El Contexto de Alberdi y La Guerra Del Paraguay Estado Capitalismo y Sociedad

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Nuevo Mundo Mundos Nuevos Coloquios, 2009 ............................................................................................................................................................................................................................................................................................... Eduardo Cavieres En el contexto de Alberdi y la guerra del Paraguay: Estado, capitalismo y sociedad en los conflictos del Cono Sur, 1860-1880. ............................................................................................................................................................................................................................................................................................... Advertencia El contenido de este sitio está cubierto por la legislación francesa sobre propiedad intelectual y es propiedad exclusiva del editor. Las obras publicadas en este sitio pueden ser consultadas y reproducidas en soporte de papel o bajo condición de que sean estrictamente reservadas al uso personal, sea éste científico o pedagógico, excluyendo todo uso comercial. La reproducción deberá obligatoriamente mencionar el editor, el nombre de la revista, el autor y la referencia del documento. Toda otra reproducción está prohibida salvo que exista un acuerdo previo con el editor, excluyendo todos los casos previstos por la legislación vigente en Francia. Revues.org es un portal de revistas de ciencias sociales y humanas desarrollado por CLEO, Centre pour l'édition électronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV). ............................................................................................................................................................................................................................................................................................... Referencia electrónica Eduardo Cavieres, « En el contexto de Alberdi y la guerra del Paraguay: Estado, capitalismo y sociedad en los conflictos del Cono Sur, 1860-1880. », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Coloquios, 2009, Puesto en línea el 27 mars 2009. URL : http://nuevomundo.revues.org/index55565.html DOI : en curso de atribución Editor : EHESS http://nuevomundo.revues.org http://www.revues.org Documento accesible en línea desde la siguiente dirección : http://nuevomundo.revues.org/index55565.html Document generado automaticamente el 31 mars 2009. © Tous droits réservés

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Descripción del pensamiento y el contexto a través del cual tomo las bases Juan Bautista Alberdi para estar en contra de la Guerra contra el Paraguay siendo el primer en definirla como la Guerra de la Triple Infamia.

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Nuevo Mundo MundosNuevosColoquios, 2009

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Eduardo Cavieres

En el contexto de Alberdi y la guerradel Paraguay: Estado, capitalismo ysociedad en los conflictos del ConoSur, 1860-1880................................................................................................................................................................................................................................................................................................

AdvertenciaEl contenido de este sitio está cubierto por la legislación francesa sobre propiedad intelectual y es propiedad exclusivadel editor.Las obras publicadas en este sitio pueden ser consultadas y reproducidas en soporte de papel o bajo condición deque sean estrictamente reservadas al uso personal, sea éste científico o pedagógico, excluyendo todo uso comercial.La reproducción deberá obligatoriamente mencionar el editor, el nombre de la revista, el autor y la referencia deldocumento.Toda otra reproducción está prohibida salvo que exista un acuerdo previo con el editor, excluyendo todos los casosprevistos por la legislación vigente en Francia.

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Referencia electrónicaEduardo Cavieres, « En el contexto de Alberdi y la guerra del Paraguay: Estado, capitalismo y sociedad en losconflictos del Cono Sur, 1860-1880. »,  Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Coloquios, 2009, Puesto en líneael 27 mars 2009. URL : http://nuevomundo.revues.org/index55565.htmlDOI : en curso de atribución

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Eduardo Cavieres

En el contexto de Alberdi y la guerra delParaguay: Estado, capitalismo y sociedaden los conflictos del Cono Sur, 1860-1880.Introducción y contextualización:

1 La segunda mitad del siglo XIX conjugó una serie de elementos y circunstancias quepermitieron a gran parte de los nuevos Estados latinoamericanos entrar en una fase deconsolidación como Estados y promover una relativamente mayor participación política yuna clara orientación hacia la modernidad de la época fundamentada en los principios delcrecimiento económico y del liberalismo. Desde muchos puntos de vista, fue efectivamenteuna época de logros y cambios importantes, pero desde muchos otros, y con efectos delargo plazo, significó que los costos sociales de esa modernización fueran elevados y que suconducción no considerara en modo alguno un proyecto nacional que incluyera a la mayoríade los sectores participantes a objeto de no terminar reforzando las grandes y estructuralesdesintegraciones de una sociedad que, en el discurso, buscaba la unidad nacional, pero que enla práctica estaba lejos de ser una preocupación real de los grupos dirigentes.

2 Los procesos de organización política y las necesidades fiscales para conformar el presupuestonacional no fueron elementos importantes que permitieran fundamentar los discursos deunidad de los padres fundadores contemporáneos al propio Simón Bolívar. Por el contrario,las prácticas del nuevo Orden funcionaron en otras direcciones y se fundamentaron enel cómo establecer una organización interna que consideraba un ordenamiento económiconacional y una jurisdicción social, institucional y territorial. Con diversos grados de avancesy dificultades, todos los Estados debieron navegar en aguas poco tranquilas, de todos coloresy de diversas densidades, para ir configurando las definitivas identidades nacionales.

3 Por una parte, desde lo económico, las divergencias entre ideas proteccionistas y liberalesllevaron rápidamente a apreciar espacios territoriales, antes poco significados, a objeto debeneficiarse con la participación en los mercados nor-atlánticos particularmente liderados porInglaterra. Paradojalmente, las luces de la ilustración portadas por los gobiernos liberales quefueron generalizándose en la dirección de los nuevos Estados, llevaron a disputas de caráctergeopolítico, pero también de relaciones económicas internacionales que terminaron en gravesdisputas territoriales y en guerras propiamente tales.

4 Por otra parte, se trataba de una época de claras definiciones respecto a la maduración delEstado nacional y a la construcción de identidades nacionales que permitieran conformarrelaciones sólidas entre los individuos y el nuevo Estado. Dicho fenómeno, en forma bastanteparalela a lo que sucedía en la propia Europa, contuvo también similares contenidos y, entreellos, las razones patrióticas y la diferenciación respecto a los otros, jugaron igualmente unpapel importante en legitimar las acciones y decisiones tomadas por los grupos dirigentesque, en realidad, más que significativas diferencias en sus actitudes sociales y culturales, sevieron enfrentados en defensa de ideas e intereses poco comprendidas por las bases socialesque conformaron los nuevos ejércitos nacionales. Al igual que Europa, las circunstanciaspresentes, llevaron a forzar ciertas realidades y a desarrollar las propias, pero siempresemejantes formas de invención de nuevas tradiciones a objeto de legitimar y consolidar lasrazones de los nuevos Estados Nacionales. Por cierto, se puede hacer una importante analogíacon los desarrollos descritos por Hobsbawm y otros a propósito de estos procesos nacionalistastan concretamente característicos de la segunda mitad del siglo XIX 1.    

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5 En estos contextos, las Guerras entre Estados de la segunda mitad del siglo XIX, tienenlecturas diferentes: una, de contenidos nacionales que reflejan virtudes patrióticas, amor ysacrificio hacia y por la Patria, profundas convicciones de   que la historia se construye através de actos heroicos, alto sentido del valor militar, etc. Otra, que corresponde a una fazbastante disímil y que se fundamenta en análisis más concretos de los procesos históricos: losconflictos bélicos se fundamentan en conflictos de intereses en donde se conjugan relacionesde poder internos con subordinaciones o inter-relaciones con agentes externos. Allí, el valorde la guerra cobra otras interpretaciones. Por cierto, entre ambas posiciones se dan una seriede situaciones intermedias entre las cuales se cuenta la posición de los gobernantes, lascircunstancias mediatas e inmediatas, las representaciones culturales existentes respecto alos conceptos Patria y Nación, etc. Seguramente, una parte importante de los soldados quesobrevivieron a las guerras y de aquellos que sacrificaron sus vidas, no marcharon pensando enque estaban siendo utilizados en beneficio de intereses ajenos a ellos mismos, sino lo hicieronen la convicción que se trataba de una causa mayor que comprendía la defensa de su territorio,de su hogar y de su familia.

6 La Guerra del Paraguay, entre este país y la triple alianza conformada por la República Orientaldel Uruguay, el Imperio del Brasil y la República argentina, así como lo fue sólo una décadaposterior con  la Guerra del Pacífico entre Bolivia, Chile y el Perú, da cuenta de estas complejasrelaciones tanto en los hechos como en sus interpretaciones, en sus desarrollos y efectoscomo en sus consideraciones respecto al nacionalismo cultural del s. XX. Aún cuando laexteriorización de prejuicios y desconfianzas por la costa atlántica sean menos evidentes queen el caso de las sociedades andinas, igualmente se construyó la imagen de un pequeño paísrodeados por las ambiciones territoriales de verdaderos gigantes que utilizaron, además, alvecino Uruguay para alcanzar sus objetivos. En el caso de la Guerra del Pacífico, Boliviaaparece igualmente como la víctima más débil y quién asume los mayores costos frente a unimperialismo chileno y a un poco claro compromiso del Perú. Considerando las historias decada uno de los Estados Nacionales involucrados en ambos conflictos, las razones de cada cualse estrellan contra las razones de los otros y en ello estas Guerras del siglo XIX siguen  teniendofuertes incidencias en las políticas actuales y siguen siendo escollos para una integración másreal y efectiva entre nuestras sociedades.

7 En todo caso, desde las historias nacionales, es difícil encontrar testimonios contemporáneosa los hechos que sean enérgicos en contra de las causales bélicas esgrimidas y, por ello, se analizan las causas de los conflictos desde las propias razones y perspectivas y aún cuando selamente el haber caído en el enfrentamiento, no se desconocen las superiores consideracionesque impedían el haberlas evitado. Por la misma razón, es difícil encontrar juicios concretosen contra de la guerra o que fustiguen al propio país al cual se pertenece, lo cual, obviamente,debe entenderse precisamente dentro de las lógicas, circunstancias y necesidades de la época.No obstante, ello es posible cuando se trata de observar la situación desde el punto devista de  conflictos y disputas internas y, en este caso, respecto a la Guerra del Paraguay eindependientemente de la solidez de sus propios fundamentos, Juan Bautista Alberdi es unade las excepciones más interesantes de considerar.

La Guerra y Juan Bautista Alberdi:8 El argentino Juan Bautista Alberdi (1810-1884) fue uno de los intelectuales liberales más

connotados de su tiempo. Firme enemigo de la dictadura de Rozas, fue claro defensor de unorden político descentralizado que permitiera una mayor participación a los ciudadanos. Aúncuando sus ideas influyeron en la Constitución argentina de 1853, la reorganización de laRepública en 1862 lo retuvo en Paris desde donde pudo volver a su patria, y sólo por un brevetiempo, en 1876. Desde la capital francesa, Alberdi escribió una serie de cartas en donde, entreuna gran variedad de temas, se refería directa o indirectamente a la Guerra del Paraguay sobre

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la cual, desde el comienzo, no dejaba de juzgar, con frío análisis, a su propio gobierno quelo mantenía exilado:

Pueda ser que nuestro país escape de la guerra que sus mismos directores promueven, por bajode cuerda, en los países vecinos; pero lo dudo un poco. La neutralidad de Mitre (que más bienes nutrialidad) no significa sino un sistema de hostilidad disimulada, mediante la cual se da opretende darse la comodidad de hacer la guerra a los otros, sin que los otros se la hagan a él.Asistiría a la guerra del Paraguay con la máscara de neutral; pero en medio de la guerra puedevenirle una lluvia de palos, por la naturaleza misma de ese género de diversiones, cuando y dedonde menos lo piense2.

9 En el desarrollo de la guerra en sí misma, Alberdi no se reservaba sus miradas respecto alBrasil:

Me guardare bien de maldecir del Paraguay. No tomaré parte en la lucha. No me haré, a título deargentino, el suizo del Brasil, para que este Imperio negrero recupere o reivindique, con la sangrede los argentinos, su provincia de Matto Grosso, que es incapaz de reivindicar por sí sólo3.

10 Más serenamente, como él mismo lo declaraba, explicaba las causales de la Guerra ylas decisiones de Mitre para participar en la misma ya que, aún cuando muchas de lascircunstancias que habían desalojado a Rosas del Poder habían cambiado, la mayoría de ellasseguían permaneciendo:

Y Mitre no defiende otra cosa hoy, contra el Paraguay, que lo mismo que defendía Rosas en esetiempo y en esa lucha, que no es otra que la lucha de hoy mismo: lucha de libre navegación fluvial,de libre tráfico directo con el mundo, por parte de aquella República mediterránea, contra loseternos herederos del estúpido monopolio colonial4.

11 Es obvio que el propio Alberdi se debatía entre sus propios sentimientos nacionales, susanálisis de las relaciones entre los gobiernos y de las respectivas inserciones en la economíainternacional, y su enconada lucha política contra Rosas:

… si la guerra fuese únicamente entre el Paraguay y la República argentina, yo estaría contra elParaguay, con razón o sin ella. Pero esta guerra no es de la República argentina. Es del Brasil.Nuestro país hace en ella el triste rol de instrumento de una monarquía rival en todo y por todo denuestro país. Los dos objetos de la guerra son extraños o extranjeros para nosotros: 1º destruir elgobierno actual del Paraguay; 2º para reivindicar el Matto Grosso. Ni ese gobierno pesa sobre laRepública argentina, ni Matto Grosso es provincia argentina. Aun venciendo Mitre, nuestro paísno recogería sino vergüenza y derrota, pues habría vencido para robustecer al Brasil, rival cienveces más peligroso que el Paraguay.

La alianza actual con el Brasil no es como la alianza de 1851. La anterior fue para libertar ala república argentina de una tiranía de veinte años; ésta no sirve el más insignificante interésargentino 5

12 En 1868, el cambio de gobierno en Argentina, de manos de Mitre a Sarmiento, no afectaronen gran medida los sentimientos de Alberdi: ni respecto al gobierno, ni tampoco respecto alcurso de la guerra. Señalaba que había celebrado en su alma el alejamiento de Mitre del poder,pero que observaría con tranquilidad el desenvolvimiento de Sarmiento y, “si entra en misideas nacionalistas”, le ayudaría tal como lo había hecho con Urquiza después de Caseros. Nodejaba de sentenciar sobre la herencia del Presidente saliente:

El gobierno de Mitre deja una negra memoria en nuestros anales: ochenta mil argentinos en latumba, sesenta millones de pesos gastados en esas matanzas, la adquisición del cólera morbus,la desaparición de los archivos nacionales por dos incendios misteriosos, la enfeudación de laRepública al Imperio brasilero, y ni una, ni una sola, de nuestras viejas cuestiones orgánicasresuelta definitivamente. Pero no le faltaran admiradores…6.

13 En nuestro análisis, no es prioritario el análisis respecto a las disputas políticas internas deArgentina, pero ellas son importantes para visualizar la complejidad del análisis históricorespecto a conflictos internos y externos. El mismo Alberdi se declaraba nacionalista y, de

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acuerdo a sus propias palabras, en otras circunstancias que le fuesen más propicias respecto alpoder, habría reconocido su enemistad al Paraguay estando en su contra, independientementede razones más o menos valederas. Me importa fundamentalmente, visualizar el cómo, desdemuchos puntos de vistas, de situaciones personales, de intereses mayores e incluso ajenos alos de las propias sociedades, la Guerra es también construcción respecto a sus causales ytambién respecto de sus efectos. Ya en 1870, cuando la Guerra finalizaba, Alberdi escribía quese alegraba del regreso de la mayor parte del ejército argentino expedicionario del Paraguay,pero que sentía que aún quedasen hombres allí “para servir de instrumento de anexión a losimperialistas y borbones del Brasil”7. En abril del mismo año, le llegaba la noticia de que elconflicto estaba efectivamente concluido. Al respecto sostenía que si dicha noticia “no viniesepor conducto del Brasil y por la décima vez, nada tendría de increíble. Veremos, en tal caso,que razón inventa el fecundo Facundo II para seguir contra mí la guerra del caudillaje”8.

14 Entre mayo y junio de 1870, son pocas las referencias de Alberdi a las consecuencias de laGuerra del Paraguay y ellas más bien se orientan a observar los nuevos acontecimientos quevan surgiendo en la propia política argentina, de los cuales la muerte de Urquiza le parece elprincipal debido a sus implicancias:

Como quiera que este hecho se considere (si realmente ha sucedido), es para mi juicio de la másalta gravedad. Es imposible mirarle como un hecho aislado. Debe ser el prefacio de algo destinadoa comprender toda la República, o todas las Repúblicas del Plata. A primera vista, él daña aSarmiento y favorece a los adversarios de su Gobierno, que había hecho de Urquiza su principalapoyo. ¿Estará el Brasil exento de participación? No porque no obre directamente y de frente sele debe creer ajeno de un hecho que sirve a sus designios de arruinar los países que desea anexarderrotados a su territorio, para poblarlos a su modo y de su raza. Pero, ¿habrá argentinos que,apercibidos de esa mira, se constituyan sus instrumentos?

El hecho es que el fin de la Guerra del Paraguay parece ser el principio de otra no menoscalamitosa. Las alianzas son como las compañías de comercio: el día de la liquidación es el máscrítico de su existencia: generalmente es el principio de un pleito9.

15 Posteriormente, sus análisis fueron aún más exigentes y propusieron una explicación que, ensus propias palabras, no estaría desmentida por ningún dato: “El Brasil quería firmar la pazcon el Paraguay en términos que le dieran el fruto entero de la guerra. Sarmiento resistía, yapoyado en Sarmiento, una parte del Gobierno del Paraguay. Emancipado hasta cierto gradodel doble ascendiente imperioso de Buenos Aires y del Brasil, Sarmiento empezaba a mostrarveleidades de independencia diplomática, al favor de su fuerte apoyo en Urquiza y algunasProvincias. Para reducirlo, le han roto esta columna, y naturalmente le han traído de nuevo asu bolsillo; y el tratado de paz que deseaba el Brasil se ha hecho posible desde entonces” 10.

16 Como toda guerra, las opiniones sobre sus causas, desarrollos y consecuencias, son variadasy en general poco uniformes. En términos de sus orígenes, para muchos historiadores laGuerra del Paraguay se debió a los excesos de su Presidente, o para algunos de ellos, de sutirano. Para Richard Graham, buen conocedor de la historia del Brasil, ella fue el resultado deuna paulatina escalada de conflictos de intereses que se complicó por cálculos equivocados,aunque comprensibles por todos lados. López temía el desmembramiento del Paraguay yhabría sobrestimado el apoyo de Urquiza. Los líderes de Buenos Aires temían una posibleascensión de éste último en alianza con López y los blancos del Uruguay, al mismo tiempoque López  tenía serios temores respecto a Brasil por las agresivas declaraciones beligerantesde parlamentarios de dicho país. Brasil deseaba a los colorados en el poder uruguayo parafomentar los intereses de sus propios ciudadanos y no creía que López o el Paraguay pudiesenenfrentarle; si lo hacían, pensaba que sería fácil derrotarles para eliminar la cuestión fronterizay garantizar la libre navegación por el río Paraguay: “La obstinación de todos provocó laguerra” 11.

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17 Más allá de lo circunstancial del conflicto del Paraguay y de la particularidad del mismo,Alberdi venía pensando en la guerra como problema fundamental de la historia universaly, ante el llamado a concurso sobre el tema Le crime de la guerre dénoncé a l’ humanité,convocado en 1869 por la Ligue internationale et permanente de la Paix, comenzó a escribir unensayo sobre el particular que tuvo una primera edición en Buenos Aires en 1895. Respecto ala Guerra del Paraguay, que no ocupó gran parte de la redacción del mismo, en algunos de suscuadernos borradores, repitió algunas ideas y conceptos ya enunciados en la correspondenciade Paris, pero además de ellos, se refirió también a algunos conceptos generales sobre losacontecimientos sudamericanos. Por ejemplo,

… en Sudamérica la guerra no tiene más que un objeto y un fin, aunque lo cubran mil pretextos:es el interés de ocupar y poseer el poder. El poder es la expresión más algebraica y general detodos los goces y ventajas de la vida terrestre, y se diría que de la vida futura misma, al ver elahínco con que lo pretende el gobierno de la Iglesia, es decir de la grande asociación de las almas.

… Las democracias de la América del Sud no han repetido al pie de la letra el cuadro pacífico deuna sociedad privada compuesta de caballeros bien educados.

… Lo que podemos decir, por nuestra parte, es que la libertad que los Presidentes Mitre ySarmiento han servido por la guerra contra el Paraguay, cuesta a la República Argentina diezveces más sangre y diez veces más dinero que le costó toda la guerra de su independencia contraEspaña, y que, si esta guerra produjo la independencia del país respecto de la corona de España,la otra está produciendo la enfeudación de la República a la corona del Brasil12.

18 El diagnóstico más pensado sobre las causas más profundas y sobre los efectos sociales dela Guerra del Paraguay, fue mucho más discutibles y representa un análisis que todavía siguesiendo vigente desde el punto de vista de la reflexión histórica y de los objetivos institucionalesdel Estado. Alberdi insistía, como desde otros puntos de vista lo señalábamos al comienzo, enla profunda contradicción del discurso liberal que ofreciendo modernidad, lo hacía a través delconflicto fundamentándose en que la causa de la libertad sostenía la guerra contra el vecino.Los liberales de Sudamérica querrían a la vez dos cosas que se excluían entre sí: la gloria yla libertad y ello llevaba a que el atraso, la barbarie, se exteriorizaran en el elemento militarrepresentado en una guerra convertida en industria, en oficio de vivir, en orden permanentey normal 13.

19 Al considerar a Alberdi, nuestro propósito no ha sido el visualizarlo como un intelectual dotadode ideas más autorizadas que otros. Nos parece sí, que permite con cierta claridad dejar elanálisis unidireccional del pasado de conflictos entre nuestros Estados nacionales y volvera repensar y replantear dichos conflictos observándolos no sólo desde la perspectiva de lahistoria de cada uno de esos Estados nacionales, sino también en horizontes más amplios decarácter temático, temporal y espacial. Así, por lo menos, lo hemos tratado de plantear enlo que se refiere a consideraciones actuales y binacionales sobre la Guerra del Pacífico, queteniendo por cierto características muy particulares, no escapa a lo que estaba sucediendo entoda una época de avances, de valorización de recursos naturales, de mayor inserción en elcapitalismo europeo de la época, pero también de fuertes frenos que igualmente deben estarconsiderados en las causas permanentes del atraso.

Los problemas vistos desde Chile. El Mercurio deValparaíso:

20 En la década de 1860, Chile experimentaba momentos de fuerte crecimiento económico einstitucional. Pasadas ciertas turbulencias de la década anterior, el liberalismo entraba de llenoen la vida nacional y la modernización del país avanzaba con pasos firmes en varios niveles ysectores sin que ello significara, obviamente, cambios radicales desde un punto de vista social.No obstante ello, había una impresión bastante generalizada acerca de las virtudes ciudadanasy políticas de la República que permitían, a su vez, el desarrollo material. Valparaíso era la

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representación máxima de ese ambiente de prosperidad y su órgano de comunicación porexcelencia, El Mercurio de Valparaíso, fundado en 1827, gozaba por lo tanto de prestigioy consideración no sólo en relación a sus descripciones del acontecer local y nacional, sinotambién era bien atendido respecto a cuestiones internacionales.

21 Desde los comienzos de la Guerra del Paraguay, El Mercurio no ocultó sus simpatías porla causa guaraní, pero, al mismo tiempo, puso la Guerra en relación a lo que sucedíainternacionalmente a lo largo de sud-america. Ya en enero de 1865, cuando se advertían lasposiciones que los gobiernos anunciaban respecto a sus vecinos, el redactor no dudaba enpensar que el conjunto de los países presentaba un aspecto bien desconsolador:

El Brasil tratando de invadir el Uruguay con una especie de anuencia tácita del gobierno deBuenos Aires. El Paraguay en guerra con el Brasil y amenazado por éste en su propio territorio. LaRepública argentina en su situación indefinible entre el Paraguay, el Uruguay y el Brasil. Boliviapresa de una revolución absurda e indefinible. La revolución de un regimiento que ha tenidoeco en una soldadesca sin morigeración ni disciplina y que ha echado por tierra tal vez al únicode los gobiernos ilustrados que aquella desgraciada nación había logrado darse. El gobierno delGeneral Achá depuesto, capitulado. La intentona del General Melgarejo triunfante… La fuerzabruta triunfante porque en la revolución de Bolivia no se apercibe ni el asomo de una idea, ni lamás débil iniciación de un programa político, ni el más leve síntoma que descubra el pensamientode una mejora del país y de sus instituciones…

El Perú en guerra con la España o en transacciones en que tendrá que reconocer, porangas o por mangas, la generosidad de su invasor. ¿El Perú es acaso más feliz que sushermanos de sudamerica? ¿La guerra lo encontrará impotente, la paz lo encontrará humillado ycondescendiente?... ¿será capaz de tratar, será capaz de batirse?

Por su parte, el Ecuador y Colombia  están al venirse a las manos por una cuestión que cincominutos de buen sentido  habrían podido zanjar y arreglar del todo…14    

22 El trasfondo del análisis decía relación con varios aspectos: En primer lugar, con las supuestasdiferencias de desarrollo entre las nuevas Repúblicas y la vieja Europa. Una Europa queincriminaba, que acusaba, pero que desconocía su propia historia olvidando su propia Edadmedia, su Edad Moderna y al mismo tiempo negaba su situación actual y su futuro azaroso.La Europa que hacía cargo de sus propias faltas sin tomar en cuenta los méritos de América,desconociendo la pujanza civilizadora de los Estados Unidos, modelo hacia el cual intentabandirigirse los otros países americanos en su marcha hacia el progreso. En segundo lugar,a la necesidad creciente de los países sudamericanos para unirse, para cambiar el futuro,disminuyendo los errores y comenzando a levantar voces para incriminar las situaciones quefuesen en contra de un anhelo creciente por cambiar el futuro.

23 De hecho, en números posteriores, en medio de un clima de belicosidad que se generalizabano sólo en la costa atlántica de América del Sur, el diario insistió en preguntarse por lasreales posibilidades de que efectivamente hubiese una unión americana. A pesar de que lasevidencias mostraban que, “si la Europa nos encuentra desunidos, nada tendrá que hacer…para imponernos la ley, para obligarnos a servir a sus intereses en perjuicio de nuestrosintereses propios. La Europa acecha el momento de nuestro abandono parea hacernos másfácilmente su presa”15, esta situación no era tenida lo suficientemente en serio y la realidadmostraba que la sola idea de pensar en  dicha unidad no bastaba: “¿Es posible esa unión en lasituación actual de la América? Nadie se atrevería a asegurarlo porque los hechos destruiríaninmediatamente su afirmativa. Examinad, si no, la situación de Bolivia, del Perú, del Ecuador,en el Pacífico. Estudiad la situación de la República argentina, del Paraguay, del Uruguay,del Brasil, en el Atlántico… y después de ese examen, de un estudio desapasionado venid adecidnos cuáles son los verdaderos elementos de unión que existen ya sea para una especie deconfederación continental de los Estados o ya sea una liga de las repúblicas americanas”16.

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24 Al mismo tiempo, vuelto hacia el acontecer concreto, en mayo del mismo año, inquietos por elpronto estampido del cañón, la adhesión al Paraguay se hacía mucho más explícita. El redactorseñalaba no existir el más leve asomo de temor por esa hermana República,

Porque la justicia de su causa la llevará a términos felices… El Paraguay triunfará porque elParaguay en esta cuestión levanta poderosa la enseña de los grandes principios por que lucha laAmérica, la libertad…17    

25 Además de mantener una información bastante actualizada sobre los hechos de la guerra,el periódico porteño, y sin duda una parte importante de los sectores de poder a quienesrepresentaba, siguieron pensando no sólo en referencia a las estrategias militares seguidas, lasconflictivas relaciones políticas internas y externas a cada país beligerante, los costos de laguerra, el número de muertos, las hambrunas y pestes ocasionadas, sino también respecto a lossignificados de dicho conflicto, a sus proyecciones y, muy particularmente, a la debilitaciónde las relaciones entre Chile y Argentina por causa, para muchos aparente, del apoyo chilenoal Paraguay. Y ello sí que significó un elemento adicional a una época de serios conflictosentre las naciones y a la idea de que, en la práctica, intereses políticos y económicos eranmás determinantes y dirigían con más propiedad el destino de sociedades que buscabanmodernizarse, pero no pensaban en la transformación de sus relaciones sociales internas. En1868, El Mercurio se basaba en una correspondencia del Cóndor de los Andes que había dadopie al Ferrocarril de Rosario para señalar que Chile y Paraguay eran hermanos de causaagregando que se era aliado de un “bárbaro cacique paraguayo”.

26 El columnista dejaba sus preocupaciones respecto a la unidad americana y se recogía enconsideraciones relativas al nacionalismo y a las ideas centrales en la construcción de laNación-Estado de la época. Contestaba que,

Desde luego confesamos al colega argentino que no nos pesa mucho semejarnos a este bárbarocacique en la constancia para defender la Patria cuando es atacada por el extranjero. Deploramosque el Paraguay no haya progresado en la vida republicana como los demás países de sudamerica,pero reconocemos que en esta cuestión él es el único juez. Se forma una alianza poderosa parainvadir su territorio, cambiar su gobierno, desmantelar sus fortalezas, desarmar sus soldados,repartirse el botín y demás fines civilizadores de la cruzada argentina y no podemos aplaudirsemejante hazaña. Mucho menos la aplaudimos al saber los sacrificios que ello cuesta a la nación argentina: su ejército diezmado por las epidemias y por el enemigo, es un incruento desmentidode aquella promesa que se hizo a la vecina República de llegar en tres meses a la  Asunción. LaAsunción está lejos todavía y lo que está cerca son los espantosos sufrimientos de los soldadosargentinos. No nos alegramos de ello, nos pesan por una parte los sacrificios estériles y por otrael atentado contra la autonomía de las repúblicas independientes18.

El pasado y sus proyecciones:27 Si volvemos a Alberdi, encontramos que en sus escritos, entre simpatías o antipatías por unos

o algunos de los países en conflicto, había mucho más análisis sobre cuestiones de fondo,no siempre detalladas, pero al menos enunciadas. Sobre ello, podemos pensar: ¿fue puracasualidad que en dos décadas se produjeran dos grandes guerras que, independientemente desus efectos de largo plazo, desgarraron desde ya a las sociedades que les tocó experimentarlo que Alberdi llamó el “crimen de la guerra”?. En el segundo quinquenio de la décadade 1860, es el Atlántico Sur el que explota. A fines del segundo quinquenio de la décadade 1870, el turno sería para el Pacífico Sur. En uno u otro caso, recordando a Tucídides,podemos seguir preguntándonos: ¿era la guerra inevitable? Tanto en términos de los contextosideológicos como de los desarrollos de las Naciones Estados y de sus respectivas identidadesnacionales, pero también en términos de los desarrollos del capitalismo de la época y de susrequerimientos para hacer partícipes a países y regiones en el orden económico de la época,sin consultar los verdaderos intereses de las sociedades locales, seguramente que  quienesinfluyeron   o tomaron   las decisiones que llevaron a los conflictos, pensaron que estabanhaciendo lo correcto y nacionalizaron intereses particulares en un clima de entendimientos que

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relacionaban la historia a los grandes sacrificios por la Patria. La Guerra del Paraguay fue unatragedia, conocida y seguramente sentida por muchos espectadores. La Guerra del Pacíficoque le siguió, repitió la tragedia y al mismo tiempo, impidió otras guerras binacionales queigualmente se venían incubando en nombre de la defensa que los Estados debían acometer delos espacios, de sus riquezas, de sus proyecciones como tales. A lo menos, hoy en día deberecordarse que los contextos han cambiado, pero que aún está lejana la materialización de unareal unión latinoamericana. En parte, ello sigue debiéndose al peso de la historia y a la nosuperación definitiva de los conflictos del siglo XIX.

Bibliografía

Alberdi, Juan Bautista, Epistolario, 1855-1881 (edición al cuidado de Alfonso Bulnes, de la AcademiaChilena), Editorial Andrés Bello, Santiago 1967.

Alberdi, Juan Bautista, El crimen de la guerra. Edición crítico-genética con estudio preliminar de ElidaLois, UNSAM, serie Archivo Alberdi, Buenos Aires 2.007.

El Mercurio de Valparaíso, referencias indicadas.

Richard Graham., Brasil (1850-1870), en Leslie Bethell, ed., Historia de América Latina, Vol. 6;Cambridge Univ. Press/Edit. Crítica, Barcelona 1991.

Eric Hobsbawm y Terence Ranger (eds.), La invención de la tradición [1983]; edi. Español, Crítica,Barcelona 2.002.

Notas

1  Ver, Eric Hobsbawm y Terence Ranger (eds.), La invención de la tradición.2  Epistolario; Paris, 14 de abril 1865, p. 411.3  Epistolario; París, 29 de junio 1865, p. 423.4  Ibidem; pp. 423-424.5  Epistolario; Paris 15 de julio de 1865, p. 426.6  Epistolario; Paris 14 de octubre de 1868, p.557.7  Epistolario; Paris 28 de febrero de 1870, p.602.8  Epistolario; St. André, 14 de abril de 1870, p.605.9  Epistolario; Paris, 15 de mayo de 1870, pp. 608-609.10  Epistolario; Paris, 14 de junio de 1870, p. 611.11  Richard Graham, Brasil (1850-1870), p.412.12  Alberdi, El crimen de la guerra, pp. 83, 95 y 135.13  Ibidem, pp. 137-138.14  El Mercurio de Valparaíso, 25 enero de 1865.15  El Mercurio de  Valparaíso, 07 febrero de 1865.16  Ibidem.17  El Mercurio de Valparaíso, 12 de mayo de 1865.18  El Mercurio de Valparaíso, 11 de julio de 1868.

Para citar este artículo

Referencia electrónicaEduardo Cavieres, « En el contexto de Alberdi y la guerra del Paraguay: Estado, capitalismoy sociedad en los conflictos del Cono Sur, 1860-1880. »,  Nuevo Mundo Mundos Nuevos [Enlínea], Coloquios, 2009, Puesto en línea el 27 mars 2009. URL : http://nuevomundo.revues.org/index55565.html

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Resumen / Abstract

 El presente trabajo, más que entrar en el detalle del análisis político o militar del conflicto,intenta reflexionar sobre los contextos en que se dieron las Guerras del Paraguay y del Pacífico,específicamente de la primera, y de qué manera los problemas internos de cada país y, enconjunto, de la región, no sólo no se resolvieron a través de las armas, sino que en muchossentidos dieron expresión a las manifiestas contradicciones entre el camino de la modernidadliberal y el atraso social. De paso, además, se recuerda que ya en esa época, la necesidad deuna unión latinoamericana era un deseo ajeno a las realidades existentes. El centro del trabajoestá basado en Juan Bautista Alberdi.Palabras claves :  guerra, nación, Estado, sociedad, integración, war, State, nation, society, integration

 Rather than looking into the political or military analysis of the conflict, this study is areflection about the contexts in which the Pacific, and specifically the Paraguayan, warshappened. In addition, the aim is to consider how the internal problems of each country – whichtogether constituted the problems of the region- not only were not resolved through the armedconflicts, but in many ways made manifest the evident contradictions that existed between thepath towards liberal modernity and the countries’ social underdevelopment. This work alsopoints out that during this time period, the need for a Latin American Union was already awish detached from reality. Most of the contents of the work is based on Juan Bautista Alberdi.

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Cronológico : Siglo XIX, 1860-1880Geográfico : Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia, Chile, Perú, Uruguay