El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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El Chalet de los Quintana

Beatriz Paganini

IMPRESIONES BUENOS AIRES – EDITORIAL ARGENTINA

2009

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Mi nombre completo es: Beatriz Gádor Andino de Paganini

Argentina, mayor de edad, tanto que cuento con dos hijos, tres nietos

y marido, obvio. Bueno, no quiero empezar a corregir lo escrito, pero

quise decir que cuento con mi marido, no que mi marido es obvio.

Ejercí como maestra, luego directora, siempre escribí, hice entrevistas

periodísticas y me han publicado relatos y cuentos en páginas

virtuales.

Amo la música y la libertad de expresión (oral, escrita y en gráfica).

Aceptaré algunas críticas (que luego evaluaré) sobre Evo Morales,

Chávez, Correa, o Lula, si previamente me hacen (o fundamentan su

valoración) sobre el Sr. George Bush y su Guerra Santa contra Irak,

para salvaguardar el petróleo para la Humanidad y lo hizo con la ayuda de los Cruzados Aznar y

Blair.

Vivo en Santa Fe, ciudad natal, donde ha transcurrido toda mi carrera docente y escribí dos libros

aprobados por el Ministerio de Educación y Cultura sobre aplicación del Método Global en la

Lecto- Escritura (guía para maestros) y el de lectura inicial primaria “Diego y sus amigos”, de los

cuales soy co-autora.

“De Úbeda a Santa Fe” fue mi primera novela publicada en el 2007.

ISBN Nº 978-987-1548-10-1

Las imágenes de tapa, contratapa e interiores pertenecen a la autora de la

presente edición.

© 2009, Beatriz Paganini

© 2009, Impresiones Buenos Aires - Editorial

Paraguay 2427

(C1121ABM) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina

Tel./Fax. 5778-0032 / 4962-0534

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Queda hecho el depósito que dispone la ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentine

Reservados todos los derechos.

Este libro no puede reproducirse total o parcialmente, incluido el diseño de

tapa, por ningún método gráfico, electrónico o mecánico, incluyendo los sistemas de

fotocopia, registro magnetofónico o de almacenamiento y alimentación de datos,

sin expreso consentimiento del autor.

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EL HONORABLE CONCEJO MUNICIPAL

DE LA CIUDAD DE SANTA FE DE LA VERA CRUZ,

SANCIONA LA SIGUIENTE

D E C L A R A C I O N

El Honorable Concejo Municipal de la Ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz declara de

Interés Municipal a la novela “El chalet de los Quintana”, escrito por la autora Sra. Beatriz Andino

de Paganini e impreso en el año 2009 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

SALA DE SESIONES, 02 de diciembre de 2.010.-

Presidente: Dr. José Manuel Corral

Secretario Legislativo: Dr. Danilo Lionel Armando

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VERONICA

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EL CHALET y YO, VERONICA

El chalet de los Quintana ocupaba más de media manzana en Boulevard Gálvez esquina

Necochea.

Extrañamente, la entrada principal era por Necochea y la de los servicios por Boulevard.

Suntuosas rejas ornamentadas rodeaban todo el edificio. En realidad rodeaban los jardines y,

estos, rodeaban a lo edificado que estaba en el centro del terreno que, a la vez tenía varios cuerpos

separados por galerías, algunas con aljibes, otras con columnas que hacían las veces de separación y

unión de los cuatro cuerpos construidos. En el quinto, que era el central, una fuente de mármol con

doncellas y efebos quedaban salpicados por el agua que una diosa más arriba, en lo alto de la fuente,

derramaba con un brazo extendido sosteniendo un jarro inclinado.

No puedo precisar las veces que miré embelezada a la diosa y su jarro. Tenía incrustadas

piedras brillantes de todos colores, que sin ser preciosas se asemejaban bastante para mis infantiles

ojos. Evidentemente, no escapó a las construcciones provincianas, el delirio de la ostentación de

riquezas o imitación de las mismas en épocas posteriores a la Independencia coincidente con las

grandes fortunas no siempre de legítimos orígenes, repartidos a lo largo y a lo ancho del país

naciente.

Algunas galerías tenían grandes planterones de finas mayólicas rebosantes de flores y bancos

pintados de blanco, otras con glorietas que ofrecían, entrelazadas, variedad de enredaderas

autóctonas y exóticas.

Las estatuas emplazadas en los jardines, eran las participantes mudas de nuestros juegos.

El asombro y embelezo que producía cada visita al chalet, no era sólo consecuencia de mi

niñez de carencias, sino que fue también para admiración de personajes y amistades que lo

visitaron.

Realmente era de una belleza palaciega.

RAMIRO EXEQUIEL MAXIMILIANO QUINTANA DELAFUENTE, así era el nombre

completo de mi abuelo.

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Lo recuerdo caminando por los jardines mientras mi hermana y yo lo cruzábamos jugando a

las escondidas con mis primas y primos. Éramos policías y ladrones o indios y cowboys, según la

película que habíamos visto o no, porque los que si iban todas las semanas al cine eran los dos

primos ricos, hijos de un hermano de papá.

Mi hermana y yo éramos las primas pobres.

Además estaban las otras seis primas, hijas de mis tías Marcia, Soledad y Cristina que vivían

en el chalet con sus respectivos maridos.

Es decir que éramos un grupo de ocho mujeres y dos varones.

La diferencia en la situación económica se nos notaba en la ropa. Tanto mis primas como mi

hermana y yo, lucíamos prendas que se notaban por “herencia de uso”. Lo comprado a la mayor, era

heredado por la menor.

En cambio, la ropa de los primos varones, sobresalía por la última moda y ese no se que de

nueva y cara.

Pero, la diferencia, digamos visual, no hacía ninguna distinción en el trato del abuelo y la

abuela para con nosotros.

Tampoco los primos se vanagloriaban con sus modernos y variados juguetes que llevaban

para compartir en los juegos.

Si bien es cierto que nos divertíamos, sobretodo a las escondidas, al ocultarnos entre los

muebles y los recovecos de tantas habitaciones, el mayor placer consistía cuando la abuela Cristine,

en contadas excepciones, nos permitía bajar a los sótanos.

Cuando lográbamos bajar a ese mundo mágico, con sillones tapizados en cuero, chez

longue en terciopelo capitoné, arañas de cristales, alfombras en el suelo y enrolladas. Cuadros

embalados, gobelinos distribuidos sin orden, aquí y allá. Mesas y mesitas ratonas de un lustre tan

perfecto que reflejaban, como en un espejo, nuestros ojos fascinados.

Un lujo de otra época, retenido, como guardado.

Enterrado en los cimientos de una residencia que se va hundiendo poco a poco, como un

barco que va tirando un lastre para mantenerse esperando el auxilio.

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Pero allí no había barco, el sótano hacía las veces de contrapeso con la ilusoria idea del

retorno a tiempos de abundancia, riqueza y oropeles perdidos y añorados por las tías que si habían

vivido esos lujos junto con mi padre, el tío Ramiro y, el padre de los primos “ricos”.

De esa época de esplendor económico habían pasado años.

Mi padre se casó, ya grande, cuando las vacas flacas les habían llegado a los Quintana y

trataba de sobrevivir con el sueldo de empleado administrativo en una empresa de construcciones.

Después mis padres se separaron y, entonces mis visitas al chalet fueron más espaciadas y

nunca más, bajé al sótano.

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MI TIO RAMIRO.

Mamá me dejó en el tranvía. Mejor dicho: bajó del tranvía y a mí, me dejó camino al Chalet.

Habíamos estado discutiendo para que me dejara viajar sola, en el Dos, porque mi padre le

había escrito que yo podía llegarme sola y él me esperaría con mis abuelos, tías, tíos, primas y

primos.

La relación entre la ex pareja estaba muy deteriorada y, mi padre empezó a dar órdenes,

pagos e indicaciones por escrito.

Mamá tuvo que ceder, sobretodo porque mi hermana, a partir de la separación se negó

rotundamente a volver a pisar el Chalet. Entonces, yo, Verónica, fui la moneda de cambio para

equilibrar las apariencias ante la familia paterna.

Era un domingo, como siempre, digo como siempre porque iba sólo los domingos pero, en

realidad fue un domingo distinto, que me permitió conocer a mi tío Ramiro y a mi papá.

Me paré antes de llegar a Necochea.

Mi intención era tirar la cuerda para que sonara la campanilla, evidentemente, lo que más

me gustaba.

Esa acción, da una sensación de independencia, casi diría de libertad.

Pero, por lo general, era la gente mayor y más alta la que tiraba de ella.

Ese domingo. ¡Albricias! Nadie bajaba.

La cuerda sería toda mía.

Con el orgullo de mis doce años, bajé majestuosamente, como un ser independiente,

absolutamente libre: el hecho de viajar sola, lo corroboraba.

Ya, desde el tranvía, cuando empecé a avistar las rejas y la puerta de entrada de servicios,

me pareció que había mucho silencio para ser domingo.

Caminé desde la esquina, llegué a la puerta y me puse en puntas de pies para golpear con el

llamador que representaba una gran mano de metal pesado.

La demora en abrirme y el silencio me extrañaron.

Insistí dos veces más. Pero nadie contestaba.

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La sensación de independencia y libertad que tuve al bajar sola del tranvía se transformó, en

el lapso de escasos quince minutos, en miedo.

¿Y ahora que hago?

Me puse a llorar.

La puerta se abrió, y el tío Ramiro con cara de sueño me dijo:

_ ¡Hola pequeña! Adelante.

Al agacharse para darme un beso notó que estaba llorando.

_ ¿Por qué llorás, demoré mucho en abrirte?

_¡ Pero tío, es que no me abría nadie! ¿Donde están los primos, dónde está mi papá?

Tío Ramiro me posó su brazo sobre mis hombros y conduciéndome me dijo:

_ No hay nadie porque todos se han ido a Rincón a la quinta de unos amigos donde se festeja

un casamiento.

_ ¿Todos? ¿Y mi papá también?

_ No sé pequeña, pero no te preocupés, tu tío está para cuidarte y atenderte ¿Que te parece

si nosotros hacemos un asadito? Antes llamaremos a Rosario para saber si tu papá viaja o viajó para

aquí. ¿Te parece bien?

Me hablaba con ternura para hacerme olvidar mi tristeza.

Preparó café para él y leche con masitas para mí.

_ Mientras me cambio ¿Que querés hacer?- me preguntó.

La idea de bajar al sótano fue instantánea, pero ¿me diría que si?

Me animé y le dije:

_ Me gustaría ir al sótano, hace mucho que ya no jugamos ahí

Tío Ramiro me miró sorprendido primero y dubitativo después:

_ ¿Seguro que querés eso? Mirá que tendrías la pieza de los juguetes para vos sola.

_ Yo preferiría el sótano tío.- respondí con firmeza.

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Se fué caminando dejándome en medio de la conversación y, ya casi saliendo de la cocina,

se dio vuelta, me guiñó un ojo y dijo:

_ ¡Abracadabra! La cola de la cabra, que el deseo de Verónica se haga por cábala.

Me quedé esperándolo con tanta ansiedad que empecé a sentir mas fuertes los latidos de mi

corazón.

Por fin, apareció cambiado y con las llaves del sótano tintineándolas.

_ Princesa, el palacio es todo suyo- me dijo tomándome de una mano y conduciéndome a la

puerta del mundo mágico.

Buscó la perilla para prender la luz de la escalera, bajamos y allí prendió todas las luces.

_ Ya vuelvo, voy a hablar por teléfono con Fernando, tu papá.

Desde arriba me gritó:

_ ¡Princesa, dejo la puerta abierta!

No sé si llegué a contestarle, yo ya estaba transportada a otro mundo.

Miré maravillada a mí alrededor. Apenas estaba cambiado. Los cuadros en las paredes y

otros embalados, alfombras enrolladas, sillas, sillones y butacas.

Todo lo fui tocando maravillada.

Llegué hasta el fondo, donde estaba la pared de madera que tenía una pequeña puerta que

daba a un hueco oscuro.

Allí jugábamos a quién gritaba más alto porque, luego, el eco nos devolvía el sonido.

La abrí y apareció el hueco oscuro. En realidad era un montacargas, pero nosotras le

decíamos la puertita mágica.

Me dí cuenta que no tendría gracia, estando sola, gritar para que el eco volviera.

Ya la estaba cerrando, cuando escuché:

_ ¿Cómo que te olvidaste? ¿Me vas a decir que te olvidaste de venir a ver a tu hija?

Aunque era la vos de tío Ramiro, me asusté por la sorpresa, pero enseguida, me di cuenta

que venía de la habitación de arriba.

Pasados unos segundos, continuó:

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_ No Fernando no tenés excusas. ¿Para qué criticabas a padre si vos de algún modo

estás abandonando a tu hija? ¡Unos las dan y otros las abandonan!

El diálogo seguía pero yo escuchaba sólo la mitad.

_ ¡No, estás equivocado! En las dos maneras hay falta de amor, de responsabilidad,

decí que estaba yo de lo contrario la pobre criatura estaría sola en la calle sin saber que hacer.

_ No, no es como vos decís, lo que pasa es que los Quintana tienen la misma moral:

mientras no se sepa no importa.

_ ¿Cómo un secreto compartido? ¡Es una felonía compartida!

_ Si, yo también sigo siendo cómplice, pero me doy cuenta hacia donde nos llevó eso.

Yo no supe defender a Marcia, cuando, quizás, había tiempo para evitar su sufrimiento de

por vida. Pero a vos, ahora, la vida te ofrece otra oportunidad con dos hijas aunque se haya

roto tu matrimonio.

_ ¿Que no es lo mismo? ¡Má sí, que te crea Mongo porque ya conozco tus pelotudeces!

Yo la llevaré a Verónica a su casa y le diré que estás enfermo que el otro domingo o cuando se

te dé la gana… no pelotudo eso no se lo voy a decir te lo digo a vos por la bronca.

Arriba, se sintió el ruido seco del teléfono colocado con brusquedad y, abajo, yo angustiada

me puse a llorar por segunda vez en ese domingo.

¿Porqué tío Ramiro y mi papá no habían defendido a tía Marcia? ¿De que había que

defenderla y porqué seguía sufriendo?

Evidentemente, con mis doce años no podía desentrañar el secreto.

Tío Ramiro demoró en bajar al sótano.

Yo, ya había dejado de llorar e iba naciendo en mi, otro sentimiento hacia él, porque había

mostrado su perfil más humano y contenedor.

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_ Princesita ¿Me hacéis el honor de almorzar conmigo a la inusitada hora de la siesta?

_ De acuerdo pero- dije mirándolo como a un desconocido- ¿Quién es usted que viene a mi

palacio a invitarme a comer?

_ Soy, soy..._se daba una pausa para inventarse el personaje- soy Ramiro y me ha enviado el

rey Fernando para que le haga la invitación y decirle, a su vez, que la quiere mucho y que el

domingo que viene le traerá un presente desde la comarca del Rosario porque usted es una personita

muy importante en su vida.

¡Que bueno era mi tío y que bien mentía!

Corrí a su encuentro, lo abracé, lo besé y le dije:

_ Vos sos mi tío Ramiro a quien quiero mucho, mucho y no lo cambio por nada en el

mundo.

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MALENA

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EL DOS y YO, MALENA

De chica, contadas veces iba en tranvía. Para mi era un paseo, no sólo porque en Rincón no

había tranvías sino porque tener dinero para pagar el boleto y cruzar la ciudad de Santa Fe, era casi

imposible.

El dos, el tres, el cuatro, el cinco y el seis. Así se les nombraba a las cinco líneas que

recorrían la ciudad uniendo los barrios.

Un boleto comprendía un viaje directo en la misma línea y el mismo tranvía.

También los había en “combinación”. Estos costaban unas monedas más pero se podían

tomar dos líneas que unían distintas zonas barriales.

Sólo una vez tomamos el dos en combinación con el seis, en oportunidad de ir a un velatorio

que se efectuaba en el local que la Municipalidad tenía entre las calles Primera Junta y San José,

justo en la esquina.

Allí llegamos con todo el grado, la maestra y una portera. Despedíamos a Lautaro, nuestro

compañero de quinto que había fallecido.

En un solo día participé de dos ceremonias:

La ceremonia del tranvía con el boleto combinado y,

La ceremonia de la última despedida antes de cerrar el ataúd.

¿En que consistieron?

a) El “combinado”, nos llevó con el Dos por calle Salta y, al llegar a Avenida

Freyre, debimos bajar y subirnos al SEIS que ya nos estaba esperando, detenido, sobre el ancho

paseo central de la avenida.

Recorrió cuatro calles hasta llegar a Rioja y allí dobló hacia el oeste hasta llegar a San José,

donde volvió a doblar y nos bajamos en Primera Junta.

b) El cierre del ataúd fue muy impactante para nuestros diez u once años de

edad. Lloramos al ver como la mamá besaba y acariciaba a Lautaro.

Fue una escena tan triste como inesperadamente cruel.

Salimos del salón con la cruda realidad aún lastimándonos los ojos.

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Cruzamos la esquina y vimos que el SEIS venía por la misma calle y la misma vía.

¡Pero en sentido contrario!

Es decir, llegamos al velatorio recorriendo calle San José de norte a sur y, volvimos por

calle San José de sur a norte.

Luego, otra vez Rioja y, doblando, tomó Avenida Freyre y nos dejó en la misma esquina

donde lo habíamos tomado al bajar del DOS.

Esa vez, tuvimos que esperar aunque no fue en vano.

Vimos otra ceremonia, ahora con la explicación de la maestra quien nos dijo el nombre de la

imponente vara de metal terminada en una rueda que debía enganchar en el ancho cable de energía

eléctrica que alimentaba el movimiento del tranvía, se llamaba troley y, el motorman lo cambiaba

de lugar con un mágico paso desde atrás o desde adelante , según fuera el viaje a seguir.

Pasaron tres o cuatro años y, el DOS, volvió a formar parte de mi vida diaria.

Ingresé en la Escuela Normal que estaba en calle Saavedra entre Moreno y Buenos Aires

(ahora calle Monseñor Zaspe).

¡Cómo iba a imaginar, que años después, allí ejercería como profesora de francés!

Diariamente, de lunes a viernes, subía en la parada de la costanera. Así se le decía a la

terminación del recorrido. Al volver por Boulevard Gálvez, indefectiblemente pasaba frente al

chalet de los Quintana.

En una oportunidad escuché decir a unos alumnos del Normal, que dicho chalet, era como

un palacio por dentro por los lujos que tenía. El dueño era padre de siete hijos y cada uno tenía un

sirviente que lo atendía.

_ ¿Sirvientes? ¡No sean brutos!- opinó uno que parecía de cuarto año- son niñeras que están

a cargo de la ropa y del cuidado de cada hijo.

_ ¿A si? ¿Y vos porqué estás tan seguro?- preguntó otro del grupo.

_ Porque un compañero de quinto, es vecino, lo dijo en una oportunidad. A cada uno lo

cuida una niñera o mucama y también tienen instructores particulares.

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El silencio duró más o menos una cuadra del recorrido, quizás el tiempo que le llevó al

bullicioso grupo asimilar el inusitado relato.

Más de una vez, cuando pasaba frente al chalet, yo miraba tratando de identificar a algunos

de los niños ricos o a las mucamas, pero nunca vi nada en particular.

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VEINTE AÑOS VIVIENDO EN RINCÓN.

De mi niñez sólo recuerdo tristeza, angustia, malos tratos.

Al cumplir doce años murió mi madrastra, o quién yo creí que era tal.

Decía que mi padre ya era viudo con una hija (es decir yo) cuando se casó con ella. Y que, al

cabo de dos años, nos había abandonado a las dos.

Repetía martirizándome la misma cantinela:

- ¡Sólo se casó conmigo para que te cuidara!

Cuando ella murió, mi vida tuvo un giro inesperado porque fui a vivir con Mercedes, una

prima lejana de quién yo creí fuera mi madrastra.

Mercedes era muy cariñosa, tenía dos hermanitos más chicos que yo.

Sus padres habían fallecido en un accidente automovilístico y, a raíz de ello, tuvo que ponerse

a administrar el almacén de la cual habían sido dueños.

Mi suerte cambió radicalmente.

A partir de allí tuve un hogar propiamente dicho.

Cuando terminé la enseñanza primaria en Rincón, me anotó en Santa Fe, en la Escuela Normal

y, paralelamente en la Alianza Francesa porque a mi me gustaba el idioma francés.

Todas las mañanas, primero tomaba el ómnibus que venía de Arroyo Leyes y pasaba por

Rincón, donde yo lo tomaba hasta bajar en la parada de Boulevard Gálvez y allí, ascendía al tranvía

de la Línea Nº Dos.

Corría el año 1945 y yo tenía catorce de edad.

El tranvía pasaba frente a una lujosa casa que tomaba toda una esquina y se extendía en casi

más de media manzana.

Me enteré que lo llamaban el Chalet de los Quintana. pero aún no había llegado el día que

tuviera algún significado relacionado con mi persona.

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LA INUNDACIÓN.

Hubo una gran inundación en Santa Fe y Rincón también se inundó.

La casa donde yo vivía con Mercedes y sus hermanitos, no llegó a inundarse pero tomamos

precauciones como son clásicas en tales circunstancias:

a) En las entradas se hacen paredes con hileras de cuatro, cinco o seis ladrillos

de altura para evitar la entrada del agua.

b) Se levantan todos los muebles por si el agua llegara a invadir las

habitaciones.

Al elevar una cómoda de madera, se tuvo que sacar primero el pesado mármol que tenía, y,

entre el mármol y el primer cajón había una madera que había servido como a un estante ciego,

escondido.

Allí, encontramos un sobre.

Mercedes lo tomó y dijo que lo leería a la noche.

Pasó una semana y, al cabo de ella me dijo, muy emocionada:

_ Debés tener presente que yo te quiero como si fueras mi hermana. Nada ni nadie podrá

cambiar eso.

Me entregó un sobre al mismo tiempo que me besaba y abrazaba llorando.

Era un sobre gastado de un color entre beige y marrón desteñido.

Una marca, de alguna cinta o cordón lo cruzaba delatando que lo había contenido por años y,

al desatarlo, marcó el paso del tiempo. Algo así como un calendario, sin almanaque, de lo

transcurrido en la oscuridad de una vieja caja, guardada o escondida en un cajón.

Contenía dos hojas y una medalla de oro.

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_ Fui a la parroquia con estos documentos- continuó diciéndome Mercedes- y el padre

Mendoza me ha dicho que aquí se comentaba que tu madrastra, es decir mi prima, no era tal.

Ahora, con estos papeles, vos tenés derecho a reclamar ante esa familia.

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OTRA VEZ EL DOS

Lo tuve que esperar quince minutos porque al anterior lo perdí por culpa de los tacos altos.

Como siempre que vengo a Santa Fe, lo tomo en la parada.

Queda mejor, y es más creíble, que diga: “por los tacos altos”, pero fue por mi timidez, que

me sentí impedida de hacerle señas al motorman para que me esperara…

¿Creíble para quién Malena? ¡Zas! Ya empiezo con mis diálogos internos.

Mejor termínala porque hoy vas a necesitar que fijés tu atención en

el propósito de toda tu vida.

¡Sé! La termino.

Ahí viene el DOS, subite y tranquilizate.

Hoy voy a dar el gran paso de mi vida, si el calor de febrero no me derrite los pies, gracias

al cancán de nylon que me puse para lucir mejor.

¡Ahora o nunca!

NUNCA ha sido siempre.

NUNCA un buen recuerdo.

NUNCA una maternal caricia.

NUNCA un vestido nuevo.

NUNCA el beso al ir a la escuela

NUNCA, NUNCA, NUNCA.

Y, ahora, estoy por subir al DOS.

¡Acabala! Subite y ahora relajate de una buena vez.

Me fijo por donde vamos: Urquiza y Boulevard.

El pasaje se fue renovando pero yo no me daba cuenta.

Sube una pareja.

Sube un vendedor.

Sube un canillita: “El Orden… El litoral…”

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Me fijo por donde vamos: 25 de mayo y Boulevard.

¿Tan pronto? ¿En que me distraje?

Bueno, mejor que me distraje.

Aunque, sería mejor que no te distraigás más Malenita.

Ahora que me fijo, hay un tipo elegante leyendo algo así como una carta. La pliega, la

guarda, y a la vez que se para, tira del cordón de cuero que hace sonar la campanilla que tiene el

motorman casi sobre su cabeza.

Se baja y, cuando lo veo irse…

¡La que me recontra! Ya llegamos y pasamos Necochea!

¿Y, ahora?

Ahora, ya es tarde, otra vez te distrajiste.

Me bajaré en la próxima parada. ¡Basta de culpas!

Me levanto del asiento, tiro del cordón, camino por el pasillo y bajo.

Retrocedo.

Llego a la esquina.

Cruzo Necochea y sigo por boulevard hasta llegar a la puerta de los servicios.

Allí me detengo por el dolor que me producían las sandalias nuevas. ¡Sumadas a mi cancán

de nylon!

Luego volví sobre mis pasos para llegar a la puerta principal que daba a Necochea.

Lo contemplo.

¡Ahí estaba!

Imponente, majestuoso, el bastión perteneciente a:

Don RAMIRO EXEQUIEL MAXIMILIANO QUINTANA DE LA FUENTE.

Desde afuera se escuchaban voces y risas de niños que jugaban en los jardines.

Busqué el timbre.

No, no era un timbre.

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Era un llamador representado por una mano de hierro y bronce labrado con un anillo en el

dedo índice .Tenía rodeada la muñeca por una gruesa puntilla imitando un fino encaje chantillí.

Esperé hasta que se abrió una puerta y una nena me dijo:

_ Buenas tardes. ¿A quien busca?

_ Deseo hablar con el señor Ramiro- dije con un hilo de voz.

_ Ya lo llamo, ¿me decís tu nombre? - me dijo simpáticamente y tuteándome.

MI NOMBRE.

¿Y CUAL ES MI NOMBRE?

¿Que le digo a esta criatura? Las manos no dejaban de temblarme.

Nos miramos. Inmóviles.

Quietas las dos.

Ella esperando.

Yo, enmudecida.

Atrás de ella, apareció una figura humana.

Era un hombre joven.

¡Dios mío!

¡Vaya sorpresa!

¡El mismo que bajó del tranvía!

Ahora, sin sombrero, parecía más joven.

_ ¡Buenas tardes!- dijo sonriendo.

_ Tío, esta señorita te busca a vos.

_ ¡No! Yo busco al señor Ramiro - dije bruscamente.

_ Es que yo me llamo Ramiro, también como mi padre- contestó jovial- Aunque,

evidentemente usted lo busca a él ¿No es cierto?

_ Sí, a don Ramiro Exequiel Maximiliano Quintana - dije con la firmeza de las tantísimas

veces que me lo repetí en la soledad de toda mi existencia sentenciada sin causa alguna.

Después me callé y, creo que no hubieran salido más palabras de mi boca.

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El momento crucial que tantas veces imaginé e intenté ensayar, se presentaba en forma de

comedia con el personaje cambiado.

Se notaba en la mirada de Ramiro II, que estaba ordenando sus pensamientos, y a la vez,

hacía tiempo para los acontecimientos que sucederían porque, era evidente, que quien estaba frente

a él (es decir YO), tenía la absoluta resolución de lograr su propósito.

Me miró y me dijo:

_ Ya sabe usted mi nombre ¿Cual es el suyo?

¡Otra vez la misma pregunta!

¿Cómo me llamo?

¿Cómo me debería llamar?

¿Quién dispuso que Yo no fuera YO?

El silencio pesaba demasiado.

Ramiro II, tomó una resolución.

_ Mejor pase, adelante. Llamaré a mi padre que es con quién usted quiere hablar.

_ Sí, pero si fuera tan amable, yo quiero que la señora Cristine esté presente. Quisiera hablar

con los dos.

Lo que le contesté no estaba en mis ensayos previos.

Evidentemente, ahora eran otros tiempos para los personajes de esta obra canallesca de

prejuicios castradores a punto de colapsar, luego de veinte años.

Retrocedió a la vez que se hacía a un lado indicándome, con un ademán, que entrara.

Yo caminaba atrás, siguiendo a tío y sobrina.

De ese crucial momento, he perdido, cuando cruzábamos los jardines, toda visualización.

Solamente recuerdo las risas de los niños, para lo demás, mis pensamientos me

enceguecieron, no me permitieron ver ni mirar.

Cruzamos dos galerías y, al llegar a una puerta, ésta se abrió antes que Ramiro II la tocara,

apareciendo el rostro de una señora mayor que, sonriente, dijo:

_ ¡Buenas tardes! ¿Tenemos visita?

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Tenía un rostro realmente bello, enmarcado con un medio rodete. Su cabello semi-enrulado

y semi-cano escapaba en mechones sobre su frente y sienes, allí donde el rodete perdía jurisdicción.

Se destacaban sus ojos de un celeste clarísimo.

_ Mamá- dijo Ramiro II- esta señorita desea hablar con padre y contigo. Yo debo irme

porque se me ha hecho tarde.

_ ¡Justamente! – contestó - estamos por tomar el té.

_ Señorita, he cumplido su deseo- dijo, sonriéndome, Ramiro II

Acto seguido se alejó con su sobrina

¿De modo que ella es la señora Cristine, la que firmó mi primer prontuario N. N.?

Sí era, CRISTINE CELINE DAVIGNE DESCHAMPS quien, inmediatamente dijo:

_ ¿Viene usted de parte de alguien? ¿Cómo es su nombre?

¡Vengo solamente de parte mía!- dije con ímpetu- y mi nombre, el que me pusieron es

Malena.

A medida que hablaba, fui recuperando seguridad, me situé en el escenario que me había

tocado pero que no era como lo había imaginado en mis monólogos ensayados sin público.

_ Pero a ese nombre no lo considero auténtico- continué- y lo rechazo. Es como de apuro,

alguien escuchaba un tango y ¡Ya está! Que se llame Malena. Pero Malena no existe porque es

inventada y a una persona no se la inventa. Una persona existe desde el momento que ha nacido y

nadie tiene el derecho a negarle su existencia. Al incluirla anónimamente en el mundo se comete un

delito aunque se quiera aparentar lo contrario.

En ese momento, aparté la mirada de CRISTINE, me detuve en la figura que, sentada en un

sillón, nos miraba atentamente.

Era don Ramiro Exequiel Maximiliano Quintana, a quién me acerqué diciéndole:

_ Es necesario que usted lea esta documentación señor Quintana.

Al mismo tiempo, Cristine se aproximó y extendió sus manos como si fuera ella la

destinataria de mis palabras.

_ De todas maneras señora- le dije malévola- léalos usted si lo desea, pero en voz alta.

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26

Ella tomó el sobre y temblorosamente lo abrió.

Sacó las hojas.

Y, la señora Cristine comenzó la lectura:

“Esta medalla la dejo para constancia de que soy abuela de esta niña y que Dios nos perdone

porque no he podido oponerme a lo que RAMIRO EXEQUIEL MAXIMILIANO QUINTANA, su

abuelo, mi esposo, ha dispuesto rechazando su propia sangre.

Dios nos perdone a los dos.

Lo digo y lo firmo, en Santa Fe, el día 12 de diciembre del año 1930

CRISTINE CELINE DAVIGNE DESCHAMPS.

Recién al escucharla, observé que había firmado con su nombre de soltera, como reiterando

su total disconformidad con el marido

_ Aquí está la medalla- dije poniéndola sobre la mesa próxima a mi.

En el reverso decía:

Neé 15/07/1901.

Pierrfonds.

En el anverso: Cristine Celine.

La otra hoja, era más anónima e impersonal, pero no menos cruel.

Estaba firmada por el médico partero del HOSPITAL DE CARIDAD DE LAS

HERMANAS ESCLAVAS DE JESUS.

Doctor Manuel Lorenzo Miguens y la partera Rosalía Castro.

La niña era de color blanco.

Nombre: a designar.

Señas particulares:----

Padre: Desconocido.

Madre:………….

En realidad, Celine no llegó a terminar de leer la hoja del hospital porque se me acercó

llorando y me dio un interminable abrazo, diciendo entrecortada:

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_ ¡Mi pequeña! ¡Mi querida! Cómo te he extrañado, te he llamado en mis pesadillas y mis

sueños. Te he abrazado cuando abrazaba a las otras nietas. Pero desde ese día mi vida ha sido un

continuo pecado imperdonable. Pensando donde estarías, con quien…

_ ¿Como con quien? ¿Ustedes no sabían? ¿Qué cosa no sabían? - mis preguntas indignadas

fueron interrumpidas por el llanto de un hombre.

Era un llanto desgarrador.

El fuerte abrazo de Celine, que me contenía, fue cediendo poco a poco y, mirándome con

sus bellos ojos me dijo:

_ Gracias a Dios que has vuelto. ¿No piensas que es suficiente castigo su llanto sin

consuelo?

¡No! ¡No es suficiente! Veinte años perdidos en Rincón. Nunca mejor coincidente ese

nombre con el gesto abandónico del patriarca Quintana.

Pasaron por mi mente los tristes años de mi infancia.

Pero, aún así, todo lo que pensé que, algún día, les iba a enrostrar, a responsabilizarlos, a

exigirles explicaciones. Todo eso no lo pude hacer.

Yo había sufrido una cruel injusticia pero no sentía que alguna reivindicación satisfara mi

venganza.

Y, entonces les dije:

_ ¡Mi llanto es de veinte años! ¿Quién fue mi madre? ¿Murió en el parto? ¿Sabía que me

iban a abandonar?

_ ¡Tu madre vive! - dijo Celine con un hilo de voz.

Y, yo me desmayé.

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NILDA

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AQUELLA TARDE

Yo tenía diez años y estábamos jugando a las estatuas, estuatas como decía Romilda la

niñera de mis primos ricos.

Emilia y Silvina eligieron posar al lado de la sirena que se bañaba en la cascada de la fuente.

Se iban mojando poco a poco, una a cada lado de la “mujer pescado”, tal como, igualmente,

decía la susodicha Romilda con su diccionario particular.

Las muy vivas lo hacían a propósito porque quedaban completamente mojadas en plena

siesta en el mes de febrero.

Por otra parte, si hubiera cualquier reprimenda, el disfrute valía la pena.

Recuerdo que me distraje porque vi, a través del follaje, entre el jardín y las rejas, a una

señorita muy linda que caminaba muy despacio, como mirando a través del doble cerco que

separaba el chalet de la vereda y, por un momento se detuvo, justo en el alfeizar de la puerta de

servicios.

¿Por qué se habría parado?

_ ¡Nilda! ¡Nilda! - llamaban mis primas y mis hermanas.

Pero, yo, estaba como hipnotizada, hasta que, de golpe, se marchó doblando por Necochea.

La estaba imitando en mi posición de estatua pero, cuando volvió a caminar, taconeando con

firmeza esas lindas sandalias que lucía, casi me caigo, porque taconear, descalza y en el césped, me

fué imposible.

La seguí con mi vista privilegiada, que era, como en otras oportunidades, una de nuestras

diversiones infantiles: Nosotros veíamos a la gente que caminaba por la acera pero nadie podía

vernos.

Al llegar a la puerta principal, levantó tres veces con firmeza el llamador.

Decidida, fui corriendo para ganarle a cualquiera que fuera a atender el llamado.

Abrí la puerta y pregunté:

_ Buenas tardes. ¿A quién busca?

_ Deseo hablar con el señor Ramiro- me contestó.

Page 30: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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También recuerdo que vino tío Ramiro y que la llevamos al salón de los abuelos.

Luego desandamos el camino por las galerías y él me dijo:

_ Andá a jugar pequeña.

Siempre nos decía pequeña o pequeño según fuéramos las chicas o los chicos.

Entonces volví al jardín a jugar a las estatuas pero ya los otros habían terminado y estaban

jugando a las escondidas. Tuve que esperar para la próxima vuelta porque mi primo, que debía

contar hasta setenta, iba por cuarenta y cinco con los ojos tapados de cara contra la pared.

Mientras esperaba, pensé en mi tío Ramiro y lo atento que había sido, acompañando a la

señorita hasta el salón de los abuelos.

Era muy buen mozo este tío mío.

Las tías decían que se iba a quedar soltero porque las novias no le duraban.

¿Que querrían decir?

¿Las novias que duran se casan?

Una vez le pregunté a mamá que cuanto tiempo estuvo de novia y me contestó que de eso no

quería hablar, además no se acordaba.

_ ¿Por qué mamá?- le dije- ¿No es lindo ser novia?

_ ¿Alguien te dijo que me lo preguntaras?

_ ¡No mamá! Yo sólo quiero saber, porque como dicen que al tío Ramiro no le duran las

novias. Vos duraste ¿No es cierto?

Mamá me abrazó y me dijo:

_ Si querida, duré mucho.

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RAMIRO

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DARNOS CUENTA, DARSE CUENTA.

En nuestras vidas dudamos y, antes de tomar una decisión, nos preguntamos:

¿Será lo correcto?

O, si ya, por tomarla, sufrimos las consecuencias; también nos preguntamos.

¿Cómo no me di cuenta?

Debo admitir que, actualmente, mis dudas ya no son tan reiterativas porque el autoanálisis

me ha permitido superar las contingencias diarias, tanto comunes como exigentemente complicadas

y se lo debo al Análisis Transaccional que un día llegó a mi por la invitación de una charla que

estaría a cargo del doctor Conde Guerrero.

La noticia la leí en el diario de mi pueblo, en realidad vivo en una ciudad pero tiene las

características de un pueblo: Los políticos, los pudientes y la policía (y/o los militares según la

crisis generada por ellos mismos y/o los otros) sumados a los privilegiados poderes de la justicia y

el clero; todos ellos conforman el entorno ciudadano.

Aunque debería corregirme: las características enunciadas comprenden, del mismo modo,

tanto para una ciudad de 300.000 habitantes, como una de 5.000.000 o un país de 800.000.000.Sólo

reemplazaríamos los cargos de los sujetos de la oración: Congreso, Mega-empresas, Pentágono,

Corte Suprema, Opus Dei, etc.

Acudí a dicha charla, que comprendió dos jornadas de dos días y, debo constar que, a partir

de ahí, mi óptica fue más abarcativa y cambiante con mi entorno familiar , social y personal.

Los que asistimos, formamos un grupo heterogéneo de 35 o 40 personas.

El doctor Conde Guerrero inició la charla, presentándose como médico psiquiatra e

incondicional al Análisis Transaccional.

Acto seguido, a su pedido, nos fuimos presentando con escuetos detalles personales.

Luego de lo cual, nos dijo:

_ Cada uno de ustedes ha hecho una transacción conmigo y con su entorno.

Así nos iniciamos y fuimos, como el maestro, incondicionales al Análisis Transaccional

(A.T.)

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De ese entorno, se formó un grupo de 18 personas que iniciamos, al mes siguiente, un curso

de Análisis Transaccional con el doctor Conde Guerrero que venía quincenalmente desde Buenos

Aires.

Al principio muchos confundieron Conde como apellido, pero no, su nombre es Conde y su

apellido Guerrero

Yo me llamo Ramiro, soy el séptimo hijo de Don Ramiro Exequiel Maximiliano Quintana

de la Fuente y de Doña Cristine Celine Davigne Deschamp

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AQUEL MEDIODIA DE 1945

El tranvía se detiene y, Ramiro baja.

Le sorprende ver a Federico parado en la esquina, como esperándolo.

_ ¡Que suerte que te encuentro!

Ramiro sonríe.

_ ¿Suerte?- le dice sorprendido-¡No exagerés che!

_ En realidad, te estaba esperando.

_ ¿Expresamente?

_ Si Ramiro, tenía preparado el discurso y, ahora…no sé cómo decírtelo.

_ ¿No sabés o no podés?

_ Sí sé, es algo que tengo que pedirte.

_ Bueno, dale.

Pero Federico sólo acierta a mirarlo.

Sonriente, Ramiro le dice:

_ Voy a tratar de razonar. No, mejor razonemos. Me esperabas en la parada del tranvía, por

lo tanto es algo que debe considerarse aquí y ahora.

_ Sí, aquí y ahora – dice resuelto Federico- y, a propósito ¿Te enteraste que el general Farrel

declaró la guerra a Alemania y Japón?

_ ¡Che Fede! ¿Me estás cachando? Desde hace dos días es el tema obligado en todo el país.

La cosa es fulera pero, convengamos que, ni vos ni yo vamos a ir a la guerra.

_ Si, es cierto, ni vos ni yo, pero alguien necesita ayuda para esconderse por unos días. Vos

lo conocés del barrio, es Hans

_ ¡Hans! ¿Cómo no pensé en él cuando escuché la noticia?

_ Por eso te esperaba. Estoy plantado en esta esquina. Con anterioridad ya han pasado dos

tranvías, el tercero fue el tuyo.

_ Ajá, no hay dos sin tres.

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Luego de contestar semejante nimiedad, Ramiro se da cuenta que sus palabras no encajan con

la seria mirada de Federico, quién se anima y le pregunta:

_ ¿Podés esconderlo en el sótano?.

Un frío antártico recorre la columna vertebral de Ramiro.

Revivió la historia de su hermana Marcia, contada por ella casi un año después de haberla

padecido y justamente la noche de su boda.

¡Ya habían pasado 13 años! Es decir que su sobrina perdida, ignorada, tendrá ahora 14 años.

Marcia tiene ahora, tres hijas más pero muchas veces sorprende en su mirada y sus gestos el

sufrimiento perenne que la agobia.

Siente indignación por el recuerdo frustrante de la tragedia que martiriza a su hermana y a su

cuñado Mauricio.

Bruscamente le expresa con decisión al amigo:

_ ¡Quédate tranquilo! Decile a Hans que esta noche lo escondo en el sótano. Que sirva para

algo más noble que el destino de mierda que le dieron otras veces.

Federico lo mira atónito, sin comprender.

_ No me hagas caso, me refiero a cosas que pasaron. Vamos caminando y planeamos como

haremos esta noche.

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EL NOMBRE QUE LE PUSIMOS A LAS CHARLAS DE A.T.

Afuera, los 45 grados a la sombra no pudieron boicotear la voluntad que tuvimos para asistir

a las clases de análisis transaccional.

La tarde anterior, resolvimos ponerle un nombre cuando nos reunimos en la casa de Belcha

Maini.

Fue por votación y ganó la mayoría.

Primero se propusieron nombres. Aceptamos cinco:

A.T.

LIBERTAD,

DEMOCRACIA,

SUDAKAS

P.A.N

El recuento lo fuimos escribiendo en la pizarra del hijo de Belcha.

2 A.T.

1 LIBERTAD.

2 DEMOCRACIA

3 SUDAKAS

8 P.A.N.

La lista ganadora por 8 votos sobre 15 votantes y tres ausentes con aviso, resultó ser P.A.N.

Matías, con su sentido el humor, siempre tan oportuno, dijo:

_ En el nombre de El P.A.N. del doctor Berne y el pan nuestro de cada día es una de las

elecciones más democráticas que observo y, además, he participado en una de ellas.

Para rematarla, Conde dijo:

_ La mejor elección de los últimos cuatrocientos años de la historia.

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CRIMEN POR ENCARGO.

Estamos reunidos, una vez más, en la casa de Belcha.

Casi habíamos perdido la esperanza de la llegada de Conde porque, de un tiempo a esta

parte, los vuelos de Aerolíneas Argentinas (que ya no son argentinas como consecuencia de las

privatizaciones emprendidas por Ménem y además, como burla le dejaron el nombre de Argentinas

pero la compraron los españoles y tienen el sello colonizador de Iberia) La palabra exacta sería:

ENAJENACIÓN DE UN BIEN NACIONAL o sea: Aerolíneas Argentinas Enajenadas

¡Pero llegó Conde! Y, suspendí mis elucubraciones de ciudadano afectado.

_ Hola a todos- nos dice- creí que el avión no salía, ahora me doy cuenta que era una

fantasía de argentino. Nos cuesta adaptarnos a los imprevistos y absurdos de las seudo-empresas

que, con espejitos de colores, compraron, remataron unos de nuestros pilares y, de cualquier nación

que se precie como tal.

_ ¿Espejitos solamente?- se oye.

_ Perdón, debí agregar, y suculentas cuentas en Suiza-contesta Conde- pero la espera me

permitió leer en el diario Clarín, una noticia en Policiales que me motivó para la charla de hoy.

_ ¿Y si no hubieras leído el diario?- pregunta Alicia.

Las miradas intercambiadas entre los presentes dan por sentado que la pregunta se da por no

formulada.

Siempre sucede así: el 50 por ciento de lo que dice Alicia se pasa por alto y, el otro 50 por

ciento debe ser contestado porque de lo contrario perdemos el sutil hilo del aprender, que en las

clases de A.T., van enhebrando nuestras conclusiones de razonamiento.

_ ¿Alguien quiere leer el artículo?- concluye Conde.

_ Alguien no vino- es el chiste que nos regala Matías- si querés lo leo yo.

_ No, no quiero- contesta Conde siguiéndole el juego.

Se hace un silencio que luego se corta con murmullos y risas.

_ ¿Entonces quién? – pregunta ansiosa Alicia.

Conde nos mira divertido y distante, como es él, a veces.

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Cuando toma esa actitud me hace pensar en el fuerte carisma de su profesionalidad con

prevalencia docente. Siempre, aún sin decirnos nada, nos tira una provocación, un elemento para la

sorpresa que luego, transformará en reacción positiva o en respuesta a nuestras carencias, miedos,

etiquetas, mandatos castradores o prejuicios que, después, él nos descubre aplicando algún

INSTRUMENTO que siempre está al alcance de nosotros y que se nos abre como un abanico

sorprendente al “darnos cuenta”, que una vez más, tiene razón:

Los instrumentos, la mayoría de las veces están visibles, son evidentes, depende de nosotros

ubicarnos, “darnos cuenta”, no siempre tendremos al padre sobre-protector o al dictador-

perseguidor que con afecto equivocado el primero y con traición el segundo no nos permiten crecer.

Hilda se para, se dirige a Conde y le dice al mismo tiempo que le saca la hoja del diario que

él tiene entre sus manos.

_ ¿Me permitís? La leeré yo. Luego, comienza a leer con voz clara y firme:

“JUICIO A UNA FAMILIA POR UN CRIMEN POR ENCARGO”

”Ofrecen 10 o 20 lucas por la cabeza de Emiliano D’Aversa”

Una testigo contó que escuchó la frase mientras esperaba el colectivo poco antes del

asesinato por el que están juzgando a un hombre, su hija y su yerno. Los acusan de mandar

matar al joven por venganza

Uno a uno, los testigos que declaran en el juicio por el crimen de Emiliano D’Aversa

(18) van afirmando la hipótesis que sostienen los investigadores desde que el chico fue

asesinado de seis balazos en 2002: que se trató de un crimen por encargo, planeado por los

tres acusados para vengar la muerte de un familiar de ellos.

En la jornada que inauguró la semana de juicio, ayer la testigo Alejandra Avalo contó

ante los jueces del Tribunal Oral 1 de San Martín que diez días antes del crimen de D’Aversa

estaba en una parada de colectivos sobre la calle Panamá, de Villa Bosch, cuando escuchó a

unas personas que comentaban una particular oferta: “Hay 10 o 20 lucas por la cabeza de

Emiliano D’Aversa”.

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Si bien la testigo aclaró que no recuerda quiénes eran porque no las vio claramente,

agregó que le avisó a un amigo que, a su vez, era amigo de Emiliano.

Los imputados Alfredo Salomón, Claudia Salomón y Mario Mongelo escucharon la

declaración en silencio. Ellos eran el padre, la hermana y el cuñado de Guillermo “Willy”

Salomón (20), quien murió en un accidente de tránsito en 2001. El y D’Aversa volcaron en El

Palomar cuando iban a 120 kilómetros por hora en un auto preparado para picadas. Los

Salomón responsabilizaron a Emiliano por la muerte.

Ese hecho, para los investigadores, fue el móvil por el cual habrían pagado a un asesino a

sueldo para que asesinara al joven. El crimen se concretó en mayo del 2002.

Por la tarde, cuatro amigos de Emiliano contaron al Tribunal que poco antes del

crimen fueron secuestrados por delincuentes que en realidad buscaban a su amigo. Eso

ocurrió en febrero 2002. Jonathan Gómez, Esteban Mossato, Nicolás Surman y Gonzalo

Ginaneschi, fueron capturados cuando salieron del cumpleaños de Emiliano a comprar

cigarrillos y estuvieron cautivos varias horas en Fuerte Apache.

Los jóvenes dieron detalles del secuestro y dejaron en claro que a quien en realidad

buscaban los captores era a D’Aversa. Gómez —quien más se parecía físicamente a la víctima

por su estatura y el pelo— reconoció ayer que lo confundieron con Emiliano hasta que uno de

los captores se dio cuenta de que se habían equivocado de persona.

Los amigos de D’Aversa señalaron que aquella noche, los secuestradores intentaron

que Emiliano fuera a rescatarlos para poder atraparlo. Y después aseguraron ante el

Tribunal que su captura se debía a “una venganza”, “una cuenta pendiente con una familia”,

aunque no mencionaron a los Salomón.

”Willy” Salomón y D’Aversa se conocían porque sus novias eran hermanas entre sí.

Karina y Anabella Rípoli también declararon ayer como testigos. Karina, que salía con

Salomón, dijo ayer que después del entierro de “Willy” escuchó a los Salomón hablar de que

iban a aplicar la ley del “ojo por ojo”.

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La instrucción de la causa se cerró con el pedido de elevación a juicio para los tres

acusados. Los Salomón están imputados del delito de “homicidio calificado por promesa

remunerativa” y Mongelo de “partícipe necesario”.

Pero nunca pudieron dar con el presunto sicario, a pesar de los investigadores tienen

una descripción parcial del presunto asesino: el dato más fuerte es que estaría vinculado con

Mongelo (creen que él se lo presentó a los Salomón) y que tiene un tatuaje muy particular en

una mano. Esa investigación sigue independientemente del juicio.

Otro testimonio que se escuchó ayer fue el de una testigo de identidad reservada que

relató que en el verano del 2002 tenía un “amigo delincuente”, quien le contó que iba a cobrar

“buena plata por matar a un pibe”.

Ayer también declaró el médico que practicó la autopsia a D’Aversa, Héctor Di Salvo.

Confirmó que al chico lo mataron por la espalda de seis balazos calibre 22 entre las 17 y las

17.25 del 20 de mayo de 2002 en el baño de la perfumería “Arco Iris”, en San tos Vega al

5900, Villa Bosch, partido de San Martín.

El juicio continuará hoy a la mañana y está previsto que declaren 17 testigos.”

www.clarin.com.ar

_ A ver, repetime Hilda ¿Cuantos son los sentenciados en el juicio?- pregunta Alicia.

_ Tres – dice Hilda- el padre, su hija y el marido de ésta.

_ ¡Es una venganza alevosa!- dice Belcha..

_ Un sentimiento rebusque ¿No es cierto Conde?- pregunta Alicia.

_ ¿Porqué le preguntás?- objeta Matías.

_ Porque él es el médico.- vuelve a contestar Alicia.

_ Opino que a esta altura ya debemos hablar con fundamentos basados en lo aprendido- dice

Mirtha.

_ Ella lo ha analizado y le ha preguntado a Conde si estaba de acuerdo- dice Belcha

_ Y vos la estás justificando- dice Eduardo.

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_Se están analizando entre ustedes y no el artículo del diario- dice Conde- Alicia debe decir:

“pienso que… y no preguntarme ni a mi ni a nadie, así fundamentará su opinión para reafirmar su

Adulto. Por otra parte, Belcha quiere justificar a Alicia por la objeción de Matías.

_ Repitiendo su rol de Salvadora- agrega Jorge.

Se hace un silencio, Conde lo aprovecha para volver al tema originario: el artículo del diario.

Se dirige a la pizarra que está en el otro ángulo de la habitación y, escribe:

VENGANZA.

_ ¿Que sentimiento es?- pregunta.

_ ¡Sentimiento Rebusque!- contestan a coro.

_ Exacto, y ahora, aquí, debemos agregar otro instrumento: El Triángulo Dramático

¿Alguien se acuerda? No corrijo, ya sé que alguien no vino ¿quién me lo dice?

_ Quien no vino- dice Alicia.

Las carcajadas se hacen incontenibles.

Por fin, Conde retoma la palabra:

_ Estos personajes se consideraron “Víctimas” porque “le mataron a un familiar”, lo digo

entre comillas porque fue un accidente, pero ellos niegan la realidad.

_ A partir de allí niegan la causalidad de un accidente y contratan para matar y vengar- dice

Matías - pasan del enojo o la tristeza, que son Sentimientos Auténticos, a un sentimiento de

venganza.

_ A mi me parece que, en realidad no pasan de la tristeza, nunca, ni siquiera elaboraron el

duelo, han carecido de sentimientos nobles, recurrieron al Rebusque, en este caso, la venganza.

_ Permítanme que sienta alegría, porque tengo los mejores alumnos- dice Conde.

_ ¿Alegría u orgullo?-dice Pedro.

_ Un Rebusque de vez en cuando me lo permito- contesta el aludido- y permítanselo

ustedes.

Conde abrió los brazos y los cerró con un gesto abarcativo.

Luego, dijo:

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_ Sepan que los quiero mucho.

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LA REUNION DEL SABADO

Hoy Conde nos hizo “jugar al ajedrez transaccionalmente”.

Cada uno hicimos, en una hoja, nuestro tablero, debiendo poner, en los casilleros, según

nuestros valores, a nuestros afectos o lo que consideráramos principal o vital.

_ Cuando terminen de llenar los lugares, lo hablaremos.

_ ¿Después seguiremos jugando?- preguntó alguien.( con seguridad fue Alicia)

_ Primero consideraremos el tablero de cada uno- dijo Conde.

Y, nos pusimos manos a la obra.

El test fue un desastre total.

Digo total porque todos nos equivocamos.

De lo que recuerdo, por ejemplo:

Julio puso:

Reina: su mujer.

Rey: su hijo.

Torre I: su auto.

Torre II: Su trabajo.

Alfil: dinero.

Caballo: sus padres.

Peones: La gente.

Otros, pusieron. ¡Bah! Pusimos:

Rey: dinero.

Reina: Amor, sexo

Alfil: Amistad.

Rey: Trabajo, dinero

Reina: Dinero, hogar.

Caballo: estudiar, transaccional.

Peones: trabajo, parientes, amigos, sexo, auto.

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Lapidario, Conde nos dijo:

_ Están todos equivocados.

_ ¿? ¿Todos?

_ Si, todos. ¿Cómo se les ocurre NO ponerse USTEDES? Cada uno tendría que haber sido

Rey. Sin él no hay juego. YO VIVO y si yo Muero o no estoy No Hay Juego.

Tenía Razón Conde.

Por ejemplo, yo puse a mi mamá como Reina, : Rey: mis Hermanas, Torre: el dinero y, no

me acuerdo más.

Cuando comenté con Rogelio, mi amigo, me dijo categórico:

_ No inventó nada tu médico, la Teoría de los Juegos no es del transaccional.

Me reí. Ya no me enojaba más, con él, porque criticara todo lo que fuera A.T.

Ese era su error: todo lo cuestionaba porque el miedo al cambio, es como el miedo al ataque:

hay que defenderse.

Por otra parte. ¿Quién le había dicho a Rogelio que la Teoría de los Juegos era creación o

investigación de A.T.?

Nadie. Sólo lo supuso.

Los que critican caen en el mismo error, le atribuyen al Transaccional que manipula a las

personas o que es un pastiche de distintas teorías.

Nada más opuesto.

Nos ofrece los instrumentos para que no seamos manipulados, para que el ADULTO no esté

contaminado, para que mi NIÑO sea feliz, para que mi PADRE sea justo, contenedor, nutricio,

afectivo, etc.

Cuando llegué a casa, busqué en Google sobre la Teoría de los Juegos y se la mandé por

Internet, a su buzón.

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TEORÍA DE JUEGOS

La teoría de los juegos es una rama de la matemática con aplicaciones a la economía,

sociología, biología y psicología, que analiza las interacciones entre individuos que toman

decisiones en un marco de incentivos formalizados (juegos). En un juego, varios agentes buscan

maximizar su utilidad eligiendo determinados cursos de acción. La utilidad final obtenida por cada

individuo depende de los cursos de acción escogidos por el resto de los individuos.

Juego - http://www.econlink.com.ar/definicion/teoriadejuegos.shtml#juegos

Estrategia - http://www.econlink.com.ar/definicion/teoriadejuegos.shtml#estrategia

Resultado - http://www.econlink.com.ar/definicion/teoriadejuegos.shtml#resultados

La matriz de resultados de un juego representa el resultado del juego en una matriz.

Supongamos que dos personas, A y B, están jugando un sencillo juego. El juego consiste en lo

siguiente: la persona A tiene la posibilidad de elegir “arriba” o “abajo”, mientras que B puede elegir

“izquierda” o “derecha”. Los resultados del juego se representan en la matriz de resultados.

Al final escribí:

Rogelio:

Te darás cuenta, con lo que te mando, que el tablero imaginario es solo un recurso más que

se practica en análisis transaccional. No se plagia ni se roban ideas. Solo las incorporamos. Tanto

en cualquier juego e inclusive el ajedréz

Desasnate y aprendé que es A.T.

Con afecto. Ramiro.

Cerré la computadora y me puse a pensar en padre, mi padre a quién debíamos dirigirnos de

usted y que nos exigió que lo llamáramos padre, nunca papá.

Ahí me di cuenta que ni siquiera había pensado en él cuando hice el tablero de Ajedrez.

Ahora, abandonado e ignorado por todas sus amistades, porque ya no es un potentado

económico, sólo le quedamos sus hijos, sus nietos y mamá.

¡Pobre mamá!

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Pobre madre, siempre subyugada.

Hay también una historia prohibida.

¿Por qué prohibida?

Por el prejuicio.

Por la sinrazón del honor del apellido. De la familia mancillada.

¿Cómo pudo padre encerrar, en el sótano más de siete meses a mi hermana Marcia?

¿Cómo pudo obligarla a que diera a su bebé?

¿Acaso no era su nieto?

Otros matrimonios llegaron a anotar como hijos propios a sus nietos eludiendo el “que

dirán” de la gente .Si bien era una mentira no llegaba a ser tan desnaturalizada como desconocer su

propia descendencia.

Pero el prejuicio de padre le obnubiló la mente.

Le cerró los sentimientos.

Negó su sangre, su descendencia.

Me enteré, porque Marcia, llorando, la noche de su casamiento me lo contó.

¡Qué tonto fui!

Siempre creí que padre la había castigado para que no viera más a Mauricio.

Que la había encerrado en el sótano porque no entraba en razones.

Esa noche, llorando, me contó su drama del cual, ya habían pasado dos años.

Mauricio que, jamás se había negado a casarse, había vuelto de la Marina, porque le habían

tocado dos años de servicio militar.

Antes, simplemente no le dieron explicaciones.

Le prohibieron la entrada y chau.

Pero, volvió a los dos años y exigió a padre su derecho a casarse con Marcia.

¿Que podría contestarle?

¿Negarse?

No llegó tan lejos.

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Aceptó.

El día de su boda, Marcia, destrozada, llorando me dijo:

_ Ramiro, hoy tendría que ser el día más feliz de mi vida, pero es el más triste. ¿Dónde

estará mi hijita? Sé que es una niña. Me la sacaron, la llevaron lejos o la dieron. No sé. Este castigo

que nos impusieron a Mauricio y a mi no tiene perdón.

Recuerdo que le dije:

_ El amor de ustedes está a prueba de todo.

De esta historia pasaron veinte años.

Marcia y Mauricio tuvieron cuatro hijo más: Celine, Elsa, Nélida, y Nilda, la menor.

Malena ahora ha sido recuperada y sin darme cuenta, pasaron los años.

¿Sin darme cuenta?

¡Vamos Ramiro! Dejá de engañarte a vos mismo.

Primero te faltó valor.

Después llegaron los sobrinos.

Marcia parecía haberse olvidado.

Luego vino la bancarrota de padre.

Sólo quedó la fachada del chalet, que cada vez, por falta de mantenimiento, se iba

deteriorando a ojos vista.

Del mismo modo la salud del patriarca.

Y, no te animaste Ramiro….

No te animaste…

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AQUELLA TARDE

La tarde que vino Malena al chalet, yo tenía una clase de P.A.N. y ya, casi, me había

atrasado.

Cuando volví, había cambiado la situación familiar.

Al entrar, Fernando, mi hermano mayor y padre de Verónica, estaba en el jardín como

esperándome, cosa que me extrañó, porque generalmente, cuando venía de Rosario, sólo nos

veíamos en el almuerzo o la cena.

_ Ramiro, hoy es un día muy especial- me dijo- apareció la hija de Marcia y Mauricio, sólo

faltabas vos porque mamá quiso que estemos y la conozcamos todos juntos de una buena vez.

Lo dijo con firmeza, como con rabia, yo me di cuenta que era una rabia contenida por tantos

años.

Entré, entramos. Fernando me llevaba apretándome un brazo, era el afecto que, hasta ahí,

podía permitirse un Quintana

Todas las luces estaban prendidas, las puertas y ventanas abiertas porque hacía un calor

insoportable, característico de febrero en Santa Fe.

El cuadro familiar me impactó:

Padre y mamá, sentados en el sofá con una muchacha en el medio de ellos y, a quién mamá

le tenía enlazada una de sus manos.

Atrás de padre, dos tías apoyadas sobre los hombros de él.

Marcia y Mauricio vinieron a mi encuentro. Ella me abrazó llorando sin decir una palabra.

Me acerqué al sofá, me incliné y besé a esa muchachita valiente y le dije:

_ Bienvenida, soy el tío Ramiro.

Ella me sonrió.

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ROQUE

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EN EL ÓMNIBUS

ROQUE cerró los ojos

¿O se les cerraron por el cansancio? Total le faltaba un buen trecho del viaje, el ómnibus ni

siquiera había cruzado aún el puente que une la ciudad de Santa Fe, con la ruta que luego se bifurca

hacia Entre Ríos por el Túnel sub-fluvial ó hacia todo el norte santafesino con sus cosechas de soja

o sus bosques talados, lo cual viene a ser lo mismo con respecto a depredación de la naturaleza

Subió una parejita en la parada de la facultad que está en el Pozo

_ Te la doy y se la leés esta noche, como quien no quiere la cosa.

La frase sacó a Roque de su introducción al sueño.

Abrió los ojos.

_ Vamos che, mi viejo será de derecha pero no es tonto. Se va a dar cuenta que me la diste

vos- le contestó una voz femenina.

Todo el diálogo era a sus espaldas, aunque claro y nítido.

_ ¿Y?

_ Y, nada, dámela y de paso la leo antes.

Estos deben ser estudiantes de la Universidad del Pozo- pensó entre dormido.

Luego siguió un silencio y los ojos de Roque se volvieron a cerrar.

_ ¡Pero esto lo sacaste de un blog!

Ahora, Roque se resigna y presta atención.

_ Si, es de un blog que no le quita autenticidad a lo que dice, al contrario, son más valientes

que la prensa escrita. Además está firmada. Fijate.

_ Es cierto, la firma W . Suárez. Pero no perdamos tiempo, la leo.

Con voz clara efectuó la lectura:

¿Quién es el terrorista?

Yo soy el terrorista.

¿Cómo que yo soy el terrorista si te has apoderado de mi país?

¿Quién es el terrorista?

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¡Tú eres el terrorista!

Te has apoderado de todo lo que tengo, aunque yo vivo en mi propia patria.

Nos estás matando como has matado a nuestros antepasados.

¿Quieres que apele al derecho?

¿A qué cosa?

¡Eres mi testigo, mi abogado, y mi juez!

¡Eres el testigo, la Ley y el Juez!

¡Si eres mi juez!

¡Estoy condenado a muerte!

¿Quieres que seamos la minoría?

¡Para ser la minoría, irnos al cementerio!

¡Terminar con la mayoría en el cementerio!

¡En vuestros sueños!

¡Vuestra ‘democracia’!

En realidad os parecéis más a los nazis!

Vuestros incontables crímenes

¡Por fin vencidos!

¡Confiesa tus crímenes!

¿Eres un atacante suicida?

¡Continuamente violas el alma de los árabes!

Finalmente tus acciones han dado a luz a tu niño

Su nombre: Suicida bomba

¿Y entonces lo llamas el terrorista?

Me atacas, pero yo aún te grito

Cuando te recuerdo que eras tú el que me atacaste

Me silencias y gritas:

“¿No tienen padres para cuidar estos niños?” guardarlos en el país?”

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“¡Dejaste a niños solos pequeños lanzar piedras!”

¡¿QUÉ?!

Debes haberte olvidado que enterraste a nuestros padres debajo de los escombros de nuestros

hogares

Y ahora mientras que mi tristeza es tan inmensa

¿Me llamas el terrorista?

¿Quién es el terrorista?

¿Soy el terrorista?

Cómo soy el terrorista

¡Cuando has tomado mi tierra!

¿Quién es el terrorista?

¡Eres el terrorista!

Has tomado a todo lo que posees mientras yo estoy viviendo en mi patria

¿Por qué terrorista?

Porque mi sangre no está tranquila

¡Está hirviendo!

¿Porque tengo mi patria en mi corazón?

Has asesinado a mis personas amadas

Estoy todo solo ahora

Mis padres expulsados

Pero permaneceré gritar hacia fuera

No estoy contra paz

La paz está contra mí

Va a destruirme

No escuchas nuestras voces

Nos silencias y nos degradas

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¿Y quiénes sois vosotros?

¿Y cuándo te inventaste las reglas?

Mira cuánto has asesinado y cuántos huérfanos has creado

Nuestras madres están gritando

Nuestros padres están en angustiados

Nuestra tierra está desapareciendo

¡Yo te diré lo que eres!

Creciste en la abundancia

Nosotros crecimos en la pobreza

¿Quién creció para en la libertad?

¿Y quién creció para confinado?

Luchamos para nuestra libertad

Pero has hecho de eso un crimen

¡Y, el terrorista me llamas el terrorista!

¿Quién es el terrorista? ...

¿Como debo de inmovilizarme para dejar de ser un terrorista?

Cuando me golpeas

¿Cómo esperas que agradezca?

¿Quién me dañó?

¡Me dices cómo quisieras que me comporte!

Arrodillado con mis manos atadas para arriba

Mis ojos mirando a la tierra

Rodeado por los cuerpos

Casas destruidas

Familias expulsadas

Nuestros niños huérfanos

Nuestra libertad encadenada

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Oprimes

Matas

Enterramos

Seguiremos siendo pacientes

Suprimiremos nuestro dolor

Es importante que te sientas seguro

Durante un momento te podrás relajar y dejarnos todo el dolor

Ves que nuestra sangre es como la de perros

Cuando los perros mueren les hacen un funeral

Nuestra sangre no es tan valiosa como los perros

No mi sangre tiene valor

Y continuaré defendiéndose aunque me llames terrorista.

_ ¿Qué opinás?

_ Me gustó, es un reclamo desgarrador contra la dictadura del más fuerte y además….

_ ¡Dale Romina, que casi nos pasamos la parada!

Roque los observa cuando pasan raudos. Quisiera decirles:

_ ¡Los felicito chicos! A ustedes no han podido lavarles el cerebro.

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EL RUIDO DEL MOTOR.

Se siente en ronroneo del motor que se pone en marcha y Osvaldo parte en la camioneta de

la empresa donde trabaja.

Roque escucha el ruido del motor y corre por el pasillo, pero…

¡Demasiado tarde!

_ ¡Pucha!- se lamenta- ahora sí que no llego a horario.

Había pensado pedirle a Osvaldo, el marido de Verónica que lo dejara en el centro para,

desde allí, dirigirse al Wal Mart que está en las afueras de la ciudad. Pero se distrajo escuchando el

informativo de la radio y ¡Zás!

¡ Embromate Roque ¡ Se vuelve a buscar el portafolio olvidado por el fallido apuro.

Saliendo, acaricia a Rú, su perra marca pichicho y cierra la puerta despacio para no despertar

a su madre que estuvo pedaleando en la máquina desde que él se fuera a la mañana hasta ahora.

_ ¡Mamá!- le dijo- parala un poco.

Feliza le sonrió y se fue a dormir

Mi vieja es única- piensa mientras camina por el pasillo-¿Algún día saldremos de pobres?

Hoy me encontré con Moreno, el puntero que se cree el dueño del barrio.

_ ¡Olvidate del sindicato si querés que te recomiende al Wal Markt!- le dijo sobradoramente

¡Negrero de porquería! Se cree que no lo conozco a él y a los del Wal

Y a los McDonald´s, los Coca Cola, los… ¿Para que seguir?

Ellos no necesitan agremiarse, con sus capitales anónimos a cubierto de cualquier riesgo,

han globalizado el hambre, la miseria, el analfabetismo y la droga.

Sin ir más lejos, los tengo a mis vecinos: Oscar y Verónica, que son un calco de la historia

de argentinos víctimas del genocidio disfrazado de Operativo Cóndor.

Él, profesional, ingeniero.

Ella maestra.

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Exiliados. Algo así como la película “De Liniers a Estambul”, que no sé si fue un argumento

real.

Ellos sí que son reales, podríamos titular la película “De Santa Fe a Inglaterra y terminando

en Francia”.

Iban a ser “boleta” el eufemismo de los milicos para decir “muerto” o “desaparecido” lo cual

venía a ser lo mismo.

Ahora volvieron y son unos vecinos macanudos, pero él no consiguió reinsertarse en su

carrera profesional, aunque, por suerte la hermosa casa que tenían cuando se exiliaron no se la

pudieron enajenar.

Don Pancho, el vecino más antiguo del barrio, le contó a Feliza que quisieron venderla

falseando escrituras (procedimiento común en la época del Proceso) pero algo falló, la matufia no

pudo ser y la casa quedó como propiedad de sus legítimos dueños.

Alfonsín, cuando recorrió Europa como futuro presidente , les había prometido a los

argentinos que allí vivían, su re-inserción en la patria.

Eso me lo contó Osvaldo, un día que nos encontramos camino a casa y me invitó en su auto.

Si bien es cierto que, a veces, entramos por el mismo pasillo, su casa es lo opuesto a mi

humilde vivienda.

Osvaldo vive con Verónica y sus dos hijos: Susana y Gabriel (Patricia, la mayor, está

radicada en Francia).

Sucede que la entrada principal de ellos, es por la calle perpendicular (a la vuelta de la

manzana) y, entonces, cuando guarda en la cochera lindante, entra por el pasillo que da a los fondos

de su casa.

Es en esas oportunidades que intercambiamos saludos y ocasionales charlas.

Mamá dice que una prima de ella trabajó en la casa del abuelo de Verónica y que era la

encargada de cuidar a las tres niñas, que vendrían a ser las tías.

Casa, decir casa…Era un palacete. Le llamaban el chalet de los Quintana.

¿Sabrá Verónica que el señor Quintana encerró en el sótano a una de sus hijas?

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QUE PAGUEN LOS CULPABLES ¡Que paguen los culpables!

El ómnibus está por llegar a la última parada y el chofer aumenta el volumen de la radio para

que se despierten los pasajeros y se bajen.

¡Que paguen los culpables! ¡Asesinos! ¡Más de doscientos muertos!

Roque se despierta con la voz alterada de esa madre que clama, en una entrevista radial, su

indignación y su impotencia.

Ya es noche cerrada, son las 23 y cuarenta, faltan minutos para la media-noche.

_ Los culpables son muchos señora, quisiera contestarle Roque a ese ser sufriente que no

puede con la angustia de la pérdida. Son muchos, son anónimos, el origen no está en Cromañón

.Aunque si fue, en ese boliche, donde ocurrió la tragedia. Cromañón es la punta del iceberg que no

se va a descubrir nunca.¿Usted se da cuenta de lo que pasaría si se descubriera con que plata se

compró ese edificio donde funcionó? Ahora le cuento, señora: Al inmueble lo compró una sociedad

off-shore. ¿Sabrá lo que es off-shore señora? No, yo tampoco lo sabía, me enteré por la prensa y por

el prof. de inglés que aprovechó y nos explicó. A partir de ahí, algunos pasamos a ser expertos en la

palabrita inglesa pero, veinte días antes, si nos hubieran preguntado, contestaríamos.

_ ¿Off-shore, que es eso?

Algunas fuentes periodísticas (no todas porque no hay que enojar a la mano que te da de

comer), nos ilustraron que los que habían comprado el edificio, lo hicieron con un capital que,

previamente estaba depositado en una cuenta bancaria de un paraíso fiscal, es decir que era

proveniente de “lavado de dinero” o dinero negro, que le dicen.

A continuación, formaron una sociedad, en Uruguay, con dos viejitos jubilados que

declararon que pusieron sus firmas, les pagaron quinientos pesos a cada uno y chau Pinela. ¿Se da

cuenta señora, como un acto corrupto, ilegítimo, da origen a otros actos corruptos? Así se fueron

formando con una cadena de delitos hasta llegar a los que dieron permisos falsos, vendieron mas

entradas de las permitidas, murieron menores que por ley no debían estar ahí, etc, etc.

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¿Usted a quién votó señora? En el 83, en el 90, en el 98? No señora, disculpe, no voy a

decirle que la culpa es suya, solamente le pregunté…Pero yo estoy de acuerdo con usted señora:

que paguen todos…

Roque se baja, aprieta el paso porque hace frío y quiere llegar antes que se duerma Janina,

su hermanita porque hace dos días que cuando llega ya está durmiendo y, a la mañana él se va

temprano.

Minutos antes de su llegada, se había desarrollado el siguiente diálogo entre su madre y su

hermanita:

_ Mamá ¿Porqué somos pobres?

Al no saber, que contestarle, Feliza optó por el silencio.

_ Mamá ¿por qué somos pobres? Contestame.

Feliza levantó su vista cansada, iba por la vigésima quinta alforcita del vestido de novia que

estaba cosiendo, aún le faltan ciento ochenta y tres, debiendo entregar la costura mañana a las ocho.

_ Mamá ¿No me oís?

Sí que la ha oído.

Trata de pensar ¿Porqué somos pobres? Y, en lugar de una respuesta comienza a llorar.

_ Mamá ¿Porqué llorás?

Pero fue en ése momento que Feliza sintió el ruido de la llave, se seca las lágrimas y trata de

disimular.

_ ¡Vieja! ¿Qué te pasa?- pregunta Roque al darse cuenta del disimulo.

_ Nada.

_ ¿Cómo nada? ¿Llorás por nada?

_ Por nada no - aclara Janina - yo le pregunté por qué somos pobres-

Roque es un aventajado alumno que asiste al último año del bachillerato y tiene como

profesora de Literatura a la señora Ladi Fernández, quien practica un original método de enseñanza;

consistente en que los últimos quince minutos de la clase los dedica a conocimientos generales.

Page 59: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Estos comprenden desde novedades científicas, hechos políticos, problemas sociales, derechos

humanos, es decir todo lo que sea de interés y actualización cultural: POLÍTICA, HISTORIA,

CIENCIAS.

Por supuesto, sembrada la semilla del conocimiento, los alumnos investigan luego por su

cuenta.

Así aprendieron que era el Juicio a los Comandantes en Argentina, la guerra de Bosnia,

quienes eran los tres de Las Azores, que al ex-presidente Aznar el Congreso yanqui le iba a

conceder una medalla pero que el gobierno español tenía que pagarla al costo de más de un millón

de dólares, que un dictador africano se había hecho el trono en oro macizo, que el gobierno de

Estados Unidos secuestraba ciudadanos en algunos países de Europa, porque los consideraba

terroristas y los trasladaba en aviones a sitios desconocidos, que en China no pueden tener más de

dos hijos y existen los niños fantasmas porque los padres no los quieren matar pero tampoco los

pueden anotar en ningún registro civil, que Henry Kissinger, premio Nóbel de la paz colaboró con

el dictador Pinochet , que el comandante Massera, integrante de la Junta Militar Argentina se

enriqueció apropiándose de los bienes de los ciudadanos a quienes mandaba matar, que estudios de

A.D.N permiten individualizar a un asesino o violador, que el comandante Marcos era un patriota

como el CHE y que tuvo mejor suerte porque se radicó en CHIAPAS y allí logró formar un

asentamiento que subsiste y se mantiene, que HUGO CHAVEZ el presidente de Venezuela había

conseguido la adhesión internacional en el acto que se llevó en Mar del Plata con la contra-Cumbre

de Las Américas y que le hizo pito catalán a Bush , con una frase que se hizo famosa recorriendo la

prensa mundial:

¡ALCA al CARAJO!

Además, cada fin de semana ordenaban los temas que iban incluyendo en las carpetas

individuales.

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En la carátula se especificaba:

COMPILACIÓN DE NOTICIAS

COLABORACIONES DE:

Alumnos – Familiares – Amigos.

INFORMACIÓN EXTRAÍDA DE:

Diarios – Revistas – Internet – Televisión – Radio.

Fue con esa metodología de enseñanza, que Roque expandió sus conocimientos. La

biblioteca era su consulta semanal o el ciber del barrio servía de excelente auxiliar.

Ahora estaba frente a su madre y a su hermanita y tenía que explicarles:

Porqué eran POBRES.

_ Mirá mamá ¿Querés que te lo haga fácil? Mirá este libro.

Roque muestra la tapa de un libro, cuyo autor es Alejandro Olmos.

Titulado:

El testimonio de un fraude:

Las Acciones de TELEFÓNICA Y TELECOM.

_ ¿Y qué tienen que ver Telefónica y Telecom?_dice Felizia.

_ Todo mamá, es una cadena de robos e injusticias que cada vez repercuten con más

violencia en nuestras espaldas, los pobres.

_ ¡Ajá, si Telefónica y Telecom no robaran yo sería rica!

_ No mamá: no serías pobre. Tendrías un trabajo bien remunerado, casa y atención médica.

No te arruinarías la salud pedaleando quince horas con la máquina. Dirigiéndose a su hermana, le

dijo:

_ Janina. ¿Podés traer el planisferio que hicimos para tus clases de geografía?

Page 61: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Janina lo trae y entre los dos lo colocan sobre el mueble de latón de la cocina y lo sostienen

con tres imanes

_ ¡Atención! ¿Lista la clase?

Roque hace una larga pausa y mira con amor a esos dos seres que tanto ama:

Su madre y su hermanita.

Luego toma la larga regla de marcar que tiene su mamá y coloca un extremo de la misma,

sobre el oeste de Norteamérica, sobre el Pacífico, aproximadamente por California y el otro extremo

tocando el norte de Canadá.

Prácticamente, la regla es tan larga que llega al polo norte lo cual es justo lo que quiere

porque al deslizarla como la aguja de un reloj, va tocando Inglaterra, Europa, Asia, África, toda

Latinoamérica y América del sur hasta que queda justo donde finaliza Chile.

_ ¿Han visto lo que hago?

_ Estás haciendo un semi-círculo-contesta Janina.

_ Exactamente y miren ahora de nuevo.

Roque parte otra vez, de su posición inicial y va corriendo la regla lentamente mientras les

dice:

_ Hagan de cuenta que esta demostración es un traslado de dinero, mucho dinero, capitales

de numerosas empresas que van saliendo de los países que voy tocando, como por ejemplo ¿Me los

podes ir nombrando Janina?

_ Canadá, Inglaterra, España, Francia, Alemania…

_ Suficiente, alumna Feliza ¿Continúa usted?

_ No, yo no juego.

_ ¡Mamá, no es un juego! Pero bueno, se me está durmiendo el brazo, yo lo sigo bajando:

Italia, toda Asia, Australia, Japón, repito, van bajando de toda Europa hacia Africa y toda América

Central y América del Sur, dinero, mucho dinero que es colocado en empresas e industrias .Pero fue

tanto, tanto dinero que se transformaron en empresas multinacionales

_ ¿En todos los países?

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_ Sí, en casi todos, pero más en los que los gobiernos les han dado facilidades a costa de los

bajos sueldos y malos contratos de trabajo. En Argentina, por ejemplo, se cerraron fábricas por

competencias desleales, se privatizaron empresas nacionales como los ferrocarriles, Yacimientos

Petrolíferos Fiscales que era el famoso, YPF.

_ ¡Los teléfonos Roque, perdón profesor! _ dice Janina con entusiasmo.

_ Sí alumna, justamente. Ese es el tema de hoy: Telefónica y Telecom las dos compañías

que vinieron a piratear y les cuento como lo hicieron.

Roque señala España y dice:

_ De allí salió Telefónica, de aquí, señala Francia, salió Telecom. Se transforman en

capitales transnacionales, multinacionales con mucho, mucho dinero y, tienen tanta ganancia que

las envían a bancos que están en paraísos fiscales.

Y ¿Por qué? Porque en esos bancos nadie los controla Y a un señor James Tobin se le

ocurrió que si se aplicaba un impuesto a las ganancias de esas empresas transnacionales, se acabaría

la pobreza y el hambre en el mundo.

_ ¿Y en qué año fue eso?_ pregunta, ahora medio interesada, Feliza

_ En 1972, hace treinta y seis años porque estamos en el 2008.

_ ¿Y porqué no lo hacen? ¿Es que no les importa que la gente muera de hambre, de frío, de

enfermedades?

_ Bueno , lleva tiempo , los ricos deberán darse cuenta que no se les quitará nada a ellos, sus

Rolls Royce, sus cruceros, sus cantryn, no serán tocados. Si se le preguntara a un rico:

¿Es justo que la gente muera por falta de atención médica? ¿Usted quiere que la gente no

coma? Con toda seguridad el rico dirá que no debe haber gente sin comida y sin atención social.

_ ¿Cómo se hace entonces?- pregunta nuevamente Feliza

_ Se debe concientizar a los políticos que son los responsables de cada Estado y también a la

gente común, al vecino, a los alumnos en las escuelas deberán saber qué es la Tasa TOBIN.

Roque se enardece

- Hoy por ejemplo: han muerto de frío seis personas en Francia, dos en la calle.

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_ ¿Cómo en Francia?-pregunta Janina- si mi maestra nos dijo que el G8 estaba integrado por

los países más ricos del mundo y uno de ellos es Francia.

En un momento, Roque cree que no tiene argumentos para explicar lo inexplicable. Mira

alternativamente a las dos mujeres: Ve que en el rostro de su madre están reflejadas todas las

privaciones que ha sufrido a lo largo de su vida ¿Vida? ¿Es eso vida?

Su madre tiene arrugas como de una mujer veinte años mayor. Las manos con dedos

nudosos por la artritis no tratada y que avanza inexorablemente. Su ropa, limpia pero gastada y con

zurcidos en los codos. El cabello grisáceo, anudado en la nuca para que no le moleste cuando, casi

permanentemente, baja la cabeza fijando la vista en las puntadas que va dando la máquina. ¿Y, su

hermanita?

¡Chiquilina! ¡Cuanto la quiere!

¿Podrá cambiarse su destino de pobre? ¿Su destino de excluida?

_ Lo que pasa. (Roque no encuentra las palabras quiere transformar, en esperanzada, la

mirada de resignada frustración de su madre)

_ Lo que pasa. - repite otra vez.

_ ¡Sí, otra vez, dale! Dele profesor-vuelve a decir Janina con una pícara sonrisa-

_ Alumna, admiro su entusiasmo, pero respetemos el lugar de cada uno-contesta Roque

siguiéndole el juego.

_ ¡Cómo si no se respetara!- alza la voz Feliza- se respeta, se aguanta, se traga, se sufre la

injusticia diaria. ¡Y, no lo digo por usted señor maestro, pero dígame como se soluciona esto!

La reacción de su madre es espontánea, es la rebelión del ignorado, pisoteado, marginado en

toda su vida de pobre.

Esto ¿Qué es esto?

¿Cómo se soluciona esto?

Tiene razón su madre, esto es no saber si mañana habrá comida suficiente para los tres.

Si alcanzará para comprar la garrafa o comerán todo frío o sólo pan.

Si la única camisa decente se le secará porque va a la escuela nocturna.

Page 64: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Si tendrá para el ómnibus o irá caminando.

Si su madre cenará a la noche o dirá como otras veces:

_ No tengo hambre me duele la cabeza aunque, él, sabía que la comida sólo alcanzaba para

Janina.

¿Cuántas sensaciones no han tenido ni tendrán los señores de la G8?

Frío.

Hambre.

Vergüenza.

Dolor en los pies porque las zapatillas se mojan por la lluvia del invierno y, como

consecuencia de ello el frío se hace insoportable, entonces, se suman los sabañones en los talones,

sumados a los que ya se tenían en las orejas y las manos.

Lavarse los dientes con jabón.

Bañarse con agua fría en invierno.

Comprar cuarto litro de aceite, 250gramos de azúcar y unos huesos pelados para la sopa.

¿Y los accionistas de Telecom, Telefónica, Repsol, Carrefour, Coca Cola, Pepsi, Seven, Mac

Donal, IBM, L’Oreal , Colgate, Mosanto, Banco SANTANDER, City Banc, Visa, Nestlé, Niker ,

Adidas, y todos los laboratorios medicinales y…?

¿Para qué seguir nombrando?

Roque hace un esfuerzo para que un pensamiento lo ayude a argumentar el tema que las

lágrimas de su madre lo hicieron incursionar buscando la solución salvadora.

Janina le acerca el libro que había colocado sobre la mesa cuando tomó la regla.

_ Tome profesor, lea y explíquenos – le dice ilusionada.

Roque lo recibe y lee:

UNA HISTORIA DE LADRONES. EL TESTIMONIO DE UN FRAUDE: LAS

ACCIONES DE TELEFÓNICA Y TELECOM

Alejandro Olmos - Editorial de los Argentinos

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_ ¡Já! ¡Editorial de los argentinos! ¿Es que todavía nos dejaron algo?-

piensa para sí.

Mira la tapa, lo hojea y lee en la contratapa:

“Este libro como mi anterior sobre la “deuda externa”, es un testimonio de estos tiempos. Y,

muestra cómo la delincuencia pública maneja la vida y el destino de los hombres y mujeres del

pueblo. De ése pueblo que, resignado al infortunio y al engaño, no acierta con el camino que

conduce a la reivindicación de sus derechos ni busca en la unidad, de todos los excluidos y

defraudados, el arma de la rebelión justa frente al poder de los ladrones.

Esta podría ser una historia policial. Pero cuando el delito se convierte en una forma

institucional y en una expresión política de un grupo dominante, esa historia policial pasa a ser un

capítulo de ésa historia que cambia el destino de los pueblos. Sea dicho, y repetido, que en la

Argentina, falta una clase dirigente. Yo creo que lo que falta es una clase dirigente comprometida

con los intereses del país y de su pueblo. Hoy la clase dirigente que maneja los resortes del poder ha

puesto las instituciones al servicio de las más aberrantes trampas financieras. El Estado responde a

las demandas del lucro y la codicia, mientras permanece sordo a los reclamos del hambre y la

miseria.

Este libro es la muestra de un sistema. Y de la técnica aplicada al objeto del fraude y del

despojo. Lo que aquí expongo es el ejemplo de lo que ocurre en el país bajo el dominio de los que

mandan. Y que someten a los que ejercen la ficción de gobernar. En el marco de esa otra ficción

que los políticos cómplices invocan como el sacramento de la democracia. Ojala estas páginas

sirvan para que la dignidad de los argentinos proclamen la voluntad nacional de la desobediencia,

negándose a acatar la estafa y la impostura.”

Enseguida se da ánimo y les dice:

_ Saquen una hoja, y ahora les explico qué es y cómo se aplicará la TASA TOBIN.

Janina abre el cuaderno y espera escribir al dictado.

Feliza acomoda la tela que estaba cosiendo en la máquina. Se pone de pié, se acerca a su

hijo, lo abraza, lo besa y, luego, acariciándole una mejilla le dice emocionada:

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_ Yo sé que vos vas a encontrar la solución para que salgamos de pobres, pero ahora se ha

hecho muy tarde. Entre los dos me preparan la mesa así cenamos. Voy a calentar el guiso que nos

trajo doña Norma de regalo porque le cosí el guardapolvo para su nieta.

Las últimas palabras de la frase las dice dirigiéndose al calentador que está junto a la pileta

sobre una mesita que hace la función de mesada.

_ ¡Cierto mamá! También trajo un alfajor-confirma contenta Janina.

Al escucharla, Feliza se da vuelta, ve que Roque la está mirando y ambos intercambian, con

la mirada, el entendimiento cómplice de la resignación que se mezcla con un dejo de esperanza.

_ Es valiente mi vieja-piensa Roque- me salva justo del papelón y al mismo tiempo me da a

entender que confía en mí.

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¿QUÉ PASÓ AQUÍ?

¿Qué pasó aquí? Se pregunta al salir de su departamento y ver. En el pasillo, una cantidad

de hojas desparramadas y por desparramarse, sin solución de continuidad,

Las fue alzando una por una, a la vez que las colocaba en su portafolio.

Debió desistir de alzar algunas porque estaban mojadas y embarradas y, al tomarlas, se rompían.

Con tantas flexiones de piernas, sonrió al terminar y se dijo:

_ Estas viejo Roque y te duelen las gambas, pero, si no corrés perdés el ómnibus.

¡Dale, apurate!

Ese día, lo transcurrió en el ingreso-prueba del Wal Mart y las cuatro horas media del cole

de la nocturna.

Recién en la cama, luego de haber cenado la comida que le dejó su mamá, se acordó de las

hojas encontradas en el pasillo.

Estaba cansado. De verdad: cansadísimo.

Pero la intriga pudo más

Se levantó.

Buscó el portafolio.

Sacó las hojas.

Empezó a leerlas…

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FRASES QUE ME GUSTARON

"No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes

capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a

los que son elegidos".

Entrevista al Premio Nobel de medicina Richard J. Roberts (fragmento) Lluís Amiguet

En algunos países, los responsables del ESTADO (presidentes, senadores, diputados) son

los nuevos vasallos de los señores feudales que se esconden en las siglas: F.M.I,.B.M. guardando

sus robos en las islas Cayman, los bancos cómplices, en el principado de Linchestein, etc.

De la novela "De Úbeda a Santa Fe"

La ley que impone una enseñanza unificada hasta los dieciséis no es una buena ley, aunque

lo parezca. Una ley de aplicación imposible es siempre una mala ley, por bien que pueda sonar su

enunciado.

Ricardo Moreno Castillo "Panfleto antipedagógico"

Dios es el hombre. Si Dios no podía hacer otra cosa que crear un universo perfecto, hay

una cosa que no pudo hacer: dividir el bien y el mal. Esto solo lo pueden hacer los hombres y para

esto nos creó.

Ernanno Olmi, Cineasta (entrevista diario El Periódico)

De entre todas las hipocresías, la del mantenimiento, ocultación e inhibición practicada por

las democracias occidentales respecto de los paraísos fiscales es la más escandalosa.

Eulalia Solé.

Los biocombustibles podrían matar más personas que la guerra de Iraq.

George Monbiot

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69

Fray Bartolomé de las Casas, que tenía muy claro que la presencia de los españoles en

América era una invasión, sin razones morales ni jurídicas que la avalaran, echaba sobre la

espalda de las generaciones futuras de españoles la obligación de reparar los daños materiales --

crímenes, torturas y robos-- y también los morales.

Reyes Mate - Filósofo e investigador del CSIC. (diario El Periódico de Catalunya)

No era Saddam sino la familia Bush quien tenía negocios con los Bin Laden. ¡¿Cabe mayor

perversidad?!

Felicity Arbunoth - Global Research

Se cambió la escuela-taller por la calle, consecuentemente, esto llevó al delito y la droga.

Verónica Quintana.

La escuela contiene y educa, la calle violenta y embrutece.

Verónica Quintana

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EL VENTILUZ, EL VECINO Y LA HORA

Deben ser las once y media de la noche.

Es la hora de llegada de Roque, mi vecino.

Desde donde escribo, noto cuando se apagan o prenden las luces que dan al pasillo de entrada

del departamento de ellos y al fondo de mi casa.

El ventiluz que tengo en la pared que da al este del jardín, desaparece en la oscuridad. Por lo

general es entre las 23,30 y las 24horas. Es el horario de apagar en la casa donde viven Feliza,

Janina y Roque.

Roque asiste a la escuela nocturna, su mamá es modista y Janina, la hermanita, tiene diez

años. Por lo tanto es él quien las prende al llegar y apaga al acostarse.

Hay veces, cuando son pasadas las 24hs., las luces se vuelven a encender y, entonces, por

reflejo, el ventiluz vuelve a aparecer.

Es Feliza, como ella misma me lo ha contado, quien se ha levantado y, cuando sus hijos

duermen ella retoma el trabajo de modista que quizás interrumpió por cansancio o por atender otros

menesteres.

Roque se emociona, se sorprende. Por unos instantes queda como suspendido en el tiempo, en

su cama, en la noche, en la nada.

Realmente - piensa- y yo que creía conocer a mi vecina. Ahora compruebo que es

escritora y hasta escribe sobre mi familia. En lugar de sentimiento de culpa, tengo

curiosidad por seguir leyendo todas las hojas que me sean posibles

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NOSOTROS.

Nosotros resolvemos por escrito algunos problemas cotidianos. Aún antes de usar Internet

(ahora nos mandamos mails) yo le escribía cartas y se las dejaba sobre su escritorio. De recién

casados, hasta el menú del almuerzo quedaba anotado al lado del plato, si él no había llegado y yo

tenía que salir para la escuela.

Esas exquisiteces fueron desapareciendo cuando, ya con los chicos y su reparto a sus

respectivas escuelas (antes de llegar a la mía) me lo hicieron imposible de materializar. Él también

me contestaba por escrito. Cuando tuvimos computadora, las notas eran en Word o bloc de notas,

ahora, que me regaló la compu y es para mi sola los correos van y vienen por internet salen de mi

habitación, suben al entrepiso donde está su cerebro electrónico, Outlook los recibe y él me

contesta.

Hubo un período, en el exilio, que lo interrumpimos por razones obvias. Pero, ahora, de vuelta

al Hogar, a la querida Patria, volvimos a nuestra costumbre.

Mi amiga Selva me preguntó el porqué de la costumbre de escribirnos y le dije que es una

buena resolución de conflictos.

Escribiendo se vuelcan las broncas, las frustraciones, las culpas ajenas que se confrontan con

las propias cuando el otro contesta, y, a medida que se aclaran los errores mutuos, viene la

conciliación.

No hubo gritos y, si hubo epítetos y palabras fuertes, perdieron la carga negativa de las voces

airadas o la descalificación verbalizada.

Salteamos el enfrentamiento cara a cara.

Podría decirse que el sistema nos resultó.

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CARIÑITO:

Cuando me publicaran” DESCUBRIR”, en el diario El Litoral, te iba a mandar la copia,

pero, como todavía no lo han hecho y, no sé si a esta altura lo harán, igual lo hago yo para que la

tengás.

DESCUBRIR, COINCIDIR.

Seis días en París, en julio, padeciendo como en pleno invierno. Algo que, en realidad,

estuve soportando de donde venía: Buenos Aires.

Ahora, en Compiegne, con lluvia, frío y, apenas, sólo a veces, un débil sol.

Eso sí, la claridad, cuando llega la noche, continúa empecinada como queriendo compensar,

con unas horas de regalo, la ilusión de que aún es de día.

Son las noches que semejan mediodía tanto en el norte de Francia como en el sur de

Argentina, demostrando, una vez más, que los extremos se tocan.

_ Pero no hay como sol argentino- dice melancólica mi hija.

Gracias a ella, que me prestó para que leyera “Un viejo que leía novelas de amor” de Luís

Sepúlveda, le comenté:

_ ¿Viste que el viejo no se explicaba que eran las góndolas?

_ Si, él no podía entender a esa gente viviendo en el agua- me contestó.

_ ¡Que gente rara vivía en Venecia!- le dije sonriendo.

Nos dio placer, en nuestra charla, coincidir con la inocente interrogación de Antonio José

Bolívar Proaño, el protagonista, que se repetía en voz alta, para él solo:

_ ¿Que demonios serían las góndolas?

Coincidir las dos por distintos caminos y tiempos.

Sentir el placentero efecto de pensar igual.

Ella lo había leído el año pasado.

Yo, ahora.

Ambas repetimos el camino que Luís Sepúlveda, al escribirlo, imaginó con su mágica

creativa. Y, gracias a ello, enhebramos nuestro diálogo.

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Los libros son regalos de vidas ajenas dormidas en las páginas escritas y, al leer sus hojas

recuperan su esencia vital.

El intento de transmitir una idea, un pensamiento y lograrlo cuando surge la inspiración es

una retroalimentación intelectual que nunca termina.

Sólo nos está esperando a que abramos el libro, lo leamos y, en ocasiones, compartamos

vivencias.

¿Te gustó?

Chau, besos, rebesos. MAMI

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MI MUY QUERIDA MAMI:

“Coincidir las dos por distintos caminos y tiempos.

Sentir el placentero efecto de pensar igual.

Ella lo había leído el año pasado.

Yo, ahora “

¿Sabés porqué te repito estas líneas que me mandaste en DESCUBRIR?

Porque cuando te volviste con papá a Santa Fe, me puse a arreglar la habitación donde

durmieron ustedes.

Agregué otra cama porque viene un amigo de los chicos a pasar tres días y me encontré “tus

olvidos”:

Un Lápiz de labios.

Un delineador de ojos.

Dos frascos de pinturas de las uñas.

Un frasco de perfume.

Chocolates.

Pinzas para el cabello.

Diarios y revistas en español.

Un Drive de papá.

Los C.D. de música que yo les regalé.

El paraguas que compraste en París.

Ropa interior de los dos.

De los diarios y revistas, hojeé algunos y me enganché, ahí nomás, en una hoja que vos

subrayaste de un artículo firmado por Rosa Montero publicado en El País.

Como te conozco, palpito que la volcaste en tu compu (si no, te lo mando) .Es más largo, pero

te transcribo las palabras finales:

TROGLODITAS.

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“EN EL FONDO, SOMOS MUY PARECIDOS. Por ejemplo, en todo grupo humano el dinero

y el sexo/amor son muy importantes. Ahora bien, estos dos rasgos sólo son la versión civilizada de

algo mucho más básico, más crudo e irracional, a saber, del poder y del anhelo de trascendencia.

Una de las formas más directas de detentar el poder es tener un arma y ganas de usarla; en cuanto

a la trascendencia se solventó con el invento de los dioses…

Estos días pasados, mientras los palestinos se alejaban un poco más de su justa

reivindicación de un país libre, yo estaba en Jerusalén, la ciudad más delirante del planeta. Santa

Elena, madre del emperador Constantino, pasó por allí en el siglo IV y decidió, supuestamente

iluminada por Dios, donde estaba el Calvario, donde el santo Sepulcro, dónde la Santa Cruz. Todo

convenientemente muy cerquita. A un tiro de piedra, el Muro de Las Lamentaciones de Salomón

sirve de cimientos a las grandes mezquitas y, la roca que para unos es el altar donde Abraham

ofreció a su hijo Isaac, para otros es la piedra desde la que Mahoma subió al cielo. Todo está tan

próximo y tan mezclado (la tumba de la Virgen, la prisión de Cristo, el Valle del Juicio Final) que

es como una disneylandia religiosa. Sería un lugar fascinante y divertidísimo si no fuera por su

horrorosa historia de odio y masacres. La carnicería de las Cruzadas se escudó en ese Santo

Sepulcro que se había sacado Elena de la manga, y la suma de mitos religiosos ha hecho de

Jerusalén un escollo insalvable en el conflicto palestino-israelí. Parece mentira que algo tan

absurdo y tan primitivo cause tanto daño. Somos seres elementales y cavernícolas.”

Vos dijiste:” Coincidir por distintos caminos y tiempos. Sentir el placentero efecto de pensar

igual”

Ahora, yo, agregaría:

Ella, Rosa Montero, lo había escrito en el diario El País, en el mes de julio, con el título

Trogloditas.

Yo, hoy 3 de agosto lo leí en Compiegne.

¿Y sabés una cosa mami?

El intento de transmitir una idea, un pensamiento y lograrlo cuando surge la inspiración es

una retroalimentación intelectual que nunca termina, como dijiste vos.

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También, a veces, se pierde por lo efímero de una hoja de diario pero yo la encontré porque

vos la habías guardado. Y, al final, tu olvido me permitió esa retroalimentación.

Besos y abrazos.

Tu NENUCHI.

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NENUCHI

Pasalo a todo el mundo

Besos.

Mami.

Si yo fuera irakí

F. Xavier Marín

Y una potencia extranjera invadiera mi país para saquear sus riquezas naturales y expoliar sus

museos. Si los ocupantes asesinaran a niñas de 12 años por agacharse a recoger leña. Si torturaran

hasta la muerte a generales del ejército de mi patria, mientras les interrogan para que delaten a la

resistencia.

Si el máximo mandatario fuera un gobernador plenipotenciario del imperio, como en épocas

medievales. Si montaran un consorcio de negocios entre países buitres para saquear, explotar y

robar en nombre de la libertad. Si yo fuera iraki y me quedase una pizca de dignidad, tomaría las

armas hasta expulsarles de mi tierra, aunque en su propaganda me tildasen de terrorista.

Y aprovechando que el pueblo está armado, una vez expulsadas las fuerzas invasoras y los buitres

carroñeros que le acompañan, seguiría luchando hasta establecer en mi país un gobierno

democrático. Mientras tanto, para aliviar tanto sufrimiento, me entretendría volviendo a cantar

“Yanki –spanis- Go Hom”

09 de diciembre de 2003

Publicado en “CONFIDENCIAL DIGITAL”

Si este correo lo pasamos por todos los correos del mundo. Alguno volverá a mí, y confirmará

que somos muchos a los que no pueden engañarnos .verónica quintana

[email protected]

QUERIDA Mary:

“Es hora de pensar que cada uno de nosotros tiene una máquina mental de lavar y si esa

máquina es su inteligencia y su conciencia, con ella podemos y debemos lavar nuestro lenguaje

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político de tantas adherencias que lo debilitan; solo así lograremos que el futuro responda a

nuestra esperanza y nuestra acción, porque la historia es al hombre y se hace a su imagen y a su

palabra”

Esta frase de Cortázar, la incluí en un pasaje de la novela porque resumía, con su arte

inigualable, el intento de manipular el raciocinio de la gente pervirtiendo el lenguaje con el doble

discurso.

Yo ignoraba lo que me transcribiste de él sobre su cambio interior, más allá de su genio

creador.

Tengo que agradecerte la interpretación que hacés sobre la motivación que me llevó a

escribir la novela, cuyo argumento es sólo el hilo conductor de mi protesta.

Cuando me decís que la escribí por…:

“necesidad interna de deslizarte por medio de la literatura dentro de una realidad social

que evidentemente es perturbadora”…..

…. Estás más que en lo cierto y agradezco tu mensaje.

Un abrazo. VERO

_ ¿Mi vecina escribió una novela? ¿Me animaré a preguntarle?

Por lo visto, este será otro interrogante en la noche de Roque.

CARTA.

¿Cómo anda mi nena? Cuando veo la tele con el noticioso climático y te visualizo toda

abrigadita, tengo más calor. ¿Sabés que la sensación térmica de ayer fue de 45 grados?

Te cuento que acabo de leer “el Conquistador” de Federico Andahazi. Es una novela que te

atrapa desde el principio por doble motivo: Cómo escribe y la originalidad del tema.

Bueno, todas las novelas exitosas son originales en sus temáticas, pero me parece que esta

ganó.

Page 79: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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El protagonista es un azteca llamado Quetza que revierte la historia, es él quien “descubre”

Europa. Sólo te cuento esta parte (porque te mando el libro con Pirucha).

Resulta que cuando llega a Huelva, es decir a España, ve que esas gentes, son tan blancas que

él supone enfermas. Y tienen un dios que al que le llaman Cristo Rey y también, en el templo

tienen a otros dioses, unos con alas, otros llamados santos y a una mujer que tiene un niño en sus

brazos y, él supone que es la Diosa de la Fecundidad. Pero la sorpresa mayor es cuando llega a la

plaza y siente olor a carne asada y ve que una multitud grita frente a una persona crucificada y

quemándose sobre una pira de leños y al Gran Sacerdote que dice palabras y en la mano tiene una

cruz como la que viera en el templo del Cristo Rey.

Y, después se enteró que ese ritual tan sanguinario se llamaba Santa Inquisición

¿Sabés qué me llamó la atención?

Fue cuando abrí, por primera vez el libro (yo, antes de leer la novela, leo todo, el prólogo, el

currículo del autor y la dedicatoria. Bueno, la dedicatoria Andahazi se la dedica a un médico:”Al

doctor Carlos Fustiñana y, en su nombre, a todos los médicos y enfermeros del equipo de

Neonatología del Hospital Italiano” y, yo pensé: debe ser en agradecimiento por algún hijo.

¿Y, que te cuento? Un domingo leo una entrevista que le hace, en el diario Perfil, Magdalena

Ruiz Guiñazú a Andahazi y al final de la misma dice:

“…. Aquí, Andahazi se emociona, al punto de interrumpir su relato. Luego, continúa:

“_ Yo iba avanzando en la novela cuando, de manera completamente impensada, nació

prematuramente mi hijo Blas, con apenas 25 semanas de gestación y 800 gramos de peso, y…con la

misma enfermedad que yo describo en la novela…Lo operaron tres veces de los intestinos.

Misteriosamente, repito, se trataba de la misma enfermedad que yo describo en mi libro. Un libro

que he escrito en los jardines del Hospital Italiano, en distintos bares. Un libro completamente

supeditado a mi hijo, casi con la idea supersticiosa de que estaba escribiendo su propio

destino…Quiero decir que Blas, mi bebé, es un héroe hecho de la misma madera de Quetza, y ha

luchado con la misma belleza y la misma dignidad…”

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¿Sabés que cuando leía lo que te acabo de escribir yo me lo imaginaba a Andahazi en los

jardines y los bares del Hospital Italiano porque allí estuve hace dos años con mis problemas

derivados de mi ex-vesícula. Digo ex porque ya no estaba más pero me seguía jodiendo en el lugar

donde había habitado por cincuenta años.

¡Bueno sí, ya sé¡

¿Tenés que poner esa cara porque me saqué años?

“En este párrafo Roque interrumpe la lectura porque no aguanta la

risa que le provoca la ocurrencia de Verónica.”

Por los jardines peregriné y también por los bares mientras esperaba los turnos o saciaba mi

hambre reponiéndome de “presentarse en ayunas de ocho horas”.

Yo no escribía, llevaba un libro o una revista y, a veces, me acompañaba Emita.

Las dos, estábamos admiradas por la arquitectura del edificio.

Era como un palacio de 1800, mejor dicho es, aunque le han agregado ascensores y gabinetes

pero respetando su estilo, con lo cual, lo agregado no choca ni resalta a pesar de tener siglos de

diferencia. Posiblemente haya pertenecido a una curia rica que no escatimó en gastos terrenales, tal

como es la costumbre cristiana.

Tiene varias entradas por distintas calles.

Está edificado en forma de cuadrilátero, con galerías en sus cuatro lados a partir del primer

piso.

A medida que recorrés los pisos, desde las galerías, vas viendo un hermoso jardín que está en

la planta baja.

La misma arquitectura se repite en las otras manzanas, la única diferencia está en los jardines:

algunos tienen magníficas estatuas y bancos alrededor.

El “rubro” que me tocó a mi: Gastroenterología, tenía una sala de espera y cinco consultorios,

un bar cuyas ventanas daban a la calle, los sanitarios, ascensores y oficinas. Todo del lado derecho,

del izquierdo no sé porque no me invitaron.

¡Reíte ché!

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Como me reí yo cuando, después de peregrinar seis días, volviendo a los diez posteriores

porque era del interior de la república, me dijeron que la listiasis, el colon, páncreas, hígado y

demás familiares estaban bien.

A propósito “del interior” ¿Porqué los porteños nos preguntan si somos del interior? Y, uno,

bobamente le dice que sí: de Santa Fe, o de La Pampa o Bariloche. ¿Nadie nunca les habrá

contestado:¿Ustedes son del exterior?

Nadie nunca nos es gramaticalmente correcto, dice el protagonista de una novela pero no me

acuerdo en que libro lo leí (y no quiero plagiar), aunque, finalmente el mismo aclara que “nadie

nunca” lo va a seguir diciendo porque es lo que encaja algunas veces.

Ergo, me tengo reservada la pregunta para que el próximo nadie nunca porteño me lo

pregunte.

Luego de haberte contado, cual ha sido mi libro de la semana pasada y mi estado de salud

chequeado hace dos años en el Hospital Italiano de Buenos Aires, pásote a decir que, en Santa Fe

lo político se repite (por ahora) con algunas groserías menos que en las últimas elecciones. Eso sí en

el orden nacional la opereta ha pasado a ser crónica policial

Secuestros Express y no tan Express pero desmentidos por el gobierno, aunque vos veás por

televisión a las susodichas víctimas o lo leás en todos los diarios y aún revistas “del corazón”

porque los artistas no se han salvado. En el orden internacional la decrepitud política, judicial,

religiosa y de la prensa para qué te voy a contar si vos lo estás apreciando con la claudicante Europa

que de tan genuflexa con los yanquis algún día va a desparecer del mapa porque Sam (no quiero

decirle Tío porque no soy pariente) directamente se va a sentar sobre toda ella (ya lo ha estado

haciendo raptando ciudadanos en aviones piratas) y con sus botas texanas le va a borrar hasta los

idiomas.

La gente tiene que darse cuenta que si “obreros del mundo uníos” no resultó, por lo menos que

piensen “ ciudadanos del mundo unámonos, basta de guerras con armas vendidas a los mismo

países que luego invaden y, los invadidos matan a los soldados con esas mismas armas que sus

patriotas militares les vendieron a los que ahora están matando a los que fueron a defender a esos

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militares que les vendieron las armas a esos países que están matando a esos soldados que….Es el

cuento de la buena pipa y me hace recordar a un poema de Jesús Lizano hermosamente expresado y

que se rebela por la estatua Al soldado Desconocido.

“¡No, no era desconocido! ¡Era muy conocido!”

Te pongo sólo esas dos frases porque es lo que me quedó en el recuerdo y, lamentablemente

no consigo ni el poema ni el libro.

Tiene razón Lizano.

Diciéndole desconocido al que perdió la vida en una absurda guerra (porque todas las guerras

lo son) no hay necesidad de reconocimiento por el sacrificio del otro porque fue eso: un

desconocido.

Pero a ese desconocido le exigieron documentos, si no se alistaba era traidor a la patria, tenía

nombre, edad, estudios o no, madre, padre, amigos, vecinos, vivió en una ciudad o pueblo, tuvo una

nacionalidad y perteneció a un ejército, a un país: Su Patria, la misma que ahora le dice que es

desconocido.

¿Y cómo entonces lo que llamamos Civilización, Estado o Gobierno va a reconocer a los

“inmigrantes indocumentados” si ni siquiera tienen papeles?

El soldado desconocido los tenía y así le fue.

Pues, entonces, que los inmigrantes limpien, trabajen, cobren poco y nada, pasen privaciones,

no tengan obra social ni jubilación, si viene al caso sean devueltos al lugar de donde vinieron. Total

¿A quienes importa?

Total son indocumentados desconocidos.

Retomo, hoy 16 de mayo de 2007.

Todavía tengo culpa porque te desperté de la siesta el sábado 12, cuando te llamé desde

Buenos Aires. ¡Y, dale con la culpa! Doña tragedia griega, eso soy, aunque trato de superarlo y cada

día estoy mejor, antes me sentía culpable de cinco a diez veces por día y, ahora, sólo dos veces en

24 horas y que, si les restás las 6 ó 7 que duermo, viene a ser dos veces por día.

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No, te lo digo en broma, la culpa hace rato que la perdí y no me acuerdo adonde. Además,

ahora quiero contarte lo que sólo te dije por teléfono, cuando me contaste:

_ Mami lo último que leí fue en El Litoral sobre la inundación y que después vos me mandaste

ese escrito divertido sobre La vuelta al hogar. ¡Ah! También leí en Página 12 que hay una huelga de

maestros en Santa Cruz...

Pero ahí te interrumpí

¡Basta!

Punto y aparte.

Charlemos de cosas lindas…… Porque yo te quiero y vos me querés…

_ Bueno- piensa Roque- aquí faltan hojas- y otras están mezcladas.

¡Hermoso despertar de la siesta con tu llamada del domingo!

Para mí, lo que te pasó con la compu es por un virus.

¿Cómo me decís: ¡Mamá yo no veo Gran Hermano!?

¿Vos que te creés? Que yo veo esa porquería lava cerebro -todo vale-no hay valores - sálvese

quien pueda-matemos al enemigo-nadie es mejor que yo - si le pasa al otro a mí no me importa-las

noticias no me interesan-no me importa-no me involucro.

Bueno mi amorcito, tengo mucho sueño.

Besos, Mami.

También el sueño trata de vencer a Roque, pero él siente que podrá resistirlo. Porque puede

mas su curiosidad mezclada con el placer de la lectura y, sigue leyendo…

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CUANDO MIS PADRES.

Cuando mis padres se separaron, yo iba sólo de vez en cuando al chalet de los abuelos

porque papá trabajaba en Rosario y venía una vez al mes a Santa Fe.

A veces les decía a mis primas que le pidiéramos todas juntas a la abuela Cristine el permiso

para bajar y jugar en el sótano. Pero ellas me dijeron que ya la abuela les había dicho que eso se

había acabado, el sótano estaba prohibido para siempre.

Después mi padre se fue a vivir de Rosario a Córdoba y mis visitas de espaciadas pasaron a

ser inexistentes.

También cambiamos de casa y nos mudamos al sur de la ciudad.

Me iba caminando a la escuela Normal.

Recuerdo que… a mis quince años, cuando vivíamos sólo del sueldo de mi vieja y tenía que

alcanzar para los tres: ella, mi hermana y yo.

El invierno era cruel para mis pulmones asmáticos, pero estufas no teníamos, en aquella

época no se distribuía el gas por las cañerías domiciliarias, sólo contábamos con una garrafa de gas

para la cocina, y, tener calefacción eléctrica era impensable. Recuerdo que una noche fría y muy

tarde tocaron el timbre en mi casa. Era una tía solterona, la catolicona le decíamos con mi hermana

por su fanatismo (al final terminó siendo monja).

Yo le abrí la puerta y la hice pasar. Tenía todo el susto reflejado en sus ojos que, ya de por

sí, eran saltones.

Temblaba tanto que su boca abierta no articulaba palabra alguna.

Mi madre, la tomó de una mano, la guió hasta la cocina y la hizo sentar.

Con la reacción rápida y justa que siempre solucionaba ante un imprevisto, mamá le dijo a

mi hermana:

_ Querida, dale un vaso de agua.

Mi tía tomó el vaso con las dos manos, temblaba tanto que, al beber se salpicaba la cara y la

ropa.

_ ¡Nos persiguen! ¡Me quieren matar!

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Categórica, mi hermana le preguntó:

_ ¿Podes decirnos que te pasó?

_ Iba…yo iba en el ómnibus y una de la Unidad Básica subió y me miró y cuando me vio la

insignia de la Acción Católica me gritó: ¡Ya se les va a acabar a ustedes los Contreras, los católicos,

al paredón!

Se entrecortaba, balbuceaba, lloraba y, a medida que ella iba hablando mi madre palidecía.

En un momento de la frase le puso, a mi tía, una mano en la boca y con la otra señalaba la

pared de la cocina que daba al norte.

Las cuatro nos dimos cuenta: esa pared era la medianera que daba al vecino: el informante

del Partido, don Abel (Caín le decía mi hermana) el jubilado municipal que se había tomado con

mucha responsabilidad ser el espía de nuestra cuadra, mejor dicho de las cuatro cuadras que

formaban la manzana y que tenía un original cargo: Jefe de Manzana.

Digamos que lo que le gritó la de la Unidad Básica a mi tía, fue después del discurso de

Perón cuando dijo que por cada peronista había que matar a cinco contreras. Fue el famoso discurso

del “cinco por uno”.

Después vino la afiliación obligatoria, de la cual nadie nos salvamos, aunque ahora,

algunos, digan lo contrario.

También recuerdo de la radio uruguaya que mi hermana, mamá y yo, escuchábamos con el

volumen muy bajo para que Caín, perdón don Abel, no nos denunciara. Porque era la única forma

de saber lo que pasaba en el país en que vivíamos.

Y del velatorio con sucursales.

Y del luto obligatorio en la solapa del saco, el vestido o el guardapolvo.

Y del discurso partidario todas las mañanas en las escuelas, después de izada la bandera

¿Y de qué me acuerdo ahora, en este momento?

De mi primer reemplazo como maestra en una escuelita de barrio.

Resulta que el director era radical y juró que la insignia de su partido no se la sacaría nunca.

Todas las mañanas aparecía con su símbolo en la solapa, del luto minga.

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Pero, además, cada día uno del personal tenía que decir su discurso político frente a los

alumnos y la enseña Patria.

¿Cómo se solucionaba el problema?

Se solucionaba con la vicedirectora. La seño Susana, democrática y auténtica persona.

Ella era peronista, militaba en una Unidad Básica, el director era radical y no abjuraría en su

determinación. Que además tenía cinco hijos y su esposa padecía de un cáncer terminal y que si los

de la C.G.T. se enteraban, no se irían con chiquitas.

Entonces, la seño Susana leía el discurso el día que le correspondía a ella y, cuando le tocaba

al director, lo escribía y leía también ella.

Todos queríamos a la seño Susana.

Sonrío. Parece una redacción de quinto grado, pero fue real.

_¿ Esta falta de libertad existió en la primer época de Perón?- se pregunta Roque y sigue

leyendo una a una las hojas. Algunas están con manchas por el barro que se formó con la lluvia de

las vísperas, otras prácticamente ilegibles pero el persiste y las va seleccionando.

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LA CARTA QUE NO ENVIÉ.

"Te quiero. Te echo mucho de menos. He tenido pesadillas con los tanques y las

excavadoras rondando nuestra casa, y tú y yo estábamos dentro. Durante semanas la adrenalina

actúa como un anestésico, pero de repente, una tarde o una noche, la realidad te golpea de nuevo.

Estoy realmente asustada por lo que le pueda pasar a esta gente. Ayer ví a un padre con sus dos

hijos pequeños agarrados de la mano tratando de alejarse de su casa, a la vista de los tanques, de la

torre de francotiradores, de las excavadoras y de los "jeeps", porque pensó que su casa iba a ser

explosionada"

Así escribía una carta Rachel Carrie a su mamá y, yo me acordé de la pesadilla que tuve

anoche con vos, y, esta carta no es de la hija sino de la mamá que soñó con su hija. Por suerte

ninguna de nosotras ha muerto, como murió la pobrecita Rachel ( si me escuchara tu hermano me

corregiría porque dice que no es la suerte que es Dios) pero yo soy agnóstica gracias a los disparates

que se dice y hacen en nombre de la religión y de DIOS. Pero, volviendo al tema, sólo recuerdo

que fue una pesadilla, pero no sé en qué consistió y, como no quiero dejar algo inconcluso, te

cuento que Rachel Carrie era una muchachita pacifista yanqui que creyó que con sólo sus

sentimientos y su cuerpo con los brazos en alto pidiendo que se detuviera, iba a conseguir que la

"bulldozer" (nunca mejor puesto el nombre) monstruosa como una Godzilla no la atropellaría hasta

matarla. Quizás, ella pensó que el soldado israelí, al verla razonaría como un ser humano y no como

una máquina de matar.

También yo, te hecho mucho de menos, es como si los años no pasaran, como si todavía

podría levantar el teléfono y decirte: ¿como te va? ¿Te gusta lo que te mandé' O ¿ Vos tenés todavía

los zapatos blancos que te presté o no los encuentro por pavota'? A mi no me gustó la película ¿Me

la podés explicar? ¿Que te dice en su última carta el Thierry?¡ Pensar que no voy más a cine club

porque me hace mal!. Lo rechazo. Ahí noto tu ausencia .No estás riendo y charlando entre las filas,

a veces cambiando de butaca, y yo mirándote sentada. Si, te hecho de menos, pero los hijos hacen

sus destinos y las madres no podemos evitar que la sensación del nido vacío, a veces nos embargue

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y por eso te lo escribo en esta noche de otoño medio fría. Te mando muchos, muchos besos a vos y

a mis tesoritos tus hijitos y al franchute. Pero no voy a mandar esta carta, es muy triste, me quedo

con las lágrimas y cuando se me pase te voy a hablar por teléfono y escucharé tu: ¡Hola mami! que

me da tanta alegría. Además dentro de dos meses vamos con tu papá a verlos y ser felices. Mami.

QUERIDITA MIA:

Las hojas manuscritas firmadas por Hermenegildo Rosales Prieto y, encontradas por

tío Ramiro en los sótanos, dio origen a este relato que hoy enviaré al concurso Juan Rullfo

organizado por Radio Francia Internacional.

Como es un poco larga no te agrego nada más, sólo besos y rebesos para

todos.MAMI.

P.D.: ¿Me prometés que el domingo , cuando me hablés por teléfono me dirás que te pareció?

.

CARTA A MARGARITA

En Santa Fe, 15 de mayo de 2008

Tengo ante mí tu foto, Margarita Mbywangi. Has salido en los medios de prensa.

¿Cómo se pronunciará tu apellido? Mmmmbiuagi?

¿Cómo le agrego tu dulce acento guaraní?

Tenías cuatro años cuando los blancos mataron a tu familia y te llevaron como esclava para servir

en las haciendas paraguayas.

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Hoy, lo acompañás, con rango de ministra, al presidente Fernando Lugo en la valiente cruzada de

gobernar al Paraguay como una nación libre y soberana. Será a un alto costo. A una lucha diaria

por todos los flancos.

No más cipayos paraguayos.

No más extranjeros dominando Paraguay.

Ahora tenés 46 años. ¡Lástima que tu compatriota don Augusto Roa Bastos no pueda celebrarlo!

Justamente él, exiliado errante, perseguido por la dictadura.

Yo llegué a conocerlo en Toulousse porque le llevé una carta de un amigo suyo, otro paraguayo

perseguido.

Te contaré la historia, mejor dicho, la transcribo de mi diario personal:

Lunes, 11 de febrero.

¡Pensar que viajo por placer!

¡Pensar que ahora viajo por el placer de visitar a mi hija!

Pero en 1974, no fue así.

Tuvimos que exiliarnos.

Por suerte, enseguida nos insertamos en la vida cotidiana francesa.

Oscar consiguió trabajar en la Université de Compiègne.

Mis tres hijos iban a la escuela.

Y, yo, pude estudiar Literatura española en Amiens.

Fue entre 1976 y 1983.

Luego volvimos a Argentina con una ausente porque nuestra hija se casó y vive en

Compiègne.

Hoy, lunes 11 de junio del año 1992, estoy preparando mi viaje a Francia.

Partimos el sábado 16.

_ Nos tomaremos tres meses de vacaciones- dijo Oscar- será la cuarta parte de un año

sabático.

Page 90: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Apenas llegamos a Compiègne y, luego de interminables besos, risas y abrazos, pude

comunicarme telefónicamente con don Augusto Roa Bastos, quien ya estaba preparando su vuelta

definitiva a Paraguay, luego de años de ausencia.

Creo que, en principio, aceptó la entrevista por ser yo una ex__exiliada argentina.

Al otro día, partí en tren hacia Toulouse.

Sería una jornada que pondría a prueba mi sensibilidad más extrema.

La parada del tren, en la estación de Compiègne tiene un monumento alegórico a las cuarenta

mil víctimas del Nazismo que partieron desde allí a su exterminio en los campos de los getos.

Le 27 mars et le 5 juin 1942, les deux premiers convois de déportés juifs sont partis de

Compiègne à destination du camp d'extermination nazi d'Auschwitz.

72 convois sont partis de Drancy, Pithiviers, Beaune-la-Rolande, Angers...62 000 adultes et 11

000 enfants ne sont pas revenus."C Association Les Fils et Filles des Déportés Juifs de France,

27/03/ 2002.

El 27 de marzo y el 5 de junio de 1942, los do primeros convoyes de deportados judíos,

parten de Compiégne con destino al campo de exterminio nazi de Auschwuitz.

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72 convoyes partieron de Drancy, Pithiviers, Beaune-la-Rolande et Angers.

62.000 adultes et 11.000 enfants no volvieron.

Asociación de Hijos e hijas de deportados judíos en Francia. 27/ 03/2002.

Ahora iba a visitar a alguien que, huyendo, igual que yo se había salvado Pero esa

posibilidad les fue negada a esos hombres, mujeres y niños.

Tratando de eludir la truculencia con la comparación, me dije:

_ Verónica esas líneas que llevás, resumen la colaboración casi anónima de personas que

ayudaron a un semejante a conseguir su libertad.

Toulouse me recibió con una fina y helada llovizna. Esperé en la sala de profesores hasta

que se hizo presente Don Augusto Roa Bastos.

NOS presentamos y, caminando nos dirigimos a su escritorio privado.

Espontáneamente le dije la semejanza física que tenía con Don Atahualpa Yupanqui.

_ Somos hermanos en la lucha de perseguidos por nuestros ideales sobre los derechos

inalienables de la Humanidad – me contestó- Él con su canto y sus versos, yo con mi pluma y mi

docencia. Francia hizo honor a su liberté, ëgalité e igualité al recibirnos y salvarnos de la garra

persecutoria y asesina de los que desprecian su suelo patrio conchabándose al Imperialismo,

liberalismo o cualquier neo-ismo de todo lo que sea privilegio de unos pocos.

Asentí con un gesto y él, con otro, me invitó a sentarme.

Abrí mi cartera, saqué un sobre y se lo entregué.

Lo abrió.

Comenzó a leer en silencio:

“Augusto Roa Bastos, es el amigo paisano que me espera en Buenos Aires y,

yo Hemernegildo Rosales voy a su encuentro.

Page 92: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Me costó escapar de esas bestias humanoides que castigan mi pueblo. Matan

a mis hermanos.

Se arrodillan ante los gringos y les venden lo que no es de ellos.

Mal venden por treinta dineros la tierra paraguaya.

¡Malaya!

¡Mal paridos!

La estaca que nos clavan, algún día será castigo para ellos.

Me salvó el silbido del Amancio, tal como era la consigna, si venían a

buscarme

Descalzo, salté al vacío desde el techo del rancho y me interné en el monte.

Ladraban los perros del Isidro, pero yo corrí.

Ladraban los perros de la Nemesia pero yo corría.

Llegué a La Chúcara.

Abrir el portón me fue fácil.

Me acordé que Don Juarez, el capatáz, estaría en la bailanta.

Los perros no ladraron porque me reconocieron.

No fue en vano los pedazos de carne que les daba, cuando llevaba el pedido

de “La Mejor y Única.”, la carnicería donde tenía mi conchabo de repartidor,

mandadero y cualquier otro servicio que se le ocurriera al patrón( hasta que me

echaron cuando me afilié al sindicato).

Me subí al techo.

El tanque de agua estaba a un costado.

La tapa, gracias al tata ateo, tenía unas hendijas que me permitieron entrar

las manos.

No era mi intención destaparla sino correrla.

Page 93: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Entonces empujé.

¡Puje! ¡Puje! Gritaba la matrona a mi mamá para que viniera al mundo la

Zelmira.

Y, ahora, con mi puje yo salvo mi vida.

Con fuerza y a su vez medido debía ser el puje porque la tapa no debía

caerse.

Después de cuatro pujes, calculé que entraba y me metí.

El frío no se me mezquinó

Sentí el sudor caliente como chirriando.

Igualito que chírria el hierro sacado de la fragua y metido en agua fría.

Así sentí mis carnes que hervían con el sudor que, hasta ahí nomás, me

estaba chorreando.

Haciendo pié, me alcanzaba tener la cabeza fuera.

Cuando se hizo la luz, salí para espiar.

Me metí otra vez por la aparición de unos gurises.

Entumecido, hinchado, con la ropa pegada y ajustada como encogida

Otra vez el silbido del Amancio.

Esta vez no era Anahí sino Pájaro Campana.

Así habíamos quedado.

Si el silbaba Anahí yo ya estaba escondido.

Si silbaba Pájaro Campana, entonces estate tranquilo Herme, no hay peligro

a la vista.

Como no sabía donde estaba, me dijo que se la pasó silbando. Que más silbaba

de noche, pero que de día tampoco le hacía asco, por si las dudas.

No me fue fácil contestarle para que se orientara.

Page 94: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Los labios, la lengua, toda la boca no me hacían caso.

Demoré el silbido.

Para más pior, cuando el suyo se alejaba yo me sentía desesperar.

Pero, al fin pude domar la lengua como he domado siempre al destino que se

me quiso torcer en desgracia.

En un momento, silbido y silbido hicieron un solo canto, sin eco.

Bajé.

Nos abrazamos.

_ ¡Hermano!- me dijo sólo eso.

Ya estaba oscureciendo, yo lo seguía rengueando, descalzo.

_ No hay naides- me cuenta-han ido pal otro lado a buscar más rebeldes.

Le entendí. Yo también era un rebelde terrorista.

En el rancho me dió ropa y había un camastro para pasar la noche.

Las alimañas sólo volverían dentro de dos o tres días después con los pobres

infelices que, ya torturados en el camino, caerían en los calabozos de Asunción o

Clorinda. Si no eran fusilados por el nazi-paraguayo de turno, morirían

tuberculosos, locos o de cualquier peste.

El mate me acompañaba cuando estaba solo y en la cabeza maquinaba mi

huída hacia Clorinda para enlazar con Misiones.

Pero, al final, fue por agua mi escape.

El Paraná me transportó

En Entre Ríos, ya avisado, me esperaba un argentino.

Muy caballero, muy educado como son algunos allá. Con el peinado chato

como Gardel.

Page 95: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Me contó que estaba cumpliendo la misión que le había encargado un amigo

de mi amigo Roa Bastos.

¡Chámigo! Este Augusto.

Enfiló, con su fitito, hacia el Túnel que une Paraná con Santa Fe.

Yo nunca había pasado abajo del agua por un túnel.

¡Es de no creer lo que puede la mano del hombre!

Llegamos de noche.

Después de cruzar un pintoresco puente, que el argentino me dijo que se

llamaba Puente Colgante, las luces de la ciudad me recibieron.

Parecía una ciudad tranquila.

Cerquita del puente estaba la casa.

Nos detuvimos y el argentino me dijo.

_ Amigo, lo voy a dejar en una casa de familia muy conocida de Santa Fe,

pero a usted, por ahora, no lo verán. Uno de los hijos, aprovechando que el cabeza

de familia está en Europa, lo acogerá en el sótano de su residencia con absoluto

silencio. Desde ya confío en su discreción como usted deberá confiar en la buena

voluntad que nos mueve a ofrecerle esta especie de salvoconducto.

Entonces, me di cuenta que la Argentina se estaba poniendo peligrosa para la

gente al igual que para los paraguayos en su pago.

La mansión era imponente, daba a un boulevard y tenía dos entradas por dos

calles porque abarcaba muchísimo terreno.

Cruzamos jardines, fuentes, estatuas, todo rápido, casi a lo oscuro.

Se abrió una puerta y, un indio vestido como cristiano civilizado inclinó la

cabeza y nos hizo señas para que lo siguiéramos.

Page 96: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Entramos en una amplia y lujosa cocina, casi, casi de ésas medidas era mi

rancho paraguayo.

En un ángulo, entre dos paredes había una puerta que el indio abrió, prendió

una luz y se vió una escalera que descendía.

Bajamos.

Llegamos a una enorme despensa y bodega.

Allí, volvimos a bajar por otra escalera.

Ese lugar era un lavadero.

Pilas de ropa, fuentones, baldes, percheros con ropa colgada y varias

planchas a carbón.

Otra vez bajamos.

Lo que apareció a mi vista, no lo podía creer.

Era una casa lujosa dentro de otra casa.

Jamás en la vida, hasta ese día, tuve frente a mi tanto lujo y comodidades.

Esos muebles fabulosos de maderas desconocidas.

El piso alfombrado con distintos tapices que separaban, y unían a su vez, las

zonas determinadas para Biblioteca, dormitorio, comedor.

Cortinados, visillos, carpetas, floreros, esculturas, cuadros, arañas, muebles

todo acorde con una decoración palaciega.

En menos de una semana pasé de fugitivo con riesgo de morir ahogado en un

tanque de agua en el techo de la Estancia LA CHÚCARA a huésped en un piso

lujoso de Santa Fe.

Y, todo, gracias a mi amigo don Augusto Roa Bastos.

Gran patriota y mejor persona este don Augusto.

Page 97: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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De no ser por él, yo seguiría siendo la carne de cañón barata de los

vendepatrias.

Su mamá ayudó a mi mamá y él, me enseñó a comprender el porqué estamos

sometidos en nuestra querida tierra paragüaya.

Desde Buenos Aires me ayudó con los gastos para que viajara hasta allí.

El vendía libros y yo vendía ropa.

En el 73 mi madre enfermó y quise ir a verla.

Pasó el tiempo, me quedé con ella y no pude volver.

Llegando el 75, me avisó que corría peligro en Paraguay, cosa que yo ya

había advertido.

Por teléfono le dije que iba y por teléfono me explicó que dejara todo en sus

manos y que yo sólo le avisara por donde iban mis pasos.

En nuestra última llamada en Paraná me contó que ya en la Argentina

estaban persiguiendo y matando como en Paraguay.

La triple A de José López Rega estaba matando hasta en las calles de Buenos

Aires.

Y, aquí estoy.

Mañana a la noche me llevan a Rosario.

Dejo estas líneas como agradecimiento a la familia Quintana que me ayudó y

es la dueña de este chalet

Algún día, en tiempos mejores para la humanidad, volveré para agradecer

personalmente.

Y, a lo mejor, ese día conoceré a los niños que ríen, corren y cantan, allá

arriba; donde, ahora, no me ven ni yo los veo.

Dios y el Tata Ateo los bendiga, lo digo y lo firmo:

Page 98: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Hermenegildo Rosales Prieto”

Mientras yo esperaba con paciencia su lectura, a medida que leía, observaba que la cara de

esfinge india, seria, como tallada en madera y piedra de Don Augusto Roa Bastos comenzaba a

transformarse con un gesto de tristeza, que por momentos le obligaban a interrumpir la lectura.

Cuando terminó, se levantó y con paso pausado se acercó a la biblioteca.

Sacó un bibliorato.

Lo abrió.

Se volvió a sentar, pasando las hojas buscando, evidentemente, algo importante.

Al encontrarlo me dijo:

_Lea usted, por favor.

Sus manos temblaban cuando me acercó las páginas señaladas.

Era un recorte de un diario de Rosario que consignaba lo siguiente:

AGENCIA E.F.E

5 de agosto de 1975.

Dos delincuentes abatidos.

Ayer, en horas de la noche, luego de un asalto a mano armada en el interior de la joyería El

Diamante, dos delincuentes fueron abatidos cuando intentaron huir cubriéndose la retirada a los

tiros. Identificados, los malvivientes resultaron ser: Hugo García argentino, de 25 años y

Hermenegildo Rosales Prieto, paraguayo, de 38. Ambos con pedido de captura y frondoso

prontuario delictivo. En el auto abandonado, se encontraron armas de guerra y documentación

falsificada.

Lo miré consternada.

Hubo una pausa.

Luego, él me dijo:

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_ Esta hoja del diario me la trajo Zelmira, la hermana menor de Hermenegildo, hace tres

meses cuando yo fui a Paraguay a ultimar los detalles de mi vuelta. Lo extraño del asunto, fue que

el recorte se lo mandaron a su domicilio en Paraguay a los dos días de su publicación Entonces me

dijo que ella no creía que su hermano hubiera terminado en eso, como un delincuente. ¡No míja! la

interrumpí, yo pongo las manos en el fuego por tu hermano. Él iba a mi encuentro, pero

escondiéndose. Le expliqué lo que era el Plan Cóndor y cómo se había extendido como un virus

exterminador, matando mujeres, hombres y niños. Que hasta había monjas y curas corriendo la

misma suerte. A demás, estaba demostrada la relación internacional de los represores ¿Porqué le

mandaron la noticia del diario a ella? Era para meter miedo o sembrar dudas. Daba igual. Mientras

tanto, yo lo esperaba, pero no tenía noticias, era como si se lo hubiera tragado la tierra y, me tuve

que ir solo a Europa con la intriga que permanecía en mi corazón Ahora, con las letras que él dejó

escritas en Santa Fe, está todo claro: es otro desaparecido que esta vez lo hacen pasar por

delincuente. Hoy mismo le hablaré por teléfono a Zelmira y le diré que le llevo la última carta de su

hermano.

Fue la primera y última vez que nos vimos con don Augusto Roa Bastos.

Él volvió definitivamente al Paraguay, falleciendo en 1995.

Yo sigo viviendo en Santa Fe.

El chalet ya ha sido demolido. Los ladrillos que formaron sus paredes fueron mudos testigos

de los sentimientos más nobles y más mezquinos de la condición humana, algo así como los

acontecimientos de la vida misma. Como la historia de mi país, Argentina con sus utopías,

heroísmos, venganzas, traiciones, prejuicios, patriotismo, renunciamientos…la historia misma de la

humanidad toda.

Por eso esta carta te la dirijo a vos, MARGARITA.

Es como si Don Augusto dejara la posta en tus manos y en todas las manos de los

paraguayos patriotas.

Varios cientos viven en mi país, Argentina, otros cientos repartidos por América,

Que sus luchas y exilios no hayan sido en vano.

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Un fraterno abrazo .VERÓNICA QUINTANA.

Re: SOLICITAR AUTORIZACIÓN

De: Juan Fernandez <[email protected]>

Para: Veronica <[email protected]>

Fecha: 19 de jun. de 2008 - 7:16 p.m.

Estimada Verónica, deseando ante todo que se encuentre bien de salud en compañía de todos

los que le rodean, paso a contestar su amable carta.

Soy de la opinión de que la vida de nuestros ancestros, no es propiedad privada de nadie,

sino que esta historia oculta y silenciada y que permanece en la memoria colectiva de nuestros

pueblos, es patrimonio de las páginas heroicas de la humanidad.

La verdad es que aún falta mucho aún por desenterrar, para poder entender la magnitud del

esfuerzo de nuestros abuelos...

El esfuerzo por la recuperación de nuestros territorios, de nuestro continente y de nuestro

bienestar, esta dando sus primeros pasos y resiste el embate de las oligarquías racistas y apátridas

que asentadas por siglos en los centros de poder se resisten a dejar el látigo, y quieren seguir

haciéndose las Américas, pero sus ansias desastrosas se estrellan en el muro levantado a fuerza de la

voluntad y del sacrificio granítico de los amautas originarios, es definitivo y no hay cabida para un

retroceso colonial.

Le deseo pues éxito en la concretización de su novela, y en lo que a mi respecta, espero que

los apuntes que hago de nuestra realidad le sirva de alguna ayuda.

Atentamente: Juan Fernández

> From: "Verónica" <[email protected]> > Till: <[email protected]> > Rubrik:

SOLICITAR AUTORIZACIÓN > Datum: Mon, 24 Jul 2006 20:16:19 -0300

Estimado J. Fernández. La siguiente es una copia que envié a su compatriota de

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[email protected] por equivocación de dirección electrónica, pero el pedido es el mismo:

"COMPAÑEROS:

"Estoy escribiendo una novela y les solicito autorización para publicar las historias de los

valientes indígenas, "nuestros queridos ancestros.

"COMO ARGENTINA SIENTO LA NECESIDAD DE GRITAR: NO BASTA EL

PERDÓN! ¡SI NO "LLEGA LA JUSTICIA ¡ La esperanza está en EVO!.

"UN ABRAZO

"VERONICA QUINTANA

"ARGENTINA

[email protected]

Antes que el sueño lo venciera, el último pensamiento de Roque fue el propósito de

desentrañar, a la mañana siguiente, el misterio de esas hojas desparramadas en el pasillo y, que,

indudablemente pertenecían a su vecina Verónica.

Page 102: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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RAMIRO

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CONSULTA

_ Conde, te quiero consultar algo en privado.

La expresión, en el Rostro de Ramiro, algo no habitual en él, era tensa.

_ Con gusto, pero hoy será imposible, tengo tres pacientes, de los cuales, uno lo atiendo por

primera vez.

_ Discúlpame, no sabía que tenías pacientes en Santa Fe.

_ No tengo porqué disculparte – me dijo con cara sobradora.

_ Es una palabra que tengo como muletilla. No tengo intención que lo tomés como mi Niño

Sumiso.

_ ¿Vos te pensás que analizo las veinticuatro horas? Por las dudas, si eso es lo que tratás de

hacer, te doy un consejo: No lo hagás, es alienante.

_ Lo tomaré en cuenta, aunque creo que no es ése mi problema. Y, con respecto a la consulta

era para mi padre. Mi padre real, mi papá que nunca quiso que lo llamáramos así.

_ Te puntualizo dos cosas, pero mejor sentémonos hasta que lleguen los demás.

Dicho esto, se dirigió al bar del hotel, donde ése domingo cenaríamos con el grupo P.A.N.

Nos sentamos en una mesa alejada, aunque no había mucha gente dado que, posiblemente por

la hora, lo que se estaría llenando sería el restaurante.

_Las dos cosas que te puntualizo- repitió retomando el diálogo- son: Número uno, todas las

entrevistas las cobro. Número dos, la primera puede ser una introducción al diálogo con la

presencia de una tercera persona. En tu caso, vos, tu papá y yo. Lo practico a los efectos de

considerar si es posible mi intervención terapéutica.

_ Vos querés significar, que es como una consulta. ¿No es cierto? Pero eso no va a suceder

nunca- le contesté- dado su carácter, es imposible.

_ Nada es imposible Ramiro. Por el momento dejémoslo así y al respecto, te voy a dar un

changüí para facilitar la tarea de una eventual participación mía.

_ ¿Te parece posible? ¿Cómo?

_ ¿Tenés presente el hexágono vital que practicamos en varias charlas?

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_ Si, me compré el libro que nos dijiste.

Mientras dialogábamos, vislumbré una nueva perspectiva y, entusiasmado exclamé:

_ ¿El hexágono vital de mi viejo?

Conde sonrió y me dijo, como al pasar, mientras iba al encuentro de los que estaban

llegando:

_ Cobro caro, pero te voy a cobrar la mitad si me preparás completo el hexágono de tu

viejo.

SUELE PASAR.

No encuentro el libro.

Suele pasar. ¿Lo habré prestado? ¿A quién?

Tendré que preguntar uno por uno.

Mejor, busco antes. Busco, busco, lo tengo presente, es de color amarillo y tenía el

hexágono dibujado en la tapa.

¿Cómo tenía? ¿Pelotudo? Lo tiene, seguí buscando.

Estoy mareado de leer los lomos con la cabeza inclinada. ¡Lo que faltaba! Marearme. ..

¡Lo encontré!

Con letras verdes y rojas. EL MANEJO DEL STRESS: Roberto Kertessz y Bernardo

Kerman.

Un hexágono grande que ocupa casi más de la mitad de la página. Dentro del mismo todo es

telaraña en cuyo centro hay una figura humana.

En un ángulo, una araña está tejiendo sus hilos.

Recuerdo que lo abrí ansioso, fui hojeándolo y leyendo sus títulos.

Muchos renglones están subrayados por mi.

Áreas de conducta.

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Niveles de Maslow.

Conflicto del rol.

Stress de la pareja y la familia.

Juegos sicológicos.

Enfermedad de Adaptación.

Pagina 378.-

“Al fin sabrá ahora que significa esa telaraña de la tapa del libro. Para simplificar en un solo

diagrama la esencia del Manejo del stress y un estilo de vida íntegramente sano, hemos determinado

6 aspectos (que más abajo dibujaremos como un Hexágono):

La Dieta (consumir lo sano y necesario, eliminar lo tóxico.

Ejercicio físico regular, vida al aire libre, sol, etc.

Reposo, relajación, respiración profunda, meditación.

Diversiones, obvies, preferentemente activas.

Trabajo interesante, enriquecido.

Grupo de apoyo. Asertividad social.”

¡POR FIN!

¡El Hexágono vital!

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Preparé prolijamente, un hexágono como exigía el modelo y pensé ¿O lo dije en voz alta?

_ Bueno don Ramiro, está usted en mis manos y lo viseccionaré pedacito a pedacito.

Dieta: dieta y salud era una consecuencia de la otra

¿Qué sabía yo de mi padre y sus regímenes?

Ejercicios Físicos: Tampoco.

Relajación, etc….:

Diversiones, esparcimientos: Ignoro completamente cómo eran

sus reuniones o esparcimientos

Con los amigos que; ahora, ya no tiene.

Actividades interesantes: No sabía.

Grupo de apoyo, protección afectiva: ¿¿??

¡Pero estos datos corresponderían a cuantos años atrás!

¿Acaso actualmente conozco a padre?

Nunca nos dio a conocer sus sentimientos hacia nosotros, sus hijos.

Sólo rigor:

Usted estudie.

En la mesa no se habla.

Lo que yo digo no se discute.

No debíamos hablar con los choferes ni las mucamas ni el jardinero. Y, sin embargo, muchas

veces éstos suplieron la relación parental con afecto y asertivamente.

Don Ramón, el jardinero ¡Con cuanto cariño curó nuestras lastimaduras!

Los choferes nos cuidaron y aconsejaron cuando fuimos muchachos.

¡Doctor Conde, renuncio indeclinablemente a trazar el Hexágono Vital de don Ramiro

Exequiel Maximiliano Quintana!

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¿Que será de la vida de Hans?

1945 fue el último año en que lo vi.

Recordando esa fecha y a mi amigo alemán, tuve deseos de bajar a los sótanos.

Era un día de verano, estaba solo y bajé.

En realidad, lo que había quedado de los sótanos era sólo el primer subsuelo a contar desde la

planta baja. Anteriormente, habían existido dos subsuelos más, pero, la falta de mantenimiento

obligó a sus clausuras.

Ahora solo faltaban unos años para llegar al 2.000, con la coincidente venta del edificio por

el fallecimiento de mis padres.

Nos quedó la costumbre de decir “los sótanos”, pero en la actualidad era uno solo el que

podía considerarse como tal. Con muebles, espejos, alfombras, cristalería, arañas, cuadros,

encimados, superpuestos, aquí y allí sin orden. Supuestamente esperando un resurgimiento

económico que nunca ocurrió y que, probablemente un remate será lo que le espera.

Lindor, hijo de un indio chaqueño, supo contar las versiones de su abuelo, quien fuera capataz

hace añares, en una de las tantas estancias de los Quintana. En voz baja y cuando se había pasado

con algunos vasos de ginebra, cuchicheaba que allí hubo gente escondida en distintas épocas. No

sabía el cómo ni el porqué sólo que tenía orden de atender muy bien al huésped escondido y con

orden estricta de no comentarlo con otro personal de servicio.

Solamente Petrona, la cocinera, y él tenían la obligación de bajar y atender al refugiado.

Le comentó que conoció a dos de ellos, que estuvieron en distintas épocas.

También Petrona le dijo que su padre, ya fallecido y cocinero en el Chalet, había atendido a

un militar y a un sacerdote en el refugio.

¿Serían dos los asilados?

¿O cuatro con los dos del padre de Petrona?

1) Calculando por épocas. Si los hubo cuando vivía el padre de Petrona y luego, ella atendió

a otros junto con Lindor, era evidente que el refugio albergó a varios.

2) Yo mismo, corriéndonos a 1945, refugié a Hans Keller.

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3) Además esos episodios habían transcurrido con la generación anterior de los Quintana.

La mezcla de encierro y humedad presentes por ausencia de ventilación produjeron una

atmósfera que al entrar en mis fosas nasales y llegar a mis pulmones, involucró todo mi sistema

respiratorio originando una sucesión de estornudos que permití librarlos espontáneamente ya que no

era necesario que me contuviera para no originar ruido alguno.

Total, estaba solo y nadie me oiría.

Además, mamá Celine supo permitirles a mis sobrinos, el disfrute de bajar y jugar con lo

escondido, con lo guardado.

Empiezo a revisar, rincón por rincón, muebles, cajones, gavetas.

Algo me dice que si busco encontraré indicios, olvidos, una carta, una joya, una moneda.

Cansado desisto girando resignado mi última mirada alrededor.

Me detengo en la puerta que da al montacarga.

La “puertita mágica”, como le decían mis sobrinos.

La abro.

Oscuridad absoluta.

Prendo un fósforo e introduzco osadamente mi cabeza.

Veo el brillo de algo metálico. Me acerco más tratando de llegar con mis brazos estirados.

Imposible.

Frenético, busco alrededor algo para poder subirme.

Veo una butaca tapizada en seda natural, con motivos que fueron multicolores y ahora se

ofrece con lastimoso desteñido en algunas zonas.

¡Perfecto!

Me servirá para subirme y llegar a eso que brilla,

La traslado.

Me subo a ella y la seda natural cruje, llora, muere como los miles de gusanos que

permitieron tejerla en la China.

Page 109: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Un anticuario hubiera llorado.

Yo no.

Tampoco tengo añoranzas de hurgar en el pasado de esta antigüedad

Quizás le costó una fortunita a un burgués devenido en noble, mediante el mobiliario que

fue comprando para aparentar su ausente alcurnia que luego respaldaría con la compra, esta vez, de

un título nobiliario.

Disfrazar.

Aparentar.

¡Válgame Ramiro! ¡Dejate de pavear!

Estás tan ansioso que empezás a mezclar tus ideas socialistas con una

vetusta butaca tapizada en seda natural china.

A medida que acomodo las piernas, inclinándome, con una mano el fósforo y con la otra,

tratando de tomar la manija, siento que la tela sigue crujiendo.

¡La agarré!

No se dice agarré.

¡La tomé!

¡La agarré!¡ Que tanto!

Tiré, tiré, tiré hasta que fue cediendo y bajando con un chirrido quejoso de metal arrumbado.

¡Cómo no se iba a quejar!

¡ Si por años bajó y subió, junto a la comida y la ropa, esperanzas, miedos, tristezas!

¿Y, cuantas noticias esperadas ansiosamente?

Tiro con fuerza.

Otro ruido crujiente y la cadena empiezan a sacudirme.

Me doy cuenta que parado sobre la butaca pierdo la mitad o más de mis fuerzas.

Me bajo.

Page 110: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

110

Ya, en piso firme, vuelvo a tomarla, y, caminando, me desplazo arrastrándola en toda su

longitud.

Ahora la veo ¡Allí estaba!

El ruido lo había provocado una caja de madera que estaba amarrada a la cadena con una

argolla que era lo que brillaba y; cuando yo tiré de ella, se columpió por la fuerza del envión.

La desprendí de la argolla.

Ahora la caja era toda mía.

Estaba lacrada.

Era una caja de madera rústica, con ensambles añadidos.

Cerraba con una tapa que, en lugar de bisagras, encastraba prolijamente.

De no ser delatada por su madera común y hubiera sido de ébano; a mi que no soy un

experto,la confundiría como una antigüedad de valor.

Rompí el lacrado que estaba encimado al encastre.

Me costó abrirla. La tapa se resistía.

Por fin, cedió.

Tenía sobres, hojas enrolladas y una bolsa de tela blanca como de sábana.

En un extremo estaba fruncida sujetada por una cinta con un moño que desaté ansioso.

Adentro había un cuaderno prolijamente enrollado y sujetado, también, con otra cinta que,

desde luego, también desaté.

Con cuidado lo desenrollé.

Abrí el cuaderno, en la primera hoja decía:

1930 - Desde mi prisión.

¡Era la letra de mi hermana Marcia!

Seguí leyendo.

Page 111: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

111

En el sótano, junio 20:

Hoy es el día de la Bandera Argentina y cuarenta que estoy prisionera en éste sótano.

No se oye ruido alguno.

Posiblemente han ido al desfile Patrio.

Soledad es maestra, habrá ido con sus alumnos.

Mi padre don Ramiro Exequiel Maximiliano Quintana estará en el palco del gobernador con

todas las autoridades oficiales.

Mientras yo, su hija estoy prisionera en un sótano por decisión suya.

Sé que mi madre le ha implorado para que desista de semejante castigo pero por única

contestación da un portazo y se va a su campo de Rincón a disfrutar del sol, sus amigos y ordenar a

los peones.

Llevo tres meses y medio de embarazo. No pierdo las esperanzas que cambie de idea. Que sus

sentimientos sean superiores a su prejuicio. Que me deje casar con Mauricio.

¡Pobre Mauricio!

¡Mareado y con vómitos igual que yo!

A pesar de mi drama, he reído cuando me llegó su carta escrita en la Fragata Sarmiento

donde es marinero-conscripto.

Tuvo prohibida la entrada a mi casa casi al mismo tiempo que le llegara la citación para

presentarse en 24 horas ante las autoridades de la Marina.

No le dieron explicaciones.

Después se enteró de mi calvario, por mi hermana Soledad y un amigo de él, llamado Diego.

Gracias a ellos hemos hecho una cadena de mensajes con las cartas que, al principio

demoraron muchísimo y, las mías no le llegaban.

Sus cartas son una bendición para mi claustrofobia.

Las leo y releo.

Page 112: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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MARCIA MÍA:

Eres mía, mía y de nadie más.

Te escribo evocando tus ojos que tantas veces besé sin imaginar que algún día me prohibirían

verte.

Debes saber que NADIE ni NADA nos separará aunque, ahora, traten de

hacerlo. Somos dos seres que nos queremos y estamos seguros de nuestro amor.

Mis padres nos apoyan pero me comunicaron que don Ramiro no aceptó ninguna entrevista

con ellos. Te lo cuento para tu tranquilidad, tú serás otra hija para papá y mamá.

Dentro de quince días llegaremos a Marsella y espero que se me alivien los

vómitos y los mareos que tengo desde la partida del puerto de Buenos Aires.. No soy el único pero

la homogeneidad no nos consuela y menos porque las tareas las debemos cumplir igualmente.

Apenas descienda del barco te mandaré esta carta con todo mi amor que tú ya sabes y

conoces.

El futuro es nuestro mamacita. Ven, abrázame y cuéntame cuanto me quieres.

Bésame, bésame, bésame.

Tu Mauricio.

La carta de Mauricio me dio fuerzas para revelarme y me he negado a comer.

He decidido devolver, por el montacarga, la comida intacta.

5 DE JULIO

Hoy vino mamá asustada, porque devuelvo la comida y, al verla, me he asustado yo porque

estaba muy demacrada y no paró de llorar mientras me pedía que por favor cambiase de actitud.

Le prometí que si, no quiero torturar a mi madre que es víctima de un ogro.

Desde que me enclaustraron no la veía porque tenía prohibido bajar, pero hoy, triste e

indignada bajó a riesgo de todo.

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DESDE MI CAMAROTE:

Mi Amor:

Mi mamacita, mi única, mi verdad.

¿Sabes una cosa?

He aprendido a pelar papas, a cocinar sopas y guisos, limpiar baños, lustrar metales,

maderas y todo lo que me ordenen, limpiar vidrios de puertas, ventanas, ojos de buey, lavar pisos y

planchar ropa.

Todo eso hace tu marinero conscripto Mauricio Robles clase 1912.

Tú futuro marido y que no me ha sido fácil porque algunas ampollas y moretones gané.

Desde donde te escribo, garabateando con los movimientos de mi cama coy (aunque he

mejorado la letra ¿no es cierto?) sólo veo, a través del ojo de buey agua, agua y más agua.

¿Por qué le dirán ojo de buey?

No lo sé.

Tampoco sé porqué no me llegan tus cartas si yo mandé a mis padres, la hoja de ruta y los

puertos que tocaríamos con el pedido de dársela a Soledad.

Las de ellos si me llegan.

Creo conveniente que en tus sobres el remito no sea con tu nombre sino con el de mi padre:

Bernardo Robles. Calle Rivadavia 1550.Santa Fe .Argentina.

Así eludiríamos al espionaje que no lo hay, pero existe.

Yo tengo serias dudas sobre la urgencia de mi presentación ante las autoridades de la

Marina. Hablando con los otros marineros, me he enterado que ellos tuvieron más tiempo entre el

llamado y la presentación a filas.

Pero eso me hace fuerte mi amor. Es triste, pero sufrir por ti me hace digno de nuestra futura

felicidad.

Bésame, bésame, bésame, hasta que nos durmamos abrazados.

Tu Mauricio.

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AMOR MÍO:

¡Que alegría saber que recibes mis cartas y, al fin he recibido una tuya!

Te contesto y recibirás esta enseguida, porque mañana llegamos a puerto y no quiero que mi

mujercita se quede sin ninguna pregunta sin contestar.

Me preguntas porqué puse cama coy

Preguntarle aquí a los otros marineros (los hay de planta y los hay que cumplen la

conscripción como yo), no me ha servido de nada porque no lo saben.

Si te puedo explicar que es una cama coy.

¿Tienes presente lo que nosotros en Argentina llamamos cama-paragüaya?

Bueno, mi muñequita, eso es una cama coy.

Pero está confeccionada con tela gruesa no con los hilos tejidos como las del Paraguay.

Ignoro si el motivo es por razones de espacio o si el débil o fuerte balanceo (según las olas)

predisponen a una más rápida adaptación a la desagradable sensación de mareo e inestabilidad

que produce a un neófito, vivir en un barco.

Te cuento que, sólo el plantel superior y el Comandante tienen camas propiamente dichas.

Cuando cumpla con mi deber a la Patria, con mi dulce esposa a mi lado, investigaré el

porqué de la cama coy en el buque Fragata Sarmiento.

Y les explicaré a mis hijos que su papá durmió en una de ellas pero que extrañaba mucho a su

mamacita.

¿Te has dado cuenta?

He escrito “a mis hijos”.

¡Nuestros hijos Marcia!

Juro que defenderé eternamente nuestra felicidad porque nos ha costado muchas lágrimas y

pronto tendremos la recompensa de nuestro fiel y recíproco AMOR.

Todo tuyo. MAURICIO

Bésame, bésame, bésame mucho por favor

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5 DE OCTUBRE.

Hoy se casa mi hermana Soledad con Pedro.

Estarán en la fiesta toda la familia, parientes y amigos.

Excepto yo.

Presa, ignorada, esclavizada

Estará mi hermano Fernando con su novia María.

Mi otro hermano Federico con su esposa Dominique.

¡Pensar que Soledad insistió para que yo cosiera algo en el ruedo de su vestido de novia!

_ Algo tuyo estará presente en mi casamiento- me dijo mientras me daba un fuerte abrazo.

Se oye el Vals de los Novios.

¿Ya estarán bailando Soledad y Pedro?

¿Estaré bailando escondida en el ruedo dando vueltas al ritmo del vals?

Llorando, me quedé dormida.

Me despertó una música y escucho un tango.

¡Pensar que conozco muchas letras o casi todas!

Apostábamos con mis hermanos, quién sabía mas y sin equivocarse.

Para escuchar bien, abrí la puerta del montacarga.

Soledad me dijo que están contratadas dos orquestas, una de Variedades y otra Típica que sólo

toca tango, milonga y vals.

En estos momentos tocan Malena, y lo canto despacito, junto con el cantor.

Malena canta el tango como ninguna

y en cada verso pone su corazón.

A yuyo del suburbio su voz perfuma,

Malena tiene pena de bandoneón.

Tal vez allá en la infancia su voz de alondra

tomó ese tono oscuro de callejón,

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o acaso aquel romance que sólo nombra

cuando se pone triste con el alcohol.

Malena canta el tango con voz de sombra,

Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción

tiene el frío del último encuentro.

Tu canción

se hace amarga en la sal del recuerdo.

Yo no sé

si tu voz es la flor de una pena,

só1o sé que al rumor de tus tangos, Malena,

te siento más buena,

más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido,

tus labios apretados como el rencor,

tus manos dos palomas que sienten frío,

tus venas tienen sangre de bandoneón.

Tus tangos son criaturas abandonadas

que cruzan sobre el barro del callejón,

cuando todas las puertas están cerradas

y ladran los fantasmas de la canción.

Malena canta el tango con voz quebrada,

Malena tiene pena de bandoneón.

Boulogne Sur Mer, Julio de 1931

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MI MARCIA QUERIDA:

Llegamos hace dos días.

Si bien en estas latitudes es verano, desde ayer llueve y hace frío.

Sergio, un marinero del plantel, es decir que pertenece a la Marina desde hace diez años, me

ha contado que en Boulogne Sur Mer el tiempo es casi siempre muy ventoso porque da al mar, con

lo cual, la imagen que todos conocemos del General José de San Martín con su bastón y su capa al

viento refleja una realidad.

Te cuento, mi amor, que la jornada del día de ayer y la de hoy, nos han impactado,

emocionalmente, a nuestros corazones de argentinos.

La de ayer, que consistió en una formación y homenaje con ofrenda floral frente al

Monumento a San Martín, nos hizo llorar a todos.

Ver esa impactante estatua donde Él señala, cabalgado sobre su caballo, hacia el frente, con

su brazo extendido, te llena de un sentimiento de pertenencia patriótica y de tristeza al mismo

tiempo.

Es en ése momento que se percibe el significado del exilio, si bien nosotros sabíamos que

volvíamos, obviamente San Martín lo habrá padecido. Y, yo, lloré, lloré y no me avergüenzo por

esa mezcla de sentimientos sumados a mi permanente recuerdo de mi noviecita.

El día posterior, nos llevaron al Cementerio del Este, donde está enterrado el granadero

argentino JUAN RABUFFI que falleciera en el año 1909

Murió, de pulmonía, 19 días después que, junto a ciento diecinueve Granaderos a Caballo,

hicieran una formación con motivo de la inauguración del monumento al General José de San

Martín.

En una sencilla placa, una lápida blanca, en el suelo dice:

JUAN RABUFFI

1888- 1909

Granadero Argentino

Todos ignorábamos esta triste historia.

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El Comandante nos ha dicho que los trámites para repatriar los restos ya se han iniciado,

pero, la burocracia tiene cara de hereje.

Querida mía, quise contarte esta novedad y acontecimiento histórico que yo desconocía e

imagino que pasará lo mismo contigo.

Quiero despedirme diciéndote que mis padres están haciendo todas las diligencias para que

nos casemos en cuanto yo vuelva al suelo patrio.

Además, me he enterado que se casó Soledad y que la fiesta se realizó en el chalet y actuaron

dos orquestas.

Cierro los ojos y bailo contigo al compás de “El día que me quieras”

Acaricia mi ensueño el suave murmullo de tu suspirar,

¡como ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar!

Y si es mío el amparo de tu risa leve que es como un cantar,

ella aquieta mi herida, ¡todo, todo se olvida..!

El día que me quieras la rosas que engalana

se vestirá de fiesta con su mejor color.

Al viento las campanas dirán que ya eres mía

y locas las fontanas me contarán tu amor.

La noche que me quieras desde el azul del cielo,

las estrellas celosas nos mirarán pasar

y un rayo misterioso hará nido en tu pelo,

luciérnaga curiosa que verá...¡que eres mi consuelo..!

El día que me quieras no habrá más que armonías,

será clara la aurora y alegre el manantial.

Traerá quieta la brisa rumor de melodías

y nos darán las fuentes su canto de cristal.

El día que me quieras endulzará sus cuerdas

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el pájaro cantor, florecerá la vida,

no existirá el dolor...

La noche que me quieras desde el azul del cielo,

Las estrellas celosas nos mirarán pasar

Y un rayo misterioso hará nido en tu pelo,

luciérnaga curiosa que verá... ¡que eres mi consuelo!

¿Te gustó?

Me transporta a mi lejana Patria, a mi lejana noviecita, mi amor, mi cariño sublime

Para nosotros dos ya llegó el Amor Eterno,”El día que me quieras” es solamente la letra de

una canción.

Esta noche, mirando por el ojo de Buey, desde el azul del cielo las estrellas curiosas tratarán

de leer mi carta de AMOR.

ABRÁZAME, ABRÁZAME, FUERTE, FUERTE.

Tu Mauricio.

MI MAURI: ¡QUE FALTA QUE ME HACÉS!

¡No estás!

Te busco y ya no estás.

Espina de la espera

que lastima

más y más...

Gritar

tu nombre enamorado.

Desear

tus labios despintados,

como luego de besarlos...

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¡No estás!

Te busco y ya no estás.

¡Qué largas son las horas

ahora que no estás!...

Qué ganas de encontrarte

después de tantas noches.

Qué ganas de abrazarte,

¡qué falta que me haces!...

Si vieras que ternura

que tengo para darte,

capaz de hacer un mundo

y dártelo después.

Y entonces, si te encuentro,

seremos nuevamente,

desesperadamente,

los dos para los dos.

………No puedo seguir escribiendo, tengo dolores muy fuertes. Mañana le avisaré a mamá.

Ramiro comprueba que no hay más cartas ni más anotaciones en el cuaderno. Sólo unas

sencillas, tiernas y sinceras palabras de amor de dos adolescentes desesperados.

¿Hubieron más cartas? ¿Se habrán perdido?

Sólo sabe que dos días antes del parto, la sacaron a Marcia de allí y que nació una niña el 12

de diciembre de 1930.

Y que esa niña es su ahora querida y recuperada sobrina Malena.

Page 121: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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¡Pero, ya estoy cansado!

Me iré a la cama y leeré estas hojas que comienzan también, con una fecha: 1852.

Abril de 1852.

El centinela gritó:

¡ALTO! ¿QUIÉN VIVE?

Pero sólo escuchó el galope del zaino de Montoya.

Enseguida las balas silbaron y zumbaron por los cuatro costados.

Pero ninguna, ni siquiera, le rozó.

A mi me protegía el Tata Dios, de esos infames traidores que me

mataron al Coronel Martiniano Chilavert.

Lo asesinaron sin compasión.

No rispetaron a un valiente.

Están bautizados con nombres de cristianos pero eso no le hace, no

cambea la cosa.

Son bestias y matan gentes así nomás.

¿Cómo sino se puede bayonetear a un hombre que pide morir de frente

y de pie?

Eso no se le puede negar a naide.

Pero la orden era fusilarlo de la espalda como a los traidores.

¡Justo a él, que denunció a los traidores!

¿Desde cuando no se rispeta el último deseo de un patriota?

¿Quién lo ordenó?

¿Quién obedeció esa indecencia?

Page 122: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

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Fueron varios y no tendrán PERDÓN.

Pidió que su reló se lo dieran a su hijo y, es el que yo yevo escondido en

mi bota tapada con la bombacha bataraza.

Ya no tengo el uniforme, ya no soy soldado.

Mi jefe era el Coronel Martiniano Chilavert, yo aura me escuendo.

Juyo llevando el último deseo y juro que lo llevaré a destino

Mi coronel tenía amigos en Santa Fe, para allí voy y no sé cuando

llegaré.

Primero tuve que hacer un rodeo escapando al Uruguay.

Ayí topé con todas gentes buenas que además creyeron que yo era un

paisano argentino que buscaba conchabo en alguna estancia.

En llegando a Paysandú yo sabía que estaba casi frente a Colón.

¡Malaya!

Me irve la sangre de pensar que estoy tan cerca de la villa San José,

donde tiene su palacio el General que dio la orden de matar a mi Coronel.

Seguí de largo hasta Salto y casi cruzo a Concordia pero me dije:

No Montoya, seguí que esta tierra no te conviene.

Antes de llegar a la Uruguayana, crucé el río Uruguay, me interné

por Corrientes.

Curuzú Cuatiá, Mariano Loza, las iba tragando con los ojos casi

cerrados de cansancio, bronca y apuro.

En Goya me sigo por el Paraná hasta el San Javier.

Dejé el río y crucé un maizal.

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Me topé con una tapera abandonada y me metí.

Flechas, vasijas de barro, collares con plumas. Se nota que aquí

anduvieron los indios salvajes.

Me crucé con un paisano y le priegunté si iba bien para Santa Fe y si

faltaba mucho.

Me contestó que para lo primero estaba pero para lo segundo debían

pasar días para llegar a las tierras que habían sido de don Antón Martín a

quién Don Juan de Garay se las dio pero que indispué se fueron heredando.

Esos pagos se llaman del Rincón .Desde ayí debería enfilar para Santa Fe.

Que en estos momentos estábamos pisando las tierras del Rudesindo

Escobar de quién no se sabe si vive o se murió en la guerra porque Urquiza

los arrió como ganado, no así a los soldados brasileiros a quienes les lamía

las botas o lo que fuera con tal de que peliaran contra el Rosas de Buenos

Aires.

¡Ayí me dí cuenta otra vez!

¡Tenía razón mi Coronel Martiniano Chilavert!

Por voltiar a un dictador no se puede uno aliar al enemigo de nuestro

país.

¡Cómo se burlarán los brasileiros!

Por los momentos se me aparece la cara de don Martiniano, como me

lo contaron, ensangrentada y tajeada a bayonetazos y me dentra un

temblor que no se me pasa ni parado, ni caminando, ni nada.

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Aunque yo lo hubiera acompañado adonde juera, me dijieron que él no

quiso juyir.

Que también le exigió al que lo vino a buscar que debía venir a llevarlo

otro de su rango o superior.

Y se quedó fumando esperando que cumplieran su pedido.

Ricuedo, casi lo escucho cuando me decía que yo era su mensajero en

esclusividá me mandaba con sus partes y las cartas escritas de su puño y

letra.

Fui yo el que le llevó la carta al General Oribe.

_ Tomá Montoya (me tuteaba únicamente cuando estábamos solos) ya

sabé ahora vó sos mi mensajero. Palabra más, palabra menos, así me dijo.

A la güelta, cuando le conté que ese general la leyó en vos tan alta que

yo escuché aunque estaba lejos y que ricuerdo que decía a la final: Traidor,

traidor, traidor

Entonces el me dijo:

_ Eso no se comenta soldado, lo escrito tiene valor de documento

secreto. No lo olvide.

Y, no lo olvido mi comandante.

Aura yo, en secreto, aunque sin escrito, llevo el reló para su hijo, como

usté lo quiso antes que lo mataran esos salvajes.

Me contaron que a los puños y patadas querían ponerlo de espalda

para fusilarlo como un traidor y usté dijo

_ ¡NO! A un Valiente muere de frente y de pié.

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Si es cierto que esa orden la dío el general Urquiza no sé si dios lo

perdona cuando muera. A un valiente se lo rispeta hasta el fin y si ese

valiente se defiende con honor el cobarde es el que da la orden.

Los campos de Leyes estaban todos sembrados. El trigo se movía con el

viento norte y parecía un río con olas amarillas.

Un gurí cazando pajaritos me dijo que eran los pagos que pertenecían

al Fuerte.

Me primerió desconfiado, pero endespués se dio cuenta que yo era

igual que él por mi forma de hablar de cristiano y a mucha honra.

Me dijo que dormía en el Fuerte porque los indios habían matado a

toda su familia; madre, padre y hermanitos. Él era el más grande y pudo

salvarse porque de noche supo el camino donde dir.

_ ¿Usté desertó? - me prieguntó.

_ ¿De donde sacaste eso? ¿O no ves que llevo bombachas y sombrero?

_ ¡Clarito, don! Para dejar de ser soldado hay que cambear de disfrá.

Terminamos riyendo los dos.

Comimos los pajaritos asados y le priegunté si no le daban de comer en

el Fuerte.

_ Ni sí ni no, don. Yo prefiero mi libertá y ellos no me dicen nada a

condición de que vuelva a la noche y yo cumplo. No es gente mala y me

darían de comer, pero es gente distinta a como eran mis tatas y nomás no

me acostumbro.

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Le conté que yo había conocido a un soldado Reynoso que tenía un ojo

verde y otro marrón. Y que por eso los otros lo cargaban hasta cansarlo y

que una vé peliaron con facón y todo. Les costó treinta días de calabozo a

los siete que habían estado en el entreviero. Y que los treinta no llegaron a

cumplirse porque vino la orden de correrse río abajo. Pero, la pelea sirvió

para que no lo jodieran más al Reynoso por sus ojos distintos. Todo eso

venía a cuento porque ese soldado decía que vivía en las tierras de don

Antón Martín y yo maliciaba que ya estaba llegando cerquita para ayí

porque llevaba cinco días de galope y entre más o menos uno o dos de

descanso. Y, eso sería en mis pagos, porque los días del Uruguay perdí la

cuenta.

_ ¿Descanso o escondido?- me preguntó malicioso el gurí.

_ Las dos cosas mi’jito ¿O vó cres que voy a ser pasto de los indios

jerejes?

_ Si, don- me dijo conciliador- todo el cuidado no es basta para no

chocar con estos salvajes. Esos no se burlan de los ojos, se los arrancan

nomás.

A la tardecita, dispués de dormida la siesta nos despedimos.

Me explicó que cuando se juntaran dos riachos doblara para el este y que

con galope seguido, antes del amanecer estaría.

El paisaje y sus ruidos me hacían olvidar, por momentos, mi misión.

¡La pucha que lindos colores!

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Pasé por un río.

Luego arenales..

Ya habían pasado como veinte minutos, cuando sentí otra vé el

murmuyo del agua al correr.

Paré y di la vuelta guiándome por el ruido.

Me topé con otro arroyo, más arroyito que otra cosa.

Había mujeres lavando ropa.

_ ¡Buenas y Santas!, vengo con mensaje para los Reynoso - dije

gritando para que no se asustaran.

_ ¿De cuál Reynoso? Le preguntó una matrona gordita que ya se estaba yendo con su lío de

ropa.

_ Vea doña, el Reynoso que se llevaron para el Sur y terminamos, - se corrigió - terminó en

Caseros.

_ ¿Cómo que terminó?

_ Que terminó la batalla digo, la batalla de Caseros, en el Palomar, pero se desbandaron casi

todos. Yo diría que, el que pudo se salvó.

_ ¿Y usté lo conoció al Venancio el de los ojos? - volvió a preguntar.

Montoya lo pensó un momento y contestó mitad verdad, mitad mentira.

_ Sí señora, me dijo que si necesitaba ayuda, al llegar al Rincón la pidiera.

_ Venga conmigo- dijo resuelta.

Se apeó y la siguió.

Los caminos eran todos de arena.

Se notaba que era una persona tirando a joven, todavía, porque no se agitó durante los quince

minutos que subieron y bajaron las lomitas que se hacían por el arenal.

Antes de rodear la arboleda de crepones blancos y rosados, los perros empezaron a ladrar.

_ A mi sola, nunca me ladran- dijo.

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_ Será porque yo soy de otros pagos- contestó Montoya por decir algo.

Abrió el portón de alambre y aparecieron perros por todos lados.

_ ¡Bueno, quietos! ¡Dejen pasar!

Les hablaba mientras íban entrando, pero ellos no paraban el ladrido.

Yo no les demostré miedo.

Estaba acostumbrado a esos nobles animales que son agradecidos

hasta porque le dés agua. Endemás, esos se dan cuenta si te julepías y

entonces vas jodido.

Apareció un rancho grande de adobe y paja. Con ventanas pintadas de azul y las paredes

rosadas.

Dos crespones plantados a los costados hacían juego con su fronda de colores.

Una glicina llena de falsas uvas, trepaba hasta el techo y se acostaba con las pajas

prolijamente enfiladas. Las que llegaban hasta la ventana estaban a propósito haciendo una especie

de alero para darle un poco más de sombra.

Hasta ahí se fueron también las ramas de las glicinas con sus flores y era de llamar la atención

el juego de flores, hojas, pajas y las cortinas volando en las ventanas abiertas.

El perfume en derredor invitaba al descanso.

Contemplando toda es belleza ofrecida a sus desilusionados y cansados ojos.

Rudesindo se dijo para sí:

_Te estás ablandando Montoya.

Se abrió la puerta.

Un viejo con la cabeza toda blanca los miró interrogando con los ojos.

¡Tenía uno verde y otro marrón!

_ Tata, este hombre conoce al Venancio.

_ ¡Ajá! – Intervino Montoya - y usté debe ser el padre porque tiene, igualito, los ojos distintos.

Entre los dos, mujer y viejo, no paraban de prieguntar y prieguntar.

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No les dije que la mayoría había muerto en el campo de batalla y que

los que quedaron fueron fusilados como enemigos no como argentinos que

eran.

Además los habían colgado, en los árboles, como delincuentes, con los

cuerpos desnudos a lo largo de la alameda de Palermo.

No lo hice por la maldá. ¿Para que quitarles la esperanza del regreso?

Endemás ¿Y si el Venancio había encontrado la vuelta como yo?

El regalo de la esperanza que les dí, se dio vuelta a mi favor, porque

sabiendo de mi juida avisaron al compadre del Venancio.

¡Gente buena y hospitalaria la rinconera!

Comí en su mesa y dormí en su colchón de estopa.

A la tardecita del otro día, vino el compadre y Montoya le contó la misión que tenía con

destino a Santa Fe.

Éste le dijo que allí estaba seguro y que lo demás lo dejara por su cuenta.

_ Los santafesinos no van a matar más hermanos, por ése lado quédese tranquilo- dijo don

Manuel Alvarado, que así se llamaba el compadre- pero igual, será mejor que se siga escondiendo.

¿De que pagos es usted paisano?

_ Yo soy del norte, casi con el límite con el Chaco, pero me crié en el

Rosario porque mi tata trabajaba ayí. Pero por venir a cumplir con mi

misión me estoy alejando de contramano.

_ Todos los puertos son buenos si se va con la corriente- contestó.

La espera fue de tres días.

Una noche, llegó don Alvarado y le dijo:

_ Montoya, una familia de Santa Fe, le va a ofrecer refugio hasta que baje la marea.

El Compadre del Venancio hablaba como hombre de barco.

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En una de las mateadas, bajo el ombú, después de la siesta, supo contar su historia en un

barco mercante que llevaba y traía mercadería de y para la uropa.

Vivió los peligros de los corsarios y un día dijo basta, volviendo a tierra firme para siempre.

Dijo que los Aldao, Soto Payva, Virasoro, Gómez, Crespo, Lassaga y demás gentes de Santa

Fe, eran amigos del capitán José Mendoza Quesada, su antiguo superior del barco mercante. Fue a

él que le pidió por Montoya explicándole las razones de su misión.

Cuando arrancamos para ayí, me despedí de mi zaino sin saber si

fuera para siempre.

Me subieron a un cabriolé.

Íbamos cuatro: un indio cristianado vestido como persona y dos

señores distinguidos con sus trajes caros y a la moda. Sacos negros con

levita, camisa blanca con grandes vuelos en el cogote y los mesmos vuelos

haciendo juego en las mangas.

El caballero mayor se presentó:

_ Doctor Pridiliano Galissier Soto Payva a sus órdenes. Tengo la misión de llevarlo a un

escondite seguro hasta que usted pueda cumplir su heroica misión de honrar el deseo póstumo de un

patriota. El mejor mérito que puede tener un hombre es cumplir con su palabra.

El viaje duró bastante.

Setúbal. La Guardia, Colastiné, Ituizango, son nombres que pasamos y

me quedaron entrevierados con mis pensamientos y las palabras del

doctor.

Era de noche cerrada cuando llegaron a destino.

Los caballos fueron frenados de a poco hasta detenerme.

Se abrió un portón enrejado y se volvió a escuchar el repiquetear de las herraduras de los

caballos cuando chocaban con los adoquines.

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También fueron de adoquines las calles de donde venían pero el ruido ahora cambiaba:

El primero adormiló a Montoya, pero el segundo le hizo pensar que todavía podía latir fuerte

su corazón porque entraba, sin más seguridad, que confiar en los santafesinos.

Primero bajaron los caballeros, después el indio y, por último, Montoya.

Parado, nos esperaba otro indio cristianado.

En silencio entramos y en silencio fuimos bajando escaleras.

Tres en total.

Si me prieguntan: del julepe no vide nada aunque olí el lujo

enrrededor.

El doctor Pridiliano, tomó la palabra, diciendo:

_ Lo dejo seguro. Le doy mi palabra de honor que de aquí saldrá a cumplir su misión.

Quédese tranquilo porque usted ha dado muestras de merecer mi ayuda y la de los dueños de esta

residencia.

Le estrechó la mano, se puso el sombrero y se fue.

Acá estoy, han pasado dos días.

No me acostumbro a bajo tierra.

Aquí no tengo cosa para que hacer. Hay muchos libros que los rispeto

pero yo no sé tanto de leer y escribir los pensamientos que tienen las

personas inteligentes. Eso sí, entiendo cuando una persona intruída me

sabe explicar como me lo hizo el doctor Pridiliano.

La verdá, la verdá, ni siquiera sé de escribir y ler. Mi Coronel quiso

enseñarme pero no alcanzó el tiempo para que entraran en mis

entendederas tantas letras.

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A la final o hago una crú o me hacen poner mi dedo en mis papeles de

identidá.

Esta tarde vino el indio cristianado.

Bueno, venir, venía algunas veces a prieguntarme si necesitaba algo.

Pero yo le decía que no gracias. Porque con la comida y la ropa limpia que

me bajaban todos los días por una especie de caja que venía desde dentro

de la paré que tenía un gueco hasta arriba, ya estaba bastante.

Pero se notó que esta tarde quería charla y para principiar me dijo:

- Mi tata era soldado.

Yo no quise ofenderlo, pero si él era indio su tata habería de ser más

indio todavía.

Lo miré nomás y el la siguió.

Que si, era soldado de don Hilario Mendoza, Coronel del Ejército,

porque él y su esposa lo criaron cuando su mama y su tata que eran indios

cristianados, murieron en el malón de 1830, que fue como un padre para él

y lo puso de soldado defendiendo el Fuerte,

Endespués el Fuerte se cerró y don Hilario y su esposa murieron pero

antes lo aseguraron con los señores Quintana que son los dueños de esta

mansión donde yo estoy refugiado.

Me contó que son tres los hermanos Quintana y que viven cada uno

con su familia en las casas que están todas rodeadas de jardines.

Que el mayor don Ramiro es soltero.

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Después viene don Jesús de la Cruz el segundo con esposa y dos hijas.

El tercero, es su patrón don Hilario Francisco viviendo con su esposa

doña Carmen Isabel y que tienen tres hijos varones.

Pero sólo uno vive con ellos, el joven César Ignacio porque los otros dos

viven en lauropa.

Lo mismo me dijo que él se llamaba Lindor Nepomuceno Aguila.

Me contó que entre los tres hermanos sus ideas son distintas pero que

se las rispetan entre ellos y que cuando se refugia alguno en el sótano,

naide dice ni mu aunque sean de otras ideas.

Con lo cual, malicio que los que me refugian a mi, son partidiarios del

Coronel Martiniano o que no quisieron que los brasileiros se metieran en

nuestras diferencias y aunque no fueran del bando de don Rosas.

Lo mesmo me dijo el Lindor que el Restaurador, como le dicen algunos,

ya estaba en la Inglaterra refugiado.

Siguió contando que el gobernador de aquí se llama Don Domingo

Crespo.

Y, que él conoció al Gobernador anterior que se llama don Pascual

Echagüe porque una vé vino al casamiento de la niña Rosario, hija de don

Jesús de la Cruz, el Quintana del medio de los hermanos.

Y durmió una noche aquí en las dependencias de los invitados, porque

la fiesta se hizo en la estancia La Filomena del Rincón. Ayí me di cuenta

de donde viene la mano que se conocen todos.

De esa fiesta todavía se habla, aunque pasaron dos años.

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Contrataron cuatro orquestas para el bailongo fino y que en los

jardines arreglados a propósito tenían luces priendidas de todos los colores

como era la última moda traida de lauropa, y que los fuegos artificiales se

vieron desde lo más lejos.

Vinieron parientes ricos de todo el pais y algunos desde más ajuera y

pararon, antes de llegar al casorio en las estancias del Rincón, Coronda,

Leyes y algunas otras porque no alcanzaron los hospedajes de la ciudá.

Que él, el Lindor, hasta ese día del casamiento nunca había visto fumar

a las mujeres con unas cosas tan largas que de lejos y, para el inorante,

parecían palos o lápices largos que largaban humo.

Después supo que se yamaban boquiyas

.Eran como unos tubos guecos que, en una punta le ponían el cigarriyo

y, en la otra, que tenía una terminación más finita al igual que la bombiya

del mate, las damas se la ponían en la boca y chupaban el humo cuando ya

estaba priendido el cigarriyo

¡Que lo parió!

¡Me lo hubiera gustado ver eso!

El Lindor seguía con la charla, no paraba.

Seguidito me dijo que se estaba por casar con la hija del cocinero

yamada Romilda y que ya le habían dado el consentimiento para que

vivieran donde él tenía su dormitorio que estaba en el alero de los servicios

a los fondos del jardín que mira al este.

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Yo, le priegunté como iba a hacer para dormir, cocinar y comer en un

dormitorio y me contó que todos, aquí le dicen la servidumbre, comen en la

cocina grande central, después que comen los señores en el comedor. Que los

cocineros son tres y los mucamos y mucamas son más o menos tres o cuatro

para cada señor Quintana.

Que él, el Lindor, me repitió que su patrón era don Hilario Francisco,

su señora Carmen Isabel y el hijo, César Ignacio.

Ansina se acostumbró este indio acristianado a hacerme las visitas y

ansina me juí enterando que aquí mesmo, en el 1839, estuvo refugiado el

dotor don Domingo Cullen., meses antes que lo fusilaran.

Aquí lo acompanió su seniora que estuvo sólito un día. Eya quiso

acompañarlo y juir con él, pero el dotor no lo quiso. Que no era para una

dama correr tanto riesgo, dijo. Era todo un cabayero el dotor Cullen y ya

se sabía del salvajismo del Rosas.

_ ¿Cómo? ¿Fue Rosas el que quería fusilarlo?- preguntó

Montoya.

_Si, es un hombre muy cruel y vengativo- dijo Lindor- eso me lo contó el mucamo

de Jesús de la Cruz, el hermano de mi señor que supo ser amigo de los padres de la niña Camila,

que murió muy joven.

_ A mi me supieron contar que mandó a matar a una dama

llamada Camila que pecó por amor. ¡casualidá del mesmo nombre!

_ No es casualidad Montoya- le aclaró Lindor- es la misma persona que venía de

niña a jugar con las de esta casa.

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_ ¡Cuanta maldá don Lindor y ahorita está juyido en la

Inglaterra!

Lindor se santiguó. Un gesto de infinita tristeza transformó su rostro aindiado de rasgos

rectilíneos.

_ Era una hermosa y delicada niña.- dijo luego de un prolongado silencio que Montoya no se

atrevió a interrumpir al ver su sobrecogedora expresión.

_ Venía siempre con sus padres y hermanos y se hizo muy amiga de la niña Rosarito y se

escribían cartas y siempre Camilita venía a las fiestas y a los cumpleaños, debe haber sido por el

año… a ve… déjeme pensar.

_ Sí don, piénselo tranquilo- contestó Montoya.

El silencio volvió a instalarse por unos minutos.

Ambos parecían una estampa dibujada por Juan Arancio el pintor santafesino de los paisajes

rinconeros y campesinos:

Lindor, mirando sin ver al estilo de algunas personas cuando sacan mentalmente un recuerdo

de sus pensamientos y Montoya, observándolo intrigado pero respetuoso del tiempo que se tomaba

el indio.

Pero el cuadro no estaba en el contexto gauchesco que caracteriza al genial Arancio con el

mate, el rancho o un gurí descalzo y despeinado.

Al contrario, esas dos figuras estaban enclavadas entre un fino mobiliario y sentados en dos

lujosos sillones Luis XV.

_ Si, la desgracia fue en agosto de 1848, aquí se enteraron a los dos meses y el padre

de la niña Rosarito no sabía cómo decírselo a ella, porque apenas habían pasado nueve meses de la

estadía de doña Camila con su esposo Ladislao. Lo que si sabía la niña Rosarito era de la amistad de

Doña Manuelia Rosas con doña Camila O`Gorman y por eso estaba tan tranquila.

_ ¿Tranquila porqué?- preguntó Montoya intrigado.

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_ Porque la niña Rosarito si sabía que el señor Ladislao era un cura que había

renegado de su condición para poder casarse y, además…

_ ¿Alguna otra cosa más, don?-dijo Montoya intrigado.

_ Si, don Montoya, la niña Rosarito los escondió aquí sin que el señor Juan de

la Cruz lo supiera….

_ ¡La pucha, que historia jodida, don!- interrumpió Montoya.

_ ¡Espere que termine de contarle! La tranquilidad de la niña Rosarito era porque

doña Camila le había escrito, una carta a Manuelita Rosas y le pedía su bendición y perdón al tata

de ella, es decir a don Juan Manuel de Rosas.

Además, la niña Rosarito escribió otra carta a Manuelita porque se habían conocido una vez

que viajó a los Buenos Aires hospedándose en la casa de los O`Gorman y, entonces las dos con la

inocencia de su espíritu tierno y femenino no imaginaron que el espíritu sanguinario de don Juan

Manuel no se conmovería con nada y ni respetó, siquiera, que Camila llevaba un hijo en sus

entrañas que santificaban su amor.

_ ¡Ave María purísima!-dijo Montoya persignándose.

_ Cuando el matrimonio partió de aquí, estaban pensando seguir viaje hasta el Brazil y, allí

vivir. Pero, se les torció el destino porque se les acabó la plata y tuvieron que quedarse en Goya.

Allí enseñaron en una especie de escuelita y eran queridos y respetados por los goyenses

-¡Goya! Yo pasé por ayí cuando escapé de Caseros, pero yegué por el

lado del Uruguay, endespués bajé por el San Javier. ¡Mire don Lindor!

Hicieron como mi viaje pero al revé.

_ Así es Montoya, ellos fueron por el lado de La Guardia hasta el Paraná, de allí Entre Ríos

y Goya en Corrientes. ¡Pobrecita pareja! Desde antes estaban marcados por la incomprensión de

algunos. ¿Y, sabe porqué?

_ Si no me cuenta don Lindor ¿Como quiere que lo sepa?

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_ Tiene razón. La incomprensión, la culpa, la tuvo un cura que en llegando a Goya los

reconoció y llevó la noticia a los Buenos Aires denunciándolos.

_ ¡Malaya de persona!

_ Lo peor es que los llevaron como delincuentes y al llegar los metieron en dos sillas que

eran llevadas a cogollo cada una con cuatro hombres y tenían los ojos vendados con los brazos y los

pies atados. Él clamaba que no le hicieran nada a ella, que la culpa era únicamente suya pero lo

hicieron callar a los tiros y cuando ella empezó a gritar llorando la mataron del mismo modo.

Los dos hombres se persignaron.

Al caer la tarde del otro día, apareció Lindor con unos sobres y le dijo:

_ Tome Montoya le he traído estas cartas para que las lea.

_ ¿Y como quiere hombre, que las lea si no conozco ni las letras?

_Bueno, está bien, no se haga mala sangre amigo, yo se las leeré.

_ Gracias don por su amabilidá pero la mala sangre ya la tengo curtida por eso y por otras

cosas de la vida injusta que me acollaró.

_ Tenga, usted me irá dando las cartas de a una.

Se sentaron ambos en los sillones Luis XV y Lindor comenzó:

En Palomar, 23 de mayo de 1852

Estimadísimo amigo Quintana:

En este momento que le mando la infausta noticia, podría ser que

Ud., ya ha sabido de la muerte de nuestro amigo Martiniano Chilavert.

Aunque, quizás, no se haya enterado con el salvajismo con que lo

ultimaron.

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Día y noche, en sucesión constante, embárgome tanto en tristeza como

en indignación por los detalles del hecho.

Dicen que es un secreto la entrevista que él tuviera con el Gral.

Urquiza.

Lo que no es un secreto, fue la orden y el como fusilarlo:

“Que la misma debía concretarse de espaldas, como un traidor.”

Y nadie mas que Urquiza pudo considerarlo traidor, aunque con

significado invertido de esa palabra y su consiguiente prueba contra quién

se la adjudica.

Honor, principios, dignidad, incorruptible, valentía, renunciamiento,

hombría de bien, son adjetivos que no alcanzarán para adjudicarle al gran

patriota Martiniano, quien fuera esposo, padre, amigo y militar

argentino sin claudicaciones hasta su muerte.

No me calma el rezo por su alma que hago todas las mañanas en mis

cristianas oraciones.

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Se dice que su último pensamiento fue para el hijo a quién le dejó su

reloj

Pero no es cierto.

Ése habrá sido el penúltimo pensamiento, porque el último fue para

defender su integridad moral cuando exige al pelotón de fusilamiento que

al él no lo van a poner de espaldas como un traidor, rechazando también

que le venden los ojos.

Eso es lo que quiere y exige: de frente y con los ojos abiertos.

¡Cómo habrá sido esa pelea desigual!

¡Herido!, enfermo, bayoneteado entre varios soldados que lo quieren

obligar a darse vuelta.

Inútil, no lo consiguen, muere de frente gritando

¿Cómo quiere amigo Quintana que me sienta al recordar esa

barbaridad?

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Y, ahora, enterado que heme, de la canallesca venganza contra los

soldados derrotados que fueran degollados y colgados sus cuerpos desnudos

en los árboles del camino a Palermo, agradezco al Altísimo que

Martiniano no sufriera semejante oprobio.

Amigos como Ud. y como yo, que Martiniano Chilavert, en toda su

digna vida supo tener, lucharemos para que se haga justicia cuando se

sepa la verdad de la Historia Argentina.

Lo saludo con la mayor consideración

Indalecio López Soto Payva

Un gemido profundo, visceral, interrumpió, justamente, la lectura final.

El indio Lindor levantó la vista. Montoya llorando y gimiendo, era una patética imagen de la

desesperación.

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En Buenos Aires, 18 de diciembre del año 1847.

Al Dignísimo Amigo y Señor Don Jesús de La Cruz Quintana

Mi muy estimado amigo:

Mancillado mi honor, destruida mi dignidad de padre por el extravío

moral o mental de Camila, me veo obligado a pedir su ayuda si, en

circunstancia alguna, mi hija se hiciera presente en su residencia pidiendo

inmerecida hospitalidad.

El honor de una familia es el más preciado título que una dama

puede ofrendar y cuidar como la niña de sus ojos, pero ella, en su

extravío moral, ha tirado la honra de los O`Gorman a la maledicencia e

ignominia

Sólo concibo que, algún día, pueda llevar mi frente alta cuando su

alma descarriada ofrezca su arrepentimiento total a Dios.

Es mi obligación de padre obligar, a la oveja descarriada a que

asuma el pecado mortal que le cupo en tal desvarío ignominioso.

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No hay palabras, estimadísimo amigo, no hay dolor y vergüenza

comparable a la negra noche en la cual estoy inmerso esperando una luz

que redima de tanta afrenta injusta.

La amistad sumada a la hospitalidad que, tanto Ud. como su

familia toda nos supieron brindar en días no tan lejanos , me dan licencia

para formularle el pedido up-supra que, con absoluta seguridad, Ud.

considera innecesario y solamente se permite disculparme porque cuando la

afrenta es tan inconmensurable , la razón, a veces, se pierde en el

laberinto del caos.

Reciba mis respetuosos saludos.

Adolfo O'Gorman y Périchon de Vandeuil,

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Señorita Rosario Quintana y Ruiz.

Calle Primera Real e Ituyzango

Presente.

En Goya, a los 5 días del año 1848

Mi muy querida amiga Rosarito:

¡Qué corta, aunque muy feliz, ha sido mi estadía en tu casa!

Ladislao, la razón por la cual vivo y respiro, te hace llegar, por mi

intermedio, nuestro reconocimiento porque nos refugiaste a riesgo de que tus

padres lo supieran.

Aquí, en Goya, hemos venido a enseñar en una escuelita,

instruyendo a los niños mientras sus padres trabajan en sus labores.

¿Sabes? Le he escrito a Manuelita, porque sé que ella ha logrado

muchas misericordias en el árbol del perdón donde rogaba y lloraba por los

ajusticiados.

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Yo le he pedido que interceda ante su padre, don Juan Manuel y que

él permita con la gracia de su venia que mi familia comprenda y perdone

nuestra unión.

Tampoco concibo que pueda ajusticiarse un amor sincero, ya

constituido en matrimonio y que, dentro de unos meses, será bendecido con

la llegada de un hijo.

¡Si, Rosarito, amiga mía, voy a ser madre!

¡Ay Rosarito! ¡Ayúdame en tus oraciones!

Tú que has visto la sinceridad de nuestro amor haz llegar al Cielo tu

pedido de Gracia.

No puedo vivir sin Ladislao y él tampoco sin mí.

Comprendernos y perdonarnos ¿No será también, comprender los

designios del destino que transcurre con la mirada del Altísimo?

Soy muy creyente en Dios y nuestro Señor Jesucristo, no abjuramos

de nuestra fe cristiana. Todo lo contrario, nuestros rezos son diarios, pero

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también sabemos de la fuerza de la oración en el manto de María como

unidad cristiana.

Por eso pido que tus oraciones se unan con nuestros rezos y los rezos

de Merceditas, como también, estoy tan segura, de los de mis hermanos

y mi madre.

¿Acaso, el amor no conlleva perdón, comprensión, unión?

Imagínote apesadumbrada, al leer mis desesperados argumentos.

Pero, retiro la palabra desesperados, son todo lo contrario son

esperanzados porque Amar es creer en la Vida.

Y yo creo en ella, como creo en la amistad que tú supiste brindarme

tan valientemente.

Amiga mía, recibe todo el cariño que cabe, hacia ti, en mi corazón.

Un fuerte abrazo de Ladislao y mío

Tu amiga Camila.

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A la muy querida y respetada señorita

Manuelita Rosas.

Yo soy Rosario Quintana y he tenido el alto honor de conocerla por

intermedio de mi muy querida amiga Camila O´Gorman que, en este

crucial momento de su vida, necesita de nosotras como amigas que somos

de ella para aunar nuestros deseos para que, esforzándonos logremos que

sea perdonada por algo que en la vida de todo ser no debiera considerarse

pecado, sino como un llamado de amor quizás al principio peligroso en

tiempo y forma pero que, igualmente, es un amor cristalino y puro como el

primer beso que , yo sé, Camila se lo dio al hombre que el destino puso en

su camino.

¿Quién se equivocó? Me pregunto

¿Que pasó con esas dos vidas que el destino juntó?

Habiéndose casado, ya, ambos en Santo Matrimonio

¿Acaso, lo que Dios une el hombre no debe nunca separar?

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Dado que son jóvenes, se aman, y formaron un hogar y van a ser

padres esta primavera

¿No es esa circunstancia una bendición del Señor?

¿Podrían merecer otra oportunidad?

Si Camila y Ladislao se aman deben ser dignos de Clemencia y por

eso, pido, ruego e imploro por su mediación ante el padre de usted,

Manuelita, don Juan Manuel de Rosas, el Digno Restaurador de las

Leyes.

Nuestra amiga me ha referido de vuestro mutuo cariño, por eso recurro

a usted dado que yo, solamente soy su amiga incondicional que sufro por

la crucial situación en la cual no sólo la puso el destino sino, también, la

injusta persecución anónima y mezquina de algunas gentes que niegan la

redención en el Amor.

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Me despido de usted, reiterándole que fue un honor para mí cuando

departimos y compartimos los paseos con Camila el año pasado,

ignorando que el futuro de ella podría peligrar por un destino adverso.

Ruego a Dios que don Juan Manuel De Rosas sepa comprender y

dar su bendición a la nueva pareja.

La saludo muy atentamente.

Rosario Quintana

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En Santa Fe, siendo el mes de enero del año 1848

Al dignísimo amigo, don Adolfo O`Gorman y Pericón de Vandeuil.

Estimadísimo amigo:

He recibido su carta y su pedido de padre mancillado en su honor.

Pero, siendo yo, también padre, le pido considere que su hija no ha

mancillado su honor. No le ha faltado a usted como padre por el sólo

hecho de haber despertado al amor en circunstancias adversas a los

cánones pre-establecidos por la religión y los prejuicios.

Recuerde usted que la plebe y la iglesia, se han mancomunado

históricamente, para cometer atrocidades, una por sus instintos

sanguinarios primarios y, otra por defender sus privilegios con el terror y

la sin razón.

A los unos y a los otros, en este crucial momento, tiene usted que

ponerlos en oposición a su deber de padre.

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No niego que la actitud de Camilita, puede haberle, a usted,

perturbado, aunque ha sido una demostración de valentía y coraje al

defender el amor que llamó a su vida y no quiso renunciar a él.

Búsquela usted en secreto y privacidad.

Aayúdela a salir de este ambiente acusador que no siempre tiene

motivos para tirar la Primera Piedra.

Yo me considero un libre pensador y un padre generoso que ayudaría y

protegería antes de acusar y perseguir a mi hija que sólo es una mujer

enamorada que renunció a todo y perdió todo sin siquiera exigir el derecho

que el ser humano tiene de elegir su destino.

Considero que es un derecho, o debería serlo, el defender lo que se

considera perteneciente a la vida privada. Su hija Camila, así lo ha

hecho. ¿Acaso deja, por eso, de ser su hija?

Este consejo que yo le doy, es lo que haría si mi Rosarito se hubiera

enamorado así, donde y con quién.

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Ya la hubiera mandado a Brazil o Uruguay a vivir su vida como yo

sé que la viviría: Honradamente.

La huída de ella, no la concibo que sea una afrenta contra usted.

Ella ha huído por la incomprensión a la cual, ya de antemano, se preveía

condenada.

Tiene, su hija, su sangre amigo O´Gorman:

Defiéndala - Cúbrala. - Protéjala

Que ése es el Deber de todo Padre.

Le reitero: Mi consejo es sincero, con una mano en el corazón y otra

con la pluma que le estoy escribiendo, salen de mis sentimientos más nobles

y puros de un hombre que se precia de su amistad y le ofrece su entero

apoyo en las circunstancias de fortísima prueba que está viviendo.

Quedo a usted con mi más distinguida consideración.

Jesús de la Cruz Quintana.

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AQUÍ DEBO INTERRUMPIR, este relato, porque es la hora de sincerarme…

Yo estoy refugiado en este sótano, pero no puedo decir mi nombre ni a quién le debo este

refugio que me salvó la vida.

Desde que estoy aquí, he empezado a despertarme con los ruidos del despertar del chalet y

he mezclado realidad con ficción.

Inventando, diferencié los ecos de los pasos en las escaleras.

Los más nítidos corresponden al segundo subsuelo donde lavan, planchan, ríen, cantan las

empleadas.

Los ruidos del primero, sólo los escucho si abro la puerta del montacarga. Desde allí bajan

voces, olores, vapores, perfumes de especias, vinos, miel, flores. Es una rara mezcla de todo lo que

se manipula en esa gran cocina-comedor.

A las doce del medio día se siente un revuelo de pasos apurados y órdenes entrecortadas.

Es la fiebre que invade entre las doce y la una con ruidos de cubiertos, platos y fuentes que

llevan a la otra planta donde almuerzan los hermanos Quintana con su descendencia.

Más o menos a las dos horas, baja el montacarga con mi comida y se siente, en simultáneo, el

ruido de platos y cubiertos colocados en la mesa de la cocina.

Es la hora del almuerzo del personal de servicio.

Otro tanto transcurre con la cena.

Luego, continúo con mis escritos o con mis lecturas dado que aquí hay una excelente

biblioteca en varios idiomas.

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En mis lecturas desde este encierro, me interesó el libro del padre Mario Mendoza que

describe tan pintorescamente el paisaje en: “El Rincón de Antón Martín.”

“…cuando se escucha a lo lejos el grito del chajá o del zorro, la gallineta anunciadora de

bajamar o creciente, el coletear del surubí, la huella ligera del carpincho, buscando la delicada

comida de hiervas a cuadras y cuadras de su madriguera, el camoatí que fabrica la exquisita miel tan

desconocida en lo más hondo de la selva.”

Y, ahí me transporté a mi infancia. A las vacaciones Rinconeras con mis hermanos y mis

primas y primos.

Papá era muy amigo de Don Ludovico Paganini, un artista plástico que descubrió la belleza de

Rincón y la plasmó en sus cuadros llenos de colores.

Tenía una personal manera de pintar con espátula y pinceles, mezclando paisajes, flores, agua

y personajes.

En realidad, fue don Ludovico quién “descubrió” la belleza rinconera con sus arenales, su río

oscuro, sus frondosos árboles: palos borrachos, sauces llorones y sus famosos crespones de tan

variados colores que llamaban la atención al extraño visitante. Celestes, blancos, rosados o fucias

invitaban a un cuadro y Paganini aceptó la invitación rinconera.

Le siguieron otros artistas: Puccinelli, Estrada Bello, Planas Casas.

Don León de Los Santos se prendó del paisaje y se quedó a vivir allí. No pintaba pero amaba

el arte.

Donó su casa con todos los cuadros que sus amigos pintores le obsequiaron.

Nosotros no vivíamos allí, pero los tres meses de vacaciones eran la cita obligada en la quinta

que mis padres tenían a los fondos de Puccinelli y Paganini que eran vecinos casa por medio,

lindante al norte con los Quintana.

Yo jugaba con Carlos y Mario, los hijos de Don Ludovico.

Francisco Pucinelli era soltero y vivía con dos hermanas que nos convidaban siempre con sus

famosas masas dulces.

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A veces venían de visita Poupeé y Emita, que eran las hijas de la directora de la escuela;

Doña Margarita Elena Bianchini de Cattaneo.

¡La Poupeé! Ahora será toda una señora, pero nunca supe su nombre, la llamaban Poupeé y

ella, orgullosa decía: Poupeé quiere decir muñeca en francés.

Emita era la hermana menor, muy hermosa y muy coqueta.

No se si se si algún día hablando de Rincón y nuestros juegos se habrán acordado de mi, pero

sí sé que jamás sabrán mi nuevo nombre.

Debiendo aclarar, por otra parte, que aún ignoro cómo me han “bautizado”.

Yo llegué a ser abogado y defendí a muchos perseguidos…

¡Para que acordarme!

¡Si yo mismo debo olvidar hasta como me llamo!

Me llevo secretos que comprometen a muchas personas inocentes (algunas inocentes, otras

culpables) y que ni siquiera me conocen.

Cuando me avisen partiré.

Para ese entonces, ya habré cambiado mi identidad.

La historia que he escrito de Rudesindo Montoya, la he imaginado en las horas cruciales en las

que cualquier ruido me alertaba sobre la posibilidad de que me secuestraran.

Del mismo modo que imaginé los distintos sótanos, que creo si existieron, pero no, en el que

estoy, con cuadros, muebles y tantas cosas encimadas.

Lo cierto son los libros, aún los hay en cantidad dispersos por el suelo y en algunos estantes.

Entonces decidí escribir para evadirme de mi cárcel interior que se rebelaba contra su destino.

Como en el libro L`ecriture ou la vie” (La escritura o la vida) de Jorge Semprún donde cuenta

que, prisionero en Buchenwald y, recién liberado en 1945 por las tropas del General Patton, sólo

sobrevivió porque escribía en la prisión.

Yo diría “Escribir o Morir en un sótano”.

Me acordé de las clases de historia en el Nacional, del doctor Espeche, la profesora Maciel

que estimulaban mis redacciones y, más próximas, las de la Facultad de Derecho.

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Yo soy otro Montoya que huye y se esconde.

Pero mañana no seré yo mismo.

Deberé olvidarme de mi nombre, mi cuna, mi hogar.

La ley me protege si a cambio, si borro mi identidad.

¿Cómo borraré mis recuerdos?

¿Los besos que me dieron?

¿Los besos que dí?

¿Las personas que me quisieron?

¿Las que quise?

Con mis ojos, mi voz, mis manos, nacerá otra persona sin pasado.

Libre.

¡Que cruel es a veces el destino de los que luchamos y creemos en la libertad y la justicia!

Adiós.

Gracias a todos.

N.N. argentino.

P.D.: ¡Que hermosos y floridos estarán, en el mes de febrero los crespones de Rincón!

RAMIRO, no sale de su asombro, creyó leer a un auténtico refugiado de 1852, luego de la

batalla de Caseros y, de pronto, un personaje anónimo, pero real, revierte la historia y Montoya es

un personaje imaginario.

_ ¿Quién le habrá ofrecido refugio en el sótano a este abogado?- se pregunta.

El sueño lo vence.

Cansado cierra los ojos y se duerme.

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DEVOLVIENDO LO ENCONTRADO

Nervioso Roque, salió de su departamento, cruzó el angosto pasillo que separaba su humilde

vivienda del portal trasero de sus vecinos: Osvaldo y Verónica.

Buscó el timbre. No lo encontraba.

¡Si parezco un zombi! ¿Dónde merda estará el timbre?

¡Si seré idiota, recién ahora me doy cuenta que no tienen timbre! La

entrada principal es a la vuelta de la esquina, por la otra calle

Se vuelve sobre sus pasos y, en ese momento, Felizia sale del departamento.

_ ¡Roque! ¡Que suerte que te encuentro!

_ ¿Porqué mamá?

_Porque no tuve tiempo de decirle a la señora Verónica que vos habías encontrado las hojas.

Roque le sonríe, en realidad no sabe si será mejor o peor que su vecina todavía no sepa la

noticia.

_ Bueno ma, gracias de todas maneras, ahora me corro por la entrada principal porque en

esta puerta no hay timbre.

_ Chau, mi bebé – le dice a la vez que lo besa.

_ Chau, ma.

Roque dobla la esquina con su pensamiento a cuestas.

Va repitiéndose: ¿Después de todo porqué estoy tan nervioso?

Las encontré y las devuelvo, punto.

Los nervios es porque las leí, las leí a todas.

¿Y es para tanto che?

Si, porque esos escritos son personales, privados…

Toca el timbre…

¡Por fin, se abre la puerta!

Page 158: El Chalet de Los Quintana - Beatriz Paganini

158

_ Buenas Roque ¿Que tal?- es el saludo de Verónica.

_ Buenas señora, ayer en el pasillo de entrada de mi departamento, encontré una cantidad de

hojas desparramadas y tapas de biblioratos sueltos, embarrados por la lluvia…algunos ilegibles

_ ¡No me digás – interrumpe Verónica- encontraste algunos de mis papeles!

_ Si los encontré, pero se me hacía tarde. Además al principio no sabía de quién eran.

_ ¡Gracias, gracias! – Otra vez interrumpe Verónica- entonces… salieron por el pasillo.

_ ¿Quienes? – pregunta Roque.

_ Los ladrones, se llevaron los electrodomésticos, la compu, mejor dicho mi compu, porque

la de Osvaldo estaba en el entrepiso y hasta allí no subieron. Pero, pasá, quiero ver que se salvó.

Roque entra con el alivio de haber recuperado la tranquilidad que había perdido hacía menos

de veinticuatro horas.

Verónica va adelante comentándole:

_ Estoy viendo el informativo sobre “tú te callas”, hay versiones para todos los gustos.

_ Si - contesta Roque- en realidad es para lo que nos quieren hacer creer.

_ Exacto, pero a mi no me han convencido: el rey demostró que le molestaba que alguien

atacara Aznar. Que por otra parte no fue un ataque sino una denuncia contra el ex presidente del

gobierno español.

_ Si, con “tú te callas” demostró cual es su posición.

_ ¿Sabés una cosa? Yo acabo de participar con un comentario en un diario español, vení,

pasemos por el escritorio de Osvaldo y te lo muestro:

Suben a un entrepiso, la computadora está prendida e igualmente un pequeño televisor.

Verónica cliquea, busca un archivo y dice:

_ Mirá, lee lo que mandé:

EL EJEMPLO DEL REY.

Cuando el nazismo asolaba a Europa, un Rey salió en bicicleta con la estrella de David en el

brazo de su casaca demostrando que se igualaba a los perseguidos.

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Luego hubo otro rey que cuando su país fue a la guerra invadiendo con una mentira a otro

país, no se manifestó ni a favor ni en contra, no obstante lo cual su pueblo si se manifestó contra la

invasión .Ese pueblo que caminó marchas a lo largo y a lo ancho por toda España, pero el

presidente del gobierno no los escuchó y el rey miró para otro lado.

Este rey, mandó a callar a un presidente de un país latinoamericano, pero este presidente no se

calló porque no era un oso emborrachado con miel y vodka.

Ahora, en el país del rey, algunos de sus súbitos matan a los extranjeros, total, el ejemplo de

su rey los estimula al igual que su historial porque cuando asumió la corona ordenó que Francisco

Franco era intocable en su memoria. Por lo tanto, ellos también serán intocables matando por las

calles o golpeando y pateando en los trenes a indefensos ciudadanos sudakas.

Acto seguido, y vuelto el rey a su país, los opositores al partido que gobierna lo acusan de no

haber defendido al rey y al país, lo que no dicen es que tendría que haber hecho: ¿ordenar a callarse

la boca al presidente latino? ¿Retirarse del congreso junto con el rey? ¿Reconocer que a los vasallos

sudakas hay que quitarles sus pretendidos derechos democráticos como quería su anterior presidente

del gobierno, ése que mandó a la guerra a sus soldados con una mentira?

_ ¡Señora Verónica, la felicito!- dice Roque.

_ Bueno, serás el primero y el último que me felicitará porque ¿Querés creer? Mandé el

comentario y lo colocaron, justo tuve tiempo de imprimirlo y luego cerré la compu. Eso fue una

noche y, a la mañana siguiente, mi artículo no figura mas, lo han borrado.

_ ¿Hay censura en España?

_ Censura, censura propiamente dicha no, pero no me iban a permitir un comentario

cuestionando al rey porque en España está prohibido.

_ Bueno-replica Roque- entonces convengamos que sobre la monarquía hay censura. ¿Y que

significa un oso borracho con vodka y miel?

Verónica se ríe y le explica.

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_ Es una perlita que yo tenía archivada. Resulta que ha sido un secreto a voces que el rey fue

a Rumania a cazar animales y allí unos funcionarios obsecuentes buscaron un oso, lo

emborracharon con vodka y miel para que estuviera bien aturdido y así su majestad se daba los aires

de valiente cazador, lo más terrible es que era una osa preñada.

_ Me sorprende pero no lo pongo en duda- conviene Roque- hay países que todavía viven en

la edad media.

_ Si, justamente, mirá el artículo que bajé hoy de la web Voltaire:

España: edicto real por José Steinsleger

Yo, Juan Carlos I de Borbón, rey de España, de Castilla, de León, de las Dos Sicilias, de

Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de

Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Menoria, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras,

de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, y de las Islas y Tierra

Firme del Mar Océano...

Yo, Juan Carlos I de Borbón, rey de España, de Castilla, de León, de las Dos Sicilias, de

Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de

Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Menoria, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras,

de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, y de las Islas y Tierra

Firme del Mar Océano.

Yo, chozno de Fernando VII (1808/1813-33), injustamente apodado El felón por haber

tramado el envenenamiento de sus padres para ceñir sobre su testa contrahecha la corona que en

Bayona vendió por un duro al Gran Corso, mientras el pueblo se desangraba en su nombre.

Yo, archiduque de Austria, duque de Borgoña, Brabante, Milán, Atenas y Neopatria; conde de

Habsburgo, Flandes, el Tirol, el Rosellón y Barcelona; señor de Vizcaya y Molina; rey de Hungría,

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Dalmacia y Croacia; duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola,

Carintia y Würtemburg.

Yo, tataranieto de Isabel II (1833-68), quien junto con Inglaterra y Francia tomó el puerto de

Veracruz en garantía del pago por deudas contraídas en las guerras civiles de México (1861), y que

luego invadió las islas Chinchas de Perú (1863), y luego se anexionó República Dominicana (1861-

65), y luego sometió a cruel bombardeo los puertos de El Callao (Perú) y Valparaíso (Chile, 1865-

71).

Yo, Landgrave de Alsacia; príncipe de Suabia; conde de Artois, Borgoña Palatinado, Hainaut,

Namur, Gorizia, Ferrete y Kyburgo; marqués de Oristán y Gociano; Margrave del Sacro Imperio

Romano y Burgau; señor de Frisia, Salins, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli.

Yo, bisnieto de Alfonso XII, El pacificador (1875-85), hijo de la anterior y de su primo el

príncipe Francisco de Asís y no, como se dice, del capitán Enrique Puig Moltó; invasor de Haití

junto con Estados Unidos, Francia e Inglaterra (1871 y 1883), quien fue sorprendido en su buena fe

en la Plaza de la Cebada cuando unas mozas que lo vitoreaban le espetaron ’¡Mas gritábamos

cuando echamos a la puta de tu madre!’.

Yo, capitán general de las Reales Fuerzas Armadas y su comandante supremo; soberano Gran

Maestre de la Real y Distinguida Orden de Carlos III; de Isabel La Católica; de las Damas Nobles

de María- Luisa; de Alfonso X El sabio; de Montesa, Alcántara, Calatrava y Santiago, así como

otras órdenes menores o condecoraciones españolas.

Yo, nieto de Alfonso XIII (1886-1931), hijo póstumo del anterior, que en el día de su boda

salvóse de la bomba lanzada a su carroza por el anarquista Mateo Moral (1906); "pacificador" de

Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Marruecos; pionero del cine pornográfico en el barrio chino de

Barcelona; partidario del falangista Primo de Rivera y destronado en 1931 por la chusma de la

llamada Segunda República.

Yo, caballero de la Orden de Javier, de la Anunciada, de la Jarretera y del Imperio Británico

(desde 1988); Bailio Gran Cruz de Justicia con Collar de la Orden de Constantino y Jorge de

Grecia, y Honor y Devoción de la Soberana Orden Militar de Malta; Gran Collar de la Reina de

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Saba, y la Dinastía Reza de Irán; Gran Cordón de la Orden Suprema del Crisantemo de Japón; Gran

Cruz de la Legión de Honor y de la Orden Nacional de Mérito; Premio Félix Houphouet-Boigny

Para la Búsqueda de la Paz de la UNESCO.

Yo, hijo de Juan de Borbón y Battenberg, legítimo y eterno candidato al trono, quien murió de

tristeza por mi fidelidad al Caudillo y a los Principios del Movimiento Nacional.

Yo, a quien acusaron de traicionar a los golpistas del 23 de febrero de 1981.

Yo, partidario de la incorporación de España a la OTAN por mediación de Washington y mi

fiel vasallo Felipe González (1986)...

Yo, beneficiario de un crédito de 100 millones de dólares del príncipe de Kuwait para que los

aviones de Estados Unidos puedan aterrizar en nuestro suelo durante la guerra del Golfo (1991).

Yo, socio de los implicados en el escándalo del Banco Ibercorp (1992) que se quedaron con el

dinero de centenares de ahorristas...

Yo, señalado junto a mi dilecto José María Aznar co responsable en los negociados de la

petrolera francesa Elf (2003)...

Yo, quien tanto hizo por el Grupo Santander Hispano y Repsol a fin de apoderarnos de

Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina...

Yo, amigo de Mario Conde, director del intervenido Banesto y ’banquero de la monarquía’...

Yo, íntimo del príncipe Zourab Tchokotua, de Georgia, procesado en un tribunal mallorquín

por presuntas estafas inmobiliarias...

Yo, incapaz de enfrentar a un novillo pero matador, en 2004, de una osa preñada perteneciente

a una especie en extinción a la que mis amigos rusos emborracharon con vodka y miel para dar en

el blanco.

Yo, reunido en esta Capitanía General junto a mi fiel José luis Rodríguez Zapatero y tantos de

mis vasallos que, sabiamente, retornan poco a poco al redil de la Madre Patria tras sus locas

aventuras libertarias. Yo, el rey, os ordeno, Hugo Chávez, que te calles en nombre de los principios,

la moral, la tolerancia y la decencia de las gentes de razón.

Dado en Santiago de Chile, 10 de noviembre de 2007

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José Steinsleger.

Escritor y periodista argentino. Columnista de La Jornada de México.

_ ¡Esto es un documento histórico!- dice Roque admirado- me gustaría llevarlo a la escuela.

_ ¡Por supuesto! Te lo doy, llevalo ahora mismo.

La charla continúa distendida hasta que llega Osvaldo.

_ ¡Hola Roque! ¿De visita?

_ ¡Querido! No sabés que alegría tengo, Roque encontró algunas hojas de mis borradores en

el pasillo.

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VERÓNICA

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¡¡¡POR FAVOR OSVALDO!!!

¡¡¡Por favor!!!

Los gritos de la muchedumbre se amalgaman, se transforman en una onda de sonidos que

sube, baja, aumenta y vuelve con más intensidad. ¿Y yo? ¿Dónde estoy? ¿Esa es la voz de Perón?

¿Qué estoy haciendo entre esa multitud? Trato de entender, de ubicarme en tiempo y espacio pero

no puedo. Esa voz que me lo impide, es la de Perón, sí, pero la del Perón viejo cuando volvió y

trajo más muertes con esa bataclana y el brujo esotérico.

Sigo escuchándolo con una frase corta de arenga simple, ordinaria pero con su voz

inconfundible de pleno conocimiento de las pausas, la arenga oportuna, el diálogo provocativo que

le gustaba jugar con la masa anónima que se siente protagonista. Está convocada por ÉL, el

Salvador. Él llamaba y la masa iba .Una vez, dos veces. No importa cuantas, los ómnibus se

llenaban, eran gratis, la CGT declaraba asueto, se cerraban todos los negocios, a veces la gente tenía

tiempo de correr a comprar pan, arroz o fideos. Nada importaba. Sólo El, que había sido prohibido,

perseguido, destituido, degradado. ¿Que casualmente siempre se asilaba en países gobernados por

dictadores? ¿Quién dijo eso? ¿Lanusse? ¿Aramburu? ¡Contreras de mierda! ¡Vende Patrias!

Otra vez la muchedumbre grita, masculla., silva, ensordecen con los bombos.

.Se apretujan, forman marejadas humanas. No estoy en el balcón pero tampoco estoy en la

Plaza, es como si estuviera viendo todo desde una cámara televisiva. Hoy la convocatoria fue: IR A

LA PLAZA DE MAYO, no importa en qué provincia vivieran, ésa era la consigna.

¿Que me está pasando? ¿estoy en 1976 o en el 2006?

¿Para que sirvió nuestro exilio?

Un ruido seco, los provocan al caer las monedas y llavero al piso de madera, entonces mis

sentidos, a medio recuperar, me ubican en el dormitorio, acostada en mi cama.

Abro los ojos y veo al protagonista de la irrupción en mi sueño: mi marido, su radio y el

tintineo de las piezas metálicas en el suelo.

La muchedumbre sigue eufórica: ¡Perón! ¡Perón!¡Perón!

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_ ¡Osvaldo, por favor!

_ ¡Perdóname querida!

_ ¿Como querés que te perdone? ¡Me metiste en la plaza de Mayo!

_ Cuando vuelva, esta noche, me haré perdonar. Te lo prometo.

Osvaldo se va, poniéndose el saco.

Verónica se sienta en la cama y piensa: Por hoy, no me puede pasar nada peor. Acabo de

escuchar el “revisionismo Histórico” que de vez en cuando se mandan los peronistas pero nunca

revisan ni reconocen nada.

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AQUELLA MAÑANA

Aquella mañana que se fue Osvaldo, yo quedé suspendida en el tiempo. Mejor dicho: en esa

plaza de MAYO, con los gritos, la marchita, los bombos y la voz inconfundible del padre que

resultó Salvador.

Bueno, tenés que rescatar lo positivo Verónica, volviste, volvimos y estamos superando los

problemas .Así me autoconformaba cuando sonó el teléfono.

La que llamaba era Nilda, la hija menor de mi tía Marcia, la prima más compinche, la que

más quise.

Charlando, sólo nos interrumpíamos para secarnos las lágrimas.

_ Vero ¿Cuándo nos vemos?- me preguntó ansiosa.

_ Mirá, hoy tengo que ir si o si al dentista. ¿Que te parece mañana?

_ ¡No Vero, yo quiero verte hoy, no voy a aguantar hasta mañana!

_ Está bien- le dije- pero venite vos, yo no conozco tu casa de Santo Tomé.

_ ¡Cierto! Si estoy viviendo allí, justo desde el año que te fuiste. Pero no hablo más, me voy

volando a Santa Fe, esperame en veinte minutos! chau corto , te quiero, besos!

Santo Tomé es una mini-ciudad separada de Santa fe por un puente porque de lo contrario

sería un barrio santafesino y, allí se había mudado Nilda con su marido.

Aunque no fueron veinte minutos

¡Al fin llegó!

_ ¡Hay Vero! ¿Cuántos años pasaron sin vernos?

_ A ver, a ver…contemos las etapas. Acordate que cuando mis padres se separaron, yo

empecé cada vez menos a ir al chalet.

_ Aja, dejame sacar la cuenta, yo tenía diez años.

_ Y, yo doce – la interrumpí - y ya definitivamente no iba más porque papá se había ido a

vivir a Córdoba. Recuerdo que uno de los últimos domingos que fui, papá no llegó y yo me puse a

llorar porque nadie me abría la puerta hasta que me abrió el tío Ramiro.

_ ¿No estábamos nadie?

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_ Si, no estaba nadie porque todos se habían ido a un casamiento a Rincón.

El silencio operó unos minutos, luego, le dije:

_Me acuerdo que me invitaste a tu casamiento…

_ ¡Si- interrumpe entusiasmada Nilda- yo tenía 22 años y un día te llamé y no te encontré y

otro día me atendió tu hermana y..

Bruscamente, Nilda calla. Ambas quedan nuevamente en silencio, como destinándolo al

recuerdo de Clara, la hermana mayor de Verónica que falleciera a los cuarenta años víctima de

cáncer.

_ Vero ¿Qué te parece si nos reunimos toda la familia? ¿Todavía está la quinta de los

abuelos?

_ Bueno, macanudo, pero esa quinta se vendió hace tiempo, cuando aún vivían ellos. Me

acuerdo que antes de entregarla, el abuelo Ramiro nos permitió hacer una fiesta de despedida.

Hicimos un asalto con disfraces y todo. En la quinta de al lado, estaban en un asado Ariel Ramirez,

Eduardo Falú y Horacio Guaraní quienes vinieron a cantar, tocar la guitarra, contar cuentos.

Recuerdo que bailamos hasta el amanecer.¿ Sabés que Ramirez tocó una hermosa y dulce canción

que luego se hizo famosa? Era “Alfonsina y el Mar”

_ ¿Y el abuelo los dejó?

_ ¿Pero no te dije que sí? Estaba muy cambiado. Más pobre pero más bueno. Muy cariñoso

con la abuela. ¡Bah, con todos!

_ ¡Pensar que para mi, siempre fue un extraño!

A cada rato interrumpíamos la charla para abrazarnos, besarnos, llorar, volver a abrazarnos:

Fue un disloque de sentimientos.

Estaba más gordita y se la veía muy linda y feliz. Tres hijas, una nietita, otra en camino y un

marido amoroso llenaban toda su vida.

Me llevó las fotos de toda la fila

_ ¡Ché! A Florencia no la hubiera conocido, está muy cambiada.

_ Como yo a tu Patricia, tu nenuchita que se quedó en Francia.

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_ Si, eso lo tengo que ir digiriendo poco a poco. Es lo que me arrancó el exilio y todavía no

me acostumbro a la idea de que no va a volver.

_ ¡Vamos Vero! ¿Vos qué sabés? En una de ésas...

_ Oíme Nilda- la interrumpí- ¿Te olvidaste que se casó con un francés que ha hecho carrera

allí?

Nilda se dio cuenta de mi impronta tristeza y, cambiando de tema empezó a batir palmas,

como cuando era chica y con una sonrisa me dijo:

_ ¡Novedades! ¡Novedades! ¡Tenés otra prima!

_ ¿Cómo? Si en la dinastía Quintana todos ya son bisabuelas o bisabuelos.

_ ¡Adiviná! Aunque no sé porqué te digo que adivinés si jamás de los jamases, salvo que te

lo diga lo vas a saber.

_ ¿Jamás de los jamases? ¿Estás tan segura?

_ Segurísima porque tu capacidad deductiva…

_ Mi capacidad deductiva mijita- le dije interrumpiéndola- es que quedando el tío Ramiro,

aunque entradito en años…si formó pareja con una mujer joven…

Allí me interrumpió ella.

_ No, no, frío, frío. No es por el lado del tío Ramiro. Tampoco es que la familia haya

aumentado porque ese nuevo miembro ya había nacido antes que yo y es una hermana que me lleva

diez años, se llama Malena y es hija de papá y mamá.

Lo dijo sin interrupción, para que yo entendiera lo inentendible.

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MALENA

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OLVIDAR ES PERDONAR.

Mi madre se llama Marcia y, yo no lo sabía.

Mi padre se llama Mauricio y, yo no lo conocía.

Tenía cuatro hermanas y yo no lo sabía.

De huérfana, sola y abandonada pasé a tener mamá, papá y cuatro hermanas.

Dos tías, una casada y la otra soltera.

Tres tíos. Uno soltero que se llama Ramiro.

Uno casado con dos hijos que se llama Federico.

Uno divorciado, con dos hijas, llamado Fernando.

Y, por supuesto, abuela Celine y abuelo Ramiro.

Mamá me contó todo lo que sufrió cuando estuvo embarazada de mí y, castigándola, el abuelo

la encerró en el sótano, en el mes de mayo.

Yo nací en diciembre

Pobre mamá ¡Siete meses encerrada en el sótano!

Todavía hacía un poco de calor en el mes de mayo y ella pensó que el abuelo, es decir su

padre, don Ramiro, se apiadaría y, aunque menos permitiría que se casara con Mauricio, su primer

amor y único novio.

Pero el castigo fue absurdo y cruel.

Luego se enteró que, justamente a papá Mauricio, le había tocado hacer la conscripción en la

Marina y allí se fue sin saber que a mamá la habían encerrado.

¡Pensar que mi padre se hubiera eximido de la conscripción si se casaba con mamá!

Y mamá no hubiera sufrido esa atroz tortura.

Durante un mes sólo interrumpía el llanto cuando el vómito la invadía.

Le alcanzaban la comida por un hueco. En realidad era un montacarga que, en su viaje

descendente, pasaba por dos subsuelos más. El inmediato a la planta baja, correspondía al lavadero,

el segundo era bodega y despensa, terminando, en el tercero, con un piso amoblado a todo confort:

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Muebles, platería, cristalería, alfombras, todo un piso lujoso instalado en

las entrañas del chalet.

Pasaron años hasta que me enteré por medio de tío Ramiro que me reveló el misterio de

algunos personajes que allí se refugiaron en otras épocas.

“La puertita mágica”, como le llamaban mis primas al montacarga, cuando años después y, a

veces, les permitían jugar allí. Aunque ya, para esa época de los juegos infantiles, había

desaparecido el piso lujoso. Solamente se llevaron algunos muebles, tapices y cuadros al primer

subsuelo.

En realidad fue la falta de recursos económicos, que llevó años .Y, fue así que los otros dos

subsuelos quedaron clausurados.

Volviendo al montacarga, era por su intermedio que a mi madre le bajaban la comida y la ropa

limpia. Luego mamá debía poner la ropa sucia y los platos.

Recién a los dos meses de encierro, la abuela Celine bajó porque mamá empezó a no probar

los platos con la comida y entonces, estos volvían arriba tal cual se los habían mandado.

En el encuentro, mamá se dio cuenta que la abuela también estaba sufriendo y mucho.

Delgadísima, demacrada y llorando, se abrazó a esa hija que estaba padeciendo el rigor injusto de

un padre cruel.

A partir de ese día, la abuela bajaba por lo menos una vez a la semana y permitió que, a

escondidas, las dos hermanas bajaran y le hicieran más llevadera esa cárcel.

Entonces comenzaron a llegar las cartas de mi papá que, enterado de todo, lo único que podía

hacer fue reconfortarla y demostrarle que su amor era incondicional.

Mamá dice que dos veces logró subir.

Una vez llegó hasta la biblioteca donde estaba su padre, era ya de noche, allí se encerraba a

leer o controlar sus papeles y correspondencia.

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Cuando me lo contó se puso palidísima y temblorosa.

_ ¡Mamita, no me sigas contando!- le dije al notar su sufrimiento.

_ Te lo tengo que contar, debés saber lo que padecí y así comprender que mi lucha era

contra un imposible: sola, encerrada y con un embarazo ya de cinco meses.

Asentí con un fuerte abrazo, y ella continuó:

_ Ascendí por las escaleras al segundo subsuelo, hasta ahí había encontrado las perillas para

encender las luces y encontrarme con el segundo subsuelo correspondiente a la bodega y despensa.

Pero lo peor fue subir en la oscuridad hasta el primer subsuelo donde funcionaba el lavadero.

Y otro día hasta el dormitorio de él. Las dos veces lloró, rogó, imploró, se arrastró hincada

pero fue inútil.

Tuvo que volverse al sótano y no salir más hasta el mes de diciembre de 1930.

Sólo recuerda, muy borrosamente, al médico y a la partera que la atendieron cuando dio a luz.

Yo también sufrí el abandono.

Sin padres, ni hermanos. Sin familia.

Me parece mentira, un cuento absurdo y, sin embargo, sucedió.

Cuando el abuelo Ramiro me habla o sólo me mira, hay tanto cariño en su gesto que no puedo

imaginar lo que sucedió en esa historia familiar de prejuicios y mandatos castradores que lo tuvo

como principal protagonista.

Y, ahora, yo MALENA me doy cuenta que sólo olvidando se puede perdonar.

Y, perdono.

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UN EXTRAÑO VISITANTE

Alguien tocó el timbre.

Aquella mano enguantada, con un anillo en el dedo índice y una fina puntilla chantillí, a

manera de llamador aún estaba allí; ahora, con el agregado de un timbre con contestador.

_ ¿Quién es?- pregunté yo.

_ Soy Hans Keller y busco a Ramiro.

_ ¿Podría esperar un momentito? Voy a averiguar si se encuentra.

_ Si, muchas gracias.

Busqué a tío, que estaba escribiendo, en su escritorio.

_ Tío, te busca un señor llamado Hans Keller.

_ ¿Hans? ¡No puede ser!

_ ¿Porqué tío no puede ser si lo acabo de atender en este mismo momento?

_ Bueno, andá a abrirle vos, a ése alemán ingrato, mientras pienso cómo lo voy a retar.

Crucé los jardines.

Abrí la puerta y… unos ojos celestes se cruzaron con los míos que los estaban esperando ése

día, en ése momento y en ése lugar.

Y….

No nos separamos más.

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MALENA EN ROSARIO

La semana pasada tío Ramiro me llamó por teléfono para saludarme.

No me extrañó porque es muy cariñoso y siempre lo hace, pero sí me intrigó cuando me dijo:

_ Malenita tenés que venir porque tengo algo para vos.

_ ¡Tío! Si cada vez que puedo voy ¿Que es lo que tenés para mi?

_ Ah, no. No te lo puedo decir pero es algo que lo vas a apreciar y valorar. Incluso y, perdón

por mi falsa modestia.¡Te vas a dar cuenta lo bueno que soy!

_ Bueno tío, pero será el mes que viene.

_ Está bien. No te preocupés, es casi una broma.

Pero quedó la duda y con ella la intriga.

El mes pasó y no pude viajar a Santa Fe.

Ya estaba por cumplirse otro mes, y, nuevamente, no podría ir porque

Tadeo participaba en un torneo de ajedrez y siempre es muy importante el estímulo de la

presencia de los padres.

Además, Hans no podía ir al torneo porque tenía exámenes en la Facultad, de modo que

asistiría yo sola a ver a mi hijo.

Cuando volvimos a hablarnos por teléfono, le dije:

_ ¡Tío, no prolongués más la incógnita, decime que es lo que tenés para mi.

_ Bueno querida- me dijo - yo tengo que viajar a Rosario a visitar a un amigo, de modo que

me haré un tiempito y te daré un beso.

Llegó tío Ramiro a los dos días.

Estábamos cenando, Hans y yo solos.

Tadeo y Anais, habían ido a un cumpleaños.

Después de cenar, tío dijo:

_ Este presente te lo regalo Malenita pero, en realidad es para ustedes dos.

_ ¿Para los dos? – preguntamos a coro.

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_ Si, para los dos. Digamos que el misterio, lo oculto y lo escondido a veces enlaza con la

realidad.

Me dio un sobre lacrado.

Picarescamente dijo:

_ ¡Con lo que me costó lacrarlo y ahora vos lo rompés!

Por supuesto, lo rompí con ansiedad mientras Hans miraba intrigado.

Saqué unas hojas manuscritas,

Comencé a leer.

YO, HANS KELLER.

Creí haber dejado atrás el destino trágico de mi vida, a partir del 17 de diciembre de 1939 día

en que el Comandante Langsdorff, nos despidió y toda la tripulación bajamos a tierra.

Seguidamente, ordenó volar el buque.

Días después, Hans Langsdorff, su nombre era como el mío, se disparó un tiro en la cabeza,

en su cuarto de hotel en Buenos Aires envuelto en la bandera de Alemania.

Así, terminaba una etapa para nosotros, los ex marinos del Admiral Graff Spee.

Comenzábamos una nueva en Argentina, un país próspero, de gente generosa que nos abrió

las puertas de sus hogares y sus corazones.

Teníamos trabajo, casa y un futuro promisorio.

Atrás dejábamos la guerra con sus atrocidades.

Fueron seis años de paz, para los nueve alemanes que recalamos en la Ciudad de Santa Fe.

Creí que, con su hundimiento se cerraba una valerosa actuación del Admiral Graff Spee,

aunque posteriormente y, luego de tres años de mi residencia en este bendito país, me enteré que no

siempre descolló por su valentía.

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Un verano del 43, llegó invitado a un asado “criollo” el marino alemán Rudolf Merkell. En

realidad, ex-marino, como todos nosotros y que estaba trabajando en Esperanza, una ciudad cercana

a Santa Fe.

A partir de ése asado, por lo menos, una vez al mes nos visitaba en la casa que alquilábamos

en el Boulevard Gálvez

Justamente, la casa que, anoche, huyendo, he abandonado.

Rudolf Merkell llevaba un drama en su existencia.

Yo no podía definir que problema lo acongojaba, pero era evidente en su triste mirada, sus

gestos bruscos, sus silencios prolongados, inexplicables y sus llantos desgarradores cuando había

tomado unas copas de más.

Una noche, ya de madrugada, ese hombre contó que las pesadillas lo seguían desde que en su

barco, el Admiral Graf Spee en 1937, durante días, se masacró a mansalva a mujeres, niños ,

ancianos y enfermos que caminaban hambrientos y agotados por el camino de la costa para llegar a

Almería, cuyo trayecto era de 200 kilómetros.

Venían caminando desde Málaga, arrastrándose, famélicos, desesperados.

El trayecto solamente lo podían hacer por la costa mediterránea caminando.

Eran un blanco fácil, por tierra los perseguían soldados italianos, por aire la aviación alemana

y, desde la costa, barcos emplazados hacían prácticas siniestras de tiro.

Esta historia es casi desconocida, porque, incluso los españoles que están refugiados aquí, en

Santa Fe, me han comentado que si bien a ellos les llegó la noticia, en España, con el dictador

Franco y su censura, está prohibido hablar o publicar la “Matanza de Málaga a Almería.”

Cuando estaba alcoholizado, Rudolf gritaba horrorizado que volvía a ver las figuras

caminando en la noche. Que eran sólo sombras chinescas pero que ellos sabían que eran niños,

mujeres, ancianos, enfermos, hambrientos, heridos.

Pero la orden era tirar sin pausa, una y otra vez.

De día podían ver sus caras, que se hincaban tapándose los oídos, las madres cubriendo a los

niños, algunos ancianos llevando criaturas alzadas o arrastradas con sus escasas fuerzas.

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Carromatos o caballos sueltos, incluso burros añadían a la tétrica marcha más desolación

fantasmagórica.

De noche, tiraban igual a todo lo que pareciera bulto sospechoso.

La orden era no parar, fuera con sol o con luna.

Una mañana, después de un prolongado silencio, mientras reponían fuerzas y colocaban sus

objetivos con precisión, para no errarle a las próximas víctimas, vió un cuerpo caído, acostado cuan

largo era, sin moverse, claramente muerto.

Se quedó mirando esa figura patética y, de pronto observó un movimiento extraño cerca de

unos de los brazos del cuerpo tendido.

Parecía un gato.

Posicionó bien la lente.

Miró fijo.

Era una criatura de meses que buscó un seno, en el cuerpo inerte y se puso a mamar.

La noche que Rudolf nos contó esa historia, se durmió llorando desconsoladamente.

Quizás si él hubiera hecho un cuadro sobre la Masacre de Málaga a Almería, igual que el

Guernica de Picasso que está en París hasta que desaparezca Franco, habría hecho catarsis con su

dramática angustia interior.

Pero, no fue así.

Y, entonces gritaba y lloraba diciendo:

¡Ich höre sie, sie schreien, sie weinen, sie weinen, sie bitten fröimmikeit für ihre kinder!

Los oigo, me gritan, lloran, se arrastran me piden piedad por sus niños

¡Schlubβ! ¡Schluβ Rudolf! ¡Laβ uns leben!

Basta, basta Rudolf déjanos vivir

¿Hast du keine mutter, brüder, kinder?

¿No tienes madre, hermanos, hijos?

¡Frömmikeit Rudolf!

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¡Piedad Rudolf!

¡Frömmikeit!

¡Piedad!

Una noche, Rudolf Merkell, en lugar de entrar en nuestra casa, caminó por el Boulevard

Gálvez, subió al Puente Colgante, se pegó un tiro y su cuerpo cayó a las aguas de la Setúbal.

No se porqué estoy escribiendo esto, quizás sea porque quiero dejar alguna constancia de esa

masacre y reivindicar la memoria de un marino que no pudo superar su cargo de conciencia aunque

lo que hizo, fué por la cuestionable e incuestionable “obediencia debida”.

¡RUHE IN FRIEDEN, LANDSMANN RUDOLF!

DESCANSA EN PAZ, COMPATRIOTA RUDOLF.

Posiblemente hoy vislumbro la parte negativa, mezquina, injusta de lo que nos ha tocado vivir

a los alemanes que estuvimos bajo bandera en el lugar equivocado dirigido por un esquizofrénico

maniático que hundió mi Patria.

¿Que quedará de ella?

Arriba hay una fiesta infantil.

Estoy escuchando el Feliz Cumpleaños cantados por un coro desparejo de chicos.

Risas, música, aplausos.

Las voces se oyen lejanas y, a veces, cercanas cuando corren por los jardines.

Son los sobrinos de Ramiro que festejan un cumpleaños con muchos invitados porque el

bullicio es como un compacto enhebrado de risas, corridas, zapateos, aplausos.

Es evidente el compromiso que ha contraído Ramiro al esconderme en este subsuelo de

manera que trataré de irme lo antes posible.

Pero…

¿Adonde?

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Hans y Malena lloraban abrazados.

Ramiro se unió en el abrazo, también llorando.

¡CASI ME OLVIDO!

_ ¡Casi me olvido!- me dijo tío Ramiro la mañana que se volvía a Santa Fe.

Sacó de su portafolio un sobre y me lo entregó diciendo:

_ Estas hojas también las encontré en el sótano, te van a sorprender.

En ese momento se escuchó la bocina del taxi que venía a buscarlo.

_ Después lo comentamos por teléfono, aunque te anticipo que no salgo de mi asombro.

Me dió otro beso.

Lo acompañé hasta la vereda.

Cuando el taxi arrancó, se dió vuelta, me sonrió y yo formé un beso en el aire y se lo mandé

simulando un soplido como el hacía con mis hijos cuando vivíamos en Santa Fe.

Entré.

Cerré la puerta.

Me senté en el living.

Abrí el sobre que contenía cuatro hojas.

La primera comenzaba diciendo; “YO ME LLAMO DORA”

Intrigada, seguí leyendo:

“Yo me llamo Dora y le debo agradecer este refugio a Marisa Alonso una de las nietas del

dueño de este chalet.

Ella ha sido amiga desde la infancia de Sebastián Guerrero.

Por lo menos eso es lo que creí hasta que la misma Marisa me explicó porqué, yo, estaba

aquí.

Y, Sebastián Guerrero es…

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¿Cómo debería decir?

¿Mi pareja?

¿Mi comandante?

¿Mi ex -compañero?

Recuerdo, mientras trato de definir mi relación (¿finalizada?), que Marisa y Sebastián han sido

vecinos desde la infancia.

En unos de los sectores de la mansión, vive Marisa con su mamá, Soledad Quintana viuda de

Ramón Alonso, fallecido, en una avalancha de público producida, en la Cancha Colón durante un

partido de fútbol.

Comentándomelo, una noche, Sebastián me dijo.

_ ¿Podés creer?¡ Morir en un polideportivo Colonista y ser fanático de Unión!

Aunque yo soy cordobesa, dado que mi residencia santafesina es de seis años, sé que la

rivalidad entre colonistas y unionistas es legendaria.

Pero me estoy disgregando en situaciones banales y no le doy el valor y el riesgo que supone,

para Marisa Alonso Quintana, el refugio que me brida. Aunque, debido, indirectamente, a su

amistad con Sebastián cuyo alias de guerra es Comandante Chino.

Y, a quién conocí el mismo día de mi ingreso en la Universidad Nacional del Litoral, para

estudiar abogacía.

A los tres meses vivíamos juntos en la casa de otro camarada y su pareja.

La militancia revolucionaria, para mi criterio snob, le daba al Comandante Chino una aureola

de heroicidad que me subyugó y caí creyendo que ascendía al nivel de heroína libertaria.

Para Sebastián el E.R.P. era su razón de ser.

A esta altura, no pretendo invocar mi inocencia, que no era tal, pero sí una dependencia

absoluta a las decisiones que él tomara.

Yo respiraba, pensaba y militaba por amor al Comandante Chino.

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El Comandante Chino respiraba, pensaba y militaba sólo por la Lucha Revolucionaria del

Pueblo.

Yo sólo fui una soldado en el ejército comandado por él.

Fui un medio para un fin.

El romanticismo corrió por parte mía, la causa de parte de él.

Son ironías de la vida, del amor idealizado y de los pies de barro.

Lo veo más claro que nunca, ahora que estoy en un refugio bajo tierra donde no me llega la

luz del día.

Cayó la venda de la dependencia miope que por seguir a uno, arriesgué a muchos otros:

familia, amigos, vecinos.

Estoy tan segura que no nos veremos más como que ya me olvidó.

El estaba en mi vida, yo, sólo en sus planes, no en su vida.

Es evidente que la soledad, el silencio de un sótano, han aclarado mis ideas.

El abogado que me trajo la noche del sábado y me presentó a Marisa, se llama Llerena.

La misma noche que llegué, Marisa bajó conmigo.

Yo la había visto, anteriormente, una sola vez, de refilón, cuando en una Asamblea en la

Universidad se acercó a Sebastián que estaba (como siempre) en el estrado, exhibiendo sus

cualidades dialécticas y de líder.

En esa oportunidad, le tuve celos a ella y le adjudiqué todas las “cualidades” de niña rica

rebelde sin causa.

Pero mis deducciones fueron equivocadas.

Frente a mi estaba una muchacha sencilla, de pelo corto, sin maquillaje, vestida como una

estudiante cualquiera.

_ Nunca nos presentaron- me dijo con una sonrisa- pero a vos te tengo presente porque

siempre acompañás a Sebastián.

_ Sí, el me comentó que ustedes fueron vecinos en la infancia.- contesté.

_ Y, algunos años de la adolescencia , confirmó..

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Haciendo una pausa, me invitó a sentarnos y continuó:

_ Ahora yo estoy militando también, pero no en la misma ruta, - se sonrió- bueno, corrijo,

voy por otro sendero pero es la misma ruta. Un día llegaremos juntos los monto y los erps. A este

refugio llegaste por mediación del doctor Llerena, no fui yo.

La miré extrañada, y ella siguió explicando:

_ Sucede que yo ofrecí este lugar por seis meses dado que mis abuelos están radicados en

Rincón hasta que se efectúe la venta de la quinta que tienen allí. ¡Y mirá que coincidencia! Te tocó

a vos, la novia de Sebastián.

Seguidamente me preguntó que ropa necesitaba y si quería enviar alguna noticia a mi familia.

Le agradecí y le di el teléfono de mi madre en Córdoba, convinimos que se le diría que estaba

en viaje de estudios con un contingente universitario

Cuando me saludaba despidiéndose, no pude evitar la pregunta:

_ Decime ¿Cómo es que el doctor Llerena refugia a una del ERP en la casa de una Monto?

Marisa sonrió y me contestó:

_ El doctor Francisco Llerena es un ser muy especial y esto lo demuestra. Desde su juventud

ha integrado el peronismo. Ahora, si bien no es un monto “activo”, pertenece a los cuadros del

movimiento y su misión es defendernos jurídicamente en caso de necesidad. Pero, y aquí te aclaro

porqué es un ser especial, dejó constancia que él defendería también a cualquier integrante del ERP,

como así también a cualquier organización que surgiera desde la izquierda revolucionaria. Vos no

sos la primera de tu cuadro a quién le consigue refugio, aunque no fue aquí.

Recordé que Sebastián me había dicho que, de ser necesario, contaríamos con la ayuda de un

abogado santafesino, pero nunca me dió su nombre.

Marisa se despidió con un abrazo.

Mirándola pensé que ella también era un ser especial.

Me estoy volviendo obsesiva.

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Una y otra vez rememoro cuando Sebastián y yo salíamos a la calle en “misión” Recuperar

Armas de la Policía.

El ERP le había asignado un Citroën que dejábamos a cuadras del “operativo”.

La misión cumpliría doble finalidad:

Provisión de armas.

Debilitar a la fuerza Policial tanto moral cómo económicamente.

Íbamos a los parques, a la costanera o al puerto.

Simulábamos besarnos, abrazarnos o aparentar escándalo moral. Al acercarse el cana, el

Comandante le daba un golpe preciso desmayándolo y le sacaba el arma.

Otras veces simulábamos un altercado violento, yo caía gritando y llorando. El cana me

auxiliaba pero seguía la misma suerte con el sorpresivo ataque del Comandante Chino.

Una tarde, en el diario local, apareció el identikit del supuesto atacante.

¡Era casi una foto de Sebastián!

La orden fue:

Refugiarse y abandonar la ciudad.

Por eso estoy aquí.

Esta noche, en la vianda, junto a los cubiertos enrollados con la servilleta, había un mensaje:

Necesitamos datos completos para su pasaporte y demás documentos.

La foto ya la tenemos.

Urgente, conteste en este mismo papel.

Abajo escribí:

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Dora Trinidad Robles

Lugar Nacimiento: Cruz del Eje-Provincia de Córdoba.

Fecha nac.: 25/ 06/50

DNI: 10.342.342.

Con el número de documento terminaba abruptamente la última hoja de Cora, la guerrillera que se refugió en el chalet.

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CONOCIENDO A MALENA

Nos despedimos con Nilda quedando que muy pronto yo conocería a su “nueva” hermana.

No precisamos fechas porque, ahora, Malena vivía en Rosario, casada y con dos hijos.

¡Rosario!

Era un mal recuerdo de mi infancia. Yo lo relacionaba con el abandono de mi padre.

Fue la etapa de más antagonismo.

Amenazó a mamá, con llevarme a vivir allí. Algo que nunca ocurrió pero la angustia sí

estaba presente en mis pesadillas nocturnas.

¡Por fin! Llegó el día.

Convinimos que el encuentro sería en Rincón, en la quinta de unos viejos amigos cuyos

fondos lindaban con quintas de dos artistas plásticos santafesinos: Ludovico Paganini y Francisco

Puccinelli.

Fuimos, con Osvaldo, los primeros en llegar.

Lo disimulaba, pero, me comían los nervios.

Miraba constantemente hacia afuera, a través del cerco de ligustros, cuando oía el ruido del

motor de algún auto.

Aunque habíamos convenido que Nilda vendría junto con Malena, evidentemente algo no

resultó porque en un momento y, estando yo mirando, por enésima vez, hacia el portón de entrada,

apareció Madame Keller, la profesora que enseñaba francés, cuando yo estaba en tercer año de la

Escuela Normal.

_ Hola- saludó sonriente –busco a Nilda o a Verónica.

_ ¿Pero usted no es madame Keller? – le pregunté.

_ Sí – contestó sonriente – mi nombre completo es Malena Robles Quintana de Keller.

_ Yo soy Verónica, la ex –exiliada - fui alumna en la Escuela Normal-, le dije para que me

ubicara.

Emocionadas, nos abrazamos.

No podíamos parar de reír cuando, justamente, entraba Nilda con marido y prole.

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_ ¡Estas son unas artistas! -pensó al mirarlas- ¡Charlando como si se

conocieran de toda la vida!

Al verla, corrimos a su encuentro.

_ ¡Nos conocíamos del Normal!- le dijimos al unísono.

La risa contagió a todo el grupo y, si alguien pasó o hubiera pasado en ese momento pensó o

hubiera pensado:

_ ¡Que grupo alegre!

Si, éramos un grupo alegre, atrás habíamos dejado la tristeza.

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LLEGO EL TÍO

Positivo y negativo.

Anverso y reverso.

Así definiría la contraposición del personaje en la figura de mi tío Ramiro y la de su padre,

mi abuelo Ramiro.

Fue impactante su sorpresiva presencia.

Elegante, llevando su bastón con la misma elegancia conque lo llevaba el Patriarca.

La blanca cabellera que se peina sola siguiendo las ondas naturales que acentuaban su fina

personalidad.

¡Que iguales!

¡Que opuestos!

Jamás olvidaré un domingo en que transformó la tristeza de mis escasos diez años.

¡Que buen padre hubiera sido!

Todo lo contrario del abuelo, sólo la semejanza es física.

Ramiro I siempre fue indiferente con nosotros, sus nietos.

No recuerdo, ni siquiera una sola vez, cuando yo iba los domingos, que me llamara por mi

nombre.

Ahora, pienso que, al no llamarme por mi nombre, negaba también a esa otra nieta que

había abandonado.

Su pátina de indiferente era la máscara del disfraz burgués prejuicioso y así ahogaba su

sentimiento de culpa.

El señor omnipotente, dueño de vidas ajenas.

Niña o niño nos decía cuando, ocasionalmente lo cruzábamos en los jardines o en la larga y

ancha mesa de los almuerzos cuando coincidían mis visitas.

Y, ahora tío, te tengo frente a mí que venís acercándote y nos preguntás a Malena y a mí:

_ ¡Chicas! ¿Es que ustedes se conocían?

_ ¡Tío! Vení que te contamos.

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Lo tomamos cada una de un brazo y nos fuimos caminando hacia la reparadora sombra de

un añoso eucalipto.

_ ¡Che! ¡Esperen! ¡Esperenmé! - grita Nilda - ¿O se han creído que se

van a librar de mí?

FIN.

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El Chalet de los Quintana

de Beatriz Paganini La 1º edición se terminó de imprimir en Abril de 2009

con una tirada de 100 ejemplares. Diagramación, impresión y distribución: Impresiones Buenos Aires - Editorial

[email protected]

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El hilo mágico que enhebra las historias que nacen, trascienden o mueren, a través de distintas épocas en El

Chalet de los Quintana, son la realidad y la imaginación (o la realidad con el toque de la imaginación)

La presencia de alemanes en la ciudad de Santa Fe, allá por 1940, motivada por el hundimiento del buque

Graf Spee, fue verídica y vivieron en una casona del boulevard Gálvez.

“Teníamos trabajo, casa y un futuro promisorio, atrás dejábamos la guerra con sus atrocidades”, dice Hans

Keller en 1945, el marino alemán recreado , en la novela, como un personaje refugiado.

Rincón, el lugar santafesino de veraneo que aún conserva su encanto pueblerino y cuya belleza destacaron en

lienzos conocidos plásticos nacionales y extranjeros, también vivió el horror de los malones erigiéndose allí,

uno de los primeros Fuertes que protegieron a sus pobladores.

Cuando Verónica, una protagonista de la novela, le expresa su parecido físico con Atahualpa Yupanqui a don

Augusto Roa Bastos, éste le contesta (algo que sin ser un diálogo real , es auténtico con respecto a la

trayectoria y los ideales de ambos personajes ) : “Somos hermanos en la lucha de perseguidos por nuestros

ideales sobre los derechos inalienables de la Humanidad, él con sus cantos y sus versos, yo con mi pluma y mi

docencia. Francia hizo honor a su liberté, égalité et fraternité al recibirnos y salvarnos de la garra

persecutoria y asesina de los que desprecian su suelo patrio, conchabándose al imperialismo, liberalismo o

cualquier neo-ismo de todo lo que sea privilegio de unos pocos”

Así desfilan por el Chalet de los Quintana, Camila O`Gorman, Montoya el fiel soldado del Coronel

Martiniano Chilavert que se propone cumplir su último deseo aunque no sabe la revelación de un amigo

relatada en una carta: ”Se dice que su último pensamiento fue para el hijo a quién le dejó su reloj. Pero no es

cierto. Ese habrá sido el penúltimo porque el último fue para defender su integridad moral cuando exige al

pelotón de fusilamiento que a él no lo van a poner de espaldas como a un traidor, rechazando también que le

venden los ojos….Amigos como Ud. y como yo, que Martiniano Chilavert supo tener, lucharemos para que se

haga justicia cuando se sepa la verdad de la Historia Argentina”..

Y, Verónica, cuenta:

“ Yo sigo viviendo en Santa Fe, el chalet ya ha sido demolido; los ladrillos que formaron sus paredes fueron

mudos testigos de los sentimientos más nobles y más mezquinos de la condición humana, algo así como los

acontecimientos de la vida misma. Como la historia de Santa Fe, o de mi país, Argentina con sus utopías,

heroísmos, venganzas, traiciones, prejuicios, patriotismo, renunciamientos…la historia misma de la

HUMANIDAD toda.”