El espacio delrecuerdo en la narrativa de Zamora Vicentede bonhomía no quita para ser un gran...

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Revista de Fitología Roníthíic a ISBN: 84—952! 5—36—5 2002. anejo it!, 153-172 155N: 1577-5984 El espacio del recuerdo en la narrativa de Zamora Vicente Fermín TAMAYO PoZUETA RESUMEN El espacio de Madrid en la obra de Alonso Zamora Vicente se entiende como un espacio recordado y descrito desde la perspectiva de un niño y de un adolescente y el reflejo de la imagen remota conservada en la memoria se actualiza a través de un discurso donde la polifonía de las voces que intervienen da sentido nuevo y vida a lo que eran «estampas». PALABRAS CLAVE: Madrid en la literatura, Alonso Zamora Vicente, Espacio y recuerdo. Contemplamos aquí parte de la obra literaria de un autor sobradamente conocido como filólogo y crítico literario. Pero son a menudo las facetas menos «oficialmente» esclarecidas las que mejor definen el perfil de la per- sona que las cultiva. La producción literaria de Alonso Zamora comprende dos novelas: Mesa, sobremesa y Vegas Bajast más un considerable número de narraciones cortas, distribuidas en diversos volúmenes, como son los ti- tulados Smith & Ramirez, A traque bars-aque, Voces sin íostro... La mayo- ría de estos relatos se caracterizan por que el autor deja a los personajes que se expresen, sin que la voz del narrador apenas intervenga. En cambio, en las obras que aquí nos ocupan, la voz del narrador está presente, si bien sur- gen por doquier las voces de diversos personajes que irrumpen en el hilo discursivo en estilo directo libre. * Publicadas en Madrid, respectivamente, por Magisterio Español (Col. Novelas y cuentos), 1980, y por Espasa-Calpe (Selecciones Austral), 1987. 153

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Revista de Fitología Roníthíic a ISBN: 84—952! 5—36—52002.anejo it!, 153-172 155N: 1577-5984

El espaciodelrecuerdoen la narrativadeZamoraVicente

FermínTAMAYO PoZUETA

RESUMEN

El espaciode Madrid en laobrade AlonsoZamoraVicente seentiendecomoun espaciorecordadoy descritodesdelaperspectivade un niñoy de un adolescentey el reflejo de la imagenremotaconservadaen lamemoriaseactualizaatravésdeun discursodondela polifoníade lasvocesqueintervienenda sentidonuevoy vidaa lo queeran«estampas».

PALABRAS CLAVE: Madrid en la literatura,AlonsoZamoraVicente,Espacioyrecuerdo.

Contemplamosaquípartede la obraliteraria deun autorsobradamenteconocidocomofilólogo y crítico literario. Pero son a menudolas facetasmenos«oficialmente»esclarecidaslas quemejordefinenel perfil de la per-sonaquelas cultiva. La producciónliteraria de AlonsoZamoracomprendedosnovelas:Mesa,sobremesay VegasBajast másun considerablenúmerode narracionescortas,distribuidasen diversosvolúmenes,comosonlos ti-tuladosSmith & Ramirez,A traquebars-aque, Vocessin íostro...La mayo-ría de estosrelatosse caracterizanporqueel autordejaa los personajesquese expresen,sin quela voz del narradorapenasintervenga.En cambio,enlas obrasqueaquínosocupan,lavoz del narradorestápresente,si biensur-genpor doquier las vocesde diversospersonajesque irrumpenen el hilodiscursivoen estilodirectolibre.

* Publicadas en Madrid, respectivamente,porMagisterioEspañol(Col. Novelasy cuentos),1980,y porEspasa-Calpe(SeleccionesAustral), 1987.

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Fes’n,ín hhn¡ayoRozarla El espín-io ud rac-uep-dí,en la narrativa deZamoraVii-ente

Pero másqueotro aspectoquerernosdestacarel entrañableespacioenquese asientanlas distintasestampasqueZamoranos ofrecedel Madrid desu infanciay pubertad.Se tratadc un Madrid todavíaabarcabley familiar:de un Madrid que, al bordedel millón de almas(y otros tantosenespos,quediría Don Dámasocl poeta),acogepor igual el casticismode la gentedelpuebloy el despegueeconómicoy urbanode estaque aspiraa granciudade implantalos modernosadelantosde suscongénereseuropeas.Madrileñodc pro dondelos haya.Zamoranos presentasu ciudadcon trazosgenerosos,ayunosde todoresquemormoldeadoenel sarcasmo.No obstante,suactitudde bonhomíano quita paraserun gran exégetade eseMadrid (igual perodistinto) qtíe nos dejó plasmadoValle-Inclán,especialmenteen Lucesdebohemia,decuyasconferenciasal respectoqueZamoraha venidopronun-ciando,apartede su libro imprescindibleparala inteleccióndel esperpento,tantohemosdisfrutadoquieneshemostenido la suertede escucharle.

1. ESPACIOY LENGUAJE

Rasgoparticularqueofreceel espaciodel recuerdoen Psimesashojasí,es la casi total ausenciadenostalgia.El libro comprende22 estampas(másbien que relatos)en las queel autor-narrador-testimonio(y a las vecestambiénprotagonista)reviveotros tantosepisodiosde su infancia, masnodesdela perspectivade la madurezdecuandoescribe,sino situándoseen eltiempoenquetuvieronlugar las vivenciasremembradas.Talesestampassedesplieganen un espaciodiscursivoenquese interseccionanlanarraciónyla descripción.Es comosi partiéramosde un cuadroo unafotografía.y ex-plicáramosla realidadallí encerrada.La temporalidad,en estecaso, seriamásintrínsecaal procesodiscursivoquea la realidaddel contenido2

La distanciatemporalquemediaentreel momentode la escritura(pro-cesode la enunciación)y cl del contenido(o enunciado)quedaneutraliza-do en cierto modo merceda algunosrecursosgramaticales,comoson elpredominanteempleodel presenteindicativo, la frecuenciadel gerundioyla presenciarecursivade la frasenominal.Recursossemejantesse utilizanpara(lar título a los cuadrospictóricos,sobretodoa partir de las vanguar-

Manejamos aquí la nuevaedición(le estaobra(la ti es(le 1955, aparecidaen ínsula,consoto 18 estampas),pubí cadaporEspasa—Calpe(SeleccionesAustral, ni I3()j: pról (le i. M. Ca-bal ero Bonaide ilustracionescte JuanGrauSantos Madrid, 1985. 191 Pp.

2 Se da un cas’., parejo. inutalís mutandis,en todaoperaciónmatemática,cuyoprrcesotem-poral afectanaisal acto(le operarqueno al objetosobreel queseopera.

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Fermín TamayoPozueta El espaciodel recuerdoenla narrativa deZamoraVicente

dias.Fácil esqueel lector,en tal fusióndel Yo-escritor(maduro)—sujetode la enunciación—con el Yo-actor (infantil) —sujetodel enunciado—,adviertaunosquilatesde ironía~. Peroestees un asuntomarginalrespectoalo queaquínosinteresa.

El empleodel presenteindicativo enestaobratiene,pues,comoefectoexpresivolaeliminaciónde ladistanciatemporalentreel actodel recuerdoy el objetodel mismo.No tieneaquívalorde presentehistórico, ya quenose trata de acercarel pasadoal presente,sino al contrario.Incluso nosha-llamosanteun presenteatemporal(con valorsemejanteal queencierraen eldiscursocientífico, normativo,etc.), dondeel tiempo se espacializa.Laclave de estaúltima cuestiónnos la ofrecela estampaqueabre la serie:«Viejos retratos»(Pp. 29-33).

Veamos,pues,a título de pruebalos párrafosiniciales de las diversasestampas:«El manojoderecuerdosfamiliares,amontonado,se ordenaen elálbumde fotografías»(«Viejosretratos»);«Cuandome asomoal balcóndela casapaterna,piensoquevoy a tirar unamoneda»(«Músicaenla calle»);«Vuelvo a ver la mañanade sol, Vistillas abajo,caminode laestacióndeGoya»(«En el huerto»);«Siemprequevamosacasadela tía Plácida,nosvenceel contento»(«Devisita»); «Estoschicosestándelgaduchos,esbue-no salir al campo,en el puebloestaránbien,habráquemandarlos»(«Ve-raneo»);«Algunosjuevespor la tardeno haycolegio,vamosdespuésdeco-mer a tomarel sol a laexplanadadePalacio»(«Polichinelas»).Variantedelpresenteindicativo es el futuro imperfecto,porcuantoimplica proyecciónapartirde un presente,dentrodel tiempodelenunciado.Así tenemoslossi-guientescasos:«Podremosir ala Casade Campo»(«La Casade Campo»);«Esteniño, siempieaquímetido, nuncavasaserhombrede provecho,teírasal colegiocontushermanos»(«Colegio»;obsérvesequeaquíel estilodirecto libre denotaqueno es el narradorel sujeto de la enunciación);«JuevesSanto,tantosdíasesperándolequese comerámejor,quizáestre-nemosalgo y saldremosde paseo»(«JuevesSanto»;téngaseen cuentaelvalorde futuro del pres.subjuntivo);«Habrácabalgataen lasfiestasde oto-ño» («Cabalgata»).

Apenassi se da, porconsiguiente,el verboen pasadoperfectivo,en es-pecialel pretéritoperfectosimple, forma verbalnarrativapor excelencia.Sila estampaacasoínáspatética,comoes «La primera muerte»(PP. 41-45),

«A travésde la interpretacióninfantil, los acontecimientosexperimentanunaencantadora1.1 refracción.Los peqtíeñosepisodios[ji destilanun grancalorhumano y un fino humor.Son,en el fondo, másmaliciososde lo queaparentan».EmaBrandenberger,Estudiossobreel cuentoespañolactual. Madrid. EditoraNacional, 1973,p. 78.

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Fermín Jania.yo Pozoasa El espatiadel í’ar.’uerdí, en la narrativa deZanuín-a Vicente

comIenza:«Mi madremurió pronto.No murió en casa,sino en un hospitalde Carabanchel.Fuimos todoslos hermanosa verla el día que la habíanoperado»,pronto abandonael pretérito paraadoptarel habitualpresente:«Cruzadoel río, ¡porquépasatan deprisael tranvía?,no se ve nada,es quesólo hay unavía, no preguntestanto,otra vez la lentitud de la cuestaarri-ba». Lo mismo sucedeen el otro episodioluctuoso,aunquemásmitigadoen lo afectivo: «El luto máscercanoy rígido por mi madrelo paséen casade ini tía Rosa,su hermanamayor,que no se reía nunca»(«Pesadillas»).Tal vez, no obstante,seaésteel episodiomásnarrativoporcuantose man-tiene el perfectosimplehastael momentoenque se pasade la realidada lapesadilla.

La trasenominal, por otra parte (aun con fraseverbal subordinada),anulaasimismola temporalidad,dandoa la estampaun sesgodecuadroofotografía verbalizada.Sintagmasdeestetipo aparecenpor doquiera lo lar-go dePrimes-ashojas. Veamossimplementelos ejemploqueofrecenlos co-mienzosdeepisodios:«Paseode Rosales,largo sosiegoal sol, mediadalatarde inverniza» («Tardeen Rosales»);«Disgustillo, una tozudezcual-quiera, imposible la reconstituciónya, probablementeun frío repentino,unvagodesaliento»(«Escapada»);«Lastardesde cine, inviernoadentro,an-siedad alargándose.si tendremossitio...»: («Tardede cine»); «Filasde ados,camino (le la iglesia. Obsesiónlancinantela lista de pecadillosagol-padaen la memoria,vergíenzaqueva y viene...»(«Pascuaflorida»).

Veamos,por último, el recursivoempleodel gerundio,consu valordeac-ción o situaciónque se distiendeen unaduraciónindefinida. Curiosoes ob-servarla frecuenciacon que estaforma cierra varios capítuloso estampas,comosi asíel cuadrodifuminasesuslimites dejandoque la escenadesbordevirtualmentesu marco~. Así tenemos:«Sí, ya no importa la cara, la pasajeraidentificación,sino lapresenciadeesalardealegredel retrato,vanamenteeter-naya, y ajándose»(final de «Viejos retratos»);«Y aprietoentremis dedosconuna ocultaalegría,un pardecerezasdel sombrero,son decera,mediodeshe-chasya, y destifléndose»(idemde «La primeramuerte»);«y oigocrujir unmueble1---], y un ruido ardientede pájarosen lacalle, y pregones,y ven quetearregle,cl olor de la leñallenándolo todo, livianamenteinterminableya, yabondándose~>(«Músicaen lacalle»); «...lasprimerasluceslejos1...]. aburri-

«ci hechode quccl cscritorlo u>e cl gerundio~taIl citeradarnentea modocíe colotóndel-ciato, le otorgaa~st.cun matizde acción ininterrumpida,comode inciertasiontanaí,zastempo-rales.dondeel sujetode la oraciónpareceserya la propiamaterianarrativagencrándoseasí mis-tna’> Cf Caballerol3onaid.pitia la cd. cit.. p 21.>

Revi.,tau,- Piloto tía ¡?omácí kv>2Ú@2~vueloIlE 1 53~17’- 56

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Fermín TamayoPozaera El espaciodelrecuerdoen la narrativa de ZamoraVicente

mientode la caminata,y un vagosabora coco, doscinco céntimos,corrus-canteblanco y crema,noche arriba y ya oscureciendo»(«Tardeen Rosa-les»);«...uninquieto temorimpidiéndolo,y el inevitableestallidode tibiezaenlapuerta,junto al río ya, y siempreregresando»(«La Casade Campo»),etc.

Si en algose distinguenestasestampasdePrimerashojasrespectoa lasescenascostumbristas,es en queéstasrecogentipos y situacionesde al-cancegeneral,proyectadassobreun planotemporal indefinido,mientrasquelas aquíconsideradascondensanen un puntodel devenirexistenciallaexperienciasingulare irrepetible.La fotográfia,por ende,viene a coho-nestarel instanteenquela imagenescaptadaconlo eternode su posiblere-cepción.En palabrasde Barthes:

Lo que la fotografía reproduceal infinito únicamentehatenido lugarunasola vez.

Así pues,másquede la nostalgiaante las cosasque se fueron y ya novolverán, se trataaquíde salvaresascosasde la contingenciatemporalenqueexistieron,encofrándolasen el espacioquelas preserveen lo posibledel ovidiano tenipuscc/ox rerum: el recuerdo.En pos de recalcarestepro-pósito,el autorrecurrea JuanRamón(Piedray cielo, III, 50) para,a guisadepórtico,iniciar la seriede susestampas,comopalabrasmágicas,conesteparde versos:

romo eseí cielopor la noche,todo vesdadpresente,sin historia.

En la segundaediciónde Primerashojas,y entrelos cuatronuevosca-pítulos.tenemosel final quese titula «Revésde la tarde»(y estáescritoencursiva).No quisiéramosdespuntarde pedantesal decirqueestepostrersegmentovienea ser,mutatismutandis,lo queel séptimoy último volumen(Le tempsretroux-é) de la Rechercheproustiana,en que las revivenciascobransudramatismotemporalal ser situadasen sudecursocronológico.Otro tantocabríadecirdel durrellianoCuartetodeAlejandría,cuyacuartanovela,Clea, sc deslizapor unalinealidadtemporal,mientrasquelas res-tantesdiscurrenpor un tiempointerior, vivencial,dondeel antes,el ahorayel despuésse fundeny entrecruzansin cesar,al modo comoocurre en lavidaoníricadeeseayerdeshaciéndoseenmañana,del quehablaUnamunoen supostrerpoema.

En estaúltima estampa,contempladadesdelaperspectivadel tiempodela escritura,asistimosa la desaparición,en la realidadhistórica,de varios

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Fermín IWnavoPazaeta El espaciodel,‘eeuerdoan lis narsativa deZcsnwraVicente

elementospresentesen los cuadrosprecedentes.No en vanoha transcurn-do ya su tiempo,en el cual quedaatrásnuestraGuerraCivil, tan destructo-ra, en la que se incendiara,entreotrosmuchos,uno de los lugaresmásci-tadosen Primerashojas: la iglesiade SanAndrés—segundadeMadridenantigUedad siemprevistapor fuera. «He vuelto,fiíga-idadde un día defiesta, Sankid¡-o a;siba, a los lugaresde lafrtogratía madrileña dondesetnsct-ibies-onmis horasprimerizas»(p. 185).Siguenlo mismo,sólo quemásviejos, variosde los parajesvisitadosen esterecorridomelancólico,pesealo cual la imagense mantienesin modificación en el recuerdo:«Todo es-taha u~ual, desJ¡gu¡adopos-la talsedadde lo niomentísneo,pero exactoenel recuesdo».Comosi aquíel recuerdoreivindicasela esenciadel serpar-inenideo. inamovible,a despechode los cambiosaparentes.Es como la(Jestaltqueprevalecefrentea lo multiforme del fenómeno.Peseatodo, elnarrador-testimonio,ya maduro.baceunaconcesióna laevidenciade lastrasformacionesquepercibe:

Noto ahoíaqueya no estála panaderíadelgallego,quesalíahastala mitadde la carreradeSanFrancisco[.1. No. no estáni la panaderíaiii su peno,unlobo gruñónquesccotníalos buñueloscalentitosdel churrero.Tatnpocoestáelquiosco(leí cbatlán del Humilladero,tú la señoraVicenta L - - .] - que.canturreaba,sola dentroJI Habrátnueíto. rambién ha muertoGregorio,vendíateasa lapuertade casay se quejabasiemprede su bernia,que le quedóde la guerradeCuba1. 1. Y nadie ‘e acuerdaya dela señoraRamona.la portera,queteníabi-golesy mal genioy comadetrásde nosotroscuando,al salir, pateábamosapos-ta sobre la planchametálicadel sótano,un estrépitoretuontandola escalera.YPepa 1--- 1. afanosaenrollandotnonedas,noventacéntimospor una peseta,hamuerto. [---1Y murió don Juan el párroco,y doñaJulia, su hermana,y donHaldotucio,cíuetenía una fábrica de sillas, y nadiesabenadade Dominica,su

.— 1.-.,. Afll.-g,l .t.-i~-,.,ojjua ‘---j. • taiiiruto p>~~>~ sa í’~~’ ~‘ pui~a’ u.~IIa LIt,ISd, la viutid tic u’’queno sécómose llamaba[... 1. Se murió sola encasa...(pp. 189-i 90>.

El goznequeune estepostrercapítuloconel restodel libro y quepre-ludia el cambiode visión, sonestosotros dos versos(el primerotruncado,cornoen la citajuanramonianadel comienzo)del poetaperuanoCésarVa-II ejo:

tambiéntú vasa vercuántova adolerrneel habersido así.

«En el primerApéndice,de 1202, al FuerodeMadrid.esya unadelas diezparloquias(lasegun(laenorden)dentrode la poblaciónmurad!».(ElíasTormo.Las iglasiasdelantiguoMa-chic!. Madrid, Instituto deEspaña.1979. p 39.)

Re‘isa, de tilalogilí Ra,nch,ka21102. ~ iii. 153-122 158

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Fermín TamayoPosada El espaciodelrecuerdo enla narrativa deZamoraVicente

Distinto sesgoofrecea estepropósitoun libro similar en apariencia:Examende ingreso.Madrid, añosveinte6 Constade 20 estampas,queen-trañancierto cortecostumbrista;de otraparte,el tonodel autorcambiaderegistro,adoptandosuestilohabitual,desenfadado,irónico a menudo,massin caeren la caricaturay menosaúnen cáusticosbrochazosde pinturagro-tesca.Los episodiosqueaquíse rememorany las estampasa lasque se davida, estánancladosen lo populary transpiranambientecolectivode unMadrid queva perdiendopocoa pocosuraigambrecastizaparaadquiriracambioairesde granciudad,comolecorrespondetantopor suvolumende-mográficocuantopor su condiciónde capitalde la nación.Aquí lasrefe-renciascronológicassonmásprecisasqueen Primerashojas,ya desdeelmismosubtitulode laobra.Curiosamente,laestampaqueasemejaa las dosseriesen el tono, es la queda título al libro y ponebrocheal mismo: «Exa-mende ingreso»,si bienel empleorecursivode verbosen pasadoperfecti-yo leda un clarocarácternarrativo,cuyotexto hastafija la fechaen quetie-ne lugarel episodio: 10 dejulio de 1925.

Desdeel punto de vista cronológico,podemosadmitir que, grossomodo,la realidadplasmadaen Examende ingresovieneacontinuacióndela evocadaen Primerashojas.Si éstala hemossituadohipotéticamenteentorno a 1923,aquéllala podemosubicaren lasegundapartede ladécada,entreel hechoqueda título al libro (1925)y el incendiodel TeatroNove-dades(1928),aproximadamente.

2. EL ESPACIOURBANO

1. El áreafamiliar

Si el espacioen queseasientanlas estampasde Primerashojas y Exa-mende ingresoabarcaun árearelativamenteextensade la urbemadrileñade los añosveinte, hemosde restringirlaal contemplarla parcelamásfamiliar al autor-narrador,como es la comprendidaentrelas plazasdelHumilladero, losCarros,SanAndrés,la Pajay la Cebada,laCavaAlta y lacallede Toledo,zonapertenecienteal distrito deLa Latina,y eclesiástica-mente,a la tantasvecesnombradaparroquiade SanAndrés(dondeduran-te un tiempo reposaronlos restosdel patronoSan Isidro), iglesiarecons-

Pubí.porEspasa-Calpe(ColecciónAustral. A 241);pról. de Víctor O.’ de la ConchaMa-drid, 1991, 135 pp.

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FermínTanzavoPozueta El espaciodelsecues-doen la nass’atit’a da ZainosaVicente

truida a mediadosdel siglo xvn (conproyectosde Pedrode la Torre),des-truidapor enteroen un incendiode laGuerraCivil del 36v.

Se tratade un Madrid que,en cierto modo,se interseccionaconel va-lleinclanescode Lucesde bohensia,tan caroy familiar al ZamoraVicenteconocedordc la literaturay exégetadel creadordel esperpento.No obstan-te, susvisionessondispares,sobretodoen el tiempoy la intención,pueselMadrid en el que D. Ramónsitúalas 15 escenasde sucitadodramacobraun trasfondohistórico impreciso,anterioren todocasoal año20 y esparci-do por las dosprimerasdécadasdel siglo. En cuantoa la actitudde uno yotro, son tambiénobviamentediferentes,desdeel momentoen que, paraZamora.el Madrid pergeñadoen susestampasesel espaciourbanodel re-cuerdo,el vivido en susañosinfantiles,mientrasqueparaValle constituyeun espacioconocidoen plenamadurezy tratadoestéticamentecon la de-formación intencional,inspiradaen los efectosópticosde los espejoscón-cavos,que le í)ei-mite transmitirnossu visión y su denunciacríticadc unaabsurday grotescarealidad.

Porel contextoy aun cuandoel narradorno lo precise,en estamismazonahayquesituarseparaasistira«Músicaen lacalle», de la quedisfrutacl pequeñoAlonso,asomado«al balcónde la casapaterna»,de donde,a lacaídade la tarde,se oyetocar«a las flores en SanAndrés»y «el quejiqueopresurosodel tranvía’>. Aquí aparecepor segundavez (la primera, a laveradel Viaducto)el ciegodel violín, que haperdido lavista«de la gotase-rena»(téíminopopularde la amaus-osis),acompañadodel ~<peírolazarillo».en la bocael platillo de las perras.Y apareceel francésdel acordeón,queafrentaal patriotismode las damasconsuscotupasesde La Massellesa,queva a tocar a «la panaderíade abajo.poícíuelos panaderoseranfrancesestambién,y le dabanmuchodinero y de comer»(p. 60). (¿Esla panaderíaevocadaal final en «Revésde la tarde»?Podernosadmitirlo simplemente.)Seguimosen estesectordel Madrid de los Austriascuandose tratade las«Aleluyas»,cuyospliegos«habíaque ir a comprar 1...] a la puertade laCatedral[calle de Toledol, dondela mujerucaquelos vendíase sentaba»(p. 69). Esaes el áreaurbana,ya algoampliada,queabarcael recorridodelas estacionesy visita a Los monumentos,en «JuevesSanto»:la Catedral,SanSehastitin,las Calatravas,Caballerode Gracia, el Carmen,las Descal-zas, San Ginés. la Encarnación,San Franciscoel Grandey cómo no laconsabidaiglesiade SanAtídrés, «tancerquitade casa»(Pp. 163-65).

Cf P. E GarcíaGutiérrezy A. E MartinesCarbajo.tvtesias<le Mact,-icl. Madrid. Avapiés.1994 Pp 73 s<

R, vista <Ir t-ilakniía Ruo,ch,iea21)1)2 >~~iO III. 153-t 22 160

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Ee,-,nínTamayoPoz,~cta El espaciodelrecuerdoen la narrativa deZamoraVicente

Trátasede unazonamadrileñaimpregnadade historia,ya por los per-sonajesquela habitaron,ya porlos sucesosqueallí sedieron.La popularplazuelade la Paja,ensanchamientode la costanillade SanAndrés pordondeentró en Madrid Alfonso VI cuandola conquistóa los sarracenos(1085),dio asientoa lamansiónde los Lassode la Vega(descendientesdePedro1 de Castilla),dondeun tiempohabitaronvanosreyesy el CardenalCisneros,entreotros,y al palaciode los Vargas,uno de cuyosmiembroseraaquelsecretariomemoriosode los ReyesCatólicos,al queIsabelhacíareferenciaconla frasequese hizo proverbial,cuandole preguntabanalgoqueella ignoraba:AverigUe/o Vaí-gas.En estaplazuelavivió aquelRuyGonzálezde Clavijo, a quienEnriqueIII de Castillaenvió de embajadoraSamarkanda,cortede Tamorlán,de cuyoviaje nos dejó su libro, valiosomáscomo testimonioqueno comotexto literario. Aneja a SanAndrés,te-netnosla Capilla del Obispo,mandadaconstruircon la intenciónde darsuntuosoalojo a los restosmortalesdel santolabrador,por D. GutierredeVargasy Carvajal,obispode Plasencia(de ahí sunombre).Aquí se hizoso-nadoel banquetemultitudinario dadoen celebracióndel bautizode unnieto del duquede Lerma, valido del tercerFelipe, de quiendijo la musapopular:El mayor ladrón deEspaña,—parano morir ahorcado-—,se vis-tió de colorado. En uno de los pisosdel teatrillo España,tuvo suoficinadoñaBaldomera.hija de Larra,unade las másfamosasestafadoras,impu-ne al cabo,del pasadosiglo. Ramón,consu brochazogregueriano,afirma,entreotrascosas,de estaplaza: «Todalaplazase convirtióen mercadodepajay cebada1.1~ y el rebuznoeraelocuenciade los balconesy de laaltaventanaquedabaal patio celestial»~.

Próximaestála no menoshistóricaplazadela Cebada,dondese asientael célebremercadode sunombre,comenzadoa construirseen 1870y abier-to al público 5 añosmástarde.En estelugary haciendoesquinaconla callede Toledo, fue dondeBeatriz Galindo, la Latina, mandóconstruirel con-vento paramonjas franciscasy el hospitalque llevaron su ilustre sobre-nombre O; derribadosambosa finesdel siglo xix, ocupósu lugar el Teatro

«El vulgo haconocidosiemprela parteanchadeestavíacon ladenominacióndeplazuelade la Paja, porqueaqtíí sebailabael mercadodeesteartículo.»(Hilario Peñascodela PuenteyCarlosCambronero, icis ralles deMadrid: noticias. tradicionesycuriosidades.FemandoPlazadel Amo, editor(cd Facsímil]. Madrid, ¡990)

Ramón Gómez dela Serna,Elucidario deMadrid. Madrid,Ed. Ayuso, 1988,p. 326.«En estamisma calle Toledo] estáel hospital de la Latina, fundadoen 1493porD. Fran-

ciscoRamírezy doñaBeatrizGalindo,su mujer,cuyafachadaejecutó el moroHuzanen 1507»(Adonio Capniany y Montpalau,Origenetimológicoehistóricodelas callesdeMadrid. Madrid,led. facsímilde la de 18611, 1989,p. 400.)

RevistacíeFilotogia Románica

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FermínTaniavoPoztscta El espaciodelrecuerdoen la narrativade ZamoraVicente

de la Latina.En el número10 de estaplazuela,forja susvivenciasinfantilesAlonsoZamora;habremosde tomarlacomopuntodereferenciaa lahoraderecrearla geografíaurbanaqueencierranlasestampasen cuestión.

Cercadapor la plazade Puertade Moros,máslas callesde Toledo,Hu-milladero y su homónima,la plaza de la Cebadaconstituyeuno de losrinconesmásconocidosdel Madrid de los Austrias, del que poseemosnumerosostestimonioshistóricosy referenciasde todo tipo. SegúnPedrode Répide.dichaplazacomenzóa formarsea principios del xvt. «entierrasque pertenecíana la encomiendade Moratalaz,de la Ordende Calatra-

Itva...»

Duraíite un tiempose hizo tristementefamosaestaplazaporser«el si-tio oficial de las ejecucionesluegoquecesaronenla Mayor»t2. Ya el propioLarraescribíaal respecto:«No sé porquéal llegar siemprea la plazueladela Cebadamis ideastomanunatintura singularde melancolía1...]. Piensosólo en la sangreinocentequehamanchadolaplazuela;en la quela man-charátodavía»13.La ejecuciónacasomássonadaqueen tal lugar se produ-jo. fue la del generalRiego (cuyo nombre llevaría la plaza duranteuntiempo),el 8 de noviembrede 1823, tras soportarel oprobiode «aquellasmuchedumbresque ... 1 acudíana apedrearaRafaeldel Riegometidoen unseróny arrastradohacia la plaza de la Cebadapor un asno,al grito de‘¡Viva las camas!’»’4.Mas paraenjuagarel amargorde tales malhadadosrecuerdos,digamosqueestaplaza fue glorioso escenariode barricadascuandola revoluciónde 1854,contriunfal llegadade EvaristoSanMiguel(autorde la letra del Himno de Riego).

En susdíasmás lejanos,laplazade la Cebadaerael foro adondeacu-díanlos labriegoscomarcanosparaladistribucióndesuscereales;de ahí elnombredel l~ga Parmurlhizarmásijúnelsaborpopularde-supasado,.di—gamosque,enjunio de 1622 y conmotivo de las fiestaspor lacanonizaciónde SanIsidro, se improvisóen suespacioun jardína tal efecto,quetnástar-de se habilitaríaparaplazataurina.

Y esprecisamentede estepunto de dondepartiremosparaseguircadaitinerario urbanotrazadoen Primerashojas. Inclusono haytrasladoenal-gúncaso,sino contemplaciónin situ, desdeun «balcóndc lacasapaterna».

PedrodeRépide.Las callesdeMadrid. Madrid. Afrodisio Aguado. 1981.p. i4ia.A Fernándezde los Ríos, Caía cte Madrid (18761. Madrid, MonterreyEdiciones,1982,

p 155.M. J. de Larra. «tjn reode muerte»,en Artículos ‘arios. cd de CorreaCalderón.Madrid,

Castalia.1976.p. 476Benjamín Jarnés,SorPaíroc-mio Madrid.EspasaCalpe<Col Austral), 1972. p. 49.

Re isla cje Filataeia Románica2<102 crneio iii 153-12’ 162

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Fermín TamayoPc,zuera El espaciodel recuerdoen la narrativa deZamoraVicente

queasomaa la CavaAlta, desdedondeel pequeñoAlonsocurioseaparaluego legamosel fresco«Músicaen lacalle». Aquí senospinta al «ciegodel violín», tantípico en los cuadrospopularesdehambrey picaresca,consucan lazarillo queatrapalas perrasal vuelo (vid. supra).El pasologrerodeestosambulantesdejaen los aireslas notasquehilvananlascancionesdemoda,en especialel pasodoblede LasCorsarias(deFranciscoAlonso,elafamadoautor dcLasLeandras,La Calesera,La parranda,La Picarona,etc.).

Bastantemáspatéticoel recuerdo,por el trágicocariz del suceso,es elde las pérdidashumanasy materialesqueacarreóel horribleincendiodelTeatroNovedades(sito en calle de Toledo, con accesopor la de SantaAnay la de las Velas,hoyde LópezSilva), el cual tienelugar la tardedel23 de septiembredel año28, cuandonuestroautorandapor la docenadesus años(vid. «Incendio»,enExamende ingreso).El siniestrose saldaconmásde un centenarde muertosy numerososheridos;el humoy las llamasinvadenel ambientemadrileñoal puntode podersever desdebarriosdis-tantes;el incendioconsternaa Madrid y conmueveatodaEspaña.Perosi lotraemosacolaciónespor laproximidadal domicilio del narradortestimo-nio, en que tuvo lugar la catástrofe,todavez queel teatro siniestradoseafincabavecinoa la plazade la Cebadat5.Si leemosen paraleloelcuadroqueZamoranospresentay lanoticia,dosfechasdespués,del diario ABC,hallaremosparejasimpresiones,bienquedisímilesen el lenguajey riquezade imágenes6

Comoobservaen LapesteAlbert Camus,el mayorpatetismoenlas ca-tástrofeslo inducenlas victimasindividualizadas:un serquerido,connom-bre y apellidos,muchomásquecien mil innominados.Zamoradramatizaesteepisodioal referirseal compañerocuyopadretambiénhaperecidoen-

‘> «Y, junto aotro mercado[-.1selevantóotroteatrito tirandoaverde,retozóny popular:elNovedades,frontal al mercadode la Cebaday queacabómal: un incendiolo convirtió enceniza.»(JoséM.’ LópezRuiz, AquelMadrid delcuplé Madrid,Avapiés, 1988,p.49.) «Enelnúm. 83dela calle, frentea la plazade la Cebada,sehallael teatrodeNovedades,levantadoenlosúltimosanosdel reinadodedoñaIsabel II. Primeramentefue destinadoacirco ecuestre,perono dio re-sultadoestegénero(le espectáculo,y quedódefinitivamentededicadoateatro». (H. PeñascoyC. Cambronero,op cii., p. 531..)VéasetambiénMi IsabelGeaOrtigas,El Madrid desaparecida,PP. 2t-22.

La infonnaciónla reproduceíntegraFedericoBravoMorataen suHistoria deMadrid. Ma-drid, Fenicia,1985, 1 6, pp. 25 ss.Por lo queal lugarde referencianosinteresa,entresacamoseísiguientepasaje:«En la plazadela Cebadasehacíaimposibleel tránsito.La gente,enapretadohaz,presenciabael triste espectáculoy tuchabaporacercarsea la inmensahoguera.Entreel gen-tío seoíanayesy lamentos;eranlos de los familiaresdelos asistentesa la funcióndetardedelteatrodeNovedades»

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FesmínTamayoPozueta El espaciodelrecuerdoen la narsativade Zasnc,raVicente

tre las llamas:«Enel colegio, Gaspar,hijo del músicomuerto,se pudo re-conocerel cadáverporla dentadurade oro,seconvirtió en un truncadoal-borotode miradasy sigilos...»’7.

En Examende ingíeso,quecoronaconel relatoqueda título al libro(vid. supra),se dedicaun recuerdoal Institutode San Isidro, dondeel pe-queñoAlonso.de 9 años,se examinaparapodercursarla EnseñanzaMe-dia. Dicho Institutoes,junto conel «CardenalCisneros»,uno de los doscentrosde esacategoríaadscritosa la UniversidadCentral,al par quefue-rasedede éstaen el momentode su fundación(1822),duranteel ttienio li-Iscíal. Estáubicadoal lado de la tantasvecesnombradaCatedral,iglesiaconadvocaciónde SanIsidro desde1767,añode la expulsiónde losjesui-tas,bajocuyosauspicioshabíasido construida(sobrelos cimientosde unaanteriordemolida)en el 1> tercio del siglo xvii, dedicadaa 5. FranciscoJa-vier y siendosuarquitectoel hennanoR” Bautista,S.J.).Dice Pedrode Ré-pidesobrela filiación de dicho centro:

Contiguaa ta catedralestála casaquefue Colegio Imperial 1.... 0 de losEstudios Reales[...1.Fueroncreadosesosestudiospor los jesuitasen 1545Dioseal colecioel título de Imperialen 1603,porel patronatodela emperatrizdoñaMaría viudade Maximiliano ti deAustria y bermanade Felipe II]. y seampliaronporFelipe IV en 1625 Al ser extinguidala Ordende los jesuitas,fueronlos estudiosrestablecidosporCarlosIII en 1770. 1...] Los estudiosfue-ron nuevamenteencomendadosalosjesuitas,bastaqueen la matanzade reli-giosos.el año 1834,Inc estacasaunade lasmáscastigadasporel furor popular.En 1 845 fue allí cread<,el Instituto (le San isidro...’

Con la estampa«Aleluyas»forma acordeestepasajedel pintor Solana,fechadoen 1923: «Enestaplazahayun quioscode periódicos,y tras desuscristales vemos,entrelos periódicos,pliegos de aleluyas,de soldados,amarillentospor el tiempo y el sol: hay tambiénromaneesde ciego: lahistoriade Lttis Candelas...»>

Vecinaa la plazuelade la Cebadaestá la de SanAndrés;másaúnqueaquéllaandaéstasuhistoriaen la improntadel santopatronode la Villa y

«El domingo93 el gentíocoimael teatro.Fi maestroCayoVeía[¿el«músicomuerto»de]pasajecitado?]y la representacióndiscurre .1 entrerisas,aplauso.sy repeticionesde númerosmusicales.lI Es el intermediodeuno aotrocuadro,y CayoVeladesdela orquesta,a telón co-rrido. sehadadocuentade lo queestáocurriendoentrebastidores»(JoséMonteroAlonso.Madridy su «ReIle4ooque <191?-!910> Madrid, Edimaster,1994,Pp l95-96.~

1v P. deRépide.op. cii p. 731JoséGutiérí’ez Solana,«La ~‘iazade la Cebada»,en Mad,’ict <citíejeso Madrid. Trieste,

i984p. 147

Revista de Filología Raeui,,ií a2002.ancio iii. 153-172 164

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Ferníín TamayoPozueta El espaciodel recuerdoen la narrativa deZamoraVicente

Corte2t), cuyosrestosreposaronlargo tiempo entrela iglesiaprimitiva deSanAndrésy suscapillasaledañasdel Obispoy de SanIsidro,hastasuul-teriortrasladoépocadeCarlosIII a la IglesiaCatedraldela calledeToledo.Estelugarempapadode historiaesrecordadopor Zamoraen «Mañanadedomingo»:«Entradala mañana,sol de mediodíaen el rinconcillo de laPla-zuelade SanAndrés, mi padrepaseaba,vueltava, vueltaviene,condonJuanel párroco».

2. Expansión hacia el sectoroccidental

Aquí tenemosun Madrid querespirahacialasierray se extiendepor víasmásamplias.Es el espaciode la diversiónparachicosy grandes,quetienecomocentrocuasigeométricoel PalacioReal,cuyaguardiaofreceel diarioespectáculoa quieneslo visitan desdefuera.Así tenemos,pues,la paradóji-camentellamadaplazade Oriente,el paseode Rosales,el tránsito obligadodesdecasay acasaporlacalleBailén, consu ominosoviaducto,y máshaciael oestetodavía,la Casade Campo,paraentraren la cual esnecesario«ir arecogerla tarjeta».

Aunquelaslineasenqueel autorrevive esteparajeno rezumennostalgia(recuérdeselo dicho másarriba), sin dudala plazade Orienteha perdidoelatractivohumanoy pintorescoquela omaraen otro tiempo,cuandola familiarealhabitabael palaciofrontero,sobreel quegravitabanlas miradasde loscu-riosos.

En la segundaestampadePrimerashojas(«Mañanadedomingo»),elautorrememoralos pequeñosplaceresinfantiles quesupadrele procuraba:«Unasveceserael carritode la Plazade Oriente,repletode campanillasquetocábamosdesesperadamente,contresjerarquíasde viajeros:jinete enel burro,elpescante,sentadodentro.El cochecitodabaunavueltaal óva-lo del jardín de acaciasgrandes,cercadade reyes(todosson parecidos,papá)mientrasrosigábamosun barquilloquedabala mujerucaal subir».Estosvehículoslúdicossonrecordadostambiénpor R. Gómezdela Serna:«Esmuy difícil olvidar la plazade Orientey sus cochecitostiradosporbu-

-> «Enestaplazaexisteun recuerdodeSanIsidro Enta casanúm. 2 hay unapequeñacapilla.y a su entradaunalápidaque L-..] dice:Es tradición antiguaqueSanIsidro vivió ymurió enesteaposentodondeseconstruyóla capilla, y reedificaronlos señoresdeestacasaen el año1608. yenel de 1663secolocó la segundaefigiequeexiste,a la devocióndeD. VicenteRamírez,y flí-tinianienteseha vueltoa reedificar a expensasdelos señorescondesdeParedes,conformeestá,enel año 1783.»<Cl’ Li. PeñascoyC Cambronero,op cii. p. 449.)

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Fermín I’aínayc Pozueta El espaciode! seenesdoen la nairativa deZcsmoraVicente

rros canosdos vueltas,cinco céntimosal quedio muchasvueltasenellos...»21.

Otro atractivo inherentea este lugar erael espectáculoqueofrecía laguardiade Palacio:«Otrasveces1.1 erala parada,el solemnerelevo de laguardiaen el PalacioReal.Me encaramabaa losbarrotesde laverja,y des-de allí 1...]. veíaaquellasextrañasceremonias,ir y venir decaballos,sablesen alto...» Algo parecidorecuerdaJulio Caro Barojanacido un añoantesque Zamora.cuando,de pequeño,paseabapor aquellugar con el viejoCiro Bayo,amigode la familia22.

AunqueZamora no hace referenciapor carecerde interéspara unniño, digamosque,opuestoal PalacioReal,en el límite oriental de estaplaza(cuyo espaciocomenzóa abrirseen tiemposde José1, a resultasdelderribo de viejos edificios que angostabanlas calles), está el TeatroReal,coliseooperísticoinau2uradoen 1850 (cuya fachadade la plazadeOrientees obradel arquitectoConchaAlcalde), sucesordel quefueraTe-atro de los Italianos,o de los Cañosdel Peral,primitivamentelavadero,teatroderribadoen 1818 por suestadoruinoso.MenciónobLigadaal ha-blar de estaplaza son las cuarentaestatuasque la pueblan,las cualessonenumeradaspor los autoresquesobreesteparajehanescrito.Talesfigu-raspétreasde reyesantiguos(«todosson-iguales,papá»)fuerondcsaio-jadasde Palacioen tiemposde CarlosIII. En su moldeadoartístico in-tervinieroneminentesescultores,talescomo Salcillo, Felipe de Castro,etc. En mediode laplazadescuellaLa estatuaecuestreen broncede Fe-lipe IV (obradel florentinoPietro Tacca),quefueratrasladadadel Reti-ro en 1844.Valor no menosartísticoofreceel «alto y fuertezócalodegranito»sobrccl que la estatuaregiase levanta,«adornadocon bajorre-lieves,en que se representaa FelipeLV condecorandoaVelázquezconelhábitode Santiago,y al tnismo rey dispensandoproteccióna las Artes y

¡ RamónGómez(le la Serna.Nostalgiascíe Mads-icl Madrid,Espasa—Calpe(Col Austral),

1966 ~, 85 «rl cochedelos niítos daconstantementevueltas1.]. Sus borricos,queson ya losmasvn os dc li ciudad, se complacenen llevar a los niños.» (ibid., Eluida;-ic, cíe Mac/ricÉcd.,p- ~93)

«Sícmprcmeproponíalo mismo: ir aver ‘la parada’en la plazade la Anneña.1.1 (lespués.ya un it pi u’ 1 esperábamoscon impacienciala llegadadelos alabarderos,queaparecíancon suscapasblancas y suspífanos.» (Julio Caro Baroja, Semblanzasideales Madrid, Taurus, 1972,p. 106> ~t sto esla plazadeOriente? Si, ahíestáel PalacioReal,no cabeduda,y elTeatroReal[1 Peo íd que usted,como yo, echademeno! la otra, la nuestra’?1---] ¿Quémediceusteddelosalabarderos Menudos tipazosde hombresteníanque ser paraque los admitieran.»AntonioDíazCañabate,Andanzasc-alle¡eí-as Madrid, PrensaEspañola,1 927pM.

23 Gómez delaSerna,Elr,cidc,s-io..cii. - p. 387.

itecicta dc’ fitología Ro,adnica2tt02.anejo iiLiS3-172 l 66

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Fermín TamayoPozueta El espaciodelrecuerdoenla narrativa de ZamoraVicente

a las Ciencias»2>,sin olvidar los leonesalzadossobrelos cuatrovérticesdel zócalo;debidotodo a los escultoresFranciscoElías y JoséTomás.AunqueZamorano hacemencióna estecaballo,no estáde másrecordarel atractivoquea los niñosofrecíajugara encaramarseen supedestal.J.E. Hartzenbusch,másconocidocomo dramaturgo,nosdejóunacompo-sición quecomienza:

Niñosqueentreseisyonce,tarde y noche,alegremente,jugáis eti tosnoa lafuentedelgran caballo debroncequehayenla plazade Oriente...

El paseode Rosales,barbacanay miradormadrileño, es de recienteaperturarespectode los añosqueaquícuentan.Yapor estascalendasllega,desdeFerraz,al paseode Moret, mientrasquehastahacepocosólo alcanzala cuestade Areneros,mástardecalledel Marquésde Urquijo. La estampanos presentacl ambientede una«tardeinverniza»de domingo,vistay vi-vida porel pequeñoAlonso,queacudeallí en tranvía(Sol-Rosales,tomadoen «la puertade CapitaníaGeneral»)con la criadaDorotea,sushermanos,su hermanaElisa y el novio de ésta:«alto,delgado,yaestácalvo, lleva mu-chassortijas,sombreromuyraro»(«Tardeen Rosales»).

El patinajefemeninoofreceun espectáculocuriosoa la ingenuapupi-la del pequeño:«La grannovedadde Rosaleseran las patinadoras.Ibanmuy serias,muy elegantes,congrandestrajesmalva,y rojos,y blancos».Porestaépoca,un sectorde lapoblaciónfemeninajoven principalmenteseliberay modemizaalcompásde los aíresextranjeros.«SepatinamuchoenMadrid» comentaMontero Alonso (op. cit., p. 173) hablandode estosaños.Esaliberaciónde la mujersuscitael recelode unagranpartede lasociedad,incluido el novio de la hermana:«Elisa queríaalquilar unospatines,peroel novio no ladejaba,esosoncosasde ahora,un escándalo,esasson francesasquetraende reclamo,unaseñoritano debehacereso».Hay aquíunaalusióna Parisiana,en estilo indirecto,por bocadel chulapoquecortejaa Elisa, cuyadoble moral se manifiestaen frecuentarlugaresde esparcimientofrívolo. Estoalteralos ánimosde la joven: «...y el noviode Elisa, quedebíaentendermuchode zapatosy de patinadoras,nosha-blabadel charol, de la cabritilla, del ante, de las formas del tacón,y decómolos gastabanlas chicasde Parisiana,y Elisahacíaquese enfadaba,ymedioregañaban,y no me gustaquehablesasíalos niños,y no vas a vol-ver a esesitio, puesno faltabamás,Ii.] y yo pensabaqueParisianaseña

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Ferístín faniavoPozuelo El espac’ic> deltecuerdoen la narrc¡tiva deZainos-aVicente

un lugar incómodo,sin sol, sinjuguetes,dondesólo habríaseriaspatina-doras.. »24

De vueltaa casa,próximala noche,ya no se va en tranvía,sino apie,por la obligadacallede Bailén, pasandopor el célebreViaducto,pordondele hemosvisto transitar(«Mañanade domingo»)consu padre,y dondeapa-recíaacurrucadoel ciegojunto al perro: «Un alto, siempre,en el centrodelViaducto. Allí cl escalofríode los quese tiraban,de los suicidas25(no ten-gascuidado,siemprese tiran de noche,cuandono pasanadie).Erael Via-dudo viejo2ó, cl dc hierro, con su aire de bidón oxidadoy mugriento,ba-randillaalta...>’

Cornoun don Cleofás(sin el Cojuelo)desdela torrede SanSalvador,ocomoun Quasimodo(con perdón)desdesucampanarioen NétreDame, oun don Fermínde Fas desdela torre góticaovetense,el pequeñoAlonsocontemplay aundescubresu Madrid desdela barandilladel Viaductoatalayade dobleperspectiva.A oriente,el campoabiertoy las montañas(«Montón de Trigo, La Maliciosa. Peñalara,Siete Picos,Abantos»);a po-níente,los ranciosedificios de iglesiasy palaciosantañones.vistosen ac-titud gregerizanlea estilode Ramón:

>%Parisianal’ue tanpopularo más,queel Trianón. 1.1Parisianatambiénrademásdecafélerasaténdeté.club. tOaba,lugar de citasde políticosy amantes.teiTazadeveranoy saladees—pect.áci.iios.II Parisiana—Club Pan sianií,eseerasu nombre—se ubicabaen unparaie,enton—cesapartactísmo, proxí mo a la plazadc la Moncioa.Así es que,en la época(primerctía,-to(le si-glo), a la Moocloaseibao a la 1 cárcel1 Modeloo aParisiana. .4 Parisianaapareceunay otravezenlas publicaciones i bros looticios y not ciasde la épocarl El empresariotic estelugar eraCarlosRevenga 1 crí cl Club Parisianaactos>,porprimei’avezenMadrid. unaOrquestanegra

auténtica—dc tu 1191~l ---1 Jul oRomerode Iones1---] setrasladóallí rl y todoseran tes-íleostic los r,íoeresosde su ultimo cuadro:un retratocareadodenasiónde unaconocidacunle—tísla <JoséM 1 opc/ Raíz..AquelMacis-íd delcopIé,<‘ir. - pp 44—46.)

En La <‘a, rs ¿1< U, os i í controvertidanovela porentí’egasq ííe Valle — Inclán pu bí caraaco—mienzosde siglo cusaaccionprincipal ti’anscurrea malesdel xix, hay un pardeepisodiosen losqueestápresentecstcvndocto;cii ambosapareceel padreBenigno,quedisuadeasendasmuje-resdesaraciatlas h ‘rí ti conintenciónde liii aso y esescasoel acervoqtíc scc¡didoal poner (la No1 itt ranodornlc se hacealusión a esterespecto.

\unqoc Sachettihabíaproyectado—-en el re nado (le Felipe V—-. la construcciónde unviaducto crí cste mismo sitio, no es sino en 1874 cuandose iteva a cabo dicha obra, siendol6u”en o B iron su aiit(>r «Parasu construccíenfueronderribadosvariosedificios 1-- .1, entreellosla i oicsí’í de 5-mía María [la primitiva cíe a Al mudenaly las casasdelmarquésde Malpicay delduquedcl InI sotado(.1 Este y iadrn-to era de hicíro y loe i nauguiadocl 13 dc octubrede1874con íd comitiva fúnebreque trasladabalos restosmortales(leCalderóndc la Barcadesdela íulesí-í dc 5-sn Franciscoel Grandehastael cementeriodeSan Nicolás,en la calle MéndezAl varo En 1942 se inituituiró el acíLíai viaducto,coyaconstrucciónhabíacomenzadoochoañosantes.» M IsabelGeaOil gas.LI Mad,’ícl de.saí>o~ecicío.Madrid Ediciones t it Librería. ¡992.PP.43-44~)

Re -¡sta de F¡lola<ía Raoánicí,2002 anejo III. i 53— i 72 168

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Fermín TamayoPosadía El espaciodelrecuerdoenla narrativa de ZamoraVicente

Las Bernardas,encaramadassobreel Palaciode los Consejos,altadehom-bros la tone,siemprehaciendofuerzahaciaatrásparano caerseporel barran-co dela calle Segovia;las agujasdeSanMiguel, delAyuntamiento,de SantaCruz, acloi-nosinfantilesen lo alto, comocastillosde dominó; la catedral,dostorresbajasy romasdelantedela cúpula,vagorecuerdodeleón sentadoy ga-nasextetididas;SanPedro,caradebúhoenladrillo, y SanAndrés,espigaditayalta,orondade habersubido su costanillaempinada.

Másal oeste,la Casade Campo(afincada,en suorigen,sobreunaspro-piedadesde los Vargas,queFelipe II mandócompraren 1556,cuyoste-rrenosserianampliadossucesivamente),adondevan Alonsoy otros másunatardede mayo.mediantetarjeta27,ya quees esterecintoa lasazónpa-trimonio real, si bienpasaráaserlodel Municipio madrileñodesde1931.Pobladaestáde varios edificios esaCasade Campo,aunqueel pequeñoAlonso,socarrón,comenteal inicio de suestampa:«Siemprepreguntandodóndeestála casa,queno se ve, no haymásqueárboles,y ahorala verás».Tiene estahermosafinca—hoy degradada—su lugaren lahistorialiteraria.Se hacede ella menciónen El Buscón,cuandodon Pablossufresumalha-dadolancede serdesenmascaradopor suantiguoamodonDiegoCoronel.Su concurridafuentede aguasferruginosas,llamadadel acero,fue cele-bradapor Lope en unade suscomedias(El acerodeMadrid) y porsuscon-temporáneosQuevedo,Tirso,Calderóny Góngora.Varios arroyosrieganesteparque—la Granjilla, Antequina,Medianil, Cobatillas,Valdeza,losMeaques...—,y lo bañantreslagos,en los cualeshaypoblaciónpiscícola,queinvita a los osadosa llevarsede ocultis algúnpez2t,como lo hacen«losprimos»,quehancogido«dospecesgrandes,rojos,en el cazdel desagúe».

3. Tradición callejera y novedaden el subsuelo

En la calleAlcalá y en la Cibeles,esquinaal Bancode España,seaú-nan,en el recuerdode Zamora,la vueltade los toros y el convoy subte-rráneo;aquélla,pesaday tediosaparael niño, perogrataalaañosaDoro-

27 «Noestibre la entradaenta CasadeCampo,aunquesíespública; perosiendomenesterci

requisitodeproveersede unatarjelaenla IntendenciadelRealPatrimonio»(PedrodeRépide,op.cii, p. 127.)

zx Diceel propioRépide(op. cii., p. 126)queenel lagomayordela CasadeCampo«abun-da la pescadecarpasy otrospecessustanciosos,acuyacapturahay siemprededicadosunosca-chazudosciudadanosqueafrontanel cierzodel inviernoy el ardordelveranosentadospaciente-mentehorasenterasenel bordedel inmensoestanqueíí

ResistadeFitotogia Románida

2(102.anejo tu. 153-172169

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1-esmínTaníavoPozucicí El espaciodel í’ec-ue,’doen la narrativa deZasnoraVicente

tea;éste,misteriosoy atrayente:«Eso,eso,yo quiero ir al metro,llévameal metro, y ya inevitable pescozón...»(«La vuelta de los toros»).Estaconstituíaunaespeciede procesiónprofanaal alcancede las clasespopu-lares, ante quieneslas damasdistinguidasy elegantesdamiselaspasan«encalesassonorasde cascabeles»,exhibiendosus prendasnaturalesy ad-quiridas;un titual subrogadoallendeel recinto sagradodel cosotaurino,cuyosoficiantes(«El Niño de la Palma,el Valencia,Belmonte...»)se dejandisfrutarconla mirada,cual caléde recuelopíopinadoal curiosode a pie.Situadaa la sazónla Plazade Toros<tambiénllamadade la Fuentedel Be-río) en la demarcacióndcl hace poco incendiadoPabellónMunicipal deDeportes29 (la Monumentalde las Ventasno se inauguraríahasta1930), lacalle<le Alcalá y el paseodel Pradocranpasillo idóneoal desfile. Algo pa-rejo recuerdadon Miguel del Bilbao de sus añosmoceriles(ha. 1880):«Los queno íbamosa la corrida 1..] acudíamosal Arenalo al puentea verpasarlos torosy los caballosmuertos,y luegoa asistira la vueltadel pú-blico»?c

El Metro de Madrid habíaabiertosusbocasal público-pasajeí-oel 17 deoctubredc 1919 línea 1, Sol-CuatroCaminos,ampliándosede Sol aAtoclia el 26/XIJ/21 y de Atochaa Vallecasel 8/VI/23—, y en las fechasdeestaestampadebíade estara punto la línea2, Sol-Ventas,abiertael 16 dejunio de 192421 No es extrañoqueZamora engarceentresus líneas elmundillo ferroviario de la índole quesea,pues obvio es cl atractivoqueaquél ejerceen el alma infantil, y más aúncuandocomportanovedad.Aparteestaalusiónsomeraal transportemetropolitano,veremosla impor-tanciaquerevisteel ferrocarril de superficie.

Funcionóestaplazadc 1874a 1934,siendoautoresdesus planosEmilio RodríguezAyo-so y L-orenzoÁlvarezCapia «Deestiloneomudéjar.fue construidaenladrillo» (Mi IsabelGea,op. cii, p. 47> «El aforoeradc 13.120localidades.El d iáínetrodel redondeligual al de la viejaplazay al cíe la actualde las veteas:60 metros Y. además,todaclasedeservicios¡ Concluidaslasobra.sseprocedioa lis al incaciólíde la avenidaquesellamó de la PlazadeTorosy posterior—mentede Felipe tL de50 metrosdeanchura,quedesdela carreteradeAragóno callede Alcaláciabaaccesodiree<.oa la plaza.»(FíanciscoLópezIzquierdo,Plazd,sde torras de Mac/sic! y ostúslu—grts’r.’s dlonrle secoi’,-iet’on, cap Xl. Madrid, Avapiés, 1985,p. 132.)

Miguel <le Unamuno.«Rousseauen lturrigorri», en El dirísio afán,pubí. en Recaes-chise in-tisnidades.Madrid, tebas.1975. p. 307.

~1 resíngcí~ cmos, conclaíavisión del luturo,CarlosMendoza,Miguel Oiamendiy Anto—nis> GonzálezEcharte,a inicianiva del pí-imeno planearonun ferrocarrilmetropolitanoqueresol-vicio esosprc±icmaslíos de la congestióncirculatoriaensuperficie1 mediantedos líneasradialesencruz .. 1 En contradelos pesinústas,el éxito fue grande>.VéaseAntonioLópez Gómez,Losrs-ansporsesusbanosenMachicl Madrid. (¿SIC.,Instituto «JuanSebastiánElcano»,pp. 72—73 ypc/sainz.)

Retísca dr’ [ilo/oaía Ran,c$nica2002. neja tít, t 5~~— t 72 1 7()

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Fermín TamayoPc>zueía El espaciodel recuerdoen la narrativa deZamoraVicente

4. Ferrocarriles.Viejas estaciones

Dejandoaparteel metroy el tranvía,tresson las ocasionesen queaso-ma, en las estampasde Primerashojas,el atrayentemundoferroviario.En«Pesadillas»el pequeñoAlonso, recienteel luto de la madremuerta, estrasladadoa casade unostíos Rosay Gregorio—,queviven en Arganda,a 28 Kms. de Madrid por vía férrea.Paraello hade tomar,enla estacióndelNiño Jesús32el populartrenecillo deArganda(quepita mósqueanda,rezalaconocidacantilena),mástardeampliadoa Colmenarde Oreja(a 64 Kms.de la salida)y finalmentehastaAlocén(a 143 Kms.), siguiendoun ramalquepartede Tajuña,a 47 Kms. del puntodepartida.Se tratabade un tren devíaestrecha,conasientosde 2~ y de Y clase,quetardaríadeMadrid aArgandaobradeunahoray cuarto,pasandoporlas estacionesde Vicálvaro, Fortuna,Montarco,Vaciamadridy Poveda.En la estampade Zamorano se hacere-ferenciani a la estaciónmadrileñadepartidani al viaje, perosíala estaciónde destinoen esefluir de imágenesentrepesadillay duermevela:«El tren delas siete.Tambiénva a Madrid, tambiénme podríair a casa. [...] El tren semarcha.1...] El pito del jefede laestación,el del furgón, yaarranca».

En laestampa«Enel huerto»estáimplicado el trenecillodevía estrechaen queel protagonistay su familia,el padre,sus hermanosElisa, Paco,Mi-guel y Femando,junto conla sirvientaDorotea,trasládanseun domingoaCampamento,primeraestación:«El viaje es corto», aunos 7 Kms. delpunto de origen,de la líneaMadrid-Almorox: «Vuelvoaver la mañanadesol, Vistillas abajo,caminode la estacióndeGoya. [...] Humodel trenecillo,lavanderasen el río, [...] ruidosde vagonetas,de carretillas,sol,esetrajín deunaestaciónpequeñaen día detiesta». La estaciónse emplazabaen el lugarde la quefuera otroraQuinta del Sordo (dondehabitaraun tiempoel in-mortal pintor aragonés);de ahí su nombre33.

A la alturadeln 67 de la calleMenéndezPelayo,enel lugarquehoy ocupanla Torredel

Retiro (frenteal mismoparque)y otrosedificios, sehallabala estacióndelNiño Jesús,asíllamadapor su proximidadal hospital homónimo.La línease inauguraoficialmenteel 30 de julio de 1886;y aunqueéstacontinuafuncionandoapartir deotrospuntos,la estaciónmadrileñasuspendesusserviciosen 1964,si bien subsisteenpiecuatroañosmás c<EI edificio principat,queenparteeradedosplantas.estabaconstruidocon piedra desilleríay teníaaspectodepatacete.¡En la plantabaja, ~--] estabanel despachodelJefedeVíasy Obras,II el despachodelJefedeEstacióny elpuestodepolicía /A lo largo de estafachadaunamarquesinasobreel andén(formado porgran-desbloquesprismáticosdepiedra)soportadaporunasbonitascolumnasdehierro, protegíaa losviajeros.»(JesúsA. <le la Torre Briceñoy Angel París Sánchez,Centenatiodel bendeArganda(1886-1986).Aysíntamient.ode Argandadel Rey. 1986,pp51-52ypassim)

Próximaal Manzanares,al final de la calleSaavedraFajardo,y enel sitio quehoy ocupanedificios residenciales.se hallabaesta estación,desaparecidaen 1965. FranciscoWais (Historia

171 Revista de Fitología Románica2002.anejo iii, 153-172

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Fermín TamayoPozueta El espaciodel recuerdoen Idi ndii’rativc, deZamotaVicente

En contrasteconestoshumildesconvoyes,tenemosel que,partiendodeAtocha, conducea Alonsoy sushermanosrumboal puebloalbaceteñodeLa Roda: «Granasombro,el tren grande,es mayorqueel de Campamento,tieneun pasillo a un lado y un retreteenmedio, los vagonesde primeratie-nen la tazaconflores pintadasy unatulipa de coloresencimadel espejo,québien; con estospasillos,el revisorno tendráquesaliren marchapor losestribos,quécomodidad,sólo lo haráde vagóna vagón(«Veraneo»).

todasestasreferenciasquehemosvenido espigando,algunasmasci-fradasqueexplicitas,daríanpie ala reconstruccióndel Madridde todaunaépoca,prolongadaen varios siglos atrásmerceda la ranciedumbrequeencierrancuantosnoblesedificioshemostopadoen nuestropaseolector.Mas, como quedadicho,no se nosofreceaquíun Madrid pergeñadoconpincel de nostalgia,todavez quePrimerashojasaglutinalos ambientesyelementoscaducoscon otros de recientenacimiento.

dc lo.< fi’;’s’oc’at’í-iles españoles.Madrid,Editora Nacional, 1974, pp. 311-3t2) aludea«lapeque-ña estaciónllamadadeGoya.muy cercadelpuentede Segovia,quesirvió paratodo el ferrocarrilde Almoroz. reducidohoy asin cortorecorridoy en trancede transformaciónde ferrocarril ur-bano» <-Sim origenestáligadoestrecbamentea la fomuciónde un barrio [4 obrero,cuyoprocesode crecimientoestácondicionadoporla presenciacíe unaimportantevíadecomunicaciónquecc~munica [sicía la ciudadde Madrid conExtremadura,y partede la provinciadeToledo. LI Et pri-mer pianocíe Madrid enqueaparecereflejadalaestacióndeCoyaesel debidoaEmilio Valver-de,pianoquerepresentael procesodefoni~acióndela ciudadde Madrid afinal delsiglo xix. 1.1La estaciónde Goya[.1 comenzóa construirseapartir del año1883 11 La concesiónde la lí-nea ferroviariaII seleyó acaboentresmomentos.Unaprimeraconcesiónsupuso,en t883, lapuestaen marchade atinca Madrid-Navaicainero.Unasegundatoncesión.en iS93,continuabala línea hastaVilla delPrado,consumándoseci procesoen unaterceraconcesiónquetuvo lugaren 1898 y queampliabala líneaya consolidadahastala localidadde Almorox. Se tratabade un fe-rrocarril de víaestrechaII. qtíe partiendode Madrid y pasandoporAlcorcón. Móstoles,Na-vaicarnei’o.. 11 transportabano sólo viajerossinoproductosagrícol~ísoriginariosde las ciudades1 sic] citadas,queeranconsumidosen Madrid.» InmaculadaAguilar [ci al.], Las esiac.’icníesde

Madrid. Madrid. ColegioOficial de Arquitectos, 1980, Pp 239 ss.)

Rrsiara ríe Filología Rcmníá,,ira2002.anejo iii. i53~ 172 172