DUATTAalismo y Esquizofrenia. El Anti-Edipo (Paidós, Barcelona_Buenos Aires_México, 1985-2004)

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    NOA SOBRE LA RADUCCION

    A causa de la confusin y desacuerdo que, a fuerza de reinar, domina en elvocabulario psicoanaltico, damos de antemano algunas de las opciones que aquse han tomado.

    1. Frente a la dicotoma conceptual rpression-refoulement, que en cas-tellano usualmente, aunque tal vez no debidamente, se traducen por el mismotrmino represin, hemos optado por seguir la tradicin, excepto cuando el contextono explicitaba el sentido. En este caso hemos traducido, de un modo convencional,

    rpression por represin general y refoulement por represin a secas. Comoes sabido, refoulement (el freudiano Verdrngung)remite, en sentido propio, aaquella operacin por la que el sujeto intenta rechazar o mantener en el incons-ciente representaciones ligadas a una pulsin. Por otra parte, creemos que rpres-sion debera traducirse por supresin cuando remite a la desaparicin del afecto,

    pero no de la representacin.2. En cuanto al polmico trmino investissement(cuando se refiere a la Be-

    setzung freudiana), lo hemos traducido por catexis, aunque en la forma verbal,adems del barbarismo catesizar, hemos utilizado por lo general la forma car-

    gar, tambin clsica, a pesar de la seduccin que siempre ofrece el trmino ocupar.3. La forclusionlacaniana ha sido traducida por repudio y en cuanto al

    fantasme (la Phantasie de Freud) hemos optado por traducirlo por fantasma,atendiendo a las razones de Laplanche y Pontalis en su Vocabulaire de la Psy-chanalyse. No olvidamos, sin embargo, que, en su traduccin de Freud, LpezBallesteros utiliza fantasa.

    En la, ms o menos, creacin de palabras, hemos intentado seguir el mismomtodo que los autores de este libro.

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    Richard Lindner, Boy with Machine(1954, en tela, 40 X 30, Sr. y Sra. C. L. Harrison, Batavia, Ohio)

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    CAPULO PRIMERO

    LAS MQUINAS DESEANES

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    Ello funciona en todas partes, bien sin parar, bien discontinuo. Ello respira,ello se calienta, ello come. Ello caga, ello besa. Qu error haber dicho el ello.En todas partes mquinas, y no metafricamente: mquinas de mquinas, consus acoplamientos, sus conexiones. Una mquina-rgano empalma con unamquina-fuente: una de ellas emite un flujo que la otra corta. El seno es unamquina que produce leche, y la boca, una mquina acoplada a aqulla. Laboca del anorxico vacila entre una mquina de comer, una mquina anal, una

    mquina de hablar, una mquina de respirar (crisis de asma). De este modo,todos bricoleurs; cada cual sus pequeas mquinas. Una mquina-rganopara una mquina energa, siempre flujos y cortes. El presidente Schreber tie-ne los rayos del cielo en el culo. Ano solar. Adems, podemos estar segurosde que ello marcha; el presidente Schreber siente algo, produce algo, y puedeteorizarlo. Algo se produce: efectos de mquina, pero no metforas.

    El paseo del esquizofrnico es un modelo mejor que el neurtico acostadoen el divn. Un poco de aire libre, una relacin con el exterior. Por ejemplo,el paseo de Lenz reconstituido por Bchner1. Por completo diferente de losmomentos en que Lenz se encuentra en casa de su buen pastor, que le obligaa orientarse socialmente, respecto al Dios de la religin, respecto al padre, a lamadre. En el paseo, por el contrario, est en las montaas, bajo la nieve, conotros dioses o sin ningn dios, sin familia, sin padre ni madre, con la natura-leza. Qu quiere mi padre? Puede darme algo mejor? Imposible. Dejadmeen paz. odo forma mquinas. Mquinas celestes, las estrellas o el arco iris,mquinas alpestres, que se acoplan con las de su cuerpo. Ruido ininterrumpi-

    1. Cf. el texto de Bchner, Lenz,tr. fr. Ed. Fontaine (tr. cast. Ed. Montesinos, 1981).

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    do de mquinas. Crea que se producira una sensacin de infinita beatitudsi era alcanzado por la vida profunda de cualquier forma, si posea un almapara las piedras, los metales, el agua y las plantas, si acoga en s mismo todos

    los objetos de la naturaleza, maravillosamente, como las flores absorben el airecon el crecimiento y la disminucin de la luna. Ser una mquina cloroflica,o de fotosntesis, o por lo menos deslizar el cuerpo como una pieza en talesmquinas. Lenz se coloc ms all de la distincin hombre-naturaleza, msall de todos los puntos de referencia que esta distincin condiciona. No vi-vi la naturaleza como naturaleza, sino como proceso de produccin. Ya noexiste ni hombre ni naturaleza, nicamente el proceso que los produce a unodentro del otro y acopla las mquinas. En todas partes, mquinas productoraso deseantes, las mquinas esquizofrnicas, toda la vida genrica: yo y no-yo,

    exterior e interior ya no quieren decir nada.Comitiva del paseo del esquizo, cuando los personajes de Beckett se deci-

    den a salir. En primer lugar hemos de ver cmo su propio andar variado es asi-mismo una mquina minuciosa. Y luego la bicicleta: qu relacin existe entrela mquina bicicleta-bocina y la mquina madre ano? hablar de bicicletas yde bocinas, qu descanso. Por desgracia, no es de esto de lo que tengo que ha-blar ahora, sino de la que me dio a luz, por el ojo del culo si mal no recuerdo.

    A menudo creemos que Edipo es algo sencillo, que est dado. Sin embargo,no es as: Edipo supone una fantstica represin de las mquinas deseantes.

    Por qu, con qu fin? En verdad, es necesario o deseable someterse a l? Ycon qu? Qu poner en el tringulo edpico, con qu formarlo? La bocina debicicleta y el culo de mi madre, son el meollo del asunto? No hay cuestionesms importantes? Dado un efecto, qu mquina puede producirlo? y dadauna mquina, para qu puede servir? Por ejemplo, adivine usted qu uso tie-ne una funda de cuchillo a partir de su descripcin geomtrica. O bien, anteuna mquina completa formada por seis piedras en el bolsillo derecho de miabrigo (bolsillo que suministra), cinco en el bolsillo derecho de mi pantaln,cinco en el bolsillo izquierdo de mi pantaln (bolsillos de transmisin), y conel ltimo bolsillo del abrigo recibiendo las piedras utilizadas a medida que lasotras avanzan, qu efecto produce este circuito de distribucin en el que lapropia boca se inserta como mquina para chupar las piedras? En este caso,cul es la produccin de voluptuosidad? Al final de Malone meurt, Mme.Pdale lleva de paseo a los esquizofrnicos, en charabn, en barco, de pic-nicpor la naturaleza: se prepara una mquina infernal.

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    Le corps sous la peau est une usine surchauffe,et dehors,le malade brille,

    il luit,de tous ses pores,clats 2.

    No pretendemos fijar un polo naturalista de la esquizofrenia. Lo que el es-quizofrnico vive de un modo especfico, genrico, no es en absoluto un poloespecfico de la naturaleza, sino la naturaleza como proceso de produccin.Qu quiere decir aqu proceso? Es probable que, a un determinado nivel, la

    naturaleza se distinga de la industria: por una parte, la industria se opone a lanaturaleza, por otra, saca de ella materiales, por otra, le devuelve sus residuos,etc. Esta relacin distintiva entre hombre-naturaleza, industria-naturaleza,sociedad-naturaleza, condiciona, hasta en la sociedad, la distincin de esferasrelativamente autnomas que denominaremos produccin, distribucin,consumo. Sin embargo, este nivel de distinciones, considerado en su es-tructura formal desarrollada, presupone (como lo demostr Marx), ademsdel capital y de la divisin del trabajo, la falsa conciencia que el ser capitalistanecesariamente tiene de s y de los elementos coagulados de un proceso de

    conjunto. Pues en verdad la brillante y negra verdad que yace en el deliriono existen esferas o circuitos relativamente independientes: la produccin esinmediatamente consumo y registro, el registro y el consumo determinan deun modo directo la produccin, pero la determinan en el seno de la propiaproduccin. De suerte que todo es produccin: producciones de produccio-nes, de acciones y de pasiones; producciones de registros, de distribuciones yde anotaciones; producciones de consumos, de voluptuosidades, de angustiasy de dolores. De tal modo todo es produccin que los registros son inmedia-tamente consumidos, consumados, y los consumos directamente reproduci-dos3. Este es el primer sentido de proceso: llevar el registro y el consumo a la

    2. El cuerpo bajo la piel es una fbrica recalentada / y fuera / el enfermo brilla, / reluce,/ con todos sus poros, / reventados. (N. del .) Artaud, Van Gogh le suicid de la socit (tr. cast.,Fundamentos, 1977)

    3. Cuando Georges Bataille habla de gastos o consumos suntuarios, no productivos, enrelacin con la energa de la naturaleza, se trata de gastos o consumos que no se inscriben en laesfera supuestamente independiente de la produccin humana en tanto que determinada porlo til: se trata, por tanto, de lo que nosotros llamamos produccin de consumo (cf. La No-tion de dpensey la Part maudite,Ed. de Minuit) (La parte maldita, tr. cast. EDHASA, 1974).

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    produccin misma, convertirlos en las producciones de un mismo proceso.En segundo lugar, ya no existe la distincin hombre-naturaleza. La esencia

    humana de la naturaleza y la esencia natural del hombre se identifican en

    la naturaleza como produccin o industria, es decir, en la vida genrica delhombre. La industria ya no se considera entonces en una relacin extrnsecade utilidad, sino en su identidad fundamental con la naturaleza como produc-cin del hombre y por el hombre4. Pero no el hombre como rey de la creacin,sino ms bien como el que llega a la vida profunda de todas las formas o detodos los gneros, como hombre cargado de estrellas y de los propios animales,que no cesa de empalmar una mquina-rgano a una mquina-energa, unrbol en su cuerpo, un seno en la boca, el sol en el culo: eterno encargado delas mquinas del universo. Este es el segundo sentido de proceso. Hombre y

    naturaleza no son como dos trminos uno frente al otro, incluso tomados enuna relacin de causa, de comprensin o de expresin (causa-efecto, sujeto-objeto, etc.). Son una misma y nica realidad esencial del productor y delproducto. La produccin como proceso desborda todas las categoras idealesy forma un ciclo que remite al deseo en tanto que principio inmanente. Porello, la produccin deseante es la categora efectiva de una psiquiatra mate-rialista que enuncia y trata al esquizo como Homo natura. No obstante, conuna condicin que constituye el tercer sentido de proceso: no hay que tomarlopor una finalidad, un fin, ni hay que confundirlo con su propia continuacin

    hasta el infinito. El fin del proceso, o su continuacin hasta el infinito, quees estrictamente lo mismo que su detencin brutal y prematura, es la causadel esquizofrnico artificial, tal como lo vemos en el hospital, andrajo autisti-zado producido como entidad. Lawrence dice del amor: Hemos convertidoun proceso en una finalidad; el fin de todo proceso no radica en su propiacontinuacin hasta el infinito, sino en su realizacin... El proceso debe tendera su realizacin, pero no a cierta horrible intensificacin, a cierta horribleextremidad en la que el cuerpo y el alma acaban por perecer5. Lo mismo quepara el amor es para la esquizofrenia: no existe ninguna especificidad ni enti-dad esquizofrnica, la esquizofrenia es el universo de las mquinas deseantesproductoras y reproductoras, la universal produccin primaria como realidadesencial del hombre y de la naturaleza.

    4. Sobre la identidad Naturaleza-Produccin y la vida genrica, segn Marx, cf. los co-mentarios de Gerard Granel, LOntologie marxiste de 1844 et la question de la coupure, enlEndurance de la pense,Plon, 1968, pgs. 301-310.

    5. D. H. Lawrence, La Verge dAaron,tr. fr. Gallimard, pg. 199.

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    Las mquinas deseantes son mquinas binarias, de regla binaria o de r-gimen asociativo; una mquina siempre va aclopada a otra. La sntesis pro-ductiva, la produccin de produccin, posee una forma conectiva: y, y

    adems... Siempre hay, adems de una mquina productora de un flujo, otraconectada a ella y que realiza un corte, una extraccin de flujo (el seno laboca). Y como la primera a su vez est conectada a otra con respecto a la cualse comporta como corte o extraccin, la serie binaria es lineal en todas lasdirecciones. El deseo no cesa de efectuar el acoplamiento de flujos continuosy de objetos parciales esencialmente fragmentarios y fragmentados. El deseohace fluir, fluye y corta. Me gusta todo lo que fluye, incluso el flujo menstrualque arrastra los huevos no fecundados..., dice Miller en su canto del deseo6.Bolsa de aguas y clculos del rin; flujo de cabellos, flujo de baba, flujo de

    esperma, de mierda o de orina producidos por objetos parciales, constante-mente cortados por otros objetos parciales, que a su vez producen otros flujos,cortados por otros objetos parciales. odo objeto supone la continuidad deun flujo, todo flujo, la fragmentacin del objeto. Sin duda, cada mquina-rgano interpreta el mundo entero segn su propio flujo, segn la energaque le fluye: el ojo lo interpreta todo en trminos de ver el hablar, el or,el cagar, el besar... Pero siempre se establece una conexin con otra mquina,en una transversal en la que la primera corta el flujo de la otra o ve su flujocortado por la otra.

    Por lo tanto, el acoplamiento de la sntesis conectiva, objeto parcial-flujo,posee adems otra forma, producto-producir. El producir siempre est injerta-do en el producto; por ello, la produccin deseante es produccin de produc-cin, como toda mquina, mquina de mquina. No podemos contentarnoscon la categora idealista de expresin. No podemos, no deberamos pensaren describir el objeto esquizofrnico sin vincularlo al proceso de produccin.Los Cahiers de lart brutson su demostracin viviente (y a la vez niegan quehaya una entidad del esquizofrnico). As, Henri Michaux describe una mesaesquizofrnica en funcin de un proceso de produccin (el del deseo): Desdeel momento que uno la notaba, continuaba ocupando la mente. Incluso con-tinuaba no se qu, sin duda su propio quehacer... Lo que sorprenda era que,sin ser simple, tampoco era verdaderamente compleja, compleja de entrada ode intencin o de plan complicado. Ms bien se desimplificaba a medida queera trabajada... al como estaba era una mesa de aadidos, al igual que algunos

    6. Henry Miller, ropique du Cancer,cap. XIII (... y mis entraas se expanden en uninmenso flujo esquizofrnico, evacuacin que me coloca frente a frente con lo absoluto...)(trad. cast. Ed. Bruguera, 1982).

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    dibujos de esquizofrnicos llamados abarrotados, y si estaba terminada era enla medida en que ya no haba forma de aadir nada; mesa que se haba idoconvirtiendo en amontonamiento, dejando de ser mesa... No era apropiada

    para ningn uso, para nada de lo que se espera de una mesa. Pesada, volu-minosa, apenas era transportable. Uno no saba cmo cogerla (ni mental, nimanualmente). El tablero, la parte til de la mesa, progresivamente reducido,desapareca, y tena tan poca relacin con el voluminoso armazn, que unoya no pensaba en el conjunto como una mesa, sino como un mueble aparte,un instrumento desconocido cuyo empleo se ignoraba. Mesa deshumanizada,que no tena ningn acomodo, que no era burguesa, ni rstica, ni de campa-a, ni de cocina, ni de trabajo. Que no se prestaba a nada, que se protega,que rechazaba todo servicio, toda comunicacin. En ella haba algo aterrado,

    petrificado. Se hubiera podido pensar en un motor parado7. El esquizofrni-co es el productor universal. Aqu no es posible distinguir entre el producir ysu producto. El objeto producido se lleva su aquen un nuevo producir. Lamesa contina su propio quehacer. El armazn se come el tablero. La no-terminacin de la mesa es un imperativo de produccin. Cuando Lvi-Straussdefine el bricolage, propone un conjunto de caracteres bien engarzados: laposesin de un stock o de un cdigo mltiple, heterclito y sin embargo limi-tado; la capacidad de introducir los fragmentos en fragmentaciones siemprenuevas; de lo que se desprende una indiferencia del producir y del produc-

    to, del conjunto instrumental y del conjunto a realizar8. La satisfaccin delbricoleur cuando acopla algo a una conduccin elctrica, cuando desva unconducto de agua, no podra explicarse mediante un juego de pap-mam omediante un placer de transgresin. La regla de producir siempre el producir,de incorporar el producir al producto, es la caracterstica de las mquinas de-seantes o de la produccin primaria: produccin de produccin. Un cuadro deRichard Lindner, Boy with Machine, muestra un enorme y turgente nio queha injertado y hace funcionar una de sus pequeas mquinas deseantes sobreuna gran mquina social tcnica (pues, como veremos, tambin esto es ciertocon respecto al nio).

    El producir, un producto, una identidad producto-producir... Precisa-mente es esta identidad la que forma un tercer trmino en la serie lineal:un enorme objeto no diferenciado. odo se detiene un momento, todo separaliza (luego todo volver a empezar). En cierta manera, sera mejor quenada marcharse, que nada funcionase. No haber nacido, salir de la rueda de

    7. Henri Michaux, Les Grandes preuves de lesprit,Gallimard, 1966, pgs. 26 y sg.8. Claude Lvi-Strauss, La Pense sauvage,Plon, 1962, pgs. 26 y sg. (tr. cast. F.C.E.).

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    los nacimientos; ni boca para mamar, ni ano para cagar. Estarn las mqui-nas suficientemente estropeadas, sus piezas suficientemente sueltas como paraentregarse y entregarnos a la nada? Se dira que los flujos de energa todava

    estn demasiado ligados, que los objetos todava son demasiado orgnicos. Unpuro fluido en estado libre y sin cortes, resbalando sobre un cuerpo lleno. Lasmquinas deseantes nos forman un organismo; pero en el seno de esta pro-duccin, en su produccin misma, el cuerpo sufre por ser organizado de estemodo, por no tener otra organizacin, o por no tener ninguna organizacin.Una parada incomprensible y por completo recta en medio del proceso,como tercer tiempo: Ni boca. Ni lengua. Ni dientes. Ni laringe. Ni esfago. Nivientre. Ni ano.Los autmatas se detienen y dejan subir la masa inorganizadaque articulaban. El cuerpo lleno sin rganos es lo improductivo, lo estril, lo

    engendrado, lo inconsumible. Antonin Artaud lo descubri, all donde esta-ba, sin forma y sin rostro. Instinto de muerte, ste es su nombre, y la muerteno carece de modelo. Pues el deseo tambindesea esto, es decir, la muerte, yaque el cuerpo lleno de la muerte es su motor inmvil, del mismo modo comodesea la vida, ya que los rganos de la vida son la working machine. No nospreguntaremos como pueden funcionar juntos: esta cuestin incluso es el pro-ducto de la abstraccin. Las mquinas deseantes no funcionan ms que estro-peadas, estropendose sin cesar. El presidente Schreber durante largo tiempovivi sin estmago, sin intestinos, casi sin pulmones, el esfago desgarrado, sin

    vejiga, las costillas molidas; a veces se haba comido parte de su propia larin-ge.... El cuerpo sin rganos es lo improductivo; y sin embargo, es producidoen el lugar adecuado y a su hora en la sntesis conectiva, como la identidad delproducir y del producto (la mesa esquizofrnica es un cuerpo sin rganos). Elcuerpo sin rganos no es el testimonio de una nada original, como tampoco esel resto de una totalidad perdida. Sobre todo, no es una proyeccin; no tienenada que ver con el cuerpo propio, o con una imagen del cuerpo. Es el cuerposin imgenes. El, lo improductivo, existe all donde es producido, en el tercertiempo de la serie binaria-lineal. Perpetuamente es reinyectado en la produc-cin. El cuerpo catatnico es producido en el agua del bao. El cuerpo llenosin rganos pertenece a la antiproduccin; no obstante, una caracterstica dela sntesis conectiva o productiva consiste tambin en acoplar la produccin ala antiproduccin, a un elemento de antiproduccin.

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    Entre las mquinas deseantes y el cuerpo sin rganos se levanta un con-flicto aparente. Cada conexin de mquinas, cada produccin de mquina,cada ruido de mquina se vuelve insoportable para el cuerpo sin rganos.

    Bajo los rganos siente larvas y gusanos repugnantes, y la accin de un Diosque lo chapucea o lo ahoga al organizarlo. El cuerpo es el cuerpo / est solo/ y no necesita rganos / el cuerpo nunca es un organismo / los organismosson los enemigos del cuerpo9. antos clavos en su carne, tantos suplicios. Alas mquinas-rganos, el cuerpo sin rganos opone su superficie resbaladiza,opaca y blanda. A los flujos ligados, conectados y recortados, opone su fluidoamorfo indiferenciado. A las palabras fonticas, opone soplos y gritos que soncomo bloques inarticulados. Creemos que ste es el sentido de la represinllamada originaria o primaria: no es una contracatexis, es esta repulsinde

    las mquinas deseantes por el cuerpo sin rganos. Y esto es lo que significa lamquina paranoica, la accin de efraccin de las mquinas deseantes sobre elcuerpo sin rganos, y la reaccin repulsiva del cuerpo sin rganos que las sien-te globalmente como aparato de persecucin. Por tanto, no podemos seguir aausk cuando ve en la mquina paranoica una simple proyeccin del propiocuerpo y de los rganos genitales10. La gnesis de la mquina tiene lugar sobreel propio terreno, en la oposicin entre el proceso de produccin de las mqui-nas deseantes y la detencin improductiva del cuerpo sin rganos. Dan fe deello el carcter annimo de la mquina, y la indiferenciacin de su superficie.

    La proyeccin no interviene ms que de forma secundaria, lo mismo que lacontracatexis, en la medida en que el cuerpo sin rganos carga un contra-interior o un contra-exterior, bajo la forma de un rgano perseguidor o de unagente exterior de persecucin. La mquina paranoica es en s un avatar de lasmquinas deseantes: es el resultado de la relacin de las mquinas deseantescon el cuerpo sin rganos, en tanto que ste ya no puede soportarlas.

    Sin embargo, si queremos tener una idea de las fuerzas posteriores del cuer-po sin rganos en el proceso no interrumpido, debemos pasar por un paraleloentre la produccin deseante y la produccin social. Un paralelo tal slo esfenomenolgico; no prejuzga para nada ni la naturaleza ni la relacin de lasdos producciones, ni siquiera prejuzga la cuestin de saber si efectivamenteexisten dosproducciones. Lo que ocurre, simplemente, es que las formas deproduccin social tambin implican una pausa improductiva inengendrada,un elemento de antiproduccin acoplado al proceso, un cuerpo lleno determi-

    9. Artaud, en 84, n. 5-6, 1948.10. Victor ausk. De la gense de lappareil influencer au cours de la schizophrnie,

    1919, tr. fr. en La Psychanalyse, n. 4.

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    nado como socius. Este puede ser el cuerpo de la tierra, o el cuerpo desptico,o incluso el capital. De l dice Marx: no es el producto del trabajo, sino queaparece como su presupuesto natural o divino. En efecto, no se contenta con

    oponerse a las fuerzas productivas mismas. Se vuelca sobre toda la produccin,constituye una superficie en la que se distribuyen las fuerzas y los agentes deproduccin, de tal modo que se apropia del excedente de produccin y seatribuye el conjunto y las partes del proceso que ahora parecen emanar de lcomo de una cuasi-causa. Fuerzas y agentes se convierten en su poder bajo unaforma milagrosa, parecen milagroseadospor l. En una palabra, el socius comocuerpo lleno forma una superficie en la que se registra toda la produccinque a su vez parece emanar de la superficie de registro. La sociedad construyesu propio delirio al registrar el proceso de produccin; pero no es un delirio

    de la conciencia, ms bien la falsa conciencia es verdadera conciencia de unfalso movimiento, verdadera percepcin de un movimiento objetivo aparente,verdadera percepcin del movimiento que se produce sobre la superficie deregistro. El capital es el cuerpo sin rganos del capitalista, o ms bien del sercapitalista. Pero como tal, no es slo substancia fluida y petrificada del dinero,es lo que va a proporcionar a la esterilidad del dinero la forma bajo la cualste produce a su vez dinero. Produce la plusvala, como el cuerpo sin rganosse reproduce a s mismo, brota y se extiende hasta los confines del universo.Carga la mquina de fabricar con una plusvala relativa, a la vez que se encarna

    en ella como capital fijo. Y sobre el capital se enganchan las mquinas y losagentes, hasta el punto que su propio funcionamiento parece milagrosamenteproducido por aqul. odo parece (objetivamente) producido por el capital entanto que cuasi-causa. Como dice Marx, al principiolos capitalistas tienen ne-cesariamente conciencia de la oposicin entre el trabajo y el capital, y del usodel capital como medio para arrebatar el excedente de trabajo. Sin embargo, ala vez que se instaura rpidamente un mundo perverso embrujado, el capitaldesempea el papel de superficie de registro en la que recae toda la produc-cin (proporcionar la plusvala, o realizarla, ste es el derecho de registro). A

    medida que la plusvala relativa se desarrolla en el sistema especficamente ca-pitalista y que la productividad social del trabajo crece, las fuerzas productivasy las conexiones sociales del trabajo parecen separarse del proceso productivo,pasando del trabajo al capital. De este modo, el capital se convierte en un sermuy misterioso, pues todas las fuerzas productivas parecen nacer en su senoy pertenecerle11. En este caso, lo especficamente capitalista es el papel del

    11. Marx, Le Capital, III, cap. 25 (Pliade II, pg. 1435). (r. cast. Siglo XXI). Cf.Althusser, Lire le Capital,los comentarios de Balibar, t. II, pgs. 213 sg., y Macherey, t. I, pgs.201 sg. (Maspero, 1965) (tr. cast. Ed. Siglo XXI).

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    dinero y el uso del capital como cuerpo lleno para formar la superficie de ins-cripcin o de registro. Sin embargo, cualquier cuerpo lleno, cuerpo de la tierrao del dspota, una superficie de registro, un movimiento objetivo aparente,

    un mundo perverso embrujado y fetichista, pertenecen a todos los tipos desociedad como constante de la reproduccin social.El cuerpo sin rganos se vuelca sobre la produccin deseante, y la atrae, y

    se la apropia. Las mquinas-rganos se le enganchan como sobre un chalecode floretista, o como medallas sobre el jersey de un luchador que avanza balan-cendolas. Una mquina de atraccin sucede, puede suceder, a la mquina re-pulsiva: una mquina milagrosa despus de la mquina paranoica. Pero, ququiere decir despus? Las dos coexisten, y el humor negro no se encarga deresolver las contradicciones, sino de lograr que no las haya, que nunca las haya

    habido. El cuerpo sin rganos, lo improductivo, lo inconsumible, sirve de su-perficie para el registro de codos los procesos de produccin del deseo, de talmodo que las mquinas deseantes parece que emanan de l en el movimientoobjetivo aparente que les relaciona. Los rganos son regenerados, enmilagra-dos, sobre el cuerpo del presidente Schreber que atrae sobre s los rayos deDios. Sin duda, la antigua mquina paranoica subsiste bajo la forma de vocesburlonas que intentan eliminar el milagro de los rganos y principalmenteel ano del presidente. No obstante, lo esencial radica en el establecimiento deuna superficie encantada de inscripcin o de registro que se atribuye todas

    las fuerzas productivas y los rganos de produccin, y que acta como cuasi-causa, comunicndoles el movimiento aparente (el fetiche). otalmente ciertoes que el esquizo hace economa poltica y que toda la sexualidad es asunto deeconoma.

    Slo que la produccin no se registra del mismo modo que se produce.O ms bien no se reproduce en el movimiento objetivo aparente del mismomodo como se produca en el proceso de constitucin. Lo que ocurre es queinsensiblemente hemos pasado a un dominio de la produccin de registro,cuya ley no es la misma que la de la produccin de produccin. La ley de estaltima era la sntesis conectiva o acoplamiento. Pero cuando las conexionesproductivas pasan de las mquinas a los cuerpos sin rganos (como del trabajoal capital), parece que pasan a depender de otra ley que expresa una distri-bucin con respecto al elemento no productivo en tanto que presupuestonatural o divino (las disyunciones del capital). Las mquinas se enganchan alcuerpo sin rganos como puntos de disyuncin entre los que se teje toda unared de nuevas sntesis que cuadriculan la superficie. El ya... ya esquizofrnicoreleva al y adems: cualesquiera que sean los dos rganos considerados, la

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    manera como se enganchan sobre el cuerpo sin rganos debe ser tal que todaslas sntesis disyuntivas entre ambos vengan a ser lo mismo sobre la superfi-cie resbaladiza. Mientras que el o bien pretende sealar elecciones decisivas

    entre trminos impermutables (alternativa), el ya designa el sistema de per-mutaciones posibles entre diferencias que siempre vienen a ser lo mismo aldesplazarse, al deslizarse. As por ejemplo, para la boca que habla o para lospies que andan: Sola detenerse sin decir nada. Ya porque no tuviera nadaque decir. Ya porque a pesar de tener algo que decir renunciase finalmente adecirlo... Otros casos principales se presentan a la mente. Comunicacin con-tinua inmediata con nueva partida inmediata. Lo mismo con nueva partidaretardada. Comunicacin continua retardada con nueva partida inmediata.Lo mismo con nueva partida retardada. Comunicacin discontinua inmediata

    con nueva partida inmediata. Lo mismo con nueva partida retardada. Comu-nicacin discontinua retardada con nueva partida inmediata. Lo mismo connueva partida retardada12. Es de este modo que el esquizofrnico, poseedordel capital ms raqutico y ms conmovedor, como por ejemplo las propie-dades de Malone, escribe sobre su cuerpo la letana de las disyunciones y seconstruye un mundo de paradas en el que la ms minscula permutacin seconsidera que responde a la nueva situacin o al interpelador indiscreto. Lasntesis disyuntiva de registro, por lo tanto, viene a recubrir las sntesis co-nectivas de produccin. El proceso como proceso de produccin se prolonga

    en procedimiento como procedimiento de inscripcin. O mejor, si llamamoslibidoal trabajo conectivo de la produccin deseante, debemos decir queuna parte de esta energa se transforma en energa de inscripcin disyuntiva(Numen). ransformacin energtica. Pero, por qu llamar divina, o Numen,a la nueva forma de energa a pesar de todos los equvocos soliviantados porun problema del inconsciente que no es religioso ms que en apariencia? Elcuerpo sin rganos no es Dios, sino todo lo contrario. Sin embargo, es divinala energa que le recorre, cuando atrae a toda la produccin y le sirve de su-perficie encantada y milagrosa, inscribindola en todas sus disyunciones. Deah las extraas relaciones que Schreber mantiene con Dios. Al que preguntacree usted en Dios? debemos responder de un modo estrictamente kantianoo schreberiano: seguro, pero slo como seor del silogismo disyuntivo, comoprincipio a prioride este silogismo (Dios define la Omnitudo realitatisde laque todas las realidades derivadas surgen por divisin).

    Por tanto, slo es divino el carcter de una energa de disyuncin. Lo divi-

    12. Beckett, Assez, in tes-mortes, Ed. de Minuit, 1967, pgs. 40-41 (tr. cast. Ed.usquets, 1978).

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    no de Schreber es inseparable de las disyunciones en las que se divide l mis-mo: imperios anteriores, imperios posteriores; imperios posteriores de un Diossuperior, y de un Dios inferior. Freud seal con insistencia la importancia de

    estas sntesis disyuntivas en el delirio de Schreber en particular, pero tambinen el delirio en general. Una divisin de este tipo es por completo caracters-tica de las psicosis paranoicas. Estas dividen mientras que la histeria condensa.O ms bien, estas psicosis resuelven de nuevo en sus elementos las conden-saciones y las identificaciones realizadas en la imaginacin inconsciente13.Pero, por qu aade Freud, con reflexin ya hecha, que la neurosis histricaes primera y que las disyunciones no se obtienen ms que por proyeccin deun condensado primordial? Sin duda, porque sta es una manera de mantenerlos derechos de Edipo en el Dios del delirio y en el registro esquizo-paranoico.

    Es por esta razn por la que sobre este problema debemos plantear la pre-gunta ms general: el registro del deseo pasa por los trminos edpicos? Lasdisyunciones son la forma de la genealoga deseante; pero, esta genealoga esedpica, se inscribe en el tringulo de Edipo? Es Edipo una exigencia o unaconsecuencia de la reproduccin social, en tanto que esta ltima se proponedomesticar una materia y una forma genealgicas que se escapan por todos loslados? Pues es por completo cierto que el esquizo es interpelado, y que no dejade serlo. Precisamente porque su relacin con la naturaleza no es un polo espe-cfico, es interpelado con los trminos del cdigo social en vigor: tu nombre,

    tu padre, tu madre? Durante sus ejercicios de produccin deseante, Molloyes interpelado por un polica: Usted se llama Molloy, dijo el comisario. S,dije, acabo de acordarme. Y su mam?, dijo el comisario. Yo no comprenda.ambin se llama Molloy?, dijo el comisario. Se llama Molloy?, dije yo. S,dijo el comisario. Yo reflexion. Usted se llama Molloy, dijo el comisario. S,dije yo. Y su mam?, dijo el comisario, tambin se llama Molloy? Yo reflexio-n. No podemos decir que el psicoanlisis sea muy innovador en este aspecto:contina planteando sus cuestiones y desarrollando sus interpretaciones desdeel fondo del tringulo edpico, incluso cuando ve que los fenmenos llama-dos psicticos desbordan este marco de referencia. El psicoanlisis dice quedebemos descubrir al pap bajo el Dios superior de Schreber, y por qu no alhermano mayor bajo el Dios inferior? Ora el esquizofrnico se impacienta ypide que se le deje tranquilo. Ora entra en el juego, incluso lo exagera, con lalibertad de poder reintroducir sus propios puntos de referencia en el modeloque se le propone y que desde el interior hace estallar (s, es mi madre, pero mi

    13. Freud, Cinq psychanalyses, tr. fr. P.U.F., pg. 297 (tr. cast. Obras completas, Ed. Biblio-teca Nueva, 1981).

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    madre es la Virgen). Nos imaginamos al presidente Schreber respondiendo aFreud: claro que s, los pjaros parlantes son muchachas, y el Dios superior espap, y el Dios inferior, mi hermano. Pero a la chita callando vuelve a emba-

    razar a las muchachas con todos los pjaros parlantes, y a su padre con el Diossuperior, y a su hermano con el Dios inferior, formas divinas que se complicano ms bien se desimplifican a medida que se abren camino bajo los trminosy funciones demasiado simples del tringulo edpico.

    Je ne crois ni pre ni mre

    Ja na pas papa-mama*

    La produccin deseante forma un sistema lineal-binario. El cuerpo lleno seintroduce en la serie como tercer trmino, pero sin romper su carcter: 2, 1, 2,1... La serie es por completo rebelde a una transcripcin que la obligara a pa-sar (y la amoldara) por una figura especficamente ternaria y triangular comola de Edipo. El cuerpo lleno sin rganos es producido como Antiproduccin,es decir, no interviene como tal ms que para recusar toda tentativa de trian-gulacin que implique una produccin parental. Cmo queremos que seaproducido por padres se que da fe de su auto-produccin, de su engendra-

    miento por s mismo? Es sobre l, all donde est, que el Numen se distribuyey que las disyunciones se establecen independientemente de cualquier proyec-cin. Si, he sido mi padre y he sido mi hijo. Yo, Antonin Artaud, soy mi hijo,mi padre, mi madre y yo. El esquizo dispone de modos de sealizacin pro-pios, ya que dispone en primer lugar de un cdigo de registro particular queno coincide con el cdigo social o que slo coincide para parodiarlo. El cdigodelirante, o deseante, presenta una extraordinaria fluidez. Se podra decir queel esquizofrnico pasa de un cdigo a otro, que mezcla todos los cdigos, en undeslizamiento rpido, siguiendo las preguntas que le son planteadas, variandola explicacin de un da para otro, no invocando la misma genealoga, no re-gistrando de la misma manera el mismo acontecimiento, incluso aceptando,cuando se le impone y no est irritado, el cdigo banal edpico, con el riesgode atiborrarlo con todas las disyunciones que este cdigo estaba destinado aexcluir. Los dibujos de Adolf Wlfli ponen en escena relojes, turbinas, dina-mos, mquinas-celestes, mquinas-edificios, etc. Y su produccin se realiza de

    * No creo ni en padre ni en madre. La segunda estrofa es intraducible o ilegible, un ejemplode traduccin libre podra ser: Ya nada con pap-mam. (N. del .)

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    forma conectiva, yendo de la orilla al centro por capas o sectores sucesivos. Sinembargo, las explicaciones que une, y que cambia segn su estado de humor,apelan a series genealgicas que constituyen el registro del dibujo. Adems, el

    registro se vuelca sobre el propio dibujo, bajo la forma de lneas de catstro-fe o de cada que son otras tantas disyunciones envueltas en espirales14. Elesquizo vuelve a caer sobre sus pies siempre vacilantes, por la simple razn deque es lo mismo en todos lados, en todas las disyunciones. Por ms que lasmquinas-rganos se enganchen al cuerpo sin rganos, ste no deja de per-manecer sin rganos y no se convierte en un organismo en el sentido habitualde la palabra. Mantiene su carcter fluido y resbaladizo. Del mismo modo,los agentes de produccin se colocan sobre el cuerpo de Schreber, se cuelgande este cuerpo, como los rayos del cielo que atrae y que contienen millares de

    pequeos espermatozoides. Rayos, pjaros, voces, nervios entran en relacionespermutables de genealoga compleja con Dios y las formas divididas de Dios.Sin embargo, todo ocurre y se registra sobre el cuerpo sin rganos, incluso lascpulas de los agentes, incluso las divisiones de Dios, incluso las genealogascuadriculantes y sus permutaciones. odo permanece sobre este cuerpo in-creado como los piojos en las melenas del len.

    * * *Segn el sentido de la palabra proceso, el registro recae sobre la produc-

    cin, pero la propia produccin de registro es producida por la produccinde produccin. Del mismo modo, el consumo es la continuacin del registro,pero la produccin de consumo es producida por y en la produccin de regis-tro. Ocurre que sobre la superficie de inscripcin se anota algo que perteneceal orden de un sujeto. De un extrao sujeto, sin identidad fija, que vaga sobreel cuerpo sin rganos, siempre al lado de las mquinas deseantes, definido porla parte que toma en el producto, que recoge en todo lugar la prima de undevenir o de un avatar, que nace de los estados que consume y renace en cadaestado. Luego soy yo, es a m... Incluso sufrir, como dice Marx, es gozarde uno mismo. Sin duda, toda produccin deseante ya es de un modo in-mediato consumo y consumacin, por tanto, voluptuosidad. Sin embargo,todava no lo es para un sujeto que no puede orientarse ms que a travs delas disyunciones de una superficie de registro, en los restos de cada divisin.El presidente Schreber, siempre l, es plenamente consciente de ello; existeuna tasa constante de goce csmico, de tal modo que Dios exige encontrarla voluptuosidad en Schreber, aunque sea al precio de una transformacin de

    14. W. Morgenthaler, Adolf Wlfli, tr. fr. LArt brut, n. 2.

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    Schreber en mujer. Sin embargo, el presidente no experimenta ms que unaparte residual de esta voluptuosidad, como salario de sus penas o como primapor convertirse en mujer. Es mi deber ofrecer a Dios este goce; y si, hacin-

    dolo as, me cae en suerte algo de placer sensual, me siento justificado paraaceptarlo, en concepto de ligera compensacin por el exceso de sufrimientos yprivaciones que he padecido desde hace tantos aos. Del mismo modo comouna parte de la libido en tanto que energa de produccin se ha transformadoen energa de registro (Numen), una parte de sta se transforma en energa deconsuma (Voluptas). Esta energa residual es la que anima la tercera sntesis delinconsciente, la sntesis conjuntiva del luego es... o produccin de consumo.

    Debemos considerar cmo se forma esta sntesis o cmo es producido elsujeto. Partamos de la oposicin entre las mquinas deseantes y el cuerpo

    sin rganos. Su repulsin, tal como apareca en la mquina paranoica de larepresin originaria, daba lugar a una atraccin en la mquina milagrosa. Sinembargo, entre la atraccin y la repulsin persiste la oposicin. Parece que lareconciliacin efectiva slo puede realizarse al nivel de una nueva mquinaque funcionase como retorno de lo reprimido. Que tal reconciliacin existao pueda existir es por completo evidente. De Robert Gie, el excelente dibu-

    jante de mquinas paranoicas elctricas, se nos dice sin ms precisin: Pare-ce que, a falta de poderse librar de estas corrientes que le atormentaban, haacabado por tomar su partido, exaltndose al figurrselas en su victoria total,

    en su triunfo.15 Freud seala, ms especficamente, la importancia del cam-bio de la enfermedad en Schreber, cuando ste se reconcilia con su devenir-mujer y se lanza a un proceso de autocuracin que le conduce a la identidadNaturaleza-Produccin (produccin de una nueva humanidad). Schreber seencuentra encerrado en una actitud y un aparato de travesti, en un momentoen el que est prcticamente curado y ha recobrado todas sus facultades: Aveces me encuentro ante el espejo, o en algn otro lugar, adornado con pre-seas femeninas (lazos, collares, etc.). Pero esto sucede nicamente hallndomeslo... omemos el nombre de mquina clibe para designar esta mquinaque sucede a la mquina paranoica y a la mquina milagrosa, y que forma unanueva alianza entre las mquinas deseantes y el cuerpo sin rganos, para el na-cimiento de una nueva humanidad o de un organismo glorioso. Viene a ser lomismo decir que el sujeto es producido como un resto, al lado de las mquinasdeseantes, o que l mismo se confunde con esta tercera mquina productiva yla reconciliacin residual que realiza: sntesis conjuntiva de consumo bajo laforma fascinada de un Luego era eso! .

    15. LArt brut, n. 3, pg. 63.

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    Michel Carrouges aisl, bajo el nombre de mquinas clibes, un ciertonmero de mquinas fantsticas que descubri en la literatura. Los ejemplosque invoca son muy variados y a simple vista parece que no pueden situarse

    bajo una misma categora: la Marie mise nu... de Duchamp, la mquinade La Colonia penitenciariade Kafka, las mquinas de Raymond Roussel, lasdel Surmlede Jarry, algunas mquinas de Edgar Poe, la Eve futurede Villiers,etc.16 Sin embargo, los rasgos que crean la unidad, de importancia variablesegn el ejemplo considerado, son los siguientes: en primer lugar, la mquinaclibe da fe de una antigua mquina paranoica, con sus suplicios, sus sombras,su antigua Ley. No obstante, no es una mquina paranoica. oda la diferenciade esta ltima, sus mecanismos, carro, tijeras, agujas, imanes, radios. Hastaen los suplicios o en la muerte que provoca, manifiesta algo nuevo, un poder

    solar. En segundo lugar, esta transfiguracin no puede explicarse por el ca-rcter milagroso que la mquina debe a la inscripcin que encierra, aunqueefectivamente encierre las mayores inscripciones (cf. el registro colocado porEdison en la Eva futura). Existe un consumo actual de la nueva mquina, unplacer que podemos calificar de auto-ertico o ms bien de automtico en elque se contraen las nupcias de una nueva alianza, nuevo nacimiento, xtasisdeslumbrante como si el erotismo liberase otros poderes ilimitados.

    La cuestin se convierte en: qu produce la mquina clibe? qu se pro-duce a travs de ella? La respuesta parece que es: cantidades intensivas. Hay

    una experiencia esquizofrnica de las cantidades intensivas en estado puro, enun punto casi insoportable una miseria y una gloria clibes sentidas en elpunto ms alto, como un clamor suspendido entre la vida y la muerte, unasensacin de paso intensa, estados de intensidad pura y cruda despojados desu figura y de su forma. A menudo se habla de las alucinaciones y del delirio;pero el dato alucinatorio (veo, oigo) y el dato delirante (pienso...) presuponenun Yo sientoms profundo, que proporcione a las alucinaciones su objeto y aldelirio del pensamiento su contenido. Un siento que me convierto en mu-

    jer, que me convierto en Dios, etc., que no es ni delirante ni alucinatorio,pero que va a proyectar la alucinacin o a interiorizar el delirio. Delirio y alu-cinacin son secundarios con respecto a la emocin verdaderamente primariaque en un principio no siente ms que intensidades, devenires, pasos17. Dednde proceden estas intensidades puras? Proceden de las dos fuerzas prece-

    16. Michel Carrouges, Les Machines clibataires, Arcanes, 1954.17. W. R. Bion es el primero que ha insistido en esta importancia del Yo siento; sin

    embargo, la inscribe tan slo en el orden del fantasma, y realiza un paralelo afectivo con el Yopienso. Cf. Elements of Psycho-analysis, Heinemann, 1963, pginas 94 sg.

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    dentes, repulsin y atraccin, y de la oposicin entre estas dos fuerzas. No esque las propias intensidades estn en oposicin unas con otras y se equilibrenalrededor de un estado neutro. Por el contraro, todas son positivas a partir de

    la intensidad = 0 que designa el cuerpo lleno sin rganos. Y forman cadas oalzas relativas segn su relacin compleja y segn la proporcin de atraccin yrepulsin que entra en su juego. En una palabra, la oposicin entre las fuerzasde atraccin y repulsin produce una serie abierta de elementos intensivos,todos positivos, que nunca expresan el equilibrio final de un sistema, sinoun nmero ilimitado de estados estacionarios y metastsicos por los que unsujeto pasa. Profundamente esquizoide es la teora kantiana que dice que lascantidades intensivas llenan la materia sin vacoen diversos grados. Siguiendola doctrina del presidente Schreber, la atraccin y la repulsinproducen inten-

    sos estados de nerviosque llenan el cuerpo sin rganos en diversos grados, porlos que pasa el sujeto-Schreber, convirtindose en mujer, convirtindose enmuchas ms cosas siguiendo un crculo de eterno retorno. Los senos sobre eltorso desnudo del presidente no son ni delirantes ni alucinatorios; en primerlugar, designan una banda de intensidad, una zona de intensidad sobre sucuerpo sin rganos. El cuerpo sin rganos es un huevo: est atravesado por ejesy umbrales, latitudes, longitudes, geodsicas, est atravesado por gradientesque sealan los devenires y los cambios del que en l se desarrolla. Aqu nadaes representativo. odo es vida y vivido: la emocin vivida de los senos no se

    parece a los senos, no los representa, del mismo modo como una zona predes-tinada en el huevo no se parece al rgano que de all va a surgir. Slo bandasde intensidad, potenciales, umbrales y gradientes. Experiencia desgarradora,demasiado conmovedora, mediante la cual el esquizo es el que est ms cercade la materia, de un centro intenso y vivo de la materia: esta emocin situadafuera del punto particular donde la mente la busca... esta emocin que devuel-ve a la mente el sonido turbador de la materia, toda el alma corre por ella ypasa por su fuego ardiente18.

    Cmo nos hemos podido figurar al esquizo como este andrajo autista,separado de lo real y de la vida? Peor an: cmo ha podido la psiquiatra con-vertirlo en este andrajo, cmo ha podido reducirlo a este estado de un cuerposin rganos ya muerto a se que se instalaba en este punto insoportabledonde la mente toca la materia y vive sus momentos de intensidad, y la consu-me? Adems, no sera preciso relacionar esta pregunta con otra, en aparienciamuy diferente: qu hace el psicoanlisis para reducir, esta vez al neurtico,

    18. Artaud, La Pse-nerfs, Gallimard, Oeuvres compltes I, pg. 112 (tr. cast. El pesa-nervios,Ed. Corazn, 197.6).

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    dad = 0 que designa al cuerpo sin rganos (pero lo singular radica en que alltodava es necesario un nuevo aflujo, para significar tan slo esta ausencia).No existe el yo-Nietzsche, profesor de filologa, que pierde de golpe la razn, y

    que podra identificarse con extraos personajes; existe el sujeto nietszcheanoque pasa por una serie de estados y que identifica los nombres de la historiacon estos estados:yo soy todos los nombres de la historia... El sujeto se extiendesobre el contorno del crculo cuyo centro abandon el yo. En el centro hay lamquina del deseo, la mquina clibe del eterno retorno. Sujeto residual de lamquina, el sujeto nietzscheano saca una prima eufrica (Voluptas) de todolo que la mquina hace girar, y que el lector haba credo que era slo la obraen fragmentos de Nietzsche: Nietzsche cree proseguir en lo sucesivo, no larealizacin de un sistema, sino la aplicacin de un programa... bajo la forma

    de los residuos del discurso nietzscheano, convertidos en cierta manera en elrepertorio de su histrionismo. No es identificarse con personas, sino identi-ficar los nombres de la historia con zonas de intensidad sobre el cuerpo sinrganos; y cada vez el sujeto exclama: Soy yo, luego soy yo! Nunca se ha he-cho tanta historia como la que el esquizo hace, ni de la manera como la hace.De una vez consume la historia universal. Empezamos a definirlo como Homonaturay acaba como Homo historia. De uno a otro ese largo camino que va deHlderlin a Nietzsche, y que se precipita (La euforia no podra prolongarseen Nietzsche tanto tiempo como la alienacin contemplativa de Hlderlin...

    La visin del mundo concedida a Nietzsche no inaugura una sucesin mso menos regular de paisajes o de naturalezas muertas, extendida sobre unoscuarenta aos; es la parodia rememorante de un acontecimiento: un solo actorpara representarla en una jornada solemne ya que todo se pronuncia y vuel-ve a desaparecer en una sola jornada aunque debiera haber durado del 31 dediciembre al 6 de enero ms all del calendario razonable.)

    * * *

    La clebre tesis del psiquatra Clerambault parece que est bien fundada:el delirio, con su carcter global sistemtico, es secundario con respecto afenmenos de automatismo parcelarios y locales. En efecto, el delirio calificaal registro que recoge el proceso de produccin de las mquinas deseantes; yaunque tenga sntesis y afecciones propias, como podemos verlo en la para-noia e incluso en las formas paranoides de la esquizofrenia, no constituye unaesfera autnoma y es secundario con respecto al funcionamiento y a los fallosde las mquinas deseantes. No obstante, Clerambault utilizaba el trmino au-

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    tomatismo (mental) tan slo para designar fenmenos atemticos de eco, desonorizacin, de explosin, de sinsentido, en los que vea el efecto mecnicode infecciones o intoxicaciones. A su vez, explicaba una buena parte del delirio

    como un efecto del automatismo; en cuanto a la otra parte, personal, erade naturaleza reactiva y remita al carcter, cuyas manifestaciones, por otraparte, podan preceder al automatismo (por ejemplo, el carcter paranoico)20.De este modo, Clerambault no vea en el automatismo ms que un mecanis-mo neurolgico en el sentido ms general de la palabra, y no un proceso deproduccin econmica que pona en accin mquinas deseantes; y en cuantoa la historia, se contentaba con invocar el carcter innato o adquirido. Cleram-bault es el Feuerbach de la psiquiatra, en el mismo sentido en que Marx dice:En la medida en que Feuerbach es materialista, la historia no se encuentra

    en l, y en la medida que considera la historia, no es materialista. Una psi-quiatra verdaderamente materialista se define, por el contrario, por una dobleoperacin: introducir el deseo en el mecanismo, introducir la produccin enel deseo.

    No existe una diferencia profunda entre el falso materialismo y las for-mas tpicas del idealismo. La teora de la esquizofrenia est sealada por tresconceptos que constituyen su frmula trinitaria: la disociacin (Kraepelin),el autismo (Bleuler), el espacio-tiempo o el ser en el mundo (Binswanger).El primero es un concepto explicativo que pretende indicar el trastorno es-

    pecfico o el dficit primario. El segundo es un concepto comprensivo queindica la especificidad del efecto: al propio delirio o la ruptura, el desapegoa la realidad acompaado por una predominancia relativa o absoluta de lavida interior. El tercero es un concepto expresivo que descubre o redescubreal hombre delirante en su mundo especfico. Los tres conceptos tienen encomn el relacionar el problema de la esquizofrenia con el yo, a travs de laimagen del cuerpo (ltimo avatar del alma, en el que se confunden las exigen-cias del espiritualismo y del positivismo). Pero, el yo es como el pap-mam,ya hace tiempo que el esquizo no cree en l. Est ms all, est detrs, debajo,en otro lugar, pero no en esos problemas. Sin embargo, all donde est, exis-ten problemas, sufrimientos insuperables, pobrezas insoportables, mas porqu queremos llevarlo al lugar de donde ha salido, y queremos colocarlo enesos problemas que ya no son los suyos? por qu queremos burlarnos de suverdad a la que creemos haber rendido suficiente homenaje al concederle unsaludo ideal? al vez se diga que el esquizo no puede decir yo, y que es precisodevolverle esta funcin sagrada de enunciacin. Ante lo cual dice resumiendo:

    20. G. de Clerambault, Oeuvre psychiatrique, P.U.F.

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    se me vuelve a enmarranar. Ya no dir yo, nunca ms lo dir, es demasiado es-tpido. Pondr en su lugar, cada vez que lo oiga, a la tercera persona, si piensoen ello. Quizs esto les divierta, sin embargo, no cambiar nada. Y si vuelve

    a decir yo, esto tampoco cambiar nada. Completamente ajeno a estos pro-blemas, por completo ms all. Incluso Freud no escapa a este limitado puntode vista del yo. Y lo que se lo impeda era su propia frmula trinitaria laedpica, la neurtica: pap-mam-yo. Ser preciso que nos preguntemos si elimperialismo analtico del complejo de Edipo no condujo a Freud a recobrar,y a garantizar con su autoridad, el fastidioso concepto de autismo aplicado a laesquizofrenia. Pues, en una palabra, a Freud no le gustan los esquizofrnicos,no le gusta su resistencia a la edipizacin, ms bien tiene tendencia a tratar-los como tontos: toman las palabras por cosas, dice, son apticos, narcisistas,

    estn separados de lo real, son incapaces de transferencia, se parecen a filso-fos, indeseable semejanza. A menudo se ha preguntado sobre la manera deconcebir analticamente la relacin entre las pulsiones y los sntomas, entreel smbolo y lo simbolizado. Es una relacin causal, o de comprensin, o deexpresin? La cuestin se plantea demasiado tericamente. Pues, de hecho,desde que nos introducimos en Edipo, desde que se nos mide con Edipo, yase ha desarrollado el juego y se ha suprimido la nica relacin autntica: lade produccin. El gran descubrimiento del psicoanlisis fue el de la produc-cin deseante, de las producciones del inconsciente. Sin embargo, con Edipo,

    este descubrimiento fue encubierto rpidamente por un nuevo idealismo: elinconsciente como fbrica fue sustituido por un teatro antiguo; las unidadesde produccin del inconsciente fueron sustituidas por la representacin; elinconsciente productivo fue sustituido por un inconsciente que tan slo podaexpresarse (el mito, la tragedia, el sueo...).

    Cada vez que se remite el problema del esquizofrnico al yo, slo podemosprobar una esencia o especificidad supuestas del esquizo, sea con amor ypiedad, sea para escupirla con desagrado. Una vez como yo disociado, otracomo yo escindido, otra, la ms coqueta, como yo que no haba cesado de ser,que estaba all especficamente, pero en su mundo, y que se deja recobrar porun psiquiatra maligno, un super-observador comprensivo, en suma, un feno-menlogo. ambin ah recordamos la advertencia de Marx: no adivinamospor el gusto del trigo quien lo ha cultivado, no adivinamos en el producto elrgimen y las relaciones de produccin. El producto aparece especfico, ine-narrablemente especfico, cuando se le relaciona con formas ideales de causa,comprensin o expresin; pero no aparece especfico si se le relaciona con el

    proceso de produccin real del que depende. El esquizofrnico aparece tanto ms

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    En efecto, si el deseo es carencia del objeto real, su propia realidad forma partede una esencia de la carencia que produce el objeto fantasmtico. El deseoconcebido de esta forma como produccin, pero produccin de fantasmas,

    ha sido perfectamente expuesto por el psicoanlisis. En el nivel ms bajo de lainterpretacin, esto significa que el objeto real del que el deseo carece remitepor su cuenta a una produccin natural o social extrnseca, mientras que eldeseo produce intrnsecamente un imaginario que dobla a la realidad, comosi hubiese un objeto soado detrs de cada objeto real o una produccinmental detrs de las producciones reales. Ciertamente, el psicoanlisis no estobligado a desembocar en un estudio de los gadgets y de los mercados, bajo laforma ms miserable de un psicoanlisis del objeto (psicoanlisis del paquetede tallarines, del automvil o de la mquina). Pero incluso cuando el fan-

    tasma es interpretado en toda su extensin, ya no como un objeto, sino comouna mquina especfica que pone en escena al deseo, esta mquina tan sloes teatral, y deja subsistir la complementariedad de lo que separa: entonces,la necesidad es definida por la carencia relativa y determinada de su propioobjeto, mientras que el deseo aparece como lo que produce el fantasma y seproduce a s mismo separndose del objeto, pero tambin redoblando la ca-rencia, llevndola al absoluto, convirtindola en una incurable insuficienciade ser, una carencia-de-ser que es la vida. De donde, la presentacin del de-seo como apoyadoen las necesidades, la productividad del deseo continuando

    su hacer sobre el fondo de las necesidades, y su relacin de carencia de objeto(teora del apoyo o anaclisis). En una palabra, cuando reducimos la produc-cin deseante a un problema de fantasma, nos contentamos con sacar todas lasconsecuencias del principio idealista que define el deseo como una carencia, yno como produccin, produccin industrial. Clment Rosset dice acertada-mente: cada vez que insistimos sobre una carencia de la que carecera el deseopara definir su objeto, el mundo se ve doblado por otro mundo, gracias alsiguiente itinerario: el objeto falta al deseo; luego el mundo no contiene todoslos objetos, al menos le falta uno, el del deseo; luego existe otro lugar que po-see la clave del deseo (de la que carece el mundo). 22

    Si el deseo produce, produce lo real. Si el deseo es productor, slo puedeserlo en realidad, y de realidad. El deseo es este conjunto de sntesis pasivasque maquinan los objetos parciales, los flujos y los cuerpos, y que funcionancomo unidades de produccin. De ah se desprende lo real, es el resultado delas sntesis pasivas del deseo como autoproduccin del inconsciente. El deseono carece de nada, no carece de objeto. Es ms bien el sujeto quien carece de

    22. Clment Rosset, Logique du pire, P.U.F., 1970, pg. 37 (tr. cast. Ed. Barral, 1976).

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    deseo, o el deseo quien carece de sujeto fijo; no hay ms sujeto fijo que porla represin. El deseo y su objeto forman una unidad: la mquina, en tantoque mquina de mquina. El deseo es mquina, el objeto del deseo es todava

    mquina conectada, de tal modo que el producto es tomado del producir, yque algo se desprende del producir hacia el producto, que va a dar un resto alsujeto nmada y vagabundo. El ser objetivo del deseo es lo Real en s mismo23.No existe una forma de existencia particular que podamos llamar realidadpsquica. Como dice Marx, no existe carencia, existe pasin como ser objetonatural y sensible. No es el deseo el que se apoya sobre las necesidades, sinoal contrario, son las necesidades las que se derivan del deseo: son contrapro-ductos en lo real que el deseo produce. La carencia de un contra-efecto deldeseo, est depositada, dispuesta, vacualizada en lo real natural y social. El

    deseo siempre se mantiene cerca de las condiciones de existencia objetiva, selas adhiere y las sigue, no sobrevive a ellas, se desplaza con ellas, por ello estan fcilmente deseo de morir, mientras que la necesidad mide el alejamientode un sujeto que perdi el deseo al perder la sntesis pasiva de estas condi-ciones. La necesidad como prctica del vaco no tiene ms sentido que ese:ir a buscar, capturar, ser parsito de las sntesis pasivas all donde estn. Porms que digamos: no se es hierba, hace tiempo que se ha perdido la sntesiscloroflica, es preciso comer... El deseo se convierte entonces en este miedoabyecto a carecer. Pero justamente, esta frase no la pronuncian los pobres o los

    desposedos. Ellos, por el contrario, saben que estn cerca de la hierba, y queel deseo necesita pocas cosas, no estas cosas que se les deja, sino estas mismascosas de las que no se cesa de desposeerles, y que no constituan una carencia enel corazn del sujeto, sino ms bien la objetividad del hombre, el ser objetivodel hombre, para el cual desear es producir, producir en realidad. Lo real no esimposible; por el contrario, en lo real todo es posible, todo se vuelve posible.No es el deseo el que expresa una carencia molar en el sujeto, sino la organi-zacin molar la que destituye al deseo de su ser objetivo. Los revolucionarios,los artistas y los videntes se contentan con ser objetivos, nada ms que obje-tivos: saben que el deseo abraza a la vida con una potencia productiva, y lareproduce de una forma tan intensa que tiene pocas necesidades. Y tanto peorpara los que creen que es fcil de decir, o que es una idea en los libros. De lo

    23. La admirable teora sobre el deseo de Lacan creemos que tiene dos polos: uno con re-lacin al pequeo objeto-a como mquina deseante, que define el deseo por una produccinreal, superando toda idea de necesidad y tambin de fantasma; otro con relacin al gran Otrocomo significante, que reintroduce una cierta idea de carencia. Podemos ver claramente la os-cilacin entre estos dos polos en el artculo de Leclaire sobre La Ralit du dsir (en Sexualithumaine, Aubier, 1970).

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    rente, colocando en escena trminos que se interiorizan o se proyectan el unoen el otro sin cesar de ser extranjeros, como en esta famosa ecuacin dinero =mierda. En verdad, la produccin social es tan slo la propia produccin deseante

    en condiciones determinadas. Nosotros decimos que el campo social est inme-diatamente recorrido por el deseo, que es su producto histricamente determi-nado, y que la libido no necesita ninguna mediacin ni sublimacin, ningunaoperacin psquica, ninguna transformacin, para cargar las fuerzas produc-tivas y las relaciones de produccin. Slo hay el deseo y lo social, y nada ms.Incluso las formas ms represivas y ms mortferas de la reproduccin socialson producidas por el deseo, en la organizacin que se desprende de l bajo talo cual condicin que deberemos analizar. Por ello, el problema fundamentalde la filosofa poltica sigue siendo el que Spinoza supo plantear (y que Reich

    redescubri): Por qu combaten los hombres por su servidumbre como si setratase de su salvacin? Cmo es posible que se llegue a gritar: queremos msimpuestos! menos pan! Como dice Reich, lo sorprendente no es que la genterobe, o que haga huelgas; lo sorprendente es que los hambrientos no robensiempre y que los explotados no estn siempre en huelga. Por qu soportanlos hombres desde siglos la explotacin, la humillacin, la esclavitud, hastael punto de quererlasno slo para los dems, sino tambin para s mismos?Nunca Reich fue mejor pensador que cuando rehsa invocar un desconoci-miento o una ilusin de las masas para explicar el fascismo, y cuando pide una

    explicacin a partir del deseo, en trminos de deseo: no, las masas no fueronengaadas, ellas desearon el fascismo en determinado momento, en determi-nadas circunstancias, y esto es lo que precisa explicacin, esta perversin deldeseo gregario26. Sin embargo, Reich no llega a dar una respuesta suficiente, yaque a su vez restaura lo que estaba abatiendo, al distinguir la racionalidad talcomo es o debera ser en el proceso de la produccin social, y lo irracional enel deseo, siendo tan slo lo segundo justiciable por el psicoanlisis. Por tanto,reserva al psicoanlisis la nica explicacin de lo negativo, de lo subjetivoy de lo inhibido en el campo social. Con lo cual, necesariamente, llega a undualismo entre el objeto real racionalmente producido y la produccin fan-tasmtica irracional27. Renuncia a descubrir la comn medida o la coextensindel campo social y del deseo.Ocurra que, para fundar verdaderamente una psi-

    26. Reich, Psycologie de masse du fascisme(tr. cast. Ed. Bruguera, 1980).27. En los culturalistas encontramos una distincin entre sistemas racionales y sistemas

    proyectivos, no aplicndose el psicoanlisis ms que a estos ltimos (por ejemplo, Kardiner). Apesar de su hostilidad frente al culturalismo, Reich, y tambin Marcuse, recogen algn aspectode esta dualidad, aunque determinan y aprecian de un modo por completo distinto lo racionaly lo irracional.

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    ni lo social de lo tcnico. Las mquinas deseantes son a la vez tcnicas y socia-les. Es en este sentido que la produccin deseante constituye el lugar de unarepresin originaria, mientras que la produccin social es el lugar de la repre-

    sin general, y que de sta a aqulla se ejerce algo que se parece a la represinsecundaria propiamente dicha: todo depende de la situacin del cuerpo sinrganos, o de su equivalente, segn sea resultado interno o condicin extrn-seca (cambia notablemente el papel del instinto de muerte).

    Sin embargo, son las mismas mquinas bajo dos regmenes diferentesaunque sea una extraa aventura para el deseo el desear la represin. Slohay una produccin, la de lo real. Sin duda, podemos expresar esta identidadde dos maneras, pero estas dos maneras constituyen la auto-produccin del in-consciente como odo. Podemos decir que toda produccin social se despren-

    de de la produccin deseante en determinadas condiciones: en primer lugar, elHomo natura. No obstante, tambin podemos decir, y ms exactamente, quela produccin deseante es en primer lugar social y que no tiende a liberarsems que al final (en primer lugar, el Homo historia). Ocurre que el cuerpo sinrganos no est dado por s mismo en un origen, y luego proyectado en las di-ferentes clases de socius, como si un gran paranoico, jefe de la horda primitiva,estuviese en la base de la organizacin social. La mquina social o socius puedeser el cuerpo de la ierra, el cuerpo del Dspota, el cuerpo del Dinero. Nuncaes una proyeccin del cuerpo sin rganos. Ms bien, el ltimo residuo de

    un socius desterritorializado es el cuerpo sin rganos. El problema del sociussiempre ha sido ste: codificar los flujos del deseo, inscribirlos, registrarlos, lo-grar que ningn flujo fluya si no est canalizado, taponado, regulado. Cuandola mquina territorialprimitiva ya no bast, la mquina despticainstaur unaespecie de sobrecodificacin. Sin embargo, la mquina capitalista, en tantoque se establece sobre las ruinas ms o menos lejanas de un Estado desptico,se encuentra en una situacin por completo nueva: la descodificacin y ladesterritorializacin de los flujos. El capitalismo no se enfrenta a esa situacindesde afuera, puesto que de ella vive y encuentra en ella a la vez su condiciny su materia, y la impone con toda su violencia. Su produccin y su represinsoberanas no pueden ejercerse ms que a este precio. El capitalismo nace, enefecto, del encuentro entre dos clases de flujos, flujos descodificados de pro-duccin bajo la forma del capital-dinero, flujos descodificados del trabajo bajola forma del trabajador libre. Adems, al contrario que las mquinas socialesprecedentes, la mquina capitalista es incapaz de proporcionar un cdigo quecubra el conjunto del campo social. La propia idea de cdigo la sustituye enel dinero por una axiomtica de las cantidades abstractas que siempre llega

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    ms lejos en el movimiento de desterritorializacin del socius. El capitalismotiende hacia un umbral de descodificacin, que deshace el socius en provechode un cuerpo sin rganos y que, sobre este cuerpo, libera los flujos del deseo

    en un campo desterritorializado. Podemos decir, en este sentido, que la es-quizofrenia es el producto de la mquina capitalista, como la mana depresivay la paranoia son el producto de la mquina desptica, como la histeria elproducto de la mquina territorial?29

    La descodificacin de los flujos, la desterritorializacin del socius forman,de este modo, la tendencia ms esencial del capitalismo. No cesa de aproxi-marse a su lmite, que es un lmite propiamente esquizofrnico. iende contodas sus fuerzas a producir el esquizo como el sujeto de los flujos descodifi-cados sobre el cuerpo sin rganos ms capitalista que el capitalista y ms

    proletario que el proletario. ender siempre hacia lo ms lejano, hasta el puntoen que el capitalismo se enviara a la luna con todos sus flujos: en verdad, to-dava no hemos visto nada. Cuando decimos que la esquizofrenia es nuestraenfermedad, la enfermedad de nuestra poca, no queremos decir solamenteque la vida moderna nos vuelve locos. No se trata de modo de vida, sino deproceso de produccin. No se trata tampoco de un simple paralelismo, aun-que el paralelismo ya sea ms exacto, desde el punto de vista del fracaso de loscdigos, por ejemplo, entre los fenmenos de deslizamiento de sentido en losesquizofrnicos y los mecanismos de discordancia creciente en todos los estra-

    tos de la sociedad industrial. De hecho, queremos decir que el capitalismo, ensu proceso de produccin, produce una formidable carga esquizofrnica sobrela que hace caer todo el peso de su represin, pero que no cesa de reproducirsecomo lmite del proceso. Pues el capitalismo no cesa de contrariar, de inhibirsu tendencia al mismo tiempo que se precipita en ella; no cesa de rechazarsu lmite al mismo tiempo que tiende a l. El capitalismo instaura o restauratodas las clases de territorialidades residuales y facticias, imaginarias o simb-licas, sobre las que intenta, tanto bien como mal, volver a codificar, a sellarlas personas derivadas de las cantidades abstractas. odo vuelve a pasar, todo

    29. Sobre la histeria, la esquizofrenia y sus relaciones con estructuras sociales cf. los anli-sis de Georges Devereux, Essais dethnopsychiatrie gnral,tr. fr. Gallimard, pgs. 67 sg. (tr. cast.Barral Editores, 1973), y las hermosas pginas de Jaspers, Strindberg et van Gogh,tr. fr. Ed. deMinuit, pgs. 232-236 (tr. cast. Ed. Aguilar) (En nuestra poca, es la locura una condicinde completa sinceridad, en campos en los que, en tiempos menos incoherentes, hubieran sidoposibles sin ella experiencia y expresin honesta? pregunta que Jaspers corrige aadiendo:Hemos visto que antao algunos seres se esforzaban por lograr la histeria; del mismo modo,hoy podramos decir que muchos se esfuerzan por llegar a la locura. Pero si la primera tentativaes posible psicolgicamente en cierta medida, la otra no lo es en modo alguno y slo puedeconducir a la mentira.).

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    vuelve de nuevo, los Estados, las patrias, las familias. Esto es lo que convierteal capitalismo, en su ideologa, en la pintura abigarrada de todo lo que se hacredo. Lo real no es imposible, sino cada vez ms artificial. Marx llamaba ley

    de la tendencia opuesta al doble movimiento de la baja tendencial de la tasa deganancia y del crecimiento de la masa absoluta de plusvala. Como corolariode esta ley est el doble movimiento de la descodificacin o de la desterritoria-lizacin de los flujos y de su nueva territorializacin violenta y facticia. Cuantoms desterritorializa la mquina capitalista, descodificando y axiomatizandolos flujos para extraer su plusvala, tanto ms sus aparatos anexos, burocrticosy policiales, vuelven a territorializarlo todo absorbiendo una parte crecientede plusvala.

    Ciertamente, no es en relacin con las pulsiones que podemos dar defini-

    ciones suficientes y actuales del neurtico, del perverso y del psictico; pueslas pulsiones son tan slo las propias mquinas deseantes. Podemos darlas enrelacin con las territorialidades modernas. El neurtico sigue instalado en lasterritorialidades residuales o facticias de nuestra sociedad, y todas las vuelcasobre Edipo como ltima territorialidad que se reconstituye en el gabinetedel analista, sobre el cuerpo lleno del psicoanalista (s, el patrn, es el padre,y tambin el jefe del Estado, y usted tambin, doctor...) El perverso es el quetoma el artificio a la palabra: palabra: usted quiere, usted tendr, territoriali-dades infinitamente ms artificiales todava que las que la sociedad nos pro-

    pone, nuevas familias por completo artificiales, sociedades secretas y lunares.En cuanto al esquizo, con su paso vacilante que no cesa de errar, de tropezar,siempre se hunde ms hondo en la desterritorializacin, sobre su propio cuer-po sin rganos en el infinito de la descomposicin del socius, y tal vez sta essu propia manera de recobrar la tierra, el paseo del esquizo. El esquizofrnicose mantiene en el lmite del capitalismo: es su tendencia desarrollada, el exce-dente de producto, el proletario y el ngel exterminador. Mezcla todos los c-digos, y lleva los flujos descodificados del deseo. Lo real fluye. Los dos aspectosdel procesose unen: el proceso metafsico que nos pone en contacto con lodemonaco en la naturaleza o en el corazn de la tierra, el proceso histricode la produccin social que restituye a las mquinas deseantes una autono-ma con respecto a la mquina social desterritorializada. La esquizofrenia esla produccin deseante como lmite de la produccin social. La produccindeseante y su diferencia de rgimen con respecto a la produccin social estn,por tanto, en el final y no en el principio. De una a otra no hay ms que undevenir que es el devenir de la realidad. Y si la psiquiatra materialista se definepor la introduccin del concepto de produccin en el deseo, no puede evitar

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    el estudio de los flujos y los considera sin importancia: de ese modo, cortocir-cuita todas las conexiones)31.

    Connecticut, Connect I cut, grita el pequeo Joey. Bettelheim traza

    el cuadro de este nio que no vive, no come, no defeca o no duerma ms queenchufndose a mquinas provistas de motores, de hilos, de lmparas, de car-buradores, de hlices y de volantes: mquina elctrica alimenticia, mquina-auto para respirar, mquina luminosa anal. Pocos ejemplos muestran tan bienel rgimen de la produccin deseante, y el modo como la rotura, o el desa-rreglo, forma parte del propio funcionamiento, o el corte, de las conexionesmaquinales. Sin duda, se puede objetar que esta vida mecnica, esquizofr-nica, expresa la ausencia y la destruccin del deseo ms bien que el deseo, ysupone determinadas actividades parentales de extremada negacin ante las

    que el nio reacciona convirtindose en mquina. Pero incluso Bettelheim,favorable a una causalidad edpica o preedpica, reconoce que sta no puedeintervenir ms que como respuesta a aspectos autnomos de la productividado de la actividad del nio, libre a continuacin para determinar en l unaestasis improductiva o una actitud de retirada absoluta. Por tanto, existe enprimer lugar una reaccin autnoma ante la experiencia total de la vida de lacual la madre no es ms que una parte32. Adems, no es preciso creer que sonlas propias mquinas las que dan fe de la prdida o de la represin del deseo (loque Bettelheim traduce en trminos de autismo). Siempre volvemos a encon-

    trar el mismo problema: cmo el proceso de produccin del deseo, cmo lasmquinas deseantes del nio han empezado a girar en el vaco hasta el infinito,hasta llegar a producir el nio-mquina? cmo se ha transformado el procesoen fin? o bien, cmo ha sido vctima de una interrupcin prematura, o deuna horrible agravacin extrema? Slo en relacin con el cuerpo sin rganosse produce algo, contraproducto, que desva o exaspera toda la produccin dela que, sin embargo, forma parte. Pero la mquina queda como deseo, posi-cin de deseo que prosigue su historia a travs de la represin originara y elretorno de lo reprimido, en la sucesin de las mquinas paranoicas, mquinasmilagrosas y mquinas clibes por las que pasa Joey, a medida que progresa lateraputica de Bettelheim.

    En segundo lugar, toda mquina implica una especie de cdigo que seencuentra tramado, almacenado en ella. Este cdigo es inseparable no slo

    31. Melanie Klein, La Psychanalyse des enfants,P.U.F.: La orina en su aspecto positivoes un equivalente de la leche materna, el inconsciente no distingue en absoluto entre las subs-tancias del cuerpo.

    32. Bruno Bettelheim, La Forteresse vide,1967, tr. fr. Gallimard, pg. 500. (trad. cast.Ed. Laia, 1981).

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    de su registro y de su transmisin en las diferentes regiones del cuerpo, sinotambin del registro de cada una de las regiones en sus relaciones con las otras.Un rgano puede estar asociado a diversos flujos segn diferentes conexiones;

    puede vacilar entre varias regiones, e incluso puede tomar sobre s mismo el r-gimen de otro rgano (la boca anorxica). oda clase de cuestiones funcionalesse plantean: qu flujo cortar? dnde cortar? cmo y de qu modo? Qusitio hay que dejar a otros productores o antiproductores (el lugar del herma-no pequeo)? Es preciso o no es preciso atragantarse con lo que uno come,tragar el aire, cagar con la boca? En todo lugar los registros, las informaciones,las transmisiones, forman un cuadriculado de disyunciones, de distinto tipoque las conexiones precedentes. Pertenece a Lacan el descubrimiento de esterico dominio de un cdigo del inconsciente, envolviendo la o las cadenas sig-

    nificantes; y el haber transformado de este modo el anlisis (en este aspecto eltexto bsico es la Lettre vole). Pero qu extrao es este dominio en virtud desu multiplicidad, hasta el punto que apenas podemos hablar de unacadena oincluso de uncdigo deseante. Las cadenas son llamadas significantes porqueestn hechas con signos, pero estos signos no son en s mismos significantes.El cdigo se parece menos a un lenguaje que a una jerga, formacin abierta ypolvoca. Los signos aqu son de cualquier naturaleza, indiferentes a su soporte(o es el soporte el que les es indiferente? El soporte es el cuerpo sin rganos).Carecen de plan previo, trabajan a todos los niveles y en todas las conexiones;

    cada uno habla su propia lengua y establece con los otros sntesis tanto msdirectas en transversal en cuanto permanecen indirectas en la dimensin delos elementos. Las disyunciones propias a estas cadenas todava no implicanninguna exclusin, las exclusiones no pueden surgir ms que por un juegode inhibidores y de represores que vienen a determinar el soporte y a fijar unsujeto especfico y personal33. Ninguna cadena es homognea, pero se parecea un desfile de letras de diferentes alfabetos en el que surgiran de repente unideograma, un pictograma, la pequea imagen de un elefante que pasa o deun sol que se levanta. De repente, en la cadena que mezcla (sin componerlos)fonemas, morfemas, etc., aparecen los bigotes de pap, el brazo levantado demam, una cinta, una muchacha, un polica, un zapato. Cada cadena captura

    33. Lacan, Ecrits,Remarque sur le rapport de Daniel Lagache, ed. du Seuil, pg. 658:...una exclusin que proviene de estos signos como tales y que no puede ejercerse ms quecomo condicin de consistencia en una cadena por constituir; aadamos que la dimensinen la que se controla esta condicin es slo la traduccin de la que una cadena tal es capaz.Detengmonos todava un instante en este loto. Para considerar que es la inorganizacin realpor la que estos elementos estn mezclados, en lo ordinal, al azar, la que con motivo de su salidanos hace sacar las suertes....

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    fragmentos de otras cadenas de las que saca una plusvala, como el cdigo (ocifrado) de la orqudea saca la forma de una avispa: fenmeno de plusvalade cdigo. odo un sistema de agujas y de sacar a suerte forman fenmenos

    aleatorios parcialmente dependientes, parecidos a una cadena de Markoff. Losregistros de transmisiones provenientes de los cdigos internos del medio ex-terior, de una regin a otra del organismo, se cruzan segn las vas perpetua-mente ramificadas de la gran sntesis disyuntiva. Si all existe una escritura,es una escritura en el mismo Real,extraamente polvoca y nunca bi-unvoca,lineal, una escritura transcursiva y nunca discursiva: todo el campo de la in-organizacin real de las sntesis pasivas, en el que en vano se buscara algo quese pudiese llamar el significante, y que no cesa de componer y descomponerlas cadenas en signos que no poseen ninguna vocacin para ser significantes.

    Producir el deseo, sta es la nica vocacin del signo, en todos dos sentidos enque ello se maquina.

    Estas cadenas son sin cesar el lugar de alejamiento en todas direcciones,en todas partes esquizias que se valen por s mismas y que sobre todo noes preciso llenar. Esta es, por tanto, la segunda caracterstica de la mquina:cortes-separacin, que no se confunden con los cortes-extraccin. Estos llevana flujos continuos y remiten a los objetos parciales. Aquellos conciernen a lascadenas heterogneas y proceden por segmentos separables, stocks mviles,como bloques o ladrillos volantes. Es preciso concebir cada ladrillo emiti-

    do a distancia y compuesto por elementos heterogneos: no slo encerrandouna inscripcin con signos de diferentes alfabetos, sino tambin con figurasy luego una o varias pajas, y tal vez un cadver. La extraccin o toma de flujoimplica la separacin de la cadena; y los objetos parciales de la produccinsuponen los stocks o los ladrillos de registro, en la coexistencia y la interaccinde todas las sntesis. Cmo podra haber extraccin parcial en un flujo, sin se-paracin fragmentaria en un cdigo que llega a informar el flujo? Si hace pocodijimos que el esquizo est en el lmite de los flujos descodificados del deseo,era preciso entenderlo como de los cdigos sociales en los que un Significantedesptico aplasta todas las cadenas, las linealiza, les da una bi-univocidad, y sesirve de los ladrillos como de otros tantos elementos inmviles para una mu-ralla de la China imperial. Pero el esquizo los separa, los despega, se los llevaen todos los sentidos para recobrar una nueva polivocidad que es el cdigodel deseo. oda composicin, y tambin toda descomposicin, se realiza conladrillos mviles. Diaschisis ydiaspasis,deca Monakow: sea una lesin que seextiende segn fibras que la unen a otras regiones y en ellas provoca a distanciafenmenos incomprensibles desde un punto de vista puramente mecanicista

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    (pero no maqunico); sea un trastorno de la vida humoral que lleva consigouna desviacin de la energa nerviosa y la instauracin de direcciones rotas,fragmentadas, en la esfera de los instintos. Los ladrillos son las piezas esencia-

    les de las mquinas deseantes desde el punto de vista del procedimiento deregistro: a la vez partes componentes y productos de descomposicin que nose localizan especialmente ms que en tal o cual momento, en relacin con lagran mquina temporal que es el sistema nervioso (mquina meldica del tipocaja de msica, de localizacin no espacial)34. Lo que produce el carcterdesigual del libro de Monakow y Mourgue es su superacin infinita de todo el

    jacksonismo en el que se inspira, es la teora de los ladrillos, de su separaciny su fragmentacin, pero sobre todo es que una teora semejante supone haberintroducido el deseo en la neurologa.

    El tercer corte de la mquina deseante es el corte-resto o residuo, que pro-duce un sujeto al lado de la mquina, pieza adyacente de la mquina. Y si estesujeto no tiene identidad especfica o personal, si recorre el cuerpo sin rganossin romper su indiferencia, es debido a que no slo es una parte al lado de lamquina, sino una parte a su vez partida, a la que llegan partes correspon-dientes a las separaciones de cadena y a las extracciones de flujo realizadas porla mquina. Adems, consume los estados por los que pasa, y nace de estosestados, siempre deducido de estos estados como una parte formada de par-tes, de las que cada una llena en un momento el cuerpo sin rganos. Lo que

    permite a Lacan desarrollar un juego maqunico ms que etimolgico, parere/ procurar, separare/ separar, se parere/ engendrarse a s mismo, al sealar elcarcter intensivo de un juego de esta clase: la parte no tiene nada que ver conel todo, ella desempea su parte por completo sola. El sujeto procede aqude su particin a su parto..., por ello, el sujeto puede procurarse lo que aqu leconcierne, un estado que nosotros calificaremos como civil. Nada en la vida denadie desencadena ms encarnizamiento para lograrlo. Para ser pars, sacrifica-ra una gran parte de sus intereses...35 No ms que los otros cortes, el cortesubjetivo no designa una carencia, sino al contrario una parte que vuelve alsujeto como parte, una renta que vuelve al sujeto como resto (incluso ah, qumal modelo es el modelo edpico de la castracin!) Ocurre que los cortes noson el resultado de un anlisis, pues son sntesis. Son las sntesis que producenlas divisiones. Consideremos el ejemplo del retorno de la leche en el eructo delnio; a la vez es restitucin de extraccin en el flujo asociativo, reproduccin