El Andar Continuo en El Espiritu Santo
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EL ANDAR CONTINUO EN EL ESPIRITU SANTO. (38)
VERDAD CENTRAL:
ANDAR EN EL ESPIRITU SANTO, ES MANTENER DIARIA Y CONTINUAMENTE LA PLENITUD DEL ESPIRITU EN NUESTRA VIDA.
VERSICULO CLAVE: GALATAS 5: 16.5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Nosotros tenemos la necesidad de andar diariamente en el Espíritu. La plenitud del Espíritu Santo es un proceso continuo. El único mandato en la Biblia acerca de la plenitud del Espíritu Santo es sujetarnos a un proceso diario. Permitid ser llenos, continuamente, todos los días del Espíritu Santo.
EFESIOS 5: 18. 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
PABLO EXORTA EN:GALATAS 5: 16, 25. 5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
5:25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Al hablar de la necesidad de andar en el Espíritu, hacemos hincapié en el desenvolvimiento de la vida cristiana paso a paso.Hemos de permitir que el Espíritu controle nuestra vida, no solamente en los grandes acontecimientos, sino también en los asuntos más sencillos. Proseguiremos a la meta inmediata de ser llenos del Espíritu Santo todos los días y cada minuto de cada día.
El andar en el Espíritu se logra por medio de cuatro pasos.PRIMER PASO: MANTENER LA PLENITUD DIARIAMENTE.
Para llegar a experimentar la plenitud del Espíritu Santo es necesario llenar ciertas condiciones, y para mantener esta plenitud como un andar diario, es necesario seguir llenando estas condiciones en una forma consciente, todos los días.
PRIMERO: Al iniciar cada día hemos de pedir al señor que haya en nosotros un ardiente deseo de
Él y de la plenitud de su Espíritu.
Cada noche, al acostarnos, hemos de hacer un repaso de nuestras actitudes y de nuestras
acciones. Así podremos determinar si otros deseos nos han dominado durante el día, impidiendo que
el deseo de glorificar al señor tuviera la prioridad absoluta.
SEGUNDO: Todos los días en una forma consciente, debemos practicar la disciplina de
sumisión. Debemos examinar todas las áreas de nuestra vida para determinar en cuáles no ha
tenido Cristo el señorío. Debemos pedir perdón en lo que fallamos y volver a rendirnos al control de
Cristo.
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TERCERO: Hemos de apropiarnos el perdón del Señor y la plenitud del Espíritu en aquellas
áreas de nuestra vida en donde Él no nos haya llenado.
Si dependemos de nuestras emociones, tendremos “días buenos” y “días malos”, pero si por la fe
aceptamos como un hecho la plenitud prometida, viviremos en confianza y en paz.
SEGUNDO PASO: UNA PRACTICA CONTINUA DE ORACION Y ESTUDIO BIBLICO .
PABLO DESTACA LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS Y LA ORACION.
EFESIOS 6: 17 – 18.
6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos;
YELMO = casco, algunos tenían accesorios que protegían ojos y orejas, su función principal proteger
el cerebro.Es imposible andar en el Espíritu, a menos que practiquemos cada día la disciplina de la
oración, y la lectura bíblica.
Ellos son los medios que Dios ha elegido para revelarnos su voluntad y acercarnos a él. Esto
implica la necesidad de apartar un tiempo para cada día como nuestra hora devocional. Cuánto
tiempo dure este período dependerá de nuestro horario de trabajo en parte, pero principalmente de
la intensidad de nuestro deseo.
El testimonio casi unánime de cristianos que experimentan la vida en el Espíritu es de la necesidad
de un mínimo de una hora cada día. Este tiempo no es un sacrificio sino un gran privilegio; el de
pasar TIEMPO EN LA PRESENCIA DEL REY DE UNIVERSO, LA FUENTE DE PAZ, PODER Y
AMOR DE NUESTRA VIDA.
COLOSENSES 3: 16a. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al
Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
COMO ALIMENTO, EL ESPIRITU SANTO HA PREPARADO LA BIBLIA EN CUATRO FORMAS:
PRIMERA: Hay pasajes que son como una manzana: ¿cómo se come una manzana sencillamente
se toma y se come entera. Así son muchos pasajes hermosos como el: Salmo 23.
PERO, PARA EL CRECIMIENTO DEL CUERPO, ¡SE NECESITA MÁS QUE MANZANAS!
SEGUNDA: Otros pasajes son como naranjas: es necesario, antes de comer una naranja, quitar la
cáscara. Así también algunos pasajes no se entienden hasta que se les quita la cáscara de las
circunstancias históricas y culturales, problemas gramaticales, etc.
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TERCERA: Algunos pasajes de la Biblia son como carne y papas: muy nutritivos, pero hay que
meterlos al horno de meditación y oración, preferiblemente por unos días, para sacar su valor
alimenticio.
CUARTA: Hay versículos que sirven como vitaminas; en una pequeña pastilla es posible concentrar
una buena cantidad de vitaminas y minerales. Debemos estar continuamente aprendiendo algunos de
estos versículos de memoria y “tomarlos” durante el día para suplementar nuestro período de lectura.
Haciendo esto:
FILIPENSES 2: 16ª Asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme
de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
El Espíritu Santo también obra en la oración en varias formas.
Debemos aprovecharnos cada día de cada uno de estos canales de bendición. Primero, el Espíritu
obra en nuestra conciencia para traer convicción de pecado y confesión. Segundo, nos inspira fe en
las promesas de la Biblia, para pedir por las necesidades en nuestra propia vida. Tercero, el Espíritu
colabora con nosotros en la intercesión.
ROMANOS 8: 26b. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles.
EL MOTOR DE UNA VIDA EN EL ESPIRITU ES LA ORACION Y EL ESTUDIO DE LA PALABRA
DE DIOS.
¡NO DESCUIDEMOS ESTA NECESIDAD!
TERCER PASO: UNA OBEDIENCIA CONTINUA.
Es de poco valor orar y estudiar nuestra Biblia si no llevamos a cabo lo que el Señor nos ordena.
SANTIAGO 1: 22. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos
a vosotros mismos.
Un escritor nos ilustra en cuanto al “círculo del conocimiento de Dios”.
El círculo se inicia con el estudio de la revelación divina en la Biblia, y luego pasa a una meditación
sobre el pasaje estudiado. En esta etapa el cristiano se pregunta ¿qué significa este pasaje para
mi vida y que debo hacer para llevarlo a la práctica?
El tercer paso: se verifica en la vida real, poniendo en práctica lo que la lectura y la meditación de la
palabra le haya revelado a uno. El último paso en el círculo es un nuevo examen: “¿hasta qué punto
pude llevar a cabo lo que aprendí en mi estudio?
¿En qué falle? ¿qué puedo hacer la próxima vez para mejorar mi actuación?” 3
Un problema sutil en la búsqueda de la plenitud del Espíritu es el peligro de ocuparse en un examen
interior que no va más allá de teoría y sentimiento. Uno decide que está lleno del Espíritu por que “así
se siente”. El remedio para este error es una rigurosa insistencia en que haya cambios palpables en
la vida. Estos cambios son los que demuestran la realidad de la vida en el Espíritu, Jesús afirmó:
JUAN 7: 17ª El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo
hablo por mi propia cuenta.
JUAN 14: 21ª El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me
ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
CUARTO PASO: MANTENERSE ALERTA CONTRA EL PECADO.
En cualquier momento el andar en el Espíritu puede ser interrumpido por el pecado.
1ª DE JUAN 1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos,
y no practicamos la verdad;
Así que es necesario practicar continuamente la disciplina que el señor en su palabra para
mantenernos limpios de pecado:
(1) RECONOCER NUESTRO PECADO:
1ª DE JUAN 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no
está en nosotros.
(2) CONFESAR NUESTROS PECADOS:
1ª DE JUAN 1: 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad.
(3) ARREPENTIRNOS de nuestros pecados no hace ningún bien confesar un pecado a menos que
sintamos dolor por lo que hicimos, y resolvamos no pecar mas.
(4) APROPIARSE EL PERDON. Dios promete perdonar nuestros pecados si los confesamos;
rechazamos esta promesa si confesamos un pecado y luego seguimos llevando el peso del pecado
en nuestra conciencia.
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