El joven que contó sus propias estrellas

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El joven que contó sus

Propias estrellas

Porque cada quien debe contar sus

Propias estrellas

AGRADECIMIENTO

Y

DEDICATORIA

Agradezco a Dios por llenarme de sabiduría y darme fuerzas para conseguir la

experiencia necesaria para lograr confeccionar esta nueva obra que hoy tienes

en tus manos; por darme la vida para ver este nuevo sueño hecho realidad.

Agradezco a mis padres y a mis hermanos y hermanas por dejarme ser Llencis

en sus vidas, por permitirme contar mis propias estrellas a pesar de que quizás

querían otra cosa para mí.

Agradezco a Vladimir Zaldívar que me enseñó a decir yo me acuerdo, y no yo

me imagino, porque recordar es mejor que imaginar.

Le doy gracias a Alida Moya, Yese Arias, Berlinesa García, Winnifer Rosa,

Jazmín Díaz, María Díaz, Maridania Rodríguez, José Agustín Herrera,

Carolina Duartes y a todos aquellos que de alguna manera u otra han

influenciado aunque sea un poco en mi vida para que yo no desistiera en

ningún instante y contara mis propias estrellas.

También dedico esta obra con mucho cariño amor y respeto a mis amigos

Alexander Alberto, Karen Picoy Vargas que aun que no se encuentren a mi lado

físicamente, pero sé que de alguna manera más fuerte que la distancia ellos me

están haciéndome compañía en mis recuerdos, porque ocupan una parte muy

importante de mi historia.

Te dedico esta obra a ti y todas aquellas personas a las que les deseo de todo

corazón que logren mirar el cielo con valor y no desistan en ningún momento

hasta lograr contar todas sus estrellas.

A los verdaderos amigos no les importa si tú eres un poquito diferente.

Siempre te llevarán con ellos a dondequiera que vallan. Ellos siempre, sin

importar situación están junto a ti.

Los verdaderos amigos no pelean como perros y gatos.

Te ayudan a levantarte cuando estás caído. Ellos no te permiten hacer algo de

lo que te arrepientas al siguiente día.

“Mi ilusión es estar con ustedes siempre, aunque sea como un recuerdo y

darles las fuerzas necesarias para nunca dejar de soñar con un mañana más

placentero y mejor, y juntos mañana tener un presente con un futuro perfecto”

Érase una vez…

En Tiempos de caballeros, reyes, nobles y vagabundos, cuando se luchaba por

honor y gloria, cuando el poder, aunque lo parecía, no se usaba para servir a

los necesitados, sino para lucirse ante los grandes, cuando la vergüenza y la

honradez parecían haber desaparecido de la faz de la tierra. En Tiempos así

vivió un joven noble y humilde, hijo de nobles al que le fue asignada una luz,

como a muchos de nosotros en el día en que nacimos, para brillar con una luz

que destellara esperanza, para brillar con una luz que aún él desconocía.

Desde pequeño estuvo escuchando las historias de aquellos grandes hombres a

los que se les llamaba caballeros, que conquistaban reinos, vencieron ejércitos

innumerables, alcanzaron la gloria e inmortalizaron su nombre al lado de esos

reyes que vivieron de victoria en victoria y que llegaron a ser grandes y

poderosos, dejando un sin número de anécdotas que trascurrieron a través de

los años.

Este joven era llamado Sebastián Wild.

Fue educado en valores y principios muy elevados. Aprendió a respetar y a ser

respetado, a vivir en paz, en cuanto a lo que dependía de él, con todos sin

importar que tipo de persona fuera, de qué nivel social descendiera, cual fuera

su situación económica o su color de piel.

Sebastián tenía un padre que era herrero y muy sabio, día tras día trataba de

que el joven fuese cada vez más sabio y experimentado para que pudiera

saber cómo vivir en este mundo tan lleno de fatalidad y desgracias, en donde la

desconfianza está a la vuelta de la esquina por causa del engaño y la traición

que arropa las calles de todo el mundo y aun las mentes de todos aquellos

incautos que se dejan llevar por el momento y por cualquier impulso.

–Trabaja para vivir hijo –decía su padre día tras día–, porque no hay peor

miseria que la que se obtiene por vivir por el sudor de otros. Tampoco vivas

bajo la sombra de nadie hijo, si lo haces no conseguirás comer de tu propia

honra, sino las migajas de la honra ajena, y no hay trago más amargo al

paladar que el que se bebe por estar a merced de aquellos que a veces a base de

malos actos han logrado eso que tú sabes que eres capaz de mejorar y superar

con esfuerzo y dedicación.

Así, con palabras como estas día tras día educaba ese noble padre a su joven,

hijo lo hacía con el propósito de que llegara a ser cada vez mejor, de que

creciera siempre que tuviera la oportunidad para serlo.

El noble sabio era conocido entre los de la aldea por sus dichos sabios y certeros,

era muy famoso entre los de su aldea y respetado, pero a pesar de ser tan sabio

y famoso en su pueblo, era desconocido por el rey.

Su hijo gozaba de los placeres que arrastraba por ser hijo del sabio, el respeto,

la honra, el buen trato y todo eso. Pero al igual que todo joven que piensa llegar

a alcanzar sus propias metas y cumplir sus propios sueños, él también los

tenía y por eso no se sentía satisfecho con solo ser uno más en la aldea y ser

valorado por ser el hijo del sabio, él quería más de lo que hasta ahora tenía, él

quería llegar más lejos, conocer nuevos horizontes, nuevas personas, y eso es

normal en un joven de su edad.

–Padre –Dijo un día el joven al sabio en tono de preocupación–, la gente me

honra y me respeta porque soy tu hijo, tengo un buen puesto en la sociedad y

gozo de muchos privilegios por esto, pero ¿Qué piensas tú de eso?

–Eso no está bien –Fue la respuesta del padre a su joven hijo mientras seguía

trabajando–, tú debes ganarte tu propio respeto ante los demás para ser

recordado por algo y no por alguien.

Un día voy a morir y estaré vivo en la mente de los demás como el sabio del

pueblo; si tú no ocupas tu lugar en el mundo, para todos siempre serás el hijo

del sabio, te conocerán por eso, pero nadie conocerá tu historia entonces, no

sabrán tu nombre –Esto hizo pensar al joven en su futuro y en el sueño que

tenía de convertirse en un caballero, a pesar de ser un pobre herrero y vivir en

una aldea tan pobre como la aldea esperanza sus sueños eran grandes, tan

grandes que a veces les parecían imposibles de alcanzar, pero no dejó de soñar

a pesar de eso.

Todos los habitantes de esta aldea acudían al sabio para escuchar sus dichos

sabios y encontrar respuestas a todas sus interrogantes. Todos en absoluto

salían satisfechos de la casa del sabio si sabían escuchar las palabras de este.

–Padre –dijo el hijo cierta vez–, si eres tan sabio y tan famoso entre los de la

aldea, ¿Por qué no vas donde el rey para que te conozca? Puede que necesite de

tus dichos.

–A veces vivimos toda una vida rodeados de personas a las cuales nunca

conocemos hijo –Contestó el noble sabio–, nos son desconocidas sin importar el

Tiempo que pacemos en su compañía, ¿sabes por qué? Porque solo sabemos de

quienes nos importa. No te empeñes en ser conocido por nadie, dedícate a ser

alguien que valga la pena conocer y deja lo demás a los hombres –Esta

respuesta en principio no agradó al joven, pero a pesar de eso guardó silencio y

poco a poco fue adquiriendo de la sabiduría del padre, hasta el punto de tener

respuestas parecidas a las de él para algunos casos, detenerse a pensar las

cosas antes de hacerlas y sacar provecho de lo poco que tenía a la mano.

Una noche, después de un día largo y ajetreado, el noble joven estaba

descansando con su padre en la pequeña terraza de la casa, miraban al cielo e

intentaban escuchar el sonido que emite la noche al oscurecer, mientras

contemplaban las estrellas que yacían radiantes en el firmamento.

–Tengo una pregunta que hacerte padre –dijo el joven en tono de

preocupación al padre–.

– ¿Cuál es? –Cuestionó el sabio–.

– ¿Cuántas estrellas existen? –el padre lo observó por unos instantes, volvió a

mirar al cielo y entonces le contesto–.

–Diez mil millones hijo, pero no todas brillan.

– ¿Cómo sabes la cantidad de estrellas si algunas no brillan padre? –Dijo con

impresión el joven –.

–Porque esas fueron las que yo logré contar. –Dijo el anciano que aún estaba

mirando a las estrellas–.

– ¿Quieres decir que hay más estrellas? –Preguntó exaltado Sebastián–

–Puede que sí hijo, pero puede que no, esas fueron las que yo conté, pero tú

tienes que contar tus propias estrellas Sebastián. –Añadió el padre mientras

sonreía y se ponía de pie–.

– ¿Quieres que yo cuente las estrellas del cielo? –Preguntó el joven extrañado

ante el sabio–.

–No me refiero a eso hijo mío, existen estrellas que no son del cielo pero igual

alumbran como si lo fueran. –Dijo el anciano que aún continuaba sonriendo

con la mirada perdida en el cielo y con los ojos cristalinos como con intenciones

de llorar por algo–.

– ¿Entonces qué quieres que haga padre? –Exclamó Sebastián quien estaba

mirando con intriga a su padre por la forma en que se encontraba el anciano, y

aún no entendía nada de lo que quería el sabio decir, solo seguía ahí como con

ganas de llorar de tristeza, como si tuviera algo que decir pero no quisiera–.

–Esta mañana vino un hombre a mí en busca de ti –Le explicaba el padre a su

hijo cambiando el tono de su voz y dejando de sonreír–, te observó por unos

momentos y preguntó por tu nombre, le contesté Sebastián, y luego me dijo que

te podía convertir en todo un caballero si así lo querías. Tu sabes hijo mío que

solo los de sangre real hoy en día son capaces de llegar a ser caballeros, pero

también sabes que desde pequeño este ha sido tu sueño. Lo he estado pensando

mucho y sabes, si aún lo deseas como antes, me gustaría que te fueras con ese

hombre y que no desperdiciaras en ningún momento la oportunidad de

conquistar tu meta, de lograr tus sueños.

– ¿Estás seguro padre? –Dijo en tono impresionado Sebastián–.

–Si hijo, quiero que vallas y cuentes tus propias estrellas –Todo se mantuvo en

silencio en ese instante, el joven quedó atónito con lo que le acababa de decir

su padre. Todo lo que él había deseado desde pequeño era ser un caballero

como aquellos a los que él admiraba por ser tan valientes y fuertes como

soñaba ser el mismo Sebastián algún día, pero una vez desistió de eso pues

pensó que su padre nuca habría aceptado que él quisiera realizar su sueño de

convertirse en caballero, pensó que su padre no lo dejaría salir nunca a

descubrir cómo era el mundo de afuera.

– ¿Crees tú que yo siendo un noble, hijo de nobles pueda llegar a siquiera

sentarme con un caballero padre? –Dijo el joven rompiendo el silencio–

–Lo que nos hace diferentes de los demás es el concepto que tenemos de

nosotros mismos hijo mío– Mirando el lago que estaba en el lado derecho de

la casa, dijo el padre–, pero ante Dios todos somos iguales. Tú podrás ser y

hacer todo lo que te propongas, siempre y cuando te dispongas. Si soñamos

algo es porque nuestro cerebro cree y sabe que somos capaces de lograr

conquistar ese sueño–.

– ¿Cuál fue tu sueño padre? –Con curiosidad preguntó Sebastián–.

–Mi sueño termina donde comienza a realizarse el tuyo hijo mío –Estas fueron

las últimas palabras del noble sabio quien miraba por última vez a Sebastián

antes de marcharse a dormir. El joven quedó sólo mirando las estrellas y

pensando en las palabras de su padre, aún no lo podía creer, tendría la

oportunidad de convertirse en lo que siempre había soñado, un caballero…

sonrió de la emoción ante el solo pensarlo y empezó a contar las estrellas con

mucho deseo y determinación hasta quedar profundamente dormido.

Al otro día despertó muy temprano en la mañana con los rayos del sol y vio al

padre hablando con un hombre que era extraño para él, el sabio le estaba

dando instrucciones y una bolsa de monedas al extraño y al ver a su hijo lo

llamó para que se acercara, Sebastián se acercó y su padre le pidió que fuera

con el extraño a realizar conquistar sus meta, lo besó y lo envió con aquel

viajero del camino para que el noble joven pudiera realizar su sueño con la

ayuda del señor que lo escoltaba hacia la creación de su propio destino.

Todo el camino el joven iba observando al viajero, su ropa, su caminar, su

manera de mirar las cosas que iban apareciendo en el trayecto del viaje, la

paciencia con que se estaba desplazando por el camino. Sebastián pensaba

hacer todo lo posible para lograr ser todo un caballero. Miraba el alrededor con

emoción e imaginando con entusiasmo lo que le esperaba en el lugar a donde

fueran a parar él y el extraño viajero, quien hasta ahora no había dicho ni una

sola palabra.

– ¿Cómo te llamas? –Preguntó el joven cansado del silencio, para no aburrirse

más en el camino–.

–Los que me conocen me llaman Tiempo –Le respondió el viajero.

– ¿Por qué ese nombre? –Preguntó Sebastián extrañado ante ese nombre tan

peculiar–.

–Porque nunca me detengo –Contestó el viajero sin quitar los ojos del camino–,

siempre voy de paso sin importar cuán bueno o malo sea el momento o el

camino, yo no me detengo a observar cuan duras sean las adversidades, ni

cuan placentero sea el lugar, siempre prosigo con la misma determinación y

con la misma filosofía de vida, siempre voy de paso.

– ¿Por qué crees que me puedes hacer un gran caballero como le dijiste a mi

padre? –Quiso saber el joven –.

–Te puedo convertir en lo que quieras hijo –Respondió el extraño viajero

mientras se detenía para mirar a Sebastián fijamente a los ojos–, solo si sabes

aprovecharme, porque como te dije, voy de paso. Si me dejas a mi hacer en tu

vida lo que quiera, tu vida la disfrutarás de pero no aprenderás nada, vivirás

bien pero al final de tus días te arrepentirás por no haberme usado, pasaras a

ser uno más en el mundo que tuvo el Tiempo y no lo supo administrar como

debía; pero si trabajas conmigo minuto a minuto, llegará a ser una de las

personas más grandes del mundo porque todo el que me conoce sabe que no es

bueno tenerme en su contra, aunque siempre parezca que lo estoy, existo para

que las personas que trabajan conmigo aprendan a valorar más todo aquello

que logran conseguir con sacrificio, si no duele no sirve, así que se puede lograr

lo que sea si me tienes a tu favor. Si trabajas conmigo puedes estar seguro de

que lo estaré siempre –el joven observó maravillado al escuchar las palabras

de su nuevo maestro, pensó que el señor Tiempo era muy sabio, tanto o más

que su noble padre así que concluyó que lo mejor sería trabajar con él si quería

adquirir nuevos conocimientos, decidió aprovecharlo por completo y así poder

con la ayuda de él hacer lo posible para llegar a hacer su sueño realidad.

Fueron pasando los días y con ellos llegaron los meses y los años en que el

joven iba creciendo en sabiduría y estatura. Cada día Sebastián hacía y

aprendía algo nuevo del señor Tiempo, luchaba y luchaba en todo momento con

la convicción de llegar a ser un caballero, no le importaba cuan profundas

fueran las aguas, cuan oscuro haya sido el bosque, cuan alto o bajo se

encontrara, cuan helado o caliente estuvieran las cosas, él solo pensaba en

superar sus propias expectativas y llegar a ser el mejor caballero.

El señor Tiempo le fue enseñando a conseguir las cosas con esfuerzo y

dedicación. Trabajó con hambre en el cansancio sin detenerse pues tenía una

misión muy clara que pretendía lograr a toda costa.

Había otros que corrían en la misma dirección que el joven Sebastián,

aunque con otro maestro, estos se mofaban de él y le decían que nunca lograría

llegar a ser un caballero, que desistiera, que dejara de intentarlo pues él no era

de sangre real, pero el joven Sebastián, aun que tenía días en que quería

desistir, tirar todo y volver a casa, no dejo de luchar a pesar de las burlas.

El señor Tiempo le enseñó a hacerse de oídos sordos ya que los que se reían de

él eran…

–personas que no tenían visión, misión ni principio, que lo querían ridiculizar

porque él estaba llegando a lograr lo que muchos de ellos habían deseado y no

habían podido por no conseguir un mejor maestro que el conde Facilidad

–decía el señor Tiempo.

Otras personas al verlo le daban aliento y le instaban a seguir adelante porque

veían en él un talento único y el joven Sebastián se detuvo a escuchar las

cosas que le decían en el camino, se sintió lleno de orgullo por su trabajo, se

creía todo un caballero ya, saludaba y sonreía con alegría y su mente se fue

llenando de complacencia propia.

–No te detengas a escuchar halagos hijo –le reprochó una vez el señor Tiempo

al ver como actuaba el joven –, son buenos pero te hacen quitar la vista de tus

metas muy fácilmente y te hacen vana la mente, agrádeselo, escucha pero no

te pares o solo llegaras hasta el lugar en donde tengas la oportunidad de

escuchar más halagos, pudiendo llegar más lejos, sigue adelante porque

cuando los hombres creen que somos capaces de llegar lejos, nuestro

subconsciente sabe que tenemos el poder de llegar más allá de lo que ellos

creían, siempre y cuando no nos detengan las voces de alabanza cuando aún no

las merecemos –Palabras como estas nunca le faltaron al chico cada vez que el

Tiempo lo creía necesario, y así fue día tras día, consejo tras concejo, con el

Tiempo el joven siempre aprendía algo nuevo, por ende el Tiempo le enseñó

todo lo que necesitaba saber y Sebastián a su vez, con esfuerzo y sacrificio logró

adquirir el título de caballero, estaba muy feliz de haberlo logrado, quería que

su padre lo viera, pero por causa de los deberes de un caballero debió esperar el

momento de mostrarle al noble sabio lo que había llegado a ser. El señor

Tiempo lo envió a luchar en muchas guerras y a rescatar a muchas princesas

de castillos y dragones que parecían casi invencibles, pero cierre volvía

victorioso, no importaba cuanto se tardara, lo que le importaba era concluir lo

que se proponía.

Por otro lado el noble sabio, su padre, cada noche observaba las estrellas y se

preguntaba si su hijo habría logrado contar sus estrellas, trabajaba y oraba

cada día para que así pudiera ser.

–Todo algún día se sabe –se decía el noble sabio para darse esperanzas, así era

cada día y esperaba en algún momento escuchar noticias de su hijo para saber

que había sido de él.

Las personas hablaban de muchos caballeros que triunfaron en batallas,

rescataron princesas y conquistaron reinos y el sabio vivía con la ilusión de que

Sebastián fuera uno de ellos.

En cierto lugar, la señora sabiduría y la maestra experiencia se encontraron un

día para pasarlo juntas y charlar sobre cosas de ellas. Por el lugar en que

estaban pasó el joven y quería saber el verdadero sentido de la vida, eso de lo

que tanto hablaba en casa su noble padre, Al ver Sebastián quienes eran ellas,

pues por su vestimenta era fácil conocerlas, fue a preguntarles cómo podía

hacer para ser feliz en la vida sin importar cuán dura y difícil de llevar sea esta,

a lo que la sabiduría le dijo:

– ¡Sigue tus sueños y alcánzalos, no te detengas hasta lograrlo! –en esto la

experiencia la detiene y le dice:

– ¿No sabes que los sueños, son sólo eso, sueños, ilusiones creadas por el

pensamiento, y hasta que no los cumplas serán sólo eso, Que sólo se logran si

se establecen metas a seguir? –y al joven le dijo:

– ¡Sigue tus metas, plantéate metas grandes y síguelas con la seguridad de que

las alcanzarás! –La sabiduría al ver ésta realidad dijo:

–Saca todo lo malo que esté en ti y cámbialo por cosas buenas y con virtud. A lo

que la experiencia le agregó:

–Las personas tendrán más en cuenta las cosas que hagas, que las cosas que

digas.

La sabiduría dijo:

–Haz todo lo que tengas que hacer, y aún más de lo que tengas que hacer

porque cuando mueras, a donde vas no hay nada que hacer ya... La experiencia

le aclaró un punto real diciendo:

–No vale la pena hacer, lo que para comenzar no vale la pena.

Haz cosas que valgan la pena, porque de nada vale hacer grandes cosas y no

lograr nada porque no vale la pena, que hacer cosas exactas y valiosas en gran

manera. Por último, la sabiduría agregó:

–Trata de evadir el dolor lo más que puedas, pero si te llega el dolor aguanta y

vive una vida con sabiduría; Y la experiencia dijo:

–Recuerda que sin dolor no hay ganador, te lo digo por experiencia. Quien no

sufre, nunca sabrá que es disfrutar una victoria real ya que "Si no duele, no

sirve".

Y juntas dijeron al joven:

–Busca de Dios, él es lo único que tiene sentido en la vida.

–Tiene más cosas que decir la experiencia que la sabiduría –se dijo el joven

mientras retomaba su camino–, eso es lo cierto.

Hay muchas personas sabias que han caído en lo profundo, y que han salido

sólo con experiencia, tropezaron una vez con algo o alguien y ese tropiezo les

dejó de alguna forma u otra una experiencia, y por esa experiencia,

difícilmente caigan de nuevo –mientras reflexionaba en esto recordó un viejo

adagio que dice:

–"Más sabe el diablo por viejo, que por diablo" –La experiencia va de la mano

con la sabiduría aunque, la experiencia vive las cosas, la sabiduría sabe que

alguien las vivió.

No es que el diablo tenga más sabiduría, es que tiene más experiencia,

Sebastián meditó en estas palabras que escuchó mientras seguía su camino y

se prometió a sí mismo –No te dejes morir, sin saber que es aún el vivir.

Así fue como con esfuerzo y sacrificio el joven pasó a formar parte de los

veinticinco mejores caballeros de todo el reino y comenzó a trazar su nombre

en la mente de todos los que llegaban a conocerle, encendió su luz junto a los

grandes hombres, aun en contra de las oposiciones de muchos que decían que

por él no ser de sangre real no merecía ser llamado caballero. A pesar de eso

Sebastián se hizo de oídos sordos y esperó su momento adecuado para brillar, y

llegado ese día lo acuñó como a un tesoro, cual niño a su juguete más amado

para no perderlo ni dañarlo.

Muchos lo envidiaban por su valentía, por su sabiduría y por su desempeño en

el batallón de los caballeros; otros, lo respetaban por ser tan sencillo y amable

con los de menor estima, aun cuando él era uno de los grandes y por ser muy

joven pero muy decidido y entregado en cuerpo y alma a todo aquello a lo que

se dedicaba.

–Es que no importa cuán alto te encuentres en la cima del mundo – Le decía el

joven caballero a todos los que de alguna manera u otra venían a él a buscar o

saber algo de él–, no importa si estás en la cúspide de tus sueños, nunca debes

olvidar quien eres, de dónde vienes y para dónde vas, porque si olvidas tu

pasado tu presente no merece ser respetado y tu futuro no merece ser valorado.

La fama de los caballeros llegó muy lejos, desde un extremo del país al otro,

creció y creció hasta llegar a palacio donde el rey los envió a llamar al castillo

para conocerlos en persona, y saber por él mismo si era verdad todos los

rumores que escuchaba en palacio.

El rey, el gran Abba padre, ofreció una fiesta en palacio para darle la

bienvenida al reino a los mejores caballeros de entre los mejores. Al llegar a

palacio todos saludaban con gran respeto a los caballeros, el palacio estaba

lleno de luces, flores y personas, un gran banquete deslumbrante en el centro,

bufones a un lado para alegrar más la noche, bailarinas en otro danzando con

una gran sonrisa en sus rostros, personas que reían y hablaban mientras

observaban todo lo que pasaba, el rey, la reina y la princesa al fondo con los

sabios del reino, los marqueses, las condesas y los duques y las duquesas que

fueron invitadas para esa gran noche tan especial.

Los súbditos eran incontables, la mesa de los caballeros estaban junto a la de

los banquetes, en frente del lugar en donde estaba la familia real sentada

observando la fiesta.

Todo mundo hablaba de los caballeros y de sus hazañas y proezas, de sus

victorias y de sus conquistas, las historias corrían de boca en boca y todas estas

cosas llegaban a oídos del rey, quien se maravillaba cada vez más al escuchar

todo lo que se decía, a su Tiempo él mismo tomó la palabra y todo palacio quedó

en silencio para escuchar lo que tenía su majestad Abba Padre que decir ante

los que allí se encontraban esa noche.

–Me gustaría invitar a los mejores caballeros de entre los mejores a pertenecer

a la guardia real, a ser mis caballeros y gozar de grandes privilegio si lo

aceptan, vivir en palacio y ser mi guardia personal. Antes de aceptar me

gustaría que los evalúen mis sabios ¿alguno de entre ustedes puede tomar la

palabra? quiero probar que tan elevado es el intelecto de ustedes Sabemos lo

buenos que son con la espada, ahora lo que necesitamos es saber hasta dónde

llega su sabiduría –Todos los caballeros casi al unísono pidieron a Sebastián

que tomara la palabra, pues desde el principio se destacó en conocimiento y

una sabiduría increíble. El rey pidió que Sebastián fuera evaluado por sus

sabios, y estos en conferencia hablaron sobre qué decir y al cabo de unos

instantes efectuaron una pregunta y luego pasaron a realizársela al joven

caballero.

– ¿Adónde va tan grande caballero?

–Si quieres saber a dónde voy sólo tienes que preguntar de dónde vengo y

obtendrás la respuesta –esta contestación agradó al rey quien hizo señal de

que continuara a los sabios pues nadie se atrevió a preguntarle eso–.

–Caballero Sebastián –Dijo uno de los sabios–, según su punto de vista ¿cómo

puede el reino llegar a fortalecerse más, con más y mejores caballeros, más y

mejores sabios, más y mejores súbditos o un mejor rey? –El silencio se apoderó

del lugar para escuchar la respuesta del joven caballero, todos los ojos del

reino estaban sobre él en ese momento. Sebastián meditó un rato la cuestión y

luego paso a decir:

–El reino está compuesto por caballeros, sabios, nobles, súbditos y reyes; con

ellos se fortalece, pero no por ellos. Hubo un rey que le preguntó a sus sabios

donde hallar la fuente de la sabiduría para saber fortalecer el reino, cincuenta

de los sabios le hicieron llegar un gran libro, pero el rey dijo que no tenía

Tiempo para leer tanto, tenía que atender otros asuntos, así que les pidió que

se lo llevaran y lo resumieran para el poder leerlo.

Ellos se marcharon y al cabo de diez años volvieron treinta de los sabios con un

libro más pequeño, pero su majestad se lo halló muy extenso aun para leerlo

pues no tenía Tiempo para eso, así que envió a los treinta sabios a que lo

reducirán un poco más y que volvieran cuando estuviera listo para el poder

leerlo.

Nuevamente se marcharon y al pasar diez años regresaron quince sabios con

un pequeño libro de tan solo treinta páginas, el señor lo miró y se lo encontró

muy largo aún para leerlo pues no tenía Tiempo y les ordenó que se marcharan

y lo resumieran en otro más pequeño para que el pudiera leerlo, los sabios se

retiraron y luego de otros diez años a lo lejos se veía la silueta de un hombre

encorvado por la edad y envejecido por el Tiempo, era uno de los sabios que

volvía con un pequeño papel que contenía la fuente de la sabiduría para

fortalecer cualquier reino.

El rey al verlo llegar ordenó que le hicieran aproximar el papel para leerlo y

éste decía de la siguiente forma:

La fuente de la sabiduría para fortalecer cualquier ejército, reino, persona,

ciudad o nación es el Tiempo, justamente aquello de lo que carecía el rey, y es

que solo el Tiempo nos hace fuertes para seguir de pie y volver a luchar de

nuevo –Todo mundo en palacio quedó perplejo con la respuesta del joven

caballero, aun los sabios quedaron sin palabras ante tan magna sabiduría, lo

que más sorprendía era la juventud de este caballero y el conocimiento que

destilaba ante todos.

Fue el rey quien luego de varios minutos de murmullos y silencio, llamó la

atención de todos para hacer una petición especial al joven Sebastián.

–Atención aquí por favor –dijo el vocero del rey–, su majestad quiere hacerle

una propuesta al joven Sebastián.

–Caballero Sebastián –dijo el rey Abba padre–, ¿Qué diría usted si yo le

propusiera ser mi consejero personal y le pidiera que se mudara a palacio en la

alcoba que ésta continua a la mía?

–Los caballeros estamos aquí para hacer lo que pida su majestad el rey señor

–fue la respuesta del joven caballero, agradó al rey quien de inmediato

mandó a sus súbditos a preparar la recámara para el noble caballero. Todo el

reino empezó a murmurar nuevamente, ahora sobre esta propuesta del rey, se

miraban unos con otros y miraban al joven caballero, unos le miraban con

indignación y envidia, otros con respeto e impresionados. Los caballeros

estaban felicitando a Sebastián quien parecía no haberle inquietado ni

sorprendido lo que su majestad acababa de decirle, lejos de esto éste solo

estaba sentado cerca de la ventana mirando al cielo, contemplando las

estrellas, parecía ajeno a todo lo que estaba pasando en palacio.

– ¿Qué pasa contigo –preguntó uno de los caballeros confundido por su

comportamiento a Sebastián–, no has oído lo que acaba de decir el rey?

–Sí.

– ¿Y entonces?

–Cuando sabes lo que va a suceder antes de que suceda, las cosas no te

impresionan. Estoy aquí con el sueño de grabar mi nombre en cada memoria

del reino, en la mente de todo el que me llegue a conocer, eso incluye al rey. No

me maravilla lo que dice su majestad porque no me he esforzado para ser

menos o igual a uno de los que viven en palacio, sino para crecer hasta llegar al

cielo y lograr contar mis propias estrellas. Mi señor el rey solo me ha servido de

espejo para reflejar mi visión, mi misión, mi sueño –Las palabras del noble

joven impresionaron más al caballero que las mismas palabras que momentos

atrás había pronunciado el rey ¿contar sus propias estrellas? realmente este

joven tiene una visión muy clara de lo que deseaba ser en la vida.

Pasó la fiesta muy de madrugada, y poco a poco el salón de actos del reino fue

quedando completamente vacío. El caballero Sebastián fue a su nueva

habitación acompañado de algunos súbditos del rey y se recostó a pensar,

mirando el techo del lugar se dijo en alta voz:

–La mente humana, por más grande que sea, está limitada, los hechos de todo

ser humano apoyan este pensar mío. A veces soñamos ser reconocidos por lo

menos en nuestro propio pueblo, y al oír nuestro nombre en la boca de aquellos

a los que admirábamos una vez por ser grandes para nosotros mismos, nuestra

realidad hace que nuestro sueño parezca pequeño.

“Tenemos el poder de materializar nuestros sueños si usamos la base fuerte de

la esperanza, y los construimos con el cimiento del sacrificio, este cimiento es

más resistente que cualquier otro cimiento. –Fue con estas últimas palabras

con las que el noble joven logró conciliar el sueño y quedó profundamente

dormido hasta el otro día”

Temprano en la mañana el caballero fue despertado para ir donde el herrero de

palacio, tenía que tomarse las medidas para que le hicieran su nueva

armadura y debía decir como quería que fuese su espada. Él iba de camino

mirando todo el palacio, ¿Quién llegaría a pensar que él un día se encontraría

viviendo en este lugar siendo un noble, hijo de nobles? Pensó y sonrió ante tal

cuestión, así llegó donde estaba el herrero junto al rey quien esperaba paciente

al joven caballero.

–Debes pedir una armadura diferente a la de los otros para que te distingas

–dijo el rey con una sonrisa en su rostro al ver a Sebastián llegar–.

–Lo que nos hace diferentes mi señor –Dijo el joven caballero–, no es la

armadura, es nuestra forma de pensar, una guerra no la gana la armadura de

un soldado sino su cerebro mi señor –Esta respuesta agradó al rey quien le

ofreció sentarse a su lado para ver como trabajaba el herrero, el caballero

aceptó y mientras el herrero trabajaba el rey observaba al joven, le

impresionaba que alguien tan joven llegara a efectuar respuestas como las que

este caballero tenia.

– ¿Qué quieres que diga tu espada grabada? –Le preguntó el rey a Sebastián–,

en el centro toda espada real tiene un nombre o una palabra grabada que

define a aquel que la porta.

–Deseo –Dijo el joven –, porque solo los que con deseo de lograr su sueño

luchan, lo consiguen –Cada vez que el joven caballero respondía el rey se

maravillaba más por sus respuestas. Al pasar la mañana el caballero se retiró

de en frente del herrero y decidió salir a caminar un rato por las afueras del

reino, unos niños lo vieron y lo rodearon mientras jugaban y él sonrió al

recordar su niñez junto a su padre, cuando, al igual que estos niños, se

dedicaba a juguetear en toda la aldea.

Al cabo de un buen rato caminando volvió a palacio, fue a almorzar y luego

salió con destino a su cuarto. Entrado en su habitación volvió a pensar en su

niñez en la aldea esperanza, toda la tarde la pasó recordando el lugar que una

vez fue su hogar. Por la noche se subió al techo y pasó a mirar a las estrellas,

una joven cocinera de palacio lo observó en ese lugar y ella buscó la manera de

llegar a él.

– ¿Por qué miras con tanta determinación el cielo? –le preguntó la joven al

caballero– ¿miras la luna?

–No –fue la respuesta de Sebastián–, miro las estrellas.

–OH, son lindas, ¿Qué le miras tú?

–Las cuento cada noche desde el primer día que Salí de casa.

– ¿Y por cual numero vas?

–Estoy en el número ocho mil millones.

–Won, eso significa que hace mucho que saliste de casa.

–Sí.

–Son muchas estrellas, ¿no te cansa?

–Si es cansado, pero si no lo hago yo ¿Quién lo hará por mí?

–Disculpa por la pregunta pero ¿Por qué eres así?

¿Así? Sí, o sea, piensas, hablas y actúas como un anciano pero eres un joven o

eso aparenta.

–Te entiendo, lo que ves es apariencia, la verdadera edad de las personas está

en su cerebro.

– ¡Que viejo eres entonces! –Dijo la joven en tono burlón, lo que hizo que

Sebastián soltara una carcajada.

–No es vejez, aunque se le puede llamar así, yo prefiero llamarle experiencia.

Tu eres una joven muy valiente e inteligente, también eres un poco vieja

mentalmente hablando.

– ¿Por qué lo dices?

–Existen personas que se cohíben de hablar conmigo porque ante mí se

consideran cortos de palabra para hablar conmigo y temen que al hablarme yo

los maltrataría verbalmente por no tener una capacidad digna de llamar mi

atención, pero tú te has acercado a mí con palabras sencillas y no te has

cohibido, eso lo admiro.

– ¿Me crees digna de hablar contigo?

–No, yo me creo honrado al hablar contigo.

–Gracias.

–No, gracias por ser tan natural conmigo –La joven cocinera se marchó a

preparar la cena y el joven caballero bajó del techo y salió a caminar en

palacio y se encontró con la princesa.

– ¿Por qué eres así? –Le preguntó la princesa–.

– ¿Todo el mundo hoy se ha confabulado para hacer la misma pregunta?

–Contéstame –Le insistió la princesa molesta–.

–Vivimos con la idea de ser un recuerdo en las mentes de los demás mi

princesa, soy así porque deseo ser recordado algún día.

– ¿Cómo quien quieres ser recordado y por qué?

–Quiero ser recordado como Sebastián, por ser Sebastián y no otra persona.

– ¿Te digo la verdad? A mí no me pareces tan sabio e importante como a todos

los demás.

–Vemos en los demás lo que queremos que los demás sean para nosotros

mismos –Dijo el joven caballero con una sonrisa en el rostro–, rara vez nos

detenemos a ver lo que los demás son en realidad. Lamentablemente solo

cuando ya no están con nosotros comprendemos que eran mucho más de lo que

pensábamos.

–No importa lo que digas –Dijo alterada la princesa, ella estaba muy molesta

porque el caballero se reía en su cara dejándola ver como una estúpida, cosa

que nadie antes se había atrevido a hacer–, para mí eres un vagabundo que ni

siquiera tiene sangre real, que con su palabrería quiere llegar al trono.

– ¿Cómo es una persona de sangre real princesa?

–Es una persona que sepa cuál es el lugar que le corresponde, que no se crea

igual que los nobles o los súbditos del reino, que destile poder para que todo el

que lo vea le tema y lo respete.

– ¿Y dónde está la sangre princesa, en el exterior con la ropa o en el interior

con el alma del ser? Existen personas que por fuera aparentan simples peones,

pero una persona de sangre real lo es en su interior que debe poseer esa

sustancia que lo identifique como tal. Existimos algunas que somos simples

por fuera y que en nuestro interior somos verdaderos reyes, y reyes por fuera

que por dentro son simples.

– ¿Qué me quieres decir?

–Una persona de sangre real también es una persona muy sabia mi princesa

–Esto dijo Sebastián mientras sonreía y se estaba alejando de la princesa

dejándola sola en medio del pasillo, cosa que molestó a la princesa.

“No es por parecer reyes en el exterior que llegamos al trono de la vida, es por

ser auténticos reyes en nuestro interior, es por sentirlo, por vivirlo; la gente

tendrá más en cuenta lo que hacemos que lo que decimos. No importa donde

haya nacido el hombre, no importa cual haya sido su pasado, ni donde haya

sido su niñez, sino adonde lo lleven sus sueños”

El padre de Sebastián quedó ciego por una chispa que le cayó en los ojos

mientras trabajaba en su pequeño taller y ya no podía ver las estrellas, pero

aun así levantaba su rostro al cielo y recordaba las luces del cielo que una vez

le servían para recordar la razón por la que cada día se levantaba con el deseo

de seguir viviendo, mantenerse en pie hasta llegar aquel día de volver a

escuchar a su hijo otra vez convertido en todo un caballero como tanto deseaba

el joven.

La fama de los grandes caballeros día tras día llegaba a oídos del anciano

padre, llegó la noticia de que un caballero que no era de sangre real fue

nombrado por el rey como consejero personal, el noble sabio se maravillaba,

pero no sabía de quien se trataba la historia.

El joven Sebastián se acercó cierta vez al rey y le dijo:

–Mi señor, tengo una petición que hacerle.

–Cualquiera que sea tu petición hazla y yo por honor a mi nombre te lo

concederé.

–Mi rey, existe una aldea en las afueras de palacio a la cual quiero ir a visitar.

– ¿Y tú por qué quieres ir allí Sebastián?

–Cuando era niño mi padre era un sabio muy reconocido en ese lugar, me

educó en esa aldea y a mí me gustaría saber si el aún está en casa para traerlo

a vivir conmigo a palacio, claro si no es molestia para el rey.

– ¿Por qué no lo habías mencionado antes? –Preguntó extrañado el rey–

–Porque le prometí regresar solo cuando hubiera contado mis propias estrellas,

y pienso que ahora es el momento –Su majestad pensó que se trataba de algo

que el padre del joven caballero jugaba con él cuando era niño así que no lo

cuestionó en cuanto a esto.

–Anda hijo, ve donde tu padre y demuéstrale que ya contaste tus estrellas

como él esperaba, pero tráelo contigo, quiero saber quién es aquel hombre que

te enseñó tan grande sabiduría. –Después de haber escuchado esto último el

caballero se marchó camino a la aldea Esperanza.

En todo el camino iba pensando en todo lo que su padre le había enseñado,

cómo lo había apoyado en la realización de su sueño y cómo día tras día

intentaba que él fuera mejor de lo que era hasta ese momento.

Llegando al que una vez fuera su hogar el joven caballero se llenó de

nostalgias y recuerdos que le hicieron brotar lágrimas de sus ojos, lágrimas

que no pensó que estuvieran en ese lugar de donde salían. Recordó que su

padre una vez le dijo que él podría llegar a ser más de lo que su mente soñaba,

y al verse reflejado en el lago que se encontraba cerca de la pequeña casa,

sonrió y pensó que su padre, como siempre, tenía razón. El caballero vestía una

armadura plateada que refulgía con la luz del sol, portaba una espada bañada

en oro puro que tenía unas palabras grabadas que a cada lado decían deseo, de

un lado y del otro lado tenía su nombre grabado.

Abrió la puerta y volvió a llorar al ver aquella pequeña choza que seguía tal y

como la recordaba. Limpió sus lágrimas pues no quería que su padre lo viera

llorar, se fue adentrando a la casa y sonreía cada vez que recordaba algo de su

pasado, se extrañó al no ver a su padre en casa así que siguió hasta el patio

trasero, y allá, sentado en una banca que estaba cerca del lago, yacía con la

mirada perdida en el horizonte, muy pensativo el noble padre del caballero.

El caballero no se contuvo al verlo y lloró, lloró de rabia por no estar con su

padre en aquellos momentos de su vida cuando él más lo necesitó, lloró de

alegría al volverlo a ver, lloró de orgullo por volver y mostrarle a su padre que

todo su sacrificio había dado frutos. El caballero se encontró extraño que su

padre aún no se percataba de su presencia en el lugar, en ese instante el

anciano padre giró su rostro hacia su hogar y…

–Hola –dijo Sebastián pero el sabio no reconoció su voz por el cambio que

habían dado a sus cuerdas bucales–, ¿Cómo estás?

– ¿Quién es? –Preguntó el padre– ¿lo conozco?

–Si –fue lo único que alcanzó a decir el caballero antes de llorar al notar que su

padre estaba ciego, ¡sintió un dolor inmenso pues la ilusión que tenía de

mostrarle a su padre en qué se había convertido se esfumaron! Ya su padre no

podría ver como su hijo había llegado a conquistar su sueño–.

– ¿Y quién eres?

–Soy un caballero que logró contar sus estrellas mi señor –El anciano padre al

escuchar esas palabras se levantó e intentó con desesperación llegar adonde

estaba el joven caballero, caminó con pasos titubeantes hacia él, cuando pudo

llegar le tocó la armadura, tocó su rostro y rompió en llanto, lloraba por que no

podía ver en lo que se había convertido su hijo, lloraba porque sabía que lo

había logrado, lloraba de orgullo, orgullo porque el joven caballero nunca se

apartó de su sueño hasta que lo consiguió. Sebastián lloró con su padre por la

larga espera que tuvo hasta volver a verle otra vez.

– ¿Logró el joven su sueño? –preguntó el sabio mientras se limpiaba las

lágrimas.

–No –fue la respuesta del caballero–, logré el sueño de mi padre.

– ¿Y cuál era el sueño de tu padre?

–Que su hijo fuera grande, tan grande que pudiera sobrepasársele a su propio

sueño.

– ¿Y cómo sabes que lograste el sueño de tu padre?

–Porque siento sus latidos en este instante, puedo sentir como late su corazón

de orgullo –Se abrazaron, rieron, lloraron y disfrutaron el uno del a compañía

del otro como en los viejos Tiempos, luego de mucho reír y recordar el pasado

junto preguntó el padre:

– ¿Y que trae a tan grande caballero por la aldea Esperanza?

–Vine a mostrarle a mi padre que había alcanzado mi sueño y a llevarlo

conmigo para que viva en palacio.

– ¿Para qué?

–Para que pueda comer de su propia cosecha, para que disfrute de aquello por

lo que ha luchado incansablemente.

– ¿Y qué te hace pensar que no estoy disfrutando de ella hace ya un buen rato?

–Sabía que dirías eso, quiero tenerte a mi lado, quiero que estés conmigo el

resto de tus días y me vuelvas a llenar de toda la sabiduría que posees padre.

–Hijo, a pesar de que todos me llaman sabio, nunca lo he sido, solo he sido una

persona con experiencia y eso no es lo mismo. Hoy en día tú eres igual o mejor

que yo, porque has vivido lo que yo nunca viví. ¿Para qué tener a alguien como

yo si ya sabes todo lo que necesitabas para vivir?

–Por más días que logre vivir padre, yo nunca llegaré a ser más anciano que tú

porque siempre tendrás más experiencia que yo, eso es lo que le da la fama de

sabio al hombre. El más inteligente no es el que ha leído una magna cantidad

de libro, sino el que tenga una cantidad exuberante de momentos vividos.

–Buena respuesta hijo, pero ya mañana hablaremos de eso, por ahora ya es

momento de descansar –Esa fue una noche como hace mucho no la pasaba el

joven caballero. Despertaron temprano y salieron a la aldea, todo el mundo se

maravilló de que aquel caballero que gozaba de tan magna fama y reputación

viniera a buscar consejos donde el sabio de la aldea, pero más grande fue su

asombro al enterarse de que ese caballero era nada más y nada menos que

aquel joven que antes vivía en la aldea, o sea el hijo del sabio.

Recordar lo que era el joven caballero una vez, cuando solo era un simple

niño envuelto en sueños y ver en lo que se había convertido ahora llenaba de fe

y perseverancia a todos aquellos de la aldea Esperanza que llegaron a pensar

que existían imposibles en la vida de aquellos que han decidido ir por el camino

que los lleve a lograr sus sueños.

Habiendo pasado ya algunos días en la aldea el joven caballero y el anciano

sabio partieron con rumbo a palacio, todos en palacio los estaban esperando y

fueron recibidos como si el caballero hubiera regresado de alguna guerra

victoriosa.

El rey los recibió y pidió que colocaran al sabio cerca de la habitación en la que

dormía el caballero, ofreció una cena y en ella le dio la bienvenida al anciano

padre, se sentía agradecido de que el padre de Sebastián haya decidido venir a

vivir a palacio. No todos en el reino estaban de acuerdo con la llegada del sabio,

algunos hasta murmuraron contra el rey, la princesa se sintió aún más

incómoda al escuchar que el padre del joven caballero fue presentado como

invitado real y entre todas las cosas que se dijeron en público, la que el sabio

tomó la palabra ayudado por uno de los súbditos del rey se le dejo hablar ante

todo el salón de actos y con toda serenidad pasó a decir:

–Agradezco la bienvenida ofrecida por todos, me siento gratificado con la cena

de su majestad, pero agradezco más al esfuerzo realizado por mi hijo, el

caballero Sebastián, gracias a él hoy estoy aquí y quizás no pueda ver pero

puedo sentir la paz que se respira en este lugar, y el lugar que le han dado a mi

hijo en cada corazón aquí presente. La gratitud no es por ser lo que él es hoy

sino por recordar lo que él era antes y saber cómo él ha sabido mantenerse a la

altura de todos sin olvidar sus raíces –Después de haber dicho esto todo pasó a

ser fiestas y alegrías en el reino durante toda la noche, algunos murmullos y

malas caras por la llegada del sabio pero no era nada del otro mundo, solo eran

algunas personas a las que les desagrada el progreso de otros y no se

preocupan ni por el propio, y solo cuando el otro logra escalar su vida pasa a

ser un infierno por estar llevando vidas ajenas a las suyas, solo personas a las

que no les agradaba la idea de que el padre del joven caballero viniera a vivir

a palacio.

En ocasiones se logró ver al rey pasar algunas palabras con el sabio y otras

veces con el caballero Sebastián, parecía muy animado y curioso en medio de

ellos dos.

Pasó la fiesta, tarde como siempre pasan las fiestas de palacio, cada quien fue

a su respectivo lugar de descanso y poco a poco el salón de actos fue quedando

totalmente vacío y en silencio.

Los días fueron pasando de manera armoniosa, después fueron pasando los

meses, con ellos pasaron los años y fueron muchos años de paz y felicidad, uno

que otro altercado que no era de gran interés, diferencias que no merecían

mucha importancia. Todo fue así hasta aquel día en que el grupo de caballeros

del reino armaron un boicot y secuestraron a la princesa, el rey llamó a todos

sus soldados para enviarlos tras ellos en busca de su hija, también llamó a

Sebastián, le contó lo sucedido y lo envió junto con los demás soldados como el

capitán de la guardia. Sebastián no podía creer que aquellos que fueron sus

compañeros desde hacía ya tantos años hayan sido capaces de hacer tal

atrocidad como la de secuestrar a la princesa.

El joven caballero fue a su padre y le pidió un consejo antes de partir.

–Padre, a veces pienso que no puedo lograr algunas cosas que me propongo,

estoy siendo muy inconstante, lo sé, pero no sé cómo cambiar esto, ¿Qué puedo

hacer padre?

–Hijo, a donde vayas confía en ti, pero mantente pendiente de todo lo que te

rodea, a veces lo que pensamos más distante, está justo a nuestro lado y en

ocasiones solemos notarlo cuando ya no está –Estás fueron las últimas

palabras del sabio antes de que el caballero emprendiera su viaje tras la

búsqueda de la princesa Destiny, mientras iba caminando recordaba aquellas

palabras que una vez le dijo su anciano padre cuando aún vivía en casa, en la

aldea esperanza.

Feed back

–A veces vivimos toda una vida rodeados de personas a las cuales nunca

conocemos hijo –Contestó el noble sabio–, nos son desconocidas sin importar el

Tiempo que pacemos en su compañía, ¿sabes por qué? Porque solo sabemos de

quienes nos importa.

Fin del feed back

– ¡Cuanta verdad había ahora en las palabras de su padre! pensó el joven

caballero, él siempre tenía razón en lo que decía, solo había que esperar y ver

cuando sus palabras cobraran vida.

Anduvo día y noche, preguntando y buscando la princesa aldea por aldea. Se

encontró con viejos amigos que conoció en aquellos días en que se estaba

preparando para ser un caballero. Buscó sin descanso a la princesa por el

bosque, por el desierto, por el valle de la desilusión, se detuvo en el valle y

reflexionó en que lo que antes el señor Tiempo le hizo vivir en este lugar volvía

a repetirse en sus compañeros, y es que la vida es redonda, puede cambiar de

actores y de escenario pero siempre ejecuta el mismo guion con las personas.

Sebastián fue dejando su armadura poco a poco para aligerar su viaje, estaba

ya muy gastada por el camino, así que solo su espada quedó con él.

Los soldados fueron desistiendo y se fueron dando por vencidos en la búsqueda,

se marcharon a palacio uno por uno por orden del joven caballero, quien

pensaba que si quería ser constante debía estar rodeado de personas

constantes, todos se fueron marchando hasta dejar al caballero solo en el

camino.

El bosque de la comprensión

Él llegó a un gran bosque abandonado al cual entró lentamente tratando de no hacer

nada de ruido, este bosque se llamaba Comprensión, y no bien te adentrabas en el

comenzabas a reflexionar en cosas de tu vida pasada y a comprender muchos

sucesos que quizás antes no entendiste muy bien por qué sucedían.

Escuchó voces a lo lejos y logró ver a los caballeros que una vez fueron sus

compañeros de milicia, se fue acercando poco a poco al lugar donde estaban los

caballeros pero fue solo una ilusión lo que vio, así que continuó caminando.

Mientras se adentraba en el bosque comprendió que la razón principal por la que la

mayoría de la gente se esfuerza y se sacrifica a diario es por el dinero, que existen

personas que serían capaces hasta de matar por tener aquello que cuando mueren

no se llevan a la tumba y es por eso que la vida de muchos es tan infeliz.

Comprendió que todo en la vida, incluyendo la felicidad, cuesta sacrificio, y es por

esa razón que el señor Tiempo le hacía esforzarse tanto por conseguir lo que quería

en la vida. Todos los que han logrado sus objetivos por el camino fácil no lo valoran

y es que por eso las madres tienen a sus hijos con dolor porque si no duele no sirve.

Sebastián se preguntaba por qué a su padre nunca le interesó salir de la aldea

esperanza y se detuvo a recordar como era su padre en la aldea y se dijo:

–Lo que hace feliz a una persona al final de sus días no es el dinero o la posición en

la que se encuentre, es tener una conciencia que le recuerde todo aquello que ha

logrado con sus propio esfuerzo, porque de eso es que al final las personas se sienten

orgullosas o se lamentan, de lo que lograron o no pudieron tener por luchar cada día

o llevar una vida a la ligera, y los amigos, aquellos amigos que conocimos un día y

desde entonces no se han apartado de nosotros nunca más, esos amigos que están

siempre con nosotros sin importar lo que estemos pasando.

Para muchos la vida es solo aquel manojo de cosas que podemos ver –prosiguió

diciendo para sus adentros el joven–, y por esa razón terminan viviendo una vida

desgraciada y sin sentido. Si la vida fuera solo aquello que puede ser palpable

entonces ¿de qué nos sirve imaginar? ¿Para qué tener esperanza? ¿dónde está la

emoción, la pasión, el deseo de luchar cada día? una persona no es de la realeza por

tener un trono visible, una persona vive en la realeza cuando tiene un sueño, una

fuerza invisible que le permite volver a intentarlo una vez más cada vez que sea

necesario.

El joven se preguntaba ¿porque le llegaban estas reflexiones en este momento?

¿Qué tenía que ver esto con el rescate de la princesa? El caballero sabía que estos

pensamientos no eran una mera casualidad, que venían por algo, pues eran

pensamientos que tenía guardado desde hacía ya unos buenos años atrás y otros que

no hacía mucho que le rondaban la mente, pero lo que no entendía era ¿por qué

justo en ese momento esos pensamientos le estaban invadiendo la mente? entonces

escuchó una voz que le dijo:

–Todas tus preguntas tienen sus respectivas respuestas en este mismo instante. De

seguro ya te percataste de que tu mente se ha puesto a reflexionar y has

comprendido algunas cosas ya, es que, por si no lo has notado, te has insertado en el

bosque de la comprensión, es aquí donde podrás apaciguar todas tus dudas, aquí

lograras comprender mejor el sentido de la vida mi joven amigo.

– ¿Y yo que necesito comprender que ya no haya comprendido? –Se preguntó el

caballero–

– ¿La amas verdad? –Susurró el bosque en una suave brisa que acarició el rostro del

joven caballero–, la razón por la que has venido a buscar a la princesa no fue porque

el rey te lo ordenó, porque aun si no lo hubiera hecho tu habrías salido tras ella para

rescatarla –el joven quedó exaltado y muy pensativo mirando hacia la nada, tal y

como quedan las personas cuando lo toman de sorpresa, se adentran en su ser e

indagan su propia alma como con angustia–.

– ¿Es tan obvio lo que siento? –Preguntó sonrojado Sebastián a la voz que le

hablaba–

–No querido amigo, no se nota a simple vista, yo lo sé porque miro más allá que los

demás, yo no miro el físico de ninguna persona, ni lo que es esa persona, yo miro su

interior y lo que algún día será esa persona y veo en ti un futuro muy brillante, tan

brillante como la luz de una estrella en la noche más oscura –el joven pensó que

quizás sería el mejor caballero que existiera en el reino realidad pero le faltaba la

pieza más importante que completara su ser, tenía el vacío pero no sabía que era

eso–, no digas quizás, yo no te veo como a un simple caballero jovencito, te puedo

contemplar cómo alguien más grande de lo que imaginas aun–.

–Por ahora nada de eso importa –interrumpió Sebastián volviendo a tomar su

camino rápidamente–, lo que necesito ahora es saber dónde está la princesa Destiny

para rescatarla, ya luego me detendré a escuchar esas cosas –el bosque empezó a reír

a carcajadas y el caballero se incomodó ante ese acto del bosque– ¿Qué te provoca

tanta gracia? –preguntó intrigado y molesto–

–Tu determinación joven caballero –respondió el bosque–, ¡es increíble como tu

juventud no es un obstáculo como para otros para actuar con tanta madures! Sigue

este camino hasta el final y hallarás a la princesa, pero te advierto, no será tan fácil

como aparente ser, tendrás que librar una de las guerras más difíciles… la mental, sin

espadas, sin ejércitos, sin armaduras, solo con lo que has aprendido hasta ahora. Si

sabes usar bien tu cerebro obtendrás la victoria sobre el enemigo, pero no te

confíes… mientras más delgada sea la punta de una espada, más ágil podrá moverse

y más profundo podrá penetrar, el fuerte, es fuerte aunque parezca débil, mi

querido Sebastián no dudes de estas últimas palabras –Una cálida brisa abrazó el

cuerpo del joven caballero, un silencio perturbarte arropó todo el bosque, pero

una voz penetró a través del silencio, una voz muy suave y apacible que decía:

–Siempre que necesites comprender algo yo estaré presente en lo más profundo de

tu corazón amigo mío, porque yo soy el todo de todos en todo, hay gente que me

llama Jesús, otros solo Dios, tu puedes usar el que te sea más cómodo –Sebastián

regaló una media sonrisa al bosque y se giró para proseguir su camino en busca de la

princesa–.

“Las cosas verdaderas no se logran observar con los ojos de nuestros rostros, es con

los ojos del alma, y solo con estos podemos percibirlas como en realidad son. A veces

nos atrevemos a negar la existencia del creador de todas las cosas porque decimos no

escucharlo, ni sentirlo, ni verlo; lo que necesitamos es hacer una pausa en nuestras

vidas y tratar de escuchar esa voz que desde hace Tiempo nos está llamando desde lo

más profundo de nuestro ser a nuestros corazones”

Llegando al final del camino encontró un castillo muy grande y tenebroso, en la

entrada tenía un gran letrero que decía: “Bienvenidos al castillo de las sombras”

Sebastián se preguntaba porque este título para este castillo. Al llegar a la puerta

lo comprendió al ver una escritura que decía: “En este lugar se pierden aquellas

personas que no encuentran el camino a la luz verdadera, aquí vagan sin rumbo

creyendo que llegaron a su destino final, porque quien no sabe para dónde va, ya ha

llegado” el joven caballero entonces recordó que cuando era niño escuchó hablar

de este castillo tenebroso y lleno de ilusiones, que solo los que en realidad sabían lo

que buscaban en la vida podían salir de él. Sin pensarlo dos veces se adentró en el

castillo, un soldado que venía entrando logró ver al joven caballero y lo invistió por

la espalda y Sebastián se desmayó, al despertar se encontraba atado de pies y manos,

no podía ver nada pues estaba muy oscuro, frente a él estaba la princesa Destiny

atada también.

–Buenos días bello durmiente –le dijo uno de los caballeros en tono de ironía–, por

fin despiertas.

– ¿A qué debemos tu visita sabelotodo? –Preguntó otro, sarcástica mente–

–Vine a rescatar a la princesa de ustedes –contestó el caballero–.

– ¿y cómo piensas hacer eso? –Preguntó otro en tono burlón–.

–El cerebro es más fuerte que cualquier espada, más resistente que cualquier

armadura, así que lo haré pensando.

– ¿Qué quieres decir? –Le preguntaron molestos los caballeros a Sebastián, quien

recordaba aquello que había reflexionado mientras dialogaba con el creador en el

bosque de la comprensión–.

Feed back

La razón principal por la que la mayoría de la gente se esfuerza y se sacrifica a diario

es por el dinero, que existen personas que serían capaces hasta de matar por tener

aquello que cuando mueren no se llevan a la tumba y es por eso que la vida de

muchos es tan infeliz. Comprendió que todo en la vida, incluyendo la felicidad,

cuesta sacrificio, y es por esa razón que el señor Tiempo le hacía esforzarse tanto por

conseguir lo que quería en la vida. Todos los que han logrado sus objetivos por el

camino fácil no lo valoran y es que por eso las madres tienen a sus hijos con dolor

porque si no duele no sirve.

Fin del feed back

–Luego de que tengan el dinero que de seguro van a pedir ¿Qué van a hacer?

– ¿Y tú como sabes que vamos a pedir una recompensa y no a matar a la princesa?

–Porque solo el dinero convierte a las personas que lo ambicionan en entupidos

esclavos de éste.

– ¿Acabas de llamarnos entupidos? –fue la pregunta de uno de los caballeros que

estaba muy molesto–.

–No, acabo de llamarlos ambiciosos –dijo Sebastián burlonamente–.

–Cuando tengamos el dinero que necesitamos nos vamos a mudar a otro país y

vamos a vivir como reyes.

– ¿Les digo la verdad? No importa en qué parte del mundo vivan, una persona no es

rey porque tenga el dinero para serlo, una persona es rey porque la dignidad, el

honor y su moral le dan su lugar donde quiera que vaya.

– ¿Qué quieres decir?

–Que a pesar de que muchos de ustedes no, yo a ustedes los admiraba, desee ser un

caballero porque soñaba llegar a ser como ustedes, pero si ser un caballero significa

no tener dignidad, ni moral, ni honor, pues en este instante dejo de serlo.

– ¿A caso tú no quieres ser rico Sebastián?

–Ya soy rico, la riqueza no es dinero, la riqueza es el respeto y la aceptación que te

dan los demás, el lugar en que ellos te coloca, el espacio que te otorgan en sus

corazones. La riqueza no es dinero, la riqueza es ser y tener muchos amigos

–Mientras Sebastián hablaba estaba haciendo el intento de zafarse de las cuerdas

que lo tenían atado, encontró una piedra en el piso un poco afilada y con ella fue

intentando romper las cuerdas.

–De seguro piensas que deberíamos entregarnos para hacer una buena obra y vivir

con honor.

–No, no les pediría eso, hagan lo que hagan si ustedes no se arrepienten de verdad y

se perdonan a ustedes mismos de nada sirve –el joven logró soltarse al fin e

inmediatamente buscó con la vista en la oscuridad su espada, deseo, pudo ver su

brillo en una esquina al fondo del cuarto en el que los tenían a él y a la princesa, en

un momento, cuando todos estaban distraídos se lanzó en busca de su espada y se

ocultó en la oscuridad, uno por uno fue atrapando y amarrando a cada uno de los

caballeros hasta quedar solo ocho de ellos. Sostenían a la princesa con una espada en

el cuello y miraban para las partes oscura intentando ver algo pero la oscuridad era

densa y más cuando Sebastián apagó las luces y uno de los caballeros lo hirió en el

costado en un descuido, con todo y eso el joven caballero fue moviéndose

sigilosamente hasta quedar detrás de los caballeros, tomó a Destiny del brazo, le

hizo señal de silencio y tan rápido como pudo y atacó a los caballeros y todos

arremetieron contra él, fue una pelea intensa y como estaba oscuro se hizo más

difícil la batalla, el caballero Sebastián aprovechó la oscuridad para escapar a cada

ataque de los otros caballeros. Sin poder moverse con libertad a causa de la herida

que tenía se mantuvo en un mismo lugar y desde allí fue atacando a sus enemigos

que cada vez estaban más desesperados en la oscuridad y se fueron eliminando entre

ellos mismos.

El caballero salió con la princesa, fueron corriendo hasta poder escabullirse en el

bosque, pasaron la noche en una cueva y partieron con destino a palacio el día

siguiente muy temprano en la mañana.

Todo el camino la princesa se quejaba por el calor, por las piedras, por el cansancio y

porque el joven caballero no la estaba tratando como a la princesa que era, y

Sebastián iba perdiendo la paciencia poco a poco.

–Mira princesita, quizás en el castillo eres muy manda más y eso, pero aquí en el

bosque no eres más que una simple niñita quejona –dijo él–.

–No me llames simple, soy una chica de sangre real igualado –dijo la princesa

molesta–.

–Ya hablamos de lo que es una persona de sangre real, y tú no lo eres.

–No seas insolente ¿con que derecho me hablas así?

–Con el derecho que me da el bosque niñita molestosa, deja de quejarte y agradece

que te rescaté.

– ¿No había nadie más en el palacio a quien mi padre pudiera mandar por mí que te

mandó a ti?

–Sí, hay muchos, pero son personas a las que no les importas.

– ¿OH y a ti si te importo Sebastián?

–No, pero vine porque era mi deber agradecer al rey por haberme dado la

oportunidad de pertenecer a su guardia, y ya cállate Destiny que no estoy para tus

estupideces, camina y guarda silencio niñita malcriada –La princesa se molestó con

el joven caballero por eso último que le había dicho pero no dijo nada. Siguieron

caminando en silencio, a veces se detenían para descansar pero solo se miraban mal

y no se decían nada. Al oscurecer fueron a pasar la noche en una cueva muy

estrecha.

–Nada más te digo que si intentas algo conmigo, cuando lleguemos a palacio te

mando a decapitar, así que tendrás que buscar la manera de dormir en la que yo no

me sienta acosada por ti.

–Ni tan bella que fueras tú como para yo perder mi honor por ti. Si quieres dormir

mejor que en esta cueva, sal y duerme afuera, así te puede hallar una fiera y te come

–La princesa se asustó por las palabras del caballero y se acercó más a él para que la

protegiera–.

–Solo me estoy acercando a ti por protección así que no intentes nada.

–Yo no tengo tanta necesidad princesa quejona –el joven Sebastián hizo ademán

de que se iba de la cueva y la princesa lo tomó por el brazo para que no lo hiciera.

–No me puedes dejar sola aquí, yo soy la hija de tu rey, por favor no te vayas, no me

puede dejar sola, tu deber es protegerme.

–Si te sigues portando como una niña olvidaré mi deber –dijo Sebastián–.

Está bien, lo haré, solo no te vayas de mi lado por favor –Luego de esa larga contraria

se quedaron dormido, al día siguiente salieron temprano para seguir su camino, la

princesa estaba menos insoportable que el día anterior, y eso extrañó al joven

caballero. Llegando a palacio ya a la distancia lograron ver la silueta del rey que salía

a su encuentro en su caballo, llegó a donde ellos estaban, se lanzó del caballo,

abrazó a su hija, lloró con ella y le agradeció al caballero Sebastián por haberle

devuelto a su hija.

–Puedes pedirme lo que quieras y te lo daré –le dijo el rey a Sebastián–.

–Por ahora solo quiero que me lleven a mi cuarto, darme un baño y que me curen las

heridas –hubo una fiesta en el reino por el regreso de la princesa Destiny, esta no fue

una fiesta como las otras, esta fue una fiesta grande, muy grande en la que invitaron

a todo el que quisiera venir a palacio de todas partes del reino, esto fue conforme a la

petición que el caballero Sebastián le hizo al rey de que permitiera que aquellos que

vivían en las aldeas también gozaran por lo menos una vez de una fiesta en palacio.

Su majestad el rey pidió la atención de todos los que estaban en el salón de actos de

palacio para que supieran, los que estaban allí, lo que él estaba planeando hacer con

Sebastián y la princesa Destiny.

Parado delante de todos en medio del salón de actos vociferaba el rey que le

ofrecieran silencio y atención.

–Su atención por favor –decía el rey–, quiero hacer un brindis y hacer un anuncio

muy importante a todos los que están aquí presente, con especialidad al caballero

Sebastián –todos callaron para escuchar lo que tenía que decir el rey que se

encontraba muy sonriente en el centro del salón de palacio–. Brindo por el caballero

Sebastián, porque nos ha demostrado que intentarlo no es suficiente, las cosas se

hacen o no se hacen pero quien lo intenta no lo logra.

Brindo por su valentía, por su sabiduría, brindo por su determinación. Si hay

alguien aquí que se merezca ser llamado el próximo rey del reino Realidad es él, y es

por eso que le quiero ofrecer la mano de mi hija en matrimonio –Un silencio aún

mayor se hizo en todo el reino, todos quedaron perplejos, Sebastián quedó sin

palabras, la princesa Destiny miró a su padre con cara de asombro y el rey miraba al

joven caballero esperando una respuesta de éste.

Sebastián dijo que lo pensaría, que le diera Tiempo y que cuando tuviera la

respuesta hablaría con él personalmente y le daría la respuesta, el rey le dio un plazo

de siete días para que le diera respuesta y el joven lo aceptó. Luego fue donde su

anciano padre y le hizo saber lo que el rey le había propuesto para que el sabio le

diera su punto de vista.

–Nunca te niegues a la posibilidad de crecer un poco más cada vez que tengas la

oportunidad de hacerlo –dijo el padre de Sebastián–. Muchos tienen que salir a

buscar la oportunidad de crecer, a otros le llegan solas y solo los que la saben

discernir bien la aprovechan. Este es el tuyo hijo, haz que valga la pena –el joven

caballero pasó varios días pensando en la propuesta del rey y en las palabras de su

padre, fue a hablar con la princesa para aclarar algunas cosas.

La encontró sentada en el patio trasero del palacio pensando en todo lo que había

pasado en su vida.

–Hola –dijo el caballero–, necesito hablar contigo.

–Yo también necesito hablar contigo.

–Sé que no te caigo bien y que no te gusta mi compañía, por eso no quiero que te

sientas cohibida de decirle a tu padre lo que quieres y lo que no. La verdad es que no

quiero nada del reino, no busco ser parte de la realeza, pero sí me gustaría ser parte

de tu corazón si me lo permites. Mañana le diré al rey que no me quiero casar

contigo si así lo quieres, no quiero obligarte a estar conmigo –No esperó escuchar lo

que Destiny tenía que decir, concluyó y se marchó dejándola confundida y con la

palabra en la boca–.

Al otro día todo el reino estaba esperando la respuesta del caballero, este llegó ante

el rey y cuando iba a responder alguien lo interrumpió diciendo:

–Mi señor, Sebastián no se puede casar con la princesa –Todos en el reino prestaron

atención a aquel que se oponía al matrimonio del joven y la princesa para saber

por qué se negaba a la unión del joven caballero y Destiny–, él no tiene sangre real,

él es un noble, hijo de nobles.

– ¿Es cierto eso joven Sebastián? –Preguntó el rey indignado pero respondió la

princesa en lugar del caballero–

– ¿Padre, sabe alguien aquí como es una persona de sangre real? De seguro todos

están pensando como yo pensé al principio, que era una persona poderosa, que

debía saber que era de los grandes y no debía juntarse con los de la clase baja, pero

no es así; una persona de sangre real es la que sin importar como se vea por fuera,

nunca olvidará quien es por dentro, esa persona es Sebastián –todo el reino quedó

impresionado de que la princesa hablara así del joven caballero sabiendo que días

atrás ella no lo quería ver ni en pintura, se escuchó un murmullo alrededor pero aun

así ella no se detuvo y prosiguió apelando a su majestad–. Padre mío, si no es

molestia para ti, en lugar de Sebastián, yo te daré mi respuesta –el rey asintió con la

cabeza y la princesa dirigió la mirada al caballero–. Sin importar lo que antes

llegaste a pensar de mí, yo siempre he soñado casarme con una persona de sangre

real, hace Tiempo comprendí que esa persona eres tú. A mí no me importa quién

seas, como seas o lo que seas, lo importante es que nunca dejes de ser tú, porque así

es como quiero recordarte, como Sebastián, por ser Sebastián y no otro. Si aún

quieres, yo quiero que tú seas mi rey por el resto de mis días –Sebastián la observó

por unos instantes en silencio y luego pasó a decirle con los ojos puestos en ella.

–Quizás no sea de la realeza pero si de sangre real. Sé quién soy, sé de dónde vengo y

sé adónde voy y lo que quiero, y quiero a Destiny para que sea mi reina por el resto

de mis días –El rey solo observó en silencio todo lo que estaba pasando y escuchó

todo lo que se decía, luego de haber escuchado lo que Sebastián tenía que decir dijo:

–Nunca en la historia del reino se había escuchado algo parecido a esto, pero acepto

que aunque el caballero Sebastián no sea de sangre real que forme parte de los de mi

familia porque lo que dijo mi hija Destiny es una realidad.

La noticia corrió rápidamente por todo el reino y como corrió la noticia fueron

pasando los días y entre esos días que pasaban llegó el gran día de la boda de

Sebastián y la princesa Destiny. Fue un día muy ajetreado para todos los que vivían

en palacio, pero bueno ¿Cómo no serlo si se trataba del día de la boda? Y más una

boda real.

el joven caballero Sebastián y la princesa Destiny se casaron y después de unos

años tuvieron un hijo, un pequeño niño llamado Dream, así con Destiny y Sebastián

ahora en el trono, el reino vivía feliz y más que conforme.

Cierta noche el joven caballero, que ahora era rey del reino realidad, se encontraba

recostado con su pequeño hijo Dream sobre el techo de la que una vez fue su

habitación esa vez que llegó a palacio por primera vez como todo un caballero,

estaban mirando hacia el cielo, justamente contemplando las estrellas, tal como lo

hacía antes Sebastián con su padre el sabio luego de un afanado día de trabajo.

–Padre, ¿Por qué miras con tanto detenimiento las estrellas?

Yo soy noble hijo, hijo de nobles, mi niñez la pasé en una aldea que queda cerca de

palacio, y en una de las tantas noches en que miraba las estrellas con mi padre le

pregunté, cuantas estrellas tenía el cielo, mi padre me dijo el número de estrellas

que él había contado, y luego me dijo que yo debía contar mis propias estrellas.

– ¿Y las contaste padre? ¿Lo lograste?

– Si hijo, las conté y noté que a pesar de que muchas estrellas estaban ahí, no todas

brillaban, solo las que descubrían esa luz que tenían dentro de ellas para alumbrar

desde arriba lo hacían.

– ¿Y cuántas estrellas tiene el cielo padre?

–Hay diez mil millones de estrellas hijo, diez mil millones más uno. Esas fueron las

que yo conté, pero tú debes contar tus propias estrellas.

– ¿Padre por qué dices diez mil millones más uno? ¿Contaste una más que el

abuelo?

–Si Dream, conté la mía. A todo el mundo se le asigna una estrella para brillar, esa

estrella es su nombre, pocos hacen que su nombre irradie luz y pueda brillar aun en

medio de tantas estrellas apagadas, solo los que se han dedicado a saber cómo llegar

a la cima de sus sueños lo han puesto a brillar.

CUENTA TUS PROPIAS ESTRELLAS

A veces queremos vivir lo que otros vivieron, como otros vivieron, donde otros vivieron,

pero esto no está bien porque ninguno de nosotros ha nacido para vivir la vida de nadie.

Cada quien tiene su propia historia que narrar y sus propias estrellas que contar. Tú

también tienes el poder de contar tus propias estrellas como el caballero Sebastián, y

tienes el poder de ser una de ellas, siempre y cuando salgas detrás de tus sueños y los

persigas con la espada bañada en oro que le llaman deseo, porque si no luchas con deseo

de llegar entonces en vano estás luchando.

Sabes…

Nacimos con una luz dentro de

nosotros que solo brillara si con

esfuerzo y dedicación logramos

encenderla para que alumbre todo y a

todos y así alguien más que nosotros

mismo sepa que estamos aquí. Esa luz

es tu nombre, y será luz o seguirá en

las tinieblas dependiendo de cómo

uses la oportunidad que te da la vida

de crecer cada vez un poco más hasta

llegar a la cima.

Abre los ojos y aprende a discernir las

oportunidades que te da la vida, abre los ojos y busca al viajero Tiempo para poder lograr

lo que te has propuesto, pero sobre todo…

Abre los ojos y vive tus sueños, este es el momento de ser tú el próximo…

…Joven que cuente sus propias estrellas