Doctrinas

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  James Monroe: Bosquejo biográfco Nació en Virginia el 28-04-1758. Fue capitán a los 19 años y teniente coronel a los 21. l propio !eorge "as#ington lo reconoció co$o %un o&cial 'aleroso( acti'o e inteligente%. Fue sena)or a los *2 años y tie$po )espu+s ,ue en'ia)o a ars co$o $inistro )e los sta)os /ni)os por el presi)ente !. "as#ington. Fue resi)ente )e los sta)os /ni)os entre 1817 y 1825. uce)ió en el cargo a a$es a)ison( el cual #a3a go3erna)o entre 1809 y 1817. onroe tu'o el pri'ilegio( en 1820( )e ser reelegi)o para el perio)o 1821-1825( por to)os los 'otos electorales( sal'o uno( el )e o#n uincy )a$s( elector )e Ne6 a$ps#ire( ue )esea3a ue ese #onor sólo lo goase !. "as#ington. Fsica$ente( a$es onroe era poco atracti'o( pero tena )os cuali)a)es e:cepcionales; un senti)o co$<n $uy perspica y una 'olunta) in=e:i3le. l aconteci$iento )e su a)$inistración ue #io in$ortal su no$3re ,ue la ,or$ulación )e la lla$a)a >octrina onroe. >urante su go3ierno el pro3le$a )e la escla'itu) llegó a cierto euili3rio al &r$arse el )eno$ina)o %?o$pro$iso )e isuri%. @a escla'itu) #a3a creci)o rápi)a$ente( %co$o un repiue )e ca$panas ue anuncia un incen)io%( seg<n las 3ellas pala3ras )e eAerson. n 1818( cuan)o Bllinois ,ue a)$iti)o en la /nión( #a3a 10 sta)os escla'istas y 11 li3res. n 1819 la3a$a y isuri gestionaron su a)$isión. la3a$a sera sta)o escla'istaC su a)$isión resta3lecera el euili3rio entre sta)os escla'istas y li3res( por lo ue en el norte surgió oposición al ingreso )e isuri si es ue no era con la con)ición )e sta)o li3re. Fue necesaria una en$ien)a a la ley )e a)$isión( en 'irtu) )e la cual isuri a)optara gra)ual$ente la e$ancipación. ?o$o el ?ongreso tena $ayora )e representantes )e sta)os li3res( se creó una situación )e parálisis poltica y se te$a el estalli)o )e una guerra intestina. ero se solucionó el pro3le$a $e)iante el %?o$pro$iso )e isuri% por el cual isuri era a)$iti)o en la /nión co$o sta)o escla'ista( pero al $is$o tie$po aine ingresó co$o sta)o li3re. l pro3le$a entre escla'istas y antiescla'istas ue)a3a soluciona)o te$poral$ente( pero to)os sa3an ue la tor$enta 'ol'era a ,or$arse.  aco3o Da$esE onro e $urió en 18*1. La doctrina Monroe n 1822 sta)os /ni)os ,ue el pri$er esta)o ue reconoció las nue'as naciones ue en ispanoa$+rica aca3a3an )e separarse )e spaña. uel $is$o año inuietaron a los sta)os /ni)os )os ini ciati'as proce)entes )e uropa y )irigi)as #acia el Nue'o un)o; l ar lean)ro B procla$ó los )erec#os )e Gusia so3r e la costa )el ac&co y las aguas 'ecinas )es)e lasHa( ue pertenecan entonces a Gusia #asta el paralelo 51( es )ecir #asta la parte norte )e la isla )e Vancou'er .

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Doctrina de Bolívar y Monroe

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James Monroe: Bosquejo biogrficoNaci en Virginia el 28-04-1758. Fue capitn a los 19 aos y teniente coronel a los 21. El propio George Washington lo reconoci como "un oficial valeroso, activo e inteligente". Fue senador a los 32 aos y tiempo despus fue enviado a Pars como ministro de los Estados Unidos por el presidente G. Washington. Fue Presidente de los Estados Unidos entre 1817 y 1825. Sucedi en el cargo a James Madison, el cual haba gobernado entre 1809 y 1817. Monroe tuvo el privilegio, en 1820, de ser reelegido para el periodo 1821-1825, por todos los votos electorales, salvo uno, el de John Quincy Adams, elector de New Hampshire, que deseaba que ese honor slo lo gozase G. Washington.Fsicamente, James Monroe era poco atractivo, pero tena dos cualidades excepcionales: un sentido comn muy perspicaz y una voluntad inflexible.El acontecimiento de su administracin que hizo inmortal su nombre fue la formulacin de la llamada Doctrina Monroe.Durante su gobierno el problema de la esclavitud lleg a cierto equilibrio al firmarse el denominado "Compromiso de Misuri".La esclavitud haba crecido rpidamente, "como un repique de campanas que anuncia un incendio", segn las bellas palabras de Jefferson.En 1818, cuando Illinois fue admitido en la Unin, haba 10 Estados esclavistas y 11 libres. En 1819 Alabama y Misuri gestionaron su admisin. Alabama sera Estado esclavista; su admisin restablecera el equilibrio entre Estados esclavistas y libres, por lo que en el norte surgi oposicin al ingreso de Misuri si es que no era con la condicin de Estado libre.Fue necesaria una enmienda a la ley de admisin, en virtud de la cual Misuri adoptara gradualmente la emancipacin. Como el Congreso tena mayora de representantes de Estados libres, se cre una situacin de parlisis poltica y se tema el estallido de una guerra intestina.Pero se solucion el problema mediante el "Compromiso de Misuri" por el cual Misuri era admitido en la Unin como Estado esclavista, pero al mismo tiempo Maine ingres como Estado libre.El problema entre esclavistas y antiesclavistas quedaba solucionado temporalmente, pero todos saban que la tormenta volvera a formarse.Jacobo (James) Monroe muri en 1831.La doctrina MonroeEn 1822 Estados Unidos fue el primer estado que reconoci las nuevas naciones que en Hispanoamrica acababan de separarse de Espaa. Aquel mismo ao inquietaron a los Estados Unidos dos iniciativas procedentes de Europa y dirigidas hacia el Nuevo Mundo:El zar Alejandro I proclam los derechos de Rusia sobre la costa del Pacfico y las aguas vecinas desde Alaska, que pertenecan entonces a Rusia hasta el paralelo 51, es decir hasta la parte norte de la isla de Vancouver.Siguiendo las instrucciones de Monroe, John Quincy Adams inform al ministro de Rusia que los Estados Unidos "deban discutir el derecho de Rusia a cualquier establecimiento territorial en este continente y deban afirmar claramente que el continente americano no se hallaba ya supeditado a cualquier nuevo establecimiento colonial europeo".El Secretario de Estado escribi al Ministro de los Estados Unidos en Rusia: "tal vez no haya momento ms favorable para decir franca y explcitamente al gobierno ruso que la paz futura y el inters de la propia Rusia no pueden verse facilitados por el establecimiento de Rusia en una parte cualquiera del continente americano".En otoo de 1822, en el Congreso de Verona, Francia y las potencias de la Santa Alianza (Rusia, Austria y Prusia) decidieron intervenir en Espaa, donde una revolucin haba obligado a Fernando VII a aceptar una Constitucin liberal. En 1823 Luis XVIII envi un ejrcito al otro lado de los Pirineos para ayudarle a restaurar su poder absoluto.Los Estados Unidos temieron que las potencias de la Santa Alianza, se ocupasen luego de sus antiguas colonias hispanoamericanas.Londres propuso a Washington una declaracin comn americano-britnica que alertase a las potencias europeas contra cualquier tentativa de reconquistar Hispanoamrica.Los Estados Unidos plantearon como condicin: que Inglaterra reconociese, en primer lugar, la independencia de las antiguas colonias hispanoamericanas. Inglaterra procur esquivar la cuestin.Monroe, segn observ su Secretario de Estado, se "alarm" cuando las fuerzas francesas se apoderaron de Cdiz, ltima plaza fuerte de los revolucionarios.John Quincy Adams vio con agrado que Monroe decidiese manifestarse sin coordinar para nada con Inglaterra, para no estar como un furgn de cola de dicho pas. Adams preconizaba una comunicacin transmitida por las vas diplomticas normales a Francia y a Rusia, pero Monroe prefiri una declaracin solemnemente integrada a su "mensaje sobre el estado de la Unin".La primera parte de esta declaracin aluda a las pretensiones de Rusia sobre la costa del Pacfico, La segunda parte concerna ms especficamente a las intenciones que las potencias europeas pudiesen tener sobre Amrica Latina. Monroe peda con firmeza a las potencias europeas que no interviniesen en Amrica. Asimismo, confirmando la poltica de neutralidad inaugurada por George Washington, adquira el compromiso de no intervenir en los asuntos europeos.Por lo tanto la llamada doctrina Monroe comprende dos elementos indispensables: "nada de intervencin europea en Amrica y nada de intervencin americana en Europa" (Julien, Claude)En bsqueda de las verdaderas causas del mensajeEl problema acerca del porqu o porqus del mensaje de Monroe pronunciado el 2 de diciembre de 1823 ante el Congreso, ha dado motivo a un debate entre historiadores diversos.La causa comnmente aceptada es que los Estados Unidos vio con preocupacin la actitud de la Santa Alianza, la cual en el Congreso de Verona (noviembre de 1822) convino en adoptar medidas para restablecer la autoridad del rey Fernando VII de Espaa, quien, en 1820, haba sido obligado a aceptar una monarqua constitucional. Luis XVIII brind auxilio militar a Fernando VII y con ello se pudo restablecer el absolutismo en Espaa. Acaso no poda Francia, como agente de la Santa Alianza y con el beneplcito de Fernando VII, hacer lo propio en Hispanoamrica?Ya hemos sealado que en 1822 los Estados Unidos fueron la primera potencia en reconocer a los nacientes estados hispanoamericanos.Pero en Europa, Inglaterra tambin manifestaba cierta inquietud y aunque haba visto con simpata, por todo lo favorable para sus intereses econmicos, la independencia de los estados hispanoamericanos, sin embargo an no se haba decidido por reconocer formalmente esta independencia. George Canning, Secretario ingls de Relaciones Exteriores propuso una accin conjunta anglo estadounidense contra una posible intervencin de la Santa Alianza en Amrica.Hasta aqu lo que comnmente se sostiene. Pero, segn historiadores como Paul Kossok, Inglaterra en realidad cre la leyenda de la posible intervencin de la Santa Alianza en Hispanoamrica.Jefferson y Madison, asesores no oficiales del presidente Monroe, se manifestaron en favor de establecer una cooperacin ntima con los britnicos.Pero el Secretario de Estado, John Quincy Adams consider que los Estados Unidos deban mantener su independencia y su fuerza actuando por s solos. Monroe se decidi por esto ltimo y bajo esta ptica present su mensaje al Congreso el 2 de diciembre de 1823.Esta actitud de actuar solos la defenda Adams argumentando que era ms sincero y ms digno "reconocer nuestros motivos, en forma explcita, ante Rusia y Francia, que aparecer como una barquilla que sigue la estela del barco de guerra britnico".El informe o mensaje al Congreso dado por Monroe, en su mayor parte -en cuanto se refiere a asuntos exteriores- fue obra de J.Q. Adams, quien, con anterioridad, en una nota enviada a Rusia el 17.07.1823, haba enunciado la doctrina de oponerse a futuras colonizaciones europeas en el continente americano.El problema realmente es ms complejo de lo que comnmente aparece en los anlisis simplistas. Hay que tener en cuenta que Estados Unidos reaccion frente a las pretensiones de Rusia al territorio sur de Alaska, que se extenda hasta el paralelo 51, pretensiones que se oponan a las norteamericanas e inglesas en los territorios del noroeste costero del Pacfico.Tanto es as, que en el Mensaje se dice en forma explcita que los Estados Unidos, a propuesta de Rusia, ha dado plenos poderes a su Ministro en San Petersburgo "para arreglar en trminos amistosos los derechos e intereses respectivos de las dos naciones en la costa noroccidental de este continente".Historiadores como T.H. Tatum, por ejemplo, consideran que la Doctrina Monroe realmente estuvo dirigida contra Inglaterra y no tanto contra Francia o Rusia. Que la presunta amenaza de la Santa Alianza a Amrica, en 1823, fue una invencin britnica, pero que ni Adams ni Monroe cayeron en el engao. Que si bien en el Mensaje se habla que los Estados Unidos no admite la intromisin de ninguna potencia extranjera en el hemisferio occidental, sin embargo esta alusin estaba dirigida principalmente contra Inglaterra y sobre todo contra los designios que Inglaterra tena en cuanto a Cuba.Lo cierto es que, en 1823, en los Estados Unidos imperaba un sentimiento fuertemente antibritnico, porque se sospechaba que Inglaterra intentaba colaborar con la Santa Alianza, aparte de que Inglaterra mostraba cierta indiferencia e incluso antagonismo hacia los Estados Unidos.Objetivos de la doctrina MonroeDe la estructuracin del mensaje de Monroe, el cual consta de dos partes, se desprenden los verdaderos objetivos de la doctrina:a) Impedir cualquier intento de colonizacin o recuperacin de ex-colonias. En el mensaje leemos: "? los continentes americanos, por la condicin libre e independiente que han asumido y mantienen, no sern considerados en adelante como sujetos a futura colonizacin".b) Dejar claramente establecida la llamada "doctrina de las dos esferas" y la advertencia a Europa de que se mantenga dentro de su esfera. En el Mensaje, leemos: "En las guerras que han sostenido las potencias europeas en asuntos que slo a ellas corresponden, nunca hemos intervenido, ni se compadece con nuestras normas el obrar de otro modo? No nos hemos inmiscuido, ni lo haremos, en las colonias o dependencias que ya poseen algunas naciones europeas.Pero tratndose de los gobiernos que han declarado y mantenido su independencia y la cual hemos reconocido?no podramos contemplar la intervencin de ninguna potencia europea que tendiera a oprimirlos, o a controlar de cualquier otro modo, sino como demostracin de sentimientos posos amistosos hacia los Estados Unidos? Es imposible que las potencias aliadas extiendan su sistema poltico a cualquier parte del continente americano sin poner en peligro nuestra paz y felicidad...Por consiguiente no nos es posible contemplar con indiferencia cualquier forma de intromisin?"Consecuencias de la doctrina MonroeLa consecuencia ms importante fue la creacin de la teora de las dos esferas y de all que se hable de la doctrina Monroe como de la doctrina de Amrica para los americanos o, un tanto sarcsticamente, de Amrica para los norteamericanos.Seal el nacimiento de una diplomacia propiamente usamericana, resultado de la toma de conciencia inmediatamente posterior a los acontecimientos revolucionarios.Logr detener una doble amenaza: la de los rusos que trataban de extenderse por la costa del Pacfico y excluir todos los navos extranjeros al norte del paralelo 51, y la de las potencias de la Santa Alianza, deseosas o susceptibles de inclinarse a socorrer a Espaa en sus posesiones americanas.Fue recibida con entusiasmo en los Estados Unidos, pero en Europa pas inadvertida o provoc cierta exasperacin, porque, como han demostrado diversos historiadores, las potencias europeas en realidad no tenan intencin alguna de intervenir en la Amrica espaola.Fue letra muerta, por lo menos durante 20 aos. La doctrina, con relacin a Latinoamrica, se tradujo en una poltica de no-alianza sistemtica (negativa a intervenir en el Congreso de Panam de 1826).Las aplicaciones de la doctrina en la primera mitad del siglo XIX fueron raras (intento anglo-francs cuando la cuestin de Texas, en 1845, o la amenaza inglesa y espaola sobre Yucatn en 1848. La verdadera historia de la doctrina comienza a fines del s. XIX cuando se transform en ofensiva y sirvi para justificar las anexiones usamericanas.Doctrina de Monroe1823Nombre que reciben los planes y programas polticos que inspiraron el expansionismo de los Estados Unidos de Norteamrica, tras la incorporacin de importantes territorios que haban pertenecido al imperio espaol y en su dialctica con las realidades imperiales entonces actuantes Gran Bretaa, Rusia, Francia, &c., sintetizados por el presidenteSantiago Monroeen su intervencin del 2 de diciembre de 1823 ante el Congreso norteamericano, y que se pueden resumir en tres puntos: no a cualquier futura colonizacin europea en el Nuevo Mundo, abstencin de los Estados Unidos en los asuntos polticos de Europa y no a la intervencin de Europa en los gobiernos del hemisferio americano:

The Monroe Doctrine(1823)A portion of President James Monroe'sseventh annual message to Congress,December 2, 1823La Doctrina de Monroe(1823)Fragmento del sptimo mensaje anual del Presidente Santiago Monroe al Congresoel 2 de diciembre de 1823 (traduccin de RFM)

...At the proposal of the Russian Imperial Government, made through the minister of the Emperor residing here, a full power and instructions have been transmitted to the minister of the United States at St. Petersburg to arrange by amicable negotiation the respective rights and interests of the two nations on the northwest coast of this continent. A similar proposal has been made by His Imperial Majesty to the Government of Great Britain, which has likewise been acceded to. The Government of the United States has been desirous by this friendly proceeding of manifesting the great value which they have invariably attached to the friendship of the Emperor and their solicitude to cultivate the best understanding with his Government. In the discussions to which this interest has given rise and in the arrangements by which they may terminate the occasion has been judged proper for asserting, as a principle in which the rights and interests of the United States are involved, that the American continents, by the free and independent condition which they have assumed and maintain, are henceforth not to be considered as subjects for future colonization by any European powers......A propuesta del Gobierno Imperial Ruso, hecha a travs del ministro del Emperador residente aqu, se han trasmitido plenos poderes e instrucciones al ministo de los Estados Unidos en San Petersburgo para negociar amistosamente los derechos e intereses respectivos de las dos naciones en la costa noroeste de este continente. Una propuesta similar se ha hecho por Su Majestad Imperial al Gobierno de la Gran Bretaa, a la cual se ha accedido de manera similar. El Gobierno de los Estados Unidos ha estado deseoso por medio de este amistoso procedimiento de manifestar el gran valor que invariablemente otorga a la amistad del Emperador y la solicitud en cultivar el mejor entendimiento con su Gobierno. En las discusiones a que ha dado lugar este intres y en los acuerdos con que pueden terminar, se ha juzgado la ocasin propicia para afirmar, como un principio que afecta a los derechos e intereses de los Estados Unidos, que los continentes americanos, por la condicin de libres e indepencientes que han adquirido y mantienen, no deben en lo adelante ser considerados como objetos de una colonizacin futura por ninguna potencia europea...

It was stated at the commencement of the last session that a great effort was then making in Spain and Portugal to improve the condition of the people of those countries, and that it appeared to be conducted with extraordinary moderation. It need scarcely be remarked that the results have been so far very different from what was then anticipated. Of events in that quarter of the globe, with which we have so much intercourse and from which we derive our origin, we have always been anxious and interested spectators. The citizens of the United States cherish sentiments the most friendly in favor of the liberty and happiness of their fellow-men on that side of the Atlantic. In the wars of the European powers in matters relating to themselves we have never taken any part, nor does it comport with our policy to do so. It is only when our rights are invaded or seriously menaced that we resent injuries or make preparation for our defense. With the movements in this hemisphere we are of necessity more immediately connected, and by causes which must be obvious to all enlightened and impartial observers. The political system of the allied powers is essentially different in this respect from that of America. This difference proceeds from that which exists in their respective Governments; and to the defense of our own, which has been achieved by the loss of so much blood and treasure, and matured by the wisdom of their most enlightened citizens, and under which we have enjoyed unexampled felicity, this whole nation is devoted. We owe it, therefore, to candor and to the amicable relations existing between the United States and those powers to declare that we should consider any attempt on their part to extend their system to any portion of this hemisphere as dangerous to our peace and safety. With the existing colonies or dependencies of any European power we have not interfered and shall not interfere. But with the Governments who have declared their independence and maintain it, and whose independence we have, on great consideration and on just principles, acknowledged, we could not view any interposition for the purpose of oppressing them, or controlling in any other manner their destiny, by any European power in any other light than as the manifestation of an unfriendly disposition toward the United States. In the war between those new Governments and Spain we declared our neutrality at the time of their recognition, and to this we have adhered, and shall continue to adhere, provided no change shall occur which, in the judgement of the competent authorities of this Government, shall make a corresponding change on the part of the United States indispensable to their security.Se afirm al comienzo de la ltima sesin que se haca entonces un gran esfuerzo en Espaa y Portugal para mejorar la condicin de los pueblos de esos pases y que pareca que ste se conduca con extraordinaria moderacin. Apenas necesita mencionarse que los resultados han sido muy diferentes de lo que se haba anticipado entonces. De lo sucedido en esa parte del mundo, con la cual tenemos tanto intercambio y de la cual derivamos nuestro origen, hemos sido siempre ansiosos e interesados observadores. Los ciudadanos de los Estados Unidos abrigamos los ms amistosos sentimientos en favor de la libertad y felicidad de los pueblos en ese lado del Atlntico. En las guerras de las potencias europeas por asuntos de su incumbencia nunca hemos tomado parte, ni comporta a nuestra poltica el hacerlo. Solo cuando se invaden nuestros derechos o sean amenazados seriamente responderemos a las injurias o prepararemos nuestra defensa. Con las cuestiones en este hemisferio estamos necesariamente ms inmediatamente conectados, y por causas que deben ser obvias para todo observador informado e imparcial. El sistema poltico de las potencias aliadas es esencialmente diferente en este respecto al de Amrica. Esta diferencia procede de la que existe entre sus respectivos Gobiernos; y a la defensa del nuestro, al que se ha llegado con la prdida de tanta sangre y riqueza, que ha madurado por la sabidura de sus ms ilustrados ciudadanos, y bajo el cual hemos disfrutado de una felicidad no igualada, est consagrada la nacin entera. Debemos por consiguiente al candor y a las amistosas relaciones existentes entre los Estados Unidos y esas potencias declarar que consideraremos cualquier intento por su parte de extender su sistema a cualquier porcin de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad. Con las colonias o dependencias existentes de potencias europeas no hemos interferido y no interferiremos. Pero con los Gobiernos que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya independencia hemos reconocido, con gran consideracin y sobre justos principios, no podramos ver cualquier interposicin para el propsito de oprimirlos o de controlar en cualquier otra manera sus destinos, por cualquier potencia europea, en ninguna otra luz que como una manifestacin de una disposicin no amistosa hacia los Estados Unidos. En la guerra entre esos nuevos Gobiernos y Espaa declaramos nuestra neutralidad en el momento de reconocerlos, y a esto nos hemos adherido y continuaremos adhirindonos, siempre que no ocurra un cambio que en el juicio de las autoridades competentes de este Gobierno, haga indispensable a su seguridad un cambio correspondiente por parte de los Estados Unidos.

The late events in Spain and Portugal shew that Europe is still unsettled. Of this important fact no stronger proof can be adduced than that the allied powers should have thought it proper, on any principle satisfactory to themselves, to have interposed by force in the internal concerns of Spain. To what extent such interposition may be carried, on the same principle, is a question in which all independent powers whose governments differ from theirs are interested, even those most remote, and surely none of them more so than the United States. Our policy in regard to Europe, which was adopted at an early stage of the wars which have so long agitated that quarter of the globe, nevertheless remains the same, which is, not to interfere in the internal concerns of any of its powers; to consider the government de facto as the legitimate government for us; to cultivate friendly relations with it, and to preserve those relations by a frank, firm, and manly policy, meeting in all instances the just claims of every power, submitting to injuries from none.Los ltimos acontecimientos en Espaa y Portugal demuestran que Europa no se ha tranquilizado. De este hecho importante no hay prueba ms concluyente que aducir que las potencias aliadas hayan juzgado apropiado, por algn principio satisfactorio para ellas mismas, el interponerse por la fuerza en los asuntos internos de Espaa. Hasta que punto pueden extenderse, por el mismo principio, estas interposiciones es una cuestin en la que estn interesados todas los pases independientes, aun los ms remotos, cuyas formas de gobierno difieren de las de estas potencias, y seguramente ninguno de ellos ms que los Esados Unidos. Nuestra actitud con respecto a Europa, que se adopt en una etapa temprana de las guerras que por tanto tiempo han agitado esa parte del globo, se mantiene sin embargo la misma, cual es la de no interferir en los asuntos internos de ninguna de esas potencias; considerar el gobierno de facto como el gobierno legtimo para nosotros; cultivar con l relaciones amistosas, y preservar esas relaciones con una poltica franca, firme y varonil, satisfaciendo siempre las justas demandas de cualquier potencia, pero no sometindose a injurias de ninguna.

But in regard to these continents circumstances are eminently and conspicuously different. It is impossible that the allied powers should extend their political system to any portion of either continent without endangering our peace and happiness; nor can anyone believe that our southern brethren, if left to themselves, would adopt it of their own accord. It is equally impossible, therefore, that we should behold such interposition in any form with indifference. If we look to the comparative strength and resources of Spain and those new Governments, and their distance from each other, it must be obvious that she can never subdue them. It is still the true policy of the United States to leave the parties to themselves, in hope that other powers will pursue the same course...Pero con respecto a estos continentes, las circunstancias son eminente y conspicuamente diferentes. Es imposible que las potencias aliadas extiendan su sistema poltico a cualquier porcin de alguno de estos continentes sin hacer peligrar nuestra paz y felicidad; y nadie puede creer que nuestros hermanos del Sur, dejados solos, lo adoptaran por voluntad propia. Es igualmente imposible, por consiguiente, que contemplemos una interposicin as en cualquier forma con indiferencia. Si contemplamos la fuerza comparativa y los recursos de Espaa y de esos nuevos Gobiernos, y la distancia entre ellos, debe ser obvio que ella nunca los podr someter. Sigue siendo la verdadera poltica de los Estados Unidos dejar a las partes solas, esperando que otras potencias sigan el mismo curso...

Antecedentes de la Doctrina de MonroeEn el Congreso de Verona, celebrado desde mediados de octubre al 14 de diciembre de 1822 [que se suele interpretar como la ltima reunin de laSanta Alianzaeuropea, constituida inicialmente en Pars el 26 de septiembre de 1815 entre el rey de Prusia y los emperadores de Austria y Rusia], se decidi ayudar al restablecimiento del absolutismo en Espaa, facilitando que Fernando VII recuperase el poder con la ayuda de losCien mil hijos de San Luisque pusieron fin al trienio liberal, previa una nueva ocupacin militar francesa de Espaa (abril a octubre de 1823). Temerosa la Gran Bretaa de una ofensiva absolutista franco espaola en las repblicas hispano americanas que durante el trienio liberal espaol haban avanzado en su consolidacin nacional, el ministro de exteriores britnico, Jorge Canning, propuso al embajador norteamericano en Londres, Ricardo Rush, una declaracin conjunta que frenase tal potencial intervencin, de la que ofrecemos su texto vertido a la lengua:

Propuesta de declaracin conjunta britnico-norteamericana sobre las colonias de Espaa en Amrica (dirigida por el ministro Jorge Canning al embajador norteamericano en Londres, Ricardo Rush, el 16 de agosto de 1823)Mi Querido Seor:Antes de dejar la Ciudad, deseo traer a su atencin de una manera ms concreta, pero an de manera no oficial y confidencial, la cuestin que comentamos brevemente la ltima vez que tuve el placer de verle.No es llegado el momento cuando nuestros dos Gobiernos puedan entenderse con respecto a las Colonias de Espaa en Amrica? Y si podemos llegar a un entendimiento as, no sera oportuno para nosotros y beneficioso para el resto del mundo, que sus principios queden claramente fijados y simplemente expuestos.Por nosotros no hay disfraz.1. Concebimos la recuperacin por Espaa de las Colonias como un imposible.2. Concebimos su reconocimiento como Estados Independientes como una cuestin de tiempo y de circunstancias.3. No estamos, sin embargo, dispuestos a poner ningn impedimento a un arreglo entre ellas y la madre patria por medio de negociaciones amistosas.4. No pretendemos nosotros la posesin de ninguna porcin de ellas.5. No podramos ver con indiferencia la transferencia de ninguna porcin de ellas a otra potencia.Si estas opiniones y sentimientos son, como creo firmemente, comunes entre su Gobierno y el nuestro, por qu hemos de vacilar en confirnoslas mutuamente; y en declararlas abiertamente al mundo?Si hay otra potencia europea que abriga otros proyectos, que mira a una empresa blica para subyugar a las Colonias, por parte o en nombre de Espaa, o que medita la adquisicin para s de alguna parte de ellas, por cesin o por conquista; tal declaracin por parte de su gobierno y del nuestro sera el modo, a la vez el ms efectivo y menos ofensivo, de intimar nuestra desaprobacin conjunta de tales proyectos.Ello a la vez pondra fin a todos los celos de Espaa respecto de las Colonias que le quedan, y a la agitacin que prevalece en esas Colonias, una agitacin que no sera sino humano calmar; estando decididos (como estamos) a no beneficiarnos de alentarla.Concibe Ud. que est autorizado, bajo los poderes que ha recibido recientemente, para entrar en negociaciones y firmar alguna Convencin sobre este asunto? Concibe que, si no est dentro de sus competencias, pueda Ud. intercambiar conmigo notas ministeriales sobre el tema?Nada podra ser ms satisfactorio para m que unirme a Ud. en tal trabajo, y estoy persuadido que en la historia del mundo rara vez ha habido la oportunidad para que tal pequeo esfuerzo de dos Gobiernos amigos pueda producir un bien tan inequvoco y evitar unas calamidades tan amplias.Yo estar ausente de Londres no ms de tres semanas a lo sumo: pero nunca tan distante que no pueda recibir y responder a cualquier comunicacin, antes de tres o cuatro das.

Toms Jefferson, el que fuera tercer presidente de los Estados Unidos (de 1801 a 1809), amigo desde haca dcadas del entonces presidente, Santiago Monroe, le dirigi con fecha 24 de octubre de 1823 una carta que traducida dice:

Carta de Jefferson a Monroe el 24 de octubre de 1823Al Presidente de los Estados Unidos.Monticello, 24 de octubre de 1823.Estimado Seor,La cuestin presentada por las cartas que me ha enviado Ud. es la ms importante que se ha ofrecido a mi contemplacin desde la de Independencia. sa nos hizo una nacin, sta fija nuestro comps y seala el curso que hemos de navegar a travs del ocano de tiempo que se abre ante nosotros. Y nunca pudimos embarcarnos bajo circunstancias ms favorables. Nuestra mxima primera y fundamental ha de ser nunca enredarnos en las luchas de Europa. Nuestra segunda, nunca tolerar que Europa se entremezcle en asuntos cisatlnticos. Amrica, del Norte y del Sur, tiene un conjunto de intereses diferente al de Europa, y peculiarmente suyo. Debe por tanto tener un sistema propio, separado y aparte del de Europa. Mientras sta trabaja para convertirse en el domicilio del despotismo, nuestro esfuerzo debe ser ciertamente hacer nuestro hemisferio el de la libertad. Una nacin, ms que ninguna, podra perturbarnos en esa empresa; ella ofrece ahora liderar, ayudar y acompaarnos en la misma. Accediendo a su proposicin, la libramos de sus ligaduras, aadimos su poderoso peso a la balanza del gobierno libre, y de un golpe emancipamos un continente, lo que podra de otra forma prolongarse mucho en dudas y dificultades. La Gran Bretaa es la nacin que puede hacernos ms dao que ninguna otra, o que todas en la tierra; y con ella de nuestro lado no necesitamos temer al mundo entero. Con ella pues, debemos cultivar sinceramente una amistad cordial; y nada conducira ms a atar nuestros afectos que luchar de nuevo, lado a lado, por la misma causa. No es que yo comprara hasta su amistad por el precio de participar en sus guerras. Pero la guerra en la que la proposicin actual nos puede comprometer, si es sa su consecuencia, no es su guerra sino la nuestra. Su objeto es introducir y establecer el sistema americano, mantener fuera de nuestra tierras a todas las potencias extranjeras, nunca permitir a las de Europa interferir en los asuntos de nuestras naciones. Es mantener nuestros propios principios, no separarnos de ellos. Y si, para facilitar esto, podemos crear una divisin en el grupo de las potencias europeas, y atraer a nuestro lado a su miembro ms poderoso, ciertamente debemos hacerlo. Pero soy claramente de la opinin de Mr. Canning, que evitar la guerra en lugar de provocarla. Con la Gran Bretaa fuera de su balanza y trasladada a la de nuestros dos continentes, toda Europa combinada no entrara en esa guerra. Porque, cmo propondran atacar a cualquier enemigo sin flotas superiores? No es a despreciar la ocasin que esta proposicin ofrece para declarar nuestra protesta contra las atroces violaciones del derecho de las naciones, por la interferencia de una en los asuntos internos de otra, tan escandalosamente iniciada por Bonaparte, y ahora continuada por la igualmente sin ley Alianza, llamndose a s misma Santa.Pero primero debemos hacernos una pregunta. Deseamos adquirir para nuestra propia confederacin una o ms de la provincias de Espaa? Confieso cndidamente que siempre he mirado a Cuba como la adicin ms interesante que pudiera hacerse nunca a nuestro sistema de Estados. El control que, con Punta Florida, esta isla nos dara sobre el Golfo de Mxico, y los pases y el istmo limtrofes, adems de aqullos cuyas aguas fluyen a l, colmaran la medida de nuestro bienestar poltico. Pero, como soy sensible a que esto no se puede obtener, aun con su propio consentimiento, sino con guerra; y la independencia, que es nuestro segundo inters, (y especialmente la independencia de Inglaterra), se puede obtener sin ella, no tengo ninguna duda en abandonar mi primer deseo a oportunidades futuras, y en aceptar la independencia, con paz y la amistad de Inglaterra, mejor que la anexin al coste de guerra y de su enemistad.Puedo, por consiguiente, unirme honestamente a la declaracin propuesta, de que no aspiramos a la adquisicin de ninguna de esas posesiones, de que no interferiremos en algn acuerdo amistoso entre ellas y la madre patria; pero que nos opondremos, con todos nuestros medios, a la interposicin por la fuerza de cualquier otra potencia, como auxiliar, estipendiaria, o bajo alguna otra forma o pretexto, y muy especialmente, su transferencia a alguna otra potencia por conquista, cesin, o adquisicin en cualquier manera. Pienso, por consiguiente, aconsejable que el Ejecutivo anime al gobierno Britnico a continuar con las disposiciones expresadas en estas cartas, asegurndole de su concurrencia con ellas en la medida de su autoridad; y que como puede llevar a la guerra, cuya declaracin requiere un acto del Congreso, el caso se expondr ante ellos en su primera reunin, y bajo el aspecto razonable en que lo ve el mismo Ejecutivo.He estado por tanto tiempo desconectado de temas polticos, y por tanto tiempo he dejado de interesarme en ellos, que soy consciente de no estar cualificado para ofrecer opiniones sobre ellos dignas de ninguna atencin. Pero la cuestin ahora propuesta es de consecuencias tan duraderas y efectos tan decisivos sobre nuestros futuros destinos como para reavivar todo el inters que he sentido hasta ahora en tales ocasiones, e inducirme a aventurar opiniones, que probarn solamente mi deseo de contribuir an mi bolo a cualquier cosa que pueda ser til a nuestro pas. Y rogndole lo acepte solo por lo que tenga de valor, le aado la seguridad de mi constante y afectuosa amistad y respeto.

Juan Quincy Adams, hijo del segundo presidente norteamericano (Juan Adams, 1797-1801), Secretario de Estado durante la presidencia de Monroe, a quien sucedera como sexto presidente, ha dejado el siguiente relato de la reunin del Gabinete el 7 de noviembre de 1823:

La reunin del 7 de noviembre de 1823del Gabinete norteamericano segn el Secretario de Estado, Juan Quincy AdamsWashington, 7 de noviembre. Reunin del Gabinete en el despacho del Presidente desde la una y media hasta las cuatro. Mr. Calhoun, Secretario de Guerra, y Mr. Southard, Secretario de la Armada, presentes. El asunto a consideracin fue la proposicin confidencial del Secretario Britnico de Estado, George Canning, a R. Rush, y la correspondencia entre ellos en relacin a los proyectos de la Santa Alianza para Sur Amrica. Hubo mucha conversacin sin llegar a una conclusin definitiva. El objetivo de Canning parece haber sido obtener alguna promesa pblica del Gobierno de los Estados Unidos, ostensiblemente contra la interferencia por la fuerza de la Santa Alianza entre Espaa y Sur Amrica; pero realmente o especialmente contra la adquisicin por los Estados Unidos mismos de cualquier parte de la posesiones de Espaa en Amrica.Mr. Calhoun se inclina a dar poder discrecional a Mr. Rush para unirse en una declaracin contra la interferencia de la Santa Alianza, aunque sea necesario obligarnos a no apoderarnos de Cuba o de la provincia de Texas; porque el poder de Gran Bretaa es mayor que el nuestro para apoderarse de ellas, debemos tomar la ventaja de obtener de ella la misma declaracin que debemos hacer nosotros.Pens que los casos no son paralelos. No tenemos intencin de apoderarnos de Texas o Cuba. Pero los habitantes de una o ambas pueden hacer uso de sus derechos bsicos, y solicitar la unin con nosotros. Ciertamente no harn eso con la Gran Bretaa. Unindonos a ella, por consiguiente, en su propuesta declaracin, le damos una promesa sustancial y quizs inconveniente contra nosotros mismos, y realmente no obtenemos nada a cambio. Sin entrar ahora en el estudio de la conveniencia de la anexin de Texas o Cuba a nuestra Unin, debemos como poco mantenernos libres de actuar segn surjan emergencias, y no atarnos a ningn principio que pueda inmediatamente despus ser utilizado en contra nuestra.Mr. Southard muy inclinado a la misma opinin.Al Presidente le disgustaba cualquier curso que tuviera la apariencia de tomar una posicin subordinada a la de Gran Bretaa...Yo coment que la comunicacin recibida recientemente del Ministro Ruso, Barn Tuyl, provea, tal pensaba yo, una oportunidad adecuada y conveniente para fijar nuestra posicin frente a la Santa Alianza, a la vez que declinbamos la proposicin de Gran Bretaa. Sera ms candoroso, y a la vez ms digno, exponer de forma explcita nuestros principios ante Rusia y Francia, que presentarnos en una barquilla a la estela del buque de guerra ingls.A esta idea asintieron todos, y se ley mi borrador de una respuesta a la nota del Barn Tuyl anunciando la determinacin del Emperador de negarse a recibir a ningn Ministro de los gobiernos de Sur Amrica.

La Doctrina de Monroe y sus transformacionesPasando el tiempo la doctrina de Monroe, convertida enortogramapoltico de los Estados Unidos ante el exterior, popularizada en la sinttica frmula Amrica para los americanos, hubo necesariamente de transformarse y adaptarse a las nuevas realidades polticas e histricas. El gran historiador mexicanoCarlos Pereyra,enEl mito de Monroe,asegura que no existe una doctrina de Monroe, pues por lo menos existen tres doctrinas de Monroe que l diferenciaba (en 1916).A partir de 1869, se le asoci tambin otro punto, contenido en la correspondencia diplomtica previa: los Estados Unidos se oponen a la transferencia de colonias de una potencia europea a otra.En su mensaje al Congreso del 6 de diciembre de 1904, el presidente Teodoro Roosevelt proclam el que se conoce como corolario Roosevelt, que es ms bien una enmienda a la doctrina, determinada por la crisis de pagos de deuda a bancos europeos por parte de algunas naciones americanas y los intentos de utilizar la fuerza por parte de potencias europeas para obtener el pago: los Estados Unidos podan intervenir en las naciones del hemisferio, para controlar ese mal crnico, ejerciendo de polica internacional, la conocida comnmente como poltica del big stick:

Corolario Roosevelt a la Doctrina de Monroe(parte del mensaje del Presidente Teodoro Roosevelt al Congreso el 6 de diciembre de 1904)No es cierto que los Estados Unidos desee territorios o contemple proyectos con respecto a otras naciones del hemisferio occidental excepto los que sean para su bienestar. Todo lo que este pas desea es ver a las naciones vecinas estables, en orden y prsperas. Toda nacin cuyo pueblo se conduzca bien puede contar con nuestra cordial amistad. Si una nacin muestra que sabe como actuar con eficiencia y decencia razonables en asuntos sociales y polticos, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no necesita temer la interferencia de los Estados Unidos. Un mal crnico, o una impotencia que resulta en el deterioro general de los lazos de una sociedad civilizada, puede en Amrica, como en otras partes, requerir finalmente la intervencin de alguna nacin civilizada, y en el hemisferio occidental, la adhesin de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe puede forzar a los Estados Unidos, aun sea renuentemente, al ejercicio del poder de polica internacional en casos flagrantes de tal mal crnico o impotencia.

Moneda norteamericana de medio dolar acuada para celebrar el Centenario de la Doctrina de Monroe: Unites States of America. In God we trust. 1923. Monroe & Adams. Half Dollar / Monroe Doctrine Centennial. Los Angeles 1823-1923. Obsrvese la significativa y nada ingenua sustitucin que se ha producido en la alegora delas dos Amricas,que procede del emblema, dos mujeres que estrechan sus brazos en centroamrica, adoptado por la Exposicin Panamericana de 1901, diseado por Rafael Beck (1859-1947), ganador del concurso convocado al efecto en 1899: el artista de la moneda conmemorativa del centenario celebrado en 1923 ha preferido sustituir a la dama que representaba la Amrica hispana por la imagen de un indgena, en pleno ascenso la ideologa que buscaba disolver el hispanismo en indigenismo.Algunas menciones a la Doctrina de Monroe ordenadas cronolgicamente:

1858 Una de las grandes desgracias de nuestra poca es la imposibilidad en que los hombres de Estado se hallan para elevarse sobre las cuestiones polticas, comerciales, industriales o rentsticas y juzgar las ilimitadas consecuencias que en lo futuro puede producir el triunfo de los Estados Unidos y de la doctrina de Monroe. Por lo tanto, urgen en gran manera la alianza entre las razas latinas del antiguo y del nuevo Mundo...[Carta a Napolen III sobre la influencia francesa en Amrica],El Clamor Pblico,Los ngeles, 19 marzo 1859.1859 De todos los absurdos polticos que jams hayan tenido voga en este pas (y nosotros, como otros pases, hemos tenido una buena dosis de tales absurdos), ninguno tal vez ms monstruoso y vaco que el que hoy circula con el nombre deDoctrina de Monroe.[...] Desde luego se echar de ver en qu estrechos lmites nos encerrara la supuesta doctrina de Monroe, que es verdaderamente la doctrina de Cass.La Doctrina de Monroe,El Clamor Pblico,Los ngeles, 29 enero 1859.1882 La doctrina deMonroe.'The Monroe doctrine grew out of a protest against any interference by Spain with the independence of her quondam subjects in the country.' 'The Monroe doctrine was an announcement that Europe would interfere with the existing status of de Governments of the New World at her peril'. Jos Mart,Cuaderno de Apuntesn 9, de 1882. (O. C., 21:262-263.)1884 ElHarperpinta a aquel suave y sensato presidente Monroe, que dio forma durable a la doctrina en que se excluye a los pases europeos de toda intervencin en los americanos, aunque el famoso senador Carlos Sumner mantiene que el pensamiento fue del ingls Canning, y Charles Francis Adams quiere que haya nacido de su propio padre. Jos Mart, El repertorio delHarperdel mes de mayo,La Amrica,Nueva York 1884 (O. C., 23:21.)1889 ElWorld,que vive de exageraciones, da como cierto que los alemanes pisotearon, desgarraron, quemaron la bandera americana en Samoa. ElTimesdice que en eso de la doctrina de Monroe, no se ha de ir demasiado lejos, porque una cosa es que un Presidente yanqui declarase temible para la repblica la creacin de una monarqua europea en Amrica, y otra que las naciones libres de raza espaola en Amrica sean como los cachifos, como los pepitos de gorra y calzn corto, sobre quienes preside vara en puo su majestad americana. Jos Mart, Escenas norteamericanas. 14. En los Estados Unidos,La Nacin,Buenos Aires, 30 de marzo de 1889. (O. C., 12:141.)1889 A qu invocar, para extender el dominio en Amrica, la doctrina que naci tanto de Monroe como de Canning, para impedir en Amrica el dominio extranjero, para asegurar a la libertad un continente? O se ha de invocar el dogma contra un extranjero para traer a otro? O se quita la extranjera, que est en el carcter distinto, en los distintos intereses, en los propsitos distintos, por vestirse de libertad, y privar de ella con los hechos, o porque viene con el extranjero el veneno de los emprstitos, de los canales, de los ferrocarriles? Jos Mart, El Congreso Internacional de Washington [2 noviembre 1889],La Nacin,Buenos Aires, 20 de diciembre de 1889. (O. C., 6:61.)1904 Empero, a los planes de colonizacin poltica europea en Amrica, se opone la conveniencia de los Estados Unidos; desde 1823 proclamaron ellos un principio de derecho internacional, llamado la doctrina de Monroe la ms elstica de las doctrinas hasta ahora conocidas, en virtud del cual se declara el continente de Coln cerrado a la conquista o a la adquisicin pacfica de territorio por parte de las naciones europeas. S. Prez Triana,El fracaso del tribunal de La Haya,Alma Espaola,Madrid 1904.1916 Los tres monrosmos. No hay una doctrina de Monroe. Yo conozco tres, por lo menos, y tal vez hay otras ms que ignoro. Tres son, en todo caso, las que forman el objeto de este libro. La primera doctrina de Monroe es la que escribi el secretario de Estado John Quincy Adams, y que, incorporada por Monroe en su mensaje presidencial del 2 de diciembre de 1823, qued inmediatamente sepultada en el olvido ms completo, si no en sus trminos, s en su significacin original, y que, bajo este aspecto, slo es conocida como antigedad laboriosamente restaurada por algunos investigadores para un pequeo grupo de curiosos. La segunda doctrina de Monroe es la que, como una transformacin legendaria y popular, ha pasado del texto de Monroe a una especie de dogma difuso, y de glorificacin de los Estados Unidos, para tomar cuerpo finalmente en el informe rendido al presidente Grant por el secretario de Estado Fish, con fecha 14 de julio de 1870; en el informe del secretario de Estado Bayard, de fecha 20 de enero de 1887, y en las instrucciones del secretario de Estado Olney al embajador en Londres, Bayard, del 20 de junio de 1895. La tercera doctrina de Monroe es la que, tomando como fundamento las afirmaciones de estos hombres pblicos y sus temerarias falsificaciones del documento original de Monroe, quiere presentar la poltica exterior de los Estados Unidos como una derivacin ideal del monrosmo primitivo. Esta ltima forma del monrosmo, que a diferencia de la anterior, ya no es una falsificacin, sino una superfetacin, tiene por autores a los representantes del movimiento imperialista: Mac Kinley, Roosevelt y Lodge; al representante de la diplomacia del dlar: Taft; al representante de la misin tutelar, imperialista, financiera y bblica: Wilson.Carlos Pereyra,El mito de Monroe,Editorial Amrica, Madrid s.f. [1916], pgs. 11-12.1923 La campaa panamericana iniciada en 1889 por los Estados Unidos, en la que James Blaine se present como continuador de la doctrina de Monroe, exagerada despus en el sentido de que Amrica deba ser para los americanos del Norte, por la hegemona de los Estados Unidos, despert justificados recelos en muchos centros de la Amrica hispnica y produjo la tendencia a fortificar el carcter tnico de sta, invocndose las comunes tradiciones, orgenes, lengua, religin y costumbres, lo que atrajo la atencin y la simpata hacia la antigua Metrpoli, que se presentaba como lazo de unin entre todos los amenazados, y determin movimientos de prensa, de opinin y de Chancilleras cuyos resultados no tardaron en tocarse, influyendo en ello la conducta observada con Espaa (1898) por los Estados Unidos (olvidando stos lo que Espaa hizo por su descubrimiento e independencia, as en la guerra de separacin de fines del siglo XVIII como en la de Secesin de 1866) y el silencio de Europa ante la expoliacin, que produjeron una viva corriente de afecto hacia la vieja madre.Hispanoamericanismo,Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana,Barcelona 1923.1923 La doctrina de Monroe no es una declaracin legislativa, aunque haya sido varias veces aprobada por el Congreso norteamericano; ni es parte del Derecho internacional sancionada por el consentimiento de las potencias civilizadas; ni ha sido definida en ningn convenio internacional; no es tampoco un precepto constitucional... Es una poltica declarada por el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos y repetida, ya en una forma, ya en otra, por los presidentes y secretarios de Estado en el curso de nuestras relaciones exteriores. Su importancia se funda en el hecho de que, en sus elementos esenciales, tal como la declar el presidente Monroe y fue reiterada y firmemente sostenida por nuestros ms reputados hombres de Estado, ha sido, durante un siglo, y contina siendo, parte integrante de nuestro pensamiento y tendencias nacionales, y la expresin de una conviccin profunda, que ni el trastorno ocasionado por la Gran Guerra y nuestra participacin en ella en territorio europeo, han logrado desarraigar ni modificar en sus fundamentos. [...] 1) La poltica de Monroe no es una poltica de agresin: es una poltica de defensa propia. 2) Como la poltica incorporada en la doctrina de Monroe es puramente de los Estados Unidos, el Gobierno de stos se reserva su definicin, interpretacin y aplicacin. 3) La poltica de Monroe no viola la independencia y la soberana de las otras naciones americanas. 4) Hay ciertamente condiciones modernas y acontecimientos recientes que no pueden pasar desapercibidos para nosotros; nos hemos hecho ricos y poderosos; pero no hemos salvado la necesidad, en justicia para nosotros y en justicia para los dems, de proteger nuestra futura paz y seguridad. 5) La doctrina de Monroe, como se ve, no es un obstculo a la cooperacin panamericana; al contrario, ofrece las bases necesarias para esa cooperacin en la independencia y seguridad de los Estados Unidos. Charles E. Hughes [Secretario de Estado de los EEUU], Unas observaciones acerca de la doctrina de Monroe, discurso pronunciado en Minepolis el 30 de agosto de 1923, ante la Asociacin del Foro Americano, en el ao del centenario de la declaracin de Monroe (apudLuis Izaga, Madrid 1929, pginas 264 y 267).1924 En corroboracin de lo expuesto me creo en el deber de expresar en clamores de noble sinceridad el acercamiento del peligro norteamericano, haciendo ver a los pueblos de Hispanoamrica lo que contra ellos tan cautelosamente se viene tramando, porque cosa harto sabida es, que desde hace unos cuantos aos viene funcionando en los Estados Unidos un vastsimo departamento servido por numeroso y competente personal, denominado Oficina de las Repblicas Americanas, departamento que tan solo est destinado, digan de l lo que quieran sus mantenedores, al ms completo estudio, que les precisa tener realizado con el fin de establecer en el momento que consideren oportuno el por ellos hace ya bastante tiempo proyectado Ministerio de Colonias, considerando como tales, directa o indirectamente, a la mayor parte de las Repblicas de la Amrica espaola, poniendo en vigor por medio de tan hbil procedimiento, aunque de injusta y arbitraria manera, la doctrina de Monroe:Amrica para los americanos. Hilario Crespo,Conmemorando el descubrimiento de Amrica el da de la Raza,Festival para conmemorar la Fiesta de la Raza celebrado en el Teatro Real de Madrid el 12 de octubre de 1924,Madrid 1924.1927 No slo con la mencionada tradicin abstencionista rompen los intervencionistas; ignoran y niegan recientes manifestaciones, tales como las del Presidente Wilson, cuando en su Mensaje al Senado norteamericano, el 2 de Enero de 1917, deca: Yo propongo, en suma, que las naciones adopten la doctrina de Monroe como doctrina mundial; que ninguna nacin intente imponer su poltica a otra nacin, sino que cada pueblo pueda determinar libremente su propia poltica y el modo de desenvolverse, sin ser estorbado, amenazado o intimidado, lo mismo el dbil que el grande y el poderoso. Las reproducidas palabras del malogrado apstol de la paz parecen escritas pensando en el caso de Nicaragua. Camilo Barcia Trelles & alia,Los sucesos de Nicaragua y la solidaridad hispanoamericana,Revista de las Espaas,Madrid 1927.1927 Los puntos que ms les han interesado han sido: la Constitucin de 1787, la doctrina de Monroe, la poltica internacional y las leyes de inmigracin. En mi reciente conferencia de la Unin Iberoamericana (Trece aos de labor docente americanista) podr ver, quien lo desee, la mencin de algunas de esas tesis de mis alumnos. Rafael Altamira,Espaa, los Estados Unidos y Amrica,Revista de las Espaas,Madrid 1927.1929 La verdadera vctima de aquella declaracin fu aunque parezca paradoja la misma Amrica espaola, que, en aquella poca, la recibi con verdadero y sincero entusiasmo, ofuscada por el efecto inmediato y ostensible que de la doctrina se derivaba: la seguridad de su independencia contra el peligro que en aquel entonces la amenazaba. Y no era fcil en aquellos momentos de exaltadas ilusiones patriticas, logradas tras duros aos de lucha, vislumbrar en el mismo intrumento libertador los grmenes dominadores que entraaba y, mucho menos, las modificaciones e interpretaciones que en el porvenir le haban de transformar en un formidable instrumento de opresin que, en los das que vivimos, la ahoga y la estruja como los anillos de una serpiente. [...] Ante todo, la doctrina de Monroe es slo un acto de fuerza; y, por las circunstancias especiales en que se proclam, un acto de fuerza afortunado. Por lo mismo, es intil investigar y discutir su valor jurdico. Una nacin que se interpone entre la Metrpoli y sus posesiones sublevadas, y que se interpone con toda seguridad, puesto que sabe de antemano que la nica nacin que pudiera hacer fracasar su intento est a su lado... y nada ms. La fraseologa justificativa en que va envuelta la declaracin, es fraseologa huera de todo sentido jurdico, y, por lo tanto, de valor moral. Repartir formas de gobierno por zonas geogrficas; pretender delimitar y regular relaciones internacionales por continentes y distancias; secuestrar la actividad de las naciones libres de un continente (nos referimos al americano), mutilando sus derechos esenciales, apelando para ello al pretexto de la paz y seguridad propia, pero sin tener en cuenta la paz, seguridad y derechos de los dems..., todo ello es de una endeblez y futilidad verdaderamente imponderables. Pero no es ese el aspecto de la doctrina que ms nos interesa; nos interesa ms estudiar el alcance prctico que se le quiso dar; la influencia beneficiosa que aparentaba tener para las naciones recin surgidas del nuevo continente. El primer error cometido por los expositores y comentaristas de la doctrina de Monroe y de su alcance, la primera ilusin que enga las esperanzas de los que momentneamente se vieron protegidos y asegurados fue la creencia y la ilusin de suponer que la nueva doctrina era y continuara siendo para las nuevas naciones como un baluarte protector de su existencia nacional, de su seguridad, y, por lo tanto, de su ulterior progreso. Nada ms lejos de la realidad. La declaracin, ya desde entonces, entraaba una formidable amenaza para los nuevos Estados. Luis Izaga, S. I.,La Doctrina de Monroe, su origen y principales fases de su evolucin,Editorial Razn y Fe, Madrid 1929, pginas 32-34.1930 Pero oh sorprendente accin del tiempo que todo lo transforma! En Francia se empieza a hacer justicia a Espaa en este asunto. Es muy interesante un artculo publicado en La Petite Gironde de Burdeos, peridico de gran circulacin en Francia, el da 6 de Enero de 1929. Titlase El imperialismo americano, y se refiere a los peligros que encierra para el hispanismo el imperialismo yanki, nacido de la doctrina de Monroe, de la conquista econmica de las repblicas hispanoamericanas, que es un hecho, y de su conquista moral, que es un intento. Leopoldo Basa,El mundo de habla espaola,Cuadernos de Cultura, Valencia 1930.1930 El Pacto Americano.Don Manuel Torres,nacido en Espaa, sobrino del arzobispo virrey de la Nueva Granada, D. Antonio Caballero y Gngora, se haba refugiado en los Estados Unidos desde 1796. Torres fue el primer enviado de la Amrica Espaola a quien se reconoci oficialmente con este carcter en Washington. Enfermo de muerte, sin fuerzas para tenerse en pie, lleg Torres a la presencia de Monroe. El presidente le ofreci asiento y le habl con una amabilidad que le arranc lgrimas. Es notable que este espaol formulara el credo de la unin continental americana. Deca que el establecimiento de la monarqua en la Nueva Espaa tena por objeto favorecer las miras de los poderes europeos sobre el Nuevo Mundo. Y aada: Esto es un nuevo motivo que debe determinar al presidente de los Estados Unidos a no demorar ms una medida (el reconocimiento) que naturalmenteestablecer un pacto americano, capaz de contrarrestar los proyectos de la Santa Alianza, y proteger nuestras instituciones republicanas.Estas palabras, escritas por Torres en noviembre de 1821, iban a tener una repercusin en diciembre de 1823. Pero no para establecer el ensueo delpacto americano,sino para la determinacin de una lnea de poltica nacional. Los Estados Unidos se oponan a Europa, globalmente considerada, en atencin a tres peligros; uno, relacionado con el problema de la seguridad; otro, con el de la expansin; el tercero, con el de la hegemona.El gobierno de Washington se preocupaba por el avance de Rusia, pues segn elukasedel 4/16 de septiembre de 1821, esta potencia afirmaba sus derechos exclusivos sobre una zona de mar y tierra en el noroeste de Amrica, que iba desde el paralelo 51 hasta el 71. Los Estados Unidos oponan derechos de ocupacin y descubrimiento, junto con los que les daba el tratado de la cesin territorial hecha por Espaa en 1819. Inglaterra tambin disputaba a los Estados Unidos parte de la costa del noroeste.Aun cuando las pretensiones de los Estados Unidos encontraban a Inglaterra como aliada contra las de Rusia, el presidente Monroe, en suMensajedel 2 de diciembre de 1823, hizo declaraciones que encerraban una manera de ver desfavorable tambin para Inglaterra. Es la parte que trata de colonizacin, y que de ningn modo se refiere a los pases iberoamericanos:Juzgamos que esta es la ocasin apropiada para afirmar, como principio que envuelve los derechos e intereses de los Estados Unidos, que los continentes americanos, por la condicin de libres e independientes que han asumido y que mantienen, no admitirn ninguna empresa de colonizacin que en sus territorios intente cualquiera de las potencias de Europa.Lo anterior pertenece al prrafo 7. del Mensaje que contiene la llamadaDoctrina de Monroe. El pasaje perdi toda importancia, por lo que respecta a Rusia, pues la cuestin qued terminada en 1824. La disputa con Inglaterra fue ms larga, y tuvo complicaciones, a las que me referir.El gobierno de Washington se mostraba inquieto tambin por las pretensiones polticas de Europa en lo relativo a los pases hispanoamericanos. Esto debe entenderse del modo especial que preocupaba al gobierno de Washington. Acababa de emprenderse la intervencin francesa en Espaa para restaurar el poder absoluto de Fernando VII, como ya se dijo. Esta actividad poltica europea suscitaba dos gneros de cavilaciones. O bien las potencias de la Santa Alianza llevaban sus armas a Amrica y se adueaban de algunos territorios pertenecientes a los pases colonizados por Espaa, o bien Inglaterra, para oponerse, tomaba las armas y ella era la que obtena ventajas. A los Estados Unidos no les interesaba entonces, como no les interes despus, que una potencia europea interviniese en el Ro de la Plata o se apropiase las islas Malvinas. Pero la accin de Europa en Mjico y en los pases antillanos les causaba terror. El peligro de la reconquista espaola era quimrico, aun suponiendo que Inglaterra permaneciese impasible y que la antigua metrpoli obtuviese auxilios de Francia, Rusia, Prusia y Austria, a menos que estas potencias aceptasen sacrificios ilimitados y agotantes. El gobierno de Washington slo tema realmente una situacin que ya haba sido prevista por Jefferson en 1808, y que preocupara al gabinete ms de una vez en el transcurso del siglo XIX. Ese punto de vista se traduce en las siguientes palabras:Con satisfaccin veremos a Cuba y a Mjico en su actual dependencia (de Espaa), pero no en la de Francia o Inglaterra, ya se trate de una subordinacin poltica o mercantil. Entendemos que los intereses de aquellos dos pases y los nuestros estn unificados, y nuestro propsito no debe ser otro que el de excluir de este hemisferio toda influencia europea.El peligro de una organizacin monrquica, patrocinada por la Gran Bretaa, no era el menos alarmante para el presidente Monroe y sus consejeros. En las conversaciones del ministro inglsCanningconRush,plenipotenciario de los Estados Unidos en Londres, se trat el punto. No me opongo deca Canning a una monarqua en Mjico. Lejos de ello, la aceptaba, sobre todo si se haca con individuos de la rama borbnica de Espaa. Una monarqua en Mjico y otra en el Brasil anularan los males de la democracia universal. Estas palabras y la notoria anglofilia de algunas repblicas americanas, inquietaban a los colaboradores del presidente de los Estados Unidos. Las noticias de la rendicin de Cdiz a los franceses dice uno de ellos han causado tal efecto en el nimo del presidente Monroe, que ya desespera de la causa de Sudamrica. Dos das despus, o sea el 15 de noviembre, Adams haba encontrado la frmula para que el Mensaje no fuese agresivo.Se hablara del derecho de los pueblos para disponer de s mismos.Y el 22 acudi al consejo llevando la frmula. Haba que suprimir todo lo que la Santa Alianza pudiese considerar como un ataque. Si la Santa Alianza emplea hoy la fuerza, haremos lo posible por impedirlo; pero no llegaremos hasta el reto, que sera tanto como dirigir un golpe a Europa en el corazn. Inglaterra haba propuesto la accin conjunta, el 20 de agosto de 1823; pero poco despus guard silencio, abstenindose de aclarar a Rush, el ministro de los Estados Unidos, que todo peligro, aun remoto, haba desaparecido, pues por un protocolo que suscribieron el mismo Canning y el ministro de Francia,Polignac,el 9 de octubre, esta potencia se declaraba dispuesta a no intervenir en asuntos americanos. Tales fueron los antecedentes delMensaje,el ltimo de ellos desconocido para Monroe, cuando envi el documento, que contena dos largos prrafos sobre intervencin europea en la vida de los pases americanos.Carlos Pereyra,Breve historia de Amrica,M. Aguilar, Madrid 1930, pgs. 660-663.1931 El mero deseo de un poltico norteamericano, Mr. William G. McAdoo, de que la Gran Bretaa y Francia transfieran a los Estados Unidos, para pago de sus deudas de guerra, sus posesiones en las Indias occidentales y las Guayanas inglesa y francesa, basta para que d la voz de alarma un peridico tan saturado de patriotismo argentino comoLa Prensa,de Buenos Aires, que proclama (18 de noviembre, 1931), que todos los pueblos hispanoamericanos abogan por 'la independencia de Puerto Rico, el retiro de tropas de Nicaragua y Hait, la reforma de la enmienda Platt y el desconocimiento, como doctrina, del enunciado de Monroe'. Ramiro de Maeztu,La Hispanidad,Accin Espaola,Madrid 1931.1934 Bryce, que habla de Espaa peor que un mal espaol, nos seala as nuestra posicin ante Amrica: El primer movimiento, dice, de quien est preocupado, como lo est hoy todo el mundo, por el desenvolvimiento de los recursos naturales, es un sentimiento de contrariedad al ver que ninguna de las razas continentales de Europa, poderosas por su nmero y su habilidad, ha puesto las manos en la masa de Amrica; pero tal vez sea bueno esperar y ver las nuevas condiciones del siglo que viene. Los pueblos latino-americanos pueden ser algo diferente de lo que en la actualidad aparecen a los ojos de Europa y de Norteamrica. Se dar tiempo a las sociedades iberoamericanas para que hagan esta experiencia, antes que alguna de las razas occidentales, poderosas por su nmero o habilidad, les imponga la ley? Dict estas palabras, decimos nosotros, el miedo a Monroe, o son un estmulo para que las razas poderosas y fuertes se resuelvan a anular nuestra influencia en Amrica? He aqu expuestos en toda su crudeza los trminos del problema: o trabajamos por la hispanidad, o somos suplantados por otros pueblos, por otras razas, ms fuertes y menos perezosas. Isidro Gom Toms,Apologa de la Hispanidad,Accin Espaola,Madrid 1934.1936 Alamn es el nico ministro de Relaciones que Mxico ha tenido. Su mirada estuvo abierta a las exigencias de la hora y a la consideracin del porvenir. Recin independizado Mxico era natural que buscara apoyo en los pases de la misma sangre. La voz de unin haba venido ya del sur. Bolvar cit al Congreso de Panam. Pero el mismo Bolvar ide un plan bastardo. Invit a los Estados Unidos y proclam a Inglaterra Protectora de la Libertad del Mundo. (Vase Pereyra,Breve Historia de Amrica). Al disolverse el Congreso de Panam qued convenido que los delegados se reuniran nuevamente en Tacubaya, suburbio de la capital de Mxico. El Congreso de Tacubaya no lleg a reunirse porque los hombres pequeos que se haban hecho del mando en las distintas naciones de Amrica, no vean ms all de sus narices, no se preocupaban sino de la intriga local y de la adulacin de los poderes nuevos: Inglaterra y los Estados Unidos. Nuestros destinos tambin comenzaron a oscilar entre los dos polos de la extraa influencia. Inglaterra formul por medio del ministro Canning, la tesis de que no se permitira el restablecimiento de la influencia europea en Amrica. Los imbciles, en Amrica, tomaron este gesto como una gracia, una proteccin de las nuevas nacionalidades. En realidad, era la consumacin de la tarea inglesa de varios siglos. En vano Espaa, con sus aliados europeos de la Santa Alianza, intent contener la obra comenzada por los bucaneros de la poca de Isabel de Inglaterra. El comercio del Nuevo Mundo comenz a ser ingls, no obstante haberse consolidado el dominio poltico de Inglaterra por causa de las acciones heroicas de Buenos Aires y Cartagena. La declaracin de Canning quera decir: Fuera Europa de lo que hoy es mo. Pero el imperialismo ingls se haba bifurcado. Para los Estados Unidos la Independencia no fue decaimiento sino comienzo de un incomparable ascenso. Los Estados Unidos no se dedicaron a matar ingleses; se dedicaron a imitar a los ingleses y a sentirse ingleses en la ambicin; el decoro y el podero. Por eso cuando Canning formul el dogma de que Amrica no era campo para la dominacin europea, salvo la inglesa, los hermanos ingleses en los Estados Unidos proclamaron por boca de Monroe: Que los Estados Unidos no admitiran ninguna empresa de colonizacin que en los continentes americanos intente cualquiera de las potencias de Europa. Esta declaracin es de fecha 2 de diciembre de 1823. Slo la mala fe ha podido dejar que corra la especie de que Doctrina Monroe tena por mira proteger a las nacionalidades nuevas de las invasiones de Europa. Espaa ya no poda invadirnos, haba sido derrotada totalmente en el sur. Inglaterra tambin haba fracasado en sus intentos de ocupacin de territorios. La Doctrina Monroe, en realidad equivala una declaracin de la procedencia yankee en las cuestiones del Nuevo Mundo. Lo que preocupaba a los Estados Unidos era que Francia o Inglaterra se adelantasen apoderndose de Cuba, que ya se haban reservado para s. Por eso lo primero que hizo Poinsett fue destruir los planes que Mxico y Colombia haban concentrado para libertar a Cuba y anexarla a Mxico, lo que hubiera sido natural y debido. Para la expedicin de Cuba contaba Colombia con doce mil hombres aguerridos, listos para embarcarse en Cartagena. Mxico deba suministrar asimismo tropas y embarcaciones. Poinsett, siempre vigilante, intrig contra el proyecto que Alamn proyectaba. Los Estados Unidos se movieron tambin en Colombia, amenazaron. Con eso bast. [...] Alegaba Alamn la diferencia de circunstancias, nuestra comunidad de origen y solidaridad anterior a la Independencia, y Clay hablaba de que los Estados Unidos con la doctrina Monroe, garantizaba la independencia americana. El resultado fue que Colombia ya no ratific el tratado.El plan genial de Alamn de sustituir con una serie de pactos aduaneros, la federacin que haba fracasado en Panam, qued deshecho.Y qued constituido, desde entonces, el Panamericanismo como un obstculo para la integracin del hispanoamericanismo. Tan peligroso haba sido el plan Alamn frente al plan Monroe, que el panamericanismo triunfante ha procurado echar en olvido, borrar de la historia, el nombre mismo de don Lucas Alamn. Pero no qued corto Clay. Mientras se serva de laDoctrina Monroe para obtener las mismas ventajas que los pases hispanoamericanos, cuid de precisar que la Doctrina Monroe no constitua alianza de los Estados Unidos y las naciones del sur.La Doctrina Monroe, explic, es una declaracin de principios de la poltica exterior norteamericana, que los Estados Unidos pueden interpretar libremente, segn las circunstancias. En efecto, nunca la han aplicado a colonias inglesas como Jamaica.Jos Vasconcelos,Hispanismo y Monrosmo, enBreve historia de Mxico[1936],Obras Completas,Libreros Mexicanos Unidos, Mxico 1961, tomo IV, pgs. 1542-1545.1941 Por lo dems, si se prescinde de Inglaterra, Europa ha respetado siempre la doctrina de Monroe. Los Estados de las dos Amricas pueden solventar como quieran sus asuntos. Nosotros no nos inmiscuimos. Pero tanto ms respeto exigen Europa y Asia Oriental para su propia doctrina de Monroe. Amrica puede hacer cuanto le plazca en defensa de su hemisferio, pero ni a un nio puede convencerse ya de que necesita protegerlo hoy en el frica Central, Batavia o los Urales. A. E. Johann,Roosevelt, Emperador de la Tierra?,Signal,Berln 1941.1967 Hay gente todava apegada a las teoras del fatalismo geogrfico que creen el mundo en la poca de la Doctrina Monroe, cuya sntesis de Amrica para los Americanos constitua el reflejo de una situacin completamente distinta, en la cual nuestro continente tena que protegerse contra la expansin imperialista europea; en un mundo de grandes distancias y con rudimentarios medios de comunicacin. Fabricio Ojeda,La revolucin verdadera, la violencia y el fatalismo geo-poltico,Pensamiento crtico,La Habana 1967.2001 (4)Alternativa panamericanista:Amrica del Sur es parte formal del continente americano. George Washington en suDiscurso de despedida de la Presidencia(1797), en el que fija el continentalismo panamericano como horizonte de la poltica de los Estados Unidos de Amrica; James Monroe (1823) y su poltica de no interferencia (a partir de 1889-90, Primera Conferencia Panamericana, toma cuerpo la ideologa panamericanista, segn la cual todos los pases del continente son iguales entre s). Tratado Americano de Asistencia Recproca. Esta alternativa toma fuerza tras la Segunda Guerra Mundial: TRIAR de Ro de Janeiro (1947); Conferencia Interamericana de Bogot (1947); PAM (1951); Escuela Militar de Las Amricas (Panam 1954); Conferencia Internacional de Punta del Este (1961) y la OEA. La corriente filosfica principal adscribible a esta lnea sera la filosofa analtica anglosajona, con fuerte implantacin en Mxico y otros pases Gustavo Bueno,Espaa y Amrica,Catauro,La Habana 2001.