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libro del místico alemán Jacobo Boehme

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De La Eleccion De La Gracia

De La Eleccion De La Gracia O de la Voluntad de Dios sobre los HombresJACOB BOEHME

De la traduccin del alemn por Debeo

Paris

Bibliotheque Chacornac

1928

Traduccin del Frances Fr. MagohuariPrefacio del Autor al Lector1. Cuando la razn humana oye hablar de Dios, de eso que es segn Su Voluntad y Su Esencia, ella se imagina o se forma una idea:

Que Dios es alguna cosa alejada o extraa; Que EL mora fuera de este mundo; elevado por encima de los astros, reinando solamente as en el mundo fsico por su Espritu, por su poder presente en todo; o bien: Que en su gloria y su majestad, es en la Trinidad, donde EL se manifiesta propiamente, y se encuentra fuera del cielo y de este mundo

2. EL esta mas all de la razn terrenal de la fantasa propia de la criatura que se imagina que Dios es algo extrao.

Que EL se ha obligado a consultar en EL mismo, en su Trinidad, por su Sabidura, antes de los tiempos de la creacin, sobre esa obra que EL quiso hacer, las criaturas y el mundo.

A que todo ser debe servir y ser destinado; y que el se forme un destino, en el mismo que el ha querido arreglar, ordenar y destinar cada cosa

3. De esto resultan las opiniones errneas, las fantasas y la incertidumbre en lo que respecta a deliberar sobre lo divino, tenue suerte a que el hombre esta obligado; como si Dios, de propsito y por designios premeditados, ha elegido una parte de la humanidad a poseer el Reino de los Cielos, fundado sobre la santa beatitud; y la otra parte por sus obras a sufrir la condenacin eterna.

Que, en unos, EL desea manifestar su clera y en otros que son sus elegidos, su gracia. Que EL es tambin, de propsito deliberado, establece as una diferencia entre los hombres, a fin de manifestar y de hacer notar su presencia en su amor y en clera Es por esta razn, que todas las cosas desean llegar a ese termino por necesidad, que la parte del genero humano destinada a manifestar su clera se encuentra de tal modo endurecida y es reprobada por los propsitos deliberados de Dios, que no cuenta con posibilidad de participar de la clemencia divina; y que al contrario, la otra parte no tiene posibilidad de incurrir en la condenacin.

4. Mas, aunque hay semejantes pasajes en las Sagradas Escrituras, y que la razn humana se complace en esta idea (aunque ella no conoce nada acerca de lo que es Dios propiamente), la Santa Escritura no deja sin embargo de decir lo contrario:

- Que Dios no quiere ni puede hacer nada malo por propia deliberacin.

Estas dos ideas son contrarias; nosotros queremos dar al lector cristiano e imparcial que ama la verdad y explora a fondo el interior de las cosas, una explicacin abreviada, a fin de reunir los espritus y de daros el verdadero sentido de los principios que deseamos meditar y conocer y esto con la buena y sincera intencin de comunicaros y de poner delante de vuestros ojos los dones que nosotros hemos recibido, y demostraros como nosotros hemos visto la luz todo por la gracia del Soberano Bien.

Nosotros no tenemos el menor deseo de atacar o de despreciar a quienes no compartan esta opinin y este sentimiento; mas bien trato de conciliar los espritus y de contribuir a la reunin cristiana y fraternal; pues nosotros debemos hacer participar a unos y a otros los dones que por la gracia de Dios hemos recibido cada uno en particular.

5. Aqu como las ramas de un rbol no son iguales las unas a las otras en cuanto a su forma, ellas sin embargo parten del mismo tallo y se comunican su esencia (ENS) y su virtud la una a la otra, llevndola hasta sus flores y sus frutos y se benefician juntas porque tienen el mismo tallo a pesar de ser diferentes.

As mismo nosotros debemos obrar los unos con los otros, en cuanto a quienes llevan los dones desiguales que nosotros hemos recibido.

EL se mueve solamente en tornar nuestros deseos hacia la verdadera fuente, hacia nuestro merito comn, hacia nuestro tallo, a fin que cada rama preste su fuerza y su virtud a la otra con benevolencia.

A fin que nosotros nos repleguemos sobre nosotros mismos y abandonar los deseos de nuestro orgullo, de nuestra avaricia con la intencin de superar nuestro propio egosmo y no elevarnos por encima de los dems nios, nuestros hermanos y querer hacer de nosotros mismos un rbol separado y particular.

Es preciso que nos dejemos infectar del veneno del diablo (es decir del veneno del amor propio, de la falsa impresin magntica, en no querer existir mas que por amor a nosotros mismos). Pues de ello resultan todas las contradicciones disputas discensos, malas intenciones, divisiones, sismas, violencia, porque todas las ramas del rbol de la raza humana quieren separarse las unas de las otras sin compartir su esencia y su virtud, y se declaran recprocamente traidores y rebeldes, mientras que cada uno no se presenta sino que como una rama separada separada de las otras ramas y se hace reconocer por tal, por su falso brillo y su orgullo.

De all nace el gran nmero de discensos y de disputas que en todos los tiempos dividieron a los mortales.

6. Esta es la fuente de todos los sismas que son resultado naturalmente del error; que es el verdadero fundamento de que la religin universal haya tenido tantas divisiones y opiniones diversas.

Nosotros les hemos mostrado de donde nace la contrariedad, despus que el mundo existe desde su origen y hemos dado la explicacin fundamentada de todo esto a fin que tengan ideas claras y justas sobre la Voluntad Divina segn el amor y la clera.

7. Exhorto en fin a los lectores amigos de la Verdad a que se remitan absolutamente a la Voluntad de Dios, por una humildad divina y a abrazar desde ella a las otras ramas sus hermanos con dulzura y caridad; entonces podrn asir gustosos las ideas y verdades sublimes y la ciencia certera recibida por nosotros. Libre de todo error y prejuicio el lector podr gozar de la verdadera tranquilidad donde se encuentran todas las cosas cuando ellas son en el Verbo de la presencia divina.

Yo les recomiendo entrar en el amor eficaz de la Esencia (ENS) de Cristo de mi sincero deseo y mi buena voluntad con el ms tierno afecto. As sea.

Capitulo primeroDe la Voluntad nica de Dios y de la introduccin de Su esencia en su revelacin. Que es el Dios nico

1. Dios dice al pueblo de Israel por Moiss con voz clara y manifiesta (sorteando por as decir de su invisibilidad, de su incomprensibilidad y de su inaccesibilidad y se hizo entender de una manera sensible por un sonido claro y manifiesto, a fin que la criatura pueda escuchar, entender y comprender su voluntad):

Yo soy el seor, tu Dios; Yo soy un solo Dios; tu no debes rendir homenaje ni culto a otros dioses que son a costilla ma.xodo XX-5; Deut. VI-4.

Moiss dice despus:

El Seor nuestro Dios es un Dios de clera, el Seor tu Dios es fuego abrazador, es un Dios celoso; y en otro pasaje: Dios es un Dios de misericordia; su Espritu es una flama de amor.

Deut. IV, 24-31.

2. Estos pasajes de la Santa Escritura parecen absolutamente contradecirse en que Dios se nombre un Dios de clera, celoso y un fuego devorador; y despus una flama de amor, mientras que El no puede ser mas que Bueno, sin que El no sea Dios, es decir el solo y soberano bien.

3. Pues, uno no sabra decir de Dios que es El propiamente, esto o aquello, bueno o malo; que en El hay diferencias o distinciones, puesto que, considera en si mismo El esta sin naturaleza, sin criatura, sin afeccin, sin calidad. El no tiene ninguna inclinacin pues, no haba nada antes de El ni bien ni mal, hacia que pueda El inclinarse.

El es en si mismo la inmensidad, el espacio incomprensible e inconmensurable que no tiene limites; El no muestra ninguna voluntad ni deseo que le lleve a la naturaleza y hacia la criatura, porque El es por as decir la Nada eterna, donde no se encuentra ningn deseo ningn movimiento, ninguna afectacin ni alguna cosa que pueda inclinarlo hacia El o apartarlo de El. El es el solo ser. El no era antes de El ni despus de El, ni hay en El que pueda dirigirse ni en que pueda formarse una voluntad, ni de que El pueda hacer nacer un deseo, ni tener uno; pues El no desea nada que no sea hacer nacer o dar Su deseo de El.

El es la Nada y El Todo; El es una sola y nica voluntad en la cual el universo y toda la creacin estn encerrados. Todo es igualmente eterno en El, sin principio; y en la misma medida en un termino igual.

El no es ni luz ni tinieblas; ni amor ni clera; mas El es el eterno uno. Es por esto que Moiss dijo: El Seor es un solo Dios Deut.VI, 4.

4. Esta es la Voluntad improfundizable e incomprensible del espacio infinito sin naturaleza y sin criatura, que no es mas que Uno; pues no haba nada antes de El, ni despus de El; El no es mas que Uno en El mismo como un Nada y sin embargo Todo. Esta Voluntad se llama y es Dios, que se concentra y se envuelve en El mismo, o sea Dios se engendra a si mismo.

5. Bien entendido, la primera nica y sola Voluntad que no tiene comienzo que no es ni bueno ni malo engendra en El mismo el solo bien soberano y eterno es decir una Voluntad comprensible que es el Hijo de la Voluntad una e improfundizable, mora eternamente con esta sola y nica Voluntad que no tiene comienzo.

Esta segunda Voluntad co-eterna, el Hijo es la sensibilidad o la comprensibilidad de la primera, una e incomprensible Voluntad; en ella la Nada eterna se encuentra en El mismo. La sola, una e improfundizable Voluntad procede de ese algo eterno, se encuentra en El mismo y se introduce despus en una contemplacin eterna de El mismo.6. Es as que:

1 La Voluntad improfundizable se llama Padre Eterno

2 La Voluntad concentrada, existente, engendrada por la primera Voluntad de

La inmensidad improfundizable se llama y es Su Hijo nico engendrado, pues

El es el ENS del Abismo o el Abismo se construye un fondo, una base.

3 Eso que procede de la Voluntad improfundizable el Padre por el Hijo nico o

La Esencia divina (ENS), se llama y es el Espritu; pues el hizo emanar de si

la esencia divina concentrada formando un movimiento, una vida de la

Voluntad eterna y prima, una vida del Padre y del Hijo.

4 Eso que esta concentrado es el colmo del deseo y la plenitud del gozo y la

Perfeccin de la Nada eterna, es decir que El contiene en El el Padre, el

Hijo y el Espritu Santo. Y eso que se agita o desarrolla en la eternidad es

Llamada la contemplacin o la Sabidura eterna divina.

7. Este Ser supremo en Trinidad existe de toda la eternidad en su generacin, en su contemplacin y en su Sabidura El no tiene fondo, ni espacio ni termino ni limite que Dios mismo.

Es una sola y nica Voluntad, una vida, un movimiento sin deseo. El no es ni densidad ni sutilidad ni altitud ni profundidad, ni espacio ni tiempo, sin limites; mas El sin embargo esta en todo para todo y por todo como una nada inaccesible incomprensible.

8. De igual manera que la luz del Sol penetra en todo e influye sobre todas las cosas sin que ellas puedan disminuir esta luz y este calor, se encuentran forzadas a soportar esta luz, este calor y esta opera en vegetantes y en vivientes por su virtud y por sus influencias benficas.

De la misma forma, nosotros hemos de considerar al Dios eterno, en tanto a como es El en si mismo fuera de la naturaleza y fuera de la criatura, en el caos de su propia concentracin, en su Sabidura, fuera de todo comienzo, fuera de todo tiempo, de todo lugar.

Esta Nada eterna se concentra en si mismo, por propia cuenta, en su eterna autocontemplacin; su Sabidura, su sensibilidad, su comprensibilidad y sin embargo no puede decirse que en Dios haya dos voluntades diferentes, la una que producira el bien, y la otra el mal.

9. Cuando uno considera la divinidad fuera de la naturaleza y de la criatura, no encuentra nada ms que su sola y nica Voluntad. Esto es lo que se entiende por un solo Dios. Esta inescrutable y eterna voluntad no ve nada mas que a ella misma, concentrndose en si misma, que se haya ella misma en ella misma, en procedencia de ella misma, que se introduce en la contemplacin de si misma, en su Sabidura infinita.

Es en esta contemplacin que uno puede formarse una idea de justa de la Trinidad de Dios. Ella es su espejo o autocontemplacin, la Sabidura, o El se representa y se desarrolla El mismo en El mismo, por su propio aspecto. Todas las potencias, todas las potestades, todas las virtudes, todos los colores, todas las maravillas, todos los seres son encerrados en esta Sabidura divina, mas todos son de una misma mesura, de un mismo peso y sin ninguna cualidad ni propiedad.

Ella es el primer principio del Ser o los seres, un deseo, una delicia hallada en ella misma que desarrolla las cosas. Es un dulce deseo de hallar, de desarrollar y de manifestar las cualidades y las propiedades.

Este deseo de la Sabidura es sin embargo, en el mismo, sin ninguna propiedad, pues en ese caso habra en ella alguna cosa que seria la causa y que le Daria una cualidad. Ahora bien, en El no hay ninguna causa que produzca las potencias, la virtudes, la sabidura y las delicias divinas.

La sola Voluntad una y eterna, solo Dios las produce en si mismo, y las introduce en la Trinidad como en una concentracin de si mismo.

Es ah donde la inmensidad incomprensible se concentra, se posee ella misma en la comprensibilidad y en la sensibilidad. Ellos son el Asiento donde Dios esta; mas El es sin embargo invisible indisoluble, sin ninguna forma, sin ninguna imagen, sin ninguna semejanza; pues no hay nada antes de El a que El pueda ser comparado.

10. Ese Asiento, su corazn, su centro de la inmensidad incomprensible es la inteligencia eterna de la Voluntad eterna; sin embargo no hay nada antes de El que pudiera querer, es esta dicha eterna y primera Voluntad misma, que se haya o se concentra en ella misma en su centro.

Ahora bien esta Voluntad eterna no posee tampoco nada en ella que ella pudiese querer, para formarse un centro que es su Asiento, donde ella se vuelve ella misma en ella misma.Es as que ella es el Padre de su Hijo, de su corazn, del Asiento donde ella se halla. Ella posee eso que ella ha hallado en ella misma; es decir ella encuentra su segunda Voluntad, por expresarlo de algn modo; ella halla su Hijo nico engendrado en ella misma.

11. La Voluntad eterna e improfundizable, el Padre y la creacin de todo ser engendra en si misma para tener un Asiento de comprensibilidad; es decir ella posee su centro y este centro es el origen de todos los seres.

El posee en su contorno la Voluntad eterna que es improfundizable; aquella es el Padre de creacin y se vuelve un fondo de comprensibilidad.

12. Es as que el Padre y el Hijo (forman un centro con una propia existencia) son un solo Dios de una sola y misma Voluntad, que se halla en El mismo en el centro de Asiento concentrado y comprensible, y que procede de esta concentracin; o en procedencia, El es y se denomina El Espritu Santo. La sola Voluntad incomprensible de la inmensidad se distingue y se desarrolla as en ella misma, por la primera y eterna concentracin, que no tuvo comienzo, en tres diferentes manifestaciones; mas hay sin embargo en ella una sola y misma Voluntad.

La primer Voluntad que es el Padre, engendra en El al Hijo, que es el centro donde se halla la divinidad.

Este Asiento de la divinidad el Hijo del Padre, produce en El la comprensibilidad, y esto hace la potencia de la divina Sabidura.

Todas las potestades y virtudes de la Sabidura divina toman su origen y su principio del Hijo y en el Hijo; sus potestades no son sin embargo en El mas que una sola omnipotencia universal, que es, en ella misma, la divinidad sensible y comprensible en una sola y misma Voluntad y esencia, sin ninguna divisin, sin ninguna separacin, sin ninguna disolucin.13. Esta es la causa, el centro del origen de todos los seres, estos son sus potencias halladas y producidas que la primera y eterna voluntad (llamada Padre) exhala, o hace emanar, por as decir, de El mismo, en la sensibilidad o en la comprensibilidad de El mismo de la sola omnipotencia universal que es su Asiento, su Hijo.

As como los rayos del sol sortean o se esparcen del centro de su fuego mgico, en manifestacin y en desarrollo de su potencia y de sus virtudes, de igual manera la emanacin o la manifestacin es un rayo de la presencia divina, por as decir, la vida divina puesta as en movimiento y en existencia comprensible.

As es como la Voluntad eterna incomprensible se introduce en un fondo comprensible; en una potencia puesta en movimiento que la desarrolla y la manifiesta.

Esta es la potencia que la Voluntad eterna exhala de la potencia por la potencia, y esta progresin u operacin de la divinidad que, cuando ella procede de ella misma en ella misma es el Espritu de Dios y forma as la tercera progresin u operacin, el movimiento y la vida en la potencia.

14. La cuarta progresin u operacin es hecha, en la potencia exhalada o emanada, que es la contemplacin o la sabidura divina; en ella el Espritu de Dios que toma su origen de la potencia eterna de la primera Voluntad parece gozo por as decir, con las potencias emanadas, las cuales son una sola potencia, en ella misma. Se introduce por esta en diferentes formas segn la ciencia o el deseo divino, as como si El quisiera formar una imagen, una semejanza de la potencia generatriz divina y la introduce en una Voluntad o en una vida particular o individual, tal una inmodelacion de la Santsima Trinidad. Es esta imagen o esta semejanza representada o inmodelada, la que hace el gozo y la delicia de la contemplacin de la Sabidura divina.

Uno puede imaginar que esta inmodelacion es una imagen perceptible, sensible y mesurable, la criatura, que puede ser descripta y definida; mas es por as decir, un gozo de la imaginacin divina, es el principio de la Magia en la cual la creacin ha tomado su comienzo.

15. En esta concentracin o inmodelacion mgica, que se forma en la Sabidura divina, uno puede concebir la verdadera imagen de Dios; los ngeles y el alma son de tales imgenes del hombre. Moiss dijo al respecto: Gen. I, 27: Dios creo al hombre a su imagen, esto quiere decir en la imagen de esta representacin, o inmodelacion divina, espiritual, donde todo es espritu.

Mas El crea as el alma a su imagen, como criatura en su formacin o representacin creada y corporal.

Lo mismo en lo que concierne a los ngeles criaturas de la Sabidura divina, segn la esencia divina.

Nosotros hablaremos aqu adelante del principio de la creacin que contiene la diferenciacin de las cualidades y de las propiedades.

16. Por esta demostracin, sumaria y abreviada, nosotros comprendemos pues lo que Dios es, fuera de la naturaleza y la creatura.

El dice a Moiss: Yo soy el seor tu Dios; Yo soy un solo Dios.

Su Santo nombre es Yhvh, segn el lenguaje de los sentidos. En ese nombre la generacin o engendramiento divino se introduce en una imaginacin o concentracin de la imagen de El mismo en las potencias de la eterna Sabidura; El se concentra as de la nada en cualquier cosa como en una fuerza atractiva o concentrada o del eterno Uno en un centro.

Este eterno Uno podra, de una cierta manera, ser bosquejado por la figura de la cifra uno encerrada en un triangulo; El no es sin embargo ninguna figura ni ningn ser mesurable o divisible; mas este Uno es representado as, a fin que la inteligencia puede ser mejor iluminada y pueda reflexionar.17. Esta divina concentracin no es ni grande ni pequea; ella no esta en ninguna parte, no tiene comienzo ni fin, excepto ah donde la ciencia, donde el deseo divino se introduce en una esencia de la contemplacin y de la sabidura por la fuerza atractiva, ah donde El se introduce en la creacin. En cambio, en si misma, esta concentracin o inmodelacion es infinita, y la figuracin de esto es indefinible.

Ella es como la representacin, la inmodelacion o la imaginacin de la inteligencia del hombre, que esta en una continua formacin inmensurable de ideas innombrables que se suceden en ella. Sin embargo en el hombre, estas ideas, en su mayor parte, le vienen de la criatura terrestre, de la fantasa, de la imaginacin o de la inteligencia astral, y no de las potencias y verbos del principio interior de la Sabidura divina.18. Es aqu que nosotros apelamos a que el lector vuelva a llamar a Dios en tanto como entendemos a Dios fuera de la naturaleza y de la criatura no tiene mas que una sola Voluntad nada mas.

Esta eterna y nica Voluntad consiste en eso que El genera y se da a si mismo.

Dios YHVH no engendra mas que a Dios; El engendra nicamente en El mismo, un Padre, un Hijo y un Espritu Santo, para obrar y operar en su Sabidura divina por su solo poder.

19. As como el sol que no es mas que una sola voluntad, una sola accin, que consiste en que El se entrega a si mismo a todas las cosas por medio de su deseo, y penetra y hace germinar y vegetar todo, en fin, da toda potencia toda virtud, el movimiento y la vida; de la misma manera Dios fuera de la naturaleza y creatura es el soberano bien, y el no quiere ni puede dar a todo mas que Dios y el bien.

20. Dios en si mismo, fuera de la naturaleza y la criatura es la ms grande dulzura y humildad. En El no se haya ninguna voluntad ni por un buen o mal afecto, pues no hay ni bien ni mal delante de El. El es, el mismo el solo bien soberano y eterno, el comienzo y el principio de toda voluntad buena y de toda esencia buena. Es imposible que ningn mal pueda penetrar hasta El, en tanto que El es el solo y soberano bien; pues El es por as decir una nada a toda cosa a todo eso que es despus de El.

El es en El mismo la verdadera potencia espiritual y esencial, la ms simple y la ms profunda humildad y la ms grande dulzura y beneficio. El es un movimiento o un sentimiento de Amor, un gusto por el bien del Amor, en el sentido de un dulce engendramiento; un odo dulce a todo lo que es bueno.

21. Todos los sentidos estn en El en una perfecta concordancia y cualificando en una perfecta armona. En El no se halla mas que un delicioso y armonioso movimiento del Espritu Santo, en el juego de la Sabidura divina.

Uno no puede decir aqu: Dios es un Dios de clera, o bien Dios es un Dios de misericordia, pues en El no se halla una causa que le lleve a la clera, ni una causa que le lleve al Amor; pues Dios es el solo y verdadero Amor, El mismo, y es por amor que El se engendra a si mismo en la Trinidad.

22. La primera voluntad eterna e improfundizable que es el Padre, ama a su Hijo, pues El es el corazn y el Asiento de la manifestacin del mismo Padre, su concentracin y su potencia comprensible, en Si mismo.

As como el alma ama a su cuerpo, de igual manera la Voluntad concentrada del Padre ama su potencia y su cuerpo espiritual; pues este es el centro de la divinidad, o el divino Algo en el cual la primera Voluntad o Nada eterna es Algo.

23. El Hijo es la dulce humildad de la primera y eterna Voluntad del Padre; el deseo fuerte e igual de cumplir la Voluntad del Padre pues El seria una nada sin el Padre. Uno lo llama con fundamento, y es esencialmente el colmo del deseo, del gozo y de la delicia del Padre, por eso que se desarrolla en la manifestacin de sus poderes divinos pues El es el tacto, el gusto, el olfato, el odo, y la vista del Padre.

No hace falta sin embargo imaginar que por esto hay diferencias en Dios, pues todos sus sentidos son de una medida igual en la divinidad; El hace poner toda la atencin a eso en lo que sus sentidos provienen y nacen de la naturaleza, en la cual o por la cual el Padre exhala o produce sus potestades de El mismo por hacer una distincin o una separacin en las cualidades y en las propiedades de la naturaleza divina.

24. El Espritu Santo es llamado santo y es una flama del amor divino por eso que El es la potestad que procede del Padre y del Hijo; en otros trminos, es el movimiento y la vida de la primera voluntad del Padre, as como de la segunda voluntad, el Hijo en su potencia. El es el formador, el productor y el conductor en la ciencia o en el deseo que procede del Padre y del Hijo, en la contemplacin o en la Sabidura divina.

25. As, mis queridos hermanos, vosotros pobres mortales, turbados, llenos de incertidumbres, seducidos, cegados por el Espritu de babel y las tinieblas, de la misma manera que por las astucias y la negra envidia de Satn, pongan toda su atencin posible en estas profundas y consoladoras verdades! .

Cuando uno les habla de tres personas divinas y de la Voluntad divina y eterna, sepan que el Seor nuestro Dios es un solo Dios, que no quiere ni pretende ningn mal.

Pues si quisiera algo malo en si mismo, y despus algn bien en si mismo, habra una contrariedad, una divisin en El. Seria preciso pues que en El haya algo que fuera causante de esta contrariedad (contrarium).26. Ahora bien, como no hay nada en Dios que pudiese emocionar ni incitarlo a algo; pues si algo lo emocionara esa cosa estara por delante de El y seria mas que El.

De ello resultara que Dios no estara mas de acuerdo con El mismo y que El estara dividido en si mismo; seria preciso tambin que esa causa estuviese necesariamente en movimiento y por ello tendra un comienzo, ya que se estara moviendo.

27. Pero nosotros os decimos, por la palabra del Uno que el ser divino supremo (en tanto que El es un solo Dios) debe ser considerado como fuera de todo comienzo fuera de todo principio, fuera de todo lugar y tiempo. El mora en la eternidad y nicamente en El mismo. No debe entonces figurarse que El se halle en un lugar distinto o en alguna morada limitada y particular.

Pero t quieres saber donde mora Dios. Pues en la naturaleza y la criatura, y entonces Dios es el todo. Mora en la palabra formada y proferida, en Verbo eterno viviente que el Padre profiere por y en su Hijo. Lo veras, en fin, en la Sabidura divina, su contemplacin eterna que esta escondida y oculta en la naturaleza.

28. Tu me dirs: yo no podra quitar de mi naturaleza ni la criatura; pues si eso me sucediera, yo seria una nada; hace falta que me represente, me imagine, me modele la divinidad por las imgenes, me contento entonces con distinguir el bien y el mal y constatar que El esta en toda criatura.29. Escucha hermano. Dios dice a Moiss: No Haras ninguna imagen de Dios, ni del cielo, ni de la tierra, ni de lo que hay en las aguas.

El quiere hacernos entender y comprender que no es una imagen y que El no necesita de un lugar en que fijarse.

Que uno no debe buscar en otra parte que no sea en su Verbo formado y proferido, es decir en el hombre mismo la imagen de Dios; as que esta escrito: El Verbo o la palabra esta cerca de ti en tu boca, en tu corazn. ROM. X, 8.

Aqu esta el camino el mas seguro el mas corto por el cual el hombre puede llegar hasta Dios.

El hombre es la verdadera imagen de Dios que muera y renuncie a toda imagen y a si mismo; que borre de su corazn todas las falsas imgenes que son amor propio; que abandone todas esas ilusiones de imgenes vanas; que renuncie a todos los disensos y disputas en el mismo.

Que renuncie a la voluntad propia y de todo movimiento propio; que resista a todo deseo propio y se deshaga de toda opinin propia. Que se remita y se confe absolutamente a la voluntad del eterno Uno; solo la verdad y por amor divino, que Dios ha introducido en el hombre despus de la cada por la encarnacin de Cristo. As sea.30. Os he detallado todo esto ampliamente a fin que el lector aprenda a juzgar mejor el primer principio, lo que Dios es y eso que quiere. A fin de que no imaginen que exista una buena y una mala voluntad en Dios fuera de la naturaleza y la criatura. A fin que borren de su mente las imgenes que la criatura ha formado, si quieren meditar y profundizar con certeza lo que es Dios, su Voluntad eterna, su Verbo eterno viviente, si quieren bien conocer el origen del bien y del mal y porque razn Dios se nombra un Dios de clera y un Dios celoso en relacin al mal. A fin que fijen toda su atencin sobre la naturaleza eterna que es el Verbo formado y proferido, concentrado y manifestado; y que mediten despus en la naturaleza temporal que toma una comienzo en la cual la creacin de este mundo terrestre esta encerrada.

31. Nosotros procuraremos dar al lector las ideas mas claras y justas sobre el Verbo de Dios, que el profiere en su omnipotencia, y por ello mostrarle la separacin o la distincin. Nosotros exponemos entonces:

1. Cual es el origen de las diferentes cualidades y propiedades de la naturaleza; de donde provienen la buena y la mala voluntad;

2. A cuyo fin esta diferenciacin o progresin que distingue a Dios de la naturaleza es necesaria e inevitable; 3. Como todas las cosas se relacionan en esta cadena de inevitabilidad y de necesidad.

4. Como el mal, la contrariedad y la perversidad tienen su origen en la criatura.

Capitulo segundo

Del principio del Verbo de Dios eterno y viviente y de la manifestacin del Poder Divino, as como de la Naturaleza y sus diferentes cualidades y propiedades.1. La razn o la inteligencia de la creatura consiste en el Verbo formado, proferido, concentrado y manifiesto. Es por eso que ella es una facultad que forma las ideas, las imgenes, que las combina y se imagina siempre que Dios es tambin una imagen y el El puedo montar en clera y se introduce en las cualidades o en el se encuentra el bien o el mal.

En lo que concierne a este articulo sublime de la Voluntad Divina y eterna, esta dbil razn ha podido imaginarse que Dios ha tenido desde toda la eternidad un propsito deliberado, que El ha hecho una seleccin, una eleccin, sobre si creara o no creara a la criatura.

Que as El tiene un sentimiento vindicativo, a fin de manifestar su Amor y su Misericordia en sus elegidos, y que su clera es una causa que manifiesta y hace conocer su Gracia.

En un cierto sentido y en el fondo, eso es as, pues la clera Divina debe manifestar su gloria y su majestad as como el fuego manifiesta la luz.

2. Pero despus de la cada la infalible razn del hombre no puede casi formarse una idea clara y justa de la Voluntad de Dios, ni de la distincin o separacin del Verbo formado y manifiesto, ni de la criatura.

Pues si Dios no hubiera jams estado obligado a consultar y a deliberar en Si Mismo, como El debe manifestarse, su manifestacin no seria de toda la eternidad, fuera de toda inteligencia y fuera de todo limite.

Seria necesario que la deliberacin tenga pues un principio, y debera ser necesario un motivo, o una causa sobre la cual Dios tenga que deliberar en la Trinidad. Seria preciso que hubiera en Dios estas ideas y estos pensamientos que necesariamente impresos o inmodelados en El, por las formas y por las imgenes, a fin de que El pueda juzgar como y de cual manera El decida operar o no en una cosa.

3. Pero eso es imposible, porque Dios es en Si Mismo El Uno eterno, el primer principio de toda cosa el que se contempla a Si Mismo. Y el aspecto de todos los seres, la primera causa de toda esencia y existencia.

La naturaleza y la criatura toman su origen de su cualidad una y primera.

Que razn podra El tener para deliberar en Si Mismo y con El mismo, sino hay ningn enemigo que le fuese contrario, ni tampoco hay nada antes que El ni despus de El, siendo El mismo todo lo que es y existe, la voluntad el poder y la perfeccin.

4. Si nosotros queremos considerar al Ser inalterable de Dios y comprender lo que El es, eso que El hizo, eso que El quiere, eso que El querr por siempre, nosotros no debemos pensar en una deliberacin, pues es imposible.

El es el principio de todos los seres. En El mismo, el quiere y hace siempre una misma cosa: El se engendra en Padre, en Hijo y en Espritu Santo, en la Sabidura infinita de su contemplacin y de su manifestacin.

Fuera de este engendramiento, la sola voluntad eterna una, divina, improfundizable no quiere ni desea nada en si misma; ella no tiene ninguna deliberacin en si misma sobre cualquier cosa de mas.

Pues, si Dios quiere alguna cosa de mas en El mismo seria preciso que El ya no fuera todo poderoso frente a su voluntad o a su deseo y no podra mas ejecutarla.

Tambin no puede El nada de ms en El mismo, que de creer El mismo, pues todo eso que de toda eternidad por siempre quiere, es eso que es El mismo. Por consiguiente, El es solamente Uno, y nada mas. El es una sola y misma cosa; El no podra ser contrario a Si-Mismo, pues en El nacera una deliberacin, a fin de apaciguar la disputa.

5. Es preciso pensar de igual modo de las cosas que provienen de ese principio eterno que no ha tenido comienzo y considerar que cada Ser, que toma su nacimiento y su existencia de este principio eterno, es un Ser individual, tienen una naturaleza y existencia propia; una voluntad propia que no tiene tampoco nada delante de ella que pueda romper, o hacer cesar de Querer de desear y de moverse.

Pero cuando esta propia voluntad o existencia individual entra ella-misma en una concentracin ajena a su naturaleza, que no es conforme a la Voluntad eterna y universal del Primer Principio, del cual ella es emanada, producida, y tambin su existencia individual, ella tiene una divisin, una desarmoniza, una voluntad separada de la totalidad o de la universalidad de la Voluntad Divina que es una armona perfecta.

As es como nosotros podemos formarnos una idea clara y justa de la cada de Satn y del alma del hombre que consiste en que se han separado de la Voluntad Una, Divina, Universal y se han replegado en su propia voluntad, por una concentracin contraria a la perfecta concentracin y progresin generatriz y creadora de Dios.

Pero, para tener una idea clara y justa, hace falta que nosotros echemos una mirada atenta sobre la causa principal de donde deriva todo esto.

6. Las potencias de la sola cualidad Divina no podran estar introducidas en la divisin o en la separacin, eso no podra tener lugar. El ah no hubiera tenido ni ngeles, ni otras criaturas, no habra tenido tampoco de natural ni de cualidades, ni de propiedades.

El Dios Uno, invisible e incomprensible esta debido a Si Mismo, en la tranquilidad y la armona dulce de la Sabidura y de su contemplacin, que opera en Ella-Misma. Todos los seres no formaran mas que un ser en el cual no habra ni distincin ni separacin.

Uno no puede sin embargo decir que hay all en estas esencias y existencias, sino nicamente una delicia, un gozo perfecto, que opera en la Sabidura eterna Divina. Eso no es sino mas que solo en Dios, y nada mas.

7. Pero si nosotros consideramos la manifestacin divina en todas las cosas creadas, y si nosotros meditamos con atencin la palabra santa, nosotros veremos, nosotros hablaremos y nosotros comprenderemos la Verdad profunda. Esta dicho

(Juan I; 1-3): Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. El estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por El, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho .

8. Esta corta descripcin encierra el fondo total de la manifestacin divina y de la manifestacin natural en el Ser de los Seres.

Pues la palabra comienzo significa el comienzo eterno de la Voluntad inprofundizable del espacio infinito, que se concentra a fin de hallar un fondo, a fin de formar y de hallar la esencia Divina por la cual ella se introduce en la potencia y procede de esta potencia en el espritu, en su formadora, en su modelante en el Espritu una sensibilidad, una comprensibilidad de las potencias infinitas divinas.

Es as que estas potencias eternas, divinas, que estn todas encerradas en una sola potencia son el principio del Verbo.

Pues la voluntad eterna, incomprensible, se concentra en una nica potencia, en la cual todo esto esta oculto es encerrado y es despus exhalado, por as decirlo, de la potencia, por la contemplacin de ella-misma.

Esta contemplacin, esta Sabidura, esta intuicin en ella-misma es el comienzo de la inteligencia eterna o el aspecto de si-misma. Eso es lo que quiere decir la frase: El Verbo era al principio con Dios y era Dios mismo .

9. La voluntad eterna, que es improfundizable, es el comienzo; ella se llama Dios el Padre.

En su concentracin en la potencia, ella se llama Dios el Hijo; y la Esencia ( Ens. ) de la potencia es la ciencia el deseo o la causa de la palabra, es la divisin de la esencia de la sola potencia, tal una reparticin o distribucin de la inteligencia procedente de la potencia divina, distinta y manifiesta.

10. Ahora bien todas las potencias divinas estn en una dulce y gran tranquilidad, en una sola potencia divina; no podra haber ah ninguna voz ninguna palabra ningn sonido sensible, solo un deseo de delicia y de gozo divino encerrado en la potencia nica divina, que no estaba concentrada en una ciencia, en un deseo, en una fuerza atractiva.

El deseo o el gozo perfecto, libre y tranquilo, de la inmensidad imporfundizable se concentra en El-mismo en una ciencia, o en un deseo en Si-mismo, a fin de hacer una formacin de las potencias, a fin de atraer las potencias y de hacerlas entrar en un estado compacto que produzca o forme una palabra, un sonido que fuera sensible; de esto toma su origen el lenguaje de los cinco sentidos.

Todo eso junto es una Sabidura, una contemplacin, una sensibilidad, una comprensibilidad, una sensacin, audicin, un olor, un gusto interno; pero no debemos hacernos la idea de que todo eso es una criatura, es solamente una primera concentracin, una primera sensibilidad espiritual, como los sentidos forman y hacen la sensibilidad natural.

11. Es en este sentido que se debe interpretar la frase: El Verbo (la potencia formada) era al comienzo, Dios .

De esta manera uno puede formarse una idea clara y justa sobre los dos estados la potencia no formada, no concentrada que es expresada por su palabra Al , y la potencia formada y concentrada que es expresada por la palabra Con ; pues la potencia es introducida en alguna cosa, a fin de que halla movimiento.

La palabra Al es tranquila; pero la palabra Con esta concentrada; concentrada y formada; y de la concentracin de esa ciencia o de ese deseo provienen Natura y Criatura, como tambin todo ser y toda existencia.

12. Es aqu donde nosotros debemos fijar atentamente nuestra inteligencia sobre esto que nos puede esclarecer, sobre la distincin que hay entre Dios y la Naturaleza, a fin de que no digamos temerariamente y sin reflexin:

Dios quiere, Dios crea. Esta temeridad, este crimen de hacer motivo de broma la progresin del Espritu Santo y de atreverse a llamar un Satn por el hecho de que la dbil razn turbada por la ceguera y por la perversidad se permita de decir por presuncin, por amor propio y por impiedad:

Dios quiere el mal.

Pues toda mala voluntad es un Satn, dicho de otro modo una voluntad replegada sobre ella misma y concentrada en ella misma por el movimiento del amor propio y del orgullo dispuesta hacer una propia existencia para ella sola , lo cual no es mas que una fantasa un delirio un ser apartado del Ser Supremo que es todo.

13. Yo exhorto as pues muy seriamente al lector a comprender bien nuestra idea y de guardarse de la fantasa y de los sofismas sin conocer el verdadero principio interior. Nosotros procuraremos de desarrollar este principio verdadero.

14. Que el caro lector fije toda su atencin sobre esto de lo cual os dar las ideas mas claras y justas Las potencias son Dios es por ellas que El engendra el Verbo; mas la ciencia, el deseo, la fuerza atractiva divina son el comienzo de lo natural.

Las potencias no podran ser manifiestas sin el deseo o sin la fuerza atractiva divina. Sin esta fuerza atractiva que es la primera cualidad de lo natural, la gloria y la majestad divinas no hubieran sido manifestadas, en su potencia real y esencial, por hacer el gozo y la delicia de la voluntad primera, eterna, de la inmensidad incomprensible.

No habra ninguna luz en la potencia divina si el deseo o la fuerza atractiva que es el primer efecto del movimiento de la naturaleza no se concentrara en si mismo.

As podemos formarnos una idea clara del primer principio de las tinieblas; este principio, o este primer efecto necesario del movimiento crece por su propia progresin hasta tener el abrazamiento del fuego donde Dios se denomina un Dios de clera y un fuego devorador.

La gran separacin, divisin o disolucin, la muerte, as como la gran vida criatura, sensible, comprensible, toma su origen. Si uno es susceptible de una madura y sabia reflexin, puede hacerse una idea real y justa de esto. 15. Nosotros podemos hacernos una analoga utilizando un sirio encendido. El fuego atrae la esencia del sirio y la devora. Esto es tal que la esencia es consumida y muere: ella se transforma as por la disipacin, por la muerte de las tinieblas, o por el fuego, en un espritu o en una otra sensibilidad y en otro movimiento, como nosotros nos podemos convencer por la naturaleza de la luz, que no es otra que el fuego.

Nosotros no notamos una vida verdadera y sensible en el cirio: pero cuando el fuego es encendido, nosotros vemos claramente que la esencia (Ens) del cirio es introducida por el movimiento atractivo de la combustin en un movimiento, en una vida o en una sensacin penosa y sensible, y que, por esta vida penosa y sensible, la nada (El Uno eterno) se vuelve aparente y luminoso e ilumina un gran espacio.

16. Uno puede concebir del mismo modo que Dios introduce su voluntad improfundizable en una ciencia o en un deseo de formar lo natural, porque su potencia deviene manifiesta en la luz y hace la gloria, la majestad, el Reino de la alegra y de la felicidad eterna y perfecta.

Pues si no formase la naturaleza por la potencia divina, todo quedara tranquilo en el Eterno Uno; pero la Naturaleza seria introducida en la afliccin y en esta concentracin, a fin que haya un movimiento en la dulce tranquilidad eterna y que las potencias en el Verbo divino, se volvieran sensibles y comprensibles y formaran una voz, un sonido. Esto seria, mi querido lector, que esto que es eterno se vuelva penoso, tambin puede que la luz devenga penosa, por el fuego, ms la cualidad o la propiedad del fuego da el movimiento al gozo tranquilo y perfecto por la pena.

17. La naturaleza es el rgano o el instrumento de la tranquilidad eterna que la emplea para formar, operar, separar y concentrar ella misma por la alegra y la felicidad perfecta; pues laVoluntad improfundizable manifiesta ah su Verbo por la naturaleza.

El Verbo toma la naturaleza en si, en la ciencia o en el deseo; pero el Eterno Uno, el Dios JEHOVAH no toma ninguna naturaleza as; mas El mora en la naturaleza y por la naturaleza, todo como el sol es y mora en los elementos o todo como la nada es y mora en la luz del fuego; pues el resplandor del fuego produce la nada aparente y luminosa. Uno no debe sin embargo decir una nada; pues esta nada es Dios y es todo; uno habla solamente as, a fin que el lector este en el verdadero sentido y en la justa concepcin de estas profundas verdades.18. La naturaleza con su principio en la ciencia, es concebida de la siguiente manera. Yo hago aqu una comparacin con el fuego y la luz, a fin que el lector pueda, con la asistencia divina, comprender el verdadero sentido y la verdadera inteligencia de estas verdades.

19. Si consideramos a un cirio encendido, t ves un resplandor de la esencia divina y de la esencia natural.

Todo esta mezclado en el cirio, en una misma esencia, en igual medida; uno ah observa la grasa, el fuego, la luz, el aire, el agua, la tierra; de igual forma que el azufre, el mercurio, la sal, el aceite; de donde nacen el fuego, la luz, el aire y el agua.

Uno no puede distinguir diferencias, ni decir: esto es el aire en el cirio. Uno ah no ve ninguna causa de azufre, de sal o de aceite; uno dice esto es alguna cosa con grasa y eso es verdad. Mas todas estas propiedades estn encerradas en el cirio encendido; sin embargo ellas no estn en un conocimiento de sus diferencias pues ellas estn todas en una misma medida en la temperatura divina.20. De igual forma, esto nos da una idea exacta del Ser de los Seres, del Eterno Uno, de Dios oculto, fuera de la ciencia o fuera del deseo eterno, fuera de la potente manifestacin de su Verbo.

Todas las potestades estn en la temperatura en Dios JEHOVAH, que no ha tenido comienzo y es incomprensible.

Pues es as que comienza la manifestacin: La voluntad eterna que es el Padre de todos los seres y de todo principio se concentra en la Sabidura en una inteligencia para ser su propio centro manifestando su potestad o potencia en la temperatura y se concentra en la exaltacin; ella procede de ella-misma por la ciencia para formar la separacin o la manifestacin de las potencias que aparecen en El Eterno Uno como su aspecto eterno, y a fin que este Eterno Uno sea distinto, visible, separado, sensible, esencial y volverse sensible.

21. Y es en esta ciencia que comienza la naturaleza eterna y en la naturaleza eterna comienza el Ser. Sea bien entendido, un Ser Espiritual, el Gran Misterio (Mysterium Magnum) que es el Dios manifestado, o la Manifestacin divina. Es a este Ser que se relacionan las diferentes apelaciones de Dios en las Sagradas Escrituras, que dice:

Dios es bueno;

Dios es colrico y celoso;

Dios no puede querer mal;

Dios endurece su corazn, a fin que ellos no

crean y no sean salvos;

No hay, ni se hace ningn mal en la ciudad que

el Seor no permita;

Esto es porque yo te he suscitado, a fin que yo te pueda demostrar la potestad de su clera.

En fin, toda la eleccin de bien y de mal, todas las oposiciones de las que habla La Santa Escritura, tal la gran diferencia del bien y del mal en la creacin, en las buenas y malas criaturas, que uno puede observar tanto en los metales, en la tierra, en las piedras, en los rboles y en los elementos; todas estas divergencias, digo yo, toman su comienzo y su origen en la ciencia o el deseo atractivo.

22. En la Naturaleza, lo uno esta tambin opuesto a lo otro a fin que lo uno sea contrario a lo otro y enemigo de lo otro. Esto no es sin embargo porque las criaturas se tornan mutuamente en odio y en enemistad, pero para que ellos se mantengan en movimiento y por su combate y su manifestacin as expresada, de tal forma que El gran misterio entre en diferencia y en separacin y que haya de esto una exaltacin perfecta de gozo y felicidad en el Eterno Uno.

A fin que la nada pueda operar o tocar por decirlo de algn modo, en alguna cosa, el Espritu de Dios se introduce, desde toda la eternidad en un tal misterio espiritual por la contemplacin de si-mismo, en si-mismo.

El Espritu introducido en este misterio en un comienzo de creacin y en un tiempo, y eso concentrado en un movimiento de los cuatro elementos y en un Ser; venido por esto, con y en el tiempo, visible y material esto que es y que estaba en un estado espiritual e invisible.23. El mundo, el sol, las estrellas y los elementos son la imagen fiel del mundo espiritual, as como el misterio productor de los cuatro elementos.

Nosotros vemos que el sol brilla en la profundidad de este mundo y que sus rayos encienden la esencia (Ens) en el Gran misterio, en el espritu del mundo (spiritus mundi), en el azufre, en el mercurio y en la sal; en esta esencia, el fuego mgico es desarrollado, y esto es de lo que el aire, el agua y lo que es terrestre toman su origen.

Pues el solo Elemento se divisa en el Gran misterio del mundo exterior en cuatro elementos, que son, a decir verdad, ya en el misterio anterior, mas ellos estn sellados, escondidos, el uno dentro del otro y encerrados en una sola esencia o en un solo ser en la ciencia, en el deseo, en la impresin magntica, en el gran misterio.24. Ahora bien, de igual modo que la potencia, la virtud y los rayos del sol desarrollan el misterio del mundo exterior, a fin que de ello provengan las plantas, los minerales y las creaturas, de igual modo ese misterio del mundo exterior es la causa de que los rayos del sol alumbren aqu y se desarrollen as.

Si el Gran Misterio-en el azufre, en la sal y en el mercurio de la cualidad espiritual-no hubiera podido encerrarse en el espritu del mundo exterior y material, de otro modo dicho en la ciencia, en el deseo magntico de las potencias de las estrellas-deseo que es una quintaesencia superior a los cuatro elementos-los rayos del sol no podran ser manifiestos.

Puesto que el sol es muy sublime y de un grado muy profundo y muy interior en la naturaleza que el misterio del mundo exterior, mas sublime que el espritu del mundo (spiritu mundi) en el azufre, en la sal y en el mercurio, en la quintaesencia de las estrellas, el penetra en el misterio del mundo exterior, el enciende, el pone en movimiento y se enciende a si el-mismo, a fin que sus rayos devengan gneos por el fuego; pues ellos no serian gneos, sin la ciencia o sin la fuerza atractiva, en el misterio de este mundo.

25. Y, de igual forma en que el sol se introduce fuertemente en la ciencia, en el misterio o en los tres primeros efectos del movimiento de la Naturaleza-que son el azufre, el mercurio y la sal-a fin de abrazarse y de manifestarse en ellos, de igual forma la ciencia lleva fuertemente su deseo hacia el sol, como hacia su Dios Natural, por la quintaesencia de las estrellas y por los tres primeros efectos del movimiento de la Naturaleza.

El sol es el alma del Gran Misterio en el mundo exterior elemental; esto es una semejanza del Dios oculto interior.

26. Uno debe as observar que las estrellas son igualmente vidas y hambrientas de la virtud del sol y que ellas introducen su ciencia por una propiedad magntica en el espritu del mundo, en los tres primeros efectos del movimiento de la naturaleza; ellas atraen en ellas la virtud del sol, mientras que el penetra as muy fuertemente en ellas, a fin de recibir su ciencia. Esto es porque las estrellas reciben su luminosidad del sol y de su virtud, a fin de que en su movimiento ellas comuniquen su virtud encendida y vivificada a los cuatro elementos como fruto de su atraccin.

En calidad y operacin as las unas en las otras, ellas son la manifestacin, la vida, la virtud, as como la distraccin las unas de las otras, a fin que una propiedad no se eleve por encima de las otras.

27. Es as que el Dios supremo ha manifestado y proferido toda cosa en un tiempo, y representado la eternidad en un tiempo por una figura que es la reensemblanza de su propio Ser, por su Verbo eterno, por el Gran Misterio que es todo espiritual.

Toda la vida creatural toma su nacimiento y tiene su reino, ecepto los ngeles y los espritus eternos, as como el alma interior del hombre verdadero. Esto proviene de la ciencia de la naturaleza eterna, que no ha tenido comienzo, como lo hemos explicado antes.

28. Ahora bien, procuremos tener una idea clara de esta analoga.

Dios es el sol eterno, el nico y soberano Bien eterno. Pues El no seria manifiesto en su potencia solar en su majestad divina sin la naturaleza espiritual. El no se manifestara fuera de la naturaleza eterna; pues fuera de la Naturaleza no hay nada donde Dios se pueda manifestar en su potencia, puesto que El es el comienzo de la naturaleza.

El Eterno Uno no se introduce sin embargo en este eterno comienzo de la Naturaleza con la mira de devenir o de ser alguna cosa de mal, pero a fin que su potencia pueda entrar en distincin, en separacin, en comprensibilidad, a fin que haya por as decir, un juego en El, un movimiento donde las potencias juegan juntas en su manifestacin las unas con las otras, en su encuentro y en su camino, ellas mismas por su juego de amor y de lucha, a fin que el gran fuego inmenso del Amor sea manifestado y eficaz en el nacimiento y en el lugar de la Santsima Trinidad, y que estas puedan operar en la naturaleza eterna.

29. Quisiera haceros una analoga en la naturaleza del fuego y de la luz.

El fuego, por su movimiento sufriente, nos hace conocer la naturaleza en la ciencia o en el deseo que es atractivo. Y la luz, por su movimiento dulce y benfico, nos hace conocer el fuego divino del Amor.

Pues la luz es as un fuego, pero un fuego que se derrama y se da en toda cosa, y en esto a que ella se da se halla la esencia de la vida; o, en otros trminos, un aire y un agua espiritual. En esta agua aceitosa reside la vida del fuego, del amor y de la luz, puesto que ella es el alimento de la luz.

Pues as la luz fue encerrada y comprimida y el agua espiritual no puede separarse de la naturaleza gnea y de su propiedad gnea, ni se resuelve en ella, por la nada, como por la inmensidad incomprensible, pues ella se apagara al instante.

Pero, en su resultado, en o por la inmensidad del espacio infinito, donde el principio eterno es encerrado, digo se resuelve, por la temperatura, donde todas las potencias son encerradas en una sola potencia la luz o el fuego de amor atrae en ella dicha agua espiritual para alimentarse de ella; esta agua resuelta deviene mas bien un aceite, o una quintaesencia (tinctura), dicho as una virtud del fuego y del brillo de la luz.

30. As es como encontramos el gran secreto (arcanum) de saber alimentarse espiritualmente.

Queridos hijos! Si ustedes conocieran este secreto, poseeran la fuente y el principio de todo secreto y del Ser de todos los seres.

Es de esta agua de la cual habla Cristo, es ella la que El quiere darnos de beber, es el agua de la Vida Eterna.

Juan IV; 14.

Esta no es el agua exterior del fuego exterior de la luz; sino que es el agua interior, generada y producida por el fuego divino, la luz, del cual el exterior es la imagen.

31. As, pongamos empeo en comprender bien este smbolo.

Este es el solo y eterno Bien, el Verbo del Santo lenguaje mental, que el Santo de los Santos, JEHOVAH, habla y profiere de la temperatura de su propia esencia y de sus potencias divinas en la ciencia o en el deseo de formar la Naturaleza; El profiere este Verbo, en la ciencia o en el deseo de la distincin o de la separacin, o de la contrariedad de la naturaleza, con el solo fin de que sus Santas potencias sean distintas o separadas, y lleguen al esplendor de la majestad; pues ellas deben ser desarrolladas y manifestadas necesariamente por la naturaleza del fuego.

La voluntad eterna, que se denomina y es el Padre, conduce su Hijo, o su Corazn, es decir su potencia, por el fuego, a un gran triunfo de gozo y de felicidad perpetua.

32. La muerte esta en el fuego; la Nada Eterna se abandona o se renueva, por as decir, por un instante, al movimiento penoso del fuego, y de este abandono se desarrolla una vida santa. No es que esto sea propiamente una muerte; mas esto es por la prueba del fuego que la vida del amor eterno nace y se manifiesta.

La nada, la Unidad eterna de la cual uno no puede conocer nada, toma as en ella misma una vida eterna, a fin de volverse sensible y comprensible por la Naturaleza. Mas esta Unidad, al instante donde ella sortea la prueba de fuego, es como una nada, tal la luz que, aflora del fuego, alumbra y brilla, no es sin embargo mas que una nada, que una dulce potencia, que se comunica y opera.

33. Es as que en esta separacin de la ciencia o del deseo atractivo, nosotros podemos comprender como el fuego y la luz se separan y como la Naturaleza eterna se diversifica por el fuego.

Es en el fuego que Dios dijo: Yo soy un Dios de clera y celoso, un fuego consumidor; pero ese fuego no es llamado el Dios Santo. Esta es su clera, su celo, pues es una consuncin, una fuerza devoradora de lo que la ciencia o el deseo atrae en la separacin, en la ciencia.

34. Es aqu mismo que una particularizacin de la ciencia, o en el deseo se eleva o se enorgullece en su existencia, hasta hacerse una voluntad propia, desligada por as decirlo, de la Voluntad eterna, a fin de situarse por encima de la dulce y humilde temperatura divina, concentrndose en ella misma e introducindose en el movimiento del amor propio y de la propia fantasa.

Lucifer y el alma de Adn se separaron as de la Voluntad eterna y universal; lo cual aun llega a nuestros das en la ciencia, en el deseo o en la voluntad del hombre, o en la naturaleza de la cualidad de su alma, por su engendramiento, el nace de los hijos de la falsa ciencia, del falso deseo, desnaturalizados, de la raza diablica, orgullosos, de las especies de ortigas y de cardos que el Espritu de Dios conoce, y de quien Cristo dijo: Juan X; 26: Que ellos no son sus ovejas, que solo son Hijos de Dios aquellos de quienes el alma no es engendrada por la carne ni por la voluntad de un hombre, sino por Dios; en otras palabras, por la verdadera ciencia divina de la temperatura eterna de la cual proviene el brote del tallo del fuego del amor: Juan I; 13.

Es en la ciencia o en el deseo corrupto de Adn pues todo es deseo y fuerza atractiva en la Naturaleza eterna y temporal que Dios ha reintroducido su fuego de Amor en Cristo, que El ha arraigado de nuevo al hombre en la temperatura divina del fuego, en la ciencia o en el deseo de la libre Luz divina, de la cual nosotros hablaremos a continuacin.

35. Es as como nosotros podemos formarnos una idea clara y justa de las dos esencias o de los dos seres que se hallan y desarrollan dentro del abrazamiento del fuego, el uno dentro del fuego y el otro dentro de la Luz. Por consecuencia podemos tambin concebir dos principios que evocaremos, por analoga, en lo que concierne a Dios. El se denomina y es nicamente Dios por relacin a la Luz, en las potencias de la Luz dentro de las cuales la ciencia o el deseo es igualmente manifiesto; ah todas las cualidades y propiedades de las potencias sometiendo sus voluntades, sus deseos o sus movimientos a una sola Voluntad, dentro de todas las cualidades y propiedades.

Todas esas cualidades y propiedades se mueven all por el deseo de las unas dentro de y contra de las otras, dentro de un gran Amor; ah, cada cualidad y cada propiedad desea gustar de la otra por un gran y ardiente amor. En fin, todo eso a un tiempo no es ms que una potencia dulce y benfica que penetra todo e influye sobre todo en su introduccin por la separacin o por la divisin de la ciencia del deseo, en diferentes colores, virtudes y potencias a fin de manifestar la Sabidura infinita de Dios.

36. Nosotros para hacernos una imagen, consideremos con atencin la tierra. En primavera, las plantas retoan, los rboles florecen, y en su estacin llevan bellos y dulces frutos, en la ciencia o en el deseo de la temperatura y de la armona divina en buena parte de la tierra.

Por el contrario observamos que dentro de la ciencia o el deseo del fuego gneo y demasiado ardiente, por la constriccin demasiado fuerte de la tierra, o por la maldicin que el Seor ha pronunciado a causa de la cada de Satn y del hombre, reserva hacer pasar esta tierra por la copela dentro de su horno, de ello no se produce mas que frutos enfermos, los espinos y los cardos; lo cual tiene sin embargo algo bueno oculto en ellos a causa de su origen; pues la temperatura se encuentra latente en ellos en la quintaesencia, pero debe ser separado en este mundo terrestre.

38. Pues de la ciencia o del deseo divino del Amor ninguna criatura tomara nacimiento, ni existencia, ni seria procreada; pero la criatura debe tener en ella obligatoriamente el triangulo gneo del fuego penoso; en otras palabras, ella debe tener una voluntad propia, un deseo propio, tal una parcela, una ciencia, un deseo separado y exhalado o que esta separado como un rayo de la voluntad primera eterna y universal, de la temperatura divina espiritual que es la Voluntad eterna, improfundizable. Ella surge donde el Verbo de las potencias se separa por y en el fuego, y despus del fuego en la Luz.39. Es ah donde los ngeles y el alma del hombre toman su origen del comienzo de la ciencia gnea del comienzo eterno de la Naturaleza; esos rayos de la ciencia gnea deben volver a la temperatura, o a la armona divina de la Luz que es la universalidad. Entonces cuando esos deseos atractivos se alimentan de la quintaesencia (Tinctura) del fuego, de la que es el agua espiritual en la cual el fuego se vuelve una fuente de gozo y de felicidad perfecta.

40. Pues el agua espiritual es un suavizamiento, una amortiguacin continua de la ciencia o del deseo gneo; por ella y por el fuego del Amor, ese deseo gneo se transforma en una temperatura. Entonces no se vuelve mas que una sola Voluntad, que es la de amar todo eso que surge de este mismo tallo; es bajo esta luz que nosotros debemos considerar a los ngeles de Dios y al alma bienaventurada del hombre, que toma su origen en la ciencia del fuego. En esta ciencia, la luz divina penetra instantneamente y ah brilla a fin que haya un deseo, una hambre continuo de alimentarse de la potencia y del Amor de Dios, y que nos sirva este suavizante; por eso, el fuego gneo y ardiente del triangulo es cambiado y transmutado en pura santidad, en un Amor y en gran alegra y felicidad.

Pues nada puede existir, ni durar eternamente, que no tenga su principio o su origen en la Voluntad eterna e improfundizable que tiene su origen en la ciencia o en el deseo gneo del fuego del Verbo divino, como nosotros explicaremos a continuacin.

Capitulo tercero

De la introduccin de la ciencia o del deseo gneo dentro de las formas por la esencia y por la naturaleza; como la ciencia se introduce en el fuego; de donde proviene la multiplicidad de los seres.

La puerta del gran misterio

De todos los secretos1. Cuando Moiss hizo la descripcin de la creacin del mundo, el dijo:

Dios dijo que se haga y hubo Gen.I; 3; despus dice: Al principio

creo Dios los cielos y la tierra Gen.I; 1; y esta escrito tambin: Juan.I; 1-2 Dios ha hecho todo por su Verbo.

2. Estas palabras encierran el fundamento profundo de la ciencia. Pues de toda la eternidad no hubo nada ms que Dios, en su Trinidad, en su Sabidura y en su contemplacin, como ya lo hemos dicho. En esta Sabidura, no hay ms que la ciencia o el deseo; no hay ms que el Verbo, la palabra, la emanacin, la formacin, la introduccin en las cualidades y en las propiedades.

La concentracin o la atraccin es la palabra CREA, y la ciencia es el comienzo del movimiento tendiente a la separacin o a la divisin de la temperatura divina, pues todo el fundamento de la creacin esta encerrado en estas palabras: DIOS CREA POR EL VERBO.

El Verbo o la Palabra resta en Dios y surge de El-Mismo en una divisin por la ciencia; esta divisin se comprende as:

El deseo es eterno en el Verbo, pues tiene su origen en la voluntad eterna.

En el Verbo, esta ciencia es Dios, y en la divisin, en la concentracin de las potencias, es el comienzo de la naturaleza.

3. Es necesario observar que todos los efectos necesarios, inseparables del movimiento o todas las siete cualidades de la Naturaleza son indisolubles en la Naturaleza. No se puede decir que haya ah un primer, un segundo o un tercer efecto. Todos los siete efectos forman un movimiento momentneo, instantneo, simultaneo como el del pensamiento. Uno no les da as sino la progresin de los nombres que por expresar el sentido de esta progresin del movimiento de la Naturaleza, en estas siete diferentes cualidades; mas claro y mas inteligible para el lector. Estos siete efectos son por otra parte todos espirituales en la Naturaleza eterna y solo son palpables y materiales nada ms que en la Naturaleza temporal. La primera cualidad, forma o propiedad es la AVIDEZ; ella es la concentracin o la atraccin de ella-misma; que es hambre. Las formas o los efectos que resultan necesariamente de esta atraccin son los siguientes:

1- Ella forma las tinieblas, pues la concentracin de ella misma ensombrece su libre voluntad, o la vuelve por as decirlo turbia y tenebrosa por la ciencia o el deseo atractivo.

2- Ella es la causa de la dureza, de la densidad pues eso que tiene de atractivo es duro y severo. Pero no debemos hacernos de esto sino una interpretacin espiritual de estas palabras pues en la eternidad todo es espritu. 3. Ella es la causa de la aspereza.

4. Ella es la causa de la frialdad o de la propiedad del fuego fro.

5. Ella es la causa de toda esencia, de toda realidad o palpabilidad, de todo lo que cae bajo los sentidos. Ella es El gran misterio, la madre de todas las sales y la raz o el principio de la Naturaleza; en una palabra, en el Misterio, ella es llamada Sal. Ella es as una acritud espiritual, surge de la clera divina, de igual manera que ella es la fuente de la alegra y de la felicidad, en la temperatura divina.4. La segunda forma o cualidad de movimiento de la Naturaleza en la ciencia o en el deseo atractivo es el Aguijn del Movimiento, o la vivacidad, o la agudeza de la sensibilidad; esta es la atraccin misma. De ah nace la sensibilidad, la sensacin, el sentimiento.

Pues, mas la avidez se imprime, mas el aguijn de la atraccin se vuelve agudo, fuerte y vivo como una especie de furor, de turbacin, una fuerza perturbadora y destructiva.

Su divisin o su separacin, en formas, o efectos diversos se producen as:

Ella se divide en una sensacin amarga, penosa, dolorosa, inquietante; en un comienzo de la voluntad contraria a la de la temperatura divina; en una causa de la vida espiritual y tambin en una causa de movimiento.

Esta cualidad es el Padre o el principio de la vida Mercurial en los vegetales y en los animales. Ella es la causa de la volatilidad de los sentidos

de los sentidos que vuelan, por as decirlo, de un objeto al otro -. Ella es tambin causa de los gozos y la alegra en la Luz; en fin ella es causa de contrariedades repugnantes y enemigas en la fuerte impresin de la dureza o de la densidad de donde nacen la discordia y la voluntad propia y contraria a ella-misma.5. La tercera cualidad la Angustia que nace de la Contrariedad, de la Avidez y de la Amargura del Aguijn. Ella forma una esencia (Ens.) de la sensacin del sentimiento, pues ella es el comienzo de la esencia, de la inteligencia, la raz o el principio del fuego y de toda pena y dolor. Ella es un hambre y una sed de recobrar la libertad de la inmensidad incomprensible; ella es una manifestacin de la Voluntad eterna improfundizable en la ciencia donde la voluntad se introduce en las formas espirituales; ella es una causa de la muerte, del nacimiento o del principio de la muerte, de donde no proviene sin embargo una muerte propiamente dicha; sino mas bien el comienzo de la vida de la Naturaleza. En fin, ella es la fuente, la raz o el principio mismo, donde Dios y la Naturaleza son distintos uno del otro esto no es que una forma de separacin - , mas afn que a causa de la temperatura en la Divinidad que nace, esta tercera cualidad o forma de la Naturaleza, la vida sensible y comprensible, de donde la creacin ha tomado su principio.

6. Estas tres formas o cualidades de la Naturaleza, descriptas de la siguiente forma:

La Avidez

La Amargura del Aguijn La Angustia. Son los tres primeros efectos en la ciencia con el deseo de la sola Voluntad eterna que se llama y es el Padre de todos los seres. Esos tres efectos toman su origen o su principio en la ciencia de la Trinidad de la Divinidad.

7. No es necesario imaginarse que esas cualidades son Dios, pero puede formarse una idea clara que ellas son su manifestacin operada por su Verbo de potencia, de esta forma

1- La Avidez es el comienzo de la fuerza y la potencia; es el principio de donde todo proviene; es el poder de la cualidad del Padre en su Verbo.

8. 2- La Amargura del Aguijn resiste a la atraccin de la Avidez; ella es el comienzo de la vida. Ella toma su origen o su principio de la cualidad del Hijo en el Verbo; pues ella es la causa de todas las potencias y de todas las divisiones; de igual manera que del sonido, de la palabra, de la inteligencia y de los cinco sentidos.

9. 3- La Angustia toma su origen de la cualidad del Espritu Santo en el Verbo pues ella es la causa de dos fuegos, del fuego de la Luz y del Amor Divino y del fuego penoso y doloroso. Ella es el principio de la vida de la criatura por la alegra y la felicidad; de igual forma que ella es el principio de la muerte por el dolor. Ella es tambin la raz y el principio de toda vida de la ciencia o del deseo de la sola Voluntad eterna.10. Estos tres primeros efectos o cualidades del movimiento de la Naturaleza son denominados: Sal, Azufre y Mercurio, en la vida eterna segn la cohesin o segn la atraccin en la creacin, all donde la vida espiritual es introducida en una Naturaleza visible, material y palpable que recae sobre los sentidos. Esta materia esta en toda cosa; ella esta en la vida y en la carne de los animales y en los vegetales de la tierra, tanto espiritualmente, como corporalmente, sin ninguna excepcin. Pues todos los seres de este mundo ah son encerrados, as como nosotros lo vemos y lo comprendemos desde la inteligencia.

11. Pues as es como la invisibilidad, el mundo espiritual se introduce en un ser visible y palpable que recae sobre los sentidos por estos tres primeros efectos o primeras cualidades del movimiento de la Naturaleza:

Espiritualmente, segn la Naturaleza de los espritus, y corporalmente o de manera tangible, segn la naturaleza de los cuerpos.

Toda la tierra con todas las materias, as como los astros con los elementos all toman su origen.

Pero hace falta ir mas lejos y considerar a todas las siete formas como inseparables del movimiento de la Naturaleza, no del movimiento exterior, como cuando un cuerpo posee al otro por su gravedad, sino del movimiento interior espiritual que forma la esencia y la vida de todo ser.

12. La cuarta forma o cualidad de la Naturaleza en la ciencia, es el Fuego Abrazador donde la luz y las tinieblas se separan cada una en un principio particular; es as como la luz, as como la vida eterna, toman su origen en la sensibilidad y en la afliccin de las tres primeras causas del movimiento de la Naturaleza o en la verdadera separacin entre la angustia y la alegra de la libertad; de esta forma se produce.13. La Voluntad primera y eterna que es Dios, fuera de la Naturaleza y de la criatura, se concentra en ella misma para formar su propio centro o asiento, por y en el engendramiento o generacin de la Santsima Trinidad. Ella se introduce por la ciencia o por el deseo en la potencia, y por la potencia en el Verbo generador y creador, que es una voz o un sonido sensible y esencial, a fin de manifestar las potencias infinitas. Ella se introduce despus en el deseo para desarrollar la sensibilidad y la compresibilidad de esas potencias; en otras palabras, ella se introduce en los tres primeros efectos del movimiento, a fin de desarrollar y de manifestar la Naturaleza como nosotros hemos descripto antes.

14. Pero cuando la voluntad se introduce en la angustia - segn el comienzo de la naturaleza - es decir en el principio de la vida espiritual, ella se concentra de nuevo en si misma por el deseo de la libertad, a fin de ser libre y salir de la angustia. La voluntad eterna lleva en si- misma la libre inmensidad incomprensible, la temperatura de la alegra divina de la sabidura; esta temperatura es dulce y deliciosa en su libertad.

Por esta concentracin en si-misma, nace en ella una gran claridad, un brillo sutil en la angustia, de suerte que la afliccin y el dolor se espantan, por as decir de la gran dulzura que ah se hace sentir en su abandono ella misma como a un gran estremecimiento; de la vida contrariante y venenosa del cual la naturaleza toma su origen, su principio o su comienzo. Pues, en esta claridad, o brillo del fuego, nace la muerte; la avidez se concentra en esencia por esta claridad del fuego y forma un agua espiritual mercurial. De esta agua, por la impresin o la atraccin en el comienzo de la creacin de la tierra, son provenientes los metales, los minerales, as como el agua del mercurio y del azufre de donde nacen los metales y las piedras preciosas.

15. Esta agua o claridad del fuego que, en los tres primeros efectos del movimiento de la Naturaleza, en la avidez, en la amargura y en la angustia, segn su impresin tenebrosa, forma la vida contraria, enemiga y terrible de la clera divina que turba, consume y devora. Es de esta que proviene el abrazamiento del fuego o la esencia de la afliccin.

Segn esta impresin tenebrosa, ella es denominada y es el infierno o la caverna, pues ella es en si-misma una vida afligida, concentrada en ella misma que no es sensible y manifiesta mas que en si-misma; uno la denomina pues con razn una caverna oculta y tenebrosa en frente de la inmensidad libre, luminosa e incomprensible en su profundidad sin profundidad.

Esta caverna no es manifiesta en la luz y no deja de ser la causa del abrazamiento del fuego de la luz.

Ella moran una en la otra, como la noche en el da, como dos cosas distintas.16. Uno no puede concebir sino con una atencin fija y constante, de que manera el fuego se abraza y se enciende por los tres efectos del movimiento de la Naturaleza.

Eso se produce, por la conjuncin de estos tres efectos en una concentracin donde reinan la turbacin, la contrariedad y la clera; por otra parte, por la oposicin, por la dulce libertad de la esencia (ENS) en la temperatura de la eternidad, donde el Amor y la clera penetran el uno dentro del otro.

Pues, cuando alguien hecha agua en el fuego, se produce un estrpito; esto es igual cuando el Amor entra en la clera y la modera y la suaviza.

En el Amor el estrpito es un comienzo del esplendor de la luz donde el solo Amor se vuelve sensible, resplandeciente, majestuoso; el es ahora el comienzo de la alegra, de la felicidad espiritual perfecta; as como la luz se vuelva resplandeciente dentro del fuego.

La divisin o separacin de las potencias, en su comienzo, es as encerrada en este Amor donde las potencias se desarrollan y se manifiestan emanando por as decirlo de este resplandor del fuego. De all nacen las diferencias sensitivas, el gusto el olfato. Uno puedo formarse de esta manera, una idea clara de eso que expresa la naturaleza del fuego doloroso en los tres primeros efectos del movimiento de la Naturaleza, considerndolos, por un momento, como separados, aunque, en su progresin, se los denomine siete, ellos son inseparables y su movimiento es instantneo; el uno o el otro estn ora dominando, ora sumisos a otro, que lo es tambin en su turno por otro; esto es porque, para decirlo propiamente, no se puede denominar a uno primero o a otro segundo, etc.17. Pues: 1. La avidez atrae, imprime y devora.

2. La amargura es el aguijn de la afliccin y del dolor, por ser atractiva y desea vivamente la libertad de la inmensidad.

3. La angustia que nace es la muerte y al mismo tiempo la nueva vida del fuego; este ltimo es el cuarto efecto necesario o el movimiento atractivo de la naturaleza, pues la angustia es la madre del azufre.

La esencia del amor (Ens.) da una esencia de alivio o de suavizamiento a la madre del azufre, a fin de formar una nueva vida; de donde el esplendor del fuego se origina.

As nosotros notamos como la luz es benfica y dulce y el fuego es penoso y devorador; por consiguiente, nosotros podemos concebir que el principio de la luz surge o proviene de la temperatura de la Voluntad eterna divina, de la inmensidad del Amor, el cual es Dios. Mientras que el principio del fuego puede ser considerado como surgido y proveniente de la voluntad regente en el Verbo, en otras palabras, de la ciencia o del deseo, por la impresin magntica o por la introduccin en los tres primeros efectos del movimiento de la Naturaleza.

18. El reino de Dios esta encerrado en la luz, es el reino del Amor: La fuerza y la omnipotencia divina esta encerrada en el fuego; esto es la vida espiritual de la criatura.

La muerte, el infierno y la clera divina, as como la vida de la angustia y del movimiento venenoso, estn encerrados dentro de las tinieblas; as podemos formarnos una idea considerando con atencin el movimiento en los minerales, en los metales y en las criaturas del mundo creado, exterior.

19. Yo exhorto as al lector a no entender ni interpretar en forma terrestre el sentido sublime, espiritual y sobrenatural cuando yo hablo de Dios y de la generacin del Gran Misterio; puesto que no indico ni desarrollo mas que el principio de donde surge o proviene lo que es terrestre.

Es necesario que yo repita as esto, a fin que el lector comprenda y reflexione mejor, y que el eleve su espritu hacia el principio interior; pues por defecto de expresin, yo recurro a nombres terrestres para denominar eso que es solamente Celeste, sirvindome de analogas resultantes de procesos terrestres que toman su origen y provienen de lo Celeste.

20. El fundamento de todos los secretos esta encerrado en la naturaleza del movimiento abrazador del fuego, pues el resplandor de este abrazamiento se denomina en la naturaleza Salitre (Sal nitri ); esta es la raz de todas las sales de las potencias, una separacin de la naturaleza donde el deseo atrae y se divide en una infinidad de esencia y de seres, no deja de haber a si mismo, por lo dems separacin dentro de las esencias. El Espritu de Dios se expresa, por as decirlo, en el abrazamiento del fuego - bien entendido, del fuego mgico interior - de la manera que el aire surge del fuego y all toma su origen.

Pues es ah donde el nico y verdadero elemento toma su origen; este elemento se desarrolla o divide en cuatro elementos en el mundo exterior.

21. La divisin o la separacin se hace al instante, en un abrir y cerrar de ojos, por as decirlo, el resplandor del fuego y de la luz.

El espritu se separa y se eleva; el se eleva en la ciencia o el deseo del fuego de las potencias que surgen del resplandor del fuego como una vida nueva, ella no es sin embargo una vida nueva, pero ella toma solamente as a la naturaleza.

La esencia del Amor (Ens.) resta al medio como centro del Espritu y da un aceite (esto debe entenderse en forma espiritual); en este aceite, la luz vive y se alimenta, pues ella es la esencia (Ens.) del Amor ardiente del fuego.

De esta esencia (Ens.) del fuego del Amor, la quintaesencia (Tinctura), el agua espiritual, la virtud del fuego y de la luz se eleva con el Espritu; su nombre es Virgen Sophia. IV Esdras; XIV, 39 y siguientes.22. Mis queridos sabios! Si vosotros conocierais esta agua espiritual, eso seria para vosotros muy saludable.

Esta agua es la verdadera humildad, ella transmuta a todo enseguida por la temperatura, que es de nuevo atrada por la luz; pues ella es el alma de la luz, segn el Amor, y el fuego, o mas bien el alma del fuego en el macho, como cualidad del Padre.

Es en ella que son encerradas las dos quintaesencias, (Tinctura), el masculino y la femenina, los dos amores que son Divinos en la temperatura, que han sido separados en Adn, cuando su imaginacin salio de la temperatura, pero han sido reunidas en Cristo.

23. Oh mis queridos sabios! Entended bien en este sentido, pues la perla del universo ah esta escondida y encerrada. Eso es bastante claro e inteligible para los nuestros, y nosotros no debemos echar la perla a los animales.

24. La tercera separacin del fuego proviene de la extincin del fuego por la esencia de los tres primeros efectos necesarios del movimiento de la Naturaleza, del Espritu del azufre, de la sal y del mercurio. Esta esencia se hunde abajo como vida sensible y muda; este es el espritu del agua, de donde el agua material del mundo exterior toma su origen. En esta agua material los tres primeros efectos del movimiento de la naturaleza han producido por su operacin los metales, los minerales y la tierra, por la cualidad o la propiedad del Salitre (sal nitri).

Pero se debe comprender tambin las esencias superiores de la impresin de la esencia del Amor, como eso aparece en los metales puros y nobles y en las piedras preciosas.

Este principio del salitre esta puesto en movimiento y desarrolla por el sol, una vida vegetativa; eso es claro e inteligible para nosotros. Este principio esta por otra parte escondido y oculto a causa de la maldicin. Nosotros nos contentamos y con razn, de eso que nos regocijara eternamente, y nosotros no debemos inspirar al animal una falsa alegra de mono; pero nosotros procuraremos indicar despus eso que nos es tan saludable.

25. La cuarta separacin entre las tinieblas, donde todos los seres son tambin puestos en movimiento y encerrados, tambin lo son en el mundo de la luz y en el mundo exterior terrestre.

Ms todos esos seres del mundo tenebroso viven, en la fantasa, segn sus diferentes cualidades y propiedades. Nosotros no debemos aqu decir mas nada, a causa de la temeridad de los hombres.

Nosotros diremos sin embargo a los fariseos que en ellos no hay ningn verdadero conocimiento del infierno, ni de la fantasa ni de lo que es su cualidad y su deseo ni de su razn de ser.

Pues, fuera de Dios no hay nada y el infierno esta sin embargo fuera de Dios; el esta en otro movimiento, en otra vida y luz natural, as como ya es conocido por los magos.

26. La quinta forma en la ciencia o en el deseo es el verdadero fuego de la luz del Amor, el se separa del fuego doloroso por la Luz, en la cual uno concibe el Amor divino dentro del Ser.

Pues las potencias se separan en el brillo del fuego y se vuelven deseosas en ellas. Sin embargo las potencias no quedan en la afliccin, sino en la alegra y en las delicias de la armona, en su hambre y en el deseo, como nosotros tratamos de hacer comprender al lector. Estas potencias se atraen en ellas-mismas mas en la esencia por la ciencia o por el deseo; ellas atraen en ellas la quintaesencia (Tinctura) del fuego y de la Luz, la Virgen Sophia, que es su alimento, pues ella es un gran dulzor y benignidad.

El sentimiento de placer y de buen gusto se concentra dentro de una esencia por el deseo de los tres primeros efectos del movimiento; eso se denomina el cuerpo de la quintaesencia (Tinctura), esta es la esencia divina, la corporalidad celeste de Cristo.

27. Queridos hijos! Si vosotros comprendis bien el sentido de la frase de Cristo: Juan, III, 13: Nadie sube al Cielo si no el que bajo del Cielo, el Hijo del hombre, que estaba en el Cielo, vosotros veris la Luz.

Esta quintaesencia (Tinctura) es la virtud o la potencia de la palabra en el Verbo, y la esencia es la concentracin, donde la palabra del Verbo se vuelve esencial y sensible.

La esencia es el agua espiritual de quien el Cristo dice que El quiere darnos de beber, y que El es la fuente de la vida eterna.

La quintaesencia (Tinctura) cambia esta agua en una sangre espiritual, pues ella es su alma; es el Padre y el Hijo, de quien proceden el Espritu Santo, que es la potencia y la virtud divina.

28. Oh mis queridos hijos! Si vosotros tomis esta idea en forma clara y la comprendis bien, no permitis a vuestro espritu exaltarse de alegra; sino que os humillis delante de Dios en la ms profunda humildad, y mostraros a vuestro espritu cuan indignos sois todava. Esto es para que no os elevis por orgullo ni tengis una voluntad propia, ni os entreguis al amor propio; puesto que as lo hicieron Lucifer y Adn, que introdujeron la perla en el movimiento de la fantasa propia puesto que se desligaron de la unidad o de la universalidad de la armona divina.

Poned toda la atencin posible en el problema del cautiverio del alma en una terrible y dolorosa morada.

Entrad en la humildad y nada queris ni deseis que la Misericordia divina, puesto que es lo mejor y lo ms saludable para quienes han reconocido a la Virgen Sophia, en la cual deben ejercer sus facultades intelectuales.

Dios os manifiesta algo bien sublime; guardaos y apartad vuestra atencin de todo lo que hagis. No os enorgullezcis como Lucifer, puesto que os arrepentiris eternamente.

29. Esta quinta forma o cualidad de la naturaleza posee en ella todas las potencias y virtudes de la Sabidura divina. Ella es el centro por el cual Dios el Padre se manifiesta en su Hijo por el verbo proferido la palabra.

Ella es el tallo de la vegetacin, de la vida eterna y de la criatura espiritual; ella es un alimento para el alma ardiente de fuego y para los ngeles. Ella es algo que uno no podra expresar ella es la manifestacin eterna y permanente de la divinidad trina, donde todas las cualidades y propiedades de la Sabidura divina cualifican y se mueven juntas, a la manera de los sentidos; estos son los sentidos de la vista, del gusto del olfato y de la vida del amor del fuego; esos sentidos califican los unos en los otros.

Ella se denomina la potencia o la virtud de la gloria divina que es derramada en la creacin y es dada a todas las cosas creadas.

Ella esta oculta y escondida en el centro de cada cosa, segn su cualidad o propiedad; es una quintaesencia (Tinctura) en los cuerpos vivientes, y de esta ciencia o deseo todas las cosas germinan vegetan impulsando florecimiento y dando frutos en su estacin.

Ella es una virtud encerrada en la quintaesencia y forma la medicina que cura las enfermedades.

30. Si los cuatro elementos. Pudieran ser puestos en la temperatura divina, la perla es hallada y manifestada en su virtud y en su eficacia. Pero la maldicin de la clera divina la tiene cautiva en ella, porque los hombres son indignos; sin embargo, los verdaderos mdicos instruidos en la verdad, pueden conseguirla, si ellos son sabios e inteligentes.

31. La sexta forma en la ciencia es la palabra en la potencia divina, la lengua divina, el sonido o la voz de las potencias, de donde el Espritu Santo procede de la potencia concentrada en el Amor. Podramos hacernos una idea clara considerando al hombre que es la imagen de Dios, as como su voz o su palabra.

Hay de la misma forma en la potencia divina, en la temperatura, en la armona, una palabra activa y sensible; este verbo activo esta comprendido en los cinco sentidos espirituales, la vista, el odo, el olfato, el gusto y el tacto espirituales.

La manifestacin de las potencias hace operar estos sentidos espirituales los unos en los otros. Esta operacin o este efecto pronunciado o proferido por las criaturas creadas, vivientes y por las criaturas mudas y vegetales, etc.

32. Es as que podemos formarnos una imagen clara del mundo espiritual o de la palabra espiritual, y comprender como ella se introduce en la creacin, de donde el sonido y la voz de todos los seres toman su origen. Esta ultima voz es denominada una potencia mercurial en la materia; ella proviene de la dureza gnea en la cual las otras potencias cooperan, a fin que eso haga un sonido, un canto. Este canto se percibe en los seres vivientes, pero el simple ruido se percibe o se entiende en los seres mudos. Uno encuentra tambin una semejanza con un instrumento musical que encierra todas las melodas las unas dentro de las otras en una misma obra; el arte y la inteligencia del msico las revela al exterior.

33. En esta sexta forma, nosotros debemos concebir adems, el conocimiento verdadero del SENSORIUM. Pues el espritu sale de esas diferentes cualidades se introduce en la temperatura divina; y tiene sin embargo todas esas cualidades en el.

Este de quien el cuerpo es una potencia esencial, es este ese de quien el espritu es una potencia voltil y exaltada. Por este ltimo, uno puede hacerse una idea clara de la inteligencia de donde los sentidos toman su origen.

Pues los sentidos se originan en la multiplicidad de las propiedades infinitas fuera del fulgor del fuego; esto es porque ellos son dos centros: el Amor divino y la Clera divina.

Como los sentidos restantes en la temperatura, son verdaderos y puros; pues de lo que ello sale y se elevan por la propia prueba de ellos mismos, para volverse dentro de las diferentes cualidades y propiedades, la mentira es el resultado de ello.

Ellos hablan entonces por voluntad propia; y la cualidad dominante - sea una u otra juzga a las otras como falsas, las engaa y se introduce en su propio deseo dominante; esto ultimo es lo que conocemos como la gran cada de Lucifer y de Adn.

34. Pues Adn se sito en la temperatura con las cualidades de la naturaleza;