Del conflicto a la comunión: el sentido de las protestas de Lutero - Héctor Vall Vilardel, SJ

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1 Del conflicto a la comunión: El sentido de las protestas de Lutero - Héctor Vall Vilardel, S.J. La próxima celebración de los quinientos años de sus 95 tesis apunta a la purificación y sanción de las respectivas memorias confesionales para avanzar hacia la posible unidad visible de las iglesias católica y luterana.

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Del conflicto a la comunión: el sentido de las protestas de Lutero - Héctor Vall Vilardel, SJ.

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    Del conflicto a la comunin: El sentido de las protestas de Lutero - Hctor Vall Vilardel, S.J.

    La prxima celebracin de los quinientos aos de sus 95 tesis apunta a la purificacin y sancin de las respectivas memorias confesionales para avanzar hacia la posible unidad visible de las iglesias catlica y luterana.

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    En la visin catlica, la figura de Martn Lutero est profundamente relacionada con la idea de la Reforma

    de la Iglesia. Esto es verdad, en parte. Tanto la

    Reforma luterana como la Contrarreforma catlica pueden ser consideradas un nico movimiento que se desarrolla en el siglo XVI como respuesta a un conjunto de deficiencias en el modo de vivir la fe cristiana y en el modo de pensar y organizar las estructuras de la Iglesia visible. La reforma era necesaria; inevitable, dira yo.

    As, el conjunto de razones teolgicas, espirituales, sociales y polticas que aparecen como las races histricas del luteranismo influyen tambin en la

    convocatoria y desarrollo del Concilio de Trento, es decir, en la reforma catlica.

    Ahora, en el momento en que en 2017, cristianos tanto

    luteranos como catlicos van a recordar conjuntamente el aniversario nmero quinientos del comienzo de la Reforma, debemos sealar que esta conmemoracin

    se hace en una era ecumnica y global que incluye

    tres desafos principales que presentan tanto

    oportunidades como obligaciones. El primero de ellos es que estamos en una poca caracterizada por notables avances ecumnicos concretos. Vivimos, adems, una fase de globalizacin que exige superar viejas rencillas confesionales, aceptando y legitimando culturas, teologas y liturgias del Sur y del Norte, del

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    Este y del Oeste. Finalmente, debemos responder a la

    urgente necesidad de una nueva evangelizacin en un

    tiempo marcado por la proliferacin de nuevos movimientos religiosos y, a la vez, por el proceso de secularizacin en muchos lugares y la revitalizacin de importantes religiones no cristianas.

    En este contexto, la conmemoracin de la reforma de 1517 nos presenta dos desafos: la purificacin y la

    sanacin de las memorias y la restauracin de la unidad cristiana de acuerdo con la verdad del evangelio de Jesucristo (Ef 4, 4-6).

    Purificacin y sanacin de las memorias: significa buscar por parte de la fe catlica el sentido profundo de la Reforma de Lutero. Estoy seguro de que es posible interpretar de modo positivo las protestas de Lutero, formuladas bajo las tesis formales de Sola

    escritura, Solo Cristo, Sola fe y Sola gracia. A

    los catlicos nos resulta posible, tambin, justificar la intuicin luterana que valora la libertad de

    conciencia e interpretar de modo aceptable la doctrina de los dos reinos, que quiere fundamentar

    la separacin necesaria entre lo poltico y lo religioso, entre el Trono y el Altar, entre la espada y la cruz.

    Antes de valorar los principios luteranos, es conveniente presentar el contexto histrico, la vida y la obra de Lutero.

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    EL CONTEXTO HISTRICO

    El contexto social, pastoral y teolgico que vivi Lutero fue de una gran expectacin reformadora y de una profunda crisis de los valores tradicionales.

    Haba expectacin ante la necesidad de una reforma de la Iglesia en su cabeza y en sus miembros. La

    urgencia de un cambio estaba ciertamente en la conciencia de la poca. Adems, como dice Joseph Lortz, en el momento de la disolucin de los principios estructuradores de la Edad Media se haca patente una situacin de crisis social, cultural, poltica y eclesial. Se estaba, especialmente en Alemania, en un momento de quiebre de los valores tradicionales y, por ello mismo, ante la urgencia de grandes cambios.

    Al mismo tiempo, se ha podido constatar que haba una deficiencia teolgica que abarcaba la sociedad entera. Esta repercuta directamente en temas tan importantes como la ignorancia religiosa por parte del pueblo y de los estamentos eclesisticos, el acento y la concepcin nominalista de una teologa alejada de la Biblia, y la concentracin de la vida pastoral en la

    salvacin del alma como problema apremiante,

    angustioso y difcil.

    El Concilio de Letrn (3 de mayo de 1512 - 16 de marzo de 1517), el periodo previo a la explosin reformista de

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    Lutero, no supo captar los signos de los tiempos ni prevenir los cambios que se avecinaban. Podemos decir que, a su modo, Lutero respondi con su vida y con su obra a estas nuevas expectativas de la poca.

    VIDA Y OBRA DE LUTERO (1483-1546)

    La obra de Lutero un verdadero ocano, dir Althaus est ntimamente ligada a su propia vida. Sus escritos reflejan siempre sus propios problemas personales y los conflictos de la sociedad. Ahradica su grandeza, tanto como la dificultad de entender sistemticamente su mensaje cristiano.

    Podemos describir su vida en cuatro etapas que clarificarn el sentido religioso de su amplia obra.

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    El exgeta catlico (1507-31 de octubre de 1517)

    Lutero, que haba entrado como novicio en el convento de los eremitas agustinos de Erfurt el 17 de julio de 1505, es ordenado sacerdote en 1507. El 19 de octubre de 1512 obtiene el doctorado en Teologa en la Universidad de Wittenberg y se hace cargo de la ctedra de exgesis bblica. Su actividad acadmica y exegtica es ingente.

    En este primer momento, Lutero rechaza ya la filosofa, incapaz de encontrar a un Dios misericordioso;

    experimenta la fuerza de la concupiscencia y del pecado, y la impotencia humana para alcanzar a Dios y su perdn; descubre la justificacin de la fe en la

    teologa de san Pablo y el carcter pasivo de la vida cristiana. Por ltimo, propone y desarrolla la Teologa de la Cruz, opuesta a la Teologa de la Gloria.

    Se discute el momento exacto en que Lutero recibe como un don la experiencia de la torre, que resuelve

    sus angustias. Sin duda, esta iluminacin supone el final de un proceso espiritual personal, fruto directo de sus meditaciones bblicas sobre la Carta a los romanos (curso 1516-1517) o la Carta a los glatas (curso 1517-1518). La idea de la Sola Escritura tiene en este

    proceso su fundamento y sus consecuencias prcticas. Lutero est preparado para la tormenta que se avecina.

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    El profeta reformador (31 de octubre de 1517-1525) El 31 de octubre de 1517, hace pblico el texto de las 95 Tesis sobre el valor de las indulgencias. No eran tesis para el gran pblico, sino propuestas escritas para ser

    discutidas en un contexto acadmico. Sin embargo, el

    xito popular de este candente tema desbord toda previsin y centr toda la actividad de Lutero, sus escritos, su defensa y sus coloquios doctrinales, en torno a su propio proceso cannico dirigido desde Roma. La conclusin es conocida: la bula Exsurge Domine (15 de junio de 1520), que condena 41 proposiciones tomadas de varias obras de Lutero, y la bula Decet Romanum Pontificem (3 de enero de 1521), por la que se excomulga a Lutero.

    Lo que comenz siendo una disputa acadmica degener en un conflicto sobre la autoridad del Papa y una defensa a ultranza de la autoridad de la Sola

    escritura. La respuesta de Lutero a Carlos V en la

    Dieta imperial de Worms (13-21 abril de 1521) es una declaracin de principios que indica ya su postura teolgica inamovible:

    A menos que sea convencido por el testimonio de las Escrituras o por la caridad de la razn (ya que no confo nicamente en el Papa ni en los concilios, pues es bien conocido que ellos han errado y se han contradicho), yo estoy obligado a las Escrituras a las

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    que he hecho referencia, y mi conciencia es cautiva de las Palabras de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, ya que no es seguro ni correcto ir en contra de la conciencia. Que Dios me ayude. Amn. El ao 1520 es determinante para la teologa reformadora de Lutero. Los grandes escritos de la Reforma han sido redactados y publicados en este momento: De las buenas obras, A la nobleza cristiana de la nacin alemana, La cautividad babilnica de la empresa o La libertad del cristiano. Son temas esenciales de la reflexin teolgica de Lutero, que han orientado los primeros pasos de la Reforma. Hay que advertir, con todo, que Lutero no tena intencin de establecer una nueva

    Iglesia, sino que fue parte de una amplia y multifactica ansia de reforma. crisis del ao 1525

    El ao 1525 conlleva importantes decisiones de la vida de Lutero. Tres hechos condicionan de modo decisivo su vida poltico-social, su estado civil personal y su relacin con las corrientes humanistas de la poca. El primer hecho es la revuelta de los campesinos, que condiciona la visin poltica de Lutero, distancindose de ellos y de Thomas Muntzer, para apoyarse decididamente en los prncipes alemanes. Su obra de 1523, Sobre la autoridad civil, fundamenta y exige la separacin entre el poder civil y el poder religioso.

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    Social y polticamente, Lutero se apoya en los prncipes que constituirn ms tarde la Liga de Esmalcalda, opuesta al emperador catlico Carlos V.

    Podemos llamar segunda crisis el matrimonio de

    Lutero con Katharina von Bora, el 13 de junio de 1525, porque l mismo lo consider como la definitiva ruptura con el papado y la antigua Iglesia catlica.

    Hay que sealar, adems, que el hogar y la vida familiar de Lutero, con su esposa y sus seis hijos, se convertiran en modelo tradicional de la vivienda del pastor luterano, foco de cultura y vida cristiana de la nueva Iglesia. La disputa con Erasmo de Rotterdam constituye la tercera crisis que condicionar totalmente la vida intelectual de Lutero. As, en septiembre de 1524 aparece el libro De libero arbitrio, de Erasmo, quien se distancia de las posturas reformistas de Lutero y acepta con toda claridad la teologa catlica sobre la libertad humana. Lutero tardar unos meses en responder. Lo har con su obra De servo arbitrio, que constituye una especie de suma teolgica de su pensamiento. Esta

    disputa entre Erasmo y Lutero determina el distanciamiento entre la Reforma luterana y la cultura del humanismo renacentista.

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    El hombre de Iglesia (1525-1546)

    Despus de este ao decisivo, la vida y la obra de Lutero se orientan, de hecho, hacia la consolidacin de una nueva Iglesia. As, los elementos estructurales y confesionales que contribuyeron al establecimiento de un nuevo modo nuevo de vivir la fe cristiana fueron: el texto de la Misa alemana (1526); la consolidacin de las visitas pastorales a las parroquias (1528); la edicin del Gran catecismo y del Pequeo catecismo (1529); la Disputa de Magdeburgo (1529), en la que Lutero afirma la presencia real de Cristo en la eucarista, situndose contra las posiciones de Juan Calvino y Ulrico Zuinglio; la afirmacin confesional de la Confesin de Augsburgo (1530) frente a las posiciones catlicas; los Artculos de Esmalcalda (1537); la edicin completa de la lengua alemana de la Biblia (1534), y el establecimiento progresivo de una nueva jerarqua a partir de 1535.

    Es verdad que Lutero no tena intencin de establecer

    una nueva Iglesia, pero la afirmacin del sacerdocio universal de todos los creyentes hizo posible que el laicado desempease un papel importante en el

    movimiento de reforma, ya fuera en calidad de prncipes y magistrados, o de personas comunes.

    De este modo

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    Hacia finales del tercer periodo de sesiones, el Concilio de Trento tuvo que reconocer sobriamente que la unidad de la Iglesia en el mundo occidental haba sido desgarrada. En los territorios luteranos se desarrollaron nuevas estructuras eclesiales. La paz de Augsburgo de 1555 logr asegurar, al principio, relaciones polticas estables, pero no fue posible evitar el gran conflicto europeo del siglo XVII, la Guerra de los Treinta Aos (1618-1648). El establecimiento de Estados-nacin seculares con fuertes delimitaciones confesionales continu siendo un lastre heredado del periodo de la Reforma. Sentido de las protestas de Lutero

    No es fcil abrirse camino entre la cantidad de escritos de Lutero ni, menos an, clarificar su sentido autntico desde las razones y vivencias personales que subyacen en ellos. Lutero, adems, es apasionado, amante de la paradoja y esencialmente personal. No es hombre de sntesis, sino que se enfrenta siempre a un tema, a un problema, a una situacin conflictiva. Hay que ver qu quiere decir y saber interpretarlo.

    En este sentido, tambin hay que tener en cuenta que en sus textos Lutero exagera y traspasa sin miedo algunos lmites convencionales. Tomarlos al pie de la letra puede ser peligroso. Interpretarlos con exceso favorece una visin caricaturista de su autor. El

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    tiempo, la prudencia y la buena voluntad interpretativa ayudan a valorar positivamente los elementos de genialidad de este gran autor.

    Es posible valorar positivamente el contenido teolgico de algunas convicciones fundamentales de Lutero, desmitificar posturas irreductibles y, de este modo, contribuir al proceso ecumnico actual. Es una opcin personal, enriquecedora, creo yo, porque

    233. En el siglo XVI, catlicos y luteranos no solo malinterpretaron, sino que frecuentemente exageraron y caricaturizaron a sus oponentes para radicalizarlos Los prejuicios y las malas interpretaciones desempearon un papel importante en la caracterizacin de la otra parte. Se creaban desacuerdos y estos eran legados a generaciones posteriores. En esto, ambas partes tienen razn suficiente para arrepentirse y lamentar las maneras en que condujeron sus debates. Tanto los luteranos como los catlicos cargan con esta culpa, que debe ser confesada abiertamente al recordar los acontecimientos de hace quinientos aos. Contra una escolstica decadente, la autoridad de la Escritura sola

    Es cierto que Lutero no encontraba la paz espiritual con las penitencias usuales de la vida religiosa de su

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    tiempo ni con la confesin frecuente ni con los consejos espirituales de Staupitz. l mismo explica esta situacin personal:

    A pesar de que mi vida monacal era irreprochable, me senta pecador ante Dios, con la conciencia la ms turbada, y mis satisfacciones resultaban incapaces para conferirme la paz. No le amaba, sino que cada vez aborreca ms al Dios justo, castigador de pecadores (). Hasta que, por fin, por piedad divina, y tras meditar noche y da, percib la concatenacin de los dos pasajes: La justicia de Dios se revela en l,

    conforme est escrito: el justo vive de la fe. Desde

    aquel instante, cuanto ms intenso haba sido mi odio anterior hacia la justicia de Dios, con tanto ms amor comenc a exaltar esta palabra infinitamente dulce. As, este pasaje de Pablo, en realidad, fue mi puerta al cielo.

    Lutero no encontr su salvacin en la filosofa aristotlica ni en la teologa escolstica de su tiempo, condicionada por el nominalismo de Gabriel Biel. Tampoco le ayudaron los consejos de su padre espiritual ni sus frecuentes confesiones. No encontr ms ayuda que el contacto directo con san Pablo. Es decir, su vocacin, su certeza, vino solamente de la Sagrada Escritura. Su inflexibilidad en la Dieta de Worms nace de esta experiencia personal. A partir de este momento, la controversia que haba estallado con la difusin de las 95 tesis sobre las

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    indulgenciasderiv hacia la valoracin y el fundamento escriturstico de otros temas teolgicos, como la penitencia, la absolucin y la autoridad de la Iglesia, del papa y de los concilios. Es interesante constatar como lo hace el documento Del conflicto a la comunin que el propio Lutero rara vez utiliz la expresin sola scriptura. Su inquietud principal era que nada poda reclamar una autoridad superior a la Escritura. La larga historia de las confrontaciones confesionales sobre la pregunta de si hay una o dos fuentes de la Revelacin (Escritura sola o Escritura y Tradicin) no es objeto de este artculo. Pero podemos alegrarnos de que el Concilio Vaticano II, en su constitucin dogmtica sobre la divina revelacin Dei Verbum, afirme que es tanta la eficacia que radica en la Palabra

    de Dios que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual (DV 25).

    Por tanto, el Magisterio de la Iglesia no est por

    encima de la palabra de Dios, sino a su servicio (DV 10). Los dilogos catlico-luteranos sobre la Escritura y la tradicin han llegado tambin a la siguiente conclusin:

    210. De esta manera, luteranos y catlicos pueden concluir en conjunto: Por lo tanto, en relacin con la

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    Escritura y la tradicin, los luteranos y los catlicos se encuentran en tan amplio acuerdo que sus diferentes nfasis no requieren en s mismos mantener la divisin presente de las iglesias. En esta rea hay unidad en una diversidad reconciliada. Contra el exceso de mediaciones, solo Cristo

    Lutero ha concentrado la vida cristiana en lo ms fundamental, es decir, en la aceptacin de la Palabra de Dios; porque ni la filosofa aristotlica ni las diversas mediaciones de los santos ni las penitencias ni las buenas obras haban resuelto sus problemas de conciencia hasta encontrar a un Dios misericordioso

    en la persona de Jesucristo. El pequeo tratado sobre La libertad del cristianismo (1520) explica admirablemente el sentido del proceso, que culmina en la aceptacin personal de Cristo.

    De este modo, lo nico que en el cielo y en la tierra da

    vida al alma, por lo que es justa, libre y cristiana, es el santo evangelio, palabra de Dios predicada por Cristo.

    As lo afirma l mismo (Jn 11, 25): Yo soy la vida y la

    resurreccin; quien cree en m, vivir para siempre. Y en Jn 14, 6: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Y

    en Mt 4, 4: No solo de pan vive el hombre, sino de

    toda palabra que sale de la boca de Dios.

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    Es decir, no nos salva la justicia propia (la que

    nicamente viene de m, la ma), sino la justicia ajena, la que viene de Dios, la que viene de Cristo. En

    el nmero 6 de La libertad del cristiano, Lutero explica el sentido de todo proceso de justificacin del pecador, que debe pasar del reconocimiento del propio pecado a la confianza y entrega absoluta a Cristo: En este sentido dice san Pablo (Rm 1, 17): El cristiano vive solo de su fe. Y (en el captulo 10, 4): El fin y la plenitud

    de la ley es Cristo para quienes creen en l.

    En fin, para completar la importancia nica de Cristo como redentor y salvador nuestro, Lutero utiliza la metfora del matrimonio entre Cristo y el alma, el

    admirable intercambio:

    Pues bien, por el anillo nupcial, es decir, por la fe, (Cristo) acepta como propios los pecados del alma creyente y acta como si l mismo fue quien los ha cometido. Los pecados se sumergen y desaparecen en l, porque mucho ms fuerte que todos ellos es su justificacin insuperable. Por las arras, es decir, por la fe, se libera el alma de todos sus pecados y recibe la dote de la justicia eterna de su esposo Cristo. Finalmente, hay que aadir el famoso pro me (por m) de Lutero. Es decir, no basta con conocer de modo puramente intelectual (saber) que Cristo es Dios y

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    hombre, sino que debes creer que esta pursima e

    inocentsima persona ha sido dada a ti por el Padre para que fuese Pontfice y Redentor tuyo; ms an, siervo tuyo, el cual, despojado de su inocencia y santidad y recibida tu persona pecadora, llevase el pecado, la muerte y la maldicin tuya y se hiciese ostia y maldito por ti (pro te), para que de este modo te liberase de la maldicin de la ley (traduccin de WA

    40/I, 448, 21-26). Esta es la obra de Cristo, sin otras mediaciones. Por ello se comprende que solo Cristo

    es quien nos libera del pecado y de la muerte. Contra el exceso de buenas obras, la fe sola la gracia sola

    Los temas de la fe sola, la gracia sola, el posible

    valor salvfico de las buenas obras, la atribucin

    intrnseca o extrnseca de la gracia, el mrito, la

    santificacin, etc., han enturbiado las relaciones

    confesionales durante siglos. Ahora nos resulta evidente que la poca de Lutero viva en una inflacin de mediaciones y aadiduras al margen de la fe autntica, y que exista una espiritualidad y una doctrina sobre el mrito con atisbos pelagianos. Es razonable afirmar que en esta incomprensin han jugado diferenciales filosficas y lingsticas, intereses polticos, orgullo confesional y, en definitiva, fciles acusaciones mutuas. Por ello, la aceptacin de la Declaracin conjunta sobre la doctrina de la justificacin,

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    en el ao 1999, ha significado un paso ecumnico de gran alcance:

    Una de las finalidades de la presente Declaracin conjunta es demostrar que, a partir de este dilogo, las iglesias luterana y catlico-romana se encuentran en posicin de articular una interpretacin comn de nuestra justificacin por la gracia de Dios mediante la fe en Cristo.

    Cabe sealar que no engloba todo lo que una y otra iglesia ensean acerca de la justificacin, limitndose a recoger el consenso sobre las verdades bsicas de dicha doctrina y demostrando que las diferencias subsistentes en cuanto a su explicacin ya no dan lugar a condenas doctrinales. El acuerdo se centra en el mensaje bblico sobre la justificacin, desarrollado en

    los nmeros 8-12 de la citadaDeclaracin conjunta, y en la interpretacin de la justificacin, expuesta en sus

    nmeros 14-18. Al final del nmero 18 leemos la importante conclusin:

    Luteranos y catlicos compartimos la meta de confesar a Cristo, en quien debemos creer primordialmente por ser el solo mediador (I Tim 2, 5-6), a travs de quien Dios se da a s mismo en el Espritu Santo y prodiga sus dones renovadores.

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    Aceptando un consenso diferenciado compuesto por

    afirmaciones comunes sobre el principio bsico de la

    justificacin por la fe, son aceptables diferentes acentos en la explicacin de temas tan importantes como La

    impotencia y el pecado humano respecto de la justificacin (19-21); La justificacin en cuanto perdn del pecado y fuente de justicia (22-25); Justificacin por fe y por gracia (25-27); El pecador justificado (28-30); Ley y Evangelio (31-33); Certeza de Salvacin (34-46) y Las buenas obras del justificado (37-39). CONCLUSIN Ecclesia semper reformanda. La Iglesia visible necesitar siempre una reforma. Por ello debemos aprender de los acontecimientos del siglo XVI y del proceso excesivamente confesional de las relaciones entre luteranos y catlicos a lo largo de estos ltimos quinientos aos. Ahora tenemos la oportunidad y el deber de purificar y sanar la memoria de estas dos iglesias. La espiritualidad luterana impresiona. Sus convicciones fundamentales sobre el sentido de la grandeza de Dios, el valor de la Escritura y la fe, la existencia del cristiano coram Deo (ante Dios), la relacin personal con Cristo (pro me), la fuerza y las exigencias de la libertad cristiana y la dignidad

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    eclesial de los laicos pueden ser patrimonio de todos los cristianos.

    Sin embargo, tambin podemos sealar ciertas limitaciones importantes, como la gran reticencia de Lutero hacia la filosofa aristotlica, que acabar siendo un impedimento ante las mediaciones inevitables a

    todo ser humano; un concepto de pecado tan absoluto (v. gr., De servo arbitrio) que correspondera a un ser humano inexistente, porque la separacin total de la creatura con respecto a Dios no es posible sin caer en la nada; en fin, la Iglesia no solo es invisible, sino

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    visible, real y concreta. La realidad sacramental, el signo, es constitutivo de todo lo humano.

    Despus de todo lo dicho, podemos suscribir esta constatacin importante: Crece la conciencia entre

    luteranos y catlicos de que el conflicto del siglo XVI ha terminado.MSJ

    http://www.mensaje.cl/iglesia/del-conflicto-a-la-comunin-el-sentido-de-las-protestas-de-lutero-2

    [10/05/2015]