Ejercito 825

download Ejercito 825

of 132

Transcript of Ejercito 825

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    1/132

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    2/132

    EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 AO LXX. NM. 825

    Foto:

    DIRECCIN

    DirectorGeneral de Brigada

    Jos ngel ARMADA de SARRA

    Subdirector, Jefe de Colaboraciones yAdministracin

    Coronel Eduardo ORTIZ de ZUGASTI AZNARJefe de Ediciones

    Coronel Julin BARRIOS BARBERO

    CONSEJO DE REDACCIN

    CoronelesMelndez Jimnez, Ramrez Verdn, Dolz delCastellar Alvargonzlez, Izquierdo Navarrete y

    Dominguez del ValleTenientes Coroneles

    Garca-Mercadal, Dacoba Cervio, FuenteCobo, Muoz Blzquez,

    Quero Fernndez de Tejada y Urteaga Tod yRaso Lamora

    ComandantesHernndez Calvo,

    Gomariz Devesa, Ario Astudilloy Gmez Reyes.

    NIPO: 076-09-006-3 (Edicin en papel)NIPO: 076-09-007-9 (Edicin en lnea)

    Depsito Legal: M. 1.633-1958ISSN: 1696-7178Correctora de Estilo

    Paloma Prado Caballero.Servicio de DocumentacinEmilia Antnez Monterrubio.

    Corrector de PruebasCapitn Jos Manuel Riveira Crdoba.

    Diseo Grfico y Maquetacin

    Luis Angelina Higuera,Miguel Garca Tirado,

    Ignacio Moreno Piqueras yJos Antonio Mndez Bergantios.

    Fotocomposicin, Fotomecnica e Impresin

    CENTRO GEOGRFICO DEL EJRCITO

    Colaboraciones Corporativas

    ASOCIACIN ESPAOLA DEMILITARES ESCRITORES

    Promotor de PublicidadVA EXCLUSIVAS.SL

    Viriato, 69 S-C. 28010 Madrid (Espaa)Telf.: 91 448 76 22 / Fax: 91 446 02 14Email: [email protected]

    http: // www.viaexclusivas.com

    Fotografas: SEPUB, DECET, Colmeiro, Alberti,Vidal Delgado, Alonso Ruprez, De Granda

    Orive, Vela Boraos, Herrador Gutierrez,Lpez Jimnez, Cusachs

    REVISTA EJRCITOC/. Alcal 18, 4. 28014 MADRID.

    Telf.: 91-522 52 54. Telefax: 91-522 75 53.

    EDITA

    MINISTERIODE DEFENSA

    SECRETARAGENERALTCNICA

    El soldado desconocido durante la Guerra de la Independencia.Jos Pardo de Santayana y Gmez de Olea.Coronel. Artillera. DEM.

    La Primera Guerra Mundial 1792-1815).Rafael Vidal Delgado.Coronel. Artillera. DEM.Doctor en Historia.

    Aproximacin a la estrategia indirecta. El genio de Escipin.Jos Enrique Lpez Jimnez.Teniente Coronel. Ingenieros.Licenciado en Ciencias Polticas y Sociologa.

    El cura Merino.Daniel Alonso Ruprez.Capitn. Infantera.

    La historia militar elude al Cid.Jose Mara Grate Crdoba.Coronel. Infantera.

    Aproximacin histrica a la Compaa deInfantera de Fernando Poo.Javier de Granda Orive.Licenciado en Derecho.

    La Conquista de Tiro por Alejandro Magno.Eugenio Vera Bolaos.Coronel. Artillera. DEM.

    Victoria o Derrota.Eladio Baldovn Ruiz.Coronel. Caballera. DEM..

    6

    16

    24

    30

    38

    54

    66

    74

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    3/132

    La Revista Ejrcito es la publicacin profesional militar

    del Ejrcito de Tierra. Tiene como finalidad facilitar el

    intercambio de ideas sobre temas militares y contribuir

    a la actualizacin de conocimientos y a la cultura de

    los cuadros de mando. Est abierta a cuantos compa-

    eros sientan inquietud por los temas profesionales.

    Los trabajos publicados representan, nicamente, la

    opinin personal de los autores.

    Redaccin, Administracin y Suscripciones: Seccin dePublicaciones de la JCISAT. C/. Alcal 18, 4. 28014MADRID. Telf.: 91-522 52 54. Telefax: 91-522 75 53.Pg. WEB: www.ejercito.mde.es, E-mail: ejercitorevis-

    [email protected]; revistaejercito @telefonica.net. Suscrip-cin anual: Espaa 12,02 euros; Europa:18,03 euros;resto del mundo: 24,04 euros. Precio unidad: 2,4 euros.

    (IVA y gastos de envo incluidos)LA VIGENCIA DE LOS PRECIOS

    REFERIDOS SER DURANTE EL AO 2008

    Los campos de batalla de la Guerra de la Independencia.David Herrador Gutirrez.Licenciado en Derecho.

    Zaratiegui General carlista Capitn General y DirectorGeneral de la Guardia Civil.Jess Mara Ruiz Vidondo.Doctor en Historia.

    Rorkes Drift. La resistencia imposible.Jos Enrique Lpez Jimnez.Teniente Coronel. Ingenieros.Licenciado en Ciencias Polticas y Sociologa

    La telegrafia y el ferrocarril como instrumentos de guerra.Rafael Vidal Delgado.Coronel. Artillera. DEM.Doctor en Historia.

    Tres siglos del comercio transatlntico entreEspaa y Amrica.Paulino Garca Diego.Teniente Coronel. Artillera.DEM.

    Sumario Internacional.

    82

    92

    100

    110

    120

    128

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    4/132

    Prcticamente todos los centrosde enseanza militar delmundo, con mayor o menorintensidad, recogen en sus planesde estudio la Historia militar. Laoposicin de voluntades, a nivelinternacional, es un fenmenoque se remonta a la antigedadms remota y el ejrcito es el ins-trumento que tienen las nacionespara hacer valer sus derechos porla fuerza, si es necesario. Si admi-timos la mxima de Raymond

    Aarn de que el fin de las bata-llas es la victoria y el de la guerra

    es la paz, el ncleo de la actua-cin de los ejrcitos es el impo-ner su voluntad a los ejrcitosenemigos. Alrededor de estencleo se configuran parmetros

    que, lgicamente, cambian con los tiempos. Estos parmetros vienen defi-nidos por la situacin, los procedimientos, el armamento y material, etc,etc. Pero la permanencia de ese ncleo de la actuacin de la fuerza, deter-mina que las situaciones y hechos blicos habidos anteriormente suponenuna fuente de enseanzas para las actuaciones futuras. Aunque existen

    otras tambin importantes, esta es la razn fundamental de la convenien-cia del estudio de la Historia militar. Dentro de esta Historia militar, tanamplia, es lgico que se focalice el estudio hacia los grandes acontecimien-tos o cuestiones, quedando relegados muchas veces retazos de la mismaque se merecen la debida atencin.

    Esta es la razn que nos anima a presentar este nmero extraordinariocon un conjunto de artculos dedicados a resaltar hechos y personasque, tal vez, pueden pasar desapercibidos en el conjunto del estudio de laHistoria militar.

    4 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    5/132

    La guerra de la Independencia, a la que dedicamos dos nmeros extra-ordinarios con motivo del centenario de su declaracin, se ha analiza-do y estudiado desde muy diferentes ngulos. Adems del marco estratgi-co internacional en que se desarroll, el marco interno de la poltica espa-ola, el estudio de las operaciones militares o la actuacin de las guerrillas,existen otras muchas facetas para la aproximacin a su estudio. En esteaspecto, la guerra de la Independencia es de una complejidad difcil deigualar. Es una guerra a la vez civil e internacional, pues no podemos olvi-dar que se enmarca dentro de la resistencia de las naciones europeas alpoder de Napolen. Por ello en Europa se la conoce como guerra peninsu-lar y no como de la Independencia. Pues bien, en esta guerra adems delos mandos conductores de las operaciones, por su carcter de levanta-miento popular y civil, aparecieron figuras surgidas del pueblo y que,muchas veces, su carcter humilde ha ocultado su comportamiento heroi-co. Unos fueron guerrilleros como el cura Merino, por ejemplo, pero otros

    fueron simples soldados que acumularon actuaciones en batallas y heridas.La Historia, preocupada por acontecimientos ms importantes y transcen-dentes, pasa por alto muchas veces estos personajes que, sin embargo,constituyen la esencia del verdadero carcter de esta guerra.

    Tambin convendra valorar la experiencia que se vive en diversas nacio-nes respecto a los campos donde se desarrollaron las batallas ms sig-nificativas del conflicto considerado. As son clebres las recreaciones delas batallas de Austerlitz o Waterloo, por ejemplo. De esta forma, los cam-pos de Bailn, Arapiles, Albuera, etc, se podrn conservar como recuerdohistrico mediante los instrumentos jurdicos convenientes.

    No cabe duda de que una de las figuras del arte militar ms relevantedel siglo XX fue Liddell Hart, el que dio nombre a una estrategia queya se haba utilizado en tiempos muy anteriores, pero que a partir de l sellam estrategia de la aproximacin indirecta. Es prcticamente lo contra-rio a la accin directa preconizada por Clausewitz. Aunque de forma intui-

    tiva, muchos caudillos la haban empleado a lo largo de la historia, soloLiddell Hart la presenta de una forma sistemtica y la preconiza como laverdadera opcin victoriosa. Tanto a nivel operacional, aadiendo esfuer-zos diferentes a los militares y escogiendo adecuadamente los objetivosque puedan debilitar al enemigo, como a nivel tctico, como refleja su pre-conizada tcnica del torrente de expansin, es decir, avanzar por los pun-tos ms dbiles del enemigo como el agua avanza por una pendiente, laaproximacin indirecta privilegia la maniobra sobre todo. Para LiddellHart, el protagonista tipo de esta estrategia, fue Escipin el Africano en sulucha con Anbal.

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 5

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    6/132

    La historia suele relatarnos las hazaasde los hombres ms destacados de undeterminado momento, aquellos que deun modo u otro son los que lideran la so-ciedad o tienen una relevancia especial.No obstante, la Guerra de la Independen-

    cia fue distinta de las otras de su tiempoprecisamente porque el pueblo y las pa-siones colectivas sumaron su protagonis-mo al de las lites y no fueron meros eje-cutores de las rdenes emanadas desde el

    vrtice superior del estado y la sociedad.Sin perder de vista la enorme compleji-dad de aquella guerra y para aportar lanecesaria perspectiva de la dimensin co-lectiva del esfuerzo patritico espaol, es-

    te artculo relata la historia particular dedos militares espaoles durante la Fran-cesada de 1808-14, dos historias anni-mas como las de tantos otros hombresen esta y todas las guerras. El inters resi-de en este caso, en que por las hojas deservicios que se conservan de aquellapoca sabemos que sus historias no fue-ron diferentes a la de tantos otros, sinoque son un reflejo de la tenacidad y el

    patriotismo que anim a los espaoles enmasa y que hizo posible una victoria finalcontraria a toda lgica militar.

    Nadie pudo obligar a los espaoles aluchar con el grado de desesperacin conel que se hizo, la monarqua haba que-

    dado prisionera de Napolen y el aparatodel Estado estaba igualmente en sus ma-nos. El desorden consiguiente a la explo-sin de rebelda generalizada de mayo y

    junio de 1808 no permiti que se encau-zaran las energas de la nacin hacia unaaccin militarmente eficaz. La firme vo-luntad de lucha y la participacin popu-lar en la contienda se convirtieron en el

    factor comn, el elemento distintivo, y

    por tanto la clave que permite explicar elfracaso en Espaa de unas fuerzas impe-riales que haban asombrado a Europacon sus campaas victoriosas de los aosanteriores frente a los ejrcitos combina-dos de Rusia y Austria (1805) y Prusia yRusia (1806-07)1.

    Siempre podremos encontrar ejemplosde lo contrario, de cobarda, de indigni-dad o de actitudes serviles a las fuerzas

    6 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Jos Pardo de Santayana y Gmez de Olea. Coronel. Artillera. DEM.

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    7/132

    ocupantes. Para ello no hace falta acudira la Guerra de la Independencia! descu-briremos muchos ms casos en la Franciaocupada de la segunda Guerra Mundial,

    en cualquier otra guerra de conquista oall donde nuestro instinto nos lleve ahusmear en las miserias de la condicinhumana. Lo que interesa de la historia esreconocer las actitudes especficas y dife-renciadoras, aquellas que dan carcter aun momento histrico y que explican loscomportamientos excepcionales.

    Cuando Napolen en Santa Elena co-mentaba al conde de las Cases que Espa-

    a se haba comportado en masa comoun hombre de honor no estaba pensandoen las grandes personalidades conocidaspor todos, ni ignoraba multitud de casosparticulares contrarios a su contundenteafirmacin: el Emperador de los francesesestaba expresando su admiracin haciapersonas cuyos nombres l mismo no co-noca, hombres como Lorenzo Ortiz de

    Villalba o Pedro Gallegos, por ejemplo.

    Pedro Gallegos ingres en el ejrcitocomo soldado distinguido el 8 de sep-tiembre de 1798 en plena guerra contraInglaterra. Sirvi 15 meses frente a Gibral-

    tar y otros 13 embarcado en corso. Cono-ci pues la guerra desde el principio desu servicio en el ejrcito en momentosmuy duros y crticos para su patria.

    Al producirse la insurreccin del Dosde Mayo de 1808 era cabo 1 y serva enlas tropas a las rdenes del general Casta-os. Tras conocerse la entrada de la co-lumna de Dupont en Andaluca, PedroGallegos march con su unidad hacia

    Crdoba y particip el 7 de junio en laaccin del puente de Alcolea. La entradade las tropas francesas en Crdoba y suposterior saqueo no pudieron ser evita-dos, pero las tropas que participaron pu-dieron retirarse con orden. Despus ten-dra la suerte de estar presente en labatalla de Bailn el da 19 de julio. Tras lasonada victoria march hacia el norte, as-cendi a sargento 2 y estuvo presente en

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 7

    Geografa e Historia

    Batalla de Bailn

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    8/132

    la desastrosa derrota de Somosierra del30 de noviembre. Unos das despus seencontr en la defensa y capitulacin deMadrid, donde fue herido en la defensade la Puerta de los Pozos. Nuestro perso-naje pas pues de la euforia a la desespe-racin, pero no se dio por vencido y a pe-sar de su reciente herida, abandon lacapital para unirse a las tropas que se rea-

    grupaban en Extremadura.El 22 de diciembre particip a orillas

    del Tajo en la accin de Puente del Arzo-bispo, el 24 en Puente del Conde y al re-tirarse la fuerza hacia el interior de Extre-madura fue de nuevo herido en Mesas deIbor. Recuperado de sus heridas, fue as-cendido a sargento 1 y con el ejrcito deExtremadura al mando del general Cues-ta intentando retomar la iniciativa, parti-

    cip en la accin del puente de Almarazel 29 de enero de 1809.

    Dos meses despus junto al ro Guadia-

    na, cuando la victoria pareca ya al alcance,las divisiones espaolas avanzaba alinea-das y hacan retroceder a las fuerzas impe-riales, la caballera francesa, en una deaquellas jornadas picas que la haran tantemible, rompi las filas del ala izquierdaespaola y carg sin piedad sobre el flanco

    y la retaguardia de sus enemigos. 8.000fueron los muertos y heridos sufridos porlos espaoles y Pedro Gallegos se encontr

    entre los 2.000 prisioneros.Aquella dolorossima derrota de Mede-lln no amedrent su nimo y tan prontocomo hall ocasin se escap para conti-nuar la lucha. Volvi a unirse al ejrcito,ascendiendo el 1 de septiembre de 1809a subteniente. Las derrotas de las fuerzasespaolas se sucedan unas a otras ynuestro protagonista no tard en caer pri-sionero por segunda vez; esta vez en el

    Puerto de Baos, accin en la que fuetambin herido.

    Inasequible al desaliento, volvi aarriesgar su vida en la huida para prose-guir en la lucha contra el invasor. Tras

    volver a filas, le encontramos formandoparte de la guarnicin de Ciudad Rodri-go, donde el 1 de enero de 1810 la Juntalocal le ascendi a teniente. Particippues en la heroica defensa de dicha plaza

    a las rdenes del general Prez de Herras-ti del 25 de abril al 10 de junio. Al rendir-se esta plaza fuerte, Pedro Gallegos adqui-ri la condicin de prisionero de los

    franceses por tercera vez. March a Fran-cia recorriendo un largo camino desde la

    frontera portuguesa hasta Toulouse enFrancia y aunque el panorama militar deEspaa era muy sombro no dud en vol-

    ver a escaparse y, cruzando los Pirineos, se

    8 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    General Castaos

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    9/132

    uni en Aragn a la guerrilla del Seorde Eraso.

    Si haba visto a los ejrcitos espaoles

    ser derrotados una y otra vez en el campode batalla, estaba dispuesto a seguir com-batiendo all donde las tropas francesaseran ms dbiles, en su retaguardia. Sunuevo jefe guerrillero le nombr capitnel 1 de noviembre de 1810 y en su parti-da combati en Tarazona, Molina de Ara-gn y Calatayud. Por razones que desco-nocemos se pas a la guerrilla de Longaque encontraba su refugio al norte del

    Ebro en las provincias de lava y Burgos.Su temperamento atrevido y su habilidadpara salir de situaciones comprometidasencontraron en la guerrilla un perfectoacomodo.

    Cuando la guerrilla de Longa se organi-z como divisin de Iberia fue nombradoSargento Mayor del 1erbatalln, el de losantiguos guerrilleros, al mando del tenien-te coronel Martn de Eguiluz. Adems de

    en multitud de emboscadas y accionesmenores, estuvo presente en la toma deCastro Urdiales, y las acciones de Somo-rrostro, Portugalete, Bilbao y Zornoza, en laderrota de Areta y en la rendicin de laguarnicin francesa de Salinas de Aana.

    Al morir su jefe de batalln el 11 deenero de 1813, se hizo cargo del mandode dicha unidad y con tal responsabili-dad combati en la toma de Cubo de

    Bureba, en las sorpresas de Poza de la Saly Sedano, en las dos acciones de Armi-n en que fue interceptado el paso porla carretera de Francia y en Cigenza.

    Tras unirse la divisin de Iberia al ejr-cito de Wellington, combati al mandode su batalln en la batalla de Vitoria, enMondragn, Tolosa, toma del castillo yguarnicin de Pasajes, batalla San Marcial

    y paso del Bidasoa.

    Pedro Gallegos era todo un carcter, ca-y tres veces prisionero y las tres se escappara seguir combatiendo contra las fuerzas

    ocupantes, ni las heridas, ni las derrotas ledesmoralizaron, si los ejrcitos eran derro-tados, l continu luchando en la guerrilla.Desde soldado raso alcanz el mando deun batalln. Los franceses le podran habermatado pero mientras le quedara unaliento de vida se pondra una y otra vezen pie para empuar su fusil.

    Este mismo comportamiento reiteradopor multitud de soldados y paisanos

    compens la desercin, el desaliento detanta derrota, la ocupacin de las ciuda-des y la prdida sistemtica de unos re-

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 9

    Geografa e Historia

    Longa

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    10/132

    10 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    cursos cada vez ms escasos. Beaufre defi-ni la guerra como una dialctica de vo-luntades enfrentadas y situ pues la vo-

    luntad en el centro. Si tras una victoriadecisiva el ejrcito enemigo conserva in-tacta la voluntad de seguir luchando, el

    valor militar de las batallas se desvaneceen gran medida. En sus memorias, el ca-pitn francs de hsares Rocca cuentaque tras las grandes derrotas la Junta en-

    viaba a alcaldes y curas, aun en los luga-res que ocupbamos, la orden de exhor-tar a los soldados espaoles a que se

    reuniesen a los cuerpos a que pertenec-an. Estos soldados de la Patria marchabande noche por caminos extraviados, paraevitar los encuentros con nuestras tropas.

    Y as es como los ejrcitos dispersos delos espaoles se rehacen sin cesar de susdesastres con una facilidad increble.

    Lorenzo Ortiz de Villalba haba nacidoen Salinas de Aana, provincia de lava,en el ao 1780. En 1796, con 16 aos, in-

    gres como soldado en el Real Cuerpode Infantera de Marina. A la edad de 20aos, siendo ya cabo 1, tuvo su bautismo

    de fuego, durante la guerra contra Ingla-terra, en los combates del Alto de la Gra-a del 25 y 26 de agosto de 1800, defen-diendo Ferrol de un desembarco ingls.Fue herido en el muslo derecho y por suconducta en aquellas jornadas se le con-cedi un escudo de distincin.

    En 1805, tras reanudarse la guerra con-tra Inglaterra, embarc en el Argonautade Gravina, el navo ms moderno enton-

    ces de la Armada, y en l naveg con laescuadra combinada hasta el Caribe. Di-cha flota pretenda atraer a Nelson haciaall para alejarle de las costas europeas. Al

    volver hacia Galicia la escuadra combina-da se top el 2 de julio con la del Almi-rante Robert Calder frente a Finisterre yel Argonauta, que iba en cabeza, fue elprimero de los buques en lanzarse alcombate. Su actuacin en aquella desgra-

    Ciudad Rodrigo

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    11/132

    ciada jornada naval, donde no obstantelos navos espaoles y muy especialmen-te el Almirante Gravina haban tenido un

    comportamiento muy notable, le vali elascenso a sargento 2.Combati a continuacin en Trafalgar,

    en el navo Santa Ana, uno de los gigantesde la Armada con tres puentes y 112 cao-nes. Esta vez tambin estaba embarcadoen el primer navo de la lnea aliada queentr en combate, pero esta vez su buquerecibi una andanada por popa del RoyalSovereign, navo insignia del almirante Co-

    llingwood, que caus 97 muertes y 141 he-ridos en la tripulacin y por la que resultcontusionado de un astillazo. Participtambin en diferentes combates que sos-tuvo el Falucho n 112de la Divisin Su-tl, habiendo navegado en total 6 aos.

    Al desencadenarse la Guerra de la In-dependencia estaba en Galicia, fue ascen-dido a sargento 1, se incorpor al Regi-

    miento de Barbastro y el 14 de julio de1808 particip en la batalla de Medina deRioseco, donde tanto las fuerzas de Blake

    como las de Cuesta sufrieron una granderrota. Con el ejrcito de la izquierda almando de Blake entr en Bilbao, persi-gui a las fuerzas francesas hasta Duran-go, donde fue levemente herido, comba-ti en Zornoza y en la batalla deEspinosa de los Monteros el 11 de no-

    viembre.Tras la gran derrota en esta ltima bata-

    lla y la dispersin del ejrcito se uni en la

    provincia de Len al marqus de la Roma-na que estaba reagrupando las unidades yponiendo de nuevo en pie aquella fuerza.Con la Romana pas a Galicia y participen el ataque a Ginzo de Limia en enerode 1809. Fue destacado para contribuir aorganizar y dar consistencia militar a lasmilicias locales que se formaban en Gali-cia. Se incorpor al 1 batalln del Ribero

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 11

    Geografa e Historia

    Batalla de Vitoria

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    12/132

    y con l particip en el ataque y conquistade Vigo (28 de marzo). Tras aquel gran xi-to de la insurgencia y ascendido a sargento1 particip en el ataque a Santiago y labatalla del Puente de Sampayo del 7 y 8de junio, donde las fuerzas francesas fue-ron rechazadas.

    La insurreccin gallega tuvo tal xitoque los cuerpos franceses de Soult y Neydecidieron abandonar la regin. Ortiz de

    Villalba march con su unidad hacia elro Esla que serva de lnea defensiva a los

    franceses. Particip en la accin de los va-dos y puente de Castro Gonzalo dondetodo su batalln consigui pasar el ro yquemar a las fuerzas imperiales el cam-pamento. El 1 de diciembre particip enotro ataque en aquella misma zona don-

    de cay prisionero. En pleno invierno tu-vo que recorrer el camino que desde laprovincia de Zamora llegaba hasta Fran-cia, pasando grandes penalidades de fati-ga, fro y hambre. Muchos de sus compa-eros de cautiverio quedaron sobre elcamino, pero, a finales de diciembre, alpasar junto a su pueblo, probablemente ala altura de Miranda de Ebro, consigui

    fugarse y llegar hasta su casa.En Salinas de Aana se haba estableci-

    do por aquellas fechas Francisco de Lon-ga con su guerrilla y nuestro protagonistase uni a ella. Sabemos que nada ms lle-gar fue puesto al mando de un destaca-mento para transportar a lugar seguro aunos cuantos prisioneros espaoles quelos franceses haban abandonado sobre la

    12 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Batalla de Trafalgar

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    13/132

    carretera por considerarlos ya casi muer-tos y que el justicia de Ribavellosa habaocultado en Salcedo.

    Lleg en esas mismas fechas el cabeci-lla guerrillero Ignacio Alonso Cuevillasa Salinas de Aana con intencin de in-corporar la partida de Longa a su guerri-lla. Como Longa le enga y se escap,Cuevillas persigui a Longa y lo apres

    junto con los hombres que le acompaa-ban. Los desarmaron, les quitaron todo loque tenan, incluido el dinero, y al sar-gento 1 Ortiz de Villalba le despojaron

    de los papeles y certificados de todos susaos de servicios habindole quitado yarrancado con la mayor ignominia lascharreteras de tal sargento, tirndoselasen tierra, donde las patearon. El 4 deenero de 1810, la partida de Cuevillas, lle-

    vando a los nuevos integrantes custodia-dos, pas a Castilla por el puente delEbro de Puentelarr a la villa de Bozoo.La tropa se dispuso a comer el rancho y

    pasada media hora llegaron bastantessoldados franceses que tomaron laspuertas principales y las de las cuadras delas casas en que estaban alojados, sinquedarles ms arbitrio para huir que elarrojarse cada uno por las ventanas o pordonde pudo proporcionar.

    Cuando Lorenzo Ortiz de Villalba in-tent salir por la puerta de la casa dondese encontraba, los soldados franceses le

    dieron numerosos golpes de sable y bayo-neta, lo hirieron gravemente y para com-probar si estaba muerto, le atravesaron laspalmas de las manos a bayonetazos. Este,con 26 heridas en su cuerpo, fingi estarmuerto y con gran penalidad consiguiponerse a salvo en un pajar. Despus dehaberse marchado dicha tropa enemiga,al sargento Ortiz de Villalba le adminis-traron los santos sacramentos de peniten-

    cia, eucarista y extremauncin, habin-dole conducido al tercer da a un pueblocercano a Salinas de Aana. Pasado el

    peligro por la presencia de los Cuevillas,fue trasladado a su pueblo, donde tuvo lamejor atencin mdica gracias a la con-tribucin de sus vecinos y del propioLonga. Tras dos meses de convalecencia

    volvera a la guerrilla de Longa con em-pleo de oficial y haciendo funciones deayudante. La primera accin en que parti-cip tuvo lugar en San Zadornil, donde lapartida rechaz y caus bastantes bajas a

    una columna que haba acudido durantela noche desde Pancorbo para sorpren-derla.

    Con Longa particip en las embosca-das, ataques a correos y retiradas que lellevaron hasta Navarra y las montaas deLa Rioja y en todo momento dio pruebasde gran rectitud y conocimiento de la mi-licia. Por orden del general Mahy en elmes de octubre fue enviado al frente de

    un destacamento a la Junta de La Rioja,que se hallaba en Molina de Aragn, paraponerse a su disposicin y contribuir aregimentar y poner orden en las guerri-llas de aquellos contornos.

    Tras la crisis que se produjo en aquellaJunta y las disputas que afectaron a las

    fuerzas del Seor de Eraso se volvi denuevo a la guerrilla de Longa. Es muy po-sible que fuera entonces cuando Pedro

    Gallegos se incorpor igualmente a estamisma partida. Sabemos que en Junio de1811 ya estaba de nuevo participando enlas acciones de la guerrilla de Longa enun momento en que empezaba a organi-zarse el 7 Ejrcito que agrupaba a laspartidas guerrilleras del norte de Espaa.Dicha partida, en la que Ortiz de Villalbase encuadraba, se uniform y empez ainstruirse como fuerza regimentada. Este

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 13

    Geografa e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    14/132

    su puso al mando de una de las compa-

    as del 1 batalln, en el que Pedro Ga-llegos era su sargento Mayor.

    Particip en todas las acciones de la di-visin de Iberia, embarcando incluso enla expedicin martima contra Guetaria.En la toma de la guarnicin francesa desu pueblo natal, Salinas de Aana, enenero de 1813 sali muy mal herido enun muslo, lo que le oblig a guardar unlargo reposo. No le volveremos a ver al

    frente de su compaa hasta la accin so-bre el puente de Vera de Bidasoa el 28 de

    julio de 1813.Entr en Francia con su divisin. Los

    batallones de Longa saquearon variospueblos franceses en reciprocidad por loque las tropas imperiales haban hechoen tantas otras poblaciones espaolas y

    Wellington decidi retirar a retaguardia ala antigua divisin guerrillera. A Lorenzo

    Ortiz de Villalba, por ser uno de sus ofi-

    ciales de mayor confianza, el entonces yabrigadier Francisco de Longa le envi conun despacho para el general ingls. Cercade Bayona, al intentar cruzar el ro Nive-lle por un vado, su caballo perdi pie yLorenzo Ortiz de Villalba se ahog. Me-nuda paradoja, un infante de marina queha sobrevivido a los combates ms encar-nizados y muere ahogado en un ro!

    Al conocer la noticia, su madre muride tristeza. Su padre al que haban inten-tado detener para llevar prisionero aFrancia, por tener un hijo en la guerrilla,haba tenido que sobrevivir huyendo a lasmontaas y tena la salud muy quebrada.Este fue el desgraciado final de la ltimabaja que sufri la tropa guerrillera deLonga en la Guerra de la Independencia.

    Lorenzo Ortiz de Villalba se haba ves-tido el uniforme militar cuando tena so-

    14 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Navo Santa Ana

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    15/132

    lo 16 aos y no dej de servir a su bande-ra otros 17 aos ms. Haba llegado nave-gando hasta el Caribe, haba sido testigo

    de las horas trgicas de Espaa en Trafal-gar, Medina de Rioseco y Espinosa de losMonteros, haba participado en la luchaguerrillera por todo el norte de Espaa, lehaban acribillado a bayonetazos hastadarle por muerto, nunca se rindi y solomuri cuando ya no haba ms batallas alas que sumarse. Su sacrificio no fue est-ril.

    El mundo haba estado contemplan-

    do atnito como el gran Napolen seenfangaba en una guerra de la que ha-ba dicho que sera un juego de nios.Clausewitz lo juzg de la siguiente ma-nera: Desde que la fortuna y audacia deBonaparte derrocaron todos los procedi-mientos antiguos, y naciones de primerorden fueron aniquiladas de un sologolpe () desde que los espaoles consu empeada lucha mostraron que, a

    pesar de su debilidad y con simples ar-mamentos nacionales y con medios

    propios de insurreccin, obtuvierongrandes resultados () desde que todosestos ejemplos han demostrado que elcorazn y el espritu de una nacin for-man un factor importantsimo en losproductos que representan la fuerza na-cional, guerrera y de combate; desdeque los Gobiernos han conocido todos

    esos recursos, no es de esperar que losdesaprovechen en las guerras futuras. Elgeneral Roguet, que haba mandadouna divisin de la Guardia Imperial du-rante aquella guerra en la misma regindonde haban combatido ambos milita-res espaoles, al escribir sus memoriasrecordaba: Las coaliciones y sus ejrci-tos no haban sido para el Emperadorms que ocasiones para nuevos triunfos,

    y hasta 1808 uno se preguntaba quinpodra resistirle. Sin embargo, como to-do lo que es humano, una tal fortuna

    poda tener su trmino; ella embarrancdelante de un pueblo sin gobierno, sinejrcitos y casi olvidado en el extremode Europa, pero animado de un patrio-tismo siempre irresistible.

    La Guerra de la Independencia dej unmensaje para la posteridad: David puede

    vencer de nuevo a Goliat. En adelante,las causas rebeldes tomaran buena cuen-ta de ello!

    Por mucho que aquel derroche hisp-nico de patriotismo, de dignidad y de vi-talidad cayera en el saco roto de las lu-chas fratricidas que desgarraron la nacinespaola en los tiempos posteriores, elejemplo de Pedro Gallegos y el de Loren-zo Ortiz de Villalba nos habla del deberde un buen soldado, de la grandeza delhombre y del amor a la libertad. Hoy enda pocos se preguntan que ocurri des-

    pus de que sucumbieran Lenidas y sustrescientos espartanos, pero su memoriaperdura y no nos deja indiferentes. Delmismo modo, cuando Espaa se sacudalos traumas de un pasado todava dema-siado cercano y las cicatrices hayan desa-parecido del alma de la nacin espaola,el ejemplo de aquellos soldados descono-cidos se recordar con orgullo y una bienganada admiracin.

    OT S1 Siendo el menor de aquellos ejrcitos,el prusiano, superior a la suma de losejrcitos aliados espaol y britnico yempleando Napolen en la Pennsulauna fuerza notablemente superior(350.000 h) a la que le haba bastadopara vencer a las coaliciones (200.000h).

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 15

    Geografa e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    16/132

    Las guerras de la Revolucin, el Consu-lado y el Imperio, se les llama genri-camente guerras, como si hubiera habi-do varias contiendas, cuando en realidad

    fue una sola, en realidad la primera gue-rra mundial.

    A lo largo de este trabajo se pretende,bien que de forma sinttica, analizar la

    gnesis de la guerra, su consideracin demundial, las estrategias a niveles global yoperacional, los cambios de alianzas, latctica y los medios y otros aspectos quepueden visualizar desde un punto de vis-ta diferente el perodo ms largo de con-

    frontacin armada que ha conocido lahumanidad. Por supuesto hay guerras quehan durando ms aos, tenemos en el re-cuerdo la llamada de los Cien aos

    (1337-1453), la de los Treinta aos(1618-1648), pero ninguna hasta esas fe-chas haba abarcado mayor totalidad.

    NTECEDENTESEl enfrentamiento que durante cerca

    de veinticinco aos asol al planeta, tuvosu perodo de alerta, con indicadores cla-ros, de que la paz no iba a ser posible. Lasideas polticas que se iniciaron con la

    ilustracin y el constitucionalismo, inicia-ban el paso a una presencia ms activade la poblacin o al menos parte de ella,en el gobierno de las naciones, poniendo

    fin a aos de monarqua autoritaria, pri-mero, y absolutista despus.

    La guerra de la Independencia de Esta-do Unidos, se toma habitualmente como

    preludio del enfrentamiento armado pos-terior, en realidad en la misma no se opu-sieron pensamientos polticos distintos,sino, por un lado aspectos econmicos yde emancipacin poltica: el levantamien-to de las trece colonias, y por otro: laalianza de Francia y Espaa que a lo lar-go de todo el siglo XVIII estaba luchandocontra el Reino Unido de Gran Bretaa eIrlanda por la hegemona mundial.

    Lo que queda claro es que el triunfo dela democracia inorgnica en Estados Uni-dos, fue un acicate para que en Francia sedecantara por esa forma de gobierno,cuando el Tercer Estado, ms del no-

    venta y cinco por ciento de la poblacin(bien que de una forma censitaria restrin-gida), proclam la soberana nacional, encontra de los otros dos estados, la no-bleza y el clero (democracia orgnica con

    16 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Rafael Vidal Delgado. Coronel. Artillera. DEM. Doctor en Historia.

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    17/132

    representacin de estamentos sociales).Movimientos similares se produjeron enel Reino Unido, Espaa, Prusia, etc, no de

    forma simultnea sino sucesiva.De todos los pases, el primero en quese alcanz ese objetivo fue en Francia,primero con la monarqua constitucional

    y posteriormente con la repblica. Laabolicin de los derechos feudales, laigualdad entre las personas, los derechosdel hombre, la fraternidad entre los pue-blos, etc, fueron los principios que avala-ban el nacimiento de un orden nuevo

    que iba a trastocar las relaciones entre lospueblos.

    INICI CIN DE L GUERRComo reaccin en contra y en defensa

    del orden que haba perdurado durantetodo el siglo XVIII, Austria, una de las po-tencias hegemnicas del continente euro-peo, exigi por va diplomtica la rectifi-cacin de determinadas actuaciones

    polticas francesas (an monarqua), co-mo por ejemplo la restitucin de los de-rechos de los prncipes alemanes sobre

    sus posesiones en Alsacia o la devolucinde Avignon a la autoridad papal. Franciaconsider inaceptable estas propuestas ya continuacin declar la guerra al Impe-rio, se iniciaba con ello la Primera GuerraMundial en abril de 1792.

    Entre 1792 y 1815, la historia habla decoaliciones contra Francia, numerndo-las, de acuerdo con los pases que la com-ponan, precedidas cada una de ellas, por

    un tratado de paz, ocasionado por rendi-cin o por cansancio de uno o varioscontrincantes. Espaa, por ejemplo, se en-

    frenta primero a Francia, luego es su alia-da para terminar siendo su enemiga. Lomismo ocurre con Austria, Dinamarca,Holanda, Suecia, Prusia, Rusia y todos losdems estados continentales, excepto In-glaterra que siempre se consider enemi-ga de los franceses, excepto el breve per-

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 17

    Geografa e Historia

    Batalla de Bailn

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    18/132

    odo de la paz de Amiens, firmado el 25de marzo de 1802, pero que fue impug-

    nado por el Reino Unido el 18 de mayodel ao siguiente.

    C RCTER MUNDI L DEL GUERRLa sola relacin de los acuerdos de

    Amiens, da idea del carcter mundial dela contienda: devolucin de la colonia deEl Cabo a Holanda (repblica Btava),

    junto con las Indias Orientales; retirada

    de Egipto de britnicos y franceses y en-trega a Turqua; restitucin a Francia detodas las conquistas realizadas por los in-gleses, excepto Trinidad y Tobago, la islade Ceiln y Gibraltar, pasando de nuevo yde forma definitiva la isla de Menorca ala corona espaola; fijacin de los lmitesentre las Guayanas francesa y portuguesa(Portugal era tradicional aliado de Inglate-rra), y otros menores. La realidad es que

    se combati en todo el mundoy todos los pases, con algn es-tatus poltico, como China, Ja-

    pn, Sian y estados indios, se de-cantaron de una u otra formapor apoyar de forma explcita oimplcita a los dos centros de lacontienda: Pars y Londres.

    A partir de 1808, entra en es-cena otro foco de tensin, latransposicin de la crisis polti-ca, con la abdicacin de Fernan-do VII y Carlos IV en Napolen

    y la eleccin como rey de Espa-a de Jos I, a la Amrica espa-ola. Se inicia una guerra para-lela en las colonias espaolasamericanas, provocadas desde elexterior y por distintos motivos,por Estados Unidos, Inglaterra yFrancia. Este conflicto acrecienta

    la universalidad de la guerra que se habacernido sobre el mundo.

    En toda esta larga y cruenta guerra, cu-yos muertos y daos no se han cuantifica-do, como las dos guerras mundiales del si-glo XX, luchaban dos pensamientos,llamados genricamente: Antiguo y NuevoRgimen, que si al principio estaban claroscomo constitucionalismo y absolutismo,excepto en el Reino Unido, a lo largo delos aos, se fue diluyendo, transformndo-se en ingerencia o no del pensamiento po-

    ltico ms all de las fronteras originariasde un estado, de tal forma que en el Con-greso de Viena, al finalizar las llamadasguerras napolenicas, aunque se intentaregresar al rgimen de vida anterior a1792, es slo una sombra y los gobiernostienen conciencia de que se entra en unorden nuevo, provocando con su resisten-cia a los cambios las revoluciones de laprimera mitad del siglo XIX.

    18 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Navo San Hermenegildo

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    19/132

    Los historiadores hablamos de la gue-rra como una revolucin del tiempo his-trico. Esta Primera Guerra Mundial,

    lo fue efectivamente, porque la sociedad,la industria, la navegacin, el arte de laguerra, el gobierno, etc, nada era igualque al principio. Puede decirse sin temora errar que los cambios sociales que seprodujeron tras la misma, han sido losms drsticos que se han dado en la hu-manidad, con la consolidacin de una se-rie de grandes inventos, como la mqui-na de vapor, el telgrafo, el ferrocarril, los

    altos hornos, las hilaturas, entre otros, detal forma que el mundo de 1815 era irre-conocible con respecto al de 1790, cuan-do solamente haba transcurrido una ge-neracin.

    Uno de nuestros tratadistas militaresms universales, el comandante Villamar-tn, defina la guerra como el choquematerial de los elementos de dao y de-fensa de que disponen dos poderes socia-

    les que se hayan en oposicin de intere-

    ses. En esta Primera Guerra Mundialse enfrentaron dos poderes sociales quelideraban dos posiciones diferentes, pero

    que a la larga acaeci como la simplifica-cin de la filosofa hegeliana: tesis, antte-sis y sntesis, de tal manera que al final selleg a una sntesis con un orden nuevo,nacimiento de la democracia liberal quean hoy perdura, aunque su pata econ-mica: el capitalismo, se encuentre en laactualidad en profunda revisin.

    ESTR TEGI SDe forma muy simplificada, se hablade las estrategias a nivel global de los

    dos contendientes en esta guerra mun-dial, una estrategia continental, preco-nizada por Francia y otra martima,por Inglaterra. Ello es cierto, aunque congrandes matizaciones, porque si Napole-n preconizaba la negacin de la tierrapor parte de su oponente y el otro la ne-gacin del mar, no significa que se cir-

    cunscribieran a los mbitos terrestre y

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 19

    Geografia e Historia

    El mundo en 1789

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    20/132

    20 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    martimo respectivamente, porque si hu-bo combates en la actual Sudfrica, o enlas Antillas, o en el extremo oriente, escomo consecuencia que en esas zonashaba contrincantes, habindose tenido

    que desplazar los imperiales, necesaria-mente por mar.Estrategias operacionales: de accin di-

    recta, de aproximacin indirecta e indi-recta, siendo todas ellas aplicadas por losdos bandos, bien que los franceses y susaliados con ms predileccin por la pri-mera e Inglaterra y los suyos por las dossegundas, sin descartarse que los dos em-plearan las tres.

    No es el momento de pormenorizar lasestrategias, sus elementos y su tipologa,consltese para ello los libros de mi pro-

    fesor de historia militar, el general AlonsoBaquer, o los tratados de Beaufre, Clause-

    witz, Villamartn, entre otros, pero lo quedebe quedar claro es que se combati entodo el globo terrqueo, con las estrate-gias que cada adversario consider msconveniente para sus intereses.

    En una reciente publicacin de esteautor titulada: La Guerra de la Indepen-dencia en torno al estrecho de Gibraltar,se detalla el cambio en la conduccin dela guerra Peninsular por parte de las auto-

    ridades espaolas, de tal forma que si du-rante los aos 1808 y 1809, la estrategiaes de accin directa, es decir se visualizael ejrcito enemigo, que se toma por ob-

    jetivo estratgico y se pretenden su des-truccin, en una estrategia tambin lla-mada en el espacio, se pasa a partir de1810 a otra, en el tiempo, basndose enla accin indirecta: las guerrillas, y en laaproximacin indirecta, atacando en las

    zonas de menor expectativas de los impe-riales, aprovechando el dominio del marpor parte de Inglaterra. La batalla de Chi-clana, tambin denominada del Cerrodel Puerto o de la Barrosa es una mues-tra de una estrategia hbrida martimo-te-rrestre, al menos en el plano operacional.

    Francia, aprovechndose de la paz deAmiens, inici un despliegue internacio-nal sin precedente, sabiendo adems que

    Europa napolenica

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    21/132

    lo que hiciera en aquel ao de paz, iba aser decisivo para su futuro, de tal maneraque desconcentr el poder poltico, otor-gando amplias atribuciones polticas ymilitares en Amrica, frica del Norte ydel Sur, Asia e incluso Oceana.

    Existe una similitud estratgica entrelas tres guerras mundiales, enfrentndosepoderes netamente continentales conotros martimos, aunque siempre, por su-puesto con matices, porque en la II Gue-rra Mundial, Japn era potencia naval,

    bien que es verdad con un fuerte compo-nente terrestre, debido a su numerosa po-blacin e industria creciente.

    En las tres: Napolen, que fue cuandoverdaderamente la guerra se hizo mun-dial, Guillermo II y Hitler, hicieron de laguerra del corso, de la guerra con fuerzassutiles e invisibles en las rutas comercia-les, su principal baza para doblegar alcontrario. El Emperador de los franceses

    cont con un no beligerante de granimportancia, la naciente potencia de Es-tados Unidos, que deseaba asentar su fu-turo en los mares Atlntico y Pacfico,mientras que en las guerras del siglo XX,

    fue precisamente esta gran nacin la quevolc la balanza a favor de la democracia.

    No existe, o al menos, este autor, no hatenido conocimiento de ellos, de estudiosprofundos sobre la guerra del corso fran-

    cs o las acciones navales en los distintosocanos, pero hay constancia de la orga-nizacin de flotas imperiales en el marCaribe y Antillas, Atlntico Sur e ndico,as como la concesin de patentes de cor-so en el Mediterrneo, siendo el puertode Mlaga, la ms importante base en es-ta materia, amenazando permanente-mente el trfico por el estrecho de Gi-braltar.

    MODIFIC CIONES EN EL RTE DEL GUERRA raz de la batalla de Trafalgar, la gue-

    rra naval da un giro de casi noventa gra-dos. Hasta ese momento el buque de l-nea de 74 o ms caones, constituye labase del poder naval, cindose las fraga-tas, corbetas, bergantines y otros buquesmenores, a misiones de descubiertas oenlaces, pasndose en el transcurso de losaos a la fragata como reina de la batalla,siendo los norteamericanos, como obser-

    vadores de la accin que se desarrollaba asu alrededor, los impulsores del cambio,diseando fragatas de ms de cuarentacaones de veinticuatro libras o ms, ca-paces de enfrentarse a un navo, por surapidez y alcance de sus armas. De he-cho, despus de Trafalgar no se dan bata-llas navales de importancia y tiene quetranscurrir ms de cien aos para que seproduzca la de Jutlandia (31 de mayo y 1

    de junio de 1916), ltima batalla en laque los barcos se visualizan directamente.Francia cuenta con las flotas francesas,

    espaola y holandesa, aunque las dos pri-meras, tras la batalla de Trafalgar, queda-ban reducidas a su mnima expresin, nopor efectivos navales, sino por capacidadde combate, que como dice nuestraDoctrina, se compone de los efectivosmateriales y tambin de los valores mora-

    les, del conocimiento y experiencia, delos mandos y de las tropas, los cuales ha-ban quedado tan terriblemente dismi-nuidos que impidieron que se produje-ran expediciones navales de importancia,cindose a romper el bloqueo a base deunidades aisladas o en corto nmero. Eneste sentido las tres guerras mundiales,las potencias continentales hicieron elmismo papel, concentrando sus efectivos

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 21

    Geografia e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    22/132

    en bases navales, desde los que podanamenazar objetivos alternativos, pero sincredibilidad para salir en masa de sus

    puertos, lo que las haca verdaderamenteinoperantes.Si en el mbito naval se produjeron

    drsticos cambios en la estrategia, tcticay tecnologa, no lo fue menos en el te-rrestre, en los que Napolen era un ver-dadero genio, o mejor dicho, un revolu-cionador del arte de la Guerra, de hechocomienza a ser derrotado cuando sus ad-

    versarios aprenden de sus enseanzas, no

    debidas a l, sino al barn de Jomini y algeneral Clausewitz.La orgnica nacida de esta Primera

    Guerra Mundial perdura en los distintosejrcitos hasta finales del siglo XX, duran-te los cuales se mantiene a la divisin co-mo pieza clave en la maniobra tctica, alcuerpo de ejrcito como unidad interme-dia y de mando, pudiendo en ocasionesactuar aisladamente y alcanzar objetivos

    estratgicos, y al ejrcito, pen de la ma-niobra estratgica. Ya en las guerras mun-diales del pasado siglo tiene que recurrirsea otras grandes unidades, el grupo de ejr-citos e incluso al teatro de operaciones, nocomo gran unidad en sentido estricto, si-no como organizacin militar, desde don-de se dirige una parte del teatro de la gue-rra, estndole subordinadas todas lasunidades militares existentes en el territo-

    rio, incluso con atribuciones civiles y deobtencin de recursos. Esta ampliacin dela organizacin para el combate, sin esadenominacin, tambin la emplea el Em-perador cuando invade Rusia.

    La divisin es una gran unidad creadapor la Revolucin Francesa, componin-dose de unidades de todas las armas: In-

    fantera, Caballera, Artillera y Zapadores,pero Napolen las especializa y crea las

    divisiones de Infantera y Caballera, do-tando a cada una de una cierta Artillera.La base de la orgnica de las guerras na-

    polenicas es el cuerpo de ejrcito, a cu-yo frente se encuentra un mariscal o ungeneral de cuerpo, compuesto de tres di-

    visiones de Infantera, una de Caballera,junto con su Estado Mayor y su Artillera,Zapadores, Ingenieros y toda una serie deservicios auxiliares de tren, bagajes, equi-pajes, etc.

    Hasta esta poca las unidades orgni-cas terminaban en el regimiento, pero

    durante la guerra, dan un salto hacia de-lante, y lo son, perdurando ms de cienaos, las brigadas, divisiones e incluso elcuerpo de ejrcito, de tal manera que elsoldado imperial, conoce perfectamenteel nombre, no slo de su capitn y comomucho de su jefe de batalln, sino de sucoronel y de sus generales de brigada, dedivisin y de cuerpo, crendose de esta

    forma un espritu de cuerpo que propor-

    cionar un acicate para la victoria.La tctica tambin se revoluciona, ya

    en cierto modo apuntada por Federico IIen la guerra de los Siete Aos: se buscael orden oblicuo y las maniobras desbor-dantes y envolvente; el esfuerzo se con-centra en el centro de gravedad del ad-

    versario, pieza clave para su derrota; sehace un uso intensivo de la artillera y suempleo en masa la llega a ser resolutiva

    en la batalla; se amplan los frentes, preci-samente para protegerse del fuego ene-migo; nace el Estado Mayor como rganoauxiliar del mando; la reserva pasa a serel elemento primordial del jefe, emplen-dola no solamente para paliar una situa-cin comprometida, sino para profundi-zar en el despliegue del contrario,rompiendo en dos su dispositivo y acele-rando su derrota, y otra serie de cuestio-

    22 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    23/132

    nes, que pasarn a partir de la finaliza-cin de la guerra a las doctrinas y regla-mentos militares de los distintos pases.

    En el combate, aunque se mantiene elparalelismo, la marcha en columna y el

    ataque en formacin en varias lneas, paraproteger este avance, se emplea unas uni-dades de Infantera que actan en ordenabierto en los flancos de las formacionesque se aproximan al enemigo. Estas unida-des son llamadas de voltigueurs, de In-

    fantera ligera, tiradores, etc. Las compa-as de voltigueurs, las terceras de losbatallones, fueron creadas por decretos im-periales de marzo de 1804 y septiembre

    de 1805, en las distintas clases de Infante-ra y copiada su organizacin en los demsejrcitos, de tal manera que nos encontra-mos este tipo de Infantera, como tiradoresde lite, en las unidades britnicas quecombatieron en la Pennsula.

    Si en el empleo de los medios hubo es-pectaculares avances, la tecnologa de lasarmas se mantuvo durante todo el pero-do de la guerra, de esta forma puede de-

    cirse que el fusil y el can del llamadoAntiguo Rgimen era muy similar al delnuevo orden.

    CONCLUSIONESEvidentemente no se puede cambiar ladenominacin de una guerra y ms cuan-

    do ha entrado en la historia como una su-cesin de ellas, pero lo que ha quedadoclaro que todas ellas conformaron la pri-mera guerra mundial, provocndose en es-te intervalo de tiempo, que dur una ge-neracin, una revolucin del tiempohistrico, de tal manera que un da de1815 no se pareca en nada a otro de 1790.

    Los principios y procedimientos del ar-te de la Guerra consolidados durante estesangriento perodo, que da entrada a lallamada edad Contempornea, permane-cern vigentes en su mayor parte hastabien entrado el siglo XIX, cuando el fe-rrocarril, el telgrafo y ms que nada laametralladora, modificaron la estrategia yla tctica, aunque la orgnica permaneciinalterable.

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 23

    Geografia e Historia

    Batalla de Fuengirola

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    24/132

    Uno de los ms grandes generales dela historia de Roma y casi con todaseguridad uno de los ms importantes dela historia militar, fue Publio Cornelio Es-cipin, conocido posteriormente comoel Africano. Escipin naci el ao 235 aC, era hijo del cnsul de mismo nombre

    y sobrino de Gneo Cornelio Escipin,ambos muertos en batalla luchando con-

    tra los cartagineses en Espaa. Cuando sele concedi la dignidad consular contaba24 aos, no tena la edad requerida paraser cnsul pero el prestigio no solo de sunombre, sino el ganado en Tesino cuan-do salv a su padre de una muerte segurao el conseguido como tribuno en la bata-lla de Cannas, hizo que el Senado cedieraante las presiones de la plebe y decidieraotorgarle tal dignidad.

    Haca ms de diez aos que Anbal hu-millaba las armas romanas y salvo el ge-neral Fabio Mximo Verrucoso que ha-ba planteado ante el Gran Cartaginsuna estrategia de acoso y desgaste aun-que sin alcanzar la victoria plena, pero almenos evitando nuevas humillacionesningn general romano haba consegui-do vencerlo. Esta estrategia de desgaste,

    que exiga del pueblo romano muchapaciencia y abnegacin, no fue biencomprendida; los fracasos de Tesino, Tre-bia y el lago Trasimeno exigan de las

    fuerzas romanas un nuevo enfrenta-miento con los cartagineses para vengaraquellas ofensas y acabar de una vez portodas con la amenaza pnica. El generalFabio Mximo fue sustituido por loscnsules Terencio Varrn y Emilio Paulo.

    24 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Jos Enrique Lpez Jimnez. Teniente Coronel. Ingenieros.Licenciado en Ciencias Polticas y Sociologa.

    Ve y anuncia a los romanos que es voluntad de los dioses que Romasea la capital del mundo; que practiquen por consiguiente el arte militar

    y que sepan, y as lo transmitan a sus descendientes, que ningnpoder humano podr resistir a las armas romanas1

    Tito Livio

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    25/132

    El mando del Ejrcito recaa en ambosde forma alterna y aunque Emilio Paulo(que morira en los combates) no desea-

    ba un enfrentamiento directo con An-bal, cuando el mando correspondi aTerencio Varrn, es te al frente de unEjrcito de 85.000 hombres present ba-talla a los cartagineses en Cannas dondelos romanos sufrieron la derrota militarms aplastante de toda su historia. Se-gn el historiador griego Polibio, 70.000romanos murieron en el campo de bata-lla, entre ellos el cnsul Emilio Paulo y

    lo procnsules Servilio y Atilio, 10.000fueron hechos prisioneros y algo ms de4.000 lograron escapar junto con elprincipal culpable de la derrota, el cn-sul Varrn. Las prdidas cartaginesas nollegaron a 7.000 hombres.Cuando Escipin fue nombrado cnsulhaban pasado cinco aos desde la derrotade Cannas. Decidi no atacar a los cartagi-neses en Italia y se dirigi a Espaa a lu-

    char contra ellos en nuestro suelo patrio.Por qu Escipin no presenta una batalladecisiva a Anbal y decide guerrear en Es-paa? Tratar de responder esta preguntabasndome en los principios de la estrate-gia indirecta de Liddell Hart, uno de cuyosmximos exponentes, quizs el ms im-portante, es Escipin el Africano.Segn Liddell Hart, a lo largo de la Histo-ria la victoria ha sonredo a aquellos co-

    mandantes que no han buscado el en-frentamiento directo con el enemigo sinoque han tratado de agotarlo mediante elengao, la maniobra, la utilizacin deltiempo, las alianzas, el empleo de tcni-cas revolucionarias, el ataque en aquellospuntos inesperados por ser consideradosde importancia estratgica secundaria,buscando siempre minar la voluntadcombativa del adversario.

    Escipin debi de comprender la impor-tancia estratgica de Espaa y el efectomoral que causara sobre los cartaginesesla conquista de la Pennsula Ibrica y de

    Cartago Nova, la actual Cartagena. El mis-mo Liddell Hart nos lo expresa en su li-bro Un general ms grande que Napole-n: Escipin el Africano.Su primer paso fue restaurar y fortificarla confianza de sus propias tropas y alia-dos; su prximo paso era atacar a susenemigos para golpear no el grueso deestos, sino su moral, la cual era su talnde Aquiles. Su agudo instinto estratgico;

    en los das que la estrategia era concebi-da indistintamente de las tcticas de ba-talla, debido al nacimiento reciente de es-tas, lo llev a concluir que Espaa era labase de operaciones de Anbal2.Escipin parti de Ostia hacia Espaa,desembarc en Ampurias y el ao si-guiente se dirigi a la conquista de Carta-go Nova. Qu le llevo a tomar esta deci-sin, cuando la situacin a la que haba

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 25

    Geografa e Historia

    Escipin el Africano

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    26/132

    de enfrentarse le era desfavorable puessalvo las ciudades fortificadas de Cstulo(Linares) y Sagunto, se haba perdido eldominio de las tierras que se extendan alsur del Ebro? Una primera respuesta nosla puede dar el hecho de que tena el do-minio del mar y que las fuerzas de Asdr-bal y de Magn (el primero hermano de

    Anbal y, ambos adems, generales pni-cos) estaban an divididas, por lo que se

    estableci en el flanco oriental del ene-migo y lo atac por la retaguardia altiempo que amenazaba sus comunicacio-nes martimas.Si seguimos nuevamente la obra de Lid-dell Hart, veremos que hace referencia alas palabras que pronunci Escipin po-co antes de tomar Cartago Nova, recogi-das por el historiador romano Tito Livio,comprenderemos el motivo principal de

    su decisin:El que se imagine que os he trado aqu,soldados, nicamente para atacar unaciudad, ha calculado vuestro trabajo msque las ventajas. Es verdad, efectivamente,que vais a atacar las murallas de una solaciudad, pero en esta nica ciudad con-quistaris Hispania entera. Aqu estn losrehenes de todos los reyes y pueblos msconocidos, que una vez en vuestro poder

    os harn dueos de todo lo que est bajoel dominio de los cartagineses. Aqu esttodo el dinero de los enemigos, sin elcual ellos no pueden llevar adelante laguerra, puesto que mantienen ejrcitosmercenarios, y a nosotros nos ser suma-mente til para atraernos la voluntad delos brbaros. Aqu estn las catapultas, lasarmas y todo el material blico, que osequipar a vosotros y al mismo tiempo

    26 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Estatua de Fabio Maximo Verrucoso

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    27/132

    dejar sin nada al enemigo. Tomaremos,adems una ciudad muy hermosa y rica,muy estratgica, por otra parte, por su

    magnfico puerto, desde donde se nospuede suministrar por tierra y por martodo lo que requiere la prctica de laguerra. Esto representar una gran venta-

    ja para nosotros y una prdida muchomayor para el enemigo. Esta es su ciuda-dela, su granero, su tesoro pblico, su ar-senal, aqu es donde lo almacenan todo;hasta aqu se llega desde frica directa-mente; este es el nico fondeadero desde

    los Pirineos hasta Cdiz desde aqu ame-naza frica a toda Hispania3.Tras el discurso, Liddell Hart explica quecon sus acciones el general romano ob-tendra una ventaja significativa, colo-cando en desventaja al enemigo, afectan-

    do su moral, su economa y materialespara poder continuar con la guerra.Nada ms terminar la guerra en Espaa,

    Escipin se dirigi a frica a pesar de quese le haba recomendado descansar. Tanconvencido estaba de la necesidad de pa-sar a frica, que poco despus de la bata-lla de Iliria arriesg su vida al trasladarsea Mauritania para atraerse el apoyo de Si-

    fax, rey de los masaesilios y obtener deMasinisa, rey de Numidia, un cuerpo decaballera. Liddell Hart califica estasalianzas como de gran importancia pol-

    tica y conseguidas las mismas volvi aRoma con diez naves para las siguienteselecciones consulares.Su llegada a la Ciudad Eterna fue apote-sica. Se reuni con el Senado a las afuerasde la ciudad en el templo de Belona y le

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 27

    Geografa e Historia

    Batalla de Zama

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    28/132

    28 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    expuso lo que haba hecho en Espaa,sus victorias sobre los distintos pueblos,

    las ciudades que haba sometido al domi-nio de Roma, los generales pnicos a losque haba vencido y cmo toda Hispaniahaba quedado limpia de tropas cartagi-nesas. Levantada la sesin del Senado sedirigieron a la ciudad donde tendra lu-gar las elecciones consulares en las quese le concedi el consulado. Fue una delas elecciones con ms participacin puesacudieron gentes de todas partes a votar.

    Cuando ocup el cargo, Escipin expusosu plan de atacar frica dejando a Anbalen Italia, y que pensaba llevarlo a cabocon el apoyo del pueblo si el Senado seopona. Este plan no gust a los senado-res que pidieron su parecer a Fabio Mxi-mo. El viejo general se levant ante el Se-nado y critic los planes de Escipin, sudiscurso y la posterior respuesta de esteltimo son dos concepciones de la forma

    de hacer la guerra que han recorrido todala historia militar: la Estrategia Directa yla Estrategia Indirecta, la primera defendi-

    da por el general Fabio y la segunda porEscipin.Para Fabio Mximo Verrucoso el ordennatural de actuacin era atacar las pose-siones del enemigo despus de defenderlas propias, conseguir la paz para Italiaantes que llevar la guerra a frica y ale-

    jar la amenaza de Roma antes que ame-nazar Cartago. Al atacar frica obligaraa Roma a mantener dos ejrcitos, uno

    en Italia y otro en territorio enemigo,adems de correr un peligro incierto,pues si ambos ejrcitos eran derrotadosRoma quedara a merced de Anbal.Donde estuviera este, all estaba el n-cleo y el fuerte de esta guerra, puestoque ostensiblemente tratas de hacer verque la razn que tienes para pasar a

    frica es arrastrar hacia all a Anbal. Oaqu o all, por tanto, tendrs que vrte-

    las con Anbal, para terminar pregun-tando: Qu tctica es esa de preferirluchar donde tus fuerzas estn reducidasa la mitad y las del enemigo son muchomayores, y no donde se habr de com-batir con dos ejrcitos (uno de cadacnsul) frente a uno agotado de tantasbatallas y tan larga y dura guerra?La respuesta a aquella pregunta la tuvoenseguida Fabio Mximo, pues Escipin

    dirigindose al Senado replic que cuan-do frica ardiera y Cartago estuviera sitia-do, Anbal abandonara Italia, que lo lle-

    vara detrs de l en lugar de perseguirle,que le obligara a luchar en su tierra yque el premio de la victoria sera Cartago.

    Adems, recalc el efecto que esta estrate-gia tendra en la moral de los soldadosromanos ya que aunque no se adelanta-se el final de la guerra, al menos era pro-

    Busto de Anibal

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    29/132

    pio de la dignidad del pueblo romano yde su prestigio antes los reyes y pueblosextranjeros dar la impresin de que tene-

    mos coraje no solo para defender Italiasino incluso para llevar la ofensiva a fri-ca, y que no se creyera y divulgara queningn general romano se atreve a lo quese atrevi Anbal Que sea frica el esce-nario de lo que queda de guerra; recaigansobre ella el pnico y la huida, la devasta-cin de los campos, la sublevacin de losaliados y las dems calamidades de laguerra que han cado sobre nosotros du-

    rante catorce aos.No se equivocaba Escipin. Tras pasar aSicilia se dirigi al continente africanocon un ejrcito de 30.000 hombres con40 buques de guerra y 400 de transporte.Su intencin era dirigirse a Emporio, pe-ro los vientos lo desviaron hacia Occiden-te, algo que le benefici puesto que loscartagineses no le esperaban por aquellazona y desembarc cerca de tica. Se en-

    frent al ejrcito pnico al que venci, loque provoc que el Senado de Cartagollamara a Roma a Anbal (quien tuvo quesacrificar a cerca de 4.000 caballos queno pudo transportar con l), para que de-

    fendiera su patria. Por fin haba consegui-do Escipin el que posiblemente era suprincipal objetivo: sacar a Anbal de la Pe-nnsula Itlica y enfrentarse a l en francasuperioridad. Este enfrentamiento se pro-

    dujo en las llanuras de Zama (202 a C)donde derrot a las tropas cartaginesas yoblig a Cartago a la firma de un humi-llante tratado.Evidentemente, si hay un jefe que en to-da la Antigedad, y me atrevera a deciren toda la Historia Militar, mejor ejem-plifique la estrategia de aproximacinindirecta ese es sin duda Escipin el

    Africano. Supo percatarse perfectamente

    de la importancia para Anbal de Espaacomo base de operaciones, as como dela necesidad de atacar Cartago Nova y

    minar la moral del enemigo. Adems seatrajo a su causa a Masimisa, el rey delos nmidas, cuya caballera fue tan de-cisiva en la batalla de Zama y nuncabusc el enfrentamiento con los cartagi-neses en la Pennsula Itlica que tan ma-los resultados haban dado a los roma-nos.

    Al desembarcar en frica oblig a Anbala regresar a Cartago y posteriormente a

    un enfrentamiento decisivo. Su genio es-tratgico consigui poner fin a la Segun-da Guerra Pnica y, aunque Cartago no

    fue destruida hasta la Tercera Guerra P-nica por Escipin Emiliano (un descen-diente por adopcin de Escipin el Afri-cano), la vieja ciudad fenicia nunca volvia tener la importancia militar de que ha-ba disfrutado.

    NOT S1 Livio, Tito. Historia de Roma desde sufundacin. Editorial Gredos (BibliotecaClsica). Madrid, 1990. Libro I. 16, 7-8.

    2 Liddell Hart, Basil.A greater than Napo-len: Scipio Africanus. Editorial WilliamBlackwood & Sons. Londres, 1928.

    3 Livio, Tito. Op. cit. Libro XXVI. 43, 3-8.

    BIBLIOGR F Y FUENTES- Polibio. Historias. Editorial Gredos (Bi-blioteca Clsica). Madrid, 1991. Libro III.117.

    - Fuller, J. F. C. Batallas decisivas del mun-do occidental. Ediciones Ejrcito. Ma-drid, 1985. Vol. 1.

    - Bertolini, Francisco. Historia de Roma.Edimat Libros S. A. Madrid, 1999.

    - Mommsen, Theodor. Historia de Roma.Editorial Turner. Madrid, 2003.

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 29

    Geografa e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    30/132

    D. Jernimo Merino y Cob Villoviado(Burgos, 1768-Alenon, 1844) alcan-z los ms altos niveles del mando mili-tar. Por sus mritos indiscutibles en laGuerra de la Independencia, fue recom-pensado con la Cruz Laureada de San

    Fernando y alcanz el empleo de tenien-te general de los reales ejrcitos de CarlosV. Participante en varias guerras, ha sidocalificado como huracn de Castilla ymaestro de guerrilleros. De firmes con-

    vicciones tradicionalistas, fue exiliado ymuri en suelo extrao. Figura controver-tida, ha sido ensalzado por unos y, lasms de las veces, intencionadamentemaltratado por los vencedores de las lu-

    chas polticas del siglo XIX, que nos lopresentan como cura inculto, mezcla defanatismo, barbarie, ferocidad y astucia.Este hroe reclama una reposicin hist-rica, a la que esperamos colaborar con es-te humilde artculo.

    El Cura Merino es, sin duda, una perso-nalidad que atrae la atencin de cual-quiera que no solo quiera conocer nues-tra lucha contra los franceses durante la

    Guerra de la Independencia, sino tam-bin nuestras luchas internas de carcterdinstico e ideolgico que marcaron dra-mticamente el siglo XIX, desangrandoEspaa en luchas fraticidas que tanto fre-naron el desarrollo de nuestra patria yque son la clave para explicar el devenirhistrico de nuestra nacin en el siglo

    XX y hasta nuestros das.

    30 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Daniel Alonso Ruprez. Capitn. Infantera.

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    31/132

    La leyenda negra que acompaa al Cu-ra Merino despus de la sonada accinde Hontoria de Valdearados (Burgos), im-propia y no ajustada a la realidad, as co-mo el tratamiento peyorativo y cruel quese hace de l, sobre todo a raz de la Pri-mera Guerra Carlista (1833-1840), en di-

    versos libelos y en especial en las novelasde Po Baroja Aviraneta o la vida de unconspiradory el Escuadrn del Brigante,con errores histricos espantosos quemencionaremos, donde, pese a reconocer

    que hay que sentir admiracin por el he-roico don Jernimo, se rebaja su mritoacudiendo al tpico de presentarlo comoun hombre siniestro, chaparro, feo, de je-ta cada, desptico, cura de misa y ollaetc. Todo ello es testimonio perpetuo delcainismo histrico de un pueblo capazde lo mejor y de lo peor, un pueblo que,en palabras del propio Napolen, [] sesublev ante nuestra fuerza, corriendo a

    las armas en masa y conducindose co-mo un hombre de honor y poco tiempodespus se destrozaba entre s, dndosecasos, como el de Juan Martn El Empe-cinado y el propio Cura Merino, en queantiguos compaeros de armas contra el

    francs se enfrentaron en el campo debatalla por militar en bandos ideolgicos

    y dinsticos diferentes.Todo este mito comenz a desvanecer-

    se al ser exhumados sus restos el 24 dejunio de 1962, echndose abajo la leyen-da del cura bajito y negroide al aparecerel esqueleto de 1,75 m y la cabellera ru-bia, todava presente, de aquel que Lafa-

    yette y el propio Wellington definieroncomo primer guerrillero espaol y delque el propio Napolen dijo: Prefiero lacabeza de ese cura a la conquista de cin-co Zaragozas.

    Desde el punto de vista militar, el CuraMerino rene las mejores cualidades paraser un buen guerrillero. En su origen escazador y, por tanto, conocedor del terre-no, la orientacin y el acecho. Cuentacon la estima y la adhesin del pueblo,que le facilita toda clase de informacin yello le permite conocer la situacin delenemigo, sus movimientos, estado de

    fuerza y dems detalles que precise. Ja-ms descuida la vigilancia, en evitacinde la sorpresa. Ataca cuando la victoria es

    posible. Ante la presencia de fuerzas su-periores, que lo acorralan para destruirlo,se disgrega desapareciendo del terreno.

    Sus acciones durante la Guerra de laIndependencia, siempre victoriosas yefectivas, contribuyeron valiosamente a la

    victoria final. Form unidades militaresdisciplinadas, como el Regimiento de In-

    fantera de Lnea Arlanza y de CaballeraLigera Hsares de Burgos, admiti el ase-

    soramiento de militares profesionales quele envi la Junta Central, comandantesBlanco y Angulo, a los que hizo sus se-gundos y cit con frecuencia en sus par-tes de guerra a la superioridad. No seopuso a la colaboracin y as lo hizo conEl Empecinado y otros. No fue ni cruel ni

    vengativo, aunque la guerra sin cuartelque ejerca el enemigo, oblig a Merino ya otros a ejecuciones de represalia.

    Pero tras este bosquejo de nuestro per-sonaje y atendiendo a los hechos cronol-gicamente, hemos de plantearnos primera-mente por qu se lanz al campo y hemosde concluir que si bien parece histrica-mente cierto que una compaa de caza-dores franceses pernoct en su pueblo na-tal, Villoviado, de donde era prroco, unanoche de enero de 1807 y que miembrosde esa compaa cargaron al cura con el

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 31

    Geografa e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    32/132

    bombo y platillos de la banda para trans-portarlos a Lerma los cuales arroj al sue-lo ofendido, recibiendo diversos culatazos

    por ello , la clave puede estar en el testi-monio del compaero de armas del CuraMerino, Rodrguez de Abajo. Segn l a lahermana menor del cura, los franceses in-

    flingieron la plus douloureuse injurie:violaron a la hermana que ms quera, lla-mada Bernarda y que todava no habacumplido los ocho aos.

    La Geografa manda en la Historia. Elteatro de operaciones de Merino fue la

    submeseta del Duero, coso de guerra atravs de los siglos. Por eso Augusto se ba-sa en Clunia y Sasamn como plazas es-tratgicas. Por eso Escipin expugn Nu-mancia. Por eso Galba fue a Clunia,dejando a Cartagena. Por eso el Cid bata-ll en Medinaceli y en Molina. Por eso enla Guerra de la Independencia se produ-

    jeron all decisivos combates. Todo ene-migo que cruce el Bidasoa hacia Madrid,

    tiene que atravesar esta submeseta, altade montes y profunda de ros.

    En su primera salida Merino subi a laEncina Alta de El Risco, que era su obser-

    vatorio sobre el Camino Real de Madrida Burgos, se parapet tras una encina enel monte Landaya, vio venir a un correo

    francs y lo abati de un certero disparo.Poco despus comenz a tejer el Curauna red de relaciones, sobre todo con loscuras y personalidades de los contornos, ya instruir a los campesinos. Con menosde veinte hombres actu D. Jernimoaquel ao de 1808. A fines del mismo, elCura era ya clebre y sus acciones deguerrilla, como las de Puentedura y Fon-tioso, muy afortunadas.

    Su consigna, desde la muerte de otrofrancs en Quintanilla de la Mata, era de-cir a sus hombres: Apunten al msmajo, es decir, a los jefes enemigos. Aslo hacan y conseguan desarticular a lasunidades francesas.

    Sus acciones y mritos iban en aumen-to, y por el mes de julio de 1808, no salacarro, valija o berlina francesas que no tu-

    viera que ir escoltada por fuertes destaca-

    mentos, por temor a los hombres de donJernimo.

    Para conseguir las armas y los pertre-chos para sus unidades, Merino se intro-

    32 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    Los restos del Cura in situ

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    33/132

    dujo a principios de 1808 siete u ochoveces en la ciudad de Burgos, disfrazadode aldeano con un burro cargado de pi-

    mentn, para contactar con la Junta de larebelin y recabar informacin de la de-fensa francesa de la plaza. Adems com-pletaba su informacin por medio deuna red de confidentes fieles y sagaces.

    A principios de 1809, Merino contabacon unos 10.000 hombres. En principioera una tropa abigarrada y desprovista decondiciones regulares: armados con fusi-les algunos, otros con cuchillos, y con pa-

    los otros; unos a pie y otros a caballo, yde estos casi todos sin sillas ni estribos;todos iban en tropel siguiendo al curacon gran algazara.

    El 16 de septiembre de 1808 don Jer-nimo fue nombrado capitn graduado deInfantera y sus acciones se incrementa-ron a lo largo de 1809: as, el 6 de eneroatac al correo y escolta Madrid-Burgos,tomando a todos prisioneros; el 6 de ma-

    yo desbarat el mismo correo francs ysu escolta, acuchillando a 30 hombres; el12 de junio en Villalmanzo, apres unconvoy con municiones y mat a los 22hombres de la escolta; el 13 de junio, tu-

    vo lugar el ataque a Lerma, donde murie-ron 20 franceses; el 5 de julio apres unacaravana de carros que portaban la requi-sa de grano del que se apoder, persiguia la escolta hasta Aranda de Duero, don-

    de apres a 50 hombres y 22 caballos; el11 de octubre en Santa Mara del Campo,combati contra una columna francesa,matando 40 hombres y haciendo 60 pri-sioneros, entre ellos a un edecn del ma-riscal Bernardotte; y el 7 de noviembre enPampliega, atac otra columna con la quemantuvo combate de cuatro horas hastaque tuvo que retirarse por salir en su bus-ca dos columnas de refuerzos.

    Por todos estos mritos fue ascendidoen 1810 a teniente coronel. El siguienteao organiz los famosos Hsares de Ar-

    lanza, que se llevaban la palma entre todaslas tropas espaolas y competan de t at con las de Napolen. Lord Wellingtonregal a su teniente coronel en funcionesde coronel, don Jernimo Merino, una es-pada y un caballo, como muestra de apre-cio y premio a su esfuerzo.

    El 22 de enero de 1810, Merino tuvoacceso a informacin que situaba una di-

    visin gala en direccin a Valladolid. Mo-

    viliz a sus fuerzas para atacarla en Due-as, causndole una tremenda derrotacon prdidas cifradas en 1.500 hombresentre muertos y heridos. El 7 de abril delmismo ao, en Quintanar de la Sierra,dispers una columna de 300 hombres,que iba a revisar y exigir contribuciones,pereciendo todos los gendarmes. Otra so-nada victoria en Quintana del Puente cie-rra el ao de 1810, en esta ocasin el Cu-

    ra y 300 de sus hombres combatieronfrente a 2.000 franceses.

    En el mes de agosto de 1811 D. Jerni-mo Merino Cob ya no era un jefe de par-tida, sino un coronel de los que se llama-ran estampillados, que mandaba una

    fuerza superior a un regimiento, con tro-pas veteranas y regulares.

    Cerca y lejos a la vez estaban los iniciosde 1810 cuando el general francs Roquet,

    al frente de 20.000 hombres y de acuerdocon el mariscal Kellerman, le haba perse-guido por las sierras de Burgos cumplien-do la orden de Napolen de coger inme-diatamente al Cura aunque sea necesariointernarse en las sierras de Burgos y Soria,

    y D. Jernimo deshizo escuadrones selec-tos de la gendarmera francesa.

    Esta etapa (1811-1812) est marcada porla calumnia, pero no de historiadores cer-

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 33

    Geografa e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    34/132

    34 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

    canos, sino novelistas como Baroja quetratan sus actitudes y acciones un siglodespus de acaecidas.

    En 1811 tuvo Merino una resonantevictoria contra el general Dorsenne, enHontoria de Valdearados, en que hizo pri-

    sionero a todo el escuadrn de polacos.As comenz el ao 1812, el ms san-

    griento de la campaa patritica en Bur-gos. En ese ao, los franceses sorprendie-ron a cuatro vocales de la Junta deBurgos en Grado del Pico, los ahorcaronen Soria y dejaron sus cadveres colgadosen la horca.

    La famosa batalla de Hontoria de Val-dearados es un ejemplo triste del desco-

    nocimiento secular de nuestra propia his-toria y de la manipulacin impune quede la misma se hace a menudo para pro-

    vecho propio. As el novelista Po Barojaen su obra El Escuadrn del Brigante, es-crita un siglo despus de la batalla, sitaerrneamente la batalla en Hontoria, s,pero no de Valdearados sino en Hontoriadel Pinar. Este error de bulto, puesto porescrito, condena la verdadera historia has-

    ta tal punto que el ao pasado tuve cono-cimiento de la conmemoracin de la ci-tada batalla de Hontoria en un acto re-pleto de autoridades civiles y militarespero en Hontoria del Pinar!, sin que na-die levantase el dedo para denunciar el

    error, mientras un relator narraba la bata-lla tal y como se explica en el citado libro

    y se descubra un monolito; tal es el des-conocimiento de nuestra propia historia.

    Respecto a esta famosa batalla, Merinocuenta en su parte de guerra al generalMendizbal, que los franceses, sabedoresde la inmediacin de las tropas espao-las, procedieron a retroceder hacia elpunto de donde haban salido, que era

    Pearanda de Duero, pero ya era tardepara ejecutar esta maniobra impunemen-te. Por su inters reproduzco el parte, quedice textualmente:

    Antes de vencer la altura que da vistaa Hontoria de Valdearados, se encontra-ron con el Regimiento de Infantera de

    Arlanza, conducido por su comandante ymi segundo, don Antonio Lpez, que des-

    plegado en batalla a su frente, hizo fuego

    Los Laureados transportan los restos del bilaureado General Merino

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    35/132

    tal vivo y acertado, que a la tercera des-carga estaban ya los enemigos en precipi-tada fuga y total desorden, cuyo alcance

    segua la infantera con el mayor coraje.Entonces mand que a todo escape avan-zase la caballera que an no haba podi-do llegar y que cuatro compaas de H-sares de Burgos a las rdenes de suSargento Mayor, don Gaspar Blanco, ata-caran por la derecha, mientras otras dosdel mismo regimiento, a las rdenes delcapitn don Antonio Antn, avanzaran

    por la izquierda, con el objeto de cortar

    su caballera que ya comenzaba a desen-tenderse de la crtica situacin de la in-fantera. Unas y otras llenaron tan com-

    pletamente sus deberes, que superaronen mucho mis esperanzas. Aquellas (lascompaas de la derecha) sin ms deten-cin que la esencialmente precisa parallegar a escape, desde el punto que reci-bieron la orden hasta el que ocupaba elenemigo, sable en mano, acometieron

    con tal denuedo, que en tres minutos,con ayuda de nuestra infantera, tenan

    ya rendida por sus armas la enemiga. Yestas (las compaas de la izquierda) con-siguieron igual ventaja sobre sus caballos,sin haberse escapado ms de cinco de es-ta Arma que llegaron a Aranda a las00:30 de la noche siguiente.

    Sesenta y tres muertos, noventa y sieteheridos, quinientos nueve prisioneros, en-

    tre ellos un teniente coronel y once ofi-ciales; cajas de guerra y dos clarines, conla libertad de nuestros prisioneros, ha si-do el resultado de esta gloriosa accin,sin ms prdidas por nuestra parte quecinco soldados heridos, uno de gravedad,

    y un caballo tambin levemente herido.Estas prodigiosas ventajas, en todos los

    sentidos, no han podido ser otra cosa queobra del Todopoderoso, que no ha queri-

    do permitir que quede sin castigo el ho-rroroso sacrificio que estos vndalos delSena hicieron con los tres vocales y de-

    pendientes de esta Real y Superior Juntade la Provincia de Burgos, que sorpren-dieron el 21 del pasado en Grado, ha-cindoles morir impamente en Soria yen Aranda y colgndoles despus de unahorca, sin otro delito que haber tomado

    parte activa en defensa de su nacin, taninjustamente y alevosamente invadida,saqueada y ultrajada de todas maneras

    por esos monstruos, para cuya satisfac-

    cin y recompensa me he tomado la li-bertad y espero del agrado de V.E. de pa-sar por las armas a 110 prisioneros enesta forma: Veinte por cada vocal de laSuperior Junta, diez por cada dependien-te y soldados que se asesinaron en Aran-da, igual nmero por el cura de Hontoriade Valdearados, que habindole preso ensu casa le mataron en la refriega. Esta

    proporcin pienso seguir en lo sucesivo si

    como hasta ahora, no dan cuartel cons-tante a los individuos de mi posicin, yva encaminada al resto de los prisioneros,menos los doce oficiales que me reservoen mi poder para que sufran la ltima

    pena, si el gobernador Rey (un generalfrancs as apellidado) no accede a la pro-

    posicin que se le ha hecho de entregarpor su rescate al renegado Moreno, cuyanegra y horrorosa conducta tiene llenos

    de miseria y de lgrimas a los fieles, peroinfelices habitantes de Castilla. Este hom-bre perverso ha sido el nico agente y di-rector de la infernal columna enemigaque apres a los desgraciados vocales,dignos sin duda de mejor suerte [].

    A mis ojos, Seor Excelentsimo, tantola infantera como la caballera han he-cho prodigios de su labor, acreditando entoda la accin que son dignos descen-

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 35

    Geografa e Historia

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    36/132

    dientes del Cid y de Fernn Gonzlez,cuya hazaas se proponen imitar acredi-tando as que el valor castellano que tan-

    to terror caus a los sarracenos en aque-llos siglos era el mismo, bien a su pesar,experimentado por los franceses y que enel momento en que pueda librementedesplegar esta provincia todo su poder esel mismo en que la nacin espaola re-cobrar su dulce libertad.

    Recomiendo a los jefes, oficiales y tro-pas de esta brillante divisin, suplicandose digne a elevar esta noticia a su Alteza

    serensima el consejo de Regencia, parasu conocimiento y satisfaccin. Diosguarde a V.E. muchos aos.

    Arauzo de Miel, 17 de abril de 1812.Excelentsimo Sr. D. Gabriel Mendizbal,general en jefe del sptimo Ejrcito. Exc-mo. Sr. D. Jernimo Merino.

    Merino amenaza con represalias porlos asesinatos frecuentes de los francesesque fusilaban a cuantos espaoles caan

    en sus manos. Un bigrafo francs deMerino escribe: Represailles: affreusencessit. (represalias: necesidad horrible .Pero Merino no ejerci, que se sepa, msrepresalias que las de la batalla de Hon-toria. De hecho, pese a que el goberna-dor Rey finalmente no canje por elafrancesado Moreno a los oficiales pola-cos capturados en la batalla, Merino secompadeci de ellos e influido por la

    simpata que los suyos haban manifes-tado hacia los polacos, los perdonmandndolos desde Vilviestre del Pinar,donde se haba instalado la nueva JuntaSuperior clandestina de Burgos y Sego-

    via, al depsito de prisioneros de Potesdonde quedaron a disposicin del gene-ral Mendizbal.

    Cuando se produjo la victoria espaolaen Los Arapiles, comenz a retirarse el

    Ejrcito francs y Merino quiso explotarel xito cuando se retiraban a Burgos, yas escribe en su diario de operaciones:

    Hostilic a las columnas da y noche, lo-grando llevarlas por la calzada y evitandomuchos saqueos en los pueblos; ms demil quinientos hombres fueron muertoso prisioneros por mis tropas y en vista deldesorden y confusin con que hacan suretirada, no hubiera llegado a Burgos unsolo hombre del ejrcito francs, si yo hu-biera tenido ms fuerzas para atender atodos los puntos.

    Acciones victoriosas en Cubo de Bure-ba, en Santibez, en Roa, la emboscadaen el castillo de Burgos (previa a la retira-da y voladura del mismo por los france-ses) y la participacin en la batalla de Vi-toria, llenaron el ao 1813. Terminada laguerra en Castilla, pas con su divisin aCatalua. En ese ao cambi la orienta-cin de las operaciones militares de de-

    fensivas a ofensivas, con porvenir halage-

    o para nuestros ejrcitos.Al mes siguiente de la voladura del cas-

    tillo y retirada del Ejrcito francs de Bur-gos, don Jernimo Merino tomaba pose-sin del cargo de Gobernador Militar deBurgos y Comandante General de lasProvincias.

    Al frente de su querida Divisin delDuero vio terminada la campaa 1808-1814, en la que alcanz por sus mritos la

    ms preciada condecoracin, la Cruz de1 Clase de la Real y Militar Orden deSan Fernando, el empleo de brigadier y elhonroso nombramiento por el generalCastaos de Gobernador Militar de Bur-gos.

    Merino, siempre defensor de la tradi-cin, no permanece indiferente al pero-do constitucional (1820-1823) y se lanzaal campo. Se ve enfrentado a antiguos

    36 REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    37/132

    compaeros de armas: elEmpecinado, el trnsfuga

    Albun e incluso a oficia-

    les suyos como Santillana.En esa etapa, que mereciel mote de Merinada,dej escapar al Empecina-do de una muerte segura

    y alcanz gloria que reco-noci la Regencia de Ur-gel, concedindole el em-pleo de mariscal decampo.

    La muerte de FernandoVII en 1833, plante unproblema dinstico y pol-tico que volvi a enfrentara los espaoles, y el Cura,pese a su ancianidad con64 aos bien trabajados,

    volvi a la lucha, defen-diendo la legitimidad de Carlos V y latradicin que l representaba, y al igual

    que en tiempos mozos, parti en nuevacampaa y realiz hechos de armas quele valieron el reconocimiento del rey donCarlos que le otorg el ascenso a tenientegeneral de sus reales ejrcitos.

    Don Jernimo, fiel a sus sentimientos,rehsa los beneficios del Convenio de

    Vergara y junto con su rey cruza la fronte-ra francesa, camino del exilio. Gracias a lacaridad de los legitimistas franceses, que-

    da con residencia en la ciudad deAlenon, donde tras cinco aos de exiliomuere el Cura Merino, rodeado de sussobrinos, en la tarde del 12 de noviembrede 1844.

    Su anhelo de volver a pisar tierra espa-ola se quebr para siempre, teniendoque esperar hasta el da 2 de mayo de1968 en que, en solemne procesin yportado el atad sobre hombros de caba-

    lleros laureados, fue depositado su cuer-po en la tierra que am.

    DIOS HA CREADO AL HOMBREDERECHO Y EL HOMBRE ANTE NA-DIE DEBE HUMILLARSE.

    Jernimo Merino.

    BIBLIOGR F Y FUENTES- BAROJA, Po:Aviraneta o la Vida de unConspirador.

    - BAROJA, Po: El Escuadrn del Brigante.- CALDEVILLA GARCA-VILLAR, Jaime:

    Un Fabuloso Cura, Teniente General delos Ejrcitos de Espaa. Castelln, 1968.

    - CODN, Jos Mara: Biografa y Crni-ca del Cura Merino. Burgos, 1986.

    - ONTAN, Eduardo de: El Cura Meri-no. Madrid, 1933.

    - PREZ GALDS, Benito: El Equipajedel Rey.

    - VZQUEZ AZPIRI, Hctor: El Cura Me-rino. Madrid, 1965.

    REVISTA EJRCITO N. 825 EXTRAORDINARIO DICIEMBRE 2009 37

    Geografa e Historia

    A hombros de los Laureados espaoles

  • 5/26/2018 Ejercito 825

    38/132

    La biografa del Cid no puede ser ladescarnada y fra de la Historia Rode-rici, ni de las Crnicas rabes, ni de laspoticas aunque realistas narraciones delCarmen Campidoctoris y el Cantar de

    Mo Cid, ni siquiera un entrecortado aco-modo de esas fuentes, todas ellas con-temporneas del hroe. Mucho menoslas caprichosas narraciones con textos

    fantsticos como hicieron los escritoresdel Rey Sabio al componer la CrnicaGeneral de Espaa. La verdadera historiade Rodrigo Daz est en La Espaa delCid, nacida en 1929 de un depuradoestudio crtico de textos, documentos e

    inscripciones que hizo don Ramn Me-nndez Pidal en 1929 y corrigi progresi-

    vamente hasta su muerte en 1966, obraaceptada hoy en el mundo como definiti-

    va para el conocimiento del Campeadory su ambiente.

    Pese a ese crdito mundial de la obra ysu autor, an hay ejemplos mucho msrecientes que mantienen las anterioresdesorientaciones. Y no es solo una mues-

    tra la Historia Universal de Rimli, que en1957 caa en los peores mitos de la cido-

    fobia, sino que el Tratado de HerldicaMilitar, tomo III, editado por nuestro Ser-

    vicio Hist