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EL CABALLERO DE LA VIRGEN (ALONSO DE OJEDA) VICENTE BLASCO IBÁÑEZ PARTE PRIMERA LA REINA FLOR DE ORO I.- Escuchando la voz del cielo El aire parecía transmitir con estremecimientos de inquietud y extrañeza las ondas sonoras surgidas del volteo de la campana. Era la primera vez> que esta atmósfera de una tierra cuyos habitantes nunca habían conocido el uso de los metales repetía tales sonidos. Fernando Cuevas hasta se imaginaba ver cómo los árboles de la selva inmediata adquirían nueva vida, moviendo sus copas con el mismo ritmo de esta voz de argentino timbre. Y los habitantes de; la frondosidad secular, monos y loros, saltaban asustados de rama en rama, luego de oír largo rato, con una curiosidad silenciosa, esta nueva voz atmosférica, más potente que todas las voces animales y vegetales de la arboleda tropical. El antiguo paje Andújar tenía ahora casa propia y estaba erguido ante la puerta de ella, escuchando el campaneo que saludaba por primera vez la salida del sol. Esta casa era un simple bohío, igual al de los indígenas, con paredes de estacas y barro y techo cónico de hojas de palmera. A corta distancia de tul edificio rústico se levantaban otros y otros, en doble fila, formando una ancha calle, semejante a las de los campamentos. El terreno no costaba nada, y todas las vías de la población naciente eran exageradamente amplias y de horizonte despejado. Al final de su propia calle veía alzarse Cuevas un muro de piedra. Era la muralla recién construida de Isabela, la primera ciudad fundada por los españoles en las islas inmediatas al Imperio del Gran Kan. El almirante don Cristóbal Colón, predispuesto a la hipérbole, llamaba gravemente «ciudad» a este agrupamiento de chozas, con una cerca de piedra para defenderse de los indios bravos del interior de la isla de Haití, o isla Española, y le había dado el nombre de Isabela, en honor de la reina de

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ELCABALLERODELAVIRGEN(ALONSODEOJEDA)

VICENTEBLASCOIBÁÑEZ

PARTEPRIMERALAREINAFLORDEOROI.-Escuchandolavozdelcielo

El aire parecía transmitir con estremecimientos de inquietud y extrañeza lasondassonorassurgidasdelvolteodelacampana.Eralaprimeravez>queestaatmósferadeunatierracuyoshabitantesnuncahabíanconocidoelusodelosmetalesrepetíatalessonidos.Fernando Cuevas hasta se imaginaba ver cómo los árboles de la selvainmediataadquiríannuevavida,moviendosuscopasconelmismoritmodeesta voz de argentino timbre. Y los habitantes de; la frondosidad secular,monosy loros, saltabanasustadosde ramaen rama, luegodeoír largo rato,con una curiosidad silenciosa, esta nueva voz atmosférica,más potente quetodaslasvocesanimalesyvegetalesdelaarboledatropical.ElantiguopajeAndújarteníaahoracasapropiayestabaerguidoantelapuertade ella, escuchandoel campaneoque saludabaporprimeravez la salidadelsol.Estacasaeraunsimplebohío, igualalde los indígenas,conparedesdeestacasybarroy techocónicodehojasdepalmera.Acortadistanciade tuledificiorústicoselevantabanotrosyotros,endoblefila,formandounaanchacalle,semejantealasdeloscampamentos.Elterrenonocostabanada,ytodaslasvíasdelapoblaciónnacienteeranexageradamenteampliasydehorizontedespejado.Al final de su propia calle veía alzarse Cuevas un muro de piedra. Era lamuralla recién construida de Isabela, la primera ciudad fundada por losespañolesenlasislasinmediatasalImperiodelGranKan.El almirante don Cristóbal Colón, predispuesto a la hipérbole, llamabagravemente«ciudad»aesteagrupamientodechozas,conunacercadepiedrapara defenderse de los indios bravos del interior de la isla de Haití, o islaEspañola, y le había dado el nombre de Isabela, en honor de la reina de

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España.Cuevas admiraba la prontitud maravillosa con que iba surgiendo del suelo.Estaban en Enero de 1404. Sólo hacia cuatro meses que habían salido deEspaña y ya existía esta población, elevándose sobre sus cónicos techos depajaodehojaslaiglesia,reciénconstruida,conunaespadañadopiedra,enlaquedabavueltaslaúnicacampanatraídadeloLroladodelOcéano.ElpadreBoil,frailecatalán,nombradovicarioapostólicodelasnuevastierraspor Alejandro VI (el segundo papa Borgia), y los doce eclesiásticos quehabíanhechoelviajeconól,ibanaconsagraraquellamismamañanaelnuevotemploconunamisasolemne.Pensaba Fernando en otra ceremoniamenos aparatosa, peromás importantepara él, que se desarrollaría a continuación: el bautizo de 9u hijoAlonsico,primerblanconacidoenestasislasasiáticas,vecinasalasIndiasyalabocadelGanges.Dentrodelbohíoqueteníaasusespaldas,yqueapreciabatantocomo un palacio por ser suyo, dormía Lucero, que era madre desde unassemanasantes,yagarradoasupecholloriqueabaelreciénnacido,siendosullantoparaCuevasunamúsicagrata,comparablealadelacampana.Pasaban rápidamente por su memoria todos los sucesos ocurridos en losúltimosmesesalotroladodelOcéano.El doctor Acosta había hecho en Córdoba lo necesario para facilitar sumatrimonioconLucerodespuésdelbautizodeesta.Despedíasedesumujer,que ya estaba encinta, para dirigirse a Sevilla, en busca de su amigo yprotector don Alonso de Ojeda. Lucero, que había recobrado sus ropasfemeniles, se abstenía de llantos y gestos desesperados al despedirse de sujovenesposo.«Es una verdadera mujer de soldado», se había dicho con orgullo Cuevas,admirandosuserenidad.EnSevillapreparabanFonsecayelAlmirantelasegundaexpediciónparairenbuscadelGranKan,peroestadebíasalirdelpuertodeCádiz.Delosdiezyocho buques que formaban la flota, catorce eran carabelas y los demáscarracas—los buques de mayor tonelaje de entonces—, y esto la impedíaanclar en el ríoGuadalquivir, esperando la orden de partida en el puerto deCádiz.SeinstalóCuevasenunadelascarracas,mandadapordonAlonsodeOjeda.El jovencapitánnoeramarino, seembarcabaporprimeravez,pero teníaelmando supremode la nave, cuidándosededirigir sunavegacióndospilotosque estaban a sus órdenes. En este buque iban los veinte caballos de laexpedición,animalesdecombatequehabíanestadoenelasediodeGranada,ysusjineteseranantiguossoldadosdedichaguerra.Cuevas lamentó no poseer una de estas bestias y tener que seguir a suadmiradodonAlonsocomoescuderodeconfianza,peroapie.—Notengaspena—dijoeljovencapitán—.Laguerraesparaquemueranlos

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hombres,yapenascaigaunodeloshidalgosqueestánamimandar,jurodartesucaballo.Dosdíasantesdequezarpaselaflota,alvolverCuevasasucarraca,luegodehaber cumplido en Cádiz unas comisiones de su nuevo amo, tuvo la másinesperadadelassorpresas.Viosobrelacubiertadelanaveaunamujerjoven,arrebujada en unmanto para ocultar el volumen anormal de su vientre. EraLucero,quehablabacondonAlonso.Predispuestoésteaaceptartodoloquefuese audaz y extraordinario, acogía con sonrisas y gestos aprobativos la6palabrasdelajoven.Se extrañó Lucero de la credulidad de su esposo al despedirse de ella enCórdoba.—¿Pero creíste de veras que yo podía dejar que se fuese mi hombro sinseguirlo?HabíafingidoconformidadparaevitarselaoposicióndesumadreydeldoctorAcosta,arreglandoensecretosufugaaCádiz.Un«cristianonuevo»,arrierodo profesión, la había acompañado hasta aquí. Además, su próximamaternidadimponíarespeto,suprimiendolastentacionesquepodíainspirarsujuventud.YenCádizestabaparaatravesarporsegundavezelOcéano,peroahoravestidademujer.Inútilmente protestó Cuevas. A don Alonso le parecía bien lo hecho porLucero,ycomodependíadesuvoluntadqueestafueseonofueseenlanave,acabóeljovenporcallarse.Enlaflotanoibanlegalmentemasquehombres.Los reyes sólohabían autorizado el embarquedemil doscientos individuos;peroteniendoencuentalosquerecibieronautorizaciónaúltimahoraylosquese ocultaron en las naves paramostrarse luego en altamar, pasaban demilseiscientos. También se instalaron en los buques, conmás omenos secreto,algunas hembras de baja extracción, que seguían disfrazadas a sus amantes,marinerososoldados.LaúnicamujerdecondiciónlegitimaqueibaenlaflotaeraLucero,con laaprobacióndel jefede lanave,pero sinque lo supieraelAlmiranteantesdelapartida.El25deSeptiembrede1493salían103expedicionariosdeCádizantesdequesurgiese el sol. En las Canarias habían comprado terneras, cabras y ovejas,paraaclimatardichosanimalesen la islaEspañola,asícomogallinasyotrasavesdomésticas.La carraca deOjeda, que tenia su cubierta transformada en establo para loscaballos, embarcó ocho cerdos, que después habían de reproducirseportentosamente en las nuevas tierras, huyendo a los montes para formarmanadas silvestres. Los físicos y herbolarios de la expedición tomabanigualmente en las Canarias semillas de naranjas, de limones y otros frutos,parareproducirenlasnuevasislaslosmismosjardinesquehabíandadoalasCanarias,,enlaantigüedad,sunombredeHespérides.Cuevasibainquietoporelestadodesumujer.Sólolefaltabancontadosmeses

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para el parto, y temía las terribles consecuencias de esta navegación y susprivaciones.Peroelviajefuemostrándosetanfácilydulcecomoelprimero.Navegabansiempreconvientofavorable;elmareratranquilo.Además,Ojedaloshabíainstaladoenelalcázardepopa,cercadeél.Vieron,comolaotravez,bancosdehierbasflotantessobreelquietoOcéanoygrandesbandasdelorosyotrasavesdelostrópicos.Latierrayaestabacerca.ComoFernandoyLuceroeranlosúnicosenestebuquequehabíanfiguradoenelviajeanterior,seexpresabanconunaseguridaddeexpertosnavegantes,ydonAlonso,asícomolosdospilotosdela.carraca,lesoíanatentamente.HabíamodificadoelAlmirante su rumbodelprimerviaje, poniendo laproamásalSur.Queríaveraquellasislaspobladasdecaribesdelasquehablabancon asombro los tímidos habitantes de las costas de la Española. Así fueencontrando las pequeñasAntillas, que forman casi un semicírculo desde elextremo oriental de PuertoRico a la costa de Paria, en laAmérica del Sur,barreradeislasentreelllamadomarCaribeyelrestodelOcéano.LaprimeraislaquesurgióantesusojoslallamóColónlaDominica,porserdomingo;alasegundalepusoelnombredeMarigalante,comosellamabalanaveenqueiba,yalatercera,muchomásgrande,labautizóGuadalupe,porhaberprometidoalosreligiososdelmonasteriodelaVirgendeGuadalupe,enExtremadura, convento elmás famoso deEspaña entonces, dar este titulo aalgunadelasprimerastierrasquedescubriese.Todas estas islas de montañas volcánicas, cubiertas de esplendorosavegetación, que surgían del mar azul como altísimas pirámides de verdura,estaban pobladas de gentes belicosas que recibían a los expedicionarios aflechazosohuíanalinteriorparaprepararemboscadasysorpresas.Ojeda desembarcó varias veces por encargo del Almirante para combatir aestos indígenasbravos,peronuncaquisopermitirqueCuevas le siguieseensuscortasexpediciones.Debíaatenderasuesposa.Alavuelta,élysushombreshablabandelosrestoshumanosencontradosenlaschozasdeestosantropófagos.Cadávereshechoscuartoscolgaban.de los techosdo lasviviendasparacurarsealaire,convirtiéndoseencecina.Habían encontrado en una olla pedazos del cuerpo de un hombre joven,mezclados con carne de gansos y de loros, asándose al .fuego.Y almismotiempoOjedadescribíaconunentusiasmodesbordante,propiodesucarácterapasionado,lasbellezasdeltrópico,queconocíaporprimeravez,lafraganciade las flores y las gomas, los colores de los pájaros de sedoso plumaje, losrevuelosdetórtolasypalomassilvestres.En otras islas delmar Caribe fueron sosteniendo batallas con los naturales,asombrándose de que las mujeres indígenas peleasen lo mismo que loshombres.Eranéstasindudablementelasamazonasdequeleshabíanhabladoalos españoles en su primer viaje. Sus flechas resultaban tan vigorosamentedisparadas,quehirieronavarioscristianos,atravesandolasrodelasconquese

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cubrían.Algunas de estas hembras, bien formadas de cuerpo y con faccionesmenosirregulares que otras indígenas, fueron hechas prisioneras, y Colón, que tansevero se había mostrado para evitar el embarque en España de mujeresblancas,distribuyólasindiascautivasentreloscapitanesdenavequeleeranmás queridos. Uno de ellos, llamado Cuneo, italiano de nación, ataba a suindia con cuerdas porque se resistía a sus deseos, declarando después deconsumadalaviolaciónquelabeldadcobrizasehabíaentregadoaélcontalentusiasmoquepodíadarleccionesalascortesanasmásexpertasdeEuropa.Las costumbres de entonces no veían nada de extraordinario en estasviolencias.Laguerralojustificabatodo.Además,Colón,yconéllamayoría«desuscontemporáneos,considerabaaestosindígenascomopertenecientesauna humanidad inferior, indigna de los miramientos habituales entre losblancos.Deseabanlosexpedicionariosdarprontotérminoasuviaje,pueslosmásdeellos se habían embarcado por primera vez. El Almirante, por su parte,sentíaseagitadoporlainquietuda!pensarenelpiuladodehombresquehabíadejado guarneciendo la «ciudad de Navidad», como él llamaba al pequeñofuertedetablaslevantadoenlastierrasdosuamigoelcaciqueGuanacari.Los que habían ido en el primer viaje recordaban como una época feliz losdías pasados en las costas deHaití, y los demás, creyendo sus palabras, seimpacientabanpor llegar a una tierra debosquesparadisíacos, abundante enoro.Cuevas iba recordando todas las sorpresas dolorosas sufridas por los delprimer viaje al seguir «hora las costas de la Española en esta segundaexpedición.EnelllamadogolfodelasFlechas,dondehabíaocurridolapeleaconungrupodeindiosbravos,dandoélunacuchilladaalmásaudazdedichosindígenas,elAlmirantehizodesembarcaraunodelosmancebosindiosquesehabía llevadoaEspañayquedevolvía a supaís cristianizadoyvestidoa laespañola, para que sirviese de intérprete. Este indígena, cargado de regalos,bajóatierrayyanolovieronmás.SóloquedabaenlaflotacomotraductorunjovendeGuanahaní,quesehabíabautizadoenBarcelona,tomandoelnombredeDiegoColón,elhermanomenordelAlmirante,yquesemantuvosiemprefielalosespañoles.El25deNoviembreanclabananteMontecrísti,cercadelacomenteacuáticaqueColónhabía llamadoRíodeOro.Ungrupodemarineros,alexplorar lacosta, encontraba dos cadáveres, uno de ellos con una cuerda de espartoespañol atada al cuello;, pero estaban tan desfigurados, que resultabaimposibleadivinarsieranindiosoblancos.Lasdudasqueempezabanasentirmuchossobre-eldestinodeloshombresquesehabíanquedadoen laNavidadsehacíancadavezmássiniestras.Cuevas,que había bajado a la playa, descubrió otros dos cadáveres ya en

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descomposición,perounodeellosteniabarba,signoindudabledequeeraelcuerpodeunblanco.Al mismo tiempo el Almirante y otros personajes dudaban de que losindígenashubieranpodidoatacaralaguarnicióndelaNavidad,cuvistadelafranquezay el desembarazo conque llegaban en sus canoashasta la flotaysubíanalosbuquesparahacercambiosconlastripulaciones.El27llegaronalanochecerfrentealpuertodelaNavidad,manteniéndoseaunaleguadetierrapormiedoa lasrocasen lasquehabíanaufragadolaSantaMaríaduranteelprimerviaje.Comoempezabaacerrarlanocheconlarapidezdeloscrepúsculostropicales,nadie pudo ver el aspecto de la costa. ImpacienteColón por salir de dudas,mandódisparardoscañonazos.Habíadejadoenelfuertede"Navidad”variaspiezasdeartillería,yeraindudablequeibanacontestaradichaseñal.Repitióel eco a lo largo de la costa las dos detonaciones. Luego se restableció elsilencio. En vano avanzaron la cabeza, capitanes y pilotos, en todos losbuques,esperandooíralgúngritoderespuesta.Hiluces,nivoces.Cuevas yLuceromostráronse inquietos al encontrarse frente al lugar dondehabíancreídovermorirasuenemigoPeroGutiérrez.¡Sivivieseaún,poruncaprichodelasuerte,ylosdenunciasealAlmirante!...Lamentaban al mismo tiempo este mortal silencio de la noche tenebrosa,indicadordequenoquedabayaningúnvestigiodelapequeñapoblaciónquehabíanvistonacer.Pasaron muchas horas para las gentes de la flota, fluctuando entre lacredulidad y el desaliento. A medianoche una canoa se acercó al buquealmirante, preguntando los indios desde lejos si Colón venia en él. Y senegaron a subir, hasta queungrumetepusouna antorcha junto al rostrodelAlmiranteparaqueloreconociesen.Un pariente del cacique Guanacarí entró en el buque, entregando a donCristóbaldosmáscarasconadornosdeorosemejantesalasdelprimerviaje.Susdeclaracionessobre lasuertede losespañolesquehabíanquedadoenelfuerteresultabanconfusas,pueselindioDiegoColón,únicointérprete,eradelasLucayas y su lengua se diferenciaba do la deHaití.EntendióColónquemuchosdelosespañoleshabíanmuerto,perootrosestabanenelinteriordelaislaconsusmujeresindias,ytambiénqueCaonabo,terriblecaciquedeCibao,el«paísdelasmontañasdeoro»,habíaatacadoaGuanacariporseramigodelos españoles, y éste había sido herido en una pierna, y todavía se hallabaconvaleciente,porlocuallehabíasidoimposiblevenirenpersonaasaludaralAlmirante.Colón,queteníagranconfianzaensuamigoel«reyvirtuoso»,semostrócasialegre. Era indudable que muchos de los suyos habían muerto, pero otrosvivíanestablecidosenelinterior,talvezparaestarmáscercadelasminasdeoro,ydebíanguardargrandescantidadesdedichometal.

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Lagentedetodoslosbuquesesperólallegadadelaauroraconmásánimo.Alenterarse de que los indios habían traído regalos, creían que a la mañanasiguiente iban a renovarse todas las escenas agradables relatadaspor los delprimerviaje.Cuevasysumujersemostrabanmenosoptimistas.Presentíanquelos indiosibandandoalAlmirante,enpequeñasporciones,unaterriblenoticia,yquealamanecer contemplarían los restos de una gran catástrofe. Volvieron a sumemorialasprotestasdePinzónylosamigosdeésteporhaberabandonadoelAlmiranteaquelgrupodehombresentreinmensasmuchedumbresdedudosafidelidadycaráctertornadizo.Salióelsol,iluminandounacostacompletamentedesierta.Cuevaslarecordócomolahabíavistomesesantes,connumerososgruposdeindiosenlaplaya,otrosgruposnadandohacialascarabelasyenjambresdecanoasdeslizándoseincesantementeentrelaflotillaylacosta.—Ahoraniunabarca,niunhombre,niunpocodehumoentrelosárbolesquerevelelaexistenciadeunbohío—dijoaOjeda,señalandolacostadesierta.InquietoelAlmiranteporestasoledad,envióunabarcaatierra,ydonAlonso,nomenosansiosodeconocerestemisterio,hizo lomismoenelbatelde sunave,acompañándoleFernandocomoexpertoenelpaís.Delantiguofuertesóloquedabanruinasennegrecidasporelincendio,cajonesy toneles rotos, vestidos europeos hechos harapos, últimos vestigios de unsaqueo destructor. Algunos indios que los espiaban a través de los árboleshuyeronalversedescubiertosporlosespañoles.Bajó Colón a tierra al día siguiente con la esperanza de que viviesen aúnalgunosde laguarniciónyestuvieranocultosen lascercanías.Hizodispararcañonesyarcabucesparaqueacudiesenlosfugitivos,perountristesilenciovolvióarestablecersedespuésdelasdetonaciones.RecordandoquehabíadadoordenasuparienteDiegodeAranaparaqueencasodepeligroenterraselascantidadesdeoroqueseguramenteibaa juntar,dispusoquesehiciesenexcavacionesenlasruinasdelfuerteysedesaguasesupozo. Pero los toneles llenos de oro hasta los bordes con que había soñadoColón no se encontraron por ninguna parte.Mientras tanto, otros grupos deespañoles, al explorar las inmediaciones, encontraban los cadáveres de oncehombresyacorrompidos,queporsustrajesybarbasmostrabansereuropeos.Al fin se dejaron ver algunos indios que conocían contadas palabras deespañol,asícomolosnombresdetodoslosquehabíanquedadoalasórdenesde Diego de Arana, y con la ayuda del único intérprete pudo rehacerse lahistoriadelacatástrofe,entredudas,contradiccionesyvacíosinexplicables.CuevasseasombróaloírelnombredePeroGutiérrez.Unosindiosloomitíanen sus relatos; otros hablabande él comoprincipal causante de lo ocurrido.¡Nohabíamuertodelflechazoenelcuello!...A juzgarpor loquealgunos indígenascontabandeél,dichaheridanohabía

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resultadomortal.Susoberbia leponíaenpugnaconDiegodeArana,yélyEscobedo,elotrolugarteniente,senegabanareconocersuautoridadsuperior.Poseíannumerosasmujeres,peroestonoevitabaquesesintiesententadosporlas de los otros, robándolas a padres y esposos. Los dos abandonabanfinalmente el fuerte con algunos de sus partidarios, y atraídos por lasmaravillosas descripciones de lasminas deCibao, iban en busca del rey dedichatierra,elfamosoCaonabo.Este soberano indio, que era caribe de raza, daba muerte a Gutiérrez y aEscobedo,asícomoasusacompañantes,yjuntandounejercitocaíasobreelfuertedeNavidad.Sólovivíandentrodeéldiezhombres,conelgobernadorArana, en lamentable descuido, sin vigilancia alguna. Los demás se habíaninstaladoenlosalrededoresconsusmujeres.TodosignorabanqueGutiérrezyEscobedo, por avaricia y soberbia,, habían ido en busca de Caonabo,despertando con tal visita la agresividad del terrible cacique. Los europeoseran exterminados antes de que pudieran defenderse. Sólo ocho tuvierontiempo para huir y se ahogaron en el mar. Guanacari y sus gentes habíanintentado defender a sus huéspedes, pero no eran hombres de guerra y confacilidadloshizohuirCaonabo.Guanacaríquedabaheridoenelcombateysuciudadreducidaacenizas.Al día siguiente de escuchar este relato, supo Colón que Guanacarí estabaenfermo en una aldea cercana. Uno de los capitanes españoles lo habíadescubiertotendidoenunahamacayrodeadodesietedesusmujeres.FueenpersonaelAlmirante avisitarlo, seguidode losprincipalespersonajesde suflota, ricamente vestidos de sedas y brocados o cubiertos de armaduras deacero.Derramó,comosiempre,el«reyvirtuoso»abundanteslágrimasmientrashacíael relato de lo ocurrido en la Navidad y sus esfuerzos por defender a losespañoles.Comoestaba cojo y se quejabade agudos dolores, ordenóColónqueloexaminaseuncirujanodesuflota,yalquitarleéstelasvendasno¿aliósignosdeherida,apesarde locualelcaciqueprorrumpíacugritosdedolorcuandolemanoseabanlapierna.Algunos do los blancos presentían en todo este una falsedad, teniendo aGuanacariporcómplicedeCaonabo.YApadreBoil, frailedecarácter rudo,exhortó al Almirante para que no se dejase engañar más por este indioembaucador.PeroColóndaba,comopruebasdesulealtadelestarquemadayen ruinas su población principal. Además, un castigo-de! cacique por superfidiapodíaaumentarelreceloylafugadelosindígenas,quetratabanahoraalos«hijosdelcielo»conmuchareverenciaqueenelprimerviaje.Guanacari visitó al Almirante en su nao, encontrando en ella diez mujeresindígenasquehabíansidolibertadasdeloacaribesenunadelas islasreciéndescubiertas.Unadeellas,queyahabíasido-bautizada,tomandoelnombredeCatalina, gustó-mucho al cacique, que siempre tenía un harén abundante, y,

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según afirmaban sus enemigos, lo sometía, muchas veces a caprichosantinaturales.Despuésdeestavisitaseestablecióuna inteligenciasecretaentreelcacique,que permanecía en, tierra, y las mujeres indias. Una noche, la intrépidaCatalina,cuandotodalatripulaciónestabaensuprimersueño,despertóasuscompañeras,yaunquelanavealmiranteestabaatresmillasdelaplayayeragrande el oleaje, las diez isleñas, acostumbradas desde niñas a Uña diarianatación, se arrojaron al agua, dirigiéndose hacia la obscura costa convigorosobraceo.Dieronelgritodealarmalo&vigías,salieronvariosbotesenpersecucióndelasnadadoras,bogandoendirecciónaunaluzquebrillabaenla costa y las servia denorte, pero sólopudieron alcanzar a cuatrode ellas,escapando la valerosaCatalina con las cinco restantes para ocultarse en losbosquesinmediatosalaplaya.Al amanecer el día siguiente envió Colón una orden a Guanacari para quedevolviese las fugitivas; pero sus emisarios hallaron abandonada la casa delcaciqueyno encontraronun solo indio.Despuésde esta fugageneral todosconsideraron las desiertas cercanías de la Navidad como un lugar de malagüero. Las negras ruinas de la fortaleza y las tumbas rústicas que habíanerigido a los cadáveres de sus compatriotas ensombrecían la belleza de losbosquesinmediatos.CuevasyLuceroseacordabanconfrecuenciadelpobreGarvey,suamigoirlandés.UnlugarsituadocercadeMontecristi,conpuertoespacioso,tupidasflorestasy dos ríos abundantes en peces, fue acogido como solar favorable para lafundacióndeunaciudad.Además,Colónsintióseatraídoporciertasnoticiasdelos indios,segúnlascuales,el (3bao, tanabundosoenoro,estabaacortadistancia,extendiéndosesusmontañas-casiparalelasalnuevopuerto.Al fin pudierondesembarcar las tropas con los trabajadores y artesanos queibanaedificarlaprimeraciudad.Echáronseatierralasmercancíasquedebíanservir para el comercio con los naturales, los cañones y municiones, lasherramientasagrícolas,loscuadrúpedosylasavesquehabíanpadecidomuchoduranteelviajeylacaballadaestabuladaenlacarracadeOjeda.Todos se mostraban alegres al verse libres de la penosa estrechez de losbarcos, sufrida durante meses y meses, ai no respirar la hediondez delamontonamientoypercibirlafraganciadelasflorestastropicales.CuevashabíavistosurgirenpocassemanaslascallesyplazasdeIsabela.Eltemplo,elalmacéndoprovisionesylaviviendadelAlmiranteerandepiedra.Las casas de los particulares, unas de madera, otras de cañas y de tierraapisonada.Trabajarontodosconentusiasmoenlosprimerosdías,pensandoqueelorolesesperaba más allá de los bosques, en aquellas montañas que asomaban suscúspides sobre la arboleda. Lo urgente era crear la ciudad. Después irían ahacersericosenunascuantashoras,yaqueestabanenCipango.

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A los pocos días se desvanecieron estos entusiasmos. Las enfermedadespropias de una violenta aclimatación y de una tierra virgen, no domada aúnporelhombre,seensañaronenloscolonizadores.Noacostumbradosalavidadelmar losmásde ellos, habíanpadecidomucho al vivir encerrados cu losbuques, alimentándose con provisiones saladas y en mal estado por losaccidentesde lanavegación.Además,elclimahúmedoycálido, lacontinuaevaporación de los ríos, la atmósfera estancada por las espesas arboledas,empezaron a enfermar a unos hombres acostumbrados a moverse en otroambiente.Muchosdeelloshabíanvividohastaentoncesdehacerlaguerra,sinconoceruntrabajoregular.Losdeprofesiónmanualseveíanobligadosaedificarunaciudad, desmontando la tierra a toda prisa, cuando necesitaban reposo ydescanso, después de tan penoso viaje. Caían enfermos los más, y a susdolenciasfísicasibaunidaladesilusión.Teníanquellevarunaexistenciacasisalvaje,cuandohabíansoñado,hastapocosdíasantes,conlasricasciudadesdeCatay,viéndosealojadosensuspalaciosdomármolocobijándosebajolastechumbresáureasdeCipango.Los indios de los alrededores traían oro para trocarlo, pero en pequeñascantidades, y era ya indudable que este metal sólo podía adquirirse conperseveranteyfatigosotrabajo.HastaColón,elmásoptimistadetodos,caíaenfermo,pasandovariassemanasencama.YentalsituaciónfuecuandoLucerotuvoasuhijo,asistidaporeldoctorChanca,famosomédicodeSevilla,quehabíapodidovoluntariamentefigurareneste segundoviaje, seducidopor lanovedaddeldescubrimientoypor lasseguridadesquedabaelAlmirantede toparahoraconel ImperiodelGranKan.FernandoCuevas, siempredepie a lapuertade subohío, fluctuaba entre ladecepción y el entusiasmo, como lamayor parte de los blancos que habíanvenidoaestablecerseenestelugar,hermosooinsalubre,embellecidoporlosmayores esplendores de la Naturaleza y hostil al mismo tiempo para loshombresnonacidosenél.La abundancia de insectos sanguinarios hacía un infierno de sus noches.Laniguayotrosparásitosseensañaban,conlafuriadelanovedad,enloscuerposdeblancaepidermis.Eljovenpensabainquietoenaquelpequeñoser,carnedesu carne que respiraba y empezaba a abrir sus ojos a pocos pasos de él.Necesitaba defenderlo, con precauciones paternales, de los peligros de esteambientehermosoypocopropicioparalosqueaúnnosehabíanadaptadoaél. Igualmente debía preocuparse de Lucero,muy animosa durante el viaje,peroquebrantadaporlamaternidadalpisarlanuevatierra.Unmisterio inquietanteseabríaante la imaginacióndeFernandoalmirar lanaciente ciudad. ¿Morirían allí todos, exterminados por el clima adverso, osorprendidos, como los de la guarnición de la Navidad, por el inesperado

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ataquedeaquellosguerreroscobrizosquevivíanmisteriosamentemásalládelos bosques, en montañas lejanas, rojas como la sangre a la salida del sol,azulesalahoradelcrepúsculo?...Luego, laconfianzaquemostrabael invulnerabledonAlonso,«elCaballerode la Virgen», enardecía a Cuevas. Indudablemente, ya que estaban enCipango,segúndecíaelAlmirante,debíanexistirenelinteriordelaisla,cercadesusminasdeoro,ricasciudadesdondeunhombrevalerosopodíaadquirir,graciasasuvalor,considerablesriquezas.No podía quejarse aún de su destino. Uno de aquellos veinte caballos queadmirabanyespantabanalosindígenas,comoanimalesfabulosos,seria,suyomuy pronto. El soldado de Ojeda a quien pertenecía iba a morir de unmomentoaotro,aconsecuenciadeunflechazo«conhierba»recibidoenunade las islas Caribes. Él iba a ser uno de los primeros que penetraría en elinteriormisterioso1deCipango.¿Quémáspodíadesear?...Seguíasonandolacampanasobresucabeza.Volabanasustadaslasbandasdeloros,volviendopocodespuésatraídasporlacuriosidad.Repetíalaatmósferaelcantodeestavozmetálicaconlavibracióndeunarmoniosoyclarocristal.Sonreíalamañanaconentusiasmoingenuoypueril,seducidaporestanuevamúsica.Enloaltodelosárbolesseentreabríanlashojas,dejandovisiblescentenaresde cabezas de monos que escuchaban con grotesca gravedad. Abajo, entrelianas y troncos, surgían otras cabezas más grandes. Eran de indígenas delinteriorque llegabanarrastrándoseparaescuchar lavozdeestadivinidaddebronce, traída por los blancos del cielo, y que podía hablar a enormesdistancias.Y algunos de estos indios eran de luengos cabellos y altos plumajes, con lacara y el cuerpo pintados, llevando arco, flechas y un palo duro a guisa deespada. Lo mismo que aquellos otros que al final del primer viaje habíanintentadocautivaralpajeAndújaryaungrupodemarineros.II.-DondeelCaballerodelaVirgendescubreoroyluchaheroicamente

conelhambreUna tarde,AlonsodeOjeda,queestaba alojadoen lamismacasadepiedraocupadaporelAlmirante,fueenbuscadeFernando.Don Cristóbal, todavía en cama, enfermo de fiebres y con el ánimo muydecaído, había llamado a su joven capitán.Los buques de la flota tenían yaechadosentierrasuscargamentosydebíanvolverseaEspaña.HabíaesperadoelAlmirante disponer de enormes cantidadesdeoroy especias, acumuladaspor la guarnición de la Navidad, y sólo encontró ruinas y cadáveres. ¿QuédiríanenEspañalosreyesytodoslosquehabíanacogidoconjúbilolanoticiadesusdescubrimientos?...

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—Es necesario—resolvió Colón—enviar allá algo. Estamos en Cipango ydebenexistirenelinteriordelaislapopulosasciudades,enalguna'regiónmáscultivada,allendelasmontañaschivadísimasquedesdeaquívemos.Todoslosindios hablan de Cibao como lugar de oro, y el nombre de Caonabo, quesignificaennuestroromance«Señordelacasadorada»,demuestralariquezainmensadesusEstados.Creoquesusminasnoestánmasqueatresocuatrodías de viaje,marchando hacia el interior. Id, hijo, con algunos de vuestroshombresaexplorarlatierra,antesdequezarpenlosbuques,ysiDiosquierequeseconfirmenmisesperanzas,laflotapodrállevaraEspañalasnuevasdequehemosdescubiertoalfinlasmontanasdeorodeCipango.YOjedaveníaadaravisoasuprotegidoparaquefuesedetalexpedición.Sedespidió Cuevas de Lucero, asegurando que su ausencia sólo duraría unasemana. La joven estaba ya repuesta de su parto, lánguida aún por elcansancio, pero almismo tiempo animada por el orgullo de sumaternidad.DonAlonsohabíasidoelpadrinodesuhijo,dándolesupropionombre.Losseñoresmás importantesde lanuevacoloniasepreocupabandeellaydesuniño,porserésteelprimernacidoenIsabela.Elencargadodelosvívereslahacia frecuentes regalos. Las contadas mujerzuelas que habían seguidoocultamente a los expedicionarios, conmovidas por una solidaridad de sexo,acudían a la casa de la parturienta para servirla como criadas voluntarias.Luegocontinuabansusvisitas,porlatoleranciabondadosaconquelasacogíaLucero, no obstante la desigualdad de sus respectivos estados sociales.Estavida incierta de aventuras en un mundo completamente nuevo borraba lasdiferencias jerárquicas que habían subsistido hasta el momento dedesembarcar.También Fernando notaba una transformación importante de su persona enesta nueva existencia.Todos los jinetesmandados porOjedahabían sido enEspaña jóvenes hidalgos, orgullosos, de su linaje y de haber vencido a losmoros, mostrando cierta vanidad al hablar de sus parientes ricos o de lospersonajesnoblesemparentadosconsusfamilias.EnEspañahubiesesidoFernandoCuevasparaellosunmíseropaje,hijodeunescuderoolvidado.Enestemundonuevosentíaseeljovenensoberbecidoporunatendenciaigualitaria.Erahijodeunhombredearmasquehabíamuertoenlaguerra,comolosascendientesdelosotros;nodeunmenestraldeprofesiónvillana,y sentíase tanhidalgocomo losdemás.Únicamente la simpatíay laadmiraciónlehacíanrespetaráOjedacomosuperior.Partió a lamañana siguiente con su audaz capitány seis de aquellosnoblesmancebos que eran ahora sus cantaradas. Todos ibanmontados en caballosandaluces, grandes, carnudos, de colas y crines largas, los jaeces adornadoscon cascabeles, y este continuo tintineo, así como el roce metálico de susarmaduras, daba a los ochohombres y a sus corceles un aspecto imponentepara los indígenas. Iban a creerlos divinos centauros, descendidos del cielo,

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bestiashumanas,mezcladeanimalydehombre,queunasvecessepartíanyotrasavanzabanformandounasolapieza.EmprendíaOjedaalegrementeestaexploraciónpeligrosayaventurada.Desdemuchosdíasantessentíaseagitadoporunsentimientoagresivoderivalidadycelos, la molestia que siente todo hombre corajudo cuando oye hablar confrecuenciadeotroigualmentevaleroso.—Hartoestoy—decía—deeseCaonabo,caciquedelasmontarías.Losindiossólohablandeélcomoel fueraacomérsenos, llagamosunaalgaradaensustierrasyaverquénospasa.Marcharondirectamentehaciaelinterior,perdiendodevistaelmar.Enlosdosprimeros días las jornadas fueron penosas y lentas. Tuvieron que atravesartupidosbosquessiguiendolossenderoscasiborrososquelosindiosabríanconelrocedesuspiesdesnudos.Noencontrabananadie.Losindígenasqueosabanvivircercadelacoloniadelosblancoshuíanalverde lejosúestoshombresdehierro,montados sobreunasbestiasquiméricasquesonabanaltrotaryconmovíandevezencuandoelsilenciodelaarboledaconsusagudosrelinchos.Enlatardedelsegundodíallegaronalpiedeunasierraelevada,yatravésdeangostosdesfiladerosalcanzaronlameseta,pasandoenellalanoche.Alsalirelsolvieronasuspiesunaextensayhermosallanura,congruposdeárbolesyabundantes pueblos, atravesada por el curso serpenteante del río Yagui, elmismoqueColónhabíabautizadoRíodeOroalencontrarsudesembocaduraenMontecristi.Albajara laplanicie,penetrandoenpueblosdeenormevecindario,Ojedaysusjinetessevieron-acogidosconunarespetuosayadmirativahospitalidad,cualsifuesendioses.Tuvieronquevadearmuchasveceselmismoríoyotrosque afluían a él» llegando a lasmontañas que estaban enfrente, después devariosdíasdemarchaporlallanura.Ya estaban en las regiones doradas de Cibao. El temible Caonabo debíahallarse ausente, cu alguna expedición guerrera, pues no se presentó acortarleselpaso.Los habitantes del país iban desnudos como los otros y se hallaban en elmismo estado de vida primitiva. En ninguna parte encontraron vestigios deaquellasciudadesricasyenormesquesuponíaColónenelinteriordelaisla.Ojeda no se desalentó al ver desmentidas de un modo tan completo lassuposicionesdelAlmirante.—IgnorosiestoesCipangoono loes—dijoaCuevas—,perooro lohayamanta.La ilusión y la realidad se mezclaba ante sus ojos con deslumbrantesespejismos.Veíanrelumbrarlatierradelasmontañasacausadelaspartículasde oro. Los indios separaban con destreza estos pequeñísimos granos paraofrecerlosalostemiblescentauros.Otrasveceslaspiedrasjaspeadasdemetal

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sinningúnvalorlesparecíandepurooro,comolehabíaocurridoalAlmiranteenelríoinmediatoaMontecristi.De todosmodos el oro verdadero resultaba abundante. Como los indios nosentían por él gran aprecio, las corrientes acuáticas, al descender de lasmontañas,habíanidodepositándolo,durantesiglosysiglos,enellechoderíosybarrancos,yestepuñadodecentaurosaudaceseranlosprimerosenexplorar,aunquefuesealgalope,talesyacimientos.EncontróOjedaenunodolosarroyosunpedazodeoroenbrutoquepesabanueveonzas.—Todo esto no son mas que barreduras del suelo —dijo el hidalgo,entusiasmado—.Lomásimportanteestáocultoenlasgrietasyentrañasdelasierra,yloiremossacandocuandovolvamosconmáscalma.ComoelAlmiranteleaguardabaimpacienteparadespacharlosbuques,ylasnoticiasquellevabaOjedaeranmuygratas,seapresuróavolveraIsabelaconsugente.DispuestoColónacreerlasmásexageradasmagnificenciasdeaquellatierra,se reanimó con los informes del joven capitán, tan imaginativo y entusiastacomoél.TodoslosdelaciudadseenardecieronigualmenteconlosrelatosqueibanhaciendodegrupoengrupoCuevasylosotrosjinetes.La estación era propicia para la vuelta a España, y Colón se apresuró aaprovecharla,quedándosesóloconcincobuquesparaelserviciodelacoloniaydespachandolosotrosconrumboaCádiz.Enviómuestras del oro encontrado porOjeda, así como de frutos y plantascuriosas,ylomenguadoypobredelcargamentoloremedióconlargosescritosdescribiendolahermosurade la islaydandoseguridadesdepoderenviarenotroviajebuquesllenosdeoroydeespecias.Encambio,pedíaconangustiaqueleremitierancuantoantesnuevoscargamentosdevíveres.ExistíanenIsabelamásdemilpersonasnoacostumbradasaúnalosmanjaresindios,yempezabanaescasearlosalimentosprocedentesdeEuropa.Unagrancantidaddevinosehabíaperdidoduranteelviajepornoestarlostonelesbienpreparados para las altas temperaturas del trópico. Necesitaban alimentos,medicinas,ropas,armas,ytambiénmayorcantidaddecaballos.YcomoporelmomentonopodíaenviarColónmuchooroconqueadquirirloquenecesitabalacolonia,propusoensucartaalosreyesqueleautorizasenparacazarindioscaníbales y llevarlos a España, donde serian vendidos como esclavos,bautizándolosantes.Deestamanera,elTesororealrecibiríaenormesingresos,losisleñosseveríanlibresdesusterriblesvecinosI03caribes,yadquiridalareligióngrandesmultitudesdeadeptos,salvandosusalmasalafuerza.La partida de la flota para España produjo en Isabela tristeza y desaliento.CentenaresdoseresvieronalejarselamayorpartedelosbuquesconrumboaEspaña,mientras ellos se quedaban en una tierra hermosa, pero inclemente,roídospor lasenfermedades, sometidosa ración, comoenunanave faltade

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víveres,teniendoquetrabajarenlaboresquelosmásdeellosnohabíanhechonunca, improvisándose albañiles o labriegos, cuando habían venido comohombresdeespada,conlaesperanzadeconquistarsetalvezunpequeñoreino.AlgunoshabíanvendidoomalbaratadolastierrasqueposeíanenEspañaparaveniraestenuevoviajedelosargonautas,creyendoasuntodeunassemanasnadamáselhacersericoenlastierrasdelGranKan...Yempezabanaveranteellos un porvenir de miseria, en medio de poblaciones desnudas y sobrias,acostumbradasaunavidasincomodidades.Se fue generalizando la duda sobre las afirmaciones delAlmirante.Volvíanmuchosaconsiderarlounhabladorimaginativo,comoenlostiemposqueeraapodado«elhombredelacaparaída».¿DóndeestabanlasricasciudadesdeAsia, todas de mármol, con sus cortejos vestidos de oro y sus filas deelefantes?... ¡Ypensarquemuchosdeelloshabíanbuscado influenciasen lacorteparaque losadmitiesenenestaexpedición,yotrosseocultaronen losbuques,arrostrandoterriblespenalidades,parapoderasistiralfabulosorepartoderiquezasqueibaarealizarsealotroladodelOcéano!...ColónseexcusabadiciendoquebienhabíaadvertidoenSevillayCádiz,antesdepartirlaflota,quelaempresanoibaasertancómodacomoseimaginabanlasgentes,yeloro,aunqueexistía,costabamuchasfatigaseladquirirlo."Estoeracierto;peroeltemibleimaginativoolvidabaquemesesantes,alvolverdesu primer viaje, había exaltado a todos con exageradas descripciones de lasinauditas riquezas que le esperaban allá, y las muchedumbres se aforransiempre a las afirmaciones optimistas del primer momento, olvidando lasprudentesrectificacionesllegadasdespués.CuevasempezóadarsecuentadelaanimadversióncrecientedelosespañolescontraColón.ÉlyLuceromostrabanunrespetoadmirativoporelAlmirante,reconociendo la exactitud de muchas de sus quejas. Pero al mismo tiempoencontrabanjustaslaslamentacionesdeunamuchedumbreenferma,fatigadaysin ilusiones, afirmando, cada vez en tonomás fuerte, que elAlmirante loshabíaengañado.UnodolospersonajesmásimportantesdelacoloniaeraBernalDíazdePisa,hombrebienvistoenlacorte,yqueveníadecontadorenlaexpedición.HabíaperdidosuempleoenEspañacreyendodebuenafequeibaamanejargrandesriquezas en las tierras del Gran Kan, como los tesoreros de los cuentosorientales,ysudesilusiónalencontrarseenunaislasalvajeseibatrocandoenodiocontraelAlmirante.Otrode losdescontentos eraunensayadorypurificadordemetales llamadoFermínCado.Tambiénhabíavenidoconlaesperanzadequeibaaexaminarmontañasenterasdeoro,yalverestemetalsolamenteenpequeñascantidadestraídaspor los indios,ymuchasvecesdebaja ley,negabapúblicamentequeexistiesenenlaislagrandesyacimientosauríferos.Losdescontentosformaronelplandeapoderarsedeloscincobuquesanclados

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frenteaIsabelao irseconellosaEspaña, llevandoa losreyesunmemorial,escritoporBernalDíazdePisa,enelqueserelatabantodaslastristezasdelanaciente colonia, exagerándolas para que contrastasen más aún con lasfantasíasdeColón.Elmiedoa loshombresdeguerraadictosalAlmirante,y la imprudenciadelosconjurados,hicieronabortarelplan.ColónmetiópresoaDíazdePisaenuno de los buques, para enviarlo oportunamente a España, y castigó a losdemás comprometidos en una rebelión que tantas veces iba a reproducirsedurantesumando.Como ya estaba restablecido de su enfermedad y necesitaba reanimar a sugente, preparó una gran expedición a las montañas de Cibao. Durante suausencia le reemplazaría como gobernador su hermano Diego. Cuevasapreciaba su carácter pacífico y suave, reconociendo al mismo tiempo laimprudencia en muchas ocasiones de sus palabras, más sinceras queoportunas. Era elmenos inteligente de losColones; iba vestido con hábitoscasi sacerdotales, y su ambición secreta era que su poderoso hermano elAlmiranteconsiguiesedelosreyesquelohicieranobispo.La mayor parte de la población de Isabela marchó en esta expedición alinterior.ComoColónteníaelpropósitodelevantarunafortalezacercadelasminas, llevó con él a todos los artífices y trabajadores de la ciudad. Sóloquedaronenestaloshombresnecesariosparaguardarsumuralladepiedra.DonPedroMargarit,noblecatalánquehabíaidoenestesegundoviajecomojefe de las tropas, cabalgaba al lado del Almirante. Eran cuatrocientoshombres los que formaban el grueso de la expedición, ejército enorme enaquella tierra,dada la superioridaddesusanuas.Salieronde Isabelacon lasbanderas desplegadas, al son de trompetas y tambores, seguidos de unamuchedumbredeindígenasquehabíanacudidoapresenciarestemaravillosoespectáculo.EnlavanguardiaibaOjedacontodossusjinetes.Alllegaralamontaña,laasperezadelterrenotrastornóelaspectobizarrodelastropas.Huboqueavanzarporestrechosdesfiladerosqueimpedíanelpasoa las cargas de municiones, víveres, herramientas y armas. Ya no era laexpediciónalaligerahechapordonAlonsoysuscompañeros.Éstosyotrosque habían hecho la guerra a los moros en las montañas de Granada selanzaron animosamente a abrir un camino, el primero del nuevo mundo, yColónbautizóestepasoconeltítulodePuertodelosHidalgos,parahonraraloscaballerosquelohabíanhecho.Alverdesdeloaltolahermosallanura,lallamó'VegaReal,ydescendióasusnumerosospueblos,entrandoenellosconelmismoaparatobélicoquehabíasalidodeIsabela.Nuevamente los indígenas volvieron a asombrarse viendo los caballos, queeran en esta segunda irrupción más numerosos, no pudiendo contener susgritos cada vez que el fabuloso animal se partía, apeándose el jinete, para

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volverarehacerseenuna.solapiezapocodespués.AlpiedelasmontañasdeCibaotuvieronlosespañolesqueenviarsurecuademulas a Isabela, por haber consumido ya el pan y el vino. No estaban."acostumbrados aún a los alimentos de los indios que después fueronencontrandonutritivosyagradables.Lasmontañas de Cibao eran yermas, de lúgubre aspecto, como ocurre casisiempreen lospaíses ricosenminas; losárbolespocosydébiles,yelagua,muyabundanteenalgunos lugares, faltabacompletamenteenotros.Pero losexpedicionarios se consolaban encontrando abundantes granos de oro. Losindios montañeses, viendo cómo los blancos apreciaban este metal, seapresurabanaregalarlespequeñosfragmentosqueibanabuscarenloslechossecosdelostorrentes.No quiso seguir Colón más adelante. Estaban a diez y ocho leguas de suciudad, y la comunicación era difícil, por tener que salvar dos cadenas demontañas.Loprudenteerahacerunfuerteenelpuntoaquehabíallegado,conguarnición que labrase las minas inmediatas y explorase el resto de Cibao.Este fuerte fue construido de madera, sobre una colina rodeada casienteramente por un río, y con profundo foso en el ludo no resguardado poraquél.Colón,acordándosedesusenemigosdeIsabela,lediofestivamenteelnombredeSantoTomás,porquedichoapóstolsólopodíacreerloquevieseytocase.YahabíanvistosusgenteselorodeCibaoylotocabanconsusmanos.Llegaban a bandadas los indígenas trayendo oro en polvo o en pepitasmenudas,paradarloacambiodeuncascabel.Ycomotodosloscobrizoserannaturalmente imaginativos y embelecadores, al verse escuchados con tantaatenciónporestos seresdeorigenceleste, exagerabanaporfía sus informes,afirmandoqueapocasjornadasdecaminosehallabanpedazosdeorograndescomo naranjas, y otros añadían que como cabezas demuchacho. Pero talesriquezassiempreestabanmáslejos...imáslejos!CuandoColónysutropavolvieronaIsabela,semanasdespués,encontraronaloshabitantesmásabatidosyenfermosqueantesdesupartida.Elcalorylahumedad obraban prodigios en la fecundación de los campos. A fines deMarzo,unlabradorpresentóyaalAlmiranteespigasdetrigosembradoafinesdeEnero.Prosperabanrápidamentelacañadeazúcar,traídadeEspaña,laviñay numerosas hortalizas. Pero el sol abrasador y el suelo vaporosodesarrollaban las fiebres. Todos estaban enfermos o postrados. Lasconstrucciones se paralizaban y los cultivos quedaban interrumpidos. LosvíverestraídosdeEspañasepudrían,yeranecesarioacortarlasyamermadasraciones.Caballeros que no habían trabajado nunca e iban vestidos con lujosos trajesteníanquesuplira losmenestralesyagricultoresenfermos.Muchosdeellosnobuscaban riquezas.Habíanhechoelviajea las tierrasdelGranKanpara

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realizar hazañas en países orientales, como los paladines de las novelascaballerescas... \Y cuando soñaban con ser héroes de epopeya, se veíanconvertidos en trabajadores manuales, semejantes a los que habíanconsideradosiempreenEuropacomodeunrangoinferior!...Almismo tiempoColón deseaba continuar sus viajesmarítimos. Se hallabacercadeCuba,queera, segúnél, lapuntaavanzadadeAsia.Lomejorparasacar a la coloniade su incierta situacióneraque él fuera animosamente enbuscadelGranKan,navegandohaciaPoniente.Talvezsóloleseparabanunascuantas singladuras de los grandes puertos de Asia. Y dejando otra vez laciudad bajo el gobierno de su hermano Diego, se embarcó el 24 de Abril,llevando con él a Juan de la Cosa, el célebre piloto, que le había seguidoigualmenteenestesegundoviaje.CosteandolapenínsulallamadaCubadaríaindudablementeconelfamosoCatay.Para evitar las enfermedades de Isabela, asegurando al mismo tiempo sudominio sobre la isla, ordenó que se esparciesen por el interior todas lastropas.AlonsodeOjeda,concincuentahombres,debíaguarnecerelfuertedeSantoTomás.Elrestodelejército,mandadopordonPedroMargant,correríalaprovinciadeCibaoyluegotodalaEspañola.Yselanzóanavegar,dejandoenIsabelaasuhermano,quenoobstanteserextremadamentedevoto,vivíaenguerra abierta, con el padreBóil.Mar-garit, por suparte, consideró inútil elpaseomilitarporlaisla,prefiriendoinstalarseenlospueblosdeladulceVegaReal, donde los soldados empezaron a desmoralizarse, llevandounavidadevoluptuosidadesyviolencias.Hastadejarondeformaruncuerpocompactoysedividieronenpartidas,quecorríanasugustoelpaísenbuscadeoro.Nopodía consentirMargarit que donDiegoColón interviniese en todos losasuntos,noobstante su reconocida impericia.EnausenciadelAlmirante, él,por ser jefe de las tropas, se consideraba único gobernador. El padre Boil,vicario apostólico, también se creía rebajado por las intromisiones de esteColón,aprendizdeclérigo,yundía,élyMargarit,conmuchosdescontentos,resolvieron volverse a España para acusar al Almirante, demostrando a losreyes la falsedad de sus descripciones y la poca valía de las tierrasdescubiertas,quenadateníanqueverconelricoImperiodelGranKan.Colónsehabíallevadotrescarabelas:laNiña,queenestesegundoviajehabíatomadoelnombredeSantaClara,ylasllamadasSanJuanylaCordera.Dejóen Isabela dos buques mayores, por ser demasiado grandes para explorarcostas y ríos, y de ellos se apoderaron los conjurados, haciéndose a la velapara España. El primer general y el primer nuncio apostólico en el nuevomundodesertabansinpensarenlasconsecuencias.Cuevas y Lucero no presenciaron las agitaciones y desórdenes que produjotodoestoenIsabela.EstabanenelfuertedeSantoTomáscondonAlonso,yduranteunmesignoraronloocurridoenlacolonia.HabíaaccedidoOjedaalosruegosdesuprotegido,quedeseaba.vivircercade

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las minas. En Isabela nada tenía que hacer, y ahora que era padre-veíaacrecentados sus anhelosde riqueza.EstandoenSantoTomás exploraría lasmontañasdeCibaoconlaesperanzadeadquirirmuchooro.TambiénLucero,conAlonsicopegadoasuspochos,emprendióelviajealinteriordelaisla.EstatropadeOjedaeralaúnicaquesemanteníadisciplinadayobedienteasujefe. Los soldados dispersos deMargarit habían esparcido el teiror con susfechorías.Huíandeelloslosindígenascuandoerannumerosos,olosatacabanalencontrarlossolos.Caonabo,elmástemibledeloscaciquesdelaisla,quehasta entonces se habíamantenido enuna actituddefensiva, sin dejarse ver,creyóllegadoelmomentodeexterminaralosblancos,comohabíahechoconlaguarnicióndelaNavidad.Ojedaseguíapensandoenesteenemigo,dignodemedirseconél.Había idoconociendosuhistoriaenfuerzadepreguntaralosindígenasmásimportantesdelastierrassometidas.Este aventurero caribe había venido a Haití en una expedición guerrera,quedándoseenlaislaparasiempre.Decuerpoatlético,irresistibleenlapeleay dotado de un instinto estratégico, se había abierto paso inmediatamente,haciéndose proclamar reyezuelo de Cibao e inspirando miedo a los cuatrocaciques que gobernaban el resto de la isla. Sus hombres eran los másbelicosos,diferenciándosedelosotroshaitianos,queamabanlapazylavidadulce.—Tienemuchasmujeres—dijoOjedaaCuevas—,lomismoqueGuanacariylos demás reyezuelos, pero su esposa principal, la verdadera reina, se llamaAnacaona,ydicenqueesmujerhermosa,muyblancaparasurazaydegranentendimiento.Noqueríacasarseconestebárbarodegustos tandiferentesalossuyos.Aellaleplacelamúsica,componecancionesdeesasquelosindiosllaman «aeritos»; sus gentes conocen por dónde ha pasado ¿s causa de losperfumes que deja su cuerpo, y dicen que no gusta de guerras... Pero suhermano, el caciqueBehechio, rey de otra parte de esta isla, tuvoquedarlacomoesposaaCaonaboparaevitarseunainvasióndesustierras.Muchasveces,enlasoledaddelasmontañasdeCibao,pascandosiemprealavista del fuerte, olvidaba donAlonso las ambiciones que le habían traído aestastierrasnuevas,paravolversupensamientoaEspaña.—¿QuéestaráhaciendomidoñaIsabelenestosmomentos?—decíaaCuevas.Pocodespuésagregaba,conunaironíaamarga:—BienpuedeserquemecreaenunsalóninmensodelpalaciodelGranKan,vestidodeoroyperlas, y se sienta celosa, imaginándoseque el «reyde losreyes» pretende casarme con una princesa de su familia... ¡Si ella viese laverdad!Yvolviendosuespaldaalríoyalavastapraderadescubiertaqueseextendíaantelafortaleza,mirabaeldesoladopaisajedelasmontañasdeCibao.Suspreocupacionesdehombredeguerralehacíanolvidarluegoelpaíslejano

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dondeestabadoñaIsabel.Leinspirabainquietudvercadavezmásescasoslosindiosqueveníanahacertruequesconlaguarnición.—¡Ese Caonabo!—dijo una tarde a Cuevas—, No lo conozco, y lo veorondando en torno a nuestra fortaleza. Tal vez está detrás de esas colinasesperandolanoche.Vaacaersobrenosotros.Alguienraeloavisa.Talvezesla Virgen que tengo junto a mi cama y a la que me encomiendo todas lasnoches. Acordémonos del pobre Arana y del fuerte de Navidad. Necio esponer confianza, en esta gente desnuda. Hasta los más buenos, que viertenlágrimasacadamomento,cambianconfacilidaddeopinión.Ycomosielsupersticiosocaballeroestuvieseverdaderamenteavisadoporlapequeña imagen que llevaba a todas partes, aquella misma noche cayóCaonabosobreelfuerte.Fue a modo de una inundación de carne cobriza, desnuda, pintarrajeada,vociferante, que se extendió por toda la llauura inmediata al fuerte. Habíajuntadoel«Señorde lacasadorada»diezmilguerreros,armadosdemazas,flechas y lanzas demadera dura templada al fuego.Muchas de estas genteseran suyas, y el resto, de los demás reyezuelos de la isla, a los que habíacoligadosecretamentecontralosblancos.Habíanmarchado silenciosamente a través de las selvas, para caer en plenanoche sobre el fuerte de Santo Tomás, aislado en el interior de la isla.Esperabasorprenderasuguarnición,creyéndolaencompletoabandono,comolosotrosgruposdeespañolesqueandabandispersos;peroteniaenfrenteauncaudillotanindomablecomoél,igualmentedes-preciadordelamuerteymásastuto.Velaban los del fuerte, y al llegar la invasión de guerreros pintados yempenachados cerca del río y el foso, surgieron de su torre de madera losrelámpagosdevariosarcabucesydeunfalconetc,bu-yendotodosanteestostruenosmortíferos.Caonabo no podía intentar el asalto del fuerte con sus desnudos guerrerosestando advertida la guarnición. Imposible arrostrar las armas de fuego, nisalvarbajo susdisparos elprofundo foso.Sepropuso tomar la fortalezaporhambre, ydesplegó su ejército en losbosques cercanos, ocupando todos losdesfiladeros para interceptar las provisiones que, por afán de ganancia,llevabanaifuertealgunosindios.Este asedio, que iba a durar treinta días, hizo desplegar a Ojeda toda suactividadvalerosaysuingenioparaburlarlasartesdelcaudillocaribe.Fernando Cuevas sintió cierta flojedad de ánimo en los primeros días, alpensarenLuceroysupequeñohijo.Perolaanimosajovenaceptaba,conunaadaptación propia de su raza, todos los episodios de esta vida de aventuras,favorablesoadversos.Muchas veces la vio Cuevas a su lado, en lo alto de la torre de madera,vigilando la línea obscura de los bosques que ocultaban a los sitiadores.

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Mientras dormía el pequeño Alonso en una habitación do abajo, Lucerointentabaejercitarseenelmanejodelasarmasdesumarido.Reía Ojeda al escuchar cómo la joven manifestaba su voluntad de morirmatando,antesdecaerenmanosdeaquellagente,siesqueseperdíaelfuerte.Enrealidad,vivíamejorquetodoslosdefensoresdeSantoTomás,inclusoeljefe. Una parte de las provisiones saladas, procedentes de la colonia, queOjedaibarepartiendoparcamente,eraparaella,enconsideraciónasucalidaddemadrededicadaalalactancia.Cuandoestasprovisionesempezaronaagotarse,Ojedahizofrecuentessalidas,combatiendo a campo raso. Cuevas, que iba siempre cerca de él, empezó acreer que realmente era invulnerable, por obra de un podermisterioso. Estehombre de pequeña estatura, desconocedor de lamuerte, atacaba siempre elprimero, y valido de su asombrosa agilidad, combatía contra numerososguerrerosalavez,hiriendoomatandosindescanso.En algunasocasiones eran tan terribles los golpes de clavaque le asestabansus enemigos, que al pararlos con su escudo, la violencia del choque leobligabaadoblarlasrodillas.Peroimpulsadoporelresortedesuindomablevoluntad,volvíaaerguirseinmediatamente,continuandoelataque.Casi todos los que tomaban parte en estas salidas tornaban heridos aunquefuesedepocaimportancia.AlonsodeOjedanotraíanuncaelmenorrasguño.Nadielograbasacarlesangre.Graciasaestassalidasconseguíanvíveres,arrebatandocuantoencontrabanenlos bohíos cercanos o en los techos de ramaje bajo los cuales vivían lossitiadores.Caonabo,apesardesurenombredeguerreroinvencible,procurabanosaliralpasodeestehéroeblanco,cuyacabezaapenasllegabaaunodesushombrosyqueavanzabailesoentreespesaslluviasdeflechas.Veiaenélaunserextraordinarioprotegidoporlosespíritus.LosmásatrevidosguerrerosdeCaonabofueronpereciendoenesteasediodeabundantescombates.Lasfuerzassitiadorasdisminuíandiariamente,pueslosindios, no acostumbrados a operaciones lentas de guerra, se cansaban delasedio,dispersándoseparavolverasuspueblos.Yalfin,el«Señordelacasadorada» se retiró igualmente, asombrado de las hazañas del que él llamaba«Pequeñojefeblanco».Cuevas aún admiró más a su protector desjJués-de las penalidades sufridasduranteelsitio.Unindiopacífico,conlaesperanzadequeleregalasenalgunodelosobjetosmaravillosos traídos por los blancos (cascabel, pedazo de espejo o gorrocolorado),llegóundíaarrastrándosehastaelfuerte,pidiendoverasujefe.Traíadospalomassilvestresparaquelascomieseelvaleroso«hijodelcielo».OjedaquisoregalarlasalaesposadeCuevas.Estacomidafrescareanimaríaalamadre,dandounalimentomásnutritivoasupequeño.Protestó la joven, rechazando el regalo. Ella había comido, gracias a las

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últimasprovisionesquelereservódonAlonso.Talvezeralaúnicaquehabíapodidohacerloen todoel fuerte,yno ibaahora,popsermujer,a reservarseigualmente un manjar inesperado. Bien merecía don Alonso comer laspalomasdespuésdetantaspenalidades.Estaban en un cuarto de la torre, y varios sóida dos, íntimos de Ojeda,presenciaban la disputa cortés. Observó el jefe las miradas ávidas de suscompañeros,yacabópordecirgravemente:—Eslástimaqueestosanimalejosnopuedansaciarnosatodos...Yonodeboregalarmemientraslosdemássufrenhambre.Seamostodosiguales.Y abriendo una ventana, dio suelta a las dos palomas, que se alejaron conrápidovuelo.Dequémodoel «Pequeño jefeblanco» llegó a apoderarsedel «Señorde lacasadorada»,admirándoleelsalvajeporsuosadíaysuastucia.Volvió elAlmirante a Isabela después de variosmeses de ausencia, cuandomuchoslecreíanyamuertoenelmar.SuhermanoBartolomé,alquenohabíavisto desde mucho antes de su primer viaje, o sea cuando se separaron enPortugal,leesperabaenlanuevaciudad.Estehermano,decarácterenérgico,cuerpovigorosoymuydadoaimponersuautoridad,leibaasermásútilqueeldevotoypocointeligentedonDiego.Ensu fondo, Cristóbal y Bartolomé eran semejantes, pero el primero sabíadisimularlabrusquedadyegoísmodesuverdaderocarácterconunadulzuraestudiada,mientraselotrosólopodíaexpresarsesecamenteyconarrogancia.AlsaberOjedalavueltadelAlmirante,dejóelfuertedeSantoTomásconfiadoaunodesustenientes,yacompañadodeCuevasysumujervolvióaIsabela.OcuparonotravezsuantiguacasaFernaudoyLucero,yunnuevoamigolosvisitóconfrecuencia.EraelseñorJuandelaCosa,elcélebrepiloto,queportenersufamiliaenEspaña,comolamayorpartedelosnavegantes,buscabaeltratodeestematrimoniojoven,.comiendomuchasvecesensuvivienda.LasprovisionesvenidasdeEspañaerancadavezmásescasasymalas;peroLucero, con su ágil adaptación al ambiente, había aprendido de algunasmujeresindiaselmododeprepararlosalimentosdelpaís.Ella y Cuevas estaban habituados al pan de cazabe y almaíz tostado. Erantambién los primeros de la colonia que habían comido iguana, lagarto queeausaba horror a los españoles y se veía muy buscado y apreciado por losindígenas ricos. Algunos pequeños cuadrúpedos de la escasa fauna del paíserantambiénutilizadosalmodoindígenaporLuceroyunaviejaindiaquelaayudabaaguisotear.JuandelaCosa,ensucalidaddeprimerpiloto,conseguíatraerdeldepósitodevíveresalgúnbotellóndemaderallenodevino,lomásbuscadoypreciosodelacolonia.Yallinaldeestascomidasalairelibre,enunterrenoaespaldasdelbohío, que servía de corral, relataba los incidentes de su última navegaciónconelAlmirante.

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Sólo habían hecho un descubrimiento, el de una isla que más adelante fuellamadaJamaica.—Hemos pasado la mayor parte de la navegación —dijo—explorando lascostas deCuba por el Sur, y elAlmirante semuestra convencido, cada vezmás, de que es tierra firme, una punta avanzada deAsia, en cuyo arranqueesperaencontrarelestrechodelQuersonesoÁureo(ColónesperabaencontraralfinaldeCubaloqueahorasellamaestrechodeMalacaysugranpuertodeSíngapoor). Hasta promete, si es que encuentra dicho estrecho al final deCuba, seguir adelante, dando la vuelta a la tierra, y los reyes de EspañatendránlasorpresadeverlollegarporOriente,luegodehaberdadolavueltaalÁfrica.IbapreguntandoconansiedadatodoslosindígenasdeCuba,valiéndosedesuintérprete,siteníannoticiasdelGranKan.Unosnoloentendían;otros,coneldeseoquemuestraelindiodesaberlotodo,perocolocándolosiempreagrandistancia,señalabanalOccidente,hablandodehombresqueibanvestidosconlargastúnicasblancasyteníanbarcos.(SereferíansindudaalosindígenasdelYucatánydeMéjico,queconocíandefama.)Todoestomantenía aColónen laquimeradeque se iba aproximandoa lasgrandesciudadesasiáticasgobernadasporel«reydelosreyes».Empezabanahablar los indígenas de un rico distrito del interior llamadoMangón, y estenombre llenaba de gozo al Almirante. Era indudablemente Mangui, laprovinciamásricadelosreinosdelGranKan.Sus quimeras llegaban a obsesionar a sus propios marineros. Uno de éstosvolvíadespavoridoalasnaves,dandogritos,despuésdeunaexploraciónporlaselvacubana.Enlomástupidodelaarboledahabíavistounaprocesióndehombresvestidosdeblancohastalospies,amododefrailes.Ver hombres vestidos equivalía a encontrarse con apariciones fantásticas eneste mundo de gentes desnudas. En vano exploraba el Almirante la selvatropical, esperando toparse conungrupode enviadosdel poderosomonarcaasiático. Juan de la Cosa tenia la sospecha de que el crédulo marinero,engañadoporlaluzdifusayelambientemisteriosodelaselva,habíatomadopor frailesblancosaunaespeciedegrullasenormesquecaminabanentre laarboledabuscandoalimento.—Nuestrostrespequeñosbuques—continuabaelpiloto—estabanfatigadosyhacíanagua.Eraprudente regresar a laEspañola.Peroantesdevolver atráscreyónecesariaelAlmiranteunadeclaraciónsolemnedetodosnosotros,paraexhibirla luego, cuando regrese a España, combatiendo de este modo laopinión de los navegantes y hombres de estudio que empezaban a poner endudasudescubrimientodelAsiaoriental,yhacenlatemerariasuposicióndequeloencontradoporéleraunmundoenteramentenuevo.Apartirdeaquí,JuandelaCosacontinuabasurelatoconciertaironía.LlevabanavegadastrescientastreintaycincoleguasalolargodoCuba,yle

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parecíaimposiblealAlmirantequetanenormelongitudfuesedeunaisla.—Envió a los tres buques al escribano de la flota, -acompañado de cuatrotestigos, para que preguntase a cuantas personas había en ellos, desdecapitaues hasta grumetes y pajes, si tenían alguna duda de que la tierra deCuba es continente y no isla, y que en ella empiezan las verdaderas Indias,llegándoseporsuscostasapaísesdegentescivilizadas,oseaalosdominiosdel Gran Kan... Y todos, hasta los pajes de escoba, hemos declaradosolemnementequeCubanoesislayquepertenecealAsia.Juan de la Cosa, al decir esto, sonreía ligeramente. Cinco años después,cuandotrazócercadeCádizsucélebremapa—elprimerodelafuturaAmérica—, hacia figurar aCuba como isla,mientrasColón y sus allegados seguíancreyéndolaunapuntaorientaldeAsia.—Elescribano—continuó—hizofirmara todos losde laarmada,declarandoalpiedeldocumentoquetodoelquesedesdigaluego,afirmandoqueCubaesisla,pagaráunamultadediezmilmaravedisessiescapitánopiloto,ycasodeser marinero, grumete o paje, recibirá cien azotes y se le pasará un hierroardiendoatravésdelalengua.Eranlaspenascorrientesentoncesparalosperjuros.LoquenosabíaJuande laCosaeraquesiungrumetehubiesesubidoa lasgavias en elmomento-que el escribano iba de buque en buque pidiendo taldeclaración, habría visto el extremo occidental de Cuba, y más allá el marlibre. Precisamente el Almirante exigía dicho testimonio cuando le faltabanmenosdeunpardedíasdenavegaciónparadarvueltaalapuntaterminaldelaisla.YhabíadevivirluegoconvencidohastaelmomentodesumuertedequeCubaeraprincipioyfindelcontinenteasiático.DescribíaJuande laCosa lahermosuradeunenjambredepequeñas islas,alasquehabíadadoColónelnombredeJardíndelaReina.—YopedíalAlmirantequecontinuásemosnavegando,siemprealOccidente,hasta dar con algún puerto rico y famoso de losmuchos que debe tener elImperiodelGranKan,perodeprontodonCristóbalsintióseacometidodeunaenfermedadque3cprivóde lamemoria y la vista, sumiéndolo enprofundoletargo,semejantealamuerte.Elcélebrepilotohabía tomadoentonceselmandode la flotilla,volviendoaIsabela, donde bajaron de su buque a Colón tendido en una camilla,absolutamenteinsensible.Ycuandoalfinhabíaabiertolosojosyrecobradoelconocimiento,loprimeroqueviojuntoasulechofuelacaradesuhermanoBartolomé.Lasrelativascomodidadesdesucasadepiedrayeltratoconestehermano, que parecía infundirle una parte de su carácter áspero y enérgico,fuerondevolviéndolesuperdidovigor.La resistencia de Caonabo era lo que más le preocupaba. Guanacarí habíavenidoaveraColón,noobstantesuinexplicablehuida,parahacerlesaberquelos otros caciques lo hostilizaban porque no entraba en su confederación

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contra los blancos. En realidad, no quería comprometerse con unos ni conotros,hastaverquiénvencía.ConsiderabanecesarioelAlmiranteapoderarsedeCaonabo,medioseguroderestablecerlapazenlaisla,peroreconocíaalmismotiempoloquiméricodetalempresa.Reinabaenlapartecentralymontañosadelaisla,sobreregionesde difícil acceso a causa de sus fragosos caminos, rios anchísimos eintrincadas selvas. Combatir a este caudillo astuto en su propio país, dondepodía armar continuas celadas, era de éxito incierto y equivalía a buscar laderrota.YelAlmirante,retrasadoensuconvalecenciaporestapreocupacióntenaz,hablabacontinuamentedeCaonaboasusíntimos.Alonso de Ojeda, que ahora vivía en una casa inmediata a la de Colón yvisitaba a éste con frecuencia, mostrábase igualmente preocupado por elbelicoso cacique. Mas en él las dudas oran siempre cortas, pasandoinmediatamentedelpensamientoalaacción.UndíalovioCuevasalapuertadesuvivienda,hablandoconciertomisterioaJuandelaCosa,delquesohabíahechogranamigo.Elnavegantedecarácterreposado,pocohabladorylentoensusacciones,admirabaconunafectocasipaternalaestehéroeimpetuoso,paraelcualnoteniasentidoalgunolapalabra«imposible»eignorabacompletamenteelmiedoalamuerte.A pesar de su parquedad verbal, no pudo contener el piloto variasexclamaciones de asombromientras escuchaba al audazhidalgo.LuegodonAlonsodiounaordenaCuevas.—Preparaelcaballoylasarmasparamañana.VamosunoscuantosamigosahacerunavisitaaCaonabo.ComoFemandoeraelcompañeroqueleinspirabamayorconfianza,leexpusosu plan. Acababa de prometer al Almirante traerle al «Señor de la casadorada» vivo o muerto. No sabía aún cómo podría conseguirlo, pero habíainvocado, según costumbre, la protección de su dama la Virgen, y ellaarreglaría lascosasenelúltimoinstantedemodoquesalieraconbiendesuatrevidaempresa.—LoprimeroesiralastierrasdeCaonabo,buscarloensumismacasa.LuegolaVirgendirá.Aldíasiguientesalióelpelotóndejineteshaciaelcentrodelaisla.Erandiez,jóvenesyvigorosos,concasco,armadurayfuerteslanzas.NohabíaolvidadoOjedaa suVirgen,y la llevabacolgandodelarzóndesusillademontar,considerándolalamejordesusarmas.Ellaleinfundiríavaloro astucia, según fuese oportuuo. Marcharon sesenta lenguas a través debosquesybejucales,hastallegaraunagranpoblacióndebohíosdonderesidíaCaonabo.Loshabíadejadollegarhastaallíelbelicosocacique,convencidodequetanescasonúmerodoenemigosnopodíanvenirensondeguerra.ElCaballerodelaVirgenpusoaúltimahorasobresucascounvistosopenachoyencimadesu

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armaduraunasobrevestabordadadeoroparapresentarseaicacique.SeguidodeCuevasydoscompañerosmás,avanzóhaciaunsombrajodehojasde palmera, donde le esperaba sentado el jefe indio, tratándolo con grandesmuestrasderespeto,cualsihablaseaunsoberanodeEuropa.Valiéndosedeunindígenaquesabiaalgunaspalabrasdeespañolporhaberestadoentratoscon la guarnición de SantoTomás y usando también las breves frases de lalengua del país que había aprendido, dijo aCaonabo que venia en amistosaembajadadepartedelAlmirante,queeraelGuamiqninao jefede todos losblancos,yletraíaunregalodeincomparablevalor.Mientrastanto,Cuevasobservabaalfamosocaciquesentadoenunaespeciedetronohechodeuntronco.Eradegranestaturayconlosmiembrosatléticos.Llevabapecho,brazosypiernaspintarrajeadoscondibujosdevarioscolores,elpelolargo,atadosobreelcogoteenformadecoladecaballo,ynumerosasristrasdedientesypiedrasdecoloressobrelosanchosyrobustospectorales.Susojosoblicuos,deastutamirada,fingíannoveralembajador,porserestasu costumbre.De pronto, olvidando todo disimulo, volvía sus pupilas haciaOjedaconirresistibleinterés.Lo había visto en los combates, alrededor del fuerte de Santo Tomás, yadmirabasusproezasguerreras.Sentíaasombroanteladestrezayagilidaddeesteblanco,cualidadespreciosasparaunhombrecomoél,ylocreíaademásprotegidopormisteriososyomnipotentesespíritus.Hablóelcacique,manifestandoasumodo,conunacaballerosidaddeguerreroprimitivo,queOjedaylossuyosrecibiríanunacordialhospitalidad,pudiendovivirsegurosmientrasestuviesenensusdominios.Ylosalojóatodosenunodelosbohíosprincipalesquesealzabanalrededordeunapradera.CuevasydonAlonso,desdesurústicoalojamiento,seguíaneliryvenirdelospersonajes cobrizos que formaban la corte de Caonabo. Tres de éstos eranhermanos dol cacique, guerreros tan membrudos y fuertes como él. Veíanigualmente las deambulaciones de numerosas mujeres entre los rústicosedificios ocupados, por el cacique y su séquito. Las que eran esposas oconcubinasdistinguíanseporsusplumajesycollares,asícomoporlaspinturasque adornaban las redondeces de su cueipo. Otras, menos jóvenes ycompuestas,acarreabanleñayaguaoencendíanfuego,preparandolacomida.—¿DóndeestarálahermosaAnacaona?—dijodonAlonso.Aély aFernando les interesaba la esposaprincipaldeCaonabo, famosa entoda la islapor subelleza, ladulzuray eleganciade susgustosy su talentonaturalpara lamúsicay losversos.Elencantodesupersonaparecíacrecer,porobradelcontraste,viviendoalladodelguerreromásbárbarodelpaís.Peroentodoaqueldíayenlossiguientesloscristianosnovieronrastroalgunodelaqueellosllamabanla«reinaindia»,llegandoasospecharquetalvezestabaporalgúntiempoenlosdominiosdesuhermano,elcaciqueBehechio.A lamañana siguiente, luego de haber descansado de un viaje de tres días,

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hablóOjedaotravezconesteenemigoque tanto leadmiraba,empleandosuinflujo para persuadirlo de que debía hacer un viaje con él a la ciudad deIsabela.—Dile a Caonabo—ordenó al indio que le servia de traductor—que leconvienehacerseamigodelosespañoles.Dilctambiénquesivieneconmigo,nuestro Guamiquina le regalara la campana de la iglesia de Isabela. Yoprometoqueasíserá.Sabia Ojeda la inmensa admiración que todos sentían en la isla por dichacampana.Losindiosrealizabanviajesdedíasydías,desdelosextremosmáslejanosdelaisla,paraescuchar,ocultosenlosbosques,losrepiquesyvolteosdeestevasodemetal.Ycomoacontinuacióndetalescampaneosveíanalosespañolesdirigirsealaiglesia,teníanlacertezadequelacampanahablabaylosblancosobedecíansuspalabras.Todoloqueenopinióndelosindígenaseravenidodelcielorecibíaelnombrede turey,y lacampana,por seralgo sobrenatural, era llamadaasí, lomismoqueloshombresblancos.—Turey,campana—decíaOjedaaCaonaboconsonrisainvitadora,uniendoasuspalabrasexpresivosgestos—.Sivienesconmigo,Guamiquinateladará.Brillabanlosojosdelcaribeconunaexpresióndecodiciayalegría.Muchasveces había oído la campana durante sus correrías ocultas por cerca de laciudad de los blancos con la esperanza de sorprenderla, pero nunca habíallegado a verla. Y al enterarse do que este héroe pequeño de cuerpo einvencible ofrecía regalársela como signo de paz, aceptó la proposición congrandesmuestrasderegocijo.Elintérprete,altraducirsurespuesta,causónomenosgozoaOjeda,aunqueésteprocuródisimularlo.—El«Señordelacasadorada»dicequemañana,alsalirelsol,partiréisjuntosparavisitaratuGuamiquinaensuciudadaorillasdelmar.Alapuntareldíasiguiente,Ojedaysusnuevecompañerosmontaronacaballopara escoltar al cacique y su cortejo. Poco después, vieron con asombroformarsefrenteaellosvariosmilesdehombrescomosi fuesenaemprenderunaexpediciónguerrera,todosconarcos,flechasyespadasdepaloduro.PreguntóOjeda inquieto,valiéndosedel intérprete,porquéCaonabo llevabatangranejércitoenunavisitaamistosa,aloquecontestóelcaciqueconciertoairealtanero,repitiendosuspalabraseltraductor.—Dice Caonabo que un príncipe tan grande como él no puede ir a partealgunaconescasacomitiva.DonAlonsodisimulósu inquietud,hablandoenvozmuyquedaaFernando,queestabajuntoaél.—Laastuciaeslaprincipalarmadeestasgentes.¿QuiénsabesiseestáriendodenosotrosynosacompañaparasorprendermejoraIsabela,apoderándosedelAlmiranteytodoslosnuestros?...Yano*podíaretrocederniretirarsupromesa.Eraprecisoseguirelviaje.Una

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partedelosescuadronesindígenashabíanemprendidoyalamarcha,sirviendode avanzada al ejército de Caonabo. El cacique, con su astucia india, hizoseñas a los centauros de hierro para que marchasen delante, temiendo quepudiesenacometerporlaespaldaaélysusprincipalesguerreros.—Vamos adelante—continuó diciendo donAlonso en voz baja—, y quemiVirgen no nos abandone.Ellamedirá, antes de que se ponga el sol, lo queconvienehacer.Mientrascaminabanatrotecorto,paramantenersealniveldeaquellosmilesde hombres que iban a pie, siguiómanifestando el hidalgo en voz baja susdudas y sus inquietudes. Volvíase sobre la silla para que le oyese mejorCuevas,queibadetrásdeél.—SelollevoalAlmirante...perocontodounejército.Envezdesuprimirelpeligro,lohagoaúnmayor.Estabaenelcentrodelaislayloacompañoahoraalaciudad...DonCristóbaldeseaapoderarsedesupersona,perosinrecurrirauna guerra abierta... ¿Qué haré, mi Virgen?... ¿Qué estratagema a lo indiopodréemplear?...AcamparonalanochecercercadelgranríoqueatravesabamásabajolaVegaReal,yalamañanasiguiente,antesdereanudarlamarcha,fueOjedaaveraCaonabo,llevándoleunjuegodeesposasdeacero,tanperfectamentebruñidasqueparecíandeplata.—Sonturey—dijo—,tureyvenidodeuncieloquesellamaVizcaya.Y Cuevas, que lo seguía de cerca como siempre, tuvo que esforzarse parasofocar su risa al oír que el hidalgo, enmomentos tan críticos, se permitíabromearaludiendoalhierrodeVizcayadequeestabanhechaslasesposas.Luego,donAlonsosiguióhablandopormediodelintérprete,paraexplicarqueestas pulseras de metal brillante las usaban los monarcas de España en lasgrandes ceremonias, y por eso las había traído con él para regalarlas a tanpoderoso cacique.De tal importancia eran estos adornos celestiales, que losreyesnuncaselosponíansinpurificarseantes;ypropusoaCaonaboquefueraabañarseenelrío,yalsalirdelagualoengalanaríaconellos,dejándololuegomontar en las ancas de su caballo. Así podría volver del río con la mismapompadeun.reydeEspaña,asorprenderyadmirarasussubditos.Semostróentusiasmadaelguerrerosalvajeporelbrillodedichosadornos.Suaudaciaysuorgullosintiéronsehalagadosademásporelhechodecabalgarenunodeaquellosanimalesquesuscora-patriotas tantorespetabany temían,yque ningún indígena había montado nunca. Sin tomar precau* cionesacompañóaOjedaysusnuevejineteshasta laorilladelrío, llevandoconélúnicamenteloahombresmásíntimosdesucortejo.Nadapodíatemerdeestosdiezextranjerosestandorodeadodetodounejército.Cuevas, al que había hablado Ojeda antes de amanecer, asistía trémulo deinquietudaldesarrollodeestaestratagemaideadaporelatrevidohidalgo.Leparecíaimposiblequetantaaudaciapudiesetenerbuenremate..Seguramente,

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antesdaunahora,el,donAlonsoylosdemáshabríansidohechospedazosporlamuchedumbrecobriza.Despuésqueel cacique terminó subañoenel río, elmismoCuevas,que sehabíadesmontado,loayudóasubir,detrásdedonAlonso,ahorcajadassobrelasancasdesucorcel.—Ahora,lasesposas—ordenóbrevementeOjeda.YFernandocolocólasdosanillasdebrillanteaceroenlaspoderosasmuñecasdel atleta indio, el cual recibió como un honor esta presión metálica queinmovilizabasusmanos.Terminadataloperación,salióOjedaalgalopeporentreloshombrescobrizos,queveían admirados a 6u reyezuelo con los resplandecientes adornos de unmonarcablancoymontadoenunadeaquellastemiblesbestias.Cuevashabíavueltoasaltarsobrelasillaygalopabaconlosotrosocho,formandoamododeunaescoltadetrásdeCaonabo,gravoyaltaneroportantohonor.Gritabanlosindiosdeentusiasmoalverpasarasujefe,yalmismotiemposeechabanatrás,amedrentadosporeltrotedeloscorcelesyevitandosuroce.Elpelotón ecuestre siguió dando vueltas, cada vez más abiertas, como siestuviesenrealizandounjuego,viéndoseadmiradoensusevoluciones£orelasombrodevariosmilesdeguerreros.Enunadetalesevolucionessemetieronenelbosqueinmediato,ycuandolosocultaronbienlosárboles,donAlonsodioungrito:—¡Amítodos!...Fernandillo,lascuerdas.Mientrasunos jinetesamenazabanalsorprendídoCaonaboconlaspuntasdelanzas y espadas, dispuestos amatarlo si oponía resistencia,Cuevas, elmásligerodetodos,echópieatierra,convariascuerdasquelehabíadadoporlamañanadonAlonso.El temible indionopodíamover lasmanos,sujetasporlasesposas,yCuevas leatóconprontitud laspiernaspordebajodelvientredel caballo, echándole además otro lazo por la cintura, que lo unióestrechamentealcuerpodeOjeda.Inmediatamente espoleó éste su corcel; los demás hicieron lo mismo, yFernando, al verse solo, se apresuró a volver ¡i montar, siguiéndoles en sucarreraporunapistaabiertaenelbosque.Estabaasombradodelafacilidadconquesehabíacumplidoelaudazplandesujefe.Peroaúnteníanquevencerelmayorobstáculo,uncaminodesesentaleguas, unas veces por desiertos, otras por llanuras demasiado habitadas,atravesando grandes poblaciones indias. Caonabo no podía escapar, ni elsorprendidoejércitoquedejabanasusespaldasteníamediosparaalcanzarlos,peroibanaatravesarlosterritoriosdeotroscaciquesquepodíanatacarles.RecordósiempreCuevas,comounadelasaventurasmásextraordinariasdesuexistencia, lavueltaa Isabela,viaje largoy trabajosoenelque tuvieronquesufrir durante una semana mucha hambre, muchas fatigas e insomnios,vadeandonumerososríos,evitandolossenderosmásfácilesparanoentrarenlas poblaciones, atravesando éstas a todo galope con la lanza por delante

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cuándoerainevitablepasarporellas,prefiriendosiempre,encasodeduda,lamarchaporlasselvasoentrerocasparanoseradvertidos.AlfinentrabaelosadohidalgotriunfanteenIsabela,llevandoasusespaldas,bien atado, como si fuese un cuerpo gemelo del suyo, al temible caudilloiudigena.SemostróasombradoColóndelahazañadelCaballerodelaVirgen,mirando con curioso interés a este enemigó que se mantenía sereno eimpávido,cualsinopudiesenimpresionarleloaaccidentesdesu.vida,buenosomalos.El héroe caribe se mostró orgulloso con el Almirante, rehuyendo todasumisión, contestando con desdeñoso silencio a sus amenazas por habermatadoalosespañolesdelfuertedeNavidad.Hastasejactófinalmentedeladestruccióndedichofuerteyelexterminiodesuguarnición,asegurandoquelo mismo habria acabado por hacer en Isabela, de no engañarle con tantahabilidadel«Pequeñojefeblanco».NomostrabaelmenorrencoraOjedaporlaestratagemaquehabíaempicadopara cautivarlo. Lo ingenioso y audaz de tal hazaña parecía aumentar suadmiración, pues en las guerras de la isla las principales operaciones eransiempre astucias bien preparadas y ejecutadas. El hombre que habíaconseguido con sólo nueve compañeros arrancarlo de enmedio de todo unejército,llevándoseloencadenado,eraunhéroe.ComoelAlmirantetemíaquesepudiesefugaruncautivodetaiimportancia,*loalojóenuncuartodesupropiacasa,conlasmanossujetasporlasmismasesposasdeslumbrantesquehabíanservidoparahacerlecaerenelengaño.Lacasa no era espaciosa, y todos podían ver des.de la puerta al caciqueprisionero,teniendoquepasarforzosamenteanteélcuantosdeseabanvisitaralAlmiraute.Cuevasteníaelencargodeestarduranteeldíacercadelcautivo.EnausenciadeltraductorDiegoColón,élpodíaservirdeintérprete,graciasasucaudaldepalabrasindígenasqueibaaumentandolentamente.Duranteestavigilanciaseveíaacompañadoporhombresdelacoloniafaltosde ocupación urgente, que gustaban de escuchar de boca de Cuevas losdetallesde laaprehensióndelcacique,mientraselhéroecobrizopermanecíaendesdeñososilencio,lasmanosaherrojadas,sentadoenunpedazodetroncoqueleserviadeescabel.Algunas veces, al entrar o salir el Almirante, pasaba ante el cuarto dondeestaba preso Caonabo. Todos los españoles se levantaban en señal dereverencia, pues don Cristóbal tenia en mucho sus dignidades y títulos,exigiendo un escrupuloso respeto.Al pasar él, debian todos ponerse de pie,quitándoselagorra,yasílohacian.Caonabo,alveralAlmirante,seguíainmóvil,ysialgunavezíijabasusojosensupersona,eraconexpresióndemenosprecio.UndíaentróOjeda,queveniaavisitaraColón.Comoerapequeñodecuerpo

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e iba vestido a la ligera, sin armas ni adornos, Fernando no lo reconoció,continuando su plática con los otros españoles; pero atrajo su atencióninmediatamenteelverqueCaonaboselevantaba,haciendounareverenciaasumodoysonriendoalreciénllegado.—ElAlmiranteesnuestroGuamiquina—ledijoCuevas—,eselgranjefedetodosnosotros,ydouAlonsotienequeobedecerle.EntonceselsilenciosoCaonabosedignóhablar,ylohizocontaiexpresióndeorgulloheroico,quetodosacabaronporcomprendersuspalabras.NuncasehabríaatrevidoelAlmiranteairenpersonaahacerloprisioneroensus propias tierras. Únicamente por el valor del Guamiquina pequeño, queteniaahoradelante,yqueadmirabatanto,seveíaallícautivo.EraOjeda,ynoColón,quienmerecíasusaludo.III.-DondesecuentaloquehicieronCuevasydonAlonsoenunavisitaa

labellareinaFlordeOroLa prisión de Caonabo generalizó en toda la isla la hostilidad contra losespañoles.Uno de los hermanos de dicho cacique, llamado Manicaotex, igualmenteosadoenlasoperacionesdeguerra,seentendióconlosdemásreyezuelosdeHaití, organizando un ataque general contra los blancos. La hermosaAnacaona(nombrequeenlenguadelpaíssignificabaFlordeOro),esposadolprisionero,influyóconsuhermanoBehechio,soberanodelosricosterritoriosdeJaragua,losmáspobladosdelaisla,paraqueentraseendichacoalición.ElastutoyflojoGuanacarifueelúnicoque.semantuvoamigodelosespañoles,informandoaColónde lospreparativosde losotroscaciquesyofreciéndosecomoaliado,aunquesusserviciosno.podíanserdegranimportanciaencasodeguerra.DurantelaenfermedaddelAlmirantecuidóAlonsodeladefensadeIsabelaydel fuerte de Santo Tomás, por conocer el terreno y el carácter -de losenemigosmejorquedonBartolomé,elhermanodeColón.CuatrobuqueshabíanllegadodeEspañacargadosdeprovisiones,volviéndoseallá al poco tiempo-con una remesa de esclavos indios, enviada por eiAlmirante para que los vendiesen en elmercado de Sevilla. Los víveres derefrescovigorizaronaloshabitantesdelaciudad,haciendorecobrarlasaludamuchos enfermos. También Colón se sintió restablecido, y como recibíacontinuas noticias de que los caciques aliados estaban aglomerando fuerzasenormesenlaVegaReal,adosdiasdemarchadeIsabela,conlaintencióndeasaltarlaciudad,resolviótomarlaofensiva,combatiendoalosenemi-gosensuspropiosterritorios.Sólo pudo reunir unos doscientos infantes,marchando como vanguardia losveinte jinetes capitaneados porOjeda. Sus armas de fuego consistían en las

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llamadas espingardas, especie de cañones demano que se apoyaban en unahorquilla de hierro y eran montados sobre ruedas. Tenían los blancos laventajadesuscorazasysusescudos,quecompensabaloexiguodesunúmero;perode todosmodos, lavictorianoera fácil—casode tener losenemigoselcorajeyeltesóndeCaonabo—,porresultarsunúmeroenormísimo.Otranuevaarma,usadaalgunasvocesenEuropa,había sidoorganizadaporColón.Loscristianosllevabanconellosunajauríadeperrosamaestradosparala guerra, mastines feroces, comprados a los pastores de las montañas deAndalucía,queresultabanpara los indios tanasombrososcomoloscaballos.En su isla, lomismo que en Cuba, sólo existían unos gozques, pequeños ymansos, con la particularidad de ser mudos, animales que en breve iban aescasear y desaparecer, pues los españoles, en sus hambres continuas,acabaron por comérselos todos, reputándolos como manjar exquisito. Losperrosdepresaatacaban ferozmentea los indios, cuyoscuerposnoofrecíanningúnobstáculoasus-dentelladas.Alveraunhombredesnudo, lanzábansesobreél,derribándoloparadespedazarlocoasuscolmillos.Salió el pequeño ejército de Isabela enMarzo de 1495, avanzando hacia elinterior en unamarcha lenta de diez leguas diarias, pues los obstáculos delterrenonopermitíanmayor celeridad.Otravez subieronel llamadoPasodelosHidalgos,viendoa suspies lavasta llanurade laVegaReal.Peroahoratodas sus poblaciones eran amodo de campamentos enemigos, y al son debocinasycaracolas se iban juntandohuestesdehombresdesnudos, llegadosdetodoslosextremosdelaisla.La imaginación hiperbólica de algunos españoles aumentaba todavía elnúmerodelosenemigos.—Muchos aseguran que pasan de cien mil—dijo Cuevas, que cabalgaba alladodedonAlonso,alavanguardiadelpequeñoejército.El belicoso hidalgo alzó los hombros. —Aunque sean más de un cuento(millón),montalomismo..Paraél,yanorepresentabanpeligroalgunoestasmuchedumbresdesnudasquearrojabansusflechasydardoscongranvocerío,avanzandoosadamente,yalsentir el primer empuje de los cristianos abandonaban sus armas, huyendodespavoridas.Era imposible, en realidad, calcular su número. iSe mostraban por todaspartes, dando alaridos y disparando sus armas arrojadizas, para ocultarseinmediatamente en las arboledas próximas. Parecían entusiasmados por laenormidadnuméricadesustropas.Creíanllegadoelmomentodeexterminaralosblancosconestaalianzageneral,imaginándosequedespuésyanollegaríannuevasexpediciones.Tambiénseveían,porsuparte,enlaimposibilidaddecalcularlacantidaddeinvasores. Su aritmética sólo llegaba al número 10, y a partir do aquícolocabanaparteungranodemaizporcadaguerrero,juzgandolaimportancia

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deunejércitoporelmontónqueformabanlosgranos.Unanubedeespíasibasiguiendoatravésdolasespesurasoderocaenrocaelavance del ejército de Colón, y estos informadores volvían a presencia delhermanodeCaonaboy losreyezuelosaliados,presentandonadamásqueunpuñadito demaíz que representaba la suma total de los enemigos. Esto eramotivoderisaparalosjefesindios,quenopodíancomprenderlaosadíadelosblancos, dispuestos a arrostrar en tan escaso número una multitudinnumerable.AtacóColón a los indígenas en las inmediacionesdel lugardonde se ediíkódespuéslaciudaddoSantiagodeloaCaballeros.Lainfantería,almandodedonBartoloméColón,avanzó en diversas direcciones, siempre al amparo de las arboledas, conmuchoestruendode trompetasy tambores,descargandosusarmasde fuego.Estosrelámpagosytruenosqueesparcíanlamuerteiniciaronlaconfusiónenla muchedumbre cobriza. Inmediatamente Alonso de Ojeda y sus jinetescargaron a todo galope, penetrando con la lanza horizontal en la masa dehombres,queempezaronadesbandarseyahuir.Corríanlosperrosdepresaentreloscaballos,saltandoalasgargantasdelosindígenas para arrastradlos por el suelo, haciéndolos pedazos. Hasta seimaginaban los indios en su ignorancia que los caballos eran igualmentemordedoresyávidosdesangrehumana.Lanzandolamentosserefugiaronmuchosgruposdeguerreroscobrizosenlasalturas inmediatas,ydesdeallídabanalaridos,pidiendoperdónyachacandosurebeldíaa loscaciques.Laconfederacióndeéstosquedabadisuelta.Cadaunodeelloshuyóasuterritorio,seguidodelrestodesusgentes,procurandoporseparadorestablecersusbuenasrelacionesconlosinvasores.AprovechóColónestedesalientogeneralparaorganizar la tributaciónde losvencidos, preocupado siempre de encontrar oro.Muchos de los caciques seofrecían a darle algodón o maíz, sometiendo para esto a cultivo extensosterritorios,yermoshastaentonces;peroloquedeseabaelAlmiranteeraverlestrabajarlasminasyloslavaderosdeoroenlosríos.Ojeda,conunoscuantosjinetesnadamás,ibaaudazmenteporelinteriordelaisla,imponiendo-aloacaciqueslasexigenciasdesujefe.Estosáureostributosno eran, en realidad, de enorme importancia, pero la producción de ororesultaba escasa en aquella tierra por la flojedad de los indígenas para eltrabajo. Las cantidades recogidas por los blancos en el primer momentoprocedían de los depósitos que se habían ido formando en las familias.Losreyezuelos importantes tuvieron que entregar cada tres meses una calabazallena de granos de oro. Los jefes de familia debían dar el polvo áureo quecupieraenuncascabel.ReíaOjedadeestasmedidasalhablarconsuscompañeros.—Los cascabeles que buscaban tanto, cuando llegamos aquí, son ahora la

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medidadesuservidumbre.El atrevido hidalgo recibió un día a unamensajera deAnacaona, india algovieja que había vivido en Isabela con los blancos al fundarse dicha ciudad,aprendiendociertonúmerodesuspalabras.Talvezhabía servidodeespiaaCaonabo,volviendodespuésalserviciodesuesposafavorita.Anacaona, que residía aún en los dominios de sumarido, deseaba servir deintermediaria para restablecer la paz entre su cuñado Manicaotcx y losblancos. Luego—según dijo la india intérprete— pensaba retirarse a lashermosastierrasdeJaragua,dondehabíanacido,yqueerangobernadasporsuhermanoBehechio.Explicó laviejaporqué razónsuseñorahabíapreferidodirigirse al «Pequeño jefe blanco», mejor que al viejo Gvamiquina quegobernaba en Isabela. Sentía una admiración de mujer vehemente ante lashazañas de este joven señor de los centauros, siempre vestido de luz, quebrillabacomolasaguasderiosylagunasbajoelsol,yunasreceserahombre,marchando con sus pies como los demás, y otras se acoplaba a su caballo,formaudo«nasolabestiadivina.NoleguardabarencorporlaprisióndeCaonabo.Admirabasuastuciaconun.entusiasmo de soberana india. Además, la viejamensajera daba a entendercon gestos, más que con sus palabras, que la bella Anacaona tal vez seconsiderabamásdichosaensunuevasituación,libreparasiempredelcaribeCaonabo, al que había tenido que entregarse a la fuerza. Era bárbaro,predispuestoalaviolencia,interesándosefrecuentementeporlashembrasquerobaba a los otros caciques. Ella gustaba de tratarse con músicos eimprovisadores de aquellas cancionesde la isla llamadas«aeritos», y estabaconvencida de que el aislamiento respetuoso en que la dejaba Caonabo lodebíaúnicamentealhechodeserhermanadelreyezuelodeJaragua,quepodíavengarlaencasodeofensa.Esperaba Anacaona al grupo de guerreros blancos en nno de los mejorespueblosdelosdominiosdesuesposo.Sucuñadoestabalejos,despuésdoladerrota sufridaen laVegaReal.El«Pequeño jefeblanco» sólohablaría conella.Segúndejóentreverlaenviada,sentíaunansiafemenilporcontemplardecercaaestosguerrerosvenidosdelcielo,deloaquetodoshablabanyqueellasólohabíaentrevistodelejosyfugazmente.Algunosde loscompañerosdedonAlonsotemieronque tal invitaciónfueseunaestratagemainventadaporlaesposayelcuñadodeCaonaboparavengarla prisión de éste, apoderándose de Ojeda; pero el joven capitán, siempreatraídoporelpeligro,mostróaúnmásempeñoenacudiradichollamamientodesdequelosotrossupusieronqueocultabaunacelada.Losjinetesnoeranmasqueocho,porandarlosotroscorriendolaVegaRealpara la cobranza de los pVimeros tributos, y en tan escaso númeroemprendieron el viaje, guiados por la vieja india.y un pelotón de hombrescobrizosvenidosconella.

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Endos jornadas llegaron ai pueblo donde les esperabaAnacaona, ocupandosusmejoresbohíos.Ojedasealojóenunodeellos,albordedeunaexplanadaqueserviadeplaza,yCuevasfueavivirconél,ensucalidaddeescuderoyconfidente.Notardaronenconvencersedequeningúnpeligroinmediatolesamenazaba.La mayoría de los habitantes de aquel pueblo eran mujeres y niños. LoshombresdebíanestarconelhermanodeCaonabootemíanpresentarsea losguerreroscelestiales,despuésdeldesastrosocombateenlaVegaReal,dondetantosdesurazahabíanperecido.FuealdíasiguientedesullegadacuandoAnacaonavinoaverles,procurandorodearsede toda lapompabárbarae ingenuausadapor los reyezuelosde laisla,yqueellahabíamodificadoconarregloasusgustossuaves.AlonsodeOjedayanotuvoquehacervanosesfuerzosparaconocerla,comole había ocurrido meses antes, al ir a la población donde residía Caonabo.AhoraeraAnacaonalaqueveniaensubusca,comounadeaquellasreinasdepaísessalvajesenamoradasdepaladinesandantes, talcomoél lohabía leídoennovelascaballerescas.OjedayFernando,depiebajoelsombrajodesubohíoyteniendoentornoalos otros seis cama-radas, la vieron acercarse llevada en andas por variosindígenas.Abrían lamarcha cuatromúsicos bárbaros soplando en caracolasnacaradas o en bocinas de una especie de papiro, de las que colgabancuerdecitasdecolores rematadasporconchas.Veníandespuésmáshombres,agitandoramasdepalmerayotrashojaslargasaguisadeabanicos,paraalejaralosinsectosdelapersonadelareina.Cuatro indígenas forzudos traían a hombrosunas andas cubiertas dehierbasolorosas, y sobre ellas iba sentada Anacaona, moviendo lentamente unaespecie de abanico hecho de plumas de colores, insignia de su alto rango.Cerrabaelséquitoungrupodemujeresde.Taragúa,lasmásfamosasdelaislapor su hermosura, las cuales seguían siempre a esta soberana, nacida en sumismopaís.Los blancos, vestidos con calzas de diversos colores y el pecho acorazadodespidiendo luz, contemplaron con cierta emoción a todas estas hembras deepidermis menos obscura que las otras mujeres de la isla, y que en estemomentolesparecíantanblancascomolasdeEspaña.Todasibanadornadasconpinturasytatuajes,inclusolamismareina.Entornoalaredondezdesusmuslos,pechosybrazosseextendíandibujoscirculares.Nollevabanmasqueuncortodelantaldealgodónteñido,queocultabasusexopordelante,dejandocompletamentedesnudoelladoopuesto.OstentabaAnacaonasucabelleranegra,partidaendoscrenchasybrillantedeolorosos jugos vegetales, una coronade dores rojas y blancas, o igualmentetraía arrolladas a sus brazos y piernas ajorcas y brazaletes floridos, que leenvolvían en una atmósfera de fresco perfume. Las mujeres de su cortejo

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llevabansobreplatosdefibras tejidasmontoncitosdegranosdeoroohutiasmuertas,adornadasconflores,maíztostadoytodaslasraicesempleadasporlosindígenasensualimentación,presentesqueibanautilizarsedespuésenelbanqueteconquelareinaobsequiabaasushuéspedes.CuevasmiróconadmiraciónaAnacaona,de laque tantohabíaoídohablar.Semejantealamayoríadelosespañolesdesembarcadosenlasnuevastierras,sentíaunrespetoinstintivohacialosindígenasquelasgobernaban.Todos,alotro lado del mar, habían sido educados en un respeto supersticioso a losreyes,considerándolosseresdistintosporsuesenciaa losdemáshombres,yestaveneraciónperdurabaenelmundonuevo,transmitiéndosepartedeellaalos soberanos indios. Eran capaces de atropellados y matarlos si lesestorbaban,peroestono impediaquenormalmente losrespetasen,viendoentodocaciqueunreyezuelo.AnacaonaeraparaCuevas«la reina»,y sus compañerosde armaspensabancomoél.ElmismoOjedasintióseimpresionadoporelportemajestuosodelabella salvaje, los ojos de éstos europeos, acostumbrados ya a los rasgosfisonómicosdelasindígenasyasuepidermiscobriza,admirarondebuenafelahermosuradeAnacaonaydelasmujeresdesucortejo.Uuodelosjinetesespañoles, que había sido estudiante en Salamanca antes de dedicarse a lasarmas,lascomparóconlasninfasquesurgíandelosbosquespararecibiraloshéroes de los poemas antiguos. Anacaona le parecía la majestuosa Juno,bajadadelOlimpoparasaludaraciertospaladinesdelosrelatoshoméricos.SintióunagranturbaciónCuevasalnotarquelosojosdelareina,despuésdeir pasando sobre Ojeda y sus compañeros, venían a inmovilizar en él unamiradainsistente.Erandecejasoblicuas,párpadoslargosydemasiadojuntos,córneashúmedasyobscuraspupilas.Sumirarsuaverecordabalaexpresióndealgunosanimalesmansos.Ladesnudezde la reina,queenotrashembras indígenas leparecíabestialyrepugnante, despertó en su interioruna inquietud excitadorade los sentidos.Se ruborizó ligeramente el mancebo y apartó su vista de Anacaona,pareciéndoleinsolenteseguircruzandosusmiradasconlasdeunareina.Ojedaylosotrosjinetes,aunquemuyjóvenes,eranmayoresqueCuevas.Estadiferenciadepocosañosmarcabalaimportanteseparaciónqueexiste1,entreuna juventud casi adolescente y otras juventudes ya sazonadas. La vidacolonial,consusrudezasyfaltasdereposo,habíahechoqueestosmancebosespañoles olvidasen en las nuevas tierras las costumbres observadas en supatria,dejándosecrecer lasbarbasyelcabello.Además,se ibadifundiendoentoncesenEuropa lamodadenorasurarse, implantadapor loshumanistas,admiradoresdélaantigüedadgriega.DonAlonso,quesóloteníaveintiúnaños,llevabacubiertopartedelrostroporunabarbarizosa.Losotrosjineteseranigualmentebarbudos.Sólo»FernandoCuevasteniaelrostrolampiño,conunIigerisimobozosobreellabiosuperior,

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semejantealatcrciopelamientodelasfrutasqueempiezanamadurar.Habíacrecidomuchodesdequeestabaenla. isla,comosiestatierravirgen,pletórica de energías concentradas, que reproducía agigantados todos losfrutosenplazoscortísimos,influyesetambiéneneldesarrollodesuestatura.Conlacorazacubriendosupecho,lagolaférrea,queleobligabaamantenererguidasuenérgicacabeza,ylasdosmanosapoyadasenlacruzdesuespada,aquelcompañerodearmasaficionadoalasLetraslohabíacomparadomuchasveces con un San Jorge muy joven que había visto en la vidriera de unacatedral,descansandodespuésdehaberdadomuertealdragón,tendidoasuspies.Sedetuvoelséquitoregioanteelgrupodeeuropeos,yAnacaona'bajódesusandas para ver de más cerca al «Pequeño jefe blanco», habiándole conlentitud,sindejardemoveraquelabanicodeplumascolorinescasqueCuevascomparabaconuncetro.Elobstáculodellenguajeseinterpusoentreestasmujeresdesnudas,adornadasconarosdeflores,ylosochoespañolesvestidosdehierro.Laviejaintérprete,con sus palabras balbuceantes, llegó a explicar lo que decía Anacaona.Deseaba vivir en paz con el Guamiquina y todos los blancos de la nuevaciudadcrecidajuntoalmar.DaríaloquepidiesenennombredeCaonaboydelhermano de éste, que iba a sucederle en el gobierno. Ella quería retirase aJaragua,alladodesuhermanoelreyezuelodeestastierraslejanas,situadasenel extremo occidental de la isla, y procuraría que Be-hechio se sometieseigualmente a los españoles, a pesar de que ninguno de éstos había pisadotodavía dicha región. Los invencibles guerreros venidos de Turey podíandisponerdetodolodelpueblocomosifuesesuyo.—Anacaona...reina...quiere...estéiscontentos.Laviejaindiacallódespuésdeestaspalabrasfinales,preocupándosedevigilarcómolosportadoresdelasandas,enlasquehabíavueltoasentarseladesnudareina, las levantaban en alto suavemente, y el cortejo se alejó con igualessones de trompas y caracolas, agitándose en lo alto las hojas y ramas queservian de abanicos, y moviéndose lentamente, como un ave multicolor, elmanojodeplumasconqueserefrescabaelrostrolabeldadcoronadadeflores.Lacomidadelosochoespañolesfuemuyabundanteenpescadosderío,hutíasasadas,raicesnutritivasyfrutasgustosas.Además,Cuevasyloapocosqueyaestaban acostumbrados a los alimentos del país, comieron los lomos de unaiguana,reptilconpatas,deaspectorepugnante,cuyacarneblancacomparabanconladelagallina,encontrándolaalgunossuperior.Fuéronseadormir la siestaen suschozasunapartedeestoscompañerosdearmas; otros a vigilar los caballos que estaban pastando en unas praderasinmediatasalrío,ydonAlonsoquedósoloconFernando.El joven capitán estaba aún conmovido por la aparición de Anacaona, yhablabadeellacontinuamente,llamándolaFlordeOro,yrecordandotodolo

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quehabíaaveriguadosobresupersona.Resultaba difícil conocer la edad de esta belleza indígena, pues los indioscontaban mal, enredándose siempre en sus cálculos. Ojeda opinaba que nodebía tenermás allá de veintiocho años. Caonabo la había hecho su esposacuando aún era considerada como una tierna virgen en este país donde lasmujeresllegabanalanubilidadtrasbreveniñez.Desumatrimonioteníaunahijaúnicaquesólodebíacontarunosdiezaños.Anacaona era joven, y los enemigos de Caonabo contaban infidelidadesmaritales de ella para vengarse así de la brutalidad del heroico caribe.Bienmirado,dichasinfidelidades,deserciertas,noteníanelmismovalorqueentreloscristianos.Loscaciquesvivíanen incesantepoligamia, renovandoacadaguerraelpersonaldesuharén,y lasmujeres,porsuparte,noconocíanotroobstáculo moral que el del miedo, siendo de otros hombres con voluntariasumisión apenas tenían oportunidad para entregarse. Aquellas gentes noparecíandarvalora lafidelidadmatrimonialniconsiderareladulteriodelitoextraordinario.—Todos son ladrones—siguió diciendo Ojeda—. Tú sabes que para evitarrobos le corté las orejas a un cacique poco después que llegamos a laEspañola,peroelejemploharesultadohuero.Necesitanrobar,ylomismosehurtanlashembrasquelascosas.Luego hacia elogios del carácter de Anacaona, absteniéndose demencionarsus cualidades físicas, por lomismo que aún tenía presente en sumemoriatodos los detalles plásticos de aquella beldad desnuda. Alababa sus gustosdelicados, su predilección por las flores y los perfumes, su vozmelancólicaparaentonar«aeritos»compuestosporella,yunaaficiónalomaravilloso,quelehacíaadmiraralosguerrerosblancos,aunreconociendoqueibanaserlosopresoresdesuraza;Esta tarde no habló a Cuevas, como otras veces, melancólicamente, de lalejana doña Isabelita y de sus esperanzas de casarse con ella al volver aEspaña. Sólo pensó en Anacaona, dándole el nombro do «reina»voluntariamente,comogalantehomenaje.Hallábanse los dos tendidos en sus hamacas, yOjeda hablaba con crecientelentitud,soxiolieutoporlainfluenciadeaquellahora,silenciosaycálida.—Muybellalareinaindia—siguiódiciendoconlosojosyaentornados—.Yno me mira mal después de lo que yo hice con Caonabo... Tendré quedevolverle la visita, tal vez hoy mismo, cuando caiga el sol, y entonces...entonces...Cuevasnotóquesehabíadormido,yélcerróigualmentelosojos,dejándoserodarporlablandayobscurapendientedelsueño.Despertó de pronto, no pudiendo atinar si sólo habían transcurrido unosmomentos o una hora entera. El rectángulo de luz solar que entraba por lapuertadelachozahabíaoblicuadounpocosobreelsuelo.

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Unacabezaasomabacautelosamentealbordededichapuei'ta, invitándoleasalirconsusmovimientososcilantesymaliciososguiñosdeojos.Reconocióalaviejaindígenaqueleshabíaservidodeintérprete.Sinsaberporqué,bajódesu"hamacaconprecaución,procurandonohacerruido.DonAlonsoseguíadurmiendo,yélllegóhastalaentradadepuntillas,paranoturbarsusueño.Sintió en una oreja el aliento de la indígena y sus palabras semejantes a unsusurroentrecortado.—Reinaquiereverte...Tirépiedrecitaparadespertarte...¡Ven!YCuevas,conlamismainconscienciaquelehabíahechosaltardelahamaca,volvió al interior del bohío, tomando su espada y su casco para seguir a laindígena.Eraunaprecaucióninstintivadesoldadoenpaísinseguro.Además,su respeto natural a las jerarquías le hacía preocuparse de su buen aspecto.Anacaona era de raza inferior e ignorante de las verdades del cristianismo,masnoporestodejabadecreerlaunasoberana.Siguió a la indígena por veredas turtuosas que eran las calles de estapoblación,dondechozasyempalizadassehabíanlevantadoalcaprichodesusconstructores.Elsolsemanteníaalto,elcalorerabochornoso,ysólorasgabael silencio de aquella hora soñolienta el continuo zumbido de los insectos.CelebróCuevashabersedespojadodesucorazaantesdecomer,dejándolaenelbohíolomismoquesurodela.Lasoledadenqueestabaelpuebloadichahoraalejabadeéltodasospechadepeligro.Lo entró la india por la abertura de una empalizada, atravesaron otras quelimitabanvariosterrenosamododecorrales,ypenetraronfinalmenteenunode aquellos bohíos enormes, redondos y de techo cónico, semejantes a losalfanaquesograndestiendasdeioscampamentoscristianos.ParpadeóFernandoparaacostumbrarsusojosalapenumbradeunahabitacióncerrada.Unfuerteperfumedefloressaturósuolfato,unidoaotromássuavede carne femenil ungida de bálsamos silvestres y refrescada por frecuentesbaños.Ai mirar en torno de él vio que había desaparecido la vieja, y fuedistinguiendo a corta distancia cin cuerpo blanco tendido en el suelo.Habituados. sus ojos a la luz verdosa que penetraba por dos-aberturas de latechumbre, después de filtrarse entre el ramaje de un árbol gigantesco, fuereconociendoqueestecuerpoeraeldeunamujer,conuncodohundidoenunlechodeplantasodoríferasyla,cabezaapoyadaenunamano.LosojosdelareinaAnacaonaestabanfijosenélconlamismaexpresióndehorasantes.Quisodeciralgoydesistiódeelloinmediatamente.Erainútil.Lavieja ya no estaba allí para servir de intérprete. A pesar de esto, la reinaempezóahablarle,empleandoalmismo tiempo losexpresivosgestosde losindígenasde clase elevada, caciquesohechiceros, asombrosamente expertosenellenguajemímico.

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Le indicó que se sentase en el suelo cerca de ella, y el joven, que se habíaquitadoelcascopara,saludarla,seapresuróaobedecer.¿Qué podía desear la famosa Anacaona?... ¿Dudaría del «Pequeño jefeblanco»,queriendoemplearloaélcomointermediarioparaentenderseconelAlmirante?...¿Porquésehabíaausentado-aquellamujerquepodíaservirlesdeintérprete?... Estas suposiciones y dudas de Fernando se disolvieron apenasnacidas.Estaba sentado en el suelo, a corta distancia de la beldad india. Esta habíarenovado sus adornos de flores; todas sus guirnaldas eran frescas, pero losperfumesvegetalesquedaronanuladosrepentinamenteparaél.Eraotroelolorqueleenvolvía,,conunmareosemejantealdelaembriaguez..¡Aquellacarnedesuavecolordecanela,queparecíarespirarcomounjardínyeramásblancaenlapenumbratentadoradeestelugarcerradoymisterioso!...Por los orificios del techo, junto con la luzverdey temblona filtradapor elfollaje, descendía el voluptuoso arrullo de unas tórtolas silvestres que seacariciabanenlacopadelárbolcoloso.Fernando creyó ver una nueva Anacaona. Los ojos de ella le miraban lomismoqueenlamañana,fijosydominadores,conunaseguridadfemenilquese creía irresistible; pero eran menos majestuosos, más humildes y tiernos.Además, lareinasonreía.Suslabiosabultados,deunrojoobscuro,habitual-menteunidosporungestodemajestadsalvaje,seabríanahoraingenuamente,como la bocade cualquiera de aquellas ninfas de Ja-raguaque formaban sucortejo,dejandobrillarenlasombraelresplandornacaradodeunadentadurasanayfuerte.Al'mismotiempoqueAnacaonasonreía,notábaseenellaciertapreocupación,como si se esforzase mentalmente por recordar algo que escapaba a sumemoria.Luegoseaclarósurostroconunaexpresióninfantilytriunfante.Yahabíaalcanzadoalrebeldeyfugitivorecuerdo.—Beso...beso...—repitióentrerisasdeniña.Era lapalabraque lehabíaenseñado lavieja,conocedorade losusosde loshombresblancos.Comotodoslosdesuraza,ignorabaesteusodelasgentesvenidasdelciclo,que necesitan juntar sus bocas como gesto preliminar de las mayoresvoluptuosidadesqueguardalavida.Había reído de dicha caricia, nueva para ella, aprendiendo la palabra que laexpresaba. Quería repetirla con aquel joven turey que horas antes habíasurgidoantesusojoscomounaapariciónceleste,entresuscompañerosmásrudosydeaspectotemible.—Beso...beso...Yuniendoellalaacciónalapalabra,sintióFernandosobresubocaloslabioscarnososyfrescosdeFlordeOro.Ensusorpresacreyóseelmancebocasiabsorbidoporlasuccióndeunabestiaferoz, acariciante y perfumada, propia de aquelmundo nuevo ymisterioso.

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Paracompletarestailusión,dostentáculossearrollaronentornoasucuello,peroeranredondos, tibios,desatinadaepidermisyolíana intensosjazminesnuncavistosporloshombresdesuraza.Losbrazosdelareinaloapretaban,almismotiempoquelasgruesasvalvasdesu boca, sensual y fresca, insistían en sus caricias absorbentes, como 6ipretendiesensacarsangredeloslabiosdeél.Intentó defenderse, respetuoso y desesperado al mismo tiempo, poro susmanos,alrepelerelbustofemenilmediolevantadosobreellechodehierbasfloridas,seposaronendosgloboscuyocontactohiz«estremeceralmancebodelacabezaalcentrodesuorganismo.En esta penumbra no se veían los adornos pintados de la beldad indígena.Todaellaerablanca,yhabíaprescindidodelcortodelantaldealgodónconquesemostrabaenpúblico.Elpobremancebolareconocíaenaquelmomentomuysuperior&lasmujeresdel viejo mundo. No había en ella el menor rastro de los lejanos hedoresanimales que flotaban enmuchas ocasiones tras el revoloteo de las luengasfaldas cristianas. Este cuerpo desnudo se sumía diariamente tres veces encristalinos arroyos, lo mismo que las mujeres de su séquito. Una simplevestidura de flores incensantemente renovada había acabado por saturar supiel,comositodosucuerpofueseunjardínhechocarne.-Los diez y ocho anos del mancebo levantáronse pujantes, con pasionalagresividad. Se encabritó como un caballo salvaje herido por el látigo,olvidandoloquelerodeabayquiénera.Sudeseotomóuncarácterofensivo.Apretó las firmes redondeces que tenía entre sus dedos como si quisieraestrujarlas,casimordióaquellabocaquepretendíaabsorberleconsuscaricias.Supasiónteníaalgodolacólerabelicosaconquerepartíafuriososgolpesenlos combates.Necesitaba luchar con aquel cuerpo que se enroscaba al suyohastallegaravencerlo,yestolehizosentirlanecesidaddelibrarsedelestorbodesuespada,ceñidaaúnasucostado.Ella,comosiadivinasesusdeseos,aflojólosanillosdeldobleenroscamientodesusbrazosysuspiernas,yelmancebo,alincorporarseynorespirardetancercaaquelperfumecarnal,olvidórepentinamentealahermosareina.Vioencambioconsu imaginaciónel interiordeunbohíopequeñoypobre,con la luz del sol entrando libremente por las aberturas de sus puertas yventanucos. Una mujer menos alta que Anacaona, sin perfumes, con ciertapalidez enfermiza, rastro de pasadas enfermedades y alimentacionesincompletas, tenia sus ojos vagos puestos en el infinito, como si no pudierahacerotracosaqueseguirconsupensamientoaunausente.Tenia uno de sus pechos al aire, y con sus dos manecitas puestas en elhinchadoglobo,unpeque-ñuelochupabaychupaba,adormeciéndoseenestaglotonería plácida que había cortado sus llantos caprichosos. ¡Su Lucero!...¡Su Alonsico!... Tal vez a aquellas horas su mujer temblaba y rezaba,

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suponiéndoloenpeligrodemuerte.¡Yél...!Casi tratóa laperfumadabeldadcomoaunodeaquellosguerreroscobrizosconlosquesehabíabatidoendiversosencuentros.Repelióeldesnudocuerpoconunbrutalempujónquelohizorodarsobreellechofloridohastalapared.Yrecogiendosucascodelsuelo,huyóatientas,hastasalirdelacasaporunapuertadistinta,encontradacasualmente.Fuevagandoporelpueblo,queaúnestabasolitario,comomediahoraantes.No encontró quien pudiera servirle de guia. Luego de marchar inútilmentehasta salir fuera de la población, volvió sobre sus pasos, hallando al fin,despuésdenuevasdesorientaciones,elbohíoquelesserviadealojamientoadonAlonsoyaél.Encontró vacía la hamaca de su capitán, e inútilmente lo buscó por lasinmediaciones de la casa. Tal vez el ardiente deseo que Anacaona le habíainspirado aquella mañana era la eau9a de su ausencia. El atrevido hidalgoprocedíaeusuvidaosadamente,lomismoqueensusoperacionesdeguerra.Pasó la tarde el joven a la puertadel bohío, sinver llegar a su capitán.Losotros camaradas, que vagaban por el pueblo en busca tal vez de aquellasmujeres compañeras de Anacaona, preguntaban por Ojeda al pasar anteFernando.Nadielohabíavisto.Lafrescuradelatardecerimpulsóalpensativomanceboasalirdesucasa.Yase sentia tranquilo, después de una calma reflexiva de varias horas.Mostrábase orgulloso de su sacrificio, de la energía brutal con que habíarechazadolatentación.Dirigiósuspasoshaciaelríoinmediato,atraídoporsufrescura,perocercadeél volvió atrás, internándose de nuevo en el pueblo. Había reconocidomarchando lentamenteporunapraderaadonAlonsoya la reinaAnacaona.Tambiénviocómosebesaban.LabeldadindiarepetiaconOjedaestegesto,cuyasprimiciashabíansidoparaél.Detrásdelosdos,yaciertadistancia,ibalaviejaindiaconciertoaireprotector.Entradayalanoche,volvióOjedaasubohío.Alaluzdeunaantorchaatadaauno de los postes del sombrajo vio su rostro ojeroso, pálido, con unestiramientoenlasfaccionesquedenotabacansancio.EstandoyaCuevasacostadoensuhamaca,donAlonso,deespaldasaél,juntólasmanoseinclinólacabezaanteelpequeñocuadrodelaVirgenquehabíacolgadodelpostecentralsostenedordelatechumbredelbohío.Rezaba en voz queda, con una expresión humilde. Adivinó Fernando queimplorabaperdónporloquehabíahechoaquellatarde:perdónalaVirgen,suprotectora;perdónalamujeramada,enlaquehabíadejadodepensaralgúntiempo,yqueleesperabasiemprealotroladodelOcéano.Suoraciónerasincera.Ensualmacomplejaamalgamábaselaosadíacrueldelhombredeguerraconunacredulidadreligiosaigualaladeunniño.Cuevas tuvo la certeza de que había poseído a lamujer deCaonabo con la

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violencia de un conquistador, sin consultar su voluntad, sorprendiéndola, lomismoqueenunapoblacióntomadaporasalto.Ylaesposadelguerreroindiohabíaacabadoporaceptarconentusiasmoaesteotroguerrero,máspoderosoeinvencible,quesaciabasufemenilcuriosidad,ansiosadeconocercómoeranlascariciasdeloshijosdelcielo.Ahoraelhidalgo,siguiendolascomplicacionesdesufanatismoheroico,pedíaperdónasuVirgenyasudamaportanmonstruosainfidelidad.Elcansanciodelaharturahacíaaúnmayorsuarrepentimiento.Antes de dormirse, su alma religiosa encontró una excusa a su pecado.AnacaonanoeraunacriaturadeDios.Nuncahabíasidobautizada.LaVirgenydoñaIsabelitadebíanperdonarle.Sufaltaeraleve,porhaberlacometidoconunacriaturairracional,ignorantedelasverdadesdivinas.IV.-DondesecuentaeldescubrimientodelasminasdelreySalomón,lavueltaaEspañadelCaballerodelaVirgen,ycómolloróenunaiglesia

escuchandoalsacristán.Cuatro naves procedentes de España fondearon ante Isabela con admirableoportunidad.Traíannuevoscargamentosdevíveresparalacoloniayotravezreinabaenestaelhambre,produciendonumerosasvíctimas.Obligados a trabajar para los extranjeros, los indígenas del interior habíanadoptado la más desesperada de las resoluciones. Flojos e indolentes pornaturaleza para toda labor continua y eficaz, consideraban la peor de lasesclavitudestenerquetrabajarunoscuantosdíascadatresmesesparapagareltributo impuesto por el Guamiquina de la ciudad vecina al mar. Habíanbuscado voluntariamente granos de oro para los blancos al ver con quésatisfacciónacogíanesteregaloloshijosdelciclo;perodesdeelmomentoquedichabuscaseconvertíaenobligación,laconsideraronintolerable.Parcosenlacomida,acostumbradosaconseguirlaconrápidasysuperficialeslaboresdel suelo,empezaronaquejarseensus lamentososcánticosdo tenerquecultivarlatierradeunmodoregularparalascosechasperiódicasquelesexigíansusnuevosamos.MuchosdeellospreguntabanalosespañolescuándopensabanvolverseaTurey,esperandovertodoslosdiaslosbosquesnotantesqueloshabíantraído,extenderotravezalvientosublancofollaje,alejándoseparasiempre.Peroenlugardeesto,nuevosbosquesflotantesymáshijosdeTureyibanllegandoalaisla,yenseñaldeposesióninterminable,creyendodepocaduraciónlosbohíos,arrancabanpiedrasalasmontañasparaconstruirsesólidascavernas,puesestolesparecíanlascasasytambiénlosfortines,cadavezmásnumerososenelinteriordelaisla.Convencidosdeque losblancosnunca sevolverían aTurevoluntariamente,decidieron expulsarlosvaliéndosedel hambre.Huyeronde losvalles fértilespara refugiarse en los montes, después de talar los campos y quemar las

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cosechas almacenadas. Así los blancos no tendrían maíz y las raícesalimenticiasdoaquellatierraquehabíanadoptadoparasunutrición.ReaparecióotravezelhambreenIsabelay losfuertes,perodetodosmodoslos europeos cor seguían mantenerse, gracias a la cruel limitación de lasraciones y a los aportes de algunos buques españoles que iban llegando detardeentarde.El piloto Juan de la Cosa, buen conocedor de personas y cosas, movía lacabeza negativamente al comentar esta decisión de los indios, inútilmenteheróica.—No conocen—decía—la propiedad de los españoles, que cuanto máshambrientosmayor tesón tienenymásduros semuestranpara sufrir ellosyhacersufriralosdemás.Eranlosindígenasquienesexperimentabanlosefectosmásdesastrososdesupropiaconducta.Paranoseralcanzadosporlasguarnicionesdelinterior,quecazabana los indiosconelpropósitodeobligarlesa trabajar loscampos, sehabíanrefugiadoenloslugaresmásáridosydesiertosdelaisla,dondesóloseencontrabaalimento,enépocasordinarias,parapequeñosgruposerrantes.Lasmuchedumbresfugitivasmoríandeinaniciónensuaislamiento.Enfermedadescontagiosas,engendradasporelhambre,aumentabanelestragogeneral,yalfinlossupervivientesdescendieronalosvalles,apescarensusríos,acazarensus arboledas y a cultivar la tierra, aceptando humildemente la nuevaservidumbre.Despuésdeestacruelexperiencia,tanescarmentadosquedabandesuintentoderebelión,queuncristianocompletamentesolopodíaviajarportodalaislasinpeligroalguno,llevándolelosmismosindiosacuestas,deunlugaraotro,paraquenosefatigase.Enmediodelamiseriaprovocadaporlafugadelosindios,habíanllegadolascuatrocarabelas,siendoacogidasconentusiasmoporlosfamélicosespañoles.Algomásquevíverestraíaestaflota.Veníaenella,comoenviado regio,unantiguocaballerizode los reyes, JuanAguado,paraexaminarsobreel terrenosieranciertas lasquejas formuladasante la corte por el padre Boil, el caudilloMargarit y otros fugitivos de lacolonia.En Isabela habían quedado muchísimos que pensaban de igual modo,quejándose de la absorbente autoridad de Colón, el duro carácter de suhermanodonBartoloméyelfervorexcesivoporlagrandezadesufamiliaquemostrabaelignarodonDiego.Protestabandelmalrepartodecomestiblesquehacían losColones todas lasquincenas, favoreciendoa losquesemostrabanciegamente partidarios de ellos y castigando con mermas o una supresiónabsolutaderacionesalosquesepermitíancriticarlosactosdelgobernador.—Los reyes—clamaban estos descontentos—envían comestibles de Españaparatodos.SonSusAltezasquieneslospagan,cuidándosedenuestrasalud,y

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losColonesnodebenhacernosmorirlentamentedehambre,disponiendodeloquenoessuyo.ElAlmirante,queestabaenel interiorde la isla,volviósinprisasa Isabela.DeseabahablarconAguadoytemiaalmismotiempoavistarseconél.Todoslos descontemos de la coloniamostrábanse enardecidos por la presencia delenviadoreal.HabíavenidoAguadosolamenteconelencargodoadquiririnformes,maselambientehostil paraColón lohizo extralimitarse en sus funciones, tomandoairesdejuez.Tambiénlosjefesindígenas,sereuníanencasadelhermanodeCaonabo,enviandodesdeallíunaquejacontraColón,alqueatribuíanloqueeraresultadodesusdefectos,ytambiénlaobraapartedesussubordinados.CuandoAguadohablabayadevolverseaEspañaysuscuatronavesestabanlistas para zarpar, descargó sobre Haití un ciclón propio de los trópicos,arrasandogranpartedelaisla.Losindígenasnorecordabanhabervistonadasemejante.Bosquesenterosfuerondescuajadosporelhuracán.Losnaturalescorrían a refugiarse en las cavernas viendo desaparecer sus. chozas en uninstante. Tres de los buques anclados en Isabela se fueron a piqueinstantáneamente, perdiéndose con ellos todos sus tripulantes. Otros sehicieron pedazos, o llevados por las olas, penetraron a enormes distanciastierraadentro.Estahorribletempestadaterróalosindígenastantocomoalosblancos.Unoscreían que la habían enviado sus propios dioses o espíritus protectores paraindicaraloshijosdeTureyquedebíanmarcharse.Otrosimaginabanqueeranlosmismosblancosquieneshabíanordenadoalaire,alaguayalatierraqueseagitasencontanhorrorosasperturbacionesparaalterarlavidaapacibledelaisla,exterminandoasusantiguoshabitantes.Elúnicobuqueque semantuvoa fióte fue la carabelaSantaClara,o sea laantigua Ñifla del primer viaje de descubrimiento, buque pequeño, de vidadurísima, que había de realizar aún numerosos viajes a las nuevas tierras,mientras oíros barcosmás flamantes y poderosos naufragaban, y que acabómuchosañosdespuésenunadesustravesíasdelOcéanoporhundirsedepuroviejo,haciendoaguaatravosdelosnumerososremiendosdesucasco.Dio órdenes el Almirante de que se reparasen las averias de la Niña y seconstruyeseotra carabela con los restosde las destrozadas, a la quepuso elnombredeSantaCruz.Deseabavolver aEspaña conAguado, temiendo losinformes que daría éste a la corte.Necesitaba dofendorse con su elocuenciaimaginativa, hablandounavezmásde laproximidadde las tierrasdelGranKanquenohabíaliegadoaver,peroqueindudablementeestabanmuycerca.LotemibleparaColóneranopoderllevarmásmuestrasdelariquezaasiáticaqueunoscuantosadornosáureostomadosaloscaciquesdelaislaylaseternascarátulasdehuesecillosdepescadoconorejasynaricesdechapadelgadísimadeoro.

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Afortunadamente para él, mientras esperaba que las dos naves estuviesenreparadas,fuerondescubiertaslasminasmásimportantesdelaEspañola.Fernando Cuevas conocía el origen de este descubrimiento, tan interesantecomounrelatonovelesco.Un jovenaragonés llamadoMiguelDiazeragranamigosuyodesdequevinieronjuntosenlacarracamandadapordonAlonsodeOjeda.Figurabaentrelosdeapie,combatiendoenlahuestemandadapordon Bartolomé Colón. Gustaba de ruidos y pendencias, y Cuevas evitó porestoun trato frecuenteconél,puesensucalidaddehombrecasadopreferíavivir pacíficamente. Una noche se peleó Miguel Diaz con otro grupo deespañolescuIsabela,hiriendogravementeaunodeellos,yseguidodecincoamigossuyos,igualmentecomprometidos,huyódelacolonia.VagandoporlaislallegaronaunpueblecitoindioenlacostaSur,cercadeladesembocaduradelríoOzama,dondehabíadelevantarseluegolaciudaddeSantoDomingo.Dicho territorio estaba gobernado por una cacica, que al poco tiempo seenamoró de Díaz, llevándolo a vivir con ella públicamente y haciéndolecompartirsuautoridadsobrelatribu.Peroeljovenaragonéssentíalanostalgiadesu lenguaysuscompatriotas,deseandovolvera lacoloniay temiendoalmismotiempoelcastigoqueleimpondríanporsudelito.Laenamoradaindia,paraevitarquesemarchaseyatraeralosespañolesalaparteSurdelaisla,dioconocimientoaDiazdeciertasminasmuyricasexistentesenlavecindad.Después de convencerse el mancebo de la existencia del oro y observar lafertilidaddelpaís,lahermosuradelríoylaseguridaddelpuertonaturalenquedesembocaba,volvióaIsabela,distanteunasciucuentaleguas.Alllegarsupoquesuadversarioestabaya restablecidodesuherida,yanimadoporellosepresentóaColón,relatandosusdescubrimientos.Vio el Almirante cu todo esto una influencia providencial para que pudierajustificarsealvolveraEspaña.SuhermanodonBartolomé,guiadoporDíazyal frente de una partida de españoles, atravesó la isla en busca del pequeñoterritorio gobernado por la apasionada cacica. Encontraron oro másprofusamentequeenningunaotrapartedeHaití,inclusolafamosaprovinciade Cibao. Las corrientes de agua abundaban en granos auríferos. En lasmontarlas observaron profundas excavaciones, siendo interpretadas comoindicios deque se habían explotado lasminas enotros tiempos.Además, ellugareramás sanopara la fundacióndeunaciudadqueel suelode Isabela,siemprehúmedoyfavorablealasfiebres.MiguelDíazquedóperdonado,pasandoaserfavoritodelosColones.Cuevasiba a conocerle algún tiempo después alcaide de la fortaleza de SantoDomingo,cuandodonBartoloméColónfundódichaciudad,ycasadoconlacacica, de la que tuvo varios hijos, bautizándola antes con el nombre deCatalina.AloírColónelrelatódesuhermanoyenterarsedequelasminasabundabanenantiguasexcavaciones,sugeografíadeliranteresucitó,encontrandonuevos

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puntosdeapoyo.Nosehabíaequivocadoalafirmarqueestaisla,llamadaporélEspañola,eraelantiguoOfir.—Creo,hermano—dijo—,quehemosdescubiertolasminasdedondesacabaoroelreySalomónparaedificareltemplodeJerusalén.Susbuques,pasandoporelgolfodePersiayTaprobana,llegabanaestaisla,quesehallaenfrentedelapuntadeAsia,oseaelpromontorioquelasgentesdeaquíllamanCuba.Comoyaestabanreparadaslasdoscarabelas,seapresuróColónaembarcarse.LeeranecesarioperderdevistaaJuanAguado,queletratabaconpetulancia.Cadaunoocuparíadistintobuque.Además,debíasacardelacoloniatodoslosdescontentosquedeseabanmarcharsedeella.SóloibanaquedarenIsabelaquinientosblancos.DoscientosveintesevolvíanaEspaña.Elresto,varioscentenares,habíaperecidoenpocosmeses.EntregóelgobiernodelaislaadonBartolomé,alquehabíaconferidoeltitulodeAdelantado,ordenandoqueencasodemorirlesucediesesuhermanodonDiego,Ojeda también se volvía a España, desengañado como los otros, habiendoperdidosufeenelAlmirante.—DondeesténlosColones—decía—todoesparaellosynadaquedaparalosdemás.Les ofende tener amigos; sólo admiten servidores. Si vuelvo a estastierrasdeAsia,serápormicuenta.Cuevas y Lucero no quisieron seguirle. ¿Qué podían hacer en el viejomundo?....Losmásdesusamigos,alembarcarse,huíandelhambrepróxima,delasenfermedades.Veíanenlapatrialejanalaabundanciaylafelicidad,pormiseraquefueraallásuexistencia,mientrasqueellosdosseveríansiemprefavorecidosenlacolonia,dentrodelaescasezgeneral.Comohabíanfiguradoenelprimerviaje,estolesdabaciertajerarquíasobrelosotros.ElAlmirantenoolvidabaasuantiguopajeLucero,detan.novelescahistoria,ylosdemásColoneslosfavorecíanalosdos,comoprotegidosdesufamilia. Cuevas sentíase además impresionado por la buena, suerte de suamigo Diaz. Él había venido a las islas, asiáticas en busca de un éxitosemejante.¿Porquéibaatenermenosventuraquesucamarada?...—Mi gusto seria seguir a vuesa merced, don Alonso—dijo a su capitán—,pero tengo mujer y un hijo y creo preferible quedarme; sobre todo, ahoraquesohandescubiertolasminasdelreySalomón.Además,esperoqueprontovolveremosaverleporaquí.Ojedaasintió.Nuncahabíapensadodesistirde suempresaen las tierrasdelGranKan.Perocuandoregresaseaellasseriaporsucuenta,sinquenadielemandase,capitaneandogentepropia,porcreerseconmáscualidadesparaelloque el Adelantado don Bartolomé, el cual los trataba a todos comosubalternos.Salieronel10deMarzolasdoscarabelasparaEspaña,cargadísimasdegente.Esta pareja de buques pequeños llevaba, además de sus tripulaciones y

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numerosos cautivos indios, más de doscientos pasajeros fugitivos de lacolonia.Lamiseriaydea-ialientodetalesgentessóloeracomparableconlasexageradas ilusionesque leshabían acompañadoaLemprender el viaje, dosaños antes, a las ricas Indias, vecinas al Ganges, que Colón creía haberdescubierto.Para exacerbar aún más sus males, esta navegación de vuelta resultólarguísima. Duró tres meses, por haberse empeñado el Almirante en ponerdesdeelprincipiosurumboaOriente,envezdetomarelrumboNorte,comoa la vuelta de su primer viaje, teniendo que sufrir continuamente vientoscontrariosolascalmasdeltrópico.Llegaronaescaseardetalmodolasprovisiones,quemuchoshablabanyadelaconveniencia de dar muerte a los cautivos indios, para mantenerse coa sucarne.Otrosmenosferocesselimitabanaproponerquelosarrojasenalagua,paralibrarsedebocasinútiles.En el curso de esta penosa travesía murió Caonabo, el «Señor de la casadorada»,queelAlmirantequeríamostraralosreyesespañoles.Unaprofundamelancolía se había apoderado do él al verse humillado, siendo esto laprincipal causa do su muerte. El poderoso guerrero, del que hablaban losblancos con admiración en los primeros tiempos creyéndole reydeCipango«la de los tejados de oro», acabó siendo arrojado al mar como un animalmuerto.CuandolasdoscarabelasfondearonenlabahíadeCádiz,despuésdetanduroviaje,vioinmediatamenteColónquelaimpopularidadsaliaasuencuentro.RecordabantodossusestupendaspromesasalemprenderelsegundoviajeenbuscadelGranKan.Ibaatraersusbuquesrepletoshastalasescotillasdeoroy especias preciosas. Y los españoles sólo vieron un desfile de gentemiserable,marinerosycolonosextenuadosporlasenfermedades,amarillentospor el hambre, color que recordaba de un modo trágico el resplandorigualmenteamarillodeunoroquiméricoquenuncahabíanlogradoencontrar.HablómuchoColón,intentandopormediodesuoratoriavehementereanimaraquelentusiasmoquelohabíasaludadoalavueltadesuprimerviaje,perolosoyentessonreían,mirándoseentreellos,omovíansuscabezasconexpresiónincrédula. Ya no le escuchaban como en Barcelona al explicar su primeraexpedición.ElnombredelGranKaneraacogidoconrisas.Inútilmente relató su exploración de las costas de Cuba, diciendo que estatierra firme se hallaba cerca delQuersonesoÁureo de los antiguos y era ellimiteavanzadodelasmásricascomarcasdeAsia.Envanosejactódehaberdescubierto las ricasminas del rey Salomón en la isla Española, que era elantiguoOfir.Todosescuchabanlosesplendoresdesugeografíafantásticaconincrédulosarcasmo.Como era naturalmente elocuente y poseía un raro arte para comunicar susilusionesálosdemás,lograbaalgunasvecesfascinar,comoenotrostiempos,a

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susoyentes;perobastabaqueéstosviesenoescuchasendespuésacualquieradeloshombresvueltosdeallá,paraconsiderarilusoriastodaslasafirmacionesdelAlmirante.Losreyesno leabandonaban.Habíarecibidodeellos,al llegaraCádiz,unacarta invitándoloa ir averlos luegoquedescansase.Mas laopiniónpúblicamostrábase enemiga, o lo que el Almirante consideraba peor, indiferente eincrédulaparasusempresas.SehabíaextinguidoelinterésporelGranKan.Hombredegranvehemenciaenlaexpresióndesusalegríasysusdecepciones,reflejabaColónexteriormenteelestadodesu¿mimo.Envezdemostrarseconropasdealmiranteyespadadeoro,comoa lavueltadesuprimerviaje, ibavestidoamododefraile,conunaespeciedehábitofranciscanoyunacuerdadenudospendientedelacinturaysehabíadejadocrecerlabarba.Deseabadesarmarconestasmuestrasdehumildadyabatimientoalasgentesque, bajo la influenciade los quevolvíande allá,mostrábansehostiles a supersona.Buscandonuevosamparospasóuna temporadaenelmonasteriodeGuadalupe, elmás famoso de entonces, cuya comunidad vivía en frecuentetratocon los reyes.Allíbautizóaalgunosdesus indiosycumplió losvotosquehabíahechoalamencionadaVirgen.Almismotiempo,elnavegante,quesehabíavestidodefraileparaexcitarlaconmiseración pública,mostraba losmismos gustos teatrales de antes, igualaficiónaorganizarpompas,paradeslumbramientodelasmultitudes.AlircaminodeBurgos,dondeestabanlosreyes,haciaformarenprocesiónatodossusacompañantes,indiosyblancos,paraqueseviese,exageradamenteagrandado,elorotraídodeallá.Poníaalfrentedesucomitivaatodoslosindiosprisioneros,ataviadosconsusgalas de guerra, y detrás a un hermanomenor deCaonabo que tenía treintaañosyaunsobrinodeaquélquenopasabadediez.AlentrarenlospuebloshaciaquelecolocasenalhermanodeCaonabouncollaryunacadenamacizade oro, presentándolo como el legítimo rey del aurífero país deCibao.Estacadena,quepesabaunosseiscientoscastellanos(cantidadequivalentea3.200dólaresactuales,de1929),eralomejorquehabíatraídodosuexpedición.Acausadeesto,apenassalíandeunpuebloseapresurabaelAlmiranteaquitarlacadenaalhermanodeCaonabo,guardándolaensupropioequipaje.Elrestodelacomitivamostrabamáscarasindiasoimágenesdealgodónymaderaconrostros fantásticos de animales, que la muchedumbre tomaba porrepresentacionesdeldemonio.DonAlonso deOjeda se había separado fríamente delAlmirante al llegar aCádiz. También él empezaba a dudar de la exactitud de sus afirmacionesgeográficas,yaunenelcasodequeencontrase finalmentealGranKan, losresultados de tan magnifica aventura serian para los Colones, gente ávida,capazdedisputarhasta lasmigajasacuantoslessiguiesen.Ysedespidieronparanoversemás.

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El valeroso hidalgo se fue a Sevilla a saludar a su protector el arcedianoFonseca, que ya era obispo y seguía ocupándose en la organización de lasexpedicionesalasnuevastierras.Fonseca, que siempre había vivido enmalas relaciones conColón, oyó coninterés lo que Ojeda fue contando de allá, aunque el joven capitán no semostraba tan extremadamentehostil contra elAlmirante como los otros quehabíanvueltodesesperadosdelaremotacolonia.Le fue imposible adonAlonsopermanecermásdedosdías enSevillay semarchó,asegurandoasuprotectorunaprontavueltaasíquearreglaseciertosasuntosqueleesperabanenCórdoba.Desde su desembarco había buscado inútilmente noticias de doña Isabel.Encontró quien le hablase del licenciado Herboso, por ser jurisconsulto defama,alserviciodelosreyes.SeguíaviviendoenCórdoba,ylosquelehabíanvisto últimamente comentaban su prematura vejez, atribuyéndola a unaenfermedad misteriosa que lo iba royendo interiormente. De su hija doñaIsabel únicamente sabían que estaba recluida por su padre cu un convento.Estoerafrecuenteeuaquellostiemposdeextremadadevociónynoexcitabalacuriosidaddenadie.AlllegaraCórdoba,comonecesitabapasarinadvertido,evitóeldaravisodesupresenciaalosamigosquelequedabanenlaciudad.Unsoldadoenfermizole servía de escudero desde que salió de la isla Española, y con él fue aalojarseenelMesóndelosTresReyesMagos.MostrósecontrariadoalsaberquesudueñoBuenosvinoshabíamuertounañoantes.Elmesónpertenecíaahoraaotrasgentesdesconocidasparaél,alasquenoquisodarsunombre.Empezabaaatardecer,ydonAlonsojuzgóoportunoaguardarlallegadadelanoche para ir en busca de sus amigos. Pero como nadie conocía aún supresenciaenCórdoba,aprovechóestacircunstanciaparapasearunpocoporlascallejuelas inmediatasalgranconventodondeviviadesdedosañosantesdoñaIsabelHerboso.Estepaseosignificabaunadecisiónabsurda,dignadeunenamorado.Denadapodíaservirle Isabelestabaencerradaenunedificioenorme,connumerososclaustrosyextensohuerto.LavidamonásticaeraentoncesdedisciplinaHojaymáslibrequeenépocasposteriores.Monjasynoviciasseasomabana lasrejasparahablarporseñascongalanesquepaseabanlacalleocambiarcartasconellospormediodeunhilo; pero no era fácil que el azar le deparase la fortuna de que la hermosanovicia estuviese detrás de la celosía de una de las ventanas, esperándolo,comosiunavozmisteriosalehubieseavisadosullegada.Inútilmentepaseóporlasdiversascallejuelasquecircundabanlaenormemasadelconvento.Noalcanzóaverenlasesquinasaningunodeaquelloshidalgosdesocupadosyplutónicosalosqueapodabalagente«galanesdemonjas»,ni

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columbrósiluetaalgunadetrásdelascelosías.Seleocurriómeterseenlaiglesiadelconventoconlaesperanzadeencontrarun sacristán locuazalque iríaarrancando informes sobre lanovicia. ¿Quiénsabesihastapodríaservirledeintermediario?...Regresabapobredesuviaje,conarregloalasilusionesquehabíaconcebidoantesdeemprenderlo,perosufortunaeramayorquecuandovagaba,antelasrejasdelcaseróndeHerboso.UnmercadergenovésestablecidoenSevillalehabíadadounabolsallenademonedasdeoro llamadas«castellanos»,acambiodevariaspepitasauríferasdelasquehabíarecogidoensusexpedicionesporelinteriordelaEspañola,yaún dejaba guardados en poder de dicho comerciante más pedazos delpreciosometal.Naturalmentegenerosoensusdádivas,estabaconvencidodequeacabaríaporencontrarunamigodentrodelconvento.Alentrarenlaiglesiadelasmonjas,lasorpresacasilehizodarunpasoatrás,llevandoinstintivamentesudiestraalaempuñaduradesuespada.Unhombrehabía tropezado con él al salir del templo, y este hombre era el licenciadoHerboso,elmayordesusenemigos.Luegoexperimentóunaemociónnomenoralfijarseenelaspectohumildeydesalentadodelgranlegista.ApenassimostróasombroelásperoHerbosoalreconoceraOjeda,yesoqueignorabacompletamentesullegadaaCórdoba.Le miró con ojos tristes, enrojecidos, lacrimosos. Pareció vacilar sobre suspiesporobradeuninstintoqueleimpulsabahaciaeljoven,comosiquisieracaerensusbrazosyapoyarsucabezaenunodesushombros.Peroeneldurojurisconsulto no podian durar mucho estas efusiones de su dolor y siguióadelante, lanzando a Ojeda una última mirada, triste, fraternal, que parecíaquedarentrelosdoscomounhilounidordesusdestinos.UncriadoviejoyotrojovenacompañabanallicenciadoHerbosoconlaatentasolicitud que inspira un enfermo. Mientras uno empujaba la cancela de laiglesia, su compañero ofrecía el apoyo de uno de sus brazos al avejentadopersonaje,paraevitarquesuspiesvacilantestropezaranenelumbral.Tan miserable era su aspecto, que acabó por inspirar compasión a Ojeda,mientrasloseguíacoasusojos.Luego,enelinteriordelaiglesiaencontróelinformadorqueveniabuscando.Un castellano de oro deslizado en la diestra de un sacristán hizo que éstehablase con rápida verbosidad, dando noticias que obligaron al intrépidoOjedaaapoyarsuespaldaenunapilastradeltemplo,mientrassellevabalasmanosalafrenteyletemblabanlaspiernas.Ellicenciadoveníadevisitarasuhija.Ningunatardedejabadehacerlo.DoñaIsabelHerbosoestabaahoraenlaiglesia.Unmesanteshabíabajadodelasceldasdelconventoaunadelascapillas,quedandoenellaparasiempre.YdonAlonsosediocuentadequeaquelcuerpoadoradosehallabaapocospasosdeélyempezabaaconsumirsebajounalosablancaadornadaconuna

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breveinscripción,quenopudierondescifrarsusojos,turbiosycegadosporelagolpamientodolaslágrimas.

PARTESEGUNDAELORODELREYSALOMÓN

I.-DondeColóndescubreelParaísoterrenal,esllevadoconcadenasaEspaña,ymuereenlahorcalareinaFlordeOro.

SeisañostranscurrieronantesdequeFernandoyLucerovolviesenaveradonAlonsodeOjeda.Fueesteperíododesuvidaelmásabundanteencambiosdedomicilioydeoficio, y al mismo tiempo el de menos provecho. El Adelantado donBartolomé Colón los protegía algunas veces, recordando que habíanacompañadoasuhermanoenelprimerviaje;perotalapoyosóloserviaparaque el antiguo paje Andiijar y su mujer viviesen un poco másdesahogadamentequemuchosotrosreciénllegadosalaisla.La ansiada riqueza revoloteaba diariamente ante sus ojos, sin dejarse nuncacapturar.Cuevasveíacadavezmásoro,peronoeraparaél.Lajuventuddelosdos parecía relegarlos a una situación secundaría, teniendo siempre delanteotrosmásfavorecidos.Habían acabado los españoles de abandonar la, malsana ciudad de Isabela,dejando enterrados en sus alrededores muchos centenares de compatriotas.SurgíaaorillasdelríoOzama,enlastierrasdelacacica,queeraahoraesposadeMiguelDíaz,laciudaddeSantoDomingo.Cuevas,porserdelosprimerospobladoresdelaisla,obteníannsolarcercadelríoylevantabaenélunacasaindígena,semejantealadeIsabela.Variosindiosmansos«encomendados»aél, por obra de una esclavitud disimulada, trabajaban en provecho suyo,constituyendo lo más importante de su naciente riqueza. Poseía igualmenteunos campos en las inmediaciones de la ciudad, que lo proporcionaban elcazabeyotrasraicesdelpaísparasualimentación.Vivían con más desahogo que en Isabela. Los cereales y las legumbres deEuropasedesarrollabanrápidamenteenestesueloopulento.Habíayaen laspraderas caballos y vacas. En los montes formaban manadas los cerdosdescendientesdeaquellasochopuercasqueCuevashabíavistoembarcar enCanarias pocos;años antes. Una prosperidad material, grosera y primitiva,hermoseabalaexistenciadeloscolonos._Ya no sufrían las terribles hambres de Isabela, teniendo que alimentarsesolamente con aquella especie de conejillos llamados hutías y con perrillosmudos. Estos gozques, privados de ladrido, empezaban a extinguirse. Losmismos que los habían devorado por primera vez con repugnancia losbuscabanahoratenazmente,atraídosporsuescasez.Añosadelante,Cuevas,comootrosdelosprimeroscolonos,alverseyaviejo,

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recordó muchas veces a los españoles nuevos en la isla este animal,completamente desaparecido. Vacas, cerdos, pavos y pollos, engordadossuculentamenteenlasricaspraderas,parecíansinvalorparaellos.Elrecuerdodelosperrillosmudos leshaciaexpresarsecongolosoentusiasmo.«Aquelloera lobueno.Lástimaqueyanoquedeni rastro.»Los talesperrillos,asadossobrelasascuasdeunahogueraenplenobosque,representabanlajuventud.Fernando tuvo que ausentarse largas temporadas de su nueva casa de SantoDomingoparatrabajarenlasminas.ElAdelantadonecesitabaalláhombresdeconfianzaqueevitasenlosrobosdelosblancosylaperezadelostrabajadoresindígenas.HabíanvenidodeEspañagentesexperimentadasenel laboreodelasminas,ylosindiosteníanquesometerseauntrabajoregular.Cuevas pasó mucho tiempo como veedor de las minas del rey Salomón,tomandonotadelascantidadesdemetalqueseextraían,custodiandoéstasenel bohío que le servía de vivienda, y llevándolas hasta el depósito real,establecidoenSantoDomingo.Cuandomuchos años después oyó hablar de las enormes cantidades de oroobtenidasenMéjicoyelPerú,diósecuentadequelaproducciónauríferadelaEspañola erapoca cosa; pero en el tiempode su juventud lasminasdel reySalomónmerecíansutituloporserlaprimerariquezapositivaencontradaenlas tierras del Gran Kan, y justificaban el titulo bíblico de Ofir que elAlmirantehabíadadoalaisla.La prodigiosa fuerza de aquella tierra, transmitida a plantas y animales,parecía haber acelerado igualmente el desarrollo de los dos jóvenes.Cuevasera ahora un hombrón vigoroso, grande de estatura. Una barba luengaempezaba a esparcirse sobre su pecho, dando a su juventud una serenidadautoritariadohombremaduradoen todaclasedoaventarás.Lucerosehabíarobustecidoigualmente.Manteníaseesbelta,masconelcuerpoduroyfuerte,notándosebajoladelicadezafemeninadesupielelvigorosoandamiajedeunesqueletorevestidodemúsculosenjutos,prontoavibrarconágildinamismo.Comohabíaconseguidolibrarsedelasmortandadesdelprimermomentodelacolonización,sufacilidadracialparatodaclasedeadaptacioneshizodeella,en pocos años, una mujer fuerte. Al verla, Fernando apenas si lograbaacordarsedelpajeLucero,tímidoydelicado.Eraunaverdaderacompañeradeconquistador.Algunas veces volvía a vestir ropas varoniles para acompañar a sumarido,comosifueseunsoldadomás,enlasexcursionesporelinterior.SóloalvolverasubohíoysuhuertaenSantoDomingorecobrabalassayasmujeriles.Enlasminasgustabadevestira lohombre,compartiendolaspreocupacioncsdosumarido.Únicamente seacordabadequeeramadrecuandoAlonsico,queyateniavariosaños,comctiaalgunadiabluracapitaneandoaloschicuelosindios,queleobedecíanentodo,porsucondicióndeblanco.Aunque no conocían aún la deseada riqueza, su existencia era tranquila y

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abundante. Por desgracia, sus plácidos goces los veían perturbadosfrecuentementeacausadelasrivalidadesquedividíanalosespañoles.Cuevasprocurabamantenerse alejado de unos y de otros,mas esto no impedia quesufrieseenmuchasocasioneslasconsecuenciasdelaguerracivil.ElAlmirantehabíasalidodeEspañaenuntercerviaje,yalllegaralosmaresantillanos enviaba una parte de su flota a Santo Domingo, siguiendo él lanavegaciónconlosbuquesrestanteshastadarconelImperiodelGranKanyelestrechodelQuersonesoÁureo.En Santo Domingo surgía la rebelión contra su hermano. Un protegido delAlmirante, llamado Roldan, hombre iletrado pero enérgico y con máscondicionesdemandoque losColones, se sublevabacontradonBartolomé,poniéndolorepetidasvecesenunasituaciónangustiosa.Almismotiempo,elAdelantado tenía que hacer guerra a los caciques del interior, que habíanvueltoasublevarse,consiguiendoalfindominarlos.Llegaba el Almirante a la isla en Agosto de 1498, y ambos hermanos seabrazaban después de una separación que había durado dos años y medio.Cuevasy sumujer,alverdesembarcaradonCristóbal,notaron losestragosqueempezabanacausarensuorganismolaedadylasenfermedades.Agravábase en él aquella manía mística que había hecho creer a Lucero,duranteelprimerviaje,quesuamohablabaasolasconDios.En este tercer viaje había tenido frecuentes visiones. So le aparecían en elalcázar de su barco personajes celestiales, o el mismo Dios, para darieconsejoseinfundirloánimoenlashorasdedesaliento.Había explorado las costas de Asia en una extensión de muchas leguas,encontrando el golfo de Paria, abundante en perlas, de las que traía variaslibras.Tanconsiderableeratalriqueza,queaunadelasislasvecinaalacostalahabíadadoeltítulodeMargarita,porserestenombresinónimodeperla.NohallabaporningunapartevestigiosquedemostrasenlavecindaddelGranKan, pero en cambio había encontrado el emplazamiento exacto del Paraísoterrenalyhechoeldescubrimientodequelatierra«noesredonda,comocreenmuchos,sinoenformadeperaodepechodemujer»,estandoensucúspideopezóneljardínedénicodondevivieronAdányEva.Las grandes corrientes del golfo de Paria le hacían creer que el mar erapendiente endicho sitio yhabíaque remontar su cuesta, viendo en ellounademostración de que la tierra no 03 exactamente redonda, sino con unaenormealturaterminal.También había observado que el mar era dulce en un espacio de muchasleguas: la corriente del río Orinoco, que penetra considerablemente en elOcéano.YColónreconocióenesteríoenormeunodeloscuatroquebajandela cúspidedelParaísopara regar toda la tierra...Esta conviccióndehallarsepróximoa lamontañaencuyacumbre floreceelEdéndenuestrosprimerospadresleafirmóunavezmásensucertezadequeestabacosteandounaparte

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de Asia, ya que para todos los autores el Paraíso está en dicha parte delmundo.Elmalestadodesusbuquesylaescasezdevíveresleobligaronfinalmenteatornar a la Española. Deseaba conocer la nueva ciudad de SantoDomingo,estaba satisfecho de los descubrimientos que llevaba realizados, yteniaprisaendescribirlosconsuplumaalosreyes.SupresenciaenlaEspañolasirviópararestablecerlasbuenasrelacionesentreelAdelantadoyRoldan,pasandoesteúltimoaserotravezdefensordeColón,luegodehabercapitaneadoatodoslosespañolesdescontentosdeél,queeranlosmás.Algunos meses después, Fernando Cuevas se enteró con gran contento, lomismo quemuchos amigos suyos, de que donAlonso deOjeda,mandandocuatrobuques,habíaancladoajOccidentedelaisla.Por obra del relativo aislamiento en que vivía la colonia, los más de sushabitantessóloseenterabandeloocurridoensupaísconenormeretraso.LosreyeshabíancomprendidoqueeraabsurdoconservaraColónelmonopoliodehacerviajesdedescubrimiento.Muchosnavegantesespañoles,inferioresaélen imaginación pero con un sentidomás práctico para observar la realidad,solicitaban incesantemente el permiso real para realizar a su costa nuevosviajes.NingunocreíayaenelGranKan,nitampocoquelasnuevastierrasfuesendeAsia.Colón era el únicoque semantenía aferrado a sugeografía fantástica.Estehombre,queochoañosantespasabaporuninnovador,eraahoraelmásatrasadoytenas,enlosviejoserrores.Losaspirantesadescubrirsólopedíanunalicenciaynodinero,mientrasqueColón hacía siempre sus viajes a costa de los reyes. Estos, por espíritu, deeconomíayporsatisfaceralossolicitantes,habíanresueltoalfindejarlibreelOcéano a los que quisiesen buscar nuevas tierras, suprimiendo el egoísta yabsurdoprivilegio.CuevasyLucero se enterarondeque el primero enpartir había sidoOjeda,llevandocomopilotomayora suamigoJuande laCosa,ycomonaveganteteórico, que hacía su aprendizaje, a aquel empleado florentino del ricomercader de Sevilla Juanoto Berardi, al que llamaban todos AméricaVespucio,españolizandosunombredeAmerigoVespucci.Loscuatronavioshabían fondeado en el Occidente de la Española sólo para cortar palocampeche, llamado palo de brasa o «brasil» por su color rojo, y llevarlo aEspaña,siendoestecargamento,elúnicoresultadocomercialdelviaje.CirculabanporSantoDomingocuantasnoticiashabíandadosustripulacionesal desembarcar, poniéndose en relación con los contados españoles quehabitabandichacosta.Su viaje había sido agitado e interesante, pero-sin ganancias. Sosteníangrandescombatesen las islaspobladasdecaribesyen lasmismascostasde

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TierraFirme,TrentealascualeshabíapasadosemanasanteselalmirantedonCristóbal.Sonreía Cuevas al escuchar tales noticias. Mandando don Alonso laexpedición,eranaturalquehubieseabundadoenbatallas.Cruzabanelmardulce formadoporeldesagüedelOrinoco,yni Juande laCosa ni su discípulo Vespucio eran capaces de descubrir que procedía delParaíso. Luego Ojeda, navegando siempre hacia Occidente, entraba en unaespeciedegolfocerrado,marinterior,enelqueibaencontrandopoblacionesconcallesdeaguaygruposdeedificiossobrepilotes,loqueleshacíarecordaraVenecia.Y donAlonso daba a este país el nombre de pequeñaVenecia oVenezuela, que años adelante había de ensancharse, siendo el de toda unanación.SealarmóColónalsaberlallegadaasuisladeestenuevonavegante.Conocíala audacia de su antiguo capitán y los nuevos sentimientos de éste hacia él.Todoslosdescontentosdelaisla,abandonadosporRoldan,seenardecieronalconocerlallegadadedonAlonso,viendoenélasufuturocaudillo.Ojeda,porsuparte,alhablarconlospocosespañolesqueencontróenlacosta,se fue expresando con animosidad contra don Cristóbal, haciendo saber sudescréditoenEspaña,cadavezmásgrande,ymostrándosedispuestoaapoyarconsushombrestodaempresaquetuvieseporobjetoarrojaralosColonesdelaEspañola.CorrióRoldanconlagontequepudoreuniraaquellacostalejanaparaevitarel desembarco de Ojeda. Éste, después de varias semanas de maliciosasrelacionesconRoldan,enlasquecadaunoprocurabaengañaralotro,acabópor levar anclas y se volvió a España, pue3 el estado de sus buques y laescasezdeprovisionesleaconsejarondeprontotaldeterminación.LuegoquesealejódonAlonsovioCuevascompletamenteperturbadaotravezlatranquilidaddelaisla.FueahoraelamorquiendioaltrasteconlapazquehabíacreadoelAlmiranteentendiéndoseconRoldan.FernandovolvióaoíratodashoraselnombredelabellaAnacaona,lareinaFlordeOro,quevivíadesdeañosantesenJaragua,alladodesuhermanoelcaciqueEehechio.LahijadeAnacaona,habidaconsudifuntoesposoCaonabo,estabaentodoeldesarrollodeunapubertadqueessiempretempranaculashembrasindígenas.Muy admirada por su belleza, tenia las mismas aficiones de su madre pormúsicasy«aeritos»,mostrándosesiempreenpúblicovestidadeflores.Unhidalgojovendeilustrefamilia,llamadodonHernandodeGuevara,buenmozoydemodalesdistinguidos, fueavivirenJaragua,desterradodeSantoDomingoporColónúcausadesuspendenciasdeespadachínysuconductadisolutademujeriego.Supropósito era embarcarse en losbuquesdeOjeda,perollegóalacostalejanacuandoéstosyahabíanpartido,quedándoseenlosdominiosdeAnacaona,quelorecibióconmuchaafabilidad,comoatodoslos

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blancos.Guevara y la hija de la reina Flor de Oro se amaron inmediatamente y elhidalgoquisocasarseconella.PeroelastutoyviolentoRoldantambiénestabaenamoradodelavirgenindiayempezóamolestaraGuevara,ordenándolequesemarchasedeallícuantoantes.Eraparienteel jovenespañoldeAdriándeMujica, uno de los tenientes más activos de Roldan, y los dos antiguoscamaradasempezzaronatratarseconcrecienteenemistad.RoldandespojóaGuevaradesusperrosyhalconesparalacazayacabóporarrestarlodentrodelamansióndeAnacaona,enpresenciadesufuturaesposa.MujicasesublevóentoncescontraRoldan,ytodoslosantiguospartidariosdeéstetomaronlasarmas.Reprodújosela antigua rebelión de Roldan, ahora contra él; mas como erahombre acostumbrado a conspiraciones, supo estorbar a tiempo la do susantiguoscamaradasayudadoporColónyporsuhermano,queaprovecharonestacircunstanciaparavengarsedesusenemigospersonales.Mujica,consusprincipalesamigos,fuesorprendidoyllevadopresoalfuertedeiaConcepción.ElAlmirante,paraaterraralosotrosconspiradores,dispusosumuerte inmediata, ordenando que lo colgasen del asta de la bandera delfuerte, después de confesarlo.Y comoMújica dilatasemucho su confesión,pidiendohacernuevasdeclaraciones,paraganartiempo,mandóColónquelomatasenarrojándolodelasmurallasabajo.ElAdelantadodonBartolomérivalizabaconsuhermanoenactividadparaelcastigo.Llevabauusacerdoteconél,paraqueconfesasesinperder tiempoamuchosdelosespañolesqueprendía,ahorcándolosluegoenellugarmismo.OtroslosmetíaenlafortalezadeSantoDomingo,llegandoatenerdiezysietedeellosenunamazmorrasubterránea,,amododepozo,enesperadelahorca.Cuevas manteniase aparte de esta lucha, reconociendo en su interior que,comoocurremuchasveces,losdosbandostenían'razónylosdosigualmenteeranculpables.Los españoles se resistían a obedecer a estosColones, imperiosos, faltos decondiciones de mando, sin generosidad alguna y con una rapacidad queacababa por alejar de ellos a las gentes. Muchos de los rebeldes habíancometido faltas, pero los Colones agravaban la mala situaciónatormentándolospormediodelhambre,quitándoles las racionesde»víveresque les correspondían, por haberlos enviado los reyes para todos, sin hacerningunaexcepción.Además,elAlmirauteysuhermanoseguardabanelorodelasminashacíayadosaños,negándosearepartiraloscolonoslaparteaqueteníanderechóporsu trabajo. Y no había que olvidar su calidad de extranjeros, aunque no sesabiaenrealidaddedóndeeran,pueslasgentesdiferianalhablardesuorigen.En esta situación, cuando los Colones, guiados por Roldan, despeñaban o

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ahorcaban a los españoles enemigos suyos, y otros de lamisma clase huíanviendo abortada su conspiración, Cuevas, que estaba entonces en SantoDomingo, vio anclar en la desembocadura del Ozama dos carabelas,procedentesdeEspaña.Veníaenunadeellas,comoenviadodelosreyes,clonFranciscodeBobadilla,comendador de una de las órdenesmilitares y funcionario importante de lacasareal.EnlosúltimostiemposlaimpopularidaddeColónysufamiliahabíatomadoenEspañatalesproporciones,quelosreyesconsiderabannecesarioenviarunfuncionariodesucortealaislaEspañola,conplenospoderes,paraaveriguarloocurridooimpedirlacontinuacióndelosabusos.Todobuquequeregresabadelasnuevastierrassólotraíaenfermosydesesperados,conlacara«colordeoro», como se decía irónicamente aludiendo a su enfermiza amarillez.GritabancontraColónylosdesufamilia,contandolasmedidasarbitrariasyviolen1tasquehabíantomadocontralosespañoles,máspropiasdeunbuquequedeunacolonia.HastalosmayoresamigosdelAlmiranteempezabanareconocerqueésteeradeexcelentescondicionesparaelmar,peronodebíadescenderdelalcázardesu buque, pues en tierra resultaba el mas inoportuno y desorientado de losgobernantes.SucondicióndeextranjeroserviaigualmenteparaquesupusieranenéldeseosdeproclamarsesoberanoindependienteodevenderaotranaciónunastierrasquetantasangreydinerocostabanaEspaña.Un día, estando los reyes en Granada, viéronsc rodeados al salir de laAlnambra de muchos hombres que acababan de llegar de las Indias, todosenfermosyquejumbrosos,profiriendodenuestoscontraelAlmirante.Losdoshijos de Colón, Diego y Fernando, que por ser pajes de los reyes estabanpresentes, tuvieron que ocultarse, tales eran los gritos y amenazas de estasgentesllegadasdelosdominiosdesupadre.Apodabanalosdosmuchachos«los mosquitillos», por ser hijos del hombre que había chupado su sangrecomo un insecto insaciable, según ellos decían en sus pintorescas ydesesperadasexpresiones.Venía Bobadilla predispuesto contra los Colones, y su llegada a SantoDomingonopudoresultarmásfatalparaéstos.Alentrarenelríolascarabelasdel comendador, vio éste en cada orilla una horca con dos españolesrecientemente ejecutados. Siete más habían sido ahorcados aquella mismasemana, y otros, en númeromayor, aguardaban sumidos en un pozo que elAlmiranteoelAdelantadodecretasensuúltimahora.Al enterarse de la llegada de este enviado real, todos los enemigos de losColones cobraron ánimos, mostrándose agresivos. Muchos partidarios delAlmirante declararon ahora a gritos que nunca habían creído en él. Otros,incapacesdeimitartalfelonía,sepreparabanahuir.Colónestabaausente,velandoporlatranquilidaddelaVegaRealdespuésde

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laejecucióndeMujica.SuhermanodonBartoloméandabaporJara-guaconRoldan ahorcando españoles. Paramayor desgracia de donCristóbal', habíaquedado de gobernador enSantoDomingo el clerical donDiego, quien conuna torpeza propia de su menguado entendimiento intentó no reconocer aBobadilla, poniendo reparos a los documentos de los reyes que presentabaacreditando su misión. Hasta intentó resistirse con las armas, haciendo unllamamientosecretoalosprotegidosdesuhermanoparaatacartodosjuntosaBobadilla.Cuevas fue de los solicitados por él, pero todos se mostraban flojos ycohibidos por el entusiástico movimiento de opinión que había despertadoBobadillaconsupresencia.MiguelDíaz,esposodelacacicaCatalina,queeragobernadordelafortaleza,senegóaentregarestaalenviadodelosreyes,masnoencontróquiensepusieraasusórdenesparadefenderla.Yelcomendador,al frente del vecindario do Santo Domingo, penetró sin resistencia en lafortaleza,poniendoenlibertadalospresosqueesperabanelmomentodeserahorcados.VolvióColónlentamenteaSantoDomingo,lomismoqueañosantesalllegarJuanAguado,elotroemisariodelosreyes.CirculabaporlaciudadlanoticiadequehabíapedidoelAlmirantealoscaciquesdelaVegaRealquearmasenasugentey leayudasenparaexpulsaraBobadilla, rebelándosedeestemodocontralasórdenesdelosreyes.AmedidaquelosColonestardabanasometersemontabaencóleraBobadilla,extremandosusprocedimientosdictatoriales.DurantelosdosañosqueestuvoluegogobernandoaSantoDomingo,pudoapreciarCuevaselcarácterdeestepersonaje.Erahombredehonradascostumbres,propensoaequivocarseporlaviolenciadesutemperamento,peroincapazdedejarsesobornar,íntegroensusresoluciones y poco apegado al dinero. Su carácter altivo no permitía quenadiepusieraendudalaautoridadejercidaporél.AlignarodonDiegoColón,queintentóacogerlocondesprecio,lepusogrillosen lospies,primeramedidaqueseempleabaentoncescon todopreso, fuesequienfuese,para tenerlomásseguro.Aherrojaraundetenidoera laprimeradisposicióndelosjueces,ybastabaserllevadoenEuropaaunacárcel,aunquesólo fuera por pocos días, para sentir inmediatamente en manos y pies lasargollasdehierro.CuandoalfinsepresentóColónenlaciudad,Bobadilladioordentambiéndequelepusierancadenasylollevasenaunacarabela,ylomismohizo,pasadosalgunosdías,consuhermanodonBartolomé,instalándoloenotrobuque.Nadie protestó de estas resoluciones del nuevo gobernador. El pueblo lasaplaudía.Losvecinosdemásimportancia,queporhabernavegadocondonOristóbal estaban acostumbrados a reverenciar su persona, vieron todo estoconunsentimientodecompasión,perosilenciosamente.Unoquehabíasidococinero del Almirante le remachó los hierros de los pies con verdadera

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alegría.DentrodelascarabelasseviotratadoColónconrespeto.Alpartirlosbuques,la muchedumbre aglomerada en la orilla del río le despidió con insultos ymaldiciones,expresandosudeseodenoverlemás.AndrésMartín,capitándelacarabelaquelellevaba,apenassalidaestaalmarintentó quitarle los hierros de los pies, pero Colón, extremado en susresoluciones,quisoguardarlosgrillos,viendoenellosunapruebamaterialdelaingratituddelosreyesconél.Cuevashabíasabidodespuésque,apesardetal jactancia,sepresentabaa lareinaIsabelhumildecomounreoquepidoindulto,ynoconlaaltivezdelqueseconsideravíctimadeuna injusticia.Muchasacusacionesde susenemigoseranapasionadasyfalsas,peroleeraimposibleexplicarsusviolenciascomogobernante,suscrueldadesenelrepartodeviveres,ysobretodoporquérazónélysushermanosguardabantantotiempoalmacenadoelorodelasminas,sindarsupartealosquetrabajabanenellas.Losreyesleperdonabanpúblicamente,diciendoque«másbienqueríanverleenmendadoquecastigado»,yparaquesejustificaseyrecobrarasuprestigio,lecosteabanuncuartoyúltimoviajeenbuscadelImperiodelGranKan,puesse mostraba ahora más seguro que nunca de encontrar el estrecho delQuersonesoÁureo,llegandohastalasbocasdelGanges.ElgobiernodeBobadillaeraparaCuevasunperiododerecuerdopocograto.VeíasealejadodelasminasdelreySalomón.YanoleprotegíanlosColones,siesquemerecía talnombreel leveapoyoqueledispensabaelAdelantado.Su juventud, su carácter prudente y los buenos consejos de Lucero, que lemantenían alejado de las contiendas de la colonia, fueron librándole de laspersecucionessufridasporotrosamigosfielesdelAlmirante.Se limitó a vivir en su casa de SantoDomingo del producto de sus tierras.EstabasegurodequeColónysushermanosnovolveríanmásalacolonia.Pensaba con frecuencia en don Alonso, su amigable protector y el másadmiradodesusseñores.Esperabaalgunasvecesverlellegaralaisla.Enotrasocasionesdudabadeello.Llegaban hasta Santo Domingo los ecos de viajes emprendidos por nuevosdescubridores.TalvezOjedanavegabaenaquelmomentoportierraslejanas,realizando fabulosas ganancias. ¡Y el, hombrede espada, se veía trabajandocomolabriegoenlasafuerasdeunaciudadnaciente!...Bobadilla,quesólogobernabacontituloprovisional,sevioreemplazadoporotrogobernadorenpropiedad,donNicolásdeOvando,personaje importanteque llegó a SantoDomingo con la flotamayor que hasta entonces se habíavistoenaquellosmares.Hecomponíade treintanaviosque llevabanmásdemilquinientaspersonas.Muchos de los pasajeros eran caballeros principales y traían con ellos a sus

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familias.Porprimeravezdesembarcabanenlaco:loniamujerescasadas,conautorización pública del gobierno. Iba a empezar la verdadera vida de lapequeñaciudad,quehastaentonceshabíasidoamododeuncampamento.Ovando,semejanteaBobadillayamuchoshombresdesuépoca,eranobledecarácter, pero orgulloso y altivo en sus resoluciones, mostrando unagenerosidad caballeresca con los de raza blanca y tratando como seresinferioreseirracionalesalosindígenas.Losabusosycrueldadesdelosespañolesacababanporimpulsaralaguerraalos naturales del país que aún eran capaces de oponer resistencia. Paraprevenir la sublevación invitaba Ovando trai-doramente a una fiesta en elcampoalosprincipalescaciques,ylosexterminabaatodos.Anacaona, acusada de haber intervenido en los preparativos de unasublevacióngeneral,eracargadadecadenasyconducidaaSantoDomingo.Elgobernadorlacondenabafinalmenteamorirenlahorca,yloshabitantesdelaciudadacudíanenmasaapresenciarel'supliciodelareinaFlordeOro.TodoslosllegadosconOvando,queeranahoralamayoriadelvecindario,sólosabíandelafierezadeCaonaboylahermosuradeAnacaonaporlosrelatosdeloscolonosantiguos.Fernandoeradelospocosqueconocíaalafamosareina.Luceronolahabíavistonunca,yconfemenilcuriosidadquisopresenciarsusúltimosmomentos.Unaejecuciónequivalíaenaquellos tiemposaunafiestapública,aunenlasnacionesmáscivilizadas.Fernandotuvoqueacompañarla,evocando en su memoria la escena de aquella tarde, con su voluptuosatentaciónysuvalerososacrificio,queLuceronoconoceríanunca.Vio pasar a la soberana india con lasmanos esposadas comoCaonabo, casidesnuda, sin guirnaldas de flores, llevando un simple delantal de algodónarrolladoa sus caderas.Parecía joven apesarde los años transcurridos, conuna juventud incesantemente renovada, sin inviernos, sin hojas secas, comolosjardineseternamenteprimaveralesdeltrópico.Ibaalamuertesinlaserenidadestoicadelosdesuraza,<masnoporesoconmiedo. Avanzaba ligeramente, con pie seguro, sin deseo de prolongar suexistencia algunos instantesmás... pero no ocultaba su tristeza. Sus ojos deanimaldulceteníanelbrillocristalinodelaslágrimas..¡Morir ella, que amaba tanto las cosashermosasde la, vida!... ¡Ymorir porvoluntaddeaquelloshombresblancosalosquehabíaadmiradosiempre!...Tal vez pensaba, frente a la horca, en aquel joven señor de los centauros,vestidodeluz,cuyopechobrillabacomolosriosyloslagosalashorasdesol.Deestarélpresente,nolahabríadejadomorir.Ynopodía imaginarsequeelhéroe luminosocomounastroestabaapocospasosdeella,perdidoenlamuchedumbrequepresenciabasumuerte.Su aspecto era ahora distinto; algo avejentado por la amargura de lasdecepciones,sinsuarroganciade«jefeblanco*.Minutos después, Cuevas la vio en alto, por encima de las cabezas del

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populacho,conlamandíbulainferiorclavadaenelpecho,laluengacabelleracaídasobreelrostro,balanceándosealfinaldeunasogaquelauníaalextremodeunmaderosalientecruzadosobreotromaderovertical.¡PobrereinaFlordeOro!

II.-DondeaparecelaindiaIsabel,yLuceroseenteraalfincuáleslaverdaderariquezadelNuevoMundo

A fines del año 1500, cuando aún era Bobadilla gobernador de SantoDomingo,vieronCuevasyLuceroentrarensucasaalseñorJuandelaCosa.Teníaelmalaspectodeunhombrequeacabadesufrirgrandespenalidades.Fernando,alescucharsusprimeraspalabras,recordóinmediatamentealgoqueseveniadiciendoenlaciudaddesdedíasantes.Tres pequeñas partidas de aventureros avanzaban a través de la Españolacomerciando con los naturales sin permiso del gobernador, y se anadia quecada uno de estos grupos llevaba un cofre lleno de oro y perlas. El célebrenaveganteera jefedeunodeestosgrupos,y los tresestabancompuestosdenáufragos que hablan perdido sus buques en una costa lejana de la isla,viéndose obligados a comerciar con los indios para obtener de este modovíveresyseguirsumarchahastaSantoDomingo.DespuésdesuviajecomopilotomayorconAlonsodeOjeda,llevandoasusórdenes a Araérico Vespucio, habíase dejado tentar La Cosa por lasproposiciones de un escribano del barrio de Triana, en Sevilla, llamadoRodrigodeBastidas,elcualdeseabameterseadescubridor,enardecidoporlosrelatos de cuantos volvían de las nuevas tierras. Este escribano no era unhombre sedentario, entrado en edad y de gustos pacíficos, como parecíaindicarlosuprofesión.Estabaenplenajuventud,yalláensubarriodeSevillaveíasecelebradocomomuydiestroenelmanejodelaespada,granguitarristayaficionadoalosamoríos.Sus astucias y agudezas profesionales sabía adaptarlas a su nueva vida dedescubridor. Empezaba buscando como consejero al más prestigioso de lospilotos de entonces, el señor Juan de la Cosa, que, después del viajeimproductivo de Ojeda, vivía cercado Cádiz, en Puerto de Santa María,trazandoelprimermapadelNuevoMundo.Una asombrosa buena suerte acompañaba al gallardo tabelión metido anavegante.Suviajeeraelprimeroqueproducíariquezas.NavegabanélyLaCosa frente a Tierra Firme desde el cabo de la Vela, adonde había llegadoOjeda,hastaelpuertodeNombredeDios.Bastidas sedistinguíadeColónyde losdemásexploradorespor susbuenasmaneras,sucarácteracomodaticioyelmododiscretoconquesabíatrataralosnaturales.Estolepermitiócomerciarpacíficamente,adquiriendounacantidadconsiderable de oro y perlas. Era verdaderamente la primera -expedición

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comercial,dirigidaporunmarinoreposadoypacificocomoJuandelaCosayuncapitalistaacostumbradoatratarlosnegociosconungracejoandaluz,alláensunotaríadelbarriodeTriana.Cuando ya tenían tres cofres llenos de oro y perlas, y veían en lontananzanuevosprovechos,queharíandeelloslosmayoresricosdelasnuevastierras,su asombrosa prosperidad se derrumbó de golpe. El fondo de sus buquesestabaagujereadoporlaterrible«broma»,roedorabundanteenlasaguasdeltrópico,delquelosnavegantesespañolessóloempezabana, tenerunaligeraidea.Juan de la Cosa, a costa de muchas dificultades, conseguía llevar los dosbuquesdesdeTierraFirmealaislaEspañola;perounavezenesta,loscascosacababan por abrirse y se iban a pique, luego que Bastidas y su genteconsiguieronsalvarlomáspreciosoquellevabanabordo.Paranomorirdehambre sedistribuían losnáufragos en trespartidas, yporsenderosdistintosdirigíanseaSantoDomingo,pueselpaísnoofrecíavíveresparaviajartantagentejunta.Bastidas,alllegareldíaantesaSantoDomingo,había explicado al gobernador Bobadilla la necesidad de comerciar con losnaturalesparaproporcionarsealimentosyguías;perotaljustificaciónlevalióde poco, pues le formaron proceso, quedando bajo embargólos tres cofresllenosdemateriaspreciosas.El intrépido piloto no conocía a la mayor parte del vecindario de SantoDomingo, y había ido en busca de aquel matrimonio joven, cuya casafrecuentótantoenlaahoraabandonadaciudaddeIsabela.Cerca de año y medio permanecieron Bastidas y su piloto mayor en SantoDomingo,esperandoquelosenviasenaEspañaconeltesoroembargadoparadefendersucausaantelosreyes,yenestetiempoCuevasysumujersefueronenterandodetodoloqueelnavegantesabiadeOjeda.Guardabamalrecuerdodelviajehechoconélporserelmásimproductivodecuantos llevaba realizados.Habían descubierto la tierra tituladaVenezuela yotra más al Noroeste, siguiendo la costa de la llamada Tierra Firme, perosiempreentrecombates,puesalládondeibadonAlonsoabundabanlosgolpesycorríasangre.Tal era su humor guerrero, que apenas recibía on las naves la visita de losindígenas, necesitaba diaparar su artillería para que se convenciesen de supoder,ytodalagentecobriza,hombresymujeres,alescucharlostruenosdelasbombardas,se-echabandecabezaalmar«comolasranasdeunestanquecuandocaeunapiedra»,segúnexpresióndeAméricoVespucio.Unos comerciantes deSevilla habían facilitado aOjeda los cuatro buques yhecho todos los gastos necesarios, imaginándose que el intrépido capitántraeríagrandesriquezas;peroéstehabíanavegadosinencontrarotracosaqueguanines de oro de escaso valor, semejantes a los truidos por Colón en elprimerviaje.

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DesesperadodonAlonsoyqueriendollevarasusconsociosalgodeprovecho,anclabaenlaparteoccidentaldelaEspañolaparacortarpalocampeche;peroRoldan,enviadoporelAlmirante, le.impedíarealizardichoacopio.QuedabareducidoavagarporlasislascontiguascazandocaribesparavenderloscomoesclavosenSevilla,peronoobstanteestenegociocruel,queenaquelentoncesparecía corriente, el resultado económico de la expedición resultaba tanmezquino,queluegodecubiertoslosgastossóloquedabanquinientosducadospararepartirentremásdecincuentahombres.ElsesudopilotoyanosabíamásdeOjeda.AlverloporúltimavezenSevillapreparabaotraexpedición,apoyadoporalgunosparticularesdedichaciudad,los cuales deseaban ir con él aprovechando su intrepidez y la experienciaadquirida en anteriores viajes, pero reservándose la parte comercial paraobtenermayoresprovechos.La Cosa había encontrado poco agradable la compañía de estos asociados,prefiriendo seguir con el escribano Bastidas, de carácter alegre y siemprerespetuosoantesusindicacionesnáuticas.UndetalledelavidadedonAlonso,sinimportanciaparaelrespetablepiloto,interesómuchoaCuevas.SuantiguocapitánibaahoraatodaspartesconunaindiadeVenezuela.SeacordabaLaCosadelasmujeresdeunadeaquellaspoblacioneslacustresquehabíaconocidoensuviajecondonAlonso.Eranaltas,esbeltas,decolormásclaroque lashembrasdeotras tribus.Algunashabíanqueridoquedarseporsupropiavoluntadenlosbuquesdeloshombresblancos,yunadeellasseinteresaba especialmente por el jefe de la expedición. Ojeda se la habíallevado finalmente a España, aunque al principio nomostraba por ella graninterés.—Era sumanceba—continuóelpiloto—.La trataba lomismoque losotroscamaradas a sus indias; pero la última vez que le vi en España parecíaagradecido al interés que ella le demostró, siguiéndole a todas partes,obedienteyfielcomounanimalejo.EnSevillahizoquelabautizasen,dándoleelnombredeIsabel.CuevasyLuceroseacordaroninmediatamentededoñaIsabelHerboso,cuyamuerte les había contado igualmente Juan de la Cosa. Ojeda, a pesar deltiempotranscurrido,noolvidabaestadesgracia.—Antes,cuandoelAlmirantenoshablabadelosvastosEstadosdelGranKan—dijo el marino con una expresión ligeramente irónica—, Ojeda queríaconquistar tesorosyhastaun reino.Muertadoña Isabelita, yo creoque sólodeseaemprenderviajesparaqueéstosleentretengan,haciéndolepensarénlosotrosmásqueensípropio.Legustamandar,quetodosleobedezcan,ycuandollegalahoraderepartirlasganancias,cedelosuyoaloscamaradas.Sedisputaportodo,menosporeldinero.TodavíallevaconélsueuadritodelaVirgen,pero afirma que esta imagen no hace mas que guardarlo la vida. Era doña

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Isabelitalaque,segúnél, leproporcionabalafortuna,yempiezaacreerquesiempre será pobre. Indudablemente dice esto porque, desaparecida la jovendama, el orono tienepara él otrautilidadque el derramarlo amanos llenaséntrelagenteinferior.CuandoBobadillaemprendiósuviajederegreso,luegodeentregaraOvandoelgobiernodela.isla,BastidasyJuandelaCosafueronmetidosenunbuque,casicomopresos,paraquerespondiesenenEspañade las inculpacionesqueleshacian.Presenció Cuevas la repentina tempestad que echó a pique, frente a SantoDomingo, la mayor parte de la flota próxima a partir. Un día antes habíallegado Colón con cuatro buques, para realizar su cuarto y último viaje dedescubrimiento. Los reyes le habían ordenado que no tocara en SantoDomingo, queriendo evitar de este modo nuevos motines, por saber que lagente de allá le era adversa; mas el Almirante, con una agresividad senil,pretextóaveriassufridasensuviajedesdeEspaña,parafondearfrenteaSantoDomingo.Queríaqueleviesensusenemigosmandandounanuevaflotacosteadaporlosreyes,luegodehabersalidodeallí,dosañosantes,congrillosenlospies.ElnuevogobernadorOvandoleprohibióenérgicamentequeentraseenelpuerto,conociendola intenciónprovocativadelAlmiranteyelodioqueaúnsentíancontraélgranpartedelosvecinosdelaciudad.Experto en losmares tropicalesmás que lamayoría de los capitanes de losbuques que hacian su* primor viaje a las nuevas tierras, avisó Colón aOvando,deacuerdoconsusobservacionesdelmarydelciclo,laproximidaddeunodeaquellosciclonesqueazotabandetardeentardelaisla.Suconsejofuedesoído,yhorasdespuéslatormentahizonaufragarlamayorpartedelaflota.SólosesalvabanlosbarcosdeColón,quehabíanbuscadooportunamenteunrefugio, y los del gobernador, mandados por navegantes que llevaban yaefectuadosvariosviajes.LacarabelaenqueibanBastidasyJuandelaCosa,con el tesoro embargado, se salvaba sin ninguna averia, gracias a lasindicacionesdelfamosopiloto.El buque del comendador Bobadilla naufragó casi instantáneamente,pereciendoésteytodossuscompañeros.PordiaseparasiempreelprocesodeColón que Bobadilla llevaba a bordo, en el que se consignaban todos losabusosydelitos quemotivaron suprisión.Desaparecía igualmente endichonaufragiolamayorpepitadeoroquesehabíaencontradohastaentoncesenlasnuevas tierras, la cual pesabamuchas libras y era del tamaño de un pan deCastilla.Cuevas, con algunos de los españoles que trabajaban en las minas del reySalomón, había bajado al puerto para acompañar esta muestra de riquezaenviadaaEspaña.

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Empezabanasentir todosellosciertoorgullopatriótico,considerando la islacomo si fuese su tierra natal, celebrando comopropias las riquezas<le estesueloqueacababanpordisfrutarotros.Recordabaaúnelbanquetecelebradoen las minas para despedir a este pedazo de oro, antes de entregarlo algobernador. Había sido invitado por sus antiguos camaradas los mineros,comiendotodosuncerdoasado,servidoenplatosdeoro.Estos españoles de las minas retrogradaban, sin darse cuenta, hacia la vidaprimitiva, sin más traje que una camiseta y unos calzoncillos de algodón,distinguiéndoseúnicamentede los indiospor tenerunaespadayuna rodela.Intentabanembellecer instintivamente suvidacasi salvajecon inesperadasygroserassuntuosidades.Lapartedeoroquelestocabacomoremuneracióndesutrabajolaempleabanenhacerseplatosyjarrossemejantesalosdelosreyesde Europa. Con ellos comían y bebían, echando migajas o huesos a losservidores indígenas acurrucados a sus pies, lo mismo que animalesdomésticos.En el mes de Septiembre de 1502, después de partir Juan de la Cosa,experimentaronCuevasyLucerounasorpresaaúnmayorquealverentrarensucasaalcélebrepiloto.UnespañoldelosquehabíanvividoenIsabeladionoticiaaFernandodequesu antiguo capitán don Alonso se hallaba en Santo Domingo desde el díaanterior,peroenlacárcel.Corrió a verle Cuevas, seguido de un servidor indio que llevaba sobro sucabezauncestocon losmejoresvíveresqueLucerohabíapodidoreunir.Lovioencerradoenelcasuchoqueservíadeprisión,ysusguardianesmásbienparecíancriadossuyos,porelrespetoconquehablabanaestehéroe,,célebreporeuintrepidez.Tenia el mismo aspecto que años antes, pequeño de cuerpo, bienproporcionado,ágilensusmovimientos,conciertavibraciónenlosademanesquerevelabaunafuerzareprimidapugnandoporexpandirse.Ya tenia treintaaños, pero guardaba la ligereza y la inconsciencia audaz de su mocedadheroica.Volvíade susegundoviajededescubrimiento,aprisionadoy robadopor susconsocios.Alospocosdías,el juezprincipaldela isla lodejabaenlibertad,perosomeíidoasuvigilanciayalasconsecuenciasdelproceso.Fue enterándose Cuevas, en sus continuas con-. versaciones con él, de losepisodiosdeestesegundoviaje,másdesgraciadoaúnqueelanterior.ElobispoFonsecalehabíaprotegidoenEspañaunavezmás.Sushazañaslehacíanpopular en lospuertos españoles, especialmente enSevilla, donde6ejuntabantodoslosaventurerosganososdeiralasnuevastierras.Enconsideraciónasusserviciospasadosyalosquepodíaprestar,ledabanlosreyesseisleguasdeterrenoenlaparteSurdelaislaEspañolayelgobiernodelaprovinciadeCoquibacoa,quehabíadescubiertoenTierraFirmedurantesu

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primer viaje, autorizándole para equipar a sus expensas una flota que nopasase de diez buques. Falto de capital y temeroso de la usura de loscomerciantes que tanto había pesado sobre él en su viaje anterior, buscó elapoyo de particulares, siendo sus socios cierto Vergara, mayordomo de uncanónigo rico de Sevilla, y otro llamado Ocampo. Estos copartícipes sóloaportabanaúltimahoraloprecisoparaarmarcuatrocarabelas,embarcándoseen éstas la gente más brava y aventurera que había entonces en Sevilla.Muchos de sus hombres habían figurado en anteriores viajes a las nuevastierras.Una expedición con estas gentes acostumbradas a maltratar al indio y concapitalistasmediocres ansiosos de adquirir riquezas, fuese como fuese, sólopodía originar batallas y robos allá donde tocase, teniendo como final lainsubordinación y el desorden. Al desembarcar en Cumaná saqueaban lasaldeas indígenas, y contraviniendo las órdenes de Ojeda, mataban a varioshabitantes, llevándosecautivosaotros.VergarayOcamposereservaban .lasmujeres,dandolibertadalasviejasylasfeas,yexigíanrescateporlasjóvenesquereclamabansusmaridos.Ojedanotomabadeestesaqueomasqueunasimplehamacadealgodón.Laindia Isabel le seguía. Habiendo recogido un poco de oro continuaronadelante, hasta encontrar en la provincia de Citarme a un español de laexpedicióndeBastidasquehabíadesertadotresmesesantes,quedándoseallíentrelosindios,cuyoidiomaacababadeaprender.Sostenía Ojeda frecuentes combates con los naturales, emprendía laconstrucción de un pueblo y de una fortaleza, pero la falta de víveres y lapobrezadelpaíshacíanquesugentefueseperdiendoladisciplina.Elororecogidoenlascorreríasestabadepositadoenunacajafuerte,cuyasdosllavesguardabaOjeda,congrandisgustodesussocios.Éstossublevabanalagente contra él y acabaron por sorprenderlemientras dormía, cargándolo decadenasantesdeconducirloabordodeunodelosbuques.Así salió don Alonso de la provincia que debía gobernar y de la primerapoblaciónfundadaporélconelnombredeSantaCruz.En la misma carabela en que iba el gobernador preso se embarcabanigualmente sus dos consocios con la caja origen del litigio. Su plan eraacusarleantelasautoridadesdeSantoDomingo,yaqueelestadodelbuquenolespermitíacontinuarhastaEspaña.LlegaronalaparteoccidentaldelaislaEspañola,anclandoaciertadistanciade la costa.Ojeda, confiando en su fuerza y su agilidad, se escurrió por uncostado del buque, durante la noche, hasta hundirse en el agua, y trató denadarhacialaorilla.Losbrazoslostenialibres,perosuspiesestabansujetoscongrillosycadenas,yelpesodetantohierroleibasumergiendo.Tuvo que pedir socorro, al mismo tiempo que la india Isabel daba gritosadivinandosupeligro.Losenemigosecharonunbotealagua,yel intrépido

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gobernadortuvoquepasarporlavergüenzadevolvermedioahogadoalpoderde sus desleales compañeros. Lo desembarcaban finalmente, poniéndolo adisposicióndelgobernadordeSantoDomingo,yellos,mientrastanto,abríanlacajafuerte,objetodetantasquerellas,repartiéndosesucontenido.CuevasvioalaindiaIsabelenlaprisión,alladodesuamante.Ibavestidaausanzaespañola,conmantillayampliasfaldas.Estasricasgalashabíansidocompradas en Sevilla al organizarse la expedición. Cuando Ojeda podíadisponer de dinero, lo gastaba descuidadamente, con arreglo a su pródigocarácter. Las ropas de rica calidad ya estabanmuy ajadas por los azares deaquelviajeaventurero.Al verse ahora en una tierra semejante a la suya, la india iba prescindiendopaulatinamente de las diversas prendas de su vestimenta europea, y un anodespués la vcia Lucero semejante a las otras indígenas del país, casadas oamancebadasconespañoles,quesólo llevabansobresudesnudeztradicionalalguna sayaviejaquedenotase suclase, superior a lade lasotras indias sintratoconblancos.EncontrabaCuevasen Isabel cierta semejanzacon la reinaFlordeOro.Erauna Anacaona más joven, menos lánguida y sin su porte majestuoso; unacompañeradeaventureroheroico,dispuestaaatravesarlasselvassirviendoasuhombredeguía,lomismoqueaguisotearylimpiarsusarmasdurantelashoraslarguísimasymonótonaspasadasenelalcázardepopadeunacarabela.Como todas las hembras de pueblos primitivos, empezaba amarchitarse enplena juventud. No debía estar más allá de los veinte años y tenia ya unaspectomatronil,anunciadorderápidoyprematuroagotamiento.OjedafueainstalarseconsuconcubinaindiaenunacasuchadelasafuerasdeSantoDomingoque leproporcionaronCuevasyotroscamaradasde suvidatrabajosaenIsabela.Mostrábaseinsensiblea lossucesosquesedesarrollabanenSantoDomingo.No le importaba la vida de esta colonia, en la que sólo podía figurar comosimple habitante. Él era de los que fundaban ciudades; había nacido paramandar y no para obedecer. Si vivía allí, era en espera de que le hiciesenjusticia,sosteniendounpleitolarguísimoparaqueledevolviesenlosuyo.Mostrábasepreocupadoporlosincidentesdeestepleito,comosisemovieseentrelasmallasdeunaredinterminable.EnSantoDomingo,jueces,abogadosyescribanosempezabanaserlospersonajesmásimportantes.—Mediaciudad—decíaCuevas—pleiteaconlaotarámedia.Minero,poseedordelatierraonavegante,nohabía.blancoquenosecreyesedespojadoeiniciaseunpleitocontraotrocompatriota.Ojeda,queerapobre,teniamuchosenvidiososdesufamaheroicaysehabíahechomuchos enemigos por las arrogancias de su carácter pendenciero.Deprontoseviocondenadoporeljuezmayordelaislaaperdertodoloadquiridoen su viaje y además lo declaraba deudor a la corona, por afirmar sus

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adversariosquesehabíaquedadoconlapartecorrespondientealosreyes.Apeló a los tribunales de España, pidiendo al mismo tiempo apoyo a suprotector Fonseca, y gracias a este último pudo conseguir que le hicieranjusticia.Mas las costas que debió pagar por el proceso fueron tan enormes,queconsumíantodoloqueleadeudabansussociosyelcontenidodelacajadecaudales..Quedó su nombre limpio de toda acusación, pero se considerabamás pobrequeantesde.emprendersuprimerviaje,dudandoyadepodersalirdeSantoDomingo al frente de una nueva expedición. Surgía demanos de la justiciatriunfaute,perocompletamentearruinado.Cuando aún esperaba que el Consejo real le hiciese justicia, se detuvocasualmenteunamañanaenlaplazamayordeSantoDomingo,atraídoporlapresenciadeunamultitud.ViopasaralareinaAnacaonacaminodelahorca,yél,queestabaavezadoamatanzas,nopudopresenciarestaejecución,abominandointeriormentedelascrueldadesinútilesdeOvandoylamuerteinnecesariadeestamujer.Nohabíaensuprotestacompasivanadadeamor.LosdíaspasadosconFlordeOroeranunvagorecuerdoensumemoria.El amor había retrocedido a último término en el tumulto de sus deseos.Quería riquezapara repartirla amanos llenas,y sobre todoautoridad,por eláspero deleite que proporciona el poder. Lo único que le preocupaba en susituaciónactualeraversedesconocidoúolvidadoenaquellaislacuyointeriorhabíasidoelprimeroenexplorar.SehabituóCuevasalapresenciadesuantiguocapitán.Sindejardeadmirarle,lo veía como si fuese otro desde que le inspiraba compasión. Estabaacostumbradoasushazañasheroicas,noasusdesgracias.Sus propios asuntos empezaron a mantenerle algo alejado de Ojeda. LariquezaparecíavenirahorahaciaélyLucero,norápidaydeslumbrantecomosurgíadelasminasparaotros,sinolenta,modesta,conunavancemonótonopero firme, como la iban conociendo los españoles de gustos pacíficosdedicadosalcultivodelatierra.Unavieja india, viudadeunpequeñocaciquedel interior, había conocido aLncerocuandovivíanlosdosenlasminas,mostrandoporellaunaadmiraciónsemejantea laque sienten los esclavosporundueñodoorigen superior.Sufortunasignificabapocacosaenunpaísdondelosblancosrecibíanmercedesreales de terreno calculadas por días demarcha. Lo que había heredado delcaciquesóloerandosleguas,peroaorillasdeunríoydetierraferacísima.ElbachillerEnciso, abogadodeSantoDomingo, alqueconocíaCuevaspor suamistadconOjeda,seencargódelegalizarlostítulosdepropiedaddelaviejacacica,convertidaalcristianismo.Lucerosabiaqueeldeseodelaindígenaeradejarsufortunaaellosdosyasuhijo Alonsico, por el que mostraba un afecto comparable al de una vieja

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nodriza.ElbachillerEncisohabíaarregladoyatodoloreferentealaherencia,yFernandomirabadichastierrascomosuyas,lamentandotenerquecultivarlaspocoapoco,porlaescasezdesuamedios.HabíaconseguidoqueelnuevogobernadorOvandoyluegolosfrailesdeSanJerónimo,quesucedieronaésteenelgobiernodelaisla,leentregasenciertonúmero de indios, tratándolos con bondad para que le ayudasen en sustrabajos. Pero el indígena resultaba flojo en las labores, y sólo por obra delmiedopodíaconseguirsequedieseunmayorrendimiento.Empezaban a establecerse en la isla los primeros trapiches de azúcar,venerables antecesores de los que después fueron llamados «ingenios». Losconquistadores trasladaban a estemundonuevo la caña azucaradadeorigenasiáticoquesiglosanteehabíanaclimatadolosmorosenEspaña.Unfraile,aldesembarcarenSantoDomingo,buscóaCuevasparaentregarleuna carta que le habían dado en Córdoba y una pequeña bolsa llena demonedasdeoro.EldoctorAcostaseacordabadeLuceroydesuhijo.Este dinero sirvió a Cuevas para el desarrollo de su empresa agrícola, yocupadoenelladejódevermesesymesesasuantiguocapitán.VivíaéstemalhumoradoensucasuchaconlaindiaIsabel,delaqueyateniadoshijos.Algunasvecesobteníadinerotomándoloapréstamosobreaquellasleguas de tierra que le habían dado los reyes; otras jugando con losaventurerosquevolvíandelasminasdelinteriorodealgúnviajeclandestinodedescubrimiento.Semostrabaconstantementedescuidadoymanirroto,volviendoenseguidaaser pobre. Altivo y orgulloso en su trato con los espadachines, siempreabundantes en la colonia, sostenía con ellos frecuentes pendencias, y comosiempre,eraélquienhacíasangreysalíaileso.Fernandodejó de verlemucho tiempo, y le dijeronquehabía salido conungrupodedesesperadostanintrépidoscomoél,enunbarcoviejoyconescasosvíveres,paraintentarporsegundavezlafundacióndeSantaCruzenaquellaprovinciadeTierraFirmecuyogobiernolehabíandadolosreyes.Al poco tiempo volvió derrotado y triste, con sólo unos pocos de suscompañeros. Todos los demás habían perecido en las tierras de su ingratagobernación.Lucero, conel espíritu conservador innato en lamujer,mostrábase cadavezmásenemigadeaventurasyheroísmos.—Que vayan otros—decía a su marido—en busca del oro. Nosotrosprocuremosque la tierramantenganuestroscerdos,nuestrasvacas,ynosdemaízycazabe.QuedonAlonsoylosdesuespeciebusquennuevasminas.Lesvenderemoslacomidaparasusviajes,yDiosharáquealfinal trabajenparanosotros,sinquenosmovamosdenuestracasa.Aprobaba el marido la cordura de estas palabras, haciendo callar al héroeansiosodeaventuras,peligrosygrandezasquellevabadentrodeél.Sudiario

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ypacificocombateconlatierraparecíaadormecerle.Admiró finalmente la sabiduríade su esposa.Ojeda continuaba inspirándolerespeto,masahora,leparecíapertenecienteaotraclasedehombres,dignosdeseradmiradosdesdelejos,sinseguirlosnunca.Y viviendo los dos esposos en tan pacíficas y mansas aspiraciones llegó aSantoDomingolanoticiadeque,mesesantes,el20deMayode1506,habíamuertoenValladolidelAlmirantedonCristóbalColón.

III.-DelasverdaderasminasdelreySalomónencontradaspordonCristóbalenPanamá,cercadelGanges,ycómoFernandoCuevasfueaEspañaenviadoporOjeda,solicitandoelpermisoparaconquistarlas.

AntesdequeelAlmirantemurieseenEspaña,lovieronCuevasyLuceroporúltimavezenSantoDomingo.El gobernador de la isla tuvo que enviar una carabela para recogerlo enJamaica,dondepermanecíaaisladovariosmeses,consusbuquespodridosyunagranpartedesustripulacionessublevadas.Sucuartoviajededescubrimiento,pagadopor los reyesdespuésdemuchostitubeosydemorasconeldeseodequeColónserehabilitasedelfracasodesuviajeanterior,resultabaunacontinuadesdicha.Despuésdehaberestadofrentea Santo Domingo, sin que Ovando le dejase desembarcar, ponía su proa alOeste,enbuscadelestrechoqueibaadarloaccesoalasverdaderastierrasdelGranKanyalasbocasdelGanges.LoselementosdelaNaturalezaysuspropiasdolenciasseconjurabancontraélparahaceraúnmástristesuúltimaaventuradenavegantevisionario.Abundaban las tempestades en su viaje; le atormentaban los reumatismos,teniaqueviviracostado,paralocualhizoqueleconstruyeranunacamaretadetablassobrelapopadelnavio,siguiendoasísurumbosiuabandonarellecho.Cada vez se hacia más visible la perturbación do sus facultades mentales.Hablaba con seres fantásticos que le visitaban durante la noche para darleconsejoseinfundirleánimo.NavegódetalmodofrenteallitoraldelospaísesllamadosluegoPanamá,CostaRicayHonduras,yqueélcomprendíabajoelnombregeneraldeVeragua.EstaVeraguaibaaserlaúltimaquimeradesuvida,elpostrersueñodorado,enardecedordesusansiasdepoderyriqueza.Losnaturalesdelacosta,aldarinformesalosenviadosdeColón,hablabandepaísesdistantessolamenteunoscuantossolesdemarcha,dondeloshombresibanvestidosconlargastúnicas,llevandoadornosdooroenlacabezayenlosbrazos.SereferíansindudaalYucatányaMéjico.TalesrelatosservíanparaexacerbaraúnmáslasquimerasgeográficasdelAlmirante,haciéndolecreerqueestabaen lavecindadde lospaíses descritos por Marco Polo. Hasta afirmó, según sus cálculos, quecaminandodiez jornadaspor el interiordeVeragua llegaría a las ¡iberasdel

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Gangesyasusmásfamosasciudades.Las breves correrías de los suyos por las aldeas vecinas a la costa norepresentaban ninguna exploración seria del país, pero como muchosindígenas principalos llevaban sobre el pecho grandes patenas de oro queColón llamaba «espejos», creyó ciegamonte que había tropezado con lasmayoresminasdelmundo.DejódeafirmarquelasdelaislaEspañolafuesenlasdelreySalomón.DondeestasminassehallabanverdaderamenteeraenelterritoriodeVeragua.Apresó cerca de la costa una canoa enorme, lamás grande que había vistohastaentonces,cubiertaconunatechumbredepajatejida,muyabundanteenmarineros y pasajeros y llevando un cargamento de objetos curiososreveladores de cierta civilización.Esta especie de nave comercial que veníadelNorte,dondevivíanloshombresvestidosyconadornosdeoro,laaprecióelAlmirante comouna primeramuestra de lamarina asiática que navegabaporlosestrechosyarchipiélagosdelascostasvastísimasdelGranKan.Intentóestablecerunacoloniaaorillasdeunríoque llamóBelén,pero tuvoque abandonarla ante el empuje de los naturales, más temibles que losindígenas de laEspañola, pues tiraban siempre con flechas envenenadas.Elmalestadodesusbuquesloobligóaretroceder,fondeandoenJamaica,yallíse abrieron, acribillados por la «broma», quedando encallados en la playacomoedificiosdemadera.Vivióalgunosmesesdependiendoélylossuyosdelosvíveresquequisieranproporcionarleslosindígenasacambiodechucherías,yquealfinalllegaronaescasear.LlevabaconélasubastardoFernando,elhijodeBeatrizEnríquez,elcualempoezabaaeeradolescente,ylapresenciadeestetiernocompañerodeaventurasaumentabamáslaangustiadesusituación.Comolehabíaocurridovariasvecesensuvidadegobernante,lamayorpartedesugenteacabóporsublevarsecontraél.SuhermanodonBartolomé,a lacabeza de los que se mantenían fieles, sostuvo batallas con los rebeldes,contemplando los indígenas con regocijo estas luchas sangrientas de losblancos.UnhombreadictoalAlmirante,DiegoMéndez, realizaba lamás inauditadelashazañasparasacaratodosdeesteaislamientoenelqueibanasucumbir.Embarcado en una canoa india, sinmás acompañamiento que otro blanco yvarios remeros jamaicanos, navegaba leguasy leguashasta la islaEspañola,consiguiendo llegar a elladespuésdevarias tentativas inútiles. Iba enbuscadelgobernadorOvandoparacontarlelaangustiosasituacióndelAlmirante,yuna carabela enviada desde Santo Domingo trajo a la capital a todos lossupervivientesdelcuartoviaje,terriblementeenemistadosyrepitiendoenlascallesdelaciudadlasquerellasqueloshabíandivididoenlacostadeJamaica.El vecindario de Santo Domingo, que años antes había despedido a Colónencadenado con griterías hostiles y deseos demuerte, lo respetó y hasta lo

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agasajó,alverloenfermo,conairedevencidoparasiempre.Lefaltabayaelapoyodelaquimera,quehabíasidosiempresumayorfuerza.Ovandoloalojóensupropiacasa,y losqueañosanteshabíansidosusenemigos lemiraronconlaconmiseraciónqueinspiraladesgracia.FernandoyLucerofueronavisitarle,yelanciano,quepasabapartedeldíaenla cama, atormentadopor el reuma, pareció alegrarse al reconocer a los dosantiguos pajes que le habían acompañado en su primera y nías gloriosaaventuramarítima.Otro amigo, igualmente venerable para ellos, llegó en este tiempo a SantoDomingo,elseñorJuandelaCosa,quehabíaandadoocupadohastaentoncesenotrasnavegaciones.Hablabacon franquezadealgunasde ellas.Otras lasmanteníaenprudentesilencio,olasrevelabacontrasuvoluntadconpalabrassueltas.Cuevas, desde Santo Domingo, estaba enterado de algunas navegacionesclandestinas, emprendidas sin permiso de los reyes. Era indispensable paraarmarunaexpediciónenlospuertosdeEspañaquesuscapitanesobtuviesenuna cédula real. Y como para conseguir tal privilegio eran precisasrecomendaciones y largas esperas, algunos se lanzaban al misterio de losmaresinexploradosporsucuentayriesgo,sindeciradondeiban,guardandodespuésensecretolastierrasdescubiertas.JuandelaCosaaludíaconairemisteriosoaciertosviajesquenoeranlosdeAlonso de Ojeda, ni el suyo con el escribano Bastidas, ni tampoco el deAlonsoNiñodeMogueralpaísdelasperlas,nicirecientedeVicenteYáñezPinzón.EstehermanodeMartínAlonso,quemandabalaNiñaalavueltadelprimerviaje,sehabíalanzadootravezalmar.NohabíapensadoenviajesmientrasColóntuvoelmonopoliodeellos.Losdesu familia no podían oír hablar de tal hombre. Luego, al ver abiertas laspuertasdelOcéano,selanzabaaélmandandounaescuadrilladecuatrobarcosque leproporcionaron rapacesusureros.Leatraíamás lagloriadedescubrirtierrasquelariqueza.EraelprimeroenverlaconstelaciónllamadaCruzdelSuryotrasestrellasdelcieloaustral,completamentenuevasparaloseuropeos.Igualmente era el primero en descubrir el Norte del Brasil y el mar dulceformadoporeldesagüedeungranríotituladodespuésdelasAmazonas.MásdesgraciadoqueBastidasyotrosquetraíanperlas,sólolograbaembarcarpalocampeche,yalllegaraEspañasusacreedoresseloembargabantodo.Juan de la Cosa procuraba también no mencionar cierto viaje secreto quellevabahechoconAméricoVespucio,másalNortedeaquellaVeraguadelaquetantohablabaColón;peroCuevaslosospechóporciertasexpresionesqueseleescaparonalcélebrepiloto.Otrasnavegacionesclandestinasdebíahaberrealizado,ajuzgarporelestadodesufortuna.AlhacerlesjusticiaenEspañaaélyaBastidas,leshabíandevueltogranparte

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deloadquiridoendichoviaje,peroindudablementellevabanganadomásoroennavegacionesposteriores,mantenidasensecreto.Tambiénhacíasospecharesto el conocimiento de nuevas tierras que figuraban en su mapa conexactitud, sin que hubiesen sido vistas hasta entonces por ninguna de lasexpedicionesautorizadas.Yóleraunnavegante6inimaginación,atenidoalarealidaddeloshechos,incapazdeedificarsobreellosconjeturasfantásticas.EstepositivismosereuodenaveganteprácticolehaciasonreírconlástimadelasfantasíasdelAlmirante.Loconsiderabayamuyalazagadetodoslosqueibanbuscandotierrasenelmisteriodelosmaresdesiertos.—Ni ha aprendido ni ha olvidado—dijo una vez hablando con Ojeda yCuevas.Yqueríaexpresarconestoquelosdescubrimientoshechosporélyporotrosno habían enseñado nada nuevo a Colón, empeñado en no olvidar aquellageografía delirante aprendida en Marco Polo y Mandeville, que le haciacreersesiempreenAsia.Losqueselimitabanaobservarsinningúncaprichoimaginativo,tenianunanociónmásexactadelasnuevastierras.Colón, poeta del mar, perturbado mentalmente por la vejez y elexacerbamientodesusfantasías,empezabaasabermenosquemuchospilotosvulgares y prácticos. Además, en España eran cada vezmás numerosos loshombresdeestudioquesereíandelGranKanytodaslasquimerasasiáticasdelAlmirante, afirmandoque las tierras descubiertas eranunnuevomundo.Poro don Cristóbal seguía aferrado a su ilusión, declarando ignorantes acuantos ponían en duda sus afirmaciones. El solamente podía conocer laverdad.Juande laCosa sonreía igualmente al oírmencionar la superioridadnáuticadel Almirante. Éste, en su inmenso orgullo, iba por el mar creyendo ser elúnicoqueposeíaelsecretodesusrumbos.—Seimaginaquesóloéltieneojos,ytodoslosqueleacompañansonciegosoniñosdelaescuela.HablandodonCristóbal encasadeOvandocon Juande laCosa—puesésteeraelúnicopilotoqueélconsiderabadignodeatención—,sehabíajactadodeguardar secreto el rumbo a la riquísima Veragua. Nadie mas que él sabríavolverallá.Paraellohabíadecomisadoyrototodoslosapuntesypapelesdediversasespeciesquehabíavistoenmanosdepilotosomarineros.YLaCosasabía que Porras y otros compañeros de dicha navegación habían idoescribiendocontodafacilidadrumbosigualesaldelAlmirante.DecadaunodesusviajestraíaelAlmiranteunailusióndoradaytriunfadora,siendosiemprelaúltimalamejor.—Al volver a España del primer viaje—seguía diciendo el célebre piloto—veníamosdedescubrirCipango lade los«tejadosdeoro».El segundoviajesirvió para descubrir que Cuba era tierra firme, la punta donde empieza oacabaAsia, segúnvamos a ellaovenimos.Enel tercerono fui, pero según

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cuenta donCristóbal, anduvo cerca del Paraíso terrenal, vio uno de los ríosquebajandeél,yahora,enelcuarto,descubre lasverdaderasminasdelreySalomóny sólo se detiene a unas cuantas jornadas delGanges.Todo puederesultar cierto, si tal es la voluntad de Dios; pero yo me contento con queresultentanabundantescomoéldicelosespejosdeoroquellevanlasgentesdesuVeragua,yconquelasminasdeaquellatierradenmásmetalquelasdeaquí,sinimportarmeunarditequeseanonoseanlasdeSalomón.Partía el Almirante para España reanimado físicamente por el descanso enSanto Domingo, y su imaginación volvía a recobrar la misma pujanza deantes,alsentirsemenosenfermo.Este sembrador de doradas quimeras, al marcharse de la isla, dejaba a susespaldasundesdobledelfantasmabrillantedeVeragua,últimocompañerodelos contados días que le quedaban por vivir. Todos en Santo Domingoempezaronahablardelpaísdelos«espejosdeoro»,inmediatoalasnacionesde laIndia,donde loshombres ibanvestidosy teníanbuques.Hasta losmásrecelosos o prudentes comenzaban a sentirse arrastrados por el encanto deVeragua, el antiguo Quersoneso Áureo, donde el oro podía encontrarse amontones, sin necesidadde trabajo para recogerlo.Era la ilusióndel primerviaje,queelvisionariovolvíaareproducirantes'desumuerte.Cuando llegó a Santo Domingo la noticia de su defunción, Ojeda andabapreocupado mucho tiempo por el deseo de ir a Veragua. Alguien debíaconquistar esta tierra de oro, y él sabía, como muchos, que el rey donFernandonomirababienalosambiciososeinquietosColones,especialmentedespuésde:suatrevidaconductaenelgobiernodelaEspañola.Un sentimiento de vanidad herida y de celos hacia más penosa la malasituación de Ojeda en Santo Domingo. Con el gobernador Ovando habíallegado a la isla su camarada de juventudDiego deNicuesa. Era, como el,pequeñode cuerpopero ágil y forzudo,maestro en toda clase de suertes deequitaciónydeesgrima,ymuyosadoensusempresas,aunquemásprudenteylentoenprepararlasqueelCaballerodelaVirgen.Tenia sobre éste la ventaja de ser gran tañedor de vihuela y cantar con vozexcelentetodaclasederomances,loquelevaliaenciertasocasioneselversepreferido por las damas.Rico además por su familia, esto le daba una gransuperioridadsobresuamigo,simpleaventureroheroico.Tales divergencias habían acabado por enemistarlos. Ojeda, en su retiro deSantoDomingo,eramuyconsideradoentreloshombresdeespadaacausadesus aventuras, pero los ricos le menospreciaban por ser pobre, y sufría eltormentodevere>Nicuesafigurandoentrelosproceresmásimportantesdelacolonia,amigodelgobernadoryrecibiendodeéstetodaclasedemercedes.Acaudalado en su tierra, Nicuesa, al llegar a Santo Domingo, se habíaenriquecidoaúnmásenpocosaños,puessudineroyelapoyodeOvandolepermitíanrealizarfructíferasadquisiciones.Taleraelprestigiodesunombrey

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su fortuna, que los vecinos de Santo Domingo lo enviaban a España comodiputadosuyo,paraquegestionase la resolución favorabledevariosasuntosdelacolonia.OjedavisitabaconfrecuenciaaJuandelaCosa,instaladoenlamejorcalledeSanto Domingo, en una de las casas de piedra edificadas por su antiguocamaradaelpilotoRoldan.Viviacomorico,nopensandoporelmomentoennuevos viajes. Además, estaba seguro—mostrando en ello cierta vanidadprofesional—de que todos los que intentasen nuevas expediciones se veríanobligadosabuscarlacolaboracióndeJuandelaCosa.El vehemente Ojeda tenia un poder irresistible de persuasión sobre estepersonaje sesudo, y no tardó en sacarlo de su dulce quietismo. Quería elCaballerodelaVirgeniralaconquistadeVeragua,pasandodeellaalosotrospaísesdondeibanlosindiosvestidos.La reina doña Isabel había muerto poco antes que Colón, y el rey donFernando, preocupado con susguerras enÑapólesy en la frontera francesa,dejabalosasuntosdelosnuevospaísesenmanosdeFonseca,ahoraobispodeBurgos. Este severo personaje, monopolizador de las cosas del mar, habíaprotegido siempre a donAlonso, sonriendo con expresión paternal al oír elrelatodesusosadíasheroicas.JuandelaCosa,queerarico,podíairaEspañaensunombreparahablaralcélebreobispoyqueésteconsiguiesedelrey,paraellosdos,elprivilegiodeconquistarVeraguayotrospaísesdoTierraFirme.ElprestigiomarinodeLaCosaayudaríatambiénaconseguirestefavorreal.Acabó por sentir el piloto las mismas ansias e inquietudes de su amigo,procurandoacelerarsuviajeaEspaña.LosamigosqueNicuesateníaenlaisladabanporseguroqueésteaprovecharíasuestanciaalláparasolicitarlamismamerced,ysuinfluenciaeragrandeenlacorteporhaberseeducadoencasadelAlmirantedeCastilla,tíodelrey.LeparecióaOjedaquenoerabastanteelapoyodesuprotectorelobispoylagestiónpersonaldelcélebrepilotocántabro.Cuevas se mostraba igualmente deslumhrado por la visión de Veragua.Despertabanenélsusantiguosentusiasmosdeconquistador.Enaquellatierrade oro podía encontrar una fortuna más enorme y rápida que la do unagricultorcolonialluchandomonótonamenteconelsuelo.Yporunareversióndesentimientoa laquesevenexpuestosmuchasveces losseresnerviososeimaginativos,Lucero,queseexpresabasiemprecontanprudentesrazonesalabominar de la riqueza buscada en las minas, prefiriendo la tranquila ymodestaprosperidaddolaagricultura,sintiódeprontoeldeslumbramientodeVeragua.Le fue imposibleescaparaunaobsesión sentidaporcasi todos loshabitantesdelacolonia.En alguna parte debían encontrarse aquellas riquezas tan anunciadas ybuscadasdesdedoceañosantes.¿CómopodíaequivocarsedonCristóbal,tanveneradoporella?...

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ElCaballerodelaVirgen,rápidosiempreenlaconcepciónyensanchamientodesusplanes,diouncompañeroaJuandelaCosa.FernandoCuevasdebíairconélaEspaña.Se acordó del doctor Acosta, tantas veces nombrado por este matrimoniojovenquerecibíadeélcartasyhastadinero.Habíasalvadoai reycuande lehirieron mortalmente en Barcelona, y era tenido por éste como uno de loshombresdesureinomásdignosdeserescuchadosa lahoradelconsejo.Supalabra,despuésdeladelobispoFonseca,resultaríadecisiva.OjedateniaademásalfísicoAcostapormuyricoyesperabahacerdeélunode los socios mercantiles de su futura empresa, por imaginarse que allá enEspaña el descubrimiento deVeragua habria causado igual emoción que enSantoDomingo.ConsiguióCuevassindificultadquesumujeraceptaraelviaje.Duraríaunañocuandomás. Sus protectores de allá iban a conseguir fácilmente la licenciareal.Duranteestetiempodejaríaabandonadossustrabajosenlastierrasdelacacica, y Lucero, con Alonsico, viviría en su chacra inmediata a SantoDomingo.Paraella,quehabíapasadoportanarriesgadostrances,teniapocaimportanciaquedarsolaenestaciudaddeaventurerosymujeresdecostumbreslibres.Lavidasehabíaregularizadointimamenteconlallegadadefamiliasenteras,queibanimponiendosanascostumbres.Además,quedabaenSantoDomingodonAlonso con su india Isabel, y el valeroso hidalgo resultaba un protectortemibleparalagentemala.Cuandomeses después desembarcaron enCádiz el señor Juan de laCosa yFernandoCuevas,diéronsecuentadelaenormedisparidadentreelambienteque les había rodeado hasta entonces y el de la metrópoli en que se ibanadentrando. Todos se acordaban de la reina Isabel, lamentando sufallecimiento.DeColónnoseacordabanadie.Sólo al llegar a Sevilla y pasar luego a Córdoba, encontraron algunos quehacían memoria del difunto Almirante. Todo lo del descubrimiento deVeragua,«latierradelosespejosdeoro»ylasminasinagotablesdeSalomón,había hecho reir una vez más a la gente. Eran tres los fracasos sucesivos,despuésdeaquellasabsurdasilusionesquehabíahechonaceralavueltadesuprimer viaje. Iban de un lado a otro, por todo el país, con aspecto denáufragos,losquehabíanvueltodeallá,enfermosydescorazonados.Hombres de estudio y otros expertos en la vida marítima se ocupaban deColón, pero era para comentar incrédulamente su quimera asiática y sugeografíadelirantequelehabíanacompañadohastaelúltimomomento,comosilefueseimposiblevivirsinellas.El rey Fernando, ya viudo, lo había recibido en sus últimos días con laconmiseraciónrespetuosaqueinspiraunhombredegenioperturbado,quime-rático y en plena decadencia. Elmonarca sonreía finamente para ocultar su

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asombro cuandoColón le pedía buques por quinta vez para ir en busca delGranKan y delGanges. ¿Nohabía perdido aún bastantes?... Esta exigenciacostosallegabaenelmomentoquemáspreocupadosesentíaporlapróximallegadaaEspañadesuyernoelflamencodonFelipe,enemigosuyo,ydesuhijadoña Juana, locadeamor,que sólohacia loque lemandaba suesposo.Además,debíapensarensusguerrasdiplomáticasymilitares,paralasquenoteníanuncasuficientedinero.En medio de la indiferencia pública, era el rey el único que trataba conatenciónalviejoAlmirante,enmemoriadesuesposa,yporquetodohombreque se considera desgraciado en sus asuntos trata instiutivamente conbenevolenciaaotromásinfelizymásviejo.Prometíale don Fernando ocuparse más adelante de su quinta expedición,cuandotuviesedinero,ypararegalodesupersonaleproporcionabatodaslascomodidadesquepodíadarle.Estabaprohibidoenaqueltiempo,conseverísimaspenas,queningúnhombreviajase enmula, pues el suave paso de estamontura eramotivo de que losvaronesolvidasenelcabalgarencaballos.Lasmulassólopodíanemplearlaslasmujeresylosclérigos,yelreydioundecretoautorizandoadonCristóbalColón para que fuese el único hombre que ciñendo espada pudiese viajarmontadoendichoanimal.Noera ricoelAlmirante,porque lasminasdo la islaEspañola,queélhabíareputado en los primeros momentos como del rey Salomón, no daban aúnconsiderablesproductos,y resultabapor tantopococuantiosa laparteque lecorrespondíaaél.Unosañosconotros,elvalordeloroenviadoaEspañasólorepresentabaunoscuarentamildurosdelamonedaactual.Peronoobstantelarelativamediocridaddesufortuna,viviacomounprocerdelosdeentonces,demostrando su alta posición con el número de domésticos que leacompañabana»todaspartes.LamuertelesorprendíaenValladolid,conunséquitodesietecriados,cuandoiba en busca del rey don Fernando, cada vezmás triste por las inquietudesdomésticasqueledabansuyernoysuhija,asícomoporlaanimadversióndela nobleza castellana, que le iba a hacer abandonar la corona-de Castilla,volviéndoseasureinodeAragón.Al hablarCuevas con el doctorAcosta, le contó éste algunos detalles de lamuertedeMaestreCristóbal,suantiguoprotegido.En su último testamento se acordaba al fin de Beatriz Enriquez,mostrandoarrepentimiento por su ingratitud con ella, pero se limitaba a encargar a sushijosquenolaolvidasen,sindarleningunaotracosadeprovecho.Kecordó Cuevasmuchas veces, en el resto de 6U vida, lo que dijo Acostasobre la ingratitud característica de todos los Colones. Sólo les merecíanatenciónlosqueerandesutribuydesusangre.AñosdespuéshabíadeencontrarenSantoDomingoaDiegoMéndez,elque

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realizó el estupendo viaje en una débil canoa de Jamaica a SantoDomingoparasalvaralAlmirante.FuetambiénunodelossietequeacompañabanadonCristóbal al morir en Valladolid, y lo recomendó igualmente a sus hijos.Cuandoelmayordeéstos,donDiegoColón,gobernócomovirreyenSantoDomingo,nopudoconseguirMéndezdeélningúnempleomediano.ConJuande laCosa,queacompañóvariasvecesaCuevasen susvisitasaldoctorAcosta,hablabaéstedelageografíadelirantedeColónysusenormeserrorescientíficos.Habíamuertoen lacreenciadehaberdescubiertoAsiaporelOccidente.Ensus últimos días había escrito al Papa, jactándose de haber exploradotrescientas leguas de costas asiáticas ymuchas islas, entre las cuales estabaCipango.—Creíaelmundo—continuóAcosta—muchomáspequeñoquees,yquelosmares sólo ocupanuna séptimaparte de su superficie. Para él era ignorantetodoelquepusieraendudaqueesastierrasdelasquevienenvuesasmercedespertenecen a Asia... Los que sabemos, por Ptolomeo y otros, el verdaderovolumen de nuestro mundo y que los mares ocupan la mayor parte de suesfera,nosopusimossiempreasusdelirios.Perohansurgidoinesperadamenteesas tierras nuevas, que todavía no sabemos lo que son, tierras que élignoraba...ynosotrostambién.SeinterrumpióunmomentoAcosta,ydespuésdemoverlacabezaconciertodesaliento,continuó:—¡Quiénsabesialgúndíaelvulgoharádeestevisionariodepocasletrasunhombredesaberinmenso,aisladoenmediodelaignoranciadesuépoca,yanosotros, los pocos que teníamos un conocimiento más aproximado a larealidad,nospresentaráncomounosasnos!...Siguió hablando a Juan de la Cosa de la opinión de las gentes doctas deEuropasobrelosúltimosdescubrimientosdelAlmirantefallecido.Sólosuprimerviajehabía interesado.Losotroseranseguidosderelatos tanllenosde inexactitudes fantásticas,queelmundodocto losconsiderabacadavez con menos atención. No describía los países vistos por él como debehacerlounexplorador.LosibaamoldandoaloslibrosquellevabaleídosyasugeografíaquiméricadeAsia.Asípodíaexplicarsesumuerteenmediodelageneralindiferenciayelolvidoqueempezabaagravitarsobresumemoria.AcostanocreíaenlasriquezasdeVeragua,corno,tampocoqueCubafueselapunta extrema deAsia y el gran río visto por Colón bajase del Paraíso. SeextrañabadequeuncosmógrafoprácticocomoJuandelaCosaarriesgasesufortuna en redescubrir las minas del rey Salomón, encontradas por elAlmirante en Veragua: las mismas que, según testimonio hecho de Colón,«dieronalreyDavidtresmilquintalesdeorodelasIndias,dejándolosésteenherenciaaSalomónparaayudadelasobrasdelTemplo».

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Elcélebrepilotoibaaperdersufortunaentalnegocio.—Yo—continuóeldoctor—nopiensoarriesgarunmaravedíenél,apesardemi interés por Percaudillo y su mujer. Me limitaré a hablar al rey paraconseguir la liccucia necesaria.Allá vuesasmercedes, que por ser de oficiomarinerososoldadosgustandetalesaventuras.CambiandoelcursodesuconversaciónhablódeAméricoVespucio,aquienllamabanenSevillaMórigoVespuche,yquevagabapordichaciudaddespuésdesusviajes,habiendoescritounrelatodeellos.Eraparaeldoctorunimaginativo,semejanteaColón,comounacopiapuedeparecersealoriginal.—Se atribuye en sus conversaciones las hazañas de los demás—siguiódiciendo—.Hablacomosihubieseidodecapitánenviajesdondesólofigurócomo aprendiz de piloto. Vuesa merced, señor Juan de la Cosa, que fuemaestrosuyoylellevóporprimeravezalmar,debesaberalgodeesto.Como si tuviese el don de profecía, volvió el doctor amover la cabeza, lomismoquealhablardelasuertefuturadeColón,ydijoconacentotriste:—¡Quién puede saber la suerte que tendrán esas relaciones de Vespuchecuandolasdealaestampa!...Pero estaba lejos de imaginarse que los relatos del discípulo de Juan de laCosa, tandisparatadosgeográficamentecomolasepístolasdeColón,aunquefaltosdelapoesíaingenuaynaturaldeéste,alserimpresosporunapequeñasociedadacadémicaenSaintDié,cercadelosVosgos,comoprefaciodeunanueva edición de Ptolomeo, servirían para que alas nuevas tierras, que elAlmirante don Cristóbal creyó siempre Asia, les diesen el nombre deVespucio,aceptandoelmundoconfacilidadeltitulode“América”.TanolvidadoestabayaelhombrequehabíamuertoenValladolid,buscandoinútilmentealGranKan.IV.-EnelquesehabladeloshéroesdelasCuatroCallesydecómola

animosaLuceroacometióespadaenmanoalintrépidoOjeda,haciéndolederramarsangreylágrimas.

EnSantoDomingo, el lugarmás frecuentado por el vecindario era uno querecibiaelnombrede lasCuatroCalles,porservirdecrucea lasdosarteriasmás importantes de la ciudad. El gobernador Ovando se había preocupadomuchodelasobrasdeensancheyembellecimiento,yalsucederleen1508elsegundo Almirante don Diego Colón, que había heredado de su padre donCristóbalelvirreinatodelasIndias,empezóSantoDomingoaadquirirmayorimportancia.Sus habitantes afirmaban orgullosos que no había ningún pueblo en Españamejorconstruido,aexcepcióndelamuynobleciudaddeBarcelona,yquesucatedral, todavía sin acabar, iba a ser tan magnífica como las de Europa.

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Abundaban los veneros de hermosa piedra en las cercanías. Lasconstruccionesdelprimermomentohabíansidodeadobesodemadera,contechos de ramaje. Luego, la gran abundancia de materiales y el haberaprendido los indiosadarayudaa losalbañilesvenidosdeEuropaaumentórápidamentelascasasdepiedra.Elrío,navegableymuyhondo,teníaaunladolaciudadyalotrocamposdelabranza y jardines, conmuchos naranjos, cañafistulas y grupos de frutales,traídosdeEuropa.Lascalles,bienordenadasyanchas,dabanporunodesusextremosalríoyporelotroahermosaspraderas.Anclaban lasnaves juntoa lascasasconstruidasaorilladel río.Losbuquesmásgrandes, llamadosdedosgavias,podían fondear tancerca,quemuchasvecesnonecesitabandebarcasparasudescarga,yporunaplanchademaderaibanechandofardosytoneles.Unafortalezadefendíaelpuerto.Dentrodelaciudadalgunoscolonosenriquecidosconstruíanvastosedificios,diciendovanidosamentequeelreydeEspaña,cuandoviajabaporsusEstados,secontentaríaconencontrarunalojamientosemejante.Lasvacastraídasporlosespañolessehabíanreproducidotanprolíficaraente,que algunas naves empezaban a cargar cueros para llevarlos a España.También las primeras yeguas procedentes de Andalucía multiplicaronprodigiosamentelatropacaballar.Unapartedelganadovacunoydecerdasehabía hecho salvaje, perdiéndose en los bosques. Muchos perros y gatosllegadosdeEspañaenestadodomésticocorríanyalosmontescomoanimalesbravos.ElvecindariodeSantoDomingoibaresultandodemasiadograndeparalavidatranquiladelacolonia,noporsunúmero,sinoporlacalidadespecialdesusindividuos.Ovandohabíatraídoconélunacantidadconsiderabledehombresde guerra, hidalgos sin otra fortuna que su espada, ansiosos de aventuras yriquezas.Cadafictaaportabanuevossoldados,ytodaestacorrientedeenergíaibaquedándoseestancadaen lacapital,nosabiendoelgobernadorcómodarexpansiónaunagentetanlevantisca.Yahabían terminado lasguerras en el interiorde la isla.Todos los caciquesestabansometidos.LoshidalgosdeSantoDomingofaltosdebienesdeseabanqueseemprendiesennuevasexpedicionesdedescubrimiento,peroescaseabael dinero para organizarías. Además, el virrey don Diego Colón poníaobstáculos a la iniciativa de los conquistadores, exigiendo que todo lo quedescubrieranfueseparaél,porserhijoyherederodeColón.LosqueacudíanaEspañanecesitabanañosenterosypoderososapoyosparaobtenerlicenciadeunosreyespreocupadosespecialmenteporelcursodesupolíticaenEuropa.Abundaban en la isla Española segundones de familias nobles, así comocaballeros de las Órdenes militares de Calatrava y Alcántara, viviendoconfundidosconotroshidalgospobresqueseconsiderabannomenosnobles,aunqueseveíanmásnecesitadosqueellos.

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Laúnicadiferenciaverdaderaentreestagenteorgullosa,pocosufrida,prontaasacar laespadayquesecreía tannoblecomoelrey,noreconociendoaésteotra superioridad que la de tener más dinero que ellos, consistía en laseparaciónnaturalqueseestablecesiempreentrericosypobres.Losquehabíanhecho fortuna en la islaprocurabanvivir en sus tierraso semantenían en altivo aislamiento, dentro de su casa de piedra,¡en SantoDomingo,tratándoseúnicamenteconsusigualesyconelvirrey.LospobressejuntabanenlasCuatroCallesparahablardesuslancesdeguerraenEuropaodesusviajescondonCristóbalColón,alquellamabanelAlmiranteviejoparadistinguirlo de su hijo, el Almirante mozo. También recordaban sus viajesguerrerosopuramentecomercialesconOjedayconBastidas.Muchosdeestosfuturosconquistadoresibanacuerpogentil,conunamanoenla empuñadura de la espada y sin capa, a pesar de que esta prenda erainevitable en aquellos tiempos, lo mismo en invierno que en verano, paraocultarroedurasyremiendoseneljubónylascalzas.Todosestosrespetableshidalgos«sehabíancomido lascapas»,comoellosdecíanparaexpresarquelas empeñaron o vendieron, necesitados de obtener algún dinero paramantenerse.Otrosmásfrancos,alrecordarsusperdidascapas,confesabanque«selashabíanbebido».ElosadocapitándonAlonsodeOjedasemostrabatodoslosdíasenlasCuatroCalles,hablandoaestagentecrédula,vanidosaytemibleconunafamiliaridadque losenorgullecía.Eracasi tanpobrecomoellos,y3inembargo, siempreencontrabaelmediodefavorecerlescoapequeñospréstamos.Sesabiaademásconquéprodigalidadderramabaeloro,ensusmomontosprósperos.Eraelhéroedelasnuevastierras.Todosrecitabandememoriasusaventuras,agrandadas por el entusiasmo. Su astucia para aprisionar a Caonabo eracontadacomounahazañaderomance.Comentaban sus habilidades de esgrimidor, la agilidad y la fuerza de supequeño cuerpo, en el que parecía imposible que cupiese un vigor tanincansable. Aquel jinete, antiguo estudiante en Salamanca, que le habíaacompañado en suvisita a la reinaAnacaona, al ponderar sus cualidades sevaliadeunlenguajehomérico,yaplicándoleunapodo,comolollevantodoslospersonajesdelaIlíadaylaOdisea,lellamabasiempredonAlonso«eldelospiesligeros».Esta popularidad sincera y desinteresada aún se hizo más intensa cuandocirculó por Santo Domingo la noticia de que el señor Juan de la Cosa yFernandoCuevasestabanenEspañagestionandoparaOjedaunalicenciarealquelepermitiríaemprenderlaconquistadeVeragua,«latierradelosespejosdeoro».Sabían que era asunto largo de conseguir, mas para estos hombresacostumbradosamoverseenunmundodesconocidoymisterioso,eltiempoyla distancia no tenían elmismo valor que para las gentes del viejomundo.

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Esperarían, y mientras llegaba el momento de que don Alonso levantasebandera,todoslerodeaban,saludándolecomofuturocapitán,procurandocadaunoconseguirporsupartequelevhiciesesuteniente.Entre estos soldados audaces, destinados en si$ mayor parte a una muerteobscura,ydecuyamasasurgieronigualmenteconquistadoresafortunadosde-vastísimosImperios,unospocosmerecíanlaespecialpredileccióndeOjeda,elcual,teniendosolamentetreintaaños,eramiradocomomaestroporotrosquelesuperabanenedad.TratabaamigablementeaDiegoVelázqucz,buensoldado,aunquecorpulentoen demasía, y a otro campanudo en el hablar y de aparatosos ademanesllamadoPanfilodeNarváez.LosdosadmirabanaOjedadesinteresadamente,pues el virrey Colón el mozo proyectaba enviarlos a la conquista de Cubatodavíainexplorada.Un joven de tez blanca, ojos alegres y barba rubia, extremeño, nacido enMedellin,placíaespecialmenteadonAlonsoporsufacilidadparaimprovisarversos,supropensiónahablardeamoríos,yunaprontituddeingenioquelepermitíasalirdelassituacionesmásdifíciles.HabíaestudiadoenSalamanca,teniendo que marcharse de España por haberle sorprendido las gentes deMedellincuando ibaavisitardenocheaunamujercasada,cayéndosede latapiaporcuyofiloibaavanzando.Esteestudiantepoetaeratanhábilentañerlavihuelacomoenelmanejode laespada.LeHallabanFernandoCortés,ysusamigosdesfigurabansunombredepiladiciéndoleunasvecesHernandoyotrasHernán.Había venido a la Española en la misma flota que trajo al comendadorOvando,ycomoéstetambiéneradeExtremadura,lehabíaprotegido,dándolealgunas tierras y varios indios. Ahora, con la llegada del virrey Colón, lasuertedeHernánCortéshabía cambiado,ynoveiaotroprotectorqueaqueldonAlonso,maestrodetodosellos.—Señor capitán—decía—, cuente con este soldado para su entrada en laVeragua.Noallá,sinoalinfiernoirégustosoconsuseñoría.Otroextremeño,algomásviejo,taciturnoydemenospalabras,eramiradoconigual simpatía por Ojeda. Llamábase Francisco Pizarro y había venido a laEspañolaenunaexpediciónposterioraladoOvando.TeníacincooseisañosmásquedonAlonso,yestolehaciafigurarentrelosmás viejos de aquella juventud aventurera, ávida de gloria.Ello no impediaquelaadmiraciónlehicieserespetaradonAlonsocomosifuesesupadreounhermanomayor.Dichosentimientoleimpulsóarevelartodasuhistoria,desdesusprimerasconversacionesconelCaballerodelaVirgen.Secreíatannoblecomoelquemás,perominacimientoerailegitimo,locual,enaquellostiemposdobastardosencumbradosalasmásaltassituacionesnoconstituíaundefecto irremediable.Supadre,que sehabíanegadosiemprealegitimarlo, era hombre de guerra, el capitán Gonzalo Pizarro, al que sus

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convecinos de Trujillo apodaban «el Romano», a causa de haber pasado lamayor parte de su vida peleando en Italia a las órdenes del Gran Capitán,luegodemilitarigualmentebajolasbanderasdeCésarBorgia,hijodelúltimoPapa.Sumadre,unamujerhumilde,llamadaCatalina,habíasidocriadadeunconventodemonjasdeTrujillo,yelcapitánlahizosuyaenunadesusrápidasvisitasalatierranatal.Huérfanodemadreyabandonadodesupadre,habíaguardadocerdosenloscamposdeExtremadura.Nosabía leerniescribiracausadeesteabandono,peromostrabaungrantalentonaturalparalascosasdelaguerrayelmandodeloshombres.HabíahechoapieunviajeaItaliaparasersoldadocercadesupadreyguardabaprudentesilenciosobresuvidaallá.Talvez«elRomano»,alqueotrosapodabantambién«elLargo»porsualtaestatura,habíarechazadoaestehijoquesepresentabainoportunamente.—Yaquíestoy,donAlonso—terminabadiciendocongravesencillez—;ysisuseñoríanecesitagenteleal,sinvocesnibravatas,quenoconozcaelmiedoniecheelpieatrásnunca,yosoysuhombre.Fuera de este mundo de aventureros, altivos de carácter, bravos yquisquillosos,mamulladosconsupobreza,atraídosporelpeligroylamuerte,queyasehabíancomidoybebidosuscapas,Ojedateniaunadmirador,conelquehablabafrecuentemente.EraellicenciadoMartínFernándezdeEnciso,queocupabaunadelasnuevascasas de piedra, pasando por ser el abogadomás hábil y opulento de SantoDomingo.Enpocosañoshabíaganadodosmilcastellanosdeoro,oseaunosdocemilduros,cantidadconsiderableparaaqueltiempodedineroescaso.Taleralaaficióndelosespañolesapleitearentreellos,enunacolonianaciente,dondetodavíafaltabanmuchascosaselementalesparalavida.Este abogado joven y de carácter intrépido mostrábase tan aficionado a laespadacomolamayoríadesusclientes.Undescontentodesuposiciónactual,enfermedad secreta de la mayoría de los hombres, amargaba su bienestar.Influenciado por el ambiente de la ciudad, soñaba con ser conquistador detierrasmisteriosas, abundantes enoro.Por esogustabadeun frecuente tratoconOjeda,escuchandoadmirativamentesusosadasaventuras.DonAlonso,porsuparte,cuidábasedeirexcitandolosheroicosanhelosdellegista.Prontoautilizar,comotodosloscapitanesdeguerra,cuantosrecursosencontrase a su alcance, pensaba en los dos mil castellanos de oro delabogado,paraemplearlosensufuturaempresa.Apartede su tertuliabulliciosaen lasCuatroCallesyde suspláticasconellicenciadoEnciso,procurabaelheroicohidalgovisitarconalgunafrecuenciaalaesposadeFernandoCuevasensuhuertadelasafuerasdelaciudad.Las costumbres habían empezado a transformarse enSantoDomingo con lallegada de un gran número de damas procedentes deEspaña.La esposa delvirreydonDiegoColóneradoñaMaríaEnríquez,sobrinadelduquedeAlbay

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parientaigualmentedelreydonFernandoeiCatólico.Elantiguo«hombredelacaparaída»habíaconseguidoquesuhijosecasaseconunadoncelladelamásaltanoblezaespañola,pertenecientealafamiliareal,sincesarporestodequejarse,hastalahoradesumuerte,deingratitudyabandono.LavirreinaempezóaestablecerenSantoDomingounapequeñacorte.Habíatraídoconellavariasdoncellas,noblesypobres,paracasarlasconloscolonosdemejorfortuna.SantoDomingo,quehabíasidohastaentoncesunaespeciedecampamento,adoptólascostumbresdeSevillayotrasciudadesespañolas.Los hombres se cuidaban ahoramás de sus trajes, y hacíanmemoria de lossaludos y otros gestos de urbanidad usados años antes en la lejana patria,cuando aún no los habían rustificado la guerra y las navegaciones en estemundohostilalblanco.Dedía,loshidalgosmásacomodados,llevandolacapaalbrazoyunamanoenla empuñadura de la espada, quitábanse con la diestra la gorra adornada deplumasparasaludarenlasorillasdelríoalasdamitasvenidasconlavirreina.De noche, las vihuelas sonaban en las calles, y estas serenatas amorosaspoblabandesusurrosyrisaslasrejasdelascasas,terminadasporunacruzdehierro.DonAlonsosólopermanecíaensupobreviviendaalashorasdedormirydecomer,comosievitase lapresenciade la fiel india Isabelyde lospequeñosmestizosquelehabíadado.Siemprequeleeraposible,sedirigíaa lacasadeLuceroparahaceractodepresenciaenella,deseosodequelaesposadesufielamigosediesecuentadequenovivíaolvidadaypodíacontarconsuprotección.En realidad, Lucero se bastaba a símisma, acostumbrada desde diez y seisaños antes a los peligros e incertidumbres de una vida de aventuras en lascierrasnuevas.Sinmás compañía que la de su hijo, que ya empezaba a ser unmancebilloaudazyvalerosocomosupadre,vivíafueradelaciudadtanseguracomo.siestuviesealojadaenlasCuatroCalles.AlirseFernando,lehabíadejadosubroquel,suaspadadeguerra,sulanzayuna ballesta, con la que se amaestraba como tirador el inquietoAlonsi--co.Además,Luceroguardabaunpuñaldelostiemposenquehabíavividoenlasminas, entre frecuentes alarmas causadas por la aproximación de indiossublevados. Por eso sonreía cuando don Alonso, al visitarla por las tardes,intentabahaberlaconfesarquesurelativasoledadleinspirabamiedoalgunasveces.Nohabíaconocidounsolomomentodepavor.Dirigíalaslaboresdesuhuerta,ejecutadas por cuatro indios «encomendados» a Cuevas. Los mandaba convoces y ademanes varoniles. Algunas veces, para mayor comodidad en sustrabajos e imponermás respeto a los indígenas, vestíase dehombre, con lasmismasropasquehabíausadocuandoacompañabaasumaridoporelinterior

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de la isla. Era una hembra de los primeros tiempos de la colonización, unahabitante de la ciudad de Isabela, do fúnebre memoria, donde morían losespañolesacentenares.SeruborizóinstintivamenteelprimerdíaquedonAlonsolasorprendióvestidade estemodo,marchando por su huerta. Luego le recibiómuchas veces entrajedehombre,sinemociónalguna,recordandoqueotrosmuchoslahabíanvistoasí.Comolavidadelacoloniaempezabaamodificarseconlallegadadelasdamitasdelavirreina,ella teniaciertoorgulloenrecordarqueeradelostiempos duros y heroicos y había vivido sitiada por hambre en el fuerte deSantoTomás.El intrépido Ojeda apenas alcanzaba con su cabeza a los hombros de estaamazonajoven.Sucuerpoesbelto,nomuyvigorosoenapariencia,poseiaunafuerzanerviosa,puestaapruebamuchasveces.En los últimos años, Lucero y don Alonso solóse habían visto de tarde entarde,enpresenciadeCuevasyotrosamigos.Elasedioque leshabíahechosufrirCaonabo,cuandoelladabaaúnsupechoaAlonsico,eraelperíodoenquesevieronconmásfrecuencia.Ojedamostrabacadavezmayoraficiónasusconversacionesvespertinasconlaesposadesuamigo.Finalmenteacabóporvisitarlatodoslosdías,haciendodeestounaobligaciónqueparecíadara.suexistencianuevointerés.Hablabanen lahuerta, sentadosalpiedeunárbol,de losdosemisariosquehabían ido a España, para gestionar la magna empresa de la conquista deVeragua,haciendocomentarios,incesantementerenovados,sobrevariascartasquehabían llegadode allá, endos carabelas diferentes, hablando Juande laCosayFernandoCuevasdesusgrandesesperanzas.Otras veces se ocupaban de los progresos de la colonia, de las nuevasplantaciones de caña do azúcar traída de Andalucía o Canarias, y de losmolinosparatriturarlaqueibanestableciendolosvecinosricos.Conversabanigualmente sobre el desarrollo prodigioso de los ganados y eldesenvolvimiento de las plantas traídas de Europa, unas agrandadasconsiderablemente enpoco tiempo,otrasmacilentasomuertaspornopoderadaptarsealnuevomedio.Invariablemente, talesconversacionesacababanpororientarsehaciaeloroylos lugares misteriosos en que se amontonaba, lejos de aquella isla. ¿Quépodían importarles animales y plantas como base de riqueza en un mundodonde, según las ideas que el Almirante viejo había sostenido hasta elmomentodesumuerte,existían lasminasdel reySalomónyelestrechodelQuersoneso Áureo, camino abierto para llegar en pocas jornadas a lasverdaderastierrasdelGranKan?...Mientras sumadre y su padrino hablaban de esto bajo la sombra azulada ymovedizadeunárbol,en la tardecalurosa,cargadadeperfumesvegetalesyzumbidos de insectos, Alonsico, aburrido del grave diálogo y ansioso de

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acción, corría por la huerta disparando pedradas a los pájaros o conversabacon los trabajadores indios, cuyo lenguaje estaba más en armonía con suinteligencianaciente.DonAlonsoparecíainfluenciado,cadavezmás,porlasconversacionesasolascon esta mujer de hermosura enérgica y miembros femeniles por suscontornos,yvaronilesporsufortaleza.Unasveceslerecibíaconsayas,comolas señoras de la ciudad, otras con calza y coleto de ante, a lo soldado,teniendoaúnlasmanoshúmedasporlasfaenasdomésticas.EmpezóOjedaalamentarsedelasoledadenqueestaba,dandoalolvidoporelmomentosusempresasysusambiciones.Reconocíadeprontoelgranfracasode su existencia. Había ido de un lado a otro, empujado por su energíaexuberante,comounodeaquelloshuracanesquecaíandevezencuandosobrela isla trastornándolo todo. Era el famoso Alonso de Ojeda conocido en elnuevo%mundo y en el viejo por todos los que admiraban las hazañasintrépidas;peronohabíasabidocrearseunacasayunamor,niencontrarunamujerquelesirviesedeapoyoyconsuelo,comoFernandoCuevas.Lucero,aloíresto,hablóinmediatamentedelaindiaIsabel,yOjedaparecióindignarse,acogiendotalrecuerdocasicomounaburla.Eldurohombredeguerraerasinceroalformularsuquejumbrosaprotesta.Suvoz tenia un lejano temblor de emoción, y sus ojos de pájaro de combatebrillabanamortiguadosporunempacamientolacrimoso...Versetancelebradoporsushazañas,haberempezadosurenombreenlaguerradeGranadacuandoaúneraadolescente,llevarhechostantosviajesatrevidosalasnuevastierras,serelprimeroquaempezóanavegarporsucuentaenbuscadel Gran Kan, rivalizando con el Almirante viejo, y por todo resultadoencontrarse pobre en una ciudad naciente, ocupando un bohío como uncacique sin importancia, teniendo por único amor el de una india reciéncristianizada,quedepronto,coninesperadasreversiones,volvíaamostrarlosgustosbárbarosdesussalvajesascendientes.¡Quémiseria!...ComosinecesitasecomunicaraLucerotodaslasangustiassecretasdesualmaparainspirarlemayorinterés,siguióhablandodesuvidaconestaIsabelqueleseguíaa todaspartes,mostrandounalealtadmásdeanimaldomesticadoquedehembraenamorada.Muchasvecessentíalanecesidaddeengañarseasimismo,embelleciendosuvidaíntima.Despuésdesusplaceresvoluptuosos,puramentebestiales,Isabelgustaba de permanecer tendida en el suelo, sin el estorbo de las ropaseuropeas, con la cabeza en las rodillas de Ojeda, contemplándolo de abajoarriba con la veneración del devoto que adora a un ídolo omnipotente.Y éldejabacaersumiradasobreesterostro,entornandosuspárpadosparaquesuvisiónfuesemásinteriorqueexterior.«Isabel... Isabel...»,decíaconvozmuyqueda;yestenombrequeél lehabíaimpuestoenelbautismo,comosifueseunapalabramágica,ibacambiandoel

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rostrodelaindia.Laveíarubia,conlosojosazules.Unasonrisatranquilaymajestuosadilatabasuboca,queparecíarespirarbondad.EralareinadoñaIsabel,suprimeramorde adolescente, un amor respetuoso, caballeresco, que había sido el idealcomún de muchos de los paladines sitiadores de Granada, ansiosos dedistinguirseantelaregiaseñoradesusilusiones.«Isabel... Isabel...», volvía a repetir, y la cabeza rubia cambiaba de color.Ahora lacabelleradeoroceniciento tomabauna tonalidadmásobscura.Losojosazulespasabanasernegros.Elrostromajestuosodelagranseñora,algomaduro,tornábaseextremadamentejuvenil,conlaacidafrescuradolosfrutosprimaveralesylasfloresencapullo.Veía ahora a IsabelHerboso lomismo que cuando la tuvo en sus brazos alfugarsejuntosaSevilla,antesdequeunpadreásperolallevasealamuertesinsaberloencerrándolacuunconvento.Inclinábase para besarla con una ternuramelancólica. Era su segundo amorqueresucitabaparaacompañarleenestemundonuevo.Masalponersurostrojunto al de la aparición borrábanse las facciones adoradas, triunfando larealidad.Nopodía ocultar entonces su desaliento, acabandopor repeler a laindia Isabel, que le sonreía con una supeditación animal, mostrando susdientesagudos;yestallorabafinalmentealversemaltratadasinmotivo.Su vida era trágica. Parecía existir en torno a él algo misterioso que ibaentenebreciéndola en sus r.vances. La suerte le había dotado de mejorescondiciones que a la mayoría de los hombres. Otros, con menos motivo,llegaban a ser reyes. Y él, en sus momentos de pesimismo, se imaginabadestinado a morir pobre, tal vez de hambre, como le había predicho ciertagitana,alláenAndalucía,cuandoaúneramancebo.Lacreenciaen la fatalidadde sudestino lehaciaacordarsedeAnacaona, lahermosareinaFlordeOro.Habíapasadoporsuvidarápidamente;susamorescon ella habían durado breves días; sólo representaban un agradable y vagorecuerdo;peroelDestino lehabíadeparadoel tormentomoraldever a estecuerpoadorablemarchandohacialahorca,sinqueélpudiesehacernadaparasalvarle.Lucero,siemprequedonAlonsoexponíalastristezasdesusituación,tomabaaires de madre de familia, de matrona que vive al margen de losapasionamientosjuveniles,yharenunciadoalamorparadedicarseenabsolutoasuhogar.—Nopiensemáseneeo,donAlonso—decía—.QueDios leayudeen lodeVeraguayrecojaeloroamontones.LuegoverácómolasseñoronasmásaltasdeEspañalobuscanparacasarse.Mire,sino,cómoelAlmirantemozo,porser hijo del otro con el que vinimos a esta isla, es marido de doñaMaría,parientadelrey.Pero esta serenidad de hembra fuerte que mostraba Lucero, atrevida en el

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habla y prudente y fiel en sus afectos maritales, no impedía la existenciadentrodeelladeunainquietudcreciente.EmpezóadesearquedonAlonsorepitiesecoramenosfrecuenciasusvisitas.Veíaensusojosunaexpresióninquietante.Noignorabalaviolenciaconquesentialosdeseosestehombreintrépidoyacometedor.Su astucia femenil fue adivinando en torno a ella los cercos, cada vezmásestrechos,deunavoluntadquepretendíaenvolverla.EncadaunadesusvisitasOjedahablabamenos,,quedandoenlargosilencio,queaella leparecíaamenazante,mientraselhéroebajaba losojos, comosiriñesenensuinteriorinterminablebatallalos*escrúpulosylosapetitos.Se presentaba a horas inesperadas, cual si buscase sorprenderla a solas.SentíasetranquilacuandosuhijoestabaenJacasa,peroAlonsicomostrábaseentusiasmadoporlasleccionesdeunviejocolono,amigodesupadre,quelellevaba todos los días a un bosque algo lejano para darle lecciones en elmanejodelaballesta,tirandocontralorosymonos.LaanimosaLucerocreyóverenestounamaquinaciónocultadedonAlonso;pero como su hijo-se negaba a obedecerla, siguiendo siempre a su viejomaestro,seresignóahacerfrentealpeligroellasola.Procurabanorecibirasuvisitanteenplena,huerta,lejosdelacasa,comosilasombra de los árboles, el río, el lejano mar, el canto de los pájaros y elmurmullodelashojasfuesenfavorablesalosmalospensamientosdeOjeda.Le hacia sentarse siempre a la entrada de sumodesta vivienda, en un lugardesde el cual eran visibles un crucifijo colgado en la pared, así como laespada,elescudoyotrasarmasdelausente.Todoestodevolveríalarazónalcaballero,extraviadoporsusmalaspasiones.LoquetemíalaesposadeCuevas,dudandoalmismotiempodequepudieraser, ocurrió una tarde con rapidez brutal, lomismoque el choque, cuerpo acuerpo,enunariñaquesurgeinesperadamente.Don Alonso habló con desesperación. Se daba cuenta ahora de que habíaamadosiempreaLucero,desdequelaviollegarasucarracaenelpuertodeCádiz, desde que se privó muchas veces de comer, en el fuerte de SantoTomás,paraqueellanosufriesehambre.Ahoraeracuandoseconvencíadedicho amor. La había mirado en aquel tiempo ya lejano con equivocadaindiferencia, como si fuese un muchacho aventurero. Además, su próximamaternidadleinfundiarespeto.La únicamujer digna de un caudillo como él era Lucero, con ánimo fuerteparaseguirleensusmásarriesgadasaventuras,conuncuerpodeamazonaquepodía dar al amor la áspera voluptuosidad del choque entre dos grandesfuerzasencontradas.Ydeprontosearrojósobreellaconunapasiónagresiva,losojosextraviadosporeldeseo,losbrazosyruanostemblorososdepasión.Lucero,consuagilidadvaronil,saltóhaciaelinteriordelacasa,librándosede

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laacometida,lebrillabanlosojosdecólera.Seenronqueciósuvoz,lomismoquelehabíaocurridociertavez,al ladodeCuevas,defendiéndoseambosdeunaturbadeindígenasarmados.—¡Una villanía!... ¡Una acción de indio salvaje!—dijo con palabrasentrecortadaspor laemoción—.¿Yesvuesamerced,donAlonso,quienhaceeso?...Había tiradoconmano rápidade la espadade su esposo, colgadadelmuro,sacándola de su vaina con tal violencia, que todas las armas inmediatas sebambolearonyvinieronalsuelo.SinimportarleheriraOjeda,deseándolotalvezenlaceguedaddesucólera,estendióelbrazo,apoyandolapuntadesuarmaenelpechodeaquelhombrequelaacosaba.Quedaronlosdosinmóvilesuninstante.Ellaparecíamuchomásalta,erguidaa impulsos de su cólera, empezando a mirar con cierta superioridad a estemachoenfurecido,queerademenosestaturayalquepretendíadominarconsuespada.Laasombrosaagilidaddelhéroe«delospiesligeros»cambiólasituación.Lamujerdejódeverlefrenteaella,ycasicuelmisinomomento,lapresióndeunamanosemejanteaunaesposadeacerosobre lamuñecade sudiestra laobligóasoltarsuarma.Inmediatamente se sintió estrechada por unos brazos varoniles, duros,envolventes,inquietos,comosifuesendemetalvivo.Resistióse desesperada a esta presión doblegante. Reconoció su próximovencimiento,ylaconviccióndoqueibaacaercontrasuvoluntadaumentóaúnmássucólera.RecibióensubocaunbesodeOjeda,yellacontestóalacariciamordiéndoleelrostrobastahacerlesangre.Estaheridaaumentólaagresividaddelasaltante,zarandeándolacomosifueseunenemigo,hastadoblegarlabajoelpesodesucuerpo.Iba a caer al suelo, y comprendiendo la inutilidad de su defensa contra unenemigoágilyvigorosoqueacabaríapordominarla,apelóalavoz.Erainútilgritarpidiendosocorro;nadielaoiría.Susindiosestabanmuylejos,trabajandoenlahuerta,ysusdoscriadasindígenaslavabanropaenunarroyode las inmediaciones. Pero habló por instinto, presintiendo que la palabrapodíasersuúnicaarmaenaquelmomento.Entre losestertoresangustiadosdesudefensa llamóal respetableJuande laCosa,pidióprotecciónasuFernando,comosipudiesenpresentarseasuvoz.Estos dos nombres, repetidos varias veces, tuvieron la virtud de aflojar lasligaduras musculosas que inmovilizaban a la joven madre, y al fin seincorporó, repeliendoaquelcuerpohostilqueempezabaagravitarsobreellaconmenospesadumbre.Despuésdeerguirse,continuóhablando:

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—¿Y vuesa señoría se cree caballero?... ¡Venir a robarle su mujer, por lafuerza,aunamigoquesiempreestuvoprontoadarsuvidaporlaamistad,yquehaidoallálejosparatrabajarporsugrandeza!...¿Noseafrentaalpensarquédiráde:tanmalaacciónlaVirgenqueleprotege?...Quedaronlosdosinmóviles,frenteafrente,separadosporbrevespasos.Ojedateniaahoralosbrazoscaídosylacabezainclinadasobreelpecho,mirandoalsuelo,mientrascorríaporsurostrounhilillodesangre.Losnombresdesusamigos ausentes y la evocación de aquella Virgen do la que se titulabacaballerolehabíandevueltounatranquilidadavergonzadaytímida.Parecíaunbeodo recién despertado de su delirio alcohólico por un medicamentoenérgico.Tal era su aspecto, queLucero, olvidando su cólera, lemiró finalmente conunaconmiseraciónsimpática.—Vayase,donAlonso—dijo—.Porsuerteestamossolosycreerésiemprequeloqueacabadepasarnohaocurridonunca.Pormíyaestáolvidado.El Caballero de la Virgen fue retrocediendo poco a poco hacia la puerta.Luegovolvióconunarapidezimpulsiva,cualsifuesearepetirsuagresión.Lucero no se movió. Sentíase tranquilizada, como si adivinase suspensamientos.ViocómodonAlonsoseinclinabaanteella,acabandoporponerunarodillaenelsuelo,almismotiempoquebuscabaunadesusmanos.Labesótresveces,mojándolaalmismotiempoconlasangrequebrotabadesurostroyconlágrimas.Nodijonada,peroLuceroadivinóelsignificadodeestosbesos,queresonabanensusoidoscualsifuesenpalabras:—¡Gracias! ¡gracias!... El intrépido hidalgo, vehemente y tornadizo en suspasiones,agradecíaahoralaresistenciadesesperadadeella,susllamamientos,,quelehabíanimpedidocometerunaaccióninfamecontrasumejorhermanodearmas.V.-Eldesafíodelosdosgobernadores,ycómoOjedapartiófinalmentealaconquistadelastierrasdeoroenAsia,nosinprometerantesagritos

quecortaríalacabezaasusrivales.Casi anclaron a un mismo tiempo en el puerto de Santo Domingo las dospequeñas flotas—llamadas «armadillas» por los españoles—que iban a laconquistadelasfamosastierrasdelorocercade!Ganges.Elprimeroen llegarfueJuande laCosacondoscarabelasnadamás.HabíatenidoquehacerverdaderosmilagrosdeeconomíaparaadquirirenPortugalestosdosbuques,porserélhastaelpresenteúnicocapitalistaimportantedetalempresa.—Mibolsa—decíaelhonradomarino—noestárepleta,yOjeda,miasociado,

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tienelasuyacompletamentevacia.Enelprimermomento,donAlonsonopudoocultarsudecepciónescuchandoa Juande laCosayFernandoCuevas, reciéndesembarcados.Luego sedijoque otras veces había acometido empresas de igual riesgo conmedios másescasos,yacabóporaceptarentusiasmadoloqueélllamaba«miarmada».En los dos buques venían doscientos aventureros, entusiasmados por losrelatosde laprodigiosaVeragua,cuyasriquezasempezabanaserpropaladasexageradamente en las ciudades españolas. Eran gente novel en la vidacolonial,nohabituadosaúnasusalimentosysusenfermedades,perobravostodosellos,habiendopeleadolosmásenlasguerrasdelviejomundo,loqueles valió el ser acogidos con simpatía por su futuro jefe. Estos bisónosservirían de acompañamiento al grupo de guerreros veteranos de la coloniaentreloscualesfigurabanPizarroyCortésSu entusiasmo volvió a decaer cuando sus dos representantes en Españafueroncontandoel resultadode susgestionesy lomuchoquehabían tenidoquelucharconDiegodeNicuesa,ricoporsufamilia,conamigosadinerados,yprotegidoporuntiodelrey.quelehabíaeducadoensucasa.DonFernandoelCatólico,acosadoporlasrecomendacionesdesuscortesanosafavordeunoyotrosolicitante,seresolvíaalfinalporfavoreceralosdosalavez, repartiendo entreOjeda yNicuesa la llamadaTierra Firme, que habíanexploradocasiaunmismotiempoBastidas,ColónyJuandelaCosa.Dabaalosdoscaudillostodaclasededignidades,poderesyhonores,peronibuquesnidinero.Todoelapoyorealconsistíaendespachosytítulos.DividíaTierraFirme,alolargodelllamadoDarién—añosdespuésistmodePanamá—,endosprovincias,conunalíneadedemarcaciónqueatravesabaelgolfodeUrabá.AlapartedelEste,queseextendíahastaelcabodelaVela,dábaleelrey el nombre de Nueva Andalucía—costas actuales de Colombia—,confiándolaaAlonsodeOjeda.SuadversarioNicuesarecibíalagobernacióndeCastilladelOro—modernasrepúblicasdePanamá,CostaliicayunapartedeHonduras—,osealoqueColónhabíacomprendidobajoel titulogeneraldeVeragua.Cadaunodelosgobernadoresdebíalevantardosfortalezasensudistrito,yporespaciodediezañosdisfrutarlalosproductosdelasminasquedescubriese.MostróOjedamayordesalientoalverqueNicuesasehabíallevadolafamosaVeragua; pero La Cosa, primer explorador de Urabá y otras costas de laflamanteNuevaAndalucía supo reanimarlo infundiéndole la certeza de quetambiénendichagobernaciónabundabaeloro.Nolefueestodifícil,pueselheroicoaventureroestabaprontosiemprealailusiónylaesperanza,contandoademás con meterse en las tierras de su vecino, si es que las suyas noresultabanbastanteproductivas.FuemásdurableyhondasumalaimpresióncuandolaflotadeNicuesaentrópocosdíasdespuésenelpuerto.Traíacuatronavesgrandesydosbergantines,

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provistosenabundanciadevíveresycon todos losútilesnecesariosparaunviajededescubrimiento,NicuesahabíapodidoalistarenEspañamuchamásgentequelosenviadosdeOjeda, y para colmo de su fortuna, mientras las dos carabelas de La CosaveníandirectamenteaSantoDomingo,deteníaseélenunadelasislasCaribes,aprisionando cien indígenas, que esperaba vender en el mercado de SantoDomingo a muy buen precio, por ser los indios caribes más duros para eltrabajoquelosflojoseindolentesdeHaití.HizoesfuerzoselCaballerodelaVirgenparaocultarsuiraalvereldiferenteaspecto que ofrecían ambas armadillas: la de Nicuesa, compuesta de seisbuques, meciéndose con cierta majestad ante las curiosas miradas de losvecinosdeSantoDomingo,mientrasquesusdoscarabelasaúnparecíanmásinferiorescomparadasconlasnavesvecinas.Pronto se dio cuenta de que la gente aventurera de las Cuatro Calles seapartabadeélparaireniíiiscadeNicuesa.Losmásvocinglerosypropensosúla insubordinación se apresuraron a ofrecerse al gobernador de Castilla delOro,quepodíapagarconlarguezaasushombres.Sinembargo, losmásvalerosossoldadosde laColoniapermanecían fielesadon Alonso. El grave Francisco Pizarro saludaba siempre al gobernador deNuevaAndalucíaconpalabrasderudalealtad.—Noolvidevuestraseñoríaquesoysuhombreyleseguiréhastaelinfiernosiespreciso.El alegre y galanteador Hernando Cortés no creia necesario hacer nuevasdeclaraciones.ContinuabasiendoamigodelvalerosoCaballerodelaVirgenysóloqueríairconél.Llegaron a ser unos cien los aventureros residentes en Santo Domingo quepreferíanseguiraOjedapobre,quebuscarlaproteccióndeNicuesaelrico.HastasepermitiódonAlonsonoaceptarensuexpediciónahombresútiles pero que le erara antipáticos. En vano Juan de la Cosa, que habíarecibidoenEspañaeltitulodeAlguacilmayordalaNuevaAndalucíaeibaaservicegobernadordedichaprovincia,instóasuamigoparaqueadmitieseacierto hidalgo que conocía desde años anles,. por haber figurado en laexpediciónorganizadaporBastidas.Llamábase Vasco Núñez de Balboa y era de Jerez, de los Caballeros enExtremadura.Susamigosleapodaban«elEsgrimidor»,porsuhabilidadenelmanejodelaespadaytalvezporhabersemantenidoenciertosmomentosdesuexistenciaazarosadandoleccionesdeesgrima.Al naufragar la expedición de Bastidas en las costas de la isla Española,dividiéndoselostripulantesentrespartidasparacorrerlassetentaleguasqueles separabande laciudaddeSantoDomingo,había idoEalboaenelgrupomandadoporJuandelaCosa,apreciandoéstesushabilidades,paraimprovisarrecursosysurarodondeanimaralasgentesconunoptimismoheroico.

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LuegosehabíaquedadoenSantoDomingo,dedicándosealaagricultura,puesesteesgrimidor,tanpropensoalasaventurasbelicosas,sentíaalmisinotiempola atracción de la tierra virgen y las delicias triunfantes del que realiza losprimeroscultivos.Sus empresasde labriego resultabanaúnmásdesgraciadasque susprimerasaventuras como marinero y soldado. Los ciclones, muy frecuentes en losúltimos años, y el mal éxito de ciertas cosechas intentadas con semillas deEuropa, rebeldesalnuevoambiente,arruinabanaBalboa,quehabía tomadounos pequeños campos en el naciente pueblo de Salvatierra, cerca de SantoDomingo.Losusurerosleperseguíanpordeudas,ydesalentadodesuluchaconlatierra,queríavolverotravezalasaventurasdeldescubrimiento.Comopreferíaaloscapitanes por sus hazañas y no por su riqueza, tenia empeño en ir con donAlonsodeOjedaalaNuevaAndalucía.El gobernador hizo un gesto negativo apenas oyó el nombre deBalboa. Lohabía visto algunas veces en las Cuatro Calles cuando venía a la ciudad,buscandoeltratoconsusantiguoscompañerosdearmas.Semostrabacortésypronto a la admiración con el antiguo raptor de Caonabo, pero Ojedacorrespondíamalatalesmuestrasde'afecto.Adivinabaen«elEsgrimidor»uncarácterigualalsuyo.Alládondefueseacabaríaporserelprimero,omoriríasinollegabaaconseguirlo.—Su apadrinado no me place—dijo con un tono de resolución que hizodesistiraJuandelaCosa—.Noquieroenmicompañiahombresdesulaya.YyanohablaronmásdeBalboa.EldineroeraloquepreocupabamásaOjedaenaquellosmomentos.Necesitabafingirqueloteniaenabundancia,paraquenoriesendeélsusenemigos,yalmismotiempodebíabuscarlosecretamente.Sinunnuevoaportedecapitalresultabaimposiblelasalidadelaexpedición.Marchó ahora decididamente en busca del bachiller Martín Fernández deEnciso,ylepropusoquefueseasociadosuyoenestaexpedicióninvir-tiendoen ella sus dosmil castellanos de oro, se le entregaría una parte de lo queprodujesen las minas, y usando los poderes que le había conferido el rey,estaba dispuesto igualmente a darle el título deAlcaldemayor de laNuevaAndalucía.El abogado, que siempre había tenido que luchar con jueces, sintióseenvanecidoporlaposibilidaddeserelprimerjuezdeunvastísimoterritorio,viendoblancosy cobrizos sometidos a sus fallos.Todavía le halagabanmáslasaventurasdelaexploraciónporpaisesvírgenes,elestudiodirectodemaresy tierras nunca vistas hasta entonces por los europeos. Tan aficionado alestudio pomo a las aventuras belicosas, pocos años después, al volver aEspaña, fue el primero que escribió unaGeografía de la América conocidaentonces, e igualmente el primer Arte de navegar entre los dos mundos, atravésdelOcéano.

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Aceptó el bachiller Enciso su asociación con Ojeda y Juan de la Cosa,entregándolestodoeldineroquehabíaganadodefendiendopleitos;peroaundespués de recibir este auxilio, siutiósc don Alonso molestado por lapreponderancia de Nicuesa; y como ambos eran de carácter altanero, y almismotiempomuyactivoseinquietos,sosteníanfrecuentesdiscusionessobrela interpretacióndo los privilegios dados por el rey comprendiéndolos en elmismodecreto.FemandoCuevas esperaba todos los días una reyerta de estos dos capitanesquehabíansidoamigosensuprimerajuventud..—Hombresde sucondición—decíaCuevas—,yqueademásson rivales,nopuedenvivirmuchotiempoenunaciudadtanreducidacomoSantoDomingosinqueacabenporpelearse.ElreyleshabíaconcedidolaisladeJamaicacomoposesióncomúnenlaquepodrían abastecerse, pero ambos gobernadores empezaron a disputar,queriendo lamejor parte de dicha isla.Además, la demarcación de sus dosgobernacioneseravagaycadaunoqueríaincluirlaprovinciadeDariénensusdominios.Nicuesa, que había sido cortesano, tenía el don de la palabra. Sagaz yceremonioso,pudiendodominarentodomomentolaviolenciadesucarácter,procedíadetalmodoenlasdiscusiones,quedejabaperplejoaOjedaantesusargumentos y conseguía finalmente que las gentes riesen de éste. ViéndosevencidodeantemanodonAlonsoendichoterreno,pensóqueélsabíamanejarelaceromejorquelalengua,acabandoporadoptar,comosoluciónlógica,undesafioaespadaconNicuesa.BuscóaFernandoCuevasyaFranciscoPizarroparaquefuesenensunombrearetaralgobernadordeCastilladelOro.—Esmejorquenosmatemos—dijoasusenviados—,yelquequedeconvidaqueselollevetodo.Antes de que fuesen a ver a Nicuesa les recomendómucho que de ningúnmodo se enterase el señor Juan de la Cosa, por ser hombre demasiadarazonable,aficionadoalassolucionespacíficasyenemigodeduelos.DonDiegodeNicuesasintióciertoasombroantelainesperadaproposicióndesurival.EratanvalientecomoOjeda,peroteníaunanociónmásaproximadadelaoportunidadenpalabrasyactos,yreconociólalocuraquesignificabaeltaldesafío.Burlándose en sus adentros de la impetuosidad de su adversario, propusopúblicamentealosenviadosdeOjedaque,comopreliminardeldueloyparaque ambos luchasen por algo positivo, debía cada uno depositar cinco milcastellanosdeoro,queserviríandepremioalquevenciese.Como la mayoría de los aventureros en Santo Domingo era favorable aNicuesa,encontrómuyoportuna talproposición,apoyándolaen loscorrillosde las Cuatro Calles, y tal como esperaba Nicuesa, resultó un golpe

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anonadadorparasuorgullosoantagonista.Cinco mil castellanos de oro representaban más de treinta mil duros, unafortunaconsiderableparaaquellostiempos,yOjeda,queyanoteniadineroyerademasiadovanidosoparaconfesarlo,nosupequécontestar.Alfinoptóporunaresoluciónpropiadesucarácter.—Yo lo buscaré personalmente—dijo a Pizarro y a Cuevas—y le daré depescozonescomoaunvillano,hastaquesaquesuespada.Porsuerte,elsesudoLaCosasehabíaenteradodelreto.Aunqueerahombretanvalerosocomolosotros,habíaperdidolatemeridaddelajuventudycroyóoportunasumediaciónentrelosdosexaltadosgobernadores.Yendodeunoaotro,consiguióalfinelmarinoqueambosseconformasenconqueelríoDariénoAtratofueselalíneadivisoriadesusrespectivosgobiernos.LaparticióndelaisladeJamaicanopudoarreglarlaigualmente,porhaberseinmiscuidoenelasuntoelAlmirantedonDiegoColón.SemostrabaresentidoésteacausadelasdistribucioneshechasporelreydelastierrasdeVeragua,que él creía pertenecientes a su familia por los privilegios heredados de supadredonCristóbal.Seguía creyendo, con arreglo a las capitulaciones hechas en Santa Fe, quenadiemasquelosColones,olosqueellosdelegasen,podíanirenbuscadelastierrasdelGranKan.Además,donFernandoelCatólico,casodequererhacerunaexpediciónaTierraFirme,debíaconfiarlaasutíodonBartoloméColón,quehabíaestadoalláeintentadofundarlacoloniadeBelén,duranteelcuartoviajedelAlmiranteViejo.Mas el rey de España no deseaba nuevos tratos con la familia Colón,recordando que el primerAlmirante había intentado, según dijeronmuchos,declararseindependienteenSantoDomingoconel¿xuxiliodolosgenovoses.Igualmente existia una poderosa razón económica para su negativa. LosColonesexigíanconstantementequelacoronapagaselosgastosdesusviajes,yFernandoelCatólico,siempreapuradodedineroporsusguerrasdeNápolesy en la frontera francesa, prefería dar privilegios y títulos, que nada lecostaban,acapitanesymarinosprontosaintentarlosdescubrimientosporsupropiacuenta.Como la isla de Jamaica estaba cerca, el joven Almirante empezó porapoderarsedeella,mientrasenviabaaEspañaunacartaexplicandolarazóndetal acto. Rebelándose contra las disposiciones del privilegio real a favor deOjeda y Nicuesa, envió al más valiente de sus capitanes, llamado Juan deEsquivel, para que con setenta hombres tomase pose^ sión de Jamaica y laconservasesometidaalgobiernodeSantoDomingo.OjedasólotuvoconocimientodeestadecisióndelAlmiranteenelmomentode embarcarse. Diego Colón temía su impetuosidad mucho más que ladiplomaciadeNicuesa,ydeseabaverlecuautoanteslejosdeSautoDomingo.Porestodio todaclasede facilidadespara la salidade lamodesta ariñadilla

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mandadaporJuandelaCosa.Iban en ella las dos carabelas traídas de España y un par de pequeñosbergantines,adquiridosenSantoDomingo,llevandoenjuntounostrescientoshombres.FranciscoPizarroeraunodelostenientesdedonAlonso.Cuevas,sinningúncargofijo,ibaalladodelgobernador,comoamigodeconfianza.HernánCortésnohabíapodidoembarcarse en el últimomomento.Semanasantes,yendodecazaporlaisla,habíarodadounapiedrasobreel,hiriéndoleenuna rodilla,y lahinchazón leprivabademoverse.Prometió reunirseconOjeda cuando saliese de SantoDomingo, algún tiempo después, el refuerzoqueestabaorganizandoelbachillerEnciso.ElprudenteLaCosahabíacreídomejorescalonarlaexpediciónendospartes,para recibir viveres frescos y gente nueva cuando ya tuviesen su coloniaestablecidaenunsitiofavorabledelgolfodeUrabá.Sin su herida, Hernán Cortés hubiese partido en una expedición dondemurieron losmás de los hombres, y caso de salvarse, como Pizarro, habríapermanecido, lo mismo que éste, largos anos en el Darién y en Panamá,retrasándosevarioslustroslaconquistadeMéjicoosiendootroscapitaneslosquelarealizasen.Lucerosequedóensuhuerta,yporestarmáshabituadaalascosasdelaisla,pareciaejercerciertaautoridadsobrelasfamiliasdelosquehabíanpartidoenla expedición. la esposa y las hijas de Juande laCosa, recién instaladas enSantoDomingo,buscabanelapoyoyconsejodeestaanimosacompatriota.La india Isabel dejó sus bastardosmestizos en la huerta deCuevas; Lucerocuidaría demantenerlosmientras ella seguía a su hombre en esta peligrosacaceríadeloroalolargodelascostasdeTierraFirme.El gobernador deNuevaAndalucía, al enterarse en elmuelle demadera deSantoDomingo, cuando iba a saltar en su batel, de que elAlmirantemozohabíaquitadoeldominiodeJamaicaaélyaNicuesa,montóencóleradetalmodo que empezó a dar gritos, desafiando el poder del virrey, prometiendoqueiríaadichaislaparaposesionarsedeellatanprontohubiesearregladolomásurgentedesugobernación.—JuroporlaVirgen—dijodentroyadesubarcayoxtendiendounamanoparaapoyarsujuramento—quesillegoaencontrarenJamaicaalcapitánJuaadeEsquivel,lecortarélacabeza.Losque leoían, conociendo su carácter, nodudaronde la realizaciónde talbravata.—Yasílohará—decíantodos.La armadilla, bajo la dirección de Juan de la Cosa, se alejó con rumbo aOccidente,todassusvelasdesplegadas.LadeNicuesatardóalgunosdíasenzarpar.ElgobernadordeCastilladelOromostrábasemástranquilodespuésdehabersealejadosurival.El haberle tocado la famosaVeragua en el reparto de las dosgobernaciones

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hacíaquelosmásquisieranirconél,resultandotanconsiderableelnúmerodelosquesealistaban,quehubodecomprarotrobuqueparatransportarlos.Generoso y dilapidador como su rival Ojeda, había gastado tanto, que seencontrabayaenvueltoendeudas,noobstantesuriqueza.YcomomuchosdesusacreedoresconocíanlamalavoluntaddelAlmiranteparaestaexpedición,procuraroncaptarsesubenevolenciaoponiendoobstáculosaNicuesa.Todos quisieron cobrar antes de que partiese. Mientras tanto, ibaembarcándose su gente,más de setecientos hombres, bien escogidos y bienarmados.Llevabavariasyeguasdevientre,lomismoquehabíahechoOjeda,porserelganadocaballarelquesereproducíaconmásrapidezenlasnuevastierras.Suteniente era Lope de Olano, designación inoportuna, por haber sido estehombreunodelosralisbullanguerosydeslealesenlasrevueltasocurridasenlaisla.TodalaarmadadeNicuesazarpódelríodeSantoDomingosaliendoalmar,menos un buque que esperaba en la boca del puerto a que el gobernadorresolvieselosobstáculosquelecreabanaúltimahoraciertospersonajesdelaciudad,movidosocultamentepordonDiegoColón.Enelmomentoqueibaasaltarasubarcaparairajuntarseconsuarmada,sevio arrestadoporvarios alguaciles, que le llevaron ante elAlcaldemayor, ainstancias de cierto vecino que exigía la devolución de un préstamo dequinientosducados.Debíapagaralcontadooiralacárcel.Envanoeldesgraciadocaballeroprotestódiciendoqueleeraimposiblepagarcontalurgencia,yquelearruinaban,estorbandoalmismotiempoelserviciodelreyalimpedirlequeseunieseasuexpedición.ElAlcaldemayorpermaneciósordoeinflexible,sabiendoquoconsucrueldaddabagustoalAlmirante;perounhombredeleymodestofuemásgenerosoqueelaltomagistrado,ymostróalmismotiempomayorinterésporlosdescubrimientosespañoles.Fue éste un escribano público que presenciaba la escena, sintiéndoseconmovido por el noble de Nicuesa. Al verle derramar lágrimas de varonildesperación,elescribanoselevantó,avanzandohaciaeljuez.—Nopuedover—dijo—auncaballerotancompletoreducidoatalestado.Yopagarésudeuda.ElgobernadordoCastilladelOro lemiró sorprendido, creyendohaberoídomal. Desapareció el escribano, volviendo poco después con una taleguillarepletademonedasparapagarporél.Al verse libre Nicuesa, abrazó a su inesperado salvador, prometiendoresarcirle con creces de este préstamo desinteresado. Iba a la prodigiosaVeragua,alQuersonesoÁureodelosantiguos.Élledaríacuantoorodesease.Ycorrióaembarcarse,antesdequeColónelmozoledisparaseotroacreedorpidiendoelarrestodesupersona.

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VI.-DecómosalvósuvidaelCaballerodelaVirgenenIamásportentosa

desusaventuras,ycómomurióhinchadoticvenenoelmayordesusamigos.

Llegóenpocosdias laarmadillacercadelgolfodeUrabá, fondeandoenunpuertonaturaldondeañosdespuésfueestablecidalaciudaddeCartagena.JuandelaCosaconocíaestepuertoporhaberestadoenélochoañosantes,en1501, cuando lo descubrió Rodrigo de Bastidas, al que acompañaba comopilotomayor.Conunaprudenciaqueerael resultadodeatentasobservaciones,aconsejóaOjedaquenoseconfiaseen los indígenasdeesta tierra,muydistintosa losdébileshabitantesdelamayorpartedelasislasantillanas.—Songentecaribeybrava—siguiódiciendo—;usangrandesespadasdepalodepalmera,sedefiendenconescudosdemimbreycuero,ymojanlaspuntasdo sus flechas en un venenomuy sutil quemata casi instantáneamente.Lashembraspeleanlomismoquelosvarones,siendodiestrasendispararelarcoyarrojarlaazagaya.El prudentemarino no sabia quo estos indios sentíanse además irritados enaquelmomentoporlosrobosdeotrosnavegantesblancosquehabíanpasadoporaquellacosta,yasíquevieronaproximarse losbuquesde laexpedición,tomaronsuaarmas.ElconsejodeJuandelaCosaeraqueOjeda,alqueamabacomosifuesehijosuyo, abandonase tan peligrosa vecindad y fuese más lejos a fundar suestablecimientoenelgolfodeUrabá,donde,segúnél,lasgenteseranmenosferocesynousabanflechascon«hierba».PeroelCaballerode laVirgennopodía admitir que unos guerreros desnudos trastornasen sus proyectos.NecesitabaademáshaceresclavoscuantoantesparamandarlosalaEspañolayquesuventasirviesedepagoasusacreedores.Estos le habían dejado partir sin crearle obstáculos, por convenirle así alAlmirante;peroélhabíadepagarlesparaquesuconsocioelbachillerEncisopudiesecompletarlospreparativosdelasegundaexpedición.Saltóatierracongraapartedesushombres.Sóloquedaronenlosbuqueslasgentesdemar.JuandelaCosaerapilotoynohombredeguerra,masnoquisosepararse del impetuoso don Alonso, y desembarcó también para prestarleayuda.Cuevas, que iba al lado de su temerario protector, vio al saltar en la playagruposcompactosdeindios,deaspectomásfieroquelosdelasislas,pintadosde rojo y negro. Llevaban espadas de palo muy pesadas, como las habíadescrito La Cosa, escudos de fibras vegetales y unas pequeñas lanzasarrojadizas,cuyapuntaeraundienteounagruesaespinadepescado.Mirabandesdelejos,consilenciosahostilidad,aestoshombresextraordinariosqueibandesembarcando,conelpechoylacabezacubiertosdebrillanteacero.

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Nohuíandeellosmedrosamente.Losmirabansegurosdesupropiopoder,ydejaronqueelprincipalgruposefueseaproximando,mientraspermanecíanenunsilencioamenazador.Iban en la expedición tres frailes, que debían catequizar a los infieles de laNuevaAndalucía,yunodeellosfueeldesignadoporelgobernadorparaqueleyeselafórmula.EstafórmulaerarecienteinvencióndeloslegistasquedominabanlacortedeFernandoelCatólicoyciertosobisposysuperioresdemonasterio,nomenosinfluyentes.Jurisconsultos y eclesiásticos habían sentido escrúpulos al pensar en lospueblosdesnudosysalvajesquelosdescubridoresespañolesibanencontrandoenlasnuevastierras.Estaspobresgentes,faltasdeverdaderareligión,vivíanen el mismo suelo de sus antepasados, y no era legitimo someterlas a laautoridadde los reyesdeEspañasinexplicarlesantes las razones legalesdeelloyelindiscutiblederechoqueteníanparaimponerleselcristianismo.Desorientadosporlaenormedistanciayeldesconocimientodelavidaentalespaíses, habían redactado dichos teorizantes un larguísimo documento,ordenandoquetododescubridorloleyesealoaindígenasaltomarposesióndesus tierras, y prohibiéndoles entrar en combate sin cumplir antes dichaceremoniapreliminar.DonAlonso,tanrespetuosoconlascosasdelareligióncomoviolentoenlosactos de su vida, avanzó confiadamente hacia la muchedumbre de indiosllevandolaespadaenvainada,comohombrodepaz.Losfraileslesiguieron,ya continuación fueron avanzando Juan de la Cosa, cada vez más inquieto,Fernando Cuevas mirando con curiosidad a todas partes, y Pizarro con ungrupodesoldados,alosquepordesconfianzayprevisiónhabíaordenadoquetuviesenlasarmasprontas.—Leasureverencialafórmula—dijoOjedaaunodelosfrailes.Yenelamenazantesilencioempezóasonarlavozdelreligioso,leyendoestaobra de juristas y teólogos con gran fervor, como si los indígenas pudiesenentenderle.—Yo,AlonsodeOjeda—decía—,criadode losmuyaltosymuypoderosossoberanosdeCastillaydeLeón,conquistadoresdebárbaros,sumensajeroycapitán, osnotificoyhago saber, delmejormodoposible, queDiosnuestroseñor,únicoyeterno,hacreadocieloytierra,asícomoelprimerhombreylaprimeramujer,deloscualesvosotrosynosotrosdescendemos...Y así seguía la fórmula, explicando los fundamentos de la fe católica, elsupremopoderdeSanPedroydesussucesoreslosPapassobretodalacs-.peciehumana,ladonaciónquohabíahechoelPontíficeromanoalosreyesdeEspañadotodaestapartedelmundo,tíerrasyhabitantes,intimandoacuantosoyesen el presente documento a instruirse en las verdades de la doctrinacristianayareconocerlasupremacíadelPapaylasoberaníadelreycatólico,

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amenazándolos, de no hacerlo así, con todos los horrores de la guerra, ladestrucción de sus viviendas y sus campos, la esclavitud de sus mujeres ehijos.Eldocumentoeramuylargoyelfraileloleíaconsolemnelentitud.Cuevas,aunque no lo conocía. empezó a encontrarlo pesadísimo, entreteniéndose enmirarlosgruposdeindígenas,queestabanaunoscincuentapasos.Parecíanmaravillados lossalvajesdeestamonótonaceremonia,presintiendoen ella algo mágico. Del interior de las arboledas vecinas surgían gritos ybramidosde caracolas.Acallábase este es trépito cuando lasgentes cobrizasquelocausabansalíandelaselvaalacosta,yalverseenterrenodescubiertoquedábanseensilencio, lomismoquoauscompañeros,mientraselmagoderopa talarycabezamedioafeitadaseguíahablandoyhablandoconunahojablancaantesusojos.Algunasveceselruidoqueveníadelosbosqueseratanenorme,queelfrailecesaba en su lectura, poniendo el gesto hosco de un predicador que veinterrumpidosusermón.—Sigaleyendosureverencia—ordenabaenvozbajaelgobernador.—Tanto monta que griten o que callen; para lo que entienden!—dijo entredientesJuandelaCosa.EmpezóCuevasadarsecuentadequeestasituaciónresultaba insostenible, y llevó por instinto-su diestra a la empuñadura de laespada.Nuevamente interrumpió el fraile la lectura del larguísimo documento. Unapiedra había rozado el extremo de su papel, doblándolo. Inmediatamentevarias azagayas y flechas cayeron en torno del grupo-más avanzado de losblancos,clavándosecimbreantesenlaarena.—¡Noleamás,padre!—gritóelgobernador,temblandodecólera.Y en el mismo instante estalló frente a él uro fiero toque de caracolas deguerra y el ensordecedor vocerío con que los indios acompañaban su&acometidas.Sintióse Ojeda dominado por la fiera voluptuosidad que experimentabasiemprealentrarenbatalla.HabíadesembarcadollevandopendientedeLtalleelcuadritodelaVirgen,ylomiróconunaojeadarápidaqueequivalíaaunaoración.—¡Santiago,aellos!Elgobernadorhabíadadoestegritoconlaespadaenalto,corriendosolohaciael enemigo coa» osada ligereza y cubriéndose, al mismo tiempo con suescudo.ElveteranoJuandelaCosafueelprimeroenseguirleconelmismodenuedo,comosi1hubiesedeseadoestabatalla.Losdemássoldadoscargaronconigualfuriasobrelossalvajes,arrollándolosy obligándoles a huir.. después de un choque que hizo rodar a muchosenemigosporelsuelo,enrojeciendoconsusangrelaarenadelaplaya.Otros

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quedaronprisioneros,ysobre loscuerposdevivosymuertosseencontraronnumerosasplanchasdeoro,aunquedeinferiorcalidad.Entusiasmadoporestetriunfo,quisoOjedaseguirtierraadentro,obligandoaque le sirviesen de guías algunos prisioneros. Juan de la Cosa repitió susconsejosprudentes.Yahabíavistosuamigoconquédenuedosebatíanestosbárbaros.Irabuscarlesenmediodelosbosquesrepresentabaunaimprudenciamortal.Peroelgobernador,desoyéndole,habíaempezadosumarchaarboledaadentro,yellealnavegante,quenoleabandonabanunca,lesiguióespadaenmano,aunquecongestotriste,presintiendoquetalvezmarchabantodoshacialamuerte.Después de avanzar largo tiempo por la selva llegaron a una planicie conabundanteschozas,dondelesesperabanuevamuchedumbredeindígenas,conclavas,lanzas,arcosflecherosyescudos.Otra vez dio don Alonso su grito de guerra, y cargaron los españoles,dispersándose los indígenas después del choque sangriento. Ocho de éstossalvajesseguarecíanenunagranchozaycomohéroesdeepopeyadeseabanmorirantesquevolverlaespaldaatanpoderososenemigos.Eranhábilesarqueros,ycomotirabanconflechasenvenenadas,losespañolesneseatrevíanaacercarsealatemiblevivienda.GritóindignadoOjeda,insultandoasushombres:—¿Noosduvergüenzaqueochosalvajesdesnudososmantenganaraya?Unodelosmásveteranos,excitadoportalesinvectivas,selanzóporentrelasMechaspararomperlapuertadelachoza,perounadeestassaetasponzoñosasleatravesóelpecho,cayendomuertoinstantáneamente.Furioso don Alonso, hizo echar leños encendidos sobre el techo del bohío,todoéldehierbassecas,y las llamasconsumieronenpocotiempolarústicaviviendaylosochohéroescobrizos.Setenta indígenas habían quedado prisioneros en el combate, excelentemercancíapara servendidaenSantoDomingo,por ser losnaturalesdeestepaís grandes de cuerpo, duros de miembros y sufridos para toda clase detrabajos.ServiríanparaaliviodegastosalbachillerEnciso.Ycomolaguardadeestebotindecarnehumanaera importante, laconfióaCuevas, volviéndose éste con Pizarro y unos cuantos hombres adondeaguardabanlasnaves.LaindiaIsabeltambiénregresóalaplayaconlatropadeesclavos.Llegadoelmomentodepelear,nadiecousiderabanecesariossusservicios como intérprete. Además, la india parecía asombrada y medrosa,comounanimaldulcequeolfateaelpeligro.Después de registrar el grupo de cabanas, Juan de la Cosa, que no queríasepararseunmomentodoOjeda,lediootravezelconsej»dequevolviesenalosbuques.Empezabaacaerlatarde.Élconocíalascostumbresdelosindios,y estaba seguro de que ibau a aprovechar la llegada de la noche y lasfragosidadesdelterrenoparaconcentrarseyatacarlesconmayoréxito.

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NoquisooiríodonAlonso,tentadoporlaesperanzadehacermásesclavosyconseguir nuevos objetos de oro, aunque fuesen de baja ley, y siguió suencarnizadapersecucióndelosfugitivos,siemprebosqueadentro.Persistíaenél la excitación do un combate terminado demasiado pronto, deseandoreanudarlaluchaconelenemigo.Empezaba a obscurecer cuando llegaron a un pueblo llamado Vurbaco,completamente abandona do. Sus habitautes habían huido a las espesuras,llevándosetodolodesuscasas.Confiadosiosespañolesenelterrorquedebíansentirlosindígenasdespuésdelos dos choques tan mortali'S para ellos, se diseminaron para registrar lasviviendas,muchas de ellas esparcidas en el bosque, separadas unas de otrasporespesasarboledas.Juan de la Cosa se mostraba cada vez más inquieto, presintiendo laproximidaddelpeligro,yrepentinamenteviorealizadossustemores.Cayó sobre ellos una masa de indios armados y vociferantes, más densa ynumerosaque lasquehabíanvisto en los anteriores encuentros.Surgíanportodas partes grupos de guerreros indígenas, aullando sus gritos do guerra,haciendo sonar caracolas y bocinas, y los dispersos españoles trataroninútilmentedejuntarseparaunaresistenciacomún.Lossorprendierony rodearonenpequeñosgrupos,unosenel interiorde lascasas, otros en el campo libre, pero teniendo en torcomacizos de árboles acuyascopastrepabanlosindígenasparaflecharlosdesdeloalto.Tuvieronlosinvasoresquepelearaladefensiva,conelvalordeladesesperación,sinqueles valieran ya sus cascos y corazas, databan sin descanso, y sobre losenemigos caídos avanzaban otros y otros con la audacia de una seguravictoria.Elacerodesusarmasdefensivasseabollabaorompíabajóelgolpebrutaldelasclavasylasespadasdemaderadura.Silbabanentornodeellosnubesdeflechasconpuntasycoronillasdehierbaempapadasenmortalveneno.Noobstantesuobcecadaconfianza,OjedahabíaB¡doelprimeroenpercatarsede lagravedaddel ataque, reuniendocon suhabitualprontitudunoscuantossoldados para defenderse al abrigo de una empalizada. Las flechas ibandisminuyendorápidamenteelnúmerodesushombres,yOjedasóloselibrabadeellasgraciasasuagilidadysuastutainventivaparacombatir.Lapequenezde su cuerpo le permitía ofrecer menos blanco que los otros a la flechaenvenenadade losenemigos,yélextremabaaún laexigüidaddesuestaturamarchandosobreJasrodillas,cubiertoconsuescudo.Asíibadeunladoaotro,asombrosamenteligero,destripandoconsuespadaatodosloscombatientesindiosqueseponíanasualcance.Mientrastanto,suscompañeroscaíanparamorir,retorciéndosecomoreptilespartidos,acausadelashorrorosasconvulsionesproducidasporelvenenodolasflechas.CuandodonAlonso seveíayacasi solo, llegó Juande laCosaconalgunos

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españoles que había conseguido reunir. El destino del valeroso y prudentenavegante era ayudar a Ojeda con un afecto paternal hasta en sus últimosmomentos.Sesituójuntoalapuertadelaempalizada,haciendoretrocederconsusgolpesa los guerrerosmás audaces.En la lucha cuerpo a cuerpo, el célebrepiloto,queeramuy forzudoapesardesusaños, llevabaventaja sobre los salvajes,pero las flechas envenenadas hicieron caer amuchos de sus hom bres y élmÍ3moempezóarecibirmortalesheridas.No obstante su temeridad, se dio cuenta don Alonso de que esta situaciónresultabainsostenibleyeraprecisosalirdeella.GritóasuamigoLaCosaparahacerle saber que debían abrirse paso, fuese como fuese, e inició la salidaarrojándose con una agilidad de felino en medio de los combatientes,repartiendo cuchilladas a un lado y a otro con tal rapidez, que los indios ledejaronpasofranco,desapareciendoenuninstante.Juan de la Cosa quiso seguirle, pero no tenía su agilidad juvenil y C3tabaademásacribilladodeheridas.Conelrestodelosespañolesserefugiócuunachozaehizoquearrancasen la techumbreparaque losde fueranopudieranprenderlefuego.Doestomodopudodefendersehastabienentradalanoche,cuandotodossuscompañeroshabíanperecido,menosuno.Empezóasentirelefectodelvenenodesusnumerosasheridas.Laespadase1ccaíade lasmanos, sus rodillas sedoblaban. Ibaamorir,y llamandoa suladoalúnicodelosespañolesqueaúnvivía,ledijoconvozdesfalleciente:—Hermano, ya que Dios os ha protegido hasta ahora, salid y corred, y siencontráisaAlonsodeOjeda,contadlemimuerte.Esteespañol fueelúnicoqueconsiguióescapar convidade los setentaquehabían seguido al Caballero de la Virgen en su temeraria expedición; ycuando,undiadespués,avanzandoarastrasporelinteriordelosbosques,conlargasesperasyoculta-mientos,consiguióllegaralaplaya,encontrándoseconuna partida de exploradores españoles, estos quedaron aterrados por lasnoticiasdeldesastre.Cuevas y los otros amigos de Ojeda habían empozado a sentirse inquietosdesdelamañana,siguientealavancedesujefetierraadentro.Nadasabíandeél ni de sus compañeros. Algunos grupos que intentaban internarse en elbosque retrocedían al oír los aullidos de los salvajes acompañados por suscaracolasytamboresdemadera.Lostrompeterosdelasnaveshacíansonarsusinstrumentosenloslinderosdelbosque,pero tales llamamientos seperdíanenunsilencio inquietanteoerancontestadosporlagriteríatriunfaldelosindígenas.Otrosgruposdetripulantescorríanlacostaenhorcas,disparandosusarmasdefuego,masdicho estrépito era absorbidoporuna calma silenciosaque a losexpedicionarios,yadesalentados,lesparecíafúnebre.Después de escuchar el relato del único fugitivo, todos dieron pormuerto a

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donAlonso. Indudablemente había caído enmedio del bosque, envenenadoporlasflechas,lomismoqueJuandelaCosa.Lesparecíaimposibleque,devivirestecaudilloextraordinario,nohubiesellegadoyaadondeleaguardabanlasnaves.La india Isabel era la única que se negaba a creerle muerto. Seguía a laspequeñaspartidasqueregistrabanlacostayloslinderosdelbosque,conrostroimpasible) procurando ocultar sus emociones. Cuando los portadores detrompetas se cansaban de hacer sonar sus instrumentos y los arcabuceroscreían innecesario consumirmás pólvora, Isabel lanzaba un grito estridente,semejantealosaullidosqueseoíanlejisimos,enelinteriordelbosque.Eraungritoaprendidodeniñaensutribu,quelehabíaservidomuchasveces,duranteelsegundoviajedeOjeda,para reunirseconésteensusexploraciones tierraadentro.—Sivivemeconoceráaloirme—dijoaCuevas,quemarchabaasulado.Dosdíasdespués,comosinoconfiaseyaensullamamiento,gritabapoco.Encambiosedeteniamuchasvecesparahusmearelaire,cualsiencontraseenélalgoquelesirviesederastro.Cuevas,conseisespañolesylaindia,sehabíaalejado,siguiendolacosta,yunpequeñocaboocultabaasusespaldasloscuatrobuquesalancla.Eraunaplayasalvaje,teniendoenfrenteunmarsolitario.—¡Allí, allí!—gritó la india, señalando el bosque acuático que cubría unamarisma.Estaarboledaerademangles,quecrecenenelaguaycuyasraicesbuscanelaire,eatrelazándose-sobrelaliquidasuperficie.Avanzó Isabel resueltamente sobre la maraña de las raices, separando lasramasentrecruzadas.Ibadelanteconlaseguridadyelímpetudeunperrodecaza,ydeprontogritóconexpresióndetriunfo,almismotiempoqueCuevasy los otros veían una especie de sombra tendida entre dos mangles, en lapenumbrahúmedayverdosa.El espectro llevaba vestimenta a la española., y todos gritaron también deasombroyalegríaalreconoceradonAlonsodeOjedaParecía un cadáver lívido tendido sobre la raigambre superacuática,conservandoelescudopendientedeunhombro, laespadaenunamanoyelcuadritodelaVirgenfijoenlacintura,talcomolehabíarendidoelcansancio.AbriólosojosalsentirlascariciasdeIsabelylasvocesdesusamigosLuegovolvióacerrarlossinpoderarticularunapalabra,pueselhambreylafatigaleteníancomomuerto.HizoCuevasquelotransportasenalaplayaybuscóleñasecaparaencenderunafogata.Eraprecisoantetodocalentarlo,pueselfrióylahumedaddesuesconditeloteníanyerto.Mientrastanto,algunosdeloshombresexaminabanlarodela,quehabíandescolgadodesuespalda,encontrandoenellaseñalesdeunostrescientosflechazos.

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Cuandotomóalgúnalimentoypudobebervino,empezóahablar.NuncasintióCuevasunaadmiracióntangrandeporelvigordesucapitán.—Sinofuesetanrobusto,aunquechicodecuerpo—dijoasushombres—,yahabríaperecidohacedosdías.Sehabíaabiertopasoporenmediodesusenemigos, lanzándosea travésdelos bosques, primeramente en dirección opuesta al mar, sabiendo que losindiosnolebuscaríanporestaparte.Asíhabíapasadolaprimeranoche,yluegocambiabadedirección,dandounrodeoparasaliralmar.Noeraempresafácilguiarseenelenmarañamientodelaselva,teniendosobresucabezabóvedasderamajeapretadoqueleimpedíanverlasestrellas,sirviéndoleúnicamentedenorteeloíronooírlosaullidosdelossalvajescelebrandosuvictoria.Seocultabaduranteeldía,reanudandosucaminoalcerrarlanoche.Marchabaaciegasjuntoalosprecipicios,abriéndosepasoacuchilladasentrelaslianas.Gritaban sobre su cabeza monos y loros, asustados por la presencia de unhombrequenooliacomolosdelpaís.Entresuspiernassedeslizabangrandesserpientes a las que había despertado, y tenia que defenderse de ellaspartiéndolasdeunrevésdosuespada.Confrecuenciasecreiapróximoamorir,yensudesesperaciónatormentábaleel recuerdode supaternal amigo Juande laCosayel aturdimientoconquehabía desoído sus consejos. El único sostén de su férrea voluntad eraconservar el cuadrito de laVirgenpendiente de su cinturón.NuestraSeñoraharíaunmilagroparasalvarle,comootrasveces.Al salir finalmente al mar sólo encontró una extensión oceánicacompletamentedesierta,comosinuncahubiesenpasadoporellalasnavesdelosblancos.Losaltozanosdeunpromontoriopróximoleimpedíanversusbuques,yleeraimposible ir más allá de dicho obstáculo, que ocultaba parte del horizontemarítimo.Nopodíacaminarmás;suspiernassedoblaban,elsueloparecíatirardeél.Ynecesitando tenderse, buscó con instintiva precaución el refugio de aquelmanglar,paraquelossalvajesnolesorprendieranduranteelsueño.Presintióqueestesueñoibaasereldelamuerte.Elhambrehabíaagotadosusfuerzas;elfríoinmovilizabasusmiembros.Empezóaperderlanocióndeloquelerodeaba,pidiendomentalmenteporúltimavezauxilioalaVirgen.Un recuerdo tenaz de su primera juventud surgió-varias veces en estasilenciosaagonía.SeacordódeaquellagitanadeEspañaque,examinandosumano,habíahecho laprediccióndequemoriríadehambre. Ibaa llegarestefinaldosuexistenciaquetantasveceslehizoreirporloilógico.—Pero gracias a la protección de laVirgen—terminó diciendo—, he salidoilesodeestatremendaaventura.Y todos los que le escuchaban consideraron indiscutible dicha protección,

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mientrasvolviansusmiradasalescudodelhéroe,acribilladoporlashuellasdetantosflechazos,todosellosvenenosos.Momentos después se convenció FernandoCuevas de que la vida real, casisiempremonótona y de aventuras lentas y'muy espaciadas, ofrece de prontocoincidencias e inesperados encuentros que tan sólo se ven en los relatosnovelescos.EstabanélysushombresconversandoConelheroicocapitányofreciéndolenuevos alimentos y tragos de vino para que se reanimase conmás rapidez,cuando vieron poblarse aquel océano solitario de varios buques que veníansiguiendo la costa y avanzaban hacia la anclada armadilla de don Alonso,visible para ellos por navegar mar afuera y no ocultársela el pequeñopromontorio.Lavistade esta flotahizo recobrar sus fuerzas aOjedamás aúnque loquellevabacomidoybebido.SusojosreconocieroninmediatamentelasnavesdeNicuesa, y esto le afectó de tal modo, que estuvo a punto de derramarlágrimas,peroerandecólera,viéndosedesarmadoyamerceddeunrivalAquientantohabíaofendido.RecordóeldueloquehabíapropuestoaNicuesaylasmuchasamenazasquellevabaproferidascontraél.—Mebusca—dijo—,quierevengarsedemí,yllevarazónenello.Lomaloesqueyonopuedodefenderme.Inmediatamente sus inventivas de caudillo le sugirieron elmodo de salir deestepeligro,ydioordenaCuevasparaquevolvieseconlosotrosabordodesusnavesyledejasesoloenlaplaya,sinrevelaranadie,niaunalosamigosmásíntimos,dóndesehallabaoculto.ÉlseguiríaallíhastaqueNicuesasemarchase.Estabadispuestoahacerfrenteatodaslaspartidasdeindiosqueapareciesenenesteladodelacosta.Isabelpodría traerleocultamentealgúnalimento,siesquesuadversariotardabaenirse.Así que ancló la armadilla de Nicuesa al lado de los barcos de Ojeda, loprimeroquehizodichocaballerofuepasaralanavecapitanaparaenterarsedelasuertedelgobernadordeNuevaAndalucía.PizarroyotrosallegadosaOjedadijerondebuenafequeignorabanloquelehabía ocurrido a éste y que hasta le creían muerto, por haberse abstenidoCuevasdecomunicarlesudescubrimientoenelmanglar.Al ver que Nicuesa lamentaba con verdadera sinceridad la desgracia de suantiguo amigo, Cuevas llamó aparte al gobernador de Castilla del Oro,pidiéudole que le diese su palabra de no atacar a Ojeda si vivía aún, niaprovecharsusdesgraciasparavengarsedelasdisputasenSantoDomingo.Nicuesa,queeradecarácternobleygeneroso,casiseirritóaloírtalsúplica.—Busquevuesamerceda su jefey tráigamelo, si aúnvive—dijo—,queyoempeño mi palabra no sólo de olvidar lo que ya pasó, sino también de

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ayudarlecomoaunhermano.Y cuando Ojeda, dolorido aún por su fuga a través de los bosques y losdesfallecimientos del hambre, volvió a su buque, presentándose a Nicuesa,ésteabriólosbrazosparaestrecharenellosasuamigodelamocedadyasuenemigodelosúltimosaños.—No es de caballeros—dijo—, sino de almas bajas, recordar pasadasdesavenenciascuandonosnecesitamoselunoalotro.Dispongavucsaseñoríade mí como si fuese vuestro hermano. Yo y mi gente le seguiremosdondequiera, hasta que la muerte de Juan de la Cosa y demás compañerosquedevengada.Cuevas admiró en silencio la caballerosidad de Nicuesa y la mansedumbrecristianaconquesabíadarolvidoalasofensas.Apesardequeeraigualensentimientosalosdoscaudillos,tuvo,porbrevesinstantes,unavislumbrede ladualidad inexplicabledecarácterde todos loshombresférreosquedurantemediosigloibanaconquistarlasnuevastierras.Mostrábanse siempre entre ellos caballerescos y generosos. Eran crueles ensusrencores,yluego,deunamansedunibrecristianaparaperdonarsesiesqueno se habían matado antes. Sus durezas las reservaban para los indios,humanidad inferiory faltade«razón»,según las ideasde laépoca,quesólomerecíainterésporpartedealgunosfrailesdeespírituevangélico.Dos hombres de guerra comoOjeda yNicuesa consideraban imprescindibleuna pronta venganza, e inmediatamente desembarcaron con cuatrocientoshombresdeapieyunoscuantosjinetes.Nada les importaba que empezase a anochecer.Las sombras favorecerían lasorpresadelenemigo.Ojeda recordaba el camino seguido días antes cu su imprudente avance, ycercademedianochellegaronalpueblecitodeYurbaco,deinfaustamemoria.La expedición se dividió en dos columnas, extendiéndose ambas en unmovimientoenvolventeparaquenadiepudieseescapar.Dormíaniosindígenasvencedoresconundescuidoimpropiodelaastuciadesuraza.Habíanmatadoalosblancosmásvalerosos,ylosotros,refugiadosenlosbuques,noseatrevíanensusdesembarcosapenetrarenelbosque.Nadiepodíavenirasorprenderles.Envano las numerosas bandas de loros quepoblaban los árboles, asustadospor el avance nocturno de tantos hombres extraños, empezaron a gritar conestrépito ensordecedor. Los indios que despertaban volvían a reanudar susueño,sinsalirsedesushamacas.Depronto,losqueaúnestabandespiertosvieronensangrentarselanocheconlosresplandoresdeunvastoincendio.Suscasasempezabanaarder.Intentaronlosguerreroscobrizos,envanecidosporsu triunfohastapocoantes, lanzarsefueradesusviviendas,armadosatodaprisa,peroencontrabanenlapuertaalosblancosvengativos,querelucíancomodivinidadesinfernalesalreflejarse

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ensuscorazasycascoselrojoinquietodelasllamas.Losquepretendíansalireranhechospedazos,ylosqueretrocedíanalinteriordesuviviendaseabrasaban.Lasmujeresylosniños,viendoporprimeravezcaballos y a la luz de un incendio, los crcian monstruos peores que loshombresblancos,yhuíandandoalaridosparacaerenlasllamas.Nopensaronlosinvasoresenhacerprisionerosporganancia,nimenosenciarcuartelporpiedad.Seacordabandelamuertedesussetentacompañeros,ysuindignaciónaúnsubiódepuntocuandoencontraronelcadáverdelseñorJuande laCosaatadoaunárbol,desnudo,y tanhinchadoynegruzco,porefectodelveneno,quecostógrantrabajoreconocerlo.Numerosasflechastemblabanaúnhundidasentresuscostillas.Talvezhabíaservidodeblancoalostiradoresdolatribu,despuésdemuerto.Mientrasunossoldadosregistrabanlasruinashumeantesenbuscadeobjetosdevalor,otrosdescubríanentre losárbolesnuevoscadáveresdecompañerosatadosaposteschinchadosporlasflechasenvenenadas.Taloraelhorrorquesintierontodosellosdepermaneceralli,quesenegaronadescansarenaquelsitio,apresurandoelmomentodevolversealasnaves.Nicuesa ganó eíi esta expediciónmás queOjeda, pues sus gentes reunieronduranteelsaqueodelpueblomuchooroyotrosobjetosdevalor.Los dos gobernadores de Tierra Firme se despidieron al día siguiente,continuandoNicuesasuviajeaVeragua«ladelosespejosdeoro».Ambos se abrazaron como hermanos, para no verse más. Ellos y la mayorparte de sus hombres estaban ya marcados por la muerte como presa in-mediata.

PARTETERCERAELOCASODELHÉROE

I.-LossupliciosdeSanSebastián,ycómolosindiosflecherosseconvencierondeque«elpequeñojefeblanco»noerainvulnerable.

SintióseOjedadesorientadoalperderaJuandelaCosa.CuevaserasuconfidenteíntimoycontabaconlalealtaddeFranciscoPizarroparalasempresasdeguerra;perolefaltabaelconsejoyladireccióndeaquelamigopaternal,sabioyprudente.CreyóllegadoelmomentodeseguirsusprudentesindicacionesdesistiendodetodoproyectodecolonizaciónenestapartedeTierraFirme,dondesólohabíaconocido desastres, y puso su rumbo al golfo de Urabá. Allí buscó el ríoDarién,delque tantohablaban los indígenaspor suabundanciadeoro.Esteeraellugar,segúnLaCosa,másadecuadoparalafundacióndeunacolonia.Además,dichoríoservíadelímiteentresugobernaciónyladeNicuesa.Pero,faltode lapericiadel célebrepiloto, nopudodar con ladesembocaduradelDarién,desembarcandoendistintospuntosdelgolfo,siempreenbuscadeun

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lugarfavorableparaestablecersuciudad.Cada desembarco aumentaba el desaliento de la gente, quebrantada por eldesastresufridoenYurbaco.Hastalaexuberanciadelavegetacióncontribuíaa aumentar sus inquietudes. Apenas intentaban los españoles avanzar selvaadentro,perdiendodevistaelOcéano,caíanenemboscadaspreparadasporlosindios,todosellosflecheros«conhierba»,oseaconlassaetasempapadasdemortalveneno.La fuerza de sus arcos era tal, que conseguían atravesar" con sus flechascorazasyescudos.Laventajadelblancosobreelcobrizo,debidaasuyarmasdefensivas, iba desapareciendo en los frecuentes combates. Únicamente acampoabiertoconseguíanvenceralindígena,graciasalaaudaciaagresivadeOjedayalvalordesesperadoconqueleseguíantodosellos.Laabundanteyferozfaunadelpaísseoponíatambiénasusavances.Oíanenlaselvaaullidosdepanterasytigres.Nohabíarocanimatorralquenovomitaseantesuspasosenormesyvenenosasserpientes.AlavanzarCuevas,convariosexploradores,ríoarriba,unenormecaimáncogiódeunapataaunodesuscaballos,arrastrándoloalfondodelasaguas.Todossentían lanecesidaddodescansar,ostableciéndosecuantoantesenunpunto del golfo de Urabá, fuese cual fuese. Apremiado Ojeda por ellos,escogióunaalturasituadaalEste,desembarcandoendicholugartodoloquellevabanlasdosnavesparaelestablecimientodeunapoblación;yempezaronalevantarselosprimerosedificios.Estacolonia,laprimeraciudadconstruidaenTierraFirmedespuésdelafugazcoloniadeBelénfundadaporColón,recibióelnombredeSanSebastián.—Yaqueelsantomártir—dijoOjeda—murióatravesadodeMechas,quesunombrenosprotejaatodosdelassaetasponzoñosasdelossalvajes.El principal trabajo consistió en edificar una fortaleza domadera y una altaempalizadaquedefendieselapequeñaciudad.DespuésdeldesastreenelquehabíaperecidoJuandelaCosalaexpediciónestabamermadareconociendoOjedaqueloseríamuydifícildefendersecontanpocagentedelasnumerosastribusqueempezabanahostilizarle.Comolosvíveresescaseaban,pensóademásenlaconvenienciadelibrarsedelos cautivos que había hecho en Yurbaco, enviándolos a Santo Domingo.NecesitabatambiéndarprisaasusocioEncisoparaqueviniesecuantoantesconmáshombres,armasyprovisiones.Quiso enviar aFernandoCuevas para que acelerase la llegadadel bachiller,perosenegóaaceptartalproposición.—Quiero quedarme al lado de vuestra señoría—dijo aOjeda—, sirviéndolecomosoldadoynocomomensajero.Elgobernadorhizosalirár la india IsabelparaSantoDomingoenelmismobuquequesusenviados,desoyendolasquejasdeella.Nolanecesitabacomointérprete, por negarse los fieros indigenasdel país a recibir heraldos, y era

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precisoreducirestrictamente,enlanuevaciudaddeSanSebastián,elnúmerodebocas,quedandoúnicamentelaspersonasqueestuviesenendisposicióndecombatir.LacompañeradeOjedafueportadoradeunacartaparaEncisoyenelmismo buque se enviaron los esclavos y el oro cogidos en el saqueo deYurbaco.Conestaremesa,quenodejabadeservaliosa,podríaEncisoacelerarsuspreparativos.CuandolacoloniadeSanSebastiántuvoterminadoelfuerteylaempalizadainició Ojeda el reconocimiento de los terrenos inmediatos, cubiertos deespesasselvasypobladosdetribushostilesSalióal frentedeunnumerosodestacamentoparavisitaraciertocaciquedelasinmediacionesqueteniafamadeserricoenoro;peroesteavance,queelgobernadordeNuevaAndalucíahabíaanunciadocomounavisitaamistosa,nopudo ir muy lejos. Apenas penetraron los españoles en una garganta entremontañasdeespesavegetación,vié-ronseenvueltosporunanubedeflecherosque disparaban sus saetas envenenadas ocultos en las frondosidades. Unoscayeron muertos instantáneamente, otros se retorcieron en el suelo entrehorriblesconvulsiones.La flecha ponzoñosa, de un efecto casi instantáneo, acabó por sembrar elpavorentreestoshombresqueespadaenmanoretabanagritosalosenemigose iban de un lado a otro sin verlos siquiera. Y mientras tanto, las saetasvenenosas llovíansobreellos,obligándolos finalmenteavolver lasespaldas,retirándoseconelmayordesordenalafortaleza.Sinosevieronperseguidospor los indígenasyrematadosagolpesdemazafue porque Ojeda, junto con Pizarro, Cuevas y algunos más, retrocedierondando siempre el rostro, cargando a cuchilladas contra los indígenas queosabanmostrarse.Tan enorme resultó la desmoralización de los soldados después de taiemboscada, que transcurrieron muchos días antes de que Ojeda pudieseconvencerlosdequedebíansaliralcampootravez.Comolasprovisionesempezabanaescascar,cihambrefuemásconvincenteparaellosquelasalocucionesdesujefe,yseaveuturarouasalirdenuevo,enpequeñaspartidas,por losalrededoresdeSanSebastián,buscandoalimentosmásqueoro.En una de estas expediciones, un grupo de españoles volvió a caer en unaemboscada de los indígenas, y fue tal su derrota, que los enemigos lospersiguieron con ensordecedora gritería hasta corea distancia de lasempalizadasdeSanSebastián.Muchosquedaronmuertosenelbosquey losmás de los heridos perecieron dentro de la pequeña ciudad entre horriblesconvulsiones. Muy pocos conseguían sanar de los flechazos por más queempleaban en su curación diversos remedios, y únicamente se salvabancuandolasaetarecibidahabíaperdido-unajiartedesushierbasvenenosas.Losqueestabansanosyendisposicióndecombatirnoseatrevíanyahacersalidas

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enbuscadevíveres,influenciadosporelespectáculodelahorribleagoníadesuscompatriotasmuertos.Envalentonados los indígenas, semostraban ya audazmente en el lindero delos bosques inmediatos a San Sebastián. Estos bosques parecían hervir deenemigos que gritaban día y noche, insultando y desaliando a los guerrerosblancos con estrepitoso acompañamiento de atabales demadera, caracolas ybocinas.Losmásdelosblancossólopodíancomerraicesyhierbasrecogidasenloscampospróximosalaciudad,bajoelamparodelasarmasdefuegodeloscentinelas,yaunasí,noseveíanlibresdelflechazoponzoñoso.Lamala alimentacióny el hambre empezarona favorecer las enfermedades.Dentrodelaciudadfallecíantodoslosdíasalgunosdesusdefensores.Endosocasiones,alvigilarCuevasporlasnocheslasempalizadas,encontróavarioscentinelasmuertosdedebibidad.Una resignación fúnebre empezaba a apoderarse de los menos enérgicos.Deseaban morir, viendo en la muerte el único medio de librarse de estasituación desesperada. SolamenteOjeda y susmás íntimos conservaban unaférreavoluntadparahacerfrentealosenemigos.EraelmismogobernadordeNuevaAndalucíaquien seencargabade salir aforrajearalfrentedeungrupo,lomismoqueunsubalterno,peleandotodoslosdías con los indios para la conquista de unpuñadode alimentos.Cuevas seacordabadelasediosufridoañosantesenelfuertedeSantoTomás;peroestostiradoresdeflechasenvenenadasresultabanmásterriblesquelosguerrerosdeCaonabo,hábilesúnicamenteparabatirsecuerpoacuerpo.Empezó a difundirse entre las tribus vecinas a San Sebastián el prestigioheroico del «pequeño jefe blanco», dotado de una agilidad y una ñierzasorprendentes. Él solomataba, durante las salidas,más enemigos que todossus soldados. Pasaba a través de las flechas sin que ninguna le alcanzase.Encontraban siempre el obstáculo de sumovedizo escudo, clavándose en élcomo si las atrajese. Todo esto creaba en torno a su figura un ambientemaravilloso.Algunosindiosllevadoscomoprisionerosalaciudadyluegofugadosdeellahabían referido a sus compatriotas lo que contaban los soldados de donAlonso, convencidos todos de que su jefe gozaba de una protecciónsobrenatural.LaVirgenquellevabaconéllehabíahechoinvulnerable,ylosindios empezaron a creer en la influencia milagrosa de este idolo de losblancos.Concentraban los caciques enemigos toda su atención en el ágil e intrépidoadversario, olvidando a los otros invasores. Querían convencerse de queverdaderamente era un ser extraordinario, protegirlo por los dioses, yemboscaronacuatrodesusmejoresarquerosenellimitedelaselva,frentealaciudad,conordendenoapuntarmasqueal«pequeñojefeblanco»,mientrasungruponumerososalíaacampoabiertoconnudosagriteriaygranestrépitode

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caracolasyatabales,desafiandoalosespañoles.Cuevas,queestabaenloaltodelafortaleza,presintióloanormaldeesteretoúpochodescubiertoenunagentequepreferiasiemprelaemboscada.Ojeda,furiosopore6tanuevainsolenciadelosouemigos,sepusomediaarmaduraytiróde su espada, llamandoagritos a todos losque estuviesenprontosparaseguirlo.—Téngasevuestraseñoría—gritóCuevas—.Medaenlanarizquetodoestoesañagazaparallevarloadondetienenpreparadasumuerte.Quédeseyyoiréabuscarlosconlagente.ElintrépidoCaballerodelaVirgennoconsentía,enmomentosdepeligro,oíra sus subordinados ni superiores, y poco después estaba ya en campo raso,corriendoconlaespadaenaltocontralosenemigos.Huyeronlosindígenashaciaellugardondeestribanemboscadoslosarqueros,yOjedalospersiguióconelencarnizamientodesiempre,adelantándosealosdemásblancos,validodesusorprendenteligereza.Asíllegócercadelescondrijodeloscuatroflecheros,yéstosdispararon.Tresdelassaetaslasparósuescudo,clavándoseenéste,perolacuartaleatravesóunmuslo,haciéndoledoblarlarodilla.Por primera vez en toda su vida el guerrero invulnerable supo lo que erasentirseherido,ysusojosconocieronelcolordelapropiasangresaliendodounprofundodesgarróndesucuerpo.Orgullososyalegreslosguerrerossalvajesalverleherido,huyeronlanzandogritosde triunfo.Celebraban ladoblederrotadel temibleadversarioyde suidoloprotector.Cuevas, que había visto todo esto desde la ciudad, corrió al encuentro delgrupoquetraíaadosAlonsosentadoendoslanzascruzadas.Estabapálidoyparecíasufrirunagranangustia.FernandocreyóvorundonAlonsodeOjedacompletamentenuevo.Noeraefectodeldolormaterialdelaherida,nitampocoqueporprimeravezc*isuexistenciatemiesealamuerte.Sudesalientoeraunreflejodelagrandecepciónmoralqueacababadesufrir.Elhechizoquehastaentonceslehabíahechoinvulnerablequedabadeshechopara,siempre.No podía dudar del poder de aquella Nueslra Señora que le acompañaba atodaspartes.Silehabíanheridoporprimeravez,erasimplementeporqueellaleretirabaparasiempresuprotecciónacausadesuspecados.Apenas se vio en el fuerte, tendido en el lecho, volvió a recobrar su fieraenergía.Recordólamuertohorribledemuchosdesuscompañeros,ocasionadaporlaponzoñadelasflechas.UncaballerocomoóiJIOpodíamorirlomismoqueunperrorabioso.El síntomaprincipal del envenenamiento era un frío agudísimo en la heridaque atravesaba las carnes como un taladro. Ojeda empezaba a sentirlo, ysiguiendounainspiracióntanbrutalcomológica,,ordenóunremedioquesólo

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él podía soportar. Cuevas, que estaba junto a su lecho, se hizo atrás,sorprendidoyaterrado,alescucharsusórdenes.El Caballero de la Virgen exigía que enrojeciesen inmediatamente en unahoguera dos planchas de acero de una armadura y se las aplicasen a ambasbocas de la herida. La ñecha la había extraído de-eu muslo el esforzadocaballeroenelmismolugardelcombate,sinquesurostroreflejaseelmenordolor.Cuevassemostróporprimeravezreacioaobedecerasujefe.ElcirujanodelaexpediciónapoyóaFernandoensusprotestas.—Amodemasiado—dijo—alseñorgobernadorparasersuasesino.—Y yo os juro—contestó Ojeda con furia—que si no me obedecéisinmediatamenteosharéahorcar.FueCuevas,bienenteradodelaterriblevoluntaddesuprotector,quienayudóalaturdidocirujanoenlatareadocalentarhastaelrojoblancolasdospiezasde acero. El mismo herido dirigía la operación, siu permitir que Cuevas yPizarro le mantuviesen sujeto para evitar las convulsiones y saltos de esteachicharramientovoluntario.Noprofirióungrito,nihizoelmáslevegesto,cuandolasplanchascandentes,sostenidascontenazas, lefueronaplicadasenelmusloa lasdosbocasde laherida.Unolordecarnetostadaseesparcióporlahabitación,haciendovolveramuchoselrostro,mientrasOjedacontinuabaimpasible,nopermitiendoqueretirasenelterriblecauteriohastaqueéllodispuso.Talfuedespuéslaangustiacausadapordichosuplicio,queélmismopidióquelo envolviesen en una sábana empapada continuamente en vinagre, paratemplar con su frescura el ardor que la cura brutal había esparcido por sucuerpo.Todounbarril devinagre fue consumido en estaoperaciónbárbara,inventadaporeldurosoldado.Movia los hombros el cirujano con expresión do incredulidad, al mismotiempoqueadmirabaelcorajedesujefe.Cuevastambiéndudabadeléxitodeestaoriginalcuración.Ytodosfueronviendoconasombro,endiassucesivos,cómoOjedaempezabaareponerse.Fernandoexplicabaasumodolainvencióndesuprotector.—Es el fuego—dijo—quien consumió el veneno, haciendo desaparecer sufrialdadmortal.PerosóloundonAlonsodeOjedapuedecurarseasí.Francisco Pizarromostrabamenos credulidad. Tal vez el caballero, siempreamparado por la Virgen en su diaria batalla con la muerte, había tenido lafortuna de que la flecha llevase perdida gran parte de su ponzoña antes detocarle.Los defensores de San Sebastián permanecieron inactivos durante laenfermedad de su jefe. Luego 3e.vieron fuera de peligro, pero muy débil,incapaz de tomar las armas, lo que aumentaba el desaliento general. Era elúnico que sabía infundir valor a los débiles y sostener la voluntad de los

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enérgicos,mostrándoseentodaspartes.Cadasoldado,alverle,creíaseguiraunpoderosísimoejército.Ocultodurantemuchosdíaseimposibilitadodemoverse,laciudadparecíauncuerpomuerto. Na quedaba ya quien pensase en avanzar tierra adentro. Suúnica esperanza la ponían todos en el mar, esperando el socorro que debíatraerleselbachillerEnciso.PeroelOcéanomanteníase siempredesierto, sinque la más pequeña vela asomase, como la punta de un ala, sobre la líneamonótonadelhorizonte.Unamañana,cuandomásgeneralparecíaeldesaliento,unvigíacolocadoenlo alto del torreón de madera de la fortaleza llegó corriendo en busca deCuevas,encargadodeladefensadeSanSebastiándurantelaenfermedaddelgobernador.—¡Nave a la vista!—dijo jadeando de emoción—. El Alcalde mayor, quevienedeSantoDomingoconelsocorro.Cuevas pensó lo mismo. Este buque sólo podía ser fletado por el bachillerEnciso.Cuandodespuésdehaberancladofrentea lacoloniasucapitánytripulantesbajaronatierra,éstosdeclararonqueveníandelaEspañolaconcargamentodevíveres,peroEncisonohabíaintervenidoparanadaensuviaje.ConocíaCuevasatodosloshabitantesblancosdeSantoDomingo.ComoélyLucerofigurabanentrelosmásantiguospobladoresdelaisla,sumemoríaeraa modo de un registro de nombres y fisonomías, comprendiendo en él acuantoshabíanllegadoalaEspañola,contodassuscualidadesydefectos.Inmediatamente reconoció al capitán de la nave, y un tal Bernardino deTalavera,quefigurabaentrelosmásdesvergonzadosaventureros,siendomalvisto,acausadesusdisolutascostumbres,hastajporlasgentesquesereuníanen las Cuatro Calles. —¿Cómo puede este mal hombre—dijo a Pizarro—mandar un navio de su propiedad? Siempre le conocí lleno de trampas ydispuestoaapoderarsedelahaciendadelosotros.A pesar de su mala opinión, lo condujo adonde estaba Ojeda, por negarseTalaveraatratarconotroquenofueseelgobernador.Lavidade azaresy aventuras en esta tierra, lejosdelnúcleode civilizacióncreado enSantoDomingo, parecía darmayor audacia a losmalvadosyunatoleranciaforzosaalosqueseveíanobligadosporlascircunstanciasarecibirsu auxilio. Talavera y los hombres que venían con él relataron a las pocashoras,conuncinismotranquilo,eldeshonrosoorigendesuviaje,oportunoycriminalalavez.,BernardinodeTalaveraibaaserllevadoalacárcelenlaislaEspañola,porsuconducta desordenada y por sus deudas, cuando llegó al puerto de SantoDomingoelbuquecargadodeesclavosycongranprovisióndeoroqueOjedaenviaba a Enciso, después de establecerse en San Sebastián. Como ocurríasiempreentodaslasexpediciones,losdelbuque,alverseenSantoDomingo,

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dabana!olvidalaspenalidadessufridas,haciendoexageradasdescripcionesdelariquezadelanuevaciudadfundadaporelgobernadordoNuevaAndalucía.El bachiller Enciso y también la india Isabel procuraron fomentar estosinformes engañosos, para elmejor éxito do la expedición de socorro cuyospreparativosestabanterminando.Elnúmerodoesclavosylacantidaddeorose multiplicaron ante los ojos absortos de los aventureros que no habíanqueridoirallá.Hombreaudaz,BcrnardinodeTalaveraformóinmediatamenteelproyectodehuirdesus.acreedores,yéndosealanuevacolonia.FaltabanrecursosaOjeda,y él pensaba llevárselos, seguro de que tal servicio lo acogería afablementedon Alonso. Éste, como todos los hombros de combate, apreciaba a lososados,sinpararsemuchoaconsiderarsuscondicionesmorales.Comunicando aus proyectos a otros desesperados como él, llegó a reunirsetenta aventureros de h\ peor especie, todos perseguidos por la justicia acausadesusfechorías,sindinero,sincrédito,contantovaloryastuciacomofalta de conciencia. Se enterabaTalavera de que un buque propiedad d¡i unmercader genovés estaba al ancla frente al cabo Tiburón, al Este de la islaEspañola, cargado do : tocino y pan de cazabe para Santo Domingo. Laocasión no podía sermás oportuna para el viaje a San Sebastián.Ya teníanpreparado el buque, coa abundante cargamento de víveres; sólo les faltabaapoderarsedeél.Talayeraysussetentahombressalieronendistintaspartidasparadespistaralaautoridad, reuniéndose después de varias jornadas de marcha en lasinmediaciones del cabo Tiburón, y les fue fácil sorprender a los escasostripulantes de la nave del gcnovés, apoderándose de ella, levando anclas ysoltandoelvelamen.Ninguno de ellos era hombre de mar, y Talavera, improvisado capitán,resultabaelmásignorantedelospilotos.Ojeda,quegustabaporinstintodetodoloquerepresentasepeligroyaventura,escuchócomplacidoelrelatodeestepirata.—Le tengo por grandísimo picaro—dijo al quedar solo conCuevas—, peroesto no impide que vea yo en su viaje lamano de la Providencia. Sólo asípuedecomprendersequeunoshombresqueignoranlascosasdelanavegaciónhayanpodido-venirenderechurahacianosotros.DebesermiVirgenquienhaconducidoderechamenteaSanSebastiántanflojosymalosmarineros.Ysusojos,quehastaentonceshabíanmiradoalcuadritodelaVirgenconunaexpresión de humildad y de extrañeza a la vez, cual si se consideraraabandonadodeellaparasiempredespuésdesuherida,volvieronafijarseenlamilagrosaimagenconunaexpresióndeagradecimiento.Se mostraron ásperos y discutidores Talavera y su gente en la venta delcargamento,comosiáste leshubiesecostadomucho.Aifin,convencidosdeque Ojeda no tenía más oro que el ofrecido por Cuevas, accedieron a

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desembarcarlasprovisiones.ElrepartodelosvíveresprodujountrastornoenSanSebastián.Losmismosquesehabíanmostradosumisosymodestosendíasdehambreprotestarondelreparto que hacia el gobernador, encontrándolo excesivamente parco.Comentaban audazmente los más quisquillosos las explicaciones dadas porCuevas,alegandoquedonAlonsohaciaestoporprevisión,deseosodequelosvíveresdurasenmástiempo,hastaquellegaseelbachillerEnciso.—Elgobernadorquiereguardar lamejorparte-dealimentosparaél—decíanlosmás inquietos—Desdeque ledieronel flechazopareceotrohombre.Seacuerda de que le predijeron, siendo mancebo, que moriría de hambre, yguardaprovisiones-paraponerseasegurodetalpeligro.El contacto con la mala gente de Talavera quebrantó la disciplina.MuchosempezabanahablardevolversealaEspañolaenelbuquedelospiratas.En vano los amigos del gobernador anunciaban todos los dias la próximallegadadeEnciso,comosituviesenavisosmisteriososdeella.Lossoldados-pasaban las horas mirando al mar, sin ver nunca el buque prometido.Empezaban a agotarse las provisiones traídas por Talavera, no obstante laseconomías del gobernador. Volvió a reanudarse la mortalidad diaria por lasenfermedadesqxte originaba el hambre.UnasvecesCuevasyotrasPizarro,hacían saber al gobernador los avances de un complot de sus gentes paraescaparsealaEspartólaen.elbuquedeTalavera.DonAlonso,queyapascabaporlaciudad,procuróalentarconsuspalabrasysu presencia a todos los que le habían seguido desde Santo Domingo,intentando hacer revivir en ellos el entusiasme admirativo y el respetosupersticiosoqueantessentíanporsupersona.Se consideraba en elmomento decisivo de su vida.Una noche, hablando asolasconsufielCuevas,ledijoendolorosaconfidencia:—Sielbachillernovieneasocorrernos,esseguranuestrapérdida;peroniaunasímeresolveréaabandonarlaempresa.Enestatierraestánuestraesperanzade hacernos ricos y demandar. Si nos vamos de aqui pobres y derrotados,¿cómoobtenerotromandoyencontrarcréditoparanuevosviajes?...Alhablarconsusgenteshaciaesfuerzosparatransmitirlessuférreavoluntad.—Es locura, hermanos—decía—, dejar esta tierra cuya posesión tanto noscuesta.Sólonecesitamosquellegueelrefuerzodelbachillerparadominarlospaisescircunvecinosyadueñarnosdesusriquezas.Viendo, a posar de talos razones, crecer en torno suyo la desconfianza y laindisciplina,apacigüéasushombresconunainesperadaproposición.—Yomismo iréaSantoDomingo—dijo—enbuscadel socorro.¿Osplaceasí?...Todosaceptaronconentusiasmo.Confiabanfinsuenergía,suinfluenciaysuhabilidad. La llegada de los auxilios resaltaba indudable si era Ojeda enpersonaquienibaabuscarlos.Ylosdefensoresd'íSanSebastiánhicieronuu

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convenio público con su jefe, siguiendo un rójrimen democrático que en lavidadeestosconquistadoresdeunmundonuevovolvióareaparecersiemprequela3operacionesmilitaresnoexigíaneldespotismodeunaautoridadúnica.FranciscoPizarroquedaríamandandolacoloniacomotenientedeOjeda,hastaquellegaseelabogadoEnciso,superioraaquélportenerelcargodeAlcaldemayor.PizarroysugentepermaneceríanenSanSebastiáncincuentadías,ysiconcluido dicho plazo no recibían noticias de Ojeda, ni llegaba Enciso,quedabanenlibertadparaabandonarlacoloniayvolversealaislaEspañola.Dejó Ojeda dos bergantines, último resto de su armadilla. En ellos podíantrasladarseaSantoDomingoloshabitantesdeSanSebastiáncuandoelplazofijadoterminase.Élharíaelviajeenelbarc«genovésrobadoporlospiratas.Bernardino Talavera y su banda deseaban marcharse cuanto antes de SanSebastián,dondeme-riantantoshombres.Habíanvenidoconlaesperanzadegrandes riquezas, y hallaban solamente hambre y enfermedades. No podíansalirdelasempalizadasporlapartedetierrasinoírelsilbidode3asterriblesflechasvenenosas.Les parecía preferible volver a SantoDomingo, aunque allá les esperase lacárcel.Pensabanyacon«ostalgiaenlasmiseriassufridascutreloshombresdesuraza,másllevaderasqueJasmortalescarestíasenestacostasalvaje.ComoTalaveraymuchosdelossuyosadmirabanadonAlonso,atribuyéndoleunapoderosa influenciaenSantoDomingo, tenían laconfianzado•queésteconseguiría superdónde las autoridadesde la islaEspañola,haciendovalerquegracias a elloshabíapodido salvarse la coloniadeSanSebastiánde sertotalmentedestruidaporelhambre.Mostró empeño Cuevas en seguir a su capitán. Pizarro se bastaba paragobernar a la gente y él sería una boca más en la ciudad hambrienta. Leinspiraba también inquietudqueuncaballeroactivoydecarácterarrebatadocomodonAlonsohiciesesolotalviajeenunbuquedebandidos.—Mejoresqueseamosdos—dijo—,yvuestraseñoríadebenoolvidarlamalalaya de nuestros compañeros de travesía, procurando tener paciencia parasufrirlos.Consejo inútil. El Caballero de la Virgen, pálido, débil y cojeando aconsecuencia de su herida, volvió a mostrar la misma arrogancia de otrostiempos.Entróenlanaverobadacomositoma3eposesióndeella,dandoórdenesasutripulacióndepicarosparaquelevasenanclasydesplegasenelvelamen,conelacentoimperiosodeunjefequenodudadeverseobedecido.PresencióCuevascómoestandodonAlonsoea lo altode lapopa, sevolvíaimperiosamentehaciaBernardinodeTalavera,queacababadecolocarsejuntoaél,cualsipretendiesecompartirsuautoridad,mezclandosusórdenesconlasdelotro.Comoen todos losmomentos culminantesde la-vidadeOjeda, lepareció a

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Cuevasque«elpequeñojefeblanco»crecíaextraordinariamente,dominandoconsumiradaautoritariaalhombrequeteníaallado.—Talavera, ¡abajocon losotros!—ordenó,señalando losgruposdehombresqueestabanentornodelpalomayor—.DondeestádonAlonsodeOjedanopuedehaberotrocapitán.II.-DondeOjedaesalafuerzacapitándepiratas,abandonaparasiempreasuVirgen,ypasansuscompañerosporlasmáshorrendasaventuras,

paraacabarenlahorca.Obedeció Talavera, intimidado por la autoridad natural de aquel hombreacostumbrado al mando y bajó de la popa para confundirse con sus cama-radas.Aquel día no pasó nada más, por mostrarse todos interesados en que donAlonso,queeraabordoelúnicoenteradodolartedenavegar,colocasebienelvelamen y enderezase el rumbo; pero a lamañana siguiente ocurrió lo queesperabaCuevas.BernardinodeTalavera, soliviantadopor ios suyos, subióalalcázardepopaqueOjeda se había reservado como vivienda propia.Queríamandau* en lanavelomismoquedonAlonso,otalvezmás,porserélquienlahabíatraído.No pudo, sin embargo, continuar, quedando cortada su reclamación por elimpetuosogobernadordeNuevaAndalucía.—Loquetúhashechoesrobarla—gritótuteándole—;perohayunmediodezanjarelpleitoinmediatamente.Desenvaina,yelquequedeconvidaqueseaeljefe.Desnudó eu seguida su espada, marchando contra Talavera, que hizo lomismo. Pero el pirata sabia que estaban a sus espaldas los setenta hombrescompañerosdesucriminalaventura.EnunmomentodonAlonsoyCuevassevieronenvueltosporestamangadeenemigos,sinespacioparamoverse,abrumadosporelnúmero,ytuvieronqueceder,perdiendosusespadas.Inmediatamentelespusieroncadenasalosdosylosencerrarondebajodelashabitaciones del alcázar de popa, en una obscura camareta cuyo únicorespiraderoeralarejaqueserviadepuerta.NoperdióOjedasuagresivoorgulloalverseencerradoyamerceddeaquellagente; antes al contrario, sus voces subieron de punto, y cada vez que seaproximabaalarejaalgunodelostripulantes,,loacogíaconinsultos.—¡Traidores!¡ladrones!—gritaba—.Atodosvosotrososdesafio,unoauno,odos, o cuatro a la vez, como queráis. Decidle a Talaverilla que venga.Seguramentenoosaráponerseantemisojos.YnoseequivocabadonAlonso.Talera su renombredevaliente,que todos

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aquellos forajidos se alejaban en seguida de la reja, influenciados por laadmiraciónquesiempreleshabíainspiradoelhéroe.Talavera',objetodesuscontinuos insultos,había tomadoelpartidodecallarypermanecer invisible,conservandoencerradoaltemiblecaballeromientrasduraseelviaje.DonAlonsoyCuevasnoconversabanconotrapersonaqueelencargadodelfogóndelanave,,quienlestraíasucomida,igualaladelosotros.Pasados cuatro días, está tranquila navegación so vio cortada por una grantempestad. Talavera y su gente, que no eran marinos e ignorabanabsolutamente los peligros de losmares tropicales, perdieron en seguida suarrogancia,nosabiendoquéhacer.Sóloselesocurrióamainariamayorparte-de las velas, dejando la nave casi a palo seco; pero las corrientes eranimpetuosasytemíanserllevadosporellascontraocultosescollos.Muchos de los forajidos, recordando lo experto que era don Alonso en lascosasdelmar,oimpulsadosporelpánico,fueronasuplicarleensuencierroquetomaseelmandodelbuque,poniéndoleenelactoenlibertad.Lomismohicieron con Cuevas, considerado igualmente como hábil nauta, por haberfiguradoenelprimerviajededescubrimiento.Ojedaysuprotegidoseencargarondeladireccióndelanave,convenciéndosepocodespuésdequesusesfuerzosibanaresultarinútilesparallegaralaislaEspañola. Durante su prisión, la impericia de sus enemigos, las corrientesencontradas y el huracán habían inclinado el rumbo hacia Occidente, y lesseria imposible, en medio de la tormenta, enderezarle otra vez a SantoDomingo.Flotó muchos días la nave, como un tapón de corcho, a merced de lascorrientesdelgolfo,siendocontinuoelpeligredeirseapiqueacausadelmalestadodelcasco.Cubaeralatierramáspróxima,yOjedadirigiófinalmentesurumboalaparteSurdedichaisla.Al tocar el boque en una playa desierta se abrió, no pudiendo resistir másgolpeslatrabazóndesusmaderos,ylostripulantestuvieronqueabandonarlo,trasladandoatierracuantosvíverespudieronllevarseacuestas.Cuba estaba aún en estado salvaje. Sólo dos años .antes habían bojadocompletamente sus costas losmarinos españoles, demostrando para siemprequeeraunaisla,comomarcabaJuandelaCosaensumapaycomolohabíanasegurado los indígenas desde el primer momento, no la punta oriental deAsia,comoafirmabaColón.Su interiorpermanecía inexplorado,yparaestegrupo de náufragos, faltos de recursos, representaba lamás peligrosa de lasempresasmeterseislaadentro,atravésdelosbosques,hastalasmontañasqueveíandesdelaplaya.Enelprimermomento,alpisartierra,todosaquellosbandolerosseresistieronaobedeceradonAlonso.Yanoeraindispensableparaquedirigieselanave.Talaveraintentórecobrarsuautoridaddejefedepartida.OjedayCuevasibanaverseotravezpresosymaltratados.Masnotardaronenconvencersedeque

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lospeligrosquelesesperabaneuestatierrasalvajeerantangrandescomolosriesgos del mar, y necesitaban un jefe intrépido j experimentado como elfamosoCaballerodelaVirgen.Muchas de las tribus cubanas eran pacificas, sia otra preocupación que elcultivodeloscampos;peronumerososindígenasdeITaiti,huyendodelaesclavitud que les imponían los blancos en su isla, se habían refugiado enCuba,yapenasvelandesembarcaralgún .grupodemarinerosespañolesparahaceraguaoleña,seapresurabanaatacarlo,creyendoqueveníanparadarlescaza y llevarles cautivos adonde estaban sus antiguos amos. Su odio A losblancoslohabíantransmitidoaloshabitantesdeCuba,yapenasintentaronlosdeTalaveraunamarchatierraadentro,viéronscrecibidosaflechazos.Después de aquel fracaso se apresuraron a devolver sus armas a Ojeda yCuevas,reconociendoadonAlonsoporjefe,ylesiguieronensumarchahaciaelEste.TeniaOjeda la inaudita pretensión de caminar toda la isla hasta su extremoorientalparairdesdeellaencanoaalainmediataislaEspañola,atravesandoacontinuación gran parte de esta última hasta entrar en la ciudad de SantoDomingo.MenosdonAlonsoyCuevas,todossabíanqueaifinaldetalviajedemesesymeses,llenodepeligros,lesesperabalahorca,ysinembargo,loemprendieroncomosifuesenenbuscadelafelicidad.Tantoerasudeseodevolveralavidacivilizada.Elhábilcapitánsediocuentadequeconaquelloshombresnopodíaatacaraninguna tribude costumbresguerreras, y sepropuso evitar la entrada en laspoblaciones. Los guió siempre por el litoral, atravesando anchas y desiertasllanuras,llamadassabanas,ybosquesquellegabanhastaelmar.EstamarchaporlacostaSurdeCuba,completamentedesconocidadetodosellos,sinmásvíveresque losquepodían llevaracuestas, sedesenvolvióbien;durante losprimeros dias. Luego fue notando Ojeda con inquietud que los bosques seretiraban del rnar? y las sabanas cubiertas de hierbas y plantas trepadorasperdíandurezabajosuspies,transformándosegradualmenteenpantanos.El suelo, cada vez más blando y resbaladizo, parecía huir de sus pies,hundiéndoseloscaminanteshastalarodillaenunlodoinfecto.—Esto no puede ser muy largo—gritaba Ojeda para animar a su gente—.¡Adelante,porSantiago!...Yaveolatierrafirme.Creía de buena fe ver a lo lejos praderas de suelo duro, iguales a las quehabíandejadoatrás, pero-suverdeengañoso sólo cubríaunbarro temblónyprofundo.Despuésdeochodíasdemarchaseconvencierondequeestabanmetidosenunainterminablemarisma,marchandosiempreconaguahastalacintura.Paraque su situación fuesemás angustiosa, el agua' era salobre, loque les hacíascutirconmayorintensidadelrabiosotormentodelased.De tarde en tarde el líquido parecía menos salado, bebiéndolo todos con

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avidez.Eraqueunríodescendíadesdelasalturasdelinterior,perdiéndoseenlaciénaga,sindesembocaduradirectaalmar.Sucorrienteabríaenelbarrouncauceprofundísimo,loscaminantesperdíanpieinstantáneamente,ylosquenosabíannadarseahogaban,sinquesuscompañerospudiesenauxiliarles.Cadajornadaibamarcandoladesaparicióndovarioshombres.Economizabanlas racionessacadasdelbuque—pandecazabeyqueso—,aprovechando lasraicesquepodíanencontrar;peroestaalimentación,deficienteenelcursodeunamarchasiempreporelagua,ibaaumentandoelnúmerodelasvíctimas.Cuando les acometía el sueño o sentíanse abrumados por la fatiga, seacostaban en las raices entrelazadas de los manglares, sobre la superficieacuática.Duranteestosdescansos,OjedayCuevascontabansilenciosamenteelnúmerodehombresquelesrodeaba,cadavezmenor.Elcontinuopeligroylaproximidaddelamuertehacíanatodoscruelmenteegoístas.—¡Hermanos,ami! ¡LaVirgenmeproteja!—gritabaasusespaldasunavozangustiosa.Eraunhombrequesehundíarepentinamenteenelcieno.Pocodespuésyanopodíagritar,porllenárseledeagualaboca.Acontinuaciónsucabellerallotabasobre la liquida superficie como una planta acuática... Y desaparecía parasiempre.Todoseransordos;nadievolvía lacabeza.Losmásfuertessóloconocíanundeseo:marcharymarchar,cuantolesfueseposible,parasalirdeestamarismaen la que llevaban avanzando quince días, siendo ya locura el pensar enretroceder.' Cada día el agua era más profunda y el suelo menos firme. Las raicescomestiblesescaseabanyelpandecazabelohabíacorrompidolahumedad.El jefe era el único que conservaba su energia, marchando el primero paraindicar el camino. Ágil nadador, librábase todos los díaa de la muerte, yconseguía con sus indicaciones que se fuese salvando de los peores pasosaquellaexpedición,cadavezmásmermadaymiserable.Admiró Cuevas como nunca las energías de esto hombro extraordinario.Algunasveces,entregándosealadesesperación,senegabaaseguiradelante.Queríamorir.Perolavozdeljefereanimabasuvoluntad.—¡AcuérdatedetumujerydeAlousico!...Unhombre,mientrasvive,nodebedesesperardelauxiliodeDios.Habíanperdido casi todas sus armas en estamarchapor el aguay el fango.Sólounoscuantosconservabanlasespadas,empleándolascomobastones.OjedallevabaensumochilalapequeñaimagendelaVirgen,ycuandohacianalto en algúnbosquo acuático demanglares, sacaba el cuadrito, lo colocabaentre las ramas y se inclinaba ante él, rezando en voz alta para implorar elauxiliodesuprotectora.Cuevashacíalomismo;yterminadaslasoraciones,ledecíadonAlonsoconacentodeexcusa:—¡Euquémalpasotemetiste,Fernando,portuempeñoenseguirmisuerte!...

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Como imploraba con frecuencia el amparode laVirgen, aquellamala genteque le seguía,obedeciéndolea la fuerza, lo imitópor impulso supersticioso,rezando todos finalmente con verdadera dcvoción ante la tablita pintada enFlandeaycompradaporunobispoespañol.Propenso don Alonso al misticismo y a las intervenciones sobrenaturales,buscó una explicación de esta dura prueba a que le sometía su protectora.Llevaban ya veinticinco días marchando por el agua y el barro, siemprehundidoshastaelpecho,oteniendoquenadaryagarrarsealosmanglesparanoversesorbidosporellégamo.Estamarismano;ibaaterminarnunca.Ladesesperación sugirió a Ojeda que todo ello era advertencia de la Virgen,iatigadadequeéllallevasedeunladoaotro,portierrasextrañasyatravésdelosmayorespeligros.—Yoosprometo,Señora—dijoagritoselhéroe—,quesinossacáisconvidadetantaaguaytantatembladera,oserigiremosunacapillaenelprimerpueblode indios adonde lleguemos, y allí os dejaré para que seáis adorada por losgentiles.Cuevas, quemurió de viejo, nunca pudo borrar de sumemoria este largo yhorrible viaje a través de las ciénagas de Cuba. Hablando años después enSantoDomingoconfrayBartolomédelasCasas,elcélebreobispo,defensorde los indios, que se ocupaba en escribir la historia de la conquista de lasnuevastierras,ésteledijoasí:—LospadecimientosdelosespañolesenelNuevoMundoexcedenalosquehansufridoloshombresdetodaslasnaciones;perolosdeOjedaylasgenteBqueibaisconélsuperanalosdemás.Emplearontreintadíasparaatravesarestamarisma,deunastreintaleguasdeextensión. Los bejucos, raíces y lianas eran a veces tan espesos, quenecesitabanundíaparahacermenosdeunaleguadecamino,perolosmismosobstáculoslesservíanparamantenersesobreelaguayelsuelomovedizo.Enlosúltimosdiasdemarchalamortandadfueaumentando.Eratalelhambreylafatiga,quemuchossedejabancaerparaahogarsevoluntariamente.Otros,nopudiendoavanzarmás,sentábansesobrelasraicesdeunmanglarcerrandolosojos:—¡Dejadme,hermanos!Noosocupéisdemí.Yesperabaninmóvileslallegadadelamuerte.Surecomendaciónerainútil.Nadiepensabaenellos.Ojeda, con losmás ágiles y vigorososcontinuaba avanzando a través de losobstáculos,hastaqueal fin,pasados treintadias, sintieronbajo suspiesunatierra cada vezmás firme. Luegomarcharon por un sendero seco, llegandofinalmente a una» aldea india, en cuyas inmediaciones so tumbaron, nopudiendoirmásadelante,comosisuenergíaleshubieseabandonadoalverseenlugarseguro.Elcacique,llamadoCuoybus,erahombredepaz,lomismoquesussubditos,mostrando asombro todos al saber que estos hombres blancos habíanatravesadodeunextremoaotroaquellamarismadondesóloseaventuraban

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ellosencasosdeinevitablenecesidad.Los destrozados viajeros fueron conducidos a las cabaíías, dándolesabundantementedecomerybeber,mientraselcaciqueordenabaqueotrosdesu tribu registrasen las marismas para traer a hombros ú los españoles queencontrasenaúnconvida.Cuando repuesta su energía hizo Ojeda recuento de su gente, vio que desetentaydoshombresque.habíandesembarcadounmesantes,sóloquedabantreintaycinco,figurandoentreéstosBernardinodeTalavera.Alrestablecersecompletamentedesusfatigas^quisodonAlonsocumplirsuvoto a la Virgen. Le «causaba honda pena separarse del milagroso cuadro,pues atribuía al mencionado voto el que la imagen le hubiese sacadofinalmentedetantospeligros.Tuvovariasentrevistasconelcacique,explicándolecomopudo,graciasalaspalabrasaprendidasenHaitíya la intervencióndeCuevas,másduchoenlalenguaindígena,losmisteriosdolareligióncatólicayloqueeralamadredeDios.Elindioloacogíatodoconmovimientosrespetuososdecabeza.Loquemásleentusiasmabaera lobellezadel ídolode losblancosy losbrillantes -coloresqueelpintorflamencohabíafijadoparasiempresobrelapequeñatabla.ConunasmantasdealgodóntejidoarreglóOjedaunacapillaenlachozadelcacique,colocandolaimagensobreunamesa,aguisadealtar.Pasaron dos semanasmás, durante las cuales fueron recobrando fuerzas lostristesexpedicionarios,pudiendoalfinreanudarsumarcha.CuandoelCaballerodelaVirgensearrodillóporúltimavezantesuimagen,empezó a sollozar. Iba a separarse para siempre de su protectora de tantosaños. ¡Quién podía saber lo que le reservaba el porvenir al alejarse de estaimagen que le había mantenido incólume a través de tantos desafíos yguerras!...Cuevas tuvo que infundirle ánimos y tirar de él para que se decidiese aabandonarsuVirgen.Muchotiempodespués,elpadreLasCasas,alviajarporCuba,encontrabaaúnenelpueblecitodelcaciqueCueybaslacapillahechaporOjedaysucuadrodelaVirgen.Elcélebrereligiosodecíamisaanteella,oinquietoelcaciquealverquedeseaba apropiarse la imagendel «pequeño jefeblanco», sustituyéndolaconotramejor,laocultabae*>elbosqueynadievolvíaaverla.UnapartidadeindiosproporcionadaporCueybasguióahoraaOjedaatravésde los desiertos,, llevando además todos los de la expedición abundantesvíveresensusmochilas.AsíllegaronaunlugardelacostaSurdeCuba,,queeraelmáspróximoalaislade Jamaica.Eneste territorio, llamadoMacaca, el cacique, alquehabíasidorecomendadoporCueybas,diolanoticiaadonAlonsodequeunapartidade españoles s& había establecido en dicha isla al mando de un capitán

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llamadoJuandeEsquivel.Resucitó en la memoria de don Alonso su vida y sus rivalidades en SantoDomingo.EsteEsquiveleraelcapitánquehabíaenviadoelvirreydonDiegoColón para que se posesionase de Jamaica a viva fuerza, y al que juró élcortarle la cabeza. —Veo, Fernando—dijo con melancolía, al recibir* talnoticia—, que mi destino es tener que humillarme ante las personas queofendi.RecordósudesafioaNicuesa,quemesesdespuéslosalvabadelamuerteenlaterriblejomadadondeperecióJuandelaCosa.AhorateníaquepedirauxilioalhombrequehabíajuradodecapitarsiseposesionabadeJamaica.Graciasadichatomadeposesión,élysusacompañantesibanasalirdeCuba,queyalesibapareciendounencierrodelquenuncapodríansalvarse.El cacique deMacaca proporcionó una canoa con algunos indios, y en tandébil e inestable embarcación fue Femando Cuevas, acompañado de un talPedrodeOrdaz,paraavisaraEsquivel.Estapeligrosatravesíadeveinteleguas,enunaembarcaciónrústica,atravésdelOcéano solitario, casi era comparable a la que algunos años antes habíahechoDiegoMéndez,yendoencanoadesdeJamaicaaSantoDomingo,parasacaraColóndeldesgraciadofinaldesucuartoyúltimoviaje.Apenas se enteró el capitánEsquivel de la triste suerte deOjeda, al que seimaginabaricoyvictoriosoensugobernacióndeNuevaAndalucía,despachóunacarabelaalacostaSurdeCubaparaquetrajesealdesgraciadohéroeysusforzososcompañeros.La entrevista de los dos enemigos fue cordial. Ojeda, que había jurado debuena fe cortar la cabeza a Esquivel, lo saludó con naturalidad—como sihubiesensidosiempregrandesamigos—alponersuspiesentierradeJamaica.—Juan de Esquivel, mis remos ya no reman—dijo después de saludarlo—.Hagavuosamerceddemiloquequiera.YEsquivelleabrazó,llevándoleasucasayofreciéndolecuantotenia.—Los dos somos caballeros—dijo a Ojeda—y nos hemos visto en mejorsituación que aquí. Los hombres bien nacidos sabemos entendernosnoblemente,olvidandotodoresentimientoanterior.AdmiróCuevaslagenerosidaddeamboshidalgos,reconociendounavezmásque sus compañeros de armas rivalizaban en grandeza de alma y sacrificio,pero siempreentreellos,mostrándose implacablesycruelescuando tratabanconotrosquenofuesendesuraza.Como tenia prisa Ojeda en volver a Santo Domingo para enviar socorro aPizarroy laguarnicióndeSanSebastián, aceptó inmediatamente la carabelaqueJuandeEsquivelpusoasudisposición.BcrnardinodeTalaveray los restosdesucuadrilla sequedabanenJamaica,retardando la vuelta a Santo Domingo. Ahora que estaban en tierra deespañolespensabanconmiedoenel Juezmayorde la islaEspañolay enel

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procesoabiertoporelrobodelanavedelgenovés.Temían igualmente que, al recobrar Ojeda su prestigio de gobernador deNueva Andalucía, les exigiese cuentas por los atrevimientos que se habíanpermitidoconél.PeroesteúltimocuidadoloperdieroncuandodonAlonsoseembarcóconCuevasparairaSantoDomingo.—¡QueDiosteproteja,Talaverilla!—dijoalpirata—.Nocreasqueolvidotusinjurias, pero soy incapaz de vengarlas traidoramente denunciándote a lajusticia.Sisalesconbiendelodelrobodelbuqueyyoestoymenosocupadoqueahoraconlodemigobierno,yanosveremosunosminutosasolasyharásconocimientoconmiespada.ApenasllególacarabelaaSantoDomingo,elprimercuidadodedonAlonsofue preguntar por el bachiller Enciso. Le contestaron que pocos días anteshabía salido con rumbo a la colonia de San Sebastián, llevando abundantesprovisiones,armasyhombres.HabíapersistidoentrelagentedeSantoDomingoeldeslumbramientocausadoporaquelenvíodeoroydeesclavos,quedioorigenalaexpediciónpiráticadeTalavera. Todos los hombres de espada ansiosos de aventuras y riquezasqueríanalistarseparairconEncisoalgobiernodelqueeraAlcaldemayor.ElvirreydonDiegoColónteniaqueintervenirparalimitarelnúmerodelosexpedicionarios.TodoslosqueestabanprocesadospordeudasyamenazadosdeprisiónbuscabanescapardelaislayreunirseconOjeda.Una guardia puesta-por el virrey en la nave de Enciso iba examinando laidentidaddecadaunodelosexpedicionarios.Cuandodichobuquesalióaaltamar,fueacompañadoagrandistanciaporunacarabelaarmada,paraimpedirqueseembarcasenalgunosdedichosfugitivosvaliéndosedelanchas.Quedó inactivo Ojeda muchos días, esperando noticias de su asociado elbachiller.Indudablemente,asíquellegaseEncisoaSanSebastiánenviarlasubuqueaSantoDomingoparaqueelgobernadordeNuevaAndalucíapudiesevolverasus. tierras.PerocomotranscurriesensemanasysemanassinquelanavevolviesenillegaseaSantoDomingolamenornoticiadeEnciso,empezólagenteaafirmarquelaexpediciónhabíanaufragadoa-consecuenciadeunodelosvariostemporalesrecientes.FernandoCuevasvolvióasuhuerta,siendoacogídoporlasexclamacionesdeasombroylástima»quelanzaronLuceroysuhijo.LaspenalidadessufridasenladefensadeSanSebastiányenlasciénagasdeCuba lohabíanaviejado.Alverseentre su familiayen la comodidadde suvivienda,sepercatóporprimeravezdelomucho-quehabíasufrido.SumujeryAlonsieoescucharonenreflexivosilencioellargorelatodetantasaventuras intrépidas y desgraciadas. El buen sentido de la judia conversaresumióestahistoriaheroicaenuncomentariodecarácterpráctico.—SidonAlonsovuelveallá—dijo—,nolesigas.Quédeseesodeloroparalosque no tienenmujer como tú, ni tierras que labrar. Pongamos ahinco en el

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cultivo de nuestros campos.Acabemos el desmonte de las tierras vecinas alrío, que tenemos olvidadas.Nuestra verdaderamina es fabricar pan y carneparalosquevanaTierraFirmeenbuscadeoro,ylosquemarcharánluego,yaquecadavesllegandeEspañamásilusos.Deseabaquesumaridosefueseapartandodeaquelloshombresaficionadosala guerra, desdeñosos de la muerte, que parecían mostrarse más arrogantessegúncaiansobreelloslasmiseriasconpesoabrumador.Luego contó a Fernando todo lo que ella había hecho para favorecer a unamigo de éste, mal mirado, no sabía con qué motivo, por don Alonso doOjeda.Comodichohombre estabaperseguido a cansade sus deudas, le había sidoimposible conseguir que Enciso lo alistase en su expedición. Por miedo aindisponerse con el virrey no admitía el bachiller deudores ni sometidos aproceso.Además,estabaenteradodequesuconsocioelgobernadordeNuevaAndalucíamirabamalaestesolicitante.—Entonceselpobreacudióami—siguiódiciendoLucero—,ycomoesamigotuyo,aunquedonAlonsonoloaprecia,quisoayudarle.El hombre se había encerrado en un tonel, y para hacer más creíble suestratagema,rociaba,devezencuandolasparedesinterioresconunpocodesuprovisióndeagua.Deestemodo,lasgotasquesalíanporentrelasduelasnodejabandudaalgunadequeerauntonelllenodeaguadestinadoalbarcode Enciso. Así había podido salir de Santo Domingo, a pesar delas'precaucionesdelvirrey.Cuando la nave estuviese en alta mar, este viajero ignorado de todos seproponía saltar una tapa del tonel, ofreciendo de nuevo sus servicios alasociadodeOjeda.RióCuevaslahistoria,yalveraldiasiguienteasuheroicoprotector,ledijoconciertatimidez,portratarsedeunhombremalvistopordonAlonso:—¿Seacuerda su señoría de aquel a quien apodaban en las Cuatro Calles «elEsgrimidor», un tal Vasco Núñez de Balboa, que cultivaba tierras en elpueblecito de Durango, estaba entrampado hasta los ojos y no sabia cómolibrarsedesusacreedores,queibanaencerrarleenlacárcel?...Puessehaidoconelbachiller,sinqueéstelosupiera,metidoenuntonel.

III.-EnelquesevelacrecientemiseriadelolvidadogobernadordeNuevaAndalucía,ycómosefueenterandode¡asaventurasdesusdiscípulosylosprogresosdeuntalBalboa,salidodeuntonel.

Empezó a notar don Alonso en torno a su persona el apartamiento y ladesconfianzaqueacompañanatodos106héroesconsideradosendecadencia.QuisocomprarunbarcoyalistargenteparairasuciudaddeSanSebastián,mastodossusesfuerzosresultaroninfructuosos.Lagentehuíadeélcomode

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unhombremarcadoporlamalasuerte.Las desgracias de su colonia eran ya sabidas por los vecinos de SantoDomingo y las exageraban en sus comentarios. Don Diego Colón parecíaaprobarlacrecienteimpopularidaddolhéroe.Habíasidoenemigodesupadre,el primer Almirante, durante los últimos anos de la vida de éste, y seexpresabaconcrudezacontra todos losde la familiaColón.AcasoesperabaquedonAlonsolevisitaseparaimplorarsuapoyoysercapitánasusórdenes,peroOjeda,cadavezmásaltivo,segúnseacelerabasudecadencia,eraincapazdepedir amparoni de$orvir a nadie.Durante el restode su existencia sólopodía ser un heroico jefe de aventureros valerosos, y de no conseguirlo,preferíamorir.Lacrecienteingratituddeloshombresleatormentaba,agriandosucarácter.Sehabía visto admirado por todos al aprisionar a Caonabo y al mandar luegoarmadillasquedescubríannuevastierras,enrivalidadconColónelviejo.Unarto antes sentíase capaz de desañar al virrey en pleno muelle de SantoDomingo y amenazar a Esquivel, uno de sus capitanes, con eldescabezamiento.Ytodoscelebrabansusarrogancias,creyendoquelafortunale acompañaría siempre y no existía obstáculo capaz de cortar sus avances.Ahora,conlosbruscossaltosdelaopiniónpopular,lecreíanundesgraciado,sinporveniralguno,perseguidoporunaconstantefatalidad.Todo lo que decía, por racional que fuese, lo consideraban quimérico. LosricosdeSantoDomingohuíandeél,temiendoquelespidiesedineroparasusempresas.SeacordabandelbachillerEnciso,alquetodoscreíanperdidoparasiempre.ElgobiernodeNuevaAndalucíaempezabaaprovocarrisascuandoalguienhablabadeélenloscorrillosdelasCuatroCalles.Algunas veces, don Alonso, enfurecido contra el ambiente hostil que lerodeaba, pretendía salir de la isla Española, fuese como fuese. SucompañerismoleimpulsabaigualmenteareunirseconEncisoyelfielPizarro.Tal vez su presencia salvaría, como en otras ocasiones, la colonia de SanSebastián.PeropormásquedescendíaalpuertodeSantoDomingoonbuscadecapitanesymaestresdenavesquesedejasenconvencerporsusrazonamientos,noencontrabaunoquearrostraselaaventuradetemara bordo al gobernador de Nueva Andalucía, llevándole gratuitamente a susdominios.LasupersticióndeaquelpequeñomundodeaventureroscontribuíatambiénaldescréditodeOjeda.MarinosysoldadosdabanporseguroqueEncisohabíamuerto en elmarynoquedabayavivoun español en aquella tierradeSanSebastián,dondeloeindiostirabanconflechas«dehierba».Igualmentedebíanhaber perecido Nicuesa y los ochocientos hombres que fueron con él a laconquistadelaprodigiosaVeragua,tanalabadaporColón,ycuyonuevotítulodeCastilladelOroresultabaparamuchosdeunaironíalúgubre.Empezaba a comentarse en Santo Domingo la profecía de un fraile que

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aconsejóamuchosquenoseembarcasenconNicuesaporhaberpronosticadoel cielo claramente la pérdida de dicho capitán. Todos se acordaban de quedíasantesdesalirlaexpedicióndeOjedaypocodespuésladeNicuesa,habíaaparecido en el cielo un cometa en forma do espada, signo de muerteindudable,segúnlosastrólogosdeentonces.—Peroyo—decíadonAlonso,indignadoportalespatrañas—medialavelacasialmismotiempoqueNicuesa,ysinembargo,hevueltoaSantoDomingo.¿PorquérazónnopuedevolverelgobernadordeCastilladelOro?...Callaban las gentes, por ser cosa peligrosa entablar discusiones con denAlonso,prontosiempreatirardelaespada,perosonreíanconunaexpresióncuyosignificadoadivinabaelhéroe.Estas sonrisashenificabanquesiOjedahabíavueltonadiesabíaaúncuálibaaserelfinaldesuexistenciaysidichofinalestabapróximo.Acabóporevitareltratoconsusantiguosconocidos.Sólodetardeentardeseleveíaenelcentrodelaciudad,envueltoorgullosamenteensucapa.—paraocultar tal vez los desperfectos de su traje—, la espada rabitiesa, los ojosretadores,lanarizafiladacomoelpicodeunavedepresa,nodecidiéndoseasaludar a las gentes hasta que éstas lo habían saludado antes con reverenteapresuramiento.Seguíahablandocondespreciodeljovenvirrey,yestoaumentabaladesercióndesusantiguosamigos,deseososdemantenerseenbuenasrelacionescon lasupremaautoridad.Hasta Fernando Cuevas parecía apartarse de él un poco. Continuabaadmirándolo; pero su esposa, con el egoísmo clarividente de toda dueña decasa, temía que esta veneración por el héroe redundase en perjuicio de lafamilia.—Tu donAlonso—dijo Lucero—-va a dejarnos pobres como las ratas si leatiendes. Ya te he dicho que no hay más oro seguro que el que se sacavendiendotocinosypan,quietosennuestroscampos.No se equivocaba la esposa prudente. Ojeda, en su desesperación, habíainsinuado a Cuevas varias veces la conveniencia de vender sus huertas yaquellas tierrasdel interior, en las cuales cifraba tantas esperanzas.Tambiénpodían empeñarlas, pues no eran prestamistas lo que faltaba en SantoDomingo.Todoslosvecinosricosejercíandichaindustria.Con el dinero que él sacase podrían comprar un pequeño bergantín, elmásbaratoqueencontrasenenelpuerto.DespuésdelanavegaciónconTala-veraysucuadrilla,élyFernandopodíanembarcarse,sinreparoalguno,encualquierbuque,yasívolveríanalastierrasdesugobierno,dondetalvezEncisoysusantiguoscompañerosarrostrabanlaficchaenvenenada,peroconseguíanreunirenormescantidadesdeoro.Balbuceó Cuevas, no atreviéndose a contestar negativamente a su antiguoprotectorydeseandoalmismotiempoobedecerasuesposa.

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CuandodonAlonsosediocuentadequeeraLuceroquienlehabíaaconsejadoque no aceptase, ya no insistiómás. Siempre somostraba algo cohibido enpresenciadeella,comosisusrecuerdosleavergonzasen...YdurantealgunosmesesCuevasdejódeveralhéroedesgraciado.Empezabanélysuesposaaocuparseseriamentedeldesmontede las tierrasheredadas de la cacica y pasaban losmás de los días alejados de la ciudad.Cuevasnopodíaolvidar,sinembargo,aloscompañerosquehabíadejadoalaotra banda del mar Caribe, a un lado y a otro del río Darién, en Jas dosgobernacionesdeOjedayNicuesa.Tardómuchotiempoenconocer,contodossusdetalles,latrágicahistoriadeesta colonización-Las noticias iban llegando a Santo Domingofragmentariamente, cuando alguna carabela voivia de allá, casi deshecha,trayendorestosdelasdosexpediciones.Otrasnoticiascirculaban,graciasaunatransmisiónmisteriosa,sinquenadiesupieseciertamentequiénlashabíatraído.Siendo ya de edad madura, el rico colono Fernando Cuevas contaba a losaventurerosjóvenesquepartíanparalasguerrasdeMéjicoyelPerúiatrágicacrónicadelasdosprimerasexpedicionesaTierraFirme.Nicuesa, al separarse de Ojeda, navegaba hacia el Oeste, en busca de suauríferaVeragua.Paraexplorarmejor lascostasdesugobiernoembarcábasecon setenta hombres en una pequeña carabela, ordenando que su segundo,LopedeOlano, lesiguiesecondosbergantines, igualmenteligeros,mientraslasnavesdemayorcaladonavegabanmaradentro,evitandobancosyescollos.UnatempestadobligabaaNicuesaaapartarsedetierraparaquesubarconoencallase,suponiendoqueleseguiríasusegundoOlano,porserunamaniobralógica.PeroOlanosehabíamantenidotodalanochecercadetierra,alabrigode una pequeña isla, y al amanecer, en vez de seguir el rumbo de su jefe,retrocedióparafondearculabocadelríoLagarto,llamadodespuésChagres—el río del istmo de Panamá—, donde se le incorporaron todos los buquesgrandes.Allíhizocircularentrelastripulacioneslano~ticiadelnaufragiodeNicuesa,proclamándoseasimismogobernador,comolugartenientedeldifunto.Mientras tanto,Nicuesa, quehabía pasadodosdias en altamar capeando latempestad,volvióalacostaenbuscadeOlano,yparaaguardaraéste|elrestodesuflota,anclóenladesembocaduraáeunrío,crecidoenormementeporlaslluviastorrenciales.Albajarlasaguasrápidamenteasunivel,lanaveencallócontalviolencia,quesucascosedeshizo,salvándoseanadolostripulantes.Estolesobligóaseguirmarchandoportierra,siemprealOccidente,enbuscade las riquezas de aquella Veragua tan ensalzadas por Colón. Atravesaronpantanosdelégamoyplayascuyaarenaquemabaalashorasdelsol.Tuvieronquealimentarsederaicesymoluscos.Losríoserannumerososyconlasaguasmuycrecidasporlalluvia.Habíansalvadounbotedelacarabelanaufragada,

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ygraciasaélpudieronatravesarestascorrientescaudalosas.LosindígenasdeVeragualosibansiguiendoporellinderodelosbosquesinmediatosalacosta.Admirablesflecheros,seentreteníanentomarlosdeblanco,cazándolosdesdelejos.EstaexpedicióndeNicuesa,enlaquetantodinerosehabíagastado,eralamásostentosa, la mejor armada y bien vestida de todas las conocidas hastaentonces.Elgobernadorteniaunpajefavorito,uniformadocongranlujo.Susombrero blanco y los alegres colores de su traje daban a este doncel elaspectodeunhermosopájaro.Unexterior tanbrillanteatrajo laatencióndelos indios, y uno de ellos le disparó un flechazo tan certero, que el pobreadolescentequedómuertoalospiesdeNicuesa.Al llegar a la punta de una bahía que so internaba tierra adentro, creyeronpreferiblenoseguirsucontornoyquelagenteseembarcasepor turnoenelbatel para ir pormar a la punta opuesta.Así se evitaban unamarcha inútil,despistando a los arqueros que venían acosándolos. AI cerrar la noche, elgrupodenáufragosseencontróinstaladoenlapuntaopuesta,ycomohabíanalternado lodos en el manejo del remo, era tal su fatiga, que determinaronpasarallímismolanoche.Dos terribles sorpresas les aguardaban al despertar. El bote, su únicaesperanza, había desaparecido y con él cuatro hombres de la expedición.Empezaronacorrerlosnáufragosdeunladoaotro,dandovoces,creyendoserescuchadospor.losdesaparecidos.Yestascorreríasleshiciero?isaberqueloqueelloscreíanpuntadebahíaeraunaisla.Subiéndose a las rocas más altas vieron mar por todas partes. Una vastaextonsióndeagualesseparabadelatierrafirme.Nicuesaysuscompañerossehabían encerrado sin saberlo en una isla desierta, sobre un mar siempresolitario.Cuatro de sus hombres habían cometido la inaudita traición de huir con elúnicobote. Iban todos amorir sin quenadie conociese su esfuerzo.Tal vezpasadosmuchosañosotraexpedicióndeespañoles,atraídaporlacasualidadaestaislasinimportancia,descubriríavaria3docenasdeesqueletos,quedandoenladudadesieranrestosdeindígenasoblancos.Ladesesperaciónhizoaullarcomofierasaalgunos,mientrasotrossehincabanderodillasyelevabanlasmanosalcielopidiendoauxilioaDios.Elhambreylasedlesobligófinalmenteamoverse.Sóloencontraronalgunosmariscosenlasrocasytuvieronquebeberaguasalobreenloscharcosdolasmarismas.Nicuesa,tanenérgicocomoOjeda,aunquedecaráctermásreposadoydulce,alentóasushombresparasalirdetalsituación.Sinmásinstrumentosquesuscuchillos y espadas, consiguió que construyesen una balsa con troncos deárbolesparacruzarelamplioestrechoquelesseparabadelacosta.Comonotenían remos, algunos que eran diestros en la natación se propusieronempujarlanadando,pero talerasudebilidaddespuésde tantasprivacionesy

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tanviolentaslascorrientes,quetuvieronqueabandonarlabalsa,arrastradaporlasolas,volviendoalaisla.EltenazNicuesamandóhacernuevasbalsas,perosiempreconmalresultado.Y así pasaron semanas y semanas,muriendo todos los dias varios de ellos:unosdehambreysed,otrosdetristezaydesesperación.Los cuatro marineros que habían huido en el bote para evitarse el hambreretrocedieronaremohaciaellugardondeseimaginabanqueestaríala.flota,ydespuésdemuchospenalidadesconseguíanencontrarlaenelríoBelén,dondeColónhabíapretendidoestablecerlaprimeracoloniadeTierraFirmeyOlanointentabaahorafundarunpuebloyunfuerte.Losrelatosdeloscuatrodesertoresconmovieronalastripulaciones,yulano,contra su voluntad, tuvo que enviar un bergantín a la isla donde estabaNicuesa,abrazándosellorandolosnáufragosquehabíanseguidoalgobernadorylosmarinerosdeestebuquequeveniaensuauxilio.IJcvaba el bergantín una buena provisión de dátiles de coco y otros frutosrecogidosalolargodelacosta,yNicuesatuvoqueimponersuautoridadparaque sus compañeros no muriesen de un atracón; con tal ansia famélica searrojaron sobredichos frutos. Igualmentebebieroncondeleite el aguadulcedelbuque,yabandonaronlaisla,dejandoenellanumerosastumbas.Llegó Nicuesa a Belén, mostrando una justa indignación contra Olano,queriendo juzgarle come* tsaidor, así como a otros que consideraba suscómplices;peroalfintuvoqueatenderlassúplicasdesusgentes,deseosasdeclemenciayolvidoenunestadoangustioso,ydecidiódejarparamásadelanteelcastigarlos.Sehallabaelgruesode la expedicióncasi taamal en su reciente coloniadeBeléncomoNicuesa.consusnáufragosen la isladesierta.Los indígenasdelos alrededores, que tanto habían hecho sufrir aColón y a su hermano donBartolomé durante la breve existencia del primer establecimiento, atacabanconmortífera tenacidad a la nueva expedíción de blancos. El hambre haciaestragos,ycadasalidadelaguarniciónenbuscadevíverescostabalavidaavarios españoles. De los ochocientos hombres que se habían embarcado enSantoDomingomesesantes,sóloquedabancuatrocientos,ylamayorpartedeellos tan demacrados por las privaciones que parecían cadáveres que semoviesen.El hambre hizo retrogradar a estos hombres de raza blanca y cristianos alcanibalismo de los tiempos prehistóricos. Treinta españoles, al alejarse unpoco de Belén para buscar viveros, encontraban el cadáver de un indio enestadocasideputrefacciónyselocomían,pereciendohorasdespuésdehaberdevoradotanhorriblealimento.Nicuesaseveíaobligadoaahorcaraotrosdesussoldadosquehabíanrematadoauncompañeroagonizanteparacomérselomáspronto.Tuvo que huir del triste río de Belén, y siguiendo las indicaciones de un

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marineroquehabíaacompañadoaColónensucuartoyúltimoviaje,buscaronen la costa del istmo un puerto tan hermoso y seguro, que el Almirante lohabíatituladoPuertoBello.Dichomarinerodabacomoseñaslaexistenciadeunafuentedeaguamuyfrescaalpiedeunárbolcorpiúentoyladeunanclamedio enterrada en la arena. El árbol, la fuente y el ancla de Puerto Bellofueron encontrados al saltar a tierra, pero los indios de los alrededores losacosaronaflechazosytuvieronquereembarcarse,dejandoalgunosmuertos.Buscaronentoncesotro lugarasiete leguasdeallí, indicadoporelmarineroque había ido en el último viaje de Colón, y que éste llamó Puerto de losBastimentosacausadequelosindiosleproporcionaronvíveres.Al saltar a tierra y no ver enemigos, Nicuesa dijo con satisfacción: —Detengámonosaquí,ennombredeDios.Ysusacompañantes,conlasupersticiónquoinspiransiemprecontrariedadesydesgracias,tomaronlasúltimaspalabrascomounauguriofavorable,dandoadicholugareltítulodeNombrodeDios.Tomó posesión de la tierra el gobernador de Castilla del Oro con todas lasceremoniaspropiasdelcaso,sacandolaespadaparacortarhierbasytrazandocrucesenlacortezadelosárboles.Luego,sinhacercasodeladebilidaddosumermadagente,levantóunafortalezadeestacaspararesistirlosataquesdelosindígenas,pueslomismoqueenBelén,todoslosindiosdelasinmediacionesempezaronahostilizarlos.Al poco tiempo la situacióu de Nombre de Dios resultaba tan insosteniblecomo lo había sido la de la abandonada colonia de Belén. El hambre eratambién semejante. Los salvajes destruían los cultivos plantados por losespañoles.Agotadas las provisiones de Santo Domingo, so consideraba gran venturaencontrarunaserpienteparacomérsela.Tambiénservíandealimentopedazosdecaimánchamuscadosenlasbrasas.EnvióNicuesaunacarabelaalaEspañolaparaquetrajesepanytocino,ynovolviónunca.Tantoseranlosenfermosydetalmodolamuertemermabalasfilas,quealgunasnochesnohabíagentodisponibleparavelarenlasestacadasdoNombredoDios.Todaslasheridasresultabanmortales,porlamiseriaylafaltademedicamentos.NecesitabaNicuesamostrarsecruelparasostenerladisciplinadosugente.Undía, al pasar revista a los defensores de Nombre de Dios, vio que de losochocientos hombres salidos de Santo Domingo, no había mas que cienespectroshumanos.EllosyelgobernadordeCastilladelOro,herederodelaquimeradoradadeColón,noteníanyaesperanzaalguna.Sólolesquedabaeldeseodequelamuertellegasecuantoantes.FernandoCuevasrecordabacomounasegundahistoriaparalelaloqueestabaocurriendo al mismo tiempo en Tierra Firme a otro grupo de españoles,situados a una distancia de pocas leguas, e ignorando mutuamente, unos y

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otros,susmiserias.El bachillerEnciso, al salir deSantoDomingopara socorrer aOjeda, habíaexperimentadolasorpresaqueCuevasysumujersupusierontantasvecesensuscomentariosnocturnos.CuandoelbuqueperdiódevistalaciudaddeSantoDomingo,tuvoelbachillerla sorpresa y la admiración de ver surgir de un tonel, como si fuese unaparecido, a Balboa «el Esgrimidor». Se indignó al darse cuenta de esteengaño, que consideraba una ofensa a su perspicacia, e insultó al fugitivo,anunciándole que iba a dejarlo abandonado en la primera isla desierta queencontrase. Pero el aspecto deBalboa, sus palabras animosas y el hecho decono-|cer,comoningunodelosqueibanenelbuque,lasparticularidadesdelascostashaciadondenavegaban,porhaberfiguradonueveañosantesenelviajedeBastidasyJuandelaCosa,acabaronporamansaraEnciso,aceptandoaestehombre,agregadoalaexpedicióndetanextrañamanera.Fondeaba el buque en la bahía donde hablanmuerto a Juan de laCosa. Laterriblevenganza coaqueOjedayNicuesahabían castigado a los indígenashizo que éstos, después de algunos intentos de hostilidad, acabaran porentenderse con lanuevaexpedicióndeblancosElbachillerEncisoerahábilpara tratar a las gentes, y valiéndosedeunode sus hombresque conocía lalenguadelosindígenas,acabóporvivirenpazconéstos.Iba ya a zarpar de este puerto que había resultado tan terrible para Ojedacuandovioconasombrocómollegabaunbergantíntripuladoporblancos.Eracaso rarísimo y digno de admiración encontrar un buque en estos maressiempredesiertos.AlentrarelbergantinreconocióEncisoinmediatamenteasustripulantescomogentesdelaexpedicióndeOjeda.Dadoalassospechas,comohombreduchoen actuaciones de justicia, los supuso en seguida desertores que habíanabandonado a> don Alonso, del cual no tenia noticia alguna desde que lodespidióenSantoDomingo.Luego tuvoque tratara los recién llegadosconmenosseveridad,ypusotérminoasusexpresionesamenazantescuandoeljefedel bergantín le enseñó sus papeles, entre ellos unnombramiento hechoporOjeda a favor de Francisco Pizarro, dejándole como teniente gobernador enSanSebastiándurantesuausencia.Elpequeñobergantínconteníalosrestosdelaabandonadaciudad,yelhombrequemostrabalospapeleseraelmismoPizarro.Después de salir Ojeda de su colonia en el buque de los piratas, el tenazPizarro continuó la defensade la poblacióndurante cincuentadías, como lohabía estipulado con su jefe. Transcurrido dicho plazo, y considerandoimposibleprolongarladefensa,dispusoelembarquedelagente.AúnquedabansetentahombresdelosvarioscentenaresquesalierondeSantoDomingoconOjeda,ycomolosdosbergantineseranpequeñosparacontenertantagente,Pizarroadoptó lamásdurade las resolucionesa impulsosde la

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necesidad.Esperaríaparaembarcarsequeelhambre, las enfermedadesy lasflechasenvenenadasde los indígenasfuerandisminuyendoelnúmerodesuscompatriotas, lo que consiguió en pocos días, pues la mortandad iba enaumento.Habían conservado cuatro yeguas, con la esperanza de que diesen crías, yporque era necesario tener alguna caballería para asustar y desbandar a losindios en casos de gran aprieto. Mataron y salaron las cuatro yeguas,llevándoseademáscuantopodíaservirlesdealimento.Un bergantín lo mandaba Pizarro, otro un compañero suyo llamadoValenzuela.ApenassalidaslasdospequeñasembarcacionesdelpuertodeSan-Sebastián,estallóunaespantosaborrasca.LosdelbergantíndePizarrovieronde pronto cómo se iba a pique el de Valenzuela con toda su tripulación*oyendo losgritosmortalesdesuscamaradas, sinpodersocorrerlos.Algunosmarinerosafirmabanhabervistounaballenaenormeúotromonstruomarinoelevando su lomo sobre las olas ydandoun coletazo tan formidable, que elpobrebarcosedeshacía,sumergiéndoseenpocosminutos.Despuésdecorrerel temporal,FranciscoPizarro,quesepreparabaparamásaltos destinos en esta terrible aventura de hambres y matanzas, conseguíallegaralpuertodelafuturaCartagena,eubuscadeprovisiones,encontrándosealliconlanavedelbachillerEnciso.El deseo de Pizarro y su gente era continuar el viaje a Santo Domingo enaquella débil embarcación. Preferían los riesgos del mar a volver a SanSebastián,detanhorriblerecuerdo.NoloentendíaasíelbachillerEnciso.PoralgohabíasidonombradoAlcaldemayordeNuevaAndalucíayarrostrabasufortunaenaquellaempresa.Necesitabaejercersuautoridad,ydeclaróquesielgobernadorOjedasehabíaidoaSantoDomingo,élhariasusvecesmientrasno regresase, obligando a Pizarro a retroceder al sitio de BUS recientesdesgraciascontodossusdestrozadoscompañeros.AlllegarfrenteaSanSebastián,elinfortuniosalióalencuentrodeEnciso,lomismo que había buscado aOjeda. Su nave chocó con una roca, y él y sutripulación,acostadegrandesfatigas,consiguieronrefugiarseenelpequeñobergantíndePizarro.Sólopudieron salvarunpocodegalletasydequeso, conalgunas armas.Elbachiller había comprado para la colonia caballos, yeguas, cerdos y otrosmuchosvíveres.Tododesaparecióbajolasolas,perdiéndoseenpocosminutoscuantoelabogadohabíaadquiridoenlargosañosdepleitear.Para colmo de desgracias, cuando saltaron a tierra, sólo vieron las ruinascarbonizadas de la ciudad de San Sebastián. Los indios, al marcharse losúltimosespañoles,habíanincendiadocasasyfortalezas.Hubo quo guerrear diariamente con los arqueros de flecha envenenada paraavanzartierraadentro,recolectandoraicescomestiblesydandocazaaciertosanimalesparecidosaljabalí.

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Las emboscadas de los salvajes y los efectos de las flechas ponzoñosasdesalentarondenuevoalosexpedicionarios.ElmismoEnciso,tanansiosodegobernar, no sabia quéhacer,mostrándosepredispuesto al abandonode estaNueva Andalucía, que hasta entonces sólo había sido un cementerio deblancos.En este momento angustioso intervenía Vasco Núñez de Balboa, el deudorfugitivoqueEncisoqueríaabandonarenunaisladesierta.Conocia todos los lugares de esta costa por haberlos visto nueve años antesconRodrigodeBastidas.SeacordabadequealotroladodelgolfodeUrabá, a orillas del río quo los naturales llamabanDarién, había un puebloindio cuyos habitantes poseían grandes cantidades de oro y provisionesabundantísimas.ErantanguerreroscomolosdoSanSebastián,peroignorabanelartedeenvenenarsusílechas.Élguiaríaasuscompañeroshastaestatierradepromisión.YenelpequeñobergantíndePizarrovolvieronaembarcarselosmás vigorosos, haciendo vela hacia el río Darién para apoderarse de lamencionadapoblaciónindiaqueEncisopensabahacercapitaldesugobierno.Elcaciquedelpaís,llamadoCemaco,lorecibióalfrentedemásdequinientosguerreros,yelbachillerconvertidoencapitánsediocuentadequeelcombateibaaresultarempeñadoydeéxitoincierto.El pequeño bergantín no podía realizar nuevos viajes para traer de SantoDomingomáshombres.Cerradoelcaminodelmar,eranecesarioestablecersea orillas del Darién o morir. Como Enciso y muchos de sus soldados eranandaluces,ylosmáshabíanvividoenSevilla,ofrecieronaNuestraSeñoradelaAntigua, cuya imagen es adorada en dicha ciudad, el dar su nombre a lafutura colonia. Y creyéndose protegidos por la mencionada Virgen,arremetieroncontalempujecontralagentedeCemaco,queesta,despuésdeunaluchatenaz,huyó,dejandomuchosmuertos.Enciso,abogadoyautordeestudiosgeográficos,sevioconvertidoengeneralvictorioso,apoderándosedelpueblo,cuyascasasregistróysaqueó,rccogiendomuchosvíveres,muchoalgodónygrancantidaddebrazaletesyotrasjoyasdeoro,cuyovalorfuecalculadoendiezmilcastellanos,oseamásdesesentaycincomilduros.Jamás el infortunado Ojeda consiguió un botín de tanta importancia. Suscompañerostampocohabíanconocidonuncatalgolpedefortunaenunatierrademiseriasydesastres.ElpueblofuellamadodesdeentoncesSantaAlariadela Antigua del Darién, y luego concretamente Darión, primera ciudadverdaderamenteestablequeibaaexistirenTierraFirme.EmpezóEncisoatitularseAlcaldemayordeNuevaAndalucíaylugartenientedelgobernadorOjeda,perounprestigiopopularfuelevantándosefrenteaél.Balboa, llamado simplemente Vasco Núüez por sus compañeros de armas,gozaba de un aprecio general por sus cualidades de soldado y por haberlosconducido a este lugar donde acababan de obtener su primera victoria

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fructífera.Era tan atrevido comoOjeda, inteligente y asombrosamente pródigo, dandocon facilidad a sus compañeros cuanto poseía.Guardaba rencor al bachillerpor los castigosquehabíaquerido imponerle cuando saliódel tonel,y tantoporambicióncomoporelantiguoodio,sepropusosucederleenelmando.Ágildeentendimientoyabundanteyconvincenteensuspalabras,supoatacaralabogadoconvertidoengobernadorensupropioterreno,valiéndosedeleyesyañagazasdecurial.Según el convenio entre Ojeda y Nicuesa, sus gobernaciones quedabanseparadas en el golfo úa Urabá por el río Darién, y por estar el pueblo deDariénalOestededichorío,pertenecíaaNicuesa.BalboahizoverconestoqueEnciso, titulándoseAlcaldemayory lugartenientedeOjeda,noeramasqueunintruso,pueslaciudaddeDariénquedabafueradeNuevaAndalucía.Ycomo la mayor parte de los españoles sentíanse descontentos de Enciso acausade suexcesivaautoridad,Balboa lohizodeponerpor losmásosados,constituyéndoselanuevacolonia,conarregloalrégimenmunicipaldelaEdadMedia española, en una pequeña república, obediente al lejanísimo rey deEspaña,perocongobiernoautónomo.Votarontodoslossoldados,eligiendoatresdesuscompañerosconelnombredealcaldes.ElqueobtuvomásvotosfueVascoNúñezdeBalboa,ydespuésotrosdos,ZamudioyValdivia.Luego, lasnecesidadesmilitaresaconsejaronquehubieseunsolo jefe.Unosaclamaban a Balboa, y los envidiosos de su naciente gloría, así como losescasos partidarios de Enciso, hablaban de Nicuesa, ya que estaban en suterritorio.Enmedio de estas luchas llegó a SantaMaría de la Antigua una armadillamandada per Rodrigo de Colmenares, que exploraba la costa en busca deNicuesa.Como este Colmenares era gran amigo del gobernador de Castilla del Oro,convencióaloscolonosdequedebíansometersealaautoridaddeNicuesaporestarensuterritorio,ysebrindóaconducirensusbuquesadosenviadosdelanacienteciudad,paraqueofreciesenelmandoaldesgraciadocaballero.EstabaNicuesaconlosrestoselesugentecasipróximoamorirensuciudadde Nombre de Dios, cuando se presentó inesperadamente la flotilla deColmenares.EstaletraíalanoticiadequelosrestosdelaexpedicióndeOjedahabían fundado, en el territorio de Castilla del Oro, una ciudad importante,pues tal les parecía a todos Santa María de la Antigua, a causa de laabundanciaencontradaenella.Diego de Nicuesa se parecía a Ojeda en su gran facilidad para olvidar lasdesgraciasy recobrar su altivoorgullode jefe.Con losvíveresde la flotillaimprovisóunbanqueteenaquel fuertedeNombredeDios, testigode tantasmiserias.Queríaobsequiarcomounpríncipealosenviadosdelmunicipiode

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Darién.Excitado por los buenos manjares, se expresó como en ¡os tiempos quepertenecía a la corte de España. Prometió su protección a los que leescuchaban y los alarmó al mismo tiempo, anunciando despojos y castigoscuandotomaseposesióndelaciudaddeDarién.Además—yestofuelopeor—,alenterarsedequeelorodelcaciqueCemacohabíasidorepartidoentrelos conquistadores de la ciudad, afirmó que al llegar él exigiría que leentregasendichooro,parahacernuevoreparto.Almismotiempo,LopedeOlanoyotros,aquiencsNicuesateniapresosporhaberleabandonadoen lacostadeVeragua,hablabansecretamentea losdoscomisionadosdeDarién,convenciéndolesdelerrorquecometíanalllevarloasunuevaciudad.Era,segúnellos,avaroycruelypensabaarre- .batarleselbienestardequegozaban.Los dos enviados procuraron volverse a Darién antes que Nicuesa, y asípudieron informar a sus ¡ convecinos de lo que se proponía el nuevogobernador,levantandounagriteríadeimpopularidadcontraél.Balboa, hábil político, que había fingido conformarse, poco antes, con elmovimiento de opinión favorable a Nicuesa, aprovechó esta circunstanciafavorableparaélexcitandoatodoscontraelgobernador,ycuandoéstellegóantelaciudad,lamuchedumbreseopusoaquedesembarcase,exigiendoquesevolvieraaNombredeDios.TalmiedosentíaNicuesadevolverasucolonia,quesuplicóserrecibidoenlaprósperaSantaMaríadelaAntigua,sinodejefe,comosimplesoldado;massus ruegos resultaron inútiles, y cuando ; se atrevió a saltar a tierra, vióseperseguido,prisioneroyjuzgadoporuntribunalpopular.Balboa, que iba a sucederle como jefe por el votode todos, apiadadode sudesgracia, intentó salvarle, pero lamuchedumbremostróse inexorable en elcumplimiento de la sentencia. Según esta, podía el infortunado NicuesavolverseaSantoDomingo,peroenelpeordelosbuquesdelacolonia,miserobergantíncarcomidoporlabroma,yconescasosvíveres.Diezysietepartidariosfielesseprestaronaseguirleensudesgracia.El1.°deMarzode1511,elgobernadordeCastilladelOroselanzabaalospeligrosdelOcéanoenelmásinaceptabledolosbarcos.Ynadiesupomásdeél.Tragóseel mar Caribe la destartalada nave, guardando para siempre el misterio decómoocurriótaldesgracia.En laciudaddeSantoDomingosedioporciertoelnaufragiodeNicuesaalllegar,mesesdespués,lanoticiadesuembarqueforzoso.DonAlonsodeOjedahablódeestetrágicosucesoasusamigos,cadavezmásescasos,conunaexpresiónfríamenteresignada.—Siendomozoslosdos—dijo—yviviendoenEspaña,aélleanunciaronqueibaamorirenelmaryamiquemoriríadehambre.Pronto olvidó dicho suceso. ¿Qué podía importarle una muerte más?... Él

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habíavividosiempreenfamiliaridadconlamuerte.Otrosepisodiosdelavidacolonialocupabansuatención.AlenterarseelvirreydequevivíanenJamaicaelpirataTalaveraylosrestosdesucuadrilla,enviabaunbuqueconundestacamentodesoldadosparaquelos trajesen a Santo Domingo. Iban a juzgarlos por el robo del buque delgenovésylamuertedealgunosdesustripulantes.ElJuezmayordelaislahizocompareceradonAlonsodeOjedacomotestigode las fechorías de Bernardiuo de Talavera, primer pirata que se habíaconocidoenelNuevoMundo.Seabstuvoeldesgraciadocaballeroderelatarloqueestosforajidoslehabíanhechosufrir.—Detodosmodos—dijoasusamigos—,quehableyoonohablecontraellos,recibirán el castigo que merecen. Me inspiran compasión, pensando en lomuchoquesufrieronparasalvarsedeaquellaciénagadeCuba.Nuncaseveráenelmundopadecertantounoshombresparaacabarmuriendoenlahorca.Talaveray lossuyos fueronajusticiados.Quedabanaúnen laciudadamigosde ellos, aventureros de la peor especie, que con el deseo de rehabilitar sumemoria losdescribían comounos inocentes, atribuyendo su sentencia a lasacusacionesdeOjeda.AlgunosdeéstossentíanseofendidosporlaaltivezconquedonAlonso repelía susaproximacionese intentosde familiaridaden lasCuatroCalles.Ademásleveíancadavezmásenfermo,arrastrandounpocolapierna herida, minado interiormente por el veneno de aquel flechazo tanbárbaramente curado. ¿Por qué no matar a este hombre famoso en otrostiemposporsuvalorysuligerezademanos?...Ya no le creían el combatiente ágil que hería siempre y al que nadie habíapodidohacersangre.Despuésdelflechazoydeverseabandonadoporaquellaprotecciónsobrenaturalquelesacabaincólumedeloscombates,todospodíanatreverseconél...Yunanoche,cuaudovolvíadesdeelcentrodelaciudadalbohío que habitaba con la india Isabel y sus tres pequeñosmestizos, se vioatacadopormásdeunadocenadedichosindividuos.Aúnguardabasuantiguaagilidad,yantesdequelerodeasen,hiriéndolealavezdefrenteyportáespalda,diounsaltoparaapoyarseenunatapiaytiródesuespada.Lachusmatraidoracreyóqueeltristeydesalentadohéroesedesdoblabacomoen los tiempos de su juventud. Se imaginaron todos ellos tener enfrente avarios don Alonso de Ojeda: cuatro, ocho, doce enemigos... Y cuandoempezaronaretroceder,heridosoapaleadosporaquellaespadamúltiple,donAlonso siguió trasellosungran trecho,acuchillandopordetrása losmenosligeros.EstafuelaúltimavictoriadelCaballerodelaVirgen.Limpiandoluegosuespada,suciadesangre,enlashojasdeunárbol,siguióadelantehastasubohío,sequitólacapa,encendióunalámpararústica,cuya

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mecha estaba empapada en aceite de coco, y tomando una pluma de aveempezó a escribir en un gran cuaderno de papel, lamitad de cuyas páginasestabanyacubiertasderojizaslineas.DonAlonso,paraentretenersussoledades,sehabíahechoescritor.IV.-Dondeelorgullosohéroeescribeunlíbrocaenosepublicónunca,ytomasusdisposicionesperaquelepiseneternamentetodosloshabitantes

deSantoDomingo.Amaba Ojeda con preferencia las horas de la noche, por ser las de mayorsoledad, aislándosedurante ellas del trato con los hombres.Cadadía iba enaumentosuaversiónhacialosantiguoscompañerosdeaventuras,odiándolosigualmenteporsuindiferenciaoporlasconmiseracionesqueteniaaconél.La necesidad de buscar dinero le obligaba en las horas diurnas a ir a SantoDomingo,tomando,unaactitudaltivayalgunasvecesprovocadoraalverdelejosasusamigosdeotrotiempoqueveniaahaciaél.La noche representaba el descanso en fresca soledad, el momento propiciopara lamágicaevocacióndelpasado.Yenelpobrebohío,queera todaBUfortuna, escribía horas y horas, relatando las-hazañas de su pasado: SUBduelos,susnavegaciones,susguerras,primeroconlosmoros, luegocon. losindiosdeestapartedelAsia,cuyaverdaderaidentidadnohabíandeterminadoaúncosmógrafosynavegantes.Aunquenofuesedegrandesletras,habíaleidoensumocedadmuchoslibrosde historia, prestados por su primo el inquisidor y otros hombres doctos.ConocíalosComentariosdeCésaryotrasobrasdefamososcapitanesquealretirarsedesusguerrasprocurarondescribirlasconlapluma.SuinfortunadocompañeroJuandelaCosayotrosnautasespañolessehabíandejado absorber cuteramente por la acción, realizando grandes hechos, sincuidarsedelijarlospormediodelaescritura,dejandoalazarelqueotroslosrelatasen.SóloaquelmercaderflorentinodeSevilla,AméricoVespucio,queélhabía llevadoen suprimerviaje comoaprendizdepiloto, sepreocupabadeescribircuantoteniavistoycuantolecontaban,dándoloporvistoigualmente,ysunombreempezabaasonarenelviejomundo.HaciaesfuerzoselinfortunadoCaballerodelaVirgenparareunirycoordinarlos recuerdosde sucortay tumultuosavida,quedandocon la frenteenalto,fija sumirada de águila en el techo de paja de su vivienda, del cual caíanmuchas veces sanguinarios insectos tropicales. Al mismo tiempo mordíadistraídamente las barbas de su pluma, una de las plumas de ave que leproporcionabansusamigos los frailesdelconventodeSanFrancisco, reciénconstruidoenlaciudad.Su familia cobrizacontemplabaen silencio lasmeditacionesyescriturasdeltemible«jefeblanco».

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Isabel, después de haber preparado lamísera cena, sentábase en el suelo detierraapisonada,conloscodosenlasrodillasylamandíbulainferiorapoyadaenambasmanos,fijossusojosdobrasaenesteguerrerocuyaaudaciahabíaadmiradotantasvecesdesdelejos,duranteloscombates,yqueeraalavezsuamanteysuamo.Tresmuchachosdediversaestatura,sentadostambiénenelsuelo,abarcandosus rodillas con ambos brazos, le miraban igualmente con un silencioadmirativo.Ibanmedio desnudos; su3 carnes parecían brillar en la penumbra con ciertafosforescencia;susojosenigmáticosymisteriososteníanladulcefijezadelasbestezuelastímidas.Una india y tres cachorrosmestizos era todo lo que poseía, al final de unaexistencia tan abundante en altibajos de la fortuna, el famoso hidalgo donAlonsodeOjeda. ¡Ya losveinte añoscreíasedestinadoa ser en lasnuevastierrasdescubiertasunodelosreyesfeudatariosdelGranKan!Su familia cobriza le rodeaba a todas horas, pronta a servirle y obedecerle.Graciasaestamujerdootraraza,conseguíacomerlosmásdelosdías.Ysinembargo,¡seconsiderabatanlejosdetodosellos!...Enlosprimerosañosdesuamancebamiento,estoshijosmestizos,carnedesucarne, le habían interesado por el encanto de animalillo humilde y graciosoqueposeetodoniñodelasrazasqueelblancoconsiderainferiores.Alcrecer,sus retoños cobrizosparecíanapartarsede el.Semostrabancadavezmenoscomunicativos, más supeditados y obedientes, con un respeto excesivo porestopadredeorigensuperior,mástemidoqueamado.Supobreza crecienteparecía afear a Isabel.Yano era la indiademiembrosredondosyfrescos,pielsuaveysonrisadebrillantemarñl.Nadaquedabaenella de la esclava amorosa que había recogido en un puerto de aquel paísbautizadoporélconelnombredeVenezuela.El trabajoylaspenalidadeslahabíanhechoseca,musculosa,conunairehombrunodebestiadetrabajo.SunombreysupresenciaentristecíanmuehasvecesadonAlonso.VeíaalaotraIsabel,fantasmadeluminosatransparenciaquesepascabaporlaslejanasavenidasdeljardíndesujuventud.El apartamiento medroso y el excesivo respeto que mostraba su familiailegítimaservíaparaquelaolvidasecompletamenteteniéndolamuchasvecesapocospasosdeél,sentadaenelsuelo,entornoasurústicamesa.Ylamadreyloshijos,mientraselhéroemovíasuplumaconlosojoslijosenelpapel,ibasiguiendosuobradesdelejos,enreligiososilencio.Admiraban talvez lamisteriosaoperaciónde trazarsignosnegrossobreunahojablanca.Considerabanesto,apesardehaberlovistotantasveces,comounartemágicodeprofundomisterio.Cuandoelhidalgoestabaausente,suconcubina,aldedicarsealalimpiezadelinteriordelbohío,cuidabadenotocarestemanojodepapelesescritosporsu

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temibleseñor.Elcuadernoparecíareinarsobre lamesacomounfetichequeesparcía en torno efluvios irresistibles.Y su veneración se la transmitía congritos y golpes a los tres hijos, cuando en la ignorancia de sus pocos añospretendíanmanosearelgruesocuaderno.En sus excursiones por la ciudad, encontró varias veces don Alonso a suantiguo protegido Cuevas. No había hecho éste contra él otra cosa quenegarse,porindicacióndesumujer,aarriesgarlapropiafortunaenunnuevoviajeaTierraFirme.Loshechosveníandemostrandolaoportunidaddedichanegativa;peroOjedaeraincapazdeadmitirunaopinióncontrariaalasuya,yestohizoquemiraseaCuevaspocomenosquecomounenemigo.Ladesgraciaagriabasucarácter,haciéndoleinjustoensusjuicios.Noamabaanadie; no podía creer ya en la gratitud y la amistad. Cierta envidiainconsciente1leimpulsabaaodiaracuantosparecíanfelices.Algunas veces, olvidando la negativa de Cuevas, mostraba animadversióncontra él, simplemente porque parecía satisfecho de su modesta fortuna,porqueestabarodeadodeunafamiliadesupropiaraza,muydistintaalaotraqueélencontrabatodaslasnochesalvolverasubohío.Cuando Fernando, enterado de la situación cada, vezmásmisera del héroe,insinuaba tímidamente generosas ofertas para socorrerle o le proponía que-fuese a vivir con ellos en el campo don Alonso tornaba a ser el altivocaballero,gobernadorporelreydelaprovinciadeNuevaAndalucía.—Mis negocios van cada vez mejor—contestaba con arrogancia—. Misamigos, en la corte, trabajan para que eeme haga justicia, y no tardará enllegarunacédularealexigiendoquesemedenbarcosyhombresparavolveramigobierno.LeirritabanlasnoticiasquedetardeentardeibanllegandoaSantoDomingosobre ios progresos de aquel Balboa «el Esgrimidor», al que él no habíaqueridoadmitirensuexpedición.El voto particular le había hecho jefe de Castilla del Oro. Ahora lagobernacióndeOjedayladeNicuesaformabanunasola,ylosesfuerzosdeambos sólo iban a servir, finalmente, para la prosperidad de este aventureroquehabíasalidoalencuentrodelagloriaocultoenuntonel.OtrasvecesaceptabadonAlonso,conunaresignaciónpesimista,sutremendofracaso.HabíavenidoapaísesdelaextremaAsiademasiadopronto,alahorade los navegantes, de los descubridores, cuando aún no había llegado elmomentooportunopara lasconquistas tierraadentro,yéleraunhombrodeespadaynodemar.A sus amigos de rango inferior, que él consideraba como discípulos, iba atocarleselinstantepropicioalagloriaylariqueza.Balboa,tanmenospreciadopor él, se engrandecía en unas tierras que eran suyas y del no menosdesgraciado Nicuesa. Tal vez algunos de sus admiradores de otro tiempo,aquelHernandoCortés,queestabaahoraenlaconquistadeCubaconDiego

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Velázquez, o aquel Francisco Pizarro, su teniente en fían Sebastián, que sehabíaquedadoaliasiguiendoaBalboa,acabaríanporobtenereloroylafamaqueélhabíasonadoalosveinteartos,hablaudoconColónelviejosobrelastierrasdelGranKan.Al verle Cuevas, de tarde en tarde, se daba cuenta de los estragos quecausaban en su organismo la miseria y las enfermedades. El veneno delflechazo tan bárbaramente curado iba emponzoñando su sangre. Cada vezcojeaban más al andar. Su rostro enjuto tenia una amarillez cadavérica. Sumirada,siempreimperiosa,parecíaaúnmásarroganteporelbrillodelaliebre.Despuésdesusrápidosencuentrosconél,seacordabaFernandodelosleonesquelosreyesdeEspañasehaciantraerdeÁfricaparatenerlosenjauladosensusjardines.Algunosdeestosanimales,majestuososyfieros,enfermabandetristeza,yavergonzadosdesuesclavitud,sedejabanmorir,perodeespaldasalos hombres, rechazando alimentos y cuidados, mirando obstinadamente alrincónmásobscurodesuencierro,hastaqueunamañanalosencontrabansinvida...AsíibaaterminarelfamosoCaballerodelaVirgen.Noadmitíaauxiliosdeloshombresdeespada.Respondíaconsarcasmoalosque le aconsejaban que fuese a impetrar el apoyo de Colón el mozo,gobernador de la isla. Con tranquila petulancia hablaba de próximasrehabilitaciones,quehaciansonreírasusoyentes.Peroestassonrisassóloerana espaldas del antiguo gobernador de Nueva Andalucía, más agriado ypeleador que nunca, pronto a desenvainar su espada sin tener en cuenta elnúmerodelosenemigos,comosideseasemorirmatando.Laúnicaamistadtranquilayduraderaqueaúnquedabaensuexistenciaeraladelosfrailesdel¡conventodeSanFrancisco.Algunosdeelloshabíanidoensusexpediciones.Otrosguardabanmemoriadesushazañas,desdeel tiempodeCaonabo, recuerdo verdaderamente extraordinario en una colonia adondellegaban con tanta frecuencia noticias de atrevidas navegaciones y heroicasaventuras.Conociendosuorgulloyenteradosalmismotiempodesumiseria,losfrailesle invitaban con diversos pretextos a que compartiese la comida de ellos,dándole unas veces alimentos del país, convidándole otras a un banqueteextraordinariocuandollegabannavesdeEspañatrayendovíveresdeallá.De repente, el altivocaballeroparecíaadivinar la limosnadisimuladade losfrailesydejabadefrecuentarelconvento,necesitandoéstos irensubuscaeinventarnuevospretextosparaquereanudasesusvisitasLaalegrepazdelmonasterioreciénconstruido,lafrescasoledaddesuhuertoenelquecrecían losprimerosnaranjos traídosdeEuropa, el tratoafabledeestosfranciscanos,héroesasumodo,queBeguianalosconquistadoresensusavancesparapredicarelcristianismo,muriendocomolosotrosbajoelgolpedelamacanaoatravesadosporlaflecha«conhierba»,fueronejerciendounaseductoraatracciónenelfatigadocaudillo.

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Sintiódeprontoelansiamísticademuchoshombresdeaquellaépoca,osadospecadoresydurosguerreros,queacababanhaciéndosefrailes.Su concubina india y sus bastardos cobrizos no representaban ningúnobstáculoparaél.Lasexigenciasde la religiónsólo leparecíanválidasparalos blancos. Podía dejar sin ningún remordimiento a esta familia ocasional.Diosnoleexigiríacuentasportalacto.Pasabaeldíaenteroenelconvento,unasvecesrezandoenlaiglesia,paseandootrasporelclaustroalladodeestosfrailesqueparecíanhaberadivinadosusintenciones,yconpalabras insinuantesy sonrisasdedulceconfraternidad leimpulsabanacontinuaravanzandoporelmismosenderoquehabíanseguidoellosañosantes.Con un brusco cambio de opinión reconoció el desgraciado caudillo laimposibilidad en que estaba de ser fraile, Para dedicarse completamente aDios, debía abandonar algo más precioso y ligado a su existencia que estafamiliaexótica.Tendríaqueabandonarsuespada,aquellaespadaquependíadeunode sus flancosdesde losprimeros tiemposde sumocedad, la espadaqueleseguíaatodaspartes,desdelaguerracontralosmorosgranadinos.Era un sacrificiomás allá de su abnegación. Después de tantos infortunios,renunciar a su espada le parecía elmás grande e irresistible que podía caersobreél.¡Antesmorir!...YcomosileasustaselaposibilidaddoqueunAlonsodeOjedapudiesevivirsin llevar un acero al costado, tomó su espada, que estaba pendiente de larústicasillaenqueescribía,ylabesórepetidasveces.Parecíapedirperdónasu fiel compañera. La besaba como el enamorado extrema sus caricias a laamante,viendoenellounapenitenciaporfugitivospropósitosdeinfidelidad.Cadavezpensabamásenlamuerte,presintiéndolacerca.Lamirabadefrentecomo a una anticua amiga, inoportuna, pero familiar, incapaz de infundirleespanto.Susdesgraciaslasapreciabaahoraconorgullo,creyéndosemásgrandecuantomayorfuese la incomprensióny la ingratitudde lasgentes.YaquenopodíaserviraDioscomoreligioso,acataríasusdesigniosconunaresignaciónyunahumildadsemejantesaladelossantos.Envanosusamigoslosfrailesintentabananimaralcaballero,cuandoésteleshablabadesupróximamuerte:—Vuestraseñoríavaaviviraúnmuchosaños,señorgobernador.Eraunasatisfacciónparaelolvidadohéroeoirsellamargobernadoryseñoríapor estos hombres de Dios, cuidadosos de proporcionarle dicho consuelomoral.No creyendo en palabras halagadoras para su .salud, seguía hablando de supróxima muerte. De-.seaba que le enterrasen en 11 iglesia del convento,colocandosobresuféretrounalosadepiedraconunainscripciónquedijese:«AquíyaceAlonsodeOjeda,elDesgraciado».

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Luegopensóque lapostumaafirmacióndesusdesventuraseraunalardedevanidad,unaprotestaorgullosa contra elDestino, perpetuándose a travésdelos siglos. Dios no podía ver con buenos ojos tal soberbia. Era necesariohumillarsemás,muchomás,anteelmisteriodesusdesignios.NopudoseguirsusvisitasalconventodeSan.Francisco.Unamañanalefueimposible abandonar sumisero lecho. La pierna herida se había paralizado.Sus fuerzas le abandonaban rápidamente. Esta debilidad se agrandó todavíamásporunamaníadelhéroeinfortunado.Noquisocomer.Laalimentacióndeélydelossuyoshabíasidoprecariaenlosúltimostiempos.Muchosdias, la indiaIsabel trabajabaenlascasasricasdeSantoDomingoparaquedonAlonso,alvolverasubohío,hallasealgoquecomer.Cuandolefaltabatrabajoibaenbuscade¡oscontadisiraosamigosqueaún le quedaban a Ojeda, a pesar de su altivez y su carácter agriado,pidiéndoles secretamente unos puñados demaíz, un cesto de cazabe, con elquesemanteníansuseñor,sushijosyellaenúltimotérmino.—Quenolosepa«eljefeblanco»—decíalaindiaconexpresiónmedrosa.Elinfortunadocapitánsólopodíaadmitirasabiendaslacaridaddelosfrailes,yaunestaloimpulsabaahuirmuchasvecs,cuandolaconsiderabademasiadofranca.OtrasvecesIsabelbascabaaLuceroyasues.poso,cuandoéstoavivianenlahuerta próxima a la ciudad, y una extraordinaria abundancia alegraba porvariosdiaselbohíodelolvidadoconquistador.Alquedarahorainmóvilensulecho,losfrailesdeSanFranciscoleenviabandiariamenteuncestodevituallas,alegandolacircunstanciadesuenfermedad;peroeldolientecaballerosenegabaacomer.—Debomorir de hambre—le oyó decir Isabel en uno de los delirios de sufiebre—, lo mismo que Nicuesa murió en el mar. ¡Que nuestro destino secumpla!ilabíadadoordenasumancebaindiadenorecibirlavisitadeningunodesusantiguoscompañeros,yCuevas,conocedordedichavoluntad,seabstuvodeentrarenelbohío.Unas veces quedaba fuera de él, esperando noticias. Otros dias, uno de lospequeñosmestizosdeOjedaibahastalahuerta,enbuscadeLucero,paradarnoticiasdesupadre«eljefeblanco»yllevarsealmismotiempouncestodehortalizas.CuevasysuesposaadivinaronquedonAlonsohabíamuertoalverentrarunamañanaensucasaa la india Isabel.Lohabíahallado,unahoraantes, fríoeinmóvilensucasa,conelroBtrovueltohacialapared.—Lo mismo que un león—pensó Fernando. En la vivienda del muertoencontróalosfrailesdeSanFranciscoqueamortajabanelcadáverdelhéroe para llevarlo a su iglesia. Eufcre los papeles escritos por donAlonsoacababan de descubrir uno referente a su enterramiento, y los franciscanos

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pensabancumplirconexactitudsusdisposiciones.Habíaencontrado laverdadera fórmuladehumildadparasusepultura.Nadadenombres, de títulos, ni de alardesde su infortunio.Llamarsedesgraciadoera una vanidad. Resultaba mejor irse de la vida en modesto silencio,olvidando el propionombre, sumiéndose en la nada.Una losadopiedra sinningunainscripcióncubriríasucadáver.Yelhidalgoprovocativoyreñidor,quetantasveceshabíaderramadolasangreajena, incapaz de sufrir el más remoto propósito de ofensa, jactancioso yamenazante hasta en las peores horas de desgracia, disponía que su cuerpofueseenterradoenlapuertadelaiglesiadeSanFrancisco,comounahumildeexpiacióndesupasadoorgullo.«Para que todos—decía el papel—los que entren en la iglesia, grandes opequeños,seveanobligadosapisarlosrestosdeestegranpecador.»V.-DelpavorosoencuentroquetuvoFernandoCuevasunanochecerenlasruinasdeIsabela,yloqueprofetizóviendolaprosperidaddesus

trabajosylavigorosaaudaciadesuhijo.QuisotomarCuevasbajosuprotecciónalafamiliadedonAlonso,ylostrespequeñosmestizosempezaronapasardiasenterosensuhuerta,siguiendoalvigoroso Alonsico en sus juegos belicosos y obedeciéndole cual si fuesenservidoressuyos.LaindiaIsabelveíaconagradecimientoestaprotecciónasushijos.Legustabaademástenerlosfueradesuvivienda,acausadesusaudaciasygritos.Desdeque había desaparecido «el jefe blanco», los tresmostraban un atrevimientoruidosodeesclavosenlibertad.Yanotemíananadiedentrodelbohío.Yparaconvencersedesutriunfohabíanrotoenmenudospedazosaquelcuadernodesupadreenelquetrazabasignosmisteriosostodaslasnoches.Así acababan los Comentarían de los primeros descubrimientos del NuevoMundo, lasMemorias del infortunado héroe. Cuevas aún pudo ver algunospedacitosdepapelrevoloteandotíercadelbohío.Laindiasenegóaabandonaraquellaviviendadondehabíapasadolosúltimosañoscon suadmirado señor.Leparecíaqueelhéroeaúnestabavivo si ellacontinuaba habitando la casa. Sólo al salir de allí se convencía de que elguerreroinvenciblehabíamuertoverdaderamente.Conunestoicismopropiodesuraza,nohabíalloradoanteelcadáverdedonAlonso. Sus ojos, agrandados por el asombro, mantuviéronse secos delágrimas. Lo único que su impasibilidad misteriosa dejaba adivinar era unasombro inmenso, cual si hubiese creído hasta entonces que el caudillocristianoerainvulnerableparalamuerte.En vano Lucero, con una curiosidad femenil, pretendía hacerla hablar paradarsecuentadehastadóndellegabanlosafectosdeestamujerpertenecientea

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otraraza.Mostrábaselaindiaparcaenpalabras.Movíalacabezatristemente,y al fin, acosada por las preguntas de la española, se limitaba a decir en sulenguajeconciso:—Jefe blanco está en el cielo con suVirgen.Yo iré a buscarle pronto... Túcuidarásdemishijos.No necesitaba Cuevas esta última recomendación para preocuparse de lacompañeradesufamosocapitán,asícomodesuprolecobriza.Sehabladedicadoadesenmarañarlaherenciadelhéroeinfortunado,tratandopara ello con todos los abogados y escribanos venidos a Santo Domingo,desdeelotroladodelmar,comounabandadeavesdepresa.TambiénhabíavisitadoaljovenAlmirante,aunqueélyLucerosentíansedolidosporlafaltadememoriaylaindiferenciadeestepersonaje,alqueconocieronniñoypobreenelconventodelaRábida.Nuncahabíahechonadaporellos.Nogustabadequelerecordasenlasmiseriasdesuniñez.Graciasasutenacidad,consiguióFernandoconocerlafortunadejadapordonAlonso con más exactitud que óste, siempre endeudado, y que tanimprudentementeesparcíalasriquezascuandollegabanasusmanos.NohabíaquecontarconelproductodelasseisleguasdeterrenoenlacostaSurdelaislaEspañólaquelehabíanconcedidolosreyes.Estastierrashacíaaños que las habían embargado sus acreedores por cantidades de pocaimportancia,yresultabainútilelintentodearrancarlasalosusurerosquelasposeían.EnsusaveriguacionesincesantesllegóaconocerlaexistenciadeotrastierrasenlacostaNortedelaisla,cercadelaantiguaciudaddeIsabela,quelehabíansidodadasaOjedacuandoeracapitánalasórdenesdedonCristóbalColón,ycuyapropiedadolvidópocodespués.CreyónecesarioCuevasemprenderunviajealNortedelaisla.Eranochentaleguas las que debía hacer por malos caminos y alojándose en aldeasindígenas. Pero toda la isla estaba en paz después de la dureza con que elcomendador Ovando había castigado las últimas insurrecciones de loscaciques,yunespañolpodíairdeunladoaotrocompletamentesolo,consusarmasysuperro,sintemorasufriragresionesdelosnaturales.Emprendió el viaje Femando con un compatriota que le ayudaba en suscultivos.Ibanmontadosencaballejoságilesysobrios,nacidosenlaislarhijosde los corceles españoles, que sehabíanmultiplicadoen las fértiles llanurascon asombrosa prolifidad, por ser menor el consumo de estas bestias detrabajoqueeldelosanimalesdestinadosalaalimentación.Llevabanambosbuenasballestasparadedicarsealacazadurantesuviaje.Lasarmasdefuegoportátileserantodavíapesadaseinseguras.Estoscañonesdemano,cuyotiroeramuylentoycostoso,nopodíancompararseconlarápidayseguraballesta.Sealojaronen lasaldeasdevarioscaciquespacíficos,quienes les recibieron

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conexageradasmuestrasdesumisión, llegandofinalmentea laprovinciadelantiguoreyezueloGuanacari,encuyascostashabíavistoCuevasfundarseeltrágicopueblodeNavidad,duranteelprimerviajedeColón,yunañodespuéslaciudaddeIsabela.Másdequinceañoshabían transcurridodesdoqueélyLuceroabandonaronesta parte de la isla para trasladarse a la nueva ciudad de Santo Domingo.Recordaba aún las particularidades topográficas de esta costa, en la que sehabíancreadolosdosprimeroscentrosdepoblacióneuropea,yguiándosepordatos copiados de una escritura de Santo Domingo, pudo encontrar losterrenos pertenecientes a don Alonso de Ojeda por donación del rey deEspaña.Noerangrancosa:campospantanososenlasinmediacionesdeunrío,ysuspartesmás altas estaban cubiertas de bosque bravo, de un descuaje largo ycostoso.¿Québlancospodíanveniracultivarestosterrenos,tanlejanosdelanuevacapitaldelaisla?...Una soledad fúnebre pesaba sobre la misma región que los primerosnavegantes españoles habían considerado como un paraíso.Hasta los indiosparecían haber huido de las antiguas tierras gobernadas por Guanacari.Cuevas,ensuscorreríasporellas,sóloencontróunoscuantosespañoles,quetenían sin duda especial interés en mantenerse lejos de las autoridades deSantoDomingo,yvivíanlomismoquelosindígenas,cultivandoelsueloallídondeloencontrabanlimpiodeárbolesymalezas.Tambiénerancontadisimoslos indios que aún permanecían fieles a esta tierra, labrada por susascendientes.Tan limitada, población manteníase siempre a distancia de las ruinas deIsabela,creyéndolaspobladasdepavorososfantasmas.Afirmaban algunos haber escuchado alaridos horrorosos de muchedumbresinvisibles. Otros juraban haber visto de noche «luces del otro mundo»,indudablemente las almas de los muchos cientos de españoles muertos dehambreydeenfermedadesenlainfortunadaciudad.NodandooidoCuevasatalessupersticiones,cruzóvariasveceselrecintodeaquella Isabela que había visto surgir del suelo y en la que fue su hijo elprimerodelosnacidos.Aúnexistía lamuralla rústicapara librarsedo los ataquesdeCaonabo,perodesportillada por el desplome de sus bloques en algunos sitios, cubierta enotros lugares de plantas parásitas, que le daban el aspecto de una alta cercavegetal.La fecundidad silvestre del Trópico había cubierto igualmente de follaje lasruinas de los edificios. Mantenían aún las casas de piedra sus paredesverticales, limpias de techo o simplemente con los travesanos de sus vigasrústicas.Losbohíosdesaparecidosrevelabansuantiguaexistenciaporhabersetrocadosussoportesenárbolesderarasformasalenroscarseasumaderajeel

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serpenteo verde y florido de las lianas. El trazado de las calles era visible.Todas se habían convertido en prados de lineas regulares, caminándose porellasconhierbahastalasrodillas.ReconocióCuevaselsolardesuantiguaviviendae igualmentelasruinasdelascasasdelAlmiranteyotrospersonajesdelacolonia,peroprocurónopisarsu interior, cubierto de escombros. La serpiente, de instintos domésticos,prefiere siempre para alojarse las ruinas de las viviendas humanas a losescondrijosdelaselva.En esta soledad de pueblo abandonado, los gritos de los papagayos y otrasavesrefugiadasenlasruinas,yelcorreteobulliciosodelasbandasdemonos,explicaron a Cuevas aquellos gritos horripilantes que se imaginaban oír lossupersticiososvecinosdelascercanías.Uninterésdecazador impulsóalespañolavisitarconfrecuenciaLosruinasde Isabela, nías aún que su curiosidad de evocar el pasado.Abundaban loscerdos salvajes en estas tierras solitarias, descendientes de I03 que habíantraído los españoles en su segundo viaje, y que la vida libre de la selvamultiplicabaasombrosamente.Todoslosdías,CuevasysucamaradadisparabansusballestasenlascercaníasdeIsabela,trayendoahombros,pendientedeunpalo,unodoestosanimalessilvestres, de los que sólo comían las partes más apreciadas, dejandoabandonadoelrestolosindígenas.Estacaceríasegurayabundante,queyanoeraposiblerealizarenelSurdelaisla, donde se habla aglomerado el núcleo de la colonización, hacía queCuevas,rnuyaficionadoaestaclasedemontería,fueseretardandolavueltaasucasa.Un atardecer, cuando ya había decidido irse a la mañana siguiente a SantoDomingo, en el camino sintió el deseo de contemplar por última vez lasmuertascallesdeIsabela.El miedo a caer enfermo de fiebres le impulsaba igualmente a abandonarcuantoantesestastierras.Lomismoquelamayorpartedelosespañolesquehabían muerto en aquella ciudad, empezaba a sentir el escalofrío de laterciana, dolencia esparcida en la atmósfera por los encharcaniientos del ríoinmediatoypor el ambientepesadoy sin renovacióndentrodeunanillodebosques.Su fiebre naciente le hizo recordar a todos los compatriotas que hablaconocidoallí,diezyseisañosantes,ycuyoshuesosestabanbajoaquellatierraqueibapisando,vestidaporexuberantecapavegetal.Se había quedado el compañero en elmisero pueblecito donde se alojaban,vigilando, junto a una. hoguera, el voltear del último cerdo cazado aquellamañana.Uno de los porros de Cuevasmarchó tras él, creyendo que iba denuevoalacaza,peroalavistadelmurodepiedradeIsabelaquedóinmóvil,con lasorejas erguidas, dejandopasar adelante a su amo,y empezóa aullar

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lúgubremente.Fernando,conlaballestaalhombro,atravesóunabrechadelamurallaqueenotrotiempohabíaservidodepuerta,continuandosuavanceporloquefueensus mocedades calle Mayor. Apenas anduvo por ella lo necesario paradistinguir las ruinaa de la iglesia, sintióse asombrado viendo cómo veníanhaciaéldoshilerasdehombres,amododelosfrailescuandovandelconventoacantarenlaiglesia,marchandounotrasotro.Parecíangentenoble,hidalgosde«capaprieta»,comollamabanenlacoloniaalosespañolesquehabíansidodelacortey,abandonandosubienestarenlatierranatal,pasabanalNuevoMundo,enbuscademayores riquezas.Todosibanbienvestidos,ceñidassusespadas,rebozadosenricascapasycontocasdeviajedelasquesehablauusadoenEspañaentiempodelosdifuntosReyesCatólicos.AhorasabiaCuevas,porlosreciénllegadosalaisla,quelasmodashabíancambiadoenelviejomundo,dejándosecrecerlabarbalosseñores,nallevando ya rasurado el rostro, como sus padres y como estos desconocidosqueveníanhaciaél,Quedó absorto Cuevas ante las dos filas de gente inesperada, noocurrióndoseleniunasolavezecharmanoasuballesta.Indudablementeeranespañolesquehabíandesembarcadoenlabahíainmediata,dondeanclaronlosbuquesdelasegundaflotadeColón.Además,aunquenollegabaadistinguirbienloerostrosdeellos,medioocultosporelrebozodesuscapasyelala.dosus tocas, teniaelpresentimientodequeerangenteamiga,vistaporélotrasveces.Lo extraño del caso fue que los primeros de la procesión habían llegado yajuntoaél,yseguíanluegoadelante,comosinoleviesen,descortesíaqueleobligóahablar.—¿Cómohapodidoaportaraqui—dijo—gentetannuevayataviada,sinquenadie lo haya sabido en la isla?... ¡Dios guarde a vuesasmercedes, señoreshidalgosdelasdosringleras!Y se quitó cortésmente su gorra para saludar, sin que la procesión dedesconocidos respondiese verbalmente a su saludo. Pero todos a unmismotiempo se llevaron la diestra a sus birretes y sombreros para contestar a sucortesía, y Cuevas vio con terror que al descubrirse llevaban dentro de laetocas sus cráneos completamente blancos, quedando descabezados ydesapareciendodespuésinstantáneamente.Esta desaparición apenas llegó a presenciarla Cuevas, pues, tembloroso einvocandoalaVirgen,echóacorrer,viéndosealpocoratofueradelaciudad,alladodesuperro,queseguíaaullandoconlasorejasenhiestasylosojosfijosenlasruinas.Aquella noche, mientras se negaba a tomar los bocados que le ofrecía sucompañero,reflexionósobreestavisión,temblándoleelcuerpo,noobstanteelcalordelafogataquehabíaservidoparaprepararlacena.

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Nodudabadeloquehabíavisto.SusantiguosconvecinosdelaIsabelahabiausalido de sus tumbas para saludarle. En aquel país completamente nuevo,habitadohastapocoantesporunahumanidadsinhistoria,empezabaacrearselaleyenda.Lamuertedabanacimientoalatradición.Aquella tierra era ya tan española, después do diez y seis años, como lapenínsula situada al otro lado del Océano. Los que estaban enterrados enIsabelayotroslugaresdelaislaresultabanmásnumerososquelosespañolesvivientes... Y Cuevas, que—-como todos sus contemporáneos—no poseíaideas, precisas sobre las tierras descubiertas ydudaba aúnde si eranAsiaopertenecíanaunmundonuevo,tuvosinembargounjustopresentimientodelporvenir.Laprocesióndeespectrosdeestaciudadenruinasibaarepetirseentodaunacaradenuestroplaneta, a ambos ladosde la lineaecuatorial, desde las fríasalturasdondecreceelabetoalascolinastempladasdondefloreceelnaranjoylasllanurastórridascubiertasdebananos.Lasnevadascúspidesdelamáslargadelascordillerasdelatierra,lascostasdelAtlánticoydelPacífico, los ríosqueno tienen límites a lavista, cual sifuesenmares,lasselvasnacidasenlosprimerostiemposdelavidavegetal,losvalles paradisiacos del Trópico, los lagos de hierba de las sabanas, losdesiertospintarrajeadosporlastintasminerales, todounmundoibaaquedarcompletamente descubierto enmenos demedio siglo y a obtener unanuevapersonalidadhistórica,graciasalosmilesymilesdeesqueletos,semejantesalos de esta procesión crepuscular, que fecundarían sus entrañas. No iba aexistir un rincónde lasnuevas tierras, altoobajo, húmedoo seco, yermooselvático,quenoguardase,comomarcaheráldica,unaosamentaespañola.AlvolverCuevasasucasadeSantoDomingo,enfermodefiebre,vioenellaalos tres hijos deOjeda con el aire reposado y tranquilo del que se halla enviviendapropia.LuceroseapresuróacontarlelamuertedelaindiaIsabel.Unatardelahabíavisto llegara lahuertacon lamismatranquilidadenigmáticaqueen losdiasanteriores.—El jefe blanco me llama—dijo—, y debo obedecerle. Guarda a mispequeños.Nodebenseguirmeenelgranviaje.ComoLucerolacreíaalgolocadespuésdelamuertededonAlonso,ladejópartir sin ninguna inquietud. Todos los indios eran dados a embelecos ygustabandeatraerelinteréshaciasuspersonasconinvencionesycuentos.Alamañanasiguiente,cuandoibanasuiglesia losfrailesdeSanFrancisco,encontraronaunamujertendidadebrucessobrelalosasinnombroquecubríalasepulturadedonAlonso.Alreconocerasumancebaindia,laordenaronenvano repelidas veces que so levantase y no profanara la casa de Dios conalardes de dolor antirreligioso. Cuando al fin tocaron su cuerpo frío, seconvencieron de que estabamuerta. Nadie podía saber cómo había logrado

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entrardenocheen la iglesiayquévenenosutil lesirvióparamorirsobre lasepulturadesuseñor«eljefeblanco».Después de este episodio, la vida siguió transcurriendo pacíficamente paraLuceroysuesposo.Se enriquecían con lentitud, pero sin altibajos de la suerte, ignorando losretrocesosviolentosquesufríanensuexistencialosaventurerosheroicosaiirenbuscadeloro.Elbuensentidocomercialdelajudiaconversapusofrenomuchasvecesalasambicionesrepentinasdesuesposo.AlmirarCuevas su espada colgada de la pared, sentíase avergonzadode suprosperidad de colono. Creíase semejante a las vacas y caballos queengordabanenlasfértilespraderas,conunapelambrelustrosa,reveladoradesuperfectobienestaranimal.Llegaban noticias exageradas y asombrosas de Tierra Firme, de aquellacolonia de Darién gobernada por Balboa. El oro se cogia con redes, segúnafirmacióndelosqueveníandeallá.—Déjalosquepesquen—decíaLucero—.Siverdaderamentecogeneloroconredes,unaparteseráparanosotros.Fabriquemospandemaízycarnedecerdoparalosquevanenbuscadeloro.Lomásseguroygananciosoenestasnuevastierrasescultivarlas.Eloroseagotaráalgunavez,yestenuevomundoenqueestamos dará siempre pan y carne. Sólo serán verdaderamente ricos los quetrabajenlatierra.YCuevaspasólaedadmadurayllegóaviejo,oyendohablardelashazañasde Hernán Cortés en el Imperio de Méjico y la extraordinaria aventura deFranciscoPizarroenlatierradeloro,llamadaPerú.Los había conocido lomismo que él, simples protegidos de su capitán donAlonsodeOjeda,yeranahoramarquesesporelrey,gobernandoademáscomoverdaderos monarcas la herencia de los emperadores vencidos por ellos:EstadosmásgrandesqueEspaña.¡Yélnoeramasqueunlabradorcolonial,abundanteenbienesmaterialesypobreendinero,comoocurresiempreenlassociedadesprimitivas,agrícolasypastoriles!...SuorgulloysunoblezasecifrabanenserélyLucerolosúnicosquehabíanquedadoenlaisla,delprimerviajededescubrimiento.Ambos esposos admiraban la audacia de su hijoAlonso, en el que parecíanrevivir lascondicionesheroicasdesuinfortunadopadrino.Suindependenciadecarácterresultabaalgunasvecesinsolente.—Yosoynacidoenestatierra—dijounavezasuspadres—,yvosotrosvinisteisdemuylejosparaapoderarosdoloquenoeravuestro.Eraelcriolloqueempezabaaerguirsefrenteasusprogenitoreseuropeos.Lostres,hijosdeOjedaleobedecíanconmásfacilidadquealosdueñosdelacasa. Alonso los incitaba en sus juegos contra los oíros hijos do blancovenidosdeEspaña.

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—Nosotros valemos más—decía con orgullo a los tres Ojeda mestizos—.Nacimosaquí,yestoshambrientosvienenaquitarnoslonuestro.Sonreía el padre tristemente al comentar con su esposa la independenciaagresivadesuhijo.—AsíloquiereDios—dijoundíaconaireprofético—.Elamorenlafamiliavasiemprehaciaabajo,comoelaguadelosrios.Lospadressesacrificanporlos hijos, y éstos, a su vez, hacen lo mismo con los hijos que tienen. DeEspaña vinimos para trabajar, para construir un mundo nuevo, rabiando ymuriendomuchasvecescomoanimales.Loquehacemosahora talvezduresiglos,ydespuésllegaráundíaenqueloshijosdenuestroshijosnosecharántranquilamente de la casa que levantamos para ellos a costa de tantossufrimientos,detantasangre...VicenteBlascoIbañez

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