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1 La “Revolución Libertadora”: Imágenes prohibidas, símbolos liberales (1955-1958) Así pues, lo que ha estado en juego desde siempre ha sido el poder mortífero de las imágenes, asesinas de lo real, asesinas de su propio modelo, del mismo modo que los iconos de Bizancio podían serlo de la identidad divina. (Jean Baudrillard, Cultura y Simulacros, 13) 1 “No estábamos realmente interesados en el cadáver porque teníamos cosas más importantes en que pensar dijo el almirante Isaac Rojas. No teníamos idea de cómo proceder, pero se resolvieron dos principios básicos: primero que no debía ocurrir ni la más mínima profanación y segundo que el cuerpo debía ser sacado inmediatamente de la política.” 2 Después de la caída del gobierno de Juan Domingo Perón, los militares vencedores encontraron en el cuerpo embalsamado de Evita en la CGT la presencia del fantasma que podían invocar los vencidos. El cuerpo transfigurado en símbolo encapsulaba toda una serie de imágenes, signos y consignas que se habían desplegado en el país por parte de aquellos que habían “profanado” los espacios políticos y los símbolos culturales de las viejas elites. 1 Jean Baudrillard, Cultura y Simulacro, (Barcelona: Editorial Kairos, 1978), 13. 2 Almirante Isaac Rojas refiriéndose al cadáver de Eva Perón, citado en Nicholas Fraser & Marysa Navarro Evita The Real Life of Eva Perón (New York: W.W. Norton& Company, 1996), 175. (La traducción es nuestra)

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La “Revolución Libertadora”: Imágenes prohibidas,

símbolos liberales

(1955-1958)

Así pues, lo que ha estado en juego desde

siempre ha sido el poder mortífero de las

imágenes, asesinas de lo real, asesinas de

su propio modelo, del mismo modo que los

iconos de Bizancio podían serlo de la

identidad divina.

(Jean Baudrillard, Cultura y Simulacros, 13)1

“No estábamos realmente interesados en el cadáver porque teníamos cosas más

importantes en que pensar dijo el almirante Isaac Rojas. No teníamos idea de cómo

proceder, pero se resolvieron dos principios básicos: primero que no debía ocurrir ni la

más mínima profanación y segundo que el cuerpo debía ser sacado inmediatamente de la

política.”2 Después de la caída del gobierno de Juan Domingo Perón, los militares

vencedores encontraron en el cuerpo embalsamado de Evita en la CGT la presencia del

fantasma que podían invocar los vencidos. El cuerpo transfigurado en símbolo

encapsulaba toda una serie de imágenes, signos y consignas que se habían desplegado en

el país por parte de aquellos que habían “profanado” los espacios políticos y los símbolos

culturales de las viejas elites.

1 Jean Baudrillard, Cultura y Simulacro, (Barcelona: Editorial Kairos, 1978), 13.

2 Almirante Isaac Rojas refiriéndose al cadáver de Eva Perón, citado en Nicholas Fraser & Marysa Navarro

Evita The Real Life of Eva Perón (New York: W.W. Norton& Company, 1996), 175. (La traducción es

nuestra)

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En este capítulo analizaremos las relaciones entre política y cultura durante el

gobierno de la denominada “Revolución Libertadora.” De esta forma, nos

concentraremos en aquellos primeros fenómenos de destrucción de imágenes tras la caída

del peronismo. En segundo lugar, analizaremos la denominada política de

“desperonización” que incluyó la prohibición y destrucción oficial de todo tipo de

imágenes y símbolos justicialistas. Por último nuestra intención es realizar un análisis

más complejo dando cuenta de un fenómeno que no fue estudiado por la historiografía.3

De esta manera no sólo rastrearemos el movimiento de prohibición y destrucción de

símbolos peronistas sino que estudiaremos lo que denominaremos un “dispositivo

cultural” que buscó una vuelta a una tradición liberal recreando visualmente los símbolos

de la “Libertad.” El gobierno de la “Revolución Libertadora” se alegaba una genealogía

proveniente de la Revolución de Mayo de 1810 pasando por la batalla de Caseros de

1852 donde fue derrotado Juan Manuel de Rosas, para llegar al que se denominaba su

homólogo del siglo XX, Juan Perón.

El primer momento iconoclasta: Septiembre de 1955

Luego de los acontecimientos del 16 de Septiembre Perón buscó el asilo de las

autoridades diplomáticas paraguayas que le permitieron refugiarse en una cañonera de

dicho país. Las fuerzas anti-peronistas se agruparon en la Plaza de Mayo y diversos

3 Para una perspectiva general sobre el gobierno de la “Revolución Libertadora”, el estudio más completo

es el de María Spinelli, Los vencedores vencidos. El antiperonismo y la “revolución libertadora” (Buenos

Aires: Editorial Biblos, 2005). También puede consultarse, Daniel James, Resistance and Integration,

Peronism and the Argentine Working Class 1946-1976, (Cambridge University Press, 1993), en especial el

capítulo segundo que analiza la respuesta de los trabajadores ante los embates del gobierno de la

“Revolución Libertadora.” Otro interesante estudio es el de Beatriz Sarlo que analizó las diferentes

producciones que desde el campo literario y académico surgieron en el período post-peronista para

comprender el fenómeno del justicialismo y sus batallas culturales, Beatriz Sarlo, La batalla de las ideas

(1943-1973), (Buenos Aires: Emecé, 2006).

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puntos del país para manifestar su apoyo al nuevo gobierno.4 En esas manifestaciones los

banderines con los colores argentinos de los adherentes tenían el símbolo de la “V” sobre

una cruz en plena referencia al slogan de “Cristo Vence.”5 Mientras el General Eduardo

Lonardi, representante del sector nacionalista católico dentro de las fuerzas armadas,

señalaba en un famoso discurso “que en esta lucha no hubo ni vencedores ni vencidos” se

repetían las escenas de luchas callejeras de aquellos que todavía sostenían la defensa de

Perón.6 En esos turbulentos días se dio un rápido fenómeno iconoclasta por parte de los

que se habían sentido humillados y ofendidos por el fenómeno peronista. Algunos

ejemplos pueden ilustrar este último punto. De esta manera, la imagen izquierda

(fotografía 1) es representativa del movimiento iconoclasta posterior a la caída de Perón

donde puede observarse a un hombre desde un balcón a punto de arrojar el retrato del

líder del justicialismo. De esta manera la información que está bajo la foto señalaba:

“Hasta ayer no más, en „La Prensa‟ (segunda época) se exaltaba con todos los recursos de

adulonería al general Perón. Horas después de triunfar la Revolución, los mismos

fabricantes de adulonerías colocaban en los balcones del edificio las banderas y arrojaban

el retrato…”7 Esta interpretación del fenómeno iconoclasta tomaba el caso arquetípico

del diario La Prensa que había sido intervenido por el gobierno justicialista y condensaba

para las antiperonistas las formas de arbitrariedad estatal. Ahora bien, un segundo

ejemplo del fenómeno iconoclasta puede encontrase en la fotografía de la derecha donde

4 Para las imágenes de los festejos anti peronistas véase La Nación 24 de Septiembre de 1955, 3 “El país

todo celebró el día de la libertad” con una gran fotografía de Plaza de Mayo y la página 4 de la misma

edición con las celebraciones alrededor del Cabildo. 5 Ernesto Salas “Cultura Popular en la primera etapa de la resistencia peronista (1955-1958) en Revista

Secuencia, Nº 30 septiembre-diciembre 1994 Instituto Mora, México, 151. 6 Para la crónica de las luchas en Buenos Aires y otros puntos del país véase La Nación 18, 20 y 23 de

Septiembre de 1955 y también la revista Esto Es, 27 de Septiembre de 1955 año III número 93. Para una

reproducción de parte del discurso de Lonardi, véase La Nación 23 de Septiembre, 2 “Que desaparezca

para siempre el odio, dícese al país en una exhortación.” 7 Esto Es, 27 de Septiembre de 1955 año III número 93, 35.

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podemos apreciar en toda su potencia la quema de imágenes y símbolos peronistas de una

Unidad Básica en pleno Buenos Aires.8 La información que está bajo la foto señalaba que

“Esto ocurrió con el local de una Unidad Básica en la circunscripción séptima de la

ciudad. Pero, es posible que haya ocurrido en algunas otras más en los primeros

momentos. Rápidamente, el hidalgo sentimiento argentino se impuso. Y no hubo

vencidos…”.9 De esta forma los medios de información trataban de matizar la

destrucción de imágenes resaltando el slogan del General Lonardi “Y no hubo vencidos”

en referencia a la frase “ni vencederos ni vencidos.” Lo fotografía es más que elocuente

sobre la destrucción del local y además abre certezas sobre la persecución y destrucción

de símbolos peronistas durante esas semanas (“es posible que haya ocurrido en algunas

otras más en los primeros momentos”).

8 La quema de imágenes fue un fenómeno con una compleja simbología que remitía a otros casos históricos

como fue la Reforma durante el siglo XVI donde la destrucción de producciones visuales tenía una fuerte

impronta religiosa. “For example, when they submitted the debris to fire, this was partly because flames

symbolized the images‟ just deserts. Not only did the fire agree with the verdict of Isaiah, who assailed

idolaters for carving their abominations from the „residue‟ of firewood (Isaiah 44:17); it also invoked and

travestied the flames of purgatory.” Joseph Leo Koerner, The Reformation of the Image, (Chicago:

University of Chicago Press, 2008), 88. 9 Esto Es, 35. Para un relato sobre la destrucción de símbolos justicialistas desde una perspectiva peronista

véase Juan M. Vigo, Crónicas de la Resistencia. ¡La Vida por Perón! Memorias de un combatiente de la

Resistencia (Buenos Aires: A. Peña Lillo. Editor, 1973), 23-24.

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1-Revista Esto Es, Septiembre 1955

Además de la quema de imágenes se dieron otras formas de subversión de los

símbolos peronistas muchas veces inmersos en una atmosfera que siguiendo a Mijaíl

Bajtín podemos señalar como carnavalesca.10

De esta manera la segunda fotografía

muestra a un grupo de jóvenes, probablemente estudiantes universitarios por sus

vestimentas, que sonríen victoriosos tomando los bustos de Eva y Juan Perón como

trofeos. La paradoja de la imagen se condensaba en que las burlas en tono popular eran

realizadas por parte de aquellos que se veían como los restauradores de los viejos

símbolos y valores estéticos que el peronismo buscó desplazar.

10

El crítico literario ruso Mijaíl Bajtín explicaba “Esto nos permite utilizar el adjetivo „carnavalesco‟ en

una acepción más amplia que incluye no solo las formas del carnaval en el sentido estricto y preciso del

término, sino también la vida rica y variada de la fiesta popular en el curso de los siglos y bajo el

Renacimiento, a través de sus rasgos específicos representados por el carnaval en los siglos siguientes,

cuando la mayoría de las formas restantes habían ya desaparecido o degenerado.” Mijaíl Bajtín La cultura

popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, (Madrid: Alianza, 1987),

196.

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2- Festejos luego de la caída de Perón Septiembre 1955 (Archivo General de la Nación)

El fenómeno iconoclasta creció de manera veloz en distintos puntos del país, así en la

ciudad de La Plata durante el 22 de Septiembre: “Muy pocos bustos y retratos de ex

gobernantes y otras personas quedan ya en las reparticiones, plazas y calles. Muchos han

sido retirados espontáneamente por los directores de las dependencias oficiales, y otros

por los manifestantes, así como las chapas nomencladoras de las arterias principales que

también llevaban aquellos nombres.”11

También en La Plata además de la destrucción de

imágenes, se dio una suerte de subversión de los espacios simbólicos dentro de los

edificios de los tribunales de esa ciudad. Así “En el Palacio de Justicia, donde ya la

víspera debió suspenderse la actividad, cuando muchas personas procedieron al retiro y

destrucción de retratos y bustos.”12

La crónica relataba como distintos profesionales

irrumpieron en los pasillos pidiendo la renuncia de varios magistrados y en especial los

11

La Nación, 23 de Septiembre de 1955, 5. 12

Ibíd.

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miembros de la Suprema Corte de Justicia. También en el edificio en construcción del

Colegio y la Casa de Jubilaciones de Abogados se derribó un cartel que atribuía la obra al

Segundo Plan Quinquenal peronista y se colocó un letrero que señalaba que el inmueble

“confiscado por el régimen, pertenece a los abogados libres.”13

Los primeros fenómenos iconoclastas llevaron a una suerte de revanchismo de

clase a través de la destrucción de símbolos de Perón y Evita como los signos que

condensaron la herejía social hacia las buenas costumbres por parte de la cultura popular

justicialista. Al mismo tiempo en estas formas de destrucción se escondía una ansiedad

más profunda por parte de la clase media, los estudiantes y otros sectores opositores al

justicialismo que buscaron generar un contra-punto ante la subversión de símbolos de alta

cultura que se había iniciado en las jornadas del 17 y 18 de Octubre de 1945.14

Poner lo

que se consideraba el “mundo trastornado” en su lugar manifestó las formas de acción

directa que guardaban ecos en otros casos históricos de destrucción de símbolos, pero que

a la vez constituían un nuevo fenómeno donde el fantasma del peronismo debía ser

exorcizado del cuerpo social.

El Gobierno de Lonardi: El estado comienza a borrar los símbolos peronistas

A pesar de su breve interregno, el General Lonardi inició los primeros pasos en

desarticular los símbolos peronistas. Más adelante el General Pedro Eugenio Aramburu y

13

Ibíd. El fenómeno iconoclasta era descripto por los vencidos, “En el Policlínico Evita y en el Juan Perón,

acá en Avellaneda, destruyeron los colchones y las sabanas y todo lo que dijera „Fundación Eva Perón.‟

Los quemaban y hasta los robaban. En Lomas, los bustos de Perón y Evita eran arrastrados por jeeps.

Todos estos actos y los asesinatos demostraban el furor homicida de estos tipos.” Testimonio citado en

Nomeovldes Memoria de la Resistencia Peronista 1955-1972, Liliana Garulli, Liliana Caraballo Noemi

Charlier, Mercedes Cafiero, (Buenos Aires: Editorial Biblos, 2000), 72. 14

Para el fenómeno “iconoclasta secular” durante las jornadas del 17 y 18 de Octubre véase el artículo de

Daniel James, October 17th and 18

th, 1945:Mass Protest, Peronism and the Argentina working class in

Journal of Social History Vol. 21, No. 3, Spring, 1988, 441-461.

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el Almirante Isaac Rojas desplegarían una política extrema contra todo vestigio de

justicialismo en la sociedad argentina. De esta manera el 27 de Septiembre a las 19.15

horas el ejército y la policía ocuparon las instalaciones de la rama femenina de la UES en

el centro porteño.15

En la provincia de la Pampa (ex provincia Eva Perón) el interventor

federal interino coronel Martín Parrantes estableció por decreto que caducaban los

mandatos legislativos de orden provincial y municipal interviniendo la municipalidad de

la capital provincial Santa Rosa. Al mismo tiempo se puso en comisión a funcionarios del

poder legislativo y judicial, derogándose la ley número 43 de creación del escudo

provincial y señalándose que todas las instituciones debían volver al uso obligatorio del

escudo argentino. “Asimismo, a partir de hoy todos las calles, poblaciones y edificios

públicos o educativos e instituciones culturales, sociales o deportivas deberán recobrar

sus designaciones y nombres primitivos.”16

Las autoridades militares derogaron el decreto

que establecía que para ingresar a la administración provincial debía tenerse

“determinada militancia política” en clara alusión al justicialismo. Al mismo tiempo se

impuso que los partidos políticos debían retirar del frente de sus edificios, insignias y

bustos referidos al anterior gobierno.

Además de la política de quitar los nombres de Perón y Evita de su pasada

visibilidad pública, en las primeras semanas del gobierno de Lonardi se buscó

desacreditar la figura de Perón bajo acusaciones de corrupción. De esta manera en

Octubre de 1955 se creó una Comisión Investigadora a través del decreto número 479

firmado por Lonardi.17

Las denuncias contra Perón se centraban en alegados actos de

15

La Nación 28 de septiembre 1955, 1. 16

La Nación, 28 de septiembre 1955, 4 “Fue disuelta la legislatura de la Pampa.” 17 El Libro Negro de la Segunda Tiranía, (Buenos Aires, 1958), 7.

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enriquecimiento material y en la desmesura que los militares atribuían al consumo

ostentoso de Eva Perón.

La política que buscaba desarticular el complejo entramado justicialista

continuaba; de esta forma el 20 de Octubre 1955 se derogó la ley del Segundo Plan

Quinquenal. Al mismo tiempo el gobierno -a través de las Oficinas de Correos- señalaba

que aceptaba el canje de timbres postales alusivos a la anterior administración.18

De esta

manera se dio una política oficial que buscaba desarmar desde el propio estado los

símbolos justicialistas en una instancia que iba más allá de las formas del primer

momento iconoclasta. Por último, el corolario de estas políticas buscaba desacreditar al

peronismo como un movimiento corrompido por los abusos y las formas de

enriquecimiento desmedidos de sus líderes.

El Gobierno de Aramburu y Rojas. El peronismo como totalitarismo: desperonizar

a la sociedad

El 13 de Noviembre de 1955 asumió como nuevo presidente el General

Aramburu. Uno dos días antes se había hecho efectiva la denominada “Junta Consultiva

Nacional” que estaba integrada por miembros seleccionados por el poder militar de los

partidos Radical, Demócrata Cristiano y el Socialista entre otros. La Junta debía asesorar

al presidente de la “Revolución Libertadora.”19

La anterior tónica de Lonardi, encarnada

en el leitmotiv que no “habría vencedores ni vencidos” fue reemplazada por posturas más

extremas y muy alejadas de cualquier tipo de conciliación con el justicialismo. La línea

18

La Nación, 22 de Octubre 1955, 1 “Ministerio de Comunicaciones” “Canje de timbres postales.” 19

La “Junta Consultiva” tuvo un importante rol en la Reforma Constitucional de 1957 donde se proscribía

al peronismo y en la justificación del fusilamiento de los civiles y militares que intentaron desplazar al

gobierno de facto en 1956.

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política del nuevo sector en el poder tenía una concepción de erradicar de forma total al

peronismo de la sociedad argentina. De esta manera Argentina debía ser “desperonizada”

y todos los métodos eran justificables para borrar aquello que se denominaba como una

forma vernácula de totalitarismo.20

En contraposición al alegado totalitarismo los

militares autoproclamaban encarnar los valores de la Argentina previa a 1943,

remontando la genealogía de sus orígenes a la Revolución de Mayo de 1810.21

Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue la intervención de la CGT y

la persecución de los líderes sindicales justicialistas. En Diciembre de 1955 se disolvió el

partido peronista alegando “Que, por todo ello, es inexorable obligación de este gobierno

provisional disolver el principal elemento político del régimen totalitario con lo cual sería

imposible el autentico y definitivo reencuentro de la República con el derecho, la libertad

y la democracia.”22

Unos días después un decreto del poder ejecutivo derogó las leyes

que otorgaban el título de “Libertador de la República” y “Jefa Espiritual de la Nación” a

Perón y Evita. Es interesante transcribir partes de este decreto porque muestra las

intenciones de la “Revolución Libertadora” no sólo de borrar todo signo peronista sino

también de ejecutar un mecanismo más duro de vaciamiento de contenido histórico y de

toda relación del justicialismo con la historia argentina previa así: “Que únicamente

20

En El Libro Negro de la Segunda Tiranía se expone lo que la “Revolución Libertadora” aludía sobre el

peronismo como su “Consideración Totalitaria del Estado”, 115-116. 21

Esto Es, 15 de Noviembre 1955, 56 “La tendencia totalitaria del régimen: Única causa del conflicto

religioso.” En el artículo se describía el conflicto entre Iglesia y peronismo enmarcado en un proceso de

totalitarismo donde podía verse que en la cultura popular justicialista llena de “lugares comunes y

cursilerías de mal gusto producidas por la Escuela Superior Peronista, durante más de cinco años, no es

difícil ver brotes de totalitarismo.” De esta manera el artículo cita como ejemplos las publicaciones Mundo

Peronista, Democracia y Doctrina Peronista. De esta manera el artículo definía al “totalitarismo” en

Argentina: “El peronismo se propuso llegar a la absorción total del hombre y sus actividades por el Partido.

De la consubstanciación del Estado con el Partido y de éste con su Líder, se pasó progresivamente a la

identidad entre la Doctrina llamada Nacional y la Nación misma. No era extraño, entonces que, en virtud de

tal identificación el Peronismo tratará de absorber totalitariamente al hombre en todas sus edades y en todas

sus manifestaciones, comenzando por la escuela, siguiendo por el sindicato y terminando por la intimidad

religiosa, no sin pasar por el deporte, las diversiones, la prensa, etcétera”, 64. 22

La Nación, 1 de Diciembre de 1955, 2 “Se ha decretado la disolución del Partido Peronista.”

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trastocando el sentido gramatical e histórico de los términos y deformando

maliciosamente la realidad, pudo calificarse de Libertador a quién, por trágica ironía,

instauró en el país un régimen despótico y tiránico, que suprimió los derechos y la

libertades de sus habitantes y subvirtió sus valores éticos y espirituales(….).”23

La figura

de Perón no era la única en ser rechazada, también Evita era enfáticamente condenada:

“Que igualmente resulta inadmisible conferir el título de Jefa Espiritual de la Nación a la

extinta esposa del dictador depuesto: acto sin precedentes en nuestra historia y en la de

ningún país democrático del mundo.”24

Por último se buscaba erradicar toda idea de

símbolo físico y temporal que aludiese al justicialismo: “Que por razones análogas carece

de justificativo alguno la declaración de monumento histórico que se hizo al edificio

donde funciona el Ministerio de Trabajo y Previsión, así como la consagración del

„justicialismo‟ del mes de octubre de 1952 y de las semanas comprendidas entre los días

14 y 20 del mismo mes de todo los años.”25

La cita da cuenta sobre como el gobierno de

la “Revolución Libertadora” buscó despojar del campo simbólico al justicialismo y

además cortar todas sus vinculaciones históricas para mostrarlo como un fenómeno

“aberrante” y en colisión con la genealogía liberal argentina.26

La desperonización del país también era llevada a cabo a través del cierre de todas

las pasadas instituciones peronistas, así en Enero de 1956 fue clausurada la Fundación

Eva Perón.27

Al mismo tiempo los discursos presidenciales potenciaban las formas de

condena al justicialismo. Así en la revista católica Criterio se hacía alusión a las palabras

23

La Nación, 7 de Diciembre de 1955, 1 “Dos leyes de homenaje han sido derogados” “Disponían honores

especiales al presidente depuesto y a su esposa” 24

Ibíd. 25

Ibíd. 26

Es importante destacar que esta caracterización del peronismo como fenómeno “aberrante” se había

gestado durante los años previos al golpe de 1955 siendo el origen de este tipo de discurso el fruto de

sectores civiles entre ellos el Partido Socialista. 27

La Nación, 11 de Enero de 1956, 2 “Por un decreto fue disuelta la Fundación Evita.”

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del presidente Aramburu en las provincias de San Juan y Mendoza en Enero de 1956,

donde la frase “Ni vencedores ni vencidos” se iba alejando de la tónica conciliatoria para

transformarse en una forma clara de condena al justicialismo. De esta manera según la

revista “la frase ni vencedores ni vencidos no significaba un bill de indemnidad para

quienes llevaron a la República al caos (…).” El artículo explicitaba de forma rotunda

que: “En la gesta de septiembre hubo un vencido que fue el peronismo y todo lo que éste

significaba de corrupción y tiranía.”28

La condena al peronismo abarcaba todo el espectro de su producción cultural que

era estigmatizada por la “Revolución Libertadora” como una forma de propaganda

totalitaria. De esta manera en Febrero de 1956 en una conferencia de prensa convocada

por el presidente de la Comisión Nacional de Investigaciones contraalmirante Salvador

MacLean se difundió la investigación en la Dirección de Enseñanza Primaria acerca de la

propaganda política en los textos escolares. La Comisión denunciaba que el mal más

grave de esos años había sido un plan de enseñanza destinado a que los niños tuviesen

que reverenciar constantemente al primer mandatario. De esta forma se comparaba el

caso del peronismo con “fines similares a los del totalitarismo alemán e italiano –agrega-

que tuvieron en los libros de lectura su más valioso auxiliar.”29

Así, las acusaciones de la

comisión señalaban que: “Los manuales escolares –dice- penetraron en las aulas y en los

hogares mostrando una realidad nacional deformada, difundiendo la mentira oficial,

cautivando con sus imágenes y colores la ingenuidad infantil para traicionarla, y

neutralizando, con los recursos de la técnica editorial moderna, la obra educativa de los

28

Criterio, 26 de Enero de 1956 año XXVIII Nº 1252, 53 “Ni vencedores ni vencidos.” 29

La Nación, 11 Febrero 1956, 1 “La obra de la dictadura en la mente infantil.”

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maestros que no se entregaban.”30

Es importante destacar que más allá de las ideas de

“manipulación” y “engaño” también existía el afán de retomar la narrativa histórica

liberal contra la idea de la nación “encarnada” en la “Nueva Argentina justicialista” y su

celebración de los líderes peronistas.31

El Decreto 4161

Ahora bien, el 5 de Marzo de 1956 la “Revolución Libertadora” llevó su política

de “desperonización” a sus niveles más altos cuando decidió mediante el decreto 4161

prohibir todo tipo de emblema justicialista bajo severas penas. El decreto realizaba en su

primera parte una suerte de descripción del peronismo, su doctrina e imágenes:

Que en su actuación política el partido peronista actuando como

instrumento del régimen depuesto se valió de una intensa propaganda

destinada a engañar la conciencia ciudadana:

Que dichos objetos, teniendo por fin la difusión de una doctrina y una

posición política que ofende el sentimiento democrático del pueblo

argentino, constituyen para éste una afrenta que es imprescindible

borrar.

Que además, desde que esos instrumentos recuerdan una época de

escarnio y de dolor para la población del país, su utilización

constituye un motivo de perturbación de la paz interna de la Nación

una rémora para la consolidación de la armonía entre los argentinos.

Que, en el campo internacional, las doctrinas y las denominaciones

simbólicas adoptadas por el régimen depuesto tuvieron el triste mérito

de convertirse en sinónimo de las doctrinas y denominaciones

similares utilizadas por las grandes dictaduras de este siglo, que el

régimen depuesto intentó y consiguió parangonar, con lo cual esos

símbolos afectan también el prestigio internacional de nuestro país:

30

Ibíd. 31

La “Revolución Libertadora” produjo una gran cantidad de material fílmico para desacreditar al anterior

gobierno peronista basándose en la noción que el pueblo había sufrido un “engaño.” Uno de los más

interesantes fue un documental titulado el El Mito del año 1957 que no llegó a circular en esos años y que

apuntaba el grueso de sus diatribas contra la figura de Evita.

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Ahora bien, una vez caracterizado el peronismo, su doctrina y sus alegados efectos

negativos el decreto, con fuerza de ley, establecía en su parte prescriptiva:

Artículo 1º.-Queda prohibido en todo el territorio de la Nación:

a) La utilización con fines de afirmación ideológica peronista,

efectuada públicamente, o de propaganda peronista, por cualquier

persona, ya se trate de individuos aislados, grupos de individuos,

asociaciones, sindicatos, partidos políticos, sociedades, personas

jurídicas públicas o privadas, etc. de las imágenes, símbolos, signos,

expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas, que

pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales,

pertenecientes o empleados por los individuos representativos u

organismos del peronismo.

Se considerará especialmente violatoria de esta disposición la

utilización de la fotografía, retrato o escultura de los funcionarios

peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronistas, el

nombre propio del presidente depuesto, el de sus parientes, las

expresiones “peronismo”, “peronista”, “justicialismo”, “justicialista”,

“tercera posición”, la abreviatura “P.P” las fechas exaltadas por el

régimen depuesto, las composiciones musicales o fragmentos de las

mismas denominadas “Marcha de los muchachos peronistas” y “Evita

Capitana”, la obra o fragmento de la misma “La razón de mi vida”,

los discursos o fragmentos de los mismos del presidente depuesto y de

su esposa, etc.32

El decreto representa un documento crucial para analizar la política cultural de la

“Revolución Libertadora.” Es importante destacar la caracterización del peronismo como

una doctrina que perjudicó a Argentina tanto a nivel interno como en el plano

internacional estableciéndose una comparación con los regímenes totalitarios europeos.

En su parte “prescriptiva” el decreto realizaba toda una enumeración de aquellos

elementos referidos como símbolos peronistas. De esta forma se estructuró una doble

32

Decreto-ley 4.161, 5 de Marzo de 1956, Anales de Legislación Argentina. En su sección punitiva se

resumía todo un espectro de penas para aquellos que infringiesen la prohibición estatal:

Art. 3o. –El que infrinja el presente decreto-ley será penado:

a) Con prisión de treinta días a seis años y multa de quinientos (n$n. 500) a un millón (m$n.

1.000.000) de pesos.

b) y c) inhabilitación por doble tiempo de la condena para desempeñarse como funcionario público o

dirigente político o gremial. Clausura en caso de reincidencia a empresas comerciales.

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problemática dentro de las formas de “desperonizar” la sociedad argentina. En primer

lugar se constituyó lo prohibido como significado político. En segundo término la

“Revolución Libertadora” no prohibía simplemente, sino que creaba un tipo de símbolo a

prohibir; por eso la larga lista donde se enumeraban toda una serie de nombres que

encarnaban el elemento a borrar del campo social. En la lista no sólo se incluían las

posibles variantes del nombre o designaciones de Perón o Evita sino también todos

aquellos referentes al partido justicialista, pero también a aquellas obras como la Razón

de mi Vida que eran distintivas de las anteriores formas de representación popular

peronista. Por último es importante señalar que en la parte punitiva del decreto ley –que

regía en todo el territorio nacional- se hacía alusión tanto a sujetos individuales como a

entidades colectivas. De esta forma las penas incluían la reclusión en la prisión, pero

también la inhabilitación para ejercer cargos políticos y gremiales.

Destrucción de símbolos por el estado y expulsión del peronismo del campo

simbólico e histórico

Ahora bien, los objetivos del decreto 4161 como política de erradicación del

peronismo se potenciaban en los discursos oficiales. De esta menara en Córdoba el 6 de

Abril de 1956 el General Aramburu señalaba la importancia de “Desmantelar las

estructuras y formas totalitarias de la sociedad (…)” alegando que “La Revolución no se

ha hecho simplemente para derrocar a un gobierno y poner a otro en su lugar. Se gestó y

se consumó para derrocar un sistema y para implantar una verdadera democracia. El

sistema nos ha dejado una maquina tremenda que es menester desmontar” y agregaba

“Pero por grande y complicada que sea la maquina, no es tan fuerte como nuestra

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16

voluntad de destruirla.”33

El discurso militar señalaba la posibilidad de destruir una

entidad, “una maquina”, cosificando y deshumanizando el fenómeno peronista. Las

metáforas castrenses abundaban en formas de estigmatizar a aquello que se equiparaba

con los fenómenos totalitarios europeos como un virus que contaminó y seguía inmerso

dentro de la sociedad argentina “Queremos agrupaciones de hombres libres y no masa

engañada. Pero el totalitarismo, llámase como se llame, vive todavía en organizaciones

estatales, en mentes confundidas y aún en otras aparentemente claras. No nos engañemos

nuestro país sufrió una verdadera invasión del virus totalitario.”34

Los discursos militares

ponían un especial énfasis en metáforas deshumanizadoras, en este caso el virus

totalitario, como un agente externo a la sociedad argentina que debía ser eliminado.

Ahora bien, en el proceso de “desperonización” la destrucción de símbolos

justicialistas fue un fenómeno ejecutado por el propio estado. De esta menara el 13 de

Abril de 1956 la Comisión Investigadora presentó ante la mirada de periodistas y

funcionarios once metros cúbicos y alrededor de 10.000 kilos de impresos: “folletos,

fotografías, carteles murales, volantes, estampillas y libros, la mayoría de ellos de lujosa

factura, en los cuales las figuras de la pareja gobernante alternaban con los socorridos

„slogans‟ a que las dependencias de difusión del régimen acudían para disimular la

creciente debilidad económica del país.” La muestra de publicaciones abarcaba desde

cuentos infantiles hasta textos de estudios y volúmenes sobre cuestiones financieras “en

cuyo contenido se infiltraba –dice el cuerpo investigador- una solapada propaganda de

corte fascista, en favor de la dictadura que asoló al país durante doce años.”35

La

destrucción de los símbolos peronistas era llevada a cabo a través de un ritual donde una

33

La Nación, 7 de Abril de 1956, 1 “La Palabra del General Pedro E. Aramburu.” 34

Ibíd. 35

La Nación, 13 de Abril de 1956, 4 “Diez Toneladas de Propaganda se Incineraron.”

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17

vez más la utilización del fuego buscaba “purificar” tanto al estado como a la propia

sociedad civil argentina:

Después que se labró la correspondiente acta las llamas de los hornos

del Banco Central cumplieron la tarea purificadora de transformar en

cenizas el costoso material destinado a mantener adormecida la

conciencia pública. Miembros de la Comisión Investigadora

periodistas y funcionarios asistieron luego, junto a otro horno del

propio establecimiento a la fundición de varios bustos de bronce del

ex dictador y su extinta esposa, así como de distintas placas, piezas

todas ellas que en las épocas del régimen eran impuestas en sitios de

privilegio a la contemplación involuntaria de empleados y

visitantes.36

Ahora bien, “La Revolución Libertadora” no sólo se focalizó en la destrucción de las

representaciones justicialistas sino que buscó cancelar todas las referencias históricas que

el mismo Perón había construido durante su gobierno para vincular su figura a la de

pasados héroes argentinos.37

De esta manera los militares ordenaron que “Declárese

extinguido el derecho al uso del Collar de la Orden del Libertador San Martín por parte

del ex presidente de la Nación Juan Domingo Perón.”38

En la misma nota se hacía

referencia que el 31 de Octubre de 1955 se había prohibido al ex general Perón ostentar el

título de grado y el uso del uniforme por “indignidad de su conducta.” De esta forma el

nuevo gobierno además de estigmatizar al peronismo como fenómeno ilegitimo,

consideraba que su líder debía ser expulsado del campo social y simbólico. Al mismo

tiempo se realizaba un movimiento para desvincular a Perón de todos los referentes

simbólicos y genealogías liberales, en especial toda comparación con San Martín.

36

Ibíd. Marysa Navarro describe detalladamente la destrucción de símbolos peronistas por parte de la

“Revolución Libertadora.” véase Navarro, Evita, 328. 37

Para un ejemplo de las comparaciones visuales entre la figura de San Martín y Perón, Mundo Peronista,

Julio 1 de 1955, año IV número 89, 8-9 “Romance de Perón el Conductor.” 38

La Nación, 16 de Mayo de 1956, 6 “Prohíbese el uso de una condecoración.”

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18

La “Revolución Libertadora” tenía una política de “desperonizar” a la sociedad

argentina tanto en el plano simbólico como en el material.39

De esta forma el 3 Julio de

1956 los bienes de Perón pasaron a la propiedad del estado.”40

En el mismo mes los

bienes de la Fundación Eva Perón fueron confiscados por el gobierno.41

La manifestación

más extrema de borrar todo referente al pasado justicialista se condensaba en la

resolución de demoler la residencia presidencial del Palacio Unzué en 1956.

La crítica a la política cultural peronista y la recuperación de símbolos de alta

cultura

La “Revolución Libertadora” tuvo un claro objetivo de desperonización de la

sociedad argentina. De esta manera a través de la prohibición, persecución y destrucción

de símbolos peronistas se buscaba borrar su presencia del campo social. Ahora bien,

existió también otra dimensión del gobierno cívico militar que no fue explorada por la

historiografía. La problemática que queremos introducir está referida, en primer lugar, a

la lectura crítica que el gobierno realizó sobre la pasada cultura popular peronista y en

segundo término la política de recreación de alta cultura por parte de la “Revolución

Libertadora.”

De esta forma el mismo año que los militares tomaron el poder el renombrado

escritor Jorge Luis Borges fue designado como director de la Biblioteca Nacional. Al

mismo tiempo los espacios de producción cultural asociados a las viejas elites fueron

reivindicados por el nuevo gobierno. En un editorial del diario La Nación, puede leerse

39 Esto Es, 23 de Julio de 1956 año IV número 131“Dos Candidaturas post-Peronistas Frondizi y Bengoa.

¿Se debatirá entre ellas el voto de las mayorías? El subtitulo del párrafo reza: “La Desperonización, este es

el problema.” 40

La Nación, el 3 Julio de 1956 “Bienes de Perón al estado.” 41

La Nación, 15 de Julio de 1956 “Bienes de ex fundación patrimonio del estado”

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19

como el Gobierno de facto mediante un decreto del Ministerio de Educación firmado por

el presidente devolvía a las academias nacionales su autonomía. El decreto legitimaba a

las academias como “los órganos adecuados de la sociedad para manifestación, progreso

y acrecentamiento de las artes, las ciencias y las letras” dando cuenta de las formas de

patrocinar los espacios de alta cultura. Al mismo tiempo se criticaba al peronismo que “a

lo largo de su desastrosa actuación, evidenció su irreductible incompatibilidad con todos

los institutos y organismos superiores de cultura nacional (….).”42

De esta forma el

leitmotiv de la “Revolución Libertadora” era enfatizar en las denominadas formas de

implementar cultura popular por parte del justicialismo a “un régimen perverso, que se

proponía reemplazar todo eso con la imposición exclusiva de una dogmática doctrina

totalitaria y con la práctica desaforada y embrutecedora del ejercicio físico.”43

De esta manera coincidimos con las afirmaciones de la historiadora del arte

Andrea Giunta cuando señala el nuevo rol que desempeñó el estado con respecto a las

representaciones visuales.44

El concepto de reconstruir formas culturales previas a 1943

estaba orgánicamente vinculado con la idea de destruir toda la producción visual del

justicialismo, justificándose que: “Los cuadros y las estatuas eran retratos que estaban

destinados a divinizar a aquellos que, por su posición, más obligaciones, tenían que dar el

ejemplo de la austeridad. Y después de producida la Revolución Libertadora hubo que

destruirlos, porque significaban el oprobio para nuestra altivez democrática, al mismo

tiempo que un atentado contra el más elemental buen gusto.”45

Al peronismo se lo

42

La Nación, 5 de Diciembre de 1955, 4 editorial “Restauración de las academias nacionales.” 43

Ibíd. 44

Andrea Giunta, Vanguardia, Internacionalismo y Política. Arte Argentino en los años sesenta, (Buenos

Aires: Siglo Veintiuno editores, 2008). 68. 45

La Nación, 11 de Diciembre 1955, 4 “Hacia el renacer de nuestra cultura” el artículo también alegaba

falta de inversión del peronismo en museos y cuadros a diferencia de otros países tras la Segunda Guerra

Mundial.

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20

consideraba como el “inventor de una cultura falsa a expensas de la cultura real”

llamándose a construir: “Sobre las ruinas de la dictadura, retomando nuestra preclara

tradición espiritual.”46

En el proceso de reconstrucción o mejor dicho de restablecimiento

de la antigua tradición liberal el gobierno de la “Revolución Libertadora” entabló buenas

relaciones con todos aquellos sectores de la alta cultura opuestos al peronismo.47

Las tensiones y contradicciones del proyecto de volver a las formas de alta cultura

se veían reflejadas en las críticas a los usos de la cultura popular en tiempos del

peronismo. Un claro ejemplo fue la supresión, por parte de la “Revolución Libertadora,”

de la enseñanza del bandoneón que había sido establecida en tiempos de Perón en el

Conservatorio Nacional de Música. El tango era estigmatizado como un género musical

menor con todas las connotaciones negativas por su falta de decoro y sus reminiscencias

plebeyas. De esta manera la política de desacreditar al bandoneón dentro de la enseñanza

oficial actuaba como una crítica general a los usos de cultura popular que había realizado

el peronismo (…) “durante estos últimos años no se ha pensado en fomentar la cultura

nacional sino en rebajarla.” La crítica continuaba con el lamento hacia un viejo símbolo

de las elites que pasó por un intento de resignificación como espacio de cultura popular

durante el pasado gobierno peronista. “Perfecto símbolo de ello fue el haberse impuesto

al teatro Colón, nuestro primer escenario nacional, la representación del Conventillo de la

Paloma o el haber exigido a la orquesta del mismo la ejecución de un concierto de

tangos.” El tono despectivo iba en crescendo recordándose que: “Había en todo ello un

46

Ibíd. 47

Un ejemplo sobre este punto puede encontrase en las memorias del escritor y amigo de Borges, Adolfo

Bioy Casares, miembro de la vieja elite argentina, que señalaba que en el contexto de la posible devolución

del anteriormente confiscado diario La Prensa, un grupo de intelectuales querían realizar un pedido al

gobierno para acelerar el proceso. “Como el anunciado decreto del gobierno de la Revolución Libertadora

se postergaba, pensamos que tal vez fuera oportuno que un grupo de escritores lo pidiéramos (aquel

gobierno nos escuchaba).” Adolfo Bioy Casares, Descanso de Caminantes, Diarios íntimos, (Buenos Aires:

Editorial Sudamericana, 2001), 38.

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21

olor a bailango suburbano, a miseria artística, a primitivez.” De esta manera se daba el

diagnostico sobre esos tiempos “Un pueblo se civiliza elevándose, descartando lo bajo o

lo pequeño, exaltando los valores más altos, despojándose de lo rudimentariamente

instintivo.” Finalmente se caracterizaba el peronismo y su acción cultural. “Esto es lo que

no quiso que se hiciera el régimen depuesto; necesitaba un arte descamisado, como quería

una muchedumbre que exhibiera los tiradores.”48

Un Museo de Arte Moderno, difusión de alta cultura en Buenos Aires y diatribas a

la cultura popular justicialista

Ahora bien, dentro de las formas de patrocinar alta cultura en Abril 1956 se creó

por resolución municipal el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Buenos Aires. Su

primer director fue el crítico de arte Rafael Squirru que en un reportaje sobre el nuevo

espacio cultural señalaba:

-¿Qué motiva la creación del Museo?

-Sería necio atribuirse la paternidad de la idea de crear entre

nosotros el Museo de Arte Moderno. Trátese más bien de una

necesidad que hace rato está presente en nuestro medio artístico,

por lo que el actual gobierno, con la misma humanidad con que ha

previsto pulmotores a los atacados por la poliomielitis, decidió,

por intermedio de la Municipalidad de Buenos Aires, a través de

su dinámico secretario de Cultura, acudir en ayuda del orfanato en

que nos encontrábamos.49

La respuesta de Squirru -trazando un paralelismo entre la acción estatal en el campo de la

medicina con la ejecución de políticas culturales- equiparaba la situación artística legada

desde el período peronista con un mal que había dejado huérfano al medio artístico local.

48

Criterio 23 de Febrero de 1956 año XXVIII Nº 1254, 137 “El Bandoneón.” 49

Esto Es 26 de Abril de 1956 año IV número 118, 32 “El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.” Reportaje a director, el Dr. Rafael Fernando Squirru. Para una descripción más detallada sobre la creación

del Museo de Arte Moderno véase, Andrea Giunta, Vanguardia, Internacionalismo y Política, 76-78.

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22

El propósito del gobierno militar era difundir los valores de alta cultura. De esta

manera las autoridades buscaban encontrar espacios para la propagación de alegadas

formas superiores de representación. Dentro del imaginario oficial se describía que las

reuniones artísticas y culturales en las plazas públicas tenderían hacia una ornamentación

sombría, “con el fin de evitar las decoraciones monumentales, que –expresó- cohíben y

ahogan la personalidad individual.”50

De esta forma el gobierno de la “Revolución

Libertadora” buscaba inhibir los espacios monumentales en las celebraciones públicas,

subrayando una estética de decoro contra la alegada fastuosidad del peronismo.

El doble movimiento de diatribas contra la cultura popular justicialista y de

propuestas de decoro en los espacios culturales se repetía en diversos medios. En un

editorial del diario La Nación se criticaba la anterior concepción de la cultura peronista y

su forma de manipular la idea de la cultura “social” (popular) atacando la denominada

alta cultura. Las críticas también aludían a la anterior política justicialista hacia las

instituciones universitarias, laboratorios e institutos. Frente a ese panorama el editorial

reivindicaba la posibilidad de llevar la cultura a las plazas y clubs como “expresiones

puras del espíritu, el arte y el buen gusto.”51

En el texto, además de la propuesta de

difusión cultural subyacía un meta-discurso que escondía las ansiedades y tensiones de

clase en un alegato que todavía guardaba un fuerte rechazo a hacia el trastrocamiento que

produjo el peronismo en las costumbres, normas y gestos de deferencia.

La “Revolución Libertadora” señalaba el objetivo de difundir las viejas normas de

“buen gusto al espacio de la ciudad” que, en los ojos de la elite, había sido desordenada e

invadida por las masas peronistas. De esta forma existieron diversos proyectos que

50

La Nación 28 de Junio de 1956, 6 “Proyectos de la Municipalidad de Orden Cultural.” 51

La Nación 30 de Junio de 1956, 4 “Reivindicación de la Cultura.”

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23

buscaban modernizar la arquitectura y espacios de la capital argentina como fue el del

joven arquitecto Antonio Bonet de renovar bajo un estilo modernista sectores de Buenos

Aires bajo una nueva concepción urbanística.52

Ante el anhelo de la vuelta a lo que Ángel

Rama denominó como “la ciudad letrada” el gobierno de la “Revolución Libertadora”

buscaba desperonizar una urbe que había sido el centro del teatro político de las masas

peronistas y darle una nueva impronta de modernización.53

Ahora bien, la construcción de una nación desperonizada implicaba enfatizar la

idea de una sociedad donde los viejos valores liberales tuviesen un lugar central. Diversos

proyectos culturales acompañaron este proceso. Uno de ellos fue la creación en Agosto

de 1956 de la denominada “Cátedra de la Libertad” en la Facultad de Filosofía de la

Universidad del Salvador donde se organizaron disertaciones y la clase inaugural estuvo a

cargo del profesor italiano Michele Federico Sciacca.54

Además de las iniciativas

universitarias se organizaron eventos de difusión de música clásica en contraposición de

géneros populares como el tango. De esta manera en la ciudad de Rosario en Agosto de

ese año se organizó el festival Mozart, dando cuenta de la regeneración de los elementos

de alta cultura.55

El corolario de esta política de fomento de alta cultura era la posibilidad

de un Instituto de Arte Moderno dentro del Teatro San Martín.56

52

Esto Es, 13 de Agosto de 1956 año IV número 134, 22 “La futura ciudad de Buenos Aires”. 53

La estructuración de un espacio de poder y saber a través de las urbes latinoamericanas desde el período

colonial hasta el siglo XX fue analizado por Ángel Rama en The lettered City, (Durham NC: Duke

University Press, 1996). 54

Esto Es 20 de Agosto de 1956 año IV número 135, 25 “La Cátedra de La Libertad” El artículo incluye un

reportaje donde se revaloriza a la idea de democracia. 55

Esto Es 27 de Agosto de 1956 año IV número 136, 38 “Rosario ya tiene su festival Mozart” se muestra la

regeneración de elementos de alta cultura. 56

Esto Es 15 de Septiembre 1956 año IV número 143, 22 “Buenos Aires Tendrá un gran Instituto de Arte

Moderno.”

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24

Una vuelta a las imágenes de la Argentina liberal

Uno de los principales recursos dentro del nuevo dispositivo cultural que la

“Revolución Libertadora” buscaba consolidar era la vuelta a las imágenes de la tradición

liberal del siglo XIX. De esta manera diversas representaciones artísticas daban cuenta de

una particular estética donde se manifestaban los valores y significados políticos previos

a 1943. Si bien la producción cultural del gobierno de la “Revolución Libertadora” fue

menor en su cantidad de imágenes -comparada al período justicialista- es importante dar

cuenta de las formas creadas por el gobierno de facto.

Un primer ejemplo de la vuelta al ideario liberal está representado en el sello

postal extraordinario que la Dirección General de Correos y Telecomunicaciones realizó

en adhesión al gobierno con la leyenda conmemorativa: “Revolución libertadora del 16

de Septiembre de 1955” (figura 1) La crónica periodística explicaba la imagen en estos

términos: “La viñeta presenta la Libertad rompiendo las cadenas que la aprisionaban, y

de la emisión serán puestos en venta diez millones de ejemplares, de un valor de $1,50

cada uno.”57

57

La Nación 11 de Octubre de 1955, 4 “Sello Conmemorativo de la Revolución.”

Page 25: Di Tella Revolución Libertadora paper 2012

25

1-Estampilla conmemorativa Octubre1955 (fuente AGN)

Ahora bien, la vuelta a la estética de los valores previos a 1943 no puede

desligarse de un contexto general donde el gobierno de facto decidió rehabilitar la

Constitución Argentina de 1853 arquetipo del ideario liberal. De esta forma el decreto de

rehabilitación señalaba que “Articulo 1º.-Declarar vigente la Constitución Nacional

sancionada en 1853 con las reformas de 1860, 1866, 1898 y exclusión de la de 1949

(…).”58

La “Revolución Libertadora” consideraba que el único fin de la pasada reforma

peronista era “obtener la reelección indefinida del entonces presidente de la República.”59

Era en ese particular contexto de vuelta a los significados políticos del siglo XIX donde

se generaron una serie de representaciones que tomaban el leitmotiv de la “libertad”

(figura 2).60

La repetición de este motivo estético de la era post-peronista se puede

58

La Nación, 2 de Mayo de 1956, 1 “Texto de la proclama que pone en vigor la Constitución del 53.” 59

Ibíd. 60

En un fragmento de la película de Jorge Cedrón “Operación Masacre” (1972) puede observarse imágenes

documentales de la época de la “Revolución Libertadora” donde está presente en las celebraciones una

carroza que tiene una enorme estatua de la libertad. La película estaba basada en el libro homónimo de

Rodolfo Walsh.

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26

encontrar en el proyecto de construcción de una estatua por el artista Juan Carlos Iramain

en el pueblo de Aguilares de la provincia de Tucumán.61

(Figura 3) La diferencia del

simbolismo de las cadenas rotas de la figura 2 con la otra representación donde prevalece

la serenidad de la palma abierta da cuenta del carácter bifronte de la representación de la

libertad durante ese período. De esta forma la república podía ser representada tanto en

“acción” contra el pasado que la encadenaba como en un presente sereno donde el orden

y la serenidad se tratan de imponer como valores políticos.

2 -Esto Es Septiembre 1956 3-La Nación Junio 1956

61

La Nación 25 de Junio de 1956, 6 “La Estatua de la Libertad.”

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27

Una guerra de símbolos: entre la batalla de Caseros y la Estatua de la Libertad

La política de recrear los viejos símbolos liberales incluía la superposición de

estos signos en emblemas que estaban asociados al justicialismo. De esta forma en un

editorial del diario La Nación del año 1957 se intentaba resignificar el 1 de Mayo como

fecha de “libertad.” La fiesta de los trabajadores era entrelazada en la narrativa liberal

referida a la derrota de aquel que se señalaba como el espejo distorsionado de Perón en el

siglo XIX: Juan Manuel de Rosas: “Fiesta de los trabajadores pues, el 1 de Mayo es a la

vez la jornada que señala dos etapas decisivas en el devenir argentino es el día de 1851 en

que el pronunciamiento de Urquiza conmueve a la dictadura que caerá meses más tarde

en Caseros, empujando al tirano a buscar refugio en tierra extraña(…).”62 La centralidad

que tenia dentro del imaginario popular la fiesta del trabajo desnudaba los intentos del

gobierno de facto de re-estilizar esa fecha en detrimento de aquella otra prohibida del 17

de Octubre.

La restitución de antiguos símbolos liberales tomaba formas de representación

que estaban influenciadas en las tradiciones del período revolucionario francés.63

De esta

forma el ideal de la república para la Argentina del siglo XIX se encarnaba a través de

nociones de lo femenino con los símbolos del gorro frigio y la lanza (figura 4). Un

ejemplo de estas influencias estético-políticos se encuentra en una estatua creada a fines

de siglo XIX para la localidad de Moreno en la provincia de Buenos Aires. La historia de

la escultura desde su creación, hasta la llegada y caída del peronismo condensa las

batallas culturales que la “Revolución Libertadora” intentaba desplegar en el ámbito de

62

La Nación 30 de Abril de 1957, 6 “1 de Mayo”. Para una ilustración que superpone a un trabajador con la

Urquiza véase el diario Clarín 27 de Abril de 1958 segunda sección (portada) “Trascendencia Argentina

del primero de Mayo.” 63

Para los símbolos del periodo revolucionario francés, véase Lynn Hunt, Politics, Culture and Class in the

French Revolution, (California: University of California Press, 1984). capítulos 2 y 3. 52-119.

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28

las representaciones políticas. De esta forma cuando fue erigida originalmente la creación

artística contaba con dos columnas donde se leía en letras blancas sobre fondo azul:

“Plaza de la libertad.”64

Durante el gobierno de Perón la plaza fue rebautizada con el

nombre “Evita” y la estatua quedó en una quinta de propiedad privada. Con el

advenimiento del gobierno de facto se generaron numerosas replicas o simulacros del

símbolo de la libertad que tenía su epicentro en el de la Pirámide de Mayo. De esta forma

el caso de la estatua de la localidad de Moreno, restituida por la “Revolución libertadora,”

marcaba en una instancia local una alegoría a nivel nacional. Esta alegoría se refería a

una narrativa donde el peronismo desplazó a la vieja tradición liberal y los símbolos de la

república por aquellos otros signos donde imperaban las figuras de los líderes como

Evita. La misión que la “Revolución Libertadora” autoproclamaba encarnar en la batalla

por los significados políticos era la de restituir las alegadas formas tradicionales de

representación a lo largo del país.

64

La Nación 31 de Julio de 1957, 11 “Una Estatua a la Libertad” el artículo señalaba que “La estatua es, sin

duda, una copia o replica de la que corona la histórica pirámide de Mayo, en la plaza metropolitana del

mismo nombre. La figura de una mujer tocada con gorro frigio, la mano izquierda apoyada en el escudo

nacional y en la derecha una lanza, representa la República. En el suelo, bajo sus pies, yace caída una

cadena de gruesos eslabones cortada de ambos extremos. Así está representada la Libertad, con sencillez y

elocuencia.”

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29

4-La Nación Julio 1957 5-Sello de la República Francesa, 1792

(Lynn Hunt, Politics, Culture and Class)

Rituales políticos de la “Revolución Libertadora”

Otra área poco estudiada por la historiografía son los denominados rituales

políticos de la “Revolución Libertadora.” Gran parte de los estudios académicos se han

centrado en el accionar gubernamental - tanto de civiles como militares-, así como de las

medidas represivas del poder surgido el 16 de septiembre de 1955.65

Ahora bien, creemos

que para poder comprender la transformación que el gobierno de facto intentó en el plano

político debemos explorar sus intentos de generar legitimidad en el ámbito simbólico. De

esta manera en esos años se dieron toda una serie de rituales donde se buscaba recrear

una genealogía con la Argentina previa a 1943. Las fechas claves del 25 de Mayo de

1810 y el nueve de Julio de 1816 eran resignificadas para conmemorar una nación que

65

Sobre las medidas de intervención de la CGT por parte de la “Revolución Libertadora,” véase Daniel

James, Resistence and Integration, en especial el capítulo 2. 43-71.

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30

debía alejarse para siempre del fantasma del denominado totalitarismo. De esta forma la

concepción de un país liberal debía estar presente y así lo estaba en los actos que

conmemoraron a la “Revolución Libertadora.”

En un acto en la plaza del Congreso en Buenos Aires en Enero de 1956 podemos

encontrar las características sobre como “debía ser” un ritual político del nuevo gobierno.

En primer lugar es interesante destacar como se caracterizaba o “imaginaban” a aquellos

participantes de los rituales favorables a la “Revolución Libertadora.” Según la crónica

periodística “Los ciudadanos llegaron a la Plaza del Congreso uno a uno, o formando

grupos pequeños integrados por parientes o amigos: no hubo concentraciones previas ni

nominas oficiales a que contestar „Presente‟.”66

Es importante subrayar la forma en que

se definía la noción de ciudadanía -en un sentido previo y ligado con la vieja tradición

liberal- siendo conformada la misma por “individuos” que se auto convocaban “por el

sentido de su responsabilidad individual frente al momento que está viviendo la patria.”67

En esta concepción la suma de estas individualidades -continuaba la descripción

periodística- era la que formaba la “muchedumbre” que apoyaba al gobierno. De esta

forma podemos dar cuenta sobre el contrapunto entre dos concepciones ideales sobre

participación política: la primera era una noción de ciudadanía que contrastaba con

aquella de la “comunidad organizada” peronista donde los ciudadanos concebidos por el

liberalismo dejaban de ser tales para pasar a una entidad mayor. La concepción de la

“Revolución Libertadora” enfatizaba la noción de un individuo atomizado y buscaba

diferenciarse del ideal peronista de ciudadanía no-liberal. Otro punto importante de este

tipo de acto era la forma en que se manifestaban en el ritual los símbolos patrios que sólo

66 La Nación 11 de Enero de 1956, 1 “Aclamo la Ciudadanía a la Libertad en la Asamblea popular de la

plaza del Congreso” 67

Ibíd.

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31

debían estar asociados a una tradición previa a 1943. De esta manera en claro contraste

con los emblemas de las épocas peronistas se afirmaba que “La bandera fué una, la que

nunca debió tener a su lado otros símbolos que los permanentes de la argentinidad.”68

Un

tercer punto del ritual era el tipo de narrativa de los distintos oradores del acto, entre ellos

el Dr. Bullrich que era portador de un tradicional apellido de la alta sociedad porteña. En

sus alocuciones se reiteraba el relato de la caída de Rosas como el fenómeno a comparar

con el peronismo. Por último en su discurso se restablecía una genealogía con la tradición

de la Revolución de Mayo y la batalla de Caseros para referirse a la nacionalidad.

El 25 de Mayo, poder y alta cultura

Ahora bien una de las principales fechas para recrear las formas y rituales que

brindarían legitimidad al nuevo gobierno era el 25 de Mayo. En un artículo de la revista

Esto Es se daba cuenta de la noción de legitimidad que buscaba el nuevo gobierno

tratando de recrear en la fiesta patria las tradiciones simbólicas previas a 1943. Días antes

de la fecha de la celebración el texto recordaba cómo se festejaban los 25 de Mayo desde

el siglo XIX a través de poemas de la época. Al mismo tiempo se establecían referencias

al denominado “centenario” incluyendo un poema de un referente de la alta cultura

porteña como el escritor Leopoldo Lugones.69

De esta forma se recuperaba una vez más

la línea de la genealogía liberal que se alegaba proveniente del ideario de Mayo de 1810.

Al mismo tiempo se creaba un contra punto y una acusación al justicialismo por no haber

celebrado esta fecha -a los ojos de las viejas elites- en su forma debida. Es importante

68

Ibíd. 69

Leopoldo Lugones representaba una de las corrientes de modernización de la poesía en Argentina. Su

figura artística también es recordada por una frase a favor de la intervención militar en la política nacional

“ha llegado la hora de la espada” previo al golpe de estado de septiembre de 1930.

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32

agregar un matiz que esta acusación condenaba al justicialismo menos de omisión que en

poner el énfasis en conmemorar fechas como el 17 de Octubre y el primero de Mayo en

la economía de rituales públicos.70

Ahora bien, la primera celebración del 25 de Mayo en una era post-peronista da

cuenta de la articulación de los elementos de una vuelta al ideario liberal sumado a un

énfasis en rituales que incluían espacios propios de alta cultura. Si bien la historiadora

María Spinelli describe parte de los rituales del nuevo gobierno durante la celebración

patria, su enfoque no conjugó -como en nuestra investigación- el análisis de las formas

visuales de representación con las concomitantes conmemoraciones políticas.71

De esta

forma en el diario La Nación se narraba paso a paso los detalles de la celebración para el

año 1956. Así desde la mañana el primer acto del día fue la realización de una Marcha

Cívica de la Libertad -haciéndose referencia a la Marcha de la Libertad de 1945. La

crónica explicaba que por las céntricas avenidas Santa Fe, Maipú y Florida de Buenos

Aires se congregaban “los grupos, núcleos familiares insistimos, y no columnas

partidarias.” “Emulos de French y Beruti, algunos jóvenes repartían escarapelas con una

triple cinta que ostentaba sobreimpresas en negro las fechas: 1810, 1852 y 1955.”72

Es

importante destacar como se resignificaba a través de los símbolos patrios la genealogía

liberal de la revolución de Mayo aludiéndose a la fecha de la batalla de Caseros y

también el golpe contra Perón. Después del reparto de escarapelas se realizó una ofrenda

floral al monumento a San Martín. El artículo periodístico señalaba como luego la

marcha continuaba por la calle céntrica Florida donde un camión llevaba con grandes

70

Esto Es, 22 de Mayo de 1956 año IV número 122, 6 “25 de Mayo” “Para la Unión de los Argentinos” 71

Spinelli, Los vencedores vencidos,79-80. 72

La Nación, 26 de Mayo de 1956, 1 “Desfile Militar y La Marcha Cívica Fueron Magníficos actos de la

efemérides de Mayo.”

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33

vidrieras “una reproducción corpórea de la escultura que en el Arco de Triunfo de París

representa la Libertad.”73

Los hombres encabezaban la marcha como sus abanderados

seguidos por media cuadra de manifestantes. En el ritual participaba la agrupación juvenil

femenina “Azul y Blanco” llevando una gran bandera argentina que durante el recorrido

–y según una crónica sumamente estilizada- recibió flores desde los balcones mientras

sonaba la “Marcha Cívica de la Libertad.” De esta forma es importante subrayar como se

resignificaba la noción de libertad vinculándola a la narrativa europea de lucha contra el

nazismo a través de la escultura de la liberación de Paris. La dimensión de género -a

través del símbolo femenino de la libertad- se potenciaba con la presencia durante el

ritual de la agrupación femenina “Azul y Blanco.” Por último la celebración finalizó con

una velada en el teatro Colón, donde tras el himno nacional las máximas autoridades de la

“Revolución Libertadora” presenciaron la ópera de Giacomo Puccini Madame Butterfly.

Es muy importante destacar el locus de la celebración del 25 de Mayo como contrapunto

al pasado justicialista y como una forma de retorno de la alta cultura al teatro Colón. De

esta manera se daba una asociación de las elites políticas con las formas simbólicas de la

alta cultura, donde “Damas lujosamente ataviadas ocuparon los palcos y plateas, y

confirieron a la velada una elevada jerarquía artística y social.”74

Así las maneras de

demarcación del campo político tuvieron en este tipo de rituales una vuelta a los clivajes

de clase donde se articulaban representaciones de riqueza, género y belleza. La

performance de esta triada se asociaba a las formas de manifestar el poder político en

manos de las fuerzas pretorianas.

73

Ibíd. 74

Ibíd.

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34

¿Conmemorar el 16 de Septiembre?

Ahora bien, con relación a la conmemoración del aniversario del golpe de

Septiembre de 1955 el gobierno de facto dispuso en un primero momento no realizar

actos oficiales de festejo. Sin embargo, la crónica periodística señalaba que la decisión

gubernamental no podía impedir que aquellos que apoyaron el golpe recordasen la fecha

y “que el pueblo exprese su testimonio de gratitud y de alegría por los acontecimientos

del 16.”75

De esta forma se celebró el primer aniversario de la “Revolución Libertadora.”

Las autoridades “en expresión de austeridad (…) habían dispuesto limitar al mínimo

posible las manifestaciones oficiales.”76

Es importante destacar como el gobierno de facto

al mostrar la adhesión de sus seguidores en los actos subrayaba la noción de austeridad y

de poco bullicio en la celebración. La crónica describía como en la Plaza de Mayo se

pusieron pequeñas ofrendas florales al pie de la Pirámide de Mayo entrelazadas con

insignias de colores argentinos con la dedicatoria “A los que cayeron por defender la

libertad y a los que siguen luchando en defensa de la libertad y de la democracia. Muchas

gracias.” En este tipo de ritual debe destacarse el espacio de la Plaza de Mayo

resignificado como símbolo de la “libertad” y lugar de nuevos rituales cívicos. Siguiendo

a la socióloga Silvia Sigal podemos observar cómo se intentaron construir nuevos

sentidos políticos en la conmemoración en Plaza de Mayo contrastando con la antigua

atmosfera carnavalesca del peronismo.77

Así, alrededor de las 11 de la mañana la

concentración frente a la Casa de Gobierno comenzó a dar vivas a la libertad y a la

75

La Nación 16 de Septiembre de 1956 (portada) “Será evocada hoy la Revolución del 16 de Septiembre” 76

La Nación 17 de Septiembre de 1956, 1 “El 1er Aniversario de la Revolución Celebrose” Concentración

Popular en la Plaza de Mayo. 77

Silvia Sigal, La Plaza de Mayo, una crónica, (Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 2006), 278-311.

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“Revolución Libertadora.” La crónica continuaba señalando que se lanzaron globos

celestes y blancos cantándose la canción patria alternada con la “Marcha de Libertad”

declamándose motivos a favor de la República. Según La Nación, “La multitud comenzó

luego a reclamar la presencia del presidente y vicepresidente provisionales. Sus nombres

fueron coreados por quienes esperaban oír sus palabras: se supo, poco después, que no

estaban en la sede del Gobierno.”78

Uno de los puntos centrales de este tipo de ritual era

la noción de “ausencia” del liderazgo en el centro simbólico en la Plaza de Mayo.

Una de las cuestiones principales en los rituales del período post-peronista, eran

los espacios que pudiesen actuar de referentes simbólicos del gobierno de facto. De esta

forma el edificio del Cabildo fue un lugar simbólico de importancia para los

simpatizantes de la “Revolución Libertadora.” Así en Mayo de 1957 el vicepresidente de

la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos, Dr. Jorge Mitre, visitó al

presidente de la República para que estuviese presente en el Cabildo durante los festejos

vinculados a la fecha patria de 1810. La crónica periodística recordaba que al restaurarse

el Cabildo en 1940 se iniciaban las ceremonias de conmemoración de la Revolución de

Mayo con la concurrencia del presidente al balcón del Cabildo. Después del Tedeum las

autoridades visitaban el edificio donde se había iniciado la revolución de 1810. “Sonaban

en esos momentos la campana restituida y autoridades y público cantaban el Himno

Nacional.”79

De esta forma se señalaba que el acto se había realizado de esa manera hasta

1947 y que “La dictadura, que por entonces acentuaba sus modalidades, decidió

suprimirlo, como suprimió tantas otras recordaciones de nuestra historia.”80

Además de la

estigmatización del justicialismo encontramos una vez más mecanismos de “tradición

78

La Nación 17 de Septiembre de 1956, 1. 79

La Nación 21 Mayo 1957, 1 “Invitose al Presidente a ir al Cabildo.” 80

Ibíd.

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36

selectiva” de aquellos que querían volver a prácticas culturales y rituales políticos previos

a los del peronismo para hacer de los balcones del Cabildo un símbolo asociado al poder

de la antigua tradición liberal.

Adherentes a los actos oficiales

El carácter de los adherentes a los rituales de la “Revolución Libertadora” era un

tópico común dentro de las publicaciones de la época. En un artículo de la revista Esto

Es titulado “Si este no es el pueblo el pueblo ¿Dónde está?” se describía como se

imaginaba una marcha en tiempos de la “Revolución Libertadora” contrastándola con

aquellas otras de los tiempos del peronismo.81

Es importante el carácter prescriptivo

sobre cómo debía ser una manifestación a favor del nuevo gobierno caracterizada por el

decoro y las buenas formas de un pueblo (…) “sin alharacas ni bravuconerías, (…) “sin

pensar en desmanes, ni avallasamientos. Sin insultos…Sin incendios…Sin horcas….” De

esta forma se generaba un contraste en crescendo contra el peronismo y su atmosfera

carnavalesca alegándosele violentos excesos. En contraposición al justicialismo se

describía a los participantes de los rituales de la “Revolución Libertadora” que “Era –ese

sí- el verdadero pueblo de una nación avanzada en su cultura. Representación cabal de la

Argentina tradicional, que enorgulleció siempre a sus hijos.” La crónica continuaba

contrastando un pasado reciente que se creía superado, de esta manera se afirmaba que

“Se había reunido allí, casi sin anuncios previos, sin exigencias del amo, sin apremios, sin

amenazas. Sin trenes oficiales, Sin camiones. Sin inspectores, que controlaran la

asistencia.”82

De esta forma el documento describía de forma estilizada las

81

Esto Es 24 de Mayo a 30 de Junio de 1957 año V número 169, 20. 82

Ibíd.

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37

movilizaciones peronistas contrastándolas con la concepción de un sujeto popular al que

se consideraba el “real” portador de los valores de la “Argentina tradicional.”

El último acto conmemorativo a la “Revolución Libertadora” se celebró en

Septiembre de 1957 y fue titulado por el diario La Nación “Marcha del 16 de Septiembre,

Hora 0 de la libertad.” De esta forma se anunciaba que la marcha se dirigiría hacia la

Plaza de los dos Congresos donde se entonaría el Himno y la “Marcha de la Libertad.” El

ritual cívico estaría encabezado con una bandera argentina de seda con una extensión de

cien metros “que portarán damas que en diversas formas contribuyeron al éxito

revolucionario de septiembre de 1955.”83

Ahora bien, es importante en este tipo de ritual

la idea de la “hora cero” -la “Revolución Libertadora” marcando un nuevo hito en la

temporalidad histórica- contrapuesta a la operación temporal del “antes y el después”

realizada por el justicialismo. Así, la conmemoración buscaba recrear el “tiempo

perdido” por el peronismo.

Conclusiones:

La política de la llamada “Revolución Libertadora” tuvo tres facetas simbólicas

relacionadas. En un primer momento –durante las primeras semanas luego del golpe- se

dio un fenómeno iconoclasta por parte de aquellos que se habían sentido humillados y

ofendidos por el reciente fenómeno peronista. En esa primera instancia iconoclasta

aquello que subyacía eran las ansiedades y temores de los sectores de clase media ante lo

que se vía como la herejía social del peronismo. Luego, durante el breve interregno del

General Lonardi (de Septiembre a Noviembre de 1955) se generó una condena moral

83

La Nación 8 de Septiembre de 1957 “Homenaje a La Revolución”

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38

sobre el fenómeno del peronismo como una aberración que podía superarse luego de

haberse desplazado a su carismático líder. Es a partir del ascenso del General Aramburu

en Noviembre de 1955 donde se desplegó de manera visceral la política de

“desperonización.” De esta manera se prohibió por decreto toda forma de representación

del justicialismo. Además el propio estado se encargó de destruir publicaciones, bustos y

cuadros que aludiesen a Perón y a Evita. Al mismo tiempo el gobierno de facto buscó

expulsar del campo simbólico a los líderes del justicialismo, neutralizando sus

conexiones históricas con el pasado argentino. Toda institución y reminiscencia hacia el

justicialismo debía ser erradicada como quedó ejemplificado en la destrucción de la

residencia del propio Perón en 1956.

Ahora bien, uno de los puntos centrales de este capítulo era ir más allá de la

producción historiográfica existente para plantear preguntas nuevas y complejas sobre el

accionar de la “Revolución Libertadora” más allá de su accionar represivo. De esta forma

la producción de símbolos e imágenes políticas por parte del gobierno de facto tuvo un

volumen menor al de la época peronista, pero el “dispositivo cultural” que creó se

manifestó en diversas formas. Así, se elaboraron estampillas conmemorativas, estatuas y

se desarrollaron empresas culturales que iban desde un Museo de Arte Moderno hasta

cátedras universitarias que celebraban “la libertad.” Uno de los puntos centrales del

nuevo gobierno era el intento de apelar a los símbolos, imágenes y valores de la tradición

liberal previa a 1943. De esta forma el gobierno que se inició en 1955 buscaba alejar para

siempre a Argentina del proyecto político y cultural de la “comunidad organizada.” La

manera de imaginar una nación en la anterior forma de representación del peronismo

vinculaba al “pueblo” con sus líderes a través de imágenes y rituales donde la

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39

denominada cultura popular jugaba un papel central. Los anteriores clivajes plebeyos y

obreristas de la cultura política justicialista eran sustituidos por una nueva forma de

representar a Argentina: un país donde los símbolos nacionales se articulaban con el

predicamento liberal del siglo XIX. En las anteriores formas de encarnar a la nación las

figuras más visibles eran Perón (equiparado a la figura de José de San Martin) y Evita “la

jefa espiritual de la nación.” En las formas de representación de la “Revolución

Libertadora” el símbolo de la libertad se encarnaba en una genealogía que se remontaba a

los símbolos republicanos franceses de fines del siglo XVIII: la imagen femenina con el

gorro frigio. En el marco de la batalla cultural contra el denominado “totalitarismo”

peronista Argentina debía representarse a través de formas republicanas que la

diferenciasen de todo vestigio de las anteriores formas populares y plebeyas. De esta

forma la resurrección de una estética de alta cultura en los rituales políticos de la

“Revolución Libertadora” permite visualizar un fenómeno político más complejo y

articulado con la persecución y destrucción de símbolos peronistas.

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