El conflicto puede ayudarnos a crecer, 2005

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Jordi Muner i Armengol. (2005). Aula de Innovación Educativa. [Versión electrónica]. Revista Aula de Innovación Educativa142

¿El conflicto puede ayudarnos a crecer?

Jordi Muner i Armengol

Conflicto proviene del latín y tiene más de un significado: lucha, combate (conflictus) y confrontar, ponerse una personafrente a otra (confligere). De ahí que a menudo se identifique conflicto con violencia.

El conflicto que nos permite confrontarnos con la realidad del entorno acepta la diversidad y ofrece reconocimiento. Elconflicto descontrolado nos enfrenta con los demás y, también, con nosotros mismos, rechaza la diferencia y se abandonaa las emociones. La violencia lleva implícita la agresión como el no reconocimiento del otro y la vulneración de susderechos fundamentales.

El conflicto y las crisis (cuyo efecto es la desorganización) nos transmiten el mismo mensaje de alerta: 1) la manera dehacer actual no funciona, no es útil para resolver la situación presente; 2) necesitamos una manera de hacer diferente (decomo hemos venido haciendo) si queremos resolver esta situación. Si somos sensibles a este mensaje, se nos presenta unaoportunidad para el cambio. Tenemos que distinguir el conflicto inicial, del que somos conscientes y para cuya resoluciónestamos motivados, y que, sobre todo, controlamos, del conflicto consolidado, de larga evolución, para cuya contención nodisponemos de medios y que escapa a nuestro control.

Todo conflicto tiene unos efectos, un precio: el coste y las consecuencias. En el coste siempre hay, como mínimo, uncomponente emocional y relacional, aparte de los demás componentes, que vivimos como pérdida. Esta percepción nosempuja a agarrarnos a nuestra posición y defender nuestra postura como legítima, razonable e innegociable.

Las consecuencias son, principalmente, de dos tipos: los prejuicios y los beneficios secundarios. Los beneficios secundariosson lo que "ganamos" manteniendo la relación conflictiva con el otro: tener razón, reconocimiento social, poder..., ytambién lo que "aprendemos" a través del conflicto: experiencia para no repetir lo mismo, habilidades para afrontarsituaciones parecidas, prudencia, tolerancia ante la frustración, el estrés...

Es desde este punto de vista desde donde podemos apreciar el valor de los conflictos: sirven para crecer. Pero no nossirven del mismo modo. A un adulto le permitirán "formarse como persona", madurar; a un adolescente, mejorar lasrelaciones y las competencias sociales, y conocerse; para un niño son pocos los beneficios, pues el conflicto es,principalmente, complementario: uno arriba y otro abajo. En adultos y adolescentes se dan conflictos complementarios yconflictos simétricos (las partes quieren igualarse o ser más que la otra). Los conflictos complementarios suelen serinvisibles y son menos estridentes, mientras que los simétricos son notorios, ruidosos e involucran a observadores.

El conflicto en los adolescentes juega un doble papel: funcional y disfuncional. Desde el conflicto el adolescente persigue laconfrontación para diferenciarse y ser reconocido; en definitiva, para "ser". Con esta dinámica el conflicto representa unmedio, un recurso para crecer. Pero también encontramos al adolescente que se sirve del conflicto que enfrenta, comofinalidad, como un instrumento de poder para hacerse valer, para imponerse, para "ser más que el otro". Estadisfuncionalidad puede venir marcada por una forma de resolver las divergencias, un estilo relacional, pero también porcarencias en las competencias emocionales, o por ambas cosas.

En los conflictos interpersonales en un contexto educativo encontramos otros factores que conforman su esencia: lainterdependencia y la culpabilidad. La interdependencia entre las partes no permite el abandono: de un modo u otroestamos vinculados, atrapados por el hecho de que tenemos que continuar compartiendo un mismo espacio. Laculpabilidad es la explicación, el argumento que construimos para identificar y señalar al otro como la causa de nuestrosmales o, en el mejor de los casos, de la situación de conflicto en la que nos encontramos.

Llegados a este punto nos damos cuenta de que los conflictos sirven para crecer y enseñan a vivir si somos capaces dedistanciarnos emocionalmente y perceptivamente del conflicto y planteamos la solución en términos de responsabilidadcompartida entre todas las partes para buscar una solución satisfactoria y equitativa para todos (ganar-ganar). De hecho,como dice Ausloos (1998), un sistema sólo es capaz de resolver lo que él ha creado. Pero para hacerlo tiene que probarsoluciones diferentes de las intentadas dado que las utilizadas no sólo no han resuelto el conflicto sino que buena parte dedicho conflicto sólo se explica por el fracaso de las soluciones intentadas (proceso).

A menudo, como nos dice Watzlawick (1984), llegamos a un punto donde el problema no es el problema sino las solucionesintentadas; lo que hemos puesto en juego. Visto así, los conflictos son una oportunidad para crecer en la medida en queseamos conscientes de nuestras principales carencias y necesidades ante los conflictos. Por un lado, disponer de lashabilidades necesarias para gestionar eficazmente los conflictos, prevenirlos y, si surgen, sacarles provecho. Por otro, darsecuenta cuando no se dispone de esas habilidades y buscar el modo de aprenderlas.

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La mejor herramienta para sacar provecho de los conflictos somos nosotros mismos si aprendemos a observar(nos) paradetectar carencias y oportunidades de crecimiento, y adquirir y mejorar competencias, en un ejercicio de circularidad para(re)pensar y (re)pensarnos.

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Jordi Muner i ArmengolPedagogo, psicoterapeuta y mediador de conflictos