El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo
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Transcript of El árbol en llamas - Viviana Cecilia Atencio - Ilustrado por Paloma Blázquez Crespo
El árbol en llamasViviana Cecilia Atencio
Edición Ilustrada por
Paloma Blázquez Crespo
COPYRIGHT 2009 - EL ÁRBOL EN LLAMAS - VIVIANA CECILIA ATENCIO – PALOMA BLÁZQUEZ CRESPO
“Si ardes es porque ya eres fuego.”
Sergei Esenin
Versos que caen como hojas de otoño
sobre la tierra universal de la infamia,
limpian el aire
las venas del mundo
versos como ojos sin esperanza
tras alambres con espinas
frente a guardias sin alma.
El peso de los sueños
I
No esperó a que rodaran
las hojas leves del otoño
el tronco se le quebró sobre los hombros
con todo el peso de los sueños
II
Parálisis del animal
abarcado a sí mismo
cosido a una visión inhabitable
fantasmas como hierbas lo inflaman
le humea de las manos
un falso infierno
adulterado paraíso
ahogado como un náufrago
en océanos secos
trascordó el ritmo emplazado
entre tanto furtivo agudo movimiento
asimétricos arden su rosado paladar
su ladrido en el pecho
sus deseos convulsos consagrados al alba
destilan las llagas
una ruta de vacío en llamas
una pared de cenizas
pulveriza sus sombras
desconectadas luces sobre grietas
de una absurda libertad
III
¿Cuál fue el punto en que la mente
se enajenó del dolor?
Limbo
¿Cómo dicen morir en el abismo
los cuerpos sin nombre bajo la tierra?
¿A qué sitio vuela el recuerdo
de la humillación tras los tormentos?
¿Desbaratan tanto macabro juego con la muerte
las memorias de la luz
bajo la venda harapienta de unos ojos?
¿Es lo opuesto a las heridas un clamor de pájaros
ajetreando desde un cielo?
¿Hacia dónde se desvían miles de rostros
todavía siempre inmaduros para la caída?
¿Quiénes aguardan al otro lado del espanto?
¿Qué imágenes arrastran a sus cuerpos de sus almas?
¿Qué tortuosa densidad engendra
el último lamento en la caída?
¿Sirve la utopía
de que ningún dolor se desvanece?
¿Dónde cometer el último crimen
de esparcir un puñado de polvo sobre sus párpados
que jamás cierran los ojos?
¿Habrá verdugo capaz de amortajarles la conciencia
o tinieblas de donde la oscuridad
no pueda obtener mayor pureza?
Ritos
Para no morir quita de entre las paredes
la flor dormida junto a la ventana
y la entierra bajo el rocío
Mira a través de la ventana
y no ve
hasta aquella tarde
en que de pie frente a la casa
descubre la flor que no viera nacer
Luego un animal
comerá ésa y cada flor
que ya esta primavera
temerán florecer
Y cuando el tilo se deshaga
en triviales cadáveres
los hacinará
y los esconderá de los otros
cada tarde
así
hasta que las ramas desnudas
atraviesen los cables
completamente
donde el cielo
Fingir que no
Fingir que no
que no son gotas sino pasos
que no alcanzan al pecho
sino tres gotas dispares
y un paso
no un golpe
sino tres gotas dispares y un paso
ruedas motores inciertos
sobre un sitio tras la casa
el crujir del propio cuerpo
alerta a los sonidos de una sombra
el frío el calor el boldo
y las gotas la lluvia la tormenta
abatiendo el cielorraso
las ausencias
las piernas desnudas
las rodillas heladas
las manos entretejidas
las palabras deshechas
el llanto sofocado
sobre la mirilla empañada
tras el ojo la misma imagen suspendida de la espera
los propios pies rozando el suelo
hacia la puerta hacia la silla hacia la puerta
la muerte espantada a manotazos de idiota
la letra apretada entre los dientes
la garganta agotada calada
alternativamente calada agotada
el humo encadenado a la boca hasta la náusea
la duración de una noche
es el plazo de un fin
Metro
"Y Li Po también murió ebrio.
Quiso abrazar la luna
En el río Amarillo."
(Epitafios, Personae, Ezra Pound)
¿Y si Li Po no murió ebrio
si renunció a abrazar una luna
en el río amarillo?
Un azar de luz roja retuvo el vagón subterráneo
vi a Li Po pendiendo de una mano
demorado en otro tren de sentido contrario
Una ráfaga a través del negro
cruzó nuestros ojos de luz a luz
Conservé los eludidos suyos oblicuos
juraría que en la otra mano
guardada en un bolsillo de su pantalón
escondía su puñado de lluvia leve
sobre el polvo leve
No sonreía
perdido entre lamentos
¿le pesaba un cansancio de andar millas
sobre veredas desoladas
muertas?
Li Po ¿o Wan Wei?
es un coreano con comercio en el barrio del Once
explotado familiarmente junto a su esposa e hijos
¿aún hará tristezas como lluvias
enjaezará caballos como dragones
recordará los efluvios de muchachas
entregadas al placer día y noche?
Cuando Li Po avanzó más allá de las aguas
el aire tembló se amparó en los cristales
las cavernas olían a río y nubes
Desde la ventanilla seca mi reflejo
no regresó desnudo o solitario
Vestidos sólo con dulces árboles
fuimos dos alegres cubas
tendidas
en el llano camino de los shin...
Sirenas
Escuchó la música
de los días de su muerte
como un canto de bocas de sirenas
que despojaron sus alas
para fundirse bajo las aguas
espejismos de liras onduladas
deslizarse de sonidos
entre dedos de algas
Escuchó las voces
de las horas de su muerte
como lamentos nacidos
de la sangre de un dios
Se perdió en la visión
de unos pechos tiesos
tan tiesos a fuerza de tormentas
Le fue imposible recuperarse
de las manos del liquen entre las piedras
Extendió sus brazos
acarició sus notas
abrió las algas de su boca
Desde el verde reflejo
de mares o acaso ríos
en el ansia zozobra:
—No calléis…
cantad cantad sirenas
dadme vuestra ilusión de colas rasgadas
evocación de mis desvelos
de piernas enlazadas
Adagio
Hypnos sobre un cuerpo de mujer
en sus formas pendientes
signos de un juego arcaico
que acuna desplaza despliega
condenas a tempos de desasosiego
Cuando el sol es rayo
que atraviesa su centro
desde los dedos engendra
una conversión a naturaleza muerta
ella es ahora un molde de granito
enlazada a sus muslos
se entrecruza la hiedra
circula por su cuello resbala
descubre entre hojas diminutas
una metamorfosis esmeralda de mirar continuo
Se disuelve la tarde en una lluvia de otoño
que se cuela entre conciertos o tallos
se separan lentas las gotas sobre el vientre
y lo despejan
la piedra se entibia suda enrojece
heridos por su propia luz
se ven exhumarse los ojos
Liviano temple de la luna
en su percepción encadenada
como sinestesia hermafrodita de amantes
un oleaje como trenza locomotiva
en la ensenada de la noche
reza el delirio de la longitud del éxtasis:
aniquilar al alba
Pena de la muerte
¿Quiénes son los que mueren
al otro lado de mí ?
Miguel Servet:
el humo de tu cuerpo de leña verde
asciende lento entre demonios ajenos
hacia un cielo íbero
entre un fluir de nubes
niebla roja
mírate como ojos de estrellas
sobre las notas demoradas en las aguas
confúndete entre vientos diabólicos
guarda los pies
para que no te arranquen
de esta tierra
que enloquece las almas
dispérsate entre rayos
de luz de infamia
en los matices
de las vidrieras de San Pedro
mira el fuego reflejarse en el negro
de sus ojos calvos
saluda a las letras
de tu libro escrito
que atiza las llamas
Giordano Bruno:
en la infinitud del universo
ardes
entre soles rodeados
por planetas como tierra
en la sentencia mónada de las mónadas
anima mundi
del todo guarda un sentido
no persona o creador
mens
sentido imaginación razón
pensamiento
que agita la materia
en semillas circulares
furores heroicos del todo inmóvil
en la multitud infinita
de infinitos mundos móviles
no fueron a por ti
lanzadores de piedras
ni demonios
seres terrestres no lunares
en el nombre de un dios
atizaron el fuego cobardes de sotana
Sacco zapatero Vanzetti pescadero:
humillación electrocución martirio
no por crímenes probados
la culpa es ser
obreros inmigrantes anarquistas
si pudieran ejecutarlos dos veces
dos veces más renacerían
obreros inmigrantes anarquistas
(viva la anarquía
adiós madre
soy inocente
gracias guardias por su amabilidad
desearía ser capaz de perdonar)
el crimen con sus manos atadas
el primer choque eléctrico que quiebra la piel
si las mentes resisten
los cuerpos se quemarán vivos
las cabezas se encenderán
¿gritarán dolor?
hasta que sólo quede el recuerdo
de piel quemada
en los cinturones de dos sillas
y heces y orina
donde alguna vez hubo almas
Mujer Adama Yusuma hombre Attahiru Umar:
apresan las manos que no pueden pedir
maniatan los pies que no pueden correr
cubren los cuerpos de ataúdes de fieltro
jueces tribunales cómplices
cortejo de verdugos
cargan por el camino ciego
pesos doblados
como mantos de odio
son el vértigo de un hoyo invisible
dolor caída tumba a medias
mortajas profanadas de púrpura
y una dos tres cuatro horas
hasta la última piedra
brechas invisibles
sudarios desgarrados
alaridos de la carne
silencio oscuro
ojos ciegos del anteúltimo espanto
sangre azul carmesí
Estados criminales
penas criminales
no hay crimen
que pueda pagarse con un crimen
hay inocencia asesinada
Gala o Dalí
En blancos desiertos colisión
entre constelaciones sin nombre
Trazos de mujer sonrisas
hacia restos del mundo
por una ventana de agua
que asoma de puntillas
al vacío
Palacios
sobre raíces de un sueño
la sostienen
(no es fácil aceptar ese pudor
de manos entrelazadas
su cuerpo desplegado
en virgen vela)
A veces
son uno
los dos
en el espejo
o uno que mira
a la otra
que se mira
o dos
que miran
Otras
es ella
desnudo
caderas ombligo
vientre pechos
pies manos
sosteniendo amorosamente
un ave blanca
Dedos pincel
yemas vivas
proliferaciones del deseo
desde la ausencia de los ojos
en el tacto marfil
de una espalda desciende
como fino tallo de flor silvestre
hacia caricias
lienzos raíces
muslos nacientes
Mujer templo escala
columnas puertas
roza la lágrima ausente
el adn
de orejas felinas
en la despedida
Viejo nuevo mundo
I
Nuevo mundo
de árbol inexplorado
que recuerda a otro árbol
lleva flores de olores ajenos
azahares fértiles como selvas blancas
remolinos de naranjas muertas
Hay otra ventana como uno ojo
por la que ves lo que ves y lo que evoca
no los naranjos forasteros
no azahares en abril
sino un abril de tila centenaria
con frutos que le nacían
redondos como estrellas
aludes dorados vuelo lento de hojas
que envueltas cercadas estrujadas
unas a otras
aún son recuerdos como lágrimas
gorriones flacos
palomas pobres
A la misma hora
hay más luz allí que aquí
Hubo una vida de soles húmedos
Hay un mismo ser
bajo la calima de las horas
III
Te entregaste a tu cuerpo
cuando vadeaste las cuevas y su velocidad
tu verdugo fue tu impropia condena
Desde el último grito padeciste
una agonía de labios abiertos
escupiendo silencios
se te partió la boca
en un gesto de estrépito
A nada sonó tu salvaje tristeza
IV
Sinuosidad famélica de un piel sin estación
despojada del reptil
consternada desnudez del remordimiento
terrores tan extensos que lo ocuparon todo
un hueco la mirada
una descarga sorda de sueños
te partió en detonaciones opacas
la vertiente en la herida
el agua demorada en una lágrima
la sentencia sin crimen
el asombro ante la coartada precisa de la vida
el extremo remate de la muerte
en la garganta el mismo dolor
que nunca quiso llorar
IV
¿Y si la muerte en el intento
te recoge allí mismo
donde no descifraste
ni el último sueño
como a esos cercanos niños del desierto
arrastrándose
en busca del pan?
Sueño de niños
Solos
con la libertad de la muerte
somos su fuego
fusil casco granada
somos la muerte de los otros
nuestra muerte en los otros
un reflejo en la historia
que se prende y se apaga
El pasado es un sueño de niños:
—un beso buenas noches sueños felices
rostros lejanos la paz que duerme
No quiero la eterna esperanza
de la muerte mejor mañana
ni la vida
desasosiego de ser
matar o morir
infamia de un ciclo
sangre
que fluye o se detiene
disparo que alcanzo
o que me alcanza
¿Cuántas banderas
me compraste
para la desesperanza?
¿qué hiciste cuando te esperé?
¿qué hiciste cuando me fui como buscándote?
¿qué hiciste cuando no llegaste
cuando nunca me encontraste?
¿qué fue de mis pedazos?
¿qué hiciste cuando no secaste mi tristeza?
cuando me lloraste
cuando me moriste
cuando no elegiste mi muerte
la heroica la fantástica…?
¿qué hiciste que te fuiste?
Duele
Tantas huellas borrará la lluvia
como menos tanto fuego
Edén Edén
Pequeños alfileres de tu voz
desde las fauces de los cielos
¿cuántos cuerpos
hasta los jardines del Edén?
Entre tus dedos
el agujero de mi alma habla
es tan bello que duele
Ríete o ríeme
las piernas
luego desciendes
manifiestos antiguos como palabras
escritos arriba
más alto más alto
hasta sumergirse
aguas
hombros
boca lengua garganta
Detén el mundo ante tus manos:
¿no deberíamos ya hacerlo girar?
Tantas estrellas
nos caen bajo la lluvia
que parecemos ciegos
Déjate dormir
que mis palmas laman
tu dura oscuridad
que tu boca derrame
su silencio en mi sangre
que no haga frío
Una hora estar muerta
el tiempo necesario
para vivir en tus lágrimas
Esmerilar la mirada
derramar las piernas
para verte caer
no esperar a que la luz
abarque la tempestad
el silencio habla
entre las aguas
Pronto
que mis hombros sostenidos
por tus manos
se vuelven invisibles
El deseo
I
El deseo es mudo o gime
grita duele
asciende por los pies
adormece los dedos
desafía los labios
despliega las lenguas
muerde besa
se disuelve entre las bocas
náusea profunda
estrangulamiento del pulmón
imprevisto temblor
nada entre dos
y se despierta seco
murmura por las caderas
estalla en la cabeza
se vende en los gestos
acaricia por la espalda
teme se atreve muere
te ahoga
atraviesa los sentidos los lacera
fluye de surcos cultivados en la piel
baila ríe no puede
florece durante estaciones enteras
por fin duerme
es
él
siempre
literal
II
No es
el descenso de la luna
sobre el cielorraso
ni los retazos de la noche
es la sombra de tu cuerpo sobre el mío
no hay sueños que detengan
lo que las manos conciben
en las mentes que desnudan
puedo ver tu corazón marchar
puedo verlo circular sobre tus venas
puedo percibir tu prolongarte hacia mi boca
puedo ver tu sonrisa pintarse en mis labios
no vamos a despertar no hemos dormido
nos hemos levantado para volvernos a lanzar
nos hemos acostado para volvernos a parar
para amarnos de pie
las rodillas sobre los brazos del sofá
los cabellos alargados
mis codos unidos por tus manos
nos hemos encumbrado para volvernos a arrojar
alimento lenguas dedos eres soy
manos multiplicadas por mil
boasdesesperadas
piernas implicadas bienvenidas
bienvenidas al tren de mi vientre
orejas destiladas dientes
tu voz mi voz silencio
quejidos de la carne
deshechos artificios húmedos
incrustados en los movimientos del viento
No es el ascenso del sol
sobre el cielorraso
ni son los retazos del alba
sino la sombra o la luz
de mi cuerpo en tu cuerpo
Hijo
En el vacío de la ausencia
tu cuerpo se deshoja en el aire
Me visto de fragmentos
a la luz del fuego que surca tus ojos
para acunarte más allá del olvido
En el silencio de tus pasos
me abrazo a tu sombra
ando a tientas por tus sueños
busco un grito un disparo
tormentas como aviones
como un copo de nieve
que lastime tus pies
Te envuelvo en mi pecho
te circundo
te seco
te aniño
Tras la puerta que te espera
te canto
te llamo por tu nombre
como sirena buena
que te arranca
del mundo
para no verte
caer
Espera
Cuando llega la noche
los ojos se detienen
se abren
o se cierran
en el hueco de tu cuerpo
que espero
que no espero
mientras diseño encuentros
paredes de trincheras
que protejan tu ausencia
el beso la caricia
que duermo que retengo
que sostengo que detengo
pero siempre oigo disparos
quebrándose en la sangre
Trazo versos
en el aire de tu vientre
en el hueco de tus manos
en la ausencia tus piernas
en el Sahara de tu boca
y todo tú
te deshaces a un tiempo
hasta que vuelves
entero mío claro
en la mañana
hasta que partes
desde otra oscuridad
y me piensas me llamas
llegas
como un último abrazo
me recuerdas eres en mí
sin saber si soy en ti
cuando cierras los ojos
o los abres inmensos
resistiendo al olvido
Partir en abril
Saltar la reja
hacia donde no cabe el frío
Fue
más cruel un otoño
que todas las primaveras
No sé cuándo ni dónde
ni si germinarás
no sé si el invierno
te matará de frío
Duele la ausencia
de lo muerto al oído
Horas para no regresar
cuando no es oscura
la huida de tus ojos
si no clara
como otros sinos
Podría sentarme a gemir
en el cordón de la vereda de tu cuerpo
pero no estás allí
no duermen tus párpados
vallados por la lágrima
que no puedo robarte
Aún suelo abrazarme
al recuerdo de tu tronco en llamas
me quemo recogiendo
sobre campos humeantes
las centellas graves de tu voz
Dijiste que desde montañas
hacia el río
ahora es la tierra
la que disuelve tus fantasmas
sección 2 manzana 5
tablón 10 sepultura 24
el templo de tus huesos
Tangotán
Levantame tomame llevame
haceme hablar decir
uno frente al otro
espaldas de aire
camino de sueños
cielos de bandoneón
tu mano en mi mano
paloma en tu sombrero yo
gorrión sobre mi frente vos
guiame en curvas dulces
la cintura
zigzagueame en tu muñeca
las caderas
movamos el peso hacia los pies
seamos pies besando el suelo
mirame subí bajá
me inclino hacia la izquierda
me voy venís viramos
lloramos un ayer
tamgú-tangú-tambor
heridas absurdas en la voz
abrazo desliz fusión sonrisas
unidos enlazados separados
Me gusta verte llegar
retroceder sin irme
seguirte en la cadencia
morir un rato de amor
después partir
je t´aime
ti amo
I love you
Ich liebe dich
dejá que tiemble tu diosa azul
sembrame que te siembro
quereme que te quiero
abrigame de alba
tocame febril errante la mirada
cargame en tus ojos
colgame de tu boca
haceme más mundana
perdete respirame
meteme en tu pecho
plateame con la luna
mareame mareate libame
nacé de mí decí mi nombre
perseguime en tu sombra
sé mi sombra
gemí soñame volemos
el corazón vestido de pedazos
fundidos en su aliento
dejame caer o recliname
sosteneme que me pierdo
suspendeme del aire
humedad
vacíos de la plata
río ausente
Buenos Aires
No verte no existir
no te olvido te recuerdo
recuerdo que me amabas
estuve subida al frío de tu mugre
ciudad sitiada miseria de humanidades
corte de milagros muñón negro morado
sobre un escalón de escalera de estación
Ciudad viejo zorro con un débil mental
colgándote de un hombro
Ciudad rumana gorda en pantuflas
con un chico dormido de una teta
bendiciéndonos en nombre
de la incredulidad de algún dios
Ciudad tren sarmiento niño cara de hambre
a las once de la noche sucio pero bello
sonríe canta lo que venden otros
su mano abierta en nuestra dirección
Ciudad próximo vendedor lo empuja hacia la puerta
Ciudad tipeja Buenos Aires
intercambiando almanaques por un peso
para expiar la culpa por el abandono
de todos los sordomudos de vos
república putañera
con desocupados trabajadores
y trabajadores abúlicos mal pagos
ciudad flaca democracia
devenida en cabezas de ganado
recicladas en peso argentino
ciudad abrazo beso caricia gesto
ciudad centenares de caras agujereadas de tedio
pude estar en vos ciudad
llorando tranquilamente por la boca
sin nada
absolutamente casi nada que hacer
por nosotras dos
Animal luz
I
Destellos en la prisa
mejillas consumidas
por sátiros insistentes
polvillos dulces en el aire
olimpo de dedos multiplicados
llamas sin historia para el agua
todo océano entre las piernas
origen pies desnudos al aire
cuando no hay llaga
hay el rojo de una flor hacia nirvana
II
La cabeza le gira
el cuerpo se mece sobre los pies
las manos sobre la cabeza
los dedos en los muslos
la espalda sobre el pecho
el pecho sobre el vacío
yemas que sucumben lentas
ante dioses inéditos
III
A veces nos ponemos super small
abreviaturas de sí mismos
como en un buen film
no esperamos no deseamos
el comienzo del fin
IV
Me quiero ir no sonrías
o sonríe pero llévame
uoouu ououu
vamos a bailar
tam tam ieee ieee
ey ey ey
ey no hey
la muerte del cerebro
por horas de días
despiértalo como sea
cuando quieras cuando puedas
¿dónde tu elixir diosdédalo?
pianos y demonios
pianos y demonios
y soles
V
Volvamos a encontrarnos
una noche ésta
no mañana mejor ésta
quiero verte venir ahora
puedes incluso respirar
todo va a salir bien si las bocas se acercan
todo tiene que salir bien
VI
Retén el tiempo mientras todavía
somos hermosos en los espejos
crepita el recuerdo duele menos
lo que no cesaba de sangrar
a veces lloro las treguas
¿estamos vivos?
Mío
No somos ciegos sólo solemos no vernos
carnes esculpidas claridad chispas destellos
arrastrándonos entre cenizas
hasta un mar de orillas
Bebo me embriago
(siempre me embriaga
el reflejo de tu rostro)
Cuando nos descubrimos a cierta distancia
buscamos reducir el espacio
hasta alcanzar esos escasos milímetros
en que los cuerpos cobran las dimensiones del deseo
Te deseo conmigo ahora
atravesando tempestades ahora
te fundo viva o muerta grito contra las puertas:
mío
Esta demencia es tu brebaje
que mengua y se agiganta
es tu titán que embiste que devasta
Mira mis ojos descubre mi boca
dame besos que nazcan
de una demora de días años
Huelo el niño dormido de tu cuello
hilvano voces en la seda de tu vaina
para que oscile tu lumbre junto al fuego
La historia no nos vencerá
en la edad de la llama
los sucesos se transforman en plumas
Azulejos
un rectángulo perfecto por idea
la magia es traspasar las líneas
imperceptibles pero mortales
Los huesos encendidos bruscamente
delante de mí detrás de mí
fuertes tus manos rotándome
jugándome figuras una y otra vez
hasta deshacerme por las caderas
Dos mundos dos mundos
uno sobre otro mundo
Si me amaras sólo
tu silencio me bastaría
Nada más voluptuoso
que tu sabiduría
Devorándonos de dos en dos
olas como pájaros
Puedo desear desaparecer
no eternamente
ir y volver de intolerables levedades
canciones que arden pegadas a las sombras
ruidos crujidos que descienden atmósferas
hasta mi núcleo
Vivir es esperarse
Nos sorprendemos volando
sobre el humo de alguna rama
o nos pensamos bajo la lluvia
creciendo de nosotros mismos
o nadamos en su olor
como sudorosos animales nuevos
nacidos de sus propias aguas
Leonard…
Un barco que pasa un río que habla
la mente de un hombre
que el mar liberó bajo las caricias
de un cuerpo de mujer
La soledad dice entre las algas
como hojas sin estaciones
ríe y llora sin ángeles que caigan
se abraza desnuda y de rodillas a una canción
como a un dios que tiembla
en la oscuridad de un bosque
donde duerme la muerte
Hay ayayay
Puedo irme como la lluvia
que lava tus párpados
borracha de coros de medianoche
y no pedir más que el acorde ausente
que derriba tus fronteras
para que no muera sin suspirar la libertad
Hay ayayay
Bailarte sobre una colina dorada
para conquistar tu dolor
para que no mueras de hambre
para que no mueras de frío
ser tu carne como vestido
la estación que esperas en el camino
brincar para ti en una cama de la luna
Hay ayayay
No ignoro tus sueños
respiro los tuyos míos
me enrosco como humo
alrededor de tus hombros
recorro de puntillas
el mapa secreto del hueco en tu corazón
y nos reunimos bajo el puente
azules y nocturnos
de un río infinito
Hay ayayay
Ser
Deshaz las pausas
nudos vírgenes sin transcurso
justo donde el ascenso es el descenso
Con los dedos dulcemente sucios
de perfume francés
con la piel más blanca
desnuda bajo las telas
con los ojos bañados de mirarte
con mis pies pulidos por tus pies
sostenida bajo los hombros
voy a imitar el aleteo
de pájaros lunares
Sueña extraña la voz
esperando toda palabra de amor
insuficiente si no se toca
Espérame un poco más
estoy llegando
sigo el rastro de tus sueños
no hay espanto en no comprender
lo que se aprende con las pupilas quebradas
Si me abordas me asfixio o me abro a lo finito
me salvo caigo me detengo planeo entre raíces
me riego
No creas los infiernos estamos allí
somos más diáfanos ardiendo
en un cadalso escarlata de fuego
No descanso
duermo pisando sobre tus huellas
la llegada es la partida del desvanecimiento
el misterio de las marcas
que buscan un único destino
tu ser su ser
¿Llegaré? ¿Llegarás?
Persiste mientras te creo respirar
Palabras
en el silencio confieso que te hablo
me eres me sos
Los ladrillos en la pared ocupan
el claro del encuentro
Sólo el deseo puede salvarnos
Si me arrancaras la piel
advertirías los movimientos de una crisálida
mutada en mariposa
Náufragos
crecidos a la orilla de caricias
nuestros pies
Ampárame entre tus muslos
como una piedad
acunando a un hombre muerto
Más exquisito que mortal
un pecado
nos demora
Arder como un sol en otro sol
vernos brotar disueltos
entre cenizas
Me repito
no domino más palabras
que un cuerpo
“aquí duerme una mariposa”
El soplo
A la izquierda de la vieja cama
que ya no le pertenece el viento
conmueve los postigos
de la misma ventana
de los mismos árboles
cuyas raíces no ha confirmado jamás
Recorta la cumbre del mismo inútil molino
hoy desnudo desvencijado por el tiempo
o por alguna extraña hazaña
de su dueño aviador
procurándose sus alas
en algún desatinado amanecer
para volar remotamente
aunque tan sólo fuera
por el plazo de un sueño
¿Dónde encubre el olvido
la flama de todo atardecer?
Emplaza en la entraña como súbito vértigo
el viento
que acompaña al derrumbe de la vigilia al sueño
mimesis de aquel soplo sorpresivo final
y el hueco más despoblado de mí resuena
a la luz de los toques de tu sombra
Flash
Dame instantáneas
de tus ojos sobre mi mente
cuando somos más felices
Meteoritos estallando
trópicos en invierno
Ardemos en gris dorado
primero por un lado
luego por otros
chis chis chis
devuélveme la mirada
se siente fuerte adentro
cómo estamos adentro
nubes y estío agua nieve
nada duele
No olvides crecer
sobrevolarme al ras
anclar en la tierra
subir al filo de mi boca
Efebos del aire
gestos deliciosos
Veámonos hasta el desconocimiento
de lo aprehendido
hagamos esas burbujas
que ni siquiera son espuma
vistamos el calor de los océanos
o de los suelos bajo las raíces
según los casos
Podría hacerte un corte
una marca de mí
que destile cada vez que la nombre
aun cuando no sea herida
aun cuando nadie
ni tú mismo
la pienses nunca
No dejes de respirar nuestros sonidos
antenas potenciadas bajo la lluvia
un shock eléctrico para quebrar el umbral
Necesito vernos brillar una vez más
una vez más sólo una vez más
y una vez más y una vez más y una vez más
Voces que quiebran dulcemente las noches
Sería bueno que un dios nos hubiera hecho así
adorándonos
Los náufragos huérfanos de Li
Caricias en los sonidos del aire
el cuerpo en los dedos
ascensos sin brújula
Noche en la piel de los ojos
en la lágrima la luz del eco
arrebatos de esos dioses anónimos
Sangre de trópicos cadenas subterráneas
se liberan las cuerdas
una voz un golpe un silencio
Los bordes de la oscuridad
abismos del que no muere
sólo desciende
El laberinto nos lleva de la mano
una estatua de ébano
traza el camino
Baila sobre una lengua roja
de mujer que se eleva
desde las olas de su boca
Fuego azul de aguas destiladas
de flores que sembrando la tierra
fueron esclavas
Los pies en la orilla de la arena
cenizas del averno
olvido de ningún paraíso
Arcoíris en llamas
acoples solares en la lluvia
para esconder la luna
Son azul déjâ vu
los que disuelven el llanto
del esclavo que no duerme
Ecos
Un otoño atrás
justo en el día anterior
al día de su muerte
el anciano recogió
mis últimas hojas del otoño
justo el día anterior
un otoño atrás
al día de tu muerte
Las mismas palabras
pero distintos destinos
Todos los techos del mundo derrumbados
bajo todos los cielos del mundo
Suena raro nombrarlo
como suena la música
contra las lápidas
Lo extraño
imposible volver
Si el pensamiento no fuera sustancia
si el cielo mi voz
si estuviera vivo
no olvidaría
que lo extraño
Me gustaría que hiciera
un último esfuerzo
por nombrarme una vez más
El dolor
mejor el dolor a la tristeza
Hijo de tu llama el cerebro
Marcado por la melancolía
Fuimos la multitud
caminando la historia
como un extra un animal o una palabra
Descansa en el curso de mi sangre
como un ángel dormido
acurrucándose en mi destino
A mi puerta
Es negro el peso de la distancia
La lluvia no cayó te dormiste con el sol
tras las cortinas que me aspiraban
en el curso de tu corazón
Deberías haber despertado
al morir tarde
No tengo hambre
sólo una ácida melancolía urbana
que vendrá de otros campos
sobre los que tal vez jamás
nunca volverá a crecer
Que aquí sea aquí en cualquier sitio
¿Es jade lo que da luz a los ojos?
Estás a mi puerta delante de mí
como todos los caudales de un río
No somos equívocos
somos nuestros cuerpos
No tengo veinte poemas de amor
sólo mis piernas enredadas
en las noches
la liviandad de mis manos
dirigidas por tus ojos
mi boca abierta en tu mira
y te alcanzo en la desesperación
Inmólame en el iris doblegado de tus ojos
tu retina también marca mis pasos
mis movimientos mi dolor
Aquí era cuando decías
que me amas
cuando decía
que te amo
Pavana
No un paso adelante
Un paso atrás o dos
Una carrera por las escaleras hasta ganar la calle
No la certeza de alguna infinita tristeza
No las manos no el cuerpo vacíos
No al amante ocasional que nunca llamará
No al silencio mecánico del zapping
No a los libros cerrados
No a la página muda ante tus ojos
No a los mensajes del domingo
recogidos el lunes por la mañana
No tu bolsa que jamás recogerás
colgando del perchero de Filò
con dos máscaras doradas
un gorra beige y un sonajero
No tu salto hacia delante
Mejor un paso atrás o dos
y tu descenso
apurado hasta el subsuelo
cargando veinte libros de los sesenta
o un agua mineral y un par de copas
No el abismo
Mejor el delirio de una carrera loca
hasta ganar de nuevo al calle San Martín
y la pavana, Bea
y Venecia en Baires
y un antifaz de luces devolviéndome tu rostro
Destinos
Pueden sentir el sonido de las llamas
el estremecimiento de las paredes
la respiración de cientos de animales
el polvillo subido a la atmósfera
el humo decorando la habitación
impaciencia frente a la tv
la canilla goteando en el lavadero
el calor de la boca en la boquilla de una pipa
los golpes de los palillos en los altavoces del comedor
el motor del refrigerador
algunos pasos alrededor de una silla
la mente en el momento de la muerte
Mentes que traspasan el universo
para estallar en algún cruce
en la certeza de la carne o de su muerte
en un puzzle de sueños
la experiencia y la hipótesis
de la teoría del absurdo
pequeños deseosos mortales
la búsqueda y la huída
de los sentidos en un cuerpo
las protege
Un cuerpo vacío de otro cuerpo
manos de un crepúsculo
como piernas atadas a un abismo
ladrones de minutos los sentidos
abrasando de raíces un infierno
que los hace nacer
Un huracán frente a la mente
destrozando el difuso portal
que se arrodilla ante las pesadillas
Extranjeros
Encendimos las aguas
hasta la cima de los acantilados
Extranjeros
destejiéndonos en la multitud
tan solos
Angosto el río detenido entre los rieles
Movimiento invisible de larvas
Aullidos de sirenas
No distingo tus huellas
¿Dónde pisan tus huellas?
Tu pelo es dulce mi mirada química
Andamos sobre las nubes
girando a destiempo
Podríamos ser esclavos de movernos
uno en entorno a otro
esperar la señal
de un gesto frente a un espejo
no hacer otra cosa que seguir
el más mínimo movimiento de esa sombra
junto a nosotros mismos
despertar de otros sueños
reconocer otro sol otras tormentas
secar una a una las gotas de una pena ajena
respirar a su último compás
Tal vez sólo sean unos ojos
todo de tanta explorada belleza
Adiós
Contamos los días
embarcamos
hicimos nieves de papel
nos sumergimos
en un agujero por corazón
olvidamos las palabras
que nos robó la muerte
quemando las naves
pero pegado a mis dedos
mi cerebro
conservó cada uno
de los planos de tu rostro
Las Cabezas de San Juan, septiembre de 2010