De La Mata y Cubero 2003. Psicología Cultural

download De La Mata y Cubero 2003. Psicología Cultural

of 19

description

psicologia cultural

Transcript of De La Mata y Cubero 2003. Psicología Cultural

  • Psicologa Cultural: aproximaciones alestudio de la relacin entre mente y

    cultura

    MANUEL LUIS DE LA MATA Y MERCEDES CUBEROUniversidad de Sevilla

    ResumenEl objetivo fundamental de este trabajo es explorar las distintas teoras que en la actualidad son denomina-

    das como Psicologa Cultural, as como analizar las diferencias y similitudes entre ellas. Las aproximacionesculturales citadas han sido incluidas dentro de dos grandes bloques que se diferencian por sus orgenes y focos deinters. En el primero incluimos los enfoques histrico-culturales, herederos de la Psicologa Transcultural.Dentro de este primer grupo hemos hecho referencia, en primer lugar y como punto de partida, a las ideas deVygotski y Leontiev que han dejado huella en la Psicologa Cultural. En este bloque nos hemos detenido espe-cialmente en el enfoque de M. Cole. En un segundo bloque, heredero de la tradicin proveniente de la revolucinromntica contra la Ilustracin y de la Psicologa de los pueblos, se ha incluido los enfoques simblicos de J.Bruner y R. A. Shweder y la teora de la Accin Simblica de los psiclogos alemanes E. E. Boesch y L. H.Eckensberger.Palabras clave: Psicologa Cultural, actividad sociocultural, significado, accin.

    Cultural Psychology: Approaches to thestudy of the relationship between mind

    and culture

    AbstractSome of the more important theories grouped under Cultural Psychology are explored in the paper, and simi-

    larities and differences between them are analysed. The different cultural approaches have been divided intotwo main groups that differ in their origins and focus of interest. The first group includes cultural-historicalapproaches, that have their origin in cross-cultural psychology, and within this group, as a starting pointreference is made to Vygotskys and Leontievs ideas. These ideas have left their mark in Cultural Psychology.Here, M. Coles theory is analysed in more detail. The second group, whose origins can be traced back to theRomantic rebellion against Enlightenment and to Folk Psychology, includes the symbolic approaches developedby J.S. Bruner and R. A. Shweder and the Symbolic Action Theory proposed by E. E. Boesch and L. H.Eckensberger, from Saarbrcken.Keywords: Cultural Psychology, sociocultural activity, meaning, action.

    Direccin de los autores: Manuel Luis de la Mata. Laboratorio de Actividad Humana, Departamento de PsicologaExperimental, Universidad de Sevilla. San Francisco Javier, s/n. 41005 Sevilla. Tel.: (95) 4557743 / 4557679.Fax: (95) 5551784.E-mail: [email protected] y [email protected] recibido: Enero, 2001. Aceptado: Enero, 2003.

    2003 by Fundacin Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2003, 26 (2), 181-199

  • La Psicologa Cultural se ha desarrollado como una alternativa a los proyectosde psicologa que no incluan, como elementos claves de sus agendas, a la culturay a su relacin dialctica con el individuo. Por otra parte, una segunda fuente deinfluencia procede del deseo de algunos antroplogos de entender a la persona,como consecuencia de los nuevos desarrollos de la antropologa psicolgica aso-ciados a las nociones de persona y self (Shweder y LeVine, 1984; Shweder y Sulli-van, 1990). Entre los distintos defensores de esta empresa existen discrepancias ala hora de concretar un proyecto de Psicologa Cultural, tanto en lo terico comoen lo metodolgico. La falta de unanimidad se constata especialmente en lasideas de unos y otros sobre cultura, cognicin y la relacin entre ambas. Ello lesha conducido a defender distintas posiciones sobre los objetivos que la PsicologaCultural debe plantearse, las preguntas a las que debe responder, los mtodos ytcnicas que debe emplear y, en definitiva, su propia definicin y relacin con laPsicologa. Precisamente ste ser el objetivo que estructure los contenidos delpresente trabajo, analizar distintos enfoques de Psicologa Cultural, sus semejan-zas y diferencias.

    Pero el inters por el estudio de la relacin entre mente y cultura o cultura eindividuo no es nuevo. Existe una larga trayectoria que se remonta a los inicios denuestra propia historia como seres humanos, a los primeros contactos entre miem-bros de distintos grupos culturales o etnias. En este inters por buscar lo comn ylo diferente con el otro, as como por averiguar las causas de estas diferencias ysemejanzas, podemos dibujar dos grandes lneas de pensamiento que se han man-tenido, con algunas modificaciones, desde finales del siglo XVII y principios deXVIII hasta nuestros das. La existencia de estas dos trayectorias bien diferenciadases, en gran medida, la responsable de las discrepancias ms importantes que en laactualidad podemos encontrar entre los distintos enfoques de Psicologa Cultural.Permtasenos por ello hacer una breve presentacin de las mismas.

    Una de ellas encuentra sus races en la perspectiva empirista y racionalista delpensamiento ilustrado (Cubero, 1999; Jahoda, 1992). Esta concepcin se carac-teriza por defender modelos basados en la observacin, argumentar a favor de lamisma naturaleza interna y mental de todos los seres humanos y por explicar lasdiferencias humanas sobre la base de la doctrina del progreso. Esta doctrinaimplica una visin racionalista de la evolucin de la civilizacin o cultura, enten-dida sta como un todo. O lo que es lo mismo, una nocin del desarrollo comouna sucesin lineal y fija de etapas inalterables por las que se transita en un con-tinuo progresivo de perfeccionamiento hacia el conocimiento y razonamientocorrecto.

    Los descendientes ms directos de esta lnea de pensamiento los encontramosen los tericos que, frente a un poligenismo en auge en la poca, defendieron launidad psquica de la humanidad. stos, de manera ms clara, apostaron por laevolucin conjunta de cultura y mente. Y llegaron a estrechar tanto dicha rela-cin que defendieron tambin la influencia de la mente en la cultura (al generary preservar la propia cultura que la determina). El reconocimiento de la relacinen este otro sentido, en parte, es producto de la aparicin de una incipiente crti-ca al ideal de progreso dentro de esta primera tradicin. Ello est asociado a unuso, cada vez ms frecuente, del trmino de cultura en plural. Ya en estosmomentos es comn la defensa de fenmenos psicolgicos universales (los proce-sos) y de otros determinados claramente por la cultura (los contenidos del pensa-miento), ambos objetos de la ciencia psicolgica.

    La Psicologa Transcultural se sita en esta tradicin. Es fiel defensora de launidad psquica y hasta cierto punto recupera el enfoque racionalista derivado dela doctrina de progreso. As, se propone como objeto el estudio de los universales

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199182

  • cognitivos y de las diferentes formas que estos pueden adoptar como producto delos contextos ambientales, culturales e histricos de vida. Tambin podramosconsiderar que la propia Psicologa Cognitiva es una reactualizacin del proyectoilustrado. Las crticas a la misma han apuntado la necesidad de una nueva formade hacer psicologa. As se ha constituido uno de los enfoques ms influyentes dela Psicologa Cultural, el de Cole y sus colaboradores.

    La segunda tradicin en el estudio de la relacin entre mente y cultura arrancadel movimiento denominado la rebelin romntica contra la Ilustracin, espe-cialmente del relativismo cultural de Herder (Jahoda, 1992; Serrano, 1995;Shweder, 1984). Esta lnea de pensamiento critica de la primera su empirismo ydefiende la necesidad de utilizar mtodos evolutivos o histricos. Tambin demanera muy especial critica la defensa de la doctrina del progreso y la visinracionalista del ser humano y de su evolucin que sta implica. Frente a esta con-cepcin, propone como alternativa las evoluciones particulares de cada culturaen distintos momentos, llegando incluso a defender la existencia de una hetero-geneidad y multiplicidad de formas que la naturaleza humana puede adoptar.Obviamente esta perspectiva llega a tal visin porque asume una idea de culturaen plural. En el seno de esta tradicin los fenmenos colectivos adquieren unaprioridad temporal y psicolgica sobre los individuales e influyen en el desarro-llo. Lo individual se entiende como secundario y derivado de lo social. Es tal laconsideracin social del ser humano que se llega a defender que la cultura vivedentro y fuera del individuo.

    Con el desarrollo de la Psicologa de los Pueblos de Wundt esta corrientealcanza su mxima expresin. Con l se establece la necesidad de un enfoquegentico o histrico como va para acceder al conocimiento y comprensin de losprocesos psicolgicos superiores. Esta es la tradicin de la que es heredero unsegundo enfoque de Psicologa Cultural. Nos referimos al enfoque simblico deShweder y sus colaboradores.

    En la actualidad, se ha retomado con gran fuerza el inters por estudiar la rela-cin entre cultura e individuo. Aunque algunos siguen abordando tal cuestindesde la perspectiva transcultural, existe otra tendencia en auge dentro de ambastradiciones histricas. sta, si bien no niega la utilidad de la anterior, desplaza sucentro de inters desde los procesos hasta las prcticas en las que stos tienenlugar. Y, de igual modo, desde la bsqueda de universales a la de los aspectos delfuncionamiento psicolgicos que son generados y moldeados por las caracters-ticas histrico-culturales de las prcticas culturales. Este modo de hacer psicolo-ga, ya sea desde una u otra tradicin histrica, es el que se ha denominado con eltrmino de Psicologa Cultural.

    As el objetivo de este artculo, como sealamos al comienzo del mismo, es elde analizar algunos enfoques de Psicologa Cultural que pueden situarse en lasdos tradiciones tericas descritas, sus semejanzas y diferencias. Estos enfoques,aunque proceden de dichas tradiciones, comparten el enfocar el estudio de larelacin entre mente y cultura desde el reconocimiento de una relacin dinmicaentre stos trminos.

    Si comparamos los textos que analizan las distintas corrientes tericas desdelas que en la actualidad se aborda el estudio de la relacin entre mente y cultura(Aguirre, 2000; Cole, 1996; Cubero, 1999; de la Mata, 1998; Garca-Bors,2000; Jahoda 1992, 1993; Lucariello, 1995; Miller, 1997; Rosa, 2000; Serrano,1995; Wertsch, 1992), observamos que, no siempre coinciden en las perspecti-vas que destacan, en la relevancia dada a determinados autores o en situar a unautor dentro de un modelo u otro. En nuestro caso, las aproximaciones culturalesque citaremos responden a las dos lneas de pensamiento sealadas. As stas

    183Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • sern incluidas en dos grandes bloques que se diferencian por sus orgenes y, portanto, por sus focos de inters. En el primero incluiremos las perspectivas quepodemos denominar socioculturales o histrico-culturales, herederas de la Psico-loga Transcultural y, en un segundo, los enfoques que provienen de la revolu-cin romntica contra la Ilustracin y de la Psicologa de los Pueblos de Wundt1.

    Dentro del primer bloque, las aproximaciones histrico-culturales, haremosreferencia, como punto de partida o como antecedentes ms directos, a las ideasque sobre estos temas tenan L. S. Vygotski y A. N. Leontiev. A partir de estosautores se han desarrollado propuestas muy interesantes, entre las que cabe des-tacar la defendida por M. Cole. En dicho bloque nos detendremos especialmenteen su enfoque ya que es el nico, entre los distintos autores a los que aludiremosen este apartado, en el que existe un compromiso explcito de construir una Psi-cologa Cultural. Dentro del segundo gran apartado, la tradicin proveniente dela revolucin romntica y la Psicologa de los Pueblos, incluiremos dos enfoques:el Enfoque Simblico de R. A. Shweder y colaboradores y el procedente de la tra-dicin europea de Psicologa Cultural, la denominada escuela de Saarbrcken.Ms en concreto, la Teora de la Accin Simblica de E. E. Boesch y su discpuloL. H. Eckensberger.

    Pero cualquier criterio de clasificacin tiene sus limitaciones y ste no es unaexcepcin. Esta manera de agrupar corrientes y autores tiene dificultades parasituar nombres tan significativas en este campo como el de J. S. Bruner. Cual-quier decisin en este caso es insatisfactoria, ya que, si bien por su tradicindebera incluirse en el primer bloque, por centrar su atencin en el significadosocialmente construido, punto comn entre los autores de este segundo bloque,nos hemos decantado por situarlo en ste.

    Pero adems, otra limitacin importante de esta clasificacin es que no agotani la pluralidad de enfoques que apoyan la Psicologa Cultural ni la de las pers-pectivas con las que se analizan, aunque al menos hace referencia a algunas espe-cialmente significativas y sealadas por la literatura al uso. De las importantesausencias de las que somos conscientes debemos sealar el construcionismosocial de autores como Edwards, Potters o Shotter (Edwards, 1995; Edwards yPotter, 1992; Shotter, 1993). Para un anlisis detallado de sus contribuciones ala Psicologa Cultural, vase los trabajos de Baerveldt y Verheggen (1999) oMiller (1997).

    En este sentido, nuestra seleccin de autores y corrientes tericas no es, comoninguna, neutral, sino que est directamente influida por ciertos pre-juiciosque afectan sobre todo a nuestra propia nocin de lo que es la Psicologa Cultu-ral. Al interesarnos sobre todo por el estudio de los procesos psicolgicos bsicosy su determinacin y diferenciacin por la cultura, hemos dejado fuera de nues-tro foco de inters cuestiones y mbitos de estudio que sin duda son centralespara la Psicologa Cultural. Es el caso, por ejemplo, de los enfoques relacionadoscon el campo de lo que tradicionalmente se ha denominado Psicologa Social(Pez y Gonzlez, 2000) y, especialmente, con la Psicologa del Desarrollo, en elque autores como Valsiner (Valsiner y Lawrence, 1997) tienen un lugar de pri-mer orden. En este sentido, aun reconociendo las estrechas relaciones e implica-ciones que necesariamente tienen que existir entre este modo de hacer psicologay una manera determinada de entender el desarrollo y la educacin, dicha tem-tica se escapa de los intereses de este trabajo.

    Por otra parte, aunque un anlisis terico de los enfoques puede resultarincompleto sin considerar tambin los mtodos que propugnan para la Psicolo-ga cultural, hemos decidido no entrar en esta cuestin, ya que ello excedera,con mucho, los lmites de espacio de los que se dispone en un artculo.

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199184

  • Antes de finalizar esta introduccin hemos de puntualizar, con Miller (1997)y Poortinga (1997), que la existencia de distintos enfoque no debe conducirnos aconsiderarlos como desarrollos incompatibles, sino, ms bien, como distintascontribuciones que sirven como base para la construccin de la Psicologa Cultu-ral. Y esto es as porque a pesar de las discrepancias entre los distintos enfoques,todos ellos comparten una idea crucial, la meta de la Psicologa Cultural esentender cmo los procesos de desarrollo humano tienen lugar en la cultura.

    La Psicologa cultural es, antes que nada, una designacin para el estudio de la manera en laque cultura y psique se inventan una a la otra (Shweder y Sullivan, 1993, p. 488).

    APROXIMACIONES HISTRICO-CULTURALES

    Estas aproximaciones comparten un inters por el papel de la mediacin cul-tural e histrica y la actividad prctica en el funcionamiento psicolgico. Pero,adems, reconocen el otro sentido de la relacin entre estos elementos, estable-ciendo entre ellos una relacin dialctica. As, la accin humana es dependientede los instrumentos y la actividad cultural, pero, a su vez, modifica los artefactosculturales y la propia prctica (Cole 1996; Cole y Engestrm, 1993, 1995). Deesta forma, no se centran ni en el individuo ni en la cultura, sino en la personainmersa en una actividad. Actividad mediada por instrumentos culturales, fun-damentalmente por el lenguaje, como modo de relacionar individuo y cultura.

    Antecedentes. Las aportaciones de Vygotski y Leontiev a la PsicologaCultural

    En este apartado pretendemos poner de manifiesto por qu las perspectivas deVygotsky y de Leontiev nos parecen muy tiles para abordar la relacin entremente y cultura, y cmo stas estn en la base de uno de los modelos de Psicolo-ga Cultural, el modelo de Cole, al que especialmente nos sentimos prximos.

    Desde nuestro punto de vista, una de las aportaciones fundamentales deVygotski a la Psicologa Cultural ha sido su concepto de cultura y el modo de rela-cionarlo con la mente.

    La cultura crea formas de conductas particulares, cambia el funcionamiento de la mente [...].En el curso del desarrollo histrico, el hombre social cambia los modos y medios de sus con-ductas, transforma sus premisas y funciones naturales, elabora y crea, especialmente, nuevasformas de conducta culturales (Vygotski, 1983a, pp. 29-30, cit. en Wertsch y Tulviste, 1996,pp. 62-63).

    As, Vygotsky concibi la cultura en trminos de actividades socio-culturalesmediadas por instrumentos culturales (de la Mata, 1993; Valsiner, 1988; van derVeer y Valsiner, 1991; Wertsch y Tulviste, 1996). La cultura entendida comoprctica de individuos concretos en escenarios culturales posibilita una forma derelacionar los fenmenos macrosociales o institucionales con los fenmenos psi-colgicos individuales. De este modo, situando a la cultura, o ms precisamentea las actividades, como eslabn intermedio entre los social y lo psicolgico,Vygotski escapa de los enfoques clsicos de caja negra.

    Debemos tener en cuenta, adems, que la nocin de cultura de Vygotski estu-vo condicionada por la corriente iniciada por Humboldt, as como por la tradi-cin marxista en ciencias sociales (van der Veer, 1996; van der Veer y Valsiner,1991). Tales apreciaciones hacen ms evidente la importancia dada por Vygotskia la actividad prctica y a la mediacin instrumental, especialmente a travs dellenguaje. Autores como Wertsch y Tulviste (1996) llegan ms lejos estrechando

    185Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • los vnculos entre las nociones de cultura y mediacin instrumental en la teorade Vygotski, al defender que en los escritos de este ltimo se refleja una visinsemitica de la cultura, ya que la entenda en trminos de sistemas de signos.

    Recordemos que la lingstica comparativa de Humboldt no slo defenda lanaturaleza multifuncional del lenguaje y la estrecha relacin entre ste y el pen-samiento, sino que adems consideraba al propio lenguaje como un modo deactividad. Esta tradicin proporcion a Vygotski una manera de relacionar muyestrechamente el lenguaje y la mente, al considerar que los signos eran piezaclave en la constitucin de la mente humana. Sin embargo, producto de lainfluencia de la tradicin marxista, Vygotski propuso escapar de posiciones idea-listas que separen a la cultura, la mente y al propio lenguaje de su contexto deuso (van der Veer, 1996). Para ello, utiliz una visin instrumental del lenguajeque niega la existencia del mundo de los signos al margen de la actividad o prc-tica sociocultural.

    Otro de los aspectos bsicos de la teora de Vygotski que ha influido en la Psi-cologa Cultural es su propuesta metodolgica. Vygotski nunca desarroll mto-dos concretos y especficos para el estudio de las funciones psicolgicas. Sinembargo, s propuso toda una visin epistemolgica sobre la naturaleza de lacognicin (de cmo surge y se desarrolla) y el modo de analizarla en funcin dedicha naturaleza. Precisamente debido a que otorg a los procesos mentales unanaturaleza eminentemente cultural e histrica justific el inters y la necesidadde abordar el estudio de stos desde una perspectiva gentica. O lo que es lomismo, estudiar los fenmenos en su proceso de cambio. Esta perspectiva deanlisis implica examinar los mecanismos de gnesis, formacin y transforma-cin de un fenmeno dado hasta su estado final. Con este modo de proceder evi-tamos el estudio de lo que Vygotski llam conductas fosilizadas, conductas enestados finales y frecuentemente de carcter automtico, que aportan poco a lacomprensin de la naturaleza de los fenmenos psicolgicos. (Vygotski, 1979,1986; Luria y Vygotski, 1992).

    Este enfoque gentico, defendido tambin por Wundt y por toda la tradicinalemana, se ha convertido en pieza clave de todas las propuestas metodolgicasde la Psicologa Cultural.

    Las ideas de Leontiev han tenido tambin una importante influencia en la Psi-cologa Cultural. Con relacin a esta disciplina, y de modo ms explcito que laspropuestas de Vygotski, han proporcionado instrumentos conceptuales y analti-cos para desarrollar una aproximacin a la relacin entre individuo y cultura cen-trada en la actividad. En concreto, comentaremos dos lneas de trabajo muy inte-resantes de cara al desarrollo de una Psicologa Cultural. Una primera contemplaa una de las unidades descritas por Leontiev, la actividad, no tanto como unidadde anlisis sino, ms bien, como principio explicativo, como escenario o contexto deactividad. Podramos citar a J. V. Wertsch (1981, 1985, 1998) como principalresponsable de ella. Las investigaciones empricas desarrolladas dentro de estemarco se centran en analizar las implicaciones que tiene para el funcionamientopsicolgico el participar en distintos tipos de actividades. Una segunda lnea detrabajo pretende hallar una unidad de anlisis para el estudio de los procesos psi-colgicos coherente con la Psicologa Histrico-Cultural. Si la actividad parecedesempear mejor las funciones de principio explicativo, es la accin mediadapor instrumentos, de las unidades propuestas por Leontiev, la que mejor cumplelos requisitos necesarios para ser considerada unidad de anlisis de lo psicolgico.Sin pretender olvidar a otros autores, es el nombre de V. P. Zinchenko (1985) elprimero que debe citarse.

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199186

  • As, los nuevos desarrollos generados a partir de la teora de la actividad pro-porcionan a la Psicologa Cultural, por un lado, el principio explicativo del fun-cionamiento psicolgico, los escenarios de actividad. ste relaciona los fenme-nos institucionales con los individuales y, de ese modo, da cuenta tanto de ladiversidad como de la homogeneidad de lo psicolgico. Por otro lado, estos desa-rrollos aportan una unidad de anlisis de la mente, la accin mediada, capaz dedar cuenta de la ntima relacin entre individuo y cultura, al considerar a amboselementos constituyentes de la misma.

    M. Cole y su propuesta de Psicologa Cultural

    Existe un conjunto de autores que entienden que toda investigacin interesa-da en relacionar cultura y procesos cognitivos debe partir del estudio de las acti-vidades prcticas cotidianas de individuos particulares en contextos culturalesconcretos, e inferir, a partir de este conocimiento, los rasgos de los procesos cog-nitivos que dichas actividades demandan (Cole, 1990, 1995a; Lave, 1988, 1990,1993; L.C.H.C., 1979, 1983; Rogoff, 1981, 1990, 1993; Rogoff y Lave, 1984;Scribner, 1977, 1984, 1992a, 1992b; Scribner y Cole, 1973, 1981). Pero estamanera de hacer psicologa no slo nos recomienda cambios metodolgicos, sinoque, sobre todo, ofrece interesantes contribuciones tericas sobre lo cognitivo ysu relacin con la cultura y el contexto.

    Por contexto vamos a entender una consideracin amplia de los elementos queintervienen en una situacin social concreta. Nos referimos a la definicin quetienen de una situacin los individuos presentes en la misma, ya sean los queactan explcitamente o la audiencia. Son elementos de un contexto lo que sehace, y el cundo, cmo y dnde se hace (L.C.H.C., 1983). La nocin de contextoo de prctica, en trminos de Lave (Lave, 1988, 1993), hace referencia no slo ala dimensin subjetiva o individual de una situacin, sino tambin al carcterobjetivo o institucional de la misma. As el contexto engloba, por un lado, losaspectos constantes y fijos que tienen existencia al margen del sujeto concretoque acta en ese contexto, el plano institucional. Por otro lado, toda prctica per-mite una manera personal de ser vivida.

    El enfoque contextual propone, tambin, una visin de lo cognitivo comoproceso activo que se sita fuera de la cabeza del individuo. Ello significa quelo cognitivo relaciona al individuo y al contexto a la vez. Se sita, as, entre elindividuo y el contexto. Es, en este sentido, una perspectiva orientada a la activi-dad. Lo ms importante para este enfoque es poder explicar como acta el indivi-duo y no lo que ocurre en su cabeza. En este intento de redefinir lo cognitivo esespecial relevante la nocin de procesamiento distribuido de distintos miembrosde L.C.H.C.

    Distintos investigadores del L.C.H.C. critican el modelo de procesador cen-tral en la medida que ste asume la existencia de un estilo cognitivo global,nico y ms o menos permanente, responsable de analizar todos los eventos conlos que nos enfrentamos. Este modelo est inspirado por la metfora del ordena-dor, en el que los elementos bsicos se interpretan en trminos de input, output ylo que hace que el primero se transforme en el segundo. Como alternativa se pro-pone que el procesamiento es distribuido. Distribuido en el sentido de que laactuacin del sujeto est determinada por el contexto y distribuido socialmenteentre los participantes de un contexto concreto (L.C.H.C., 1983). Cole yEngestrm (1993) han elaborado un esquema de la actividad que conlleva unaampliacin de la nocin de la cognicin distribuida, que ms tarde desarrollare-mos.

    187Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • En el seno de este enfoque, M. Cole (1990) ha desarrollado una propuestaexplcita de Psicologa Cultural. Este autor, inspirado originalmente por la Psi-cologa Histrico-Cultural de Vygotski y Luria, est interesado en los aspectosculturales del desarrollo cognitivo en dos planos: el histrico y el ontogentico.Con relacin al primero, analiza la interaccin entre los cambios en las condicio-nes sociales y materiales y los tipos y niveles de actividad cognitiva. Como pro-ducto de tal inquietud se centra, por ejemplo, en los efectos de creaciones cultu-rales en el desarrollo psicolgico, para cuyo anlisis propugna el uso de mtodosde carcter histrico, evolutivo o gentico. El segundo plano est relacionado conel desarrollo ontogentico del ser humano, para el que utiliza, sobre todo, mto-dos observacionales.

    Recientemente Cole ha sistematizado su propuesta en un trabajo publicadoen 1996 Cultural Psychology. A once and future discipline. Este texto, juntocon los de J. S. Bruner en 1990 de Acts of Meaning: four lectures on mind andculture y el de R. A. Shweder en 1991 de Thinking Through Cultures: expe-ditions in Cultural Psychology constituye un hito de muy importantes conse-cuencias en la configuracin actual de las ciencias sociales, en general, y de la Psi-cologa Cultural, en particular. Centrmonos en el anlisis de las aportaciones deCole y dejemos las otras propuestas para ms adelante.

    Quizs, el primer paso necesario en la caracterizacin de cualquier disciplinasea definir su papel y posicin en el conjunto de las ciencias. En el caso de la pro-puesta de Cole, la Psicologa Cultural no es ni un rea, ni un campo especializadode trabajo, sino una manera de hacer psicologa (Cole, 1996; Cole y Engestrm,1995). Y esto es bsicamente porque para Cole la cultura proporciona el escena-rio fundamental de actuacin y significado en el que el ser humano participa.sta es, entre otras, la base argumental que usa Cole para criticar la visin de cul-tura de la Psicologa Cognitiva y de la Psicologa Transcultural. Ya que stasabordan la relacin entre la cultura y la mente desde un modelo causalista en elque la cultura (como algo que est fuera y aparte del individuo) se interpretacomo un conjunto de variables independientes que influyen sobre el funciona-miento cognitivo individual. Para los psiclogos culturales, en general, y paraCole, en particular, la cultura est simultneamente dentro y fuera del individuo,como fenmeno intrnsecamente relacionado con la mente. Ms especficamente,Cole defiende que la cultura es un proceso psicolgico, proceso que se creasiempre y cuando existan personas que participen en una actividad conjunta(Cole, 1996, pg. 301). La perspectiva de Cole sobre la cultura, y cmo afecta alfuncionamiento psicolgico puede resumirse en la siguiente cita,

    ...cultura como un sistema de artefactos y la mente como el proceso de mediar la conducta atravs de artefactos [...]. Esta aproximacin me permite hacer uso de la nocin de cultura comomedio y contexto ambos entretejindose conjuntamente. Esto, adems, me proporciona unaunidad bsica de anlisis que tiene conexiones naturales con el plano macro de la sociedad y susinstituciones y el plano micro de los pensamientos y acciones individuales (1996, p. 143).

    Como puede desprenderse de la cita anterior, una pieza clave en el esquema deCole es la nocin de artefacto. Para este autor (1995b), la idea de artefacto estestrechamente conectada con la nocin de Vygotski de herramienta o instru-mento. Cole entiende que los seres humanos vivimos en un mundo transforma-do por los artefactos, construidos y usados por las generaciones anteriores. Esteconcepto se relaciona con la cultura, al ser su componente constituyente funda-mental, sus unidades elementales (Cole, 1990, 1995a, 1996), y porque la propiacognicin se constituye a travs de l. sta emerge de la interaccin entre los suje-tos, los artefactos y el mundo de los objetos (Cole, 1996; Cole y Engestrm, 1995).

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199188

  • Esto representa el tringulo mediacional bsico y es una manera de relacionarmente y cultura en un esquema integrado. As la mente no reside ni bajo la pieldel sujeto, ni se inscribe en los artefactos culturales. La mente es una cualidadsistmica de la actividad humana mediada culturalmente (Cole y Engestrm,1995, p. 21).

    Cole, adems, tomando como referencia la conceptuacin de Engestrm sobrela actividad (Engestrm, 1993), incluye como componentes bsicos de los siste-mas de actividad al conjunto de individuos interrelacionados a travs de un obje-tivo comn (comunidad), a las normas, reglas y convenciones que regulan larelacin entre ellos y sus acciones (reglas) y, por ltimo, la divisin de las accio-nes dirigidas a metas entre los miembros de la colectividad (divisin del trabajo).Todos estos elementos y las complejas relaciones que se establecen entre elloscuentan con la cualidad de poder ser constantemente reinventados como produc-to de la vida e historia de los seres humanos (Cole y Engestrm, 1993, Cole,1996). Esta perspectiva sobre los sistemas de actividad amplia el tringulomediacional bsico compuesto por sujeto-artefacto-objeto, que representa laestructura bsica de la que emerge la cognicin humana. La nocin de actividadque se desprende de este sistema conceptual nos permite entender como sta essimultneamente el medio en el que emerge la cognicin humana, el producto oresultado de sta y, por ltimo, un prerrequisito para la propia aparicin de lamisma.

    APROXIMACIONES PROCEDENTES DE LA REVOLUCINROMNTICA CONTRA LA ILUSTRACIN Y LA PSICOLOGA DELOS PUEBLOS

    En este apartado se incluyen proyectos de Psicologa Cultural procedentestanto de la Psicologa como de la Antropologa. Todos ellos comparten tres prin-cipios bsicos. Por un lado, el ser enfoques centrados en lo simblico, por lo quela cultura es definida como un sistema de signos. En segundo lugar, una conside-racin de la Psicologa Cultural como ciencia interpretativa, lo que justifica ladefensa que hacen de los mtodos hermenuticos. Por ltimo, comparten unaconcepcin intencional de los sujetos y de los mundos que stos construyen. Elser humano es visto como persona intencional y conscientemente responsable desus acciones, que organiza sus actuaciones para la consecucin de unas determi-nadas metas prefijadas.

    Sin embargo, el que ambos enfoques procedan de tradiciones cientficas dife-rentes la psicologa y la antropologa, con audiencias a las que responder muydistintas, hace que sus propuestas no sean plenamente coincidentes. En estepunto sealaremos dos importantes diferencias entre ambos enfoques. Una pri-mera es la relacin de la Psicologa Cultural con la psicologa en general. Boesch(1991, 1997a, 1997b), de manera similar a Cole, considera la cultura comocampo de accin (Staudinger, 1997). Es para l el contexto bsico en el que elser humano aprende y se desarrolla, en el que tienen lugar todas las acciones deste y que le da significado a las mismas. Por ello, considera que toda la psicolo-ga debera de ser cultural. Shweder (1990, 1991), sin embargo, defiende que laPsicologa Cultural es ms una rama de la psicologa interesada por las culturasparticulares y las mentalidades que ellas manifiestan. Es por ello complementa-ria de otros campos afines de la psicologa como la Psicologa Transcultural o laPsicologa Social y de otras disciplinas cientficas como la Antropologa, laSociolingstica, etc.

    Una segunda diferencia tiene que ver con los focos de atencin de uno y otroenfoque. La tradicin europea de la Psicologa Cultural centra su anlisis en la

    189Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • accin humana entendida como relacin dinmica entre el individuo y la situa-cin contextual (Eckensberger, 1990, p. 43). Lo que la hace una buena candida-ta para cumplir funciones de unidad de anlisis. Dicha opcin acerca esta pers-pectiva a enfoques situados dentro de la tradicin de la Psicologa Histrico-Cultural, como el encabezado por Wertsch (1998), para el que la accin mediadadirigida a metas se constituye en la unidad bsica de anlisis de la mente huma-na. Sin embargo, para los enfoques simblicos de Shweder y Bruner el foco sedesplaza al significado de dicha accin.

    Pero as como no sera correcto concluir de estas palabras que los enfoquescentrados en lo simblico no atienden en sus anlisis a las actividades en las quelas actuaciones de los individuos tienen lugar, no podramos caracterizar lasaproximaciones histrico-culturales como perspectivas que no consideran laimportancia que tiene el significado de las acciones particulares de las personas.Digamos que la diferencia entre las dos grandes corrientes a las que hemos aludi-do descansa en el peso que una y otra asignan a cada uno de los elementos y quehace inclinarse la balanza en uno u otro sentido.

    Enfoque Simblico: la cultura como sistema de signos

    Bajo este epgrafe haremos referencia a un conjunto de autores, entre los quecabe destacar a Bruner (1990; 1991, 1997; 1996a, 1996b, 1998) y Shweder(1984, 1990, 1991, Shweder y Sullivan, 1993).

    El proyecto de Psicologa Cultural del antroplogo cultural R. A. Shweder esuna mezcla sutil del movimiento de la revolucin romntica contra el racionalis-mo y empirismo de la Ilustracin y la antropologa norteamericana de C. Geertz.En esta primera lnea no nos detendremos; slo queremos mencionar que partede su influencia se refleja en la defensa que hace Shweder del carcter cultural dela mente humana, de la importancia concedida por l al lenguaje como un siste-ma de signos y su nfasis en los mtodos comprensivos (Shweder, 1984; Shwedery LeVine, 1984). Su propia perspectiva sobre el papel que debe ocupar la Psico-loga Cultural con relacin a la psicologa en general est directamente influidapor la idea de Wundt de hacer una psicologa de los fenmenos colectivos que noagota el estudio de los fenmenos psicolgicos.

    Tal y como defienden algunos autores (Serrano, 1995, Wertsch, 1992), tantoShweder como Bruner estn muy comprometidos con la perspectiva de Geertz.Por un lado, ambos pueden considerarse herederos de la nocin de cultura deGeertz. Por otro lado, ambos defienden, a diferencia de Cole, y en clara sintonacon Geertz, una concepcin de la Psicologa Cultural como una ciencia emi-nentemente interpretativa (Bruner, 1990; Shweder, 1990). Entremos en estosdos aspectos.

    El papel de los significados

    Geertz (1973) fue el responsable fundamental de un cambio en la pers-pectiva con la que se analizaba la cultura en antropologa. A partir deGeertz, para Bruner y Shweder la cultura puede definirse como contextosimblico o sistemas de significados que dan sentido a las acciones humanasy, en gran medida, responsable de la constitucin del ser humano como tal(de la Mata, 1998; Greenfield, 1997; Miller, 1997; Serrano, 1995; Wertsch,1992). Bruner (1990), por ejemplo, afirma que los actos humanos no puedenser entendidos al margen de su significado, de tal forma que stos son pornaturaleza actos de significado. As considera que es a travs del significa-do cmo se relacionan individuo y cultura

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199190

  • La cultura da forma a la mente de los individuos. Su expresin individual es sustancial a la crea-cin de significados, [...]. La creacin de significados supone situar los encuentros con elmundo en sus contextos culturales apropiados para saber de qu tratan. Aunque los significa-dos estn en la mente, tienen sus orgenes y su significado en la cultura en la que se crea(Bruner, 1997, p. 21 de la edicin en castellano).

    De esta manera defiende que el significado no es algo que se construya des-pus del acto, sino que las acciones humanas son desde el momento que se emi-ten actos de significado, lo que implica una interpretacin de la persona que laemite y de los otros sociales presentes o no en la situacin. Esta interpretacinno es individual, sino que se genera en la cultura, en los intercambios intersubje-tivos con otros que se dan bajo la creencia que compartimos un mundo comn(Bruner, 1996a).

    Tal como Bruner describe (1996a, 1996b) existen tres modos primitivos decrear significados: la intersubjetividad, la instrumentalidad y la normatividad.La intersubjetividad hace referencia a la ubicacin de eventos, interacciones yexpresiones en el espacio simblico que los humanos definen como comparti-do con los dems. Es posible hablar de diferentes niveles de intersubjetividad,que iran desde los ms simples relacionados con nuestra capacidad para recono-cer que compartimos la mente y sus estados intencionales hasta los ms elabora-dos que nos permiten reconocer que estamos atendiendo conjuntamente a unmismo objetivo. La intersubjetividad nos permite establecer espacios comparti-dos con otros, as como un espacio dectico (o punto de vista) desde el que cons-truimos nuestros argumentos, y desde el que deben ser interpretados. La instru-mentalidad incide en la relacin medios-fines que impregna toda la conducta pro-positiva de los seres humanos. Las acciones de los humanos estn mediadas porinstrumentos. La seleccin de uno u otro va a depender bsicamente de dos fac-tores: a) el objetivo que persiga el agente y b) el grado de maestra en el uso de undeterminado instrumento. Finalmente la normatividad hace referencia al marcocultural en el que se desarrollan los humanos. Esta normativa nos provee de unescenario organizado donde estn representadas las obligaciones, compromisos yexpectativas de los participantes en cualquier actividad.

    De manera parecida a Bruner, Shweder sita como base de su psicologa laidea de que los seres humanos son sujetos envueltos en una actividad constantede bsqueda de significados (Shweder, 1990, Shweder y Sullivan, 1993). Loshumanos estamos especialmente motivados para apropiarnos de los significadosy recursos con los que cuenta nuestro medio cultural, por lo que los significadostienen un carcter eminentemente social.

    Como hemos sealado, Bruner y Shweder entraron en el estudio de lasinfluencias culturales de manos de Geertz, lo que determina sus visiones sobre elpeso de lo simblico y de la Psicologa Cultural como ciencia interpretativa(aspecto este ltimo en el que entraremos en un apartado posterior). Pero, ade-ms, existe otro elemento que une las concepciones de estos dos autores. Ambosestuvieron, en sus inicios, afiliados a la revolucin cognitiva de los aos 60, comocorrectivo necesario ante el conductismo radical. Esto fue debido a que los obje-tivos del proyecto inicial de dicha revolucin comulgaban de lleno con sus inte-reses. A saber, instaurar el significado como objeto de estudio de la psicologa eincluir a la cultura en el esquema general de interpretacin de la naturaleza psi-colgica del individuo. Sin embargo, ms de 50 aos despus de que se iniciaratal revolucin, el resultado ha sido muy distinto al que se esperaba. Por esto Bru-ner (1990) y Shweder (1984, 1990) consideran la necesidad de ir ms all de larevolucin cognitiva y, con ello, acceder a la comprensin de la mente como crea-dora de significados y como producto no slo biolgico, sino sobre todo cultural.

    191Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • La propuesta ms elaborada dentro de este enfoque es probablemente la deShweder (1990). Para este autor, la Psicologa Cultural puede definirse como:

    El estudio del modo en que las tradiciones culturales y las prcticas sociales regulan, expresan,transforman y perpetan la psique humana [...] es el estudio del modo en que sujeto y objeto,el yo y los otros, psique y cultura, persona y contexto, [...] dinmica, dialctica y conjuntamen-te se construyen uno al otro (p. 1).

    Para Shweder esta disciplina se sustenta en dos ideas: (a) la interpretacin delos sujetos como buscadores de significados (ya comentada) y (b) una concepcinintencional de los sujetos y de los mundos construidos. Ampliemos esta ltimaidea, clave en la obra de Shweder y en general en la Psicologa Cultural.

    Las personas y los mundos intencionales

    Shweder mantiene que el principio de intencionalidad nos remite a pensarque los humanos son seres intencionales que participan y crean mundos inten-cionales. As, entiende que la vida de la psique es la vida de las personas inten-cionales respondiendo y dirigiendo sus acciones a sus propios objetos mentales orepresentaciones y experimentando transformaciones a travs de la participacinen un mundo intencional que es producto de las representaciones mentales que,a su vez, le hacen surgir (1991, p. 97). Los mundos intencionales existen einfluyen pero slo a travs de las representaciones que de ellos tienen los indivi-duos. Al margen de la propia actividad humana carecen de existencia. Por todoello, Shweder (1990) considera que la Psicologa Cultural debe centrarse en estu-diar las relaciones de mutua dependencia entre las personas intencionales (psi-que) y los mundos intencionales particulares (cultura).

    El principio de intencionalidad al que nos remite Shweder como eje bsico dela Psicologa Cultural est tambin presente en el proyecto de Bruner, ya queeste ltimo defiende que la Psicologa Cultural debe centrarse en el estudio de laaccin como el componente intencional de la conducta (1990, 1998). De igualmanera, Cole y Engestrm (1995) han argumentado que la defensa de los esta-dos intencionales es el ncleo de la teora de la actividad de Leontiev, pieza fun-damental sobre la que construye Cole su enfoque de Psicologa Cultural.

    La escuela de Saarbrcken: la teora de la Accin Simblica

    La tradicin europea de la Psicologa Cultural viene representada fundamen-talmente por L. Eckensberger (1990, 1997) y sus colegas de la Universidad deSaarbrcken. Estos autores han defendido y desarrollado una Psicologa Culturalfundamentada en las ideas de E. E. Boesch2. Esta perspectiva refleja la combina-cin de distintas tradiciones y teoras psicolgicas. Por un lado, la propuesta deBoesch es heredera de la tradicin alemana que condujo a Wundt a defender lanecesidad de una psicologa interesada en entender cmo la cultura penetra enlos procesos psicolgicos individuales y los transforma. Por ello, vio la necesidadde una psicologa que (a) se centrara en las diferencias, (b) tuviese como objetivola integracin del cambio individual y cultural y, por ltimo, (c) llenara el vacode la relacin entre sujeto y objeto (Overton, 1997).

    Por otro lado, la teora de Boesch (1991, 1997a) est construida sobre unaforma de teora de la accin, para la que sta es entendida como la relacin din-mica entre el individuo y el contexto socio-cultural y fsico. Nuestro inters poresta teora radica en que ofrece una manera de entender la construccin mutua ydinmica del individuo y la cultura. Pero adems, porque Boesch la utiliz como

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199192

  • instrumento analtico y como armazn terico de la Psicologa Cultural. Talesrazones justifican que nos detengamos a presentar sus postulados y conceptos.

    En cuanto a los aspectos ms generales de sta debemos decir que es unateora de la accin al modo en que la formula la perspectiva gentica cons-tructivista de Piaget y Janet. Est interesada en cmo se desarrolla la acciny cmo sta contribuye al desarrollo (Staudinger, 1997). Pero, adems, tomde Lewin su concepto de life space (espacio vital), para expresar que todaaccin humana tiene lugar en un campo de accin, ya sea ste interno rela-cin entre la accin y el individuo o externo relacin entre la accin y elcontexto fsico y cultural (Miller, 1997). As, el modelo conceptual deBoesch combina dos perspectivas analticas, una micro o gentica y otramacro o interactivo-contextual.

    Los principales constructos del sistema terico de Boesch, de cara a los intere-ses de este trabajo, son la accin y la cultura. Con respecto a la accin explicare-mos, por un lado, como puede ser interpretada como nexo entre individuo y cul-tura y, por otro, los distintos niveles o tipos que se pueden identificar. La cultura,por su parte, se entiende como un campo de accin que genera cambios en lasacciones y es, a su vez, producto de ellas.

    Conceptuacin de la accin

    Desde esta perspectiva, las acciones son conceptuadas como actos intencionalesque conectan de manera dinmica a los individuos con las circunstancias socialese histricas en las que se desarrollan. En este sentido, Eckensberger seala queaunque las acciones son realizadas por sujetos en situaciones de la vida real, laaccin en s misma puede ser entendida como la relacin dinmica entre el indi-viduo y la situacin (1990, pp. 43-44).

    De la cita anterior podemos entender que todo acto intencional tiene sentidoen un contexto determinado, fuera del cual no tiene identidad. Del mismomodo, el contexto tampoco tiene existencia al margen del acto que tiene lugar enl. Pero, adems, estos autores proponen no slo que los cambios en las estructu-ras cognitivas individuales y en las condiciones histrico-culturales son productode las acciones sino, adems, que a su vez, las propias acciones son producto dedichos cambios (Boesch, 1996, 1997a; Eckensberger, 1990). Toda accin tienelugar en un ambiente cultural que es transformador de la psicologa individual.Al mismo tiempo, los individuos a travs de sus acciones colectivas son transfor-madores de la propia cultura. As, tal y como puntualiza Poortinga (1997), paraeste marco conceptual la relacin entre individuo y cultura no es causal, ni fun-cional, sino dialctica y mediada a travs de las acciones. Por tales razones Boeschdefiende que en la accin se reflejan tanto la dimensin individual como culturaldel desarrollo y que slo a travs de su estudio podemos acceder de manerasimultanea y relacionada a un anlisis micro (desarrollo ontogentico) y macro(desarrollo cultural) de los fenmenos que abordamos. Todo esto les conduce aproponer como unidad de anlisis a la accin en contextos culturales (Eckens-berger, 1990, p. 43).

    Esta conceptuacin de la accin es, en gran parte, coincidente con la desarro-llada por Wertsch (1998) y Zinchenko (1985), quienes a partir de la nocin deLeontiev (1981, 1983) han caracterizado a la accin situada en un escenariosociocultural, dirigida a una meta consciente y mediada semiticamente como uninstrumento privilegiado para abordar la relacin entre el funcionamiento men-tal individual y los escenarios socioculturales.

    Eckensberger (1990) extiende el anlisis de Boesch al tomar como referenciala perspectiva de Habermas y distinguir con l dos tipos de acciones: los actos

    193Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • que regulan nuestra relacin con los objetos o acciones orientadas hacia el efec-to y los que regulan nuestra relacin con los sujetos o orientadas hacia lacomunicacin. Eckensberger, adems, propone distinguir tres niveles de activi-dad, dentro de cada uno de los cuales podemos encontrar los dos tipos de accio-nes sealadas. En el primer nivel, las acciones se originan para alcanzar determi-nados objetivos personales conectados con ciertas motivaciones bsicas y asocia-dos a emociones de carcter simple. En el segundo nivel, las acciones estnorientadas hacia la propia accin y sujetas a regulaciones y abstracciones reflexio-nadas sobre la propia accin o/y sobre las acciones de otros. En el tercer nivel, laaccin est orientada hacia la agency (agencialidad)3, con la que estn relacionadoslos actos, con independencia que en ella se implique uno o ms individuos. As,cuando el proceso de reflexin, al que aludamos en el segundo nivel, est preci-samente orientado a la agencia, Eckensberger lo denomina autorreflexibilidad.De manera complementaria la reflexin puede estar orientada hacia la cultura,en cuyo caso toma el trmino de acciones dramatrgicas de Habermas. ParaEckensberger aunque los tres niveles se pueden diferenciar analticamente, stospueden tomar forma simultneamente en un acto concreto.

    El papel de la cultura y del individuo

    Para Boesch (1991), toda experiencia humana est culturalmente mediada. Lacultura nos ofrece la posibilidad de participar en una gran cantidad y tipos deexperiencias que son valoradas de modo diferente por las propias institucionesculturales. Algunas privilegiadas, incentivadas o incluso obligadas, mientras queotras son sancionadas, prohibidas o pueden constituirse en tabes. Tales posibili-dades, obligaciones y prohibiciones son diferentes en las distintas culturas. Y esen el estudio de tales diferencias en las que debe centrarse la Psicologa Cultural.As, sta sera aquella que tiene como objetivo marcar el papel de lo cultural enel desarrollo psicolgico. Pero para Boesch y Eckensberger la cultura tambin sedesarrolla y cambia como resultado de las acciones e interacciones individuales(Boesch, 1991, p. 31). Tales afirmaciones son una prueba ms de cmo para esteenfoque es necesario que ambas perspectivas, la macro-terica (o centrada en lasfuerzas socioculturales) y la micro-terica (la centrada en el individuo) se com-plementen para explicar la interdependencia entre individuo y cultura. Ellocondiciona una visin activa tanto del individuo o agente, como de la cultura.

    Los agentes son conceptuados como seres que, de modo reflexivo, responsabley potencialmente consciente, se orientan a la consecucin de una meta futura.Dicho de otro modo, el sujeto es activo en la medida que puede construir suspropias realidades, puede intencionalmente seleccionar de manera consciente, deentre un conjunto de medios, aquellos que considera ms apropiados para alcan-zar sus metas. Esta idea guarda una estrecha relacin con la afirmacin de Bru-ner, Cole y Shweder de que el sujeto es intencional en su relacin con la cultura.

    SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE LAS DISTINTASPERSPECTIVAS CULTURALES

    Los distintos enfoques de Psicologa Cultural que hemos revisado tienen sufi-cientes elementos comunes como para darle entidad y sentido a la propia disci-plina que proponen. stos elementos han sido presentados en las pginas ante-riores. En este punto sern sealados de manera muy breve con el objetivo detener un punto de vista integrado de las distintas corrientes analizadas. De igualmodo concretaremos las diferencias que hacen que estas teoras no compartanplenamente un mismo marco epistemolgico.

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199194

  • Con relacin a los aspectos comunes queremos sealar que estos enfoques seoponen a la visin clsica de la Psicologa Cognitiva y la Psicologa Transculturalsobre la relacin entre mente-cultura o individuo-cultura y a las propias nocio-nes de los trminos de dicha relacin. Como alternativa, proponen una nocin decultura que va ms all de los elementos fsicos del medio, sugiriendo que sta escreada por los participantes de la misma. Incluyen, de esta forma, la dimensinsubjetiva o de interpretacin como componente bsico de la cultura, lo que leslleva a defender la naturaleza semitica de la misma (Boesch, 1991; Bruner,1990; Cole, 1996; Shweder, 1990). De manera complementaria, sugieren unavisin del individuo como un sujeto activo e intencional en su propio desarrollo,responsable en gran medida de la creacin de los mundos en los que participa, ascomo de sus propias representaciones (Boesch, 1991; Bruner, 1990; Cole yEngestrm, 1995; Eckensberger, 1990; Shweder, 1990, 1991). De tales conside-raciones les deviene una imagen de lo mental como acciones mediadas semiti-camente y situadas en el contexto cultural y en las representaciones mentales delos participantes; o lo que es lo mismo distribuidas o co-construidas (Wertsch,1991, 1998).

    Esta idea nos conduce a reconocer que la Psicologa Cultural est orientada ala actividad o prctica del sujeto. En este sentido es en el que Boesch, Bruner oCole hablan de la accin situada y Shweder considera que los objetos o mundosintencionales no tienen realidad natural al margen de las actividades. Por ello,asignan al componente intencional de la conducta, la accin (Boesch, 1996;Cole, 1996; Eckensberger, 1990) o al significado de la misma (Bruner, 1990;Shweder, 1991), el papel de nexo a travs del cual se evidencia la relacin entrecultura e individuo. En cuanto a dicha relacin, todos proponen una perspectivainteractiva de la misma, para la que no es posible entender al individuo y susacciones mentales al margen del contexto o escenario cultural que las crea y lesda significacin. De igual modo, la propia existencia y sentido de la culturadepende de las acciones de los individuos. As, defienden que mente y cultura seinventan o se re-crean mutuamente; o lo que es lo mismo, ambas estn en lagnesis y son producto de la otra (Bruner, 1996b; Cole, 1996; Eckensberger,1990; Shweder, 1990). De ah que, para estos autores, el objetivo principal de laPsicologa Cultural no sea otro que estudiar precisamente la relacin entre indi-viduo y cultura y el modo en que se interpenetran sus identidades.

    Pero no todo son acuerdos entre las distintas propuestas de Psicologa Cultu-ral. Las divergencias ms importantes las encontramos entre una perspectivaantropolgica, representada por el enfoque simblico de Shweder, y una visinpsicolgica de la misma, especialmente en el enfoque histrico-cultural de Cole.Las perspectivas de Bruner y la escuela de Saarbrcken, segn el aspecto analiza-do, se alinean en uno u otro lado.

    En primer lugar podramos sealar que estos dos primeros enfoques tienenvisiones distintas de la propia Psicologa Cultural, siendo para el primero unarama o rea de la psicologa (Shweder, 1990, 1991; Shweder y Sullivan, 1993) ypara el segundo un modo de hacer psicologa (Cole, 1996; Cole y Engestrm,1995). En este caso, Boesch y Bruner adoptan la misma perspectiva que Cole.Quizs es precisamente producto de tales diferencias el que Cole se centre enaspectos generales de la cultura y la cognicin analizados contextualmente,mientras que Shweder est interesado en culturas especficas y las mentalidadesque stas manifiestan.

    Pero siguiendo a de la Mata (1998) tendramos que puntualizar que las dife-rencias ms relevantes entre estos diferentes enfoques surgen cuando se entra conms detalle en aspectos como el estatus de lo simblico, de los significados, en

    195Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

  • relacin con la prctica social. Para Shweder o Bruner la cultura es entendidacomo sistemas de significados creados por los individuos en interaccin y sinexistencia real al margen de dichos significados. Para el enfoque simblico, tantola cultura como la prctica social no permiten ser explicadas, slo interpretadas.Esto les conduce a defender el carcter interpretativo de la Psicologa Cultural(Bruner, 1990; Shweder, 1990). Ligado a ello, rechazan asignar a la prctica elpapel de factor explicativo de las acciones humanas y, adems, defiende el uso demetodologas de carcter interpretativo o hermenetico. En este sentido, aunquecon ciertos matices, la teora de la accin simblica coincide en defender el carc-ter interpretativo de la Psicologa Cultural y la necesidad de mtodos apropiadospara analizar dicho tipo de psicologa (Krewer, 1990).

    El enfoque de Cole, por otro lado, se centra en el anlisis de la cognicin en elcontexto, prctica o sistema actividad en el que tiene lugar, lo que lleva a hacerdepender el funcionamiento psicolgico de las condiciones materiales, ideales ysociales que definen dicha prctica. Por ello otorga a sta el papel de principioexplicativo del comportamiento humano. Esto les conduce a defender el carcterexplicativo de la Psicologa Cultural y, por ende, el uso de metodologas como laobservacin sistemtica, el mtodo histrico-evolutivo, o incluso metodologasde tipo cuantitativo. As, aunque reconoce, como los autores anteriores, el carc-ter simblico tanto de la cognicin, como de la prctica, no destaca esta caracte-rstica de otras.

    A este respecto, como argumentamos en el apartado dedicado a las aportacio-nes de Vygotski a la Psicologa Cultural, en el proyecto original Vygotskianoencontramos elementos que permiten dar cuenta de cmo las acciones humanasestn semiticamente mediadas sin apartarlas, con ello, de sus contextos de uso,de los escenarios de actividad cultural. La clave fundamental est en el carcterinstrumental de los signos, que hace que esta perspectiva contemple la dimen-sin ideal y material de las acciones mentales.

    CONCLUSIN

    A lo largo de este trabajo hemos intentado mostrar algunas aportaciones teri-cas relevantes al campo de la Psicologa Cultural. Hemos afirmado que esta nueva-vieja disciplina (Cole, 1996) ha surgido como alternativa crtica a la Psicologacognitiva, sobre todo por su universalismo y su consideracin de la cultura comovariable independiente. Igualmente las diferentes orientaciones de Psicologa Cul-tural comparten la idea de que el comportamiento humano debe entenderse comoacciones intencionales que surgen y se desarrollan en escenarios culturales.

    No obstante, junto a los puntos de coincidencia sealados, hemos caracteriza-do algunas diferencias entre enfoques de Psicologa Cultural. Estas diferenciasentroncan con las tradiciones tericas de las que surgen: la tradicin ilustrada y lallamada rebelin romntica contra la ilustracin (Jahoda, 1992; Shweder, 1984).Por eso, y tal como hemos afirmado en otro lugar (de la Mata, 1998, Cubero,1999), consideramos que autores como Shweder, Bruner o Boesch se sitan enuna posicin diferente a la perspectiva histrico-cultural de Cole, al concebir lacultura como una trama de significados. Tales significados, en opinin de estosautores, no pueden ser explicados, sino slo interpretados desde otra trama designificados (otra cultura). De este modo se sita a dichos significados en el pri-mer plano, como marcos de interpretacin del mundo. Cada cultura se con-vierte as en un sistema de significados autnomo (en el mismo sentido en quelo es una lengua determinada), que no puede ser explicado, slo traducido a otrosistema (otra cultura), en la misma medida en que una lengua puede ser traduci-da a otra. La prctica social, en lugar de ser concebida como la explicacin de los

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199196

  • significados, debe ser analizada a travs de los propios significados, queadquieren un papel constitutivo de ella. Es aqu donde a nuestro juicio podemosencontrar la diferencia ms importante entre las posiciones de estos autores y lasdel proyecto original de Vygotsky y la representada por tericos como Cole.Dado que toda la obra de Vygotski y, por supuesto, de Luria y Leontiev, estbasada en un fuerte compromiso con la tradicin filosfica marxista, la tarea quese propone es explicar la conciencia humana y, consecuentemente, la actividadsimblica de sta, a partir de la prctica social, una prctica enraizada en las con-diciones materiales de la existencia.

    197Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero

    Notas1 Esta clasificacin no agota la pluralidad de enfoques de la Psicologa Cultural, pero al menos hace referencia a los ms sealadospor la literatura al uso. De las importantes ausencias de las que somos conscientes debemos sealar el construcionismo social deEdwards, Potter o Shotter (Edwards, 1995; Edwards y Potter, 1992; Shotter, 1993).

    2 Para una revisin del legado de E. E. Boesch a la Psicologa Cultural vase el monogrfico de Culture and Psychology vol. 3, n3 editado en 1997 en conmemoracin del 80 cumpleaos de Boesch.

    3 Este trmino es difcil de traducir, ya que incluye tanto al/los sujeto/s que lleva/n acabo una accin (agente/s), como losmedios a travs de los cuales se realiza la accin (instrumentos). Para profundizar sobre este aspecto vase por ejemploWertsch (1998).

    ReferenciasAGUIRRE, A. (2000). Demarcacin de la psicologa cultural. Anuario de Psicologa, 31, 4, 109-137.BAERVELDT, C. & VERHEGGEN, T. (1999). Enactivism and the Experiential Reality of Culture: Rethinking the Epistemological

    Basis of Cultural Psychology. Culture and Psychology, 5, 2, 183-207.BOESCH, E. (1991). Symbolic action theory an Cultural Psychology. Heidelberg: Springer.BOESCH, E. (1996). The seven flaws of Cross-cultural Psychology. The story of a conversion. Mind, Culture and Activity, 3, 1, 2-10.BOESCH, E. (1997a). The story of a Cultural Psychologist: Autobiographical Observations. Culture and Psychology, 3, 3, 257-277.BOESCH, E. (1997b). Reasons for a symbolic concept of actions. Culture and Psychology, 3, 3, 223-231.BRUNER, J. (1990). Acts of meaning. Cambridge, MA: Harvard University Press.BRUNER, J. (1991). The narrative constuction of reality. Critical inquiry, 18, 1-21.BRUNER, J. (1996a). Meaning and Self in Cultural Perspective. En D. Bakhurst & Ch. Sypnowich (Eds.), The social self (pp. 18-29).

    Londres: Sage.BRUNER, J. (1996b) Frames for Thinking. Ways of making meanings. En D. Olson & N. Torrance, N. (Eds.), Modes of Thought.

    Explorations in culture and cognition (pp. 141-151). Cambridge: Cambridge University Press.BRUNER, J (1997). La educacin, puerta de la cultura. Madrid: Aprendizaje Visor.BRUNER, J. (1998). The Cultural Psychology of self construction. Conferencia en el IV Congress of the International Society for Cultural

    Research and Activity Theory, Aarhus, Dinamarca.COLE, M. (1990). Cultural Psychology: Some General Principles and a concrete example. Comunicacin presentada en Conferen-

    cia en el II Congress of the International Society for Cultural Research and Activity Theory, Lahti, Finlandia.COLE, M. (1995a). Socio-cultural-historical psychology: Some general remarks. An proposal for a new kind of cultural-genetic

    methodology. En J. V. Wertsch, P. del Ro & A. Alvarez (Eds.), Sociocultural Studies of Mind (pp. 187-214). Nueva York: Cam-bridge University Press.

    COLE, M. (1995b) Culture and cognitive development: From cross-cultural research to creating systems of cultural mediation.Culture and Psychology, 1, 25-54.

    COLE, M. (1996). Cultural Psychology: a once and future discipline. Cambridge: Harvard University Press.COLE, M. & ENGESTROM, Y. (1993). A cultural-historical approach to distributed cognition. En G. Solomon (Ed.), Distributed cog-

    nition. Psychological and educational considerations (pp. 1-46). Cambridge: Cambridge University Press.COLE, M. & ENGESTROM, Y. (1995). Mind, culture, person: elements in a cultural psychology: Comment. Human Development, 38,

    19-24.CUBERO, M. (1999). Psicologa Cultural. Proyecto Docente. Universidad de Sevilla.DE LA MATA, M. L. (1993). Mediacin Semitica y Acciones de Memoria: Un estudio sobre la interaccin profesor-alumno en la educacin formal

    de adultos. Tesis doctoral. Universidad de Sevilla.DE LA MATA, M. L. (1998). Enfoques de Psicologa cultural: tres aproximaciones al estudio de la relacin entre cultura y pensa-

    miento. En M. D. Valia & M. J. Blanco (Eds.), Psicologa del Pensamiento (pp. 361-373). Santiago de Compostela: Servicio depublicaciones e intercambio cientfico de la Universidad de Santiago de Compostela.

    ECKENSBERGER, L. (1990). From cross-cultural psychology to cultural psychology. The Quarterly Newsletter of the Laboratory of com-parative Human Cognition, 12, 1, 37-52.

    ECKENSBERGER, L. (1997). The Legacy of Boeschs Intellectual Oeuvre. Culture and Psychology, 3, 3, 277-299.EDWARDS, D. (1995). A commentary on discursive and culture psychology. Culture and Psychology, 1, 55-66.EDWARDS, D. & POTTER, J. (1992). Discursive Psychology. Londres: Sage.ENGESTRM, Y. (1993). Developmental studies of work as a testbench of activity theory: The case of primary care medical practice.

    En S. Chaiklin & J. Lave (Eds.), Understanding practice. Perspectives on activity and context (pp. 64-103). Cambridge: CambridgeUniversity Press.

  • GARCA-BORS, J. (2000). Paisajes de la psicologa cultural. Anuario de Psicologa, 31, 9-25.GEERTZ, C. (1973). The interpretation of cultures. Nueva York: Basic Books.GREENFIELD, P. M. (1997). Culture as process: Empirical Methods for Cultural Psychology. En J. W. Berry, Y. H. Poortinga & J.

    Pandey (Eds.), Handbook of Cross-cultural Psychology, vol. 1: Theory and Method (pp. 301-346). Boston, MA: Allyn and Bacon.JAHODA, G. (1992). Crossroads between culture and mind. Nueva York: Harvester/Wheatsheaf.JAHODA, G. (1993). The colour of a chameleon: Perspectives on Concepts of Culture. Cultural Dynamics, 6, 3, 277-288.KREWER, B. (1990). Psyche and culture: Can a culture-free psychology take into account the essential features of the species, homo

    sapies? The Quarterly Newsletter of the Laboratory of Comparative Human Cognition, 12, 1, 24-36.LABORATORY OF COMPARATIVE HUMAN COGNITION (L.C.H.C) (1979). Cross-cultural psychologys challenges to our ideas of chil-

    dren and development. American Psychologist, 34, 827-833.LABORATORY OF COMPARATIVE HUMAN COGNITION (L.C.H.C) (1983). Culture and cognition development. En W. Kessen (Ed.),

    Handbook of child psychology, vol.1: History, theory and methods (pp. 295-356). Nueva York: Wiley.LAVE, J. (1988). Cognition in practice: Mind, mathematics and culture in everyday life. Cambridge: Cambridge University Press.LAVE, J (1990). The culture of acquisition and the practice of understanding. En J. W. Stigler, R. A. Shweder & G. Herdt (Eds.),

    Cultural Psychology: essays on comparative human development (pp. 309-327). Cambridge: Cambridge University Press.LAVE, J. (1993). The practice of Learning. En S. Chaiklin & J. Lave (Eds.), Understanding practice. Perspectives on activity and context

    (pp. 3-32). Cambridge: Cambridge University Press.LEONTIEV, A. N. (1981). The problem of activity in psychology. En J. V. Wertsch (Ed.), The concept of activity in Soviet Psychology

    (pp. 37-71). Armonk, NY: Sharpe,.LEONTIEV, A. N. (1983). El desarrollo del psiquismo. Madrid: Akal editor.LUCARIELLO, J. (1995). Mind, Culture, Person: Elements in a Cultural Psychology. Human development, 38, 12-18.LURIA, A. R. & VYGOTSKI, L. S. (1992). Ape, primitive man and child. Essays in the history of behavior. Londres: Harvester/Wheatsheaf.MILLER, J. G. (1997). Theoretical issues in Cultural Psychology. En J. W. Berry, Y. H. Poortinga & J. Pandey (Eds.), Handbook of

    Cross-cultural Psychology, vol. 1: Theory and Method (pp. 85-128). Boston, MA: Allyn and Bacon.OVERTON, W. F. (1997). Beyond dichotomy: an embodied active agent for Cultural Psychology. Culture and Psychology, 3, 3, 315-

    335.PEZ, D. & GONZLEZ, J. L. (2000). Culture and social psychology. Psicothema, 12 (Suppl), 6-15.POORTINGA, Y. (1997).Towards convergence? En J. W. Berry, Y. H. Poortinga & J. Pandey (Eds.), Handbook of Cross-cultural Psy-

    chology, vol. 1: Theory and Method (pp. 347-387). Boston, MA: Allyn and Bacon.ROGOFF, B. (1981). Schooling and the development of cognitive skills. En H. C. Triandis & A. Heron (eds.), Handbook Cross-Cul-

    tural Psychology, vol. 4: Developmental Psychology (pp. 233-294). Boston: Allyn and Bacon.ROGOFF, B. (1990). Apprenticeship in thinking: Cognitive development in social context. Nueva York: Oxford University Press.ROGOFF, B. (1993). Children s Guided Participation and Participatory Appropriation in Sociocultural Activity. En R. H. Woz-

    niak & K. W. Fischer (Eds.), Development in context. Acting and Thinking in specific environments (pp. 121-153). Hillsdale, NJ:Lawrence Erlbaum Associates.

    ROGOFF, B. & LAVE, J. (Eds.) (1984).Everyday Cognition: Its development in social contexts. Cambridge, MA: Harvard University Press.ROSA, A. (2000). Qu aade a la psicologa el adjetivo cultural? Anuario de Psicologa, 31, 27-57.SCRIBNER, S. (1977). Modes of Thinking and Ways of Speaking. En P. N. Johnson-Laird & P. C. Wason (Eds.), Thinking: Readings

    in Cognitive Science (pp. 483-500). Nueva York: Cambridge University Press.SCRIBNER, S. (1984). Studying working intelligence. En B. Rogoff & J. Lave (Eds.), Everyday Cognition: Its development in social con-

    texts (pp. 9-40). Cambridge, MA: Harvard University Press.SCRIBNER, S. (1992a). The cognitive consequences of literacy. The Quarterly newsletter of L.C.H.C., 14, 4, 84-102.SCRIBNER, S. (1992b). Mind in action: A functional approach to Thinking. The Quarterly newsletter of L.C.H.C., 14, 4, 103-109.SCRIBNER, S. & COLE, M. (1973). Cognitive consequences of formal and informal education. Science, 182, 533-559. SCRIBNER, S. & COLE, M. (1981). The psychology of literacy. Cambridge, MA: H.U.P.SERRANO, J. (1995). La emergencia de la Psicologa Cultural en el panorama de la psicologa actual. Anthropologica, 17, 35-44.SHOTTER, J. (1993). Cultural politics of everyday life: social constructionism, rhetoric and knowing of the third kind. Bucking-

    ham: Open University Press.SHWEDER, R. A. (1984). Anthropologys romantic rebellion against the enlightenment, or theres more to thinking than reason

    and evidence. En R. A. Shweder & R. A. LeVine (Eds.), Culture Theory. Essays on mind, self and emotion (pp. 27-66). Cambridge:Cambridge University Press.

    SHWEDER, R. A. (1990). Cultural Psychology- what is it? En J. W. Stigler; R. A. Shweder & G. Herdt (Eds.), Cultural Psychology.Essays on comparative human development (pp. 1-43). Cambridge: Cambridge University Press.

    SHWEDER, R. A. (1991). Thinking through Cultures: expeditions in Cultural Psychology. Cambridge, MA: Harvard University Press.SHWEDER, R. A. & LEVINE, R. A. (Eds.). (1984). Culture Theory. Essays on mind, self and emotion. Cambridge: Cambridge University

    Press.SHWEDER, R. A. & SULLIVAN, M. A. (1990). The semiotic subject of cultural psychology. En L. A. Pervin (Ed.), Handbook of perso-

    nality: Theory and research (pp. 399-416). Nueva York: Guilford.SHWEDER, R. A. & SULLIVAN, M. A. (1993). Cultural Psychology: who need it? Annual Review of Psychology, 44, 497-527.STAUDINGER, U. M. (1997). Cultural Psychology and the art of life: some thoughts on the work of E. E. Boesch. Culture and Psycho-

    logy, 3, 3, 299-315.VALSINER, J. (1988). Culture is not an independent variable: a lesson from cross-cultural research for mainstream psychology.

    An invited paper for the Symposium: The contributions of cross-cultural psychology to mainstream psychological theory.XXIV International Congress of Psychology, Sydney, Australia.

    VALSINER, J. & LAWRENCE, J. (1997). Human Development in Culture Across the life Span. En J. W. Berry, P. R. Dasen & T. S.Saraswathi (Eds.), Handbook of Cross-Cultural Psychology, vol. 2: Basic processes and human development (pp. 69-106). Boston, MA:Allyn and Bacon.

    VAN DER VEER, R. (1996). The concept of Culture in Vygotskys Thinking. Culture and Psychology, 2, 3, 247-265.VAN DER VEER, R. & VALSINER, J. (1991). Understanding Vygotsky. A Quest for Synthesis. Cambridge, MA: Blackwell.VYGOTSKI, L. S. (1986). Thought and Language. Cambridge: The Mit Press.VYGOTSKI, L. S. (1979). El desarrollo de los procesos psicolgicos superiores. Barcelona: Crtica.WERTSCH, J. V. (Ed.) (1981). The Concept of Activity in Soviet Psychology. Armonk, NY: Sharpe, M. E.

    Infancia y Aprendizaje,2003, 26 (2), pp. 181-199198

  • WERTSCH, J. V. (1985). Vygotsky and the social formation of mind. Cambridge, MA: Harvard University Press.WERTSCH, J. V. (1991). Voices of the mind: a sociocultural approach to mediated action. Cambridge, MA: Harvard

    University Press.WERTSCH, J. V. (1992). Keys to Cultural Psychology. Culture, Medicine and Psychiatry, 16, 273-280. WERTSCH, J. V. (1998). Mind as action. Nueva York: Oxford University Press.WERTSCH, J. V. & TULVISTE, P. (1996). L.S. Vygotsky and contemporary developmental psychology. En H.

    Daniels (Ed.), And Introduction to Vygotsky. Cambridge y Londres: Routledge.ZINCHENKO, V. P. (1985). Vygotskys ideas about units for analysis of mind. En J. V. Wertsch (Ed.), Culture,

    communication and cognition: vygotskian perspectives (pp. 94-118). Cambridge, MA: Cambridge UniversityPress.

    199Psicologa Cultural / M. L. de la Mata y M. Cubero