De la logse a la lomce

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De la LOGSE a la LOMCE. En el contexto de la actual crisis (no sólo) económica, y en fiel aplicación de la doctrina del shock neoliberal, el sistema público de instrucción está siendo objeto de una salvaje “reconversión industrial”. La cosa venía de antiguo y se pueden rastrear sus orígenes en los primeros años noventa o incluso antes. La actual LOMCE no es sino la última versión actualizada y radicalizada de algo que empezó de manera sistemática con la LOGSE y continuó con la LOE (previa existencia fantasmal de la LOCE). En momentos en los que el debate sobre el modelo de estado y la posibilidad de encaminarnos a un proceso constituyente que culmine en la III República están encima de la mesa, puede ser conveniente reflexionar sobre la distancia que separa el núcleo de estos proyectos educativos de una instrucción pública construida según lo esencial de un ideario republicano. ¿Cuáles son los principios que inspiran uno u otro modelo? El núcleo de lo que se llama escuela pública nace de los principios de la Ilustración y de la combinación de los efectos de dos revoluciones, la industrial y la francesa. Recordemos que, por un lado, el objetivo es crear, mediante un sistema público de instrucción, una población mínimamente ilustrada, capaz de pensar por sí misma ( sapere aude). Por supuesto, esta misión tiene que complementarse con la cualificación necesaria para insertar a la población joven en el tejido productivo del país, pero es necesario decidir cual de las dos funciones (instrucción ilustrada y cualificación profesional básica) tiene prioridad para la sociedad. ¿Queremos una población con las herramientas intelectuales, científicas y culturales suficientes como para poder ser libres, es decir, para poder comprender el mundo en que viven y actuar en él en el marco de un sistema democrático? ¿Es eso secundario ante la necesidad de inserción laboral? Las dos cuestiones apuntan a dos ejes fundamentales de la reproducción social: el eje económico-laboral y el eje político- cultural. Hasta ahora ha primado el primero de ellos en detrimento del segundo, a pesar de aquella operación de introducir la asignatura de ciudadanía, que no es más que un pastiche “buen rollero” para maquillar el sistema y aparentar que también se preocupa por la primera cuestión. Si algo ha hecho transparente la LOMCE es que la instrucción ilustrada de la población es no solo muy secundaria para nuestros políticos, sino que la consideran peligrosa. El objetivo de la ley es generar mano de obra dócil y acrítica (a ser posible bilingüe, para poder atender a los turistas) que no cuestione nada. Imbuirla con una ideología muy determinada (emprendedores) y desmontar la enseñanza pública a favor de un sistema de conciertos, quedando la red de titularidad estatal con un papel meramente asistencial. Si el objetivo de la educación obligatoria es simplemente la cualificación de la mano de obra explotable, para adaptarla a las necesidades de los mercados, podemos suponer que el modelo de país que subyace para quienes así lo entienden está lejos de ser democrático, justo y equitativo. Esto es claro ya en el preámbulo de la LOMCE, ley en la que se subordina el diseño del sistema educativo a su función puramente económica: La lógica de esta reforma se basa en la evolución hacia un sistema capaz de encauzar a los estudiantes hacia las trayectorias más adecuadas a sus capacidades, de forma que puedan hacer realidad sus aspiraciones y se conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor a través de la posibilidad, para el alumnado y sus padres, madres o tutores legales, de elegir las mejores opciones de desarrollo personal y profesional. [...]La educación es el motor que promueve el bienestar de un país. El nivel educativo de los ciudadanos determina su capacidad de competir con éxito en el ámbito del panorama internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por un futuro mejor. [...]Los profundos cambios a los que se enfrenta la sociedad actual demandan una continua y reflexiva adecuación del sistema educativo a las emergentes demandas de aprendizaje .(Preámbulo de la LOMCE). Sin embargo, no es probable que los ideólogos de la LOMCE (pero tampoco los de las leyes anteriores) hayan pasado por alto las virtualidades emancipadoras y de transformación social que la

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De la LOGSE a la LOMCE.

En el contexto de la actual crisis (no sólo) económica, y en fiel aplicación de la doctrina del shockneoliberal, el sistema público de instrucción está siendo objeto de una salvaje “reconversiónindustrial”. La cosa venía de antiguo y se pueden rastrear sus orígenes en los primeros años noventao incluso antes. La actual LOMCE no es sino la última versión actualizada y radicalizada de algoque empezó de manera sistemática con la LOGSE y continuó con la LOE (previa existenciafantasmal de la LOCE). En momentos en los que el debate sobre el modelo de estado y laposibilidad de encaminarnos a un proceso constituyente que culmine en la III República estánencima de la mesa, puede ser conveniente reflexionar sobre la distancia que separa el núcleo deestos proyectos educativos de una instrucción pública construida según lo esencial de un ideariorepublicano. ¿Cuáles son los principios que inspiran uno u otro modelo?

El núcleo de lo que se llama escuela pública nace de los principios de la Ilustración y de lacombinación de los efectos de dos revoluciones, la industrial y la francesa. Recordemos que, por unlado, el objetivo es crear, mediante un sistema público de instrucción, una población mínimamenteilustrada, capaz de pensar por sí misma (sapere aude). Por supuesto, esta misión tiene quecomplementarse con la cualificación necesaria para insertar a la población joven en el tejidoproductivo del país, pero es necesario decidir cual de las dos funciones (instrucción ilustrada ycualificación profesional básica) tiene prioridad para la sociedad. ¿Queremos una población con lasherramientas intelectuales, científicas y culturales suficientes como para poder ser libres, es decir,para poder comprender el mundo en que viven y actuar en él en el marco de un sistemademocrático? ¿Es eso secundario ante la necesidad de inserción laboral? Las dos cuestiones apuntana dos ejes fundamentales de la reproducción social: el eje económico-laboral y el eje político-cultural. Hasta ahora ha primado el primero de ellos en detrimento del segundo, a pesar de aquellaoperación de introducir la asignatura de ciudadanía, que no es más que un pastiche “buen rollero”para maquillar el sistema y aparentar que también se preocupa por la primera cuestión.

Si algo ha hecho transparente la LOMCE es que la instrucción ilustrada de la población es no solomuy secundaria para nuestros políticos, sino que la consideran peligrosa. El objetivo de la ley esgenerar mano de obra dócil y acrítica (a ser posible bilingüe, para poder atender a los turistas) queno cuestione nada. Imbuirla con una ideología muy determinada (emprendedores) y desmontar laenseñanza pública a favor de un sistema de conciertos, quedando la red de titularidad estatal con unpapel meramente asistencial.

Si el objetivo de la educación obligatoria es simplemente la cualificación de la mano de obraexplotable, para adaptarla a las necesidades de los mercados, podemos suponer que el modelo depaís que subyace para quienes así lo entienden está lejos de ser democrático, justo y equitativo. Estoes claro ya en el preámbulo de la LOMCE, ley en la que se subordina el diseño del sistemaeducativo a su función puramente económica:

La lógica de esta reforma se basa en la evolución hacia un sistema capaz de encauzar a los estudiantes hacialas trayectorias más adecuadas a sus capacidades, de forma que puedan hacer realidad sus aspiraciones y seconviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor a través de la posibilidad,para el alumnado y sus padres, madres o tutores legales, de elegir las mejores opciones de desarrollo personal yprofesional.

[...]La educación es el motor que promueve el bienestar de un país. El nivel educativo de los ciudadanosdetermina su capacidad de competir con éxito en el ámbito del panorama internacional y de afrontar los desafíosque se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertasa puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por unfuturo mejor. [...]Los profundos cambios a los que se enfrenta la sociedad actual demandan una continua y reflexivaadecuación del sistema educativo a las emergentes demandas de aprendizaje.(Preámbulo de la LOMCE).

Sin embargo, no es probable que los ideólogos de la LOMCE (pero tampoco los de las leyesanteriores) hayan pasado por alto las virtualidades emancipadoras y de transformación social que la

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educación, en cuanto que transmisora de conocimientos y cultura, tiene. Más bien, debemossuponer que tendrán en cuenta y, además, estarán bastante de acuerdo con declaraciones hechasdesde el mundo empresarial, como la siguiente:

Cuando se habla de mejorar el nivel educativo de la población, como solución al problema del desempleo, siempre digo que me preocupa el recuerdo de lo que pasó en Alemania: allí se publicitó la educación como remedio a la desocupación, y el resultado fue la frustración de cientos de miles de profesionales, que fueron empujados al socialismo y la rebelión. Me cuesta decirlo, pero me pregunto si no sería mejor que los desocupados actúen con lucidez y se vayan a buscar trabajo directamente a McDonald’s. (Lee Iaccoca, 1993 en una conferencia en Buenos Aires, citado en Eduardo Galeano, Patas Arriba. La escuela del mundo al revés)

Podemos entonces concluir que el sistema educativo pretendido desde el poder en una sociedadcapitalista, como la española, está destinado a la cualificación laboral y, al mismo tiempo, a ladesactivación de cualquier atisbo de conciencia crítica y transformadora que pudiera resultardisfuncional a las necesidades del capital. Y esto podría rastrearse sin excesiva dificultad al menosdesde la LOGSE. En 1999 Jean-Claude Michèa, en su libro La escuela de la ignorancia, hacía unanálisis ciertamente revelador. Merece la pena citarlo en extenso con algunas glosas, ya queestablece el marco (aunque centrado en el caso francés, pero es perfectamente extrapolable) que nospermite entender el trasfondo y la continuidad de proyecto de las sucesivas leyes de educación. Latesis que defiende es que “los actuales progresos de la ignorancia, lejos de ser el producto de unadeplorable disfunción de nuestra sociedad, se han convertido en una condición necesaria para supropia expansión”. Veamos:

Ahora podemos comprender en su triste verdad histórica el movimiento que, desde hace treinta años,transforma la Escuela llevándola en una dirección idéntica. Invocando a la vez una “democratización de laenseñanza” (una mentira absoluta) y la “adaptación al mundo moderno” (una verdad a medias), lo que se estaconstruyendo a través de todas estas reformas igualmente malas es la Escuela del capitalismo total, es decir,una de las bases logísticas decisivas a partir de las que las principales compañías transnacionales –una vezacabado su proceso de reestructuración en líneas generales– podrán dirigir con toda la eficacia deseada laguerra económica mundial del siglo XXI.

La idea de la necesidad de “democratizar la enseñanza” aparece ya en la Ley General de Educaciónde 1970, todavía en la etapa franquista del actual régimen. A continuación Michèa menciona unareunión de quinientos políticos, líderes económicos y científicos de primer orden que tuvo lugar en1995, y en la que se partía de la premisa de que “en el próximo siglo, dos décimas partes de lapoblación activa serían suficientes para mantener la actividad de la economía mundial”. Elproblema a tratar era qué tendría que hacer la élite mundial con el 80% de la humanidad sobrante, afin de mantener la gobernabilidad. La solución adoptada como más razonable fue el “tittytainment”(entetanimiento o tetatenimiento), palabra usada para definir un cóctel embrutecedor quemantuviera adormecida a la población frustrada del planeta. Y continúa:

Partiendo de este análisis, se puede deducir, con un mínimo margen de error, las formas a priori de toda reformadestinada a reconfigurar el aparato educativo según los únicos intereses políticos y financieros del Capital.Entremos por un instante en este juego.

En primer lugar, es obvio que un sistema de estas características deberá conservar un sector de excelencia,destinado a formar a las distintas élites científicas, técnicas y de gestión al mas alto nivel. Estas serán cada vezmas necesarias a medida que la guerra económica mundial se vaya recrudeciendo.

Estos polos de excelencia, con condiciones de acceso forzosamente muy selectivas, tendrán que seguirtransmitiendo de forma rigurosa (es decir, en lo esencial, seguirán probablemente el modelo de la escuelatradicional) no solo los saberes sofisticados y creativos, sino también (cualesquiera que sean, aquí y allá, lasreticencias positivistas de tal o cual defensor del sistema) el mínimo de cultura y espíritu crítico sin el que laadquisición y el dominio efectivo de dichos saberes carece de sentido y, ante todo, de cualquier utilidadverdadera.

Está claro que en España esta misión corresponderá fundamentalmente a sectores de la enseñanza

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privada no concertada y a los denominados “Bachilleratos de excelencia”. Los planes para el restoserían muy otros, como explica a continuación:

En cuanto a las competencias técnicas medias –la Comisión Europea estima que tienen “una vida aproximadade diez años, y que el capital intelectual se deprecia un 7% por año, lo que va unido a una reduccióncorrespondiente de la eficacia de la mano de obra”– el problema es algo diferente. En definitiva se trata desaberes desechables, tan desechables como los humanos que los detentan provisionalmente, en la medida enque, al basarse en competencias rutinarias y estar adaptados a un contexto tecnológico preciso, dejan de seroperativos en cuanto se supera su propio contexto. No obstante, desde la revolución informática, se trata dehabilidades que, desde una perspectiva capitalista, solo presentan ventajas. Un saber utilitario y de índoleprincipalmente algorítmica, esto es, que no requiere forzosamente ni la autonomía ni la creación del que loutiliza, es un saber que, en condiciones extremas, puede aprenderse solo, es decir, en la propia casa, ante unordenador con el programa educativo correspondiente. Generalizando, en el caso de las competenciasintermedias, gracias al empleo de la enseñanza multimedia a distancia, la clase dominante podrá matar dospájaros de un tiro. Por un lado, las grandes compañías [...] estarán destinadas a “vender sus productos en elmercado de la formación continua gobernado por las leyes de la oferta y la demanda”. Por otro, decenas demiles de profesores [...] se transformarán en algo completamente inútil y podrán, así, ser despedidos, lo quepermitirá a los Estados invertir la masa salarial ahorrada en operaciones más rentables para las grandescompañías internacionales.

Los actuales recortes están avanzando en esa dirección, así como los programas relacionados con laTIC (como la mochila digital, la formación del profesorado online, etc.). Aquellas especialidadesque no tengan una clara aplicación rentable (música, plástica, filosofía...) tenderán a desaparecer o averse reducidas a la mínima expresión.

Por supuesto, quedan los más numerosos; los que el sistema destina a seguir desempleados (o empleados deforma precaria y flexible, por ejemplo, en los distintos trabajos basura) en parte porque, según los términosescogidos por la OCDE, “nunca constituirán un mercado rentable” y porque su “exclusión social se agudizará amedida que los otros sigan progresando”. Es ahí donde el tittytainment deberá encontrar su campo de acción.Efectivamente, es obvio que la costosa transmisión de saberes reales y, por tanto, críticos, así como elaprendizaje de los comportamientos cívicos elementales o incluso, sencillamente, el fomento de la rectitud y lahonestidad, no presentan aquí ningún interés para el sistema. De hecho, en ciertas circunstancias políticas,pueden llegar a suponer una amenaza para su seguridad. Obviamente es en esta escuela para la mayoría dondedebería enseñarse la ignorancia en todas sus formas posibles [...]. La escuela de la ignorancia requeriráreeducar a los profesores, es decir, obligarles a “trabajar de una forma distinta”, bajo el despotismo ilustradode un ejército potente y bien organizado de expertos en “ciencias de la educación”. Evidentemente, la laborfundamental de dichos expertos sera definir e imponer [...] las condiciones pedagógicas y materiales de lo queDebord llamaba la “disolución de la lógica”: en otras palabras, “la pérdida de la posibilidad de reconocerinstantáneamente lo que es importante y lo que es accesorio o está fuera de lugar; lo que es incompatible o,por el contrario, lo que podría ser complementario; todo lo que implica tal consecuencia y lo que, al mismotiempo, impide”.[...]

Aquí entra en juego la evaluación por competencias, como forma de vaciar de contenido los saberesque deberían transmitirse en la escuela. No es casualidad que ese tipo de evaluación surgiera en elcontexto de la formación que las empresas proporcionan a sus trabajadores con el objetivo deaumentar la productividad. Se trata de cercenar la capacidad crítica de la población y convertirla enuna mercancía reciclable (formación durante toda la vida) y flexible.

En lo relativo a [...] la necesidad de transformar al alumno en consumidor incívico y, si es necesario, violento,es una tarea que plantea infinitamente menos problemas. En este caso, basta con prohibir toda institución cívicaeficaz y reemplazarla por cualquier forma de educación ciudadana, popurri conceptual mas fácil de difundirporque, en resumidas cuentas, no hace sino reforzar el discurso dominante de los medios y el mundo delespectáculo. […]

A pesar de la falsa polémica que en su día promovió la derecha acerca de la asignatura deEducación para la Ciudadanía, fundamentalmente para desviar la atención de otras discusiones demás calado, debemos recordar que dicha asignatura también tuvo una oposición desde la izquierdaque fue mediáticamente silenciada. Este silenciamiento pretendía evitar la discusión de fondoacerca del concepto de “ciudadanía”, la cual podría fácilmente llevar a un cuestionamiento del

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sistema y a reclamar una democracia efectiva al servicio de los intereses populares y no de las éliteseconómicas. Pero sigamos:

Naturalmente, los objetivos asignados a lo que quede de la escuela pública supondrán una dobletransformación decisiva a más o menos largo plazo. Por un lado, habrá una transformación de los profesores,que deberán abandonar su estatus actual de sujetos a los que se supone un saber, para formar parte de losanimadores de diferentes actividades de valores o transversales, de salidas pedagógicas o de foros de discusión[…] a fin de rentabilizar su uso, también serán animadores encargados de distintas tareas materiales o derefuerzo psicológico. Por otro, la escuela se convertirá en un espacio de vida, democrático y alegre, a un tiempoguardería ciudadana –en la que la animación de las fiestas […] podrá correr a cargo de las asociaciones depadres más deseosos de implicarse, con la rentabilidad que conlleva– y un lugar liberalmente abierto tanto atodos los representantes de la ciudad (militantes de asociaciones, militares jubilados, empresarios, malabaristaso faquires, etc.) como a todas las mercancías tecnológicas o culturales que las grandes marcas, convertidas encolaboradoras explícitas del “acto educativo”, juzguen adecuado vender a los distintos participantes.

Cuando hablamos del proceso de privatización de la enseñanza no debemos olvidar, además de lapotenciación de los conciertos, la privatización y mercantilización encubierta de los centrospúblicos a través de la retórica ambigua de la “autonomía de los centros” y la “libertad de laenseñanza” (que nada tiene que ver con la libertad de cátedra) como camino para establecer losmencionados “polos de excelencia” por un lado y la “guardería asistencial” por otro. Esto es lo quese quiere decir cuando se habla de “modernizar la enseñanza” y se complementa con el discurso dela “calidad”. En el preámbulo de la LOE podemos leer un repaso de las sucesivas leyes educativasque indica la continuidad del proyecto de fondo que las alienta:

La Ley General de Educación de 1970 supuso el inicio de la superación del gran retraso histórico que aquejabaal sistema educativo español. La Ley Orgánica del Derecho a la Educación proporcionó un nuevo y decididoimpulso a ese proceso de modernización educativa, pero la consecución total de ese objetivo tuvo que esperaraún bastantes años. […] [Ambas] declaraban la educación como servicio público. La Ley Orgánica deEducación sigue y se inscribe en esta tradición. [...] El servicio público de la educación puede ser prestado porlos poderes públicos y por la iniciativa social, como garantía de los derechos fundamentales de los ciudadanosy la libertad de enseñanza.

En 1990, la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo estableció en diez años el período deobligatoriedad escolar y proporcionó un impulso y prestigio profesional y social a la formación profesional quepermitiría finalmente equiparar a España con los países más avanzados de su entorno. [...] en 1995 se aprobó laLey Orgánica de la Participación, la Evaluación y el Gobierno de los Centros Docentes, con el propósito dedesarrollar y modificar algunas de las disposiciones establecidas en la LOGSE orientadas a la mejora de lacalidad. En el año 2002 se quiso dar un paso más hacia el mismo objetivo, mediante la promulgación de la LeyOrgánica de Calidad de la Educación.

Si queda alguna duda de la correspondencia de las leyes españolas con el diagnóstico realizado porMichèa, la propia LOE declara que uno de los principios que la inspira

consiste en un compromiso decidido con los objetivos educativos planteados por la Unión Europea para lospróximos años. El proceso de construcción europea está llevando a una cierta convergencia de los sistemas deeducación y formación, que se ha traducido en el establecimiento de unos objetivos educativos comunes paraeste inicio del siglo XXI. La pretensión de convertirse en la próxima década en la economía basada en elconocimiento más competitiva y dinámica, capaz de lograr un crecimiento económico sostenido, acompañadode una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y de una mayor cohesión social, se ha plasmado en laformulación de unos objetivos educativos comunes.

Es decir, la función social de la educación se entiende siempre subordinada a las necesidades de laeconomía. Y puesto que la LOMCE no es sino una modificación parcial de la LOE, que no hacesino profundizar la orientación economicista, queda establecida la continuidad de fondo de laspolíticas educativas tanto del PSOE como del PP. Los mencionados objetivos planteados por la UEpasan efectivamente por la mercantilización del sistema educativo para abrir y explotar nuevosnichos de negocio. En su lenguaje el alumno es considerado un cliente y por tanto el sistema debeadaptarse a sus demandas de aprendizaje modeladas por el mercado.

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Frente a este plantemiento se impone la tarea de pensar colectivamente un sistema de instrucciónpública que rompa con las dinámicas establecidas y que sitúe en primer plano los principiosilustrados, la formación de una población con conciencia crítica capaz de entender el mundo ytransformarlo según criterios de verdadera justicia social y equidad, en el que el eje económicolaboral quede subordinado al político-cultural. Este será un factor decisivo en cualquier intento desuperar el modelo de sociedad vigente.

Enrique Galindo Ferrández