Diccionario Enciclopedico Frau Abrines 1

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Transcript of Diccionario Enciclopedico Frau Abrines 1

  • D I C C I O N A R I O ENCICLOPEDICO

    D E L A M A S O N E R A

  • D I C C I O N A R I O E N C I C L O P D I C O D E L A

    MASONERA CON UN

    SUPLEMENTO SKGUIDO UK LA

    HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN MASNICA DESDE LOS TIEMPOS MAS REMOTOS HASTA LA POCA ACTUAL

    O B R A E S P E C I A L Y N I C A E N S U G E N E R O

    P A R A E L C O N O C I M I E N T O D E L O S O R G E N E S , N A T U R A L E Z A , S M B O L O S ^ P R A C T I C A S Y F I N E S D E L A M A S O N E R A

    EN LA CUAL SE COMPRENDEN LAS MATERIAS SIGUIENTES : ' .

    Anl i s i s de todos los r i tos conoc idos , a n t i g u o s y modernos , con la nomenclatura y descr ipc in de cerca de 1000 grados y el s ignif icado de s u s s mbo los , mi to s y c e r e m o n i a s

    Compi lac in y concordancia de todas las reglas , l eyes , r d e n e s , e s ta tutos , r eg lamentos y convenc iones , de observanc ia general masnica , desde la organizac in pr imi t iva de la Orden hasta los l t imos Conventos in ternac iona le s ,

    comprendiendo la c lebre Carta de Colonia, las R e g u l a c i o n e s g e n e r a l e s de 1772 y las C o n s t i t u c i o n e s de F e d e r i c o el Grande; de los tastos m a s n i c o s y a s a m b l e a s de la Orden desde los primeros s i g l o s hasta el da

    Bibl iograf a m a s n i c a , biograf a de M a s o n e s c l ebres Ciencia cabal s t ica , teora de H e r m e s , Masoner a oculta . Masonera Je su t i ca -Templar ia , Masonera de Adopcin de Damas ,

    carbonarismo y d e m s ins t i tuc iones y soc i edades a n l o g a s la Orden Masnica

    Expl i cac in y anl i s i s de la Bibl ia en s u s re lac iones coa l o s mi tos y tradic iones de la Masoner a

    I conogra f a , mi to log a y s i m b o l i s m o de la ant igedad

    E s t a d s t i c a de la poblacin masn ica del g lobo , con expres in h i s tor ia de las potenc ias que en el mismo e x i s t e n

    COMPLETADO CON UN

    TALLER GENERAL DE LA FRANCMASONERA GUA DE DIGNATARIOS Y OFICIALES DE LAS LOGIAS, CAPTULOS Y GRANDES CMARAS, PARA EL DESEMPEO DE SUS CARGOS

    Elementos de e n s e a n z a Masnica para la instruccin de los iu ic ados Compendio de los R i tua le s y Catec i smos ms autor izados , para la prct ica de los principales r i tos que se profesan en el da

    y de las ceremonias ms u s u a l e s de la Francmasoner a Todo i lustrado con profusin de lminas en l i tograf a , cromo, grabado y fo tograbado ,

    representando v i s tas , retratos, s mbo los , c eremonias , p lanos , e tc . , etc.

    ESCRITO Y ORDENADO POR

    D. L O R E N Z O F R A U A B R I N E S II . ' . M.' . , Grado 33 del R i to E s c o c s Antiguo y Aceptado

    Miembro Honorario del Supremo Consejo da Portugal , Fundador , Ex -Venerab le y miembro de var ias Log ias de Espaa y del Kxtranjero Ex-Gran Orador del Gran Capitulo Cataln, Gran Secretar io General de la Gran Logia S imbl i ca R e g i o n a l Catalana Balear

    Pres idente del Centro Masnico Cosmopol i ta de enseanza l ibre popular, etc . , etc.

    T PUBLICADO BAJO LA DIRECCIN DE

    D. Rosendo Ars y Arderiu M . \ M . \ Grado 33 del Ri to E s c o c s Ant iguo y Aceptado; Miembro Honorario de los Supremos Consejos de Por tuga l y de Espaa

    y de numerosas L o g i a s e spao las y del Extranjero; Gran Maestro de la Gran Logia R e g i o n a l Catalana Halear Fundador y Venerable titular de la A u g u s t a Logia *Avant> de Barcelona, etc. etc .

    CON LA VALIOSA COOPERACIN DE MASONES TAN DISTINGUIDOS COMO ILUSTRADOS DE EUROPA", ASIRICA Y OTRAS REGIONLIS COMO LOS SRES. 1-IUBERT, CACBKT, FORS, LALLAVE, SAORNIL. CANTN, LASARTE, DUCIS, VIART Y OTROS

    T O M O I

    A. - O

    H A B A N A L A P R O P A G A N D A L I T E R A R I A

    PHE MIADA EN VARIAS EXPOSICIONES

    I M P R E N T A - L I B R E R A P A P E L E R A M S I C A - E N C U A D E R N A C I O N

    ~w 54 - O'BBILLY - 54

  • El Editor se reserva todos los derechos

    de propiedad artstica y literaria

    S I G N O S Y A B R E V I A T U R A S

    = Separacin entre dos acepciones de las palabras del Diccionario. (*) = Escrito por D. ! Lorenzo F rau y Abrines. (#*) = Escrito por D. Luis Eicardo Fors y D. Lorenzo Frau. (B.) = Redaccin (escrito por la).

    = Captulo de Rosa Cruz. = Arepago. .

    IZZ : Logia. = Logias.

    J. a = Jesucristo. V. = Vase. Los nmeros romanos y los arbigos, continuacin de un nombre propio,

    indican respectivamente los captulos y versculos de los libros bblicos.

    PAUTA P A R A LA COLOCACIN DE LAS LAMINAS

    T O M O I

    L m i n a s P g i n a s

    Portada. Retratos de Rosendo Ars y Arderiu y Lorenzo Frau Abrines.

    14 6 El Emir Ab-elKader . 6 22 Geroglficos. 2 32 Alfabetos. 5 . 58 Comarcas de J-erusalem y Babilonia. 7 84 Plano de Babilonia.

    23 88 Domingo Bada (Ali-Bey). 8 .92 Mandiles y bandas.

    16 126 Ovacin Lafayette en Boston. 36 148 Grandes Secretarios de la Pennsula Ibrica. 42 170 Juan M. a Lzaro Caubet. 29 192 Cruz filosfica de los Caballeros R.'. >%i.\ 25 224 Jos Diaz Ferreira .

    9 276 Escudo de armas. 41 284 Mapa (Grande Oriente Nacional de Espaa). 24 314 Juan Atongua de Franganetto. 13 352 Iniciacin.Embajador Persa. 22 372 Banquete Masnico en Madrid. 34 408 Eugenio Hubert. 31 452 Geroglficos egipcios. 48 456 Bellezas del Jesuitismo. 64 566 Diploma de Maestro. 576 Himno Masnico por el H. - . Mozart. 37 . 588 Napoleon III . 39 648 E. Ollivier.

    Barcelona Establecimiento Tipogrfico "La Academia''

    6, Monda de la Universidad, 6

  • A L L E C T O R

    IHAMOS muy jvenes y recin iniciados to-dava, cuando, debido una indiscrecin hija de la irreflexiva inmoderada cu-riosidad que nos dominaba, vinimos en posesin de un viejo manuscrito que con-tenia las liturgias de los treinta y tres

    grados del Rito Escocs antiguo y aceptado. No podramos expresar, por ms que nos esforzramos

    para hacerlo, la febril ansiedad con que devoramos, mas bien que leimos, una y cien veces aquel manusorito.

    Pero la lectura de. las oscuras intrincadas lneas de aquellas liturgias, copias de arreglos del francs y del ita-liano, mal extractadas, peor traducidas, llenas de signos de abreviaturas y de nombres incomprensibles y sin senti-do ni significado alguno para nuestros cortos alcances; in-terpolados y escritos inversamente los unos, con solo las consonantes los otros y casi todos errneos incompletos, como pesteriormente pudimos comprobar, lejos de satisfa-cer nuestra curiosidad, la excit hasta tal punto, que nues-tro afn por conocer y escudriar los secretos ms recn-ditos de la Francmasonera, no conoci lmites desde aquel momento.

    En vano, para mitigarlo, acudimos un dia y otro con te-naz insistencia nuestros Maestros; aquellos venerables hermanos encanecidos en el estudio, hombres de ciencia y de mrito superior; profundos filsofos, eminentes juris-consultos, doctos profesores, hbiles arquitectos, expertos polticos, y todos, en fin, grandes patriotas y antiguos y benemritos Francmasones, adalides esforzados de la liber-tad y amantes del progreso en todas sus manifestaciones. Y decimos que en vano, porque aquellos ilustres varones, tan atentos y bondadosos de ordinario para con todo el mundo y tan comunicativos como entusiastas partidarios de la difusin de las luces, nos reciban siempre con la mas grave circunspeccin y fra reserva; y sin ocultar la con-trariedad que experimentaban, cada vez que tenamos el atrevimiento de interrogarles sobre los misterios y secretos sobre los emblemas y alegoras, las leyendas inter-pretacin de las doctrinas de la Francmasonera, todos una, estuvieron siempre contestes en calificar de indis-creta de impertinente nuestra curiosidad, y en alegar que la severa disciplina de las leyes masnicas prohiba terminantemente que pudieran hacerse tales revelaciones, las que no tenamos derecho tampoco, por otra parte, por lo escaso de nuestra edad y por no poseer todava el grado que se requera para poder adquirir aquellos cono-cimientos.

    Nos resignamos esperar y fuerza de tiempo y de constancia, conseguimos ser exaltados al tercer grado de Maestro.

    Entonces creimos, por un momento, haber llegado la

    meta de nuestro ideal, y que la ansiada hora de las revela-ciones iba sonar para nosotros.

    i Cuan triste fu nuestra decepcin! por todas partes seguimos tropezando con el sempiterno non posumus, y con el contundente argumento de la escasee de nuestra edad y de nuestro grado, con que invariablemente y al un-sono, atajaban nuestros vuelos aquellos severos Rosa Cru-ces y Caballeros Kadosch, Grandes Inspectores Genera-les, los que acudamos para que iluminaran nuestra inte-ligencia. Y las puertas del Santuario de los misterios per-manecieron cerradas hermticamente para nosotros, sin dar paso al menor destello de la luz que tanto ansibamos admirar, sea, de la grande y verdadera luz masnica, que, segn el catecismo del primer grado, deslumhra los ojos del recipiendario en el acto de la iniciacin y que nosotros, aunque poseedores ya del tercero y despus de ms de cuatro aos de espera y de trabajo asiduo, no habamos tenido la suerte de poder vislumbrar todava.

    Desengaados y duramente aleccionados, tuvimos que renunciar nuestro propsito; y solos y concentrados en nosotros mismos, emprendimos silenciosamente la rida y penosa campaa de nuestros estudios investigaciones, que no hemos interrumpido jams desde aquella fecha.

    Uno de los primeros libros que pudimos adquirir, costa de mucho tiempo y diligencia, fu el Tratado de Ortodoxia masnica, seguida de la Masonera oculta y de la Iniciacin hermtica, del hermano J. M. Ragon.

    La simple lectura de Jas primeras lneas de esta obra nos dejaron absortos. Durante nuestra larga carrera ma-snica, que data ya de medio siglo, dice aquel ilustre y erudito escritor en el prlogo de la misma, y en el trans-curso de nuestras escursiones por los Estados-Unidos de Amrica, Inglaterra , Blgica, Holanda y Alemania, as como en nuestras visitas las principales ciudades de Francia, tan ricamente pobladas de hombres doctos ilus-trados, que tantas ocasiones nos han facilitado de poder fraternizar con Masones de toda consideracin y gran valia, revestidos de grados y de dignidades eminentes, hemos observado que, casi siempre, la erudicin profana superaba en mucho la instruccin masnica. No existia, salvo muy contadas excepciones, ninguna unidad de pensamiento, ninguna fijeza de miras, ninguna opinin ni criterio bien determinado sobre los orgenes y el objeto secreto de la Orden, ni sobre las conclusiones que cabe deducir de la instruccin de las enseanzas iniciadoras contenidas en los catecismos de los tres primeros grados. Y mas adelante aade : hemos observado tambin que, en general, los Masones apenas tienen idea de la historia de la Francma-sonera referente su pais, ni estn mejor enterados de la del cuerpo superior que les dirige, pesar de lo mu-chsimo que importa conocerla... etc., etc.

  • DICCIONARIO ENCICLOPDICO DE LA FRANCMASONERA

    La lectura de-este prlogo j>rodujo, como hemos dicho, profunda impresin en nuestro nimo, pues que fu para nosotros una verdadera revelacin, que vino descubrir-nos, vindolo ms tarde plenamente confirmado, que aque-llas reticencias y rotundas negativas que constantemente habian opuesto nuestras indagaciones los venerables hermanos quienes nos hemos referido, eran debidas la carencia absoluta de los conocimientos masnicos indispen-sables para poderlas satisfacer, mas bien que al rigoris-mo de una disciplina restrictiva inveterada y tan ilgica como contraproducente, como hija que era de ese estado general de ignorancia, que de manera tan palpable como elocuente, supieron poner de relieve el hermano Eagon y otros notables escritores, que han contribuido eficacsima-mente aminorarla con el rico caudal de sus grandes luces y talentos, que se reflejan en las obras que nos han legado.

    Era esto un fenmeno raro incomprensible para nos-otros; pero desde el momento que constitua un estado general, nada tenamos en rigor que reprochar nuestros Maestros. Para que esto sucediera as, era necesario for-zosamente, nuestro entender, que fuera debido una causa nica incontrastable, que no podamos apreciar, por lo mismo que no la conocamos, pero que nos propusi-simos averiguar desde luego; y esto nos dedicamos ardo-rosamente, con resolucin y constancia inquebrantable.

    Las preocupaciones y restricciones que desgraciada- j mente han imperado desde muy antiguo hasta hace muy pocos aos todava, entre la inmensa mayora de los Francmasones, oponindose tenazmente la publicacin ] de todo escrito documento referente la asociacin ma- ' snica, que dieron lugar, en 1720, la quema en Londres j de los archivos de las antiguas Confraternidades de los | Constructores y la profunda escisin que dividi los ; Francmasones de la reforma, y t an arraigadas, que en 1842 indujeron aun al mismo Grande Oriente de Francia, al cuerpo democrtico y reformista por excelencia, ful- j minar las mas severas censuras contra el ilustre hermano J. B. Clavel, por haber tenido el atrevimiento de dar la estampa su hermosa Historia Pintoresca de la Francmaso-nera, que tanto xito alcanz y que con tanto aplauso fu recibida por todos los Masones amantes del progreso y de la ilustracin; el funesto sistema de los Venerables ad vi-tam, que con tanta frecuencia ponia las Logias y los obreros que las constituian, merced del capricho y de las genialidades de hombres rutinarios ignorantes, sobra-damente orgullosos y pagados de s mismos, que conside-raban su Logia como una propiedad de la que eran due-os y seores absolutos, y los Masones inscritos en su cuadro, como vasallos feudatarios que les deban home-naje y ciega obediencia; : la errada superioridad conce-dida ciertos sistemas y organismos supermasnicos y los privilegios y altos poderes, as como la omnmoda autori-dad que se atribuyeron y llegaron imponer los mlti-ples ritos que de ellos emanaron, con sus variadas jerar-quas y el incalculable nmero de grados escalonados y superpuestos los unos los otros en que se dividen, que vinieron pesar como losa de plomo sobre la genuina Masonera simblica universal, sugetndola abusiva in-consideradamente al yugo dominador de estos Ritos y de estas jerarquas y altos grados, todos mantenedores ac-rrimos del sistema restrictivo, esto muy principalmente, prescindiendo de muchas otras causas, hay que atribuir en primer trmino este estado anmalo y, salvo muy con-tadas excepciones, de general ignorancia, que ha imperado entre los Francmasones, incluso los mas eruditos y emi-nentes en lo profano, en todo lo que instruccin y cono-cimientos masnicos se refiere.

    Y contraste singular! esta asociacin extraordinaria

    incomparable, sujeta las circunstancias excepcionales que dejamos apuntadas y muchas otras que omitimos por no considerarlas pertinentes aqu, que no ha podido precisar todava de una manera incontrovertible su or-gen , que varios de sus historiadores fijan en la misma cuna del gnero humano, y que alguno de ellos, como el sabio Olivier, remontndose mas aun, lo hacen anterior al hombre, descubrindole en la formacin primordial del paraso; esta asociacin, que desligndose abiertamente de las tradiciones de su pasado, y transformndose cual la crislida, al anunciarse la poca del Renacimiento, se colo-c de un vuelo en las filas mas avanzadas de la Reforma rompiendo el sello de los antiguos misterios, emancipando y dando vida la inteligencia de aquellos obreros, hbiles artfices de tantas maravillas de un arte qne en su' inmen-sa mayora no saban comprender y concebir, limitndose vaciarlas en los tradicionales moldes, transmitidos po r herencia, de que eran usufructuarios, transportndoles de improviso desde el prosaico campo de la rutina y del quietismo monacal, con los que tanto se habian llegado identificar, las filas mas avanzadas del progreso y de la revolucin mas trascendental del espritu, provocando por tal hecho, desd el momento de su evolucin, las iras de aquellos que tanto les habian alhagado por espacio de mas de quince siglos colmndoles de privilegios y de franqui-cias, por lo que se vio t remendamente anatematizada y perseguida durante cerca de doscientos aos por los pode-res de la Iglesia y del Estado estrechamente coaligados para aniquilarla por comple to ; esta asociacin, cuyos miembros, consecuencia de estas persecuciones se vieron obligados, para atender su seguridad personal, ocul-tarse y reunirse en el mayor secreto para celebrar sus trabajos, adoptando toda clase de precauciones, que no bastaron sin embargo, para que muchsimos de ellos no fue-ran vctimas de la saa de sus temibles y poderosos adver-sarios, esta asociacin, repetimos, ha sido reputada como antorcha luminosa del progreso, y reconocida como una potencia incontrastable, que, luchando efectivamente con xito siempre creciente, pesar de lo desventajoso de las circunstancias en que tuvo que hacerlo, contra los formi-dables poderes que se coaligaron para combatirla y arro-llando cuantos obstculos se acumularon en su camino para detenerla, hoy serena y triunfante, marcha majestuosamente la luz del sol, vanguardia de la moderna civilizacin!

    Esto vinimos deducir en resumen, despus de mas de veinte aos de estudios investigaciones laboriossimas, durante los cuales procuramos reunir y coleccionar afa-nosamente cuantos libros y documentos y cuantos datos y noticias nos fu dable obtener, copiando, extractando y tomando minuciossimas notas, sin detenernos nunca ante

    la magnitud y lo mprobo de la tarea, de todos aquellos que pudimos haber mano, de que tuvimos conoci-miento, pero cuya propiedad no nos fu posible adquirir.

    Debido las causas que hemos apuntado mas arriba, el progreso literario de la Francmasonera puede decirse que fu insignificante hasta principios de este siglo; pero partir de esta poca, la bibliografa masnica ha experi-mentado un desarrollo constante y progresivo, hasta en-t rar por ltimo en un perodo de verdadera actividad que pugna por conquistar el puesto importantsimo que por la vasta extension de los conocimientos que abarca, le cor-responde ocupar, afanndose actualmente los Francmaso-nes por instruirse, deseosos de recuperar el tiempo perdi-do y llenar el gran vaco que dejaron nuestros predeceso-res, vctimas de las preocupaciones que dominaron la ins-titucin y de las crueles persecuciones de que fueron ob-jeto por todas partes durante tantos aos y hasta hace poco todava en algunos pases.

  • Pr imera le t ra del alfabeto masnico, ^ la cual se indica por medio de un n-1 guio recto formado por dos l ineas , ^ u n a ver t ica l y o t ra hor izontal , en la 1 forma que expresa la lmina anexa ^ la voz A l f a b e t o . A La le t ra A, ade-

    ms de s e r l a p r imera del alfabeto ma-snico, lo es en el de todas las lenguas que nos son conocidas, exceptuando

    solamente la et ipica. En sta es la dcimatereera y ocupa el lugar de todas las vocales. Es vocal en las lenguas gr iega y l a t ina y en las dems que se usan en Occidente. Tambin lo era an tes en las lenguas or ientales , como en los idiomas samar i t ano y hebreo, en los que ocupaba el lugar de nues-t r a A; pero t ras la invencin de los puntos , los judos la h a n t ransformado en una consonante muda que no sirve sino de aspiracin y a l a cual se da el sonido de a, e, i, oyu, segn los diversos pun tos que se le agregan pa ra deter-mina r su pronunciac in . El sonido d l a A es el ms na-tura l de todos los sonidos, y es de no ta r que entre todos los pueblos, has ta ent re los que difieren de lenguaje, sirve aquel sonido pa ra expresar a lgunos movimientos del a lma, tales como la admiracin, el dolor, etc. A Los rabes y los hebreos emplean su aleph, y los griegos su alpiha, esto es, la A, p a r a designar el nmero 1. Los la t inos le dan el valor de 500 y ponindole una pequea r a y a encima, re-presen tan 5,000 unidades . Es ta le t ra fu jeroglifico entre los an t iguos egipcios, cuyas le t ras eran representadas por animales dis t intos. Segn conjeturas, la A simbolizaba el Ibis, porque la marcha t r i angu la r de este animal , t iene mu-cha analoga con el t r i ngu lo que afecta la figura de esta le t ra . En el lenguaje de la Biblia, alplia marca el prin-cipio y comienzo de todas las cosas. En este sentido dice Dios que es el alpha y la omega, el pr inc ip io y el fin de todo. Comprense los textos del Apocalipsis, i, 8 y 11; xxi, 6; XXII, 13; Isa as , XLIV, 6; XLVIII, 12, y Colosenses, i, 15-18. A E n t r e los lat inos, la le t ra A, usada en los fallos de los juicios, significaba absolvo (absuelvo), por lo cual se la l lamaba le t ra saludable de gracia , s i rv iendo para de-clarar inocente al que era acusado. A En las inscrip-ciones an t iguas , la le t ra A debe descifrarse por uno de los

    siguientes nombres, segn el sent ido de las dems par tes de la oracin: augustus, cedes, cedilis, cedilitas, cere, cerarium, ager, albo, amicus, anima, anni, annis, anuo, antiquo, argen-tum, aula y como nombre propio Aulus. A E n t r e los grie-gos y la t inos sirve la A en la composicin de las pa labras . Los primeros la empleaban sobre todo para significar una negacin pr ivac in del trmino cuya cabeza es agre-gada . A L a A seguida de D. (A. D.) en las car tas que se escriban los an t iguos , significaba avie diemje n in-g u n a manera ad como algunos t raductores poco i lust rados han pre tendido , leyendo, por ejemplo, en ca r t a s de Ci-cern, ad IV Kalendas en vez de ante d-tc ' 1 7 Kalendas. En Valerio P robo se lee A. D. P . por ante din.r. >pridie. A Pr imera le t ra del alfabeto hermt ico y que en i a d e n de los Jueces Filsofos corresponde al nmero 1; t iene por je-roglifico correspondiente el s igno d Piscis y es in ic ia l ce Abatos(*). A Con la A seguida de t res puntos en esta disposicin .. se expresa la ab rev ia tu ra de la pa labra Arquitecto. A Const i tuye la joya del grado 24. del R i to Escocs An t iguo y Aceptado, la cual se usa pendiente del collar de la Orden. A En el campamento ideado por el rey de Prus ia , Federico I I , y cuya explicacin cons t i tuye la base del g rado 32. del c i tado Ri to , la le t ra A represen ta la bandera y pendn verde claro de los Caballeros de Oriente de la Espada. A La Francmasoner a adopt varios smbolos de la cabala or ienta l , y por este motivo la A represen ta en la Orden el pr imero de los tres poderes de la divinidad, sea el poder creador. A La le t ra A en el centro de un t r i ngu lo , figura en la joya del grado 12. del Ri to de Memfis y es inicial de la pa labra sagrada Adonai. A Una de las le t ras que figuran en el cuadr de la clave masnica, grado 40. del R i to de Misram, siendo in ic ia l de la pa labra sagrada Abendago (*). A En el t r i ngu lo que se borda sobre la bave ta del mandil que usan los Intendentes de los Edificios, g rado 8. del Ri to Escocs Ant iguo y Aceptado, lo mismo que los Maestros de Israel, igual grado del Rito de Memfis, aparecen las le t ras B. A. ,T. y en estas iniciales A es inicial de Adiar, p ronuncindose este nombre akar ( * ) . A En el mango del hacha que sirve de joya los Caballeros Real Hacha y la que usan los Caballeros Prncipes del Lbano t iene la A tres significados

  • AAR DICCIONARIO ENCICLOPDICO DE LA MASONEKA

    dist intos , pues sirve de inicial los nombres Abda, Adoni-ram y Ananas Vase. A.-. A.". C.'. D . \ X. ' . Z. ' . A. ' . En la banda, al igual que en ambos lados de la joya de los Grandes Pontfices Sublimes Escoceses l lamados de la Jeru-salem Celeste, aparece bordada ana A encima do la omega gr iega que significan el principio y el fin y que representan Dios en el lenguaje simblico (*). A En el sombrero de los Caballeros Kadosrfi, grado 30. del E i t o Escocs An-tiguo y Aceptado, figura un sol colocado en t re las ie t ras N y A iniciales de Nelcam Adonai, pa labras sagradas del gra-do '-"i:). A En la joya de los Perfectos Arquitectos, grado 28. del Ri to de Misraim, las letras A y J que se ven en t re ] lazadas en el centro del crculo inscr i to en el t r i ngu lo de 1 oro, son iniciales de las pa labras sagradas del grado y la A j significa Adonai. La misma significacin t iene esta l e t ra en t re las doce iniciales que cont iene el t r ip le t r ingulo que I figura en el simbolismo de este grado (*). Alrededor de! Ta lar que visten las Maestras egipcias, grado 3 . a de la Masonera de Adopcin de Cagliostro, . figuran siete le t ras iniciales do los ngeles que pres iden los siete planetas . La pr imera A corresponde Anael, que preside al Sol, y la l-t ima Anochiel que preside Sa turno (*). Vase A. ' . M.'.. R. ' .G-. ' . V. ' . Z.'. A.'. A La le t ra A se hal la a lgunas ve ees representada sobre figuras en forma de piedra, cada una de las cuales lleva u n a le t ra , cuya verdadera interpre- ' tacin no alcanzaran descifrar las ms profundas inves-tigaciones. Quiz encierren en pa r te la clave las s iguientes l neas que cita Ragn en su. Ortodoxia Masnica tomndo-las del Hermano Enoch, que en la relacin his tr ica que hace del Rito que lleva su nombre , dice: Cuando los con-servadores de las doc t r inas an t iguas creyeron que deban

    tornar el velo simblico de u n a corporacin de masones libres (constructores) pa ra ev i t a r el espionaje que podr a introducirse fur t ivamente en t re ellos, la indiscrecin de hermanos mal in tencionados , i nven ta ron t ambin los siguientes trabajos: hab a g randes y pequeas piedras t r iangulares ; cada u n a de ellas t en a u n a le t ra . Es tas le- tras reun idas formaban pa labras tales como Caridad, Be-nef icencia , etc. De este modo se l evan t aba u n a mura l la pa r lan te (*),

    A. - . A . - . C . \ D . \ X . - . Z . \ A. - .Letras que estn graba-das en el mango del hacha que sirve de joya al grado 2'." del P.ito escocs Ant iguo y Aceptado. Es tas le t ras son las iniciales de los nombres Abda, Adoniram, Ciro, Daro, Xerjes, Zorobabel y Ananas .

    AAHNombre del dios Lames de los an t iguos egipcios, el cual se representa bajo la figura de un n io adornado con un disco y crucero, y de cuya cabeza cuelga la t renza egipcia (*).

    AAKBE y DIMERETNombre de unos lugares en los cuales, segn la t radicin musulmana , el diablo se apare-ci Abraham para disuadirle del sacrificio de su hijo Isaac. Los peregr inos que van la Meca, al pasar por aque-llos sitios, t i ran en ellos siete piedras, maldiciendo siete ve-ces al diablo, y repi t iendo siete veces Dios es Grande (*).

    AARVoz del an t iguo Egipto con la cual se expresaba el campo que produca las cosechas en las regiones u l t ra-terrenales y que en t re los egipcios corresponda lo s Cam-pos Elseos de los griegos. Esta voz se suele tambin escri-bir y p ronunc ia r Aarou (*).

    AARONEn hebreo significa montanus, montaa, y por extensin montaa fuerte. Fu el hermano mayor de Moi-ss, de la t r ibu de Lev; fu hijo de Aniram, hijo de Caath y de Jocabet , sobrina del mismo Caath (xodo, vi, 20 y sig.) Naci en Egip to t res aos an tes que Moiss, el 83 antes de la salida de los israel i tas de aquel pas , sea el ao 2430 del mundo, 1574 antes de J . C. y 3140 del perodo Ju l i ano . Cas con Elisabeth, hija de Aminadab , he rmana de Nanas-son de la t r ibu de Jud , y de ella tuvo por hijos Nadab , Abi, Eleazar I t hamar . Moiss era t a r t amudo , y por lo t an to expe r imen taba frecuentemente suma dificultad para expresarse; Aarn, al contrar io , era elocuente y posea en alto grado el don le la pa labra , por lo que fu el encarga-do de l levar la siempre-en nombre de ste, an te el pueblo y delante del r ey Fa ran , cuando fueron pedirle que dejara salir los israel i tas . In ic iado en los mis ter ios de la Anti-gedad, este pa t r i a rca , que ya se hab a hecho no ta r .por su sabidur a , ayud su he rmano en todos l,os prodigios y milagros que ste verific p a r a conseguir la l iber tad del pueblo de Israel . La clebre v a r a que l leva su nombre fu la que oper los pr imeros y los que ms cont r ibuyeron la consecucin del proyecto que proseguan; ella se cambi en la serpiente que an te F a r a n devor los lagar tos en que se hablarj convert ido las va ras de los otros magos; con ella hizo conve r t i r l a s aguas en sangre ' y cieno, llen todo el Egip to de ranas , y cubri luego todo el pas de mosquitos.

    Aarn, quien la Esc r i tu ra l lama el profeta de Moiss, con-t inu su misin, aun despus del paso del mar Rojo; l fu quien recogi el m a n en un vaso que fu colocado despus en el fondo del Taberncu lo , y l qu ien , ayudado por Ur, sostuvo los brazos de Moiss du ran te el combate que Josu dio los amaleci tas . Duran t e la r e t i r ada de Moiss al monte Sina , subi l jun to con sus hijos Nadab y Abi y sesenta y dos ancianos de. Israel ; pero no l legaron ms que has ta la. mi tad de la mon taa , desde donde vieron la glor ia de Dios. nicamente Moiss y Josu subieron has ta la cumbre, en la que permanecieron cuaren ta das. Duran te este t iempo, Aa-rn tuvo la debil idad de dejarse imponer por los clamores del pueblo, que le peda el vellocino de oro, del que p ron to hicieron un dolo. Al bajar Moiss le reprob duramente por su debilidad, pero excusse con la violencia que el pue-blo le hab a hecho, por lo que no fu comprendido en la ma-tanza que orden Moiss de los ve in t ic inco mil culpables; mas por haber dudado del poder de Dios, le fu vedado en t r a r en la t i e r r a promet ida . Al pr imer mes del ao que sigui al de la sal ida, y con mot ivo de er igir el Taberncu-lo, Aarn fu declarado y consagrado G-ran Pontfice, cuyas funciones quedaron desde aquel da v inculadas en su fami-lia, siendo revest ido con los hbi tos pontificales. Al mismo t iempo sus cuatro hijos fueron hechos sacerdotes, en t r ando desde luego en el ejercicio de. sus funciones; pero habiendo Nadab y Abi puesto fuego profano en sus incensar ios , pe-recieron por el fuego del cielo. La ereccin al g r a n sacer-docio, excit la envidia de Cor, D a t h n y Abi rn , de la t r ibu de Lev , que t r a t a ron de d i spu ta r este honor Aarn , por lo que se revolucionaron contra l y has ta cont ra Moi-ss; mas no lograron su in ten to , porque habindose abier to la t ierra , se los t r ag jun to con sus familias, s iguindose este castigo_el de doscientos c incuenta hombres de su ban-do, quienes por haber tenido la osada de ofrecer incienso en el a l ta r , fueron presa de las llamas que sal ieron de la t i e r ra . Quejse el pueblo y amotinse por la muer te de tan-tas personas de consideracin; pero un nuevo fuego pare-cido al primero iba causando numerosas v c t imas amena-zando todos con un completo exterminio; mas Aarn, tomando un incensar io , se in terpuso entre los muertos y los vivos, ap lacando de esta suer te la clera de aque l que ten a en sus manos t an poderosos medios pa ra cas t igar los re-beldes. El nmero de los que fueron heridos fu de 14,000 hombres, sin contar los que h a b a n perecido en la sedicin anter ior . Como s ino fueran suficientes todases tasmues t ras , el sacerdocio fu confirmado Aarn por u n nuevo mila-gro, puesto que inv i tados por Moiss todos los pr ncipes de las t r ibus p a r a que depos i ta ran cada cual dentro del Taber-nculo u n a va ra , fin de que Dios diera conocer su voluntad por medio de manifes tacin pa ten te , vise, al r e t i ra r las , que en la de Aarn, que era de almendro, h a b a n nacido hojas y a lmendras . Desde aquel da Aarn ejerci en perfecta paz sus a l tas funciones sacerdotales du ran te todo el t iempo que el pueblo vivi en el desier to, y su va ra fu colocada en el arca en memoria de la rebel in de los Is rae-li tas. Cuaren ta aos despus de la salida de Egip to , hal ln-dose, cerca 'del monte Hor, en los confines de la Idumea, el tercer da del 5. mes, dice la Esc r i t u i a , que Aarn subi por orden del Seor sobre la cumbre de este monte, en donde Moiss, presencia de todo el pueblo, lo despoj de sus hbi tos sacerdotales, revis t iendo con ellos su hijo Eleazar, quien desde aquel momento daclar sucesor de

    ! su padre . Acabada esta ceremonia, Aarn expir desapa-I recio pa ra s iempre, la edad de 122 aos, el 2552 del mun-j do, 1452 antes de la era c r i s t i ana y 3262 del perodo Ju-

    l iano. Las t radiciones judias le r epresen tan como un perso-; naje eminente , popular y amigo de la paz. F u el p r imero

    que por razn de la inves t idura sacerdotal l lev el JSpliod, ! especie de tn ica corta sin mangas , smbolo de la unin de !j las v i r tudes que exiga su alto cargo. Los modernos judos !; creen que existen todava descendientes de Aarny los de-' nominan en hebreo Kohanim (sacerdotes). El sacerdocio ! de Aarn fu figura del de Cristo, pero inferior ste como | explica y p rueba San Pab lo en su epstola los hebreos y

    como adems se menciona en los Salmos, cap .Lxxvn , 20 ; xcix, j 6; cvi, 16, y otros. Adems del pecado de Aarn por haber ! autorizado la idola t r a del pueblo hebreo con la adora-; cin del becerro de oro,fu culpable de fa l ta de fe en Dios, ; cuando al hal larse en Cades se quej el pueblo por la fal ta .'; de agua y el Seor mand Moiss y Aarn que hir iesen

    en la roca con la va ra del pr imero, p a r a que manase el l-quido. Aarn es sin d isputa una de las figuras simblicas

    ! ms g randes y ms complicadas sobre la que los in trpre- tes y comentadores h a n disertado ex tensamente y sobre la

    que todas las opiniones so han emit ido con ms l iber tad,

  • 3 DICCIONARIO ENCICLOPDICO DE LA MASONERA ABA

    lo que es debido seguramente que todas pa r t en del mis- " mo principio que emana del simbolismo judaico. Se repre- j senta Aarn como un hombre de a l ta es ta tura , majestuo- j so por te y rostro varoni l , adornado de la rga y b l a n c a b a r b a , revest ido de sus hbi tos pontificales; cubre su cabeza una ; mi t r a y l leva en la mano esa clebre va ra con la que realiz tan tos prodigios. Los libros sagrados y muchas obras, t an to an t iguas como modernas , describen los vest idos de Aarn; segn unos e ran tejidos de blanco y fino l ino, te la y color simblicos, sin los cuales no se poda en t r a r en el Taber-nculo pa ra ejercer las funciones del sacerdocio. Segn otros, eran tejidos con hilos de diferente color, y todo su ; contorno inferior es taba adornado con un bordado del que ; pend an entremezclada*.gran nmero de g ranadas y eam- pani l las de oro. San Gregorio el Grande ve en estas grana-das provis tas de gran nmero de granos rojos y perfecta-mente imidos entre si, la un in de la fe y de la car idad que deben gua rda r en t re el los los minis t ros de la Ig les ia y todos los fieles su templo. F i ln considera lasgranadas 'como un smbolo de la t i e r ra que las produce y.que las pone en pa-ralelo con las piedras preciosas del racional , cuya divisa Doctrina y Verdad expresan los pensamientos del cielo. Las campani l las represen taban la a rmona del universo. Es ta tnica del Pontfice era tambin emblema de todo el universo . Las cua t ro hi leras de piedras preciosas adaptadas de tres en tres al rac iona] , r epresen tan la gloriosa unin de los doce pa t r i a r ca s de las doce t r ibus , afirmndose que al poder de stos, as como al del nombre divino t razado so-bre la t i a r a pontifical, debieron la vida muchos de los que recibieron heridas morta les en el desierto. Josefo explica asi el ropaje y los accesorios que cons t i tuyen este hb i to sagrado: El lino de que es taba hecha la ropa, es la t i e r ra de donde se sacaba; la p rpu ra , el mar de do v iene la concha que la produce; la escarlata, ol fuego; el color de jac into designa al aire; las g r anadas y las campani l las son los rayos y t ruenos asimilados a l a s g randes armonas dlos elemen-tos; el ceidor, el Ocano; en el Ephod se debe ver el cie-lo con el t in te de su atmsfera; las dos nix, en las que es taban grabados los doce nombres de los hijos de Israel , recuerdan el sol y la luna; las doce piedras del racional , los doce meses del ao los signos del zodaco; la t i a ra simbo-liza el empreo, la pa r t e ms elevada del cielo, y la placa de oro, en la que se encuent ra el nombre del Seor, es un smbolo de Dios mismo, presidiendo todas las cosas de este mundo (**). A Con todos los antecedentes que existen referentes Aarn era n a t u r a l que su nombre y su perso-na l idad y sus funciones sagradas in terviniesen en los mi tos y t radic iones de la Francmasoner a , toda vez que sta tom g ran pa r te de sus smbolos de la his tor ia del pueblo israe- i l i ta , y esto puede verse comprobado con las not ic ias y datos que van con t inuac in . El catecismo del grado de l losa Cruz ensea que uno de los tres objetos contenidos en el Arca de la Al ianza es la va ra de Aarn como smbolo del misterio de la Redencin. A En el grado 20. del Ri to Escocs Ant iguo y Aceptado se hace la segunda seal del grado en la misma forma en que Aarn se puso al termi-narse el Tabernculo , sea ponindose de rodillas apoyan-do los codos en el suelo con la cabeza incl inada un poco hacia la izquierda . A En el grado 23. del mismo Rito ci tado an te r io rmente , el presiden t e r e p r e s e n t a Aarn pa ra todas las ceremonias. A En el grado 24. del mismo Rito, Aarn es representado en Logia por el primero de los v ig i lan tes , el cual se coloca al Sur. A En el 4." grado del R i t o de Adopcin (Maestra Perfecta) Aarn y Moiss f iguran la cabeza de los israel i tas , en el momento en que unindose las aguas del mar Rojo quedaron envueltos y se-pul tados en ellas el ejrcito y aquellos quienes mand Fa ran en su persecucin, cuando se a r rep in t i de haber-les dejado salir de Eg ip to . Aarn es tambin el nombre que se da en este mismo grado la he rmana Deposi tar a . A Segn el his tor ia l del Ri to de Misram, el ao 2466 este sabio pa t r ia rca fu promovido la d ignidad de G r . \ C . \ Gran M a e s t r e e n el Val.-. deRamesss , e n l a t i e r ra de Gessn. A P o r l t imo, en los grados 19. del c i tado Ri to

    coces An t iguo y Aceptado y 7. del de "York, usan los ! grandes Pontfices un pectoral en conmemoracin del que Dios prescr ibi Aarn y sus hijos (**). V. Pec tora l .

    AARCXNITAS-Llmanse as los descendientes de Aa ron (V. el a r t cu lo anter ior) , con cuyo nombre son distin-guidos en el l ib. I de las Crnicas, cap. xn , 27, y xxvn, 17. En el r epar to de la t ie r ra de Canan les fueron adjudi-cadas trece vil las en las t r ibus de J u d y Benjamn (Josu, xxi, 13-19 y I Crnicas, v u , 58-60).

    AAROUEs lo mismo que Aar. V. esta pa labra . ABNombre del mes undcimo masnico, que correspon-

    de la undcima luna del calendario hebreo. Adems, entre los israeli tas, corresponda al qu in to mes del ao eclesisti-co, pesar de corresponder al undcimo del civil. Equivale la luna de nues t ro mes actual de Jul io y t en a t r e in t a das. Los judos a y u n a b a n el da primero de este mes pa ra conmemorar la muerte de Aarn y el da noveno por la me-moria de la ru ina de los dos templos. Refirese', segn La-llave, que en este mismo mes fueron los judos expulsados de Ing la t e r r a , F ranc ia y Espaa. Y. el a r t culo Calenda-r io . A El mes de Agosto en t re los siro-niacedonios. Los que siguen la era a le jandr ina lo usan todava (*). A Ab es tambin una par t cula que ent ra en la composi-cin de muchos nombres hebreos y significa padre. V. el a r t culo Abba.

    ABANombre que se daba en F i l ip inas al Ser Supre-mo (*). A Los alejandrinos daban an t iguamente su pa t r i a rca el nombre de Aba (*).

    ABABILNombre de unas aves fabulosas, que, segn el Corn, envi Dios cont ra los s i t iadores de la Meca el ao del nacimiento de Mahoma (*).

    ABACONombre derivado del fenicio abak ( t ierra, pol-vo). Designaba entre los an t iguos una pequea tabl i l la cuadrada cubier ta de polvo sobre la que t razaban sus pla-nos y figuras, as como los caracteres para ensear los ni-os leer. En vis ta de esto a lgunos suponen que l&planclia de trazar, de que se usa en los templos masnicos, alude al abaco (**). A Arqu i tec tu ra . P a r t e super ior en forma de tablero, que corona el capitel de una columna. El l istn borde del cimacio (*). A Bastn d is t in t ivo . Bastn de mando que usaba el g ran Maestre de los Templar ios (#)

    ABACULUSEn genera l era an t i guamen te una tabla r ec t angu la r de mrmol t i e r ra cocida. A Tabl i l la que se empleaba en las operaciones de a r i tmt ica dispuesta pa ra calcular por decenas. A Tablero de juego dividido en compart imientos , especie de trie trac usado en la Ant ige-dad. A Tambin se daba este nombre otro tablero dispuesto pa ra un juego de clculo l lamado lodus latronco-lorum que se asemejaba mucho al ajedrez de nuestros das. A Bufete, aparador que serva para exponer la vajil la de plata y otros utensi l ios de mesa; este bufete f iguraba en, el Irichliniurn comedor. A Tabla ladri l lo de mrmol empleado en el revest imiento p a r a decorar habi tac iones . A Tabl i l la cuadrada do t ierra cocida de madera que los constructores ms an t iguos colocaban detrs de las co-lumnas de madera para darles ms ancho asiento y mayor soporte (*).

    ABADDOTSTEquivale exterminados-, es el nombre hebreo del ngel del abismo, que en griego se denomina Apollion y cons t i tuye la pr imera pa labra que se pronuncia al hacer la sea general' del grado 17. del Ri to Escocs Ant iguo y Aceptado y del mismo grado del Ri to de Mem-fis. A Tambin es la pa labra sagrada del mismo grado en ambos Ritos, y del 47. del Ri to da Misram. A En al-gunos Ri tuales se dice Abbadon, pero segn el Diccionario hebraico es Abaddon. Simbolizaba a n t i g u a m e n t e la here-ja y los males que afligen la humanidad , representndo-las en forma de animales . A La iconografa simblica se ha servido muchas veces para figurar al ngel del abismo, de las t in ieblas , en las p in tu ras , en las escul turas y en o t ras obras de a r te , de animales con faz y detal les de d i s t in ta

    . na tu ra leza . As se ha visto represen ta r la melosa hipocre-sa, con cara de hombre y cabellos de mujer, porque stos se han representado siempre s imbl icamente como indicio de pasiones sensuales y de malos pensamientos (*).

    ABADIR-Tambin se escribe Ababdir. Es el nombro de una p iedra empleada pa ra hacer los an t iguos dolos y la cual se a t r ibu an v i r tudes maravil losas. A Nombre que las mi to logas g r iega y romana dan la piedra que Cibeles Ops, esposa de Sa turno , hizo devorar su esposo en lugar del hijo que sta hab a dado luz. Los an t iguos crean que esta piedra era el dios Trmino. A La pala-bra Abadir es fenicia y significa en este idioma Dios mag-nfico, t i tu lo que daban los car tagineses sus deidades de pr imer orden (**)

    ABAGAKan de los Tr taros ; octavo emperador del Mogol, que re in desde 1263 1282. Derrot los cruzados fines del siglo x m .

    ABAG-ARO-Nombre propio que t ambin se escribe y p ronunc ia Abgar, significa muy poderoso y fu comn muchos r eyes armenios de Edesa y Mesopotamia. Refiere el h is tor iador Eusebio, segn ci ta de Lal lave, que uno de estos pr nc ipes que viva en t iempo de Jess , hal lndose a tacado haca aos de una grave enfermedad y noticioso de los prodigios que el Nazareno haca en Judea , le escri-bi u n a car ta rogndole pasa ra curar le . Jess, una vez

  • ABA DICCIONAUTO ENCICLOPDICO DE I,A MASONKKA

    recibido el mensaje, le contest que no poda ir, pero que I su tiempo le envia r a uno de sus discpulos, para que le instruyese y le res taurase su sal ud: la ca r t a en que esto de-ca iba acompaada con su re t ra to pintado en tela. El dis- ; cpulo aludido fue Tadeo, quien ins t ruy y cur A b g a r y '. hall en sn poder la car ta y re t ra to de Jess. Esta historia, con todos sus detalles, ha sido considerada como fbula leyenda fabulosa, aun por muchos clebres escritores ro-manis tas , y la cr t ica his trica se ha encargado de darles razn.

    ABAGTHASignifica prspero, dado por la fortuna y tambin padre del lagar. Es el nombro pei-sa de uno de los siete eunucos que servan delante del r ey Asuero. V. Es ter, I, 10.

    ABANEl mes de Octubre entro los siro-macedonios, y el octavo mes del ao persa de Yerdedjird. Los persas dan tambin este nombre al dcima da del mes solar (*).

    ABANAEn hebreo es lo mismo que Amana, nombre de un r o que, naciendo en las ver t ientes del monte L bano , a t rav iesa la l lanura de Damasco y desagua en el lago de Si-r ia . Naamn hizo mencin de este ro cuando supo el reme-dio que le propona Elseo de lavarse siete veces en el Jor-dn para ser curado de la lepra. V. lib. I I de los Reyes, v. 12.

    ABANDONODe las pa labras la t inas bandum disere, abandonar las banderas . Estado en que se encuen t ra una cosa una persona desamparada. A Segn pres-cr iben los Ri tuales , antes de ser in t roducido en el cuar to de reflexin, el asp i ran te que es admit ido las pruebas de iniciacin, debe desprenderse do todas las joyas , armas, dinero y cualquier otro objeto de valor que Heve consigo, haciendo ent rega de ellas al hermano Terr ib le P repa ra -dor, quien su vez las ent rega al Venerable que las deposi ta sobre el Trono la vis ta de todos los miembros del taller. Este abandono de todos los objetos de valor mater ia l , simboliza el desprendimiento que han de tener el filsofo y el masn, que slo deben aspirar su perfeccionamiento abandonando los placeres y pasiones sin preocuparse de los bienes terrenales, que son causa, la mayor p a r t e de las veces, de las desventuras que afligen la humanidad . A Estas doctr inas ya eran pract icadas por los an t iguos egipcios haciendo que los iniciados que se consagraban al sacerdocio se desprendiesen tota lmente de sus bienes . Los pitagricos, los esenios y otras sectas y asociaciones de la Ant igedad , en t r egaban tambin sus bienes en manos de los tesoreros de las sociedades de que e n t r a b a n .formar par te (**).

    ABANETOEl ceidor que usaba el Sumo Sacerdote de los judos (** ).

    ABANTALTambin se dice por a lgunos Abantal. Es una voz an t icuada que significa de lan ta l mandi l . V. Man-dil (*#).

    ABANTESPueblos gr iegos or ig inar ios de la Traeia . Construyeron la c iudad de Abea, destruida por Jerjes (*).

    ABANTONombre comn todos los reyes de Gerara, como el de F a r a n lo era los de Egipto. A Ave sim-blica de la an t i gua Masonera (**)

    ABAR1MCordil lera de montes al otro lado del Jo rdn . En uno de estos montes l lamado Nebo, ocurri la muer te de Moiss, siendo enter rado en l. V. Deuteronomio, xxxn," 49, y el captulo s iguiente , y Nmeros, xxvii, 12, y xxxiu, 47. A El monte P i sga per teneca tambin esta cordillera; y en l, segn el l ibro apcrifo de los Macabeos, fu ocul-tada por Je remas el arca de la al ianza, cuando los caldeos se apoderaron de Jerusa lem. A P a l a b i a sagrada de los grados 3. y 34." del R i to de Memfia, cuyos miembros son llamados con dis t incin de la l.* y-2. a serie, Sublimes Ca-balleros Escogidos.

    ABARISClebre mgico de la Ant igedad , contempo-* raneo de Orfeo y sacerdote de Apolo Hiperbreo, de quien, segn deoia, hab a recibido la famosa flecha de oro con la que se poda t ras ladar por los aires donde qui-siera (*).

    ABASCANTESCiertos caracteres mgicos usados an-t iguamente como ta l ismn (*).

    ABATIRDerribar , deshacer, abandonar a lguna cosa. En Masonera se dice Abatir columnas, por suspender los trabajos activos, cerrar disolver temporal definitiva-mente una Logia. P a r a acordar el abatimiento de co-lumnas, es necesario que se convoque una tenida mag-na , especial y nicamente para este objeto, mediante u n a p lancha boletn pasado todos los obreros miembros act ivos del cuadro, con tres das de ant ic ipacin, cuando menos. Cualquiera que sea el resul tado de la votacin, el abatimiento, suspensin disolucin d la Logia , nunca podr l levarse efecto, cuando siete hermanos, dlos cuales cinco

    por lo menos posean el grado de Maestro Superior, se p ropongan con t inuar los t rabajos , puesto que cons t i tuyen el nmero prescr i to por los r i tua les , pa ra legal izar los t ra -bajos, y const i tu i r Logia justa y perfecta. Este es el verda-dero esp r i tu de la Ins t i tuc in y en esto estn contestes todas las Const i tuciones y todos los legisladores; y por lo tanto , por muy numerosa que sea la Logia y por ms com-pacta que se manifieste la opinin de los hermanos que ha-yan votado en contra , deben stos aca t a r y respe tar ciega-monte este sabio principio, y hacer en t r ega sin restr iccin a lguna de cuanto pertenezca la Logia , los que en uso de su derecho t r a t e n de man tener l a y sean sus legt imos cont inuadores . En los pases en donde la discipl ina se hal la man ten ida por u n a au tor idad fuerte y celosa, r a ras veces acontece que sea infr ingida esta prct ica; porque tal falta fuera inmedia ta y severamente cast igada. Pero en a lgunos , como por ejemplo Espaa , en donde desgraciadamente no reconocen todos los masones u n a misma fuente de autor i -dad, en donde el Poder Central de la Orden hl lase divi-dido en var ias agrupaciones formadas por mayor menor nmero de afiliados, que desconocen ms menos la legi-t imidad del mismo Poder que aca tan; en un pas en donde el pr incipio de Autor idad Masnica es combatido por tales parcia l idades y divergencias , acontece queno puede basar-se en u n a frrea y uniforme discipl ina la prct ica de los trabajos de los obreros, y esto hace que no pocas veces se vea pisoteada y escarnecida la sana doctr ina que an tes se ha expuesto con referencia al acto de abatir columnas da un taller. Nada ms frecuente que ver una Logia , d ividin-dose en dos t res fracciones, pre tendiendo cada u n a de ellas ser la con t inuadora v llevndose el nombre de la Lo-gia j un to con los j i rones que la pueden a r r anca r . Los Ve-nerables se l levan las Conti tuciones; los Secretar ios , sus documentos; los Tesoreros y Hospi ta lar ios , su sme ta l e s , y cada cual, en su grupo, quiere asumir todo el derecho y toda la representacin, mientras n inguno recuerda ni quie-re reconocer los compromisos de la Logia y especialmente sus deudas. Esto es lo nico que no d isputan; esto es lo que legan los que, habindose opuesto la votacin, se pro-pusieran, en uso de su derecho, con t inua r los trabajos del taljer (**).

    BATON - En griego significa all donde nadie llega, inaccesible, t rmino bajo el que se designa genera lmente todo local si t io inaccesible oculto las miradas; ta l viene ser la celda camar n de un templo, que un baton oculta las miradas de los profanos. Genera lmente se de-s igna bajo este nombre vea edificio de la vi l la de Rhodas que coutenia dos es ta tuas de bronce con un trofeo, en me-moria de una vic tor ia a lcanzada sobre los rodios, q u e l a re ina Artemisa hab a colocado en este edificio consagrn-dolo una divinidad. Como su destruccin hubiera sido un sacrilegio, y como no se poda pene t ra r dentro del baton sin descubrir la derrota de los rodios, se construy una mura l la pa ra impedir la en t r ada y la vis ta de ' l o s mis-mos (*).

    ABATOSIslote de Egipto en la laguna de Memphis lago de Moeris, jun to la Isla de P i l e . Esta isla gozaba gran celebridad entre los egipcios por estar s i tuada en ella la tumba de Osiris, por el exquisi to l ino que produca, por los abundan tes p a p i r u s q u e e n ella crecan, de cuya corteza se hac an esas tabl i l las t an es t imadas para escribir y de donde nos viene el nombre del papel del cual hoy nos serv-mos (*). A Segn la leyenda de los Jueces Desconocidos, stos ocuparon la isla Abatos y se s i rvieron de ella en otro tiempo (*). A En el alfabeto filosfico hermtico, el abatos corresponde al nmero 1 y al jeroglfico de Piscis, sea la A del mismo. Esta roca sagrada es una de las figuras que adornan la Cmara de recepcin del grado de Novicio de la mencionada Orden, en la que se la ve representada como la pr imera en t r e l a sque decoran el lado del Medioda (*). A Abatos es tambin u n a de las t res pa labras de reconoci-miento que t ienen los Jueces Filsofos Desconocidos (*).

    ABATJCASGran filsofo que renda un culto inconsi-derado la amistad. En u n incendio acudi salvar uno de sus amigos, antes que su mujer y sus hijos, de los cuales pereci uno; y como le c r i t icaran este proceder, con-test: Yo puedo tener an ms hijos, pero un amigo como ste, no (*).

    ABAZARUno de los- cap i tanes de Ciro, r ey de Pers ia , que fu enviado Jerusa lem para la reedificacin del Tem. po de Salomn. A En la recepcin do los Caballeros de Oriente de la Espada, en la segunda cmara , sea en el consejo que figura la corte del rey de Pers ia , el Gran> Maestro de Ceremonias representa Abasar (*).

    ABAZEAVoz que en griego significa taciturno. Cere-

  • 5 ABD

    monias que se p rac t i caban an t i guamen te en Asia en me-dio del mayor silencio (*).

    ABBANombre que equivale Padre, y del cual us Jess al orar en el hue r to de las Olivas. V. Marcos, xiv, 36; Romanos, VI I I , 15, y Gla tas , iv, 6. Los hijos de esclavos no podan usa r esta pa labra por es tar solamente apropiada los nacidos de padres l ibres .

    ABBADON Significa perdicin, ruina, muerte. Vase Abaddon.

    ABBARONPalabra que otros escriben Avron, y signi-fica indignacin furor. Es el sobrenombre que en el ap-crifo de los Macabeos se da Eleazar, cuar to de los herma-nos de Judas Macabeo.

    ABDAUno de los cinco jefes super in tendentes nom-brados por Salomn pa ra d i r ig i r los trabajos arqui tec t-nicos del templo y para los t r ibutos , el cual fu padre de Adohiram, otro de los cinco' jefes (Libro I de los Reyes , iv, 6). A Este nombre es uno de los indicados en las ini-ciales del mango del hacha que simboliza el grado 22." del ! Ri to Escocs Ant iguo y Aceptado.V. la le t ra A. A El j nombre de Abda lo h a l levado tambin uno de los levitas I que volvieron de Babi lonia y tom asiento en Jerusalem (Nehemas, xi, 17 y I de las Crnicas, ix, 16). . !

    ABDALNombre de unos sacerdotes mahometanos, que |j se creen posedos inflamados del amor de Dios (*). j

    ABDALASNombre de unos sacerdotes persas, encar - I gados de in t e rp re t a r y expl icar los an t iguos textos (*).

    ABDAMONPersonaje bblico cuyo nombre significa j servus turbes, y est representado en el grado 14. del Ri to Escocs An t iguo y Aceptado por el octavo oficial de la ! Logia que toma el nombre de Gran Orador y se coloca al j Sur, cerca del a l t a r de los perfumes. A En los Cole-gios de los Grandes Escoceses de la Bveda Sagrada de Ja-cobo VI, el Gran Orador, que se s ienta jun to al a l ta r de los sacrificios, representa Abdainn. A Abdamn, que otros escriben tambin Abdemn, fu un joven que posea el don de explicar los enigmas En cier ta ocasin Salomn propuso H i r am, rey de Tiro, la solucin de algunos de aqullos que ste no pudo explicar, por lo que tuvo que pagar le una suma muy considerable. Pero pronto se resar-ci enviando Salomn u n joven tirio l lamado Abde-mn, el que, no slo explic todos los enigmas que se )e propusieron, sino tambin propuso su vez otros que Sa lomn ni n inguno de los suyos pudieron descifrar (*). A Abdamn fu el nombre de uno de los super in tendentes de Salomn empleado en las obras do la construccin del c-lebre Templo.

    A B D - E L - K A D E R (Sidi-el-Hadji-Ouled-Maidd n)Clebre defensor de la nacional idad rabe y masn vir tuoso y dis-t ingu ido . Naci por los aos de 1807 en los alrededores de Mascara, ter r i tor ios de los Hacheras. Fu educado jun to con sus tres hermanos en la guetna (especie de seminario? que tena su padre Sidi-el Maiddin, marabu t muy venerado de la provincia de Oran, el cual hacia r emonta r su genealo-ga hasta Mahoma. Dotado de una in te l igencia m u y pre-coz, explicaba desde n io los ms difciles pasajes del Co-rn . Ms tarde dist inguise por su elocuencia y por los co-nocimientos que tena sobre la h is tor ia de los rabes , como j tambin por su ferviente piedad: todo ello le vali los t tu-los de marabu t y de thaleb, es decir, de santo y de sabio No descu i i aba por esto los ejercicios corporales y lleg superar todos los rabes en el manejo del caballo y del y a t a g n . Recelando el bey de Argel de la ambicin de Abd-El-Kader, t r a t de hacerle asesinar; pero el joven logr escapar Egip to con su anc iano padre, y en aquel pas, en el Cairo y en Alejandr a , hallse por vez pr imera en con-tacto con la civi l izacin europea. En aquel la poca pas v is i tar la Meca, la cuna del Profeta , y atrajo sobre si con tal motivo la a tencin de sus compatr io tas , merced al fer-vor que demostr en la san ta peregr inacin. Cuando regre-s Argel ya este pas se ha l l aba en poder de los franceses y anonadada en todo l la dominacin musulmana . Las t r ibus rabes prximas Oran creyeron que aquella ocasin era propicia para recupera r su independencia y so l evan ta ron bajo el mando del padre de Abd-El-Kader; ba t ie ron los turcos y se apoderaron de Mascara. Los hab i t an te s de esta ciudad quisieron proc lamar por r e y Middin, pero ste declin tal honor e n s u h i j o , y el pres t ig io doste fu exten-dindose paso paso por todo el t e r r i to r io has ta l legar al g r a n desierto. Desde entonces, la h is tor ia de Abd-El-Kader es la h is tor ia de la conquista francesa en Argel ia . Animado por sus pr imeras vic tor ias , predic sus compatr io tas la guer ra san ta y dir igise la cabeza de diez mil caballos poner sitio Oran en 1832, ocupada por las t ropas france- | sas al mando del genera l Boyer. En aquel la ocasin dio |;

    muest ras de un valor toda prueba y no se decidi ret i -ra r se sino t ras una lucha encarn izada y tenaz de tres dias consecutivos. Al ao siguiente, . Boyer fu reemplazado por el genei'al Desmichels, qu ien logr d e r r o t a r Abd-El-Kader en emboscadas sangr i en ta s y pudo poner fuertes destaca-mentos en dos poblaciones de la costa, Arzew y Mostaga-nem. A pesar de todo, la influencia del emir iba s iempre en aumento; pronto lleg ser el nico jefe de todas las t r ibus levantadas cont ra la dominacin francesa y pudo a taca r v igorosamente la c iudad de Hemcen. Llegado el ao 1834, y en medio del profundo dolor que le produjo la muer te de su padre , t v o l a satisfaccin de concluir con el general Desmichels un t ra tado honroso y de g randes ventajas , pues en v i r tud de sus est ipulaciones quedaba el Ohelif por lmite de sus posesiones, const i tuyndole un verdadero reino con Mascara por capi tal , enclavado en t re el imperio de Marrue-cos y las provincias de Oran, T t e r i y Argel , dejando por completo entre sus manos el comercio con Oran, dndole t iempo p a r a amaes t ra r y discipl inar sus t ropas, establecer un gobierno r e g u l a r y , ensuma, facili tndole.la reconst i tu-cin de la nac ional idad rabe . El gobierno francs crey haber arrojado sobre su enemigo las dificultades de una ocupacin, pero bien pronto Abd-El-Kader cre o t ras ma-yores. Despus de haber indispuesto los generales Voirel y Desmichels, y de haber repr imido con auxi l io de l a F r a n -cia una peligrosa revuel ta promovida por a lgunos caudillos celosos de su autor idad, pas el Chelif y apoderse de Me-deha. Entonces , el genera l Trezel , que en 1835 hab a reemplazado en Oran Desmichels, march cont ra el emir y lo alcanz en las oril las del Macta; mas rodeado por 20.000 j inetes vise obligado ba t i r se en r e t i r ada , abando-nando su ambulancia y sus bagajes. Esta v ic tor ia centupl ic el fanat ismo y entusiasmo de.los rabes, al paso que sembr el desal iento y la consternacin en las filas francesas. La F ranc ia eligi entonces para gobernador de Argel ia al mariscal Clauzet, quien pa r t i p a r a el frica en compaa del duque de Orlens. Pr inc ip i sus operaciones sembrando r iva l idades en t re los jefes rabes , y despus, con u n cuerpo de ejrcito formado por ocho mil soldados, dir igise Mas-cara, la cual hall abandonada , y dispuso su destruccin. De Mascara pas ocupar Hemcen, y t ras a lgunas escara-muzas en que se d is t ingui especialmente el comandan te Cavaignac, regres Argel , en donde hizo impr imi r g r a n nmero de bolet ines dando cuenta de haber exterminado Abd-El-Kador. Las pr imeras victorias verdaderas obtenidas contra el emir fueron debidas al general Bugeaud, el cual consigui romper el bloqueo establecido contra el genera l d'Arlaiiges, encerrado en su campamento, quebran tando por ta l medio el pres t igio que rodeaba el nombre y la for-tuna de Abd-El-Kader . Sin embargo de esto, y con el fin de faci l i tar la pr imera expedicin francesa cont ra Constan-t ina , ofreci la paz al emir vencido, y por el t r a t ado del Ta ina , de 3 deM ayo de 1837, otorgle condiciones ms ven-tajosas todava de las que contenia el t r a t ado Desmichels. Aprovechse el emir de aquel la paz para es t rechar el laz de federacin entre todas las t r ibus rabes , crendose al propio t iempo inte l igencias en las provincias francesas y proveyndose de municiones y per t rechos de todo gnero . Despus de esto, cuando se crey bas t an te p reparado para r eanudar la lucha, busc a lgunos pretextos sobre la in te l i -gencia de a lgunos ar t cu los oscuros del t r a t a d o de Tafna, y en Noviembre de 1839 hizo a taca r los colonos franceses ms cercanos Entonces fu cuando el duque de Orlens y el general Val e emprendieron aquel la memorable campaa de 1810, sealada por la v ic tor ia de Mouzaiha y las tomas de Medeha y Mil ianah. Con tales golpes redujeron los rabes la defensiva, pero jams pudieron asegurar la t r anqu i l idad de las poblaciones francesas de Argel ia . Se comprendi entonces que era necesario decidirse u n a lucha encarnizada y sin cuar te l , pa ra acabar con el presti-gio y el poder del emir, y con tal mot ivo confise el cargo de gobernador al genera l Bugeaud. Este var i la tc t ica seguida has ta entonces, aument las columnas de a t aque , las dio ms l igereza y organiz un sistema d devastacin l levado has ta los confines del desierto y que acabara por producir el hambre en t re los rabes . La ciudad de Mascara fu tomada en Diciembre de 1841 y gran nmero de t r ibus se sometieron. Abd-El-Kader redobl sus esfuerzos, levant en a rmas las kabilas de Bougie y ret i rse paso paso has ta el desierto, seguido por las t r ibus que le permanecieron fieles. La toma de su Smala en Febrero de 1842 por el du-que de Aumale , le oblig refugiarse en los dominios del emperador de Marruecos Abd-er-Rahmn, quien has ta en-tonces le hab a auxi l iado ocul tamente y que por fin, n 1844, decidise a t aca r ab ie r t amente los franceses. La v ic tor ia

  • ABE DICCIONARIO ENCICLOPDICO DE LA MASONERA

    decisiva del genera l Bugeaud en Isly, el 14 de Agosto de aquel ao y el bombardeo de Mogador y de Tnger , l levado cabo con xito por el pr incipe de Jo invi l le , cura ron al emperador marroqu de sus ganas de proteger ostensible-mente Abd-El-Kader. Pero el infa t igable emir supo ha l l a r entro las poblaciones fanticas de Marruecos y con t ra la voluntad de su soberano, auxilios en hombres y dineros bas-tantes pa ra arrojarse nuevamente sobre la Argel ia . En 1845 vironse o t ra vez comprometidas las l l anuras do Metidja, y l general Bugeaudvise obligado p r inc ip ia r de nuevo la guer ra de marchas y cont ramarchas , de persecuciones y devastaciones incesantes, que impeda s u adversar io esta-blecer todo gobierno regular y que hab a de acabar por obl igar le lasumis in definitiva. Todava fueron necesarios otros dos aos para reducir Abd-El-Kader, quien apro-vech la hospital idad de Abd-e r -Rahmn pa ra establecer in te l igencias en Marruecos y p repa ra r en su ter r i tor io una revolucin en provecho suyo. Consigui de t a l manera le-v a n t a r su favor cierto nmero de poblaciones, impeliendo de este modo-al emperador que se coal igase con los fran-ceses para atacar le . Despus de u n a t en ta t iva infructuosa cont ra Oudtseha, consigui dos vic tor ias sobre el ejrcito mar roqu , cuyos soldados se negaban combatir le; apode-rse de sus campamentos, despus d l a ciudad de Teza, y por l t imo volvi sus armas cont ra las guarniciones france-sas. Cercado poco despus p'or fuerzas inmensamente supe-riores, r indise al genera l Lamoricire , bajo condicin de ser conducido Alejandr a San J u a n de Acre. F u em-barcado junto con toda su familia con rumbo Francia , y despus de habrsele tenido en el fuerte Lamalque , en To-l n y en el castillo de P a u , fu def in i t ivamente ins ta ladoen el de Amboise. La Asamblea Nacional se opuso diversas veces que regresara al frica, y Napolen I I I le puso en l ibertad con motivo de la proclamacin del imperio en 2 de Diciembre de 1852, por cuyo acto .el emir demostr el ms profundo reconocimiento. El da 21 del mismo mes e m b a r -cse acompaado por toda su familia, dir igindose Brusa , en donde vivi re t i rado , has ta que el te r remoto de 1855 destruy aquella ciudad. De ella pas v iv i r a Constanti-nopla. Ms tarde fu establecerse en Damasco, en donde, duran te el mes de J u n i o de 1860, tom generosamente la defensa de los cr is t ianos cont ra el furor sangr ien to de los drusos y mereci por tales hechos que se le otorgase la g ran cruz de la Legin de l i onor . Abd-El-Kader, deca el corresponsal de un peridico, propsito de aquellos acon-tecimientos, vive con mucha sencillez y dedica las conside-rables economas que hace sobre los cien mil francos que F ranc ia le paga, la compra de perlas y br i l l an tes . Tiene t an slo tres mujeres, y de ve in t i cua t ro hijos, no le que-dan ms que once. Muchos de sus hermanos viven con l. La atencin de la Europa no ha cesado de. seguir a t e n t a -mente la conducta observada por Abd-El-Kader. En 1863 atraves el Egipto, vis i t los trabajos para la a p e r t u r a del canal de Suez y cumpli su peregr inac in la Meca. Des-pus fu Par s , en 1867, pa ra v i s i t a r l a Exposicin U n i -versal , y dos aos ms tarde , en Noviembre de 1869, asist i a l a aper tu ra del expresado canal . Cuajado estall la guer ra ent re Franc ia y Alemania , Abd-El-Kader escribi Napo-len I I I , en Ju l io de 1870, pidindole que le pusiera a l a cabeza del ejrcito de Argel ia , y ms tarde, en Set iembre de 1870 y Enero de 1871, renov al gobierno de la Defensa Nacional sus protes tas de adhesin la Franc ia . Como a lgn t iempo despus uno de sus hijos tomara parte en una t en t a t i va de levantamiento de las t r ibus africanas, Abd-El-Kader reprob tal conducta y renov sus protestas de leal-tad, la cual prob principios de 1873, remit iendo 3.000 francos la caja de los alsacianos y loreneses. Duran te los ltim'os aos se ha hecho circular diversas veces la noticia de la muer te de aquel caballeresco y va l ien te caudillo; pero s iempre se han desmentido tales rumores . De todos los datos que anteceden, resul ta que este p r nc ipe y caudillo, musulmn dio en todos sus actos mues t ras de un valor t e -merar io , ex t remada nobleza de corazn y los sent imientos ms filantrpico? has ta en favor de sus enemigos . Sus b r i -l lan tes dotes morales le abr ieron las puer tas de la F r a n c -masonera, en cuyo seno prac t ic la beneficencia, y en 1860, cuando las Logias francesas abr ie ron suscrciones p a r a socorrer las v c t imas del fanat ismo musulmn en Siria, Abd-El-Kader escribi una sent ida ca r t a los obreros de la Logia de Par s , Sincera Amistad, cuya ca r t a es u n docu-mento digno del corazn ms puro y del cr is t iano ms vir-tuoso, y fu publ icada en el Boletn del Gran Oriente ele Francia, correspondiente Enero de 186].

    ABDEMELECEste nombre se lee Ebedmelec en la t raduccin bbl ica de Valera. Abdemelee fu u n eunuco

    etope que serva en la casa del r e y Sedecas intercedi por Je remas , cuando ste, por orden de aqul , fu echado u n a mazmorra l lena de cieno (Jeremas , XXXVIII).

    ABDENAGOVoz del hebreo Oadenagou y se t raduce por servus auxicus. Es uno de Jos t res nombres cuya in i -cial figura en el cuadro del 4. grado de la clave masnica del Rito de Misraim y es la pa l ab ra sagrada del mismo grado (*).

    ABDES -V. Abdest. ABDESTNombre que dan los persas y los turcos la

    p r imera ablucin purificacin que prescribe su r i to (*) ABDISignifica mi siervo esclavo. Se l lamaba de esta

    mane ra el pad re de Maluch y abuelo de E t h n , de la fami-l ia de Levi , que serva en el Tabernculo la mano iz-quierda en tiempo de David y Salomn, segn el pr imer l ibro de las Crnicas, vi , 44. Tena adems el nombre de Abdi otro levi ta padre de Cis, en el re inado de Ezequas , como consta del segundo libro de las Crnicas, xxix, 12. Tambin se apel l idaba Abdi uno de los israel i tas que du-r a n t la caut iv idad de Babilonia tomaron mujeres ext ran-jeras , como se comprueba en Esdras , x, 27.

    ABDIA SNombre que quiere decir en hebreo siervo del Seor y que han llevado varios personajes bblicos. En t r e ellos deben mencionarse los s iguientes : Abdas, el mayor-domo de la casa de Achab, r e y de Israel , en t iempo del profeta Elias (I Beyes , xvm) . Abdas, u de los doce pro-fetas menores , que vivi por los aos 587 antes de J . C. y cuya profeca, que consta de un solo cap tulo , est diri-gida anunc i a r la ru ina de los idumeos: h a y quin le hace contemporneo de Amos, Oseas Isa as . Abdas, levi ta de los hijos de Merar i , uno de los que en t iempo del r e y Jo-sas fueron puestos como gobernadores prefectos de la obra de la res taurac in del templo (II Crnicas, xxxiv, 12). A En la versin de Valera y o t r a s ' s e encuen t ra escrito este mismo nombre var iado por los de Obdas y Obadas. A P a r a otros Abdas vase I Crnicas, n i , 21; VIII , 38; ix , 16 y 44; xii , 9; xxvn, 19; I I Crnicas, xvn , 7.

    ABDIELSignifica siervo de Dios. Es el nombre del pa-dre de Ah, de las pr inc ipa les familias de la t r i bu de Gad (I Crnicas, v, 15).

    ABDNEs lo mismo que siervo servil en l engua he-brea . Fu l lamado as el dcimo de los jueces de Israel , sucesor de Eln, que gobern desde el ao 1120 has ta el 1112 antes de Jesucr i s to . Fu hijo de Hil lel , p i r a ton i t a de la t r i bu de Efralm. Muri el ao de la creacin del mundo 2848 (Jueces, xii , 13). A Abdn, hijo de Mica, fu envia-do por el r ey Jos as , j un to con otros, consul tar la pro-fetisa Huida , acerca de las pa labras del l ibro de la ley que Saphn hab a ledo delante del r ey (II Crnicas, xxxiv, 20). A Abdn, nombre de u n a ciudad de la t r i bu de Aser, que fu dada en posesin los levi tas de la familia de Gersn (Josu, xxi, 30, y I Crnicas, vi, 74). A El enviado de Dios, que, segn la Escr i tura , amenaz con la muer te Jeroboam, por haber hecho sacrificio los dolos. Dios hab a ordenado este profeta que despus de haber -dado Je roboam el aviso que le hab a mandado , no co-miera pan ni bebiera agua en aquel la t ier ra , marchndose la vuel ta por un camino dis t into del que hubiese seguido pa ra la ida. Pe ro habindole salido al encuentro un an-ciano profeta de Bethel , que se finga enviado por un n-gel, invi t le que fuera su casa y comiera pan. Se dej engaa r el profeta y volvi a t rs , comi pan y bebi agua , por cuya fal ta castigle el Seor, envindole un len que le despedaz (I Reyes , x n y XIIIJ ( * ) . A P a r a otros per-sonajes del nombre de Abdn, Vase I Crnicas, vnr , 23, 30; IX, 36).

    ABECEDARIOOrden serie de le t ras , cifras, jerogl-ficos y otros signos convencionales empleados en la escr i -t u r a masnica.V. Alfabeto.

    ABECEDARIOSSec ta r ios anabapt i s tas , que preten* d an que no podan salvarse los que no supieran leer y escri-bir (*). A Sectarios de Stork, discpulo de Lutero , que, a l revs de los an te r io res , sos tenan que pa ra conseguir la sa lvac in era preciso ignora r el A B O , en a tenc in que sin el auxi l io del es tudio, se rec iba de Dios la in te l igen-cia necesar ia p a r a comprender la Escr i tu ra Sagrada (*).

    ABEDNEGONombre caldeo que a lgunos escriben y leen Abdenago y que se in t e rp re t a siervo de la luz. F u uno de los tres compaeros de Daniel, l lamado en hebreo Aza-r ias , los cuales, por no habe r Obedecido la orden de Nabu-codnosor, de adorar la es ta tua er igida por manda to del mismo, fueron arrojados un horno de fuego a rd ien te , de cuyas l lamas fueron mi lagrosamente preservados por el min i s t e r io de un ngel que en su compaa se paseaba por en t r e las l lamas (Daniel, ni).V. Azarias.

  • D I C C I O N A R I O M A S N I C O

    Lmina 14

    E L EMIR A B D - E L - K A D E R

  • DICCIONARIO ENCICLOPDICO DE LA MASONERA = - ABE 7

    ABEJADel griego Ante-filas, que significa amigas de las flores. Desde los tiempos ms remotos, la a&ejahas ido con-s iderada por todos ios pueblos como smbolo del hombre industr ioso. Entre ios chinos y a lgunos pueblos del frica, se la. encuentra esculpida sobre la sepul tura de todos aque-llos que se distinguieron en vida por su inte l igencia y labo-riosidad. Igualmente se la encuent ra en las catacumbas y sobre las sepulturas de los primit ivos cris t ianos. Segn los textos sagrados, la abeja, por su vuelo recto , es el sm-bolo de Cristo resucitado, como t ambin el de los judos sus perseguidores. Circumdederunt me, sicut apes, dice el Sal-mo CXVIII. Segn Isa as , la abeja es el t ipo de la hereja, sibilavit apis assur (vii-18); pero laboriosa, previsora; pro-duciendo su miel; amante de las flores y detestando toda inmundicia, no represen ta ms que ideas dulces, r isueas, amables. Ella es el Cristo, la v i rgen por excelencia, la mu-jer fuerte, el espr i tu de Dios. En el Fisilogo de los arme-nios se dice que no duerme nunca; por esto se l a ' t o m a como ejemplo de la vigi lancia , y del celo por la adquisicin de todas las v i r tudes . En el simbolismo masnico, este t i l insecto, que compone su miel del jug que extrae de mil var iadas flores, es el smbolo de la obediencia, de la cons-tancia , que nos ensea t rabajar as iduamente pa ra nues-tro perfeccionamiento y el b ienes tar de la humanidad . Las abejas s i rvieron an t iguamen te de adorno simblico los mantos de los reyes de F ranc ia , has ta que fueron sus t i tu i -das por las flores de lis.Nombre de u n a de las constela-ciones meridionales de la via lctea (*).

    ABELEn a lgunos au tores se encuen t ra esta pa labra es-cr i ta lebel y significa soplo, vanidad. Es el nombre del se-gundo hijo de Adn y Eva, que naci el ao 3 del mundo y 400] aos antes de J . O. La t radic in hebra ica dice que fu muer to por Can su hermano, debindose esto que el nom-bre de Can sea, en Masonera , considerado como represen-tacin de la envidia y de la maldad, al paso que el de Abel se t iene por emblema de bondad inocencia. Abel fu pas-tor de ovejas, y habiendo ofrecido Dios, de los primog-n i tos de sus ganados , el Seor mir con agrado Abel y su ofrenda, y no Can, que le present los frutos de la tie-r ra , de cuya diferencia naci el odio de ste y la muer te del pr imero (Gnesis, iv). El apstol Pablo hace un magnfico elogio de la fe de Abel, por la cual alcanz tes t imonio de la just ic ia , y fu la razn de haber aceptado Dios su ofren-da, y no la de Can, aceptada sin fe (Hebreos, xi, 4). De la sangre de Abel de r ramada por su hermano, se hace u n a alusin en cont ras te con la sangre de Cristo, pues aqul la clamaba venganza con t ra el homicida, y sta clama perdn para el pecador (Gnesis, iv, 10, comparado con Hebreos , XII , 24). F jase la muer te de Abel en el ao 129 del mundo y 3875 antes de J . C , teniendo por lo t an to 126 aos cuan-do fu asesinado. Nada dice la Bibl ia acerca de si tuvo des-cendencia, pero es.evidente que la tuviera , si consideramos los aos que vivi, y que su muer te Can manifes taba el temor de que -cualquiera que le ha l la ra le matar a (G-nesis, iv, 14). Adems, se dice que Can se re t i r despus t ie r ra de Nod, en donde conoci su mujer, que le dio un hijo l lamado I ienoch. Esto, unido que n es creble que Adn y Eva no tuviesen ms hijos que Can y Abel en el perodo de 130 aos, da la evidencia, segn Lal lave en su Diccionario Bblico, da la evidencia de que la muer te de Abel exista ya un considerable nmero de personas, algu-nas de las cuales es de suponer fuesen descendientes de l. A El nombre Abel en t ra en la composicin del nom-bre de muchas ciudades de Oriente . A En el grado se-gundo del Ri to de Adopcin, Abel es representado en un t rasparente la pue r t a de en t r ada de la Logia, frente al Venerable y en ac t i tud de ser herido por Can A Abel Ahila Abelmain (sogn los autores) , significa llano de las aguas, refirindose lugar y no , persona, y es el nombre de una ciudad s i tuada en el monte L bano en la pa r t e sep-tentr ional de Damasco, per teneciente la t r ibu de Neftal. Fu cercada por J o a b en la sedicin de Seba, hijo de Bich-ri , cuya cabeza fu en t regada aqul , por consejo de u n a mujer prudeute (II Samuel, xx, I I Reyes, xv, 29, y I I Cr-nicas, xvi, 4).V. Abelitas.

    ABEL-BETHMAACHAHCiudad que estaba s i tuada en el Lbano, lo mismo que la de Abel, y como sta perte-neca la t r ibu de Neftal . H a y quin cree que es la misma ciudad, fundndose en el texto del I I l ibro de Samuel y en el I I de los Reyes.

    ABEL-CARMAINNombre de una vi l la de los animo-ni tas , no lejos de R a b b a t h Ammon. En la versin de Vale-ra se traduce este nombre por Vega de las vias (Jueces, xi,' 33).

    ABELINITASV. Abelitas.

    ABELITASA fines del sjglo iv pr incipio del v de nues t ra era, aparecieron en frica unos sectarios, que del nombre de Abel se l lamaron Abelitas, Abelinitas, Abelianos, Abelonitas, los cuales condenaban l uso del mat r imonio fundados en que era el medio de propagacin del pecado or ig ina l . Esta secta desapareci poco de nacer, en la for-ma p r imi t iva en que dio conocerse; pero es lo cierto que sus miembros par t ida r ios per tenecan la secta de los abstinentes que pa r t i r del siglo xi se h a n man ten ido s iempre en Oriente . Segn San Agus t n , e ran stos unos sectarios crist ianos que exis t an al N. de frica en los a l -rededores de Hipona , fines del siglo iv. P r e t end an que en t re Adn y Eva no haba existido ms que una unin sen t imenta l . Fundndose especialmente en el ejemplo de Abel , de quien es opinin comn que tomaron su nombre, que pesar de ser casado nunca tuvo hijos, porque segn ellos, j ams conoci su mujer, no permi t an que el hom-bre v iviera solo, obligndole tener siempre un semejante suyo su lado; pero deban abs tenerse del matr imonio y mantenerse en el ms r iguroso celibato. Tan luego como u n hombre una mujer en t raban en esta secta, es taban obligados adoptar dos hijos, un n io y u n a n ia que here daban sus bienes y se casaban en su da condicin, empero, de no poder tener hijos de su mat r imonio , sino,que su vez deban adop ta r dos de diferente sexo, y as sucesiva-mente se a tend a la conservacin y propagac in de la secta . No fa l taban en la vecindad, escribe Moreri en su Diccionario Universal, quin les sur t iese de n ios quie-nes adoptar. Se cree que estos sectarios aparec ieron bajo el imperio de Arcadio, desapareciendo en t iempo de Teo-dosio'el joven. Segn los rec ientes t rabajos de a lgunos in-ves t igadores , la denominacin de esta secta se der ivar a de la palabra Elfou, el ms simple sencil lo, y el ms ant i -guo de los nombres de Dios. Este nombre era, en efecto, en el siglo iv el Schibolet de los diversos par t idos que, descon-tentos.de lo exis tente , contendan en mater ias de fe (#) A

    Orden de, los Abelitas. Es ta sociedad fu fundada en Gries-wald en 1745. Sus miembros se colocaron bajo la protec-cin de Abel, segundo hijo de Adn, al que Jess dio el sobrenombre de El Justo. Su fin era el de que sus accio-nes tuviesen siempre el carc te r de la jus t ic ia y de la rec-t i tud . Se ignora cundo cesaron sus reuniones (*).

    ABEL-MAINV. Abel Abila. ABEL-MEHULASe t raduce por campo de baile, y es

    el nombre de una ciudad s i tuada en la t r ibu de I sachar al Oeste del J o r d n y al Medioda de Scytopolis . F u p a t r i a de Elseo (I de los Reyes , xix, 16), y en sus cercanas se dio la g r a n ba t a l l a en que Geden con 300 hombres derro-t el numeroso ejrcito de los madian i tas y ameleci tas re-unidos (Jueces, vi).

    ABEL-M1ZRAINQuiere decir llanto de los egipcios; nombre dado por los cananeos la era de Atad al Oriente del Jo rdn , donde Josef hizo duelo por su padre du ran te siete das , con los egipcios que le acompaaban (Gnesis, . 4, 11). El verdadero sitio es ahora desconocido. Segn San Je rn imo llamse en su da Bethagla y su s i tuacin era t res cuar tos de legua al Sud de Jer ic y media legua al ' Oeste del J o r d n .

    ABEL-SITHINSe t raduce por campo de las acacias, siendo denominacin de una ciudad s i tuada en los montes de Galaad al Este del Jo rdn , per tenec iente la t r ibu de

    ] Gad. P robab lemente , dice Lal lave en su Diccionario bbli-j co, fu uni de las ciudades fuertes cons t ru idas por los ga-; da tas , pa ra dejar en ellas sus mujeres hijos, cuando, armados los varones , acompaaron los dems israel i tas ; la conquis ta de la t ier ra promet ida (Nmeros, xxxn) . A

    En las l l anuras de Si thin , l lamadas tambin como la ciudad Abel-Sithin, en los campos de Moab, acamparon los israe-l i t as an tes de pasa r el J o r d n las rdenes de Josu. En esta estacin, los hijos de Israel , seducidos por las moabi-tas , cayeron en la ido la t r a de Baal-Peor, por cuyo pecado fueron cast igados duramente (Nmeros, xxv).

    ABENDAGO-Palabra representada por la A que apa-rece en el cuadro de la clave-masnica del grado 40. del Ri to de Misraim, cuya voz cons t i tuye la pa labra sagrada

    " del mismo grado (**). j| ABEN-DOHENSe t raduc por piedra cte divisin y era i; la que separaba las t r ibus de J u d y Benjamn, al Oriente

    del valle de Adomin. Es la piedra de Bollan de que se hace mencin en Josu, xv, 6 y xvm, 17.

    ABENEZERV. Ebenezer. ABEONA Y ADEONANombre que daban los romanos

    dos divinidades que los an t iguos ten an en g ran venera-", cin porque presidian los viajes (*).

    ABERDEENPoblac in de Escocia, la cual en 1361

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    fu t ras ladada la residencia de Pedro de Anmont , Gran Maestre de la Orden denominada de la Es t r ic ta Observan-cia, la cual l leg const i tu i r una rama esprea de la Franc-masonera.V. Estricta Observancia y Aumont.

    ABERDOUR (Lord)Nombre del Gran Maestro de la Orden en Escocia, du ran te el ao 1755 y reelecto pa ra el de 1756.

    ABERRACINExtravo , descarro del orden na tu ra l , desviacin del espr i tu, que funda inducciones sobre pr in-cipios falsos exagerados. La Masonera combate y condena l a s doctr inas absolutas, porque sabe que stas conducen casi siempro al absurdc , y son causa de muchas aberra-c i o n e s , de las que el masn debe procurar estar siempre exento (*).

    ABESANV. Ibzan. ABESTALibro sagrado que los persas a t r ibuyen

    Abrabam (*). ABEZSignifica alturas estao, que en Josu, xix,

    20, se escribe Ebes y era una c i u d a d de la t r i bu de Issa-char. Se ignora modernamente el lugar en que estuvo edi-ficada, aunque hay quin cree que sea la Thebes de que hace mencin el libro de los Jueces, ix, 50.

    ABG-ARV. Abagaro. ABHIGITNombre de un sacrificio expiator io que ofre-

    can los sacerdotes, cuando impremedi tadamente cometan a lgn homicidio (*).

    ABPalabra hebrea que equivale u n a calificacin de honor y super ior idad con respecto al nombre de que va acompaado. Algunos la t raducen por padre, y en muchas ocasiones denota maestro, director, jefe, e tc . Varios maso-nes indoctos confunden eta voz con la de Abif, la cual carece absolu tamente de significado en la t radic in mas-nica y en los anales profanos. Algunos t raductores de la Bibl ia han t raducido Ab por padre mo, y este nom-bre , en este significado, fu el de la hija de Zachar as , mu-jer de Aohaz, r ey de Jud , y madre de su sucesor Ecechas (II Reyes , XXVIII, 2). Se escribi t ambin Abas Abijah (II Crnicas, xxix, 1). De una nota manuscr i t a que te-nemos la vista, reproducimos solamente t tulo de dato las s iguientes observaciones y sin que ello implique poco n i mu-cho que aceptamos las afirmaciones que contienen. Dicen as: Abif mejor Abiv en hebreo significa su padre. Se h a n suscitado controvers ias acerca de esta voz, pretendindose que debe preferirse la de Ab: Pe ro el personaje de la le-y e n d a masnica, H i r am, tomado del ci tado libro del Ant i -guo T'estamento, por los inventores de ella, es alli designa-do c o n e s t e t tulo de Abiv, compuesto de Abh, padre , y el afijo v, de l; cuyo t i tulo en hebreo, como en las dems len-guas semticas y a lgunas indo-europeas, sa daba los ar t -fices, y los hombres de e d a d . Tambin se apl icaba Abh los consejeros del gobernan te en las l e D g u a s semt icas, de modo que al decir el rey de Tiro en Crnicas, u , 13: Te envi un h o m b r e muy sabio y prudente , H i r a m mi padre, parece significar mi consejero (*).V. Hiram.

    ABIALBONQuiere decir padre de la fuerza, nombre , de uno de los val ientes capi tanes do David, na tu r a l de Ar-

    ba th (II Samuel, x x m , 31). El mismo personaje es l lamado Abiel en el l ibro I de l a s Crnicas ,x i , 32.

    ABASSe t raduce por el Seor es mi padre. Llevaron este nombro a lgunos personajes que se cons ignan en los libros del Ant iguo Tes tamento . A Abas Aba, segn do hija de Samuel, que con su hermano Joel fu puesto p o r juez de Israel en Beer-Seba, los cuales fueron mtivo, con su codicia, de que el pueblo p id iera rey (I Samuel) v in ; I Crnicas, vi, 28). A Abias, hijo de Jeroboam, pr imer rey de las diez t r ibus. Hal lndose enfermo envi Jeroboam su mujer disfrazada que consultase con el profeta Aba en Silo, quien la notific la muer te del hijo y la des t ruc -cin de los descendientes de Jeroboam. Al volver aqul la Th i r sa y en t ra r por el umbral de la casa, el mozo mur i y fu llorado por todo el pueblo (I Reyes, xiv). A Abias Abam, hijo y sucesor de Roboam en el re ino de Jud . Rein t res aos en Jert isalem siguiendo la mala conducta de su padre. La guer ra entre Israel y Jud , que dur todo el re inado di Roboam, cont inu en el de su hijo Abas , el cual venci Jeroboam y su ejrcito en una recia ba ta-l l a dada en los montes de Efraim. Aconteci este suceso el ao 18 del re inado de Jeroboam. Abas muri el ao 3080 de! mundo y 955 antes de J. C. (I Reyes , xv; I I Crnicas, xin), A Abias, descendiente de Eleazar , hijo de Aarn . Fu puesto por jefe cabeza de la octava clase suerte de las 9.4 en que David dividi las familias de Eleazar I t hamar p a r a el minis ter io sacerdotal (I Crnicas, xxiv). De la suerte do Abas, fu Zacaras , padre de J u a n el Bau-tista (Lucas, i, 5).

    ABIASAPHQuiere decir mi padre es colector padre de las colectas. Se ha denominado as u n hijo de Cora, des-cendiente de Lev por su hijo Coath y jefe de u n a de las familias de los cori tas (xodo, vi, 21 y 24); adems un hijo de Elcana y biznieto de Cora (I Crnicas, vi , 23), y por l t imo un individuo de la misma familia, del cual se hace mencin en el l ibro I de las Crnicas, ix, 19.

    ABIATHAREquivale este nombre mi padre excede es preeminente. Se llam as el hijo de Abimelech, de la fa-milia I t hamar , que ejerca el sumo sacerdocio en t iempo de Sal. Cuando ste, por mal consejo, ma t los sacerdotes que haban reconocido David, Abi a t h a r huy acog endose ste (I Samuel, xxu). Fu fiel David siguindole al desierto y l levando consigo el ephod (I Samuel , xxm) . Ejerci el sumo pontificado has ta que fu depuesto por Salomn, por haber tomado par te en la sublevacin de Adonia (I Reyes, i y ii).

    ABIBSe l lama tambin Nisn, significa arista verde y era el pr imer mes eclesistico del calendario hebreo, co-r respondiente nues t ro mes de Abri l . V. Nisn.

    ABIBALRey de Tiro, padre de H i r am, el amigo y al iado de Salomn, que t an to cooper pa ra la construccin del clebre Templo.

    ABIB ALABEV. Abib >\g ABIBALANGPalagra sagrada del R i to moderno fran-

    cs Azul, correspondiente al grado de Caballero Elegido de los Nueve. Significa destruyendo su padre el, que destruye su padre (##).

    ABIBALGPalabra hebrea que tambin se escribe Abi-balah y significa patrem destruens, que destruye al pach~e;

    j nombre supuesto de uno de los asesinos de Hi ram, del que i se hace mencin en la leyenda del grado de Maestro f*).

    V. Hiram. A P a l a b r a de paso de los Elegidos de los nueve, grado 4. del Ri to moderno Francs . A Algunos r i tua les l levan Abibalc y otros Abibalang, pa labras insig-nificantes y que slo son u n a corrupcin de las an ter io-res (*).

    ABIBUDANombre dado por los judos al Ser Su-premo, an te r io r todas las cosas, segn el sistema teog-nico budh i s t a (*).

    ABIDAPalabra que equivale Dios, en t re los kalmu-des.

    ABIDAHSe t raduce por padre del conocimiento y tam-\ bien se escribe y pronunc ia Abida. Llamse as un hijo de j Midian y n ie to de Abraham por su mujer Cetura. H a y | quin supone que una t r ibu del mismo nombre establecida ; cerca de Asir a era descendiente de Abidah (Gnesis, xxv,

    4; I Crnicas, i, 33). ABIDANSignifica mi padre es juez 6 padre del juicio.

    Se l lam as el hijo de Geden, pr nc ipe de los hijos de Benjamn, que en la dedicatoria del Tabernculo y del al-tar , ofreci un p l a t o y ja r ro de pla ta , una cuchara de