Dia de La Tierra
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Reflexiones a propósito del Día Mundial de la Tierra PRIMARIA
Tenía cerca de seis años, mi hermano mayor le dijo a la Carmelita, mi madre, “mañana muy temprano pasaré a buscar a
Heriberto, lo llevo para la cordillera”. Ese día casi no dormí pensando en cómo sería ese lugar. Había escuchado hablar de
él, los mayores de la familia solían pasar sus vacaciones en el Parque Inglés.
Muy temprano me levanté, me prepararon pollo, pan, fruta, huevos duros y unas bebidas y me pasaron a buscar. Subí a la
camioneta y comenzamos el viaje, mi primer viaje.
El camino fue fascinante, tomar agua en el chorro de la Teresa, pasar el puente Pancho, mirar el Velo de la Novia, las 7
Tazas y llegar a Parque Inglés. Lo primero que hicimos fue caminar al río y al llegar a éste, mis ojos visualizaron el agua
más cristalina que habían visto. Desde entonces, todos los años visito ese lugar y siempre me siento en las mismas rocas
donde estuve cuando era niño a escuchar esa sinfonía, de corrientes de agua golpeando las rocas.
Codicia infinita
“Todo nuestro ser moderno, en cuanto no es debilidad sino poder y conciencia del poder, se presenta como pura hybris
(orgullo sacrílego) e impiedad… Hybris es hoy toda nuestra actitud con respecto a la Naturaleza”, Friedrich Nietzsche –
Genealogía de La Moral.
Si entendemos por valor moral todo aquello que lleva al hombre a defender, crecer en su dignidad de persona,
acompañado de reglas que rigen la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo,
entonces la forma con que tratamos y nos relacionamos con la Naturaleza está muy lejos de ser moral.
La habitabilidad está amenazada, pero la amenaza no proviene de un defecto de intervención humana sino más bien de un
exceso irracional de ésta. Nuestro tiempo es la era de la crisis ecológica global, una crisis civilizatoria.
Muchas veces pensamos que las grandes catástrofes ambientales están lejos de nosotros, pero cuando nos toca vivirlas de
cerca, los pensamientos que rodean nuestra mente es desconcierto, tristeza, abandono, asombro y una molestia contenida.
La actual crisis ecológica resulta de una triste relación entre hombre y medio ambiente. Se está destruyendo la Naturaleza
sin ningún imperativo moral. Estos escritos no tienden a abandonar el proceso de crecimiento en cuanto a la producción se
trata, más bien a que atendamos con premura el aprender a enfrentarnos con ética y moral al comportamiento que tenemos
con la naturaleza. No podemos seguir dañando y destruyendo la vida como bárbaros. Parece caracterizar nuestra psiquis
cierta inercia, pereza o adormecimiento, una codicia infinita.
Herramientas
El punto de partida para esta reflexión es básicamente porque hoy afecto mi espíritu y el de todos los molinenses, nuestro
refugio, nuestro nicho, nuestra joya más preciada ha sido herida, gravemente.
Aún no podemos dimensionar el tremendo daño ecológico al Parque Nacional Radal 7 Tazas. Se dañó la historia de vida de
nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros hijos, como es posible que aún no seamos capaces de vivir
relacionándonos con nuestro medio ambiente. Me cuesta entender y creo que no está dentro de mi esquema mental que
existan seres humanos dotados de las mismas capacidades que todos tenemos y que no entiendan que vivimos en un
momento histórico y que es de nuestra responsabilidad el cuidado de todas las especies que habitan la Tierra.Una tarea
esencial de nuestro pensamiento es el cultivar colectivamente una mirada de respeto a esas especies que viven en relación
con nosotros.Tenemos las herramientas, tenemos la creatividad y ya no caben más discursos sino acciones, educativas,
culturales, jurídicas, para la protección de la Tierra, porque está en cuestión la vida, la vida de todos nosotros.
Por Heriberto Acuña
Mensaje del Secretario General sobre el Día Internacional de la Madre Tierra
La palabra «madre» es sumamente evocadora. Nos trae a la memoria poderosos
recuerdos de la mujer que nos trajo al mundo, nos crió y nos ayudó a convertirnos en quienes
somos ahora. La Tierra es la madre por antonomasia: un planeta asombroso que desde
tiempos inmemoriales ha sustentado la vida en una miríada de formas. Con el tiempo, los
seres humanos dejamos de necesitar el cuidado materno constante; sin embargo, nunca
dejamos de depender de la Madre Tierra. Durante toda la vida, necesitamos aire, agua, tierra
fértil y la infinidad de otros dones con que nos obsequia el planeta.
Esta dependencia hace aún más sorprendente, si cabe, que hayamos permitido que el
rápido y a menudo imprudente desarrollo humano haya hecho peligrar tantos de los delicados
sistemas que llevan funcionando en armonía desde hace milenios. Cada vez somos más
conscientes de los estragos que ha causado nuestra especie: la contaminación, la progresiva
escasez de recursos, la extinción de especies de flora y fauna y la precipitación hacia puntos
de inflexión que podrían alterar la forma en que funciona nuestro planeta. Ni sabiéndolo
hemos cambiado nuestra forma de actuar.
Pero estamos a tiempo de enmendarnos y 2015 nos brinda una oportunidad
inmejorable para hacerlo. Este año, el mundo se propone acabar de definir la agenda para el
desarrollo sostenible después de 2015 y concertar un nuevo acuerdo universal sobre el
cambio climático que sea constructivo. Estos procesos podrían encauzarnos hacia un futuro
mejor al erradicar la pobreza extrema en todas sus formas y redefinir nuestra relación con el
planeta y todos y cada uno de los seres vivos que lo habitan.
Las grandes decisiones que tenemos por delante no corresponden solo a los
legisladores y los dirigentes mundiales. Hoy, en este Día de la Madre Tierra, hago un
llamamiento para que todos nosotros seamos conscientes de las consecuencias que tienen
nuestras decisiones sobre el planeta y lo que supondrán para las generaciones futuras. No
todos tenemos a nuestro alcance obrar de manera sostenible, pero quienes tenemos esa
posibilidad podemos transformar el mundo, entre los miles de millones de personas que
somos, con simples decisiones como optar por bombillas de bajo consumo o comprar solo lo
que vayamos a consumir. El cambio comienza con nosotros.
Como comunidad mundial, tenemos la oportunidad de hacer que 2015 sea un hito
decisivo en la historia de la humanidad. Puede ser el año que nuestros hijos y nietos
recuerden como el momento en que decidimos construir un futuro sostenible y resiliente, tanto
para la Madre Tierra como para todos aquellos que el desarrollo ha dejado rezagados hasta
ahora. Aprovechemos, juntos, esta oportunidad histórica.