Descontructivismo diseño teresa ferreño
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EL DESCONTRUCTIVISMO
El deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que nació a finales de
la década de 1980. Se caracteriza por la fragmentación, el proceso de diseño
no lineal, el interés por la manipulación de las ideas de la superficie de las
estructuras y, en apariencia, de la geometría no euclidiana, (por ejemplo,
formas no rectilíneas) que se emplean para distorsionar y dislocar algunos de
los principios elementales de la arquitectura como la estructura y la
envolvente del edificio. La apariencia visual final de los edificios de la escuela
deconstructivista se caracteriza por una estimulante impredecibilidad y un
caos controlado. Tiene su base en el movimiento teórico-literario también
llamado deconstrucción. El nombre también deriva del constructivismo ruso
que existió durante la década de 1920 de donde retoma alguna de su
inspiración formal.
Vista del Centro Cívico del Bicentenario. Fue inaugurado en el año 2011 en la
ciudad de Córdoba, Argentina.
Algunos acontecimientos importantes en la historia del movimiento
deconstructivista fueron el concurso internacional del parisino Parc de la
Villette (especialmente la participación de Jacques Derrida y Peter Eisenman2
y el primer premio de Bernard Tschumi), la exposición de 1988 del Museo de
Arte Moderno de Nueva York Deconstructivist Architecture, organizada por
Philip Johnson y Mark Wigley, y la inauguración en 1989 del Wexner Center
for the Arts en Columbus, diseñado por Peter Eisenman.
El Imperial War Museum North de Daniel Libeskind, en Mánchester consta de
tres volúmenes curvos que aparentemente se intersecan.
Desde dicha exposición muchos de los arquitectos asociados al
deconstructivismo se han distanciado del término. Sin embargo esta
denominación cuajó y su uso actual abarca una tendencia general de la
arquitectura contemporánea.
Originalmente, algunos de los arquitectos conocidos como deconstructivistas
estaban influidos por las ideas del filósofo francés Jacques Derrida. Eisenman
mantuvo una relación personal con Derrida, pero de todas formas desarrolló
su aproximación al diseño arquitectónico mucho antes de hacerse
deconstructivista. Según él, el deconstructivismo debe considerarse una
extensión de su interés por el formalismo radical. Algunos seguidores de la
corriente deconstructivista estaban también influidos por la experimentación
formal y los desequilibrios geométricos de los constructivistas rusos.
El deconstructivismo incluye ideas de fragmentación, procesos no lineales,
procesos de diseño, geometría no euclidiana, negando polaridades como la
estructura y el recubrimiento. La apariencia visual de los edificios de este
estilo se caracteriza por un caos controlado. Muchos críticos del
deconstructivismo ven esto como un mero ejercicio formal con poco
significado social.
Modernismo y postmodernismo
Biblioteca Central de Seattle, de Rem Koolhaas. La biblioteca, de aspecto
llamativo, consiste en varias “plataformas flotantes” aparentemente
envueltas en una gran red de acero sobre una piel de vídrio.
El deconstructivismo desempeña, en la arquitectura moderna, un papel
opuesto a la racionalidad ordenada del modernismo y al postmodernismo.
Aunque tanto los postmodernistas como los deconstructivistas publicaron
sus teorías conjuntamente en la revista Oppositions , estos artículos abrieron
también una brecha decisiva entre ambos movimientos. Los
deconstructivistas adoptaron una postura de confrontación contra la
arquitectura establecida y la historia de la arquitectura, mostrando su deseo
de desensamblar la arquitectura.3 Mientras que los postmodernistas
volvieron a abrazar las referencias históricas que el modernismo rechazaba,
el deconstructivismo rechaza la aceptación postmoderna de estas
referencias. También rechaza la idea de ornamento como decoración. Estos
principios hacen que el deconstructivista se alinee con las ideas de
anti-historicismo modernista.
Además de las Oppositions, otro texto que ha separado el deconstructivismo
del deshilachamiento del modernismo y el postmodernismo fue la
publicación de Complexity and Contradiction in architecture (1966) de Robert
Venturi. Esta obra, definitiva tanto para el postmodernismo como para el
deconstructivismo ataca la puridad, claridad y simplicidad del modernismo.
Tras su publicación, el funcionalismo y el racionalismo, las dos ramas
principales del modernismo, fueron derrocadas como paradigmas de acuerdo
con el postmodernismo y el deconstructivismo, pero de fomas distintas. La
lectura postmoderna de Venturi fue que la ornamentación y la alusión
histórica añadía una riqueza a la arquitectura. Algunos arquitectos
postmodernos intentaron reaplicar la ornamentación incluso a edificaciones
económicas, un esfuerzo ilustrado por el concepto de Venturi de “la barraca
decorada''.
La lectura deconstructivista de Complexity and Contradiction es bastante
diferente. El edificio básico era el sujeto de los problemas y lo intrincado del
deconstructivismo, sin desprenderse de la ornamentación. En lugar de
separar ornamento y función, como los postmodernistas, se cuestionaron los
aspectos funcionales de los edificios. La geometría era a los
deconstructivistas lo que el ornamento para los postmodernistas como
Venturi, el sujeto de la complicación, y esta complicación de la geometría se
aplicó, finalmente, a los aspectos funcionales, estructurales y espaciales de
los edificios deconstructivistas. Un ejemplo de la complejidad
deconstructivista es el Vitra Design Museum de Frank Gehry en
Weil-am-Rhein, que toma el típico cubo blanco sin ornamentación de las
galerías de arte modernistas y lo deconstruye, empleando geometrías que
recuerdan al cubismo y al expresionismo abstracto. Esto subvierte los
aspectos funcionales de la simplicidad modernista a la vez que toma el
modernismo, particularmente en su estilo internacional, del que la superficie
estucada blanca es una reminiscencia, como punto de partida. Otro ejemplo
de la lectura deconstructivista de Complexity and Contradiction es el Center
for the Arts de Peter Eisenman. El Wexner Center toma la forma arquetípica
del castillo y la imbuye de complejidad en una serie de cortes y
fragmentaciones. Una rejilla tridimensional recorre arbitrariamente el
edificio. La rejilla, una referencia al modernismo, colisiona con la antigüedad
medieval del castillo.
Filosofía deconstructivista
El camino principal de la filosofía deconstructivista a la teoría arquitectónica
transcurre a través de la influencia del filósofo Jacques Derrida sobre Peter
Eisenman. Eisenman trazó las bases filosóficas del movimiento literario de la
deconstrucción, y colaboró directamente con Derrida en algunos proyectos,
como la participación en el concurso del Parque de la Villette.2 Tanto Derrida
y Eisenman, como Libeskind5 estaban preocupados con la «metafísica de la
presencia», y este es el sujeto principal de la filosofía deconstructivista en la
teoría arquitectónica. La presuposición realizada es que la arquitectura es un
lenguaje capaz de comunicar el sentido y ser tratado por los métodos de la
filosofía del lenguaje.6 La dialéctica de la presencia y la ausencia, o lo sólido y
lo vacío, aparece en muchos proyectos de Eisenman. Tanto Derrida como
Eisenman creían que el locus, o el lugar de la presencia, es arquitectura, y se
encuentra la misma dialéctica de la presencia y la ausencia en la construcción
y la deconstrucción.
Según Derrida, se desempeña mejor la lectura cuando se está ante
estructuras narrativas clásicas. Cualquier deconstrucción arquitectónica
necesita de la existencia de un arquetipo de construcción particular, una
expectativa convencional fuertemente establecida sobre la que jugar con la
flexibilidad de las normas.7 El diseño de la propia residencia de Frank Gehry
en Santa Mónica (desde el 78), ha sido citado como una variación prototípica
alrededor de un tema estándar: empezando con una casa ordinaria en un
vecindario ordinario.
Monumento a los judíos de Europa asesinados, de Peter Eisenman y Buro
Happold, diseñado para producir una atmósfera molesta y confusa. La
escultura trata de representar un sistema supuestamente ordenado que ha
perdido el contacto con la razón humana.
Además de la concepción metafísica de Derrida acerca de la metafísica de la
presencia y la deconstrucción, sus nociones de traza y borrado, encarnadas
en su filosofía de la escritura y la arqui-escritura encontraron su camino en
las memorias deconstructivistas. Daniel Libeskind concibió muchos de sus
primeros proyectos como una forma de escritura o un tratado sobre la
escritura y a menudo trabajó con caligramas. Realizó escultura
arquitectónicas a partir de libros y a menudo cubrió los modelos con textos,
refiriendo abiertamente su arquitectura a la escritura. Libeskind puso en
práctica las nociones de traza y borrado en su proyecto del Museo Judío de
Berlín. El museo está concebido como la traza del borrado del Holocausto, e
intenta que su sujeto sea legible y conmovedor. Los monumentos de Maya
Lin a los veteranos del Vietnam y de Eisenman a los judíos asesinados en
Europa reflejan también los temas de la traza y el borrado.
Constructivismo y futurismo ruso
Otra corriente mayor de la arquitectura deconstructivista se inspira en el
constructivismo y el futurismo ruso de principios del siglo XX, y tanto en sus
artes gráfias como en su arquitectura visionaria, de la que se llegaron a
construir pocos edificios.
Los artistas Naum Gabo, El Lissitzky, Kasimir Malevich y Alexander Rodchenko
influyeron en el uso de las formas geométricas de la arquitectura
deconstructivista de Zaha Hadid y Coop Himmelblau. Tanto el
deconstructivismo como el constructivismo muestran una preocupación con
la tectónica de los ensamblajes abstractos. Ambos consideraron la simpleza
radical de las formas geométricas el motivo artístico primario, expresado en
las artes gráficas, la escultura y la arquitectura. Sin embargo, la tendencia
constructivista hacia el purismo está ausente en el deconstuctivismo: la
forma a menudo sufre una deformación cuando la construcción se
deconstruye. También destaca por su ausencia la defensa de las causas
socialistas y colectivistas, indispensables en el constructivismo ruso.
Los motivos gráficos primarios del constructivismo eran la barra rectangular y
la cuña triangular, el cuadrado y el círculo.
La rotura simbólica de la pared efectuada por la intruducción de motivos
constructivistas de barras inclinadas y cruzadas establece una subversión de
la pared que define a la propia barra..
Este caos aparente en realidad construye las paredes que defienen la barra;
es la estructura. El desorden interno produce la barra a la vez que la divide
como heridas abiertas a lo largo de su longitud.
El estructuralismo desnudo de los arquitectos Ivan Leonidov, Konstantín
Mélnikov, Alexander Vesnin y Vladímir Tatlin también tuvo su impacto en los
arquitectos deconstructivistas, sobre todo en Rem Koolhaas. Sus últimos
trabajos parecen encarnar el proceso de la construcción. Terminan los
aspectos temporales y transicionales de los edificios, los andamios y las grúas
necesarias en la edificaciones de gran tamaño.
Arte contemporáneo
Dos corrientes del arte moderno, el minimalismo y el cubismo han ejercido
una gran influencia en el deconstructivismo. El cubismo analítico tuvo un
gran efecto en el deconstructivismo, pues las formas y el contenido se
diseccionan y son vistas desde diferentes perspectivas simultáneamente. La
sincronía del espacio disjunto es evidente en muchas obras de Frank Gehry y
Bernard Tschumi. Sin embargo, el cubismo sintético, con su aplicación en el
arte encontrado, no ejerció una influencia tan grande en el
deconstructivismo como el cubismo analítico, aunque también se encuentra
en las primeras obras de Frank Gehry. El deconstructivismo también
comparte con el minimalismo una ausencia de referencias culturales.
También recibe a menudo la influencia de las nociones minimalistas de arte
conceptual.
Partiendo de su tendencia hacia la deformación y la dislocación se pueden
encontrar aspectos del expresionismo y de la arquitectura expresionista
asociados al deconstructivismo. A veces el deconstructivismo refleja
variedades del expresionismo, como el neoexpresionismo y el expresionismo
abstracto.
Muchos artistas de las décadas de 1980 y 1990 realizaron obras que
influyeron o tomaron parte en el movimiento deconstructivista. Maya Lin y
Rachel Whiteread son dos de estos casos. El proyecto de Lin de 1982 del
Monumento a los Veteranos del Vietnam, con sus bloques de hormigón es
uno. Su forma fragmentada y la reducción del contenido a un texto
minimalista influyó en el deconstructivismo, en su sentido de la
fragmentación y el énfasis en la lectura del monumento. Lin también realizó
obras para el Centro Wexner de Eisenman.
Exposición de 1988 del MOMA
Philip Johnson, arquitecto y exdirector del Departamento de Arquitectura y
Diseño, el Museo de Arte Moderno, en asociación con Mark Wigley,
arquitecto y profesor en Princeton University, coordinado por Frederieke
Taylor organizaron la exposición del MOMA de 1988 titulada Deconstructivist
architecture, que cristalizó el movimiento y dio fama y notoriedad a sus
integrantes. Esta es la tercera de las cinco exposiciones de arquitectura en el
programa de arquitectura Gerald D. Hines Interests del Museo. Concebido
para examinar la situación actual de la arquitectura, el programa contiene la
publicación de catálogos para acompañar las exposiciones, así como
conferencias y simposios. La exposición incluyó dibujos, modelos y planes de
sitio para los últimos proyectos. Sus obras fueron precedidas de una sección
introductoria de pinturas constructivistas y esculturas proceden de la
colección del Museo. Los arquitectos que presentaron obras en la exposición
fueron Peter Eisenman, Frank Gehry, Zaha Hadid, Coop Himmelb(l)au, Rem
Koolhaas, Daniel Libeskind y Bernard Tschumi. Mark Wigley escribió un
ensayo en el que trató de mostrar los aspectos comunes de los diferentes
arquitectos.
Los proyectos de esta exposición marcan una sensibilidad diferente, una en la
que el sueño de la forma pura ha sido perturbada.
Peter Eisenman: Biology Center for the University of Frankfurt,
competition, 1987
Frank Gehry: Gehry House, Santa Monica, 1977-87 y Familian
Residence, Santa Monica, 1978
Zaha Hadid: The Peak, competition, Hong Kong, 1983
Rem Koolhaas: Rotterdam Building and Tower, commission, 1981
Daniel Libeskind: City Edge Competition, Berlin, 1987
Bernard Tschumi: Park de la Villette, competition, Paris, 1982
Principios comunes en la arquitectura deconstructivista
El movimiento deconstructivista posee diversas características comunes,
entre ellas podemos encontrar el intento por liberar la arquitectura de las
reglas modernas, o más que eso, de las reglas en su totalidad; los teóricos
creen que no hay un único molde para crear la buena arquitectura entonces
esta no debe ser reglamentada. Otro punto, se oponen al racionalismo del
lenguaje, es que las cosas posen más do que un significado, cada uno
interpreta de su manera. Lo mismo pasa con el concepto de estética, ¿por
qué lo bonito es lo clásico? ¿O lo moderno?, la concepción de belleza cambia,
la raíz del agrado o del significado viene de diversos lugares, de la cultura, de
la historia, de la política, de lo cotidiano, tornando la sistematización
complicada. Esa nueva teoría arquitectónica viene con el intuito de crear una
revisión de todos los conceptos, que hasta ahora, eran vistos como verdad
absoluta.
Cuatro puntos, que están conectados, son muy importantes para el
movimiento: la distorsión de los principios elementales y los procesos no
lineales, hacen un cambio en el plano cartesiano. Las ideas de fragmentación,
la ruptura con el entendimiento inmediato y la geometría no euclidiana
transforman el punto de la perspectiva que antes era claro en una imagen de
indagación rompiendo con el enfoque principal.
Autores principales
El movimiento deconstructivista, como explicado anteriormente, fue basado
en distintas influencias, como el filósofo Jaques Derrida, las vanguardias y el
constructivismo Ruso. Con eso, es posible percibir, al estudiar las obras de los
principales arquitectos del movimiento, que el desconstrutivismo fue
abordado de distintas formas diferenciando sus obras. Algunos de los
arquitectos que se destacaran son: Peter Eisenman, Zaha Hadid, Frank Gehry,
Rem Koolhaas, Daniel Libeskind, y Bernard Tschumi.
Bernard Tschumi
Bernard Tschumi es uno de los arquitectos que mejor trabaja con la filosofía
deconstructivista de Derrida, él la interpreta:
' Si hoy en día, dice Tschumi, estaciones ferroviarias se transforman en
museos e iglesias en discotecas, debemos estar a la altura de esta
extraordinaria intercambiabilidad de formas y funciones y de la pérdida de la
tradicional relación de causa y efecto santificada por el Modernismo. La
forma no sigue más a la función. Si la respectiva contaminación de todas las
categorías, las constantes substituciones y confusiones de géneros son las
nuevas directivas de nuestra época, lo mejor sería tomarlas en nuestro
provecho. '
Actualmente es esa estrategia de programas múltiplos es constantemente
usado, la forma no segué más a función, principalmente porque la función no
es más única, un único espacio puede ser destinado a distintas actividades.
Con estrategias como la programación cruzada (espacio usado para un
programa particular, que no fue construido para el mismo), la
transprogramación (combinación, en el mismo espacio, de dos programas,
mismo eses siendo incompatibles) y la desprogramación (combinación de
programas con una contaminación del programa A en el B), el arquitecto crea
espacios de programas múltiples, rompiendo así con las oposiciones básicas
de la arquitectura en que ocurre una relación directa entre la causa y la
resolución, como forma y función, creando otra analogía a lo filósofo Derida
que intentaba romper con el lenguaje. Tshumi entiende que el significado
viene de interpretaciones personales, y esto cambia de persona por persona,
cuando se proyecta, en su opinión, debe pensar en las circunstancias
sociales, políticas y culturales.
Estudio de caso: Parque de la Villette
El Parque de la Villette es un proyecto que posee una superficie de más de
uno kilómetro de longitud y setecientos de anchura y un programa complejo
(talleres, gimnasios, museos, teatros y entre otros), es considerado
deconstructivista desde su concepción. El arquitecto rechazó la idea de
“complemento”, complementar los vacíos de lo preexistente y la idea de
palimpsesto, o sea, expresar lo anterior en las nuevas construcciones,
creando una nueva memoria para el espacio.
El concepto principal fue la improvisación, creando la posibilidad de un
programa que constantemente puede cambiar conforme la necesidad.
Consistiendo de tres sistemas: las superficies, espacios verdes abiertos; las
líneas, los caminos del parque; y los puntos, las construcciones del proyecto,
estructuras rojas que se difieren una de las otras, no poseen un programa
definido, fueran pensadas para abrigar eventos conforme la necesidad del
parque, los puntos son el organizador del espacio y es la característica icónica
del plan.
La deconstrucción en el proyecto esta primeramente en la creación de un
espacio que no posee un único significado, tornando posible que el peatón
crie su propia interpretación de lo que fue vivenciado y entendido. El
siguiente punto es la busca del arquitecto por la creación un espacio
incoherente, contradictorio, así como la experiencia humana. La
superposición de los sistemas, también es deconstructivista, crea una colisión
e interacción entre el sitio, sus caminos y sus construcciones, no hay un ritmo
o una orden clara, es una no-estructuración estructurada. Y por fin, el
rechazo de la adición la arquitectura, el proyecto no necesita de ningún otro
complemento. Ser imprevisto es bueno.
Peter Eisenman
Asi como Bernard Tschumi, Peter Eisenman también es directamente
influenciado pela filosofía de Derida, hasta llegó a trabajar personalmente
con el filósofo. En su proyecto el arquitecto crea distintos planos geométricos
de una manera que el entendimiento no es inmediato, solo es posible
comprender la totalidad de su intención cuando los textos explicativos son
leídos. Todos los conceptos modernistas son afrontados, Eisenman sigue la
teoría y no la forma. Aparte de eso, también proyecta con la psicología,
creando espacios que generan sentimientos, como en Centro de Arte
Moderna de Wexner.
Estudio de caso: Biblioteca Central de Seattle
En el caso de la Biblioteca Central de Seattle, del estudio OMA, observamos
un replanteamiento del concepto de biblioteca y una revolución contra la
concepción tradicional del mismo. El estudio pretendía, según la memoria de
la propuesta, reformular el concepto tradicional de biblioteca adaptándolo a
los nuevos requerimientos de este tipo de instalaciones. La biblioteca ya no
sería una institución dedicada exclusivamente al libro, sino un «almacén de
información». Esta nueva nomenclatura hace referencia a la creciente
importancia en la bibliotecas modernas de los medios de comunicación
audiovisuales alternativos al libro y al cambio progresivo en la interacción del
usuario respecto a estos medios gracias a la tecnología.
Esto se refleja en un programa que da la misma importancia a la organización
del espacio físico de la biblioteca y a la organización de los espacios virtuales
de la misma, concebidos en paralelo como parte de la misma arquitectura. El
sitio web de la biblioteca se organiza de igual forma que el edificio. Un
programa que pretende comprimir el espacio de almacenamiento
aprovechando al máximo las nuevas tecnologías de almacenamiento virtual y
que busca la dualidad de uso entre los nuevos y los tradicionales medios de
comunicación, presentados por igual y de manera legible.
El proyecto supone un proceso hiper-racional de diseño, en el que ideas
racionales adquieren una lógica independiente y dan como resultado
imágenes que parecieran irracionales.
Un aspecto importante del mismo es que confronta la visión tradicional de la
flexibilidad en la arquitectura moderna, que, según Joshua Prince-Ramus,
coautor del proyecto, crea espacios genéricos donde puede darse casi
cualquier actividad pero en la práctica son ocupados por la necesidad más
inmediata, que termina imponiéndose frente a otras actividades. En su lugar,
propone la llamada «flexibilidad compartimentada». La biblioteca está
organizada en distintas secciones dedicadas a tareas específicas. La
flexibilidad se produce dentro de cada sección.
Estructuralmente corresponde a la superposición de dos tipos estructurales:
un sistema de cerchas perimetrales profundas que, aguantadas por pilares
inclinados y unidas a un núcleo de hormigón, permiten formar plataformas
en voladizo y contrapesos y otro formado por la propia estructura en forma
de rejilla metálica de la fachada. Conexiones de deslizamiento especialmente
diseñadas unen lateralmente la rejilla de acero a las armaduras de las
plataformas. Las conexiones fusionan los dos sistemas estructurales, a la vez
que previenen la transferencia de las cargas de gravedad a la rejilla de acero.
El lenguaje icónico y visual está también presente en cierta manera en el
interior del edificio; cada planta posee un acabado distinto según la función y
el uso a los que está destinada, con el fin de enfatizar el diseño basado en
plataformas suspendidas. Se pueden encontrar desde pasillos
completamente revestidos en rojo brillante en el nivel 4, escaleras en naranja
o amarillo chillón, hasta un suelo de 670m2 en el centro de aprendizaje del
nivel 1 tallado en madera con frases en once idiomas diferentes, diseño de
Ann Hamilton, que sugiere una «experiencia táctil del libro en la era digital» o
moquetas numeradas según el sistema Dewey de clasificación que
corresponden a las estanterías adyacentes en la denominada «Espiral de
Libros» de los niveles 6 a 9. Se utilizan, además, consistentemente nombres
no tradicionales que ayudan a hacer la estancia emocionante; la planta
tercera se denomina, por ejemplo, «sala de estar», y la sala de ordenadores
«sala de mezclas».
A pesar de algunas críticas, es indudable que la biblioteca en Seattle es un
éxito social y, como es usual en la obra de Koolhaas y OMA, ha sacudido a la
crítica sobre la forma cómo se percibe tradicionalmente la arquitectura.
Frank Gehry
De todos los movimientos de vanguardia, el cubismo, es lo que más
influencio Gehry, el arquitecto llegó en su propio decostructivismo con la
experimentación de la construcción con materiales baratos. Así como Hadid,
es la geometría y su superposición de sus obras, y la constante tentativas que
torna el arquitecto un deconstructivista.
Comparación
Después de estudiar las obras de cada arquitecto y cuál fue la parte del
movimiento que los influenció queda más claro el entendimiento de las
críticas sobre la clasificación de las obras de Frank Gehry como
deconstructivista. De manera distinta que los proyectistas: Peter Eisenman,
Bernard Tschumi y Daniel Libeskind los arquitectos Zaha Hadid, Frank Gehry y
Rem Koolhaas utilizan los principios del deconstructivismo de manera muy
literal, con formas muy destorcidas y organización caótica.
O sea, el movimiento viene para romper con las reglas arquitectónicas
impuestas hasta ahora e instigar el espectador, pero cuando todo es muy
literal y los arquitectos hacen una destrucción, al revés de una
deconstrucción, puede ser considerado que los principios fueran perdidos en
el desarrollo del proyecto, tornando la estética importante y no los
pensamientos que fueran utilizados en la concepción.
Diseño asistido por computador
El diseño asistido por computador (CAD) es una herramienta esencial en la
actualidad en muchos aspectos de la arquitectura contemporánea, pero la
naturaleza particular del deconstructivismo hace que el empleo de
computadoras sea especialmente pertinente. El modelado tridimensional y
las animaciones (virtuales y físicas) ayudan en la concepción de espacios
complejos, mientras que la capacidad de enlazar modelos computerizados
con la fabricación asistida por computadora (CAM) permite que la producción
en masa de elementos modulares ligeramente diferentes sea asequible. De
forma retrospectiva, muchas de las primeras obras deconstructivistas —los
bocetos de Zaha Hadid, por ejemplo— parecen haber sido concebidas con la
ayuda de una computadora, pero en realidad no fue así. Gehry es conocido
por realizar durante el proceso de diseño muchos modelos físicos
—maquetas— y virtuales —Gehry emplea en su estudio un sofisticado
programa de diseño aeronaútico CATIA. Aunque la computadora ha facilitado
mucho el diseño de formas complejas, no todo lo que tiene aspecto extraño
es “deconstructivista”.
Respuesta crítica
Museo de Arte Weisman de Frank Gehry, 1993.
Desde la publicación de Modern Architecture: A Critical History, de Kenneth
Frampton14 se ha tomado conciencia del papel de la crítica en la teoría
arquitectónica. Como Whilst señala a Derrida como una influencia filosófica,
se puede considerar que el deconstructivimo está tan enraizado en la teoría
crítica como la otra ramificación del postmodernismo, el regionalismo crítico.
Los dos aspectos de la teoría crítica, urgencia y análisis, se encuentran en el
deconstructivismo. Hay una tendencia a re-examinar y criticar otros trabajos
o precedentes del deconstructivismo, y también por situar las cuestiones
estéticas en primer plano. Un ejemplo podría ser el Wexner Center. La teoría
crítica, sin embargo, tenía como corazón una crítica al capitalismo y sus
excesos, y en este aspecto muchos trabajos de los deconstructivistas no
siguen estos principios, pues están realizados por una elite y son
extremadamente costosos.
Los críticos al deconstructivismo lo ven como un ejercicio puramente formal,
de poco contenido social. Kenneth Frampton lo encuentra “elitista y
desprendido”.
Otras críticas son similares a las de la filosofía deconstructivista—que, dado
que el acto de la deconstrucción no es un proceso empírico puede resultar en
cualquier cosa que el arquitecto desee, y por tanto sufre de falta de
consistencia. En los últimos tiempos algunos tienen la sensación de que los
fundamentos filosóficos de los comienzos del movimiento se han perdido.
Otros críticos rechazan la premisa de que la arquitectura sea un lenguaje
capaz de ser el sujeto de la filosofía lingüística o, si consideran que fue un