De Los Cuates Pa La Raza 1

download De Los Cuates Pa La Raza 1

of 208

Transcript of De Los Cuates Pa La Raza 1

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    1/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    2/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    3/208

    De los cuates pa la razaAntologa

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    4/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    5/208

    NDICE

    Paco Ignacio TaiboGato Culto......................7Jos AgustnNo pases esa puerta...........................9Armando BartraTiempo de carnaval.............................15Sabina Berman

    Desembarco. A la manera de Esopo. Mis calcetas..... 23Bernardo Fernndez BEFCrononuticas ............................................25scar de la BorbollaLa madre del metro..............................27Beatriz EscalanteEl club de la azotea..............................33Gerardo de la TorreLa mscara de Muerte Roja.................... 39

    Germn DehesaEstn aventando gente.................................49Laura EsquivelSea por Dios y venga ms!.............. .........................57Paco Ignacio TaiboGato Culto....................63Santiago I. FloresEn un abrir y cerrar de ojos.............65Carlos FuentesLa post-revolucin..................................... 75Juan GelmanSobre la poesa........................................83Enrique Gonzlez RojoEl Hereje..................................87Juan Hernndez LunaPara que no te vayas........................... 93Agustn Jimnez

    Sin ttulo..................................................95Eduardo LangagnePiedras.................................................97

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    6/208

    Mnica LavinEl desconocido.Ms tarde.Despistada.PretextoTestigo......99

    Guadalupe LoaezaEl cristal con que se mira......................103Sanjuana MartnezSicaro de profesin.....................113Jorge MochCarne frita..............................................121Carlos MonsivisEra nuestro futuro una red llena de agujeros ....133Carlos Montemayor

    Quiero saber..........................................139Eduardo MonteverdeSoliloquio..............................141Humberto MusacchioEl baile de las tabaqueras..........................147Thelma NavaLos Inquisidores....................................153Cristina PachecoEl viaje imposible......................157

    Jos Emilio PachecoManuscritos de Tlatelolco.................... 163Francisco Prez ArcePalabritas...................................... 169Elena PoniatowskaEl Chino.............................................171Vctor RonquilloTres rolas con la msica por dentro...........................175Pedro Salmern

    Lucio Blanco. ...........................................177Benito TaiboGiordano Bruno............................................... 183Paco Ignacio Taibo IIApaches en la colonia Granjas Mxico.....187Armando Vega- GilDesnudos en la calle..................................193Jos Luis ZrateInvasin zombie........................................201Rafael Barajas DurnEl Fisgn....................................................................205

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    7/208

    Antologa

    Gato Culto

    Paco I. aibo

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    8/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    9/208

    No pases esa puerta

    Jos Agustn

    Cuauhtmoc haba escapado a tiempo. Unos mesesantes Alba, su esposa, supo que la dictadura desata-ra el terror, y planearon huir. Ella lo hizo primero,para ver a sus amigos y encontrar un sitio adecuado

    en el que pudiesen trabajar. l se qued, siempre conla idea de que Alba exageraba y de que las cosas noresultaran tan mal. Sin embargo, al poco tiempo ocu-rrieron los primeros secuestros: la gente desapareca,

    ya no la volvan a ver nunca ms y el terror dominabaa los pobladores. Cuauhtmoc comprendi entoncescunta razn haba tenido su mujer. Logr salir de laciudad la noche que empezaron los arrestos masivos ya duras penas logr evadir las tropas que marchabanpor todos los barrios. Su corazn se ensombreci al

    ver que no haba avisado a ninguno de sus amiliares yamigos, que para esas alturas deban hallarse prisione-ros del tirano. Pero ya no haba nada que hacer, salvo

    alegrarse de que al menos ellos se haban salvado.Alba se estableci en la ciudad de G, donde suamilia tena buenos amigos. Le ue muy bien, puesencontr ocupacin para ella y para su marido, ade-ms de que pudo hospedarse en la legendaria Casadel Sol Poniente, donde residan ancianos jubilados ygente joven que, como ellos, podan entender y apre-ciar el tipo de vida que se acostumbraba all. La casaen realidad era un viejo e inmenso palacio. En los te-

    Antologa

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    10/208

    De los cuates pa la raza

    10

    chos haba uentes, jardineras y una vista ormidablede los volcanes y de las puestas de sol. All la gentemayor descansaba a la sombra de las enormes terra-zas. En la planta alta se hallaban los grandes salonesde la vida en comn, los comedores, las salas de estar

    y de juegos, las cabinas de proyeccin, las estanciasde los estejos y de las grandes reuniones, adems delas ocinas de la administracin. En la planta alta es-

    taban los pequeos departamentos en donde vivanlos ocupantes, todos con recmaras amplias, estancias,cocina, bao y un pequeo jardn con su uente.

    Es perecta!, exclam Cuauhtmoc, radiante,cuando Alba le mostr la casa. Y an no conoces los

    jardines, en realidad son un bosquecito con todo yarroyos y estanques. Y los stanos, Cuau, son intermi-nables. Un verdadero laberinto. Dicen que en algunaparte, en lo ms oscuro, hay una puerta con un cuatrode oro y que por ningn motivo puedes abrir, por nadadel mundo. Por qu? No s, pero esta prohibidsimo.Pues entonces no se diga ms, arm l, vamos a bus-carla. Ahora mismo? S, por qu no? Bueno, suspir

    Alba, pero nos vamos a perder, es que no los conozcobien, y una vez de plano me perd. De pura suerte oque alguien andaba cerca, me puse a pegar de gritos yme encontraron.

    Cuauhtmoc pens que en realidad su mujersiempre haba sido ms bien torpe para orientarsemedio despistadilla, deca, en cambio l se ubicabaa la pereccin en cualquier parte. Salieron ambos deldepartamento en donde viviran y llegaron a la puerta

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    11/208

    Antologa

    1111

    que conduca al stano. En realidad era una sober-bia escalinata de mrmol que descenda hasta un arcode portn. Oye, es impresionante esto, eh?, comentCuauhtmoc. e dije, sonri Alba, un tanto nerviosa.Bajaron el portn, que se hallaba abierto, pero, an-tes de que pudieran traspasarlo, una muchacha de laadministracin los alcanz y les dijo que los coordi-nadores de la casa queran hablar con ellos. Otra vez

    ser, coment Alba. Cuauhtmoc mir largamente laentrada de los stanos, y se prometi explorar ese as-cinante subsuelo.

    La ocasin se present pronto, y Cuauhtmocdescendi por la escalinata, ranque el portn y llega una estancia de la que salan varios pasillos; tomuno, al azar, y vio muchos cuartos llenos de libros ymesas para leer o trabajar; algunas personas lo ha-can en ese momento y lo saludaron silenciosamenteal verlo pasar. Avanz con buen paso por el pasillopoco iluminado, ascinado por los libros que tambinhaba en el pasillo y por los cuadros de las paredes,encantado por la limpia humedad del aire y con la

    vaga aprensin, a qu?, se preguntaba, pues a perder-me, claro, pues el pasillo condujo a nueva biurcacin,y el camino que tom lo llev a otra y l ya no sa-ba por dnde andaba. Se haba perdido por comple-to, demasiado pronto, se quejaba, herido en su amorpropio. Por donde avanzaba todas las puertas estabancerradas, pero ya no senta curiosidad por asomarse alos cuartos, sino, ms bien, cierto temor. Lo hizo enalgunos y casi no vio nada por la oscuridad enrarecida

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    12/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    13/208

    Antologa

    13

    destellantes y hacan ms negra la oscuridad aldesaparecer.

    De pronto Cuauhtmoc detuvo lo que para eseentonces era una carrera rentica. El silencio. Era untenue zumbido que quin sabra de dnde llegaba,pero s, emanaba de s mismo, porque las cosas alltenan su propia orma de silencio. El de Cuauhtmocherva, era un estrpito sordo que por uera, con mu-

    cho cuidado, poda percibir como un ujo uniormey denso. Estaba aterrado. All haba algo terrible. Sucuerpo se haba comprimido, y Cuauhtmoc lo sentaespecialmente en una puncin dolorosa en los test-culos. Aguz la mirada. Apenas se distingua un n-mero cuatro de oro en una de las puertas. Su cuerpono quera moverse pero se desplaz y s, all estaba elnmero. Lo toc y tuvo que retirar el contacto al ins-tante porque sinti una descarga que en racciones desegundo lo llevaba a perder el sentido.

    El terror era muy vivo y a l slo se le ocurravomitar lo ms posible y luego salir corriendo de all.Con toda claridad escuchaba una voz ordenndole

    que no pasara esa puerta. Sin embargo, Cuauhtmocconvoc las ltimas uerzas y tom la perilla. No lohagas!, deca la voz en su interior. Pero l abri.

    Dentro encontr a una mujer completamentedesnuda, muy joven: el cabello se le ondulaba sobrelos hombros, se perda en la espalda y realzaba la blan-cura y la suavidad de la piel, de los pechos, llenos dedureza, de la pendiente de la cintura, del pubis con sudulce vello, y de las piernas. oda ella pareca rgil

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    14/208

    De los cuates pa la raza

    14

    y poderossima a la vez, haba algo rotundo y con-mocionante en su pereccin, algo insoportablementeglorioso que no se deba ver, y Cuauhtmoc apenaspoda retener un hilillo de vida ante la presencia dela mujer, que irradiaba su propia luz cegadora y cuyorostro perecto pareca el de una joven y de una ancia-na, de la eternidad misma.

    Los ojos eran terribles, all haba un espacio ne-

    grsimo, el vaco total, pero tambin calor calcinante,una mirada muy dura y severa con una llama de com-pasin, esto lo vas a pagar, le deca la mirada, no sabeslo que te costar haberte atrevido.

    Cuauhtmoc cerr la puerta de golpe. Sabaque estaba a punto de desplomarse como edicio decenizas si la continuaba viendo. Sinti que innidadde uerzas poderossimas tiraban en todas las direc-ciones de su cabeza. Se iba a desintegrar. Se hallabasuspendido en una rontera ragilsima. En ese mo-mento de nuevo sinti que algo o alguien lo tomaba

    y lo haca girar ciento ochenta grados hasta quedarde espaldas al nmero cuatro. Cuauhtmoc sali co-

    rriendo a toda velocidad por la oscuridad, en mediode tropiezos y golpes. Conorme se alejaba advertaque al n ceda lo que le desgarraba su interior. Habaun poco ms de luz cuando de sbito tropez y quedbocarriba en un suelo helado, jadeando ruidosamente,an con deseos de gritar, de aullar. Una prousin ca-tica herva en l y lo hizo levantarse, correr de nuevopor los pasillos cada vez ms iluminados hasta queencontr la salida del stano.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    15/208

    Antologa

    15

    Tiempo de carnaval

    Armando Bartra

    Cuando las orres Gemelas caen una y otra vez enobsceno replay televisivo mientras los muertos deManhattan siguen muriendo en Palestina, en Aga-nistn, en Irak, en Lbano... Cuando el capital virtual

    coloniza el mundo por la red mientras los coloniza-dos colonizan a pie las metrpolis primermundistas.Cuando el nico porvenir disponible se compra en loscontratos de uturos de la bolsa de valores. Cuandola gran ilusin del siglo XX deviene ancien rgime ylos integrismos envilecen causas que alguna vez ue-ron justas y generosas. Cuando los nios palestinosque perdieron amilia, casa, tierra y patria pierden la

    vida, la guerra y el alma desmembrando nios judos.Cuando por no cambiar, todo cambia en una suertede gatopardismo csmico. Cuando lo que era slidose desvanece en una mueca irnica como el gato deCheshire. Entonces, es hora de darle vuelta al colchn

    y a la cabeza. Es tiempo de enterrar a los muertos paraabrir cancha a los vivos. Es tiempo de carnaval.Porque a veces somos de izquierda por inercia,

    por rutina, por ojera de repensar los paradigmas. Ylos hay que siguen zurdos slo para preservar el lookcontestatario que tantos desvelos les cost. Pero hoy,cuando el gran proyecto civilizatorio de la izquierdanauraga y el socialismo tpico, que revel sus ntimasmiserias, es ingresado en la morgue de la historia con

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    16/208

    De los cuates pa la raza

    16

    otros cadveres ilustres como su primo, el Estado debienestar. Hoy, que se proclama el n de la historiano anunciando el advenimiento del reino de Marxsino la llegada del mercado absoluto. Hoy, que se de-rrumban muros y mitos, estatuas y dogmas. Hoy, laizquierda apoltronada corre el riesgo de volverse reac-cionaria, conservadora, reculante; repetidora de caver-nosas consignas; deensora empecinada del doloroso

    asco social en que se convirti la utopa realizada.Si izquierda signica riesgo y aventura, si es vi-vir y pensar en vilo, en el arranque del milenio hayque dejar de ser de izquierda para seguir siendo zurdo.Hay que desembarazarse de rancios usos y costum-bres, de rmulas entraables pero despostilladas. Hayque reordenar la cabeza, subvertir la biblioteca, vaciarel closet y el disco duro, airear la casa. Hay que disol-

    ver matrimonios caducos y enamorarse de nuevo.La izquierda necesita deshacerse de tiliches

    desvencijados; abandonar sus ropajes envejecidos, sulenguaje de clich, su modito de andar como arras-trando los dogmas. La izquierda necesita encuerarse

    para avanzar a riz en el nuevo milenio. La izquierdanecesita una purga de caballo.Y si despus de cuestionarlo todo, de subvertirlo

    todo, an encontramos razones para ser zurdos, en-tonces y slo entonces comenzar a nacer unanueva izquierda. Una izquierda burlona y con humor,porque para sobrellevar nuestros desguros y el pape-lazo que hicimos durante el siglo XX hace alta corajepero tambin sentido del ridculo y cierto desparpajo.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    17/208

    Antologa

    1

    Lo mejor de nosotros, los siniestros, ha empren-dido un magical mistery tour, un viaje catrtico y pu-ricador con msica de aquellos setenta. Llevamospoco equipaje, pero en el camino estamos descubrien-do prcticas y pensamientos heterodoxos antes sosla-

    yados. Aunque tambin revaloramos nuestra heredad,podamos el rbol genealgico y sin pasar por el divnnos vamos reconciliando con algunos episodios peno-

    sos del pasado.Que la antasa expulse a la memoria escribiHerman Melville en Moby Dick. Buena consignapara una izquierda que an alienta porque ha sido ca-paz de resistir al atalismo, de exorcizar los antasmasdel ayer. Pues si algo debemos rescatar del cajn delos trebejos jubilados es que la historia no es destinoni inercia econmica sino hazaa de la libertad,es decir, de la imaginacin.

    Cuando los catequistas del mercantilismo di-unden machacones los versculos de la teologa dela neoliberalizacin. Cuando impera un nuevo un-damentalismo economicista que ve en el mercado el

    territorio neutral donde se resuelve el destino de lahumanidad por obra y gracia de las uerzas ciegas,sordas y estpidas de la libre concurrencia. Cuandose sataniza a la economa poltica y se rinde culto a laeconometra como presunta ciencia exacta. Cuandose proclama que la economa es dura y la sociedadblanda, de modo que las aspiraciones humanas de-ben ajustarse a los dictados de la mquina de producir.Cuando se nos quiere hacer creer que la buena vida es

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    18/208

    De los cuates pa la raza

    18

    resultado automtico del crecimiento y la elicidad out

    putde una matriz economtrica. Entonces, hay que

    revelarse contra el atalismo, contra la inercia, contraun destino pregurado en las cartas del arot de lasprospecciones nancieras. Entonces, hay que reivin-dicar la socialidad y el proyecto.

    Si en la centuria anterior prim la desalmadaeconoma, en la nueva habr de imperar la sociedad

    solidaria. Ms nos vale. La humanidad no aguan-ta otro siglo como el anterior. Pero para aplacar alautmata mercantil, para domesticar a la mquinaeconmica, es necesario reivindicar el porvenir comoproyecto; es de vida o muerte recuperar a la historiacomo an, como invencin, como aventura, como

    utopa en movimiento.Y el combate no ser slo contra los intelectualesneoconservadores y los Chicago Boys, tambin habrque desembarazarse de los restos del atalismo liber-tario, del determinismo econmico de izquierda. Por-que, en las ltimas dos centurias del milenio uno de

    los saldos de las pasmosas revoluciones industriales,ue la exaltacin de la tcnica y sus saberes, un cultoque se extendi al mbito de lo social a travs de laeconoma cientca. Cuando el maquinismo abrildevino corazn de una sociedad-mquina regida porlos dictados del costo-benecio, surgieron apologistasdel sistema deslumbrados por el todos ganan de las

    ventajas comparativas, y tambin proetas de la tasadecreciente de ganancia y la crisis ineluctable. Pero

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    19/208

    Antologa

    1

    unos y otros desciraban el porvenir en las entraasdel sistema econmico.

    El Capital, de Carlos Marx, ue la Biblia delnuevo socialismo. Un socialismo que se pretendacientco por trascender la pura condena moral dela sociedad burguesa desplegando una crtica rigurosadel sistema econmico del gran dinero. Y ms all delas intenciones de su autor, el libro cannico tuvo lec-

    turas atalistas segn, las cuales el desarrollo produc-tivo del capital sera la antesala de un comunismo tanemancipador como ineluctable, que avanzaba monta-do en las galopantes uerzas de produccin. As, pesea que el lsoo revolucionario conceba a la libertadcomo conciencia crtica y como prctica transorma-dora, su proesin de e materialista se asimil al de-terminismo metasico de Hegel.

    Paradjicamente, las revoluciones del muy revo-lucionario siglo XX consumadas varias de ellas ennombre del visionario alemn ueron un ments asus ms caras predicciones. El asalto al cielo no se dioen los pases industrializados de Europa, donde las

    embarnecidas uerzas productivas deban reventar lascosturas de las relaciones de produccin, sino en lasorillas del sistema. Aunque pronosticada por el an-lisis econmico, la Revolucin metropolitana no es-tall. En cambio la excntrica y voluntarista Revolu-cin rusa ue el puente con insurrecciones igualmenteprecoces en pases semicoloniales de Oriente. Y si elproletariado industrial era la clase econmicamentepredestinada a encabezar las luchas por la liberacin

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    20/208

    De los cuates pa la raza

    20

    denitiva, ue el campesinado desahuciado por laeconoma quien protagoniz las grandes rebelionesdel siglo pasado. Y el marxismo se adapt de grado opor uerza a las insurgencias realmente existentes.

    Llamado a suceder al capitalismo monopolistaen los pases ms desarrollados, el socialismo resulten la prctica un curso indito a la modernidad neo-capitalista, una va de industrializacin y urbanizacin

    recorrida casi siempre por pueblos mayoritariamentecampesinos en pases econmicamente demorados.Anunciado como el principio del n del Estado dic-tatorial de clase, el socialismo devino hiperestatismoautoritario. La Revolucin result una aventura ra-casada en sus pretensiones liberadoras radicales y el

    nuevo orden acab siendo inhspita estacin de trn-sito.Pero, en otra lectura, el socialismo ue igualmente

    un proyecto social de largo aliento, una heroica aven-tura civilizatoria protagonizada por los trabajadoresindustriales, aunque tambin, y sobre todo, por los

    campesinos y otros orilleros. Una excursin histricaemprendida a contrapelo de la bola de cristal de laspredicciones econmicas. Leer su racaso como evi-dencia de que la Revolucin ocurri donde no deba,de modo que los insurrectos pagaron con la derrota desus ilusiones libertarias la osada de haber emprendidoel asalto al cielo en las orillas y no en el centro; decir,

    a estas alturas, que la Revolucin racas porque nosucedi en Europa es desechar un siglo de historia.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    21/208

    Antologa

    21

    El socialismo realmente existente de cul otropodramos hablar con verdadero provecho los pre-suntos materialistas no ue la obra iname de unpuado de malvados ni tampoco un error histricoproducto de insurrecciones prematuras o desubicadas.Rescatar de los escombros de las revoluciones cti-cas un socialismo irreal, una utopa marxiana que secumplir indeectiblemente cuando por n maduren

    sus premisas y entonces s tenga lugar la verda-dera Revolucin, es catalogar de extravo y valorar enmuy poco el esuerzo de millones de seres humanosque dejaron sangre, sudor y lgrimas en la prodigiosaempresa de edicar un orden econmico y social mshabitable. Si los predestinados alemanes no supieronhacer la Revolucin que s hicieron los rusos y lue-go otros orilleros pues ellos se lo perdieron.

    Hic Rodhus, hic salta!Buenas, malas o eas, sasueron las revoluciones del siglo XX. Probemos ah lauerza explicativa de nuestras teoras.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    22/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    23/208

    Antologa

    23

    Desembarco. A la manera de Esopo.

    Mis calcetas

    Sabina Berman

    Desembarco

    Estn tus lienzos, tus pomos de pintura, tus pinceles,

    tu cuerpo. u mano toma carboncillo, medita un ins-tante: traza un barco. e vuelves a mirarme: desem-barcas.

    A la manera de Esopo

    Haba una vez una nia sentada en la playa. El solblanco del medioda quemaba tanto, que la nia sen-ta cmo le arrugaba la cara y se la converta en otra,como de rana. Se dijo a s misma:

    Oh, qu desdicha: tener una cabeza de rana yun cuerpo de humana!

    Entonces el sol tambin empez a quemarle el

    cuerpo, hasta volverlo cuerpo de rana.Oh, qu desdicha exclam ms la nia: tener

    una cabeza y un cuerpo de rana y una mente de hu-mana!

    Entonces el sol ardiente la invadi de golpe y letoc hasta la mente.

    Oh elicidad murmur la rana conmovida: te-ner cuerpo y mente unidos!

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    24/208

    De los cuates pa la raza

    24

    Mis calcetas

    Me despert hoy como da a da me despierto: con eldespertar de Ernesto: un sbito graznido, un sentarsesobre la cama rotundo, un canturreo idiota mientrasbusca entre las sbanas sus calcetas y hasta que se laspone. Se duerme vestido. Llega noche a noche can-sado, harto de llegar noche a noche cansado, se tira

    sobre la cama, dice que se pondr la pijama en cuan-to recobre un poco de uerzas, se duerme. Durantela noche pierde las calcetas. Se soba el pie derechocon la planta del izquierdo y viceversa. Se despiertade golpe, sacudido en un solo movimiento del sueo,se sienta sobre la cama con un graznido (mis calcetas,mis calcetas), revuelve las sbanas cantando no s qu

    tierna cancin de un negrito y una negra jacarandosahasta que encuentra y se pone las calcetas. Yo, entreuna pestaa y otra, lo observo, me digo: me desper-t hoy como da a da me despierto: con el despertarde Ernesto: un sbito y eso y lo dems hasta llegara cansarme de describir paso a paso el despertar de

    Ernesto; y decir simplemente que me despert hoycomo da a da me despierto: con el despertar de Er-nesto: un sbito y eso y lo dems y me voy sumiendonuevamente en mi sueo que trata de un hombre quese despierta graznando vestido y sin calcetas.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    25/208

    Antologa

    25

    Crononuticas

    Bernardo Fernndez, Bef

    Ayer morir. Lo supe pasado maana, me dir eltipo, esperando que yo me sorprenda. Desde luego, leobservar inexpresivo.

    Caer por accidente en el cretcico, donde un

    dinosaurio me aplast el crneo cuando salgo de lamquina, continuar diciendo. Luego dar un largotrago, con el que terminar de beberse la cerveza queorin la semana pasada.

    Vine al ltimo maana, al que ya no vi. Jamssabr qu pens en el momento de morir. Es inevi-table?, y yo asentir, sabiendo que al tipo no le sirvide nada.

    En n, ayer todo valdr madre, as que al malpaso darle prisa, y dicho esto se levantar, subir a sumquina y saldr hacia ayer, de donde partir al cret-cico.

    No ser cil ser crononauta, pero para eso es-

    tarn puestas esas estaciones atemporales, donde losnavegantes podremos detenernos a echar unos tragosy recordar el uturo.

    Si no, nos volveramos locos.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    26/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    27/208

    La madre del metro

    scar de la Borbolla

    Yo ui el primer nio que naci en el Metro, un dacomo hoy, hace casi veinte aos. Nac en la Lnea 1,entre las estaciones Sevilla e Insurgentes. Mi madre,hija de errocarrileros y nieta de los hombres que hi-

    cieron nuestra Revolucin desde los trenes, se empeen conocer el Metro a pesar de las advertencias de mistas de que con esa panza no era bueno ir a inaugura-ciones tumultuarias.

    Se ue de madrugada contra viento y marea y,cuando por la noche, regres conmigo entre los brazos

    y yo con un chipote en la mollera, mis tas muy alarma-das, me desvistieron los olletos con los qu mi madreme haba improvisado una chambrita y unos paalesde papel. Le recriminaron su imprudencia: echarmeal mundo en un subterrneo, sin la ayuda asptica deuna partera y todo por no poder aguantarse las ganasde visitar el Metro en esa ocasin: esa ue la deensa

    de mam. Las tas soltaron unas palabrotas injuriosas,me exprimieron unos limones en los ojos para preve-nir una ineccin y, como mis alaridos terminaron deenojarlas, mi madre y yo uimos expulsados a la calle.

    Yo, por supuesto, no me acuerdo de nada; pero mi ma-dre me cont mil veces los pormenores de esa calami-tosa noche en que vagamos por las calles de Mxico,de zagun en zagun, buscando un techo para pro-tegernos de la lluvia, porque llova a cntaros rotos y

    Antologa

    2

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    28/208

    De los cuates pa la raza

    28

    los perros aullaban de ro; y su principal preocupa-cin era que los tneles del Metro ueran a inundarse,porque si eso ocurra se iban a oxidar los amantes

    vagones anaranjados y los rieles se mancharan conlamparones de salitre. Llovi toda la noche, pero lostneles amanecieron secos y los vagones impecablescomo el da anterior. Ella y yo, en cambio, desperta-mos ensopados debajo de unas hojas de peridico en

    las que se haba deslavado la noticia de la inaugura-cin del Metro.Yo estaba muy pequeo y me altaban uerzas

    para exigir mi desayuno de calostro, para oponerme ala decisin de mi madre de acudir, en cuanto abrieran,a comprobar el estado del Metro, a revisar si de verasuncionaba el drenaje, a ver si todo segua en orden y,por eso, la acompa en ayunas, llore y llore, de unaestacin a otra hasta que unos usuarios, hartos de misberridos, intercedieron por m pidindole a mi madreme tapara la boca con algo. Fue mi primera comidaen este mundo, y me atragant cuanto quise porquemam, distrada con el paso de la pared de auera de la

    ventanilla, me dej hacer y deshacer. A media maanaera un beb eliz, un beb sano, contento y encueradoque por la noche iba a volver a casa de sus tas juntocon una madre arrepentida que juraba portarse biende ah en adelante y obedecer a sus hermanas mayo-res.

    ambin en el Metro conoc a mi padre: ten-dra diez aos por aquel entonces, y diariamente alsalir de la escuela iba a pararme en el andn de la es-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    29/208

    Antologa

    2

    tacin latelolco para interceptar a mam que ah sebajaba con la intencin de hacer un nuevo transbordo.Discutamos porque ya eran las tres, hora de la co-mida, y ella deseaba seguir paseando, cuando reparen un hombre con overol de mezclilla y gorro de o-gonero que en el andn contrario gritaba el nombrede mi madre y nos haca unas seas con un paliacaterojo. All enrente hay un seor que te habla, le dije a

    mi mam, y ella, al verlo, se puso a lanzar besos con lamano y a gritar que este escuincle, rerindose a m,es tu hijo, mralo!, me carg hasta el peligroso bordedel andn para que el hombre me viera mejor, y a mme dijo con los ojos arrasados de lgrimas: se queest all es tu padre.

    Yo, conundido, levant la mano para saludar-lo; pero en ese momento lleg un convoy anaranjado

    y se interpuso entre nosotros: mi padre entr al va-gn que nos quedaba justo enrente, sac la cabezapor la ventanilla y slo alcanc a or la rase muchogusto, pues en ese instante arranc el tren y se lo lle-

    v para siempre y no volv a mirarlo nunca, aunque

    mi madre me prometi que a la primera oportunidadiramos a platicar con l a su trabajo, porque era unmayordomo de va en Buenavista, un errocarrileromuy amable que a ella, cierta vez, le haba mostradoun carro Pullman, y porque el lugar era hermoso:una especie de museo a la intemperie, un deshue-sadero de chatarra donde haba las cosas ms lindasdel mundo: locomotoras, ruedas de tren y ejes, clavosenormes para clavar durmientes, rieles amontonados,

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    30/208

    De los cuates pa la raza

    30

    tornos y resadoras descompuestas, todo un cemen-terio erroviario, y entre esas maravillas trabajaba mipadre.

    Jams uimos porque yo no deba altar a la es-cuela y porque mi madre, aunque yo tuviera vacacio-nes, preera sus acostumbrados recorridos en Metro:las nuevas lneas, la red subterrnea que surca haciatodos los rumbos el subsuelo de Mxico, los ros de

    gente que contagiaban a mi madre con su mpetu y sudecisin de llegar, las estaciones terminales con su bu-llicio de combis y trolebuses, las horas pico en las queno cabe un aller y uno se siente soldado a los dems;los tubos para detenerse, tibios y resbalosos, barniza-dos y rebarnizados con innitas capas de sudor quelos convierten en lo ms liso de cuanto existe en elUniverso y, muy en especial, los espectculos artsticosgratuitos a cargo de la legin de limosneros cantoreseran, sumados a la velocidad del Metro, unos atracti-

    vos que hacan que mam no allara nunca, que se lapasara yendo y viniendo hipnotizada desde tempranohasta que yo apareca para convencerla de que ya era

    hora de volver a casa.Y sucedi lo previsible, lo vaticinado por mistas, lo que yo mismo tem cuando las interconexionesde las lneas multiplicaron las alternativas del andarerrtico de mi madre: Un da, precisamente el da enque muy uano me present en el andn de latelolcocon mi certicado de secundaria, mi madre no lleg:la esper toda la tarde y la noche hasta que el guardiame dijo que deba desalojar porque la estacin estaba

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    31/208

    Antologa

    31

    a punto de cerrarse. Regres al otro da y al siguientey durante un mes entero estuve ah buscando a mimadre entre la multitud.

    Han pasado cinco aos desde que la perd, ycada que puedo vengo al Metro con la esperanza deencontrarla. A veces creo verla en un vagn que sealeja en sentido contrario de aqul en el que voy, y a

    veces tambin, cuando salgo por la boca del Metro

    entre los apretones y los empujones, siento que nazcoa la intemperie de Mxico, siento que me asomo almundo por primera vez, y eso me la recuerda.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    32/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    33/208

    El club de la azotea

    Beatriz Escalante

    Bajen ese domo grit la seora Lupita mientras secubra el cuerpo enjabonado con una toalla de oresque el chorro de la regadera empap inmediatamente.Por el rectngulo de cielo recin abierto en el techo

    del bao, asomaban dos pares de ojos inantiles y unarente pequea sobre la que se agitaba un eco laciode color ca.

    Vuelvan a poner el domo, escuincles desgra-ciados! Ninguno obedeci. Corrieron entre los tan-ques de gas, esquivando las mortales zotehuelas, lasantenas de televisin y los cables que manchaban todocon su xido; se descolgaron por la escalera que dabaal patio de la casa de Araceli y, despus de recibir aLalo, que era muy pequeo para saltar solo, y de bajarel switch de la luz para que no pudiera verlos el esposode la seora Lupita, se escondieron junto al rerigera-dor.

    A l nunca lo han visto? pregunt Lalo.Slo en el excusado dijo Araceli y las carcajadasno se hicieron esperar.

    En cambio, el esposo de la seora Lupita s sehizo esperar: no estaba de humor para vestirse e ir auna casa donde jams hallaba a un maldito adulto conquien quejarse. Para Marcela y Araceli, todos los das

    eran idnticos: meterse al jardn de la casa abandona-da a cazar chapulines o a mirar la transormacin de

    Antologa

    33

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    34/208

    De los cuates pa la raza

    34

    los ajolotes en el agua verdosa de los charcos; pasrse-la jugando avin o escondidas en su club de la azotea:un solitario cuarto de servicio situado al nal de suterritorio, en el lmite de esa geograa gris de tende-deros y tanques de gas, que era casi el paraso. Pero esatarde ellas no queran estar en el club, sino en la callemirando lo que pareca ser una casa en obra negra.

    Ahora s vamos a entrar a los cuartos de la casa

    abandonada le dijo Marcela en secreto a Araceli,quien vea en esa construccin la azotea que tanto ne-cesitaban, el puente indispensable entre sus dominios

    y la casa abandonada y, por eso, aunque unos perrosse pusieron a copular a media calle, Araceli y Marcelano se rieron, ni se sonrojaron, ni se dieron de codazoscomo otras veces.

    Hasta qu horas empieza el juego? se quejLalo.

    Nosotras vamos a hacer un plan dijo Araceli,t vete.

    Si no me dejas quedarme te acuso con mimam.

    Si t me acusas, yo le cuento que te castigarontoda la semana sin recreo por burro. Ay, Lalo!, ya lr-gate con los niitos de tu edad, no ves que queremosestar solas? Y Lalo, con la capa de Batman que susabuelos le acababan de regalar por su cumpleaos, seue a la banqueta de enrente, a ver a los nios que

    jugaban a las canicas y que no le permitan participarporque siempre andas con viejas, maricn. Los alba-iles ueron vigilados por Marcela y Araceli durante

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    35/208

    Antologa

    35

    muchos das, tantos, que casi se llenaron las pginasde ejercicios de los libros de texto, los ltimos de la

    vida, pues en secundaria no hay libros de texto, nitareas, ni horarios, ni quin se je en si te vuelas unaclase o si te vas de pinta, aseguraba Araceli con losprpados semicerrados, para que esa visin de libertadno uera a ugrsele.

    Por n, el cemento resco de la construccin

    alcanz el nivel de las azoteas: ya no haba separacinentre el territorio continuo y la zona prohibida. Esamisma noche, cuando el reloj de la sala marc las diez,Lalo y Araceli ascendieron por la escalera del patio.En cuanto estuvieron arriba, l se dedic a brincar uncable de un lado para el otro ininterrumpidamente; encambio, Araceli se sent en el tanque estacionario degas y, con la vista a lo lejos, esper a su amiga casi unahora.

    Ojal mi mam tambin trabajara en un hospi-tal dijo Marcela justicando su retraso cuando al napareci.

    Llevaba una linterna. Desde la nueva construc-

    cin, sembrada de varillas y costales, proyectaron elcono de luz sobre la azotea de la casa abandonada, porn podan alcanzarla, abrir la puerta y entrar uno trasotro muertos de miedo y de risa, porque en esta casatodo suena distinto, dijo Araceli. Es slo el eco, res-pondi Marcela. No, no es cierto, me quiero ir, mesiento mal, la ropa me aprieta, dijo Araceli, mejor v-monos, insisti, y al tomar de la mano a su hermani-to sinti unos dedos anchos, grandes, que la hicieron

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    36/208

    De los cuates pa la raza

    3636

    gritar. No te asustes, soy Lalo, dijo una voz gravede adulto. Qu pasa?, pregunt Marcela y tambindesconoci su voz. Vmonos, gritaron los tres y, alcorrer hacia la azotea, descubrieron que tampoco suspasos medan lo de antes. Marcela dirigi la luz de lalinterna hacia su propio cuerpo y aterrada mir que

    ya no tena el pecho plano. ropezando y entre gritossalieron de la casa abandonada, saltaron de una azotea

    a otra hasta llegar a sus dominios y ni siquiera ah sedetuvieron, tenan que reugiarse en la casa de Araceli,esconderse a un lado del rerigerador. Al verse plidospor el susto y la cal empezaron a rer.

    Crecimos, dijo Marcela. No, no es cierto,slo nos asustamos, dijo Araceli. Crecimos repitiMarcela , por eso revent nuestra ropa. Mentira, serompi cuando corramos. Para Araceli ser grandeno tena ventajas: equivala a convertirse en enermeracomo su mam; a cuidar enermos que invariablemen-te terminaban muriendo. Le cost trabajo dormirse;so que atravesaba de un cuarto a otro un hospitalen orma de pasillo, un tren cuyos vagones desembo-

    caban en un anteatro.Yo no quiero volver a esa casa, dijo Araceli lanoche siguiente cuando, otra vez en la azotea, Marcela

    y Lalo estaban decididos a aclarar el misterio. Porqueyo crec, yo s crec, dijo Lalo deseoso de ser grandepara bajar a la calle y desquitarse de los nios que noqueran jugar con l y lo llamaban maricn. Pero, porms que intentaron convencerla, Araceli se qued enla zona segura de las azoteas, sin aventurarse siquie-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    37/208

    Antologa

    3

    ra, a ir hasta la construccin que durante el da habaavanzado un poco.

    Como si estuvieran en la casa de los espejos,pero sin risas, cada uno observ la transormacin enel otro. Marcela acarici la cara de Lalo y, por prime-ra vez, lo spero de una barba no le result desagra-dable. Lalo, al mirar que el vestido de Marcela casino la cubra, descubri que esas piernas de muslos

    bien ormados provocaban en l una sensacin des-conocida que lo haca acercarse y buscar el contacto.Marcela sinti que se erizaba. Auera, arriba, des-de la escalera, sin atreverse a descender, Araceli lesgritaba que volvieran, que llevaban horas all abajo,que ira a pedir ayuda si no suban cuanto antes. Yregresaron: callados, sin mirarse. Araceli les reclamsu silencio: se pierden y encima no quieren contarmenada. Les juro que la prxima vez yo tambin en-tro. Pero, aunque los tres lo desearon y no hicieronotra cosa que pensar en volver a la casa abandonada,no lo lograron: al da siguiente y al siguiente y du-rante varias semanas, la construccin que les haba

    permitido cruzar ue vigilada todo el tiempo por unacuadrilla de albailes que les impidi el paso. Le-vantaron otro piso y otro ms hasta que acabaron ar-mando un edicio rente al que, una tarde, Marcela

    y Lalo comprendieron que ese atajo para encontrarsesiendo adultos se haba perdido.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    38/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    39/208

    La mscara de Muerte Roja

    Gerardo de la orre

    ena encendida una vela a Dios y otra al Diablodice Dionisia Primera. Y en seguida procede a explicarque Muerte Roja (de nombre real Jos Luis Domn-guez, originario de Acayucan, Veracruz, 32 aos en el

    momento de su muerte) se hallaba decidido a con-vertirse en el nmero uno, el luchador que arrastraramultitudes a la taquilla, y en consecuencia pasaba lashoras en el gimnasio levantando pesas, atigando lacaminadora y la bicicleta ja, dndole a la pera y elcostal, estudiando las posibilidades de la acolchadapalestra porque para ser el ms grande no bastabanlas capacidades atlticas y la astucia en el combate, eranecesario darle vuelo a la imaginacin y arrastrar alpblico a escenarios inesperados. Ser el ms amadode los luchadores, armaba Muerte Roja. Y Dionisiale deca que era ya el ms amado, ningn otro recibade ella tanto amor.

    La vela encendida a Dios tena la encomiendade asegurar para Muerte Roja los triunos en el enlo-nado, incluidas lucrativas presentaciones en arenas deLos ngeles, Houston, Chicago y quizs en las remo-tas tierras del sol naciente.

    Y si Dios le allaba, el recurso del Diablo consis-tira en proporcionarle una plaza en la polica judicial,prometida por el comandante Cansinos, en sus tiem-pos de luchador conocido como La Bestia, que cada

    Antologa

    3

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    40/208

    De los cuates pa la raza

    40

    viernes acuda a la Arena Mxico y luego se llevaba aMuerte Roja a jugar domin y beber cubalibres, o bieniban a los cabaretuchos de la colonia Obrera donde losmeseros, los msicos, las empingorotadas damas y aunel gerente atendan al comandante a cuerpo de rey:cuando se le orezca bailar, ya sabe, comandante, letocamos la de siempre, comandante?, una de gisqui,comandante?

    Pero deca Cansinos que el gisqui era paramaricones y demandaba buen ron jamaiquino y todoslos viernes, al lo de la tercera ronda, uese en la ta-berna del domin o en el mbito lgubre del saln debaile, colocaba el ndice impetuoso, un dedo grueso ytorcido como todos sus dedos, en el pecho del joven

    gladiador y proclamaba: cuando te retires, Muerte,cuenta con esa chamba, te voy a hacer un investigadorchingn, mi brazo derecho.

    Y Muerte Roja le agradeca y luego, en el de-partamento que comparta con Dionisia, alegre se pa-

    voneaba ante la reina pueblerina, alardeaba de las ex-

    pectativas de su vida: sera el ms grande en los encor-dados o el mejor en la corporacin. Dionisia Primerameneaba la cabeza de arriba abajo y de abajo arriba,

    jams puso en duda ni una cosa ni otra, aunque desdeluego se inclinaba por el xito deportivo y, como siuese duea de premoniciones, senta cierta aversina la salida policiaca. Aunque el comandante Cansinos

    se empeara en negarlo, mucho tuvo l que ver con lamala vida y la mala muerte de Jos Luis.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    41/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    42/208

    De los cuates pa la raza

    42

    cmo vas a reconocerme?, inquiri el luchador. Puesmuy cil, te enrollas esta mascada en el pescuezo, dijola reina y oreci un paoln de color naranja que lle-

    vaba al cuello.Haban quedado de verse en un caecito en el

    centro de la poblacin, a un costado de la iglesia pa-rroquial. Muerte Roja, en eecto, llevaba puesto el pa-uelo, pero tambin la mscara. Dionisia, ataviada con

    un vestido corto y ajustado, zapatos altos, las lindaspiernas al desnudo, mostr un gesto de decepcin ode molestia. Es que no me hallo sin este trapo, dijo elenmascarado a manera de disculpa. Y Dionisia, sagaz,irrespetuosa, replic: lo que pasa es que seguro eresmuy eo. Muerte Roja solt la carcajada, un estallido

    vivaz y contundente que agrad a la reina. Desde elbaile le haba gustado la voz del luchador, la risa alta-nera, y lo poco que dejaba ver la mscara, unos oscurosojos briosos, labios abultados, inmaculada dentadura.

    Prometi Muerte Roja que esa noche, sin al-ta, despus de la uncin se despojara de la mscara.

    Pero tiene que ser en un lugar privado, ntimo, uerade las miradas de la gente. Abri Dionisia unos ojosdesmesurados, dej ver luego una sonrisa de mujerastuta. Qu dijiste, ya cay la tonta, ni creas que voya entrar al hotel contigo. rabajo le cost a MuerteRoja, a lo largo de un par de cas, convencerla de queno era esa su intencin, lo nico que en verdad desea-

    ba, jur por lo ms sagrado, era proteger su anonima-to. De cualquier modo dijo Dionisia que no pensaba

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    43/208

    Antologa

    43

    quedarse a la uncin, y en el borde del atardecer elenmascarado, que un par de veces tuvo que detenersea rmar autgraos, la acompa a la salida de auto-buses. Unos segundos antes de subir al que la depo-sitara en Acaxochitln, Dionisia puso en manos delluchador, cuyo rostro no podemos saber si mostrabaindignacin o desconcierto, un trozo de papel con susseas: Dionisia Villada, calle opiltzin 47. Ya sabes

    dnde encontrarme, se despidi.La noche del accidente, un viernes, me des-

    pert el telono a eso de la una de la maana diceDionisia. Era el comandante Cansinos. ena yo queir de volada al Centro Mdico, donde haban inter-nado a Jos Luis. Pues qu le pas? No me lo quiso

    decir. Que estuviera lista, en diez minutos pasaranpor m.No haba transcurrido una semana y ya Muerte

    Roja estaba tocando a la puerta del nmero 47 de lacalle opiltzin. Era una casita de dos pisos arriba,tres dormitorios y un bao; abajo, cocina grande, bao

    y una sala comedor donde se apretujaban los mue-bles pintada de un azul desteido. Abri una mu-jer de cuarenta y tantos, enjuta, cuyos rasgos hacanrecordar, lejanamente, los de Dionisia: la nariz recta

    y na, semejantes ojos castaos. Psele, la Nicha notarda en bajar. Como si lo esperasen, como si uera un

    visitante asiduo o la reina hubiese adivinado que se

    trataba de l. Sintese, no demora. Y minutos despusDionisia Primera baj la escalinata como una reina

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    44/208

    De los cuates pa la raza

    44

    autntica. De pie, Muerte Roja, sosegado, comenz adesatar la cinta de la mscara.

    Dur el noviazgo nueve semanas justas, al cabode las cuales el gladiador y la reina se casaron en la o-cina municipal en presencia de Fermn Villada, tabla-

    jero, Engracia Prez, hogar, y dos hermanos de la no-via. Y, por la parte del contrayente, tres luchadores quehaban prescindido de las mscaras y el comandante

    Cansinos, quien al cabo pag el banquete en el mejorrestaurante acaxochiteco: sopa de hongos, mixiotesde carnero y abundantes tequilas, cervezas y cubali-bres. Viajaron esa noche marido y mujer a Cuernava-ca, donde al da siguiente Muerte Roja particip enuna contienda de parejas, y luego se instalaron en eldepartamento repleto de troeos, tapizados los muroscon diplomas y otograas, que el luchador posea enla colonia abacalera, el mismo departamento en elcual una noche, dos aos despus, Dionisia Primerarecibira la llamada que anunciaba el golpe que el des-tino asest al enmascarado.

    En el hospital la esperaba el comandante ati-

    gando un pasillo en el que ni siquiera le permitan u-mar. Nada grave, inorm el sudoroso judicial, pero loestn sometiendo a una operacin larga y complicada.El accidente haba ocurrido durante el combate este-lar, un mano a mano entre Muerte Roja, campen depeso semicompleto de la estirpe de los malvados, y ellimpio y elegante Utopa. Se dispona a saltar enarde-cido Muerte Roja de lo alto de un poste y un resbalnlo ech a tierra en una cada para la que no estaba pre-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    45/208

    Antologa

    45

    parado. Fractura mltiple y expuesta de la articulacinde la cadera, dictaminaron los mdicos y acto seguidolo introdujeron al quirano.

    Dos meses permaneci Muerte Roja en elhospital. Lo nico que preocupaba al luchador era siquedara bien. Decan los mdicos que dependa de lapaciencia, de la constancia, de la voluntad que pusieraen su rehabilitacin, hidroterapia, masajes, medica-

    mentos, un largo y tedioso programa de ejercicios. Aveces, pesimista, Muerte Roja apoyaba la cabeza enel hombro de Dionisia, que iba a visitarlo todas lastardes, y prorrumpa en llanto: no voy a quedar bien,tengo el presentimiento de que no volver a luchar.

    Ya vers que s, lo consolaba la reina, y si no, tienes eltrabajo que te oreci Cansinos.

    Pero no qued bien y las dos velas se le apa-garon de manera simultnea dice Dionisia. Porquetullido, cojo, no pudo regresar a las luchas ni lo acep-taron en la corporacin.

    Slo una vez ms us Muerte Roja la mscaraescarlata con el monograma MR bordado en negro

    sobre la rente. Al nal, el ltimo da de su existencia.Los casi cuatro aos que mediaron entre su retiro y elmomento atal, si bien mustios, transcurrieron apaci-bles, o al menos as lo supona Dionisia. La verdad larevel despus el comandante.

    El luchador retirado haba abierto un nego-cio de alquiler de videos. Por la maana lo atendauna empleada y todas las tardes, despus de la siesta,se presentaba Muerte Roja, a quien ya solamente el

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    46/208

    De los cuates pa la raza

    46

    comandante Cansinos y algunos compaeros del o-cio conocan por ese apelativo. Buenas tardes, seorDomnguez, hoy ue un da ojo, seor Domnguez.Se ponan a hacer cuentas y el agreste propietario sequedaba en el local hasta las nueve o diez de la no-che. odos los viernes pasaba a recogerlo Cansinos y,como si nada hubiese cambiado, iban a la cantina y alos cabars de los das de gloria. Una vez, a eso de me-

    dianoche entr al telono mvil una llamada urgentepara el comandante. Ni modo, dijo Cansinos en cuan-to cerr el aparato, hay que ir a la comandancia, pareceque ya tienen a los secuestradores del banquero, nosacompaas, Muerte? Dijo Muerte Roja que no tenanada mejor que hacer y subi al auto con ellos.

    En la comandancia entraron a un cuarto deparedes desnudas, sin ventanas y sin ms mobiliarioque un par de sillas. En una se hallaba sentado el quesealaban como cabecilla de una banda de plagiarios.Eres devoto de la virgen de Guadalupe?, le preguntCansinos. El detenido dijo entre dientes algo indes-cirable y el comandante le asest un boetn que lo

    derrib de la silla. Conmigo vas a hablar claro, cabrn.Media hora despus, el detenido haba dicho todo loque Cansinos deseaba saber. Es tuyo, Muerte, inte-rrgalo, invit el comandante.Pero qu le pregunto?Pues pregntale quin se anda cogiendo a su ma-macita. Hubo una risotada y Jos Luis Domnguez,arrastrando la pierna derecha, se acerc al prisionero,tomndolo de la cabellera mantuvo unos segundos lacabeza echada atrs, expuso el rostro lacerado a la bri-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    47/208

    Antologa

    4

    llante luz del techo. Luego, con la mano libre descargun boetn en la mejilla, otro, un puetazo que abrila piel sobre el pmulo.

    Le tom gusto a la calentada, revel el coman-dante en el interrogatorio de Dionisia Primera. Se-mana a semana peda Muerte Roja que lo invitaran alas mazmorras y al menos un viernes de cada mes elcomandante le permita ensaarse con algn deteni-

    do miserable. Eso le haca bien, pensaba Cansinos, leayudaba a desahogar tanta amargura. Pero una nochede alcoholes, a dos semanas de su n, le dijo MuerteRoja que no poda ms con ese ardo y estaba dis-puesto a conesar a Dionisia su perversidad. Segura-mente te lo platic y lo mataste, dijo el comandanteen el interrogatorio, lo considerabas un cerdo, no slole gustaba golpear a aquellos pobres diablos, a ti tam-bin te maltrataba. No, comandante, para nada, JosLuis nunca me hizo dao, y juro que nunca supe delas golpizas. Entonces por qu lo mataste? Fue unaccidente, sucedi como le dije. Y crees que vamos aaceptar esa versin descabellada?

    Inusitadamente, aquella noche Jos Luis se ha-ba puesto el viejo atuendo de luchador. Zapatillas ne-gras y medias deportivas rojas, calzn negro, mscaradel color de la sangre viva. Llevaba en la mano unapistola. Se sent en la cama al lado de Dionisia y leoreci el arma. en, tmala. No quiero, no me gustanesas cosas. mala. Se apoder de la mano de la reinade las estas de la sidra, la oblig a asir el arma. Qupequea es la muerte, dijo el luchador, cabe en este pe-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    48/208

    De los cuates pa la raza

    48

    dazo de metal. engo miedo, no me gustan las armas,dijo ella. Muerte Roja sac el cargador de la pistola.

    Ya no tienes por qu temerle. La devolvi a Dionisia,gui sus movimientos. Levntala, eso es, apunta a mirente, tira del gatillo. Vio la reina por ltima vez losojos intensos de Muerte Roja. Hubo un estruendo, unogonazo.

    Fue como si nos hubiramos muerto juntos

    dice Dionisia.No agrega ms. Se repliega en la vastedad delcatre y, encogida, ausente, permanece con la vista jaen un rugoso muro del aposento. Una de las reclusasque han estado escuchando tiende la mano hacia lasuave cabellera oscura de Dionisia Primera.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    49/208

    Antologa

    4

    Estn aventando gente

    Germn Dehesa

    ILa realidad es, adems de inverosmil, molestsima. Yollevo 45 aos tratando de evitarla, pero no hay mane-ra. erca, tenaz y emperrada me alcanza est yo donde

    est. Ah tienen, por ejemplo, el lunes 26 de ebrero;salvo el inusual y pelado ro que reinaba, esa eraque es la realidad pareca dormitar en calma. El da loconsum en mis habituales aenas y ya hacia la noche,

    y altndome todava una junta de trabajo, me comu-niqu a la humilde casa de ustedes nada ms porquesoy decente y para que se vea que estoy atento a lo queocurre en el hogar. Lo que ni yo ni nadie poda preverera que en ese exacto momento se estuviera desen-cadenando en mi hogar una tragedia que, segn unrpido anlisis, tiene elementos de Las troyanas, LaCelestina, Romeo y Julieta y todo esto en versin de

    Jos Alredo Jimnez.

    La herona (to say the least) se llama Lola (nom-bre pasional y sospechossimo) y trabaja, en calidad deauxiliar domstica, en la casa que est junto a la ma.Segn se desprende de las primeras averiguaciones,la arrebatada Lola tena hasta el momento una ojade servicios intachable: cumplida, ordenada y muyacomedida es lo que declara de ella su patrona. odoesto ue as hasta el domingo 25, echa en la cual laeroz Lola recibi la inausta nueva (el cochino chis-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    50/208

    De los cuates pa la raza

    50

    me) de que un jovencito con el que ella cultivaba unaincipiente pero trrida pasin y con el cual ya habatenido, como dira mi abuela, sus dares y sus tomares,le era ostensible y bellacamente inel con otra joven-cita cuyo nombre no ha podido obtener este cronista.Pongamos que se llama Enedina. Saber esto y caer enel negro y proundo pozo de la melancola ue todouno para la hipersensible Lola.

    Las primeras luces del da lunes la sorprendie-ron ojerosa y en calidad de quelite hervido. odava,en un ltimo y heroico alarde de servicio, baj a servirel desayuno, tender las camas, darle una alzadita ala casa (todo esto ue tomado de la pintoresca decla-racin de la patrona) y preparar y servir la comida.Al trmino del rerigerio, y mientras acumulaba lostrastos en el regadero, anunci su decisin de reti-rarse a sus habitaciones y ya no bajar a servir la cena(por rotura de sonaja me retiro de la danza, comodira Sonia Amelio). Su enigmtica explicacin paratan extraa conducta ue: es que me siento muy tris-te. Los patrones, que son ms bien poco inquisitivos,

    aceptaron tal declaracin y se olvidaron del asunto.Lola no.Lola se trep a la azotea, se atrinchil en su

    cuarto y de su bur extrajo una novsima botella deBacard que procedi a ingerir entera con la calma, laatencin y la concentracin que un menester as re-quiere. Entre vaso y vaso tarareaba aquello de que nosentierren juntos y en la misma tumba. Ya con la uvatotalmente a su avor (en este caso la caa y la qumi-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    51/208

    Antologa

    51

    ca) la erocsima Lola decidi hacer la prueba. No ladel aejo, no la del viento, sino la de la resistencia delpiso en directa colisin con su muy extrao cuerpo.Ejecutiva como es, la gran Lola se trep a la barda dela azotea. Desde all se contemplan dos posibilidades:caer al patio comn, que es de dursimo adoqun, ocaer en el jardn de los Dehesa, cubierto por un no ycostossimo pasto ingls amorosamente cuidado por

    la atcher.Dejemos a Lola en el pretil. Si ustedes quierensaber dnde azot Lola y todo lo que de ah sigui, nose pierdan el prximo captulo de esta desgarradoraserie.

    Marzo 7, 1990

    IILola est en el pretil. Pasin y ron domstico. Si suintencin era arrojarse contra el patio y quedar ahestampada en calidad de calcomana de vericacin,su racaso ue absoluto. Ahora bien, si su intencinue, desde un principio, caer en el jardn de los Dehesa

    con un extrao sonido como de aguayn cuando loablandan, su xito ue total. La pequea Carlos, queya ha presenciado aguaceros, granizadas y un eclipseparcial de luna, tuvo ahora oportunidad de ampliar surepertorio de experiencias viendo el nada majestuoso

    vuelo de Lola, que surc los aires cual meteorito ma-zahua y se incrust toda ella unos veinte centmetrosen nuestro cuidadsimo csped. odava hoy la peque-a sigue mirando insistentemente hacia los cielos en

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    52/208

    De los cuates pa la raza

    52

    previsin de que, en cualquier momento, caiga algunade sus abuelas o su ta Maruca.

    La pequesima vea a Lola incrustada en elpasto como bajorrelieve maya, volteaba hacia arriba

    y algo intua de que las cosas no estaban marchandonormalmente. No tuvo tiempo de elaborar ms. Entromba aparecieron Josena, Juana Ins y la atcherque esto me lo explic despus providencial-

    mente se le haba hecho tarde (slo se le hace tar-de 300 das hbiles al ao). Josena quera llevarse ala pequea Carlos para que no viera el espectculo ypara darle un migajn que le recogiera la bilis. JuanaIns estaba petricada y, vctima del sndrome de Fe-rriz, no saba si rer o llorar. La atcher se dispona ahablarle a la Cruz Roja y las cuatro minas estabanrealmente descontroladas. La nica tranquila, con esaserena catatonia que slo las bebidas nacionales pro-porcionan, era Lola. Se levant no sin cierto tambaleo,apreci el horizonte no sin algn desconcierto y actoseguido emprendi el camino escaleras arriba. Se vaa tirar otra vez!, grit Josena, que siempre ha tenido

    la oculta vocacin de Casandra.La atcher solt el telono (y miren que se ne-cesita), la pber reaccion de su marasmo, la pequeaCarlos palmoteaba presintiendo el bis y todas corrandetrs de Lola en una maniobra que en el utbol ame-ricano es conocida como tacleo pandilla. Mientrasesto suceda en la casa 6, en la casa 4 el patrn deLola, el nico responsable ante Dios, ante el estado yante la sociedad civil del destino de Lola, estaba en su

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    53/208

    Antologa

    53

    camita enundado en una bata azul de seda que com-pr a plazos disponindose a ver en la tele El hombredel brazo de oro. Brazo de oro ue el que necesit larobusta atcher para, ms o menos, reducir al orden ala enloquecida Lola, que se retorca como almeja conlimn y gritaba lo mejor del hit parade de las lepera-das nacionales.

    Lleg la Cruz Roja. La atcher dej a Lola en

    manos de los ambulantes y se retir discretamente adarse una arregladita. No era cosa de que los am-bulantes la vieran de cara lavada. El panorama cada

    vez era ms sombro. Los ambulantes se negaban allevarse a Lola porque no tena ninguna herida. Adestiempo coment que si la hubieran dejado tirarseotra vez, ese impedimento hubiera sido superado. Lomalo es que yo no estaba ah y en mi ausencia (sinmi reno moral) la atcher discurre puras insensate-ces. En vista de que los ambulantes no queran recibirla mercanca, la atcher no hall mejor solucin queacomodar a la rustrada suicida en una recmara y queah los ambulantes la amarraran a la cama, mientras

    Lola canturreaba vigorosamente las obras completasde Jos Alredo y citaba prraos enteros de Picardamexicana.

    Los ambulantes se retiraron. reinta segundosdespus, llegu yo. De las tremendas e inesperadas co-sas que sucedieron a partir de mi llegada se enterarel paciente y avisado lector que lea el tercer y nalcaptulo de este drama domstico.

    Marzo 10, 1990

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    54/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    55/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    56/208

    De los cuates pa la raza

    56

    me jalaba a m al grito de t no, mi rey, a ti te va a daralgo. Yo no soy tu rey, esto es una Repblica, alcanca decir en el momento mismo en que sent que Lolase me iba a zaar. Ese ue el instante de la gran deci-sin. Yo nunca le haba pegado a una mujer (y no poralta de ganas, sino por tara educativa). No creo queni siquiera Julio Csar Chvez logre superar esa com-binacin de gancho de izquierda y recto de derecha

    con el que envi a la lona a la terrible Lola. Ah qued,hecha una seda y lista para ser entregada a su legtimopatrn, cosa que hice de inmediato. Hace unos das

    vino Lola por su ropa y traa un pmulo tipo volcn.Dice que recuerda que alguien la golpe, pero no seacuerda quin. Yo ya le hice jurar a Josena que esesecreto nos lo llevaremos a la tumba.

    Marzo 14, 1990

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    57/208

    Antologa

    5

    Sea por Dios y venga ms!

    Laura Esquivel

    oda la culpa de mis desgracias la tiene la Chole.Apolonio es inocente, digan lo que digan. Lo que pasaes que nadie lo comprende. Si de vez en cuando mepegaba era porque yo lo haca desesperar y no porque

    uera mala persona. l siempre me quiso. A su ma-nera, pero me quiso. Nadie me va a convencer de queno. Si tanto hizo para que aceptara a su amante, eraporque me quera. l no tena ninguna necesidad dehabrmelo dicho. Bien la poda haber tenido a escon-didas, pero dice que le dio miedo que yo me enterarapor ah de sus andanzas y que lo uera a dejar. l nosoportaba la idea de perderme porque yo era la nicaque lo comprenda. Mis vecinas pueden decir misa,pero a ver, quines de sus maridos les cuentan de labola de amantes que tienen regadas por ah? Ningu-no! No, si el nico honesto es mi Apolonio. El nicoque me cuida. El nico que se preocupa por m. Con

    esto del sida, es bien peligroso que los maridos andende cuzcos, por eso, en lugar de andar con muchas de-cidi sacricarse y tener slo una amante de planta.As no me arriesgaba al contagio de la enermedad.Eso es amor y no chingaderas!, pero ellas qu van asaber!

    Bueno, tengo que reconocer que al principio am tambin me cost trabajo entenderlo. Es ms, porprimera vez le dije que no. Adela, la hija de mi coma-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    58/208

    De los cuates pa la raza

    58

    dre era mucho ms joven que yo y me daba muchomiedo que Apolonio la uera a preerir a ella. Peromi Apo me convenci de que eso nunca pasara, queAdela realmente no le importaba. Lo que pasaba, eraque necesitaba aprovechar sus ltimos aos de machoactivo porque luego ya no iba a tener chance. Yo lepregunt que por qu no lo aprovechaba conmigo, y lme explic hasta que lo entend, que no poda, que ese

    era uno de los problemas de los hombres que las mu-jeres no alcanzamos a entender. Acostarse conmigono tena ningn chiste, yo era su esposa y me tena a lahora que quisiera. Lo que le haca alta era conrmarque poda conquistar a las muchachitas Si no lo haca,se iba a traumar, se iba a acomplejar y entonces s, yani a m me iba a poder cumplir. Eso s que me asust.

    Le dije que estaba bien, que aceptaba que tu-viera su amante. Entonces me llev a Adela para quehablara con ella, porque Adelita, que me conocadesde nia, se senta muy apenada y quera or de mipropia boca que yo le daba permiso de ser la amantede Apolonio. Me explic que ella no iba a quedarse

    con l. Lo nico que quera era ayudar en mi matri-monio y que era preerible que Apolonio anduvieracon ella y no con otra cualquiera que s tuviera inte-rs en quitrmelo. Yo le agradec sus sentimientos yme parece que hasta la bendije. La verdad, yo estabams que agradecida porque ella tambin se estabasacricando por m.

    Adela, con su juventud, bien podra casarse ytener hijos, y en lugar de eso estaba dispuesta a ser la

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    59/208

    Antologa

    5

    amante de la planta de Apolonio, noms por buenagente.

    Bueno, el caso es que el da que vino, hablamosun buen rato y dejamos todo aclarado. Los horarios,los das de visita, etc. Se supone que con esto yo debe-ra de estar muy tranquila. odo haba quedado bajocontrol. Apolonio se iba a apaciguar y todos contentos

    y elices. Pero no s por qu yo andaba triste.

    Cuando saba que Apolonio estaba con Adelano poda dormir. oda la noche me pasaba imagi-nando lo que estaran haciendo. Bueno, no necesita-ba tener mucha imaginacin para saberlo. Lo saba

    y punto. Y no poda dejar de sentirme atormentada.Lo peor era que tena que hacerme la dormida puesno quera morticar a mi Apo.

    l no se mereca eso. As me lo hizo ver un daen que lleg y me encontr despierta. Se puso urio-so. Me dijo que era una chantajista, que no lo dejabagozar en paz, que l no poda darme ms pruebas desu amor y yo en pago me dedicaba a espiarlo, a ator-mentarlo con mis ojos llorosos, y mis miedos de que

    nunca uera a regresar. Qu, acaso alguna vez me ha-ba altado? Y era cierto, llegaba a las cinco o a las seisde la maana pero siempre regresaba.

    Yo no tena por qu preocuparme. Debera es-tar ms eliz que nunca y sabe Dios por qu no loestaba! Es ms, me empec a enermar de los colero-nes que me encajaba el canijo Apolonio. Daba muchocoraje ver que le compraba a Adela cosas que a mnunca me compr. Que la llevaba a bailar, cuando a

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    60/208

    De los cuates pa la raza

    60

    m nunca me llev. Bueno, ni siquiera el da de micumpleaos, cuando cant Celia Cruz y yo le supli-qu que me llevara! De puritita rabia, los ojos se meempezaron a poner amarillos, el hgado se me hinch,el aliento se me envenen, los ojos se me disgustaron,la piel se me manch y ah ue cuando la Chole medijo que el mejor remedio en esos casos era poner enun litro de tequila un puo de t de boldo compuesto

    y tomarse una copita en ayunas. El tequila con boldorecoge la bilis y saca los corajes del cuerpo. Ni tarda niperezosa ui al estanquillo de la esquina, le compr aDon Pedro una botella de tequila y la prepar con suboldo. A la maana siguiente me lo tom y uncionmuy bien.

    No slo me sent aliviada por dentro, sino bienalegre y eliz, como haca muchos das no me sen-ta. Con el paso del tiempo, los eectos del remediome ueron mejorando. Apolonio, al verme sonriente

    y tranquila, empez a salir cada vez ms con Adelay yo a tomarme una copita cada vez que esto pasaba,uera en ayunas o no, para que no me hiciera dao

    la bilis. Mis visitas a la tienda de Don Pedro ueroncada vez ms necesarias. Si al principio una botella detequila me duraba un mes, lleg el momento en queme duraba un da. Eso s, estaba segura de que notena ni una gota de bilis en mi cuerpo! Me senta tanbien que hasta llegu a pensar que el tequila con boldoera casi milagroso. Bajaba por mi garganta limpiando,animando, sanando, reconortando y calentando todomi cuerpo, hacindolo sentir vivo, vivo, vivo!

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    61/208

    Antologa

    61

    El da en que Don Pedro me dijo que ya no mepoda ar ni una botella ms cre que me iba a morir.

    Yo ya no era capaz de vivir un solo da sin mi tequila.Le supliqu. Al verme tan desesperada se compadecide m y acept que le pagara de otra manera. Al nque siempre me haba trado ganas el condenado. Yola mera verdad, con tanto calor en mi cuerpo tambinestaba de lo ms ganosa y ah sobre el mostrador ue

    que Apolonio nos encontr dando rienda suelta a lasganas.Apolonio me dej por borracha y puta. Ahora

    vive con Adela. Y yo estoy tirada a la perdicin. Ytodo por culpa de la pinche Chole y sus remedios!

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    62/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    63/208

    Gato Culto

    Paco I. aibo

    Antologa

    63

    .

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    64/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    65/208

    En un abrir y cerrar de ojos

    Santiago Flores Deache

    Patale y patale. odava con la mitad del aire en suspulmones Bart emergi lo suciente para ver hundirsela mata de pelo entre los brazos crispados de Federico.ste se hunda ms lentamente de lo que avanzaba la

    corriente, Bart sinti, junto a la desesperacin, que deespectador se trocaba en observado, y las un segundoantes, cristalinas aguas del arroyo lo cegaron con unaturbidez viscosa y pesada.

    La sensacin de los lengetazos de la Fanny so-bre su cara lo despert. Yaca, lo supo, sobre su catrede hierro. Al abrir los ojos mir un cielo raso, ajeno,desconocido para l. Los cerr. Se tranquiliz al escu-char el canto de los canarios muy cerca de sus odos,adivin la enredadera del porche de la casa en EaglePass. Los volvi a abrir slo para sentir que aquellas

    vigas se precipitaban sobre l. Para escapar Bart loscerr de nuevo.

    Los peligros del mundo de los ojos abiertosdesaparecan al cerrarlos. Prob abrirlos tapando lavisin con las cobijas. Penumbra verdosa, verdosa.Manchas negruzcas. Fue alejando la razada paraenocar mejor las manchas. Ley U.S.A. ARMY.

    Le era insoportable estar sin combatir a las tro-pas del Kaiser. No recordaba haber sido herido, nisi haban llegado ya a las trincheras enemigas cer-canas a la ciudad de Nancy, ni si las haban tomado

    Antologa

    65

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    66/208

    De los cuates pa la raza

    66

    o los haban derrotado. l y todos sus compaerosde la Primera Divisin de Inantera, eran los mejorentrenados Doughboys de todas las Fuerzas Expe-dicionarias Americanas desde que desembarcaronen Bordeaux. Pero no recordaba haber participadoen alguna de estas acciones. Lo que le carcoma elalma era la muy tarda participacin de los EstadosUnidos en una guerra desatada tres aos antes. El

    sentimiento de rechazo proundo lo extendi haciala guerra misma, hacia las guerras todas.El beso hmedo lleno de ternura y pasin dur

    una eternidad en la que nunca acab de abrir los ojos,aquella mujer al principio todo aroma y respiracin

    vital, le dej ver sus bellsimos ojos verdes acompa-ados de mejillas sonrosadas, rente amplia, y aquellanariz que completaba el beso aspirando ansiosa comoqueriendo robarle el alma o librarlo del ter empon-zoado. La cabeza se retir un poco, gir para gritarIsabel! Ven, Isabel! A unos metros, escuch quela mujer llamada Isabel replicaba Ya te reconoci,Rosa?, A m, no estoy segura, pero a la Fanny s.

    Contest Rosa pensando que el beso aceptablementeretribuido no garantizaba reconocimiento alguno.Bart? Bartolom, soy tu madre! Hblame! Le

    susurr la mujer llamada Isabel, y que deca ser su ma-dre. Mientras su mente aceptaba llamarse Bartolom,sin dicultad saba que Bartolom Vanzetti, y NicolaSacco llevaban aos en la crcel del Commonwealthde Massachusetts injustamente acusados de asesinato,chivos expiatorios ideales por su pobreza y condicin

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    67/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    68/208

    De los cuates pa la raza

    68

    Arizona. Vigilantes armados secuestraron a dos milhuelguistas de las minas de cobre, los sacaron de suscamas y en camiones para ganado los transportaronal desierto donde los abandonaron sin alimentos niagua.

    El muchacho cavil sobre la lejana de su in-ancia que coincida con la guerra que pudo evitarse.Guerra que ue omentada y declarada por unos para

    que la pelearan los ms. Muchachos como l... Quedad tena en ese preciso instante?, quin era? De-nitivamente no era Gabino Sotero, quien muri enlos campos de batalla ranceses en 1918, se lo habaasegurado Isabel, la que deca ser su madre, y la propia

    viuda de Sotero, cuya casita se encontraba en la cimade la loma que est en el camino a... en la que viva

    junto con su hija con la pensin del Gobierno Federaldesde haca diez aos.

    Era 1928, viva en Eagle Pass, pueblo texano, consus padres en esa modesta casa rentada, un... porche(vagas y mltiples imgenes), un gallinero, un cuartitocon tina de lmina galvanizada, una caseta con osa

    sptica, un taller mecnico. Intent varias veces detec-tar detalles, pero en vano, las imgenes se le movany desaparecan sin que pudiera evitarlo. Le gust elcielo raso ahora sosegado, y saber que su catre era unode los tres que se compraron al ejrcito al nalizarla Primera Guerra Mundial. Conorme ue cotejan-do, corroborando, sonriendo, se ue... durmiendo. Lapregunta undamental que vena evitando, uese quienuese, viviese donde viviese era, qu haca tirado en

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    69/208

    Antologa

    6

    ese catre y por qu no se mova, y recorra la casa a suantojo. Estaba herido?, enermo? Desde cundo?

    Dio de manotazos, ms que brazadas, contra elagua tratando de alcanzar a Federico que... no sabanadar! Lo vea desaparecer en la corriente y l no po-da acercrsele... Quera pero no poda, algo se lo im-peda, algo... Lo abraz la oscuridad toda.

    Esa madrugada Beatrice Slaughter despert a

    Bart, quien dorma en el porche metindosele entrelas cobijas: Bart, te tengo dos sorpresas para hoy, laprimera es que consegu cinco muchachos de los po-zos petroleros que rmarn las cartas contra la ejecu-cin de Sacco y Vanzetti; la segunda te la entrego slosi me llevas al da de campo que organizaron tus her-

    manas para hoy. Estaba a punto de adelantarle algode la sorpresa, y Bart de responderle, cuando Rosa lasac a la uerza. Yo slo trataba de despertarlo dijohacindose la mustia.

    Cul da de campo?, quines van? Yo tengoque seguir convenciendo gente para que contribu-

    ya con las estampillas postales para Massachusetts yWashington. us hermanas y primas lo organizaron,invitaron a los hermanos Gonzlez Rosas, Federico yCelso, convencieron a tu mam al decirle que tambiniban Miss Hester, la maestra de quinto ao a quienacompaaban Mr. Williams, su novio, y la pareja deamigos, Miss Lovelace y Mr. Simmons. Cuando Bart

    le expres su asombro puesto que Federico y Celso,as como Ernestina y Cecilia estaban comprometidas

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    70/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    71/208

    Antologa

    1

    una extensin de tierra, especie de isleta largusimade unos cuarenta metros de ancho que daba paso a lacorriente principal.

    Bety se adelant corriendo para apartar un buenlugar entre varios sauces llorones donde extender elpetate y colocar sobre ste el mantel. Una vez insta-lados Bart se dispuso a tenderse al sol, cuando escu-ch: Se est ahogando! Auxilio! Corri hacia abajo

    donde empezaba la corriente, sacaban el cuerpo de unmuchacho cuya parte de la cara y la cabeza habansido destrozadas por las rocas. Dej de ir al ro pormucho tiempo.

    Rosa se adelant corriendo para apartar un buenlugar entre varios sauces llorones donde extender elpetate y colocar sobre ste el mantel. Una vez instala-dos Bart se dispuso a tenderse al sol, cuando escuch

    junto a l, el saludo de Miss Hester dirigido a todos,e inmediatamente despus: Bart, Mister Williamsdesea platicar contigo, si t estuvieses de acuerdo.No acababa Bart de girar para quedar boca arriba yser deslumbrado por los rayos solares que rodeaban

    las sombras de su ex maestra y Mister Williams aquien seguira sin conocerle la cara, cuando la vozde ste se escuch: Bart, te sugiero que abandones latarea intil de enviar cartas ridculas al Gobierno deMassachusetts, como habas abandonado la costum-bre de venir al arrollo.

    Bety se adelant corriendo para apartar un buenlugar entre varios sauces llorones donde extender elpetate y la gruesa cobija de lana, y hacer el amor sin

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    72/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    73/208

    Antologa

    3

    ondo, tomaba aire y alcanzaba a salir un poco, vea elpelo de Federico como una planta otante. Sus bra-zos danzaban grotescamente. No los alcanzara nuncaporque l mismo se estaba ahogando.

    Se abandon al jaln de su asesino, tanto que elesbirro tuvo que soltarlo para salvarse a su vez. Ce-rrando los ojos vio su enredadera, cerrando los ojosse aerr a ella nadando hacia el ondo, nad y nad

    hacia la oscuridad.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    74/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    75/208

    La post-revolucin

    Carlos Fuentes

    Federico Robles

    Pueden criticarnos mucho, Cienuegos, y creer queel puado de millonarios mexicanos por lo menos

    la vieja guardia, que por entonces se orm nos he-mos hecho ricos con el sudor del pueblo. Pero cuan-do recuerda uno a Mxico en aquellas pocas, se venlas cosas de manera distinta. Gavillas de bandolerosque no podan renunciar a la bola. Paralizacin de la

    vida econmica del pas. Generales con ejrcitos pri-vados. Desprestigio de Mxico en el extranjero. Faltade conanza en la industria. Inseguridad en el campo.Ausencia de instituciones. Y a nosotros nos tocaba, almismo tiempo, deender los postulados de la Revo-lucin y hacerlos trabajar en benecio del progreso yel orden del pas. No es tarea sencilla conciliar las doscosas.

    Lo que s es muy cil es proclamar idealesrevolucionarios: reparto de tierras, proteccin a losobreros, lo que usted guste. Ah nos toc entrarle altorito y darnos cuenta de la nica verdad poltica, elcompromiso. Aquello ue el momento de crisis dela Revolucin. El momento de decidirse a construir,incluso manchndonos las conciencias. De sacricaralgunos ideales para que algo tangible se lograra. Yprocedimos a hacerlo bien y bonito. enamos dere-

    Antologa

    5

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    76/208

    De los cuates pa la raza

    6

    cho a todo, porque habamos pasado por sas. A stelo haba agarrado la Acordada, a aqul le haban vio-lado a la madre, al otro robado las tierras. Y a todos,el porrismo no nos abra caminos, nos haba cerradolas puertas de la ambicin. Ahora era la de armarnos,Cienuegos, la nuestra, s, pero siempre trabajando porel pas, no gratuitamente como los del viejo rgimen.

    De pie junto a la ventana, Robles seal la ex-

    tensin anrquica de la ciudad de Mxico. Cienuegosprolongaba sus columnas de humo, silencioso.Mire para auera. Ah quedan todava mi-

    llones de analabetos, de indios descalzos, de hara-pientos muertos de hambre, de ejidatarios con unamiserable parcela de tierras de temporal, sin maqui-naria, sin reacciones, de desocupados que huyen alos Estados Unidos. Pero tambin hay millones quepudieron ir a las escuelas que nosotros, la Revolu-cin, les construimos, millones para quienes se acabla tienda de raya y se abri la industria urbana, mi-llones que en 1910 hubieran sido peones y ahora sonobreros calicados, que hubieran sido criadas y aho-

    ra son mecangraas con buenos sueldos, millonesque en treinta aos han pasado del pueblo a la clasemedia, que tienen coches y usan pasta de dientes ypasan cinco das al ao en ecolutla o Acapulco. Aesos millones nuestras industrias les han dado traba-

    jo, nuestro comercio los ha arraigado.Hemos creado, por primera vez en la historia

    de Mxico, una clase media estable, con pequeos in-tereses econmicos y personales, que son la mejor ga-

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    77/208

    Antologa

    ranta contra las revueltas y el bochinche. Gentes queno quieren perder la chamba, el cochecito, el ajuar enabonos, por nada del mundo. Esas gentes son la nicaobra concreta de la Revolucin, y sa ue nuestra obra,Cienuegos. Sentamos las bases del capitalismo mexi-cano. Las sent Calles. l acab con los generales,construy las carreteras y las presas, organiz las -nanzas. Que en cada carretera nos llevamos un pico?

    Que los comisarios ejidales se clavaron la mitad de lodestinado a reacciones? Y qu? Hubiera usted pre-erido que para evitar esos males no se hubiera hechonada? Hubiera usted preerido el ideal de una hon-radez angelical? Le repito: nosotros habamos pasadopor sas, y tenamos derecho a todo. Porque nos ha-bamos criado en jacales tenamos as, sin cortapi-sas derecho a una casota con techos altos y achadaslabradas y jardines y un Rolls a la puerta.

    Lo dems es no entender qu cosa es una revo-lucin. Las revoluciones las hacen hombres de carne yhueso, no santos, y todas terminan por crear una nue-

    va casta privilegiada. Yo le aseguro que si no hubiera

    sabido aprovechar las circunstancias y todava estu-viera labrando la tierra en Michoacn, igual que mipadre, no me quejara. Pero el hecho es que aqu estoy,

    y le soy ms til a Mxico como hombre de empresaque como campesino. Y si no yo, otros habran surgi-do para exigir esas prebendas, ocupar el lugar que yoocupo, hacer lo que yo hago. Nosotros tambin ra-mos del pueblo, y en nuestras casas y nuestros jardines

    y nuestros automviles, triunaba en cierta manera el

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    78/208

    De los cuates pa la raza

    8

    pueblo. Adems, ste es un pas que se duerme muypronto, pero que tambin se despierta muy de repente:quin nos iba a decir, en aquellos das, qu cosa iba apasar maana? Haba que asegurarse. Y para obtenertodo eso, nos la jugbamos. Nada de esa politiquitacil de ahora. Entonces se necesitaban, en primer lu-gar, gevos, en segundo lugar, gevos y en tercer lugargevos. Para hacer negocios, haba que estar metido

    hasta el cogote en la circunstancia poltica y ser muybragados. Entonces no haba empresas de participa-cin norteamericana que protegieran contra cualquiereventualidad. Entonces nos la jugbamos cada da. Yas inventamos el poder, Cienuegos, el verdadero po-der mexicano, que no consiste en el despliegue de lauerza. Ya ve usted qu alsa ha resultado esa imagendel mexicano sometido por la tirana. No hace alta.Lo demuestra el hecho de que llevamos treinta aossin actos proditorios. Haca alta otra cosa: treprseleen el cogote al pas, jorobar a los dems, no dejarse, serlos grandes chingones. Entonces, lejos de revueltas,hay admiracin. Nada es ms admirado en Mxico

    que el gran chingn.Robles dej caer el brazo. En la exaltacin, sucolor era pizarra; volva a ser su piel la piel del indio,tan cuidadosamente disrazada por el casimir, los to-nos de la camisa y la corbata, los toques de locin enel pauelo.

    Nosotros tenemos todos los secretos. Sabe-mos lo que necesita el pas, conocemos sus proble-mas. No hay ms remedio que tolerarnos, o caer de

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    79/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    80/208

    De los cuates pa la raza

    80

    Porrio Daz. El banquero chup por ltima vez supuro lnguido:

    Cul no ser la verdad de lo que le digo,Cienuegos, cul no ser el instinto cabal del pas, quehasta los gobiernos ms izquierdistas han orzado lamarcha hacia esa estabilidad burguesa. El capitalismomexicano le debe gratitud a dos hombres: Calles yCrdenas. El primero puso las bases. El segundo las

    desarroll en vivo, creando la posibilidad de un ampliomercado interno. Aument los salarios, dio toda clasede garantas a la clase obrera, haciendo que se sintieraprotegida y sin necesidad de armar borlotes, instaldenitivamente la poltica de gasto gubernamental enlas obras pblicas, aument los crditos, reparti lastierras y, en todos los mbitos, logr desatar una vastacirculacin de riqueza estancada.

    Estos son los hechos vivos y permanentes. Superniciosa demagogia me parece secundaria. Si Cr-denas no le imprime un carcter ocial al obrerismo,los gobiernos posteriores no hubieran podido traba-

    jar en paz e incrementar de tal manera la produccin

    nacional. Y, por sobre todas las cosas, con su polticaacab Crdenas con el eudalismo mexicano. Despusde l, Mxico podr ser lo que se quiera, menos un paslatiundista regido por una intil plutocracia agraria.Plutocracia la puede haber, pero gracias a que creamercados, abre uentes de trabajo, impulsa a Mxi-co. La Revolucin Mexicana ha sido sabia: entenditemprano que, para que una revolucin sea eectiva,la militancia ha de ser breve y la ortuna larga. Y no

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    81/208

    Antologa

    81

    dej un solo acto de importancia al arbitrio sin or-mas. odos sus actos han sido meditados. El hombrenecesario ha llegado en cada ocasin a la Presidencia.Se imagina usted a este pobre pas en manos de Vas-concelos, de Almazn o del general Henrquez? Ahs, para hablar sin ambages, que nos hubiera llevado lapuritita... Los cuadros tcnicos y administrativos deMxico estn hechos, y no pueden ser sustituidos por

    advenedizos. Ya aqu se acab el cuento.Federico Robles se aboton, llenando el pechode aire, su saco cruzado. Ixca sospech que su gorduraera cticia: una necesidad impuesta por la mimesispoltica.

    Mi esposa nos espera con un jaibolito dijoRobles, y corri las cortinas de gasa de la ocina.

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    82/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    83/208

    Sobre la poesa

    Juan Gelman

    habra un par de cosas que decir/que nadie la lee mucho/que esos nadie son pocos/que todo el mundo est con el asunto

    de la crisis mundial/

    y con el asunto de comer cada da/se trata de un asunto importante/recuerdo cuando muri de hambre el to juan/deca que ni se acordaba de comery que no haba problema/

    pero el problema ue despus/no haba plata para el cajn/y cuando nalmente pas/el camin municipal a llevrseloel to juan pareca un pajarito/

    los de la municipalidadlo miraron con desprecio o desdn/murmurabanque siempre los estn molestando/que ellos eran hombres y enterraban hombres/y no pajaritos como el to juan/ especialmente

    porque el to estuvo cantando po-po todo el viajehasta el crematorio municipal/

    Antologa

    83

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    84/208

    De los cuates pa la raza

    84

    y a ellos les pareci un irrespetoy estaban muy oendidos/y cuando le daban un palmetazopara que se callara la boca/el po-po volaba por la cabina del caminy ellos sentan que les haca po-po en la cabeza/el to juan era as/le gustaba cantar/

    y no vea por qu la muerte eramotivo para no cantar/entr al horno cantando po-po/salieron sus cenizas y piaron un rato/y los compaeros municipalesse miraron los zapatosgrises de vergenza/pero

    volviendo a la poesa/los poetas ahora la pasan bastante mal/nadie los lee mucho/ esos nadie son pocos/el ocio perdi prestigio/para un poeta es cada da ms dicil

    conseguir el amor de una muchacha/ser candidato a presidente/que algn almacenero le e/que un guerrero haga hazaas para que l las cante/que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro/y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron

    las muchachas/ los almaceneros/ los guerreros/ los reyes/o simplemente los poetas/

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    85/208

    Antologa

    85

    o pasaron las dos cosas y es intilromperse la cabeza pensando en la cuestin/

    lo lindo es saber que uno puede cantar po-poen las ms raras circunstancias/to juan despus de muerto/ yo ahorapara que me quieras/

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    86/208

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    87/208

    El Hereje

    Enrique Gonzlez Rojo

    IEn un tiempo ui partede la raccin erticadel Partido Comunista.

    Era un partido dentro del partidocomo un ciego que se esconde en una gruta,un guila en el guila del vientoo unos labios cerrados en mitad del camposanto.

    odos mis documentos,clandestinos,

    disrazados de puertas clausuradas,concluan:Proletarios y proletarias de todos los pases, unos!,

    y denunciaban las razones neurticaspor las que a vecesla hoz no se acostaba con el martillo

    o gusanos generados en el lechodevoraban la manzanade los puos.

    Mis principios:que las bocas dispersas(que hacen una antecmara

    de besos suspensivos) cierren las,trituren el espacio mojigato.

    Antologa

    8

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    88/208

    De los cuates pa la raza

    88

    Que al avanzar la piel, levante el vuelola parvada de corpios temerosos;que nadie note, no,la militancia reservadade tus malas intenciones;que sea tu estrategia conquistar,en medio de las sbanas,en rente unido,

    tu tctica ormar en la epidermisuna asamblea de poros excitados,un mitin en que el sexo se levante

    y tome la palabra.

    Se repar en mis actos raccionales,en mi pasarme los das amueblando

    catacumbas.Se me busc de arriba(como si preguntara alguna cpulapor uno de sus stanos)para contarme cmo Giordano Brunola verdad convertida en laberintotermin por ser pastode un hambriento rebao luminoso.

    ras una atigosa discusin,se insisti en que debera retractarme,

    y que en el rbol de la noche tristede mi arrepentimientose ahorcaran mis palabras.Sin esperar al Congresose decret la expulsin de la libido

  • 7/28/2019 De Los Cuates Pa La Raza 1

    89/208

    Antologa

    8

    Y yo,sin mi carnet,como si dijeraque se le sale a uno de la bolsala identidad, sal a buscar un buitre enamoradode mis entraas.

    II

    ambin ui yo colegade ese