e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

12
e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO? RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE University of Lond,on 1. En esta comunicación me referiré repetidas veces a las llamadas varie- dades lingŭ ísticas, de manera que es imprescindible definir este término desde un principio. Lo empleo con el sentido siguiente: «la suma total de los ítems ling-ŭ ísticos (es decir, fonemas, morfemas, reglas sintácticas, le- xemas, sentidos, etc.) que están a la disposición de los hablantes, para un tipo dado de comunicación, en un sitio dado, en un momento dado. El término abarca, por eso, tanto las variedades muy extendidas, por ejemplo «el espariol estándard», como las muy restringidas, por ejemplo «el habla de los gitanos sevillanos del siglo XIX», o la «lengua escrita de los monjes de Sahagŭ n en el siglo XIII». El término variedad evita tener que emplear el término dialecto (de significación cultural tan equívoca) y la necesidad de distinguir entre dialecto y lengua, empresa imposible sobre una base giástica. Ahora que las historias del español han podido separarse netamente de, las historias literarias (cosa conseg-uida sólo recientemente; véanse Lloyd 1987, Penny 1993), sigue en pie el hecho de que las historias ling ŭ ísticas suelen suponer (las más de las veces sin reparos) que el desarrollo del castellano es un proceso lineal. Y esto a pesar de que queda finalmente claro que el cambio lingŭ ístico tiene como base la variación sincrónica, de manera que existen repetidas oportunidades para que el desarrollo sea discontinuo. En cada momento existe la posibilidad de que algŭ n grupo social prefiera cierta variante de origen foráneo que acaba de penetrar en el habla del g-rupo (lo que suele denominarse un préstamo). También existe la posibilidad de que se prefiera una variante antigua a otra más reciente, o de que se abandone una variante nueva (de manera que la historia lin- gŭ ística puede dar la impresión de reuuceder momentáneamente). Por otra parte, durante una historia prolongada, puede ocurrir que se considere prestigiosas en distintos momentos a distintas variedades: en un período, digamos, a la variedad burgalesa, en otro, a la toledana. De este

Transcript of e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

Page 1: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DELCASTELLANO?

RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

University of Lond,on

1.

En esta comunicación me referiré repetidas veces a las llamadas varie-dades lingŭísticas, de manera que es imprescindible definir este términodesde un principio. Lo empleo con el sentido siguiente: «la suma total delos ítems ling-ŭísticos (es decir, fonemas, morfemas, reglas sintácticas, le-xemas, sentidos, etc.) que están a la disposición de los hablantes, para untipo dado de comunicación, en un sitio dado, en un momento dado. Eltérmino abarca, por eso, tanto las variedades muy extendidas, por ejemplo«el espariol estándard», como las muy restringidas, por ejemplo «el hablade los gitanos sevillanos del siglo XIX», o la «lengua escrita de los monjesde Sahagŭn en el siglo XIII». El término variedad evita tener que emplearel término dialecto (de significación cultural tan equívoca) y la necesidadde distinguir entre dialecto y lengua, empresa imposible sobre una basegiástica.

Ahora que las historias del español han podido separarse netamente de,las historias literarias (cosa conseg-uida sólo recientemente; véanse Lloyd1987, Penny 1993), sigue en pie el hecho de que las historias ling ŭísticassuelen suponer (las más de las veces sin reparos) que el desarrollo delcastellano es un proceso lineal. Y esto a pesar de que queda finalmenteclaro que el cambio lingŭístico tiene como base la variación sincrónica, demanera que existen repetidas oportunidades para que el desarrollo seadiscontinuo. En cada momento existe la posibilidad de que algŭn gruposocial prefiera cierta variante de origen foráneo que acaba de penetrar enel habla del g-rupo (lo que suele denominarse un préstamo). También existela posibilidad de que se prefiera una variante antigua a otra más reciente,o de que se abandone una variante nueva (de manera que la historia lin-gŭística puede dar la impresión de reuuceder momentáneamente).

Por otra parte, durante una historia prolongada, puede ocurrir que seconsidere prestigiosas en distintos momentos a distintas variedades: en unperíodo, digamos, a la variedad burgalesa, en otro, a la toledana. De este

Page 2: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

584 RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

modo puede producirse discontinuidad entre las variedades escritas, pres-tigiosas, de una lengua.

Ahora bien, si la historia linginstica suele ser discontinua, no lineal, stlequé manera podemos tratarla? Ŭnicamente prestando la debida atencióna la variación lingŭística.

2.

En los ŭltimos decenios, nos hemos ido dando cuenta de que la con-dición natural del leng-uage humano es la de una heterogeneidad ordenaday dinámica. La lengua nunca se presenta como monolítica sino que essiempre variada (es decir, es heterogénea); pero esta heterogeneidad noes caótica, sino altamente organizada (se trata de una heterogeneidad or-ganizada); y los elementos que componen esta heterogeneidad ordenada,las variantes a disposición de los hablantes, están sujetos a continuos rea-justes, pérdidas y aumentos (de manera que la heterogeneidad ordenadaen la que consiste la lengua es también dinámica).

La variación está correlacionada con un mínimo de cuatro factores: (1)el espacio geográfico, (2) la estructura social, (3) el tiempo, y (4) la situa-ción comunicativa. Estas correlaciones se pueden ejemplificar con una mis-ma variable: la competición entre aspirada y cero en formas como /hŭmo/vs /ŭmo/:

(1) Hay zonas peninsulares y americanas donde ciertas personas aveces pronuncian /h ŭmo/ (Andalucía Occidental y Extremadura, La Ri-bera de Duero, Oriente de Asturias y Cantabria, zonas cariberias), y otras(las demás) donde todos siempre dicen /ŭmo/.

(2) En las zonas mencionadas, ciertos hablantes pronuncian a veces/hŭmo/ (los mayores, con pocos estudios, de zonas rurales), mientras queotros siempre pronuncian / ŭmo/.

(3) La gran mayoría (incluso la totalidad) de los castellanos, de losandaluces, de los americanos antes pronunciaban /h ŭmo/, pero ahora lagran mayoria pronuncia / ŭmo/.

(4) Los que pronuncian /hŭmo/ en condiciones de confianza, entreamigos, en su habla descuidada, son propensos a decir / ŭmo/ ante foras-teros, cuando son conscientes de su manera de hablar.

2.1. Variación diatópica

Es de lo que trata la dialectología tradicional. La observación detalladade esta variación (en los atlas ling ŭísticos) revela que no existen fronterasentre «dialectos» (es decir, que los dialectos no existen como entidadesdiscretas). Las isoglosas raras veces aparecen en haces, sino esparcidas. Ysin embargo, hay tendencia, incluso entre los lingiiistas, a hablar de lasvariedades geográficas como si constituyeran una serie de entidades discre-

Page 3: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO? 585

tas (p. ej. Murioz Cortés 1992). Ello se debe a la forma de viajar de hoy endía: notamos las diferencias importantes entre el habla del sitio de dondepartimos y la de nuestro destino, pero no tenemos ocasión de observar lagradación dialectal intermedia.

Aun la dialectología tradicional se ha visto obligada a reconocer ciertosdialectos «transicionales» (p. ej., Zamora 1967), pero no ha querido reco-nocer que todas las variedades locales («dialectos») son transicionales, enel sentido de que cada variedad comparte la gran mayoría de sus elemen-tos/rasgos con todas las variedades circundantes. Por ejemplo, la publica-ción que resultó de un estudio clásico (admirable además) sobre el espariolmeridional se tituló «La frontera del andaluz» (Navarro, Espinosa, & Ro-dríguez-Castellano 1933), pero lo que hace es trazar una sola isoglosa (laque indica el límite meridional de la /s/ apicoalveolar castellana).-En rea-lidad, las «fronteras dialectales» que comprenden una sola isoglosa son lasŭnicas que existen (y apenas son «fronteras»); tan pronto como se trata deseparar dos dialectos trazando dos isoglosas, la «frontera» se vuelve nebu-losa, y si se trazan diez isoglosas (que representan diez de los rasgos sobrelas decenas de millares que constituyen el habla de un individuo), la hi-potética frontera se difumina ante nuestros ojos.

En Esparia no se ha llegado a reconocer plenamente la inexistencia delas fronteras dialectales, a causa de la peculiar historia dialectal de la Pe-nínsula. Los acontecimientos muy especiales de la Reconquista, que diolugar al repetido traslado de grupos humanos dentro de zonas ya delimi-tadas, tuvieron como resultado la coincidencia, en la mitad sur de la Pe-nínsula, de una serie de isoglosas. En la frontera política entre Portugal yLeón-Castilla, y en la línea que separaba la zona de colonización catalanay la castellano-aragonesa, estas coincidencias de isoglosas sí forman fron-teras dialectales, acaso las ŭnicas fronteras dialectales netas de toda la Ro-mania, pero la naturaleza sumamente excepcional de estas coincidenciasno siempre ha sido reconocida por los geolingiiistas esparioles.

2.2. Variación diastrática

El estudio detallado de este tipo de variación se remonta a mediadosde este siglo, empezando con los trabajos ya clásicos de William Labov(1966) sobre el habla de Nueva York. La observación de fuertes correlacio-nes entre variables ling-iiísticas y variables sociales (edad, sexo, educación,etc.) arrojó nueva luz sobre el empleo del lenguaje, y más tarde sobre lahistoria ling-riística. Una consecuencia desafortunada de este fructífero en-foque fue la creación del modelo de estratos geológicos (para algunos, elmodelo de la tarta helada). La necesidad de colocar a los individuos estu-diados en una u otra de una serie de clases sociales (clase obrera baja, clasemedio alta, etc.) a veces llevaba a los estudiosos a concebir los dialectossociales como bien definidos (los «sociolectos»). Pero, naturalmente, losindividuos que forman una comunidad no se dividen netamente en clases

Page 4: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

586 RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

sociales discretas, sino que están organizadas en un contínuum entre dosextremos (por ejemplo, desde el más hasta el menos poderoso). El ŭnicoparámetro que divide netamente a la sociedad es el del sexo; ha sido posibleobservar varios contrastes entre el habla de las mujeres y la de los hombres.

El enfoque estratigráfico se ha aplicado a unas cuantas variedades delespariol, como en el caso del estudio llevado a cabo en Valladolid por LynnWilliams (1987). Y además, el mismo enfoque se ha aplicado, desde unprincipio, a los estudios históricos, con el propósito de explicar el cambioling-ŭístico (p. ej., Weinreich, Labov & Herzog 1968).

El otro enfoque socioling-ŭístico de importancia ha sido el desarrollo dela teoría de las redes sociales. Esta teoría fue elaborada sobre todo en elmundo angloparlante, por James y Lesley Milroy y por Peter Trudgill(p. ej., 1986). Casi desde el primer momento, este enfoque produjo ob-servaciones importantes sobre el cambio lingŭístico (Milroy & Milroy 1985),y cierta parte de mis investigaciones ha consistido en la aplicación de estateoría a la historia del castellano (Penny 1987, 1992, 1992-93, 1995a,1995b). Otro estudioso que ha seguido este fructífero camino es RogerWright (1988, 1993). En un sentido amplio, la teoría de las redes socialesnos proporciona una explicación de las circunstancias que favorecen uncambio lento o rápido, y nos ayuda a comprender el cambio muy rápidoque ha sufrido el castellano en ciertas etapas de su historia.

2.3. Variación diacrónica

Este tipo de variación siempre ha sido eVidente para los ling ŭistas; y,como se sabe, la lingŭística fue exclusivamente histórica hasta principiosdel siglo XX. Aunque la lingŭística diacrónica se consideró casi enteramen-te pasada de moda, tras la revolución chomskyana, ha vuelto en el ŭltimodecenio a ocupar un lugar destacado. Lo que en la actualidad es distintoes que el cambio lingŭístico se considera indisolublemente relacionado conla variación sociolingŭística, como en seguida vamos a exponer.

2.4. Variación estilistica o registro

También está bien estudiada, desde hace algŭn tiempo, la variaciónestilistica, y se ha visto que está intimamente vinculada a los demás tiposde variación. Es decir que un solo hablante, al escoger las variantes queson apropiadas a la situación social en la que se encuentra, escoge entreuna gama de variantes que suele reproducir una gama de sucesivas varianteshistóricas, o una gama de variantes socioling-ŭ ísticas que están en compe-tencia en un momento dado. Así, cuando el hablante escoge la varianterlabol (con fricativa fuerte) en una situación comunicativa formal, antesque [laao] (con fricativa débil), o [lao] (sin intervocálica pero con dossílabas), o riaul (con reducción de las dos vocales a una sola silaba), lo

Page 5: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO? 587

que hace es escoger la más antigua de las variantes disponibles, y tambiénla variante cuya frecuencia es más alta (cuando todos los demás factoresson constantes) entre los hablantes de posición socioeconómica alta.

Es más, la llamada ultracorrección es inconcebible sin una teoría de va-riación estilística. La existencia de una serie de variantes como Dia4501,[la5o], naol, Ulaul es lo ŭnico que permite la creación, entre ciertoshablantes, en circunstancias para ellos formales, de variantes como[bakalas5o]; esta pronunciación sólo tiene explicación como una extensiónde la gama de variantes apropiadas para bacalao, porque su gama de varia-ciones coincide parcialmente con la gama de variaciones de lado, etc.

2.5. Se sigue de lo anterior que el concepto del lenguaje aquí adoptado(el concepto de que el lenguaje ofrece una heterogeneidad dinámica or-denada) es fundamentalmente incompatible con el enfoque chomskyano.Segŭn una frase de Chomsky a menudo citada (1965: 3), «la teoría lin-giiística se ocupa principalmente de un hablante-oyente que pertenece auna comunidad de habla totalmente homogénea». Tal enfoque no puedetener èn cuenta las realidades de la variación, y en consecuencia las reali-dades del cambio lingŭístico. Los esfuerzos por ariadir una perspectiva dia-crónica a la lingŭ ística chomskyana (con base en el reordenamiento de lasreglas, de la reconstrucción de la gramática hecha por los nirios, etc.) hansido a veces estimulantes, como en el caso de Lass (1980). Y el enfoquetransformacional ha sido a veces aplicado, con resultados interesantes, a lahistoria del castellano (Otero 1971-76), pero estos esfuerzos han fallado, ami criterio, porque están fundados en la noción mítica de una comunidadlingŭística homogénea.

2.6. Una segunda consecuencia de nuestra visión es que la noción dela fragmentación no cabe en la historia lingŭística. Esta noción implica laexistencia anterior de un estado de uniformidad; es decir, implica una faltade variación. Cito como ejemplo la idea errónea de Entwistle (1962) de4ue en la Esparia visigótica existía cierta unidad ling- ŭística, y de que estaunidad después se rompió, a través de sucesivas fragmentaciones, y diolugar a la serie de dialectos peninsulares que conocemos. Esto carece desentido: en una época en la que la comunicación y el desplazamiento eranmás dificultosos que en la época anterior y en la posterior, el grado devariación diat .ópica en el romance visigótico debió haber sido mayor queen épocas posteriores. La frag-mentación no es un modelo aprovechablepor la historia lingŭística, y en nuestro ŭltimo Congreso (1995b) argumentéque el árbol genealógico (máxima expresión visual del proceso fragmen-tacional) es también inapropiado para la historia de la lenguas romances.Segŭn mi visión, el desarrollo ling ŭístico avanza en pequerios pasos orde-nados y sucesivos, procediendo de un estado de variación a otro. Sólo nues-tro conocimiento imperfecto del pasado nos lleva a creer que la variaciónestaba ausente en épocas anteriores. El sentido com ŭn nos dice que el latín,por ejemplo, ofrecía tanta variación como cualquier lengua que ahora se

Page 6: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

588 RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

habla. Sólo la tradición escrita, por ser muy selectiva, nos hace rechazar lavariación en el pasado.

Cómo está relacionada la variación con el cambio? Antes de poderenfocar esta cuestión, tenemos que considerar brevemente lo que es el«cambio ling-ŭístico».

3. SIGNIFICADO DE «CAMBIO LINGOISTICO»

Las historias del espariol (y de otras lenguas) adolecen tradicionalmentede una insuficiente claridad en la cuestión de la naturaleza del cambiolingŭístico. Este término se refiere a dos cosas enteramente distintas encuanto a su naturaleza y su causa.

3.1. En primer lugar, el término «cambio» se aplica a la aparición de unainnovación, cosa que necesariamente ocurre en el habla de un solo indivi-duo, a menudo de un niño. Los motivos de tales innovaciones son m ŭlti-ples, y no se comentarán aquí. Pero cada innovación puede considerarsecomo la adición de una variante a una gama de variantes ya existentes. Demanera que la primera persona que dijo [lo metí akí óéntro] ariadió unaforma (en este caso, morfológica, [metí]) a la gama ya existente ([mize] ,[mise]).

3.2. Por otro lado, el «cambio» a menudo se concibe como la aceptaciónde una nueva forma por parte de alguna «comunidad lingŭística». Esto seconsigue por la adición de la nueva variante a la gama de variantes em-pleadas por una proporción cada vez mayor de la comunidad. En nuestroejemplo, cada vez más individuos profieren [lo metí akí óéntro] bajo ciertascircunstancias. Lo que también ha quedado claro es que este incrementode variantes ocurre ŭnicamente a través de la imitación de un individuopor otro estando los dos frente a frente. Esta mutua adaptación del hablaparece ser universal, y es lo que explica la manera, no caótica, en la quelos cambios atraviesan un territorio o una sociedad.

3.3. 4;2,ué querrá decir, entonces, que «ha ocurrido» un cambio lin-gŭístico? Una primera opinión sería que sólo es posible afirmar que se hacumplido un cambio cuando alguna variante antigua ya no la emplea nadiede la comunidad. En nuestro ejemplo, sólo podríamos decir que habíacambiado el pretérito de nteter una vez que se hubiera establecido que nin-gŭn hispanohablante empleaba las variantes [mize] o [mise]. Ésta es unaprueba muy difícil, acaso imposible, ya que se trata de demostrar una pro-posición negativa, y porque una ausencia de pruebas no prueba la ausencia.

Se ve que nos hace falta una definición menos rigurosa del cambio.Una que a menudo se acepta implícitamente es la «aceptación de unanueva variante y el abandono de otra variante más antigua por los miem-bros más prestigiosos de la sociedad». Debemos notar que tal definición essumamente tendehciosa; nos permite decir que ha cambiado el pretérito

Page 7: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

EN QUÉ CONSISTE UNA HISTOR1A DEL CASTELLANO? 589

de meter cuando se observa que las clases instruidas de Castilla ya no escri-ben mise, y por eso se concluye que dejaron de decir [mize] o [mise] enalgŭn momento anterior. Sin embargo, tal definición implica que los ha-blantes que pertenecen a otras clases, o que viven lejos de los centros ur-banos, pueden haber seguido diciendo [mizel, etc., durante un períodoposterior más o menos largo.

Pero, a pesar de que carecemos de una definición satisfactoria del cam-bio, está claro que todas las definiciones dependen de la existencia devariantes lingŭísticas, y podemos pasar a un examen de la relación queexiste entre la variación y el cambio.

4. INTERDEPENDENCIA DE VARIACIÓN Y CAMBIO

Esta interdependencia, fundamental en la historia lingŭística, tiene dosaspectos:

4.1. Cada caso de variación depende del cambio. Ya se ha visto que lainnovación consiste en ariadir una nueva variante a la gama existente.

4.2. Menos evidente es el hecho de que ning ŭn cambio es posible sinel mecanismo de la variación. La adopción de una innovación implica eltraslado de la nueva variante desde el hablante innovador a otros hablantes,y luego implica la pérdida de alguna variante más antigua en el habla dealgŭn sector importante de la comunidad. (Nótese que aunque el cambioes imposible sin variación, la variación no lleva inevitablemente al cambio;ciertos casos de variación son estables.)

4.3. Un modelo del cambio ling- ŭístico. La interdependencia entre va-riación y cambio está representada, de forma simplificada, en la fig. 1. Eleje horizontal de la tabla representa la variación socioling-ŭística (y varia-ción de registro), mientras que el eje vertical representa el cambio; se ex-cluye la variación diatópica. La comunidad cuya habla así se presenta es la«castellana» de los ŭltimos 2000 arios; las «etapas» 1-5 son momentos ar-bitrarios, distanciados irregularmente, y a ŭn no se han dado las dos ŭltimasetapas, que son más o menos predecibles. En cada etapa, la variante másantigua está a la izquierda, la más reciente a la derecha. La manera dedesarrollarse el lenguaje es evidente: se crean nuevas variantes, que se acep-tan en distintas etapas (aparecen a la derecha), mientras que otras variantesdejan de emplearse (desaparecen por la izquierda).

Page 8: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

590 RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

Etapa 1: [láto] [ládo]

Etapa 2: [láto] [ládo] [115o]

Etapa 3: [ládo] [láCio] [1áNa]

Etapa 4: [láöo] [láõo] [láo]

Etapa 5: • [láóo] [1á80] [láo] [látj]

*Etapa 6: [láao] [láo] [14]

*Etapa 7: [láo] [láu]

Fig. 1

4.4. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el cambio no siempreavanza de esta manera sencilla. Ya se ha subrayado que el cambio ling ŭísticono consiste siempre en un proceso lineal, sino que existen callejones sinsalida. Estos callejones resultan del hecho de que las variantes que se pier-den en un período dado no son siempre las más antiguas; las más nuevaspueden ser las que desaparecen, dejando el campo libre a las antiguas. Estose ve en la historia de palabras como nido, y otras con -D- intervocálicalatina (fig. 2).

Etapa 1: [nido] [nibo]

Etapa 2: [nido] [níbo] [nPo]

Etapa 3: [nibo] [níao] [nio]

Etapa 4: [nD3o] [nilo]

Etapa 5: [nibo]

Fig. 2

Muchas palabras con -D- muestran un desarrollo menos accidentado,en el que las variantes con fricativa interna (fuerte o débil) se pierden trasla etapa 3, lo que permite que la variante •sin consonante interna continŭehasta la lengua moderna (p. ej., SEDERE > ser). Otras palabras, empero,siguieron el curso indicado para nido, apareciendo a menudo en la EdadMedia sin -d- (CRÚDU > crudo > crŭo, VADU > vado > vao), para luegodar aparentemente marcha atrás, y dejar sólo nido, crudo, vado, etc.). Talescambios de dirección son imposibles de comprender, a mi ver, fuera de losmodelos variacionistas del cambio lingŭístico.

4.5. Otro detalle intrincado del desarrollo del espariol, la aparición enjudeoespariol de /av/ donde el castellano ofrece /au/, sólo encuentra ex-plicación si se tiene en cuenta la variación lingŭística. En el judeoespariolde varias regiones aparecen kavsa (= causa), etc., evolución que va a con-tracorriente del desarrollo normal del espariol, donde la labial final desilaba se ha convertido en semivocal [u]: CAPITÁLE > cabdal > caudal.Durante los decenios en los que este cambio se iba aceptando en la socie-

Page 9: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO? 591

dad peninsular (finales del siglo xv), tuvieron que entrar en competencialas variantes cabdal y caudal, y durante esta época cualquier palabra quetuviera ralj (de otro origen) pudo compartir la misma variación, con loque se creó una variante con [aB1 Aunque en el espariol peninsular yamericano la variante antigua cedió el paso a la nueva, y se perdieron cabdaly cabsa, no ocurrió así con las variedades habladas por los sefardíes deoriente, que mantuvieron las variarites con labial, no sólo en los casos don-de ésta era antigua y representaba una labial latina (kavdal), sino donde lalabial se había introducido «anómalamente» (kavsa).

Dado que cada cambio que afecta a una lengua se desarrolla a travésde este mecanismo, y que cada cambio coincide en parte con otros, etienesentido dividir en períodos la historia de una lengua?

5. LA PERIODIZACIÓN

La gran mayoría de las historias lingriísticas dividen el eje temporal endistintas épocas, a veces muchas. Estas divisiones hacen que sean más ma-nejables los datos expuestos, y son inevitables si se quiere contar la historiaal revés, empezando por el momento actual, como hace Barbara Strang(1970) en su excelente historia del inglés. Pero he llegado a la conclusiónde que carece de base teórica cualquier división temporal de la historia deuna lengua. Por eso, me parece especialmente estéril el debate recientesobre si se debía o no reconocer una etapa llamada del «castellano medio»entre el medieval y el moderno.

5.1. Se podría justificar la periodización si se pudiera demostrar queuna lengua dada hubiera sufrido una serie de cambios en muy pocotiempo, cosa que nos proporcionaría una división temporal, aunque borro-sa. Algunos han visto transformaciones de e'ste tipo en distintas lenguas:por ejemplo, el Gran Cambio Vocálico del inglés premoderno, o los cam-bios consonánticos del castellano del Siglo de Oro. El problema estriba enque un acelerado cambio fonológico raras veces va acompariado de cambiosque afecten otros elementos del sistema. Pountain (1985) ha mostrado laprobabilidad de que el castellano sufriera una serie coordinada de cambiossintácticos dos siglos antes de los consonánticos, y aunque Ridruejo (1994)busca datos para sostener la hipótesis de que la transformación de las si-bilantes fue acompariada por un cambio significante del sistema sintáctico,hay que reconocer que faltan pruebas convincentes.

5.2. Sin embargo, cuando se miran de cerca las razones que suelenofrecerse para la periodización fing ŭística, puede observarse que los crite-rios que se emplean no son del todo lingriísticos, sino culturales, literarios,políticos, económicos, etc. Por ejemplo, nuestros conocimientos culturalesnos inducen a encontrar el comienzo de un «período» lingŭístico a finalesdel siglo xv/principios del xvl, basado en las distintas reestructuracionesculturales que tienen lugar en ese momento, reestructuraciones que de-nominamos el Renacimiento. Muchas historias del castellano consideran

Page 10: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

592 RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

este momento como decisivo, pero sin embargo es difícil descubrir unaserie de cambios rápidos que justifiquen la separación neta, en este mo-mento, entre el espariol medieval y el moderno.

5.3. Si la periodización es un espejismo, no se puede decir que el cas-tellano (ni cualquier otra lengua) tenga principio. Ni siquiera se puededenominar «principio» el momento en el que el latín sustituyó a las lenguaspeninsulares prerromanas, ya que éste no fue un «momento», sino un pro-ceso que continŭa aŭn hoy (con el retroceso del vascuence), y tambiénporque el latín llevado a la Península fue continuación de la lengua habladaen Italia.

Estas consideraciones son pertinentes cuando se recuerdan las celebra-ciones, ya hace veinte arios, del «milenario de la lengua castellana». Talesfestividades sólo tienen sentido si se equipara la «lengua castellana» con la«lengua castellana escrita», si se fecha el nacimiento del castellano en elmomento de la aparición de los primeros textos (las Glosas emilianenses)en los cuales los signos alfabéticos parecen representar directamente losfonemas del romance, y si se olvida que la variedad lingŭística representadaen la glosas no es la que después constituirá el nŭcleo de donde surgió lalengua castellana. Aun así, apenas se puede sostener que no se escribía elromance antes de esta reforma ortográfica; como ha mostradp Wright(1982), los textos anteriores a esta fecha, que tradicionalmente se consi-deran escritos en latín bárbaro, al contrario se deben considerar escritosen romance con ortografía tradicional o mixta.

Un solo aspecto de las celebraciones de 1977 no estuvo totalmentedesacertado; y éste es el de la cuestión metalingŭística de los nombres quese dan a las lenguas y el de la lealtad lingŭística. Uno de los criterios in-formales que se aplican, cuando se decide conceder o no la categoría de«lengua» a una variedad lingŭística, es el de si la variedad en cuestióncuenta con una forma escrita, y si el sistema ortográfico empleado es dis-tintivo. Segŭn ambos criterios, hay motivos para aplicar la denominaciónde «lengua» a la varieded empleada por el glosador emilianense (aunqUesería erróneo aplicar la etiqueta «lengua castellana»). Pero estos criteriosson poco satisfactorios. Apenas dudaríamos en conceder la categoría de«lengua» al habla de un grupo iletrado (por ejemplo, un grupo aborigenaustraliano), si fuera tan diferente de la de los grupos vecinos que les eraincomprensible. Por otra parte, emplear el mismo criterio nos lleva a cla-sificar como lenguas distintas unas variedades como el sueco y el noruego,con un alto grado de comprensión mutua, por no mencionar el español yel italiano.

Tampoco pretendo afirmar que el criterio de la inteligibilidad sea eladecuado para establecer la categoría de «lengua». El hecho es que noexiste ningŭn criterio puramente lingŭístico que nos permita diferenciarentre las «lenguas» y las demás variedades que carecen de este estatus.

Page 11: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO? 593

6. CONCLUSIÓN

Esta ŭltima consideración nos ha apartado levemente de nuestro temacentral. Éste nos lleva a la conclusión de que la historia de cualquier lenguaconsiste en un desarrollo constante y paulatino que transforma un estadode heterogeneidad multidimensional pero bien ordenado en otro estadocon las mismas características heterogéneas. Incluso puede considerarseparadójica la noción de un «estado de heterogeneidad», y acaso se debieraevitar, ya que la lengua nunca se mantiene lo suficientemente inmóvil paraque pueda considerarse que está en un «estado». El historiador lingŭístico,por consiguiente, debe valerse más de la teoría del caos que de la geometríaeuclidiana.

Por difícil que sea, la historia del espariol tiene que ser el relato deldesarrollo de esta heterogeneidad lingŭística. Hasta aquí las historias delespariol se han ocupado de una serie muy limitada de variedades ling ŭís-ticas, aquéllas empleadas por los poderosos. Queda por escribirse la historiadel espariol empleado por todos los grupos; es una tarea que vale la penaemprender.

BIBLIOGRAFÍA

CHOMSKY, Noam, 1965. Aspects of the Theory of Syntax (Cambridge, Mass: MIT).ENTWISTLE, William J., 1962. The Spanish Language together with Portuguese, Catalan and

Basque, 2a ed., rev. W. D. Elcock (Londres: Faber).GIMENO MENÉNDEZ, Francisco, 1995. Sociolingiiística histórica (siglos X-X1I) (Madrid: Visor

Libq-os & Univ. de Alicante).LAPESA, Rafael, 1980. Historia d,e la lengua española, 8a ed. (Madrid: Gredos).LABOV, William, 1966. The Social Stratification of English in New York City (Washington DC:

Center for Applied Linguistics).LASS, Roger, 1980. On Explaining Language Change (Cambridge: University Press).LLOYD, Paul M., 1993. Del latín al español, I, Fonología y morfología histáricas de la lengua

española, Biblioteca Románica Hispánica, III Manuales, 72 (Madrid: Gredos).MILROY, James, 1992. Linguistic Variation and Change: On the Histo-rical Sociolinguistics of

English, Language in Society, 19 (Oxford: Blackwell).& Lesley Milroy, 1985. «Linguistic Change, Social Network and Speaker Innovation»,Journal of Linguistics, 21: 339-84.

MILROY, Lesley, 1987. Language and Social Networks, Language in Society 2, 2a ed. (0x-ford: Blackwell).

MuÑoz CoRTÉs, Manuel, 1992. «402. Spanisch: Regionale Varianten auf der IberischenHalbinsel/Variedades regionales del castellano en España», en Lexikon der Romanis-tischen Linguistik (LRL), ed. Gŭnter Holtus, Michael Metzeltin, Christian Schmitt, VI,1, Aragonesisch/Navarresisch, Spanisch, Asturianisch/Leonesisch (Tubinga: Nie-meyer), pp. 583-602.

NAVARRO TOMÁS, Tomás, A. M. Espinosa Jr., & Lorenzo Rodriguez-Castellano, 1933. «Lafrontera del andaluz», RFE, 20 (1933), 225-77, reimpreso en Tomás Navarro TomásCapítulos d,e g-eografía lingiiística de la Península Ibérica (Bogotá: Instituto Caro y Cuer-vo, 1975), pp. 21-80.

Page 12: e:EN QUÉ CONSISTE UNA HISTORIA DEL CASTELLANO?

594 RALPH PENNY, QUEEN MARY AND WESTFIELD COLLEGE

OTERO, Carlos P., 1971-76. Evolución y revolución en romance: mínima introducción a lafonología, 2 tomos (Barcelona: Seix Barral).

PENNY, Ralph, 1987. Patterns of Language-Change in Spain, conferencia inaugural de cá-tedra (Londres: Westfield College, 1987).

—, 1992. «La innovación fonológica del judeoespañol», en Actas dd 11 Congreso Interna-cional de Historia de la Lengua Española, II, ed. M. Ariza, R. Cano, J. M.a Mendoza,A. Narbona (Madrid: Pabellón de España, 1992), pp. 251-57.

—, 1992-93. «Dialect Contact and Social Networks in Judeo-Spanish», RPh, 46: 125-40.—, 1993. Gramática histórica del español (Barcelona: Ariel).—, 1995a. «Sobre el concepto del castellano como dialecto «revolucionario», en Historia

de la Lengua Española en América y España, ed. M.a Teresa Echenique, Milagros Aleza,& M.a José Martínez (Valencia: Departamento de Filología Española, Facultad deFilología, Univ. & Tirant lo Blanch), pp. 403-07.

- 1995b. «El árbol genealógico: inodelo lingŭístico desfasado?», en Actas del 111 Con-greso Internacional de Historia de la Lengua Española (Salamanca, 22-27 de noviembre de1993), ed. A. Alonso González, L. Castro Ramos, B. Gutiérrez Rodilla & J. A. PascualRodríguez (Madrid: Arco/Libros), pp. 829-39.

POUNTAIN, Christopher J., 1985. «Copulas, Verbs of Possession and Auxiliaries in OldSpanish: The Evidence for Structurally Interdependent Changes», BHS, 62: 337-55.

RIDRUEJO, Emilio, 1994. «eUn reajuste sintáctico en el espariol de los siglos XV y XVI?»,en Actas del Primer Congreso Anglo-Hispano, I, Lingúística, ed. Ralph Penny (Madrid:Castalia), pp. 49-60.

STRANG, Barbara M. H., 1970. A History of English (Londres: Methuen).TRUDGILL, Peter, 1986. Dialects in Contact, Language in Society, 10 (Oxford: Blackwell).WEINREICH, Uriel, William Labov, & Marvin I. Herzog, 1968. «Empirical Foundations

for a Theory of Language Change», en Directions for Historical Linguistics: A Sympo-sium, ed. Winfred P. Lehmann & Yakov Malkiel (Austin: University of Texas Press),pp. 95-189.

WILLIAMS, Lynn, 1987. Aspectos sociolingiiísticos del habla de la ciudad de Valladolid (Valla-dolid: Univ.; Exeter: Univ.).

WRIGHT, Roger, 1982. Late Latin and Early Romance in Spain and Carolingian France,ARCA: Classical and Medieval Texts, Papers and Monographs, 8 (Liverpool: FrancisCairns).

—, 1988. «La sociolingriísti.ca moderna y el romance temprano», en Actes du XVIlle Con-grés International de Linguistique et de Philologie Romanes (Université de Tréves1986), ed. Dieter Kremer, V: Linguistique pragmatique et sociolinguistique (Tubinga:Niemeyer), pp. 11-18.

—, 1993. «Status quaestionis: el estudio diacrónico del español», Lingiiística (ALFAL),5: 77-126.

ZAMORA VICENTE, Alonso, 1967. Dialectología española, 2a ed. (Madrid: Gredos).