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® 30 de noviembre de 2014 Cultural Antonio Muñóz Molina se atreve a explorar en su intimidad mientras narra la huida del asesino de Luther King en Lisboa, en su libro ‘Como la sombra que se va’. Páginas de 8 a 12 LIBRE DE PUDOR

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®

30 de noviembre de 2014

Cultural

Antonio Muñóz Molina se atreve a explorar en su intimidad mientras narra la huida del asesino de Luther King en Lisboa, en su libro ‘Como la sombra que se va’. Páginas de 8 a 12

LIBRE DE PUDOR

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

DIRECTOR GENERAL ORLANDO TOMÁS DEÁNDAR MARTÍNEZ

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DISEÑO Mariela Olvera

ApArtAdo postAl 14

Nos interesa saber sus comentarios, por lo que lo invitamos a que nos envíe sus correos electrónicos con sus opiniones de lo ya publicado y sugerencias de temas que le interesen.

Cultural®

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2DOMINGO \ EL MAÑANA \ 30 de noviembre de 2014 PSICOLOGÍA

Por Patricia Ramírez

El discurso que sigue a continuación es válido para cualquier tipo de pare-ja y el protagonista puede ser indis-tintamente un hombre o una mujer: “Me siento fatal cuando mira a otros. En ese momento creo que no valgo nada y que todos son más atractivos que yo. Últimamente sufro mucho,

- La inseguridad es el principal motivo de este sentimiento pernicioso para cualquier relación- La solución: poner límites desde el principio y que la confianza sea el principal valor

tanto que miro sus mensajes cuando no se da cuenta. Sé que es irracional y que está fatal, pero no lo puedo evitar, me da seguridad tenerlo con-trolado. La incertidumbre me mata y me derrumbo con el solo hecho de

pensar que pueda enamorarse de otra persona. Le interrogo cada vez que llega más tarde de lo normal y hago críticas a todas las personas del sexo contrario que vemos por la calle para comprobar su reacción”.Los celos son una respuesta emocio-nal que padece mucha gente ante la idea de pérdida de la atención del ser querido. Y pueden partir de motivos justificados, como haber sufrido una infidelidad, o ser producto de la dis-torsión o fantasías de una de las partes implicadas en la relación, porque no sólo los sufren las parejas por amor;

también existen celos entre herma-nos, amigos y en el entorno de las relaciones de trabajo. Sea cual sea el origen, puede llevarle a vivir una relación tormentosa y destructiva, tanto para el que los sufre como para el que convive con una persona que los tiene.Existe una idea irracional de que los celos son románticos y se intenta justificar pensando que son fruto de quien quiere de verdad. Falso. En el momento en el que el nivel de sufrimiento lleva a controlar lo que otra persona hace, a actuar de forma victimista para llamar su atención, a demandar el amor de manera inapro-piada, a manipular al otro para que pase más tiempo con uno u obligarle a

Los celos no son románticos

“El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor”. Molière.

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330 de noviembre de 2014 / EL MAÑANA / DOMINGOPSICOLOGÍA

Para conectarnosUN LIBRO

w‘Cuando amar demasiado es depender’Silvia Congost (Oniro)Para fortalecer las relaciones.

UNA PELÍCULA

w‘Atracción fatal’Adrian Lyne

vestirse para no llamar la atención, se convierten en una fuente de conflicto, insatisfacción y dolor. Algunos de los motivos más comunes que explican la celotipia son:

La inseguridad y la baja autoestima. La persona celosa se compara con “otros rivales” y se siente débil y per-cibe que no está a la altura. Piensa que cualquiera podría sustituirle en la relación. Y en esa batalla imagi-naria se siente perdedora. Según la percepción del celoso, no tiene nada interesante que ofrecer, ni en lo que concierne a su físico ni a su personalidad. Este tipo de individuos critican con dureza a los demás y siempre les encuentran debilidades, porque el fallo del otro les da a ellos valor. Por el contrario, el éxito de los demás les lleva a sentirse miserables y vulnerables con sus amigos, pareja o profesión.La idea de posesión. Muchas per-sonas se creen dueños del estilo de vestir, de las conversaciones o del tiempo de sus parejas. Lo controlan todo por miedo a perderlas. Se creen con el derecho de decidir respecto a su trabajo, a con quién se relaciona y a las decisiones que tiene que tomar en su vida. A veces, la misma forma de expresarse en un momento román-tico o en una presentación social es posesiva –“te quiero solo para mí”, “mi marido” o “mi mujer”–, pero eso no debe hacer creer que la persona nos pertenece.La sensación de injusticia y de no recibir el mismo trato. Los celos tam-bién se pueden deber a la interpreta-ción sobre lo que está ocurriendo. Por ejemplo, llega un nuevo hermano a la familia y el primero, inquieto con la atención que despierta el bebé, saca la conclusión de que a él ya no le quieren igual y que otro le está robando la atención y el cariño.Los celos destructivos llevan a con-secuencias devastadoras en la pareja. Aquello que se intenta evitar perder, terminará por dejarle. Nadie es capaz de estar sometido y ser feliz en una relación en la que está encorsetado o en la que es mejor no expresar según qué comentarios porque pueden ser malinterpretados. La persona celo-sa también trata de minar la forma de ser y las fortalezas de su pareja.

La debilita para que pierda confian-za, para que nadie se fije en ella y la pueda retener a su lado. La idea es: “Si yo no soy lo suficientemen-te bueno como para merecerte, me cargo tu atractivo, y así estamos los dos a la misma altura”. Pueden llegar a ser muy manipuladores con tal de conseguir lo que desean.Los celosos sienten que su vida sería horrible si perdieran a la persona amada e invierten toda su energía en retenerla de forma equivocada. Al final consiguen lo que más temían, la ruptura. Si usted está siendo víctima de estas exigencias, sepa que ceder y dar explicaciones de todo lo que hace sólo va a potenciar más el problema. Si desea cambiar la dinámica de su pareja, pruebe a poner en práctica estos consejos:No ceda ante demandas absurdas que afectan a su estilo de vida y su escala de valores. Para la sana con-vivencia, ambas partes tienen que hacer concesiones, pero existen unos límites. Tener un espacio personal, hacer deporte, mantener amistades, elegir la forma de vestir, con quién se reúne en el trabajo… son conductas normales que forman parte de su vida y de su bienestar. Si cede cada vez que su pareja le pide que renuncie a estas actividades, estará reforzando la con-ducta del celoso. Ponga límites, con un tono de voz tranquilo, y explique que estas cosas no son negociables.No justifique y dé explicaciones de cada llamada y mensaje que reciba. Usted necesita poder actuar como cualquier persona digna de confian-za. Hablar, informar de lo que hace durante el día, compartir inquietudes y pedir consejo para tomar decisiones es complicidad. Pero los interrogato-rios con preguntas controladoras sólo llevan a conflictos y a una situación de tensión innecesaria.Ignore el chantaje emocional: como malas caras, que le retire la palabra, comentarios del tipo de que no puede estar sin usted cuando sale, que siente mucha ansiedad y que sufre mucho. La dependencia emocional no es positiva para ninguna de las partes. Tienen que aprender a convivir y a realizar actividades en pareja que sean placenteras, pero también a tener su tiempo personal y a disfru-tarlo.

Si es usted la persona celosa y desea confiar y actuar de manera distinta, puede:Aceptar que las relaciones pueden ser para toda la vida o no. Nadie nos asegura un amor eterno. Hasta podría ser usted el que en un futuro toma-ra la decisión de romper. Aceptar lo que no depende de nosotros nos da tranquilidad. Fantasea con sentirse solo y el sufrimiento que le causará esta situación. ¿No se da cuenta de que toda su atención está puesta en lo negativo?Dé libertad a su pareja, respete su intimidad y su espacio. Las personas necesitamos estar en equilibrio, y el tiempo que invertimos con nosotros mismos es muy enriquecedor: leer, correr, ir a jugar con los amigos, tomar un café con otra persona. Hacer todo juntos asfixia, salvo que sea el deseo de los dos. No saque conclusiones del tipo “si quiere salir a correr solo es que prefiere la carrera a estar conmi-go, y esto significa que no me quiere lo suficiente”. No haga juicios de valor sin fundamento.Confíe. La confianza es uno de los valores más importantes en una rela-ción. ¿Su pareja le ha fallado, le ha sido infiel, tiene alguna experiencia traumática con ella? Si no es así, deje de confabular.Distráigase cuando sienta el males-tar de los celos. Deje de atender a lo que siente y deje de interpretarlo. ¡Olvídese! Invierta ese esfuerzo en leer, salir a pasear, practicar su depor-te favorito o realizar cualquier acti-vidad que, en lugar de potenciar más su rabia, le calme. Fantasear con qué estará haciendo y con quién solo le llevará a sentirse peor.Trabaje su autoestima. Su pareja se ha enamorado de usted y desea que estén juntos. Trate de ver cuáles son sus puntos fuertes, pregúntele qué le atrajo, hágale saber que es importante para usted que le diga cosas que le hagan sentir atractivo. Su bienestar y felicidad no pueden depender única-mente de sentirse deseado por el otro, sino de encontrar en su interior lo que le hace ser una gran persona. Acepte lo que no desee cambiar, potencie lo que le atrae de sí mismo y trabaje las áreas que desea mejorar.Nadie puede cortarle las alas, nadie tiene derecho a controlar su vida, ni a

manipularle para que se convierta en lo que el otro desea. Una pareja sana tiene como cimientos la confianza del uno en el otro.cepción funcionan por etiquetas. Por clasificaciones. El ser humano enmarca. Pero nos equivocamos. Por supuesto, también se equivocan con nosotros. Y nos frustra a veces que, por ejemplo, se nos considere agua-fiestas o aburridos o torpes o vagos. ¡Si no somos así! Justamente eso es el personal branding.Como dice Andrés Pérez Ortega, especialista en esta materia: “La marca personal pretende ayudar a las personas a posicionarse, a ocupar un lugar preferente en la mente de otros (jefes, colaboradores, clientes, votan-tes, colegas, familia, amigos…). No se trata de vender humo. Si una marca personal no es capaz de aportar nada, todo lo demás no tiene sentido. Por tanto, este concepto ayuda a sobre-salir a quienes aportan valor”.

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4DOMINGO \ EL MAÑANA \ 30 de noviembre de 2014 CULTURA

Por Tereixa Constela

El lugar más cruel de la tierra recibe más de un millón de visitas al año. Casi tantas como las personas que perecieron en él. En mitad de una llanura polaca, a 70 kilómetros de Cracovia, el Tercer Reich desarrolló sobre unas antiguas dependencias militares de Oswiecim —renombra-do por ellos como Auschwitz— una sofisticada industria de la muerte, tan eficaz como macabra. El antiguo campo de exterminio, que celebrará los 70 años de su liberación el próxi-mo 27 de enero, ha estado al borde de la desaparición como espacio de

Auschwitz blindA su supervivenciA

31 países aportan fondos para garantizar la conservación del campo nazi

memoria debido a sus estrecheces económicas para garantizar la con-servación de sus 155 edificios, 300 ruinas (entre las que se incluyen los dos hornos y cámaras de gas de Birkenau, volados por los nazis) y miles de objetos personales que en sí mismos condensan el espanto: minúsculos zapatos infantiles, pró-tesis de mutilados, montañas de gafas redondas, toneladas de cabello, la maleta de Klara Golosein, la de Georg Weiss, la de Else Meier, cartas de víc-timas, apuntes de verdugos… “Antes de la creación del Fondo Perpetuo, la situación era crítica. Hoy en día, gracias a la comprensión general de lo

importante que es preservar la auten-ticidad para las generaciones futuras, empezamos a ver la proverbial luz al final del túnel”, expone Piotr M. A. Cywinski, director del Museo de Auschwitz-Birkenau.La conservación de un complejo que ocupa 200 hectáreas —los nazis construyeron tres campos, aunque el museo actual sólo incluye visitas al I y II (Birkenau)— requiere una inyección financiera que esencial-mente ha recaído sobre Polonia, for-zada por razones geográficas pese a su nula responsabilidad política en el genocidio. Poco receptiva a los llama-mientos del Gobierno polaco (“Cada

nación tiene el deber inalienable de proteger estos lugares”, subrayaba el ministro de Cultura y Patrimonio), la contribución internacional resultó hasta 2009 anecdótica (entre el 1% y el 3% de un presupuesto anual de ocho millones de dólares). Ese año, los res-ponsables del museo, abierto en 1947 y de acceso gratuito (se cobra por el servicio de guía), lanzaron un crudo aviso: tendrían que cerrar Auschwitz en poco tiempo ante la falta de medios para preservar sus barracones, vallas, oficinas y demás restos materiales.Espoleado por el temor a que la des-aparición de los últimos testigos se tradujese en la muerte de la memoria

puerta priNcipal ‘de la muerte’ y entrada principal al recinto. posteriormente los trenes avanzaban hasta el interior del campo.

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visitaNtes en la entrada del museo de auschwitz.

Frágil caMpo de la Muerte

Birkenau es una gran intemperie. Unos raíles, que parten el campo, conducían a la cámara de gas aunque los pasajeros de aquellos trenes creían en realidad que desfilaban hacia puntos de aseo y desinfección. A diferencia del primero, donde en parte se utilizaron instalaciones preexistentes, este campo nació para matar a judíos, gitanos y enemigos políticos del Tercer Reich. Sus construcciones, que comenzaron en octubre de 1941, son más precarias y necesitadas de conservación. Una de las primeras intervenciones financiadas gracias al Fondo Perpetuo se ha destinado a restaurar los barracones de ladrillo de las mujeres, que se encontraban en pésimas condiciones por su frágil estructura y también por las características del suelo. Hay también edificaciones de madera, como la destinada a letrina colectiva, donde se hacinaban los presos en horas prefijadas y sin ninguna intimidad. Eran muchos los que suspiraban por integrarse en el comando de limpiadores de váteres. La posibilidad de supervivencia crecía: olían tan mal que los guardias no solían acercarse a ellos y, en mitad de la gélida llanura, donde las temperaturas descienden hasta los 17 grados bajo cero en invierno, pasaban las horas bajo techo. El Museo dedica también una especial atención al cuidado de los archivos, que suministran más información para la Historia, y los miles de objetos dejados en Auschwitz por las víctimas y sus verdugos.

de lo que ocurrió, Wladyslaw Bartoszewski, prisionero 4427 entre septiembre de 1940 y abril de 1941 y res-ponsable del Consejo Internacional de Auschwitz, promovió entonces la constitución de una fundación internacional, que debería reunir 120 millones de dólares para constituir un capital (el llamado Fondo Perpetuo) que permitiese financiar con sus inte-reses anuales las necesarias labores de restauración y mantenimiento. En sus intervenciones, Bartoszewski expo-nía su preocupación: “El momento en el que no quedarán más testigos se aproxima inexorablemente. Entre nosotros permanece la convicción de que cuando la gente se haya ido gritarán las piedras. Va unido a la naturaleza humana porque cuando no permanece ninguna huella tangi-ble los acontecimientos del pasado caen en el olvido”.Desde que la fundación se constitu-yó en enero de 2009 se han sumado a ella 31 países cuyas aportaciones económicas alcanzan los 102 millo-nes de dólares, no demasiado lejos de la meta (120 millones). Por razo-nes obvias, Alemania fue el estado más generoso y diligente al recibir la petición del entonces primer minis-tro polaco, Donald Tusk: ha donado la mitad de lo requerido (60 millones de dólares). Más tarde se sumarían numerosos países de distintos conti-nentes, tamaños y poderío económi-co para respaldar la supervivencia de Auschwitz. También algunas ciuda-des, como París (310.000 dólares), y contribuyentes particulares. España, pese a los contactos mantenidos con la fundación, ha permanecido al margen. Cuando una delegación visitó Madrid en septiembre de 2010 para explicar el proyecto, el Gobierno español se mostró receptivo y se comprometió a tomar una decisión a finales de ese año. “Desde enton-ces no han hecho ninguna concre-ción financiera”, según consta en la memoria anual del organismo polaco. El Fondo ha sido construido, entre otras, también gracias a las contribu-ciones de Canadá, Australia, Suecia o Suiza, sostiene Piotr M. A. Cywinski, que además de director del museo es presidente ejecutivo de la fundación.En 2013 visitaron Auschwitz españo-les, polacos, británicos, estadouni-

denses, italianos, alemanes e israe-líes. Por delante incluso de Francia, un país que tuvo una relación más directa con la Shoah y que entregado cinco millones de dólares al Fondo Perpetuo.Apenas murieron españoles en Auschwitz, aunque la cifra definitiva es confusa por algunos equívocos sobre deportados desde Francia. En cualquier caso, nada tiene que ver con lo ocurrido en los campos

de Mauthausen y Gusen, donde se recluyeron 7.000 exiliados repu-blicanos, de los que sobrevivieron 2.000. En los Archivos Nacionales de Estados Unidos se custodia un cla-rificador discurso del 27 de junio de 1941 de August Eigruber, gobernador del Alto Danubio: ·Cuando ocupa-mos Francia el año pasado, el señor Pétain nos dio a esos 6.000 españo-les rojos y declaró ‘No los necesi-to, no los quiero’. Ofrecimos estos

6.000 españoles al jefe del estado Franco, el caudillo español. Rehusó y declaró que nunca admitiría a esos españoles rojos que lucharon por una España soviética. Entonces ofrecimos los 6.000 españoles rojos a Stalin y a la Rusia soviética (…) y el señor Stalin con su Komintern no los aceptó. Ahora están establecidos en Mathausen estos 6.000 comba-tientes rojos, trabajadores (…); allí están para siempre”.

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6DOMINGO \ EL MAÑANA \ 30 de noviembre de 2014 REPORTAJE

Por Partricia R. Blanco

Dos dinastías políticas enfrentadas, los Romuáldez y los Aquino. Y una víctima, los ciudadanos de la isla fili-pina de Leyte, devastada por el tifón Haiyan el 8 de noviembre de 2013, el ciclón que con más intensidad ha tocado tierra en la historia de todos los tifones. Más de 6.300 personas murieron ahogadas o aplastadas entre las ruinas de sus casas. Un año después, en un país que en 2013 vio su PIB aumentado en un 7,2%, la inversión del Gobierno central en Tacloban (220.000 habitantes), la capital económica de la isla, se ha reducido a paliativos para reparar los daños en los edificios oficiales mientras la población sobrevive gra-cias a las ayudas de las ONG. Todo por la enemistad de dos clanes de los 178 que se reparten el poder en un país de más de 98 millones de habi-tantes: los Aquino, que capitanean el Gobierno, y los Romuáldez, que reinan en Tacloban.Como si de una tragedia shakespea-riana se tratara, el secretario filipino de Interior y Gobierno local, Manuel, Mar, Roxas, sólo necesitó una frase para dejar claro que se antojaban utópicas las ayudas que el alcalde de

lA cApitAl mundiAl de

lAs dinAstíAs fAmiliAres

- hace un año, el tifón haiyan arrasó filipinas dejando más de 6.300 muertos a su paso y un ras-

tro de devastación apocalíptica.

- la isla de leyte se llevó la peor parte. viajamos hasta allí para conocer cómo los enfrentamien-

tos entre clanes que se reparten el poder dificul-tan la reconstrucción.

Tacloban, Alfred Romuáldez, deman-daba al presidente filipino, Benigno Aquino III, para reconstruir lo que el tifón había dejado de su ciudad. “Tú eres un Romuáldez y el presidente es un Aquino”, sentenció Roxas en una reunión.Aunque la frase trascendió a la prensa filipina, Roxas no se esforzó en des-mentirla. Todos en Filipinas conocen la rivalidad entre los Romuáldez, la saga familiar de Imelda Marcos –Romuáldez de soltera–, esposa del dictador filipino Ferdinand Marcos y tía del alcalde de Tacloban, y los Aquino, que levantaron de la silla al tirano y dirigieron el primer Gobierno democrático del país con Corazón, Cory, Aquino, madre del actual pre-sidente, al frente. Primera mujer pro-clamada jefe de Estado en un país asiá-tico, comenzó su ascensión política después de que su esposo, Benigno Aquino Jr., el principal opositor a los Marcos, fuera asesinado tras regresar de un exilio de tres años, en el mismo aeropuerto en el que aterrizó, en un complot sobre el que siempre sobre-voló la sombra de Ferdinand Marcos.Tacloban es aún el refugio de los Romuáldez. Aquí sobrevive la casa familiar, convertida en museo por Imelda Marcos. Desde el paso de

Haiyan, el museo permanece cerra-do, con las vidrieras aún sin reparar. A pesar de los daños, sobresale junto a los edificios oficiales y las iglesias –Filipinas tiene más de 70 millones de católicos– entre las viviendas pre-dominantes. Cualquier habitante del municipio sabe que allí se crió la mujer con la mayor colección conocida de zapatos en el país. Aunque su apodo en la ciudad, Rosa de Tacloban, no le viene por el calzado sino por ser la ven-cedora de un concurso de belleza en su

juventud. “Desde el tifón no ha regre-sado, pero ella nos ayuda en silencio”, asegura Bernardita Valenzuela, aseso-ra del alcalde y amiga de la infancia de Imelda Marcos.Antonia Coretana, de 91 años, la mujer que asegura ser la más ancia-na del barangay (barrio) de Anibong, en Tacloban, ha vuelto a levantar su casa con la ayuda de sus hijos y nietos, tal y como era antes del tifón Haiyan: cuatro paredes alzadas con trozos de madera y chapa y una fina plancha de

esceNas eN taclobaN, capital económica de la isla de leyte, una de las zonas más afectadas por el tifón haiyan que hace un año arrasó.

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7REPORTAJE 30 de noviembre de 2014 / EL MAÑANA / DOMINGO

el paisaJe devastador tras el paso del tifón haiyan permanece un año después de la catástrofe, como atestigua la imagen.

“Sobre el papel, el gobierno central pone mucho dinero, pero en la práctica ese dinero no llega”.

metal a modo de techo. Y en el mismo lugar: muy cerca del mar, y ahora de dos barcos encallados en la tierra, que supuran óxido mientras esperan a que alguien los desarme. El Gobierno local ha prohibido reconstruir en esa zona por el peligro a los tifones que cada año golpean la isla entre octubre y noviembre. Sin embargo, a ese lugar han regresado las cientos de familias que lo habitaban y en sus calles de tierra, cubiertas de desechos, vuelve a jugar Princess Scarlett, de cinco años, con sus amigos. Antonia Coretana no tiene otro sitio donde ir. “Me han pro-metido una casa nueva, pero todavía no me la han dado”.Sí se muestra muy enfadada, en cambio, Bernardita Valenzuela. “El Gobierno central nos ha dicho que tiene planes para construir 45.000 casas nuevas, pero desde la Secretaría de Presupuestos nos acaban de anun-ciar que la cantidad necesaria no ha sido incluida ni en el presupuesto de este año ni en el del siguiente”. “Pero la realidad”, continúa la asesora del alcalde aún con más vigor a pesar de sus 85 años, los mismos que su amiga Imelda Marcos, “es que necesitamos esa ayuda; tenemos a mucha gente viviendo todavía en tiendas”.El alcalde de Tacloban, Alfred Romuáldez, prefiere no “buscar excu-sas en las rivalidades familiares” con los Aquino y encontrar soluciones para ayudar a su ciudad. Pero sí quiere explicar por qué los 200 millones de pesos filipinos (3,5 millones de dóla-res) que ha recibido del Gobierno de Aquino no los ha invertido en mejorar la vida de sus conciudadanos: “Por ley, no los puedo utilizar para construir nuevos alojamientos, que es nuestra prioridad, sino para reconstruir los edificios oficiales dañados. No me dejan alternativa”. Es casi la misma cantidad que el Gobierno de Aquino sí invirtió, en cambio, en la provincia de Albay sólo para evacuar a la pobla-ción ante el aviso de otro tifón, apunta Romuáldez en alusión a los datos des-velados por la prensa.El gobernador de Albay, Joey Salceda, fue compañero de clase de Benigno Aquino III en la universidad. Buena conocedora de la importancia de los clanes, Bernardita Valenzuela asegu-ra que trata de convencer a Alfred Romuáldez para que presente su

candidatura al Senado. “Si tenemos un senador de Tacloban, favorecerá a su región”, explica sonriente.En el barangay de Yolanda Village, rebautizado con este nombre tras el paso del tifón Haiyan, al que los filipi-nos prefieren llamar Yolanda, Rishelle saca agua de un pozo, a menos de 10 metros de uno de los barcos que ahora están anclados en una tierra teñida de herrumbre y a menos de 20 metros de un mar lleno de basura. “Mis hijos sólo comen una vez al día”, lamenta. El gallo que tienen atado con una cuer-da parece comer más. Rishelle quiere llevar a su familia a vivir a otro lugar, lejos del mar que hace un año engulló su casa. “El Gobierno dice que van a construirnos nuevas casas, pero no pueden darnos unas fechas”, explican las dos jefas del barangay, Elvira Zeta y Arlene Ibáñez. Sólo algunos cientos de familias ya han sido trasladadas a cabañas provisionales en el interior de la isla, lejos del centro urbano de Tacloban y lejos del mar, del que vivían casi todas. Como Ruby Agustín, que con cuatro hijos sobrevive ahora ven-diendo “agua de coco”. Pero su marido, antes pescador, ahora no tiene dónde trabajar.“Sobre el papel, el Gobierno central pone mucho dinero, pero en la prác-tica, ese dinero no llega”, explica una asesora de Unicef, que junto a la Obra Social La Caixa, de la que recibió ayuda económica para trabajar en la recu-peración de la zona tras el tifón, ha organizado un viaje para un grupo de periodistas. “Lo que ha hecho Haiyan es magnificar los problemas sistemá-

ticos de pobreza que ya existían en la zona”. En el barangay de Pampango, Rodalyn Patenio es una de las pocas personas que vive mejor de lo que vivía antes de la catástrofe. Ha abierto una tienda en su casa de madera y chapa gracias a un préstamo de Unicef, de 100 dólares durante seis meses. “Hay 10.000 casas beneficiadas, pero como el dinero era para volver a la vida ante-rior a Haiyan, que ya era de mucha pobreza, se ha necesitado poco dine-ro, ocho millones de dólares”, explica Betty Kweyni, trabajadora de la ONG en el lugar.El Center for People Empowerment in Governance (CenPEG), un think tank filipino de análisis político, denuncia que parte de esa pobreza sistémica en gran parte del país, obedece al monopolio de las dinastías políticas. Un total, según sus cálculos, de 178 familias que se reparten el poder en Filipinas y que ocupan casi el 70% de los escaños del Congreso y el 80% de los del Senado. De esos 178 clanes, 100 son “antiguas élites” de la época colonial y 78, “nueva élites” surgidas en 1986, tras la caída del dictador Ferdinand Marcos. “Son las mismas élites que controlan los recursos eco-nómicos del país”, denuncia Bobby Tuazon, director del centro y profesor de la Universidad de Filipinas.Según el CenPEG, en las elecciones parciales celebradas en mayo de 2013,

las dinastías aumentaron el número de miembros que atesoran poder. Los Binay, clan del vicepresidente fili-pino, Jejomar Cabauatan Binay, logra-ron un nuevo escaño en el Senado y otro en el Congreso. Y los Singson, poderosos en Illocos Sur, ganaron los nueve puestos a los que concu-rrían, incluyendo dos diputados y un gobernador. Y los Ortegas consiguie-ron colocar en el Congreso a uno más de sus miembros. Y los Pineda. Y los Espina. Y los Dimaporo. Y así, hasta más de un centenar de poderosas familias.Pero en un archipiélago de más de 7.000 islas y más de 98 millones de habitantes, los conflictos entre dinas-tías políticas no son el único problema: las islas más pequeñas pasan inadver-tidas. Basey (1.576 habitantes), en la provincia de Samar, quedó práctica-mente bajo el agua durante una hora tras el tifón Haiyan. “Murieron 55 per-sonas, entre ellas, 5 niños, y otras 16 desparecieron”, recuerda entre lágri-mas Virgilio Labuac, el director de la única escuela del lugar. Sin embargo, Haiyan puso también Basey en el mapa. Si no para el Gobierno central, sí para las ONG. En 1912 hubo en Basey un tifón similar. “Lo supimos porque los más mayores lo aprendieron de sus padres”, señala el maestro. Ahora, sólo tiene la esperanza de que no pasen 101 años para volver a “estar en el mapa”.

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8DOMINGO \ EL MAÑANA \ 30 de noviembre de 2014 REPORTAJE

Por Javier Rodríguez Marcos

“Pocas veces me he visto tan arras-trado por una historia”, dice Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) en su casa de Madrid. “Ha sido un año de intensidad”. El año es lo que ha tardado en escribir su nuevo libro, ‘Como la sombra que se va’ (Seix Barral), que se publica el martes que viene. La historia es, resumien-do mucho, esta: 4 de abril de 1968. James Earl Ray, de 40 años, asesina en Memphis a Martin Luther King y huye. Entre el 8 y el 17 de mayo se esconde en Lisboa, donde trata de hacerse con un visado para Angola,

“he aprendido que se puede escribir con franqueza de la propia vida”

muñoz molinA, libre de pudor

el hotel lorraiNe donde fue asesinado martin luther King el 4 de abril de 1968 mientras saludaba a sus seguidores desde un balcón.

para Rodesia, para donde sea.Diciembre de 2012. Muñoz Molina espera en un café del Chiado a su hijo, que vive en la capital portuguesa. El muchacho cumple 26 años y el padre recuerda las dos noches que él mismo pasó solo en la ciudad en enero de 1987, cuando el niño tenía un mes.Sobreponiéndose a la mala concien-cia de dejar atrás a la familia, iba bus-cando inspiración para una novela que empezó llamándose ‘El invier-no en Florencia’ y terminó siendo ‘El invierno en Lisboa’. Galardonado con el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura, fue el libro que cambió la vida a su autor, que por

entonces era un funcionario raso del Ayuntamiento de Granada dividido entre la vocación literaria y las atadu-ras domésticas, y hoy es académico de la RAE y premio Príncipe de Asturias de las Letras. El catedrático de histo-ria contemporánea Justo Serna acaba de dedicar un libro a su obra: Antonio Muñoz Molina. El tiempo en nuestras manos (Fórcola).Octubre de 2013. Muñoz Molina y Elvira Lindo, su segunda esposa, pasan un mes en Lisboa. Él va a trabajar en una novela de la que lleva escritas 120 páginas y que nada tiene que ver con todo lo anterior. Sin embargo, cuando se pone a ello, la memoria y la ima-

ginación se desatan. La obsesión por Ray —pisar las calles que pisó, leer las novelas baratas que leyó, fatigar los archivos del FBI— se cruza con su propio pasado y se lanza a escribir. El resultado es una absorbente recons-trucción de los días del asesino en Lisboa y, paralelamente, el descarnado examen de conciencia de un autor que habla crudamente del hombre que era hace casi tres décadas: un “adolescen-te tardío”, un novelista que “tocaba de oído”. Elvira Lindo —cuya presencia atraviesa todo el relato— fotografió durante meses los escenarios de esa escritura. Algunas de sus instantá-neas, comentadas por ella misma

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930 de noviembre de 2014 / EL MAÑANA / DOMINGOREPORTAJE

aNtoNio Muñoz MoliNa eN MeMphis, donde estudió toda la documentación sobre james earl ray, el asesino de martin luther King, y recorrió los lugares que frecuentó.

forman ahora parte del volumen Memphis-Lisboa, publicado por Oficio Ediciones.PREGUNTA. ¿Cuenta con que el lector puede sentir empatía con el asesino? Aislado y perseguido, a veces uno casi desea que se vaya a Rodesia y lo dejen tranquilo.RESPUESTA. Eso no se calcula. Cuando eliges escribir sobre un personaje así es porque hay algo que te atrae, claro, aunque sea algo no sé si morboso. Existe ese dicho francés de “tout com-prendre c’est tout pardonner”, y aun-que no es exactamente así, tú quieres comprender. Sobre todo cuando se trata de gente de la que tienes mucha información, pero de la que te falta la información fundamental. Porque Ray nunca confesó. Los testimonios que hay sobre su racismo vienen de terceros. Si te acercas mucho a una vida ves que es muy compleja y que no puede resumirse en una caricatura. Sientes un profundo rechazo a lo que hizo, pero si comparas la infancia de este hombre con la de Martin Luther King, la de King es bastante mejor. La novela como arte tiene la pasión por mostrar, quiere mostrarlo todo desde todos los puntos de vista.P. Hay quien piensa que comprender es justificar.R. Yo creo que no. Tenemos el instinto de querer comprender lo que sucede en la mente de los demás. Es uno de nuestros rasgos fundamentales como especie, pero eso no puede llevarte al relativismo de decir: sufrió tanto...P. Visto tan de cerca, el asesino es un tipo maniático pero educado. También Martin Luther King era normal. El malo no es el demonio y el bueno no es un ángel.R. El bueno es una persona extraor-dinaria que se ha visto llevado por las circunstancias. Y eso lo hace más interesante. Lo curioso de King es que se convirtió en un héroe porque lo mataron. En 1968 estaba siendo muy contestado. En esos meses es un hombre cansado y asediado. Por la izquierda, por los Panteras Negras; por el lado más templado, debido a su evolución hacia la reivindicación de la justicia social —no solo de los derechos civiles— y contra la guerra de Vietnam. Para unos es un burgués traidor; para otros, un extremista peli-groso.

P. ¿Al escribir pensaba en un hipoté-tico lector americano? Martin Luther King no significa lo mismo para un europeo que para un estadounidense.R. Es un ejercicio mental complejo. Por una parte, no puedes escribir pensando en un tipo determina-do de lector porque el proceso de escribir tiene que ser soberano. Por otra, es inevitable. Ya me pasó con ‘La noche de los tiempos’. Tenía que escribir pensando que había lectores que necesitaban más información que otros. Tenías que tener esa astucia en la cabeza, pero eso no podía llevarte a simplificaciones pedagógicas. Hay una cosa que he aprendido y es que el lector de literatura se parece mucho universalmente. Dejando aparte el grado de informa-ción que se tenga, el lector es bastante homogéneo. Uno alemán se parece bastante a uno español o inglés. El texto final lo sometí a un lector cali-

ficado americano para evitar meter la pata en cosas que son mucho más delicadas para un americano que para un español. Cuestiones raciales, por ejemplo. Nosotros somos mucho más laxos.P. ¿Y había acertado con el tono?R. En algunos casos se me había ido un poco la mano. Aquí todo el mundo se ríe de la corrección política, pero en sitios donde la gente conserva la memoria de la discriminación hay que ser más cuidadoso.P. Otra de las precauciones que toma es usar iniciales para un personaje, la prostituta que conoce a Ray.R. Esta mujer fue prostituta y muy probablemente todavía vive. Te mue-ves en la tensión entre contar con naturalidad y no invadir la vida de otros.P. Las iniciales son un recurso de la no ficción, pero usted habla de novela. Todos los personajes son reales, ¿por

qué no es un libro de no ficción?R. Pues no lo sé. De lo que estoy segu-ro es de que cualquier elemento de ficción colocado en un texto lo con-vierte todo en ficción. ¿Por qué esto es ficción? Porque me atrevo a hablar desde el interior de la conciencia de los personajes. Lo que cuento está muy contrastado, pero no sé si esta-ban pensando lo que yo digo que esta-ban pensando. ¿Y sabes lo que es más ficción? El todo. Ficción no es solo inventar, ficción es organizar de una cierta manera. Muchos rasgos que se dice que son de la novela de ahora han estado ahí desde el Quijote. El límite borroso entre lo inventado y lo no inventado, por ejemplo. El Lazarillo se presenta como una autobiografía. Paco Rico lo dice siempre: el Lazarillo no es anónimo, es apócrifo. Esa es una intuición admirable.P. Quizá se piensa en la novela del XIX.R. Cuando se habla de la novela del XIX me quedo estupefacto. Hay tan-tas novelas distintas en el Siglo XIX, tan radicalmente experimentales en muchos casos. Oyes eso y te imaginas una novela robot, convencional, cos-tumbrista. ¿Dónde está esa novela? Porque la educación sentimental no es así.P. Tal vez novela es lo que leemos como novela. Su libro cambia si el lector sabe mucho de Martin Luther King o de usted.R. En el mundo anglosajón está más claro porque se presta mucha más atención a la veracidad comprobable de los hechos. Hay un pacto. La no ficción tiene muy limitada su libertad. Tienes libertades formales, pero no con los hechos.P. ¿Y no sucede que el autor quiere que lean su libro como novela porque el lector le da más valor? En la pre-sentación de ‘Lo que me queda por vivir’, usted recordó haberle dicho a Elvira Lindo que no hablara de los capítulos como de cuentos porque la gente lo iba a valorar menos.R. Es que somos así de simples, sobre todo en un país como el nuestro en el que todo el mundo está buscan-do siempre motivos para no leer. La gente dice: “¿Cuentos? No me inte-resa”. ¿Cómo puedes, hablando de literatura, decir “no me interesa”?P. Para mucha gente no es lo mismo

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uNa calle de lisboa, ciudad a la que huyó ray tras el crimen de luther King y a la que también huyó muñoz molina en 1987 para acabar su novela ‘invierno en lisboa’.

“Ficción no es sólo inventar, ficción es organizar de una cierta manera. Muchos rasgos que se dice que son de la novela de ahora han estado ahí desde el Quijote".

una novela de Muñoz Molina que un libro sobre el asesino de Martin Luther King.R. Claro. Hay mucho menos respeto a la no ficción porque parece que no es literatura. Tenemos muy enraizado que en el fondo lo que es literatura es la novela. Parece que la no ficción tiene siempre una categoría menor. P. El libro tiene mucho de examen de conciencia cuando habla de 1987. Queda usted bastante mal en su auto-rretrato. “Ahora es cuando siento vergüenza”, llega a decir.R. Es que es así. La novela surgió de esa contraposición repentina. Me dije: estuve aquí hace muchos años, en un viaje medio furtivo con este niño, que ahora tiene 26 años, recién nacido. Al principio eso iba a tener un sentido estrictamente literario: ver cómo cambia la idea que uno tiene sobre la ficción. Pero empiezo a escribir y me acuerdo del día en que nació mi hijo y del disco que estaba escuchando en ese momento. Eso desató algo que yo no tenía previsto y me puse a explorar por ahí, con mucho desconcierto. No quería hacer un juego metaliterario. Fue saliendo esa parte y muchas veces era difícil, pero si quieres ser honrado hay cosas que tienes que contar. Para que tenga sentido la construcción total.P. ¿No es arriesgar mucho?R. No. Una de las cosas que he apren-dido en Estados Unidos es que se puede escribir con franqueza sobre la propia vida, y que ese ejercicio puede ser valioso. Nosotros somos muy pudorosos. Lo que yo he conta-do en comparación con las memorias de un americano o de un inglés... No es que ellos sean desvergonzados, es que tienen una integridad y esa idea de que las cosas tienen que ser con-tadas. Eso me ha alentado mucho. En un capítulo cuento que de repente me suceden cosas que no me hubie-ran sucedido si no hubiera escrito ‘El invierno en Lisboa’ y que cambian mi vida. Ya alguna vez había contado que había visitado a Onetti, pero es que no solo había visitado a Onetti, es que la noche antes había tenido un deslumbramiento amoroso. Tú cuentas lo de Onetti y estás en un territorio seguro, porque es litera-rio, pero las personas no somos solo

literatura. ¿Que eso tiene ciertos ries-gos? Tiene un riesgo literario no ya por cómo será juzgado, sino porque puede no sostenerse.P. Y personal, ¿no? Uno va leyendo y se pregunta: ¿qué pensarán sus hijos?R. Eso también está muy medido. Ahí es donde tienes que tener más cuidado. Lo que no voy a hacer es arriesgarme a hacer daño a las perso-nas que más quiero. Pero también las personas adultas tienen que enfren-tarse a las cosas. Qué le vamos a hacer, hemos sido así. Somos así.P. Del autor de ‘El invierno en Lisboa’ dice que “escribía de oídas”.R. No creo que una verdad contada honradamente haga daño. Queda dañada una visión edulcorada y romántica del escritor, pero no tene-

mos ninguna necesidad de ella.P. ¿Y ahora cómo toca? ¿Se aprende a tocar?R. Aprendes a considerar cada cosa que pones con mucho más cuidado, aprendes una especie de integridad.P. ¿Ha releído ‘El invierno en Lisboa’?R. No way. La leí por última vez por obligación hará como 15 ó 16 años, para revisar una traducción. No pue-des arreglar un libro como no puedes arreglar el pasado.P. ¿Y qué impresión le dio hace 15

años?R. (Sonríe. Silencio). No sé… Había demasiado humo. En muchos senti-dos.P. Es curioso releer las crónicas de 1987: la presentación del libro en un bar, la expectación después del éxito de Beatus Ille…R. Un éxito muy relativo, retrospec-tivo sobre todo.P. Bueno, publicar en Seix Barral des-pués de pagarse usted la edición de su primer libro…

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“No he vuelto a leer ‘El invierno en Lisboa’. No puedes arreglar un libro como no puedes arreglar el pasado”.

Por J. Ernesto Ayala-DIP

El 4 de abril de 1968, cinco años más tarde del magnicidio de Dallas, el líder negro Martin Luther King cae abatido de un único disparo en la parte inferior de la cara. Su asesino se llamaba James Earl Ray. Un hom-bre del sur americano, blanco y feroz-mente racista. Su huida le exige cam-biar de identidad y de país. Aparece, como de la nada, a los pocos días de

Crónica y expiaciónmuñoz molina combina en ‘como la sombra que se va’ un ejercicio de introspección, una narración

de tintes casi policiacos, una teoría de la novela y una historia de amor y familia

su cronometrado crimen en Lisboa. Solo estará unos días, hasta que sea atrapado en el aeropuerto de Londres. En 1987, un joven funcionario del Ayuntamiento de Granada hace un viaje relámpago a la capital portugue-sa para terminar la novela que tiene entre manos, la novela que escribe en los ratos libres que le dejan su obliga-ción laboral y familiar (mujer y dos hijos pequeños). La novela se titulará ‘El invierno en Lisboa’. Su autor se

llama Antonio Muñoz Molina. Estos son los dos soportes argumentales sobre los que se erige ‘Como la som-bra que se va’, la nueva novela de Antonio Muñoz Molina.La novela es un ejercicio múltiple de ficción: implacable autointrospec-ción, exposición de la teoría sobre la novela que defiende Muñoz Molina, una especie de making of de ‘El invier-no en Lisboa’, una historia de amor y otra de desamor sin explicar, un acto

de expiación respecto a las víctimas colaterales que la empecinada voca-ción deja por el camino, una crónica casi policiaca sobre uno de los tres asesinatos más determinantes que se cometieron en Estados Unidos durante la década de los sesenta. Para que todos estos niveles queden soldados de manera que el lector no tenga nunca la sensación de desequi-librio, ni de falta de unidad, el autor de Úbeda otorga las propiedades

JaMes earl ray, asesino de martin luther King.

R. Es un salto tremendo, sí. En esa época hubo una serie de éxitos repen-tinos de libros literarios de gente desconocida. Había empezado con ‘El misterio de la cripta embruja-da’. Mendoza había publicado antes el ‘Savolta’, pero su éxito vino con ‘La cripta’. Aparecieron Ferrero, Llamazares, Marías llegó a más lec-tores, Soledad Puértolas, Martínez de Pisón, García Sánchez…Cuando publiqué ‘El invierno en Lisboa’ pasé por Madrid y fui a la Feria del Libro con la ilusión de ver mi novela. No estaba. De pronto la gente empezó a leerla. Luego dicen que todo está planificado. Había escritores, pero lo que empezaba a haber era un público. Los escritores creaban el público al hacer la novela.P. En una entrevista de aquel año, dice que la narrativa joven era un invento.R. ¿Sabes lo que era un invento? Esa impaciencia por crear caracteres comunes. Me llamaba la atención que se insistiera tanto en que éramos jóvenes. ¿Qué mérito tiene serlo? Yo pensaba en la edad a la que se habían escrito grandes libros. Entonces ‘El gran Gatsby’ también es narrativa joven.P. ‘El invierno en Lisboa’ ganó el Premio Nacional de Literatura. Luego volvió a ganarlo ‘El jinete polaco’. ¿Qué piensa de los que están renunciando a esos premios?R. Que todo el mundo tiene que hacer aquello que en conciencia cree que tiene que hacer, pero también pien-

so que los gestos de uno tienen que ser coherentes. Pensemos en Jordi Savall. El jurado del Premio Nacional de Música es gente de primera fila, y algunos se sintieron muy ofendidos. Si tú recibes el Premio de la Generalitat y lo agradeces y, a continuación, reci-bes el Nacional y dices que no, ¿qué pasa? ¿Que la Generalitat tiene una gran política cultural, que no tiene recortes? Hay que protestar contra la política de este Gobierno, que es brutal y destructiva, parecida a la de otros Gobiernos y no solo centra-les. Pero ¿y si recibes el premio y lo donas? Además, uno puede, honrada-mente, necesitar el dinero. A lo mejor a mucha gente, tal y como están los trabajos artísticos, el premio le resuel-ve una parte de la vida. Eso es muy respetable. Cuando yo gané el Planeta me preguntaban en qué vas a gastar el dinero. Pensaba: ¿por qué no se lo preguntan a los arquitectos? Como te dedicas a estos trabajos parece que tienes que vivir miserablemente.P. ¿Le cambió más la vida el Premio Nacional o el Planeta?R. El Nacional, vamos, el éxito comer-cial que desató, porque me permitió algo a lo que aspiran las personas hon-radamente: a mejorar de posición y a tener una temporada de desahogo.

P. Cuando el año pasado publicó ‘Todo lo que era sólido’ hubo quien dijo que su crítica a la degradación de la vida pública quedaba algo desautoriza-da porque había ganado un premio tan rodeado de sospechas como el Planeta.R. Mira, yo hice una novela bastan-te poco comercial, me presenté a un premio porque en ese momento, por razones biográficas, me venía bien poder tener un poco de holgura eco-nómica, lo gané y, a lo largo de los años, de sobra he cubierto el adelanto que me pagaron.P. ¿No se la encargaron? Suele decirse que por política editorial y de promo-ción...R. Es un premio comercial, claro que sí. Yo no sé en otros casos, en el mío no tengo nada que disimular. Cuando gané ese premio hubo gente a la que yo tenía afecto que incluso me negó el saludo. Luego, curiosamente, alguno de ellos se presentó y lo ganó. Yo decía: “Esperen a leer la novela”.P. Pero no es un premio cualquiera. Se presentan 500 personas y se le supone una buena fe que está muy en entredicho.R. Sí, pero imagínate una novela como ‘El jinete polaco’ las posibilidades que tiene de ser una novela de encargo.

P. En ‘Todo lo que era sólido’ plan-teaba la necesidad de una rebelión cívica. ¿Se ha producido?R. Creo que se está produciendo. Lo que más esperanza me da es que la corrupción ya no es impune.P. ¿Y el 15M y Podemos? Al leer rebe-lión tiende a pensarse en ellos, no en los jueces que hacen su trabajo.R. Es que eso era lo que yo decía, que cada uno hiciera lo que tenía que hacer. Esa es la parte que me intere-sa. Me parece cansado que se hable siempre de lo mismo. Hay aspectos de la realidad sobre los que nunca se dice nada: la educación, el medio ambiente… Hay una inflación verbal a la que no quiero sumarme.

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“La renuncia de Jordi Savall al Premio Nacional de Música ha ofendido a algunos miembros del jurado,

gente de primera fila”.

el escritor aNtoNio Muñoz MoliNa eN el estudio de su casa. en las manos tiene un ejemplar del número de la revista ‘life’ dedicado al asesino de martin luther King en mayo de 1968.

ventrílocuas con que suele dotar a sus voces narradoras. La voz que se narra a sí mismo, esa primera persona que designa al autor de ‘El invierno en Lisboa’ como si fueran dos seres distintos, el del presente y el del pasado, pero arrastrando un mismo posible espejismo y un mismo sufrimiento vital, por momentos parece transformarse también en la conciencia oscura del asesino de Luther King. Como si nuestro autor volviera a las atmósferas asfixiantes y a aquella clínica descripción del mal que experimentó con deslum-brante eficacia en Plenilunio.La novela que leemos se pudo ges-tar entre el 2 de diciembre de 2012 y los primeros días de febrero de 2014 en un Nueva York nevado. El autor de ‘El invierno en Lisboa’ vuelve a Lisboa a visitar a su hijo, el mismo que en 1987 tenía un mes de vida. Ahora es cuando recuerda la historia que leyó sobre James Earl Ray. Es el comienzo de la novela que leemos, y el comienzo del recuerdo doloroso del pasado privado y la recuperación casi arqueológica de la novela que lo

salva, para su propia sorpresa, de la grisura provinciana en que transcu-rría su vida.Voy a comentar algunas cuestiones que tienen que ver con la novela (que leemos) y con el género según lo entiende Muñoz Molina. La his-toria del asesino de Luther King, un tipo que disfruta leyendo novelas de James Bond y enciclopedias obsole-tas, adquiere su sentido cabal si no se olvida la historia de las últimas horas de vida, que también se cuenta, de la víctima. Juntas, conforman la cara desoladora de la historia americana. Sobre esta materia escribieron Don DeLillo y Norman Mailer con no más mérito que nuestro autor, pero con igual afán indagatorio sobre algunos grandes misterios humanos (y polí-ticos).Para esta historia, Muñoz Molina se vale de una ingente documentación,

de la misma manera que Mailer usó el Informe Warren para construir su visión de Oswald. La ruina moral, la sordidez y la desdichada personali-dad que dibujó nuestro autor en el psicópata de Plenilunio, la reencon-tramos casi intacta en el dibujo del asesino del líder negro.Me interesan ahora, sobremanera, dos ideas en la novela: la del punto de vista en las novelas y la del porvenir de las historias que se cuentan, lo que ocurre con las vidas después del final de esos relatos que leemos. Primera idea: Muñoz Molina tardó siete años para encontrar la voz narradora de Beatus Ille (1986), su primera novela. Por ello no extraña que ahora haga mención de ‘El gran Gatsby’, uno de los grandes paradigmas del punto de vista. Dice Muñoz Molina: Gatsby era un héroe porque alguien como Nick Carraway lo miraba. Segunda idea: los

relatos tienen un final, una exigencia cartesiana de orden. Una mujer o un hombre son un relato mientras los tenemos enfrente; en cuanto se ale-jan de nuestra existencia, esos rela-tos han finalizado, como si hubieran muerto para nosotros, pero sus vidas continúan y las nuestras también. Por ello tampoco extraña que cite al per-sonaje más olvidado de la historia de la narrativa universal, Berta Bovary, la hija de los protagonistas que termina en la novela como obrera.En ‘Como la sombra’ que se va vuel-ve la rigurosa transparencia narrativa de su autor. Y el fraseo medido de la escritura para indagar entre las brumas. A la memoria, atrapada siempre luminosamente entre la verdad y la ficción, se le suma ahora la urgencia de una reparación crucial que no llega tarde. Algunos misterios de la vida se suman a ese misterio que es toda narración.

* Como la sombra que se va. Antonio Muñoz Molina. Seix Barral. Barcelona, 2014. 536 páginas.

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Por Agencias

Después de una operación para extraerle la vesícula biliar, el drama-turgo británico Mark Ravenhill des-cubrió que éste era un órgano “inútil”. Así que decidió investigar cuánto real-mente de lo que forma nuestro cuerpo es prescindible.

Este es su testimonio:Hace dos años en Varsovia sentí una enorme presión bajo el esternón y el dolor no desaparecía.Cambié de posición en la cama, cami-né por el cuarto, traté de respirar lo más profundo posible. Pero aún así, un puño invisible seguía presionándome el pecho.Gemí y gruñí incapaz de dormir. Pensé que era una indigestión severa.Al día siguiente debía enseñarle a un grupo de jóvenes dramaturgos pola-cos.En la mañana el dolor había pasado, pero sólo había podido dormir 45 minutos, así que estaba un poco ale-targado.Esa noche el dolor volvió tan fuerte como antes y se repitió noche tras noche.Un golpe constante y profundo, sua-vizándose por algunos minutos, pero volviendo siempre con la misma insis-tencia despiadada.Por fortuna e inexplicablemente los días siempre estaban libres de dolor.Pero a medida que avanzaba la semana

lA vesículA biliAr y otros

órgAnos

del cuerpotuve que enseñar en un estado casi alucinógeno por la falta de sueño y había casi dejado de comer esperando sentirme mejor.Mi última semana en Varsovia pude detectar en el espejo del baño el comienzo de un amarilleamiento de la piel en todo mi cuerpo.Mi orina era casi marrón y mi excre-mento de un tono blancuzco. Estaba padeciendo ictericia.Una búsqueda rápida en Google me convenció de que necesitaba cambiar mi autodiagnóstico de indigestión a cáncer avanzado.

“Totalmente inútil”Cuando aterricé en el aeropuerto de Heathrow en Londres tomé un taxi y le pedí al chofer que me llevara direc-tamente a una sala de emergencias.“Es un cálculo biliar en el páncreas”, me dijo el joven médico practicante.¿No es cancer?“Oh no, definitivamente no es cáncer. Lo internaremos ahora y en la mañana le extraerán el cálculo. Para medio día estará fuera”.Al día siguiente el cirujano me infor-mó:

“Trataremos el cálculo y ya que esta-mos en esto le extraeremos la vesícula biliar. Una vez que se forma un cálculo y se propaga al resto del organismo es probable que ocurra otra vez. Mejor asegurarnos de que no pase”.¿Extraerán mi vesícula? ¿Podré tener la extraccióN de la vesícula biliar es un procedimiento sencillo y rápido.

“inútiles”

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14DOMINGO \ EL MAÑANA \ 30 de noviembre de 2014 MEDICINA

“A medida que la tecnología médica se hace más sofisticada, tendremos que enfrentar preguntas difíciles. ¿Qué partes de nosotros mismos son médica, psicológica

y emocionalmente necesarias? ¿Soy yo mi cuerpo? Y ¿cuánto de él necesito o deseo mantener?”. Mark

Ravenhill, dramaturgo

Nuestro estóMago sigue siendo igual al de los cazadores-recolectores de la prehistoria.

una vida normal?“Sí. La vesícula biliar es totalmente inútil. Y si le va a dar problemas es mejor sacarla. Lo veo después. Usted no me verá. Por la anestesia general”.¿Realmente es innecesaria la vesícula biliar? ¿No se pensó una vez que la bilis era esencial para el ser humano, uno de los fluidos que viajan por el cuerpo humano cuyo equilibrio es esencial para la salud mental y física?.La mía fue incinerada en algún lugar detrás del hospital.

Bomba de bilisPara escribir este ensayo pedí reu-nirme con Andrew Jenkinson, ciru-jano del Hospital de la Universidad de Londres.Ofreció dejarme entrar a su quiró-

fano para observar la extracción de una vesícula.Pero se presentó un caso de emer-gencia y la operación que yo vería se canceló.Al final de su día de trabajo nos reuni-mos en la cafetería del hospital.Con un dibujo improvisado me expli-có el funcionamiento del sistema

digestivo y el papel de la vesícula.Primero trazó el estómago. Después el hígado, sorprendentemente grande, y debajo de éste, como un pequeño globo desinflado, la vesícula biliar.La vesícula no produce la bilis (ésta viene del hígado) pero actúa como una bomba. Si comes una porción extragrande

de pizza, por ejemplo, el organismo necesita una descarga súbita de bilis hacia el estómago.La vesícula se encarga entonces de bombear la bilis hacia el estómago para descomponer las grasas, en este caso el quattro formaggio.Pero la bilis puede cristalizarse dentro de la vesícula creando cálculos que causan incomodidad si se les deja dentro.Y si éstos se escapan pueden bloquear el hígado o, como me pasó a mí, el pán-creas. Y todo se vuelve muy molesto.

Cazadores-recolectoresPero ¿podré ahora sin la vesícula des-componer grasas?“Hay evidencia de que algunos pacien-tes sufren diarrea cuando se les extrae

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Muchos exploradores se someten a extracción de vesícula sana antes de una misión en la antártica.

la vesícula biliar “bombea” bilis del hígado hacia el estómago para descomponer grasas.

“Tenemos estómagos excesivamente grandes que rara vez deben llenarse totalmente. Pero ahora que

no somos cazadores-recolectores, el problema es que constantemente tenemos acceso a comida. Nos llenamos

el estómago mucho más de lo que debiéramos”. Andrew Jenkinson, cirujano

la vesícula”, me dijo Jenskinson. “Sus organismos no pueden descompo-ner la grasa eficientemente. Pero son casos muy raros”.Entonces ¿por qué tenemos esa parte del cuerpo que es prescindible? pre-gunté.Pensé que la evolución se había ase-gurado de que tenemos cuerpos efi-cientes y casi funcionales.Pero Jenkinson me dijo que la civili-zación humana ha avanzado de forma mucho más rápida que el ritmo de la evolución.A nivel digestivo no hemos logrado superar los comienzos de la agricul-tura humana, hace decenas de miles de años.Nuestro sistema digestivo sigue sien-do el de los cazadores-recolectores.¿Y el estómago?También le pregunté a Jenkinson si ahora que la tecnología médica per-mite eliminar la vesícula biliar con solo oprimir un botón, le pregunté a Jenkinson si recomendaría que a todos nos extirparan la vesícula.“Sí, si estamos seguros de que no habrá

complicaciones”, respondió.Siguiendo con el tema, Jenkinson sacó el pedazo de papel donde había dibu-jado su sistema digestivo y tachó la vesícula.“De hecho”, dijo, “tampoco necesi-tamos todo el estómago. Tenemos estómagos excesivamente grandes que llenamos mucho más de lo que debiéramos”.“Sólo necesitamos 10% de la capaci-dad del estómago”, me dijo marcando un pequeño tubo y cortando el 90% sobrante sobre el dibujo.Extracción universalTengo que decir que no extraño a mi vesícula. Pero si me hubieran pregun-

tado antes habría dicho que todo mi cuerpo es parte esencial de lo que soy.Todavía tengo las amígdalas.No pertenezco a la generación que fue sometida de forma casi automática a su extracción.Nací en una casa que se dice pertene-cer a la Iglesia de Inglaterra así que conservo el prepucio.Me extirparon, eso sí, el apéndice cuando tenía menos de 1 año y no puedo decir que lo he extrañado.Son piezas del cuerpo que se pierden o no, dependiendo de la cultura, historia u oportunidad.Mi cuerpo, ahora me doy cuenta, no es tan estable como pensaba.

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