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D7 L O S D O M I N G O S D E A B C 16 DE ABRIL DE 2006 POR RAMIRO VILLAPADIERNA CORRESPONSAL EN BERLÍN «E sta era la lí- nea». Aquí, en Travemünde, alcanzaba el Báltico hace 15 años la erizada frontera intera- lemana. Una línea que traspasa también la vida de Bettina Röhl, un antes y un después, entre una madre que la sostiene en brazos y un póster mítico ofreciendo 10.000 marcos por su cabeza; entre la idea que uno tiene de sus padres y la que se tiene de Ulrike Meinhof y Klaus Rainer Röhl; entre la pe- riodista brillante que fue y la lí- der de la Fracción del Ejército Ro- jo que también lo fue, antes de col- garse en la cárcel de Stammheim. Línea que Bettina Röhl tam- bién ve entre el movimiento estu- diantil, pacifista y anticonvencio- nal de los 60 y lo que derivó en ope- (Pasa a la página siguiente) Bettina Röhl revisita a sus padres, la iluminada Ulrike Meinhof y el editor Klaus R. Röhl, en «Así mola el comunismo», y revela la penetración de Moscú en la rebelión de los 60 CLAVES DE ACTUALIDAD Los dulces 80 años de Isabel II de Inglaterra. Grace Kelly, el «glamour» monegasco PRÓXIMA PARADA Una pirámide azteca bajo la Pasión de Cristo mexicana GRANDES FIRMAS Raymond Aron DE 7 EN 7 Análisis político, social, económico y cultural A. B. RÖHL Una pose melancólica. La «niña pija» se dejaría seducir por los cantos de sirena revolucionarios Ulrike Meinhof El «chic» comunista

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Bettina Röhl revisita a sus padres, la iluminada Ulrike Meinhof y el editor Klaus CLAVES DE ACTUALIDAD Los dulces 80 años de Isabel II de Inglaterra. Grace Kelly, el «glamour» monegasco PRÓXIMA PARADA Una pirámide azteca bajo la Pasión de Cristo mexicana GRANDES FIRMAS Raymond Aron DE 7 EN 7 Análisis político, social, económico y cultural penetración de Moscú en la rebelión de los 60 R. Röhl, en «Así mola el comunismo», y revela la 16 DE ABRIL DE 2006 A. B. RÖHL

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D7L O S D O M I N G O S D E A B C

16 DE ABRIL DE 2006

POR RAMIRO VILLAPADIERNA CORRESPONSAL EN BERLÍN

«Esta era la lí-nea». Aquí, enTravemünde,alcanzaba elBáltico hace

15 años la erizada frontera intera-lemana. Una línea que traspasatambién la vida de Bettina Röhl,un antes y un después, entre unamadre que la sostiene en brazos yun póster mítico ofreciendo 10.000marcos por su cabeza; entre laidea que uno tiene de sus padres yla que se tiene de Ulrike Meinhofy Klaus Rainer Röhl; entre la pe-riodista brillante que fue y la lí-der de la Fracción del Ejército Ro-jo que también lo fue, antes de col-garse en la cárcel de Stammheim.

Línea que Bettina Röhl tam-bién ve entre el movimiento estu-diantil, pacifista y anticonvencio-nal de los 60 y lo que derivó en ope-

(Pasa a la página siguiente)

Bettina Röhl revisita a sus padres, la

iluminada Ulrike Meinhof y el editor Klaus

R. Röhl, en «Así mola el comunismo», y revela la

penetración de Moscú en la rebelión de los 60

CLAVES DE ACTUALIDADLos dulces 80 años de Isabel II

de Inglaterra.Grace Kelly, el «glamour» monegasco

PRÓXIMA PARADAUna pirámide azteca bajo la Pasión

de Cristo mexicanaGRANDES FIRMAS

Raymond AronDE 7 EN 7

Análisis político, social, económico y cultural

A. B. RÖHLUna pose melancólica. La «niña pija» se dejaría seducir por los cantos de sirena revolucionarios

UlrikeMeinhofEl «chic»comunista

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ro el Studenten-Kurier, y luego elsemanario Konkret, financiadopor el partido comunista desde laRDA. «Llegó a vender 200.000ejemplares y ser la biblia de la ju-ventud universitaria». En la este-la de Brecht y Tucholsky, el objeti-vo de Klaus R. Röhl era crear unórgano, y «los comunistas le ofre-cen financiación con el encargode contrarrestar el miedo al comu-nismo en la Alemania occidentalde los 50 y, especialmente, ganar-se a la nueva generación». Ésta, lade los sesenta, que a los «buenoscomunistas» como Röhl, Riemecko Kapluck iba a espantar con su«Comuna I», sus flores, amor li-bre y otros lujos burgueses, y sinembargo hizo a Meinhof soltarsela melena, a los 36, y ya con dosniñas de ocho años.

Pero en aquella labor de zapaoriental entre los estudiantes, coin-cidiendo con la preocupación anteel rearme alemán, derivada pron-to hacia el miedo atómico, los deKonkret conocen a una batalladoraestudiante en Münster: Meinhofes una chica formal pero huérfanay criada por la «tía» Renate Rie-meck, una célebre sacerdotisa delcomunismo y del movimiento paci-fista que tendría una impronta de-finitiva sobre la joven Meinhof, co-mo reconoce su hija. Es un tiempoen que Adenauer y los conservado-res «también se equivocan, son in-capaces de explicarse y acallar lainquietud. La RFA podía tener de-recho a armarse, no tenía nada ysu vecino inmediato era una mega-potencia como la URSS. Stalin vi-vía, hoy se saben sus ambiciones,

para toda Alemania». Pero Bonnprocedió torpemente a un «rearmesecreto mientras sólo azuzaban elmiedo al Este». Lo hicieron «tanmal, que la gente llegó a creer queinstalarían armas atómicas en Ale-mania».

Esa «histeria de la guerra fría,tan patente en Alemania», pareceque la iban a entender «mejor los

comunistas», dice Röhl, que «con-siguen reducir la preocupaciónatómica sólo a las armas occiden-tales, deslizando como algo nor-mal las de la URSS», y además tra-bajan «en ofrecer un mensaje posi-tivo» a tono con los ideales de jóve-nes como Meinhof. El título del li-bro «no se refiere sólo a un comu-nismo como diversión en el Oes-te, sino también a su capacidad dedeslumbrar a los jóvenes».

InfiltracionesA la pregunta de si, con tanta infil-tración probada por las actas de laStasi, tenía razón Axel Springer,entonces la bestia negra desde suatalaya del Bild, Röhl es tajante:«Claro que tenía razón, los docu-mentos señalan a Konkret comoun ejemplo clásico de infiltra-ción, pero hubo otros y en otrospaíses. La lista de periodistas e in-telectuales pagados está por des-cubrir, esto aclararía la historiade la izquierda alemana. Otra co-sa es lo lamentable que fuera elBild de Springer, y lo sigue sien-do. Pero Springer fue estigmatiza-do», hasta el punto de que quema-ron su casa unos «espontáneos».

«Pero entonces todo periodistaera de izquierdas, era lo más “in”,como lo resume Stefan Aust». Eldirector hoy del semanario Spie-gel, y que rescató entonces a Betti-na y a su hermana del campo gue-

rrillero donde las dejó Meinhof,ha escrito «la mejor historia de laRAF. Ata en corto lo que aún que-dara por aclarar», lo que Röhl bor-dea, pero no menciona, y no pue-de ser otra cosa que el suicidio deMeinhof, el día de la Madre de1976, colgada de las barras de Sta-mmheim, dejando a dos niñasabandonadas que sin duda no hanvuelto a celebrar ese día.

Pero del tercermundismo en bo-ga también Röhl revela «el desdén»que implicaba «soñar que otros semataran mientras uno asistía a laUniversidad», como también hadiscutido Vargas Llosa con GünterGrass. El propio autor iraní Bah-man Nirumand, que lanzó las pro-testas de 1967 en Berlín contra elSha de Persia e íntimo amigo deMeinhof, se indigna por «la ligere-za con que Rudi Dutschke y los radi-cales querían reducir a la RFA a unescenario tercermundista para em-plear métodos de lucha de allí». Co-mo dice Nirumand, «allí al oposi-tor se le mataba, y eso explicabasus modos»; mientras en la RFA,Dutschke tenía un púlpito mediáti-co. «Fue una locura que tantos caye-ran en la euforia tercermundista».Los estudiantes «importaron aque-lla receta de Mao, del Che, de HoChi Min, e impusieron aquí una ar-caización política». Necesitaban elretorno a estadios anteriores y, afalta de desempleo, habrían busca-do «brutalizar y desestabilizar elsistema para desatar una revolu-ción, en la que sólo hay amigo o ene-migo». La violencia requiere «des-conocer el nombre y el rostro» de lapersona, reducirla a enemigo y, aser posible, a baja. «Algo fascista».

«Fue una locura que cayeran en la euforiatercermundista... Los estudiantesimportaran la receta de Mao, del Che... eimpusieron aquí una arcaización política»

La detención.Meinhof, segúnla versiónoficial, sesuicidóahorcándoseen la prisión,dejando a dosniñasabandonadas asu suerte

Foto de familia con el Che al fondo. Klaus Röhl, depie y con una revista en la mano. Delante de él,Stephan Aust, actual director del «Spiegel»

El póster del CheRöhl rehúsa hablar de la «genera-ción de Hitler». «El 68 sucedió entoda Europa», y si en unos luga-res el ataque de hormonas gene-ró algún debate necesario, y algu-na poesía innecesaria, en otros elmito del Che dio subproductoscomo la RAF, las Brigadas, 17 deNoviembre o ETA, en un tiempoque, desde luego, no era peor queantes; y sí podía serlo mejor. «Elterrorismo tiene poco de racio-nal... y algo de secta». Pero enAlemania «no creó familias terro-ristas» como en el IRA o ETA,era «más urbano», aunque síhubo relaciones de vecindad:«En la fiesta de liberación de unade la RAF había gente del entor-no vasco». El que recurre a lasarmas «no necesita razón ni ideo-logía, es equivocado racionalizar-lo, pues se justifica». Tampocohay un tipo clásico: si en su ma-dre destaca la devoción comunis-ta, su padre en cambio era —y

sigue siendo— un narciso, peronada tuvo con la RAF.

En otros destaca «el sueñotercermundista» de las nacionesen construcción; y aún están lossimplemente «cañeros», comoconfesó Boock: «Carecíamos deobjetivo, pero esperábamos quela lucha nos lo mostrara».

Y el factor pop, lo que toca unbinomio que inauguraron laRAF y Múnich 72: «Terrorismo ymedios». «La RAF fue un éxito,sobre todo mediático». Desde queun terrorista puede salir en pan-talla «nada ha sido igual. Vea lode las Torres Gemelas». Occiden-te «tenía mucho que criticar» yla Policía empleó métodos despre-ciables, pero «aquí se podía ha-blar alto y criticar mejor» que enJordania o en la RDA, «adonde sefueron a combatir nuestro siste-ma». Röhl no quiere ajustar cuen-tas con el 68, pero afirma que «eldeslumbramiento con la revolu-ción encubría un deseo de des-trucción y llevaba el germen delterrorismo».

FOTOS:ARCHIVOFAMILIARDEBETTINARÖHL

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ración «contra nuestra democra-cia» a finales de esa década y en lasiguiente; con subproductos tanmarginales y peligrosamente céle-bres como el «descarrilamientode mi madre» y la banda terroris-ta más sugestiva de Europa occi-dental: la Fracción del Ejército Ro-jo o RAF.

Sobre ésta no quiere hablar Betti-na Röhl, pero no puede no hablar.Durante toda la conversación trazalíneas de no pasar, pero se pierdeigual en ellas. Por ejemplo, entreuna infancia burguesa —en cuyosalón sus padres brindaban con in-telectuales y revolucionarios— ysu posterior envío a un campo deentrenamiento palestino, a fin deque no tuviera otra educación queser la terrorista del futuro. El inten-to de Röhl de separar historias quepenetran su propia vida es enterne-cedor, digno del mejor cirujano y,tal vez, imposible.

Lo que para el resto es una histo-ria, para Röhl no pueden no ser va-rias, aunque íntimamente ligadas.Lo demuestra esa gradación por laque sólo una de cada cuatro vecesdice «mi madre» o «mi padre» y elresto «Meinhof» y «Röhl». En elpropio libro «So macht Kommunis-mus Spass!» (algo como: Así molael comunismo) una sola vez dice«mamá y papá». El lugar del «yo»juega alguna mala pasada mien-tras lucha por tomar distancia deinvestigadora y, a la vez, la plumabusca liberar a sus padres de unmito negro y, cuanto más mítico,más negro. Reconoce que es pre-ocupante que su madre haya pasa-do a la leyenda como «Santa Juanade Arco», y su padre como el «gra-nuja» por haberse parado a tiempoante el abismo. «Es importante des-hacer el mito, mi madre era de car-ne y hueso, con familia, hijos, mie-dos, debilidades, y a la vez un grantalento periodístico. Además deun exacerbamiento ideológico quela descarriló».

Una gran periodista, tal vez lamás famosa de su tiempo, que es-cribe brillantemente pero tam-bién «inmensas piezas de propa-ganda y desinformación al servi-cio de la RDA», la Alemania orien-tal. Lo que ofende a la investigado-ra Röhl es que «quisieran acabarcon la RFA», con su aún frágil de-mocracia, y encima desde bases ar-madas en dictaduras tiránicas.Agrega: «Tras aquella pancarta de“más democracia” se luchó a ve-

ces contra nuestra democracia». Yla duda sigue: «¿Por qué no pudoMeinhof poner su talento al servi-cio de una Alemania mejor y másdemocrática?». Pero la gran ami-ga de Meinhof, Gudrun Ensslin, lahabía puesto ya en contacto conaquel casquivano granuja de An-dreas Baader; Röhl cree que Enss-lin, la novia de Baader, a diferen-cia de su madre, sí sería ese tipo deterrorista que «previamente ya es-tá un poco loco». Están el delin-cuente, la iluminada, el frío, el ca-ñero y la pirada. Pero Röhl rehúsahablar de terrorismo, tal vez por-que es cuando se siente más hija ymenos investigadora. «Además,siempre es justificatorio».

Vidas fracasadasPero la hija niega el «ajuste decuentas» en el seno de una «granhistoria familiar de la izquierdaalemana», como ha descrito su li-bro el Frankfurter Allgemeine.«¿Por qué tendría yo que ajustarcuentas con una terrorista? El co-munismo se ha desmontado por símismo, Ulrike Meinhof se des-montó a sí misma... Por ella sólopuedo intentar humanizar la rigi-dez del mito, presentar a mis pa-dres como seres humanos, cuyasvidas fracasaron». No siemprefue así. En su villa de Blankenese,Meinhof y Röhl fueron uno de losfocos más «in» de la época: famo-sos, literatura, combate, martinisy maletines de dinero del Este.Así sí era divertido el comunis-mo. «Un comunismo que no se ibaa realizar en ningún otro lugar deaquellos que les pagaban». Prime-

«¿Por qué tendría yo que ajustar cuentascon una terrorista? Ulrike Meinhof sedesmontó a sí misma... Sólo puedointentar humanizar la rigidez del mito»

Meinhof en suépoca deperiodista. Talvez la másfamosa de sutiempo: escribebrillantemente,pero tambiénpiezas depropaganda alservicio de laRDA

Ulrike con suhija (a laizquierda), yuna imagenreciente deBettina Röhl

(Viene de la página anterior)

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