Curso_Lectores

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CURSO DE FORMACIÓN DE LECTORES Autores: Rvdos. Padres Pablo Luchino y Miguel Jericó Curso autorizado por: Mons. Ángel Latre Coronas (Enero 1985) Modificado y dado por: Sr. Luis Adán Rodríguez González Sra. Mirtea J. Rodríguez Sra. Crimilda Montalvo Corregido y re-impreso: Sra. Monserrate Valentín Ampliado y re-organizado Noviembre 1990

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CURSO DE FORMACIÓN DE LECTORES

Autores: Rvdos. Padres Pablo Luchino y Miguel Jericó

Curso autorizado por: Mons. Ángel Latre Coronas (Enero 1985)

Modificado y dado por: Sr. Luis Adán Rodríguez González

Sra. Mirtea J. Rodríguez

Sra. Crimilda Montalvo

Corregido y re-impreso: Sra. Monserrate Valentín

Ampliado y re-organizado Noviembre 1990

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ÍNDICE TEMA Página

1 Introducción Importancia de la “Liturgia de la Palabra” en la Misa 1

2 El lector y su lugar en la Iglesia 2

3 El espíritu que debe animar al lector 2-3

4 Escuchar la Palabra de Dios 4-6

5 ¿Cómo interpretar la Lectura Litúrgica? 7-8

6 Las condiciones materiales de una buena proclamación 9

7 Correcciones que debe aceptar el Lector 10

8 El uso del micrófono 11

9 Algunos elementos para mejorar la dicción 12-13

Ejercicio para aprender a tomar aliento 12

Ejercicio de silabeo 13

10 Pronunciación correcta 13

Palabras para practica 15

11 ¿Qué es hablar? ¿Qué es proclamar? Reglas y ejercicios 16-17

12 Como interpretar la Litúrgica 18-20

A. La Proclamación Profética y Doxologías 18

B. Relato Histórico 18

C. La Exhortación Moral 18

D. Exposición dogmática 18-19

E. Diálogos 19

F. Los Salmos 19

G. Las Moniciones 19-20

Géneros Literarios: Para practicar 21-25

13 Recuerdo del Curso de Formación de Lectores 26

Leer, Proclamar 27-30

Modo de Conclusión de Este Curso 31

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TEMA 1: INTRODUCCIÓN:

El por qué de este curso...

1. Importancia de la “Liturgia de la Palabra” en la Misa.

Ya pasó el tiempo en que se decía que para cumplir con el precepto de la Misa dominical

bastaba con llegar antes del Ofertorio.

En las “Instrucciones Generales de la Misa” (IGM) se lee:

“La Misa es un solo acto de culto que consta, en cierto sentido, de dos partes: La Liturgia

de la Palabra, y la Liturgia Eucarística”. Por tanto, se exhorta a los pastores que instruyan

a los fieles... (S.C. 56)

El Concilio Vaticano II en su constitución sobre la Liturgia dice: “Máxima es la

importancia de la Sagrada Escritura en la celebración de la Liturgia, pues... de ella (la

Biblia) reciben significado las acciones y los signos. Por lo tanto, hay que fomentar aquel

amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura que atestigua la venerable tradición de los

ritos”. (SC 24)

El Concilio llega a decir que “Cuando se lee en la iglesia la Sagrada Escritura, es Cristo

quien habla”.

Por tanto, las lecturas de la Palabra de Dios, que constituyen un elemento de máxima

importancia en la Liturgia deben ser escuchadas por todos con veneración”. (IGM 11,9)

Es aún más importante la lectura que la predicación: “Las lecturas tomadas de la Sagrada

Escritura con los canticos interleccionales constituyen la parte principal de la Liturgia de

la Palabra. La homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los fieles la

desarrollan y concluyen”. Pues en las lecturas que la homilía explica, Dios habla a su

Pueblo, manifiesta el misterio de la redención y salvación, y brinda el alimento espiritual;

y Cristo que está en medio de los fieles, se hace presente en su palabra”. (IGM 11,33).

Pablo VI, en la Encíclica “Eucharisticum Mysterium” declara: “La celebración de la

Palabra se requiere para el ministerio mismo de los Sacramentos, como quiera que son

sacramentos de la fe, la cual nace de la Palabra y de ella se alimenta. Esto se ha de decir

sobre todo de la celebración de la Misa, en la cual la Liturgia de la Palabra de Dios tiende

a unir estrechamente el anuncio y escucha de la palabra de Dios con el misterio

Eucarístico: (n.10)

Vemos que la Palabra SE CELEBRA y también SE PROCLAMA.

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TEMA 2: EL LECTOR Y SU LUGAR EN LA IGLESIA

No es propio del Celebrante hacer las lecturas. Lo cita expresamente las “Instrucciones

Generales del Misal”: “Como el oficio de hacer las lecturas no es función presidencial,

sino ministerial, conviene que de ordinario el Diacono, o faltando este, otro presbítero lea

el Evangelio; mientras que el lector hará las otras lecturas. Sin embargo, si no hay

diácono ni otro presbítero, hará la lectura del Evangelio el Celebrante”. (LL, 34).

El Lector es un laico, pero debe tener condiciones para proclamar la Palabra de Dios.

TEMA 3: EL ESPÍRITU QUE DEBE ANIMAR AL LECTOR

El- Lector es un Ministro de la Iglesia preparado y encargado de proclamar la Palabra de Dios.

No es una persona que ocasionalmente lee un texto.

En él es necesaria una preparación espiritual o religiosa y una adecuada capacitación técnica.

Debe desarrollar en sí:

a. BUENA VOLUNTAD, ser humilde y generoso, deseando servir.

b. EL FRECUENTAR LOS SACRAMENTOS y estar en Paz consigo mismo y con los hermanos.

c. EL AMOR A SUS HERMANOS debe llevarle a capacitarse y esforzarse.

d. SENTIDO DE LA ORACIÓN LITÚRGICA. Debe apreciar la calidad de la oración de la

Iglesia. Apreciar la enseñanza que ella contiene, siendo la oración una búsqueda de la

voluntad de Dios.

e. SENTIDO DE LO SANTO. Debe tener conciencia que la Santidad de Dios rechaza todo lo

falso. Nada de actitudes pomposas, de opereta, de espectáculo o chabacanas.

f. SENTIDO DEL GESTO Y LA EXPRESIÓN. La Iglesia expresa la presencia y la acción de

Dios a través de realidades sensibles (agua, oleo, pan, luz, postraciones). Rechazar lo

corporal es privarse de una ayuda indispensable para subir hasta Dios y también privar a

Dios de una parte de alabanza que le corresponde.

g. CONOCER LA BIBLIA. Deberá profundizar más en la Palabra de Dios. Leerla y meditarla

constantemente. Familiarizarse con ella.

h. SER PERSONA DE ORACIÓN Y DE FE. i. RESPONSABILIDAD (Puntualidad)

j. TALENTO

k. COMPRENDER LA LITURGIA. Comprensión profunda de la Misa y en general, de La

Liturgia. Apreciar la presencia de los SIGNOS, los SÍMBOLOS, los GESTOS y en general de

todo lo sensible.

NOTAS

Al iniciarse, el LECTOR no tendrá todas estas condiciones. Las irá adquiriendo a medida

que desempeña su ministerio, especialmente si se Integra a un equipo de pastoral litúrgica

y/o asiste a las reuniones de LECTORES Y MINISTROS que se llevan a efecto regularmente

en la parroquia.

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Debe ir desarrollando en su persona el sentido de la Celebración, sin el cual no podrá

cumplir dignamente su papel.

Es todo un estilo de vida de fe personal, que se trata de adoptar. Aprender a reaccionar

con la Iglesia y como ella frente al misterio de Dios y las maravillas realizadas por Él

para introducir a los hombres pecadores en una comunión de caridad en Cristo y por

Cristo.

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TEMA 4: ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS

P

A

L

A

B

R

A

en

castillano

sonido

facultad

promesa

derecho (libertad de

expresión

P

A

L

A

B

R

A

en

la Biblia

Persona de Dios

Creadora

Dinámica

Expresiva

Hoy día en la lengua castellana la expresión “palabra tiene un alcance limitado. En el mundo

bíblico la palabra humana no era solamente un gesto sonoro, sino que era la persona misma,

expresiva, dinámica y creadora.

En la Biblia LA PALABRA DE DIOS es el ESPÍRITU DE DIOS: ella anuncia, instruye, antes de

revelarse plenamente en Jesucristo.

¿QUÉ SE ENTIENDE POR LA PALABRA DE DIOS?

La Palabra de Dios designa, no solamente la Biblia y sus consecuencias (la predicación), sino

también todo lo que contribuye a colocar a Dios en relación con el hombre (partiendo de la

Creación) y al hombre en relación con Dios.

P

A

L

A

B

R

A

D

E

D

I

O

S

A - La Biblia

B - La Predicación

C - El Proyecto (Antigua Alianza)

(Nueva Alianza)

A. LA BIBLIA: La historia épica y política del pueblo de Dios, las reflexiones de sus teólogos

y de sus sabios, las fórmulas de oración y de canto, los códigos morales y jurídicos.

B. LA PREDICACIÓN: Considerada como un signo de Dios dirigida al hombre, un llamado a

la conversión, una luz para la fe.

C. Todo EL PROYECTO del designio de Dios en vista a la construcción del Reino: .las

“alianzas” del Antiguo Testamento y su plenitud en Jesucristo; la Alianza decisiva y

Universal de Dios con toda la Humanidad, adquirida por la Iglesia, desde que el hombre

recibe el anuncio del Reino de Dios y se convierte.

Escuchar la palabra de Dios para nosotros, cristianos de hoy, es vivir en el tiempo de la Iglesia

para buscar a Jesucristo en la lectura de los libros santos, en la vida Sacramental, en nuestras

relaciones humanas iluminadas por la caridad.

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a) DIOS SE REVELA A NOSOTROS POR SIGNOS

Es en la Liturgia que se realiza esta comunicación que Dios propone; en la que Él

renueva su Alianza y donde el hombre responde. “Lo que era visible en Cristo Jesús ha

pasado a los misterios”. (San León)

La Revelación de Dios, la comunicación de su vida visible, palpable en Cristo, ha pasado

a partir de la Ascensión a los signos visibles, causa significante de la gracia que

constituyen los Sacramentos y la Liturgia.

b) LA ESCRITURA ES UNO DE ESTOS SIGNOS

La Lectura Litúrgica es uno de los signos que el LECTOR tiene a cargo comunicar.

La mayoría de los participantes en la celebración conocen el sentido y el alcance de los

Sacramentos. Saben que nos hacen presente la muerte y la Resurrección de Cristo, que

nos hacen vivir la Pascua con Él. Pero los fieles parecen menos sensibles a la función

sacramental de la lectura litúrgica.

c) CONVOCADOS POR LA PALABRA DE DIOS LOS FIELES CONSTITUYEN EL PUEBLO SANTO.

Es importante que el bautizado que va a la Misa Dominical conozca el sentido profundo

de su actuación, el sentido profundo de la reunión que va a vivir.

Esta congregación de fieles ha sido querida por Dios -que la ha convocado para renovar

con ella el signo de la Alianza, de hacerla participar de la muerte y Resurrección de

Cristo- a fin de escuchar su respuesta.

El Señor convoca a su pueblo para hablarle y su pueblo le contesta, le responde.

d) DIOS NOS HABLA

En la Liturgia, como en la Biblia, la primera situación frente a la palabra profética

dirigida al hombre, no es “que se dice”, sino “quien habla”. Por eso, será preciso después

el vivir el mensaje.

Lo primero: “alguien entra en mi historia” por el dialogo antes de que yo reflexione sobre

mi pensar ayudado por un texto.

Esta “palabra” es personal, manifiesta al otro, al Dios Salvador, y la iniciativa y primacía

de su llamado. Esta palabra interviene en mi vida, me obliga a tomar conciencia del

“sentido de mi historia”.

e) LA PALABRA ES EFICAZ

El anuncio de la salvación en Jesucristo que acabamos de oirá, tiene una eficacia tal que

llega hasta la realización del sacrificio del Señor. La Palabra es eficaz a tal punto que

llega a realizar el Sacramento Ella constituye la proclamación de Dios que llama a una

respuesta del creyente. La Palabra del Señor se dirige a nosotros ahora y nosotros nos

adherimos a esta palabra por la Comunión.

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f) DIOS NOS HA HABLADO: NOSOTROS CONTESTAMOS.

Y porque nos hemos adherido a esta palabra, podemos celebrar, dar gracias, bendecir, realizar el

culto.

Es el diálogo abierto por Dios; la asamblea Santa convocada por la palabra, alimentada por su

palabra, “TEXTOS Y PAN”, que ha aceptado la alianza, alaba, bendice y da gracias.

Ella celebra y después va a dar testimonio en la vida de cada día.

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Tema 5: ¿CÓMO INTERPRETAR LA LECTURA LITÚRGICA? La palabra “interpretar” puede prestarse a confusión. La interpretación es una cierta manera de

considerar la realidad: es explicación y expresa un punto de vista personal. Es reflejo de la

realidad, a través del prisma de la personalidad del interprete.

Utilizar la palabra “interpretar” puede parecer impropio ando se trata de lectura de la Palabra de

Dios. Sin embargo, empleamos a conciencia, porque todo LECTOR plantea la cuestión de la

interpretación; llama la atención comprobar como el temperamento distinto de cada lector

confiere a la lectura de un mismo texto un carácter particular.

I

N

T

E

R

P

R

E

T

A

R

(Textos Escogidos)

FIDELIDAD

TRADUCCIÓN

PRESENTACIÓN

INTERPRETACIÓN

El texto escogido por la Iglesia es la Palabra Viva de Dios destinada

a cada miembro de la asamblea.

LA PROCLAMACION DE LA PALABRA, es un acto por el cual Dios

entra en relacion con su pueblo en un momento preciso de la

historia.

La gran dificultad es .que estos textos, sobre todo el Evangelio,

siempre actuales y siempre nuevos, han sido ya oídos muchas

veces, a tal punto que son considerados como muy conocidos.

Para los participantes ante algo ya conocido, su atención se dispersa desde el principio. El

problema será, como mantener esta atención, como dar a estos textos una presencia “personal

cómo hacerlo .sin forzar el mensaje, sin colocarse en el lugar de Dios”, y sin maltratar al auditor

con una declamación sentimental y/o teatral.

La Palabra de Dios debe ser inteligible, pero esto no significa que se deba sacrificar todo a la

inteligibilidad inmediata. Corresponde al Celebrante en la homilía o predicación, o al

comentarista en sus moniciones iluminar los pasajes difíciles y preparar al fiel a recibir bien

el/mensaje que Dios le dirige.

FIDELIDAD A LOS TEXTOS: No tenemos derecho, incluso por motivos de adaptación o pedagogía,

de sustituir lecturas de nuestra elección a aquellas que han sido previstas por la Iglesia y su

Liturgia, con el pretexto de hacer inteligible un texto. La Biblia es para Dios. No pertenece a los

hombres el atenuarla o modificarla.

UNA BUENA TRADUCCIÓN: Se debe utilizar una traducción exacta, fiel, apropiada para la

proclamación.

INTERPRETACIÓN SOBRIA Y SIMPLE: Lo esencial es que la lectura sea oída y entendida. El Modo

de lectura: lo más diáfana, que “permita captar bien todas las palabras de una frase. No debe

hacerse la lectura demasiada cargada de intenciones ni parcelada, ni personal. Esto haría una

interpretación inauténtica de la Palabra de Dios.

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Se deben PRESENTAR LOS TEXTOS cuidando que las introducciones sean según la composición

de los fieles. Implica también un gran respeto a la asamblea. Se trata simplemente de colocar a la

asamblea en estado de oír verdaderamente al Señor por sí mismo.

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TEMA 6: LAS CONDICIONES MATERIALES DE UNA BUENA PROCLAMACIÓN

Un texto bien impreso... en un libro digno de la Proclamación de la Palabra.

Importa que el signo gráfico sea netamente visible, que la palabra aparezca sin dificultad; se

recomienda incluso, que la frase sea impresa de tal manera que el sujeto y el verbo sean

percibidos al mismo tiempo por el ojo.

Un texto bien iluminado.

El texto debe estar en buena luz; el lector, cuya vista es más o menos buena, no debe tener

dificultad para leerlo. Este detalle tiene su importancia, si el lector tiene que inclinarse sobre el

libro para descifrar el texto, se verá muy mal, doblado, y su voz no podrá proyectarse lejos.

Se lee con todo el cuerpo.

Los pies bien puestos en el suelo y el cuerpo que se sostenga en las piernas en buena posición de

equilibrio; los hombros en su lugar para que la caja toráxica no sea constreñida; la cabeza

derecha; los ojos dirigidos hacia el libro que debe estar colocado a buena altura. Sea que el lector

tenga el libro en las manos o en un ambón, la voz deberá pasar siempre por encima del libro y

proyectarse al auditorio.

Debe colocarse frente a la asamblea.

Lógicamente toda persona que se dirija a una asamblea debe colocarse frente a ella. Además es

aconsejable que esté más elevado respecto a sus oyentes. La naturaleza misma de la

proclamación exige que no esté lejos del altar y que el lugar del lector sea uno de honor.

Revestido con toga, signo de su función ministerial.

Al revestirse, el Lector pasa a otro plano, puede asumir más libremente su papel, sin timidez,

facilitando así la posibilidad a una actitud sagrada y de respeto que hace de él un ministro al

servicio de la comunidad.

Por lo tanto, tengamos bien presente lo siguiente: EL LECTOR ES UN MINISTRO DE LA PALABRA,

es un ser vivo que se dirige oficialmente a otros seres vivos, que son los que forman la Asamblea

Cristiana. Por lo tanto debe dirigirse a ellos:

- con autoridad

- sin complejos

- con alma

- haciendo presente no al autor, sino el mensaje del autor.

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TEMA 7: CORRECCIONES QUE DEBE ACEPTAR EL LECTOR

Como persona humilde que se espera sea el lector, debe aceptar correcciones, y recibirlas con

agrado. Siempre que nos dirijamos a un compañero para hacerle correcciones hagámoslo

fraternal y sencillamente y si posible en privado.

Podemos también corregirnos nosotros mismos, sirviéndonos de una grabadora, aunque

generalmente no notamos nuestros propios errores y conviene que sea otra persona quien nos los

advierta.

Veamos algunos de los errores más comunes:

1. Leen demasiado rápido (aplicar primera regla)

2. Aceleran a medida que se avanza en lectura.

Puede deberse a nerviosismo o a la falta de dominio en la respiración.

3. No vocalizan suficientemente. Su dicción es blanda y se asemeja más a una conversación

que a una proclamación.

4. Su lectura es monótona.

5. Leen sin inteligencia. En cada trozo bíblico, por regla general, hay una idea principal

(que en los textos litúrgicos se suele señalar al inicio con una frase destacada). Hay que

construir la lectura en torno a esa frase clave. Si se pone el énfasis sobre otra cualquiera,

se corre el riesgo de deformar el sentido del texto. Para evitar esto se debe leer bien el

texto antes de proclamarlo.

6. No respetan la puntuación.

Las comas y los puntos se han escrito para que se tengan en cuenta.

7. Bajan la voz antes de terminar las frases.

Esto hace difícil entender las últimas palabras de cada frase.

8. Usan un tono inapropiado.

9. Se sitúan demasiado cerca o demasiado lejos del micrófono. O retumba o no se alcanza a

oír. No hay que temerle al micrófono.

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TEMA 8: EL USO DEL MICRÓFONO

El Lector necesita encontrar su lugar frente al micrófono. Hablar con un micrófono plantea

algunos problemas que se pueden resolver ejercitándose con una grabadora.

Veamos algunos puntos sobre este maravilloso instrumento:

1. El micrófono no debe amplificar la voz, sino llevarla a todos los puntos del edificio.

2. El micrófono nunca ha transformado una voz mala en una buena.

3. El micrófono amplía los defectos.

4. El micrófono exige cuidar la pronunciación; sobre todo si el lector no eleva la voz tendrá

tendencia a volver al lenguaje común y corriente; hablará entonces demasiado rápido y el

auditor no alcanzará a oír y reconstruir las palabras; no podra seguirle.

5. El micrófono no resuelve el problema de las voces débiles; se debe hablar con firmeza y

claridad.

6. El micrófono exige una dicción cuidada, una lentitud más precisa, pausas más frecuentes.

7. Hay que “domesticar” el micrófono para saber a qué distancia se debe colocar y a que

altura regularlo. Este debe colocarse siempre frente a la boca, pero que permita al

auditorio verle la cara y el movimiento de los labios al lector. El mismo debe colocarse

siempre en forma ligeramente diagonal de abajo hacia arriba en dirección a la boca o a la

barbilla. Nunca frente a los ojos o frente, ni mirando el pecho.

8. Si notamos que el sonido retumba es que estamos muy pegados al micrófono, por lo que

debemos retirarnos un poco. Si no nos oímos, deberemos acercarnos.

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TEMA 9: ALGUNOS ELEMENTOS PARA MEJORAR LA DICCIÓN

1. Una voz bien impostada

“Impostada” viene del latín: “impostare”, que quiere decir apoyar. Significa dar

sonoridad a la voz; también se dice dar modulación a la voz. No es engolar o apretar.

Un actor de teatro para producir ciertos efectos, adoptará una voz de pecho, de garganta o

de nariz, Según lo que necesite crear. No es necesario que el lector litúrgico acuda a estos

recursos, pero si deberá saber sacar la voz, darle sonoridad. Esto se obtiene con ejercicio

y práctica.

2. Una buena vocalización

La persona que esté ejerciendo como lector deberá estar consciente de que está

proclamando y por lo tanto esforzarse en adquirir nitidez y precisión en la pronunciación

de las sílabas.

No se debe leer con los dientes cerrados. Se debe exagerar un poco la vocalización en los

ensayos privados para que al leer en público se pueda hacer con una dicción más correcta.

3. El dominio de la respiracion

Es sumamente importante, si no se quiere cortar las frases, tener presente que el control

de nuestra respiración es muy importante.

- Debemos practicar el ejercicio de respiración frecuentemente para lograr cada vez mayor

resistencia.

- Debemos “relajarnos” antes de leer. (Relajamiento físico y psicológico). Los estados

nerviosos impiden una buena respiración.

- No esperar a estar sin aire para tomar de nuevo.

- Es bueno aprender a aspirar usando más el diafragma que los pulmones (permite mayor

duración).

- Saber tomar aliento disimuladamente.

- Hacer las pausas cuando lo exija la lógica del sentido, y no hacerlas cuando en sentido no

lo reclama.

- No volver a tomar aliento en medio de una frase. La disposición tipográfica del

Leccionario Litúrgico a menudo facilita la tarea del lector. Saber aprovechar esta

facilidad.

Ejercicio para aprender a tomar aliento y obtener relajamiento:

a. Llenar bien de aire los pulmones.

b. Soltarlo lentamente como si estuviera silbando.

c. Soplar dicho aire hacia la palma de la mano, donde puede percibir la presión del mismo.

d. Repítase muchas veces para lograr mayor duración cada vez. Verifique duración con un

reloj. Con una repetición paciente aprenderá a ampliar mucho su capacidad.

e. Cuando crea haber llegado a un máximo ideal ensaye sin aspirar ya demasiado

profundamente.

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Ejercicio de silabeo:

Al igual que el ejercicio de respiración haga una profunda aspiración y lea lento pronunciando

monótonamente todas las silabas, sin hacer caso originalmente de los signos de puntuación. Las

pausas silábicas deben ser en una forma estable y pareja como en los tiempos musicales. Debe

detenerse cuando se le esté acabando el aliento. Repítase el ejercicio muchas veces hasta que se

acostumbre a una larga lectura sin necesidad de volver a aspirar. Con la repetición paciente

aprenderá a ampliar su capacidad.

Después de un tiempo razonable (días, semanas) de la práctica lenta podrá seguir los ejercicios

en forma más rápida y al cabo de algún tiempo se dará cuenta que no importa lo rápido que lea o

hable habrá acostumbrado la lengua y el mecanismo bucal a pronunciar adecuadamente y clara

cada letra, cada silaba y por supuesto, cada palabra y frase emitida.

En Puerto Rico, aún entre los más respetables profesionales encontramos que se ha descuidado y

deteriorado el buen uso del idioma. Pero esto no es razón para que sigamos. este ejemplo ya que

será triste cuando otros pueblos hispanoparlantes nos señalen a los puertorriqueños por haber

dañado el idioma.

Los que nos preocupamos por dirigirnos al público debemos cuidarnos en hacerlo bien,

correctamente, y ser ejemplo y maestros de los demás, y que seamos cooperadores en el rescate

de la correcta pronunciación.. Debe ser nuestro orgullo.

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TEMA 10: PRONUNCIACIÓN CORRECTA

Cuidado en la forma en que vamos a hacer uso del lenguaje.

Para que el mensaje llegue claro y correctamente debemos vigilar nuestro vocabulario y forma de

expresión. Sobre todo, cuidar la pronunciación. Para que esta sea más correcta debemos

esforzarnos entre otras cosas por: No comernos las Ss y pronunciar correctamente las Rs .

1. La mayor cantidad de defectos está en la mala pronunciación de la R. Una gran cantidad

de personas, inconscientemente, pronuncian L donde va la R. Ejemplo:

Pronuncian (Incorrectamente) en lugar de: (correctamente)

Olganización Organización

Señol Señor

Coldero Cordero

Lugal Lugar

Recoldal Recordar

2. Evitar la R Raspada.

En el ambiente doméstico y de la calle no se nota la R raspada en el paladar, pero cuando

nos dirigimos a un público, sea en conferencias o en los medios electrónicos, esta forma

suena un tanto impropia y pesada. La forma sonora y apropiada de pronunciar la R es

haciendo vibrar la punta de la lengua contra la parte frontal del paladar cerca de los

dientes superiores.

3. También debemos tener cuidado en el uso de la n por la m. Por ejemplo:

Es incorrecto decir:

íbanos, cuando debemos decir: íbamos

corríanos, cuando debemos decir corríamos

trabajábanos cuando debemos decir: trabajábamos. Etc.

El comernos las Ss o pronunciar J por S, así como la R raspada puede pasar; pero es

importante que observemos, en lo posible, el no cambiar la R por la L, y los mos por nos.

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Palabras para práctica

Amor muerte reservado

Altar turban cuernos

cordero agradar expiar

hermanos prosélitos degollar

lugar servidor ordeno

carnero Deuteronomio lectura

reconciliar dromedarios gritar

criatura siguiera haberte

resonó Mesopotamia insondables

hablar Capadocia responsorial

tierra Tesalonicenses partos

sorprendido resplandor Señor

llegar tercer aquí

irrastreable eterna carta

repartían misericordia ser

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TEMA 11: ¿QUÉ ES HABLAR? ¿QUÉ ES PROCLAMAR? REGLAS Y EJERCICIOS

NOTA MUY IMPORTANTE: El poder y saber hablar en la vida corriente no significa

necesariamente que uno sea apto para la proclamación de la Palabra de Dios. No todos tienen ese

don. Debemos saber reconocerlo y aceptarlo. Tampoco lo tienen todos en la misma medida. En

la mayoría de los casos puede cultivarse.

A. ¿QUÉ ES HABLAR? Cuando la palabra va dirigida a una o pocas personas, en forma

privada, conversamos o hablamos.

B. ¿QUÉ ES PROCLAMAR? Cuando nos dirigimos a un público más o menos numeroso, y le

anunciamos la palabra de Dios, estamos proclamando.

C. FRASE PARA EJERCICIO DE INICIACIÓN:

Práctica la siguiente frase pronunciando cada sílaba

“HERMANOS, LES ANUNCIO UNA GRAN NOTICIA; EL SEÑOR HA LIBERADO A SU PUEBLO”.

1. Meditar y comentar el texto

2. descubrir la forma de la palabra y de la frase

3. descubrir el sentido del lenguaje

4. descubrir el sentido de la proclamación a la asamblea,

D. CONCLUSIONES QUE SE DESPRENDEN DE ESTOS EJERCICIOS:

1. La intención del autor se expresa en un signo escrito.

2. El oyente depende totalmente del lector.

3. Para que una palabra o frase expresen toda su verdad no deberán ser adulteradas ni

truncadas.

4. El lector se hace responsable del oyente.

E. REGLAS PARA UN BUENA PROCLAMACIÓN

1. HABLAR LENTO:

Comúnmente aceleramos al leer. Debemos poner de nuestra parte y leer lento o pausado

para que el oyente nos pueda entender, las frases, palabras, texto.

(Ejercicio de respiración para aprender a controlar el tiempo al leer)

2. HABLAR ALTO

Ordinariamente hablamos de un modo blando y desordenado en nuestras conversaciones.

Usamos nuestro timbre natural. Para la proclamación es necesario adoptar un tono más

alto, más elevado que el propio timbre natural.

3. HABLAR LEJOS

Dar más potencia a la voz; Proyectar... En proclamación no se habla a “vecinos”, sino a

toda la asamblea lo que requiere un mayor esfuerzo dando más potencia

-Mientras más fuerte se hable, hay que cuidar de la pronunciación y de la

“desaceleración”.

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4. HABLAR CLARO

Como fruto de las tres primeras reglas la dicción será necesariamente más Clara y por lo

tanto menos cansadora o aburrida.

- Recordemos que: no vamos a leer en voz alta para nosotros mismos, (para uno mismo), sino

que vamos a proclamar, anunciar a otros.

- Para lograr una buena dicción tendremos que esforzarnos por destacar las silabas, o sea

vocalizar bien, no comerse las terminaciones, las ESes, pronunciar correctamente las Rs.

1- Ejercicios (respiración y silabas)

2- Uso de la grabadora

3- Leer mucho en alta voz

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TEMA 12: CÓMO INTERPRETAR LA LECTURA LITÚRGICA

Se habló de interpretación sobria, de que la Palabra de Dios no se convierta en palabra del lector,

no se haga demasiado personalista, etc.

Para que esto no ocurra debemos conocer los distintos GÉNEROS LITERARIOS en la Sagrada

Escritura. Resaltan los siguientes:

A. La Proclamación Profética y las Doxologías

- La primera se explica por si sola; son los mensajes de los profetas.

- La Doxología es la glorificación y alabanza a Dios.

TONO: Solemne, sostenido, entusiasta, con cierto calor en la voz, pero sin ser teatral.

Ejemplos:

1. La Lectura de Epifanía (Isaías 60, 1-6)

2. La Lectura de la Santísima Trinidad, Ciclo C (Prov.8, 22-31)

3. Evangelio IV Domingo, Ciclo A. (Mt.5, 1-12)

4. En general todos los profetas, cuando expresan sus profecías

Ejemplo de Doxología: XXI Domingo, Ciclo A. Segunda lectura (Rom. II, 33-36)

B. Relato Histórico

TONO: Debe ser más sencillo que el de la proclamación profética. Como el de un testigo

que relata simplemente los hechos.

Ejemplos:

1. Misa del día de Pentecostés (Hch.2, 1-11)

2. IV Domingo de Pascua, Ciclo C. (Hch. 13, 14 y 43-52)

3. XVI Domingo, Ciclo C. (Gen. 18, 1-10)

C. La Exhortación Moral

TONO 1. Debe adoptarse un tono cariñoso, paternal o fraterno, según los casos, como de quien

aconseja.

2. A veces deberá adoptarse un tono de firmeza, cuando lo exija el texto.

3. Otras veces será una verdadera increpación o sea, una reprensión fuerte y dura.

Ejemplos:

Lecturas de las Misas de matrimonio

1. (I Pedro 3, 1-9; Col 3, 12-17, etc.)

2. Ciclo A, VII Domingo, Segunda Lectura (I Corintios 3,16-23;

3. Santísima. Trinidad Ciclo A, Segunda Lectura (II Cor. 13, 11-13)

4. IX Domingo Ciclo C. Segunda Lectura (Gal. 1,1-2 y 6-10)

D. Exposición dogmática

TONO: Mas bien magistral, pero sobrio, afirmativo.

Ejemplos

1. IV Domingo. de Cuaresma, Ciclo C. Segunda Lectura (II Cor. 5, 17-21)

2. Viernes Santo, Segunda Lectura (Hbr. 4, 14-16 y 5,7-9)

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3. Santísima. Trinidad, Segunda Lectura. Ciclo C. (Rom. 5, 1-5)

E. Diálogos

TONO: Lectura llana, suave. Tener presente que hay que saber cambiar de tono o

entonación según los personajes.

Conviene hacer una pequeña pausa antes de cada cambio de personaje.

Ejemplos

1. Vigilia de Resurrección, Segunda Lectura (Gen. 22,1-18)

2. II Domingo Ciclo B. Primera Lectura (I Sam. 3,3-10 y 19)

3. X Domingo Ciclo B. Primera Lectura (Gen. 3, 9-15)

F. Los Salmos

Más que a los lectores corresponde a un cantor. Sin embargo a falta del cantor o persona

que pueda o sepa entonar los Salmos, se leerán teniendo presente:

- Leer en tono elevado

- Respetar la puntuación, los puntos de exclamación y otros.

- Leer con cierta intensidad emotiva, proveniente del género lírico, propio de los

salmos.

- Construir la lectura alrededor de una frase y no de una palabra.

- En el Salmo Responsorial saber detenerse y levantar la vista al concluir cada estrofa,

a fin de que la Asamblea comprenda claramente que le corresponde repetir el

responsorio.

- Al hacer el indicativo de que se va a leer el Salmo responsorial no decir “Salmo

responsorial, favor de repetir” ya que la palabra responsorial quiere decir

precisamente que es una repetición. La generalidad de las personas en la Asamblea ya

sabe que debe repetir.

- Igualmente está de más la frase “todos” o cualquier indicativo de nuestra parte que no

sea lo que está escrito en el Misal.

- Recuerde el Salmista que siempre debe decir el responsorio junto con la Asamblea;

más aun, es su deber iniciarlo.

G. Las Moniciones

Aunque estas no son un género bíblico y sí unas líneas explicativas, por su importancia

merecen ser tratadas, y conocida la técnica de su lectura.

El Monitor es el maestro de ceremonias de esa actividad que se llama La Santa Misa: él

da unos detalles o breves explicaciones de algunas partes de la Celebración como lo son:

1. La introducción general a la Celebración.

2. Breve explicación o indicación del mensaje principal de cada lectura.

3. La Oración Universal.

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En el Libro de Moniciones, las letras mayúsculas en tipo de imprenta son solo indicaciones al

igual que las que están entre paréntesis. NO SE LEEN. De este tipo de letra la única que se lee es

la que dice Antífona que corresponde al Salmo Responsorial. Las letras mayúsculas en tipo

manuscrito son las introducciones que corresponden al Sacerdote.

IMPORTANTE: Al monitor solo le corresponde leer aquellos párrafos que están después de la

palabra Monición entre paréntesis.

ES INCORRECTO el leer “Primera Lectura”, “Segunda Lectura”, “Tercera Lectura” ya que lo

que sigue a ese indicativo es una Monición y no la lectura en sí. Quien así lo hace, confunde a la

Asamblea pues da a entender que lo que esta leyendo es la lectura propiamente y eso no es así.

Además aparte de lo ya explicado, es muy lógico que haya una segunda lectura después de una

primera, y una tercera después de una segunda por lo que resulta poco inteligente y poco estético

que se estén numerando en alta voz. Además fijémonos que regularmente las lecturas comienzan

leyendo “En la primera lectura de los Hechos...” etc. por lo que esta práctica viene resultando

innecesaria e incorrecta.

En cuanto a la Oración Universal, tengamos presente que debe leerse con mucho detenimiento

y recogimiento.

A diferencia del lector, el monitor tiene varias participaciones durante la Celebración por lo que

debe ser el más capacitado del grupo a leer en cada Misa.

Page 23: Curso_Lectores

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GÉNEROS LITERARIOS

A. PROCLAMACIÓN PROFÉTICA

Lectura del libro del profeta Isaías (60.1-6)

¡Levantate. brilla, Jerusalén, que llega tu luz

la gloria del Setter amanece sobre t!

Mira: las tinieblas cubren la tierra,

la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor,

su gloria aparecerá sobre ti;

y caminarán los pueblos a tu luz;

los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira:

todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos,

a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar,

y te traigan las riquezas de los pueblos,

Te inundará una multitud de camellos,

los dromedarios de Madián y de Efá

Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro,

y proclamando las alabanzas del Señor.

B. RELATO HISTÓRICO

Lectura de los Hechos delos Apóstoles (2, 1-11)

Todos los discípulos estaban juntos el día de Pentecostés. De repente un ruido del cielo,

como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas

lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de

Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu

le sugería,

Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos dc todas las naciones de la tierra. Al

oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su

propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban:

¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, cómo es que cada uno los

oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea,

Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que

limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay

Page 24: Curso_Lectores

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cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia

lengua.

DOXOLOGÍA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (1 1, 33-36)

¡Qué abismo dc generosidad, dc sabiduría y dc conocimiento el de Dios!

¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!

¿Quién conoció la mente del Señor?

¿Quién fue su consejero?

¿Quién le ha dado primero para que él le devuelva?

Él es el origen, guía y meta del universo.

A él la gloria por los siglos. Amén.

C. EXHORTACIÓN MORAL

a) tono cariñoso

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios. (3,16-23)

Hermanos: ¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en

vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios

es santo: ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en

este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es

necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también: «El Señor

penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos».

Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro; Pablo, Apolo, Cefas,

el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo

de Dios.

b) increpación fuerte

Comienzo de la carta del apóstol San Pablo a los Gálatas. (1,1-2.6-10)

Yo, Pablo, enviado no de hombres, nombrado Apóstol no por un hombre, sino por

Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó, y conmigo todos los hermanos, escribimos a las

iglesias de Galacia. Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamo por amor a

Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, lo que pasa es que

algunos os turban para volver del revés el evangelio de Cristo. Pues, bien, si alguien os predica

un evangelio distinto del que os hemos predicado seamos nosotros mismos o un ángel del cielo

, ¡sea maldito! Os lo dije antes y os lo repito ahora. Si alguien os predica un evangelio distinto

del que habéis recibido, ¡sea maldito! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los. hombres o

la de Dios?; ¿trato de agradar a los hombres? Si siguiera agradando a los hombres, no sería

servidor de Cristo.

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D. EXPOSICIÓN DOGMÁTICA

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios. (5,17-21)

Hermanos: El que es de Cristo es una criatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha

comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos

encargó el servicio de reconciliar. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo

consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la

reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados dc Cristo, y es como si Dios mismo os

exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al

que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a él,

recibamos la salvación de Dios.

E. DIALOGOS

Lectura del primer libro de Samuel (3,3b-10. 19)

En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo, donde estaba el área de Dios. El

Señor llamó a Samuel y Él respondió:

Aquí estoy.

Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo:

Aquí estoy; vengo porque me has llamado.

Respondió Elí:

No te he llamado; vuelve a acostarte. Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el

Señor a Samuel. Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo:

Aquí estoy; vengo porque me has llamado.

Respondió Elí:

No te he llamado; vuelve a acostarte.

Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.

Por tercera vez llamo el Señor a Samuel y él se fue a donde estaba Elí y le dijo:

Aquí estoy; vengo porque me has llamado. Elí comprendió que era el Señor quien

llamaba al muchacho y dijo a Samuel:

Anda. acuéstate; y si te llama alguien, responde: «Habla, Señor, que tu siervo te

escucha.»

Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:

¡Samuel, Samuel! Él respondió:

Habla, Señor, que tu siervo te escucha. Samuel crecía, Dios estaba con é1, y ninguna de

sus palabras dejó de cumplirse.

Page 26: Curso_Lectores

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F. LOS SALMOS

Sal. 102

R.: El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura.

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas.

Como dista el oriente del ocaso,

así aleja de nosotros nuestros delitos.

Como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles.

Sal 33

R.: Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa

en torno a sus fieles y los protege.

Gustad y ved qué bueno es el Señor,

dichoso el que se acoge a Él.

Page 27: Curso_Lectores

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Salmo Responsorial, 137

R.: Señor, tu misericordia es eterna,

no abandones la obra de tui manos.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;

delante de los ángeles tañeré para ti.

Me postraré hacia tu santuario,

daré gracias a tu nombre.

Por tu misericordia y tu lealtad,

porque tu promesa supera a tu fama.

Cuando te invoqué me escuchaste,

acreciste el valor de mi alma.

El Señor es sublime, se fija en el humilde

y de lejos conoce al soberbio.

Señor, tu misericordia es eterna,

no abandones la obra de tus manos.

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TEMA 13: RECUERDO DEL CURSO DE FORMACIÓN DE LECTORES

Como recuerdo del curso, los autores les regalan las siguientes reglas. Ellas le ayudaran a

convertirse en optimo, proclamador de la Palabra de Dios.

1. Proclamar la Palabra de Dios es un ministerio importante. Alegrate de poder servir como

Lector, pero desempeña tu servicio con santo respeto.

2. Lo que no has comprendido no lo puedes proclamar. Por eso preparate bien antes de

actuar.

3. Si en tu preparación solo lees el texto con la vista, tropezarás en la lectura pública. Solo

leyendo en voz alta te darás cuenta de las dificultades, pero también de su belleza y de su

fuerza.

4. Para preparar bien una lectura, comienza por subdividirla. Así tendrás una visión más

clara del texto y podrás proclamarla con más seguridad.

5. La coma no siempre indica una pausa. A veces hay que saltarla leyendo; otras veces tiene

valor de punto o punto y coma.

6. Un buen acento enfático o tónico en la frase no depende de la improvisación, sino de la

preparación. Generalmente se hacen resaltar demasiadas palabras. No olvides que a cada

unidad de sentido solo corresponde una palabra tónica.

7. Observa la cadencia al leer. Ella junto con el acento enfático y el cambio de ritmo, da a

las frases colorido y timbre

8. No se escucha solo con el oído, sino también con la vista. Por eso, cuando desempeñes tu

servicio de Lector, fijate bien en tu modo de andar, en tu postura, la posición de las

manos, la toma del libro, la vestidura, etc.

9. Cuando los fieles tosen o hay intranquilidad entre ellos, es serial de que no te oyen bien.

O lees demasiado bajo o demasiado rápido. Comienza a leer más lento, haz pausas más

largas, habla con voz más firme, (o sea, aplica las reglas) e inmediatamente volverá la

tranquilidad.

10. Antes de comenzar la proclamación y al finalizar, mira a los fieles. Hazlo sin orgullo, sin

distraerte, con naturalidad, porque en ese momento eres instrumento de Dios para tus

hermanos.

11. Tu voz se oye mejor cuando proclamas con voz sonora. Pero no olvides adaptarla al

género literario que estás leyendo.

12. Hay que tratar al micrófono como a un cristal. Aprende a manejarlo bien, y a que

distancia tienes que colocarte de él.

13. Aplica todo lo aprendido en el curso y evita imitar o seguir lo erróneo que hacen otros

porque lo han visto hacer de los que no conocen o no han sabido aplicar bien el curso.

Ejemplo; (Monitor: No leer; “primera lectura”, “segunda lectura”, “tercera lectura”, etc.)

Page 29: Curso_Lectores

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¿LEER?

La Palabra trasmitida por la lectura debe llegar a los oyentes y hacer brotar de su corazón

una profesión de fe. Pero, ¿cómo hacerla llegar?

1. ¿Leer?

No basta leer. Es preciso proclamar la lectura como palabra de salvación. Como palabra

que proclama el amor y la bondad de Dios. Palabra liberadora, vivificante, resucitadora.

Como palabra que nos corrige, nos purifica, nos interroga; como palabra que denuncia las

injusticias y maldad; que nos invita a la conversión y a la comunión con Dios y con los

hermanos.

El Lector

Por lo tanto, el lector es un ministro, un servidor de la palabra, un portavoz del Señor. No

habla en nombre propio. Es canal de comunicación, lazo de unión, puente entre Jesús y su

pueblo.

Para que el lector pueda desempeñar bien su papel, deberá tener hacia sus hermanos los

mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús (Fil 2,5). Por eso, el lector tendrá que

familiarizarse con el Señor, mediante la oración, la lectura frecuente de la Biblia y la

comunión de vida con él.

Las Escrituras

Con el fin de transmitir la Palabra contenida en la lectura y llegar con ella a la asamblea

de los oyentes, es necesario que el lector conozca y entienda lo que está leyendo.

Primero, el texto en sí: saber en qué circunstancias fue escrito, a quienes fue dirigido,

quien es el que está hablando y con qué objeto. Tendrá que saber también en sentido del

texto en el conjunto de la revelación y del misterio de Cristo, para que el texto pueda

convertirse en palabra de salvación para nosotros hoy.

El lector que no entienda lo que está leyendo, transmitirá dudas a sus oyentes.

Únicamente el lector que conoce la Escritura y cree en lo que está leyendo, será capaz de

hacer de la lectura un verdadero anuncio de la Palabra.

Por esa razón, los lectores deberían tener la oportunidad de tomar cursos bíblicos y de

contar con libros y revistas que los ilustren en el desempeño de su tarea.

Una entonacion diferente para cada lectura

Es muy común que los lectores usen el mismo tono para todas las lecturas; es un tono

característico y, por regla general, bastante impersonal.

Pero debe tomarse en cuenta que las lecturas sacadas de la Biblia; pertenecen a géneros

literarios muy diversos. A veces se trata de la narración de un hecho histórico; otras, es

un poema o una serie de normas jurídicas lo que debe leerse; a veces será una parábola,

una enseñanza, una profecía; y también podrá ser un himno, una oración, un proverbio,

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una carta, un diario de viaje, etc.

A cada género literario debe corresponder un tono distinto, una manera diferente de decir

la lectura. No se lee una poesía como si fuera una noticia del periódico.

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¿PROCLAMAR?

Compendio de un artículo sobre el tema, tomado de la Revista “Actualidad Litúrgica”.

Por: Ione, Buyst

La postura del lector

La buena postura comienza por la de los pies: talones ligeramente separados (5-10

centímetros), los pies abiertos, en posición de “la una menos cinco”; las piernas rectas,

pero no rígidas; levantar los hombros y sacar el pecho para respirar libremente. Así se

está bien plantado y firme.

Nada de manos bailando o brazos cruzados. Las manos se colocan a los lados del ambón,

tocándolo ligeramente.

Evitar absolutamente los “tics” nerviosos, por ejemplo: un pie colocado hacia atrás y

balanceándose, etc.

Se supone que, donde hay micrófono, ya se comprobó que está conectado y que, según su

sensibilidad, esté a la altura y a la distancia correcta de la boca.

Atuendo del lector

También es necesario cuidar la presentación del lector. No debe llevar nada que pueda

distraer u ofender a los presentes por ostentoso o ridículo, o algo que pudiera parecer

menos honesto. Camisetas con letreros, shorts, “tubes” en la cabeza, etc., todo eso estaría

fuera de lugar. La dignidad del servicio que se presta y el respeto a la Palabra de Dios

exigen en el atuendo limpieza y discreción.

Inmediatamente antes de comenzar

Una breve pausa para:

a) Mirar la asamblea, por dos razones:

- para tener conciencia de ella, puesto que es a ella a quien se habla,

- para levantar la cabeza. Sobre todo con micrófono hay que leer mostrando el rostro

(no la coronilla) a la asamblea. Como regla general, hay que mirar hacia el último

tercio de la asamblea y hablar en esa dirección.

Pero, durante la lectura, evitar mirar a la asamblea a cada pausa: es un “truco” artificial y

molesto para el auditorio.

b) Respirar: la postura aconsejada anteriormente, permite que el aire penetre con facilidad

en los pulmones; llenar los pulmones normalmente, “retener” el aire y comenzar.

Algunos escollos que hay que evitar

- Un tono cantado, con sonsonete, como los niño de la lotería.

- Un tono monocorde y absolutamente inexpresivo (para los que tengan un timbre de

voz apagado y monocorde, la variación del ritmo dentro de los párrafos avivara la

lectura).

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Bajar demasiado el tono de la voz y disminuir el volumen al final de las frases: nada más

molesto y generador de fastidio que esta forma sistemática de terminar las frases.

La velocidad

En general se lee demasiado rápido. O más bien no se hacen bastantes cortes. Los cortes

o pausas están indicados por los signos de puntuación y la clase de texto (seguir en

general la tipografía del leccionario).

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A MODO DE CONCLUSIÓN DE ESTE CURSO

Un día se medirá la importancia de la Reforma Litúrgica del Siglo XX.

Oír la voz del Señor ya no es un privilegio de la cultura de quien supiera Latín; ricos y pobres,

instruidos e ignorantes todos pueden “fijar los ojos” en el Señor, como en otros tiempos en la

Sinagoga de Nazaret.

Mídase por esto la importancia y responsabilidad del Lector, que presta sus labios y su voz al

Señor, para hacerlo presente en la Asamblea Cristiana. Y para terminar, la expresión de un

anhelo: Ojalá en cada parroquia se establezca un Equipo de Liturgia, capaz de inspirar, animar y

guiar las Celebraciones del Pueblo de Dios. Y Naturalmente, de él tendrán que formar parte los

Lectores.

- No se debe iniciar la lectura antes de que toda la asamblea esté en silencio.

- Se lee solamente el título litúrgico (Lectura de la carta...) No se dice: “Primera o segunda

lectura”, ni se lee la frase clave que en los Leccionarios precede a la lectura.

- Se debe leer el texto en el Leccionario, no en otras hojas o libros. La dignidad de la

Palabra de Dios así lo pide y la presentación tipográfica del leccionario facilita en gran

manera la lectura.

- Después de cada lectura, si no se canta, debe guardarse un momento de silencio.

- Nunca puede improvisarse una lectura. Lo mejor es leerla previamente en voz alta.

- Casi todos los lectores deberán leer mucho más despacio.

- Se debe leer con la cabeza alta y la boca ante el micrófono, pero no demasiado cerca.

“Se recomienda un esmerado manejo del

sonido en los lugares del culto”.

Puebla 1979 n.1087