El Carme

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Rafael Solaz Albert

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Introducción del libro El Carme. Crónica social y urbana de un barrio histórico

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Rafael Solaz Albert

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l Carme se sitúa en el extremo noroeste del casco antiguo de la ciudad, contiguo a los barrios de la Seu, Mercat y Velluters por el este y sur, la ronda de las antiguas murallas y el antiguo cauce del río, por el oeste y norte. Está delimitado por el recorrido de las siguientes calles: Cavallers, Quart, Guillem de Castro, Blanqueries, Furs, Serrans y plaça de Manises. Adquiere su título a partir de la ocupación cristiana del siglo XIII, con la instalación del convento del Carmen fundado por Carmelitas Descalzos. Anteriormente, una parte de su superficie había sido arrabal musulmán.

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EL CARME, así con mayúsculas, es el actual título dadoa todo el barrio que se conoció también como del Carmen,del Carme o partides del Carme, por eso en el texto de estelibro, en algunas ocasiones y según la época o transcripción,aparecen indistintamente títulos como: Barri del Carme o delCarmen, Convento del Carme o del Carmen, Moreneta delCarme, Associació de Veïns del Carme, calle de la Porteríadel Carmen o plaça del Carme.

Siempre deseé escribir la otra historia de mi barrio. Digootra historia porque en los últimos años surgieron algunasobras que trataron sobre él, exclusivamente o de forma par -cial. Ahora quiero presentar El Carme de manera dife rente,tal como lo veo y siento, con el afecto y pasión de un Carmeque va unido inseparablemente a mi infancia. Dentro de míviven multitud de recuerdos de mi estancia en él, desde miniñez hasta mediados los años 70 del pasado siglo. Nací enel nº 9 de Pintor Fillol, en un noble pero desvencijado case -rón. Es en estos primeros años de mi vida cuando por misojos entró un incesante volumen de voces, formas y coloresque mi intelecto retuvo, memoria que he tratado de describir.Un pasado lejano y reciente a la vez que permite la contem -plación de un ayer, un recorrido por las calles de la demarca -ción, su historia, anécdotas, personajes y comercios, un viajenostálgico por una parte de València injustamente ignorada.He vuelto a recorrer la barriada y a tomar notas in situ, ahablar con los vecinos en busca de esas pequeñas noticiasque se aportan con datos de primera mano, momentos quevivieron sus protagonistas y que, por desgra cia, si no seatrapan, se escapan generación tras generación.

Cuando he podido siempre he reivindicado mi barrio. Yaen 2002 tuve la oportunidad de citarlo incluyéndolo enalgunos artículos de mi obra Guía de las Guías de Valencia,editada por l’Ajuntament de València. En su introduccióndije: En sus líneas hay una pequeña parte autobiográfica,momentos vividos en El Carme que me vio nacer y en el quediscurrió mi niñez y juventud, referencias que por lo popu -lares he creído conveniente señalar como recuerdo local deeste barrio artesano, sin menoscabo a otros de mucha tra -dición. En 2004 lo cité nuevamente en Valencia, ciudad depostal. También en 2007 incluí una Breve historia del Carmecomo colaboración del libro que editó la falla de Santa Creuconmemorando sus 156 años de existencia.

Desde las guías turísticas se recomienda visitar sus monu -mentos más emblemáticos: las torres de Quart y de Serranos;el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM); el CentroCultural de la Beneficència, con sus museos de Etnología yde Prehistoria; la Casa-Museo del pintor José Benlliure; elantiguo convento d’El Carme, hoy convertido en el Museodel Siglo XIX Centre del Carme, la parroquia de la SantaCreu; el convento de Sant Josep; la Casa-Museo de LesRoques y el Portal de Valldigna. Pero El Carme es muchomás que los monumentos o la noche valenciana. Todo él, suscalles y plazas, sus vecinos, sus comercios, su historia, repre -sentan un conjunto de la València más vitalista. Es, quizá, elbarrio con más sabor, en el que permanece una intensa vidalocal de convivencia entre los vecinos. Es bastante más queun lugar considerado típico o castizo, calificativos que siem -pre generalizan la vulgaridad o el desconocimiento.

El Carme es un lugar en proceso de profundos cambios yde transformación imparable, en el que siempre hay un oasisde firmeza, de lucha ante los infortunios. Y es que en lasúltimas décadas, apartados como en una reserva india, loshabitantes del barrio han tenido que lidiar contra los envitesde una riada, el abandono, la degradación, apuntalamiento yderribo de sus edificios, promesas incumplidas, el olvido casisiempre de la administración de turno, la especulación urba -nística, el éxodo masivo de la gente que marcha hacia vivien -das más habitables y, por lo tanto, la reducción de habitantesde toda la vida que abandonaron el lugar hartos de tantadejadez. Se ha resistido en el tiempo gracias al esfuerzo dealgunos pacientes luchadores que siempre creyeron en él y aellos va dedicado este trabajo.

Introducción

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1Sintesis Historica‘‘

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omo ya es sabido València fue fundada por romanos hacia el año138 a. de C. según una descripción del historiador Tito Livio. El primitivo asentamiento estable se situó sobre la zona de la

Catedral y Basílica de la Virgen. Así lo confirman las excavacionesrealizadas a partir del s. XVII hasta nuestros días. La que atañe al

área pre-barrio del presente estudio está localizada en laprolongación del decumanus maximus, o salida de la ciudad hacia

el poniente, junto a la actual calle de Quart donde existen las deCañete y Mare de Déu de la Misericòrdia. Algún autor aseguró que

en estos enterramientos aparecieron restos que correspondían aritos de antigua tradición griega. De confirmarse demostraría que,al menos, hubo presencia de población helénica en la zona, aunque

sólo fuera de paso. La presencia árabe marcó notablemente a laciudad que vivió cierta época de esplendor. La ocupación cristiana

conllevó nuevas costumbres sociales, militares y políticas.

Pintura mural de las tropas de Jaume I. Castillo de Alcañiz. S. XIV.

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LOS ÁRABES LLEGARON A LA CIUDAD SOBRE ELaño 714, permaneciendo en ella durante más de cinco si -glos. Aquí nacieron y vivieron generaciones que la consi -deraron con razón como su patria, la amaron de formaapasionada y contribuyeron con su elevada cultura y sutrabajo a engrandecerla. Esta presencia musulmana expe -rimentó un cambio en las estructuras socio-culturales deValencia que acabó por quedar islamizada al cabo del tiem -po, de tal manera que los habitantes de aquella sociedadtuvieron un carácter específico del que todavía persistenfuertes lazos en la ciudad a la cual llamaban Balansiya,Hadiqat Al-Andalus (València, Jardín de Al-Andalus). Co -mo se transmitían los apellidos paternos pronto hubo unaimportante población con nombres árabes de etnia hispano-romana-visigoda, ya que pertenecía al mundo cultural árabeen cuanto a su lengua o religión islámica, pero étnicamente

era una población hispano-romana. De hecho, los mismosmusulmanes no aceptaban que se les llamase árabes.

En 1238 se produjo la ocupación de la ciudad por lashuestes cristianas de Jaume I. En esos momentos madinâBalansiya era un extenso núcleo urbano que superaba loslímites de la muralla, caso del arrabal de Roteros que abarcanuestra zona estudiada. En el área de Serrans se creó lapartida de unos 800 hombres de Teruel, que pron to ocupa ríanlas casas que les habían correspondido en el Repar timent,entre la puerta de al-Qantara y la muralla de Roteros, por loque la barria da, por algún tiempo, tomó el nombre de esaciudad arago nesa. Entre las calles de Serrans y del Salvador,pega do a la muralla, existía un huerto y a su lado se hallabala calle de al-Buzuil donde se dieron casas a diecinuevefamilias de los nuevos ocu pan tes.1 En los primeros días de laocupación cristiana se reunió el Consell nombrando adiversos prohombres para que se ocuparan de los distin tosterritorios de la ciudad. Entre ellos se encontraban Ruffes y

1 Vicente Coscollá. La Valencia musulmana. 2003, p. 68.

De la Valencia musulmana a la Época Foral

Jaume I. Xilografía del s. XVI

Caballero cristiano.

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Cedrelles, los asig na dos a la partida appellada de Roteros,tro a la porta de la Moreria. Entre las dos puntas existía unaconside rable extensión de terrenos de población muy escasa,normalmente ocupados por alquerías que, confinando con elbarrio de la Morería, albergaban huertos, patios y solares quepertenecían unos a la Pobla Vella o del Bisbe, inmediata alconvento d’El Carme y a la actual plaza de Mossén Sorell, yotros a la ya entonces célebre Pobla de les fembrespeccadrius que más adelante se cita.

A partir del s. XIII, con la presencia cristiana, en el áreadel que sería barrio del Carme, al igual que en toda laciudad, se fueron creando una serie de centros religiosospara atender los servicios del nuevo culto. La iglesia deSant Nicolau fue erigida como parroquia y, en principio,estuvo ubicada en el ámbito de nuestro barrio. También lofueron la de Santa Caterina, que abarcaba en su juris -dicción hasta el poblado de Campanar, la de Sant Miquelasignada por Jaume I a los pobladores proce dentes deTeruel, la de Santa Creu que daba título a la barriada y lade los Caballeros del Santo Sepulcro, convertida en iglesiade Sant Bertomeu.2

En 1281 se aprobó la instalación en el barrio de unconvento de carmelitas, hecho importante porque de ahí

partiría el título de todo el barrio. Se cita el convento en unprivilegio de Pere III de Aragón, fechado el 18 de noviem -bre de ese año, en el que se otorgan dife rentes donacionesal prior del Conventui Va len tie Ordinis Beate Marie deMonte Carmeli.

Sobre el barrio de Rote ros se dijo erróneamente queprovenía de los que portaban el correo (troteros).Examinando el Llibre del Repartiment no se menciona aningún troter o trotarius como beneficiarios del reparto decasas y sí se cita el lugar designado con la palabra Ro te ros.Según Rodrigo Perte gás, su etimología se basa en que en estenúcleo de pobla ción se hallaban, casi en su totalidad, lasfábricas árabes de curtidos y es aquí donde, posteriormente,se estable cie ron los curtidores cris tianos. Parece ser que, enese lugar, en los tiempos anterio res a la entrada de los árabes,ya existieron rothoriums, bal sas o depó sitos de agua quesirvieron para macerar el lino y el cáñamo. Otra ver sión desu título se debe a los roteros, campe sinos que trabajaban lasrotas, árbol oriental de la familia de las palmas del que sesacaba la madera para hacer bastones. Lo que es evidente esque estas balsas sí existieron y también fueron utilizadas porla población musulmana para curtir las pieles, de ahí quequedara el título rothoriums, roters o el castellanizado deroteros.3

Luchas entre musulmanes y cristianos. Grabado. Grabado de 1499

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En 1401 se derribó la antigua puerta de Roteros y serehizo la muralla junto al río, al mismo tiempo que seconstruyeron las torres de Serrans. Eran tiempos en que losnobles aragoneses y catalanes establecieron sus palacios enla zona de Cavallers. Uno de los mejores narra dores de lascos tum bres de esta época fue Jaume Roig quien viviódurante algún tiempo en la calle de la Cullereta o Garro -fereta, actual de Fos.

Durante el siglo XV la ciudad disfrutaba de un gran augemercantil. Los antiguos arrabales se desarrollaron fuerte -mente con la incorporación de nuevos vecinos, sumándose alas actividades artesanas ya existentes otras nuevas, como la

de los peraires, cardadores, tejedores y alfareros que ocupa -ron prácticamente todo el espacio hasta las renovadas mura -llas.4 Las puertas de acceso se fueron ampliando en númeroal ir adquiriendo esta zona su carácter de barrio artesanal ytener, por tanto, más necesidades en el trasiego de gentes ymercancías. Sobre 1400 fue abierto el portal de Valldigna. Laanterior puerta de Roteros, en el recinto árabe, dejó suprotagonismo a la nueva dels Serrans junto al portillo delsblanquers, Portal Nou, Portal dels Tints (1356) y, por último,la de Quart. Por entonces la ciudad alcanzaba los se ten ta ycinco mil habitan tes y ejercía la supremacía de la Corona deAragón. A partir de 1522 con la derrota definitiva de lesGermanies como revuelta encabezada por las clases mediasgremia les, se pro duce el triunfo de la no ble za que va a propi -ciar un periodo precapi talista, unido a una cruel represión,que da paso a la decadencia gremial. Consecuen cia de lesGermanies fue la destruc ción de la mezquita de la Morería,asaltada en 1521, reconstruída en 1525 y, poste riormente,con vertida en parroquia de Sant Miquel. En el pla no deAntonio Mancelli (1608) ya se ve el edificio cristianoseñalado como nº 28.

En el s. XVII El Carme sufriría otra catástrofe: la epi -demia de peste que padeció la ciudad entre octubre de 1647y marzo de 1648. En el barrio el número de muertos fuenotable: en el distrito de la parroquia de Sant Bertomeu seprodujeron doscientas veintidós víctimas; en el de la SantaCreu, setecientas ochenta y ocho y en el de Sant Miquel,cuatrocientas ochenta y seis, independientemente de los quefallecieron en los hospitales que se habilitaron para laocasión y de los cuarenta y seis religiosos que murieron enlos conventos del Carmen y de la Corona.5 Se destinaron,como lugar de con va lecencia, los terrenos del Partit, cuyaactividad ya langui decía. Otro de los lugares des tinados asanar a los ciuda danos de los distritos de Santa Creu y SantMiquel fue el el huerto de Arguedes, frente al portal de laCorona, donde se instaló una enfermería que se constituyó encentro neurálgico de acogida de los infectados del barrio.

2 A estas primeras fundaciones hay que añadir otras realizadas tras la apa-rición del protestantismo que, en 1529, producirá el movimiento de laContrarreforma. La ciudad se cubrirá de conventos, algunos de nueva fun-dación y otros reformados o ampliados.3 José Rodrigo Pertegás. Sobre Roteros. “Almanaque de las Provinciaspara 1915”, p. 195.4 María de los Desamparados Cabanes Pecourt. Avecindados en la ciudadde Valencia en la época medieval. Avehinaments (1308-1478). 2008.5 Francisco Gavaldá. Memoria de los sucesos particulares de Valencia ysu Reyno en tiempo de peste. 1804, p. 100.Vista de Valencia. Grabado del s. XVll

Torre de la muralla árabe en la antigua posada de IʼÀngel, años 70

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TRAS LA GUERRA DE SUCESIÓN DE 1707, FELIPE Vmandó cerrar todas las puertas y portillos de la muralla,excepto las de Serrans, Quart, del Reial y Sant Vicent. Eranépocas de renovación y construcción de iglesias lo queoriginó que acudieran a Valencia diversos artistas, comoPalomino, que se instala en El Carme. Para el orden admi -nistrativo se procedió a parcelar la ciudad en distritos ybarrios. En el s. XIX se produjeron diversos cambios urbanosen la ciudad, especialmente en el barrio. Los grandes huertossituados al oeste fueron urbanizados apareciendo nuevascalles y se construyeron edificios para albergar diversasinstituciones benéficas. Mientras se derribaban las murallas,una incipiente industrialización irrumpía en el barriosalpicada por las epidemias de cólera.

El primer molino de chocolate se instala en la calle de Dalt.Tal vez fuera el mismo que se cita como situado en la plazade Mossén Sorell, según quedó citado en un anuncio delDiario de Valencia, del 4 Octubre de 1792. Hacia mediadosde siglo comienza una fase de expansión económica que dapaso a una incipiente industrialización. En el barrio seemplazan dos fábricas de hilaturas y tinte de seda. Siguenfuncionando las alfarerías de la calle de la Corona y en elPortal Nou se instalan los almacenes de comerciantesfranceses que tenían sus tiendas en la zona del Mercado.6

Con el fin de evitar robos y pendencias, el 1 de diciembrede 1763, se colocaron en la ciudad los primeros faroles. Sepusieron a cuarenta pasos de distancia unos de otros yfueron costeados por los propietarios de las casas a quecorres pondían. Estos primeros faroles se apagaban a lasonce de la noche. Pero como los ciudadanos estaban descon -tentos de este alumbrado, en 1771 se estableció otro tipo yse creó el cuerpo de faroleros, para lo cual pagaba cada casaun canon de 14 reales de vellón al año. Los nuevos fanalesde aceite eran pequeños, triangulares y se colgaban de unosganchos de hierro clavados en la pared. Del total de 2.356faroles con que contaba la ciudad, 436 correspondían alcuartel de Serranos, una cantidad sensiblemente inferior a la

de otros barrios. El comisario responsable del alumbrado

para toda la ciudad fue Joaquín Escolá y Climent, regidor

que vivía en el barrio, en la plaza de l’Arbre. Era la época en

que se vieron por El Carme los vigilantes del recién creado

cuerpo de serenos.

Plaza de Manises-Cavallers. Foto Abelardo Ortolá, 2006

La ciudad en el s. XVIII. Reformas urbanas, epidemias

e industrias del s. XIX

El Carme, en el plano de Tosca.

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En virtud del auto acordado por la Real Audiencia de laciudad, del 5 de octubre de 1769, cumpliendo la Real Céduladel 13 de agosto de ese año, se dividió la ciudad en cuatrocuarteles: Serranos, Mercado, Mar y San Vicente, que, a suvez, contenían cada uno un número determinado de barrios.El Carme estaba comprendido en el de Serranos y parte deSan Vicente. En los edificios se colocaron los rótulos con un

número secuencial que los identificara, así como otro indi -cando la manzana a la que pertenecían y también el nombrede las calles, en unos azulejos que medían quince y veintecentímetros de lado respectivamente. Las letras de lasrajoletes que indicaban los números de edificios y manzanasse pintaron de negro como se puede ver en las que subsistenen la actualidad. Las del título de las calles se dibujaron enazul o negro (en la de Vall de Crist, hasta los años 60, seconservaba una de éstas). Quedaron noticias de que en ElCarme hubo cierto desconcierto a la hora de colocar losazulejos con la denominación de las calles ya que algunaseran conocidas con varios nombres. Se tuvo que adaptarrápidamente una rotulación acorde a lo que pareció másadecuado, nom brándose una comisión que examinara losverda deros nombres de cada calle o corregir los erróneos.Pese a todo, muchas de las vías del barrio perma necieron sin

Responsables municipales del Cuartel de Serranos en 1779 y 1784.*

1779. Alcalde del Cuartel: Jacobo de Caamaño y Ganoso.Alcaldes de barrio: Pedro Asensi, Juan Bautista Martínez, JuanMiguel de Lahoz, Vicente Martí, Joaquín Mascarós, JosephRamos, Vicente Lozano y Mariano Espinosa.

1784. Alcalde del Cuartel: Antonio Pagán. Alcaldes de barrio:Pedro Asensi, Jayme Mincheta, Mariano Jordán, ChristovalSerra, Antonio Anderi, Vicente Lozano y Mariano Espinosa.

* Kalendario (sic) Manual y Guía de Forasteros de Valencia, 1779, 1784. 6 El Barrio del Carmen en la ciudad de Valencia. Ed. Associació de Veïns.1999, p. 21.

Defensa de las Torres de Quart. Grabado de Rocafort, 1810

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rótulo ya que los encargados de colocar las placas olvidaron

algunas de las menos importantes. Así, pasaron desaper -

cibidos callejones, atzucacs y algunos cobertizos a los que no

se les dio consideración de calle y sí de lugar de paso sin

nombre. En 1770 se procuró subsanar estas omisiones colo -

cando algunos de los azulejos que faltaban.

El barrio primero del cuartel de San Vicente abarcaba la

zona que quedaba dentro del recinto de la calle de la Corona,

Mossén Sorell, Mesón de Morella, Baja del Alfondech, Tros

Alt, Bolsería, Carda, Larga del Empe drado, hasta la muralla.

Serranos alcanzaba una amplia zona, de 77 manzanas y

1.383 casas. Su primer barrio comprendía la parroquial de

San Salvador, Convento de Trinitarios y la ermita de San -

tiago de Uclés. El segundo, la parroquial de San Lorenzo,

convento de Santa Ana y la Ermita de San Jaime. El tercero,

corres pondía exclusivamente a la parro quial de Santa Cruz.

El cuar to, los conventos del Carmen y San José. El quinto y

último, el convento de la Corona y la ermita de San Pedro

Mártir. Se nom braron los primeros alcaldes para cada barrio.

El Carme aún era consi derado por entonces como unsuburbio de la ciudad. Se vio citado en alguna ocasión comolugar, partida, pobla do y arrabal referido a la zona dondequedaban algu nos terrenos por urbanizar del antiguo Partit ysus inmediaciones. En las ordenanzas del gremio delsGuanters de 1758 se decía que la casa cofradía estaba situadaen el Poblado de esta ciudad, Parroquia de la SantísimaCruz, en la plazuela de Na Jordana. Y aún, en junio de 1814,un anuncio del Diario de Valencia indicaba la subasta de unacasa grande en el poblado de esta ciudad, calle de la PoblaLarga, frente al huerto de Ensendra.

El comienzo del s. XIX iba a resultar movido. La parti -cipación de las gentes de la barriada en la guerra contra laocupación francesa de 1808 fue, mayormente, en la defensade las puertas de la muralla que recaían al barrio: Serrans,

Defensa de la Torre de Santa Caterina en 1808. Grabado.

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Portal Nou o Sant Josep y Quart, dotadas con cañones delcalibre 4 y 8. En el baluarte de la reconstruida torre de SantaCaterina, junto a la de Sant Josep, se colocó una sola batería.Para la protección de las murallas se había dispuesto suseñalización en la parte interior con unas rayas gruesas de calo almagre, en la que figuraba la división responsable de sudefensa, debiendo llevar cada una su número corres -pondiente junto al nombre del santo o santa más apropiado allugar. Una descripción de la cruenta batalla nos laproporcionó Luis Orozco: Por fin atacaron los franceses laciudad, la mayor parte fue por la puerta de Quart y bateríade Santa Catalina situada frente al pretil del río Turia (…) Alos franceses, desde la una de la tarde, se les contestaba coninnumerables tiradores de fusil y a las ocho de la tarde, seretiraron con gran pérdida, dejando muchos chaponazos enlas torres de la puerta de Quart, los que existen y existiránpara perpetua memoria.7 Y es que la lucha en las torres deQuart fue heroica y tras la provisional derrota del francés secolocaron dos lápidas sobre la citada puerta, en remembranzade esta victoria que tuvo lugar el 28 de junio de 1808.8 Conmotivo de la guerra, en 1810 se reconstruyó la línea que

rodeaba la muralla con un foso defensivo en el que seinstalaron baterías frente al baluarte y torre de Santa Catalinay la franja del arrabal de la puerta de Quart. Desde entonceseste nuevo trazado, que poste riormente abarcó todo elrecorrido de la muralla, comenzó a conocerse como línea decircunvalación, título que ha llegado hasta nuestros días.

La comunidad de Carmelitas Descalzos del conventodel Carmen, iría poco a poco participando activamente enla contienda. A ellos fue entregado un pendón en el quese hallaba pintada la imagen de San José, bandera quesirvió de reclamo para alistamiento de personas en ladefensa de la ciudad, nómina que los mismos frailes delconvento se encargaron de redactar durante ocho días enlos que se formaron colas de voluntarios. Los religiosostambién participaron en la batalla de Quart defendiendola ciudad desde la muralla próxima a las torres y cedieronsus conventos –entre ellos el del Carme– para serhabilitados como cuarteles y hospitales.

El 9 de enero de 1812, el general Joaquín Blake y elejército que defendía la capital salieron al Portal Nou ypuente de Sant Josep para rendir Valencia. Con la entrada delgeneral francés Suchet se produjeron represalias contraaquellos que habían defendido la ciudad y, entre ellos, vein -ticinco religiosos carmelitas que fueron concentrados en laplaza de San Francisco y trasladados como prisio neros haciaFrancia. Algunos, los más ancianos y enfer mos, queda ronrecluidos en condiciones penosas en el convento que dabatítulo a la citada plaza.9

Ninguna religiosa quiso abandonar el convento de SantJosep del Portal Nou, a pesar de estar situado junto a lamuralla donde tenían lugar cruentos com ba tes. Incluso lapoblación religiosa se incrementó al recibir monjas refu -giadas, procedentes de otros lugares. Las carmelitas se ocu -paron de confeccionar telas que sirvieran como vendaje a losheridos. Cuando Suchet entró en la ciudad, temiendo repre -salias, se dispersaron por varias casas particu lares. Algunasde ellas marcharon a la población de Enguera donde teníanfamiliares. Así hasta que acabó la guerra.10

7 Luis Orozco y Ruso. Itinerario. (Manuscrito, ca. 1830).8 Sucesos de Valencia desde el día 23 de mayo hasta el 28 de junio de1808. 1810, vv. pp.9 Manuel de Santo Tomás Tragia. Historia de lo que padecieron losCarmelitas Descalzos de la Provincia de Aragón y Valencia. Manuscrito.1808-1814, vv. pp.10 Íbid, p. 402.

Estudio sobre el Convento del Carme, 1778

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La riada de 1897 bajo el antiguo Pont de Fusta.

Talleres y empleados de La Balaustrera Valenciana, 1908

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