Educación, Identidad Colectiva e Historicidad. La Configuración Identitaria Cultural y Territorial...

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Educación, identidad colectiva territorial y cultural e historicidad. La configuración identitaria como proceso socioeducativo. Isaac Angeles Contreras Una sociedad humana que se considera como unidad colectiva surge y se desarrolla desde de un imaginario socialmente compartido como comunidad imaginada, construye su identidad a partir de ciertas condiciones espacio-temporales, relacionales e históricas; es decir, su identidad la construye a partir de ciertas experiencias que le han sido significativas o relevantes, inclusive aquellas que han sido traumáticas. La identidad colectiva se erige ante la emergencia de otras formas de ser-estar en el mundo que representan otras sociedades, si se afirma que la identidad se configura ante una experiencia otra, es porque es considerada como una opción, como una posibilidad o como una necesidad ante la contingencia, por tanto, no hay identidades fijas, inamovibles, inscritas y plasmadas de una vez y para siempre. Cuando ciertos rasgos, prácticas e imágenes del mundo que circulan validando la vigencia de una perspectiva que otorga identidad ya no son apropiadas por la sociedad, a pesar de que los dispositivos, artefactos y productos culturales que le pretende hacer pensar que son parte del presente; una contingencia 1 es suficiente para alterar la configuración de mundo creada y recreada, la que se torna obsoleta, incluso retardataria; es cuando la sociedad reordena la temporalidad, plantea y vislumbra perspectivas, interviene para que el momento coyuntural que esa sociedad vive tenga 1 Como dice Arednt: El más mínimo incidente puede destruir unas costumbres y una moralidad que ya no tienen fundamento en la legalidad; cualquier contingencia puede amenazar una sociedad que ya no está sostenida por sus ciudadanos. Hannah Arendt. De la historia a la acción. P. 37

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Es un ejercicio que vincula los proceso educativos con la generación de una identidad colectiva, la que tiene que pasar por el reconocimiento de los procesos históricos de quienes se asumen como pertenecientes a un cuerpo o colectivo social, con un territorio; lo que se construye en un espacio social y con la intervención de sujetos pedagógicos.

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Educacin, identidad colectiva territorial y cultural e historicidad. La configuracin identitaria como proceso socioeducativo.Isaac Angeles ContrerasUna sociedad humana que se considera como unidad colectiva surge y se desarrolla desde de un imaginario socialmente compartido como comunidad imaginada, construye su identidad a partir de ciertas condiciones espacio-temporales, relacionales e histricas; es decir, su identidad la construye a partir de ciertas experiencias que le han sido significativas o relevantes, inclusive aquellas que han sido traumticas. La identidad colectiva se erige ante la emergencia de otras formas de ser-estar en el mundo que representan otras sociedades, si se afirma que la identidad se configura ante una experiencia otra, es porque es considerada como una opcin, como una posibilidad o como una necesidad ante la contingencia, por tanto, no hay identidades fijas, inamovibles, inscritas y plasmadas de una vez y para siempre. Cuando ciertos rasgos, prcticas e imgenes del mundo que circulan validando la vigencia de una perspectiva que otorga identidad ya no son apropiadas por la sociedad, a pesar de que los dispositivos, artefactos y productos culturales que le pretende hacer pensar que son parte del presente; una contingencia[footnoteRef:1] es suficiente para alterar la configuracin de mundo creada y recreada, la que se torna obsoleta, incluso retardataria; es cuando la sociedad reordena la temporalidad, plantea y vislumbra perspectivas, interviene para que el momento coyuntural que esa sociedad vive tenga direccionalidad; es decir, es el momento de irrupcin de lo an no dado[footnoteRef:2], de lo que estaba latente en forma embrionaria, es decir, de lo posible. [1: Como dice Arednt: El ms mnimo incidente puede destruir unas costumbres y una moralidad que ya no tienen fundamento en la legalidad; cualquier contingencia puede amenazar una sociedad que ya no est sostenida por sus ciudadanos. Hannah Arendt. De la historia a la accin. P. 37] [2: No se trata () de empezar desde cero cada vez, de que cada nueva generacin haga tabla rasa del pasado, ni de nada parecido. Se trata, ms bien, de orientar nuestra accin histrica en la direccin adecuada para que cada generacin desarrolle la posibilidad que trae consigo. Hannah Arednt. Op. cit. P. 24]

En una sociedad dada histrica y polticamente, el sentido de pertenencia cuyos rasgos de pertenencia identitaria estn en crisis, aquellos rasgos, caractersticas, manifestaciones culturales, perspectivas de mundo que representaban una imagen ideal de la sociedad, entran en crisis para tornarse en otra posible; son trastocados, se truecan en algo que obstaculiza, limita, ata y sujeta. Cuando existe la capacidad de crtica, los procesos de transformacin llevan una trayectoria gradual, procesual; sin embargo, generalmente esto no es as, ms bien, son momentos de ruptura, de momentos coyunturales que se direccionan por sentidos an no transitados, puesto que los factores incidentes son diversos; ah es donde surge el alter ego de la propia sociedad, lo an no dado que ahora tiene la posibilidad de ser.Sin embargo, en la historia de las sociedades, los procesos sociales que implican cambios de fondo, de intenciones, de horizontes, no son producto de situaciones, condiciones y relaciones que se desarrollan en un ambiente terso; ms bien es debido a las asimetras sociales, confrontaciones, conflictos de poder, iniquidades, entre otros, los que llevan a las distintas sociedades a la bsqueda de otras esperanzas, sueos, utopasEn la construccin y bsqueda de imaginarios, para alcanzarlos y concretarlos; en el trayecto se van quedando expectativas truncadas, posibilidades negadas; generalmente los intereses y el poder se sobreponen a las necesidades colectivas para imponer sus propios horizontes, de ah que dar cuenta de ello puede darnos la oportunidad de hurgar en el pasado como en el presente, de las opciones no asumidas, de los sedimentos que estn ah y que pueden in-surgir, y por lo tanto, estn latentes y bajo ciertos momentos coyunturales pueden representar opciones. Ese proceso de mirar un cuerpo social en su historicidad, permite entenderlo, tanto en su estado actual como en su potencialidad; permite identificar los eventos, sucesos y prcticas sociales que lo configuraron, es decir, comprenderlo en su historicidad. La historicidad no refiere al datar en cuanto a fechas, sucesos, causas y consecuencias, sino en comprender cmo ciertos factores inciden, cmo hicieron posible la configuracin de un presente, cmo se dio el rostro al presente, de tal manera que pueda tomar otros senderos, otras rutas, o en su caso, abrir nuevas posibilidades de ser/estar como colectivo social. La historicidad de toda sociedad es entonces, la bsqueda en su historia como sociedad, de los hilos y las tramas que se tejieron para arribar a un momento que puede ser el presente u otro momento; eso nos aporta elementos para valorar la capacidad de transformacin que subyace en determinado momento histrico-social.Dos maneras de hacer historicidadMirar a una sociedad desde su historicidad, nos lleva a percibirla en dos modos o maneras posibles; una, es aquella que como espectadores y estudiosos de ciertos procesos histricos, nos permite ubicar los momentos lgidos, coyunturales que favorecen determinada orientacin. Esta es una manera de historiar que ayuda a los miembros de una sociedad, a reconocerse en su espacio y tiempo, comprenderse como colectivo y poder en un dado momento y circunstancia convertirse en actores de la trama; poder direccionar los procesos, accionar en determinado momento y darle un curso al trayecto de la sociedad en la que est inmerso.La historicidad que se hace como espectador, desde el que testimonia como el que los recoge, su grado de participacin es como testigo, desde la exterioridad de las acciones; como un tercero, comprende los hechos, los interpreta; identifica los momentos cruciales, los hilos de la trama; desde los acontecimientos que marcaron momentos de transicin, genera conclusiones, establece hiptesis y plasma su percepcin. Este historiador es importante porque puede dar pistas a partir de sus deducciones, abre horizontes, genera posibilidades; con ello, hay reconocimiento a los actores y su grado de incidencia. En este caso, quien hace historicidad, no slo registra el acontecimiento como el qu de la historia, tambin el quin, es decir, el sujeto de la accin; sin embargo, tambin es necesario el para qu y por qu de la accin; mirar los hechos como historicidad entonces, requiere testimoniar el qu, quin, por qu y para qu; de esa manera; la historia en s, no tiene intencionalidad, sin embargo los sujetos s; de ah la necesidad de conocer la intencin al acto humano, y a partir de la intencionalidad de los actores, comprender el sentido de la historia en construccin. La otra forma de hacer historicidad es la participacin como actor, con los propios miedos, esperanzas y utopas; hay momentos coyunturales en los que la oportunidad es de historizar[footnoteRef:3], es decir, hacer historia en la accin, lo que convierte a quien acta en agente de transformacin[footnoteRef:4]. Si partimos de que cada sociedad lleva en s el germen de su transformacin, y que es la conciencia humana la que la transforma en acto, la que la traduce de posibilidad en realidad; entonces, la historicidad del espacio de vida en donde el sujeto se encuentra, le da las pautas, posibilidades, herramientas e incluso el potencial sedimentado para orientar el curso de los hechos. [3: Cuando uno hace historia, historiza: no solo escribe lo que ya ha sucedido sino que tambin la accin real y la intervencin efectiva produce una historizacin de los fenmenos en los que de hecho se est interviniendo. Hay una historizacin actual, una operacin que desarticula las temporalidades resistentes. Una operacin que reordena las temporalidades, una operacin que, al hacer advenir un trmino nuevo, manda o reordena los trminos a un pasado. Este es el trabajo de historiador ya no de gabinete sino de trinchera. Lewkowicz Ignacio A qu llamamos historicidad? CEAP. P. 3 Buenos Aires] [4: Para Ricouer: Accin y agente pertenecen a un mismo esquema conceptual, que contiene nociones tales como circunstancias, intenciones, motivos, deliberacin, mocin voluntaria o involuntaria, pasividad, coaccin, resultados queridos, etc. Ricoeur, Paul. S mismo como otro. P. 39]

La historicidad desde los sujetos, devuelve a la historia el sentido humano, puesto que son sujetos de carne y hueso, con emociones, voliciones, miedos y expectativas quienes asumen la tarea de direccionar los procesos sociales de su entorno.Desde esta lgica, no es la cronologa la que marca la pauta, sino las condiciones sociales de existencia, los sujetos que asumen la responsabilidad histrica de su tiempo, y con su esperanza en perspectiva, orientan su travesa hacia el horizonte, en la direccin que desde su interpretacin, es la que conviene al colectivo social. Desde esta mirada, la historia no es una cuestin de cronos, sino de las acciones humanas orientadas hacia un ideal, una esperanza, una utopa; es decir, avanzar hacia un no lugar, hacia un no experimentado espacio; precisamente porque la historia ensea, recuerda; rememora los aciertos y los yerros, por eso es necesario un lugar otro, un espacio otro, una esperanza otra; de eso y ms, son los hilos que tejen la trama de quienes llevan a cuestas su historia para hacer historicidad. Quien hace historicidad como sujeto de su historia, se hace responsable de esta y acta con tica poltica que se compromete con el futuro a partir de la historia; slo entonces no est en la lgica de historiar sino historizar su temporalidad. Y ante la disyuntiva poltica, de historiar o historizar, historiza por el compromiso consigo mismo como sujeto, a partir de asumir en como prctica discursiva la oportunidad de comprender la historicidad de su sociedad comprometerse como sujeto colectivo consciente de su espacio tiempo.As, las circunstancias, situaciones, acontecimientos y contingencias que emergen en los trayectos sociales dan cuerpo y sentido a la historia a partir de la accin y direccin de los sujetos sociales que se transforman en sujetos histricos; sin embargo, es la experiencia y el conocimiento del pasado lo que favorece y direcciona los actos del sujeto colectivo; es as como el pasado se actualiza en el presente y se anticipa el futuro a partir de la accin; de esa manera se puede hacer historia y se comprende el sentido de la historia, por tanto, la accin potencialmente histrica, slo puede serlo en tanto propicia y encausa los acontecimientos, al actualizar el pasado y hacerse cargo del futuro, se dejan espacios para que el futuro pueda escribirse.Es decir la posibilidad de alterar las condiciones, esquemas, parmetros y tendencias inerciales de una sociedad, es la que convierte a los sujetos en comunes en sujetos histricos, que historizan y hacen historicidad en la accin; slo que necesitan percatarse y hacerse conscientes de su capacidad de transformacin, la que no es igual a poder[footnoteRef:5]. [5: Para Villoro: Poder es la capacidad de actuar para causar efectos que alteren la realidad. Un hombre o una mujer tienen poder si tienen la capacidad de satisfacer sus deseos y cumplir sus fines, cuaesquiera que estos sean. Luis Villoro. Los retos de la sociedad por venir. P. 17]

La historicidad del acto humano, por ende, slo puede acontecer cuando el pasado y el futuro se objetivan en el presente mediante la accin, y los hechos podrn historiarse y ser narrados en su historicidad cuando el sujeto colectivo de la accin acta con conciencia histrica, sujeto de su tiempo.La historicidad mirada como construccin colectiva, es posible en una sociedad que se ha hecho cargo de su historia, puesto que conocer el pasado y tener horizontes[footnoteRef:6] de futuro, es la que hace posible actuar en el presente desde la mirada del pasado como espacio de experiencia, y an el futuro, como espacio de experiencia y horizonte de expectativa[footnoteRef:7]. [6: Aqu se considera el horizonte, en la perspectiva que Gadamer planea: Un horizonte no es una frontera rgida sino algo que se desplaza con uno y que invita a seguir entrando en l. De este modo a la intencionalidad que constituye la unidad de la corriente vivencial le corresponde una intencionalidad horizntica igualmente abarcante por el lado de los objetos. Pues todo lo que est dado como ente, est dado como mundo, y lleva consigo el horizonte de mundo. GADAMER, Georg Hans. Verdad y Mtodo. Ediciones sgueme. Tomo I. p. 309] [7: el espacio de experiencia y el horizonte de expectativa determinan una perspectiva, y por, otro la temporalidad aumenta la distancia temporal con el pasado lo que posibilita un aumento en las posibilidades del conocimiento que (), permite reflexionar sobre la propia posicin. Claudia Supelano-Gross. Entre la esperanza y el recuerdo: Aproximacin a la filosofa de la historia de Reinhart Koselleck. P. 59]

La identidad en los procesos interculturales e intraculturales desde la historicidad.En la historia de la humanidad, toda sociedad como cultura, como nacin y como comunidad, por necesidad ha construido su forma de situarse ante, en y con el mundo; para ello, ha construido concepciones y conocimientos en las distintas dimensiones de la cultura. Estas nociones, concepciones y conocimientos, se incorporan a su manera de ser en s, ante s y ante los otros; sus prcticas culturales las ubican y las hacen sentirse diferentes, particulares, especficas, como comunidad, regin, pueblo o nacin; sus herramientas y dispositivos les permiten comunicarse y relacionarse, desde ah establecen determinadas condiciones y situaciones para posicionarse y negociar con los otros u otras.En los diferentes momentos histricos de las distintas culturas y pueblos de acorde a su espacio vital, la interaccin entre culturas siempre ha existido, por una necesidad de complementariedad, puesto que ninguna ha sido autosuficiente en cuanto a la obtencin de los satisfactores de las necesidades primarias o secundarias; evidencias arqueolgicas y antropolgicas as lo muestran fehacientemente. Es precisamente en esa interaccin donde se configura el tipo de relacin entre culturas, histricamente han habido diversas maneras relacionarse, las que van de la complementariedad simtrica y asimtrica a la de dominacin entre pueblos.Como se plante anteriormente, las figuras de mundo que una sociedad determinada construye para otorgar un sentido de pertenencia identitaria a sus integrantes, es una condicin indispensable para que se genere una cohesin social que permiten hacer comunidad[footnoteRef:8], una sociedad con perspectiva de mundo, con horizontes. [8: La invencin comunitaria, la invencin siempre por renovar de la comunidad de iguales encuentra su morada en la relacin disjunta y azarosa entre aquello que est ah y aquello que obliga, entre la facticidad de la co-particin y, eso que la refiere a lo que est a sus espaldas, el crculo del acontecimiento y del texto igualitario. As se establece una relacin particular de la invencin comunitaria con el estado de lo social. Ranciere, Jackes. En los bordes de lo poltico. P. 70 ]

Sin embargo como cultura y productora de unidad de sentido, requiere ciertas prcticas sociales que le den coherencia a su configuracin de mundo en cuanto a la Cultura Material, Simblica y Poltico social. Su configuracin permea todos los mbitos de su vida como pueblo, as, en la bsqueda de los bienes de subsistencia y entablar relaciones con la otredad, se genera una relacin de carcter intercultural, no necesariamente simtrica, sin embargo, un contacto mnimo hace posible poner en juego sus formas de construccin simblicas, la mediacin y la interpretacin[footnoteRef:9] de sus concepciones es principalmente es a travs de su lengua y lenguajes. [9: Gracias a su carcter lingstico, toda interpretacin contiene tambin una posible referencia a otros, no hay hablar que no involucre simultneamente al que habla y a su interlocutor. Gadamer. Op. cit. P. 377]

Una de las herramientas fundamentales en la generacin de ideas de mundo, de construccin de imaginarios es la lengua, y los lenguajes; la linguisticidad humana es portadora de dichas figuras, las distintas culturas as lo han mostrado, de ah que en las relaciones entre diversos pueblos y culturas, un aspecto que ha sido de primera importancia es conocer el otro y su lengua para poder interactuar[footnoteRef:10]; incluso, desde la perspectiva del dominador, un factor imprescindible es implantar los cdigos lingsticos, para generar condiciones de dominacin. Paradjicamente, tambin es la lengua un medio para poder incidir en la cultura del dominante, por lo que se ha convertido en un medio para poder generar condiciones de dilogo y negociacin de significados, y la lengua es portadora de los significados que la cultura le ha conferido. [10: Se retoma el aserto de Gadamer que afirma: El lenguaje es universal y de ningn modo un todo cerrado. Pero justamente es en esta universalidad comn se anuncia la proximidad entre lingisticidad y razn. Gadamer. Mito y razn. P]

Ello debido a que toda cultura no es un cuerpo cerrado en s mismo, al ser una construccin humana, tambin tiene las virtudes y deficiencia de los humanos que la configuran, por tanto, es flexible, permeable, plstica e histrica[footnoteRef:11]. La imagen de una cultura es una construccin que cada sociedad va forjando en su trayecto histrico, debido a las diversas circunstancias que enfrenta tanto en su interior, como con el exterior, as tambin, con las condiciones materiales, naturales y contingentes que condicionan su existencia. [11: Una cultura es permeable porque no puede permanecer cerrada en s misma, las nuevas experiencias, no podran relatarse, contarse, recrearse y ser objeto de aprendizaje, que a su vez, genera nuevas posibilidades de mundo; es flexible, porque en dado momento puede optar por superar determinadas prcticas que generan conflicto interno o con el exterior; es plstica porque lleva inmersas las huellas de la experiencia vividas en sus prcticas culturales, son espacios y archivos de su memoria; es histrica porque no puede actuar e interactuar con unos otros, sin la posibilidad de buscar encuentros, porque carga a cuestas su pasado que se actualiza con otras experiencias. ]

En el interior se realiza un proceso de apropiacin y reapropiacin de sus prcticas de manera cotidiana, donde interactan con el medio en la obtencin de los bienes materiales para la satisfaccin de sus necesidades bsicas; sin embargo, tambin stas ms all de ser vitales para mantener su equilibrio homeosttico[footnoteRef:12] como organismo vivo, son parte de la construccin social de su realidad; es decir, las necesidades vitales y su forma de satisfacerlas es tambin una forma de cmo se entiende la relacin con el mundo, lo que sin duda tampoco est determinado de una vez y para siempre, [12: El trmino homestasis que refiere desde la biologa como un equilibrio dinmico de un organismo dado, no es exactamente lo que aqu se refiere; sino ms bien, es la posibilidad de la capacidad de autorregulacin que los cuerpos sociales generan de acuerdo a las condiciones que enfrentan, las que de una manera u otra, buscan mantener el cuerpo social como una unidad.]

Es desde ah donde la propia comunidad, regin, pueblo o nacin se plantea en su interior, las formas de cmo lograr esta primera condicin que es su permanencia, esta condicin bsica, es a la vez un espacio para un dilogo interior como posibilidad de interaccin desde sus propias posibilidades de transformacin de sus propias condiciones de existencia.Los procesos intraculturales son una condicin indispensable para poder seguir mantenindose como posibilidad y como opcin a otras formas de ser en el mundo, mantenerse vigente es una condicin primaria de toda sociedad; de otra forma, solo es una aglomeracin de individuos que no tiene horizontes de futuro y por lo tanto no hay opciones.Sin embargo, los procesos intraculturales se concretan en un campo de tensin, de bsqueda, de encuentro, desencuentro y negociacin; emergen por necesidad colectiva, no son predecibles, son necesarios pero no responden a lgicas deterministas ni tiempos preestablecidos; son ms bien, circunstanciales, contingentes, situacionales y contextuales histrica y polticamente.Recuperando el planteamiento de homestasis, como una condicin de todo ser vivo, una sociedad como organismo vivo, requiere de allegarse recursos, medios, herramientas, artefactos, productos que puedan mantenerla viva, actuante. De ah la necesidad de crear en los distintos aspectos de la cultura, las condiciones que garanticen su propia sobrevivencia; se impone entonces la actualizacin de sus smbolos, los conocimientos sobre el mundo en todos los aspectos, as como sus mecanismos reguladores como cuerpo social, los cuales se crean y recrean, o en su caso, requieren replantearse, reorientarse o actualizarse para poder mantenerse vigentes como opcin de futuro[footnoteRef:13]. [13: La sociedad y la cultura, como la lengua, retienen su carcter distintivo, su identidad, pero ese carcter distintivo no es el mismo durante mucho tiempo. Perdura a travs del cambio. Adems, no hay ahora en la cultura, no en el sentido postulado por el precepto de la sincrona, en el sentido de un punto en el tiempo separado de su propio pasado y autocrtico, mientras se ignoran sus aperturas hacia el futuro. Zygmunt Bauman. La cultura como praxis P. 50]

Nuestra condicin de sujetos societarios, nos lleva a la interaccin entre sujetos, comunidades, pueblos y culturas; condicin indispensable que genera procesos identitarios, sentido de pertenencia y vnculo entre quienes conforman una sociedad. La relacin con la otredad es una necesidad y condicin humana, lo que nos lleva a plantear en qu trminos podemos interactuar, cules son nuestras experiencias histricas, nuestros haberes, nuestras condiciones para poder proponer, desarrollar y mantener unas relaciones con la otredad[footnoteRef:14] en el respeto a la diferencia. [14: Para Villoro: Ante esa realidad histrica, cul podra ser una va al futuro? Slo podra ser una: abrir el camino que no condujera a la exclusin del otro y aceptar su otredad. Villoro. Op. cit. Pp. 26-26]

Cuando es un proceso que es pensado en la lgica de la correspondencia, reciprocidad y complementariedad simtricas, es decir, en trminos de igualdad, es posible un dilogo de carcter intercultural, que permee los mbitos de vida comunes de las sociedades interactuantes, dada la flexibilidad y plasticidad de las distintas sociedades. Sin embargo, en los proceso de interaccin, cada sociedad procesa con su particularidad lo aportado por la otredad, de esto hay infinidad de ejemplos; en tanto, cuando se establecen relaciones asimtricas, se presentan diversas situaciones, desde las que van del asimilacionismo, la imposicin cultural y por tanto la subalternizacin, hasta las que son evidentes prcticas etnocidas.La historia es prdiga en las diferentes formas de interaccin y aprendizaje mutuo como en experiencias de dominacin, sin embargo, lo que aqu se pone en discusin, es cmo se puede poner en marcha un proceso intercultural, donde la interaccin de las culturas y concepciones de mundo no impliquen la supremaca de una cultura sobre otra, de imposicin de perspectivas e imgenes de mundo avasallando a los diferentes y subalternizados.Cmo arribar a un proceso de negociacin de significados, de dilogo con la otredad, de bsqueda de confluencias, de construccin de posibilidades de encuentro y desencuentros sin la destruccin del otro?, esta es una asignatura pendiente la que podr lograrse en la medida que los sujetos generemos una consciencia tica, consciencia que considere a la otredad como portadora de prcticas culturales; con imgenes de mundo, horizontes y expectativas, es decir, otros como nosotros, con sus cualidades, sus debilidades, sus potencialidades y limitaciones; esto, sin caer el en discurso poltico-ideolgico fcil o la simple utopa, sino desde una mirada crtica.[footnoteRef:15] [15: la particularidad propia de una conciencia tica adecuada, de ah la oposicin () tanto a la forma del pensamiento ideolgico como a la forma del pensamiento utpico. Contra el primero, la conciencia tica mantiene un ejercicio crtico disruptivo con todo orden de dominacin; contra el segundo, la conciencia tica no se enajena en una idea de sociedad perfecta, sino que transforma su apertura en un compromiso irrenunciable y permanente por la transformacin de la sociedad existente. Teodoro, Mario. Mxico en el alma de Luis Villoro. La razn razonable, alternativa a la violencia ideolgica. P. 174]

En la historia de los pueblos amerindios, las experiencias en las formas de relacin de las culturas antes de la conquista europea, se dieron diferentes niveles de interaccin, dominacin y hegemona en las diferentes escalas de la realidad; as, en las relaciones econmicas, hubo prcticas de sometimiento mediante el pago de tributos a los militarmente sometidos, lo que permiti que se formase un imperio y por lo tanto la extensin de su dominio a vastas extensiones territoriales y pueblos; sin embargo, por los rastros y las huellas que se pueden encontrar tanto en el plano arqueolgico y antropolgico, hubo una mutua incidencia en cuanto a formas de nombrar, configurar y significar el mundo; en la imposicin de prcticas culturales, de formas de nombrar, no hay evidencias claras que muestren las imposicin de una hegemona cultural. Pero, qu significa una relacin intercultural?, qu se ponen en juego en un proceso intercultural?, quin es el otro cuando se encuentran diferentes perspectivas de mundo? Si recuperamos lo arriba planteado, la relacin intercultural; lo ideal pasa por el reconocimiento del otro como distinto, diferente y que es complementario en la medida que aporta formas de mirar, sentipensar, ser/estar, imaginar, horizontes y an ms; es decir, una forma otra de concebir este mundo que compartimos por necesidad y condicin de existencia.En este siglo XXI, en las condiciones del vertiginoso avance tecnolgico y las posibilidades de interaccin humana; as como el margen reducido de accin que se tiene dada la destruccin de la madre tierra por las concepciones de bsqueda del lucro y la renta que los grupos de poder dominante han impuesto a la humanidad; se impone como prioridad en la interaccin entre culturas, una relacin simtrica e intercultural, no por ideal, deseable, utpica, sino por mantener la vida en el planeta, es decir: como estrategia de sobrevivencia factible. La perspectiva intercultural crtica[footnoteRef:16] aporta herramientas para la bsqueda de una relacin simtrica ente las culturas, puesto que no obvia la asimetra social, los procesos de exclusin, la subalternizacin y la depredacin del medio, lo que conlleva una revisin seria de los procesos que han conducido a esta situacin; una sociedad inter-entrecultural, y por lo tanto procesos de carcter inter-entrecultural en distintos mbitos de nuestra sociedad es una condicin indispensable de supervivencia, de sentido comn y por la necesidad de futuro de los humanos, este planteamiento se erige como opcin de futuro desde la historicidad en esta sociedad de las primeras dcadas del tercer milenio. [16: La tercera perspectiva -la que asumimos aqu- es la de la interculturalidad crtica. Con esta perspectiva, no partimos del problema de la diversidad o diferencia en s, sino del problema estructural-colonial-racial. Es decir, de un reconocimiento de que la diferencia se construye dentro de una estructura y matriz colonial de poder racializado y jerarquizado, con los blancos y blanqueados en la cima y los pueblos indgenas y afrodescendientes en los peldaos inferiores. Catherine Walsh. Interculturalidad crtica y educacin intercultural. Ponencia presentada en el Seminario Interculturalidad y Educacin Intercultural, organizado por el Instituto Internacional de Integracin del Convenio Andrs Bello, La Paz, 9-11 de marzo de 2009. P. 4]

Construir espacios interculturales entonces, se torna en un reto, un desafo que implica primero, desde la historicidad de nuestra sociedad, reconocer los factores, condiciones, acontecimientos y contingencias que dieron rostro al presente; segundo, bsqueda y elaboracin de estrategias, que permitan generar posibilidades de accin que direccionen los procesos que acentan la asimetra, exclusin, discriminacin y subalternizacin social y por lo tanto conflicto social en el momento histrico por el que transitamos; ahora se hace ms puntual y precisa la afirmacin del Subcomandante Marcos en el Intercambio Epistolar sobre tica y Poltica que mantiene con Luis Villoro, en torno a la necesidad de anular el terreno que lleva la hombre a dirimir sus diferencias por la va de la de la confrontacin que destruye o busca destruir y anular al otro: la guerra[footnoteRef:17]; en sus distintas formas: militar, econmica, bacteriolgica; es y ser siempre una falsa solucin para de las diferencias. La bsqueda de es una sociedad inter-entrecultural es una de las grandes tareas que habremos de echarnos a cuestas si queremos historizar desde la accin, es decir: ser sujetos de nuestra historia. [17: Y aqu est la paradoja de la guerra zapatista: si perdemos, ganamos; y si ganamos, ganamos. La clave est en que la nuestra es una guerra que no pretende destruir al contrario en el sentido clsico. Es una guerra que trata de anular el terreno de su realizacin y las posibilidades de los contrincantes (nosotros incluidos). Es una guerra para dejar de ser lo que ahora somos y as ser lo que debemos ser. Esto ha sido posible porque reconocemos al otro, a la otra, a lo otro, que, en otras tierras de Mxico y del Mundo, y sin ser iguales a nosotros, sufren los mismos dolores, sostienen resistencias semejantes, que luchan por una identidad mltiple que no anule, avasalle, conquiste, y que anhelan un mundo sin ejrcitos. Subcomandante Insurgente Marcos. Apuntes sobre las guerras. (Carta primera a Don Luis Villoro Toranzo). Revista Rebelda. Nm. 76. P. 43.]

La construccin del espacio y el territorio como parte de la identidadSi la vida humana transcurre en espacio fsico concreto, cmo se le concibe a ste?, qu significado tiene en el imaginario colectivo?, cmo se relaciona el hombre con ste?, qu vnculos genera la relacin hombre-territorio?Lo/as humano/as, como todo ser vivo, requieren de un espacio para completar su ciclo vital como organismo biolgico, adems, para superar sus limitaciones antropomrficas y garantizar su sobrevivencia; ha construido instrumentos, dispositivos sociales, herramientas de carcter intelectual: lingsticas y simblicas para conocer, comprender interpretar y transformar su entorno y construir una imagen del mundo, acorde a ese espacio vital, Ocupar un espacio es una necesidad vital, condicin sine qua non de la propia existencia de todo ser vivo, en los humanos, estar en un espacio ha significado disputas en diferentes formas y niveles en los distintos momentos de la historia; produjo y produce desplazamientos, dominacin, sojuzgamiento, imposicin de prcticas culturales y ms.Sin embargo, la ocupacin de un espacio territorial, en los distintos momentos histricos y por diferentes culturas, no implica nicamente la permanencia para asegurar su reproduccin biolgica, sino que hay una configuracin del espacio desde diversos ngulos, miradas o perspectivas; la concepcin del espacio y territorio[footnoteRef:18] para los pueblos originarios de Amrica, no es nicamente como fisicalidad espacial, como extensin delimitada por coordenadas, barreras fsicas o limitadas por acuerdos de origen diverso; es decir, no exclusivamente es lo cuantificable como extensin. [18: se entiende por territorio el espacio apropiado por un grupo social para asegurar su reproduccin y la satisfaccin de sus necesidades vitales, que pueden ser materiales o simblicas2. En esta definicin, el espacio se considera como la materia prima a partir de la cual se construye el territorio, y, por lo mismo, tendra una posicin de anterioridad con respecto a este ltimo. Gilberto Gimnez Montiel. Territorio, paisaje y apego socio-territorial, en Culturas populares e indgenas. P. 315 ]

El territorio tiene varios significados, en primer lugar, es el lugar donde se obtiene los necesario para la vida como ser biolgico, luego entonces, el territorio es dador de vida, es productor de lo que nutre al soma, por lo tanto es garanta de supervivencia, de continuidad de la especie y completar el ciclo vital humano; en segundo trmino, es espacio para vivir, estar y habitar, es decir, por nuestra caracterstica societal, es un lugar para construir un hogar, una familia, una comunidad y por consecuencia: una relacin; en tercer trmino, adems de asegurar la continuidad de la vida, proporciona los elementos indispensables que permiten generar imgenes, nociones, concepciones y figuras de mundo.La particularidad de cada espacio vital, nutre de referentes naturales como le tierra, el agua, el aire, los cuerpos celestes; permite tener experiencias que tienen que ver con los fenmenos naturales y su regularidad, por tanto, nos ensea su ritmo, su tiempo, su intensidad, as, es un espacio de aprendizaje. Aqu ms que territorio, se le da la connotacin de espacio vital; porque es un espacio donde el humano hace lugar, es decir, se lo apropia, no en el sentido de propiedad objetual[footnoteRef:19], sino en el de comprensin e incorporacin a su imagen de lo que el mundo es; es decir, empieza a entender el mundo a partir de la relacin que establece con ste, en ese sitio, en esa extensin; es espacio vital, porque ah configura la relacin que habr de practicar, crear y recrear para poder ser/estar, en y con el mundo natural, social y simblico; esto le completa su ciclo de vida como sujeto social; por tanto, ser un lugar de relaciones, consensos, tensiones, disputas que lo constituyen como sujeto sociohistrico. [19: La forma dominante de relacionarse con el mundo desde la perspectiva occidental es homocntrica, todo lo que es energa, alimento, potencia y ms, el hombre se la apropiado; se ha adueado de todo lo que considera valioso, tal parece que lo creado por la naturaleza o generado en su proceso evolutivo, ha sido con la nica finalidad de servir al humano, por lo que ste est en la libertad de disponer de todo en cuanto est a su alcance, es decir el hombre en el centro de la creacin; ello contrasta con la mirada que considera que todos necesitamos de un espacio-hogar: plantas, animales, energas y entes que cuidan los animales, montaas, ros; que el centro de la creacin no es el hombre, sino la vitalidad, la energa, lo que es capaz de generar, por eso tiene sus creadores, propiciadores, guardianes, vigas, para que no sean agredidos y sigan conservndose.]

En cierta manera, el espacio vital lo hace suyo, lo provee de estmulos sensoriales, de imaginarios, de posibilidades, limitaciones; el espacio se lo apropia porque le marca lmites en cuanto a los tiempos de los ciclos productivos, distancias, potencialidad productiva, posibilidad de interaccin con otras comunidades y pueblos; en base a ello, construye horizontes de futuro, expectativas, proyectos, alternativas, sueos y utopas. Como ser social, constituido por sus experiencias en la interaccin con el medio natural, con las formas de producir los bienes necesarios para la subsistencia, es producto y producente de formas de estar en el mundo; es tambin el espacio, el propiciador de estrategias de enunciacin que configuran sujetos mediante ciertas prcticas discursivas.Adems de espacio como extensin, propicia otros espacios, otras dimensiones espaciales; las sociedades humanas, construyen relaciones, las cuales slo pueden ser en espacios situados; hacen comunidades y pueblos con trayectoria, memoria, historia y horizonte en espacios concretos, delimitados y apropiados. Tambin es un espacio con historias, recuerdos, vivencias, acontecimientos, experiencias, de modos de hacer comunidad, de relacionarse con la tierra, con la naturaleza toda, con las energas de los lugares; donde se relacion y relaciona con su pasado, su presente y su posibilidad de futuro, individual y socialmente compartido.Hacer o construir espacios, es apropiarse de un territorio y construir territorialidad; consideramos que el territorio, representa un espacio con delimitacin y que a su vez es contencin; que contiene, que resguarda y es lo que puede albergar como capacidad, es decir, es potencia, finita, pero potencia al fin. El territorio contiene de poseer capacidad, pero tiene su lmite; como contenedor, tiene la capacidad de albergar, de dar y aceptar, tiene capacidad de ofrecer opciones porque en l hay energas, elementos indispensables para la vida, por tanto, es contenedor de oportunidades de estar, de reproducir la vida y potenciarla. Tiene adems, ciertas condiciones y caractersticas apropiadas para determinado tipo de vida y relacin.Tambin es contenedor en la otra acepcin, porque contiene y establece un lmite de accin, en su capacidad est su contencin, es decir, marca los lmites de accin posibles, contiene como frontera; tambin contiene como sujecin, marca fronteras, delimita opciones, indica un aqu y hasta ah que representa una barrera, lo que es infranqueable, es decir, hay finitud en su extensin.Por su capacidad de albergar vida segn las caractersticas particulares, los territorios que son apropiados para el desarrollo sociedades humanas organizadas, el territorio puede significar un espacio potencialmente frtil para establecer relaciones, construir comunidades humanas, generar vnculos, construir identidades y sentido de perteneca al espacio social y al territorio como extensin.Un territorio por todo lo que aporta a la vida, tambin llama al individuo a que le pertenezca, a que se integre a este con respeto a sus ritmos, tiempos, recursos, posibilidades productivas, a que lo entienda, lo comprenda; cuando el hombre entiende le mensaje, valora, dimensiona lo que el territorio le brinda; el hombre entra a otro plano de relacin, de vnculo, de pertenencia. Ms all de extensin y fisicalidad, como proveedora de esperanza y de vida, el espacio es intensidad, actividad fluyente, constante pero de otras energas, las que vigilan el equilibrio de todo lo que ah se produce, vive, circula y tambin de los que ah transitan; entonces genera vnculos con quien reconoce esas presencias otras, entonces el hombre tambin pertenece a la tierra; es as como el espacio se apropia del sujeto como este de l; tenemos entonces que, hacer lugar es establecer vnculos con todo lo que ah habita, de ah que haya una mutua pertenencia que se refuerza en cada accin de carcter productivo y en las maneras de manifestar el respeto por el territorio y eso, desde la lgica de los pueblos originarios de Abya Yala, es hacer territorialidad[footnoteRef:20]. [20: Para Gimnez: territorio o territorialidad. Se trata de un concepto extraordinariamente importante, no slo para entender las identidades sociales territorializadas, como las de los grupos tnicos, por ejemplo, sino tambin para encuadrar adecuadamente los fenmenos del arraigo, del apego y del sentimiento de pertenencia socio-territorial, as como tambin los de la movilidad, los de las migraciones internacionales y hasta los de la globalizacin. Gilberto Gimnez Montiel. op. Cit. p. 315 ]

Cuando se hace territorialidad, hay identificacin, proximidad, encuentro; el humano se identifica con su espacio proveedor, por eso se apropia[footnoteRef:21] de l, lo cuida, le pide que sea benvolo y devuelve de manera recproca algo de la energa que sta le dio en el ciclo productivo, en su estancia en ese sitio, pero no es lo objetual tangible lo que interesa, ms bien, lo importante es la muestra del vnculo a partir de los actos de devolucin, de respeto a los ritmos de recuperacin y reabastecimiento de energa de la tierra. El apego, el vnculo, se establece y fortalece cclica y constantemente cuando inicia el trabajo y al inicio de cada jornada de trabajo, eso permite una relacin de pertenencia. [21: cuando se lo considera como lugar de inscripcin de una historia o de una tradicin, como la tierra de los antepasados, como recinto sagrado, como repertorio de geosmbolos, como reserva ecolgica, como bien ambiental, como patrimonio valorizado, como solar nativo, como paisaje al natural, como smbolo metonmico de la comunidad o como referente de la identidad de un grupo, se est enfatizando el polo simblico-cultural de la apropiacin del espacio. Gimnez, Op. Cit. P. 316]

Como consecuencia de ese vnculo territorio sujetos, las relaciones humanas hayan espacio de dilogo, de encuentro, del tejido de ideas, de la urdimbre de sueos y esperanzas; es posible entonces, darle cuerpo al grupo de individuos, se pueden tender los hilos que darn forma al entramado social, se tejen redes de parentesco, de amistad; se hace necesario el otro de nosotros en las necesidades colectivas, en los trabajos colectivos, entonces hay posibilidad de que haya comunidad. Cuando hay un tejido social, una confluencia de intereses, una interdependencia y se le reconoce en su dimensin, puede afirmarse que hay identidad de intereses; as entonces, son las condiciones sociales de existencia las que posibilitan la conformacin de un colectivo social con espacio en donde hay encuentro, dilogo, construccin de expectativas, donde se compartan experiencias, memorias, historia, imaginarios. La comunidad como organismo se constituye, se estructura o forma tejidos como un rizoma[footnoteRef:22], tiene un flujo de comunicacin orgnico, sus vasos comunicantes y sus interacciones son capaces de articularse, la comunidad se vuelve cuerpo, reacciona ante las circunstancias, enfrenta la alegra, el dolor, la adversidad y construye horizonte, sus experiencias colectivas son acontecimientos que fortalecen el vnculo intracomunitario; as, en cada acto y oportunidad de interaccin, representa posibilidad de encuentro, de dilogo, discusin y propuesta de qu hacer. Lo vivido en comn, de lo cotidiano, de las contingencias, sueos colectivos son las hebras que le dan color y nutren la vida colectiva; ese entramado con sus acciones es el que convoca al intercambio de saberes, conocimientos, a la vivencia de experiencias colectivas; a la integracin, compartencia[footnoteRef:23], la fiesta para propiciar esos espacios permite configurar sentidos ser/al estar juntos; de esos ingredientes se conforma y configura el sentido de pertenencia. [22: En s mismo, el rizoma tiene formas muy diversas, desde SU extensin superficial ramificada en todos los sentidos hasta sus concreciones en bulbos y tubrculos: (). En un rizoma hay lo mejor y lo peor: la patata y la grama, la mala hierba. Animal y planta, la grama es crab-grass. () cualquier punto del rizoma puede ser conectado con cualquier otro, y debe serlo. Gilles Deleuze y Flix Guattari. Rizoma. P. 5] [23: El concepto compartencia acuado por los tericos de la comunalidad, se deriva del verbo compartir; pero que en el acto de ser/estar con los otros, se impone no slo compartir lo material, lo que se consume en las fiestas, la alegra comunal, el dolor por quienes se despiden terrenalmente de nosotros, sino tambin la responsabilidad con el entorno como entramado social y fsico-natural. ]

Cuando el sujeto nace, es inscrito por sus padres al espacio, nace con la carga, historia e imagen de stos; el entorno lo adscribe a este u otros colectivos en los que es incorporado por imposicin o decisin personal; sin embargo, cuando ya tiene nocin y sentido de pertenencia, se autoadscribe, se inserta en la dinmica colectiva, se integra e incorpora; la identidad le permite un sentido de ser/estar con unos sus iguales e interactuando con unos otros pero ya identificado.Cuando se crea o hace territorio, como comunidad y/o cultura con prcticas especficas que los definen y diferencian, ocupan los espacios, les asignan nombre, les atribuyen funciones, cualidades; todo su espacio tiene una funcin, una cualidad; por lo tanto, una forma de interaccin.Entonces, cada comunidad o cultura, se apropia del territorio, genera relaciones de poder muy otro que surge del consenso[footnoteRef:24], poder que coordina, designa y crea los espacios, genera condiciones de interaccin particulares y especficos, de tal manera que se pueda generar la relacin entre sujetos y entre sujeto y su espacio; se construye y configura una cultura, un sentido y forma de estar ah, de tal manera que sujeto y espacio tengan unidad de sentido y generen sentido de pertenencia. [24: Una asamblea comunitaria es un rgano mediante el que ejercen el poder los ciudadanos en un territorio concreto, () al que estn acostumbrados histricamente la mayora de los oaxaqueos: poder en un espacio, no como un ejercicio desterritorializado, no como control de gente, sobre gentes e instituciones, sino como gente ordenando la vida en un territorio, y precisamente organizando su vida en su territorio. Benjamn Maldonado. La APPO como asamblea en La Batalla por Oaxaca. P. 122 ]

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