Cuadernos Medina Azahara 07 09

download Cuadernos Medina Azahara 07 09

of 31

description

CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLÍN, ALBACETE)

Transcript of Cuadernos Medina Azahara 07 09

  • JUNTA DE ANDALUCA. CONSEJERA DE CULTURA

    Conjunto Arqueolgico Madinat al-Zahra

    Cuadernos de Madinat al-Zahra es una publicacin cientfica bianualeditada por el Conjunto Arqueolgico de Madinat al-Zahra, que inici suandadura en el ao 1987. Recoge trabajos originales que abordentemticas referentes a la historia y arqueologa de al-Andalus y el mundomediterrneo dentro del marco cronolgico de la Edad Media. No obstante,los consejos de redaccin y asesor podrn valorar positivamente lainclusin de estudios que den cabida a otros mbitos y a una ampliacin delos lmites cronolgicos especificados, siempre que contribuyan a la mejorcomprensin del periodo. De igual modo, y de forma ocasional, podrnintroducirse secciones monogrficas o actas de jornadas o reunionescientficas.

    DDIIRREECCCCIINNAANNTTOONNIIOO VVAALLLLEEJJOO TTRRIIAANNOOConjunto Arqueolgico de Madinat al-Zahra

    CCOONNSSEEJJOO DDEE RREEDDAACCCCIINN(Miembros de la Comisin Tcnica de Madinat al-Zahra)

    VVooccaalleess:: MMAANNUUEELL AACCIINN AALLMMAANNSSAAUniversidad de MlagaCCAARRMMEENN BBAARRCCEELL TTOORRRREESSUniversidad de ValenciaEEDDUUAARRDDOO MMAANNZZAANNOO MMOORREENNOOProfesor de investigacin del CSICRRUUBB SSAANNZZ GGAAMMOODirectora del Museo de AlbaceteJJUUAANN SSEERRRRAANNOO MMUUOOZZArquitecto

    CCOONNSSEEJJOO AASSEESSOORRPPAATTRRIICCEE CCRREESSSSIIEERRCNRS, LyonPPIIEERRRREE GGUUIICCHHAARRDDUniversidad de Lyon IIEESSTTEEBBAANN HHEERRNNNNDDEEZZ BBEERRMMEEJJOOUniversidad de CrdobaMM AANNTTOONNIIAA MMAARRTTNNEEZZ NNEEZZUniversidad de MlagaAALLAASSTTAAIIRR NNOORRTTHHEEDDGGEEUniversidad de Paris IVVCCTTOORR PPRREEZZ EESSCCOOLLAANNOOUniversidad de Sevilla

    EditaJUNTA DE ANDALUCA. Consejera de Cultura

    de la edicinJUNTA DE ANDALUCA. Consejera de Cultura

    Diseo y maquetacin: Carmen JimnezDiseo de portada: Zum CreativosImprime: Tecnographic

    ISSN: 1139-9996Depsito Legal: SE-8516/2010Distribucin nacional e internacional: 1000 ejemplares

    Publicacin bianualNmero 07 // 2010

  • 05 PRESENTACINPatrice Cressier, Irene Montilla Torres, Jos Ramn Snchez Viciana y Antonio Vallejo Triano

    06 MARYELLE BERTRAND06 Maryelle Bertrand (1948-2007)

    Lon Pressouyre

    08 Maryelle Bertrand. Bibliografa 1985-2008

    10 LOS SEORES DE LA GUERRA13 Las primeras guerras internas de al-Andalus

    Eduardo Manzano Moreno

    27 Les seigneurs de la Marche (a bu al-ta ri) : les Ban cAmr s et les Ban abri de HuescaPhilippe Snac

    43 Militares en iluminaciones y marfiles: una visin del ejercito califalJuan Zozaya Stabel-Hansen

    64 LOS SOPORTES MATERIALES DEL DISCURSO IDEOLGICO67 Le chapiteau, acteur ou figurant du discours architectural califal ? Omeyyades d'al-Andalus

    et Fatimides dIfrqiyaPatrice Cressier

    83 Estela funeraria de cronologa califal aparecida en Mengbar (Jan)Mara Antonia Martnez Nez

    95 Nuevas evidencias de cecas africanas en poca de al-akam II: al-Man rah/al-Man riyya yal-Ba raAlberto Canto Garca

    102 ESPACIOS DE VIDA105 Excavations in medieval settlements at Volubilis. 2000-2004

    Elizabeth Fentress and Hassan Limane

    123 Casas y cosas: espacios y funcionalidad en las viviendas emirales del Tolmo de Minateda(Helln, Albacete)Sonia Gutirrez Lloret y Vctor Caavate Castejn

    149 La vivienda tradicional en la cuenca del Mediterrneo: del iw n al qb , pasando por el bahwSakina Missoum

    175 Habitat e utenslios na Mrtola almadaSusana Gmez, Lgia Rafael e Santiago Macias

    ua

    susus

    tuuugahs

    MISCELNEA DE HISTORIA Y CULTURA MATERIAL DE AL-ANDALUS.HOMENAJE A MARYELLE BERTRAND(Textos reunidos por P. CRESSIER, I. MONTILLA TORRES, J. R. SNCHEZ VICIANA y A. VALLEJO TRIANO)

    NDICE

    Publicacin bianualNmero 07 // 2010

  • 196 CASTILLOS Y PALACIOS199 La fortaleza de Amergo (Marruecos) Otro ejemplo de influencia hispnica en Marruecos?

    Manuel Acin Almansa

    219 Los baos de la tropa de la Alcazaba de Almera: resultados preliminares de la intervencinarqueolgicaSophie Gilotte, ngela Surez Mrquez, Francisca Alcal Lirio y Francisco Arias de Haro

    239 El asentamiento islmico de Giribaile (Jan). De asentamiento de altura a castillo almohadeJuan Carlos Castillo Armenteros, Luis Mara Gutirrez Soler y Mara Victoria Gutirrez Caldern

    263 Los palacios islmicos de Jan. El palacio de Santo Domingo y los jardines de los UribeVicente Salvatierra Cuenca, Mercedes Navarro Prez y ngela Esteban Marfil

    293 Notes sur les forteresses de la ca de Bentomz (Vlez Mlaga)Marie-Christine Delaigue

    308 CUEVAS NATURALES, CUEVAS ARTIFICIALES Y OTROS SUBTERRNEOS311 La caverne, refuge de l'ami de Dieu : une forme particulire de l'rmitisme au temps

    des Almoravides et des Almohades (Maghreb extrme, XIe-XIIIe sicles)Jean-Pierre Van Stavel

    327 Le vocabulaire des grottes et des cavernes dans le Maghreb mdival la lumire des sourcesarabesMohamed Meouak

    343 Las cuevas de Benaxuay. Un grupo de cuevas-ventana andaluses en el ro Chelva (Valencia)Agust Ribera

    369 Antiguos depsitos de agua en la ciudad de Palma: un patrimonio ocultoMaria Antnia Carbonero Gamund

    382 INTERCAMBIOS, HOMBRES Y NATURALEZA385 Contribucin a la historia ambiental de la cuenca del Guadiana Menor (Sureste ibrico):

    avances y propuestas de investigacin desde la arqueologaJos Antonio Garrido Garca

    405 Una aproximacin a las canteras de piedra calcarenita de Madnat al-Zahr Antonio Vallejo Triano y Ramn Fernndez Barba

    421 Comercio mudo / Silent Trade en el IslamPedro Chalmeta Gendrn

    429 1287: onomstica femenina en Menorca islmicaGuillem Rossell Bordoy y M Magdalena Riera Frau

    434 CRNICA DEL CONJUNTO ARQUEOLGICO

    a

    at

  • 5// N 07. 2010. P. 5. ISSN: 1139-9996CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    En noviembre de 2007, la noticia del fallecimiento de Maryelle Bertrand nos dej, a todos susamigos, golpeados y desamparados. Para la mayora, adems, la sorpresa era brutal: con su habitualpudor, Maryelle haba callado, durante aquellos fatdicos meses, la gravedad de su enfermedad. Derepente, se haca un inmenso vaco. Todos vivimos entonces un sentimiento de amistad irremedia-blemente truncada y nos enfrentamos a la aoranza de la complicidad que nos haba unido.

    El vaco no era solo personal, ntimo, sino que era tambin colectivo y cientfico. Maryelle haba lle-vado una carrera en cierta forma atpica, parcialmente al margen de las instituciones, pero haba par-ticipado de pleno en la reflexin que, por aquellos momentos, centraba la atencin de loshistoriadores, en torno a la percepcin y a la definicin misma de al-Andalus. Estaba presente tam-bin en los debates de los primeros aos ochenta, en los que se intentaba establecer las reglas de unanueva arqueologa que fuera a la vez mejor articulada con el cuestionamiento histrico y ms acordecon las necesidades de nuestra sociedad. El tiempo ha mostrado la parte de ilusin que conllevabantales proyectos, y como se erosionaron frente a la prctica cotidiana que se fue imponiendo.

    Todava bajo la emocin causada por su desaparicin, y quiz tanto para ayudarnos en nuestroduelo como para recuperar parte de la ilusin pasada, a un grupo de sus amigos nos pareci queconvena rendir un justo tributo a la aportacin cientfica y a la calidez humana de Maryelle.

    Vicente Salvatierra nos permiti reaccionar en el acto y acogi enseguida una breve semblanza dela vida de Maryelle y su bibliografa completa en la revista Arqueologa y territorio medieval1. A mslargo plazo, concebimos el proyecto de un homenaje de carcter acadmico y cientfico que reu-niese contribuciones de los historiadores y arquelogos de al-Andalus que haban sido los ms pr-ximos a Maryelle. Desde el principio, Antonio Vallejo propuso a los Cuadernos de Madnatal-Zahr

    como soporte editorial de este segundo acto.

    El lector tiene entre las manos el resultado de esta empresa colectiva, asumida por todos con tena-cidad y entusiasmo, y a la que ms all de la diversidad cronolgica y de los intereses de cada unose ha intentado dar la mayor coherencia temtica posible.

    D. Lon Pressouyre, catedrtico emrito de historia del arte medieval de la universidad de Paris 1 Panthon Sorbonne, quien dirigi la monumental tesis doctoral de Maryelle y le brind unapoyo continuado a lo largo de los aos, nos aport, desinteresadamente, su visin personal de latrayectoria profesional y vital de nuestra amiga. Lamentablemente, L. Pressouyre falleci en agostode 2009, antes de que este homenaje a Maryelle Bertrand haya tomado su forma definitiva2. Ambos,profesor y discpula, quedarn asociados en nuestra memoria. A continuacin, las distintas contri-buciones vienen agrupadas en apartados sucesivos y complementarios (Los seores de la guerra; Lossoportes materiales del discurso ideolgico; Espacios de vida; Castillos y palacios; Cuevas naturales,cuevas artificiales y otros subterrneos; Intercambios, hombres y naturaleza).

    Patrice Cressier, Irene Montilla Torres, Jos Ramn Snchez Viciana y Antonio Vallejo Triano

    1 In Memoriam. Maryelle Bertrand (1948-2007), Arqueologa y territorio medieval, 15, 2008, pp. 9-12.2 Vase una breve nota necrolgica en Bulletin monumental, 2010 (II), pp. 131-132.

    PRESENTACIN

  • ESPA

    CIO

    SD

    E VI

    DA

    123

    Sonia Gutirrez Lloret y Vctor Caavate Castejn

    Universidad de Alicante. [ [email protected] ], [ [email protected] ]

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDADEN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DEMINATEDA (HELLN, ALBACETE)1

    Maryelle Bertrand, in memoriam*

    Resumen

    El yacimiento altomedieval del Tolmo de Minateda permite abordar el fenmeno urbano de poca emiraldesde diversas perspectivas de estudio y plantear algunas consideraciones sobre la especializacinfuncional de la vivienda islmica temprana. Tomando como ejemplo la casa 2 se intenta mostrar enqu forma el registro material influye en la interpretacin de los espacios domsticos y facilita sureconstruccin funcional. Por fin, se analiza el proceso de configuracin de una vivienda de plantacompleja, a partir de la agregacin paulatina de varias unidades rectangulares sencillas en torno a unespacio abierto de grandes dimensiones, que constituye el elemento vertebrador de la casa, y se planteanlas posibles implicaciones sociales de dicho proceso.

    Palabras clave: casa, vivienda, funcionalidad del espacio domstico, urbanismo, emirato, al-Andalus.

    Abstract

    The Early Medieval site of the Tolmo de Minateda allows to approach the urban phenomenon of emiraltime from diverse perspective of study and to raise some considerations on the functional specialization ofthe early islamic house. Taking as example house 2 is tried to show in what it forms the materialregistry it influences in the interpretation of the domestic spaces and facilitates his functionalreconstruction. Finally, the process of configuration of a house of complex plant is analyzed, from thegradual aggregation of several simple rectangular units around an opened space of great dimensions, thatconstitutes the vertebrador element of the house, and the possible social implications of this processconsider.

    Keywords: house, dwelling, domestic space functionality, town planning, emirate, al-Andalus.

    *A lo largo de su vida Maryelle Bertrand investig diversas problemticas de la arqueologa de al-Andalus y se ocup tambin, entre ellas, de lascasas y las cosas. Este pequeo homenaje trata precisamente de casas y cosas halladas en un yacimiento del sudeste de al-Andalus, en el quecomenzamos a excavar hace ms de dos dcadas, y ha sido escrito a dos voces por Vctor Caavate y por m, desde su descubrimiento y mirecuerdo; l, que no la conoci, la ha descubierto a travs de sus escritos, y yo, que compart con ella pareceres y reuniones, no puedo evitarevocarla siempre como la escuch por vez primera en un lejano coloquio sobre casas andaluses, hablando de sus cuevas andaluzas con sucaracterstico acento franco-granaino. La arqueologa que practic Maryelle vestir siempre en mi memoria una cazadora de cuero de sinceridad,en ocasiones ruda, forrada de una honradez y entrega no siempre reconocidas.

    Sonia Gutirrez Lloret

    // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

  • 124 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    El yacimiento altomedieval del Tolmo de Minateda2

    permite abordar el fenmeno urbano de pocaemiral desde diversas perspectivas de estudio, deriva-das tanto de la morfologa y disposicin de lasestructuras cuanto de la distribucin y funcionali-dad de los materiales arqueolgicos que contienen.En este sentido, una de las problemticas que nosplantea la recuperacin y el estudio de dichos regis-tros es la de poder determinar, en mayor o menormedida, la funcionalidad de las estancias a partir dela presencia/ausencia de ciertas estructuras domsti-cas (hogares, vasares, bancos, tinajeras, etc.) y de ladisposicin que muestran algunos materiales enespecial los recipientes cermicos recuperados enlos niveles de uso y abandono de su interior. Parallevar a cabo este anlisis es necesario contar con unametodologa arqueolgica que nos permita recono-cer todos aquellos procesos deposicionales y postde-posicionales sufridos durante el abandono y ladestruccin de las estancias, as como la interaccinentre los propios conjuntos documentados y elentorno espacial que los recoge. Esta atenta lecturaestratigrfica y contextual puede permitir establecercorrespondencias que ayuden a interpretar los espa-cios habitacionales en una doble escala, micro ymesoespacial, entendiendo la primera como el con-texto fsico inmediato en el que se encuentran depo-sitados los materiales y sus relaciones espacialesintrnsecas, mientras la segunda afecta a las estructu-ras arquitectnicas que conforman las unidadesdomsticas y engloban diferentes funcionalidades,fsicamente segregadas o no, as como a las relacio-nes entre ellas, que permiten comprender la lgicadel tejido urbano y los criterios urbanizadores (orga-nizacin de manzanas, relacin entre los espaciospblicos y privados, viabilidad y accesibilidad, etc.).

    En nuestro caso, contamos con numerosos ejem-plos que nos permiten avanzar en esta direccin.La despoblacin del asentamiento en los umbralesdel califato fosiliz un amplio complejo urbano depoca emiral, que los trabajos arqueolgicos hanpermitido documentar en la parte alta del cerro, yfacilit la recuperacin de los niveles de abandonoy sus materiales arqueolgicos, ya que stos nosufrieron, al menos no a gran escala, nuevas reocu-paciones ni remodelaciones que alterasen las depo-siciones originales3.

    El punto de partida de nuestro anlisis es el extensobarrio emiral que surgi entre los siglos VIII y IX,sobre los restos de un complejo religioso de pocavisigoda. Dicho complejo monumental formadopor la baslica, el baptisterio y un palatiumanejo fue construido ex nouo para albergarprobablemente el ncleo episcopal de la ciudaddurante el siglo VII4, pero en la siguiente centuriaesta emblemtica zona pblica de la ciudad visigodasufri un significativo proceso de remodelacinurbanstica que termin por secularizarla,dotndola de una nueva funcin eminentementeresidencial y privada (fig. 1). Este cambio sustancialde tejido urbano fue paulatino y conllev unadoble transformacin funcional: al tiempo que seexpoliaban los materiales constructivos de lasamplias estancias basilicales destinadas a larepresentacin y al culto, tanto en el palatiumcomo en la iglesia, se comenzaron a utilizar comoviviendas las dependencias ms reducidas de ambosedificios5, que pudieron convivir con las primerascasas construidas ex nouo en poca islmica.

    La excavacin en extensin de este amplio sectorurbano, localizado en el corte 60, ha puesto en evi-dencia una organizacin que trasciende del modelomonocelular de casa simple con una sola habita-cin rectangular y funcin mltiple, distribuida deforma anrquica en torno a espacios abiertos, carac-terstica del oriente de al-Andalus en la Alta EdadMedia6. La asociacin estratigrfica y funcional deestos compartimentos monocelulares denota unmodelo estructural mucho ms complejo de lo quea primera vista podra suponerse, formado porvarias unidades de edificacin de planta rectangu-lar, agrupadas en torno a un espacio abierto degrandes dimensiones o bien yuxtapuestas en unode sus lados, en el que residencia y ambientes pro-ductivos difuminan sus contornos7. As mismo,una observacin ms amplia permite constatar quedichos complejos estn vertebrados por patiosprobablemente de mbito semiprivado, y separa-dos por calles y explanadas de carcter pblico quepermiten el acceso a travs de un sistema de acce-sos estrechos (pasillos acodados o azucates) defini-dos por las propias unidades de habitacin8,respondiendo a criterios urbanizadores de ordena-miento interno, que configuran manzanas cerradas

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

  • 125// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    al exterior, ejes de circulacin y solares abiertosdestinados a actividades industriales.

    En consecuencia creemos que estos complejosestructurales tomados en su conjunto, conformanunidades domsticas amplias, vinculadas segura-mente a un mismo grupo familiar o a una fami-lia ampliada y son consecuencia de un proceso dedensificacin paulatino, que hemos podido docu-mentar en casos concretos9.

    En las siguientes lneas analizaremos en detalle unode los conjuntos estructurales de poca emirallocalizados en el corte 60, el llamado espaciohabitacional 2, intentando mostrar en qu forma elregistro material influye en la interpretacin de losespacios domsticos y facilita su reconstruccinfuncional10. Dicho conjunto est formado porvarias estructuras domsticas de tendenciarectangular o trapezoidal distribuidas en torno aun espacio abierto, que conforman una manzanasituada entre otro complejo domstico al norte (E. H. 1) y el solar de la antigua baslica al sur,ahora definido como un espacio abierto de usoalfarero, al que conduce la calle que flanquea lavivienda por su frente oriental (fig. 1).

    1. EL ESPACIO HABITACIONAL 2

    1.1. ELEMENTOS TCNICOS Y ANLISISFORMAL

    El espacio habitacional 2 se caracteriza por unastcnicas constructivas sencillas que son comunes alresto de las edificaciones domsticas de pocaemiral: dominan los muros de anchura variable11,realizados en mampostera heterognea trabadacon tierra, fragmentos de cermica, teja y algunoscantos, que aprovechan ocasionalmente sillares ybloques escuadrados reempleados o grandes lajascomo refuerzo de paramentos, esquinales y jamba-je lateral de los vanos de acceso.

    En rigor los preparados pavimentales no existen,ya que los suelos consisten en la propia superficiesuelta y arenosa del estrato sobre el que cimientanlos muros, salvo en los lugares donde aflora la roca

    madre que se usa igualmente como piso, tanto delos espacios abiertos como de los cerrados12. En tr-minos generales los suelos de los ambientes techa-dos suelen estar rehundidos respecto al exterior,salvndose la diferencia de cota con el recurso fre-cuente a los umbrales realzados o escalonados;sobre las superficies de uso o circulacin se ubicanlos hogares de arcilla y ladrillos o tejas ligeramenterealzados, en nmero variado, que pueden estardentro o fuera de las estancias13.

    No existen claras evidencias de tejas en los niveles dedestruccin de las cubiertas, por lo que no podemosdescartar el recurso a otros sistemas de cubricinalternativos con materiales perecederos. En este sen-tido es muy frecuente la aparicin de pellas de barrode color naranja con fragmentos de troncos carboni-zados sobre la superficie de abandono de las vivien-das, que podran indicar la existencia de cubiertas deramaje o caizo impermeabilizadas con dichas arci-llas, de morfologa plana o a un agua14.

    Estas sencillas tcnicas constructivas no denotanuna especializacin alta en el tratamiento del mate-rial, ni una excesiva preocupacin por la regulari-dad en la disposicin del aparejo externo, pero esnecesario advertir que su complejidad arquitectni-ca viene determinada no tanto por la tcnica ymorfologa de los materiales empleados cuanto porla solucin formal y la adaptacin al terreno. Laedificacin de este extenso barrio, lejos de ser unacto espontneo, parece consecuencia de una deci-sin planificada, que culmina el proceso previo deexpolio sistemtico, e incluye los trabajos de acon-dicionamiento de las ruinas, entre los que se cuen-tan el aterrazamiento y la construccin demrgenes de contencin, o la nivelacin quepodra explicar el arrasamiento a una misma cotade los muros del edificio palatino15. Ambos proce-sos se constatan en el espacio habitacional estudia-do, donde aprecia la nivelacin de los derrumbes ycolmataciones pertenecientes a la ruina de los dife-rentes edificios de poca visigoda infrapuestos y suaterrazamiento constructivo. De hecho el barrioislmico, al igual que haba ocurrido con el urba-nismo visigodo, se dispuso sobre varias terrazasconstructivas intencionalmente niveladas; en casoque nos ocupa, el espacio habitacional 2 fue erigi-

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

  • 126 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    do sobre la plaza situada entre la baslica y el pala-tium ocupando tambin el extremo meridional dedicho edificio, que qued sellado en el interior dela terraza ms alta por las estancias islmicas 36 y38, construidas encima reutilizando algunos de susmuros como cimiento. Por el contrario, el comple-jo domstico frontero (E. H. 1) se construy a cotams baja sobre el sector septentrional del palatium,que fue explanado y vaciado hasta la propia rocatallada que constitua el suelo visigodo, para cons-truir las viviendas islmicas directamente sobre l(figs. 1 y 2). La diferencia de nivel viene marcada enla estratigrafa por el evidente recorte de la estrati-grafa visigoda entre las dos terrazas y por el desni-vel existente entre ambos complejos domsticos enpoca islmica, delimitado por un margen depiedra que acta a la vez como contencin de laterraza sobre la que se ubica el E. H. 2 y comocierre trasero del E. H. 1, delimitando fsicamenteel linde entre ambas viviendas16.

    Las caractersticas formales del espacio habitacio-nal 2 estn determinadas por su estructura de ten-dencia rectangular, con orientacin este-oeste,compuesta por cinco estancias dispuestas en tornoa un espacio abierto al que delimitan por sus ladosnorte, este y oeste (fig. 2). El frente meridional delcomplejo, incluidos los cerramientos de las estan-cias 33 y 32, apareci alterado por un probableexpolio; no obstante, los indicios estratigrficos yla morfologa del resto de conjuntos documentadospermiten suponer que en el momento de su funcio-namiento dicha estructura estara delimitada por elsur, al igual que ocurre en los espacios habitaciona-les situados al norte del estudiado. En el estadoactual de las investigaciones nos inclinamos a supo-ner que parte del cierre septentrional del aula basi-lical visigoda pudo servir de linde meridional deest complejo en poca islmica, antes de serrobado, como de hecho ocurre con la estancia 32,que es en realidad uno de los vestbulos de acceso ala baslica visigoda17 y que fue igualmente integradoen el conjunto domstico emiral. Creemos puesque el expolio de este lienzo y de parte del cierreoriental de la estancia 33 se debi producir conposterioridad al abandono del complejo domsticoislmico si bien las peculiaridades del depsitoestratigrfico en ese punto, sin potencia y con la

    roca prcticamente en superficie, impiden precisarla fecha del robo.

    En su desarrollo edilicio se observa una sincronaconstructiva para la mayora de las estancias,atestiguada a partir de la estratigrafa y losmateriales documentados (fig. 2). As parece quetanto las dos habitaciones septentrionales (36 y 38)como las occidentales (33 y 37) se edificaroncontemporneamente, configurando al mismotiempo un amplio espacio abierto y articulador quepermita el acceso a cada una de las unidadesconstructivas. Como se ha sealado conanterioridad, el quinto espacio construido (32) era,en cambio, una habitacin reempleada del edificiode culto visigodo, que en consecuencia mantuvo suacceso original orientado en este caso al norte.Finalmente, existe una segunda fase constructivaque tiende a cohesionar el conjunto, definiendo suslmites y enfatizando su privacidad. Al igual que seconstata en el E. H. 1, este ltimo desarrolloarquitectnico afecta especialmente a ladelimitacin de los patios y, en ocasiones, tambinal tabicado interior de ciertas estancias. En el casodel E. H. 2, a esta fase corresponde la ereccin deuna tapia adosada a la estancia 32, que cierra yflanquea el patio por el este, separndolo de la calley definiendo de forma paralela un acceso acodadodesde la calle oriental; contemporneamente seprolonga al norte el muro de contencin de laterraza que hace las veces de trasera y linde con elespacio habitacional 1, definiendo igualmente unacceso occidental acodado, que discurre entre laspropias estancias. De esta forma, en la fase final delcomplejo, el patio se define como el espaciovertebrador de la vivienda y se delimitaespacialmente como un espacio privado yatribuido a la vivienda. Al norte de sta, entre lastraseras de las estancias 36 y 38 y el margen de laterraza que separa esta vivienda de la colindante, sedefine un pequeo callejn que si bien permite lacirculacin perpendicular, debe interpretarse msbien como un espacio de servicio de la propiavivienda que venimos describiendo18.

    El lmite septentrional del complejo domstico yen consecuencia del patio que lo articula, vienemarcado por dos estancias yuxtapuestas (36 y 38),

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

  • 127// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    de planta rectangular y adosadas por su lado mscorto, con un tamao similar19. Ambas presentanmuros de mampostera irregular que traban entres, testimoniando su contemporaneidad, conumbrales abiertos en su fachada meridional. Laestancia oriental 38 (fig. 3) presenta un hogar asen-tado de forma irregular (aproximadamente 80 x 45cm), construido con barro anaranjado a la derechadel vano de acceso, junto al muro sur de la estan-cia, y adosado a una estructura auxiliar que ha sidointerpretada como un depsito de almacenaje ouna tinajera para ubicar un gran contenedor cer-mico20. En el centro de la estancia apareci un capi-tel visigodo invertido de orden corintio conacantos esquematizados21, procedente seguramentedel expolio de la baslica (lm. I), en una prcticade reempleo domstico que se ha constatado igual-mente en viviendas altomedievales de Mrida22.

    De su interior proceden diversos hallazgos cermi-cos relacionados con el uso de la vivienda, en con-creto cuatro recipientes cermicos y un broche decinturn de tipo liriforme D, fechada en la segun-da mitad del siglo VII, en buen estado de conserva-

    cin23. El ajuar cermico est formado por unamarmita M4.1.2 y una orza, halladas en las proxi-midades del hogar, una jarra T11 o T15 y un jarrode forma indeterminada procedentes del otro extre-mo de la habitacin (fig. 3)24. Los hallazgos materia-les, as como la presencia de estructuras de carcterdomstico, definen una estancia destinada a diferen-tes labores privadas, entre las que la funcin culina-ria/calefaccin est atestiguada por la presencia deuna estructura de combustin. De otra parte,aunque los fragmentos de madera carbonizada queaparecieron en los niveles de colmatacin de laestructura pueden pertenecer al sistema de cubri-cin de la estancia, no se descarta que tambinpudiesen ser restos de anaqueles o estructuras desustentacin parietal. Es posible barajar ambashiptesis a partir de los diferentes materiales docu-mentados: as, en el primer caso el capitel invertidopodra interpretarse como el soporte de un puntalo pie derecho, en lugar de cmo asiento o bancoauxiliar, mientras que el uso de anaqueles o estruc-turas para colgar o suspender utillaje domstico delas paredes podra verse reforzado por el hallazgo dealgunas piezas aplastadas in situ, quiz procedentes

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Lm. 1. Nivel de uso de la estancia 38.

  • 128 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    del derrumbe de un eventual sistema de almacena-je. Para ambos casos contamos con la presencia declavos de hierro, elementos que suelen aparecer enlos niveles de colmatacin de las diferentes estanciasy que denotaran el trabajo de carpintera en cual-quiera de sus opciones.

    Por el contrario, la estancia colindante 36 se carac-teriza por una notoria escasez de materiales. Laausencia de estructuras de combustin, as comode elementos vinculados a la produccin de ali-mentos nos impide vincular esta estancia con labo-res culinarias, si bien no descarta su eventual usocomo alcoba o dormitorio. Sin embargo, cabe des-tacar la existencia de un banco-vasar realizado enmampostera en el extremo oeste de la habitacin,de ambigua funcin; puede servir tanto de bancode enseres propios de una alcoba, despensa oambiente destinado al almacenaje, que no han sidodetectados, como constituir el basamento de unaestructura destinada a situar los comederos de algu-nos animales domsticos en un ambiente destinadoal refugio del ganado, si bien carecemos de otrosindicios estratigrficos (composicin de los suelos,vestigios orgnicos y coprolitos, utillaje ganadero,etc.), que refuercen esta posibilidad.

    El frente occidental del patio est flanqueado porotras dos edificaciones rectangulares y yuxtapues-tas, en este caso con una orientacin norte-sur (33y 37), que se comunican con el patio a travs de susfachadas orientales (fig. 4). La estancia 37, la msseptentrional, es una construccin rectangular deescasas dimensiones25 que aporta importante infor-macin a partir de los materiales y estructurasdocumentados durante el proceso de excavacin. Elvano de acceso consiste en un umbral realzado queprobablemente impedira la acumulacin de resi-duos. En su interior existen dos hogares circulares,asentados en placa, de 65 y 80 cm de dimetro res-pectivamente, ubicados uno en una inusual posi-cin centrada frente a la puerta y otro contra lapared, junto al vano de entrada (lm. II), repitiendoas el esquema de disposicin mayoritario de lasestructuras de combustin islmicas26. Su dotacinse completa con un amplio vasar (100 x 76 cm)situado en la esquina noroccidental de la estancia,consistente en una placa de barro rojizo delimitadapor dos lajas de piedra. La abundancia de reas decombustin y su asociacin al vasar configuran unespacio que probablemente fue utilizado comococina, tal y como parecen demostrar los abundan-tes fragmentos seos esparcidos por todo el espa-

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Lm. 2. Hogar de la estancia 37.

  • 129// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    cio, as como los hallazgos cermicos documenta-dos sobre el nivel de uso. Estos ltimos configuranun ajuar integrado por cuatro piezas dispuestas enel espacio comprendido entre ambos hogares y elacceso: una olla del tipo conocido como valencia-no, otra de borde moldurado tpica de los contex-tos emirales del Tolmo, una orza similar a lahallada en la estancia 38 y un jarrito tipo T20.2(fig. 5, 1-4)27.

    La estancia 33 constituye un espacio singular, tantopor su planta trapezoidal, como por sus peculiarescondiciones de conservacin (fig. 4). De esteamplio espacio de tendencia trapezoidal28 adosadopor el sur al ambiente 37, nicamente se haconservado entero el muro septentrional, mientrasque los laterales han sido expoliados en mayor omenor medida, lo que obliga ha reconstruir suestructura a partir de diversos indicios. Comohemos sealado con anterioridad, parte de suesquina suroriental desapareci a consecuencia delos procesos postdeposicionales que afectaron alcerramiento sur de este complejo habitacional yque, en nuestra opinin, debi reaprovechar enparte el antiguo muro del aula basilical de la iglesia,cuyo trazado puede restituirse a partir de algunoselementos conservados29. Uno de los problemasque plantea esta estancia es el de su ingreso, quecreemos debi ubicarse en el muro oriental, deacuerdo a la lgica distributiva de los conjuntosdomsticos estudiados. Esta hiptesis se apoyaadems en un dato objetivo, que permiteinterpretar la limpia interrupcin de su murooriental como una de las jambas del desaparecidoumbral. En posicin afrontada se localiz unadiscontinuidad constructiva del muro occidentalque, en rigor, podra interpretarse igualmente comoun vano secundario. En este punto, el lienzoapareca perdido en su cara interior, conservndoseslo parte del alineamiento exterior, formado conrestos de ajimeces visigodos reempleados en unaestructura estratigrficamente anterior a la viviendaislmica30; esta peculiar disposicin poda debersetanto a una alteracin posterior carente designificado constructivo, como a una accindeliberada conducente a construir un umbralelevado que permitiera el acceso al exterior a travsdel muro occidental. En tal caso y dado que el

    acceso oriental, desde el patio, parece lgico ynecesario, la eventual existencia de otro vanotrasero afrontado sugerira una funcin de trnsitoentre diferentes conjuntos constructivos, que lascaractersticas puramente domsticas de estaestancia estn lejos de apoyar.

    En este sentido la existencia de un gran hogarasentado 145 cm de dimetro junto al cierreseptentrional de la estancia y los abundantescarbones documentados a su alrededor, indicanclaramente el continuado uso domstico de lamisma; dato reforzado por la composicin de suajuar domstico, compuesto por una olla T6.1 tpicaen los registros del yacimiento, un jarrito T20.2 yuna probable jarra procedentes del nivel de uso de laestancia, a ms de un fragmento de tinaja de la serieM10 con refuerzo plstico y un candil vidriado enmelado con piquera corta, un molino de mano y uncuarto de dirham acuado en una fecha imprecisacomprendida entre los aos 844 y 853 d. C.procedentes del nivel de abandono de la estancia.(fig. 5, 5-9; lm. III)31.

    Por ltimo, la estancia 32, el antiguo vestbulobasilical visigodo, se integra tambin en el comple-jo domstico delimitando el patio por su extremo

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Lm. 3. Fragmento de dirham procedente de la estancia 33.

  • 130 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    oriental, sin que se aprecie ninguna estructura decombustin o material arqueolgico en su interior,que permita precisar un uso concreto, ms all deuna funcin complementaria de almacn o guardade animales domsticos. El patio, como el resto delas estancias carece de cualquier tipo de pavimenta-cin, constituyendo en este caso los paquetes deacumulacin de residuos materiales las verdaderassuperficies de paso. Por otra parte, la presencia demolinos de mano ubicados junto al cierre occiden-tal de 32, puede determinar un rea de trabajodentro del propio patio destinado a tal fin.

    1.2. CRONOLOGA CONSTRUCTIVA Y AJUARES

    La cronologa del conjunto arquitectnico es,desde su gnesis, claramente emiral a excepcin dela estructura 32 de ereccin visigoda; su construc-cin sell, al igual que el resto del extenso barriodel que forma parte, los niveles de abandono/des-truccin de los ltimos usos domsticos desarrolla-dos en los ambientes ms reducidos del viejocomplejo episcopal visigodo, toda vez que stehaba perdido su funcin prstina; dichos usoscorresponden estratigrficamente a la primeramitad del siglo VIII, como lo atestiguan adems loshallazgos numismticos asociados32, lo que permitefechar la construccin del barrio no antes de unmomento avanzado de dicha centuria. De otrolado, los materiales aparecidos en los niveles deuso/abandono de todas las estancias del barrio,tanto cermicos como numismticos, correspon-den a un contexto plenamente emiral propio de lasegunda mitad del siglo IX sin alcanzar el califato33.

    Respecto a los hallazgos cermicos, las piezas pro-cedentes de los contextos de uso/abandono de lasestancias de este complejo domstico, al igual quelos ajuares documentados en la mayora de lasviviendas excavadas, corresponden a un ambienteplenamente emiral, similar al documentado en elsudeste de al-Andalus en dicho periodo34 y defini-do en la secuencia material del yacimiento comoHorizonte III35. Centrndonos en el anlisis de lasvajillas procedentes de las estancias 38, 37 y 33 (fig. 6), se observa un predominio de las formas decocina, servicio, contencin y almacenaje demediano y pequeo tamao, frente a los grandes

    contenedores, nicamente representados por unatinaja fragmentada. Los repertorios culinarios estnrepresentados por las ollas a torno en diversas ver-siones, desde la tpica valenciana de cuello acanala-do y cuerpo raspado hasta versiones locales deborde exvasado y moldurado y finas paredes, ytambin por las marmitas de la serie M4, tpicas delsudeste de al-Andalus, modeladas a mano con basesplanas y bordes entrantes. Entre las formas destina-das a la contencin, servicio y almacenaje demediano y pequeo tamao, destacan las orzas sinvidriar con cuerpos a torno muy acanalados, mien-tras que el servicio de mesa est dominado por unade las piezas de servicio ms emblemticas de losrepertorios emirales, el jarrito de cuello cilndricoT20 destinado posiblemente a beber, acompaadopor la jarra de cuello estrecho de las series T11 oT18, segn tamao, apta para el transporte y el ser-vicio de mesa; por fin, se documenta una nicapieza destinada a la iluminacin, un candil de laserie V33, que por morfologa (piquera corta) ytecnologa (cubierta vtrea), corresponde claramen-te a los contextos emirales avanzados que venimosdescribiendo, acordes con la datacin del 844 al853 d. C del cuarto de dirham de cAbd al-RamnII/Muammad I hallado en el nivel de uso de laestancia 33 de este conjunto domstico. Estehallazgo refuerza la datacin propuesta para loscontextos de uso y abandono definitivo de ste yotros complejos domsticos en la segunda mitaddel siglo IX, acorde por otro lado con la incipientedifusin del vidriado monocromo.

    1.3. INTERPRETACIN FUNCIONAL DE LAVIVIENDA

    El anlisis estratigrfico del espacio habitacional 2,en relacin con el resto de los espacios habitaciona-les que conforman el barrio emiral construidosobre el complejo episcopal del Tolmo deMinateda, pone en evidencia que las cinco unida-des de edificacin que lo conforman, junto con elespacio abierto en torno al cual se disponen,forman, en rigor, un complejo agregado que debeser interpretado como una misma unidad domsti-ca en un sentido funcional, esto es, como una nicacasa36. Desde esta perspectiva, cada una de las cincounidades de edificacin cubiertas (38, 36, 37, 33 y32) debe ser interpretada como una estancia o habi-

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

  • 131// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    tacin de la propia vivienda, mientras que elamplio ambiente central (157) constituye en tantoque espacio delimitado y descubierto el patio de lacasa y verdadero eje articulador de la misma (fig. 7).Es indudable que los distintos ambientes documen-tados pueden tener mltiples funciones y de hechoes frecuente insistir en el carcter polivalente de lasestancias domsticas altomedievales, pero sin des-cartar tal eventualidad, creemos que las diferenciasentre unas y otras permiten explicar sus distintosrangos funcionales.

    El primer rasgo discriminante lo constituye laausencia/presencia de un hogar como elementonuclear de la estancia; por hogar se entiende el lugardonde se hace la lumbre y, por extensin, laestructura construida para tal fin donde seproduce la combustin, aunque su sentido est tanvinculado al mbito domstico que la palabradesigna igualmente en castellano la casa y la familiaque la habita. En la vivienda estudiada slo aparecenhogares en tres estancias: la 38 al norte y las 33 y 37al oeste (en este ltimo caso en nmero doble),siempre realizados con placas de arcilla anaranjada,cuya costra superficial aparece a menudoennegrecida y agrietada por la accin del fuego. Sesitan generalmente en la mitad derecha de laestancia, junto al muro longitudinal donde se abre lapuerta37 o en el muro corto de ese mismo lado,buscando siempre la privacidad implcita en el girolateral. En dos ocasiones 37 y 38 los hogares vanasociados a otras estructuras domsticas auxiliares,generalmente esquineras, que han sido identificadasrespectivamente como vasar poyo o banco de barropara disponer objetos y tinajera estructura paraencajar una tinaja, si bien dicha forma no ha sidohallada en los repertorios de la estancia38. Ladisposicin prxima a estas estructuras derecipientes empleados en la elaboracin y coccinde alimentos, tales como ollas, marmitas y orzas,sugieren que estas estancias pudieron ser empleadascomo cocinas, frente a otros espacios carentes dehogar, si bien conviene recordar que los hogares notienen porque estar exclusivamente vinculados alabores culinarias ya que tambin caldean eiluminan el espacio domstico.

    No obstante, creemos que puede y debeestablecerse una diferencia entre la ms pequea de

    las tres estancias con estructuras de combustin (la37) y las ms grandes (38 y 33). La primera es conmucho la pieza ms reducida de la unidaddomstica, con apenas una superficie til de 6 m2,y contiene dos hogares uno de ellos situado frentea la puerta a ms del vasar, mientras que las otrasdos son mucho ms grandes con superficies queoscilan entre 15 y 20 m2 y slo disponen de unhogar en uno de sus extremos, dejando un amplioespacio susceptible de albergar funcionespolivalentes, que resulta difcil concebir en elreducido y saturado espacio de la estancia 37. Detal modo, la habitacin 37 parece constituir unaverdadera cocina, en donde las estructuras halladasen su interior ocupan gran parte de la superficie yse destinan nicamente a la elaboracin y coccinde alimentos, sin otras eventuales funciones. Por elcontrario las estancias 38 y 33 parecen ser clarosespacios domsticos polivalentes, que definen portamao y estructura dos ambientes internos nocompartimentados fsicamente: el prximo alhogar, como estructura de combustin ycalefaccin que puede acoger funciones culinarias,y el opuesto, destinado al reposo u otrasactividades domsticas y artesanales.

    Un problema distinto plantean las dos estanciasque carecen de hogar y que a su vez presentan dife-rencias entre s. La estancia 36 es morfolgicamen-te similar a la 38, con la que linda, y apareci vacacon la nica presencia de un banco-vasar, queadmite variadas interpretaciones segn el uso quese le d al espacio. En principio podra servir comorea de almacenamiento y despensa, lo que noimpide su eventual uso como alcoba o dormitorio,o incluso funcionar como establo o lugar cubiertodonde guarecer animales domsticos39. Por el con-trario, la estancia 32, de origen visigodo, parecedestinarse nica y exclusivamente al almacenaje deenseres o la guarda de animales, como se desprendede la inusual amplitud y orientacin de su ingreso,que mantiene, sin modificaciones, el vano abiertoal norte de la antigua entrada monumental a labaslica visigoda.

    El anlisis de las unidades domsticas emirales delbarrio permite constatar una marcada preferenciapor construir las estancias principales cocinas, des-pensas y alcobas en los flancos septentrional y

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

  • 132 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    occidental de los patios, situando las puertas en losmuros meridionales y orientales de las mismas, quese definen as como fachadas principales de la partede la casa destinada a ser habitada por las personas.De hecho, al igual que ocurra en las casas berbe-res tradicionales de la Kabylia40, se constata que enocasiones el patio de la vivienda as definida, secierra del lado opuesto a las fachadas principaleseste o sur por el dorso de las estancias igualmen-te principales de la casa vecina, orientadas ellasmismas hacia el este41 o hacia el sur42. En consecuen-cia, las escasas dependencias que abren hacia elnorte, como es el caso de la estancia 32 en la casaque venimos analizando, o hacia el oeste, comoocurre en la estancia 138 que reproduce la mismasituacin en la vivienda colindante (fig. 2), carecende hogar y parecen destinarse a funciones distintasdel alojamiento humano43.

    Lo que hemos considerado funcionalmente el patiode la vivienda es, en rigor, un amplio recinto, cuyoscontornos se definen por la propia disposicin delas estancias que conforman la casa y por las tapiasaadidas en su ltima fase constructiva. La conti-nuacin del alineamiento de la terraza septentrionaly el flanqueo de la calle oriental por medio de unacerca, contribuyeron a delimitar con mayor preci-sin el espacio abierto vinculado a la casa y a defi-nir sus accesos desde el exterior; de esta forma, elacceso principal se establece por un amplio vanoquiz delimitado por una cerca de madera abier-to a la calle oriental, que permite acceder directa-mente a la estancia que pudo hacer las veces deestablo (32), y de forma acodada al propio patio yal resto de las dependencias, segregando as el espa-cio privado propiamente domstico. Existe tam-bin un ingreso secundario desde un espacio abiertosituado a occidente, que permite acceder al patio deforma igualmente acodada por el estrecho callejnmedianero entre las estancias 37 y 33 (fig. 8).

    El amplio espacio abierto constituye el verdaderoepicentro de la vivienda y albergara con toda pro-babilidad diversas funciones y actividades produc-tivas y artesanales vinculadas con el entornodomstico, como por ejemplo la molienda (moli-nos de mano), elaboracin de alimentos, actividadtextil, o cra de animales, ya sea para el uso agrco-

    la (mulas y asnos) o para la alimentacin (aves, cor-deros y cabras).

    2. ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA ESPE-CIALIZACIN FUNCIONAL DE LOS ESPACIOSDOMSTICOS ISLMICOS TEMPRANOS

    A la luz del anlisis del espacio habitacional que nosocupa, creemos necesario abordar el problema de lamorfologa y la interpretacin funcional de lasviviendas islmicas tempranas. Alfonso Vigil-Escalera44 ha planteado la coexistencia de dos mode-los domsticos principales que se repiten de formaregular en diferentes yacimientos altomedievales: deun lado, la unidad de edificacin de planta rectangu-lar (EPR), a veces con divisin interna y con fre-cuente recurso a la yuxtaposicin, con la quepropone relacionar las unidades domsticas de lossiglos VII a IX del Tolmo entre otros muchos yaci-mientos altomedievales, y que en fondo y formacorresponde al modelo monocelular de casa simplecon una sola habitacin rectangular y funcin ml-tiple, distribuida de forma anrquica en torno aespacios abiertos, definida por A. Bazzana45. Deotro, la unidad de edificacin de planta compleja(EPC) con tres o cuatro ambientes diferenciados(uno alargado y estrecho cerrando generalmenteuno de los lados) y una posible especializacin fun-cional de los mismos, que anunciara, aunque elautor no lo trate, los modelos de casa islmica carac-terizada por la segregacin funcional de los espaciosdomsticos (fig. 10.1). Esta interesante modelizacinfue planteada a partir de ejemplos fundamentalmen-te rurales, que correspondan a las categorizacionesarqueolgicas de asentamiento disperso y agrega-do formuladas por el mismo autor46.

    No obstante, como advertimos en un trabajo recien-te47, la realidad puede ser an ms compleja en elcaso de las ocupaciones continuadas, que muestranunos patrones de residencia cohesionados y estables,propios de los asentamientos concentrados tantourbanos como rurales; en estos casos la foto fija desu trama urbana final puede difuminar las implica-ciones sociales y econmicas de ciertos procesosespecficos de agregacin entendiendo por tal lacohesin de las estructuras domsticas, que sugie-ren la posible transformacin diacrnica de unos

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

  • 133// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    modelos en otros. As ocurre en el Tolmo, donde sereconoce estratigrficamente un paulatino procesode agregacin espacial, con yuxtaposicin y/o aso-ciacin de varias unidades rectangulares sencillas,que culmina con la demarcacin fsica de los espa-cios abiertos privados, concebidos ya como patios.

    En el ejemplo de la casa 2, que hemos analizadopormenorizadamente, el proceso es sencillo y seresuelve nicamente en dos fases (fig. 2), pero enotros casos como el de la casa 1, el proceso se revelamucho ms complejo e ilustra claramente laconfiguracin de una vivienda de planta compleja,a partir de una estructura monocelular ypolivalente (102). Esta ltima vivienda ilustratambin el desenlace del proceso de segregacinfuncional que se intua en ciertas habitaciones decarcter polivalente (como las 38 y 33 de la casa 2),y que en el caso de la gran estancia nuclear de la casa1 (102), se materializa con la tabicacin interna quesepara el rea culinaria (135) del aposento o sala(134), en una anticipacin de lo que ser la alcoba odormitorio de la casa islmica (fig. 9).

    En consecuencia, el anlisis diacrnico y funcionalde ciertas estructuras domsticas emirales delTolmo de Minateda abre nuevas perspectivas deinvestigacin y nos permite plantear algunas consi-deraciones sobre la especializacin funcional de lavivienda islmica temprana, que expondremos amodo de conclusin:

    1.El modelo de unidad domstica constatado en elTolmo durante el emirato no se ajusta al esquemamonocelular clsico ni al modelo de unidad de edi-ficacin de planta rectangular (EPR), propuestopor A. Vigil-Escalera. Ms bien ilustra el procesode transicin hacia un modelo estructural demayor complejidad, basado en la agregacin devarias estancias rectangulares en torno a un espacioabierto de grandes dimensiones, que constituye elelemento vertebrador de la casa; al mismo tiempointroduce un patrn claro en cuanto a la distribu-cin interna de las diferentes dependencias y espa-cios que conforman cada vivienda: cocina y alcoba(en una nica estancia, en una nica estancia tabi-cada internamente o en dos estancias yuxtapues-tas), despensa, almacn, establo, etc.

    2.Dicho proceso puede evidenciar no slo la espe-cializacin funcional de los diversos ambientes(residencia y reposo, transformacin de alimen-tos, almacenaje, actividad ganadera y artesanal,etc.) sino tambin una relativa segmentacinsocial, al reconocerse ms de un hogar dentrode cada casa. Desde esta perspectiva, cada una delas estancias con rea de combustin podrainterpretarse como la vivienda concreta deotras tantas unidades familiares reducidas porejemplo abuelos, padres con hijos solteros ehijos casados a su vez con descendencia propiadentro del grupo familiar extenso al que perte-nece la unidad domstica compleja en su con-junto y que puede compartir ciertos espacioscomunes, como son el patio, las despensas yalmacenes familiares, el establo, y al menos en elcaso de la casa 2 una cocina comn, ms all delpropio hogar de cada vivienda.

    3.Aunque el esquema propuesto anticipa la separa-cin de ciertas funciones domsticas, sobre todola de cocina y la de aposento o sala, con tmidosindicios de la segregacin de un espacio destina-do especficamente al reposo (alcoba), est lejostodava del modelo de viviendas plenamenteislmicas, con crujas en torno al patio48, carac-terizado por la aparicin de las funciones espe-cficas de zagun en recodo, alcobas y letrina,que caracteriza las sociedades islamizadas entodo el Mediterrneo. En el caso de al-Andalus,dicho modelo aparece a mediados del siglo IX enyacimientos urbanos como Pechina49 yCrdoba50, donde se consolida en poca califalsin discriminar todava un espacio propio yexclusivo para las actividades culinarias51.Nuestro esquema, tal y como ocurra con elurbanismo visigodo con el que guarda una estre-cha relacin52, encuentra parangn en otros asen-tamientos islmicos de cronologa variada, queproceden mayoritariamente del mbito rural; esel caso de los poblados castellonenses de MonteMollet, El Salando o Miravet53, la alquera deAlcaria Longa, en las proximidades de Mrtola54

    y sobre todo el Castillo de Peaflor en Jan55,junto con algunos edificios de Vascos en Toledo,en especial la primera fase del edificio A56

    (fig. 10).

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

  • 134 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Fig. 1. Plano general del Corte 60 con las fases emirales. En la esquina superior izquierda plano del uso visigodo correspondiente al complejo episcopal.

    Restituido

    Primera fase

    Segunda fase

  • 135// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Restituido

    Primera fase

    Segunda fase

    Fig. 2. Planta y fases de uso de los Espacios habitacionales 1 y 2.

  • 136 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Fig. 3. Planta de uso de la estancia 38 con los materiales y estructuras asociados.

  • 137// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Fig. 4. Planta de uso de la estancia 33 con los materiales y estructuras asociados.

  • 138 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Fig. 5. Formas documentadas en los niveles de uso y abandono de las estancias 37 (1-4) y 33 (5-9).

  • 139// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Fig. 6. Cuadro de sntesis de los tipos cermicos documentados en el E. H. 2.

    COCINA(MARMITA/OLLA)

    CONTENCINY ALMACENAJE

    (TINAJA)

    CONTENCINY ALMACENAJE

    (ORZA)

    TRANSPORTE Y SERVICIO DE MESA

    (JARRA)

    SERVICIO DE MESA

    (JARRO)

    ILUMINACIN

    (CANDIL)

  • 140 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Fig. 7. Interpretacin funcional de la casa 2.

  • 141// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Fig. 8. Organizacin urbanstica de las casas 1 y 2.

  • 142 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Fig. 9. Evolucin constructiva de la casa 1.

  • 143// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    Fig. 10. Comparacin de diversas estructuras domsticas. 1. Gzquez (elaborado a partir de VIGIL-ESCALERA 2003, p. 288, fig, 1); 2. Peaflor(SALVATIERRA CUENCA et alii 2000, p. 62, fig. 12); 3. Vascos (IZQUIERDO BENITO 1994, p. 12, fig. 3); 4. Alcaria Longa (BOONE, 1996); 5. Bana-

    Pechina (CASTILLO y MARTNEZ 1990, p. 121, fig. 5); 6. Arrabal occidental de Crdoba (CNOVAS et alii, 2008, p. 206, casa 1).

  • 144 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    BIBLIOGRAFA

    ABAD CASAL, L., CNOVAS GUILLN, P., GAMOPARRAS, B., y GUTIRREZ LLORET, S. (2007):El complejo episcopal de Eio (el Tolmo deMinateda, Albacete). ltimas aportacionesarqueolgicas, Arqueologa de Castilla-LaMancha. Actas de las I Jornadas (Cuenca, 2005),Cuenca, pp. 171-185.

    ABAD CASAL, L., GUTIRREZ LLORET, S. y GAMOPARRAS, B. (2000): La baslica y el baptisteriodel Tolmo de Minateda (Helln, Albacete),Archivo Espaol de Arqueologa, 73, pp. 193-221.

    ACIN ALMANSA, M. (2001): La formacin deltejido urbano en al-Andalus, La ciudad medie-val: de la casa al tejido urbano. Actas del primerCurso de Historia y Urbanismo Medieval orga-nizado por la Universidad de Castilla-LaMancha, J. PASSINI (coord.), Universidad deCastilla-La Mancha, Cuenca, pp. 11-32.

    AMAMRA, A.-A., y FENTRESS, E. (1990): Stif :volution dun quartier, La casa hispano-musulmana. Aportaciones de la arqueologa. Lamaison hispano-musulmane. Apports delArchologie, Granada, pp. 163-76.

    ALBA CALZADO, M. (2002): Datos para la recons-truccin diacrnica del paisaje urbano deEmrita: las calles porticadas desde la etaparomana a la visigoda, Excavaciones arqueolgi-cas en Mrida. Memoria 2000, 6, pp. 371-396.

    ALBA, M. (2005): La vivienda en Emrita durantela antigedad tarda: propuesta de un modelopara Hispania, Les ciutats tardoantiguesdHispania: cristianizacin i topografa, VIReuni dArqueologia Cristiana Hispnica,Barcelona, pp. 121-52.

    ALBA, M. (2007): Diacrona de la vivienda seo-rial de Emerita (Lusitania, Hispania): desde lasDomus altoimperiales y tardoantiguas a lasresidencias palaciales omeyas (siglos I-IX),Archeologia e Societ tra Tardo Antico e AltoMedioevo, G. P. BROGIOLO y A. CHAVARRIAARNAU (eds.), Documenti di Archeologia, 44,pp. 163-192.

    BAZZANA, A. (1992) : Maisons d'al-Andalus.Habitat mdival et structures du peuplementdans l'Espagne orientale, Madrid.

    BOONE, J. L. (1996): Uma sociedade tribal noBaixo Alentejo medieval?, Arqueologia medie-val [Mrtola], 4, pp. 25-36.

    BOURDIEU, P. (1972) : La maison ou le monderenvers, Esquisse dune thorie de la pratiqueprcde de trois tudes dethnologie kabyle,Genve, pp. 45-69.

    CNOVAS GUILLN, P. (2005): El material cermicode construccin de la Antigedad y la Alta EdadMedia: la baslica del Tolmo de Minateda, I.E.A,Albacete.

    CNOVAS UBERA, A., CASTRO DEL RO, E. yMORENO ALMENARA, M. (2008): Anlisis delos espacios domsticos en un sector de losarrabales occidentales de Qurtba, AnAAC, 1,Crdoba, pp. 201-220.

    CAAVATE CASTEJN, V. (2008 a): Estructurasdomsticas de poca medieval en el sureste penin-sular: el Tolmo de Minateda (Helln, Albacete),IEA, Albacete.

    CAAVATE CASTEJN, V. (2008 b): La aplicacinde anlisis arqueotectnicos en la arquitecturadomstica emiral del Tolmo de Minateda(Helln, Albacete), Lucentum, XXVII, pp. 121-130.

    CASAL GARCA, T. (2008): Caractersticas generalesdel urbanismo cordobs de la primera etapaemiral: el arrabal de Saqunda, Anejos de Analesde Arqueologa Cordobesa [Crdoba], 1, pp. 109-134.

    CASTILLO GALDEANO, F. y MARTNEZ MADRID, R.(1990): La vivienda hispanomusulmana enBana, La casa hispanomusulmana.Aportaciones de la Arqueologa. La maison his-pano-musulmane. Apports de lArchologie,Granada, pp. 111-128.

    DOMNECH BELDA, C. y GUTIRREZ LLORET, S.(2006): Viejas y nuevas monedas en la ciudademiral de Madnat Iyyuh (El Tolmo deMinateda, Helln, Albacete), Al-Qanara,XXVII 2, pp. 337-374.

    FENTRESS, E. (1987): The house of the prophet:North African Islamic Housing, ArcheologiaMedievale, 14, pp. 47-68.

    GAMO PARRAS, B. (2002): Piezas de cinturn alto-medievales del Tolmo de Minateda. Apuntespara su datacin a partir del registro estratigr-fico, II Congreso de Historia de Albacete(Albacete, noviembre 2000), IEA, t. I, Albacete,pp. 301-306.

    GUTIRREZ LLORET, S. (1996): La Cora de Tudmr:de la antigedad tarda al mundo islmico,Collection de la Casa de Velzquez 57,Madrid-Alicante.

    GUTIRREZ LLORET, S. (1999): La cermicaemiral de Madnat Iyih (el Tolmo de Minateda,Helln, Albacete). Una primera aproxima-cin, Arqueologa y Territorio Medieval [Jan],6, pp. 71-111.

    GUTIRREZ LLORET, S. (2000 a): La identifica-cin de Madnat Iyih y su relacin con la sedeepiscopal Elotana. Nuevas perspectivas sobreviejos problemas", Scripta in Honorem E. A.Llobregat, Alicante, pp. 481-501.

    GUTIRREZ LLORET, S. (2000 b): El espaciodomstico altomedieval del Tolmo deMinateda (Helln, Albacete), entre el mbitourbano y el rural, Castrum 6. Maisons et espa-

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

  • 145// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    ces domestiques dans le monde mditerranen auMoyen ge, CEFR 105/6-CCV 72, Roma-Madrid, pp. 151-164.

    GUTIRREZ LLORET, S. (2002): De espacio reli-gioso a espacio profano: transformacin delrea urbana de la baslica del Tolmo deMinateda (Helln, Albacete) en barrio islmi-co, IIo Congreso de Historia de Albacete(Albacete, noviembre del 2000), IEA, t. 1,Albacete, pp. 307-310.

    GUTIRREZ LLORET, S. (2007): La islamizacinde Tudmir: balance y perspectivas, Villa II.Villes et campagnes de Tarraconaise et dal-Andalus (VIe-XIe sicles) : la transition, Ph. SNAC(ed.), tudes mdivales ibriques, Toulouse,pp. 275-318.

    GUTIRREZ LLORET, S. (2008): Madnat Iyyuh yla destruccin del espacio urbano en la AltaEdad Media, Castrum 8. Le chteau et la ville.Espaces et rseaux (VIe-XIIIe sicle), P. CRESSIER(ed.), Collection de la Casa de Velzquez 108,Madrid, pp. 199-222.

    GUTIRREZ LLORET, S., ABAD CASAL, L. y GAMOPARRAS, B. (2004): La iglesia visigoda de ElTolmo de Minateda (Helln, Albacete),Sacralidad y Arqueologa. Thilo Ulbert zum 65Geburtstag am Juni 2004 gewidmet (J. MBLZQUEZ y A. GONZLEZ BLANCO, eds.)apud Antigedad y Cristianismo [Murcia],XXI, pp. 137-170.

    GUTIRREZ LLORET, S., ABAD CASAL, L. y GAMOPARRAS, B. (2005): Eio, Iyyuh y el Tolmo deMinateda (Helln, Albacete): de sede episcopala madna islmica, Les ciutats tardoantiguesdHispania: cristianitzaci i topografia, Institutd'Estudis Catalans, VI Reuni dArqueologaCristiana Hispnica (Valencia, 2003), Barcelona,pp. 345-368.

    GUTIRREZ LLORET, S. y CNOVAS GUILLN, P.(2009): Construyendo el siglo VII: arquitectu-ras y sistemas constructivos en el Tolmo deMinateda, El siglo VII frente al siglo VII.Arquitectura, Anejos de Archivo espaol deArqueologa, XLVIII, Madrid, pp. 91-131.

    GUTIRREZ LLORET, S., GAMO PARRAS, B. yAMORS RUIZ, V. (2003): Los contextos cer-micos altomedievales del Tolmo de Minateda yla cermica altomedieval en el sureste de laPennsula Ibrica, en L. CABALLERO, P.MATEOS y M. RETUERCE (eds.), Cermicas tar-dorromanas y altomedievales en la PennsulaIbrica: ruptura y continuidad (II Simposio deArqueologa, Mrida 2001), Anejos de Archivoespaol de Arqueologa, XXVIII, Madrid, pp. 119-168.

    GUTIRREZ LLORET, S. y SARABIA BAUTISTA, J.(2007): El problema de la escultura decorativavisigoda en el sudeste a la luz del Tolmo de

    Minateda: distribucin, tipologas funcionalesy talleres, Escultura decorativa tardorromana yaltomedieval en la Pennsula ibrica, Anejos deArchivo espaol de Arqueologa, XLI, Madrid,pp. 301-344.

    IZQUIERDO BENITO, R. (1990): La vivienda en laciudad hispanomusulmana de Vascos (Toledo).Estudio arqueolgico, La casa hispano-musul-mana. Aportaciones de la arqueologa. Lamaison hispano-musulmane. Apports delArchologie, Granada, pp. 147-162.

    IZQUIERDO BENITO, R. (1994): Ciudad hispanomu-sulmana Vascos. Navalmoralejo (Toledo).Campaas 1983-1988, Patrimonio Histrico,Arqueologa, Castilla-La Mancha.

    NAVARRO PALAZN, J. (1990): La casa andalusen Siyasa: ensayo para una clasificacin tipol-gica, La casa hispano-musulmana. Aportacionesde la arqueologa. La maison hispano-musulma-ne. Apports de lArchologie, Granada, pp. 177-198.

    POZO MARTNEZ, I. (2000): La alquera islmicade Villa Vieja (Calasparra, Murcia) Castrum6. Maisons et espaces domestiques dans le mondeMditerranen au Moyen ge, CEFR 105/6-CCV 72, Roma-Madrid, pp. 165-175.

    SALVATIERRA CUENCA, V. y CASTILLOARMENTEROS, J. C. (2000): Los asentamientosemirales de Peaflor y Miguelico. El poblamientohispano-musulmn de Andaluca oriental. LaCampia de Jan (1987-1992), Jan.

    SARABIA BAUTISTA, J. (2003): Los elementos arqui-tectnicos ornamentales en el Tolmo de Minateda(Helln, Albacete), IEA, Albacete.

    SARABIA BAUTISTA, J. (2008): El aprovisionamien-to de materiales para la construccin deambientes domsticos de poca emiral: elreempleo de ornamentos en el Tolmo deMinateda, Lucentum, XXVII, pp. 131-39.

    VIGIL-ESCALERA GUIRADO, A. (2000): Cabaasde poca visigoda: evidencias arqueolgicas delsur de Madrid. Tipologa, elementos de data-cin y discusin, Anejos de Archivo espaol deArqueologa, LXXIII, pp. 223-252.

    VIGIL-ESCALERA GUIRADO, A. (2003):Arquitectura de tierra, piedra y madera enMadrid (ss. V-IX d. C.). Variables materiales,consideraciones sociales, Arqueologa de laArquitectura, 2, pp. 287-291.

    VIGIL-ESCALERA GUIRADO, A. (2006 a): Elmodelo de poblamiento rural en la Meseta yalgunas cuestiones de visibilidad arqueolgi-ca, Gallia e Hispania en el contexto de la pre-sencia germnica (ss. V-VII), BritishArchaeological Reports, International Series,1534, pp. 89-108.

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

  • 146 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    VIGIL-ESCALERA GUIRADO, A. (2006 b):Primeros pasos hacia el anlisis de la organi-zacin interna de los asentamientos rurales depoca visigoda, La investigacin arqueolgicade la poca visigoda en la comunidad de Madrid,Zona Arqueolgica 8, vol. II, Alcal deHenares, pp. 366-373.

    Notas

    1 Este artculo se ha realizado en el marco del proyecto deinvestigacin HAR2009-11441, Lectura arqueolgica del usosocial del espacio. Anlisis transversal de la Protohistoria alMedievo en el Mediterrneo Occidental, del Ministerio deCiencia e Innovacin.

    2 El yacimiento altomedieval del Tolmo de Minateda ha sidoidentificado con la clebre Madnat Iyyuh mencionada en elPacto de Teodomiro del ao 713, probable trasunto de la sedeepiscopal visigoda de Eio creada por la monarqua visigoda enlos umbrales del siglo VII, y se ha relacionado igualmente conla ciudad del mismo nombre destruida segn las fuentes rabestras la fundacin de Murcia (GUTIRREZ LLORET 2000 a; ID. 2007; GUTIRREZ LLORET, ABAD CASAL y GAMO PARRAS2005).

    3 S se han producido obviamente alteraciones postdeposicio-nales concretas posteriores al despoblamiento, a consecuenciadel expolio de material constructivo o de la bsqueda de vesti-gios arqueolgicos en pocas ms recientes.

    4 Sobre la baslica y su baptisterio puede verse: ABAD CASAL,GUTIRREZ LLORET y GAMO PARRAS 2000; GUTIRREZ LLORET,ABAD CASAL y GAMO PARRAS 2004. Sobre la arquitectura delcomplejo y su interpretacin funcional: GUTIRREZ LLORET yCNOVAS GUILLN 2009.

    5 Una primera referencia a dichas transformaciones en la bas-lica puede verse en S. GUTIRREZ LLORET (2002), mientras queuna propuesta grfica de la transformacin de la zona monu-mental en su conjunto ha sido planteada por V. CAAVATE(2008 b, p. 124, fig. 3). En concreto se han constatado usosdomsticos del siglo VIII en el sacrarium, la habitacin aneja albaptisterio y el propio baptisterio en el caso de la baslica(GUTIRREZ LLORET, GAMO PARRAS y AMORS RUIZ 2003,pp. 140 ss), as como en diversas dependencias menores delpalatium (GUTIRREZ LLORET y CNOVAS GUILLN 2009, p. 102, fig. 5; SARABIA BAUTISTA 2008, p. 133, fig. 2), todosellos relacionados con niveles de pavimentacin en tierrabatida y vinculados a materiales cermicos e incluso hallazgosmonetales de mediados del siglo VIII (DOMNECH BELDA yGUTIRREZ LLORET 2006).

    6 BAZZANA 1992, pp. 164 ss.

    7 GUTIRREZ LLORET y CNOVAS GUILLN 2009, p. 99.

    8 CAAVATE CASTEJN 2008, p. 125.

    9 GUTIRREZ LLORET 2008, p. 215; ID. 2007, pp. 295 y 311:fig. 2.

    10 La denominacin espacio habitacional fue adoptada porel equipo de investigacin como herramienta de trabajo paradesignar cada uno de los complejos conformados por diversasestructuras arquitectnicas -tanto aisladas como yuxtapuestas ocontiguas- que pueden identificarse como unidades domsticasamplias en un sentido funcional.

    11 Los muros perimetrales pueden alcanzar los 50 60 cm

    mientras que los tabiques interiores pueden ser algo msestrechos.

    12 Esta ausencia de suelos realizados ex profeso podra darlugar al uso de esteras de esparto en algunas zonas o ambientesde las viviendas, siendo el trabajo de esta fibra muy relevanteen la zona desde poca prerromana. Se han hallado restos deesparto tejido (pleita) en algunas viviendas emirales de la partebaja de la ciudad.

    13 CAAVATE CASTEJN 2008, pp. 107 ss.

    14 A pesar de su escasez en los niveles emirales, no puede des-cartarse definitivamente el empleo de mbrices cuya producciny uso se atestigua en el complejo monumental visigodo, puestoque el reciclado de ese tipo de material es una prctica constata-da y frecuente en la antigedad y toda la superficie del Tolmopresenta numerosas huellas de la actividades de expolio.

    15 GUTIRREZ LLORET 2007, p. 292.

    16 Este linde fue construido en dos fases ya que su tramooriental, que constituye en rigor el cierre de la estancia 138 delE. H. 1 fue levantado al mismo tiempo que sta, mientras quelos dos tramos alineados hacia el oeste se erigieron en unmomento posterior y contemporneo a la ereccin de losotros muros de delimitacin de los patios en ambos complejosdomsticos.

    17 En origen este espacio constitua una de las entradas privi-legiadas y monumentales de la iglesia visigoda desde el norte,dando acceso directo al sanctuarium. desde el exterior.

    18 En rigor se trata de un espacio muerto de servicio situadoen las traseras de las estancias 36 y 38 que permite circular per-pendicularmente, pero la morfologa del grupo domsticoenfatiza su privacidad y permite sugerir un uso mltiple(leera, almacn de aperos o desperdicios, etc.) restringido algrupo familiar que habita la vivienda.

    19 Ambas construcciones poseen unas medidas similares (6 x 4 m), con una superficie til aproximada de 24 m2.

    20 Se trata de un espacio cerrado y hueco adosado a la esquinade la habitacin, delimitado por con dos lajas trabadas conbarro anaranjado y otra ms dispuesta en la base (CAAVATECASTEJN 2008, p. 245).

    21 SARABIA BAUTISTA 2003, pp. 37-39; GUTIRREZ LLORET ySARABIA BAUTISTA 2007, pp. 303-304.

    22 En esta ciudad es frecuente la reutilizacin de tambores ycapiteles procedentes de los prticos romanos para menesteresdomsticos como asientos, morteros, poyetes, etc. en ambientesvisigodos (ALBA CALZADO 2002, p. 388; ALBA CALZADO 2005,pp. 135 y 138, figs. 8 y 11).

    23 GAMO PARRAS 2002, p. 304; GUTIRREZ LLORET 2007, p. 304.

    24 Para la identificacin de las formas emirales se remite a latipologa de S. GUTIRREZ LLORET (1996, pp. 68-137) salvoque se haga explcita otra referencia morfolgica. Sobre estosmateriales del Tolmo de Minateda en el contexto de su hori-zonte cronolgico debe verse S. GUTIRREZ LLORET, B. GAMOPARRAS y V. AMORS RUIZ (2003, p. 150, fig. 20, 1-3).

    25 La estancia tiene 2 m x 3 m, con una superficie til aproxi-mada de 6 m2.

    26 Es el caso de los GGUU 38, 68, 71, 101 y 102 en el Corte60, y de los GGUU 4 y 5 en el Corte 70 (CAAVATECASTEJN 2008).

    27 GUTIRREZ LLORET, GAMO PARRAS y AMORS RUIZ 2003,p. 150, fig. 20, 4-6.

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

  • 147// 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDA

    28 La estancia tiene una superficie til estimada a partir de lareconstruccin de unos 20 m2.

    29 Del trazado del muro visigodo se han conservado en concre-to tres grandes bloques correspondientes a la cimentacin de lapuerta lateral norte de la baslica, con restos de sus mochetas,indicios de cimentaciones, improntas de arranque y recortes enla roca, a ms de la jamba derecha de la puerta de comunicacinentre el aula y el vestbulo monumental visigodo, que fue reem-pleado en la vivienda islmica (estancia 32). Creemos que enpoca islmica se reaprovech o recreci parte de este lienzocomo cierre meridional del conjunto domstico islmico,tapiando seguramente las puertas del edificio visigodo ahoracarentes de sentido. Esta prctica de reaprovechamiento median-te recrecidos de los muros perimetrales de la iglesia visigoda seha documentado igualmente en su frente sur, en los espacioshabitacionales 5 y 6 (fig. 1), al igual que se constata en el casode los muros del palatium en las estancias 36 y 38 de estemismo complejo habitacional. En nuestra opinin, expoliosposteriores hicieron desaparecer no slo el cerramiento meridio-nal de la estancia 33 sino tambin parte de su muro oriental.

    30 Esta singular estructura consiste en un alineamiento de msde seis ventanas monolticas procedentes del expolio de los edifi-cios monumentales visigodos, que ha sido relacionado con lasrepavientaciones de ciertos ambientes del complejo episcopal enel siglo VIII y previos a la planificacin en extenso del arrabalemiral (SARABIA BAUTISTA 2008, p. 134).

    31 El fragmento conserva la parte de la fecha correspondientea las decenas y las centenas, careciendo de las unidades, lo quese traduce en una fecha de acuacin indeterminada en ladcada de los 30 del siglo III de la hgira, dcada en la que seprodujo el cambio de gobierno de cAbd al-Ramn II aMuammad I (DOMNECH BELDA y GUTIRREZ LLORET 2006,pp. 360-361). Sobre el ajuar cermico en su conjunto y su data-cin puede verse S. GUTIRREZ LLORET, B. GAMO PARRAS yV. AMORS RUIZ (2003, p. 150, fig. 21, 1-5).

    32 En uno de los suelos correspondientes a estas reutilizacio-nes domsticas del palatium visigodo apareci un fals arcaicode posible procedencia africana, al tiempo que en la construc-cin de otra vivienda islmica correspondiente al espacio habi-tacional 5, al sur de la baslica, se cort un estrato quecontena otro fals de leyendas religiosas morfolgicamente atri-buido al siglo VIII o, a lo sumo, primera mitad del IX(GUTIRREZ LLORET 2007, p. 213; DOMNECH BELDA yGUTIRREZ LLORET 2006, pp. 352-353 y 356).

    33 En los contextos de uso y abandono del barrio islmico seha encontrado abundante moneda islmica en bronce y plata.As contamos con 9 feluses, 1 drham cabbs datado el 179-186 H/795-802 J.-C. (Hrn al-Rad), y 8 fragmentos dedirham emiral, entre los que proporcionan fechas de acua-cin uno del 197 H/812-813 J.-C. (al-akam I) y el cuarto yamencionado de 23X H/844-853 J.-C (cAbd al-RamnII/Muammad I) (DOMNECH BELDA y GUTIRREZ LLORET2006).

    34 GUTIRREZ LLORET 1996.

    35 GUTIRREZ LLORET, GAMO PARRAS y AMORS RUIZ 2003,pp. 148-156.

    36 El concepto espacio habitacional es pues un instrumentodescriptivo que permite analizar conjuntamente un grupo deunidades de edificacin agregadas, cuya lectura funcionaldefine una misma unidad domstica o lo que es lo mismo, unamisma casa o vivienda, entendiendo por tal lo que el DRAEconsidera un edificio para habitar. Vid. supra nota 10.

    37 Es decir la carta interna y oscura del muro de fachada; elmuro oscuro por oposicin al muro de la luz, enfrentadoa la puerta, donde en la casa de la Kabylia se situaba el telar y

    la vajilla decorada colgada de la pared (BOURDIEU 1972, pp. 47y 57). Aunque existen otras disposiciones de los hogaresdomsticos internos, la posicin lateral derecha sobre el murode la fachada o en los testeros cortos de la habitacin es clara-mente dominante en el barrio islmico (vid. supra nota 26).Un anlisis espacial de otra vivienda emiral con disposicinsimilar puede verse en S. GUTIRREZ LLORET (1999, pp. 97 y105, figs. 5 y 13).

    38 En trminos generales llama la atencin la escasa presenciade grandes contenedores cermicos en los contextos de aban-dono del asentamiento, que en el caso de esta casa, se limitan aun borde de tinaja de la estancia 33. No obstante, en otrasviviendas han aparecido jarras de la serie T11 estancia 115 delE. H. 1 y tinajas M10 dos ejemplares in situ junto al hogar yfrente a la puerta, en una estancia del E. H 6 (GUTIRREZLLORET 1999, pp. 81-82, figs. 5, 7 y 13); la nica que, adems,dispone de un silo situado en el patio junto a su fachada.

    39 Con anterioridad hemos aludido a estas distintas interpreta-ciones funcionales, si bien la carencia de indicios claros de acti-vidad ganadera en los depsitos, unida al hallazgo de un totalde 16 piezas de vajilla de mesa y almacenaje en una habitacinsimilar de la vivienda colindante (estancia 115 del E. H. 1),refuerzan en nuestra opinin su carcter de despensa o alma-cn (fig. 2).

    40 BOURDIEU 1972, p. 68, n. 75.

    41 Caso del E. H. 6, al sur del solar de la baslica, cuyo patioest flanqueado por dos estancias situadas al norte (9) y al oeste(29) y delimitado por el este por el dorso de la estancia 28, per-teneciente a otra vivienda contigua (E. H. 7). Cf. S. GUTIRREZLLORET (2008, pp. 214-216).

    42 Caso del espacio habitacional que ha sido hallado al nortedel E. H. 1 todava en curso de excavacin y en consecuenciasin designar, cuyo patio est delimitado por el sur por las tra-seras de las estancias septentrionales del E. H. 1 (fig. 1).

    43 En el caso de las casas bereberes de la Kabylia, el establoforma parte del mbito domstico estricto y ocupa el testeroopuesto al del hogar, a la izquierda de la entrada, definiendoun espacio simblico interior invertido respecto al exterior,segn P. BOURDIEU (1972, pp. 46 y 58). No obstante, en lasunidades de edificacin estudiadas, incluso en aquellas que pre-sentan una segregacin fsica interior, no hay ninguna eviden-cia de una convivencia tan directa entre personas y animales.

    44 VIGIL-ESCALERA GUIRADO 2003, p. 288.

    45 BAZZANA 1992, pp. 164 y ss.

    46 VIGIL-ESCALERA GUIRADO 2006 a y b.

    47 GUTIRREZ LLORET y CNOVAS GUILLN 2009, pp. 98-99.

    48 ACIN ALMANSA 2001, p. 29.

    49 CASTILLO GALDEANO y MARTNEZ MADRID 1990.

    50 El arrabal cordobs de Saqunda, destruido a principios delsiglo IX, presenta un modelo organizativo temprano basado enel predominio de amplios recintos abiertos flanqueados porlargas crujas (CASAL 2008), distinto y menos uniforme que eltpicamente islmico que se generalizar en el califato.

    51 CNOVAS UBERA, CASTRO DEL RO y MORENO ALMENARA2008. Las casas islmicas de patio ms tempranas, como ocurreen las de Pechina y Crdoba, presentan un evidente grado deespecializacin funcional reconocible en la definicin delzagun, la alcoba y la letrina, pero carecen de un espacio con-creto destinado a ubicar la cocina, que adquiere de esta formauna dimensin mvil y muy ligada al patio como espacio poli-valente. Habitaciones definidas como cocinas aparecen entre lossiglos X y XI en Vascos con el hogar de ladrillo empotrado en

    CASAS Y COSAS: ESPACIOS Y FUNCIONALIDAD EN LAS VIVIENDAS EMIRALES DEL TOLMO DE MINATEDA (HELLN, ALBACETE)

    CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

  • 148 // 07. 2010. PP. 123-148. ISSN: 1139-9996 // ESPACIOS DE VIDACUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA

    un banco de obra (IZQUIERDO BENITO 1990, p. 151, lm. VI a)y en Stif, donde se sita en una de las amplias crujas que flan-quean el patio y se reconoce por el gran hogar con piedras desoporte, que se diferencia netamente de los pequeos hogaresdel resto de las estancias, interpretados como braseros (AMAMRAy FENTRESS 1990, p. 164). En viviendas de cronologas msavanzadas, la cocina se convierte en uno de los espacios mscaractersticos de la casa, como ocurre en los yacimientos almo-hades de Siysa y la Villa Vieja de Calasparra (NAVARRO

    PALAZN 1990, p. 180; POZO 2000, p. 174).52 GUTIRREZ LLORET 2008, p. 205; GUTIRREZ LLORET yCNOVAS GUILLN 2009, pp. 99-100.53 BAZZANA 1992, pp. 273 ss.54 BOONE 1996.55 SALVATIERRA CUENCA, CASTILLO ARMENTEROS 2000, p. 62.56 IZQUIERDO BENITO 1994, p. 169.

    SONIA GUTIRREZ LLORET Y VCTOR CAAVATE CASTEJN

    Cuadernos_Medina_Azahara_07_00Cuadernos_Medina_Azahara_07_09