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ECONOMIA Y DIETA DE SALVACIÓN EN LA RIOJA MEDIEVAL (Hacia un "modelo alimentario" a propósito de la obra de Berceo) JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) Para Sam Abrams, que sabe saborear Berceo. 1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA "Desgraciadamente... la historia de la alimentación medieval está toda ella por ha- cer, y si expongo aquí algunos datos irrisorios, es sobre todo para estimular un estudio a fondo de la cuestión" 1 . Con estas palabras, el profesor Georges Duby, hace ahora veinte años, comentaba en su clásica obra sobre economía rural en el occidente medie- val, el que no dedicara al tema más que contadas líneas. Es evidente que se ha avanzado mucho en historia económica, en historia de la vida material o de la vida cotidiana; algo en historia de la alimentación y de la gastronomía , y muchísimo en la Medicina; pero, a pesar del gran interés que suscitan actualmente las dietas, éstas no han interesado desde un punto de vista histórico y, desde luego, nada o casi nada tienen que ver con el lado, digamos, ético o moral, con la idea global de "régimen de salud", que ha caracterizado la Dieta desde que en los siglos V y IV a. C. los griegos descutieran y escribieran sobre ella. Para aquellos —fisiólogos— griegos, el régimen de salud era un auténtico arte de vi- vir que se atenía al esquema canónico hipocrático de las "sex res non naturales"; es de- cir: 1. 0 Luz y Aire. 2.° Alimentos y Bebidas. 3.° Trabajo y reposo. 4.° Sueño y Vigilia. 5.° Excreciones y secreciones, y 6.° Efectos del alma. El mismo Platón dice en su diálogo los Rivales que todo debe mantenerse en "la justa medida" y esta medida "debe com- prender tanto el orden corporal como el orden morar'. El problema para abordar con fiabilidad la historia de la alimentación —y así lo manifiesta G. Duby— acaso sea irreso- luble por la escasez de documentos que se conservan, anteriores al siglo XIII, y porque los que conocemos se refieren en general a propiedades señoriales (lai- cas o monásticas). Esta grave limitación no puede soslayarse impunemente y con- 1. DUBY, Georges (1962), Economía rural y vida campesina en el occidente medievaL Ed. Península, Bar- celona, 1968, p. 93. De la misma opinión es Una Riu, Juan, en Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela, Pamplona, 1992, t. I, p.333: "No tratamos en esta parte sino de ilustrar con algunos ejemplos la clase de ali- mentación que a los peregrinos se suministraba en ciertos hospitales, pues un estudio completo sobre la ma- teria sería imposible de realizar, dada la falta de documentación en que fundamentarlb". 2. Citado así por FOUCAULT, Michel (1976). Historia de la Sexualidad 2. El uso de los places, Siglo XXI, Madrid, 1987, p. 97. 207

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ECONOMIA Y DIETA DE SALVACIÓNEN LA RIOJA MEDIEVAL

(Hacia un "modelo alimentario" a propósito de la obra de Berceo)

JAVIER PÉREZ ESCOHOTADOUniversidad Pompeu Fabra (Barcelona)

Para Sam Abrams, que sabesaborear Berceo.

1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA

"Desgraciadamente... la historia de la alimentación medieval está toda ella por ha-cer, y si expongo aquí algunos datos irrisorios, es sobre todo para estimular un estudioa fondo de la cuestión" 1 . Con estas palabras, el profesor Georges Duby, hace ahoraveinte años, comentaba en su clásica obra sobre economía rural en el occidente medie-val, el que no dedicara al tema más que contadas líneas. Es evidente que se ha avanzadomucho en historia económica, en historia de la vida material o de la vida cotidiana; algoen historia de la alimentación y de la gastronomía , y muchísimo en la Medicina; pero, apesar del gran interés que suscitan actualmente las dietas, éstas no han interesado desdeun punto de vista histórico y, desde luego, nada o casi nada tienen que ver con el lado,digamos, ético o moral, con la idea global de "régimen de salud", que ha caracterizadola Dieta desde que en los siglos V y IV a. C. los griegos descutieran y escribieran sobreella. Para aquellos —fisiólogos— griegos, el régimen de salud era un auténtico arte de vi-vir que se atenía al esquema canónico hipocrático de las "sex res non naturales"; es de-cir: 1.0 Luz y Aire. 2.° Alimentos y Bebidas. 3.° Trabajo y reposo. 4.° Sueño y Vigilia. 5.°Excreciones y secreciones, y 6.° Efectos del alma. El mismo Platón dice en su diálogolos Rivales que todo debe mantenerse en "la justa medida" y esta medida "debe com-prender tanto el orden corporal como el orden morar'. El problema para abordar confiabilidad la historia de la alimentación —y así lo manifiesta G. Duby— acaso sea irreso-luble por la escasez de documentos que se conservan, anteriores al sigloXIII, y porque los que conocemos se refieren en general a propiedades señoriales (lai-cas o monásticas). Esta grave limitación no puede soslayarse impunemente y con-

1.DUBY, Georges (1962), Economía rural y vida campesina en el occidente medievaL Ed. Península, Bar-celona, 1968, p. 93. De la misma opinión es Una Riu, Juan, en Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela,Pamplona, 1992, t. I, p.333: "No tratamos en esta parte sino de ilustrar con algunos ejemplos la clase de ali-mentación que a los peregrinos se suministraba en ciertos hospitales, pues un estudio completo sobre la ma-teria sería imposible de realizar, dada la falta de documentación en que fundamentarlb".

2. Citado así por FOUCAULT, Michel (1976). Historia de la Sexualidad 2. El uso de los places, SigloXXI, Madrid, 1987, p. 97.

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duce a los historiadores, con alguna frecuencia, a la vaguedad o a la generalización, quesiempre provoca la sensación de lo "ya visto", "ya dicho", "ya oído". Es el propio Duby3el que mantiene que , a pesar de la escasez de fuentes, pueden ser preciosas para el estu-dio de la alimentación y la economía rural medievales precisamente las "vidas de san-tos"

A la espera, pues, de que aparezcan o se hagan nuevas aportaciones de carácter lo-cal y general sobre el tema, me propongo aquí, tomando como base algunas obras deGonzalo de Berceo, contribuir en algo a esa historia de la alimentación, con la espe-ranza de que sirva para estimular nuevos análisis y perspectivas en relación al tema deun "modelo alimentario y sanitario" en La Rioja medieval.

Los comentarios y ediciones que hasta ahora se han realizado sobre la obra deBerceo, al margen de su indudable mérito, están indecisos y como empantanados en undoble viejo conflicto: el de la creatividad u originalidad del autor y su sumisión a lasfuentes; el de la universalidad de esas fuentes y la inspiración personal y local de suimaginería. Con frecuencia se alega que no es riguroso tener en cuenta muchas referen-cias de Berceo a la toponimia local, por ejemplo, o a su entorno cotidiano —los eruditoshablan de "localismo" y de "naturalismo"—, y se desprecian esos datos sin demostrar,por otra parte, que no sean precisamente datos locales y, como tales, significativos.Creo, en todo caso, que plantear el problema entre universalidad de la fuente y loca-lismo del referente, es desenfocar la cuestión o, lo que sería peor, dejar la polémica enun nivel de explicación claramente insuficiente y yo diría que irresoluble. Para superaresa estéril e insulsa discusión, voy a proponer aquí un análisis distinto, una orientaciónque puede ser sugestiva —y ya me conformaría con que fuese simplemente sabrosa. Y esque la polémica perdería su carga de esterilidad si situáramos la obra de Berceo dentrode la teoría del macrocosmos y del microcosmos, y correlativamente, dentro de la tradi-ción médica hipocrático-galénica.

Vamos a analizar básicamente los datos referentes a la alimentación en la Vida deSanto Domingo de Silos, en la Vida de San Millán de la Cogolla y en la "Introducción" aLos Milagros de Nuestra Señora'. Estas tres obras interesan por varias razones. Desde elconcepto de historia de la salvación —entendiendo por ella "exclusivamente lo que seefectúa como acción histórica de Dios y del hombre en orden a la salvación"—, las Vi-das de Santos y la Introducción, en la que se describe la ideá del Paraíso, nos ofrecen—en dos niveles de interpretación— unos casos de vidas ejemplares que tienen como fi-nal la entrada en un Cielo, poblado de vírgenes y bienaventurados, o nos relatan unproceso, un camino, una romería cuya meta es un Paraíso que, como veremos, res-ponde a una idea hipocrática de perfección y armonía. En este análisis será obligadoconsiderar la relación existente entre salud y salvación —es decir, alimento material yespiritual—, las implicaciones entre medicina y milagro, y las de enfermedad y pecado,que en Berceo contradicen la idea ortodoxa y novotestamentaria de no implicación.

3. Ob. cita., p.974. Para todas las citas utilizaré la reciente edición de la Obra Completa de Gonzalo de Berceo, VV.AA.,

Espasa-Calpe/Gobierno de La Rioja, Madrid, 1992.5. Sacramentum mundi, Enciclopedia teológica, VV.AA., Ed. Herder, Barcelona, 1986, "Salvación".

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Una segunda razón por la que hemos centrado nuestra atención en la obra deGonzalo de Berceo: estas Vidas y la producción del autor se sitúan cronológicamenteen el centro de interés de las peregrinaciones a Santiago de Compostela, una vez que elrey Sancho III el Mayor decide promocionar el Camino de Santiago a su paso por LaRioja; justamente desde la segunda mitad del siglo XI las peregrinaciones a Santiago in-vaden esa ruta en detrimento de la llamada "ruta alavesa", y generan la política deapoyo real al desarrollo de diversas ciudades riojanas situadas en ese Camino, por me-dio de la concesión de Fueros: Nájera (1020), Logroño (1095), Calahorra (1110) ySanto Domingo de la Calzada (1187). La vida de Berceo transcurre aproximadamenteentre 1196 y 1264, y las obras que aquí vamos a comentar pueden considerarse dentrode ese movimiento de auge cultural y de repoblación, que se inicia en toda Europa,pero en La Rioja como consecuencia de la conquista de territorios a los musulmanes(Calahorra es conquistada en 1045). Así pues, cronológicamente, nuestro estudio se en-marca dentro de una "euforia expansiva"' que se inicia lentamente en el siglo XI y "unproceso (al menos en La Rioja alta) de urbanización con sintomas de progreso de unasociedad urbana y secularizada'', desde fines del XII hasta las postrimerías del XIII.

Berceo, cronológicamente, está en el centro de una serie de fuerzas históricas yculturales que lo hacen idóneo dentro de esos términos amplios de plena Edad Mediade los siglos XI, XII y XIII. Los datos que aquí se alegen se referirán básicamente a es-tos siglos.

Una tercera razón de carácter cultural me ha empujado a analizar la obra de Ber-ceo: su producción literaria no es sólo la del primer poeta conocido en lengua caste-llana, sino que su obra y su vida coinciden con un gran movimiento de renacimiento,iniciado en el siglo XII, según sostuvo H. Haskins 8 y han mantenido posteriores histo-riadores, Curtius entre ellos, quien dice: "sí vemos en el siglo XII una clara concienciade estar viviendo una transición, o más exactamente, el comienzo de una nuevaépoca"9. Berceo refleja mejor que nadie justo ese punto de transición entre una culturamonástico-señorial y una nueva organización social, como se decía arriba, más "urbanay secularizada". El es todavía el representante de la divulgación cristiana medieval yestá al servicio de los intereses del monasterio de S. Millán, pero su aportación esnueva, pues se permite creaciones personales y utiliza sus fuentes con bastante libertad.Enseguida vendrán los Traductores de las Escuelas de Alfonso X'', que desterrarán,sólo en parte, ese método de refundición de fuentes, característica de los siglos X y XI.Berceo está en esa frontera entre el creador y el traductor; y fueron los traductores,como dice Jacques Le Goff, "los pioneros de ese renacimiento'.

6. GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A. Historia de España, fi La época medieval Alianza Ed., Madrid,1973, p. 178.

7.GARCIA DE CORTÁZAR, J.A., "Introducción al estudio de la sociedad altorriojana en los siglos Xal XIV", Rey. Berceo, n.° 88 (1975), p.23.

8.HASKINS, H. The Renaissance of the twelfih century, Cambridge, Mass., 1928.9. CURTIUS, E.R. (1948), Literatura europea y Edad Media Latina I y II, F.C.E., México, 1955, T. II,

p. 360.10.MENÉNDEZ PIDAL, Gonzalo, en su artículo "Cómo trabajaron las Escuelas Alfonsíes", N.R.F.H.,

año V, pp. 363-380, distingue dos períodos de producción: el 1. 0 entre 1250 y 1260, y el 2.° entre 1260-1284.El primero, dice, se caracteriza por una traducción "más fiel y literal" y el segundo, en cambio, por una "máslibre y literalizada".

11.LE GOFF, Jacques (1985), Los intelectuales en la Edad Media, Gedisa, Barcelona, 1986, p. 32.

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Habrá que abandonar la idea de la "ingenuidad" de Berceo y resituarlo, aunque deforma conflictiva, en ese renacimiento del siglo XII, que si todavía añora "un tiempoagrario y señorial que se debilita" 12, también refleja esa tensión histórica de cambio,como tendremos oportunidad de comprobar.

2. SAN MILLÁN DE LA COGOLLA, CABALLERO EREMITA Y SANADOR

San Millán de la Cogolla, a partir de las fuentes que poseemos de su vida y de laobra de Berceo, aparece como un santo, caballero eremita y sanador. Vivió entre el 474y 574, o sea, un siglo completo. La obra de Berceo responde al esquema hagiográficoconvencional en ese momento: 1: relato de la infacia e inicios en la vida religiosa. 2: mi-lagros en vida y tránsito a la otra, y 3: colección de milagros póstumos.

Las fuentes que manejó Berceo, quien compuso su obra entre 1230 y 1236, segúnla edición crítica de B. Dutton 13 , fueron la Vita Beati Emiliani del obispo de Zaragoza,San Braulio, que vivió inmediatamente después del Santo (590-651) y que —dato impor-tante para nuestro estudio— ordenó y corrigió las Etimologías de su amigo y contempo-ráneo San Isidoro de Sevilla (556-636). De esta obra, probablemente, extrajera Berceosu idea de paraíso hipocrático. La otra fuente, para los "Votos de San Millán" conteni-dos en esta Vida, es casi con seguridad una falsificación del monje Fernandus, que coin-cidió en San Millán con Berceo. Las falsificaciones, y ésta de los Votos supuestamenteestablecidos por Fernán González en el 934, tienen su justificación en que "el monaste-rio (desde la fundación de Yuso en 1067) sigue prosperando hasta fines del XII. Enton-ces, las donaciones empiezan a menguar, como resultado del gran número de nuevoscentros de peregrinación que entraban en competencia con San Millán"". Aunque lafalsificación de Fernandus y la versión de Berceo trataran de reproducir el medio men-tal y material del siglo X, hay que pensar que ambos hicieron alguna adaptación, porejemplo, de los alimentos que las villas y casas dependientes del Monasterio debían pa-gar a San Millán por haberles librado del famoso "tributo de las doncellas".

Pero vayamos al análisis de alguno de los milagros. Básicamente, San Milán,como santo médico o sanador, está especializado en endemoniados, ciegos, y paralíti-cos o contrahechos. Los beneficiarios de su actuación son monjes o clérigos, mujeres,criados, niños, casados y edificios. Pero entre los milagros que realiza, destacan tres,dos de cuales el propio Berceo denomina "ermanos" (259b) por su contenido, que po-dríamos denominar "alimentario".

En ellos aparece recurrentemente el mismo personaje, el "senador Onorio". En elprimero (c. 181 y ss), es la casa de Onorio la que está endemoniada:

12.GARCiA DE CORTÁZAR, J.A., "Introducción al estudio de la sociedad altorriojana en los siglosX al XIV", Rey. Berceo, n.° 88 (1975), p. 27.

13.DUTTON, Brian. La "Vida de San Millán de la Cogolla" de Gonzalo de Berceo, Tamesis Books, Lon-don, 1967. •

14.DUTTON, B., Vida... cit., p. XII.

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«Quando qerié Onorio tajar sue assadura,o comer sos conduchos de qualquiera natura,la bestia maleíta, plena de travessura,echávali en ello estiércor e orrura.

Quando qerié bever la agua o el vino,vertiégelo delante el traidor vezino;fazié pudir las casa peor qe mal veninomayor premia lis dava que sayón nin merino.»

(c. 183 y 184)

El senador Onorio recurre a San Millán, peregrina hasta su oratorio, le cuenta elproblema y el Santo emprende el camino a la casa. Nada más llegar, improvisa un ser-món a todos los de la casa y les impone un ayuno de tres días, en áspero vestido, a basede pan y agua. Esta receta ya responde al principio hipocrático según el cual "contrariacontrariis curantur"; en un casa en la que hay abundancia de alimento, la cura consis-tirá en recomendar no procedimientos homeopáticos, sino exactamente lo contrario:ayuno. El demonio, con este tratamiento, no se atreve a actuar "a yantar nin a cena"(192b). San Millán, revestido para la ocasión y acabado el ayuno, bendice la casa conagua y sal, y logra expulsar a demonio tan particular.

El primero de los dos milagros "ermanos" trata de l una multiplicación de vino, deevidentes referencias evangélicas, que Berceo amplifica con respecto al escueto relatode San Braulio 15. Un día, le llegan al oratorio muchos peregrinos y San Millán, cum-pliendo las reglas de la hospitalidad, pretende ofrecerles vino, pues hacía mucho calor;pero descubre que tiene muy poco; aun así hace que se sienten en el prado —siemprehay un prado en Berceo— y manda que el "architriclino" (247c) sirva el vino. Milagrosa-mente, tras la bendición del Santo, todos, ricos y pobres, logran beber y calmar la sed.La justificación religiosa (c. 250) y la que obra el milagro es la suma de las virtudes fe ycaridad. Y concluye Berceo:

«éssas fazién el vino crecer de tal manera,do éstas se juntaron nunqa menguó cevera»

(c. 250 c/d)

Como la fama del milagro y del Santo vuelan, otro día llegan muchos pobres ytampoco tiene qué darles; así se lo confirma el despensero. El Santo, con santa ira, leachaca su poca fe y al poco rato:

—«vínoli grand conucho al precioso varón;so amigo Onorio gelo dava en don».

(c. 256 c/d)

15. DUTTON, B., Obra completa de Gonzalo de Berceo, Espasa-Calpe/Gobierno de la Rioja, p. 188.

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Sabemos por la historia de la Retórica que . un escritor medieval puede recurrir, se-gún su convenencia, a la "abreviatio" o a la "amplificatio". En el milagro de la casa deOnorio, Berceo ha convertido el largo milagro de San Braulio (cap. XVII) en ocho co-plas. En el segundo, el del vino, la escueta versión de San Braulio (cap. )XI), la con-vierte Berceo en otras ocho coplas, y el tercero (c. 252-259) es una traducción delcapítulo XXII de la Vita de San Braulio.

Cualquier comparación entre las versiones de Berceo y las fuentes que utiliza,lleva a la conclusión de que Berceo posee una gran capacidad narrativa y su método detrabajo recurre a la traducción o a cualquiera de las citadas figuras retóricas. En la tra-ducción puede decirse, de forma general, que Berceo se mantiene fiel al sentido, al espí-ritu de la letra, y adapta, aproxima los términos latinos a situaciones próximas a suentorno cotidiano o al de quienes vayan a escucharle. Así, hay que ver aquí y en otrasocasiones un intento constante de adaptación al medio y, por tanto, puede servirnoscomo fuente válida de información16.

Estos tres milagros confirman para nuestra zona de estudio una primera evidenciaconocida: que los pobres no tienen más que lo elemental y que algunos, probablemente,se ponen en camino para ser socorridos alimentariamente; que "con pan y con vino nosólo se anda el camino", sino que son dos alimentos básicos.

Onorio, el "noble senador", sufre los ataques del maligno, no en él — como sucedehabitualmente en estas Vidas— sino en su casa y en su comida. En su mesa no sólo hayvino, sino alimentos de otra "natura", lo que está indicando que la dieta podía ser va-riada, y, sobre todo, hay "assadura", es decir carne asada. La carne, que aquí es tambiénsigno de riqueza, muy probablemente era un alimento que se incluía con frecuencia enla dieta, al menos para reponer las fuerzas cuando se realizaba un trabajo duro o porcuenta ajena. Así en el fuero de Cuevacardiel, dado el 12 de Diciembre de 1052, se im-pone un menú de pan, vino y carne para los labradores del pueblo que trabajaran en lastierras del señor'.

No intentamos decir que la carne fuera un lujo, sino que en esta situación Onorioreproduce las convenciones del hombre rico al que se le atribuye una dieta variada.Acaso, sutilmente, lo que Berceo trata de decir a su auditorio es que lo importante noes la comida, por eso el milagro lo realiza el Santo imponiendo un severo ayuno de pany agua a los habitantes de la casa de Onorio.

En el milagro de la multiplicación del vino para los peregrinos —ricos y pobres—acaso podamos ver —al margen de la escasez en la despensa del Santo— lo que confir-man recientes investigaciones sobre la producción de vino en La Rioja del siglo XI: queel viñedo se convierte cuantitativamente en el cultivo más importante de La Rioja du-rante ese siglo y que el vino se utiliza de forma cotidiana en todo tipo de esfera socia118.

16. En las 111 Jornadas Internacionales de Historia de la Traducción, celebradas los días 27 al 29 deMayo de 1993 en León, tuve la oportunidad de demostrar estos extremos en la visión de Santo Domingo de

, Silos: "Livius", Revista de Estudios de Traducción, León, N.' 3 (1993), pp. 217-229: "Berceo como traduc-tor: fidelidad y contexto en la Vida de Santo Dotningo de Silos':

• 17. MERINO SÁNCHEZ, Agustín. "Fueros y Ordenanzas municipales en el valle del Alto Oja (Oja-castro y Ezcaray)", Rey. Berceo, 114-115(1988), p. 129.

18. FERNÁNDEZ DE LA PRADILLA MAYORAL, M.C., "El viñedo en la Rioja durante el siglo XI",Rey. Berceo, 122(1992), pp. 61-77.

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Un dato más que podría pasar desapercibido, pero que va a tener su importanciaen Berceo: los olores. El diablo hace que la casa de Onorio huela "peor que mal ve-cino"; ataca el maligno no sólo la comida, sino el ambiente, y sabido es cómo los bue-nos olores han entrado siempre en las consideraciones de una dieta completa e integral,entendida como régimen de vida, y así están recomendados en los tratados clásicos,tanto para enfermos como para sanos. En su Recomendación de la salud el médico ju-deo-árabe Maimónides, a mediados del siglo XII, sostiene que si los alimentos sirvenpara mantener las fuerzas naturales, los olores alimentan las fuerzas espirituales; y dicetextualmente: "Sirven también al incremento de la fuerza animal los instrumentos musi-cales, y el entretenimiento del paciente con narraciones alegres"19.

Pero, acaso, los datos más contundentes sobre la dieta medieval en La Rioja, ven-gan recogidos en la versificación que Berceo hace de los famosos "Votos de San Mi-llán". No perdamos de vista que se trata de una falsificación y tanto el monje Fernanduscomo Berceo tratan de mejorar la situación del monasterio de San Millán. Por tanto,ambos debieron atribuir a cada casa aquellos alimentos que abundaran en la zona. Ex-presamente lo dice Berceo: «De lo que en la tierra avié más complimento» (c. 465c). Te-niendo esto en cuenta, reproduzco, siguiendo el estudio de A. Ubieto sobre los "Votos",los productos que las poblaciones de la provincia de Logroño tenían que pagar a SanMillán según dichos "Votos"20:

Pan o trigo 23 poblacionesVino 22 poblacionesQuesos 4 poblacionesCera 4 poblacionesHierro 2 poblacionesGallinas 1 poblaciónDinero 1 población

Berceo, al versificar estos "Votos", abrevia nombres de pueblos, pero la estrofa466 parece que, en su concisión, lanzara un grito de petición:

«Unas tierras dan vino, en otras dan dineros,en algunas cevera, en alguantas carneros;fierro traen de Alaba e cuños de aceros,qesos dan en ofrenda por todos los Camberos».

Acaso sean necesidades de pura rima para que Berceo recuerde cuatro cosas fun-damentales (vino, dinero,grano y carneros) y dos zonas, Álava y los Cameros, de dondeprovenían los arados de hierro y los famosos quesos, que eran habituales en la dieta dela zona. La petición por parte de Berceo (que, les recuerdo, escribió su obra entre 1230

19.SCHIPERGES, Heinrich, "La medicina en el medioevo árabe", en Historia Universal de/a Medicina,Director, P. Laín Entralgo, Salvat, Barcelona, 1972, p. 85.

20. UBIETO ARTETA, Antonio. "Los «Votos de San Millán»", en Homenaje a d Vicens Vives, Barce-lona, 1965, T. I, pp. 309-324.

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y 1236) de hierro para arados, debe hacernos reflexionar, puesto que, además, estamoshablando de la versificación de una falsificación. En estos arios, y según el brillante es-tudio del profesor García de Cortázar, el Monasterio de San Millán se encuentra en unaépoca de "defensa a ultranza del patrimonio" más que en un momento de expansión.Habría, por tanto, que resituar el dato en una etapa inmediatamente anterior, la que vade 1167 a 1226, caracterizada por las necesidades de "reorganización del dominio", enla que sí hay todavía un intento de "repoblación y explotación de nuevas zonas, aunqueel Monaserio sigue orientando su política económica por el sendero de la defensa de suriqueza ganadera y piscícola"21.

No estoy tratando de revisar las fechas en las que pudo realizarse la falsificaciónde los «Votos»; simplemente apunto que Berceo y Fernandus se remiten a un momentoanterior, al último tercio del siglo XII y los primeros años del XIII, lo que corroboraaún más el hecho de que Berceo está hablando de lo que él ha conocido a lo largo de suvida.

Podríamos, pues, extrapolando estos datos, decir que la alimentación, la dieta, almenos en La Rioja Alta entre 1150 y 1250 pudo tener como alimentos básicos el vino,el cereal, la carne y el queso. No son todos los alimentos posibles —y ya iremos deta-llando otros. No debemos considerar que con estos alimentos se mantenía el Monaste-rio, sino que muy probablemente constituían los ejes básicos de la dieta de quienestrabajaban para él y de quienes enviaban sus productos en cumplimiento de los citados"Votos".

El oratorio de San Millán se había convertido ya en vida del Santo en un auténticolugar de peregrinación; a la vez en un santuario y en un sanatorio, al que "se dirigían losenfemos y tullidos con esperanzas de salud" y como consecuencia de que "en la estima-ción popular se valoraba a los santos por sus milagros" 22. En la mayoría de los milagrosde San Millán, los conceptos de salud física y espiritual están completamente unidos.La contrahecha de Amaya, Bárbara, es curada por el Santo una Cuaresma mientras élhacía el ayuno y permanecía emparedado. El Santo le tiende su báculo y la enferma...

«disso: "Agora veo de plan la medezina,la qual me dará sana con la gracia divina»

(c. 149 c/d)

Y cuando ya se iba, Berceo narra:

«Desend' la mancebiella alegre e pagada,despidióse del menge qe la avié sanada»

(c. 153 a/b)

Esta identificación en las palabras de Berceo (santo=médico, salud=medicina) noslleva a varias consideraciones teóricas. En primer lugar, a la idea de fusión total que

21.GARCIA DE CORTÁZAR, J.A. El Dominio de San Millón de la Cogolla (s,X a XIII). Introducción ala Historia rural de/a Castilla AltomedievaL Universidad de Salamanca, 1969, pp. 324 y ss.

22. DUTTON, Brian, Vida..., p. 174.

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existe en ese momento entre salud espiritual y física, entre enfermedad y pecado; y ensegundo lugar, el que todos los santos resuelvan problemas médicos o enfermedades deforma sistemática, nos debería llevar a pensar en la desatención médica de la poblaciónen la Edad Media.

"La piedad popular enjuicia y entiende el milagro desde una base de percepciónesencialmente emotiva, adaptable, de manera funcional, a un vasto conjunto de necesi-dades de toda índole. El santo hace milagros porque es santo, así se resume la explica-ción popular"23. No es, en este momento, la idea de la Iglesia, que entre el siglo X I yXIII está tratando de controlar el culto a los santos.

Esta mentalidad popular aproxima el milagro curativo al concepto que Laín En-tralgo describe como "medicina creenciar, en la que "quien allí curaba hacíalo en vir-tud del «poder» que los dioses le habían concedido para obrar sobre la naturaleza 24. Noactuaba ni pensaba así la medicina oficial de la Grecia de los siglos V y IV a de C.; en-tonces estaba vigente el hipocratismo, basado en el conocimiento de la naturaleza y enla búsqueda de remedios precisos para cada enfermedad. Será posteriormente Galenoquien reclame "para si, en tanto que fisiólogo y médico, todo cuanto se relaciona con lavida moral del hombre: sus costumbres, el orden de sus pasiones y hasta sus pecados.Para Galeno, toda la vida moral es de la incumbencia del médico, y el pecado es un de-sorden del alma humana" 25. Será Gregorio de Nisa, en el siglo IV d. de C., el que recojaestas teorías y al que "su condición de cristiano entero e ilustrado le impide ver en elpecado una "enfermedad física", como ha hecho Galeno; pero su situación de hombrehelenizado le lleva a ver y a tratar al pecador como si fuese un enfermo"26.

Respecto a la segunda consideración (la desatención sanitaria de la población),hay que decir que, a pesar de que el Concilio de Reims en 1131 27 , prohibió a los monjesejercer la medicina fuera del monasterio, siguieron ofreciendo a la población, no sólo através de sus santos, ese servicio. Entre los siglos VI y XII, la medicina se refugia en losmonasterios; es la llamada por H. Schipperges "época de medicina monacal", lo que nodebe inducirnos a pensar que no hubiera otros médicos. No obstante, como detalle sig-nificativo, los judíos que ejercen la medicina en La Rioja comienzan a aparecer en losdocumentos sólo a partir de 1300, según los estudios de Cantera Montenegro28.

Esta medicina monacal realiza una "integración cristiana" de las "materias y for-mas" del saber médico de la Antiguedad, sobre todo a través de los grandes "enciclope-distas" Casiodoro, Isidoro de Sevilla, Beda el Venerable, Rabano Mauro o W. Strabo.Bastaría con demostrar que Berceo hubiera conocido las Etimologías, para comprobarque buena parte de sus ideas sanitarias provienen de esa síntesis del saber clásico pa-sado por la fe, digamos, cristianizado. Y no podemos dudarlo, pues entre los "códicesantiquísimos" que se conservan de San Millán, aparece, precisamente relacionado bajo

23.MUÑOZ FERNÁNDEZ, Angela, "El milagro como testimonio histórico", en Religiosidad Popular,antropología e Historia, Anthropos, Barcelona, 1989, T.I, p. 169.

24.LAN ENTRALGO, Pedro, Enfermedad y Pecado, Ed. Toray, Barcelona, 1961, p. 43.25. Enfermedad y Pecado, p.47.26. Enfermedad y Pecado, p. 60.27.LE GOFF, Jacques (1985), Los intelectuales en la Edad Media,Gedisa, Barcelona, 1986, p. 38.28.CANTERA MONTENEGRO, E., Las juderías de la Diocésis de Calahorra eh la Baja Edad Media.

I.E.R., Logroño, 1986.

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el n.° 2 en el inventario de 1821, un manuscrito "en folio mayor de letra del siglo X, quecontiene las Etimologías de San Isidoro..."29

San Isidoro es importante no sólo por esta obra, sino porque dictó una Regla que,al igual que la benedictina, reunía los conceptos de oración y trabajo. La Regla de SanBenito se consideró en toda Europa el "libro fundamental de la convivencia medieval"desde que en el 529 se fundó el monasterio de Montecassino. Según esta Regla —y re-sumo la exposición de H. Shipperges"—, el Abad de cada monasterio deberá actuarcomo maestro, padre, pastor y médico. Recomienda la Regla que el monje se ocupe in-distintamente de ricos y pobres, de sanos y enfermos; tendrá en cuenta, pues, tanto elalma como el cuerpo. La atención a los enfermos (sigue Schipperges) requiere "un lugaraislado y adecuado, un servicio médico organizado y, por fin, el instrumental necesa-rio". El enfermo, además, debe tener una dieta "rica en carne, así como medicamentosnecesarios, que procedían de la farmacia y la huerta que poseía el monasterio". Me ex-cusarán de no entrar con más detalle en el tema de la farmacia y la medicina monacal,pero les haré referencia a la obra de uno de éstos "enciclopedistas", W. Strabo (m. 849);este autor escribió un libro de 25 poemas titulado Hortulus, en el que describe las carac-terísticas terapeúticas de diversas plantas cuya simple enumeración es ya indicio de una"Materia médica" elemental: "lirios, rosas, salvia y ruda, iris y menta, hinojo, poleo, be-rro y comino, raíz de genciana y alholva, alubia, junto a la melisa, la calabaza, el ajenjoy la gayuba, la betonia y la grimonia, la artemisa y el mero y, finalmente, el rábano rusti-cano"31.

Pero volvamos al milagro y reparemos en la curación del monje Armentero talcomo la cuenta Berceo (cc. 126 y ss.).

«Avié de los umores el vientre tan inchado,qe tenién qe aína podrié seer passado»

(c. 126 c/d)

Y añade que de nada le servían "físicos" o médicos. Los amigos lo llevan ante SanMillán y éste, rezando y haciéndole una cruz sobre la hinchazón, lo cura de inmediato.

Es un milagro rápido, pero revela una cierta sofisticación, porque alude a la teoríahipocrática de los humores, que estuvo vigente hasta el siglo XVIII". En esta Vida deSan Millán, otros enfermos (criados, mujeres, niños) tienen dolencias más convenciona-les: o están endemoniados— lo que suele esconder una gran variedad de enfermedadesdesconocidas o difíciles de diagnosticar en aquel momento— o están tullidos, ciegos, pa-ralíticos... El protagonista de este milagro curativo es un monje y, en consecuencia, eldiagnóstico es, digamos, más ilustrado: tenía el vientre hinchado por efecto de un des-arreglo de los humores. La teoría a la que remite este milagro es la que se hizo más popu-

29. DÍAZ DÍAZ, Manuel C. (1979), Libros y librerías en la Rioja altomedieval , I.E.R., Logroño, 1991(2.a edición), p. 322.

30.SCHIPPERGES, Heinrich, "La medicina en la edad media latina", en Historia Universal de la Medicina,Director P. Laín, Salvat Ed., Barcelona, 1972, T. III, pp. 181-241. Sobre la "medicina monacal", pp. 211-222.

31.SCHIPPERGES, H., "La medicina en la edad media latina" cita..., p. 218.32.LAN ENTRALGO, Pedro, La medicina hipocrática, Alianza Univ., Madrid, 1970, p. 150.

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lar y que "más tarde pasa a la posteridad a través de Galeno...Según él, los humores enel sentido más riguroso y técnico del término.., serían cuatro: la sangre, la pituita oflema, la bilis amarilla y la bilis negra"33. El desequilibrio o la prevalencia de uno deellos, determina la enfermedad.

En este milagro del monje, nuevamente Berceo noveliza el relato de San Braulio,que consta de dos frases34. Berceo nos hurta los detalles por los que pudiéramos inferiralgo más sobre el tipo de enfermedad que tuviera este monje, pero al menos podemosconcluir que Berceo conocía esa teoría, casi con seguridad a través de las Etimologías, yse la atribuye justamente a un monje, que debiera conocer también la teoría y acaso elremedio. Así San Millán resuelve, sin tratamiento, lo que era en el monje Armentero yen sus compañeros pura ignorancia. Quizás —y es pura conjetura— la enfermedad queArmentero padeciera es una de las descritas por San Isidoro dentro de las "agudas" ydenominada "Flemón", que es "calor del estómago con dilatación y dolor, o congestiónde la sangre en una parte del cuerpo, que se manifiesta por enrojecimiento, dolor, hin-chazón y dureza"".

3. SANTO DOMINGO DE SILOS Y LA "MEDICINA CR EENCIAL"

Santo Domingo de Silos nace en Cañas hacia el año 1000 y muere en 1073. Lafuente que utilizó Berceo para componer su obra es la Vita Dominici Silensis de Gri-maldo, casi contemporáneo del Santo, quien escribió su Vita, según el editor modernode este texto, no antes de 1088-1091 y no después de 1109 36. Berceo compone su ver-sión en 1236 3'. Estamos, pues, dentro de los siglos que nos hemos impuesto como refe-rencia.

El poema de Berceo está organizado bajo el mismo esquema en tres partes, que esel habitual del género hagiográfico. Se observa, no obstante, una abundancia mayor demilagros póstumos, lo que corroboraría la idea de que "a fines del siglo XII los cronis-tas empiezan a copiar milagros de nuevos santos con la forma de expedientes legalesdestinados a ser usados en los procesos de canonización" 38. En estos nuevos santos onuevos milagros "existe cierta unanimidad en que sus contenidos están mediatizadospor la pluma de escribano.., al servicio de argumentos doctrinales"39.

Santo Domingo de Silos es un santo mucho más milagrero que San Millán. Su es-pecialidad como "médico" son, en primerísimo lugar, los ciegos; los paralíticos y con-trahechos, en segundo, y finalmente los endemoniados. Los beneficiarios de suactuación son, en general, hombres y mujeres sin otra condición, criados, niños, un edi-ficio, un conde, varios cautivos, y ¡cómo no! un par de milagros "alimentarios", que co-mentaremos.

33.LAN ENTRALGO, P., La medicina hipocrática cit., p. 149.34.DUTTON, B., Obra Completa, cit., p. 158, n.° 126b.35.ISIDORUS HISPALENSIS, Ethimologiarum Liber II de Medicina Barcelona, 1945.36.VALCÁRCEL, Vitalino. La «Vita Dominici Silensis» de Grima/do, Estudio, Edición critica y Traduc-

ción, I.E.R., Logroño, 1982.37.DUTIDN, B.,La Vida de Santo Domingo de Silos, Obras Completas de Gonzalo de Berceo, t. IV, Tá-

mesis Books, London, 1978, p. 17.38.MUÑOZ, Angela, ob. ct., p. 173.39.MUÑOZ, Angela, ob. ct., p. 174.

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Como en la anterior Vida de San Milán, en ésta, Berceo utiliza las fuentes con pa-recida libertad; unas veces traduce literalmente y aproxima terminológicamente el textolatino, otras abrevia y otras amplifica, no perdiendo nunca de vista dos principios: serfiel al espíritu de la letra y aproximar la doctrina a un público ingenuo.

Vamos a pasar por encima el conocido favor de los puerros, que los monjes culti-vaban en su huerto; no se trata aquí, a pesar de las propiedades del puerro, del "Hortus"medicinal que poseía todo monasterio, sino de la huerta en la que los monjes cultivabanlas verduras y frutas que precisaban para su inmediato y fresco consumo. Por cierto queéste es un milagro que falta en la colección de Grimaldo, lo que induce a pensar que esde tradición local y que evidentemente el puerro estaba ya en la dieta medieval riojana,como espero lo siga estando por muchos siglos más.

El primer milagro que este Santo obra en vida, lo realiza sobre María, una mujer(c. 290 y ss.) que es un cúmulo de desgracias. Enferma misteriosamente un día en que, acaballo, se dirige al mercado; desde entonces, queda inutilizada de pies y manos, pierdela vista, tiene problemas con el habla y parece demenciada. Sus amigos y parientes laconducen ante el Santo y tras rezar en la iglesia:

«Mandó el sancto padre que trasquiessen del vino,mandó que calentassen dello en un catino:bendíxolo él mismo puesto en un copino,diógelo a bever en el nomne divino.Assí como lo ovo de la boca pasado,la dueña fo guarida, el dolor amansado»

(cc. 307 y 308 a/b)

El vino, como se sabe, hasta el siglo XVI, se tomaba siempre caliente introdu-ciendo en él un hierro rosiente. Era una costumbre dietética recomendada de forma ge-neral. A los enfermos, con moderación, se les preparaba un vino caliente con especias.El posset francés —que acaso introdujeron en España los cluniacenses en esta época— secomponía de leche cuajada y vino caliente muy especiado, y hacía las veces de licor di-gestivo40, especialidad en la que, con otra composición, tan expertos se han mostradosiempre los benedictinos.

Acaso el Santo, que conocía el remedio, más que curar a esta mujer, le indicó la'medicina' con la que en adelante podría lograr mantener su salud. Es evidente, desdeluego, en el relato de Berceo, el simbolismo religioso y la alusión al vino como sangrede Cristo, pero aquí no estoy tratando de analizar ese nivel de significado.

Más significativo para nuestro tema de la economía y la dieta, es el milagro que elSanto realiza sobre otra mujer, de Palencia, que «cayó por sus pecados en fiera pestilen-cia» (c. 557b). La pestilencia consitía en sordera, mudez y pérdida del sentido. La causa,muy elocuente, de su enfermedad fue no querer ir a oír las vísperas a la iglesia.

40. TOUSSANT-SAMAT, Maguelonne (1987), Historia natural y moral de los alimentos, Alianza Ed.,Madrid, 1991, T. 2, p. 54.

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«mas quiso fer su massa, delgacar e premir,ir con ella al l'orno, su voluntad cumplir»

(c. 559 c/d)

Como es habitual, amigos y parientes la llevan al sepulcro del Santo; tras una se-mana, en la misa, la enferma comienza a hablar y desde entonces, dice Berceo, «las viés-peras del sábado no las quiso perder/ non tovo a tal ora su massa por cocer» (c. 570b/c). En este milagro, al menos en la causa de la enfermedad, coinciden Grimaldo yBerceo. Pero destaca en él la fusión que realizan, tanto uno como otro, entre pecado yenfermedad. En este y otros momentos similares, ambos autores se distancian tanto delhipocratismo, como de la opinión oficial de la Iglesia, para aproximarse nuevamente ala denominada "medicina creencial" y cierto galenismo. Para Hipócrates y sus seguido-res, toda enfermedad tiene un origen natural. Para la Iglesia, siguiendo las enseñanzasde Cristo en el Nuevo Testamento, no hay relación entre enfermedad y pecado. Peroentre fariseos, escribas y sus mismos discípulos, persiste "la concepción arcaica de laenfermedad humana. Más aún: una consecuencia hereditaria transmisible", en palabras,otra vez, de Laín Entralgo41 . Y sigue Laín: "Mayor es la explicitud de Santo Tomás en laSumma contra Gentes cuando estima que las enfermedades humanas somáticas y psí-quicas pueden ser consideradas, desde un punto de vista meramente fisiológico, comoindicios probables del pecado original',42.

En la Iglesia, se da la distinción esencial entre la enfermedad y el pecado, pero "nopuede excluir su mutua relación: una y otro son desórdenes de la existencia humana"43.Hasta tal punto que en Berceo se da un cierto desprecio por la medicina que no es reli-giosa o "creencial" e incluso defiende a su santo como el mejor de los "médicos".

«Yendo de sant en sancto, faciendo romerías,contendiendo con menges, comprando las mengías,avié mucho espeso en vanas maestrías,tanto que serié pobre ante de pocos días»

(c.389)

Otra mujer de las atareadas y de quien no sabemos el nombre, enferma porque

«... sábado a viésperas facié uno e ál,lavava su cabeca e varrié su corral,cadió por essa culpa en peligro atal»

(677 b, c, d)

Así pues, la primera obligación es cumplir con los deberes religiosos y, después,con los terrenos: amasar el pan o asearse; la salvación depende de estas obligaciones ysu incumplimiento, además de ser pecado, genera enfermedad.

41. Enfermedad y Pecado, ob. ct, p.52.42. LAN, Enfermedad y Pecado, cit., p. 72.43. Ob. cit., p. 82.

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No puedo resistirme a recordarles al menos el milagro obrado sobre el cautivo delos moros Serván, de Cuzcurrita. Serván, que ha salido a una razzia contra los moros, eshecho cautivo y encarcelado en Medinacelli. Allí, cubierto de grillos y muerto de ham-bre, se le aparece Santo Domingo de Silos, y el cautivo le pide ayuda con estas palabras:

«Si tú tal menge eres que me vienes guarirtú deves pora esto consejo adozir»

(c.658 c/d)

El santo le indica cómo puede deshacerse de sus grillos y le entrega «un majaderode fuste», y con tal instrumento, narra Berceo (659 c/d):

«molió todos los fierros con essi dulz madero,non moldrié más aína ajos en el mortero»

Convendrán conmigo en que el remedio, la receta es absolutamente maravillosa;la referencia al «dulz madero» es claramente una referencia a la cruz de Cristo por laque nos redimió a todos del pecado y redime a Serván de sus «cadenas». Pero las con-notaciones alimentarias no se resuelven con la explicación vaga a un naturalismo ber-ceano. Tras la narración de este milagro, Berceo aprovecha para entonar un panegíricodel Santo, y, además de llamarle «buen serrano», dice (c.675 c/d):

«ond nació tal milgrana feliz fo el milgrano,e feliz la milgrana que dio tanto buen grano»

Ni el detalle del almirez ni el de la milgrana o granada están en el relato de Gri-maldo —que dice textualmente "fragile lignum"—, por lo que debemos atribuirlo a la in-vención del propio Berceo. No me atrevería a asegurar que La Rioja cultivaba granadosen este momento, pues este árbol necesita de mucho abono y frecuente riego. Las cuali-dades medicinales de sus flores y de su raíz sí que se conocen desde antiguo, pero meinclino a pensar que la referencia aquí está utilizada como simple juego verbal, puesalgo más adelante (c. 689) identifica milagro con grano de la milgrana. O acaso hayaque pensar en una cierta obsesión o preocupación por el bajo rendimiento del grano yde las semillas que es característico de estos siglos. Por otra parte, hay que pensar queel estiércol necesario para el abono se empleara en otros cultivos, el trigo por ejemplo.

Respecto al uso del ajo, no creo que sea necesario insistir en que en la dieta medi-terránea, descendiente de la greco-romana, el ajo y el aceite han sido dos elementos de-finitorios, mientras que la otra gran rama de dieta que coexiste con ésta, lagermánico-continental, desprecia el ajo y usa la manteca en abundancia. Para GeorgesDuby, de estos dos modelos dietéticos, el mediterráneo y el germánico continental, sur-gió el modelo "agro-silvo-pastoril", que tuvo vigencia general en Europa durante toda laEdad Media. "Su programa alimentario —sostiene el antropólogo Juan Cruz Cruz— unede manera equilibrada los productos de origen animal (carnes y pescados) a los de ori-gen vegetal. Se caza, se pesca (privilegiándose el pez de agua dulce), se pastorea, se cul-tive". Este es el marco o "modelo alimentario" en el que hay que situar la mayoría dereferencias alimentarias de las obras de Berceo.

44. CRUZ, Juan Cruz, Alimentación y Cultura. Antropología de la cultura alimentaria, Eunsa, Pamplona,1991,p. 190.

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Muchos más datos podríamos traer aquí; permítanme, brevemente, sólo dos más.Uno que se refiere a lo dulce y lo amargo, y otro a la consideración que el pescado tieneen Berceo. Lo dulce posee en Berceo siempre la connotación de lo "bueno" o lo "exce-lente". Aunque el azúcar se cultivaba en España desde el siglo VIII, la miel era el ele-mento clásico y tradicional para endulzar, y el azúcar se reservaba para usosmedicinales. Lo amargo,en cambio, es connotado siempre como lo "peor". Por ejemplo,las palabras de Santo Domingo a sus compañeros «melados semejaban» (121c). O en laVida de San Millón, como sinónimo de "pasarlo mal", Berceo dice «vidiéronla amarga»(c.271 c). O en otro momento (c. 351 d): «ca saben con tal duelo amargos los bocados».Podría acaso aceptarse que Berceo no conoce el sabor "agridulce-5, que traen los ára-bes a España junto con el limón y la naranja. Dicho de otra manera, gastronómica-mente, Berceo se atiene a los sabores y los conceptos tradicionales.

Respecto al pescado, aunque no son muchas las referencias, siempre aparececomo un alimento ambiguo, unas veces de lujo y otras como algo básico, pues hay queconsiderar que lo era, al menos, en la dieta monástica. En la Vida de Santo Domingo,para ejemplificar las condiciones ásperas y duras que sobrelleva el Santo, se dice: «Nonteníe, bien sepades, por a cena pescado» (c. 66d). En la de San Millán, mientras el Santoestá emparedado haciendo su penitencia cuaresmal, Berceo dice: «comiendo pan eagua, non anguila nin trucha» (c.145 c). Hay que pensar, por tanto, que si el pescado seidentificara exclusivamente con un alimento de tiempo de ayuno (170 días al ario y laCuaresma), no hubiera dicho Berceo «anguila nin trucha», esas truchas «cabdales», deun codo, que aparecen otras veces en Berceo, y que sin duda el monasterio al que es-taba adscrito Berceo conseguía en el río Cárdenas. La anguila con toda probabilidadllegaba, en salazón, desde el Cantábrico, a no ser que Berceo se refiera a "anguilo", quees como se dice en Santander al congrio pequeño, pez serpentiforme como la anguila.En cualquier caso, la referencia al pescado denota su uso al menos en la comunidademilianense que, como dice el profesor García de Cortázar, "debe equilibrar la total au-sencia de carne de su dieta alimenticia con un consumo considerable de pescado"". Re-sulta curioso comparar este pasaje con la opinión que se da respecto al pescado en lallamada "Guía del Peregrino" de Aymeric Picaud, que probablemente fuera el compila-dor, en 1160, del llamado Liber Sancti lacobi. Se dice allí, al hablar de los ríos buenos ymalos en el Camino de Santiago: "Por Logroño pasa un río enorme llamado Ebro, deagua sana y rico en peces. Todos los ríos entre Estella y Logroño son malsanos para be-ber las personas y los animales, y sus peces son nocivos. Si en España y Galicia comesalguna vez el pescado vulgarmente llamado barbo... o la anguila o la tenca, ten por se-guro que muy pronto, o te mueres o te pones malo"47.

4. EL PARAISO HIPOCRÁTICO DE GONZALO DE BERCEO

Por más que los estudiosos de Berceo se han dejado las pestañas entre códices ymanuscritos, no han podido identificar hasta ahora la fuente de la Introducción a Los

45.PÉREZ, Diego, Guía del Buen Comer españo¿ Madrid, 1929, p. 17.46. GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., El dominio... cit. p. 272. No entra dentro de nuestro propósito

analizar la dieta monástica para lo que es de suma utilidad el documento de 1184, Col. Minguella, Archivode San Millán, n.° 459.

47. Guía de/Peregrino Medieval («Codex Caliminus», Traducción y notas de Millán Bravo Lozano, Cen-tro de Estudios Camino Santiago, Sahagún, 1989, P. 29.

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Milagros de Ntra. Señora De la colección de Milagros ya se tiene casi total seguridad;proceden del llamado manuscrito Thott 128 de la Biblioteca Real de Copenhage, edi-tado por Richard Becker en 1910 y que se da como la copia más próxima a la supuestafuente. Berceo escribió su obra, según la copla 325, antes de 1246, y según la 869 des-pués de 125248. Pero la Introducción sigue resistiéndo los asedios. Hay que seguir bus-cándola porque existe, y si se comparan algunas versiones de Berceo con sus fuentesrespectivas, se observa que traduce literalmente aquellos textos que en el latín son vi-siones o alegorías. Esto es así porque Berceo, sólo en estos casos, respeta escrupulosa-mente aquel criterio que impuso San Jerónimo con respecto a la Biblia. Decía SanJerónimo que, en este caso, el traductor debía ser literal, incluso en el orden de las pala-bras, porque "traen misterio'.

El Paraíso cristiano, el cielo, hay que concebirlo como ,e1 resultado final de un pro-ceso en el que, tanto por la acción de Dios como por obra del hombre, éste queda rein-tegrado a su perfección y alcanza la salvación definitiva. Habitualmente se ha venidoconsiderando esta Introducción como una variante, muy brillante por cierto, del tópicodel "locus amoenus" 8° clásico.

Si como dice el profesor Dutton "los milagros parecen ser destinados al entreteni-miento e instrucción de los peregrinos ya llegados al santuario y no, como en San Mi-llán, destinados a atraerlos"81 , tiene aún más sentido el que Berceo introduzca losMilagros con el relato de un Paraíso. En su descripción —y repito que no recurro a do-cumentar la simbología cristiana ni la retórica del "locus amoenus"—, Berceo se identi-fica con los romeros que van de camino, «yendo en romería», y llega a un prado "verdee bien sencido, de flores bien poblado/ logar cobdiciaduero para omne cansado" (c. 2c/d). En su relato, ese prado paradisíaco va a ser la Virgen María, pero sus condicionespueden valorarse como un auténtico oasis de tranquilidad, armonía y perfección; laapoteosis del alma sensible y vegetativa, ocupada en el disfrute de los diez sentidos, loscinco externos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y los cinco internos (memoria, aprecia-ción, imaginación, fantasía y sentido común). No se puede pedir más. Los cinco senti-dos están abiertos y dispuestos a ser plenamente llenados, esos mismos cinco sentidospor los que el médico hipocrático llega al conocimiento de la realidad 82 ; esos cinco «se-sos del cuerpo que nos facen pecar» (c.121), según dice Berceo.

La vista, en este paraíso de Berceo, está saciada con el verde y la variedad de colo-res de las flores. El olfato disfruta del olor «tan sabroso» (86b) de las abundantes floresque hay en el prado, hasta el punto de que «podrié vevir el omne con aquellos olores»(5d). El gusto queda satisfecho con la variedad de frutas: manzanas, peras, granadas, hi-gos y todas están en su perfección, «non avié ningunas podridas ni azedas» (4d). El oídose deleita con «sonos de aves, dulces e modulados» (c. 7b). Nadie, sigue Berceo, oyó

48. GARCIA TURZA, Claudio, "Nota introductoria" a Los Milagros de Nuestra Señora. Obra Com-pleta de Gonzalo de Berceo, Espasa-Calpe/Gobierno de la Rioja, Madrid, 1992.

49. Recientemente he tratado de demostrar este método de trabajo en las III Jornadas Internacionalesde Historia de la Traducción a las que se alude en nota 16.

50.El profesor DUTTON, en su edición Los Milagros de Nuestra Señora de la editorial Támesis Books,London, 1971 rastrea con eficacia estos rastros retóricos y su presencia en las artes poéticas del siglo XII,pp. 38 y ss.

51.DUTTON, B., Los Milagros de Nuestra Señora, Támesis Books, London, 1971, p. 12.52.LAN ENTRALGO, P. La Medicina hipocrática cit., p. 66 --

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«órganos más temprados» ni «sones más acordados» (c. 7c/d). El tacto recibe satisfac-ción a través de las flores «que refrescavan en omne las caras e las mientes» (3b). En elParaíso no podía faltar una fuente cuyas aguas manaban «en verano bien frías, enivierno calientes» (3d). Ni la sombra de los árboles «de temprados savores» (c5b), quees un auténtico lujo en este prado. Finalmente, ante tan completo deleite de los senti-dos, el romero necesariamente, como Berceo, puede decir: «yaziendo a la sombra perdítodos cuidados» (7a); y entonces ya es más fácil y lógico entender: «descargué mi ropie-lla por yacer más vicioso» (c. 6c).

Señores: el Paraíso está servido. Y no está tan lejos del paraíso musulmán, cuando,por ejemplo, en la azora 13,35 se dice:

«Descripción del Paraíso que se ha prometidoa los piadosos: los ríos corren por él, sus frutosy su sombra son permanentes. Esta es lapostrimería de quienes son piadosos. La postrimeríade los incrédulos es el fuego.»53

Solo faltan en el paraíso cristiano esas «mujeres ubérrimas, de su misma edad, ycopas repletas»54. Pero excusen el entusiasmo.

Para mí, la clave de este Paraíso de Berceo está en el oído y en el tacto, o másexactamente en la música y en la sombra como sus placeres correspondientes. Habríaque ser un experto en historia de la música para interpretar correctamente las coplasocho y nueve de esta Introducción. En ellas, Berceo desde luego que demuestra sus co-nocimientos musicales, pero lo que subyace en ese derroche de saber es la exaltacióndel canto gregoriano y de la armonía. Permítanme una cita final extraída de El pequeñomundo del hombre, del profesor Francisco Rico55, que a su vez cita a Sánchez de Aré-valo, que a su vez cita a San Isidoro: "Dize Sant Isidoro que este mundo es compuestode una fermosa harmonía. Ca así como la música e harmonía es fecha de diversas econtrarias bozes reduzidas por arte e ingenio en una suave e delectable consonancia, asíel mundo es compuesto de diversos elementos. E el home, que es llamado "pequeñomundo", es compuesto de cuatro diversos o diversas cualidades de las cuales resulta unfermoso compuesto".

Traducidos estos datos al plano de la dieta y del régimen ideal de salud: el equili-brio y la armonía de las llamadas "potencias" en el sistema hipocrático (lo húmedo y loseco, lo frío y lo cálido, lo amargo y lo dulce), determinan el estado de salud perfecta,diría yo, que de paraíso en la tierra.

En otro orden de cosas, este Paraíso que aquí relata Berceo permite alguna otraelucubración. Parece que Berceo quisiera emular y proponer otra alternativa a ese Pa-raíso que, por ejemplo, describe el autor de la citada Guía del Peregrina "Detrás de lafuente está, según dijimos, el paraíso (atrio) pavimentado de piedra, en el que, entre los

53. El Corán, ed. de luan Vernet, ed. Planeta, 1991, p. 21154.0. cit, p. 544.55.RICO, Francisco. El pequeño mundo del hombre Alianza Universidad, Madrid, 1986, p. 114. Repro-

duce el profesor Rico las palabras de Rodrigo Sánchez de Arévalo en Suma de a politica

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Page 18: ECONOMIA Y DIETA DE SALVACIÓN EN LA RIOJA · PDF fileCon estas palabras, el profesor Georges Duby, hace ahora veinte años, comentaba en su clásica obra sobre economía rural en

JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO

emblemas de Santiago, se venden conchas a los peregrinos. Se venden allí también bo-tas de vino, zapatos, mochilas de piel de ciervo, bolsas, correas, cinturones y hierbasmedicinales de todo tipo y demás especias, así como otros muchos productos"". En elprado-paraíso de Berceo hay también «fuentes claras, corrientes/en verano bien frías, enivierno bien calientes» (3 c/d); en el relato de la Guía del Peregrino, también en el espa-cio del "Paraíso", hay una fuente perfectamente descrita, y su agua es "dulce, nutritiva,sana, clara, magnífica, templada en invierno y fresca en verano" 57. Esta identidad de ca-lidades nos remite indudablemente a unos conocimientos universales en ese momento.Pero me permitiría preguntarme si, usando Berceo de un sano deseo de emulación, ¿nopretendería distanciarse de ese "paraíso-mercadillo" de Santiago y proponer a los pere-grinos que visitaban San Millán un modelo alternativo? No hay tiempo ya para detener-nos en este análisis, ni ¡lástima! en la consideración de lo que puede llamarse"instituciones cotidianas" como el horno, el molino, la bodega, el mercado, la pesqueríay las salinas. Será en otra ocasión.

En todo caso —y termino—, esté donde esté el paraíso, deberá tener, no sólo armo-nía, sino, sobre todo, sombra; pero no una sombra con un grado de humedad elevado,sino aquella que también disfrutó Berceo y podemos disfrutar hoy en La Rioja, en Ná-jera: una fresca sombra seca desde la que, bajo una higuera en el paraíso cristiano obajo una palmera en el oasis mahometano, veamos caer un sol de justicia sin inmutar-nos, o sea, sin pedir una cocacola. Eso es el paraíso en la tierra... todavía.

Muchas gracias y buena sombra.

56. Guía de/Peregrino cit., p. 72.57. Guía de/Peregrino, cit., p. 72.

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