El apostolado en el hospital que se inició el año pasado, ha dado lugar a varios casos motivadores. Es una tarea que logra también un abierto interés por parte de los socios nuevos del grupo, e incluso se muestran entusiastas las veces que se solicita la compañía ocasional de alguno.

Entre los casos destacamos: - Un joven que llevaba internado más de seis meses por un accidente en auto. El contacto se comenzó con su madre luego de que le hubieran informado que no parecía que vaya a sobrevivir. Sin embargo, la internación se prolongó por varios meses más, durante los cuales se los pudo conocer mejor, dar conceptos fundamentales de la fe y rezar tanto con él como con su familia. Incluso ellos fueron respondiendo de manera algo rudimentaria y comenzaron a rezar el rosario, acercarse a la parroquia y leer la Biblia. Finalmente, ya fuera de riesgo, se le dio el alta y pudo volver a su casa debiendo usar una silla de ruedas, hasta que la tecnología admita una posterior operación. - Otro caso muy interesante fue el de un joven drogadicto del área de quemados que había intentado suicidarse. Desde la primer vez que lo contactamos, mostró mucha apertura a Dios. A la semana ya se había confesado. Y posteriormente el capellán nos comentó que lo tuvo de monaguillo, dada su vida parroquial previa. En este sector del hospital hemos tenido varios contactos de características semejantes y de mucho interés, ya que suelen llegar en un estado de mucha tensión y desesperanza. - También se dan muchos casos de gente que por ignorancia no se confiesa ni comulga, o que no ha concluido la catequesis. De modo que a la manera que lo permiten las circunstancias y sin querer ser meramente sacramentalistas, se les intenta aclarar cuestiones y lograr que se acerquen a la vida parroquial.