PROCESOSDISCURSIVOS

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..Lo mejor de 'El misterio de la felicidad' tiene que ver con la astucia de Burman para jugar a fondo y con humor los detalles homoerticos de la historia, regalando un puado de escenas antolgicas. Adems consigue que algunos contrapuntos entre Francella y Estvez rocen lo brillante. El trabajo de los actores tambin es un punto alto: l demuestra que en el proyecto indicado puede sumar mucho al cine argentino y ella vuelve a actuar como si nunca se hubiera ido...

Juan Pablo Cinelli. Pgina12. Suplemento Espectculos

Instrucciones de elaboracin:

Haga el pionono batiendo a punto letra los huevos con el azcar; agregue la harina cernida con el resto de secos; mezcle bien para que no quede ningn grupo; y vuelque sobre una placa forrada con papel manteca, enmantecado y enharinado.

Lleve a horno fuerte por 10 minutos; retire, deje enfriar y saque el papel con cuidado. Reserve enrollado dentro de un pao hmedo. Para el relleno, limpie las cerezas; ponga en una olla junto con el jugo de naranja; y a

fuego suave, cocine hasta que hierva. Agregue el almidn disuelto en el licor o en un poco ms de jugo de naranja; mezcle y

cocine hasta que espese, saque del fuego y deje enfriar. Para el armado, batir la crema con el azcar a punto chantilly; cubra con ella el pionono;

distribuya las cerezas con apenas hilos de su jugo; enrolle y lleve a la heladera.

Extrado de: http://www.revistamaru.com/cocina.

Recuerdo muy bien aquel 14 de junio: da frgido y lluvioso. Vigilaba el comportamiento de un ciego que trabaja en el subterrneo a Palermo: un hombre ms bien bajo y slido, morocho, sumamente vigoroso y muy mal educado; un hombre que recorre los coches con una violencia apenas contenida, ofreciendo ballenitas, entre una compacta masa de gente aplastada. En medio de esa multitud, el ciego avanza violenta y rencorosamente, con una mano extendida donde recibe los tributos que, con sagrado recelo, le ofrecen los infelices oficinistas, mientras en la otra mano guarda las ballenitas simblicas: pues es imposible que nadie pueda vivir de la venta real de esas varillas, ya que alguien puede necesitar un par de ballenitas por ao y hasta por mes: pero nadie, ni loco ni millonario, puede comprar una decena por da. De modo que, como es lgico, y todo el mundo as lo comprende, las ballenitas son meramente simblicas, algo as como la ensea del ciego, una suerte de patente de corso que los distingue del resto de los mortales, adems de su clebre bastn blanco...

Ernesto Sbato. Sobre hroes y tumbas. Ed. Sudamericana.Bs.As

Instrucciones de elaboracin: