Autonomía vs. legitimidad, un dilema vanguardista. El caso ...
El cuento vanguardista Venezolano
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Para iniciar es de suma importancia valorizar toda una gama de cambios en
la literatura Venezolana, desde la época de la colonia hasta la actualidad. Aunque
la tendencia social en literatura predomina hasta bien entrada la cuarta década del
siglo hacia 1930 en Hispanoamérica, van surgiendo nuevas corrientes expresivas,
así aparece el vanguardismo. En las corrientes vanguardistas se rechaza el
criterio documental o realista de la novela regionalista y se asimilan tendencias
procedentes de los experimentos líricos de los escritores de Europa. Con el
advenimiento del Romanticismo, que surgió como impulso opuesto al
neoclasicismo, marcó la radical ruptura con las reglas clásicas. En esos momentos
se empieza a reconocer la estrechez de los tres géneros tradicionales (épico, lírico
y dramático) que no alcanzan a explicar la naturaleza de los nuevos y cambiantes
textos y sus interacciones cada vez más arriesgadas que se instauran como
clasificaciones más eficaces; los de poesía cuento, novela testimonio, canción.
La vanguardia literaria en Venezuela apareció a comienzos del tercer
decenio del siglo veinte, cuando llegan las ideas y teorías producidas en el mundo
después de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, las influencias de los
movimientos de vanguardia como el creacionismo, el ultraísmo, el dadaísmo y el
surrealismo provenientes de Europa son recibidas con cierto retraso, ya que
fueron movimientos que se habían iniciado en la década del 20 (siglo XX); no
obstante, esas corrientes incidieron en la obra de algunos escritores de la
generación de vanguardia venezolana, animados por ciertas intenciones
iconoclastas.
En este mismo orden de ideas, en los comienzos de la cuentística
venezolana, las revistas como “El cojo ilustrado” juegan un papel fundamental
para la difusión de las obras de los escritores dedicados a este género. El
modernismo y el realismo dominan el panorama literario del país. Las mismas
corrientes literarias que marcaron las pautas literarias de la novela influyen en las
narraciones cortas. Muchos autores se dedican a ambos géneros, tal es el caso de
Manuel Díaz Rodríguez, quien escribió cuentos modernistas; Luis Manuel
Urbaneja Achelpolh, quien creó cuentos de corte pornorafico, entre otros.
De igual manera, cuentos grotescos de José Rafael Pocaterra es una obra
capital para comprender la evolución de la narración corta venezolana de esta
época. Con la llamada generación del 18 el realismo se ve robustecido con el
contenido social de las nuevas tendencias, sin desdeñar el criollismo. Aunque la
Generación del 18 fue una generación fundamentalmente de poetas, tuvo
proyección en el campo de la cuentística. Estuvo influenciada por movimientos
europeos, en especial por el cuento ruso.
Asimismo, fuera de grupos literarios y de movimientos definidos, Julio
Garmendia escribió cuentos con un particular estilo, que le ha consagrado como
uno de los principales cuentistas venezolanos. Entre su obra cabe destacar “La
Tienda de Muñecos” y “La Tuna de Oro”. Obras que se anticipan a la temática
fantástica que tendrá lugar después.
Más tarde en 1928 surge la generación del 28, de vanguardia caracterizada
por su rebeldía y por un extremado gusto por la metáfora y el lenguaje barroco.
Entre los representantes están Guillermo Meneses, Gustavo Díaz Solís y Miguel
Otero Silva. Se introducen los elementos de cambio que le permitirán a Venezuela
romper con el siglo XIX e insertarse en el XX. Con estos antecedentes escribió
Miguel Otero Silva su primera novela ‘’Fiebre’’ en el año 1931, la cual público en
1939.
Por otro lado, el premio de cuentos del diario El Nacional se constituye en
una institución legitimizante de la labor de los jóvenes cuentistas. Uno de los
cuentos más celebrados e influyentes dentro de la narrativa venezolana a partir de
su publicación hasta nuestros días es “La mano junto al muro” de Meneses. Relato
cuya trama está dominada por lo psicológico, la interioridad de los personajes y la
ambigüedad de una estructura anecdótica circular. Meneses es uno de los
escritores que más ha influenciado a las nuevas generaciones, junto con Gustavo
Díaz Solís, quien se dio a conocer al ganar el premio literario de la
revista Fantoches, con su cuento “Llueve sobre el mar” en 1943. Muy importante
para generaciones posteriores es su cuento Arco Secreto, en el que la anécdota
está tejida por un discurso de resonancias contemporáneas.
Posteriormente en los años sesenta y setenta las experimentaciones
formales que atravesaron la novela también influyeron en los cuentos. La
experimentación lúdica exacerbada con el lenguaje es una de las características
fundamentales de la obra de Oswaldo Trejo. La experimentación formal y genérica
se hace presente en la obra de Alfredo Armas Alfonso, especialmente en “El
Osario de Dios”, libro conformado por cuentos cortos de anécdotas que se
conectan, apelando a un género intermedio entre el cuento y la novela. En
realidad, casi toda la obra literaria de Armas Alfonzo conforma un corpus que
algunos críticos han planteado como una gran novela fragmentaria, como la
realidad. Así William Faulkner, escribió muy específicamente sobre una región
geográfica, la Cuenca del Unare, a la que conformó según sus recuerdos,
nombrando la fauna y la flora con las palabras regionales. Milagros Mata Gil, quien
ha estudiado a fondo su obra, lo considera «un demiurgo» de la Cuenca del
Unare, cuyo eje es Clarines.