Echeverria Javier - Filosofia de La Ciencia

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5/25/2018 EcheverriaJavier-FilosofiadeLaCiencia-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/echeverria-javier-filosofia-de-la-ciencia 1/106 Tras las diversas oleadas del neopositivismo, el constructivismo, el falibilismo o el estructuralismo, el presente Tratado pretende ser, nada más y nada menos, una Filosofía de la Ciencia, es decir, no una metaciencia o una reconstrucción racional de la misma, como si la ciencia fuera una suerte de «máquina» de «productos» luego «pasados a limpio» por el filósofo mediante un sistema de enunciados universales y legalifbrmes, sino la consideración de la ciencia como  actividad  nacida socialmente y al fomento y cambió de la sociedad (y de su «mundo») enderezada. Ello no conlleva una fácil entrega al relativismo cultural, como si el llamado «contexto de justifica- ción» entregara la primacía al de «descubrimiento» (y así, por huir de la lógica cayé- ramos en el historícismo, en el sociologismo y hasta en un variopinto etnometodo- logismo). Al contrarío, es esa entera dicotomía la que cae cuando la ciencia es vista praxeológicamente. Entre los extremos del realismo (la idea de que ios enunciados científicos dicen la «verdad» de las cosas) y el psicologismo (los enunciados reflejan sólo nuestras representaciones, vengan éstas o no mediadas cultural e histórica- mente), se propone aquí una  axiología  de la ciencia regida por un principio de con- veniencia o de «lo mejor» (trasunto sociotécnico del gran principio leibniziano), que otorga al quehacer científico aquella función que la marxista Tesis XI sobre Feuerbach encomendara a la filosofía; la transformación del mundo. Nada más estimulante que la propuesta de esta obra: ver la filosofía de la Ciencia como rama distinguida de las filosofía práctica  (o mejor: ayudar a la superación de la vieja distinción griega entre «teoría» y «práctica»). De ahí la relevancia interdisciplinar de este Tratado, sugestivo tanto para el estudiante y el especialista en la materia como para el sociólogo, el his- toriador y, naturalmente, para el gran olvidado en tantos volúmenes de Filosofía de la Ciencia: el científico mismo, en su quehacer real y en sus intenciones valorativas. Javier Echeverría (Pamplona, 1948) es Licenciado en Matemáticas y Doctor en Filosofía por las Universidades Complutense de Madrid y Sorbona de París. Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad del País Vasco en San Sebastián desde 1986, actualmente es Presidente de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España. Ha publicado, entre otros libros, Leibniz: el autor y su obra  (Barcanova, 1981), Análisis de la identidad  (Granica, 1987), Introducción a la Metodología de la Gencia: la Filosofía de la Gencia en el siglo xx (Barcanova, 1989), Telépolis  (Destino, 1994) y Cosmopolitas Domésticos  (Anagrama, 1995), siendo editor de la obra colectiva The  Space of Mathematks  (De Gruyter, 1992) con A Ibarra yT. Mormann y del libro Leibniz. La Caractér'istique Géométrique (Vrin, 1995) con M. Parmentier. Filosofía de la Ciencia

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  • Tras las diversas oleadas del neopositivismo, el constructivismo, el falibilismo o elestructuralismo, el presente Tratado pretende ser, nada ms y nada menos, unaFilosofa de la Ciencia, es decir, no una metaciencia o una reconstruccin racional dela misma, como si la ciencia fuera una suerte de mquina de productos luegopasados a limpio por el filsofo mediante un sistema de enunciados universales ylegalifbrmes, sino la consideracin de la ciencia como actividad nacida socialmente yal fomento y cambi de la sociedad (y de su mundo) enderezada. Ello no conllevauna fcil entrega al relativismo cultural, como si el llamado contexto de justifica-cin entregara la primaca al de descubrimiento (y as, por huir de la lgica cay-ramos en el historcismo, en el sociologismo y hasta en un variopinto etnometodo-logismo). Al contraro, es esa entera dicotoma la que cae cuando la ciencia es vistapraxeolgicamente. Entre los extremos del realismo (la idea de que ios enunciadoscientficos dicen la verdad de las cosas) y el psicologismo (los enunciados reflejanslo nuestras representaciones, vengan stas o no mediadas cultural e histrica-mente), se propone aqu una axiologa de la ciencia regida por un principio de con-veniencia o de lo mejor (trasunto sociotcnico del gran principio leibniziano), queotorga al quehacer cientfico aquella funcin que la marxista Tesis XI sobre Feuerbachencomendara a la filosofa; la transformacin del mundo. Nada ms estimulante quela propuesta de esta obra: ver la filosofa de la Ciencia como rama distinguida de lasfilosofa prctica (o mejor: ayudar a la superacin de la vieja distincin griega entreteora y prctica). De ah la relevancia interdisciplinar de este Tratado, sugestivotanto para el estudiante y el especialista en la materia como para el socilogo, el his-toriador y, naturalmente, para el gran olvidado en tantos volmenes de Filosofa dela Ciencia: el cientfico mismo, en su quehacer real y en sus intenciones valorativas.

    Javier Echeverra (Pamplona, 1948) es Licenciado en Matemticas y Doctoren Filosofa por las Universidades Complutense de Madrid y Sorbona de Pars.Catedrtico de Lgica y Filosofa de la Ciencia de la Universidad del Pas Vasco enSan Sebastin desde 1986, actualmente es Presidente de la Sociedad de Lgica,Metodologa y Filosofa de la Ciencia en Espaa. Ha publicado, entre otros libros,Leibniz: el autor y su obra (Barcanova, 1981), Anlisis de la identidad (Granica, 1987),Introduccin a la Metodologa de la Gencia: la Filosofa de la Gencia en el siglo xx(Barcanova, 1989), Telpolis (Destino, 1994) y Cosmopolitas Domsticos (Anagrama,1995), siendo editor de la obra colectiva The Space of Mathematks (De Gruyter,1992) con A Ibarra yT. Mormann y del libro Leibniz. La Caractr'istique Gomtrique(Vrin, 1995) con M. Parmentier.

    Filosofa

    de la Ciencia

  • n d i c e g e n e r a l

    Introduccin

    I. Nuevas corrientes en la filosofa de la ciencia1.1. La crisis de la filosofa positivista de la ciencia, I I. 1.2. El relativis-

    mo cientfico, a partir de Kuhn, 14. 1.3. La sociologa del conocimien-

    to cientfico, 20. 1.4. Hacking: la ciencia como transformacin del

    mundo, 32. 1.5. Puntos crticos en el debate actual sobre la ciencia, 39.

    1.6. Bases para una filosofa axiolgica de la ciencia, 46.

    II. Los cuatro contextos de la actividad cientfica

    I I . 1 . Introduccin, 51. I I .2 . La distincin entre contexto de descu-

    brimiento y contexto de justificacin, 52. I I .3. Crticas a la distincinde Reichenbach, 55. I I .4 . Los cuatro contextos de la ciencia, 58.

    I I .5. Interacciones entre los cuatro contextos, 65.

    III. Ciencia y Valores

    I I I . 1. El debate sobre la ciencia y los valores, 67. I I I .2 . El ethos de la

    ciencia, segn Merton, 75. I I I .3 . El objetivo de la ciencia, segnPopper, 79. I I I .4 . Los valores y la ciencia, segn Kuhn, 85. I I I .5 .

    Axiologa, metodologa y filosofa de la ciencia, 91.

    7

    I I

    51

    67

  • IV. El pluralismo axiolgico de la ciencia 115

    IV. 1. El pluralismo de las ciencias y de sus mtodos, I 15. IV.2. Valores

    epistmicos y valores prcticos en la actividad cientfica, I 19. IV.3. La

    evaluacin en el contexto de enseanza, 124. IV.4. La evaluacin en el

    contexto de innovacin, 129. IV.5. La evaluacin en el contexto de

    aplicacin. 133. IV.6. La axiologa de la ciencia y el contexto de evalua-

    cin, 137.

    V. El conocimiento cientfico y la prctica cientfica 141

    V. 1. Ensear a conocer cientficamente, 141. V.2. La construccin de

    los hechos cientficos, 144. V.3. La actividad cientfica en el contexto

    de educacin, 147. V.4. Praxis cientfica y racionalidad, 154.

    V I . Las leyes cientficas 161

    V I .1 . Introduccin, 161. VI.2. El modelo nomolgico-deductivo de

    explicacin cientfica, 164. V I . 3 . Otras concepciones sobre las leyes

    cientficas, 170. V I .4 . Leyes naturales y leyes cientficas, 176. V I .5 . Las

    leyes cientficas como normas de accin, 184.

    Bibliografa 193

    Bibliografa sobre filosofa de la ciencia, 193. Bibliografa en espaol

    sobre filosofa de la ciencia, 206.

    I n t r o d u c c i o n

    La filosofa de la ciencia se est transformado profundamente durantelos ltimos aos. Tras el predominio del empirismo lgico del Crculo deViena, slo contestado por Popper y sus discpulos, la obra de Kuhn hasupuesto una autntica conmocin en la reflexin filosfica sobre la cien'cia. A ello han contribuido la transformacin de la historiografa de laciencia y la consolidacin de otro tipo de estudios sobre la ciencia(Science Studies), como la sociologa, la psicologa y la antropologa dela ciencia. Desde muy distintas perspectivas se ha subrayado la influenciade diversos aspectos sociales y culturales sobre la ciencia. Paralelamente,las vinculaciones entre la ciencia y la tecnologa han ido aumentando,hasta el punto de que actualmente se habla de la tecnociencia.

    Hasta los aos 70 ha imperado una filosofa del conocimiento cien-tfico. En las ltimas dcadas, en cambio, se ha comenzado a desarrollaruna filosofa de la actividad cientfica que, aun siendo complementariaa la epistemologa, comienza a interesarse por la prctica de los cientfueos, y no slo por las teoras cientficas. Aparte de reflexionar sobre losmtodos y el lenguaje cientfico, las teoras y los hechos, los conceptos ylas leyes cientficas, la prediccin y la explicacin, la racionalidad y el rea-lismo, la filosofa de la ciencia ha empezado a ocuparse de otros muchostemas: las relaciones entre la ciencia, la tecnologa y la sociedad, la con-traposicin entre paradigmas rivales, el progreso cientfico y su influenciasobre el entorno, las comunidades y las instituciones cientficas, latruccin de los hechos y de las representaciones cientficas, etc.

  • Ei presente libro se inscribe dentro de esta corriente de renovacin delos estudios filosficos sobre la ciencia. Partiendo de un panorama gene-ral sobre las nuevas corrientes en filosofa y sociologa de la ciencia (cap-tulo I ) , el captulo II propone analizar las diversas actividades cientficasdistinguiendo cuatro contextos: el de educacin, que incluye la enseanzay la difusin cientficas, el de innovacin, que retoma conjuntamente losdescubrimientos cientficos y las innovaciones tecnolgicas, el de evalua-cin o valoracin y el de aplicacin. Aunque la investigacin y la bsque-da de nuevo conocimiento constituyen componentes bsicas de la ciencia,el saber cientfico ha de ser transmitido y mejorado, adems de aplicado yevaluado. Rechazando la distincin clsica entre contexto de descubri-miento y contexto de justificacin, esta obra ampla los mbitos para lareflexin filosfica sobre la ciencia, que ya no deben restringirse a lascuestiones epistmicas o cognitivas.

    As como la concepcin heredada en filosofa de la ciencia (Carnap,Reichenbach, Popper, Nagel, Hempel, etc.) trataba de analizar y recons-truir el conocimiento cientfico y para ello elaboraba una Metodologa,una Epistemologa e incluso una Ontologa de la Ciencia, las pginas quesiguen tienen en la prctica cientfica (captulo V), y en concreto en laAxiologa de la Ciencia su tema principal. Las relaciones entre la cienciay los valores son estudiadas con cierto detalle en el captulo III, mientrasque en el IV se afirma la pluralidad metodolgica y axiolgica de la cien-cia. Tambin se analizan algunas cuestiones clsicas derivadas de los estu-dios sobre el conocimiento cientfico, y en concreto el tema de las leyescientficas (captulo VI), considerado por muchos como la cuestin cen-tral de la reflexin moderna sobr la ciencia.

    Frente a los pensadores empiristas que buscaban una fundamentacinde la ciencia en los hechos y en la correspondencia entre el mundo y elconocimiento cientfico, pero tambin contra la concepcin racionalistateleolgica de la ciencia (Popper, Lakatos, Laudan, etc.), en este libro seafirma la profunda influencia que tienen los criterios axiolgicos sobre lasdiversas modalidades de praxis cientfica. En lugar de pensar que la cien-cia est regida per se por unos objetivos o finalidades que hay que tratarde satisfacer, aunque sea paso a paso y sin llegar nunca a la meta, aqu seafirma que los objetivos de la ciencia surgen a partir de unos valores pre-vios. La Axiologa de la Ciencia se convierte as en la clave para estudiarfilosficamente los diversos tipos de praxis cientfica, incluida aquella quebusca aumentar el conocimiento o aproximarse a la verdad.

    El autor ha enseado Metodologa, Historia y Filosofa de la Cienciaen la Facultad de Filosofa y Ciencias de la Educacin de la Universidaddel Pas Vasco (San Sebastin) desde 1979 y en esta obra se sintetizabuena parte de dicha experiencia. Habiendo publicado en 1989 un librotitulado Introduccin a la Metodologa de la Ciencia: La Filosofa dela Ciencia en el Siglo XX (Barcelona, Barcanova), que puede ser con-siderado como una obra de lectura previa a la que ahora se publica, el pre-sente libro supone una opcin decidida por considerar a la Filosofa de laCiencia, por decirlo en trminos kantianos, no slo como una filosofapura, sino tambin como una filosofa prctica.

    Algunos de los apartados que aqu se incluyen retoman ideas desarro-lladas en artculos previamente publicados en revistas y en obras colecti-vas especializadas. Sin embargo, el libro ha sido concebido y escrito desdeuna perspectiva unitaria, sin perjuicio de que sta consista en afirmar elcarcter plural de la ciencia, tanto desde el punto de vista de su metodo-loga como de su axiologa. Agradezco a los editores de dichos artculos suautorizacin para utilizar algunos pasajes previamente publicados en lostrabajos siguientes:

    "El concepto de ley cientfica", en CU. Moulines (ed.), La ciencia:estructura y desarrollo, Madrid 1993, Editorial Trotta/CSIC/QuintoCentenario, Enciclopedia Iberoamericana de Filosofa, vol. 4, pp. 5788.

    "Crtica a la distincin entre contexto de descubrimiento y contexto dejustificacin: una propuesta alternativa", Revista Latinoamericana deFilosofa, XX.-2 (1994), pp. 283-302.

    "Relativismo cientfico", Revista de Occidente, 169, junio 1995,pp. 55-70.

    "El pluralismo axiolgico de la ciencia", por aparecer en Isegora.La redaccin de esta obra ha sido facilitada por la concesin en junio de

    1993 de un Proyecto de Investigacin coordinado (PB92-0846-C06-01)sobre el tema "Aspectos pragmticos de las teoras cientficas: la construc-cin de representaciones cientficas" por parte de la Direccin de PolticaCientfica del Ministerio de Educacin y Ciencia del Reino de Espaa.Agradezco a los diversos profesores que han formado parte de los seis equi-pos que desarrollaron este proyecto de investigacin sus sugerencias y suscrticas, y en particular a Fernando Broncano, Jos Antonio DiezCalzada, Anna Estany, Jos Luis Falguera, Rosa Fernndez Ladreda,Amparo Gmez, Andoni barra, Eulalia Prez Sedeo, Jos MiguelSagillo, Jess Snchez, Juan Vzquez y Luis Villegas. Mi estancia comoinvestigador durante los cursos 92-93 y 93-94 en el Instituto de Filosofa

  • del CSIC (Madrid) me permiti ir perfilando y desarrollando estas ideas.Agradezco a la documentalista del Instituto, Julia Garca Maza, as comoa su Director, Reyes Mate, y a diversos colaboradores del Instituto (JosMara Gonzlez, Javier Muguerza, Roberto Rodrguez Aramayo, JosManuel Snchez Ron y Carlos Thiebaut) el apoyo y el nimo que en todomomento recib durante esos dos aos.

    Cuando acept la propuesta de Flix Duque, Director de esta colec-cin, de preparar un libro sobre Filosofa de la Ciencia que pudiera serutilizado por estudiantes y personas interesadas en los estudios sobre laciencia, no pens que las cuestiones a tratar fueran a ser tan amplias. Alfinal, los temas tratados en este libro han sido reducidos drsticamente silo comparamos con otras obras disponibles en castellano sobre filosofa dela ciencia. He preferido que la obra tuviera coherencia y pudiera llegar aprofundizar en algunos puntos, en lugar de tratar todas las cuestiones rele-vantes en la filosofa contempornea de la ciencia. Los huecos que hanpodido quedar se intentan remediar proporcionando informaciones biblio-grficas complementarias en notas a pie de pgina.

    Siempre que ello ha sido posible, se ha procurado que las citas de otrosautores se refieran a las traducciones castellanas, caso de haberlas. Al finalse incluye una bibliografa general en donde aparecen las referencias origi-nales y las traducciones.

    Las propuestas que aqu se hacen en favor del desarrollo de unaFilosofa Axiolgica de la Ciencia tratan de abrir un nuevo campo de estu-dio, poco frecuente en la bibliografa disponible en lengua espaola. Comopodrn comprobar los lectores, la tesis central consiste en afirmar que lafilosofa de la ciencia no puede seguir reducindose a una Metodologa nia una Epistemologa, si de verdad se quiere reflexionar sobre la ciencia entoda su complejidad. En las pginas que siguen se trata de sentar unas pri-meras bases para el establecimiento de una Axiologa de la Ciencia. Nome cabe duda de que, al tratarse de una primera propuesta, esta obrapodr ser mejorada por ulteriores autores. Confo en que pueda servirles,tanto a ellos como a los lectores en general, como una fuente de reflexin.

    Javier Echeverra

    I Nuevas corrientesen la filosofade la ciencia

    l . l . LA CRISIS DE LA FILOSOFA POSITIVISTA DE LA CIENCIA

    La filosofa de la ciencia se constituy como tal a partir de la formacindel crculo de Viena. Este grupo se organiz en torno a la Ctedra deFilosofa de las Ciencias Inductivas que gan Moritz Schlick en laUniversidad de Viena en 1922, y rpidamente congreg a fsicos, matem-ticos, economistas, psiclogos, lingistas y filsofos. Su aparicin respon-di al proceso de profunda transformacin que la ciencia haba experi-mentado a principios del siglo XX con la emergencia de la teora de larelatividad de Einstein, el desarrollo de la lgica matemtica ligada a lateora de conjuntos y la aparicin de la mecnica cuntica.

    El Crculo de Viena proyect elaborar una filosofa cientfica que rom-piera con la Wissenschaftstheorie y con la metafsica imperante en los pasesgermanos. Considerndose herederos de la revolucin lgica de principiosde siglo (Frege, Peano, Russell, Hilbert) y de la revolucin relativista deEinstein, sus miembros trataron de producir una autntica revolucin filos-fica, apelando para ello al proyecto de Comte de una ciencia unificada y alas epistemologas empiristas de Mach y del Wittgenstein del Tractatus. Dehecho, en su manifiesto fundacional se mencionaban explcitamente losnombres de Einstein, Russell y Wittgenstein. La Teora de la Ciencia de losempiristas lgicos no slo obedece a un nuevo planteamiento filosfico: fuesobre todo la respuesta de estos pensadores a los importantes procesos decambio cientfico que se desarrollaron a principios del siglo XX.

    El empirismo lgico del Crculo de Viena y de sus continuadores man-tuvo una influencia considerable hasta los aos 60, a pesar de las crticasque Popper haba llevado a cabo a algunas de sus tesis (inductivismo, con-

  • firmacionismo, etc.) ya en 1934 '. Obras como las de Nagel (1961) yHempel (1965 y 1966) constituyeron las expresiones ms sistemticas deesta filosofa empirista y justificacionista de la ciencia: no en vano han sidolibros de texto en numerosas Universidades, sobre todo en el mbito deinfluencia anglosajona. Diversos autores (Toulmin, Polya, Hanson, Quine,Putnam y el propio Wittgenstein) publicaron en los aos 50 y 60 agudascrticas a algunas de las tesis principales de la standard view, o concepcinheredada2. Sin embargo, la crisis de la filosofa positivista de la ciencia seinicia a partir de la publicacin en 1962 de la obra de Kuhn, La estructurade las revoluciones cientficas; a partir de esa fecha surgieron numerosos cr-ticos de las tesis positivistas, tanto entre los filsofos e historiadores de laciencia (Lakatos, Feyerabend, Laudan, etc.) como entre los defensores dela sociologa del conocimiento cientfico (Barnes, Floor y otros muchos)?.La mayora de los comentaristas est de acuerdo al sealar que la obra deKuhn ha supuesto un punto de inflexin en el desarrollo de los estudiossobre la ciencia en el siglo XX4.

    Desde 1970 cabe hablar de una proliferacin de concepciones sobre laciencia, sin que haya ninguna central ni determinante. Junto a la filosofade la ciencia que se sigue inscribiendo en la tradicin positivista y analti-ca \ se han consolidado la sociologa de la ciencia, la etnociencia y en

    1 En su Logik der Forschung, que comenz a tener amplia influencia a partir de la traduccin

    inglesa de 1959 (The Logic of Scientific Discovery), Popper afirm que las teoras cientficas sonconjeturas que tarde o temprano sern refutadas, y que el mtodo cientfico fundamental es elhipottico-deductivo, en oposicin al inductivismo del Crculo de Viena. Popper propuso ladenominacin de realismo crtico para aludir a sus posturas filosficas generales, que consideranque la ciencia es una incesante bsqueda de la verdad. Su influencia sobre Lakatos y su polmicacon Kuhn han sido momentos relevantes en la filosofa de la ciencia del siglo XX.

    2 Esta denominacin fue propuesta por Putnam y ha sido traducida al castellano como con-

    cepcin heredada a partir de la edicin de Eloy Rada y Pilar Castrillo del libro de Frederick Suppetitulado La estructura de las teoras cientficas (Madrid, Editora Nacional, 1979). Vase H. Putnam,"Lo que las teoras no son", en L. Oliv y A.R. Prez Ransanz 1989, p. 312.

    1 Para un estudio ms detallado de las crticas a la concepcin heredada, as como de las pos-

    turas de Kuhn, Lakatos y de la concepcin estructural, que ha tratado de conjugar esas crticascon algunos postulados bsicos de la filosofa empirista de la ciencia, vase J. Echeverra,Introduccin a la Metologa de la Ciencia; la Filosofa de la Ciencia en el siglo XX, Barcanova,Barcelona, 1989. Para un resumen del desarrollo de la filosofa de la ciencia a lo largo del sigloXX, ver J.A. Lpez Cerezo, J. Sanmartn y M. Gonzlez, "El estado de la cuestin. Filosofa actualde la ciencia", Dilogo Filosfico, 29, 1994, pp. 164-208.

    4 Carlos Sols ha publicado recientemente el libro Ramones e intereses. La historia de la ciencia

    despus de Kuhn (Barcelona, Paids, 1994) en el que se contraponen la filosofa racionalista previaa la obra de Kuhn y la filosofa sociologista ulterior (p. 13).

    s Un buen manual en castellano con esa orientacin es el libro reciente de Anna Estany,

    Introduccin a la filosofa de la ciencia, Barcelona, Crtica, 1993.

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    general los estudios sobre la ciencia (Science Studies). Asimismo han apa-recido nuevas maneras de hacer la historia de la ciencia y de la tecnologa.No hay que olvidar la creciente atencin que se presta a la influencia de lapoltica cientfica (Science Policy) sobre la actividad de los cientficos, nilos estudios sobre la ciencia y el poder6, as como la naciente economa dela ciencia. Todo ello muestra que la filosofa positivista, que tuvo una pro-funda influencia durante varias dcadas, est en declive, y que denomina-ciones como Filosofa Cientfica, Lgica de la Ciencia o incluso Teora de laCiencia, que pueden ser consideradas como caractersticas de la filosofapositivista de la ciencia, han ido perdiendo vigencia.

    Esta transformacin se refleja en los libros recientes, en las nuevas revis-tas, en las series monogrficas de las editoriales especializadas, en las lne-as de investigacin y en los Congresos, pero tambin en otros mbitos ins-titucionales, como las Universidades y las Sociedades Cientficas. Lareflexin sobre la ciencia ya no es exclusiva de los lgicos ni de los filso-fos. Son pocos los que tratan de indagar los fundamentos lgicos o filosficosde la ciencia7. Por el contrario, se insiste en el carcter cultural y social dela ciencia, y con ello en la complejidad y pluralidad del saber cientfico. Elideal positivista de la Ciencia Unificada ha pasado a la historia. La reduc-cin de las teoras cientficas a sistemas lgico-formales axiomatizados, almodo del programa metamatemtico de Hilbert, ha quedado literalmenteabandonada, y el anlisis y la reconstruccin de las teoras cientficas con-forme a las tcnicas informal-conjuntistas de la concepcin estructural",aun pudiendo representar una tentativa de salvar los "restos del naufragio",va experimentando a su vez profundas modificaciones conceptuales, quetienden a hacer converger algunos aspectos de la filosofa clsica de la cien-cia (Carnap, Reichenbach o Popper, por mencionar tres autores que hantenido amplia influencia durante muchos aos) con algunas de las aporta-ciones de Kuhn o de Lakatos. Algunos filsofos de la ciencia han adopta-

    6 Entre la literatura reciente en castellano sobre este tema, destaca el volumen colectivo titu-

    lado Ciencia y Poder (Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1987), as como la monografade Jos Manuel Snchez Ron, El poder de la ciencia (Madrid, Alianza, 1992), de tendencia mshistoriogrfica.

    7 Richard Rorty, en su libro La filosofa y el espejo de la naturaleza, Madrid, Ctedra, 1983, ha

    dedicado amplios ataques a esta epistemologa fundacionista. Sin embargo, en 1994 se ha creadoun grupo internacional que edita la revista Foundations of Science y que trata de volver a vincu-lar a los cientficos, los filsofos y los historiadores. Su lder principal es el polaco R. Wjcicki.

    " La obra bsica es la de W. Balzer, CU. Moulines y J. Sneed, An Architectonic for Science,Dordrecht, Reidel, 1987. Vase tambin CU. Moulines, Exploraciones metacientficas, Madrid,Alianza, 1982.

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  • do las tesis de Quine, y en particular las de Giere9, defendiendo una epis-temologa naturalizada, mientras que otros (como van Fraassen y sus segui-dores l0) estn desarrollando una concepcin representacional de las teor-as cientficas. El desarrollo de las ciencias cognitivas ha influido asimismosobre la filosofa de la ciencia, habiendo surgido en los aos 80 diversosautores (como Thagard, los Churchland y el propio Giere) que han inda-gado la metfora computacional mente/ordenador para dar cuenta de laactividad investigadora de los cientficos.

    A lo largo de esta obra volveremos una y otra vez sobre numerosas cues-tiones abordadas por los autores y las escuelas recin mencionadas. Sinembargo, en este primer captulo conviene que consideremos con un cier-to detalle el desarrollo de los estudios sociales de la ciencia, tal y como hansido propuestos por diversos socilogos del conocimiento. Frente al reduc-cionismo fisicalista que caracteriz al Crculo de Viena, cabe hablar de unreduccionismo sociologista a partir de los aos 70. As como la epistemologadel positivismo lgico trat de monopolizar los estudios sobre la ciencia, ocuando menos consider que sus anlisis y reconstrucciones de las teorascientficas eran el ncleo central de los estudios sobre la ciencia, mientrasque los historiadores, socilogos y psiclogos de la ciencia slo deban desa-rrollar estudios complementarios, as tambin numerosos socilogos delconocimiento cientfico parecen pensar ltimamente que sus indagacionessobre la ciencia son las nicas realmente pertinentes. Por ello es precisoconocer, aunque sea a nivel puramente descriptivo e introductorio, algu-nas de las tendencias ms activas en sociologa de la ciencia durante el lti-mo cuarto de siglo.

    1.2. EL RELATIVISMO CIENTFICO, A PARTIR DE KUHN "

    La publicacin en 1962 de la obra de Kuhn, La estructura de las revolu-ciones cientficas, ha supuesto importantes cambios en los estudios sobre laciencia. Tanto los propios cientficos como, sobre todo, los historiadores,socilogos y filsofos de la ciencia, han debatido ampliamente las propues-tas kuhnianas en contra de la concepcin acumulativa del progreso cient-

    * R.N. Giere, Expkning Science. A cogrve Approach, Chicago, University of Chicago Press, 1988.10

    Ver B. van Fraassen, The Scientific Image, Oxford, Clarendon, 1980." En este apartado se retoma buena parte de mi artculo "Leibniz contra Kuhn: problemas del

    relativismo cientfico", publicado en la Revista de Occidente 169, junio 1995, pp. 55-70.Agradezco a los editores de esa revista la autorizacin para utilizar ese texto.

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    fico, as como sus afirmaciones sobre la existencia de paradigmas y de revo-luciones cientficas. Al distinguir entre dos tipos de ciencia, la ciencia nor-mal y la ciencia revolucionaria, as como al afirmar que en los momentosde crisis y de cambio cientfico radical exista inconmesurabilidad entre losparadigmas rivales, Kuhn dio pbulo a un fuerte renacimiento del relati-vismo cientfico. Entre los filsofos de la ciencia, Feyerabend mantuvoposiciones radicalmente relativistas, resumidas en su frmula "todo vale",referida a la metodologa cientfica. El relativismo ha tenido asimismo unagran influencia en la dcada de los 80 entre los socilogos de la ciencia,como veremos en el apartado siguiente.

    Numerosos filsofos de la ciencia han criticado este resurgir del relati-vismo y han atacado las tesis de Kuhn y de Feyerabend sobre la inconmen-surabilidad entre paradigmas y teoras. En la polmica subsiguiente, se hanadoptado las ms diversas posturas. No se trata aqu de hacer un estudio afondo del debate ni de los diversos autores que han intervenido en elmismo. Los objetivos del presente apartado son cuatro. Primero, resumir losprincipales puntos que fueron propuestos por Kuhn y que favorecen las tesisrelativistas, tal y como stas son tratadas en filosofa de la ciencia.Segundo, comentar algunos de los problemas que presentan las tesis kuh-nianas. Tercero, mostrar que estas cuestiones involucran debates filosfi-cos ms generales que los que se muestran al hablar solamente de la cien-cia. Por ltimo, trataremos de replantear el debate, pero centrndonossiempre en las tesis de Kuhn. Al cabo, las diversas variantes que el relati-vismo cientfico ha tenido entre los filsofos de la ciencia tienen al autorde ERC como su principal inspirador. Para ello nos centraremos en la evo-lucin que puede percibirse en Kuhn desde sus primeros escritos sobre lainconmensurabilidad hasta sus ulteriores trabajos sobre la intraducibilidad.

    En su libro de 1962, Kuhn afirm que la ciencia no se desarrollamediante la acumulacin de descubrimientos e inventos individuales, sinogracias a una accin colectiva llevada a cabo por las comunidades cientfi-cas en base a creencias, mtodos, conceptos y valores compartidos, a cuyoconjunto denomin paradigmas. Puesto que hay pocas de ciencia normal,pero tambin hay revoluciones cientficas, se trataba de estudiar ambostipos de ciencia. Las revoluciones cientficas implican paradigmas rivales ycomunidades cientficas contrapuestas entre s. La experiencia no valecomo juez en esas controversias, porque los defensores de paradigmasopuestos pueden llegar a tener percepciones heterogneas del mundo. Enlos procesos de cambio cientfico, los propios trminos bsicos (fuerza,masa, energa, tomo, electrn, gen, etc.) cambian de significado y la per-cepcin de los cientficos vara, pudiendo suceder que un mismo fenme-

    15

  • no sea visto de maneras diferentes, e incluso incompatibles entre s. Comodijo Hanson, un astrnomo ptolemaico y un astrnomo copernicano noven lo mismo, y por tanto no pueden ponerse de acuerdo entre s, ni por loque respecta a sus observaciones empricas ni en relacin a sus vocabula-rios respectivos (Hanson, 1977, p. 79).

    Kuhn ha formulado una serie de tesis que pueden servir como marco dereferencia al relativismo cientfico actual:

    A: "La tradicin cientfica normal que surge de una revolucin cientficano slo es incompatible, sino a menudo efectivamente inconmensurable conla anterior" (Kuhn, 1971, p. 166)12.

    B: "El historiador de la ciencia puede sentirse tentado a proclamar quecuando cambian los paradigmas, el mundo mismo cambia con ellos" ... "loscambios de paradigma hacen que los cientficos vean el mundo de investi-gacin, que les es propio, de manera diferente" (ibid., p. 176).

    C: "En tiempos de revolucin, cuando la tradicin cientfica normal cam-bia, la percepcin del cientfico de su entorno debe ser reeducada" ... "Trashaberlo hecho as, el mundo de su investigacin le parecer, en algunoslugares, inconmensurable con el que habitaba anteriormente" (Ibid., p. 177).

    En esta misma obra, Kuhn matiz su afirmacin B, al decir poco des-pus:

    D: "Aunque el mundo no cambia con un cambio de paradigma, el cient-fico despus trabaja en un mundo diferente" (Ibid., p. 191),

    y ulteriormente volvi a precisar sus tesis sobre la inconmensurabilidadentre teoras, afirmando claramente que ello no implica que las teorassean incomparables y precisando que:

    E: "Al aplicar el trmino 'conmensurabilidad' a las teoras, slo trataba deinsistir en que no haba un lenguaje comn en el marco del cual ambaspudieran ser expresadas por completo y, por consiguiente, ambas pudieranser usadas comparndolas entre s punto por punto" (Kuhn, 1976, p. 191).

    Con ello el debate sobre la inconmensurabilidad entre teoras tomabaotro rumbo. El mundo no cambia porque la ciencia cambie, como quedaclaro en la tesis D, pero nuestro conocimiento del mismo s puede modi-ficarse radicalmente por efecto de las revoluciones cientficas (tesis B yC), Por otra parte, no existe un lenguaje comn y neutro al que pudieranser traducidas dos teoras inconmensurables, ni luego comparadas puntopor punto en el marco de dicho lenguaje. Podramos decir que Kuhn no esun relativista ontolgico (ni un escptico), sino ms bien un relativistaepistemolgico y, sobre todo, un relativista lingstico.

    12 La traduccin de este pasaje es de Jos Luis Falguera, quien corrige la realizada por Agustn

    Contn en la edicin del Fondo de Cultura Econmica de la obra de Kuhn.

    Esto ltimo queda particularmente claro en sus obras posteriores, en lasque Kuhn se acerc a las posturas de Quine sobre la intraducibilidad:

    F: "Afirmar que dos teoras son inconmensurables significa afirmar que nohay ningn lenguaje, neutral o de cualquier otro tipo, al que ambas teoras,concebidas como conjuntos de enunciados, puedan traducirse sin resto niprdida" (Kuhn, 1989, p. 99).

    Retengamos este "sin resto ni prdida", porque ulteriormente tendrimportancia para nosotros. Kuhn llama inconmensurabilidad local a estenueva concepcin, la tesis F. Consiguientemente, el problema de la incon-mensurabilidad se remite al problema de la traduccin. De hecho, buenaparte de sus consideraciones ulteriores versan sobre los problemas de la tra-duccin de unos lenguajes naturales a otros. As como hay inconmensura-bilidad entre teoras cientficas, as tambin hay inconmensurabilidad entrelenguajes naturales (Ibid., pp. 124-5). Las tesis de Kuhn se sintetizan final-mente en la afirmacin siguiente:

    G: "lenguajes diferentes imponen al mundo estructuras diferentes" (Ibid ,p. 131).

    El relativismo cientfico se reduce entonces, al menos en su versinkuhniana final, al relativismo lingstico; y de ste se llega rpidamente alrelativismo cultural, aunque sea a base de aceptar hiptesis tan fuertescomo la siguiente:

    H: "Los miembros de la misma comunidad lingstica son miembros de unacultura comn" (ibid., p. 129).

    Sin embargo, Kuhn no llega a afirmar que, as como hay inconmensura-bilidad entre teoras y entre lenguajes, hay tambin inconmensurabilidadentre culturas. Los motivos por los que no da este ltimo paso merecen sercomentados.

    Para Kuhn, "lo que los miembros de una comunidad lingstica compar-ten es la homologa de la estructura lxica" (Ibid., p. 131). Los lenguajesposeen una estructura y para que dos hablantes (o dos cientficos) aludan aun mismo mundo y puedan comunicarse entre s, es preciso que coincidansus estructuras taxonmicas, mediante las cuales categorizan, organizan yconocen el mundo. Como conclusin, Kuhn afirma que la traduccin tr-mino a trmino no es posible, ni en el caso de los lenguajes cientficos nien el caso de los lenguajes naturales. Su teora de la traduccin no se limi-ta a una semntica extensional ni a la identificacin de las referencias, sinoque incluye tambin las intensiones y los sentidos, al modo de Frege. ComoSaussure, aunque sin aludir a l, Kuhn admite un holismo local en toda len-gua, de tal manera que una palabra nunca tiene significado por s misma, ano ser por oposicin y en relacin a otras palabras de esa misma lengua.Esas interrelaciones caracterizan lo que Kuhn llama "estructura lxica".

  • Pues bien, en el caso de distintas lenguas la posibilidad de la traduccindepende de las estructuras respectivas:

    "las estructuras lxicas empleadas por los hablantes de las lenguas deben serlas mismas, no slo dentro de cada lengua sino tambin de una lengua a otra"(Ibid., p. 132).

    Contra Quine, la traduccin puede ser posible, pero no lo es siempre. Elproblema se remite a la existencia de unos invariantes lingsticos, quepueden ser puestos en relacin con la gramtica generativa de Chomsky.En la medida en que las diversas lenguas o las distintas teoras cientficasposean estructuras taxonmicas homologas, la traduccin es posible.

    Aun en el caso de que no existieran tales invariantes, intraducibilidadno implica incomunicabilidad, debido a que hay otros recursos para que losseres humanos se comprendan entre s:

    "cuando la traduccin no es factible, se requieren dos procesos que son muydiferentes: interpretacin y aprendizaje del lenguaje" (Ibid., p. 133).

    Ello vale tanto para los lenguajes naturales como para la ciencia. Dosteoras cientficas inconmensurables pueden ser intraducibies, en el senti-do de que la traduccin de textos y de teoras cientficas siempre implicaprdidas y deformaciones profundas, pero ello no equivale a decir que elcontenido de dichas teoras no pueda ser inteligible para los defensores delas teoras rivales. El trabajo de los historiadores de la ciencia, como el delos antroplogos en relacin a las culturas, consiste precisamente en inter-pretar y hacer inteligibles esas teoras intraducibies. Los historiadores y losantroplogos tienen como tarea principal la de encontrar un vocabularioque permita describir y comprender otros perodos de la ciencia y otrasculturas. Aunque su comprensin nunca sea total, y por consiguiente nopuedan ser traductores exactos de esas otras culturas y pocas, s puedenglosar y hacer accesibles partes importantes de dichas concepciones delmundo, que para Kuhn siempre estn vinculadas a las teoras cientficas ya las culturas.

    Podemos concluir que en Kuhn hay una cierta afirmacin del relativis-mo cientfico, pero tambin una negacin del mismo. En su breve alusin ala antropologa se manifiesta contrario al etnocentrismo. En el caso de loshistoriadores de la ciencia, lo que llamamos etnocentrismo adquiere con-notaciones distintas: son "etnocentristas" aquellos historiadores de la cien-cia que slo se preocupan por descubrir en los autores y en las teoras anti-guas lo que pueden tener de actualidad. Quien presupone que la cienciaactual es el centro a partir del cual hay que interpretar la ciencia de pocasanteriores, est deformando inexorablemente el pensamiento de los cient-ficos del pasado.

    Extraemos de ello una importante conclusin: en el caso de la ciencia, yen concreto de su historia, el relativismo kuhniano se caracterizara por afir-mar la irreductibilidad de las pocas cientficas anteriores a la cienciaactual. Ello no equivale a decir que no sean reducibles parcialmente; peronunca en su totalidad.

    Uno de los principales problemas que se traslucen en los textos de Kuhnantes citados estriba en la delimitacin de lo que pueda ser ese "mundo"que cambia con los paradigmas. Al respecto, Kuhn ofrece respuestas insu-ficientes. Tratndose de un fsico interesado en las ciencias naturales,cabra inferir que lo que nunca cambia es la Naturaleza, a pesar de que pue-dan cambiar las leyes que formulamos sobre ella, y por consiguiente el sig-nificado de los trminos cientficos, y por ende tambin el conocimientocientfico del mundo. El debate con Kuhn no se centra tanto en los hechosy en las observaciones cientficas cuanto en las leyes cientficas, que paral son el foco de atribucin de significado a las teoras:

    "slo con ayuda de esta ley (a segunda ley de Newton) se puede aprender aidentificar fuerzas y masas newtonianas, y a relacionar con la naturaleza lostrminos correspondientes" (Ibid., p. 144).

    La clave del relativismo kuhniano no est slo en el lenguaje cientfi-co, sino especficamente en las formulaciones de las leyes cientficas. Dadoque el significado de los trminos cientficos depende de las leyes, y puestoque las referencias de dichos trminos slo son dilucidables con ayuda delas leyes, la clave para interpretar lo que pueda ser el mundo de los cient-ficos se encuentra en las leyes cientficas. La inconmensurabilidad y laintraducibilidad, en su sentido fuerte, se producen cuando no es posiblecontrastar de ninguna manera dos leyes cientficas antagnicas, ni tradu-cirlas la una a la otra.

    Por tanto, la prueba de fuego para el relativismo cientfico radica en elrelativismo nmico, y ello no en un sentido dbil y abstracto ("cualquierley vale": Kuhn rechazara radicalmente esta afirmacin), sino en unomucho ms preciso: puede haber leyes cientficas inconmensurables entres, en la versin lingstica antes esbozada?

    Contestar a esta pregunta requiere un anlisis detallado del concepto deley cientfica, que abordaremos en el captulo 6 de este libro.

    Conviene tambin sealar una segunda insuficiencia de la postura kuh-niana, que luego vamos a ver repetida por numerosos socilogos de la cien-cia. Segn Kuhn, los detentadores de una misma lengua participan de unamisma cultura. A nuestro entender, es claro que una misma lengua puedesoportar mltiples concepciones del mundo contrapuestas entre s, ascomo diversas culturas. Por consiguiente, no cabe reducir el problema del

    19

  • relativismo cientfico al del relativismo cultural a base de presuponer tesiscomo H. La afirmacin de la unidad de cada cultura es una de las grandesmixtificaciones del relativismo cultural, en el que incurren la mayora delos socilogos de la ciencia. En lugar de analizar el concepto, harto difuso,de cultura, los relativistas culturales dan por supuesto el problema mismoque se trataba de abordar. En una palabra: no hay relativismo cultural serioque no empiece por un anlisis y una relativizacin del concepto de cultu-ra. Si se parte de la tesis de que la ciencia es un saber relativo a cada cul-tura y a cada sociedad, hay que precisar de inmediato qu es una cultura yuna sociedad: no vaya a suceder que el relativismo cultural (o social) partade conceptos confusos e imprecisos, proyectando a continuacin esa con-fusin sobre la ciencia.

    Algo as sucede en el caso de Kuhn, sobre todo cuando atribuye a cadacultura (o a cada teora cientfica) una sola concepcin del mundo. El"mundo" del que habla Kuhn es algo indefinido, vago, difuso y polvoco. Aveces parece aludir a la totalidad del cosmos a lo largo de la historia; otrasveces, en cambio, parece que se refiere al mundo actual, sin que nuncaquede claro si ese mundo es el entorno inmediato en donde vivimos o unatotalidad puramente imaginaria definida por la contemporaneidad. El con-cepto kuhniano de "mundo" es tan vago como el de "cultura" de los relati-vistas. Precisamente por ello los comentaristas y los epgonos de Kuhn hanpodido relacionar la tesis de la inconmensurabilidad entre teoras con elrelativismo cientfico.

    Por nuestra parte, y siguiendo en esto al propio Kuhn, centraremos lainconmensurabilidad entre teoras en la incompatibilidad entre sus respec-tivas leyes cientficas, y no entre las concepciones del mundo o las cultu-ras subyacentes. As, la clave del debate sobre el relativismo cientfico radi-ca en ese relativismo nmico recin introducido, sobre el cual volveremosen el captulo sexto.

    1.3. LA SOCIOLOGA DEL CONOCIMIENTO CIENTFICO

    A la hora de ocuparse de la ciencia, la sociologa se restringi durantebuena parte de este siglo a la sociologa de las instituciones y de las prcti-cas cientficas. Conjuntamente con los historiadores y los psiclogos, lossocilogos podan ocuparse de la gnesis del conocimiento cientfico, ascomo de la actividad institucional que genera; pero la valoracin de loscontenidos de la ciencia deba de ser fundamentalmente epistemolgica. Ensu libro Ideologa y utopa, publicado en 1929, Karl Manheim formul la

    tesis segn la cual la sociologa poda ocuparse de lo que Reichenbachllam luego contexto de descubrimiento ", e incluso poda ayudar a renovarla epistemologa; pero el contexto de justificacin quedaba fuera del alcancede los estudios sociolgicos-. Para Manheim, "la epistemologa pretende serel fundamento de todas las ciencias" {Ibid., p. 192), si bien "la sociologadel conocimiento ... penetra tambin en el reino de la epistemologa, en elque resuelve el conflicto entre las diversas epistemologas concibiendo cadauna de ellas como una infraestructura terica adecuada solamente para unaforma de conocimiento" (Ibid., p. 296).

    Los socilogos que se ocuparon ulteriormente de la ciencia (Merton,Znaniecki, etc.14) llegaron a afirmar que la sociologa del conocimientoslo poda resultar fecunda en la medida en que dejara de lado cualquiertipo de pretensin epistemolgica15. Consiguientemente, la sociologa y lafilosofa de la ciencia tenan objetos de estudio diferenciados, aunquepudieran interactuar entre s16.

    Este panorama ha cambiado radicalmente a partir de los aos 70, alirrumpir una serie de escuelas y grupos que propugnan una nueva sociolo-ga del conocimiento cientfico, que no slo se ocupa de la actividad delos cientficos, sino de los propios contenidos del conocimiento cientfi-co. Pickering, un destacado socilogo de la ciencia, resume las posturas deesta corriente de estudios sociolgicos sobre la ciencia de la manerasiguiente:

    "La sociologa del conocimiento cientfico, SCC abreviadamente, se dife-renci de dos maneras de las posiciones contemporneas en filosofa y ensociologa de la ciencia. En primer lugar, y como su nombre indica, SCCinsisti en que la ciencia era significativa y constitutivamente social en todos

    " Para la distincin de Reichenbach entre contexto de descubrimiento y contexto de justifi-cacin, vase el captulo siguiente.

    14 Algunas aportaciones del funcionalismo de Merton sern comentadas en el captulo sobre

    Ciencia y Valores.15

    Vase R.K. Merton, "La sociologa del conocimiento" en su libro Teora y estructura sociales,Mxico, FCE, 1964.

    16 Conviene recordar que K.R. Popper, al criticar las posturas holistas e historicistas en sus

    libros La Sociedad abierta y sus enemigos y La miseria del historicismo, consider que la sociologa delconocimiento, y en concreto Mannheim, no ofrecan un tratamiento adecuado de la objetividadcientfica ni de los aspectos sociales de la ciencia. Para Popper, la objetividad de la ciencia no sefunda en la imparcialidad u objetividad del hombre de ciencia individual, sino en la continua cr-tica que unos cientficos se hacen a otros: "la llamada 'Sociologa del Conocimiento' olvida ente-ramente el carcter social o institucional del conocimiento cientfico, porque se basa en la inge-nua opinin de que la objetividad depende de la psicologa del hombre de ciencia individual"(Popper 1987, p. 170). O tambin: "la objetividad se halla ntimamente ligada al aspecto social

    21

  • los aspectos que afectan a su ncleo tcnico: el conocimiento cientficomismo deba de ser entendido como un producto social. En segundo lugar,SCC era resueltamente empirista y naturalista" (A. Pickering, 1992, p. 1).

    En el marco de esta concepcin general, la ms reciente sociologa de laciencia se ha diversificado en numerosas tendencias. En esta obra slo nosocuparemos de cuatro: el programa fuerte, la etnometodologa, el progra-ma emprico del relativismo y los estudios de ciencia y gnero. Hay otrasmuchas corrientes en la reciente sociologa del conocimiento cientfico,como la teora de los actores-red de Latour, Calln y Law, los anlisis deldiscurso cientfico de Mulkay, Gilbert y Woolgar, el constructivismo socialde KnorrCetina, la escuela francesa de Bastide, que practica un enfoquesemitico, o las diversas tendencias postmodernas, pero dado que la mayo-ra de estas corrientes se renuevan y se modifican sin cesar, es preferibleaguardar a que se produzca el lgico proceso de decantacin en esta proli-feracin de teoras sociolgicas sobre el conocimiento cientfico ".

    1.3.1. El programa fuerte en sociologa del conocimiento cientficoLa primera formulacin influyente de este programa de explicacin

    social del conocimiento cientfico fue propuesta por David Bloor bajo laincisiva denominacin de programa fuerte (strong program) en sociologa delconocimiento cientfico y fue defendida por diversos autores agrupados entorno a la Science Studies Unit de la Universidad de Edinburgo (Barnes,Mackenzie, etc.). Bloor resumi as los puntos bsicos de ese programa deinvestigacin sociolgica de la ciencia:

    "E Programa Fuerte. Al socilogo le concierne el conocimiento en tantofenmeno puramente natural, incluyendo el conocimiento cientfico" ... "enlugar de definirlo como una creencia verdadera o, quiz, como una creen-cia verdadera y justificada el conocimiento es para el socilogo aquello quela gente considera como conocimiento. Consiste en aquellas creencias que lagente asume confiadamente y con las cuales vive. En particular, el socilogose sentir concernido por aquellas creencias que son consideradas comogarantizadas o institucionalizadas, es decir investidas de autoridad por grupos

    del mtodo cientfico, al hecho de que la ciencia y la objetividad cientfica no resultan (ni pue-den resultar) de los esfuerzos de un hombre de ciencia individual por ser 'objetivo', sino de la coo-peracin de muchos hombres de ciencia. Puede definirse la objetividad cientfica como la inter-subjetividad del mtodo cientfico" (Popper, 1981, pp. 385-6).

    " Algunas de estas escuelas son comentadas en el captulo 22 de una obra muy completa quese ha publicado recientemente en castellano sobre Sociologa de la Ciencia, escrita por E. Lamode Espinosa, J. Gonzlez Garca y C. Torres Albero, La sociologa del conocimiento y de la ciencia,Madrid, Alianza, 1994. Vase asimismo C. Torres, Sociologa poltica de la ciencia, Madrid,CIS/Siglo XXI, 1994, y J. M. Iranzo y otros, Sociologa de la Ciencia y la Tecnologa, Madrid, CS1C,1995.

    de gente. Por supuesto, el conocimiento debe ser distinguido de la mera cre-encia. Esto puede hacerse reservando la palabra 'conocimiento' para aquelloque ha sido asumido colectivamente y dejando lo individual e idiosincrticocomo mera creencia" (D. Bloor, 1976, p.5).

    Por consiguiente, el conocimiento cientfico debe de ser estudiado comoun fenmeno natural, entendiendo por natural aquello que se manifiestaempricamente en las sociedades: aquello que la gente considera que esconocimiento cientfico. El sujeto de la ciencia es la sociedad. Si la gentecree que algo es cientfico, y en particular si las instituciones y las comu-nidades cientficas aceptan un conocimiento como cientfico, los socilo-gos han de partir de ese conocimiento cientfico dado, tomndolo comopunto de partida de sus investigaciones.

    En un segundo momento hay que fijarse en aquellas creencias que estninvestidas de autoridad; es decir, en aquellas que estn institucionalizadas.Las creencias pueden ser individuales y privadas; el conocimiento, en cam-bio, ha de estar apoyado y mantenido social, colectiva e institucionalmen-te: las comunidades cientficas configuran el sujeto de la ciencia.

    Partiendo de estos postulados, el programa fuerte en sociologa delconocimiento afirm cuatro principios (tenets) bsicos. La sociologa de laciencia:

    "1. Debera ser causal, esto es, debera sentirse concernida por las condi-ciones que suscitan creencias o estados de conocimiento. Naturalmente,habr otros tipos de causas, aparte de las sociales, que cooperarn a la horade suscitar creencias.

    2. Debera ser imparcial con respecto a la verdad y a la falsedad, la racio-nalidad o la irracionalidad, el xito o el fracaso. Los dos lados de estas dico-tomas requerirn explicacin.

    3. Debera ser simtrica en sus estilos de explicacin. Los mismos tipos decausa deberan explicar las creencias verdaderas y las falsas.

    4- Debera ser reflexiva. En principio, sus patrones de explicacin deber-an tener que ser aplicados a la propia sociologa. Al igual que el requisito desimetra, sto es una respuesta a la necesidad de buscar explicaciones genera-les. Es un requisito de base obvio, porque de otro modo la sociologa sera unaclara refutacin de sus propias teoras.

    Esos cuatro principios de causalidad, imparcialidad, simetra y reflexividaddefinen lo que ser llamado el programa fuerte en sociologa del conoci-miento" (Ibid., p. 7).

    El programa fuerte fue criticado por diversos filsofos de la ciencia IS,sobre todo por lo que respecta al postulado de simetra. Lpez Cerezo,

    " Vanse los libros de Laudan (1977), Newton-Smith (1981) y Brown (1989), as como elduro artculo de Laudan, "The pseudo-science of science?", en Philosophy ofthe Social Sciences, 11(1981), pp. 173-198.

    23

  • Sanmartn y Gonzlez consideran que"el xito del programa fuerte significa la muerte de la reflexin epistemo-

    lgica tradicional y la reivindicacin del anlisis emprico. Slo una ciencia,la sociologa, puede segn este programa explicar adecuadamente las pecu-liaridades del mundo cientfico" (Lpez Cerezo et al., 1994, p. 188).

    De hecho, el desarrollo ulterior de la sociologa de la ciencia se hacaracterizado casi siempre por una confrontacin con la filosofa standardde la ciencia y por la tendencia a plantear una alternativa a los estudiosfilosficos sobre la ciencia. Partiendo de la obra de Fleck (1935), as comode las ideas del Wittgenstein de las Investigaciones Filosficas y de las pro-puestas de Mary Hessel9, los socilogos de la ciencia han reinterpretado lastesis de Kuhn en un sentido relativista, afirmando que cualquier criteriopuramente lgico o racional para evaluar la ciencia resulta inadecuado,porque la actividad cientfica siempre se produce en un determinado con-texto social, y por tanto est determinada por los intereses de los corres-pondientes actores sociales20. Este tipo de afirmaciones han dado lugar aenrgicas rplicas por parte de filsofos de la ciencia como Bunge yMoulines21.

    Prescindiremos por ahora de todos estos debates entre filsofos y soci-logos de la ciencia para centrarnos en el desarrollo que ha tenido la socio-loga de la ciencia en las dos ltimas dcadas. Los seguidores del programafuerte han llevado a cabo estudios minuciosos de algunos momentos rele-vantes de la historia de la ciencia, tratando de poner en prctica sus prin-cipios explicativos de la actividad cientfica22. El desarrollo terico msnotable que han ofrecido ha sido la teora de los intereses de Barnes,

    19 M. Hesse, Modeb and Analogies in Science, Notre Dame, Univ. of Notre Dame Press, 1966 y

    The Structure of Scientific nference, Berkeley, University of California Press, 1974, donde se desa-rrolla su teora de redes. La antroploga Mary Douglas es asimismo otra de las fuentes de las tesisde Bloor: vase su obra Smbolos naturales, Madrid, Alianza, 1978, as como M. Douglas (ed.),Essays in the Sociology of Perception, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1982.

    20 Vase B. Barnes y D. Bloor, "Relativism, rationalism and the sociology of knowledge", en

    M. Hollins y S. Lukes (eds.), Rationalism and Relativism, Oxford, Blackwell, 1982.21

    Vase, por ejemplo, CU. Moulines 1992, cap. II, 1, "Las incoherencias del relativismo",en donde se acusa a los autores que defienden el relativismo epistemolgico de ser autocontra-dictorios.

    22 Vanse los trabajos de Mackenzie y Barnes (1979) sobre el mendelismo y la biometra, el

    de Shapin (1979) sobre anatoma cerebral en el XIX, el de Mackenzie (1981) sobre los coefi-cientes de correlacin en Estadstica, el de Pickering (1984) sobre los quarks o el de Shapin ySchaffer (1985) sobre la controversia entre Hobbes y Boyle. Adems de la obra clsica de Bloor(1976), hay que mencionar los dos libros de Barnes, Scientific Knowledge and Sociological Theory(1974) e lnterests and the Growth of Knowledge (1976) y la recopilacin de estudios de casos his-tricos de Barnes y Shapin (1979) como obras de referencia para el programa fuerte en sociologadel conocimiento cientfico.

    mediante la cual se explcita el principio de causalidad ". Bornes no selimita a afirmar que la ciencia no es neutra ni asptica desde el punto devista de los intereses sociales, como ya haban subrayado los filsofos de laescuela de Frankfurt24, sino que va ms all, al afirmar que los interesesintervienen en la formulacin de las observaciones empricas, en las eva-luaciones de las teoras y, en general, en las creencias compartidas por loscientficos.

    1.3.2. La etnometodologaEl programa fuerte de Bloor y Barnes fue criticado por algunos otros

    socilogos de la ciencia, y en particular por los etnometodlogos, algunosde los cuales no slo defendieron el relativismo epistemolgico, sino tam-bin un relativismo ontolgico25. Las tesis ms extremas al respecto son lasde Woolgar, para quien "los objetos del mundo natural se constituyen envirtud de la representacin, en vez de ser algo preexistente a nuestrosesfuerzos por 'descubrirlos'" (Woolgar, 1991, p. 127). Este mismo autor des-cribe la tarea de los etnometodlogos en los siguientes trminos:

    "Literalmente, la etnografa es un estilo de investigacin en que el obser-vador adopta la postura de un antroplogo que se encuentra por primera vezcon un fenmeno. Uno toma la perspectiva de un extranjero como mediopara poner de relieve las prcticas comunes de los nativos que son objeto deestudio. Literalmente, etno-grafa significa 'descripcin' desde el punto devista de los nativos: en vez de imponer el marco de referencia propio a lasituacin, el etngrafo intenta desarrollar una apreciacin de la forma en quelos nativos ven las cosas. En el caso de la ciencia, nuestros nativos son lacomunidad de cientficos. Adoptaremos la perspectiva de que las creencias,presupuestos y discurso de la comunidad cientfica deben percibirse comoalgo extrao" (Ibid., pp. 128-9).

    Partiendo de estos postulados, los etnometodlogos se incorporan almbito de los estudios sobre la ciencia en tanto antroplogos culturales (ysociales), tomando al laboratorio en donde investigan los cientficos comoel lugar preminente para sus trabajos de campo. Mediante la obsetvacinparticipativa, los etnometodlogos aportan una nueva perspectiva, clara-

    24 Vase, H.J. Habermas, Conocimiento e inters, Madrid, Taurus, 1982.

    25 El artculo de M. Lynch, E. Livingston y H. Carfinkel, "Temporal order in [aboratory work",

    en K. Knorr-Cetina y M. Mulkay (eds.), Science Observed, Londres, Sage, 1983, constituye unbuen resumen de las posturas de los etnometodlogos en sus estudios sobre la actividad cientfica.Vase tambin la obra clsica en tres volmenes de H. Garfinkel, A manual for the.study ofnatu-ray organized ordinary activities, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1982, as como los estudiosde Lynch sobre la actividad de los cientficos en los laboratorios, Art and Artifact-in LaboratoryScience, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1985.

    25

  • mente opuesta a la de los filsofos clsicos de la ciencia. Tanto ellos comolos socilogos de la ciencia niegan la distincin entre contexto de descu-brimiento y contexto de justificacin26 y afirman que la actividad cientfi-ca ha de ser estudiada en su propio medio, y no slo en base a sus resultadosfinales.

    Garfinkel, Cicourel, Latour y Woolgar han sido algunos de los autoresque ms han publicado sobre etnometodologa". Frente a las posturas delprograma fuerte, Latour y Woolgar renuncian a toda pretensin explicativade la actividad de los cientficos en base a intereses y factores sociales. Laetnometodologa es una orientacin estrictamente descriptiva, que ha cen-trado sus estudios en la actividad de los cientficos en los laboratorios. Lacreencia en la objetividad y en la neutralidad de la ciencia se viene abajocuando se examina con detalle la complejidad de la vida en los laboratorioscientficos. Para Latour y Woolgar, "el laboratorio es un sistema de cons-truccin de hechos" (Latour y Woolgar, 1986, p. 41), y esa construccinsiempre es social (Ibid., p. 188). Esto les llev a coincidir con una nuevatendencia en sociologa de la ciencia, el constructivismo social, una de cuyasrepresentantes ms destacadas es Karin KnorrCetina, sobre cuyas tesis vol-veremos ulteriormente. Los contenidos de la ciencia, y en concreto loshechos y sus presentaciones ulteriores, no slo estn condicionados por fac-tores sociales, sino que "se constituyen a travs de fenmenos microsocia-les" (Ibid., p. 236) que tienen lugar en los laboratorios. Ello implica discu-siones y debates: slo a partir de esos procesos "agonsticos" emerge elconcepto de naturaleza (Ibid., p. 237). Los procesos bsicos que Latourobserv en el laboratorio de endocrinologa en los dos aos en los que desa-rroll su investigacin de antropologa de la ciencia (construccin de loshechos, disputas y alianzas entre cientficos, reificacin de los resultados,credibilidad de los actores, circunstancias favorables o desfavorables, dismi-nucin del ruido en el canal de informacin) se ven invertidos al final de lainvestigacin:

    "El resultado de la construccin de un hecho es que aparece como no cons-truido por nadie; el resultado de la persuasin retrica, en el campo agnsticoen el que los participantes estn convencidos de estar, es que los participan-tes estn convencidos de que no han sido convencidos; el resultado de la

    26 Vase el captulo siguiente.

    27 Los tres primeros autores son ante todo socilogos, mientras que Latour y Woolgar se han

    centrado en la sociologa del conocimiento cientfico, par lo que aqu slo nos ocuparemos de estosdos ltimos. Para un panorama general sobre la etnometodologa en Sociologa (centrado en losgrupos de California), vase el libro de Alain Coulon, La etnometodologa, Madrid, Ctedra, 1988.

    26

    materializacin es que la gente puede jurar que las consideraciones materialesson slo componentes menores de los 'procesos de pensamiento'; el resulta-dos de las inversiones en credibilidad es que los participantes pueden afirmarque la economa y las creencias no tienen relacin alguna con la solidez dela ciencia; en cuanto a las circunstancias, simplemente desaparecen de losprotocolos finales, siendo preferible dejarlas para un anlisis poltico quetenerlas en cuenta a la hora de valorar el duro y slido mundo de los hechos.Aunque no es.claro si este tipo de inversin es especfico de la ciencia, resul-ta tan importante que hemos dedicado gran parte de nuestra argumentacina especificar y describir el momento preciso en el que ocurre esa inversin"(Ibid., p. 240).

    Los etnometodlogos parten de la base de que la ciencia es una activi-dad humana ms, que en poco difiere de otras prcticas sociales. Su intersprincipal estriba en mostrar cmo se genera el orden cientfico a partir deun caos previo de datos, observaciones, posturas opuestas y divetsas hip-tesis.

    1.3.3. El programa emprico del relativismoA partir de los aos 80, la Universidad de Bath ha desarrollado una

    implementacin del programa fuerte en sociologa del conocimiento, cen-trndose en el anlisis de las controversias cientficas. Dicho programa(Empirical Programme of Relativism, EPOR) fue impulsado sobre todo porCollins y por Pinch: constituye otro de los exponentes de la escuela quesuele ser denominada como constructivismo social. Su estrategia ha sidocaracterizada mediante las tres etapas siguientes:

    "1. En la primera se muestra la flexibilidad interpretativa de los resultadosexperimentales, es decir, cmo los descubrimientos cientficos son suscepti-bles de ms de una interpretacin.

    2. En la segunda etapa, se desvelan los mecanismos sociales, retricos, ins-titucionales, etc. que limitan la flexibilidad interpretativa y favorecen el cie-rre de las controversias cientficas al promover el consenso acerca de lo quees la 'verdad' en cada caso particular.

    3. Por ltimo, en la tercera, tales 'mecanismos de cierre' de las controver-sias cientficas se relacionan con el medio sociocultural y poltico msamplio"28.

    Por consiguiente, esta escuela no subraya tanto la importancia de loslaboratorios y,'aunque contina centrndose en estudios microsociales, suinters estriba en la recepcin que otros cientficos hacen de las propues-

    28 J.A. Lpez, J. Sanmartn y M. Gonzlez (1994), pp. 188-9. Vase tambin H.M.

    Collins, "An Empirical Relativist Programme in the Sociology of Scientific Knowledge", enK. Knorr-Cetina y M. Mulkay (eds.), Science Observed, o.c, pp. 93-95.

  • tas de unos y otros equipos investigadores, as como en los debates que tie-nen lugar en Congresos, Sociedades y revistas especializadas. Los defenso-res del programa EPOR asumen posiciones epistemolgicas relativistas yplantean sus dudas sobre algunos mtodos clsicos, como la experimenta-cin y la induccin. El programa EPOR no slo se ha limitado al estudiode la ciencia: buena parte de sus investigaciones han versado sobre lasinnovaciones tecnolgicas, subrayando la existencia de mltiples alterna-tivas en cada proceso de evaluacin de una innovacin29. Asimismo se handedicado al estudio de lo que Collins llam "ciencias extraordinarias" (poroposicin a las nociones kuhnianas de ciencia normal y de ciencia revolu-cionaria), como la parapsicologa, en la medida en que los principios deimparcialidad y simetra son ms fcilmente aplicables en estos casos parala investigacin sociolgica30.

    En relacin al Programa Fuerte, Collins acept dos de sus principios(imparcialidad y simetra), pero se opuso a los otros dos (causalidad y refle-xividad). Las posturas relativistas en las que unos y otros coinciden nodeben de ser nicamente epistemolgicas, segn Collins: de ellas debe deri-varse una metodologa que permita desarrollar los estudios sociolgicossobre la ciencia (por ejemplo, centrndose en las controversias cientficas),evitando siempre lo que l denomin explicaciones tipo TRASP".

    Desde el punto de vista ontolgico, los defensores del EPOR suelen afir-mar que, puesto que las controversias cientficas se cierran en base a argu-mentos retricos, y dependen en ltimo trmino del poder respectivo delos grupos rivales, la ciencia oficial es una construccin social. Puesto queson los cientficos quienes determinan nuestra imagen del mundo, hay queconcluir que tambin la realidad natural es una construccin social. Contraeste tipo de posturas ontolgicas, bastante frecuentes entre los socilogosde la ciencia, se ha solido oponer el "argumento tu quoque":

    "si las descripciones cientficas de la realidad no son representaciones obje-tivas de la realidad, sino, ms bien, construcciones sociales, qu decir acer-ca de las descripciones sociolgicas de la ciencia como una construccinsocial?" (S. Fuchs, 1992, p. 154).

    M La obra clsica al respecto es la de W.E. Bijker, T.P. Hughes y T. Pinch, The Social

    Construccin of Technological Systems, Cambridge, M1T Press, 1987.10

    Ver H.M. Collins y T. Pinch, Frames of Meaning: The Social Comtruction of ExtraordinaryScience, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1982.

    " Es decir, las explicaciones del conocimiento cientfico en base a la verdad (Truth), la racio-nalidad (RAtionality), el xito (Success) y el Progreso (Progress), que han sido las caractersti-cas de los filsofos de la ciencia. Vase H.M. Collins, "What is TRASP? The radical programmeas a methodological imperative", Philosophy of Social Sciences 11 (1981), pp. 215-224.

    Tal y como ha sealado el propio Woolgar (1982, p. 481), no es fcilconjugar el relativismo y el empirismo que caracterizan a la sociologa delconocimiento en sus diversas variantes, sobre todo si se aade el principiode reflexividad: si los socilogos de la ciencia se manifiestan como relati-vistas (epistemolgicos u ontolgicos), han de aplicarse sus mismos crite-rios a la nocin de sociedad (y no slo de naturaleza), as como a sus pro-pias investigaciones sociolgicas, cuya objetividad no queda garantizada.Collins ha respondido a este tipo de argumentaciones afirmando un "rela-tivismo especial", segn el cual la nocin de sociedad no resulta problem-tica, aunque s la de naturaleza:

    "Mi consejo es tratar el mundo social como real y como algo acerca de locual podemos tener datos seguros, mientras que debemos tratar el mundonatural como algo problemtico, una construccin social ms que real"(Collins, 1981, p. 216)".

    Como puede verse, los principios en los que se basa el programa fuerte estna su vez sujetos a debate, pues pueden llegar a poner en cuestin a la propiasociologa de la ciencia, en la medida en que sta asuma posturas relativistas.

    1.3.4. Estudios sobre ciencia y gnero"Los estudios sobre ciencia y gnero (Women's Studies) tienen su origen

    en los EEUU de Norteamrica y se inician en los aos 60. En Europa, sedesarrollaron a partir de los aos 80. Cabe inscribirlos en el marco generalde los estudios sociales sobre la ciencia, en la medida en que, por una parte,investigan una profunda anomala social en la prctica cientfica (la esca-sa presencia de la mujer) y, por otra parte, ponen en cuestin valores epis-tmicos, como la neutralidad y la objetividad, que eran considerados comopostulados bsicos por la concepcin heredada en filosofa de la ciencia, ascomo por muchos cientficos. Los Women's Studies confluyen con otrascorrientes que se ocupan de la crtica de la ciencia, desvelando aspectos dela actividad cientfica que haban quedado en la penumbra, si no en laoscuridad completa, en los estudios sobre la ciencia. En este apartado noslimitaremos a proporcionar unas orientaciones bsicas sobre las principa-les lneas de trabajo en el tema de ciencia y gnero.

    " Vase un comentario de estas posturas en E. Lamo, J.M. Gonzlez y C. Torres (1994),pp. 138-142.

    11 Agradezco a las profesoras Amparo Gmez, Marisol de Mora, Eulalia Prez Sedeo y Ana

    Snchez, y en particular a esta ltima, las orientaciones y los materiales que me han proporcio-nado para la redaccin de este apartado.

    14 Vase al respecto J. Echeverra (1989), cap. 7.

  • Una primera idea clave en los estudios de gnero estriba en llamar laatencin sobre la "carga sexista" que poseen algunos aspectos relevantes dela investigacin cientfica. Ello se muestra en particular en las dicotomascientficas (y metacientficas), en las metforas que se utilizan para haceravanzar la investigacin y en la propia nocin de objetividad cientfica. Alexistir la dicotoma masculino/femenino, surgen una serie de dualidadesasociadas a ella, que tienen profunda incidencia en teora de la ciencia35.Lo masculino ha solido estar vinculado a lo universal, a la cultura, a laobjetividad, a la racionalidad y a lo pblico, mientras que lo femenino haestado asociado a lo particular, a la naturaleza, a la subjetividad, a lo irra-cional y a lo privado. Las investigadoras (e investigadores) que se han espe-cializado en el tema de ciencia y gnero han estudiado esas dicotomas y suinfluencia en las teoras y en la actividad cientfica desde diversos puntosde vista: la biologa, la sociologa, la psicologa, la antropologa, la filoso-fa y la historia de la ciencia.

    Una segunda idea bsica es el estudio de las metforas utilizadas porlos cientficos a la hora de construir y de exponer sus teoras. El uso delas metforas implica un contexto previo de ideas y creencias, el cualsuele estar sesgado desde el punto de vista del gnero, dado el tradicionalandrocentrismo. Partiendo del modelo interactivo de Mary Hesse, en elque se insista en la funcin heurstica de las metforas, Sandra Hardingha afirmado que los' modelos sexistas de las metforas distorsionan lainvestigacin ulterior, tanto porque inciden en los mtodos de indagacinque se prefieren como porque priman unos modelos explicativos sobreotros posibles'6.

    En cuanto a la distincin subjetividad/objetividad, y teniendo en cuen-ta que tradicionalmente la mujer ha sido considerada como un objeto, E.F.Keller ha defendido la conveniencia de una objetividad dinmica, basadaen un proceso interactivo entre objeto y sujeto, frente a la separacin rgi-da entre los dos polos de la relacin cognoscitiva". Coherentemente conestas posturas, muchas filsofas feministas han aproximado sus concep-ciones a la epistemologa naturalizada de Quine, en la cual esa interac-

    " Vase E. F. Keller, Reflexiones sobre Gnero y Ciencia, Valencia, Ed. Alfons el Magnanim,1991, p. 16. El punto que es criticado especialmente en esta obra es la creencia en la vinculacinentre lo cientfico y lo objetivo con lo masculino.

    16 Vase S. Harding, The Science Question in Feminism, Milton Keynes, Open Univ. Press,

    1986 y Whose Science? Whose Knowledge? Thinkingfrom Women's Lives, Buckingham, Open Univ.Press, 1991.

    "E.F. Keller, o. o, caps. 4 y 9.

    cin entre los cientficos y la naturaleza tiene un marco concreto de pen-samiento.

    Un cuarto punto que conviene destacar en los estudios sobre ciencia ygnero es la atencin que prestan a la cuestin de la ciencia y los valores38.En su libro de 1990, Longino afirma resueltamente que:

    "Mis objetivos consisten en mostrar cmo los valores sociales y culturalesdesempean un papel en la indagacin cientfica" (Longino, 1990, p. 37),

    y por ello emprende un programa de sociologizacin del conocimiento cient-fico (Ibid., p. 62) w, que constituye una propuesta de gran inters, e inclusouna alternativa a la naturalizacin quineana de la epistemologa. Tras dis-tinguir entre dos tipos de objetividad cientfica, la de los datos y la de lospropios cientficos, se ocupa con mayor detalle de esta segunda modalidadde objetividad y de sus valores subyacentes. Adems de los valores institu-cionales de los que habl Merton40 y de los que determinan la eleccin deuna u otra poltica cientfica, Longino menciona un tercer tipo de conflic-to entre la investigacin cientfica y los valores, que puede surgir en lamisma tarea de experimentacin: alude a los experimentos que tienencomo objeto a personas, as como a las investigaciones que pueden ser peli-grosas para el pblico en general. Los valores no slo influyen en la prc-tica cientfica positivamente: tambin pueden marcarle lmites. En gene-ral, los valores y la ciencia interactan al menos en cinco puntos: la praxismisma, las cuestiones planteadas, los datos, las asunciones especficas y lasasunciones globales (Ibid., pp. 85-6). Diversos ejemplos apoyan estas tesis.Lo que en un principio eran puros valores contextales (externos) para laactividad cientfica pueden llegar a convertirse en valores constitutivos(internos). Esto es lo que sucede en el caso de los valores sesgados pormotivos de gnero, como Longino muestra a partir de los estudios biolgi-cos de las diferencias entre sexos en lo que se refiere al comportamiento,los temperamentos y la cognicin (Ibid., cap. 6).

    Su propuesta final apunta a una racionalidad cientfica interactiva quegarantice la objetividad cientfica, para lo cual habra que satisfacer almenos estos cuatro requisitos (Ibid., pp. 7679):

    1. Existencia de mbitos pblicos para la crtica.

    '* Entre las diversas autoras que conviene mencionar al respecto, destacan L.H. Nelson, (WhoKnouis: from Quine to a Feminist Empiricism, Philadelphia, Temple Univ. Press, 1990) y H.E.Longino (Science as Social Knowledge. Vales and Objecvity in Scientific Inquiry, Princeton,Princeton Univ. Press, 1990).

    " Vanse al respecto los captulos 4 y 5 de la obra de Longino.40

    Ver apartado 111.2.

    31

  • 2. Criterios pblicos y compartidos para la evaluacin de hiptesis, teo-ras y prcticas experimentales.

    3. Receptividad de las comunidades cientficas respecto al discursocrtico.

    4. Igualdad en la autoridad intelectual, punto ste que Longino retomade Habermas.

    Considerados en su globalidad, los diversos programas de investigacinsobre Ciencia y Gnero, que mantienen a veces posturas opuestas entre s,estn abriendo un nuevo campo en el mbito de los estudios sobre la cien-cia. Por el momento, sus mayores aportaciones se han producido en cien-cias sociales y en biologa. Pero al igual que ha sucedido en el caso de lasociologa del conocimiento cientfico, se han iniciado investigacionesorientadas a las "ciencias duras", a pesar de que esta misma.denominacinest sesgada desde el punto de vista del gnero, y puede ser consideradacomo una nueva dicotoma androcntrica.

    1.4. HACKING: LA CIENCIA COMO TRANSFORMACIN DEL MUNDO

    Tras los dos primeros apartados sobre la crisis de la filosofa positivistade la ciencia y sobre Kuhn, y tras el tercer apartado sobre la sociologa delconocimiento cientfico, podra pensarse que, a continuacin, deberamosde ocuparnos de las diversas corrientes que han surgido en filosofa de laciencia a partir de los aos 70. No ser as. Para terminar con este captu-lo sobre las nuevas corrientes en filosofa de la ciencia nos centraremosahora nicamente en la obra de Ian Hacking, Representing and Intervening,publicada en 1983, antes de pasar a exponer nuestras propias propuestas.

    Cmo justificar esta opcin, que parece dejar de lado numerosas apor-taciones de indudable inters? Cabe mencionar tres razones.

    En primer lugar, como se advirti en el Prlogo, esta obra orienta laFilosofa de la Ciencia hacia una Axiologa de la Ciencia, que por lo gene-ral suele ser minusvalorada por los filsofos que escriben obras sobreEpistemologa o Metodologa. De todas las aportaciones que ha habido enel ltimo cuarto de siglo son pocas las que tienen autntica relevancia paraeste tema.

    En segundo lugar, algunos de los autores que s han afrontado las cues-tiones axiolgicas vinculadas a la actividad cientfica sern comentados enlos captulos siguientes.

    El tercer motivo es el principal, y puede ser resumido en palabras delpropio Hacking:

    32

    "los filsofos de la ciencia debaten constantemente sobre las teoras y lasrepresentaciones de la realidad, pero no dicen casi nada sobre la experimen-tacin, sobre la tecnologa o sobre el uso del conocimiento para alterar elmundo" (Ibid.,p. 149).

    As comienza Hacking la segunda parte de su libro, dedicada al estudiodel concepto intervenir. En el Prefacio, haba anunciado que el libro tenados partes, pero haba aconsejado a sus lectores empezar por la segunda(Ibid., p. XV). Y en la Introduccin haba explicado por qu. Vemoslo condetalle, aunque para ello tengamos que recurrir a una cita extensa:

    "Durante largo tiempo, los filsofos han convertido a la ciencia en unamomia. Cuando desembalsamaron el cadver y vieron los restos de un proce-so histrico en el que haban prevalecido el descubrimiento y el devenir,decretaron entonces, para s mismos, que la racionalidad estaba en crisis. Estosucedi al comienzo de los aos 60 (alusin a la obra de Kuhn).

    Se trataba de una crisis porque se vena abajo la vieja concepcin del sabercientfico como coronacin de la razn. Los escpticos siempre haban con-testado la imagen complaciente de un conocimiento humano que progresapor acumulacin, pero ahora eran los detalles mismos de la historia los queles provean de municiones. Tras examinar algunos de los incidentes srdidosde la investigacin cientfica en el pasado, algunos filsofos comenzaron apreguntarse con inquietud si la razn jugaba verdaderamente un papel impor-tante en la confrontacin intelectual. Decide la razn si tal teora tiendehacia la verdad o si tal investigacin debe proseguirse? Cada vez resultabamenos claro que la razn debiera de estar en el origen de esas decisiones. Unospocos, probablemente aquellos que ya sostenan que la moral est ligada a lacultura, y que por tanto es relativa, sugirieron que la "verdad cientfica" esun producto social que no puede pretender tener una validez, y ni siquierauna pertinencia absolutas.

    Tras esta crisis de confianza, la racionalidad ha sido uno de los temas queobsesionan a los filsofos de las ciencias. Nos preguntamos: qu sabemos ver-daderamente?, qu deberamos creer?, qu es la evidencia?, qu es una pre-suncin?, es tan racional la ciencia como se cree?, no sern esos debatessobre la razn pantallas de humo tendidas por los tecncratas? Ese tipo decuestiones acerca del raciocinio y de la creencia incumben tradicionalmen-te a la lgica y a la epistemologa. Pues bien, esas cuestiones no son objetodel presente libro.

    El segundo tema mayor es el realismo cientfico. Nos preguntamos: qu esel mundo?, qu clases de cosas contiene?, qu puede decirse de esas cosasque sea verdadero?, qu es la verdad?, son reales las entidades postuladas porla fsica terica, o no son ms que construcciones mentales destinadas aponer orden en nuestros experimentos? Todas esas cuestiones conciernen ala realidad. Son metafsicas. Me servirn para organizar los temas introduc-torios a la filosofa de la ciencia que son el objeto de este libro",

    y un poco ms adelante conclua:"Esas cuestiones, importan de verdad? Lo dudo. Ciertamente, queremos saber

    lo que realmente es real y lo que verdaderamente es racional. Se podr consta-tar, no obstante, que rehuso hablar de las cuestiones sobre la racionalidad y queslo soy realista por las razones ms pragmticas" (Ibid., pp. 1-2).

    33

  • Prcticamente la totalidad de estas frases de Hacking son suscritas porel autor del presente libro, y por eso han sido traducidas in extenso. Por otraparte, dan razn de por qu prescindiremos en este captulo de buena partede los debates y de las posturas mantenidas recientemente por los filsofosde la ciencia. Adentrarnos por los meandros de las sofisticadas discusionessobre el realismo cientfico nos alejara por completo de nuestro objetivo.Por otra parte, en la bibliografa general los lectores podrn encontrar unamplio listado de referencias que podrn colmar las lagunas que aqu deja-mos, al centrarnos exclusivamente en la obra de Hacking, y a lo sumo enalgunos de sus comentaristas41.

    Hechas estas precisiones previas, volvamos al punto en donde estbamos:se trata de estudiar el saber cientfico en tanto transformador del mundo.Para ello, Hacking propone volver a dos autores clsicos: Bacon y Leibniz.Ambos, en efecto, estaban sobremanera interesados en la experimentacin,en las invenciones tcnicas y en el saber cientfico como factor de transfor-macin del mundo. Esto puede ser un lugar comn con respecto a Bacon;pero en cambio, a Leibniz se le suele considerar como un filsofo interesadosobre todo en la teora. Para mostrar que esa imagen tpica es falsa, noslimitaremos a aportar un texto suyo, que coincide plenamente con las ideasde Bacon en pro de la ciencia como un Ars Inveniendi:

    "No existe arte mecnico tan pequeo ni tan despreciable que no puedaaportar consideraciones y observaciones notables, y todas las profesionescuentan en su haber con determinadas habilidades plenas de ingenio, de lasque no es fcil apercibirse, y que sin embargo podran servir para logrosmucho ms importantes. Cabe aadir adems que, en el mbito de la manu-factura y del comercio, las materias principales slo pueden estar bien regu-ladas mediante una descripcin exacta de cuanto tiene que ver con artes muydiversas, y que los asuntos militares, o financieros, o martimos dependen delas matemticas y de la fsica aplicada en gran medida. En esto estriba eldefecto principal de muchos sabios (lase filsofos), que slo se complacen endiscursos vagos y trillados, habiendo un campo tan amplio en donde poner aprueba su ingenio como el que hay en temas concretos y reales que puedenaportar beneficios a todo el mundo"42.

    Segn Hacking, no hay una nica metodologa de la ciencia, ni lainductiva ni la deductiva. As como hay teoras que generan nuevos hechos

    41 Otro filsofo de la ciencia que ha afirmado, comentando a Kuhn, que "la ciencia no es pri-

    mariamente un modo de representar y de observar el mundo, sino un modo (o modos) de mani-pularlo y de intervenir en l. Los cientficos son practicadores (practitionners) ms bien queobservadores" es Joseph Rouse (Knowledge and Power. Toutard a politia Philosophy of Science,Ithaca & London, Cornell Univ. Press, 1987, p. 38).

    42 G.W. Leibniz, Philosophische Schriften, Hildesheim, Olms, 1960-61, vol. Vil, pp. 181-2.

    34

    y nuevos experimentos, tambin hay experimentos e invenciones tcnicasque generan nuevos fenmenos y nuevas teoras cientficas. Para l, loscientficos que se dedican a observar y a experimentar, pocas veces lohacen para tratar de verificar (o falsar) teoras, ni tampoco para construirteoras a partir de esas observaciones y experimentos: no son inductivistasni hipottico-deductivistas.

    "El trabajo del experimentador, y la prueba de su ingenio, e incluso de sugrandeza, consiste menos en observar o hacer un informe cuanto en dotarsedel equipamiento que le permita producir el fenmeno querido de una mane-ra fiable" (Hacking, o.c, p. 167).

    Hay cientficos que son buenos observadores (o experimentadores) yotros que lo hacen mal. Ser competente en una tarea cientfica no implicaserlo en todas. La filosofa de la ciencia ha dado lugar a reflexiones que,salvo raras excepciones, han estado sesgadas en pro de los tericos y endetrimento de los experimentadores (o "practicadores")- Dado que, comosubraya Hacking, prcticamente no hay observacin cientfica actual queno recurra a instrumentos, para saber observar o experimentar hay que sabermanejar bien una serie de artefactos cientficos. Y otro tanto cabra decir ala hora de efectuar mediciones, sin las cuales no hay prediccin, verifica-cin ni falsacin que valga. A las labores de teorizacin de los cientficosexperimentales les subyacen siempre unas tareas prcticas que han sidominusvaloradas por la mayora de los filsofos de la ciencia en el siglo XX,pero que resulta imprescindibles analizar. Para empezar esta tarea, Hackingpropone una primera tesis que tiene mltiples consecuencias filosficas:

    "experimentar no es enunciar o informar, sino hacer, y hacer con algo dis-tinto que palabras" (Ibid., p. 173).

    Podramos decir que las tesis de Hacking sobre la observacin y la expe-rimentacin tienden a subrayar que, adems de estar cargadas de teora(aunque en algunos momentos matiza la tesis de Hanson), sobre todo estncargadas de prctica: y de una prctica competente. De hecho, su oposicinal reduccionismo lingstico en filosofa de la ciencia es total:

    "la tendencia a remplazar las observaciones por entidades lingsticas (fra-ses sobre la observacin) persiste en toda la filosofa contempornea" (Ibid.,p. 180)4'.

    Lo que l propugna es invertir esa tendencia, de manera que los filsofos dela ciencia estudien ms la observacin cientfica (o la experimentacin) entanto acciones, y menos los enunciados observacionales (o experimentales).

    4! A continuacin menciona a Quine como uno de los principales defensores de las posturas

    que critica.

    35

  • Con el fin de desarrollar ese programa, Hacking analiza mltiples ejem-plos extrados de la fsica. Entre ellos, destaca su estudio sobre los micros-copios. Aparentemente miramos, vemos, y en funcin de eso observamosen un microscopio. Hacking muestra que no es as. No slo hay que apren-der a mirar por un microscopio. Lo esencial de la argumentacin deHacking consiste, podramos decir, en que los microscopios ms desarro-llados nos ofrecen simulaciones artificialmente construidas de los objetosque investigamos, y no imgenes "naturales" de esos objetos. Dichas simu-laciones estn posibilitadas por los aparatos, y a stos les subyacen a su vezmltiples intervenciones previas de los inventores y los tcnicos que loshan construido.

    En este sentido, hay buenos microscopios y malos microscopios. Antesde poder "mirar" ha habido que realizar un amplio trabajo en el que las teo-ras, aunque tienen un papel, suelen ser secundarias con respecto a las tc-nicas. Hacking pone como ejemplo a Abbe (Ibid., pp. 194-197), quien man-tuvo desde 1873 la teora de que la imagen de un objeto en un microscopiose produce mediante la interferencia de las ondas luminosas emitidas por lafuente principal y por las imgenes secundarias de la fuente luminosa, resul-tantes de la difraccin, que a su vez depende del carcter ondulatorio de laluz. Se trata de una teora sobre un fenmeno: cmo se produce una imagenen un aparato de observacin. Aceptar la propuesta de Abbe traa consigonumerosas consecuencias prcticas, pero sobre todo una nueva concepcinde la observacin microscpica: no hay, ni puede haber, comparacin entrelas visiones microscpicas y macroscpicas. Por el mero hecho de utilizar unmicroscopio, no podemos seguir pensando en esa visin por analoga con lavisin normal del ojo o con un aparato fotogrfico:

    "Despus de Abbe, incluso el microscopio ptico convencional es, en loesencial, un sintetizador de Fourier de difracciones de primer o incluso desegundo orden" (Ibid., p. 197)44.

    Hacking estudia a continuacin otros tipos de microscopios, y en con-creto aquellos que se han usado en fsica y en biologa celular a partir de lasegunda Guerra Mundial: el microscopio con polarizador supone una nuevarevolucin tcnico-conceptual, como a su vez el microscopio por fluores-cencia, el microscopio de constraste de fase, el de interferencia de contras-te, el microscopio acstico y otros muchos tipos de microscopios que lmenciona, como el de rayos X, posible tericamente desde hace aos, pero

    44 Hacking basa su estudio en la obra de S. Bradbury, The Microscope, Past and Present, Oxford

    Oxford Univ. Press, 1968

    36

    pendiente de la resolucin de determinadas cuestiones tecnolgicas (Ibid.,pp. 197-208). La operacin de ver por un microscopio resulta cada vez mscompleja en esos sucesivos aparatos, y ello no tanto desde el punto de vistaterico (las teoras subyacentes suelen ser elementales), sino desde el puntode vista tcnico. Hacking concluye que no son los avances tericos lodeterminante en el avance de la observacin microscpica, sino precisa-mente el hacer de los inventores y el intervenir de los tcnicos. Desde unpunto de vista filosfico, sin embargo, la existencia de tan diversos arte-factos proporciona el argumento ms slido en favor del realismo deHacking, su argumento pragmtico, a saber: en dos (o ms) micrografas,como la fluorescente y la electrnica, construidas en base a teoras y tcni-cas heterogneas, la estructura general del objeto estudiado (en el ejemplode Hacking, la clula) son exactamente idnticas.

    La estricta coincidencia entre dos representaciones cientficas artifi-cialmente construidas (y totalmente heterogneas por sus procedimientosde construccin) resulta ser, para Hacking, no slo un criterio seguro paraaceptar que las imgenes con las que los cientficos trabajan son verdade-ras, sino tambin para sustentar sus tesis realistas en base a esa intercorres-pondencia mltiple entre representaciones 4\ Cabra decir que hay repre-sentaciones cientficas veraces y representaciones cientficas engaosas, omendaces.

    Habra muchas cosas a comentar en este estudio de Hacking sobre lamicroscopa y sobre la observacin cientfica, pero baste sealar que laintercorrespondencia entre representaciones cientficas tecnolgicamente(y heterogneamente) generadas es previa a toda formulacin enunciativao lingstica de los hechos, en el sentido de que la eventual verdad (o fal-sedad) de los enunciados observacionales tiene como prerrequisito esacoincidencia entre representaciones.

    Hacking no insiste excesivamente en este punto, porque su objetivo esotro. Lo que l trata de mostrar es que las observaciones cientficas (enfsica, en biologa) estn mucho ms cargadas de tcnica y de interven-ciones humanas previas que de teora. Seguir insistiendo en la contrapo-sicin entre observacin y teora le parece improcedente para una filosofade la ciencia que de verdad quiera aludir a la ciencia, y no a una idealiza-cin ad hoc de la misma.

    4S Para una concepcin similar de la verdad cientfica, aunque usando la denominacin de

    'sistemas de signos' en lugar de 'representaciones', vase J. Echeverra, Anlisis de la Identidad,Barcelona, Barcanova, 1987..

  • A diferencia de los socilogos de la ciencia, Hacking no se interesa porlos debates y los procesos de consenso que pudieran tener lugar entre los tc-nicos y los inventores a la hora de construir esos artefactos. Para l lo impor-tante es que la prctica (hacer, intervenir) es previa a la observacin y a laexperimentacin; a su vez, esas acciones cientficas son previas a las propo-siciones que las expresan: los enunciados observacionales. Hacking se oponeal giro lingstico que Rorty diagnostic e