Discurso de Orden Ciudadano Elías Jaua - alnavio.com · Asamblea Nacional / 2 Compañeros, es el...

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CONMEMORACIÓN DEL DUCENTÉSIMO SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL, FECHA EN LA CUAL REITERAMOS EL COMPROMISO CON EL LEGADO DE NUESTRO COMANDANTE SUPREMO Y LÍDER DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA HUGO CHÁVEZ Discurso de Orden pronunciado por el ciudadano Elías Jaua Milano Elías Jaua Milano Elías Jaua Milano Elías Jaua Milano Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores

Transcript of Discurso de Orden Ciudadano Elías Jaua - alnavio.com · Asamblea Nacional / 2 Compañeros, es el...

CONMEMORACIÓN DEL DUCENTÉSIMO SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL,

FECHA EN LA CUAL REITERAMOS EL COMPROMISO CON EL LEGADO DE NUESTRO COMANDANTE SUPREMO

Y LÍDER DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA HUGO CHÁVEZ

Discurso de Orden pronunciado por el ciudadano Elías Jaua Milano Elías Jaua Milano Elías Jaua Milano Elías Jaua Milano

Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores

Asamblea Nacional / 1

PALACIO FEDERAL L EGISLATIVO – SESIÓN SOLEMNE 05 DE JULIO DE 2013

Buenas tardes. Traemos el polvo del camino acompañando a nuestro

compañero Presidente, Nicolás Maduro, en ese acto de defensa de la dignidad del

pueblo de Bolivia y del Presidente Evo Morales.

Traemos el polvo del camino por donde pasó Bolívar, porque allá en

Cochabamba, allá llegó Bolívar el Grande, el Gigante. (Aplausos).

Compañero Nicolás Maduro Moros, Presidente Constitucional de la

República Bolivariana de Venezuela; compañero Diosdado Cabello, Presidente de

la Asamblea Nacional; compañera Blanca Eekhout, Segunda Vicepresidenta de la

Asamblea Nacional; ciudadana Gladys Gutiérrez, Presidenta del Tribunal Supremo

de Justicia; ciudadana Adelina González, Presidenta del Poder Ciudadano y

Contralora General de la República; ciudadana Luisa Ortega Díaz, Fiscal General

de la República; ciudadana Gabriela Ramírez, Defensora del Pueblo.

Honorables compañeros del Cuerpo Diplomático acreditados ante la

República Bolivariana de Venezuela; compañera Cilia Flores, Primera

Combatiente de la República Bolivariana de Venezuela; compañero Jorge

Arreaza, Vicepresidente Ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela;

demás compañeros y compañeras; Ministros; Gobernadores y Gobernadoras;

compañero Ministro del Poder Popular para la Defensa y miembros del Alto Mando

Militar de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana; al Alcalde Jorge

Rodríguez; diputados y diputadas; a Natacha y Natalia. (Aplausos).

Felicitaciones hoy en el día de los soldados de la Patria, de los soldados

bolivarianos, antiimperialistas, socialistas. (Aplausos).

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Compañeros, es el primer 5 de julio que estamos aquí sin la presencia de

nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez y ha querido la historia que se

cumplan hoy exactamente 4 meses de que se proyectó ese relámpago que iluminó

aquella madrugada del 4 de febrero de 1992, para seguir iluminándonos en el

camino, pero aquí estamos. Él no está físicamente presente, pero aquí estamos

nosotros y tenemos Patria la que él nos dejó. (Aplausos).

Me van a disculpar, porque tuve poco tiempo en estos días de preparar el

discurso, por eso me quedó un poco largo. “5 de Julio, hoy tenemos Patria”, así lo

titulé.

Cito: “De repente se me presenta el tiempo. Bajo el semblante venerable de

un viejo cargado con los despojos de las edades; ceñudo, inclinado, calvo, rizada

la tez, una hoz en la mano...

Yo soy el padre de los siglos; soy el arcano de la fama y de mi secreto; mi

madre fue la eternidad; los límites de mi imperio los señala el infinito; no hay

sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte; miro lo pasado; miro lo

futuro, y por mi mano pasa lo presente…” Simón Bolívar. Mi delirio sobre el

Chimborazo, 1823. (Aplausos).

Acorde, compañeros y compañeras, los primeros 200 años de Venezuela

como nación independiente, ya lo leía el compañero diputado Andrés Eloy

Méndez. Nosotros pues, a nombre, con la voluntad y autoridad que tenemos del

virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus

provincias unidas son y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados

libres, soberanos e independientes.

Eso dice nuestra Declaración de Independencia Nacional que fue, sin duda,

un acontecimiento, uno de esos que reviste carácter fundacional, pero es también

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un episodio que se inscribe en una larga tradición de luchas del pueblo oprimido

por la emancipación. Una cierta interpretación de la historia, hasta hace no mucho

dominante, pregonaba y privilegiaba la gesta de las élites, ocultando el papel

decisivo, protagónico de las clases postergadas y excluidas, sin las cuales no

hubiésemos tenido Independencia.

La Era Bicentenaria nos ofrece una oportunidad para repensar nuestra

historia, nuestra memoria colectiva, desde el punto de vista de lo que pudiéramos

llamar nuestra tradición de los oprimidos. Desde esa tradición la historia no es tan

solo un asunto de archivos y bibliotecas y academias, es también un campo de

batalla dentro de la larga lucha de los pueblos por su liberación definitiva.

Un buen amigo de nuestra Revolución Bolivariana y del Comandante

Chávez, el filósofo Enrique Dussel, advertía hace 8 años en un célebre artículo

1810: ¿el nuevo encubrimiento del Otro? y decía: “Sería necesario anticiparse a

las “celebraciones patrióticas” que exaltarán una vez más a los héroes pasados

sepultando bajo tierra a los héroes presentes.”

Tenemos que decirle, con mucho respeto, maestro Dussel, en Venezuela

bajo la revolución de Chávez y bolivariana, son nuestros héroes presentes,

nuestro pueblo, el que celebre y conmemora a nuestros héroes pasados.

(Aplausos).

Hoy, como ayer, nuestros héroes integran las filas del pueblo oprimido, hoy

protagonista de la Revolución Bolivariana; hoy celebramos la heroicidad del

pueblo de ayer, del pueblo de hoy, del pueblo del futuro, del pueblo venezolano.

Antes, recordaba Dussel, había sido necesario anticiparse a las celebraciones que

recorrieron el Continente con motivo de los 500 años, de 1492, con todo y su

discurso oficial de élites sobre el encuentro de dos culturas.

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¿Cómo podía hablarse de un tal encuentro, siendo que la primera, la

hispánica, masacró impunemente a la segunda, la merindia? El 23 de enero de

2011, al lado de los nietos e hijos del mártir de la democracia, Fabricio Ojeda,

nuestro Comandante Hugo Chávez nos habló de que nuestra Patria se había

forjado a lo largo de cinco grandes revoluciones. Cito a nuestro Comandante

Chávez: “En la historia venezolana van cinco grandes revoluciones: la primera fue

la gran revolución india, aborigen, en estos mismos valles; la segunda gran

revolución fue la de Miranda y la de Bolívar, la del pueblo de hace 200 años, que

también terminó fracasada; la tercera gran revolución de nuestra historia fue la

Revolución Federal, que también terminó fracasada, dirigida como fue por

Ezequiel Zamora; la cuarta gran revolución fue dirigida por Cipriano Castro,

también traicionada.

Cuatro grandes revoluciones, cuatro grandes traiciones. Esta es la que

estamos viviendo ahora, la quinta gran revolución de nuestra historia. (Aplausos).

Y esta revolución, la Bolivariana, no nació para ser traicionada, nació para

ser Patria grande e independiente y para recoger los 500 años de batalla. Sin

duda, así fue; estamos torciendo la historia de las traiciones. (Aplausos).

Gracias a todos ustedes compañeros y compañeras, bolivarianos y

chavistas, gracias a ti, Nicolás, por tanta lealtad y por comenzar a demostrar que

es posible otra historia: la de la lealtad, la del compromiso, la del sentimiento

profundo por los afectos, por las ideas y por los valores que guían a la humanidad.

(Aplausos).

La primera gran revolución de la que nos habló nuestro Comandante aquel

23 de enero, es la de la Resistencia Indígena y Afrodescendiente. En Venezuela la

tradición de los oprimidos se inicia desde el momento mismo de la llegada de los

invasores españoles a estas costas; es una vasta tradición de resistencia, cuyos

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momentos iniciales llegan hasta nosotros a través de las acciones de Guaicaipuro,

Tamanaco, Terepaima y tantos otros que se opusieron a la invasión europea de

estas tierras. Desde la destrucción de la ciudad de Cumaná en 1522 por parte de

los Caribes, pasando por sus constantes ataques contra las pesquerías de perlas

de los pescadores en Cubagua, durante ese mismo periodo hasta llegar a las

diversas protestas y revueltas indígenas que se sucedieron al interior de

Venezuela hasta muy entrado el siglo XIX.

La memoria de la resistencia indígena es parte esencial de nuestra tradición

de los oprimidos en lucha por la libertad. La resistencia indígena fue, por encima

de todo, una heroica afirmación de la humanidad de nuestros propios originarios;

una humanidad que le fue negada cínicamente por los ideólogos europeos de la

conquista.

Esa defensa de la propia humanidad que se les negó que trató de suprimir el

invasor, quedó registrada en una obra que tendría gran influencia sobre los líderes

de la Guerra de Independencia Latinoamericana, la Brevísima relación de la

destrucción de las Indias del Padre Bartolomé de las Casas; unos de los

testimonios más elocuentes sobre el enorme genocidio que se practicó entre los

habitantes originarios de nuestra Patria.

Bartolomé de las Casas, testigo directo de la resistencia indígena, participó

en uno de los debates de mayor trascendencia de su tiempo, La Controversia de

Valladolid, organizada por el Emperador Carlos V para debatir, entre otras cosas,

si los indígenas americanos eran seres humanos o no.

Las Casas se destacó en ese debate por su defensa de los indígenas,

mientras que los argumentos expuestos por parte de los defensores de la

conquista nos muestran, por cierto, que el discurso de la colonización imperial

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contiene una escalofriante continuidad histórica, como lo veremos en los próximos

minutos.

Los imperialistas siempre han intentado colocar a los que resisten fuera del

ámbito de lo humano, para exterminarlos con mayor impunidad. Fue así como se

construyó el mito de la antropofagia entre los pueblos indígenas, para

deshumanizarlos y poder martirizarlos y asesinarlos; y los Caribes pasaron a ser

“caníbales” por un error de traducción, caníbal viene de caribe, mal traducido por

los españoles y por una intención de satanización.

Es necesario que se sepa que no hay un solo caso de antropofagia

testimoniado de la época en ningún territorio indígena, sí los hay de sacrificios

humanos, pero del llamado canibalismo, ni uno solo; en cambio, en distintas

etapas de la historia europea, se recogen de manera clara, episodios de

antropofagia. Uno de los más célebres de ellos, fue lo ocurrido en la Matanza de la

Noche de San Bartolomé, en Paris, el 24 de agosto del 1572, donde católicos y

calvinistas se enfrentaron en una verdadera carnicería. ¿Quiénes son los

salvajes?

Como modesto homenaje a toda esa vasta historia de la lucha de nuestros

indígenas, vale la pena recordar un canto de guerra de los Timotes, traducido al

comienzo del Siglo XX por Tulio Febres Cordero:

“Corre veloz el viento; corre veloz el agua;

corre veloz la piedra que cae de la montaña.

Corran guerreros; vuelen en contra del enemigo,

corran veloces como el viento, como el agua,

como la piedra que cae de la montaña.

Fuerte es el árbol que resiste al viento;

fuerte es la roca que resiste al río,

fuerte es la nieve de nuestros páramos que resiste al sol

Peleen guerreros; peleen valientes;

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muéstrense fuertes como los árboles,

corno las rocas, como las nieves de la montaña”.

¡Que vivan nuestros pueblos indígenas! ¡Que viva Evo! (Aplausos).

La memoria de nuestro pueblo es profética, en tanto que es una memoria

colectiva que intenta materializar en las luchas del presente, las esperanzas y los

proyectos igualitarios de todos los oprimidos que resultaron vencidos o que vieron

truncadas sus aspiraciones de igualad.

Esta memoria profética está alimentada, no solamente por la lucha de los

pueblos indígenas, sino también por la rebeldía de los esclavizados de origen

africano, violentamente transplantados a estas tierras. Es oportuno recordar hoy

por ejemplo, que hacia mediados del siglo XVI unos 200 esclavos que trabajaban

en las Minas de Buría, cerca de Nirgua en el actual estado Yaracuy, se alzaron

bajo el liderazgo de un esclavo llamado Miguel, proveniente de Puerto Rico, y que

pasaría a la historia bajo el nombre de “Miguel de Buría” o “el Rey Miguel”, al

proclamarse Monarca de una comunidad de cimarrones.

Junto a esta rebelión fueron múltiples durante toda la colonia las acciones

contra el régimen esclavista, la lucha por la libertad de nuestros hermanos

afrodescendientes. Apenas tres años de la Insurrección de Coro, la de José

Leonardo Chirinos, de la cual se nutrió en estos días, lo recordábamos con el

Presidente Nicolás Maduro en Haití, cuando de la mano de su amo, visitó en

varias oportunidades al Haití de los jacobinos negros de la revolución, de la

primera revolución de libertadores de este Continente nuestroamericano y del

Caribe, la del pueblo haitiano. (Aplausos). Y de allí se llenó, se contagió de las

ideas de libertad y protagonizó unas de las rebeliones más importantes

precedentes de los hechos que hoy estamos conmemorando.

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Gil Fortoul en su Historia Constitucional de Venezuela dice: “El programa de

1797 contiene ya en germen lo que realizaron los patriotas de 1810 a 1811”.

Quiero señalar que con motivo del quinto septenario, acusaba Enrique

Dussel la historia oficial, la historia de las élites había sepultado al indígena

americano bajo la imagen del otro europeo, por eso correspondió hablar de

encubrimiento y no de descubrimiento, del violentado, del asesinado, del reducido

a la encomienda, al grillo, a la mita, a la injusticia social.

El Bicentenario no puede convertirse en una ocasión para invisibilizar al otro,

a nuestros pueblos originarios, a nuestros pueblos afro, sambo, pardo, a nuestro

pobre y humillado que regó su sangre en estas tierras y por media América para

que fuéramos libres.

Por eso, y para decirlo con palabras de Dussel, este tiempo debemos

continuar sentando las bases para una segunda independencia desde el poder

liberador del otro, y ese no es otro que el Poder Popular.

La segunda revolución, la victoriosa, el bien más preciado: la Independencia.

Las expediciones de Miranda de abril y agosto de 1806, junto con los sucesos del

19 de abril de 1810, constituyen los antecedentes inmediatos del 5 de julio. El 5 de

julio de 1811, en tanto origen de nuestra primera experiencia republicaba, produjo

un importantísimo proceso de experimentación política del cual Bolívar extrajo

luego de la derrota algunas de las lecciones más importantes que orientaron su

victoriosa campaña.

Aun resuenan las palabras de Bolívar en la víspera del 5 de julio: “…que los

grandes proyectos deben prepararse en calma y 300 años de calma ¿no bastan?

La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la Nación, pero el

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Congreso debe oír a la Juna Patriótica, centro de luces y de todos los intereses

revolucionarios…”.

El pueblo estuvo lejos de ser un espectador pasivo durante los debates del

Congreso de la provincia de Venezuela que condujeron a la Independencia. En su

historia de la Primera República de Venezuela, Parra Pérez comenta: “Estamos, al

fin, en aquella sesión del 5 de julio, en que los próceres venezolanos van a tomar

posición definitiva para los destinos de su país y cumplir con una acto memorable

entre todos para el Continente hispanoamericano.”

En su extraordinaria Historia de la rebelión popular de 1814, Juan Uslar Pietri

registra el clima que se vivió en Caracas una vez conocida la noticia de la

Declaración de la Independencia. En el mismo pasaje –presten atención a esto–

cita un fragmento de los Recuerdos de la Rebelión de Caracas de José Domingo

Díaz, historiador realista y un elocuente ejemplo de la imagen que las élites tienen

de las clases populares cuando éstas se deciden a ser libres. Dice el historiador

realista: “Apenas Caracas conoce la noticia, el júbilo es general, la Bandera de

Venezuela que había diseñado en el hereje Miranda es ondeada por primera vez,

la de España es despedazada, los bustos y cuadros de Fernando VII que estaban

en los edificios públicos y en las casas realistas más conocidos, fueron destruidos.

Aquellos jóvenes –dice Díaz– en el delirio de su triunfo corrieron por las

calles, despezaron y arrastraron las banderas y escarapelas españolas,

sustituyeron las que tenían preparadas e hicieron correr igualmente con una

Bandera de sedición a la sociedad patriótica, club numeroso establecido por

Miranda y compuesto por hombres de todas castas y condiciones, la mayoría de

ellos ateos, cuyas violentas decisiones llegaron a ser las normas del gobierno, en

todo el día y la noche, las atroces, pero indecentes furias de la Revolución,

agitaron violentamente los espíritus sediciosos; yo los vi correr por las calles en

mangas de camisas, llenos de vino, dando alaridos y aullidos, arrastrando los

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retratos de su majestad que habían arrancado de todos los lugares donde se

encontraban.

Aquellos pelotones de hombres de la Revolución, negros, mulatos, blancos,

americanos corrían de una plaza a otra donde energúmenos incitaban al

populacho al desenfreno y a la licencia, mientras tanto todos los hombres

honrados, ocultos en sus casas, apenas osaban ver desde sus ventanas

entreabiertas a los que pasaban por las calles.”

Cualquier parecido de este relato con una editorial del diario El Nacional, no

es pura casualidad. (Aplausos).

Es la continuidad histórica de un pensamiento segregacionista, racista, que

constituye el germen del fascismo venezolano, que estamos confrontando

victoriosamente desde hace 14 años y de lo cual hablaremos unos minutos más

adelante. (Aplausos).

En esta conmemoración del 5 de julio de 1811 no podemos dejar de evocar a

Juan Germán Roscio, recientemente conmemoramos los 250 años de su

nacimiento, –el primer Canciller, Canciller eterno Presidente Nicolás Maduro– uno

de los intelectuales más importantes de la causa independentista, quien estuvo

entre los redactores de la Declaración de Independencia y de nuestra primera

Constitución, la huella intelectual de Juan Germán Roscio está expresada en el

artículo 151 de nuestra primera Carta Magna: “El objeto de la sociedad, es la

felicidad común y los Gobiernos han sido instituidos para asegurar al hombre en

ella, protegiendo la mejora y perfección de sus facultades físicas y morales,

aumentando la esfera de sus goces y procurándoles el más justo y honesto

ejercicio de sus derechos.”

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Por cierto, es necesario reivindicar la rectificación de Roscio a favor de la

patria, hay que recordar que él formó parte de quienes juzgaron a los hombres de

Francisco de Miranda en el primer intento de desembarco en las costas de Aragua

en 1806, leamos su autocrítica. Cito: “Menos por malicia que por ignorancia,

abusaba de la religión para sostener la servidumbre de mi patria, yo fui uno de los

que en 1806 tomaron armas y plumas para destruir a los buenos hombres que

intentaban conquistar mi propia libertad y la de mis hermanos. Me avergüenzo del

servicio especial que hice yo entonces, y del mérito que contraje en la opinión del

déspota y sus satélites”.

Ojalá aparecieran muchos Roscio en la oposición venezolana, ojalá hubiera

un acto de arrepentimiento de tamaña grandeza histórica por parte de quienes

están al Departamento de Estado ofreciendo la patria a cambio de apoyo para una

aventura golpista que permita la restauración en el poder a la burguesía

venezolana. (Aplausos).

Quiero leer tres o cuatro artículos de la Constitución de 1811, que poco se

conoce, compañeros y compañeras, pero que refleja el espíritu de nuestra

nacionalidad, de lo que constituye la Nación venezolana, que es muy distinto a lo

que muchos intentan imponernos.

Ya leíamos el artículo 151 redactado por Juan Germán Roscio, pero voy a

leer tres o cuatro nada más. Artículo 191: “Los gobiernos se han constituido para

la felicidad común, para la protección y seguridad de los pueblos que lo

componen, y no para el beneficio, honor o privado interés de alguna familia o de

alguna clase de hombres en particular, que solo son una parte de la comunidad”.

El artículo 195 –este es muy bonito: “Ninguno es hombre de bien, ni buen

ciudadano, si no observa las leyes fiel y religiosamente, si no es buen hijo, buen

hermano, buen amigo, buen esposo y buen padre de familia.” (Aplausos).

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El artículo 198: “Siendo constituidos los Gobiernos para el bien y felicidad

común de los hombres, la Sociedad debe proporcionar auxilios a los indigentes y

desgraciados y a la instrucción de todos los Ciudadanos”.

Y el último que les voy a leer es ya en la alocución final, dice: “Independencia

política y felicidad social fueron vuestros votos el 5 de julio de 1811. –Recordemos

que la Constitución se aprueba en diciembre de 1811– Independencia política y

felicidad social han sido los principios que han dirigido desde entonces a los que

para llenar el destino al que los elevó vuestra confianza, han sacrificado su

existencia a tan ardua como importante empresa”.

¿A qué se parece más esto a Socialismo o a Capitalismo salvaje? Sin duda

alguna, sin duda alguna que nada más lejos del pensamiento de las doctrinas

neoliberales que algunos insisten en venderla como la solución a nuestros

problemas económicos y sociales, nada más extraño a nuestra nacionalidad que

las tesis del estado mínimo y de individualismo como elementos sustantivos de la

sociedad.

Como todos sabemos, aquella primera experiencia republicana terminará en

la catástrofe de 1812, pero de esa experiencia tremenda surgirá el primer

documento político importante de Bolívar como balance de todo lo sucedido, el

Manifiesto de Cartagena, en el que el futuro Libertador establece las causas del

fracaso e inicia esa ofensiva revolucionaria, que es la Campaña Admirable, de la

cual estamos conmemorando 200 años, que lo llevó a ser proclamado Libertador

aquí en Caracas, de ahí a la migración a oriente, de ahí a los cayos haitianos y a

Cariaco, al Congreso de Angostura, a los llanos apureños, al Pantano de Vargas,

Boyacá, Carabobo, Pichincha, Junín, Ayacucho y a la fundación de su hija

predilecta, Bolivia; de donde acabamos de llegar a testimoniar nuestra solidaridad

en nombre del pueblo venezolano, como lo ha hecho nuestro Presidente Nicolás

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Maduro, al pueblo boliviano, al pueblo predilecto hijo del Libertador Simón Bolívar.

(Aplausos).

Como decían los presidentes el día de ayer: Parece que en Europa se les

olvidó esta historia. Creo que a algunos dirigentes europeos hay que mandarles

muchos textos de la lucha de la Independencia venezolana, para que aprendan a

respetar a un pueblo que los echó de aquí a fuerza de coraje, libertad y de

conciencia. (Aplausos).

Señores embajadores, echamos de aquí a los de entonces; ustedes aquí sí

son bienvenidos, aquí no les vamos a revisar los aviones ni las embajadas, porque

los únicos que asaltan embajadas son algunos sectores de la oposición.

La Tercera Revolución y, finalmente, la gran traición al proyecto de un mundo

nuevo en nuestra América se perdieron en Santa Marta, cuando el sol de

Colombia se proyectó en la penumbra esperando un nuevo amanecer. La Tercera

Gran Revolución, la de resistencia, la popular y campesina, la Guerra Federal, en

la que no habría hambre, miserias, ni mazmorras, ni grillos para el pueblo que hizo

la Independencia, pues el fruto fue nada más que para la oligarquía. Así comenzó

Zamora sus reflexiones que lo llevaron a dirigir la Revolución Federal, la

Revolución Campesina.

Los sucesos que la historia recoge con el nombre de Guerra Federal fueron,

en esencia y realidad, un proceso de insurrección de los campesinos y

campesinas de mediados del siglo XIX, quienes después de la Guerra de

Independencia se encontraban sumidos en la más profunda miseria como

consecuencia de la no abolida esclavitud, del despojo de las tierras a los soldados

libertadores y a los pequeños propietarios debido a la aplicación de leyes de usura

y tributos onerosos.

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Corría el año 1846 en un contexto de embargo a los pequeños propietarios,

persecución a los dirigentes liberales, represión salvaje contra el pueblo,

desmanes y violaciones cometidas por las tropas del gobierno. Antonio Leocadio

Guzmán presentó su candidatura para las elecciones de octubre, aglutinando

rápidamente el descontento y levantando un fuerte movimiento de apoyo popular.

Su victoria fue desconocida –como la suya, Presidente Nicolás Maduro– por una

minoría, pero reconocida por la mayoría del pueblo venezolano y la comunidad

internacional.

Toda esta situación ocasionó, en el mes de agosto de 1846, el estallido de

protestas populares en Caracas y en el centro del país. Páez intentó ganar tiempo

y usando como mediador al héroe de la independencia, Santiago Mariño, convocó

a Guzmán a un diálogo en la ciudad de La Victoria. El 02 de septiembre, Guzmán

llegó a la referida ciudad y Páez no asistió sino que se hizo nombrar jefe del

ejército e inició una campaña militar contra la rebelión liberal; un timorato Guzmán

se negó a los pedimentos de sus seguidores de convocar a la lucha armada y

salió huyendo en solitario hacia Caracas donde, posteriormente, fue hecho

prisionero. El pueblo rechazó la claudicación y se sumó a las guerrillas que por

todo el centro del país ya estaban operando.

Zamora había escoltado, como miliciano, a Guzmán en el frustrado diálogo

de La Victoria y, decepcionado por la claudicación de este, se había retirado a

Villa de Cura junto con Manuel Ibarra, hijo de Diego Ibarra, quien había sido

edecán de Simón Bolívar. Ambos se insurreccionaron en septiembre de 1846 con

un puñado de peones, el indio Rangel se le sumó con un centenar de campesinos

y campesinas. Francisco José Rangel fue capturado y decapitado el 14 de marzo

de 1847 y su cabeza fue llevada a José Antonio Páez.

Zamora fue hecho prisionero el 25 de marzo de 1847 y condenado a muerte

el 27 de julio de ese mismo año. Aún cuando esta insurrección fue derrotada y sus

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líderes asesinados o encarcelados, la misma profundizó las contradicciones en el

seno de las clases dominantes, generando un ruptura entre José Antonio Páez y

José Tadeo Monagas, quien bajo la presión popular liderizada por Paula Correa,

mujer bolivariana y la valiente madre de Zamora, conmutó a la pena de muerte por

10 años de cárcel, el 05 de noviembre de 1847. Este fue el antecedente de la

Gran Revolución Campesina de 1859. Zamora, después de desempeñar

importantes cargos militares, se había distanciado políticamente de los Monagas

por considerar que no tenían voluntad para una verdadera transformación popular.

En enero de 1859, eran incontables las partidas guerrilleras que estremecían

buena parte del territorio nacional, las más importantes encabezadas por Zoilo

Medrano, en las sabanas de Calabozo; Prudencio Vásquez; los jirajaras en el

Valle de Yaracuy y la de José de Jesús González “el agachado” que había

peleado junto a Zamora en 1846. Los nombro porque estos son parte de los

invisibilizados de todas las horas.

Las condiciones estaban dadas para que Zamora ejecutara el plan que tenía

en la mente y junto con los campesinos y campesinas escribieron una página

épica en la historia revolucionaria de nuestra patria.

El 20 de febrero de 1859 estalló el grito de la Federación, desde Coro y al

frente de un ejército de campesinos llamados oficialmente Ejército Federal.

Zamora libró una exitosa campaña contra los godos, dirigidos militarmente por el

general León Febres Cordero y que culminó victoriosa en la Batalla de Santa Inés

el 10 de diciembre de 1859, la cual constituyó un verdadero tratado de estrategia y

táctica militar diseñado por Zamora y ejecutado por cinco mil campesinos y

campesinas “pata en el suelo” que le hicieron comer el polvo al ejército de la

oligarquía (Aplausos).

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Zamora convertido en General del pueblo soberano por sus tropas en 1846,

fue designado por el Estado Mayor como General en Jefe y Generalísimo de los

ejércitos federales el 30 de noviembre 1859 y seguía consecuente con las

aspiraciones que lo llevaron a la primera insurrección, hace 13 años atrás: “La

tierra no es de nadie, es de todos”; “Respeto al campesino”; “Desaparición de los

godos”; “Todos somos iguales”; “Abajo los godos”; “Los bienes son comunes”;

“Hagamos Patria para los indios”; “Tierra y hombres libres”; “Elecciones populares

y horror a la oligarquía”. (Aplausos).

Esas consignas expresaban el real motivo de aquella gesta popular. La

Federación era solamente una bandera de las élites liberales, para los campesinos

y campesinas; la “Febreración”, como ellas y ellos la llamaban, era apenas una

excusa para luchar por tierra, libertad y justicia.

El 31 de diciembre de 1859, el ejército de los campesinos y campesinas de

occidente, con el camino despejado e iluminado por el sol de la victoria lograda en

Santa Inés, enrumbó su marcha victoriosa desde Barinas para llegar a Caracas,

como lo tenían planificado, el 20 de febrero de 1860. Entre tanto, el Ejército

Federal de oriente, con 3 mil 500 lanceros, casi todos habían peleado en la

Independencia, encabezados por el general Juan Sotillo, héroe de la

Independencia Nacional que no traicionó, avanzaba a pasos acelerados para

encontrarse con Zamora a mediados de enero de 1860 en los llanos de Cojedes.

Igual movimiento realizaba el Ejército Federal del centro con 1500 hombres

provenientes de los valles de Aragua y del Tuy.

El ejército revolucionario salió a la ciudad de San Carlos, Cojedes, la mañana

del 10 enero de 1860. Fue en ese escenario donde Zamora, cuando revisaba las

posiciones de combate, cayó asesinado en extrañas circunstancias con un balazo

en la cabeza que le entró por el ojo izquierdo proveniente de un tirador, hasta

ahora desconocido. Como único testigo del hecho estaba Antonio Guzmán Blanco,

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sobre el cual quedó el señalamiento histórico de haber sido el autor intelectual del

crimen. Con Zamora moría también la revolución campesina y popular.

Por eso, la oligarquía celebró en Caracas con la triste y célebre frase

expresada por el fanático cagatintas de la oligarquía, Juan Vicente González:

“Bala afortunada, bendita sea mil veces la mano que dirigió”; así como celebraron

la de Bolívar en 1830. “Se salvó la Patria, murió el tirano”, publicó un pasquín en

Maracaibo y cómo celebraron la muerte de nuestro Comandante Chávez. “Viva el

cáncer”, quedó en las paredes de un mitin de la oposición.

Es el mismo odio es el huevo de la serpiente del fascismo, así como lo

expresó ese gran referente moral, que también se nos fue, Domingo Alberto

Rangel. Cito: “La fuerza de Zamora no radicará solamente en su fuerza de

soldado, es el amor de los humildes, es la adhesión de las masas, el factor que

bailará siempre en la vela de sus empresas hasta empujarlas a la meta”.

A Ezequiel Zamora le sobran soldados porque tiene pueblo, de cada caserío

desemboca en su ejército el contingente de la fe campesina, si lo derrotan, al día

siguiente dispondrá de otro ejército, hay alimentos para su hambre, vendas para

sus heridas y camino para su marcha. Para que Ezequiel Zamora fuera grande, y

lo fue con proporción de guerrero y apóstol, la tierra venezolana le parió soldados.

Ese hombre no tenía un ejército, sino un pueblo atormentado tras su huella,

hubiera tenido 100 mil hombres si el balazo de San Carlos no pone una raya de

sangre en su carrera de cadete. (Aplausos).

Parafraseando a Domingo Alberto Rangel, podemos decir que a Chávez no

le faltó victoria porque tuvo pueblo y tiene pueblo. ¡Bastante!

La cuarta revolución de resistencia, la Revolución Restauradora. El gobierno

de Cipriano Castro tendrá que enfrentarse desde el principio con una situación

Asamblea Nacional / 18

extraordinaria nunca antes vista en Venezuela, una guerra civil atizada por

caudillos regionales en alianzas con potencias extranjeras, con intereses

económicos en el país, sumada la activa participación de la banca privada. La

oposición armada contra Castro, quien llegó a estar prácticamente sitiado con

levantamientos en el occidente, oriente y sur del país, tiene su punto culminante

en el bloqueo a las costas venezolanas.

Un dato muy levante para comprender, por cierto, ejecutado en diciembre de

1902 por las armadas de Inglaterra, Alemania e Italia: la vieja Europa; un dato muy

relevante para comprender el alcance y las profundas implicaciones de tal

agresión contra Venezuela, frecuentemente es escamoteado por la historia de las

élites, se trata de un período en que los conflictos interimperialistas están en pleno

apogeo, en buena medida como consecuencia del ascenso de Estados Unidos, en

tanto que potencia imperialista, que reclama para sí el señorío sobre el suelo

nuestroamericano. De hecho, el gobierno estadounidense activó en la

conspiración contra Castro, aparecerá como mediador frente a las potencias

europeas, 12 años más tarde todas las potencias involucradas en la conspiración

y bloqueo naval contra Venezuela, tomarán parte en la Primera Guerra Mundial.

Pero más allá de la información de contexto, sin la cual insistimos es

imposible comprender las razones de la agresión imperialista contra Cipriano

Castro, si no entender que la mayoría del pueblo venezolano –y es lo que quiero

resaltar– cuando fuimos bloqueados, se lanzó a las calles una vez que la planta

insolente del extranjero profanara el sagrado suelo de la Patria, incluso es sabido

que parte de la oposición al gobierno de Castro se mostró dispuesta a tomar las

armas en defensa de la Patria, porque la Patria es lo primero.

La quinta revolución de resistencia y victoria: la Bolivariana, la chavista. El

siglo XX venezolano constituye un testimonio de resistencia, de lucha, y finalmente

de victoria. Valga la mención de las insurrecciones cívico-militares de comienzos

de los años 60, como una oportunidad para recordar la vocación nacionalista,

Asamblea Nacional / 19

antiimperialista e igualitarista de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana,

compañeros y compañeras, y eso es explicable porque nuestros ejércitos nacieron

de la lucha por la libertad y la justicia. (Aplausos).

Posteriormente, en la Guerra de Independencia nuestros ejércitos se llenaron

de pueblo, Pedro Camejo, el primero de ellos, héroe mártir de la confrontación

militar. Luego, un largo y sostenido proceso de ideologización de nuestras fuerzas

armadas, las llevó a convertirse en ejércitos de ocupación, ejército para el

genocidio, ejército para concretar en nuestro suelo americano una ideología

extraña, propia e inhumana como es fascismo, y especialmente en el Cono Sur de

nuestro Continente y en Centroamérica.

La doctrina miliar estadounidense hizo de los ejércitos latinoamericanos una

mera extensión del ejército imperial de los Estados Unidos; a los ejércitos de

nuestras naciones se les obligó a masacrar a sus propios pueblos, a los enemigos

a los que se enseñaba a combatir era a las clases populares, a los campesinos sin

tierra y a los trabajadores urbanos. Todo ello en nombre de la estabilidad y contra

la insurgencia comunista y para beneficio de latifundistas, transnacionales y

banqueros.

Sin embargo, a pesar de la aplicación más o menos estandarizada de este

programa de reconstitución ideológica de nuestras fuerzas armadas

latinoamericanas, nuestra historia militar y política se impuso, y en Venezuela el 4

de febrero insurgió la vena popular revolucionaria nacionalista de nuestra Fuerza

Armada Nacional Bolivariana, bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez.

(Aplausos).

Pero antes quedó como testimonio Carúpano y Puerto Cabello en 1962,

protagonizada por jóvenes oficiales en alianza con la juventud soñadora, hermosa

y también traicionada por muchos, extraños y propios, que se fue a las montañas

Asamblea Nacional / 20

de nuestra Patria. El espíritu de estas rebeliones continúa vivo y la relación de los

militares con los movimientos revolucionarios también. Después de la derrota de

las guerrillas en la década de los 70, comenzaron a insurgir en el seno de nuestra

Fuerza Armada Nacional Bolivariana los primeros pasos del Movimiento

Bolivariano Revolucionario dirigido por nuestro Comandante Hugo Chávez. No por

casualidad este Movimiento que levanta las banderas de Bolívar, Zamora y Simón

Rodríguez dentro de nuestras fuerzas armadas, insurgirá poco tiempo después el

acontecimiento que partirá en dos la historia contemporánea de Venezuela.

El 27 de febrero de 1989, durante la Rebelión Popular del 27 de febrero de

1989, sobre la cual la historiográfia burguesa ha construido una leyenda oscura

como un suceso triste, ruin y vergonzoso, lo reivindicamos como una rebelión

popular que abrió el horizonte de la Patria. El pueblo venezolano saldó cuentas

con una vieja partidocracia, que no conforme con empujar a las grandes mayorías

nacionales al hambre y a la miseria, ahora pretendía imponerle a sangre y fuego

las recetas económicas neoliberales. El 27 de febrero significó un grito de rebeldía

que nos venía de atrás, de los indios, de los afrodescendientes, de Bolívar, y de

todos los que nos dieron libertad, grito rebelde, grito alegre que fue ahogado en

sangre, la mima que abortó la Revolución Bolivariana.

A propósito del neoliberalismo, es oportuno mencionar que desde el principio

de los años 80 cierta historiografía burguesa comprometida con el proyecto

político y el modelo de sociedad neoliberal, ha intentado contraponer la Primera

República al ideario del Libertador; se ha venido gestando, con distintos énfasis,

un intento de construir una hegemonía en el plano de nuestra historia nacional. Se

trata de un trabajo intelectual que ha mostrado una gran perseverancia en su

propósito de socavar la autoridad simbólica de Bolívar, durante los últimos 12 años

de Revolución Bolivariana esta tendencia no ha hecho sino radicalizarse, sesudos

historiadores, incluso algunos otros progresistas, han proclamado que el Padre de

la Patria no es Bolívar, sino Páez, porque nos separó de Colombia “La Grande” en

Asamblea Nacional / 21

1830, o que le niegan a Bolívar la autoría militar de la campaña de Carabobo,

porque el que peleó fue el “Catire” Páez. La locura. Chávez volvió loco a mucha

gente aquí.

Para nosotros y nosotras Bolívar condensa lo que hemos caracterizado como

la memoria profética del pueblo venezolano, nuestra tarea en el presente no es

otra que la de actualizar las esperanzas de justicia e igualdad que movilizaron a

las generaciones que hicieron la independencia que hoy conmemoramos. Bolívar

es el nombre que condensa el huracán de un pasado que no ha dejado de

reclamar su espacio en las luchas del presente y del futuro, las cuales se

condensan a su vez en ese relámpago que iluminó el horizonte de la Patria la

madrugada del 4 de febrero de 1992 el Comandante Hugo Chávez, quien nos

llevó a la más grande victoria popular, la del 6 de diciembre de 1998, y de allí en

delante de batalla en batalla, de victoria en victoria, y la última, la del 14 de abril

del 2013, que no solamente hay que medirla cuantitativamente, sino cualitativa y

moralmente, porque la victoria bolivariana y chavista de abril del compañero

Presidente Nicolás Maduro, nos permite seguir construyendo en paz el camino

victorioso de los cambios profundos que el pueblo venezolano forjó a lo largo de

14 años para lograr su prosperidad. (Aplausos).

Por eso el Comandante Chávez, cuando se proyectó al horizonte el 5 de

marzo del año 2013, a las 4:25 p.m.… ¿Cómo olvidarlo, Cilia? ¿Cómo olvidarlo,

Nicolás? Se fue, murió el Comandante.

Después bajar, bajar, y tuvo el compañero Nicolás que decir la noticia más

dura que jamás hubiésemos querido decir, y aquel lamento que comenzó en el

Hospital Militar se extendió por todas las barriadas de San Martín y aún retumban

aquí en la cabeza, en el alma y en el corazón.

Asamblea Nacional / 22

Por eso, más allá de eso, los dolores y las tristezas. El Comandante Chávez

se fue convencido, convencido de que había dejado una llamarada encendida, la

Patria, como nos lo expresó el 8 de diciembre de 2012: “Hoy tenemos Patria, que

nadie se equivoque; hoy tenemos pueblo que nadie se equivoque; hoy tenemos la

Patria más viva que nunca ardiendo en llama sagrada, en fuego sagrado”.

Necesario es hacer un paréntesis para llamar la atención de cierta

banalización de la frase “tenemos Patria” que quieren hacer los ingeniosos

publicistas que están detrás del autoproclamado dirigente de la oposición. Yo les

digo: la Patria no la van a encontrar en los supermercados ni en el baño de su

casa, la Patria, si se tiene, si se siente, se encuentra en lo más profundo del alma

y de la conciencia de un pueblo. (Aplausos y coreo de consignas).

Se siente si uno tiene conciencia de que es parte de la Patria que parió a los

libertadores de todo este Continente; se siente si uno tiene conciencia de que hoy

nuestro pueblo es admirado en el mundo porque con coraje, valentía y bajo el

liderazgo del Comandante Hugo Chávez, ha hecho una Revolución socialista,

democrática y pacífica cuando había sido decretada la muerte de las utopías.

Pero si quieren medir la Patria en indicadores, oigan esto: Veníamos

recordando con el Presidente Nicolás Maduro en el avión, a una brillante

profesional, la doctora Gabriela Febres Cordero –creo que así se llama– porque

veníamos leyendo un documento que nos pareció que había sido escrito por ella,

en una revista leí una declaración de ella, porque en esa época expuso todo el

desmontaje de las regulaciones y todo eso. Le preguntaron: ¿Y el concepto de

Nación dónde queda? Y ella, usando una expresión francesa, dijo: “La

nacionalidad está demodé, está de pasada de moda”.

Bueno, hace 20 años la Patria, según los tecnócratas neoliberales, había

pasado de moda, por eso perdimos el control del ingreso nacional petrolero con la

Asamblea Nacional / 23

llamada Apertura Petrolera y vendíamos nuestro petróleo como carbón, eso sí era

un regalo. Por eso nuestra Fuerza Armada libertadora se había convertido en una

policía pretoriana para masacrar el pueblo como le fue ordenado el 27 de febrero

de 1989; por eso de cada 100 venezolanos 60 eran pobres; por eso nos

expropiaron la CANTV, Sidor, Viasa, las prestaciones sociales, la salud y la

educación gratuita; pero también, por eso, nos revelamos, luchamos y vencimos y

seguiremos venciendo. (Aplausos).

Es por ello que la frase profunda: “Hoy tenemos Patria, que nadie se

equivoque”, de aquel inolvidable 8 de diciembre de 2012, resume una historia de

resistencia, lucha y victoria de nosotros como pueblo. Hoy tenemos Patria, porque

el poder político es expresión de la decisión del pueblo y no de un pacto de élites

que algunos quieren reeditar.

Aquí estamos varios testigos de una llamada que recibió el Presidente

Nicolás Maduro la noche del 14 de abril: “Hay que pactar, necesario es pactar” y la

valiente respuesta de Nicolás Maduro: “Yo no tengo nada que pactar, si eso es lo

que tú quieres hablar conmigo, no hay nada que hablar porque aquí no hay pacto,

aquí hay una decisión del pueblo y es la que vamos a respetar”. (Aplausos).

Tenemos Patria, porque la Faja del Orinoco hoy está certificada como la más

grande reserva petrolera del mundo, esa que era carbón; tenemos Patria porque

de cada 100 venezolanos 80 son no pobres y los otros 20 están protegidos por

distintos mecanismos de la seguridad social socialista que construyó el

Comandante Presidente Hugo Chávez y, paulatinamente, irán saliendo de la

pobreza; tenemos Patria porque el hambre y el analfabetismo son parte de una

triste historia que ya no volverá; tenemos Patria porque tenemos una Fuerza

Armada con una doctrina propia, la Bolivariana, empleando su espada para

defender las garantías sociales. (Aplausos y coreo de consignas); tenemos Patria

Asamblea Nacional / 24

porque tenemos conciencia de lo que somos y de lo que estamos dispuestos a

defender.

Pero el Comandante Chávez también se fue con la seguridad de que el

pensamiento racista y excluyente que llegó junto a las almas invasoras hace más

de 500 años, sigue al acecho. Es por ello que advierte el 8 de diciembre también

que nadie se equivoque. ¿A quién le dice que no se equivoque nuestro

Comandante Chávez? ¿A quién advirtió? Sin duda alguna, a la élite opositora –y

digo esto, élite opositora–- que ha venido consolidando una corriente fascista que

puja desde hace 20 años con la corriente popular, bolivariana y socialista. Es el

resultado de la democracia liberal burguesa ocurrida en 1989, tal como ocurrió en

Europa de la década del Siglo XX, la pequeña diferencia es que en Europa se

impuso la corriente fascista y en Venezuela en 1998 ganó la corriente bolivariana y

socialista, liderada por el Comandante Chávez. (Aplausos).

Otra diferencia: La victoria fascista en Europa y en el Cono Sur significó la

desaparición del otro, de los otros, de los socialistas, de los judíos, de los

comunistas, de los gitanos, etcétera, mientras que en la Venezuela Socialista del

siglo XXI nuestros diputados de la oposición –gracias por asistir– gozan de buena

salud y están en el Parlamento expresando su opinión, y así será porque ésta

seguirá siendo una revolución democrática, popular, pacífica. (Aplausos).

Pero, más allá de los sectores democráticos de la oposición, también los

fascistas gozan de buena salud y siguen constituyendo una seria amenaza para la

paz y la vida de nuestro pueblo; si la victoria hubiese sido de la corriente

fascistoide, tengan la seguridad, no les quepa la menor duda, que hubiesen

barrido con el movimiento popular, los rasgos de intolerancia política y social

permanente y la represión genocida de febrero de 1989 por parte de las clases

dominantes, así lo testifican; igualmente, las actuaciones de factores de poder

económico y político burgués, especialmente de la organización Primero Justicia

Asamblea Nacional / 25

durante abril de 2012 y en abril de 2013, junto al Movimiento Voluntad Popular, así

lo constata.

La máxima expresión de esta constatación, la evidencia la expresión –valga

la redundancia– del candidato que perdió las pasadas elecciones del 14 de abril,

cuando desplegó sus grupos de choque contra el movimiento popular tras

expresar la necesidad –no voy a deshonrar este bonito acto con la frase– pero lo

que traduce el diccionario a lo que él dijo es: “ira con violencia” “drenar la ira con

violencia”, mostrando el rostro de odio, el uso del miedo y su vinculación orgánica

con la cultura de la muerte, propia del fascismo.

En esta parte del discurso por honestidad intelectual, tengo que decirlo, voy a

apoyarme en buena parte en un conjunto de reflexiones de un grupo de

estudiosos venezolanos, entre los cuales está el sociólogo Javier Biardeau, está el

“gordo” Juan Barreto; quienes vienen realizando un estudio sobre la cara oculta

del fascismo en Venezuela. Es propio del fascismo convocar a las masas

reaccionarias como lo vimos el 15 y 16 de abril, pero es parte de una apología del

destino manifiesto de la minoría selecta la parte de sus dirigencias que vienen de

las clases altas e instauran sistemas jerárquicos y autoritarios.

Como decía Charles Maier, historiador, recalca que hacia 1927 el 75% de los

miembros del Partido Nacional Fascista italiano venía de la clase media y media

baja; sólo el 15% era obrero y un 10% provenía de las élites dominantes, las

cuales ocupaban altas posiciones en la dirección del bloque opositor y eran

quienes, en definitiva, fijaban sus objetivos y sus políticas.

Otro rango distintivo del fascismo es el ocultamiento de sus propósitos y el

enmascaramiento de su ideología, como ha planteado Luis Britto García. Cito:

“Fascismo y capitalismo tienen rostros aborrecibles que necesitan máscaras. Los

fascistas copian consignas y programas revolucionarios. Mussolini se decía

Asamblea Nacional / 26

socialista, el nazismo usurpó el nombre del socialismo y se proclamaba partido

obrero (Arbeite); en su programa sostenía que no se debía tolerar otra renta que la

del trabajo. Por su falta de creatividad, roban los símbolos de movimientos de

signo opuesto, los estandartes rojos comunistas y la cruz gamada, símbolo solar

que en oriente representa la vida y la buena fortuna, fueron confiscados por los

nazis para su culto de la muerte”.

Hemos visto a los partidos y lideres facistoides que controlan a la oposición

venezolana enarbolar las banderas del progresismo, asumirse socialista e intentar

mimetizarse con las causas y con los logros que el pueblo ha defendido y logrado

en revolución.

El fascismo retoma, como rostro oculto del monstruo de la derecha imperial,

el leviatán, a través de diversos síntomas de nuestro tiempo y de la escena

contemporánea: racismo, discriminación étnica, neoliberalización espiritual sobre

explotación del trabajo asalariado, xenofobia, violencia contra las minorías,

búsqueda de entidades populistas de derecha, anticomunismos reciclados y

neofundamentalismos reaccionarios.

No podemos minimizar o desestimar estas amenazas a las luchas de la

multitud plebeya, a la izquierda gubernamental de Venezuela y de nuestra

América, de la mano de Álvaro Uribe Vélez y de sectores de la ultraderecha del

Cono Sur, se apoya el núcleo fascista venezolano para impulsar un preocupante

crecimiento electoral de estos partidos y movimientos que no pueden dejar de ser

calificados como de procedencia o filiación fascista.

Reconocer que el crecimiento de una base de masas para la política de

derecha y ultraderecha fascista representa un verdadero peligro, es un paso cada

vez más urgente, compañeros y compañeras, pero también tenemos que

comprender los flancos débiles del fascismo. De otro modo, corremos el peligro de

quedar paralizados por el pánico y las pasiones tristes.

Asamblea Nacional / 27

El fascismo no llega al poder solo por la vía de los golpes de Estado, también

recurre a elecciones, aprovechando las debilidades y errores de la política de

avance revolucionario de los gobiernos de izquierda. Así lo hicieron Hitler y

Mussolini en la década de los 20 y 30 del siglo pasado. Si el avance y la

profundización revolucionaria pasa por un momento de estancamiento, se hace

vacilante o entra en un proceso de reflujo político, abre las condiciones de

posibilidad para maximizar las oportunidades del resurgimiento fascista.

Pero, afortunadamente, las formaciones sociales y poéticas fascista

presentes en Venezuela necesitan más que éxitos electorales; para acumular

fuerzas y ejercer necesitan otros elementos interrelacionados, necesitan una base

social de masas capaz de penetrar todos los poros de la sociedad, sobre todo

fracturando la unidad revolucionaria de la clase trabajadora organizada y de la

multitud popular como bloque social de los explotados y los oprimidos; necesita

más que votos, necesitan simpatizantes y militantes dispuestos a correr los

riesgos necesarios para aplastar toda resistencia desde las fuerzas

revolucionarias.

Además, los fascistas necesitan que sectores decisivos de la clase

dominante y de la maquina estatal quieran un gobierno de derecha o de

ultraderecha fascista. Tanto Hitler como Mussolini contaron con el apoyo de los

diputados de los principales partidos burgueses, el Partido Liberal italiano y los

Partidos Nacional Popular y del Centro, en Alemania y, fundamentalmente,

contaron sectores reaccionarios de la policía y la Fuerza Armada que colaboraban

con los grupos de choque paramilitares fascistas para eliminar a la oposición.

Convertir en hegemónico el anhelo de una sociedad ideal, sin

contradicciones, ni luchas de clases para luego aplastar a la disidencia y al pueblo,

es parte de la estrategia fascista. Decía Mussolini: “Todos somos italianos”. Decía

Asamblea Nacional / 28

Juan Vicente Gómez: “Ni liberales, ni conservadores, todos venezolanos, y duro

con ellos”. Dice el núcleo fascista venezolano: “No debemos pelear más entre

venezolanos, la Revolución dividió a los venezolanos”, como que si el 27 de

febrero fue una fiesta de niños.

El fascismo puede volver todavía con las apariencia mas inocentes, nuestro

deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada unas de sus formas

nuevas, cada día en cada parte del mundo, de allí la importancia de conocer su

procedencia e historia, recapturar su significado para comprender las fuerzas y

sentidos de sus impactos históricos.

Los neofascistas de hoy en día tienen organizaciones de masas más

pequeñas, pero mucho más poderosas y ampliadas por el poder mediático, como

lo decía el Presidente Rafael Correa en el día de ayer.

El germen fascista se incubó en los estertores de la Cuarta República, propio

de la insurgencia de estas corrientes. La crisis de la democracia liberal burguesa

de Acción Democrática y Copei, estimulada por ellos mismos, lo recuerdan

diputados de esas toldas, la novela Por Estas Calles y de Marcel Granier, La

generación de relevo vs. el Estado omnipotente –es importante que lo recuerden–,

el grupo Roraima y Santa Lucía, aquellas expresiones de tradición familia y

propiedad, y a quienes pertenecían parte de los dirigentes del núcleo fascista, no

era de esta secta.

En tiempos recientes, las formaciones encubiertas de corte fascista aparecen

revestidas como organizaciones de defensa de derechos humanos y de activación

política de un movimiento juvenil de corte reaccionario con simbologías religiosas

anticomunistas, como el Javu y otros movimientos que se apoyan en el

imperialismo y en los dólares de la indignidad.

Asamblea Nacional / 29

Sin duda alguna que la agrupación Primero Justicia es el sustituto principal

de las formas de representación de la democracia liberal que ahora intenta

plasmarse en su expresión más desnuda: el neoliberalismo. Es la respuesta

directa de la oligarquía, con mínima intermediación de los viejos representantes

ante el avance popular, lo que intentaron a finales de 1990, subordinando a las

corrientes más moderadas de la derecha, como Acción Democrática y Copei, a

favor de los sectores más reaccionarios de la oligarquía y de la burguesía

monopolica venezolana.

¿Qué van hacer los dirigentes socialdemócratas y socialcristianos de Acción

Democrática, Copei, Un Nuevo Tiempo, y organizaciones otrora de izquierda como

el MAS la Causa R, entre otras? ¿Continuaran acompañando el rebrote del

germen fascista como lo hicieron los socialdemócratas y liberales en la década del

20 y del 30 del siglo pasado, pero ahora en nuestra Patria? ¿O enarbolaran sus

banderas socialdemócratas marcando distancia del monstruo e incorporándose de

manera leal a la construcción de una democracia participativa, protagónica, con

lealtad a la patria y a la constitución de la República Bolivariana de Venezuela?

(Aplausos).

Solo ustedes pueden saber, si quieren y si pueden hacerlo. Pero es

necesario que tengan claro, como lo expresó Antonio Gramsci, unos de los

pensadores de izquierda más agudos con relación a la cuestión fascista, que la

posición de un ala ideológica de derecha de la pequeña burguesía y la burguesía

constituyó la base de masas para una contraofensiva reaccionaria contra el

Movimiento Obrero y Socialista, constituyéndose en un plan de revancha de la

gran burguesía contra cualquier intento de revolución socialista y contra la más

mínima expresión democrática.

El rebrote del fascismo, lamentablemente, no es un fenómeno aislado en

Venezuela. Hoy el leviatán recorre el mundo, la aplicación de brutales medidas

Asamblea Nacional / 30

para favorecer el capital financiero a costa de los derechos de los pueblos de

Europa; el desarrollo de una estructura de vigilancia y control a escala global por

parte del gobierno de los Estados Unidos, denunciada de manera valiente por el

perseguido político del imperio, el joven Snowden; el desconocimiento de las más

elementales normas del derecho internacional, como es el caso del oprobioso

campo de concentración en Guantánamo; y la expresión más reciente, el atentado

y secuestro contra el avión donde viajaba nuestro hermano Presidente Evo

Morales, son señales inequívocas de que el monstruo está de vuelta.

Esto está largo. Aquí había una reflexión importante, pero la dejaremos para

el próximo 05 de julio.

Finalmente, la pregunta es ¿cuánto puede mantenerse una clase dominante

sin ser hegemónica? ¿Cuánto tiempo puede soportar sin violencia el

desmoronamiento de sus formas de legitimación? O como dijera Gramsci:

¿Durante cuánto tiempo pueden abstenerse de desbordar los contenidos éticos

del sistema político sin mostrar su propia naturaleza? Es decir, el fascismo es la

burguesía desnuda, ya la hemos visto varias veces, ¿verdad? El 11 de abril del

año 2002, el 14, 15 y 16 de abril de 2013.

En tal sentido, quiero que esto se tome con… no voy a decir que con la

mayor serenidad porque además expresa no únicamente la posición personal de

Elías Jaua sino de los miembros de la Dirección Política de la Revolución

Bolivariana, y con su permiso la voy a expresar: “Es necesario que las

agrupaciones fascistoides de Venezuela tengan muy claro que si ellos desbordan

el marco de la legalidad democrática desarrollando una aventura golpista,

propiciando una intervención extranjera, ejecutando un plan de magnicidio contra

el Presidente Nicolás Maduro o de masacre contra nuestro pueblo, a nosotros no

nos quedaría otro derecho que ejercer la rebelión total y profunda como está

Asamblea Nacional / 31

consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

(Aplausos).

Así la Revolución Bolivariana tomaría otro carácter y la forma de lucha

principal sería diferente a la que hemos usado en los 14 años, que nadie se

equivoque porque estaríamos obligados a ello para preservar la paz y la vida del

pueblo venezolano, para evitarle una tragedia humanitaria como la que vivieron los

pueblos de Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay en la década de los 60 y

70.

Para culminar, quiero expresar que hoy, después de tanto trajinar y después

de tanta lucha durante 200 años y más, podemos afirmar sin temor a equivocarnos

y con infinito orgullo y amor por nuestro pueblo –que ha sabido conducirnos hasta

acá, un fantasma llamado Bolívar recorre de nuevo nuestra América. Anoche lo

vimos en la voz de los presidentes y las presidentas de Unasur.

Como diría el poeta Gustavo Pereira, cito: “No el amurallado por la bruma o

la falsía, el convertido en superhombre o divinidad de infranqueable vallado, objeto

de culto o de liturgia y por lo tanto, cumplido ya su afán o su destino, yerto,

inofensivo, embalsamado. Ni aquel cuya estatua, para decirlo en palabras de

Pocaterra, sacan a cada aniversario de su base, la ponen a danzar en una mesa

de procesión de aldea con coronas barrocas y a cuya majestad se pronuncian

discursos y se disparan fuegos artificiales…

El fantasma que vivió y vive y trasciende y llega hasta nosotros, o al menos

hasta mí, envuelto en su raída manta y presa de osadías y delirios y arrebatos y

obsesiones y contradicciones y saberes e intuiciones es el Bolívar sensible,

contraventor, apasionado, justiciero –revolucionario verdadero en suma– cuyo

empeño, valor, generosidad, desprendimiento y talento infatigable de osado

dirigente y soñador ayudaron a liberar y conformar naciones y mentalidades en un

continente abatido por tres siglos de opresión y despojo.

Asamblea Nacional / 32

Ese Bolívar nos fue trocado o escamoteado durante largo tiempo y la historia

oficial y sus enemigos y sus hagiógrafos se encargaron de reducirlo a fábula o

anécdota, cuando no a omnímoda presencia, desplazando el cuerpo matriz de su

ideario y de sus luchas y convirtiendo su ejemplo en asignatura moldeable para

justificar la iniquidad establecida y hasta la trampa o la celada vendepatria”.

Nuestra tarea, compatriotas, es seguir creando las condiciones que hagan

posible el deambular de Bolívar, Bolívar padre, Bolívar pueblo, pueblo bolivariano,

zamorano, robinsoniano y chavista que hoy lucha por seguir construyendo su

destino en paz, con soberanía, independencia e igualdad.

Hoy cuando celebramos libres, ahora sí, al fin, 202 años de nuestra

Independencia como Bolívar en el Chimborazo, volvemos a dialogar con el tiempo

y decimos tal y como lo escribía el mismo Bolívar en su delirio, cito: “…el tiempo

no ha podido detener la marcha de la libertad”. “Sí podré” exclamaba el padre

Bolívar en su escalada al Chimborazo. Hoy decimos fuerte y claro, para que todo

el mundo nos escuche: “Nosotros, sí podremos”.

Compañero Presidente Nicolás Maduro, compatriotas todos: podremos,

como nos mandó Bolívar en 1820, el impulso de esta revolución está dado, nadie

lo puede contener y lo que más se podrá conseguir es darle una buena dirección;

es imperturbable nuestra resolución de Independencia o nada, pues sin ella

desaparece toda identidad nacional. (Aplausos). Podremos como nos mandó

nuestro Comandante Chávez en los dos primeros grandes objetivos históricos del

Programa de la Patria, defendiendo, expandiendo y consolidando el bien más

preciado que hemos reconquistado después de 200 años, la Independencia

nacional, y profundizando la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI

en Venezuela como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y

con ello asegurar la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad

social y la de estabilidad política para nuestro pueblo.

Asamblea Nacional / 33

¡Independencia o nada! ¡Independencia o Patria Socialista! Hasta la Victoria

Siempre ¡Viva el Libertador y padre de la Patria Grande, Simón Bolívar! ¡Viva el

Comandante Chávez, redentor de los pobres de esta tierra! ¡Viva la

Independencia! Claro que tenemos Patria, hasta la Victoria Siempre

(Corean consignas).