Discurso 2
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Discurso con el que el pasado 27 de mayo
Ernesto Pedrosa Silva presentó a Xesús
Alonso Montero, presidente de la Real
Academia Galega, en el acto de
presentación del proyecto Ágora, una
iniciativa impulsada por el Programa de
Maiores de la Universidade de Vigo que
tiene como objetivo democratizar el acceso
de los estudiantes senior al conocimiento.
Acto de presentación del proyecto Ágora
Presentación de Xesús Alonso Montero, por
Ernestro Pedrosa Silva
Si alguna vez ustedes tienen que preparar
una presentación de Xesús Alonso Montero
–cosa que por ser quien es no tengo claro
que sea necesario hacer- puede ser que
empiecen teniendo sensaciones
encontradas, muchas dudas de por donde
empezar y una extraña evolución en la que
se den cuenta de que los pedazos que uno
va capturando arriesgadamente de su
inmensa biografía vital le van produciendo
–en el intento de resumirla- un hormigueo
mental que lo paraliza en la contemplación
y le impide llevar los datos al papel.
¿Cómo es posible tal cosa? Podría parecer
inexplicable, pero no es más que una
consecuencia lógica cuando uno se mete a
destilar su hoja de servicios a este país y a
los anhelos de este país durante las últimas
décadas. Simple cuestión de admiración, ni
más ni menos.
Dicho esto, no seré yo quien de encender
luces donde hay tanta claridad, ni de hacer
elecciones donde brotan los elogios. Sin
embargo, si puedo afirmar que no será fácil
encontrar un personaje más adecuado para
este acto que Xesús Alonso Montero.
Nacido en Vigo, niño en Ventosela (a donde
llegó hablando castellano y lugar en el que
aprendió gallego a cantazos de los niños,
en aquellos tiempos en los que en el vecino
Castrelo tenía fama Manuel Rodríez
Trabazos, “Castrelito”, el único torero
orensano que reconoce el Cossío, que nunca
del Ribeiro se había esperado tal cosa).
Por razones obvias de tiempo y
disponibilidad en las redes sociales, no
traigo aquí la ingente cantidad de premios,
libros, ediciones, antologías, trabajos,
traducciones, artículos, ensayos,
conferencias por medio mundo, prólogos,
responsabilidades… No traigo tampoco los
trazos firmes de un compromiso político de
quien no pudo ser catedrático hasta
después de los sesenta porque ningún
marxista fue catedrático durante el
franquismo; ni el hombre bueno con
incansable afán por el idioma; ni siquiera
el intelectual de postura recia que mejor
cumple su obligación de no quedarse
callado en ninguna situación. Tan
inabarcable e inagotable es su trayectoria,
que hasta podría traer también al
futbolista universitario, muy bueno, y fino
interior que fue Xesús Alonso Montero.
Pero no.
Quiero traer solamente al maestro, que es
lo que ha sido toda su vida –y lo que será
siempre- Xesús Alonso Montero, porque los
maestros es lo que tienen: no se jubilan
nunca. El hombre que dijo “me jubilaron a
los sesenta, cuando comenzaba a saber
algo”, porque sostiene que “en pedagogía lo
importante no es la experiencia sino el
saber”.
No sé si sigue cogiendo el tren de las 8.50
horas en Vigo para llegar al despacho de
presidente dela RealAcademia Galega en A
Coruña. También desconozco si sigue
pensando en escribir un libro sobre Belén
Esteban, si todavía guarda aquel pasaporte
que hizo en Francia a nombre de Alonso
Quijano para llegar ala URSShace más de
cuarenta años, o si los textos de Cernuda y
de Curros Enríquez siguen siendo los que
tiene elegidos para sus honores fúnebres.
Pero sí tengo claro que con este incansable
combatiente, intelectual y polemista lúcido,
aprendemos. Porque los grandes maestros
no enseñan, nunca tal cosa se decía cuando
éramos niños, pero sí se decía el maestro
nos enseñó mucho . Esas son las grandes
enseñanzas, las que permanecen, las que
mueven la imaginación y las que nos
acercan a nuestros sueños. Y Xesús Alonso
Montero es de esa estirpe, del linaje de los
buenos, de los que garantizan Galicia. No
hay nadie más adecuado para hablar de las
personas mayores y la formación a lo largo
de la vida, nadie que sea un mejor modelo y
nadie mejor que ustedes para aprovecharlo.
Admirado Xesús: tiene usted la palabra.
Acto de presentación del proyecto Ágora
Intervención final de Ernesto Pedrosa Silva
Gracias, vicerrector, gracias y enhorabuena
a todos los miembros de la mesa porque en
cada uno existe un ejemplo y un estímulo
para la universidad.
Unas reflexiones breves para terminar…..
Como presidente del Consello Social
sostengo que los alumnos –en todos los
niveles y en todos los aprendizajes- son de
los componentes más sensibles y dinámicos
de cualquier Universidad. Ellos son los
mejores transmisores de los beneficios que
la institución universitaria debe reportar a
su entorno, a la sociedad; y porque ellos
serán el reflejo más fiable del éxito o
fracaso del modelo universitario. Y si esto
sirve para los jóvenes estudiantes, con más
razón ha de ser aplicado a los adultos que
se desenvuelven en ámbitos con retornos
más sólidos y de más largo alcance.
Y ustedes mismos son el más valioso
argumento y la mejor garantía de que la
universidad transita por el camino
correcto. El acercamiento que ustedes
hacen a la educación superior transforma
la existencia misma de las universidades,
ensancha su legitimidad social y determina
en buena medida su rentabilidad pública. A
través de ustedes, en esta época de planicies
vitales, la universidad se convierte en un
sentimiento vertical dentro de la sociedad y
en una forja de valores especialmente
saludables para la convivencia y la calidad
de vida de todos nosotros. Porque propician
una universidad enriquecida que conecta
con el sistema productivo, con la vida
empresarial, con el mercado de trabajo…
pero sobre todo con el pulso de la sociedad.
Debemos asumir, por tanto, que el futuro
se basa en una buena formación, que debe
ser inculcada a través del conocimiento,
pero también de los valores y las fortalezas.
Así que aquí estamos, para innovar los
modelos educativos, para amplificar las
posibilidades, para fraguar profesionales
competentes…y ciudadanos responsables,
instruídos, capaces, solidarios, libres y
comprometidos. Y en ellos, y con ellos, (es
decir, con ustedes) la sociedad reconocerá
mejor a su Universidad como una marca
útil y generadora de valor, capaz también
de proporcionar calidad de vida, mejores
conductas, oxígeno moral, principios y una
base hermenéutica mínima para observar el
mundo.
Con ustedes, la sociedad irrumpe con fuerza
en la búsqueda del conocimiento. Y las
universidades –como hacela de Vigodesde
2002- comienzan a anticipar respuestas
para los alumnos senior, e incluso a
integrarlos con los junior cuando entran en
las titulaciones oficiales. Los programas
comienzan a adecuarse a las necesidades de
un mayor número de personas, y en
particular a las demandas de la población
adulta que demanda formación tanto en la
etapa intermedia de su vida laboral, como
por necesidad profesional o por el simple y
puro placer de acceder al conocimiento
socrático, de aprender por la simple
satisfacción de aprender y saber más.
La Universidad está, verdaderamente, ante
un gran cambio. Y con ellala sociedad.
Enese escenario, ustedes son los grandes
actores de este tiempo.
Actos e iniciativas como la que ha
presentado hoy la Federación gallega de
asociaciones universitarias senior son un
valioso horizonte, y nos inducen al
optimismo porque ayudarán a un cambio
que a las universidades les cuesta, porque
harán posible que desaparezcan los
discursos de sospecha y desconfianza entre
la Sociedad y la Universidad, porque es
necesario que la mejora de las prestaciones
universitarias y las esperanzas de los
ciudadanos caminen juntas, y que la
calidad y la rentabilidad de los recursos
empleados en la enseñanza superior
alcancen niveles óptimos. Con su llegada,
ustedes ayudaran a la universidad a
adquirir y cultivar una reputación
absolutamente necesaria para su
supervivencia. Ustedes nos ayudarán a
entender que la docencia de “talla única” ya
no es válida para este mundo digital y que
la transformación digital no es solo una
cuestión de tecnología sino de cultura y de
procesos, además de la única opción para
atender la creciente demanda de educación
superior. Pero ustedes, alumnos, sobre
todo, son en sí mismos un centro de
conocimiento y de experiencia de
extraordinario valor, son una fuerza
docente ilustrada en muchos casos por
fructíferas trayectorias profesionales. De
ustedes, que vienen a la universidad a
aprender, tendremos que aprovechar que
también vengan a enseñar.
Les felicito por su vida universitaria activa
y por perseverar, ya solo fuese por cultivar
la memoria, que el olvido crece solo.
…………
Gracias, Alejandro, Marina por contar con
el Consello Social y convertirnos en aliados
para este nuevo escenario.
Muchas gracias a todos y damos por
terminado el acto.