Cuando El Dolor Quiebra Cuerpo y Voz

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A Parte Rei 61. Enero 2009 http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei 1 Cuando el Dolor quiebra Cuerpo y Voz. Sobre El Filoctetes de Sófocles José Manuel Martínez-Pulet Somos antes de nada cuerpo, cuerpo que produce sentido lingüístico por medio de la voz (cuerpo que habla), pero también cuerpo que bajo la presión del dolor exclama, grita o gime. El dolor no puede decirse en palabras, pues el dolor destruye el lenguaje 1 . Cuerpo y voz mantienen con relación al dolor una curiosa dialéctica. En casos extremos, el cuerpo mismo pierde consistencia física tras la voz (el caso del torturador, tal y como ha analizado Elaine Scarry 2 ); en otros, la voz misma, quebrada por el dolor, o incluso reducida al silencio por éste, hace que el cuerpo (sin habla) se revele como cuerpo humano en toda su vulnerabilidad y fragilidad, como cuerpo herido. Sobre el dolor, el cuerpo (que habla) y la voz (que grita y gime) versa esa tragedia tan cercana al hombre contemporáneo, pero al mismo tiempo de las menos leídas y representadas hoy: el Filoctetes de Sófocles 1.- Introducción: tragedia y dolor. El caso de Sófocles. Se ha teorizado mucho históricamente sobre la relación entre tragedia y dolor. No se trata de recordar aquí las diversas concepciones e interpretaciones de la tragedia. Baste señalar como síntesis, en palabras de Lasso de la Vega, que aquella puede definirse como “la representación sublime del dolor humano” 3 . Y Sófocles es, entre los grandes trágicos, el privilegiado exponente de esta concepción. Se ha señalado también que los diversos protagonistas del teatro de Sófocles son seres dolientes que en ocasiones no tienen la culpa de lo que les sucede, sino que sufren por el solo hecho de ser humanos; el héroe se enfrenta a su destino, y se ve en la compulsión de tener que actuar. Pero en Sófocles el dolor ennoblece, y sobre todo enseña. Sólo se aprende sufriendo (πάθει μάθος, páthei máthos). Y este sufrimiento lo ha de vivir en soledad. El suyo es un dolor no compartido, ante el que nada puede valer el consuelo del amigo ni la comprensión de la familia. Es, en suma, un dolor intransferible; el héroe cae en desgracia individual (monoúmenos), y no colectiva (como era frecuente en Esquilo). Y es un dolor «sin salida». No se trata de un sufrimiento con expectativas ni esperanzas de liberación, como lo puede ser el sentimiento doloroso de un cristiano. El campo léxico que Sófocles utiliza para expresar este sentimiento es riquísimo y de múltiples matices 4 . De este dolor sin 1 “Physical pain does not simply resist language but actively destroys it, bringing about an immediate reversion to a state anterior to language, to the sounds and cries a human being makes before language is learned”. Elaine Scarry, The body in pain, Oxford University Press, New York, 1985, p. 4. 2 Elaine Scarry aborda este asunto en “The transformation of body into voice”, en su libro The body in pain, op. cit., pp. 45-51. 3 Lasso de la Vega, De Sófocles a Brecht, Planeta, Barcelona, 1970, p. 14. Citado por Juan Ignacio Morera de Guijarro, “En torno al sufrimiento de Edipo (tragedia y psicoanálisis)”, en Moisés González García (compilador), Filosofía y dolor, Tecnos, Madrid, 2006, pp. 91-119, p.92. 4 Roselyne Rey, Histoire de la douleur, La Découverte, Paris, 1993, pp. 19-23. La autora cita en una nota a pie de página el trabajo de referencia de Martínez Hernández, La esfera semántico- conceptual del dolor en Sófocles, Universidad Complutense, Madrid, 1981, 2 vol.

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  • A Parte Rei 61. Enero 2009

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    Cuando el Dolor quiebra Cuerpo y Voz. Sobre El Filoctetes de Sfocles

    Jos Manuel Martnez-Pulet

    Somos antes de nada cuerpo, cuerpo que produce sentido lingstico pormedio de la voz (cuerpo que habla), pero tambin cuerpo que bajo la presin del dolorexclama, grita o gime. El dolor no puede decirse en palabras, pues el dolor destruye ellenguaje1. Cuerpo y voz mantienen con relacin al dolor una curiosa dialctica. Encasos extremos, el cuerpo mismo pierde consistencia fsica tras la voz (el caso deltorturador, tal y como ha analizado Elaine Scarry2); en otros, la voz misma, quebradapor el dolor, o incluso reducida al silencio por ste, hace que el cuerpo (sin habla) serevele como cuerpo humano en toda su vulnerabilidad y fragilidad, como cuerpoherido. Sobre el dolor, el cuerpo (que habla) y la voz (que grita y gime) versa esatragedia tan cercana al hombre contemporneo, pero al mismo tiempo de las menosledas y representadas hoy: el Filoctetes de Sfocles

    1.- Introduccin: tragedia y dolor. El caso de Sfocles.

    Se ha teorizado mucho histricamente sobre la relacin entre tragedia y dolor.No se trata de recordar aqu las diversas concepciones e interpretaciones de latragedia. Baste sealar como sntesis, en palabras de Lasso de la Vega, que aquellapuede definirse como la representacin sublime del dolor humano3. Y Sfocles es,entre los grandes trgicos, el privilegiado exponente de esta concepcin.

    Se ha sealado tambin que los diversos protagonistas del teatro de Sfoclesson seres dolientes que en ocasiones no tienen la culpa de lo que les sucede, sino quesufren por el solo hecho de ser humanos; el hroe se enfrenta a su destino, y se ve enla compulsin de tener que actuar. Pero en Sfocles el dolor ennoblece, y sobre todoensea. Slo se aprende sufriendo ( , pthei mthos). Y este sufrimiento loha de vivir en soledad. El suyo es un dolor no compartido, ante el que nada puedevaler el consuelo del amigo ni la comprensin de la familia. Es, en suma, un dolorintransferible; el hroe cae en desgracia individual (monomenos), y no colectiva(como era frecuente en Esquilo). Y es un dolor sin salida. No se trata de unsufrimiento con expectativas ni esperanzas de liberacin, como lo puede ser elsentimiento doloroso de un cristiano. El campo lxico que Sfocles utiliza paraexpresar este sentimiento es riqusimo y de mltiples matices4. De este dolor sin 1 Physical pain does not simply resist language but actively destroys it, bringing about animmediate reversion to a state anterior to language, to the sounds and cries a human beingmakes before language is learned. Elaine Scarry, The body in pain, Oxford University Press,New York, 1985, p. 4.2 Elaine Scarry aborda este asunto en The transformation of body into voice, en su libro Thebody in pain, op. cit., pp. 45-51.3 Lasso de la Vega, De Sfocles a Brecht, Planeta, Barcelona, 1970, p. 14. Citado por JuanIgnacio Morera de Guijarro, En torno al sufrimiento de Edipo (tragedia y psicoanlisis), enMoiss Gonzlez Garca (compilador), Filosofa y dolor, Tecnos, Madrid, 2006, pp. 91-119,p.92.4 Roselyne Rey, Histoire de la douleur, La Dcouverte, Paris, 1993, pp. 19-23. La autora cita enuna nota a pie de pgina el trabajo de referencia de Martnez Hernndez, La esfera semntico-conceptual del dolor en Sfocles, Universidad Complutense, Madrid, 1981, 2 vol.

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    escapatoria de sin transitividad se deriva ese otro sentimiento tan del hroe sofocleocomo es su soledad. Ayax muere en soledad al hacrsele insoportable el menoscabode su honra; en la ms absoluta soledad, en una soledad paradigmtica, se quedaEdipo en el decisivo momento de reconocer su identidad; Electra sufre sola das ynoches esperando a su hermano; a solas muere Heracles; solo y abandonado en unaisla desierta malvive su dolor el desdichado Filoctetes; y solo desaparece Edipo al finalde Edipo en Colono (obra puesta en escena pstumamente en el 401 por el nieto delautor, Sfocles el Joven). Como ejemplo de esa soledad, sublime, trgica, vase elsiguiente fragmento del Filoctetes:

    Oh hijo, oh muchacho nacido de tu padre Aquiles! Yo soy aquel dequien tal vez has odo decir que es dueo de las armas de Heracles, Filoctetesel hijo de Peante, al que los caudillos y el rey de los cefalonios abandonaronvergonzosamente, indefenso, cuando me consuma por cruel enfermedad,atacado por sangrienta mordedura de una vbora matadora de hombres. Encompaa de mi mal, hijo, aqullos me dejaron aqu solo y se marcharon unavez que atracaron aqu con la flota naval procedentes de la marina Crisa.Entonces, tan pronto como vieron que yo estaba durmiendo despus de lafuerte marejada, junto a la orilla, en una abovedada gruta, contentos meabandonaron y se fueron tras dejarme, como para un mendigo, unos pocosandrajos y tambin algo de alimento. Mnima ayuda que ojal obtengan ellos!Imaginas, t, hijo, qu clase de despertar tuve entonces de mi sueo, una vezque ellos hubieron partido? Qu lgrimas derram, de qu desgracias melament al ver que las naves con las que haba hecho la navegacin se habanido todas y que no quedaba en la regin ni un hombre que me socorriera, niquien pudiera tomar parte en mi dolor cuando sufriera (vv. 261-277) (Cursivama)

    Pero si el dolor ennoblece y ensea al hroe (y en el caso de Filoctetes, nopuede ser menos cierto), qu pasa con el dolor que se contempla padecer?Ciertamente, Sfocles como trgico saba que la compasin de la audiencia no esidntica al sufrimiento del hroe. La contemplacin del dolor de otro no conduce a lasabidura. De hecho, en la tragedia griega, el dolor del otro no puede ser compartido,slo presenciado: el coro asiste y acompaa al hroe en su dolor5. ste es siempre eldolor del hroe. Y ante l caben contadas respuestas: cabe la indiferencia y cabe lacompasin. En la tragedia de Filoctetes, Ulises no siente ms que desprecio por elprotagonista; su dolor no le afecta en absoluto; o no produce en l ningn giro oconversin. Neoptlemo, en cambio, se ennoblecer por la compasin, o, dicho deotro modo, la compasin ante el sufrimiento del hroe le permitir reencontrar sunobleza o generosidad de espritu, suspendida inicialmente, de una manera algoprecipitada debida a su juventud, ante los reclamos y las exigencias del poder.

    2.- Filoctetes: del mito a la tragedia.

    La tragedia sofclea de Filoctetes demanda nuestra atencin porque es deforma explcita una tragedia del dolor. El dolor, como he dicho anteriormente, estpresente casi por definicin en el arte trgico, pero la tragedia de Filoctetes es nica 5 The sternest wisdom of Greek Tragedy may be that suffering cannot be shared: onlywitnessed, en David Morris, The Culture of Pain, University of California Press, Londres, 1991,p. 253.

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    en el sentido de que toma al dolor, a la vez fsico y psquico (o moral), como tema yargumento propio. Es ms, la accin se centra en un hecho material, el profundo dolorfsico del protagonista, que rpidamente, como analizar despus, adquieredimensiones de smbolo.

    La herida que padece Filoctetes en el pie es ms que una simple herida. Delmismo modo que Edipo, cuyo significado etimolgico, pie hinchado, se refiere a laherida que sufri de nio cuando lo abandonaron para que muriera en la ladera de unamontaa, Filoctetes, en un momento de descuido, tropieza en el islote de Crisa, con unarbusto sagrado donde una serpiente le muerde el pie. El dolor consiguiente comienzaa devorarle, consumirle y a ser tan poderoso e irresistible que incluso en un momentodecisivo del drama lo arroja al suelo sin sentido. Se podra decir que despus de diezaos de dolor incesante, Filoctetes acaba por identificarse, en cierto modo, con suherida. Su carcter ya es inseparable de su dolor.

    Pero quin es Filoctetes? Hoy da la formacin media en cultura y mitologaclsicas apenas sirve de ayuda. Filoctetes es un gran desconocido. Sin embargo, losantiguos griegos s que estaban muy familiarizados con l, como lo demuestra elhecho de que fuese el nico personaje mitolgico que suscitara una obra a cada unode los tres grandes trgicos, Esquilo, Sfocles y Eurpides. La tragedia de Sfocles fueescrita en el 409 a. C. y es posterior a la de Eurpides. Y es muy significativo queSfocles, al contrario que Esquilo y Eurpides, innove, haciendo de Lemnos una isladeshabitada. Los otros trgicos formaron el coro con habitantes de la isla. Que la islaest desierta, y no reciba ms que la visita de algn marinero perdido (vv. 300-305),acrecienta la exclusin que ha experimentado Filoctetes, exclusin de la comunidadgriega, exclusin del mundo habitado, exclusin del mundo heroico. Filoctetes es, enmanos de Sfocles, el hombre resignado a la mxima miseria, el enfermo quelanguidece y que en terrible soledad arrastra su triste vida sustentndose tan slo conel uso de su arma.

    Pero vayamos al asunto. Filoctetes fue un famoso arquero de origen tesalio,hijo de Peante, que acudi a la guerra de Troya con siete barcos y 50 arqueros cadauno (Homero, Ilada, II, vv. 718-719; Sfocles, Filoctetes, v. 1027). Amigo de Heracles,fue el que encendi la pira (Ovidio, Metamorfosis, IX, v. 233) que ste haba construidoen el monte Eta, en Traquis, para poner fin a su vida, cuando sufra terribles dolorescomo consecuencia de la sangre del centauro Neso con la que su esposa Deyanira,por celos, haba impregnado una tnica que envi a Heracles (Diodoro Sculo,Biblioteca histrica, IV, 38, 4). Por esta accin el hroe tebano le dio su clebre arco ysus flechas, que utilizaba con gran destreza (Homero, Odisea, VIII, 219) y le hizo jurarque no revelara nunca a nadie el lugar en el que haba estado la pira. Pero no locumpli, ya que, pese a que no contest a las preguntas al ser interrogado, se trasladal lugar en el que haba estado la pira y golpe el suelo con su pie con un gestoevidente. Esto le vali el siguiente castigo: camino de Troya par a dormir en la isla deTnedos, y fue mordido por una serpiente, mientras realizaba un sacrificio. En laversin de Sfocles la isla no es Tnedos, sino Crisa (Filoctetes vv. 194, 270, 1327),donde una serpiente mordi a Filoctetes cuando limpiaba el altar de la ninfa Crisa, quedaba nombre a la isla; isla que, por lo dems, desapareci en el siglo II d. C. (Comonos cuenta Pausanias, en Descripcin de Grecia, VIII, 33, 4, las olas la cubrieron porcompleto y se hundi, desapareciendo en las profundidades del mar). La herida seinfect muy pronto, hasta el punto de despedir un hedor insoportable, por lo que no lefue difcil a Ulises convencer a los dems caudillos griegos de que abandonasen alherido en Lemnos, cuando la flota pasara cerca de esta isla. Sin embargo, otra raznaducida para el abandono del hroe fue que los gritos que daba el infeliz por el dolorque le provocaba su herida, que no curaba, turbaban el orden y el silencio ritual de lossacrificios. Sea como fuere el instigador de este abandono fue, como hemos dicho,Ulises, sobre quien recae generalmente la responsabilidad del acto; pero la decisin la

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    tom Agamenn, en nombre de todo el ejrcito argivo y como comandante supremodel mismo. Abandonado, pues, en la isla de Lemnos Filoctetes estuvo all diez aossolo, con la herida emponzoada, alimentndose de las aves que mataba con lasflechas de Heracles.

    Entretanto prosegua el asedio a Troya que, al cabo de diez aos, segua sinser tomada. Paris haba muerto y un adivino troyano capturado por los argivos,Heleno, revel a stos que Troya no podra ser tomada a no ser que, entre otrascondiciones, sus enemigos fueran armados con las flechas de Heracles y el propioFiloctetes participara en la accin. Otra versin la da la tragedia de Sfocles, segn lacual Paris no haba muerto an, sino que el destino haba reservado a Filoctetes lamisin de acabar con su vida, una vez volviera a Troya y fuese curado de su heridapor los mdicos Podalirio y Macan, hijos del dios de la medicina Asclepio, o bien porel propio dios (Filoctetes vv. 1436-1437). La curacin de Filoctetes, en la versin msextendida, la practic Macan, con la ayuda de Apolo, quien sumi a Filoctetes en unprofundo sueo, y de Asclepio, quien le proporcion una planta que, a su vez, habarecibido del centauro Quirn. Macan aplic esta planta a la llaga, despus de haberlalavado con vino y cortado la carne muerta. Como el episodio de la muerte de Paris amanos de Filoctetes entraba en contradiccin con la historia de la profeca de Hleno,(pues, al parecer, Hleno no fue capturado hasta despus de la muerte de Paris), secontaba que la profeca que ordenaba que Filoctetes se reintegrase de Lemnos aTroya era de Calcante, el adivino titular de la expedicin griega en Troya.

    Sobre la forma en que los griegos consiguieron que Filoctetes les acompaaraa Troya hay varias versiones. En una fue Ulises quien, solo, parti hacia Lemnos; otra,la de Eurpides e Higinio, dice que le acompa Diomedes, y la versin sofoclea, sobrela que ms adelante nos detendremos, narra que Ulises march a Lemnosacompaado del hijo de Aquiles, Neoptlemo. En Eurpides, Ulises y Diomedes seapoderan, mediante la astucia, de las armas de Filoctetes, y obligan al hroe aacompaarlos desarmado. O bien le hablan del patriotismo y el deber, o, finalmente, leprometen la curacin por los cuidados de Podalirio y Macan.

    Despus de la toma de Troya, Filoctetes regres a Grecia, a su patria de Eta,tras depositar en la tumba de Heracles el botn conseguido en Ilin. Otra versincuenta que viaj a Italia meridional, donde fund varias ciudades en la regin deCrotona, como Petelia y Macala, donde consagr a Apolo las flechas de Heracles.

    3.- El Filoctetes de Sfocles.

    La tragedia de Sfocles dramatiza el momento en que a la isla de Lemnosllegan Ulises y Neoptlemo (joven y ardoroso hijo de Aquiles) con la intencin de llevara Filoctetes y a su arco a Troya para que as se cumpla el orculo. Saben que no levan a encontrar propicio a este designio, puesto que aos atrs fue abandonadoherido en Lemnos por los mismos que hoy consideran su ayuda imprescindible. Ulisesva dispuesto a utilizar cualquier trampa para engaar al hostil Filoctetes; en cambio, eljoven Neoptlemo, hijo de Aquiles desembarca dejando muy claro que prefierefracasar obrando rectamente que vencer con malas artes (vv. 95-96). En el fondo,Neoptlemo es un alma bella cuya rectitud de conciencia no parece tenerprecisamente mucha consistencia, ya que le bastan los hbiles argumentos de Ulisespara convencerle de la necesidad de la accin. De lo que se trata, le explica, es deconseguir la victoria; ya habr tiempo despus para mostrarse justos. Tras la brevedesvergenza (v. 85) que el da requiere, vendr toda una larga vida en la que podrser llamado el ms piadoso de los mortales (v. 85). Por lo dems, aclara Ulises, las

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    palabras son instrumentos para conseguir los objetivos que uno se propone, lo mismoque las acciones (vv. 105-110). Neoptlemo, pues, est decidido a obligar por lafuerza a Filoctetes a acompaarles a Troya con su arco, pero no se decide aengaarle a fin de lograr el mismo resultado. Digno de la estirpe de Aquiles, lapreocupacin bsica de Neoptlemo es ser valiente y una de las caractersticas delvaliente es la arrojada y altiva sinceridad. Ulises le convence de que ahora tiene unaocasin de hacerse reputar por sabio y no slo por valiente (v. 119). Lo que Ulisesofrece a la consideracin de Neoptlemo para persuadirlo es sin duda una razn deEstado, pero no annima y burocrtica, sino realzada de gloria y nombrada. YNeoptlemo la acepta porque, como dice ms adelante, la justicia y la convenienciame obligan a obedecer a los que estn en el poder (v. 925).

    Entra en escena Filoctetes y comienza el fingimiento. Ulises no se dejar ver, yNeoptlemo, simulando ser enemigo de los griegos, deber granjearse la simpata deFiloctetes y llevrselo a su nave. El pobre enfermo se entrega lleno de confianza aljoven valiente para que lo saque de su angustiosa soledad y como muestra de sureconocimiento le deja el arco famoso de Heracles para que lo guarde msseguramente. Al final, mientras se dirigen a la nave, Neoptlemo se ve obligado adecirle la verdad, y, entonces, aparece tambin Ulises. Filoctetes se niega a partir;prefiere perder el arco y morir de hambre, si es preciso, antes de ceder a sus odiososenemigos. La cosa parece quedar as, sin posibilidad de solucin, cuando aparece enel cielo el hroe Heracles e invita a Filoctetes a ceder ante la necesidad.

    Entre los dramas de Sfocles ste es precisamente uno de los ms unitarios.Desde el primero hasta el ltimo momento vive slo Filoctetes con sus vendaspodridas, su dolor lacerante, su congoja. Soledad, melancola, miseria, silencio en laisla desierta, todo indica humilde resignacin y triste necesidad, a la cual nicamentese substrae la conciencia dura y altiva del hroe traicionado. Quien se le acerca,queda totalmente vencido por l si es un alma buena, y si es un alma tortuosa, chocacontra l como contra un muro; de una parte est Neoptlemo, de la otra, Ulises.

    4.- Los personajes: Ulises, Neoptlemo, Filoctetes

    Los personajes fundamentales de la tragedia son tres. Ulises es el polticoconsumado: hombre astuto, maquinador, camalenico, de palabra de doble sentido,audaz. Nada ms salir a escena nos descubre sus intenciones: No nos es propicio elmomento para largos discursos, no vaya a ser que se aperciba de mi venida y eche aperder todo el artificio con el que creo poder cogerle pronto (vv. 12-15). De hecho,confiesa a Neoptlemo que le necesita para que su engao tenga xito y muysagazmente le incita a prestarse para algo desvergonzado por un corto espacio delda para que despus pueda ser llamado el ms piadoso de todos los mortales (vv.84-85). Para l, el engao queda justificado si la mentira reporta la salvacin (v.110).

    Neoptlemo, de ardiente juventud y noble cuna, prefiere la nobleza de loshechos a las palabras engaosas. Por mi naturaleza, no hago nada con mediosengaosos, ni yo mismo, ni, segn dicen, el que me dio el ser (vv. 87-88). Estapredileccin por la accin noble y virtuosa refleja la educacin aristocrtica de lajuventud griega: Para los hombres bien nacidos, lo moralmente vergonzoso esaborrecible y lo virtuoso es digno de gloria (vv. 476-477). Por ello, se resiste desde unprincipio a ejecutar el engao ideado por Ulises (prefiero, rey, fracasar obrandorectamente que vencer con malas artes v. 95), pero al final consiente ante elargumento de que slo as se tomar Troya. Poco despus, y llevado por la profunda

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    compasin ante el dolor del protagonista, se arrepiente de haber sometido a unhombre con engaos y embustes vergonzosos (v. 1228) y cuenta a Filoctetes laverdad del caso, devolvindole finalmente el arco. Quiere reparar la falta cometida. Yesa accin le va a mostrar a Filoctetes de qu estirpe ha nacido (v.1311). Sfoclescondensa aqu su conviccin de que la nobleza de accin no se aprende (dura leccincontra los sofistas contemporneos) sino que viene por nacimiento.

    Por ltimo, Filoctetes es el personaje central que da ttulo a la tragedia. Desdeel principio de la pieza aparece como un ser que sufre un dolor intenso, terrible,insoportable. Las quejas y gritos lacerantes que le produce se dejan or en diferentesmomentos del desarrollo dramtico. Cabe decir, por ello, que Filoctetes es su dolor, suherida. Y a este respecto son bien elocuentes los trminos con los que el protagonistatrata de referir, siempre forzando al lenguaje en los lmites de sus posibilidades, eldolor que padece: es un dolor que consume (v. 311), que nunca se sacia (v. 313),que invade (v. 745), que devora (v. 745). Es un dolor que hace prorrumpir engritos en contra del buen sentido (v. 1195); o que aborta el habla (vv. 740-742), oincluso que quiebra la voz. Pero en el fondo es un dolor que no puede ser realmentedescrito con palabras (v. 756). El silencio implcito en el dolor no puede formularse deuna manera ms clara. Y al igual que Job, invoca repetidamente a la muerte para quele socorra. Por qu, si as te llamo sin cesar, da tras da, no puedes llegarte algunavez? (vv. 796-798). En una ocasin el sufrimiento es tan intenso que le arroja al sueloprivado de sentido: es el momento trgico en que el dolor quiebra tambin el cuerpo,en el que se escenifica el cuerpo humano consumido por el dolor.

    Pero lo que en un principio no se presenta al espectador ms que una llagafsica, una herida purulenta en el pie, acaba por incorporar o simbolizar otros nivelesde significado ms profundos. Es lo que analizar a continuacin.

    5.- Los significados del dolor en Filoctetes y su escenificacin

    La razn por la cual los griegos abandonan a Filoctetes en la isla de Lemnosnos dice ya algo importante del dolor. La mordedura de la serpiente haba empezado apudrirse. Su hedor, as como los gritos y las blasfemias del protagonista, empezabanya a ser insoportables. Se trata, pues, de una llaga fsica que supura de forma tanpestilente que nadie puede soportar sin asco la proximidad del herido y causa accesosde dolor tan intensos que le lleva a pegar alaridos y a aullar. El dolor lacerante vasiempre acompaado de gritos, quejas, alaridos, que, si por un lado tienen una funcinaliviadora o, incluso, cabra decir, catrtica para quien los padece, por otro ladopueden resultar insoportables a quienes lo rodean. En el caso de Filoctetes, unamaana temprano, sus amigos se marchan y le dejan abandonado en la isla desierta.Acto cruel, pero razonable en la economa de la accin heroica, pues con ello selograba proteger el nimo guerrero de los combatientes. Y yo me consumo,miserable, desde hace diez aos ya, entre hambre y sufrimientos, alimentando estaenfermedad que nunca se sacia (vv. 311-313).

    Este dolor fsico tiene dimensiones mticas que van a permitir a Sfocles, comomostrar ms adelante, dar un significado piadoso a la necesidad del retorno delhroe a Troya. En efecto, la herida que sufre es consecuencia del castigo divino (dedivinidades ctnicas) ante una transgresin. Como Neoptlemo le recuerda casi al finalde la pieza, t padeces este mal por un destino que te viene de los dioses, ya que teacercaste a la guardiana de Crisa, a la serpiente vigilante que a escondidas custodia eldescubierto cercado (vv. 1325-1329). No es en absoluto la secuela gloriosa de algncombate de igual a igual, sino una especie de accidente furtivo y fatal, una de esas

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    cosas que nos pasa a los hombres, un mal encuentro con alguna de esas realidadeshostiles que bastan para derribarnos. A causa de su llaga, el orgulloso arqueroFiloctetes se ve convertido no en un honroso invlido de guerra, sino en un pobre yrepugnante miserable. Miserable se siente Filoctetes, como miserable se siente Jobcon su lepra.

    Que Filoctetes es ya su herida se reconoce por el modo tan hbil en queSfocles retarda su entrada en escena6. sta se ha hecho preceder por el hallazgo porparte de Neoptlemo de unos harapos llenos de repugnantes pus (v. 39) y poragudos gritos de dolor (despus del verso 200) que hacen exclamar al coro: Un gritose ha odo claramente, cual es habitual en un hombre que sufre, en alguna parte, poraqu o por aquellos lugares (vv. 203-205). El dolor quiebra el lenguaje y todosconocemos (y reconocemos en el otro) el sonido de esa inflexin. El coro pideentonces silencio. Los sonidos que se oyen a continuacin no son de persona quecamina, sino de alguien que se arrastra. Y de nuevo se deja or un terrible grito (v.219), no ya un mero grito de dolor sino un grito desgarrador que expresa la amarguradel sufrimiento prolongado. Ese sufrimiento fsico prolongado genera compasin en elcoro. Yo siento compasin por l, porque, desdichado, sin que se preocupe de lningn mortal y sin ninguna mirada que le acompae, siempre solo, sufre cruelenfermedad y se angustia ante cualquier necesidad que se le presente (vv. 170-175).

    Pero, como este texto acaba de mostrar, el dolor fsico de la herida purulentaes slo un primer nivel de significado del sufrimiento de Filoctetes.

    Es necesario descubrir adems, en l, como si fuera su smbolo, el dolorpsquico, igualmente insoportable, de saberse abandonado por los suyos. ste leconsume casi ms que la herida del pie. Recordemos que, para el griego, segn loexpresara Aristteles, el hombre es social por naturaleza. Y el hecho de verse forzadoa vivir sin la compaa de otros seres humanos es ya una herida particularmentedolorosa, pues le condenaba a vivir marginado del lugar donde el individuo puedealcanzar y perfeccionar su humanidad: en la ciudad. Adems, si hemos de reconocer,tambin con Aristteles, que el lenguaje es el signo que evidencia la naturaleza socialdel hombre, no es de extraar que el placer mayor que experimente Filoctetes ante lallegada de Neoptlemo y los suyos, no sea su vestimenta, aunque aparente ser dehelenos, sino su lenguaje. Oh queridsimo lenguaje! (v. 235). Hablan griego! Porello, cuando Neoptlemo le informa de que parte hacia Esciros, Filoctetes le suplicaque le lleve con l: Por tu padre, por tu madre, oh hijo, por lo que te es ms queridoen la casa!, me dirijo a ti como suplicante, no me dejes solo, abandonado en medio deestas desgracias en las que me ves y con las que me has odo vivir (vv. 469-464). Yle insiste reiteradamente: no me dejes as abandonado, lejos de toda huella de loshombres, sino, por el contrario, slvame, llevndome hacia tu patria o hasta laresidencia de Calcodonde en Eubea (vv. 487-490). La salvacin, la humanidad, parael griego, era cuestin de vivir en compaa, entre hombres.

    Sin embargo, en lugar de brindar la ocasin para desarrollar y perfeccionar suhumanidad, la herida provoc la ruptura de los lazos con los dems. De aqu el rencorde Filoctetes, manifestado en diversas ocasiones, contra Ulises y los tridas (vv. 314-316, 416-418, 1035). Lo que reclama de algn modo es venganza o justicia para losque le han privado de su condicin misma de humano, que no es sino la de vivir encompaa de otros (pues como deca Aristteles, de nuevo, el hombre que no vive ensociedad, no es un hombre, sino fiera o dios): Tales son las cosas que me haninfligido, oh hijo, los tridas y el violento Odiseo, a quienes quieran los diosesolmpicos permitir que sufran algn da padecimientos que sean expiacin de losmos! (vv. 313-316). Filoctetes aora cuanto representa compaa, las relaciones 6 Es un detalle sobre el que insiste el anlisis que David Morris, en la obra citada, lleva a cabode la escenificacin del dolor en el Filoctetes.

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    humanas. En el desarraigo salvaje de su aislamiento, intenta sobre todo dar formahumana a su suerte aciaga por medio de un techo y de un fuego, aunque tales logrosno le curen de lo ms profundo de su mal: Verdaderamente un techo bajo el queestablecerse con fuego proporciona todo, excepto el que yo deje de sufrir. (vv. 297-299). La llegada de Neoptlemo, hijo de un compaero de armas al que admira y lanoticia de cuya muerte le consterna, Aquiles, parece prometer todo lo que anhela:palabra, compaa, comprensin para su dao y un medio de volver a la sociedadhumana.

    Pero con la llegada de Neoptlemo y su primer encuentro con l, Filoctetes vaa ahondar ms su dolor, pues ese abandono, ya de por s humillante, en el que havivido durante diez penosos aos se va a prolongar con la angustia ante el olvido(leth) al que cree que le han condenado los suyos, un segundo abandono que estavez le margina, no de la sociedad en general, sino del tiempo mismo de los hombres:de la memoria. Recordemos que el olvido era el mal de la sociedad heroica y de laeducacin aristocrtica en general. Sfocles, de una forma genial, relaciona estas tresdimensiones o niveles del dolor que padece Filoctetes: los que me abandonaronimpamente se ren guardando silencio, mientras que mi dolencia no deja de crecer yva a ms (vv. 258-260). Ese dolor tan intenso le hace sentir el ms desgraciado yodioso para los dioses (v. 254). Y curiosamente, como en el caso de Job, le lleva adudar de la bondad divina: los malos sobreviven y prosperan (vv. 446-447), mientrasque los mejores padecen y perecen: Cmo hay que entender esto y aprobarlocuando, al tiempo que alabo las obras divinas, encuentro a los dioses malvados?(vv. 451-453). Es la queja de Job, la lcida e impotente rebelda de los miserables.Pero ahora que hombres buenos han desembarcado en Lemnos, quiz todo puedafinalmente repararse...

    6.- La reparacin de la falta: la propuesta de Neoptlemo

    Neoptlemo se gana la confianza de Filoctetes prometindole llevarle de nuevode regreso all donde podr de nuevo comer en compaa y beber ese vino que no haprobado desde hace diez aos. Ulises tena razn, y las palabras seductoras hantriunfado sin esfuerzo all donde medios ms violentos hubieran fracasadoestrepitosamente. Queda tan slo el problema de embarcar a Filoctetes en compaade su gran enemigo y llevarle a cumplir la misin que ha de reportar triunfo y gloria aquienes le maltrataron. Pero entonces acontece algo que acabar por desbaratar losplanes de Ulises y de un ya vacilante Neoptlemo. En respuesta a la falsa promesa deste de llevarle a su hogar, Filoctetes, en el emotivo momento en el que sienteintensificarse su dolor hasta el extremo del desmayo, le hace entrega del anheladoarco con el que, segn el orculo de Hleno, los argivos tomarn Troya. Filoctetes lebendice, ensalza la virtud de su nuevo amigo y trata de ocultarle los aspectos msrepulsivos y molestos de su dolencia para que no se desanime de su propsito dellevarlo a casa. Filoctetes se haba presentado como suplicante (con todas lasconnotaciones que el ser suplicante tena entre los griegos) y le haba augurado buenafama: Si dejas de hacer esto, ser una vergenza infamante, pero si lo haces, oh hijo,tendrs el mayor privilegio de una buena fama, si yo llego a la tierra etea (vv. 477-480). Pero eso no haba operado ningn cambio en la actitud de Neoptlemo. Cuandoen cambio Filoctetes pierde el conocimiento presa del dolor, slo la contemplacin desu cuerpo reducido a un silencio inconsciente comienza a operar un cambio efectivoen el hijo de Aquiles. Ciertamente, ya se haba apoderado la compasin del jovennoble ante los dolores y sufrimientos de Filoctetes (sufro desde hace rato, mientras

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    lamento las desgracias que te afligen -v. 806), pero desde el momento en que tienedelante de s un cuerpo inconsciente quebrado por el dolor esa compasin seintensifica lo suficiente como para producir un cambio en su nimo y un giro en eldesenlace del drama (vv. 965-966).

    Neoptlemo vacila, pues, en proseguir con el engao y el arquero interpretaesta renuencia como un volverse atrs por culpa de la abominacin de su llaga. Perono es esa repugnancia la que perturba el nimo del joven hijo de Aquiles: Todoproduce repugnancia cuando uno abandona su propia naturaleza y hace lo que no espropio de l (vv. 902-904). Al perder su naturaleza propia y sus exigencias de juegolimpio con el semejante, todo queda ya viciado por la nusea. Neoptlemo quiere eltriunfo, desde luego, pero lo quiere sin renunciar a su naturaleza. No quiere vencercontra s mismo, a costa de perderse a s mismo. La compasin ante el cuerpoquebrado por el dolor de Filoctetes le transforma de un joven inseguro y maleable enun hroe maduro que sabe mostrar generosidad de espritu7. Ya no muestra haciaFiloctetes una amistad simulada sino una preocupacin genuina. Sin embargo, justiciay conveniencia le imponen la obediencia a sus gobernantes y tampoco puederenunciar a ella sin desnaturalizarse en cierto modo. Por ello intenta conciliar estasexigencias opuestas, hablando francamente con Filoctetes y hacindole una propuestarazonable: le ofrece su curacin y su reinstauracin plena en la sociedad a cambio desu colaboracin voluntaria en la batalla definitiva contra Troya.

    Pero al saber la verdad, Filoctetes se siente profundamente dolido ytraicionado. De nuevo se utiliza contra l el abuso y la prepotencia, unidas ahora alengao. El momento del pacto con los adversarios y de la componenda razonable yaha pasado: ahora el ltimo derecho que le queda es decir rotunda y obstinadamente:No. Se emplean encarnizadamente en vencerle, siendo como es ya un merocadver, una sombra de humo. Ms le valiera estar efectiva y definitivamentemuerto! Incluso amenaza por suicidarse (v. 1002). Las imprecaciones de Filoctetescontra la vida, solicitando armas con las que poder suicidarse, o exigiendo de dioses yhombres el alivio de la muerte, son de lo ms significativo e impresionante de latragedia griega. Lo que Neoptlemo le propone es un trato razonable, nada humillante,y, desde un punto de vista meramente prctico, muy conveniente para todos. A fin decuentas, la suerte de Filoctetes va a mejorar; pero el privilegio del herido, delabandonado, del rechazado, del que ha visto su humanidad pisoteada por causa de suherida, es no querer mejorar a cualquier precio o de cualquier modo. Avenirse a lapropuesta de Neptlemo es aparentemente ms digno y ventajoso que seguirpadeciendo abandono en Lemnos o someterse a la coaccin que Ulises estdispuesto a utilizar contra l: pero Filoctetes, sencillamente, ya no quiere. No quiereceder; no quiere ceder su voluntad de no querer. Se le abandon por ser un heridoapestoso e intil para todos; por tal causa se le neg el reconocimiento debido a lahumanidad. Y ahora l no quiere aceptar el trmite de la cura y de su utilidadirreemplazable en el ejrcito a fin de ganarse el derecho a la sociedad que se learrebat indignamente. Filoctetes quiere ahora ser aceptado como hombre herido,como hombre que apesta, como hombre intil; o prefiere seguir en su isla solo yabandonado de dioses y hombres. No est dispuesto a dar su arco ni su aquiescenciapara ganarse el aprecio de los que le despreciaron. Le conviene, pero no quiere. Esrazonable, pero no quiere. A Filoctetes ya no le queda ms que el privilegio hediondo ysupurante de su herida. Filoctetes se ha convertido en su herida, es ya plenamente suherida. Ahora sta es la naturaleza humana misma para l: y no sabra renunciar a ellasin sentir asco de s mismo, como el propio Neoptlemo tendr que reconocer.

    7 Aspecto del drama que es resaltado por David Morris en su anlisis del personaje. David B.Morris, The Culture of Pain, op. cit., p. 253.

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    El drama llega a un punto muerto. Ni la astucia de Ulises ni la compasin deNeoptlemo se muestran capaces de producir el desenlace deseado. Una vez queFiloctetes ha manifestado insistentemente su negativa a dar su brazo a torcer, el corose aparta de su lado. Si hasta ahora le hemos visto compasivo y solicitando lacompasin a Neoptlemo, a partir de este momento le vemos increpar a Filoctetes yreprocharle por no entrar en razn, por dejarse llevar por su odio hacia Ulises y losargivos ms all de lo razonable, por no atender a lo conveniente y justo. Una y otravez el coro le advierte de la necedad y torpeza de su actitud. Por esa negativa, ya nomerece clemencia ni compasin (v. 1321). Su dolor ya no ser a partir de ahoraconsecuencia lastimosa de un accidente fortuito, sino que ser un dolor querido ydecidido. Y para el griego la compasin no ha lugar ante las acciones propias delexceso, de la hybris, que lo sitan ms all de lo razonable. En eso exceso el hroecomete impiedad.

    Pues bien, el desenlace a este punto muerto al que Sfocles ha llevado laaccin va a requerir el recurso al plano divino, agotadas las vas humanamenteposibles: el deus ex machina. Sfocles recurre, pues, al orden divino para poner enrelacin el castigo (sagrado) de la herida con la reparacin de la falta que los mismosdioses han decidido. Debe aceptar los designios divinos, que de los sufrimientospresentes obtenga una vida gloriosa (v. 1423), y partir para Troya.

    7.- La intervencin final de Heracles.En efecto, cuando Neoptlemo ha desistido de persuadir a Filoctetes, y ste se

    ha empecinado en no dar su brazo a torcer, las cosas quedan sin camino humano desalida. Un Heracles divinizado, que viene del Olimpo, persuade con su palabra laresistencia de Filoctetes y encauza la accin por el camino mticamente correcto.Los dioses han establecido que de los sufrimientos presentes obtengas una vidagloriosa (v. 1422). Despus les advierte de que deben mostrar la debida reverenciapara los dioses (reflexin genuinamente del poeta, que conserv siempre su fereligiosa). La pieza termina con un Filoctetes decidido abandonando la isla yembarcndose con Neoptlemo y Ulises hacia Troya en busca de su destino ltimo.

    Se ha escrito mucho sobre la asimilacin de la aparicin de Heracles al final dela tragedia al recurso del deus ex machina euripdeo. Albin Lesky, en su Historia de laliteratura griega, seala que, a diferencia del deus ex machina de Eurpides, el deSfocles est ligado ms estrechamente a la estructura general del drama. El hechode que Filoctetes lleve el arco de Heracles desde su muerte en el Eta es unacircunstancia externa. Ms esencial resulta que Heracles induzca al amigo a ceder nocon un acto de autoridad, sino aludiendo a su propio camino, que a travs de grandessufrimientos le llev a las alturas8.

    Lasso de la Vega, a su vez, en la introduccin a las Tragedias de Sfocles, enGredos, con su peculiar estilo, se expresa as:

    Aqu se produce la epifana de Heracles, viejo camarada de Filoctetes(de aqul recibi su arco) y hoy deificado. Ensea Heracles el sentido deldestino de Filoctetes, que toda su existencia es, a su vez y sucesivamente,desgracia y felicidad. Adivina porvenires que escapan a los humanos, para suenseamiento. El hroe, qu remedio, obedece: si el cristiano sabe dar a lalibertad toda la dignidad de la obediencia, el griego sabe dar a la obedienciatoda la dignidad de la libertad. La solucin de Heracles preserva la dignidad de

    8 A. Lesky, Historia de la literatura griega, Gredos, Madrid, 1976, p. 457.

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    Filoctetes y, a la vez, se cumple la voluntad de los dioses. Este episodio finales, como pretenden algunos, el deus ex machina que, con desprecio de todolo anterior en el drama, metindose al quite satisface las exigencias de laleyenda, como en Eurpides? Esta epifana es una interiorizacin del mitotradicional, en el sentido de una revelacin ntima de la virtud del propio hroe,como pretende Whitman?

    Heracles habla al hombre Filoctetes, se pone a s mismo como ejemplohumano y la respuesta de Filoctetes se explica en el marco de la piedadsofoclea. Retirados los dioses de la accin dramtica, queda al hombre unamplio territorio de actuacin; pero toda su inteligencia y sus planes solamenteconsiguen que las cosas se enreden inextricablemente hasta que lo divinorestaura, al final, el orden. Filoctetes cede y emprende el camino hacia Troya yhacia su propia gloria.9

    Parece ser, pues, que, lejos de tener el sentido del deus ex machinaeuripdeo, la intervencin final de Heracles se explica en el marco de la piedad de untrgico, Sfocles, que jams renunci a su fe religiosa. El punto muerto al que llevaSfocles la accin en el mbito humano (con el fracaso de la estrategia de Ulises ycon el fracaso de la propuesta de un Neoptlemo compadecido del dolor del hroe)slo puede tener una resolucin divina, pues la herida que aqueja a Filoctetes esconsecuencia de una trasgresin sagrada. La humanamente comprensible cerraznfinal del hroe a ceder a los deseos de Ulises y Neoptlemo constituye, en definitiva, lahybris del protagonista, y como tal ha de ser corregida mediante una piadosaaceptacin del designio divino. Ese designio parece revelar un orden, el divino, para lacual, el dolor humano resulta indiferente. El profundo dolor de Filoctetes, el sufrimientopasado, parece no constituir ningn argumento para los dioses. En realidad, laaceptacin piadosa del designio divino significa entre otras cosas la aceptacin trgicade un mundo que parece no contar con las ansias de sentido del hombre, o, como dicemagnficamente George Steiner, de un mundo en el que los hombres son huspedesno invitados10.

    8.- A modo de conclusinNietzsche defenda que la tragedia produca conocimiento, el conocimiento

    trgico, en relacin a nosotros mismos y al mundo. Lo que se aprende de la tragedia,no obstante, no tiene nada que ver con la moraleja de una fbula o de un cuento. Setrata ms bien de una experiencia que nos transforma y de la que no podemos darcuenta cabal. El Filoctetes de Sfocles nos hace sentir cmo el dolor puede reduciruna vida humana a la ms completa miseria, cmo va consumiendo la propia identidadhasta que sta no es ms que dolor. Filoctetes mismo confiesa a Neopotlemo que eldolor le ha reducido a un cadver, una sombra de humo, una mera apariencia (vv.946-947). Qu queda de lo humano en ese estado sino nuestra la vulnerabilidad delcuerpo, de la carne en que consistimos?

    Por contra, la tragedia nos puede hace sentir tambin cmo la compasin porel dolor ajeno ennoblece el carcter y humaniza, como vemos a travs de Neoptlemo.Pero en ltimo trmino la tragedia quiere ser un blsamo curativo que nos hagasoportable lo insoportable11. Ahora bien, para Filoctetes y para el espectadorateniense, el sufrimiento de aquel se acaba justificando de algn modo con relacin al

    9 Lasso de la Vega, Introduccin general, a Sfocles Tragedias, Gredos, Madrid, 1982, p. 16.10 George Steiner, La muerte de la tragedia, Azul Editorial, Barcelona, 2001.11 F. Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, Alianza Editorial, Madrid, 1985, pp. 78-79.

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    designio divino, al futuro que los dioses han previsto para l. Podramos imaginarnosun Filoctetes tras la muerte de Dios?

    Bibliografa

    - Sfocles, Tragedias, Gredos, 1982.

    - Moiss Gonzlez Garca (compilador), Filosofa y dolor, Tecnos, Madrid, 2006.- Pierre Grimal, Diccionario de mitologa griega y romana, Paids, 1982.- Albin Lesky, Historia de la literatura griega, Gredos, Madrid, 1976.- David Morris, The Culture of Pain, University of California Press, Londres, 1991- F. Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, Alianza Editorial, Madrid, 1985.- Roselyne Rey, Histoire de la douleur, La Dcouverte, Paris, 1993.- Elaine Scarry, The body in pain, Oxford University Press, New York, 1985- George Steiner, La muerte de la tragedia, Azul Editorial, Barcelona, 2001.

    Junio 2008.