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ECUADOR DEBATE 82 Quito-Ecuador, Abril del 2011 PRESENTACION / 3-6 COyUnTURA Diálogo sobre la coyuntura: La consulta popular y los conflictos del decisionismo / 7-32 Conflictividad socio-política: Noviembre 2010-Febrero 2011 / 33-44 TEmA CEnTRAl Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reforma Alberto Acosta / 45-60 Alcances y contenidos de las transiciones al Post-Extractivismo Eduardo Gudynas / 61-80 Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América Latina. Un esbozo interpretativo provisorio H.C.F. Mansilla / 81-98 Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso Julio Peña y Lillo E. / 99-112 Tendencias de la minería y escenarios de transición al post extractivismo: el caso peruano José de Echave C. / 113-128 Malos Vecinos: Las empresas mineras canadienses en América Latina Liisa L. North / 129-136 DEBATE AgRARiO-RURAl El Agua y el futuro de la alimentación mundial Carlos Larrea / 137-144 Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi Kristin VanderMolen / 145-158

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ECUADORDEBATE 82Quito-Ecuador, Abril del 2011

PRESENTACION / 3-6

COyUnTURA

Diálogo sobre la coyuntura: La consulta popular y los conflictos del decisionismo / 7-32Conflictividad socio-política: Noviembre 2010-Febrero 2011 / 33-44

TEmA CEnTRAl

Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reformaAlberto Acosta / 45-60Alcances y contenidos de las transiciones al Post-ExtractivismoEduardo Gudynas / 61-80Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América Latina. Un esbozo interpretativo provisorioH.C.F. Mansilla / 81-98Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de usoJulio Peña y Lillo E. / 99-112Tendencias de la minería y escenarios de transición al post extractivismo: el caso peruano José de Echave C. / 113-128Malos Vecinos: Las empresas mineras canadienses en América LatinaLiisa L. North / 129-136

DEBATE AgRARiO-RURAl

El Agua y el futuro de la alimentación mundialCarlos Larrea / 137-144Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de CotacachiKristin VanderMolen / 145-158

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Análisis

Los conceptos de Política y Decisionismo político en Carl Schmitt. Su repercusión en el debate latinoamericanoSantiago C. Leiras / 159-174¿Cómo controlar a los líderes políticos?Rut Diamint y Laura Tedesco / 175-188

REsEÑAs

Democracia, participación y socialismo / 189-194In the Shadows of State and Capital. The United Fruit Company, Popular Struggle, and Agrarian Restructuring in Ecuador, 1900-1995 / 195-200

2 Índice

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l término extractivismo se ha idoalojando en las discusionesacerca del manejo de los recur-

sos naturales en América Latina, adqui-riendo un contenido político que aludesobre todo a la imagen negativa queexpresa la explotación minera e hidro-carburífera por sus efectos en el medioambiente, el poco impacto en cambiarla desigualdad y la profundización deeconomías primario exportadoras. Estenúmero de Ecuador Debate, aborda losproblemas y perspectivas del extracti-vismo a través de un conjunto de análi-sis y esfuerzos interpretativos que tras-cienden opiniones de naturaleza ideo-lógica y política, incorporando temascomplementarios a los que ya fueronexpuestos en el número 79 de la revistadedicado en esa ocasión a los conflictosdel extractivismo. Para ello, se hanrecogido algunos aportes que desde laeconomía, la ecología política y la filo-sofía política proponen interpretaraspectos concretos y tendencias de lasactividades extractivas con la finalidadde arribar a una mirada analítica quesitúe en una adecuada perspectiva losprobables escenarios siempre conflicti-vos de una alternativa post extractivista.

Las reformas a la ley de hidrocarbu-ros no constituyen un marco jurídicorenovador de la política petrolera pues-to que según Alberto Acosta, se abre lapuerta legal para la entrega de campospetroleros en explotación e incluso dela infraestructura petrolera a empresas

configurando una situación compleja ycontradictoria con los intereses nacio-nales. Es así que la apresurada aproba-ción de estas reformas legales ha impe-dido una discusión adecuada tendientea la búsqueda de una economía postpe-trolera en el Ecuador.

Para enfrentar la necesidad de redi-mensionar el peso de las actividadesextractivas, dice Eduardo Gudynas, sedebe tener como punto de partida unanueva concepción del desarrollo quevaya más allá del simple crecimientoeconómico y sitúe la explotación de losrecursos naturales en el marco de enca-denamientos productivos internos y unafuerte regulación estatal. De modo quela transición a una economía post ex -tractivista es una construcción políticaque no implica abandonar las activida-des extractivas sino el potenciar alterna-tivas que incluyan una trama de actoressociales y políticos dispuestos a con-frontar con el extractivismo depredadory dar paso a un extractivismo en loindispensable.

Felipe Mansilla argumenta que losvínculos complejos entre temas am -bientales y desigualdad social puedenser interpretados recurriendo a la filoso-fía política. En tanto los desarreglosmedio-ambientales tienden a acentuarlas desigualdades sociales preexistentesson los campesinos indígenas y loshabitantes de la selva tropical los másafectados; sin embargo se constata quetodos los sectores y movimientos socia-les fomentan una racionalidad instru-

PRESENTACIÓN

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mental de corto plazo, que no es favo-rable a la preservación de los ecosiste-mas naturales.

Los elementos que hacen parte de ladinámica de funcionamiento del siste-ma capitalista están vinculados con elsacrificio del valor de uso así como conla escisión metabólica. Son piezas fun-damentales en la conformación de lacrisis estructural del modo de produc-ción y reproducción capitalista, los cua-les se conjugan y articulan en el proce-so de perpetuación de las graves crisisambientales como sostiene Julio Peña yLillo. A través de las categorías de análi-sis provenientes del marxismo, en suvertiente ecológica, se propone la incor-poración del concepto de biocentrismo,como una respuesta o alternativa a laética antropocéntrica cuya relevanciaprima en el reconocimiento y respeto dela naturaleza y todas sus entidadesvivas.

José De Echave analiza como laexplotación minera a escala mundial hatenido un crecimiento vertiginoso en lasdos últimas décadas; en América Latina,el caso peruano muestra un boom mine-ro propiciado por un marco regulatorioproclive a la inversión extranjera. La cre-ciente importancia que han tomado losconflictos socio ambientales, ponen enjuego la posibilidad de cambiar el vigen-te modelo de un extractivismo mi nerodepredador a un extractivismo sensatoque cuestione el predominio de losmecanismos de autorregulación privada.

La expansión de la inversión mineracanadiense en las últimas dos décadasen América Latina estuvo motivada porlos altos precios de los minerales, lo que-como asegura Liisa North- ha generado

conflictos con poblaciones opuestas alas actividades mineras y una controver-sia sobre la responsabilidad social cor-porativa de las empresas mineras cana-dienses.

En la Sección Debate Agrario-Ruralse incluyen dos artículos, uno centradoen la problemática global y local delagua, y otro sobre el cambio climáticoen un entorno local. Como afirmaCarlos Larrea, la disponibilidad de aguapara usos agrícolas y consumo humanoha sufrido un cambio considerable enlas últimas décadas a escala mundialtornándolo en un recurso escaso enmuchos lugares del planeta. Aunque elEcuador tiene una dotación favorablede agua, el rápido descongelamiento delos glaciares y el deterioro de los pára-mos pueden alterar seriamente el futurode los caudales en la Sierra y a las regio-nes que dependen de ellos aguas abajo.Los estudios sobre el cambio climáticotienen todavía muchas dificultades porla necesidad de contar con datos conti-nuos. Kristin VanderMolen ha optadopor indagar sobre los efectos percibidosdel cambio climático en la producciónagrícola en nueve comunidades campe-sinas de Cotacachi y sus estrategias deadaptación utilizadas que les permitenenfrentar las irregularidades climáticas.Por otra parte, la menor disponibilidadde agua que están experimentando yque en alguna medida perjudican elbienestar y los modos de vida campesi-no e indígena.

Un acercamiento al impacto delpensamiento de Carl Schmitt enAmérica Latina y el liderazgo políticode la revolución ciudadana se reúnenen la Sección Análisis. Santiago Leiras,

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un destacado conocedor de la obra deCarl Schmitt señala aspectos centralesde las concepciones del polémico autoralemán, con particular énfasis en sudefinición sobre la política para luegoanalizar los fundamentos de su teoríasobre el decisionismo político, realizan-do un breve recorrido sobre su repercu-sión en el debate latinoamericano, demanera particular en el ámbito intelec-tual argentino. Para Rut Diamint y LauraTedesco el proceso de la revolución ciu-dadana ha implicado el surgimiento deun nuevo liderazgo político y un cam-bio generacional en las élites políticas.El liderazgo de Rafael Correa evidenciaun fuerte componente de personalismoy reiteración de prácticas no democráti-cas. Esto ocurre en un ambiente de cri-sis de los partidos políticos y el predo-minio de la antipolítica.

El Diálogo sobre la coyuntura con-vocó a Iván Carvajal, Franklin Ramírez,Hernán Reyes, Agustín Grijalva yHernán Ibarra para discutir sobre losaspectos problemáticos que estaban enjuego en la consulta popular del 7 demayo. Se evidencia una controversiasobre los factores presentes en una cir-

cunstancia política que remite al signifi-cado del decisionismo y las interpreta-ciones posibles sobre el autoritarismo.

La evolución de la conflictividadsocio-política entre noviembre 2010 yfebrero 2011 indica una declinación delnúmero de conflictos. Ciertamente,algunos tipos de conflictos se vinculan auna modalidad de oposición políticaaunque el crecimiento de los desalojose invasiones responderían a factores depobreza y violencia urbanas.

En Reseñas, Miguel Ruiz Acosta exa-mina Democracia, participación y so -cialismo compilado por Miriam Lang yAlejandra Santillana. Mientras que Her -nán Ibarra comenta In the shadows ofstate and capital. The United Fruit Com -pany, popular struggle and agrarian res-tructuring in Ecuador, 1900-1995 deSteve Striffler.

El tema central de la revista contóuna vez más con la decidida colabora-ción de Eduardo Gudynas quién ayudóa perfilar mejor las controversias sobreel extractivismo y sus escenarios.

Los Editores

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ernán Ibarra. Los procesos deconcentración del poder en elEjecutivo son los temas domi-

nantes del gobierno de Correa. Aparececomo algo fundamental la necesidad deprocesos permanentes y continuos de le-gitimación. La rutina de las políticas eco-nómicas y sociales que abarcan a unamplio espectro de la población y gru-pos sociales alude a la necesidad demantener vínculos con sectores empre-sariales, populares y poderes locales ar-ticulados por un sostenido incrementodel gasto público. El liderazgo de Correasustentado en una amplia aceptación dela población, se encuentra sin embargocuestionado por disidencias dentro deAlianza País, una ruptura con la CO-

NAIE, y un amplio espectro de oposiciónpolítica. En este ambiente emerge laprueba plebiscitaria a la que se someteel gobierno.

Esta prueba plebiscitaria tiene algu-nos rasgos que plantean aspectos de lanecesidad de legitimación permanenteen este caso con el recurso de la demo-cracia directa. El contenido de la con-sulta busca dar respuesta a un conjuntode problemas que tienen implicacionespara el tipo de régimen político que fuedefinido en la Constitución del 2008. Siya el predominio del Ejecutivo y la altacentralización del Estado aparecíancomo lo dominante del dispositivo cons-titucional, por el lado de los actores po-líticos y sociales emergía una disputa por

COYUNTURA

Diálogo sobre la coyuntura: La consulta popular y losconflictos del decisionismo1

Participantes: Iván Carvajal (Director de Investigación y Posgrados de la Pontificia UniversidadCatólica del Ecuador); Franklin Ramírez (Profesor Investigador de FLACSO – Sede Ecuador);Hernán Reyes (Profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar); Agustín Grijalva (Profesor dela Universidad Andina Simón Bolívar); Hernán Ibarra (Investigador Principal del CAAP).

La Consulta del 7 de mayo, movilizó a las múltiples corrientes de oposición al gobierno y lacapacidad de persuasión de éste. Más allá de las controversias sobre el decisionismo, los temasde la legitimidad y la legalidad, surgen los rasgos de una sociedad desmovilizada y sujeta a losrecursos de la democracia directa que configuran una democracia plebiscitaria cuyas raíces seencuentran en una Constitución atrapada en su contradictoria estructuración.

H

1 Este diálogo de coyuntura se realizó antes de la Consulta del 7 de mayo de 2011.

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aquellos contenidos que permitieran ex-pandir la esfera de los derechos socialesy políticos.

Las diez preguntas que plantea elplebiscito y la consulta tienen conse-cuencias en el orden constitucional ylegal. Las preguntas sobre la caducidadde la prisión preventiva y la reestructu-ración del poder judicial, transgreden lasnormas de la Constitución y concentranel poder en el Ejecutivo. Las preguntassobre los medios, buscan condicionar suoperación y dar paso a una ley con ca-pacidad de control. Lo que se preguntasobre el enriquecimiento privado, intro-duce amenazas al mundo empresarial, lomismo que la penalización de los in-cumplimientos de la seguridad social.Las preguntas de la consulta sobre la pro-hibición de los juegos de azar y los es-pectáculos con matanza de animales sonde una perspectiva de tipo moral.

Lo que sorprende de todas estas pre-guntas es su naturaleza tan amplia queabarca decisiones que van desde el for-talecimiento del Ejecutivo hasta forzar ala Asamblea Nacional a impulsar una le-gislación específica, y también implicara los gobiernos locales en temas deorden moral.

Esta necesidad de esta legitimaciónconstante, sin embargo va dejando comoresultado un orden legal que puede im-plicar la conformación de un régimenautoritario. ¿Estamos ingresando en unhorizonte crecientemente autoritario?¿Existen alternativas a este arden polí-tico?

Franklin Ramírez. El problema delautoritarismo hay que analizarlo conmucho cuidado. Me parece que, muchasveces, se hace un uso desprolijo de tal

categoría. La clave para entender el sen-tido de la consulta es observar el con-texto político en el que es convocada;hay que entender bien el cuándo paraobservar el por qué, y hay al menos treselementos que nos dan luces sobre el en-torno político del país en los dos últimosaños. El primero es que la consulta estáligada claramente a los sucesos del 30de septiembre. Aunque el gobierno no lohaya admitido, ese día se mostraron lasfisuras del proceso político, de la capa-cidad de acumulación política, de los re-sortes débilmente construidos enrelación a las formas de movilización yde organización. Y, sobre todo, ese díaasistimos claramente a una insubordina-ción policial y militar, en la cual los mi-litares salieron muy bien parados,resolvieron la crisis y han condicionadoal gobierno en lo posterior.

El segundo tema es la articulaciónentre el problema de la inseguridad y eltema de la crisis de la justicia. Efectiva-mente, uno de los ejes constitutivos deldiscurso de la oposición y de los medios,ha sido el tema de la inseguridad en unamplio sentido. Todos los problemas li-gados al aparato de seguridad tanto en elfrente interno (inseguridad ciudadana)como en el frente externo (Angostura,FARC, aparatos de inteligencia) han sidolos que más ruido, polémica y confron-tación han generado en los cuatro añosde gobierno.

Los medios han jugado un papel muyrelevante en la construcción de la inse-guridad como un problema público. Noquiero decir con esto que la inseguridadno sea un problema real: si se observanlas encuestas, uno ve como la cuestiónde la inseguridad va subiendo en la per-

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cepción de los ciudadanos como el prin-cipal problema del país, ahora está prác-ticamente igual que el desempleo. Nosolo es un problema de “discurso de laoposición”, pero ha sido construidodesde allí como un problema públicohasta colocarse como una demanda ciu-dadana.

Los discursos más conservadores yxenófobos han tratado de ligar, en estesentido, los problemas de inseguridadcon la propia Constitución: señalan quelos índices delincuenciales suben por lapresencia de colombianos y extranjerosen el territorio nacional por el hecho deque no se les exige visado, por la decla-ración de la ciudadanía universal, delmodelo de desarrollo con un Estadofuerte, que no incentiva la inversión ex-tranjera y que, por tanto, genera desem-pleo. Frente a la dimensión discursivadel problema y a su hiper-inflación me-diática –que supone una voluntad deerosionar al gobierno- se revela un efec-tivo aumento de ciertos índices de inse-guridad y violencia. En ese sentido, lainseguridad se coloca como un pro-blema público, como un problema realde los ciudadanos. Desde esta perspec-tiva, el gobierno con la consulta pareceque trata de vincular el tema de la inse-guridad con el problema de la ineficaciade la justicia que ha estado también muyproblematizada de modo público por losdistintos actores políticos y sociales y losmedios de comunicación en los dos últi-mos dos años. El gobierno trata de suge-rir que parte del problema de lainseguridad reposa en la institucionali-dad y la ineficacia de la justicia, y en losaltos niveles de impunidad que de ellose derivan.

Y por último otro elemento del con-texto de oportunidad en que surge laconsulta sería el relativo fracaso de latransición postconstitucional en el sen-tido más político del término. El régimende transición estipulaba 15 leyes, quedebían aprobarse hasta fines del 2009.Todavía en lo que va del 2011 hay tresleyes del régimen de transición post -constitucional que están pendientes,concretamente las de agua, medios ycultura. El entrampamiento de estas leyesalude a un problema de correlación defuerzas en el seno del legislativo. La tran-sición sigue abierta, y la consulta tam-bién se dirige a crear las condicionespolíticas para cerrar este problema deuna “mayoría irresuelta” en la AsambleaNacional.

Este conjunto de temas configuran elescenario de emergencia de la consulta.La necesidad de legitimidad se vuelvemás específica en el contexto del 30 deseptiembre y de una crisis de la subordi-nación de la Fuerza Pública al podercivil. La consulta busca, a la vez, vincu-lar la inseguridad con la crisis de la jus-ticia y emite ahí unos lineamientos dereforma. Por último se trata de resolverla transición postconstitucional sobretodo en lo relativo al tema de los mediosde comunicación y a la propiedad ac-cionaria de los bancos en otros sectoresde la economía. Me parece que en elmarco de este contexto hay que discutirefectivamente qué es esta legitimidadpermanente y qué problemas políticosquieren ser resueltos con la consulta. Nose trata de reducir el análisis de la con-sulta a la coyuntura política pero sí de si-tuarla en las específicas coordenadas delos órdenes institucionales en los que se

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expresan diferentes conflictos políticos,demandas populares y dilemas de ges-tión pública.

Iván Carvajal. A mí siempre me in-quieta la demarcación de la coyuntura.¿Qué es la coyuntura? Me parece que aveces tendemos a reducir los análisis aaspectos muy puntuales. Como que lacoyuntura fuera la consulta y lo que es-taría en juego fuese solamente la con-sulta. Quizás deberíamos mirar unhorizonte más amplio, habría que pre-guntarse qué sucede con la revoluciónciudadana. Siempre estuve al margen,muy crítico de todo ese proceso y desdeallí inscribiría una pregunta sobre porqué la revolución ciudadana aparececomo una propuesta política para supe-rar una desinstitucionalización muygrande del Estado ecuatoriano, y ademásen un contexto que ha cambiado muchoen América Latina y en el mundo entero.La gran cuestión es tratar de pensar si esposible ese Estado, si es posible el Ecua-dor, si es posible un proyecto estatalecuatoriano que responda a una necesi-dad más de fondo, porque bien podríadarse que tengamos que vivir en un ho-rizonte muy problemático durante lus-tros incluso. Hay ciertas condicioneseconómicas que hacen que esto fun-cione en el plano económico, aunquepolíticamente no acabe de funcionar fi-nalmente, no logre cuajar un proyecto,y como “revolución ciudadana”, el plan-teamiento era entrar a un proceso de ins-titucionalización llevando una propuestaliberal avanzada para la organización es-tatal del Ecuador, y creo que eso se topacon condiciones de la propia base socialque harían muy difícil un proyecto deesa naturaleza. No existe justamente la

ciudadanía en el sentido de que haríaposible un proceso de esa naturaleza,una ciudadanía desarrollada, con proce-sos sostenidos de actuación democrá-tica, y por eso, esto que parece comocrisis de legitimación permanente se va air repitiendo posiblemente, no solamentedurante el gobierno de Correa sino in-cluso más allá del gobierno de Correa.Viene de atrás y seguirá más allá de estegobierno.

Nunca creí, desde el inicio, que elproceso constituyente tal como se dio �nodigo que no se necesitaba� hubiese re-suelto la cuestión, en la medida en queestuvo sustentado en un proceso bajo unaclara conducción caudillista de Correa, yobviamente eso no permitía tampoco unproceso de Constitución madura, de for-mas políticas democráticas avanzadas,porque no tenía los presupuestos paraque esto sea así, es decir, ahí tambiénhay cuestiones que no sé si en la reali-dad actual podrían siquiera ser posibles,por ejemplo la existencia de partidos po-líticos consistentes maduros, a lo mejoreso ya no existe para nuestra época, loque pone en seria cuestión el problemade la democracia. La Constitución surgedesde el inicio con serios problemas decontradicciones internas, creo que Co-rrea tuvo razón cuando dijo que habíaciertas barbaridades, desde el punto devista de la organización de muchas delas normas que están allí. Existe esa con-tradicción muy fuerte entre una parte de-clarativa, con muchos derechoscomplejos, el garantismo que se puededesarrollar de una manera más precisa, yla parte en cambio de la concentracióndel poder político, que es extremada-mente fuerte en su concentración en el

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ejecutivo. Quiénes esta vez están por elNO realmente tienen una cuestión polí-tica por delante que es terriblementecompleja, que es la necesidad de una re-flexión sobre lo que en efecto es estaConstitución. Esto no quiere decir queuna vez aprobada la Constitución no de-bamos tener en cuenta los procesosconstitucionales que están allí plantea-dos, sino que la Constitución mismapuede contener contradicciones, proble-mas que van a estar actuando ahí cons-tantemente en el terreno político.

Estas preocupaciones tienen que verademás con el modo en que se juega elpoder político del gobierno como tal ycon cuáles son sus propósitos. Hay uncierto propósito redistributivo innegable,hay ciertas acciones redistributivas. Peroen el campo de la educación por ejem-plo, donde ha habido mayor inversiónque en los gobiernos que le anteceden,ello no significa que se haya impulsadoninguna acción transformadora de fondoen los procesos educativos. Y esto llevaa que por una parte este gobierno sea re-conocido y tenga apoyo popular poresos procesos distributivos, y por otraparte, a que no haya claridad sobre suavance en el desarrollo estratégico.

Simón Pachano ha planteado que enel seno del gobierno existen tres gruposmuy claros: por una parte, un grupo deizquierdistas más declarativos y en fun-ciones más de figuras políticas que deejercicio real en la conducción de laorientación del gobierno; otro grupo tec-nocrático muy fuerte, que es el que hadirigido muchos procesos jurídicos de le-galización y que va por su lado en unproceso de modernización, incluso aratos muy norteamericanizado. La Ley de

Educación Superior, por caso, está confi-gurada como si estuviésemos viviendoen Estados Unidos. Y por otra parte, hayun grupo vinculado a los negocios.Hasta se puede ver que esto tiene distri-buciones regionales; los dos primerosgrupos son serranos, quiteños, mientrasel tercer grupo es guayaquileño, que esel que está en el campo de los negocios.Ahí hay contradicciones en el propio go-bierno, que dirimen su paso firme y pau-latino hacia una posición más hacia laderecha de lo que fue su imagen inicial.Ese proceso obviamente va a continuar.Tiene posibilidades de continuar en esalínea un tanto a saltos y a tumbos, comoviene sucediendo, más en el plano de lapolítica efectista de la imagen que en elplano de la realidad. Coincido en que laconsulta tiene que ver con el 30 de sep-tiembre, con los resultados de una ac-ción terriblemente imprudente delPresidente de la República. No digo queno haya habido insubordinación, inclusohubo elementos conspirativos dentro delproceso, pero esos elementos no iban,no apuntaban hacia el desenlace quetuvo, que es ante todo el efecto de unaenorme irresponsabilidad del Presidentede la República, que generó una situa-ción que obliga a que tenga que tomardecisiones políticas que reposicionen suconducción dentro del proceso político,en este caso, la consulta.

Hay una cuestión básica con estosprocesos plebiscitarios: yo no creo quecon ellos avancemos en un proceso dedemocratización. La democracia directaes un mecanismo complicado y de unmanejo que muchas veces se presta másbien para fines fascistoides. Fue el ins-trumento del fascismo, ha sido el instru-

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mento de procesos muy autoritarios, por-que implica la respuesta automática, Sío No, frente al llamado de un caudillo.Veo un proceso que lejos de contribuir ala democracia, manejado de una maneraconstante como se lo ha hecho, más bienpuede ir por un camino antidemocrático,y en ese sentido contribuye firmemente aconsolidar el autoritarismo que está pre-sente como un peligro en todo este pro-ceso. Es cierto lo que se dice sobre lainseguridad, hay mucho de cierto enaquello sobre lo que insisten los mediosde comunicación de la derecha, dondeademás hay una especie de juego inver-tido de lo mismo. Un cierto sector de laderecha se pone en contra de Correa,pero hay otro sector que directamenteentra en juego con Correa, yo vería enese caso sobre todo a Nebot y todas lasfuerzas que están vinculadas por ahí.Hay un proceso de derechización en laorganización misma del Estado, que seconsolida con esta consulta, y con unfuerte apoyo popular.

Hay otra cuestión que es sumamenteimportante. Veamos lo que sucede conAlianza País, la organización política delpresidente Correa. Salen algunos de loscuadros fundadores (Acosta, Larrea,Amores), quedan los advenedizos, quese montan en el proceso sobre todo enla segunda vuelta de la primera campañaelectoral. Es el caso de mucha gente queestá dentro de la actual conducción deAlianza País. Uno se pregunta, ¿conocíaAlianza País todo este proceso de la con-sulta? Es evidente que no, es un procesomás de Correa que de Alianza País, yesto hace ver que en definitiva lo que hapasado es que cada vez es más débil laposibilidad de hablar de una organiza-

ción política con planteamientos, concoherencia ideológica, con consistenciade posiciones, y esas ausencias se su-plantan con un liderazgo indiscutible ypoderoso de Correa. No es un procesoque organiza bases sociales, no es unproceso que organiza propuestas de esanaturaleza, por el contrario, ha ido rom-piendo con estas facetas de la organici-dad política.

Incluso, creo yo, que en esas contra-dicciones que se dan, el que vayan desa -pareciendo ciertos poderes más bien untanto corporativos, como la CONAIE porejemplo, puede contribuir en el futuro aun proceso de acción política un pocomás democrática en el país en un sen-tido más convencional, pero de mo-mento, en cambio son circunstanciasque contribuyen al autoritarismo. Mepreguntaría si en el horizonte actual es-tamos dentro de un proceso que tiende aprofundizar el autoritarismo. Habría quepreguntarse cuanta posibilidad tiene deconsolidarse un autoritarismo en el Ecua-dor, porque eso ya no depende de lo quequiera el caudillo autoritario, ni lo quela base social pueda apoyar, sino que de-pende de condiciones de otra natura-leza: entran en juego condicioneseconómicas, condiciones regionales, ins-titucionales, de instancias como las igle-sias, las fuerzas armadas. Diría que unautoritarismo dictatorial extremo no esposible, no se ve en el horizonte que estosea posible, lo que si vamos es a un go-bierno caudillista muy fuerte y arbitrarioen los próximos años. Seguramentehabrá una nueva victoria electoral deCorrea en el 2013, pero pensemos en loque pueda pasar en el 2017, ¿llegará Co-rrea al 2017? Al 2013 estoy seguro que

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sí, pero al 2017 ya tengo mis dudas. Queen el 2017 pueda consolidarse un pro-ceso largo e indefinido de una líneacomo ésta, estoy convencido que no su-cederá. Comienzan a reorganizarse otrasfuerzas políticas, algunas significativas,sobre todo desde la derecha, comienza adebilitarse el flanco de la izquierda enese apoyo que le ha dado a Correa. Enunas elecciones de Asamblea Nacional,de gobiernos locales, no se va repetir loque hemos tenido hasta aquí. Es proba-ble que en la Asamblea Nacional la pró-xima vez no tenga un número semejantede asambleístas.

En un régimen mucho más fuerte encuanto a organización, como es el deChávez, sin embargo, en la última elec-ción, si bien él y su movimiento ganaronun mayor número de asambleístas, per-dieron las elecciones en términos devotos obtenidos, porque se le fueron aChávez unos tres millones de votantes,que no votaron por los opositores, sinoque ya no votaron, o votaron nulo, concampañas que dicen “nosotros que está-bamos en ese proceso, ya no lo estamosmás”.

Agustín Grijalva. Me parece intere-sante relacionar estos tres momentos quese han planteado el uno el de la Asam-blea Constituyente, la promulgación deuna nueva Constitución, el segundo, lacrisis de septiembre y el tercero la con-sulta. Son tres fenómenos entre los cua-les hay relaciones importantes. Encuanto al primero, creo que es impor-tante distinguir entre un momento preconstituyente y un momento pos consti-tuyente porque durante una constitu-yente, querámoslo o no, la normatividad,la institucionalidad vigente entra en cri-

sis, se relativiza. Eso es una constituyentepor definición. En esa fase es compresi-ble, que se hayan producido problemasinstitucionales, incluso rupturas institu-cionales de parte del propio gobierno,cuando se disuelven ciertas instituciones,se destituyen a los diputados; podemosestar o no de acuerdo, pero hay unhecho objetivo y es que estábamos en unmomento constituyente. Pero el escena-rio cambia radicalmente el momento enque se dicta una nueva Constitución,porque allí efectivamente se inicia elproceso de construcción de una nuevainstitucionalidad, cuya base es ese nuevopacto social y ese nuevo marco jurídico.Una vez que se dicta esta nueva Consti-tución, las intervenciones o rupturas ins-titucionales que eran justificables o almenos comprensibles en el momentoconstituyente dejan de serlo, y entoncessurgen las actuaciones oficiales inconse-cuentes con la nueva Constitución locual es expresión sobre todo de las pro-fundas incoherencias entre distintos sec-tores al interior de un gobierno quealberga sectores efectivamente incompa-tibles. Es cuestión de ver la historia, losorígenes incluso de varios de los perso-najes, de los actores y sectores políticosque conviven en el gobierno, es evidenteque esa heterogeneidad incluso llega ala contradicción y a la incoherencia.Dentro de esos sectores plantearía, concierta simplificación, que efectivamentedesde el momento constituyente tuvimosal menos dos tendencias. Hay un sectorgarantista que apuesta al desarrollo delos derechos, de las garantías y de lasinstituciones democráticas en la nuevaConstitución. El garantismo no apuesta alos derechos como mera estrategia elec-

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toral, sino que lo hace efectivamentecomo un proyecto político que incluyeel diseño de una justicia independiente .La Constitución llega a establecer in-cluso responsabilidades penales poratentar contra la independencia judicial,es muy fuerte en la carta la idea de de-signar jueces en base a sistemas inde-pendientes de las otras funciones paraevitar lo que ha venido sucediendo re-currentemente en el Ecuador, la instru-mentalización de la justicia por parte deesas funciones, por ello se introducensistemas meritocráticos de elección, deveeduría ciudadana, de participación. Laampliación fortísima de la noción de ga-rantía por ejemplo, que ya no es pensadasolo en términos de los jueces, sino queincluye todo el sistema de institucionespúblicas, de actividad legislativa, mien-tras que las garantías que conocen losjueces se amplían y desarrollan. Esto esalgo que se plasma en la Constitución,pero frente a lo cual hay que reconocerque surge algo contrapuesto y en terribletensión. Efectivamente hay también en laConstitución el desarrollo de un es-quema híper presidencial, porque se in-cluye la posibilidad de disolver elCongreso, el debilitamiento del legisla-tivo y la transferencia al presidente deuna serie de competencias de políticaeconómica que antes no tenía. Efectiva-mente hay otra tendencia, la hiperpresi-dencial, que creo que aceptó unainclusión en la Constitución de los dere-chos y las garantías solo como una es-trategia electoral, ese sector nuncaapostó seriamente a un proceso de desa -rrollo institucional conforme a los dere-chos, sino en tanto esto pudiera serusado como discurso de campaña.

Cuando se veía por ejemplo que la inte-gración de las instituciones que debíanresguardar esos derechos y esas garan-tías podía generar autonomía e indepen-dencia, entonces allí había intervenciónde ese sector hiperpresidencial paracambiar el diseño constitucional y paramantener el control fundamentalmentedel ejecutivo. Estas dos tendencias en laconstituyente por supuesto son contra-dictorias en el sentido de que la primera,la garantista apunta a la limitación, a lacanalización y a la orientación institu-cional del poder, mientras que la se-gunda, la hiperpresidencial es renuente aeso y lo que busca fundamentalmente esuna concentración de poder. Planteadoasí el asunto, ¿cómo se conecta esto conla crisis de septiembre? La crisis de sep-tiembre a mi modo de ver es la máximaexpresión del proceso de debilitamientode esta tendencia garantista y de reinsti-tucionalización centrada en derechos ygarantías que estuvo presente también enla Constitución de Montecristi, en laconstituyente misma, porque una vez quese dicta la Constitución, lo que veo es uncreciente debilitamiento, un margina-miento al interior del gobierno de lasideas y de los sectores que le apostaban aldesarrollo de los derechos y por ese ladoa un proyecto de transformación social yde reinstitucionalización. Ese proyecto ga-rantista va siendo progresivamente margi-nado del gobierno, de varias formas, porejemplo, a través de la nueva legislación,se comienzan a dictar leyes en que seviola el derecho a la consulta pre legis-lativa, el caso de la Ley de minería, secomienza a sustituir las instituciones quedeben ser permanentes por las transito-rias, entonces, este es un país en perma-

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nente transición, aquí todo está en tran-sición.

Hay que reconocer sin embargo quealgunas políticas públicas del gobiernoefectivamente tienen importantes efectosredistributivos, implican una importanteinversión social, y al mejorar las condi-ciones de algunos sectores populares,efectivizan u optimizan en algún gradoderechos sociales establecidos en laConstitución. Pese a ello también haypolíticas públicas que apuntan en unsentido contrario, que no activan o des-conocen los mecanismos constituciona-les, pienso en el endeudamiento públicopor ejemplo. Según la Constitución hayun sistema de vigilancia y auditoría ciu-dadana del endeudamiento público, esono ha funcionado que yo sepa, se havuelto puramente nominal. Algunos delos propios mandatos constituyentes, esoes una contradicción, dan origen a vecesa disposiciones y a normas en si contra-rias a la Constitución y a los derechos.

La crisis de septiembre fue una eclo-sión de este proceso del fracaso de latransición postconstitucional, al quererresolver un conflicto grave, una subleva-ción quizás alguna tentativa conspirativacomo se decía, prescindiendo de las ins-tituciones. Recordemos que cuando lode Septiembre estaba de por medio laLey de servicio público y el hecho deque el legislativo no activó los mecanis-mos de socialización, incluso de legiti-mación que debía y podía activar en ladiscusión y aprobación de este proyectoque afectaba a los policías, ahí surge elrecurso al personalismo del PresidenteCorrea, es algo totalmente distinto a unmanejo institucional del problema. Laidea de que un individuo por su alta po-

pularidad, por su liderazgo, puede llegarallí, aunque sea el Presidente de la Re-pública, y simplemente resolver elasunto con un discurso. Pero hay una di-mensión institucional de fondo. El pro-blema es que en Ecuador la Policíaprobablemente es la institución con lacrisis crónica más profunda, la Policía esprobablemente el espacio de mayor vio-lación de derechos humanos de sus pro-pios miembros, la mayoría de amparos,acciones de protección son de policías alos cuales se les da de baja arbitraria-mente, porque hay una terrible arbitra-riedad dentro de la Policía. Es unainstitución en crisis que el gobierno a mimodo de ver no logra reinstitucionalizarpese incluso a algunos intentos positivosde hacer a la Policía responsable, porejemplo, por violación de derechos hu-manos.

La crisis policial a mi modo de ver esuna eclosión de este proceso de crisispostconstituyente, de fracaso en el pro-ceso de desarrollo de la Constitución, deuna nueva institucionalidad que debíasurgir a partir de la nueva constitución.

Posteriormente, la consulta marca laruptura total del gobierno de Correa conla Constitución. Desde el punto de vistatécnico jurídico, el planteamiento de laconsulta respecto a la justicia es insoste-nible pues viola claramente la indepen-dencia judicial. Por supuesto que eldiscurso jurídico provee márgenes de in-terpretación, de análisis, pero eso noquiere decir que sea absolutamente rela-tivo o discrecional ni que sea una merainstrumentalización del poder, porqueentonces no sería operativo, no funcio-naría efectivamente como marco norma-tivo. El discurso jurídico también marca

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límites reales al ejercicio del poder y loque plantea la consulta es desconoceresos límites. Por ejemplo, respecto alConsejo de la Judicatura, el argumentodel ejecutivo no tiene lógica en absolutoporque se nos dice que es inaceptableque violando la Constitución no se hayanombrado un consejo definitivo en tantotiempo y no se haya iniciado el procesode modernización y renovación de lajusticia, de depuración de la justicia yentonces cuál es la respuesta a este pro-blema: un nuevo Consejo de transición.Eso no tiene sentido y esta crisis posconstituyente se prolonga, y es mas, senos lleva a los ecuatorianos a violar laConstitución que aprobamos porque sus-tituye por mecanismos de control y re-formas legales los derechos, esosmecanismos y esa legislación son clara-mente violatorias de derechos, violannumerosos derechos constitucionales.

La consulta es un termómetro quemuestra el grado de legitimidad electo-ral sobre todo del Presidente Correa.Pero en todo caso va minando su legiti-midad institucional, entendiendo por talla que se basa en el nuevo ordenamientoinstitucional y jurídico, porque se su-pone que es un gobierno constitucionale incluso su propuesta política, su pro-yecto político está profundamente im-bricado con la nueva Constitución. Estarenuencia a querer discutir incluso laconstitucionalidad de lo que plantea laconsulta y de su procedimiento o el sim-plemente afirmar que no hay ningunaviolación constitucional, es insostenible.Me parece que no hay que reducir la le-gitimidad a la legitimidad electoral, haytambién una legitimidad institucionalque está sufriendo nuevamente un ace-

lerado desgaste. Entonces, se plantea lapregunta de si hacia futuro la erosión dela legitimidad institucional del gobiernopuede traer consecuencias electorales. Elgobierno va minando su fuente de legiti-midad institucional porque por sobre laConstitución, y especialmente en contrade los derechos, va imponiendo el pro-yecto político de sectores conservadoresalojados en su interior, sectores más bienligados a determinados grupos o intere-ses económicos y a figuras muy conser-vadoras del pensamiento y la prácticapolítica y jurídica del país. A mi modode ver se va imponiendo una suerte deneopopulismo basado en una concep-ción muy instrumental, supuestamentepragmática. Estos son los sectores quecada vez van adquiriendo más poder,más dominio dentro del gobierno. Que-dan todavía al interior del gobierno unospocos sectores que no están en esa línea,que plantean la participación y el garan-tismo, pero que por el aumento de poderde la fracción conservadora van a sercrecientemente excluidos, disminuidos oinstrumentalizados hasta ser reducidos amero discurso mistificador del manejoreal del poder.

Como decía, la legitimidad institu-cional y la legitimidad electoral no estánsiempre y necesariamente incomunica-das. Creo que en Ecuador estamos asis-tiendo este momento al hecho de que lacrisis de legitimidad institucional co-mienza a desgastar la legitimidad elec-toral. Este fenómeno se produceespecialmente entre los sectores medios,los cuales cada vez apoyan menos, in-cluso electoralmente, al gobierno. Sinembargo, el desgaste se está extendiendoa otros sectores sociales como los traba-

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jadores, cuya estabilidad, cuyos dere-chos se han afectado, los indígenas queno ven el desarrollo de una instituciona-lidad plurinacional, los comunicadoresque se sienten amenazados o los jóvenesque quizá por otros problemas de ma-nejo económico sufren altos niveles dedesempleo.

Las posibilidades de mayor o menorautoritarismo están muy vinculadas a lamanera como el gobierno procese los re-sultados de la consulta. Un triunfo fuertedel gobierno en la consulta apuntaría aun fortalecimiento del autoritarismo por-que entonces el gobierno no vería límitesde ningún orden en el proceso que havenido llevando, mientras que si se pro-duce en la consulta una ganancia débil oal menos una derrota en ciertas pregun-tas o lugares entonces deberíamos espe-rar una reflexión, Paradójicamente, lossectores que apuestan efectivamente aun proyecto político, social de transfor-mación y reinstitucionalización al inte-rior del gobierno, se verían beneficiadoscon la pérdida o al menos con una ga-nancia débil del gobierno en la consulta,pues eventualmente podrían recuperaralgún espacio político.

Hernán Reyes. Es importante revisarel proceso y caracterizar los momentosanteriores a la actual coyuntura de laconsulta. Si abordamos el tema de la le-gitimidad, tenemos que abordarlo desdela recordación de la elevada ilegitimidadque tenían la política y los políticos enel Ecuador antes de este gobierno. Esmás que sabido que el período que sevivió en el país entre 1997 y el 2005, im-plicó la devastación de una serie de nor-mas o de pautas mínimas de convivenciademocrática, incluso para hablar de una

democracia formal, es decir representa-tiva y con alternabilidad por la vía elec-toral. En el período mencionado fueronderrocados tres presidentes y la disputapolítica, se trasladó hacia las calles ydespreció los recintos formales de pro-cesamiento de la política. Frente a eseenorme caudal de ilegitimidad y descré-dito de la política y los políticos, asícomo de desconfianza en el sistema ensu conjunto aparece la propuesta deAlianza País que sintoniza este enormedescontento social y este enorme vacíoque vive la democracia en el Ecuador.Efectivamente creo que esto marca unasuerte de lógica a la que adscribe este go-bierno y que va a irse repitiendo en cadaevento electoral que se viene convo-cando desde el 2007, en una búsquedamedio desenfrenada, de legitimidad, pa-ralela a la re-institucionalización del paísreformulando su base normativa, es decircon la redacción de una nueva Constitu-ción en Montecristi.

Esto se conecta obviamente con otrosprocesos mayores y vividos en otros paí -ses de la región, y también con otras ten-dencias estructurales de la ofensivapolítica al modelo neoliberal, quetoman, adoptan la forma de democraciasplebiscitarias y cuyo caso más claro es elde Venezuela, es decir, regímenes de-mocráticos de tipo “re-fundacionista”que requieren estar constantemente rea-limentándose a partir de eventos electo-rales, lo que a su vez tienden a adoptarla vía estatalista aunque su discurso seasiente en una especie de socialismo ciu-dadanista que de una u otra manera li-mitan y contienen las energías socialesde protesta que se habían desatado entoda América Latina -desde el famoso

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“caracazo” y que también estallaron enel Ecuador de manera muy concreta enestos últimos años, lo que permitió cons-truir una base mínima para que haya unproceso de estabilidad básica, que puedasostener un proyecto de gobierno. Ese esel origen de esta permanente búsquedade legitimidad de este gobierno.

Claro que desde la interpretación delgobierno de Rafael Correa, se trata deseis o siete elecciones ganadas, entendi-das éstas como un proceso de acumula-ción de poder por la vía de elecciones,llegándose a construir la idea fuerza deque ese gobierno que más legitimidadtiene a lo largo de toda la historia, quenunca ha habido gobierno alguno quehaya ganado tantas elecciones seguidasy que eso le dota de toda la legitimidaddemocrática que requiere para impulsarsu proyecto de cambio.

Sin embargo, paulatinamente esteproyecto de cambio va adquiriendo tin-tes de un orden autoritario que se ha idoprofundizando. Obviamente hay quedecir que el autoritarismo ha marcado lapolítica ecuatoriana desde mucho antesde este gobierno, y ejemplos como el delos últimos velasquismos o el febrescor-derismo son elocuentes al respecto. Perohabría que indagar sobre qué bien verque formas adopta el autoritarismo polí-tico en este gobierno. Me parece que hayuna confusión entre muchos de los ana-listas a los que he escuchado varios y aveces y con los que he debatido cuandono logran diferenciar la idea de un régi-men despótico, de la de un régimen de-mocrático pero con un estilo autoritario.Este no es un régimen despótico en nin-guna de sus variantes, es un régimen de-mocrático que está cargado diría yo de

ese acumulado histórico que tiene quever -a unos no les gusta la expresión- conuna cultura autoritaria que existe insta-lado en el imaginario colectivo de nues-tro país, y que ha emergido muchasveces como la base de apoyo de gobier-nos cuyo carácter personalista o caudi-llista como los de Velasco Ibarra han sidotambién tildados desde la teoría políticacomo populistas.

Por otro lado, creo que hay que dis-tinguir el discurso político del gobiernode Correa con la gestión política del go-bierno puesto que ambos componentesde su accionar se han ido cada vez dis-tanciando más. En el primer momento,en el momento de giro y de ruptura conel período de precariedad de la guber-namentalidad entre 1997 y 2005 cuandoaparece la propuesta del gobierno, estediscurso sintoniza muy bien las deman-das sociales y alimenta un nuevo hori-zonte esperanzador. En ese momento,este discurso encaja muy bien con lasdemandas insatisfechas de la gente ycreo que este discurso de una idea re-fundacionista del Ecuador se infla tantoque es la cadena que se ha echado elpropio gobierno de Correa y que le im-pide un momento determinado entenderalgo que algunos hemos planteado:sobre la necesidad de dosificar y racio-nalizar los procesos de transición,cuando se trata de ordenes tan descom-puestas como el que tenía el Ecuador. Larecomposición de esos ordenes en el dis-curso de Correa y de Alianza País estáenmarcado en esta idea de “RevoluciónCiudadana”, tratándose de un discursoextremadamente abstracto para la ma-yoría de las personas si no hubiera sidopor la característica innovadora de su

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manejo de marketing de las campañaspolíticas de Correa desde que se lanzóde candidato, así como de los evidentesatributos comunicacionales y estraté-gico-políticos del propio Rafael Correa.Recuerdo muy bien en su primera cam-paña los spots donde subían payasos enun ascensor; yo no había visto en mu-chos años un mensaje tan claro que pu-diera hablar tan mal de una institucióncomo la del poder legislativo. Pero conel paso del tiempo, y sobre todo luegode aprobada la Constitución y del aleja-miento de Alberto Acosta del gobierno,este discurso se va poniendo cada vez adestiempo con lo que es la gestión “prag-mática” del gobierno.

Si bien en el primer momento estediscurso encaja con la gestión del go-bierno alrededor del espacio dialógico yparticipativo generado en la AsambleaConstituyente lo que implicó que todo elmundo comparta el sueño colectivo delcambio radical concretado en el textoconstitucional, espacio donde confluíanel sueño de la revolución y el sueño dela refundación del país.

Montecristi es el espacio que acoge asetenta mil personas, que van, exponensus demandas y sus frustraciones, losAsambleístas Constituyentes los escu-chan, hay serios y concienzudos debatesy al final se hace una Constitución quedesde mi punto de vista pronto empiezaa marcar sus desfases con la operatividadpragmática del gobierno de Correa. A lalarga, parecería que vamos hacia la po-sibilidad de que se trate de una Consti-tución imposible de ser llevada a lapráctica, sin que esto se reduzca a loserrores de diseño simplemente, o a las “barbaridades” que también contiene -

como dijo el presidente Correa-, sino alos giros que fue tomando las accionesdel gobierno en la práctica

A mí me parece que el asunto defondo es que esa Constitución elevó losparámetros normativos de las garantías ylos derechos a un nivel que era absolu-tamente incompatible con el proceso detransición que debía vivir el país, que nodaba para que esa Constitución puedaejecutarse al corto plazo en los términosen que estaba concebida. Entonces, esedestiempo que se va generando quemarca por un lado esta tendencia haciaun gobierno pragmático, un gobiernotecnocrático de corte excesivamente es-tatalista, un gobierno que pone el énfasisen una redistribución que sea extensivaa amplios sectores de la población con-centrándolo con su necesidad de abas-tecerse de oxigeno electoral.

Hay que reconocer que se trata de ungobierno que sigue manteniendo estruc-turas antiguas que no puede cambiar dela noche a la mañana no siquiera con unlíder de la estatura de Correa: la recupe-ración de la legitimidad implica mástiempo y no el ritmo excesivamente rá-pido que le impuso este gobierno me-diante la creencia de que una nuevaConstitución se iba a construir un nuevoorden económico o un nuevo modelo dedesarrollo del país como aparece en lostextos tecno-burocráticos. En la parteeconómica creo que el modelo que haaplicado este gobierno es un modelo queha privilegiado la estabilidad al país enestos cuatro años. Siempre he pensado,quitando el beneficio de la duda, que enun momento de transición hay que man-tener ciertas estructuras que no se pue-den cambiar de la noche a la mañana

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para paulatinamente ir primero recupe-rando ese papel regulador y rector delEstado, recuperar la fe en la política am-pliando los sectores de redistribución so-cial y ciudadanizando el proyectopolítico, mediante la apertura de proce-sos de participación ciudadana en estecampo.

A la larga, tras 51 meses de gobiernocorreísta se ve que hay un déficit impre-sionante en la ciudadanización del pro-ceso político, que resulta o másretardado frente a lo más adelantado alvanguardismo de la Constitución. Mien-tras tanto, el discurso oficial interpretasus triunfos electorales permanentes concambios profundos.

No sé si pueda interpretarse que co-existan sectores de izquierda, centro y dederecha en el gobierno. Lo que hay es uncúmulo de visiones diferentes de la polí-tica, unas más ligadas con lo que es elmomento anterior al inicio de este go-bierno y otras más realistas. Las visionesutópicas han servido para generar el dis-curso del gobierno que hasta ahora man-tiene. La tendencia es cada vez hacermás una gestión política menos progra-mática y más pragmática a pesar de quehay un Plan Nacional del Buen Vivir. Setrata de gestiones muy pragmáticas de laeconomía que se expresan en algunoscuerpos legales que tienen que ver conel manejo económico y que no expresanla transición hacia una reinstitucionali-zación profunda del país y la recupera-ción de otras formas del quehacerpolítico desde la democracia delibera-tiva y participativa.

Para ser justo, también hay que decirque tampoco es un patrimonio exclusivode Correa este tema del hiperpresiden-

cialismo o del presidencialismo fuerte, niel tema de la personalización de la polí-tica. Se trata de una tendencia general,por supuesto que toma cuerpo y tomaforma de distinta manera según los con-textos. En el caso del Ecuador esta per-sonalización del liderazgo, puede tenerefectos desastrosos. Cada vez más, estapersonalización del liderazgo le des-res-ponsabiliza frente a las cuentas que tieneque rendir a sus electores sobre la revo-lución “desde abajo”, desde la ciudada-nía, y cada vez todo se va focalizandoen la figura casi autónoma del presidenteque está funcionando por fuera de lasinstancias políticas incluyendo su partidopolítico. Es cada vez más recurrente queeste estilo personalista impregne el dis-curso político del cambio sin salirse deuna suerte de moralismo conservadorCon sorpresa escucho decir, tras la crisisdiplomática con los EE.UU, cosas comoque el honor del Presidente está porsobre las relaciones comerciales con Es-tados Unidos. Me parece un “infanti-lismo” mayúsculo, para usar un términoque el propio Rafael Correa ha aplicadoen ocasiones a sus contradictores. Formaparte de un discurso que encaja precisa-mente en este tono moralista de que loque importa aquí es el liderazgo y queha invadido de alguna manera la disputaelectoral por la consulta popular.

Este diálogo imposible entre el “con-fíen en mi” y ese coro de voces de todoslos colores y las tendencias políticas quedicen “NO” porque esto viola la Consti-tución, y que tratan de darle argumentosa esa negativa, es un diálogo imposibleporque la consulta popular es un meca-nismo de legitimación que fue diseñadopara tapar el fracaso de la reforma poli-

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cial y el fracaso de la lucha del gobiernocontra la inseguridad. Pudo haber sido laprimera prueba de qué sucede cuandose aplican mecanismos de democraciadirecta que están en la Constitución,pero ha resultado un mero instrumentode captación de oxígeno electoral y decapitalización de legitimidad por la víaplebiscitaria.

La sociedad ecuatoriana está vi-viendo este momento un gran dilema.No solo se vive un momento de extremapolarización a partir de este liderazgopersonalista que dice “o yo o nada” atono con el discurso ultrista de que aquíse “refunda el país”. Esta recurrencia aque “todo fue malo en el pasado” quedeviene en caracterizar a todos los ad-versarios y los críticos de Correa comoenemigos del país o el pueblo, creo queno se puede sostener más. Creo que estoha posibilitado la persistencia de unaamplia masa de la población que tieneuna mentalidad mas de corte individua-lista privado que espera del líder que leresuelva su vida y que se orientan porpensamientos como que; mientras a mime dejen en paz con mi vida , mientrasesté funcionando la economía en el paísyo sigo apoyando a quien esté al frente;esto va de la mano con mecanismosclientelares que efectivamente no hancesado, siguen siendo fundamentales enla política del Ecuador.

Creo que hay un notable crecimientoen el sector de población ecuatorianaque actúa y está actuando cada vez másdesde una visión puramente emotiva dela política, una mentalidad de confianzaciega en el líder. Curiosamente el 30 deseptiembre eso no se vio reflejado en lascalles, lo que me lleva a pensar que de-

trás de todo eso hay un proceso muyfuerte de despolitización de sectores queen otras coyunturas estaban dispuestos asalir a las calles. La presencia de las per-sonas en las calles demostró que esa con-fianza ciega está ligada a las coyunturaselectorales que se les está poniendo alfrente, pero no tiene que ver con unapoyo real efectivo. Y hay una minoría dedescontentos o críticos, de desencanta-dos, cuya voz no se escucha, es un ecoque está por detrás de todo y creo que esesto lo que va a marcar de alguna maneralos resultados de la consulta popular.

La consulta estuvo hecha de esaforma, lo que se quería es fragmentar elvoto y a la vez sumar las adhesiones quese supone existen al liderazgo correísta;si hubiera sido hecha alrededor del temade justicia e inseguridad había más posi-bilidades de perder, era jugarse a un solotema por ejemplo. Se escogieron dostemas sustanciales, justicia y regulaciónde los medios de comunicación, siendoel segundo absolutamente reiterativo, re-dundante, “innecesario” según el propiopresidente Correa. Las dos preguntas decomunicación son preguntas que danlugar a la desconfianza o están mal re-dactadas, no apuntan a nada. Las demáspreguntas de la consulta me parecen in-substanciales. El propio Presidente Co-rrea en una entrevista con una periodistaestaba convencido que la pregunta Seisera sobre el enriquecimiento ilícito, laperiodista le corrigió, y le dijo que no,que se trata sobre el enriquecimiento in-justificado; figura que la campaña elec-toral del “SI” no pudo definir.

La mayor parte del contenido de laconsulta popular es intrascendente. Ni eltriunfo del SI ni el del NO van a provo-

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car cambios mayores en el tema de unareforma profunda del sistema de justicia.La solución más bien depende de si elgobierno les pone en práctica o no losprocesos de formación de jueces y re-cambio en las instituciones. Se profun-diza el personalismo del discurso con eltriunfo al SI el de la confianza ciega en elPresidente. Quienes salen lesionadoscon esta intrascendente consulta popu-lar son los partidos políticos. Estos fren-tes que se han abierto ahora como los exAlianza País, por ejemplo, tienen pro-blemas para ubicarse en el “NO”; si seubican y dan un paso más acá ya estántocándose hombro con hombro con laderecha; si están un poquito por acá yaestán con los enemigos hiperizquierdis-tas del gobierno. No logran entender queno pueden rivalizar con un discurso mar-cado por el personalismo de Correa fun-damentalmente. A la larga, mientras nose reinstitucionalice un sistema de parti-dos políticos, evidentemente hay unefecto en cadena en el resto del sistemapolítico ecuatoriano. La Asamblea Na-cional va a seguir atada de manos por-que efectivamente no hay un espaciopara el debate político.

Sobre la cuestión de la participaciónpolítica ciudadanista, el Consejo de Par-ticipación Ciudadana no solo fue un granerror de la Constitución, sino que tam-bién es un elemento que ha logrado tam-bién despolitizar a sectores que desde lasociedad civil hubieron podido partici-par aunque sea por la vía callejera. ¿Quesi se acentuará o no el estilo autoritariode este gobierno? Depende de las cir-cunstancias, al momento que empieceuna severa crisis social originada por unacrisis política o económica, creo que la

tendencia será que se robustezca un es-tilo autoritario que ya se ve que existe.Me preocupa mucho toda la cantidadenorme de juicios y de demandas pena-les que hay contra líderes políticos y so-ciales pertenecientes a diferentes sectoresy por distintas razones, incluso las másdescabelladas, como las acusaciones deterrorismo; me parece que ahí está muybien expresado en ciertas acciones quepenalizan lo que la gente hace, de lo quela gente dice. Este gobierno ha instauradoestabilidad económica negociando porun lado con sectores empresariales sincambiar el modelo anterior en lo sustan-cial y me causa mucha preocupación,por ejemplo, la futura negociación delTLC con Europa y este conato de crisiscon Estados Unidos y que luego el go-bierno en tres o cinco meses más tengaque mandar emisarios a Estados Unidospara ver en qué cedemos contraviniendosu propio discurso actual de defensa dela soberanía.

Hernán Ibarra. En la tradición de lasconsultas populares en el Ecuador lo quefinalmente se ha puesto en juego es elapoyo o la oposición al gobierno. El ple-biscito de 1986 fue una batalla por el nocontra Febres Cordero cuando proponíadar paso a la participación de los inde-pendientes sin auspicio de partidos, untema que si se hubiera aprobado posi-blemente habría sido el inicio del co-lapso de los partidos políticos. Laconsulta de Sixto Durán en el año 1995proponía aceptar las medidas de ajusteestructural y reformas de la Constituciónde una manera drástica para entrar a lasprivatizaciones, pero finalmente lo quese puso en juego, fue el rechazo a SixtoDurán. En esta consulta también está en

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juego esta opción de estar a favor o encontra del gobierno. Es una consulta conpreguntas difíciles de entender, inclusoen la perspectiva de los ciudadanos ilus-trados que deben leer anexos complejos.

Agustín Grijalva. Dada su vaguedad,especificidad o requerimiento de poste-rior desarrollo legislativo, políticamenteninguna de las preguntas de la consultainteresa tanto realmente, exceptuandolas que tienen que ver con el control delsistema judicial y de la comunicación.En estas preguntas si hay un cambio di-gamos estructural, institucional y polí-tico, por tanto fundamental, perojustamente esas preguntas son las quetienen tecnicismos jurídicos, lenguajescomplejo, son las más incomprensibles,con lo cual quienes apoyan al Presidentey transfieren ese apoyo al si están con-validando un proceso de concentraciónde poder.

Hernán Ibarra. En torno a la interro-gante de ¿cuándo empieza y cuándo ter-mina la coyuntura?, para ver unhorizonte temporal más amplio, piensoen la década del noventa cuando emer-gió el planteamiento de la democraciadelegativa con el surgimiento de lideraz-gos autoritarios y también liderazgos quese legitimaban a través de elecciones,con la concentración del poder en el eje-cutivo y además en un contexto de cre-ciente despolitización. De modo que yoencuentro una conexión importante conese tema de la democracia delegativaque apareció en un contexto de ajusteestructural y de remisión del Estado.

En la actual circunstancia de regresodel Estado, esta forma de concentraciónde poder en el ejecutivo se asemejamucho al argumento de la democracia

delegativa. Por otro lado, un tipo de li-derazgos mediáticos que también seinau guraron en la década del noventa yun ejemplo de esos sería el caso de Fuji-mori, quién armó un liderazgo mediáticomuy eficaz y una conexión con las basespopulares y sociales, en un contexto deretracción del Estado. Entonces, qué im-plica una forma política donde hay un li-derazgo mediático pero con regreso delEstado, una situación de un líder convínculos muy precisos a través de undespliegue de su presencia ubicua, todaesa capacidad de proyectar su imagenrutinariamente ante la población.

Aunque no se ha estudiado la tradi-ción autoritaria en el Ecuador habría queexplorar la presencia del caudillismo endistintas circunstancias históricas. Habríaque indagar por qué es algo recurrenteen la historia ecuatoriana con las figurasde García Moreno, Eloy Alfaro y VelascoIbarra, junto a momentos intermediosdonde esos liderazgos tenían cierta insti-tucionalidad como el caso de Galo Plazao líderes de derecha como CamiloPonce. Si es que existe una tradición au-toritaria que está enraizada en la formade hacer política en el Ecuador, esto su-pondría de alguna manera que han que-dado algunos elementos de largaduración del liderazgo de tipo caudillistay que ese tipo de liderazgos justamentetienen siempre una manera de estar la-tentes o reverberarse en un momentoparticular.

Iván Carvajal. Amerita tratar de ex-plorar un poco más el autoritarismo, por-que finalmente podríamos llegar a unacuestión que podría abarcar a la totali-dad de los regímenes democráticos.Siempre habrá una tendencia al autori-

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tarismo como cuestión central por el des-plazamiento constante del poder haciael lado del ejecutivo, y todavía más enlos procesos revolucionarios de cual-quier cariz. En éstos se concreta esa ten-dencia por la necesidad de concentrar elpoder para dirigir los procesos hacia ob-jetivos muy determinados, sea en las re-voluciones reaccionarias como en elnazismo, sea en las revoluciones comu-nistas, sea en revoluciones nacionalistas,en todas ellas se concentra mucho másel poder en los caudillos. Por otra parte,en el caso del Ecuador me parece quehabría que tomar en cuenta una cuestiónfundamental: ¿se trata de la misma con-figuración del Estado, como para pensarque existe una tradición autoritaria?, ¿otal vez este autoritarismo estaría ligadoen distintos momentos a formas de ejer-cicio del autoritarismo, de formación delcaudillo, de la relación entre el caudilloy la masa, que serían sustancialmentedistintas? Entre Correa y Velasco Ibarrapodemos encontrar hasta paralelismos si-cológicos, ciertos rasgos arquetípicos,pero más allá de eso, el problema está enque Velasco Ibarra requería de un balcónen cada pueblo; Correa requiere de unasabatina y la sabatina importa en tantotodo el juego mediático que genera.¿Qué pasaría con Correa sin los mediosde comunicación? No podría funcionarsu manejo de las masas, es decir, hay estepoder mediático poderoso y allí hay unaforma diferente sumamente importanteentre un caudillo y otro. De todas mane-ras, esa concentración autoritaria de laépoca de Velasco Ibarra, de CamiloPonce y compañía, requería por ejemplode todo el aparato de la iglesia católica,que hoy tiene una función bastante dife-

rente, antes era un mecanismo de me-diación y de concentración de la autori-dad. Se requería un manejo paternalistamucho más profundo que el que hoy sejuega bajo el sistema de la redistribución,que no es exactamente lo mismo que elviejo paternalismo, entonces por allí setendría que tratar de pensar la diferencia.

Franklin Ramírez. Me parece que elgran dilema del proyecto constitucionalde Montecristi fue la indeterminación delcampo de los sujetos sociales que iban asostener la Constitución en el tiempo.Allí reside el gran problema de la viabi-lidad política del proceso. De algúnmodo en la figura de Alberto Acosta seexpresa este vacío. Él hace una fuerteapuesta política por la Constitución, enmedio de frecuentes desavenencias conel buró y Correa, luego “da un paso alcostado” y con él la corriente que pro-curaba representar: ciertos movimientos,organizaciones, ciertas ONG, la pers-pectiva garantista. En lo posterior retornaa la universidad, a los medios de comu-nicación, a los foros y debates públicos,a las arenas académicas donde se confi-guró el garantismo y otras importantesinnovaciones constitucionales. Esa co-rriente, sin embargo, no tuvo real exis-tencia política y no obró en procura deconstituirse en un polo de irradiación so-cial. El repliegue de tales sectores con-verge con otra cuestión ligada a ladebilidad de la sociedad, del movi-miento social, de los procesos organiza-tivos y participativos en el transcurso dela última década. Uno puede rastrearesto en las series empíricas que existensobre las tendencias participativas en elEcuador. Correa llega al poder en un mo-mento de vacío político y organizativo

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profundo, de una virtual derrota del mo-vimiento social consagrada en el go-bierno de Gutiérrez y de una crisisprofunda del sistema de partidos. En losdatos de la conflictividad social delCAAP se observa que luego del accesoal poder del movimiento indígena conGutiérrez, la conflictividad cae de modonítido, hay una recuperación circunstan-cial con las marchas de marzo del 2006,luego de ello vuelve a caer, y en el úl-timo año y medio se reactiva. Descien-den, además, las tasas asociativas, lastasas de participación a nivel de los go-biernos locales. Luego de una década demovilización intensa, los años noventa,todos estos indicadores muestran unatendencia decreciente. Correa llega enese desierto, la izquierda no tenía ade-más una clara expresión política electo-ral en ese momento. La CONAIE, porigual, aparece como un movimiento encrisis y sin la capacidad de hegemonizarel campo popular que tuvo en las déca-das pasadas. En los 80 y 90 emergieronnuevos actores sociales, nuevas temáti-cas, muchas de esas se expresaron en laConstitución de 1998; poquísimos dere-chos quedaban por reconocer.

Por otro lado, existen otras contra-dicciones constitutivas del texto consti-tucional que son fruto precisamente deese vacío político y de la emergencia deCorrea en medio de ese vacío político.¿Cuál es la fuerza social que va a soste-ner la Constitución? ¿Dónde está la so-ciedad? La vanguardia radical de clasemedia intelectual que estuvo ahí se fueprogresivamente a sus despachos. Dealgún modo hubo un abandono de laConstitución de Montecristi, de este sec-tor que Agustín denomina el garantista.

Pero hay otras contradicciones muy fuer-tes, es una Constitución que coloca unacarta ampliada de derechos, lo que su-pone un Estado con capacidad de ges-tionarlos y garantizarlos, digamos unEstado nacional popular, un Estado debienestar, lo que entraña a su vez la ge-neración de una más amplia base deacumulación para tratar de cubrir las de-mandas y derechos expresados en lacarta magna. Pero al mismo tiempo laConstitución plantea una serie de limita-ciones en términos de derechos de la na-turaleza, de regulaciones ambientales almodelo de acumulación que sería labase de ese Estado de bienestar que po-dría más o menos dar las respuestas pú-blicas la ampliación de la plataforma dederechos. Es una contradicción constitu-tiva del texto que no hay que leer en tér-minos legales sino como la expresión delas fuerzas políticas que se engarzarondentro del proyecto de Rafael Correa.

Es una lectura falaz aquella que su-giere que Correa viene de la mano delmovimiento social y de la izquierda. Re-coge gran parte de sus demandas y desus imaginarios pero no en términos deconstituir un sujeto político con ese an-claje. No hay que olvidar además queCorrea pasa a la segunda vuelta con el23% de los votos y llega al poder por unproceso de deselección (voto de rechazoa Noboa). Correa llega al poder en unvacío político. Nunca hubo alianza,nunca hubo pacto, ninguna configura-ción, ninguna plataforma efectiva con laCONAIE, algo se estructura en la consti-tuyente pero en el marco de una inter-pelación mucho más amplia que supoabrir Montecristi a diferentes actores so-ciales y políticos. De allí emergen una

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serie de demandas y de derechos, reco-nocidos por el Estado y ahí me pareceque es el momento constitutivo de labase de poder que hasta ahora consigueproyectar y utilizar Correa. Muchísimasdemandas que estaban represadas entrana la agenda pública en el marco de laConstitución, muchas de esas son, en loposterior, acogidas en el marco de unnuevo impulso a las políticas públicas enel más amplio sentido del término. Esaincorporación de demandas es muy tí-pica de la matriz nacional popular lati-noamericana, que acoge actores eintereses disímiles por una vía institucio-nal o no, por una vía de reconocimientosimbólico discursivo que van más allá dela simple dinámica redistributiva.

Se escucha a algunos sectores que larevolución ciudadana pretendía re-insti-tucionalizar al país y realmente no meparece una imagen precisa. Había másbien un discurso “antipartidocrático” y,en consecuencia, la Constitución deMontecristi diseñó un modelo institucio-nal que expresa la voluntad de apartar alos partidos de los engranajes claves dela conformación de las entidades estata-les y por otro lado la apertura de unaagenda post neoliberal o anti neoliberal.Uno oye a Correa desde el 2007 y recu-perar la gobernabilidad democrática noestá en su discurso. Esa perspectiva de lademocracia se coloca en el discurso deOsvaldo Hurtado en la anterior Asam-blea (1998).

Por otro lado, tenemos un modelodecisionista que pone en el centro delproceso político el problema del podery la decisión, a mi me parece que desdeun inicio Correa ha jugado a esto conmucha claridad; siempre fue pragmático

en relación a reconvertir la matriz socialde poder. El decisionismo está perma-nentemente preocupado con el pro-blema del poder, me parece que esto sederiva del vacío político en el queemerge Correa, quién llega al poder nosolo sin organización ni bases políticassino además sin los resortes instituciona-les suficientes para avanzar en un pro-ceso de cambio desde las mismas arenasinstitucionales. Esta cualidad política locaracteriza de modo típico bajo la figuradel outsider: llega solo al poder y es esamisma condición la que después le per-mite generar una dinámica de acción es-tatal centrada en mantener márgenes deautonomía relativa en relación a los di-versos intereses organizados de la socie-dad, intereses corporativos, empresariales,gremiales y populares que son los quemantenían cierta fuerza en el marco de lacrisis del sistema de partidos, de la fragi-lidad de la representación política y deldebilitamiento de los actores sociales.

Una serie de decisiones que setoman entre el 2007 y el 2009 tienenque ver con la ganancia de los gradosde dicha autonomía relativa del Estadoen relación a intereses específicos: eltema de la deuda externa, el tema de losIsaías, el tema de la confrontación conla UNE. Avanza así una agenda que tieneuna visión estatista, universalista, decorte jacobina incluso. Correa va cons-truyendo así el campo del conflicto polí-tico en el que orbita su gobierno y en elque procura en lo posterior manteneruna serie de equilibrios internos (en supropio gabinete, en su movimiento) y ex-ternos (en relación a incorporar diversosintereses en la agenda pública). Desdelos inicios, Alianza País, fue una coali-

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ción de facciones y de intereses hetero-géneos y aquel que hacía el equilibrio yel que amalgamaba ese cuerpo diversode demandas políticas era Correa en elmarco de un discurso antipartidista y an-tineoliberal. Se trata de un juego com-plejo de equilibrios de poder que ya seexpresaron en Montecristi con las ten-siones entre garantismo y presidencia-lismo, entre regulaciones ambientales ymodelo de acumulación, entre partici-pación y decisionismo, entre otras.

El planteamiento de M. Cavarozzique estudia el hiperpresidencialismo delos años 90 en la región apunta que setrata de un recurso de poder para avan-zar en la rápida implantación del mo-delo neoliberal. Los gobiernos deChávez, Morales, Kirchner o Correa,dejan así intacto el modelo presidencia-lista, reforzado, pero esta vez para salirdel neoliberalismo. Se trata de modeloscon un alto pragmatismo político: así en-tramos al neoliberalismo y debemos salirde él a través del mismo modelo deci-sional. Desde esa perspectiva uno puedepreguntarse cuál de estos modelos gu-bernativos en América Latina han tocadoal presidencialismo que se estableció yque se reforzó desde los años 90. En laConstitución de 1998 Pachakutik y cier-tos sectores de izquierda plantearon re-visar el modelo presidencialista. Diezaños más tarde esa demanda práctica-mente no fue discutida en Montecristi, nisiquiera se discutió con seriedad el temadel semipresidencialismo. Desaparecióde la agenda política porque la posibili-dad de superar la larga noche neoliberalprovenía del apuntalamiento y sosteni-miento del presidencialismo. Desde estamisma perspectiva de análisis, se puede

observar la centralidad política que elgobierno ha otorgado a Guayaquil. Co-rrea sigue mucho la política nacionaldesde lo que sucede en Guayaquil, sabeque ahí está una base electoral a dispu-tar, presta mucha atención a dicha ciu-dad en las intervenciones públicasporque sabe que por ahí es donde estosequilibrios de poder pueden mantenerseo resquebrajarse.

Con el planteamiento de la consultaeste modelo decisionista pasa por altolos espacios colectivos que se habían idogestando dentro del gobierno y dentrodel movimiento. Esta dinámica decisio-nista es la que quiebra en gran parte conestos sectores que ya tenían un distan-ciamiento y algunos malestares con elgobierno, por eso, la salida de Rupturade los 25, Betty Amores y otras figuras.El mantenimiento de estos equilibrios in-ternos son los que están entrando en cri-sis y esto se ha visto con claridad en lahechura y la convocatoria de la consulta.Gran parte del avance de la configura-ción política de Correa ha estado ligadaa esta posibilidad de construir una seriede equilibrios políticos, económicos, so-ciales, clasistas, regionales. Cuando unove la dinámica de la distribución presu-puestaria, han ganado los ricos, han ga-nado los pobres, ha ganado la clasemedia. Se trata de un tipo “transversal”de intervención pública que se establecesin pactar con gremios, corporaciones,asociaciones civiles, etcétera, cada unotiene su parte, la clase media está másfuerte, los pobres tienen algo más, eldecil más rico ha perdido un poco en subase de acumulación, pero globalmenteno se siente afectado (aunque sus ata-ques a Correa expresan un extraña-

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miento del poder político). Correa lograconfigurar así una plataforma nacional,una representación política más ampliaen términos territoriales (aunque conproblemas en la amazonia y en la sierracentral) algo que no se había visto enestos 30 años de democracia. Este es elmodelo político que ha otorgado consis-tencia a Correa y que de algún modoentra en crisis con la convocatoria de laconsulta. La capacidad que tiene Correade generar estos equilibrios políticos alinterior de su movimiento y en el restode la dinámica política es la que ha sidogolpeada con fuerza por esta consulta.

Ahora, este modelo decisionista tienesus bemoles. Cuando uno ve las cifras ylas tendencias de la opinión pública en-cuentra que la valoración de la sociedadsobre la revolución ciudadana es muchomás alta en relación a la gestión guber-nativa que en relación a la credibilidaddel personaje y esto desde el 2007 hastala fecha. La gente está más contenta conla gestión y no le cree tanto a Correa. Lagente percibe que hay una acción pú-blica del Estado que llega, aunque conmuchas dificultades, allí donde antesapenas si había algo de presencia esta-tal. Existe, entonces, una distinción entreel personaje y la dinámica de políticaspúblicas y acción estatal: me remito a losdatos del estudio de la Universidad deVanderbilt, sobre confianza institucional.En las encuestas después del 30 de sep-tiembre, subía el presidente, subía el par-lamento, subía la corte, subía la justicia,subía la credibilidad y la confianza ciu-dadana de todas las instituciones estata-les. En el estudio de Vanderbilt con datosanteriores a este gobierno, se ve queefectivamente tienes un congreso que

pasa desde menos del 7% a por encimadel 35%, igual con la justicia (aunque enmenor proporción), igual con el sistemade partidos. Aquí hay una cosa a interro-garse, ¿es el magnetismo y la fuerza delliderazgo de Correa los que arrastranconsigo el aumento de la legitimidad enel conjunto del Estado? Desde el 2006hasta el 2010 hay una tendencia clara derecuperación de la confianza institucio-nal, como para problematizar esta ideadel caudillo que lo avasalla todo. Me pa-rece que el modelo constitucional deMontecristi, y el Plan Nacional del BuenVivir han colocado con fuerza el tema dela racionalización y la modernizacióndel Estado al reforzar la idea de la nece-sidad histórica de recuperar las capaci-dades estatales y las capacidades deacción gubernativa. Todo ello se está tra-duciendo en esta valoración ciudadanaque percibe tal dinámica de funciona-miento efectivo del Estado, de mayorpresencia territorial, de incorporación dedemandas.

Mientras tanto, los partidos estántransitando lentamente hacia una re-composición. El único partido que se hainscrito hasta ahora es el MPD, con locual se ve que las dinámicas de base cor-porativa que supuestamente han sidodesintegradas están ahí y el gobierno vaa tener que seguir negociando con ellasaunque nunca lo reconozca en sus dis-cursos. El resto de partidos penan porexistir más allá de las curules y plazas derepresentación política pero tendrán queinscribirse en el nuevo entorno organi-zacional que plantean la Constitución yel Código de la democracia.

La lenta reconfiguración de los parti-dos opera en un entorno ideológico que

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les es del todo desfavorable. Es quedesde hace mucho tiempo la llamada“ciudadanización de la política” ha sidopensada como despartidización de la po-lítica. El modelo de selección que sepauta en el Consejo de participación ciu-dadana para distintas instancias públicas,es un modelo totalmente sui generis querecoge esa demanda de ciudadanizacióny la reconvierte en pura des-partidiza-ción. Allí está la figura de las comisionesciudadanas de selección, con cincomiembros del Estado y cinco miembrosde la sociedad organizando un concurso.Dicha figura no traduce necesariamentela demanda de democracia radical y par-ticipación que colocaron algunos secto-res en Montecristi. Encarna más bien elespíritu de una época en que la descon-fianza en los partidos políticos fue capazde estructurar instituciones arropadasbajo un discurso de participación ciuda-dana. El problema es que en el discursopolítico, de garantistas y presidencialis-tas, se hizo una ecuación entre descon-fianza partidaria y participación. Se tratade un modelo ingenuo de participaciónque efectivamente no es la democraciaradical sino apenas despartidización.

En cualquier caso, luego del 30 deseptiembre se asistió a la primera con-vención de Alianza País después de cua-tro años de gobierno y me parece que laconsulta está siendo aprovechada por lossectores que están más interesados enque el movimiento no sea una cáscaravacía para producir una base social, ypara generar ciertas dinámicas organiza-tivas que den vida activa al movimiento.

Iván Carvajal. Una cosa es juntarse yotra es debatir, porque supuestamente lossectores que estarían más interesados enque esto no sea una cáscara serían los

sectores de izquierda, quienes están porel garantismo y todavía están dentro delgobierno, porque a los sectores más vin-culados a las estrategias de marketingeso no les importa. Hay allí un problemabastante complejo porque tendrían queorganizar la estructuración en torno deun conjunto de proposiciones con lo queen absoluto no están convencidos queincluso van en contra con lo que habíandefendido ante la oposición, yo no en-tiendo cómo podrían hacer eso.

Franklin Ramírez. Me parece que haymás iniciativa política respecto a esteproblema concreto de construir la orga-nización, llámese movimiento, llámesepartido; hay más iniciativa, más dina-mismo, procesos formativos. La coyun-tura electoral puede dinamizar esto y ensectores del movimiento, efectivamente,hay intenso malestar en relación a la vi-sión marketinera y publicitaria de la po-lítica que es la que ha dado resultados,no la otra. El problema clave de la con-sulta es la reforma de la justicia, y si allífracasa Correa, puede tener serios pro-blemas porque el tema de la seguridades un problema agudo.

Hernán Reyes. Más que la justicia,creo que el tema es la policía. Si es que lefalla su reforma, lo que va es a endurecermucho más el esquema de policializa-ción de la sociedad. La parte económicaes fundamental, para una gran porción deecuatorianos que odian a los policías y alos jueces, mientras vean que hay unacierta estabilidad económica van a seguirdando el voto de confianza a Correa.

Iván Carvajal. Pueden venir proble-mas por el lado económico. La subidadel precio de los combustibles que hizoEvo Morales le puso en alerta a Correa.Está claro que en este momento no

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puede lanzarse una medida de esa natu-raleza, económicamente tendrá que sor-tear cualquier circunstancia

Franklin Ramírez. Pero hay medidasque no son de esa naturaleza como porejemplo el tema del TLC con la UniónEuropea que puede ser una medida equi-valente políticamente. Las bases de EvoMorales se sintieron traicionadas.

Iván Carvajal. Una cosa es lo quesiente como traición si se toma como re-ferencia los precios del gas. Medidascomo el TLC discutidas en la FLACSO oen la Universidad Católica quedan redu-cidas a un grupo de académicos e inte-lectuales que no tienen ningunaposibilidad de que eso se convierta enuna percepción ciudadana amplia.

Hernán Reyes. El problema puede serun paquetazo o el tema del conflicto so-cial cuando empiece a aplicarse la Leyde minería.

Agustín Grijalva. Respecto a lo quese ha dicho sobre los derechos y las ga-rantías, eso tampoco es nuevo en nuestrahistoria y en nuestra cultura política. En-contramos constantemente constitucio-nes muy avanzadas en sus tablas dederechos, por ejemplo, si se toma el de-recho de sufragio y se ve por qué se am-plía el derecho de sufragio en el Ecuador,por qué se da el voto a las mujeres, a losanalfabetos, a quienes no son propieta-rios, atrás de estos cambios constitucio-nales no se encuentra movimiento socialo grupos mas bien pequeños. Hay unaespecie de vanguardismo en el asunto dederechos y sin embargo creo que las dosconstituyentes, la de 1998 y la del 2008en parte rompen esta lógica; ya no sonelites políticas las que plasman esos de-rechos, sino que hay una mayor partici-

pación, al menos durante el procesoconstituyente mismo. . Pero luego vieneotro problema, en 1998 se dicta unanueva constitución, y se amplían y forta-lecen los derechos, pero luego no sedesa rrolla la legislación necesaria. En lafase postconstituyente no hay movi-mientos sociales, organizaciones socia-les que empujen la efectivización deesos derechos que no deben ser reduci-dos a discurso o a fantasías. Es cierto quelos derechos tienen una dimensión utó-pica, no existe ni existirá nunca una so-ciedad que realice totalmente y todos losderechos que plasma en su constitución,porque los derechos son justamente unhorizonte utópico. Pero eso no quieredecir que sean inútiles, que no cumplanuna función esencial, porque marcanuna dirección para la acción sobre todoen los derechos sociales. Y en el caso dela Constitución de 1998 no vemos luegode dictada la Constitución avances sufi-cientes en esa dirección.

No creo que la Constitución de Mon-tecristi sea una excepción en este sentido,más bien es la regla, es una Constituciónamplia que ratifica y amplía mucho losderechos de 1998, que por eso se vendióbien electoralmente, creo que los secto-res pragmáticos dentro del gobierno tam-bién los aceptaron con este objetivo, perobien o mal, el sector garantista tambiénpensó en cómo efectivizar esos derechosy entonces se diseñaron una serie de me-canismos institucionales, con muchosproblemas técnicos porque también laconstituyente mismo tuvo que soportardesorganización, presiones. Es una Cons-titución que tiene profundos avancespero también deficiencias y contradic-ciones. De todas maneras, en la parte or-

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gánica en lo que tiene que ver sobre todocon las garantías jurisdiccionales y conciertas instituciones se pensó en cómoefectivizar los derechos, hay ese compo-nente. Otras partes de la Constitución sonterriblemente incoherentes, cómo la quepretende efectivizar la participación ciu-dadana que es por su propia naturalezadirecta con el Consejo de ParticipaciónCiudadana. ¿Por qué es una Constitucióntan contradictoria? Porque Alianza Países así de contradictorio, allí convergensectores que nunca podrán tener un pro-yecto político conjunto, coherente, uni-tario. Las zonas de confluencia, lasprobables coincidencias ideológicas oprogramáticas en un sentido profundo,son mínimas o no existen; esa incohe-rencia de la Constitución refleja la inco-herencia de Alianza País.

Otro problema en la Constitución essu reglamentarismo que lo que ha hechoefectivamente es neutralizar, dificultar elfuncionamiento de la Constitución. Esereglamentarismo, paradójicamente, lavuelve más inefectiva. Con todas esas li-mitaciones, obviamente había un pro-grama y una serie de objetivos, había unaserie de limitaciones y canalizaciones delpoder, había una serie de elementos ins-titucionales, históricamente y normativa-mente el propio gobierno tenía elcompromiso de crear, de generar la basesocial necesaria para efectivizar los dere-chos mediante una amplia participación,porque efectivamente esa base social noexistía. Pero para que los derechos seconviertan en un proyecto político, era elpropio gobierno el que podía y debía ha-cerlo en un sentido normativo, pero enlugar de esto, la orientación que se tomava en sentido totalmente contrario, va en

esta dirección del supuesto pragmatismoy de ese decisionismo que se nos ha des-crito. Este decisionismo pragmático seopone por tanto, a esta necesidad de ins-titucionalización que planteaba la Cons-titución, esta necesidad de gestiónpública, de reinstitucionalización del sis-tema de partidos, todo esto queda delado; y, lo que tenemos es ese decisio-nismo que no solo que no asume el com-promiso histórico de ser consecuente conlo central de la Constitución sino que loataca, criminalizando la protesta social,dividiendo las organizaciones sociales,impulsando una legislación claramentecontraria a la Constitución, pese a la exis-tencia de políticas públicas interesantespor sus alcances redistributivos.

Iván Carvajal. Me parece que esto esasí, desde un análisis conceptual de laposición frente a la Constitución, pero noes un análisis desde la política. El hechode que el 80% vote masivamente por laConstitución, no quiere decir que elloconstituya a ese 80% en una base social.Después de todo este proceso de la con-sulta habrá que ver qué tienen que haceraquellos que dicen “esta vez NO”, por-que ellos están enfrentando problemasque están en la Constitución y que estánen el conjunto de presupuestos que ac-tuaron en sus posiciones a inicios de esteproceso y en Montecristi. No podemosdesconocer algo que es fundamental: sihay un sujeto con voluntad y decisiónpolítica se llama Rafael Correa, y es elúnico sujeto político en todo este pro-ceso con esa capacidad para actuar conesa voluntad y con esa capacidad de de-cisión, no hay ningún otro. Tenemos unadesinstitucionalización del Estado, antesde Correa y de Palacio. Por más que te-

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níamos una Constitución como la de1998, teníamos un proceso de deterioroacelerado de instituciones como el par-lamento, ligado al deterioro de los parti-dos políticos. Teníamos una crisisgeneral, y también coincido en esa apre-ciación del deterioro de las organizacio-nes sociales con anterioridad a estegobierno. El sindicalismo en este mo-mento ya está muerto, la CONAIE hacumplido su fase expansiva y posible-mente ya cumplió su ciclo, pero en elmomento que llega Correa estaba enplena debilidad. Pero hoy vemos que nose han revitalizado los partidos políticosy no existen movimientos sociales.

Hernán Ibarra. A pesar del fuerte an-ticorporativismo de Correa y una ten-dencia a negar la política, sin embargo,se está creando una red de organizacio-nes paralelas, una especie de sociedadcivil desde la matriz estatal. No sé si vana ser organizaciones con capacidad deacción y movilización en el futuro, perosi es un dato importante a tener encuenta.

Hernán Reyes. En la reunión de unaorganización de maestros paralela a laUNE donde Correa fue a hablar de laconsulta, un dirigente de esta organiza-ción tomó la bandera de la UNE y larompió frente del presidente; decía estoes la UNE para nosotros, una barbaridad.Fue un acto simbólico preocupante.

Agustín Grijalva. Es importante avan-zar en una reflexión sobre la relaciónentre cultura política e instituciones, por-que todo el análisis del caudillismo, elpersonalismo, el autoritarismo en la po-lítica ecuatoriana, si es que no lo articu-lamos a las lógicas, a las complejidadesy a las contradicciones institucionales ypor cierto de las luchas sociales y políti-cas puede devenir en una suerte de ex-plicación culturalista. El decisionismo deCorrea obviamente va más allá de la per-sonalidad de un individuo, es entoncesnecesario indagar cuáles son las basesinstitucionales y sociales de este fenó-meno, me parece que éste es un campode trabajo interesante para la investiga-ción de las ciencias sociales en el país.

32 Diálogo sobre la coyuntura: La consulta popular y los conflictos del decisionismo

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Número de Conflictos

ras haber alcanzado un pico ex-tremo (358 conflictos entre julioy octubre 2010), al cabo de un

progresivo crecimiento en el curso de losdos últimos años (2009-2010), el número

de frecuencia de los conflictos presentaun sensible decline en el último período.Entre noviembre 2010 y febrero 2011 elnúmero de conflictos mensuales es infe-rior al de los 4 meses anteriores, lo queconfirma una cierta constante.

Este cambio demuestra o bien que elcreciente número de conflictos alcanzósu umbral de mayor frecuencia, o quecambios socio-políticos estarían alte-rando la tendencia observada durante los

dos últimos años. Será necesario consi-derar el comportamiento de la conflicti-vidad en los siguientes períodos, paradisponer de más elementos de interpre-tación. En cualquier caso, de estos datos

Conflictividad socio-políticaNoviembre 2010-Febrero 2011

La evolución de la conflictividad evidencia una declinación del número de conflictos. Sinembargo, algunos tipos de conflictos se vinculan a una modalidad de oposición política aun-que el crecimiento de los desalojos e invasiones responderían a factores de pobreza y violen-cia urbanas.

T

FECHA FRECUENCIA PORCENTAJE

NOVIEMBRE / 2010 61 24.60%DICIEMBRE / 2010 64 25.81%ENERO / 2011 68 27.42%FEBRERO / 2011 55 22.18%

TOTAL 248 100.00%

Número de conflictos por mes

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: -UI-CAAP-

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cabría concluir que si el aumento del nú-mero de conflictos en los dos últimosaños ha estado influido por fuerzas y ten-dencias de oposición política, estaríamosen presencia o bien de una situación ex-

trema o bien de una fase de desgaste;ambos fenómenos darían lugar a un pro-ceso de decline. De hecho la evoluciónde las tasas de crecimiento corroboraríantal interpretación.

Finalmente si se podría interpretarque el progresivo crecimiento del nú-mero de conflictos durante los dos últi-mos años alcanza su umbral extremocon el levantamiento policial e intentode golpe de Estado del 30 de septiembrede 2010 y sus repercusiones los mesessiguientes.

Para precisar las características de lareducción del número de conflictos enel último período hay que tener encuenta su constante mensual: mientrasque el promedio de conflictos mensua-les del período anterior (julio-octubre2010) era de 82, en el último es de 62.

Género del conflicto

Todos los géneros o sectores socialesprotagonistas del conflicto se reducen enfrecuencia de manera homogénea res-pecto del período y tendencia anteriores,a excepción de la “pugna de poderes”,que de manera excepcional prolonga latendencia creciente de conflictividad delos dos últimos años. Es decir, mientrastodos los demás conflictos declinan res-pecto del período anterior, incluidos loslegislativos (que pasan de 16 a 14) y lospartidistas (reducidos de 14 a 8), la “pug -na de poderes” se mantiene en aumento.

34 Conflictividad socio-política Noviembre 2010-Febrero 2011

Evolución reciente de la conflictividad

Fuente: Observatorio Conflictividad: Ecuador Debate

Años Períodos Cuatrimestre N°Conflictos Tasas Crecimiento

2009 Marzo-Junio 902009 Julio- Octubre 134 48%2009-2010 Noviembre –Febrero 320 64%2010 Marzo-Junio 270 22.7%2010 Julio-Octubre 358 32.6%2010-2011 Noviembre - Febrero 248 - 30.7%

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Esto demostraría como los conflictossociales se encontrarían muy asociados y

sobre-determinados por la confrontaciónpolítica.

En cuanto al orden de frecuencias dela conflictividad se mantiene inalterablela misma constante: el sector más con-flictivo sigue siendo el laboral público,seguido del barrial, del laboral privado ydel cívico regional. De acuerdo a la ge-neral disminución del número de con-flictos respecto del período anterior sereducen las frecuencias en todos los sec-tores, como se señalaba más arriba pa-sando del 1.4% de la conflictividad totalal 3.6%. Y también se mantiene casi conla misma frecuencia el conflicto indígena(18 y 17 respectivamente en ambos pe-ríodos). Lo que prueba que se trataría delsector social, cuyo movimiento social ydirigencias organizativas presentan un

enfrentamiento constante con el go-bierno.

Si bien todos los conflictos tienen enúltima instancia un referente político, alpresentar en definitiva una confrontacióncon el mismo Estado, los conflictos delsector laboral público muy protagoniza-dos por gremios fuertemente politizados,suelen interpretar por lo general posicio-nes contra el gobierno, que fácilmentepueden constituirse en oposición políticaanti-gubernamental. Este fenómeno queparece tener lugar durante los últimosperíodos, cuando se observa un notableaumento de la conflictividad del sectorpúblico y su creciente porcentaje dentrodel total de la conflictividad.

ECUADOR DEBATE / COYUNTURA 35

Género del conflicto

Evolución de la pugna de poderes

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP

Fuente: Observatorio Conflictividad, Ecuador Debate.

GENERO FRECUENCIA PORCENTAJE

CAMPESINO 6 2.42%CIVICO REGIONAL 27 10.89%INDIGENA 17 6.85%LABORAL PRIVADO 52 20.97%LABORAL PUBLICO 58 23.39%POLITICO LEGISLATIVO 14 5.65%POLITICO PARTIDISTA 8 3.23%PUGNA DE PODERES 9 3.63%URBANO BARRIAL 57 22.98%

TOTAL 248 100.00%

Período Febr. 09 Jun. 09 Oct. 09 Febr. 10 Jun. 10 Oct. 10 Febr. 10

Conflicto 4 1 1 1 8 5 9

Page 36: Ecuador Debate 82

Por otra parte, los conflictos del sectorlaboral público son los que mejor expre-san el crecimiento sostenido de la conflic-tividad general durante las dos últimasdécadas, aún cuando en algunos períodosla conflictividad del sector privado la su-pera en número de frecuencias. De hecholos principales protagonistas del conflictolaboral público han sido siempre el sindi-cato del magisterio, asociado a una fuerzapolítica opositora al gobierno el MPD, elde la salud y sobre todo del transporte.

Sujeto del Conflicto

Ateniéndonos al sujeto del conflicto,durante los períodos cuatrimestrales de

los años 2005 a 2008, los conflictos ba-rriales tuvieron una frecuencia promediode 36; pero durante los dos últimos añoses el único conflicto que mantiene unnúmero creciente de frecuencias hasta elúltimo período. Esto demostraría que laconflictividad barrial responde a factoresmás estructurales, y que no se encuen-tran menos influidos por particulares es-trategias sociales y políticas. Las queimprimen al resto de los conflictos lamisma tendencia a reducir sus frecuen-cias tras haber alcanzado un umbral má-ximo durante el anterior período.

36 Conflictividad socio-política Noviembre 2010-Febrero 2011

SUJETO FRECUENCIA PORCENTAJE

CAMARAS DE LA PRODUCCION 1 0.40%CAMPESINOS 6 2.42%EMPRESAS 27 10.89%ESTUDIANTES 7 2.82%FUERZAS ARMADAS 4 1.61%GREMIOS 14 5.65%GRUPOS HETEROGENEOS 4 1.61%GRUPOS LOCALES 22 8.87%IGLESIA 2 0.81%INDIGENAS 17 6.85%ORGANIZACIONES BARRIALES 51 20.56%PARTIDOS POLITICOS 26 10.48%POLICIA 11 4.44%SINDICATOS 11 4.44%TRABAJADORES 45 18.15%

TOTAL 248 100.00%

Sujeto del conflicto

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP

Conflictividad laboral pública y privada: evolución 2009-2011

Fuente: Observatorio Conflictividad, Ecuador Debate.

Períodos Febr.09 Jun.09 Oct. 09 Febr. 10 Jun. 10 Oct. 10 Febr. 11

Pública 18 28 33 59 61 117 58

Privada 22 15 43 40 51 66 52

Page 37: Ecuador Debate 82

Entre los géneros y sujetos de la con-flictividad merece destacarse el particularcomportamiento del conflicto indígena,que si bien conserva casi la misma fre-cuencia que en el período anterior (18jul.-oct. 2010), mantiene un número re-lativamente elevado de conflictos res-pecto de aquellos que presentaba antesde alcanzar su umbral máximo históricode 36 (marzo-junio 2010). Sobre todo sise tiene en cuenta que el conflicto indí-gena durante los años 1998 – 2008 pre-senta un promedio de frecuencias de 6.4por período cuatrimestral1. Esto demos-traría la (o) posición política que ha idoadoptando el conflicto indígena durantelos dos últimos años. Hay que conside-rar que, al igual que el sector público delmagisterio y su sindicato, la UNE, se en-cuentra vinculado a un partido político,también el movimiento indígena y su di-rigencia organizativa la CONAIE, está

muy vinculada a un partido político, Pa-chakutik.

Objeto del conflicto

Los dos objetos del conflicto que pre-sentan la más significativa reducción ennúmero de frecuencias son los que sepodrían considerar más políticos: res-pecto del período anterior, las denunciasde corrupción disminuyen de 59 a 29, ylos conflictos en rechazo de las políticasestatales también se reducen de 59 a 28.También aquí estamos en presencia delmismo proceso que caracteriza todos losotros géneros de conflictividad: tras unlargo período de incremento de estosconflictos, y al cabo del umbral máximoalcanzado durante el último período, porlas razones ya señaladas, asistimos a undescenso de las frecuencias.

Hay que señalar que son los conflic-tos salariales los que arrojan la mayor re-ducción en sus frecuencias, pasando de

31 a 11. Este fenómeno podría respondera un factor ya indicado en otra ocasión(cfr. J. Sánchez Parga, 2010): la crisis en

ECUADOR DEBATE / COYUNTURA 37

OBJETO FRECUENCIA PORCENTAJE

DENUNCIAS CORRUPCION 29 11.69%FINANCIAMIENTO 48 19.35%LABORALES 92 37.10%OTROS 40 16.13%RECHAZO POLITICA ESTATAL 28 11.29%SALARIALES 11 4.44%

TOTAL 248 100.00%

Objeto del conflicto

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP

1 Cfr. J. Sánchez Parga, Decline de los conflictos y auge de las violencias. Ecuador 1990-2008, CAAP,Quito, 2010:97.

Page 38: Ecuador Debate 82

el ámbito del trabajo y las crecientes de-mandas laborales hacen que disminuyanlas reivindicaciones salariales. Esto con-firmaría otro hecho: que el número deconflictos laborales permanezca inalte-rado respecto del período anterior (91 y92 respectivamente); pero por primeravez se muestra inferior a los dos génerosde conflictos más políticos: las deman-das de financiamientos y los rechazos delas políticas gubernamentales.

Lo mismo ocurre con el otro objetode conflicto más social que político, conla misma frecuencia respecto del períodoanterior: las demandas de financia-miento. Se trata de un objeto de conflicto,que si bien es político porque confronta

al Estado, tiene un carácter más econó-mico que el de rechazo a las políticas gu-bernamentales.

Intensidad del conflicto

Casi todos los repertorios o formas demanifestarse los conflictos aumentan porefecto de su diversificación, mientrasque disminuyen considerablementeaquellas modalidades más asociadas alas movilizaciones sociales: las marchas,que pasan de 42 y 34 en los dos períodosanteriores a 20 en el último período, ylas protestas, que se reducen de 73 y 99en los períodos anteriores a 44 en el úl-timo.

Es muy singular el aumento del nú-mero de los desalojos y de las invasio-nes, 20 y 8 respectivamente, respecto delperíodo anterior (10 y 1). Se trata sobre

todo de ocupaciones de tierras en secto-res suburbanos de las grandes ciudades.El progresivo y sostenido crecimiento delos desalojos y las invasiones durante los

38 Conflictividad socio-política Noviembre 2010-Febrero 2011

INTENSIDAD FRECUENCIA PORCENTAJE

AMENAZAS 40 16.13%BLOQUEOS 21 8.47%DESALOJOS 20 8.06%DETENCIONES 16 6.45%ESTADO DE EMERGENCIA 8 3.23%HERIDOS/MUERTOS 10 4.03%INVASIONES 8 3.23%JUICIOS 19 7.66%MARCHAS 20 8.06%PAROS/HUELGAS 6 2.42%PROTESTAS 44 17.74%SUSPENSION 29 11.69%TOMAS 7 2.82%

TOTAL 248 100.00%

Intensidad del conflicto

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP-

Page 39: Ecuador Debate 82

dos últimos años responderían a factoresde pobreza y violencia urbanas. El caso

de las tomas de tierras sería similar y res-pondería al mismo proceso.2

Aunque las amenazas y las protestas(40 y 44) han disminuido respecto delperíodo anterior (49 y 99) siguen siendoel mayor porcentaje dentro del repertoriode las intensidades del conflicto: 16% y17% respectivamente.

Intervención estatal

Reducción del número de interven-ciones del Estado en los conflictos co-rresponde a la general disminución dela conflictividad durante el último perío -do respecto del anterior. Sin embargohay que resaltar algunas singularidades.En primer lugar, mientras que el númerode intervenciones se reduce considera-blemente de acuerdo a la reducción de

la frecuencia de los conflictos, las inter-venciones judiciales son casi las mis-mas, 42, que en el período anterior (44);esto hace que sea el tipo de intervenciónestatal más numeroso y de mayor por-centaje (16.9%) del total de interven-ciones. En segundo lugar, ocurreexactamente lo mismo con las interven-ciones policiales: se reducen sólo muyligeramente a 35 respecto del períodoanterior (40), pero representan el 14.1%de todas las intervenciones del Estado.Obviamente no se puede dejar de rela-cionar la estrecha correspondencia entreambas series de datos ni tampoco la quepuede establecerse entre la policializa-ción y la judicialización de la conflicti-vidad social.

ECUADOR DEBATE / COYUNTURA 39

2 Cfr. Gaitán Villavicencio, “Las invasiones de tierras en Guayaquil: historia y política”, La Tendencia. Re-

vista de Análisis Político, n. 11, abr. /mar. 2011: 109-116.

Evolución de las modalidades de los conflictos suburbanos: 2009-2011

Fuente: Observatorio Conflictividad, Ecuador Debate.

Intensidades Febr. 09 Jun. 09 Oct. 09 Febr 10 Jun. 10 Oct. 10 Febr.11

Desalojos 5 3 5 8 11 10 20

Invasiones 1 0 2 4 1 1 8

Tomas 6 2 3 2 5 22 7

Page 40: Ecuador Debate 82

Aunque las intervenciones del legis-lativo se reducen en una proporción aná-loga a la reducción de los conflictos, sinembargo representan el 11% de las in-tervenciones del Estado. Que hayan sidolas policiales, las judiciales y las legisla-tivas las intervenciones más frecuentesen los conflictos plantea la problemáticasobre el tipo de tratamiento y de solu-ciones de los conflictos.

De todas las reducciones del númerode intervenciones estatales las más sin-gulares son las referidas al gobierno Eje-cutivo: mientras que las intervencionesministeriales pasan de 72 en el períodoanterior a 28 en el último, las del Presi-dente se reducen de 39 a 23. Por ordende frecuencia ocuparían el sexto lugar enel total de las intervenciones estatales enel conflicto.

Desenlace del conflicto

Si por un lado las diferentes modali-dades que adoptan las intervenciones es-

tatales en los conflictos dependen másde las intensidades o formas de expre-sarse la conflictividad y no tanto en susfrecuencias, por otro lado los distintosdesenlaces de los conflictos están muycondicionados por los modos de inter-vención del Estado en ellos.

Mientras que los conflictos negocia-dos (30.2%) han aumentado respecto delperíodo anterior (29.6%), los conflictosresueltos positivamente (22.1%) son me-nores en número en comparación con elperíodo anterior (24.5%); los conflictosno-resueltos (9.6%) son también muchomenos numerosos que en relación conel período anterior (14.8%), pero en elúltimo período aumenta el número delos conflictos rechazados (20.1%) encomparación con el anterior (13.9%). Fi-nalmente, el porcentaje de conflictos re-primidos es el mismo en los dossucesivos períodos.

40 Conflictividad socio-política Noviembre 2010-Febrero 2011

INTERVENCION FRECUENCIA PORCENTAJE

GOBIERNO CANTONAL 2 0.81%GOBIERNO PROVINCIAL 19 7.66%INDA 2 0.81%JUDICIAL 42 16.94%LEGISLATIVO 27 10.89%MILITARES/POLICIA 14 5.65%MINISTROS 28 11.29%MUNICIPIO 21 8.47%NO CORRESPONDE 27 10.89%POLICIA 35 14.11%PRESIDENTE 23 9.27%TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 8 3.23%

TOTAL 248 100.00%

Intervención estatal

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP-

Page 41: Ecuador Debate 82

Considerando las dos grandes ten-dencias del desenlace de la conflictivi-dad, se observa que los conflictosnegociados y resueltos positivamente re-presentan el 52.3% del total, algo menosque en el período anterior (54.1%),mientras que los conflictos no-resueltos yrechazados suponen el 27.7% en el úl-timo período, muy poco menos que enel período anterior (28.7%).

Número de conflictos por provincia

Nunca antes la conflictividad en laprovincia del Guayas (32.6%) había al-canzado porcentajes tan cercanos a la de

Pichincha (35.2%); lo que se explica porel extraordinario aumento del porcentajedel número de conflictos en Guayas res-pecto del período anterior (25.9%).Mientras que el porcentaje de la conflic-tividad en Pichincha decrece sensible-mente en relación al período anterior(37.1%).

En las provincias más grandes delpaís crece también de manera sensibleel porcentaje de la conflictividad res-pecto del período anterior: en Azuay,donde pasa del 3% al 5.6%, en Manabí,de 4.7% a 6%, y Tungurahua, de 2.2% a3.6%. El porcentaje aumenta también enel Carchi de 1.1% a 2%.

ECUADOR DEBATE / COYUNTURA 41

DESENLACE FRECUENCIA PORCENTAJE

APLAZAMIENTO RESOLUCION 35 14.11%NEGOCIACION 75 30.24%NO RESOLUCION 24 9.68%POSITIVO 55 22.18%RECHAZO 50 20.16%REPRESION 9 3.63%

TOTAL 248 100.00%

Desenlace del conflicto

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP-

Page 42: Ecuador Debate 82

Número de conflictos por regiones

Las alteraciones del número de con-flictos en las provincias de la Costa se re-flejan en el aumento del porcentaje de la

conflictividad regional: en la Costa crecerespecto del período anterior, pasandodel 42.7% a 46.3%, mientras que en laSierra disminuye del 53.3% a 50.8% enel último período.

42 Conflictividad socio-política Noviembre 2010-Febrero 2011

PROVINCIA FRECUENCIA PORCENTAJE

AZUAY 14 5.65%BOLIVAR 0 0.00%CAÑAR 2 0.81%CARCHI 5 2.02%CHIMBORAZO 3 1.21%COTOPAXI 5 2.02%EL ORO 9 3.63%ESMERALDAS 5 2.02%GALAPAGOS 0 0.00%GUAYAS 80 32.26%IMBABURA 0 0.00%LOJA 1 0.40%LOS RIOS 4 1.61%MANABI 15 6.05%MORONA SANTIAGO 4 1.61%NAPO 0 0.00%ORELLANA 0 0.00%PASTAZA 1 0.40%PICHINCHA 87 35.08%SANTA ELENA 2 0.81%SANTO DOMINGO DE LOS TSACHILAS 0 0.00%SUCUMBIOS 2 0.81%TUNGURAHUA 9 3.63%ZAMORA CHINCHIPE 0 0.00%

TOTAL 248 100.00%

Número de conflictos por provincia

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: UI-CAAP-

REGION FRECUENCIA PORCENTAJE

COSTA 115 46.37%SIERRA 126 50.81%AMAZONIA 7 2.82%INSULAR 0 0.00%

TOTAL 248 100.00%

Número de conflictos por regiones

Fuente: Diarios, El Comercio y El UniversoElaboración: -UI-CAAP-

Page 43: Ecuador Debate 82

La suma de todos los conflictos porregiones de la Sierra sigue siendo supe-rior (126) a los de la Costa (115); pero sise comparan estos datos con los del pe-ríodo anterior, Sierra 191 y Costa 153, se

observa que la diferencia del número deconflictos y sus porcentajes tiende a re-ducirse entre ambas regiones en los últi-mos períodos.

ECUADOR DEBATE / COYUNTURA 43

Page 44: Ecuador Debate 82
Page 45: Ecuador Debate 82

l Ecuador, luego de “la larganoche neoliberal”2, requeríacambios profundos y urgentes

en el marco jurídico vigente en el ámbitohidrocarburífero. La situación jurídicaera insostenible y la urgencia de cam-biarla, indiscutible. Esta conclusión senutre del análisis de la realidad petroleraecuatoriana y de sus perspectivas, sobretodo dos décadas después de una casiplanificada depredación de la institucio-nalidad estatal y de entreguismo a los in-tereses transnacionales.

La Constitución de Montecristi, comopunto de partida

El nuevo marco constitucional, apro-bado mayoritariamente por el puebloecuatoriano el 28 de septiembre del año2008, demandaba y demanda aún cam-bios sustanciales al marco jurídico hi-drocarburífero. Cambios que no secontemplaron adecuadamente en las re-formas que analizamos brevemente acontinuación.

TEMA CENTRAL

Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reformaAlberto Acosta1

“- ¿Podrías decirme, que camino he de tomar para salir de aquí?- Preguntó Alicia.

- Depende mucho del sitio a dónde quieras ir - contestó el gato.

- Me da casi igual dónde - dijo Alicia.

- Entonces no importa qué camino sigas - dijo el gato”

Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas

Las reformas a la ley de hidrocarburos no constituyen un marco jurídico renovador de la polí-tica petrolera. Se abre la puerta legal para la entrega de campos petroleros en explotación eincluso de la infraestructura petrolera a empresas estatales configurando una situación com-pleja y contradictoria con los intereses nacionales. La apresurada aprobación de estas reformaslegales han impedido una discusión adecuada tendiente a la búsqueda de una economía post-petrolera.

E

1 Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO. Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-pre-sidente de la Asamblea Constituyente. Este artículo, en una primera versión, se publicó en la revista LaTendencia, número 11, febrero-marzo del 2011, Quito.

2 Ver: La larga noche neoliberal – Políticas económicas de los 80, Icaria, Barcelona, 1993.

Page 46: Ecuador Debate 82

En la Constitución de Montecristi seredefinió el papel del Estado en la ex-plotación de los recursos naturales no re-novables. Sobre todo en los artículos 313a 318 se abordan los sectores estratégi-cos, servicios y empresas públicas. Sesentaron las bases para cerrar el opro-bioso pasado neoliberal y de la sumisióna los intereses transnacionales.

La meta del nuevo marco constitu-cional reclama por un fortalecimientodel Estado y sus empresas, estableciendoaquellas excepciones que sean necesa-rias para contar con el apoyo comple-mentario de inversiones privadasextranjeras o nacionales.

La Constitución de Montecristi esta-blece un rico régimen interpretativo quefuerza, además, a un cambio radical delmodelo desarrollista y extractivista impe-rante. Inclusive se desarrolló la propuestadel Buen Vivir o sumak kawsay como ho-rizonte y camino orientado a superar lasviejas visiones del desarrollo. Entre losvarios puntos clave del texto constitucio-nal se estableció la necesidad de hacerrealidad la soberanía energética.3 Esteelemento fundamental, que identifica anuestra Constitución, debe cristalizarseen el aprovechamiento de los recursosenergéticos disponibles, sobre todo losrenovables, superando la visión compar-tamentalizada del sector energético: por

un lado el petróleo y por otro la electri-cidad y las otras fuentes de energía.4

Otro punto medular en la Constitu-ción de Montecristi tiene que ver con laintegración. En su artículo 423 la CartaPolítica manda que la integración, en es-pecial con los países de la región, sea unobjetivo estratégico del Estado. Y comotal se debe impulsar una aproximaciónequitativa, solidaria y complementaria.Este mandato constitucional, que incor-pora también la cuestión energética,debió reflejarse en el nuevo marco jurí-dico. Por ejemplo, se pudo establecer uneje referencial claro que permita cristali-zar un tipo especial de relaciones conempresas petroleras estatales de la región.Más allá de la lectura de quienes preten-den ver solo problemas en los acerca-mientos con los países vecinos, esta tareaimplica la construcción de un modelo só-lido de alianzas estratégicas con las em-presas estatales de dichos paí ses.

Para poder construir el Buen Vivir, laConstitución determina la creación deuna legislación acorde con el mandatode una vida en armonía con la Natura-leza, es decir con la Pacha Mama. Así,se puso énfasis en Montecristi en lapuesta en práctica de los Derechos de laNaturaleza y el reconocimiento efectivode los Derechos Humanos, incluyendolos Derechos de los Pueblos Indígenas.

46 ALBERTO ACOSTA / Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reforma

3 Esto más que una referencia casual intentaba plantear la necesidad de control, diversificación y cohe-rencia con otros aspectos tales como la soberanía alimentaria o el derecho al agua (Ver el artículo 15 dela Constitución).

4 Esta visión dio lugar a la división del Ministerio de Energía en el año 2007. A partir de un enfoque re-duccionista se intentó descomponer una compleja realidad como la energética en sus partes constituti-vas, por un lado la electricidad y por otro el petróleo. De hecho se perdió de vista una visión sistémicaque no ha podido ser subsanada por parte del Ministerio de Coordinación de los Sectores Estratégicos,tal como se vio durante el estiaje de fines del año 2009 y principios del 2010.

Page 47: Ecuador Debate 82

En este sentido se requieren realesprocesos de consulta al momento de de-cidir sobre nuevas áreas de explotaciónde los recursos naturales no renovables(Art. 398). Este asunto está establecido enel artículo 57, numeral 17, en el que sedice que las comunidades, pueblos y na-cionalidades indígenas deben “ser con-sultados antes de la adopción de unamedida legislativa que pueda afectarcualquiera de sus derechos colectivos”.Además, para las comunas, comunida-des, pueblos y nacionalidades indígenas,de conformidad con el mismo artículo 57de la Constitución, rigen los pactos, con-venios, declaraciones y demás instru-mentos internacionales de derechoshumanos. Es decir, de acuerdo a la De-claración de la ONU sobre Derechos delos Pueblos Indígenas, es necesario elconsentimiento de los consultados paraque se realice alguna actividad que puedaafectar la vigencia de sus derechos.

Complementariamente, en el marcoconstitucional se garantizan -también enel artículo 57- los derechos colectivos demanera irrestricta a los pueblos no con-tactados. Esta disposición constitucionalno se circunscribe exclusivamente a laszonas intangibles o a las áreas protegi-das; por ejemplo, si se detectó presenciade pueblos no contactados en la zona deArmadillo fuera del parque Yasuní, sedeben suspender todas las actividadespetroleras. En el artículo 407, se prohíbela explotación de recursos naturales norenovables en áreas protegidas, si bien

abre la puerta para la excepcionalidad através de una solicitud que tiene que for-mularla el primer mandatario a la Asam-blea Nacional, la que, incluso, podríaabrir la puerta a una consulta popular.Estos aspectos no fueron abordados en lamencionada ley.

En síntesis, en el proyecto presentadopor el ejecutivo a la Asamblea Nacio-nal5, que entró en vigencia por el minis-terio de la ley, no fue adecuadamenteanalizado e incorporado este amplio ycomplejo mandato constitucional. Ape-nas se introdujeron ajustes puntualespara adecuar la ley a las demandas de larenegociación contractual propuesta conuna visión en extremo coyuntural.

Una reforma hidrocarburífera atrope-llada y superficial

Antes de analizar los cambios con-tractuales propuestos y los resultados ob-tenidos en la negociación de loscontratos petroleros, analizamos algunosaspectos importantes de las reformasabordadas.

Para empezar, la excepción constitu-cional en relación a las empresas priva-das se convirtió en regla general. Es decirse abrió la puerta para contratar normal-mente con empresas privadas las tareasde exploración y explotación de petró-leo. Esto no difiere de la norma vigentecon anterioridad. Desde esta perspectivano se dio buena cuenta de la cambianterealidad petrolera ecuatoriana.

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 47

5 El proyecto de ley pecó incluso de inconstitucional al abordar varias materias simultáneamente: la hi-drocarburífera y la tributaria, al menos. Esto atenta contra el artículo 136 de la Constitución, que es claroal respecto: “si el proyecto no reúne estos requisitos no se tramitará”. Ésta debió ser otra razón de pesopara devolver la propuesta de reforma al ejecutivo.

Page 48: Ecuador Debate 82

Las reservas petroleras del Ecuadorhan alcanzado la cúpula de la campanade Hubbert6, es decir hemos explotadola mitad o quizás más de las reservasexistentes en el país. Cada vez seránmenos las reservas disponibles. Las re-servas probadas remanentes en la actua-lidad deben llegar a algo más de 4 milquinientos millones de barriles.7 Con latasa de explotación actual, de 470 milbarriles diarios, tenemos un horizontepetrolero que no llegaría a los 30 años. Siconsideramos que la Iniciativa Yasuní-ITT implica dejar unos 900 millones debarriles de crudo en el subsuelo, el hori-zonte de extracción de crudo es muchomenor.8

Un dato a ser considerado es que enalrededor de unos 15 años, Ecuador po-dría dejar de ser un país exportador dehidrocarburos. Por un lado las reservasson finitas. Y por otro, el crecimiento de

la demanda de los derivados de petróleoaumenta de manera sostenida. Dichoesto, la construcción oportuna de unaeconomía post-petrolera, incluso post-extractivista es una imperiosa necesidad.

No nos olvidemos de una de las ma-yores aberraciones existentes en el paísno ha sido superada: Ecuador extrae pe-tróleo, exporta petróleo e importa deri-vados del petróleo9, pues no tiene lasuficiente capacidad de refinación. Aestos costosos derivados, como el diesel,se los quema para generar electricidaden plantas térmicas contaminantes. Adi-cionalmente, hay que reconocer lo quesignifica vender dichos derivados conenormes subsidios10, que benefician alos grupos más acomodados de la po-blación y que se fugan también por lasfronteras.11

Estos problemas de refinación aún nohan sido resueltos en los cuatro prime-

48 ALBERTO ACOSTA / Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reforma

6 King Hubbert fue funcionario de la Shell, catedrático en el Instituto de Tecnología de Massachussets yen la Universidad de California. Él concibió un modelo mediante el que se anticipa la evolución decre-ciente de la explotación de un yacimiento petrolero que crece rápidamente al inicio, para volverse cadavez más problemático y caro luego de que se ha alcanzado su cima o cenit.

7 Hay otras estimaciones que hablan de apenas 3.400 millones de barriles. De todas maneras, hay que re-cordar que el volumen de las reservas hidrocarburíferas ha sido motivo de diversas manipulaciones. Endeterminadas épocas se redujeron las reservas, sin estudios de por medio, simplemente para facilitar laentrega de mayores prebendas a los inversionistas extranjeros o para ampliar la frontera petrolera. Enotras, las cifras fueron infladas para incrementar la tasa de extracción de crudo y así sostener el serviciode la deuda externa.

8 El actual horizonte de reservas en manos de las empresas extranjeras es mucho menor. Antes de la re-negociación de los contratos se estimaba que estas empresas estaban a punto de agotar sus reservas, queno llegaría a cuatro años.

9 En el Presupuesto General del Estado se estiman estas importaciones en al menos 3.700 millones de dó-lares para el año 2011.

10 Para el año 2010 se estimaron estos subsidios en 3 mil millones de dólares, para el 2011 podría acer-carse a los 4.000 millones. Este es un tema que se debe discutir con gran responsabilidad. No se tratade quitar los subsidios a lo bruto, es decir a lo neoliberal. No, de ninguna manera. Hay que hacerlo concreatividad, de manera selectiva. Los subsidios deben mantenerse para los grupos empobrecidos y mar-ginados, no para los acomodados. Y los subsidios pueden continuar, al menos temporalmente, para ayu-dar en el proceso de transición hacia una economía postpetrolera.

11 El monto del contrabando se estima que puede bordear los 800 millones de dólares.

Page 49: Ecuador Debate 82

ros años de gobierno del presidente Ra-fael Correa. En la Refinería Estatal de Es-meraldas no se ha logrado superar losproblemas que venía arrastrando desdehace varios años. La Refinería del Pací-fico tampoco ha avanzado al ritmo es-perado. Por cierto no se ha hechoprácticamente nada para cambiar el pa-trón de consumo dispendioso de deriva-dos de petróleo.12

Esto se complica aún más pues noaprovechamos las energías alternativas yrenovables disponibles, como lo son lahidráulica, la solar, la eólica, la geoter-mia. En este último caso, recuérdese quenosotros literalmente dormimos sobrevolcanes activos. Esa es una gran tareapendiente, transformar la matriz energé-tica reduciendo la dependencia del pe-tróleo y sus derivados. Nada de esto seabordó en las reformas introducidas.13

La reforma a la Ley de Hidrocarbu-ros debió prever cambios en el ámbitode la refinación de crudo. Es obvio quehay que apurar las tareas de rehabilita-ción y repotenciación de la Refinería Es-

tatal de Esmeraldas. Además, cabríacrear las condiciones legales adecuadaspara que la construcción de la Refineríadel Pacífico14 atienda las demandas na-cionales en este proceso de transiciónenergética, sin poner en riesgo la Natu-raleza ni la vida de las comunidades lo-cales15, y sin que su construcción puedaconstituir una violación de la soberaníanacional. Igualmente falta una profundarevisión e incluso una reingeniería entodas las contrataciones petroleras, pues,en muchas de ellas, por ejemplo, en elámbito del suministro de los derivadosde petróleo existen situaciones poco cla-ras y con seguridad nocivas a los intere-ses nacionales.

En esta línea de reflexión cabría tam-bién revisar la política del Estado detransportar su crudo liviano mezcladocon el pesado de las empresas privadas através del Sistema del Oleoducto Transe-cuatoriano (SOTE), lo que ocasiona unmenor rendimiento de derivados livianosen la refinería Estatal de Esmeraldas, queluego tienen que ser importados. En

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 49

12 A la luz de esta realidad cabría preguntarse sobre quiénes son los beneficiarios de tanta desidia. La res-puesta es fácil, en primera línea los intermediarios de los derivados que el Ecuador se ve forzado a im-portar desde hace muchos años.

13 Recuérdese que desde fines del año 2009 hasta inicios del 2010, el país sufrió nuevos y costosos racio-namientos de electricidad como producto de los problemas heredados de la época neoliberal y tambiénde la inoperancia en el manejo del sector energético en el gobierno del presidente Correa, el que, desdejunio del 2007, disponía de un claro diagnóstico de la situación y de una detallada propuesta de acción:Agenda Energética 2007-2011, del Ministerio de Energía y Minas.

14 La Asamblea Nacional debería hacer un seguimiento de estos proyectos de trascendencia indiscutible,como lo es también el proyecto hidroeléctrico Coca-Codo-Sinclair; tarea en la que también deberían in-volucrarse sendas veedurías ciudadanas.

15 La construcción de esta refinería no significa necesariamente la explotación del ITT, como maliciosamentese asevera. La disponibilidad de reservas del ITT no aseguraría el crudo suficiente para una operaciónde una refinería por unos 40 años, al menos. La tasa de extracción prevista llega a unos 110 mil barrilesal día por unos 13 años, y luego empezaría su declinación natural. Esta refinería, desde el inicio, se laprogramó para procesar crudo venezolano y no solo ecuatoriano. Esta situación es bastante común enel negocio hidrocarburífero: con seguridad la mayor cantidad de refinerías existentes en el mundo estánen países que no disponen de reservas importantes de petróleo o carecen totalmente de ellas.

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suma, la reforma debió regular el trans-porte de crudo, impidiendo la perpetui-dad de las mezclas y los consiguientesperjuicios en la industrialización. Pudoser también una oportunidad para deter-minar la real propiedad del Oleoductode Crudos Pesados (OCP). Las deudas deéste al Sistema de Rentas Interno (SRI)llegan casi a 400 millones de dólares, esdecir que cuando termine su contrato, elOCP le entregaría un tubo al Estado acambio de la deuda.

Adicionalmente, ya no se requiere unmarco jurídico como el de épocas ante-riores cuando se forzaba la exploración yla explotación de crudo de manera irres-ponsable.

Siendo importante, no era suficientemaximizar la participación del Estado enla renta petrolera. Tampoco se debieronsimplemente elaborar nuevas reglas paraasegurar la confianza y la estabilidad alas empresas privadas, teniendo en lamira crecientes tasas de extracción decrudo. No bastaba con incorporar a lospuntos anteriores alicientes para incre-mentar las reservas disponibles16, algoque, por lo demás, no se habría conse-guido, según analistas cercanos a las em-presas transnacionales.

Necesitamos una estrategia diferente.Si antes no se aprovechó el crudo explo-tado de manera responsable, hoy resulta

imperdonable seguir con la misma lógicadilapidadora de las reservas petroleras yde los ingresos que generan las exporta-ciones de los hidrocarburos; lógica quetambién es depredadora de la Naturalezay de las mismas comunidades en dondese desarrollan estas actividades.

La nueva Ley de hidrocarburos abrela puerta legal para la entrega de cam-pos petroleros en explotación e inclusode la infraestructura petrolera a empre-sas estatales. Al crear los contratos parala exploración y/o explotación de petró-leo se configura una situación en ex-tremo compleja y contradictoria con losintereses nacionales. Esto podría incurririncluso en “una traición a la patria” y“una idiotez económica”, para usar lostérminos del economista Rafael Correaantes de ser presidente de la República,cuando durante el gobierno del coronelLucio Gutiérrez se pretendía entregar loscampos maduros -Shushufindi, LagoAgrio, Sacha, Auca- a empresas transna-cionales extranjeras. Una situación preo -cupante, pues en el 2008, el gobiernodel presidente Correa, sin contar con unmarco jurídico adecuado, es decir antesde que entren en vigencia las reformasde julio del 2010, se entregó el campoSacha a la empresa estatal venezolana.17

Reconociendo como necesaria la in-tegración energética regional y el trabajo

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16 No faltan personas que todavía siguen con la cantaleta de que el petróleo es indispensable para lograrla autosuficiencia energética y el equilibrio de la caja fiscal. Y otras que encuentran en la minería me-tálica a gran escala a cielo abierto la única alternativa al petróleo, cuyo fin se acerca inexorablemente.No hay duda, el ADN extractivista está bastante enraizado en la sociedad ecuatoriana. La solución de-berá incorporar varias acciones, pero sobre todo una profunda reforma tributaria; la presión fiscal delEcuador bordea el 13%, un nivel bajísimo en comparación con otros países: Chile 18%, Bolivia 24%,EEUU 26%, Alemania 36%, Suecia 47%.

17 La empresa mixta Río Napo fue conformada el 15 de julio del 2008 entre Pdvsa y Petroecuador para ex-plotar el campo Sacha. Los resultados obtenidos hasta ahora no son para nada satisfactorios.

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mancomunado entre empresas estatalespara enfrentar el poder de las transna-cionales y de sus representantes criollos,no parece lo más adecuado que se hayaintroducido legalmente un esquema queposibilite contrataciones a dedo: en lasreformas aprobadas se abre la posibili-dad para que los campos en explotación,bajo la modalidad de obras, bienes y ser-vicios, sean “adjudicados directamente”a empresas estatales o mixtas. La inte-gración requiere de bases sólidas, sinque llegue a menoscabar una genuinasoberanía nacional. Evitar situacionesperjudiciales para el país se conseguirácon reglas claras, que no minimicen alente estatal. Esto implica, por ejemplo,desarrollar adecuados esquemas de lici-tación pública para este tipo de empresasestatales.

Viendo el tema desde otro ángulo,para finiquitar los actuales contratos osuscribir nuevos se debió considerar loque implicaba la reparación de las áreasintervenidas. No se debió permitir quelos operadores sean eximidos de asumirlos costos de esta reparación, que tienenque asumirlos como manda la Constitu-ción. La nueva Ley de hidrocarburosdebió priorizar su atención en los proce-sos de abandono, reparación integral y

sanción a los responsables de los perjui-cios al Estado. Estos elementos no apa-recen en las reformas a esta ley.

Lo anterior implicaba la creación desistemas de monitoreo, vigilancia y con-trol ambiental, así como de condicionespara el abandono responsable de lasáreas intervenidas. Igualmente, tal comose anotó anteriormente, se debió fortale-cer como imprescindibles los procedi-mientos de consulta e interlocución conlas comunidades y con los trabajadorespetroleros, bajo el principio del respetoirrestricto de sus derechos.

También faltó analizar cómo se pro-cesan restricciones totales o parciales,permanentes o temporales al interveniren zonas vulnerables ambiental, social oculturalmente, con visión de largo pla -zo.18 En este contexto hay que ubicar ala Iniciativa Yasuní-ITT, propuesta que, siexiste la suficiente coherencia en el go-bierno, abriría la puerta para la cons-trucción de una economía post-petroleray post-extractivista.19 Se debió, enton-ces, analizar cómo desde esta reforma ala Ley de hidrocarburos se podía fortale-cer la Iniciativa Yasuní-ITT. Nada de estosucedió en las reformas aprobadas demanera atropellada y sin un suficientedebate.

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18 Se avizoran nuevas rondas petroleras en el centro-sur de la Amazonía –especialmente los Bloques 32 a38- en donde existirían entre 160 y 200 millones de barriles de reserva de crudo. Estas actividades po-drían afectar gravemente los territorios de varias nacionalidades indígenas y una extensión de casi dosmillones de hectáreas de bosque amazónico megadiverso.

19 Las amenazas al ITT no solo que se mantienen, sino que se han ampliado últimamente. Con una modi-ficación del mapa catastral, la empresa Petroriental, empresa china de derecho privado, alcanzó que subloque 14 se amplié por la parte superior de los bloques 16 y 31, hasta llegar al área del Tiputini. Anó-tese, además, que las actividades petroleras avanzan aceleradamente en el bloque 31, en manos de laestatal Petroamazonas; bloque que sería rentable solo si se explota el crudo del ITT, al que está pegadopor el lado oriental. Adicionalmente ya existe la autorización para empezar el “Estudio de Impacto y Plande Manejo Ambiental del proyecto de Desarrollo y Producción de los Campos Tiputini-Tambococha”.

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No nos olvidemos, las actividadespetroleras y las mineras provocan eleva-dos costos ambientales, que por lodemás, no entran casi nunca en los cál-culos de rentabilidad que hacen las em-presas e incluso el Estado. Costos queluego, de una u otra manera, se los tras-lada de manera brutal a la sociedad. Porlo tanto, hay que abandonar la desgas-tada y equivocada premisa de que si nose explotan los recursos naturales no re-novables, los sacrificios los paga la genteempobrecida, que es sobre la que en re-alidad impacta el grueso de los pasivossocio-ambientales.

De las reformas aprobadas tampocose derivan cambios que tiendan a forta-lecer el papel de las empresas estatalesen el subsector petrolero. En este campo,casi todos los esfuerzos del gobierno, in-cluso apoyado en la Armada Nacional,resultaron poco provechosos. Ésta debióser la tarea prioritaria, incluso antes deavanzar en la renegociación de los con-tratos. En esta etapa de transición haciauna economía postpetrolera se debecontar con empresas estatales fortaleci-das, capaces de enfrentar este reto, sintener que entregar las actividades petro-leras al capital transnacional.

A la postre, sin ninguna intervenciónde la Asamblea Nacional, el gobierno selimitó a introducir, con algunas variacio-nes, una vieja modalidad contractual. Ensuma, no se marcaron las rutas de uncambio de política de fondo, ni se esta-

bleció el necesario marco jurídico reno-vador de la política hidrocarburífera.

Reflexiones sobre los nuevos contratospetroleros

Desde que se inició el mandato delpresidente Correa se buscó cambiar elmarco jurídico en el sector hidrocarburí-fero, con el objeto de que el Estado au-mente su participación en la rentapetrolera. Esta meta estuvo prevista ya enel Plan de Gobierno del Movimiento País2007-2011, elaborada en el 2006, y enla Agenda Energética 2007-2011, entre-gada por el Ministerio de Energía yMinas en junio del 2007.

En octubre del 2007, el presidenteCorrea modificó, acertadamente, el Re-glamento a la Ley reformatoria de Hi-drocarburos No. 42-200620, decretandoque el 99% de las ganancias extraordi-narias vayan al Estado y el 1% se quedeen las compañías. Esto provocó una seriede protestas por parte de las empresaspetroleras, que derivaron, en el año2008, en la suscripción de acuerdos omodificaciones contractuales transitoriaspor un año e incluso dos.

Antes de esa decisión ya se empezó atrabajar en el cambio de modalidad delos contratos de participación a un “con-trato único de operaciones hidrocarburí-feras”, en verdad un tipo de contrato deprestación de servicios. El contrato sus-crito con la empresa privada italiana

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20 Desde el Gobierno se impulsó la expedición de la Ley No. 42-2006, reformatoria a la Ley de Hidrocar-buros, mediante la cual se obligó a las empresas transnacionales a repartir en un porcentaje inicial de50% para el Estado y 50% para las empresas privadas, las ganancias extraordinarias de las ventas del pe-tróleo por los altos precios del crudo.

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AGIP para el Bloque 10 era el único quese mantenía bajo la modalidad de presta-ción de servicios, pero bajo otra concep-ción legal y económica, fundamentadaen la Ley 101, expedida en el año 1982.

Luego de un complejo y poco trans-parente proceso de marchas y contra-marchas, sin que se haya logradopotenciar al ente estatal en el ínterin, elgobierno del presidente Correa presentóen junio del 2010, en la Asamblea Na-cional, el tan esperado proyecto de re-formas a la Ley de Hidrocarburos concarácter de urgente. Sin embargo, esteimportante proyecto no recibió el trata-miento adecuado, sobre todo por la po-sición poco constructiva del propiobloque oficialista que cerró la puerta aldebate en el pleno de la Asamblea.

Cumplido el plazo de 30 días quetenía la función legislativa para conocery aprobar el proyecto de reformas pro-puesto por el ejecutivo las reformas en-traron en vigencia por el ministerio de laLey, es decir sin que se haya introducidouna sola observación al proyecto origi-

nal. Así, el 27 julio del 2010 se efecti-vizó la Ley Reformatoria a la Ley de Hi-drocarburos y a la Ley de RégimenTributario Interno. Con esta Ley se abrióla puerta para la introducción del men-cionado contrato de prestación de servi-cios, que sirvió de base para larenegociación de los contratos con lasempresas petroleras.21

Dentro del plazo de 120 días para larenegociación de los contratos22, segúninformación del Ministerio de RecursosNaturales No Renovables, se llegó a unacuerdo con cinco empresas petrolerasextranjeras para que cambien de moda-lidad contractual. Estas son la italianaAgip-Eni, las chinas Andes Petroleum yPetroriental, la hispano argentina Repsoly el consorcio chileno Enap-Sipec.23

Cuatro empresas no llegaron a unacuerdo con el Estado:

- La brasileña Petrobras que operabaen consorcio con otras compañías enel Bloque 18 y Campo UnificadoPalo Azul. Ésta era poseedora de un

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21 Con esta ley se creó la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero que reemplazó a la anteriorDirección Nacional de Hidrocarburos (DNH), así como la Secretaría de Hidrocarburos encargada de li-citar, administrar y suscribir los contratos petroleros, actividad que antes la ejercía Petroecuador. Los al-cances de estas reformas no se abordan en este artículo.

22 Se establecieron 180 días para la renegociación de los contratos suscritos bajo la modalidad de camposmarginales y servicios específicos. Hasta fines de enero del 2011, se conoce que tres empresas no ha-brían llegado a un acuerdo con el Estado y mientras que otras cinco si mantendrían sus contratos: Tec-pecuador, Petróleos Sudamericanos, Petrobell, Repsol-YPF y el Consorcio Pegaso. La firma BellwetherInternational, con capital estadounidense, decidió abandonar el país y traspasar la operación del campoCharapa a manos del Estado. Cosa similar resolvió el consorcio Gran Colombia, con capital colombianoy operadora del campo Armadillo, y el Consorcio Petrolero Amazónico, ecuatoriano-venezolano, quetiene a su cargo los campos Puna y Singue; los campos de estas dos últimas empresas saldrían a licita-ción. El campo Armadillo no debía ser objeto de renegociación alguna, pues según Petroecuador, esecampo no sería marginal; pero ahora se indemnizará a las empresas que operaban allí, entre otras a laempresa Ecuavital. En abril del 2007, el presidente Correa calificó a José Dapelo, socio de Ecuavital, deser el “gangster que se ha llevado 140 millones de dólares en remediación ambiental”.

23 Empresa Nacional de Petróleos de Chile-Sociedad Internacional de Petróleos de Chile.

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30% de participación en el consor-cio que opera en el Bloque 18 y en elCampo Unificado Palo Azul. Estaempresa brasileña de capital mixtoextraía unos 30.000 barriles diariosde crudo. Su falta de acuerdo, segúnla versión oficial, se debería a que“su política no es operar como pres-tadora de servicios” y habría mani-festado, además, que no existengarantías para realizar inversiones alargo plazo. Habría que considerar elque esta empresa habría estado ope-rando el campo Palo Azul de manerailegal, lo que también podría haberpesado para su decisión conside-rando que está en marcha un pro-ceso judicial por peculado por laarbitraria entrega de dicho campo ala compañía brasilera. 24

- La empresa norteamericana EnergyDevelopment Corporation (EDC) queoperaba en el Bloque 3 de la RegiónLitoral. EDC, que es parte del grupoempresarial Noble Energy, operaba yextraía gas en el Bloque 3, en el lito-ral ecuatoriano frente a la provinciade El Oro, costa afuera. Esta empresano tuvo interés en suscribir un con-trato de prestación de servicios. Noobstante, hay que tener presente queen el mes de enero del 2010, el Es-tado por intermedio de Petroecuadorsolicitó la caducidad de su contratopor varios incumplimientos cometi-

dos en su operación. Con este arre-glo, que desechó el pedido de cadu-cidad planteado, quedaría archivadoel proceso que el Estado llevaba encontra de EDC. Sin embargo, segúnlas autoridades, se descartaría unademanda arbitral de parte de la em-presa en contra del Estado. Para la re-versión al Estado de este campo se haformado una Unidad de Gas en Pe-troecuador, la que contará con ase-soría de la chilena ENAP.25

- La coreana Canadá Grande que ope-raba en el Bloque 1 costa afuera en laprovincia de Santa Elena, en consor-cio con la empresa Tripetrol, incau-tada por la ahora desaparecidaAgencia de Garantía de Depósitos(AGD). Esta empresa era propietariadel 50% de participaciones en elcontrato; el resto de la participaciónpertenecía a Tripetrol, empresa quefue incautada por la AGD. Luego susacciones fueron traspasadas al Fidei-comiso “No Más Impunidad”, admi-nistrado por el Ministerio deFinanzas. Canadá Grande tiene, ade-más, un diferendo con el fisco por elno pago de impuestos y la no entregade la participación al Estado por losingresos extraordinarios provenientesde la aplicación de ley 2006-42.

- La empresa China National Petro-leum Corporation - CNPC que ope-raba en el Bloque 11. Esta compañía

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24 Durante 10 años se mantuvo esta situación que ha sido considerada como un fraude técnico e inclusocomo un peculado. De este campo se extrajo el grueso del crudo, puesto que el Bloque 18, cercano alcampo en mención no es comercialmente explotable desde 1995.

25 El gas que EDC obtenía de su operación es utilizado para la provisión de combustible de Machala Power,central térmica que genera electricidad. La operación de Machala Power también pasaría a manos de laCorporación Eléctrica del Ecuador -CELEC-.

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se encontraba bajo un estado defuerza mayor por lo cual no se pudofirmar un contrato. A esta compañíael Estado nada tendría que pagarle,por cuanto ese bloque jamás fue re-portado como comercial.

Las actividades de estas empresasserán asumidas por las empresas estata-les o serán licitadas, ante la falta de ca-pacidad de los entes estatales. Además,tendrán un plazo de 120 días para liqui-dar los contratos, llegar a un acuerdosobre las inversiones no amortizadas queel Estado debe reconocerles y la rever-sión de sus bloques, campos y áreas, deconformidad con el artículo 29 de la Leyde Hidrocarburos.

Según el Ministro de Recursos Natu-rales No Renovables, el beneficio co-rriente del Estado sería de 3.171 millonesde dólares. Antes de la renegociación elEstado podría haber obtenido 5.469 mi-llones y luego, 8.640 millones. Igual-mente el gobierno anunció que laparticipación del Estado en la renta pasóde 70% al 80%.26 Por cada dólar de in-cremento en el precio internacional delpetróleo, el Estado recibiría 12,7 millo-nes de dólares adicionales al año, deacuerdo a la expectativa gubernamental.

Por la negociación, el gobierno es-pera un incremento de las inversiones de353 millones de dólares a 1.205 millo-nes: nueva inversión en extracción decrudo por 963 millones y en exploracio-

nes nuevas, 242 millones. Las petrolerasasumen la responsabilidad de colocar losfondos que comprometan ejecutar, casocontrario, en el pago de la tarifa anual sedescontaría la actividad que no sea rea-lizada. Si no invierten en 2 años se dapor terminado el contrato.

Según la modalidad de prestación deservicios, el total de la extracción petro-lera pertenecería al país, al decir del go-bierno. Esto no necesariamente es así. Latarifa puede ser pagada con petróleo o laempresa puede comprarlo en el campo.De acuerdo a informaciones oficiales, elEstado lograría un incremento adicionalde la disponibilidad de petróleo equiva-lente a 35.400 barriles por día, es decirse buscará incrementar la extracción pe-trolera total, en 246 millones de barriles.Para el año 2013, la extracción de crudodel país debería fluctuar entre 550.000 y600.000 barriles diarios.

Si el precio del crudo baja, el país seasegura el 25% del precio internacional,por margen de soberanía. Si no se tuvie-ren ingresos para pagar la tarifa, la em-presa recuperará la misma, cuando subael precio. Si las empresas privadas quie-ren obtener mayores utilidades deberánreducir costos con la tarifa fija y esto re-dundará en el aumento del Impuesto a laRenta para el Estado. Si la contratista au-menta más la producción prevista, el Es-tado recibirá el 80% del beneficio y lascompañías el 20%, por la distribución dela renta petrolera, según la informaciónoficial.

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26 En los contratos de participación para la exploración y explotación de hidrocarburos, suscritos al amparode la Ley Reformatoria a la Ley de Hidrocarburos No. 44 de 1993, el Estado recibía en promedio unaparticipación del 20%, mientras que la contratista recibía el 80%. El crudo pertenecía a las empresas pri-vadas en esa proporción.

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Se habría acordado que las empresaspetroleras renuncien a cualquier reclamoo indemnización relacionada con lasobligaciones que tenían por transportarel petróleo por el Oleoducto de CrudosPesados OCP. El Estado asumiría el trans-porte del petróleo por el OCP en razón aque bajo la nueva modalidad contrac-tual, todo el petróleo es del Estado. Elcosto por cada barril transportado seríade 1,43 dólares.

Las empresas privadas, cumpliendocon lo que dispone la Constitución deMontecristi, habrían renunciado a todoreclamo o indemnización en el tribunalarbitral del Centro Internacional de Arre-glo de Diferencias Relativas a Inversio-nes (CIADI) y a todo recurso arbitral porcaducidad de sus respectivos contratos.Por último, los trabajadores ya no reci-birían el 15% por concepto de su parti-cipación en las utilidades, sino sólo 3%.El 12% de las utilidades de las empresasse destinarán a las comunidades endonde se explota el petróleo.27

El triunfalismo del Ministerio de Re-cursos Naturales no Renovables28 no escompartido por todos los expertos y co-nocedores en la materia. Ya han surgidovarias críticas a lo conseguido en dichas

renegociaciones. En esencia, lo que sehabría logrado es extender el modelocontractual de Ivanhoe29 a las demáscompañías, así como limpiar y perdonarlas responsabilidades judiciales, econó-micas y ambientales que tenían las em-presas. Además, las tarifas de extraccióndel crudo30 son consideradas como de-masiado elevadas, si se compara con elcosto de extracción de los entes estata-les. Hay cuestionamientos por el uso deinformación de difícil comprobaciónpara realizar las estimaciones presenta-das. En las tarifas establecidas, por ejem-plo, ya se incorpora por adelantado unatasa de 8 dólares por barril a cargo delcrudo que se va a obtener, sin tener se-guridad de que esto suceda así. No estáclaro cómo se determinaron los incre-mentos de reservas a futuro. Se estaríapagando por barril a ser producido y nopor barril producido.

En el contexto de la reflexión ante-rior resultó inconveniente ampliar losplazos de los actuales contratos con em-presas extranjeras. Hay varios contratoscon compañías privadas, que vencían enmuy pocos años. Esto obligaba a actuarcon redoblada cautela por parte del go-bierno.

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27 Una parte de estos recursos se distribuiría también a otras comunidades aledañas, según el presidenteCorrea. De esta manera se trataría de evitar conflictos regionales y seguramente también de asegurarrespaldos más amplios a estas actividades extractivistas.

28 Ver la presentación del ministro Wilson Pastor: 10 razones que sustentan la conveniencia para el Estadode la renegociación de los contratos”, sin fecha.

29 El contrato con la compañía Ivanhoe, que opera el campo Pungarayacu, entregado durante el gobiernodel presidente Correa, es el único que no fue renegociado. Se trata de un contrato entregado directa-mente, sin licitación alguna, a pesar de los múltiples cuestionamientos que se hicieron oportunamente.

30 Cuatro son los factores considerados por el gobierno: la amortización de las inversiones realizadas, laamortización de las nuevas inversiones, impuestos y rentabilidad. Es decir 353 millones para sostener latasa de extracción actual, 852 para incorporar una nueva extracción (en los actuales campos y en nue-vas áreas).

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La Asamblea Nacional debería haberconocido primero los términos de lasmás recientes negociaciones realizadasen el gobierno del presidente Correa,que incorporaron un contrato transitoriode un año31, que luego se amplió a dos,hasta que concluyan las renegociacio-nes definitivas. El propio presidente Co-rrea cuestionó esta ampliación, que sehabría hecho “sin su conocimiento”. Laprimera renegociación (2008-2009) y lafirma de los contratos transitorios, serea lizó sin que exista una base jurídicaadecuada y suficiente, pues la reforma ala Ley de hidrocarburos, que introduceel nuevo contrato de prestación de ser-vicios, recién se aprobó en julio de2010. Entonces, queda la duda de cómosuscribieron contratos por un año yluego de dos, plazo en el cual se debíamigrar al nuevo modelo, si ese modelono existía aún.

Todo indica que no resultó acertadoterminar o modificar los contratos sinantes evaluar los impactos, pues esto be-neficiará exclusivamente a las empresasprivadas en detrimento del patrimonionacional y de la calidad de vida de laspoblaciones locales. Debieron darse pre-viamente auditorías operativas, legales,económicas, sociales y ambientales de

todos los contratos vigentes, sobre todode aquellos a punto de finiquitar. Sin di-chas auditorías no era conveniente darpaso a ninguna renegociación. A cuentade atraer inversiones no se podía borrarlos posibles atropellos cometidos en va-rios ámbitos por las empresas que aúnestaban en el país.32

Además, desde el punto de vista na-cional, lo adecuado debió ser esperar lafinalización ordenada de los contratospara que sean las empresas estatales losque asuman las operaciones de todos loscampos revertidos.

Veamos algunos datos de los contra-tos que fueron ampliados:

- En el caso de AGIP-ENI, que en unadécada habría obtenido casi 1.000millones de utilidad neta, el plazo desu contrato, que finalizaba en el2017, con la nueva modalidad con-tractual, fue ampliado al año 2023.Recuérdese, además, que a este con-sorcio se entregó sin licitación elcampo Oglán (Bloque 42), en dondeel Estado ya ha realizado cuantiosasinversiones. Además, con el cambiode área geográfica se entregaronzonas del controvertido Bloque 23,en donde hay absoluto rechazo a

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31 Al subir el precio base de 20 a 45 dólares por barril promedio, el país perdió 25 dólares por barril. Du-rante casi tres años, los perjuicios ascenderían a casi mil millones de dólares. No había ninguna justifi-cación para ello. Algo que también fue cuestionado oportunamente. Faltó, no hay duda, una revisión porparte de la legislatura de lo que significaron estos contratos transitorios. Las empresas se beneficiaron deesta situación, que luego se consagró con la ampliación de los plazos contractuales y la liberación deresponsabilidades.

32 Recordemos, por ejemplo, que no era conveniente para los intereses nacionales haber permitido la fi-nalización apurada del contrato con Perenco en julio del 2010, cuyo contrato concluía 10 meses mástarde, sin antes haber realizado dicha auditoría. Aquí se cuestionan también los remates de crudo reali-zados por Petroecuador.

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operaciones petroleras, como es elcaso de Sarayaku.33

- El contrato de participación con REP-SOL terminaba el 2012, año en elque el 100% de las reservas, produc-ción e infraestructura debía pasar alEstado ecuatoriano; con la renego-ciación se amplió dicho plazo al año2018.

- El contrato con Andes Petroleum enTarapoa, que vencía el año 2015,ahora dura hasta el año 2025, y seanexó ilegalmente la economía delcampo unificado Fanny 18B al nue -vo contrato del bloque Tarapoa. Latransitoria primera de la ley reforma-toria no dice nada respecto a loscampos unificados.

- Petroriental, cuyo contrato de parti-cipación finalizaba en 2012, se leamplió el plazo también hasta el2018. A esta empresa se le amplió suámbito de incidencia en el Bloque14 por arriba de los bloques 16 y 31en un área nueva, que es, además,por lo menos una porción, parquenacional.

- La mayor crítica en el caso de SINEC-ENAP radica en que se mantiene eincrementa la tarifa del anterior con-trato. Un punto cuestionado porque

cuando estos campos eran operadospor Petroecuador, la tarifa era muchomenor.

También se ha destacado como algoperjudicial haber reconocido tarifas entrelos 35 y 41 dólares por barril en bloquesviejos, con crudos pesados y a cambiode inversiones consideradas como mo-destas, no orientadas realmente a descu-brir nuevas reservas. Las empresas coninversiones relativamente modestas ob-tendrían jugosas utilidades, si los preciosdel petróleo se mantienen elevados.34

No se olvide que a Petroamazonas la ex-tracción de crudo le cuesta 7 dólares porbarril y a Petroecuador 5 dólares.

En definitiva, sin haber agotado elanálisis de los nuevos contratos, el be-neficio a obtener no se debería medirsolo por el monto de los potenciales in-gresos, sino por la disponibilidad decrudo para que Ecuador satisfaga su de-manda interna de derivados. Esta es unade las principales exigencias para trans-formar la actual matriz energética, cons-truyendo otra matriz fundamentada enfuentes renovables y sustentables deenergía, así como en un consumo efi-ciente. No nos olvidemos que uno de losobjetivos potentes de la ley, sobre todoen esta nueva fase hidrocarburífera,

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33 Es digna de resaltar la resistencia de la comunidad kichwa de Sarayaku, en la provincia de Pastaza, quelogró frenar la actividad petrolera de la Compañía General de Combustibles (CGC) en el bloque 23, quecontaba con el respaldo armado del Estado. Basta tener presente los efectos que ha provocado la acti-vidad petrolera en los territorios del norte de la Amazonía ecuatoriana, para entender el grito de Sara-yaku: ¡Si quieren nuestra selva, nos tendrán que arrancar con ella!

34 Si se calcula -en forma gruesa- una tarifa promedio de 38 dólares por barril y se la multiplica por los 246millones de barriles adicionales que se obtendrían, las empresas recibirían más de 9,3 (nueve) mil mi-llones de dólares por sus servicios en el tiempo de actividad que les resta. Las inversiones estimadas bor-dean los 1,2 mil millones de dólares. El margen de rentabilidad para las empresas, como es fácil observar,no sería nada despreciable.

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debió haber sido el suministro del mer-cado interno. El petróleo remanente, ensuma, debe servir de base para construirla nueva matriz energética y para asegu-rar el mayor suministro nacional de de-rivados posible, no simplemente paraconseguir más ingresos fiscales.

A modo de conclusión

Como se desprende de este breveanálisis, hay muchos elementos adicio-nales que se debieron considerar al mo-mento de debatir la nueva Ley dehidrocarburos. Migrar de los contratos departicipación a los de prestación de ser-vicios debió hacerse en base a una pro-funda reflexión. Eso no se pudo hacercon seriedad en un plazo perentorio de30 días.

Recuérdese, además, que hace nomuchos años se realizó la transición in-versa. En cada uno de estos cambios,dadas las diversas coyunturas políticas ylas condiciones particulares de los yaci-mientos (reservas, tasa de extracción, in-versiones y amortización), puede haberhabido grandes perjuicios para el Estado.Coincidamos con Michael J. Watts,quien analiza el tema de la “violenciapetrolera” y que compara el caso nige-riano con el ecuatoriano, que en “todala historia del petróleo está repleta de cri-minalidad, corrupción, el crudo ejerci-

cio del poder y lo peor del capitalismode frontera”. 35

El tiempo dirá si las expectativas gu-bernamentales se cumplen. Lo que siqueda claro es que hay varios puntos crí-ticos en las negociaciones recientementeconcluidas. Entre otros podríamos desta-car los siguientes:

- Las negociaciones de los contratos seenmarcaron en las normas coyuntu-rales establecidas en las reformas pe-troleras. Su principal objetivo fuemejorar la participación del Estadoen la renta petrolera.

- Las elevadas tarifas asegurarían jugo-sas ganancias a las empresas presta-doras de servicios a cambio derelativamente modestas inversiones.

- No fue conveniente la prolongaciónde los plazos contractuales cuandolas empresas estatales pudieronhaber asumido la tarea al término delos respectivos contratos. Tampocose justifica la ampliación de los blo-ques petroleros a las empresas querenegociaron los contratos.

- Antes de dar paso a la renegociaciónse debió hacer una auditoria integraldel manejo de cada uno de los cam-pos por parte de las respectivas em-presas. A partir de dichas auditoríasse pudo impulsar la reparación de laszonas ya intervenidas por parte de

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 59

35 La sociedad espera todavía que se haga una auditoria integral de todos los contratos petroleros de porlo menos los últimos 20 años. Es decir todos los contratos suscritos después de la salida de la Texaco. Elgobierno del presidente Rafael Correa, que tuvo la voluntad política para impulsar una auditoría del cré-dito público (particularmente de la deuda externa comercial) e inclusive de las graves violaciones a losderechos humanos, debería demostrar ahora que puede hacer algo similar en este ámbito. Una comisióncreada para tal efecto, con representantes de fuerzas diversas de la sociedad, no contaminadas con lasnegociaciones petroleras, debería asumir esta histórica tarea. El país requiere una “comisión de la ver-dad” de las políticas petroleras y sus consecuencias.

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cada una de las empresas, en suma,se pudo evitar la impunidad en ma-teria ambiental, e incluso legal y eco-nómica.

- Se podría también concluir que lasempresas que se quedaron, lograronrenegociar favorablemente sus con-tratos, y las que se fueron lo hicieronpor razones diferentes a las posibili-dades de obtener significativos bene-ficios.

Estas son unas reformas definitiva-mente incompletas y no necesariamentebeneficiosas para el país.

De allí que se debe todavía hacer unesfuerzo enorme y sostenido para maxi-mizar los efectos positivos que se pue-

dan obtener de la extracción petroleraespecialmente en los actuales campos enexplotación, sin perder de vista que elpetróleo se acaba.

Lo que queda de petróleo, en con-creto, debería servir para construir lasbases que nos permitan transitar haciaotra forma de economía. El desarrollo nose consigue simplemente en base a la ex-tracción de los recursos naturales, mu -cho menos el Buen Vivir o SumakKawsay. Tengamos siempre presente quees preciso generar riqueza en base al es-fuerzo de los seres humanos. No pode-mos simplemente sobrevivir gracias a larenta de la Naturaleza, a la que, por lodemás, con este insensato extractivismo,le estamos llevando hacia un colapso.

60 ALBERTO ACOSTA / Ecuador: Unas reformas petroleras con muy poca reforma

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os llamados emprendimientosextractivos, como la minería acielo abierto o la explotación pe-

trolera, enfrentan crecientes resistenciasen casi todos los países latinoamerica-nos. Las razones son variadas, y vandesde sus dudosos beneficios económi-cos a sus severos impactos sociales y am-bientales. Son más evidentes los límitestanto sociales como ambientales, y en lamedida que se reconoce esta problemá-tica, se hace cada vez más necesario ela-borar estrategias que puedan romper conla dependencia extractivista actual.

De esta manera, la elaboración de al-ternativas se vuelve un asunto clave, yesa discusión se disemina en varios paí-ses, incluido Ecuador. Ejemplos de esta

nueva circunstancia son los llamados amoratorias de explotación en ciertaszonas o los pedidos de reforma de las re-galías e impuestos, así como el recono-cimiento de un cercano agotamiento delos depósitos de petróleo. En Ecuador, elPlan Nacional para el Buen Vivir gene-rado desde el gobierno, apunta a un fu-turo que abandona el extractivismo, perolo hace en términos genéricos y no seelaboran las vías y medios para ese fin.Estos y otros ejemplos explican que esténsurgiendo diversas apuestas a las alter-nativas al desarrollo extractivista; en mu-chos casos ya no se discute la validez deesos intentos, sino que los debates secentran en cómo se deben implementarlos caminos de salida.

Alcances y contenidos de las transiciones al post-extractivismoEduardo Gudynas1

La necesidad de redimensionar el peso de las actividades extractivas debe tener como puntode partida una nueva concepción del desarrollo que vaya más allá del simple crecimiento eco-nómico y sitúe la explotación de los recursos naturales en el marco de encadenamientos pro-ductivos internos y una fuerte regulación estatal. La transición a una economía post extracti-vista es una construcción política que no implica abandonar las actividades extractivas sino elpotenciar alternativas que incluyan una trama de actores sociales y políticos dispuestos a con-frontar con el extractivismo depredador y dar paso a un extractivismo indispensable.

L

1 Investigador principal en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social), Montevideo, Uruguay(Contacto: [email protected]).

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El presente artículo es un aporte enesos esfuerzos, e intenta brindar res-puestas sobre los contenidos de esas al-ternativas al extractivismo. En otraspalabras, ¿cómo comenzar a transitarsenderos que permitan liberarnos de ladependencia extractivista? Esos conteni-dos se presentan seguidamente, en elmarco de un programa de transicioneshacia alternativas de desarrollo enfoca-das directamente en la calidad de vida yla protección de la Naturaleza.2

Impactos y particularidades

Los impactos sociales, económicos,territoriales y ambientales de las explo-taciones mineras y petroleras son bienconocidos, en particular en los países an-dinos, incluyendo Ecuador. No es aquíel lugar para volver a enumerarlos, aun-que los interesados pueden consultar porejemplo las recientes revisiones enAcosta (2009) y Bustamante y Lara(2010). Pero más allá de padecer estosproblemas, el caso ecuatoriano es parti-cularmente relevante.

En efecto, en más de una ocasión setoma a Ecuador como ejemplo de los gra-ves impactos de la explotación petrolera,debido a la abrumadora evidencia conque se cuenta para sus regiones amazó-nicas (véase por ejemplo Dematteis ySzymczak, 2008). Asimismo, también esreconocido por las acciones innovadoras,

tales como el juicio ciudadano contra Te-xaco-Chevron por los derrames de crudoen la Amazonia. A su vez, la concienciasobre esos efectos negativos explica pro-puestas originales como la de imponeruna moratoria en la extracción petroleraen la zona del Parque Nacional Yasuní(véase Martínez y Acosta, 2010). Ecuadortambién es observado con atención entanto cuenta con un gobierno que se pre-senta como progresista o de la “nueva iz-quierda”, comprometido con la justiciasocial y que ha elaborado un plan de de-sarrollo que postula abandonar el énfasisextractivista (SENPLADES, 2009), peroque de todos modos sigue promoviendoproyectos petroleros y alienta la expan-sión minera.

El apoyo al extractivismo desde eli-tes estatales y empresariales también serepite en los demás países sudamerica-nos, más allá de las particularidades decada caso, y del papel que los gobiernosdesempeñan (Bebbington. 2009; Gudy-nas, 2009). Bajo esa tendencia prevale-ciente no puede sorprender que tambiénpersistan las denuncias y protestas am-bientales, y que en algunos casos (comoPerú o Bolivia), se estén incrementandosustancialmente.

Factores como esa resistencia social,la creciente evidencia sobre los efectosnegativos, y otros componentes, haceque poco a poco se discuta sobre alter-nativas de desarrollo que no dependan

62 EDUARDO GUDYNAS / Alcances y contenidos de las transiciones al post-extractivismo

2 Este ejercicio se basa en ideas discutidas en talleres, seminarios y mesas redondas realizadas en variospaíses andinos en los últimos tres años. En el caso de Ecuador, varios de esos encuentros fueron organi-zados por CLAES conjuntamente con CAAP y otras contrapartes, en Quito (con FLACSO), Cuenca (conla Universidad de Cuenca) y Guayaquil (con la Universidad Santa María), y que han sido apoyados porla Fundación R. Luxemburg. Las investigaciones son parte de un programa sobre alternativas post-ex-tractivistas hacia la sustentabilidad (apoyado por la Fundación C.S. Mott).

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de la especialización extractivista. En esesentido debe interpretarse el Plan Na-cional para el Buen Vivir de SENPLADES(2009), ejemplificando un avance im-portante (que por ahora no ha sido imi-tado por los gobiernos vecinos). Estos yotros ejemplos, reflejan llamados a alter-nativas que pueden ser englobadas bajoel término de post-extractivistas. Éstas noimplican prohibir todas las vías de ex-tracción de recursos naturales, sino quebuscan alternativas a un extractivismoconvencional de intensos impactos, ba-sado en economías de enclaves atadas ala globalización, y transnacionalizadas.Es un rechazo a la aceptación sumisa delextractivismo y el esfuerzo por exploraralternativas posibles.

Aceptación o cambio

La elaboración de propuestas alter-nativas post-extractivistas no es sencilla,en tanto se enfrentan diversas resisten-cias y frenos. Buena parte de ella se debeque el extractivismo convencional ex-presa clásicas ideas del desarrollo, en-tendido como crecimiento económico,basado en la apropiación de la Natura-leza, mediado por flujos exportadores ycaptación de inversiones. Bajo esta mi-rada propia del extractivismo clásico ob-servado en Perú o Colombia, se asumeque se generarían efectos derrames quemejorarían el bienestar de la población.

En cambio, bajo el llamado neo-ex-tactivismo progresista se introducen dis-tintos cambios, en particular unarecuperación del papel del Estado, seaen un control más directo sobre los em-prendimientos extractivos, captando unamayor proporción de excedentes, y legi-

timándolo por la vía de los planes deasistencia social (véase Gudynas, 2009).

Bajo estas dos perspectivas, los de-bates más comunes se centran en cómose instrumentaliza el extractivismo (porejemplo, cuál debe ser el papel de lasempresas estatales o el nivel de las rega-lías), pero no profundizan en sus aspec-tos centrales, como puede ser su propiavalidez como uno de los pilares del de-sarrollo. Tanto el extractivismo conven-cional como el neo-extractivismoprogresistas reproducen y mantienen unamatriz cultural profundamente arraigadaque defiende la idea contemporánea de“desarrollo” como expresión del pro-greso. Como las propuestas alternativaspost-extractivistas necesariamente impli-can alternativas a ese “desarrollo”, apa-recen resistencias y frenos de todo tipo,ya que no es nada sencillo romper conuna matriz ideológica.

Esta elaboración de alternativas debesuperar varios obstáculos. En las últimasdécadas, la insistencia neoliberal siem-pre defendió la imposibilidad de loscambios, y si bien se reaccionó en variospaíses generándose procesos de cambiopolítico, no es inusual sostener que losnuevos gobiernos progresistas represen-tan todos los cambios posibles, y noexiste necesidad de seguir explorandolas alternativas. La idea del desarrolloconvencional sigue vigente, y desde allíse insiste en defender el crecimiento eco-nómico como motor del progreso, y seignoran o minimizan los impactos socia-les y ambientales.

Si bien se están comenzando a acep-tar que el extractivismo encierra diversosproblemas, muchos defienden una estra-tegia en “dos tiempos”: una primera

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 63

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etapa, debería profundizar la explota-ción de los recursos naturales para fi-nanciar otros planes de desarrollo y lacompensación social, y más tarde, en unsegundo momento, se podrían lanzar lasalternativas de salida al extractivismo. Laestrategia gubernamental ecuatoriana yel Plan del Buen Vivir de SENPLADES seacercan a esta condición. Sin embargo,la base conceptual y práctica de este mo-delo de “dos tiempos” es muy discutible,ya que la primera fase genera altos im-pactos sociales y ambientales, perocomo alimentan una justicia social en-tendida como compensación econó-mica, obliga a los gobiernos a seguirpromoviendo emprendimientos extracti-vistas. A su vez, esa profundización de-sencadena más impactos sociales yambientales, con lo cual serán necesa-rios todavía más recursos financierospara compensarlos, instalándose un cír-culo vicioso. El estilo extractivista no ge-nera mejores oportunidades para iniciarotras estrategias productivas, sino que enrealidad las impide, por factores talescomo su expresión en economías de en-clave, bajos encadenamientos producti-vos nacionales, fuertes exportacionescon tendencia a revaluar la moneda,abaratamiento de las importaciones (yotros efectos propios de la “enfermedadholandesa”), dependencia comercial, et-cétera. Estos y otros elementos indicanque la pretensión de primero profundi-zar el extractivismo, para después salirde éste, carecen de sustento.

También existen algunos frenos en elseno de las organizaciones ciudadanasque deben ser mencionados. Es necesa-rio reconocer que muchas campañas yreclamos contra el extractivismo sonmucho más efectivas en la denuncia de

los impactos sociales y ambientales, perono lo son tanto en detallar el contenidode las alternativas viables que pueden re-emplazar a esos sectores. De esta ma-nera, esas acciones logran el apoyo localde afectados, pero enfrentan mayores li-mitaciones en reclutar nuevas adhesio-nes con una base social y política másamplia, en tanto otros sectores socialesno perciben con claridad cuáles son loscontenidos de las alternativas que se lesproponen. La lección que debe tomarsede estos casos es que, en la actual co-yuntura, las denuncias y reclamos nece-sariamente deben ir acompañadas depropuestas alternativas más detalladas yrigurosas. Otras limitaciones asomancomo casi opuestas: la aspiración al pro-yecto alternativo “perfecto”. En este casoson actores que siempre son efectivos enencontrar detalles en las propuestas al-ternativas, y si bien acompañan los re-clamos de cambio, al entender que éstasno son perfectas, terminan distancián-dose. La lección frente a estos casos estáen aceptar que las alternativas siempretienen elementos que deberán ser com-pletados, y que como se verá más abajo,su carácter plural, no esencialista, yadaptado a cada circunstancia social yambiental, no es un demérito, sino queson aspectos esenciales.

Alternativas y transiciones

Llegados a este punto, frente a la se-riedad de los impactos y limitaciones delextractivismo es necesario postular unaestrategia alternativa post-extractivista.Esta alternativa debe ofrecer cambiosque respondan a los diversos problemasque encierra el extractivismo, pero a lavez, deben demostrar que son posibles y

64 EDUARDO GUDYNAS / Alcances y contenidos de las transiciones al post-extractivismo

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viables. La tarea entre manos se puedeilustrar con algunos ejemplos, a saber:

Los impactos sociales del extracti-vismo incluyen situaciones como el au-mento de las desigualdades, desplaza-miento de comunidades, violencia, et-cétera, de donde las alternativas deberánproponer estrategias enfocadas en la ca-lidad de vida de las personas y en erra-dicar la pobreza, sin esperar por lassoluciones de supuestos “derrames” eco-nómicos. En los aspectos ambientales,las alternativas deberán impedir la des-trucción de las áreas naturales, la conta-minación y otros efectos negativosproducidos por prácticas extractivistas. Asu vez, en lo que podría calificarse comouna dimensión socio-ambiental, se de-berá revertir la actual externalización delos costos del extractivismo hacia el restode la sociedad, modificando sustancial-mente la asignación de precios. En la di-mensión territorial, se deben detener losprocesos de fragmentación y desterrito-rialización propios del extractivismo. Enel campo económico, es evidente que sevuelve imperiosa una reforma tributariasobre el sector extractivista, y la aplica-ción de tasas y cánones para evitar cual-quier dumping socio-ambiental. De estamanera, es posible identificar urgencias ynecesidades alternativas, que conformanun conjunto de puntos que necesaria-mente deben estar contemplados encualquier alternativa. Varios de estos ele-mentos se ilustran en las siguientes sec-ciones del presente artículo.

Pero este ejercicio también indicaque las alternativas puntuales e instru-mentales no son suficientes (entendidascomo “desarrollos alternativos”), y queen realidad es necesario un cambio sus-tancial a toda la idea del desarrollo con-

temporáneo. Tal como ya se adelantóarriba, es necesario enfrentarse a la baseideológica que sustenta el desarrolloconvencional contemporáneo, tanto ensus bases conceptuales como en susprácticas, institucionalidad y discursoslegitimantes. Por lo tanto, el post-extrac-tivismo es parte de una “alternativa al de-sarrollo”.

Existen muchos antecedentes quenutren estos esfuerzos. La crítica al desa-rrollo ya tiene más de cuatro décadas, yexiste un nutrido acervo de reflexionessobre los límites sociales y ambientalesdel desarrollo contemporáneo, y distin-tas propuestas de reorientación enfoca-das en atacar la pobreza, la calidad devida y la protección ambiental. Son par-ticularmente importantes los programaspara “desmaterializar” y reducir las eco-nomías, inspirados por ejemplo en losaportes del Instituto Wuppertal en Ale-mania (por ejemplo, Sachs y Santarius,2007), en tanto implican reducir la de-manda por materias primas y energía. Asu vez, se han logrado propuestas deta-lladas sobre economías alternas viablesque no descansan sobre el crecimiento(por ejemplo, Jackson, 2009).

En paralelo existen expresiones de lasociedad civil con reclamos y ensayos si-milares. Por ejemplo, el movimiento de“ciudadanos en transición”, originado enIrlanda y ahora difundido en Inglaterra,Estados Unidos y otros países, se centraen reducir el consumo de energía y apo-yarse en la resiliencia local (entendidacomo las capacidades de amortiguacióny elasticidad ambiental local), y en pro-mover la calidad de vida a nivel comu-nitario y estilos de vida simples (véasepor ejemplo, Hopkins, 2008).

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 65

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Debates similares están en marchaen América del Sur. Por ejemplo, las de-mandas por reformar la minería, inclu-yendo moratorias en distintas zonas, sonimportantes en Perú y Bolivia; en Ecua-dor existe una fuerte discusión sobre lasexplotaciones petroleras en la Amazonia;y discusiones similares están en marchaen los demás países. Simultáneamente,en la región se encuentran ensayos de al-ternativas al desarrollo que ofrecen insu-mos de gran importancia. Estos son loscasos de la agroecología, la economíasocial y solidaria, la defensa de una po-lítica más participativa y comunitarista,y los debates sobre el Buen Vivir. En elcaso de Perú, en la última campaña elec-toral, una sustancial coalición de redesy organizaciones ciudadanas, elevaronreclamos por “alternativas al extracti-vismo”, y generaron las primeras refle-xiones sobre “transiciones” hacia elpost-extractivismo (véanse los ensayosen Alayza y Gudynas, 2011).

Las alternativas post-extractivistasque emergen de estas condiciones debenser entendidas como un proceso de tran-siciones. Esto es necesario en tanto lasalternativas deben estar adaptadas acada circunstancia social y ambiental, ypor lo tanto no constituyen “recetas” rí-gidas que todos deben seguir. Pero a suvez, se entiende que estas alternativas aldesarrollo son una construcción política,donde el aprendizaje y la ampliación dela base ciudadana, requiere avanzar porpasos sucesivos. Esto no implica renun-ciar a los cambios sustanciales, ya quecada uno de los pasos, incluso los másmodestos e iniciales, deben alentar yobligar a dar nuevos pasos de transfor-mación.

Imaginar un camino propio: ceropobreza, cero extinciones

Establecida la necesidad de una al-ternativa al desarrollo que sea post-ex-tractivista, es necesario revisar algunosde sus contenidos más importantes. Enlas secciones siguientes se ofrecen dis-tintos ejemplos de esos contenidos, sinpretender agotar todos los puntos. A losfines del texto es inevitable separarlos endistintos apartados, aunque todos ellosconforman un conjunto estrechamenteinterrelacionado. A su vez, este ejerciciotambién puede ser útil en el caso ecua-toriano, ya que el Plan Nacional delBuen Vivir de SENPLADES (2009) toda-vía carece de precisiones sobre las vías ymediaciones concretas para alcanzaruna meta post-extractivista.

Un primer paso es precisar de mejormanera las metas que buscan las transi-ciones al post-extractivismo. En el casoecuatoriano esto es muy claro: se debeerradicar la pobreza, y asegurar que noexistirán nuevas extinciones de especies(o destrucción de ecosistemas). Postular“cero pobreza” y “cero extinciones”puede ser considerado como una formu-lación muy genérica, e incluso puede ar-gumentarse que dichos similares seencuentran en las clásicas declaracionesde las cumbres presidenciales, es nece-sario advertir diferencias claves.

Por un lado no se postula “reducir lapobreza”, tal como es propio por ejem-plo de los Objetivos del Desarrollo delMilenio. A su vez, la meta de cero extin-ciones implica una posición de fuertecompromiso ambiental, y no aparececomo una condición subsidiaria a obje-tivos sociales, sino con el mismo nivel

66 EDUARDO GUDYNAS / Alcances y contenidos de las transiciones al post-extractivismo

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de jerarquía. Por lo tanto las dos metasaparecen en un mismo nivel de impor-tancia. Recordemos que la nueva Cons-titución de Ecuador reconoce losderechos de la Naturaleza en un mismonivel de relevancia que los derechos hu-manos. La protección de las especies na-tivas, la integridad de los ecosistemas, eincluso la restauración ambiental de si-tios degradados, aparecen como dere-chos propios.

Al defenderse las dos metas en elmismo nivel, se cierra el paso a uno delos “chantajes” usuales del extractivismo,que consiste en obligar a aceptar los im-pactos ambientales como inevitables alponerse como primera prioridad lasmetas sociales.

Finalmente, esta formulación es tantobreve (dejando en claro las visiones delos futuros a los que se intenta avanzar),como conceptualmente flexible para in-corporar los demás componentes de lastransiciones.

Tres extractivismos

El siguiente paso es ubicar las trans-formaciones en el extractivismo en unproceso de transiciones orientadas a al-canzar las metas que se acaban de pos-tular. Al ampliar la perspectiva, incorpo-rando otros aspectos sociales, económi-cos y ambientales, en un proceso detransiciones, es posible distinguir trestipos de extractivismo.3

Extractivismo depredador

Corresponde al estilo de desarrolloactual, caracterizado por un extracti-vismo que es intensivo, que afecta gran-des áreas geográficas, volcado a laexportación, de alto impacto social yambiental, y dudosos beneficios para eldesarrollo nacional. Sus ejemplos son lasactividades clásicas, tales como la ex-plotación petrolera en la Amazonia deEcuador, la minería a cielo abierto enPerú y Bolivia, o la expansión de los mo-nocultivos de exportación en los paísesdel Cono Sur. En todos los casos se ob-servan altos impactos sociales y ambien-tales, que ya fueron recordados másarriba. Son actividades que descansan eneconomías de enclave, casi siempre des-conectadas de redes productivas localeso nacionales, y que en muchos casosdeben estar protegidas por fuerzas de se-guridad (sean privadas o estatales).

Es un estilo con una fuerte presenciade empresas transnacionales, sea poremprendimientos propios de esas corpo-raciones (donde los ejemplos más clarosse encuentran en Perú, Colombia y Ar-gentina), o en asociación con empresasestatales o mixtas (tal como ocurre enBolivia, Venezuela o Brasil). Es un sectororientado a la exportación de materiasprimas, empujado por la globalización,con altísimas ganancias para las empre-sas, y aceptado por los gobiernos suda-mericanos como forma de alimentar suseconomías.

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 67

3 Las denominaciones están inspiradas en varias fuentes y han sido confrontadas en varias actividades pú-blicas en los países andinos; el rótulo “sensato” se inspira en intervenciones de C. Monge en Perú, y la“extracción indispensable” en distintas observaciones en Ecuador.

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El extractivismo depredador es uncomponente indispensable para mante-ner los actuales estilos de desarrollo, entanto existe una fuerte dependencia desus exportaciones para lograr las metasde crecimiento económico, sea en susexpresiones convencionales como en lasnuevas a cargo de los gobiernos progre-sistas.

Extractivismo sensato

Una segunda situación correspondea explotaciones mineras o petroleras queintroducen reformas en sus prácticas, demanera de reducir sus impactos socialesy ambientales. Este es el caso de em-prendimientos donde realmente se utili-zan las mejores tecnologías disponiblespara reducir los impactos ambientales(sea, por ejemplo, tratamientos deefluentes y relaves, reciclaje del agua,captura de emisiones contaminantes par-ticuladas, etcétera), se logran mejorescondiciones de trabajo para sus emplea-dos (como medidas de seguridad y sani-dad laboral, cobertura médica, salariosdignos, etcétera), y se progresa en mejo-res relacionamientos con las comunida-des locales.

Este escenario corresponde a un pri-mer conjunto de pasos en un proceso detransiciones. El Estado pasa a aplicar enforma efectiva y rigurosa sus controles yexigencias, se internalizan los impactosen los precios y costos, y a su vez las em-presas poseen esquemas de responsabili-dad social y ambiental que son realmentecumplidos. Algunos emprendimientosdejarán de ser viables, y nuevos proyec-

tos no serán posibles en sitios de rele-vancia ecológica, de vocación agrícola odebido a sus impactos sociales.

Se cambia sustancialmente la impo-sición tributaria, incluyendo regalíasadecuadas e impuestos a las gananciasextraordinarias. En los casos que sea po-sible, los emprendimientos son llevadosadelante por empresas nacionales o es-tatales. A su vez, se intenta que este ex-tractivismo nutra cadenas productivasnacionales, en el sentido de brindar ma-terias primas a industrias dentro delmismo país o región.

El extractivismo sensato es un pasoadelante también en lograr una gober-nanza adecuada en el sector, para rom-per con las contradicciones democráti-cas que se están generando en la actua-lidad. Dicho de otra manera, es una pos-tura para comenzar a redemocratizar elpapel del extractivismo, y por lo tanto seincorporan aspectos y medidas talescomo la información y consulta con lascomunidades locales, transparencia enla inversión y flujos de capital, mecanis-mos de monitoreo ambiental y socialabiertos y rigurosos, etcétera.

Esta es una etapa centrada en ajustesy rectificaciones instrumentales, que porcierto es muy necesaria como medida deemergencia para detener los serios im-pactos actuales del extractivismo depre-dador, pero que de todas maneras puedeser compatible con los estilos de desa-rrollo convencionales. A su vez, es unaetapa que genera mejores condicionespara avanzar hacia las alternativas al de-sarrollo.

68 EDUARDO GUDYNAS / Alcances y contenidos de las transiciones al post-extractivismo

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Extractivismo o extracción indispensa-ble

Un tercer escenario avanza más enlas transiciones, y se reconceptualiza elextractivismo dentro de una alternativaal desarrollo. Corresponde a la extrac-ción de los recursos naturales pero quese realiza para alimentar procesos pro-ductivos organizados y ordenados bajootras perspectivas. De esta maneraqueda en claro que las alternativas post-extractivistas no plantean prohibir la mi-nería, la agricultura u otros usos de losrecursos naturales, sino que se los man-tendrá, aunque serán parte de procesosproductivos diferentes.

Bajo esta extracción o aprovecha-miento indispensable permaneceránaquellas actividades que son genuina-mente necesarias, que cumplan condi-ciones sociales y ambientales, y esténdirectamente vinculadas a cadenas pro-ductivas nacionales y regionales, para

nutrir redes de consumo enfocadas en lacalidad de vida.

Estas extracciones incluyen todos loscomponentes instrumentales indicadosen el caso del extractivismo sensato,desde el uso de las mejores tecnologíasdisponibles a la mejor gobernanza parael sector. Pero se volverá un sector máspequeño, donde se consumirá muchamenos materia y energía, con una menorhuella de carbono, para alimentar con-sumos que son más austeros, aunque di-rectamente articulados con la calidad devida. Al internalizarse los costos socialesy ambientales de la producción, los em-prendimientos que sean aceptables de-sembocarán en materias primas con unprecio mucho más alto al actual, y porlo tanto su aprovechamiento deberá sermuy preciso. La orientación exportadoraglobal se reducirá drásticamente, y sec-tores clásicos como el minero o petro-lero serán redireccionados a alimentarlas demandas nacionales y continenta-les, antes que las globales.

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 69

Figura 1. Representación esquemática de los tres tipos de extractivismo de acuerdo a sus impactos sociales y ambientales, y de la dependencia económico-exportadora

DepredadorDependencia

económicoexportadora

Peor

Calidad socio ambiental

Mejor

Sensato

Indispensable

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Posibilidades, articulaciones y límites

En el marco de transiciones post-ex-tractivistas, el aquí llamado extractivismosensato ofrece oportunidades para poderimplantar otro marco en la toma de de-cisiones, distinguiendo entre emprendi-mientos aceptables de aquellos quedeben ser rechazados. En efecto, unaaplicación seria y efectiva de exigenciasambientales, sanitarias y sociales, haceque muchos proyectos extractivistas nopueden ser llevados adelante, dados susimpactos ambientales, contaminación yafectación a la salud. Este paso es posi-ble en varios países mediante una apli-cación efectiva de sus actuales norma-tivas, en tanto cuentan con exigencias enaspectos como las emisiones, efluentes,etcétera. Sin embargo, esto no sucedeporque los Estados no aplican esas nor-mas con rigurosidad, toleran infraccio-nes de diverso tipo, e incluso promuevennuevas flexibilizaciones para atraer lasinversiones. Queda en claro que aquí ra-dica un componente clave en las transi-ciones (que será comentado másadelante). A su vez, tanto el extracti-vismo sensato, y especialmente el indis-pensable, son posibles solamente en lamedida que se conforme un contextoeconómico distinto al actual, introdu-ciendo cambios en la valoración econó-mica, la tributación, y los encadena-mientos productivos. Dicho de otromodo, los extractivismos sensatos y enparticular el indispensable solo es posi-ble en la medida de transformacionessustanciales en las economías.

El extractivismo sensato puede ser in-terpretado como una serie de medidas deemergencia que permitan reducir los im-pactos sociales y ambientales, e impedir

problemas todavía más graves. Expresanmedidas inmediatas que no toleras másdemoras, en especial para aliviar la si-tuación de distintas comunidades localesamenazadas o ecosistemas a punto dedesaparecer. Pero a la vez, esas accionesdeben ser ubicadas en un proceso detransición donde permitan avanzar hacialas extracciones sostenibles. Esto obliga amayores precisiones, ya que no todas lasmedidas urgentes servirán para promoveralternativas al desarrollo. Es más, inclusocon las mejores intenciones, se puedenproponer esquemas de extractivismo sen-sato pero que en realidad inhiben, o difi-cultan, seguir avanzando en las tran-siciones. Este es el caso, por ejemplo, demedidas atadas a la mercantilización dela Naturaleza o la reducción de la justiciasocial a mecanismos de compensacióneconómica.

Por estas razones, es importante queel extractivismo sensato no sea enten-dido como una mera reparación o recti-ficación de algunos de los impactossociales y ambientales más graves, y queesto se convierta en el puerto de destino.Por el contrario, bajo un sendero de tran-siciones hacia las alternativas, el extrac-tivismo sensato debe generar mejoríaspor sí mismo, pero a la vez éstas debenservir para promover, potenciar y alentarcambios adicionales en la dirección dela extracción indispensable.

Los componentes de las transiciones

La implementación de cambios haciaun extractivismo sensato e indispensableencierra distintos componentes, algunosde los cuales han sido adelantadosarriba. En la presente sección se los co-mentan con mayor detalle, ejemplifi-

70 EDUARDO GUDYNAS / Alcances y contenidos de las transiciones al post-extractivismo

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cando la construcción de transicioneshacia una alternativa al desarrollo.

Control y gestión ambiental

El extractivismo depredador sobre-vive gracias a la pobre y débil aplicaciónde las medidas ambientales, sea por omi-siones, excepciones en los controles, opor las repetidas flexibilizaciones quealigeran las exigencias ambientales. Porlo tanto, las alternativas deben comen-zar por algo tan simple como moderni-zar y aplicar seriamente las evaluacionesde impacto ambiental, atender las exi-gencias de la normativa ambiental, y fis-calizar que los emprendimientos lasrespeten de manera continua. La calidadde muchas evaluaciones socioambienta-les es muy cuestionable, y es muy fre-cuente que cuando se revisan aquellasenvueltas en casos polémicos se en-cuentran limitaciones, errores y omisio-nes. Un caso reciente tuvo lugar con laevaluación del proyecto minero peruanode Tía María de Southern Cooper Corp.,que al ser auditada por una agencia deNaciones Unidas, se encontraron más de130 errores.4 Si se aplicaran las evalua-ciones en forma eficiente y rigurosa, mu-chos emprendimientos actualmente enoperación deberán ser ajustados a los es-tándares sociales o ambientales, mien-tras que muchos otros deberán serclausurados.

Aquellos emprendimientos extracti-vos que sean permitidos deben estar su-jetos a una vigorosa gestión ambiental.Esta debe ser eficiente, cubrir todo el te-

rritorio de cada país, y abarcar la totali-dad del proceso productivo (por ejem-plo, con exigencias sobre insumos,efluentes, emisiones, disposición final deresiduos, abandono, etcétera). Los pla-nes de manejo deben ser rigurosos, in-cluyendo medidas de mitigación, planesde contingencia para accidentes y otrosadicionales. En el mismo sentido, sedeben aplicar en todos los casos medi-das complementarias que ya son comu-nes en los países industrializados, yapenas se utilizan en Sudamérica (espe-cialmente seguros ambientales y fondosde garantía para los planes de abandonode minas y pozos). Dando pasos adicio-nales, la nueva gestión ambiental debeestar enfocada en las posturas de la sus-tentabilidad super-fuerte (en el sentidode Gudynas, 2003).

A su vez, distintas zonas quedaránfuera de las opciones extractivistas, yaque éstas implican impactos que dañanirreversiblemente sus condiciones am-bientales, o afectan a comunidades indí-genas. El ejemplo más claro es lamoratoria petrolera en la zona de Yasuníen Ecuador, o las propuestas en Perúpara lograr áreas de uso agrícola libresde la minería.

Corrección de los precios

Los precios de las materias primasdeben ser corregidos por medio de la in-corporación de las externalidades socia-les y ambientales. En la actualidad,precios como los del cobre o el petróleo,no incluyen los costos por daños locales

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4 El silencioso escándalo de la UNOPS, el ministro y Tía María, por M. Salazar, ILD Reporteros (Perú), 8abril 2011.

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tales como la contaminación de suelos oaguas, los efectos sobre la salud de lascomunidades locales, o la “huella eco-lógica” que dejan en los países de ori-gen. Estos “costos” invisibilizados sonasumidos en unos casos por los pobla-dores de las áreas bajo extractivismo, susgobiernos locales o bien por toda la so-ciedad. Por lo tanto, la información eco-nómica en la toma de decisionescambiará radicalmente, y esta internali-zación inevitablemente desembocará enprecios más altos. Esta situación tiene va-rias implicancias, tales como afectar lasposibles exportaciones, la generación deempleo o la recaudación tributaria; estosaspectos se analizan más adelante porseparado.

No se pretende afirmar que la co-rrección de los precios sea una medidasuficiente para solucionar todos los pro-blemas, en tanto se reconocen todas laslimitaciones envueltas alrededor de lavaloración económica. Se deben darpasos adicionales, incorporando las múl-tiples valoraciones que se hacen sobre elambiente, tal como sucede con los ins-trumentos multicriteriales que se co-mentarán inmediatamente. Por lo tanto,la Naturaleza no debe ser interpretadacomo un conjunto de recursos mercanti-lizables o una forma de Capital, sino quedebe ser abordada como un Patrimonio.

La corrección de precios afecta di-rectamente a las herramientas conven-cionales en la toma de decisiones,particularmente los análisis de costo / be-neficio. En su uso corriente solamente seincorporan variables monetarizadas,donde buena parte de los costos am-bientales y sociales se vuelven invisiblesal ser externalizados, y por esta razón losemprendimientos extractivistas siempre

aparecen con elevadas rentabilidades.En un proceso de transiciones, la correc-ción de los precios hará que esos costosse vuelvan visibles para el análisis eco-nómico. Inevitablemente el balanceentre los costos y los beneficios cambiaráradicalmente, y muchos emprendimien-tos dejarán de ser viables al contabili-zarse las pérdidas y efectos negativossociales y ambientales. Un buen ejem-plo de los costos económicos en juegoes la tasación judicial por más de 9 milmillones de dólares, que si se hubieranconsiderado oportunamente hubierandejado en jaque los pretendidos benefi-cios económicos de la explotación pe-trolera (véase además a Beristain ycolab., 2009).

A su vez, el análisis costo / beneficiodebe ser ampliada a evaluaciones multi-criteriales, tal como se adelantó arriba.Se deben incorporar a los indicadoresmonetarizados otras variables sociales(por ejemplo, el valor cultural o reli-gioso) y ambientales (tales como la pre-sencia de especies amenazadas).Ade más, estos procedimientos ofreceráninformaciones más fidedignas en la tomade decisiones, y a la vez requieren con-sultas ciudadanas.

Exportaciones y finanzas

Los puntos indicados arriba tendránefectos importantes en las corrientes ex-portadoras. Una primera situación a con-siderar es que los potenciales compra-dores de materias primas, al enfrentarprecios más altos, buscarán otros provee -dores más baratos. Esto determina quemedidas como la corrección socio-am-biental de los precios y la aplicación deadecuadas exigencias sociales y am-

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bientales, deba ser coordinada con lospaíses vecinos para evitar una compe-tencia desleal en el terreno internacio-nal. Esta condición exige revisar losprocesos de integración continental (unpunto que se examinará más abajo).

Bajo un escenario post-extractivista anivel regional, las exportaciones origina-das en el extractivismo reducirán su vo-lumen. Se mantendrán únicamenteaquellas que no pueden ser satisfechasdesde otros continentes, que no puedeser reemplazada por recursos propiosdentro de los países importadores, o paralas cuales no se han encontrado otrosreem plazos. Sea por un camino o por elotro, esta reducción de la exportacióndesencadena muchas críticas a las pro-puestas de transiciones post-extractivis-tas, denunciándose que significa unacaída en el ingreso de divisas y una re-ducción en los puestos de trabajo.

Frente a esos temores, es posible pre-sentar varias respuestas. En primer lugar,si bien es correcto que el volumen de lasexportaciones se reducirá, de todosmodos es aceptable señalar que el im-pacto en las finanzas será más acotado,debido a que el valor unitario serámucho más alto debido a la correcciónde los precios. Por ejemplo, se podríanexportar menos barriles de petróleo, peroéstos serán mucho más caros. En se-gundo lugar, el Estado logrará ahorrosgenuinos al menos desde dos frentes: sedejarán de gastar millonarios recursospara lidiar con el daño ambiental y so-cial del extractivismo depredador, y nose subsidiarán proyectos de ese tipo.

Estos ahorros compensan posibles pérdi-das por caídas en las exportaciones. Entercer lugar, la generación de empleo delos sectores extractivistas es pequeño,donde la diversificación productivahacia otros sectores puede fácilmentecompensar esas pérdidas (por ejemplo,la agroecología genera más empleo queel monocultivo de palma para exporta-ciones). Algunos de estos componentesson retomados con más detalle másabajo.

Se deben mencionar otros cambiosnecesarios en este terreno. Por un lado,es necesaria una reforma tributaria, quesea socialmente mas justa, pero que ade-más aplique tasas y cánones por el usode recursos naturales (ver además las dis-cusiones en Boyle y Simms, 2009). Porejemplo, en Perú se ha calculado que lasbajas regalías y otros beneficios determi-nan pérdidas de recaudación tributariaque entre 2005 y 2010 sumaron casi milmillones de dólares.5 Sotelo y Francke(2011) analizan un escenario donde sesuspenden todos los emprendimientosextractivistas que en Perú fueron licen-ciados entre 2007 y 2011 (acercándoseasí al extractivismo sensato). Los autorescalculan que esto implicaría perder ex-portaciones por más de 5 mil millonesde dólares, aunque con una caída ma-nejable en las reservas internacionalesnetas del país. Dando un paso más, con-sideran un escenario donde a esa mora-toria se le agrega un incremento en losimpuestos a las ganancias extractivistasque siguen en operación. En este caso,los resultados cambian sustancialmente,

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5 V. Ochoa, “Millonarias pérdidas para el fisco”, La República, Lima, 23 marzo 2011.

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y el saldo de la balanza de pagos sevuelve positivo e incluso aumentan lasreservas internacionales netas. Este tipode análisis muestra que una carga tribu-taria justa permitiría reducir la presiónextractivista sin efectos económicos ne-gativos sustanciales.

Por otro lado, se deben desmontarlos llamados “subsidios perversos”, típi-cos del extractivismo depredador. Éstosincluyen exoneraciones tributarias (re-nuncias fiscales, utilizadas por ejemplopara atraer la inversión), y apoyos comola construcción de carreteras de acceso asus enclaves, o la energía subvencio-nada. Estos “subsidios perversos” trans-fieren recursos a una actividad que poseeimpactos sociales y ambientales y man-tiene una competitividad que es espuriaal estar basada en tolerar esos impactos.Al abandonar estos subsidios, se generanahorros genuinos que se suman a losotros indicados arriba, para amortiguarlas posibles pérdidas por menores ex-portaciones. Esto no quiere decir que lastransiciones aquí propuestas estén encontra del uso del instrumento de lossubsidios, sino que se defienden los“subsidios legítimos”, apoyando em-prendimientos productivos que real-mente mejoren las condiciones ambien-tales, requieren mayor mano de obra, yse articulen con procesos productivosque aumenten el valor agregado.

Gasto estatal y políticas públicas

Otro flanco de las críticas a la posiblecaída de los recursos fiscales captados alsector extractivista, alerta de una posiblereducción de las capacidades de acciónestatal, especialmente en políticas socia-les. En varios países progresistas, los go-

biernos defienden los emprendimientosmineros y petroleros como fuente de fi-nanciamiento de programas contra la po-breza basados en bonos y otros pagos endinero. Pero como ya se señaló, las pro-puestas de transición aquí defendidas in-dican que esa reducción financierapuede compensarse por precios másaltos de esos productos y por los ahorrosque implica abandonar los subsidios per-versos.

Esta línea de pensamiento deja enclaro que es necesario volver a discutirla estructura y objetivos del gasto estatal.Se debe poner en cuestión la validez delfinanciamiento de la nueva minería o laexplotación petrolera, las reduccionestributarias para atraer inversiones, o lossubsidios perversos. De esta manera, lastransiciones post-extractivistas necesa-riamente pasan por una reforma del Es-tado, un sinceramiento del gasto estatal,y su orientación genuina hacia la reduc-ción de la desigualdad, atención de ne-cesidades básicas y políticas públicas.Las actividades extractivas que conti-núen operando, por ejemplo algunasminas o yacimientos de hidrocarburos,deberán generar recursos genuinos paracada país, y que deben ser aprovecha-dos eficientemente en promover nuevospasos hacia el post-extractivismo. La ur-gencia de revisar la eficiencia en el gastopúblico ha quedado en evidencia, unavez más, con el análisis de Ponce yAcosta (2010), ya que si bien el gasto pú-blico aumentó sustancialmente en Ecua-dor, cae su efectividad en reducir lapobreza.

El nuevo papel estatal en las transi-ciones post-extractivistas requieren re-potenciar las políticas públicas,remontando su actual debilitamiento o

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los intentos de exigirles rentabilidad. Losejemplos de esa tendencia son la debili-dad y casi desaparición de las políticaspúblicas en desarrollo rural o la insisten-cia en hacer rentable la conservación dela Naturaleza por medio de la venta debienes y servicios ambientales. A su vez,este esfuerzo debe estar encarnado enlos territorios, para revertir los vacíos ge-nerados por la ausencia estatal. Uno delos componentes de la marcha hacia unpost-extractivismo es volver a “unir”todo el territorio nacional, asegurandouna plena cobertura de la presencia delestado de derecho en todos sus rincones.También se debe aplicar un ordena-miento territorial donde se diferencienzonas de exclusión de otras en las cualesse podrían considerar emprendimientosextractivistas (por ejemplo, los reclamosde suspensiones mineras en Cuzco,Puno y otras zonas peruanas demuestranla necesidad de estas medidas).

Otra economía, otras cadenas produc-tivas

La reducción de la participación delos sectores extractivos de las economíasnacionales necesariamente debe estaracompañada por un aumento en elaporte de los sectores manufactureros, yen especial servicios. Los cambios en elcomercio internacional y la reconversiónde los subsidios perversos en legítimoscontribuyen a generar estas condicionesde cambio. De esta manera, el énfasis enlugar de apuntar a maximizar las expor-taciones, pasa a estar en procesos pro-ductivos que generen empleo y sirvanpara resolver las demandas de calidad devida. Se potencian, por lo tanto, la pro-ducción de alimentos, la construcción de

viviendas para cerrar las brechas en ac-ceso habitacional, o resolver los proble-mas de acceso al agua potable ysaneamiento, entre varias posibilidades.A su vez, como se comentará más abajo,las cadenas productivas, especialmenteen los sectores manufactureros, debencontar con eslabones en los distintos paí -ses, de donde es necesario incorporareste asunto en una nueva integración re-gional.

Obsérvese que muchas de estas acti-vidades generarán crecimientos econó-micos sectoriales. Por lo tanto, elpost-extractivismo no es que esté en con-tra del crecimiento económico como supreocupación principal, sino que lo re-mueve de su actual condición de metaindiscutible, y pasa a ser un simple indi-cador del desempeño productivo. En lastransiciones post-extractivistas habrán al-gunos sectores que crecerán, y otros queseguramente se reducirán. Es por lo tantootro ordenamiento productivo y econó-mico.

El extractivismo depredador actualaprovecha los flujos de capital propiosde la economía especulativa financiari-zada, de donde las transiciones alterna-tivas buscan regular esa dinámica. Elcapital debe enfocarse en usos genuinosdirectamente articulados con la calidadde vida y la protección ambiental. Exis-ten muchos antecedentes y propuestasen este sentido, que van desde las medi-das para enfocar las inversiones, exigen-cias de tiempo de permanencia, a lasevaluaciones de las inversiones en rela-ción con la generación de empleo y lacalidad ambiental, etcétera. Además, unconjunto de gobiernos de la región estánexplorando una “nueva arquitectura fi-nanciera” que incluye, por ejemplo, el

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Banco del Sur, sistemas de pagos recí-procos que no estén mediados por eldólar, coordinaciones ante los organis-mos financieros internacionales, empre-sas regionales, etcétera (en este campoel liderazgo está en el gobierno de Ecua-dor).

Es apropiado apuntar que en estecaso tampoco se está en contra de las in-versiones. Es más, existe un papel im-portante para inversiones ecológicasorientadas al extractivismo indispensa-ble, que se deberán hacer bajo otras es-calas de tiempo, enfocadas en sectoresprioritarios tales como producción debajo carbono, preservación del patrimo-nio natural, y reconversiones producti-vas (véase Jackson, 2009).

Inserción comercial e integraciónregional

Como se indicó arriba, las transicio-nes post-extractivistas requieren sustan-ciales cambios en la integraciónregional. La actual asimetría, donde seexportan enormes volúmenes de mate-rias primas para poder importar bienesde consumo, en todos los casos en des-tinos más allá del continente, perderápoco a poco su relevancia. Esto es posi-ble si se pueden generar cadenas pro-ductivas a nivel continental, de donde elextractivismo indispensable será aquelnecesario para alimentarlas. A su vez, lasmetas de cero pobreza requieren atenderurgentemente componentes como la su-ficiencia alimentaria, lo que puede reali-zar fortaleciendo articulaciones agroali-mentarias a escala continental.

En otras palabras, este post-extracti-vismo romperá con un comercio inter-nacional basado en la dependencia de

enviar minerales al sudeste asiático, paraluego comprar sus televisores o electro-dromésticos. No se rechaza el comerciointernacional, sino que éste deja de serel motor privilegiado del crecimientoeconómico, y al quedar regulado bajoexigencias sociales y ambientales, nece-sariamente debe por un lado diversifi-carse, y por otro lado, articularseespecialmente dentro del continente.

Los bloques regionales, tales como laComunidad Andina o el MERCOSUR,carecen de coordinaciones de este tipo,y sus socios siguen compitiendo entreellos en los mercados internacionalespara intentar vender sus materias primasy atraer inversión extranjera. Esa situa-ción debe cambiar radicalmente bajo unescenario post-extractivista, para lograruna verdadera articulación continental.Esto no puede hacerse de manera sim-plista, por ejemplo reemplazando auto-móviles coreanos por brasileños, o enlugar de exportar materias primas aChina, pasar a hacerlo a Brasil. Para evi-tar esas distorsiones, se deben establecerverdaderas cadenas de producción concomponentes presentes en los distintospaíses, alentando una industrialización ydiversificación productiva en todos ellos.Este objetivo requiere implantar meca-nismos para generar políticas regionalescomunes, en particular en temas clavescomo el ambiental, energético, agroali-mentario y manufacturero.

Estos y otros componentes desembo-can en una estrategia que hemos deno-minado de “regionalismo autónomo”,donde se defiende recuperar la autono-mía frente a la globalización, no para ais-larse, sino para contar con las capa-cidades de elegir estrategias propias dedesarrollo, y que éstas no sean impuestas

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desde fuera. Este regionalismo autónomose basa en un intenso proceso de vincu-lación y articulación dentro de Américadel Sur, incluyendo una complementa-riedad productiva por medio de cadenasproductivas compartidas, una articula-ción ecológica, y reformas políticas vol-cadas hacia estrategias y políticascomunes. El comercio exterior deja deser un fin en sí mismo, y pasa a ser unamediación que sirve para atender de-mandas de calidad de vida. Es por esarazón que las exportaciones extractivaspierden su centralidad, y se vuelvenmucho más importantes, por ejemplo, lacomplementación productiva en ali-mentos.

Protagonismo ciudadano y otra política

Las transiciones al post-extractivismoenfrentarán enormes desafíos en el te-rreno social, particularmente en sus flan-cos culturales y político-partidarios.Abandonar el extractivismo depredadordespertará reacciones en contra desdemuchos actores, especialmente empre-sariales, mientras que revertir el consu-mismo generará incluso resistenciasdesde los sectores populares.

En este terreno se pueden mencionaralgunos componentes claves, aunqueuna vez más sin intentar agotar el tema.Para alcanzar la extracción indispensa-ble serán necesarios intensos y consis-tentes programas para reformar lospatrones de consumo, combatiendo laopulencia, favoreciendo bienes y pro-ductos de más larga duración, con me-jores balances en energía y materia,intensificando el reuso, reciclaje, com-partiendo los usos, etcétera. En este te-rreno se debe avanzar apelando a

diversas medidas, tales como educacióny difusión, junto a instrumentos econó-micos que desincentiven el consumismo,y medidas estrictas de control y regula-ción social y ambiental.

En el campo político, las transicionesrequerirán fortalecer el entramado de-mocrático, asegurar una adecuada parti-cipación social, y desplegar las regula-ciones sociales sobre el mercado y el Es-tado. En ese camino resulta indispensa-ble revertir el descrédito de la política yla delegación democrática actual, bajola cual se mantienen democracias elec-torales formales, pero con un presiden-cialismo excluyente, que limita y con-diciona la participación y control ciuda-dano. Por lo tanto es necesario ampliarla base democrática en la región, tantodesde una expansión y fortalecimientode los mecanismos e instituciones enjuego, como una renovación de la polí-tica partidaria.

Otro componente radica en relanzarla política de cambios posibles. En variospaíses parecería que la llegada de los go-biernos progresistas ha congelado el de-bate sobre la posibilidad de nuevoscambios, donde ya muchos se dan porsatisfechos con los cambios emprendi-dos. Es necesario recuperar la cuota deliderazgo político que se vivió pocosaños atrás, y comenzar a debatir las sali-das post-extractivistas desde un entra-mado social mucho más amplio.

Otro componente muy importante esel fortalecimiento de la ciudadanía, en-tendida como actores que inciden en eldebate público, que reclaman y debengozar de una cobertura en sus derechos,y realmente participan en los procesosde toma de decisiones. Existe una claradimensión multicultural ya que otras cul-

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turas se presentan como sujetos políticosa partir de otras concepciones y sensibi-lidades, tanto culturales como ambien-tales.

Conclusiones

A partir del presente resumen de al-gunos de los contenidos que actual-mente se consideran en las propuestaspost-extractivistas, es adecuado subrayarciertos aspectos. En primer lugar, es evi-dente que estamos lejos de una ausenciade contenidos posibles para esas alter-nativas. A lo largo de los últimos años seha acumulado un importante volumende análisis y reflexiones, lo que permitengenerar estrategias más complejas, condetalles más precisos a nivel sectorial, in-cluyendo medidas de implementaciónprácticas. En el presente artículo sinduda no se presentan todas las que ac-tualmente están disponibles, pero las quese enumeran sirven para ilustrar esta po-tencialidad. Por lo tanto, no se compar-ten las posturas que siguen encerradas enel plano de las declaraciones genéricaso que insinúan que todavía hacen faltamás investigaciones. Por el contrario, sedeberían aprovechar todas estas opcio-nes de contenido que deben ser puestasen discusión.

Esto tampoco implica aceptar el ex-tremo opuesto de pensar que ya se hacompletado toda la tarea de generar esosinstrumentos. En realidad, sigue siendonecesario proseguir investigando y refle-xionando en ese campo. Pero más alláde la relevancia de nuevas investigacio-nes, hoy en día es posible generar y de-

fender planes de acción mucho más con-cretos.

En segundo lugar, se debe profundi-zar la tarea de articular cada uno de esoselementos entre sí, asegurando comple-mentariedad y coherencia en promoverlas transiciones al post-extractivismo. Asu vez, que estas propuestas estén direc-tamente enfocadas en las metas de ceropobreza y cero extinciones.

Un tercer aspecto considera que sibien es posible elaborar propuestas post-extractivistas con muchos detalles, detodos modos no pueden ser propuestascerradas, y deben mantener la flexibili-dad. Se deben al menos introducir doscondiciones: permitir ajustes para cadacontexto social y ambiental, y permitirprocesos de aprendizaje que la mejorende manera continuada.

En cuarto lugar, estos ejercicios im-plican rescatar la validez de las “alterna-tivas”. A pesar de los tiempos de cambiosque se viven en América Latina, persistendistintas barreras en imaginar otros futu-ros distintos a aquellos propios de laideo logía del progreso. De esta manera,la apuesta por el post-extractivismo re-quiere fortalecer las capacidades parapromover visiones utópicas que ilumi-nen prácticas de cambio concretas.

Finalmente, como quinto punto, laconstrucción de alternativas post-extrac-tivistas requiere de sujetos políticos quelas alimenten y difundan desde sus prác-ticas políticas. En este terreno el papel dela sociedad civil sigue siendo esencial, yes en muchos casos en su seno dondeestán surgiendo los aportes más intere-santes para imaginar esos otros mundosposibles.

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Preliminares

n vista de la complejidad deltema y de las paradojas que ge-nera, es imprescindible una re-

flexión político-filosófica en torno a losvínculos entre desigualdad social y de-sarreglos ecológicos en el área andina deAmérica Latina. En este texto la expre-sión región andina se limita al núcleohistórico de la misma, que es el territorioque ocupan actualmente las repúblicasde Ecuador, Perú y Bolivia. En las últimasdécadas se ha incrementado la relevan-cia de la problemática ecológica de ma-nera dramática a causa de la multipli-cación de los desarreglos medio-am-bientales en un lapso muy breve detiempo. Por otro lado, y pese a todas laspolíticas públicas de compensación so-cial, persiste en esta área un nivel muyacentuado de desigualdad en los campos

del ingreso, la educación, el acceso a laparticipación política y la calidad de lavida. Se puede adelantar una conclusiónprovisoria afirmando que en la zona an-dina las diferentes manifestaciones de lacrisis ecológica han incrementado diver-sos fenómenos de desigualdad social,consolidando, por otra parte, algunosrasgos centrales de las pautas de com-portamiento colectivo de las poblacio-nes involucradas, rasgos que no sonfavorables a la preservación de los eco-sistemas andinos y que son practicadospor casi todos los estratos sociales deestos países.

Para comprender adecuadamenteesta constelación compleja y contradic-toria, debemos primeramente examinarlos elementos más importantes del ca-rácter general del desarrollo que afectaal área andina en las dos últimas gene-raciones, más o menos a partir de 1950.

Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América LatinaUn esbozo interpretativo provisorioH. C. F. Mansilla

Los vínculos complejos entre temas ambientales y desigualdad social pueden ser aclaradosmediante un esfuerzo de filosofía política. Los desarreglos medio-ambientales tienden a acen-tuar las desigualdades sociales preexistentes, siendo los campesinos indígenas y los habitantesde la selva tropical los más afectados. Casi todos los sectores y movimientos sociales fomen-tan una racionalidad instrumental de corto plazo, que no es favorable a la preservación de losecosistemas naturales.

E

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Durante siglos o milenios han ocurridoenormes cambios en Asia, África y Amé-rica Latina: desde invasiones militaresprovenientes de otros continentes y cul-turas hasta revoluciones socio-políticas,pasando por el florecimiento de notablesculturas autóctonas. Pero el desarrolloque tiene lugar desde el fin de la Se-gunda Guerra Mundial sobrepasa todo loanterior de manera cuantitativa y cuali-tativa. En pocas décadas se ha produ-cido, por ejemplo, un crecimientodemográfico y un proceso de urbaniza-ción inusitados en toda la historia ante-rior de aquellos pueblos.1 Paralelamentese puede constatar una gigantesca des-trucción del medio ambiente, posibili-tada por la introducción de modernastecnologías y por un designio colectivoconsciente que se plantea un desarrolloacelerado y tecnificado como meta irre-nunciable, destrucción que era práctica-mente desconocida hasta 1950, sobretodo bajo la actual forma de un ritmovertiginoso de expansión. Todos estos fe-nómenos se han dado con gran intensi-dad en el ámbito andino, donde losprocesos de urbanización e industriali-zación a partir de 1950 han transfor-mando radicalmente a estas sociedades,dejando pocos resquicios geográficos yculturales libres de un genuino furor mo-

dernizante. Todo esto ha afectado de ma-nera intensa la identidad colectiva de lasnaciones andinas, identidad que se hallasumida en una crisis multifacética. Estacrisis ha generado diferentes respuestassociopolíticas y culturales, que puedenser vistas como formas originales de re-sistencia histórica frente al carácter mo-dernizador y capitalista de la evoluciónactual.2 Entre esas respuestas se hallauna reafirmación de las costumbres y losvalores de orientación prehispánicos, loque puede ser considerado parcialmentecomo una invención de la tradición. Esverdad que gran parte de este procesoacelerado de cambio tiene lugar en la es-fera técnico-económica y menos en losterrenos ideológico, cultural y familiar(que han generado interesantes meca-nismos de resistencia), pero, en con-junto, las modificaciones y los traumasvinculados al proceso de modernizaciónhan convertido a los países andinos enalgo substancialmente distinto de lo queexistía en esos territorios hasta la primeramitad del siglo XX. Ello se debe, en úl-tima instancia, al surgimiento de un mo-delo de desarrollo basado en el usomasivo de la tecnología occidental y enpautas de consumo del mismo origen.3En este contexto es indispensable insistiren el carácter ambiguo de la evolución

82 H. C. F. MANSILLA / Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América Latina. Un esbozo interpretativo provisorio

1 Cf. por ejemplo Jared Diamond, Collapse: How Societies Choose to Fail or Survive, Londres: Allen Lane2005

2 Cf. Aldo Panfichi (comp.), Participación ciudadana en el Perú: disputas, confluencias y tensiones, Lima:PUC 2007; Rodrigo Montoya Rojas (comp.), Voces de la Tierra: reflexiones sobre los movimientos polí-ticos indígenas en Bolivia, Ecuador, México y Perú, Lima: Universidad de San Marcos 2008.

3 Eric J. Hobsbawm, Sobre la historia, Barcelona: Crítica 2002, p. 81: “Desde 1950 hemos vivido quizálas mayores transformaciones sociales y culturales de todos los tiempos y pocos dudarán de que se de-rivan de los avances económicos y tecnocientíficos”.- Sobre el “gran salto adelante, extraordinario, inau-dito y sin parangón”, que significó el tercer cuarto del siglo XX, cf. ibíd., p. 237, 256.

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contemporánea del área andina y de lasrespuestas aparentemente autóctonas ala misma, lo que tiene una importanciadecisiva al estudiar los nexos entre desi-gualdad social y desarreglos ecológicos,donde no es posible una atribución sim-ple de responsabilidades y culpas ydonde los resultados del análisis puedenser relativamente inesperados.

Aunque suene a repetición, hay queenfatizar que más o menos a partir de1950 los países andinos han experimen-tado un cambio cualitativo que es únicoen el curso de toda su historia. Estas so-ciedades conocieron hasta entonces unagran cantidad de acontecimientos detodo tipo –como las otras áreas geográfi-cas–, pero pocas modificaciones profun-das de sus estructuras básicas. En losúltimos sesenta años, empero, han pa-sado de ser sociedades rurales, poco di-ferenciadas interiormente y con valoresde orientación determinados por sus pro-pios legados culturales, a ser nacionesmayoritariamente urbanas, con estructu-ras internas altamente complejas, par-cialmente industrializadas e influidasvigorosamente por el modelo civilizato-rio occidental. En lo que se refiere a sumedio ambiente, a su demografía y a laapertura económica de sus territorios, loscambios acaecidos en las dos últimas ge-neraciones abren paso a una época to-talmente nueva y distinta. Y esto tieneque ver directamente con la triplicaciónde la población en esta región, con elsurgimiento de inmensas aglomeracionesurbanas, con la expansión incesante de

la frontera agrícola, con la apertura dedilatados territorios a la actividad eco-nómica y, en resumen, con un procesoacelerado de modernización, el cual, sinembargo, no ha producido una cons-ciencia ecológica de relevancia público-política ni tampoco ha contribuido amitigar el fenómeno de las desigualda-des sociales.4

Es obvio que este complejo desarro-llo admite varias interpretaciones diver-gentes al mismo tiempo. Pese a laindudable persistencia de factores nega-tivos y de rezagos evolutivos en variasesferas, como la económica y la educa-tiva, no se puede negar que la región an-dina exhibe hoy avances respetables ensu proceso modernizador. Se puedeconstatar, por ejemplo, la construcciónde una enorme infraestructura en trans-portes y comunicaciones, que es apro-vechada por todos los estratos socialesde los países respectivos. La producciónmanufacturera de base urbana es consi-derable y de la más variada índole, loque vale asimismo para el campo de losservicios. En estos países la movilidad so-cial tiene un grado relativamente alto; laesperanza de vida es mucho mayor queantes de 1950, lo que se debe a un in-dudable progreso en el campo de lasalud pública. El acceso a todos los ni-veles educativos se ha democratizadofuertemente, lo que se manifiesta, entreotros aspectos, en la multiplicación deuniversidades estatales y privadas y en laimportancia que ahora se atribuye a laadquisición de conocimientos técnico-

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4 Dennis L. Meadows et al., Limits to Growth: The 30-Year Update, White River Junction: Chelsea Green2004.

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científicos como mecanismo de ascensoy progreso social.5

Y, sin embargo, estos países no cons-tituyen necesariamente sociedades conuna calidad de vida más razonable que amediados del siglo XX. Su realidad coti-diana se halla hoy en día signada porfactores como la contaminación am-biental, la destrucción acelerada de labiodiversidad, la criminalidad alarmante,la pérdida de tiempo por congestionesde tráfico y por el mal funcionamientode todas las burocracias, la persistenciade una marcada desigualdad social y ladilución de las identidades premodernasde grupos e individuos. Estos costes dela modernización no afectan a todos losestratos sociales de la misma forma y conigual intensidad. De todas maneras estosaspectos empiezan a ser percibidoscomo negativos por algunos grupos so-ciales, que se preguntan si vale la pena“subirse en estos términos al carro de lamodernidad. Al punto que los términosde modernización y calidad de la vidaaparecen cada vez más, en las evalua-ciones silenciosas que hacemos todos,como términos en conflicto”.6 En elmundo andino las aglomeraciones urba-nas –de una expansión incesante– abar-can dilatadas barriadas donde imperanparcialmente el crimen y las drogas. Elciudadano común y corriente pierde unaparte importante de su tiempo en pro-blemas de transporte, en trámites admi-nistrativos enrevesados y superfluos y en

una lucha despiadada contra el prójimo.La distancia entre los más pobres y losmás ricos es mucho mayor que hacemedio siglo; en lugar de las antiguas di-ferencias de rango y origen hoy el dineroes el criterio que define claramente lascapas sociales, y que las separa de modobrutal.

En este contexto es indispensablemencionar lo siguiente, aunque perte-nece a la esfera de la reflexión futuroló-gica. Dentro de pocas décadas el bosquetropical será probablemente un mero re-cuerdo literario. La desertificación deuna buena porción del territorio del Es-tado andino respectivo será uno de losgrandes problemas cotidianos. Hasta sepuede aseverar que, a largo plazo, la es-peranza de un mejoramiento perma-nente del nivel de vida se podría revelarcomo ilusoria ante la dilapidación irres-ponsable de los recursos naturales, perotambién a causa de la acrecentada ano-mia socio-política.7 Subrayo particular-mente este fenómeno de largo plazoporque las desigualdades sociales, porun lado, y la dialéctica de ecología y po-lítica, por otro, deberían estar encuadra-das en una reflexión que tambiénconsidera críticamente los aspectos y re-sultados negativos de los procesos demodernización en el área andina.

Se trata, en el fondo, de postular unanálisis político-filosófico que examinalas ambigüedades de todos los esfuerzosmodernizadores y las ambivalencias del

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5 Cf. por ejemplo: Naciones Unidas [sin compilador], Informe sobre desarrollo humano Perú 2009: por unadensidad del Estado al servicio de la gente, Lima: PNUD / NNUU 2009.

6 Martin Hopenhayn, Respirar Santiago, en: Nueva Sociedad, Nº 136, marzo/abril de 1995, Caracas, p. 51.7 Sobre esta temática cf. la importante obra de Peter Waldmann, El Estado anómico. Derecho, seguridad

pública y vida cotidiana en América Latina, Madrid: Iberoamericana / Vervuert 2006.

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progreso material, en cuyo marco el de-bate sobre las desigualdades sociales ob-tiene un lugar más sobrio dentro de unatemática mayor. Por ello este breve textoincluye algunas observaciones sobre elimaginario popular en el área andina re-ferente a las metas normativas de evolu-ción histórica y sobre la concepción deldesarrollo sostenible, que hoy en día esla base de ideologías que acompañan aamplios movimientos sociales y tambiéna refinadas concepciones intelectualesacerca de los nexos entre lo ecológico ylo político.

Desigualdad social y desarreglos ecoló-gicos

En la región andina que se extiendedesde el Ecuador hasta Bolivia, los fenó-menos más relevantes de la crisis ecoló-gica, como la contaminación general enzonas urbanas, la erosión de suelos agrí-colas y la destrucción del bosque tropi-cal, han consolidado e intensificadomodelos convencionales de desigualdadsocial. La zona andina se ha destacadotradicionalmente por índices muy eleva-dos de desigualdad en los terrenos del in-greso, la educación, la satisfacción de lasnecesidades básicas y la esperanza devida. Pero también en las esferas menosaccesibles a la comparación estadística,como el acceso a la participación polí-tica, la seguridad ciudadana y la calidadde la vida, se puede constatar en las últi-mas décadas una evolución proclive amayores diferencias sociales. Y ésta traeconsigo, en la temática aquí tratada, cla-ras desventajas para los estratos subalter-nos de las sociedades andinas, que hansido los más afectados tanto por el pro-

ceso general de modernización, comopor la crisis ecológica en particular.

Es necesario, sin embargo, mencio-nar varios aspectos de esta compleja pro-blemática, porque cuestiones como lageneración y la responsabilidad por losdaños medio-ambientales pueden serconsideradas como transversales conrespecto a todos los estratos sociales. Elimaginario popular, las últimas metasnormativas de desarrollo, y hasta el pre-cio que la nación respectiva está dis-puesta a pagar por la consecución deesas metas, constituyen factores en loscuales la similitud entre las diversascapas sociales es relativamente acen-tuada. Por ello es imprescindible echarun breve vistazo a la conformación his-tórica de la actual crisis ecológica en elárea andina. Ya mencioné que en los úl-timos sesenta años han sucedido más al-teraciones de la geografía física y másdesarreglos medio-ambientales que entoda la historia de la región, por lomenos en lo que se puede reconstruirdesde la época de la conquista española.Durante las últimas dos generaciones seha producido un complejo desarrolloque puede ser descrito como un procesoimitativo de modernización, al mismotiempo acelerado y caótico, que ha dadocomo resultado un grado notable de ur-banización, el desenvolvimiento de nue-vas capas sociales vinculadas a lasciudades y un imaginario generalizadoque visualiza la prosperidad individualcomo el destino y la justificación irre-nunciables de los esfuerzos moderniza-dores. Este desarrollo, unido a unamejoría sustancial de la salud pública yde los sistemas educativos, ha condu-cido, a veces por vías indirectas, a una

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constelación global que conlleva presio-nes enormes y crecientes sobre casitodos los ecosistemas de la zona andina.Esta situación no ha sido básicamente al-terada, sino más bien intensificada, porla aparición de vigorosos movimientosde protesta social y de reivindicacionesindigenistas. Se trata de un proceso com-plicado que permite diferentes interpre-taciones, pero no hay duda de que elprogreso material y social, anhelado porcasi todos los sectores relevantes en losAndes, ha vulnerado irremediablementelos frágiles ecosistemas de la región.

En otras palabras: el ingreso a la mo-dernidad, junto con la occidentalizaciónde las pautas de consumo masivo y laemergencia de nuevos sectores sociales,ha convertido a los ecosistemas de losAndes en algo precario y sometido a losdesignios humanos, los que, como sesabe, nunca son del todo racionales y ra-zonables. Por ello podemos adelantaruna paradójica conclusión general. Lacrisis medio-ambiental ha significadoclaras desventajas para los habitantesoriginales de las selvas tropicales, paracasi todos los sectores campesinos delárea andina (con excepción de los lla-mados cocaleros), para los colonizado-res de las tierras bajas y para ampliossectores urbanos, pero, con la notableexcepción de los habitantes originales dela selva, ningún sector social está dis-puesto a apoyar y soportar medidas con-servacionistas que signifiquen unalimitación sensible del progreso material,del nivel de vida y de las expectativas deingresos económicos. Es decir: ningúngrupo social permitiría una defensa delos ecosistemas andinos si esta defensaenglobaría una desaceleración del pro-ceso modernizador. Contra esta afirma-

ción se puede argüir que muchos secto-res que habitan en las zonas amazónicasestán generalmente representados pormovimientos sociales que se adscriben aideologías pro-ecologistas y conserva-cionistas. Estos movimientos han ganadoindudablemente en influencia política,resonancia pública y reconocimientoacadémico. Pero a esto se puede res-ponder que sus productos ideológicosjuegan en la realidad cotidiana un rolmarcadamente secundario. Estas ideolo-gías están dirigidas, en primer término, alas fuentes de financiamiento de la coo-peración internacional, y en segundolugar, a la opinión pública esclarecidadel ámbito universitario del país respec-tivo. Estamos, evidentemente, ante unenfoque en el fondo pragmático, cuya le-gitimidad es respetable, pero estamos almismo tiempo ante una realidad coti-diana que no es influida directamentepor productos intelectuales, por más bri-llantes que estos sean.

La situación del medio ambiente

Para comprender los nexos entre cri-sis ecológica y desigualdad social esconveniente observar el desarrollomedio-ambiental de los Andes de formamás detallada. Aquí mencionaremosmuy someramente tres zonas geográficasmuy diferenciadas del ámbito andino: lasplanicies amazónicas o tierras bajas, si-tuadas al Oriente de esta macrorregión;los valles mesotérmicos localizables enlas estribaciones de la cordillera de losAndes (zona central, llamada parcial-mente sierra); y las tierras altas de mon-taña, incluyendo los altiplanos, queconforman los territorios más elevadosde los Andes. En este contexto dejaremos

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de lado las zonas costeras del Ecuador yPerú (al Occidente de esta macrorre-gión), porque allí se puede constatar unnúmero relativamente reducido de gran-des desarreglos medio-ambientales.

En las últimas décadas se ha des-truido y se destruye una porción impor-tante de los bosques tropicales, lo queahora constituye probablemente el prin-cipal problema ecológico de la región.En los valles mesotérmicos y en las fal-das de las montañas el proceso de taladoha sido aun más intenso. Ya en la épocacolonial se destruyeron totalmente las ar-boledas de tierras altas (incluyendo losaltiplanos) en Perú y Bolivia a causa delas necesidades energéticas de la extrac-ción minera. De estas arboledas, men-cionadas ampliamente por los primeroscronistas españoles, no queda ni el másleve vestigio.

En el caso específico de la selva ama-zónica se puede aseverar lo siguiente.Con la excepción de grupos numérica-mente muy reducidos de indígenas quehabitan aun en medio de los bosques tro-picales y viven de ellos como cazadoresy recolectores, todos los otros sectoressociales contribuyen a la destrucciónmasiva y creciente de la selva. Los gran-des empresarios de la madera y de lasplantaciones comerciales, por un lado,

pero también dilatadas masas de cam-pesinos indígenas que migran de laszonas altas se dedican, con similarahínco y perseverancia, a la eliminaciónde la cubierta vegetal de esas áreas. EnPerú y Bolivia hay que mencionar a loscampesinos consagrados al cultivo de lacoca y a la elaboración de cocaína, loscuales coadyuvan en gran escala a la ex-pansión de la frontera agrícola.8 Otrossectores, como los colonizadores, losagricultores y ganaderos de subsistencia9

y los buscadores de oro y minerales va-liosos en ríos tropicales, hacen tambiénsu parte en la reducción de las arboledasen las tierras bajas. En suma: es difícil en-contrar un sector social que no preste suayuda a la progresiva eliminación de losbosques tropicales.

Los fenómenos de desigualdad socialse manifiestan, empero, de modo muydiferenciado. La destrucción de los eco-sistemas no afecta a todos los sectoressociales por igual. Se puede aseverar, porejemplo, que la destrucción de las selvasamazónicas y la erosión de suelos en lastierras altas andinas no influyen sobre lavida cotidiana y los patrones de con-sumo de las capas empresariales de estospaíses10. Los más perjudicados son,como era de esperar, las etnias indígenasde cazadores y recolectores que aun

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8 Cf. Harry Sanabria, The Coca Boom and Rural Social Change in Bolivia, Ann Arbor: Michigan Univer-sity Press 1993.

9 Eduardo Gudynas, Multifuncionalidad y desarrollo agropecuario sustentable, en: Nueva Sociedad, Nº174, julio / agosto de 2001, Caracas, pp. 95-106.

10 Sobre los empresarios en relación a la temática ecológica y a la concepción del desarrollo sostenible,cf. Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (comp.), Eco-eficiencia, Santafé de Bogotá: OvejaNegra 1992; Hernando de Soto / Stephan Schmidheiny, Las nuevas reglas del juego. Hacia un desarro-llo sostenible en América Latina, Santafé de Bogotá: FUNDES / Oveja Negra 1992.- Para una crítica aesta posición cf. Guillermo Foladori, Controversias sobre sustentabilidad. La coevolución sociedad-na-turaleza, México: Porrúa / UAZ 2001.

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viven en el bosque húmedo tropical. Suhábitat se va reduciendo paulatinamenteen superficie y en recursos, lo que afectadirectamente a su estilo de vida, a susprácticas alimentarias y a sus perspecti-vas de futuro. En Ecuador y Bolivia lasnuevas constituciones actuales, de mar-cada naturaleza populista e indigenista,establecen una consulta obligatoria (víainformación, debate y referéndum) a laspoblaciones involucradas cuando gran-des proyectos de infraestructura, la pros-pección petrolera y la extracción mineralleguen a afectar las áreas tradicionalesde vivienda, trabajo y tránsito de las et-nias de tierras bajas. Lo que la experien-cia práctica ha demostrado en estospaíses es que esas consultas tienen unavalidez sólo teórica y una vigencia sóloprogramática cuando la necesidad deobtener petróleo y minerales entra enconfrontación con los mecanismos pro-tectores de los ecosistemas naturales.Ello se debe, en última instancia, a la de-bilidad numérica de las etnias amazóni-cas en los países andinos y a la preemi-nencia de los esfuerzos modernizadoressobre todo impulso conservacionista,aunque la retórica política adecuada a lamoda del día puede brindar ocasional-mente una impresión contraria.

La crisis ecológica también toca a loscolonizadores provenientes de tierrasaltas que tratan de encontrar una nuevaexistencia en las zonas húmedas de laAmazonía. Los suelos tropicales son al-tamente vulnerables por contener gene-ralmente una capa de humus muydelgada y frágil, que se deteriora de ma-nera irremisible después de que se des-truye la cubierta vegetal original. Ante elagotamiento relativamente rápido de laproductividad de los suelos tropicales y

el surgimiento de superficies erosiona-das, los colonizadores están obligados abuscar constantemente nuevas áreas decultivo y a ampliar sin cesar la fronteraagrícola. Este grupo social tiene una ca-pacidad de ahorro muy limitada. Su altamovilidad geográfica no es favorable alsurgimiento de comunidades estables.Esto repercute negativamente sobre elnivel educacional de las generacionesjóvenes. Pero lo más relevante es que loscolonizadores, mediante su sistema iti-nerante de cultivos, socavan y destruyenla propia base de su existencia futura. Eneste caso la crisis ecológica genera unasituación dramática de descomposiciónsocial a largo plazo.

En lo referente a las tierras altas de laregión andina se puede afirmar lo si-guiente. Las elevadas tasas de creci-miento demográfico y las mejoras de lasalud pública han generado un aumentoconsiderable de la población respectiva,que aun no ha sido limitado sustancial-mente por la constante migración delcampo a los centros urbanos. Este incre-mento demográfico ha significado, comoya se mencionó, una sobrecarga perma-nente sobre los ecosistemas de montaña,que también son altamente vulnerables,sobre todo los suelos agrícolas en de-clive. A esto se añade que la mayoría delos campesinos actuales de origen indí-gena ya han abandonado las técnicas in-caicas de cultivar la tierra medianteterrazas artificiales que siguen las curvasde nivel y todavía no han adoptado losprocedimientos modernos de agriculturaen medios precarios (como las carpas so-lares). Existen otras prácticas, como el so-brepastoreo, la tala de arboledas ycortavientos y la quema anual de pasti-zales, que han contribuido al erosiona-

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miento generalizado de suelos otroraagrícolas. Hay que recordar que la agri-cultura incaica requería de una planifi-cación centralizada y de amplios trabajoscomunitarios. Las reformas agrarias enBolivia (a partir de 1953) y en el Perú (apartir de 1968)11 han terminado con lagran propiedad agraria (latifundios) deblancos y mestizos en las regiones del al-tiplano y de la sierra, pero han causado almismo una extrema parcelación de la pe-queña propiedad agrícola (minifundio),que, como tal, se presta difícilmente auna tecnificación adecuada y a trabajoscolectivos de gran envergadura y planifi-cación de largo alcance. Entre los resul-tados de esta evolución se hallan eldescenso del nivel de ingresos, el estan-camiento del desarrollo social y educa-tivo y la reducción del rol político (porejemplo: pérdida de las iniciativas políti-cas en favor de los movimientos socialesque representan a los campesinos coca-leros de zonas subtropicales). En estemarco la crisis ecológica ha conllevadoun empeoramiento de las condiciones devida de los sectores campesinos de tierrasaltas, que se hallan tradicionalmenteentre los grupos sociales de ingresos másbajos en toda el área andina.

En las zonas montañosas de losAndes los estratos altos y medios, que sonexclusivamente urbanos, no han sidoafectados directamente por los desarre-glos medio-ambientales, por lo menos en

sus niveles de ingresos y educación. Son,como todas las capas sociales, víctimasde la creciente contaminación de aire yagua en las ciudades, pero la verdad esque en las naciones andinas los estratosmedios y altos no atribuyen gran impor-tancia a fenómenos como la contamina-ción ambiental y, por consiguiente,tampoco promueven políticas públicascon metas conservacionistas. Hay que se-ñalar que debido a su nivel de conoci-mientos y a las urgencias de la vidacotidiana, las políticas públicas pro-eco-logistas tampoco representan una priori-dad para los estratos subalternos tanto delámbito urbano como del rural en las tie-rras altas de los Andes.

En los llamados valles mesotérmicosde la región andina ha ocurrido una evo-lución demográfica muy similar a la yareseñada, agravada por la constante in-migración procedente de las zonas altas.En estos valles se hallan algunos de loscentros urbanos más importantes y conel crecimiento más acentuado del Ecua-dor, Perú y Bolivia, lo que conlleva unaclara pérdida de suelos agrícolas y unaeliminación acelerada de las arboledasde clima moderado. En Perú y Bolivia seconstata la existencia de un dilatado sec-tor campesino dedicado al cultivo de lacoca y a la elaboración de las primerasetapas de la cocaína.12 Esta actividad,excepcionalmente rentable, significatambién la destrucción de la cubierta ve-

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11 Fernando Eguren, La reforma agraria en el Perú, Santiago de Chile: FAO / NNUU 2006; José María Ca-ballero, Agricultura, reforma agraria y pobreza campesina, Lima: IEP 1984; y la obra clásica: José MatosMar / José Mejía, La reforma agraria en el Perú, Lima: IEP 1980.

12 Cf. Nueva Sociedad, No. 222, julio/agosto 2009, Buenos Aires (número monográfico dedicado al tema:“Drogas en América Latina”); José Blanes / H. C. F. Mansilla, Cinco tesis sobre el trasfondo del complejococa / cocaína en Bolivia, en: Nueva Sociedad, No. 142, marzo/abril de 1996, Caracas, pp. 65-71.

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getal original, por un lado, y la utilizaciónmasiva de productos químicos perjudi-ciales para los ecosistemas (como elácido sulfúrico), por otro. Los llamadoscampesinos cocaleros conforman en Bo-livia el movimiento social mejor organi-zado y con el mayor peso político en laactualidad. A nivel local y regional sontambién muy influyentes en el Perú. Estoscampesinos constituyen el grupo organi-zado más agresivo que ha invadido va-rios parques naturales y zonas protegidaspor ley en toda la región andina, convir-tiendo estas reservas ecológicas en zonasde producción privilegiada de coca y co-caína, sin que se registre ninguna actua-ción estatal para hacer cumplir elordenamiento legal del país respectivodestinado a proteger algunas zonas dealto interés ecológico. Esta alusión al mo-vimiento cocalero no es superflua porquenos muestra un fenómeno reiterativo enla historia contemporánea del área an-dina. Los campesinos cocaleros repre-sentan intereses sectoriales estrictamenteparticulares, que, como tales, demandanpolíticas públicas específicas. Esto es to-talmente legítimo. El movimiento coca-lero utiliza una estrategia convencional:hace pasar intereses particulares como sifuesen los intereses generales de la na-ción. El accionar de este movimiento so-cial es instructivo, porque muestra elcomplejo carácter de los movimientos so-ciales en la región andina, que no siem-

pre poseen las características positivas ypromisorias que les atribuyen acrítica-mente algunas tendencias académicas yuniversitarias. Los campesinos cocalerosno ayudan precisamente a la preserva-ción de los frágiles ecosistemas de la re-gión mesotérmica y con sus ingresosrelativamente altos han contribuido aacentuar las desigualdades sociales. Estono significa, obviamente, que todos losmovimientos sociales sean similares ensu defensa de intereses particulares, peroes un llamado a seguir aplicando un es-crutinio estrictamente crítico, y no unoromántico, a todos estos fenómenos.13

Diversos movimientos sociales del áreaandina (los campesinos cocaleros, los co-lonizadores, los buscadores de minera-les) influyen simultáneamente sobre losecosistemas incrementando su vulnera-bilidad y sobre el nivel de ingresos, au-mentando la desigualdad social.

Crítica del imaginario popular

Todos estos factores dispares debenser considerados para calibrar de formamás o menos adecuada la dialéctica dedesigualdad social y contexto ecológico.Sólo desde una perspectiva unilateral ehistóricamente ingenua de la moderni-zación se puede sostener que la amplia-ción de la frontera agrícola es unamuestra evidente de progreso social y untestimonio fehaciente del triunfo delHombre sobre la naturaleza. Esta es pa-

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13 Cf. José Seoane, Movimientos sociales y conflicto en América Latina, Buenos Aires: CLACSO 2003; M.Chiriboga et al., Movimientos sociales en el Ecuador, Quito: CLACSO 1986; Xavier Albó, Movimientosy poder indígena en Bolivia, Ecuador y Perú, La Paz: CIPCA 2008; María Isabel Remy Simartovic, Mo-vimientos sociales en el Perú, Lima: Instituto de Investigación y Debate sobre la Gobernanza 2007; Fer-nando Guerrero / Pablo Ospina, El poder de la comunidad. Ajuste estructural y movimiento indígena enlos Andes ecuatorianos, Buenos Aires: CLACSO 2003.

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radójicamente la opinión mayoritaria dela población en las naciones andinas, ex-tendiéndose desde las élites empresaria-les hasta gran parte de los sectorescampesinos indígenas, pasando por los“nuevos” estratos medios urbanos. Encontra de lo que conciben importantescorrientes académicas, sobre todo en elámbito universitario europeo, las ten-dencias pro-ecológicas dentro de los paí -ses andinos son relativamente pequeñasy sin relevancia política. Esto vale preci-samente para las etnias indígenas mayo-ritarias en los Andes. Aquí no hay unimportante Partido Verde como en elBrasil. Existen todavía prácticas conser-vacionistas en el seno de algunos secto-res indígenas de la selva amazónica,cazadores y recolectores, sobre todo enaquellos que no han tenido un contactopermanente con el impulso moderniza-dor que configura mayoritariamente lavida cotidiana en toda la región. Estasprácticas conservacionistas han sido pre-servadas hasta hoy por sectores pobla-cionales muy reducidos y en proceso depaulatina disolución ante el avance real-mente avasallador de fuerzas moderni-zadoras, del cual forman parte losindígenas de tierras altas andinas y pro-venientes de los valles mesotérmicosque, de modo creciente, han migrado alas zonas amazónicas y hoy en día con-figuran la mayoría de la población en lasáreas selváticas de los Andes. Otra cosa

muy diferente es la presencia de teoríase ideologías conservacionistas, que conayuda gubernamental contribuyen acrear la impresión de que una mayoríade los indígenas del país respectivo seconsagrarían con verdadero ahínco alcuidado exhaustivo de la Madre Tierra.A nivel internacional estas construccio-nes ideológicas han redituado un enor -me prestigio a los gobiernos populistasde Ecuador y Bolivia. Oficinas estatales yorganizaciones no gubernamentales,conducidas por intelectuales urbanosque hablan a nombre de las etnias indí-genas, han recreado la imagen clásicadel buen salvaje que vive en armonía ín-tima con la naturaleza y que protege losecosistemas naturales de la región selvá-tica amazónica14, cuando en realidad setrata, en la mayoría de los casos, de unabrillante operación de relaciones públi-cas que genera también un buen finan-ciamiento externo y una porción depoder político a favor de sus autores in-telectuales.

Estas ideologías han construido unaoposición binaria elemental entre unaconcepción llamada occidental y otraatribuida a las etnias indígenas de losAndes. Pero la realidad nos muestra quelos grandes imaginarios colectivos –eloccidental y el indígena– se han entre-mezclado de tal manera, que ya no exis-ten como factores incontaminados eluno del otro.15 Por ello la contraposición

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14 Algunas indicaciones en: José Sánchez Parga, El movimiento indígena ecuatoriano, Quito: CAAP 2007,passim.

15 Fernando Mayorga / Eduardo Córdova, El movimiento antiglobalización en Bolivia. Procesos globales einiciativas locales en tiempos de crisis y cambio, La Paz: CESU/UMSS-Plural 2008; Thérèse Bouysse-Cassagne et al., Tres reflexiones sobre el pensamiento andino, La Paz: HISBOL 1987; Esteban Ticona /Gonzalo Rojas Ortuste / Xavier Albó, Votos y wiphalas. Campesinos y pueblos originarios en democra-cia, La Paz: CIPCA 1995.

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tajante entre ambas culturas puede serconsiderada como una operación inte-lectual, es decir como una interpretaciónhistórica relativamente arbitraria con unaintencionalidad política, que en cuantotal no es compartida por el grueso de lapoblación. Y hay que señalar que lospuntos de coincidencia entre los dosimaginarios colectivos son mucho másimportantes que los elementos de dis-cordia e incomprensión. En este contextoes indispensable señalar que todo pro-ceso sincretista y toda corriente moder-nizadora requieren de elementos decompensación para hacer digerible estostránsitos socialmente dolorosos. Y allí seencuentra la necesidad de revitalizar losmitos profundos16 de un país, de rein-ventar y consolidar sus tradiciones.17

Crítica de la teoría del desarrollo soste-nible

En el caso andino la crítica actual dela modernidad, propagada por algunosmovimientos sociales y grupos indige-nistas no ha contribuido a cuestionar laactual economización de la política, esdecir la tendencia a ver lo razonable ex-clusivamente en el incre mento de los ín-dices de producción, productividad yconsumo y a considerar el llamado cre-

cimiento cero, por ejemplo, como algoinaceptablemente negativo. Lo cierto esque las exigencias de la población a par-tir de mediados del siglo XX han tomadouna naturaleza tal que es imposible sa-tisfacerlas sin una expansión constantede la esfera económica. Por ello es queen el área andina existe todavía una am-plia noción de legitimidad en torno a lanecesidad y al ritmo de la moderniza-ción, consenso que abarca a muy dife-rentes sectores sociales y partidospolíticos. También en los sectores políti-cos izquierdistas y progresistas se suponeque el desarrollo llamado integral debeacortar la distancia frente a los países yaaltamente industrializados y, al mismotiempo, promover la paz social mediantela incorporación pacífica de los estratosmenos favorecidos a la estructura pro-ductiva y distributiva.18

Ahora bien, la casi totalidad de estosbuenos propósitos, empezando por el demejorar el ingreso promedio de los ha-bitantes de modo persistente, conllevamayores cargas sobre el medio ambientey presiones crecientes sobre los recursosnaturales y energéticos; ya sea para ase-gurar el empleo pleno o para mejorar lasalud, la vivienda y la educación pú-blica, se requiere indiscutiblemente deun incremento continuado –y hasta ex-

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16 Guillermo Francovich, Los mitos profundos de Bolivia, La Paz: Amigos del Libro 1980.17 Ramón Pajuelo Teves, Reinventando comunidades imaginarias. Movimientos indígenas, nación y pro-

cesos sociopolíticos en los países centro-andinos, Lima: IFEA 2007. Cf. las obras clásicas: Benedict An-derson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, México:FCE 1993; Eric Hobsbawm / Terence Ranger, La invención de la tradición, Barcelona: Crítica 2002.

18 Guillermo Foladori, Paradojas de la sustentabilidad: ecológica versus social, en: Trayectorias. Revista deCiencias Sociales, vol. 3, Nº 6, mayo / agosto de 2001, Monterrey, pp. 20-30. Cf. también Karl-WernerBrand (comp.), Nachhaltige Entwicklung. Eine Herausforderung an die Soziologie (Desarrollo sustenta-ble. Un reto para la sociología), Opladen: Leske + Budrich 1999.

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ponencial– del conjunto de la economíadel país respectivo.19 La realidad de unmundo finito con recursos decrecientes ylimitaciones acrecentadas constante-mente, manifestadas por la capacidadcada vez más reducida de autorregene-ración de los ecosistemas naturales(como es el caso dramático de los bos-ques tropicales), sugiere la muy alta pro-babilidad de que todos los intentos de undesarrollo pleno y una modernizacióncompleta para las naciones del TercerMundo permanezcan en el terreno de loilusorio o conduzcan a una catástrofeecológica universal. Todas la ideas bási-cas subyacentes a estos grandes proyec-tos históricos provienen del acervo de lamodernidad –la bondad liminar de la in-dustrialización y la urbanización, la ín-dole no problemática del crecimientoeconómico incesante, la perspectiva deun progreso perenne–, y lo que ahoraestá en crisis es el fundamento mismo deesa modernidad, que ha mostrado serpoco crítica consigo misma y contenerlos elementos para la autodestruccióndel género humano.

Esta problemática puede ser parcial-mente esclarecida mediante el análisisde la teoría del desarrollo sostenible,adoptada como ideología propia por unnúmero creciente de movimientos so-ciales, partidos políticos e institucionesestatales y privadas del área andina. Lasversiones teóricamente más sofisticadasdel desarrollo sustentable siguen siendolas primeras elaboraciones programáti-cas de este enfoque, como el InformeBrundtland, la Propuesta Económica dela CEPAL y el Llamado de la Internacio-nal Socialista a detener la degradaciónecológica.20 Todas ellas carecen de unacredibilidad liminar porque los gruposque consuetudinariamente las han sus-tentado (planificadores de las burocra-cias estatales, partidos socialistas ysocialdemocráticos, sindicatos e institu-ciones afines, movimientos sociales enAmérica Latina, empresarios privados),han pertenecido durante largas décadasa los partidarios del progreso materialirrestricto, de la industrialización acele-rada y de la modernización y porque suslineamientos teóricos fundamentales han

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19 No han perdido vigencia los excelentes ensayos de Hans-Jürgen Harborth, Die Diskussion um dauerhafteEntwicklung (sustainable development): Basis für eine umweltorientierte Weltentwicklungspolitik? (Ladiscusión sobre el desarrollo sustentable: base para una política mundial de desarrollo orientada haciael medio ambiente?), en: Wolfgang Hein (comp.), Umweltorientierte Entwicklungspolitik (Política de de-sarrollo orientada al medio ambiente), Hamburgo: Deutsches Übersee-Institut 1991, pp. 39-51; Har-borth, Dauerhafte Entwicklung statt globaler Selbstzerstörung. Einführung in das Konzept des “SustainableDevelopment” (Desarrollo duradero en lugar de autodestrucción global. Una introducción al conceptodel desarrollo sostenible), Berlin: Sigma 1991.

20 World Comission on Environment and Development (comp.), Our Common Future, Oxford / New York:Oxford U. P. 1987; Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe, Trans-formación productiva con equidad, en: Nueva Sociedad, Nº 108, julio / agosto de 1990, Caracas, pp. 38-45; Internacional Socialista, Nueva misión para el movimiento socialista. Seguridad para el medioambiente; supervivencia a largo plazo, en: Nueva Sociedad, Nº 104, noviembre / diciembre de 1989, pp.62-73 y Nº 105, enero / febrero de 1990, pp. 64-79.- Para una breve visión de conjunto cf. Edgar J. Gon-zález Gaudiano, La construcción de la sustentabilidad, en: Trayectorias Revista de Ciencias Sociales,vol. 3, Nº 6, mayo / agosto de 2001, Monterrey, pp. 5-6.

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exhibido paradójicamente un cierto me-nosprecio por la temática del medio am-biente. Las alusiones al medio ambienteen estos informes son periféricos; susapelaciones a la protección de los eco-sistemas son francamente marginales yestán supeditados al crecimiento econó-mico ilimitado a nivel mundial (para quelos frutos del progreso material lleguenalguna vez a todos los pueblos del pla-neta).21

El ejemplo más claro de todo esto esel Informe Brundtland, que afirma taxati-vamente que el “crecimiento económicono tiene límites fijos”22 y que examina latemática de la explosión demográficacon una ambigüedad digna de las orga-nizaciones burocráticas internacionalesque soslayan deliberadamente la toma deposición acerca de problemas candentes.Además, estos documentos propician uncrecimiento constante de las economíasde los países centrales para que hagan de“motor” con respecto al resto del mundo,

sin considerar las enormes sobrecargasque todo ello significaría para los ecosis-temas. La solidaridad con las generacio-nes futuras, que por suerte dejan entreverestas declaraciones, entra en contradic-ción con programas de desarrollo que nocontemplan las limitaciones ecológicas yde recursos ya citadas, máxime si la metanormativa explícitamente pretendidapara todo el mundo es un grado de bie-nestar básicamente similar al ya existenteen los países metropolitanos y el caminohacia tal fin resulta ser el muy conven-cional del desenvolvimiento acelerado.23

Por otra parte, estos informes bieninten-cionados no despliegan una estrategiaclara y enérgica contra la expansión de-mográfica, que junto al rol depredadorde toda modernización, acorta sensible-mente el horizonte temporal dentro delcual se podría aún formular algún desig-nio viable para salvar los ecosistemas enpeligro.

94 H. C. F. MANSILLA / Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América Latina. Un esbozo interpretativo provisorio

21 Es interesante mencionar el paralelismo existente con algunas teorías marxistas sobre el medio ambiente:Michael Löwy, De Marx al ecosocialismo, en: Trayectorias. Revista de Ciencias Sociales, vol. 3, Nº 6,mayo / agosto de 2001, Monterrey, pp. 86-96; Löwy, La crítica marxista de la modernidad, en: Ecologíapolítica, Nº 1, 1990, Barcelona, p. 88.- Las obras teóricamente más ambiciosas de esta corriente son: JohnBellamy Foster, Marx’s Ecology. Materialism and Nature, New York: Monthly Review Press 2000; IringFetscher, Überlebensbedingungen der Menschheit. Zur Dialektik des Fortschritts (Las condiciones parala supervivencia de la humanidad. Sobre la dialéctica del progeso), Munich: Piper 1980, quien trató dedemostrar que Karl Marx fue un auténtico ecologista avant la lettre.

22 Nuestro futuro común, Madrid: Alianza 1988, p. 69.- Con el mismo contenido: Declaración de princi-pios sobre población y desarrollo sostenible, La Paz: Ministerio de Desarrollo Humano / PROSEPO /UNFPA 1994.

23 José Manuel Naredo, La economía y su medio ambiente, en: Ekonomiaz. Revista de Economía, Nº 17,abril / junio de 1990, Bilbao, p. 15: “[...] por simples consideraciones físicas y de espacio, la hipótesisde un crecimiento indefinido es insostenible a la luz de la lógica matemática aplicada a los conoci-mientos geográficos y cosmológicos actuales [...]: el crecimiento de la población y sus consumos [...],referido al conjunto de la especie humana, no podrá ser nunca un proceso sostenido a largo plazo”. Cf.los ensayos críticos de Eduardo Gudynas, Ecología, mercado y desarrollo, Montevideo: Vintén 1996;Gudynas, Paradigmas del desarrollo latinoamericano y sus visiones de la naturaleza, en: Multiversidad,Nº 5, vol. 1995, Montevideo, pp. 31-61; Eduardo Gudynas, Ecología, desarrollo y neoliberalismo, La Paz:CEBEM 1995.

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El desarrollo sustentable a gran es-cala erosiona tanto las riquezas renova-bles como los bienes de fondo de índolefinita e inelástica; de ahí que resulta unafalacia la opinión tan generalizada deque primeramente se debería forzar aunmás la explotación de los recursos natu-rales y los procesos de modernización eindustrialización, para luego ocuparsede la conservación de los recursos y dela protección al medio ambiente.24

Todos estos ensayos de desarrollo soste-nible se destacan por declaraciones alti-sonantes con respecto a los enunciadosteóricos generales y simultáneamentepor estrategias específicas bastante con-fusas, tanto más cuanto más se acercanal nivel de la praxis cotidiana, donde elconsenso sobre lo que se debe protegery lo que aun se puede depredar se diluyerápidamente. Se trata, en el fondo, de en-foques armonicistas que presuponen in-genuamente que todos los dilemasmundiales y, por lo tanto, los problemasde desarrollo, aun los más graves, pue-den ser integrados en una gran síntesisdonde todo se resuelve finalmente enfavor de la evolución expansiva del gé-nero humano. No es de extrañar que en

todo el mundo la teoría del desarrollosostenible se haya convertido entretantoen la concepción favorita de los empre-sarios privados y de las grandes organi-zaciones que inspiran la evolución de lasfinanzas internacionales.

Aunque propaguen consignas iz-quierdistas radicales o indigenistas, losllamados movimientos sociales se plie-gan a una versión simplificada de la teo-ría del desarrollo sostenible. Sin unaconsciencia clara de la temática, seguían por los siguientes principios, a losque consideran verdades indubitables:(a) el crecimiento económico no tiene lí-mites fijos; (b) la explosión demográficay los desarreglos ecológicos no signifi-can amenazas de gran envergadura parala región andina; (c) es posible y desea-ble un crecimiento integral que no cesenunca; (d) el ingreso per cápita de la po-blación debe elevarse sin término; y (e)los servicios educativos y de salud debencrecer también de modo indefinido.25

Esta concepción, extremadamentepopular, no es proclive a pensar en lími-tes y limitaciones realmente serias.26

Aunque los movimientos sociales, y par-ticularmente los étnico-culturales, sien-

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24 Naredo, ibid., p. 16. Cf. también la gran obra de José Manuel Naredo, La economía en evolución. His-toria y perspectivas de las categorías básicas del pensamiento económico, Madrid: Siglo XXI 1987; cf.también Amartya Sen, Resources, Values, and Development, Oxford: Blackwell 1984.

25 Para el caso peruano cf. [sin compilador], Pobreza, desigualdad y desarrollo en el Perú, Lima: Oxfam2008; Efraín González de Olarte, Medio ambiente y pobreza en el Perú, Lima: IEP 1997; Martín Beau-mont, Pobreza y medio ambiente: una visión general, Lima: IEP 2000.

26 Sobre esta temática cf. los brillantes ensayos de Ernest García, Los límites desbordados. Sustentabilidady decrecimiento, en: Trayectorias. Revista de Ciencias Sociales, vol. IX, Nº 24, mayo-agosto de 2007,Monterrey, pp. 7-19 (número monográfico dedicado al tema: “Sustentabilidad: un debate a fondo”); Er-nest García, Medio ambiente y sociedad: la civilización industrial y los límites del planeta, Madrid:Alianza 2004. Cf. también el compendio más completo: Ernst Ulrich von Weizsäcker (comp.), Grenzen-los? Jedes System braucht Grenzen –aber wie durchlässig müssen diese sein? (Sin límites? Todo sistemarequiere de límites– pero cuán porosos deben ser estos?), Berlin / Boston: Birkäuser 1997.

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tan una repugnancia explícita por el im-perialismo norteamericano, la últimameta normativa pretendida por todosellos es un grado de bienestar básica-mente similar al ya existente en los paí-ses metropolitanos. Los movimientossociales no tienen ninguna estrategiacontra los desastres ecológicos y la ex-pansión demográfica. No se imaginan si-quiera que la sagrada trilogía decrecimiento, progreso y desarrollo juegaun rol altamente depredador con res-pecto al medio ambiente y los recursosnaturales.

Por otra parte hay que observar conescepticismo a algunos ideólogos de losmovimientos sociales que establecen unestrecho nexo entre la diversidad culturalde origen premoderno, por un lado, y undesarrollo sustentable, por otro. La espe-ranza de detectar una “racionalidad am-biental” y “estrategias alternativas parael desarrollo sustentable” en regímenespremodernos de producción agrícola es-triba en una simple ilusión: la confusióndeliberada al identificar formas tradicio-nales de agricultura de subsistencia (ge-neralmente estáticas) con el desarrollosustentable (que posee implicaciones al-tamente dinámicas). Se afirma, por ejem-plo, que la cultura indígena tradicionaldebería ser vista como un paradigma al-ternativo de sustentabilidad. La defensade las culturas indígenas sería equiva-lente a la defensa de la naturaleza. Estaes una visión romántica e idealizada de

las técnicas agrícolas originarias. En elpresente la mayoría de los indígenastiende a las usanzas comerciales de todaagricultura contemporánea, dejando delado las precauciones conservacionistasque sus antepasados practicaron en laépoca precolombina. Por consiguiente,hay que observar con escepticismo lasnuevas teorías que establecen un “estre-cho” nexo entre la diversidad cultural deorigen premoderno y la autonomía local,por un lado, y un desarrollo sustentableconvencional, por otro. La esperanza dedetectar una “racionalidad ambiental” y“estrategias alternativas para el desarro-llo sustentable”27 en modelos premoder-nos de producción agrícola estriba enuna simple ilusión: la confusión delibe-rada al identificar (a) formas tradicionalesde agricultura de subsistencia (general-mente estáticas) con (b) el discurso con-temporáneo del desarrollo sustentable yel crecimiento incesante (con sus impli-caciones altamente dinámicas). Para En-rique Leff la cultura indígena tradicionaldebe ser vista ahora como un “recursopara el desarrollo sustentable” y como“un paradigma alternativo de sustentabi-lidad”.28 Similar es el postulado de Víc-tor M. Toledo, para quien la defensa delas culturas indígenas es equivalente a ladefensa de la naturaleza. Toledo ha rea-lizado una notable investigación sobrelos nexos entre aspectos étnicos y cues-tiones ecológicas, pero su obra exhibeuna visión romántica e idealizada de las

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27 Enrique Leff, Espacio, lugar y tiempo. La reapropiación social de la naturaleza y la construcción local dela racionalidad ambiental, en: Nueva Sociedad, Nº 175, septiembre/octubre de 2001, p. 28 sq.

28 Ibid., p. 30-33; cf. también Enrique Leff, Ecología y capital. Racionalidad ambiental, democracia parti-cipativa y desarrollo sustentable, México: Siglo XXI / UNAM 1994; Enrique Leff, Saber ambiental: sus-tentabilidad, racionalidad, complejidad, poder, México: Siglo XXI / UNAM / PNUMA 1998.

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técnicas agrícolas indígenas, que en elpresente tienden a equipararse a lasusanzas comerciales de toda agriculturacontemporánea, dejando de lado las pre-cauciones conservacionistas que sus an-tepasados practicaron en la épocaprecolombina.29 La propuesta de unaagricultura sostenible basada en los as-pectos presuntamente positivos y pro-gresistas de la “multifuncionalidadagropecuaria” latinoamericana (EduardoGudynas), reproduce designios pareci-dos, y, ante todo, la ilusión de combinarun desarrollo siempre creciente con unacierta protección del medio ambiente.30

Conclusiones provisorias

Uno de los componentes básicos dela legitimidad democrática es la promesade brindar un nivel de vida decoroso ala masa de la población, nivel que estádeterminado en gran proporción por lasexigencias siempre crecientes del pú-blico y éstas, a su vez, por lo ya alcan-zado en las naciones altamentedesarrolladas. Los postulados de desa-rrollo de casi todos los movimientos so-ciales en el área andina son demandaselásticas (hacia arriba), que presuponenun aumento incesante de las actividadeseconómicas de toda índole y, por consi-guiente, sobrecargas cada vez mayoressobre los frágiles ecosistemas de todo el

planeta. En vista del carácter finito de laTierra y los recursos naturales estas vi-siones del mundo están edificadas sobresimples ilusiones, que los políticos, losresponsables de los medios masivos decomunicación y casi todos los intelec-tuales se esfuerzan en mantener comomitos colectivos de gran efectividad. Enrealidad la idea de un crecimiento irres-tricto es un mecanismo de auto-engaño,que parte de presupuestos falsos, peroque tiene la función de tranquilizar lasconsciencias. Como resultado vemosque en el ámbito andino no hay sectoressociales relevantes que representen larazón global de los fines a largo plazo,sino únicamente grupos y estratos que seapoyan en la racionalidad instrumentalde corto plazo.

Todo esto puede terminar en unairreversible entropía social, que se mani-fiesta en la disipación continua de todaenergía, en la desintegración de las ins-tituciones que garantizan el orden, en elincremento de una descomposición denormativas estructurantes, en el descré-dito incipiente de actividades investiga-tivas, en formas exorbitantes de consumomasivo (insostenibles a largo plazo) y fi-nalmente en tendencias autodestructivascomo el incremento de la criminalidady la destrucción incesante del medio am-biente.31

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 97

29 Cf. Víctor M. Toledo, Utopía y naturaleza. El nuevo movimiento ecológico de los campesinos e indíge-nas de América Latina, en: Nueva Sociedad, Nº 122, noviembre/diciembre de 1992, Caracas, pp. 72-85;Toledo, Los campesinos, la sociedad rural y la cuestión ecológica, en: Ecología Política, Nº 1, vol. 1992,Barcelona, pp. 11-18.

30 Eduardo Gudynas, Multifuncionalidad y desarrollo agropecuario sustentable, en: Nueva Sociedad, Nº174, julio / agosto de 2001, pp. 95-106.

31 Manfred Wöhlcke, Soziale Entropie (Entropía social), Munich: dtv 1996

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Lo cierto es que las exigencias de losmovimientos sociales han tomado unanaturaleza tal que es imposible satisfa-cerlas sin un aumento constante de todala esfera económica. Y este proceso decrecimiento continuo goza de una clarasuperioridad frente a restricciones con-servacionistas y limitaciones dictadas porpreceptos ecológicos. Dicho de otra ma-nera: el desarrollo económico incesantetiene hoy una fuerza normativa tan po-derosa que hace inviable una concep-ción de ordenamiento social que sesometa a consideraciones medio-am-bientales efectivas. La improbabilidaddel desarrollo sostenible tiene que vercon la realidad de un mundo finito conrecursos decrecientes y limitacionesacentuadas, que se manifiestan en la ca-pacidad cada vez más reducida de auto-rregeneración de los ecosistemasnaturales (como es el caso dramático delos bosques tropicales). Esto sugiere laprobabilidad de que todos los intentos deun desarrollo sostenible permanezcan enel terreno de lo ilusorio. Todas las ideasbásicas subyacentes a estos grandes pro-yectos sociales provienen del acervo dela modernidad occidental –la bondadbásica de la industrialización y la urba-

nización, la índole no problemática delcrecimiento económico incesante, laperspectiva de un progreso perenne–, ylo que ahora está en crisis es el funda-mento mismo del desarrollo moderni-zante, lo que los movimientos socialesen el área andina y sus ideólogos se nie-gan a percibir en toda su envergadura eintensidad. Por otra parte, hoy en día seexpande en el ambiente académico(tanto en ciencias naturales como en lassociales) la concepción de que todo sis-tema biológico o social requiere de lími-tes para poder sobrevivir y que nuestrascapacidades para entender y manejarestos sistemas denotan limitaciones quedifícilmente puedan ser superadas deltodo. Estos dilemas parecen no inquietara los movimientos sociales, que, si-guiendo fielmente las tradiciones de lacultura política convencional y rutinaria,se preocupan por lo inmediato y visible.Lo probable es, por consiguiente, que elproceso modernizador imitativo en elárea andina continúe generando gravesdesarreglos ecológicos y que éstos con-soliden las desigualdades sociales que searrastran desde hace mucho tiempo, in-dependientemente de la acción de parti-dos políticos y movimientos sociales.

98 H. C. F. MANSILLA / Desigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América Latina. Un esbozo interpretativo provisorio

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Introducción

n nuestros días como denunciaAndré Gorz2, es posible contem-plar cada vez con más frecuen-

cia como la cultura capitalista brinda alser humano los instrumentos de su pro-pia destrucción. Este autor señala que elcapitalismo como modo de produccióny como cultura, se ha basado en produ-cir acumulación mediante la explota-

ción, ya sea de la fuerza del trabajo delas personas, a través de la dominaciónde clases, mediante el sometimiento delos pueblos, o finalmente, como se ob-serva cada vez más a menudo, pormedio de la explotación pura y dura dela naturaleza.

Los efectos perversos de esta diná-mica se pueden apreciar con gran clari-dad: en el re-calentamiento global, en lapolución acelerada, en la cantidad de es-

Dinámicas del capitalismo: escisión metabólicay sacrificio del valor de usoJulio Peña y Lillo E.*

“La escasez (y todo lo que eso implica) en nuestros días, no es la conse-cuencia de un fracaso del capitalismo, sino es justamente lo contrario, elresultado de su triunfo1.”

Bolívar Echeverría A.

Los elementos que hacen parte de la dinámica de funcionamiento del sistema capitalista estánvinculados con el sacrificio del valor de uso así como con la escisión metabólica. Son piezasfundamentales en la conformación de la crisis estructural del modo de producción y repro-ducción capitalista, los cuales se conjugan y articulan en el proceso de perpetuación de lasgraves crisis ambientales. A través de las categorías de análisis provenientes del marxismo, ensu vertiente ecológica, se propone la incorporación del concepto de biocentrismo, como unarespuesta o alternativa a la ética antropocéntrica cuya relevancia prima en el reconocimientoy respeto de la naturaleza y todas sus entidades vivas.

E

* Estudiante de la Maestría en Ciencias Políticas FLACSO Quito – Ecuador. Email: [email protected] Bolívar Echeverría (1998): “Valor de Uso y Utopía”. Ed. Siglo XXI, México.2 André Gorz (2008): ”Critica de la Razón Productivista”. Ed. Catarata, Madrid.

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pecies en vía de extinción, en el debili-tamiento de la capa de ozono, en el ago-tamiento de los recursos naturales, en ladesertificación, en las mareas negras -cri-sis del Golfo de México 2010-, etcétera3.

Todos estos impactos ambientalescotidianos ocasionados por el ser hu-mano, se han convertido en la actuali-dad, en una realidad insostenible queamenaza gravemente el futuro de la hu-manidad. Partiendo de estos postulados,con el presente trabajo intentaremos res-ponder a las interrogantes siguientes:

¿Cómo se produce la violentaciónecológica por parte de la dinámica capi -talista? Y ¿cómo la relación de sacrificiodel valor de uso por parte del valor quese valoriza potencia esa violentación?

Con el fin de responder a estos inte-rrogantes, en un primer momento anali-zaremos el proceso de sacrificio delvalor de uso por parte del valor que sevaloriza, para conectarnos en un se-gundo momento con el concepto de es-cisión metabólica. Una vez analizadosestos dos componentes de la dinámicacapitalista, procederemos en un tercer yúltimo momento, a plantear la alterna-tiva del biocentrismo, como una posiblealternativa al proceso de desastre ecoló-gico en el que estamos inmersos.

El análisis de estos tres momentos:valor de uso, escisión metabólica y bio-centrismo, nos puede ayudar a com-prender mejor cuál puede ser el rol de laPolítica en este nuevo siglo, para de esta

manera evitar la reproducción continuade los errores que del pasado se arrastranhasta nuestros días (crisis económica,crisis social, crisis ecológica, etc.), con-tribuyendo de esta forma con la necesi-dad urgente de buscar alternativaspolíticas y económicas sustentables.

Sacrificio del valor de uso por el valor(valorizándose)

Toda producción humana, ya sea unbien, un producto o un objeto, tiene dosdimensiones. La primera, es la que tieneque ver con su valor de uso, es decir, laque responde a la necesidad por la cualfue concebido, elaborado o construidotal objeto, bien o producto, y la segunda,es la que concierne al valor, es decir, laque responde al juego del mercado, laque se preocupa por saber cuánto puedevaler ese producto, ese bien o ese objeto,y sobre todo, en cuánto se puede multi-plicar su valor dentro de las relacioneseconómicas de mercado y consumo.

En palabras de Bolívar Echeverría, setrata de una determinación dual:

“la primera, propia de la constituciónsocial “natural”, tiene su meta en unaimagen ideal de la sociedad como totali -dad cualitativa; la segunda, en cambio,impuesta por las relaciones de produc-ción/consumo[..] tiene por meta única-mente la acumulación del capital.4”

Por eso, debemos tener -imperativa-mente- en cuenta que esta producción

100 JULIO PEÑA Y LILLO E. / Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

3 Charles-Antoine Michel (2010): “L´echosocialisme au service de l´environnement”. En Journal des Al-ternatives 10 de julio 2010 Url: http://www.alternatives.ca/fra/journal-alternatives/publications/dos-siers/justice-climatique/article/l-ecosocialisme-au-service-de-l?lang=fr

4 Bolívar Echeverría, Valor de uso y utopía, 1998.

Page 101: Ecuador Debate 82

de valor, es decir el valor que busca o in-tenta multiplicarse, no puede salir ade-lante, no puede existir, sin la produccióndel valor de uso. El valor valorizándosepor principio, por su naturaleza y lógicacapitalista, va a controlar al valor de uso,y en la mayoría de los casos, lo va in-cluso a oprimir, al punto de llevarlo casia su destrucción.

Así tenemos por ejemplo: que el65% de las tierras que un día fueron cul-tivables, hoy ya no lo son. La mitad delas selvas existentes en el mundo en1950 han sido arrasadas, y sólo en los úl-timos 30 años, han sido derribados 600mil km2 de selva amazónica brasileña,el equivalente a Alemania unida, o a dosveces el Zaire5.

Detrás de todo este proceso indiscri-minado de explotación de los recursosnaturales, se oculta una forma de ver ala naturaleza, únicamente como recursoeconómico por explotar. Desde estaperspectiva, el valor (valorizándose) norespeta la diversidad de fauna, de flora ypeor aun de las diversas culturas que allíse desenvuelven.

En el proceso de la dinámica capita-lista, se puede apreciar entonces con cla-ridad, cómo en su cotidianidad sesacrifica constantemente la dimensióncualitativa o de valor de uso de la natu-raleza (de las culturas o de los objetos),en función del valor que -por la exigenciacapitalista- está obligado a multiplicarse

(valor que se valoriza), sin escatimar enningún momento el tener que sacrificaral valor de uso para lograr sus objetivos.

Desde la óptica del valor de uso,vemos a través de la desaparición deesos seres o elementos vivos, como sedesvanece a su vez para siempre, un pa-trimonio importante (no desde la pers-pectiva monetaria) que la naturalezasabiamente había acumulado.

Tal como nos recuerda Echeverría, elvalor valorizándose sólo tiene en cuentaal valor de uso en abstracto, únicamentecomo vehículo de esa voluntad que sirvepara multiplicar el capital, y con ello,para estructurar la vida, siempre desdeuna lógica cuantitativa. De esta forma, eltipo de ser humano que demanda o soli-cita la modernidad capitalista, debe po-seer antes de cualquier otra característica,la aptitud para vivir con naturalidad elhecho de este sometimiento de lo social-natural o valor de uso a lo netamentemercantil (Echeverría: 1998, cap. 8).

A partir de estos postulados, se haceposible comprender la manera en que lasprácticas capitalistas se desentienden delproblema ecológico. La modernidad ca-pitalista no sólo ha pretendido dominarla naturaleza (lógica antropocéntrica6),sino que en su lógica productivista, buscaa toda costa rentabilizar al máximo elproceso de su explotación.

De esta manera, la naturaleza se en-cuentra delimitada e integrada solamente

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 101

5 Leonardo Boff (2006): “La contradicción entre capitalismo y ecología” En Revista Pueblo, tomado enlínea el 02 de agosto 2010. URL: http://www.revistapueblos.org/spip.php?article437.

6 “Antropocentrismo: alternativa que percibe a la naturaleza como simple objeto de valor al que deacuerdo a su “utilidad comercial” se le puede asignar valores de uso o de cambio”. Ver: Gudynas,Eduardo (2009): “El mandato ecológico. Derechos de la naturaleza y políticas medioambientales en lanueva constitución”. Abya Yala Quito- Ecuador.

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al ámbito del proceso de reproducción(producción-consumo), sacrificando susotras potencialidades (contemplación,degustación, esparcimiento, etc.). A su di-mensión natural o de valor de uso se laha transformado y se la ha convertido en“objeto,” en mercancía que se valorizaconstantemente en el mercado, tornán-dose muchas veces inalcanzable para lagran mayoría de los seres humanos(Echeverría: 1998, cap. 8).

Vemos entonces que si bien los valo-res de uso son fundamentales para lavida social cotidiana, no obstante, al in-terior de la lógica capitalista, lo social olo cotidiano no está en relación armó-nica con el valor. Para el valor, trascen-der y dar forma a la sustancia naturalimplica necesariamente, crear a partir deella, dependiendo de ella, un nuevoorden “autónomo” que gira exclusiva-mente en torno al mundo de las mercan-cías (Echeverría: 1998, cap 8).

Esta determinación dual como aca-bamos de constatar, es compleja, ya quelas sociedades capitalistas van a ser el re-sultado de un conflicto y un compromiso(forzado) permanente entre estas dos ten-dencias que son contradictorias entre sí.El progreso en la modernidad capitalista,nos dice Echeverría, en lugar de liberaresta tensión entre el valor de uso y elvalor, se ha encargado de incrementarlo,subordinando lo natural (valor de uso)bajo la forma del valor.

Siguiendo esta línea de reflexión,vemos con Echeverría que en definitiva:

“Para el sujeto social, reproducir suriqueza de modo capitalista implicareproducirse así mismo de maneraautodestructiva7”

Examinemos esto un poco más decerca. La reproducción del mundo de lavida - la producción-consumo de valo-res de uso-, obedece a una lógica o unprincipio cualitativo que es propio de larealización de una comunidad o de unasociedad. Frente a esta lógica “natural”de producciones de valor de uso, se en-cuentra la “realización autovalorizadoradel valor mercantil capitalista”, la mismaque posee un principio organizador di-ferente -artificial-, que es no sólo ex-traño, sino contradictorio con respectodel primero. (Echeverría, 2008)8.

Debido a esta dinámica nos dice elautor, la versión capitalista de la moder-nidad terminó generando justo lo con-trario de aquello que anunciaba(abundancia y bien-estar generalizado).El sacrificio del valor de uso va a servirno para establecer el mundo de la abun-dancia o la escasez relativas, sino parareproducir artificialmente la escasez ab-soluta, en donde la masa de explotadosy marginados o la naturaleza arrasada,van a ser parte integral de los deslum-brantes logros del progreso (Echeverría,2008).

102 JULIO PEÑA Y LILLO E. / Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

7 Idem 18 Bolívar Echeverría (2008): “Un concepto de modernidad” Tomado de: Transcripción de la exposición del

autor en la primera sesión del Seminario La modernidad: versiones y dimensiones (7 de febrero de 2005).Publicado en el Núm. 11 de la revista Contrahistorias, agosto de 2008. Url: http://www.bolivare.unam.mx/ensayos/Un%20concepto%20de%20modernidad.pdf

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Como insiste el autor:

“Nada se produce, nada se consume,ningún valor de uso puede realizarse enla vida práctica de la sociedad capita -lista, si no se encuentra en función desoporte o vehículo de la valorizacióndel valor, de la acumulación del capital.Y es precisamente este modo capitalistade reproducción de la vida y su mundoel que determina finalmente a […] lacivilización occidental9”

Podríamos agregar siguiendo a Lu-kács,10 que este sacrificio constante queimprime la modernidad, se refleja a suvez en el ser humano, que en nuestrosdías como valor económico (como mer-cancía) debe estar en constante auto-va-lorización (únicamente productivista).Desde esta perspectiva, el ser humano seenajena a su vez como valor mercantilcapitalista, y se esclaviza a una lógicaque ha terminado sacrificando el valorde uso de su libertad (tiempo libre, crea-tividad, esparcimiento), como instru-mento de potenciación del sistemaproductivista (multiplicador del valoreconómico).

Vemos pues, que si bien la moderni-dad capitalista se pretendía una moder-nidad de la abundancia y de laemancipación, ésta terminó siendo unamodernidad de “auto-sabotaje”. Con

todas las catástrofes -(ecológicas, natu-rales, financieras, económicas y socia-les)11- esta modernidad ha terminandoauto-descalificándose (Echeverría,2008).

Para concluir este punto, constata-mos que para Echeverría conviene dejarclaro que en la actualidad, esta versiónde la modernidad cuenta con el poten-cial capaz de dar una salida posible a laactual crisis civilizatoria (tecnologías ver-des, políticas de la no dominación, etc.).Entonces, el reto que se le presenta a lapolítica en nuestros días, es el de procu-rar que esa posible abundancia y conella la emancipación de los valores deuso, impulse una modernidad que sea asu vez diferente de la actual, la mismaque se ha concentrado únicamente en lavalorización del valor, conduciendo a lahumanidad a la catástrofe.

La escisión metabólica

Como hemos visto en el apartado an-terior, el valor de uso constituye el con-tenido material de la riqueza encualquier sociedad. Son fuentes de esevalor de uso, tanto la naturaleza (la tierraen palabras de Marx) como el trabajo (laactividad humana). Es a partir de esta re-lación naturaleza-trabajo, o a partir de latransformación que sufre la materia por

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 103

9 Idem 710 George Lukács (1976): El asalto a la razón, Grijalbo, Barcelona.11 “En la actualidad enfrentamos una crisis internacional multifacética: inmobiliaria, financiera, por cierto

económica en términos amplios, pero a la vez ambiental, energética, alimentaria, ideológica… Estamosfrente a una crisis multifacética y a la vez sincronizada con varias fases que ahora comienzan a golpearen Europa con el tema de la deuda externa.[…] La corrupción campea en muchos países europeos; yano es una característica propia de los países empobrecidos, como se pretendía hacernos creer antes” VerAlberto Acosta (2010): “Pensando alternativas. Entre la crisis europea y el Yasuní”. Tomada de la Revistaen línea Rebelión el 03 de agosto 2010. URL: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=110813

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parte del trabajo (de los seres humanos),que podemos explicar el concepto demetabolismo. Si realizamos una analo-gía con el cuerpo humano (y su metabo-lismo), podemos decir que los sereshumanos van a consumir recursos y ex-pulsar residuos.12

No obstante, como señala Galindo,no podemos olvidar que la actividad hu-mana es parte de la naturaleza, ya quelos seres humanos en cualquier forma deorganización social en la que se en-cuentren, están en la naturaleza y de-penden de ella para su subsistencia.

Sin embargo, con el proceso de trans-formación de la naturaleza en objetosmateriales para mejorar las condicionesde vida, así como con el perfecciona-miento en el dominio de la técnica, losseres humanos fueron perdiendo poco apoco el sentido de copertenencia con lanaturaleza, y pretendieron colocarse porfuera de ella (antropocentrismo13), desdedonde, como especie protagonista, hanejercido una fuerte hegemonía producti-

vista sobre la naturaleza en la que viveny de la cual son parte.14

Con el capitalismo como señala Ga-lindo, el metabolismo ser humano-natu-raleza va a sufrir una transformaciónradical, el momento en que los valoresde uso se van a transformar en purasmercancías y éstas se van a convertir enla forma elemental de la riqueza mate-rial. A partir de ese momento -como yalo veíamos anteriormente-, el valor deuso va a quedar subordinado al valor,condicionando de esta manera el meta-bolismo trabajo-naturaleza, a la pura ex-tracción de plusvalor (el obrero noproduce para sí, sino para el capital).15

Así tenemos que la producción de ri-queza vinculada con el volumen de mer-cancías producidas, va a requerir por lotanto de un mayor nivel de consumo,proceso que a su vez como consecuen-cia directa, va a generar un incrementodel agotamiento de la naturaleza. Cabesin embargo recalcar, que detrás de esteincremento constante del ciclo explota-

104 JULIO PEÑA Y LILLO E. / Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

12 Pilar Galindo (2006): “Una lectura de la ecología y naturaleza en Marx. Aportaciones a la lectura delApdo. 1 y 2 del Capital” Tomado de la Revista en línea La Garbancita ecológica el 03 de agosto 2010Url: http://www.nodo50.org/lagarbancitaecologica/garbancita/index.php?option=com_content&view=ar-ticle&id=136:una-lectura-de-la-ecologia-y-naturaleza-en-marx-aportaciones-a-la-lectura-del-apdo-1-y-2-del-capit&catid=55:ecologia-critica-de-la-tecnologia-transporte&Itemid=73

13 “Antropocentrismo: alternativa que percibe a la naturaleza como simple objeto de valor al que de acuerdoa su “utilidad comercial” se le puede asignar valores de uso o de cambio”. Ver: Gudynas, Eduardo (2009):“El mandato ecológico. Derechos de la naturaleza y políticas medioambientales en la nueva constitu-ción”. Abya Yala, Quito- Ecuador.

14 Idem 1115 ““El obrero no produce para sí, sino para el capital. Por tanto, ya no basta con que produzca en gene-

ral. Tiene que producir plusvalor. Sólo es productivo el trabajador que produce plusvalor para el capi-talista o que sirve para la autovalorización del capital. El concepto de trabajador productivo, por ende,en modo alguno implica meramente una relación entre actividad y efecto útil, entre trabajador y productodel trabajo, sino además una relación de producción específicamente social, que pone en el trabajadorla impronta de medio directo de valorización del capital. De ahí que ser trabajador productivo no cons-tituya ninguna dicha, sino una maldición” Ver: La Producción del Plusvalor absoluto y del relativo, to-mado el 14 de agosto 2010.Url: http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/14.htm

Page 105: Ecuador Debate 82

ción-agotamiento de los recursos, se en-cuentra implacablemente la búsquedapersistente de un aumento de los benefi-cios (económicos).

Como sostiene Galindo:

“El metabolismo entre el trabajo y lanaturaleza, y la relación entre los sereshumanos y la naturaleza (ambas comoparte, pero también desde fuera de esanaturaleza), también se trastoca en elcapitalismo, al subordinarse la natu-raleza al trabajo, el trabajo a la mer-cancía, la mercancía al dinero y eldinero al capital16”.

Siguiendo esta línea de reflexiones,John Bellamy y Brett Clark sostienen queesta acumulación de capital va a servir asu vez, como proceso autopropulsor apartir del cual el excedente de capital(valor valorizándose) acumulado en unafase, se va a convertir en el fondo de in-versión para estimular las fases de pro-ducción siguientes.

Como podemos apreciar, estos ciclosde producción tienen como objetivoprincipal multiplicar únicamente y atoda costa el capital. Dentro del princi-pio de costo-beneficio, la dinámica ca-pitalista no se va a preocupar por eldeterioro o sacrificio del valor de uso,sino que se va a enfocar sobre todo en lamanera de multiplicar el valor (que sevaloriza).

Por ello, el concepto de “escisiónmetabólica” desarrollado por Marx, es

fruto de un contexto de alarma creciente,ya que permite sacar a la luz el angus-tioso antagonismo (resultado de la ver-sión de progreso capitalista) derivado dela relación de explotación tormentosaentre los hombres y la tierra.

Partiendo de estas reflexiones, vemosque en el libro de “El Capital” tomo I semanifiesta lo siguiente:

“Cada progreso de la agricultura capi-talista es un progreso no sólo en el artede explotar al trabajador, sino tambiénen el arte de desvalijar el suelo; cadaprogreso en el arte de acrecentar su fer-tilidad por un tiempo, es un progreso enla ruina de sus recursos duraderos defertilidad. Cuanto más se desarrolla unpaís sobre la base de la gran industria,por ejemplo los Estados Unidos deNorteamérica, más rápido se completaeste proceso de destrucción”. […] Deesta manera el capitalismo “socava almismo tiempo los dos recursos de losque nace toda la riqueza: la tierra y eltrabajador17”

De esta forma, como señala Marx,vemos que la dinámica capitalista generauna “escisión irreparable” en la “interac-ción metabólica” entre los seres huma-nos y la tierra. Para este autor, tanto elcrecimiento de la industria agrícola agran escala como el comercio de largadistancia, tendía (y todavía tiende) a in-tensificar y extender dicha escisión me-tabólica.

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 105

16 Pilar Galindo, op. cit.17 Michael Lowy (2010): “De Marx y Engels al Ecosocialismo” En Revista en línea Vientos del Sur 01 jul-

10 Url: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/index.php?x=2889

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En este punto como insiste JulianneA. Hazlewood,18 si bien en El Capital,Marx (1887) concluyó que la “alienaciónde la tierra” y la agricultura industrial soncentrales para la expansión capitalista;de igual forma podemos percatarnos -hasta la actualidad- que la presión cre-ciente e intensiva sobre la tierra -por víade la agricultura industrial-, ha produ-cido un empobrecimiento de los suelos acausa del uso indiscriminado de fertili-zantes (en pro de más y más produccióny con ello, de capital).

De esta manera, va a ser justamenteen el momento en que la Tierra ya nopueda absorber o reciclar adecuada-mente los residuos nocivos de la pro-ducción, que se va a producir la“escisión irreparable” en la relación me-tabólica de los humanos y la naturaleza.Es fácilmente observable, cómo con eluso indiscriminado de los recursos natu-rales, se reduce al mismo tiempo la ca-pacidad de la Tierra para proveermaterias primas con capacidad de soste-ner tanto a la continua producción eco-nómica como a la subsistencia humana.

Como nos recuerda Lowy19:

“La producción capitalista [...] destruyeno sólo la salud física de los obrerosurbanos y la vida espiritual de los traba-jadores rurales, sino que perturba tam-bién la circulación material entre elhombre y la tierra, y la condición natu-ral eterna de la fertilidad duradera del

suelo, haciendo cada vez más difícil larestitución al suelo de los ingredientesque le son quitados y usados en formade alimentos, vestidos, etc.”

De esta forma, vemos que se debecomprender entonces a la “escisión me-tabólica,” -esencialmente-, como el pro-ceso de degradación progresiva de latierra, que se produce una vez que suagotamiento relativo obstaculiza todotipo de rentabilidad o utilidad (ya seacomo valor de uso o como puro valoreconómico). Esta escisión irreparable enlas interrelaciones metabólicas de las so-ciedades con la Tierra, son las que van aempujar a su vez, a que más y más gentese vea obligada a abandonar el campo,lo cual lleva consigo el consecuente in-cremento de la pobreza en las poblacio-nes urbanas (John Bellamy y Brett Clark,2004).

No obstante, como podemos apreciarhasta nuestros días, la producción capi-talista continúa explotando recursos norenovables y destruyendo los elementosfundamentales de la vida humana: elsuelo, el agua y recientemente, el aireque respiramos. Por ello, al desarrollar elconcepto de la “escisión metabólica” delcapitalismo, debemos comprender quetanto la crisis climática ambiental, comola económica, son fundamentalmenteconsecuencia de la crisis del modelo eco-nómico que nos gobierna (Julianne A.Hazlewood, 2010 pp 81-95).

106 JULIO PEÑA Y LILLO E. / Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

18 Julianne A. Hazlewood (2010): “Más allá de la crisis económica” En Íconos. Num. 36, Quito, enero2010, pp. 81-95.

19 Michael Lowy (2004): “Qué es el Ecosocialismo”. En Revista en línea Anticapitalista.org URL 24 junio2010: http://www.anticapitalistas.org/images/09/combate/TC_Ecosocialismo.pdf

Page 107: Ecuador Debate 82

En definitiva, como señala Serge La-touche,20 debemos tener presente queno es posible (ni viable) que sigamosmanteniendo la idea del crecimiento(económico) continuo, en un planetaque de por sí es limitado. Está claro hoyen día que esta dinámica capitalista estásobre-saturando muchos de los límitesambientales. Por ello, cuanto antes sea-mos conscientes de la necesidad de des-prendernos de un modo de vida inviable,mejor será para todos y para el planeta.

El Biocentrismo

“Yo soy vida que quiere vivir, y existo enmedio de vida que quiere vivir.” AlbertSchweitzer21

Como hemos podido apreciar, elconcepto marxista de “escisión metabó-lica”, nos ha permitido comprender lacompleja relación que existe al interiorde un tipo de desarrollo (sobre todo eco-nómico), que no mide las consecuenciasde la contradicción existente en las rela-ciones: naturaleza-hombre; economía-sociedad y economía-medio ambiente.

Es un sistema (capitalista) antropo-céntrico, que no ha mostrado ni conce-bido una capacidad, una forma o unamanera de incluir a todos, y por esa víade mantener un equilibrio dinámico quepermita la subsistencia de la mayor bio-diversidad posible, sin explotar ni ex-

cluir. Tanto en el sacrificio del valor deuso como en la escisión metabólica, sepercibe una inconsistencia entre sosteni-bilidad ecológica y desarrollo capitalista,ambas dimensiones terminan negándosemutuamente.

Frente a este antropocentrismo típicodel sistema capitalista, Eduardo Gudy-nas22 plantea contraponer una lógicabiocéntrica, comprendida como unaforma o manera peculiar de considerarrelevantes, ya no sólo a los seres huma-nos (como centro del mundo), sino atoda la naturaleza, la misma que com-parte con los humanos la característicafundamental de “estar viva”. Por ello, elbiocentrismo puede ser percibido comouna ética que cuida la vida de todo or-ganismo individual y que impulsa a quecada quien pueda alcanzar su plena rea-lización, desarrollo o florecimiento. Estaforma de percibir y de valorar la vida encuanto tal, permite modificar las relacio-nes clásicas de explotación radical (hom-bre-naturaleza), logrando a través delbiocentrismo, sacar del centro de la es-cena a los seres humanos, para ponerlosen relación y en contacto directo con elresto de las entidades de la naturaleza.

Desde esta perspectiva, si bien escierto que los humanos no podemospasar por la vida sin aniquilar a otrosseres vivos, sin embargo, hay múltiplesvías para minimizar el daño y la devas-

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20 Serge Latouche (2009): “Decrecimientos o barbarie” En entrevista a Serge Latouche Revista PapelesN°107 Url: http://www.fuhem.es/media/ecosocial/file/Entrevistas/entrevista%20a%20Serge%20Latou-che_M.DIDONATO.pdf

21 Albert Schweitzer (1923): “Civilization and Ethics”. en Velayos, C. op cit. p. 172.22 Gudynas, Eduardo (2009): “El mandato ecológico en: Derechos de la naturaleza y políticas medioam-

bientales en la nueva constitución”. Abya Yala Quito- Ecuador.

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tación que hoy causamos. Los seres hu-manos, son justamente portadores deuna especial responsabilidad, en virtudde su capacidad técnico científica paraanticiparse a los problemas de devasta-ción y crisis ambiental, y de esta manerapoder poner fin a la destrucción de lavida en la Tierra.23

Siguiendo con estas reflexiones, Fan-der Falconí y Julio Oleas24 señalan, queen nuestros días la expansión capitalista yla acelerada globalización no conllevana resultados que puedan identificarsecomo “desarrollo”, sobre todo, cuandoéste se ha basado en el indicador –“su-puesto”- de crecimiento del PIB, el mismoque no ha escatimado en considerar a losrecursos naturales como ilimitados.

Considerando lo expuesto por Amar -tya Sen (1992), vemos que el desarrolloes más bien un proceso mediante el cuallos objetivos, las libertades y las oportu-nidades reales de los individuos se am-plían, para lograr aquello que cada unovalora. El desarrollo consistiría entonces,en la expansión de las capacidades de lagente (Falconí, Oleas, 2004).

De manera que la propuesta de im-pulsar una lógica biocéntrica, busca endefinitiva trascender el individualismo dela cultura occidental (y de su versión ca-pitalista de desarrollo), reposicionando alos seres humanos como parte integralde la tierra, en donde la ecología ya nopuede ser algo que sucede al margen delo político (historia de pocos), sino que

debe involucrarnos a todos en el cui-dado de la relación armónica entre la na-turaleza y los seres humanos (Gudynas,2009).

El biocentrismo de igual forma, haceposible reforzar las críticas y los cuestio-namientos de los “supuestos fundamen-tales” de la sociedad de crecimientoindustrial (y del PIB), enfatizando la im-portancia de orquestar las diferentesciencias (economía, ecológica, biología,física, etc.), para evaluar y atender losdesafíos complejos que nos presenta laproducción y la sostenibilidad, sobrepa-sando de esta manera la lectura simplistade la economía actual, que se asientaúnicamente en la fórmula costo-benefi-cio (Falconí, Oleas, 2004).

Esta crítica al modelo económicoclásico de desarrollo, cuestiona a su vezla pretendida lógica de una supuesta es-pecie superior que ensaya a toda costael verse al margen de la naturaleza. Deesta forma, el biocentrismo va a cuestio-nar todas esas lógicas de la dominacióntípicas de nuestro patrón cultural: domi-nio de la humanidad sobre la naturaleza,de lo masculino sobre lo femenino, delos ricos y los poderosos sobre los po-bres, de la cultura occidental sobre lacultura oriental, etc, buscando potenciary fortalecer los principios de respeto y re-conocimiento del “otro”, de lo diverso,de lo natural.

El concepto de igualdad biocéntrica,tiene presente que si dañamos a la natu-

108 JULIO PEÑA Y LILLO E. / Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

23 Leyton, Fabiola (2009): “Ética medio ambiental: una revisión de la ética biocentrista”. En Revista DeBioética y Derecho No 16 Universidad de Barcelona. Tomado el 11 de agosto 2010 URL:http://www.raco.cat/index.php/RevistaBioeticaDerecho/article/viewFile/132095/181941

24 Falconí, Fander y Oleas, Julio (2004): “ Antología de la economía ecuatoriana (1992-2003)” FLACSOEcuador, Quito.

Page 109: Ecuador Debate 82

raleza, en realidad nos estamos dañandoa nosotros mismos (critica a la moderni-dad capitalista en su auto-sabotaje).Desde el biocentrismo, todo está interre-lacionado y no existe frontera alguna, enla medida en que se perciban las cosasen tanto que entidades u organismos in-dividuales, esta intuición, nos conduce arespetar a todos los individuos -humanosy no humanos - como parte de la totali-dad, sin sentir la necesidad de establecerun orden jerárquico entre las distintas es-pecies y menos que ese orden se hallecoronado por el ser humano (Leyton,2009).

Como señala Gudynas, el biocen-trismo es a su vez:

“Una perspectiva que impone un límitea las posiciones que reducen la gestióndel ambiente a una forma de economíaambiental que descansa casi exclusiva-mente sobre la valoración económicade los recursos naturales […] no se debesuponer que el precio representa elvalor de una especie o de un ecosis-tema25”

Es fundamental considerar como, su-giere esta perspectiva biocéntrica, quetanto individuos como comunidades tie-nen muchas necesidades vitales que vanmucho más allá de la satisfacción de lasnecesidades básicas -como el alimento yel abrigo-, necesidades entre las que seincluyen también el juego, la expresióncreativa, la relación con un determinadopaisaje (o con el conjunto de la natura-leza), el tiempo libre, la contemplación,

una plena sociabilidad (no mercantili-zada) con los demás seres humanos, etc.

Por ello, los ecosistemas deben serconsiderados como entidades muchomás complejas de lo esperado, la diver-sidad de sus componentes biológicos esenorme, así como las interacciones quese producen en su interior. Igualmente,la valoración del ambiente debe ser re-conocida e integrada en el procesa-miento de políticas con giro biocéntricofuerte, en donde se imponga la plurali-dad de valores sobre la naturaleza asícomo sobre las posturas multiculturales.Desde esta perspectiva, se debe enton-ces proteger a todos los ecosistemas y atodas las formas de vida, independiente-mente de su utilidad económica (Gudy-nas, 2009).

Para concluir este punto, vale recor-dar a Herbert Marcuse26, cuando señalaque:

“ … La naturaleza es una parte de la his-toria, es un objeto de ella; por consi -guiente, “la liberación de la naturaleza”no puede significar el retorno a un esta-do pretecnológico, sino a un avancehacia el empleo de los adelantos de lacivilización tecnológica para librar, alhombre y a la naturaleza, del abusodestructivo de la ciencia y tecnología alservicio de la explotación”.

Para poder construir una sociedad al-ternativa concreta, lo que se puede haceres desaprender lo aprendido hasta aquí,desvinculándonos al mismo tiempo deeste modo de vida equivocado e incom-

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 109

25 Gudynas, op. cit.26 Herbert Marcuse (1973): “Contrarrevolución y revuelta”. Joaquín Mortiz, México.

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patible con la sustentabilidad del pla-neta. De lo que se trata entonces en estenuevo siglo XXI, es activar una nueva po-lítica (ahora sí verde), que incentive nue-vas formas de socialización, deorganización social y de manejo econó-mico (Latouche, 2009).

Debemos partir siempre de la ideaevidente: de que vivimos en un mundofinito, en el cual la falacia del creci-miento –económico- continuo es impo-sible. No hay camino en el crecimientoy cada vez resulta más claro que la efi-cacia económica no sirve para resolverlos problemas ambientales. Cuanto antesnos demos cuenta de ello, mejor (Latou-che, 2009).

Conclusión

En la actualidad, vemos que en elplaneta nos enfrentamos a una serie decrisis: inmobiliaria, financiera, econó-mica en términos amplios, pero a la vezambiental, energética, alimentaria, ideo-lógica. Estamos frente a una crisis multi-facética.27

La catástrofe en el Golfo de Méxicocon el hundimiento de la plataforma deextracción de petróleo, es otra adverten-cia más acerca del imperativo de superarla dependencia de las energías fósiles.Desde esta perspectiva, queda claro queya no podemos seguir viendo a los re-cursos naturales como una condiciónpara el crecimiento económico, o como“medios” para alcanzar el “desarrollo”(Acosta, 2010).

Es indispensable entonces, reconocerlos límites físicos del desarrollo conven-cional (propuesto por el capitalismo) talcomo nos sugiere Latouche. La realidadde nuestros días, nos demuestra hasta lasaciedad que la Naturaleza tiene límites,y que esos límites han sido ultrajados porel modelo de vida antropocéntrico, exa-cerbado con la lógica de acumulacióndel capital (valor que se valoriza).

Por ello, en estos días en que la ca-tástrofe ecológica se presenta ya comoinminente, es imprescindible compren-der que la Naturaleza vale por sí misma,independientemente de la utilidad o usosque el ser humano le pretenda dar.Frente al dogma del individualismo de-predador que nos gobierna, debemos re-cordar que lo humano se realiza en y porla comunidad; en función de otros sereshumanos, sin pretender dominar o so-meter a la Naturaleza o a la vida en símisma. Esto es lo que representa una vi-sión biocéntrica (Acosta, 2010).

La tarea y el desafío político al quenos vemos confrontados ahora son enextremo complejos. O seguimos y con-servamos lo heredado hasta aquí, divor-cio o escisión entre la Naturaleza y el serhumano (racionalidad de la depredaciónindividualista), o nos proponemos uncambio radical y consistente, que puedapropiciar o impulsar una nueva lógicacomo la que nos propone el biocen-trismo.

Si optamos por el cambio, entoncesla transformación civilizatoria debe obli-gadamente pasar por la desmercantiliza-

110 JULIO PEÑA Y LILLO E. / Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

27 Acosta, Alberto (2010): “Pensando alternativas. Entre la crisis europea y el Yasuní”. Tomada de la Revistaen línea Rebelión el 03 agosto 2010. URL: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=110813

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ción de la Naturaleza y de las relacionessociales, respetando la dignidad hu-mana, así como la de todos los elemen-tos con vida.

Como subraya Alessandro Barico28:

“Tenemos que probar que somoscapaces de aclarar la penumbra de laexistencia, sin tener que recurrir alfuego de la guerra […] Debemos cam-biar nuestro propio destino sin tener queapoderarnos del destino de otros […]Debemos encontrar una dimensiónética, si es posible bien alta, para notener que encontrarla después en losmárgenes de la muerte; debemos poderconfrontarnos a nosotros mismos en lainmensidad de un lugar y de unmomento, que no sea una trinchera…”

Para terminar, los nuevos políticos einvestigadores de la política están con-frontados con la historia: o perpetúan elmodelo que nos lleva a la catástrofe, obuscan y aplican alternativas que poten-cien otros modelos de desarrollo y deconvivencia.

La crisis final del capitalismo puedetardar mucho, esperamos por el bien dela humanidad que no se tome todo elsiglo.

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Algunas tendencias globales de la mine-ría

a actividad minera presenta unconjunto de tendencias globalesque es importante considerar. A

continuación citamos algunas de las mássignificativas:

La minería ha estado en una fase decrecimiento sin precedentes. Con algu-nos breves intervalos son aproximada-mente 20 años de expansión continua.El número de países con minería ha au-mentado de manera notoria y cada vezse desarrolla esta actividad en regionesmás remotas: Asia Central y África Occi-dental; desde Alaska hasta la Patagoniaen las Américas, etcétera. Las inversio-nes mineras hoy en día acceden a regio-nes y zonas que hasta hace muy poco

eran consideradas como restringidas: esel caso de Mongolia que, recientementeha permitido el ingreso de inversionistasextranjeros a sus territorios para la even-tual explotación de recursos naturales.Otro ejemplo son las zonas de fronteraen las que por motivos de seguridad na-cional no se permitían inversiones deempresas privadas, sobre todo extranje-ras.

Al lado de la dimensión productiva ylos flujos de inversión que se mueven entorno a la minería; hay una dimensión te-rritorial que es importante considerar. Di-versos ecosistemas aparecen hoy en díafuertemente presionados por la expan-sión minera: en América Latina podemoscitar el caso de los páramos, los sistemasde lagunas, las cabeceras de cuenca, laAmazonía y los glaciares, entre otros.

Tendencias de la minería y escenarios de transiciónal post extractivismo: el caso peruanoJosé de Echave C.*

La explotación minera a escala mundial ha tenido un crecimiento vertiginoso en las últimasdos décadas. En América Latina, el caso peruano es el de un boom minero propiciado por unmarco regulatorio proclive a la inversión extranjera. La creciente importancia que han toma-do los conflictos socio ambientales, ponen en juego la posibilidad de cambiar el vigente mode-lo de un extractivismo minero depredador a un extractivismo sensato que cuestione el predo-minio de los mecanismos de autorregulación privada.

L

* Integrante de CooperAcción, Lima, Perú.

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Esta presencia viene generando un in-tenso debate sobre la necesidad de con-servar estos ecosistemas y se proponeniniciativas como la reciente ley quebusca proteger los glaciares en Argen-tina, la protección de la reserva de bios-fera del Yasuní en la Amazoníaecuatoriana, la prohibición de mineríaaurífera a cielo abierto en Costa Ricaentre las más destacadas.

La estructura de propiedad en el sec-tor minero ha cambiado en la última dé-cada. Hasta antes de la crisis del año2008, el sector se caracterizó por un pro-ceso de fusiones y adquisiciones entreempresas nunca antes visto: se han iden-tificado 920 transacciones realizadasentre empresas mineras en los últimosaños.

El escenario de expansión mineraprovocó un fuerte nivel de endeuda-miento de las empresas, proceso que serespaldó en un mercado financiero quebrindaba enormes facilidades de accesoy que prestaba dinero a tasas muy atrac-tivas. Toda esta situación cambió drásti-camente luego del inicio de la crisisfinanciera a finales de 2008. Para el sec-tor minero, el estallido de la crisis pro-vocó rápidamente una caída de lademanda y de los precios de los minera-les, además de la pérdida de valor de losactivos mineros.

Sin embargo, a diferencia de la crisisdel año 98, los sucesos de finales del año2008 han tenido impactos diferentes.Luego de una caída inicial de las cotiza-ciones de los metales, éstas se recupera-ron más rápido que hace diez años. Yaen el año 2009 aparecieron algunos sig-nos de recuperación, situación que seconfirmó el año 2010: las cotizaciones

del oro alcanzaron máximos históricos afinales de 2010 y el cobre retomó los ni-veles previos al estallido de la crisis delaño 2008. Esta situación está teniendouna influencia directa en los niveles derentabilidad del sector minero que apa-rece claramente como la industria conlos mayores márgenes de ganancias anivel global.

Diversas proyecciones muestran quela minería podría alcanzar inversionesentre US$115 y US$120 mil millones du-rante el año 2011, lo que significa supe-rar los niveles registrados el año 2008.Por lo tanto el acceso a los mercados fi-nancieros se ha ido restableciendo gra-dualmente, luego del estallido de lossucesos del año 2008 y el sector vuelvea tener una dinámica de inversiones conperspectivas de mediano plazo.

En el escenario global minero nuevosactores comienzan a tener una influen-cia importante en diferentes regiones.Empresas chinas, brasileñas, las de laIndia, aparecen disputando, en muchospaíses y en la producción global de al-gunos metales el rol protagónico de losgrandes grupos mineros de Europa,Ocea nía y América del Norte. El casomás notorio es el de las empresas mine-ras chinas que se muestran como una delas más dinámicas en el escenario global.Gracias a la autonomía financiera que leda el importante fondo China InvestmentCorp. (CIC), las empresas chinas no solohan avanzado en el control de importan-tes proyectos mineros en todo el mundo,también vienen realizando adquisicionesde empresas mineras de talla mundial: al-gunos ejemplos de esta tendencia ha sidola compra de la empresa australiana FélixResources por la china Yanzhou Coal Mi-

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ning; o la de la también australiana OZMinerals por Minmetals Nonferrous Me-tals. Además Chinalco ha adquirido el17.2% de Teck Cominco y el 15% deNoble Group. Sin discusión, las inver-siones chinas han fortalecido su presen-cia en la minería mundial.

Otra tendencia a tomar en cuenta esla multiplicación de conflictos socialesvinculados a la minería. En casi todo elplaneta el eje de los conflictos socialesque enfrenta la minería ha pasado en lasdos últimas décadas de los típicos temaslaborales a los de las poblaciones veci-nas y los aspectos ambientales. Muchode lo que viene pasando en el sector mi-

nero en cuanto a tendencias, prácticasde las empresas e incluso políticas pú-blicas, proviene del análisis de estos con-flictos.

Las proyecciones que se hacen parael sector minero siguen siendo optimistasen cuanto a la posibilidad de expansiónde nuevas operaciones en varias regio-nes en el mundo en los próximos años.La necesidad de encontrar nuevos yaci-mientos y así aumentar reservas presionala actividad de exploración a nivel globaly hace prever que el ciclo expansivo delas actividades extractivas va a continuar(ver gráfico).

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 115

Gastos de exploración en el mundo(US$ Millones)

2.000

4,090

2,773

4,574

3,404

2,3382,5631,7342,001

3,554

2,193

7,126

4,900

12,200

9,100

11,200

7,700

4.000

6.000

8.000

10.000

12.000

14.000

0

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Fuente : Metals Economics Group; elaboración: CooperAcción

Page 116: Ecuador Debate 82

El complejo escenario del sectorextractivo en América Latina

Si tomamos en cuenta los flujos deinversión en exploraciones, América La-tina es desde hace más de una década laprincipal región captadora de inversio-nes mineras a nivel global. La regióncaptó el año 2010 el 27% de la inversiónen exploraciones y entre los diez desti-nos principales de la inversión minera enel mundo, figuran cuatro países de la re-gión: México (4to), Perú (5to), Chile (6to)y Brasil (9no).

La llegada de estos flujos de inversióna América Latina se da en un escenariosustantivamente distinto al de décadaspasadas: por ejemplo a diferencia de loque ocurría en la década del 90, caracte-rizada por la vigencia de códigos de mi-nería de inspiración liberal y muysimilares en casi todos los países de la re-gión, en la actualidad se presentan situa-ciones claramente diferenciadas. Por unlado tenemos la realidad de países comoColombia, Perú y Chile, que se mantie-nen bajo los preceptos de las políticas delconsenso de Washington y que tienen enel sector extractivo, sobre todo la mineríay los hidrocarburos, a uno de los pilaresde sus economías. En estos países las po-líticas se siguen caracterizando por lapromoción abierta de estas actividades,bajo el predominio y el control de los re-cursos por empresas transnacionales, quedesarrollan sus actividades en un esce-nario de desregulación total, con Estadosque tienen una mínima presencia y par-ticipación.

Por otro lado se encuentra el grupode países con gobiernos que promuevenun mayor control de los recursos natura-les por parte del Estado. Los denomina-dos gobiernos progresistas, de izquierdao del socialismo del siglo XXI, han apos-tado por el control de la renta extractivacomo aspecto más saltante de sus nue-vas políticas extractivas: “el Estado juegaun papel más activo y logra una mayorlegitimación por medio de la redistribu-ción de algunos de los excedentes gene-rados por ese extractivismo…”1. En estegrupo, aunque con diferencias y matices,se ubican los actuales gobiernos de Ve-nezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argen-tina, El Salvador, Uruguay.

Por lo tanto, pese a las orientacionespolíticas distintas en todos los casos seapuesta por economías profundamentedependientes del sector extractivo: el ex-tractivismo conservador y transnacionalde Colombia y Perú y el neo extracti-vismo de los denominados gobiernos deizquierda.

En ambos bloques de países los pro-blemas sociales y ambientales marcan laagenda de graves conflictos. En Ecuadory Bolivia, el movimiento indígena de-nuncia que preceptos constitucionalesimportantes como los que definen losderechos de la naturaleza o el derecho ala consulta previa libre e informada, vie-nen siendo revisados y cuestionados porleyes específicas como la de minería y lade recursos hídricos (Ecuador) y la delÓrgano Electoral Plurinacional (Bolivia).En Venezuela se denuncia que algunosestados, como el de Zulia, “se ha con-

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1 Gudynas, 2009.

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vertido en una zona de sacrificio mineropetrolero”2 y en Argentina se anunciódesde la propia presidencia de la repú-blica el respaldo a un proyecto minerocontrovertido, como el de Pascua Lamaque afecta toda una zona de glaciares.En Brasil el manejo de las grandes inver-siones en zonas sensibles como la Ama-zonía y la flexibilización de las normasambientales provocó la salida de la mi-nistra del Ambiente Marina Silva en elgobierno de Lula.

En Perú y Colombia, los conflictosambientales vinculados al sector extrac-tivo no cesan de aumentar en número eintensidad. En ambos países la apuestade sus gobiernos sigue siendo concretaruna larga lista de nuevos proyectos de in-versión pese a la fuerte resistencia, sobretodo de poblaciones rurales.

Todo indica que la agenda vinculadaa las industrias extractivas seguirá mar-cando el debate económico, político, so-cial y ambiental en la región, tanto por

variables internas como externas. En lointerno, salvo algunas medidas aisladas,no se prevén cambios sustantivos en laspolíticas de promoción de estas activi-dades en los diferentes países y en lo ex-terno se proyecta que la industria mineraseguirá presionando para controlar nue-vos y mayores yacimientos, lo que signi-fica que los flujos de inversión seguiránllegando a América Latina en los próxi-mos años.

El caso peruano, como ejemplo de lastendencias globales

El Perú es un buen ejemplo de granparte de las tendencias mencionadas.Como se puede apreciar en el siguientecuadro, el Perú se ubica en lugares ex-pectantes en el ranking de producciónde minerales y también se ha convertidoen uno de los principales destinos de lainversión en exploración y desarrollo deproyectos mineros en América Latina.

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 117

2 Gudynas. Op. cit.

Ubicación del Perú en el mundo y enLatinoamérica según producto: 2009

Ubicación

Principales Productos Latinoamérica Mundo

Estaño (TMF) 1º 3ºZinc (TMF) 1º 2ºPlomo (TMF) 1º 4ºOro (KGF) 1º 6ºPlata (KGF) 1º 1ºCobre (TMF) 2º 2ºHierro (TMF) 5º 17º

Fuente: MEM

Page 118: Ecuador Debate 82

Son casi veinte años de expansióncontinua de la minería: en 1993, con laentrada en producción de Yanacocha, lamina de oro más grande de Sudamérica,se inició formalmente una etapa de ex-pansión productiva y de importantes in-versiones en el país. Una serie de factoresexternos e internos estuvieron a la basede este proceso de expansión: necesida-des de incremento de reservas de la in-dustria minera a nivel global, aumento delas cotizaciones de los principales meta-les, mercados financieros dispuestos arespaldar grandes inversiones, reformasestructurales que, como en el caso delPerú, buscaron generar condicionesatractivas para los inversionistas, son al-gunos de los factores que jugaron a favordel nuevo ciclo expansivo.

Lo cierto es que la minería en el Perúcomenzó a crecer a tasas importantes: enla primera mitad de la década del 90, elProducto Bruto Interno de la minería me-tálica se expandió a una tasa promediode 7.1% y en la segunda mitad a unatasa de 9.1%. Los picos de expansiónfueron alcanzados en los años 1993,1994, 1997 y 1999, con tasas de expan-sión de dos dígitos: 10.9%, 15.2%,10.8% y 16% respectivamente.

En este contexto de expansión, elpeso de la minería en la economía pe-ruana comenzó a ser cada vez más gra-vitante. Las cifras globales muestran quela minería aporta alrededor del 6% delProducto Bruto Interno del Perú, almismo tiempo que contribuye con algomás del 60% de las exportaciones pe-

ruanas y da cuenta del 21% del stock deInversión Extranjera Directa.

Otro aspecto importante a tomar encuenta es el aporte tributario de la mine-ría a la economía peruana, que comenzóa aumentar sobre todo a partir del año2002 por la elevación de la cotización in-ternacional de los metales: el año 2007la minería representó el 24.7% de la re-caudación de todos los tributos internos,para luego caer a 10.7% en 2009, comoconsecuencia de los efectos de la crisisinternacional. En la estructura tributariadel sector minero, destaca nítidamente elImpuesto a la Renta de Tercera Catego-ría3: casi el 90% de todos los impuestosque paga el sector minero correspondena esta categoría.

El Perú es uno de los pocos paísescon una actividad minera importanteque mantiene su política tributaria casiintacta, sin afectar los enormes ingresosque vienen obteniendo las empresas.Desde mediados de la presente décadase viene discutiendo sobre la posibilidadde colocar un impuesto a las sobre ga-nancias mineras y sobre todo cómo es-tablecer una política fiscal y tributaria demediano y largo plazo, orientada a quelas actividades productivas paguen losimpuestos que les corresponden. Laapuesta es reducir el carácter regresivodel sistema tributario en el Perú.

La presencia territorial de la minería ylos conflictos como indicadores

Al lado de la dimensión productiva,de inversiones y el aporte tributario, hay

118 JOSÉ DE ECHAVE C. / Tendencias de la minería y escenarios de transición al post extrac-tivismo: el caso peruano

3 Es el impuesto que se aplica sobre las ganancias de las empresas.

Page 119: Ecuador Debate 82

también una variable territorial que esimportante destacar en el proceso de ex-pansión minera en el Perú. En los últimosaños se ha producido una expansión sinprecedentes del área geográfica dedi-cada a actividades mineras. Un indica-dor importante que muestra estaevolución es el de las concesiones: a ini-cios de la década del 90 las concesionesmineras ocupaban apenas 2 millonestrescientas mil hectáreas y en la actuali-dad ya superan los 21 millones 280 milhectáreas, lo que representa aproxima-damente el 17% del territorio peruano.

Si bien la minería en el Perú ha sidoconsiderada sobre todo como una activi-dad alto andina, lo cierto es que en los úl-timos años se ha expandido también envalles transandinos, zonas de costa e in-clusive en la Amazonía alta y baja. En esteescenario de expansión, la disputa por elcontrol de recursos escasos, como es elcaso de las tierras agrícolas, los recursoshídricos, los temas de contaminación,desplazamiento de poblaciones y activi-dades productivas, son algunos de los as-pectos centrales que están a la base de losconflictos entre las empresas extractivas ycomunidades campesinas y nativas.

El crecimiento de la actividad mineraen el Perú ha estado acompañado de unaumento importante de la conflictividadsocial en el Perú. Según los informes re-gulares que emite la Defensoría del Pue-blo, alrededor de la mitad de conflictossociales que se producen en el Perú tie-nen su origen en problemas ambientalesy dentro de ellos la gran mayoría sonconflictos mineros y de hidrocarburos:

uno de los últimos informes de la De-fensoría, que precisaba los conflictos porcategoría mostraba que la minería dabacuenta del 64% de los conflictos socioambientales.

Son varios los elementos que están ala base del crecimiento acelerado de lasindustrias extractivas y el aumento deconflictos sociales. A continuación deta-llamos algunos de los más importantes:

Un marco legal que ha brindadocondiciones extremadamente favorablesa las empresas extractivas. La Ley Gene-ral de Minería4 y la Ley Orgánica queNorma las Actividades de Hidrocarburosen el Territorio Nacional5 y la propiaConstitución Política de 1993 termina-ron de consolidar el escenario normativoque le dio garantías y estabilidad jurídicay tributaria a las empresas extractivas. Almismo tiempo, los derechos mineros seliberalizaron y las empresas públicas seprivatizaron.

Mientras que la minería y los hidro-carburos aumentaban en importancia yeran priorizadas como actividades estra-tégicas en el Perú, los derechos de laspoblaciones rurales, sobre todo comuni-dades campesinas e indígenas, eran cla-ramente afectados. Las modificacionesen la Ley de Tierras, buscaron favorecerlas inversiones y afectaron a las comuni-dades.

Un marco de normas ambientalesdébil, caracterizado por la ausencia deun enfoque transectorial, la falta de ins-titucionalidad y recursos para liderar lagestión ambiental, las insuficientes nor-mas referidas a los límites máximos per-

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 119

4 Promulgada el 4 de junio de1992.5 Promulgada el 20 de agosto de 1993.

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misibles de contaminación, los pasivosambientales irresueltos y por supuesto laausencia de adecuados mecanismos departicipación ciudadana. Todos estos as-pectos todavía no han sido resueltos,pese a la creación del Ministerio del Am-biente6 que no tiene competencias endos puntos centrales: la aprobación delos Estudios de Impacto Ambiental7 y eltema del agua.

Los escasos mecanismos de partici-pación ciudadana y consulta han sidotambién un tema de conflicto. Los me-canismos existentes, leyes y reglamentos,siguen siendo sumamente restringidos yhan terminado de configurar una carica-tura de participación ciudadana que pre-senta las siguientes limitaciones: (1) noexisten mecanismos de participaciónciudadana y acceso a la información enlas fases de entrega de concesiones niantes de iniciar la etapa de exploración;(2) las poblaciones sólo son convocadascuando se va a aprobar el Estudio de Im-pacto Ambiental, es decir, antes de en-trar a la fase de explotación y cuandocasi todo ya está decidido; (3) tampocoexiste obligación alguna por parte de laautoridad de Energía y Minas de consi-derar los aportes que puedan haberseformulado en las audiencias públicas.

Uno de los últimos capítulos frustra-dos fue el de la ley de consulta para lospueblos indígenas. Luego de un impor-tante trabajo de concertación, que invo-lucró a organizaciones indígenas,diferentes redes sociales y al propio Con-greso, se logró aprobar el 19 de mayo de

2010 la ley de consulta previa para lospueblos indígenas. Sin embargo, el 21 dejunio de 2010, la ley de consulta fue ob-servada por el Poder Ejecutivo. Fueronocho las observaciones presentadas porel Ejecutivo que modifican aspectos sus-tantivos de la ley y terminan por desna-turalizarla. Una de ellas señala que laconsulta no puede limitar o prohibir queel Estado tome medidas en función delinterés general de la Nación: se señala,además, que la ley de consulta “implicael riesgo de retrasar o detener el desa-rrollo del país”. En esta observación secontraponen claramente los derechos delos pueblos indígenas con un supuestointerés nacional. Éste ha sido un argu-mento muy utilizado en las últimas dé-cadas, cada vez que las comunidadeshan exigido ejercer el derecho a la con-sulta: “¿por qué poblaciones pequeñastienen que decidir por proyectos que sonde interés nacional?”.

El gran problema es que en un paíscomo el Perú no se cuenta con políticaspúblicas que permitan presentar eviden-cias claras que tal o cual proyecto res-ponde al “interés de la Nación”.Precisamente, se debate sobre la necesi-dad de dotarnos de esos instrumentos yuno de ellos es la consulta previa. Laconsulta, entre otras cosas, implica undiálogo intenso que ayudará a fortalecerlas prácticas democráticas y la genera-ción de consensos. Uno de los lemas uti-lizados por las organizaciones decomunidades ha sido precisamente “amás consulta menos conflictos”.

120 JOSÉ DE ECHAVE C. / Tendencias de la minería y escenarios de transición al post extrac-tivismo: el caso peruano

6 El Ministerio del Ambiente fue creado el 14 de mayo de 2008.7 El Ministerio de Energía y Minas sigue siendo la entidad que aprueba los EIA de los proyectos mineros.

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Otra observación del Ejecutivo cues-tiona que las comunidades andinas seanpueblos indígenas. Además el Estado pe-ruano, según esta observación pretendereservarse la identificación de quiénesson los pueblos indígenas en contra delo que señala expresamente el propioConvenio 169 de la OIT.

Las observaciones del Ejecutivo re-presentan un peligroso retroceso queafecta las relaciones entre el Estado pe-ruano y los pueblos indígenas. La Coor-dinadora Nacional de DerechosHumanos del Perú ha señalado su re-chazo a las observaciones presentadas yespera que “el Congreso de la Repúblicavele por la aprobación final de una Leyde Consulta Previa que respete los dere-chos de los pueblos indígenas, vigentesen la Constitución del Perú y en el Con-venio 169 de la OIT”. En la actualidad elproceso se encuentra entrampado.

Algunos ejes para pensar en los escena-rios de transición

En el Perú se anuncia una gran listade nuevos proyectos mineros, por unvalor de algo más de 41 mil millones dedólares, que intentan ser desarrolladosen los próximos años, como si no ocu-rriese nada y como si los conflictos so-ciales vinculados a la minería fuesen deotro planeta. El gobierno peruano pre-tende dejar aprobados el mayor númerode Estudios de Impacto Ambiental antesdel cambio de mando para garantizar surealización.

¿Es posible que la minería crezca alas tasas que las empresas y las autorida-des peruanas pretenden? ¿La orientacióngeneral que debe ser acatada es hacer

extractivismo minero hasta que el re-curso se agote?

En el contexto actual cabe hablar deprudencia. Para comenzar habría queobservar algunos indicadores: por ejem-plo en los últimos años indicadores eco-nómicos del sector minero muestran unmenor dinamismo: una clara muestra deesta tendencia es la evolución del PBI dela minería metálica. Por primera vez en20 años, el PBI minero fue negativo elaño 2009 (-1.4%), situación que se haagravado el 2010 (-4.1%). La tendenciapor quinquenios muestra un descensoconsiderable del dinamismo de décadaspasadas. Esta situación se explica enparte por las dificultades que hoy en díaencuentran las empresas para llevar ade-lante sus proyectos: los conflictos y lasresistencias de poblaciones enteras anuevos proyectos mineros en varias re-giones del país, son un factor que explicael menor dinamismo de la minería.

No parece lógico pensar en nuevasfases de expansión minera, como las dela década del 90, sin que las tensionesse agudicen. La estrategia expansiva dela minería metálica enfrenta fuertes re-sistencias sociales y serios cuestiona-mientos. Los indicadores que saltan a lavista son el número e intensidad de lospropios conflictos, los graves problemasambientales en un número mayor dezonas, la disputa por recursos escasos,como el agua y las tierras agrícolas, losderechos de las poblaciones que sonafectadas, entre otros. De esta manera secuestiona la sostenibilidad de la estrate-gia de expansión ilimitada de la minería.

Además, estos cuestionamientosrompen con algunos paradigmas: cadavez es más difícil sostener el concepto

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 121

Page 122: Ecuador Debate 82

de crecimiento económico ilimitado,bajo los cánones actuales, más auncuando se tiene a la base un sector ex-tractivo como el minero. El tema del de-crecimiento o la necesidad de diseñarotro tipo de crecimiento se debate hoyen día en la academia, en la clase polí-tica y en los movimientos sociales. SergeLatouche, el economista y politólogofrancés, señala que la idea del decreci-miento tiene dos orígenes: la toma deconciencia sobre la crisis ecológica y porotro lado, la crítica a los que confundencrecimiento con desarrollo.

Este debate no solo es teoría pura;está presente en las demandas que se le-vantan en los conflictos sociales que sepresentan en diferentes partes del pla-neta y en algunas iniciativas: en AméricaLatina, está presente en iniciativas comola del Yasuní en Ecuador o en la recienteley de protección de glaciares en Argen-tina y en la decisión tomada en CostaRica, que prohíbe la minería de oro acielo abierto. Estas propuestas van en lamisma dirección.

En el caso peruano, pobladores deIslay, Conococha, Huancabamba y Aya-vaca, Tambogrande y el Cerro Quilish,todos casos emblemáticos de resistenciaen los últimos diez años, están conecta-dos -desde sus luchas contra la expan-sión minera sin control- con este tipo dereflexión. Mientras que las autoridadesperuanas y las empresas extractivas in-sisten en que el Perú y el planeta conti-núan bajo los cánones de un crecimientoproductivo ilimitado, los cuestionamien-tos y las resistencias a la expansión mi-nera plantean otros caminos y otro tipode crecimiento.

¿Cómo abordar estos temas en unpaís como el Perú? ¿Cómo se pueden di-

señar los procesos de transición para unaactividad como la minería? Lo ocurridoen el Perú con la minería calza muy biencon la definición de un extractivismoprofundamente depredador: expansiónagresiva de la minería en sus diferentesetapas, actividades impuestas y por logeneral excluyentes, pasivos ambienta-les a lo largo y ancho del territorio, vul-neración de derechos de poblacionesenteras, desplazamientos forzados, con-flictos, entre otros aspectos.

Pasar en el Perú de un escenario deextractivismo minero depredador a unosensato implica varios retos. Uno deellos es cómo construir nuevos equili-brios o indicadores de sostenibilidad enlo social, lo ambiental, lo económico, to-mando también en cuenta aspectos cul-turales que proponen, por ejemplo, lospueblos indígenas. ¿Cómo se cubren losevidentes déficits de regulación públicaque cada día son más notorios y que sonreemplazados agresivamente por los me-canismos voluntarios o de auto regula-ción privada que implementan laspropias empresas? ¿Cómo se superan lasbrechas de gobernabilidad?

La evolución de la minería y la de lospropios conflictos muestran serios pro-blemas de gobernanza y la carencia deuna institucionalidad adecuada quepueda regular la actividad. El conjuntode instituciones vinculadas a la gestiónambiental y de la minería no cuentan nicon las capacidades ni con las herra-mientas para transformar los conflictos yconvertirlos en una oportunidad.

Un primer desafío en una etapa detransición a un extractivismo sensato esque el Estado recupere presencia en laszonas de influencia de la actividad mi-nera con una institucionalidad que tenga

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una real capacidad para manejar la di-mensión social y ambiental de los con-flictos. Esto implica, por ejemplo, revisarel papel que han desempeñado diferen-tes dependencias estatales vinculadascon la problemática minera. El Estado nocumple con sus funciones no solo porfalta de voluntad política sino tambiénpor la propia debilidad, la carencia decompetencias, capacidades y herra-mientas. El fortalecimiento de la gestiónpública vinculada a la actividad mineraes un aspecto determinante para la cons-trucción de un nuevo escenario de ges-tión equilibrada e independiente. Es sólode esta manera que los organismos delEstado peruano, encargados de la gestiónminera, podrán recuperar la confianzade las poblaciones y apostar por una ac-tuación neutral.

La transición a un extractivismo mi-nero sensato implica quebrar el actualescenario de predominio de los meca-nismos de autorregulación privada. Lasempresas mineras vienen realizando unacerrada defensa del marco legal vigentedesde inicios de la década del 90 y plan-tean la necesidad de mantener estableslas reglas de juego para que se sigadando un clima favorable para la inver-sión y el desarrollo de nuevos proyectos.Además, sus propuestas se han orientadoprincipalmente a crear mecanismos vo-luntarios de autorregulación, como sonlos códigos de conducta y las prácticasde responsabilidad social empresarial,que buscan definir criterios de compor-tamiento para el desarrollo de sus activi-dades en un entorno favorable.

El desarrollo de estos mecanismosvoluntarios o de autorregulación tienecomo mensaje central el reconocimientode ciertas externalidades negativas como

consecuencia de sus actividades, quepueden ser controladas por las propiasempresas sin la necesidad de crear nue-vos instrumentos de regulación pública.Esto definitivamente plantea un debatede fondo: autorregulación privada versusregulación pública. Debe quedar clara-mente establecido que los denominadosmecanismos voluntarios de las empresasno pueden ser vistos como una alterna-tiva a la regulación pública y a la nece-saria participación y control social de losprocesos.

¿Cuáles son algunas pistas para for-talecer la gobernanza en un escenario detransición a un extractivismo minero sen-sato?

Recuperar para el país un enfoquetransectorial en su política ambiental. Elpropio Banco Mundial reconoce que losprogramas de reforma estructural que sehan implementado en países como elPerú han tenido como efecto el debilita-miento de las normas ambientales. Porlo tanto, un objetivo claro es contar conuna autoridad ambiental autónoma, quesea eficiente, que recupere credibilidaden la actuación pública y que asegure lasupervisión e implementación de instru-mentos rigurosos para la protección am-biental. Ello significa que la gestiónambiental de la actividad minera y laaprobación de los Estudios de ImpactoAmbiental no dependan, como sucedeactualmente, del Ministerio de Energía yMinas, entidad que tiene al mismotiempo la misión de promover las inver-siones en minería. Por ejemplo, es ur-gente que el Ministerio del Ambiente ylas instancias de evaluación y fiscaliza-ción ambiental cuenten con facultadespara y que articulen sus acciones con losgobiernos regionales y locales.

ECUADOR DEBATE / TEMA CENTRAL 123

Page 124: Ecuador Debate 82

Una nueva gestión ambiental para laminería también implica el fortaleci-miento de las capacidades de preven-ción de impactos, tanto desde el iniciocomo hasta la etapa del cierre de los pro-yectos, ya que se busca impedir que ellegado de pasivos ambientales aumente;que se promuevan evaluaciones integra-das; que se desarrollen guías metodoló-gicas rigurosas; que se incorporennuevos instrumentos para el ordena-miento territorial y la zonificación eco-nómica y ecológica; y que se exija unamayor calidad en los estudios ambienta-les de acuerdo a los mejores estándaresinternacionales.

Casos de conflictos emblemáticosmuestran que los estudios de impactoambiental no reúnen requisitos mínimosy no responden a estándares internacio-nales. Por otro lado, los recursos finan-cieros para hacer frente a costosambientales potenciales deben estar ase-gurados en fondos intangibles. Adicio-nalmente, usando el principio deprecaución, una política ambiental efi-ciente debería prohibir el uso de tecno-logías de alto riesgo.

Una nueva gestión de la dimensiónterritorial de la actividad minera en elpaís, que incorpore evaluaciones míni-mas antes de la entrega de las concesio-nes y fortalecer las evaluaciones previasa las autorizaciones de exploraciones.Ello significa romper las dinámicas ac-tuales, caracterizadas por políticas verti-cales, centralistas, carentes deinformación oportuna y adecuada. Sig-nifica fortalecer las tendencias que bus-can ordenar y planificar el uso sostenibledel territorio, zonificando desde unpunto de vista económico y ecológico,

buscando generar equilibrios ambienta-les y sociales.

La puesta en marcha de procesos deconsulta previa, libre e informada quesuperen las evidentes restricciones ac-tuales. Contar con verdaderos procesosde consulta implica ir más allá de losmecanismos voluntarios o de autorregu-lación que han caracterizado la toma dedecisiones sobre los proyectos mineros.Significa construir relaciones simétricas,en las que fluya toda la información re-levante para que se puedan tomar lasmejores decisiones. Deben ser ademásprocesos oportunos para que puedan in-fluir en la toma de decisiones y conse-cuencia de diálogos interculturales.

La consulta puede y debe implicar:acuerdo, diálogo democrático intensoentre el Estado, las comunidades y lasempresas; desarrollo de capacidades,aprendizajes, etcétera. Hay todo un pa-quete que debe ser tomado de maneraintegral para beneficio de las comunida-des y por supuesto para el beneficio detodo el país. En ese paquete está la posi-bilidad que el país con las poblacionesindígenas involucradas decidan cuándoy bajo qué condiciones nos convieneque haya por ejemplo minería; cuándole conviene al país que un determinadoecosistema sea preservado; cuándo y dequé forma conviene una determinadaobra de infraestructura. Todo esto im-plica un diálogo intenso que ayudará afortalecer las prácticas democráticas yque terminará definiendo un clima másfavorable para todos, incluidas las inver-siones.

Acompañando al instrumento deconsulta, se necesita crear un meca-nismo efectivo para la recepción y aten-

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ción de las quejas de las comunidades,autoridades locales y otros actores de laszonas de influencia de la actividad mi-nera. La ausencia de mecanismos efecti-vos para la transformación de conflictosrelacionados con la minería ha provo-cado que la intervención de las autori-dades competentes se dé muchas veces adestiempo, sin estrategias y capacidadesadecuadas. Además, las competenciasde diferentes autoridades estatales nohan sido claramente delimitadas: el Mi-nisterio de Energía y Minas, el Ministeriodel Ambiente y la Defensoría del Pueblo,no han desarrollado estrategias articula-das y en muchos casos han terminadocompitiendo, mostrando ineficacia en elmanejo de los conflictos relacionadoscon la minería.

En el informe de revisión sobre in-dustrias extractivas del Banco Mundialse habla de la necesidad de crear la fi-gura de un Oficial de Quejas que per-mita una atención oportuna paraencausar los conflictos por el camino deldiálogo y la colaboración. En ese sentidoya existen algunas experiencias intere-santes de oficinas para el tema minero,como es el caso del Ombudsman para laMinería de Australia de OXFAM Com-munity Aid Abroad, que asume casosque involucran a empresas australianasy que ha tenido una intervención desta-cada en el caso del conflicto de Tintayaen el Sur Andino del Perú que involu-craba a la empresa BHP Billiton.

Si bien los conflictos en las zonas deinfluencia de la actividad minera involu-cran a poblaciones diversas, el informedel Banco Mundial hace hincapié en lasituación de los pueblos indígenas. Estaspoblaciones perciben hoy en día entre

sus amenazas principales el avance deactividades como la minera, frente a lacual no cuentan con verdaderos meca-nismos de control y de defensa de susderechos. Luego de varios años de ex-pansión minera, es evidente que muchosproyectos han sido desarrollados sin unaevaluación adecuada de las consecuen-cias económicas, sociales, ambientales yculturales sobre tierras que ocupan co-munidades indígenas. Realidades multi-culturales como la peruana planteanretos adicionales para construir una re-lación adecuada entre los diversos gru-pos de interés en las zonas de actividadminera, que eviten cualquier forma demarginación y refuercen estrategias deconcertación y tolerancia, fomentando laparticipación informada de estas pobla-ciones.

Otro aspecto que también formaparte de los componentes que impulsannuevas prácticas es el de la transparenciafinanciera relacionada con la gestión delos recursos que se generan por las in-dustrias extractivas. Por ejemplo, actual-mente está en curso la Iniciativa para laTransparencia de las Industrias Extracti-vas, que plantea como objetivo incre-mentar el acceso a la información sobrelos pagos e ingresos de los sectores ex-tractivos en países donde estas activida-des son gravitantes. Impulsada por el exPrimer Ministro del Reino Unido, TonyBlair, en la Cumbre Mundial sobre el De-sarrollo Sostenible de Johannesburgo, enseptiembre de 2002 y respaldada por elBanco Mundial, la iniciativa proponeque los gobiernos, empresas extractivas,organismos internacionales, organismosno gubernamentales y otros agentes tra-bajen en conjunto para desarrollar un

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marco que promueva la transparencia depagos e ingresos que reciben los estadospor estas actividades y que deberían des-tinarse a promover el desarrollo. Orga-nismos de la sociedad civil hanpropuesto que la transparencia de las in-dustrias extractivas no sea solamente unmecanismo voluntario y que se amplíe alos contratos que firman las empresascon los Estados.

Comenzando a definir el escenario postextractivista

En el Perú desde diversos sectores seviene cuestionando abiertamente el ac-tual escenario de expansión minera. Consus luchas, poblaciones de diversas re-giones en el país plantean en los con-flictos no sólo el rechazo a la actividaden sus territorios sino también la necesi-dad que se defina el rol de la minería. Sepropone redimensionar la actividad y enalgunos casos hasta excluirla de algunaszonas.

Por ejemplo, autoridades y actoressociales de cuatro provincias del norteperuano, Ayabaca y Huancabamba enPiura y San Ignacio y Jaén en Cajamarcahan declarado sus territorios como zonaslibres de minería. En la declaratoria sefundamenta que existen áreas del terri-torio que deberían estar exentas de ex-plotación minera por su alto valorecológico, cultural y socio-económico.Se trata de ecosistemas únicos, como losbosques de neblina y los páramos queson esenciales para la provisión de aguaque se utiliza para el consumo humanoy el desarrollo de actividades econó-mico-productivas. Los bosques de ne-blina y los páramos prestan importantesservicios ambientales: son importantes

generadores de agua para la región nortedel país: allí se encuentran las nacientesdel río Quiroz (cuenca del Pacífico) y ladel río Chinchipe (cuenca Amazónica).La presencia de una actividad minera agran escala y los impactos que se gene-rarían afectarán los ciclos hidrológicos.La declaratoria solicita que se tome encuenta el valor de los servicios ambien-tales que brindan los páramos y bosquesde neblina. Además, estos ecosistemasayudan a preservar especies en peligrode extinción y albergan una enorme can-tidad de flora endémica.

El desarrollo de un distrito minero enla zona afectará significativamente laproducción agraria que abastece merca-dos locales e internacionales. Las cuatroprovincias apuestan por la agricultura ylas nuevas iniciativas de biocomercio, elecoturismo, entre otras actividades,como oportunidades económicas realesque ya se están aprovechando y que bus-can ser potenciadas. Estas actividades sepondrán en riesgo si se desarrolla unaactividad extractiva de alta intensidadcomo la minería.

Advierten que de realizarse la activi-dad minera en cualquier tipo de escala(grande, mediana y pequeña) en estosecosistemas y con ello excavaciones, ex-plosiones, uso de sustancias tóxicas, seprovocará la destrucción de la coberturavegetal. Asimismo, aumentaría la proba-bilidad de desastres, sobre todo si consi-deramos los fenómenos naturales a losque suele estar expuesta esta zona. Deigual manera, la declaración rechazatodo tipo de actividad minera informalen las cuatro provincias, que viene ge-nerando graves problemas ambientales,sociales y de violencia.

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Iniciativas como las mencionadas,que por el momento reflejan preocupa-ciones locales/regionales y giran entorno a casos específicos, son al mismotiempo un insumo importante para pro-puestas mayores que están en proceso deconstrucción. Por ejemplo, las nuevasautoridades regionales y locales elegidasa finales del año 2010, vienen plan -teando un debate sobre competencias enrelación al manejo de sus territorios. Seexigen mayores facultades y un primerpedido tiene que ver precisamente conel tema del otorgamiento de las conce-siones mineras.

Lo que las nuevas autoridades de-mandan es poder participar en la tomade decisiones. Que las decisiones no setomen desde el Estado central, de ma-nera vertical e inconsulta; exigen ser in-formados adecuadamente. También sepropone una mayor articulación entre lasdiferentes instancias del Estado (nacio-nal, regional local); un uso planificadodel territorio y sus recursos y que allídonde se den actividades mineras, lasnecesarias, éstas sean compatibles conlos planes regionales y locales.

¿Las poblaciones se imaginan otrotipo de extractivismo minero? En el casoperuano está claro que se viene cuestio-nando abiertamente el desarrollo mineroimpuesto y se apunta a redimensionarlo.Si bien no se está hablando de un esce-nario en el que la minería no tenga espa-cio, los cambios considerados significaránnecesariamente menos minería en variasregiones -como se viene exigiendo en elnorte del Perú- y sobre todo redefinir surol en la economía peruana.

De una manera u otra, algo de estoestá pasando cuando los planes de ex-

pansión/inversión que se anuncian desdeel Ministerio de Energía y Minas final-mente no se cumplen y el ProductoBruto Interno de la minería metálica co-mienza a caer, como hemos mencio-nado. El reto es que esto, que en parteocurre de manera espontánea, reactiva ydesordenada, sea el resultado de un pro-ceso que busque en serio y a fondo re-definir el extractivismo minero en el país.Esta es una tarea central para fundamen-tar y definir un escenario de transiciónpost extractivista.

Por lo tanto los retos son enormespara las organizaciones indígenas, fren-tes de defensa de pobladores, organis-mos no gubernamentales y redes socialesdiversas que han venido planteandoestos temas en sus luchas. En los próxi-mos años, al mismo tiempo que se man-tienen los niveles de articulación y seatienden casos y demandas específicas,se deberá diseñar el escenario de transi-ción que nos permita superar el predo-minio de un extractivismo minero quesigue siendo predominantemente depre-dador.

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n un solo año, el 2009, por lomenos cinco opositores a losproyectos canadienses de explo-

tación minera fueron asesinados enAmérica Latina: tres en El Salvador, unoen Guatemala y uno en México2. Opo-sitores de las actividades mineras en esosy otros lugares fueron heridos y mutila-dos en los ataques, mientras que muchosotros, junto con sus familias, fueron ame-nazados. Por supuesto, las empresas mi-neras canadienses no erannecesariamente responsables directas delas muertes y los actos de intimidación yviolencia, pero algunos de estos actos seperpetraron por personal de seguridad delas empresas y empleados actuales o an-teriores. Como consecuencia, podría ser

que las empresas implicadas no sean le-galmente responsables, pero junto a lasélites y los estados que autorizan y pro-mueven actividades extractivas, por lomenos tienen una responsabilidad moralen la creación de situaciones conflictivasen las cuales suceden los asesinatos yotros actos de violencia.

La mayoría de los canadienses nosuelen pensar en sus inversionistas comovioladores de los derechos humanos ode Canadá como un “mal vecino”. La-mentablemente, desde principios de1990 y sobre todo en la última década,las actividades de nuestros mineros nosestán ganando esta reputación. Las em-presas, con el apoyo de los gobiernos endonde tienen su sede, sostienen que la

Malos Vecinos: Las empresas mineras canadiensesen América Latina1

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La expansión de la inversión minera canadiense en las últimas dos décadas en América Latinaestuvo motivada por los altos precios de los minerales. Esto ha generado conflictos con pobla-ciones opuestas a las actividades mineras y una controversia sobre la responsabilidad socialcorporativa de las empresas mineras canadienses.

E

1 La versión original de este artículo, apareció en la Revista Canadian Dimension. Vol. 45, No. 1, Enero-Febrero 2011. Traducción de Luís Fernández. Edición y correcciones a la traducción de Mary Ellen Fie-weger. Disponible en: http://salvemoswirikuta.blogspot.com/2011/02/malos-vecinos-las-empresas-mi-neras.html

2 Para mayor información sobre estos casos, consulte las páginas Web de Mining Watch Canada y RightsAction.

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minería trae el muy necesario empleo eincluso el “desarrollo sostenible” a las re-giones pobres donde operan. Si lo estánhaciendo, parece ser una forma de desa-rrollo no democrático que muchos nodesean ver en sus comunidades.

La prueba de esta afirmación se en-cuentra en una revelación reciente deWikileaks. En agosto de 2005, los emba-jadores de Canadá y los Estados Unidosinvitaron a las principales mineras y paí -ses inversores a una reunión en Lima afin de coordinar esfuerzos encaminadosa “mejorar el clima de inversión”. La mi-nera Barrick Gold, con sede en Toronto,estaba entre los asistentes, junto con di-plomáticos de las embajadas de Suiza,Australia y el Reino Unido. Según los ca-bles filtrados, el representante de la mi-nera pidió a los diplomáticos quesugieran al Gobierno de Perú que tomaramedidas para controlar la oposición a laminería mediante la rotación de profe-sores que cuestionan sus beneficios yrestricciones en las actividades de orga-nizaciones no gubernamentales (ONG)que critican la actividad y que el Go-bierno también solicitara a la Iglesia ca-tólica que rotara a los obispos enregiones mineras en donde existen con-flictos. Medidas posteriores por parte delGobierno peruano para restringir la par-ticipación y reprimir la oposición a la mi-nería sugieren que la intervención de losembajadores del autodenominado“grupo minero diplomático” podríahaber tenido el impacto deseado.

Las empresas mineras canadienses en elextranjero

Una espectacular expansión de la in-versión minera canadiense en América

Latina ha tenido lugar durante las dos úl-timas décadas, parte del crecimiento ge-neral de nuestra inversión minera en elextranjero. Hoy en día, casi el 60 porciento de todas las empresas mineras secotizan en la Bolsa de Valores de To-ronto. Nuestros mineros son altamentevisibles en todo el hemisferio sur, y susoperaciones han provocado manifesta-ciones en las afueras de las embajadasde Canadá en varias capitales de Amé-rica Latina. Por primera vez en la histo-ria diplomática de las relacionesCanadá-América Latina, la GobernadoraGeneral se encontró, el año pasado, enla Ciudad de México con gritos de “Ca-nada go home”.

Esta expansión de la inversión res-pondió a los altos precios de mineralesy, por ende, a las ganancias sin prece-dentes, impulsada por el rápido creci-miento de la demanda, especialmente enChina, pero también en la India, hastaque la crisis económica golpeara en2008. (Por supuesto, el alza de los pre-cios del oro siguió, incluso en medio dela crisis, al igual que los conflictos aso-ciados a la minería de oro en la que al-gunas empresas canadienses estáninvolucradas). Los niveles de gananciatambién se elevaron por las políticas neo -liberales de fomento a la exportación ylas inversiones favorables a las reformasde la legislación minera patrocinadas porlos bancos internacionales y las agenciasde desarrollo de los países capitalistascentrales, entre las que se encuentra laAgencia Internacional de Desarrollo deCanadá (CIDA, por sus siglas en inglés).

En cuanto a los gobiernos latinoame-ricanos faltos de liquidez, los dólares quepueden obtenerse de las exportacionesde minerales resultan muy atractivos

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para casi todos, sin importar su ubica-ción, de izquierda a derecha, en el es-pectro ideológico. Además de ElSalvador y Guatemala, que suspendieronrecientemente nuevos proyectos mine-ros, sólo algunos gobiernos locales -mu-nicipios y provincias- han decididorechazar abiertamente la expansión dela minería en sus territorios.

Corporaciones contra comunidades

Muchos tipos de conflictos super-puestos surgen alrededor de la minería:ambientales, sociales, económicos, polí-ticos e incluso espirituales (en el caso delos cementerios y las montañas sagradaspara los pueblos indígenas). Giran, enprimer lugar, en torno a temas de conta-minación del aire, el suelo y el agua y susefectos sobre la salud ambiental y hu-mana, así como la agricultura, la gana-dería y otras actividades productivas ygeneradoras de empleo. Los conflictostambién surgen de la escasez de agua,pues los ríos y pozos tienden a secarse enlas zonas mineras. Las quejas han venidotambién por los daños que causan las ex-plosiones controladas en las casas de lospoblados cercanos y por la desestabiliza-ción de las laderas. La desorganizaciónsocial –que se manifiesta en el aumentodel alcoholismo, el consumo de drogas,la prostitución y la violencia contra lamujer- también puede acompañar a la in-dustria minera. En la medida en que laminería hace que la agricultura, la gana-dería y otras empresas comerciales nosean viables, el desplazamiento y la mi-gración son otros resultados.

Estos conflictos han implicado unaserie de males políticos: divisiones, deli-beradamente perpetradas por las empre-

sas mineras, entre los grupos anti y pro-minería en las comunidades donde seubican o se proyectan las minas; repre-sión asociada al uso de empresas de se-guridad privada e incluso deorganizaciones paramilitares para prote-ger las instalaciones mineras; y la co-rrupción de autoridades de todos losniveles de gobierno: local, provincial ynacional (esta es una de las quejas en elsitio del proyecto ahora clausurado deBlackfire Exploration en Chiapas, Mé-xico, donde fue asesinado un activista/ambientalista de la comunidad en 2009).Algunos afirman que la minería ha lle-vado incluso a Ottawa a entrometerse enconflictos políticos de mayor enverga-dura. En este sentido, nuestro gobierno hasido acusado de apoyar los intereses afavor de la minería en el golpe de 2009en Honduras. El cable difundido por Wi-kileaks, mencionado anteriormente, se-ñala las presiones diplomáticas ejercidaspor nuestras embajadas a favor de em-presas mineras canadienses.

En lo que respecta al medio am-biente, la liberación de metales pesadosen la atmósfera y de muchos tipos de“agentes” tóxicos en el suelo y el agua delas comunidades cercanas a las minas esun problema en casi todos los sitios mi-neros. En el peor de los casos esto incluyederrames de sustancias tóxicas (como elmercurio) y la ruptura de las piscinas decolas mineras, sucesos que pueden en-venenar grandes extensiones de tierra yagua. En lugar de generar “desarrollo sos-tenible”, los impactos ambientales de lasoperaciones mineras, en sí mismas, pue-den destruir alternativas productivas y re-ducir las posibilidades de empleo. Enresumen, esto puede llegar a ser mortalpara las comunidades agrícolas cercanas.

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Los conflictos políticos (y la asociadacorrupción) que la minería genera tam-bién pueden llegar a ser mortales, comodemuestra el número de asesinatos en el2009. Con el fin de acceder a tierra ricaen minerales, sea ésta propiedad privadao en posesión de grupos indígenas, lasempresas pagarán precios superiores delos fijados por el mercado local y recu-rrirán a diversos tipos de persuasión (enotras palabras, sobornos) a los políticos ymiembros de las élites locales.

Efectivamente, las comunidades y lasfamilias pueden incluso terminar dividi-das e incapacitadas, especialmente enáreas remotas donde las tradiciones de-mocráticas, los niveles educativos y lascapacidades organizativas son débiles.En los países con una larga historia deexplotación minera, los miembros de lasélites locales que poseen propiedadesmineras pueden participar en calidad deaccionistas minoritarios. Entonces, influ-yen en las políticas del gobierno nacio-nal para favorecer los intereses de lascorporaciones extranjeras o garantizar lainacción cuando las comunidades de si-tios mineros se quejan de abusos.

Las posibilidades de la manipulaciónempresarial son mayores y más peligro-sas en los países pobres con estados dé-biles, sistemas judiciales corruptos,recientes experiencias de guerra civil yaltos niveles de represión, los llamados“regímenes de baja gobernabilidad” (ElSalvador y Guatemala en Centroamérica,y Colombia y Perú en América del Sur,entre otros).

Responsabilidad corporativa en elextranjero

Catherine Coumans, una autoridadlíder en rendición de cuentas corporati-vas en el extranjero de Mining WatchCanadá, dice que los actuales códigosvoluntarios de Responsabilidad SocialCorporativa (RSC) “no señalan la necesi-dad de sancionar y reparar, no garanti-zan el respeto de los derechos humanos,y no apoyan ni promueven la agenciacomunitaria para proteger valores socia-les, económicos y ambientales”3. Los lí-deres comunitarios no suelen buscanprogramas de RSC, sino quieren un con-trol estatal eficaz y un mejor acceso a lajusticia, concluye ella. En el otro lado deldebate, la respuesta de Ascendant Cop-per/Mesa Copper ante la demanda pre-sentada en 2009 por las comunidadesdel valle de Intag en Ecuador repite la ac-titud general del sector minero: la com-pañía insiste en que sus prácticas en elvalle de Intag cumplieron con las másaltas normas éticas de la RSC. Esa, porsupuesto, es una afirmación dudosa a laluz de la evidencia filmada de ataquesarmados por parte de paramilitares encontra de pobladores, incluida en el do-cumental “Bajo Suelos Ricos” de Mal-colm Rogge.

Mientras los críticos del estado actualde la situación –esto es, de la impunidadde la que gozan las mineras que violanlas leyes– han buscado la regulación gu-bernamental de las operaciones minerasen el extranjero, el gobierno de Harper

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3 Ver su artículo en el número especial de Canadian Journal of Development Studies.

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(actualmente Primer Ministro cana-diense) ha apoyado por completo la po-sición de las mineras. Afirma que loscódigos voluntarios son suficientes, quela acción reguladora del Estado cana-diense podría dañar la posición compe-titiva de las empresas canadienses, y quees el Estado en donde trabaja la empresaminera (y no el país en donde tiene susede) el que tiene la responsabilidadlegal de regular, sancionar y garantizarlas indemnizaciones. No obstante, larea lidad es que las debilidades, los altosniveles de corrupción e incluso los pre-juicios racistas de los Estados y los polí-ticos latinoamericanos garantizan quehabrá impunidad en casos de comporta-miento corporativo no deseado, sintomar en cuenta la presión de las emba-jadas de países miembros del “grupo di-plomático minero”, revelada porWikileaks entre otras cosas, asegura laimpunidad de la mala conducta corpo-rativa.

En octubre de 2009, el gobierno deHarper estableció una oficina de aseso-ría, la Consejería de RSC del Sector Ex-tractivo, para ayudar a resolver lascontroversias en torno a la RSC. Sin em-bargo, esa oficina puede investigar loscasos sólo con el consentimiento explí-cito de las compañías acusadas, y nopuede emitir sanciones. En consecuen-cia, ha sido llamada una agencia “sindientes” por el congresista liberal JohnMcKay, quien promovió el proyecto deley C-300 para llevar a cabo una indus-tria minera responsable donde sea queopere fuera de Canadá. La esperanzapara el inicio de una solución de asuntosrelacionados con la impunidad se con-virtió en desesperanza cuando la ley C-

300 fue derrotada por apenas seis votosen la Cámara Baja en octubre de 2010.Con el apoyo de Amnistía Internacionaly Mining Watch Canadá, entre otras or-ganizaciones, habría creado un meca-nismo de denuncia y de investigaciónpara las comunidades adversamenteafectadas por las empresas extractivascanadienses. Si hubiera sido declaradaculpable de graves violaciones de la ley,la legislación habría perdido acceso afondos públicos, que incluyen inversio-nes por el Plan de Pensiones de Canadá.El proyecto de ley, sin embargo, no pre-veía la reparación de los daños y perjui-cios.

El proyecto de ley C-300 incorporórecomendaciones clave del informe de2007 elaborado por Las Mesas RedondasNacionales sobre la ResponsabilidadCorporativa y la Industria Extractiva Ca-nadiense en Países en Desarrollo, unproceso armado por el Parlamento ca-nadiense en 2006 que organizaba con-sultas en todo el país de junio anoviembre del año citado. La Direcciónde Asuntos Externos encabezó las mesasredondas, que incluían la activa partici-pación de un grupo de consultores deuniversidades, organizaciones laboralesy de la sociedad civil, la comunidad dela “banca ética”, y la industria minera.Elaboró algunas recomendaciones “condientes”, pero éstas fueran rechazadaspor el gobierno de Harper.

Aunque fue derrotada, la ley C-200generó un amplio debate entre políticosy en los medios canadienses, y por ende,incrementó entre el público canadienseel nivel de conocimiento y conscienciasobre la problemática del abuso e impu-nidad corporativos. También movilizó el

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sector minero a un esfuerzo mayor decabildeo en el Parlamento.

La lucha antiminera

Por lo menos tres comunidades deAmérica Latina han impedido el estable-cimiento de mineras canadienses dentrode su territorio en los últimos diez años.Más del 80 por ciento de los votantes deTambogrande en Perú y Esquel en Argen-tina rechazó la minería en los referendoslocales, las comunidades campesinas ais-ladas del valle de Intag en Ecuador recu-rrieron a la movilización cívica.

La capacidad de resistencia de estascomunidades parece surgir de una com-binación de factores. En los tres casos,respetadas instituciones y líderes localesgeneraron y difundieron informaciónveraz sobre los impactos de la minería.Esas instituciones incluyen organizacio-nes ambientalistas, medios comunitarios,grupos progresistas vinculados con laiglesia y organizaciones de derechos hu-manos. En el caso de Esquel, tambiénparticiparon la universidad de la ciudady asociaciones fuertes de docentes. Porsupuesto, estas organizaciones puedenfuncionar de manera eficaz sólo cuandolos espacios democráticos están disponi-bles y, sobre todo, si el contexto políticoes favorable, como fue el caso del vallede Intag, que forma parte de un munici-pio declarado zona libre de la mineríapor su alcalde indígena y el concejo mu-nicipal progresista. Asimismo, resultamás fácil movilizar a la gente que tienealternativas. Aunque existen pobreza ydesempleo en esas tres comunidades,también existen actividades económicasque serían afectadas por los impactos

ambientales de la minería: la prósperaagricultura orientada a la exportación yal mercado interno en el caso de Tam-bogrande, la agricultura, la ganadería yel turismo en Esquel, y la agricultura y elecoturismo en la zona de Intag.

Las alianzas internacionales puedenser útiles para mejorar las capacidadeslocales, mediante la transferencia de in-formación sobre los impactos de la mi-nería y los historiales de determinadascompañías. Estas alianzas también pue-den generar recursos para la resistencia,como para costear el viaje a Canadá paratestificar ante las comisiones parlamen-tarias, para informar al público y parainiciar acciones legales. Esa fue la rutatomada por miembros de la comunidadde Intag que en 2009 demandaron a laBolsa de Toronto y AscendantCopper/Copper Mesa. Aunque el juiciono tuvo éxito en las cortes de la provin-cia de Ontario.

Mientras tanto, se han entablado porlo menos dos nuevos juicios. En 2010,una guatemalteca inició una demandacontra la HudBay Minerales, responsa-bilizando a la gigante minera por lamuerte de su marido, asesinado a ma-chetazos y bala en septiembre de 2009,supuestamente por un guardia de segu-ridad empleado por una subsidiaria deHudBay. Además, un grupo de diez mu-jeres del pueblo maya q’eqchi’ inició unjuicio contra la misma empresa en 2011,responsabilizándola por su violaciónpor parte de una pandilla compuesta depersonal de seguridad de la empresa,policías y militares en enero de 2007,durante la expulsión a la fuerza de fa-milias maya q’eqchi’ de sus fincas ycasas.

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Ley internacional de los DerechosHumanos

También parece que las posibilidadesde ser escuchado son mayores en lasagencias internacionales de derechoshumanos que apelando al gobierno ca-nadiense. Se necesitan tiempo, recursosy aliados para acceder a la Comisión In-teramericana de Derechos Humanos(CIDH), que forma parte de la Organiza-ción de Estados Americanos (OEA). Perolas 18 comunidades indígenas mayasafectadas por la canadiense Goldcorp enla mina Marlín en Guatemala, hicieronprecisamente eso con un resultado nota-ble. El 20 de mayo de 2010, la CIDH or-denó al gobierno de Guatemalasuspender las operaciones de dicha minacomo una “medida cautelar” contra ladegradación que afectaba la salud hu-mana y ambiental de las comunidadescircundantes. Para sorpresa de muchosobservadores, un mes después, el go-bierno de Guatemala estuvo de acuerdoen hacerlo; sin embargo, hasta la fechano ha tomado medidas en este sentidopero ha contratado estudios adicionalessobre los impactos en la salud y el medioambiente.

Hasta que la CIADR ordenara la sus-pensión de las operaciones de la minaMarlín, el gobierno de Guatemala, la di-rectiva y accionistas de Goldcorp, asícomo políticos canadienses no habían

hecho caso o habían desestimado los in-formes críticos elaborados por grupos yagencias independientes y creíbles, in-cluyendo al Tribunal Latinoamericanodel Agua que documentó la contamina-ción y agotamiento del agua, la Organi-zación Internacional del Trabajo (OIT)que identificó violaciones de los dere-chos humanos; Médicos por los Dere-chos Humanos y la Universidad deMichigan que encontraron evidencia decontaminación en muestras de sangre yorina, y una evaluación pagada por lacompañía que encontró problemas gra-ves en el sitio de la mina.

Si Goldcorp y el gobierno cana-diense pueden ignorar todos estos infor-mes, no hay mucho que esperar de loscódigos voluntarios o de la nueva Con-sejería de RSC del Sector Extractivo, quepuede examinar los casos sólo con elconsentimiento de las mineras. Mientrasnuestras corporaciones y el gobierno na-cional niegan los daños causados, y losabusos a menudo asociados con la mi-nería, las comunidades afectadas que tie-nen quejas legítimas muy rara vezobtienen una respuesta favorable porparte de sus propios gobiernos. Quedapor verse si el gobierno de Guatemalaeventualmente respetará tanto el espíritucomo la letra de la orden emitida por laCIADH. Hasta los primeros meses de2011, el conflicto y los abusos continúanen la zona minera.

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a ola de protestas que ha sacu-dido recientemente al mundoárabe, conduciendo al derroca-

miento de las dictaduras de Túnez yEgipto, también se ha extendido a paísescomo Yemen, Siria y Argelia. Estos movi-mientos pueden potenciarse en el futuro,particularmente en países afectados porla creciente escasez de agua en el pla-neta, que repercute en el encarecimientode granos básicos. Este problema es crí-tico en Yemen, y afecta también a Siria,Irán, Iraq y Jordania en el Medio Oriente.

La FAO reporta que los precios mun-diales de los alimentos alcanzaron enenero de 2011 su valor más alto desde1990 (Gráfico 1); de continuar esta ten-dencia, sus efectos sociales pueden sercríticos.

Según Jeffrey Sachs, las manifestacio-nes populares en el mundo árabe expre-san también el descontento con los

crecientes precios de los alimentos, pue-den extenderse a otros países afectados,y demandan una acción internacionalefectiva para enfrentar la crisis alimenta-ria mundial.1

Los altos precios de los alimentos enel mundo reflejan las presiones origina-das por el crecimiento de la poblaciónmundial, el cambio en la demanda haciacarnes, lácteos y otros bienes caros de-bido al rápido crecimiento de la de-manda en China, India y otros paísesemergentes, y la dificultad de expandirla producción en medio de la crecienteescasez de tierra fértil y agua, y de pro-blemas adicionales creados por el cam-bio climático.

Según un estudio reciente de JohnBeddington, en 2030 la población mun-dial habrá crecido en mil millones depersonas, alcanzando los 8.000 millo-nes, y se necesitará aumentar la produc-

DEBATE AGRARIO-RURAL

El Agua y el futuro de la alimentación mundialCarlos Larrea

La disponibilidad de agua para usos agrícolas y consumo humano ha sufrido un cambio con-siderable en las últimas décadas a escala mundial tornándolo en un recurso escaso en muchoslugares del planeta. El Ecuador tiene una dotación favorable de agua aunque el rápido descon-gelamiento de los glaciares y el deterioro de los páramos pueden alterar seriamente el futurode los caudales en la Sierra y a las regiones que dependen de ellos aguas abajo.

L

1 Véase: http://af.reuters.com/article/egyptNews/idAFLDE71B0A820110212.

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ción de alimentos en un 50% respecto asus valores actuales, requiriendo un au-mento del 30% en el agua disponible enel planeta.2 Nadie sabe con certezacómo pueden alcanzarse estas metas.

La FAO reporta que 925 millones depersonas sufren de desnutrición en 2010,representando el 13% de la poblaciónmundial. Esta cifra, lejos de declinar, hasubido en un 17% desde 1996, cuandose reportaron 788 millones de personasdesnutridas.

De hecho, la producción mundial degranos básicos por persona mantieneuna tendencia declinante e inestabledesde 1984, cuando alcanzó su valormáximo. Desde 1960 hasta el año men-

cionado esta cifra mantuvo un creci-miento sostenido (gráfico 2). Además,tanto el área cosechada con granos bási-cos, como la superficie irrigada en el pla-neta muestran también tendenciasdeclinantes desde 1980 (gráficos 3 y 4).

La reducción en la producción degranos básicos por persona no crea ne-cesariamente una escasez absoluta, yaque existe ante todo un problema de ladesigual distribución de la riqueza. Lospaíses desarrollados, con apenas unsexto de la población del planeta, con-trolan más del 87% de la economíamundial. Además, el cultivo creciente deagrocombustibles resta agua y tierra parala producción de alimentos.

138 CARLOS LARREA / El Agua y el futuro de la alimentación mundial

2 John, Beddington, The Future of Food and Farming: Challenges and Choices for Global Sustainability.London: Government Office for Science. 2011.

Gráfico 1

Índice de precios mundiales de los alimentos: 1990-2011

1985 1990 1995Año

100,0

50,0

0,0

150,0

200,0

250,0

2000 2005 2010 2015

Fuente: FAO, 2011. (www.fao.org/worldfoodsituation/FoodPricesIndex/en/)

Page 139: Ecuador Debate 82

ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 139

Producción de granos básicos por persona: 1960-2010

1950 1960 1970Año

0,200

0,220

0,240

0,260

0,280

0,300

0,320

0,340

1980 2000 2010 2020

Fuente: Lester R. Brown, World on the Edge: How to Prevent Environmental and Economic Collapse. (NewYork: W.W. Norton & Company, 2011). Earth Policy Institute: www.earth-policy.org.

Fuente: Lester R. Brown, World on the Edge: How to Prevent Environmental and Economic Collapse. (NewYork: W.W. Norton & Company, 2011). Earth Policy Institute: www.earth-policy.org.

Gráfico 2

Área mundial cosechada de granos, 1960-2010

1950 1960 1970Fuente USDA

400

450

500

550

600

650

700

750

1980 2000 2010 2020

Gráfico 3

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Si la tierra y el agua disponibles hanalcanzado su máximo hace varias déca-das y de hecho están reduciéndose¿cómo será posible aumentar la produc-ción de alimentos para una poblaciónmayor en el futuro, con un consumo porhabitante más diversificado?

En el pasado, la respuesta ha prove-nido del cambio tecnológico, y de losgrandes aumentos en la productividad dela tierra alcanzados a partir de 1950 porla denominada revolución verde. Elefecto combinado de semillas más pro-ductivas, el uso intensivo de abonos yplaguicidas químicos y la mecanizaciónagrícola permitió estos logros.

Sin embargo, este camino está alcan-zando sus límites, siendo cada vez másdifícil obtener mejoras genéticas en lassemillas que logren aumentos de produc-

tividad comparables a los ya introduci-dos. Además, el uso excesivo de agroquí-micos ha ocasionado serios problemasde contaminación, y es insostenible enel futuro por la escasez de petróleo, suprincipal materia prima. Una agriculturaintensiva en agroquímicos se hace cadavez más costosa y contaminante, y no lo-grará satisfacer la demanda futura de ali-mentos.

El tema del agua es particularmentecrítico. La agricultura absorbe el 70% dela demanda de agua en el planeta, y paraproducir una tonelada de trigo se requie-ren aproximadamente mil toneladas deagua. Sin embargo, el crecimiento en laproducción de alimentos, y la expansiónurbana e industrial han conducido a unaprogresiva escasez mundial del agua dis-ponible.

140 CARLOS LARREA / El Agua y el futuro de la alimentación mundial

Área irrigada mundial por mil personas, 1950-2008

1950 1960

Fuentes: Worldwatch: FAO: UNPop

37

39

41

43

45

47

49

1970 1980 1990 2000 2010 2020

Fuente: Lester R. Brown, World on the Edge: How to Prevent Environmental and Economic Collapse. (NewYork: W.W. Norton & Company, 2011). Earth Policy Institute: www.earth-policy.org.

Gráfico 4

Page 141: Ecuador Debate 82

Así, varios de los ríos más caudalo-sos del mundo han sido explotados hastatal punto que sus desembocaduras sehan llegado a secar, o han estado a puntode hacerlo, durante las estaciones menos

lluviosas, tal es el caso del Nilo enEgipto, el río amarillo en China, los ríosIndus y Ganges en la India, el AmuDarya en Asia Central y el Colorado enEstados Unidos.3 Otros ríos, como el Me-

ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 141

3 Lester, Brown, Plan B 3.0: Mobilizing to Save Civilization. New York, Earth Policy Institute, 2008.(www.earthpolicy.org).

Gráfico 5Reproducción de nieves perpetuas en el Cotopaxi: 1976-1997

Fuente: CAN-PNUMA-IRD-AECI. ¿El fin de las cumbres nevadas? Glaciares y cambio climático en la Comu-

nidad Andina. Lima, CAN, 2007.

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kong en Vietnam, y el Tigris y el Éufratesen Irak, han sufrido severas reduccionesen sus caudales. Muchos de los grandeslagos del mundo, como el Chad enÁfrica, el mar Aral en Asia y el mar deGalilea en el medio oriente se han redu-cido o están desapareciendo.

Ante la creciente escasez de aguassuperficiales, en muchos de los paísesmás poblados del mundo se han imple-mentado masivos sistemas de captaciónde aguas subterráneas para la agricul-tura. Los acuíferos pueden ser renova-bles, cuando se nutren de aguas lluviasque los realimentan, o no renovables, enel caso de las aguas fósiles de gran pro-fundidad.

Desafortunadamente, en varios delos principales países del mundo la ex-tracción de aguas subterráneas ha sobre-pasado considerablemente la capacidadde reposición de los acuíferos, gene-rando una rápida declinación de los ni-veles freáticos, y en muchos casos se hallegado al extremo del agotamiento delas fuentes o del excesivo aumento de loscostos hasta el punto de eliminar la ren-tabilidad de la extracción de agua.

Estos países han sufrido o están pró-ximos a experimentar una declinaciónde área irrigada de significativas propor-ciones, como lo ha documentado LesterBrown.4 Entre los casos más severamenteafectados puede mencionarse China,con 1.354 millones de habitantes, Indiacon 1.214 millones, Pakistán, con 185millones, México con 111 millones, Af-ganistán, Iraq, Irán, Israel, Jordania, Lí-

bano, Marruecos, Arabia Saudita, Siria,España, Corea del Sur y Yemen.

Además, el cambio climático estáafectando seriamente a la producciónagrícola mundial, no solamente por lamayor frecuencia e intensidad de sequíase inundaciones, que han reducido lascosechas de cereales en varios paísescomo Rusia, sino también porque loscultivos no siempre se adaptan o sobre-viven a cambios rápidos en temperaturay pluviosidad, y porque las lluvias se tor-nan menos estables y predecibles. Ade-más, la elevación del nivel del marpuede eliminar áreas densamente culti-vadas como las planicies arroceras enBangladesh.

El Ecuador es uno de los países delmundo con una dotación muy favorablede agua. Sin embargo, el rápido descon-gelamiento de los glaciares y el deteriorode los páramos pueden afectar seria-mente el futuro a los caudales en la Sie-rra, y a las regiones que dependen deellos aguas abajo. Es probable tambiénun aumento en la frecuencia e intensi-dad del fenómeno de El Niño en laCosta, y una combinación de mayorestemperaturas y menores precipitacionesen la Amazonía. El efecto combinado deestos factores puede ser grave en las pró-ximas décadas.

De continuar las actuales tendenciasen la emisión mundial de gases inverna-dero, los nevados del Ecuador puedendesaparecer en el presente siglo. Los pá-ramos, que regulan el clima en su doblefunción de retener y liberar progresiva-

142 CARLOS LARREA / El Agua y el futuro de la alimentación mundial

4 Lester, Brown, World on the Edge: How to Prevent Environmental and Economic Collapse. (New York:W.W. Norton & Company, 2011). Earth Policy Institute: www.earth-policy.org.

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mente agua, y de almacenar carbono ensu suelo, han sufrido un considerable de-terioro por la expansión hacia arriba dela frontera agrícola y las plantaciones depinos. El efecto combinado de estoscambios puede alterar sustancialmenteel abastecimiento de agua, afectando nosolo a la agricultura, sino también a laprovisión de ciudades como Quito.

En síntesis, la escasez de agua, la re-ducción de la superficie irrigada y sem-brada, los límites de la tecnología basadaen la “revolución verde” y los efectos delcambio climático generan serias amena-zas a la provisión futura de alimentos enlas próximas décadas. Es imperativo uncambio rápido y profundo hacia tecnolo-gías agropecuarias menos intensivas enel empleo de energía, más eficientes enel uso de recursos escasos como el aguay la tierra, y más amigables con el medioambiente y más vinculados a las econo-mías locales. La agroecología, los culti-vos orgánicos, la mayor integración dela producción en su territorio cercano yotras tendencias recientes aparecen

como alternativas de importancia estraté-gica en el futuro.

Bibliografía

Agencia Reutershttp://af.reuters.com/article/egyptNews/idAFLDE71B0A820110212.

Beddington, John2011 The Future of Food and Farming: Cha-

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y cambio climático en la Comunidad An-

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ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 143

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Introducción

l presente artículo sintetiza loshallazgos de un estudio presen-tado como tesis de maestría de la

Universidad Andina Simón Bolívar en2007. La tesis explora las percepcionesde cómo el cambio climático está afec-tando la producción agrícola en Cotaca-chi. Adicional a las otras amenazas queenfrenta la producción agrícola en Cota-cachi, el cambio climático se está su-mando con los efectos que produce. Loscampesinos reportan que la producciónagrícola se ve afectada de manera ad-versa por las crecientes temperaturas eirregularidades en la pluviosidad, redu-ciendo la producción e incluso gene-rando en ocasiones la pérdida desiembras enteras. Adicionalmente repor-

tan la disminución en la disponibilidadde agua para riego procedente de las nu-merosas fuentes fluviales, lo que puedeestar relacionado con la desaparición delglaciar del volcán Cotacachi durante lasúltimas décadas.1

En los siguientes párrafos se revisa elcontexto agrícola actual de Cotacachi ylas descripciones de las evidencias delcambio de clima identificadas por loscampesinos. Éstas incluyen el aumentode temperatura, cambios en los patronesde lluvia y menor disponibilidad de aguapara riego. También se presentarán losmétodos actualmente empleados por loscampesinos al intentar ajustar su produc-ción agrícola a los nuevos cambios expe-rimentados. Posteriormente se describiránalgunos de los esfuerzos hechos por unade las instituciones locales de Cotacachi,

Percepciones de cambio climático y estrategias deadaptación en las comunidades agrícolas de CotacachiKristin VanderMolen

Los efectos percibidos del cambio climático en la producción agrícola en nueve comunidadescampesinas de Cotacachi y sus estrategias de adaptación utilizadas permiten enfrentar lasirregularidades climáticas. Por otra parte, la menor disponibilidad de agua que están experi-mentando y que en alguna medida perjudican el bienestar y los modos de vida campesino eindígena.

E

1 Robert E. Rhoades, Xavier Zapata Ríos y Jenny Aragundy, “El cambio climático en Cotacachi”, en RobertE. Rhoades, comp., Desarrollo con identidad, Quito, Abya-Yala, 2006, pp. 111-114.

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la Unión de Organizaciones Campesinase Indígenas de Cotacachi (UNORCAC),una organización de segundo grado conpresencia en la región desde los años 70.Finalmente, se concluye con unas refle-xiones sobre la adaptación al cambio enel clima.

Área de Estudio y Notas Metodológicas

Los datos aquí presentados se reco-gieron a través de la aplicación de doscuestionarios y entrevistas semi-estructu-radas con 90 campesinos en nueve co-munidades de la zona andina del cantónCotacachi, ubicado aproximadamente80 km al norte de Quito en el surocci-dente de la provincia de Imbabura2. Lascomunidades fueron seleccionadas bus-cando capturar la mayor representativi-dad de la región. De esta forma seseleccionaron según su ubicación geo-gráfica, tomando en cuenta que las co-munidades andinas de Cotacachi cubrenun territorio extenso con diferentes ele-vaciones que abarcan cuatro parroquias.También se tuvo en cuenta que en algu-nas comunidades la producción agrícolaes comercial y en otras familiar; y que notodas tienen acceso a agua para riego.Las nueve comunidades fueron Peri-buela, Colimbuela, Quitumba, Tuni-bamba, Turucu, Ugshapungo, Morochos,Cumbas Conde y La Calera.

Se seleccionaron aleatoriamente diezencuestados dentro de cada comunidadsin distinción de edad ni género, perocon la condición que fueran los jefes delhogar. El muestreo se realizó entre agostoy octubre del 2007.

Contexto Agrícola

Antes de discutir los efectos percibi-dos del cambio climático sobre la pro-ducción agrícola en Cotacachi, esimportante contextualizar la producciónagrícola actual para poder entendermejor los efectos del cambio climáticosobre ella, ya que son varios los factoresque están dificultando la producción.

En Cotacachi, las reformas agrariasde los años 64 y 73 produjeron la conco-mitante modernización de la produccióny consolidación de empresas agrícolasque se desprendieron de terrenos menosproductivos3. Así, en 1974 aproximada-mente el 92% del total de los terrenosagrícolas del cantón Cotacachi teníanentre 0,1 y 5 hectáreas y en su total ocu-paban el 23% del total de la tierra culti-vable. En cambio, el 1,1% del total delos terrenos agrícolas fueron entre 50hectáreas y más y componían el 57% deltotal de la tierra cultivable del cantón4.En las décadas posteriores a las reformas,el crecimiento demográfico y la divisiónde tierras por herencia han ocasionado

146 KRISTIN VANDERMOLEN / Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi

2 Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), El cantón Cotacachi: espacio y sociedad, Quito,Ediguias C. Ltda., 2005, p. 9.

3 A. Shiloh Moates y B.C. Campbell, “Incursión, fragmentación y tradición: la ecología histórica de la zonaandina de Cotacachi”, en Robert E. Rhoades, comp., Desarrollo con identidad, Quito, Abya-Yala, 2006,p. 61.

4 Fernando Guerrero, “El mercado de tierras en el cantón Cotacachi de los años 90”, en Ecuador Debate,vol. 36, abril de 2004, p. 188.

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un aumento continuo en la reduccióndel tamaño de los terrenos, haciendoque tanto la producción familiar como lacomercial sea una actividad menos via-ble y la necesidad de ingresos económi-cos externos sea cada vez mayor5. Delos encuestados para este estudio, el73% reportaron tener al menos un fami-liar en el hogar trabajando como asala-riado y para el 31% de estos hogares almenos dos personas tenían empleo enactividades económicas no agrícolas.

Pese al alto porcentaje de personasque participan en el empleo asalariadofuera de las comunidades, la agriculturasigue siendo importante en Cotacachi.Como ocurre en otros países latinoame-ricanos, la agricultura familiar puede ga-rantizar un grado variable de seguridad ysoberanía alimentaria importante para lagente cuyo bienestar se deriva principal-mente del empleo informal, el que mu-chas veces se caracteriza por bajaremuneración y desempleo temporal.Por esta razón, la tenencia de la tierra,aunque sean terrenos pequeños, puedeayudar a sustentar el bienestar de las fa-milias campesinas al complementar in-gresos inadecuados, garantizándoles unestándar mínimo de vida cuando el em-

pleo es escaso6. Además es importantenotar que la agricultura y la comida tra-dicional juegan un papel importante enla configuración de la cultura y la iden-tidad indígena para la población kichwade Cotacachi7. De esta forma el 94% delos encuestados para este estudio teníanacceso a tierras cultivables cuya área va-riaba de una hectárea a más de siete. El85% de ellos eran dueños de las tierrasque trabajaban. Los otros arrendaban lastierras, las trabajaban al partir o se las ha-bían prestado.

Además de aumentar la necesidad deingresos externos, el tamaño reducido delas parcelas agrícolas en Cotacachi hasido un factor en el empobrecimiento delos suelos ya que la falta de tierras culti-vables resulta en la intensificación ypoco descanso de las que hay8. Adicio-nalmente, la falta de tierras y el crecienterobo de animales hacen que la crianzade animales sea difícil y así la produc-ción de abono orgánico se vuelva es-casa9. Aunque el uso de agroquímicospuede ser alto en las comunidades quedestinan su producción a los mercados,los agricultores pequeños casi no los uti-lizan por varias razones que incluyenconsiderarlos nocivos tanto para la salud

ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 147

5 Gabriela Flora, “La migración circular y la identidad comunitaria: su relación con la tierra”, en RobertE. Rhoades, comp., Desarrollo con identidad, Quito, Abya-Yala, 2006, p. 420.

6 Cristóbal Kay, “Estrategias de vida y perspectivas del campesinado en América Latina”, en ALARASU: aná-

lisis latinoamericano del medio rural, 2005, p. 1.7 Juana Camacho, “Bueno para comer, bueno para pensar: comida, cultura y biodiversidad en Cotacachi”,

en Robert E. Rhoades, comp., Desarrollo con identidad, Quito, Abya-Yala, 2006, p. 240.8 Franz Zehetner y William P. Miller, “Modelando un paisaje andino: los procesos que afectan la topogra-

fía, los suelos y la hidrología en Cotacachi”, en Robert E. Rhoades, comp., Desarrollo con identidad,Quito, Abya-Yala, 2006, p. 54.

9 Kristine Skarbø, “Viviendo, mermando, perdiendo, encontrando”, en Robert E. Rhoades, comp., Desa-

rrollo con identidad, Quito, Abya-Yala, p. 203.

Page 148: Ecuador Debate 82

humana como la medioambiental10, pre-ferir mantener las prácticas agrícolas tra-dicionales11, e imposibilidad de accedera ellos por altos costos económicos12.

Solo el 43% de la población tiene ac-ceso a agua para riego y algunas de lascomunidades que producen para losmercados están entre las que no tienenacceso. La falta de datos y de informa-ción acerca de la hidrología del áreahace difícil la cuantificación de la esca-sez física del recurso. No obstante, al ha-blar de la creciente escasez de agua esimportante reconocer que las viejas con-cesiones de agua que tienen todos losusuarios, tanto las juntas de agua supra-comunales como las de comunidad, lasentidades privadas y otros, no siemprereflejan las necesidades actuales, por locual la escasez del recurso es tambiénuna cuestión estructural.

El aumento de la temperatura

La mayoría de los encuestados perci-ben que actualmente hace más calor queen el pasado y atribuyen ciertos cambiosen la producción agrícola al aumento dela temperatura. Cuando se les preguntóacerca del clima el 75%13 respondieronque perciben que es más caliente de lo

que era y frecuentemente añadieron quesienten que el sol está más fuerte. El 88%de estos reportaron que el calor estáafectando los cultivos de manera adversaal secar las plantas y la tierra, y son fre-cuentes los comentarios que indican queel aumento de la temperatura ha sido ex-tremo, como el siguiente de una campe-sina de 72 años de la comunidad deCumbas Conde que explicaba: “antesperdimos [cultivos] por helada y ahorapor el sol”14. Aunque son principal-mente las comunidades carentes de aguapara riego donde se siente la sequía paralas plantas, más adelante se muestra quetambién las que tienen acceso a regadíoreportan pérdida de cultivos por el calor.

Es complejo conseguir datos climáti-cos para contrastar con las percepcionesde los campesinos y ayudar a clarificardesde hace cuánto tiempo puede ser queel clima está cambiado. Según el Insti-tuto Nacional de Meteorología e Hidro-logía (INAMHI) del Ecuador, la tendenciageneral para la zona interandina a travésde los últimos cincuenta años ha sido elaumento de la temperatura. Esto se com-prueba en las dos estaciones de monito-reo que se encuentran más cerca a lazona de Cotacachi: “Otavalo” y “SanPablo”15. No obstante, aunque los datos

148 KRISTIN VANDERMOLEN / Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi

10 Kristine Skarbø, Kristin VanderMolen, Rosa Ramos y Robert E. Rhoades, “’The one who has changed isthe person’: Observations and explanations of climate change in the Ecuadorian Andes”, en David A. Bro-kensha, Peter Castro y Dan Taylor, comps., Climate Change and Indigenous Knowledge: Perceptions and

Adaptations of Threatened Communities, Rugby (UK), Practical Action Publishing, en preparación. 11 Zehetner y Miller, “Modelando un paisaje andino…”, p. 54.12 Moates y Campbell, “Incursión, fragmentación y tradición…”, p. 75 (citando UNORCAC, “Memoria del

taller de autodiagnóstico en la UNORCAC, Cotacachi, UNORCAC, 1996).13 Cabe señalar que los porcentajes aquí presentados sobre las percepciones del calor son a base de 80 en-

cuestados porque no se hizo la pregunta en la comunidad de Morochos. 14 Entrevista realizada el 27 de agosto de 2007.15 Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI) del Ecuador y la Facultad de Ciencias Agrí-

colas de la Universidad Central, “Evidencias del cambio climático en Ecuador”, Quito, 2002, pp. 10-78.

Page 149: Ecuador Debate 82

permiten realizar generalizaciones, nocontienen la información detallada parapoder compararlos con las percepcioneslocales a nivel de comunidad dada la va-riabilidad en las condiciones geográficasentre ellas. Pese a eso, las percepcionesde los campesinos se derivan de la reali-dad que viven y se apoyan en algunasevidencias físicas que se describen acontinuación.

Entre las evidencias más marcadasque reflejan el aumento de temperaturaestá la aparente migración de cultivos enla comunidad de Ugshapungo. Como lacomunidad de Ugshapungo se ubica alre-dedor de los 3200 metros de altura, sesitúa dentro de una zona agro-ecológicaapta para el cultivo de tubérculos. Noobstante, en las últimas décadas la comu-nidad ha experimentado temperaturas su-ficientemente elevadas como para podercultivar actualmente maíz, aunque a unpaso más lento ya que el cultivo demoraaproximadamente once meses en madu-rar a la altura de la comunidad en vez delos nueve meses que tarda en las partesbajas. Aunque la calidad y el rendimientodel maíz cultivado en Ugshapungo tam-bién varían de un año a otro dependiendode las condiciones del año, la producciónha sido suficiente para que la comunidadtermine el intercambio que antes mante-nía con la comunidad de Morochos, conla que intercambiaban papas por maíz.

En un plano más general, algunoscampesinos reportan la aparición de nue-vas plagas y también un aumento en lafrecuencia de algunas enfermedades enlas plantas en asociación con el aumentodel calor. Por ejemplo, en Ugshapungoreportan que los cambios de clima sonmucho más abruptos y severos de lo queeran antes, de manera que frecuente-

mente producen las condiciones para lalancha (Phytophthora infestans). Tambiénen Ugshapungo reportan la aparición denuevas plagas, como la cotidianamentellamada “mariposa”, que en los últimosaños ha ocasionado bastante daño a lapapa cosechada al entrar a las fundas depapas almacenadas. Este estudio no pre-tende afirmar relaciones no comprobadasentre la aparición de nuevas plagas y en-fermedades, el aumento en la frecuenciade otras ya conocidas y el aumento detemperatura. No obstante se consideraimportante mencionar estas percepcionesy relaciones establecidas a nivel localcomo algo que amerita más investigacióntanto por el lado científico como por ellado de la salud humana y la economíafamiliar ya que conduce al mayor uso deagroquímicos.

Finalmente, entre los cambios másimportantes está la desaparición del gla-ciar del viejo volcán Cotacachi, que seestima ocurrió a finales del último siglosegún un estudio del antropólogo RobertE. Rhoades hecho entre 1997 y 2006como parte del “Programa de Apoyopara la Agricultura Sostenible y Manejode Recursos Naturales” (SANREM-Andes, por sus siglas en inglés). El pro-yecto SANREM exploró varios temasagrícolas y culturales en Cotacachi y do-cumentó la cronología del retroceso delglaciar del volcán Cotacachi, lo cual sehizo principalmente recogiendo gráficosy crónicas antiguas de alpinistas y explo-radores, y fotos aéreas del Instituto Geo-gráfico Militar del Ecuador.

A lo largo del presente estudio fueronmás comunes los comentarios sobre lamenor presencia de nieve en la cima delvolcán que sobre la pérdida del glaciar.No obstante, varios de los mayores con

ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 149

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quienes se conversaba tenían claros re-cuerdos del glaciar y algunos contabanque en su juventud solían subir a caballoa la cima del volcán para cortar pedazosde hielo que llevaban a Ibarra para vendera los que hacían los helados de paila. Unade estas personas mencionó haber subidoal cerro hace pocos años y no haber en-contrado nada de hielo glacial. En el estu-dio de Rhoades, están documentados loscomentarios de otros mayores más quetambién llevaban hielo del glaciar a dife-rentes centros urbanos donde dicen quela gente se los compraba para conservarcomidas y medicinas16.

Patrones de lluvia cambiantes

Son muchos los factores que a travésdel tiempo han ocasionado ajustes en elcalendario agrícola local de Cotacachi,por ejemplo las intervenciones históricasy la introducción de cultivos no nativos,la mecanización de la agricultura y, enalgunos casos, la modernización de lamisma con el uso de agroquímicos y ‘se-millas mejoradas’17. Más recientementelas irregularidades en la precipitaciónque ahora se reportan en Cotacachi hanhecho que el calendario agrícola pierdasu eficacia y confiabilidad.

Los campesinos de Cotacachi expli-can que antes el año se dividía en un in-vierno lluvioso, de Septiembre a Abril, yun verano soleado y con vientos de Mayoa Agosto. Cuando se les pregunta en el

pasado cuándo llovía y en qué fechassembraban, tienden a contestar con preci-sión, aunque las respuestas varían segúnlas condiciones físicas específicas (como,por ejemplo, la elevación y el acceso ono a agua de regadío) y las costumbres yexperiencias familiares. Por ejemplo,como recuenta una campesina de 55años de la comunidad de Turucu: “Antesllovía desde el 15 de septiembre hasta elveranillo de las almas, cerca del día de losdifuntos. Luego llovía hasta el veranillodel niño por mediados hasta finales de di-ciembre. De allí llovía hasta finales deabril, hasta verano”18, lo cual es consis-tente con la documentación de la estacio-nalidad de la región19. En la actualidad lairregularidad en los regímenes de lluviashan generado que estas mismas pregun-tas sean difíciles de contestar cuando sehabla del presente en vez del pasado.Como dice la misma campesina: “Ahorallueve y hace verano cuando quiera”.

Los campesinos de Cotacachi hanempleado sus propias tácticas al intentarajustar su producción a las irregularida-des de lluvia y expresan una gran frustra-ción ya que sienten que su única opciónrealmente es apostar con la naturaleza.Del total de los encuestados en las nuevecomunidades, el 79% afirmó que ahorallueve menos de lo que antes llovía y el87% afirma que el patrón de lluvia hacambiado. Ugshapungo, Cumbas Condey La Calera son las tres comunidades ca-rentes de agua para riego que dependen

150 KRISTIN VANDERMOLEN / Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi

16 Rhoades et al. “El cambio climático en Cotacachi”, p. 70.17 Moates y Campbell, “Incursión, fragmentación y tradición…”, pp. 42-43.18 Entrevista realizada el 25 de agosto de 2007. 19 O. Rovere y G. Knapp, “Selection of climatic scenarios”, en M.L. Parry, T.R. Carter y N.T. Konijin, comps.,

The Impact of Climatic Variations on Agriculture, Vol. 2: Assessments in Semi-Arid Regions, Dordrecht,The Netherlands, Kluwer Academic Publishers, 1988, p. 401.

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directamente del agua de lluvia para suscultivos. En las mismas el 77% de los en-cuestados reportó que en el pasado po-dían depender de la lluvia para lasiembra y maduración de sus cultivos yel 70% de los mismos dijo que en la ac-tualidad esto no es posible. Cabe destacartambién que las irregularidades en las llu-vias no solo están afectando los cultivossino también el paisaje, y con esto el fo-rraje para el poco ganado que hay. Comoindicaba una campesina de 46 años dela comunidad de Quitumba, las laderasque ella recuerda como anteriormenteverdes y abundantes están secas y quedapoco pasto. Ella atribuye este cambio enel paisaje a los cambios que percibe enla cantidad y el patrón de lluvia.

Pese a que la mayoría de los encues-tados consideran que tanto la cantidadcomo el patrón de lluvia han cambiado,no hay tanta certeza acerca de hacecuánto tiempo se empezaron a dar estoscambios y los datos meteorológicos dis-ponibles no permiten responder esta pre-gunta con certeza. Así, durante lasentrevistas, la mayoría de los campesi-nos no pudieron recordar cuándo exac-tamente se habían dado cuenta delcambio, y otros pocos estimaron quehabía comenzado entre tres y veinteaños atrás. Un factor que puede influiren la memoria del cambio percibido esel grado de afectación que el mismo ge-nera y el cual cambia de persona a per-sona según su acceso o no a regadío,cuánto y qué cultivan y con qué propó-sito cultivan – para consumo familiar opara vender. Por ejemplo, un campesinode la comunidad de Peribuela estimaba

que las irregularidades de lluvia comen-zaron hace unos diez años porque fueentonces cuando por primera vez él yano pudo depender de la lluvia y por esoacudió al regadío que tienen presente enla comunidad20.

La única táctica hasta ahora obser-vada en Cotacachi por parte de los cam-pesinos para enfrentar las irregularidadesde lluvia ha sido atrasar la siembra paraesperar la lluvia, aunque muchos siguensembrando en la fecha designada peroen tierra seca también. Los campesinosque han optado por esperar la lluvia re-portan haber esperado entre medio mesy dos meses en la siembra del maíz,habas y fréjol que normalmente ocurrepor el mes de septiembre. Los mismos re-portan que esperar ha resultado en unaproducción más baja no solo de estoscultivos sino también de los demás yaque al postergar la siembra de un cultivouno efectivamente posterga las demássiembras que siguen. Además, los cam-pesinos saben que esperar la lluvia nogarantiza que va a llover. Una campesinade 30 años de la comunidad de CumbasConde explicaba que todos los añossiembra cultivos suplementarios, el prin-cipal de éstos, el maíz. Decía que porcostumbre siembra el maíz el 24 de sep-tiembre en una hectárea de terreno quetiene la familia, sin embargo, en septiem-bre pasado (2006) no llovió antes, en odespués de esta fecha. Cuando el 24 deoctubre comenzaron a caer unas lluviasligeras ella decidió sembrar el maíz yacon un mes de atraso, pero resultó quelas lluvias no eran continuas, lo que sem-

ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 151

20 Entrevista realizada el 18 de agosto de 2007.

Page 152: Ecuador Debate 82

bró se perdió, y no produjo nada demaíz aquel año21. Relatos parecidos soncomunes en Cumbas Conde y otras co-munidades, donde varios campesinos re-portan rendir solo la mitad de lo queantes cosechaban del mismo sembrío ycon menor calidad en el producto final.Al igual que quienes esperan la lluvia,los que siembran en las mismas fechas apesar de que no llueva también reportanque su producción y calidad han dismi-nuido de manera considerable.

En cuanto a los datos pluviométricos,las precauciones son las mismas que paralos datos de temperatura, permitiendorea lizar mejor generalizaciones y no con-clusiones a nivel de comunidad. Esto sedebe a la ubicación algo dispersa de lasestaciones de monitoreo dentro de unageografía variada y además a que no de-muestran la distribución temporal de laprecipitación a nivel más detallado queel total mensual. Si se toma como ejem-

plo los datos del 2004 ya que existen másdatos para éste que para cualquier otroaño, se hace evidente la variación quepuede haber según la localidad. Los datosdel 2004 proceden de cinco estacionesen total: dos del INAMHI, siendo éstas“Hacienda María” y “Hacienda Esther-cita” que quedan dentro del área de estu-dio, y tres estaciones adicionales tambiéndentro del área que se establecieroncomo parte del referenciado proyectoSANREM. Al comparar los datos, se notaque el rango de diferencia en la caída delluvia mensual entre las cinco estacionesvaría de los 5,3 mm en el mes de agostoa los 189,8 mm en el mes de noviembre,y la mayor diferencia en los totales anua-les es de 420,0 mm. Además, como semencionó, no reflejan la distribución dela lluvia a lo largo del mes que es unpunto importante al buscar entendercómo los cambios de lluvia están afec-tando la producción agrícola.

152 KRISTIN VANDERMOLEN / Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi

21 Entrevista realizada el 27 de agosto de 2007. 22 INAMHI, “Hacienda María” y “Hacienda Esthercita”, base de datos del INAMHI 2004, documento no

publicado; Xavier Zapata, “Ugshapungo”, “Antenas”, “Cotacachi”, documento no publicado, 2004.

Datos de Monitoreo Pluviométrico de Cinco Estaciones del Año 2004 (en mm)22

Estación Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Sep. Oct. Nov. Dic. Total

Hacienda María 32,8 94,9 18,1 130,2 67,1 20,4 14,5 5,3 83,3 43,6 178,3 86,8 775,3

(INAMHI)Hacienda Esthercita 56,3 29,1 51,8 85,3 59,6 2,8 9,2 0,1 28,3 59,7 129,9 61,1 573,2

(INAMHI)Ugshapungo 45,0 57,0 46,8 116,0 46,0 8,8 8,8 0 0 26,8 0,25 0,25 355,7

(SANREM)Antenas 67,0 48,5 54,8 81,8 35,3 8,5 3,5 1 40,8 44,3 190,0 84,3 659,8

(SANREM)Cotacachi 23,0 24,3 43,0 81,8 57,8 0,8 2,0 2,3 39,8 55,5 127,0 54,0 511,3

(SANREM)Diferencia máxima 44,0 70,6 36,7 48,4 31,8 19,6 12,5 5,3 83,3 32,9 189,8 86,6 420,0

Page 153: Ecuador Debate 82

De todas formas, la tendencia gene-ral demostrada por los datos de las esta-ciones del INAMHI de los años 60 hastael presente es decreciente23.

Agua para riego

Según un censo de las comunidadesque hizo la UNORCAC en 2006, la dis-ponibilidad de agua para riego por pa-rroquia dentro del cantón Cotacachi esasí: en Imantag el 80,6% de la poblacióntiene acceso; en El Sagrario es el 40,3%de la población; en San Francisco el39,9%; y en Quitugo el 14,3%. De estaforma el porcentaje de la población totalque dispone de agua para riego es del43,1%24. Aunque en años recientes laUNORCAC ha comenzado a hacer unmonitoreo anual de las captaciones deagua, la falta de datos de monitoreo difi-culta la comprobación de las observacio-nes de los campesinos, la mayoría de loscuales reportan que el agua para riegoestá en declive.

Pero pese a esas cuestiones, lo que síes cierto es que a través de las últimasdécadas se ha incrementado la demanday competencia por el agua en Cotacachiya que el crecimiento demográfico, la in-troducción de sistemas de agua entubadapara consumo humano y la reciente pre-sencia de florícolas en el área ha aumen-tado el estrés en los recursos hídricoslocales25. Esto sumado al retroceso delglaciar del volcán Cotacachi puede estarrelacionado con la escasez de agua que

ahora se siente en Cotacachi, ya que loscampesinos comparan la poca disponi-bilidad de agua actual con el importanteflujo previo en ríos y quebradas que muyprobablemente eran abastecidos en partepor el deshielo del glaciar26.

Cinco de las nueve comunidadesque participaron en el estudio disponíande agua para riego, siendo estas Peri-buela, Colimbuela, Quitumba, Tuni-bamba y Turucu. De los cincuentaencuestados en estas comunidades, el92% tenía acceso a agua para riego. EnPeribuela y Quitumba donde el tamañopromedio de las tierras cultivables de losencuestados es de 2,85 hectáreas, loscampesinos reportaron tener turnos deagua de riego cada quince días. En Co-limbuela y Tunibamba, donde el tamañopromedio de las tierras cultivables de losencuestados era de una hectárea, repor-taron acceso a agua de riego todos losfines de semana. Este también era el casoen la comunidad de Turucu donde el ta-maño promedio de las tierras cultivablesfue de menos de una hectárea. Aunqueel 35% de los encuestados decía tenersuficiente agua para riego, el 25% deellos reportó que la cantidad de agua dis-ponible ha disminuido; y del 65% quedijo que el agua para riego no era sufi-ciente, fue el 90% de ellos que afirma-ron que la cantidad de agua disponibleha bajado.

Como se ha mencionado previa-mente, aunque siempre han tenido aguade riego en algunas comunidades, en el

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23 Rhoades et al., “El cambio climático en Cotacachi”, p. 116.24 UNORCAC, “Unorcac en cifras”, p. 34.25 Rhoades et al., “El cambio climático en Cotacachi”, p. 119.26 Ibídem, p. 118.

Page 154: Ecuador Debate 82

caso de algunos campesinos la misma nose han empezado a usar sino reciente-mente dado que antes las lluvias eran su-ficientes y ahora son demasiadoirregulares o infrecuentes para poder de-pender de ellas. Por ejemplo, como ex-plica un campesino de 60 años de lacomunidad de Tunibamba, antes llovíade manera suficiente desde septiembre amayo así que no había necesidad deocupar el agua para riego porque tran-quilamente maduraban sus cultivos. Sinembargo, dice que ahora llueve signifi-cativamente menos de diciembre amayo. Acostumbrado a sembrar su maízpor los meses de septiembre y octubre,él relata que “ya no se puede esperar laépoca de la siembra, ya no se puede es-perar una época fija que vamos a tenerpara sembrar”. Al verse forzado a sem-brar con agua de riego él y otros han op-tado por sembrar su maíz por los mesesde mayo y junio para así tener una cose-cha lista durante las temporadas en lasque el maíz de la mayoría aun falta ma-durar. Así dice que algunos campesinoshan podido ganar un mejor precio por laventa del maíz en el mercado, aunquetambién comenta que “el agua de riegono alcanza, se secan los cultivos y éstoshan disminuido”27.

También es importante destacar queaunque la utilización de agua para riegoha resultado en una ayuda para algunos,aun así dicen que los cultivos no necesa-riamente se salvan. Lo que relata unacampesina de 37 años de la comunidadde Colimbuela es un comentario común:

“cuando es agua de lluvia se mejora laproducción porque la planta necesitaagua de arriba, no solo en los raíces”,añadiendo que “el agua de lluvia cae demejor manera que lo que se dispersa elagua para riego” por lo que reporta laproducción como mejor con agua de llu-via que con agua de riego. Además, diceque como en los últimos cuatro a cincoaños (según sus percepciones) ha estadohaciendo más calor que antes, “noaguanta el riego”, y así concluye que“con lluvia se producía más de lo que seproduce con riego”28.

Así, sería importante realizar un mo-nitoreo de las fuentes de agua para sabersu volumen real, cómo esto fluctúa, ypara monitorear el declive percibido.También para poder tener un mayor pa-norama acerca de cómo entender la cre-ciente escasez del recurso ya que no essolo un asunto físico; también influyenfactores sociales, como su distribución,que, como se ha mencionado, en mu-chos casos es poco representativa de lasnecesidades actuales.

Esfuerzos de la UNORCAC

La UNORCAC es una instituciónlocal consciente de los efectos del cam-bio climático sobre la producción agrí-cola de Cotacachi y también de lacreciente escasez de agua. Trabaja parala protección de las cuencas hídricas através de campañas de sensibilización,por ejemplo en contra de la quema delpáramo, y periódicamente organiza min-

154 KRISTIN VANDERMOLEN / Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi

27 Entrevista realizada el 29 de agosto de 2007.28 Entrevista realizada el 1 de septiembre de 2007.

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gas para la reforestación de los cursosfluviales con plantas nativas. La UNOR-CAC expresa que quisiera reforestar másde las cuencas de lo que ha hecho, peroque en muchos casos, las tierras desdedonde procede el agua no pertenecen alas comunidades sino son tierras priva-das, generalmente ocupadas por el pas-toreo de ganado, lo cual también tieneimplicaciones para la calidad del agua.Adicionalmente, al reconocer la impor-tancia del uso eficiente de los recursosen declive, como es el agua, la UNOR-CAC ha trabajado en el mejoramiento deacequias al linearlas con cemento paraevitar que el agua se filtre por el suelo29.

Para algunos de la UNORCAC, lamayor preocupación con respecto a losefectos reportados del cambio de clima yla creciente escasez del agua para laagricultura es cómo esto afecta la nutri-ción. Según explican, es importante queen las comunidades se mantenga ciertogrado de soberanía y también seguridadalimentaria, y por razones de salud me-dioambiental y humana desaprueban lasustitución de las comidas tradicionalespor las procesadas. Respecto al medio-ambiente, dada la falta de recolección debasura en las comunidades, la comprade comidas procesadas aumenta la acu-mulación de deshechos que típicamentese queman o se abandonan al aire libre.Respecto a la salud humana, en muchasfamilias la dieta ya ha cambiado debidoa que el trabajo asalariado en el queahora participan muchos resulta en

menos tiempo para la preparación de co-midas y a la vez mayor liquidez paracomprar comidas básicas como el arrozy el fideo, las cuales poseen menos valornutricional que muchos cultivos localescomo la quinua30. Para enfatizar la im-portancia de la dieta como parte de lasalud humana, la UNORCAC hace cam-pañas de educación nutricional y tam-bién una feria de comidas anualmenteen la que mujeres indígenas preparancomidas tradicionales para que el pue-blo conozca el sabor local tradicional31.

A pesar de sus esfuerzos, la UNOR-CAC reconoce que la creciente escasezdel agua es compleja ya que involucra anumerosos actores y se relaciona contemas complejos como el cambio declima, la tenencia de la tierra y la conta-minación. Por eso también enfatiza lacreación de alternativas económicas queutilicen los recursos e ingenio local en lacreación de nuevas formas de ingresosdesde dentro de las comunidades, comoson el turismo comunitario, la artesanía yla apicultura, entre otros32.

Consideraciones Finales

La adaptación al cambio climático esun proceso que puede tomar varias for-mas y que depende tanto de las capaci-dades, los recursos disponibles y lasprioridades de las personas afectadascomo de las organizaciones que las apo-yan y las instituciones que las gobiernan.Aquí se ha presentado los primeros in-

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29 Entrevista con un miembro del equipo técnico de la UNORCAC, octubre de 2007.30 Skarbø, “Viviendo, mermando, perdiendo, encontrando”, p. 135.31 Entrevista con un miembro del equipo técnico de la UNORCAC, octubre de 2007.32 Ibídem

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tentos de los campesinos de Cotacachial intentar adaptar su producción agrí-cola a las irregularidades climáticas queahora experimentan, y también los re-sultados de dicha estrategia. Aunque porahora, postergar las siembras no ha pro-ducido los efectos deseados, es impor-tante enfatizar que la adaptación es unproceso, no un fin, y así en el caso deCotacachi queda por ver cómo se ma-nejarán los efectos del cambio de climasobre la producción agrícola en el futuropróximo. Mientras tanto, como los efec-tos experimentados son de ahora, se losconsideran dignos de mayor atención yaque afectan recursos de los cuales la po-blación local depende directamentepara su bienestar alimenticio y econó-mico. Respecto al agua, la creciente es-casez del recurso que ahoraexperimentan algunos campesinos enCotacachi es un tema que en el futuropuede afectar no solo la producciónagrícola y la crianza de animales comoactualmente hace, sino también el bie-nestar humano. Y respecto a la agricul-tura, no se puede subestimar elsignificado de la productividad de la tie-rra para los campesinos al proveerles al-guna medida de seguridad y soberaníaalimentaria. Por eso será importanteprestar atención a los cambios de climaexperimentados no solo en Cotacachisino a través de la región, ya que aun-que la precarización actual puede con-ducir a la adaptación exitosa, en elfuturo, también puede conducir a la pér-dida de estrategias de vida.

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ECUADOR DEBATE / DEBATE AGRARIO-RURAL 157

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Page 159: Ecuador Debate 82

Introducción

l resurgimiento del interés por laobra de Carl Schmitt en nuestraregión1 ha residido en el hecho

de que los países latinoamericanos hanacumulado los efectos de una prolonga-da crisis, debiendo afrontar problemaseconómicos, sociales y políticos quetrajeron aparejadas una gran inestabili-dad política y serios obstáculos para lagobernabilidad democrática.

En Sudamérica durante la últimadécada, y para evitar la diseminacióndel poder y la profundización de la cri-sis en medio de grandes debates parla-mentarios, se estableció un nuevocarácter gubernativo, siendo el decisio-

nismo expresión de ese nuevo carácter,una necesidad que deviene en un estiloo estrategia de gobierno de acuerdo a laexcepcionalidad de cada situaciónnacional en consideración y una fórmu-la de carácter funcional a los requeri-mientos del neoliberalismo económico.

El problema central consistía en pre-guntarse si era posible la convivencia endemocracia del modelo decisionista degobierno con las normas e institucionesde dicha democracia política. Mereceser destacado que, en países comoArgentina, Brasil, Perú y Venezuela,hasta el día de la fecha inclusive siguenestando presentes en mayor o menormedida ciertas prácticas de carácterdecisionista como fenómeno común en

ANÁLISIS

Los conceptos de Política y Decisionismo político en CarlSchmitt. Su repercusión en el debate latinoamericanoSantiago C. Leiras*

El resurgimiento del interés por la obra de Carl Schmitt ha residido en el hecho de que los paí-ses latinoamericanos han acumulado los efectos de una prolongada crisis, debiendo afrontarproblemas económicos, sociales y políticos que trajeron aparejadas una gran inestabilidadpolítica y serios obstáculos para la gobernabilidad democrática. Por eso, se abordan aspectoscentrales de la obra del polémico autor alemán, con particular énfasis en su definición sobrela política para luego analizar los fundamentos de su teoría sobre el decisionismo político. Ytambién se realiza un breve recorrido sobre la repercusión de Carl Schmitt en el debate lati-noamericano, de manera particular en el ámbito intelectual argentino. Finalmente, se discutenlas recientes distinciones entre “viejo” y “nuevo” decisionismo.

E

* UBA/UB.1 (Bercholc, 2007; Bosoer y Leiras, 1999, 2001; Dotti, 2000; Dotti y Pinto, 2002; Kvaternik, 1994;

Negretto, 1994; Novaro, 2000; Pinto, 2000; Serrafero, 2005; Quiroga, 2005, 2010).

Page 160: Ecuador Debate 82

todas sus formas, y presentes desde laúltima década (Baldioli y Leiras, 2010).

Es propósito del presente trabajoabordar aspectos centrales de la obradel polémico autor alemán, con particu-lar énfasis en su definición sobre la polí-tica para luego analizar los fundamen-tos de su teoría sobre el decisionismopolítico. Luego de ello haremos unbreve recorrido sobre la repercusión deCarl Schmitt en el debate latinoamerica-no, de manera particular en el ámbitointelectual argentino. Finalizaremos estapresentación con las más recientes dis-tinciones entre “viejo” y “nuevo” deci-sionismo.

El concepto de lo político segúnSchmitt

Carl Schmitt desarrolló buena partede su obra en un horizonte históricosignado por una doble crisis, económi-ca y de legitimidad política, de laAlemania de la República de Weimar(1919-1933) que hizo de este sistemapolítico el epicentro de ese gran calde-ro histórico que desembocaría en elascenso del nacionalsocialismo.

La crisis económica apareció comoresultado de la espiral hiperinflaciona-ria de los años 1922-1923 provocadapor desequilibrios presupuestarios deri-vados del pago de las onerosas indem-nizaciones de la contienda bélica a lospaíses vencedores de la primera guerramundial, y el impacto de la crisis eco-nómica mundial entre los años 1929 y1930 que tendría un papel sumamenterelevante a la hora de contribuir a soca-var las bases del sistema político demo-crático de la Alemania de la primeraposguerra.

Más grave sería aún la ausencia deuna legitimidad compartida en tornode valores y reglas de juego político(Botana, 1988) entre los principalesactores políticos de la nación alemana.La República de Weimar resultó ser unestado de partidos en el que, ante lacarencia de la experiencia parlamenta-ria de siglos para realizar un adecuadobargaining, característica de las demo-cracias anglo-sajonas, el intercambiopolítico se transformó en una dura con-tienda, que fue favorecida también porel hecho de estar rígidamente encua-drados los principales partidos políticos–liberales, socialistas y católicos, suma-do a la fuerte presencia de oposicionesantisistema como eran los PartidosNacional-Socialista y Comunista- enaxiomas ideológicos no negociables.

Estas crisis alcanzaron en Alemaniauna especial intensidad porque a lascircunstancias ya aludidas –y a las másgenerales que afectaban en ese contex-to a los países europeos- se añadieronotras condiciones específicamente ale-manas: una firme tradición política deestado escasamente democrático–asentado en el principio monárquico,en el primado de la burocracia y elpapel relevante del ejército- y una tra-dición intelectual donde el peso delliberalismo era muy liviano en compa-ración con la fuerza también notable,de las corrientes antiliberales –idealis-mo, conservadurismo, irracionalismo,anarquismo y marxismo (Pinto, 2000).

No es de extrañar entonces elcúmulo de dificultades que allí encon-traría de inmediato, el nuevo estadodemocrático liberal establecido por laConstitución de 1919. La sociedad ava-

160 SANTIAGO C. LEIRAS / Los conceptos de Política y Decisionismo político en Carl Schmitt. Su repercusión en el debate latinoamericano

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salló así a un estado, con su legitimidadpuesta en tela de juicio y cuya capaci-dad de respuesta a las demandas socia-les fue superada por la magnitud de lasmismas.

Son precisamente estas circunstan-cias las que permiten comprender laparticular definición de Carl Schmittsobre la política, con particular hinca-pié en la política de partidos en laAlemania del período de la Repúblicade Weimar:

Si se aspira a obtener una determina-ción del concepto de lo político, laúnica vía consiste en proceder constatary a poner de manifiesto cuáles son lascategorías específicamente políticas.Pues lo político tiene sus propios crite-rios, y éstos operan de una manera muypeculiar en relación con los diversosdominios más o menos independientesdel pensar y el hacer humanos, en par-ticular por referencia a lo moral, lo esté-tico y lo económico. Supongamos que en el dominio de lomoral la distinción última es la del bieny el mal; que en lo estético es la de lobello y lo feo; en lo económico la de lobeneficioso o lo perjudicial, o tal vez lade lo rentable y lo no rentable. El pro-blema es si existe alguna distinciónespecífica, comparable a esas otras aun-que, claro está, no de la misma o pare-cida naturaleza, independiente de ellas,autónoma y que se imponga por simisma como criterio de lo político; y siexiste ¿cuál es?Pues bien, la distinción política especí-fica, aquella a la que pueden recondu-cirse todas las acciones y motivos políti-cos, es la distinción de amigo y enemi-go. Lo que ésta proporciona no es desdeluego una definición exhaustiva de lopolítico, ni una descripción de su conte-nido, pero si una determinación de su

concepto en el sentido de un criterio. Enla medida en que no deriva de otros cri-terios, esa distinción se corresponde enel dominio de lo político con los crite-rios relativamente autónomos que pro-porcionan distinciones como la del bieny el mal en lo moral, la de belleza yfealdad en lo estético, etcétera. Es desdeluego una distinción autónoma, pero noen el sentido de definir por sí misma unnuevo campo de la realidad, sino en elsentido de que ni se funda en una ovarias de esas otras distinciones ni se lapuede reconducir a ellas (Schmitt,1991: 56).

Así también es importante destacarque, para el autor alemán no se trata-ba de cualquier tipo de enemigo:

Enemigo no es cualquier competidor oadversario. Tampoco es el adversarioprivado al que se detesta por cuestiónde sentimientos o antipatía. Enemigo esun conjunto de hombres que siquieraeventualmente, esto es, de acuerdo conuna posibilidad real, se opone combati-vamente a otro conjunto análogo. Soloes enemigo el enemigo público, puestodo cuanto hace a un conjunto tal depersonas, o en términos más precisos aun pueblo entero, adquiere eo ipso uncarácter público. Enemigo es en sumahostis, no inimicus en sentido amplio(Schmitt; 1991: 58-59).

Definida en estos términos la políti-ca, sería la decisión y no la deliberaciónla mediación principal que permitaafrontar el conflicto amigo-enemigo. Elconcepto de decisionismo aparecióentonces como anillo al dedo sobreterrenos culturales e institucionales abo-nados históricamente por la propensiónal protagonismo del caudillo o el lídercarismático y la dificultad por incorpo-

ECUADOR DEBATE / ANÁLISIS 161

Page 162: Ecuador Debate 82

rar la idea de un orden político sobre labase de un sistema de reglas de juegopermanente acordadas socialmente,presente en la Alemania de los años dela República de Weimar (1919-1933).

La teoría del decisionismo político

La teoría política decisionista pudoser distinguida por tres rasgos básicoscomunes: en primer lugar, una impor-tancia central y definitoria a la decisiónen las cuestiones políticas, en segundotérmino, una concepción de la sobera-nía como el poder de decisión definiti-vo y tercero la definición del estado deexcepción -o estado de emergencia-como la manifestación más pura y elmodelo operativo propio de ese poderdefinitivo; remitiéndonos al propioautor:

El último fundamento de toda la exis-tencia del derecho y de todo valor jurí-dico se puede encontrar en un acto devoluntad, en una decisión que, comotal, crea derecho, y cuya fuerza jurídicano puede ser deducida de la supuestafuerza jurídica de unas reglas de deci-sión; puesto que también una decisiónque no se corresponde con una reglacrea derecho […][…] Para el jurista de tipo decisionista,la fuente de todo derecho, es decir, detoda norma y ordenamiento que de élderiven, no es el mandato como tal,sino la autoridad o soberanía de unaúltima decisión que viene dada con elmandato (Schmitt, 1996a: 27).

Ahora bien, Schmitt se remontó ala tradición clásica –de manera parti-cular a los escritos de Thomas Hobbes-(Schmitt, 1997) para encontrar antece-dentes de su teoría decisionista:

El caso clásico del pensamiento decisio-nista aparece en el siglo XVII conHobbes. Todo derecho, todas las nor-mas y leyes, todas las interpretacionesde leyes, todas las ordenes son para élesencialmente decisiones del soberano,y el soberano no es un monarca legíti-mo o una instancia competente, sinoque soberano es precisamente aquelque decide soberanamente. Derecho esley y ley es el mandato decisivo para elconflicto jurídico; Auctoritas, non veri-tas facit legem <La autoridad, no la ver-dad hace la ley>[…] En Hobbes se halla la estructuralógica del decisionismo de modo evi-dente, precisamente porque el purodecisionismo presupone un desordenque solo puede ser llevado al ordenmediante la decisión sobre el que (nosobre el como) (Schmitt, 1996a: 29-31).

Una definición del “estado deexcepción” -o estado de emergencia-como la manifestación más pura y elmodelo operativo propio de ese poderdefinitivo (Heller, 1989; Schmitt, 1985a,1994) constituyó la tercera característi-ca. En consecuencia, el conceptomismo de crisis quedaría indisociable-mente vinculado al de la decisión polí-tica, que era tanto más política cuantomás excepcional fuera. En tal sentido,para el decisionismo, la crisis y la deci-sión política se implicaban y precisabanmutuamente.

En sus dimensiones legal, política yética, el decisionismo se presentóentonces como una implacable refuta-ción de los argumentos contractualistassostenidos por la tradición liberal(Kvaternik, 1994). Desde diversos pun-tos de vista, el decisionismo pudo des-cribirse como su inversión simétrica. Era

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la negación empírica de los principiosdel constitucionalismo y lo opuesto a suconcepción del orden político fundadoen el ideal de la discusión racional y laarmonización entre intereses y valoresconflictivos a partir de instituciones dearbitraje y principios de justicia e igual-dad consagrados y protegidos por insti-tuciones y leyes.

Esta contraposición pudo visualizar-se en distintas polaridades: en el planojurídico opondría la excepción a lanorma, la decisión personal a la norma-tividad impersonal, la competencia -¿quién decide?- al contenido sustancial-¿qué se decide?-, en el plano político lasoberanía del estado al poder difuso ydisolvente representado por la socie-dad; el estado asociado con la guerra yla política a la moralidad burguesa, laeconomía y la tecnología; la dictadurapresidencial al parlamentarismo; y, enel filosófico la decisión política a la dis-cusión pública y crítica (Negretto,1994).

Igualmente relevante fue la interpe-lación radical que haría Schmitt a laspretensiones del positivismo jurídico defundar la legitimidad del estado en unorden legal normativo impersonal yobjetivo, al atribuir a esa pretensión laraíz originaria del derrumbe del estadode derecho parlamentario. Distinguíaentre estados “legislativos”, basados enun sistema cerrado de legalidad separa-do de su aplicación, y “jurisdicciona-les”, “gubernativos” y “administrativos”,según fuera la función estatal que pre-dominara en ellos: la sentencia de losjueces, la voluntad personal soberana yel mando autoritario de un jefe de esta-

do, o las ordenanzas de carácter objeti-vo a través de las cuales “las cosas seadministran a sí mismas”.

Tales modelos estatales, clasificadosa la manera de “tipos ideales” weberia-nos y a los que Schmitt encontraría másfértiles para explicar la realidad estatalque las clásicas distinciones de la teoríaaristotélica entre monarquía, aristocra-cia y democracia, y menos “inocente-mente”, más útiles que la antítesis entredictadura y democracia, tenían cadauno un tiempo y una correspondientetendencia política afín.

Así, en épocas de normalidad y con-cepciones jurídicas estables prevalece-ría el estado jurisdiccional y apareceríauna justicia separada del estado, quesería custodia y defensora del derecho.En cambio, en tiempos de grandes cam-bios o transformaciones revolucionariasaparecían un estado gubernativo, o unestado administrativo, que podrían ape-lar diría Schmitt, a la necesidad objeti-va, la situación real, la fuerza coercitivade las relaciones, las necesidades de laépoca y a otras justificaciones no basa-das en normas sino en situaciones fácti-cas (Schmitt, 1994). Tanto el estadogubernativo como el estado administra-tivo atribuían una cualidad especial almandato concreto que se ejecuta y seobedece sin más.

Estos tipos de estado, argumentaríael teórico alemán intentando salvar a laconstitución de Weimar reforzando elpresidencialismo con “plenos poderes”,ponían fin a los alegatos de los aboga-dos, propios del estado jurisdiccional, yreconocerían además valor jurídicopositivo al decisionismo del mandatoinmediatamente ejecutorio, en detri-

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mento también de las interminables dis-cusiones del estado legislativo parla-mentario, cuya institución fundamentalfuera objeto de la aguda crítica de CarlSchmitt:

En Alemania existía desde hace tiempoatrás una tradición de ideas y tenden-cias estamentales, para la cual la críticadel parlamentarismo moderno no supu-so ninguna novedad. Además, se hagenerado, sobre todo en los últimosaños, una literatura que atañe a lasexperiencias cotidianas, particularmen-te a las llevadas a cabo desde 1919. Ennumerosos folletos y artículos periodísti-cos se subrayan los fallos y errores másevidentes del funcionamiento parla-mentario: el dominio de los partidos ysu inadecuada política de personalida-des, el gobierno de aficionados, las per-manentes crisis gubernamentales, lainutilidad y banalidad de los discursosparlamentarios, el nivel, cada vez másbajo, de los buenos modales parlamen-tarios, los destructivos métodos de obs-trucción parlamentaria, el abuso de lainmunidad y privilegios parlamentariospor parte de una oposición radical quese burla del parlamentarismo mismo, laindigna práctica de las dietas y la esca-sa asistencia a las sesiones […] así comoque la verdadera actividad no se desa-rrolla en los debates públicos del pleno,sino en comisiones (y ni siquiera nece-sariamente en comisiones parlamenta-rias), tomándose las decisiones impor-tantes en reuniones secretas de los jefesde los grupos parlamentarios o, incluso,en comisiones no parlamentarias; así, seorigina la derivación y supresión detodas las responsabilidades, con lo queel sistema parlamentario resulta ser, alfin, solo una mala fachada del dominiode los partidos y de los intereses econó-micos (Schmitt, 1996b: 24).

En este contexto de crisis económicay de legitimidad e impotencia parlamen-taria ante la crisis se imponía entoncespara el autor alemán, la necesidad decontar con una institución que pudieraconstituir la reserva última del sistemaconstitucional alemán, de allí entoncesla apelación al presidente del Reichcomo guardián de la constitución:

El presidente del Reich se halla en elcentro de todo un sistema –construidosobre fundamentos plebiscitarios- deneutralidad e independencia respectode los partidos políticos […] Según elcontenido efectivo de la constitución deWeimar existe ya un protector de laconstitución a saber; el presidente delReich. Tanto su estabilidad y su perma-nencia relativa -mandato por siete años,dificultad de su revocación, indepen-dencia con respecto a las cambiantesmayorías parlamentarias- como el géne-ro de sus atribuciones […] tienen porobjeto en el orden político, como con-secuencia de su relación inmediata conel conjunto del estado, crear una institu-ción neutral que como tal sea protecto-ra y garante del sistema constitucional ydel funcionamiento adecuado de lasinstancias supremas del Reich, institu-ción que además se halla dotada, paracaso de necesidad, con atribuciones efi-caces que le permitan realizar unadefensa activa de la constitución(Schmitt, 1998: 249).

La legitimidad democrática de ori-gen del presidente del Reich otorgabapara Schmitt un componente adicionalde refuerzo de la legitimidad de su rolen el esquema constitucional:

Que el presidente del Reich sea el pro-tector de la constitución corresponde

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también empero, al principio democrá-tico sobre el cual descansa la constitu-ción de Weimar. El presidente del Reiches elegido por el pueblo alemán entero,y sus facultades políticas frente a losorganismos legislativos –particularmen-te la de disolver el Reichstag y la de pro-mover un plebiscito- son por naturale-za, una <apelación> al pueblo.Haciendo al presidente del Reich centrode un sistema de instituciones y atribu-ciones tanto plebiscitarias como neutra-lizadoras en orden a la política de parti-dos, la vigente constitución del Reichtrata de crear, partiendo de principiosprecisamente democráticos, un contra-peso al pluralismo de los grupos socia-les y económicos del poder, y garantizarla unidad del pueblo como conjuntopolítico.[…] La constitución procura especial-mente dar a la autoridad del presidentedel Reich posibilidades para enlazarsede modo directo con esta voluntad polí-tica del conjunto del pueblo alemán ypara proceder en consecuencia comoprotector y guardián de la unidad cons-titucional y de la integridad de lanación. Sobre el éxito de este intento seha de fundamentar la existencia y lapermanencia prolongada del actualestado alemán (Schmitt, 1998: 250-251).

Aunque los paralelismos entreperío dos históricos suelen provocar dis-torsiones y forzamientos en el análisiscomparado, habría de notarse una sin-gular actualidad de aquellas argumenta-ciones de la década de 1920, haciafinales de 1990 a través de las siguien-tes definiciones:

a) La definición del soberano comoquien decide sobre el estado deexcepción (Schmitt, 1985b, 1994) y

es representante del pueblo en suunidad, por encima de los interesesparciales y la lucha de los partidospolíticos.

b) La idea de que el orden jurídicoreposa sobre una decisión y nosobre una norma (Novaro, 2000;Schmitt, 1982) -la legitimidadcomo decisión política y la legali-dad como ordenamiento normativoderivado de aquella decisión-. Lanoción de que “una constitución nose apoya en una norma como fun-damento de validez, sino en unadecisión política” como fundamen-to de su legitimidad.

c) La defensa del presidencialismo(Herrera, 1994; Schmitt, 1998)como expresión y custodia de launidad del estado y la crítica delparlamentarismo -como forma degobierno y como forma de estado-“partidocrático” y pluralista por“disolvente”, ineficaz y fuente dediscordia y corrupción.

d) La distinción entre norma jurídica yexistencia política del estado,entendida ésta como la unidadpolítica de un pueblo y aquellacomo su expresión.

La repercusión de la teoría decisionistaen el debate político latinoamericano.El caso Argentino

El Estado de Excepción en AméricaLatina ha sido impuesto por las másvariadas formas de crisis económica,social y política. Sin embargo esta últi-ma será la más frecuente en nuestraregión debido a que resulta difícil obte-ner mayorías absolutas –o aún inclusoen el caso de disponer de ellas-, en con-

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secuencia para lograr la gobernabilidadse recurre a imponer “un estado deexcepción”, lo que garantizará en elcorto plazo más poder al presidente, ypor ende al partido gobernante.

Gobernar en un contexto de excep-cionalidad política garantiza un hori-zonte de previsibilidad, pocas vecesvisto antes en democracia, en el marcode lo que el autor brasileño BolívarLamounier definirá como “regímenesmixtos”, resultado de la combinaciónde instituciones y prácticas de carácterautoritario juntamente con aquellas desesgo democrático, por ser el mandata-rio elegido en forma directa o indirecta-a través de cuerpos de carácter cole-giado- por su pueblo.

En América Latina, continente en elcual convivieron regímenes militaristas-caudillistas, autoritarismos, democra-cias restringidas y poliarquías desde lasguerras por la Independencia hastanuestros días, el decisionismo schmittia-no es un modelo que centralmentepuede ser tomado como una herramien-ta heurística de análisis político, paracomprender los cambios de regímenespolíticos dentro del sistema, como asítambién para lograr comparar y diluci-dar las características gubernamentales,desde la acción política, donde el eje-cutivismo es la forma de gobierno másutilizada en la región, debido principal-mente a cierto hiperpresidencialismoexistente e inveteradamente aceptadopor los pueblos.

Entonces, si se debería pensar que eldecisionismo no es solo una forma degobierno autoritaria, sino que tendríauna legalidad persistente y en el caso deuna poliarquía, la legitimidad democrá-

tica del voto popular, y que serviría parala protección del sistema en caso deemergencia, el problema subyace en darrespuesta a las siguientes interrogantes:

¿Cuándo efectivamente existe unasituación de emergencia y cuándo elpresidente debe asumir poderes extraor-dinarios? ¿Se podría crear una forma degobierno ejecutivista independiente-mente de si existen o no razones que larespalden?

¿El decisionismo y su vertiente másmoderna el neodecisionismo son asu-midos por los presidentes latinoameri-canos como una estrategia en contextode “tiempos difíciles” o como un estilode gobernar?

Si se trata de una estrategia en con-texto de “tiempos difíciles” (Torre,1994), el decretismo ejecutivista y no eldecisionismo nos permitiría dar cuentade las características de ejercicio delliderazgo político en la región, dadoque el decisionismo implica la desinsti-tucionalización política (Kvaternik,1994), teniendo en consideración tresdiferentes circunstancias: en primerlugar los recursos institucionales dispo-nibles, esto es el diseño y distribucióndel poder dentro del régimen político,en segundo término las circunstanciaspolíticas, refiriéndonos aquí a la rela-ción que el titular del poder ejecutivoestablece con la oposición, con el parti-do de gobierno y con otras organizacio-nes nacionales e internacionales y porúltimo la eficacia que se intenta alcan-zar con determinadas iniciativas aimplementar.

Teniendo en consideración las cir-cunstancias antes desarrolladas, tresserían también las posibles motivacio-

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nes políticas para llevar a cabo estaestrategia de gobierno: el golpe preven-tivo, el decretismo como último recursoy el factor sorpresa. En este marco la uti-lización de los decretos de necesidad yurgencia durante el gobierno de RaúlAlfonsín se inscribiría en forma predo-minante en la categoría de golpe pre-ventivo2, en un contexto signado por laconflictiva relación entre el gobierno yla oposición, mientras que durante lapresidencia de Carlos Menem estas mis-mas motivaciones se inscribirían nosolo en el marco de la conflictiva diná-mica gobierno/oposición, sino tambiénen aquella relación entre el poder eje-cutivo y el propio partido de gobierno(Maurich y Liendo, 1998).

Establecida esta dinámica, la estrate-gia decretista también podría ser consi-derada como una herramienta que per-mita cumplir con el propósito de produ-cir disciplina dentro de un diseño insti-tucional de “centralismo limitado”(Llanos, 2001; Mustapic, 2000), enforma conjunta con la utilización deotros recursos disponibles como porejemplo la apelación al veto parcial ytotal o la distribución de diferentes tiposde incentivos selectivos tanto al gobier-no como así también a la oposición.

Si se trata en cambio de concebir aldecisionismo como un estilo de gobier-no (Goretti y Rubio, 1995,1996) másallá de los tiempos difíciles, la utiliza-ción de recursos de excepción se ins-

cribe en un marco de creciente con-centración de poder en la instituciónpresidencial en un esquema “hiperpre-sidencialista” (Nino, 1992), y un mode-lo delegativo de democracia; al respec-to, el autor argentino GuillermoO’Donnell sostenía lo siguiente:

Al usar el término delegativa me refieroa una concepción y práctica del poderejecutivo según la cual por medio delsufragio se le delega el derecho dehacer todo lo que le parezca adecuadopara el país. También demuestra que lasdemocracias delegativas son intrínseca-mente hostiles a los patrones de repre-sentación normales de las democracias,a la creación y consolidación de las ins-tituciones políticas y, específicamente, alo que denomino “rendición de cuentashorizontal”. Con esto me refiero al con-trol de la validez y legitimidad de lasacciones del ejecutivo por parte deotros organismos que son razonable-mente autónomos de aquel (O´Donnell,1997: 293).

En este sentido, el funcionamientode las denominadas “democraciasdelegativas” en las últimas dos déca-das, tanto en América Latina como enel este europeo, estuvo alejado de losparámetros de desenvolvimiento quepermiten definir a las democracias pro-pias de los países capitalistas desarro-llados, como institucionalizadas.

Como consecuencia de ello, a par-tir de la última década se repitió en

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2 Constituye una excepción a la regla el Decreto 1096/85 que dio origen al Plan Austral el cual consti-tuye un ejemplo representativo de la utilización del factor sorpresa para el lanzamiento del programade estabilización económica en el año 1985. Podemos mencionar tres decretos que representan la cate-goría de último recurso: el 1696/84 de normalización de la vida sindical, el 632/87 decretado la emer-gencia agropecuaria y el 411/87.

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mayor o menor medida el mismoesquema:

a) Legitimidad de origen con anclajeen situaciones de derrumbe o emer-gencia y convertida en argumento,de salvamento primero y refunda-cional luego, del estado y la socie-dad.

b) Modificación de la estructura cons-titucional acorde con una nueva“razón de estado”: la gobernabili-dad.

c) Reforzamiento de los poderes presi-denciales, definición explícita oimplícita de una “doctrina de nece-sidad y urgencia” y utilización derecursos como los decretos denecesidad y urgencia, en tanto prin-cipal expresión de la decisión polí-tica.

d) Debilitamiento del rol de las institu-ciones parlamentarias, de las dife-rentes instancias de control de losactos administrativos de gobierno yde los procesos deliberativos dedecisión política (Bosoer y Leiras,2001, Leiras, 2007).

Tal como lo definiera el autor italia-no Giorgio Agamben, lo excepcional hadevenido norma (Agamben, 2004), esta-bleciéndose de hecho una situación deemergencia permanente (Botana, 2004;Quiroga, 2005, 2010) que viene a cons-tituir la regla de funcionamiento de lademocracia argentina en particular y enla región de manera general. Podríahablarse entonces de una “exceptocra-cia” como previsible horizonte de lademocracia (Serrafero, 2005) en la medi-da en que varían los recursos institucio-nales utilizados –intervención federal,

estado de sitio y/o decretos de necesidady urgencia- más no el contenido sustan-tivo de funcionamiento del gobierno, elrégimen y el sistema político.

Decisionismo y Neodecisionismo

El neodecisionismo tendría lascaracterísticas esenciales que tiene el“viejo” decisionismo pero a diferenciade éste, si bien mantiene la idea de unliderazgo fuerte en el Poder Ejecutivo,es proclive a un Estado sin tanta centra-lidad ante la sociedad, más bien propi-cio a las ideas del neoliberalismo y suEstado Mínimo, y del neoconservadoris-mo con sus planes sociales focalizadosy su folclore de valores socio-políticos.

La gran transformación de los años´80 y ´90, el mercado global y las polí-ticas económicas que lo instituyeron yaseguraron han mostrado en determi-nados contextos nacionales o regiona-les -como el latinoamericano en loscasos de Argentina, Bolivia Brasil yPerú - afinidad con formas jurídicas ypolíticas de cuño decisionista. Apa -reció así una nueva estatalidad máspermeable que redefinía sus modalida-des de relación con la sociedad. Porestas razones puede decirse que eldecisionismo “estatista” de la décadadel ´20 devino “gubernativo” y “anti-estatista” en el último decenio del sigloXX.

En tanto el discurso de legitimacióndel “orden neoliberal” se sostuvo en laliberación de energías y fuerzas conte-nidas -las del capital regulado por elEstado o contrapesado por las fuerzasdel trabajo organizado- presuponíatambién que tal liberación podía gene-rar situaciones de crisis, resistencias a

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sus efectos perniciosos, puntos de rup-tura, es decir, situaciones que desde laescala nacional aparecían como casoscríticos y deriven en estados de excep-ción.

Por estas razones, el establecimien-to de un modelo de organización socialbasado en el funcionamiento libre delmercado precisaría de mecanismos deauto-estabilización y control. Es en esesentido que una legitimación eficientis-ta y una gestión decisionista podíanayudar tanto para desmontar el aparatoestatal regulador y prestador de servi-cios como para neutralizar los casoscríticos y las resistencias a dicho des-mantelamiento.

El nuevo intervencionismo del esta-do, necesario para garantizar las nue-vas reglas de juego en las que pudierandesencadenarse “las fuerzas libres yespontáneas del mercado”, aparecióacompañado por dos lógicas contradic-torias de legitimación y, por lo tanto,por un nuevo balance entre legitima-ción/represión.

El orden del mercado, en tanto secaracterizó por conformar una sobera-nía difusa en los aspectos político-sociales y por manifestarse solamenteen forma espectral en la esfera públicaestatal, no podía legitimarse sino a par-tir de una lógica eficientista para con-jurar una crisis que, por otra parte, erainvocada como la única alternativaposible a las políticas neoliberales.

Frente a esa lógica los procesosdeliberativos y órganos de control hori-zontal se mostraban como ineficaces yperversos. De ahí que la legitimacióndemocrática podía ser consideradacomo contradictoria con la legitima-

ción eficientista del mercado. Pero aúnasí, el descontento frente a la ineficien-cia y obsolescencia del aparato estataloperó como una masa crítica deaquiescencia social y, en última instan-cia, de legitimación para formas de eje-cutivismo decisionista ensayadas ypracticadas desde las presidencias.

Existió, en efecto, una demanda dedecisión eficaz antes que una imposi-ción de la misma. Sobre tal demanda,incluso exacerbándola, trabajó el argu-mento decisionista. Lo hizo, conjugan-do la metáfora social del mercado pro-pia del liberalismo utilitarista, con lateoría elitista de la democracia sosteni-da por el neoconservadorismo, ysobreimprimiendo ambas al imaginariopolítico clásico del populismo (Bosoery Leiras, 1999, 2001; Leiras 2008a,2008b).

Se entendía a la democracia comomarco de competencia entre gestoresde lo público que permite seleccionarelites eficientes. Y contrariamente aotra vertiente del pensamiento liberal,centrada en torno a ideas como demo-cracia directa, participación popular,representación política y ciudadaníaactiva, se consideró que la democracia“como representación de voluntades”resultaba un despropósito y hasta unpeligro.

Asimismo, se defendió la desvincu-lación entre representantes y represen-tados como un modo de reducir lasinevitables discrepancias de la demo-cracia directa (Medici, 1998). En la tra-dición elitista éste era el argumentorepublicano de la representación políti-ca, en el sentido en que el parlamentoreduce y homogeneiza las alternativas,

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sea porque los parlamentarios sonpocos y más afines socialmente o por-que conforman un cuerpo calificadopara resolver racionalmente y arribar ajuicios compartidos, alejados de “losrumores de la plebe”. La democraciasólo funcionaba en esta perspectiva, sise garantizaba que los parlamentariosen sus decisiones fueran independien-tes de todo control y compromiso espe-cífico con los votantes. Una vez elegi-dos, tomaban sus decisiones según suparecer.

De este modo, para la argumenta-ción elitista, en la que convergieron lasposiciones neoliberales y neoconserva-doras, la democracia funcionaría mejoren la medida en que se limitaran losproblemas de agregación de intereses ydemandas, estrechando las opcionesabiertas y manteniendo así la “raciona-lidad” del comportamiento entre losactores y su capacidad para tomardecisiones adecuadas.

El libreto, como se observa, pudoasimilar “la democracia” al “mercado”y llegó a la conclusión de que el mejormodo de limitar lo susceptible de servotado o decidido era a través de unaconstitución que incorporara conteni-do normativo específico u otorgando elmonopolio de ciertas decisiones a ins-tituciones y mecanismos en donde nofuncionara la democracia, por ejemploa través de la ampliación de facultadespresidenciales delegadas o la completaautonomía de los Bancos Centrales.

Pero por otro lado, la amalgama secompletó con una figura presidencialportadora de la promesa de conciliar almismo tiempo la modernización eco-nómica, la identidad cultural y el poder

político, de volver a unir lo que estabafragmentado y suplir las distancias queseparan al pueblo de las elites. A dichafigura se le concedieron todos los ras-gos atávicos de la cultura política per-sonalista y la identificación con losliderazgos carismáticos portadores dela promesa de redención en la imagi-nación colectiva.

La gran contradicción -y paradoja-se manifestó en el momento en queprecisamente el mayor poder discrecio-nal y la mayor concentración del poderse convertían en la mayor garantía y ala vez la mayor debilidad y amenazapara la seguridad jurídica y la confian-za macroeconómica de los mercados.

Si en el ámbito local-nacional estoimplicó un avance de la capacidad deimposición de la voluntad política delgobierno frente a los otros poderes yfuerzas sociales y en detrimento de undesarrollo de las instituciones represen-tativas y deliberativas y de mercadoscompetitivos, en la perspectiva globalconsistió en una respuesta funcionalfrente a la pérdida de capacidad delestado nacional para decidir políticaseconómicas, cuya formulación le fueexpropiada en su mayor parte, “haciaarriba” y “hacia fuera”, por las escalastransnacionalizadas y supraestatales dedecisión, y “hacia dentro y haciaabajo”, por los poderes privatizados olos fenómenos de desgajamiento delpoder central (Garreton, 1998).

Una consecuencia de ello fue eldeslizamiento en la propia imagenacerca de la naturaleza del orden polí-tico representado por el estado, de suraíz liberal-contractualista como pactode sociabilidad y autogobierno, a su

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núcleo hobbesiano más crudo comopacto de sujeción, con el énfasis pues-to en la necesidad de controlar y orga-nizar la violencia, reducir la capacidaddecisoria a la unidad frente a los peli-gros de disgregación o fractura, las ten-dencias centrífugas del poder y lasamenazas a la vida cotidiana de laspersonas y sus bienes (Dubiel, 1993;Ovejero Lucas, 1997; Piccone, 1996;Taguieff, 1996).

Se trató entonces de una dobletarea: reconstituir o defender un núcleoconstitutivo del orden político -la deci-sión soberana en tiempos excepciona-les-, y garantizar una determinadaracionalidad en el funcionamiento dela sociedad sustentada en la lógica delmercado.

Los procesos hiperinflacionarios deArgentina en 1989 y Brasil a comien-zos de la década de 1990, y la guerrainterna en Perú hacia fines de la déca-da de 1980 (Fair, 2010) fueron tresejemplos claros de condiciones propi-ciatorias para la emergencia de algunaespecie de liderazgo “piloto de tormen-tas” con reminiscencias mesiánicas,con capacidad para el cumplimientode esa doble tarea.

Dicho de otro modo: nos encontra-mos con regímenes democráticosemergentes con sociedades civilesdébiles o incipientes y estados jaquea-dos por fuerzas centrífugas y presionescentrípetas que derivaron en el mejorde los casos, en democracias que nopodían ni pueden resolver la ecuaciónlegitimidad-gobernabilidad. O toma-ban por el camino de la gobernabili-dad, en detrimento de su legitimidad, yhacían descansar esta última sobre las

aptitudes de un liderazgo plebiscitarioo a la inversa, mantenían su legitimi-dad de origen y ejercicio a costa de undebilitamiento y pérdida de su capaci-dad de gobierno.

El decisionismo presidencialistacomo teoría del poder y las distintasvariantes de neoconservadorismopopulista de mercado como contenidoideológico (Pinto, 1996) se presentaronen 1990 como una cabal expresión y almismo tiempo como un intento de res-puesta a dicho dilema.

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a historia reciente de Ecuadormuestra un proceso de luchadescarnada por el poder políti-

co y económico entre líderes, institu-ciones y organizaciones de la sociedadcivil. En esa lucha algunos líderes pare-cen triunfar controlando el gobierno, eldesarme de los partidos políticos y ladesmovilización de la sociedad civil.La Revolución Ciudadana de la manodel Presidente de Rafael Correa halogrado, sin tapujos y sin dudas, romperequilibrios políticos del pasado y re-escribir la historia democrática deEcuador.

Sin embargo, hay tanto cambioscomo continuidades. No hay dudas quela llegada de Rafael Correa al poder hatransformado el escenario político:colapso de los partidos políticos tradi-cionales, nueva Constitución, nuevaAsamblea, etc. Sin embargo, el espíritutransformador de los primeros tiemposparece estancarse.1

El supuesto de este trabajo es quepese al cambio de líderes y partidos hayuna reiteración de prácticas no demo-cráticas, en las cuales se evidencia unainquietante ausencia de modernizaciónen los debates políticos y una débil ins-

¿Cómo controlar a los líderes políticos?Ruth Diamint y Laura Tedesco*

El proceso de la revolución ciudadana ha implicado el surgimiento de un nuevo liderazgo polí-tico y un cambio generacional en las élites políticas. El liderazgo de Rafael Correa evidenciaun fuerte componente de personalismo y reiteración de prácticas no democráticas. Esto ocu-rre en un ambiente de crisis de los partidos políticos y el predominio de la antipolítica.

L

* Ruth Diamint es profesora de la Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires, Argentina. Laura Tedescoes profesora asociada de la Universidad Autónoma de Madrid y el Instituto de Empresa. Ambas co-diri-gen el proyecto Liderazgo, renovación política y prácticas democráticas en América Latina

1 El artículo presenta las principales conclusiones de una investigación más amplia y comparativa queanaliza los desafíos del liderazgo político en América Latina. El rol de los líderes políticos es crucial yaque son capaces de cambiar la historia, modificar tendencias, introducir innovaciones u obstaculizarlos cambios. Partimos de la percepción que en América Latina un gran número de líderes supuesta-mente democráticos y con ansias de grandes transformaciones, una vez en el poder, colaboran paramantener tendencias políticas como la falta de modernización e innovación de los partidos políticos ola permanencia de tradiciones como el clientelismo, el caudillismo, el autoritarismo, el afán de conti-nuidad en el poder y la corrupción. La investigación incluye cinco casos de estudio Argentina, Ecuador,Colombia, Uruguay y Venezuela. Las autoras agradecen a Open Society Institute de Washington DCpor el valioso aporte realizado para llevar a cabo este estudio.

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titucionalidad democrática. El recambiogeneracional ha sido cooptado por elsistema de beneficios y trueques, deni-grando la renovación de la política.Todo este conjunto de condiciones tie-nen una relación directa con la cuestióndel liderazgo.

El artículo presenta brevemente unanálisis de los estudios sobre líderespolíticos y, especialmente, sobre laimportancia del control de los mismos.En segundo término, discutimos algunasideas sobre el populismo y el clientelis-mo político que conforman la culturapolítica latinoamericana. La tercera sec-ción presenta las percepciones que dis-tintos líderes ecuatorianos nos ofrecie-ron frente a los presupuestos de nuestroestudio.2 La cuarta sección analiza lafalta de capacidad de control por partede los partidos políticos lo cual otorgamayor poder al líder. En quinto lugarharemos referencia a la paradójica cir-culación de élites que se ha desarrolla-do recientemente en el Ecuador por laque hay renovación pero dentro deunos parámetros elitistas muy similaresa los tradicionales. Concluimos este tra-bajo proponiendo algunas ideas sobreel liderazgo político en Ecuador, las difi-cultades y los desafíos para mejorarlo ycontrolarlo.

Liderazgo político

La literatura define al líder como unindividuo que tiene, y ejerce, un poderdecisional. Nye afirma que los líderesson aquellos individuos que puedenayudar a la creación de un grupo y a laconsecución de sus objetivos.3 Algunosanalistas sostienen que los líderes sur-gen de capacidades personales quedetentan ciertos individuos, mientrasotros argumentan que es el contexto elque impulsa a un individuo a convertir-se en líder de un grupo de personas.4

El líder no existe sin sus seguidores ysin la relación de liderazgo que estable-ce con ellos. En las entrevistas realiza-das no se mencionaron a los seguidoresa pesar que las crisis presidenciales re -cientes en la región muestran que ellospueden derrocar a líderes incompeten-tes o corruptos.5 Por el contrario, lospolíticos parecen separarse cada vezmás de sus acólitos y se vuelven másdependientes de aparatos clientelares.Estas prácticas incentivan a los políticosa responder de distinta manera a losintereses de los ciudadanos. Respon -derán más eficientemente a las deman-das de los ciudadanos o grupos de ciu-dadanos políticamente “útiles” en lugarde tener en cuenta las demandas de la

176 RUTH DIAMINT Y LAURA TEDESCO / ¿Cómo controlar a los líderes políticos?

2 Nuestra investigación se basa en entrevistas con líderes políticos y sociales. Se realizaron 60 entrevis-tas entre Abril y Junio de 2010. Las autoras agradecen a Juan Pablo Ochoa la realización y desgraba-ción de algunas de las entrevistas.

3 Joseph Nye, The powers to lead, Oxford University Press, 2008. 4 Robert Tucker, “Personality and Political Leadership”, Political Science Quarterly, vol. 92 (3), Fall, pp.

383-393, 1997.5 Aníbal Pérez-Liñán, Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina,

Fondo de Cultura Económica, 2009.

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población generales del conjunto de lapoblación.6

Los seguidores no son los únicosinstrumentos de control de líder. Las ins-tituciones y los partidos políticos tam-bién hacen posible el liderazgo pero, ala vez, deben limitarlo. En la mayoría delas democracias latinoamericanas suce-de justamente lo contrario: el deteriorode los partidos políticos como semille-ros de dirigentes y maquinarias ideoló-gicas es un elemento crucial para enten-der la menor calidad de los dirigentes.Con la debacle de los partidos tambiénse han perdido las ideologías. Las cam-pañas políticas, de acuerdo a un lídersindical entrevistado en Quito, tienenun tinte demagógico y populista que hagenerado una desarticulación de losderechos de los ciudadanos: estamosconstruyendo clientes.7 La tendenciamayoritaria indica que muchos partidospolíticos latinoamericanos lejos de con-trolar a los líderes, los promueven,endiosan y llenan de recursos de poder.

En un interesante estudio sobreliderazgo, Sergio Fabbrini afirma que elpluralismo social, político e institucio-nal, constituye la verdadera esencia deuna democracia liberal. La democraciaplebiscitaria, se defina como se defina,

constituye la negación del pluralismoen cuanto es la expresión de un desor-den social, o la causa de una parálisisdecisional.8 Refuta la base democráticaesencial de la representación política através de los partidos políticos. Recien -temente con la expansión de este tipode democracia plebiscitaria se ha hechocada vez más evidente que el poder delos líderes está en ascenso y que gra-dualmente concentran más recursos ensus manos. De acuerdo con el estudiode Fabbrini, la ascensión de los líderesno amenazaría el funcionamientodemocrático de los gobiernos en tanto yen cuanto los partidos sigan actuandocomo maquinarias de producción deprogramas de políticas públicas queaseguren la coherencia de las mismas,garanticen su coordinación y puedansupervisar su implementación. Esto enun contexto en el que las institucionesdel Estado son capaces de controlarseentre sí y controlar el ascenso del líder.

Los distintos gobiernos democráticosen Ecuador han ido minando la capaci-dad de las instituciones estatales y de lospartidos políticos. La emergencia deRafael Correa muestra la incapacidad dela clase política, la necesidad de cambioy la desarticulación política del país.

ECUADOR DEBATE / ANÁLISIS 177

6 Barbara Geddes, Politician´s Dilemma. Building state capacity in Latin America, University of CaliforniaPress, 1994.

7 Se realizaron 60 entrevistas en Ecuador a Asambleístas, dirigentes de partidos políticos tradicionales, exPresidentes, dirigentes indígenas, funcionarios del gobierno de Rafael Correa, académicos y directoresde escuelas de liderazgo. Las entrevistas son semi estructuradas permitiendo a los entrevistados a expla-yarse sobre distintos temas como sus propias carreras políticas, su ascenso y reclutamiento, su prepa-ración, sus logros y fracasos y sus condiciones para el liderazgo. La segunda parte de la entrevista lespermite analizar procesos políticos actuales y analizar temas como el clientelismo y el populismo. Lasentrevistas fueron desgrabadas y en esta sección se incluye en itálica algunas de la expresiones de losdirigentes.

8 Sergio Fabbrini, El ascenso del Príncipe democrático, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 209.

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Liderazgo y populismo

A fines de los noventa el escenariopolítico en América Latina se modificócon el resurgimiento de líderes denomi-nados populistas. Definiciones de popu-lismo abundan como así también, para-dójicamente, la percepción de que esun fenómeno difícil de definir. La inter-pretación articulada por Gino Germanien los setenta continúa siendo acertada.El populismo era visto como una etapaen la modernización de la región estre-chamente ligada a la incorporación delas clases trabajadoras al escenario polí-tico. Formaba parte, entonces, de lascrisis que provocaban las transforma-ciones modernizantes. Tomando comoparámetro el pensamiento de Germani,Carlos de la Torre ofrece tres categoríashistóricas: el populismo clásico dePerón, Vargas y Cárdenas que surge conla crisis del modelo agro-exportador y elsurgimiento de la industrialización porsustitución de importaciones; el neopo-pulismo neoliberal de Menem, Fujimoriy Collor que es producto del agota-miento del modelo de industrialización;y el populismo radical de Chávez,Morales y Correa que aparece luego delfracaso de las medidas neoliberales.9

Fernando Henrique Cardoso explica alpopulismo como una “forma insidiosadel ejercicio del poder que se define porprescindir de la mediación de las insti-tuciones, del Congreso y de los partidos,y por basarse en la relación directa delgobernante con las masas, cimentadaen el intercambio de dádivas”.10 Estadefinición está en línea con otras quedefinen al populismo como la tendenciade algunos líderes elegidos democráti-camente de reducir el número de acto-res del sistema político que tienen poderde veto y que ejercen control entre losdistintos poderes del Estado.11 Por suparte, Roberts coincide en ubicar alpopulismo en períodos de transforma-ción. Lo define como la movilizaciónpolítica de masas, de arriba hacia abajo,conducida por líderes personalistas quedesafían a los grupos de élite a favor deun pueblo vagamente definido. Explicasu resurgimiento por ser capaz de cana-lizar el descontento social. Esta idea dela permanencia del populismo directa-mente relacionada con la desigualdadeconómica es una constante en los estu-dios más recientes.12

Junto a regímenes populistas, elmapa político latinoamericano presentadiversas izquierdas. De acuerdo al estu-

178 RUTH DIAMINT Y LAURA TEDESCO / ¿Cómo controlar a los líderes políticos?

9 Carlos de la Torre, “Populismo, ciudadanía y Estado de derecho”, en Carlos de la Torre y EnriquePeruzzotti, El retorno del pueblo. Populismo y nuevas democracias en América Latina, Flacso/Ecuadory Ministerio de Cultura, 2008, pp. 23-54.

10 Fernando Henrique Cardoso, “El populismo amenaza con regresar a América Latina”, Clarín, 18-6-2006 citado por Natalio Botana, Poder y hegemonía, Emecé, 2006, p. 27.

11 Patricio Navia e Ignacio Walker, “Political institutions, populism, and democracy in Latin America”, enScott Mainwaring y Timothy Scully, Democratic governance in Latin America, Stanford University Press,2010, pp. 245-269.

12 Kenneth Roberts, “El resurgimiento del populismo latinoamericano”, Carlos de la Torre y EnriquePeruzzotti, El retorno del pueblo. Populismo y nuevas democracias en América Latina, Flacso/Ecuadory Ministerio de Cultura, 2008, pp. 55-73.

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dio compilado por Cynthia Arnson, losresultados del análisis de estadísticasdescriptivas parecen indicar que losregímenes populistas son los más exito-sos en materia de reducir la pobreza yla desigualdad.13 Sin embargo, en lospaíses latinoamericanos con gobiernosde tendencias socialdemócratas, laspolíticas redistributivas se han basadoen políticas fiscales sostenibles en ellargo plazo. Esto significa que el popu-lismo es un atajo que lleva más rápida-mente a una percepción de crecimien-to y redistribución de una riqueza quees efímera. Es más rápido el caminopero menos permanente. Esto es evi-dente ya que los legados re-distribucio-nistas de los populismos clásicos dePerón, Vargas y Cárdenas no perdura-ron en el tiempo. Frente a estas eviden-cias cuesta aún más entender las razo-nes de la permanencia de los populis-mos en la región. Pero este dato tam-bién, paradójicamente, nos ayuda adescubrir algunas de las razones de estapermanencia: los sectores excluidos–política, económica y socialmente-recurren a los líderes populistas que,aún cuando en el largo plazo no resuel-ven las desigualdades estructurales,redistribuyen riqueza y dádivas en elaquí y ahora. La pobreza y la luchacotidiana por la supervivencia losempuja a vivir en el presente. En estecontexto, la lucha por la permanenciaen el poder se libra en el corto plazo.Esto explica en parte la continuidad delas prácticas populistas. En escenarios

de pobreza y desigualdad, el populis-mo es parte de las reglas políticas quemuchos jóvenes dirigentes tienden aaceptar con el fin de alcanzar el podero permanecer en sus cargos.

En regímenes populistas, el discursodel líder es crucial y suele estar formadopor apelaciones a cambios, transforma-ciones, revoluciones y retórica naciona-lista. Articula un argumento de confron-tación y polarización entre nosotros yellos. No es solamente la desigualdadeconómica lo que impulsa el surgimien-to del populismo sino también la polari-zación social y un sentimiento de des-precio por el otro que prevalece entrelos distintos grupos sociales. Se percibeasí como un método de inclusión políti-ca, generador de profundos cambiosque si se miran en espejo con los ma -gros resultados de inclusión social de -muestran ser ineficaces para generaruna auténtica distribución de la riqueza.A pesar de su retórica revolucionaria, elpopulismo no genera cambios profun-dos en las estructuras económicas. Engeneral es una respuesta a cambios yaen desarrollo que activan e incluyeneconómicamente a una parte de lapoblación marginal, ya sea la clase tra-bajadora como en el populismo más tra-dicional o movimientos indígenas en suversión más reciente. El populismo es elarma política que construye una identi-dad a grupos recientemente incluidosen términos económicos. O, puede serel primer paso para lograr la inclusiónpolítica y luego económica. O, final-

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13 Cynthia Arnson, José Jara y Natalia Escobar, “Pobreza, desigualdad y la nueva izquierda en AméricaLatina”, Woodrow Wilson Center Update on the Americas, No. 6, Octubre, 2009.

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mente, ser la única respuesta viable almodelo anterior, altamente excluyente.

El antagonismo que prevalece ensociedades polarizadas y desigualestiende a producir métodos políticos po -pulistas. Puede ser, entonces, considera-do como la venganza política de losoprimidos: donde los otros se convier-ten en gobierno y el desprecio cambiade manos. En este sentido, la democra-cia representativa cohabita con las fuer-zas contrapuestas del populismo y elelitismo.14

Gradualmente, tanto el populismocomo el clientelismo se van convirtien-do en las reglas políticas que ayudan aalcanzar o permanecer en el poder.Desde el punto de vista de los seguido-res, estas prácticas le permiten accedera bienes, beneficios o privilegios a cam-bio de lealtad política. Desde el puntode vista de los políticos, el reparto dedádivas, planes sociales, puestos obeneficios le garantizan estabilidad ensu carrera política. La fórmula le otorgabeneficios a las dos partes y explica laausencia de cambios o innovaciones.

Yo soy el líder

La historia de Ecuador es la historiade sus líderes nos explicó uno de losAsambleístas entrevistados. La mayoría,tanto oficialistas como de la oposición,

coincidieron que el Presidente RafaelCorrea es uno de esos líderes que mar-cará para siempre la historia de Ecua -dor. Uno de los entrevistados afirmóque el fenómeno Correa empezó cuan-do se enfrentó al Congreso y destituyó a57 diputados.15 Parecía entonces queCorrea estaba dispuesto a poner enpráctica el que se vayan todos que habíasido coreado por la sociedad ecuatoria-na en 2005.

El liderazgo de Correa incita a lapolarización y a un debate permanenteque se reprodujo en las entrevistas. Unode los consultados se refirió a Correacomo un ícono que combina el princi-pio y el fin, que promueve pasiones yque se convierte en el centro del uni-verso en el que él decide quién es maloy quién es bueno: se para cada sábadoen el púlpito y lee el evangelio de esasemana.16 Sin duda, Correa despiertasentimientos y opiniones fuertes yenfrentadas. Un cercano colaborador desu gobierno que recientemente se alejó,calificó a Correa como un académicomuy inteligente, muy capaz, con unagran capacidad de liderazgo pero conuna escasa experiencia política que noacaba de entender, ni entendió antes ymenos ahora, que él está ahí porque lasociedad fue generando las condicio-nes. Correa cree ser el factor de cambioy que todo el proceso transformador

180 RUTH DIAMINT Y LAURA TEDESCO / ¿Cómo controlar a los líderes políticos?

14 Benjamín Arditi, “El populismo como espectro de la democracia: una respuesta a Canovan”.Traducción al castellano de este trabajo publicado en Political Studies, vol. 52 (1), 2004, pp. 135-143.

15 En marzo del 2007, el Tribunal Electoral destituyó a 57 diputados del Congreso al entender que ha bíaninterferido con la consulta popular sobre la Asamblea Constituyente que se realizaría en abril. Los dipu-tados habían planteado la expulsión del Presidente del Tribunal Electoral y la inconstitucionalidad delos plenos poderes que tendría la Asamblea Constituyente a formarse luego de la consulta popular. ElTribunal los destituyó con el apoyo del Presidente Correa.

16 Hace referencia al programa de radio semanal que tiene Rafael Correa los sábados por la mañana.

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surgió a partir de su persona. Se le adju-dica una actitud no sólo autoritaria sinotambién necia y prepotente ilustrándolacon frases como: yo soy el líder, yo reci-bí el voto de ustedes, yo sé lo que hayque hacer. La actitud del Presidenterefleja que se está desviando el proyec-to hacia un Gobierno personalista eirresponsable que pone en riesgo elsocialismo de la izquierda moderada.De las opiniones vertidas en las entre-vistas surge que Correa se percibe comoel portador único de la voluntad popu-lar desde un lugar en el cual al otro sólole queda la posibilidad de sumarse o seraislado. A esta actitud se la resumiócomo un clientelismo de dominación.Mientras en la campaña electoral - conel fin de diferenciarse de Noboa que sepresentó como el buen patrón y el bene-ficiario de los pobres- Correa se presen-taba como aquel que encarnaba el odioal patrón; durante su gobierno se con-vierte en ese patrón de hacienda pater-nalista, superior, altivo y generoso.

Está surgiendo un gobierno cliente-lar en el que no hay intentos por cam-biar el patrón de concentración de lariqueza. Había, en muchos de los entre-vistados, una temprana desilusión por loque consideraban una traición a losobjetivos que llevaron a Correa al podery a la construcción de la RevoluciónCiudadana. De acuerdo con uno de

ellos los grupos más acomodados deeste gobierno han ganado mucho dine-ro: en el año 2008 la banca tuvo utili-dades superiores al 20% en dólares. Sibien por un lado se reconocía que exis-te inversión social, por otro, se recalca-ba los problemas de ineficiencia ycorrupción, con escasa promoción departicipación ciudadana y el surgimien-to de la bonocracia17, -el intercambiode bonos por apoyos al gobierno-.Existe, entre alguno de los entrevistados,la percepción de un clientelismo institu-cionalizado muy marcado en el gobier-no y una continuación de formas popu-listas y caudillistas tradicionales.

A pesar de que muchos entrevista-dos sostienen que no existen cambios niinnovaciones, otros puntualizan que,por ejemplo, el clientelismo correísta esdirecto, sin intermediarios. Los partidospolíticos ecuatorianos se caracterizabanpor ser muy territoriales y estructuradoslocalmente más que ideológicamente.Durante el período democrático, lospartidos representaban cada vez más alos intereses locales lo que gradualmen-te los incapacitaba para independizarsede los grupos clientelares locales ygenerar propuestas nacionales. Correarompe con los grupos locales y ejerce suclientelismo de manera directa: mantie-ne las mismas prácticas pero no recono-

ECUADOR DEBATE / ANÁLISIS 181

17 De acuerdo con cifras del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), en junio de 2010,1.684.499 personas estaban habilitadas para cobrar el Bono de Desarrollo Humano que ha sido defi-nido como un beneficio monetario mensual de USD 35 que está condicionado al cumplimiento derequisitos establecidos por el Programa de Protección Social, y que lo reciben los representantes de losnúcleos familiares (madres) que se encuentran bajo la línea de pobreza establecida por el Ministerio deCoordinación de Desarrollo Social de acuerdo a los resultados obtenidos del Registro Social. Verhttp://www.pps.gov.ec/PPS/PPS/BDH/INF/QuienesSomos.aspx. Uno de nuestros entrevistados aseguróque, por ejemplo, el 90% de los pobladores rurales de Cotopaxi recibe el Bono.

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ce grupos locales. Este clientelismo di -recto es simple: usted declara ser pobre,le dan una tarjeta y la tarjeta resuelve elresto de la historia.18 En este escenariolos caudillos locales tienen que nego-ciar con Correa en inferioridad de con-diciones e imposibilitados de mantenersus redes clientelares.

De acuerdo con las cifras del INEC,Instituto Nacional de Estadísticas yCensos, en mayo del 2010 el desempleoalcanzaba el 9.8% y el subempleo el51.3% de la población económicamen-te activa. Pero según uno de nuestrosentrevistados, las personas comprendi-das en estas categorías de empleo ysubempleo, que sobrepasan el 61% dela PEA, pueden ser calificadas comopobres y estarían en condiciones de re -cibir el bono, lo que le daría una clien-tela sumamente amplia al PresidenteCorrea. Una clientela, enfatizó, que nonecesita relacionarse con nadie ya queeste clientelismo establece una relacióndirecta e impersonal.

Muchos de los entrevistados, tantoAsambleístas de PAIS como antiguoscolaboradores del Presidente, mostraronuna profunda desilusión, repetida infini-dad de veces en las entrevistas, por elabandono de los objetivos del proyectoque los llevó a apoyar a Rafael Correa.Uno de ellos consideró que la Asamblease ha convertido en un ring políticodonde ya no hay lugar a debates ydisensos democráticos sino a una puraconfrontación y polarización. Un méto-do político que se reproduce cada sába-

do en los que el Presidente se pelea contodos.

Un cercano colaborador que soste-nía con Correa discusiones antes de lle-gar a la Presidencia, comentaba que elcandidato presidencial consideraba ne -cesario llegar al Palacio de Caron deletpara impulsar los cambios mientras, quenuestro entrevistado sostenía que pri-mero se debían construir poderes alter-nativos para tener la base de poder yapoyo necesarios para ejercer el poderdesde la Presidencia. Por otra parte, lascualidades más positivas mencionadaspor nuestros interpelados refirieron aque el Presidente cree en el recambiogeneracional por lo que en su gobiernose pueden encontrar una gran cantidadde jóvenes funcionarios. Asimismo,Correa ha logrado un liderazgo nacio-nal, algo que fue considerado pormuchos entrevistados como un logropolítico de suma importancia ya que entodos los aspectos Ecuador es un paísdividido entre la sierra y la costa, lourbano y lo rural. Otro logro del Presi -dente es, de acuerdo a nuestros infor-mantes, que el Gobierno tiene un altosentido social y produce, en ese sentido,un cambio importante.

Personalismo vs. Instituciones

Varios de nuestros entrevistadoscomenzaron admirar a Correa desde supaso por el Ministerio de Economía yFinanzas bajo la Presidencia de AlfredoPalacio en el 2005. Su capacidad de

182 RUTH DIAMINT Y LAURA TEDESCO / ¿Cómo controlar a los líderes políticos?

18 Hace referencia a la distribución del Bono de Desarrollo Humano que se realiza con una tarjeta elec-trónica a través de cajeros automáticos.

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liderazgo se hizo clara en este cargo yalgunos destacaron su alto sentido desoberanía del país. Al renunciar alMinisterio, Correa queda instaladocomo un líder político con capacidadpara lograr que Ecuador se convierta enun país soberano. Se va instalando gra-dualmente la idea, como registramospor los dichos de nuestros entrevistados,que él era la solución para el país. Enesta frase es, quizás, donde se va per-diendo la innovación política quepodría haber traído un joven político,casi un outsider, como Rafael Correa.

La percepción que nos ha quedadoluego de las entrevistas es que muchoshan percibido a Correa como la solu-ción; concentrando en una persona, ensu capacidad de liderazgo, en su pensa-miento político las posibilidades decambio en Ecuador. Estos mismos parti-darios, cinco años más tarde, acusan aCorrea de personalismo, autoritarismo,caudillismo, sin asumir la responsabili-dad y la participación que han tenido enla construcción del personaje. Correafue la solución y muchos lo ayudaron aencumbrarse en un poder altamente per-sonalizado; ahora este personalismo deCorrea es el problema. Los mismos quecontribuyeron al ascenso de este líderdescubren ahora los problemas de estetipo de liderazgo. Además, nos reitera-ron en numerosas ocasiones que lareconstrucción del sistema de partidospolíticos no forma parte de la solución,desconociendo el papel de control quese puede establecer a través de estas ins-tituciones políticas.

Un líder sin control

Muchos líderes políticos tienen unfuerte rechazo a los partidos políticos.

Uno de ellos fue contundente los parti-dos políticos ya no existen y continuóafirmando que sólo Madera de Gue -rrero, Izquierda Democrática y Socie -dad Patriótica intentan resucitar. Sor -prendentemente, una joven funcionariadel gobierno fue una de las pocas per-sonas que planteó que los partidos polí-ticos son una deuda pendiente y que eranecesario que los partidos tradicionalesse re-estructuren teniendo en cuenta loscambios producidos en la sociedadecuatoriana en los últimos 10 años.

La Constitución del 2008 establecióla reforma de los partidos políticos ynuevas normas para su re-inscripción.Todos los partidos tienen que volver aempezar. Para algunos esto puede seruna oportunidad pero para otros, aque-llos que han ido perdiendo fuerza,popularidad y credibilidad, significa sucasi segura desaparición. Un dirigentede los partidos que están en baja expre-só que estaban saliendo de 4 años deinactividad sosteniéndonos práctica-mente en una cuerda. Otro conductorsostuvo que los partidos políticos hansido muy débiles, con escasa penetra-ción en la sociedad por lo que los elec-tores han podido moverse de un partidoa otro. Salvo una pequeña proporciónde ecuatorianos, no existe un electorideológico. Una autoridad partidariaopinó que en los mejores momentos desu partido político, el 90% de los elec-tores eran clientelares, estaban a laexpectativa de un premio o beneficiopor pertenecer y votar a esa agrupación.Casi con unanimidad, los dirigentes delos partidos tradicionales expresaroncomo un error y fracaso la falta de capa-citación y de formación que los partidosofrecían a sus militantes. Así lo explica-

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ban: aquí cualquiera puede ser líder deeste partido, de esta organización, perono me van a pedir a mí que yo les hagalíderes a ustedes y yo me retiré de mipuesto, si ustedes quieren lo que yo ten -go, ganen. Esto más o menos demuestrala forma de pensar, no te formo, no tepreparo y ahí te quedas, entonces yodiría que puede haber habido una dosisde egoísmo, otra el hecho de que laspreocupaciones eran más sobre el día adía antes que ver un futuro, estructuran-do líderes. Los líderes no querían formara los que más tarde podían destronarlos.

En este contexto de escasa o nulaformación por parte de los partidos, undirigente expuso sin tapujos que la per-tenencia a una élite económica capazde financiar estudios en el extranjeromarca diferencias entre la élite política:el político que se ha hecho desde muyjoven tiene habilidades para el pacto, elacuerdo, tomar posiciones, pero a nivelacadémico si no ha hecho ningúnesfuerzo adicional, es un ser bastantemediocre, entonces le dan un proyectode ley y no entiende, tiene que buscarasesores; en cambio otro que ha estu-diado dice “yo ya conozco” y avanza,esa es la diferencia.

Contaba un dirigente que elPresidente ha satanizado la política y alos políticos y que actualmente muchoslíderes repiten incansablemente yo nosoy político. Esto hace que haya unaausencia casi total de actividad porparte de los partidos y que, en general,los líderes promuevan el discurso de laanti-política como es el caso de Correay como fue el caso de Gutiérrez. Esnecesario recordar que el mismo Correadespreció a los partidos, presentándosesolo, sin partidos y sin candidatos legis-

lativos. Era de esperar, entonces, que uncandidato que minimizó de tal manerala importancia de los partidos continua-se con esta lógica una vez elegido.

Cierto es que la debacle de los par-tidos políticos estuvo también directa-mente relacionada a la falta de transpa-rencia, a entender a la política como untráfico de influencias y privilegios paraun sector de la sociedad y a la falta deinstitucionalización, rasgo que afectóno sólo a los partidos sino también alEstado.

En este contexto de desarticulaciónde los partidos políticos, la reforma delos mismos que establece la Cons titu -ción significa empezar de cero lo queha sido, en términos generales, bienve-nido por la mayoría de los entrevistadoscon la excepción de unos pocos diri-gentes que se encuentran todavía aferra-dos a estructuras del pasado.

Cambios para que nada cambie

La teoría tradicional sobre circula-ción de élites, basada en los estudios deGaetano Mosca, Wilfredo Pareto yRobert Michels, la interpreta como unacaracterística permanente ya que es larespuesta a la aparición de fuerzassociales que representan nuevas ideas eintereses. Este proceso de circulación deélites es constante, dinámico por natu-raleza, se corresponde con transforma-ciones sociales, políticas y económicas,y se experimenta en el largo plazo.

En Ecuador la desaparición de lospartidos políticos y el surgimiento deRafael Correa en la escena política pro-movieron un recambio de élites impor-tante pero reproduciendo la falta decapacidad, el desconocimiento de la

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gestión pública y las prácticas clientela-res del pasado. Por ejemplo, en laAsamblea Constituyente del 2007, el75.5% de los asambleístas entrevistadosnunca había ejercido un cargo de repre-sentación popular; el 79.6% nuncahabía tenido un cargo partidario y el85.7% nunca había ejercido comodiputado.19 La mayor parte de losAsambleístas había iniciado su carrerapolítica en un movimiento estudiantil(37.8%). Sólo el 34.7% la había inicia-do en un partido político y el resto conporcentajes menores al 10% en movi-mientos sociales, el movimiento indíge-na, organizaciones gremiales y gruposreligiosos. El 45% de los asambleístasde PAIS sostuvo que su elección fuesimplemente un arrastre por el líder delpartido.20

En cuanto a la preparación profesio-nal, la Asamblea muestra unas propor-ciones muy parecidas a las legislaturasanteriores: el 50% de los asambleístascursó estudios universitarios de gradosuperior, el 38.8% realizó posgrados delos cuales el 43.7% los realizó en elextranjero. La Asamblea presenta unimportante grado de elitismo ya que latasa de matriculación para el nivel supe-rior de la educación es muy baja llegan-do sólo al 11% en el 2001.21 El 46.9%de los asambleístas ejercen profesionesliberales; el 23.5% había desempeñadocargos en la administración pública y el15.3% en la empresa privada.

A pesar de este elitismo, la Asam -blea de 2010 presenta un panorama derenovación: el 54.8% de los Asam bleís -tas no tenían cargos públicos ni electo-rales con anterioridad; 8.8% habíansido reelegidos una vez; 4.8% fueronreelegidos dos veces y no se registraronAsambleístas reelegidos más de dosveces. Esta renovación no parece habersido completa ya que las prácticas polí-ticas de antes persisten. En general,cuando enumeraban las innovacionesde la Asamblea se mencionaba la trans-parencia por la página web y por lassesiones abiertas. Uno de los problemasque se vislumbra con esta renovación esel grado de improvisación y la falta decapacitación de los legisladores. Lasentrevistas mostraban casos paradójicoscomo el caso de un Asambleísta quetoda su vida había trabajado en derecholaboral y que no integra la comisiónlaboral porque los compañeros deAlianza PAIS pensaron que iba a opacara los demás compañeros. Está entoncesaprendiendo sobre temas de seguridadciudadana y desaprovechando todo suconocimiento sobre derecho laboral enuna Asamblea donde lo que justamenteno sobra es la experiencia legislativa.

En definitiva, podemos afirmar quehay una circulación de las élites, pero laAsamblea sigue siendo un ámbito elitis-ta. Esta circulación no se ha traducidoen una transformación profunda de lasprácticas políticas. La política parece

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19 Flavia Freidenberg, “¿Renovación o Conti nuismo? Actitudes, valores y trayectoria de la clase políticaecuatoriana”, en Ecuador Debate 75, Diciembre del 2008, pp. 131-146.

20 Ibíd.21 Viteri Díaz, G., “Situación de la educación en el Ecuador” en Observatorio de la Economía

Latinoamericana, Número 70, 2006. En http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/index.htm.

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moverse, entonces, en una jaula de hie-rro con circulación pero sin cambios.

Conclusiones

Un líder personalista que concentrael poder, una sociedad civil activa perodesorganizada y profundamente polari-zada, desigualdades económicas y unaoposición desmembrada son caracterís-ticas comunes de las democracias lati-noamericanas con las excepciones deCosta Rica, Brasil, Chile y Uruguay. Apesar de que este modelo político no hapodido resolver los problemas de exclu-sión económica y social, los dirigentespolíticos insisten con él y los seguidoreslo aceptan.

En general, los dirigentes entrevista-dos creen que la concentración de po -der es necesaria para garantizar la go -bernabilidad democrática. Sin embargo,los liderazgos en la región muestran otrarealidad: los liderazgos fuertes impulsanla polarización de la sociedad que,finalmente, exacerba la incertidumbre yla ingobernabilidad; mientras que lide-razgos colectivos, controlados eficiente-mente por las instituciones formales,mejoran la gobernabilidad. Los casos deChile y Uruguay han sido los ejemplosmás mencionados de liderazgos colecti-vos y gobernabilidad. Por lo tanto, cree-mos que, contrario a lo que sostienenlos políticos entrevistados, la evidenciamuestra que cuanto mayor es la con-centración de poder, aumenta la polari-zación y la gobernabilidad decrece.

Sin duda, el Presidente Rafael Correaacertó en utilizar a la denominada parti-docracia como el enemigo a derrotar y

el discurso de la anti-política se transfor-ma, una vez en el poder, en “cambiartodo para que nada cambie”. Los cam-bios no pueden pasar por la visión o elcarisma individual sino más bien por unconjunto de dirigentes que interpretan elliderazgo de manera colectiva y demo-crática. Lo importante es construir res-ponsabilidad democrática y eficiencia(democratic accountability and effi-ciency) en las acciones y prácticas polí-ticas que sean el producto de la inter-pretación de los problemas y necesida-des del país y la elección de los mediosmás apropiados y menos costosos paramejorar la situación. Para esto, creemosque es necesario líderes que re-politicendemocráticamente la política, esto es,una dirigencia democrática que fomenteel juego entre partidos políticos, armeconsensos sobre las políticas básicas delEstado, promueva la participación de laciudadanía, proteja la libertad de comu-nicación, informe sobre sus acciones yrespeten la alternancia política. Estoscambios no pueden depender de lavoluntad de un individuo. No es nuestraintención cambiar un liderazgo “malo”por uno “bueno”, sino impulsar la cons-trucción de liderazgos democráticoscolectivos, basados y controlados porciudadanos e instituciones formales.Creemos que los liderazgos personalis-tas lejos de innovar, obstaculizan loscambios y explican el estancamientopolítico. Por supuesto que existen indivi-duos carismáticos capacitados paraimpulsar cambios positivos pero quere-mos enfatizar la construcción de lideraz-gos democráticos racionales más que lamagia política.

186 RUTH DIAMINT Y LAURA TEDESCO / ¿Cómo controlar a los líderes políticos?

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RESEÑAS

DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN Y SOCIALISMO

Miriam Lang y Alejandra Santillana (compiladoras)Fundación Rosa Luxemburg, Quito, 2010, 197 pp.

Miguel Ruiz Acosta1

A mi parecer, los grandes lemas se anuncian a veces prematuramentey con poca visión. Muchas veces, una mirada atrás nos permite evitarel riesgo de confundir los ideales proclamados con la realidad exis-tente, para así librarnos de la consiguiente repetición de los erroresdel pasado

Klaus Meschkat

l propósito de estas líneas escomentar brevemente algunosaspectos de un libro que reco-

ge las ponencias y conclusiones delseminario “Demo cracia, Participación ySocialismo” con el cual fue inauguradarecientemente la oficina andina de laFundación Rosa Luxemburg en Quito.Dicho texto, compilado por MiriamLang y Alejandra Santillana reproduceen su título el nombre del seminario, alcual se agrega el subtítulo “Bolivia,Ecuador y Venezuela”, ya que en tornoa los procesos políticos recientes de

estos tres países giraron buena parte delas intervenciones del evento que dioorigen al libro.

Las reflexiones que contiene desbor-dan con mucho el marco de los paísesreferidos pues, además de recoger aná-lisis sobre Cuba y Colombia, tambiénversa sobre temas más generales y decarácter muy diverso como los debatessobre la plurinacionalidad, el pensa-miento de Rosa Luxemburg, las razonesdel fracaso del llamado “socialismoreal” en Europa del Este, así como lasdiscusiones sobre la ciudadanía y el

E

1 Estudiante del Doctorado en Estudios Latinoamericanos, UNAM e investigador invitado en FLACSOEcuador.

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papel de los movimientos indígenas enlos procesos constitucionales latinoa-mericanos contemporáneos.

Pese a la diversidad de temas abor-dados, hay algunas inquietudes más omenos generales en la mayoría de lostextos, como una que centra su miradaen torno a las relaciones y tensionesexistentes entre los impulsos popularesde cambio y los nuevos marcos jurídi-cos e institucionales que han resultadode ellos; o aquella otra que problemati-za las complejas relaciones entre demo-cracia y socialismo desde distintos án -gulos: desde la historia europea, desdelas coyunturas actuales, pero tambiéndesde las perspectivas de la lucha porvenir.

A mi juicio, la principal virtud deltexto es que logra recoger algunas de laspreguntas clave que la dinámica socio-política latinoamericana reciente pusosobre el tapete. Preguntas que, si bienrequieren del concurso de la teoría, sólopueden ser cabalmente contestadas porel devenir de la lucha social que se des-pliega en múltiples dimensiones: desdelas locales hasta las planetarias, dealcance civilizatorio.

Por ejemplo, en el sugerente artícu-lo del historiador alemán Klaus Mesch -kat sobre las relaciones entre la TerceraInternacional y América Latina se plan-tean interrogantes como la siguiente:¿Cómo puede una revisión del pasadodel movimiento revolucionario deAmérica Latina contribuir a encontrar lajusta medida para lograr una mejor eva-luación de los progresos y riesgos actua-les? O aquella otra planteada por elsociólogo cubano Aurelio Alonso, quiense pregunta sobre los alcances y límites

de una democracia de tipo participativoen contextos en donde no existe unasoberanía efectiva (política, económica,alimentaria, etc.); una soberanía decarácter sostenido, como en el caso lati-noamericano, en virtud de su situaciónde dependencia estructural respecto delmercado mundial. O aquél otro conjun-to de preguntas de carácter aún másgeneral, pero no por ello menos apre-miantes que nos lanza el hasta hacepoco Viceministro de Planificaciónestratégica de Bolivia, Raúl Prada: ¿Quées el socialismo? ¿Es posible realizar esautopía? ¿Se ha realizado en las comuni-dades indígenas? ¿Podemos renunciar alsocialismo, sin renunciar a la vez anuestro más caro deseo de igualdad?

Estas y otras muchas interrogantesson planteadas a lo largo de los trabajosque integran el volumen. Y, pese a quecomo dice el propio Prada, muchas deellas no tienen una respuesta inmediata,el haberse plantado ese conjunto deinquietudes que hasta hace poco habíanpasado a segundo plano en el debatepolítico latinoamericano y mundial,constituye un valioso esfuerzo en laardua tarea de la construcción de alter-nativas al orden despótico del capital elcual continúa extendiendo sus dominiosa cada vez más rincones del planeta.

Sin embargo, como varios de losautores de las ponencias reconocen, loscontenidos del debate sobre la transi-ción a un orden pos capitalista y elgrado de complejidad con el que se lesaborda son muy desiguales en cada unode los países o regiones de que se trate.Así, en los países europeos, la discusiónes inseparable de la evaluación de lasdiferentes experiencias históricas de los

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llamados “socialismos reales”, comoqueda demostrado en los abordajes querealizan Miriam Lang (una de las com-piladoras del libro y directora de la RosaLuxemburg en el área andina) y MonikaRunge, quien nos narra desde su expe-riencia personal los demenciales meca-nismos de persecución política que eranparte constitutiva de la RepúblicaDemocrática Alemana y de muchosotros países de la Europa del Este quecopiaron en mayor o menor medida elmodelo soviético. Lamentablemente, noson mencionados aquellos intentos(sofocados por la URSS) de construirvías diferentes a las soviéticas como lasque protagonizaron estudiantes y traba-jadores en la Hungría y la Polonia de1956 o en Checoeslovaquia en 1968,por no mencionar la vía yugoeslava apartir de los cincuenta. Si bien talesexperiencias fueron derrotadas o nolograron escapar del todo de las prácti-cas de tipo estalinistas como en el casoyugoeslavo, bien valdría la pena unamirada retrospectiva sobre aquellos ele-mentos de democracia radical y auto-gestionaria que se estaba comenzando adesplegar y fueron cortados de tajo porla intervención de la Unión Soviética.

Otro es el caso de Cuba, que actual-mente atraviesa por un momento cru-cial, pues están comenzando a ponerseen marcha un conjunto de reformas queseguramente redefinirán el destino de laisla. Allí, el debate sobre el socialismo,que es cada vez más abierto y sin res-tricciones, parece estar centrado en lasdisyuntivas que enfrentan los cubanosante una crisis económica cada vez másacuciante que en los últimos tiemposcomienza a adquirir visos de crisis de

legitimidad. El punto de partida para eldebate es señalado por Aurelio Alonso,para quien lo que Cuba ha venido expe-rimentando desde los orígenes de laRevolución en 1959 es una larga transi-ción con orientación socialista. Unatransición cuya mayor virtud ha sido laconquista del ejercicio de la soberanía,siempre amenazada por la potenciaimperial que no ha perdido oportunidadpara atacarla. Según Aurelio Alonso,uno de los principales desafíos queenfrenta Cuba además de los relaciona-dos con el estancamiento de sus fuerzasproductivas, es la superación de larémora que representa una instituciona-lidad que fue calcada en buena medidadel sistema soviético. A esto se agreganotros problemas no menos importantescomo el incremento de las desigualda-des sociales, fruto de las reformas decarácter cortoplacista a las que se vioempujado el gobierno durante el llama-do período especial. Para Alonso, quienes subdirector de la revista cubana Casade las Américas, el reto que enfrentan esde dimensiones mayúsculas, pues lahuella que dejó la crisis de los noventay las medidas que se implementaronpara afrontarla marcaron profundamen-te no sólo el bolsillo, sino las expectati-vas y creencias del pueblo cubano. Perotambién se vislumbra la crisis comooportunidad, siempre y cuando las re -formas emprendidas hagan partícipes(de manera auténtica y no sólo retórica-mente) a la mayoría de los cubanos, locual se podría extender al resto de lasexperiencias de transformación socialen curso. En este punto, Alonso es cate-górico: El socialismo, en tanto no seacapaz de generar dispositivos sosteni-

ECUADOR DEBATE / RESEÑAS 191

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bles de poder popular, puede crear unespejismo de victoria cifrado en logrosde justicia y equidad que, aun siendoobvios, no impiden que el sistema seasiempre vulnerable, ya que el déficit dedemocracia tiende a convertirlo en sucontrario: un sistema estamentario. Noes posible consolidar un poder “para elpueblo” si el poder no está en el pueblo.

Esta misma premisa es la que animóa los participantes venezolanos a cen-trar sus exposiciones en torno a la cons-trucción del poder popular, que se estánutriendo de las diversas experienciasde participación que se han ido desa-rrollando a la par que el proceso boliva-riano liderado por Chávez desde hacepoco más de una década. En el libroestán recogidos dos testimonios relacio-nados con este problema crucial. Por unlado, en la ponencia de Julio Chávez,diputado del PSUV y ex alcalde delMunicipio Torres de Carora, en elEstado de Lara, se presentan diferentesmomentos en la construcción de unpoder popular de escala municipal. Ensintonía con el proceso constituyentevenezolano (proceso que va más allá dela Asamblea de 1998 y se prolongahasta el presente mediante la construc-ción de una nueva institucionalidad), enCarora se impulsó la realización de unaAsamblea Municipal Constituyente, queconvocó a líderes barriales, miembrosde los comités de salud, de las misionessociales, campesinos, etc. para la discu-sión y aprobación de nuevas ordenan-zas municipales. Esta fue una experien-cia pionera en el ámbito local. A laAsamblea le siguió la definición del pre-supuesto participativo y, más reciente-

mente, la experiencia de las llamadasComunas Socialistas, que tienen comouno de sus objetivos básicos, el redise-ño de la territorialidad político-adminis-trativa anterior, y la construcción deterritorios comunales con gobiernos co -munales, tanto en áreas urbanas comorurales. En este sentido, Julio Chávez esenfático al señalar que el objetivo cen-tral de tales procesos es de carácter polí-tico, y no tecnocrático: es preferiblepara nosotros equivocarnos con lagente, que acertar sin la gente, sostiene.

De manera similar, Yanahir Reyesreflexiona sobre un proceso de educa-ción popular del cual formó parte como“activadora comunitaria” en la capitalvenezolana. Los orígenes de esa expe-riencia se encuentran en una organiza-ción feminista de carácter espontáneoque convocó a mujeres de sectorespopulares con la finalidad de estableceruna escuela de tipo informal para cuidary jugar con niños y adolescentes que seencontraban por fuera de los espacioseducativos oficiales. Más adelante, elproyecto fue presentado al Ministeriodel Poder Popular para la Educación,solicitándoles su apoyo. Para Yanahir, adiferencia de otras voces que ven eneste tipo de articulaciones entre los pro-yectos surgidos desde abajo y las políti-cas de Estado solamente un intento decooptación de las organizaciones popu-lares, no parece haber contradicción delos objetivos, lo cual no le impide ver ladimensión y complejidad de lo que estáen juego, como cuando sostiene: Elpoder popular debe definir claramentela lucha de clases, que recoge las con-secuencias de la gran exclusión, discri-minación, opresión, explotación y frag-

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mentación de la sociedad. Las organiza-ciones, al tiempo que maduran sus polí-ticas para sus propias luchas, debenabrir espacio en sus visiones a la impor-tancia de juntar todas las luchas y orga-nizar plataformas de articulación paraapuntar a lo nacional, e incluso a loregional (entre países). Estos dos ejem-plos nos muestran claramente que losllamados del presidente Chávez a discu-tir sobre el socialismo y sobre el poderpopular han ido mucho más allá de laretórica y están encarnando en losdebates que se despliegan en diversosámbitos de la sociedad venezolana.

Por su parte, el debate bolivianoparece estar centrado en las consecuen-cias y posibilidades que se abrieron apartir del resquebrajamiento del Estadode tipo colonial, que hasta hace muypoco tiempo tenía prácticamente veda-da la incorporación sustantiva de lasmayorías indígenas a la gestión del apa-rato estatal. Allí, lo que se está discu-tiendo es la urgente necesidad de conti-nuar con la descolonización del Estadoy la paralela construcción de un nuevoordenamiento de tipo plurinacional ycomunitario. Al igual que en Venezuela,se parte del reconocimiento de que lacrisis estatal se debió a la emergencia deluchas populares que se fueron encade-nando una tras otra durante los últimostiempos. Un primer resultado de aque-llas fue el doble movimiento de llevar aun líder indígena a la presidencia de laRepública y la aprobación de unaConstitución que recogió gran parte delas demandas de las organizacionessociales. Ahora, los bolivianos enfrentanel reto de ir dando forma a un proyectoencarnado en la Constitución el cual, a

decir de Prada, descansa en tres mode-los: un modelo de Estado, uno territorialy otro económico. Esos modelos conju-gan (no sin contradicciones) la aspira-ción de plurinacionalidad, la lucha porlas autonomías y la búsqueda de unaeconomía que por lo pronto ha sidodenominada como social-comunitaria,pero que algunos bolivianos logran atis-bar como la semilla de una alternativaal capitalismo, tal como lo reconoce elmismo Prada: Teniendo en cuenta esteproceso revolucionario y esta revolu-ción en proceso, quizá la tarea másfuerte es construir la alternativa al capi-talismo.

Evidentemente, semejante tarea estállena de obstáculos, algunos de los cua-les no provienen de los ataques de losenemigos del proceso, sino de las diná-micas de los protagonistas del mismo,como parece sugerir Isabel Domínguez,una líder indígena que fue la dirigentede la Federación de Mujeres BartolinaSisa, quien llama la atención sobre lareproducción de muchas de las prácti-cas y vicios del Estado colonial entre losnuevos miembros (indígenas y mestizos)de la burocracia boliviana y convoca asus compañeros a superar la borracheradel poder. Domínguez también adviertesobre el proceso de desgarramiento dela unidad que se había alcanzado entrelas principales organizaciones popula-res bolivianas, que ha sido reemplazadopor la incondicionalidad de un grupomás reducido de organizaciones con lasdirectrices del nuevo gobierno. No porello deja de reconocer que una transfor-mación profunda está todavía algolejos, aunque los caminos ya estánabiertos…

ECUADOR DEBATE / RESEÑAS 193

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Finalmente, tenemos el ¿debate?ecuatoriano. Éste, al igual que los ante-riores, es la expresión del grado de pro-fundidad del proceso de transformaciónen marcha. Y, a diferencia de los ante-riores, parece encontrarse aún en etapasde maduración temprana, una de cuyasexpresiones es la inexistencia de unauténtico campo de discusión que invo-lucre a la mayoría de los ecuatorianos.Lamentablemente, acá pareciera que loque aún prima es una especie de diálo-go de sordos en donde las voces delcampo popular no sólo están desarticu-

ladas, sino en muchos casos ausentes;mientras que la dirigencia del proceso,encarnada en el Presidente, tampoco hacontribuido mucho para la construcciónde espacios de verdadero debate, locual es una de las premisas fundamen-tales en la lucha por el ejercicio de lademocracia, la participación y, en últi-ma instancia, el socialismo. Es por elloque coincidimos con una de las conclu-siones planteadas hacia el final del libropor Raúl Prada; de lo que se trata espensar el gobierno en términos multitu-dinarios.

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enguel, inmensa propiedad deorigen colonial localizada entrelas provincias de Guayas y el

Oro fue entre 1880 y 1930 una hacien-da cacaotera y luego, desde la comprapor parte de la United Fruit en 1934 sevolvió un enclave bananero. Se deberecordar que la noción de enclave fueampliamente utilizada por las cienciassociales en América Latina para caracte-rizar a la organización social y produc-tiva de minas y plantaciones controla-das por el capital extranjero. Los encla-ves bananeros, muy comunes en Amé -rica Central en el siglo XX, fueron retra-tados por Carlos Luis Fallas en MamitaYunai y Miguel Ángel Asturias en Losojos de los enterrados, novelas realistasque narraron la presencia y los conflic-tos con la United Fruit en Costa Rica yGuatemala, respectivamente. Estos rela-tos literarios presentaron la naturaleza

opresiva de la transnacional a trabaja-dores y campesinos; y claro, también enCien años de soledad, la célebre novelade García Márquez, la United Fruit apa-reció en el mítico Macondo.

Steve Striffler realiza un detalladorecorrido desde la implantación de laUnited Fruit en la costa sur ecuatoriana,los conflictos con los campesinos exter-nos a la hacienda, la organización sin-dical de los trabajadores, la crisis pro-ductiva a fines de la década de 1950que culmina en la desintegración de lahacienda después de 1962. Y finalmen-te, la transformación del sector banane-ro de la costa sur por medio de la agri-cultura de contrato con posterioridad a1970 cuando la producción dejó de serhecha directamente por las transnacio-nales bananeras. Sustentado en ampliasfuentes documentales y numerosasentrevistas con ex trabajadores del

IN THE SHADOWS OF STATE AND CAPITAL. THE UNITEDFRUIT COMPANY, POPULAR STRUGGLE, AND AGRA -RIAN RESTRUCTURING IN ECUADOR, 1900-1995

Steve StrifflerDuke University Press, Durham & London, 2002, 242 pp.

Hernán Ibarra

T

Page 196: Ecuador Debate 82

enclave, empresarios agrícolas, campe-sinos y trabajadores bananeros, In theShadows of State and Capital es unvibrante relato sobre las relaciones entrelos procesos de producción, los conflic-tos y la intervención del Estado en unasituación histórica dinámica. En estareseña he optado por realizar una sínte-sis de sus principales análisis y datosque son novedosos y sorprendentes.

La instalación de la United Fruit enel Ecuador estuvo precedida por unadisputa con otros capitales transnacio-nales y el mal de Panamá que afectó susplantaciones en América Central. Esimportante considerar –como lo haceStriffler– que el Estado ecuatoriano seconvirtió en un terreno de disputa entorno a los intereses que implicaba elestablecimiento de la transnacional ba -nanera en la década de 1930. La exten-sión nominal de Tenguel era de 100.000hectáreas, pero la United Fruit donó alEstado ecuatoriano 80.000 hectáreasmontañosas. El dominio efectivo de lahacienda era de 22.000 hectáreas. Elcentro poblado donde funcionabaTenguel tenía una iglesia, viviendas paralos empleados administrativos y los tra-bajadores, un hospital, cines y tiendaspara abastecimiento de alimentos; unferrocarril interno comunicaba las dis-tintas secciones de la hacienda con unpuerto. A fines de la década de 1940empleaba alrededor de 2.000 trabaja-dores, una parte de ellos fue reclutadafuera de la zona, junto a empleadosadministrativos, técnicos y profesiona-les. A mediados de los años cincuenta yen los períodos de mayor actividadempleaba a cerca de 3.500 trabajado-res. En el contrato colectivo suscrito en

1959, figuran alrededor de 1.200 traba-jadores. Entre 1930 y 1960, la haciendaTenguel articuló y dinamizó mercadosregionales y redes de transporte, lo quecuestiona la imagen tradicional de losenclaves como circuitos cerrados ycarentes de conexiones con el exterior.Cuando el banano se convirtió en losaños cincuenta en un rubro dominantede las exportaciones agrícolas ecuato-rianas, la producción de Tenguel repre-sentaba el cinco por ciento de las expor-taciones bananeras.

Los trabajadores de la United Fruitganaban buenos salarios pero la empre-sa tenía mucho empeño en vigilar laposibilidad de que éstos pudieran for-mar organizaciones laborales. Además,la hacienda tenía una policía privada,mientras que la policía nacional seencontraba en Balao, en los límites de lapropiedad. El pago de altos salarios y laoferta de bienes de consumo a bajosprecios en sus almacenes, parece habersido una respuesta a la posible interven-ción estatal y dar un trato diferente alque se ofrecía a los trabajadores de lasplantaciones bananeras centroamerica-nas. Los modos de sociabilidad del per-sonal tales como clubes separados paraempleados administrativos, trabajadoresespecializados y trabajadores agrícolastambién eran fomentados por la admi-nistración. El establecimiento de los tra-bajadores con sus familias completabael cuadro de Tenguel como un centropoblado administrado al margen de lapresencia estatal. En suma, la clásicaimagen de un “company town”.

Ante la posibilidad de que surja unaorganización laboral, la empresa creóuna organización proclive a ella. El desa-

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rrollo del sindicalismo y la legislaciónlaboral en las décadas de 1930 y 1940constituían amenazas para una empresade capital norteamericano que tenía unaalta concentración de trabajadores. Elsindicato controlado por la hacienda fun-cionó hasta fines de los años cincuentacuando empezaron los despidos a conse-cuencia del mal de Panamá que afectólos cultivos. En una nueva situación conla restricción de los servicios y el dete-rioro de las condiciones laborales, sehicieron presentes la FederaciónProvincial de Trabajadores del Guayas ylos abogados del Partido Comunista.Además, la coyuntura de la revolucióncubana en 1959 y la elección de VelascoIbarra en 1960 crearon un entorno favo-rable a la reivindicación y demanda dereforma agraria y la crítica a la UnitedFruit. Precisamente, en la campaña elec-toral de 1960, el contendor de VelascoIbarra fue Galo Plaza, quien había escri-to junto a Stacy May The United Fruit inLatin America, un libro favorable a laempresa. En marzo de 1962, la haciendafue invadida por los trabajadores, unhecho de amplia repercusión que fueregistrado en unas crónicas de la perio-dista alemana Lilo Linke.

Si bien la hacienda pretendía tenerclaros sus límites territoriales, existíanzonas ocupadas por campesinos quecuestionaban la propiedad. Estos fueronlos casos de la comuna Mollepongo y laColonia Agrícola Shumiral. La comunaMollepongo disputaba 2.000 hectáreasy fue un largo conflicto entre fines de losaños treinta y mediados de los años cin-cuenta. Este conflicto evidenció la natu-raleza fragmentaria del Estado puestoque los campesinos de Mollepongo

tuvieron la capacidad de crear vínculoscon funcionarios estatales que estaban asu favor y en contra de la transnacional.Como postula Striffler: “Es la naturalezade la presencia del Estado, no su ausen-cia, lo que necesita explicación” (p. 79).De modo que la penetración del capitalextranjero siempre tuvo que toparse conel carácter contradictorio de las institu-ciones estatales. La comuna de Molle -pongo contó con la ayuda del TenientePolítico de Balao y el apoyo de funcio-narios del Ministerio de Previsión Socialen circunstancias difíciles, y en su dis-puta obtuvieron finalmente 3.000 hec-táreas que fueron legalizadas en 1955.El caso de Shumiral era diferente, se tra-taba de ex trabajadores de Tenguel quehabían ocupado una sección del nores-te de la hacienda cerca de las estriba-ciones de la cordillera. El litigio de loscampesinos de Shumiral iniciado en1955 concluyó en 1960 cuando la Uni -ted Fruit aceptó vender 2.500 hectáreasa un precio simbólico. Esta contienda sefundamentó en que las tierras margina-les de Tenguel eran terrenos baldíos. Loscasos de Mollepongo y Shumiral podrí-an ser asimilados al “asedio externo”que Rafael Baraona propuso en su estu-dio de las haciendas de la sierra ecuato-riana.

El éxito de los campesinos de Shu -miral fue un estímulo a la demanda detierras de los trabajadores de Tenguel enmomentos de disputa por la reformaagraria. La dictadura militar de 1963-1966, expidió una Ley de ReformaAgraria en 1964 y Tenguel fue uno delos proyectos emblemáticos de inter-vención del IERAC. Aunque una partede la hacienda fue entregada a los ex

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trabajadores, grandes extensiones sevendieron a terratenientes y capitalistas.La United Fruit patrocinó algunas coo-perativas rivales de la cooperativa “JuanQuirumbay” que representaba la conti-nuidad de los trabajadores sindicaliza-dos, en un ambiente de control y repre-sión militar.

La finalización del enclave banane-ro de la United Fruit también fue acom-pañado más tarde por la terminacióndel enclave bananero de la compañíasueca Aztral en Esmeraldas. El cambiode la variedad de banano Gros Michel aCavendish significó un nuevo escenariocon la presencia de Dole (StandardFruit) y Chiquita (United Fruit) que con-trolaron la producción a través de laasociación con productores localesmedianos y grandes que tenían la capa-cidad de realizar fuertes inversiones decapital. Además, la presencia del Ecua -dor en el mercado norteamericanohabía disminuido. La reforma agrariafacilitó el aparecimiento de un estratode empresarios agrícolas bananeros enla costa sur. Lo paradójico, como señalaStriffler, fue que muchos trabajadores deTenguel que se tornaron en pequeñospropietarios, vendieron la tierra y seconvirtieron después en trabajadores delas empresas bananeras. Esto ocurrió enel marco de una desestructuración delas cooperativas constituidas para acce-der a las tierras de Tenguel, por lo que,la salida de la United Fruit fue aprove-chada por el empresariado bananero dela provincia de El Oro.

Un nuevo escenario se produjodesde fines de la década de 1960 cuan-do ocurrieron invasiones de haciendasque no estaban adecuadamente cultiva-

das en la zona de Tenguel y Balao. Lanueva Ley de Reforma Agraria de 1973y la permisividad del gobierno militarde Rodríguez Lara permitieron duranteun breve tiempo el apoyo a las organi-zaciones campesinas aunque a nivellocal era frecuente encontrarse conautoridades, fuerzas policiales y milita-res opuestas a la acción colectiva cam-pesina. La invasión a la hacienda BalaoChico fue una de las acciones más rele-vantes puesto que tuvo una masiva par-ticipación campesina e impacto en laopinión pública. Entre 1973 y 1976 sedesarrolló una ola de movilizaciones enla costa sur que derivó en la conforma-ción de la UROCAL (Unión Regional deOrganizaciones Campesinas del Litoral)en la que jugó un papel preponderantela Colonia Agrícola de Shumiral comouna organización articuladora de las de -mandas campesinas en la zona de Ten -guel-Balao. Striffler presta atención a lafunción cumplida por el Grupo Puca ráconducido por el sacerdote Hernán Ro -das. Esta presencia de activistas exter-nos que fueron acusados de incitar laacción campesina, representaba lacorriente de la teología de la liberaciónunida a la investigación acción comométodo de trabajo, muy en boga enaquel tiempo en América Latina. La cre-ación de la UROCAL en 1976 coincidiócon el cierre de la reforma agraria ini-ciada en 1973 y se produjo el reempla-zo por programas de desarrollo ruralintegral que proponía una diferenteintervención del Estado en el agro.Aunque la UROCAL expresaba unaorientación radical, una parte de susbases provenía de una tradición organi-zativa iniciada a mediados del siglo XX.

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Junto a las nuevas condicionesimpuestas por la restricción de la refor-ma agraria se presentó un cambio en elvínculo con el Estado. La creación deFODERUMA (Fondo de DesarrolloRural Marginal) por el Banco Central en1978 fue una propuesta dirigida a crearvínculos entre una institución estatal ylas organizaciones campesinas median-te proyectos de crédito, producción ycomercialización. De este modo, laUROCAL se convirtió en una organiza-ción que administraba los recursos otor-gados por FODERUMA en la zona y porun tiempo fue eficaz en aglutinar orga-nizaciones en torno a proyectos de pro-ducción y organización. Como afirmaStriffler, la UROCAL “fue transformadadesde una organización diseñada paracoordinar la lucha por la tierra en unaque representaba a los campesinos ensu lucha por adquirir recursos delEstado” (p.180). Y así, no podía respon-der a las demandas de los campesinossin tierra. Esto produjo una nueva diná-mica e intereses entre un estrato de diri-gentes profesionalizados y adicional-mente el aparecimiento de organizacio-nes de mujeres que tenían finalidadescircunscritas a cuestiones de salud yeducación. Sin embargo, el rol sociopo-lítico de la UROCAL fue muy evidenteal dirigir una huelga de productores decacao en julio de 1981 en demanda pormejores precios. Pero desde mediadosde los años ochenta sus organizacionesafiliadas tendieron a perder representa-tividad cuando surgió la minería de oroen la parroquia Ponce Enríquez.

Con el dominio de la agricultura decontrato implantada desde mediados dela década de 1970, las empresas trans-

nacionales ya no tienen la propiedad deplantaciones y establecen relacionescon empresarios bananeros que les pro-veen de la fruta en la costa sur. En estascircunstancias predomina la presenciade trabajadores temporales que carecende derechos laborales y tienen bajossalarios. El hecho de que circulen deuna propiedad a otra con ciclos irregu-lares de trabajo, hace que sea una manode obra difícil de ser organizada en sin-dicatos. Son trabajadores que solo sepiensan a sí mismos en tránsito a otraactividad laboral distinta a la agrícolaen el futuro. Dice Striffler que no desa-rrollan una identidad como trabajadoresy que en su horizonte tampoco está labúsqueda de organizaciones y dere-chos. No obstante, se requieren mayo-res estudios sobre la conformación delos mercados locales de trabajo y lanaturaleza del trabajo temporal queincluye mujeres trabajadoras en lasempacadoras.

Los datos presentados en este librofueron recopilados a mediados de losaños noventa y quizá lo que ha variadoes la existencia de grupos exportadoresregionales en conflicto con productoreslocales de banano. Sin embargo, laperspectiva de larga duración que pro-vee Striffler hace que esta contribuciónal conocimiento de la historia rural de lacosta ecuatoriana sea también un acer-camiento vital a las transformaciones decampesinos y asalariados agrícolas pen-sados en muchos análisis solamente através de la problemática limitada de lapobreza rural. Y por supuesto, susobservaciones sobre los cambios en elEstado y su naturaleza fragmentaria sonun llamado de atención para examinar

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más adecuadamente el terreno conflicti-vo de la instalación, funcionamiento y

terminación de los enclaves bananerosen el Ecuador.

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COYUNTURADiálogo sobre la coyuntura: La consulta popular y los conflictos del decisionismo

Conflictividad socio-política: Noviembre 2010-Febrero 2011

TEMA CENTRALEcuador: Unas reformas petroleras con muy poca reforma

Alcances y contenidos de las transiciones al Post-ExtractivismoDesigualdad, medio ambiente y desarrollo sostenible en el área andina de América Latina.

Un esbozo interpretativo provisorioDinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso

Tendencias de la minería y escenarios de transición al post extractivismo: el caso peruano Malos Vecinos: Las empresas mineras canadienses en América Latina

DEBATE AGRARIO-RURALEl Agua y el futuro de la alimentación mundial

Percepciones de cambio climático y estrategias de adaptación en las comunidades agrícolas de Cotacachi

ANÁLISISLos conceptos de Política y Decisionismo político en Carl Schmitt.

Su repercusión en el debate latinoamericano¿Cómo controlar a los líderes políticos?

RESEÑASDemocracia, participación y socialismo

In the Shadows of State and Capital. The United Fruit Company, Popular Struggle, and Agrarian Restructuring in Ecuador, 1900-1995

Sus crip cio nes: Anual 3 nú me ros: ex te rior: US $45 - Ecua dor: $15,50Ejem plar suel to: Ex te rior US $15 - Ecua dor: $5,50

Re dac ción: Die go Mar tín de Utre ras 733 y Sel va Ale gre - Telf. 2 522763Apar ta do aé reo 17-15-173B Qui to-Ecua dor

Centro Andino de Acción Popular

Qui to-Ecua dor, abril del 2011