Cuidado de muebles metálicos

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Para tenerlo presente... Los muebles metálicos se “mojan” todos los días Este título, parece no ser verdad. Por lo menos, no para lo que ven nuestros ojos, que definitivamente no ven los muebles mojar- se todos los días. Pero si sólo creyéramos en lo que ven nuestros ojos, cometeríamos el atrevimiento de negarle a la física y a la ciencia las miles de verdades que tienen para nosotros. El fenómeno de la condensación: Condensación es cuando un gas o vapor, al enfriarse, se vuelve líquido sobre una superficie. Sucede todos los días, en todo el mundo. La lluvia, es vapor del aire condensado por el frío que encuentra al subir las nubes en la atmósfera. El ro- cío de las mañanas es vapor del aire condensado alrede- dor del césped de los jardines. El “mojado” del exterior de un vaso al que ponemos hielo o líquidos fríos, es va- por del aire condensado alrededor del vaso. ¿Cómo funciona la condensación? Cuando el vapor de agua contenido en el aire encuentra algo más frío que el mismo vapor, sus moléculas en contacto con eso más frío, se contraen hasta llegar a presentarse como líquido. Las leyes de la física, inexorables, causan que el agua se evapore por el calor de la irradiación del Sol, perma- nezca como vapor en el aire y se condense al encontrar cualquier cosa con menor temperatura. ¿Qué tiene que ver la condensación con los muebles metálicos? Todos sabemos que el calor es un estado de energía que pasa de donde hay más a donde hay me- nos. Y todos sabemos que los metales son buenos con- ductores del calor. Los metales, calientan con rapidez y también se enfrían con mucha rapidez. Si los ponemos al Sol, toman temperatura rápidamente y se ponen más calientes que el aire que los rodea. Si los tenemos en nuestros ambientes, toman la temperatura del ambiente y la mantienen. Pero, si los ponemos en oscuridad, si tener de quién tomar temperatura, pierden su calor trans- firiéndolo al aire que los rodea. Al transferirlo, se enfrían, hasta ponerse más fríos que el aire que los rodea. Y con ello, al estar más fríos que el aire que los rodea, inexora- blemente condensan vapor sobre sus superficies, moján- dose, como sucede en el exterior del vaso con hielo. No verlo, nos permite negarlo? No podemos negar algo porque no lo vemos, más si en este caso, es simple- mente que no estamos presentes a la hora que la con- densación sucede, muy de madrugada. Los muebles metálicos pierden su calor durante la noche, progresiva- mente, hasta que en las madrugadas están más fríos que el aire que los rodea. Y las leyes de la física actúan y condensan. No lo vemos porque es muy temprano, pero igual sucede, todos los días de todos los meses de todos los años. Primeras Consecuencias de la “Mojada”: El agua, es el elemento más combinable que existe. Es el mayor solvente y además, el que soporta la vida de algas, bac- terias, microbios y demás microorganismos. Si en el aire que rodea al metal frío, hay moléculas oxidantes, como de sal de la brisa marina, la mojada brinda el medio ideal para que las moléculas oxidantes se peguen al metal, y de allí se implante y crezca el proceso de oxidación. Hay gente que dice: “Se me oxida sin haberlo jamás mojado”, cuando ello no es cierto, pues sus muebles se mojan todos los días. Por eso, el auge en la demanda de los muebles de acero inoxidable. Otras consecuencias: La mojada diaria también sirve como caldo de cultivo para el desarrollo de microorganis- mos. Si por falta de aseo, el mueble contiene residuos de comida, grasas, sudor, o cualquier tipo de suciedad or- gánica, la mojada permite que se logre su descomposi- ción, con la consecuente proliferación de microorganis- mos y sus desechos, los que pueden llegar a formar cos- tras impregnadas, como sucede con las sillas de alumi- nio cuando no tienen una buena limpieza.

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Para tenerlo presente...

Los muebles metálicos se “mojan” todos los días Este título, parece no ser verdad. Por lo menos, no para lo que ven nuestros ojos, que definitivamente no ven los muebles mojar-

se todos los días. Pero si sólo creyéramos en lo que ven nuestros ojos, cometeríamos el atrevimiento de negarle a la física y a la

ciencia las miles de verdades que tienen para nosotros.

El fenómeno de la condensación: Condensación es cuando un gas o vapor, al enfriarse, se vuelve líquido sobre una superficie. Sucede todos los días, en todo el mundo. La lluvia, es vapor del aire condensado por el frío que encuentra al subir las nubes en la atmósfera. El ro-cío de las mañanas es vapor del aire condensado alrede-dor del césped de los jardines. El “mojado” del exterior de un vaso al que ponemos hielo o líquidos fríos, es va-por del aire condensado alrededor del vaso.

¿Cómo funciona la condensación? Cuando el vapor de agua contenido en el aire encuentra algo más frío que el mismo vapor, sus moléculas en contacto con eso más frío, se contraen hasta llegar a presentarse como líquido. Las leyes de la física, inexorables, causan que el agua se evapore por el calor de la irradiación del Sol, perma-nezca como vapor en el aire y se condense al encontrar cualquier cosa con menor temperatura.

¿Qué tiene que ver la condensación con los muebles metálicos? Todos sabemos que el calor es un estado de energía que pasa de donde hay más a donde hay me-nos. Y todos sabemos que los metales son buenos con-ductores del calor. Los metales, calientan con rapidez y también se enfrían con mucha rapidez. Si los ponemos al Sol, toman temperatura rápidamente y se ponen más calientes que el aire que los rodea. Si los tenemos en nuestros ambientes, toman la temperatura del ambiente y la mantienen. Pero, si los ponemos en oscuridad, si tener de quién tomar temperatura, pierden su calor trans-firiéndolo al aire que los rodea. Al transferirlo, se enfrían, hasta ponerse más fríos que el aire que los rodea. Y con ello, al estar más fríos que el aire que los rodea, inexora-blemente condensan vapor sobre sus superficies, moján-dose, como sucede en el exterior del vaso con hielo.

No verlo, nos permite negarlo? No podemos negar algo porque no lo vemos, más si en este caso, es simple-mente que no estamos presentes a la hora que la con-densación sucede, muy de madrugada. Los muebles metálicos pierden su calor durante la noche, progresiva-mente, hasta que en las madrugadas están más fríos que el aire que los rodea. Y las leyes de la física actúan y condensan. No lo vemos porque es muy temprano, pero igual sucede, todos los días de todos los meses de todos los años.

Primeras Consecuencias de la “Mojada”: El agua, es el elemento más combinable que existe. Es el mayor solvente y además, el que soporta la vida de algas, bac-terias, microbios y demás microorganismos. Si en el aire que rodea al metal frío, hay moléculas oxidantes, como de sal de la brisa marina, la mojada brinda el medio ideal para que las moléculas oxidantes se peguen al metal, y de allí se implante y crezca el proceso de oxidación. Hay gente que dice: “Se me oxida sin haberlo jamás mojado”, cuando ello no es cierto, pues sus muebles se mojan todos los días. Por eso, el auge en la demanda de los muebles de acero inoxidable.

Otras consecuencias: La mojada diaria también sirve como caldo de cultivo para el desarrollo de microorganis-mos. Si por falta de aseo, el mueble contiene residuos de comida, grasas, sudor, o cualquier tipo de suciedad or-gánica, la mojada permite que se logre su descomposi-ción, con la consecuente proliferación de microorganis-mos y sus desechos, los que pueden llegar a formar cos-tras impregnadas, como sucede con las sillas de alumi-nio cuando no tienen una buena limpieza.

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¿Qué hace la limpieza?. Entendiéndose por limpieza el frotar el mueble metálico con un trapo o franela, la acción del frotado logra la transferencia de las partículas oxidan-tes o de los elementos orgánicos, del metal a las fibras del elemento usado, donde no pueden actuar.

¿Dónde no es tan necesaria la limpieza? Solo en luga-res de mucha altura, como en la Sierra, con aire enrare-cido, o en lugares donde se tenga aire acondicionado las 24 horas. Ello porque el aire acondicionado es seco, sin el vapor de agua o humedad necesarios para que ocurra la condensación. Inversamente, a más caliente la zona (el aire caliente contiene más vapor de agua) o a más húmedo el ambiente (cerca de piscinas, sequias, jardines en regadío, etc.) será necesaria una limpieza más fre-cuente.

¿El cromo protege del óxido? Antes, el cromo era un baño protector contra el óxido, cuando se hacía con tres capas superpuestas sucesivas, una de cobre, otra de níquel y la tercera de cromo. Si miráramos con un mi-croscopio, cada capa de los tres baños era como una malla distinta. Superpuestas las tres mallas, formaban una coraza impenetrable, aún a nivel microscópico. Hoy generalmente el cromo es sólo decorativo, de una sola capa, es decir una malla con micro huecos, que luce bien, pero no protege contra el óxido. Cuando el óxido se mete bajo el cromo, avanza como si éste no existiera. Y por lo general, cuando se le nota, ya es tarde.

Y el aluminio? El aluminio tiene un proceso de oxida-ción que es auto-frenante, que detiene el proceso. Al oxidarse, las superficies forman una capa de óxido de aluminio, que es del mismo color del metal y lo hace in-mune a seguirse oxidando. Pero, el óxido de aluminio es poroso y sirve para que se adhieran a él todos los micro-organismos existentes cuando no hay limpieza frecuente. Cuando los microorganismos y sus desechos entran en un ciclo de desarrollo y su consecuente descomposición de residuos, se forma una capa oscura, verduzca o ne-gruzca que sirve con la mojada diaria por condensación, para que crezca más la capa, como una costra sobre el mueble. Estos microorganismos y sus desechos contie-nen y generan ácidos que afectan al aluminio, con lo que el deterioro por falta de limpieza, es irreversible.

¿El acero inoxidable? El acero inoxidable, no deja de ser acero, y sin limpieza frecuente, puede presentar al-gunos puntos de óxido. La diferencia, es que los puntos de óxido no penetran el metal, sino sólo son superficiales y se les retira con una frotada, máximo con una esponjita verde de las que se usa para limpiar ollas.

¿La pintura ayuda? Depende de la pintura. Hay baños de pintura muy densos, pero que pueden tener poros. Y para que el proceso de oxidación arranque, sólo hace falta que el elemento oxidante se contacte con el metal. Hecho el contacto, el proceso sigue por debajo de la pin-tura, como un bicho que se come la fruta por debajo de la cáscara.

¿El galvanizado? El galvanizado es el proceso que cu-bría las cañerías de agua cuando eran metálicas (ahora casi todas son de plástico) y las hacía prácticamente eternas. En la práctica es bañar la pieza metálica en una piscina de zinc derretido, a muchos grados de tempera-tura. El zinc se pega al metal formándole una costra im-penetrable para el óxido. Es el proceso ideal para cuan-do se quiere muebles metálicos de colores, pues una vez galvanizados, se les pinta con pintura electrostática. Lo malo del galvanizado, es que sus costos y la demora del proceso, desalientan su uso si se le compara con los costos de los muebles de acero inoxidable.

¿Cubrir los muebles metálicos ayuda? Cubrirlos, a no ser que fuera una capa hermética como ponerlos en un tapper, no ayuda. Al contrario, perjudica. Cubrirlos no va a impedir que se enfríen ni que al enfriarse condensen la humedad del aire. Lo que haría la cobertura, es lograr que se demoren más en secar luego de su mojada de la madrugada, y eso hace peor el problema. Es contrapro-ducente.

Editor responsable

Francisco Sousa Salazar

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