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Diversos motivos Motivos religiosos: planteado como un viaje espiritual con el fin principal de poder visitar la tumba del

Apóstol Santiago, buscando la reconciliación y el perdón, según la tradición jacobea. Pasártelo bien y conocer gente: ya sea yendo solo o acompañado, la idea sería pasar unos días divertidos

y conocer a personas de muchos lugares diferentes (habrá algunos que se lo planteen incluso como “turismo de ligue”).

Motivos artísticos o culturales: además de los magníficos paisajes que atraviesa la ruta, alberga también un patrimonio cultural muy importante. Iglesias, monasterios, palacios, calzadas romanas, puentes. Cada pueblo o ciudad con sus propios encantos.

Despejarte un poco: para salir de la rutina e intentar desconectar, dejar a un lado obligaciones y preocupaciones.

Motivos deportivos o por un desafío personal: muchos amantes del senderismo o el montañismo se sienten atraídos por esta peregrinación. Atravesar los Pirineos, subir o bajar por caminos a veces bastante duros… puede tomarse como un desafío personal (¡yo puedo!).

No lo haría: preferiría otro tipo de viajes, un poco de playa o quizás una ciudad bonita, ¿qué es eso de caminar por caminar?

Otros motivos : nos perdemos y buscarnos encontrarnos con nosotros mismos , o un milagro……

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Equipamiento necesario Las botas. Obviamente, en un viaje a pie, éste es el elemento al que más atención hemos de prestar. Las más adecuadas son las denominadas botas

de trekking: ligeras, de caña alta para proteger el tobillo e impermeables al agua. De todas formas, hay peregrinos que prefieren andar con calzado de senderismo de caña baja o incluso con unas simples zapatillas deportivas. En este último caso, la lluvia, el barro y los fuertes desniveles pueden ponernos en apuros. Está claro, eso sí, que nunca las debemos estrenar el mismo día en que empezamos el Camino; todo lo contrario, debemos haber andado muchos kilómetros con ellas.

La mochila. Debe tener entre 45 y 55 litros de capacidad. Debe ser anatómica y de altura regulable para adaptarla mejor a la espalda. La ropa. Dos mudas para andar y otra para después de la ducha es suficiente. En épocas de calor, las camisetas térmicas de verano son mejor que

las clásicas camisetas de algodón, pues son muy ligeras, transpirables y no retienen la humedad. En invierno es necesario llevar ropa de abrigo, y en verano no debemos olvidar llevar un polar delgado.

El saco de dormir. En verano con uno de +15 (grados de confort) es suficiente. Algunos sólo pesan 700 gramos. Para otras épocas del año necesitaremos uno de +10 o +5, que no supere el kilo de peso.

El bordón. Es, junto con la vieira, el elemento simbólico más significativo vinculado al hecho de la peregrinación. Además, es muy útil tanto para acompañar el paso como para tener un punto más de apoyo en las bajadas. Por el tipo de camino que encontraremos, el más adecuado es el tradicional bastón de madera respecto al más moderno palo de montaña de tipo telescópico.

Para la lluvia. La mayoría de los caminantes llevan una capa impermeable (el conocido poncho) que también cubre la mochila, pero resulta incómodo si sopla el viento. Una buena alternativa es llevar una chaqueta y unos pantalones impermeables, y un protector impermeable para la mochila. Incluso es una buena idea llevar un pequeño y ligero paraguas.

Para el sol. Es imprescindible llevar un sombrero o una gorra con visera y crema de protección solar. Para el frío y el viento. Además de la ropa adecuada, no debemos olvidar llevar alguna prenda para proteger la cabeza. Según la época del año,

también llevaremos bufanda y guantes. Otro calzado. Es recomendable un calzado cómodo para descansar y pasear, una vez finalizada la etapa. La esterilla. La esterilla, o aislante de caucho, nos será útil si alguna vez debemos dormir en el suelo. Y también para descansar o hacer una siesta

en el campo. Para la ducha. Chancletas, una pequeña toalla y los productos higiénicos necesarios. El botiquín. Debemos tener presente que en los albergues hay un completo botiquín a disposición de los caminantes y, además, encontraremos

muchas farmacias a lo largo del Camino. Por lo tanto, será suficiente con llevar: aspirinas, agujas hipodérmicas, desinfectante, tijeras, gasas, pinzas y esparadrapo (de tela y ancho).

El móvil. Es prescindible, pero si se viaja solo será un importante elemento de seguridad. Documentación básica. El DNI, la tarjeta de la seguridad social o entidad médica correspondiente, y la credencial del peregrino. Material adicional. Una pequeña linterna frontal para movernos de noche en el albergue, unafunda de cojín por cuestiones

higiénicas, detergente para lavar la ropa, pinzas para tenderla eimperdibles para colgarla de la mochila si al día siguiente todavía no está seca. También unacantimplora, pañuelos de papel, papel higiénico, un reloj con función de despertador, tapones para las orejas para quien lo crea conveniente, y dinero y tarjeta de crédito.

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AcreditaciónEs una libreta de papel que se puede obtener

en algunos albergues e iglesias, cuya finalidad es su sellado un par de veces al día (ya sea en iglesias, albergues o incluso hay bares con su propio sello), para que el peregrino consiga la acreditación necesaria para alojarse en los albergues del Camino.

Suele ser costumbre entregar un donativo al obtenerla y en caso de no ser posible su obtención, los sellos plasmados sobre un simple trozo de papel también son válidos.

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Final del caminoTiene muchas maneras de acabar Bañarse en la

playa da Langostera, en la Costa de la muerte. Simbolizaba la purificación del cuerpo. El peregrino se quitaba así el polvo de toda su ruta y, limpio, comenzaba su nueva vida redimida de pecado.

Quemar las ropas: el peregrino se deshace de todo lo material y, con el fuego, intenta quemar todo aquello de lo que se quiere deshacer y que no le beneficiará para comenzar una nueva vida. Deja atrás cargas de una vida pasada.

Ver la puesta de Sol: simbolizaba la Muerte y Resurrección; la muerte del sol en el mar y la resurrección al otro día, como la resurrección del alma del peregrino indultado por Dios