EL CARTEL COMO HERRAMIENTA PARA EL CAMBIO SOCIAL
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Marilia Castillejos Meléndrez
EL CARTEL COMOHERRAMIENTA PARAEL CAMBIO SOCIALPropuestas de cartel para la visibilización del suelo de conservación de la Ciudad de México
Diplomado: El cartel: la fuerza de la síntesis
Periodo: 2021-1
Que presenta: Marilia Castillejos Meléndrez
Responsable académico: Santiago Robles Bonfil
Proyecto: El cartel como herramienta para el cambio social. Propuestas de cartel para la visibilización del suelo de conservación de la Ciudad de México
Asesor Metodológico: Mauricio de Jesús Juárez Servín
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICOFACULTAD DE ARTES Y DISEÑO
DIVISIÓN DE EDUCACIÓN CONTINUA Y EXTENSIÓN ACADÉMICA
MEMORIA DE INVESTIGACIÓN-PRODUCCIÓN
04 Introducción
06 Capítulo 1 ¿Una imagen vale más que mil palabras?
07 El cartel10 El poder discursivo del cartel18 El diseño y su responsabilidad social
22 Capítulo 2 El suelo de conservación de la Ciudad de México
23 ¿Qué es el suelo de conservación de la Ciudad de México?
25 Flora y Fauna28 Tradición y cultura: pueblos originarios31 Problemáticas y desafíos
35 Capítulo 3Propuestas y proceso de diseño
38 Cartel 1_La chispa41 Cartel 2_En este hogar protegemos a las abejas45 Cartel 3_Somos gente de maíz
50 Conclusiones52 Bibliografía54 Glosario56 índice de imágenes
ÍNDICE
04
En las últimas décadas, la Ciudad de México ha ex-
perimentado un crecimiento desmedido. El aumento
demográfico ha venido acompañado, irremediable-
mente, de la expansión de la mancha urbana y las
consecuencias ambientales que la acompañan se
han aguzado en los últimos años. La explotación
irresponsable de los suelos se ha vuelto más evi-
dente que nunca, y aunque las nuevas tecnologías
permiten registrar con precisión las consecuencias
de la falta de cuidado, mientras las autoridades
abordan desde sus especialidades las problemá-
ticas surgidas, la falta de resultados a corto plazo
hace evidente que en el cuidado medioambiental
la colectividad juega un importante papel y no es
únicamente tarea de unos pocos. Bajo este contex-
to, se hace necesario pensar en los medios para
detonar la concientización colectiva. El presente
trabajo pretende abordar uno de esos medios: el
cartel.
Se ha elegido este formado de comunicación
gráfica debido a su versatilidad y su larga trayecto-
ria histórica como elemento de síntesis e impacto
visual. Además de que su adaptación a nuevos for-
matos (tanto digitales como físicos) le dota de nue-
vas oportunidades de exploración que lo hacen más
efectivo para los objetivos específicos de difusión.
La forma en la que se abordará este trabajo cons-
tará de tres secciones: en la primera se colocará en
contexto al cartel como herramienta comunicativa
y activador social, a lo largo de la historia y dentro
de los diferentes ámbitos culturales, y se analizarán
las herramientas retóricas de persuasión gráfica y
INTRODUCCIÓN
05
su impacto en los movimientos sociales. Ello con la
intención de decodificar los elementos que lo com-
ponen, el contexto en el que fue realizado y las ex-
pectativas y sus alcances en casos reales. Entender
estas relaciones nos proveerá de las herramientas
necesarias para vincular el recurso gráfico (cartel)
con el contexto socioambiental en el que se inserta-
rá y del cual se hablará en la segunda parte.
Una vez entendido el papel del cartel dentro de
las dinámicas de transformación social, se vuelve
necesario entender las complicaciones que convi-
ven en nuestro contexto geográfico que serán tra-
ducidos a lenguaje gráfico. Se tomará como sitio de
estudio el área categorizada como Suelo de Con-
servación en la Ciudad de México. Se describirán
sus componentes geográficos, climáticos y de bio-
diversidad, así como los significados relacionados
entre los ocupantes y el territorio, para entender las
problemáticas de conservación que circulan en tor-
no a él. Con estos datos se planteará una estrategia
de concientización a partir de la elaboración de ele-
mentos gráficos de impacto visual que funcionen
como punto de partida en la difusión de las proble-
máticas que envuelven al Suelo de Conservación de
la Ciudad de México con la intención de abonar a su
conservación.
Por último, en la tercera parte se expondrán los
procedimientos creativos que permitan relacionar
tanto el soporte gráfico como el mensaje de impac-
to social. A partir de esto se propone elaborar tres
propuestas que pongan de manifiesto la situación
sobre el conflicto socioambiental y cultural del Sue-
lo de Conservación de la Ciudad de México, con la
intención de que la población urbana reflexione y
tome acción sobre su cuidado e importancia me-
diante una sistematización y aplicación de estrate-
gias creativas.
06
¿Una imagen vale más que mil palabras?
CAPÍTULO 1
07
E L CA R T E LSi hay algo que está presente en nuestro día a día
y que seguramente pasamos por alto es el diseño:
desde los dispositivos que utilizamos para trabajar,
hasta los alimentos que consumimos y los espacios
que habitamos, todo ello ha pasado por el tamiz de
la mente inventiva de algún diseñador. Si bien du-
rante toda la historia de la humanidad el diseño ha
jugado un papel importante en el desarrollo de la
civilización, los últimos dos siglos se han caracteri-
zado por la conquista del diseño en un campo que
hasta hace no mucho era exclusivo de pintores y ar-
tistas: la imagen.
No fue sino hasta mediados del siglo XV con la
invención de la imprenta que las imágenes y los
textos, que eran material exclusivo de quienes ocu-
paban lugares privilegiados en la sociedad, empe-
zaron a ser moneda corriente y un bien de consumo
común. La aparición de los medios impresos, como
libros y periódicos, permitió a una considerable
cantidad de personas acceder a una herramienta
de cambio invaluable llamada información.
Junto con los libros y publicaciones periódicas,
de manera simultánea, se empezaron a explorar
otros formatos para la comunicación de ideas como
los carteles. A diferencia del libro o los pergaminos,
el cartel optaba por un formato de mayor tamaño y
fue pensado para transmitir un mensaje de manera
concisa y a un amplio público. Es conveniente de-
finirlo y entender qué lo hace diferente a otro tipo
de soportes como una pintura o un panfleto. Para
efectos de este trabajo, se puede definir el cartel
como una imagen gráfica de tamaño considerable
colocada habitualmente en una superficie vertical
y pública (o digital en estos tiempos1) con el objeti-
vo de transmitir un mensaje de manera eficiente a
un espectador (o conjunto de espectadores). Con-
1 El cartel digital es cartel por su posibilidad (no necesariamente actualizada) de ser impreso en un medio físico.
08
viene agregar que la forma de consumo de cartel
es fugaz, generalmente quien lo percibe va de paso
y habitualmente cuenta con un tiempo muy breve
para recibir la información, por lo tanto, debe ser un
medio que la memoria pueda retener con facilidad.
El primer cartel impreso del que se tiene regis-
tro se atribuye a William Caxton en 1477 (Barnicoat,
2000, p.8). Dicho cartel se trataba de un documen-
to que promovía las bondades de las aguas terma-
les. Escrito en su totalidad con una letra gótica y sin
ningún tipo de adorno, dista aún mucho de las ca-
racterísticas que reconocemos en los carteles mo-
dernos. Más tarde, en 1482, Jean du Pré produjo el
que se conocería como el primer cartel ilustrado, y
en 1518 Albretch Altdorfer2 realizó el primer cartel
artístico, concerniente a un juego de lotería. Sin em-
bargo, no fue sino hasta mediados del siglo xix con
los carteles de Chéret, que el cartel empezó a adop-
tar su forma con la que hoy lo conocemos. A pesar
de que en temas de composición sus obras tienen
más similitudes con las pinturas clásicas, nos en-
contramos con una postura que comenzaría a ser
patente en los diseños posteriores: la populariza-
ción del arte. “Gracias al éxito material de esta exhi-
bición pública del arte, se ha llegado a decir que los
carteles son una galería de arte en la calle” (Barni-
coat, 2000, p.12).
Los primeros pasos del cartel corren paralelos a
objetivos poco comprometidos con el cambio so-
cial, no se desvinculan de ciertos productos o even-
tos, debido a su corto tiempo de vida y su cualidad
de transmitir un mensaje de manera breve, su ob-
jetivo era meramente publicitario. Estas primeras
apariciones parecen tener un alcance bastante cor-
to, las dificultades y la tecnología necesaria para
realizar el cartel —que no estaba al alcance de to-
dos— hacían de éste un producto estratégico que
se colocaba en lugares específicos como tablones
de avisos en plazas de centros urbanos o lugares
muy concurridos. Su formato, su ubicación espacial 2 Discípulo de conocido grabador
Alberto Durero
09
y el valor agregado del diseño nos permite determi-
nar en primera instancia ciertos componentes en la
legitimación del mensaje que transmitía. Un cartel
escrito con tipografía diseñada nos habla de una re-
lación con una institución que respalda el mensaje
escrito, mientras que un cartel escrito a mano y sin
cuidado deja mucho espacio para la desconfianza.
Una tienda que anunciaba sus productos en un car-
tel daba a sus clientes la seguridad de que lo que
estaba ahí escrito era lo que se vendía. El cartel de
un espectáculo, anunciado a la vista de todos, rati-
ficaba que el evento ocurriría en la fecha y en el lu-
gar indicados.
Si bien estas dinámicas ocurrían en su mayoría
de forma oral, el papel escrito daba credibilidad al
mensaje. Cayo Tito decía Verba volant, scrīpta mā-
nent (las palabras vuelan, lo escrito queda) y si bien
Alberto Manguel (2005, p. 99) ya acusaba del senti-
do contrario de esta frase, es decir que la volatilidad
de la palabra oral aumenta su alcance mientras que
la palabra escrita queda callada sino se lee, se pue-
de colocar al cartel en un punto medio. Su materia
prima es el texto y la imagen, pero la trasmisión del
mensaje no ve limitada por el perímetro que encie-
rra al libro, su ubicación en un espacio abierto y a la
vista de todos permitía dar mayor alcance a la pala-
bra escrita y al elemento gráfico.
A lo largo del siglo XIX pueden rastrearse mu-
chas influencias en el diseño de los carteles debi-
do a otros inventos que permitieron la movilidad y
la importación y exportación de ideas. Aparecieron
corrientes estilísticas como el Art Nouveau o el mo-
dernismo español inspirados en arte oriental, en es-
pecial en grabados japoneses. Poco después, las
líneas onduladas y puntiagudas de estas influen-
cias empezarían a encontrarse en el camino de la
abstracción en el Art Decó. De los cartelistas más
conocidos de este movimiento podemos mencionar
a Francisco Gali de España, Giuseppe Riccobaldi de
Italia, Ludwing Hohlwein de Alemania, Kauffer en In-
10
glaterra. En México, estas manifestaciones tuvieron
un mayor eco en la arquitectura.
No es hasta principios del siglo XX que el cartel
adquiere una connotación política y encarna, pro-
piamente dicho, las ideologías de cambio que esta-
ban surgiendo por todo el mundo. En este contexto
el papel persuasivo del cartel explota todas sus po-
sibilidades, sin embargo, hablar del cartel como
herramienta de convencimiento y no sólo de trans-
misión de un mensaje nos obliga irremediablemen-
te a establecer ciertas condiciones retóricas dentro
del diseño. Y no sólo entender la capacidad de con-
vencimiento del objeto gráfico sino también de las
herramientas de lenguaje que se utilizan para ello.
E L P O D E R D I S C U R S I VO D E L CA R T E LPara entender la capacidad persuasiva del cartel,
antes que nada, conviene establecer la forma en la
que opera a nivel sensible. Menéndez-Pidal (2010,
p.100) plantea dos momentos a nivel de percepción
visual, el primero de ellos es el descriptivo, en el que
se perciben las líneas y formas de la imagen que
sistematizan una determinada configuración; y el
segundo, llamado nivel simbólico, en el que, a par-
tir de los elementos constitutivos de la imagen, se
procede a su interpretación. Es decir, en el primero
hay una aprehensión de los signos en tanto formas,
y una vez realizada esta operación, el cerebro deco-
difica y da significado a dichos signos gráficos.
Es importante mencionar que la construcción
de significado, aunque pareciera ser una operación
individual, tiene un trasfondo colectivo. Aunque el
mensaje pueda ser entendido con diferentes varia-
bles por cada individuo, tiene que existir un lengua-
je común. Al respecto Alejandro Tapia apunta (2009,
p.15): “[…] todo aspecto semántico, sintáctico, esté-
tico o técnico en el diseño sólo es pensable en su
contexto de uso, es decir, en la interacción comuni-
cativa de la que forma parte.”
11
De esta manera se puede apuntar la principal di-
ferencia entre el cartel y la pintura: el cartel precisa
de un margen de interpretación mucho más estre-
cho, es decir, éste requiere que el mensaje a trans-
mitir no sea ambiguo para el contexto en el que está
pensado. En otras palabras, el cartel no pretende
ser un objeto de contemplación desinteresado; en la
captación de su mensaje se juegan valores e ideas
que, posteriormente, van a cambiar el mundo mate-
rial a través de la acción de individuos concretos.3
Siguiendo un poco la terminología de la teoría de
Jakobson de las funciones del lenguaje (Bermeosolo,
p.45), el cartel no sólo cumple una función emotiva
o poética (expresar emociones por medio del embe-
llecimiento del código mediante el cual se transmite
el mensaje), sino una función conativa (provocar una
respuesta del interlocutor).
Visto de esta manera, la palabra escrita parece-
ría suficiente para transmitir el mensaje, sin embar-
go, esto es sólo la mitad del camino, la forma en que
se transmite el mensaje es tan importante como el
mensaje mismo, es decir: la intensidad. Para ello el
lenguaje gráfico juega un papel imprescindible. De-
bido a que el cartel tiene fines persuasivos, no es ob-
jetivo y depende también de la disposición de quien
lo percibe. Es importante entender las herramientas
de las que se apoya para lograr sus objetivos.
Dar forma corporal (o visual) a aquello que no lo
posee, como un mensaje abstracto, no es una ta-
rea sencilla. Como primera aproximación se puede
mencionar una de las herramientas primordiales
para trasladar una imagen lingüística a una visual.
Para ello es importante exponer la aplicación de la
metáfora al campo gráfico
A diferencia de la analogía que pone en evidencia
semejanzas de dos objetos, la metáfora establece
relaciones no siempre evidentes que refieren al ob-
jeto de una forma que no coincide con él en la reali-
dad. Como ejercicio de analogía podemos decir: “los
rayos del sol son como el oro”; el oro y los rayos del
3 Claramente existen casos en que el cartel se convierte en un mero objeto estético. Piénsese en la multitud de revistas que antologan carteles del pasado, especialmente realizadas para el disfrute e inspiración de los diseñadores y artistas.
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sol son análogos pues ambos comparten una carac-
terística de brillantez. Por otro lado, si decimos: “por
mi ventana entraron hilos de oro”, estamos utilizando
la característica brillante del oro para referirla a otro
objeto, en este caso los rayos del sol que entraron
por mi ventana.
El hecho de que este tipo de relaciones puedan
entenderse con poco esfuerzo pone en evidencia la
figura retórica como esencial en la forma de per-
cepción del mensaje. En el aspecto gráfico la forma
más sencilla de entenderlo es como que “dos ele-
mentos físicamente no componibles estén ubicados
en forma saliente en una figura unificada homo-es-
pacialmente” (Carrol, 1994, p.214). En otras pala-
bras, uno o varios objetos comparten un espacio
físico (en este caso un lienzo) en el que, por medio
de una serie de relaciones, pueden ser entendidos
como otra cosa diferente. Un ejemplo claro de ello
es la técnica de collage donde cada objeto añadido
simboliza y expresa algo en el contexto de la obra
gráfica; las partes son extirpadas y quedan huérfa-
nas de su contexto originario; para después, en el
collage, adquirir un nuevo significado en conjunto y
no ya sólo como partes aisladas. Ejemplos de ello lo
podemos encontrar en los carteles elaborados con
un fin de concientización ambiental elaborados por
WWF. La campaña “Respiramos lo que compramos”
nos ofrece buenos ejemplos al respecto. En las imá-
genes de a continuación se muestran algunos artí-
culos como un cepillo de dientes, un beso marcado
con labial que ejemplifican las costumbres de con-
sumo en la sociedad capitalista, sin embargo, los
hábitats destruidos y animales vulnerables que se
entrelazan en dichas imágenes dan a entender el
impacto negativo de estos (y otros productos carac-
terísticos del consumo capitalista) en la naturaleza.
Elementos aparentemente disimiles como un cepi-
llo de dientes y un bosque se conjugan para trans-
mitir un mensaje que los vincula.
13
1
14
Si bien la transposición de elementos sencillos a
lenguaje gráfico no presenta problemas, la transmi-
sión de conceptos complejos requiere de establecer
pautas gráficas más elaboradas; para ello, la figura
de la alegoría juega un papel primordial. Más allá de
figura retórica en lingüística, la alegoría puede en-
tenderse como una herramienta de síntesis y tra-
ducción de conceptos complejos. Por ejemplo, en el
grabado de los Cuatro continentes de Julius Goltzius,
se representan cuatro delimitaciones geográficas
por medio de cuatro figuras femeninas con atavíos
que hacen referencia a las cuatro locaciones.
Vemos, por ejemplo, a África representada por
una mujer en un carro jalado por dos leones y rodea-
da por fauna y flora perteneciente a dicho continen-
te. La elección de ciertos elementos característicos
sirve para representar a la totalidad de ese espacio
geográfico. 2
15
Aunque los límites entre la metáfora y la alego-
ría son difusos, Phillips y Macquarrie (2014, p.113)
ya apuntaban sobre las limitantes e incompatibili-
dades que presentaba la exportación de un campo
a otro. Ellos proponen, en su lugar, una tipología de
figuras retóricas visuales vinculadas a la metáfo-
ra; de acuerdo con su complejidad pueden ser: yu-
xtaposición, fusión y reemplazo. Éstas se pueden
combinar según su riqueza en una matriz (ver tabla
siguiente) de acuerdo con la manera en que se rela-
cionan: conexión, similaridad y oposición.
De la Rosa (2006, apoyado en Ricoeur, 1980) ex-
plica que, tanto la metáfora, como sujeto, forman
parte de una misma estructura conceptual. Somos
capaces de aprehender la metáfora en cuanto com-
partimos una serie de rasgos culturares en los que
se encuentra inserta. Esto quiere decir que es posi-
ble apropiarse de la experiencia porque nuestra for-
ma de pensar es esencialmente metafórica.
Comp
lexity
RichnessMeaning operation
ComparisonVisual
Structure Connection(‘A is associated
with ’B)
Juxtaposition(Two side-by-side
images)
Fusion(Two combined
images)
Replacement(Images present
points to and absent images)
Silk soy milk Welch’s juiceCanadian magazine
industrySunny Delight
Tide
Reflex racquetDiscover card
Equal sweetener Dexter shoes Comfort fabric softener
Kudos granola bar
(‘A is like ’B)
Similarity(‘A is not like ’B)
Opposition
3
16
Vemos, por ejemplo, en el siguiente cartel una in-
vitación a modernizar las casas después de los de-
sastres de la guerra. Se hace una yuxtaposición de
imágenes en escalas no coincidentes y se les otor-
ga una nueva definición. De esta manera se puede
entender que la construcción de nuevos significa-
dos está directamente vinculada a la exploración de
nuevas disposiciones gráficas.
En la imagen se observa un hacha cortando una
casa; el mensaje es: “corta lo indeseable”, deshazte
de lo viejo y reemplázalo por algo nuevo. El hecho
de que el hacha se encuentre en una proporción
mayor a la casa implica un corte de la misma mag-
nitud: un cambio a gran escala. El texto que ondula
a lo largo del tajo del hacha contrarresta el efecto
violento que podría surgir de la acción de cortar la
casa por la mitad. 4
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E L D I S E Ñ O Y S U R E S P O N SA B I L I DA D S O C I A LA pesar de que el principal objetivo del diseño es
la transformación de cierta realidad específica con-
viene acotar sus múltiples variantes. El objeto de
acción de este trabajo se vincula directamente con
la comunicación visual. Frascara (2008, p.23) dice
que éste se “ocupa de la construcción de mensajes
visuales con el propósito de afectar el conocimien-
to, las actitudes y el comportamiento de la gente”.
Esta definición permite entender por qué el cartel
se ha expandido al campo político y social. Como
herramienta sintética, su capacidad persuasiva
abarca un campo mayor y un público más variado
que otro tipo de soportes.
Para ejemplificar esto podemos mencionar los
carteles producidos a mediados del siglo pasa-
do por la Organización de Solidaridad de los Pue-
blos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL). Las
condiciones de lucha de la liberación de los países
colonizados fueron el terreno de cultivo perfecto
para la experimentación y elaboración de campa-
ñas con impacto gráfico en las diferentes situacio-
nes de conflicto.
La ideología antimiperialismo recurrió, mediante
esta organización, a un medio de difusión popular.
La revista TRIcontinental fue el principal vehículo
para la propagación de dichos ideales. Adjunta a
la revista estaban los carteles, que, si bien apunta-
laban el contenido escrito a un público intelectual,
también tenían la intención de transmitir de forma
concisa las ideas de liberación a un público menos
comprometido con el estudio. Y aunque se conocen
los autores de varios de estos carteles, éstos, en un
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principio, no iban firmados, pues el ideal era trans-
mitir el mensaje, no hacer propaganda a persona-
lidades individuales. Lo colectivo primaba sobre lo
individual.
A pesar de que la revista se publicaba en cuatro
idiomas, una de las principales características de
los carteles de la ospaaal era la ausencia de tex-
to. Gran parte del público al que iban dirigidos los
mensajes era analfabeto, esto presentaba una do-
ble dificultad: por un lado, transmitir un discurso
complejo sin recurrir a la palabra y, por el otro, tra-
ducirlo correctamente al lenguaje gráfico para que
este no fuese malinterpretado.
La gran cantidad de publicaciones que se hicie-
ron y el alcance que tuvieron hacen patente el éxito
del lenguaje gráfico dentro de la transmisión de un
mensaje político.
“Tan efectivo fue el resultado de los carteles, que el
enemigo en ocasiones emitió carteles apócrifos ter-
giversando mensajes y tratando de crear contradic-
ciones y malentendidos entre la organización y los
movimientos de liberación. O sea, el cartel de la OS-
PAAAL jugó el papel de un arma más en la lucha de los
pueblos por su liberación y exponente de la ideología
de los movimientos de liberación del Tercer mundo”
(Frick, 2003, p.64).
El discurso siempre fue acompañado de la imagen
y era esperable que dicha imagen fuera coherente
con lo que se quería transmitir: ¿cómo hacer enten-
der a la gente poco instruida en temas de política
sobre las malintencionadas acciones de ciertas fi-
guras públicas? Un recurso muy utilizado era la ca-
ricaturización de personajes afiliados a políticas
imperialistas. Se los vinculaba con algún personaje
de la cultura popular cuyo papel negativo estuviera
en consenso, por ejemplo, un cartel elaborado por
Alfredo Rostgaard mostraba al expresidente Nixon
como un Drácula. La yuxtaposición de estas dos fi-
guras aparentemente disimiles generaba una nue-
va imagen que la gente podía interpretar de manera
inequívoca. También se utilizaban elementos autóc-
tonos y folklóricos, como lanzas y arcos, para sim-
bolizar la defensa de los pueblos oprimidos contra
las potencias occidentales.
19
Es importante mencionar que las decisiones
gráficas abonan al éxito de los carteles de la OS-
PAAAL; los colores vibrantes, las imágenes contun-
dentes, además de la calidad artística, contribuyen
a realzar el mensaje político. Vemos, por ejemplo,
en los carteles que se muestran a continuación el
uso de colores contrastantes y figuras sencillas de
entender; sobresale el uso del contorno geográfico
(de Sudamérica o África, por ejemplo) al que se le
añade la silueta o imagen de algún personaje im-
portante. Este tipo de material, más que instructivo,
exhortaba a la toma de una postura, ya fuese por
medio del voto, toma de decisiones activas o la pro-
pia toma de armas. 5
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21
Conviene mencionar también, en un contexto
menos áspero, los originales carteles del Partido
Revolucionario de los Trabajadores. En el ejemplo
que se muestra a continuación se ve una cucaracha
usando un tanque de oxígeno como alegoría a las
malas condiciones ambientales que sufría la ciudad
en ese entonces y que serían subsanadas por “una
nueva ciudad” con la llegada del nuevo poder.
Para resumir lo anterior, tomamos las palabras
de Bastidas y Rocío Martínez: “el diseño [y en lo que
a nosotros respecta, el cartel] debe ir más allá de la
satisfacción de necesidades del mercado y conver-
tirse en un proceso o modo de acción para respon-
der a problemáticas y necesidades más complejas,
en aspectos sociales, ambientales, políticos y cul-
turales.” (2006, p.93). 6
22
El suelo de conservación de la Ciudad de México
CAPÍTULO 2
23
¿ Q U É E S E L S U E LO D E C O N S E RVAC I Ó N D E L A C I U DA D D E M É X I C O ?En la actualidad, las grandes ciudades están ex-
puestas a un proceso acelerado de contaminación
ambiental: el agua y el aire se ven afectados por re-
siduos líquidos y sólidos, y, sumado a ello, la pérdi-
da acelerada de sus áreas verdes es cada vez más
preocupante. Debido a que la Ciudad de México es
una de las mayores extensiones urbanas del globo,
los problemas ambientales que presenta son de la
misma magnitud.
Afortunadamente, la capital mexicana tiene re-
servas naturales abundantes, “cerca del 50 por
ciento de nuestro territorio aún mantiene ecosis-
temas naturales como bosques, pastizales, pedre-
gales, cuerpos de agua, así como zonas agrícolas.”
(Secretaría del Medio Ambiente, Procuraduría Am-
biental y del Ordenamiento Territorial del Distrito
Federal [SMA PAOT], 2012, p. 7) A esta reserva te-
rritorial se le conoce como Suelo de Conservación
y es vital para mantener el equilibrio ecológico en
la ciudad.
Aunque esta área protegida se estableció hace
cerca de 30 años1 y la Ciudad de México conserva
amplias zonas de suelos de recuperación, la realidad
es que éstos se van perdiendo de forma acelerada
por “tala ilegal, incendios forestales, estado fitosa-
nitario de los bosques, actividades de libre pastoreo,
incremento de zonas agrícolas y, principalmente, el
crecimiento de la mancha urbana” (SMA PAOT, 2012,
p. 7). Este deterioro debe detenerse y, de ser posi-
ble, revertirse, porque de eso depende la viabilidad
de este macro espacio urbano.
El primer paso para la solución de las problemá-
ticas antes mencionadas es su reconocimiento, por
eso es imprescindible que la población tenga infor-
mación precisa sobre el grado de degradación de los
suelos de conservación y lo que esto implica. La ad-
1 El Suelo de Conservación de la Ciudad de México se creó en 1992 e incluye bosques, pastizales, humedales y 300 km² de tierras agrícolas.
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ministración de la Ciudad de México, por medio de
la Secretaría del Medio Ambiente, se ha ocupado de
este tema, aunque los esfuerzos no pueden consi-
derase como suficientes; en el Atlas geográfico del
suelo de conservación del Distrito Federal se apunta
lo siguiente:
[…] un trabajo que aún requiere de mayor difusión es
el relacionado con el suelo de conservación, territorio
que se localiza principalmente al sur y sur-poniente
del Distrito Federal, y que produce todo un conjun-
to de servicios ambientales sin los cuales resultaría
impensable la permanencia de la ciudad: suministro
de agua, producción de oxígeno, disminución de los
niveles de contaminación, importante reservorio de
biodiversidad, regulación del clima a nivel local, re-
tención de suelo y agua, producción de bienes y ser-
vicios agropecuarios, valores escénicos, recreativos
y culturales. (SMA PAOT, 2012, p.8)
El suelo de conservación de la ciudad se extiende
por un área aproximada de 87 297.1 ha y está con-
centrado, en distintas proporciones, en las alcaldías
de Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Xo-
chimilco, Tláhuac, Cuajimalpa, Álvaro Obregón. No
sobra decir que estas entidades suministran dos
tercios del agua de la ciudad.
Se estima que la capacidad de infiltración al acuífero
es de 165 millones de m3/año. Por otro lado, en el SCDF
se aprovechan 76 manantiales con un caudal de 850
lt/seg, los cuales permiten suministrar agua a los po-
blados rurales y zonas urbanas del sur-poniente de la
Ciudad de México. (sma paot, 2012, p. 10).
Este territorio captura la mayor cantidad de agua de
la ciudad y también es el responsable de disminuir el
efecto de los gases de efecto invernadero al absorber
grandes cantidades de bióxido de carbono a través de
su amplia cubierta vegetal “la cantidad de carbono aé-
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reo almacenado en la cubierta vegetal […] oscila entre
2 y 2.5 millones de toneladas” (sma paot, 2012, p.10).
Pero el Suelo de Conservación no sólo absorbe
los gases, provee de agua y filtra el aire. Este espa-
cio contiene el “2% de la riqueza biológica mundial y
el 11% de la riqueza biológica nacional.” (SMA PAOT,
2012, p.10), es decir, que a pesar de que la Ciudad
de México únicamente representa cerca del 0.1%
del territorio nacional, es un referente de biodiver-
sidad a nivel mundial y un campo fértil de estudio
para las ciencias biológicas. Las complejas relacio-
nes que mantienen los animales, la vegetación y los
suelos coadyuvan a la regulación atmosférica, pues
la cubierta vegetal absorbe la radiación solar y tem-
pla el clima.
Si bien las aportaciones medioambientales del
Suelo de Conservación son evidentes, también
conviene mencionar su impacto socioeconómico;
gracias a éste es posible mantener una abundan-
te producción agropecuaria y generar empleo en el
sector primario. En estas zonas se cultiva “nopal,
hortalizas, avena, forrajes, romerito, maíz grano,
maíz elote, flor de ornato y amaranto” (SMA PAOT,
2012, p.10). Sin olvidar la ganadería, que es otra ac-
tividad importante en esta zona. Gran parte de estas
actividades son el sustento de los pueblos origina-
rios, de quienes se entrará a detalle más adelante.
F LO R A Y FAU N ADespués de la presentación general del tema de
conservación de los suelos, hay que hacer énfasis
en la fauna y flora que aún se preserva y juega un
papel fundamental en las relaciones bióticas que se
desarrollan en toda el área. Concerniente a la fau-
na, hay que resaltar la presencia de los anfibios, ani-
males que viven en el agua y en la tierra; presentan
una piel suave y húmeda y regulan su temperatura
de acuerdo con el clima; los anfibios presentan ca-
racterísticas que los hacen invaluables en el nicho
ecológico pues funcionan como controladores de
26
plagas —se alimentan de insectos que podrían ser
dañinos para la vegetación— y a su vez sirven de ali-
mento a especies más grandes.
Los estudios muestran que hay 21 especies de an-
fibios en las distintas alcaldías que forman el Suelo
de Conservación, entre las que destacan Cuajimal-
pa (Desierto de los leones), La Magdalena Contreras
(Los Dinamos), Tlalpan (Chichinautzin y Oyamelo),
Milpa Alta (volcán Tlaloc). Las especies más repre-
sentativas son las distintas variedades de ajolotes,
los sapos y las ranas. (SMA PAOT, 2012, p.38)
El siguiente grupo está conformado por los repti-
les, que presentan como característica distintiva su
carencia de patas o que éstas son muy reducidas.
Su temperatura es variable y su cuerpo está cu-
bierto de escamas de queratina. Los resultados del
estudio detectaron 28 especies de reptiles, distri-
buidas entre las alcaldías de Cuajimalpa (Sierra de
las cruces), La Magdalena Contreras (Los Dinamos y
cerro San Miguel), Tlalpan (Sierra de Chichinautzin,
volcanes Quepil, Pelado), Milpa Alta (volcanes San
Bartolito, La Comalera, Cuautzin y Tláloc).
Dentro de las especies pequeñas también se en-
cuentra el tercer grupo de la fauna de la Ciudad de
México, que se caracteriza por la peculiar forma de
sus articulaciones anteriores, es decir, las aves. Las
aves son vertebrados de sangre caliente y poseen
plumas y alas (no siempre útiles para volar). Otro
rasgo privativo de estos animales es que, en lugar
de dientes y hocico, tienen un pico de material cór-
neo. Al igual que los anfibios, también ponen huevos
para reproducirse.
En este estudio se registraron 152 especies de
aves dentro del territorio de la ciudad específica-
mente en las siguientes alcaldías: Cuajimalpa (Par-
que Nacional Desierto de los Leones), La Magdalena
Conteras (los Dinamos), Tlalpan (volcanes Pelado,
Chichinautzin y Malacatepec), Milpa Alta (volcanes
Tláloc, Cuautzin y Cilcuayo).
27
Entre las especies de tamaño mediano y gran-
de se encuentran los mamíferos; son animales de
sangre caliente, cubiertos de pelo y las hembras
alimentan a sus crías con leche. Su hábitat es am-
plio y diverso, pueden localizarse en espacios acuá-
ticos, sobre los árboles, en cuevas, directamente a
nivel de tierra o en subterráneos. La distribución de
las 57 especies de mamíferos en la zona de estudio
muestra una población importante en Cuajimalpa
(Sierras de las Cruces), La Magdalena Contreras (los
Dinamos y Cerro San Miguel), Tlalpan (los volcanes
Quepil y Pelado), Milpa Alta (los volcanes La Coma-
lera, Cuautzin y Tláloc).
Algunas especies representativas de esta zona
son las pertenecientes al orden de los roedores
como el ratón de monte, el ratón de los volcanes,
el zacatuche y la tuza. También se encuentran ca-
comixtles.
En los mapas de estudio se aprecia que la mayor
cantidad de especies se concentra al sur de Mil-
pa Alta y la Reserva Ecológica Comunitaria San Mi-
guel Topilejo, aunque también encontramos cierta
diversidad en el área que comprende los pueblos
de Santa Cecilia Tepetlapa, San Miguel Topile-
jo, San Francisco Tlalnepantla y San Mateo Xalpa.
Ello nos habla de una convivencia estrecha entre el
área urbana y el área natural. Como ejemplo, cabe
mencionar la resistencia en contra del proyecto
de explotación hídrica en el tanque Cola de Cone-
jo por los habitantes de San Mateo (Josefina Quin-
tero, 2021). El rechazo al proyecto de intervención
en zona protegida pone de manifiesto la relación de
conservación entre los residentes y su hábitat, a la
vez que expone las contradicciones que presenta el
gobierno en cuanto a temas de explotación respon-
sable de recursos.
28
En lo concerniente a la flora, la vegetación de los
suelos de conservación se divide en dos: de uso fo-
restal y no forestal. Los suelos forestales se dividen
en tres áreas: bosque sin perturbar, bosque pertur-
bado y “otras asociaciones forestales”. En el primer
caso tenemos los bosques de pino, encino y oya-
mel que, como su nombre lo señala, se mantienen
inalterados o poco intervenidos. En el segundo, te-
nemos el bosque perturbado producto de la intro-
ducción de flora no endémica para reforestar.
El término “asociaciones forestales” fue acuña-
do para referirse a las especies que no son coní-
feras, sino matorrales y pastizales que se mezclan
con las especies propias del bosque “se estimó que
en 2010 existía una cubierta forestal de 46 137 ha
equivalente al 53% de los suelos de conservación”
(SMA PAOT, 2012, p.38). La categoría de suelo no fo-
restal comprende las siguientes categorías: agricul-
tura, humedal, pastizal inducido y cuerpo de agua.
Dentro de la categoría de suelo no forestal el
pastizal inducido está presente entre el bosque y
las zonas agrícolas y se utiliza fundamentalmente
para alimentar el ganado. El humedal es una zona
plana que se inunda frecuentemente. Los humeda-
les se ubican en las alcaldías de Xochimilco y Tlá-
huac. Los cuerpos de agua pueden ser naturales
como los canales de la zona chinampera de Xochi-
milco y Tláhuac. También los hay artificiales como
el de Cuemanco.
Mención aparte merece el suelo de agricultu-
ra. Este se subdivide en tres grupos: agricultura de
riego, agricultura de temporal de cultivos anuales y
agricultura de temporal perenne. El riego permite la
producción de la flores y hortalizas, estas zonas las
encontramos en Xochimilco y Tlahuac. La agricultura
de temporal se dedica a la producción de avena, ca-
labaza, haba, maíz y papa. La agricultura de tempo-
ral perenne se destina a la fruticultura y al cultivo del
nopal, esta actividad se encuentra básicamente en la
alcaldía de Milpa Alta.
29
T R A D I C I Ó N Y C U LT U R A : P U E B LO S O R I G I N A R I O SAhora existe una visión más amplia sobre el apro-
vechamiento y generación de riqueza en las zonas
de conservación. Debido a que la explotación de
sus recursos naturales es una actividad extenuante
para el medio, para contrarrestar este desgaste se
propone desarrollar el turismo ecológico y cultural:
artesanías, visitas a las zonas arqueológicas, gas-
tronomía, fiestas tradicionales, exposiciones, así
como visitas a lugares de memoria histórica y valor
patrimonial.
Todas estas actividades ayudarán al manteni-
miento y rescate de las zonas de conservación,
pues no cobran factura directamente a los suelos,
y los recursos obtenidos de dichas actividades pue-
den ser invertidos en estrategias de mantenimiento
de las áreas protegidas.
El beneficio innegable que trae consigo el resca-
te de los suelos de conservación no ha tenido una
respuesta de la magnitud que se requiere entre los
actores sociales, económicos y políticos que tie-
nen incidencia directa en la toma de decisiones. Al
respecto, los cambios irrestrictos del uso de suelo
han provocado que se pierdan “anualmente […] 200
hectáreas de bosques y zonas agrícolas, principal-
mente por el avance de la mancha urbana.” (SMA
PAOT, 2012, p.11).
Desafortunadamente, el cambio del uso del sue-
lo no es el único factor que incide en la destrucción
de los suelos de conservación. En este proceso
confluyen otros factores: plagas, incendios, tala
clandestina, la creación de nuevos espacios para
la agricultura y la ganadería... No sólo la naturale-
za, también la cultura tradicional está expuesta al
asedio y la penetración de otros modelos cultura-
les. Quizá el vehículo más eficaz para la destrucción
de ese ámbito cultural venga de la información que
30
esparcen los medios de comunicación masiva. Esto
se da con mayor fuerza entre las nuevas generacio-
nes que ven su ámbito tradicional disminuido ante
los “valores del progreso”. Es por ello que el turis-
mo cultural se vuelve necesario para reafirmar los
valores históricos y culturales de los pueblos origi-
narios. El entendimiento de las variantes lingüísti-
cas, la larga historia de la medicina tradicional, la
gastronomía y los sitios con valor arquitectónico y
cultural se vuelven elementos importantes para la
salvaguarda de la cultura originaria.
Los suelos de conservación se mantienen en
gran medida gracias a los múltiples aspectos cul-
turales que nutren a los pueblos que los ocupan. La
mayor parte de la tierra de esas zonas está organi-
zada bajo un régimen ejidal y comunal: “el 23% es
pequeña propiedad y el 6% son terrenos propiedad
del Gobierno del Distrito Federal producto princi-
palmente de expropiaciones” (SMA PAOT, 2012, p.
46). La organización social en estas regiones gira en
torno a una subdivisión política y geográfica difu-
sa denominada pueblos. Estas agrupaciones huma-
nas han mantenido cierta distancia política, social
y cultural con la ciudad. La unidad que se mantiene
entre sus habitantes responde a una defensa secu-
lar de sus costumbres y de sus tierras. Los pueblos
que se encuentran en las zonas de conservación de
la Ciudad tienen un origen indígena, lo que conlleva
una identidad cultural propia, es decir, distinta a la
de los habitantes de las zonas urbanas.
Dentro del suelo de conservación de la Ciudad de
México existen 44 núcleos agrarios o pueblos ori-
ginarios que se encuentran en las alcaldías: Cuaji-
malpa La Magdalena Contreras, Milpa Alta, Álvaro
Obregón, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco. Estas orga-
nizaciones viven asediadas por la mancha urbana,
situación que provoca constantes confrontaciones
y múltiples litigios, que tienen como tema central
la tenencia de la tierra. Estos conflictos obstaculi-
zan gravemente las acciones de mantenimiento de
31
los ecosistemas. Sin embargo, la sobrevivencia de
la Ciudad depende de la conservación de esos sue-
los; la viabilidad de la urbe está condicionada por
la relación responsable que mantenga con los pue-
blos originarios y, por supuesto, con los suelos de
conservación.
Conviene destacar también el trabajo de investi-
gación, por ejemplo, en el vivero de San Luís Tlaxial-
temalco se cuenta con un laboratorio de diagnóstico
molecular en donde se analiza justo con la UACM el
maíz genéticamente modificado, ello con la inten-
ción de proteger la diversidad genética del maíz en
la ciudad. Más de 300 razas son analizadas en con-
junto con los productores de maíz del Suelo de Con-
servación.
Para comprender la propuesta anterior, es nece-
sario tener una idea somera de la cosmovisión de
los pueblos originarios. Para ellos, la Tierra no es (al
menos no solamente) un recurso para ser explota-
do. Es, más bien y primordialmente, una Madre que
da sustento y a la cual hay que agradecer. La re-
lación con la tierra no es jerárquica, sino horizon-
tal. Animales, plantas y suelo no son tratados como
meros objetos, sino como sujetos dignos de respe-
to; esto trae como consecuencia que la comunidad
de pueblos originarios no se limita a los seres hu-
manos, sino que es omniabarcante (Véase Lenker-
sdorf, 2002).
P R O B L E M ÁT I CAS Y D E SA F Í O SUna herramienta indispensable para trabajar las
dificultades que trae consigo el suelo de conser-
vación es el mapa de fragilidad ecológica. Este
complejo instrumento de análisis es imprescindi-
ble para la salud de los campos de conservación.
Su uso permite detectar actividades perjudiciales
en los suelos de conservación, dato sumamente útil
para plantear estrategias de acción. Para su ela-
boración se recurrió a la información de otros ma-
pas especializados en la detección de actividades
32
opuestas a la conservación: el de erosión total y el
de fragilidad de la vegetación.
Con el uso del mapa de fragilidad ecológica se
localizaron varias zonas de la ciudad en riesgo. Las
más señaladas se encuentran en los bosques de
oyamel, pino y encino, pertenecientes a las alcal-
días de Cuajimalpa, La Magdalena Contreras, Álvaro
Obregón, Tlalpan, Xochimilco; Milpa Alta y Tláhuac.
Hay que destacar que los suelos de esta región son
de “tipo andosol y litosol, los cuales presentan altos
índices de permeabilidad lo que favorece la recar-
ga del acuífero”. (sma paot, 2012, p.10), por lo tanto,
la tala clandestina de estas zonas, junto con la de-
forestación para expansión agrícola erosionan gra-
vemente los suelos; un suelo incapaz de retener el
agua significa un obstáculo para las corrientes na-
turales de aguas y escorrentías y traerá consigo pro-
blemas de deslaves e inundaciones.
La fragilidad ecológica de la Ciudad de México es
preocupante. La insistencia en los cambios de uso
suelo es la peor amenaza para mantener los suelos
de conservación y para los ecosistemas que éstos
sustentan. Se han comparado los mapas de uso de
suelo y vegetación en periodos comprendidos en-
tre 1970 y 2005. Se estima que entre deforestación,
incendios y plagas forestales se pierden entre 150
y 200 hectáreas de bosque anualmente. La Ciudad
de México, el Estado de México y Tlaxcala están en-
tre los principales estados afectados por incendios
(dgcs unam, 2016). Los incendios forestales son uno
de los factores más importantes que afectan la es-
tructura, funcionamiento y dinámica de los ecosis-
temas terrestres. En el Suelo de Conservación se
registra anualmente un promedio de 2,217 eventos
relacionados con el fuego en áreas forestales (Se-
cretaría del Medio Ambiente, 2013, p.43). Para re-
ducir el efecto negativo de éstos, el Gobierno de la
Ciudad puso en función el “Programa de Prevención
y Combate de Incendios Forestales”, cuyo objetivo
es proteger y conservar los recursos naturales me-
33
7
34
diante tres rubros de acción: 1) la prevención física,
que implica la limpieza y monitoreo de áreas sus-
ceptibles de incendio; 2) la prevención cultural don-
de se imparten pláticas de sensibilización sobre los
daños del fuego, y por último 3) el combate contra
el incendio propiamente dicho.
En las zonas de San Gregorio Atlapulco y San Bar-
tolomé Xicomulco la expansión urbana es la principal
causa de degradación ambiental. Estas áreas coinci-
den con las áreas prioritarias para la conservación
en las que ya se han implementado acciones como
el “Operativo Especial Ajusco contra la Tala Clandes-
tina” (profepa, 2018). Actualmente se está promo-
viendo programas de salvaguarda de los servicios
ambientales como Reto Verde y Sembrando Vida. Se
estima que para 2022 se inviertan más de 1000 mi-
llones de pesos para áreas naturales protegidas.
En resumen, se pueden identificar tres situacio-
nes que ejercen presión constante en la pérdida
de las zonas protegidas: la urbanización del suelo,
crecimiento de zonas agrícolas y pérdida de masas
forestales. Estos elementos se encuentran relacio-
nados, pues a mayor población, mayor es la deman-
da alimenticia, lo que promueve el crecimiento de
zonas agrícolas; y ésta, su vez, sólo pueden am-
pliarse si se arrebata terrero a los bosques. La cre-
ciente aparición de asentamientos irregulares pone
en evidencia, además, una problemática equivalen-
te también en otros ámbitos como la falta de vivien-
da, la subida en los precios del suelo y la falta de
oportunidades laborales.
La visibilización de estas problemáticas es el pri-
mer paso para abordarlas. En el siguiente capítulo
se desarrollarán las estrategias gráficas planteadas
para abonar a la promoción de dichos hallazgos.
35
Proceso de diseño
CAPÍTULO 3
36
O B J E T I VO D E L P R OYE C T OHemos abordado en el primer capítulo algunos ras-
gos característicos e históricos del cartel. En el se-
gundo, describimos la problemática relativa al Suelo
de Conversación en la Ciudad de México. En este úl-
timo capítulo uniremos ambos temas para encau-
zarlos a un proyecto concreto. Con el fin de alcanzar
el objetivo general de este trabajo, es decir, el de
ratificar el papel del cartel como recurso comuni-
cativo y detonante reflexivo enfocado al conflicto
socioambiental y cultural del Suelo de Conservación
de la Ciudad de México, se hizo el planteamiento de
tres propuestas que atienden a distintos problemas
mencionados en el capítulo anterior. Serán tres te-
mas por tratar, cada uno en su respectivo cartel: los
incendios forestales, el maíz y su relación con la cul-
tura de los pueblos originarios, y las abejas como un
componente fundamental para la sobrevivencia de
la flora y fauna. La metodología utilizada en cada una
de las propuestas estará determinada por las parti-
cularidades de cada uno de los temas. El común de-
nominador es el uso de una matriz gráfica a modo de
story-board que permitirá la exploración y la vincu-
lación de distintos conceptos cercanos a los temas
tratados. Dicha plantilla narrativa permitirá generar
relaciones entre los conceptos que den como resul-
tado figuras gráficas de impacto para la eficiente
transmisión de los mensajes de concientización.
Estos tres temas, vinculados principalmente a
condiciones geográficas, se plantean con la inten-
ción de que se recapacite sobre la explotación del
suelo y se tome acción sobre su cuidado e impor-
tancia mediante una sistematización y ejecución de
estrategias creativas.
37
D E L I M I TAC I Ó N D E L TA R G E TEl Suelo de Conservación es un área natural relati-
vamente cercana a la mancha urbana de la ciudad,
sin embargo, la información difundida en los prin-
cipales centros urbanos y de consumo es escueta
y se tiene una visión sesgada de las problemáticas
que realmente ocurren.
Al ser los centros urbanos donde se concentra la
mayor toma de decisiones, es importante que sean
éstos donde se despliegue la estrategia de visibili-
zación y concientización ambiental.
Debido a que los temas medioambientales nos
competen a todos, no se hace distinción de edades,
de sexo y, si bien el nivel socioeconómico tampoco
supone una limitante, sí se toma especial énfasis en
quienes están más cerca de las cadenas de consu-
mo y explotación. Por lo que los soportes digitales
también serán considerados.
38
CA R T E L 1 _ L A C H I S PA
Se identifican una serie de principios básicos:
El incendio del bosque implica:
• Pérdida de plantas y animales
• Erosión del suelo
• Menos áreas de amortiguamiento ambiental
con los consecuentes cambios climáticos que
ello implica.
Efectividad económica:
• El bosque genera trabajo y derrama económica a
los pueblos de su alrededor.
• La ausencia de bosque trae consigo problemas
a los que hay que invertir recursos como inunda-
ciones, pérdida de especies, sequías, etc.
• El bosque genera ingresos por ecoturismo
Retención de suelo y agua:
• El bosque regula la temperatura, absorbe carbo-
no y evita la erosión del suelo
• El bosque es el sustento de muchas especies ve-
getales y animales
La Sedema (2021) apunta que la gran mayoría de los
incendios forestales están relacionados a causas
humanas, debido a acciones directas como quemas
agrícolas y por pastoreo, o indirectas, como colillas
y fogatas mal apagadas, o el descuido de dejar ba-
sura metálica o pedazos de vidrio que pueden dirigir
el calor y provocar una chispa en terrenos con ve-
getación seca.
Durante el 2019, los brigadistas de la Comisión
de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr)
de Sedema, trabajaron para extinguir un total de 816
incendios y 838 conatos, con una superficie afecta-
da de 2 mil 232.79 hectáreas. Esto implicó una dis-
minución del 48.69% en la superficie afectada con
respecto al año 2019. Si bien estos números son es-
peranzadores, el hecho de que los incendios fores-
tales estén vinculados directamente a la actividad
humana deja todavía un largo camino por recorrer.
39
La idea para este cartel derivó en primer lugar de la
investigación previa y en segundo lugar de un plá-
tica cotidiana con un amigo que estudia el suelo de
conservación. Fue él quién hizo incapié en la grave-
dad del problema que representan los incendios fo-
restales para la zona y comentó que le gustaría ver
más información y comunicación al respecto.
Se bocetaron varias ideas que al final se deshe-
charon, pero que sirvieron como hilo que llevó a la
idea final. Se utilizó la palabra “suelo de conserva-
ción” como elemento principal para representar se-
mánticamente al bosque que se incedia.
Por fortuna el cartel se pudo armar al aire libre
en el suelo de conservación. Se reunieron elemen-
tos orgánicos y con ellos se escribió el mensaje.
Con mucho cuidado se prendió fuego a la última le-
tra y casi en una sola toma fotográfica se obtuvo el
cartel.
En retroalimentación de clase se sugirió que se
exagerara el fuego digitalmente y modificara ligera-
mente algunas letras.
40
En lo referente a la composición del cartel, consis-
te en dos elementos principales. En primer lugar, se
retoma la idea de la pequeña chispa, que desaten-
dida, puede convertirse en un gran incendio.
El mensaje sobre el cuidado del bosque se ma-
nifiesta mediante la tensión que ejerce la llama en
una esquina del cartel que amenaza con quemarlo
todo a la expectativa de que puede extenderse so-
bre el resto del lienzo genera una sensación de in-
quietud.
En segundo lugar, la denominación “Suelo de
conservación”; en este caso la palabra cumple una
función semántica al referirse al espacio geográfi-
co, pero también se convierte en el símbolo del mis-
mo. Es decir, la tipografía refiere a la denominación
del lugar al mismo tiempo que lo simboliza al estar
constituida por vegetación del sitio.
El mensaje se sustenta sobre la intranquilidad
que crece cuando el espectador se ve incapaz de
apagar la llama al encontrarse en un soporte inmó-
vil. La invitación sugiere a tomar precaución sobre
los elementos que puedan producir llamas antes de
que estás crezcan.
41
CA R T E L 2 _ S O M O S G E N T E D E M A Í Z
Se identifican una serie de principios básicos:
• El maíz como principal sustento alimenticio del
pueblo mexicano.
• México se conoce como el pueblo del maíz.
• Se personalizó en el ámbito religioso prehispáni-
co en la deidad del maíz: la diosa Chicomecóatl,
y en el dios Cintéotl, también se la conocía como
Chicomolotzin, Siete Mazorcas. Este número se
asociaba con las semillas y, por extensión, con
la fecundidad.
Efectividad económica:
• El cultivo de maíz es fuente de ingreso y activi-
dad económica principal de muchos pueblos ori-
ginarios. Cerca de 2.5 millones de campesinos lo
utilizan para el autoconsumo.
• Los productos alimenticios derivados del maíz
son fuente de ingreso para un gran número de
comerciantes informales.
• Gracias al maíz la población de México cubre su
alimentación básica a un costo muy bajo
A nivel cultural:
• Como elemento gastronómico es referente a ni-
vel mundial
• Gastronomía, tradición culinaria, patrimonio cul-
tural
Si hay un elemento que refiere al pueblo mexicano
ese es con seguridad el maíz. Eric Wolf (1980, p. 55-
137) afirma que en Mesoamérica 75% de la energía
que sostiene cotidianamente a la población proce-
de de este alimento. El cultivo del maíz en México
se hace actualmente en un amplio rango de altitud
y variación climática, ello quiere decir que abarca
una gran geografía y por lo tanto una gran cantidad
de razas, 64 en total.
En el 2020 se promulgó la Ley Federal para el Fo-
mento y Protección del Maíz Nativo, esto supone
un gran avance ya que se convierte en patrimonio
alimentario y cultural de México.A ello se le suma
que desde 2010, la comida mexicana es considera-
da Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
por la Unesco.
42
En el ámbito cultural es importante mencionar
que la tradición culinaria genera identidad y cohe-
sión en los miembros que la practican. La enseñan-
za gastronómica ha sido en su mayoría una práctica
oral, la elección de los ingredientes, los métodos
a utilizar y herramientas para trabajar el maíz son
transmitidas de generación en generación en el
ámbito familiar. En un principio, por ser un traba-
jo manual se puede identificar una comunión es-
trecha entre la materia prima y sus derivados. Gran
cantidad de derivados del maíz como la tortilla, los
huaraches, los sopes etc. se producen tradicional-
mente con las manos.
Además, el trabajo agrícola del maíz determina
los tiempos de acción de los campesinos, la vida
social se organiza en torno a las estaciones de
siembra y cosecha (Bonfil, 1982, p. 31) Las dinámi-
cas de compraventa determinan eventos sociales
en los que el intercambio de semillas y de impresio-
nes nutren la cultura milenaria.
El maíz es pues no sólo un sustento alimenti-
cio, sino también un adherente en el entramado
social. Desde la preparación de los alimentos has-
ta el compartir la mesa durante la comida se gene-
ran pretextos de contenido cultural que a su vez se
constituyen como parte de la cultura mexicana.
43
Como vemos a continuación, el segundo cartel
se realizó a partir de una máscara de maíz cons-
truida en específico para este proyecto, la cual re-
presenta una parte de las identidades culturales y
gastronómicas de los mexicanos.
Este cartel tuvo un proceso íntimo debido a que
el rostro utilizado como base para crear la máscara
fue el de la autora, de cierta manera podría ser un
autoretrato.
Después de realizar la base en yeso se pegaron
aleatoriamente granos de maíz nativo rojo y azul, se
sumó totomoxtle u hoja de maíz y un detalle al final
de pelo de elote.
Se fotografió y se realizó un ejercicio de lettering
que acompaña a la máscara para profundizar en la
retórica visual de este cartel.
44
Se toma la idea del maíz como una diosa moder-
na pero de raíces milenarias, que cuida y da susten-
to a sus hijos. Se hace referencia a la reivindicación
de la mujer campesina, quien en muchos casos se
ocupa de las tareas del hogar al mismo tiempo que
de las actividades agrícolas. Es decir, se encuen-
tra presente en todo el proceso: cosecha el maíz,
lo transforma en alimento y transmite esos cono-
cimientos a la vez que se encarga del cuidado del
hogar. Esto se vincula con la idea de la deidad Chi-
comecóatl como cuidadora del maíz, y por exten-
sión de todo lo que a ello va vinculado.
En cuanto a la composición del cartel, el maíz es
representado por medio de la alegoría de un persona-
je femenino con una máscara realizada con los pro-
pios elementos de la planta: los granos y las hojas.
45
CA R T E L 3 _ E N E S T E H O GA R P R O T E G E M O S A L AS A B E JASSe identifican una serie de principios básicos:
• La abeja como principal polinizador de las plan-
tas de consumo humano.
• La abeja se ve vulnerable frente al uso irrespon-
sable de insecticidas y la desaparición de su há-
bitat.
Efectividad económica:
• Resaltar la importancia económica que tiene el
servicio de polinización y que muchas veces es
ignorada.
• La miel también es un producto que genera ga-
nancia económica
A nivel conceptual
• La colmena es la casa de las abejas
• Analogía con modos de comunidad, trabajo en
equipo
• Las abejas obreras son hembras, son las traba-
jadoras
Gran cantidad de especies vegetales precisan de la
polinización de las abejas para asegurar su subsis-
tencia. La ausencia de los polinizadores quizás no
sería un problema si esas plantas no fueran tam-
bién necesarias para la subsistencia humana. Mu-
chos de los cultivos que forman parte esencial de
nuestra alimentación, así como muchas especies
silvestres dependen de los polinizadores para pro-
ducir frutos y semillas y con ello garantizar su re-
producción.
Si bien existen polinizadores como aves y roe-
dores, e inclusive los propios agentes climáticos,
como el viento y agua; para obtener los máximos
rendimientos, la mayoría de los cultivos alimen-
ticios requieren de la polinización por insectos.
Este proceso consiste en el transporte del polen,
por medio de los insectos voladores, de las anteras
al estigma de la flor.
46
La polinización por insectos es un requisito para
la producción de muchos cultivos, pero en los agro-
ecosistemas los polinizadores silvestres son esca-
sos para asegurar una adecuada polinización. Con
fenómenos como el cambio climático, el cambio de
uso del suelo y la agricultura industrial de monocul-
tivo que emplea agentes tóxicos como insecticidas,
herbicidas, fungicidas, etc., aunado a determinadas
prácticas de manejo, se reducen o eliminan las po-
blaciones de insectos polinizadores.
Para paliar esta problemática existe el Servicio
ambiental de la Polinización que es uno de los gran-
des beneficios de la apicultura; este servicio es cla-
sificado como un servicio ambiental de regulación,
por medio del cual, de forma itinerante se llevan
abejas a polinizar ciertos cultivos. Una vez hecho su
trabajo se guardan en contenedores especiales y
son llevadas a otro cultivo.
Aunque esto también tiene su parte negativa, en
los últimos años se ha reportado un efecto de dete-
rioro ambiental sobre la abundancia, la diversidad y
la actividad de los polinizadores como consecuen-
cia de la introducción de especies no nativas, la
transmisión de enfermedades, la destrucción del
hábitat, la agricultura industrial, el uso de pestici-
das y el cambio climático, entre otros factores.
47
Este cartel surgió a partir de las pláticas que se
dieron en clase entre maestros y profesores. Se
propone un cartel en dónde una imagen estuviera
dentro de la fotografía.
Primero se realizó una búsqueda de estampas
religiosas para poder analizar que elementos no po-
drían faltar en la nueva versión.
Se ilustró y diseñó la estampa que podemos ver
arriba y después se fotografió en distintos fondos y
texturas de diferentes casas.
48
En este cartel se explora la puesta en valor de
dicho polinizador. Se retoma un elemento de la grá-
fica popular religiosa: la popular estampa religiosa
que indica la postura que toman los habitantes de la
casa en la que ha sido colocada. Habitualmente se
trata de alguna imagen de la virgen de Guadalupe o
algún santo, acompañada por la frase “este hogar
es católico” o “en esta casa se reza a «x» santo”.
La intensión de retomar este soporte es hacer
una yuxtaposición de imágenes: por un lado, se
sustituye el mensaje religioso, pero se conserva el
formato y posición de dicha estampa que ya se en-
cuentra en el imaginario de la gente.
El propio cartel transmite la idea del cuidado de
las abejas, pero también funciona como una decla-
ración o toma de postura de quién lo expone. Con la
sentencia “En este hogar protegemos a las abejas”
se quiere dar a entender el papel que juega la socie-
dad en la conservación de este polinizador, que a su
vez, es necesario para la existencia de gran varie-
dad de alimentos vegetales.
49
50
Si bien es importante poner en funcionamiento las
campañas de concientización (o de cualquier otro
tipo) de manera integral para poder medir su éxi-
to, después de realizar este trabajo, podemos dar
cuenta de que el cartel se presenta como un sopor-
te ideal para la transmisión de ideas con fines per-
suasivos. Para este caso particular, con el fin social
de persuadir sobre la concientización del estado
actual del suelo de conservación.
En el primer capítulo se hizo una investigación a
nivel histórico y teórico de las herramientas de las
que disponemos para alcanzar dichos objetivos. Los
ejemplos y referentes mostrados nos permitieron te-
ner un marco general de las características que el
cartel social debe cumplir. Se podría resumir de la
siguiente manera: El cartel con fin social debe trans-
mitir un mensaje de manera concisa, con recursos
gráficos que generen una reflexión y que permitan
su fácil aprehensión por parte del espectador. Des-
pués, en el segundo capítulo se puso en contexto y
se investigó el sitio de estudio para la obtención de
datos relevantes que dieran sustento a las decisio-
nes gráficas que se tomaron posteriormente.
Por último, el tercer capítulo dio cuenta del pro-
ceso que se llevó acabo para la elaboración de los
carteles. El primer cartel utiliza la metáfora de la ve-
getación como referente al suelo de conservación y
la convierte en tipografía que transmite el mensa-
je sobre su fragilidad frente a los incendios foresta-
les. En el segundo cartel se utiliza una alegoría de la
mujer que cuida y a su vez se personifica en el maíz
para resignificar y reivindicar a la mujer campesina.
El tercero, yuxtapone el formato de las imágenes re-
ligiosas agregando un mensaje de concientización
sobre las abejas. Como vemos, los tres carteles ge-
nerados cumplen con ese objetivo, al estar enfo-
CONCLUSIONES
51
cados en temas específicos y utilizar un lenguaje
gráfico sencillo, el mensaje es entendido de manera
inmediata y no da lugar a malinterpretaciones.
Conviene mencionar que esto se logra al selec-
cionar elementos gráficos sencillos y herramientas
discursivas concisas. El tema del suelo de Conser-
vación es sumamente extenso por lo que abordar
sus problemáticas desde distintos campos y en si-
tuaciones específicas fue la estrategia ideal, en este
caso se puede concluir el abordaje en tres catego-
rías: desde el forestal y de la flora, desde la situación
biocultural y desde la relación de consumo entre hu-
manos y animales.
Si bien los carteles aquí propuestos no abordan
en su totalidad las problemáticas presentadas en
el suelo de conservación, las tres categorías antes
propuestas, representadas cada una por un cartel,
dejan abiertas posibilidades de exploración gráfica
que abonen en un futuro a la concientización sobre
nuestras áreas protegidas.
52
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54
GLOSARIO
Á R E A P R O T E G I DA :Zona delimitada por un polígono que restringe la
intervención humana en la naturaleza. Las áreas
protegidas son importantes para el desarrollo
sostenible de comunidades locales, además de que
regulan clima y biodiversidad de la zona con la que
colindan.
PAT R I M O N I O B I O C U LT U R A L : Es un conjunto de conocimientos y prácticas de-
sarrolladas por los pueblos indígenas, que abarca
desde los recursos genéticos que desarrollan, has-
ta los paisajes que crean. Están ligados a su cosmo-
visión y son mantenidos a través de generaciones
gracias a los valores culturales y espirituales.
CA R T E L : Una imagen gráfica de tamaño considerable colo-
cada habitualmente en una superficie vertical (o di-
gital) con el objetivo de transmitir un mensaje de
manera eficiente a un espectador. Se percibe de
manera fugaz, se trabaja con medios gráficos que
facilitan la retención de información.
C O M U N I CAC I Ó N : Es el intercambio de información dado entre dos o
más agentes. En la comunicación social se busca
que la respuesta del receptor tenga una repercusión
que excede los límites del intercambio mediático.
55
D I S C U R S O : Un mensaje sustentado en el pensamiento lógico,
pronunciado con la intención de exponer o conven-
cer sobre un razonamiento, intención o deseo. En
el medio visual, generalmente se utilizan recursos
gráficos para transmitirlo de forma concisa.
D I S E Ñ O : Es toda acción planificada y premeditada con la in-
tención de generar un cambio en la realidad. El di-
seño en el campo social es aquel que atiende a las
necesidades desde una visión popular, inclusiva y
con impacto en las formas de vivir de las personas.
I M AG E N : Una representación de otra cosa. La imagen es un
conjunto de atributos que refieren a un objeto, o que
permiten identificarlo. Dicho objeto puede ser físico
o abstracto, real o ficticio.
R E T Ó R I CA V I S UA L : Se entiende como retórica visual a las herramientas
gráficas persuasivas utilizadas para la transmisión
efectiva de un mensaje por medio de un soporte
gráfico.
S I G N O : Un objeto físico cuya presencia motiva la creencia
en la existencia en otro objeto. Por ejemplo, la exis-
tencia de una palabra en color rojo motiva la creen-
cia de que se quiere transmitir un mensaje de alerta.
56
ÍNDICE DE IMÁGENES
1. Carteles de la campaña medioambiental reali-
zada por WWF. Tomado de: https://www.wwf.sg/
get_involved/the_haze/
2. Detalle del grabado “Los cuatro continentes” Ju-
lius Goltzius, ca. 1560–1590. Tomado de: https://
www.metmuseum.org/art/collection/search/
420212
3. Tabla de tipología de retórica visual. Tomado
de: Phillips, Barbara and McQuarrie, Edward F.
(2004). Beyond visual metaphor: A new typolo-
gy of visual rhetoric in advertising. Marketing
theory. Volume 4, 113–136.
4. Cartel publicitario que exhorta al cambio de vi-
vienda después de la crisis de la guerra. Tomado
de: Art and Architecture, vol. 62, enero 1945.
5. Distintos ejemplos de carteles de la OSPAAAL.
Tomado de: Frick, Richard. (2003). El cartel tri-
continental de solidaridad. Suiza: Comedia-Ver-
lag-Bern.
6. Cartel que muestra a una cucaracha con una
máscara antigases como metáfora de la mala
calidad ambiental que presenta la ciudad. Toma-
do de: Consejo Editorial Cámara de Diputados,
Disgrafsol. (2012). La gráfica política en México.
p. 68.
7. Mapa de fragilidad ecológica que muestra los
sitios más vulnerables en el área del Suelo de
Conservación. Tomado de: Secretaría del Medio
Ambiente, Procuraduría Ambiental y del Orde-
namiento Territorial del Distrito Federal. (2012).
Atlas geográfico del suelo de conservación del
Distrito Federal. Ciudad de México.
EL CARTEL COMO HERRAMIENTAPARA EL CAMBIO SOCIAL
PROPUESTAS DE CARTEL PARA LA VISIBIL IZACIÓNDEL SUELO DE CONSERVACIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO
M A R I L I A CAS T I L L E J O S M E L É N D R E Z