El campo de lo social histórico

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    El campo de lo social histrico

    Cornelius Castoriadis

    ANTES de entrar de lleno al campo de lo social histrico quisiera hacer

    algunas afirmaciones bastante dogmticas.Primera: el Ser no es un sistema no es un sistema de sistemas nitampoco una gran cadena. El Ser es abismo o caos o aquello que carecede fundamento. Un caos con una estratificacin irregular; es decir, conorganizaciones parciales, cada una de acuerdo a los distintos estratosque descubrimos (descubrir/construir, descubrir/crear) en el Ser.

    Segunda: el Ser no es slo en el Tiempo, sino que es a travs del (pormedio del, en virtud del) Tiempo. En esencia, el Ser es Tiempo.

    Tercera: o el Tiempo es nada o es creacin. Propiamente hablando, el

    Tiempo es impensable sin creacin; porque, de otra manera, slo serauna superflua cuarta dimensin del espacio. Aqu, creacin significa,desde luego, creacin genuina y ontolgica, creacin de nuevas formas,de nuevos eidos para usar el trmino platnico. Casualmente, lacreacin como tal y en su justo sentido nunca fue tomada en cuenta porla teologa. Filosficamente hablando, la creacin teolgica slo es unapalabra; un nombre equivocado para designar aquello que en realidadslo es produccin, fabricacin o construccin. La creacin teolgicasigue siempre (est condenada a seguir) el modelo Timeo: Dios es uncreador, un artesano que mira los eide (las formas) preexistentes y los

    usa como modelos o paradigmas en la materia que se forma. Pero ni enPlatn ni en ninguna otra teologa racional crea Dios los ejidos.

    Cuarta: estos hechos fundamentales acerca del Ser, el Tiempo y lacreacin han sido ocultados por la ontologa tradicional (y, en susalbores, por la ciencia) porque la ontologa tiene que ver, en su corrienteprincipal, con la hipercategora de la determinidad (en griego, peras y enalemn, bestimmtheit). La determinidad conduce a negar el Tiempo, a laatemporalidad: si algo est verdaderamente determinado, lo est desdesiempre y para siempre. Y si cambia, ya estn determinadas lasmaneras en las cuales puede cambiar y las formas que este cambio

    puede traer consigo. Entonces, los hechos simplemente crean las leyes yla historia no es sino el desarrollo a lo largo de la cuarta dimensin deuna sucesin que, para una mente absoluta (o para una teora cientficacomprobada), slo sera coexistente. Entonces el tiempo es repeticinpura, si no de los hechos, s de los requerimientos de las leyes. Para laontologa tradicional es un asunto de vida o muerte negar que el Tiempoes una perpetua posibilidad del surgimiento de lo Otro. Por razones que

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    estn ntimamente ligadas al marco de la determinidad, la ontologatradicional tiene que reducir los posibles tipos de ser a tres y slo a trescategoras: las substancias (de hecho, cosas), los sujetos y los conceptoso ideas y los posibles grupos, combinaciones, sistemas y jerarquas delos grupos de substancias, sujetos e ideas.

    Quinta: desde este ltimo punto de vista, la pregunta: "Qu es eso, enqu reconocemos lo que proviene del observador (de nosotros) y qu eslo que proviene de lo que est all?", es, y seguir siendo siempre, algoindeterminado.

    La relacin entre lo que yo pienso y las preocupaciones de los cientficosduros puede encontrarse --as lo espero, al menos-- en mi intento dearrojar luz sobre estas dos preguntas gemelas: Qu es la forma y cmosurge? Esto voy a tratar de hacerlo analizando ambas preguntas tal ycomo aparecen en el contexto social histrico, en el terreno del hombre

    (anthropos, las especies; lo masculino tanto como lo femenino).Pero es necesario justificar esto? Tal vez el hombre no tiene ms, perotampoco menos, Ser que las galaxias o la escherichia coli. Las posiblesparticularidades del hombre no deben disminuir, sino ms bienincrementar, el inters por sus modos de ser, aunque sea slo porquestos pueden remover o falsificar las concepciones generales acerca delSer recopiladas en otros terrenos. El dos no deja de ser un nmero primoporque tiene la particularidad de ser el nico nmero primo par. Y esuna muy apreciable particularidad equiparar un nmero primo con otro,tan slo porque, gracias a esto, podemos falsificar una proposicin que

    es verdad en un incontable e infinito nmero de ejemplos, a saber:"Todos los nmeros primos son impares".

    Tal vez lo mismo sucede con el hombre.

    No estamos interesados en el hombre slo porque somos hombres.Debemos interesarnos en l porque, de todo lo que conocemos, elimpresionante nudo de problemas relacionado con la existenciahumana, junto con el tipo ontolgico que el hombre representa, no sepuede reducir slo a la fsica o a la biologa. Si yo pudiera realizar lo quepara mi mente es slo la mitad de un chiste, quiz el Tiempo tendra que

    cambiar su forma tradicional de conducirse. Tal vez, si en lugar de tratarde ver qu tanto podemos explicar lo que pasa con el hombre en lafsica o en la biologa nos ponemos, por ejemplo, a afirmar que una idea,un mito, un sueo, no son sino el resultado epifenomnico de ciertoestado del sistema nervioso, el cual, a su vez, sera reducible, digamos,a un ordenamiento de los electrones, nosotros podramos tratar decambiar este procedimiento por un proyecto heurstico. Recuerden que

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    los filsofos casi siempre comienzan diciendo: "Quiero ver qu es el Ser,qu es la realidad. Entonces, aqu est una mesa; qu caractersticasde Ser verdadero me muestra esta mesa? Ningn filsofo comienzajams diciendo: "Quiero ver lo que es el Ser, lo que es la realidad.Entonces, aqu est mi memoria, el recuerdo del sueo que tuve,

    anoche; qu caractersticas del Ser verdadero me va a mostrar? :Ningn filsofo ha comenzado jams diciendo: "Hay que considerar alRequiem de Mozart como un paradigma del Ser; vamos a partir de esto."Por qu no podemos empezar por afirmar que un sueo, un poema, unasinfona es un paradigma de la totalidad del Ser, y vemos en el mundofsico un modo de ser deficiente; en lugar de mirar en las cosas ensentido opuesto, en lugar de ver en lo imaginario, es decir, en las formasde existencia humana, una deficiente o secundaria manera de ser.

    El hombre existe slo (en y a travs) de la sociedad --y la sociedadsiempre es histrica. La sociedad como tal es una forma, cada sociedad

    dada es una forma particular e incluso singular. La forma se vincula a laorganizacin, es decir, al orden (o, si ustedes quieren, orden/desorden).No voy a tratar de definir los trminos 'forma', 'organizacin', 'orden'.Ms bien intentar mostrar que stos adquieren una nueva significacinnada despreciable en el campo de lo social histrico, y que elenfrentamiento de este significado con los que se les han dado enmatemticas, fsica o biologa, puede ser provechoso para todas laspartes que entran en juego.

    En el campo de lo social histrico surgen dos preguntas fundamentales:

    Primera: qu es lo que mantiene unida a una sociedad? En otraspalabras: cul es la base de la unidad, la cohesin y la diferenciacinorganizada de la maravillosa y compleja red del fenmeno queobservamos en cada una de las sociedades existentes?

    Pero tambin nosotros estamos frente a la multiplicidad y la diversidadde las sociedades, y frente a la dimensin histrica que existe dentro decada sociedad, la cual se manifiesta como una alteracin de un ordensocial dado y posiblemente conduce (tarde o temprano), al fin del viejoorden y al establecimiento de uno nuevo. As, debemos preguntarnos:

    Segunda: qu es lo que crea las viejas y las nuevas formas de unasociedad?

    No voy a tratar sobre la discusin y la refutacin de los puntos de vistatradicionales acerca de la sociedad y la historia, incluyendo los msrecientes (es decir, el funcionalismo y el estructuralismo; porque elmarxismo es, de hecho, una variante del funcionalismo). Virtualmente,estos puntos de vista consideran a la sociedad como una asamblea o

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    Llamo imaginarias a estas significaciones porque no tienen nada que vercon las referencias a lo racional o a los elementos de lo real, o no hansido agotadas por ellos, y porque son sustentadas por la creacin. Y lasllamo sociales porque existen slo s son instituidas y compartidas poruna colectividad impersonal y annima. Regresar un poco despus al

    trmino magma.

    Cul es la fuente, la raz, el origen de este magma y de su unidad? Enesto podemos ver claramente los lmites de la ontologa tradicional.Ningn sujeto o individuo (o grupos de sujetos e individuos) podranunca ser este origen. Pero no slo la suma del conocimiento ecolgico,sociolgico y psicoanaltico, etc., tanto terico como prctico, necesariopara echar a andar, por ejemplo, la organizacin de una tribu primitiva,tiene una complejidad que desafa a la imaginacin y est, en cualquiernivel, muy lejos de nuestro alcance; sino que, ms radicalmente, lossujetos, los individuos y los grupos mismos son los productos de un

    proceso de socializacin y su existencia presupone la existencia de unasociedad instituida. Ni podemos encontrar este origen en las cosas; laidea de que los mitos o la msica son el resultado (como quiera que sea,impreciso) de la accin de las leyes de la fsica, es, simplemente,absurda. Ni, finalmente, podemos reducir a conceptos o ideas lasdiversas instituciones de las sociedades conocidas y sus significacionescorrespondientes. Tenemos que reconocer que el campo de lo socialhistrico es irreductible a los tradicionales tipos de Ser y que aquestamos viendo las obras, la creacin de lo que yo llamo imaginariosocial o la sociedad instituyente (como lo que se opone a la sociedad

    instituida) pero hay que tener cuidado de no intender con esto otra cosa,otro sujeto, otra idea.

    Si se analiza cmo funcionan, en una sociedad, el magma designificaciones imaginario sociales y sus correspondientes instituciones,se puede ver que, en un aspecto, hay una similitud entre la organizacinsocial y la biolgica: en el 'cierre', para usar el trmino de FranciscoVarela. Tanto la organizacin social como la biolgica muestran un'cierre' organizativo, informativo y cognoscitivo. Cada sociedad, al igualque cada ser o especie viviente, establece (crea) su propio mundo,dentro del cual, desde luego, se incluye a s misma. De la misma maneraque para los seres vivos, es la propia organizacin (significaciones einstitucin) de la sociedad la que postula y define, por ejemplo, qu seconsidera como informacin para la sociedad, qu es ruido y qu esnada en cualquier aspecto; o cul es el peso, la importancia, el valor y elsentido de la informacin; o cules son los programas de elaboracin yla respuesta a una informacin dada, etc. En resumen: la institucin dela sociedad es la que determina lo que es real y lo que no lo es, qu

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    tiene sentido y qu no lo tiene. Hace tres siglos la brujera era una cosareal en Salem, pero no ahora. "En Grecia el Apolo de Delfos fue unafuerza tan real como cualquier otra" (Marx). En realidad sera superficiale insuficiente decir que toda sociedad tiene en s misma un sistema deinterpretacin del mundo. La sociedad es un sistema de interpretacin

    del mundo; aunque el trmino 'interpretacin' es aqu otra vezsuperficial e inapropiado. La sociedad es una construccin, unaconstitucin, una creacin del mundo, de su propio mundo. Su identidadno es sino este sistema de interpretacin, este mundo que ella crea. Y aeso se debe que la sociedad sienta (de la misma manera que unindividuo), como una amenaza mortal cualquier ataque que se hagacontra su sistema de interpretacin; tal ataque lo siente contra suidentidad, contra s misma.

    En este sentido, el s mismo de la sociedad --su ecceitas, como podradecir un escolstico--, su ser esta sociedad y no cualquier otra, puede

    ser comparado con lo que Varela ha llamado la "autonoma" del serviviente y con los detalles de sta. Aunque las diferencias tambin sonesenciales y no slo descriptivas. Voy a enumerar algunas de ellas:

    1. Como es bien sabido, la fijacin de los caracteres de una sociedad noposeen una base fsica (como el genome) que pudiera garantizarles(incluso probabilsticamente) su conservacin a travs del tiempo y sutransmisin; en esto no hay un equivalente de ningn cdigo gentico(incluso si, como Atlan dijo, este cdigo no funciona de la manera en quese pens que lo haca hace diez aos).

    2. Propiamente hablando, para la sociedad no existe el ruido. Cualquiercosa que aparezca, cualquier cosa que suceda en una sociedad, debequerer decir algo para ella; o, abiertamente, se le declarar sin sentido.

    3. Aunque en el ser vivo parece haber una gran abundancia de procesosque fabrican informacin; en la sociedad esta fabricacin y elaboracinde informacin se da como algo virtualmente ilimitado y que va ms allde cualquier caracterizacin funcional.

    4. La finalidad (o 'teleonoma', como la llamara la ms reciente ola demojigatera cientfica) parece ser una categora inevitable cuando tiene

    que ver tanto con el ser viviente como con la sociedad. Pero (sin olvidarque la finalidad final de lo vivo es envolverse en un denso misterio)puede asegurarse que en los seres vivos los procesos se gobiernan porla finalidad de su conservacin, la cual a su vez es gobernada por lafinalidad de la conservacin de las especies, que a su vez songobernadas por la finalidad de la conservacin de la biosfera, es decir, elbiosistema en general. Aunque casi todas las finalidades que hemos

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    visto son, por supuesto, gobernadas por un tipo de principio deconservacin, en el caso de la sociedad, esta conservacin es,finalmente, la conservacin de los atributos arbitrarios caractersticos decada sociedad sus significaciones imaginario sociales.

    5. Para cada cosa que es para un ser vivo, el meta-observador puedeencontrar una correlacin fsica. No sucede lo mismo con la sociedad, lacual sin correlativos fsicos, crea Ser en una forma masiva eindiscriminada: espritus, dioses, pecados, virtudes, derechos delhombre, etc. --y para ella este tipo de Ser tiene siempre un orden msalto que el fsico puro.

    6. La sociedad crea un nuevo tipo de autoreferencia: crea sus propiosmeta-observadores (todos los problemas difciles van unidos a esto).

    Por supuesto que no hay solipsismo ni biolgico ni social, y nunca podrahaberlo. El ser viviente organiza para s mismo una parte o estrato de sumundo fsico; lo reconstruye para formar un mundo propio. No puedetransgredir o ignorar las leyes fsicas; sin embargo, establece leyesnuevas, propias. Por lo que se refiere al tema de la sociedad, con ellasucede lo mismo que con el ser viviente. Pero su tipo de relacin con elmundo presocial --que yo llamo el primer estrato natural--, y que lasociedad misma crea e instituye es diferente. Es una relacin'anacltica', una 'inclinacin a' --anlehnung, tayage. Las operacioneslgicas/fsicas a travs de las cuales la sociedad se relaciona, organiza yutiliza el primer estrato natural, estn siempre bajo la influencia de lassignificaciones imaginario sociales, las cuales son arbitrarias y diferentes

    entre s, como si pertenecieran a sociedades distintas. El mundo fsicode las restricciones impone sobre la organizacin del conjunto del serviviente una parte esencial de nuestro entendimiento de estaorganizacin. Lo que el mundo natural como tal inevitablemente ordenao prohbe a la sociedad --y por lo tanto, a todas las sociedades-- escompletamente trivial y no nos ensea nada.

    Todo esto tiene que ver con la demarcacin de la sociedad desde (y) suoposicin al ser viviente. Pero la tarea ms importante es lacaracterizacin esencial de la organizacin de la sociedad.

    Voy a comenzar por algunos hechos comunes. La sociedad no existe sinla aritmtica. La sociedad no existe sin el mito. (En la sociedad actual laaritmtica es, por supuesto, uno de los mitos principales. En la sociedadcontempornea no existe, y no puede existir, una base racional para elpredominio de la cuantificacin. Esta es slo la expresin de una de susprincipales significaciones imaginarias: lo que no se puede contar, noexiste.) Pero podemos ir un poco ms lejos. El mito no existe sin la

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    aritmtica; y la aritmtica no existe sin el mito. A manera de parntesis,quiero agregar que lo ms importante acerca del mito no es, como elestructuralismo sostiene, que la sociedad organice lgicamente elmundo a travs de ste. El mito no tiene slo una lgica (aunque, desdeluego, la tiene), y menos an la lgica binaria de los estructuralistas.

    Para la sociedad, el mito es esencialmente una forma de revestir desentido al mundo y a la vida que est dentro del mundo; porque, de otramanera, ambos careceran de sentido.

    Estas observaciones conducen a un planteamiento bsico relacionadocon la organizacin de la sociedad, dicho planteamiento se caracterizade un modo esencial y real: la institucin de la sociedad, y lassignificaciones imaginario sociales que tienen que ver con ella, sedespliegan siempre en dos dimensiones que no pueden dejar deasociarse. La dimensin conjuntista-identitaria (grupo terico, lgico), yla estricta y, propiamente, imaginaria.

    En la dimensin conjuntista-identitaria la sociedad funciona (acta ypiensa) a travs de (en) elementos, clases, propiedades y relacionesestablecidas como distintas y definitivas. En esto, el esquema msimportante es el de la determinacin (la determinicidad", la calidad de lodeterminado, peras, bestimmtheit). Entonces, lo que se necesita es quetodo lo que sea concebible se vea a travs de la determinacin, y lasconsecuencias o implicaciones de esto, tambin. Desde este punto devista, la existencia es la calidad de lo determinado.

    En la propia dimensin imaginaria, la existencia es significacin. Pero,

    aunque no puedan ser sealadas, las significaciones no estndeterminadas. Se relacionan entre s a travs de una forma bsica derenvoi (Un amigo norteamericano me dice que en ingls esta palabrafrancesa se puede traducir como el 'acto de referir' (la relacin del 'actode referir') el cual implica tambin una cuasiequivalencia y unacuasipertenencia, funciona la mayor parte de las veces a travs de unquid pro quo, x en vez de y, que, en casos no triviales, es arbitrario, esdecir, instituido. Este quid pro quo es el meollo de lo que yo llamo'relacin signitiva'; es decir, de la relacin entre el signo y aquello de locual es signo el signo, y que es la base del lenguaje. No existe una razn

    necesaria o suficiente para que 'perro' est en lugar de 'canis' o paraque 'siete' tenga algo que ver con 'Dios'. Pero la relacin quid pro quo vams all del propio lenguaje.

    Voy a ampliar un poco ms lo que dije acerca del ejemplo del lenguaje.En ste la dimensin conjuntista-identitaria corresponde a lo que yollamo 'cdigo' (que no debe confundirse con el cdigo de Saussure, elcual slo significa sistema). Lo propio de la dimensin imaginaria se

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    manifiesta a s misma a travs de lo que yo llamo lengua (langue). As,en determinado contexto, pertenecen al cdigo frases como: "Dame elmartillo" o "En cualquier tringulo, la suma de sus ngulos es igual a dosngulos rectos". En cambio, pertenecen a la lengua oraciones como: "Enla noche del Absoluto, todas las reses eran negras" o "Sent a la Belleza

    en mis rodillas y la sent amarga y la injuri". La diferencia entre cdigoy lengua --ms generalmente, entre la dimensin conjuntista-identitariay la propia dimensin de lo imaginario-- no es, desde luego, unadiferencia de esencia, sino de uso y manejo. Desde que conozco lasdeclaraciones: "Todos los campos finitos son conmutativos" y "elespectro de cualquier realizador es necesariamente real" me di cuentade que estn entre los versos ms hermosos que se han escrito jams.Las dos dimensiones son, para usar una metfora topolgica,impenetrables; en el lenguaje y en la vida social. Esto quiere decir que,arbitrariamente, cerca de cualquier punto del lenguaje hay un elemento

    que pertenece a la dimensin conjuntista-identitaria --y, tambin, unelemento que pertenece a la dimensin de lo imaginario. Aun el msloco poema surrealista contiene una indefinida cantidad de lgica --peroa travs de sta el poema hace tangible lo Otro de la lgica. En Bach, laaritmtica y las matemticas estn en todas partes; pero no porquetenga aritmtica y matemticas un clavicordio bien afinado es lo que es.

    As, en una sociedad, las significaciones de lo imaginario socialpresentan un tipo de organizacin desconocida, hasta la fecha, en otroscampos. A este tipo de organizacin lo llamo magma. El magmacontiene grupos --incluso un nmero indefinido de ellos--, pero no es

    reducible a grupos o sistemas de grupos, aunque stos sean ricos ycomplejos. (Esta reduccin es un esfuerzo desesperado delfuncionalismo y el estructuralismo, del causalismo y el finalismo, delmaterialismo y el racionalismo, en el campo de lo social histrico.)Incluso no puede volverse a constituir analticamente, es decir, pormedio de las categoras y operaciones de los grupos tericos. El ordensocial y la organizacin no son reducibles a las acostumbradas nocionesmatemticas, fsicas e incluso biolgicas de orden y organizacin --almenos, como han sido concebidos hasta ahora. Pero lo interesante no esesa negacin, sino esta afirmacin: lo social histrico crea un nuevo tipo

    ontolgico de orden (unidad, coherencia y diferenciacin organizada).

    Voy a agregar un corolario: si uno acepta el siguiente --para mi obvio--lema: las teoras deterministas slo pueden existir como sistemas deoraciones conjuntista-identitarias, capaces de inducir una organizacinconjuntista-identitaria del objeto-campo, entonces est claro queninguna teora determinista de lo social histrico puede reclamar msque una validez muy parcial y fuertemente condicionada. (Desde luego

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    que por teoras deterministas entiendo tambin las probabilsticas en susentido propio, es decir, las que atribuyen probabilidades definitivas asucesos casuales o a clases de sucesos casuales.)

    Paso ahora a mi segunda pregunta: lo social histrico no crea, de unavez por todas, un nuevo tipo de orden ontolgico, caracterstico delgnero sociedad. Sino que, en cualquier momento, este tipo de orden sematerializa a travs de diversas formas, cada una de las cuales encarnaen una creacin, en un nuevo eidos de la sociedad. Aparte de laexistencia de instituciones que se daen todas las partes de la sociedad,y significaciones imaginario sociales que se dan en cualquier parte de lasociedad, y de algunas cosas sin importancia, no hay nada esencial quesea comn, digamos, entre una moderna sociedad capitalista y unasociedad primitiva. Y, si lo que dije anteriormente se sostiene, no existe,y no puede existir, ninguna ley o proceso determinante por el cual unadeterminada forma de sociedad podra producir otra, o al menos ser la

    causa de que apareciera. Los intentos de hacer derivar las formassociales de las condiciones fsicas, de los antecedentes o de lascaractersticas permanentes del hombre, son peores que fracasos:carecen de sentido. En esto, la ontologa y la lgica heredadas no tienenesperanza: estn obligadas a Ignorar el propio ser de lo social histrico.Pero 'creacin' no slo es una mala palabra (excepto en el contextoteolgico, en donde, como ya dije, slo se toma en cuenta una pseudo-creacin) para la ontologa y la lgica. Tambin es inevitable llegar apreguntar: creacin por parte de quin? Pero la creacin, al igual que eltrabajo de lo socialimaginario, de la sociedad instituyente (societas

    instituans, no sociedad instituta), es el modo de ser del campo de losocial histrico, a travs de los medios del cual este campo es, Lasociedad es autocreacin, desplegada como la historia. Para aceptar ydejar de hacer preguntas sin sentido sobre sujetos y sustancias, o sobrecausas, se necesita, para estar seguro, una radical conversinontolgica.

    Esto no basta para decir que la creacin histrica se lleva a cabo a partirde una tabula rasa --ni Ren Thom debe temer que yo est aconsejando

    la pereza. Por el contrario: el determinismo, como lo demuestran losverdaderos principios de la economa de pensamiento y la simplicidad,es la metodologa de la pereza. No es necesario reflexionar sobre estaocurrencia peculiar, si se posee su ley general. Y si se pudiera copiar lams reciente superecuacin general del universo, slo entonces unopodra dormir tranquilamente. Siempre existe una increble y complejasuma de cosas existentes y de condiciones parciales, en las cuales la

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    creacin histrica se lleva a cabo. Y tambin hay una inmensa pesquisa,de verdad interminable, til y significativa: lo que estaba en lo viejoest, de una manera o de otra, preparando lo nuevo o relacionndosecon l? Pero aqu otra vez interviene fuertemente el principio de 'cierre'.En resumidas cuentas: lo viejo entra en lo nuevo con la significacin que

    ste le da a aqul, y no podra ser de otra manera. Basta recordar cmo,desde hace siglos, las ideas o los elementos griegos o cristianos han sidocontinuamente redescubiertos y remodelados (reinterpretados) en elmundo occidental para conformar lo que equivocadamente se llama lasnecesidades, y que, en realidad, es el esquema imaginario del presente.Durante mucho tiempo ha habido fillogos e investigadores de laantigedad clsica. Ahora existe una nueva disciplina cientfica que sepregunta acerca de la visin transitoria que tiene occidente acerca de laantigedad clsica. Y, es intil decirlo, pero esas pesquisas enseanms, mucho ms, acerca de los siglos XVI, XVIII o XX en occidente. Que

    de la antigedad clsica.Sin embargo, no podemos dejar de establecer, en la medida de loposible, conexiones y regularidades causales o cuasi-causales queaparecen en el campo de lo social histrico, llevadas por su dimensinconjuntista identitaria. Acerca de esto, uno solo necesita mencionar elestado y el destino de la economa, con el fin de mostrar losestrechsimos lmites de este tipo de acercamiento, incluso en lo quesera su campo natural y privilegiado; y, si es que uno est paraentender algo de alguna manera, tambin hay que mencionar lanecesidad de tener muy en cuenta todo el magma de la realidad social

    histrica en la que estn inmersas las cuantificables y determinantesrelaciones econmicas.

    La segunda pregunta era: cmo surgen las nuevas formassociohistricas? Llanamente, la respuesta es: a travs de la creacin.Pero a esto, el tradicionalista respondera con una burla: "propones slouna palabra". Doy una palabra por un hecho --una clase de hechos-- quehasta ahora ha sido encubierto y que, por lo tanto, tiene que serdescubierto. De estos hechos tenemos una experiencia directa. Pordecirlo as, directa o indirectamente hemos sido testigos del surgimientode las nuevas formas social histricas: por ejemplo, la creacin de lapolis democrtica en la antigua Grecia; o, ms de cerca, del capitalismooccidental; o, ms an, de la burocracia totalitaria de la Rusia posteriora 1917. En cada uno de estos casos hay muchas cosas significativas pordecir y un trabajo interminable por realizar, acerca de las condicionesque preceden y rodean ese surgimiento. Se puede elucidar esosprocesos; pero no explicarlos. Su explicacin vinculara tanto lossignificados a los no-significados, lo cual no tiene sentido; como la

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    reduccin de todos los magmas de significaciones que aparecen en lahistoria a varias combinaciones de nuevos elementos de significacinque han estado presentes desde el comienzo de la historia humana --locual es, obviamente, imposible (y otra vez nos llevara a hacer lapregunta; cmo surgieron estos elementos primarios?

    Para tomar un ejemplo concreto y un esquema determinado(establecido) y explicativo: consideremos el surgimiento del capitalismoy un posible acercamiento neodarwiniano a ste. En la Europaoccidental, digamos entre el siglo XII y XVIII, no se observa unaproduccin al azar de un gran nmero de variedades sociales, ni laeliminacin de todas, menos una, por inadecuadas, ni la eleccin delcapitalismo por ser la nica forma social adecuada que vale la pena. Loque se observa es el surgimiento de una nueva significacin socialimaginaria: la ilimitada expansin del dominio de lo racional (alcomienzo, realizado con la infinita expansin de las fuerzas productivas),

    al mismo tiempo que el trabajo de un gran nmero de factores muydiversos. Una vez que conocemos el resultado, ex post no se puedeayudar admirando la 'sinergia' (increble y enigmtica) de estos factoresal producir una forma --el capitalismo--, la cual no fue planeada por unactor o un grupo de actores y la cual, ciertamente, no podra serconstruida a travs de una imprevista asamblea de elementospreexistentes. Pero una vez que ya hemos puesto nuestra atencin enesta nueva significacin social imaginaria que surge --la ilimitadaexpansin del dominio de lo racional--, se pueden entender mucho mscosas: estos elementos y estos factores entran en la institucin

    capitalista de una sociedad slo si (y cuando) pueden ser utilizados porella o cuando llegan a convertirse en su instrumento --y esto sucedesiempre que no sean atrados por ellas, por decirlo de alguna manera,hacia la esfera capitalista de significaciones y por lo tanto les seaotorgado un nuevo sentido. Un bello ejemplo de esto es la creacin delmoderno y centralizado aparato del Estado por parte de la monarquaabsoluta, descrita por Tocqueville en L'Ancien Rgime et la Rvolution:diseado y construido para servir al poder absoluto de la monarqua, elcapitalismo llega a ser el portador ideal de la regla impersonal de laracionalidad capitalista.

    De una forma similar, no estoy seguro de cmo los principios que vienendel ruido y la organizacin que viene del ruido pueden ayudar aesclarecer el surgimiento de las nuevas formas sociales. Como dijeanteriormente, no creo que se pueda hablar propiamente de ruido conrelacin a la sociedad. Incluso, si se me permite decirlo, aqu el trmino'desorden' est fuera de orden. En realidad lo que aparece comodesorden dentro de una sociedad es algo interno a su negativamente

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    valuada y significativa institucin --pero esto es una cosa totalmentediferente. En los nicos casos en los que se podra hablar genuinamentede desorden son, creo, los de los viejos sistemas en crisis, o los queestn desmoronndose. As sucede por ejemplo con el mundo romanotardo --o con muchas sociedades actuales del Tercer Mundo. Respecto

    al primer caso, con el cristianismo surge de un modo incierto unprincipio unificador, un nuevo magma de significaciones imaginariosociales. No veo que haya ninguna relacin entre el desorden anterior yste, excepto en lo que se refiere a una condicin negativa. En elsegundo caso --el de los pases del Tercer Mundo-- no parece surgir unnuevo principio unificador, por lo que el desmoronamiento del viejoorden contina --salvo en aquellos casos en que los principiosunificadores son importados del exterior con xito (lo cual no es lo msfrecuente). Hay que escoger otro ejemplo que arroje luz sobre el otroaspecto de este asunto: no tiene mucho caso tratar como ruido o

    desorden el fenmeno de los protoburgueses que comenzaron a surgirdentro del marco general de la sociedad feudal (siglos XII y XIII); porqueste slo sera legtimo desde un punto de vista feudal. Pues este ruido odesorden es, desde su comienzo, el portador de un (nuevo) orden y de(nuevas) significaciones y slo puede existir, materialmente, por ser talportador.

    Pero sobre todo, lo que me parece que establece una diferencia radicalentre el mundo biolgico y el social histrico es, por ltimo, elsurgimiento de la autonoma --o de un nuevo sentido de la autonoma.Segn el uso que Varela hace de esta palabra (y que lamento haberme

    tomado la libertad de decrselo), la autonoma de lo viviente es su'cierre' --un cierre cognoscitivo, informativo y organizador. Este 'cierre'significa que el funcionamiento de lo viviente en s y su relacin mutuacon los varios sus y cosas externas se gobierna por reglas y principios,sentidos que son establecidos por el mismo ser viviente pero que, unavez que esto se ha logrado, se dan de una vez y para siempre, y elcambio, cuando quiera que ste ocurra, se supone que es al azar. Peroesto es exactamente lo que podra llamarse --y yo llamo-- heteronomaen el campo de lo social histrico: el Estado, en el que las leyes, losprincipios, las normas, los valores, los sentidos, son establecidos de una

    manera definitiva, y en el que la sociedad, o el individuo, segn el caso,no tiene ninguna influencia sobre ellos. Un ejemplo exagerado, pero muyeficaz, de lo que podra ser la ms completa autonoma en el sentido deVarela, y tambin en mi sentido, es una persona que sufre paranoia. Elparanoico es aquel que ha creado, para siempre, su propio sistemadesequilibrado, absolutamente rgido e interpretativo; y en el que nadapuede entrar jams sin ser transformado por el mismo sistema. (Porsupuesto que sin una dosis de paranoia nadie podra sobrevivir.) Pero un

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    ejemplo mucho ms comn y popular son las sociedades primitivas, ytambin todas las sociedades religiosas, en las que las reglas, losprincipios, las leyes y los sentidos, etc., son sustentados y dadosdefinitivamente, y su incuestionado e incuestionable carcter de stases garantizado institucionalmente por la instituida representacin de

    una fuente extrasocial, fundacin y garanta de la ley, el sentido, etc.:obviamente que no se puede cambiar la ley de Dios, ni decir que sta esinjusta (una oracin como esta sera simplemente inpensable eincomprensible en una sociedad como las que hemos mencionado--como tambin lo sera "el Hermano mayor es malo" en la ltima etapade la newspeak). En esto tenemos (y tambin en el totalitarismo) la mscompleta autonoma posible, el ms completo 'cierre' posible de sentidoo interpretacin --es decir, y desde nuestro punto de vista, la ms cabalheteronoma posible.

    Pero cul es el origen de nuestro punto de vista? Es otra creacin

    histrica, un rompimiento o una ruptura histricas que tuvieron lugar,primeramente, en la antigua Grecia y, luego, otra vez, en la Europaoccidental, al final de la Edad Media; por lo que la autonoma es creada,en sentido propio, por primera vez; pero sta considerada comoapertura y no como 'cierre'. Estas sociedades representan otra vez unanueva forma de ser socio histrica --y, de hecho, de ser nada ms: porprimera vez en la historia de la humanidad, de la vida, y por todo lo quese sabe o sabemos del universo, nos encontramos con un ser que secuestiona abiertamente su propia ley de la existencia, su propio ordenexistente. Esta sociedad se cuestiona su propia institucin, su

    representacin del mundo, su representacin imaginaria social. Es decir,lo que est vinculado a la creacin de la democracia y la filosofa, lascuales rompen el cierre de la sociedad instituida que prevaleca hastaentonces, y abren un espacio en donde la actividad del pensamiento y lapoltica llevan a poner en tela de juicio una y otra vez no slo las formasdadas de la institucin social sino el posible terreno para cualquiera deesas formas. Aqu, la autonoma adquiere el sentido de autoautonomade la sociedad, que, desde este momento, es ms o menos explcita:nosotros hacemos las leyes y por eso somos responsables de ellas, ytenemos que preguntarnos todo el tiempo: por qu esta ley y no otra?

    Esto, desde luego, vincula la aparicin de un nuevo tipo de ser histricoa un nivel individual, es decir, al individuo autnomo, que puedepreguntarse a s mismo --e incluso decirlo en voz alta: es justa esta ley?Todo esto no sucede sin una lucha contra los viejos heternimos, ordeny rdenes; y esta lucha est, para decir una ltima cosa, lejos determinar.

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