El gaucho

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III Proyecto de Apoyo a la Escuela Pública Uruguaya - FORMACIÓN EN SERVICIO EQUIPO DE CIENCIAS SOCIALES ANEP / BIRF - CONSEJO DIRECTIVO CENTRAL EL GAUCHO <<Gaucho, gauderio vagabundo o changador son términos con los que en el siglo XVIII se designó a un conjunto de habitantes de la Banda Oriental carentes de propiedad de tierras y ganados, vinculados a las faenas de corambre, las más de las veces clandestinas y a quienes sobre el fin de la colonia se procuraba someter al peonazgo [...] La independencia del gaucho radica esencialmente en el hecho de que todavía los medios de consumo no han sido monopolizados por un grupo social, por lo cual para su alimentación no debe someterse al trabajo bajo la dependencia de otros hombres. La no terminación del proceso de apropiación del ganado, permite esa situación. Su actividad zafral le basta para satisfacer necesidades de vestimenta y algunos vicios como tabaco y alcohol. Esto, claro está, dentro de un nivel de vida bajísimo [...]. Los comerciantes y hacendados tienen necesidad de trabajadores no permanentes para la caza del ganado o para la comercialización ilegal que el absurdo sistema monopolista impone. Y entonces el gauchaje se convierte en la reserva de mano de obra para los trabajos de zafra, y el ganado cimarrón provee de subsistencia al gaucho durante la post-zafra. [...] La actitud de los estancieros hacia este tipo de población fue dual: los cobijaban en sus establecimientos cuando les servían para las faenas pero los rechazaban cuando extraían ganados de sus campos [...]>>. SALA DE TOURON, Lucía-de la TORRE, Nelson-RODRÍGUEZ, Julio C. (1967): Estructura económico-social de la Colonia, Montevideo, Ed. Pueblos Unidos, pp. 151,153 y154.

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EL GAUCHO

<<Gaucho, gauderio vagabundo o changador son términos con los que en el siglo XVIII se designó a un conjunto de habitantes de la Banda Oriental carentes de propiedad de tierras y ganados, vinculados a las faenas de corambre, las más de las veces clandestinas y a quienes sobre el fin de la colonia se procuraba someter al peonazgo [...]

La independencia del gaucho radica esencialmente en el hecho de que todavía los medios de consumo no han sido monopolizados por un grupo social, por lo cual para su alimentación no debe someterse al trabajo bajo la dependencia de otros hombres. La no terminación del proceso de apropiación del ganado, permite esa situación. Su actividad zafral le basta para satisfacer necesidades de vestimenta y algunos vicios como tabaco y alcohol. Esto, claro está, dentro de un nivel de vida bajísimo [...].

Los comerciantes y hacendados tienen necesidad de trabajadores no permanentes para la caza del ganado o para la comercialización ilegal que el absurdo sistema monopolista impone. Y entonces el gauchaje se convierte en la reserva de mano de obra para los trabajos de zafra, y el ganado cimarrón provee de subsistencia al gaucho durante la post-zafra. [...] La actitud de los estancieros hacia este tipo de población fue dual: los cobijaban en sus establecimientos cuando les servían para las faenas pero los rechazaban cuando extraían ganados de sus campos [...]>>.

SALA DE TOURON, Lucía-de la TORRE, Nelson-RODRÍGUEZ, Julio C. (1967): Estructura económico-social de la Colonia, Montevideo, Ed.

Pueblos Unidos, pp. 151,153 y154.

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EL GAUCHO

Los <<[...] Gauchos o Gauderios [...] son por lo común escapados de las cárceles de España y del Brasil, o de los que por sus atrocidades huyen a los desiertos. Su desnudez, su barba larga, su cabello nunca peinado y la oscuridad y porquería de su semblante, lo hacen espantoso a la vista. Por ningún motivo ni interés quieren servir a nadie, y sobre ser ladrones, roban también mujeres. Las llevan a los bosques (montes) y viven con ellas en una choza (rancho), alimentándose de vacas silvestres. Cuando tienen alguna necesidad o capricho, el gaucho roba algunos caballos o vacas, las lleva y vende en Brasil, de donde trae lo que le hace falta.

Se hacen de una guitarrita, que aprenden a tocar muy mal y a cantar desentonadamente varias coplas, y mucho que sacan de sus cabezas, que regularmente ruedan sobre amores. [...] En cada pulpería hay una guitarra, y el que la toca bebe a costa ajena. Cantan [...] cantares inventados en el Perú, los más monótonos y siempre tristes, tratando de ingratitudes de amor, y de gentes que lloran desdichas por los desiertos.

Sus casas, por lo general, son unos ranchos o chozas desparramadas por los campos, bajas y cubiertas de paja, con las paredes de palos verticales juntos clavados en tierras, y tapados sus clavos con barro. Las más carecen de puertas y ventanas de tabla, y las cierran con pieles (cueros) cuando les incomoda el aire o el frío.”

“[...] las mujeres van descalzas, puercas y andrajosas [...] sin coser ni hilar nada. Lo común es dormir toda la familia en el propio cuarto, y los hijos que no oyen un reloj, ni ven regla en nada, sino largos ríos, desiertos y pocos hombres vagos y desnudos corriendo tras las fieras y toros, se acostumbran a lo mismo y a la independencia>>

AZARA, Félix: “Memorias” y “Descripción”, En: COTELO, Ruben (1996): “Velas blancas en el Atlántico Sur”, pp. 132, 133 y136, En: BARRÁN, J. P.-CAETANO. G.-PORZECANSKI, T. (Dir.): Historias de la vida privada en el Uruguay, Montevideo, EBO.

AZARA, Félix: “La Banda Oriental hacia 1800”, En: MAGGI, Carlos (1968) (Ed.) :El país de los orientales (antología)¸ Capítulo Oriental N° 4, Montevideo, Centro Editor de América Latina, p.123.

Pulpería (G. Ibarra, 1839)La pulpería cumplía varias funciones. Era el lugar de venta de múltiples cosas: alimentos, ropas, herramientas, etc. También era un centro de reunión. Era un bar y al mismo tiempo lugar de juegos, como por ejemplo las cartas. Muchas veces estas reuniones eran acompañadas por la música de algunas guitarras. Funcionaron en Montevideo y en la campaña. En 1810 había 242 pulperías en Montevideo.

ROLAND, M. ROSTAN, E. Ciencias Sociales – 5 año. Montevideo: Aula.

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EL SURGIMIENTO DEL GAUCHO

Las condiciones que había en ese momento en la campaña hicieron posible el modo de vida del gaucho. Entre ellas, la ausencia de vigilancia por parte del ejército, la no definición de la propiedad de las tierras no alambradas y el ganado sin marca.

Llevaba una vida nómade o trashumante. A veces realizaba tareas rurales en las estancias, o se dedicaba al contrabando o las faenas ilegales.

La forma de vida de los gauchos toma elementos de otros grupos sociales y culturales:

• Fue excelente jinete y nómade al igual que muchos indígenas.

• En su vestimenta se mezclan elementos de origen español e indígena. De esa combinación saldrá una indumentaria, que será apropiada para su estilo de vida. El poncho, por ejemplo tendrá varios usos, como abrigo y como refugio improvisado, cuando debía dormir a la intemperie.

• También le gustaba la música. Se expresó mediante la guitarra, instrumento de origen español. A veces los gauchos se reunían en la pulpería a escuchar la guitarra y jugar a las cartas.

• Algunas de sus pertenencias tenían usos diversos. Por ejemplo, el facón o cuchillo le servía tanto para comer, cazar a un vacuno, defenderse contra animales o de sus enemigos.

• Contrabandista, peón, hombre suelto, en la vaquería del siglo XVIII, los gauchos se convertirán en parte de los ejércitos, en las luchas por la independencia en el siglo XIX.

ROLAND, M. ROSTAN, E. Ciencias Sociales – 5 año. Montevideo: Aula.

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J U A N M A N U E L D E R O S A S

Pa t r ó n y P e ón

J oh n L yn ch

EL GAUCHO

Si la Argentina estaba dividida en terratenientes y otros ¿quiénes eran los otros?Había tres razas en el l i toral: indios, blancos y negros. También existía la creencia de que en el campo todos eran peones o gauchos (hombre libre y a caballo); sin embargo, muchos pobladores del campo no eran gauchos ni peones; eran familias independientes que vivían en pequeños ranchos o granjas, o que se ganaban la vida en una pulpería o una población. Sarmiento estableció cuatro tipos de gauchos: el Baquiano , el Rastreador , el Cantor y el Gaucho Malo ; dentro de estas categorías existía una similitud entre ellos: el gaucho clásico afirmaba su l ibertad de todas las instituciones formales; era indiferente al gobierno y a sus agentes, indiferente a la religión y a la iglesia. Para el gaucho, la marginal idad social era tanto un deseo como una condición.La violencia prevalecía en las pampas y el Estado intervenía esporádicamente. La población gaucha vivía en el desorden y la más mínima pérdida de control en Bs. As. invitaba a la insubordinación.El gaucho era un hombre sufrido con respecto al hambre, la sed y la intemperie. Comía carne vacuna y nada de pan, leche o verduras, sus lujos eran el mate y los cigarros. Su cama era la montura y el poncho. Nacía para el caballo, aunque no demostraba ningún afecto especial por el mismo. Era experto con el lazo y las boleadoras y no necesitaba otra ayuda para capturar ganado vacuno, caballos y otros animales.El nomadismo del gaucho tenía muchas consecuencias sociales. Le impedía cualquier trabajo u ocupación f i ja. La propiedad, la industria, la vivienda eran todos conceptos extraños. La falta de domesticidad familiar signif icó que los gauchos no se propagaran como grupo famil iar ni preservaran su identidad a través de las siguientes generaciones. En general eran víctimas de la pol ítica y el gobierno.La clase dirigente en las zonas rurales había impuesto tradicionalmente un sistema de coerción sobre la gente a quienes ellos veían como mozos vagos y mal entretenidos. Esta clase fue considerada como una fuerza laboral en potencia y, por lo tanto, sujeta a toda clase de obligaciones y controles por los propietarios de las tierras. Los infortunados podían escapar al otro lado de la frontera, pero vivir entre los indios era el peor estigma posible pues signif icaba la pérdida de su condición de hombre blanco.Ser pobre, desocupado, ocioso y carecer de propiedades era presunción a favor de que se tratara de un vago y mal entretenido y, en la práctica, equival ía a ser un gaucho.

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El primer propósito de la legislación antivagancia era imponer la ley y el orden en el campo; el segundo consistía en poner una fuente laboral a disposición de los hacendados; el tercero proveer soldados para el ejército. La milicia se transformó en una prisión abierta, hacia la cual arreaban por la fuerza a la parte más miserable de la población rural.Los años siguientes a 1810 fueron más duros para los gauchos que los anteriores; ya que, ante el establecimiento de las estancias y la apropiación del ganado vacuno, no podía seguir contando para su subsistencia con el ganado cimarrón que andaba por las pampas.Durante las guerras de la independencia reclutaban gauchos para el ejército revolucionario. Los gauchos eran la caballería y los negros la infantería. Las patrul las militares barrían las pampas reuniendo “voluntarios” para el servicio de fronteras, para el Ejército del Norte y para la guerra contra el Brasil . Así se obligaba al gaucho a prestar servicio en nombre de un sistema polít ico y económico del que no recibía el menor beneficio.La teoría que respaldaba toda esta legislación era que la ociosidad signif icaba vagancia, lo cual equivalía a delincuencia. Sin embargo, la expl icación básica consistía en que la concentración de tierras impedía a la masa del pueblo el acceso a las mismas, mientras que la expansión de la estancia aumentaba la demanda de mano de obra. El peón de campo estaba sólo a un paso de distancia del vago y mal entretenido.Los controles coercitivos y el horror de la vida entre los indios l levaron al gaucho a manos del hacendado, pero como mano de obra contratada, asalariado, peón de estancia. Esto tenía algunas ventajas, porque le daba la seguridad de la estancia y el respaldo de una persona poderosa que, así como defendía su estancia de las invasiones indias, defendía a sus peones contra las incursiones del enemigo o de las autoridades. El gaucho perdía su anonimato y l ibertad a cambio de un salario, comida, techo y ropas. La relación patrón-peón era un vínculo esencial basado en el personal intercambio de valores. Así era como el patrón obtenía una peonada que lo seguía ciegamente como a un padre.

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El primer propósito de la legislación antivagancia era imponer la ley y el orden en el campo; el segundo consistía en poner una fuente laboral a disposición de los hacendados; el tercero proveer soldados para el ejército. La milicia se transformó en una prisión abierta, hacia la cual arreaban por la fuerza a la parte más miserable de la población rural.Los años siguientes a 1810 fueron más duros para los gauchos que los anteriores; ya que, ante el establecimiento de las estancias y la apropiación del ganado vacuno, no podía seguir contando para su subsistencia con el ganado cimarrón que andaba por las pampas.Durante las guerras de la independencia reclutaban gauchos para el ejército revolucionario. Los gauchos eran la caballería y los negros la infantería. Las patrul las militares barrían las pampas reuniendo “voluntarios” para el servicio de fronteras, para el Ejército del Norte y para la guerra contra el Brasil . Así se obligaba al gaucho a prestar servicio en nombre de un sistema polít ico y económico del que no recibía el menor beneficio.La teoría que respaldaba toda esta legislación era que la ociosidad signif icaba vagancia, lo cual equivalía a delincuencia. Sin embargo, la expl icación básica consistía en que la concentración de tierras impedía a la masa del pueblo el acceso a las mismas, mientras que la expansión de la estancia aumentaba la demanda de mano de obra. El peón de campo estaba sólo a un paso de distancia del vago y mal entretenido.Los controles coercitivos y el horror de la vida entre los indios l levaron al gaucho a manos del hacendado, pero como mano de obra contratada, asalariado, peón de estancia. Esto tenía algunas ventajas, porque le daba la seguridad de la estancia y el respaldo de una persona poderosa que, así como defendía su estancia de las invasiones indias, defendía a sus peones contra las incursiones del enemigo o de las autoridades. El gaucho perdía su anonimato y l ibertad a cambio de un salario, comida, techo y ropas. La relación patrón-peón era un vínculo esencial basado en el personal intercambio de valores. Así era como el patrón obtenía una peonada que lo seguía ciegamente como a un padre.