El Encuadre en la técnica psicoanalítica con niños

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UNIVERSIDAD MARISTA DE MÉRIDA. Maricruz Marrufo Fuentes El ENCUADRE En “Clínica psicoanalítica con niños” de Carlos Blinder, Joseph Knobel y Ma. Luisa Siquier El en cuadre es el marco en el cual se van a dar las condiciones necesarias e imprescindibles para el funcionamiento del dispositivo analítico. El analista le pide al paciente y a su familia que dichas cordenadas se cumplan estrictamente, es decir, el analista se ha de colocar en la posición del que pone las cosas en orden para que el trabajo analítico se cumpla. El encuadra abarca las horas de sesión, el lugar, la duración, los honorarios que se cobran y quién los debe abonar, en general, se puede decir que el encuadre debe proporcionar al paciente un medio estable (lo más estable posible) y confortable, para que pueda desarrollar sus asociaciones libres, sean estas dibujos, juegos o palabras. El encuadre analítico tiene que ser lo más parecido al holding materno para trasformar el espacio analítico en un espacio transicional, dentro del cual se puedan desplegar las fantasías y juegos del paciente. El espacio transicional permite trabajar sobre lo imaginario del niño para una posterior simbolización e historificación. Dentro este 1

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Resumen del tema del tema del encuadre en clínica psicoanalítica del niño de Carlos Blinder, Joseph Knnobel y Ma. Luisa Siquier

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UNIVERSIDAD MARISTA DE MÉRIDA. Maricruz Marrufo Fuentes

El ENCUADRE

En “Clínica psicoanalítica con niños” de Carlos Blinder, Joseph Knobel y Ma. Luisa Siquier

El en cuadre es el marco en el cual se van a dar las condiciones necesarias e

imprescindibles para el funcionamiento del dispositivo analítico. El analista le pide al

paciente y a su familia que dichas cordenadas se cumplan estrictamente, es decir, el

analista se ha de colocar en la posición del que pone las cosas en orden para que el

trabajo analítico se cumpla.

El encuadra abarca las horas de sesión, el lugar, la duración, los honorarios que se cobran

y quién los debe abonar, en general, se puede decir que el encuadre debe proporcionar al

paciente un medio estable (lo más estable posible) y confortable, para que pueda

desarrollar sus asociaciones libres, sean estas dibujos, juegos o palabras.

El encuadre analítico tiene que ser lo más parecido al holding materno para trasformar el

espacio analítico en un espacio transicional, dentro del cual se puedan desplegar las

fantasías y juegos del paciente. El espacio transicional permite trabajar sobre lo imaginario

del niño para una posterior simbolización e historificación. Dentro este espacio el paciente

podrá destruir al analista sin destruirlo realmente y al mismo tiempo podrá abrir un

espacio en el cual pueda recibir las intervenciones del terapeuta sin que éstas signifiquen

un ataque a la integridad de su ser en el mundo. Para favorecer la creación de este

espacio transicional el encuadre debe estar bien planteado desde el principio.

En el trabajo con los niños hay que tener una variable concreta en lo relativo al encuadre:

que las intrevistas con los padres le sean comentadas, y nunca ocultadas al niño,

aclarándole que todo el material que surja en las entrevistas con los mismos se

comentarán con él, siempre y cuando sea un material que le interese y le preocupe. Otra

aclaración es poder otorgarle al niño la seguridad de que se escuchará e intentará

comprender a los padres, pero que de ningún modo se romperá el secreto profesional, es

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decir, que como terapeutas no se hablará de lo que el niño manifiesta y desarrolla en las

sesiones, sino que se escuchará a los padres y nada más.

Respecto al encuadre con los niños, un tema es su caja de juegos: se le debe aclarar que

todas las producciones realizadas en sesión tienen que quedar dentro de la caja de juegos.

Otro tema con los niños es el pago simbólico, el cual se puede entender como aquello que

permite al niño sostener su demanda de análisis independizándose de los padres en su

proceso de subjetivación. Lo que se propone decirle al niño es “tus padres pagan por ti. Lo

que yo quiero es algo que demuestre que eres tú, y nadie más el que quiere este

tratamiento”.

Siguiendo a Winnicott se puede afirmar que la transferencia del paciente se hará antes

sobre el encuadre que sobre la persona del analista. Para que haya una buena

transferencia tiene que estar estructurado un encuadre adecuado. Es posible que no sea

el mismo para cada paciente, pero es importante que se mantenga intacto para cada

paciente en particular.

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