Diario En el camión de Miguel Puertas · 2010-01-11 · gábamos al pueblo de Meji-llones. En ese...

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DAKAR SEXTA ETAPA (ANTOFAGASTA-IQUIQUE) Marc Coma. Marc Coma ganó su etapa más triste este año No le salían las palabras a Marc Coma al principio. Gafas de sol tapando la emoción y gesto tris- te. El catalán acababa de ga- nar su segunda etapa en este Dakar, pero con la pena por el accidente de Luca Manca. El italiano fue quien se quedó con él en la etapa anterior cuando se le destrozó el neumático tra- sero. Juntos repararon la moto y el italiano se quedó allí parado mientras el bicampeón intenta- ba perder el menor tiempo posi- ble. Marc se siente eternamen- te agradecido: “Al llegar me he encontrado con la mala noticia y me sabe muy mal porque en la etapa anterior Luca tuvo un gesto increíble conmigo, y no tenía ningún tipo de compromi- so para hacerlo. No lo olvidaré nunca. Sólo puedo agradecer lo que hizo por mí y es un duro gol- pe porque además él salía muy atrás por haberme ayudado. Es- pero que se pueda recuperar”. Coma no se explica cómo pudo suceder el accidente: “El lugar tenía mucho polvo, era una pista normal, sin aparente- mente mucho riesgo. Después sí había algún sitio donde había que jugársela al intentar ade- lantar, pista con mucha roca y aún había polvo pero, por lo demás, la etapa ha sido muy completa, con dunas, piedras”. Marc ganó ayer y, aunque está a mucha diferencia del líder, sigue jugándose la vida sin tener nada que demostrar. Eso también lo hacen los campeones, aunque no ganen. —M. FRANCO Manca le dio su rueda a Coma el miércoles y ayer sufrió una caída que ha puesto en peligro su vida. Manca lucha por vivir tras caerse en Atacama El italiano tuvo un accidente en el kilómetro diez con graves lesiones que incluyen un edema cerebral. Se encuentra en coma farmacológico T enía fiebre en Antofa- gasta, llegó tarde y le dolía la garganta. Nada serio, parecía. Y Luca Manca, italiano de 29 años, partió sobre las ocho y cua- renta minutos desde el inicio de la especial en Antofagasta con destino a Iquique. Minutos antes de las nueve de la maña- na, en el kilómetro seis de la etapa, Manca caía. Como buen bravo se levantó y continuó. Y en el diez volvió a caerse. Ya no pudo seguir. En mitad del polvo, el italiano sufrió un acci- dente grave y ahora lucha por su vida. El helicóptero médico de la organización, según diver- sas fuentes, no tardó en acu- dir al lugar e inmediatamente trasladó a Manca al hospital del Cobre de Calama. Allí le estabilizaron y pronosticaron un estado crítico, de extrema gravedad. “El paciente sufre un trau- ma facial, contusión con ede- ma cerebral, fractura del máxi- lofacial y contusión pulmonar derecha. El grado de edema cerebral irá en aumento, pero CISCAR, NUEVA BAJA EN MOTOS En la etapa entre Copiapó y Antofagasta, Rafa Ciscar se deshizo. Tras una fuerte caída, se quedó tirado en el suelo con un fuer te dolor de espalda. Se recupe- ró y siguió en la carrera. Pero con la de ayer ya no pudo. Estaba bien tras las radiografías que le hicieron en el hospital de campaña, pero estaba muy cansado. El Dakar es su vida y había asegurado que éste era el último. Ya hay quien dice que volverá en coches. EL DETALLE le hemos inducido un coma farmacológico para intentar disminuir al máximo los daños cerebrales”, explicó Miguel Cortez, máximo responsable del hospital en el que se en- cuentra el piloto italiano que llevaba una KTM. Posterior- mente fue trasladado a la clí- nica de la Mutual en Santiago, la capital del país. Manca salía muy lejos, exactamente en el puesto 25 y en tandas de dos pilotos cada minuto, según parece, el polvo pudo ser el máximo causante de las caídas que han dejado al transalpino en estado gra- ve. Miguel Puertas, que salía el cincuenta, le vio marchar en sentido contrario en esos ins- tantes iniciales de la etapa. En la etapa anterior, Manca ayudó a Marc Coma cuando el espa- ñol se quedó con el neumáti- co trasero destrozado y perdió mucho tiempo. A pesar de todo, era nove- no en la general en su primera par ticipación en el Dakar. Aun- que debutaba en este raid, tie- ne una dilatada experiencia en este tipo de carreras y fue se- gundo en el Rally de los Farao- nes del pasado año. Esta le- sión es muy parecida a la que sufrió hace poco más de un año el español Cristóbal Gue- rrero, también en el desierto de Atacama. —M. FRANCO En el camión de Miguel Puertas Al mirar al lado izquierdo del camión se contempla el océa- no Pacífico, inmenso, azul a lo lejos, verde en las olas que rompen el acantilado. Si bajas la vista aparece un precipicio de más de doscientos metros. Y el vértigo. “Nada, es sólo un cortado de tantos que hay. Es cosa de ir un poco más despa- cio”, explica a mi lado Mano- lo, el amigo que conduce habi- tualmente el camión Scania de Miguel Puertas, comandante del Ejército del Aire español y piloto de motos. En el tercer asiento, José, mecánico del equipo, duerme con una gorra sobre su cabeza y las piernas pegando en la luna delantera. “Menos mal que aguanto bien el sueño”, dice Manolo. Salimos a las siete de la mañana del campamento de Antofagasta, desayuno a las seis, y una hora después lle- gábamos al pueblo de Meji- llones. En ese momento nos pasa un Kamaz ruso, proba- blemente por encima de los 120 km/h. Nosotros vamos a 90, la máxima velocidad per- mitida para las asistencias. El camino es por carretera, junto a la costa y de 374 kiló- metros, pero salimos un par de veces por los caminos. Manuel comenzó en esto del Dakar en 1982, cuando viajó hasta Argelia y unos años más tarde conoció a un joven alumno de la Aca- demia del Aire de San Javier. “Yo voy a ir al Dakar”, le dijo entonces Puertas. Cuando volvió como capitán añadió: “Vamos al Dakar”. Y ya lle- van seis. En uno de ellos in- cluso estuvo Alicia, la pareja de Manolo. Ambos han sido campeones de España de pi- ragüismo. En esta zona del desierto costero de Chile, en Tarapa- las farolas tienen al lado una placa solar, hay un cam- po de golf de tierra volcánica y se puede encontrar un au- tobús ardiendo. Y sobre todo tiendas de campaña instala- das en increíbles playas vírge- nes, con las dunas mirando al mar. Paramos en un bar en la tierra, frente a un poblado indígena. José se despierta, ayer estuvo hasta las cuatro arreglando la moto. ¿Para comer? Paila, palta, chaca- rita, barros, mayo, queso… Sí, eso, queso, queso. Y se- guimos. Cinco horas y media después surge la gran duna de Iquique. Fin del trayecto. Comienza el día. El sol que- ma en este desier to mientras nieva en Madrid. MANUEL FRANCO IMPONENTE. El Scania del Ejército del Aire devora kilómetros. DIARIO DE UNA AVENTURA POR MANUEL FRANCO Manuel Franco. Diario as | viernes, 8 de enero de 2010 29

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DAKARSEXTA ETAPA (ANTOFAGASTA-IQUIQUE)

Marc Coma.

Marc Coma ganó su etapa más triste este añoNo le salían las palabras a Marc Coma al principio. Gafas de sol tapando la emoción y gesto tris-te. El catalán acababa de ga-nar su segunda etapa en este Dakar, pero con la pena por el accidente de Luca Manca. El italiano fue quien se quedó con él en la etapa anterior cuando se le destrozó el neumático tra-sero. Juntos repararon la moto

y el italiano se quedó allí parado mientras el bicampeón intenta-ba perder el menor tiempo posi-ble. Marc se siente eternamen-te agradecido: “Al llegar me he encontrado con la mala noticia y me sabe muy mal porque en la etapa anterior Luca tuvo un gesto increíble conmigo, y no tenía ningún tipo de compromi-so para hacerlo. No lo olvidaré

nunca. Sólo puedo agradecer lo que hizo por mí y es un duro gol-pe porque además él salía muy atrás por haberme ayudado. Es-pero que se pueda recuperar”.

Coma no se explica cómo pudo suceder el accidente: “El lugar tenía mucho polvo, era una pista normal, sin aparente-mente mucho riesgo. Después sí había algún sitio donde había

que jugársela al intentar ade-lantar, pista con mucha roca y aún había polvo pero, por lo demás, la etapa ha sido muy completa, con dunas, piedras”. Marc ganó ayer y, aunque está a mucha diferencia del líder, sigue jugándose la vida sin tener nada que demostrar. Eso también lo hacen los campeones, aunque no ganen. —M. FRANCO

Manca le dio su rueda a Coma el miércoles y ayer sufrió una caída que ha puesto en peligro su vida.

Manca lucha por vivir tras caerse en AtacamaEl italiano tuvo un accidente en el kilómetro diez con graves lesiones que incluyen un edema cerebral. Se encuentra en coma farmacológico

Tenía fiebre en Antofa-gasta, llegó tarde y le dolía la garganta. Nada serio, parecía. Y Luca

Manca, italiano de 29 años, par tió sobre las ocho y cua-renta minutos desde el inicio de la especial en Antofagasta con destino a Iquique. Minutos antes de las nueve de la maña-na, en el kilómetro seis de la etapa, Manca caía. Como buen bravo se levantó y continuó.

Y en el diez volvió a caerse. Ya no pudo seguir. En mitad del polvo, el italiano sufrió un acci-dente grave y ahora lucha por su vida. El helicóptero médico de la organización, según diver-sas fuentes, no tardó en acu-dir al lugar e inmediatamente trasladó a Manca al hospital del Cobre de Calama. Allí le estabilizaron y pronosticaron un estado crítico, de extrema gravedad.

“El paciente sufre un trau-ma facial, contusión con ede-ma cerebral, fractura del máxi-lofacial y contusión pulmonar derecha. El grado de edema cerebral irá en aumento, pero

CISCAR, NUEVA BAJA EN MOTOSEn la etapa entre Copiapó y Antofagasta, Rafa Ciscar se deshizo. Tras una fuerte caída, se quedó tirado en el suelo con un fuerte dolor de espalda. Se recupe-ró y siguió en la carrera. Pero con la de ayer ya no pudo. Estaba bien tras las radiografías que le hicieron en el hospital de campaña, pero estaba muy cansado. El Dakar es su vida y había asegurado que éste era el último. Ya hay quien dice que volverá en coches.

E L D E TA L L E

le hemos inducido un coma farmacológico para intentar disminuir al máximo los daños cerebrales”, explicó Miguel Cortez, máximo responsable del hospital en el que se en-cuentra el piloto italiano que llevaba una KTM. Posterior-

mente fue trasladado a la clí-nica de la Mutual en Santiago, la capital del país.

Manca salía muy lejos, exactamente en el puesto 25 y en tandas de dos pilotos cada minuto, según parece, el polvo pudo ser el máximo causante de las caídas que han dejado al transalpino en estado gra-ve. Miguel Puertas, que salía el cincuenta, le vio marchar en sentido contrario en esos ins-tantes iniciales de la etapa. En la etapa anterior, Manca ayudó a Marc Coma cuando el espa-ñol se quedó con el neumáti-co trasero destrozado y perdió mucho tiempo.

A pesar de todo, era nove-no en la general en su primera participación en el Dakar. Aun-que debutaba en este raid, tie-ne una dilatada experiencia en este tipo de carreras y fue se-gundo en el Rally de los Farao-nes del pasado año. Esta le-sión es muy parecida a la que sufrió hace poco más de un año el español Cristóbal Gue-rrero, también en el desierto de Atacama. —M. FRANCO

En el camión de Miguel PuertasAl mirar al lado izquierdo del camión se contempla el océa-no Pacífico, inmenso, azul a lo lejos, verde en las olas que rompen el acantilado. Si bajas la vista aparece un precipicio de más de doscientos metros. Y el vértigo. “Nada, es sólo un cortado de tantos que hay. Es cosa de ir un poco más despa-cio”, explica a mi lado Mano-lo, el amigo que conduce habi-tualmente el camión Scania de Miguel Puertas, comandante del Ejército del Aire español y piloto de motos. En el tercer asiento, José, mecánico del equipo, duerme con una gorra sobre su cabeza y las piernas pegando en la luna delantera. “Menos mal que aguanto bien el sueño”, dice Manolo.

Salimos a las siete de la mañana del campamento de Antofagasta, desayuno a las seis, y una hora después lle-gábamos al pueblo de Meji-llones. En ese momento nos pasa un Kamaz ruso, proba-blemente por encima de los 120 km/h. Nosotros vamos a 90, la máxima velocidad per-mitida para las asistencias. El camino es por carretera, junto a la costa y de 374 kiló-metros, pero salimos un par de veces por los caminos.

Manuel comenzó en esto del Dakar en 1982, cuando viajó hasta Argelia y unos años más tarde conoció a un joven alumno de la Aca-demia del Aire de San Javier. “Yo voy a ir al Dakar”, le dijo entonces Puer tas. Cuando volvió como capitán añadió: “Vamos al Dakar”. Y ya lle-

van seis. En uno de ellos in-cluso estuvo Alicia, la pareja de Manolo. Ambos han sido campeones de España de pi-ragüismo.

En esta zona del desierto costero de Chile, en Tarapa-cá las farolas tienen al lado una placa solar, hay un cam-po de golf de tierra volcánica y se puede encontrar un au-tobús ardiendo. Y sobre todo tiendas de campaña instala-das en increíbles playas vírge-nes, con las dunas mirando al mar. Paramos en un bar en

la tierra, frente a un poblado indígena. José se despierta, ayer estuvo hasta las cuatro arreglando la moto. ¿Para comer? Paila, palta, chaca-rita, barros, mayo, queso… Sí, eso, queso, queso. Y se-guimos. Cinco horas y media después surge la gran duna de Iquique. Fin del trayecto. Comienza el día. El sol que-ma en este desierto mientras nieva en Madrid.

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IMPONENTE. El Scania del Ejército del Aire devora kilómetros.

D I A R I O D E U N A AV E N T U R AP O R M A N U E L F R A N C O

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