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e rab Orgauo de su Venerable Orden 'Nuera y Cofradías. Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39. Madrid (12) AN - io I 24 AGOSTO 1923 NÚM. 61 B ARCELONA POR SAN RAMÓN, por Fr. Ramón Serratosa.—SoR ISABEL JUAN A CATALÁN, por Fr. Gabriel Téllez (Tirso de Molina).-110N0RES AL oEuoismo, por Fr. José higléS. MARiA, REDENTORA DE CAUTIVOS (medi,- loci ón), por Fr. G. V.—Mi CONVERSIÓN, por Fr. Pedro Nolasco Graberg. GINA MISIONAL A HORA DE NONA, por Julia G. Herreros.—LA OFREN- DA A S. RAMÓN, por Fr. Miguel Escánez.—PI2EDICAR Y DAR TRIGO, por P r. Manuel Sancho.--NOTAS RELIGIOSAS. CRÓNICA MENSUAL, por Fray L orenzo San idMaríd.--N0T1C1A5 Y NECROLOGÍA. Barcelona por San Ramón. El día 26 del presente mes de Agosto tendrá lugar, Dios m ediante, la anunciada peregrinación de devotos de San •Painón Nonato al Santuario de Portell, en donde descansa - Su cuerpo venerando, fuente inagotable de prodigios en f avor de la doliente humanidad. Aunque para ser santo no hacen falta milagros, sin em- b argo, para probar la santidad de un alma privilegiada, se los concede Dios y los exige la Iglesia antes de proponerla d la pública veneración del pueblo cristiano. Cuando jesucristo envió a los Apóstoles a predicar el Evangelio les diö poder para obrar milagros: praedicate, el curate intimas; y así la Iglesia se estableció entre mara- v illas y prodigios, y una vez arraigada la fe, se sostuvo sin n ecesidad de ulteriores pruebas de su divinidad. Lo que pasó con la Iglesia se ha verificado con los san- to s, que en su mayoría, después de confirmada su virtud c on prodigios, se quedaran en la posesión de su culto fun- dado sobre el pedestal de los milagros. Pero como la mano

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e rabOrgauo de su Venerable

Orden 'Nuera y Cofradías.

Dirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39. — Madrid (12)

AN-io I 24 AGOSTO 1923 NÚM. 61

BARCELONA POR SAN RAMÓN, por Fr. Ramón Serratosa.—SoR ISABELJUAN A CATALÁN, por Fr. Gabriel Téllez (Tirso de Molina).-110N0RES AL

oEuoismo, por Fr. José higléS. — MARiA, REDENTORA DE CAUTIVOS (medi,-

loción), por Fr. G. V.—Mi CONVERSIÓN, por Fr. Pedro Nolasco Graberg.PÁ GINA MISIONAL — A HORA DE NONA, por Julia G. Herreros.—LA OFREN-

DA A S. RAMÓN, por Fr. Miguel Escánez.—PI2EDICAR Y DAR TRIGO, por

P r. Manuel Sancho.--NOTAS RELIGIOSAS. — CRÓNICA MENSUAL, por FrayLorenzo San idMaríd.--N0T1C1A5 Y NECROLOGÍA.

Barcelona por San Ramón.El día 26 del presente mes de Agosto tendrá lugar, Dios

mediante, la anunciada peregrinación de devotos de San•Painón Nonato al Santuario de Portell, en donde descansa

- Su cuerpo venerando, fuente inagotable de prodigios enfavor de la doliente humanidad.

Aunque para ser santo no hacen falta milagros, sin em-bargo, para probar la santidad de un alma privilegiada, selos concede Dios y los exige la Iglesia antes de proponerlad la pública veneración del pueblo cristiano.

Cuando jesucristo envió a los Apóstoles a predicar elEvangelio les diö poder para obrar milagros: praedicate,el curate intimas; y así la Iglesia se estableció entre mara-villas y prodigios, y una vez arraigada la fe, se sostuvo sinnecesidad de ulteriores pruebas de su divinidad.

Lo que pasó con la Iglesia se ha verificado con los san-tos, que en su mayoría, después de confirmada su virtudcon prodigios, se quedaran en la posesión de su culto fun-dado sobre el pedestal de los milagros. Pero como la mano

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del Omnipotente no está cerrada y siempre es convenientemover la frialdad del corazón humano con impresiones ex-traordinarias, de ahí e! hecho de haber santos Taumatur-gos, que, a semejanza del arcángel San Rafael, tienen lamisión peculiar de repartir entre los hombres y las criaturasa ellos sujetas los tesoros de la divina misericordia.

Y uno de estos santos, uno de estos Taumaturgos queno tiet nen ni el tiempo ni los lugares limitados a la esfera desu benéfica acción es, sin duda ninguna, San Ramón No-nato.

Su apellido, adquirido por su milagroso nacimiento, leha hecho especial abogado de las madres; pero su protec-ción es universal en toda clase de necesidades, tanto físicascomo del orden moral.

Alguna predilección debió tener nuestro santo para serasí favorecido; pero es un misterio oculto a nosotros, mis-terio que veneramos como todos los secretos divinos, peroque vemos y palpamos sin alcanzar su causa.

Un docto y pío obispo del siglo XVI aplica a San Ramónlo que Santa Teresa de Jesús (a quien trató mucho en suvida), decía del Patriarca San José": «No me acuerdo hastaahora, dice, haberle 6uplicado cosa que la haya dejado dehacer. Es cosa que admira las grandes mercedes que meha hecho Dios por medio de este glorioso santo, de los pe-ligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma.A otros santos parece que les dió el Señor gracia para so-correr en una o en otra necesidad (como poco hä decíamos),pero deste bendito padre la experiencia me ha enseñadoque socorre en todas; y lo mismo sé yo que han visto otrasalgunas personas a quien he dado noticia de la santidadcleste siervo de Dios. No he conocido hasta ahora personaque deveras le sea devota y haga particulares servicios,que no salga bien pagada y la vea más aprovechada en lavirtud, porque aprovecha a las almas que a él se encomien-dan, que aunque son muchos los favores que en el trancedel parto hallan las mujeres en él, por el misterio de no ha-ber nacido, según su apellido muestra; muchos más son los

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que las almas hallan en los ruegos y merecimientos destePadre» (1).

Y el célebre jesuita Olduino, en la historia de los PapasY Cardenales, dice sin rodeos que son—innumerables losbeneficios que obra Dios por intercesión de nuestro SantoTaumaturgo; cita en prueba de su aserto los testimoniosauténticos que viö sobre el particular y copia la carta de untestigo que afirma que solamente durante una epidemia queasoló a la ciudad de Tolosa de Francia en los años 1655 y54 pasaron de VEINTE MIL los prodigios que se registra-ron, añadiendo que no se incluyen en este número losd emás que con hidrópicos y otras clases de enfermos obrabacada día el admirable Santo (2).

Sería cansar al lector el querer traer testimonios de otrosautores, y sólo queremos recordar el de Colombo que ase-gura que en su tiempo (siglo XVII), se continuaba en elSantuario de Portell la costumbre inmemorial de registraren un gran tomo, que se renovaba todos los atiosjos mila-gros que durante aquel tiempo se habían observado y quecada tomo los traía por miles.

II

El año pasado de 1922 se celebró el XXV aniversario dela restauración del Convento de Portell, verificada en 1897.Con tal motivo el M. R. P. Fr. Alberto Barros, Provincial

de Aragón, en unión con los religiosos de su provincia,Publicó un artístico folleto con el titulo de «San Ramón y suSantuario». La buena acogida que tuvo esta publicaciónhalagó el ánimo de los colaboradores, quienes aprovecha-,ron la oportunidad para llevar a cabo la idea, hacía añosacariciada, de publicar un pequeño boletín mensual consa-grado a fomentar la devoción al Santo y divulgar las gra-

(1) Fr. Melchor Rodríguez de Torres: Agricultura del alma. Burgos.1 605, fol. 49.

(2) P. Augustini Olduino, S. J.: Vitae et res gestae Pontificurn Roma-norum et S. R. C. Cardinalium... Romae, 1677. Tom. 2, col. 95.

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das que por su intercesión se fueran obteniendo. Y, enefecto, comenzöse a publicar en Septiembre del . mismo artocon el mismo título que se había puesto al frente del folletoextraordinario, del cual venía a ser una continuación. Suprograma era el que debía, naturalmente, ser: practicar ladevoción a San Ramón, extenderla cuanto fuera posible Ydar a conocer las gracias por su mediación conseguidas.

El primer número de esta pequeña revista enardeció,desde luego los-ánimos de los devotos del Santo, uno delos cuales, D. Ramón Albó y Martín, en el número inmediatode Octubre, lanzó una entusiasta proclama invitando a losque llevaran el nombre del Santo y a los demás devotossuyos a ir en piadosa peregrinación al sepulcro del granTaumaturgo para desahogar sus- sentimientos cristianos ytratar de establecer. una Asociación 1?amoniana, que, to-mando al Santo por modelo de su devoción a la SagradaEucaristía y a la Santísima Virgen y en su amor al prójimo,tuviera por objeto el desplegar su bandera sellada con estostres hermosos timbres para reclutar campeones que, coneste santo y seña, fueran los nuevos apóstoles de la causacatólico-social.

Tan simpático llamamiento no pudo menos • de surtir sudeseado efecto, y desde aquella fecha se fueron haciendolos preparativos y se nombró una Junta Directiva y ejecu-tora compuesta toda ella de cornpicuos personajes, fervorí-simos del Santo, hasta con la feliz casualidad de ostentareste nombre el Excmo. Sr. Obispo de Barcelona, que lahonró aceptando su presidencia honoraria.

La piadosa peregrinación se acordó que se verificaría eldía 26 del actuals, saliendo de Barcelona en automóviles alas cuatro de la madrugada para poder regresar a las cincode la tarde, siendo su programa: Comunión general, misade Pontifical por el Ilmo. Sr. Obispo de Solsona, visita a laCapilla del lugar de Portell en donde nació el Santo, veladaliteraria y despedida con salve a la veneranda imagen deNuestra Señora, ante la cual San Ramón oró y de quienrecibió tantos favores.

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Aunque no conocemos el programa de la velada, pode-mos adelantar a nuestros lectores que su finalidad es des-arrollar el plan de institución de la Sociedad Pamonianacon el fin que poco ha' apuntamos.

Del entusiasmo que anima a los peregrinos, es de espe-rar que todo resultará d satisfacción de los devotos del granTaumaturgo.

San Ramón es un Santo de todos los tiempos; su apos-tolado entre fieles e infieles no se terminó con su vida; losreligiosos de su Orden lo continuaron en sus misiones,teniéndole de Patrón de ellas, con tan feliz resultado, queasegura el apostólico P. Echéverz que hacía tantas conver-siones como cuando vivía. Sus milagros son tan numero-sos cada día en toda la cristiandad que no hay quien losdesconozca. Su amor a la divina Eucaristía, que le mereciórecibir el sagrado Viático de manos del mismo Cristo, le hahecho abogado de los moribundos; pudiendo afirmarse queSan Ramón no abandona a sus clientes en esta vida hastahaberles introducido en la gloria, una vez que los más deellos son introducidos por su mano milagrosa en este vallede lágrimas y de pesares.

No dudamos de que los acuerdos que se tomarán eneste que podemos llamar primer Congreso Pamoniano hande ser acertados, para que sea Dios glorificado en sus san--tos, a quienes nos da por modelos en la virtud y por protec-tores entre los torbellinos de este mar de luchas y pasionesen que nos hallamos navegando.

Con estos votos damos a un tiempo nuestra más expre-siva enhorabuena ' a los promotores de este laudable movi-miento ramoniano y a todos cuantos han tomado parte ensu entusiasta desenvolvimiento hasta conducirle a esteespléndido resultado final.

FR. RAMÓN SERRATOSA

Madrid, 1." de Agosto de 1925.

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Sor Isabel Juana Culalür y WIlalba ")(CONTINUACIÓN)

Aparición Milagrosa.

Los sentimientos que más le acongojaban era la penuriaque aquella mísera aldeyuela padecía de sacerdotes, porquesólo los domingos y fiestas de guardar acudía uno a cele-brarles misa. Estaba hambrienta los demás de aquel angé-lico bocado que satisface la infinidad, que convidándonos así mesma se convida; quisiera nuestra religiosa gozarle nosólo cada día pero cada instante, que por eso para losperfectos se llama cotidiano en la oración mayor que todas;desconsolábala esta falta de manera que comunicaba elalma congojas y desmayos al cuerpo su consorte.

Sucedió, pues, una tarde que engolfada en la inmensi-dad de estos deseos llamó a la puerta de su casa un pere-grino pobre. Salió solícita a ver lo que quería y halló enella un joven risueño y respetable que enamoraba honestoy obligaba santo. Este, pues, con una voz sabrosa y queencubría afectos más que humanos, la dijo poniéndola ladiestra en la cabeza: Bien conozco yo, Isabel, las - ansiasamorosas que te abrasan, ausencias son de lo que .másadoras, pero no te desconsueles, - que ya se acerca el día en

' que volviéndote a Valencia, no padezcas en este miserablepueblo; cesarán estos nublados y gozarás con abundancialo que agora te limitan.

Admirada nuestra virgen de que la manifestase un pere-grino sus deseos, y dándole gozosos sobresaltos el corazónamante, casi adivino de lo que ignoraba. Clavó los ojos enel semblante del profeta bello y como era ladina en materiasdel espíritu y sabía los disfraces con que el tentador usurpaluces y disimula celestiales legacías, recorrió sus interioresy hallólos sosegados, humildes y sin el horror que la mali-cia condenada causa a los que dan crédito al engaño.Segura, pues, de ardides infernalgs, volvió la espalda y fuéa buscar algún regalo con que recrear a quien debía los noesperados alivios de su pena; tornó breve con lo que más apropósito con sus deseos topó a la mano, pero no hallandoal amoroso peregrino le buscó con los ojos y con el alma

(1) Los subtítulos son del mismo . Tirso, que los pone como notasmarginales.

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en ellos por la calle; mandó que la imitasen sus criados porl a iglesia y las casas todas de aquel pueblo; mas como elcuerpo era aparente y verdadera la sustancia angélica delapacible mensajero, ¿cómo había de hallarle? Admirösesabiéndolo su madre; examinöla si sabía su nombre y sóloPudo responder: Señora, la enajenación suspensa de mimisma con que me arrebató el discurso, no me dió lugar aPregunta tan precisa; pero si he de dar fe a lo que el cora-zón me dice: impreso tengo en él el nombre y dueño, por-que yo no puedo persuadirme a que el bello peregrino fueseotro que el gran Patrón de España mi devotísimo ApóstolSnntiago, que en el traje mismo que lo mereció mi vista nosl o retrata nuestra Iglesia.

En esta soledad pasó la esposa consagrada algunosmeses con la sed fogosa de frecuentar más amenudo aque-lla unión recíproca que por medio del Maná del Cielo deifi-ca a quien con él se enlaza. Pero cuando más desvalida deesperanzas, la deparaba su enamorado Esposo unas vecesa un devoto religioso de la Orden jerónima, cuyo nombreno ha llegado a mi noticia, y otras al padre Oliva, varonesentrambos de perfección notable que confesándola recrea-ban sus incendios con ei manjar apetecido de los ángeles.Y tal vez hubo, según afirmó con juramento este segundoreligioso, que lo fué de Santo Domingo, haberle impelidouna interior y celestial violencia los pasos y deseos paravenir a visitarla en la mitad de los rigores del estío, condistar su monasterio una prolija legua del lugarejo que estadichosa virgen habitaba.

Estas ayudas de costa la sobrellevaban de tal suerte queel día que en su pecho gozaba a su sacramentado Esposohacía tal diferencia la hermosura en su semblante, en losotros tiempos pálido y mortificado, que admirados sus pa-dres y familia no cesaban de dar a Dios gracias y looresPor la prenda que en su casa había escogido. Pero todasestas muestras de estimación y honra eran en ella estímulosde menosprecio de sí misma, añadiendo mortificaciones yhumildades: tan familiar en los ejercicios serviles con suscriadas que sin defraudar a los de su oracióu y espíritu' lasayudaba en ellos con la llaneza que si todos fueran supe-riores suyos.

Llevöse Dios a su querido padre con casi seguridad deque las intercesiones de su hija le facilitaron los goces in-Mortales. Faltándole él se trasladaron a Valencia, cum-Pliindose el angélico pronóstico del peregrino bello.

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Nota lo que hace el amor de Dioscuando es de veras.

Y fué la vida en aquella ciudad de nuestra Isabel tal quepara vida no tuvo sino el nombre, porque el rigor con .quetrató su cuerpo más parecía cohechos a la muerte. Sussilicios y cadenas semejantes a los del gran penitente To-lentino, guía de sus hazañas, causaban horror a quien selos advertía. Privábanla de ellos sus confesores y su madre;pero como el amor es invencionero el en que su Esposo laabrazaba halló un nuevo modo de martirio al paso queperegrino intolerable; tomó el grueso trozo de una soga ypoblándola de agujas y alfileres retorcidos se la ciñó a lascarnes, tan pegada a ellas, que ni vestida ni desnuda en lacama la separó de sí por un instante.

Su paciencia.

Pocos hay en estos tiempos que se igualen a esta santavirgen en la humildad y la paciencia. Manifiéstalo el ejem-plo que se sigue. liallóse a cierta festividad solemne en laiglesia de Santa Catalina, mártir; era la gente mucha yestaba a su lado una mujer bien ordinaria, que con envidiade su loable crédito, o revestida del demonio, sin causa nimotivo, la dió delante del concurso todo un descomedidobofetón. No sólo, pues, nuestra pacífica injuriada hizodemostraciones de no ser ella la ofendida, pero ni aunmovimiento más que si el golpe se hubiera dado en unpilar del templo; ni por esto se conpungió la injuriadora,porque antes añadiendo malos tratamientos en obras ypalabras alborotó la gente de manera que obligó a queunos caballeros la sacasen casi arrastrando de aquel sitio,sin que nuestra Isabel saliese en una acción siquiera de sutemplanza y compostura; cosa que admiraron los circuns-tantes todos; conocían su inocencia y celebraban hasta elcielo agora la quieta serenidad de su risueño rostro. Verdadsea que confesó después a sus más íntimos la había atra-vesado el alma no un propio menosprecio sino el que usócontra su divino Esposo, en cuya presencia y casa secometió tan descarado insulto.

(Continuará)

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HONORES AL HEPOISMO

El día 31 de Agosto es el gran día de los devotos del Ben-jamín de la celestial Orden Mercedaria, San Ramón. Nonato.

Dios Nuestro Señor, con milagros bien patentes, ha hechopública la santidad de este mártir de la fe. ,E1 dictado de már-tir lo ganó en, buena lid en la última redención de cautivoscristianos quellevó a cabo en Africa poco tiempo antes de sudichoso tránsito. Acompañado de Fr. Domingo posso, des-embarcó en Argelia con inmenso.júbilo de los pobres cauti-vos que tanto suspiraban por la ansiada libertad. Pero, porfalta de dinero, no pudieron ser todos rescatados, y movidoel Santo a compasión por las amargas lágrimas de los noredimidos, se quedó por ellos en rehenes. Alegres marchabanlos redimidos y alegre se quedaba el Redentor; daban graciasa Dios los libertados, y mayores las daba el Santo cautivopor las cadenas con que le ataban el amor de Dios y de sushermanos.

Mientras que estuvo en poder de los moros, tuvo quepadecer muchos malos tratos de aquellos bárbaros infieles, yla poca libertad que el cadí o gobernador de la ciudad daba •al Santo, la aprovechaba para predicar en los lugares máspúblicos con tanto celo, que convirtió un gran número demoros y judíos que, después de bautizados, cuidaba de enviara España y Mallorca, por el peligro de apostasía, si se que-daban entre los suyos'. ..

Todo esto lo supo el cadí de la ciudad, y llamándole a supresencia, le diö una terrible bofetada, mandando que le qui-tasen de delante. A.sí se hizo. 'Con empujones sy puntapiés lollevaron medio arrastrando por • las calles, donde pública-mente se le azotó. Por encima de la gritería del populachosobresalía la potente voz del santo confesor y mártir de jesu-cristo. Valentía tal acabó de enfurecer a aquellos bárbarosque no sabían qué partido tomar para cerrar la boca delSanto. Sabéis, dijo el cadí, qué hay que hacer? Traedme unpunzón de hierro candente y un candado. S2, lo traen, y enseguida manda que le taladren los labios y se los cierren. Asíse efectuó y quedarán taladrados y sellados aquellos labiossantísimos que eran una fuente abundosa de evangélica elo-cuencia. Encerrado en una mazmorra, por ocho meses segui-

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dos soportó aquel tosco candado (pues tal es el que se guardaen la urna de las reliquias del Santo); candado que tan sólose abría cuando le daban pan y agua, -único alimento que lesustentaba.

Bien pronto se esparció, no sólo por las costas de A.frica,sino de Europa, la fama de las admirables virtudes y heroi-cos Martirios del Santo cautivo.

Pedro Nolasco ., por temor de perder aquel hijo, gloria dela familia mercedaria., encargó a los nuevos redentores quese embarcaban para Argel, que pagasan el rescate del Santoy le ordenasen volver a España.

Llegado a Barcelona el confesor de Cristo, el pueblo con-templaba maravillado las seriales del martirio, lOs agujerosde los labios y todo aquel cuerpo flaco y extenuado procla-mándolo glorioso mártir de la fe. A estos honores se añadióla dignidad de Cardenal de la santa Iglesia romana con queel Papa Gregorio IX quiso condecorado, corno prueba deestimación que hacía de las altas virtudes del humilde frailede la Merced. Empero, .qué eran todas estas glorias en com-paración de la que nuestro Señor le estaba ya preparando enel cielo? ¡Gloria, pues, al heroico hijo de la Merced, redentorde pueblos, padri; de cautivos, consolador de hogares ysímbolo de nuestra divina Religión!

De esta Religión tan fieramente perseguida por los quellamándose redentores del pueblo, no saben hacer otra cosaque chuparle la noble sangre... pero vengan hechos; y aho-ra como siempre será la Religión de Jesús la que alcanzaráel triunfo, porque abriéndonos su gloriosa historia, nos re-cuerda que ella rompe las cadenas del esclavo, ella es laúnica entre las instituciones de la tierra, que tiene hijos comoSan Ramón para quienes la caridad es un deber, el sacrificiouna ambición, el heroismo una obra de cada día.

FR. JOSÉ INGLÉS, Mercedario.

San Ramón de Portell. Agosto de 1923.

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MEDITACIONpara la fiesta de nuestra Santísima Madre.

María, redentora de cautivos.

Primer preludio.—Represéntate la aparición de NuestraSantísima Madre a San Pedro Nolasco.

Segundo preludio. —Pide la gracia de coi-responder conamor a los favores de María.

Punto primero.

Marta, corredentora de los hombres.—Considera cómo laantisima Virgen es aquella mujer bendita prometida por

5ios al mundo, para quebrantar con su Hijo la cabeza de laerpiente. Cuando se ofreció humilde a ser madre del Reden-

tor , aceptó también los tormentos e ignominias de la Pasión,Para salvar a los . hombres. Dos personas y, un árbol fueron,a causa de nuestra ruina, y también clos personas y un

41'bol, el árbol de la cruz, fueron causa de nuestra Salud.! tin to al primero, triunfa el orgullo, la rebelión, la muerte;unto al segundo, la humildad, la sumisión, la vida.

La presencia de Eva al pie del árbol mortífero, exigía laPresencia de María al pie del árbol vivificador. Como Jesu-

r isto había ocupado el lugar de Adán pecador, María . debía)ellpar también el de Eva. Debía tomar parte en las penas

expiad oras como Eva participó en la rebelión de Adán; y así‘ ° 11-10 ésta concurrió con voluntad plena a la calda de Adán

Y a la ruina del linaje humano, igualmente debía concurrir4aría a la reparación y resurrección espiritual del hombre,

voluntad plena, perfecta y deliberada. Por eso, lejos de-Ponerse a la crucifixión y muerte de su Hijo, se unió de' Pl untad y de afecto al amor del Padre que la había decreta-l° _Y la obediencia de jesús que se sometió a ella.

Punto segundo.María, redentora de la esclavitud temporal.—Considera

'61"no, rió contenta la Santísima Virgen con haber cooperadoa rediMírnos del pecado, quiso también redimir a los fieles dea esclavitud, en que yacían cargados de cadenas, privados

sie los consuelos de la religión y de la familia y tratados peor

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que bestias por h. s niahOmetanos. Cuando un cristiano caíaen su poder, perdía casi en absoluto la esperanza de su liber-tad, y su - familia, impotente para rescatarle, sentía su des-gracia aún más que la muerte; pues esta es para los fieles elfin de los trabajos y peligros de la vida. ¡Y eran.tantos los quecada año calan en poder de los sarracenos, arrebatados fe-rozmente al cariño de los suyos...! Qué extraño es, en vistade esto, que muchos cayeran en la desesperación, apostatan-do de su fe, para poner fin a tantos males?

La Santísima Virgen vino a remediarlos animando a SanPedro Nolasco en' su obra heroica de redimir cautivos, en laque debían ayudarle los mayores prestigios del poder y de laciencia, el Rey D. Jaime y San Raimundo, para acallar lascensuras de los egoístas e ignorantes.

San Pedro Nolasco y los suyos se ofrecen, no sólo a buscarlimosnas con inmenso trabajo, sino también a surcar los ma-res para anunciar a los cristianos su redención, ofreciéndosea quedar por elles en rehenes cuando el dinero no llegaba, ydemostrándoles así que había quien se preocupara eficaz-mente por su suerte. ¡A cuántos impidió esta- esperanza elrendirse a la desesperación, surgiendo la Virgen Redentora .como una luz ceLste en medio de la noche de sus angus-tias!

Muchos fueron los cautivos redimidos (unos ochenta mil)que costaron sumas enormes, pero muchos más los que, gra-cias a esa esperanza y a las visitas periódicas de los redento-res, conservaron su fe . y santificaron sus trabajos, merecien-do con ellos la gloria del cielo.

Punto tercero.

La Santísima • Virgen nos redime de la culpa y santificanuestros padecimientos.—Considero cómo Nuestra Madreamantísima se preocupa siempre de nuestros dolores; pero

conforme con la Providencia divina, no siempre nos librade ellos cuando han de contribuir a nuestra salvación Ymayor gloria. Lo que si hace siempre que recurrimos a Ella,es evitar que los trabajos nos sean lazos de condenación eterna, ya sea librándonos de ellos, ya alcanzándonos graciaeficaz para sufrirlos con resignación y provecho de nuestrasalmas, lo que es indudablemente mayor favor, aunque en

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nuestra ceguedad no siempre lo reconozcamos. En la hora de• la muerte lo comprenderemos y le daremos infinitas gracias,al ver cómo esos trabajos nos han conducido a las puertas delCielo, y abreviado o suprimido nuestro purgatorio.

Así se condujo Ella con sus especiales hijos, los merce-darios, animándolos en su penosa tarea de recoger limos-nas, en la que, sufrieron mil trabajos Y afrentas; acompa-ñándolos con su protección en los viajes 'a tierra de infieles,en la que muchos dieron heroicamente su vida; enjugandoSUS sudores en los estudios. y en las misiones, para la defensaY propagación de la religión cristiana; confortándolos en loshospitales, en que asistían a los . enfermos y peregrinos,Y santificando todas sus ocupaciones cotidianas, con las queaumentaron -en gracia y subieron a grande altura en el cielo.

Afectos.—A.gradece a la Santísima Virgen el maternaltlidado que de ti y de tödos los fieles ha tenido, y .pídele

que los trabajos a que Dios te somete, no sean lazo de conde_nación, sino escala para tu perfeccionamiento. Pídele quelibre a todos los hombres • de la esclavitud del demonio,, yofrécete a trabajar en ello conforme a sus deseos.'

FR. G. V.

MI CONVEPSIÓNEs de alabar a Dios, que en sus eternos designios vela

Por sus criaturas, dando a cada una su.s respectivos .fines yconcediendo medios por los cuales pueda llenar cada criatu-ra el fin para el cual fue' creada. Y de una manera especiale l hombre es el objeto de sus complacencias, que ponea cadauno de el camino de la VWa, para que mediante esa :sendaPueda cumplir su destina! Cual es el fin palta el cual fuecreado. Ese destino o fin. es la vocación que cada hombre'tiene que cumplir, o la misión que debe realizar sobre latierra.

Por la misericordia divina conseguí hacerme católico,después de un maduro examen de mi vida pasada, que haSido llena de zozobras y sucesos misteriosos, que solamenteruna gracia divina puede explicar lo que pasa en el corazónRumano.. Las causas que me han movido de tomar tal resolu-ción, explican lo que voy a referir, y es como sigue:

En mi suelo natal de Prusia existe la tradición inquebran-

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• table en que todos los primogénitos de las familias militaresentran al servicio del ejército, para servir al Rey y a PatriaAhora bien, todo el que quebranta esta tradición de las anti-guas familias, se hace reo de recibir el desprecio de todos losdemás miembros del mismo grado de sociedad.

Yo nací de una de estas familias militares, en las cualesno se da ninguna educac'ón cristiana, sino puramente material. La mayor parte de la población prusiana profesa lareligión protestante, y, por tanto, recibí de ésta el bautisinoen la misma forma que ella acostumbra. Y una vez recibido,crucé el primer período de mi edad infantil sin conocer 'elculto verdadero de Dios.

Yendo al colegio (Helinholtz- Realgymnasium • en Berlín),tenia que pasar por un templo católico, sentía una fuerzainterior que me impulsaba a entrar; y cada vez que lo hacia,salía de él más alegre y fortalecido, de tal suerte, que mi alrilasentía las gracias que venían del cielo y me atraían a abra'zar la religión católica. Mas estos medios de los cuales seservía la Misericordia Divina no los conocía yo en estetiempo .. En este estado permanecía hasta que llegó el if Lo-mento fatídico en que se realizó la guerra mundial, a la cualingresé -yo obedeciendo la voluntad de mis padres.

En el furor de la carnicería,, me quedé suspenso :conherido por un rayo divino, y entonces comencé a meditarsobre las verdades eternas, 'buscando un consuelo superioral humano, que pudiese aliviar el corazón herido por tantamaldad; pues habiendo yo recibido varias heridas graves'me ponía más a meditar -sobre aquellas verdades divinas,quedándome más y más admirado de la bondad de Dios, alver cómo El milagrosamente me conservaba la vida. I--7,11este tiempo, por primera vez comencé a dar gracias a unSer Supremo. Pues habiendo recibido, poco antes del fin dela guerra, la última herida en el estómago, f uf enterrado almismo tiempo en un subterráneo, cubierto con una calamin La,

viéndome incapacitado de todo movimiento. Mi compañiano pudiendo resistir el ataque del enemigo, se retiró, y éstelogró ocupar la posición. Yo me encontré en una -situción desesperante, por encontrarme en peligro de concluircon la vida. Pero cuando desperté del letargo., me enco pil-tre en los brazos de mis compañeros, que lograron re(11-perar la posición después de ocho horas, sacándome de 1sepulcro. Viendo esta intervención divina en 'nuestras suel--tes terrenales excitada por mis primeras oraciones balbucea'das, y que me había recuperado milagrosamente la vida, raehizo, aunque no exteriormente, pues a lo menos interiormeirte, cristiano.

Otro de los puntos que me hizo considerar mucho fuetiggran diferencia que había entre los clérigos protestantes .' Ylos_ sacerdotes católicos. Estos, para -cumplir su deber, 10

11.

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temían o- peligro. Pues, se acercaban a las primeraslíneas par' .dar la Extremaunción a los moribundos, mien-tras que los protestantes procuraban más en llenar sus ba-rrigas y negaban los consuelos celestiales a los suyos. Sinembargo, Abia excepciones, pero muy pocas.

Una vez terminada la guerra con el tratado de Versalles,en virtud del cual Alemania perdió su ejército, yo me ví,obligado a buscar otra profesión. Y dadas las circunstanciasescogí la de constructor de pianos, y para ejercerla -salí deAlemania a los países sudamericanos. Mis viajes en el mundode Colón me llevaron por Argentina, Chile, Bolivia y Perú.Trabajé en las principales ciudades de éstos, prefiriendosiempre hacer trabajos en, las iglesias católicas, porque asítenía la ocasión de permanecer un rato en un lugar santo dela Divina Majestad. De día en día crecían mis deseos deconvertirme a la religión católica y recibir el bautismo deella, pero ignoraba el cómo. •

Mediante la intervención de Nuestra. Santísima Madre dela Merced pude llegar al Cuzco, y buscando trabajo encontréen el Convento de la Merced, que fue la compostura de unórgano. Haciendo este trabajo me demoré algunos días, du-rante los cuales tuve conversaciones amenas con los religio-sos estudiantes.

El resultado de estas conversaciones fue el determinarmea ingresar en la iglesia católica, y, por tanto, recibir el SantoBautismo de la religión católica, el cual tuvo lugar el _26 deFebrero de 1923 en la iglesia de la Merced del Cuzco. Noparé en esto, sino que me resolví ingresar a la Orden de laMerced para así asegurar más mi salvación en el seno deuna religión que ha sido objeto . de mi simpatía y admiración.Con tal fin solicite del R. P. Comendador el hálito blancompaérritavestir y ser uno de los miembros de esta Orden bene-

DIOS mediante, los padres mercedarios me abrieron suspuertas y tuve la dicha de Vestir el Hábito Santo en .1a so-lemnidad de la Ascensión del SEÑOR,. el 10 de' Mayo- delaño en Curso...

Ahora, mediante la protección del Eterno Padre, me en-cuentro en esta bendita casa de 'DIOS, lejos del mundanalruido, tan contento como si hubiese llegado a conseguir lasalvación de mi alma.¿Cómo podré yo bendecir a DIOS?,Cómo ensalzaré el Nombre Santísimo de Nuestra Madreclementísima de la Merced? Ciertamente que para ésto pala-bras me faltan.

FR. PEDRO NOLASCO GRAßERGMercedario.

Cuzco, 29 de Junio de 1923.

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PÁGINA MISIONALBorn Jesus do Gurgueia, 31 mayo de 1923.

R VDO. P. FR. JUAN GILABERT CASTRO.Madrid.

Carísimo hermano: Ya hemos llegado a la villa que (lióel nombre a nuestra Prelatura.

Conforme le anunciaba en mi anterior, salirnos de SiloRaimundo Nonato el día 22 de abril por la tarde, visitando,al mismo tiempo los poblados de Tanque Novo, Sao Blas,Jurema, la villa de Caracol donde demoramos diez días, ydespués otros tres en el Capín. En la villa de Caracol nosenteramos que había llegado a So Raimundo otro nuevoMisionero, el R. P. Fr. Pedro Pascual Taborda; pero, • a lospocos días, se recibió la noticia de que estaba tan delicadoy le probaba tari mal, que seguramente se verá precisado avolver a la Argentina, de cuya provincia es hijo.

El día 14 de mayo emprendimos de nuevo nuestro viajecruzando la gran chapada, por cuyas terribles cattingassolamente atravesarnos, gracias a varios hombres que fuerondelante de nosotros cortando árboles enteros e infinidad deespinos que interceptaban el paso; y a pesar de todo, nosquedaba un camino tan ruin, que en cierta ocasión quedócolgado el P. Pascual entre unas ramas y cayó al suelo conpeligro de romperse la cabeza.

La referida chapada es todavía desconocida en el térmi- •

no de muchas leguas cuadradas, y se cree que en ella habitaaún una horda de indios fieros y Salvajes; por esta razón nose debe atravesar ' directamente y se da un rodeo de muchí-simas leguas, que tanto más se sienten, cuanto el camino espésimo, a la 'vez que peligroso, no ya sólo por lo accidentadodel terreno, sino principalmente porque carece en absolutode agua, y, por consiguiente, de persona humana que habiteen todó aquel grande desierto, en el cifal tuvimos que per-noctar dos noches colgados de los árboles y junto a unagrande hoguera que encendimos y mantuvimos en medio deaquel bosque interminable, no sólo para alumbrarnos duran-te la noche, sino también y principalmente para defendernosde las onzas y otras muchas fieras.

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El 16 por la tarde llegamos, rendidos de cansancio, alPrimer poblado de la extensísima parroquia de Born Jesusdo Gurgueia, conocido con el nombre de Palmeira, y allípermanecimos tres días, no sólo para descansar de tanto ira caballo, sino también para . administrar los Santos Sacra-mentos, pues allí había .muchas criaturas .sin bautizar porfalta de sacerdotes.

El 20 y 21 nos detuvimos en el pueblo de Santa Anna,donde asimismo tuvo lugar la visita pastoral, y el 22 llega-mos al importante pueblo de Nova Lapa, en el cual haycapilla cori un cuadro del Crucificado, de unos dos decímetrosde altura, y, sin embargo, allí acuden siempre miles de per-sonas en romerías, algunas de unas quince o veinte leguasde distancia. Celebran la fiesta principal el 6 de agosto, y

, corno entonces acude gran multitud de gente, .quiere volverde nuevo nuestro Prelado con el fin de hacer solemnementela novena y a la vez misión.

Cuando yo vi lo reducido y pobre de aquella capilla yaquel cuadrito tan pequeño, sentí no tener con, que levantarupa gran iglesia y comprar un Crucifijo de tamaño natural,o, por lo menos, algunos de esos tan devotos que 'hay enEspaña, pero aquí la gente es , tan pobre, que pocos tienenun. Crucifijo en su casa, y ni siquiera una estampa religiosa yde ordinario sucede que, si alguien la consiguió, forma unaespecie de altar interponiendo no pocas veces otras figurasde actrices y bailarinas en la creencia de que son estampasde la Virgen y de Santas.

Finalmente, salimos el 25 para esta villa, a donde llega-mos el 26' por la mañana, siendo- recibidos con música,cohetes y banderas, con saludos que decían: ¡Ave, Frei Pe-dro Paschoal Miguel! ¡ViVa. Frei Pedro Pa.schoal Miguel!—Gloria a Deus nas alturas—¡Ave, Frei Paschoal, viva FreiPaschoal!—¡Ave, persoa grata!

Finalmente, visitada la iglesia, hubo discursos, parabie-nes y bienvenidas. 'Vea si puede adquirir crucifijos y estam-pas para estas gentes y mande la revista y noticias con estadirección: Born Jesus • do Gurgueia; porque hay otro BornJesus y sería fácil que . no llegasen.

Recuerdos y un abrazo de su afectísimo hermanoFr. Mariano.Ferrer.

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Muchas de las lectoras de LA MERCED, al pasar los ojospor la carta anterior del P. Ferrer, no se darán cuentasiquieraque de su cuello pende una medalla de oro o plata, tal vez defino esmalte o de platino, quizá una crucecita de brillantes;no os voy a pedir nada de eso; Dios es digno de eso y muchomás; hacéis bien en manifestar también así vuestra fe. Esesa una buena costumbre que tiene su mérito y que si seviese exenta de la vanidad con que a ., veces se la mancha,sería muy digna de loa, y de todos modos es mil veces mejorque _llevar esa especie de amuletos y animalitos con queadornan su pecho muchas; sólo quiero dirigiros un ruego avosotras, a vuestros padres, hermanos o esposos, una estam-pita, un crucifijo, una medallita, un rosario para las pobresgentes del Piauhy que no tienen ni imägines en sus iglesiasy capillas, ni cuadros devotos en sus casas, ni un crucifijoque presida sus habitaciones. No se os piden cosas ricas,sino útiles a la piedad. Una estampita por amor de Dios, queÉl os lo pagará y si la estampita fuese... una oleografíagrande del Crucificado, del Sagrado Corazón, de la Santísi-ma Virgen, bajo cualquier.advocación, que Ella en todas esnuestra Señora, .nuestra Reina, nuestra Madre, pero en elpróximo mes habrá cientos de la Madre de las Mercedes.

No faltará quien se ría de la candidez, de los habitantesdel Piauhy que llegan a adornar sus habitaciones con cromosde bailarinas y actrices para hacer compañía al Crucifijo;a éstos los . disculpa su ignorancia religiosa, y ¿qué diríamosdel que entre nosotros hiciese lo mismo? No pecaría de segu-ro por ignorancia. Y ¿creeis que esto es raro? En nuestrascasas cristianas no hay estos retratos al lado del crucifijo yla purísima María, pero hay otros muy parecidos y son mu-chas veces.., de personas de la familia y ojalá fuesen soloretratos y no seres de carne y hueso.

Un ruego: no os burléis de los habitantes del Piauhy sindar antes una ojeada a vuestras salas, despachos, etc., des-pués reiros y no quitéis vuestros cuadros devotos; los profa-nos no .ignoráis cuál será. su buen destino y el sitio en quedebéis colocarlos, si no fuesen dignos del fuego que purifica;y, en castigo, otros tantos de devoción, baratos y • sin marco,para las misiones; la penitencia no es grande; mas Jesús ysu Santísima Madre la verán gustosos.

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HOPA. DE NONA.Eran más de las once, y la vizcondesa no se había levan-

tado todavía, cosa que no extrañó a los dueños de la casa,pues además del cansancio del viaje, más de sentir en laedad algo avanzada de la dama, sabían que ésta no era de lasque se levantan a primera hora para alabar al Creador al na-cer el día. La vizcondesa, verdadera mujer de mundo, haciaarnenud.o del día noche y.de la noche día.- y al invitarla apasar una temporada al lado de su ahijada Mercedes, los pa.-dres de ésta habían considerado que tendrían que respetarlas costumbres ya inveteradas de la mundana señora.

Los señores de Ponce, padreS de la niña ahijada de lavizcondesa, eran un digno matrimonio que ocupaban unacómoda posición con vistas a la riqueza; la . abuela de Merce-des había sido íntima de la elegante dama de quien nos ocu-pamos, la amistad había seguido aún muerta aquélla, estre-chada por el parentesco espiritual entre ellos contraído, ytal vez una mira interesada había inducido a los señores dePonce a invitarla a pasar una temporada en su casa solarie-ga del Norte de Castilla, pues la vizcondesa era bastanterica, y, como solterona, carecía de herederos directos.

La noche anterior al día en que nos ocupamos, había:llegado acompañada de un sin número de baules; los señoresde Ponce habían bajado a esperarla, no así Merceditas, que,según dijeron sus padres, no salía de Ejercicios hasta el díasiguiente.

-¡Pero va a ser monja esa niña! -dijo asombrada y algo •indignada la dama. ¿No podía dejar los Ejercicios un díapara abrazar a su madrina?

-Los hace interna en el cercano convento de MadresMercedarias -repuso la señora de Ponce sonriendo. No creoque por eso piense meterse a monja, aún es muy niña.

-Es que yo no se lo permitiría... ¡a los dieciseis años!...,sería un. crimen.

..Y la vizcondesa, después de hacer los honores a la cola-ción que le tenía preparada, se acostó, no despertando hastael día siguiente a las once y media.

Su primer movimiento fué tocar el timbre, y sin dirigiruna mirada al. hermoso Crucifijo , que adornaba su mesa denoche; dijo a la doncella que se puso a sus órdenes:

- Súbame aquí el chocolate y después . me ayudará aPeinar; yo nunca 'lujo al comedor hasta que estoy vestida...de todos modos los señores se habrán desayunado ya. •

-Hace largo tiempo, después de Misa :- dijo sonriendo lasirviente.

-¡Ah!, pero es que oyen Misa todos días... Porque hoy no

es fiesta, según creo,

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—Sí, señora; está muy cerca la iglesia de la Merced.—Válgate Dios con la Merced! Ya es la segunda vez que

la oigo nombrar y:facabo de llegar... cómoda esa iglesia?—Sí, señora; antigua, pero muy hermosa; la Virgen San-

tísima es un encanto.--Entonces será preciso que me lleven allí un reclinato-

rio de tapicería; los de paja me lastiman las rodillas; así iréa la Merced los domingos. qué hora es la última Misa?

—A las once, señora.—Un poco temprano para mí. En .fin, ya veremos; súbeme

el chocolate.Y después de tomarle con buen apetito, la vizcondesa

procedió a la complicada tarea de su tocado... Aun cuandoya pasaba de los sesenta años, era tan prolija en los detallesde éste, que la doncella llamada a los secretos de este tocadomiraba asombrada los lápices, cremas, tintes, etc., etc., quela buena señora sacó de su bolsa de viaje.

—Sí, hija mía, hay que combatir la vejez; decía la damacon su volubilidad que contrastaba con lo que hasta enton-ces viera la sencilla campesina puesta a su servicio. La mu-jer no debe darse por vencida hasta el último extremo... Hayque sostenerse firme en el palenque.

Y mientras hablaba, retocaba su rostro, perfilaba suscejas, procuraba disimular sus arrugas, con mano tan hábily experta, que cuando bajó en busca de sus huéspedes, no'representaba arriba de unos cincuenta arios.

Estos la condujeron a un sombrío cenador que se alzabaen un extremo del jardín, haciéndola sentar en una cómodabutaca de médula.

.Pero y mi ahijada?,---dijo la Vizcondesa mirando a sualrededor—. que se va a pasar la vida de Ejercicios? ¡Aque tengo yo que ir a esas Madres a arrebatarles su presa!

—No debe tardar. Hoy terminaban y habrá habido pláticay bendición Papal después de la Misa de Comunión. Pero,'

-véala usted, querida vizcondesa. Ahí tiene a su ahijada.La anciana se volvió vivamente en su sillón, dirigiendo

sus impertinentes de oro al lugar indicado por su comadre.Una hermosa y blanca figura acababa de aparecer en la

entrada del cenador: vestía un sencillo hábito de lana blancacon un escudo esmaltado sobre el pecho; sus rubios cabellos,sencillamente alisados, estaban sujetos en una trenza con unlazo negro y un velito de tul liso cubría su cabeza; no era talvez bonita, pero había una serenidad tan plácida en su mira-da, una modestia tan reposada en su porte, un candor taningenuo en su sonrisa, que la dama se quedó absorta con-templándola, tan diferente la encontró a las jovencitas de suedad que solía ver por el mundo.

—¡Pero si es una imagen!...—dijo volviéndose a sus pa'dres--. Yo he visto una semejante un día que fuí a los Domi'

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nieos... una santita igual; se llamaba.., se llamaba... meacuerdo que lo pregunté, esperad. ¡Ah!, ya me acuerdo, laBeata Imelda.

La niña, que se dirigía a abrazar a su madrina, se detuvosonrojada, pero sin perder su modestia reposada, que haciapensar que sus miradas no se detenían en los objetos de la.tierra.

—1Ven aquí.... ingratona y abraza a tu .madrinal—dijoésta atrayéndola hacia sí y cubriéndola de besos—. Con queterminaron esos interminables Ejercicios, que no te permi-tieron ir a esperarme... .Quién los ha dado? Un Padre Mer-cedario; por supuesto, y yo te veo vestida de Mercedaria...Me parece que monjitas y Padres acabarán por llevarte,digan los tuyos lo que quieran. Pero te advierto que tu madri-na no está dispuesta a dejarte, aunque tenga que luchar conla Orden en pleno. Estamos? .

—Pero, madrina,—dijo la niña dulcemente—. Si es conpermiso de mis padres como me he puesto el hábito queofrecí hace ya tiempo.

—Bien, bien..., siéntate a mi lado y cuéntame que te hadicho ese Padre que tanto te ha hecho tardar.

Mercedes se sentó dócilmente a los pies de su madrina, ycruzando sus manos, en las que conservaba el ,ibro de devo-ciones, sobre sus faldas:

- veras quiere usted que la cuente lo que nos ha dichoel Padre?—preguntó ingénuamente.

—Sin duda será muy bonito—dijo—no sin un dejillo bur-lón la anciana. Pero Mercedes era demasiado sencilla paraadvertirlo, y con acento suave y reposado dijo:

—El Padre ha tomado como tema de sus Ejercicios aque-lla:hermosa parábola en que el Señor sale a buscar obrerospara su viña. la recuerda, madrina?

—Sí, sí; pero me gusta que me la cuentes; son muy entre-tenidas esas parábolas. Mercedes miró asombrada a su ma-drina, cuyo tono ligero no se atrevía a. juzgar; pero obedien-te ante todo, siguió:

—Nos ha dicho el Padre que el Reinó de los cielos se pa-rece a un padre de familias, que al romper el día salió a al-quilar jornaleros para su viña. Y ajustándose con ellos enun denario por día, en-viólos a su viña. Saliendo después,cerca de la hora de tercia, se encontró con otros que estabanmano sobre mano en la plaza, y díjoles: Andad también vos-otros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.Otras dos veces salió a eso de la hora de sexta y de la horade nona, e hizo lo mismo. Finalmente, salió acerca de la horaundécima y vió que estaban todavía sin hacer nada, y lesdijo: Cómo estáis aquí ociosos todo el día? Respondiéronle:Es que nadie nos ha alquilado. Díjoles: Pues id también vos-otros a mi viña.

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Puesto el sol, dijo el dueño de la viña a su Mayordomo:Llama a los trabajadores y págales el jornal, empezando porlos postreros y acabando por los primeros. Venidos, pues,los que habían ido cerca de la hora undécima recibieron undenario cada uno. Cuando al fin llegaron los primeros, se

/imaginaron que les darían más; pero no obstante, estos rec i-bieron igualmente cada uno su denario. Y al recibirlo, mur-

muraban contra el padre de familias, diciendo: Estos últimosno han trabajado más que una hora y los has igualado connosotros, que hemos soportado el peso del día y del color.Mas él, por respuesta, dijo a uno de ellos: Amigo, yo no te

> hago agravio, te ajustaste conmigo en un denari& Toma,pues, lo tuyo, y vete; yo quiero dar a éste, bien que sea elúltimo, tanto corno a ti.¿Acaso no puedo yo hacer de lo mfolo que quiero? ha de ser tu ojo malo o envidioso, porqueyo soy bueno? De esta suerte, los postreros en este mundoserán los primeros en el reino de lo§ cielos, y los primeros,postreros; muchos emperos son los llamados ., más pocos losescogidos. »

Era un cuadro encantador el que ofrecía quena hermosay pura criatura a los pies de la anciana; todo era contrasteen ambas, el hábito virginal de la una y la recargada toilettede la otra; la sencillez del peinado de la niña y la cabezallena de bucles de la anciana; hasta los movimientos afecta-dos y petulantes .de la vizcondesa hacían resaltar más aque-lla serena modestia que distinguía a su ahijada.

Con voz lenta, como quien recuerda, y la mirada perdidamás allá de cuanto le rodeaba, Mercedes relataba el pasajedel Santo Evangelio, y era tal.la fuerza de expresión que lafe comunicaba a su acento, que, a pesar suyo, la superficialanciana se sentía dominada de un encanto singular y su es-píritu se detenía como queriendo profundizar el sentido de laparábola.

mi pequeña predicadora—dijo—cuando la niñaguardó silencio, fijando su mirada diáfana en el rostro de sumadrina, como si quisiera leer el efecto causado por sus pa-labras. Bien; de modo que tú has sido llamada a hora de pri-ma y a mí en cambio no me han llamado a trabajar en laviña. ¿No es eso?

—¡No diga eso, madrina! DióS llama siempre, pero nos-otros no queremos oirle muchas veces.

.La vizcondesa miró fijamente a su ahijada.—Vamos a ver—encantadora catequista- dijo levantan-

do un dedo en ademán de festiva amenaza—. Al referirmetu parábola, tenías tú intencioncilla de llamarme a la viña,aunque fuera a la hora undécima.

---HY por qué a la hora undécima?...; usted está muy buenay aún puede vivir muchos arios dando gloria a Dios..-

—Pongamos que a la hora de nona—dijo sonriendo la

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vizcondesa—. Pues mira, hijita. ¿Qué dirás cuando sepas queSólo el verte ha obrado en mi una revolución extraña? Espe-raba hallar en mi ahijada a una niña • bien, como decimosnosotros, con los labios muy • rojos, las ojeras muy señaladas,las cejas a pincel, etc., etc., y me encuentro una Beata Imel-da... Y luego . esa parábola tan consoladora... ¿Por qué tú megarantizas que me pagarán lo mismo que a tí?

—Se burla usted, querida madrina?—Tan no me burlo, que quiero ir contigo a ver a tus mon-

jas y a tu Padre de la Merced, a éste sobre todo; pues la horade nona va pasando y tengo que poner en orden el hatilloPara. ir al trabajo.¿Qué te parece esto?

Mercedes juntó sus manos con un movimiento indescrip-tible.

--Es eso verdad, madrina? preguntó con la mirada hú-meda.

—Sí, hija mía; ¿pero por qué lloras?—¡Ah, madrina -de mi alma,.que bueno es Dios! La gracia

que he pedido más especialmente al Señor en mis ejerciciosha sido ésta.

--Luego sabías que tu madrina no anclara muy derecha, •

que vagaba por la plaza cruzada de brazos.Mercedes bajó confusa la cabeza.--Ven, ángel mío, que te bese -dijo la anciana—por

cuyas. mejillas corrieron dos lágrimas; tienes razón; Dios esmuy bueno y me llama... Esta misma tarde me llevarás a tuPadre Mercedario, pues para confusión mía y que tú alabesmás a ese Dios tan bueno, te debo decir que hace más de diezarios que no me confieso. Mercedes miró a la anciana condoloroso asombro; pero de pronto se enderezó, y permane-ciendo de rodillas ante ella, la rodeó amorosamente con susbrazos, diciendo:

—?obre madrina de mi alma! ¡Qué desgraciada erausted!

¿Verdad que sí, hija mía? Y lo peor era que ya no veía mi.desgracia—dijo ésta con acento profundo—. ¡Dios te bendi-ga, mi pequeño apóstol, y ahora vamos a buscar a tus padres,puesto te echarán de menos. -

En efecto, la señora de Ponce venía gritando desde lejos:—¡Pero Mercedes, hija Mía, fuí a mandar que te sirvieran

el desayuno y ya . debe estar helado!—Así comeré con más gana dijo Mercedes, sonriendo de

un modo angelical—. Estoy tan contenta, tan contenta, quese me había olvidado el desayuno.

Y ofreciendo el brazo a su madrina, se dirigieron ambasal interior de la casa: plácida y serena la niña, preocupadala anciana, como el que medita algo de transcendental im-portancia...

*** .• • • ••• • • . • .............

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• Y al día siguiente, con gran asombro de los señores dePonce, que sabían la vida poco edificante de su comadre, éstasubía las gradas del comulgatorio al lado de su ahijada que,con las manos juntas y la frente serena, parecía rodeada deun nimbo de luz.

J. GARCÍA HERREROS

LA OFRENDA Â SAN PAYANA mi buena yquerida madre.

La función solemneentre nubes :le incienso acabara...Del órgano regiolas postreras y trémulas gamas,expiraron con blando quejidocomo expira vagala trova en que llora su amor el poetapulsando las cuerdas sutiles del arpa...Ya del viejo templola sagrada estanciaal desfile pausado del pueblodesierta quedara...Violados destellosdel sol que tras altasmontañas hundíasu faz apagada,penetraban los vidrios polícromosde las altas y estrechas ventanas.Sola y de rodillasdel bendito Ramón ante el ara,una madre con un angelinoreza confiada,estrechándolo amante en sus brazos,estampando mezclados con lágrimasmil ardientes besosen sus tiernas mejillas de nácar.—No sé cómo pude,Santo de mi alma,tan penoso y .t.an largo caminorecorrer descalzacon el niño dormido en mis brazos,y en la mano las flores tempranasque a escondidas mi esposo en el huertocallado tronchara

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porqueluera la triste cajitadonde colocaranmuerto este hijo míobien aderezada . .. •

Llévalas, me dijo,mujer, cuando vayas;que adornen y huelande aquel Santo bendito a las plantas,que yo las cogísin decirte nada,por temor de aumentar en tu pechoel intenso dolor y las ansiasque entonces sentías,cuando desoladaen tus brazos veías que el niñoya casi expiraba...Estas cosas al Santo le cuenta,y llorando de gozo su alma,al tierno angelinoanhelante abraza

le arrulla entre amantes requiebros,palabras que sólo su amor le dictaba.—Reza, niño mío,dulce prenda amada,abre tu boquitay di al Santo también una gracia,que por él respiras,y por él a mis pechos.te sacias,y por él hoy, gozosa, te veolas manitas blancasa mi cuello tender sonrientecual bello angeli.no .que extiende sus alas.Anda, niño mío, •lumbre de mis ojos, dulce prenda amada,dile al Santo también una cosaen esa tu habla,porque vea que no hizo el milagroa gentes ingratas...Y luego se postra,y, besado y regad6 en sus lágrimas,el sencillo exvotocoloca ante el ara...Y estando yo absortocontemplando de amor aquel dramasentfme impulsadopor oculta fuerza que alientos me dabaa entonar en loor de aquel Santouna ardiente canción que brotara •

del más hondo rincón de mi pecho,

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corno flecha de amor hecha ascua,como queja de tórtola amanteque, gimiendo, la vida exhalara;y dando un sollozocomo niño que apenas aún habla,balbucí con mis trémulos labiossencilla plegaria...

*•*¡Yo no sé hacer trovas,

romances ni estanciasque entonar a los Santos se puedanal son grato del arpa acordada!Tan sólo un consuelome queda en el alma,y es poder ofrendarles, amante,una dulce oración resignada,ya que supo mi madre amorosaenseñarme de niño a rezarlas!...

' FR.. MIGUEL ESCÁNEZ.Ferrol.

Predicar y dar trigo.Caldeado estaba el ambiente del salón en que se apiñaba

la multitud, caldeada era la palabra del orador radical, cal-deada hervía la sangre de la gente... No es de extrañar queal salir del mitin, vomitaran chispas por aquellas bocas losseducidos hijos del pueblo.

No sé de qué artes se valieron los directores del cotarrorevolucionario, que a las pocas horas estallaba la revoluciónen diversos puntos de la ciudad.

Surgieron como por ensalmo muchas barricadas. Tras deuna de ellas estaba Juan, un trabajador honrado, pero exal-tado con las barbaridades del mitin. «La religión era unamentira y una infamia; los burgueses unos ladrones. Habíaque barrerlo todo... ¡todo!»

--Vendrá D. Pablo?—preguntó uno.—Vendrá— contestó Juan.

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- Hum! Mucho me temo que no. He recorrido varias ba-rricadas y« en ninguna se le ve el pelo.

—Pero—observó Juan—él nos decía en el mitin que habíaque hacer la revolución y que él iría al frente.

--¿Al frente? Ni a la cola. ;, Le habéis visto en algún sitiodespués que ha empezado la sedición?

Nadie contestó.--Ni a D. Pablo ni a ninguno de los principales—dijo por

fin un malcarado—. Ni al secretario del círculo, ni al tesorero,ni al director y escribidores del diario... Sólo estamos nos-otros, el pueblo soberano, que dicen ellos, y sonrió sarCásti-camente.

—Ya vendrán más tarde—murmuró Juan para sus aden-tros, sin dar su brazo a torcer.

Entretanto los obreros apilaban piedras y requerían susarmas.

— Quién hace aquí de jefe?—preguntó uno.—Yo, que he sido militar—contestó el malcarado. Nadie

le disputó la jefatura.Sin más formalidades, el jefe improvisado distribuyó su

gente y mandó «que too el mundo apuntara a cañón refir-mao a los soldaos, y, sobre todo, a los ceviles; que todos ycada cual tuviera hígados de toro y que...» Un toque de cor-neta de la tropa le interrumpió.

—¡Ya están ahí!... .Los obreros temblaron.¿Quién les metía a ellos en aque-

llas andanzas?—No os apuréis —dijo el jefe.—Las balas no pasan los

adoquines. Voy a tumbar a uno, y haciéndolo como decía,subió barricada arriba, asomó la cabeza por encima, se echóla escopeta a la cara y disparó. Como el trueno sigue alrelámpago, contestóle una descarga cerrada y el mísero jefedió una voltereta y cayó en medio del arroyo con la cabezadestrozada.

Los obreros huyeron. Juan corría también con el arma enla mano, un escopetón de los tiempos de Maricastaña. Sinsaber cómo, se . encontró en otra barricada. Tampoco allíestaban D. Pablo ni ninguno de los que habían impulsadoaquella sarracina. A poco hubo de abandonar la barricada y

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La marimorena que se armó no- es para descrita -. • Lucha-ron a la desesperada los paisanos, pero no pudieron resistiral empuje de la disciplina, y, a poco, asomaron los kepis por

.encima de la barricada.Juan apuntó por última . vez: sonó . una descarga; Juan

cayó envuelto en su sangre y una nube cubrió sus ojos...

—Hermano, cómo vamos?Juan oyó esta dulce voz como un eco lejano. Hizo un

esfuerzo y'abrió los ojos. Unä cara . sonriente de mujer, cir-eufda . de unas tocas blancas, se inclinaba sobre él. La her-nrlana de la caridad le ofreció una cucharada de medicina.

Quiso el herido revolverse y no pudo.—Quieto -dijo la hermana—. El médico ha ordenado que

no se mueva. Vamos, abra la boca...Juan tragó la medicina. Se sintió mejor. La hermana

arregló el lecho; le dijo que hacía dos días se hallaba en elhospital; que habían podido ocultarlo a las pesquisas de lal U sticia militar; que pronto saldría de allí; que fuera buenocon Dios que de aquel peligro le había librado.

—,Quién es uSted? —preguntó el enfermo.—La religión—contestó la hermana.Juan bajó los párpados y dos lágrimas asomäron a sus

Ojos semicerrados.

Salió Juan. de aquélla y no buscó otra. Sus antiguos ami-gotes le zumbaban y él se reía.

--Hoy predica D. Pablo—le dijo un día un su compadre.Cosas buenas dirá. Ayer habló del día glorioso de las barri-cadas. ¡Si le hubieras oído! Hasta te nombró. Nos llama hé-roes. Chico, ¡qué bien! ¿Vendrás?

Juan le miró con mirada entre compasiva y burlona.

frente

voy—contestó—ni ahora ni nunca.qué?

--Porque... aún tengo algo de esto — y se tocaba la

FR. MANUEL SANCHO

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clió. con sus huesos en otra y. otra. En ninguna vió uno solo'de los prohombres de la revolución.

--Embusteros! ¡Villanosl—rugió el engañado hijo delpueblo.

En aquella barricada hizo Juan sus primeras proezas.Oyó silbar las balas; una le rozó la cabeza. El peligro leacreció, y ébrio de matanza con el humo de la pólvora y elvaho de sangre, tiraba a pecho descubierto. Las tropastomaron la barricada.

Juan y los demás sobrevivientes huyeron y se acogierona la gran barricada de la calle de -X*". Allí, de seguro ., esta-rían D. Pablo y los directores de la revolución, aquellos queescribían y charlaban tan bien y les encendían a ellos lasangre con sus discursos. Era la barricada aquella la másformidable y como el foco de la insurrección.

Fueron recibidos con gritos de entusiasmo. A Juan ledieron fusil nuevo y una canana de cartuchos. Había sacosde municiones por el suelo, frascos de pólvora y de aguar-diente, armas de todas clases arrimadas por los rincones.

De las aspilleras podía tirarse a cubierto. •—Esto no lo toman ni a cañonazos—dijo uno que hacía

de jefe. Juan lo miró. Tenia cara de asesino, parecía esca-pado de presidio. Llevaba en la cabeza un gorro encarnadoy se ceñía con un fajín de general.

Pululaban en la barricada y en la calle los re•voluciona-'ríos, casi todos de mala catadura.

- —¿Entre qué gentes estoy?—.-murmuraba Juan. Con lamirada buscó al Sr. D. Pablo y demás conspicuos radicalesque en aquel laberinto los habían metido. ¡Nadie! ¡Ningunoestaba allí!

—Se han escondido—dijo uno—y tanto que predicaban.--Una cosa es predicar y otra dar trigo—opinó otro.— ¡Embusteros!—añadió Juan.—Pa náa los necesitamos—gritó el jefe—. Nosotros solos

haremos la revolución y triunfaremos. Después fusilaremosa esos cobardes por la espalda.

—¡Mueran los falsarios!—¡Mueraaan!—¡La tropa!—gritó un centinela que se metió corriendo en

la barricada.

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NOTAS RELIGIOSASInvitado por los Mercedarios de Chile para consagrar la

espaciosa y artística iglesia de Nuestra SeñorA de la Mer-ced, de Santiago, el emineritísimo señor Cardenal Berilloch,Arzobispo de Burgos, determinó complacer a nuestros her-manos.

Enterado S. M. el Rey del proyectado viaje, quiso hon-rar al Sr. Cardenal confiándole la Misión diplomática derepresentar a España ante la hidalga y floreciente RepúblicaChilena, que tan bien sabe manifestar su amor a la madrePatria.

Creemos que estas misiones de aproximación espiritualentre España y las naciones hispanoamericanas son demucha transcendencia y utilidad para todos: para amarsehay que conocerse y tratarse.

Que esta misión será de excelentes resultados nos loauguran las relevantes dotes del eminente Purpurado aquien fué encomendada y nos congratulamos de que, conocasión de la invitación de los Padres Mercedarios deChile, España se vea representada en América por el señorBenlloch, y la Orden de la Merced, nacida en España yprotegida poi' sus Reyes y vasallos, sea como un nuevolazo para estrechar las relaciones hispano-chEenas.

Algunas otras Repúblicas hispano-americanas han invi-tado al Sr. Cardenal por medio de sus Ministros, para quelas visite, y sin duda a todas ellas llevará el Sr. Benllochla representación y saludo cordial de España y de su Rey.

Chile y muy particularmente Santiago, su hermosacapital, preparan a la misión diplomática un brillante recibi-miento, y dada la generosa y caballeresca hospitalidad delpueblo chileno, en particular de su Gobierno y de los Pa-dres Mercedarios de Santiago, abrigamos la confianza deque el Sr. Benlloch, el primer Cardenal de la Iglesia Roma-na y español que visita aquella pujante República, si no meequivoco, quedará gratísimamente sorprendido de los ade-lantos, civilización y cultura de la joven nación chilenadonde tanto se ama a España.

Como preludio de esta misión, en Burgos ha sido con-sagrado obispo el sabio y virtuoso presbítero chileno Mon-señor Rücker y Sotomayor, que ha sido apadrinado por elAyuntamiento de la vieja capital de Castilla. El acto resultóbrillantísimo, con asistencia de varias personalidades de la

República de Chile, representaciones religiosas de España,de varios colegios y sacerdotes brasileños. Actuaron depadrinos seglares el Sr. Alcalde de Burgos y el Diputadochileno D. Manuel Correa, y D. Federico Martínez.

El Sr. Alcalde entregó al nuevo Sr. Obispo de Mariamésuna preciosa bandeja de plata maciza, regalo de la Corpo-ración.

Hallándose en Poma el Etnmo. Sr. Benlloch, que presi-dió la peregrinación de las Congregaciones Marianas,tratóse de la consagración de Mons. Rücker en España; nofaltó quien hiciera observar que no sería bien visto que,estando en Roma, viniese a consagrarse a España; pero elSanto Padre, enterado de ello, manifestó que veía conmucho gusto y aplaudía con entusiasmo la idea, y para darel testimonio de su aprobación añadió: «El Papa suele re-galar un pectoral a los Obispos que se consagran en Poma.Nunca se ha dado el Caso de que un Obispo que se consa-gra fuera de Poma, reciba un pectoral como regalo pontifi-cio. Voy a proceder con usted excepcionalmente, y quieroofrecerle un pectoral como testimonio de la inefable alegríacon que el Papa ve su consagración en la catedral deBurgos.»

Y así el Sr. Rücker pudo usar en su consagración elPectoral, regalo del Papa.

La Legación de Chile en España ha enviado una cartade gracias al Ayuntamiento de Burgos, magnífica por sufondo y por su forma y reveladora de las muestras de sim-patía con que fué recibido en Chile el acto de apadrinar alnuevo señor Obispo el Ayuntamiento de Burgos. Copiamosalgunos párrafos:

«Esta amistosa manifestación ha encontrado allí un ecode profunda simpatía. Tengo la mayor satisfacción en ha-cerlo constar en esta nota y en expresar a ese excelentísimoAyuntamiento toda la gratitud de mi Gobierno.

El nombre de Burgos evoca para todos los hispano-americanos un pasado de epopeya en que la Patria del Cidse yergue magnífica, con su fama milenaria, dominando laHistoria de dos mundos. Después de dar cima a la obra dela Reconquista, ¿no prodigó acaso cual ninguna la vida, elgenio y el valor de sus hijos en la asombrosa empresa dellamar a la vida y prestar aliento vigoroso a veinte nacionesque hoy forman los florones de la Corona inmortal deF.,spaii a?

Por eso, aunque no mediara gesto tan gentil de su

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excelentísimo Ayuntamiento, siempre seria Burgos acree-dora a nuestra gratitud, a nuestra simpatía y a nuestroafecto.

Grande es la espectación con que se espera en mi paísla visita del eminentísimo Cardenal Benlloch. Se le esperaallí con vivo anhelo para rendirle un tributo de admiración,respeto y cariño y para rendirlo en su persona a la MadrePatria. Pues bien, el afectuoso interés con que la naciónchilena considera la visita de este Príncipe de la Iglesia, seacrecentará aún más si cabe, cuando se sepa en Chile queaun antes de emprender su viaje, antes de iniciar su misiónde acercamiento espiritual que ha de marcar una espléndidajornada en la nueva era de las relaciones hispanoamerica-nas ha logrado ya reunir a españoles y chilenos en fraternalabrazo, llevando tras sí la voluntad del pueblo de Burgos,que es una de las más representativas de la concienciaespañola.

El ilustre Cardenal de Burgos podrá recoger en brevede los propios labios del presidente de Chile la expresiónde su íntima complacencia por la señalada honra que eseexcelentísimo Ayuntamiento ha tenido a bien dispensar a unObispo chileno. Oirá también el eco de la general satisfac-ción con que ha sido recibida esta noticia y podrá verificarcómo con la espontaneidad e hidalguía de tan delicadohomenaje, el excelentísimo Ayuntamiento de Burgos hacreado un vínculo más de unión entre nuestras dos na-ciones.

Dios guarde a usía ilustrísima y a los 'señores conceja-les muchos años.

Luis Aldtmate.»

Distinción honrosa.—Con motivo del viaje oficial aArni.ica del Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo de Burgos, elRey concedió al insigne Purpurado Sr. Benlloch y Vivó lagran Cruz de Isabel la Católica y la del Mérito Naval.

Peregrinación catalana a Lourdes. —Salió de laciudad condal el 21 de junio una peregrinación a Lourdes,compuesta de unas 3.000 personas, entre las que iban varioscentenares de enfermos a implorar la salud para sus cuer-pos y rendir homenaje de amor y devoción a la Madre demisericordia y pureza, que se complace en derramar susbondades desde la gruta de Masiabelle.

Presidió la peregrinación el Emulo. Sr. Cardenal Arzo-

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bispo de Tarragona, a quien acompañaban los señoresObispos de Barcelona, Urgel y Solsona.

El día 24, por la mañana, se celebraron misas de comu-nión, por los señores Obispos de Urge! y Barcelona; por latarde hubo procesión en la explanada que hay delante delSantuario, y al final diö la bendición el Cardenal Arzobispode Tarragona, Sr. Vidal y Berraquer.

Afirmase que se obtuvieron varias curaciones. Mereceespecial mención la de la señorita Mercedes Oliveró Sa-derra, perteneciente a tima distinguida familia barcelonesa.

Padecía hacía varios años de reblandecimiento de laespina dorsal, «mal de polt», sin esperanza alguna de cura-ción

Inscribiöse en la peregrinación, animada por sus padres;hizo muy penosamente el viaje por los dolores y mareos.En Lourdes se sumergió dos veces en la piscina sin encon-trar alivio, pero sin perder la confianza de obtener su cura-ción; el día 25 se sintió más indispuesta y creció en ella laesperanza; mas los médicos eran de parecer que no sebañase, a lo que no se resignó la enferma, pareciéndoleque era desconfiar de la Virgen. El tercer baño fui el mo-mento que escogió María para curar a su devota; parecialeque no sentía los dolores, que oía una voz secreta que ledecía que estaba sana; manifestó deseos de saltar del co-checito, mas no la dejaron por temer que fuese ilusión desu fantasía. Insistió la enferma y fué llevada a la oficinadonde se examinan las curaciones. Los médicos atestigua-ron que no tenía lesión alguna; obligáronla, sin embargo,a ir en su cochecito; pero en la procesión, en la que llevóel Santísimo el Einrno. Sr. Cardenal Vidal y Barraquer,saltó del cochecito y se postró de rodillas para adorar elSantísimo Sacramento. El entusiasmo de los peregrinos, alverla curada, fué grande, y a duras penas se pudo contenerla avalancha de gente, ávida por ver de cerca a aquellaj oven en quien se manifestó el poder de Dios.

Excusado es decir que la joven curada no cabe en sí dealegría, y que su gratitud para con la Madre de Dios esinenarrable. Al ser felicitada por los Prelados decía quequería manifestar su gratitud a María, pero que no sabíahacerlo.

Los peregrinos se sintieron hondamente impresionados.

Otra curación prodigiosa.--Después de seis años deParálisis y haber sufrido en ese tiempo dieciséis operado-

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nes quirúrgicas para obtener el uso de los brazos y piernas,ha sido curado en Lourdes el soldado inglés William Tray-nor, que había sido herido gravemente en Gallípoli y desdeentonces no había podido salir del hospital. Fué a Lourdescon unos 1.100 peregrinos del condado de Lancáster. Su-mergido en las aguas milagrosas, notó, con asombro, quepodía mover las piernas y poco después los brazos. Sualegría era indescriptible, y a su regreso a Newhaven,donde es muy conocido, fue' objeto de un caritioso y entu-siasta recibimiento por parte de las *personas que tuvieronnoticia del prodigio, las cuales se quedaban grandementeadmiradas de ver sano al que habían conocido paralíticodesde la terminación de la guerra europea.

CRÓNICA MENSUALVista la enemiga de la opinión pública a la elevación de

las dietas tan celosamente defendidas por Sr. Lerroux, se-nadores y diputados debieron decirse que, para lo que habíande ganar, no merecía la pena aguantarse en Madrid la ele-vación de la temperatura. Por eso no le fué difícil al Go-bierno conseguir la aprobación de las leyes sometidas últi-mamente al Parlamento, pues interesados ministeriales y dela oposición en adelantar el cerrojazo, aceleraron, todo loposible la discusión. De suerte que, cumplido por los socia-listas con, lo que estaban obligados por su significación, laley de tenencia de armas cortas fue rápidamente aprobada.También se ablandaron los impugnadores de la autorizaciónque el Gobierno pedía para concertar tratados comerciales,mediante ciertas promesas del ministro de Hacienda. Así,cerradas las Cortes, los parlamentarios respiraron con placeren diversas playas y balnearios de la Península, despreocu-pados de los problemas que les atormentaban en la Corte.

No siguió este ejemplo el Gobierno, el cual., solicitado porel problema de Marruecos, propüsose estudiarlo con tododetenimiento en sucesivas reuniones. En el Consejo del 1. 0 deAgosto, por no tener copia 9 de la Memoria enviada por elAlto Comisario, ni por consiguiente, haberla podido estudiarsiquiera someramente, invirtió la mayor parte del tiempo elSr. Villanueva en exponer la situación económica del país, lanecesidad de reducir los gastos del presupuesto ordinario, laenorme carga que para el Erario representan los de Marrue-cos. y la imposibilidad de acceder a la solicitud de créditos ex-traordinarios que los ministros de Fomento, Instrucción pú-

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blica y Trabajo creen necesarios para emprender los planesde reorganización nacional. Tan irreductible se . creia al mi-nistro de Hacienda en su propósito de economías, que se anun-ció su salida del Gobierno si no prevalecía 'su criteriu. El 6volvió a reunirse el Consejo, y en él, estudiados va los docu-mentos del Sr. Silvela, empezaron los ministros a- exponer suopinión, terminando en el celebrado al día siguiente. Paraaclarar algunos puntos obscuros de su voluminosa Memoriallegó a Madrid el Comisario Superior y, después de confe-renciar con el presidente del Consejo y los ministros de Gue-rra, Estado y Marina, asistió a la reunión ministerial del 9,ampliando detalles, respondiendo a muchas preguntas y com-batiendo las objecciones que se le oponían. No obstante, deeste Consejo tampoco salió el acuerdo con tanta ansia espe-rado. Este se tomó en el día siguiente y consta en la notaoficiosa que a la salida fué entregada a los periodistas. E n .ella se proclama la necesidad, por consideración al sufrido yvaleroso Ejército de la Patria, de guardar una prudente re-serva acerca de los planes militares, para cuya efectividadse acordó requerir el concurso del Estado Mayor Central,determinando técnicamente las posibilidades y forma de des-arrollo de los acuerdos del Gobierno. Dice además la nota,que persuadido el Consejo de ministros de la necesidad ur-gente de acomodar los gastos de éste, del Protectorado, alas 'posibilidades nacionales, ha acordado una serie de me-didas. •que irán apareciendo sucesivamente y que tendrántambién la debida reciprocidad en una labor de saneamientoy economía semejantes 'en el presupuesto de la Península.

La Comisión de los 21, dando ejemplo de labóriosidad,ha permanecido también en 'Madrid, dispuesta a indagar elúltimo resto de responsabilidad en donde se halle. Para estoha hecho comparecer ante sí a todos aquellos que de algunamanera pudieran aportar algún dato sobre la materia. Haninformado, pues, los periodistas Ruiz A.lbéniz; 'orrochano;Hernández Mir; Lobera; el ayudante -"del general Silvestre,D. Tulio López; los coroneles Lamela y Riquelme; los gene-rales Gómez jordana, Navarro, Cabanellas, Burguete, Wey-ler, Castro Girona, Berenguer, y el Comisario Superior, se -

or Silvela. La Comisión ha pedido también documentos a losMinisterios de Estado, Guerra y Marina y las actas de la jun-ta de Defensa Nacional, actas que le han sido denegadas poruna Real orden de la Presidencia, contra la cual han formulado una protesta los diputados socialistas y republicanos dela Comisión. A pesar de tanta declaración y tanto docu-mento, es creencia muy generalizada de que será de muyPequeña eficacia práctica la labor de los 21, estando en locierto el conde de Romanones al decir que al hacer la liqui-dación de cuentas va a caber la suma en un papel de fumary sobrará papel.

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Apenas constituidos sindicalmente en Madrid los emplea-dos de Banca y Bolsa plantearon un conflicto que ha venidomolestando al público durante, varias semanas. Corno pro-testa del asesinato del presidente del Sindicato Libre deBanca y Bolsa de Barcelona, Sr. Domínguez Ramos, en Va-lencia, el de Madrid., declaró la huelga, quedando cerrados,con . daño de los intereses particulares, la mayoría de los Ban-.cos. Por no • haber permitido el Español de Crédito adherirsea ella a sus empleados y por haber despedido a algunos deellos en contra de las bases firmadas con el Sindicato, éste ledeclaró el boicot. Como a su vez varios Bancos firmaron unacuerdo de solidaridad, declarándose desligados de los com-promisos pactados con el Sindicato, el conflicto se extendió,planteándose la huelga general el día 3. Como sucede -casisiempre en estos movimientos, por muy ecuánimes y educa-dos que se suponga a los individuos que los secundan, no hadejado de haber episodios lamentables, frutos de la pasión.También es regla • general, confirmada con hechos bastanterecientes que pudieran haber servido de lección, el fracasode toda clase de luchas en que, con la petición de mejoras deorden económico, se mezclan otros móviles menos nobles, congrave perjuicio del bien público. Viendo, pues, los huelguis-tas que de persistir en su actitud intransigente quedarían sinun empleo para el que han de sobrar sin duda los pretendien-tes y para cuya adquisición ellos mismos tendrían que ponerno pocas Jnfluencias, decidieron, con buen. acuerdo, volvernuevamente a sus puestos.

FR. L. SANTAMARÍA

NQTICIASDE FERROL

Misas nuevas.—La celebraron en esta capilla, con gransolemnidad, los RR. PP. Daniel y Clemente Vázquez y FidelGonzález. Que sea para mayor gloria de Dios.

—El día 2 hubo solemne ejercicio, conmemorando la Des-censión de Nuestra Señora. Predicó el R. P. Rector.

—Dió comienzo el devoto ejercicio de los Siete Sábadosen honor de Nuestra Santísima Madre, con exposición deSu Divina Majestad y plática.

Predicaron en Ares, Quiroga, Lourido, Seijo, Serantes,Porto y Maniños el R. P. Gaite, rector de este ' colegio. EnCentrona, Qubia y Perbes el R. P. Luis, y en Fene el - PadreIldefonso.

319

DE N. V. O. T.

Torna de Hábito y Profesiones. --El P. Moderador, Fr. LuisParras, admitió al noviciado de la T. O. de la Merced a laseñora doña Margarita R. Sesmero de Ozamiz y a la señori-ta At a del Pilar Ozamiz R. Sesmero, el día 9 de junio delcorriente año.

Igualmente tomaron el Santo Hábito de N. O. T. doñaAmalia Sanvalle, viuda de la Rocha; doña Pilar Nogués dela Rocha y las niñas María y josefina de la Rocha, el día 12de Julio. También les fué impuesto el Santo Escapulario denovicios en otros días, a los niños José María de la Guardia,josefinanovicios,

María del Carmen y María del Pilar Auba-rede.

Profesaron en la V. O. T. las señoras. doña Paz Oya dela Guardia, doña 'Purificación de Parada, don Ricardo Para-da, María del. Carmen de la Guardia, Teresa Piñón y Merce-des Elías. Felicitamos a estos fervorosos terciarios, pidiendoa Nuestra Santísima Madre los haga dignos de sus mer-cedes.

DE SERANTES

Con gran solemnidad y esplendor se ha celebrado en estaparroquia la inauguración de una hermosa estatua de Nues-tra Santísima Madre de la Merced. El día 20 del pasado, conasistencia de numerosas Terciarias del Ferro], Catecism.o deSerantes y multitud de fieles, se llevó procesionalmentedicha imagen desde la casa de la Camarera (exce1entísim9,señora Manuela 011ero de Armesto) hasta el templo parro-quial, donde se cantó el himno de la Merced, se hizo un fer-voroso ejercicio a la Virgen blanca, y al fin, el R. P. Ilde-fonso ocupó la Sagrada Cátedra, dando gracias a los asis-tentes por lo mucho que habían contribuido a la esplendidezde la fiesta, felicitando también al pueblo de Serantes por lagracia que recibía del cielo con la llegada de aquella quevenia a ser su Madre, su Reina y su protectora. Exhortó atodos a tenerla gran devoción y acudir a ella en todas lasnecesidades, por ser una cosa tan honrosa y eficaz. Se ter-minó todo con la imposición de nuestro Santo Escapulario amultitud de fieles, contándose entre éstos la muy digna pre-sidenta y catequistas del Catecismo de esta parroquia.

El día 22, después de cuatro días de ejercicios espiritua-les que dirigió el P. Ildefonso, se celebró la fiesta principal.del Catecismo. Por la mariana hubo Misa de comunión gene-ral, en que comulgaron con fervor angelical más de 200 niñosde uno y otro sexo, se cantaron preciosos motetes por lascatequistas y niños, y hubo una enternecedora plática quepronunció el P. Director. Después de la Misa se sirvió unsuculento desayuno, consistente en churros, chocolate y pan

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y luego se repartieron los premios a los niños que por suconstancia y aplicación se habían hecho merecedores deellos. Por la tarde se celebró la tradicional procesión de losniños del Catecismo, que estuvo llena de encantos por elmucho orden y armonía que en ella reinó.

Los días 6 y 7 de este mes se celebraron. en esta parroquialas fiestas del Salvador y Corpus Christi, respectivamente,en las que predicó el R. P. Nolasco Gaite, rector del Colegiode PP. Mercedarios del Ferrol.—ALCOL A , corresponsal.

NECROLOGIA.El día 20 de Agosto se cumplió el primer aniversario de

la muerte de la señora doña Inés Fausto y Ortiz (q. e. p. d.)El recuerdo de las bellas cualidades que la adornaban, de

su modestia, caridad con, los pobres y el celo por el culto deNuestra Santísima Madre de las Mercedes, permanece vivoentre nosotros.

Rogamos a los cofrades de la Merced de la Buena Dicha,y a los lectores . de nuestra modesta publicación, una oraciónpor su eterno descanso.

—Fue muy sentida en Ferrol la muerte de la piadosisimaseñora doña ManuelaLópez-Llanos y Varela, de López-Sors,cofrade de nuestra Orden. Recibió con extraordinario fervorlos Santos Sacramentos y la Bendición Papal y la propia dela Orden de la Merced.

A su esposo, don Enrique, gerente de la casa =SobrinosR. Pastor» y a sus hijos, acompañamos en su justa pena.

—En Madrid, la Srta. María Montes. A su padre D. Ma-merto, Hermano Mayor de la venerable Orden Tercera de laMerced de Herencia, nuestro particular amigo, a su herma-na y demás familia, nuestro sentido pésame.

—En la casa madre de San Gervasio de las ReligiosasM.ercedarias (Barcelona), Sor Mariana de Jesús Tristany YBalsells, a los treinta y tres arios de edad y profesa de votostemporales. Era un alma angelical y religiosa muy edifican-te.—R. I. P.

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, .telf. 211.—Toledo.