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I OBJETIVOS Y MÉTODOS E N LOS últimos días de noviembre del año 2005 el archipiélago canario padeció las inclemencias de un temporal de viento que provocó importantes daños materiales. Los efectos de esta tormenta tropical se hi- cieron notar en las islas occidentales con particular inci- dencia en Tenerife. Aunque los daños más cuantiosos se concentraron en los núcleos de población y en las infra- estructuras urbanas, los espacios naturales y, en espe- cial, los forestales también se vieron afectados. Este trabajo constituye una aproximación al estudio geográfico de los destrozos causados por esos vientos sobre la cubierta forestal en un medio como el macizo de Anaga, en el que sus consecuencias pudieron incre- mentarse por los efectos multiplicadores debidos a las características topográficas. El ámbito de análisis esco- Ería, 71 (2006), págs. 253-268 MANUEL LUIS GONZÁLEZ,LAURA FERNÁNDEZ-PELLO Y FRANCISCO QUIRANTES Departamento de Geografía. Universidad de La Laguna Efectos y repercusiones de la tormenta tropical Delta en los bosques de Anaga (Tenerife) RESUMEN Desde una perspectiva geográfica, se analizan los efectos de la tormenta tropical Delta sobre el bosque. Los daños fueron potenciados principalmente por factores topográficos y fitoedáficos. En función de la exposición, los efectos se clasifican en directos y secundarios. Su reparto espacial fue muy variado y afectó a distintos tipos de forma- ción forestal: pinar, eucaliptal y monteverde. Se estudian también sus consecuencias geomorfológicas y se interpreta la evolución futura de la cubierta forestal y sus posibilidades de riesgo. RÉSUMÉ Effets et consequences de l'orage tropical Delta dans la foret d'A- naga (Tenerife).- On analyse ici, d'une perspective géographique, les effets de l'orage tropical Delta sur la forêt. Des facteurs topographiques et phytopédologiques en ont renforcé la puissance. En fonction de l'ex- position, les effets sont classifiés en directes et secondaires. Leur dis- tribution spatiale a été très diverse et elle a frappé plusieurs types de formation forestière: pinède, masses d'eucalyptus, «monteverde». On étudie aussi leurs conséquences géomorphologiques et l'on interprète l'évolution à venir du revêtement forestier et ses risques potentiels. ABSTRACT Effects and consequences of the tropical storm Delta in Anaga's forests (Tenerife).- From a geographical perspective, the forest dama- ge generated by the tropical storm Delta are studied. This damage we- re increased by two main types of local factors: topographics and phy- to-edaphics. According to the slopes orientation, the wind damage are classificated in directs and secondaries. The spatial distribution of them was very diversificated and influenced on different forest types: pine forest, eucalyptus forest and green mount. The geomorphological consequences of these damage are showed also and the future evolu- tion of the forest cover and its risk possibilities are analyzed. Palabras clave / Mots clé / Key words Tormenta tropical Delta, tipos y distribución de los daños foresta- les, factores de vulnerabilidad, recuperación de la laurisilva. Orage tropical Delta, types et distribution des dommages fores- tiers, facteurs de vulnérabilité, récupération de la «laurisilva». Tropical storm Delta, types and spatial distribution of the forest damage, vulnerability factors, laurel forest regeneration.

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I

OBJETIVOS Y MÉTODOS

E N LOS últimos días de noviembre del año 2005 elarchipiélago canario padeció las inclemencias de

un temporal de viento que provocó importantes dañosmateriales. Los efectos de esta tormenta tropical se hi-cieron notar en las islas occidentales con particular inci-dencia en Tenerife. Aunque los daños más cuantiosos se

concentraron en los núcleos de población y en las infra-estructuras urbanas, los espacios naturales y, en espe-cial, los forestales también se vieron afectados.

Este trabajo constituye una aproximación al estudiogeográfico de los destrozos causados por esos vientossobre la cubierta forestal en un medio como el macizode Anaga, en el que sus consecuencias pudieron incre-mentarse por los efectos multiplicadores debidos a lascaracterísticas topográficas. El ámbito de análisis esco-

Ería, 71 (2006), págs. 253-268

MANUEL LUIS GONZÁLEZ, LAURA FERNÁNDEZ-PELLO Y FRANCISCO QUIRANTESDepartamento de Geografía. Universidad de La Laguna

Efectos y repercusiones de la tormenta tropical Delta en losbosques de Anaga (Tenerife)

RESUMEN

Desde una perspectiva geográfica, se analizan los efectos de latormenta tropical Delta sobre el bosque. Los daños fueron potenciadosprincipalmente por factores topográficos y fitoedáficos. En función dela exposición, los efectos se clasifican en directos y secundarios. Sureparto espacial fue muy variado y afectó a distintos tipos de forma-ción forestal: pinar, eucaliptal y monteverde. Se estudian también susconsecuencias geomorfológicas y se interpreta la evolución futura dela cubierta forestal y sus posibilidades de riesgo.

RÉSUMÉ

Effets et consequences de l'orage tropical Delta dans la foret d'A-naga (Tenerife).- On analyse ici, d'une perspective géographique, leseffets de l'orage tropical Delta sur la forêt. Des facteurs topographiqueset phytopédologiques en ont renforcé la puissance. En fonction de l'ex-position, les effets sont classifiés en directes et secondaires. Leur dis-tribution spatiale a été très diverse et elle a frappé plusieurs types deformation forestière: pinède, masses d'eucalyptus, «monteverde». Onétudie aussi leurs conséquences géomorphologiques et l'on interprètel'évolution à venir du revêtement forestier et ses risques potentiels.

ABSTRACT

Effects and consequences of the tropical storm Delta in Anaga'sforests (Tenerife).- From a geographical perspective, the forest dama-ge generated by the tropical storm Delta are studied. This damage we-re increased by two main types of local factors: topographics and phy-to-edaphics. According to the slopes orientation, the wind damage areclassificated in directs and secondaries. The spatial distribution ofthem was very diversificated and influenced on different forest types:pine forest, eucalyptus forest and green mount. The geomorphologicalconsequences of these damage are showed also and the future evolu-tion of the forest cover and its risk possibilities are analyzed.

Palabras clave / Mots clé / Key words

Tormenta tropical Delta, tipos y distribución de los daños foresta-les, factores de vulnerabilidad, recuperación de la laurisilva.

Orage tropical Delta, types et distribution des dommages fores-tiers, facteurs de vulnérabilité, récupération de la «laurisilva».

Tropical storm Delta, types and spatial distribution of the forestdamage, vulnerability factors, laurel forest regeneration.

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gido se corresponde con el bosque secundario de pinos(Pinus radiata) de las Cuadras de Don Benito, dispuestoen la cabecera de un barranco de la vertiente norte deAnaga.

Las investigaciones realizadas en este espacio hanestado orientadas a la consecución de cuatro objetivosespecíficos: 1º. Evaluar los efectos del vendaval sobre elbosque, tipificando sus modalidades y su incidencia es-pacial; 2º. Analizar la importancia de los factores desen-cadenantes (climáticos, topográficos, fitogeográficos yedáficos); 3º. Interpretar las repercusiones de los cam-bios producidos en la cubierta vegetal con vistas a pre-decir su tendencia evolutiva; y 4º. Establecer los funda-mentos para la realización de un estudio diacrónico dela dinámica vegetal.

Para la consecución de esos objetivos y una vez lo-calizados los enclaves forestales de mayor siniestrali-dad, se optó por escoger las Cuadras de Don Benitoporque, compartiendo con otros emplazamientos facto-res de susceptibilidad tan determinantes como la pen-diente y la exposición, ofrecía además la posibilidad deponderar las diferencias de vulnerabilidad que pudierandarse entre las especies arbóreas exóticas de unas co-munidades forestales de repoblación y las integrantes deuna manifestación de laurisilva, como formación repre-sentativa de la vegetación potencial. El exhaustivo reco-nocimiento del terreno nos permitió valorar la impor-tancia espacial de los diferentes daños experimentadosy de los factores causantes. Para ello se realizaron ob-servaciones y registros sobre la altura media del doselarbóreo, la morfología y cobertura de las copas de losárboles, el espaciamiento promedio de los ejemplaresplantados, los diámetros de los troncos afectados, los ti-pos y dimensiones de los sistemas radiculares o las ca-racterísticas y profundidades de los suelos. Datos que seusaron para complementar los obtenidos en una serie deinventarios fisonómico-ecológicos, realizados en distin-

tas subcuencas para poner de manifiesto la influencia delas exposiciones locales en combinación con las que pu-dieran derivarse de la composición florística. Los datosrecabados sobre el terreno se procuraron respaldar bi-bliográficamente y con otro tipo de fuentes, tales comola fotografía aérea de la Serie B (vuelo americano efec-tuado entre los años 1956 y 1957), depositada en la sededel Archivo Histórico Provincial, y la ficha de planta-ción, recurriendo a los fondos documentales de la Con-sejería de Medio Ambiente del Cabildo Insular de Te-nerife. Las carencias de información en estas últimasfuentes se han tratado de paliar recurriendo incluso a lostestimonios verbales de algunas personas que intervi-nieron en las faenas de plantación y mantenimiento delos pinos.

IILA TORMENTA TROPICAL DELTA: DEL RIESGO

A LA CATÁSTROFE

El 23 de noviembre de 2005 el Centro Nacional deHuracanes de Miami emitió el primer aviso de riesgoante la posible evolución y consecuencias de un ciclóntropical. Seis días después la amenaza de ese peligro na-tural se había confirmado y por la magnitud de los da-ños causados en el archipiélago canario había llegado aadquirir la categoría de catástrofe1. La secuencia de lo

CUADRO I. Datos de viento de los boletines METARs de los aeropuertos canarios

Viento medio Hora (UTC) Racha máxima Hora (UTC)

La Palma O 98 km/h 20:00 152 km/h 20:00El Hierro NO 83 km/h 18:00 136 km/h 18:20La Gomera SO 80 km/h 18:30 120 km/h 18:48Tenerife Sur O 87 km/h 21:30 134 km/h 21:38Tenerife Norte NO 116 km/h 21:30 147 km/h 21:30Gran Canaria SO 65 km/h 21:00 102 km/h 21:00Fuerteventura SO 74 km/h 22:30 100 km/h 22:30Lanzarote SO 70 km/h 24:00 91 km/h 24:00

1 Ayala-Carcedo y Olcina Cantos (2002), realizan una propuesta de preci-sión terminológica en la que se establece una distinción entre los conceptos deriesgo, catástrofe y desastre. Mientras el primero no deja de ser una posibilidadante la inminencia de la llegada de un evento natural de rango extraordinario, losotros dos implican su realidad, su acción efectiva sobre un territorio habitado yse distinguen entre sí por las proporciones de los daños provocados. En el casode los desastres, «el deterioro que sufre la economía de una región y el dramasocial provocado por la pérdida de numerosas vidas» alcanzan una magnitud talque se precisa «ayuda externa en alto grado».

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acontecido entre esas dos fechas comienza con la forma-ción en el Atlántico subtropical, a 25° N y 40° O, apro-ximadamente a 1.150 millas al suroeste de Azores, deun sistema de baja presión ligado al recalentamiento deuna masa de aire humedecida por el contacto con lasaguas cálidas del océano, a la que se superpone en su es-tructura barométrica vertical una alta presión, capaz demantener con sus divergencias los vigorosos ascensosde la columna de aire con vórtice ciclónico espiral for-mada. La notable inestabilidad de esta estructura móvilse materializa a través de una nubosidad convectiva que,por medio del calor latente de condensación, no sólo fa-vorece la retroalimentación del sistema sino que se erigeen la fuente principal de energía del mismo.

A partir de esta situación inicial y a lo largo de losdías siguientes, la convergencia de condiciones atmosfé-ricas propicias fue consolidando el ciclón, rebajándosesu presión central y acelerándose la velocidad de susvientos hasta alcanzar los umbrales que le otorgaron lacategoría de tormenta tropical severa, asignándosele elnombre extraordinario de Delta, al superar en cuatro losveintiún nombres de tormentas y huracanes previstospara la temporada ciclónica del año 2005 en la Cuencadel Atlántico.

La reconstrucción de su trayectoria, gracias a las in-formaciones proporcionadas por los satélites pone demanifiesto que la tormenta tuvo un desplazamiento ini-cial algo errático y lento, dirigiéndose al principio haciael sur. Con posterioridad, el sistema, aprovechando unascenso latitudinal de la circulación polar, adoptó unadirección norte, que se combinó después con una com-ponente este, al ser arrastrado por el borde sur de unavaguada del flujo zonal de oeste, que le hizo encontrar-

se, a las 15 horas locales del día 28, a 560 kilómetros aloeste-noroeste de La Palma, moviéndose a una veloci-dad aproximada de 46 km/h. A partir de ahí siguió unrumbo dominante este, que le llevó a pasar a centenaresde kilómetros al norte del archipiélago y a extinguirserápidamente como sistema extratropical sobre el conti-nente africano el miércoles, día 30 de noviembre.

Las principales secuelas derivadas de la proximidaddel Delta a las Islas Canarias fueron debidas a la intensi-dad de los vientos que, extendiéndose en un radio de230 kilómetros desde el centro de la depresión con fuer-za de tormenta tropical, barrieron el archipiélago de O aE, alcanzando sus máximos registros durante la tardedel día 28 para ir remitiendo progresivamente a lo largodel 29. Todos los flujos fueron de componente O, convelocidades medias siempre comprendidas entre los 60y los 120 km/h, que son entre las que se acotan los vien-tos de las tormentas tropicales2. No obstante, la intensi-dad del viento fue mayor en las islas occidentales, con-tabilizándose en toda ellas rachas de rango huracanado.En este sentido, fue particularmente espectacular el casodel observatorio de Izaña (2.367 m), donde las ráfagaslograron superar los 250 km/h3. Estos flujos, como co-mentaremos más adelante, pudieron beneficiarse de ace-

FIG. 1. Mapa de pendientes dela vertiente norte del macizode Anaga.

2 Según un informe realizado por el Grupo de Observación de la Tierra y laAtmósfera de la Facultad de Física de la Universidad de La Laguna, a instanciasde la Compañía Unelco-Endesa, la velocidad del viento durante la tormenta tro-pical Delta en Tenerife fue de unos 140 km/h, «en los lugares donde se pro-dujeron destrozos o cerca de ellos». En el mismo informe se señala que estosregistros deben incrementarse al considerar las variaciones en la dinámica at-mosférica debidas a la orografía.

3 Este valor para vientos máximos sostenidos sería encasillable en el gradode huracán de categoría 4 de la Escala de daño potencial de Saffir-Simpson.

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leraciones propiciadas por la orografía local, sobre todoen las islas de relieve más vigoroso.

El nivel de tormenta tropical, además de por la velo-cidad de los vientos, fue también confirmado por el bajovalor de la presión central que, a nivel del mar, llegó aser de 988 hPa y en Izaña alcanzó un mínimo de 739hPa4.

En contraste con estos registros de viento la impor-tancia de las precipitaciones caídas en las islas al pasodel Delta fue mínima y hay que achacarla al hecho deque la zona más activa de precipitaciones de tipo con-vectivo quedó muy lejos al norte de Canarias. Única-mente, algunas bandas de precipitación asociadas a lapropia perturbación lograron afectar a las islas.

El balance de daños causados por este episodio cli-mático de rango extraordinario ratificó su carácter catas-trófico. Los mayores destrozos, imputables a la veloci-dad de viento y desigualmente repartidos entre las islas—destacando por su importancia los contabilizados enTenerife—, fueron de naturaleza material. Se produje-ron siete pérdidas de vidas humanas y los desperfectosmateriales se plasmaron en el desprendimiento de obje-tos, la caída de árboles, la voladura de cubiertas, la rotu-ra de cristaleras, pero sobre todo por sus consecuencias,en el abatimiento y deterioro de antenas de telefonía ytorres de conducción eléctrica. En concreto, el derribode torres de electricidad supuso cortes del suministroque afectaron, sólo en Tenerife, a más de 200.000 perso-nas y que en muchos casos tardaron más de una semanaen solucionarse5.

La naturaleza de este tipo de fenómenos ha dado piea numerosas investigaciones. A pesar de ello, todavía

hoy se puede afirmar que son muchas las incertidumbresque sobre estos eventos naturales y, en particular, sobreel Delta quedan por resolver. Mucho se ha especuladosobre su insólita trayectoria y sobre su significado cli-mático. En la actualidad siguen sin encontrarse ex-plicaciones totalmente satisfactorias que permitan com-prender como esta perturbación atmosférica pudoevolucionar en su desplazamiento hacia latitudes másaltas sin debilitarse, o como pudo ser arrastrada por elborde sur de una vaguada polar para alcanzar a Canariasen su ámbito de influencia. A este respecto, en un estu-dio de la Secretaría General para la Prevención de laContaminación y del Cambio Climático, se señala quelo normal hubiera sido que la tormenta tropical Deltafuese empujada hacia el oeste por los flujos tropicalesde los niveles medios y altos o, incluso, que muriese enla misma zona ciclogenética de origen. Del mismo mo-do, tampoco han faltado interpretaciones que han trata-do de relacionar el incremento numérico de estos episo-dios naturales de excepcional energía6 con la recurrenteteoría del cambio climático asociado a los procesos deelevación global de la temperatura del planeta. La pru-dencia y el exigible rigor científico obligan, sin embar-go, a mantener una actitud expectante hasta que lasexperiencias empíricas acumuladas hagan incontroverti-bles estos planteamientos teóricos.

A escala regional, también se ha empezado a debatiren algunos círculos científicos sobre el aparente incre-mento de frecuencia registrado en los últimos años porestos fenómenos meteorológicos y su posible importan-cia en la sucesión de tipos de tiempo del clima de Cana-rias7. Al margen de estas consideraciones, para las queaún tampoco hay registros suficientes que avalen los

CUADRO II. Dimensiones de las raíces de los árboles plantados

Ejes horizontales de la raíz

Especie Eje mayor Eje menor Eje vertical de la raíz (profundidad)

Pinus radiata 3,20/2,90 m 2,90/2,50 m < 0,90 mCupressus sempervirens 1,90 m 1,50 m < 0,90 mEucalyptus globulus 3,10 m 2,00 m < 0,90 m

6 El Delta cerró la temporada ciclónica más activa del Atlántico de las quese tiene registro. Temporada que, habiéndose iniciado el 1 de junio, concluyó el30 de noviembre y durante la cual se llegaron a formar 25 tormentas tropicales y13 huracanes.

7 En marzo del año 2002, Tenerife y particularmente su capital, Santa Cruzde Tenerife, padeció los efectos catastróficos de un temporal de lluvia y viento.

4 Los umbrales de los valores medios de la presión central para la tormentatropical fluctúan entre 985,1 y 1.004 hPa.

5 Los daños ocasionados en las redes de suministro eléctrico supusieron lacaída de 32 torres en la línea Candelaria-Granadilla, de 66 kilovoltios; 9 torretasen la de Candelaria-Geneto, de 66 kv; 5 apoyos en la que une Candelaria conBuenos Aires; y una torre en la de Candelaria-Granadilla, de 220 kv.

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pronunciamientos científicos, sí parece admisible reco-nocer que los temporales, con independencia de sus cau-sas atmosféricas concretas, por la frecuencia estadísticacon la que recientemente se están dejando notar sobre elarchipiélago canario, pueden llegar a ser asimilados conuna categoría de riesgo natural propia de este ámbito te-rritorial. En esta línea se manifiestan Ayala-Carcedo yOlcina Cantos (2002) cuando, en su «Propuesta de ca-racterización de regiones-riesgo en España», señalan co-mo riesgos naturales peculiares de estas islas los tempo-rales de Canarias y el vulcanismo.

IIILOS FACTORES DE VULNERABILIDAD

La incidencia espacial del Delta sobre las islas estu-vo condicionada por la interacción de una serie de facto-res. Algunos de ellos intrínsecos a la propia tormenta

tropical y otros relacionados con las áreas afectadas porsus efectos. Entre los primeros, la trayectoria de la per-turbación, el sentido del giro antihorario de los vientosen la estructura de vórtice ciclónico espiral o su efímerasecuencia evolutiva, sin duda, fueron determinantes paraque las islas más expuestas a los vientos fuesen las occi-dentales y, entre ellas, las septentrionales. La eficaciadevastadora de la tormenta en islas como Tenerife o LaPalma se pudo reforzar además por las perturbacionesde velocidad y dirección que la orografía determinó enlos flujos laminares del aire. Sólo considerando las con-vergencias dinámicas del aire en las vertientes inter-puestas a su paso y las aceleraciones divergentes en lascimas y laderas de sotavento, con la consecuente forma-ción de turbulencias y remolinos, es como se puede en-tender que las máximas intensidades de los vientos enTenerife se concentraran en las cumbres, la comarca deAnaga o el valle de Güímar. En muchos de estos ámbi-tos, particularmente en los forestales, la severidad des-

FIG. 2. La pendiente y la densidad de los árboles plantados incre-mentaron por efecto dominó la importancia espacial de los daños fo-restales.

FIG. 3. En los enclaves más resguardados se aprecia la estructurainterna del pinar de repoblación: un bosque relativamente denso conuna vegetación rasante de monteverde.

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tructiva del temporal estuvo directamente relacionadacon la pendiente y las características de la cubiertavegetal. En este sentido, Anaga constituye un marco es-pacial paradigmático para desentrañar el papel que de-bieron desempeñar ciertos factores locales como multi-plicadores de la magnitud de los daños causados por elviento. Estos factores de vulnerabilidad son, por lo tan-to, básicamente de naturaleza topográfica y fitogeográ-fica.

El pinar de las Cuadras de Don Benito se localiza enlas laderas de la cabecera del Barranco Seco. Este ele-mento torrencial drena, a través de un cauce de trazadosinuoso y de rumbo dominante NNO, una estrechacuenca con planta en forma de huso8, que se individuali-za como el colector más occidental en que se vertebra elala norte de la estructura con forma de tejado a dosaguas a la que se asimila la orografía del macizo volcá-nico mioplioceno de Anaga. De tal manera que, los po-cos cauces que se reconocen al oeste del Barranco Seco,al regirse por una directriz general de componente O, yano se excavan entre lomas perpendiculares al principaleje de cumbres del macizo.

La morfología de detalle de este barranco muestrauna clara asimetría en el grado de evolución de sus ver-tientes, significándose las laderas de la margen orientalpor su mayor verticalidad. El superior retroceso de lavertiente occidental se pone igualmente de manifiestopor la concentración de los principales tributarios delcauce y su explicación requiere considerar dos aspectostrascendentales en la evolución geomorfológica de estebarranco. Por un lado, hay que relacionar ese desigualdesarrollo de las laderas con la mayor competencia en lacaptación y evacuación de la escorrentía superficial dela cuenca de drenaje contigua, la del Barranco del To-

madero, situada al este de la que estamos considerando.Por otro, hay que referirse a las consecuencias geomor-fológicas derivadas de la reactivación eruptiva cuaterna-ria que dio lugar a la formación del cono volcánico deLas Rosas. Desde este volcán, adosado a las laderas oc-cidentales del curso inferior del barranco, se emitieroncoladas que, canalizándose por el primitivo cauce, seabrieron en abanico en su desembocadura para configu-rar la isla baja de Punta del Hidalgo. El volcanismopleistoceno interfirió en la evolución morfogenética delBarranco Seco, no sólo obturando temporalmente partedel lecho sino determinando también una reorganizaciónde la red de drenaje, al hacer confluir la nueva desembo-cadura con la del Barranco del Tomadero. Esta disime-tría de la dinámica de vertientes explica a su vez el des-plazamiento relativo que presenta la cabecera delbarranco con respecto al eje longitudinal del mismo. Enefecto, tal incurvación hay que achacarla a la mayorevolución de algunos afluentes de la margen occidentalque, por ese proceso, han pasado a convertirse en sub-cuencas de recepción de la cabecera polilobulada queabastece al colector principal del valle.

La compartimentación de la cabecera hasta en cincosubcuencas diversifica la exposición general NNO a laque, por la alineación dominante en el trazado del lecho,queda abierto el fondo de la depresión. Esta orientaciónde la cabecera a los flujos de aire del cuarto cuadrantecanalizados por el barranco se pudo combinar además,durante aquellos días de noviembre, con el efecto de lapendiente que, al facilitar y acelerar los desplazamientosgravitatorios, cumplió una función multiplicadora de losdaños provocados por el viento.

Desde las cumbres de cabecera hasta la desemboca-dura, el barranco salva un desnivel de casi 950 metros(El Sauce, 949 m) en un recorrido lineal que, sobre elplano, es de 4,5 km. El 21% de pendiente media que secalcula a partir de estos valores no da idea del grado de

FIG. 4. Pirámides de vegetación. 1.- Pinar afectado. 2.- Pinar sin daños. 3.- Pinar con cupresos. 4.- Eucaliptal. 5.- Pinar con laurisilva. 6.- Pi-nar con monteverde. 7.- Laurisilva con pinos.

8 Su superficie es de 4,4 km2.

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inclinación que presenta el perfil longitudinal del lecho.La mayor parte del gradiente altitudinal de este barran-co se solventa por medio de las escarpadas vertientesde la cabecera, de tal manera que, el perfil del cauce só-lo se vuelve empinado, con pendientes muy fuertes enesos tramos de cumbre, donde los ángulos de inclina-ción llegan a encuadrarse en el intervalo incluido entre31 y 40 grados.

Las combinaciones de exposiciones comprendidasentre el NO (315°) y el NE (45°) con valores de pen-dientes superiores a 31° en las laderas constituyen unaconstante en la mayoría de las áreas forestales más in-tensamente afectadas por la tormenta en Anaga9. Estosparámetros topográficos se revelan entonces como losfactores de vulnerabilidad más generalizados y determi-nantes en la graduación de los daños. Frente a la regula-ridad de los condicionantes topográficos, otros, comolos fitoedáficos, presentan un mayor grado de variación,al influir en su caso aspectos tales como la estructuravertical y horizontal del bosque, la composición florísti-ca, la morfología del aparato subaéreo de las plantas yde sus sistemas radiculares o las características y pro-fundidad de los suelos.

El pinar de las Cuadras de Don Benito, con una su-perficie aproximada de 83,5 ha, representa la mayorplantación de Pinus radiata existente en el macizo deAnaga. Su inserción dentro del contexto bioclimáticodel monteverde es producto de una repoblación llevadaa cabo a instancias de la iniciativa particular. De la in-formación recabada, se desprende que buena parte delos pinos debieron plantarse durante las décadas de loscuarenta y de los cincuenta del siglo pasado, a lo largode un período que se prolongó entre 10 y 15 años, du-rante el cual se realizó un cierto seguimiento, atendién-dose a la reposición de las plántulas malogradas. Larepoblación se llevó a cabo en las tierras que correspon-dieron por herencia a la hija de Don Benito Pérez Armascasada con el coronel jurídico y notario Don LorenzoMartínez Fuset10, y se desarrolló sobre las laderas de las

subcuencas más orientales de la cabecera del barranco,afectando a cotas dispuestas, por término medio, entrelos 650 m y un segmento del eje de cumbres que oscilaentre los 750 y los 900 m. Estas vertientes albergaban«monte blanco»11 y, en las partes bajas, allí donde laspendientes permitían la existencia de bancales más pro-fundos, algunas terrazas de cultivo12. Al mismo tiempoque los pinos también se acometieron plantaciones me-

FIG. 5. La trinchera de una pista permite observar el sistema radi-cular de extensión radial de una de las especies de la laurisilva.

9 Además de en las Cuadras de Don Benito, es constatable en las siguienteslocalizaciones, citadas de oeste a este: cabecera del Barranco de Taborno; Montede Las Vueltas de Taganana, en la cabecera del Barranco de la Iglesia; Monte deEl Pijaral, en las cabeceras de los barrancos de Rosa Alta y Almáciga; Zona re-creativa Los Descansaderos, en la cabecera del Barranco de Benijo; y Cabezodel Tejo, en la cabecera del valle de El Draguillo.

10 El topónimo Cuadras de Don Benito alude al político liberal, escritor yprofesor D. Benito Pérez Armas (Yaiza, 1871-Santa Cruz de Tenerife, 1937),que accedió a la propiedad de estas fincas por su matrimonio con una herederade la familia González de Mesa, cuya titularidad sobre estas tierras se remonta alsiglo XVIII. Don Benito edificó en el interfluvio que separa las subcuencas 2 y 3

una casa de recreo y solaz dotada de jardines y cuadras y ordenó también la rea-lización de la primera plantación de pinos. La casa que aún se conserva en muymal estado, es la que hoy se conoce como casa de La Tosquita, de Fuset o casade Franco. Esta última denominación obedece a la presencia probada del Gene-ral Franco, ya como Jefe de Estado, en esa vivienda por la relación de estrechaamistad que mantenía con Martínez Fuset.

11 Expresión empleada para referirse al fayal-brezal por D. VictorianoGonzález Pérez, que trabajó durante 12 años al servicio de la familia MartínezFuset y durante los mismos participó en las plantaciones de pinos y cupresos.

12 El reconocimiento de una antigua era en el lomo que separa las subcuen-cas 3 y 4 demuestra que, entre otras especies —papas y millo—, se cultivabantambién cereales, en concreto, trigo.

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CUADRO III. Inventarios de vegetación

1 2 3 4 5 6 7

Altitud 780 800 730 750 750 730 750Pendiente (°) 45 43 42 43 40 42 33Exposición N NNE ENE NNO NO E N

Estrato arbóreo (> 7 m) 1 4 3 2 2 3 4Estrato arborescente (3-7 m) 1 1 1 1 2 1 2Estrato arbustivo (1-3 m) 1 2 2 1 1 2 1Estrato subarbustivo (0,5-1 m) 1 1 2 1 1 1 1Estrato herbáceo (<0,5 m) 1 1 1 1 1 1 1

5 Pinus radiata 1 4 2 + 2 3 1Laurus azorica + – + – 1 + 3Ilex canariensis + – – – + – 1Picconia excelsa – – + – – + –Myrica faya – – – – + – +Cupresos – – 2 + – – –Eucalyptus globulus – – – 2 – – –Erica arborea – – – + – – –Prunus lusitanica – – – – + – –Persea indica – – – – – – 1

4 Laurus azorica + + 1 + 1 1 2Picconia excelsa – – + + – + –Myrica faya – – – + + + +Ilex canariensis – + – + + + 1Ilex platyphylla – + – – – – 1Viburnum rigidum – – + – + + –Erica arborea – – – + – + –Prunus lusitanica – – – – + – –Persea indica – – – – + – 1Semele androgyna – – – – – + –

3 Laurus azorica + 2 2 + 1 1 1Ilex platyphylla + + + + – – 1Viburnum rigidum + + 1 – + + +Picconia excelsa – – + – – + –Myrica faya – + – + + + +Erica arborea – + – – – + –Ilex canariensis – + – + + + +Prunus lusitanica – – – – 1 – –Rubus sp. – – + – – – –Semele androgyna – – – – + + –Pteridium aquilinum – – – – – + –

2 Laurus azorica + 1 1 + 1 1 1Ilex platyphylla + – + – – + +Viburnum rigidum + + + – + + 1Picconia excelsa – 1 1 – – – –Myrica faya 1 + – + + + +Erica arborea + + 1 – – + –Ilex canariensis – – – + – + –Prunus lusitanica – – – – + – –Daphne gnidium – + – – – – –Phyllis nobila – + + – – – –

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nores de Acacia cyanophylla, concentradas en la sub-cuenca 5, y de Cupressus sempervirens. Estos últimosse alinearon flanqueando la pista de acceso a la casa deFuset y los senderos que se adentraban en los pinares.La finalidad de estas repoblaciones no estuvo alentadapor criterios productivistas, lo que no impidió que se ob-tuvieran algunos recursos y así, por ejemplo, se recolec-taban la pinocha y el cisco para la elaboración de abonoorgánico13.

Cincuenta años después de estas labores, las laderasde la cabecera del Barranco Seco aparecen colonizadas

por un pinar arbóreo bastante denso que compite en re-troceso con un monteverde agresivo, que en los fondosde las vaguadas y en las subcuencas más sombrías yprofundas se presenta con expresiones de laurisilva. Aestas dos formaciones vegetales se añaden, además delas disposiciones lineales de cupresos y de las combina-ciones locales de pinos y acacias, unos cuantos rodalesde Eucalyptus globulus, distribuidos en pequeñas man-chas dispersas, pero preferentemente localizadas en lamitad inferior de las laderas14.

CUADRO III (continuación). Inventarios de vegetación

Semele androgyna – + + + + + 1Sonchus sp. – + + – – – –Hypericum inodorum – – + – – – –Rubus sp. – – + – – – –Pteridium aquilinum – – + – – + –Ixanthus viscosus – – – – – – +Woodwardia radicans – – – – – – +

1 Laurus azorica + + 1 + 1 1 1Ilex platyphylla + – + – – – +Viburnum rigidum + + + – + + +Erica arborea – + – + – + –Myrica faya – + – + – + +Ilex canariensis – – – + – + +Prunus lusitanica – – – – + – –Picconia excelsa – – – – – + –Persea indica – – – – – – +Pteridium aquilinum + + + – + + –Phyllis nobila + – + – – – –Asplenium onopteris + – + – + + +Hypericum inodorum + – + + – – –Cedronella canariensis + – – – – – –Gallium scabrum – + – + – – +Semele androgyna + + + + + + +Sideritis sp. + – – – – – –Sonchus sp. – + + + – – –Rubus ulmifolius – + + + – – –Daphne gnidium – + – – – – –Senecio appendiculatus – – + – – – –Hedera canariensis – – – – + – –Hypericum grandifolium – – – – – + –Ixanthus viscosus – – – – – – +Ranunculus curtusifolius – – – – – – +

14 Según los testimonios verbales de D. Valeriano Báez Ramos, D. Victo-riano González Pérez y D. Adolfo González Pérez, vecinos de Los Batanes, alos que agradecemos su colaboración, los bosquetes de eucaliptos ya existíancuando se estaban plantando los pinos a mediados del siglo pasado. Estos euca-liptales probablemente daten de las dos primeras décadas del siglo XX, puesfue durante esas fechas cuando se produjo la introducción masiva de esta espe-cie de origen australiano en el archipiélago canario.

13 El fondo de la subcuenca 3, represado por un muro transversal, todavíareconocible, se usaba para acoger la mezcla de esos productos forestales con lasheces de los animales que se criaban en las cuadras. El estiércol así producidose empleaba para abonar las fincas de plátanos que la familia poseía en otras lo-calidades cercanas, como la Punta del Hidalgo (Comunicación oral de los infor-mantes).

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Los pinos conforman un dosel bastante homogéneo,con un grado de recubrimiento superficial que oscilaentre el 50 y el 75%, compuesto por copas de árbolesde aproximadamente 15 m de alto, cuyos troncos guar-dan entre sí una distancia promedio del orden de 3 m.Estos troncos, con diámetros comprendidos entre 30 y35 cm15, presentan por lo general una ramificación esca-sa, concentrada en los tramos finales, a alturas que va-rían entre 10 y 12 m. Se trata de una ramificación decopas, claramente determinada por las dificultades decompetencia por la luz entre los árboles, dada su proxi-

midad16. Esas mismas razones explican también la asi-metría de esos aparatos subaéreos, en los que la partemás desarrollada y tupida de la ramificación se disponeen las exposiciones abiertas al norte.

Entre estos pinos es posible identificar algunos otrosejemplares de la misma especie y de acacias que por al-gunas de sus características morfométricas (fundamen-talmente por la altura y diámetro de los troncos), así co-mo por su densidad, deben corresponder a las primerasgeneraciones plantadas. La mayoría se localiza en lassubcuencas más orientales, en donde convive tambiéncon acacias de menor porte y grosor. La separación en-

FIG. 6. Áreas afectadas por el Delta en Las Cuadras de Don Benito.

16 El eje mayor del área de cobertura rara vez supera 3,5 m.

15 Estas medidas de los diámetros de los troncos se realizaron a 1,30 m delsuelo. El registro a esa altura es conocido como DAP, diámetro a la altura del pe-cho, y es utilizado para realizar cálculos sobre el volumen o la biomasa aérea.

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tre estos árboles, de tallas próximas a los 25 metros ydiámetros de unos 65 cm, coincide a grandes rasgos conel diámetro medio de la superficie de sus copas y es delorden de 5 m. Estas distancias se redujeron con nuevasplantaciones que provocaron un considerable incremen-to de la densidad general. Por último, en las alinea-ciones de cupresos que se reconocen en las subcuencas2 y 3, el patrón morfológico de los árboles es asimilableal comentado en el párrafo anterior para los pinos másabundantes.

La mayor antigüedad de los eucaliptos se hace notaren su porte, con árboles de 30 a 35 m; mientras que losdiámetros de los troncos fluctúan entre 25 cm, los másdelgados y 45 cm, los más voluminosos. Aunque la rami-ficación es también de copa terminal y recubre áreas deentre 2 y 5 m de diámetro, tiende a estar conformada porun follaje muy abierto, de pocas ramas y muy separadas.

Las fuertes pendientes de estas vertientes determinanque la potencia de los suelos desarrollados sobre el ma-

terial originario sea exigua. Por término medio, varíaentre 50 y 90 cm, aunque tampoco son raros los espeso-res no superiores a 30 cm17. Este dato combinado con laelevada densidad de los árboles plantados explica quesus sistemas radiculares sean muy reducidos y clara-mente desproporcionados con respecto a los aparatossubaéreos como para garantizar una capacidad de reten-ción de los anclajes consistente. Por lo general, en todaslas especies plantadas predominan las raíces laterales,con mayor extensión horizontal que vertical. Sin embar-go, esta desproporción del eje horizontal con respecto asu profundidad no suele estar muy marcada, debido alescaso espaciamiento de los pies y a la competencia es-tablecida por los radios de captación de aguas subterrá-neas de cada uno de ellos.

A las reducidas dimensiones de los sistemas radicu-lares se añade además el hecho de estar configuradospor raíces extraordinariamente finas, de diámetros muypequeños. Esta circunstancia es particularmente llamati-va en el caso de los cupresos, cuyos aparatos subterrá-neos suelen estar integrados por un gran número de rai-cillas filamentosas. Por el contrario, las especies delmonteverde son las que, por su distribución espacial na-tural, disponen por lo general de sistemas radicularesmejor desarrollados, constituidos por raíces más gruesas

FIG. 7. La cabecera de la subcuenca 2 fue la que por su exposi-ción y la ruptura local de pendiente originada por la pista de acceso ala casa de Fuset, sufrió con mayor intensidad los efectos del temporal.

FIG. 8. Los pinos y los cupresos se precipitaron sobre los eucalip-tos y los árboles de la laurisilva causando grandes destrozos.

17 Suele tratarse de suelos con horizontes humíferos, más o menos ácidos yrelativamente desaturados en bases, que reposan directamente sobre un materialoriginario mal meteorizado. En el mejor de los casos, aparecen suelos de perfilA (B) C, con un horizonte intermedio poco desarrollado.

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y capaces de cubrir radios de captación de agua mayo-res. Sus modelos, asimilables a los de las raíces de ex-tensión radial, al penetrar más profundamente en lasgrietas del material originario del suelo, se encasillanbien en el tipo B de la clasificación de grados de estabi-lización de taludes por las raíces de los árboles (TSUKA-MOTO y KUSAKABE, 1984), ya que permite la apariciónde varias señales de anclaje. Como la firmeza de lospuntos de sujeción es tanto mayor cuanto más profundi-cen las raíces en la roca madre, sus mejores exponentessuelen coincidir con los sustratos piroclásticos, más de-sagregables que las coladas.

IVLOS DAÑOS Y SU REPARTO ESPACIAL

A grandes rasgos, podemos clasificar esquemática-mente los daños provocados por la tormenta Delta en lasCuadras de Don Benito en dos tipos principales. Por unlado, estarían los causados por los embates directos delviento sobre la cubierta vegetal. Los destrozos de estaclase sobre los árboles, materializados por desarraigos,roturas de troncos o simples abatimientos, se dieron allídonde los vientos incidieron con mayor virulencia, don-de la energía eólica liberada sobre los aparatos sub-aéreos de las plantas fue máxima. Su distribución en el

ámbito coincide con los sectores en los que la predispo-sición de los factores de vulnerabilidad era más favora-ble. No obstante, la exposición destaca como el condi-cionante más decisivo. De ahí, que sus efectos, ademásde hacerse notar más en unas subcuencas que en otras ya partir de unas cotas más desprotegidas, se concentra-ran en los filos de las cumbres y en las crestas de los in-terfluvios.

Junto a éstos, estarían los daños inferidos, derivadosde los anteriores y debidos no ya a las ráfagas de aire si-no al impacto sobre otros sectores del bosque de lostroncos y ramas caídos por la acción del viento. Entreestos desperfectos, pierden importancia los desarraigosde árboles en favor de las roturas de troncos y ramas.Sus enclaves se localizan debajo de los sectores más ex-puestos, evidenciando la trascendencia que tuvo el fac-tor pendiente en esta categoría de daños. A pesar de suposición más resguardada al viento, los destrozos en es-tos emplazamientos pueden ser mayores que los de lasáreas mejor enfrentadas por los efectos acumulativosderivados de la pendiente (efecto dominó). Su intensi-dad, al margen de la pendiente, se vio favorecida porciertos aspectos fitoedáficos comentados, tales como elespaciamiento de los árboles, la desproporción de lasraíces con respecto a los aparatos subaéreos, o el dese-quilibrio asimétrico de las copas, descompensado a fa-

FIG. 9. La violencia del vientoen los batientes de cumbre,además de derribar árboles,incluso descalzándolos,fracturó los troncos de losejemplares de menor diámetroque a menudo estabanpodridos.

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vor de la pendiente por las competencias de ilumina-ción. A ellos se unieron, en ocasiones, otros factores queincrementaron los daños como la dirección del eje delos árboles caídos a lo largo de las laderas. De tal mane-ra que, cuando los troncos o las ramas cayeron de mane-ra transversal a la vertiente sus efectos abarcaron unasuperficie mayor que cuando lo hicieron longitudinal-mente.

El reparto de los daños, directos o inferidos, debidosal viento no fue homogéneo ni afectó por igual a todaslas laderas de la cabecera. En general, por la componen-te del cuarto cuadrante con la que sopló el aire, los des-perfectos de la cubierta forestal sólo se hicieron notar enlas tres subcuencas centrales, al ser las orientadas a esosrumbos. Dentro de ellas, la intensidad e importancia es-pacial de los efectos se fue atenuando de oeste a este.Por otra parte, la altitud media de los relieves circundan-tes determinó que los daños directos únicamente se re-gistraran en las referidas subcuencas centrales a cotasdispuestas por encima de los 720 m aproximadamente.Estos daños, orlando las crestas de las cumbres descen-dieron por los lomos de los interfluvios, y pasaron deestar generalizados en los fondos de la subcuenca 2 asólo aparecer en las laderas orientales de la subcuenca 3.Por lo que se refiere a los daños inferidos, su distribu-ción, siempre en consonancia con las pautas indicadaspara los directos, afectó a las laderas medias y bajas, aaltitudes dispuestas normalmente por debajo de los 750m. Estos efectos derivados presentan una particular con-centración espacial en las laderas occidentales de lassubcuencas 3 y 4, por el abatimiento hacia el este de losárboles de las crestas de los interfluvios que las delimi-tan. Finalmente, su incidencia sobre las comunidadesforestales (pinar, eucaliptal o monteverde) reconociblesen Las Cuadras fue distinta en función de la distribucióny extensión territorial de cada una de ellas.

La subcuenca 2 fue la más afectada. En ella, los em-bates directos del viento no se limitaron a las crestas si-no que se acusaron también en las laderas medias y al-tas, como consecuencia de la canalización local de losflujos entre las vertientes del barranco y su posterioraceleración al ser desviados hacia las cumbres. En esostramos superiores, la circulación del viento en el interiordel monte se vio favorecida por la práctica ausencia desotobosque, que pudo influir en el desplome de los árbo-les propiciando el desarrollo de torbellinos en torno aellos. Aquí, además, la resistencia al paso del aire de lassiluetas recortadas de los árboles, propia de los filos, sepudo repetir a media ladera sobre la pantalla de cupre-sos que jalonaban la ruptura de pendiente provocada por

la pista de acceso a la casa de Fuset. Acciones puntualesde extraordinaria resonancia destructiva, como el desa-rraigo de varios pinos alineados a la misma cota, quecausó la formación de una cicatriz de 15 m de longitudy una trinchera de 3 m o la caída de cupresos atravesa-dos al sentido de la pendiente, determinaron que la in-tensidad y amplitud de los efectos directos del viento sepudiera combinar con unos daños secundarios exagera-dos. El resultado fue una devastación que afectó a pinosy cupresos por encima de los 720 m, y a los eucaliptos ya algunas especies de la laurisilva en los fondos de va-guadas. El estrato más dañado fue el los pinos y cupre-sos que de registrar una cobertura del 50 al 75%, adqui-rió otra que no sobrepasa el 10%18. La mayoría de estosárboles fueron arrancados de raíz y sólo los troncos dealgunos pinos más delgados, en su mayoría podridos, separtieron a alturas comprendidas entre 3 y 5 m del sue-

FIG. 10. El desarraigo de los árboles más expuestos se vio tam-bién favorecido por un sistema radicular poco desarrollado.

18 Ver inventarios nº 1 y 2 en Cuadro III, y pirámides 1 y 2 en Figura 4.

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lo. Los daños sufridos por las frondosas de la laurisilvay los eucaliptos fueron básicamente de carácter secun-dario y se tradujeron en rupturas de fustes y ramas. Lasdesperdigadas especies del monteverde que configura-ban la vegetación rasante de estas unidades se vieronafectadas, además de por los destrozos derivados delaplastamiento de sus tallos y ramas, por fenómenos deexhumación de sus raíces, con frecuencia desenterradaspor los movimientos de tierras asociados al abatimientode los árboles.

En la estrecha y alargada subcuenca 3, la eficaciadestructiva del vendaval se redujo considerablemente,los daños directos dejaron de estar generalizados y,aparte de las crestas, sólo tuvieron relevancia espacialen las laderas orientales de esta depresión por ser lasmás abiertas al noroeste. En ellas, además de seguirtumbando pinos y cupresos, descalzándolos, hizo lo pro-pio con los eucaliptos, agrupados en rodales salteadosentre las plantaciones de pinos19. Como en la subcuencaanterior, la caída de estos troncos, enteros o partidos,causó desperfectos inferidos en las especies del monte-verde, tanto arbóreas como del sotobosque, dispuestas acotas inferiores, ladera abajo. Por el contrario, en lasvertientes orientadas al este, al quedar más resguar-dadas, los deterioros fueron menores. Los más destaca-dos fueron los derivados de la inclinación y despegue delos ejemplares arbóreos expuestos —pinos y cupresos—de las crestas de los interfluvios o plantados a cotas unpoco más bajas, pero cuyas copas sobresalían por enci-ma de dichas lomas. Estos acciones secundarias desbro-zaron y seccionaron pinos, cupresos, laureles (Laurusazorica), viñátigos (Persea indica), acebiños (Ilex cana-riensis) y otras plantas de la vegetación rasante delmonteverde20.

Por último, la subcuenca 4 fue la menos afectada porlos vientos. La causa principal tiene que ver con su loca-lización más abrigada y su peor orientación a la trayec-toria de los flujos del cuarto cuadrante, lo que determinóque sólo sufriera las consecuencias de la caída hacia eleste de los pinos desarraigados o simplemente inclina-dos, que se interponían al paso del aire en las crestas oc-cidentales. La protección del emplazamiento se vio re-forzada por otras circunstancias que contribuyeron aaminorar la gravedad de los desperfectos forestales. Laprimera a reseñar es el mayor equilibrio apreciado entre

los pinos y las especies de la laurisilva, equilibrio quellega, incluso, a desnivelarse a favor de las frondosas21.Por lo general, el pinar está compuesto por árboles grue-sos y altos, procedentes de las primeras plantaciones,más espaciadas entre sí, con una distancia media entrelos troncos del orden de 5 m. La menor densidad proba-blemente tenga que ver con las condiciones más som-brías y húmedas, que dan ventaja a la laurisilva en sucompetencia con las coníferas. Esas circunstancias pu-dieron desanimar los procesos de sustitución de losejemplares malogrados o impedir el progreso de otrasplantaciones de pinos tendentes a aumentar su densidady también tengan relación con el grado de podredumbreque muestran muchos árboles. Por otro lado, hay otrofactor de vulnerabilidad que se suaviza: la pendiente. Lamayor separación de las curvas de nivel permite identi-ficar un cierto escalonamiento antrópico de las laderas,asimilable al desarrollo de antiguos bancales agrícolasrecolonizados con posterioridad. Finalmente, cabe seña-lar la inexistencia en esta subcuenca de la especie arbó-rea con sistemas de anclaje al terreno empinado másinestables como es Cupressus sempervirens.

VCONCLUSIONES

Los daños causados por los vientos de la tormentaDelta en Las Cuadras de Don Benito trascienden de lospadecidos estrictamente por la cubierta vegetal. Las cla-reas han acrecentado la susceptibilidad de los suelos a laerosión. Este aumento tiene que ver tanto con la dismi-nución de la tasa de interceptación pluviométrica y elconsiguiente incremento de la erosión pluvial, como conla pérdida de consistencia del suelo por la inestabilidaddel entramado mecánico que le proporcionaban las raí-ces. El desencadenamiento de estos procesos en unasvertientes pronunciadas ha potenciado la eficacia de losmecanismos de la dinámica morfogenética, que se hapuesto de manifiesto por el desarrollo de fenómenos dedeslizamiento y acarcavamiento. Deslizamientos facili-tados por la escasa profundidad de los suelos y suabrupto tránsito al material originario, lo que ha permiti-do la formación de ciertas discontinuidades que han po-dido funcionar como planos de despegue. La compe-tencia de la escorrentía en estos procesos de barridosuperficial se ha podido beneficiar, además, de las preci-

21 Ver inventarios nº 6 y 7 en Cuadro III, y pirámides 6 y 7 en Figura 4.

19 Ver inventarios nº 4 y 5 en Cuadro III, y pirámides 4 y 5 en Figura 4.20 Ver inventario nº 3 en Cuadro III, y pirámide 3 en Figura 4.

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pitaciones caídas en los meses inmediatamente posterio-res al vendaval, que son en los que, dentro de la granirregularidad que caracteriza al clima canario, se con-centran las lluvias22.

Las posibilidades de interrupción o, cuando menosde ralentización, de esta actividad erosiva pasan ineludi-blemente por la cicatrización vegetal de las clareasabiertas. Esta recolonización no sólo es factible de ma-nera natural, sino que la reposición de la vegetación po-tencial en estas laderas hace décadas que ya se inició,por lo menos, desde que cesaron las labores de explota-ción de los bosques plantados, que se oponían al rebrotenatural de las plantas originarias, tal y como demuestrala composición florística del sotobosque e, incluso, dealgunas unidades forestales. En este sentido, la defores-tación provocada por la tormenta, al reducir la com-petencia por la luz, llevada a cabo por el dosel arbóreo—especialmente el de los pinos—, y por el agua y losnutrientes minerales, captados con avidez también porlos pinos pero sobre todo por los eucaliptos, con el tiem-po podrá determinar una aceleración de los ritmos de re-colonización en los enclaves más afectados. En el restode las vertientes estos mismos procesos de sucesión pro-gresiva, salvo interrupción intencionada, también sonimparables y la dinámica a largo plazo tenderá a la res-tauración del monteverde. Las pautas temporales de estaimplantación estarán marcadas por las secuencias de ex-

tinción de los ejemplares que hoy conforman los doselesde los bosques plantados, pues constituyen generacionesperecederas, como demuestra la ausencia total de ele-mentos jóvenes que puedan garantizar su renovación.

La reposición del monteverde en Las Cuadras deDon Benito, al optimizar los recursos del medio natural,reequilibrando sus flujos de transferencias de energía ymateria, no sólo revertirá en un enriquecimiento paisa-jístico, puesto de manifiesto por un incremento de labiodiversidad, por mejoras en la complejidad estructuraldel bosque o en los ciclos de intercambios fitoedáficos,sino que, por esas mismas razones, conllevará una re-ducción de los riesgos que puedan experimentar estasvertientes ante eventos naturales similares a los ocurri-dos aquellos días de noviembre del año 2005. Pues,ciertamente, en el bosque resultante de inercias refores-tadoras espontáneas se atenuaría la vulnerabilidad aso-ciada a aspectos tales como el espaciamiento entre lostroncos de los árboles, la consistencia de los anclajes de-bidos a las raíces o a las condiciones aerodinámicas dela cubierta vegetal. Para comprender esto último, no haymás que considerar las manifestaciones internas en lasque se articula la formación, con unidades de fayal-bre-zal arbustivo, en las cumbres ventosas, de fuerte pen-diente y suelos esqueléticos; y unidades de laurisilva ar-bórea, en los sectores más abrigados, menos inclinadosy de suelos más potentes y evolucionados.

22 Las estaciones lluviosas en Canarias son por excelencia otoño e inviernoy los meses con promedios pluviométricos más elevados suelen concentrarse en-tre noviembre y febrero.

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Recibido: 19 de junio de 2006Aceptado: 14 de julio de 2006