Delitos compartidos sobre líneas imaginarias

download Delitos compartidos sobre líneas imaginarias

of 15

Transcript of Delitos compartidos sobre líneas imaginarias

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    1/15

    Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    TALLER PERIODISMO DE INVESTIGACIN SOBRE NARCOTRFICO ENFRONTERAS COLOMBIA, VENEZUELA Y ECUADOR

    Con: lvaro Sierra

    Bogot, Colombia, del 10 al 14 noviembre de 2012

    Convocan : FNPI, Programa Internacional para el Desarrollo de la ComunicacinUNESCO, el International Media Support IMS; con el apoyo de Cosecha Roja, yConsejo de Redaccin; y la colaboracin del Fondo de Cultura Econmica.

    Relator : scar [email protected]

    Maestro : lvaro SierraEl periodista y fotgrafo colombiano lvaro Sierra es en la actualidad Editor Jefe dela revista colombiana Semana. A lo largo de sus aos como reportero ha cubiertovarios conflictos internacionales. Entre 1989 y 1990 estuvo en Nicaragua, de allparti, como corresponsal del Grupo Diarios Amrica, a Mosc en donde estuvohasta 1997, luego recal en Beijing hasta el 2000.

    A su regreso a Colombia se dedic a la elaboracin de reportajes para variaspublicaciones locales hasta que en 2002 se convirti en Editor Adjunto y Editor deOpinin del diario El Tiempo de Bogot, labor que desempe hasta 2008. A partir de ese ao y hasta 2011 fue el coordinador de la maestra de Estudios de Medios,Paz y Conflicto, en la Universidad para la Paz, en Costa Rica.

    Sierra es un periodista especializado en conflictos armados y drogas ilcitas. En2001 public el libroRusia: los aos decisivos , de la editorial Rojas Eberhard.

    Palabras claves : Narcotrfico, tcnicas de investigacin, fronteras.

    Apoya Colabora

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    2/15

    Introduccin : El narcotrfico no tiene glamur. Es una actividad delictiva que sedesarrolla bajo una serie de complejidades, signos y smbolos que requieren unacompresin igual de profunda. Este es un fenmeno mundial extendido que tiende acreerse que slo comporta a un puado de pases, en particular a los productores.Los hombres y mujeres periodistas que a diario lo cubren en Amrica Latina son

    gentes valerosos que han aprendido sobre la marcha y tomando de otrasexperiencias de este oficio, como las guerras, las tcnicas y cuidados para reportear y narrar un mundo informe y globalizado, que toca por igual aspectos culturales,econmicos y polticos.

    El taller convocado por la FNPI y sus asociados buscaba dar un panorama, entregar el contexto histrico, abrir debates sobre este asunto. El resultado fue unaprendizaje en sentido doble, tanto de lvaro Sierra hacia los 17 participantes, comode ellos al maestro, sobre el narcotrfico en las fronteras de Colombia conVenezuela y Ecuador. Los aprendizajes fueron mutuos y las realidades reveladoras.

    Esta relatora dar cuenta de las enseanzas del Taller, en un esfuerzo por contribuir con esos aprendizajes que el periodismo requiere para encarar fenmenoscomo el que nos convoc durante cinco das en Bogot.

    Adems de Sierra, tambin intervinieron en el Taller: Cristin Alarcn, maestro de laFNPI, coordinador de la red de periodistas judiciales Cosecha Roja y actual director de la publicacin digital Anfibia; Francisco Thoumi, economista, acadmico y expertocolombiano en temas de trfico de drogas; Socorro Ramrez, doctora en cienciapoltica y la mayor experta colombiana en temas de vecindad de su pas conVenezuela. A ellos se sumaron con sus aportes la fotoperiodista estadounidenseDonna Di Cesare, y los periodistas Sebastin Hacher, argentino y miembro deCosecha Roja, as como el italiano Simone Bruno, presidente de la Asociacin dePrensa Internacional de Colombia (Apic).

    La historia de este fenmeno, sus implicaciones, el cubrimiento periodstico, lasfronteras y sus realidades, las discusiones contemporneas en los escenariosmundiales sobre despenalizacin y consumo, las crticas a las diferentes posturas,las formas narrativas de contar esta actividad y los riesgos propios para losperiodistas dedicados a este tema sern los asuntos de los que tratar estedocumento. Nada de lo que a continuacin se dir debe ser asumido como unaverdad incontrovertible, pues si algo qued claro en el Taller es que estamos anteun fenmeno cambiante que requiere de atencin especial por parte de la prensadel continente.

    Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    Mi aproximacin a este tema del narcotrfico es bastante global. No es colombiana,no es ecuatoriana, no es venezolana,

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    3/15

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    4/15

    los que las realidades de los personajes y en general del trfico tiendan a ser mitificados, o a ser construcciones que se elaboran por parte de autoridades, lo queafecta profundamente el trabajo periodstico. Eso, por ejemplo, ha permeado desdeel lenguaje hasta el tratamiento del tema por razones como la influencia en la prensade una sola fuente (la oficial) desde la que se cuenta y relata el asunto. Con esa

    mirada, desde slo uno de los ngulos del problema, el lenguaje se convirti en unprstamo para la prensa, en una forma que ha facilitado la mitificacin (desde losindividuos hasta de las expresiones) y se ha privilegiado un nico discurso: el oficial.

    A todo este tema se suma el sentido prohibicionista que se impuso desde hace dems de 100 aos en el mundo, a partir de la llamada Conferencia de Shanghi de1909, que afecto los discursos y las miradas sobre el consumo de drogas, as quegran parte de la tradicin periodstica en occidente, que se ha ocupado de este temaen el marco de la prohibicin.

    El tercer problema es que este es un tema con una historia muy larga que por logeneral no hace parte del contexto que la prensa usa en la produccin informativa. A

    lo largo de su historia del trfico de drogas ha dado muestras permanentes de sucapacidad de adaptacin. Adaptacin de quienes trafican, de los productos, anuevas formas de cultivo, para crear nuevas estrategias de envo desde los centrosde produccin a los de consumo. Buena parte de esa adaptacin se debe a lacapacidad de movilidad que tiene el fenmeno y es ah donde el asunto adquiere unsentido global, pues lo que ocurre en Guinea Bissau, el estado africano, se puedeentender en directa relacin con lo que est ocurriendo en Colombia o Mxico, por citar un ejemplo. As como buena parte de la prensa desconoce ese contexto, asmismo los medios informativos locales suelen creer que el trfico de sustanciasilcitas en Amrica Latina surgi con el fenmeno colombiano, desconociendo quees un asunto que se remonta a Mxico hace cerca de un siglo con el cultivo de opioy en el que Colombia es protagonista desde los aos 70 del siglo XX con lamarihuana. Obviamente, el tema no es que cada nota de prensa lleve el contextohistrico, sino que aquellos que se dediquen a estos temas conozcan la historia delfenmeno y en particular de lo que ocurre en su pas, siempre con una miradageopoltica.

    Finalmente el cuarto problema del fenmeno es el de las cifras y sus usos. Paraentender mejor lo complicadas que resultan las cifras y el fenmeno en general,bastara con acudir a la misma idea que Wiston Churchill sola tener para entender lo que ocurra en el Kremlin durante la post guerra, lo comparaba con intentar mirar una pelea de perros debajo de un tapete. Ms all de las apuestas y los supuestosde cul de los perros va ganando la pelea es muy poco lo que realmente se puededecir de lo que est ocurriendo bajo la alfombra. Algo similar suele ocurrir con lamanera como los periodistas enfrentan el fenmeno del trfico de drogas, puesdeben trabajar con cifras oficiales, emitidas por unas pocas instituciones de carcter mundial, encargadas de dar cuenta de la problemtica (UNODC y la OficinaNacional de Control de Drogas de Estados Unidos). Las cifras es uno de losgrandes problemas que hay sobre el cubrimiento del narcotrfico, destaca Sierra,quien invita a comparar, por ejemplo, la cantidad de incautaciones anuales de

    cocana en Colombia con la cifra

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    5/15

    de produccin que tuvo el pas en un ao para detectar lo disparatadas que puedenresultar los nmeros. A manera de consejo, el conductor del taller sugiri hacer visible a los lectores, oyentes o televidentes ese tipo de incongruencias ocontradicciones en las cifras y acompaarlas de versiones de fuentes especializadasque cuestionen con argumentos ese tipo de informaciones. Debemos cuestionar las

    cifras, nos propone el maestro, quien resalta que en buena medida estacircunstancia hace parte del universo clandestino que domina el fenmeno y quelleva a que temas como el lenguaje o las mediciones terminen siendo elementos aser cuestionados para el cubrimiento del fenmeno.

    Las debilidades del cubrimiento periodstico

    Hay dos hechos que resultan reveladores sobre la manera en que la prensa abordael fenmeno del trfico de ilcito de drogas en la regin. La primera tiene que ver conel escaso espacio que se le da a las noticias internacionales en los diarios y por ende al narcotrfico. Salvo la excepcin del peridico brasileo Folha de Sao Paulo ,

    el grueso de los rotativos en Latinoamrica poco difunde los hechos que ocurren ensus vecindarios y suelen dar poco o ningn despliegue a las grandes noticiasinternacionales referentes al tema del narcotrfico. La desconexin es tal, queincluso los temas e historias sobre este mismo asunto que ocurren en EstadosUnidos tampoco son tema del que se ocupen los diarios. A esta situacin reveladorase suma un elemento ms: el hecho que la prensa de la regin suele tratar medianteestereotipos y clichs el fenmeno en cuestin, poniendo a un lado a losproductores y al otro a los consumidores. Pero de estos vacios periodsticos no sesalva tampoco la prensa estadounidense que muy poco espacio suele darle a loshechos que sobre el narcotrfico ocurren en Amrica Latina, muy a pesar que essta la regin eje y fundamental de la produccin de drogas, en particular decocana, y de que ha venido aumentando los consumos de estas sustancias ilcitas,as como al hecho de que es un centro importante de diferentes formas de trfico,incluido el de las drogas ilcitas.

    La cobertura, no slo entre pases latinoamericanos, sino entre Estados Unidos ynuestros pases est concentrada en unos temas muy particulares: el PlanColombia, la extradicin o el tema de la frontera con Mxico, precis Sierra.

    Un elemento ms a esta discusin es el denominado efecto globo, que no es otracosa que los actos reflejos o las movilidades que experimenta el trfico de drogas,desde el cultivo hasta la interdiccin, para sobreponerse a las polticas de luchacontra este fenmeno. Es decir, las acciones de erradicacin de cultivos no acabandefinitivamente con las extensiones cultivadas, sino que las desplaza a nuevoslugares, para citar un ejemplo del efecto en mencin. Aquel efecto globo no slotoca aspectos como la produccin, tambin afecta asuntos como el transporte de ladroga, esa es la razn que explica la aparicin en los ltimos aos de nuevas rutasdel narcotrfico y un abanico de variables posibles para llevar a los destinos delconsumo las drogas que se producen en la regin. Si antes la cocana sala deColombia rumbo a Estados Unidos, pasando por Mxico, ahora con la baja en el

    consumo de esa sustancia en

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    6/15

    esa nacin y la lucha antinarcticos desplegada en el pas sudamericano, oblig aun cambio de rutas y a la bsqueda de nuevos mercados en Europa, para lo cualalgunos pases africanos son claves como lugares de trnsito.

    Ante complejidad del panorama, Sierra propone a quienes trabajan el tema de las

    drogas ilcitas desde la prensa, que aborden el fenmeno tambin desde la crtica alas polticas de los gobiernos y a las decisiones judiciales para enfrentar el asunto,en busca de miradas mucho ms amplias del problema y, porque no, que toquenaspectos de la geopoltica internacional. A manera de ejemplo, el maestro sugiri alos periodistas ecuatorianos cuestionarse si la salida de los estadounidenses de labase militar de Manta repercute o no en el aumento de vuelos clandestinos o elzarpe de lanchas rpidas cargadas con drogas desde esa zona del pas haciaCentroamrica. Como lo sostiene desde el inicio de la explicacin a este fenmeno,Sierra parte de la idea que el tema del trfico de drogas ilcitas no es regional sinoglobal, razn por la cual las decisiones y las acciones para enfrentar el problemageneran efectos en unos y otros pases, no solamente sobre los productores y

    consumidores.Resulta importante destacar que uno de los aspectos ms complicados delcubrimiento del tema del trfico de drogas es el que se refiere al lavado de activos,tanto por las complicaciones para recabar informacin, como por los peligros quegenera para los periodistas. Sin embargo, ante circunstancias de este tipo, quepueden verse reflejado en el cambio abrupto del tipo de mercados en pequeasciudades o la aparicin repentina de cierto tipo de negocios, el maestro sugiri a losreporteros estar muy atentos a los indicios que delatan cambios en la cotidianidadde una pequea ciudad, al surgimiento -por ejemplo- de comercios, el augeinusitado de la construccin o a los flujos inesperados de grandes sumas de dinero.Hay que atar indicios sueltos e inconexos. Juntar piezas sueltas de unrompecabezas poco a poco hasta crear un pieza que aclara parte de ese mundooculto, manifest Sierra.

    Sin embargo, en todo este entramado el periodista debe estar atento al surgimientode rumores, conjeturas y todo tipo de mitificaciones que suelen acompaar el temadel trfico de sustancias ilcitas, sus protagonistas y sus acciones. Si se domina elcontexto del fenmeno ser mucho ms fcil proponer historias, saber qu esnoticia, darle enfoque a hechos ocurridos y no se cae en asuntos sin asidero.

    Sierra sostiene que las coberturas en la regin sobre el tema del trfico de drogasilcitas operan con la misma lgica con la que se hace cubrimiento anual de loshuracanes, es decir que suele tener temporadas en las que est en las portadas otapas de los diarios, o es el tema de apertura de los telenoticieros o los programasde radio, y otras en las que desaparece de las agendas periodsticas. Es decir, queel tema aparece anualmente por oleadas, con picos altos y bajos de informacin.Para quienes se dedican en las redacciones a trabajar este asunto, el maestrosugiri no perder la pista de los acontecimientos, ni dejarse llevar por esos altibajosnoticiosos, adems de mantener un control sobre sus propias publicaciones, sujetoa una temporalidad, de manera que sea

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    7/15

    posible determinar si los enfoques son los correctos, si se est o no repitiendo elmismo tema, si se hacen usos repetidos de frmulas narrativas, si es recurrente unoo varios personajes en esos reportajes, si varan o no las fuentes, a fin de introducir una suerte de control y depuracin sobre el trabajo propio.

    Unos de los temas dbiles en esa cobertura del fenmeno del trfico de sustanciasprohibidas es el referente a los temas del consumo. En parte, porque se ha instaladoen el imaginario colectivo que una cosa es la lucha antinarcticos que obedece algicas policiales, judiciales y de geopoltica, y otra muy distinta el tratamiento a losadictos, as sea desde la perspectiva de problema de salud pblica o sometida a larepresin legislativa y el encarcelamiento de los consumidores. Una fuenteinformativa alternativa del asunto est justamente en el terreno de quienesconsumen sustancias prohibidas, lo que merece de parte de la prensa un desliguede las ideas moralistas de culpabilidad y prohibicin y una mirada ms amplia, si sequiere ms sociolgica sobre el asunto. Un elemento ms en este punto es la pocao casi nula mirada que desde la prensa se tiene a fenmenos como el aumento de

    los consumidores o los cambios repentinos de productores como en el caso deCanad y sus cultivos hidropnicos de marihuana cuyo producto final es toda unasensacin entre consumidores habituales en Australia. En este sentido, el imaginariocolectivo desde la prensa es que Canad no est en el radar de los pasesproductores, sino del lado de los consumidores.

    Un par de elementos ms, respecto de los tratamientos que la prensa le da alfenmeno, resultan ser de un lado el rompimiento con las narrativas del problemams all del asunto policivo en busca de miradas ms sociales y si se quiereantropolgicas del asunto, privilegiando temas como las influencias culturalesderivadas del narcotrfico, en aspectos como la msica o incluso en la estticafemenina y los conceptos de belleza, por citar un par de ejemplos. El otro elementoes la desconexin entre las investigaciones acadmicas y la produccin periodstica.Los periodistas, sugiri Sierra, deberan tratar de equilibrar el cubrimiento con laampliacin de nuevas fuentes, por ejemplo las acadmicas, para contraponerlas alos discursos oficiales. De mantener la tendencia actual, sostuvo el maestro, unfenmeno grande, profundo, complejo como el del trfico de sustancias prohibidasseguir siendo abordado desde la prensa con cierta pobreza narrativa e informativa.

    Pese a las circunstancias actuales generadas por el fenmeno en los pases de laregin, Sierra destac que algunas cosas parecen estar cambiando. De un ladoresalt que pese a los problemas para abordar el asunto, la prensa aument en laltima dcada el cubrimiento y la informacin sobre el narcotrfico. De la mano delaumento en la cobertura tambin est surgiendo discursos de cambio desde lderespolticos regionales que proponen estudiar posibles o eventuales cambios a lamanera como se enfrenta el problema. Uno de los casos ms recientes es de lospresidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Guatemala, Otto Prez Molina,quienes llevaron a la reciente Cumbre de las Amricas, en Cartagena Indias de abrilde 2012, una propuesta para revisar la actual estrategia de lucha contra el trficoque tuvo acogida por parte de Estados Unidos y que logr que el pleno de lospases miembros le ordenaran a la

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    8/15

    Organizacin de Estados Americanos (OEA) un estudio sobre el problema de lasdrogas en la regin mediante la consulta de diversas fuentes.

    El problema no es global sino local

    Francisco Thoumi, economista, acadmico y experto en temas de trfico de drogas,traz una lnea divisoria entre la mirada amplia del fenmeno expuesta por elmaestro Sierra sobre el carcter globalizado del fenmeno del trfico de drogasilcitas, al manifestar abiertamente que se trata de un asunto local, con unaresolucin tambin en lo local. Para desarrollar su tesis, Thoumi puso enconsideracin la manera como se encara la investigacin en las ciencias socialessobre el trfico de drogas ilcitas desde cierta sicologa moral que est motivadapor aspectos como la nacionalidad, el gnero y el tipo de profesin, pues no similar la mirada que sobre el asunto que puede tener un mdico frente a la de un abogado.Formamos nuestra opiniones basados en la razn y a su vez la razn se usa paravalidar intuiciones, seal el acadmico. Con el fin de buscar un acercamiento

    objetivo del asunto, el especialista sugiri una suerte de desnudo sicolgico quelleve al sujeto/investigador a abordar el tema alejado de s mismo. Cuando miroestas decisiones es que si yo quiero ser objetivo la forma de acercarme dejando ser yo mismo, debo denudarme sicolgicamente. No pensar como colombiano,estadounidense, ni catlico, ni economista, tengo que separarme del mundo,distanciarme para poder ver el problema en su complejidad, explic Thoumi. Cules el fin de semejante propuesta? Evitar entrar en la lgica reinante que proponesoluciones sencillas y cerradas al complejo problema del narcotrfico comoresoluciones del tipo prohibicin absoluta o legalizacin del consumo; y con el fin depoder introducir crticas serias a las estructuras y las instituciones de algunos pasescomo Colombia. Thoumi avis que no pretende resolver el problema sino entenderloen toda su magnitud, por ello lanz fuertes crticas a las ideas que buscan asomarseal tema mediante el uso de frmulas anlogas a las matemticas para hacer comparaciones y sacar conclusiones. Muchos de los mercados ilegales del mundo,son rentables, pero no todos son violentos. La violencia se ha vuelto la razn por lacual hay que legalizar. Thoumi explic que se ha tomado como natural matar paraobtener ganancias en el mercado de las drogas y, para no ir contra de eso que seha vuelto natural, es el mundo el que tiene que cambiar y la forma de cambiar eslegalizando el consumo. Son soluciones simples para problemas complejos.

    En el fondo del gran problema de las drogas y la razn por la cual el asunto toca aunos pases y no a otros, pese a estar en similitud de condiciones o en zonasgeogrficas similares, es que en las naciones afectadas por este tema persisten yperviven problemas estructurales de orden social, econmicos, polticos queconvierten a esos pases en sociedades vulnerables a este tipo de fenmenos y, engeneral, a la criminalidad. En conclusin, Hay una gran tendencia a no respetar a laley y mientras tengamos eso el problema persistir. El problema de las drogas esuna expresin de problemas estructurales que no se han resuelto, sostuvo Thoumi.

    A ello se suman los cambios acelerados en las sociedades en materia de religin,estructuras familiares y relacin

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    9/15

    con el trabajo que han hecho que las vulnerabilidades sociales sean cada vez msgraves en la estructura de la sociedad, y por razones como esas es que es fcil laaparicin de las mafias en algunas ncleos sociales. Todo parece indicar que sevive una especie de epidemia que se aprovecha de las vulnerabilidades de lassociedades. Las lites que se benefician del statu quo no tienen ningn inters de

    modificar la situacin.Para finalizar, Thoumi sostuvo, en su tono crtico y mordaz, que una opcin parabuscar una solucin al trfico de drogas ilcitas sera la de hacer un estudio y dar recomendaciones a sabiendas que eso no funciona. El problema que tiene dar soluciones es que en general cuando uno habla de cambio institucional no hayteora que asegure ese cambio. Los cambios sociales tienden a ser impredecibles.El problema no es de polticas, lo que se necesitan son cambios estructurales queson difciles e impredecibles. Hay que dejar que culpar a los otros, tenemosproblemas estructurales complejos y profundos pero se requiere un cambio. Lasolucin es tratar de no exportar la culpa hacia los otros, como los consumidores.

    Fronteras fragmentadas

    La acadmica colombiana Socorro Ramrez, doctora en ciencia poltica y la mayor experta local en temas de vecindad colombo-venezolana, contribuy a la discusin -ms all del tema del narcotrfico- con una mirada a la actualidad en las fronterascomunes de Colombia, Ecuador y Venezuela. Su anlisis, crtico sin duda, es unaporte a la mirada al fenmeno porque opera como una suerte de zoom in sobreestas amplias zonas y sus realidades.

    En esa perspectiva, la profesora Ramrez se refiri a cinco caractersticas paraabordar el tema de las fronteras de Colombia con Venezuela y Ecuador y losfenmenos asociados al trfico de drogas, la criminalidad y los flujos de gentes enesas zonas. La primera de esas particularidades, segn la acadmica, es la deentender que las fronteras no son un continuo homogneo, pues lo que ocurre enlos extremos y en el centro de esas lneas divisorias no es igual para todos y esaheterogeneidad opera tambin para el caso de los trficos que all ocurren, incluidoel de las drogas ilcitas. Ramrez explic que los lmites de Colombia con estos dosvecinos se dividen en mbitos de orden geogrfico. Para el caso de la frontera conVenezuela las reas visibles y divisibles son el Caribe, en el extremo norte; la zona

    Andina, que resulta ser la ms conurbana y est ubicada al centro de esa lneadivisoria; seguida luego del Piedemonte que se extiende y termina en la Orinoqua,al sur, dominadas ambas por la presencia de actores armados ilegales. En cuanto ala frontera colombo-ecuatoriana la divisin es en tres reas: la Pacfica, dominadaspor orgenes comunes, nexos culturales y parentescos familiares entre habitantes dela zona; en el centro con el mbito Andino, que es la zona ms poblada, conmayores intercambios comerciales y de mejor infraestructura; y finalmente el reaamaznica, al sur, que es el rea con menos habitantes, muchos de los cuales songrupos indgenas que pertenecen a unas mismas comunidades ubicadas a amboslados de la lnea fronteriza.

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    10/15

    La segunda particularidad expuesta por Ramrez est relacionada con los flujos decontrabando que operan en algunas zonas de esas fronteras y que crea entramadosen los que participan redes delictivas transnacionales que no slo se dedican altrfico de drogas ilcitas, que en algunos casos puede resultar un negocio marginal,sino a otros intercambios ilegales de productos como las armas, los combustibles y

    los minerales.Un tercer elemento, conexo con el anterior, es que tanto los flujos de contrabandocomo los individuos y organizaciones que los operan generan altos niveles decorrupcin -ya sea por la amenaza del uso de la fuerza o mediante el pago decoimas- en sectores de las fuerzas de seguridad y autoridades en general ubicadosen esas fronteras, lo que fortalece y facilita la presencia y accionar de esos sujetos ygrupos en esas reas. De acuerdo con la experta, esta situacin es mucho msevidente en la frontera colombo-venezolana.

    El cuarto elemento es la capacidad que en reas de frontera, en particular en la de

    Colombia con Ecuador, desarrollan los traficantes y cultivadores de drogas paramovilizarse y adaptarse ante la lucha de los organismos de seguridad de amboslados de las lneas fronterizas. Parte de esa capacidad adaptativa incluye la divisindel trabajo y la subcontratacin para la ejecucin de ciertos delitos por parte dedistintas organizaciones o individuos, as como el traslado de cultivos a reascircundantes en caso de ser detectados y destruidos por autoridades.

    El quinto elemento es la manera como las redes dedicadas a este tipo de delitosaprovechan las zonas grises en todos los mbitos por parte de los Estados en lasreas de frontera, as como sus debilidades y presencia de autoridades en aquelloslugares, incluso la capacidad para sacar provecho de las tensiones polticas entrelos pases o sus fallas de comunicacin y de trabajo conjunta en esos territorios.

    Todas estas caractersticas nos revelan un fenmeno que resulta incontrolable paraun slo pas. Es imposible manejar ese fenmeno sino hay una capacidad decomunicacin entre naciones basadas en intercambios de informacin permanenteentre las fuerzas de seguridad y de los gobiernos. As un pas disponga de un altonmero de hombres de las fuerza militares en esta rea es imposible el control total.Por eso no es extrao que algunas de estas fronteras estn empezando a ser controladas por mafiosos distintos a los colombianos, por ejemplo, los mexicanos enel Zulia venezolano, concluy la experta.

    A manera de conclusin, Ramrez desliz las siguientes sugerencias a losperiodistas de los tres pases encargados de cubrir los fenmenos que seexperimentan en zonas de frontera:

    Ir ms all de la coyuntura noticiosa y tratar de explicar el contexto quedio origen a los hechos que all estn ocurriendo.

    Desligarse tanto de la mirada gubernamental que suele ver lasfronteras como lugares propicios

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    11/15

    para la informalidad y el crimen, as como tambin de la manera como loshabitantes de esas zonas percibe los lmites entre naciones como zonasporosas que permiten mejorar su situacin econmica. En ltimas, superar ese desfase de miradas o dar cuenta justamente de esos desacuerdos paraaterrizar las exageraciones que los gobiernos centrales tienen sobre esas

    zonas, as como para ser crtico frente al rechazo al control estatal que escomn en estos territorios.

    El periodismo no puede seguir viendo las fronteras como un borde,sino que tiene que dar cuenta de las interacciones sociales, el estado de lavecindad y las tensiones propias de esos lugares. En ese sentido, lasfronteras resultan ser una buena excusa para mostrar el fracaso de laspolticas antidrogas y sus costos.

    La prensa, sugiere la experta, podra jugar un papel fundamental paraambientar la discusin gubernamental sobre el mejoramiento, construccin y

    desarrollo en las fronteras. Los periodistas podran tambin contribuir a mejorar la capacidad de

    vecindad e integracin, ms all de las ideas falsas de raya divisoria entrepases, incluso acabando con ideas sesgadas o estereotipos que suelenhacerle daos a sectores de la poblacin.

    Ante la dificultad y los riesgos para acceder a informacin confiablesobre los fenmenos criminales y de trfico de drogas, la prensa tiene laposibilidad de ampliar sus fuentes a expertos y acadmicos que hantrabajado o estn trabajando los fenmenos que surgen estas reas.

    Los relatos del narcotrfico

    Luego de adentrarnos en los aspectos histricos del fenmeno, de las manerascomo ciertos discursos se han instalado en el imaginario colectivo y en los que elperiodismo ha jugado un papel fundamental, de como el lenguaje usado en laprensa ha estado permeado por las voces oficiales, de las miradas crticas alfenmeno y de una revisin al estado actual de las fronteras, llega el momento deabordar las narrativas: cmo contar estos fenmenos, de qu manera dar cuenta delo que all ocurre. En este punto, de nuevo aparecen dos miradas, que ms all deopuestas, resultan ser complementarias. La primera, mucho ms pragmtica, si sequiere, fue la esbozada por el maestro del Taller, lvaro Sierra; y una segunda, talvez ms apasionada y que apunta al tono personal, la expuesta por el periodistachileno argentino Cristin Alarcn, maestro de la FNPI, coordinador de la red deperiodistas judiciales Cosecha Roja y actual director de la publicacin digital Anfibia,invitado tambin a la discusin.

    Alarcn inici su intervencin recordando la conocida enseanza que nos dej elmaestro polaco Ryszard Kapuscinski, llamada el doble taller. El doble taller es una

    frmula trabajada por

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    12/15

    Kapuscinski que invita a los reporteros a ser sistemticos con su propio trabajo demanera que todo aquello que suele quedar por fuera de la escritura o publicacindiaria sea el insumo para en el futuro apostar por publicaciones de mayor fondo,incluso libros, que den cuenta de fenmenos sociales ms all de los hechoscoyunturales que son el foco sobre el cual trabaja a diario la prensa. Un modelo as

    se ajusta al tema del trfico de drogas ilcitas de cara, como se ha dicho, a una labor ms de fondo y analtica, si se quiere. Sin embargo, est frmula de trabajo puedeser percibida por algunos sectores del periodismo como desleal con las empresasperiodsticas, por lo que resulta importante aclarar que no se trata de tomar eltrabajo diario como excusa para recopilar informacin para proyectos personales,sino aprovechar todo aquello que justamente no puede ser relatado o quesimplemente no cabe en los artculos del da a da. Poner en prctica el doble taller no es una labor fcil, pues requiere que el reportero sea sistemtico y disciplinadoen la recopilacin de esa informacin, que al final no ser ms que un insumo de lostanto que se requerirn para abordar temas complejos o explicativos de unfenmeno. Con esa posibilidad puesta sobre la mesa, Alarcn hizo la primera de

    varias afirmaciones que resultaron ser pertinentes para la labor periodstica cuandose trata de coberturas de la violencia, la ilegalidad y el crimen. Como se sabe, todosestos son fenmenos complejos que requieren de un periodismo que profundice enel conocimiento de nuestras sociedades. Aquello no deja de ser un reto enorme paraeste oficio, porque nos pone en la dimensin de ir ms all de la simple recoleccinde datos, nos sugiere unas miradas intuitivas, antropolgicas, si se quiere hastasicolgicas, para dar cuenta y ser capaces de avizorar los cambios ytransformaciones que experimentan las sociedades.

    El maestro invitado sugiri algunas de las maneras como l mismo ha trabajadotemas de ese tipo, en particular los relacionados con su libro Si me quers, queremetransa , en el que el propio Alarcn debi sumergirse en la bsqueda de unconocimiento del mundo peruano -pues la historia revela la luchas entre narcos deese pas instalados en Argentina-, a travs de la lectura de varios de sus autores deficcin y no ficcin, de historia y sociologa de ese pas, incluso de msica parahallar explicaciones a su cultura y a su lenguaje, entre otros elementos. En esabsqueda intensa, Alarcn descubri inicialmente que el concepto de translocalidadse aplicaba a los migrantes peruanos en toda su extensin, pues muchas de susgentes han tenido repetidas experiencias en exilios y migraciones forzadas y hansabido crear ncleos sociales afuera de su nacin a una escala similar a la que sevieron obligadas a abandonar. Ningn peruano deja de ser peruano por estar fuerade Per, esa es la lgica de su translocalidad.

    Aquella claridad, por ejemplo, le sirvi a Alarcn para abordar la llamada masacredel Seor de los Milagros, una matanza de jvenes peruanos en el Bajo Flores deBuenos Aires, enmarcada en esa lucha de la que habla su libro y que resulta ser uno de los temas disparadores de su relato. Tan slo para dar cuenta de esecrimen, Alarcn debi acudir a la msica (marinera peruana) que sonaba en aquellaprocesin religiosa para tener el tono que requera la narrativa con la que dio cuentadel mltiple crimen. Como este, fueron varios los ejemplos que cont el autor sobresus frmulas de trabajo, sobre aquel

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    13/15

    reto de trabajo en profundidad que llevan sus textos y que sugera a losparticipantes del taller como maneras de entender y encarar esos mundoscomplejos dominados por la criminalidad. La investigacin de estos temas nocomienza ni termina con los nombres de los criminales, desliz Alarcn a lostalleristas, al tiempo que remarc que para trascender como narrador en este tipo de

    escenarios de la criminalidad hay que ir tras la bsqueda de elementos tan pocoabordados por la prensa como lo cultural y lo popular, para lo cual se requiere de unenorme trabajo que evite desestimar o entrar en comparaciones culturales. Alarcnva ms all y sugiere liberarse de las prcticas del periodismo contemporneo deinvestigacin. Por qu tal sugerencia? Le pregunt uno de los participantes, a loque el maestro respondi que pese a haber hecho durante varios aos y mantener an un contacto permanente con el periodismo de investigacin tena claro que laresponsabilidad periodstica ante el fenmeno del narcotrfico debe ser distinta,pues de lo que se trata no es de ir detrs de pruebas y de elementos de denuncia dela criminalidad, ya ese es el papel que realizan los organismos de seguridad, sino deindagar por los temas profundos que expliquen las razones del problema, para lo

    cual el periodismo de investigacin no es suficiente. Para estos casos, de lo que setrata es de ir por relatos trascendentes que den cuenta de ese mundo, sus historiasy personajes, as como los territorios que en todo este asunto resultan ser transversales para entender cmo operan las redes criminales y en general elnarcotrfico. Alarcn sostuvo que este fenmeno no se puede abordar desde la viejaforma de relato piramidal, tipo agencia de noticias, es decir ni con la respuesta a lascuatro W (por su versin en ingls al quin, cundo, cmo y dnde), para trabajar estos asuntos se requiere de un esfuerzo distinto porque aparecen personajes comoel territorio que juegan un papel trascendente en todo esto, por slo citar un ejemplo.El territorio es voltil y funciona como un organismo vivo con carcter, seal

    Alarcn. Si ese territorio adquiere la condicin de organismo requiere ser trabajadoen varias direcciones, por ejemplo desde su historia, para conocer las causas de losproblemas que all se dirimen. Es en esos territorios donde transita toda suerte depersonajes que llenan las preguntas del reportero o las que le facilita la puerta deentrada a esos espacios. De todos esos personajes que habitan dichos territorios esel lenguaraz uno de los ms vitales para el trabajo de campo. Alarcn explic queEl lenguaraz no es una fuente, ni es un personaje de la historia, sino que cumple lafuncin de ser los ojos y los odos del periodista en el terreno, pues conoce y sabecundo es apropiado y cuando no acercarse a esas geografas, cundo es prudentepreguntar y cundo callar, advierte de los peligros y pone a salvo al reportero deriesgos innecesarios. Aqu de lo que se trata no es de ser hroes, precisa elescritor y periodista.

    A todo este conjunto de personajes y seres particulares con los que el periodista seenfrenta en el oficio periodstico cuando se trata de trabajar sobre la criminalidad yen particular con el narcotrfico, Alarcn suma dos elementos ms a la discusin: deun lado, la necesidad que el periodista se baje del caballo, una expresin que uspara afirmar que el reportero no puede trabajar estos temas slo, que es necesarioque acuda al conjunto de acadmicos del continente que han abordado el tema deltrfico de drogas ilcitas, lo que resulta una nueva reiteracin de algo que fue tema

    recurrente del Taller: la urgencia

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    14/15

    que la prensa tienda puentes con la academia para fortalecer sus relatos sobre eltema. En ese sentido, el maestro record algunos de autores interesantes como laantroploga mexicana Rosana Reguillo, los colombianos Francisco Thoumi yRicardo Vargas, o el tambin antroplogo estadounidense Philippe Bourgois,quienes tiene una obra importante y reveladora del fenmeno en cuestin. Los

    acadmicos no muerden, se puede trabajar con ellos, expres Alarcn, quienrecord que la labor periodstica exige tambin de una dosis de humildad hacia elotro, una suerte de rendicin amorosa con el otro, razn por la cual hizo unllamado a desistir de las posiciones eglatras para permitir que esos otros nospuedan ensear, que sus miradas puede afectar incluso nuestra percepcin delmundo. El segundo elemento, se refiere a la manera como el periodista puedereducir sus niveles de riesgo en los territorios dominados por la criminalidad, paraello Alarcn sugiri evitar vulnerar la dignidad de los jefes narcos y en general la delos dems personajes que hacen parte de esos escenarios. Aqu no hay espaciopara la burla, hay que ser respetuoso para evitar la indignidad del otro, sostuvo

    Alarcn, quien record que los medios de comunicacin han convertido en tema de

    burla de la msica hasta las maneras de vestir de los narcotraficantes, irrespetandosus maneras culturales y su sentido popular. Sobre otro de los riesgos a tener encuenta es el que hace referencia al periodista encubierto en esos territorios. Nopodemos jugar al encubierto, hay dejar claro que somos periodista, que el otro sepaquin soy yo, en la medida en que aquello no nos ponga en riesgo, afirm elmaestro, quien volvi sobre el personaje del lenguaraz, quien resulta ser vital parael acceso y la movilidad en los terrenos del crimen.

    Dentro del conjunto de preguntas que surgieron del discurso provocador de Alarcn,alguno de los participantes le pidi que aterrizara el asunto a la redaccin y a lalucha de los reporteros por conseguir ms espacio y apoyo para trabajos enprofundidad sobre la criminalidad. El periodista respondi que las ambiciones debentrasegar por los caminos de lo real y posible, pues no se puede llegar ante lasdirectivas del diario, la estacin radial o la televisora para pedir dinero y tiempo a finde ir tras una historia. Esos espacios se ganan de a poco, explic Alarcn, con untrabajo que empieza forjando un nombre en la misma redaccin, a base de historiasy agenda propia. Es justamente esa agenda de donde surgen los posibles trabajosde largo aliento que pueden ir trabajndose paso a paso y que deben presentarse ala redaccin cuando llegue el momento de culminar y presentar la informacin. Esen ese instante cuando debe negociarse con el editor el espacio, el tiempo y loseventuales apoyos de la empresa periodstica para la realizacin del trabajo.

    lvaro Sierra, maestro conductor del Taller, retom parte de lo dicho por Alarcnpara aterrizarlo y darle una mirada propia a partir de su experiencia. Lo primero queexpuso fue una suerte de divisin de las reas sobre las que trabaja el periodista enla redaccin y que resultan ser su apuesta profesional, a saber: la noticia es elelemento dominante de la manera en que se elabora la informacin y es la que todoreportero debe trasegar en el inicio del oficio; en una segunda lnea est lainvestigacin periodstica que es un paso ms all de la noticia y un camino comnentre los reporteros cuando ganan experiencia. En ambos casos explic Sierra- setrata de trabajos colectivos que

  • 7/28/2019 Delitos compartidos sobre lneas imaginarias

    15/15

    difieran de la tercera parte de esta divisin, en donde est lo narrativo, que es laapuesta personal por productos periodsticos con sello propio, un espacio al que notodos los periodista llegan ni quieren apostar. Sierra sostuvo que uno de los grandesvalores del periodista es l de saber ubicar en uno de esos estadios, desarrollar sucarrera de all y hacerlo bien. En ese orden, Alarcn est instalado en el mundo de

    lo narrativo y su mirada est afectada por su posicin valorable y destacada en eloficio, pero no es la nica, es sobre todo un aporte a la complejidad que implica lalabor contingente que resulta ser el periodismo.

    Respecto a los territorios y las fuentes, Sierra explic que cada trabajo, cuando setrata del mundo de la criminalidad tiene su propio riesgo. Una manera de aminorar esos peligros es no partir a los territorios sin antes hacer los debidos contactos,pues el periodista en pequeos poblados o lugares cerrados suele ser visto como unmarciano, alguien distinto en el paisaje que atrae preguntas y crea dudas, de all lanecesidad de establecer esos contactos previos antes de los viajes. Ya en el lugar,hay que tener la capacidad para decidir si el peso de la historia recae en un

    personaje, en el territorio mismo o en una serie de circunstancias. La precaucin, elconocimiento y el respeto son fundamentales en este tipo de trabajos, precisSierra, al tiempo que pidi no olvidar la importancia que tiene para aminorar losriesgos en el terreno las sugerencias que los lugareos pueden hacerle al reporterosobre eventuales riesgos, sobre fronteras invisibles o circunstancias complejas ycoyunturales que pueden afectar el acceso de la prensa a esos lugares.

    Un aporte ms a los cuidados es el de detenerse por un momento en medio de laeuforia noticiosa para preguntarse si se est haciendo bien el trabajo y por efecto deesa labor se puede estar poniendo en riesgo a terceras personas. El periodismoest lleno de historias de trabajos que supusieron un grave riesgo para el reporteroo sus fuentes. Respecto a posibles peligros en el terreno y el uso de la figura deencubierto, el maestro sugiri que antes de tomar una decisin de ese tipo debedarse una discusin dentro de la redaccin y que sea de all de donde salgan lasdecisiones finales, pues ese el lugar apropiado para debatir sobre posiblesconsecuencias ante este tipo de circunstancias. En todo caso, los encubiertos en elperiodismo son excepcionales y el periodismo, por principio, no admite ningn actoilegal, ni contravenciones a la ley. El periodismo, concluy Sierra, es una funcinpblica y el periodista asume una responsabilidad pblica.