Por el contenido de su Carta de Relación (frg. 829) podemos saber que fueron las “jornadas” que siguieron a las que se narran en los cuadernos escritos por él.

Como ocurre con la Relación, tampoco estos cuadernos están completos; además el tercero apenas ofrece información relevante sobre el tema que nos interesa. Para elaborar este trabajo nos hemos basado únicamente en el texto de la Relación y los documentos debidos al P. Francisco del Rosario (los dos cuadernos y la Carta a su Provincial)5.

4 El texto completo de la Carta de relacion del Padre Fray Francisco del Rosario de todo lo sucedido en la conquista espiritual de

los Andes del Perú por la parte de Cochabamba fue publicado por Juan Meléndez en la monumental obra Tesoros Verdaderos de las Yndias en la historia de la gran prouincia de San Iuan Bautista del Peru, de el orden de Predicadores..., T. III, L.V, XV-XVI-XVII, Roma, N.A. Tinassio, 1682. Nos ha sido posible acceder a esta Carta gracias a la generosidad del antropólogo D. Diego Oviedo Obarrio, investigador de la Universidad de la Cordillera, La Paz, Bolivia, que nos ha cedido una versión del documento transcrito por él. En efecto, el texto de la Carta aclara totalmente la autoría y el contenido de nuestros cuadernos incompletos procedentes del Archivo de la UAGRM.

5 En las citas del texto se especificará su procedencia. Por ej., (Rel.1ª, frg. 2: 7) indicará que es de la Relación, fragmento 2 de la primera parte, página 7 de la transcripción. Los cuadernos se citarán como C.I y C.II; y como Carta, el tercer documento.

104

3. ETNIAS INDÍGENAS

Las culturas indígenas del piedemonte andino sobre las que esta documentación ofrece detalles se nombran en la misma como yumos (yomos), raches y moços. F. del Rosario enumera muchas más al final de su Carta (yuracarés, hucumas, chuñipas, mayunanas, toros, coroynos, etc.) pero no aporta información alguna sobre su forma de vida. 3.1. Los yumos

Según Th. Saignes (1981: 168) tenían origen andino. Eran grupos indígenas que al huir de los conquistadores se habían refugiado en los valles del este de Cochabamba (Sacaba, Pocona, etc.); pero al ser ocupados por los españoles, pasaron a las zonas montañosas. En la documen-tación se hace referencia a que su lengua era la aymará:

1 No dejó de causar alguna tristeza a los padres la muerte de catalina: assi por ser de buena voluntad como porque como sea dicho ella sola sauia la lengua quechua, y no [s]auer aun el padre fray pablo hablar la aymará (Rel.1ª, frg. 8: 19).

2 Unos Yndios nombrados Yomos... la lengua de aquellos Yndios es la Aymarà (Carta, frg. 814).

3.2. Los raches

3 El Padre fray françisco Reçiuió carta del padre fray Pablo venegas, escrita de pocona: en que le deçia [...] que los yndios Raches, y Oporonios, auian salido dos veces, a los yumos, a vissitarles, y llebar padres que los dotrinassen (Rel.1ª, frg.12: 30).

4 Al norte tienen por vecinos a los Amos ò Raches (Carta, frg. 815). Los raches (o amos) eran vecinos de los yumos. Aunque para muchos historiadores su

identificación no está demasiado clara, se trata de los mosetenes, una de las etnias que aún pervive en esa zona (Métraux 1942: 17; Sakel 2004). El área geográfica por donde se extienden actualmente los mosetenes (Covendo, Santa Ana del Beni, etc.) no es la misma que recoge la Relación (el río Cotacajes). D. J. Santamaría (1990: 746) señala que hacia 1660 los mosetenes habitaban en las márgenes del río Cotacajes, hasta que sus pueblos fueron destruidos y se trasladaron a la orilla occidental del río Beni.

No se menciona su lengua, aunque se hace referencia a que algunos entienden aymará. Pero, como aspecto más interesante, tenemos que se acude al puquina –antigua lengua del altiplano– para explicar el nombre de uno de sus caciques:

5 [...] llegaron a vissitar al padre tres caçiques, lo mas prinçipales de la prouinçia de los Raches, y de la de los

oporonios: que diferençiaban de los demas en los Rodetes, que traián en las caueças, a modo de coronas, adornadas con vistossa plumeria de colores y muy lindas camisetas de algodon, de colores, y el texido finissimo. el mas prinçipal, y mayor entre ellos, se llamaua Yosquilé que en lengua puquina del peru, significa hombre grande, o gran señor. el otro se llamaba Meré, hermano menor de Yosquile (Rel.1ª, Frg. 12: 30).

3.3. Los moços

Con la denominación de moços, mojos, moxos hay bastante confusión. Para la mayoría de los cronistas designa a los indios de las llanuras del río Mamoré –en el actual departamento del Beni– cuya lengua es del tronco arawak; allí los jesuitas fundaron unas de sus Reducciones más importantes. Pero tanto Th. Saignes (1981: 154) como Métraux (1942: 53) señalan que también existían grupos de indios "moxos" que vivían al pie de los Andes, con lenguas diferentes al

105

moxo. Saignes los sitúa junto a los ríos Tuiche y Boopi; Métraux, en cambio, los coloca más al este, en la cabecera de los ríos Secure, Apere y Tijamuchi. Siguiendo las indicaciones de Francisco del Rosario, los moços eran vecinos de los raches por el este, por tanto parece más acertada la situación que da Métraux, al suroeste del Beni. De su lengua solo se dice que “es reuesadissima”, aunque muchos entendían la aymará (C.II, frg. 11:18):

6 ...muchos de los seglares andavan tristissimos de no aver hallado alli luego oro y la plata que deseavan;

vian que los Yndios trayan algunos dijes de plata, preguntavanles que de donde la trayan, respondian que los Yndios Moços se la davan por sal (Carta, frg. 818).

7 ...nos acobardaba mas quedarnos en los raches despues de tanto gasto no nos adequaba con que se

resoluio el señor gobernador a inuiar a llamar a los indios moços con dos indios de los Raches [...] al cabo de ocho dias boluieron los dos indios Raches con seis indios moços estos muy desarrapados y de malas figuras agasajolos mucho el señor gobernador. dioles con liberalidad de las cosas del peru yban tanuien [sic] adiestrados que negaban todo quanto les preguntaban dixeron que todos los indios moços se auian muerto y que solo ellos auian quedado (desde el primer año nos auian dicho los Raches que los mocos eran muchos y los mas ricos de oro y plata). (C.II, frg. 2:14).

4. LENGUAS DEL PIEDEMONTE ANDINO

4.1. Lengua aymara Parece que la lengua aymara cumplía un papel importante para la comunicación en esta

zona, bien por la procedencia andina de alguno de los grupos indígenas, como los yumos, bien porque era, si no hablada, sí comprendida por todas las etnias, como una lengua franca. Y efectivamente, las muestras de aymara en nuestra documentación son abundantes:

4.1.1. Toponimia Chuquiabo (Chuquiago, Chupiabo) 8 ...dixeron al padre, como viuian y estaban poblados a veras del Rio que baja de cotacaxas, que se junta

con el que baja de chuquiago, y sus Yungas (Rel.1ª, frg. 12: 32). 9 ...en las juntas del Rio Chuquiabo con Veni habitan los Hucumas [...] al rio de Chupiabo llaman Vopy

(Carta, frg. 842). Chuquiavo/ Chuquiago era el nombre genérico que recibía la zona central del actual

departamento de La Paz. Según A. de Alcedo (1786: s.v. Paz) sería, en principio, el nombre de la "hermosa llanura" sobre la que se fundó la ciudad de La Paz. Siguiendo los datos que ofrece D. Justiniano de la Rocha (2004: 717) este nombre procedería del topónimo aymará Chuquiapu, río cercano a La Paz por donde se desplazaban pepitas de oro y en sus arenas de la orilla se encontraba también oro; por ello lo denominaron “sembradío (yapu) “de oro” (choque o chuqui)6.

Choquehuma (Chuquioma) 10 ...este Rio que lleuaron no es el que matias penso sino el que conpone la laguna del paytiti porque

desde el guapay a este ay otros dos caudalossisimos Rios que son el mamoré y el de choquehuma (C.I, frg. 22: 13).

11 Al chuquioma (es vocablo del Perú) los de la tierra de los raches llaman Atahu [...] estos tres y el de

Chuquioma se juntan abajo en los llanos y quando entran en el Guapay se llama Mamorè (Carta, frg. 839).

6 Bertonio, 1612: s.v. choque “oro” y yapu “tierra arada”; Layme, 2004: s.v. chuqi “oro” y yapu “tierra sembrada”.

106

Es posible que sea el actual río Ichilo (o Mamorecillo). Un compuesto de chuqi “oro” y

uma “agua” (Layme, 2004: s.v. uma). Bertonio lo define como “oro derretido” (1612: s.v. choqueuma), aunque quizá sea más preciso el significado “agua de oro” o “agua dorada”.

Yungoma 12 ...esto es en la montaña de la tierra yunga: que empieza dende el Rio de yungoma, hasta el ultimo

portezuelo de las serranias que bajan de la cordillera neuada y prinçipio de los llanos (Rel.1ª, frg. 2:7). 13 ...el Rio grande de Yungoma o de Lope de mendoça tiene mucho pescado y mas quanto mas auajo

(Rel.1ª, frg. 9: 22). Compuesto de yunka “tropical”, “tierra caliente o templada” (Layme, 2004: s.v. yunka;

Bertonio, 1612: s.v. yunca) y uma “agua”; es decir, “Agua de tierra caliente, agua de yunga”. Ñuño orco 14 …en este yntermedio, se auia ya dado vista al serro del oro; assi por sobresalir con eminençia

altissima: como porque lo mostraron los yndios gastadores de pocona: diçiendo a los soldados se llamaba Ñuño orco que es lo mesmo que teta de serro y que sus mayores les deçian era muy Rico (Rel.2ª, frg. 5: 35).

Formado con ñuñu, que, tanto en aymará como en quechua significa “seno, mama, niño que

aún mama”, y también “leche materna”, y el quechua urqu/orco “cerro, montaña”7.

4.1.2. Vestimenta. Alimento. Utensilios Mura 15 […]el bestido de los yumos es pobre, porque hombres y mugeres no traen de hordinario mas que unas

camissetas de corteza de arbol que ya emos dicho en otra parte llaman mura y como la benefiçian: es de muy poca dura. las camissetas de los hombres hasta la Rodilla y las de las mugeres hasta el touillo[…] las camissetas de mura les sirue para trabajar y caminar, mas para en sus cassas las tienen de muy lindo tejido de algodon y teñidas con achiote. (Rel.1ª, frg. 9: 21).

L. Bertonio recoge mora con el significado de “la corteça de un arbol buena para hazer

sogas” (1612: s.v. Mora); igualmente, F. Layme (2004) cita mura “plantas tropicales de tallos muy largos y flexibles”.

Pito 16 don Pablo quedo solo con un page entre sus accidentes, sin lumbre que no se podia ençender,

passandolo con una poca de harina de pito desleyda en agua fria (Rel.1ª, frg. 2: 11). 17 ...lleuando en su compañia, un soldado que auia salido con los papeles dichos: y un yndieçuelo page

con una taleguilla de harina de maiz, que llaman Pito: y quatro co[ ]ras de biscocho, para bastimento de dos dias (Rel.2ª, frg. 8: 39).

18 ...determino el maese de canpo dexar las mulas y que pasasemos en una balsa hizose la balsa muy

fuerte y buena diose raçion para doçe dias de charqui viscocho toçino y pito de charqui (C.I., fgr. 15: 9).

7 G. Holguín (1608: s.v. ñuñu y s.v. monte o cerro “orcco”); Cerrón-Palomino (1976: s.v. ñuñu); Bertonio (1612: s.v. ñuñu); Layme

(2004: s.v. ñuñu); Carranza (2003: s.v. ñuñu y s.v. urqu1).

107

Bertonio (1612) no hace referencia alguna a este vocablo, pero sí F. Layme (2004: s.v. pitu) para el aymara actual como la “harina de cañahua, de quinua o de cebada”. También en G. Holguín se recoge esta harina que cita la Relación: “La harina adobada para comer de camino”(1608: s.v. pitu). Bowman (Nothall-Nitti, 2003: s.v. pito) registra en un documento de Tucuman (1609): “se curan generalmente con yerva del Paraguay y con pito”.

Chua 19 [...]es vna Prouincia corta, la tierra buena de mucha pajareria, a trechos pedaços de monte pequeños, los

pueblos muy juntos, pero cortos, con nadie tienen guerra, es gente veſtida, laban oro, en vnos ceritos pequeños, y alos Raches, por vna Chua (que es vn plato) de Sal, les dan vn pedaço de oro tamaño de vna mano[...]” (Carta, frg. 843).

Con el significado ‘escudilla de comer’ la recoge Bertonio (1612: s.v. chua). Layme (2004),

para el aymara actual, cita chuwa ‘plato antiguo de alfarería’. Champi 20 […] y champis de bronçe y otras figuras. (C.II, frg. 10: 5). Común al quechua y aymara. El Ynca Garcilaso habla en sus Comentarios (1609: 154) de

que era costumbre entre los incas dar al príncipe como divisa real “una hacha de armas que llaman champi con una asta de más de una braça de largo. El hierro tenia una cuchilla de una parte y una punta de diamante de la otra”. También Bertonio (1612) y Layme (2004) incluyen champi como ‘partesana, hacha’ y ‘porra para pelear’.

Chapapa 21 […] asi como pasamos el sanjon allamos muchos palos cortados. y en el monte una chapapa echa para

coger pescado (C.I, frg. 16: 9). Bowman (Northall-Nitti, 2003) registra esta palabra en un diccionario actual de bolivia-

nismos con la acepción: “armazón hecho de madera o de leña que sirve para sostener algo a cierta altura. Plataforma que se coloca encima de la balsa para poner la carga para que no se moje, asiento para los pasajeros de la balsa” (s.v. chapapa). También H. Sanabria (1997: 63) “armazón de palos para sostener algo encima”. Parece ser, además, un bolivianismo oriental. Sin embargo, el significado que tiene en nuestro texto es el de “trampa o presa que se coloca en el cauce de los ríos para atrapar peces”8. No está claro el origen de esta palabra, pero con esta acepción, podría estar relacionada con la forma aymara Chapatha “Atajar el agua para que vaya a otra parte”, que recoge Bertonio (1612), y, en su forma moderna, chapaña/chakaña, Layme (2004) “desviar el agua de regadío para que se vaya a otra parte”.

4.1.3. Sociedad. Religión

Apo(Apu) 22 ...comenco un indio a darle grandes voçes deçiendo apoy que es lo mismo que mi señor vinose para

nos otros abraçonos […] y luego dixeron pues como tu vienes a pie siendo apo dio su disculpa y ponderamos los dos la atencion de los barbaros (C.II, frg. 34: 14).

8 Antropólogos como A. Métraux (1942: 20) describen este método de pescar con trampas hechas de juncos entre los mosetenes y

chimanes. También documentado por Armentia (1902: 296): “La pesca es variada y la hacen de varios modos: en trampa ó chapapa cuando empiezan á menguar los ríos afluentes del Beni...”

108

23 ...y olgandoſe mucho de vernos, preguntaron al Gouernador, ſi ſe auian muerto todas la mulas? reſpondiendoles, que no, y replicaron, pues como ſiendo tu Apu ya eſta dicho que es nombre de gran Señor) no vienes a mula? (Carta, frg. 828).

24 ...y los Moços dicen, que quando van à ver al Apu, que es el gran ſeñor van por los Punuacanas,

bebiendo de pueblo en pueblo (Carta, frg. 843). Tanto en aymará como en quechua Apu significa “gran señor, jefe”. Es el título conferido a

altas dignidades (Bertonio, 1612: s.v. Apu; Holguín, 1608: s.v. Apu; Layme, 2004: s.v. apu )9. En las Crónicas aparece documentado con frecuencia acompañando al nombre del curaca o

principal de una aldea; debía ser general que exploradores y misioneros lo interpretaran –o lo utilizaran– como apellido (R. Reyes, 2004: 145). En la Relación Mirabalina tenemos: “ [...] y por ella fueron a parar al Rancho de felipe yumo, yndio de buena voluntad, aunque baruaro, que los llebó a la cassa del caçique don diego apo” (Rel.1ª, frg. 6: 19).

Y F. del Rosario señala también como los raches llamaban Apu a su dios principal: 25 No hallamos ydolos entre ellos, por que à ninguna coſa criada adorauan en figura, eſtatua, ni templo:

Confeſſauan al Dios Apu (voz que ſignifica el gran Señor de todo), y le ofrecian humo de Tabaco; Chupauan el Tabaco, y echauan el humo aſia el Cielo (Carta, frg. 822).

Huayna 26 ...y ſentian mucho la trayción, y maldad delos Moços [...] dixeron al Gouernador que darian cien

Huaynas, que quiere decir, moços fuertes, para que fueſſen con los Soldados a caſtigar alos Moços; y en eſta ocaſion conocimos la nobleza delos Raches (Carta, frg. 828).

Común a aymara y quechua wayna “Mocetón. Hombre joven y corpulento. Soltero”

(Layme, 2004), “Joven varón. Amante” (Carranza, 2003)10. Asquipadre 27 se llegauan a hablarle, y á abrasarle, diçiendole en aymara, asquipadre: esto es, o buen padre (Rel.1ª,

frg. 12: 32). Muestra de una forma híbrida entre el español padre y el aymara aski que, como corrobora

Bertonio (1612: s.v. asqui), efectivamente significa “bueno” 11. Una interesante muestra de la adaptación de los fonemas castellanos a los cánones fónicos

de las lenguas indígenas es esta forma patéro que repiten los raches: 28...luego que los yndios le vieron, dixeron, señor, señor, y el padre les dixo en lengua aymará yo no soy

señor, sino padre: y que oyendolo Repitieron patéro, patéro (Rel.1ª, frg. 12: 30) 12 . Huaca En nuestra documentación, el vocablo huaca/guaca (adaptación del qch-aym waka/ wak’a)

no aparece con el significado habitual de ‘ídolo, dios pagano’ que adquirió para los españoles, sino como sinónimo de curaca, en la lengua de los moços:

9 En el caso de apoy, aparece acompañado del sufijo posesivo quechua de primera persona –y “mi” 10 Bertonio (1612: s.v. Huayna “moço”), G. Holguín (1608: s.v. Huayna “moço, mancebo”. 11 También Layme, 2004: s.v. aski “perfecto, bueno, bien. Que tiene el mayor grado posible de las cualidades requeridas”. 12 Se observan varios ajustes a la fonología aymara como el fonema /d/, no existente en esta lengua y que se adapta como /t/, o la

inclusión de vocales para evitar grupos consonánticos imposibles para el aymara (i.e. cruz > aym. Kurusa) (Hardman et al., 1988: 52-ss.). La /-o/ final sólo se explicaría si en lugar del castellano padre, se les hubiera dicho el latín pater. El aymara no admite terminación de palabra en consonante.

109

29 […]prosiguio con los dos indios Raches hasta llegar al pueblo de sisihuaca huaca entre los moços es lo mismo que en el piru Curaca [...] llego a prima noche y allo a los indios en borrachera en casa del Curaca o huaca que es lo mismo (C. II, frg.4: 2).

En realidad, el significado de huaca/waka en las culturas quechua y aymara era mucho más

amplio que el de “ídolo”13. Como señalaba ya el Inca Garcilaso (1609: 30) huaca podía ser todo aquello que se consideraba fuera de lo normal, lo que era especial o sobrenatural: “Llaman huaca a las cosas que se salen de su curso natural”; y a las huacas, en general, se les otorgaban honores divinos.

No es extraño que, entre los “moços”, considerasen al cacique o curaca, alguien por encima de todos los demás, alguien que merece honores y atributos divinos, y por tanto, huaca.

4.2. El puquina Ya hemos aludido anteriormente a que uno de los aspectos más interesantes de la

información lingüística que ofrece nuestra documentación es la referencia al Puquina, antigua lengua del altiplano, que se cita para explicar el nombre de uno de los caciques raches:

30 […] el mas prinçipal, y mayor entre ellos, se llamaua Yosquilé que en lengua puquina del peru,

significa hombre grande, o gran señor. El otro se llamaba Meré, hermano menor de Yosquile [...] hincando la Rodilla bessarón la mano al padre, que los juntó á Rezar los tres dias, que alli estubieron. y el caçique mayor Yosquile los ponia en horden (Rel.,1ª, Frg. 12: 30).

El puquina fue considerada durante el S. XVI una de las lenguas generales en los Andes,

junto al quechua y al aymara; pero, tal como señala A. Torero (1965: 3), a principios del XVII desaparece toda referencia a la misma de los documentos. Los puquinas son presentados en las primeras crónicas como semejantes, desde el punto de vista cultural y social, a los aymaras. En el S. XVI, esta lengua, muy dialectalizada, se extendía por toda la cuenca del Titicaca y las montañas que separan este lago del mar. Su presencia en esta área era muy anterior a la de la lengua aymara, pero esta última comenzaría a colonizar la región entre la ribera occidental del lago Titicaca y el mar, para acabar colonizando también la costa oriental (Omasuyos) y sustituyendo al puquina antes de la llegada de los españoles (1965: 22-23). Debido a la presencia ancestral del puquina en la región andina, no es extraño que se encontrasen nombres propios o topónimos en esta lengua por toda esa zona y sus aledaños.

Sin embargo, no existen muchos testimonios escritos del puquina. Los únicos textos conocidos son los que Torero analiza en su estudio (1965: 106-156): un pequeño catecismo con manuales de administración de sacramentos y diversas exhortaciones y oraciones católicas, un total de cuatro mil palabras. Todos ellos forman parte del libro del franciscano Fray Geronimo d’Oré “Rituale seu Manuale Peruanum”, publicado en Nápoles en 160714.

Es difícil comprobar que en Yosquilé nos encontramos realmente con una forma de esta antigua lengua que significaría, como afirma el texto, “gran señor”. Siguiendo el trabajo de Torero y otras dos fuentes más (Cerrón-Palomino, s.f. y Buysse-Cassagne, 2005) se podría reconocer en Yosquilé los sustantivos puquina chusku/cusku ‘hijo’ e iki ‘señor’ más la partícula eufónica –li (Torero, 1965: 83- 84; Cerrón-Palomino, s.f.: nota 16; Buysse, 2005: 453), con el

13 “Dios tutelar masculino del lugar, que mora en piedras antropomorfas o de formas impresionantes” (Layme, 2004, s.v. wak’a).

“Adoratorio, lugar sagrado, piedra de forma muy rara. Elemental zoomorfo que contiene el espíritu original de los animales, sale de cerros, pantanos y lagunas” (Carranza, 2003, s.v. waka).

14 El título completo es Rituale seu manuale Peruanum et forma breuis administrandi apud Indos sacrosancta Baptismi, Poenitentiae, Matrimonii et Extremae unctionis Sacramenta. Recoge, además de latín y castellano, las versiones en cinco lenguas indígenas americanas: quechua, aymara, puquina, guaraní y mochica (A. Torero, 1965: 32)

110

significado ‘el hijo señor, el hijo mayor o principal’15. Igualmente sería posible reconocer en Yos- el elemento puquina chu/cu ‘él’, más la marca de función sujeto –s (chu-s ‘él’) (Torero 1965: 83; Cerrón-Palomino, s.f: 10) + iki ‘señor’ + li , ‘él, el que es señor’, adaptado por los expedicionarios españoles como Yosquilé.

4.3. Lengua de los raches

De la lengua de los raches (mosetenes) también se recogen testimonios en nuestra documentación. El problema que plantean es que muy pocos casos tienen explicación a través del mosetén actual16.

4.3.1. Sociedad. Religión

Chono 31 […]huaca entre los moços es lo mismo que en el piru Curaca y en los raches chono (C. II, frg. 4: 2). 32 Tienen mucha obediencia al Chono, que es lo miſmo que Curaca, ò Cacique [...]Quando el Chono

quiere mandar alguna coſa, la manda alos Alcaldes, y ellos ſeñalan, los que la han de hazer (Carta, frg. 822).

Ni Armentia (1901-2) en el S. XIX, ni Sakel (2004) documentan esta denominación para

“curaca, jefe, cacique” en el mosetén17. Como hipótesis planteamos su posible relación con el sustantivo Soñi/Zoñi ‘hombre’, o con el pronombre Tsün ‘nosotros’(Armentia, 1901-2: 150-151; Sakel, 2004: 24).

Lacsa (?) 33 Todos son Yndios muy corpulentos, ſus pueblos son muy hermoſos, porque los plantan en forma

redonda, y en medio tienen la caſa en que hazen ſus juntas, que llaman Lacſa (Carta, frg. 822). Ofrece dudas la grafía puesto que en el mosetén no existe originariamente el fonema lateral

/l/, solo se encuentra en préstamos del castellano (Sakel, 2004: 34). Aún así creemos que es posible reconocer el sustantivo aka ‘casa’ (Armentia, 1901-2: 50; Sakel, 2004: 48).

Suysuy 34 ...Chupauan el Tabaco, y echauan el humo aſia el Cielo; luego le echavan humo al Suyſuy, que es el

demonio, al Sol, Luna y Eſtrellas; El Suyſuy, decian, que era malo, y que les hurtaua lo que tenian, y que era chiquito, y que el Dios Apu le azotaua [...] En todos los pueblos auia Echizeros, y entre ellos es oficio muy vil, y de poca eſtimacion; porque los tienen por criados, y vaſſallos del Suyſuy [...] y los Yndios nos dixeron, que el ſe auia huydo era el Suyſuy (Carta, frg. 821).

Efectivamente Armentia (1901-2: 54) documenta en mosetén Soyo/ Zoyo, con el significado

de ‘demonio’. Suysuy parece mostrar otra de las características morfológicas de esta lengua, la reduplicación enfática (Sakel, 2004: 57).

15 En el texto se cita luego a Meré especificando “hermano menor” de Yosquilé. 16 En efecto, la lingüista Jeanette Sakel, especialista en mosetén (2004), me ha confirmado en conversación privada que la mayoría

de estas palabras no son reconocibles en esa lengua actualmente. 17 La denominación actual es Kasiki (Sakel, 2004: 69). J. Sakel me aporta la forma chon' / chon'yi, pero con el significado de “¡sal!

(i.e del agua)”; nunca se refiere a una persona; parece ser una simple coincidencia fónica.

111

4.3.2. Topónimos Se registra algún compuesto sobre chono para el que también plantea dudas la grafía por el

fonema /l/ al que ya hicimos referencia: 35 ...estaba el señor gobernador aguardando los que auia inuiado a traer a laypachono para que quedasen

en el fuerte de buena esperança [...] llego vispera de nauidad solo con dos soldados de los de laypachono y los que le auian ido a conducir (C.II, frg. 18: 8).

Sobre las denominaciones Atahu / Sinahu que, según F. del Rosario, les daban los raches a

los ríos Chuquioma y Yungoma respectivamente, no hallamos referencia alguna en nuestras fuentes (Armentia, 1901-2; Sakel, 2004):

36 Al chuquioma (es vocablo del Perú) los de la tierra de los raches llaman Atahu [...] A este de Yungoma

llaman los Yndios Sinahu (Carta, frg. 839- 840).

4.4. Lengua de los moços De los testimonios que ofrece nuestra documentación sobre la “lengua de los moços” solo

podemos decir que ninguno de ellos tiene explicación a través de las lenguas más generales de la región de Moxos (ignaciano, baure, tacana, etc.). Sin embargo, sí se pueden reconocer algunos elementos del mosetén, lo que puede indicar, o una fuerte influencia de esta lengua sobre la otra, o que, en realidad, los expedicionarios estaban oyendo dos dialectos del mosetén.

4.4.1. En el topónimo Sillami, por ejemplo, encontramos el sustantivo mosetén “Mij”:

37 …y la bieja auia dicho que el cerro se llama sillami que en la lengua de los mocos quiere decir asiento

de piedra o çerro de piedra: mi es piedra. y silla cordillera o çerro (C. II, frg. 17: 7). Tanto Armentia (1901-2, s.v. piedra) como Sakel (2004: 148) registran Mij ‘piedra’.

4.4.2. En Achocate, el nombre con el que señalan que nombran al demonio y al perro se puede reconocer efectivamente el mosetén acho/achae ‘perro’ (Armentia, 1902: s.v. perro; Sakel, 2004: 221).

38 […]son grandissimos ydolatras la mitad de la casa la parten con el diablo a quien llaman achocate açenle en cada pueblo muchas hermitas viuen en tres digo [sic] quatro grandiosos valles (C.II, frg. 28: 11).

39 En toda la prouincia delos Yndios Moços ſe obſerua vn miſmo genero de ſuperſticion, no he ſabido,

que adoren mas que al demonio [...] Al demonio llaman Achocate, y aſſi llaman tambien al perro (Carta, frg. 837).

4.4.3. Sin embargo, se citan una serie de metales, en esta “lengua de los moços” para los que no hallamos explicación convincente a partir del mosetén ni de ninguno de los estudios consultados sobre las lenguas vecinas:

Yoque 40 […]estaño a que ellos llaman yoque (C.II, frg. 10: 5).

112

Armentia (1902) recoge Ioque, pero con el significado “aguja”. Quizá podría tener relación con yeque / yaekaej “duro” (Armentia, 1902: s.v. duro; Sakel, 2004: 143), pero es imposible certificarlo a través de las fuentes consultadas.

Caiba, Nita, Sacahua 41 […]dixeron que en veni auia oro que ellos llaman caiba; plata que en su lengua es sacahua un genero

de bronce que suena mucho y resfregandole descubre tener mucha plata. a que llaman, nita; plomo que llaman [ ] opere, estaño a que ellos llaman yoque la curiosidad de los soldados fue buscando las casas bazias y allaron algunas patenas de plata que auian dexado oluidadas (C.II, frg. 10: 5).

4.5. Por último citaremos dos vocablos: Chami y Muchucha, sobre los que no hemos localizado referencia alguna en los estudios y diccionarios consultados. Los citan en la documentación cuando describen las costumbres y el entorno de los yumos. De la primera, se dice que es la guanabana del Perú; la segunda es descrita como una raíz:

42 […] ay otra fruta que los yndios llaman chami: y en el peru, guanauanas, y se da en la tierra mas baja,

a orillas de los Rios y en lo mas caliente […]ay unas Raizes, que los yndios llaman muchuchas, son buenas y se comen cozidas, partidas tienen un color entre amarillo y colorado (Rel.1ª, frg. 9: 21).

5. CONCLUSIONES

Como explicaba al principio de estas páginas, con este trabajo he pretendido aportar un poco más de luz sobre la situación lingüística pasada de una de las zonas menos estudiadas de América. En su progresiva extensión por el Nuevo Continente, el español no sólo convivió con indigenismos procedentes de las “lenguas generales”. Hemos visto – como no podía ser menos– la presencia del aymara; pero, especialmente, el contacto con otro grupo de elementos léxicos poco, o nada documentados hasta el momento, otros “americanismos” que no son los conocidos ni generales, y que hacen referencia a las realidades y modo de vida de las minoritarias y escasamente conocidas culturas indígenas de las áreas no andinas (raches –mosetenes–, oporonios, moços). Sobre muchos de ellos apenas podemos proponer una hipótesis de explicación firme –los estudios sobre estas lenguas son escasos y, en muchos casos, inaccesibles– pero sin duda suponen un nuevo y apasionante reto para la investigación.

CORPUS DOCUMENTAL

[Rel.]: Relación Mirabalina. Libro cuarto. 1ª y 2ª parte. Archivo de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Santa Cruz de la Sierra. 1661. Texto inédito. Transcripción de M. Cristina Egido. 99 págs.

[C. I]: Cuaderno I de F. Francisco del Rosario. Entrada de 1670. Archivo de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Santa Cruz de la Sierra. Texto inédito. Transcripción de M. Cristina Egido. 26 págs.

[C. II]: Cuaderno II de F. Francisco del Rosario. Información al Gobernador Quiroga sobre Entradas de 1672- 1673 y 1674. Archivo de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Santa Cruz de la Sierra. Texto inédito. Transcripción de M. Cristina Egido. 30 págs.

[Carta]: Carta de Relacion del Padre Fray Francisco del Rosario de todo lo sucedido en la conquista espiritual de los Andes del Perú por la parte de Cochabamba. Publicada por Juan Meléndez en Tesoros Verdaderos de las Yndias en la historia de la gran prouincia de San Iuan Bautista del Peru, de el orden de Predicadores..., Tomo III, Libro V, Caps. XV-XVI-XVII, Roma, N.A. Tinassio, 1682. Versión transcrita por D. Diego Oviedo Obarrio, antropólogo investigador de la Universidad de la Cordillera, La Paz.

113

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alcedo, Antonio de. [1786] 1998. Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales o Américas, Obras clásicas para la Historia de Iberoamérica, Serie I. vol. I. Madrid, Clásicos Tavera, DIGIBIS.

Armentia, Nicolás. 1901-1902. Los indios mosetenes y su lengua, en: Anales Sociedad Científica Argentina (Buenos Aires), 52: 145-160 y 288-306; 53: 49-64 y 234-241; 54: 49-60, 144-150 y 272-282.

Bertonio, Ludovico. [1612] 1984. Vocabulario de la lengua aymara. Reimp, Facsimilar, Cochabamba, CERES-IFEA-MUSEF.

Buysse-Cassagne,Th. 2005. Las minas del centro-sur andino, los cultos prehispánicos y los cultos cristianos, Bulletin del IFEA, 34, 3: 443-462.

Carranza Romero, Francisco. 2003. Diccionario Quechua Ancashino- Castellano, Madrid-Frankfurt, Iberoamericana-Vervuert.

Cerrón-Palomino, Rodolfo. s.f. El cantar de Inca Yupanqui y la lengua secreta de los incas. <http://www.aymara.-org/biblio/cerron.pdf > (julio 2009).

Cerrón-Palomino, Rodolfo. 1976. Diccionario quechua Junín-Huanca, Lima, Ministerio de Educación-IEP.

114

Egido Fernández, Mª Cristina. 2008. El léxico indígena de la Relación Mirabalina: una Crónica inédita del S. XVII (Del deseo de abrir camino “a los llanos de las provincias de chunchos y mojos y llegar al gran Paititi”), en Álvarez Tejedor, A., A, Bueno, S. Hurtado, N. Mendizábal (eds.), Lengua Viva. Estudios ofrecidos a César Hernández Alonso, Valladolid, Universidad de Valladolid y Diputación de Valladolid: 517-534.

González Holguín, Diego. 1608. Vocabulario de la lengua general de todo el Peru llamada lengua Qquichua, o del Inca, Ciudad de los Reyes, Francisco del Canto, Copia de la Biblioteca Nacional.

Hardman, M.J., J. Vásquez, Juana y J de D. Yapita. 1988. Aymara. Compendio de estructura fonológica y grama-tical, La Paz, ILCA.

Hernando Sanabria, Fernando. 1997. El habla popular de Santa Cruz. La Paz, Ed. Juventud. Justiniano de la Rocha, Dora. 2004. Toponimia de Tiwanaku y lugares circundantes. Toponimia de la ciudad de La

Paz y lugares que la conforman (toponímicos en lenguas nativas), Actas XIII Congreso ALFAL, Costa Rica, Universidad de Costa Rica: 715-721.

Layme Pairumani, Félix. 2004. Diccionario bilingüe Aymara-castellano, Castellano- aymara. La Paz, Consejo Edu-cativo Aymara.

Métraux, Alfred. 1942. The Native Tribes of Eastern Bolivia and Western Matto Grosso, Washington, US Government Printing Office.

Northall. R.H. y J.J. Nitti. 2003. Peter Boyd-Bowman´s Léxico Hispanoamericano 1493-1993, New York, Hispanic Seminary of Medieval Studies.

Rivera Reyes, Verónica. 2004, Análisis lingüístico de textos americanos del S. XVII, Tesis de Doctorado, Sevilla, Universidad de Sevilla. Inédita.

Rojas Mayer, Elena. 2008. Documentos para la Historia lingüística de Hispanoamérica Siglos XVI a XVIII, Madrid, BRAE, Anejo 60: 95-454.

Saignes, Thierry. 1981. El piedemonte amazónico de los andes meridionales: estado de la cuestión y problemas relativos a su ocupación en los siglos XVI-XVII, Bulletin Institut Français d' Études Andiennes, 10, 3-4: 141-176.

Sakel, Jeanette. 2004. A Grammar of Mosetén, N. York, Mouton de Gruyter. Santamaría, Daniel J. 1990. Población y economía en el piedemonte andino de Bolivia. Las misiones de Apolobamba,

mosetenes y yurakares en el S. XVIII, Revista de Indias, 50, 190: 741-766. Torero Fernández de Córdova, Alfredo. 1965. Le Puquina, la troisième langue générale du Pérou, Thêse de 3e cycle,

Paris-Lettres, Centre d’Hautes Études IVème 3. 1Ms113. Inédita. Vega, Inca Garcilaso de la. [1609] 1998. Primera parte de los Comentarios Reales que tratan del Origen de los

Yncas, Obras clásicas para la Historia de Iberoamérica, Serie I, vol. I, Madrid, Clásicos Tavera, DIGIBIS.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 115-127 ISSN 2218-0761

JUAN SUÁREZ DE PERALTA: CRIOLLO NOVOHISPANO REPATRI ADO

JUAN SUÁREZ DE PERALTA: A NEW SPAIN CREOLE REPATRIATE

COVADONGA LAMAR PRIETO

Universidad de California, Los Ángeles Estados Unidos de Norteamérica

[email protected]

0. INTRODUCCIÓN Algunas biografías resultan de particular interés por lo que nos descubren acerca de sus protagonistas, pero otras, quizá las más interesantes, develan elementos acerca de la sociedad a la que esos individuos pertenecieron. Este segundo es el caso de Juan Suárez de Peralta, novohispano nacido en la ciudad de México en el año 1544. Perteneció a lo que podríamos denominar “elite de segunda clase”, ya que a pesar de ser sobrino político de Hernán Cortés, por el primer matrimonio de este con María Marcayda, no perteneció al elenco de ricos enco-menderos encabezado por los hermanos Ávila y el segundo marqués del Valle. Sin embargo, sí perteneció a la clase acomodada del virreinato. Su obra Libro de albeitería aporta uno de los testimonios más esclarecedores de la época al respecto de cómo fueron las relaciones entre los conquistadores y pobladores y la ingente masa subalterna. Dice, al tratar de los remedios médi-cos indígenas:

Y ai entre ellos grandisimos secretos los quales no manifestaran a español ninguno si los haçen pedaços a los que naçemos alla que nos tienen por hijos de la tierra y naturales nos comunican muchas Cosas y mas como sauemos la lengua es gran conformidad para ellos y amistad.

(Suárez de Peralta s/f, cap 1: 2-3) Este breve fragmento encierra tres elementos cruciales. El primero de ellos es, cómo los

jóvenes criollos, los primeros hijos de al menos un progenitor peninsular nacidos en las Indias, se contemplan a sí mismos diferentes de los “españoles”, ya que tal es el término que emplea Suárez de Peralta. Además, esa diferencia es percibida también por el otro grupo, los no españoles. En segundo término se encuentra la valorización de la cultura de los mexicanos, dicho sea el gentilicio en sentido amplio: el autor indica que los conocimientos en materia natural son tan valiosos que prefieren mantenerlos en secreto frente al invasor. Y en tercer lugar la que tal vez es la más importante de las aseveraciones: afirma que los criollos, los “hijos de la tierra y naturales” conocen la lengua de los indígenas. Como ha señalado Claudia Parodi, la indianización o asimilación de los españoles a los usos de su nuevo entorno y su cambio subsiguiente, se produce desde los primeros momentos tras la conquista1.

Nos encontramos, por lo tanto, ante un autor bilingüe que vive en la capital del virreinato en el que había nacido, protegido por los privilegios adquiridos por su padre al llevarle caballos

1 Sobre este tema se pueden consultar, entre otros, los siguientes trabajos de Claudia Parodi: 2006, 2007 y 2009a.

116

de refresco a Hernán Cortés justo antes de la segunda entrada en la capital del imperio. Pero su vida no va a ser tan uniforme como parecía inicialmente. Suárez de Peralta va a ser huérfano absoluto desde muy joven, antes de los doce años, y se quedará a cargo de su hermano Luis, siete años mayor que él. En ese momento comienza su interés, el de los dos hermanos, en realidad, por la compraventa: de caballos, de harina, de documentos inquisitoriales… No tardan en meterse en líos y en ser llamados a declarar (Proceso 1571), pero nada les sucede (Solicitud 1572).

Tiempo después del incidente con los papeles inquisitoriales, Suárez de Peralta decide emprender un viaje a la Península. La fecha no es clara, porque si bien en 1572 decía tenerlo todo listo para la partida y el 10 de mayo de 1578 su esposa Ana de Cervantes le reclama por medio de una Real Provisión, que retorne a Nueva España (Real Provisión 1569), no se puede precisar con exactitud a la vista de la documentación actual en qué fecha se trasladó. Se instala en Sevilla, protegido por el duque de Medinasidonia, y luego en Trujillo, en Extremadura, conocido por ser la cuna de los conquistadores. En esta segunda ubicación dará testimonio de la limpieza de sangre de uno de los nietos de Hernán Cortés, Jerónimo, para entrar a formar parte de una orden militar (Postigo Castellanos 1987). Este dato, unido al de que se haya instalado como albéitar en un lugar al que le unen lazos familiares novohispanos livianísimos, indica que Suárez de Peralta estaba integrado en un grupo social novohispano en la Península. Junto a él, va a declarar el 7 de octubre de 1589, en el caso de la limpieza de sangre Jerónimo de las Casas, también mexiquense y pariente suyo. El parentesco es, como decíamos, lejano: el padre de este Jerónimo, Gonzalo, era primo de Hernán Cortés. A su vez, se había casado con Leonor de Barrios, prima de Suárez de Peralta por línea paterna, hija a su vez de su tía Leonor Suárez Pacheco y del conquistador Andrés de Barrios. En resumidas cuentas, el autor y Jerónimo de las Casas eran primos lejanos y este último lo era a su vez de Hernán Cortés.

Desde allí, no se sabe exactamente en qué año el autor se muda a la Corte. Allí su vida va a dar un nuevo giro. Contraerá matrimonio con Isabel Hurtado de Mendoza, hija del IV señor de Fresno de Torote, Juan Hurtado de Mendoza, regidor y representante en Cortes de la villa de Madrid y descendiente del marqués de Santillana, peninsular por los cuatro costados. Con Isabel tendrá un hijo, Lorenzo. Tampoco se sabe demasiado de su vida en esta época hasta el día de su entierro, aunque sí se conoce el volumen tanto de la biblioteca como de las relaciones sociales de su suegro. En los primerísimos días de enero de 1613 será sepultado Juan en la capilla de los caballeros del convento de los clérigos menores del Espíritu Santo, en Madrid2. Curioso edificio, por cierto, demolido durante las guerras napoleónicas y sobre cuyo solar se erigió el Congreso de los Diputados. En febrero del año 2009 se localizaron, durante unas obras, huesos antiguos. Según el Congreso, la obra está parada y los huesos en poder de las autoridades y, según las autoridades, los huesos están en poder del Congreso. Consultados ambos, desconocían el paradero de las pruebas forenses en diciembre de 2009. En resumidas cuentas, y sea cual fuere su ubicación actual, lamentablemente, no podemos saber si se trataba de un osario de la capilla de los caballeros… el lugar en el que recibieron sepultura algunos de los caballeros novohispanos fallecidos en suelo metropolitano.

En cualquier caso, esta anécdota sirve para ilustrar el sentimiento de comunidad de algunos de entre los caballeros novohispanos, o al menos de un número de ellos, una vez insertados dentro de la sociedad peninsular. A la hora de la muerte, optarán por permanecer reunidos en la

2 Expediente de información y licencia de pasajero a indias de Lorenzo Suárez de Peralta, natural de Madrid, hijo de Juan Suárez de

Peralta y de Isabel Hurtado de Mendoza, con su criado Pedro de Colmenares, hijo de Francisco de los Casares y de Francisca de Colmenares, a Nueva España, AGI ES.41091.AGI/ 16404.42.3.162, en Contratación, 5369, n. 42.

117

capilla que había fundado la esposa del segundo marqués del Valle, Magdalena de Guzmán, al ceder unas casas en la carrera de San Jerónimo para que se trasladase a ellas la comunidad del Espíritu Santo que había fundado en 1594 Francisco Caracciolo. Uno de ellos será Juan Suárez de Peralta.

Hemos analizado para este trabajo dos manuscritos, el Tratado del descubrimiento de las Indias y el Libro de albeitería. Del primero existe una transcripción, obra de Giorgio Perisinotto (1992), mientras que del segundo no hay tal. En cualquier caso, se han transcrito personalmente ambos manuscritos, y a esas transcripciones obedecen buena parte de las citas que figuran en el presente trabajo.

El manuscrito del Tratado del descubrimiento de las Indias y su conquista (1605) se conserva en la Biblioteca de Castilla la Mancha, en el Alcázar de Toledo con la signatura ms. 302. Se trata del texto autógrafo, ya que en la portadilla y en la última página, inmediatamente después del índice, aparece la firma del autor. En el lomo del libro está escrito, con plumilla y con la tinta ya casi totalmente borrada:

PERALTA

Descubrim

de las Indias

ORIGINAL Consta de ciento setenta y ocho páginas escritas a doble cara con amplios márgenes a la izquierda. Su tamaño es de 19x16 centímetros en cuarto. Está encuadernado en pergamino y fue restaurado con injertos de papel en un momento que la biblioteca no acierta a determinar. La hoja de respeto de la restauración, en papel verjurado blanco, está rota en su esquina superior derecha. Figuran en ella una serie de anotaciones acerca del autor. Son tres párrafos autógrafos escritos por Francisco Esteve Barba y pertenecen al tiempo en el que él catalogó los manuscritos de la biblioteca Lorenzana.

Suárez de Peralta es autor de un Tratado de la caballería, de la gineta y de la brida impreso en Sevilla por Francisco Díaz. 1580. En 4º [debajo aparece una firma en la que se aprecia una E] Este libro se publicó, pues, recién llegado Suárez de Peralta de la Nueva España de donde pasó a Sevilla en 1579 (fº- 98) Sala reservada. Estº 8 – 5º

Al manuscrito le faltan varias páginas. Entre los capítulos XIII y XIV no encontramos las páginas sesenta y cinco y sesenta y seis, y también falta la noventa y uno. Sin embargo se trata de situaciones diferentes. Mientras que en el primero de los casos la carencia afecta a la obra porque perdemos texto, en el segundo parece que la continuidad no se ve alterada. Podemos suponer entonces que, en algún momento, el autor efectuó una paginación previa a la escritura. La página noventa y uno fue arrancada antes de que se escribiese en ella, mientras que la sesenta y cinco y la sesenta y seis, en las que figuraría el discurso de bienvenida de Moctezuma al conquistador, lo fueron después.

118

Por lo que respecta al Libro de albeitería, el manuscrito consta de trescientas dieciséis páginas escritas a doble cara y su tamaño es de aproximadamente 28,5x22 centímetros en cuarto. La encuadernación no ha sido restaurada, o al menos no hay constancia de ello, motivo por el cual la medida que se da del libro presenta variaciones de hasta medio centímetro: algunas de las páginas están descosidas en algún punto. Además, la encuadernación a la española ha cedido más en la parte superior que en la inferior del volumen.

1. REFLEJOS DE LA PRONUNCIACIÓN 3 Todo lo anterior nos induce a pensar en que, además de su contacto con peninsulares, Suárez de Peralta va a mantener sus amistades previas, o al menos sus relaciones previas, con los novohispanos que, como él, estaban transterrados. Esta situación le convierte en candidato idóneo para la multidialectalidad y la diglosia, como veremos más adelante. Es esta particularidad la que transforma los rasgos fonéticos que se reflejan en los manuscritos autógrafos de nuestro autor en altamente significativos.

Por lo que respecta a las grafías, hemos encontrado en los manuscritos seseo, yeísmo, neutralización de los fonemas /r/ y /l/ en final de sílaba en favor del segundo (Parodi 2003), todos ellos elementos netamente caracterizadores de la variedad americana. Pero quizá lo más interesante que hemos encontrado es una vacilación en las formas de las sibilantes, de las vocales átonas, del uso de la grafía hache… Es decir, que encontramos a un individuo que podemos tildar bien de absolutamente confuso, bien de máximamente despistado.

Un elemento de la biografía del autor puede dar una pista al respecto. Durante la primera parte de su vida va a estar en contacto con la variante americana, toda vez que modificada por la presencia de otras variantes en América, al final de su juventud lo estará con la andaluza y, desde entonces hasta el final de sus días, con la toledana. Su vida en México, pero también su cercanía al duque de Medinasidonia primero y a su suegro después, ilustres representantes ambos de sus entornos culturales andaluz y madrileño-toledano, pudieron dejar mella en su pronunciación y, por consiguiente, en su ortografía. O más que en esta en sí misma, en las múltiples vacilaciones que en ella se aprecian. Analizaremos cada una de ellas separadamente a continuación, de la forma más condensada posible. Pero antes, conviene reflexionar sobre su multidialectalidad y su condición de hablante de herencia o de heritage speaker.

En primer término, su estadía en tres áreas diferenciadas del español induce a considerar a Suárez de Peralta multidialectal. Ignoramos si era capaz de manejar sus registros americano, andaluz y madrileño, entendidos de forma estándar, a voluntad, o si al menos era consciente de ello. Es altamente probable que así fuera, ya que tras la recalada en el entorno de Medina-sidonia, se va a asentar en el Trujillo de Mérida, lugar al que no le unían sus raíces biológicas inmediatas. Esta villa, epicentro de los conquistadores, era sin duda el lugar en el que con más probabilidad Suárez de Peralta podría encontrar individuos conscientes de América: conquista-dores retornados y sus familiares, conocedores todos ellos no solo de las realidades americanas sino también, especialmente para lo que a este trabajo compete, de su variante lingüística.

En segundo lugar, Suárez de Peralta posee otro rasgo lingüístico de interés. Al principio de este trabajo hemos mencionado una cita crucial de su obra: aquella en la que se afirma como hablante de náhuatl. Podemos afirmar entonces, siguiendo sus propias palabras, que nuestro autor hablaba la lengua de los mexicas. Es interesante cómo pudo adquirir esa lengua. Está 3 Tomamos prestado este marbete de la obra de Claudia Parodi (1995), Orígenes del español americano. Queremos, además, dejar

constancia de la deuda que este artículo que escribimos tiene tanto con la obra antedicha como con su autora.

119

documentado que Suárez de Peralta disponía, desde su infancia, de criados indígenas en su domicilio. Parodi ha señalado, en sus estudios sobre la indianización que ya hemos mencionado, la importancia de las nanas indígenas en la crianza de los hijos de los conquistadores. Por ello, es más que probable que Suárez de Peralta fuese un hablante de herencia o Heritage speaker de náhuatl, ya que habría adquirido esta lengua en su casa, durante su infancia, pero no sería capaz de utilizarla en todos los contextos, bien por la forma de su aprendizaje, bien por las meras posibilidades prácticas de su uso durante las últimas tres décadas de su vida.

De hecho, no podemos saber si estaba alfabetizado en náhuatl o no, si usaba la lengua en todos los contextos o si la reducía a un determinado ámbito de sus relaciones personales. Habida cuenta de que como hemos dicho escribe su obra en español, y de que además en su entorno cotidiano peninsular no podría hacer uso, salvo en muy contadas ocasiones, del náhuatl, podemos afirmar entonces, además, que para él esa lengua es la variante B, mientras que el español se transforma en la alta A. Por todo ello, no podemos dejar de concordar con las siguientes palabras:

Las fuentes manuscritas y los hispanismos de las lenguas indígenas prueban que tanto el castellano viejo como el español vernáculo andaluzado estuvieron fuertemente arraigados desde las primeras etapas en que se trasladó el español a América.

(Parodi 1995: 135)

1.1. Vocalismo Por lo que respecta al vocalismo, se aprecia una clara vacilación de timbre en las vocales no

acentuadas, que habría de persistir en el español hasta la regularización Académica del XVIII. En las vocales anteriores, encontramos por ejemplo <Esidoro> (Tratado, 8a)4, <intistinos> (Albeitería, 16-10) <umidad> (Albeitería, 10-16) o también <medeçinas> (Albeitería, 9-6), con alternancia de <e> y de <i>. Ocurre de forma muy semejante por las vocales posteriores, donde hallamos <ynpusible> (Albeitería, 15-7) o incluso, esta ya menos común, <meltitud> (Tratado, 2-11). La mayoría de estas dudas son típicas del español antiguo y sus cambios fonéticos esporádicos (Parodi 1995: 630). 1.2. Consonantismo

No es posible establecer una regla de uso estandarizada entre sus dos obras, ni tampoco una particular para cada uno de los manuscritos, que pudiera obedecer a dos momentos de su trayectoria vital. El volumen del Tratado ostenta más enmiendas que el Libro de albeitería, y por ese motivo las vacilaciones son más inmediatas, ya que se encuentran en un solo término.

1.2.1. /b/ y /v/

La diferenciación en el uso de la /b/ bilabial y la /v/ labiodental no es ya aplicable en los textos de Suárez de Peralta. No hay una norma establecida dentro de la indiferenciación y, por lo tanto, una misma palabra aparece representada indistintamente. Quizá el caso paradigmático por su abundancia sea el del verbo <haber> en sus diferentes formas, que figura con be, con uve y, por supuesto, con la variante en u: <haver> (Albeitería, 1-23), <aver> (Albeitería, 3-13), <aber> (Tratado, 1-5), <hauer> (Albeitería, 9-5), entre otros ejemplos.

4 Para evitar que el texto quede sofocado de notas al pie, anotaremos al lado de cada palabra comentada una abreviatura del

manuscrito al que pertenecen y el lugar en el que aparecen en él, página y línea. Para el Tratado del descubrimiento… usaremos Tratado, mientras que para el Libro de albeitería emplearemos Albeitería.

120

Caso semejante por lo que tiene de variado es el del moderno <veces>, que figura en todas las combinaciones posibles de <b>, <v> y <u> por un lado y de <z>, <ç> y <c> por el otro, en ejemplos que sería demasiado profuso incluir. Una de las enmiendas en el manuscrito del Libro de albeitería induce a pensar que Suárez de Peralta se planteaba de alguna forma este problema de la vacilación. En varias ocasiones, en los primeros capítulos del texto aunque no más adelante, vemos cómo la b que el autor habría escrito en primer término representado por una <u> es sustituido en una segunda lectura, la que se ocupa de las correcciones, por una letra <b>.

1.2.2. Sibilantes

La confusión de las sibilantes, e incluso de algunos sonidos que ni siquiera son sibilantes pero sí limítrofes, merecería un análisis más detenido que el que hemos realizado hasta el momento. La total ausencia de norma, así como la abundancia de correcciones, enmiendas y variantes resulta sorprendente. Quizá tenga algo que ver con la noción de enfermedad que Lapesa refleja en el capítulo que dedica al español de América en su por otra parte monumental Historia de la lengua española. Al tratar de un capitán y un fraile castellanos viejos y de un predicador aragonés que viajan a Nueva Granada, afirma que allí contrajeron el ceceo (Lapesa 1988:475). Si hay algo que contraer en el español de América, no hay duda que Suárez de Peralta lo contrajo.

Una de las correcciones que Suárez de Peralta hace en el manuscrito del Tratado del descubrimiento nos descubre una duda ortográfica que, creemos, pueda ser de interés. Cuando está tratando acerca de los ramos ornamentales que los indios ofrecen a la divinidad, dice rramilletes quellos llaman xuchiles (Tratado, 3a, 6). Es en esta última palabra en la que figura la duda, ya que en la primera versión escribe <çuchiles> (Tratado, 3a, 5-6), con una cedilla que se supone correspondería a una dental africada sorda, pero en la segunda superpone la grafía <x>, en la que por cierto coincide para este término con fray Diego Durán (1867, I: 299) y con Boturini (1746: 52), dental africado sordo. No contento con este baile de grafías, al margen anota suchiles llaman a los rramilletes (Tratado, 3a, al margen). Por lo tanto tenemos una misma palabra escrita con <s> inicial, con una <x> que podemos considerar de origen náhuatl y con <ç>. Es decir, al problema de la diferenciación entre las sibilantes se agrega el del bilingüismo, o por mejor decir, el de un bilingüe que desconocemos si está alfabetizado en ambas lenguas. Bailamos, en el ámbito posible de los sonidos, desde la fricativa ápico-alveolar sorda hasta la africada dental sorda. O meramente entre sus representaciones gráficas.

1.2.3. Seseo

Podemos afirmar, con Giorgio Perisinotto (1992: 31-32), que Suárez de Peralta es seseante. Encontramos diversos ejemplos que así lo atestiguan y que son grafías que no se corrigen en la segunda lectura. Interesante resulta un caso de seseo del Tratado del descubrimiento. Figura en el nombre del protector –decir mecenas tal vez sea demasiado- de Suárez de Peralta. Cuando se refiere al nombre de pila del duque de Medinasidonia, lo llama <Juan Alonso Péres de Guzmán el Bueno> (Tratado, 3a, 1), en vez de Pérez de Guzmán, con una grafía que se corresponde, muy probablemente, a la forma de articulación de un noble andaluz. ¿Lo toma Suárez de Peralta de la forma en que escucha cómo se pronuncia el nombre del noble o puede ser que el propio Juan Alonso se refiriera a sí mismo como <Péres>? En el Libro de albeitería figura un caso de seseo semejante: <Manueldias> (Albeitería, 1-10), por Manuel Díaz, albéitar portugués del que nuestro autor dice sacar parte de sus conocimientos sobre la materia.

121

1.2.4. Fricativas Otro ejemplo curioso induce a pensar en una confusión entre los dos pares de las fricativas.

Dice Suárez de Peralta <espiriençia> (Tratado, 1a, 18) o <esperiençia> (Albeitería, 1-22), y escribe <s> donde debería etimológicamente decir <x>. Se trata muy probablemente de una equivalencia acústica. Curiosa es <pusamiento> (Albeitería, 13-7), con <s> simple intervo-cálica, que funje por el actual pujamiento y que debiera llevar la grafía correspondiente a una fricativa prepalatal. Encontramos asimismo <Huatimala> (Tratado, 99a, 15), con una grafía confusa, que parece indicar un atisbo de la hache aspirada o de su relación con las fricativas prepalatales, pero también hay una ocurrencia de <aua> (Albeitería, 18-16), sin hache, por agua. Casos como este son muy comunes en el español actual de Jalisco, donde la semiconsonante /w/ subsume y absorbe la /g/. Eso sí, se ha localizado un <guebos> (Albeitería, 19-12), escrito con ge y be.

1.2.5. La cedilla

En lo que respecta a las grafías con cedilla y con ceta, no existe tampoco una norma exacta, a pesar de lo que indica Perisinotto. Él se refiere tan solo al manuscrito del Tratado del descu-brimiento, pero la situación cambia al tomar en consideración el Libro de albeitería. <Dezir> y <hazer>, que son las formas en que se apoya Perisinotto, aparecen igualmente con ceta o con cedilla, en abundantísimos ejemplos. Lo mismo sucede con <necesidad> y <veces>, <ueces> (Albeitería, 21-2), entre otros5.

1.2.6. /f/ y <h>

El uso de /f/ de origen latino está claramente desaparecido para Suárez de Peralta. Hace concurrir ambos usos sin norma ni sentido, como en <henero y hebrero> (Albeitería, 11-6) y de hecho una misma palabra puede figurar con hache y sin hache con solo unas líneas de distancia. Encontramos, por ejemplo <hedad> (Albeitería, 3-7), y unas líneas más adelante <edad> (Albei, tería, 3-8). Del mismo modo, y también en una misma página, encontramos en el Libro de albeitería <haver> y siete líneas más abajo figura <aver> (Albeitería, 1).

1.2.7. Yeísmo

Otro rasgo particularizador es el yeísmo, la presencia de la y griega en lugar de la ll, no solo en casos más o menos comunes como <yerbas> (Albeitería, 1b-10), en los que subsumiría el apoyo vocálico, sino también en otros como <yegabamos> (Albeitería, 1b-3). Consciente tal vez del rasgo de clase que implicaba la elle en la norma toledana, incurre en lo que parece una ultracorrección cuando escribe <llieuen>. Es probable que, además, el autor estuviera en un proceso de yeísmo incipiente.

1.2.8. Vibrantes

En lo que respecta a las vibrantes, la simple aparece en todos los casos representada con la grafía erre. Sin embargo, la vibrante múltiple presenta dos variantes. En posición interior se

5 Se han hallado otros dos ejemplos, en este caso únicos, que muestran una confusión entre la africada dental representada por la

cedilla, y la oclusiva linguovelar sorda: encontramos <vaça> con cedilla donde debería decir vaca. No hay otra lectura posible en el manuscrito, ya que se trata de un remedio para la salud del caballo al que se agrega mantequilla de vaca. La segunda de estas presencias perturbadoras es <poça>, de nuevo con cedilla, cuando debería ser poca. El caso es el mismo y, además, se encuentra en la misma página del manuscrito. Tal vez un mal día, quién sabe, porque no encontramos más recurrencias.

122

escribe con duplicación de la consonante, pero en inicial puede aparecer con esa duplicación <rraçon>, <rremedios> (Albeitería, 11-5), <rrabanos>, <rramilletes> o con una erre mayúscula, como en <Remedio> (Albeitería, 12-5) y <Ramosos> (Albeitería, 12-10). En este punto se adhiere a las convenciones ortográficas que seguían los escribanos de la época. Cuando la simple aparece seguida de una <l>, en la práctica totalidad de los casos figura asimilada a esta última, como era característico. Encontramos <hechallo> (Albeitería, 13-18), <dalles> (Albeite-ría, 13-8), <enplastalle> (Albeitería, 13-25) y otras tantas formas verbales equiparables.

2. LOS SIGNOS BICULTURALES

La presencia de términos procedentes de las lenguas de América es frecuente. No se limita a los que proceden del náhuatl, sino que también cita cacique, ají, canoa, entre otros. Del náhuatl tomará multitud de términos, que le resultarán imprescindibles en su discurso acerca de la vida cotidiana en el virreinato. Son definitivas las siguientes palabras:

Desde el siglo XVI, formaron parte del español vernáculo americano de la época palabras de origen indígena que muy pronto se generalizarían en el español americano, y aún en el peninsular. Estas palabras se han mantenido hasta la fecha en la mayoría de los dialectos americanos y europeos del español. Baste citar indigenismos como cacao, tomate, maíz y cacique, entre otros.

(Parodi 1995: 135) En este sentido, además, uno de los aspectos más interesantes de la obra de Suárez de

Peralta es su clara vocación de mediador cultural, su interés en acuñar signos biculturales tal y como han sido definidos por Claudia Parodi, que le permitan expresar su realidad americana a aquellos que la desconocen. Se aprecia especialmente en el Tratado del descubrimiento, en el que examina animales y plantas americanos y los describe para una audiencia ajena a ellos. No se limita a enumerarlos o explicar sus características, sino que además los inserta dentro de un contexto social del uso que se les da en América o de las costumbres que involucra su consumo, su manufactura o su venta.

En todos los casos, desde aquellos que meramente enumera como el <teponaztli> (Tratado, 2b, al margen) o el <petate> (Tratado, 3ª, al margen) a aquellos en los que se detiene con más morosidad, como el <cacao> o el <tabaco> de los que habla extensamente, junto al término americano incluye una breve explicación en español.

Petates son esteras (Tratado, 3a, al margen) ramilletes quellos llaman xuchiles (Tratado, 3a, al margen) se ponen unas çinchas que llaman mecapales (Tratado, 7b, 14) que llaman alla ule y en lengua española latel (Tratado, 3b, 3, 4) el maíz, ques el pan que comen (Tratado, 12b, 7) Conscientes de la brevedad aconsejable, nos detendremos solo en el cacao y en el tabaco,

que son los productos a los que el autor otorga más importancia en el Tratado del descubrimiento y en los bisontes. Algunos otros, como es el caso de la zarzaparrilla, adquieren importancia en el Libro de albeitería y en el Tratado de la caballería, de la gineta y de la brida, debido a las propiedades medicinales que el autor les atribuye. No nos ocuparemos de ellos, no obstante, en este lugar.

123

2.1. El tabaco En el pasaje del Tratado del descubrimiento dedicado a las costumbres de los indígenas,

nuestro autor realiza un comentario explicativo acerca del tabaco y de cuál era la forma en que era consumido antes de la llegada de los españoles. La información acerca de la Nicotiana tabacum se introduce inmediatamente después del relato de otro sahumerio: el producido al lanzar al fuego el corazón de un individuo sacrificado dentro de lo que Suárez de Peralta relata como una de las formas religiosas prehispánicas. Junto a la anotación al margen “tabaco”, cuenta uno de los compuestos con ese producto:

Y tienen unas cañas, llenos los canutos de tabaco, que llaman piçietl muy molido, y cal y otras rayzes y liquidambar, que allá llaman jochiocoçotl y hazen de todo esto una masa y della ynchen los canutos de la caña, la qual llaman poquietl, y quemando la punta desta caña, y metiendo en la boca el cabo della, y chupándola, le sacan un humo que no huele mal.

(Suárez de Peralta 1878, cap 1: 5) 6 Las últimas palabras de este fragmento implican que el autor conoce personalmente cuál es

el olor que emite el compuesto de tabaco. Dice además a continuación Suárez de Peralta que estas festividades siguen produciéndose en su tiempo y no tanto porque conozca la fragancia sino porque relata las estratagemas de los indios para no ser descubiertos.

Esto acostumbran muncho los yndios, y no hazen fiesta ni presente que falten estas cañas ó poquietls, con las quales, como digo, sestán chupando hasta la ora de yrse; y tienen sus espías para que no los vean, y estas espías son de los mismos conjurados, las quales se van trocando, y el dia que les cabe huardar no prueban gota de vino, ni por ymaginaçion, sino están muy en sí para llevar los compañeros al pueblo y á sus casas, porquellos no podrian por salir como salen tan borrachos. Y no es ordinario en cada junta el matar hombre, y sacrificallo sino es quando tienen algun trabajo grande de todos, y este acuden á remediallo con enviar á Dios un mensajero.

(Suárez de Peralta 1878, cap 1: 5) El tabaco llegó a la Península en el primer viaje colombino. Aunque tempranamente se

estableció una confusión en las obras teóricas que trataron la materia entre la Nicotiana rustica y la Nicotiana tabacum, nuestro autor sin duda se refiere a la segunda de ellas, ya que era la propia del área centroamericana (Lora González 1998: 92-93)7. Esta planta centró además la atención de otros autores de la época, como es el caso del padre Las Casas (1981, III, cap 112: 213), de Gonzalo Fernández de Oviedo (1959, V, cap 2: 117) o de Girolamo Benzoni (1985: 148). 2.2. El cacao

La importancia del cacao en la economía y la cultura prehispánica y posteriormente su influencia en la Europa de la época y en los virreinatos es evidente. Suárez de Peralta lo cita en dos ocasiones. En la primera ocasión incide sobre su empleo como tributo:

Los mexicanos tomaban en cada pueblo las mejores tierras que tenian y estas hazian que las labrasen y cultivasen, y sembrasen el maíz, ques el pan que comen y algodon, cacao y las otras semillas conforme á la calidad de la tierra.

(Suárez de Peralta 1878, cap II: 7)

6 Esta referencia está tomada de la edición del Tratado del descubrimiento de Justo Zaragoza. A falta de una edición modernizada,

o al menos uniformizada, de la obra de Suárez de Peralta, emplearemos esta edición para los fragmentos más extensos que tomemos de la obra, con el objeto de simplificar la lectura.

7 Entrada correspondiente a la Nopalea cochinillifera.

124

Más adelante se detiene, en el momento en el que trata la primera ocasión en que el virrey Mendoza ordena que se acuñe moneda. En primer lugar realiza una descripción de la planta y el fruto del cacao:

CACAO. Corre una moneda que llaman cacao, la qual es una fruta que dan unos árboles, los quales se tiene por muy prinçipal hazienda: estos se dan en tierras calientes, y son muy delicados, y tanto, que si acaso vienen heladas, se hielan. Es el árbol del tamaño de un naranjo, la hoja es diferente larga como de un jeme, y ancha de tres dedos; el verde no es muy claro, ni él es muy copado; da la fruta cadaño y es desta suerte: naçe en maçorcas, y dentro está esta fruta ques la pepita; son como almendras, aunque más chicas y más hinchadas, el color pardito, quebradas, tienen una cáscara mas gruesa que la de la almendra, lo de dentro, la carne, es á piernas8.

(Suárez de Peralta 1878, cap II: 7) Tras la descripción botánica del cacao, Suárez de Peralta se detiene en el uso que hacen de

él los indios como moneda, y a qué equivalen los granos de cacao en moneda de Castilla:

Esta fruta sirve de moneda y con ella se compra dendel comer hasta el vestir; valen de ordinario, de ochenta hasta çien almendras destas un real; véndense por cargas, y vale la carga á treynta y á veynte y ocho pesos de á ocho reales. Incluso analiza de dónde procede el cacao de mayor calidad y, por lo tanto, con valor más alto: y ay cacao de más y ménos valor la carga, como es el de Huatimala, y el de aquella provinçia tienen por mejor, y este vale, de ordinario, á tres y á quatro pesos más: el de la costa de la Nueva España, como es Colima, y estotra costa de Huatulco, vale ménos.

(Suárez de Peralta 1878: cap XXIV) Por último, examina cómo se produce el consumo del cacao, al tiempo que incluye su

propia experiencia sobre el mismo:

Esta fruta se come y se bebe, y esta es la causa por qué se acaba, y cada año se coje nueva; y es de saber, que no se aprovechan luego dél en sacándolo de la maçorca, sino cúranle primero al sol, los dias que saben a menester para curarse, y queda de manera, que no se corrompe. Bébese en brebajos, que se hazen moliéndolo, y es cosa muy regalada y de sustançia, y los yndios perdidos por ellos, y no hazen fiesta sin aquel brebaje, que llaman jicaras de cacao, y munchos españoles dan en ello, en beberlo, y comello: yo lo e comido confitado, y es muy lindo.

(Suárez de Peralta 1878, cap XXIV)

Es curioso el empleo del término vino, que es sin lugar a dudas un signo bicultural en este contexto (Parodi 2009a), como lo había sido la equiparación del maíz con el pan que hemos visto más arriba. Radicalmente distinta, en lo que respecta en este caso al chocolate, es la opinión de Benzoni (1985: 217) o de Juan de Cárdenas (1988: 136-137).

Incapaz de resistirse a su propensión a la crítica social y a atraer los hechos teóricos al marco de la vida cotidiana y práctica, ilumina el tema del cacao con el ejemplo de un español, Alonso de Villaseca, que se habría enriquecido con ese comercio. La forma en que refleja a un español dedicado al menudeo debería hacer que nos replanteásemos la forma en que se conciben, en términos generales, las relaciones entre los españoles y los indígenas.

8 Un relato semejante acerca del árbol del cacao lo realiza Girolamo Benzoni (1985: 216). El milanés, más demorado en algunos de

los detalles que Suárez de Peralta, dice: “el cacao que es su moneda, lo produce un árbol no muy grande que sólo crece en lugares cálidos y umbríos, de manera que si le diera el sol se moriría. Lo plantan, por tanto, en la humedad de los bosques; y no siendo suficiente esto, le colocan al lado un árbol más alto al que, cuando empieza a crecer, le doblan la copa de manera que cuando se hace grande lo cubre, con lo que se le da sombra para que el sol no le produzca daño alguno. Su fruto tiene forma de almendra, y nace en unas calabazas de grosor y longitud parecidos a los del pepino. Tarda un año en madurar.

125

Es trato que a enrriqueçido á munchos, y dádoles á çien mil ducados, y hombre a abido, que fué Alonso de Villaseca, que alcançó un millon de pesos de á ocho reales, empeçando con muy poco caudal, y tanto, que en los mercados se ponia tendido en una estera que llaman petate, á vender el cacao por menudo, contándolo: él subióle a lo que e dicho.

(Suárez de Peralta, 1878: cap XXIV) El desarrollo de la información sobre este fruto demuestra el interés de Suárez de Peralta

por la vegetación americana. Analiza el cultivo, describe la forma de la planta, sus usos y las características que lo particularizan, como es el hecho de que se emplee como moneda. De esta forma, realiza un estudio científico sobre el cacao por medio del cual se declara su interés en explicar la realidad completa de la planta a aquellos que no la conozcan o sólo lo hagan por referencias. Pero no lo hace exclusivamente desde el punto de vista del naturalista, sino también del antropólogo que presta atención a las costumbres que rodean al producto.

2.3. El bisonte

Dice nuestro autor, al respecto del retorno de los expedicionarios de Cíbola que presenció en su infancia:

En todo esto dijo verdad, porque ay en aquella tierra los montes que dijo, y ganados, espeçialmente de vacas; pero no son como las de acá, porque yo ví cueros de los que trujeron estos soldados, y son muy diferentes; tienen el pescueço y frente lleno de lana, que no pareçen sino leones coronados, los cuernos como de un palmo, muy agudos que pueden servir de alesnas; chiquitos los toros y las vacas, bravos en grandestremo, y munchos en cantidad

(Suárez de Peralta 1878, cap XXIIII [sic]: 164) La descripción del animal, Bison Bison, es muy semejante a la que hace el Diccionario de la

Real Academia: “Bóvido salvaje, parecido al toro, con la parte anterior del cuerpo, hasta la cruz, muy abultada, cubierto de pelo áspero y con cuernos poco desarrollados”. Suárez de Peralta lo define por comparación, del mismo modo que lo hace Cabeza de Vaca aunque no se pongan de acuerdo sobre el tamaño:

Alcanzan aquí vacas, y yo las he visto tres veces y comido de ellas, y paréceme que serán del tamaño de las de España. Tienen los cuernos pequeños, como moriscas, y el pelo muy largo, merino, como una bernia; unas son pardillas, y otras negras.

(Núñez Cabeza de Vaca 1995: 91)

3. CONCLUSIONES

Con todo lo anterior hemos pretendido mostrar la estrategia vital de Suárez de Peralta, que es la misma que configura la trama de su ficción y de su literatura. A caballo entre dos mundos, y exactamente a caballo, si se permite el chiste fácil, no posee una realidad enteramente definida que le pertenezca de manera permanente. Durante su edad adulta va a sentir una persistente añoranza de la juventud mexicana, de un tiempo que no volverá porque sus protagonistas fueron decapitados, encarcelados, condenados, sometidos en fin. Intentará recuperar ese pasado, e in-tentará dejar constancia de él por medio de sus palabras, lo único a su alcance para luchar contra el tiempo. Pero, no le será posible. Será un inadaptado en dos mundos.

Y no lo será porque en el mero hecho de querer recordar, y dejar recuerdo, está mostrando a la posteridad su carácter de emigrado, de transterrado. Sus palabras, las mismas que con su sentido pretenden evocar su identidad, develan su carácter ajeno a la sociedad en la que está inserto. Lo muestra su pronunciación, así como los reflejos de la misma que encontramos en sus

126

manuscritos. Vemos la indistinción de /b/ y /v/, así como la alternancia entre /f/ y hache. Del mismo modo, apreciamos la variabilidad en las sibilantes, el seseo generalizado y el incipiente yeísmo, todos ellos rasgos de la variante de pronunciación de un criollo de la época.

Otro aspecto reseñable es la semántica cultural: la forma en que reinterpreta, por medio de parámetros europeos, las realidades americanas le sitúan en un punto de mediación cultural en el que solo los criollos retornados a la Península podían encontrarse. Todo ello dibuja a Suárez de Peralta como un individuo merecedor de un estudio más pormenorizado. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Benzoni, Girolamo. 1985. Historia del Nuevo Mundo, Libro segundo, Madrid, Alianza Editorial. Boturini Benaduci, Lorenzo. 1746. Idea de una nueva Historia general de la América septentrional, Madrid,

Imprenta de Juan de Zúñiga. Cárdenas, Juan de. 1988. Problemas y secretos maravillosos de las Indias. Madrid, Alianza Editorial. Durán, fray Diego. 1867. Historia de las Indias de la Nueva España y islas de Tierra Firme, México, Imprenta de J.

M. Andrade y F. Escalante. Expediente de información y licencia de pasajero a indias de Lorenzo Suárez de Peralta, natural de Madrid, hijo de

Juan Suárez de Peralta y de Isabel Hurtado de Mendoza, con su criado Pedro de Colmenares, hijo de Francisco de los Casares y de Francisca de Colmenares, a Nueva España, AGI ES.41091.AGI/ 16404.42.3.162, en Contratación, 5369, n. 42.

Fernández de Oviedo, Gonzalo. 1959 Historia general y natural de las Indias, José Pérez de Tudela (ed.), Madrid, Atlas.

Lapesa, Rafael. 1988. Historia de la lengua española, Madrid, Gredos. Las Casas, Bartolomé de. 1981. Historia de las Indias, A. Millares Carlo (ed.), México, D.F., FCE. Lora González, Ángel. 1998. La diversidad vegetal del Nuevo Mundo: consecuencias etnobotánicas del

descubrimiento de América, Córdoba, Caja Sur – Universidad de Córdoba. Núñez Cabeza de Vaca, Alvar. 1995. Naufragios, Trinidad Barrera (ed.), Madrid, Alianza. Parodi, Claudia. 1995. Orígenes del español americano. Volumen I: reconstrucción de la pronunciación, México,

UNAM. Parodi, Claudia. 2003. De la sincronía a la diacronía, contacto de dialectos en América, en Estudios de lingüística y

filología hispánicas en honor de José G. Moreno de Alba. Memoria del IV encuentro de Lingüística en Acatlán, I. Guzmán Betrancourt y P. Máynez (coords.), México, UNAM: 125-146. También disponible en Google Books.

Parodi, Claudia. 2006. The Indianization of Spaniards in New Spain, en: The Amerindian Languages at the Dawn of the 21 Century, Berlin, New York, Mouton de Gruyter: 29-52.

Parodi, Claudia. 2007. La semántica cultural y la indianización en América: un análisis del contacto lingüístico, en: B. Mariscal y M.T. Miaja de la Peña (coords.), Actas del XV Congreso de la AIH “Las dos orillas”, vol. I: 211-224.

Parodi, Claudia. 2009. Sátira e indianización: orígenes del criollismo en Nueva España, I. Arellano y A. Lorente Medina (eds.), Poesía satírica y burlesca en la Hispanoamérica colonial, Madrid, Iberoamericana: 351-366.

Parodi, Claudia, 2009a. El vino y las Indias, Congreso internacional Bebida y literatura: aguas santas de la creación, Mérida, Yucatán.

Perissinotto, Giorgio. 1992. El habla de un caballero de la tierra novohispano del XVI, en Nueva Revista de Filología Hispánica, 40, tomo I: 29-44.

Postigo Castellanos, Elena. 1987. Las Órdenes Militares castellanas en tiempos de Hernán Cortés: una coyuntura de cambio (1488, 1527), Hernán Cortés y su tiempo, Vol. I, Mérida, Junta de Extremadura: 178-182.

Proceso. 1571. Proceso ante la Inquisición de Juan Suárez de Peralta sobre cosas de la seta de lutero y contra Gonzalo Gómez de Mechoacán difunto y contra Juan Gomez Corona su hijo sobre cosas y palabras tocantes a este santo offiçio, México. AGN. Manuscrito 170338. 61. Inquisición (1522-1819), vol. 72, exp. 29, folio 16 y siguientes.

Real Provisión.1569. Real Provision a los jueces y oficiales de la Casa de la Contratación para que notifiquen a D. Juan Suárez de Peralta la obligación de regresar a Nueva España a hacer vida con su mujer. México. Manuscrito. ES.41091.AGI/ 16403.15.2036// INDIFERENTE, 1569, L.22, f. 119v-120.

127

Solicitud.1572. Solicitud para que Juan Suárez de Peralta se ratifique en su deposición sobre el caso contra Gonzalo Gómez de Mechoacán, difunto, y contra Juan Gómez Corona su hijo sobre cosas y palabras tocantes al Santo Oficio. México. AGN. Manuscrito. 170398. 61: Inquisición (1522-1819), vol. 74, exp. 40, folio 217.

Suárez de Peralta, Juan s.f. Libro de alveitería, compuesto por don Juan Suárez de Peralta, en el cual se contienen muchos primores tocantes a la alveitería nunca vistos, ni oydos ni escritos por autor ninguno, moderno ni antiguo; especialmente lo ques curar a los caballos, y todas bestias de pata entera por pulso, y orina, y donde se hallará el pulso, cómo se conoçerá la orina, quando demuestra por ella augmento de sangre, y creçimiento de umores, y las colores que demuestra en materia de alveitería, no puestas en práctica ni en theorica: sacado por esperiençia por don Juan Suárez de Peralta. Laus Deo. Amen. Madrid. Manuscrito 4255, conservado en la Biblioteca Nacional de España.

Suárez de Peralta, Juan. 1878. Noticias históricas de la Nueva España, Justo Zaragoza (ed.), Madrid. Suárez de Peralta, Juan. 1605. Tratado del descubrimiento de las Yndias y su conquista, y los ritos y sacrificios y

costumbres que los yndios, y los birreyes y gobernadores, que los an gouernado espeçialmente en la nueva españa y del suçeso del marqués del valle segundo don martin cortes: del rebelion que se le ynputo de las justiçias y muertes que hizieron en Mexico los juezes comisarios que para ello fueron por su magestad y rrompimiento de los yngleses y del prinçipio que tubo Francisco Draque para ser declarado enemigo. Compuesto por Don Joan Suárez de Peralta, vecino y natural de México. Manuscrito 302. Biblioteca de la Junta de Comunidades de Castilla, La Mancha.

Suárez de Peralta, Lorenzo. s.f. Expediente de información y licencia de pasajero a indias de Lorenzo Suárez de Peralta, natural de Madrid, hijo de Juan Suárez de Peralta y de Isabel Hurtado de Mendoza, con su criado Pedro de Colmenares, hijo de Francisco de los Casares y de Francisca de Colmenares, a Nueva España, Manuscrito. AGI ES.41091.AGI/ 16404.42.3.162, en Contratación, 5369, n. 42.

128

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 128-153 ISSN 2218-0761

EL REGISTRO PERIODÍSTICO EN EL SIGLO XIX A TRAVÉS D E EL REDACTOR AMERICANO

(SANTAFÉ DE BOGOTÁ, 1806-1809)1

JOURNALISTIC REGISTER IN THE 19TH CENTURY

THROUGH EL REDACTOR AMERICANO (SANTAFÉ DE BOGOTÁ, 1806-1809)

MICAELA CARRERA DE LA RED Universidad de Valladolid, España

[email protected]

1. EL REGISTRO PERIODÍSTICO Y LA HISTORIA DEL ESPAÑOL EN COLOMBIA A la hora de estudiar, mediante el análisis de textos de diversa naturaleza, los factores de la variación de géneros y registros en la historia de la lengua escrita del español en la Nueva Gra-nada del período comprendido entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, debe concederse un lugar especial al estudio de los papeles periódicos, en pleno auge de desarrollo en aquella etapa. Pero si, además, se pretende buscar y asentar la posible identidad propia de un “registro periodístico” en aquella región americana, no puede perderse de vista la realidad histó-ricamente constatada de que en toda la América hispánica de esa época (revolucionaria e ilus-trada) los papeles periódicos –en cuanto al origen y las funciones que les otorgan los estudio-sos– siguen los mismos ritmos de la Europa de entonces (Cacua Prada 1966: 48). Esto se con-firma desde enunciados que proporcionan los propios papeles periódicos, como, por ejemplo, el que se recoge en [1], tomado del preliminar del Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá, uno de los primeros ensayos de fundación de papeles periódicos que emprendió Manuel de Socorro Rodríguez de la Victoria y que se publicó en la imprenta de Antonio Nariño el año de 1791, en Santafé de Bogotá:

1 He aquí el motivo principal y originario de los papeles periódicos. La invención de esta especie de es-

critos fue tan feliz, y tan aplaudida de los hombres de buen gusto, que prontamente se adoptó con ge-neral aprobación de todas las Cortes y Ciudades más cultas de la Europa. De uno en otro día se han ido propagando baxo los diferentes aspectos; pero sin perder el primario de la utilidad común, causa única de su existencia. Los Mercurios, Efemérides, Gacetas y demás escritos de esta clase, parece haber sido derivados del Dia de la Francia, establecido el año de 1665 por el célebre Mr. de Sallo, Consejero del Parlamento de París. (Papel Periódico, 9 de febrero de 1791) (Cacua 1966: 48) [cursiva mía]

1 Este trabajo forma parte de un Proyecto I+D+i del MICINN (Ref. FFI2008-02105), con el título Hacia el estudio de la variación multidimensional: un nuevo corpus histórico del español de Colombia. En transcripción de los textos ha colaborado Francisco José Zamora, integrante del equipo investigador; para la parte estadística contamos con la ayuda de un especialista, Jesús Fernández Benito, vinculado temporalmente al Proyecto.

129

Un testimonio más del alcance universal (y, en concreto, de la conexión entre Europa y América) del modo de proceder y del origen de lo contenido en los papeles periódicos se puede deducir de citas como la recogida en [2], extraída del apartado titulado “Noticias” del primer número de El Redactor Americano, el siguiente periódico editado por Rodríguez de la Victoria en Santafé de Bogotá:

2 Cuantos papeles impresos salen de la Europa, parece que son dictados por Marte y por Belona. Estos

dos furibundos númenes son los que en el día dan la ley a todas las naciones de la tierra, que cubierta de lágrimas y de sangre gime oprimida baxo el terrible peso de una guerra tenaz y desoladora. Pero el inglés, ese monstruo abortado del abismo para oprobrio [sic] de la humanidad: ese infame pirata, cu-yos proyectos de usurpación han abolido el derecho de gentes tan respetado aun de los pueblos más bárbaros, es el único que se complace en aborrecer la paz, y en no dar oídos a las voces de la razón

(R.A., N.01. 6/12/1806, p.05) [cursiva mía] Además de otras consideraciones sobre la oportunidad de un análisis multivariado de los

registros de lengua escrita en etapas históricas de la lengua española en América (Carrera de la Red 2009: 11-34), la idea de comunidad de objetivos y de prácticas “casi universales” de las primeras publicaciones periódicas en toda Europa y en América contribuye positivamente a considerar útil una metodología común para el estudio de la etapa inicial del que anticipadamen-te calificamos como “registro periodístico”, sea europeo o americano, inglés o hispánico, de finales del siglo XVIII y principios del XIX.

2. ANÁLISIS MULTIDIMENSIONAL DEL REGISTRO PERIODÍSTICO EN EL SIGLO XVII I

Según el análisis multidimensional (AMD) de Biber (2001: 200-214), la prosa periodística die-ciochesca inglesa tiene un comportamiento similar a la prosa legal, sobre todo en referencia a la dimensión 1, la que fija el grado de proximidad o distancia respecto del lenguaje interaccional (afectivo o implicado) y frente al puramente referencial. Estos dos registros obtienen el máximo de alejamiento de la interacción que, por el contrario, tiene sus exponentes más claros en otros registros orales o próximos a lo oral (el teatro y las cartas).

En otro estudio, Biber y Finegan (2001[1997]: 66-83)2 estudian la deriva o evolución, a lo largo de tres siglos y medio (1650-1990), de cinco registros de carácter no especializado, basa-dos dos de ellos en la lengua hablada (teatro y sermones) y tres, en la lengua escrita (cartas per-sonales, literatura de ficción y diarios) y otros cuatro registros basados en la lengua escrita más especializada: lenguaje periodístico (acotado como “informativo”), prosa médica, científica y jurídica. En el estudio que Biber y Finegan (2001[1997]: 70-80) hacen sobre dos muestras de textos periodísticos con siglo y medio de diferencia entre sí (de 1833 y 1989, respectivamente)3, concluyen que ambas se caracterizan por una similar tendencia respecto a la dimensión 1 (ten-dencia hacia un menor grado de implicación y un mayor grado de objetividad), mientras que respecto a la dimensión 2 ó 3 (según los estudios multidimensionales que se consulten) –mayor o menor carácter narrativo– se da una clara diferencia: en el lenguaje periodístico informativo, se percibe la tendencia hacia una mayor utilización en el siglo XX de recursos narrativos (ver-

2 Este trabajo tiene como precedente muy directamente relacionado otro anterior (Biber & Finegan 1989: 487-515). 3 Concretamente, se trata de una noticia del diario británico The Times del 1 de junio de 1833 sobre la visita, el 27 de abril del

mismo año, del Sultán de Constantinopla al campamento ruso, y otra noticia del mismo diario, con fecha también de 1 de junio de 1989, sobre la visita del Presidente Bush (senior) al Reino Unido después de pasar el día anterior por Mainz, en la República Fede-ral de Alemania, donde había pronunciado un discurso, muy aclamado, sobre la necesidad de la caída del Muro de Berlín, en el marco de la nueva política con el presidente ruso Gorbachov.

130

bos en pasado, uso de la tercera persona, verbos de comunicación introductores de discurso indirecto, etc.).

En la lengua inglesa del dieciocho Biber (2001: 200-214) trabaja sobre una tipología de las distintas clases de textos identificables dentro de cada uno de los registros y, en cuanto al regis-tro periodístico, toma como punto de partida las tres categorías que él mismo identificaba en la monografía ya clásica (Biber 1988) cuando trataba los textos periodísticos del dominio anglófo-no actual: (1) noticias de prensa (press reportage), (2) editoriales (editorials) y (3) colaboracio-nes periodísticas o artículos con firma (press reviews). En un marco general de registros diecio-chescos ingleses –de los que se identifican tres de tipo oral y cinco de lengua escrita4–, someti-dos a un análisis en relación con las distintas dimensiones, se detectan las siguientes agrupacio-nes (Biber 2001: 200-214): 1. En la escala de máxima implicación a máxima objetividad (dimensión 1), en el polo de la máxima objetividad

con la misma puntuación aparecen la prosa legal y la prosa periodística. 2. En la dimensión 2 (dimensión 3, en otros estudios), “referencia situada”, en el mismo sentido de la escala el

orden coloca en un término medio al lenguaje periodístico, con la misma puntuación que los diarios y las cartas, la prosa científica, la prosa médica y, a bastante distancia, la prosa legal.

3. En la dimensión 3 (dimensión 2, en otros estudios), lenguaje más narrativo frente a lenguaje menos narrativo, el orden escalar de registros/géneros coloca el lenguaje periodístico a continuación de ficción y seguido por la prosa médica (muy narrativa en aquella época).

En cuanto al análisis interno de la lengua, el modo multidimensional de proceder consiste

en la consideración de diferentes rasgos lingüísticos de los que extraer sus distintos coeficientes significativos (en positivo o en negativo), para poner esos valores en conexión con cada una de las dimensiones contextuales fijadas. Como punto de partida, puede tomarse la aportación de Biber (2001: 200-214) en el sentido de que de los 47 rasgos lingüísticos analizados en el estudio de los registros ingleses del siglo XVIII, destaca uno: el adjetivo atributivo (es decir, el adjetivo no predicativo). La presencia de este tipo de adjetivos es muy significativa, con un coeficiente de 0,60, en la dimensión 5 “expresión clara de la persuasión” (que corresponde a la dimensión 4 de Biber 1988).

El objetivo general de este trabajo es la aplicación del método de análisis multidimensional al estudio de la variación en la historia de la lengua española en una zona y época concretas de América: el Virreinato de Nueva Granada, a principios del siglo XIX. Y a la vez, como objetivo específico se pretende conseguir la descripción de una parte del registro periodístico neograna-dino del diecinueve, en concreto, del discurso más directamente vinculado con lo informativo. Esta definición implica interpretar las ocurrencias de los rasgos multivariados (lingüísticos y dimensionales) que intervienen en los diversos tipos textuales que conforman el registro pe-riodístico.

3. MATERIA DE ANÁLISIS : EL REDACTOR AMERICANO.

PERIÓDICO DEL NUEVO REINO DE GRANADA El objeto de estudio es un elenco de textos periodísticos procedentes de El Redactor Americano, que, con el subtítulo de Periódico del Nuevo Reino de Granada (1806-1809), figura como el

4 Ocho géneros: (1) teatro, (2) diarios personales, (3) cartas privadas, (4) ficción, (5) periódicos, (6) medicina, (7) ciencia y (8) prosa jurídico-administrativa. Dichos textos constituyen un subcorpus procedente del corpus mayor ARCHER (A Representative Corpus of Historical English Registers), que recoge documentos británicos y norteamericanos del periodo comprendido entre los años 1650 y 1990.

131

primer periódico editado por el cubano Manuel de Socorro Rodríguez de la Victoria en Santafé de Bogotá. Para el presente estudio la consulta se ha ceñido a los 48 números correspondientes a los dos primeros años (hasta el 19 de noviembre de 1808) digitalizados e incorporados a los fondos de la biblioteca virtual Biblioteca Luis Ángel Arango (http://www.lablaa.org/-blaavirtual/historia/redactoramericano/indice.htm). El primer número apareció el día 6 de di-ciembre de 1806 y su publicación se prolongó a lo largo de tres años.

El contexto histórico en el que se comenzó la publicación implica un patrocinador de El Redactor Americano en el nombre del Virrey Antonio Amar y Borbón y una coyuntura política de alianza franco-española contra los ingleses, quienes, poco tiempo después de su victoria na-val en Trafalgar, habían llegado a tomar Buenos Aires el 27 de junio de 1806. La noticia de la gran victoria del Comandante General Liniers, quien el 12 de agosto del mismo año había con-seguido recuperar la capital del Río de la Plata con tropas procedentes de Montevideo, fue co-nocida en Bogotá el 20 de noviembre, y fue ampliamente cubierta en el número inicial de El Redactor Americano.

Las noticias, recibidas por el Virrey de Santafé a través de despachos urgentes que le hacía llegar el Virrey de Lima, con lapsos de tiempo que podían tomar cerca de tres meses (normal-mente, más tiempo que las noticias de Europa que llegaban al puerto de Cartagena de Indias). Además, se recibían los periódicos de Lima, particularmente la Minerva Peruana, en cuyo número 34 (fol. 306 del 28 de abril de 1791) –tal como recoge Cacua Pradxa (1966: 55)– se contenía, por ejemplo, la “Noticia de un nuevo periodico en Santa Fe de Bogotá” y del que, en años posteriores, El Redactor Americano extractó abundantes noticias procedentes del Río de la Plata.

4. ANÁLISIS MULTIDIMENSIONAL DEL REGISTRO PERIODÍSTICO

EN EL REDACTOR AMERICANO

Las distintas secciones de El Redactor Americano conforman un complejo mosaico de géneros textuales que desde distintas tradiciones escriturísticas se incorporan al registro periodístico. Desde la perspectiva de la variación estilística en el uso de la lengua el periodístico se ejemplifi-ca como un registro de tipo “no marcado” y, por lo tanto, susceptible de variación de un medio a otro; es lo indican Gregory y Carroll (1978: 114-115) cuando afirman: “dentro de las páginas de un mismo periódico pueden encontrarse diferencias notables en el lenguaje de las distintas “sec-ciones”, que casi pueden clasificarse a primera vista por su estilo”. En esta ocasión, se trata de describir el registro periodístico, a través del análisis de las coocurrencias de rasgos lingüísticos en una selección de textos del subgénero informativo de El Redactor Americano y la conexión de las correlaciones de ambos (variables lingüísticas y variantes textuales) con las dimensiones contextuales a las que se corresponden.

El tratamiento multidimensional de las variables continuas correlacionadas con las dimen-siones contextuales va a contribuir a definir el registro periodístico en El Redactor Americano. Los resultados nos descubrirán, por un lado, las tendencias internas textuales, y por otro, contri-buirán a comprobar si se dan diferencias textuales sistemáticas asociadas con micro-procesos diferentes, de forma que puedan ser tratados como sub-registros distintos.

4.1. Textos elegidos

La selección de El Redactor Americano elegida son textos relacionados temáticamente con las invasiones inglesas del Río de la Plata, cuya adscripción a géneros textuales sería como si-gue: (1) una “noticia”, con dos partes: una “informativa” y otra “ensayística”, (2) un bando mili-

132

tar, con dos partes: una “editorial” y otra con el propio bando, (3) una relación o informe militar, (4) una crónica y (5) un reportaje. De los cinco textos, tal como se recoge en Tabla 1, los núme-ros 01, 04 y 05 son eminentemente periodísticos, si bien el primero tiene una breve parte edito-rial, más adecuada para ser tratada como estilo de ensayo o de opinión. En cambio, en 02 y 03 se combinan el estilo editorial con otras partes informativas. Esta doble posibilidad que hemos apuntado de dos subtipos (informativo y ensayístico) dentro del género informativo, nos propor-ciona un número total de 7 textos con un total aproximado de palabras de 2563.

Tabla 1: Nómina de textos

No son textos de un único autor. En estos textos la autoría del editor (“El Redactor”), mani-fiesta en los comentarios editoriales que aparecen precediendo a las noticias u otros tipos de textos informativos, se conjuga con el discurso de otros intervinientes que normalmente se in-corporan marcados con acotación entre comillas y es de suponer –por el carácter de medio in-formativo veraz que se supone a todo papel periódico– que lo hiciera de forma literal, como el bando del general Santiago de Liniers (02) y el informe del mismo general (03). Además, el texto (05) es una incorporación desde una de las fuentes más utilizada por el Redactor, la Gace-ta de Madrid (Diciembre, 1807), que a su vez recoge la noticia recibida desde Buenos Aires (10 de julio de 1807), traducida desde el inglés a través de otra gaceta, la Gaceta de Londres (The London Gazette, Sunday, September 13, 1807), escrita por el teniente general J. Whitelocke y firmada por el general Thomas Bradford.

Si incorporamos a Santafé de Bogotá, lugar de edición, el origen cubano de “El Redactor”, la procedencia peninsular de autores como el general Liniers y el carácter de traducción del inglés al español, en este periódico no se debería dejar de lado como factor de variación lingüís-tica una dimensión geosociolingüística.

En una selección de textos de lengua escrita como es éste, hay que indicar el carácter próximo a lo oral de alguno de ellos, por su funcionalidad. Sobre todo, el texto 02, la “proclama del general Liniers”, un bando militar destinado a ser declamado, leído en voz alta. En el resto de textos aparecen también numerosos rasgos cercanos a la emoción de la noticia provocada por la situación de conflicto entre españoles e ingleses, de enfrentamiento, derrota o victoria incor-porados. Hay que tener en cuenta, pues, el propósito del emisor, la interrelación entre hablante oyente, las circunstancias de producción.

4.2. Rasgos lingüísticos

Se han listado noventa y nueve rasgos léxicos, morfosintácticos y semánticos (estos últimos referentes a las clases semánticas de verbos). Con todos ellos hemos configurado un listado, tal

133

como se ve en Tabla 2, que recoge aquellas variables que contienen toda la significación fun-cional dentro de la historia del español. Los valores funcionales que corresponden a cada uno de los rasgos lingüísticos se han concretado mediante la consulta de trabajos de tipo gramatical del español, actuales y de tipo histórico. Además, se ha contrastado la lista de rasgos con los que ofrecen aquellos que han estudiado los registros en español, según el método de análisis multi-dimensional (AMD). En estos últimos las variables lingüísticas se estudian, por un lado, como tales rasgos lingüísticos con cierto grado de “universalidad” por sus valores funcionales (Parodi 2006: 165-204; Parodi 2010: 86-100) y, por otro, se fija el tipo de conexión de estos rasgos lin-güísticos con las diferentes dimensiones contextuales (Parodi 2005: 45-76; Biber, Davies, Jones & Tracy-Ventura 2006: 1-37; Biber & Tracy-Ventura 2007: 54-89; Parodi 2007: 101-126).

Tabla 2: Variables lingüísticas consideradas

A. DISTRIBUCIONES DE VOCABULARIO ABREVIATURAS

1.Type/token ratio 1ty-to 2.Recuento de longitud de palabras 2long

A. CLASES NOMINALES

3. SNs simples (sin artículos, determinantes…) 3SNs 4.Nominalizaciones 4nominal 5.Nombres singulares 5noms 6.Nombres plurales 6nompl 7.Nombres derivados (-azo,-ión,-miento,-mento,-dad) 7nomd 8.Nombres propios 8nompr 9.Diminutivos (-ito) 9dimin 10.Aumentativos (-simo) 10aum

B. CLASES DE PRONOMBRES

11.Pronombres personales primera persona 11pronp 12.Pronombres personales segunda persona tú 12prontu 13.Pronombres personales segunda persona usted 13pronu 14.Pro-drop primera persona 14prodp 15.Pro-drop segunda persona 15prods 16.Formas de tratamiento 16formtrat 17.Pronombres tercera persona, menos se 17pronter 18.Se reflexivo 18pronse 19.Se aspectual/expletivo (dativo superfluo) 19seexplet 20. Otros tipos de se (no pasivo, reflexivo, o "emoc."/explet) 20otrse 21.conmigo/contigo/consigo 21pronprepos 22.Clíticos 22clit 23.Pronombres demostrativos 23prondem 24.Pronombres indefinidos 24pronindef 25.Pronombres de negación 25pronneg

C. CLASES DE ADJETIVOS

26.Adjetivos atributivos premodificadores 26adjatribpr 27.Adjetivos atributivos postmodificadores 27adjatribpos 28.Adjetivos predicativos 28adjpred 29.Adjetivos evaluativos 29adjeval 30.Función adjetival del participio 30adjpartic 31.Otras clases semánticas de adjetivos (color, cantidad/medida, tiempo, clasifi-catorios, tópicos)

31adjsotr

32.Cuantificadores (muchos, varias, cada) 32cuant D. OTROS ELEMENTOS DE SNS 33.Artículos definidos 33artdef 34.Demostrativos premodificadores 34dempre

134

35.Posesivos (determinantes premodificadores, pronombres -la mía -) 35poses E. CLASES DE ADVERBIOS 36.Adverbios de lugar 36advlu 37.Adverbios de tiempo 37advtem 38.Adverbios de modo 38advmo 39.Adverbios de negación 39advneg 40.Adverbios de cantidad 40advcant 41.Otros adverbios en –mente 41advmente

F. VERBOS: M ARCADORES DE TIEMPO Y M ODO 42.Indicativo 42ind 43.Imperativo (ind/subj) 43imper 44.Subjuntivo 44subj 45.Condicional 45condic 46.Presente (ind/subj) 46pres 47.Imperfecto 47imperf 48.Pretérito (ind/subj) 48pret 49.Pretérito pluscuamperfecto (ind/subj) 49pluscuamperf 50.Perfecto (ind/subj) 50perf 51.Futuro 51fut 52.Futuro subjuntivo (-re) 52futsubj 53.Participio pasado (absoluto) 53ppasab G. VERBOS:CLASES LÉXICO /SEMÁNTICAS 54.Verbos de obligación (deber, tener que, haber que/de) 54vobli 55.Verbo SER principal (formas activas estativas durativas) 55vser 56.ESTAR principal (formas activas estativas no durativas) 56vestar 57.Verbos públicos (verbos de comunicación) 57vpublic 58.Verbos privados (verbos mentales/perceptuales-perceptivos) 58vprivad 59.Verbos persuasivos 59vpersua 60.Verbos de facilitación/causación 60vfacil 61.Verbos aspectuales (perífrasis eventuales/ingresivas/terminales) 61vaspect 62.Verbos de existencia/relación 62vexist 63.Verbos de volición 63vvolic H. OTROS RASGOS DE FV 64.Pasiva ser con agente 64pasag 65.Pasiva ser sin agente 65pasinag 66.Pasiva con se (con por y sin agente) 66passe 67.Verbo+infinitivo 67vinf 68.Infinitivos con artículo 68infart 69."Haber" existencial 69haber 70.Gerundio 70gerun

I. INTERROGATIVAS 71.Interrogativas sí/no 71intabs 72.Interrogativas QU 72intqu J. CLASES DE PALABRAS FUNCIONALES 73.Preposiciones 73prepos 74.Preposiciones complejas 74preposcompl 75.Conjunciones simples 75conj 76.Conjunciones negación 76conjneg 77.Conjunciones multi-palabras 77conjmul 78.Exclamaciones 78excl K. CLÁUSULAS ADVERBIALES 79.Cláusulas subordinadas causales 79clcau 80.Cláusulas subordinadas concesivas 80clcon 81.Cláusulas subordinadas temporales 81cltem 82.Cláusulas condicionales 82clcond 83.Cláusula consecutiva 83clconse

135

84.Cláusulas adversativas 84cladver L. CLÁUSULAS COMPLEMENTANTES 85.Cláusula complementante verbal con que – indicativo 85clquind 86.Cláusula complementante verbal con que – subjuntivo 86clqusub 87.Cláusula complementante nominal con que 87clnqu 88.Cláusula complementante adjetival con que 88cladjqu 89.Cláusula complementante verbal sin que (ind/subj) 89clsinqu M. CLÁUSULAS POSTNOMINALES (RELATIVAS ) 90.Cláusula relativa que/quien/donde – indicativo 90clreqind 91.Cláusula relativa que/quien/donde- subjuntivo 91clreqsub 92.Cláusula relativa cual 92clrecual 93.Cláusula relativa cuyo 93clrecuy 94.Cláusula el que 94clelqu N. RASGOS DE CLÁUSULAS DEPENDIENTES 95.Cláusulas comparativas 95clcompar

O. M ARCADORES 96.Estructuradores de la información 96estruct 97.Atenuadores 97atenuad 98.Enfatizadores 98enfatiz 99.Marcadores coordinación (adversativa, adición, disyunción) 99coord

4.3. Resultados del análisis de las variables individuales en los textos Con la salvedad de la proporción type/token y el recuento de longitud de palabras, que se

han dejado de lado en este análisis, se etiquetan en los siete textos elegidos los 97 rasgos lin-güísticos restantes, que señalan primordialmente categorías gramaticales y estructuras sintácti-cas.

Estos datos constituyen la base sobre la que se aplica el método estadístico de análisis de componentes principales (ACP), en la búsqueda de los valores significativos que proporcionan las correlaciones entre variables y textos.

Las frecuencias de aparición de las noventa y siete variables se someten a una normaliza-ción o promedio de 1000 palabras por texto, proceso del que resulta una matriz de variables lingüísticas, su media, la desviación estándar y los valores mínimos y máximos. En la Tabla 3 se recogen aquéllas que ofrecen porcentajes superiores al 10% en la desviación estándar. Dentro de las variables con grado mayor de desviación estándar, destaca, en el Sintagma Nominal, el 27.75 de los nombres singulares (5noms) y el 14.23 de los nombres derivados (7nomd). Las variables que recogen los distintos tipos de adjetivos participan también de una distribución significativa en sus ocurrencias, con una desviación estándar muy alta (20.62) de los adjetivos evaluativos (29adjeval) y de los cuantificadores (32cuant) (propios, impropios y numerales, cfr. RAE 2009: 355-389), el 14.45. También destacan los atributivos, tanto prepuestos (26adjatribpr) como pos-puestos (27adjatribpos), ambos también con una media alta (32.76 y 31.63) y una desviación estándar del 12.01 y 10.61 respectivamente. Los posesivos (35poses) destacan en su desviación estándar (10.63) entre los determinantes. El uso del pronombre “se” reflexivo ofrece una des-viación típica más que notable (10.37).

En el sintagma verbal destacan el modo indicativo (42ind), tanto por su media (65.09) co-mo por la fuerte desviación típica (18.03), y el infinitivo (67vinf) con un 12.87. En cuanto a los tiempos verbales, los de valores más destacados son el presente (46pres) con un 22.97 y el pretérito (48pret) con un 10.27.

Las clases de verbos con mayor desviación estándar son los verbos de facilitación (60vfacil) (10.95), aspectuales (61vaspect) (19.56) y existenciales (62vexist) (10.54).

136

Tabla 3: Estadística de variables con mayor desviación

Variable Media Desviación Mínimo Máximo 5noms 161,620 27,750 110,787 204,819 7nomd 28,878 14,228 11,662 59,524 18pronse 5,247 10,369 0,000 30,000 26adjatribpr 32,762 12,006 15,695 53,968 27adjatribpos 31,634 10,610 16,304 43,732 29adjeval 18,289 20,613 0,000 66,667 32cuant 40,698 14,448 13,333 60,241 33artdef 121,514 12,616 103,333 142,857 35poses 15,403 10,631 0,000 28,571 42ind 65,091 18,029 34,985 85,202 46pres 30,920 22,967 0,000 62,500 48pret 16,775 10,272 0,000 31,746 60vfacil 20,741 10,974 9,524 43,333 61vaspect 19,042 19,558 0,000 63,333 62vexist 13,824 10,543 0,000 31,746 67vinf 23,398 12,872 0,000 38,044 73prepos 158,480 11,019 143,333 174,603

Estos datos proporcionan información relativa a la distribución de los rasgos individuales

en los textos. Nos hacen ver que algunos rasgos no tienen ocurrencia en alguno de los textos, mientras en otros textos tienen una ocurrencia del orden del 62.50, como pasa con el tiempo presente del verbo, o del tipo de verbos aspectuales (63.33), o entre el pronombre “se” reflexivo que ofrece un porcentaje del 30.00. También podemos observar la media de ocurrencias de cada variable individual respecto al resto de variables en el total de los textos.

El haz de correlaciones entre todas las variables ofrece una precisión del 90.00, lo que nos indica que los resultados de los cálculos se acercan a la realidad de los datos, y las variables se muestran, como en el Gráfico 1, en una correlación de oposición total y la mayoría se aproxima al borde del círculo, como reflejo de su correlación con la realidad de los datos.

Gráfico 1: Contribución de cada variable. Variables contrapuestas

137

En el gráfico se deja ver que la distribución entre los rasgos lingüísticos es absolutamente complementaria: por ejemplo, la presencia del tiempo verbal de pretérito indefinido (50pret) implica la ausencia del futuro (51fut). La coocurrencia complementaria puede expresarse en puntuaciones dentro de las matrices de correlación: así por ejemplo, entre los verbos de obliga-ción (54voblig) y las cláusulas concesivas (80clcon) es muy alta (-3.00), esto es, si aparece una de las variables, la otra estaría ausente; por el contrario, la coocurrencia (es decir, la aparición conjunta) de nominalizaciones (4nom) y de usos adjetivales del participio (30adjpartic) es tam-bién muy elevada (2.40).

4.4. Análisis de los factores y de las dimensiones

A partir de aquí, se emprende el análisis de los factores en los que se agrupan las variables. Como se ve en un plot con los 7 valores propios más significativos (Tabla 4), con el 88.68 del porcentaje acumulado serían suficientes los cinco primeros factores para describir un nivel re-presentativo de la varianza de correlaciones, si bien no se alcanza el 100.00 de representatividad sino hasta el sexto factor.

Tabla 4: Siete valores propios del análisis factorial

Con los rasgos que presentan valores por encima de 0.30 (entre los positivos) o de -0.30 (entre los negativos), se definen los cinco factores. Los rasgos que ofrecen un porcentaje por encima del 30.00, límite tomado en consideración, son numerosos en los cinco factores. Las cifras bastante homogéneas nos sitúan en un registro escrito. Como se puede ver, la distribución entre puntuaciones positivas y negativas es complementaria en los cinco factores. El peso alta-mente negativo en los cinco factores dimensionales nos permite concluir que son escritos con una alta especialización temática y un alto grado de referencialidad (Parodi 2010: 109). Se hallan muy cercanos a un foco relacional e informacional, debido a lo cual consiguen un alto grado de objetividad. Queda detallar las funciones que ejercen los diversos rasgos en las distin-tas dimensiones para completar la descripción del registro periodístico de inicios del siglo XIX neogranadino en textos periodísticos de tipo informativo.

El factor 1 suele contener las correlaciones más significativas de todos ellos, si bien en esta ocasión no comporta un porcentaje explicativo excesivamente elevado (21.92), y dado que los otros factores se presentan muy igualados en porcentaje, habrá que observar la información que proporcionen al menos otros cuatro factores más.

Es importante ver la contribución de cada uno de los textos en el cálculo de la varianza. En la Tabla 5 se ve que el texto que sobresale en la distancia frente las cantidades más significati-vas las aporta el texto calificado como “Informe militar”, con una contribución al factor 1 del 75.8, seguido de la parte editorial del bando, “Bando editorial”, con un 10.1 al factor 1 y con un 39.9 al factor 2. El texto “Noticia (parte informativa)” aporta también un porcentaje elevado (26.6) al factor 2.

138

Tabla 5: Contribución de los textos al análisis factorial

Es posible también ver en el gráfico tridimensional [Gráfico 2] la proyección de los 7 tex-tos, respecto a los dos primeros factores dimensionales:

Gráfico 2: Representación de la distancia entre los textos

Sobre un gráfico de la proyección tridimensional puede plantearse una subagrupación o clúster de los textos en relación con los dos diferentes factores. Por ejemplo, si tomamos los factores 1 y 2, nos encontramos lo siguiente: 1) textos muy próximos al factor 1: Bando (parte editorial), Crónica; 2) textos situados entre el factor 1 y el factor 2: Noticia (parte editorial), Noticia (parte informativa); Bando (militar), Reportaje; 3) textos que se colocan sobre la línea del factor 2: el “Informe militar”, este último es el que se sitúa en la proyección en posición más aislada.

Estas clasificaciones, basadas en la cuantificación de los rasgos lingüísticos extraídos del conjunto de textos seleccionados, tienen que verse corroboradas por un análisis multidimensio-nal, es decir, un estudio de su significado a la luz de determinadas “dimensiones”, concebidas éstas como aquellos patrones básicos que subyacen a la coocurrencia de rasgos lingüísticos (Bi-ber, Davies et ál. 2006: 2). Está constatado que las dimensiones cambian de una lengua a otra, así como de una etapa a otra dentro de una misma lengua, pero también es una realidad que éstas se mueven en torno a unos focos, conducentes al estudio de la variación de registros, en primer lugar de la variación entre lo oral y lo escrito. Para el español, estos focos, sustentados hasta cierto punto en la universalidad de las diferentes funciones comunicativas subyacentes, pueden ser los que ha utilizado Parodi (2010: 120-127) para el estudio de la variación de los registros en el español de Chile: “foco contextual e interactivo”, “foco narrativo”, “foco com-promiso”, “foco modalizador” y “foco informacional”.

En el caso del registro periodístico neogranadino en sus orígenes, están caracterizados por una gran variación en la forma. Si en la actualidad se trata de un registro “no marcado”, con posibilidad de cambio en los discursos según los géneros textuales que contribuyen a crearlo, en el siglo XIX contiene, en igual o mayor medida, esa mezcla de discursos. La dificultad estriba en la mezcla de discursos. De ahí que haya que pensar que las dimensiones se manifiesten sin una nitidez completa y que la observación de los resultados cuantitativos nos hable de un cruce de datos e interferencias entre las distintas dimensiones.

139

4.4.1. Factor 1. Dimensión 1: Foco referencial Basado en rasgos lingüísticos positivos y negativos coocurrentes, que se muestran comple-

mentantes en tamaño y cantidades (cf. Tabla 6) el primer factor representa una dimensión mar-cada por un contenido de una alta densidad informacional y una cuidadosa integración de la información en un texto.

Tabla 6: Cuantificaciones de los rasgos en el factor 1

FACTOR 1 32cuant 0,89 30adjpartic 0,66 73prepos 0,62 74preposcompl 0,61 27adjatribpos 0,57 55vser 0,55 4nominal 0,55 33artdef 0,51 34dempre 0,51 85clquind 0,43 10aum 0,42 26adjatribpr 0,39 47imperf 0,37 36advlu 0,33 53ppasab 0,32

78excl 0,32 49pluscuamperf 0,31 93clrecuy 0,31 80clcon 0,31 72intqu 0,31 63vvolic 0,31 28adjpred 0,30

44subj -0,44 76conjneg -0,44 67vinf -0,45 62vexist -0,48 14prodp -0,53 8nompr -0,54 99coord -0,54 6nompl -0,61

31adjsotr -0,66 64pasag -0,67 25pronneg -0,67 66passe -0,69 40advcant -0,74 54vobli -0,75 60vfacil -0,84 39advneg -0,84 94clelqu -0,90 61vaspect -0,91 86clqusub -0,92 11pronp -0,93 18pronse -0,94 89clsinqu -0,94 21pronprepos -0,94 91clreqsub -0,94

Al texto (03b), el “Informe (militar)” –recogido en [3]– le corresponde en el factor 1 el ma-

yor porcentaje en la contribución negativa (-10.23). Todo ello da pie a pensar que pueda formar realmente, tal como se señalaba más arriba, un subtipo dentro del registro periodístico de El Redactor. En cambio, el “Bando (parte editorial)” –recogido en [4]– con una contribución del 3.74 se presenta como el exponente más representativo dentro del factor 1 de los valores positi-vos.

3 TEXTO 03.b): Informe militar

N.03(Enero/04/1807)Sin epigrafep.19/ línea20 [[[ 20El Artículo segundo es parte de la relación que/21 hace del valor, unión, fidelidad y heroísmo de

los mi-/22litares y paisanos que contribuyeron a la gloriosa em-/23presa. Lo insertamos por hacer justi-cia al verdadero/24 mérito, y porque se propaguen los timbres y blasones/25 de la Nación Española./]]]

26“No sé si debo ponderar más (dice el Señor Li-/27niers,) la constancia heroica de los Oficiales y Sol-dados/28 en los trabajos, que las intemperies de la estación les/29 han hecho sufrir, sin más abrigo que el del cielo, no/30 habiéndose verificado que nadie haya proferido la me-/31nor queja, ni dado la menor seña de incomodidad; que/32 el valor sin segundo que mostraron en una de las accio-/33nes de más arresto, intrepidez y riesgo que se pueda/34 emprender.

35Entre los hechos de patriotismo de esta Ciudad//21 no se debe omitir el de Don Manuel Ortiz Basual-do,/2 quien me remitió mil pesos fuertes, para ser distri-/3buidos por mí entre las viudas e hijos de los que han/4 perecido en la expedición, y entre los que juzgué más/5 dignos de premio por algunas accio-nes extraordinarias. En-/6tre ésta no debo omitir la de la muger de un cabo/7 de Asamblea, llamada Manuela la Tucumanesa, quien/8 combatió al lado de su marido, y mató a un soldado/9 inglés, del que me presentó el fusil. Pero este acto/10 de heroísmo pudo haber tenido principio en los exem-/11plos de primera excepción de mi Señora Doña Jo-/12sefa Morales, gobernadora de Montevideo y Doña/13 Francisca Huet, digna Esposa del Sargento Mayor y/14 Comandante de la Colonia del Sacramento Don Ramón/15 del Pino, quienes con sus dádivas y exhortos han con-/16tribuido infinitamente al entusiasmo

140

y exaltado denuedo/17 con que nuestras tropas han ido a buscar y vencer el /18 enemigo, despreciando fatigas, tempestades y balas.”/

[[[ 19Sigue haciendo elogios de otros varios sugetos. etc./]]] 4 TEXTO 02a) Bando (parte editorial) N.03(Enero/04/1807)Noticias del continentep.19/ línea00 Como el público ha recibido con mucho aplauso cuan-/2to se ha insertado en los Números anteriores

relativo/3 a Buenos Aires, parecen muy dignos de este lugar dos/4 artículos que hemos sacado de la re-presentación/5 o parte impreso, que el animoso Reconquistador de/6 aquella ciudad dirigió con fecha de 16 de Agosto al/7 Excelentísimo Señor Príncipe de la Paz, Generalísimo/8 de los Reales Exércitos y Armadas. El Artículo pri-/9mero consta de la proclama o bando militar dirigido/10 al Exército, y es del tenor siguiente. / […]

Los rasgos del factor 1 confirman la complejidad sintáctica que comporta la dimensión referen-cial, ya que los valores más elevados son negativos. Destacan cláusulas como las de relativo con que con modo subjuntivo (91clreqsub, -0.94) (03b, que se pueda emprender), y las complemen-tantes también con subjuntivo (86clqusub, -0.92) (03b, no habiéndose verificado que nadie haya proferido la menor queja). Se observa también un nivel de ocurrencia notablemente alto en procedimientos de cohesión como la coordinación (ilación y adversativa) (99coord, -0.54) y las conjunciones negativas (76conjneg, -0.44).

Asimismo, los rasgos del sintagma verbal con porcentajes negativos más altos se relacionan con una modelización de la acción en un plano de la no temporalización, como lo refleja los porcentajes de infinitivo (67vinf, -0.45) y de subjuntivo (44subj, -0.44). La pasiva, rasgo ligado también a lo referencial, ofrece porcentajes elevados de ocurrencia de la pasiva refleja (66passe, -0.69) (03b, se propaguen) y de la pasiva con agente (64pasag, -0.67) (03b, para ser distribui-dos por mí). Igualmente elevados son los niveles de ocurrencias de algunas clases léxico-semánticas de verbos ligadas a valores modalizadores, como los aspectuales (61vaspect, -0.91) (03b, han ido a buscar y a vencer) y los de obligación (-0.75) (03b, no se debe omitir; 03b, debo ponderar), así como las clase de verbos de facilitación (60vfacil, -0.84) (03b, me remitió). Estos tres tipos de verbos eran, también, los que ofrecían el mayor grado de desviación estándar en el conjunto de todos los textos analizados.

No obstante, ya que las funciones de los rasgos no se pueden fijar de antemano (Biber 1988), algunos de los rasgos negativos con alta ocurrencia están muy cercanos a la producción interactiva, si bien estos rasgos los aportan otros textos más cercanos al foco participativo, invo-lucrado, tales como el “Bando (militar)” (02b), que se va a mostrar también muy representativo de la dimensión 5, vinculada a lo abstracto. Entre ellos, destaca el porcentaje elevado que ocu-pan los pronombres de primera persona en su uso explícito como sujeto (11pronp, -0.94) (02b, que yo tendría rubor de encarecerlos), muy por encima del sujeto prodrop (14prodp, -0.53) (03b, no sé si debo…) y similar al porcentaje de su uso como objeto (0.93) (03b, me presentó el fusil) (Parodi 2010: 90-92).

Mientras, la adjetivación se reduce a la categoría “otros adjetivos” (31adjsotr, -0.66), vincu-lada también a lo referencial. En el sintagma nominal abundan los nombres singulares (5noms, -0.72) así como los nombres plurales (6nompl, -0.66), rasgos ambos negativos en la dimensión 1, que si apareciesen como positivos, se relacionan con el foco interactivo (Biber, Davies et ál. 2006: 13). De hecho, entre los valores positivos que vinculan estos textos al foco interactivo, sobresalen los distintos tipos de cuantificadores (RAE 2009: 355-389) (32cuant, 0.89) (02a, con mucho aplauso) y las ocurrencias de las diferentes clases adjetivales: participio utilizado como adjetivo (30adjpartic, 0.66), adjetivos atributivos pospuestos (27adjatribpos, 0.57), adjetivos

141

atributivos prepuestos (26adjatribpr, 0.39) y adjetivo predicativo (28adjpred, 0.30). Los demás rasgos positivos que vinculan estos textos a la explicitación y al contexto espacio-temporal ofre-cen un porcentaje de ocurrencia alto: artículo definido (33artdef, 0.51), adjetivo demostrativo (34dempre, 0.51), adverbios de lugar (33advlu, 0.33). Como elementos de cohesión destacan las preposiciones (73prepos, 0.62) y las preposiciones complejas (74preposcompl, 0.61).

Como se observa en el Gráfico 3, la cercanía a la oralidad en la dimensión 1 se manifiesta en rasgos de expresividad como la exclamación (78excl, 0.32) y la interrogativa parcial (72intqu, 0.31). En esta dimensión, la tendencia a las descripciones simples se relaciona con el verbo ser (55vser, 0.55) y con verbos de volición (63vvolic, 0.31), que involucran al emisor. También son propias de un estilo contextual las cláusulas complementantes en indicativo (85clquind, 0.43) y las cláusulas de relativo (93clrecuy, 0.31).

Gráfico 3: Puntuaciones del foco contextual o interactivo (dimensión 1)

4.4.2. Factor 2. Dimensión 2: Foco narrativo Los rasgos –22 positivos y 12 negativos– que definen el factor 2 –tal como se recoge en la

Tabla 7– se asocian con un foco narrativo, en el que los eventos se sitúan en unas coordenadas espaciales o temporales.

Tabla 7: Cuantificaciones de los rasgos en el factor 2

FACTOR 2 10aum 0,81 16formtrat 0,79 97atenuad 0,77 3SNs 0,77 88cladjqu 0,72 50perf 0,71 66passe 0,69 24pronindef 0,67 5noms 0,63 74preposcompl 0,62 79clcau 0,54 28adjpred 0,48

4nominal 0,48 90clreqind 0,45 99coord 0,44 70gerun 0,41 48pret 0,41 7nomd 0,41 92clrecual 0,37 40advcant 0,37 60vfacil 0,33 14prodp 0,31

39advneg -0,36 35poses -0,36

95clcompar -0,36 20otrse -0,37 93clrecuy -0,40 49pluscuamperf -0,40 23prondem -0,41 17pronter -0,44 44subj -0,46 59vpersua -0,46 26adjatribpr -0,47 76conjneg -0,54 22clit -0,55 65pasinag -0,58 29adjeval -0,68

142

51fut -0,69 80clcon -0,74 72intqu -0,74 63vvolic -0,74

58vprivad -0,75 78excl -0,76 36advlu -0,82 67vinf -0,85

77conjmul -0,93

En el Gráfico 4 se ve la distribución de los textos en torno a este factor, con un corte o sal-

to, en el que, con la puntuación más alta (6.9), vuelve a verse representado por el texto 02a, la parte editorial del “Bando (editorial)”; en la zona central está el núcleo de mayor número de textos, desde la “Crónica” –recogido en [5]– hasta la parte editorial de la “Noticia”, que se dis-tribuyen con una puntuación entre 3.8 y -3.9 y, por fin, con una puntuación de -5.7 se coloca como el otro extremo la parte informativa de la “Noticia”. La parte editorial del “Bando” se construye con hechos internos del papel periódico narrados con precisión, de ahí la alta puntua-ción en las coordenadas. En géneros como la “Crónica” o el “Informe”, la dimensión 2, el foco narrativo, se concreta en el relato de los hechos con su contexto espacio-temporal, mientras otros, como el “Reportaje” o la “Noticia” centran su naturaleza en la densidad de la información que transmiten.

Gráfico 4: Puntuaciones del foco narrativo (dimensión 2)

Entre los rasgos positivos, que colocan los textos próximos a la narración, destacan los

tiempos verbales de pasado. Llama la atención, sobre todo, que la puntuación más elevada la ofrece el pretérito perfecto (50perf, 0.71) (03.b, las intemperies de la estación les han hecho sufrir, quienes con sus dádivas y exhortos han contribuido infinitamente al entusiasmo), muy por encima del pretérito indefinido (48pret, 0.41) (04, adquirió, causó, acordó).

Los ejemplos aportados pertenecen en su mayoría a la clase léxico-semántica de verbos de facilitación (60vfacil, 0.33). El modo indicativo, modo declarativo, modo de acciones reales, es el que prima en las cláusulas de relativo, sobre todo con que (90clreqind, 0.45) (04, el regocijo que causó, a que siguieron otras demostraciones de alegría, demostraciones de alegría que manifestaban estar inflamandos aquellos ánimos…), así como en las cláusulas complementantes con que (88cladjqu, 0.72). Las cláusulas de gerundio marcan una modalización de la acción (70gerun, 0.41) (04, conociendo el regocijo que causó tan plausible nueva…), principalmente temporal de simultaneidad.

143

Destaca la presencia de marcadores de atenuación (97atenuad, 0.77), muchos de los cuales son adverbios de cantidad (40advcant, 0.37) que aportan matices descriptivos a la narración. Las construcciones con se colocan la atención en la acción más que en los participantes. Las frases preposicionales se asocian a la información condensada que trasmite el emisor de las acciones (74preposcompl, 0.62). Entre los pronombres destacan las desinencias de primera persona o la no explicitación del pronombre de primera persona (14prodp, 0.31), que implican falta de in-terés en fijar el emisor del discurso, completado con los pronombres indefinidos (24pronindef, 0.67), lo que contribuyen a distribuir la información con otros participantes en la acción y a diluir el interés por los sujetos y concentrarse en los hechos que se exponen. En la tercera perso-na del discurso destacan las fórmulas de tratamiento (16formtrat, 0.79) (04, Nuestro Augusto Soberano, Excelentísimo Señor Virrey). Estos últimos contribuyen a proporcionar al aumentati-vo (10aum, 0.81) un lugar preponderante en el sintagma nominal, caracterizado también por la ausencia de determinantes (3SNs, 0.77), el elevado número de nombres singulares (5noms, 0.63), de nominalizaciones (4nominal, 0.48) y de nombres derivados (7nomd, 0.41).

5 TEXTO 04 Crónica

N.03(Enero/04/1807)Otras.p.23/línea00 1Ansiosa la Ciudad de Tunja de saber el éxito de la in-/2vasión de los ingleses en Buenos Aires, adqui-

rió con/3 prontitud la agradable noticia recibida en esta Capital,/4 de su recuperación por nuestras ar-mas de un modo/5 tan satisfactorio a toda la nación como glorioso a su ilustre/6 reconquistador Don Santiago Liniers. Y hecha pública/7 por su Corregidor y Ayuntamiento, conociendo el re-/8gocijo que causó tan plausible nueva en todos sus ha-/9bitantes, su amor y fidelidad a nuestro Augusto So-/10berano, acordó que en celebridad se hiciesen todas las/11 demostraciones de júbilo, dando principio por la más/12 debida cual era la de tributar humildes gracias al Gran/13 Dios de los Exércitos. Efecti-vamente, se anunció la vís-/14pera con repique general de campanas, y asistiendo al/15 día siguiente al templo del Señor el Cabildo y vecin-/16dario de toda clase con la suntuosidad y devoción pro-/17pias de un pueblo religioso, excitadas en aquel acto/18 por la oportuna oración que al asunto pronunció el /19 Cura Vicario de la Parroquial mayor. Se siguió des-/20pués del divino Sacrificio el Te Deum acostum-brado en/21 estas ocasiones. Y últimamente hubo iluminación gene-/22ral en las tres noches de la fun-ción, con muchos fue-/23gos artificiales y corridas de toros por las tardes, a que/24 siguieron otras de-mostraciones de alegría que manifes-/25taban estar inflamados aquellos ánimos de los mas no-/26bles sentimientos de gratitud y amor a Nuestro Augus-/27to Soberano, según lo patentizan los Oficios diri-gidos al /28 Excelentísimo Señor Virrey, por el Corregidor Justicia/29 Mayor de la Provincia, Don Ma-nuel del Pozo y Pino./

Los valores negativos se vinculan al foco no narrativo, o mejor aún a la participación de los

emisores en los hechos que se narran, próximos al foco de explicitación e involucración en la acción, ya que estos dos focos (narrativo / no narrativo y explicitación o dependencia de la si-tuación) se interrelacionan. Dos tipos de verbos, los privados (58vprivad, -0.75) y los de voli-ción (66vvolic, -0.74), a los que se suma también el grupo de verbos de persuasión (59vpersua, -0.46), son un ejemplo de esta expresión explícita y de persuasión. Asimismo, en esta misma línea están los adjetivos evaluativos (29adjeval, -0.68) y los atributivos prepuestos (26adjatribpr, 0.47), o la marcación de los acontecimientos y de las cosas que proporcionan los adjetivos pose-sivos (35poses, -0.36), completándolos con las cláusulas adjetivas de relativo con cuyo (93clrecuy, -0.40).

Los pronombres de tercera persona (17pronter, -0.44) colocan la narración de los hechos en primer lugar. Los pronombres demostrativos (23prondem, -0.41) y los clíticos (22clit, -0.55) sirven para contextualizar las referencias y dar como reales los hechos que se narran.

Las cláusulas adverbiales concesivas (80clcon, -0.74) y las comparativas (93clcompar, -0.36) tienen una función de evaluación de las acciones. Por el contrario, el elevado porcentaje

144

negativo de infinitivo, sin que venga provocado como complementante de verbos de volición o privados (67vinf, 0.85) (01b, la prevención de asistir, para tributar, por insertarla), se explica más desde la transmisión concentrada de información, a la que se suma el alto valor negativo del modo subjuntivo (44subj, -0.46). El futuro (51fut, -0.69) y el pluscuamperfecto (49pluscuam, -0.46) (01b, la habían tomado) completan el arco temporal de la narración.

La presencia de modalización exclamativa (78excl, -0.76) e interrogativa parcial (72intqu, - 0.74) desvincula también al emisor de la modalidad asertiva. También sobresalen aquellos ras-gos que marcan la complejidad sintáctica, como la aparición de conjunciones múltiples (77conjmul, -0.93), complementadas con un porcentaje elevado de conjunciones negativas (76conjneg, -0.54).

6 TEXTO 01b) Noticia (parte informativa) […] 7En la tarde del veinte de Noviembre se dio un/8 repique general en todos los templos de esta metrópo-

li,/9 acompañado de un sinnúmero de fuegos artificiales,10 por la noticia que se tuvo de la feliz restau-ración de la/11 Ciudad de Buenos Aires, con derrota completa de los/12 ingleses que la habían tomado y tenían en opresión. Esta/13 noticia la comunicó de oficio el Exmo. Señor Virrey a la/14 Real Audiencia, Ilustres Tribunales, ambos Cavildos, y to-/15dos los cuerpos religiosos, con la prevención de asistir al/16 día siguiente a la Santa Iglesia Catedral, para tributar al/17 Dios de los exércitos solemne acción de gracias por el/18 triunfo de las armas católicas en la capital de dicho rei-/19no. En el momento en que se supo el motivo del general/20 repique se conmovió el numeroso pueblo de la metrópoli,/21 y po-seído de un extraño entusiasmo corría en tropas por/22 las calles, repitiendo mil vivas y aclamaciones./

23Estos efectos del placer público se experimentaron/24 en toda la tarde y noche, autorizados por la tri-ple sal-/25va real, música militar, y hermosa iluminación; pero to-/26do fue mucho más serio y respeta-ble al día siguiente. En/27 efecto, la reunión de todos los cuerpos militares y poli-/28ticos, y de las co-munidades religiosas en el templo del/29 Señor, presentaba un espectáculo magnífico y piadoso,/30 pre-sidido del xefe del reino, que lo animaba con su ilus-/31tre exemplo, inspirando en todos los corazones los más/32 puros sentimientos de la lealtad y del amor./

33También el domingo, día 30 del próximo pasado/34 presenció este público otro acto bastante plausi-ble en/35 un simulacro de guerra de campaña, cuya descripción //7 se omite para el Núm. siguiente, por insertarla con la/2 exactitud que corresponde, y dar lugar a estas otras/3 noticias.

4.4.3. Factor 3. Dimensión 3: Foco compromiso

La dimensión 2 o foco narrativo se complementa con la dimensión 3 o foco de compromiso (Parodi 2010: 123-124). Se define de acuerdo con el factor 3, cuyos rasgos se recogen en la Tabla 8 y se asocian con un foco de explicitación de la intención y actitud del emisor, con una referencia dependiente de la situación.

Tabla 8: Cuantificaciones de los rasgos en el factor 2

FACTOR 3 75conj 0,86 34dempre 0,68 99coord 0,67 58vprivad 0,66 79clcau 0,65 76conjneg 0,64 90clreqind 0,59 65pasinag 0,57 72intqu 0,56 63vvolic 0,56 80clcon 0,56 78excl 0,53

27adjatribpos 0,51 50perf 0,51 24pronindef 0,46 97atenuad 0,45 88cladjqu 0,45 59vpersua 0,44 62vexist 0,42 26adjatribpr 0,39 64pasag 0,38 25pronneg 0,38 74preposcompl 0,35 10aum 0,31

145

38advmo -0,34 92clrecual -0,38 53ppasab -0,44 96estruct -0,47 9dim -0,47 81cltem -0,47 84cladver -0,47 54vobli -0,49 41advmente -0,50 35poses -0,50 70gerun -0,51 3SNs -0,52

17pronter -0,52 83clconse -0,52 43imper -0,54 87clnqu -0,54 47imperf -0,55 7nomd -0,67 82clcond -0,70 45condic -0,72 6nompl -0,73 37advtem -0,76 56vestar -0,78 69haber -0,91

La dimensión de referencia explícita o de involucración se sustenta en un buen número de

rasgos tanto positivos (24) como negativos (24). Como se ve en el Gráfico 5, el foco de com-promiso en un papel periódico conduce a la intervención del emisor activamente en casos como el “Bando” –colocado en [7]– que sitúa el “yo” en primera línea e involucra en el discurso al emisor. Este texto se conforma totalmente con la idea recogida en Parodi (2010: 124-125) sobre la función que desempeña esta dimensión “asociada a textos en los que la intención y la actitud del emisor tienen mayor relevancia que el mensaje mismo; este dimensión caracteriza a textos en los que aparecen participantes reales que expresan intenciones y actitudes proposicionales frente a lo dicho.”

La complementariedad entre el foco compromiso y el foco narrativo en su polo negativo se ve reforzada por las puntuaciones de las clases léxico-semánticas verbales: privados (58vprivad, 0.66), de volición (66vvolic, 0.56), persuasivos (59vpersua, 0.44), a los cuales se añaden los verbos en el foco de compromiso existenciales (62vexist, 0.42). La complejidad sintáctica se traduce en el hecho de que las puntuaciones más altas de los rasgos positivos corresponden a los elementos conjuntivos (75conj, 0.86), sobre todo, los elementos coordinantes (99coord, 0.65) y las conjunciones negativas (76conjneg, 0.64).

Sin embargo, la dimensión 3 de compromiso responde a la modalización de la realidad y de la participación en los acontecimientos marcada por los siguientes rasgos: el indicativo de las cláusulas de relativo (90clreqind, 0.59), la pasiva con “ser” tanto sin agente (65pasinag, 0.57) como con agente (64pasag, 0.38), la modalidad exclamativa (78excl, 0.53) e interrogativa par-cial (72intqu, 0.56) y el tiempo de pasado, que en este caso es el pretérito perfecto (50perf, 0.51), tiempo que mantiene una acción pasada hasta el momento de la enunciación. La presencia de este tiempo nos habla de él como del tiempo de la explicitación, con un aspecto perfecto cercano a la lengua hablada y relacionado con “cierto estado de cosas que resulta de un proceso previo” (RAE 2009: 431), frente al indefinido, que tiene un aspecto perfectivo y se considera característico de la lengua escrita y de la prosa narrativa. (Cf.el Gráfico 5 en la página siguiente)

146

Gráfico 5: Puntuaciones del foco compromiso (dimensión 3)

Los rasgos relacionados con el nivel de elaboración fraseal tienen la puntuación más eleva-da: las conjunciones (75conj, 0.86), las conjunciones de coordinación (99coord, 0.65) y las con-junciones negativas (76conjneg, 0.64). Y los complementos preposicionales también tienen una representación alta (74preposcompl, 0.35). Estos rasgos contribuyen a la mayor elaboración para contribuir a una descripción trasparente. La mayoría de los rasgos positivos ofrecen tam-bién un discurso densamente integrado e informacional que se expresa en esta dimensión con cláusulas causales (79clcau, 0.65), de relativo con que en indicativo (90clreqind, 0.59), concesi-vas (80clcon, 0.56) y las complementantes adjetivales con que (88cladjqu, 0.45).

En esa tendencia al compromiso presente en esta dimensión 3 aparecen rasgos fraseales como los marcadores discursivos de atenuación (97atenuad, 0.45), los demostrativos preposi-cionales (34dempre, 0.68), los pronombres negativos (25pronneg, 0.38) y los pronombres inde-finidos (24pronindef, 0.46) y, sobre todo, los adjetivos atributivos pospuestos (27adjatribpos, 0.51) y prepuestos (26adjatribpr, 0.39) así como los aumentativos en los nombres (10aum, 0.31).

Lo negativo del foco compromiso se asocia con textos que se centran en el “contenido in-formativo del mensaje” y no exige la identificación de los interlocutores en el discurso. Como se veía en Gráfico 5, los textos más representativos del no compromiso coinciden con aquellos subtipos informacionales, como el “Reportaje” y la “Crónica”. Los rasgos más representativos de este polo se manifiestan en rasgos vinculados con la descripción de hechos o situaciones reales o realizables. En cuanto a las primeras, las acciones reales relatadas, se ven representadas en los porcentajes de las clases léxico-semánticas de verbos llamados de “estado”, como haber (60haber, -0.91) y estar (56estar, -0.78), o en los tiempos de pasado, como el imperfecto (47imperf, -0.55), así como en cláusulas de gerundio (70gerun, -0.51) de tipo temporal y modal, de participio de pasado absoluto (53ppasab, -0.44) con un valor temporal, cláusulas temporales (81cltem, -0.47) y de relativo con cual (92clrecual, -0.38). También se definen mediante adver-bios temporales (37advtem, -0.76), de modo (38advmo, -0.34) o adverbios en –mente (41advmente, -0.50) y por medio de los pronombres de tercera persona (17pronter, -0.52). Los valores negativos de los nombres derivados (7nomd, -0.67), los sintagmas nominales sin deter-minantes (3SNs, -0.52) y los diminutivos (9dim, -0.47) definen estos textos descriptivos y de relato con un estilo abstracto.

147

En cuanto a las acciones realizables o hipotéticas que se plantean como deseables o impe-riosas para el bien de la situación que se describe, se definen mediante rasgos como las cláusu-las condicionales (82clcond, -0.70), el tiempo condicional (45condic, -0.72) y el modo impera-tivo (43imper, 0.54). Estos rasgos contienen también un alto grado de relaciones argumentativas y aportan una expresión de énfasis. La estructuración argumentativa se completa con cláusulas de tipo consecutivo (83clconse, -0.52), adversativo (84cladver, -0.47) y complementante nomi-nal con que (87clnqu, -0.54), y con marcadores de estructuración (96estruct, -0.47).

7 TEXTO 02b) Bando 11“Don Santiago Liniers y Bremont, Caballero de la /12 orden de San Juan, Capitán de Navío de la Real

Ar-/13mada, y Comandante General de las fuerzas de mar y/14 tierra destinadas para la reconquista de Buenos Aires, /15previene a todos los cuerpos que componen el/16 del exército que tiene el honor de mandar para la glo-/17riosa hazaña de la reconquista de Buenos-Aires, que /18 esta tarde, permitiéndolo el viento, se embarcarán para/19 pasar a la costa del Sur, que no duda un solo mo-/20mento del ardor, patriotismo e intrepidez de los valero-/21sos oficiales, cadetes, sargentos, cabos, soldados y vo-/22luntarios que lo componen. Pero que si contra su es-/23peranza, algunos olvidados de sus principios volvían/24 la cara al enemigo, estén en la inteligencia que habrá/25 un cañón a retaguardia, cargado a metralla con orden/26 de hacer fuego sobre los cobardes fugitivos./

28El valor sin disciplina no conduce más que a /29 una inmediata ruina. Las fuerzas reconcentradas y su-/30bordinadas a la voz de los que las dirigen, es el más/31 seguro medio de conseguir la victoria. Por tanto pre-/32vengo y mando se observe la más escrupulosa obe-/33diencia por progresión de mando, baxo las penas más/34 executivas de la ordenanza para semejantes casos./

35Si llegamos a vencer, como lo espero, los ene-//20migos de nuestra Patria, acordaos, soldados, que los/2 vínculos de la Nación Española son de reñir con intre-/3pidez como triunfar con humanidad. El enemigo ven-/4cido es nuestro hermano, y la religión y la genero-/5sidad de todo buen español, le hace como natural es-/6tos principios que yo tendría rubor de encarecerlos. /

7Si el buen orden, la disciplina, y el buen trato/8 deben observarse para antes y después de las victo-rias,/9 rescatado Buenos-Aires, debemos conducirnos con el/10 mayor recato; y que no se diga que los amigos han/11 causado más disturbio en la tranquilidad pública que/12 los enemigos: pues si se debe castigar algunos traidores/13 a la Patria, vivan seguros que lo estarán executiva-/14mente por las autori-dades constituidas para entender/15 de semejantes delitos. Por tanto espero de todos mis/16 amados compañeros de armas que me darán la gloria de/17 poder exaltar a los pies del trono de nuestro ama-do/18 soberano tanto los rasgos de su valor como su mo-/19deración y acrisolada conducta”/

4.4.4. Factor 4. Dimensión 4: Foco modalizador

Con 16 rasgos positivos y 24 rasgos negativos, esta dimensión 4 conecta con la manera co-mo se dicen las cosas y coloca los textos en conexión con la expresividad y con la función des-criptiva. Parodi (2010: 126), de quien recogemos la denominación “foco modalizador”, la des-cribe “asociada principalmente a discursos con marcas actitudinales explícitas”. En el caso de El Redactor, entre los distintos géneros periodísticos – tal como recoge el Gráfico 6– destaca la parte editorial del género “Noticia” y el género “Reportaje” (cf. [8]) un género este último que en el siglo XIX está caracterizado por una gran variación en la forma, con mezcla de discursos, si bien destaca (como veremos en la dimensión 5) su vinculación al foco informacional.

148

Gráfico 6: Puntuaciones del foco modalizador (dimensión 4)

Como se ve en la Tabla 9, los rasgos positivos más destacados se concentran en las cláusu-las adjetivas de relativo con cuyo (93clrecuy, 0.84), en el tiempo de pasado de indicativo plus-cuamperfecto (49pluscuamperf, 0.84), pero destacan las puntuaciones que alcanzan los elemen-tos reguladores de la información, los marcadores discursivos, sobre todo, los enfatizadores (98enfatiz, 0.82), a los que acompañan también con puntuaciones no tal altas pero destacables los elementos de atenuación (97atenuad, 0.37) y los estructuradores (96estruct, 0.34). En el sin-tagma nominal destaca la puntuación de otro modificador: los diminutivos (9dim, 0.34).

Tabla 9: Cuantificaciones de los rasgos en el factor 4

FACTOR 4 49pluscuamperf 0,84 93clrecuy 0,84 98enfatiz 0,82 85clquind 0,69 47imperf 0,67 95clcompar 0,67 48pret 0,64 65pasinag 0,54 20otrse 0,43 36advlu 0,41 94clelqu 0,41 97atenuad 0,37 81cltem 0,34 9dim 0,34 84cladver 0,34 96estruct 0,34

8nompr -0,32 37advtem -0,37 39advneg -0,37

82clcond -0,38 43imper -0,39 87clnqu -0,39 59vpersua -0,43 14prodp -0,44 34dempre -0,46 4nominal -0,47 42ind -0,50 35poses -0,54 62vexist -0,55 73prepos -0,58 17pronter -0,59 29adjeval -0,61 26adjatribpr -0,63 51fut -0,69 44subj -0,71 5noms -0,72 30adjpartic -0,72 33artdef -0,79 57vpublic -0,80 46pres -0,84

149

Las cláusulas complementantes con que en indicativo (85clquind) y las comparativas (95clcompar) tienen una puntuación elevada (0.69 y 0.67). Los otros tiempos verbales con ma-yor puntuación son también de pasado, el imperfecto (47imperf, 0.67) y el pretérito indefinido (48pret, 0.64). Y en cuanto a los pronombres, destaca el se en usos no pasivos (20otrse, 0.43).

8 TEXTO 01a) Noticia (parte editorial)

N.01(Dic./06/1806)NOTICIASp.05/línea00 1Cuantos papeles impresos salen de la Europa, parece/2 que son dictados por Marte y por Belona. Es-

tos dos furi-/3bundos Númenes son los que en el día dan la ley a todas/4 las naciones de la tierra, que cubierta de lágrimas y de/5 sangre gime oprimida baxo el terrible peso de una/6 guerra tenaz y desola-dora. Pero el inglés, ese monstruo/7 abortado del abismo para oprobrio [sic] de la humanidad:/8 ese in-fame pirata, cuyos proyectos de usurpación han/9 abolido el derecho de gentes tan respetado aun de los/10 pueblos más bárbaros, es el único que se complace en/11 aborrecer la paz y en no dar oídos a las voces de la/12 razón ¿Quién no sabe todos los benéficos oficios que el/13 emperador de los franceses ha practicado con el laudable/14 fin de tranquilizar el universo? Nadie lo ignora; pero/15 el cruel Britano, obcecado lo mismo que faraón, quiere/16 perecer con todo su exército y carruage en las sangrien-/17tas ondas del mar bermejo que por su causa va cre-/18ciendo cada día ¿Mas quien podrá dudar que de-ntro/19 de poco tiempo le pesará su abominable conducta, sin/20 tener ya otro remedio que el de confe-sarse vencido igno-/21miniosamente y arrojado para siempre de la altiva/22 cumbre de su orgulloso despotismo?/

23Esto le vendrá a suceder sin duda alguna no solo/24 en la Europa y en la India, sino también en la América./25 El vergonzoso descalabro que acaba de sufrir en la/26 Ciudad de Buenos-Aires el 12 de Agosto de este año/27, da a conocer que por estas partes no podrá realizar sus/28 designios hostiles y ambiciosos. El espíritu de fidelidad/29 y patriotismo, el amor al Rey y a la Religión Católica, /30 están derramados en todos los dominios españoles de la/31 América, de tal modo que por más que se esfuer-cen/32 aquellos viles isleños por introducir los pestíferos dogmas/33 de su política fraudulenta, serán re-chazados lo mismo/34 que en Buenos-Aires.//

//6Esta Capital se halla en igual disposición de valor/2 y energía, tanto en su ilustre cabeza como en to-dos los/3 miembros que componen su respetable cuerpo. ¡Viva el/4 Rey, viva la Patria, muera el Inglés! Es el lenguage co-/5mún de sus moradores, y esto se vio mas notablemente/6 en el plausible ac-to que voy a referir./ […]

No obstante, tal como estamos constatando en los focos anteriores, son muchos y con pun-

tuaciones muy altas los rasgos negativos, que acercan estos textos a la función referencial más que a la expresiva. Esta tendencia se deja ver en los sustantivos, tanto los nombres en singular (5noms, -0.72) como las nominalizaciones (4nominal, -0.47) y los nombres propios (8nompr, -0.32). Otros rasgos negativos destacados son el tiempo presente (46pres, -0.84), el modo subjun-tivo (44subj, -0.71), la clase léxico-semántica de los verbos públicos (57vpublic, -0.80), los pronombres personales de tercera persona (17pronter, -0.59) y tres tipos de adjetivación: el par-ticipio en función adjetival (30adjpartic, -0.72), el adjetivo atributivo prepuesto (26adjatribpr, 0.63) y el adjetivo evaluativo (29adjeval, -0.61).

4.4.5. Factor 5. Dimensión 5: Foco informacional

En la dimensión 5, el foco informacional que llama Parodi (2010: 126-127), la figuración de lo abstracto, como se ve en la Tabla 10, se apoya en la coocurrencia de 13 rasgos positivos y 21 rasgos negativos.

Tabla 10: Cuantificaciones de los rasgos en el factor 5

FACTOR 5 83clconse 0,67 87clnqu 0,63

43imper 0,63 22clit 0,61 53ppasab 0,58

150

82clcond 0,57 98enfatiz 0,56 95clcompar 0,56 90clreqind 0,53 14prodp 0,48 11pronp 0,35 60vfacil 0,34 45condic 0,34 85clquind 0,30

47imperf -0,30 32cuant -0,31 4nominal -0,33 55vser -0,34 48pret -0,36 20otrse -0,46

62vexist -0,48 42ind -0,48 25pronneg -0,50 64pasag -0,50 59vpersua -0,51 28adjpred -0,60 41advmente -0,66 31adjsotr -0,67 81cltem -0,68 84cladver -0,68 9dim -0,68 96estruct -0,68 8nompr -0,71 38advmo -0,83 23prondem -0,84

Los rasgos positivos de este foco, con puntuaciones que no son muy altas, complementan los rasgos negativos del foco modalizador. Así por ejemplo, destacan los marcadores de énfasis (98enfatiz, 0.56). La coocurrencia de cláusulas adverbiales, tales como las consecutivas (83clconse, 0.67), las cláusulas nominales con que (87clnqu, 0.63) (05, estén en la inteligencia que habrá un cañón a retaguardia), las condicionales (82clcond, 0.57) (05, Si hay valor en los hombres, ha de manifestarse en estas circunstancias), las comparativas (05, encontró tanta oposición por parte de los enemigos que tenía a su frente, que después de haber sufrido una pérdida considerable, el Teniente Coronel Pack se vio obligado a retirarse) y las relativas con que e indicativo (90clquind, 0.53), pone de relieve una mayor complejidad sintáctica que sirve para realzar la información del discurso.

Los clíticos (22clit, 0.61), formas pronominales que aparecen con una coocurrencia notable, están vinculadas con la información altamente abstracta, propia de un discurso ensayístico. La primera persona es la que construye el discurso: tanto la no explicitación del pronombre sujeto (14prodp, 0.48) como la explicitación de éste (11pronp, 0.35).

En el gráfico de los textos en torno a este foco (cf. Gráfico 7), muestra el “Bando” en la ver-tiente positiva del foco informacional.

Gráfico 7: Puntuaciones del foco informacional (dimensión 5)

151

Los rasgos negativos en este factor, en conexión con la dimensión 5, la informacional, se asocian precisamente con los textos más vinculados a la información (“Crónica”, “Noticia (in-formativa)” y “Reportaje”). La coocurrencia de estos rasgos hace que estos textos se precisen como orientados a lo no abstracto, a concretar el contexto y la referencia. Esto se puede ejempli-ficar con el “Reportaje” (cf. [9]). Así por ejemplo, es muy alto el valor de los pronombres de-mostrativos (23prondem, -0.84) (05, aquel, éste), adverbios de modo (38advmo, -0.83), que coincide con los adverbios en –mente (41advmente, -0.66), que son a la vez marcadores discur-sivos (96estruct, -0.68) (05, naturalmente, antiguamente, solamente, probablemente, felizmente, vivamente, únicamente), así como los nombres propios (8nompr, -0.71) (05, Buenos Aires, los Generales Whitelock, Auchmuty, Craufurd, y Lumley, etc.) o las cláusulas temporales (81cltem, -0.68) (05, después de haber sufrido una pérdida considerable, el Teniente Coronel Pack se vio obligado á retirarse) y, sobre todo, aquéllas construidas con gerundios de simultaneidad (05, y habiendo quedado herido el Teniente General Pack, el resto de su división se acogió a la del General Craufurd y éste viendo débil y descubierto su flanco, juzgó necesario acogerse a un Convento). Más rasgos negativos, vinculados a la no abstracción, son las cláusulas adversativas (84cladver, -0.68) (05, Sir S. Auchmuty no solamente logró establecerse en la plaza de toros, sino que se apoderó de inmensa cantidad de municiones; y procuró apoderarse del Colegio de los Jesuitas; pero encontró tanta oposición) y, en el Sintagma Nominal, los diminutivos (9dim, -0.68) (05, populacho). El tiempo verbal más representado es el pretérito indefinido (48pret, -0.36) (se publicó, conduxo, tomaron, se presentaron, consiguieron, ocurrió, volvió, etc.). El modo es el indicativo (42ind, -0.48), tanto en pretérito como en presente y en futuro. La pasiva con el verbo “estar” (RAE 2009) (64pasag, -0.50) (05, sin estar autorizado por el gobierno) y con el verbo “ser” (05, será sin duda leída, etc.). El verbo “ser” como principal (55vser, -0.34). Adjetivos predicativos (28adjpred, -0.60) (05, El exército quedó de esta suerte establecido en dos puntos). Nominalizaciones (4nominal, -0.33) (sentimiento, un atrincheramiento, guarni-ción, municiones, artillería

9 TEXTO 05 Reportaje Marzo 4 1808 Número 31 1Conclusión del triunfo de Buenos Aires, publicado 2por los ingleses. 3Londres, 14 de Setiembre.=

Avisos oficiales de la evacuación 4de la América meridional.

5Ayer mañana se publicó una gazeta extraordinaria/6 que contiene las tristes particularidades del nuevo ata-/7que contra Buenos Aires. La relación ministerial se halla-/8rá en otro número de nuestra gazeta, y será sin duda/9 leída con general sentimiento. Una reflexión se presenta/10 naturalmente a los lectores: ¡Cuántas familias hay en el día/11 en esta metrópoli que deben maldecir aquella sed /12 del oro que conduxo antiguamente a estas expedicio-/13nes españolas!/

14La relación de la gazeta es completa y nada de-/15xa por explicar. Es harto claro que una población como/16 la de Buenos Aires, una población animada por sus prime-/17ros sucesos y por un odio nacio-nal, ha podido resistir/18 a un golpe de mano. Cada casa, según las expresiones de/19 la gazeta, era una fortaleza, y cada calle un atrinche-/20ramiento. Un pueblo de esta suerte debe ser invencible./21 Una co-sa es atacar una guarnición, y otra asaltar a un /22 hombre en su propia casa. Si hay valor en los hom-bres,// 24ha de manifestarse en estas circunstancias./

/2Las fuerzas de los ingleses ascendían a 11 mil hom-/3bres al mando de los Generales Whitelock, Auchmuty,/4 Craufurd, y Lumley. Tomaron tierra, y se presentaron/5 delante de Buenos Aires el 29 de Junio.– El plan del ata-/6que estaba dispuesto con mucha inteligencia. Para evitar/7 el fuego que hacía el enemigo desde sus azoteas las di-/8visiones tuvieron la orden de avanzar en hileras directas a/9 los varios puntos designados. Cada una de ellas debía/10 forzar la calle que tenia à su frente, hasta llegar a las po-/11siciones respectivas que les estaban señaladas./

152

12A consecuencia se dio el asalto en la mañana/13 del 5 de Julio. Las divisiones de la derecha y del cen-/14tro consiguieron su intento, a pesar del fuego más ter-/15rible. Sir S. Auchmuty no solamente logró establecerse/16 en la plaza de toros, sino que se apoderó de inmensa/17 cantidad de municiones, y de 32 piezas de artillería./18 El general Lumley, con el centro tubo igual felicidad/19 aún casi en la misma pérdida. Aquel sacrificó mucha/20 gente, y éste casi todo el regimiento 88./

21El exército quedó de esta suerte establecido en/22 dos puntos, la plaza de toros y la Residencia./ 23Entre tanto ocurrió una desgracia en la izquier-/24da que inutilizó estas ventajas. La izquierda de la

di-/25vision del General Craufurd estaba mandada por el Te-/26niente Coronel Pack. Este destacamento atravesó feliz-/27mente por la Ciudad hasta el rio, en cuyo punto vol-/28vió atrás, y procuró apoderarse del Colegio de los Je-/29suitas; pero encontró tanta oposición por parte de los/30 enemigos que tenia a su frente, que después de haber/31 sufrido una pérdida considerable, el Teniente Coronel/32 Pack se vio obligado á retirarse, y parte de sus solda-/33dos perseguidos de cerca, se refugiaron a una casa don-/34de quedaron prisioneros. En tal estado de cosas; y ha-/35biendo quedado herido el Teniente General Pack, el/36 resto de su división se acogió a la del General Craufurd// 246y éste viendo débil y descubier-to su flanco, juzgó ne-/2cesario acogerse a un Convento, en donde a breve rato/3 se halló rodeado en términos que tubo que rendirse.

4Asi concluyó el asalto intentado el 5 de Julio./5 Los ingleses se hallaban ya en posesión de dos pun-tos,/6 que casi aseguraban la victoria; pero por otra parte ha-/7bia sido grande su perdida, y el furor ciego del populacho/8 daba motivos para recelar que fuesen asesinados los pri-/9sioneros. La resisten-cia del enemigo está vivamente pin-/10tada en el oficio por estos términos: “Metralla en las es-/11quinas de las calles, fusilería, granadas de mano, tejas y/12 piedras arrojadas desde lo alto de las casas, cada hacen-/13dado defendiendo con sus negros su propia habitación...” /14 Cada una de estas era una forta-leza.”/

15En tales circunstancias se tuvo por acertado ad-/16mitir las proposiciones que hizo el general Liniers en/17 la mañana siguiente. Se ajustó, en consecuencia, un tra-/18zado que se copia en la Gazeta. La substancia de él es/19 que las fuerzas británicas han de evacuar el Rio de la/20 Plata, Montevideo &c. en el término de dos meses. Por/21 parte de los españoles deben restituirse todos los prisio-/22neros, así los que se hicieron con el General Berresford/23 como los que se han cogido en el último ataque./

/24Sobre todo, no se puede negar que las tropas inglesas se/25 han portado con el valor que las caracte-riza y que el/26 mal éxito debe imputarse únicamente a las circunstancias/27 particulares y a la superio-ridad de las fuerzas contra las/28 cuales han combatido.

/29Por desgracia es muy grande nuestra pérdida; el/30 total de los muertos asciende a 316; el de heridos a 674; /31 a lo que deben añadirse 208 extraviados. No se hace/32 mención de los prisioneros, porque probablemente que-/33darían ya restituidos a la salida de los pliegos./

34Asi ha terminado una expedición que Sir Home/35 Pophan emprendió sin estar autorizado por el go-bierno// 247y únicamente por su opinión y juicio personal. El últi-/ 2mo ministerio se esforzó en vano a reparar el yerro co-/3metido por el oficial de la antigua administración. Los/4 españoles estaban tan animosos con sus ventajas que cada/5 ciudadano era un soldado, y cada soldado un héroe. Buenos/6 Ai-res se perdió para siempre, y no es esto solo, sino que la/7 América española es inexpugnable para lo sucesivo. El exem-/8plo dará valor e infundirá esfuerzo a la misma cobardía.

5. SÍNTESIS FINAL El Redactor Americano, tomado como ejemplo de periodismo naciente a comienzos del siglo XIX en Santafé de Bogotá, de la Nueva Granada, contiene un elenco de géneros textuales muy amplio, con tipos discursivos diversos y con estilos o registros muy variados (epistolar, literario, ensayístico, informativo, etc.). De todos ellos hemos analizado una muestra de lo que el editor del mismo situó bajo rótulos que tienen que ver con el registro informativo, un subtipo dentro del amplio “registro no marcado” del periodismo. El comportamiento del análisis multidimen-sional (AMD) ha resultado esclarecedor: se ha comprobado que cada tipo textual se puede defi-nir de acuerdo con las dimensiones contextuales y los focos. Desde ahí se ve que el subtipo edi-torial del registro periodístico tiene un comportamiento marcadamente diferente al subtipo in-formativo. Así, la parte editorial está marcada positivamente en el foco interactivo (dimensión 1) y en el foco informacional o grado de abstracción (dimensión 5); mientras, en la misma línea

153

editorial, el foco narrativo (dimensión 2) y el foco de compromiso (dimensión 3) solo están marcados en positivo en algunos géneros textuales, el “Bando (editorial)” y el “Informe”, y por último es decididamente negativo en el foco modalizador (dimensión 4). En cambio, el subtipo informativo del registro periodístico se describe marcado en positivo por lo referencial y la no explicitud (dimensión 1), así mismo, está vinculado al compromiso (dimensión 3) y al carácter modalizador o persuasorio (dimensión 4), mientras está marcado negativamente en lo referente al foco narrativo (dimensión 2) y negativamente en cuanto a lo informacional o grado alto de abstracción (dimensión 5).

Se trata, pues, de dos subtipos complementarios entre sí que configuran el núcleo del regis-tro periodístico de esta relevante manifestación neogranadina de orígenes. Frente a lo que se afirma del carácter muy narrativo del registro periodístico de esa etapa con una evolución pro-gresiva hacia el foco no narrativo, este estudio muestra que precisamente la dimensión narrativa es la que ofrece un mayor grado de variación entre los distintos géneros textuales que componen los dos subtipos periodísticos analizados y no es la que caracteriza a ambos, sino que son otras las dimensiones sobre las que gira el estilo periodístico, sobre todo la interacción / referenciali-dad, el compromiso / no compromiso y el carácter modalizador o no.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Biber, Douglas. 1988. Variation across speech and writing, Cambridge, Cambridge University Press. Biber, Douglas 2001. Dimensions of variation among eighteenth-century speech-based and written registers, en H.-J.

Diller and M. Görlach (eds.), Towards a history of English as a history of genres, Heidelberg, C. Winter: 89-110 (reimpreso en S. Conrad y D. Biber (eds.) 2001: 200-214).

Biber, Douglas y Edward Finegan 1989. Drift and the evolution of English style, Language, 65: 487-515. Biber, Douglas y Edward Finegan. 2001 [1997]. Diachronic relations among speech-based and written registers in

English, en S. Conrad y D. Biber (eds.), Variation in English: Multi-Dimensional Studies, Edimburgo, Pearson Education: 66-83 (reimpreso en T. Nevalainen y L. Kahlas-Tarkka (eds.). 1997. To explain the present. Studies in changing English in honor of Matti Rissanen, Helsinki, Société Néophilologique: 253-276).

Biber, Douglas, Mark Davies, James K. Jones y Nicole Tracy-Ventura. 2006. Spoken and written register variation in Spanish: A multi-dimensional analysis, Corpora, 1/1: 1-37.

Biber, Douglas y Nicole Tracy-Ventura. 2007. Dimensions of register variation in Spanish, en G. Parodi (ed.), Work-ing with Spanish Corpora, Londres/Nueva York, Continuum: 54-89.

Cacua Prada, Antonio 1966. Don Manuel del Socorro Rodríguez. Itinerario documento de su vida, actuaciones y escritos, Bogotá, Banco de la República-Talleres Gráficos.

Carrera de la Red, Micaela 2009. Registros e historia del español en América: el ejemplo de Colombia, Lingüística, 22: 11-34.

Gregory, Michael y Suzanne Carroll. 1978. Language and situation: Language varieties and their social contexts, Londres, Routledge & Kegan Paul.

Conrad, Susan y Douglas Biber. 2001. Variation in English: Multi-Dimensional Studies. Edimburgo, Pearson Educa-tion.

Parodi, Giovanni. 2005. Lingüística de corpus y análisis multidimensional: exploración de la variación en el Corpus PUCV-2003, Revista Española de Lingüística, 35/1: 45-76.

Parodi Giovanni 2006. Discurso especializado y lengua escrita: foco y variación, Estudios filológicos, 41: 165-204. Parodi, Giovanni 2007. Estudio multidimensional de la oralidad a partir de los textos escolares para la enseñanza del

inglés como lengua extranjera, Signos, 40/63: 101-126. Parodi, Giovanni. 2010. Lingüística de Corpus: de la teoría a la empiria, Madrid/Frankfurt, Iberoamerica-

na/Vervuert. Real Academia Española. 2009. Nueva Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa. Cit: RAE

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 154-170 ISSN 2218-0761

UNA APORTACIÓN AL ESTUDIO DE LA HISTORIA LINGÜÍSTIC A DE PATAGONIA. LOS DOCUMENTOS DE CHUBUT EN EL SIGLO XIX

A CONTRIBUTION TO THE STUDY OF PATAGONIA ’S LINGUISTIC HISTORY.

CHUBUT’S DOCUMENTS OF THE XIX TH CENTURY

ANA ESTER VIRKEL Universidad de la Patagonia

Academia Argentina de Letras [email protected]

1. INTRODUCCIÓN

La historia del español en Patagonia está estrechamente conectada con la integración de esa región al Estado argentino, proceso que implica sustanciales transformaciones de orden de-mográfico y sociopolítico, acompañadas por un cambio radical en la realidad sociolingüística. En efecto, hasta la segunda mitad del siglo XIX ese vasto espacio geográfico carecía no sólo de población hispanohablante, sino también de asentamientos humanos consolidados. El estable-cimiento más austral de la República Argentina era Carmen de Patagones, situado en el sur de la provincia de Buenos Aires; el territorio patagónico estaba habitado por etnias indígenas hablan-tes de sus respectivas lenguas indoamericanas, quienes tenían un modo de vida nómade.

Patagonia es, pues, un área de formación dialectológica tardía. Mientras los orígenes de la variedad diatópica adyacente, el español bonaerense, se remontan a 1580 (Fontanella de Wein-berg 1987), la difusión de la lengua española en la región patagónica se inicia casi tres siglos después. Esta acentuada variación diacrónica se traduce en diferencias fundamentales en los procesos y mecanismos que operan en su evolución; determina, asimismo, que no pueda encua-drarse en los modelos clásicos de periodización aplicables a la mayoría de las variedades del español americano (Fontanella de Weinberg 1992; de Granda 1994).

En lo que respecta a las variables contextuales, debemos tener en cuenta que la conforma-ción y expansión del español en gran parte de la América hispánica data del período colonial; en Patagonia, en cambio, el primer estadio evolutivo es coetáneo con la etapa de la incorporación del territorio, como resultado de la denominada Conquista del Desierto1, a una Argentina ya organizada y consolidada como nación. La variación cronológica conlleva, pues, profundas diferencias de orden sociopolítico y sociolingüístico, que, como más adelante se verá, se plas-man en la producción textual.

Sobre la base de los presupuestos que acabamos de exponer muy sintéticamente, propone-mos en este trabajo una aproximación al español escrito en Patagonia específicamente en la actual provincia de Chubut – en el siglo XIX, desde un enfoque socio-pragmático que nos per-

1 Se denomina Conquista del Desierto a la ocupación militar del territorio patagónico que condujo el general Julio A. Roca, minis-

tro de Guerra y Marina durante la presidencia de Nicolás Avellaneda. Esta consistió en dos campañas – la primera en 1878 y la segunda en 1879 – en el transcurso de las cuales miles de aborígenes fueron muertos o tomados prisioneros; como consecuencia de la derrota y la devastación de la población indígena, se incorporaron 500.000 km2 al territorio argentino.

155

mita dar cuenta de la interrelación de los textos con el contexto en que se inscribe su produc-ción. La sociolingüística histórica es la disciplina que proporciona el marco teórico y metodoló-gico para nuestra investigación; citamos a continuación a Romaine (1987: 1453), quien, en uno de los trabajos fundacionales de esta corriente, sintetiza su objetivo fundamental:

The main task of socio-historical linguistics is to develop a set of procedures for the reconstruction of lan-guage in its social context, and to use the findings of sociolinguistics as controls on the process of recon-struction and as means of informing theories of change. Este encuadre general se complementa con aportaciones conceptuales provenientes de la

sociolingüística del contacto, de la teoría de los tipos textuales y de la pragmática, de manera de configurar un constructo teórico con la suficiente capacidad explicativa para dar cuenta de al menos parte del universo discursivo del siglo XIX, y de mostrar cómo a través de él emergen formas de organización social y vinculaciones políticas y culturales entre los diversos grupos etnolingüísticos que participaron en el proceso de poblamiento definitivo de Chubut.

2. MARCO METODOLÓGICO

La diacronía del español de Patagonia es un campo de investigación de muy reciente constitu-ción, en el que se registran hasta este momento escasísimas obras publicadas. Entre ellas pode-mos mencionar un artículo de Fernández (2005: 35-48) que aborda la formación del español en Patagonia norte (provincias de Neuquén y Río Negro); en él se formula una propuesta de perio-dización basada en la distinción y datación de cinco etapas en la historia lingüística de esa sub-región. A este trabajo se suman varios de nuestra propia autoría (véanse, entre otros, Virkel 2005, 2006a, 2006b, 2008a y 2008b), referidos a fenómenos sociolingüísticos concomitantes con la difusión del español en Chubut, tales como el contacto de lenguas, la comunicación inter-étnica y el proceso de koineización multilingüística.

El trabajo de recolección y análisis sociolingüístico de un corpus documental del español escrito en Patagonia en el siglo XIX que nos hemos propuesto carece, pues, de antecedentes específicos, lo que supone enfrentarse con algunos problemas metodológicos que, de todas ma-neras, parecen ser intrínsecos a la sociolingüística histórica.

Al abordar el problema del material lingüístico histórico, Conde Silvestre (2007: 36) se re-fiere, entre otros aspectos, a su fragmentariedad:

[…] Los textos del pasado son meros restos de corpus textuales muchísimo más amplios, que han sobrevi-vido por azar, de ahí, según Labov, su carácter fragmentario… (2007: 36)

Y más adelante agrega: Las mismas limitaciones que se observan con relación al material de investigación afectan a las variables del contexto social […] El investigador en sociolingüística diacrónica debe reconstruir esa información guiándose por datos históricos, cuyo carácter fragmentario y sesgado ha sido mencionado repetidas veces. (2007: 37)

En el caso puntual que nos ocupa, las dificultades de orden metodológico se vinculan, prin-

cipalmente, con la heterogeneidad del material y con la compleja tarea de acceder a él, ya que los documentos se hallan dispersos en distintos repositorios, en algunos casos sin clasificar y en otros en proceso de clasificación. A esto se suma la escasez de fuentes historiográficas para la

156

reconstrucción del contexto social2, aunque la abundancia de textos escritos por inmigrantes galeses que participaron en el proceso colonizador (crónicas, memorias, cartas, relatos de viaje) viene a suplir de algún modo esa insuficiencia3.

Atendiendo, pues, a las dificultades planteadas, decidimos circunscribir nuestra investiga-ción, al menos en esta primera etapa, a un dominio de uso lingüístico (Fishman 1977: 82) es-pecífico, el de la administración oficial4, centrando la búsqueda en aquellos textos que por su emisor, y/o su destinatario, y/o su tema, se inscriben en ese ámbito de producción (Postigo de de Bedia 1997: 13-16). Sobre la base de esta opción metodológica, se recolectó un corpus do-cumental en el cual se halla representado un amplio espectro de tipos de textos administrativos. A la inevitable fragmentariedad del material se le contrapone, pues, su relativa homogeneidad tipológica y estilística, ya que los documentos escritos que circulan en el ámbito de la adminis-tración comparten la formalidad en el uso del lenguaje y estructuras discursivas más o menos estandarizadas en función del tipo textual de que se trate.

Respecto de la estructura de los textos producidos en contextos institucionales, señala Van Dijk (1996: 167):

Existe un gran número de estructuras textuales globales que no son únicamente convencionales, sino sobre todo institucionales: se basan en reglas / normas de una determinada institución social, como por ejemplo la escuela, una organización, la Iglesia, la comunidad, el Estado, etc. En estos casos, las estructuras pueden estar casi completamente fijadas e incluso expresamente descritas en un esquema, como en el caso típico de los documentos y de los formularios para rellenar. Lo mismo vale para la estructura de leyes, disposi-ciones y pactos, aun cuando en estos casos la estructura global pueda quedar implícita.

En el marco de la teoría de los tipos textuales, se efectuó una clasificación de los textos del

corpus en función de tres parámetros interrelacionados: los temas, las funciones y los patrones de estructuración discursiva, o, en términos de van Dijk (1996: 140-167), superestructuras textuales.

El modelo de tipologización que hemos aplicado es, en líneas generales, el que propone Postigo de de Bedia (1997), cuya especificidad lo hace particularmente apropiado para el análi-sis del universo textual objeto de estudio, aunque hemos reformulado algunas categorías para adecuarlo a una realidad empírica que difiere marcadamente de la discursividad contemporánea.

3. EL CORPUS

El corpus de la investigación está integrado por facsímiles (fotocopias, copias digitales, foto-grafías) de 250 documentos originales fechados en Chubut entre 1877 y 1899, recolectados en diversos repositorios situados en la jurisdicción de esa provincia (bibliotecas, museos históricos, archivos provinciales y municipales). Como se explicó precedentemente, todos ellos se encua-dran en la categoría de textos administrativos.

2 Es importante aclarar que el campo de los estudios historiográficos experimentó un notable desarrollo en los últimos años. A la

bibliografía clásica (por ej. Dumrauf 1991), se han sumado varios trabajos recientemente publicados (Gavirati 2004 y 2006, Coro-nato 2006, entre otros) que aportan valiosa información socio-histórica sobre el período en estudio.

3 Estos textos constituyen un valioso corpus de literatura testimonial; fueron escritos originalmente en galés por los primeros colo-nos, y posteriormente traducidos al español. Sus autores transmiten a través de ellos las experiencias vinculadas con su afinca-miento en la inhóspita Patagonia, y proporcionan, asimismo, abundante información sobre los usos lingüísticos, ya que el proble-ma de la comunicación interétnica ocupaba un lugar central entre sus preocupaciones. (Véanse, entre otros, Matthews 1995; Hug-hes 1993; L. Jones 1993; R. Jones 2002; T. Jones 2000; Coronato 2000).

4 Basándonos en el modelo propuesto por de Granda (1994: 296-297), distinguimos los siguientes dominios de interacción comuni-cativa: familia, trabajo, educación, relaciones sociales, actividades culturales, religión y administración oficial.

157

Es necesario señalar que el testimonio más temprano de uso del español en documentos administrativos que hemos hallado data de 1877; se trata de un acta de reunión que forma parte de un libro de actas de la Comisión de Tierras conservado en el Museo Regional de Gaiman. Es este el único documento escrito en español anterior a 1880 que se encontró en los archivos, por lo cual el resto de los textos que conforman el corpus corresponde al período 1880-1899.

Esto no implica, sin embargo, que no se hayan conservado documentos administrativos an-teriores a 1877. Por el contrario, los archivos consultados contienen numerosos documentos de diversos tipos – principalmente notas y actas – fechados entre 1865 y 1880, pero escritos en galés, y en menor proporción, en inglés. Hemos constatado, asimismo, la existencia de una can-tidad significativa de documentos oficiales bilingües en español y galés producidos entre 1881 y 1897.

Es importante destacar que el minucioso relevamiento documental realizado proporciona, por una parte, evidencia empírica de la situación de contacto interlingüístico en la que se en-marca el proceso de difusión de la lengua oficial; por otra, da cuenta de la estrecha vinculación entre la fundación de la colonia galesa de Chubut y la producción de documentos administrati-vos en esa área geográfica.

Teniendo en cuenta ambas cuestiones, hemos considerado pertinente incluir en el corpus de la investigación una muestra reducida pero representativa de documentos bilingües en español y galés, por ser el bilingüismo parte esencial de la realidad discursiva de la época. Se selecciona-ron, asimismo, algunos textos monolingües en galés y en inglés, los cuales se incorporaron al corpus a título simplemente ilustrativo. Esta decisión de orden metodológico se fundamenta en la importancia cuantitativa de los documentos administrativos no escritos en español que se conservan en los repositorios, y en el interés sociolingüístico e histórico que los mismos poseen en relación con los objetivos del presente estudio.

4. EL MULTILINGÜISMO EN LOS TEXTOS

El movimiento colonizador protagonizado por una corriente inmigratoria de origen galés repre-senta un punto de inflexión en la historia lingüística de Chubut.

Recordemos que el actual territorio chubutense estaba habitado desde tiempos prehistóricos por los tehuelches, cazadores recolectores nómades de cultura paleolítica superior; con ese nombre se designa a una etnia aborigen que comprende varios grupos, siendo los principales los tehuelches septentrionales, que habitaban entre los ríos Negro y Chubut, y los tehuelches meri-dionales, localizados entre el sur del río Chubut y el Estrecho de Magallanes (Casamiquela 1965).

El 28 de julio de 1865 se produjo el arribo a las costas del Golfo Nuevo del primer grupo de inmigrantes procedentes de Gales5, como resultado de un acuerdo firmado con el gobierno ar-gentino; su propósito era establecer una colonia galesa en la Patagonia, territorio donde, como antes se señaló, no existía en ese momento ningún asentamiento estable. Si bien este proyecto colonizador se enmarca en la política de fomento a la inmigración europea instrumentada por el Estado argentino6, su atipicidad está dada por la ausencia de población hispanófona de base en el área de colonización. Este factor de orden socio-demográfico determina que, como se verá

5 La migración masiva procedente de Gales estuvo constituida por sucesivos contingentes que arribaron a la Patagonia entre 1865 y

1911, conformados en su mayoría por grupos familiares. 6 El primer Censo Nacional (1869) da cuenta de la presencia de 210.000 extranjeros de muy diversos orígenes, cifra que representa-

ba el 12% de la población total del país; la fundación de las primeras colonias de inmigrantes europeos data de la década de 1850 (Lépore 1987).

158

más adelante, la difusión de la lengua española en la Patagonia sur esté profundamente imbrica-da con el proceso de fundación de poblaciones llevado a cabo por los inmigrantes galeses.

La sociedad chubutense del siglo XIX se configura, pues, como un contexto multilingüe en el que el español coexiste, en una primera etapa, con la lengua de los pobladores originarios, es decir, la variedad septentrional del tehuelche7, y con los idiomas empleados por el grupo inmi-gratorio - el galés y el inglés8 -. Alrededor de 1880 otra lengua indoamericana patagónica, el mapuche, comienza a formar parte de esa situación de contacto interlingüístico, ya que los ma-puches o araucanos, que desde el siglo XVII habitaban en el norte de la Patagonia, se fueron desplazando hacia el actual territorio chubutense debido a la persecución sufrida durante la Conquista del Desierto. En la década de 1880 se establecen también en el valle del río Chubut los primeros inmigrantes italianos (Virkel 2004: 237-242), lo que implica la incorporación de la lengua homónima a ese escenario multiétnico y multicultural; y ya a fines del siglo XIX se con-forma una comunidad integrada por porteños e inmigrantes españoles, constituyendo el primer grupo de población que tiene al español como lengua materna. Escapa a los propósitos de este trabajo el análisis de los usos lingüísticos en la interacción oral, ya que lo que aquí nos interesa específicamente es la producción de textos escritos. Sin embargo, no podemos dejar de mencio-nar que existen abundantes testimonios del empleo en la oralidad de todas las lenguas involu-cradas en el contacto, aun cuando puedan constatarse importantes diferencias en cuanto al esta-tus y las funciones de cada una de ellas (véanse Virkel 2008a y 2008b).

En lo que respecta a la escritura, como se dijo anteriormente, el conjunto de documentos administrativos que hemos recopilado da cuenta de un fenómeno de contacto interlingüístico que atraviesa el siglo XIX; fenómeno que presenta, por cierto, una intensidad y duración singu-lares, sobre todo por manifestarse en un ámbito de interacción comunicativa de carácter público e histórica y legalmente privativo de la lengua oficial, en el que el galés alcanza una penetración que, como se verá más adelante, es motivo de conflicto lingüístico (véase Kremnitz 2006).

Hemos mencionado que el inglés participa, asimismo, de la situación de contacto, aunque con frecuencia estadísticamente menos relevante. No se han hallado, en cambio, documentos en italiano producidos en el dominio de la administración, del cual, obviamente, están también excluidos el tehuelche y el mapuche, por tratarse de lenguas originalmente ágrafas.

Los textos escritos por los colonos galeses dan cuenta de modo recurrente del multilingüis-mo resultante de la necesaria interacción social entre los distintos grupos etnolingüísticos que participaron en el proceso de poblamiento. Lewis Humphreys, integrante del primer contingente inmigratorio, escribe en una carta dirigida al Reverendo David Rees, de Talybont, Gales:

El 15 de septiembre [de 1865] se procedió a la ceremonia de entregarnos la tierra en posesión definitiva. Con ellos vino un barco lleno. El comandante de Patagones9 era el principal y había varios soldados en su escolta, funcionarios y otros. Dijo en su discurso (que fue leído en galés por Lewis Jones después de haber sido traducido del castellano al inglés por su traductor) que el gobierno haría lo necesario para que no pasáramos necesidades. (Coronato 2000: 22)

7 La zona del valle del río Chubut, núcleo primario de la colonización galesa, estaba habitada originariamente por los tehuelches

septentrionales, hablantes de gününa-kune, variedad de esa lengua indoamericana patagónica. (Censabella 1999: 87 8 Si bien la lengua materna del grupo inmigratorio era el galés, una proporción significativa de sus miembros era bilingüe de galés e

inglés. En los textos escritos por los primeros colonos (crónicas, cartas, memorias, relatos de viaje), abundan las referencias al uso del inglés como código alternativo, en algunos casos con función de lengua de enlace para facilitar la comunicación interétnica. En los repositorios consultados se conservan, asimismo, documentos administrativos del siglo XIX escritos en inglés.

9 El autor se refiere al teniente coronel Julián Murga, comandante militar de Carmen de Patagones, hasta entonces el asentamiento más austral del país.

159

El texto citado constituye uno de los primeros testimonios de la coexistencia del español con el galés y el inglés en el dominio de la administración oficial. Vamos a enfocarnos en esta cuestión, con el propósito de dilucidar el estatus y las funciones de las tres lenguas europeas involucradas en la situación de contacto; nuestro análisis se sustenta en el modelo formulado por Stewart (1974), quien propone una serie de categorías funcionales en el marco de su tipología del multilingüismo.

En lo que respecta al inglés, debe tenerse en cuenta que no era la lengua materna de los miembros de la comunidad inmigratoria, por lo cual ocupaba un lugar secundario como código comunicativo; de todas maneras, puede constatarse su uso en la comunicación interétnica, en la que a menudo desempeña la función de lengua de enlace entre galés y español, como puede advertirse en el fragmento epistolar arriba transcripto.

En otros casos, su empleo parece responder a una estrategia de convergencia (Trudgill 1986: 4; Fasold 1996: 288-292) por parte de un emisor de origen galés, en el marco de una in-teracción con un interlocutor que no maneja esa lengua. Su función podría asimilarse, pues, a la de una lingua franca, en tanto esta sirve como vehículo de comunicación entre hablantes de lugares y lenguas diferentes que no la tienen como lengua materna (Moreno Fernández 1998: 237-238). Para dar cuenta de esta función, hemos incluido en el corpus un extenso informe de una campaña de exploración del interior de Chubut, fechado en marzo de 1894; está dirigido al gobernador del Territorio Nacional, Alejandro Conesa, y firmado por R. Roberts, quien finaliza su reporte como sigue:

1 […] My reason for writing to you instead of Cap. Lewis is, that I know you much better, that you are

able to read English, and to avoid misunderstanding, such as have already happened between me and Cap. Lewis.

El análisis del material documental da cuenta de que el uso del inglés en el dominio de la

administración presenta un carácter esporádico; el galés, en cambio, desempeña un papel pre-ponderante desde la fundación de la colonia hasta el final del siglo XIX, generando un fenóme-no de bilingüismo que atraviesa el dominio sociolingüístico objeto de estudio, y que se mani-fiesta a través de numerosos documentos oficiales escritos en galés o bilingües en galés y espa-ñol.

Con el propósito de ejemplificar el uso del galés para la función administrativa, se transcri-ben a continuación dos documentos bilingües pertenecientes a diferentes categorías tipológicas; el primero es un acta legislativa, mientras que el citado en segundo término es un recibo de un título de propiedad de tierras.

2 Awst 14. 1885

Hwn ydoedd cynulliad cyntav y Cynghor yr oedd pob un yn wyddvodol a – 1 Dewiswyd yn unvrydol Br E. J. Williams yn Gadeirydd. 2 Dewiswyd John S. Williams yn ysgrivenydd darbodol. 3 Pendervynwyd vod adroddiad o´r cyvarvod hwn i gael ei anvon i´r Rhaglaw gyda diolch iddo am ei ddymuniadau da i ni vel Cynghor y Gorphoraeth. John S. Williams E.J. Williams Ysgrifenydd Dar. Cadeirydd

Libro de Actas, 2

Agosto 14. 1885 Esta es la primera session del Consejo. Presentes – Todos los consejales.

160

1 Se nombra Presidente a don E. J. Williams con unanimidad. 2 Se nombra también secretario pro tem. á don John S. Williams. 3 Aprobado enviar una cuenta de esta session al señor El Gobernador agradeciendole

para sus expresiones de buena voluntad para con el Consejo de la Municipalidad. John S. Williams E. J. Williams Secretario Pro Tem. Presidente

Libro de Actas, 3

3 RECIBÍ del Comisario del Chubut el testimonio de la Escritura de Propiedad correspondiente al lote Nº 43 de la primera sección, en la Colonia del Chubut, que el Superior Gobierno Nacional me ha do-nado. Marzo 28 de 1881. DERBYNIAIS oddiwrth Brwyad y Wladva y dystysgriv o Weithred Perchenogaeth berthynol i’r lot Rhiv 43 adran gyntav Gwladva, y Camwy, yr hon a roddes y Llywodraeth Genedlaethol i mi. Mawrth 28ain, 1881. Luis Jones

El ejemplo 2 corresponde a la transcripción del acta de la sesión inaugural del Concejo Mu-

nicipal de Gaiman, primer municipio del Chubut, extraída del primer Libro de Actas de dicha Municipalidad. El mismo consta de aproximadamente 300 actas (no se ha podido precisar exac-tamente su cantidad por carecer de numeración), todas las cuales son bilingües. Como puede advertirse, la versión en galés precede al texto en español, a diferencia del ejemplo 3, en que se da el orden inverso.

La penetración social y el arraigo de la lengua galesa en prácticamente la totalidad de los dominios de interacción comunicativa, y particularmente en un ámbito público tradicionalmente monolingüe de la lengua oficial como es el de la administración, sólo puede explicarse en rela-ción con un conjunto de factores de orden geopolítico y sociocultural que inciden en los usos lingüísticos de la sociedad chubutense del siglo XIX; proyectaremos, pues, una rápida mirada histórica sobre las causas de la inmigración galesa y sobre el escenario de la colonización.

A mediados del siglo XIX, como consecuencia de las profundas transformaciones socioe-conómicas generadas por la revolución industrial, los galeses vieron afectadas sus condiciones de vida debido a la creciente hegemonía inglesa (Virkel de Sandler y Gutiérrez de Jones 1994: 31-32). Esto generó un fenómeno de migración masiva motivado principalmente por el propósi-to de preservar sus costumbres, su religión y su lengua, a la cual consideraban un componente fundamental de su patrimonio cultural.

La radicación en Patagonia fue, pues, producto de una acción planificada en el país de ori-gen, con el objetivo de fundar un asentamiento autónomo en un territorio no sujeto a la influen-cia inglesa. En este sentido, es importante tener en cuenta que el emprendimiento colonizador se inició cuando la región elegida no se hallaba aún jurídicamente incorporada a la nación argenti-na. Así, a las adversas condiciones ambientales que debieron enfrentar los primeros pobladores – falta de agua potable, escasez de alimentos, aridez del suelo y rigor del clima – se sumó el aislamiento, producto de la escasa intervención del gobierno nacional durante los años iniciales de la colonia.

Hasta fines de la década de 1870, la zona del valle inferior del río Chubut permaneció como un enclave galés en la Patagonia argentina. Esto supuso, desde el punto de vista sociolingüísti-co, una prevalencia de la lengua inmigratoria en todos los dominios de interacción comunicati-va, producto de una estructura demográfica en la que los inmigrantes galeses y sus descendien-tes constituían el componente absolutamente mayoritario. Los habitantes de la colonia debieron asumir la responsabilidad de su organización institucional, lo cual incluyó, entre otros aspectos,

161

la administración de justicia, la provisión del servicio educativo, e incluso la acuñación de mo-neda (véase Virkel 2004: 267-269). Así, el galés adquirió un estatus equiparable al del español, con el consecuente desempeño de funciones propias del idioma oficial. Los billetes de distinta denominación impresos en galés en la colonia constituyen un ejemplo emblemático de uso de una lengua de grupo con función oficial (Stewart 1974: 230-232).

Esta situación se evidencia también en los documentos bilingües del corpus, dando cuenta de una interferencia funcional, ya que, en lugar de estar en distribución complementaria, las dos lenguas involucradas en el contacto aparecen empleadas para fines representativos de carácter político, lo que legalmente es privativo del español.

Desde el punto de vista teórico, sostiene Stewart (1974: 231): Las situaciones multilingües tienden a ser estables, de modo que, con frecuencia, diferentes lenguas usadas juntas no interfieren funcionalmente una con otra… Los problemas de conflicto lingüístico ocurren cuando esta trabazón recíproca se rompe, sea por causa de un proceso histórico natural – como en el desarrollo de una presión simultánea de dos fuentes culturales lingüísticamente diferentes – o por intervención adminis-trativa directa…

En el caso que nos ocupa, la intervención administrativa comienza a producirse a partir de 1876, con la designación de Antonio Oneto como comisario de la colonia, en ejercicio de la máxima autoridad política y judicial10. Sin embargo, es a partir de 1881, con el comisariato de Juan Fi-noquetto, cuando se intensifican las acciones del gobierno nacional orientadas a desplazar al galés del ámbito de la administración; al respecto, señala Dumrauf (1994: 56-57):

Habiendo encontrado completamente desorganizado el servicio público, Finoquetto debió desplegar una gran actividad y energía para regularizarlo, a fin de que la autoridad nacional en este punto sea acatada y respetada por los colonos, dándoles al mismo tiempo las garantías necesarias para ser respetados en sus vidas e intereses. Con este fin dicta tres ordenanzas policiales […] Se estableció el horario de atención en la comisaría: “todos los días hábiles desde las 12 a.m. hasta las 5 p.m. y para servicio urgente todos los días y noches sin excepción”. Toda solicitud escrita debía ser hecha en idioma del país. A pesar de la presión de las autoridades nacionales, el galés coexistió con el español en el

dominio de la administración al menos hasta 1897, ya que, como se vio anteriormente, los ar-chivos consultados contienen documentos oficiales bilingües que datan de dicho año. Las fuen-tes historiográficas y testimoniales dan cuenta, por otra parte, de la voluntad de mantenimiento de su lengua étnica por parte del grupo inmigratorio, con el consiguiente conflicto lingüístico (Moreno Fernández 1998: 216-217).

Es oportuno citar un fragmento de una carta publicada en el diario La Nación el 18 de octu-bre de 1882, que el profesor galés David Lewis escribió en respuesta al informe elevado por el comisario Finoquetto al gobierno nacional, en el que denunciaba el uso del galés como lengua de enseñanza en las escuelas de la colonia, y el desconocimiento del español por gran parte de la población:

Es cierto que los galeses tratan de mantener vivo su idioma, que no es el inglés, sino una lengua celta, y ese deseo es natural y justo [...] Los galeses no son tan imprudentes como para rechazar alguna enseñanza, y nunca se negarán a aprender el castellano, ya que su porvenir material, intelectual, social y moral en el

10 El 11 de octubre de 1878 el gobierno argentino creó la Gobernación de la Patagonia, que se extendía desde el río Colorado hasta

los canales fueguinos. Sin embargo, hasta 1884 el gobierno de la colonia fue ejercido por un funcionario policial con el cargo de comisario. El 16 de octubre de ese año se promulgó la Ley Nacional Nº 1532, que subdividió la Gobernación de la Patagonia en los Territorios Nacionales de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. El 30 de mayo de 1885 se instaló en Rawson la Gobernación del Territorio Nacional del Chubut, y asumió como primer gobernador el teniente coronel Luis Jorge Fontana.

162

país depende principalmente de ello […] Si aún no han aprendido el idioma del país, se debe a que no hay quien les enseñe, o a que un solo maestro no puede abarcar en su enseñanza a una población dispersa en cuarenta millas… (cit. por L. Jones 1993: 152-153)

No nos detendremos aquí en el análisis de los múltiples factores que contribuyeron a retar-

dar el proceso de sustitución del galés de los dominios de la administración y la educación ofi-ciales, de los cuales las lenguas minoritarias suelen estar excluidas. Sin embargo, para concluir este breve análisis, es importante señalar que, a pesar de la presión ejercida por el Consejo Na-cional de Educación para imponer el uso del español como vehículo de instrucción, el cambio de lengua sólo se generalizó en todas las escuelas de Chubut en el año 1900 (Virkel 2008b: 36-38). El hecho de que durante un lapso tan prolongado – más de treinta años – el galés desempe-ñara la función educativa incidió, sin duda, en la extensión temporal del bilingüismo en el ámbi-to administrativo, estrechamente relacionado con el de la educación tanto por su carácter públi-co como por su alto grado de sujeción a la intervención gubernamental.

5. TIPOS DE TEXTOS ADMINISTRATIVOS

Como ya se señaló, el marco conceptual en el que se inscribe la tipologización de los documen-tos del corpus es la teoría de los géneros discursivos o tipos textuales (véanse, entre otros, Baj-tin 1979; van Dijk 1996; Ciapuscio 1994 y 2005).

A pesar de los avances registrados en los últimos años en el campo de la lingüística discur-siva, la mayoría de los especialistas coincide en reconocer la complejidad que supone el aborda-je de esta temática. Al respecto, sostiene Ciapuscio (1994: 16):

Si bien la preocupación por establecer una tipología de textos dentro de la lingüística existe especialmente desde el nacimiento de la lingüística del texto, la construcción de una tipología textual sigue siendo motivo de disputas y desacuerdos entre los lingüistas, que no consiguen arribar a un sistema de clasificación de textos que satisfaga los requerimientos teórico-metodológicos de la disciplina y que al mismo tiempo ten-ga realidad empírica. En el caso que nos ocupa, dicha complejidad se ve acentuada por la necesidad de adecuar la

clasificación a una realidad discursiva y un contexto social de producción que, por sus carac-terísticas fundacionales, presentan ciertas analogías con el período colonial, más allá de la dife-rencia cronológica; de modo que, si bien la tipologización realizada se basa en el modelo formu-lado por Postigo de de Bedia (1997), hemos tomado en cuenta también algunas formulaciones conceptuales desarrolladas por Rojas Mayer (1998) en su trabajo sobre los tipos textuales en Hispanoamérica entre los siglos XVI y XIX.

Antes de exponer nuestra propuesta, resulta pertinente efectuar una aclaración referida a la metodología que se utilizó para el procesamiento del material documental recolectado. Aunque en una primera instancia se realizó una cuantificación por categoría, finalmente se decidió in-cluir en la taxonomía que aquí proponemos a todos los tipos textuales representados en el cor-pus, independientemente de su índice de frecuencia, por considerar que se trata de muestras de discurso escrito sumamente valiosas tanto desde el punto de vista textual como sociolingüístico. De todas maneras, esta opción metodológica está sujeta a revisión en trabajos futuros, al igual que la clasificación realizada.

Como se explicó en 2, en esta sistematización inicial los textos se encuadraron en aquella categoría que permitiera dar cuenta del modo más preciso posible de su tema, su función y su estructura discursiva, tomando como referencia los niveles de clasificación propuestos por Hei-nemann y Vieweger (véase Ciapuscio 1994: 100-132).

163

Es importante señalar que esta clasificación de orden primario no siempre permite identifi-car con precisión el tipo de texto de que se trata, ya que en muchas ocasiones un documento incluye diversas funciones que se van desarrollando de modo secuencial – por ejemplo, contac-tar, informar, comandar –. Desde el punto de vista teórico, explica Ciapuscio (1994:104):

Las cuatro funciones del comunicar [expresarse, contactar, informar, comandar] están en una relación de inclusión: los textos directivos (función comandar) también transmiten (al menos indirectamente) infor-maciones, los textos informativos presuponen el contacto entre los interlocutores y para el establecimiento o mantenimiento del contacto normalmente es necesaria una expresión del individuo actuante. Teniendo en cuenta, pues, que entre estos tipos básicos de funciones suelen existir transi-

ciones fluidas, hemos adoptado el criterio de dominancia para la clasificación de los textos. Esto nos permitió distinguir tipos textuales de superestructuras semejantes, como la nota y la solici-tud, en las cuales suelen coocurrir las funciones informativa y directiva; pero, mientras en la nota predomina la primera, la solicitud se caracteriza por la prevalencia de la función directiva.

Se atendió, además, a la presencia de lexemas específicos de clases textuales (Ciapuscio 1994: 118-121), que facilitó la clasificación de determinados documentos, aun cuando estos no respondieran a los esquemas prototípicos de formulación; por ejemplo, algunas solicitudes pu-dieron identificarse como tales a partir del uso de palabras y/o construcciones sintácticas aso-ciadas al concepto de petición.

Es necesario, por otra parte, hacer una aclaración respecto de la clasificación de los expe-dientes que forman parte del corpus. Si bien el expediente se reconoce como clase textual (Pos-tigo de de Bedia 1997: 174-179), se trata de una categoría compleja, en la cual se subsumen otras categorías. Se decidió, por lo tanto, desglosar cada uno de ellos, de modo de poder identi-ficar los diversos documentos que los conforman; este recurso metodológico permitió dar cuenta de los tipos de textos contenidos en un expediente, y clasificarlos en el marco del modelo que se aplicó.

Sobre la base de los lineamientos teóricos que acabamos de exponer muy sintéticamente, los documentos recolectados se clasificaron en los siguientes tipos textuales:

1. Actas: A través de las numerosas actas que integran el corpus, los miembros de la comunidad han dejado testimonio de hechos de orden social, histórico y político en el momento mismo en que acontecieron. Los textos refieren, en efecto, a una diversidad de temas; una gran proporción de los mismos reseña lo ocurrido en reuniones, ya sea de organismos legislativos o de vecinos. Entre los documentos inscriptos en esta categoría se encuentran, asimismo, actas de nacimiento, casamiento y defunción.

Una muestra de este tipo textual es el acta legislativa que se reproduce en el apartado ante-rior, la cual da cuenta de la sesión inaugural del Concejo Municipal de Gaiman. Otro ejemplo, muy diferente en cuanto a su tema, lo constituye la siguiente acta de defunción:

4 Registro Civil del departamento de Gaiman, Territorio del Chubut.

Acta numero ochenta y ocho. En Gaiman, Chubut, á ocho de Febrero de mil ochocientos noventa y ocho, ante mi Hugh Griffith Juez de paz del lugar: Don Thomas E. Davies de treinta y cuatro años, Bretanico, domiciliado en este departamento, declaró: Que el dia siete del corriente á las diez y media de la noche, en la casa de la chacra numero doscientos y doce falleció, su hermano David E. Davies de “Inflamación de los intestinos y estómago” según el certificado medico del Dr. D.G. Davies archivado bajo el numero de esta acta; que era de treinta y un años, Bretanico, casado con Doña Mary Ann Rees, profesion chacarero, domiciliado en la casa que falleció, hijo del finado Evan E. Davies y de Mary Davies domiciliada en este departamento. No ha testado. Leida el acta la firman conmigo los testigos;

164

el exponente y Daniel R. Evans de cuarenta y un años, casado, domiciliado en este departamento quie-nes habían visto el cadáver.

Thomas E. Davies Daniel R. Evans

Ante mi Hugh Griffith

2. Notas: A través de las notas emerge un amplio espectro de temas y problemas concernientes a la vida comunitaria – por ejemplo, el mal estado de caminos y puentes, la presencia de anima-les sueltos, la realización de obras en un canal de riego, el nombramiento y la renuncia de auto-ridades –. Los emisores son, en su mayoría, funcionarios públicos; aunque el corpus contiene también notas de vecinos, en todos los casos su circulación se inscribe en un ámbito institucio-nal.

Si bien el análisis del sistema de tratamiento escapa a los propósitos de este trabajo, no po-demos dejar de señalar el uso de formas como Excelentísimo Señor, Su Excelencia, Su Señoría, para nombrar al destinatario, como asimismo de la fórmula de cortesía Dios guarde a Usted, empleada habitualmente como cierre de la nota.

Sin embargo, más allá de la presencia de un léxico propio del siglo XIX, las notas constitu-yen, tal vez, la clase textual que en mayor grado se aproxima al modelo prototípico de formula-ción actual, tanto por el predominio de la función informativa como por su organización discur-siva.

A título ilustrativo, se transcribe a continuación una de las numerosas notas que integran el corpus:

5 Rawson Diciembre 10/ 889

Señor Presidente de la Municipalidad de Rawson Don Gregorio Mayo

Para su conocimiento y efectos comunico á Vd que de cierto tiempo á esta parte, se nota un gran nu-mero de animales sueltos y abandonados en las calles del pueblo, lo que al par de ser incomodos y pe-ligroso para el trancito de niños, ha sido motivo de infinidad de quejas por parte de los vecinos que mantienen sus caballos sueltos viéndose obligados á vigilarlos constantemente para evitar que les sea devorada su alimentación, por esos desesperados y hambrientos seres que presentarán un espectaculo desagradable á la población dado el estado de flaqueza en que se encontraran dentro de pocos dias.

Dios Guarde á Vd Pedro I. Martinez

3. Solicitudes: Como se explicó anteriormente, la solicitud posee propiedades formales seme-jantes a las de la nota; sin embargo, optamos por encuadrarla en una categoría diferente aten-diendo a su carácter de texto directivo producido con el propósito específico de pedir / solicitar (Ciapuscio 1994: 115-118).

Veamos la definición de Postigo de de Bedia (1997:141): Desde el punto de vista de la producción administrativa, se define la solicitud como un petitorio: escrito en el que se solicita o pide algo. En tal sentido, la solicitud tiene el carácter de prueba documental del pedido. En lo que respecta a su estructuración discursiva, las solicitudes que integran el corpus no

presentan diferencias sustanciales respecto de los patrones actuales de formulación; la variación diacrónica puede constatarse, en cambio, en el léxico, que comparte con el de la nota el uso de formas de tratamiento y fórmulas de cortesía habituales en el siglo XIX.

165

La mayoría de los documentos de este tipo están escritos por pobladores que se dirigen a los funcionarios para efectuar pedidos de diversa índole. Por ejemplo, abundan en los archivos las solicitudes de permiso para ocupar tierras, un tema que aparece de forma recurrente en los textos, poniendo de relieve la importancia primordial de la posesión de la tierra en la etapa de poblamiento territorial; otro tema habitual es el pedido de boleto de marca de hacienda. Los siguientes documentos ilustran ambas motivaciones:

6 A S. E. el Gobernador del Chubut

Exmo. Señor

Luis Jones, vecino del Chubut, pide a V.E. el permiso correspondiente para ocupar esclusivamente (hasta que sean fijados los terminos de compra y poblar) tres leguas de campos de pastoreo, situado sobre la costa de Bahía Nueva, desde el limite este, cedido á la compania del ferrocarril, en el mismo direccion de este, una legua de fondo y tres leguas de estension con la costa – comprometiendome á conforme con todos arreglos y decretos del autoridades. Luis Jones Chubut, Rawson 18 de Junio 1886

7 Rawson Febrero 29 de 1896

A S.S. el Señor Gobernador del Territorio del Chubut, Don Eugenio Tello

El infrascripto ante S.S. respetuosamente me presento y espongo: – Que deseando obtener la marca que designo al margen con que quemaré mi hacienda vacuna y yegua-riza, como igualmente la siguiente señal martillo en la oreja derecha y muesca en la izquierda, vengo en pedir á S.S. se digne ordenar el boleto respectivo por ante quien corresponda.

Es Justicia etc. Pio Eliggi

4. Inventarios: El inventario es un documento administrativo cuya estructura presenta un alto grado de estandarización, y en el que predomina la función informativa; tiene como propósito dejar constancia pormenorizada acerca de un hecho, el que generalmente se desarrolla mediante una enumeración. Rojas Mayer (1998: 21) señala, refiriéndose a la información que este tipo de textos suele transmitir en la época colonial:

Dentro del tipo Inventarios aparecen casos… en que se enumeran los bienes o las deudas de alguno de los pobladores o los pobladores mismos. Los inventarios que forman parte de nuestro corpus coinciden, básicamente, con la casuísti-

ca descripta. En efecto, se encuentran entre ellos inventarios de bienes e inventarios de pobla-dores; entre estos últimos se incluyen varios donde se detalla el nombre de los vecinos en con-diciones de recibir títulos de propiedad de tierras, y un inventario de deudores de la Municipali-dad de Rawson.

5. Boletos de marca de hacienda: Se trata de un documento de carácter público que tiene como finalidad proporcionar un marco de legalidad a la propiedad del ganado.

Desde el punto de vista textual, se caracteriza por ajustarse a un esquema de formulación prototípico con un grado máximo de estandarización; esto se manifiesta en su producción me-diante un protocolo impreso, lo que lo diferencia de la gran mayoría de los documentos de otros tipos, que son manuscritos.

166

Veamos un ejemplo:

8 Nº 77

Colonia Nacional Chubut Noviembre 2 de 1883

BOLETO DE MARCA

Don Abraham Matthews vecino de esta Colonia, ha registrado la marca de su propiedad que va dibu-jada al márgen en el Libro de Registro de Marcas y Señales que lleva esta Comisaria, folio diez y seis con que señala su hacienda vacuna y caballos cumpliendo

así una Orden Superior. Cuando se ordene la renovacion de este boleto, se cobrarán los derechos que

la autoridad á quien corresponda juzgue necesario establecer.

Juan Finoquetto Comisario Nacional

6. Certificados: Son textos producidos en un ámbito institucional con el propósito de dejar cons-tancia de un hecho de manera fehaciente.

Si se analizan los certificados en el marco de la teoría de los actos de habla, puede adver-tirse que una de sus propiedades distintivas es su realización mediante un enunciado performa-tivo o realizativo (Levinson 1989: 215-235); Escandell Vidal 1999: 47-56), ya que la formula-ción prototípica posee las características propias de este tipo de enunciados – oración gramatical declarativa, uso de la primera persona del presente de indicativo –.

Entre los documentos pertenecientes a esta clase textual son especialmente interesantes los certificados de alistamiento en el ejército y en la policía del Territorio Nacional del Chubut, que, como los boletos de marca de hacienda que vimos anteriormente, consisten en un protocolo impreso, con espacios para completar datos en forma manuscrita.

El corpus incluye también constancias de hechos vinculados con otras esferas de la vida de la comunidad, las que presentan una estructuración discursiva con menor grado de estandariza-ción; a modo de ejemplo, se transcribe a continuación un certificado desglosado de un expedien-te sobre la realización de trabajos en el canal de riego del valle inferior del río Chubut:

9 Rawson, Agosto 4 de 1896

Certifico que el precio que pide el Señor Carlos Davies por el trabajo que deberá hacer en el Canal y a juicio del que suscribe es mas bien barato.

Thomas Williams

7. Recibos: Poseen características semejantes a las del tipo anterior, ya que se trata también de textos en los cuales se hace constar un hecho de modo fehaciente.

Si se analizan desde una perspectiva pragmática, son proposiciones declarativas, pero, a di-ferencia de los enunciados performativos, no emplean el presente de indicativo, sino el pretérito perfecto simple. Por otra parte, también se distinguen de los certificados por su tema, ya que el hecho acerca del cual dan testimonio es en forma excluyente la recepción de dinero u objetos.

En cuanto a su organización discursiva, es simple y sumamente estandarizada. Nuestro cor-pus consta de varios recibos de títulos de propiedad de tierras, algunos de los cuales consisten en un protocolo impreso bilingüe español-galés con un espacio en blanco para el llenado del número de lote (véase el ejemplo 3), mientras que otros son manuscritos monolingües en espa-ñol. Estos documentos merecen un párrafo especial, en tanto constituyen un testimonio indirecto de la expedición de títulos de propiedad a colonos galeses radicados en Chubut con anterioridad

167

a la creación del Territorio Nacional; se trata, pues, de documentos que otorgan sustento jurídico a la ocupación territorial.

8. Informes: De acuerdo con la definición de Postigo de de Bedia (1997:158), el informe siste-matiza el conocimiento o información existente sobre algún asunto que requiere de tramitación administrativa.

En el caso que nos ocupa, los pocos informes que hemos encontrado son de carácter es-tadístico (Postigo de de Bedia 1997: 158-163), en tanto predomina en ellos la exposición de datos cuantitativos. Se trata, por lo general, de textos breves en los que se da cuenta de modo sucinto y sistematizado de asuntos de diverso orden, como la construcción de casas y otros edi-ficios, los sueldos y gastos de las escuelas nacionales, o datos de población. Como ejemplo se transcribe un informe estadístico emitido en 1882 por la Comisaría del Chubut:

10 Casamientos, Nacimientos y Defunciones

En la colonia ha habido 18 casamientos, 56 nacimientos y 34 defunciones. Inmigrantes llegados en el año 1882 Marzo 12 Goleta Monte León 28 Buenos Aires Mayo 9 ” ” ” 8 ” ” Junio 20 […] Patagonia 12 Son 48 inmigrantes que figuran en el censo. Indios entrados a comerciar en la colonia Durante el presente año han entrado a la colonia a comerciar en pequeñas fracciones y distintas veces 385 indios. Estos indios solo permanecen en ella algunos dias y despues de hacer sus negocios se reti-ran a los campos. En este año no ha habido quejas serias contra ninguno de ellos.

9. Documentos de carácter regulativo. Siguiendo a Postigo de de Bedia (1997: 168), conside-ramos documentos de carácter regulativo a los textos escritos por los cuales se regula u ordena la interacción social en un ámbito jurisdiccional determinado de la administración.

En esta categoría agrupamos a los siguientes tipos de textos, que se distinguen básicamente por sus diferentes superestructuras, aunque comparten el alto grado de formalidad del estilo:

a. Resoluciones: Son documentos en los cuales un funcionario, en ejercicio de sus atribuciones, expone una decisión con la finalidad de resolver cuestiones inherentes a distintas esferas de la administración pública, en la jurisdicción de su competencia.

El corpus de nuestra investigación consta de varias resoluciones, todas emitidas por gober-nadores del Chubut (Alejandro Conesa, Eugenio Tello), y referidas a diversos temas, principal-mente vinculados con el ordenamiento institucional; se transcribe a continuación una de ellas:

11 Rawson Agosto 20 / 89

De conformidad con lo dispuesto por la Ley de Matrimonio Nº 2393, en su artº 112 y de acuerdo con las in-dicaciones del Ministerio de Justicia al respecto; El Gobernador del Chubut Resuelve: 1º Hasta tanto se creen las oficinas de Registro Civil en general, los Jueces de Paz del Territorio darán cumplimiento al artículo citado en el preámbulo de esta resolucion, en sus respectivas jurisdicciones.

168

2º Suministrense los libros respectivos, modelos de actas y un numero suficiente de ejemplares de la preci-tada Ley. 3º Comuníquese publíquese é insertese en el Registro Oficial.

Fdo. Alejandro A. Conesa

b. Decretos: Al igual que los anteriores, son textos de carácter normativo, aunque en este caso el ámbito privativo de su producción es el Poder Ejecutivo. La autoridad que emite un decreto posee una competencia de acción y decisión tal que la proposición normativa es de cumplimien-to obligatorio por parte del o los destinatarios.

Entre los documentos del corpus se encuentran dos decretos firmados por el primer gober-nador del Chubut, Luis Jorge Fontana, quien dispone mediante ellos el nombramiento de fun-cionarios (policías, juez de paz) para desempeñarse en distintas zonas de jurisdicción del Terri-torio Nacional.

c. Reglamentos: En este tipo de textos predomina, como en los dos anteriores, la función direc-tiva, ya que en ellos se formulan las condiciones a las que debe ajustarse la conducta social en un contexto institucional específico.

El autodenominado Reglamento para el régimen interno del Consejo de la Municipalidad del Chubut (actual Municipalidad de Rawson), sancionado el 17 de abril de 1886, es una mues-tra paradigmática de esta clase de documentos, tanto por sus rasgos discursivos prototípicos como por ser un texto bilingüe en español y galés.

6. CONCLUSIONES

Este trabajo constituye un primer acercamiento a algunos de los testimonios más tempranos del español escrito en Chubut, orientado a ofrecer un panorama de los tipos de documentos que circulaban en el siglo XIX en el dominio de la administración.

Pese al recorte del universo discursivo que hemos realizado, consideramos que el corpus documental con el que se trabajó es sumamente valioso no sólo por su riqueza y diversidad, sino también por su capacidad de dar cuenta de las circunstancias socio-históricas en las que se ins-cribe su producción. En efecto, más allá de la formalidad intrínseca a los documentos adminis-trativos, emerge a través de ellos, como en una fotografía de época, un amplio espectro de hechos y situaciones inherentes a la vida cotidiana del período fundacional, permitiéndonos reconstruir la dinámica de una sociedad multiétnica y multicultural en proceso de conformación. Una sociedad cuya impronta es, como se ha visto, el fenómeno de contacto interlingüístico que atraviesa todos los dominios de interacción comunicativa, incluso la administración y la educa-ción oficiales, donde no es habitual el uso de lenguas de inmigración.

Sin dejar de tener en cuenta la fragmentariedad del material documental recolectado, y el carácter preliminar de los resultados expuestos, creemos que el análisis que aquí se ha desarro-llado puede representar un primer paso para avanzar en una línea de investigación prácticamente inexplorada hasta el momento.

El sistema de tratamiento, las fórmulas de cortesía, las relaciones de poder y solidaridad, el repertorio léxico de uso habitual en contextos institucionales, son sólo algunos de los temas de interés para la sociolingüística cuyo estudio puede ser abordado en base al material documental que hemos recopilado e intentado sistematizar. Esperamos, pues, que este intento contribuya a un mayor conocimiento del primer período de la historia del español en Patagonia, y que, al

169

mismo tiempo, sirva de incentivo para la necesaria continuidad de las investigaciones en ese campo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bajtin, Mijail. 1979: Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI. Censabella, Marisa. 1999. Las lenguas indígenas de la Argentina, Buenos Aires, Eudeba. Casamiquela, Rodolfo. 1965. Rectificaciones y Ratificaciones. Hacia una interpretación definitiva del panorama

etnológico de la Patagonia y área septentrional adyacente, Bahía Blanca, Universidad Nacional del Sur. Ciapuscio, Guiomar Elena. 1994. Tipos textuales, Buenos Aires, Instituto de Lingüística/UBA. Ciapuscio, Guiomar Elena. 2005. La noción de género en la Lingüística Sistémico Funcional y en la Lingüística

Textual, Signos, 38/57: 31-48. Conde Silvestre, Juan Camilo. 2007. Sociolingüística histórica, Madrid, Gredos. Coronato, Fernando (comp.). 2000. Patagonia, 1865. Cartas de los colonos galeses. Comodoro Rivadavia, Editorial

de la Universidad Nacional de la Patagonia. Coronato, Fernando, et ál. (eds.). 2006. Los galeses en la Patagonia: la conformación de un singular modelo político,

económico y cultural, en Fundación Ameghino (ed.), Los galeses en la Patagonia, Trelew, Biblioteca Popular Agustín Álvarez, 2: 167-195.

Dijk, Teun A. van. 1996. La ciencia del texto, Barcelona, Paidós. Dumrauf, Clemente I. 1991. Historia del Chubut, Buenos Aires, Plus Ultra. Dumrauf, Clemente I. 1994. Historia de la Policía del Chubut, Comodoro Rivadavia, Editorial Universitaria de la

Patagonia. Escandell Vidal, M. Victoria. 1999. Introducción a la pragmática, Barcelona, Ariel. Fasold, Ralph. 1996. La Sociolingüística de la sociedad. Introducción a la Sociolingüística, Madrid, Visor. Fernández, César A. 2005. Hablar paisano. Estudios sobre el español de la Patagonia, Buenos Aires, Honorable

Senado de la Nación. Fishman, Joshua A. 1972. Language maintenance and language shift as a field of inquiry: Revisited, en Anwar S. Dil

(ed.), Language in Sociocultural Change. Essays by Joshua Fishman, Stanford, Stanford University Press: 45-89.

Fontanella de Weinberg, María Beatriz. 1987. El español bonaerense. Cuatro siglos de evolución lingüística 1580-1980, Buenos Aires, Hachette.

Fontanella de Weinberg, María Beatriz. 1992. El español de América, Madrid, Mapfre. Gavirati, Marcelo. 2004. Galeses y tehuelches: aspectos étnicos, políticos y económicos, poco conocidos de sus rela-

ciones, en Fundación Ameghino (ed.), Los galeses en la Patagonia, Trelew, Biblioteca Popular Agustín Álva-rez, 1: 69-99.

Gavirati, Marcelo. 200. Pampas y tehuelches: la imagen del otro a través de la mirada de los colonos galeses, en Fundación Ameghino (ed.), Los galeses en la Patagonia, Trelew, Biblioteca Popular Agustín Álvarez, 2: 33-69.

Granda, Germán de. 1994. Español de América, español de África y lenguas criollas hispánicas, Madrid, Gredos. Jones, Lewis. 1993. La colonia galesa. Historia de una nueva Gales en el Territorio del Chubut en la República

Argentina, Sudamérica, Rawson, El Regional. Jones, Richard. 2002. La colonia galesa. Del imperio al desamparo, Gaiman, El Regional. Jones, Thomas. 2000. Historia de los comienzos de la colonia en la Patagonia, Trelew, Fundación Ameghino. Kremnitz, Georg. 2006. El conflicto lingüístico hoy. Elementos para una actualización del concepto, en Y. Hipper-

dinger (comp.), Estudios sobre contacto inter- e intralingüística, Bahía Blanca, Universidad Nacional del Sur. Hughes, William M. 1993. A orillas del río Chubut en la Patagonia, Rawson, El Regional. Lépore, Silvia. 1987. Síntesis de algunos aspectos migratorios, Buenos Aires, Dirección Nacional de Migraciones. Levinson, Stephen C. 1989. Pragmática, Barcelona, Teide. Matthews, Abraham. 1995. Crónica de la colonia galesa de la Patagonia, Buenos Aires, Alfonsina. Moreno Fernández, Francisco. 1998. Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje, Barcelona, Ariel. Postigo de de Bedia, Ana María. 1997. Los escritos de la Administración Pública, San Salvador de Jujuy, Universi-

dad Nacional de Jujuy. Rojas Mayer, Elena M. 1998. Los tipos textuales en los documentos coloniales de Hispanoamérica entre los siglos

XVI y XIX, en Elena M. Rojas Mayer (ed.), Estudios sobre la historia del español de América, San Miguel de Tucumán, INSIL Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 1: 9-28.

Romaine, Suzanne. 1987. Historical Sociolinguistics: Problems and Methodology, en Ammon, Ulrich, et ál. (eds.), Sociolinguistics, Berlin, Walter de Gruyter, 1: 1452-1469.

170

Stewart, William A. 1974. Un bosquejo de tipología lingüística para describir el multilingüismo, en P. Garvin y Y. Lastra de Suárez (eds.), Antología de estudios de Etnolingüística y Sociolingüística, México, Universidad Na-cional Autónoma de México: 224-233.

Trudgill, Peter. 1986. Dialects in contact, Oxford, Blackwell. Virkel, Ana E. 2004. Español de la Patagonia. Aportes para la definición de un perfil sociolingüístico, Buenos Aires,

Academia Argentina de Letras. Virkel, Ana E. 2005: La Colonia Galesa del Chubut en el período fundacional 1865-1899. Multilingüismo e intercul-

turalidad, en Actas de la Conferencia Patagonia. Myths and Realities. Manchester, University of Manchester. Web site: http://www.llc.manchester.ac.uk/Research/Conferences/Patagonia.

Virkel, Ana E. 2006a: Patagonia. El multilingüismo del período fundacional 1865-1899, en Yolanda Hipperdinger comp. Contacto de lenguas en el sur argentino, 179-205. Bahía Blanca: Editorial de la Universidad Nacional del Sur.

Virkel, Ana E. 2006b: El proceso de difusión del español en la Patagonia. Multilingüismo y koineización, en Derme-val da Hora et al. orgs., Línguas e povos: Unidade e diversidade, 8-16. João Pessoa: Universidade Federal da Paraíba.

Virkel, Ana E. 2008a: Contacto de lenguas en la etapa inicial de la colonización del Chubut Patagonia, en Anuario de Lingüística Hispánica, XXI-XXII. 139-155.

Virkel, Ana E. 2008b: Contacto interlingüístico e intercultural en la Patagonia. Una mirada diacrónica, en Ana Ester Virkel comp., Patagonia. Contacto de lenguas y culturas, 17-43. Buenos Aires: Universidad Nacional de la Pa-tagonia.

Virkel de Sandler, Ana y Gutiérrez de Jones, Graciela 1994: Trelew. Cultura e identidad. Rawson: Municipalidad de Trelew.

FUENTES DOCUMENTALES Archivo Histórico de la Provincia del Chubut. Archivos del Concejo Deliberante de Rawson. Archivos del Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural de la Provincia del Chubut. Archivos del Registro de la Propiedad Inmueble de la Provincia del Chubut. Biblioteca de la Legislatura de la Provincia del Chubut. Museo de la Policía de la Provincia del Chubut. Museo de la Ciudad, Rawson. Museo Histórico Pueblo de Luis, Trelew. Museo Regional, Gaiman.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 171-185 ISSN 2218-0761

HACIA UNA TIPOLOGÍA DE TEXTOS LEGISLATIVOS MEXICANO S

(1821-1857) PARA ANÁLISIS LINGÜÍSTICO

TOWARDS A TYPOLOGY OF MEXICAN LEGISLATIVE TEXTS (1821-1857) FOR LINGUISTIC ANALYSIS

MARÍA EUGENIA VÁZQUEZ LASLOP

El Colegio de México, México [email protected]

1. INTRODUCCIÓN

En la recopilación de un corpus de textos mexicanos del siglo XIX para el estudio diacrónico de la estructura informativa de la oración y su relación con géneros discursivos (Hernández y Vázquez Laslop 2009), daba por hecho que el discurso legislativo de la época podía estar bien representado por las constituciones mexicanas. Durante ese siglo, tuvieron vigencia tres consti-tuciones: dos federales, de 1824 y 1857 y una centralista, de 1836. Además, se formularon va-rios proyectos constitucionales, sobre todo en la década de 1840, que nunca se sancionaron. Estos textos legislativos, aunque variaban, sobre todo, en el tipo de república a la que aspiraban los diversos grupos políticos, coincidían en su estructuración textual: de una u otra manera, se organizaban en títulos, capítulos y normas presentadas en artículos subdivididos en párrafos, fracciones e incisos (cf. (1-3)). También, de una u otra forma, favorecían construcciones imper-sonales en tercera persona, el uso de pasivas reflejas y pasivas perifrásticas, por mencionar las estructuras más destacadas (Vázquez Laslop y Hernández, en prensa). Además, coinciden todos estos textos constitucionales en que fueron formulados y emitidos por los congresos mexicanos.

1 Constitución de 1824

Constitución de los Estados Unidos Mexicanos

TÍTULO I [...]

TITULO III. DEL PODER LEGISLATIVO.

SECCION PRIMERA.

De su naturaleza y modo de ejercerlo. 7. Se deposita el poder legislativo de la federacion, en congreso general. Este se divide en dos cáma-ras, una de diputados y otra de senadores. [...]

[Dublán y Lozano, 1, 427]1

1 Los datos bibliográficos de las fuentes de donde se extrajeron los ejemplos se detallan al final. En el caso de Dublán y Lozano, el

primer dígito corresponde al tomo y los siguientes al número de disposición legislativa. En todos los ejemplos conservo la orto-grafía y redacción de las ediciones consultadas. Resalto en cursivas y versalitas aspectos por analizar.

172

2 Constitución de 1836 Leyes constitucionales

PRIMERA. DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS MEXICANOS Y HABITANTES DE LA REPÚBLICA.

Artículo 1.- [...] Artículo 2.- Son derechos del mexicano I. No poder ser preso sino por mandamiento de juez competente, dado por escrito y firmado, ni aprehendido, sino por disposición de las autoridades a quienes corresponda según la ley. Exceptúase el caso de delito in fraganti, en el que cualquiera puede ser aprehendido, y cualquiera puede apre-henderle, presentándole desde luego a su juez o a otra autoridad pública.

[Tena Ramírez 2005: 205]

3 Constitución de 1857 Constitución política de la República mexicana

TITULO I SECCION I.

De los derechos del hombre [...] Art. 20. En todo juicio criminal, el acusado tendrá las siguientes garantías: I. Que se le haga saber el motivo del procedimiento y el nombre del acusador, si lo hubiere. II. Que se le tome su declaracion preparatoria dentro de cuarenta y ocho horas, contadas desde que esté á disposicion de su juez. III. Que se le caree con los testigos que depongan en su contra. [...]

No obstante, al escudriñar un poco más en una de las colecciones legislativas mexicanas

más completas del siglo XIX2 (Dublán y Lozano 1876-1904 y 1876-1912), particularmente en

las disposiciones de la primera mitad del siglo, observé una amplia diversidad en la estructura textual de las disposiciones legislativas, distinto al articulado, lo que me hizo percatarme de que el discurso legislativo mexicano del siglo XIX no guardaba la homogeneidad que asumía. Obsérvense detalles de la estructura de una providencia de la Comisaría General de México, de diciembre de 1830 en (4) y compárese con la estructura de las normas en (1-3).

4 Diciembre 27 de 1830.— Providencia de la Comisaria general de México.— Prohibicion de rifas de alhajas ó fincas de particulares.

El escandaloso abuso que de algun tiempo á esta parte se observa en la multitud de rifas de todo género que casi diariamente se hacen en esta capital, no solo en perjuicio del erario público en diver-sos casos, sino en el de todos los objetos piadosos o profanos á que están destinados los productos de las loterías establecidas, y en el de los habitantes de esta ciudad, [...] ha llamado la atencion de esta Comisaría, de cuyo deber es el remediarlo, conforme á lo que dispone el artículo 4o, capítulo II de la ordenanza del ramo; y al efecto, considerando que este abuso tiene su orígen en el olvido é inobser-vancia de la ley 12, tít. 7, libro 8 de la Recopilacion: del auto acordado 1, libro 8, título 7, y de la real cédula de 8 de Mayo de 1788, [...]; por el presente SE RECUERDA su observancia bajo las penas que ellas mismas establecen contra los infractores, [...].

[Dublán y Lozano, 2, 885]

Como se constata, esta providencia se formula en una sola oración de gran complejidad sintáctica, cuyo núcleo prescriptivo —destacado en versalitas y cursivas— aparece ya muy avanzada la exposición, con el predicado se recuerda su observancia y precedido por diversos considerandos en oraciones relativas del sujeto, de carácter narrativo y argumentativo, sobre la base de la legislación castellana, expuesta en nuevas oraciones subordinadas pospuestas al pre-dicado principal (ha llamado la atención).

2 Pero que abarca disposiciones de 1687 a 1910.

173

De tal forma que no es posible establecer generalizaciones de la estructura informativa de la oración en el discurso legislativo sin antes identificar y categorizar adecuadamente su tipología textual. Para armar un corpus legislativo mexicano del siglo XIX , por lo tanto, es necesario iden-tificar qué se entendía entonces por legislación y categorizar la normatividad de la época según una tipología textual acorde a las tradiciones jurídicas del momento.

Expondré en la segunda sección las características generales de las fuentes de la legislación mexicana en el periodo de 1821 a 1870 y la forma como se fue configurando el concepto de codificación axiomática, según los historiadores del derecho. Para armar una tipología textual legislativa es necesario establecer parámetros y criterios que guíen la organización de las fuen-tes documentales a partir de las cuales se construya un corpus textual legislativo. Para ello reto-maré algunos criterios jurídicos propuestos por los juristas —sobre todo, los de González (1981: 48)3— que, desde mi punto de vista, son un marco necesario para los criterios lingüísticos, por un lado, los propiamente textuales y, por otro, los de carácter sintáctico y semántico, particular-mente, los referentes a la estructura básica de las oraciones deónticas. Dedicaré la tercera sec-ción a estos criterios.

2. LAS FUENTES DE LA LEGISLACIÓN MEXICANA ENTRE 1821 Y 1857

Lejos de romper de tajo con el derecho colonial, de 1820 a 1870 sobrevivieron disposiciones monárquicas, novohispanas e indianas, que convivieron con la legislación mexicana, que se promulgó de manera irregular y paulatina, según el vaivén entre centralismo y federalismo, entre liberalismo y conservadurismo. En sus comienzos como nación independiente, México optó por adoptar la Constitución gaditana en lo que formulaba la propia y de mantener los orde-namientos jurídicos existentes, tanto del derecho castellano como del indiano, mientras no con-travinieran al nuevo sistema político y sus nuevas instituciones.

Sin embargo, el problema va más allá de un asunto de adaptación legislativa exclusivo de la nueva nación mexicana. En realidad, el proceso de la codificación del derecho en normas axiomáticas es uno de los productos del iusnaturalismo racionalista, propio de las sociedades ilustradas (González 1981: 56-58 y 1988: 62-66). Los textos constitucionales franceses y el Código civil napoleónico son ejemplos de esta manera de organizar las normas en distintos ámbitos del derecho. El siglo XIX se caracteriza por ser el periodo de auge de las codificaciones del derecho público y privado, que va de la mano con la definición de las instituciones jurídicas en las nuevas naciones. En las naciones de tradición románica, los encargados de formular los códigos axiomáticos fueron grupos colegiados, como las Cortes, los congresos o comisiones de profesionales o “científicos”, en lugar de una fuente de autoridad unipersonal (como el rey), pues la soberanía en las nuevas repúblicas pasó a la representación de los ciudadanos (González 1988: 67).

En México, el proceso de codificación fue lento y atropellado, pues el país no se decidía por el sistema federalista o centralista. Las constantes guerras entre las facciones políticas radi-calizadas y las luchas para mantener el territorio unido frenaron los esfuerzos por sistematizar el sistema jurídico en sus diversos ámbitos. Como señala María del Refugio González, aunque México siguió la tradición jurídica románica y el modelo de codificación francés y español, en

3 Principalmente, identificar fuentes primarias y secundarias de legislación, como compilaciones privadas y periódicos, así como

obras de doctrina jurídica con legislación vigente y diccionarios, algunas de las cuales sirven también para identificar la tradición de los formatos de técnica legislativa. Además, recoger del folletaje y la prensa de la época las discusiones de los propios litigantes y de los llamados “intérpretes de la ley”. Al respecto, ver también la cuarta parte de González (1988), dedicada a la clasificación de la literatura jurídica del siglo XIX .

174

lo político comenzó como república federal según el modelo estadounidense, lo cual implicaba que la nación se organizaría en estados autónomos, cada uno responsable de crear su propia legislación (1988: 83-86). En las décadas de 1830 y 1840, cuando predominó el centralismo, los esfuerzos por generar códigos homogéneos para todo el país fueron escasos e insuficientes. El conjunto de disposiciones legislativas hasta antes de 1870, cuando por fin se sancionó el primer Código civil mexicano, a decir de los propios juristas de la época y de los historiadores del de-recho actuales, resultó caótico y diverso de región a región. Mientras tanto, siguieron funcio-nando disposiciones legislativas castellanas e indianas, que conservaron las estructuras textuales propias de su momento de elaboración, en ocasiones, previo a la Ilustración. Durante la primera mitad del siglo XIX , en México convivieron, por lo tanto, tradiciones jurídicas romanas, medie-vales, iusnaturalistas y iuspositivistas.

2.1. El orden de prelación

Para la práctica jurídica fue necesario establecer un orden de prelación de aplicación de las leyes. El orden de prelación

señalaba el orden en que habían de aplicarse los cuerpos jurídicos de la época anterior, al momento de te-ner que dictarse una sentencia. Este orden había sido fijado por Alfonso XI, en 1348, con el objeto de es-tablecer qué secuencia debía seguirse al consultar la legislación para aplicarla. A partir de esta fecha, todos los ordenamientos castellanos fijaron el orden de prelación para la aplicación del derecho”

(González 1988: 26). Éste fue el criterio que se siguió en México durante la primera mitad del siglo XIX , mientras

el país no contara con códigos propios. ¿Quién establecía el orden de prelación? Ante la vorági-ne legislativa, los doctrinarios del derecho y los llamados “intérpretes de la ley” jugaron un pa-pel fundamental en la práctica del derecho. De nuevo, las fuentes de la doctrina jurídica en México fueron los juristas españoles, cuyas obras se adoptaron y “mexicanizaron” según las circunstancias del país. Tal es el caso del Sala mexicano (1845), el Novísimo Sala mexicano (1870) y el Nuevo Febrero mexicano (1850-1852). La obra del guatemalteco José María Álva-rez fue una de las más consultadas por ser americana. Álvarez (1827) propuso el siguiente orden de prelación, que fue el que en mayor o menor medida se siguió en el ejercicio del derecho mexicano decimonónico:

Orden de prelación de José María Álvarez (Álvarez 1827, 1: 58-61 y 65)

1º. Decretos dados por los congresos mexicanos 2º. Decretos dados por las cortes españolas publicados antes de declararse la independencia 3º. Reales disposiciones novísimas aún no insertas en la Recopilación 4º. Leyes de la Recopilación de Indias. Primero la más moderna 5º. Leyes de la Nueva Recopilación de Castilla 6º. Leyes del Fuero real y Juzgo 7º. Estatutos y fueros municipales de cada ciudad (en lo que no se opongan a Dios, a la razón o a las

leyes escritas) 8º. Las Siete Partidas en lo que no estuviere derogado 9º. Ocurrir al sumo imperante para que forme una ley nueva

2.2. De la recopilación de leyes a la codificación

El concepto de codificación variaba de tradición a tradición. Si se sigue la jurídica castella-na, codificar significaba recopilar en un sólo cuerpo las disposiciones existentes, de tal forma

175

que lo vigente sería lo recopilado. Por eso observamos que el orden de prelación arriba comen-tado incluye distintas recopilaciones. Este concepto de codificar se combina con el concepto positivo de codificación, el cual sigue un procedimiento sistemático que comienza con la formu-lación de un proyecto por parte de una comisión legislativa colegiada, sigue con la dictamina-ción del proyecto a cargo de un cuerpo legislativo dado y, una vez aprobado, es decretado por el órgano legislativo y publicado por éste o por el presidente de la República en el órgano oficial de difusión correspondiente. El texto tiene una estructura axiomática normativa. En México, de acuerdo con el orden de prelación, códigos de esta clase ocuparían el primer lugar para la apli-cación del derecho durante casi todo el siglo XIX .

El esfuerzo por recopilar de manera ordenada todo el corpus legislativo se distribuyó en el trabajo de no pocos juristas del siglo XIX . Existen múltiples colecciones legislativas privadas y públicas elaboradas en el siglo XIX , gran parte de las cuales se encuentran registradas en la Bi-bliografía jurídica mexicana de Manuel Cruzado (1905), que incluye comentarios y datos bio-gráficos de los recopiladores. La más completa de estas colecciones, aunque no exhaustiva4, es la de Manuel Dublán y José María Lozano, que abarca disposiciones legislativas de 1687 a 19105. Cada coleccionista organizó los documentos legislativos según diversos criterios. Dublán y Lozano, por ejemplo, armaron índices cronológicos y alfabéticos6. Otros procuraron organizar la legislación según criterios interpretativos personales. Es el caso de Rodríguez de San Miguel (1852), con sus Pandectas hispano-megicanas y el de Florentino Mercado (1857), en su Libro de los Códigos. Cada uno sugiere un orden de prelación dado y organiza las instituciones jurídi-cas según su propia erudición y consejo, por supuesto, determinado por su orientación ideológi-ca. En el primer caso, conservador y, en el segundo, liberal. El caso de Mercado incluye índices alfabéticos por nombres de las disposiciones y el de Rodríguez de San Miguel un índice de ma-terias. En colecciones como éstas, existe un intento de sistematización interpretativa, por lo tanto, son híbridos entre la recopilación pura y un método de codificación, sólo que ésta no si-gue el cauce público, sino un mero trabajo erudito con fines de guía para la práctica forense. Estas obras pueden incluir introducciones doctrinarias acerca de conceptos de derecho. Por lo tanto, contienen elementos de fuentes primarias y fuentes secundarias del derecho mexicano. Habría que investigar en qué medida influyeron estas obras en la práctica jurídica de la época.

3. CRITERIOS PARA UNA TIPOLOGÍA DE TEXTOS LEGISLATIVOS

CON FINES LINGÜÍSTICOS

Para organizar una tipología textual legislativa de 1821 a 1857 con fines lingüísticos, se propo-nen criterios básicos, algunos de los cuales provienen de la reflexión jurídica (González 1981 y 1988).

4 En su prefacio a la edición digital de esta colección, Andrés Lira (2004: 11) anota que deliberadamente los compiladores omitieron

las disposiciones de “gobiernos reaccionarios” y del imperio de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867). Por ello, de acuerdo con Cruz Barney (2004: 248), es necesario completarla con otras, como la Recopilación de Lara (1850), la de Segura (1861) y la de Andrade y Escalante (1865-1866).

5 Además de las mencionadas en la nota anterior, otras recopilaciones son las de Arrillaga (1834-1866) y la de Navarro (1853-1856). Otros recuentos de las múltiples recopilaciones legislativas de la época, además de lo incluido en Cruzado (1905), son las de Sobe-ranes Fernández (2003) y Cruz Barney (2004).

6 No sabemos hasta qué punto los encabezados para cada disposición legislativa de Dublán y Lozano son fieles a los documentos originales o si se trata ya de intentos de los compiladores de clasificación de los textos legislativos. Observo, además, que no siempre transcribían todos los datos de cada documento, como firmas o sellos oficiales, que suplían con “etc.”.

176

3.1. Criterios jurídicos En primer lugar, es necesario partir de la tipología propiamente legislativa de fuentes pri-

marias según el tipo de disposición (reales cédulas, reales providencias, bandos, ordenanzas, leyes, códigos, reglamentos, etc.), así como de su descripción y jerarquía según fuentes secunda-rias de la época. Por ejemplo, para el derecho castellano e indiano que se mantuvo en México, José María Álvarez (1827) presenta la caracterización que resumo en el cuadro 1, según la fuen-te de autoridad jurídica. El criterio principal es que la ley es el derecho escrito y que Álvarez define como “un precepto general de la potestad suprema intimado á los súbditos, para que arre-glen sus acciones á él” (1827: 53), concepto que toma de la cuarta ley, título primero de la Pri-mera Partida. Hace notar que los nombres para cada disposición no son del todo exactas y llegan a “confundirse unas con otras” (1827: 54).

Cuadro 1. Tipos de leyes según la fuente de autoridad (Álvarez 1827: 54-57)

EL REY CONSEJO, JUNTA,

COLEGIO

MAGISTRADOS PÚBLICOS, GO-

BERNADORES DE PROVINCIAS, JUSTICIAS

Pragmática sanción Estatutos Bando Real cédula Ordenanzas Pregón Real resolución Constituciones Real decreto Cédula carta u orden circular Real orden Autos acordados

* Se mencionan otros, sin precisar la fuente de autoridad, como provisión y edicto.

En segundo lugar, conviene categorizar cada ordenamiento legislativo según su competen-cia (general, local o provincial, según los derechos castellano e indiano o federal/central, estatal, municipal, según el derecho propio de la república) y materia jurídica (constitucional, civil, penal, mercantil, militar, canónico, etc.). Las materias jurídicas se definen desde la propia doc-trina jurídica de la época, para lo que es necesario acudir a fuentes secundarias. Por ejemplo, la clasificación de José María Álvarez (1827), reproducida en mayor o menor medida, en otras obras7 y diccionarios jurídicos8. No hay que olvidar que las materias jurídicas van asociadas también a modos de codificar. Por ejemplo, el derecho político ya parece seguir una estructura-ción normativa como la conocemos, mientras que el derecho civil (o privado) conservó por mu-cho tiempo la tradición castellana, indiana, etc., reproduciendo, en gran parte, las instituciones del derecho romano. Dejo pendiente todo lo del derecho canónico, que no he revisado.

3.2. Criterios lingüísticos 3.2.1. La estructura textual

La categorización de cada disposición según su estructura textual va ligada a la propia tipo-logía textual jurídica. De todas formas, es necesario distinguir las partes argumentativas de las narrativas y las propiamente prescriptivas. En principio, sugiero los siguientes criterios genera-les.

7 Por ejemplo, el Sala mexicano (1845), el Novísimo Sala (1870), el Nuevo Febrero Mexicano (1850-1852), entre otros. 8 Como la versión mexicanizada del Diccionario razonado de legislación civil, penal, comercial y forense de Joaquín Escriche

(1831), a cargo de Juan Rodríguez de San Miguel (Escriche 1837), de quien ya comenté que compiló las Pandectas hispano-megicanas (1852).

177

Primero, distinguir la sección en la que se lleva a cabo el acto de publicar o promulgar la disposición legislativa de las secciones en las que se establece la normatividad como tal, la cual, al publicarse, entra en vigencia. Un ejemplo de ello es el decreto en (5)9:

5 Decreto.— Se cierra el puerto de San Juan Bautista de Tabasco. [ACTO DE PUBLICAR] El Excmo. Sr. presidente de la República se ha servido dirigirme el decreto que sigue: [DISPOSICIÓN LEGISLATIVA: DECRETO] “El presidente de la República mexicana, á los habitantes de ella, sabed: Que con arreglo á lo dispuesto en la ley de 22 de Febrero de 1832, HE DECRETADO lo si-guiente:

Art. 1. Queda cerrado para el comercio extranjero, y el de escala y cabotaje, el puerto de San Juan Bautista de Tabasco.

2. Esta declaracion tendrá efecto, en cuanto al comercio extranjero, á los seis meses de pu-blicada en la capital de la República, y respecto al de escala y cabotaje, el dia 15 del próximo venide-ro mes.

Dado en México, á 11 de Enero de 1841. —Anastasio Bustamante.— A D. Javier Eche-verría.”

[Dublán y Lozano, 4, 2162]

Según la tradición jurídica de la que se trate, el acto de publicar puede estar precedido por actos ceremoniales de acatamiento de la norma. De acuerdo con Muro Orejón (1989), en el de-recho indiano, por ejemplo, una vez aprobada una disposición por el Consejo de Indias y por el rey, se llevaba a cabo la ceremonia pública de obedecimiento “poniendo la autoridad sobre su cabeza el papel que contiene la disposición —original o su copia auténtica— en señal de acata-miento a ‘su rey y señor natural’, pasándose luego a hacerla pública” (1989: 43). En el caso de disposiciones codificadas, ya en el sistema republicano, lo común es que la ley, una vez aproba-da por las autoridades competentes, debe ser promulgada con un decreto por una autoridad de-terminada.

Otro ejemplo: los bandos eran anuncios de disposiciones normativas de diverso tipo como reales cédulas, reales providencias, decretos, edictos, sentencias, etc. (v. (6)), que se hacían a voz de pregonero o a modo de carteles que se fijaban en los parajes de lugares concurridos para que el pueblo los conociera. Poco a poco, los bandos se fueron restringiendo a disposiciones legislativas locales y terminaron correspondiendo al mismo edicto, reglamento, etc. (Escriche 1884/1987 s. v. bando). Los más comunes hasta nuestros días son los bandos de policía y buen gobierno, como se ejemplifica en (7). El caso de los bandos es especialmente interesante, por-que de haber sido sólo el anuncio de una normatividad, con el tiempo, pasó a ser una normativi-dad, propiamente dicha10.

6 Bando de 12 de Agosto de 1796, en que se publicó la real cédula de 7 de Febrero del mismo año,

que manda se observe respecto de los militares, lo dispuesto en la real pragmática, sobre matrimonios, dada en 23 de Marzo de 1776.

[ENCABEZAMIENTO] “El Rey.— [PREFACCIÓN] En mi consejo de estado se dió cuenta del espediente causado por la reclamación que en 23 de Julio de este año hizo el consejo de guerra, [...] En cuya consecuencia [ACTIO] MANDO á mis virreyes presidentes y reales audiencias de ellos de las islas Fili-pinas, y [ACTIO] RUEGO Y ENCARGO á los muy reverendos arzobispos y reverendos obispos de los mismos distritos, que cada uno en la parte que le corresponde, cumpla y observe, y haga guardar y cumplir puntualmente el contenido de la mencionada real resolucion, en los casos que en lo sucesivo

9 En éste ejemplo y los que siguen marco entre corchetes y en versalitas las partes de la disposición legislativa a las que caracteri-

zaré infra. Sólo en versalitas y cursivas, como en los ejemplos anteriores, resalto el núcleo del acto deóntico. 10 De hecho, de acuerdo con Cruz Barney (2004: 236), el bando era uno de los mecanismos más destacados durante el virreinato

para dar publicidad a la ley. No fue sino hasta 1867 cuando en una circular del 2 de agosto, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Gobernación definió el principio de obligatoriedad de la publicación de las leyes (2004: 235).

178

ocurran, por ser así mi voluntad. [DATA] Fecha en Badajoz, á 7 de Febrero de 1796. [FIRMA] —YO EL

REY.— [REFRENDO] Por mandado del rey nuestro señor, Francisco Cerdá.— [RÚBRICAS] Señalada con tres rúbricas.”—Mando etc.

[Dublán y Lozano, 1, 27]

7 Diciembre 11 de 1846.—Bando de policía.—Sobre aguas Art. 1. Todos los sobrestantes se encontrarán á las seis de la mañana en la última fuente pública

de su respectivo ramo, [...] Es obligación de cada sobrestante componer los daños de sus respectivos ramos, diariamente; [...]

[Dublán y Lozano, 5, 2933]

Segundo, identificar las secciones de cada disposición legislativa, es decir, caracterizar su macroestructura. Por ejemplo, para la estructura de los diversos tipos de disposiciones legislati-vas del derecho indiano, Antonio Muro Orejón (1989) describe las siguientes estructuras textua-les, que pueden combinarse según el tipo de texto legislativo en el Cuadro 2.

a) Intitulatio o encabezamiento, en donde se indica el nombre del rey con sus títulos. b) Dirección, el destinatario (persona o institución). c) Prefacción o exposición de motivos, con las razones que dieron origen al precepto. d) Actio o parte dispositiva, que es la que lleva a cabo, propiamente, el acto prescriptivo y suele expresarse con una fórmula. Por ejemplo, en reales provisiones, si la autoridad es el rey, ordeno y mando, al dirigirse a per-sonas o corporaciones civiles o ruego y encargo, si se dirige a eclesiásticos (cf. supra (6)). e) La fórmula penal, si se incluyen sanciones. f) Data, con el lugar, día, mes y año en que se dicta la resolución. g) Firma autógrafa o con estampilla de la autoridad (monarca, por ejm.) h) Refrendo del secretario de despacho, con su propia fórmula. i) Sello j) Al reverso, firmas y rúbricas de consejeros o camaristas de Indias.

Cuadro 2. Estructura de disposiciones legislativas generales del derecho indiano (Muro Orejón 1989: 41 s)

Real

provisión Real

cédula Real

ordenanza Real

instrucción Encabezamiento Nombre del rey

con títulos Impersonal del rey Nombre del rey

con títulos ?

Dirección x x x ? Prefacción x x x ? Parte dispositiva Ordeno y mando /

Ruego y encargo + FV

x Ordeno (y siguen capítulos)

Atribuciones de una autoridad o corporación

Fórmula penal x (x) ? ? Data x x ? ? Firma autógrafa x x ? ? Refrendo x x ? ? Sello x x ? ? Firmas al reverso Firmas y rúbricas Rúbricas ? ?

x = se incluye; (x) = opcional; ? = Muro Orejón no lo especifica.

Tercero, caracterizar la estructura textual interna de las partes de cada disposición. En oca-

siones, una normatividad forma parte de un texto de tipo epistolar, de tal manera que el encabe-zamiento, la dirección, y las últimas partes corresponden a dicho género. Respecto de la prefac-ción, ésta puede seguir la estructura de la inventio, es decir, con exordium, narratio, argumenta-tio y, en lugar de peroratio o conclusio, actio o parte dispositiva, todo ello incluido en una sola oración compleja, en la que la oración principal es la parte dispositiva. Estas partes de la inven-

179

tio no están todas necesariamente presentes, pues puede aparecer sólo narratio o argumentatio, precediendo la actio. Un ejemplo de una oración compleja de este tipo se muestra en (8):

8 Orden.— Se designa el escudo de armas del imperio, y los colores de su pabellon. [PREFACCIÓN: NARRATIO] Enterada la soberana junta provisional gubernativa de este imperio, de lo que expuso V. E. de órden de la regencia con fechas 6 y 16 del inmediato Octubre, manifestando la necesidad de determinar el escudo de armas imperiales, y los sellos que deben servir para la autenti-cidad de ciertos papeles, y la que hay tambien de fijar el pabellon nacional, [ACTIO] HA RESUELTO lo primero: que las armas del imperio para toda clase de sellos, sea solamente el nopal nacido de una peña que sale de la laguna, y sobre él parada, en el pié izquierdo, una águila con corona imperial. Lo segundo: que el pabellon nacional y banderas del ejército deberán ser tricolores, adoptándose perpe-tuamente los colores verde, blanco y encarnado en fajas verticales, y dibujándose en la blanca un águila coronada; todo en la forma que presenta el adjunto diseño. [DATA] Noviembre 2 de 1821.

[Dublán y Lozano, 1, 254]

A medida que avanza el proceso codificador a lo largo del siglo, exordium, narratio y ar-gumentatio ya no forman parte, ya no se diga de una misma oración compleja, con la parte dis-positiva como oración principal, sino de la exposición de motivos de los legisladores, cuando presentan tales disposiciones ante comisiones parlamentarias. Una vez que se publica la disposi-ción legislativa, no necesariamente se incluyen las secciones de exposición de motivos, sino exclusivamente lo correspondiente a la parte dispositiva (cf. supra (7)). La norma en (9) no se organiza en un articulado, pero ya no incluye prefacción, sino sólo el acto de publicar, el man-dato de dar a conocer el decreto correspondiente con su encabezamiento, y la parte dispositiva (actio). Como se observa en el ejemplo, la macroestructura, sin embargo, sigue siendo cercana a la de las disposiciones de la tradición jurídica indiana:

9 Ley.— Contribucion sobre el pulque. [ACTO DE PUBLICAR] El Excmo. Sr. presidente interino se ha servido expedir el decreto que sigue:

[ENCABEZAMIENTO] Valentin Canalizo, general de division y presidente interino de la Re-pública mexicana, [DIRECCIÓN] á los habitantes de ella, sabed: [DISPOSICIÓN LEGISLATIVA: DECRETO] Que el congreso nacional ha decretado y el ejecutivo sancionado, lo siguiente:

[ACTIO] En las capitales de Departamentos SE EXIGIRÁ para la Hacienda pública, á la entrada del pulque fino, nueve y un tercio granos por arroba, y cinco y otro tercio al gordo ó tlachique. En los demas lugares SE EXIGIRÁ con el mismo destino por cada arroba de pulque fino, seis granos, y tres por el tlachique. En los puntos donde no sea posible este cobro, SE EJECUTARÁ por igualas ó relaciones ju-radas sobre las ventas ó consumo. [FIRMA]—Rafael Espinosa, presidente de la cámara de diputa-dos.—J. Cirilo Gómez y Anaya, presidente del senado.—Juan N. de Vértiz, diputado secretario.—Bernardo Guimbarda, senador secretario.

[ACTO DE PUBLICAR] Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento. [DATA] —Palacio del gobierno nacional en México, á 29 de Marzo de 1844. [FIRMA] —Valentin Canalizo. [REFRENDO] —Ignacio Trigueros, ministro de Hacienda.

Y lo comunico á vd. para su inteligencia y efectos correspondientes. Dios y libertad. [DATA] México, Marzo 29 de 1844. [REFRENDO] —Trigueros.

[Dublán y Lozano, 4, 2762]

Al comparar disposiciones legislativas de las tradiciones castellana e indiana con las que si-guen la estructura de la codificación axiomática, saltan a la vista también elementos de cohesión sintáctica, asociados a las partes de la macroestructura textual. Las estructuras sintácticas aso-ciadas a elementos de cohesión textual en unas y otras disposiciones legislativas pueden anali-zarse según los criterios del grado de junción oracional, tal como lo ha hecho Rafael Cano Agui-lar (1996 y 2007, por ejm.) en el castellano alfonsí, en el del Siglo de Oro, etc., así como Johan-nes Kabatek (1999, 2001, 2005a y 2005b) para observar los textos jurídicos castellanos de los siglos XII y XIII , investigaciones que demuestran la correlación entre tradiciones discursivas y

180

tradiciones idiomáticas. Por ejemplo, el arreglo sintáctico de la subordinación en la parte de la prefacción en la diversidad de textos legislativos es muy variable. En (8), predominan subordi-nadas circunstanciales introducidas por formas no personales del verbo, casi como si se tratara de una secuencia de acontecimientos. Sin embargo, se mezclan contenidos de hechos y de fun-damentaciones legislativas. Tales considerandos se estructuran sintácticamente de manera dis-tinta en la providencia en (4), en la que se expone el acontecimiento que motiva el recordatorio normativo con una oración relativa del sujeto, que incluye más subordinaciones (aquí sólo re-produje una parte), y luego, del objeto de la oración principal se desprende una nueva oración relativa que introduce la fundamentación jurídica que sustenta el recordatorio, es decir, la actio de la disposición legislativa. Estructuras textuales y sintácticas como éstas mezclan elementos narrativos y argumentativos en la prefacción que podrían estar asociados a tradiciones jurídicas y discursivas determinadas.

De todas formas, el acto prescriptivo principal amerita una categorización aparte, según ex-pongo a continuación.

3.2.2. Actio o parte dispositiva como acto verbal deóntico

Una vez que se ha localizado la parte dispositiva en la que se enuncia la normatividad como tal, propongo caracterizar los actos normativos con criterios lingüísticos. Parto del principio de que en todos los textos legislativos los actos verbales principales son directivos (o regulativos). Para una caracterización general de los actos directivos en el discurso jurídico, propongo identi-ficar elementos esenciales de lo que llamo actos verbales deónticos (Vázquez Laslop 2001: 53-55), con el objeto de poder comparar los textos legislativos de tan diverso tipo. Esta perspectiva evita, por lo pronto, la dificultad de adoptar una clasificación de actos ilocutivos, que suele ser controvertida y que demanda un análisis pormenorizado de la semántica particular de verbos ilocutivos. Además, es de sobra sabido que no todos los actos ilocutivos se llevan a cabo con enunciados con verbos ilocutivos explícitos. En cambio, el adoptar el concepto de acto verbal deóntico permite localizar exclusivamente lo que llamo el operador deóntico, el cual puede ser un elemento perifrástico, léxico o morfológico.

Defino acto verbal deóntico como aquél con el que un hablante —en un grado determinado, dependiendo del tipo de acto de habla del que se trate— lleva a cabo la pretensión (susceptible de crítica) de que una autoridad obligue o permita algo a un destinatario normativo. En un acto verbal deóntico, el núcleo organizador de las relaciones entre los participantes de la enunciación (hecho discursivo) y el enunciado (hecho relatado) es la modalidad deóntica (operador deónti-co), cuya naturaleza es la de un conmutador (shifter), en los términos de Roman Jakobson (1956/1984: 314), es decir, un sistema gramatical que organiza el significado de la oración según conexiones determinadas con la situación comunicativa, según represento en la figura 1. Los participantes de la enunciación son el hablante y el oyente y los participantes deónticos son la autoridad, el destinatario normativo y la situación prescrita. Los participantes normativos se encuentran codificados en las relaciones sintácticas y semánticas del enunciado. Hay que desta-car el hecho de que el hablante y el oyente no son necesariamente la autoridad o el destinatario normativo, tal y como se puede constatar en el decreto en (5), pues sus posibles corresponden-cias dependen, por un lado, del procedimiento para dar vigencia a las normas y, por otro, de los recursos lingüísticos seleccionados por el hablante.

181

Figura 1. Participantes del hecho discursivo y del hecho relatado en actos verbales deónticos (Vázquez Laslop 2001: 106)

HECHO DISCURSIVO (

Hablante Oyente

Operador deóntico (P. ejm., ordenar, deber, poder...)

FN1 FN2 (FN3) (FV (FN...))

Autoridad Destinatario normativo Situación prescrita

HECHO RELATADO

El acto verbal deóntico puede ser de obligación o permiso. A su vez, la obligación puede ser de ser/hacer o de no ser/hacer (prohibición). Los permisos, según a quien vayan dirigidos, pueden ser facultades, atribuciones o derechos (por ejemplo). Para efectos lingüísticos, por lo pronto, no es necesario distinguirlos.

La modalidad tiene un doble carácter —siguiendo a Jakobson (1956/1984): la de conecta-dor, que relaciona elementos al interior del enunciado, y la de conmutador, que relaciona los elementos de la situación comunicativa con el enunciado. En cuanto conectador, la modalidad deóntica juega un papel nuclear en el arreglo de las relaciones sintácticas, semánticas y deónti-cas, junto con el predicado modalizado. Verbos plenos como permitir, obligar o prohibir codi-fican en oraciones activas a todos los participantes deónticos, es decir, a la autoridad, al destina-tario normativo y la situación prescrita, según se esquematiza en (10), tanto en una versión con referencia específica, como en (10a), como en su versión impersonal, en (10b).

10 Funciones sintácticas, semánticas y deónticas con verbos deónticos plenos a. Yo, el rey, mando a mis virreyes que cada uno cumpla [...]

Sintáctico Sujeto V Objeto Objeto (FV)

Semántico mandar (x, yi, cumplir (xi,...))

Deóntico Autoridad Destinatario Situación obligada

b. se exigirá [...] nueve y un tercio granos por arroba Sintáctico Sujeto V Objeto

Semántico exigir (x, (y), z)

Deóntico Autoridad (Destinatario) Situación obligada

En cambio, verbos modales semiauxiliares del tipo deber y poder sólo suelen codificar al desti-natario normativo y la situación prescrita, por lo que la autoridad permanece implícita, según se esquematiza en (11):

11 Funciones sintácticas, semánticas y deónticas con verbos deónticos semiauxiliares

Los virreyes deben cumplir [...]

Sintáctico Sujeto AUX INF

Semántico cumplir (x, y)

Deóntico (Autoridad) Destinatario Situación obligada/

182

En cuanto conmutador (ver cuadro 3), la modalidad deóntica, junto con otros conmutado-res, como la persona y el tiempo, codifica el acercamiento y el alejamiento entre el hablante y el oyente con la autoridad y el destinatario normativo. Esto da lugar a la subjetividad y objetividad del acto verbal deóntico (cf. Lyons 1982). Las posiciones más objetivas son aquellas en las que el hablante no se presenta a sí mismo en la enunciación como la autoridad creadora del acto deóntico. Las posiciones subjetivas, en cambio, corresponden a aquellas en las que el hablante se presenta a sí mismo como la autoridad deóntica. Los números en el cuadro 3 identifican las diversas posiciones objetivas y subjetivas del hablante.

Es de esperar que en los textos legislativos del derecho castellano e indiano sea más común encontrar posiciones subjetivas frente a posiciones objetivas de los actos verbales deónticos propiamente dichos11. Por un lado, porque la historia política y jurídica del siglo XIX mexicano consiste, en parte, en la construcción paulatina de la división de poderes del Estado, es decir, en la nueva distribución de la soberanía: de estar ésta concentrada en el rey, pasa al pueblo, según los diversos sistemas republicanos y democráticos que la nación va adoptando. Por otro lado, porque, a medida que el proceso de codificación se va estructurando según los cánones de la tradición positiva, “científica” y axiomática, las normas tienden a expresarse objetivamente, sin hacer explícita a la autoridad normativa, la cual suele diversificarse en distintos órganos cole-giados representativos de los ciudadanos, en lugar de ser una fuente unipersonal.

Cuadro 3. Posiciones objetivas y subjetivas en actos verbales deónticos (Vázquez Laslop 2001: 131)

DESTINATARIO DEL ACTO DEÓNTICO AUTORIDAD

CREADORA DEL

ACTO DEÓNTICO

Hablante (1a. ps. sg. y pl. sin oyente)

Oyente (2a. ps.;

apelativos)

Hablante/ Oyente

(1a. ps. pl.)

3a. Persona

Presente Ausente Impersonal Hecho Hablante= SUBJETIVA

1 3 5 7 9 11 13

No hablante= OBJETIVA

2 4 6 8 10 12 14

4. CONCLUSIÓN

El diseño del análisis lingüístico y diacrónico de los textos legislativos mexicanos del siglo XIX conlleva un estudio de la coyuntura entre las tradiciones legislativas que convivieron durante las siete primeras décadas del siglo: la castellana, la indiana y la del iusnaturalismo racionalista en la nueva república. Tales tradiciones legislativas van intrínsecamente asociadas, por un lado, a determinadas estructuras textuales, según los diversos conceptos de codificación de los creado-res de las normas y, por otro, a ciertas estructuras sintácticas privilegiadas en géneros discursi-vos dados. Se establece como hipótesis que en la tradición castellana-indiana es común la narra-ción y la argumentación, géneros que favorecen la junción sintáctica, además de la expresión de la primera y segunda persona (expresión subjetiva). Poco a poco estos géneros van cediendo lugar a otros en los que las normas claramente se distinguen unas de otras, según una lógica axiomática, en enunciados, aunque complejos, desligados sintácticamente unos de otros, con

11 Salvo en los casos en los que es un enviado de la autoridad quien emite el acto deóntico.

183

estructuras sintáctico-semánticas con sentido cada vez más impersonal y expresados en tercera persona (expresión objetiva).

El avance de la subjetividad a la objetividad de los actos legislativos en el México del siglo XIX se observa en distintos ámbitos: en el político, la soberanía pasa de ser un atributo exclusivo del rey a ser parte de todos los ciudadanos, como sociedad libre y democrática y representada en sus legisladores. En el jurídico, el establecimiento de las normas por una fuente unipersonal es sustituido por la creación colegiada de las normas, según la lógica del iusnaturalismo racionalis-ta y, después, del iuspositivismo. Se espera que este proceso se manifieste históricamente en la disminución de la frecuencia de uso de estructuras sintáctico-semánticas propias de los actos verbales deónticos subjetivos y el aumento de las estructuras propias de los actos verbales deón-ticos objetivos.

FUENTES DOCUMENTALES JURÍDICAS

a) Legislación (en orden alfabético)

[Andrade y Escalante 1865-1866] Colección de leyes, decretos y reglamentos que interinamente forman el sistema político, administrativo y judicial del imperio, 1865. 8 vols., México: Imprenta de Andrade y Escalante (tam-bién en la Imprenta de Ignacio Cumplido), 1865-1866.

[Arrillaga 1834-1866] Arrillaga, Basilio José. Recopilación de leyes, decretos, bandos, reglamentos, circulares y providencias de los Supremos Poderes y otras autoridades de la República Mexicana. Formada de orden del supremo gobierno por… Basilio José Arrillaga (1828-1865). Imprenta de A. Boix (se imprimió también en México: Imprenta de J. M. Fernández de Lara), 1834-1866, 26 vols., en cuatro series: 1828-1839, 1849-1850; 1859-1863 y 1863-1865. En los volúmenes 1 al 17 el título cambia a Legislación Mejicana, ó sea colección completa…

[Constitución 1857] Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, sancionada y jurada por el Congreso General Constituyente el día 5 de febrero de 1857. México: Ignacio Cumplido, 1857.

[Dublán y Lozano 1876-1904 y 1876-1912] Dublán, Manuel y José María Lozano: Legislación mexicana ó colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la república 1687-1910. Edi-ción oficial, vols. 1-34, México: Imprenta del Comercio, a cargo de Dublán y Lozano hijos. Vols. 31-42 publi-cados como Colección Legislativa por Agustín Verdugo, A. Dublán y A. Esteva, México, 1876-1912.

[Navarro 1853-1856] Navarro, Juan R. Legislación Mejicana, ó sea colección completa de las leyes, decretos y circu-lares que se han expedido desde la consumación de la independencia… comprende de enero de 1848 … a di-ciembre de 1856. 13 vols. en 10 tomos, México: Imprenta de J. R. Navarro, 1853-1856. Se agregan las Notas correspondientes al tomo de la Legislación Mexicana de abril a julio de 1853, México: Imprenta de J. R. Nava-rro, 1854.

[Recopilación de Lara 1850] Colección de los decretos y órdenes de interés común, que dictó el gobierno provisio-nal, en virtud de las Bases de Tacubaya. 3 vols., México: Imprenta de J. M. Lara, 1850.

[Segura 1861] Segura, José Sebastián: Código de la reforma, ó colección de leyes, decretos y supremas órdenes, expedidas desde 1856 hasta 1861. México: Imprenta Literaria, 1861.

Tena Ramírez, Felipe (dir. y efemérides) (2005). Leyes fundamentales de México 1808-2005. México, Porrúa, 24 ed. b) Doctrina jurídica (en orden cronológico)

Álvarez, José María. 1827. Instituciones de derecho real de Castilla y de Indias. Segunda edición de la obra adicio-nada y reimpresa en Méjico en 1826 nuevamente aumentada, revista y corregida. Edición facsimilar, J. M. García Laguardia y M. del R. González (estudio preliminar), 2 t., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1982.

[Sala Mexicano 1845] Galván Rivera Mariano (ed.).1845. Sala Mexicano o sea: la Ilustración al Derecho Real de España, que escribió el Doctor Juan Sala, ilustrada con noticias oportunas del Derecho Romano y las leyes y principios que actualmente rigen en la República. Obra especialmente dedicada a la recomendable juventud que sigue la carrera del Foro. México, Imprenta de Ignacio Cumplido.

[Nuevo Febrero Mexicano 1850-1852] Galván Rivera, Mariano (ed.). 1850-1852. Nuevo Febrero Mexicano. Obra completa de jurisprudencia teórico-práctica. 4 t., México, Impenta de Santiago Pérez.

184

[Rodríguez de San Miguel 1852] Rodríguez de San Miguel, Juan N. 1839/1852. Pandectas hispano-megicanas, ó sea Código General comprensivo de las leyes generales, útiles y vivas de las Siete Partidas, Recopilación novísima, la de Indias, Autos y Providencias conocidas por de Montemayor y Beleña, y Cédulas posteriores hasta el año de 1820, con exclusion de las totalmente inútiles de las repetidas, y de las expresamente derogadas. Méjico: Librería de J. F. Rosa. Edición facsimilar e introducción de María del Refugio González, 3 vols., México, Uni-versidad Nacional Autónoma de México, 1980.

[Mercado 1857] Mercado, Florentino. 1857. Libro de los Códigos ó prenociones sintéticas de codificación romana, canónica, española y mexicana. Obra necesaria para emprender el estudio de las Leyes, de Cánones y de Teo-logía. Útil aun a los que no profesan ninguna de las tres ciencias designadas, siempre que quieran tener idea histórica y exacta de los Cuerpos del Derecho, de las Partes de que se componen, de su Prelación y del Modo Antigüo y Moderno con que se citan ó alegan. Todo lo cual se facilita con el auxilio de numerosas listas de Abreviaturas, de un Glosario de Voces anticuadas, y de las Tablas de Correspondencia de la Nueva y Novísima Recopilación del Derecho Romano, Canónico y Español. México: Imprenta de Vicente G. Torres. Edición fac-similar en dos tomos de la colección Clásicos del derecho mexicano, Mag. Lic. Saturnino Agüero Aguirre (dir.), México, Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, 1993.

[Novísimo Sala Mexicano 1870] Novísimo Sala Mexicano, o ilustración al derecho real de España, con las notas del Sr. Lic. D. J. M. Lacunza, edición corregida y considerablemente aumentada con nuevas anotaciones y refundi-ciones, relativas a las reformas que ha tenido la legislación de México hasta el año de 1870 por los señores don Manuel Dublán y Don Luis Méndez. 2 t., México, Imprenta del Comercio, de N. Chávez, a cargo de J. Moreno, 1870.

c) Obras de referencia jurídicas (en orden cronológico)

[Escriche 1831] Escriche, Joaquín. 1831. Diccionario razonado de Legislación civil, penal, comercial y forense; ó sea, Resumen de las leyes, usos prácticas y costumbres, como asimismo de las doctrinas de los jurisconsultos, dispuesto por orden alfabético de materias, con la explicación de los términos del derecho, Obra importante y utilísima, en que todas las personas de cualquier estado y condición hallarán fácilmente la necesaria instruc-ción sobre sus derechos y obligaciones, y la solución de las dudas que les ocurran en sus contratos, pleitos, asuntos mercantiles, disposiciones entre vivos o testamentarías y demás actos de la vida social. París, donde se hallará en casa de D. Mariano Alcober, banquero, calle Hauteville, núm. 5.

[Escriche 1837] Escriche, Joaquín. 1831/1837. Diccionario razonado de Legislación civil, penal, comercial y foren-se; o sea, Resumen de las leyes, usos prácticas y costumbres, como asimismo de las doctrinas de los juriscon-sultos, dispuesto por órden alfabético de materias, con la esplicación de los términos del Derecho. Obra impor-tante y utilisima, en que todas las personas de cualquier estado y condicion hallarán fácilmente la necesaria instruccion sobre sus derechos y obligaciones, y la solucion de las dudas que les ocurran en sus contratos, plei-tos, asuntos mercantiles, disposiciones entre vivos o testamentarías y demas actos de la vida social. Con citas del derecho, notas y adiciones de Juan Rodríguez de San Miguel. Mégico: Impreso en la oficina de Galvan a cargo de Mariano Arevalo, 1837. Edición facsimilar con edición y estudio introductorio de María del Refugio González. México: Universidad Nacional Autónoma de México / Miguel Ángel Porrúa, 1998.

[Escriche 1884/1987] Escriche, Joaquín. 1987. Diccionario razonado de legislación y jurisprudencia. Edición nota-blemente corregida y aumentada con nuevos artículos, notas y adiciones sobre el derecho americano por Juan B. Guim. Bogotá: Temis.

Cruzado, Manuel. 1905. Bibliografía Jurídica Mexicana. México, Tip. de la Oficina Impresora de Estampillas, Pala-cio Nacional.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Cano Aguilar, Rafael. 1996. La ilación sintáctica en el discurso alfonsí, Cahiers de Linguistique Hispanique Médié-

vale, 21: 295-324. Cano Aguilar, Rafael. 2007. Conectores del discurso en el español del siglo XVI , Lexis 31/1-2: 5-45. Cruz Barney, Óscar. 2004. Las recopilaciones de derecho en el México independiente, en M. A. Téllez y J. López

Fontes (comps.), La legislación mexicana de Manuel Dublán y José María Lozano, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación / Tribunal Superior de Justicia del Estado de México / El Colegio de México, Escuela Li-bre de Derecho: 217-255.

Hernández Díaz, Axel y María Eugenia Vázquez Laslop. 2009. Géneros discursivos y diacronía: algunas estrategias sintácticas de tematización en textos mexicanos legislativos y no legislativos siglos XVIII a XXI . Ponencia pre-

185

sentada en el X Congreso Nacional de Lingüística, Asociación Mexicana de Lingüística Aplicada, Universidad Autónoma del Estado de México, 6 al 9 de octubre de 2009, Toluca, Edo. de México.

Lira, Andrés. 2004. Prefacio, en M. A. Téllez y J. López Fontes (comps.), La legislación mexicana de Manuel Dublán y José María Lozano, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación / Tribunal Superior de Justicia del Estado de México / El Colegio de México / Escuela Libre de Derecho: 11.

González, María del Refugio. 1981. Historia del derecho mexicano, México, Universidad Nacional Autónoma de México.

González, María del Refugio. 1988. El derecho civil en México 1821-1871 Apuntes para su estudio, México, Univer-sidad Nacional Autónoma de México.

Jakobson, Roman. 1957/1981. Los conmutadores, las categorías verbales y el verbo ruso, en Ensayos de lingüística general. Tr. de J. M. Pujol y J. Cabanes, Barcelona, Ariel: 307-332.

Kabatek, Johannes 1999: Sobre el nacimiento del castellano desde el espíritu de la oralidad apuntes acerca de los textos jurídicos castellanos de los siglos XII y XIII , en C. Company, A. González y L. von der Walde Moheno eds.: Discursos y representaciones en la Edad Media. México, Universidad Nacional Autónoma de México / El Colegio de México: 169-187.

Kabatek, Johannes 2001: ¿Cómo investigar las tradiciones discursivas medievales? El ejemplo de los textos jurídicos castellanos, en D. Jacob y J. Kabatek eds.: Lengua medieval y tradiciones discursivas en la Península Ibérica. Frankfurt am Main / Madrid, Verveurt / Iberoamericana: 97-132.

Kabatek, Johannes 2005a: Die Bolognesische Renaissance und der Ausbau romanischer Sprachen. Juristische Dis-kurstraditionen und Sprachentwicklung in Südfrankreich und Spanien im 12. und 13. Jahrhundert. Tübingen, Niemeyer.

Kabatek, Johannes 2005b: Tradiciones discursivas y cambio lingüístico, Lexis, 29/2: 151-177. Lyons, John 1982. Deixis and subjectivity: Loquor ergo sum?, en R. J. Jarvella y W. Klein eds.: Speech, place and

action. Chichester: John Wiley & Sons, pp. 101-124. Muro Orejón, Antonio 1989: Lecciones de historia del derecho hispano-indiano. México, Escuela Libre de Derecho /

Miguel Ángel Porrúa. Soberanes Fernández, José Luis 2003: La legislación federal mexicana de 1821-1867, Anuario Mexicano de Historia

del Derecho, 15: 1-48. Vázquez Laslop, María Eugenia 2001: La arquitectura lingüística del compromiso. Las oraciones de deber ser.

México, El Colegio de México. Vázquez Laslop, María Eugenia, Axel Hernández Díaz. 2010. Impersonalidad y pasividad en las normas sobre dere-

chos humanos: el uso de se y de pasivas perifrásticas en las constituciones mexicanas 1824-2001, RILI, 8/2-16: 203-234.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 186-195 ISSN 2218-0761

LOS TEXTOS NO CONTEMPORÁNEOS DEL ESPAÑOL DE AMÉRICA .

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LINGÜÍSTICA E INTERDISCIPLINARIEDAD

NON-CONTEMPORARY TEXTS IN THE SPANISH LANGUAGE OF THE AMERICAS.

SOME CONSIDERATIONS ON LINGUISTICS AND INTERDISCIPLINARITY

NATALY CANCINO CABELLO Universidad de Sevilla, España

[email protected]

0. INTRODUCCIÓN

En los estudios del lenguaje de los últimos años, hemos asistido a la proliferación de una multiplicidad de disciplinas e investigaciones que abordan aspectos relacionados con el uso lingüístico y que son fruto de la superación del énfasis en la estructura de la lengua. En la consideración de lo macrotextual y de la situación de la producción de los textos, se ha incorporado la cooperación de disciplinas humanas, sociales y exactas, para una mejor comprensión y entendimiento de las unidades comunicativas.

En este sentido, nuestro propósito –sin pretender ser originales– es realizar algunas reflexiones sobre las vinculaciones interdisciplinarias de la lingüística, las que, al ser exigidas por un objeto de estudio situado y concreto, presentan algunas dificultades metodológicas y teóricas. Estas son expuestas y formuladas en términos de un planteamiento más general1 relacionado con análisis textuales y discursivos que prestan atención a la producción hispanoamericana no contemporánea.

Asumimos sí un riesgo. La aparente falta de regulación de esta clase de estudios ha permitido cierta cuota de libertad a los investigadores, quienes han podido conducir sus trabajos de acuerdo con sus intereses, inquietudes, objetivos y –fundamentalmente– de acuerdo con las condiciones materiales previas inherentes a investigaciones de esta clase: los datos textuales. La generación de un marco conceptual más estrecho podría limitar las posibilidades de acción. Pero no hacerlo implica, al mismo tiempo, otro riesgo: afrontarnos a un campo de estudio cuya libertad nos conduzca al subjetivismo. Creemos que la sistematización de los respectivos aspectos teóricos debe ser planteada en términos de su flexibilidad y adaptación a las condiciones a las que hacíamos referencia, además de considerar la diversidad de enfoques que permite un trabajo interdisciplinario en lingüística.

1 Entendemos que la interdisciplinariedad es un planteamiento general, necesario en el análisis de textos del pasado, ya que la

información que nos proporcionan requiere de una contextualización, y, en ese sentido, podemos servirnos de otras ciencias para su correcta interpretación. No obstante, no es un aspecto metodológicamente general, sino que debe utilizarse de forma particular en la investigación de un texto, de algunos aspectos del mismo o de un conjunto textual.

187

1.- MARCO GENERAL

Los problemas derivados de la interdisciplinariedad convocan urgentes respuestas en pos de la comprensión de procesos fundamentales en el desarrollo de las ciencias exactas y del entendimiento de las creaciones del hombre y de las formas y funciones culturales.

Si bien este concepto se hace corriente desde el siglo XX –fundamentalmente desde la segunda mitad–, ha estado presente en las investigaciones y en las pretensiones del hombre desde la Antigüedad. Según Gusdorf (1983), ya se manifestaba con los sofistas griegos y su programa educativo de una enkuklios paideia. El mismo fue transmitido a los rétores romanos y de estos a la enseñanza medieval, donde se pretende una integración de los saberes. Esta idea se manifestará en el ideal racionalista de los enciclopedistas y se plasmará en el quehacer de los ideólogos, filósofos y sabios de la Revolución Francesa. No hay que confundir, no obstante, estos planteamientos con antecedentes ni a sus exponentes con precursores de los actuales trabajos interdisciplinarios, sino que son más bien muestras de la inquietud general por un conocimiento global sobre la actividad humana. Durante el siglo XIX se produce una expansión del trabajo científico que lleva a una especialización del conocimiento, bajo el alero del positivismo. Este paradigma conduce a una fragmentación donde cada disciplina se encierra en sí misma y en la cual se exige un lenguaje científico. Según Rosales et al. (2006), la lógica positivista se basa en la idea de que la realidad puede ser conocida objetivamente, aprendida con veracidad en un ejercicio ajeno a especulaciones o invenciones subjetivistas.

Podríamos decir que, en general, existe un proceso generado de manera más o menos espontánea que favorece las relaciones interdisciplinarias motivadas por asuntos de índole intelectual y científico, que se opone a otro que tiende al aumento de la especialización y a la creación de nuevas disciplinas (Bottomore 1983).

El actual auge de la interdisciplinariedad en ciencias humanas y sociales se entiende sólo cuando se aprecian los afanes científicos de disciplinas que tienen como objeto de estudio al hombre y a la actividad humana en sus manifestaciones espirituales o materiales. Según Rosales et al. (2006), la predominancia del ideal positivista generó un modelo en el cual el movimiento y el dinamismo de la vida social se pierde en un proceso de racionalización que favorece el orden, la certidumbre y la seguridad mediante el establecimiento de leyes universales, lo que conduce a las disciplinas sociales a construir nichos particulares de conocimiento. En otras palabras, las disciplinas interesadas por el ser humano ponen énfasis en la forma de sus expresiones y no en sus funciones, desvinculándolo de la vida cultural que generan dichas manifestaciones. La lingüística no queda ajena a este movimiento y encontramos en los planteamientos del estructuralismo saussureano el principal esfuerzo por dotar a los estudios del lenguaje de un paradigma científico. Quizás, ello explicaría que en la lingüística actual se manifieste la demanda por la interdisciplinariedad como una “reacción” a los planteamientos anteriores.

Las ciencias, aun en su divergencia, comparten el positivismo como perspectiva epistemológica y metodológica (Rosales et al. 2006). En lingüística, Jacobson (1976) señala que pese a la aparente diversidad en las propuestas de esta ciencia durante el siglo XX, existe “un conjunto esencialmente monolítico bajo las divergencias visibles de los términos, de las fórmulas y de los artificios técnicos” (Jacobson 1976: 13). Para el autor, este corresponde al estructuralismo y diferenciaría al periodo en cuestión de otros caracterizados por principios heterogéneos. Sin duda, la existencia de un único y predominante modelo de ciencia hace que podamos distinguir esta noción epistemológica en la configuración de las ciencias sociales y humanas del siglo pasado.

188

De acuerdo con Nikolaevitch (1983), esta unidad en el campo de estudio de diversas disciplinas implica que existan nociones de orden epistemológico común entre las ciencias, favorables para el desarrollo de la actual interdisciplinariedad. Estos se refieren al reforzamiento de la interdisciplinariedad generado por el nivel de abstracción del campo de estudio de las disciplinas científicas, el cual, al revelar la identidad de sus elementos y relaciones, hace posible la aplicación del aparato epistemológico de una ciencia a otra, proceso que también se ve favorecido por la relativa independencia del método de las disciplinas y por la creciente unidad en el funcionamiento epistemológico de las ciencias, las que utilizan los mismos instrumentos y procedimientos metodológicos. Estos aspectos y procesos compartidos explican que Olábarri y Capistegui (1996), por ejemplo, reconozcan la influencia del “giro lingüístico” en la ciencia histórica.

El (re)surgimiento de la interdisciplinariedad en diversos ámbitos del saber se produce en el marco más general del cuestionamiento de los grandes modelos teóricos heredados del siglo XIX. Al mismo tiempo, esta reformulación lleva al investigador a enfrentarse a incertidumbres donde antes estaba la seguridad del pensamiento científico (Lema 2006). En el ámbito de las ciencias sociales, se presenta una transformación guiada por la lógica de la globalización y por la condición posmoderna que exige un diálogo en la comprensión de la realidad y de las relaciones entre culturas (Rodríguez 2006). Para Nikolaevitch (1983), esta nueva interdisciplinariedad del siglo XX está caracterizada por el estadio de desarrollo histórico de la humanidad –el que se define por la interacción entre los procesos productivos, económicos, políticos, culturales y espirituales–, y está determinado por una nueva concepción de la naturaleza y por la internacionalización de la vida social.

La aparición de lo interdisciplinario en este escenario proviene de sectores de la ciencia que exigen un trabajo con material empírico. De ahí que una condición de este “nuevo” auge sea su aplicabilidad (Bottomore 1983). Por el contrario, su formulación teórica es aún insuficiente para sostener el estatuto científico de las ciencias humanas y sociales.

2. INTERDISCIPLINARIEDAD EN LINGÜÍSTICA : ALCANCES Y LÍMITES

Es necesario aclarar que hablamos de trabajo interdisciplinario en lingüística o para la lingüística, y no de una lingüística interdisciplinaria, ya que creemos en la lingüística como una ciencia auxiliada por la interdisciplinariedad en diversas formas –en la medida en que es metodológicamente necesaria–, incluso caracterizando determinadas clases de estudio que implican un análisis de los elementos extralingüísticos. Aunque no entendemos la interdisciplinariedad como disciplina, reconocemos su necesidad, existencia y viabilidad, lo que implica creer en la autonomía de los estudios interdisciplinarios que se la proponen y que se formulan como un nuevo campo a partir de la confluencia de diversas perspectivas teórico-metodológicas. Nosotros, no obstante, concebimos la interdisciplinariedad más bien como una herramienta metodológica que se aplica en una etapa del análisis de la lengua, en la cual nos ocupamos por lo no lingüístico de los textos, y que nos proporciona medios adecuados de análisis para lograr nuestro objetivo, que consiste en la correcta interpretación de un texto en la consideración de los aspectos externos que inciden en él y en su caracterización2. En palabras de

2 Diferenciamos también la interdisciplinariedad de la modularidad. Mientras la primera es una herramienta de análisis que facilita la

interconexión de distintas ciencias que coinciden en el objeto, esta última constituye una perspectiva de estudio que supone plantear en el propio diseño de investigación diversos factores que simultáneamente interactúan en el texto. Esto no anula la interdisciplinariedad en lingüística, puesto que al considerar diversidad de aspectos en relación con el objeto facilita las relaciones con otras ciencias.

189

Allal, “la interdisciplinariedad […] no desemboca en una forma de conocimiento y, por tanto, en una práctica científica, más que si la disciplina utilizadora (en consecuencia, el sujeto que la practica) se apropia de ello de lo que tiene necesidad, pensando en sus problemas en los términos rigurosos de la disciplina empleada” (Allal 1983: 26).

Esta determinación debe entenderse siempre en el contexto en que está formulada: la reflexión sobre aspectos teóricos del estudio de textos hispanoamericanos no contemporáneos. Es decir, esta concepción de lo interdisciplinario surge de nuestros propios objetivos que dicen relación con los textos no contemporáneos, sus recursos lingüísticos, su situación espacio-temporal en relación con los hablantes, y no con aspectos externos, aunque los identificamos y valoramos en cuanto pueden incidir en la constitución (producción e interpretación) de nuestro objeto. Nuestra noción, al comprender el diálogo entre saberes, excluye la consideración de la actividad interdisciplinaria por adición o yuxtaposición, para introducir una comprensión de la dialéctica generada entre diversas áreas del conocimiento que contribuyen a la comprensión de un objeto.

En lingüística, ante el tema de la interdisciplinariedad nos enfrentamos a una paradoja que ya planteaba Apostel (1983) y que permanece sin resolverse: “en el estado actual de la cuestión no podríamos seguir aislando la lingüística del resto de las ciencias humanas (aunque esto haya producido resultados positivos), pero tampoco, intentando acercar la lingüística a las demás ciencias humanas, tendríamos que perjudicar la precisión de la teoría lingüística” (Apostel 1983: 131). Esta situación se da porque la lingüística, al igual que el resto de las ciencias humanas, busca la legitimidad de su actividad científica mediante la definición de su objeto, sus tareas y su método, los que han quedado claramente delimitados con el estructuralismo3. Frente a las relaciones con otras ciencias siempre existe el riesgo de perder los límites de esa definición y, con ello, traspasar las fronteras de lo estrictamente llamado ciencia.

Durante la segunda mitad del siglo XX la lingüística realiza varias reflexiones sobre la interdisciplinariedad en relación con la amplitud de su campo de estudio desde lo meramente estructural a las dimensiones sociales y culturales de la lengua en uso. Este “giro” de alguna manera obliga a diversas disciplinas a incorporar entre sus elementos de análisis aspectos extralingüísticos, tomando las precauciones debidas para no hacer perder a la lingüística su estatuto científico.

Los estudios pragmáticos y discursivos reconocen la necesidad de investigaciones que integren no sólo lo estrictamente lingüístico4. Las nociones de Morris (1938/1994) sobre la pragmática consideran los hechos de carácter psicológico, biológico y sociológico presentes en el funcionamiento de los signos. Por otra parte, el análisis crítico del discurso supone un objeto de estudio que engloba una pluralidad de acciones sociales que se realizan en el discurso, cuyo análisis exige un abordaje interdisciplinario (Martín et al. 1998).

Esta consideración se produce como consecuencia de la inserción del concepto de contexto, el que surge en lingüística gracias a la superación de una idea de la lengua como una estructura homogénea e invariable, para pasar a considerar sus múltiples posibilidades de realización. Ello lleva a la incorporación de elementos externos al texto mismo y que colaboran tanto en su producción como en su interpretación. Podríamos decir, en otras palabras, que la superación del estudio de lo microestructural conduce a la consideración de lo contextual, en cuanto facilita la

3 Para Ramírez (1998), los estudios del lenguaje presentan una historia caracterizada por la falta de unidad de métodos y enfoques,

derivada de la diversidad de formas de comunicación humana. 4 Esta demanda por la interdisciplinariedad no se limita a lo textual. De hecho, Gordón (1990) señala las vinculaciones entre

lingüística y arqueología en los estudios de toponimia y hace hincapié en los beneficios que ambas ciencias pueden proporcionarse en el entendimiento de sus respectivos objetos y en la consecución de sus objetivos.

190

comprensión del fin mismo por el que es producido un texto y permite visualizar las intenciones comunicativas, las relaciones entre los participantes y otros aspectos que quedan fuera de un análisis limitado a aspectos microestructurales.

3. INTERDISCIPLINARIEDAD EN EL ESTUDIO DE TEXTOS AMERICANOS NO

CONTEMPORÁNEOS

La consideración de lo global de los textos se ha llevado a cabo, predominantemente, sobre la base de lo sincrónico en textos contemporáneos al autor. Así se ha hecho, por ejemplo, en pragmática (Ridruejo 2002, Martínez 2007, Quilis 2007), ciencia que debe analizar la complejidad de la unidad comunicativa en todas sus dimensiones. En ese sentido, Cano (1995-1996) señala que “el análisis pragmático de las lenguas […] ha nacido y se ha desarrollado por entero al margen de la Lingüística histórica” (Cano 1995-1996: 703). Ridruejo (2002) reconoce que la mayoría de los estudios pragmáticos, al pretender un valor universal, han sido indiferentes a la variación espacial y temporal5, y que el énfasis de las investigaciones pragmáticas sobre la lengua oral ha repercutido en el interés por la investigación histórica. Jucker (1994) supone que la ausencia de datos de la lengua hablada impidió que los pragmatistas se interesaran por las primeras etapas de una lengua particular. No obstante, Cano (1995-1996) y Ridruejo (2002) han señalado la necesidad de realizar estudios pragmáticos relacionados con la historia de la lengua española.

Este énfasis en lo sincrónico ha conducido al investigador a realizar un movimiento unidireccional en la interpretación del texto: el analista conoce el contexto y muchas veces es parte del mismo, por lo que identifica sus límites y comprende sus características. Sin embargo, cuando trabajamos con textos que no nos son contemporáneos tenemos dificultades para entender nuestro corpus y debemos reconstruir las circunstancias de enunciación. El movimiento del analista es, entonces, bidireccional: el texto nos explica el contexto, pero al mismo tiempo es ese contexto el que nos da luces sobre nuestro texto.

Por otra parte, los estudios en sincronía contemporánea siempre ofrecen el contraste de los datos con los hablantes o con el conocimiento/intuición del propio investigador, mientras en el estudio de los textos del pasado esta comprobación es imposible.

Probablemente, estas dificultades obvias han motivado cierto retraso en el análisis científico de textos no contemporáneos frente a los que sí lo son. La evidente preferencia por los estudios sincrónicos, originada en los mismos planteamientos del estructuralismo y que sin duda ha traído beneficios para el estatuto científico de la lingüística, ha hecho perder de vista el carácter diverso de nuestro objeto de estudio, ya que junto con el descarte de lo diacrónico, se han eliminado del análisis estructural las demás variaciones de la lengua (Apostel 1983). Sin embargo, desde disciplinas como la sociolingüística se ha entendido que la diferenciación entre lo sincrónico y lo diacrónico corresponde a una necesidad metodológica y que estas no constituyen entidades independientes (López Morales 2004).

Por otra parte, en los análisis realizados en lingüística histórica, nos enfrentamos a una exigencia derivada del objeto de estudio que se pretende abordar y que encaja en una problematización general producida porque “el tipo de objeto determina el tipo de interacción entre objetos y sujetos (lo que describe la metodología en las ciencias humanas), pero también la manera en que los científicos representan estos objetos” (Apostel 1983). Mientras, por una

5 Nosotros creemos, sin embargo, que, pese a que la pragmática se ha ocupado de la sincronía, no ha sido indiferente a la variación

en sí.

191

parte, nos enfrentamos a la propia naturaleza del objeto, por otra, está presente su dimensión histórica. Sin duda, este hecho exige la confluencia de, al menos, dos miradas.

Las diversas disciplinas preocupadas por los textos del pasado y sus relaciones contextuales han hecho explícita la necesidad de contar con estudios interdisciplinarios, tal como sucede en sociolingüística histórica (Romaine 1982, Conde 2007). En la tarea de reconstrucción es frecuente, según Conde (2007), que el lingüista se apoye en otras ciencias, como la historia social, la que se mueve en un ámbito de interés para la sociología y la historia, y que se ocupa de las estructuras, relaciones y conflictos entre distintos grupos sociales en el pasado. Esta disciplina auxiliar permitiría reconstruir las circunstancias sociales y económicas que afectarían la variación y el cambio lingüístico. Por su parte, el análisis histórico del discurso toma prestados modelos de otras disciplinas, como la psicología, la sociología, la historia, la antropología o la estadística, en la comprensión de la integración de distintas dimensiones e intereses que plantea el análisis del discurso y que implica por su propia naturaleza un estudio multidisciplinario del lenguaje (Navarro 2008).

Respecto de la consideración de lo contextual, en pragmática histórica se señala la importancia de “investigar qué trascendencia pueden tener los cambios culturales, en cuanto que afectan a los comportamientos verbales de una comunidad” (Ridruejo 2002: 174). Los estudios de pragmática histórica han propuesto también el abordaje de las tradiciones discursivas empleadas en distintos momentos, puesto que hay convenciones configuradas históricamente y que pueden variar temporalmente en su forma o en su objetivo. Esto nos lleva a no “perder de vista que cada texto funciona siempre en su contexto histórico y ese contexto histórico es el que determina en cada momento la función de cada comunicación lingüística” (Ridruejo 2007: 539). Por otra parte, las formulaciones teóricas de la sociofilología (Wright 2001 y Wright 2002) o la nueva filología (Nichols 1990, Wenzel 1990, Fleischman 1990 y Bloch 1990) exigen una mirada amplia al texto en la recuperación de todos los aspectos que inciden en su construcción. La sociofilología se ocupa por la recuperación del contexto de producción de un texto con intereses filológicos. Para ello, analiza y describe la situación sociocultural de la producción de los textos en el área de los estudios filológicos (Wright 2001). Un interés similar manifiesta Fleischman (1990) para la nueva filología, ya que uno de los desafíos de esta disciplina es recontextualizar los textos en cuanto actos de comunicación, puesto que el significado del lenguaje, su funcionamiento y su gramática responden al contexto comunicativo en que se utilizan y se adecuan funcionalmente a la unidad en que se insertan.

En Oesterreicher (2000), sobre los sucesos de Cajamarca, nos encontramos con una muestra de la cooperación que puede dar la lingüística a otras disciplinas sociales en el nivel histórico, al destacar la importancia de una correcta descripción del tipo de texto y de la reconstrucción del momento de la enunciación en la comprensión y recreación de un hecho relevante para la historia latinoamericana.

Si seguimos el planteamiento de que la superación del estado precientífico de una disciplina requiere de la definición de su objeto, su proyecto y su campo, y sólo a partir de ahí “la apropiación o la aplicación de métodos ajenos se hace fructífera” (Allal 1983: 25), tenemos que los planteamientos del análisis histórico de las unidades macroestructurales alcanzan un grado de madurez que les permite las relaciones interdisciplinarias.

Ahora bien, el trabajo con textos no contemporáneos presenta otra dificultad, también inherente a la clase de material que pretendemos abordar: estos son una potencial fuente de estudio para diversas ciencias, además de la lingüística. Pueden también ser abordados por disciplinas de la lingüística que no consideran la unidad comunicativa en su integridad, sino en sus niveles microestructurales. Hay que tomar en cuenta, además, que probablemente algunos

192

de los textos que nos interesan han sido analizados previamente bajo la óptica de otras ciencias sociales o exactas (pensamos, por ejemplo, en escritos científicos). Oesterreicher (1999) reconoce este hecho e indica que los textos de la conquista de América “have long been the subject of analysis for historians, theologians, anthropologist and ethnologists, sociologists, literary theorists and linguists” (Oesterreicher 1999: 432). La diferencia entre estudios de este tipo y el análisis textual radica en que mientras desde otras ópticas los textos no contemporáneos constituyen fuente, para quienes nos interesamos por estos escritos en cuanto unidad comunicativa, estos constituyen por sí mismos nuestro objeto de estudio. Cano (1994) hace sentir esta situación en lingüística cuando se refiere al estudio de la sintaxis histórica románica y al interés por los textos que manifiesta esta disciplina, debido a que estos le proporcionan los datos de análisis.

Nos enfrentamos a este problema por una necesidad proveniente de las demás ciencias que requieren reconstrucciones históricas, estén o no interesadas por la lengua, puesto que los textos son los únicos datos con los que cuentan para elaborarlas. Hablamos, entonces, de un recurso material compartido, que al tiempo que es susceptible de ser analizado por los lingüistas, se presta para ser visto desde miradas múltiples y variadas, sobre todo, con una importante diversidad de objetivos, aunque la mayoría de ellos hacen hincapié en su carácter históricamente situado.

En ese sentido, para el estudioso de los textos, el carácter histórico de estos es fundamental porque su dimensión pragmática, es decir, el estudio de los aspectos relacionados con su uso, solo se evidencia en el análisis histórico particular (Schlieben-Lange 1975/1987). Según Cano (1995-1996), ello se debe a que el texto, entendido como producto de la actividad enunciadora, contiene una naturaleza histórica, pues, la enunciación se vincula al acto comunicativo único e irrepetible en que se realiza, por lo que la diversidad de situaciones es un anclaje de su desarrollo cambiante. La dimensión histórica de los textos también se manifiesta en la constitución de clases de textos, usadas por los sujetos de acuerdo con las circunstancias de comunicación. Por otra parte, en la producción e interpretación del texto entran en juego mecanismos relacionados con el sistema lingüístico y con los datos de la realidad extralingüística, como “la ubicación histórica de los participantes, del contenido y de la lengua del discurso” (Cano 1995-1996: 708).

Este carácter histórico de las clases textuales nos lleva al problema de la representatividad del corpus en el estudio de dichas clases, ya que el interés por conjuntos textuales y sus respectivas tradiciones puede verse afectado, en el estudio histórico, por el mismo corpus, en cuanto los datos con que contamos son siempre parciales, nunca completos, y no han sido seleccionados ni por nosotros ni por otros investigadores, sino que han quedado como testimonios de épocas pasadas por motivos relacionados con el azar o con intereses ajenos a la lengua y a la lingüística. Mientras el estudioso en lingüística sincrónica tiene todo bajo su control, el investigador en lingüística histórica tiene ante sí un material que no ha sido seleccionado, lo que reconoce Conde (2007) para la sociolingüística histórica.

Junto con la dificultad de la obtención de los datos, según López Morales (2004), en general la perspectiva histórica supone la problematización de la metodología ya establecida (cuestionamiento de la representatividad del corpus, y difícil delimitación y aislamiento de los factores extralingüísticos). Así, mientras la lingüística sincrónica busca regularidades, las ciencias históricas abordan cada proceso en todo su alcance y originalidad. No obstante, en la superación de una concepción dicotómica entre lo sincrónico y lo diacrónico ambas participan complementariamente, pues “a la abstracción de las primeras correspondería la restitución de lo concreto en las segundas” (Gimeno 1995: 17).

193

A modo general, la superación de esta dificultad se puede dar porque los resultados en estudios sincrónicos pueden generalizarse, basándonos en el principio de uniformidad lingüística, planteado para la sociolingüística histórica, según el cual existen similares factores en los desarrollos históricos de las lenguas y en la actualidad, por lo que las características de la variación observables en el momento actual son también trasladables a momentos anteriores, es decir, a la variabilidad en su devenir histórico (Romaine 1982).

Por otra parte, aunque reconocemos que este problema nunca será resuelto, sí puede abordarse metodológicamente a partir de los avances en lingüística del corpus, puesto que permiten superar el aislamiento de los textos con que contamos y “completar” fragmentos, al ofrecer “la posibilidad de manejar simultáneamente la mayoría de los textos preservados, pertenecientes a la misma época de la historia de una lengua, o analizarlos longitudinalmente a lo largo de distintos periodos” (Conde 2007: 48). Este recurso nos ofrece la “posibilidad de llegar a un estudio pormenorizado de las variables lingüísticas relevantes para construir la historia de la lengua, con un detalle improbable de alcanzar sin el concurso de la informática” (Massanell 2009: 148).

Por otra parte, el estudio de los textos americanos del pasado presenta la particularidad de que la mayoría de los que conocemos y con los que contamos provienen de parte de “los vencedores”, lo que también atañe a la representatividad de los mismos en la reconstrucción contextual. Este hecho se produce porque los textos que nos interesan están escritos en español, la lengua de los conquistadores, lo que implica una visión de mundo, en un mundo donde coexistían múltiples visiones. Nos enfrentamos a una historia contada desde una perspectiva, desde la cual iniciaremos la confección del marco contextual en el que nos moveremos y que nos permitirá interpretar el texto.

Por otra parte, según Wright (2002), al enfrentarse a textos del pasado, el estudioso intenta comprender detalles de la historia y la lingüística que conoce de su contexto. En general, el interés por los textos producidos en otras épocas históricas conlleva el riesgo de que el investigador escape de los límites de un análisis lingüístico para realizar estudios de carácter sociocultural. Creemos que esto se debe a una inquietud natural por entender lo desconocido, la que, además, se exacerba en el caso de los estudios de los textos americanos no contemporáneos puesto que nos enfrentamos a la creación de nuevas culturas y sociedades que se forman en la conjunción (no siempre armoniosa) de diversas culturas. Es necesario que el investigador asuma que los estudios que realiza provienen de una tradición de la ciencia que se enfrenta a un momento de la historia de la humanidad donde prima la pugna en la (re)creación de un paradigma social. Este es uno de los motivos por los que abogamos por la construcción del marco teórico acabado para nuestro campo de estudio.

Una final y no menor problemática del análisis de los textos hispanoamericanos no contemporáneos se presenta en la misma discusión sobre la categorización de la ciencia lingüística en la que se realiza. Ahora bien, entendemos que no se relaciona únicamente con esta clase de materiales, sino que es inherente a todo trabajo con particularidades, sean sincrónicas o no, sean producidas en el lugar que sea. Este problema se plantea en el marco de un cuestionamiento mayor de la lingüística, fundado en la relación entre lo particular y lo universal en el estudio del lenguaje. Si nos interesamos por los textos, nos estamos preocupando por un objeto de naturaleza heterogénea y diversa, que, como hemos dicho, exige una mirada múltiple. La confrontación con el estatuto científico de la lingüística viene dada por el esfuerzo que las ciencias humanas y sociales del XX realizan en pos de la consecución de tal estatuto, mientras que la interdisciplinariedad, al ser exigida por un objeto y por una perspectiva aplicada de la ciencia, y no por el constructo teórico, aleja el quehacer lingüístico de la tan pretendida

194

universalidad. No obstante, Cano (1995-1966) indica que estos temores no han de ser considerados, dado el carácter general de toda actividad humana particular y porque lo individual puede mostrar las pautas del comportamiento lingüístico. Ridruejo (2002) también aborda este tema y señala que es indudable que existen universales en la comunicación lingüística y que estos sean invariables, no obstante, es también cierto que lo que varía de una cultura a otra o de una época a otra es el grado de realización o cumplimiento de ese principio: he ahí el objeto del análisis histórico.

4. A MODO DE CIERRE

La idea de la interdisciplinariedad en lingüística se manifiesta cuando nos enfrentamos a las unidades comunicativas utilizadas por los hablantes en circunstancias reales de comunicación.

En el actual estado de la investigación científica, las disciplinas ocupadas por la lengua y el lenguaje han llegado a un punto de madurez teórica y metodológica que les permite plantearse el establecimiento de relaciones interdisciplinarias no sólo en la práctica, sino también en su fundamentación. Se requiere, por tanto, el diseño teórico y metodológico en un campo de estudio de la lingüística que incorpora los textos no contemporáneos del español de América. Necesariamente, un constructo de este tipo ha de sistematizar las relaciones interdisciplinarias, al mismo tiempo que resguarde la cientificidad de los estudios del lenguaje y respete la realidad de las condiciones materiales previas con que cuenta el investigador.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Allal Sinaceur, Mohamed. 1983. ¿Qué es la interdisciplinariedad?, en L. Apostel, et ál. (eds.), Interdisciplinariedad y

ciencias humanas, Madrid, Tecnos/UNESCO: 23-31. Apostel, Leo. 1983. Las ciencias humanas: muestras de relaciones interdisciplinarias, en L. Apostel, et ál. (eds.),

Interdisciplinariedad y ciencias humanas. Madrid, Tecnos/UNESCO: 71-164. Bloch, R. Howard. 1990. New Philology and Old French, Speculum 65/1, 38-58 (http://www.jstor.org-

/stable/2864471. Acceso, 11/11/2009). Bottomore, Tom. 1983. Introducción, en Apostel, L., et ál. (eds.), Interdisciplinariedad y ciencias humanas, Madrid,

Tecnos/UNESCO: 11-20. Cano, Rafael. 1994. Perspectivas de la sintaxis histórica española: el análisis de los textos, en Instituto Cervantes

(ed.), Actas del Congreso de la Lengua Española, Madrid, Instituto Cervantes: 577-186. Cano, Rafael. 1995-1996. Pragmática lingüística e historia de la lengua, en Cauce 18-19: 703-717. Conde Silvestre, Juan Camilo. 2007. Sociolingüística histórica, Madrid, Gredos. Fleischman, Suzanne. 1990. Philology, Linguistics, and the Discourse of the Medieval Text, en Speculum, 65/1: 19-

37 (<http://www.jstor.org/stable/2864470> 11 de noviembre de 2009). Gimeno Menéndez, Francisco. 1995. Sociolingüística histórica siglos X-XII, Madrid, Visor/Universidad de Alicante. Gordón Peral, María Dolores. 1990. Del valor interdisciplinar de la investigación lingüística: toponimia y

arqueología, en M. A. Álvarez Martínez (ed.), Actas del Congreso de la Sociedad Española de Lingüística, XX aniversario, I. Madrid, Gredos: 523-535.

Gusdorf, Georges. 1983. Pasado, presente y futuro de la investigación interdisciplinaria, en L. Apostel, et al. (eds.), Interdisciplinariedad y ciencias humanas, Madrid, Tecnos/UNESCO: 32-52.

Jacobson, Roman. 1976. Nuevos ensayos de lingüística general. México, Siglo XX Editores. Jucker, Andreas H. 1994. The feasibility of pragmatics, en Journal of Pragmatics 22, 533-536. Lema, José 2006, A manera de conclusión: convergencia interdisciplinar, en R. Rosales, S. Gutiérrez y J.Torres

(coords.), La interdisciplina en las ciencias sociales, Barcelona, Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana, 147-154.

López Morales, Humberto 2004, Sociolingüística. Madrid, Gredos. Martín Rojo, Luisa; María Laura Pardo y Rachel Whittaker. 1998. El análisis crítico del discurso: una mirada

indisciplinada, en L.Martín y R.Whittaker (eds.), Poder decir o el poder de los discursos. Madrid, Arrecife: 9-33.

195

Martínez Alcalde, María José. 2007. Pragmática y lexicografía histórica del español en el siglo XVIII: Esteban de Terreros, en Quaderns de Filologia. Estudis Lingüístics, XII: 289-306.

Morris, Charles. 1938/1994. Fundamentos de la teoría de los signos, Barcelona/Buenos Aires/México, Paidós. Massanell i Messalles, Mar. 2009. Beneficios de los corpus informatizados para la investigación diacrónica: el caso

del CICA para la GCA y los auxiliares de perfecto, en L.Romero, / C. Julià (coords.), Tendencias actuales en la investigación diacrónica de la lengua. Actas del VIII Congreso Nacional de la AJIHLE, Barcelona, Universidad de Barcelona: 147-158.

Navarro, Federico. 2008. Análisis Histórico del Discurso. Hacia un enfoque histórico discursivo en el estudio diacrónico de la lengua, en Moreno Sandoval, Antonio ed., El valor de la diversidad [meta]lingüística. Actas del VIII Congreso de Lingüística General, Universidad Autónoma de Madrid (edición digital. <http://www.lllf.uam.es/clg8/actas/pdf/paperCLG85.pdf> Acceso: 27 de octubre de 2009).

Nichols, Stephen. 1990. Introduction: Philology in a Manuscript Culture, en Speculum 65/1: 1-10. (<http://www.jstor.org/stable/2864468> 11 de noviembre de 2009).

Nikolaevitch Smirnov, Stalisnav. 1983. La aproximación interdisciplinaria en la ciencia de hoy. Fundamentos ontológicos y epistemológicos. Formas y funciones, en L. Apostel, et ál. (eds.), Interdisciplinariedad y ciencias humanas, Madrid, Tecnos/UNESCO: 53-70.

Oesterreicher, Wulf. 1999. Dialogue and violence. The Inca Atahualpa meets Fray Vicente de Valverde Cajamarca, Perú, 16th November 1532, en A.H.Jucker / G. Fritz / F. Lebsanft (eds.), Historical Dialogue Analysis, Amsterdam/Philadelphia, John Benjamin Publishing Company: 431-463.

Oesterreicher, Wulf. 2000. Aspectos teóricos y metodológicos del análisis del discurso desde una perspectiva histórica: el coloquio de Cajamarca 1532, en J.J. de Bustos Tovar, et ál. (eds.), Lengua, Discurso, Texto. I

Simposio Internacional de Análisis del Discurso, Madrid, Visor Libros, I: 161-185. Olábarri, Ignacio y Francisco Javier Capistegui. 1996. Introducción, en I. Olábarri y F.Capistegui (dirs.), La nueva

historia cultural: la influencia del posestructuralismo y el auge de la interdisciplinariedad, Madrid, Editorial Complutense: 9-11.

Quilis Merís, Mercedes. 2007. Pragmática y lexicografía histórica del español en el siglo XIX: Ramón Joaquín Domínguez, Quaderns de Filologia. Estudis Lingüístics 12: 271-187.

Ramírez, Luis. 1998. El estudio interdisciplinario del lenguaje, Thesaurus, 53/3, 472-488. Ridruejo, Emilio. 2002. Para un programa de pragmática histórica del español, en M.T. Echenique Elizondo y J.

Sánchez Méndez (eds.), Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española. Madrid, Gredos: 159-177.

Ridruejo, Emilio. 2007. Problemas metodológicos en pragmática histórica, en D. Trotter (ed.), Actes du XXIVe Congrès International de Linguistique et de Philologie Romanes, Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 3: 533-552.

Rodríguez, Edgar. 2006. La necesidad del diálogo: una realidad política y disciplinar, en R. Rosales, S. Gutiérrez y J. Torres (coords.), La interdisciplina en las ciencias sociales, Barcelona, Anthropos/Universidad Autónoma Metropolitana: 25-39.

Romaine, Suzanne. 1982, Socio-Historical Linguistics. Its Status and methodology, Cambridge, Cambridge University Press.

Rosales, Rocío; Servando Gutiérrez, José Luis Torres. 2006. Introducción, en Rocío Rosales, Servando Gutiérrez y José Luis Torres (coords.), La interdisciplina en las ciencias sociales, Barcelona, Anthropos / Universidad Autónoma Metropolitana: 7-21.

Schlieben-Lange, Brigitte. 1975/1987. Pragmática linguistics, Madrid, Gredos. Wenzel, Siegfried. 1990. Reflections on New Philology, en Speculum, 65/1: 11-18.

(<http://www.jstor.org/stable/2864469> 11de noviembre de 2009). Wright, Roger. 2001. La Sociofilología y el origen de la primera documentación cancilleresca en forma romance en

Castilla, en D. Jacob, J. Kabatek (eds.), Lengua medieval y tradiciones discursivas en la Península Ibérica. Descripción gramatical – pragmática histórica – metodológica, Frankfurt/Madrid, Vervuert/Iberoamericana: 63-77.

Wright, Roger. 2002. La sociolingüística y la sociofilología del siglo XII, en C. Sáez (ed.), Libros y documentos en la Alta Edad Media. Los libros de derecho. Los archivos familiares. Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Cultura escrita, Madrid, Calambur, 2: 15-38.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 196-203 ISSN 2218-0761

EL DISCURSO CIENTÍFICO EN PARECERES DE MÉDICOS EN COLOMBIA, EN EL SIGLO XVIII 1

MEDICAL OPINIONS IN A XVIII TH CENTURY COLOMBIAN TEXT

CELIA PARCERO TORRE

Universidad de Valladolid, España [email protected]

0. INTRODUCCIÓN Compartimos con Galán y Montero (2002: 16) la idea de que desde el punto de vista del

discurso no puede considerarse el lenguaje científico como un lenguaje especial sino como una modalidad discursiva determinada por factores lingüísticos, pragmáticos, sociolingüísticos y culturales. Desde esta premisa abordamos el objeto de estudio de este trabajo: el análisis del discurso científico de varios médicos de Cartagena de Indias expresado en los pareceres que se recogen en un Auto Testimonio de principios del siglo XVIII contra la prohibición de fabricar y vender aguardiente de caña en Colombia2.

Los pareceres son registros formales que se redactan a petición de algún órgano administrativo a fin de recopilar información sobre algún tema de importancia para servir de orientación en la decisión que se va a adoptar. Siempre se responden por escrito contestando a una o más preguntas y las respuestas suelen ser textos argumentativos donde pueden encontrarse, frases hechas, citas de autor, conectores textuales, etc. (Herrán 2009)3.

1. EL CONTEXTO DEL DISCURSO EN LOS PARECERES DE LOS MÉDICOS

Para este estudio hemos seleccionado los pareceres de tres médicos de Cartagena de Indias, D. Miguel Iriarte, D. Manuel Paulino Segura y D. Juan José de León, en ellos responden a dos cuestiones sobre el aguardiente de caña, la primera si era nocivo para la salud y la segunda que cualidades tenía. Las preguntas fueron hechas por D. Tomás Beltrán Ramírez, Provisor y Vicario General del obispado de Cartagena de Indias en 17042.

El contexto en el que se solicitaron estos informes o pareceres fue el de la oposición de los dueños de las haciendas de caña al cumplimiento de una Real Cédula de 8 de junio de 1693, recordada en un Real despacho de 9 de abril de 1699, que prohibía la fabricación venta y consumo del aguardiente de cañas en la ciudad y en su jurisdicción. Ante las presiones de la Corona el Vicario ordenó el cierre de todos los trapiches donde se fabricaba aguardiente y de las tiendas donde se vendía e incluso amenazó con excomulgar a los que no obedeciesen. Sorprende que una autoridad eclesiástica recibiese el encargo de ejecutar una orden real a instancias del arzobispo de Santa Fe de Bogotá, creemos que puede tener una doble explicación, de una parte,

1 Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación FFI2008-02105/FILO Hacia el estudio de la variación multifuncional: un

nuevo corpus histórico del español de Colombia) del Ministerio de Ciencia e Innovación, España. 2 El obispado de Cartagena de Indias fue fundado en 1634 pero no fue nombrado ningún obispo hasta 1714. En ese tiempo,

ocuparon la sede doce vicarios de los cuales fue D. Tomás Beltrán el que permaneció durante más años desde 1698 hasta 1708.

197

cabe pensar que la corona utilizase el poder de la Iglesia para intentar que se cumpliera una orden que se eludía sistemáticamente, de otra que no hubiera en ese momento un gobernador en la ciudad3. Recordemos que en 1697 Cartagena se había rendido al ataque del barón de Pointis que mandaba una armada de más de 5000 hombres4.

Tras la rendición, Cartagena de Indias fue totalmente saqueada y el miedo y la inseguridad produjeron en los años siguientes el éxodo de una gran cantidad de población hacia el interior5. La caída de Cartagena d Indias puso de manifiesto la debilidad de la que era considerada una de las plazas mejor defendidas de América como hemos estudiado en otras ocasiones (Parcero Torre 1997: 24) y supuso el primer paso para la decadencia de una de las ciudades más prósperas6, el segundo será la interrupción del comercio con España a causa de la guerra de Sucesión7.

La suma de estas circunstancias se reflejó en un dramático descenso de la población (la ciudad pasó de 10.000 habitantes en 1690 a 3.000 habitantes en 1714), el deterioro progresivo de sus defensas abandonadas y sin dinero para repararlas que fue detalladamente descrito en un informe enviado a la Corte en 1704 por el ingeniero, D. Juan Herrera Sotomayor que dirigiría años después las obras de reconstrucción de las fortificaciones del puerto.

En este contexto resulta fácil entender la reacción de la población contra la decisión del Vicario de poner en marcha una orden que iba frontalmente contra los intereses económicos de los productores de caña de azúcar, producto que, junto con la cría de ganado, fundamentalmente porcino, se había convertido en una alternativa económica a la falta de actividades comerciales.

La intensidad de las protestas llevó al Vicario General a solicitar a los médicos de la ciudad sus pareceres sobre si, como decía la orden real, el aguardiente de cañas tenía efectos nocivos para la salud y sus respuestas dejaron claro que desde todos los puntos de vista no solo no era nocivo sino muy saludable porque prevenía y curaba enfermedades.

Junto a los informes médicos el Vicario recabó también la opinión de los teólogos de las principales órdenes religiosas de la ciudad que se apoyaron en los pareceres de los médicos para pedir a la máxima autoridad religiosa que retirase la prohibición inmediatamente ya que la orden real en la que se basaba tenía, a su juicio, el vicio de obrepción, es decir que el Rey solo podía haber ordenado prohibir el aguardiente por desconocimiento de sus cualidades saludables, una vez demostradas estas era evidente que un monarca católico no privaría a sus súbditos de lo que fuera beneficioso para ellos8.

Todos estos argumentos llevaron a D. Tomás Beltrán a levantar la prohibición en 1704 autorizando la fabrica, venta y consumo de dicho aguardiente de miel de cañas con la única condición de que no se le añadiera ninguna otra sustancia que no fuera agua, canela y anís como se había hecho siempre9.

Aunque el aguardiente de caña producido en Cartagena, era destinado al consumo interior más que a la exportación, lo cierto es que había ocupado el mercado dejado por el aguardiente

3 El último gobernador de Cartagena de Indias del que hemos encontrado referencia es D. Juan Diaz Pimienta que estaba en la

ciudad en 1699 e informaba a la Corte del estado en que habían quedado los castillos que defendían el puerto después del asalto. 4 21 barcos, nueve de ellos buques de guerra, 350 cañones y 5.000 hombres constituían la armada francesa (Lucena Salmoral 1990:

257-289). 5 Cabellos Barreiro (1991: 85) señala que el 6 de mayo de 1697 abandonaron la ciudad el gobernador, la guarnición, el cabildo,

miembros de ordenes religiosas y muchos vecinos poniendo a salvo sus caudales. 6 A este puerto llegaban las flotas y las armadas procedentes de la península para avituallarse y posteriormente dirigirse al istmo

para surtir las ferias de Portobelo. 7 Bethell (1998) afirma que entre 1699 y 1713 solo salió una flota para Tierra Firme. 8 Sobre este punto y sobre los intereses económicos que se extendían tras estas justificaciones, Parcero Torre (2009). 9 Los médicos dejaron claro en sus informes que si se añadían tabaco, vellica, u otras sustancias nocivas para la salud debería

prohibirse.

198

de vino catalán y canario que tradicionalmente se exportaba a América10. Y que para los cartageneros representaba una fuente de ingresos a la que no estaban dispuestos a renunciar en una situación económica y social tan delicada como la que exponen en el testimonio de autos.

Digamos para finalizar que lo ocurrido en Cartagena de Indias en 1704 puede considerarse uno de los primeros episodios de “la guerra del aguardiente” que se desarrollará en América en el siglo XVIII11. Una guerra comercial entre la metrópoli y las colonias por el mercado de esta bebida en América que responde de una parte, a las necesidades urgentes de dinero que provocaba la guerra y a la presión de los productores españoles por controlar el comercio de América. Los intereses encontrados por el mercado del aguardiente continuarán siendo motivo de conflicto hasta que finalmente el Rey decida a estancarlo en 1736 (Laviana Cuetos 1998: 123-129).

2. EL ANÁLISIS DEL DISCURSO DE LOS MÉDICOS

Los tres informes presentan aspectos comunes entre los que destacamos que todas las respuestas empiezan con un verbo de acto locutivo en estilo directo, Digo que, Respondo que seguidas de textos argumentativos donde predominan las oraciones de verbo ser más un atributo, nocivo, eficaz, caliente, seco, etc. y enunciativas. Todos terminan en estilo directo, con frases de cortesía muy similares con algunas palabras en latín como así lo siento, asi lo sientto salvo meliori indicio, este es mi sentir salvo meliori. Todos los informes tienen un objetivo claro aunque no expreso, salvo en un caso, convencer con argumentos científicos al Vicario general de que el aguardiente de caña no solo no es nocivo sino favorable, casi indispensable para la salud.

A pesar de estas características generales, el nivel pragmalingüístico de cada uno es muy diferente, tal y como se muestra en el análisis individualizado que sigue a estas líneas.

2.1. Análisis del discurso de D. Miguel de Iriarte

Su informe es el más largo de los tres (consta de 11 folios manuscritos frente a cuatro de D. Paulino Segura y diez de D. Juan José de León) y también el más fundamentado desde el punto de vista científico lo que creemos que debe ponerse en relación con su condición de miembro del tribunal que expedía las licencias para ejercer la medicina (Protomedicato) categoría que no tiene ningún otro de sus colegas.

En su discurso utiliza un modelo textual argumentativo inductivo que va de lo particular a lo general a fin de llegar a la conclusión que le interesa; demostrar que el aguardiente de caña es bueno y necesario y que sin él sobrevendrían grandes enfermedades a la población, especial-mente a la que realizaba los trabajos más duros como los esclavos, así se aprecia en este fragmento:

Si en servil exercisio y fatigoso travaxo de los esclavos de esta ciudad que en continuos sudores desarman el estomago del calor necezario a su conservación no bevieran para remedios y precaución el aguardiente referido de cañas se esperimenttarian mas muerttes inopinadas de las sucedidas, mayormente recurriendo con la pobreza a veber el agua de aljibes y pozos que se han seguido lamentables subcesos quedando muchos reducidos a pasmos y perlesías y ottros accidenttes que se escusan con el recurso al aguardientte

10 Martínez Shaw (1981: 81) afirma que desde el último cuarto del siglo XVII arranca la marea exportadora de Cataluña con

dirección a Cádiz cimentada sobre el vino y el aguardiente y que la provisión de aguardiente a Indias dependió de manera muy importante de las remesas procedentes de Cataluña ya que los negociantes catalanes trabaron sólido vínculos con los cargadores de Indias que servían de puente a su producción para cruzar el Atlántico.

199

de cañas que fortificando los interiores miembros fortalezen el temperamento del corazon en firme y durable vigor para proseguir la conttinua tarea de su esclavitud.

(AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 29v. Parecer del licenciado Miguel de Iriarte) Para defender sus ideas utiliza argumentos y contra argumentos en los que predominan

conectores argumentativos, frecuentemente en latín, como sed sic est y múltiples tecnolectos entendiendo por tal las variedades discursivas motivadas por su profesión (Cortés Rodríguez y Camacho Adarve 2003) así como numerosas cítas de autoridad. La primera y la única de la que incorpora el texto completo es una cita de Galeno en castellano con la que pretende apoyar la idea principal de su discurso: que el aguardiente de caña es básico para la vida12.

que esta conclucion ( que el aguardiente contiene los synrittus vitales) se verififca en el aguardientte de la miel de cañas se prueba por razón y autoridad de Galeno quando dice que insesanttementte se resuelben del hombre tres sustancias a saber, solida, synrrituosa y húmeda, y que si se hallasen in Rrerum natura una que reinttegraze en la misma proporción las tres referidasy disíparadas susttancias natturalmente no se podría morir, Y es la Razón pattente pues havita proportione se reponía en el viviente aquello mismo que por sensible e insensible transpiración se disolvía, y buscando en lo vegettable en lo que mas virttualmente yncluyeze dichas tres substancias substituye por suplementto de esta deperdicion el Azúcar cuio origen es de dichas Cañas de que se hace la miel y de estta el referido aguardientte. Y el azucar no es otra cosa que miel purificada yexaltada a la substancia mas synrittuosa de ella por cuios medios se defeca de las parttes mas crasas y terrestres pues sepanadoze de dicha miel por el fuego y templando su empireama con la reposizión sextupla del agua y después de nueva fermenttacion àl sol quedando por su virttud la materia más depurada se reduze a la destilación de que resulta el Aguardiente de Cañas en quien reziden virttudes Balsamicas, synrittuosas y reficienttes de nuestro calor natural y las demas propias y reintegratibas que suplen en su modo las que se nos resuelben como dimanadas de un vegettable en quien se radican con grado más eminentte que en ottro alguno las tres substancias referidas de cuia union y nexo pende en lo phisico la vida mientras se conservan yndisipada. Muchos son los aguardientes que se extraen de los vexettables pero todos con la misma esencialidad, uso y fin se predican las virtudes y elogios como principal sesgo â corrovorar y confortar la virtud vittal prestandoles matheria excelentemente dispuesta para que se convierta en espíritu vittal o bálsamo de la vida

(AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 27r al 29 v. Galeno, lib 2, facul. Medic., cap. 21). Demostrado esto sale al paso de la objeción moral que se ponía al consumo del aguardiente

de cañas, que por ser barato se bebía demasiado y esto perjudicaba a la salud , a lo que objeta en su discurso que todo es malo cuando se abusa incluso el pan y el vino buscando en este caso el argumento de autoridad en la Biblia, en el libro de los Salmos y en el de los Proverbios para concluir diciendo que ese es un problema que no le correspondía resolver a él sino a los magistrados 13.

Aparte de las citas bíblicas, utiliza un modelo textual contraargumentativo en el que usa similares recursos a los que utiliza en los argumentativos, conectores argumentativos como sed sic est, estilo enunciativo, predominio de los tiempos de presente14, frases con verbo ser tecno-lectos, etc., como se observa a continuación:

12 De Galeno incluye otras dos citas pero sin texto; Galeno: Lib. 1 de sands.tuend. Cap. 15, Gal. Lib. Meth. Cap.6. 8. Meth.cap. 9.

Adeo igitur. Redusuendui est .quib. 9 insuervit. 13 …sirva de ejemplo el Pan y Vino enunciados en el sagrado textto donde constta que el Pan forma el corazon del hombre (Salm.

103.vers.15. V. aeducas Pane de terra Usª) esto es le da vigor y fortaleza prestandole materia ex quo de los sinrritus vittales, el vino en esto excede sin comparación al pan porque si este se concedió para fortaleza del corazon el vino fue creado para su alegria jubilo y Recreación según el eclesiástico (Prov. Cap. 35, p.9 in et ed.cap.31). Del Salmo de la exaltación de la creación está sacado lo que se refiere al pan y del Proverbio sobre la embriaguez lo que se refiere al vino.

14 Loureda Lamas (2003: 63) justifica el uso de este tiempo verbal en que la argumentación tiene un carácter de verdad por encima del tiempo.

200

puede oponerse a lo referido (que es bueno) que el aguardientte de cañas es nocivo a la salud porque su acomodado precio multiplica vebedores y por consequenzia vizios y enfermedades, â cuia objeción se satisfaze que el aguardientte extraida del vino aunque sea en menor quanttidad ocazionara mayores daños que el extraido de cañas aquella por demas yntenza actividad y esta menos por su remicion porque aquella causa hara mal efecttibo el inzendio en la sangre que sea mas eficaz para yntroducir mala fermentación en ella, sed sic est que el aguardientte producido del vino es no solo eficaz sino mui poderoso â Hacer y causar mayor fermentación en la sangre, luego sera mas eficaz para hazer mayor el ynzendio por ser sin comparación mas caliente y seca que el de cañas y quantto mas excede en potencia de calentar ha de ser mas eficaz y activa en sus operaciones porque el efecto que produze una causaq remiza en potencia le produze mexor y mas ciertamente la causa intensa y superior en pottencia , sed sic est, que el aguardientte sacada del vino tiene en si causa superior en potencia fermenttativa , luego causara mayor fermentación y estandola hastta encender llamas que producen las enfermedades Finalmente, busca en el libro sobre Epidemias de Hipócrates (Hippocrat. Lib. 6.5. epid.

Text. 65 Hidropicum ôportet) y la Naturalis Historia de Plinio (Lib. 25. en.ciex.cigitatum quotidie veneno.sn.id. Plin. Lib. 18. cap.5. uy. in loco pestilente) la prueba de que lo que a veces se considera perjudicial puede ser favorable dependiendo del tiempo, el lugar u otras circuns-tancias y la justificación de que el aguardiente de cañas resulta ser el mejor para los habitantes de Cartagena porque es el que han bebido siempre y la costumbre, afirma, puede convertir en bueno hasta el veneno como demuestran el gran filósofo griego Aristóteles y el romano Séneca:

Pruebase por el philosopho (Aritotel. Consultuo. altera natura) que llama a la costumbre segunda ô ôtra naturaleza y por lo poderozo que es la repetición de actos que la engendran dixo Seneca (Senec. Gravisimez ymperius Consultudinisima) que llega a equivocarze con sus mismos fueros y transgresora de las comunes leyes â llegado â hacer del veneno Alimentto.

(AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 37v al 39r. Parecer del licenciado Miguel de Iriarte) 15 Aparte del recurso a las citas de autoridad en una cantidad importante (once) el discurso de

Iriarte es el que reúne mas características propias del discurso científico, en cuanto que utiliza un lenguaje preciso, monosémico que tiende a la universalidad y con una gran densidad léxica en la que predominan las construcciones nominales, etc. Todo ello contrasta en gran medida con el que analizamos a continuación.

2.2. Análisis del discurso de D. Manuel Paulino Segura

Este informe es el más breve de los tres presentados al Vicario General y también el menos representativo desde el punto de vista pragma lingüistico lo que se manifiesta en una deficiente argumentación, la escasez de conectores y la falta de tecnolectos. Está lejos de las características señaladas para el discurso científico y sustituye las citas de autoridad de títulos y autores por genéricos como por ejemplo... como dice el filosopho nemo dat quod non habet a propósito de que “como el guarapo del que se saca el aguardiente de caña es frío y húmedo de él no puede nacer calor alguno”. Aparte de que esta explicación no coincide con las de sus compañeros que definen al aguardiente como caliente y húmedo, su forma de argumentarlo resulta más propia de la lengua común que del lenguaje médico. Lo mismo puede apreciarse en el uso de frases hechas como contra experimenttam nulla ratio potest, que atribuye a Galeno sin citar en cual de sus obras.

Su discurso narrativo argumentativo se apoya también en la contraargumentación pero utilizando el recurso de reducción al absurdo como por ejemplo, que el aguardiente no puede ser

15 AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 37v al 39r. Parecer del licenciado Miguel de Iriarte. Andres Baezio. ( lib. Istor. Esª xatt. Vin. 1 Cap.28

fol. Mihi 13), Balles ( franc. Vall. Sap. Lib.5. epid. Text.65. Balneum per se aud dubie adbersum est hidropi. Erat vero hominib. 9. pestatis

201

malo porque, teniendo en cuenta las cantidades que se consumen, ya se habrían producido muertes repentinas y enfermedades agudas o crónicas. Ello muestra que a falta de erudición, la percepción de la realidad que cada uno tiene es la que le sirve para apoyar lo que quiere conseguir.

2.3. Análisis del discurso de D. Juan Joseph de León

A diferencia de los otros dos, su informe comienza “al parezer que se me ha pedido sobre las qualidades del aguardientte de cañas frutto de las mas importantes hacíendas de esta ciudad y su jurisdicción y juntamente de los efectos que puede causar se supone que...” lo que indica que es consciente de que lo que le piden que conteste puede afectar a los intereses de los dueños de haciendas.

Más interesante, si cabe, es que todo su parecer se basa en hipótesis bien ordenadas que dejan ver una estructura más rigurosa; sus conclusiones derivan siempre de las demostraciones de sus hipótesis y se plantean con verbos de acto locutivo como: digo, afirmo, respondo etc. Utiliza abundantes conectores argumentativos a veces en latín como sed sic est, predominan las oraciones enunciativas y citas de autoridad que aunque no son tan numerosas como las de D. Miguel Iriarte, están perfectamente indicadas y resultan absolutamente adecuadas al contexto.

Sobre este particular, destacamos tres de las que nos parecen más dignas de comentario; una es de Raymundo Lulio, que se refiere a la consideración del sabio catalán sobre la caracte-rística del aguardiente y es la única cita textual que aparece en el informe:

El aguardientte no solo no es nocizo, antes bien según Raymundo Lulio Lib. 8 que la llama quintta esencia en el ârte operattiva medisine al libro octavo como diferentte elementto de los quattro que pueden conserbar y dar susttento , es muy conforme a la naturaleza humana tomado con la sobriedad compettente y assi el mismo le llama el agua de la vida por sus admirables operaciones

( AGI, Santa Fe, leg. 366, f. 44 r. Parecer de Juan Joseph de León Cartagena de Indias, 8 de julio de 1704)

Las otras dos a las que nos referimos son de Galeno “porque segun Galeno en el libro

segundo de faultate capítulo veinte y ocho dize que si se hallase en la naturaleza en las tres substancias se hizieran los hombres condichas materias inmortales” es la misma que recoge D. Miguel de Iriarte pero con dos diferencias, la primera es que es mucho más corta e incorporada al texto y la segunda que en contra de lo habitual, el autor y la obra no aparecen citado en el margen del folio manuscrito sino incorporadas al texto, tal y como hemos señalado y como se puede apreciar en esta otra de Arraldo “con ella, agua llubia y rozada se haze la lexittima agua vite, tanttas virtudes cuenta Arraldo en el del libro de Conserbanda Juventute et retardando senectute, capitulo tercero” (AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 42r al 44v).

Como los anteriores, defiende las cualidades beneficiosas del aguardiente de caña para la población de Cartagena y como el protomédico, opina que es el que mejor se adapta a las condiciones climáticas y a los efectos que estas ejercen sobre la salud. En este sentido su posición es la más radical de los tres y apunta hacia el determinismo geográfico en cuanto que admite que las diferencias de situación y clima entre Cartagena y Santa Fe podrían explicar que un mismo producto (el aguardiente de vino) fuese bueno para los habitantes de la capital y malo para los de la ciudad portuaria.

Puede ser malo en Santa fe y bueno en Cartagena lo mismo que respondo negando que el de España tenga los mismos efectos pues lo uno la experiencia nos enseña lo contrario, y lo ottro la Razon lo dicta, pues

202

todas las cosas del mismo emispherio y del mismo clima, como mas conformes a la naturaleza, esta se ayuda mas con la medicina que confrontta con su natural como nacida devaxo de una misma consternación

(AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 45r al 47v) Aparte de lo señalado hasta aquí, este informe utiliza, como los anteriores, un discurso

narrativo argumentativo, pero a diferencia de ellos pesan más las refutaciones y los contra argumentos, su discurso está más dedicado a denostar el aguardiente de uva de Castilla que a ensalzar el de cañas y eso le da a este discurso un carácter especial porque aparecen en él elementos sociolingüisticos que no se aprecian en los otros dos. En efecto, si empieza respondiendo a las cualidades y a los efectos del aguardiente de cañas acaba haciendo una defensa apasionada de su uso en contra del de Castilla e introduciendo en el discurso científico un lenguaje social y económico como se aprecia en este párrafo:

Respondo lo terzero que aunque el de Castilla tuviera los mismos efectos y qualidades esto fuera para los Ricos y no para los Pobres porque siendo mas caro el de Castilla, muchas veces por no tener el pobre con que comprarlo se quedará con su âchaque y no se aplicara la medicina… y, el que ânda al remo, el que suda en la fragua y el minero negro que anda en la carreta con cargas de desmedido peso hechando en sudor la substancia del cuerpo por los poros no teniendo con que comprar el aguardiente y vino de Castilla por su mayor valor, secos de sed abran de apechugar â un Jarro de Agua y exponerze â un pasmo que los acabe la Vida (como lo avemos vistto en muchos) quando experientamos que en semejantes gentes y trabajo su total alivio es el aguardientte de cañas

(AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 50r al 51v) Finalmente, dejando a un lado la argumentación científica recurriendo a la ironía y a la

reducción al absurdonpara decir que si los dos aguardientes tienen cualidades similares o no debe prohibirse ninguno o deben prohibirse los dos y no solo el que se fabrica en América.

Y si dixeren que los mismos efectos tiene el de Castilla respondo lo primero que si tiene los mismos efectos tendrá las mismas qualidade, seran de una misma virtud y si tienen una misma virtud, ô se deben privar entrambos o no pribarse ninguno

(AGI, Santa Fe, leg. 366, f. 50v) El informe termina con una enumeración prolija de las enfermedades que se curan con el

aguardiente, es la más detallada de las que aparecen en los tres informes e incluye todo lo que se recoge en ellos desde este punto de vista, por esta razón la incorporamos a nuestro estudio.

Y esto quasi se halla con admirable proporción en lo moderado del calor y humedad de que goza el Aguardientte de Cañas pues si miramos sus virttudes el quitta los dolores de estomago provenidos de flaqueza y fraldad destruye las venttozedades, ayuda al cocimiento y disgestion, sana alas serisipelas, ablanda las durezas de los miembros, evaporiza las inflamaciones deshaze los corrimientos aplicado por fuera en baños, puestto en las sienes quitta el dolor de la cabeza, aplicado en paños calientes sirve a la Hixada, â la seattica, â la colica â la apoplexia ô replicion, sorbido por las narices sirve conttra la jaqueca, destilado en los oidos mittiga el dolor, calientte tomado en la boca quita el dolor de las Muelas, aplicado en paños â los Pies Vale conttra los refrios, mundifica y cicatriza las llagas y las preserva de la corrupción, continuado en baños sana la lepra, llamada caratte, cuando es rezientte y cuando es antigua âyuda para que ynficione todo el cuerpo, con ella

(AGI, Santa Fe, leg. 366, ff. 49r al 50r)

De su lectura se desprende que a los ojos de D. Juan José de León el aguardiente de caña era más que el bálsamo de la vida de que hablaba Galeno el bálsamo de Fierabrás de D. Quijote lo que, obviamente, pone en cuestión todo su discurso científico, pero este tema sobrepasa los límites de este trabajo.

203

3. A MODO DE CONCLUSIÓN

El estudio de los discursos de estos tres médicos de Cartagena de Indias incluidos como pareceres en un Testimonio de Autos nos han permitido de una parte, rastrear los recursos lingüisticos del lenguaje de los médicos en Colombia a principios de la décimo octava centuria y de otra, descubrir los mecanismos que los hacen coherentes, es decir lo contextual del discurso.

Respecto a los aspectos pragmalingüísticos los tres discursos utilizan un modelo textual narrativo argumentativo en el que predomina el estilo directo, el uso de conectores argumen-tativos, las construcciones nominales y variedades discursivas propias del lenguaje médico (tecnolectos). Igualmente, aparecen en dos de los tres discursos y, particularmente en el primero de los analizados, el de D. Miguel d e Iriarte, características propias del discurso científico, como son universalidad, monosemia, densidad léxica, citas de autoridad, etc.

De otro lado, han salido a la luz los verdaderos objetivos de los emisores, que no eran otros que conseguir con sus informes levantar la prohibición de producir, vender y consumir aguar-diente de caña en Cartagena de Indias.

Para finalizar, del análisis del discurso han aflorado también las implicaciones sociales del proceso, es decir, el enfrentamiento de los hacendados con la Corona española por el control del comercio del aguardiente en Colombia.

De lo expuesto podríamos afirmar con Johanes Kabatek (2008:10), que los estudios histó-ricos pueden llegar a ser una piedra de toque de los estudios lingüísticos en general, y que la tradición discursiva pasará a ser un elemento fundamental de la causa lingüística.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bethell, Leslie. 1998. Historia de América Latina, vol. 2. América colonial y en los siglos XVI; XVII y XVIII. Barcelona, Crítica.

Cabellos Barreiro, Enrique. 1991. Cartagena de Indias: mágica acrópolis de América, Madrid, Sociedad Estatal, Quinto Centenario.

Cortés Rodríguez, Luis y María Matilde Camacho Adarve. 2003. ¿Que es el análisis del discurso?, Barcelona, Octaedro.

Galán Rodriguez, C. y J. Montero Melchor, 2002. El discurso tecnocientífico: la caja de herramientas del lenguaje, Madrid, Arco Libros Cuadernos de Lengua Española, 75.

Herrán Santiago, Andrea. en prensa. Tradición discursiva y sintaxis en el español de Colombia del s. XVIII, comunicación presentada al VIII Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española CIHLE. Santiago de Compostela, desde el 14 al 18 de septiembre de 2009.

Kabatek, Johanes. 2008. Sintaxis histórica del español y cambio lingüístico. Nuevas perspectivas desde las tradiciones discursivas, Madrid, Iberoamericana.

Laviana Cuetos, María Luisa. 1998. “De uva o de caña”, la guerra del aguardiente en Guayaquil, 1778, en Alimentación y Gastronomía: cinco siglos de intercambios entre Europa y América. Pamplona, Netbook: 123-129.

Loureda Lamas, Oscar. 2003. Introducción a la tipología textual, Madrid, Arco Libro. Lucena Salmoral, Manuel. 1990. Nuevo Reino de Granada en su época de crisis y estabilización, América en el s.

XVIII, 9/2, 2ª edic. Madrid, Rialp: 257-289. Martínez Shaw, Carlos. 1981. Cataluña en la carrera de Indias, Barcelona, Crítica. Parcero Torre, Celia M. 1998. La pérdida de la Habana y las reformas borbónicas 1760-1776. Ávila, Junta de

Castilla y León. Parcero Torre, Celia M. en prensa. Análisis del discurso religioso en un Testimonio de Autos del siglo XVIII en

Cartagena de Indias, Comunicación en el VIII Congreso de Historia de la Lengua Española celebrado en Santiago de Compostela del 14-18 de septiembre de 2009.

Ramos Gómez, Luis Javier. 2004. El aguardiente de caña en Quito entre 1737 y 1747, en María del Carmen Borrego Plá, Antonio Gutiérrez Escudero y María Luisa Laviana Cuetos (coords.), El vino de Jerez y otras bebidas espirituosas en la Historia de España y América, Jerez, Asociación Española de Americanistas: 325-341.

CUADERNOS DE LA ALFAL Nº 2, 2011: 204-214 ISSN 2218-0761

DE GRAFÍAS, GRAFEMAS Y OTRAS FIGURAS DE LAS SIBILAN TES

NOVOHISPANAS EN EL SIGLO XVI

ON GRAPHS, GRAPHEMES AND OTHER FIGURES OF THE SIBILANTS IN 16TH CENTURY NEW SPAIN

BEATRIZ ARIAS ÁLVAREZ

Universidad Nacional Autónoma de México [email protected]

1. INTRODUCCIÓN

En el planteamiento de cualquier cuestión documental, enfocada hacia el estudio de la variación y el cambio de una comunidad lingüística (suficientemente amplia), deben considerarse parámetros no solo geográficos o temporales, sino también de estratificación social y cultural. En otras palabras, dentro de una visión dinámica de la arquitectura de la lengua es necesario abarcar toda la gama de variedades lingüísticas posibles. En el caso de la Nueva España, hay que añadir que dichos parámetros no deben restringirse únicamente al territorio virreinal, sino a otras zonas como la Península Ibérica, dialectos mayoritarios que se trasladaron al Nuevo Mundo; o como Canarias y Cuba, áreas en las que se pudo llevar a cabo la mezcla y homogenei-zación de dialectos –koiné–. Parece que se ha olvidado que el español en México no sólo fue la adopción de un español peninsular sino que en éste han intervenido diferentes factores lingüísticos, sociales e históricos que no se limitan a lo sucedido en México a partir de 1521.

De ahí que el proyecto “Origen, evolución y consolidación del español en la Nueva España”, que se realiza en la UNAM1, parta de la tesis de que para conocer el español colonial mexicano es necesario adentrarse en sus raíces peninsulares, así como en los testimonios pertenecientes a las zonas de tránsito, Canarias y Cuba, y en los registros que corresponden a los diferentes asentamientos de españoles dentro de la Nueva España2. El estudio del español novohispano enfocado hacia sus orígenes y ulterior desarrollo, basado en un corpus estricta-mente recopilado, en cuanto al origen del amanuense y a las características del texto, y editado siguiendo parámetros rigurosamente estipulados, permitirá no solo determinar las características

1 Este proyecto ha sido financiado por la Universidad Nacional Autónoma de México (PAPIIT – IN400707). 2 Coincido en lo fundamental con lo que señalan Frago Gracia y Franco Figueroa: “Pensar que todos los rasgos constitutivos del

español americano tienen su raíz en la lengua de los emigrados españoles resulta un grueso disparate científico, pues ello supondría tanto como negar toda posibilidad de innovación a los hablantes hispanoamericanos […] Pero también resulta ser un error de busto, desenfoque sin duda más grave que el anterior, dar por sentado que los aspectos más importantes, o lingüísticamente fundamentales, del español de América se han desenvuelto a espaldas o con independencia del español de España” (2001:11). Considero que el español novohispano tiene raíces peninsulares; sin embargo, la forma de percibir la nueva realidad, el contacto con las diferentes lenguas indígenas, con lo africano, conllevan la formación de una lengua propia, a la cual puede denominarse “mestiza”. Esta misma postura es la que expone Lüdke: “aun empleando el lenguaje tradicional, los españoles hablan y escriben de manera distinta de las cosas nuevas en el Nuevo Mundo” (1994: 83).

205

del español mexicano en la época colonial, sino también conocer los orígenes de muchos fenómenos lingüísticos del español mexicano actual.

Si dentro del proyecto “Origen, evolución y consolidación del español novohispano” se ha considerado seguir con rigurosidad una serie de parámetros que sirven para caracterizar el diasistema del español novohispano; este mismo rigor se ha utilizado para la edición del corpus, ya que en mayor o menor medida, la edición de textos implica no sólo respetar las diferencias encontradas en cada uno de los parámetros, sino también ayudar a la completa interpretación de los mismos.

De ahí que, al igual que lo propuesto por Sánchez-Prieto (1991, 1998) la edición del material se ha venido realizando mediante un esquema de triple presentación: a) una copia de la versión facsímil del documento, b) una versión paleográfica del mismo, y c) una versión crítica. Lo anterior se ejemplifica a continuación:

a) Facsímil del documento

Figura 1 Facsímil del documento de Don Diego, Cacique de Yangüitlán, México.

AGN (México, D.F.), Inquisición, vol. 37, exp. 8, 1545.

206

b) Versión paleográfica †

1. don domingo muy mag∞ señor 1. entrezede otubre de 2. mdxlb años ante su merced

3. lo presento el pedimento y por lengua 4. de pero de molina se re 5. tifico enello y dixo que 6. pedia lo quele queda 7.

1.don domingo cacyque del pueblo de yanguitlan digo queya 2.vuestra merced sabe yes notorio la larga prision que yo etenido en 3.esta carçil ypues los dichos delos testigos son publicados digo que 4.yolos doy por dichos y jurados yratificados conforme aderecho 5.yhuso yestilo del santo ofiçio dela ynquisiçion bien ansi como si 6.fuesen dichos y jurados y ratificados en este plenario juiçio 7.ante personas onestas y religiosas en forma y conlas su 8.lenidads que en derecho se requieren a vuestra merced pido y supli 8.co mande mis testigos que tengo presentados se resçiban ymanden 9.señalar ora pa quese desaminen ytomen sus dichos con toda 10.brebedad y pido justiçia LLicenciado tellez

c) Versión crítica [273 r.] Don Domingo. Muy Magnifico Señor//1 En treze de otubre de/2 MDXLV años ante su merced/3 lo presentó el pedimento y por lengua/4 de Pero de Molina se re-/5tificó en ello y dixo que/6 pedía lo que le queda.//7 Don Domingo, cacique del pueblo de Yanguitlán, digo que ya/8 vuestra merced sabe y es notorio la larga prisión que yo e tenido en/9 esta cárçil y pues los dichos de los testigos son publicados digo que/10 yo los doy por dichos y jurados y ratificados conforme a derecho,/11 huso y estilo del Santo Ofiçio de la Ynquisiçión, bien ansí como si/12 fuesen dichos y jurados y ratificados en este plenario juiçio/13 ante personas onestas y religiosas en forma y con las su-/14lenidades que en derecho se requieren. A vuestra merced pido y supli-/15co mande mis testigos que tengo presentados se resçiban y mande/16 señalar ora, para que se desaminen y tomen sus dichos con toda/17 brebedad y pido justiçia.///18 [rúbrica] Licenciado Tellez.///19

La normatividad seguida para cada una de las trascripciones se ha elaborado minucio-samente, y en ocasiones ha tenido que ser corregida a lo largo de la conformación del corpus.

De acuerdo con lo estipulado dentro del proyecto, en este trabajo se va a ofrecer la caracte-rización de los dos tipos de transcripción empleados; se planteará el problema que suscita la representación de los sonidos sibilantes y por último se ofrecerá una propuesta de transcripción de estos sonidos (limitado en esta ocasión a las representaciones de las antiguas dentoalveolares y alveolares).

Para tales fines, este estudio se encuentra dividido en los siguientes apartados: a) conside-raciones generales sobre la grafemática; b) transcripción paleográfica o estrecha y transcripción crítica y el problema de las sibilantes; y c) conclusiones.

2. CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA GRAFEMÁTICA

Consideramos que los grafemas son signos lingüísticos, ya que tienen un significante (un trazado gráfico) y un significado (un contenido fónico). Además, según la definición de Catach, seguida por Carrera (1998), el grafema es

207

la más pequeña unidad distintiva y/o significativa de la cadena escrita, compuesta de una letra, de un grupo de letras, de una letra acentuada o con un signo auxiliar, que tiene una referencia fónica y/o sémica en la cadena hablada.

(Carrera de la Red 1998: 28)

Hay que agregar que de igual manera que los fonemas presentan alófonos, los grafemas presentan alógrafos (grafías), que son unidades en el plano sintagmático que remiten a un mismo sonido. En cuanto a los alógrafos, éstos pueden tener dos valores:

a)Un valor denotativo (como representantes de un sonido). b)Un valor connotativo (como representante de un rasgo cultural, de una tradición gráfica). Así, en el caso de la digrafía y grafía <ss> y <∫>, su presencia nos puede dar indicio, en los

documentos novohispanos, de la prolongación de cierta tradición gráfica, pero su valor denotativo será el mismo del de la grafía y el grafema <s>, es decir representan al sonido fricativo alveolar sordo /s/. Lo anterior se puede esquematizar de la siguiente manera:

Figura 2. Grafema <s> y sus diferentes grafías

Si bien lo anterior resulta más o menos fácil de resolver en cuanto a que se puede optar por mantener el dígrafo <ss> pero no la grafía <∫>3; el problema aumenta cuando tenemos dos grafemas diferentes, que comparten grafías, como sucede en el caso del grafema <s> y <z>, y que a continuación se esquematiza:

3 Aunque puede haber controversia en cuanto a mantener <ss> o <∫>, creo que, si bien es cierto que en la época colonial ambas nos

pueden dar indicios de una tradición de escritura, la presencia del dígrafo <ss> debe mantenerse, sobre todo en el siglo XVI, en cuanto a que en posición intervocálica este dígrafo representaba un sonido sordo /s/, a diferencia de la grafía s, en la misma posición, que representaba un sonido sonoro /z/. Sin embargo, la ese larga <∫> nunca presentó una diferencia de sonido con respecto a la redonda <s>.

208

Figura 3. Grafema <s> y grafema <z> con grafías compartidas Así, al transcribir un documento, y sobre todo desde la doble perspectiva que se maneja en

el proyecto, se nos presenta una serie de incógnitas: ¿Cuándo una grafía presenta un valor denotativo o fonémico? ¿Cuándo puede representar un valor connotativo o tradición gráfica? ¿Cuándo simplemente se deriva de un proceso de escritura?

3. TRANSCRIPCIÓN PALEOGRÁFICA VS . TRASCRIPCIÓN CRÍTICA Y EL PROBLEMA DE LAS SIBILANTES

3.1. Transcripción paleográfica Una trascripción paleográfica o estrecha implica un acercamiento objetivo al texto sin

intervenciones por parte del editor; sin embargo, dentro del proyecto hay dos circunstancias que llevan a realizar o establecer ciertos criterios. Por un lado, dado que dicha transcripción se encuentra acompañado del facsímil y que el objetivo es facilitar al investigador estudios gráficos-fonológicos, morfológicos, de adquisición de escritura, así como de la evolución de las normas gráficas, se prefiere que el acercamiento al texto por parte del lector sea claro y amigable; y por el otro, que si bien cuando se trabaja con cartas, informes, inventarios de pequeña extensión se puede aplicar un alto grado de realismo paleográfico, éste es muy difícil de mantener cuando el corpus documental es numeroso tanto por la tipología como por el lapso temporal que abarca. De ahí que marcar las pautas para una trascripción estrecha se complique aun más.

209

En cuanto a la trascripción de las sibilantes, y tomando en cuenta lo anterior, se establecieron los siguientes criterios:

► Se debe respetar el uso de la s sigmática <σ>, en cuanto a que su presencia puede encubrir

tanto el uso de <z> como de la doble <ss> y <s>; por lo mismo puede “denotar” diferentes sonidos4. Lo anterior se observa en el primer renglón del siguiente fragmento en el que <σ> se registra en las palabras veσino (vezino) y σegouja (segovia)5.

Figura 4. Texto con sigma <σ> AHN (Madrid), Instituciones Eclesiásticas. Clero regular. Monasterio de Santo Domingo de Toledo, 1478

► La s larga <∫> debe transcribirse como <s>, ya que corresponde únicamente a una tradición

gráfica. Lo anterior se observa en el siguiente fragmento de texto.

Figura 5: Texto americano con <∫> AGI (Sevilla), Indiferente General, 416, 1574

4 Incluso, como señala Isasi (1999: 232, 237), puede llegar a registrarse en lugar de <ç>. Este uso trambién se registra en la época

colonial. 5 Si bien es cierto que algunos investigadores como Germán de Orduna (1988) señalan diferencias en cuanto al trazo, coincido con

Isasi en advertir que en la práctica es “prácticamente imposible diferenciar el trazo” (1999: 236).

210

► Se debe transcribir la z copetuda, parecida a un <5> y la <ß> (“eszet”), ya que corresponden a una tradición gráfica y además, y los más importante, porque son grafías que pueden “denotar” dos sonidos diferentes. La z copetuda puede utilizarse tanto para <z> como <s>, como se puede observar en el texto de la figura 6 rodrigue5 (rodríguez) o fa5er (fazer) y a vo5 (vos). Mientras que la “eszet” se emplea en documentos coloniales de la primera mitad del siglo XVI en lugar del dígrafo <ss>, como sucede en el texto de la figura 7, doß (doss) y mißa (missa).

Figura 6. Texto peninsular con z copetuda AHN (Madrid), Instituciones Eclesiásticas. Clero regular. Convento de Nuestra Señora de la Merced, Burgos, 1492.

Figura 7. Texto americano con ß (“eszet”) AGN (México, D.F), Inquisición, vol. 2, exp. 1, 1536.

211

► Se debe respetar el uso de <s> y <ss> aun cuando no corresponda a la etimología. ► En cuanto a <c> y <ç> se debe respetar su uso, sólo se repondrá la cedilla <ç> ante las

vocales a, o, u, para evitar la confusión con la representación del fonema /k/. ► Se debe respetar la vacilación de <c>, <z> o <s> (dezir, hasienda, esperança). Sin embargo, es necesario aclarar que cada documento implica una problemática que se

debe resolver desde dos perspectivas: a) dentro del mismo texto y b) dentro de los parámetros generales del proyecto.

3.2. Transcripción crítica

En lo que respecta a la transcripción crítica, este tipo de trabajo se realiza con el objetivo de facilitar las investigaciones sintácticas, léxicas y semánticas. De ahí que aun y cuando se presen-te una interpretación por parte del editor, este debe recordar que debe mantenerse, en lo posible, fiel al original.

Los parámetros señalados para esta trascripción, se basan, en lo posible, en las normativas gráficas que aparecen en las Cartillas y Doctrinas de los siglos XVI, XVII y XVIII6. Esto con el fin de presentar un trabajo que se asemeje a las pautas empleadas en los libros de la época; sin embargo, en muchos casos se ha preferido facilitar la lectura y modernizar las grafías.

Mientras que en la transliteración el editor se inclina por la representación denotativa y connotativa, en la trascripción crítica el investigador debe inclinarse por la denotativa, por su representación fónica. Por tal motivo la trascripción de las sibilantes conlleva un problema que tiene que resolverse, en muchos de los casos, como ya se mencionó, dependiendo del texto.

A continuación, los problemas que se nos han presentado con algunas de las grafías:

3.2.1. La sigma <σ> Con respecto a esta grafía su representación en el siglo XV es homogénea y en la

trascripción crítica se puede representar según su etimología, <s>, <ss> y <z>. Sin embargo, en el siglo XVI su presencia es numerosa, pero no homogénea, como se observa en el fragmento del documento de la figura 8:

Figura 8. Texto americano del siglo XVI con <σ> AGN (México, D.F.), Inquisición, vol. 14, exp. 22, 1537

6 Cf. Infantes (1998) e Infantes y Pereira (2003).

212

En este texto se observa que tenemos palabras como conpaσion (compasión), aσy (así), pero también σyertas (ciertas) y denunσydo (denunciado) con <σ>. Además se registra dezir y hazer con <z>. Dados estos datos, y que se documenta también la palabra ynquizisyon, con la misma <s> que ser, nos inclinaríamos a transcribir las palabras σyertas como siertas y denunσydo como denunsiado.

El texto de la figura 9 también presenta s sigmática, pero de diferente forma:

Figura 9. Texto americano del siglo XVI con s sigmática <σ> AGI (Sevilla), Patronato, legajo 12, 1526

En este documento se registra haσyendas (haziendas), deσyan (dezían), pero también alguazil, trezientas, haziendas y puσyeron (pusieron), aσy (así). Por lo tanto la decisión sería por transcribir hasiendas y desían.

3.2.2. La z copetuda.

Es escasa en nuestros documentos, mientras que en el siglo XV, su empleo es estable y por lo mismo puede ser transcrita según su origen etimológico, en el siglo XVI su uso es esporádico y no homogéneo, como puede observarse en el fragmento del texto de la figura 10, en la página siguiente.

213

Figura 10. Texto americano del XVI con z copetuda AGI (Sevilla), Patronato 252 R3/7/3 (s.f.)

En este texto encontramos dize, hazer con <z>, pero también he5ieron con z copetuda. Si

en otra parte del texto nos encontráramos con z copetuda en lugar de <s>, nos inclinaríamos a transcribir hesieron. Si es el único caso con z copetuda, se podría entonces transcribir como hezieron.

3.2.3. La <ß> “eszet”. Esta grafía sólo se documenta en un pequeño número de textos; sin embargo, en alguno de ellos presenta problemas. Si bien generalmente se puede transcribir mediante el dígrafo <ss>, en el documento de la figura 11 se registra con un uso singular.

Figura 11. Texto americano del XVI con “eszet” <ß> AGN (México, D.F), Inquisición, vol. 2, exp. 1, 1536

En este documento se registra preßo (presso), mißa (missa) y baptizaron, pero también la

palabra baptißaron. Aquí quizá la similitud gráfica entre la grafía <z> y la grafía <ß> pudo provocar la confusión. Si no hay otro dato que nos confirmara la presencia de seseo, nos inclinaríamos por la transcripción baptißaron como baptizaron.

214

4. A MODO DE CONCLUSIÓN

Si el análisis grafemático de documentos medievales es una tarea ardua, el mismo estudio con documentos coloniales, sobre todo del XVI es una tarea mucho más difícil; ya que el quinientos presenta un desajuste en el sistema de sibilantes que conlleva un “desarreglo” en el sistema gráfico. Así, en cuanto a las grafías estudiadas podemos señalar que <σ>, <5> corresponden al mismo grafema <s> y que <ß>, dependiendo de los datos que ofrezca el texto, también podría corresponder. Lo anterior se esquematiza en la figura 12, en la página siguiente.

Figura 12.grafema <s> con grafías que corresponden a otros grafemas Lo anterior nos llevaría a transcribir, en la edición crítica, estas grafías en algunos de los

documentos, como <s>. Queda este pequeño ejercicio para debate, ya que como se observa al estudiar y reanalizar

ediciones y trabajos de grafemática: ERRAR ES DE HUMANOS. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Carrera de la Red, Micaela. 1998. Grafías y grafemas representativos de sibilantes en documentos dominicanos de los

siglo XVI y XVII, en J.M. Blecua, J. Gutiérrez y L. Sala (eds.), Estudios de grafemática en el dominio hispánico. Salamanca, Universidad de Salamanca: 25-36.

Frago Gracia, Juan Antonio y Mariano Franco Figueroa. 2001. El español de América. Cádiz, Universidad de Cádiz. Infantes, Víctor. 1998. De las primeras letras. Cartillas españolas para enseñar a leer de los siglos XV y XVI,

Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca. Infantes, Víctor y Ana Martínez Pereira. 2003. De las primeras letras. Cartillas españolas para enseñar a leer del

siglo XVII, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, vol. I. Isasi Martínez, Carmen. 1999. Seseo, ese sigmática y edición de textos vascos, en Fontes linguae vascorum: Studia et

documenta, 31/81: 227-240. Lüdke, Jens. 1994. Estudio lingüístico de la Información de los Jerónimos 1517, en J. Lüdke (comp.), El español de

América en el siglo XVI. Actas del Simposio del Instituto Iberoamericano de Berlín, 1992, Madrid/Frankfurt: Iberoamericana/Vervuert: 73-86.

Orduna, Germán de. 1988. Variantes gráficas, fonéticas, morfológicas y de léxico, en Homenaje a Zamora Vicente, Madrid: Castalia, 1: 192-193.

Sanchez-Prieto Borja, Pedro (coord.). 1991. Textos para la Historia del Español, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá de Henares, vol. 1.

Sánchez-Prieto Borja, Pedro. 1998. Como editar los textos medievales. Criterios para su representación gráfica, Madrid, Arco Libros.