Deborah Tannen Yo No Quise Decir Eso2

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Debora tanen Yo no quise decir eso

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  • Deborah Tannen

    Yo no quise decir eso!

    Cmo 13. manera de hablar facilita o dificulta

    nuestra relacin con los dems

    d'~' 1 e ltona PAIDOS

    Mxico - Buenos AiTel5 - Barcelona

  • Titulo original: Thol'snot whot 1 meont! How conversotionol Slyle Makes or Breaks Relalionships

    Publicado en ingls por Ballantine Books, Nueva York

    Traduccin de Isabel M. Valle

    Cubierta de Alfred Astor!

    Mxico, 1991

    quedan rigur~menle prohibidas, sin la aUlorizaci6n escrita de los propietarios del Copyright, bajo las san-cIOnes establ~ldas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o pr!Xedimicn. IO',comprendldos la .re~rosrafia y el tratamiento informtico, y 111 dimibucibn de ejemplares de ella mediante al-qUIler o prstamo publlcos.

    1980 by Deborah Tannen de todas las ediciones en castellano,

    Ediciones Paids Ibrica, S.A., Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelona' Editorial Paids, SAICF, ' Defensa, 599 - Buenos Ai{e;

    de esta edicin Editorial Paids Mexicana, S.A. Rubn Daro 118 Col. Moderna 03510 Mxico, D.F. Tels.: 579-5922.579-5113 Fax: 590-4361

    ISBN: 968-853-200-2

    Impreso en Mxico Pnted in Mexico

    Indice

    Prlogo ..................................................................... ........ .. ................. . Agradecimientos .................................................................................. ..

    l. Ling[stica y estilo de la conversacin.

    1. El problema es el proceso ................................................................ .. 2. Los funcionamientos del estilo de la conversacin .......................... . 3. S,eales y esquemas de la conversacin ........................................... .

    11. Estrategias de-la conversaci6n

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    4. Por qu no decimos lo que queremos decir ...................................... 63 Parte 1. Por qu no decimos lo que queremos decir ......................... 64 Parte n. Por qu no podemos decir lo que queremos decir ................. .............. ................. ........... ....................... 69

    5. Construyendo y reconstruyendo.. .............. ........................ ............... 79 6. Poder y solidaridad ........................................................................... 97

    Ill. Hablando en el hogar: estilo de conversacin entre los ntimos

    7. Por qu las cosas empeoran .............................................................. 117 8. Charla en la relacin ntima: de l y de ella ................. ............ ........ 129 9. El ntimo como crtico ........................................................................ 148

    IV. Lo que usted puede y no puede hacer con el estilo de conversacin

    10. Hablando sobre modos de hablar .................................................... 171

    Notas ...................................................................................................... 195 Bibliografa............................................................................................. 201 Indice analtico... ......... ................. ................................... .......... ............. 203

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  • A mis profesores de lingUstica: A. L. Becker

    Wallace L. Chafe John J. Gumperz

    Robin Tolmach Lakoff que en forma desinteresada me brindaron la observacin de

    su trabajo para formar la base del mo, as como tambin me animaron a realizar mi propio trabajo y a escribir y hablar sobre l con voz propia, tanto dentro como fuera del mbito

    universitario.

    Prlogo

    Una estudiante que sigui el curso sobre comunicacin in-tercultural que imparto en el Departamento de Lingstica de la Universidad de Georgetown, coment que el curso haba salvado su matrimonio. En las reuniones de profesores, mis colegas lingistas me detienen en la sala para decirme que han mostrado uno de mis artculos a amigos o parientes, y que eso ha ayudado a salvar sus matrimonios.

    Qu tienen que ver los lingistas con el salvataje de matri-monios? La lingstica es la disciplina acadmica que se dedica a comprender cmo trabaja el lenguaje. A travs de la conver-sacin, se hacen, se mantienen y se rompen relaciones; la lingstica brinda un mtodo concreto para comprender estos procesos. Algunas ramas de la lingstica se interesan princi-palmente por la historia, la gramtica o la representacin simblica del lenguaje. Pero tambin otras ramas -la socio-lingstica, el anlisis del discurso y la lingstica antropolgi-ca-. tratan de comprender cmo utiliza la gente el lenguaje en su vida diaria, y cmo la gente proveniente de distintas cultu-ras emplea el lenguaje de modos diferentes. Este libro nace en estas ramas de la lingstica.

    Pero la estudiante que dijo que mi curso salv su matrimonio es norteamericana, y su esposo tambin. Qu relacin tiene la comunicacin intercultural con ellos? Por cierto que est rela-cionada con todos, porque toda comunicacin es ms o menos intercultural. Aprendemos a utilizar el lenguaje mientras crecemos; y crecer en diferentes partes del pas, tener una formacin tnica o religiosa diferente, pertenecer a diferentes clases sociales, incluso ser hombre o mujer, todo produce

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  • distintas maneras de hablar, que denomino estilos de,ponver" sacin. Y las diferimcias sutiles en el estilo de conversacin producen malentendidos y decepciones, que individualmente no tienen importancia pero sumados s la tienen, y mucha.

    Como expres el novelista E. M. Forster en Pasaje a la India, "una pausa en el lugar equivocado, una entonacin mal enten-dida y ha fracasado toda una conversacin". Cuando las conver-saciones fracasan, buscamos causas, y por lo general las encon-tramos culpando a otros o a nosotros mismos. Los que tenemos una actitud ms generosa, culpamos a la relacin. Este libro muestra cun inmerecidas son esas atribuciones de culpa. Con frecuencia los malos sentimientos son el resultado de malen-tendidos que surgen de las diferencias en el estilo de conversa-cin.

    Cierta vez, durante una charla, el anfitrin me present diciendo que en su larga carrera haba ledo muchos libros sobre el arte de hablar, pero que todos eran sobre el arte de hablar en pblico. Sin embargo, la mayora de lasconversacio-nes,en las que tomamos parte durante nuestra vida no tienen ese carcter sino que son privadas: se desarrollan entre dos personas o pocas ms. Este libro trata sobre el,habla a nivel privado: cmo trabaja, porqu a veces se desarrolla bien yotras veces mal. Explica los procesos invisibles del estilo de conver-sacin que influyen en las relaciones. Eritender estos procesos restablece un sentido de control sobre nuestras vidas, haciendo posible que se mejoren la comunicacin y las relaciones en todas las situaciones en que las personas converSan: en el trabajo, en las ent"revistas, en asuntos pblicos, y la ms importante de toda)!, en el hogar.

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    Agradecimientos

    Quiero agradecer a los que creyeron en m y me apoyaron: mi agente, Rhoda Weyr; mi editora, Maria Guarnaschelli; Amy Gross, de la revista Vogue; mis padres, Dorothy y Eli Tannen; mis hermanas Naomi y Mimi Tannen; mis amigos Karl Gold-stein, June McKay, Lucy Ray y David Wise. En especial estoy agradecida a los que leyeron borradores previos y brindaron sus comentarios crticos: A. L. Becker, Naomi Tannen y David Wise.

    Casi todas las personas con las que me encuentro se trans-forman en una fuente potencial de ejemplos. Mi familia, ami-gos, estudiantes y colegas, y tambin miembros del pblico presente en charlas en las que particip; todos, de forma generosa, ofrecieron sus propias experiencias, que me ayuda-ron a entender la conversacin y a ilustrar esa comprensin para otros. Muchos de ellos deben figurar sin nombre, pero agradezco su ayuda igualmente. Algunos, cuyos nombres co-nozco, son Tom Anselmo, Tom Brazaitis, Mark Clarke, Sysse Engberg, Ralph Fasold, Crawford Feagin, Thaisa Frank, Jo Ann Goldberg, Karl Goldstein, Paul Goldstein, Walter Gor-man, Donald Wei Hsiung, Imelda Idar, Deborah Lange, Bill Layher, Joice Muis-Lowery, Susie Napper, Carol Newman, Mathilde Paterakis, Marcia Perlstein, Eileen Price, David Rabin, Laurel Hadassah Rabin, Lucy Ray, Dan Read, Chuck Richardson, Cynthia Roy, Debby Schiffrin, Ron Scollon, N aomi Tannen, Jackie Tanner, Anne Walker y David Wye. Mi agrade-cimiento a ellos y a los que me proporcionaron ejemplos, no a travs de un acto de la voluntad, sino simplemente por haber conversado conmigo.

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    LINGUISTICA Y ESTILO DE LA CONVERSACION

  • 1 El problema es el proceso

    Usted conoce la sensacin: usted se encuentra con alguien por primera vez, y es como si se hubieran conocido de toda la vida. Todo va sobre ruedas. Usted sabe con exactitud qu quiere decir ella; ella sabe con exactitud qu quiere decir usted. Se ren al mismo tiempo. Sus oraciones y las de ella tienen un ritmo perfecto. Se siente estupendamente; lo est haciendo todo de forma correcta. Y usted piensa que ella tambin es estupenda.

    Pero usted tambin conoce la otra sensacin: se encuentra con alguien, trata de ser amigable, causar una buena impre-sin, pero todo va mal. Hay incmodos silencios. Usted busca temas. Chocan uno con el otro mientras comienzan a hablar al mismo tiempo y luego ambos se detienen. Usted comienza a decir algo interesante pero el otro lo. corta. El comienza a decir algo y parece que nunca tenga que acabar. Usted trata de aligerar el modo y l se siente como si usted lo hubiera golpeado en el estmago. El dice un chiste, pero es ms grosero que gracioso. Cualquier cosa que usted haga para mejorar la situacin, la empeora.

    Si la conversacin siempre siguiera el primer patrn, no tendra que escribir este libro. Si siguiera siempre el segundo, nadie hablara jams con nadie y no se hara nada. La charla se halla principalmente en un punto intermedio. Hacemos cosas; charlamos con la familia, amigos, colegas y vecinos. A veces lo que la gente dice parece pleno de sentido; a veces suena un poco extrao. Si alguien no capta con exactitud' nuestro punto de vista, lo pasamos por alto, la charla contina y nadie se preocupa demasiado.

    Pero si algo importante depende de la conversacin -si se

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  • trata de una entrevista por un empleo; una reunin de negocios o una cita con el mdico- las consecmencias pueden ser muy serias. Si se trata de una negociacin pblica o una conferencia cumbre internacional, las consecuencias pueden ser calamito-sas. y si la conversacin tiene lugar con la persona ms importante de su vida, las pequeas dificultades pueden llegar a ser enormes, y usted puede terminar en una conversacin del segundo tipo, sin saber cmo lleg all. Si esto sucede con frecuencia --en el hogar, en el trabajo o en los encuentros de rutina cotidianos, de manera tal que usted siente que lo inalinterpretan siempre y no comprende con exactitud qu quieren decir los otros- usted comienza a dudar de su propia habilidad, o hasta de su sano juicio. Por lo tanto no puede prestar atencin.

    Por ejemplo, Judy Scott solicita un empleo como gerente en la oficina central de un distribuidor de helados, cargo para el cual rene todos los requisitos. En su empleo anterior como "asistente administrativa", en realidad haba manejado toda la oficina y realizado una buena tarea. Pero en la entrevista, en ningn momento tuvo oportunidad para explicarlo. El entre-vistador llev toda la charla, Judy se sinti frustrada y no consigui el trabajo.

    O en el hogar, Sandy y Matt forman un buen matrimonio. Se aman y son muy felices. Pero una constante fuente de tensin es que Sandy siente a menudo que Matt en realidad no la escucha. El le formula una pregunta, pero antes de que ella pueda contestar, formula otra o comienza a contestarla l mismo. Cuando se encuentran con los amigos de Matt, la conversacin es tan "vt:lloz que Sandy no puede decir una palabra. Luego, Matt se "quElja de su silencio a pesar de que no es callada, por cierto, cuando se encuentra con sus amigos. Matt piensa que es porque a ella no le gustan los amigos de l, pero la nica razn por la cual no le gustan es que ella siente que la ignoran, y no puede encontrar la forma de introducirse en su conversacin.

    A veces, las tensiones en una conversacin reflejan diferen-cias reales entre las personas: estn enojadas una con la otra, en realidad no se comprenden. Se han escrito libros sobre esta

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    situacin: cmo pelear limpio, cmo hacerse valer. Pero a veces aparecen tensiones y peculiaridades cuando en realidad no existen diferencias bsicas de opinin, cuando todos, sincera-mente, tratan de congeniar. Este es el tipo de mala comunica-ci~ queh~ce que la g~nte enloquezca. y por lo general se debe a diferenCias en el esblo de conversacin.

    U na conversacin bien llevada es una visin de cordura una ratificacin de nuestro propio modo de ser humano y de nu~stro prop~o lugar en el mundo. Y no hay nada ms profundamente mqmetante que una conversacin que fracasa. Decir algo y ver q~e se entiende de otra manera; tratar de ser atentos y que se piense que somos insistentes; intentar ser considerados y que nos llamen fros; tratar de establecer un ritmo de manera tal que l!'l char~a ~e deslice en el ambiente sin esfuerzo, slo para termmar smtlndonos como un interlocutor pesado que no puede coger el ritmo. Ese fracaso en la charla socava nuestra sensacin de que somos una capaz y buena persona. Si sucede con frecuencia, tambin puede hacer tambalear nuestra sensa-cin de bienestar psicolgico.

    Este libro presenta el punto de vista de un lingista sobre cul es el elemento que hace que la conversacin sea estimulan-te o frustrante. A travs de la lente del anlisis lingstico del estilo de conversacin, muestra cmo sta va sobre ruedas, o no avanza. Su meta es hacerle saber que usted no est solo ni loco, y ofrecerle ms posibilidades de continuar, finalizar o mejorar la comunicacin en su vida pblica y privada.

    Este libro tambin le dar una idea de cmo puede ayudarle un anlisis lingstico del estilo de conversacin. Comenzar por describir cmo aprend a amar la lingstica y a prestar atencin al estilo. "

    La lingstica me atrap el ao en que se disolvi mi matriI~lO?io. Tratando de convertir un fracaso en xito, aprove-ch mi hbertad recin descubierta y asist al Instituto de Lingstica de la Universidad de Michigan durante el verano, en 1973, para descubrir sobre qu trataba.

    Siete aos de convivencia con el hombr~ del cual me acababa de separar, me haban dejado aturdida con preguntas sobre la comunicacin. Qu es lo que andaba mal cuando tratbamos

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  • de hablarnos? Por qu ese hombre maravilloso, adorable, se converta en un demente cruel cuando tratbamos de analizar las cosas y haca que yo tambin me sintiera as?

    Recuerdo una discusin casi al final de nuestro matrimonio. Me qued grabada no porque fuese original, sino porque era dolorosamente tpica y porque .sI nivel de mi frustracin alcan-z una nueva altura. Sent que estaba perdiendo el juicio. Era una de nuestras frecuentes conversaciones sobre planes, sim~ pIes, sin mayor consecuencia, pero que involucraban a ambos y, por lo tanto, tenan que hacerse de comn acuerdo. En este caso se trataba de aceptar o no una invitacin para visitar a mi hermana.

    Pregunt, cmoda en el marco de nuestro hogar y segura de mi consideracin por estar dispuesta a hacer lo que mi esposo deseara, "Quieres ir a lo de mi hermana?". Respondi, "De acuerdo". Supongo que "de acuerdo" no me son como respuesta aceptable; ms bien me pareci que indicaba otra cosa. As que prosegu. "En realidad quieres ir?". El explot: "Me ests volviendo loco! Por qu no decides qu deseas?".

    Su explosin me lanz en picada. En primer lugar, haba aprendido de. mi padre que aun los impulsos ms groseros deberan expresarse en tono bajo, por lo tanto el volumen e intensidad de la voz de mi esposo siempre me infundieron temor y me parecieron mal desde el punto de vista moral. Pero la razn por la cual me sent ms incrdula y ultrajada que enojada, fue por la aparente irracionalidad de su comentario. (Como Bruno Bettelheim ha sealado,' las personas pueden soportar casi cualqUier cosa si ven una razn para ello.) "Decidir? Ni sique~a he dicho que lo desee. Estoy dispuesta a hacer lo que t quieras, y recibo esto?". Me sent atrapada en un teatro del absurdo cuando deseaba de manera desesperada vivir en una obra de teatro bien hecha.

    . Leerlo puede dar la impresin (a algunos) de que mi esposo estaba loco. As lo pens. Y pens que yo tambin estaba loca por haberme casado con l. Siempre se enfadaba conmigo por decir cosas que yo nunca antes haba dicho, o por no prestar atencin a algo que yo estaba segura de que ~nunca haba dicho.

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    En la tranquilidad de la reflexin a solas y al recordar sus buenas cualidades, podra decidir que, puesto que ambos ra-mos personas decentes que por lo general agradbamos y, por otra parte, no mostrbamos signos de perturbacin mental, y puesto que nos ambamos, no haba razn para que pelera-mos amargamente por nada. Podra decidir que no volviera a suceder. Pero luego comenzaramos a hablarnos y antes o despus algn comentario insignificante podra provocar una respuesta acalorada y as quedar enredados en una batalla irracional.

    LA LINGISTICA AL RESCATE

    Haba renunciado a tratar de resolver estas dificultades insuperables de la conversacin, pero cuando asist al Instituto de Lingstica todava estaba tratando de comprender cmo se haban producido. All escuch al profesor Robin Lakoff en una conferencia sobre los rodeos que se hacen al hablar. Las personas prefieren no expresar con franqueza lo que quieren decir porque no slo se interesan por las ideas que quieren expresar. Tambin -ms an- se interesan por el efecto de sus palabras sobre aquellos a quienes estn hablando. Quieren asegurarse de mantener la camaradera, evitar imponerse y ofrecer (o al menos parecerlo) a la otra persona la posibilidad de eleccin en el tema que tratan. Y las personas tienen diferentes modos de cumplir estos objetivos potencialmente conflictivos.

    Entonces, la luz de un reflector ilumin el escenario de mi matrimonio. Di por sentado que podra salir a la escena y decir lo que quisiera, que podra preguntar a mi esposo qu deseaba hacer y l me lo dira. Cuando le pregunt si quera visitar a mi hermana, me propuse dar a la pregunta un sentido literal. Es-taba pidiendo informacin sobre sus preferencias para compla-cerlo. El tambin quera complacerme. Pero supuso que las personas -aun las casadas- no siempre revelan lo que de-sean. Segn l, eso sera coercitivo porque le resultaba dificil negarse a un pedido directo. Por lo tanto, supuso que las personas insinan lo que desean y captan las insinuaciones.

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  • Una buena formadeinsinuar es formular una pregunta. Mi esposo crey or, tan claro como es posible, que le est.aba haciendo saber que yo quera ir. Si no, yo no lo huble~e mencionado. Como l acord darme lo que yo deseaba, t~ndra que haberlo aceptado de manera elegante -y ,~gradecld.a-.

    . Cuando prosegu con la segunda. pregunta. En realldad quieres ir?", oy -otra vez fuerte y claro- que yo n? lo deseaba y que le volva a preguntar para que l me hberara del compromiso.

    Desde el punto de vista de mi esposo, en ese mom~nto yo era irracional. En primer lugar, le insinu qu~ ~uera lr,? luego, cuando obtuve lo que deseaba, cambi de oplmn y le hlce saber que no quera ir. El trataba de ser agrada?~e, per? yo me mostraba caprichosa. Esa era exactam~nte m~ lmpresln, pero con nuestros roles intercambiado;;. La mtensldad d.e su explo-sin (y de mi reaccin) provino del efecto acumulativo de esas repetidas frustraciones. .

    Esto nos sucede tan a menudo que UIio de nuestros pr?plOS chistes era la protesta "Slo lo hice por ti". Pudimos apreClar el humor de todo esto en retrospectiva, pero en el momento en que sucedi fue cualquier cosa menos gracioso:

    Continuamente tenamos conversaciones como sta:

    "No fuimos a la fiesta porque t no quisiste." "Yo quise ir. T no quisiste."

    Resulta que l haba tomado algo que yo haba dicho como una insinuacin sobre lo que yo deseaba, y yo haba tomado por un deseo de l~u conformidad con mi supuesto deseo. El continuaba guindose por insinuaciones que yo no haba hech?, y yo segua pasando por alto insinu~cione~ que l s ~abla hecho. Colmados ambos de buenas mtenClones, segmamos haciendo lo que ninguno de los dos de~e~ba. :: en lugar de agradecimientos, ambos recibamos recnmmaClones. Uno vol-va loco al otro.

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    "PORQUE?"

    Uno de los elementos perturbadores ms importantes en nuestro matrimonio fue la preguntita aparentemente inocente "Por qu?". Habiendo crecido dentro de una familia en la cual las explicaciones se ofrecan como cosa corriente, siempre estaba preguntando a mi esposo "Por qu?". Por el contrario, en la familia de l no se ofrecan ni se requeran explicaciones, por lo tanto, cuando yo preguntaba "por qu?", l buscaba un sentido oculto a la pregunta y conclua que yo cuestionaba su decisin y hasta su derecho de tomarla. El hecho de que le preguntara constantemente "por qu", le pareca un esfuerzo de mi parte para destacar su incompetencia. Ms an, al no estar acostumbrlldo a escuchar a las personas dar explicacio-nes de sus actos y al no haber tenido en el pasado la obligacin de explicar sus razones, tenda a actuar por instinto. Por lo tanto, no hubiera podido explicar sus razones aunque hubiese querido.

    Como resultado, solamos tener conversaciones como sta:

    ''Vamos a casa de Toliver esta noche." "Por qu?" "De acuerdo. No debemos ir."

    Luego se enojaba conmigo por no estar dispuesta a hacer esta pequea cosa por l, y yo me enojaba con l porque cambiaba de parecer en el momento, se negaba a explicar por qu deseaba ir o por qu no, y se pona de mal humor sin razn.

    Lo que hace que sea dificil desenmaraar malentendidos de este tipo es el hecho de que nuestras maneras de comunicarnos nos parecen naturales a nosotros mismos. El sinti no que estaba insinuando, sino que se estaba comunicando. No crey que estaba captando insinuaciones de mi parte, sino que me escuchaba comunicarme.

    Por eso el consejo "sea franco", que se oye con frecuencia, no ayuda demasiado. Eramos francos. Pero nuestras formas de serlo eran distintas y mutuamente ininteligibles. Cuando yo pasaba por alto su insinuacin, l presuma que yo saba qu

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  • quera decir y me negaba a respetarlo. Cuando negaba haber querido decir lo que l me haba escuchado decir (o insinuar, la misma cosa), pensaba que yo me mostraba frvola o falaz. Cuando yo no haba querido decir lo que l me haba escuchado decir, y yo no haba escuchado lo que l saba que haba querido decir, nuestros intentos por resolver el problema fracasaban. La nica forma que conocamos de tratar la enfermedad era precisamente lo que la causaba: hablar.

    DIFUNDIENDO LA PALABRA

    Cuando ll~gu al Instituto de Lingstica en Ann Arbor, con la confusin y frustracin de aos de enredos frescos en mi memoria (y con la pena de la ruptura fresca en mi corazn), comenc mi estudio de la lingstica analizando mis propias fallas de comunicacin que recordaba. Prosegu para obtener un doctorado en lingstica y luego para ensear, dar conferen-cias y para continuar investigando cmo el uso normal del lenguaje lleva a malentendidos aparentemente anormales, en pblico y en privado. j

    Al escuchar estos relatos y otros ejemplos, amigos y extraos que hablaban conmigo, asistan a mis conferencias o lean mis artculos, insistan en que ellos tambin tenan los mismos tipos de malentendidos. Una y otra vez escuchaba: "Usted pudo haber e~tado hablando sobre mi esposo y yo" o "mi novio y yo" o "mi jefe y yd' o "mis parientes polticos y yo".

    Por ejemplo, 'la suegra de Stephanie acostumbraba a visitar-la con su perro, una pequea criatura astuta pero nerviosa, que ladraba al perro de Stephanie y causaba un alboroto general. Stephanie trat, en forma amable, de hacerle saber a su suegra que no deseaba que llevara el perro cuando la visitaba, y le dijo: "N o debera traer su perro porque no es justo para l. Se altera y ladra a nuestro perro y luego tiene que encerrarlo y ~o est a gusto". La suegra agradeci Stephanie su preocupacln pero le asegur qu el perro estaba muy bien durante las visitas. Entonces Stephanie tuvo que ser ms directa y decirle que a

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    ella no le gustaba tener el perro all. La suegra no se ofendi pero Stephanie se enfad porque pens que su suegra la hab~ forzado a ser descorts. Se quej a su esposo: "Por qu siempre tengo que explicarle las cosas en detalle?".

    Despus de haber escuchado mi explicacin sobre los rodeos que se hacen al hablar se le ocurri que el problema se deba a los diferentes estilos de conv!rsacin ms que al carcter obst~nado de su suegra. Vio por primera vez que lo que ella conslderaba ser amable era en realidad una comunicacin indirecta y tal vez no clara. Por su parte, Robert a menudo ofenda y molestaba a la madre de Stephanie al ser muy directo diciendo, por ejemplo, "No quiero hacer eso" en lugar d~ "Bueno, ver qu puedo hacer", negndose slo despus de dar la impresin de haberlo tratado.

    Lo que algunos llamaran franqueza, para Stephanie era des~ortesa. Por ejemplo, una amiga de Stephanie la llam para declrle que cancelaba su invitacin a cenar porque estaba muy cansada. Stephanie se ofendi. Estar slo cansada no le pareci razn suficiente para dejar de cumplir lo convenido, as que darlo como razn pareca demostrar cierta insensibilidad ante la invitacin. U na excusa aprowada poda haber sido que no se senta bien o que haba surgido algo inesperado, fuese o no verdad. Stephanie nunca reiter la invitacin y ella s invent las excusas apropiadas cuandoLinda la invit a su vez. Y se fue el fin de una amistad en cierne.

    EL HABLA HACE NUESTROS MUNDOS

    De este modo, las conversaciones dan forma a nuestros mundos personales, no slo con la familia, los amigos y com-paeros de trabajo, sino tambin en pblico. Que el mundo sea un lugar placentero u hostil depende en gran parte del resulta-do global dela impresin acumulativa de encuentros diarios en apariencia insignificantes: tratos con vendedores, empleados bancarios, carteros, funcionarios burocrticos, cajeros y telefo-nistas. Cuando estos intercambios de relativa trascendencia

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    son fluidosy agradables, sentimos (sin pensar en ello) que . hacemos las cosas de manera correcta Pero cuando son tensos, confusos o aparentemente groseros, podemos perder el humor y agotar nuestra energa. Nos preguntamos qu sucede con ellos o con nosotros.

    El hablar con rodeos, los modos de emplear preguntas o rehusarse en forma.corts, son aspectos del estilo de la conver-sacin. Tambin enviamos seales por lo rpido o alto que hablamos, por nuestra entonacin y eleccin de palabras,. as como tambin por lo que en realidad decimos y cundo lo decimos. Estos cambios lingsticos estn en constante trans-formacin, guan nuestras conversaciones pero no los adverti-mos porque pensamos en trminos de intenciones (grosero, amable, interesado) y carcter (ella es agradable, l no).

    A pesar de las buenas intenciones y del buen carcter que todos tenemos-de nuestra parte (quedamos por sentado) y de otros (de los cuales dudamos con facilidad)- nos enc~Jntramos atrapados en la mala comunicacin, porque los mismos mto-dos -y los nicos- que tenemos para comunicarnos no son, CIImo parecen, axiomticos y "lgicos". En cambio, varan segn las personas, en especial en una sociedad como la norteameri-cana, donde los individuos provienen de culturas tan diversas.

    Muchos comportamientos en apariencia inexplicables -indicios de acercamiento o distanciamiento- tienen lugar porque otros reaccionan a nuestro estilo de hablar de manera que los lleva a conclusiones que nunca imaginamos. Las perso-nas con las que hablamos nunca perciben muchos de nuestros motivos, tan obviqs'para nosotros. Muchos casos de descorte-sa, obstinacin, falta de consideracin o negativas de coopera-cin tienen como causa las diferencias en el estilo de conversa-cin.

    QUE PEBE HACERSE?

    Qu podemos hacer para evitar esos malentendidos en conversaciones breves o ntimas? En algunos casos, podemos

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    alterar nuestros estilos con determinadas personas. y podemos tratar de clarificar nuestras intenciones explicndolas, aunque sea dificil. Rara vez advertimos que haya habido un malenten-dido. Y aunque lo supiramos, pocas personas estaran dis-puestas a retroceder y seleccionar lo que acabaran de decir o escuchar. El slo hecho de permitir que otros se den cuenta que prestamos atencin a su modo de hablar puede ponerlos muy nerviosos. En la escena de apertura de la obra de teatro de Bernard Shaw, Pygmalion, cuando los espectadores ven a Henry Higgins tomando notas sobre el acento de Eliza, asumen que es un polica a punto de empujarla a la crcel.

    Tratar de ser franco con alguien que no est acostumbrado a esa manera de hablar, slo empeora las cosas, como Stepha-nie, que'se enoj con su suegra porque la forz a ser descorts al "explicarle las cosas en detalle". Las personas empeadas en hallar significados ocultos buscan, de manera ms y ms desesperada, las intenciones no expresadas, implcitas en nuestra comunicacin "directa" intencional.

    A menudo, la reparacin ms efectiva consiste en cambiar la estructura -la claridad o el tono acerca de lo que est sucedien-do- no hablar sobre ello en forma directa, sino diferente, presentar diversas hiptesis y, por lo tanto, provocar distintas respuestas en la persona con quien hablamos,

    Pero lo ms importante es tomar conciencia de que pueden surgir malentendidos y, con ellos, enojos, cuando nadie est loco, nadie tiene mal genio ni nadie es falaz de manera inten-cionada. Hemos de aprender a detenernos y recordar que los dems tal vez no quisieran decir lo que les escuchamos,

    No s si mi matrimonio hubiese perdurado si hubiera descu-bierto la lingstica antes de la ruptura y no precisamente despus, pues habra comprendido mejor lo que suceda, al margen de querer o no que continuara. Y no hubiera pensado, como lo hice en malos momentos, que mi esposo era un Mr. Hyde, o que l o yo, o ambos nos estbamos volviendo locos, de manera intermitente pero indudable.

    La vida consiste en tratar con otras personas cuestiones intrascendentes o catastrficas, yeso significa un dilogo constante. Este libro intenta asegurarle que usted no est

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  • , ,

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    , I ,

    perdiendo el juicio cuando las conversaciones parecen tender ms a causar problemas que a resolverlos. Y no perder (si no lo desea) a su amigo, su socio o su dinero en las mandbulas eternamente abiertas de los diferentes estilos de conversacin.

    y ahora veamos cules son estos estilos y cmo fun,cionan.

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    2 Los funcionamientos del estilo de la conversacin

    EL SIGNIFICADO ES EL METAMENSAJE

    Usted est sentado en un bar -{) en un caf o en una reunin-y de repente se siente solo. Se pregunta: "Sobre qu consideran tan importante hablar todas estas personas?". Por lo general, la respuesta es "Sobre nada". No hay nada que sea tan importante. Pero para hablar, las personas no esperan hasta tener algo importante que decir.

    Muy poco de lo que se dice es importante para la informacin que se expresa en palabras. Pero eso no quiere decir que la conversacin no sea importante. Tiene importancia crucial, como modo de demostrar que uno se interesa por el otro y cmo nos sentimos al respecto. Nuestra charla est diciendo algo sobre nuestra relacin.

    La informacin que se da a entender a travs de los signifi-cados de las palabras es el mensaje. Lo que se comunica entre las amistades -las actitudes de uno con respecto al otro, la ocasin y lo que estamos diciendo-es el metamensaje. Y son losmetamensajes los que provocan mayor reaccin. Si alguien dice "No estoy enojado" y su mandbula est tensa y aprieta las palabras en un siseo, usted no creer el mensaje, sino el metamensaje que dio a entender, por la forma como lo dijo, que est enfadado. Comentarios como "No es lo que t dijiste, sino la forma en que lo dijiste" o "Por qu lo dijiste as?" o "Es obvio que noes 'nada', algo anda mal", son respuestas a los metamen-sajes de la conversacin.

    Muchos de nosotros descartamos por intil la conversacin que no transmite informacin importante: una pequea charla

    27

  • sin sentido si se trata de un ambiente social o "retrica vaca" que se desarrolla en un marco pblico. Advertencias como "Omita la charla trivial", "Vaya al tema" o "Por qu no dice lo que quiere decir?" pueden parecer razonables. Pero lo son slo si lo nico que cuenta es la informacin. Esta actitud con

    respecto a la conversacin ignora el hecho de que las personas se involucran emocionalmente unas con otras, y que la conver-sacin es el principal medio por el que establecemos, mantene-mos, controlamos y nos adaptamos a nuestras amistades.

    Mientras las palabras transmiten informacin, el modo como decimos esas palabras -en voz alta, en forma rpida,la entonacin y el nfasis- comunica lo que pensamos cuando hablamos: tomamos el pelo, flirteamos, explicamos o castiga-mos; si nos sentimos joviales, enojados o inquisitivos; si quere-

    mos acercarnos o distanciarnos. En otras palabras,la manera como decimos lo que decimos, comunica significados sociales.

    A pesar de que con frecuencia respondemos al significado social durante la conversacin, nos es dificil hablar solre l, porque ese significado no se. encuentra en las definiciones de palabras que nos da el diccionario, aunque la mayora de nosotros le profesa una fe inquebrantable como si fuera el Evangelio. Siempre es muy difcil hablar -aun ver o pensar-sobre fuerzas y procesos cuyos nombres desconocemos, aunque sintamos su impacto. La lingstica brinda trminos que des-criben los procesos de comunicacin y, por lo tanto, posibilita reconocerlos, pensar y hablar sobre ellos.

    Este captulo intr,oduce algunos de los trminos lingsticos que asignan nombres a conceptos cruciales para entender la comunicacin y, en 'consecuencia, las relaciones. Adems del concepto de los metamensajes, en cierto sentido subyacen a necesidades humanas universales que motivan la comunica-cin: la necesidad de vincularse con otros y la de estar solos. Tratar de satisfacer estas necesidades conflictivas nos enfren-ta a un doble vnculo. El concepto lingstico de la cortesa responde a la forma como cubrimos estas necesidades y reaccio-namos a, ese doble vnculo por medio de los metamensajes durante nuestra conversacin!

    28

    PARTICIPACION E INDEPENDENCIA

    El fil~sofo Schopenhauer dio un ejemplo que se cita con ~re~uenCla: los ~uercoespines que tratan de pasar un crudo mVIerno. Se apnetan unos contra otros para darse calor pero con sus afiladas pas se pinchan mutuamente y, por lo tanto, se separan. Pero luego vuelven a sentir fro. Tienen que regular la .cercana y la dist:mcia con, los otros puerco espines para eVitar c~n~elarse y pmcharse: este es el origen del bienestar y del sufnmIento.3

    Necesitamos acercarnos para tener un sentido de comuni-d.ad, para sentir que no estamos solos en el mundo. Pero pre-~Isamos ma~tener nuestra distancia para preservar nuestra mdependencIa, para que otros no abusen de nosotros o no nos

    a~asallen .. E~t~ realidad refleja la condicin humana. Somos cnaturas mdiVI~~ales y sociales. Necesitamos de otras perso-nas para sobreViVir, pero deseamos sobrevivir como individuos . Otra forma de considerar esta dualidad es que somos todo~ Iguales y todos distintos. Sentimos bienestar cuando nos com-prenden, y sufrimiento ante la imposibilidad de que nos com-prendan por completo. Pero tambin experimentamos bienes-t~r ~or el hecho de ser diferentes -especiales y nicos- y su-fnmIento por ~l hecho de ser iguales a los dems, slo un diente ms de una pIeza del engranaje.

    VALORANDO LA PARTICIPACION y LA INDEPENDENCIA

    Todos m?ntemos el e~uilibro entre la necesidad de partici-par y la de mdependencIa, pero tanto los individuos como las culturas asignan distintos valores relativos a estas necesida-. des, y tienen diversos modos de expresarlos. Estados Unidos como nacin, ha glorificado el individualismo, en especial co~ respecto a los hombres. Esto muestra un marcado contraste con respecto a las personas que residen en otros pases fuera d~ ~uropa Occidental, q.u~enes a menudo glorifican la participa-cIndentro de la famIlIa y del clan, tanto en las mujeres como en los hombres.

    29

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    Los pioneros independientes -y luego la imagen que tene-mos de ellos- nos han prestado un gran servicio. La glorifica-cin de la independencia sirvi al progreso general de la nacin; ya que los individuos (tradicionalmente los varones) estuvie-ron dispuestos a dejar su ciudad natal -el bienestar de la familia y de lo conocido-- para hallar oportunidades, acceder a la mejor educacin posible, viajar, trabajar dondequiera que encontrasen los mejores empleos o dondequiera que tuvieran que ir por sus trabajos. El anhelo de participacin atrajo a otros individuos (tradicionalmente mujeres) que se unieron a ellos.

    Los valores del grupo se reflejan en valores personales. Muchos norteamericanos, en especial (pero no slo) varones, ponen mayor nfasis en su necesidad de independencia y menos en su necesidad de participacin social. Por lo general, ello implica prestar menos atencin al nivel del metamensaje de la conversacin -el nivel que se da entre las amistades- y fijarla, en cambio, en el nivel informativo. Esta actitud puede llegar hasta la conviccin de que slo el nivel informativo es ~l que en realidad cuenta, o el que realmente se encuentra ahl. Entonces se puede concluir lgicamente que se prescinda de la charla que no sea rica en informacin. As, muchos hijos e hijas de todas las edades que llaman por telfono a sus padres, descubren que el pap desea intercambiar cualquier tipo de informacin necesaria y luego cuelga, pero su mam desea charlar, "mantenerse en contacto".

    Lo-shombresnorteamericanos tienden a concentrar la char-la en la informacin, este enfoque ha determinado el modo norteamericano de hacer negocios. La mayora de los nortea-mericanos pe:p.samos que es mejor ''ir al grano" lo antes posible y no "perder'tempo" en conversaciones intrascendentes (con-versacin social) o ''irse podas ramas". Pero este tipo de enca-rar los negocios no funciona muy bien en las transacciones comerciales con griegos, japoneses o rabes, para quienes "la conversacin intrascendente"es necesaria a fines de establecer la relaciri social que debe proporcionar la base para manejar los negocios. . Otra expresin de esta diferencia -que cuesta enormes

    sumas de dinero a los turistas norteamericanos- es nuestra

    30

    .incapacidad de comprender la lgica que existe detrs de la negociacin. Si el vendedor africano, indio, rabe sudamerica-no o mediterrneo ofrece un producto y el turista desea com-prarlo, por qu no fijar un precio justo y dejar que la venta se lleve a cabo? Porquela venta es slo una parte de la interaccin. Tan importante, si no ms, es eljuego que tiene lugar durante la negociacin: un astuto mtodo del cual se valen el cliente y el vendedor para reafirmar su aceptacin del hecho de que estn tratando con seres humanos -y que ellos tambin lo son- y no mquinas.

    Creer que slo el nivel informativo de la comunicacin es importante y real tambin desilusiona a los hombres cuando se trata de mantener relaciones personales. N o suele haber infor-macin trascendente para comentar todos los das. Se encasilla a las mujeres de manera negativa al considerar que sostienen conversaciones largas y frvolas que no transmiten informa: cin significativa. Sin embargo, su habilidad para mantener una charla con otras mujeres posibilita entablar amistades ntimas. El columnista Richard Cohen, del Washington Post, .coment que l y otros hombres que conoce, no tienen realmen-te amigos, como las mujeres;en parte porque no hablan entre ellos si piensan que el tema a tratar no es esencial. Por con-siguiente, muchos hombres se encuentran sin relaciones perso-nales cuando se jubilan.

    EL DOBLE VINCULO

    No interesa el valor relativo que asignemos a la participa-cin y a la independencia, y nuestra manera de expresarlo: las personas, como los puerco espines, estn siempre tratando de mantener el equilibrio entre estas dos necesidades conflictivas. Pero la metfora del puerco espn es un poco engaosa porque sugiere la secuencia del acercamiento y del alejamiento alter-nados. Nuestras necesidades de participacin e independencia -estar unidos o aislados- no son sucesivas sino simultneas. En'f'orma inmediata debemos cubrir ambas necesidadesen todo lo que decimos.

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    y sa es la razn por la cual nos encontramos en un doble vnculo. Todo lo que digamos para indicar que estamos relacio-nados con otros amenaza nuestra individualidad (y la de ellos). y todo lo que digamos para, indicar que mantenemos la distan-cia con respecto a otros amenaza nuestra necesidad (y la de ellos) de relacionarnos. No es slo un conflicto (sentirse desga-rrado entre dos alternativas), o una ambivalencia (sentir de dos modos distintos con respecto a una misma cosa). Es un doble vnculo porque todo lo que hagamos para satisfacer una necesi-dad, viola la otra. Y no podemos salir del crculo. Si tratamos de alejarnos sin comunicarnos, golpeamos el campo de fuerza de nuestra necesidad de relacionarnos y rebotamos dentro del crculo.

    Debido al doble vnculo, la comuniCacin nunca est plena-mente lograda: no podemos alcanzar el punto de equilibrio per-fecto. No nos queda ms eleccin que continuar tratando de equilibrar la independencia y la participa~in, la libertad y la seguridad, lo familiar y lo extrao: hacer ajustes constantes al inclinarnos por una opcin o por la otra.4 El modo de hacer estos ajustes en nuestra conversacin se entiende como fenmenos de cortesa.

    INFORMACION y CORTESIA EN LA CONVERSACION

    Un filsofo de la lengua, H. P. Grice," codific las reglas con las cuales podra construirse la conversacin si la informacin fuese su nica. finalidad:

    Diga todo lo necesario y nada ms. Diga la verdad. Sea relevante. Sea claro. Estas reglas tienen sentido hasta que escuchamos, y pensa-

    mos sobre, conversaciones reales. En primer lugar, todos los aparentes absolutos que sustentan estos preceptos son en realidad relativo!!. Cunto es necesario? Qu verdad? Qu es ser relevante? Qu es ser claro?

    32

    Pero aunque pudiramos ponernos de acuerdo sobre estos valores, no desearamos simplemente decir en forma abrupta lo que pensamos, porque tendramos que hacer malabarismos con las necesidades de participacin e independencia. Si lo que queremos decir revela participacin, deseamos mitigarla para indicar que no estamos abusando. Si lo que queremos decir revela distancia, deseamos mitigarla con participacin para indicar que no estamos rechazando. Si planteamos lo que deseamos o creemos, otros pueden estar en desacuerdo o no desear la misma cosa, por lo tanto nuestro planteamiento podra generar discordia. En consecuencia, preferimos tener una idea de lo que otros desean o piensan, o cmo, se sienten sobre lo que deseamos o pensamos, antes de comprometernos -tal vez, incluso, antes de decidirnos-- con lo que queremos decir. . Los lingistas y antroplogos denominan "cortesa" a este amplio concepto de los fines sociales que cumplimos cuando conversamos: no la idea de la cortesa relacionada con la afectacin, sino en un sentido ms profundo al tratar de tener en cuenta cmo afecta lo que decimos a las otras personas.

    El lingista Robin Lakoff ide otra serie de reglas que describen las motivaciones que subyacen a la cortesa, es decir, cmo modificamos lo que decimos para considerar sus efectos sobre los dems, Lakoff las seala":

    1. No abuse; mantenga su distancia. . 2. Ofrezca opciones; permita participar a la otra persona.

    3. Sea amigable; mantenga la camaradera.

    Si seguimos la regla 3 (sea amigable) haremos que los dems se sientan a gusto al satisfacer su necesidad de participacin. , Si, aplicamos la regla 1 (no abuse) haremos que los dems ]',' tambin se sientan a gusto al satisfacer su necesidad de.

    , "independencia. La regla 2 (ofrezca opciones) se encuentra entre la 1 y la 3. Las personas se diferencian segn las reglas que tienden a aplicar, y cundo y cmo las emplean.

    Consideremos una conversacin bastante trivial pero , "comn. Si usted me ofrece algo para beber, puedo responderle

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  • "No, gracias", aunque tenga sed. En algunas sociedades esta respuesta es la correcta y esperable; usted insiste y yo cedo despus del tercer ofrecimiento, lo que correspondera a la regla 1 (no abuse). Si usted espera esta forma de cortesay yo acepto al primer ofrecimiento, usted pensar que soy atrevido o que estoy sediento. Si no la espera y yo la empleo, usted tomar mi negativa en el sentido literal, y yo podra muy bien morir de sed mientras espero que usted me haga otra vez la pregunta.

    Yo tambin podra decir, como respuesta a su ofrecimiento, "Tomar cualquier cosa que usted tome". Esto es corts en el sentido de la regla 2: le permito decidir qu ofrecerme. Si lo hago, pero usted espera que yo rechace el primer ofrecimiento, seguir pensando que soy un descarado.,Pero si ust~d espera la regla 3 (sea amigable), puede considerarme desabrido. No s lo que quiero? '

    Practiquemos la regla 3 (estilos de cortesa, sea amigable). Podra responder a su ofrecimiento para beber algo dicien-do "S, gracias, un poco de jugo de manzana, por favor". En realidad, si ste es mi estilo de cortesa, podra no esperar que usted me ofrezca algo, sino preguntar en forma directa, "Tiene algo para beber?" o incluso dirigirme a su cocina, abrir la puerta del refrigerador y gritarle desde all, "Tiene algn jugo?"

    Si tanto usted como yo creemos que esta actitud es la apropiada"al yo manifestarla refuerza nuestra mutua confor-midad, porque ambos aprobamos la regla de romper.reglas; no seguir las reglas ms formales enva un metamensaJe: "Somos tan buenos amigs.que no hay necesidad de ceremonias". Pero si usted no aprueba este tipo de cortesa o no desea ser tan amistoso conmigo, se ofender por mi manera de ser tan amigable. Si, nos acabramos de conocer se sera el fin de nuestra amistad.

    Por supuesto, stas en realidad no son reglas, sino sentidos que tenemos sobre el modo "natural" de hablar. No pensamos en seguir reglas o incluso (excepto en situaciones formales) en ser amables. Simplemente hablamos de maneras que parecen obviamente apropiadas en el momento que las palabras salen

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    de 'nuestra boca: aparentemente maneras obvias de ser buena persona.

    Sin embargp, el uso que hacemos de estas "reglas~ no es inconsciente. Si nos preguntan por qu dijimos algo en esta o en otra forma, es probable que expliquemos que hablamos as porque intentamos "ser amables" o "amistosos" o "considera-dos". Estos son trminos lgicos a los que, la lingstica se refiere en modo global, como cortesa: mtodos para tener en cuenta el efecto que tiene lo que decimos sobre otras personas.

    Las reglas o sentidos de la cortesa no se excluyen mutua-mente. No elegimos una e ignoramos las otras. Ms bien equilibramos a todas para lograr ser apropiadamente amisto-sos sin, abusar, para mantener la distancia adecuada sin parecer demasiado reservados.

    Negociar el ofrecimiento de una bebida es un asunto bastan-te trivial, aunque no debera subestimarse la importancia de una conversacin tan efimera. La manera de hablar en los innumerables encuentros de este tipo que se producen a diario, es parte de lo que constituye la imagen que tenemos de nosotros mismos, y es sobre la base de esos encuentros que formamos

    " nuestras propias impresiones de cada uno'de nosotros y de los , dems. Estos encuentros, tienen un poderoso efecto acumula-

    tivo en nuestras vidas personales y de interrelacin. Ms an, el proceso de equilibrar estos sentidos conflictivos

    de la cortesa -que estn al servicio de la participacin y la independencia- es el fundamento de las interacciones ms trascendentales y que son, a su vez, las ms triviales. Conside-remos los recursos lingsticos de que disponemos para satis-

    , facer estas necesidades y su indeterminacin inherente, que ,significa que nos pueden defraudar con facilidad.

    ,LA ESPADA DE DOBLE FILO DE LA CORTESlA

    Sue se propona visitar a Amy que viva en una ciudad distante, pero poco antes del da de su arribo, la llam para cancelar su visita. A pesar de que Amy se sinti decepcionada,

    ',;j;rat de comprender, y as se lo manifest a Sue, creyendo ser 35

  • amable al no abusar, y respetar la necesidad de independencia que haba ido al campo de concentracin en Dachau, ella de su amiga. Sue pasaba entonces por una mala poca y se exclam con repugnancia que se era un lugar horrendo por deprimi ms. Interpret la actitudconside~a.d.a ~e Amy como qu haba hecho una cosa tan estpida? El marido cort su indiferencia,desinters total, falta de participaCIn. Amy, al exclamacin sUBurrndole algo mientras miraba a su cuada enterarse de la depresin de Sue se sinti en parte responsable norteamericana. Entonces la mujer inclin la cabeza en seal por no haber insistido para que Sue la visitara. Es fcil caer en de entendimiento, y dirigi tambin miradas a la norteameri-esta confusin y difcil superarla, ya que las formas de mostrar cana, que no se senta agradecida por la discrecin de su cuado inters e indiferencia son intrnsecamente ambiguas. y su mujer. Por el contrario, estaba ofendida porque presuma

    Usted puede ser amable con alguien, ya sea demostrndole que su condicin de juda era la causa de los susurros y de las su inters o no abusando. Y puede ser mezquino negndose a miradas furtivas. demostrar inters, ignorarlo o abusar, es decir, siendo "descon- Todo intento por suavizar el impacto de lo que se dice puede siderado". Puede demostrara alguien que est enojado y tener el efecto opuesto. Por ejemplo, una escritora record que gritarle,abusando; o negarse terminantemente a hablar con l: la crtica de un colega sobre el manucristo de su libro le haba la actividad silenciosa denominada rechazo. impresionado como extremada. Preparndose para revisarlo,

    Usted puede ser gentil al decir algo o al callarse. Por ej empl?, volvi a leer esos comentarios y se sorprendi al descubrir que si alguien ha sufrido un revs -no aprob un examen, perdi, eran bastante benignos. La palabra culpable de su primera un empleo contrajo una enfermedad-, puede demostrar su impresin fue la que preceda el comentario, no el comentario solidaridad expresando su preocupacine~ palabras o, d.e en s. Al comenzar la oracin con ''Francamente'', su colega forma deliberada, no mencionndolo para eVltar causar sufn- transmiti este mensaje: "Tenga fortaleza. Esto va a doler miento al hacrselo recordar. Si todos siguen este camino, el,' mucho". Estos estratos de significado funcionan siempre en la silencio se convierte en una cmara en la cual el enfermo, el ,conversacin; todo lo que usted diga o calle enva metamensa-afligido y,el desempleado quedarn aislados. . . jes que forman parte del significado de la conversacin.

    Si usted opta por evitar mencionar el contratiempo sufndo,

    METAMENSAJES MIXTOS EN EL HOGAR corre el riesgo de parecer que lo ha olvidado o que no le importa. Puede tratar de evitarlo mirando con expresin de reconoci-miento haciendo una referencia indirecta o suavizando el , hecho don eufemismos ("su situacin"), evasivas y vacilaciones ,El amor parental pone nfasis en la participacin, pero ("su ... ejem ... bueno .... eh ... usted sabe") o disculpas ("Espero cuando los hijos crecen, la mayora de los progenitores mani-que no le moleste que lo mencione"). Pero las miradas signifi- ,fiestan ms y ms signos de amor al respetar la independencia cativas y las evasivas"verbales pueden por s solas ofender al '; de su prole que, por lo general, llega muy tarde para el gusto de enviar el metamensaje "Esto es demasiado terrible para men- los hijos. El adolescente que toma a mal que le digan que se cionarlo" o "Su condicin es lamentable". Una persona protegi"ponga un suter o tome el desayuno, interpreta el signo de da de esta manera puede tener deseos de gritar "Por qu no ';inters del padre como una imposicin. A pesar de que no est lo dice de una buena vez?!". ,en.el mensaje, el adolescente descifra un metamensaje que le

    Un matrimonio norteamericano fue a Alemania a visitar alc;lice: "Todava eres un nio que necesita que le digan cmo debe. hermano del esposo, que viva con su mujer alemana. Una; 'cuidarse". noche, durante la cena, la mujer le pregunt dnde haba' Las parejas en relacin ntima a menudo difieren sobre el llevado a sus huspedes norteamericanos ese da. Al escuchar ,modo de equilibrar la participacin y la independencia. Algu-

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    noS demuestran amor asegurndose de que el otro coma bien, se vista con ropa abrigada o no vaya solo por la noche. Otros piensan que todo eso es abusivo y corresponde al trato con

    "S lo dijo! Yo lo escuch!" "No me diga lo que yo dije."

    nios. Otros hay que creen que sus parejas no se preocupan por En realidad, ambas partes pueden ser sinceras y estar en lo ellos porque no se interesan por lo que comen, visten o hacen. correcto. El recuerda lo que quiso decir y ella recuerda lo que Lo que se puede interpretar como una muestra de respeto por escuch. Pero lo que Lquiso decir no fue lo que ella entendi: su independencia, lo toman por falta de participacin, que que fue lo que ella hubiese querido decir si hubiese dicho lo que tambin podra darse. l dijo de la forma como lo dijo.

    Maxwell desea estar solo y Samantha desea atencin. En- Estos metamensajes paradjicos son constantes y fuentes tonces ella le presta atencin y l la deja sola. El proverbio "Haz potenciales de confusin en todas las conversaciones. En una por los otros lo que desees que los dems hagan por ti" puede ser serie de charlas entre las mismas personas, cada encuentro el origen de mucha angustia y muchos malentendidos si el que guarda las cargas, as como tambin los frutos, de conversacio-hace y el que recibe tienen diferentes estilos. nes anteriores. Los frutos de las relaciones actuales constitu-

    Samantha y Maxwell podran sentirse de otra manera si yen el sentido de comprensin basado en cada vez menos cada uno actuara de forma diferente. El puede desear estar solo ,charla. Este es uno de los gozos ms grandes de las conversa-precisamente porque ella le presta tanta atencin, y ella puede ciones ntimas. Pero las cargas incluyen tambin confusin y desear atencin precisamente porque l la deja sola. Cori un decepcin en aumento por malentendidos anteriores, y la con-cnyuge excesivamente afectuoso, ella podra encontrarse , ' viccin slida acerca de la irracionalidad y la mala voluntad del suplicando que la dejara sola, y con una cnyuge independiente interlocutor. l podra encontrarse suplicando atencin. Con respecto a otras Los beneficios de la comunicacin reiterada no necesitan personas, es importante recordar que la forma como le hablan ',explicacin; toda nuestra sabidura convencional sobre "cono-es, en parte, una reaccin a su estilo de relacionarse, as como cerse uno al otro", "resolverlo" y "hablar la misma lengua" nos este estilo es en parte su reaccin frente al estilo que los dems brinda modos de comprender y hablar sobre esa situacin feliz. tienen con usted. Pero necesitamos un poco de ayuda -y algunos trminos y

    La manera que tenemos de demostrar participacin y consi- conceptos- para comprender por qu comunicarse a lo largo deracin mientras conversamos nos parecen obviamente aproe 'del tiempo no siempre resulta en un mejor entendimiento piadas. Y al interpretar lo que otros nos dicen, creemos que ,,:mutuo,yporquavecescomienzaaparecerqueunouotroest quieren decir lo qu diramos si dijramos lo mismo de idntica ;':hablandoen otro idioma. forma. Si no coD.:;ideramos las diferencias en el estilo de conversacin, no vemos razn para cuestionarlo. Tampoco lo ;',,,, hacemos si lo que percibimos como considerado Q desconsidera- , i,METAMENSAJES MIXTOS A TRA VES DE LAS CULTURAS do, carioso o no, tena esa intencin. : ,',>

    Al tratar de llegar a un entendimiento con alguien que ha , ;. El peligro de la tergiversacin es mayor, por supuesto, entre malinterpretado nuestras intenciones, a menudo llegamos a : hablantes que hablan diferentes idiomas o provienen de distin-un punto muerto, que se reduce a una insistencia infantil: tos medios culturales, porque la diferencia cultural necesaria-

    "Usted lo dijo." "Yo no dije tal cosa!"

    38

    . mente implica distintas presunciones sobre modos naturales y ',obvios de ser amable.

    o',. El antroplogo Thomas Kochman da el ejemplo de una ,-~

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    1 empleada de oficina blanca que un da lleg al trabajo con un que no haya nadie. La omisin de esa charlaJe pareci a la brazo vendado y se sinti rechazada porque su compaera, una l' norteamericana una terrible groseria. Ella no advirti que all joven negra, no le hizo ningn comentario. La empleada (doble- j operaba otro sistema de cortesa. (No poda ver nada excepto su mente) herida presumi que el silencio de su colega se debi a enojo.) Al ignorar su presencia, el matrimonio ingls la liberaba que no not o no se interes por su brazo lesionado. Pero, en de la obligacin de advertir la de ellos. La norteamericana realidad su compaera no haba querido llamar'la atencin de esperaba una muestra de participacin; los ingleses eran los dems empleados sobre algo que su colega tal vez no queria amables al no abusar. comentar y, al no mencionarlo, le permiti decidir que lo hiciera Un norteamericano que haba vivido durante aos en Japn o no: fue considerada no abusando. Basndose en su investiga- explic una modalidad de cortesa similar. Viva, como muchos cin, Kochman dce que estas diferencias reflejan los estilos otros japoneses, en un cuarto muy prximo al de todos los reconocibles de blancos y negros.' dems: un pequeo cuarto separado de los vecinos por finas

    Una mujer norteamericana se sinti ofendida repetidas paredes de pape!. (En este caso, las paredes estaban literal-veces -incluso, en los peores das, la enfurecieron- por los mente hechas de papel.) Para preservar la privacidad, en es-ingleses en situaciones en que la ignoraron cuando ella pens ta situacin carente de ella, sus vecinos japoneses simplemen-que deberan haberle prestado atencin. Por ejemplo, un da te actuaban como si nadie ms viviese all. Nunca mostra-estaba sentada a la mesa de una cafetera en una estacin ban signos de haber escuchado conversaciones, y si mien-ferroviaria. Ante su sorpresa vio que un matrimonio se acomo- tras caminaban por el pasillo sorprendan a un vecino con daba en el asiento opuesto de su mesa. pejaron su equipaje; la puerta abierta, en forma resuelta miraban hacia adelan-apoyaron sus sacos en el asiento vaco; lle pregunt alaesposa te como si estuviesen solos en un desierto. El norteamerica-qu le gustara comer y fue a buscarlo. La mujer se desliz en no confes sentirse ofendido, como creo que la mayora de los el asiento, de frente a la norteamericana. Y durante todo este norteamericanos se sentira si un vecino pasara a pocos pa-proceso, no mostraron seal de haber notado que haba alguien sos de distancia sin reconocer su presencia. Pero ms tarde se' sentado a la mesa. dio cuenta de que la intencin de los japoneses no era ser

    Cuando la inglesa prendi un cigarrillo, la norteamericana groseros al no demostrar participacin, sino ser amables al no tuvo algo concreto para demostrar su enfado. De forma osten- . abusar. tosa, comenz a mirar a su alrededor para mudarse a otra '.: El destino del mundo depende de la comunicacin intercul-mesa. Por supuesto, no haba ninguna desocupada; sa era la :Jura!' Las naciones deben llegar a acuerdos y stos se hacen a razn por la que el matrimonio ingls se haba sentado a su;travs de los representantes de las naciones que se sientan a mesa. De inmediato la fumadora apag su cigarrillo y se '.: hablar: anlogos pblicos de las conversaciones privadas. Los disculp, lo qu demostr que haba notado la presencia de procesos y los escollos son los mismos. Slo las posibles conse-alguien ms sentado a la mesa y que no era su intencin 1.' cuencias son ms extremas. . molestarlo. Luego continu ignorando a la norteamericana, actitud tambin asumida por el esposo cuando volvi con la, comida y la consumieron.

    Para un norteamericano, ser amable requiere una charla . J:lECESITAMOS LOS HUEVOS

    entre extraos, forzados a compartir una mesa en una cafete- A pesar del hecho de que hablar a menudo. no produce la ra, aunque no sea ms que un breve "Le molesta si me.siento?" .comprensin que buscamos, perseveramos en ello, as como las o un convencional "Hay alguien sentado aqu?", as sea obvio ":naciones continan tratando de negociar y llegar a acuerdos.

    40 41

  • Woody Allen sabe el porqu y su pelcula Annie Hall termina con este chiste."

    Este individuo va a un psiquiatra y dice:

    "Doctor, mi hermano est loco. Cree que es un pollo." Y el psiquiatra dice: "Bueno, por qu no lo trae?". Y el individuo dice: "Lo hara, pero preciso los huevos". Bueno, supongo que eso es bastante similar a lo que siento con respecto a las relaciones.

    3 Seales y esquemas de la conversacin

    Cuando abrimos' la boca para decir algo, por lo general A pesar de que tanto las conversaciones ltimas como las' sentimos que slo estamos hablando, pero lo que decimos y

    breves no producen la comunicacin perfecta que anhelamos-cmo lo decimos lo elegimos de una amplia gama de posibilida-y podemos ver por la experiencia pasada y por el anlisis des. Y otros reaccionan a nuestras elecciones de la misma realizado que no pueden- no dejamos de desear y tratar lIlanera que a las ropas que vestimos, cuyo doble propsito es porque necesitamos los huevos de la participacin yla indepen- . y mantenernos abrigados, pero tambin revelan el dencia. El pollo de la comunicacin no puede darnOS estos de persona que somos y nuestras actitudes con respecto a huevos de oro debido al doble vnculo: la proximidad amenaza situaciqn. Vestir un traje de tres piezas puede sealar un nuestras vidas como individuos, y nuestras diferencias formal (chapado a la antigua) o respeto por la ocasin; como individuos amenazan nuestra necesidad de relacionar- jeans puede sealar un estilo informal (o zaparrastroso) nos con los dems. tomar la ocasin con seriedad. Las personalidades (formal

    Pero debido a que no podemos librarnos de la situacin chapada a la antigua y zaparrastrosa) y las actitu-situacin humana-, insistimos en equilibrar estas necesida- (respetuosa o irreverente) tambin se sealan por los des, y para lograrlo no decimos con exactitud lo que queremos de hablar. decir en nuestros mensajes, mientras al mismo tiempo negocia- .. Todo lo que se dice debe decirse de forma determinada: en mos lo que queremos decir en los metamensajes. El significado. . . tono de voz, a cierta velocidad, con cierta entonacin y de los metamensajes depende de seales sutiles y Podemos considerar o no a nivel consciente qu decir lingsticos, cuyo funcionamiento explicamos en el de expresarlo en palabras, pero rara vez consideramos a captulo.' consciente cmo decirlo, salvo que la situacin tenga un

    42

    f\II,I;Olpsito determinado, por ejemplo, una entrevista por traba-.. un discurso pblico, despedir a alguien o romper una

    ;.\'!;1J."CJ.UJl personal. Y casi nunca tomamos decisiones delibera-. sobre subir o bajar el tono de nuestra voz, si apurarnos o ir

    despacio. Pero stas son seales por las cuales interpreta-, el sentido de quienes hablan y decidimos qu pensamos de if,~cls y de sus comentarios.

    de conversacin no es un mero adorno como el glac una torta. Es el principal ingrediente con el cual est hecha

    43

  • 'J' ,

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    !: ti ,

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    la torta de la comunicacin. Los distintos estilos de conversa- Pero cmo sabe usted cundo termino? Pues bien, cuando cin son herramientas bsicas para la charla: el modo como detengo. Pero cmo sabe usted cundo me detengo? Cuan-demostramos lo que queremos significar cuando decimos (o '. do mi voz se suaviza, cuando comienzo a repetir o cuando hablo callamos) algo. Las seales principales son ritmo y pausa, ms lentamente y hago una pausa al final. volumen y tono, todos los cuales forman lo que comnmente se Pero, hasta qu grado tiene que suavizarse mi voz para considera como entonacin. llegar a significar"Esto es todo" en contraposicin con "Todava

    Estas seales se utilizan en esquemas lingsticos que no llegu al punto principal" o "Estoy mascullando?" Repetir hacen el complejo trabajo de la conversacin: incluyen siempre, significa "No tengo nada nuevo que decir" o "Estoy enfatizan-yen forma simultnea, crear conversacin tomando turnos al do"? Y qu extensin de pausa a continuacin de una palabra hablar; demostrar cmo se relacionan las ideas entre s; demos- significa "Me estoy deteniendo" en contraposicin con "Estoy trar lo que pensamos que hacemos cuando hablamos (por . haciendo una pausa dentro de mi turno", haciendo una pausa ejemplo, escuchar, sentirnos interesados, agradecidos, amisto- respirar, para encontrar las palabras adecuadas, para dar sos, en busca o en ofrecimiento de ayuda) y revelar cmo nos efecto dramtico o, como con cualquier seal de la conversa sentimos en el momento de hablar. slo por hbito?

    En primer lugar, describir las seales de la conversacin En la bruma de una conversacin, usted no se toma tiempo sus funciones y cmo pueden causar estragos cuando los ha~ t< ,"_," descifrarlo. Basndose en sus aos de experiencia en blantes tienen diferentes hbitos y tiempos de emplearlas. Las con la gente, usted percibe cundo he terminado o estoy seales son ritmo y pausa, volumen y tono, y entonacin. En introducir un tema o charlo sin un propsito en especial. segundo lugar, presentar algunos ejemplos de la manera como nuestros hbitos son similares, no hay problemas. Lo se combinan estas seales para formar los esquemas de la usted percibe y lo que yo siento es similar. Pero si nuestros conversacin: reaccin expresiva, formulacin de preguntas, son distintos, usted puede comenzar a hablar antes que quejas y disculpas; y cmo pueden emplearse con xito (cuando haya terminado -en otras palabras, interrumpir- o no se comparten estilos) o sin l (cuando los estilos difieren). su turno cuando yo he realmente terminado, lo que me

    WCH"a a pensar que usted no presta atencin a la charla o no nada que decir. 9

    PARTEl: SEALES DE LA CONVERSACION

    "No hay l!risa!" / "Qu est esperando?": Ritmo y pausa Sara trt~ de ofrecer su amistad a la nueva esposa de su viejo

    amigo Steve; pero Betty pareca no tener nunca algo que decir. Mientras Sara senta que Betty no detena su charla, esta ltima se quejaba con Steve porque Sara nunca le daba una oportunidad de hablar. El problema tena que ver con las expectativas sobre ritmo y pausa.

    La conversacin es imjuego por turnos. Usted habla, luego hablo yo, luego habla usted nuevamente. Una persona comien-za a hablar cuando otra ha terminado. Eso parece bastante simple.

    44

    Eso es lo que pasaba conlBetty y Sara. La breve pausa que se quedaba esperando nunca se produca cuando Sara

    gtabacerca, ya que antes que tuviese lugar, Sara perciba un ~c()modosilencio y con amabilidad le pona fin llenndolo con

    charla, la propia. Pero cuando Betty comenzaba a decir tenda a hacer lo que a Sara le parecan largas pausas en

    hablar, dndole la impresin de que Betty haba terminado, apenas comenzaba a hablar. diferencias no se relacionan con personas que esperan

    largas y otras que esperan pausas breves. Largo y breve ~.,."'illU !U~ relativos; slo tienen significado en comparacin

    lo que se espera o la pausa de otra persona. El que una pausa ms breve de la persona con la que est

    45

  • hablando; a menudo comenzar a hablar antes que la otra tenga la oportunidad de finalizar o de comenzar. Quien espera

    existan distintas expectativas sobre el volumen normal de

    una pausa ms larga de su interlocutor para comenzar a hablar. Todo lo que se diga debe decirse con un determinado nivel de no lograr decir una palabra. . o suavidad, y mientras se habla, ese nivel puede

    Cuando Bob, que proviene de Detroit, conversa con sus 1:SCeJIdllI o descender. Hablar con voz ms alta puede demos-colegas de la ciudad de Nueva York, lo interrumpen constante- relacin entre ideas ("Este punto es importante"), o servir mente porque l espera entre los turnos para hablar ms seal de cambio ("Espere, deseo decir algo"; "Espere, tiempo que ellos. Pero en las conversaciones con los indios ' no he terminado") o expresar emocin ("Estoy enojado"; athahaskan en Alaska, donde l trabaja"l hace toda la charla, excitado"). Hablar con mayor suavidad puede reflejar ya que los athabaskan esperan pausas ms largas entre los paralelos: "Este punto es de paso" (un paralelo turnos que las que l espera. Con los neoyorquinos, Bob es un . de los parntesis) o "Me he quedado sin fuerzas; siga conversador lento; con los athabaskan, es un conversador. o "Me siento muy malo incmodo con respecto al tema veloz. para decirlo con voz ms alta". Tambin puede ser un

    Una mujer de Texas se traslad a Washingtonporunempleo de respeto; por ejemplo, en un funeral o cuando se habla de administradora de un hotel. En las reuniones de personal, de edad ms avanzada o de mayor rango. ella se quedaba esperando el momento apropiado para interve- Debido a que el volumen de la voz puede sealar todas estas nir en la conversacin y nunca lo encontraba. A pesar de que en intenciones, suele generar confusin sobre el signi-su hogar la consideraban extravertida y segura de s misma, en de lo que !le dice. Por ejemplo, Alice baja su voz cuando Washington la perciban como tmida y retrada. Al evaluarla a Carolyn algo sobre su marido. Carolyn pregunta por en su trabajo le recomendaron que siguiera un curso para Alice se siente tan mal al respecto, y Alice le contesta que imponerse, por su falta de aptitud para hablar en voz alta. se siente mal; mantiene bajo el tono de voz porque l se

    Esa es la razn por la cual sutiles diferencias en el estilo de en la habitacin contigua. Pero todo puede volverse conversacin -eomo microsegundos de pausa- pueden confuso cuando conversan individuos que tienen distintas un efecto enorme en la vida de las personas. Estas pequeas sobre cmo y cundo utilizar la energa y la suavidad, y seales constituyen la mecnica de la conversacin y, aun qu se considera fuerte. cuando estn apenas desconectadas, sta se desva o, incluso neoyorquina nunca haba advertido que tena una leve se corta. El resultado en este ejemplo fue considerar hasta que se mud al Medio Oeste (EE. UU.). A menudo cia de problemas psicolgicos, generando la duda enla or lo que decan las personas que se encontraban en sobre su capaci~ad para relacionarse, lo que la decidi a lugar. En Nueva York rara vez tena dificultad para un curso.

    "Quin grita?" / "Por qu murmura?": Volumen

    Otro problema entre Sara y Betty consista en que, segn punto de vista de Sara, Betty siempre murmuraba. Y sta horrorizaba cuando Steve se reuna con Sara y sus amigos familiares, porque siempre parecan enojados: se UrlT.H,nHm unos a otros de la forma ms espantosa. Aqu el problema

    46

    ~D111alldo usted oye a otros hablar ms alto de lo que espera, ~;plafllce que estn gritando o que se muestran enojados o

    Si escucha a otros hablar con ms suavidad de la 'espera, cree que estn murmurando y que se muestran

    e""rv,,,lr\. o tmidos. Si emplean mayor energa en algunos inesperados de la conversacin, usted puede confundir

    es importante o incluso cul es el tema en cuestin. Si ,te'1eHn,em energa extra para expresar emocin -por ejem-

    47

  • plo, enoj o-y no lo advierte puede que no advierta cundo estn enojados los que tienen diferentes estilos de conversacin. Si usted descubre que lo estn, puede pensar que les sucede algo porque no lo expresan de la forma que usted considera normaL

    Por ejemplo, Joe, que trabajaba en una oficina, se sorprendi al comprender que su gerente, Murray, estaba enojado con L Murray nunca levantaba la voz ni tampoco manifestaba emo-cin a travs de ella. Result que Murray haba expresado su enojo dejando de hablar a Joe. Este,no capt el mensaje; pens que el gerente slo estaba muy ocupado. (Por su parte, Murray nunca se negaba a pararse Y charlar, no importaba lo ocupado que estuviera, y el hbito que tiene Joe de hablar precipitada-mente cuando l est ocupado hiere los sentimientos de Murray y le hace sospechar que Joe est enojado con l, cuando no es as.) ,

    Cuando Joe se enter de que Murray estaba enojado con l, , concluy que no se poda confiar en que Murray hiciese saber a las personas lo que pasaba por su mente, Esa es la tragedia de las seales de conversacin cruzadas, Joe piensa que algo le sucede a Murray: toda persona normal manifiesta emocin a travs de su voz cuando est enojada. Y Murray piensa que algo le sucede a Joe: "Cmo se atreve a gritarme?". Ninguno puede ver la lgica en el sistema del otro ni tampoco la relatividad en el propio,

    Negocios como siempre / Expresin de emocin: Tono y entonacin

    Un griego' fo\cusa,ba a su esposa norteamericana de na,Dlar con una irritante monotona, en especial cuando estaban humorados. Se senta terrible con respecto a este defecto re

  • que haba entendido y 'apreciaba la irona, de Louis igualando: su cambio, extremo de tono y respondi:

    Es

    una novela.

    Su tono era bastante alto en "Es" y baj mucho en novela", implicando que no tomaba muy en serio lo que es1;aba leyendo. Luego, para manifestar que en realidad s tiene gusto para elegir sus lecturas, habl sobre libros de Fowles, del cuaL expres, "Es un gran escritor. Yo pienso que uno de los mejores escritores". Su ,tono era muy alto al co:mienzo, de cada oracin y descendi mucho en los finales:

    Es unl~ gran escritor

    Yo mejores pienso:que es uno de los

    escritores.

    El efecto fue de gran sinceridad y seriedad. Si usted espera cambios extremos de tono y no los de'tec:tH.

    lo que escucha le suena montono. Le da la impresin de que hablante es un tipo de persona imperturbable o que no interesa demasiado en la conversacin" o incluso que emocionalmente perturbado, que sufre de "afecto inspido".

    50

    nO espera cambios de tono tanextremol'; y'los escucha, concluir que la persona es muy exagerada o muy sensi-

    "'Debido a que seales tales como cambios de tono (as como e"voh1m,eny ritmo)tambin son signos de emocin, probable-

    no es coincidencia qlle las mujeres tiendan a utilizar ~}j.y'on!s cambios detono que los hombres, y que con frecuencia e"cIDmid,ere que las mujeres son muy sensibles. Lo mismo se

    para los miembros de ciertos grupos culturales, inclu-a los griegos. Al respecto, los psiquiatras, psiclogos y

    ralJajad,orElS sociales, cuyo trabajo implica establecer los nive-~"ap:roI)ia,dos de expresin emocional, deben esforzarse para

    .UllUU sus propios estilos de conversacin como normas Jl,rer,sales. Expresar muy poca emocin es un sntoma de ~p,Lt"'"U,U o, en su forma ms extrema, de catatona. Expresar ,~mlasladaemocin evidencia hostilidad o histeria. Una mujer l.p

  • 'sube sobre "nmero", suena impaciente; parece implicar usted ya le tendra que haber dicho elnmero, La impresin que la operadora est (sin justificacin) enfadada con. probablemente haga que usted se enfade con ella.

    Por ltimo, los diferentes usos del tono para sella1.arcamr)IC de turno en la charla fueron en parte los responsables de Sara cortara la palabra a Betty antes de que dijera lo que en mente. El tono de Betty tenda a caer al final de cada una seal que, para Sara, significaba "Heterminado, . t". Al ignorar que Sara reaccionaba a su propia seal, Betty senta interrumpida.

    De este modo pueden confundirse las seales de la mr'Vp.l sacin cuando hablantes bien intencionados tienen dlstm.tc hbitos y expectativas sobre el uso del ritmo y la pausa, el lumen y el tono para indicar sus intenciones a travs de la versacin: en otras palabras, diferentes estilos de rm1w,rR:acir

    PARTE 11. MECANISMOS DE LA CONVERSACION EN FUNCIONAMIENTO

    Las seales se utilizan en esquemas que realizan el tr:ab:aj diario de la conversacin ~omo indicar que usted atencin, est interesado, es solidario-- o no. Por lo ';'''.'''''' estos esquemas sOn eficaces, pero debido a que no son eX1Dl~ tos, pueden ser mal interpretados. Consideremos cuatro mas de conversacin: reaccin expresiva, formulacin de guntas, queja.ydisculpas. 1. "Lo escucho~ / "Usted est loco": Reaccin expresiva

    En la conversacin durante una cena entre Chad y DaVId Jonathan y Nora, conv:ersacinque grab y estudi, ,.,,'.au, David no dejaban de vacilar y andar con rodeos. Durante estudio descubr que una delas razones era la serie de rellPt1e tas en voz alta que reciban de Jonathan y Nora, que, irnicamente, tenan el propsito de animarlos.

    52

    . ejemplo, Chad estableca un punto y Nora gritaba iPt

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    su madre. Cuando adverta que su madre simplemente reac()io naba asu historia, la hija se quejaba "Ay, mami!", ",,,"m',, (como suelen estarlo los adolescentes) de que su madre lll,,,"11,1-festaba una exagerada ,reaccin idiosincrsica.

    La hija, en este ejemplo, como David en el anterior, ne:rcibl. una reaccin mayor de la que esperaba. La contraparte de diferencias es percibir una reaccin menor de la que se eS]peI~a y, por lo tanto, tener la impresin de que el oyente no eS1c\l()ha cuando su interlocutor habla o que no sigue el hilo de la cnl~n~ o no se muestra interesado. Cuando esto sucede en una COIlvelr sacin telefnica, usted puede preguntar incluso: "l.'fOlda'l"a est usted ah?".

    2. Cundo el inters es interrogatorio? Formulacin de preguntas

    Otro modo de manifestar inters y apreciacin esformlllal preguntas. Pero stas tambin pueden parecer inlluisitiv~ls abrumadoras o alusivas a otro tema. Las preguntas, como lo que decimos, trabajan en dos niveles simultneos: el,mm~'a,1 y elmetamensaje.

    El mensaje de una pregunta es un pedido de informacin. algunos contextos, sa es la parte ms importante. Por "J"lllJ.l'" cuando usted detiene a un extrao en la calle para solicitar lo oriente, o cuando un polica o un abogado interroga a testigo. (Aunque en realidad los policas y los abogados eSl,aUle cenjuicios sobre los testigos y los sospechosos basndose en manera como re,sponden y prestando atencin a los ml~talml~n sajes.)

    Somos muy conscientes del mensaje implcito en las prlegtlll tas: conseguir informacin. Pero en las conversaciones males, las pregtllltas cumplen otros tipos de f)lncin en UTll"'" mayor medida: por ejemplo, sustituir formas menos aCI~ptable del habla, como criticar o dar rdenes. En lugar de decir haga eso!", se pregunta "Qu est haciendo?'; o "Por nn".,,,t,, haciendo eso?". O, como en el ejemplo del captulo 1, en vez decir "No deseo ir contigo", se podra preguntar "Por deseas ir?".

    54

    como todo esquema de conversacin puede ser til a la . . o a la participaci.n y violar cualquiera de ellas,

    mIsma manera puede consIderarse que las preguntas se , para demostrar inters o abuso, y para comprenderlos. A Richard no le agrada visitar a la familia de Lucy porque le

    demasiadas preguntas: le parece que lo interrogan. Algo II,lI.ttl,cnara podra hacer para cortar el interrogatorio, y nunca

    ~lJ',lt"'~" hacer, es formular a su vez muchas preguntas a ellos. lo har porque para l sera un recurso grosero.

    A Lucy no le agrada visitar a la familia de Richard porque le hacen preguntas; por lo tanto, piensa que ella no les

    ml)OI'ta, Sin embargo, en cierta ocasin Lucy decidi, casi por !es])ecno, comentar lo que suceda en su trabajo, slo para nt".,t"'n"r,,,, y qued asombrada porque todos le prestaban 1;enciin y parecan alegrarse de escucharla.

    familia de Lucy tiende a formular preguntas para demos-inters, pero muchas personas siguen el esquema de la

    i!ill'Llla de Richard. Por ejemplo, Carol, la hermana de Lucy, fue hCm~ll' con un joven que haba conocido recientemente. El

    bastante callado, pero Carol hizo todo lo posible para anterler la conversacin y manifestar inters en l. Al final de f;velada, l le dijo: "Fue agradable cenar con el FBI".

    no slo pregunt para manifestar inters, sino que lo de forma que a su nuevo (y pronto antiguo) amigo le son fuego de artillera. Utiliz seales como volumen, ritmo

    y palabras ligadas para lanzar sus preguntas con .~.~~ (por ejemplo: "Aqute dedicas? Eresartista?"). Se ,,' as enviar un metamensaje de amistad sin formalida-" 'Pero en lugar de hacer que su interlocutor se sintiera

    sus preguntas "ametrallantes" le parecieron que esta-, , La extrema reticenci,a de l, que era una

    a las preguntas, haca que ella preguntara ms, ya que ro:tUUlf' preguntas era su modo instintivo de mantener una

    !\l~rurlas personas hacen preguntas para demostrar inters . esperan que los dems digan voluntariamente lo que

    Algunas personas hablan constantemente para ani-I;~,a ,ot,ras a hacerlo. Otras esperan que se les pregunte. Si

    55

  • Mary espera que le pregunten y John espera que ella hable, jams lo har, y ambos se echarn la culpa por el np.!,p.lllUillibl:-:io resultante.

    3. El arte de la queja ritual

    Otro esquema de conversacin es la queja, y sta tambin puede emplearse en diversas formas.

    Jane y Sharon hablaban sobre las visitas de sus res;pel~ti,ras madres durante las vacaciones. Jane coment que la de su' madre haba sido un poco difcil porque sta se quejaba m""ho y haca comentarios crticos sobre Jane. Sharon coment en su caso, la visita haba sido sensacional; su madre siempre optimista, y aunque dijera cosas que podran inl;erprEl-tarse como ofensivas, Sharon no se ofenda porque saba que madre tena buenas intenciones. Jane comenz a ~p.lnt.ir,,,e incmoda. Lament haber hablado en contra de su madre dese retractarse. SU madre tambin tena buenas nl~er.lc

  • tambin en la manera en que se le haba ofre:ido la invitacin, se diera cuenta de que'haba sido.por.merafor,malidad yola rechazara. Despus de una charla un poco tensa, en la cual ambas explicaron cmo haban actuado y:mose sentan, Myrna se disculp: "Bueno, lamento no haber captado tu indirecta. Tal vez tienda a tomar demasiado literalmente 10'que la gente dice". Lillian acept la disculpa de Myrna dicindole: "S, a menudo he notado que haces eso". En vez de poner fin al . desacuerdo, esto hizo que Myrna se enfadara nuevamente.

    En realidad Myrna no consideraba que haba estado mal. Entonces por qu se disculpaba? Era un gesto de buena voluntad, un modo convencional de manifestar que estaba' dispuesta a poner fin a la discusin -y al desacuerdo-- como un simblico apretn de manos. Esperaba que Lillian hiciera lo mismo, diciendo algo como ''Yo tambin lo lamento. Supongo que tiendo a ser demasiado indirecta" o ''Doy demasiado por sentado" o cualquiera otra formulacin sobre su conducta que alegara parte de la responsabilidad. Myrna consideraba que los desacuerdos terminaban con ambas partes alegando culpabili-dad parcial, pero slo parcial. El hecho de que Lillian aceptara su disculpa, en lugar de igualarla, pareca que la interpretaba' como literal ms que simblica, planteando otra vez as la . cuestin sobre quin tena la culpa en realidad.

    LOS CAMBIOS DE LA CONVERSACION

    Estos son algunos modos tpicos de usar las seales de ritmo, pausa, volumen y ~ono para tomar turnos en la conversacin; . relacionar las ideas entre s y demostrar cul es el punto; demostrar cmo nos sentimos sobre lo que estamos diciendo y acerca de nuestro interlocutor. Son 'sealesque se combinan con lo que se dice para dar forma a los esquemas'que empleamos. para indicar que escuchamos, nos interesamos, comprende-mos, tomamos el pelo y somos buenas personas.

    Estas seales yesquemas de conversacin son normalmente. invisibles, los silenciosos y escondidos giros. que conducen la conversacin. No les prestamos atencin a menos que parezca.

    58

    funcionan mal. Luego preguntamos "Qu quiere decir con eso?". Incluso no pensamos en trminos de seales: qu ha subido el tono?", sino en trminos de intenciones: qu est usted enojado?".

    Gran parte de estas seales y esquemas pueden cambiarse los advertimos, ya sea todos en general o combinados con

    y los pequeos giros pueden tener importantes resulta-Por ejemplo, cuando parece que la conversacin no marcha

    podemos tratar de hacer pequeos ajustes en nuestro 'Oh)ffi.en de voz, ritmo o tono -acelerand o disminuyendo la ~"J.V

  • qu no decimos lo que queremos decir

    seales de la conversaClOn que se describen en el ~J!"'U'.V 3 forman el cmo de la conversacin. El qu decimos ;t:IUL,bin un indicio importante de lo que queremos decir,

    no siempre decimos lo que queremos con tantas palabras. quilillram,)S las necesidades conflictivas de participacin e

    ~iependenca insinuando y captando insinuaciones, abste-,,,,lJlUU'n~,~ de decir algunas cosas y conjeturando lo que quieren gIlilfic:arotJras personas segn lo que omiten decir. Los lingis-

    ,"u .. ".uel trmino rodeos para referi~se a la forma con que I'UerfOnlaS dan a entender lo que no dicen directamente. 10

    '~,'U".ll" gente, en especial los norteamericanos, tienden a los rodeos con la falacidad y la franqueza con la ~J'a'!!laaa, una cualidad evidentemente deseable. Al explicar

    la prensa se mostr tan insistente en el asunto IM~tei~at:e -funcionarios de la campaa de Reagan que obte-

    ~ .. co)::,ias de los documentos de los debates del grupo de .l'te.r- el productor ejecutivo del programa televisivo CES '''nl'.n" News dijo textualmente: "Si el presidente hubiese

    m~laalo la conferencia de prensa en forma ms franca, no MP.alllU~ retomado el asunto".

    '0 .W~lll"Jar en forma franca" implica aqu no contar toda la es decir, no decir toda la verdad.

    la mayora de las situaciones diarias, considerar los como algo falaz no es justo ni realista. Al dialogar sobre awm~~s importantes o intrascendentes, siempre explora-

    relaciones mutuas, y la informacin sobre stas se en los metamensajes, que por definicin no se

    tfean con palabras sino que se sealan por el modo de

    63

  • decirlas. Por lo tanto, los rodeos, en el sentido de los metamen-sajes, son ,elementos bsicos en la comunicac:iqn. Todo deb~ decirse de algn modo; el inodo como se dice enva metamensa-jes, indirectamente.

    El hecho de que nos comprendan sin decir de manera . explcita lo que queremos significar tiene dos beneficios: la . afinidad y la defensa propia. Y existe un placer esttico en el hecho de comunicarse de un modo misterioso. Estos beneficios de los rodeos son el tema de la primera parte de este captulo. La segunda parte explica por qu no podramos ser directos aunque quisiramos.

    PARTE I. POR QUE NO DECIMOS LO QUE QUEREMOS DECIR

    El metamensaje de la afinidad Cynthia dijo a Gregque estaba ofendida porque l se haba

    preparado un bocadillo sin ofrecerle otro a ella. Greg le ofreci entonces el que se acababa de preparar. Ella lo rechaz. Elle pregunt por qu. Porque no lo haba preparado para ella. estaba exasperado, Cynthia tena apetito o no?'

    Para Cynthia, tener apetito o no tenerlo nO vena al caso; importante erasi Greghaba pensado en ellacllando se el bocadillo, lo que demostraba si se preocupaba por ella t..",tn como ell a se preocu pab a por l. Ella nunca com'a sin nr." mm t,~ r-le a l "Quieres unpoco?". En realidad, ni siquiera tomara bocadillo si l no deseara otro.

    Ser directo y fra,nco en esta situacin no servira. '-'yflCIL1" dira sin vacilar que tiene -o no- apetito, pero 'que no tiene nada que ver. Podra decir que desea saber si Greg se . por ella. Pero slo'puede saber que se preocupa si l piensa ella por s mismo. Qu sentido tiene que usted le ordene alguien decir "Te amo" y l lo repita como un 10ro?No sentido decirle a la gente 'lo que usted desea, si lo que nO';a,1 desea es que ellos lo sepan sin necesidadde que usted se lo Ese es el beneficio de afinidad de los rodeos.

    Este drama se representa en la rutina del regalo de

    64

    Cualquiera podra comprarle lo que usted desea para si se lo dijera. De hecho, usted mismo lo

    si fues el regalo (el mensaje) lo que realmente

    que importa en realidad es el metamensaje: la prueba de la otra persona le conoce lo suficientemente bien co