El Judaismo
-
Upload
jesus-david-movilla-andrade -
Category
Documents
-
view
28 -
download
0
description
Transcript of El Judaismo
EL JUDAISMO
Preparado por:
Pastor: Jairo Antonio Marín Leiva (Secretario General)
1. INTRODUCCIÓN
En el estudio de las Escrituras es importante entender que la revelación
escritural se divide en períodos bien definidos. Estos están claramente
separados, y reconocer estas divisiones y sus propósitos divinos constituye uno
de los factores más importantes en la verdadera interpretación de las
Escrituras. Estas divisiones se conocen como “dispensaciones” y en periodos
de tiempo sucesivos se pueden observar diferentes dispensaciones.
Una dispensación puede definirse como una etapa en la revelación progresiva
de Dios y constituye una administración o regla de vida distinta. Aunque el
concepto de una dispensación Y de una época en la Biblia no es precisamente
la misma, es obvio que cada periodo tiene su dispensación. Las épocas se
mencionan a menudo en la Biblia (Ef. 2:7; 3:5, 9; He. 1:2). La Biblia también
hace distinción de épocas (Jn. 1:17; cf. Mt. 5:21-22: 2 Co. 3:11; He 7:11-12).
Es probable que el reconocimiento de las dispensaciones arroje más luz sobre
el mensaje total de las Escrituras que ningún otro aspecto del estudio bíblico.
Muy a menudo sucede que el hecho de tener un claro entendimiento de las
Dispensaciones y de los propósitos que Dios ha revelado ellas ha llegado a ser
el principio de un valioso conocimiento de las Escrituras y de un interés
personal en la Biblia misma. La relación del hombre con su Creador no es la
misma en todas las edades. Ha sido necesario someter al hombre caído a
ciertas pruebas.
Esto es en parte el propósito de Dios a través de las edades, y el resultado de
las pruebas afrontadas por el hombre ha sido en cada caso una incuestionable
demostración tanto de la pecaminosidad como del absoluto fracaso espiritual y
moral del género humano. Y en el día final toda boca se cerrará, porque a
través de muchos siglos de experiencia se habr6 comprobado la maldad o
insensatez de todos los pensamientos del corazón del hombre.
Cada dispensación comienza, por lo tanto, con el hombre divinamente
establecido en una nueva posición de privilegio y responsabilidad, y termina con
el fracaso humano que trae como consecuencia la manifestación del justo juicio
de Dios. Si bien es cierto que existen algunos hechos, tales como el carácter
santo de Dios, que permanecen invariables para siempre y que de consiguiente
son los mismos en cada edad hay a la vez diferentes instrucciones y
responsabilidades que se limitan en cuanto a su aplicación a determinado
período.
En relación con todo esto el estudiante de la Biblia debe reconocer la diferencia
entre aplicación primaria y aplicación secundaria de la Palabra de Dios.
Solamente aquellas
porciones de las Escrituras que Con destinadas directamente para el hijo de
Dios en este tiempo de gracia deben objeto de una aplicación primaria o
personal al cristiano. Se demanda que dichas instrucciones reciban detallado
cumplimiento. Cuando se trata de aplicación secundaria debe observarse que,
mientras es cierto que pueden extraerse lecciones espirituales de cada porción
bíblica, esto no significa que el cristiano esté en la obligación ante Dios de
cumplir aquellos principios que fueron la expresión de la voluntad divina para la
gente de otras dispensaciones. El hijo de Dios en El actual período de gracia no
esta en la misma situación de Adán o de Abraham, o de los israelitas en el
tiempo de la Ley; ni es llamado tampoco a seguir aquella manera peculiar de
que según las Escrituras se demandaría de los hombres cuando el Rey haya
regresado a establecer su reino terrenal.
Siendo que el hijo de Dios depende completamente de la instrucción contenida
en las páginas de la Biblia para dirigir sus pasos en la vida diaria, y siendo que
los principios revelados en las diferentes dispensaciones son tan diversos y a
veces tan contradictorios, es de gran importancia para él reconocer las
porciones bíblicas que se aplican directamente a su propio caso, si es que va a
vivir de acuerdo a la voluntad divina y para la gloria de Dios.
En la consideración del testimonio total de la Biblia, es casi tan importante para
el creyente que desea hacer la voluntad divina conocer lo que no le concierne
directamente como aquello que tiene directa referencia a él. El obvio que parte
de conocimiento de la verdad dispensacional, el creyente no podrá adaptarse
inteligentemente al presente propósito de Dios en el mundo. Sólo ese
conocimiento le salvara de caer en aquella sujeción a la ley que caracterizó a la
dispensación pasada o de querer Llevar a cabo en la actualidad el programa de
transformación mundial perteneciente a la dispensación por venir.
Debido a la imperfección de las traducciones, algunas verdades importantes se
hallan ocultas para el que lee solamente el texto corriente de la Biblia. Por
ejemplo, la palabra
Griega aion, que significa una «edad, o dispensación, se traduce «mundo» en
unas cuarenta ocasiones. Por ejemplo, cuando se dice en Mateo 28:20 “hasta el
fin del mundo”, la referencia no es al fin del mundo material, lo que a su debido
tiempo tomara Lugar (2 P. 3:7; Ap. 20:11; Is. 66:22), sino más bien al fin de esta
edad.
El fin del mundo no ce acerca, sino el fin de la presente edad. Según las
Escrituras hay en todo siete grandes dispensaciones, y es evidente que
nosotros estamos viviendo cerca del fin de la sexta de ellas. La edad del reino
milenial (Ap. 20:4, 6) está todavía por venir.
Una dispensación se caracteriza más o menos por las nuevas
responsabilidades que Dios le señala al hombre al principio de ella y por los
juicios divinos con que la misma termina. Las siete dispensaciones son las
siguientes: 1) Inocencia, 2) conciencia, 3) gobierno, 4) promesa, 5) ley, 6)
gracia, 7) reino milenial.
Al estudiar las dispensaciones hay ciertos principios esenciales para entender
esta enseñanza. El dispensacionalismo se deriva de una interpretación normal
o literal de la Biblia.
Es imposible interpretar la Biblia en su sentido normal y literal sin darse cuenta
de que hay diferentes eras y diferentes dispensaciones. Un segundo principio
es el de la revelación progresiva, esto es, el hecho reconocido por
prácticamente todos los estudiantes de la Escritura de que la revelación es
dada en etapas. Tercero, todos los expositores de la Biblia necesitarán
reconocer que una revelación posterior en cierto grado sustituye a una
revelación primaria con un cambio resultante en reglas de vida en las cuales
pueden cambiarse o modificarse y añadirse nuevos requisitos.
Por ejemplo, mientras que Dios mandó a Moisés a matar un hombre por cortar
leña en un sábado (Nm. 15:32-36), ninguno aplicaría este mandamiento hoy
porque vivimos en una dispensación diferente.
Aunque se distinguen frecuentemente siete dispensaciones en la Escritura, tres
son más importantes que las otras; ellas son: la dispensación de la ley,
gobernando a Israel en el Antiguo Testamento desde el tiempo de Moisés; la
dispensación de la gracia, la era presente: y la futura dispensación del reino
milenial.
2. LA LEY Y LA GRACIA
1 Gálatas 3:19) La respuesta a esta pregunta tiene seis partes: (1) La ley fue
añadida a causa de las transgresiones, e.d. para darle al pecado el carácter de
transgresión. (a) Los hombres habían pecado antes de Moisés, pero en
ausencia de la ley sus pecados no les fueron imputados (Ro. 5:13); la ley le dio
al pecado el carácter de transgresión, e.d. culpa individual. (1,) Además, en
vista de que los hombres no sólo continuaron pecando después que se dio la
ley, sino que fueron inducidos a la transgresión por la misma ley que prohibía la
transgresión (Ro. 7:8), de manera concluyente la ley demostró la arraigada
pecaminosidad de la naturaleza del hombre
(Ro. 7:11-13). (2) Por lo tanto, la ley “lo encerró lodo [e.d. todo el mundo] bajo
pecado” (Gá. 3:22; comp. Ro. 3:19-20,23). (3) La ley fue una manera temporal
en que Dios trató con el hombre hasta que viniese la simiente” (y. 19). (4) La ley
encerró al hombre pecador para que la promesa que es por la fe fuera la única
vía de escape (y, 23). (5) La ley era para los judíos lo que el ayo o encargado
de la disciplina de los nidos (gr. paidagógos) era en una familia griega: el
custodio de los hijos mientras éstos eran menores.
La ley tuvo dicho carácter hasta la venida de Cristo vv. 23-25, nota; 4:1-2). (ó)
Cristo vino, y el creyente ya no está bajo la autoridad del ayo <> pedagogo (e.d.
la ley, y. 25) sino que se ha convertido en discípulo (e.d, alguien que aprende>
de Cristo mismo (Mt. 11:29; Lc, 10:39; Jn. 17: 6-8; Tit. 2:11-13).
2 Gálatas (3:24) I. La ley de Moisés Resumen: (1) El Pacto Mosaico le fue dado
a Israel en tres partes: (a) los mandamientos, que expresan la voluntad justa de
Dios (Ex. 20:1-26); (b) los juicios, que regían la vida social de Israel (Ex. 21:1-
24:11); y (c) las ordenanzas, que regían la vida religiosa de Israel (Ex. 24:12;
31:18). (2) Los mandamientos y las ordenanzas eran un todo completo e
inseparable.
Si cuando un israelita pecaba ofrecía el sacrificio requerido, era considerado
“irreprensible” (1.c. 1:6; Fil. 3:6>. (3) La ley, como método en que Dios trata con
el hombre caracterizó a la dispensación que va desde que se dio la ley hasta la
muerte de Jesucristo (Gá. 3:13-1423-24). (4) El intento de los maestros
legalistas (p. ej. Hch. 15:1-31; Gá. 2:1-5) de mezclarla ley y la gracia como
método divino para la presente dispensación de la Iglesia, hizo resaltar la
verdadera relación que existe entre la ley y el cristiano.
II. la doctrina cristiana de la ley: (1) La ley está en contraste con la gracia.
Bajo esta última Dios otorga la justicia que ti mismo demandé bajo la ley (Ex.
19:5; Jn. 1:17; Ro. 3:21, nota; 10:3-10; 1 Co. 1:30). (2) En si misma la ley es
santa, justa, buena y espiritual (Ro. 7:12-14). (3) Ante la ley todo el mundo es
culpable, y por lo tanto la ley es, necesariamente, un ministerio de condenación,
muerte y maldición divina (Ro. 3:19; 2 Co. 3:7-O; Gá. 3:10).
(4)Cristo llevó la maldición de la ley y redimió al creyente de la maldición y del
dominio de la ley (Gá. 3:13; 4:5-7). (5) La ley no justifica al pecador ni santifica
al creyente (Gá. 2:16; 3:2-3,11-12). (6) El creyente está muerto a la ley y
redimido de ella, de manera que no está ‘bajo la ley, sino bajo la gracia” (Ro.
6:14; 7:4; Gá. 2:19; 4:4-7; 1 Ti. 1:8-9). (7) bajo el nuevo pacto de la gracia está
entretejido el principio de obediencia a la voluntad divina (He. 10:16). La vida
del creyente está tan alejada de la anarquía de la voluntad propia, que él está
“bajo la ley de Cristo” (1 Co, 9:21), y a nueva ley de Cristo (Gá. 6:2; 2 Jn. 5) es
su delicia; entre tanto la justicia de la ley se cumple en él por medio del Espíritu
que habita en él (Ro. 8:2-4; Gá. 5:16-18). En las Escrituras distintivamente
cristianas los mandamientos se utilizan para instrucción en justicia (2 Ti. 3:16-
17; comp. Ro. 13:8-lO; 7 Co. 9:8-9; Ef. 6:1-3).
3 Gálatas (3:25) “Ayo” es la traducción del gr. paidagógos que significa el que
disciplina a/os niños o líder de niños. En el mundo griego y en el romano el
pedagogo era el custodio o guardián en la educación y la vida de los niños
menores. El argumento no estriba en el alcance o la naturaleza de la autoridad
del pedagogo, sino en el hecho de que ésta cesa por completo cuando el “niño”
(4:1) se convierte en hijo (4:1-6), cuando el menor se convierte en adulto. El
“hijo” adulto hace de manera voluntaria lo que anteriormente hacia por temor al
pedagogo. Pero aun sino lo hace, ya no es una cuestión entre el hijo y el
pedagogo (la ley) sino entre el hijo y Dios, su Padre. Comp. H.e 12:5 - 10; 1 Jn.
2:1-2.
La epístola a los gálatas está dirigida a un grupo de iglesias en Galacia, que
estaba ubicada en el centro de lo que hoy se conoce corno Asia Menor. Los
habitantes originales eran frigios, y su religión rendía culto a la naturaleza.
En estas ciudades vivían muchos judíos. Los gálatas eran famosos por su
impetuosidad, inconstancia y su amor por las cosas nuevas y raras. Pablo visitó
Galacia tanto en su primer viaje misionero (Hch. 13:51; 14:8,20, lconio, Listra y
Derbe estaban situadas en la parte surde Galacia) como en el tercero (Hch.
18:23), aunque no hay documentos que registren su labor fundando estas
iglesias. El Espíritu Santo le prohibió al apóstol predicar allí durante el segundo
viaje misionero (Hch. 16:6).
Cuando Pablo escribió, las iglesias de Galacia estaban enfrentando una doble
amenaza que tenía que ver con pureza de doctrina y pureza de conducta.
Ciertos individuos habían entrado en un terreno donde iban a’pervertirel
evangelio de Cristo’ (1:7; 5:10). Insistían en que, si bien la salvación venía de
Cristo, las obras también eran necesarias para la salvación.
Los gálatas estaban empezando a ceder a esta actitud judaizante, e.d. el error
legalista (1:6; 3:1), y estaban regresando a una esclavitud de observancia de
días, meses, años, tiempos, etc. (4:10). De manera abrumadora Pablo destroza
todos los argumentos en favor de mezclar la ley con la fe, señalando que
Abraham fue justificado sólo por la fe 430 años antes que se diera la ley de
Moisés. El apóstol responde al segundo error, el error complementario -que un
creyente se vuelve maduro espiritualmente al guardar la ley-, presentando la
verdad del poder santificador del Espíritu Santo y las riquezas espirituales que
el cristiano puede obtener cuando permite que el Espíritu Santo que vive en él
gobierne su vida.
La Epístola se puede dividir de la siguiente manera: Introducción, 1:1-5. I.
Motivo de la Epístola: Los gálatas se habían alejado del verdadero evangelio,
1:6-9. II. Pablo defiende su ministerio apostólico, 1:10-2:2. III. La justificación es
totalmente por la fe, sin la ley, 3:1-24. lV. La norma de vida del creyente es
según la gracia, no según la ley, 3:25-5:1 - V. Características en la vida de un
cristiano justificado sólo por la fe, 5:2 - 26. VI. La manifestación externa de la
nueva vida en Cristo Jesús, 6:1-16. Conclusión, 6:17-
18.
¿CUAL ES LA RELACION DE LA LEY MOSAICA CON LA GRACIA?
La ley fue dada por Moisés un miembro de la raza caída de el pecado. Pero la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
En la escritura siempre encontrarnos el contraste entre la grada y la ley, y entre
el Señor y Moisés: “Porque de tanto mayor gloria es estimado digno éste,
cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo”. ”Y Moisés a la verdad fue
fiel en toda la casa de Dios, como siervo…, pero Cristo como hijo Sobre su
casa, la cual somos nosotros… (He.3 3, 5,6). Por tanto la gracia se expone
constantemente en contraste con la ley, bajo la ley de Dios demanda justicia de
parte del hombre, mientras que bajo la gracia El otorga como una dadiva su
justicia al pecador (Ro 3.2 1,22: 8.4; Fil.3.9)
La ley se relaciona con Moisés las obras, la gracia con Cristo y /a fe, (Jn 1: 17;
Ro, 4: 10), La ley bendice al que es bueno, la gracia lava al malo (Ex. 19.5; E
2.1-9). La ley demanda que el hombre obtenga la bendición corno una
recompensa, la gracia es una dádiva que Dios extiende gratuitamente al
pecador (Dt. 28: 1 - 6; Ef. 2.s; Re 4:4,5).
¿Había gracia bajo la ley?
Hay seis maneras para demostrar- que a gracia ha estado presente siempre, y
también durante la ley:
1. En la elección de Israel. Este fue un acto de favor inmerecido, que trajo
consigo ciertas promesas que pusieron a la disposición del israelita una multitud
de bendiciones (Lv.26s8: Dt.7, 14-16).
2. En las restauraciones de su pueblo pecador. La ley no había alcanzado al
pueblo todavía, y ya había sido rota y pisoteada por la nación, que había
demostrado ser indigna en todas las formas (Jet. 31 20; Os.2.19).
3. El anuncio del nuevo pacto durante el periodo de la ley, fue también un
despliegue de gracia. La promesa de una nueva era fue cada durante el tiempo
cuando la ley estaba rota y pisoteada bajo los pies de la gente (Jer. 31.32).
4. En la capacitación de su pueblo. Es cierto que hay un agudo contraste entre
la capacitación bajo la ley y la obra del Espíritu Santo he (Jn 14.1 7), pero no es
correcto decir que no hubo capacitación bajo la ley. El Espíritu moró sobre
muchos (Dn. 4:8; 1 P.1: 11), y vino sobre otros para una obra especial (Jue.3.
10; S.10:9,10; Ex 28: 3), pero no había garantía de que moraría en pueblo de
Das de manera universal y permanente como lo hace hoy.
5. Al revelarse así misrno en la experiencia de su pueblo corno Jehová El
nombre se asocia con muchos actos específicos de la gracia de Dios hacia su
pueblo (Sal. 143:11; Jer. 14:21).
6. En el gran pacto con David, fue una prueba de grande gracia de parte de
Dios
La bondad amorosa de Dios (chesed) es ligada con:
El pacto Abrahámico. (Mi. 7.2o)
El pacto Mosaico (Ex.34.6,7)
El nuevo pacto (Jer. 3: 1,3)
El pacto Davídico (Is.55:3)
3. SIMILITUDES
La siguiente breve comparación demostrará el hecho de que los valores
morales de la Ley están reincorporados en las enseñanzas de la gracia.
1.” No tendrás dioses
delante de mi”
1. “Nosotros…os anunciamos que de
estas vanidades os convirtáis al Dios
vivo” (Hch. 14:15)
2. “No te harás imagen ni
ninguna semejanza… No
te inclinarás a ellas, ni las
honrarás”
“Hijitos, guardados de los ídolos” (1
Jn. 5:21)
3. “No tomarás el nombre
de Jehová tu Dios en
vano”
3. “Pero sobre todo hermanos míos, no
juréis ni por el cielo, ni por la tierra, ni por
ningún otro juramento” (Stg. 5:12)
4. “Acuérdate del día de
reposo para
santificarlo”
4. Tal mandamiento no se halla en las
enseñanzas de la gracia
5. “Honra a tu padre y a tu
madre”
5. “Hijos, obedeced al Señor a vuestros
padres, porque sólo esto es justo” (Ef.
6:1)
6.”No matarás”
6. “Todo aquel que aborrece a su Hno.
Es homicida; y sabéis que ningún
homicida tiene
vida eterna permanente en él” (1Jn.
3:15)
7. “No cometerás
adulterio”
7. “No erréis; ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, heredarán el
reino de Dios” (1Co. 6:9 – 10)
8. “No hurtarás” 8. “No hurte más” (Ef. 4:28)
9. “No hablarás contra tu
prójimo falso testimonio”
9. “No mintáis los unos a los otros” (Col.
3:9)
10. “No codiciarás”10. “Pero… avaricia ni aún se nombre
entre vosotros” (Ef. 5:3)
Es cierto que algunos de los principios de la Ley de Moisés están incluidos bajo
la gracia, pero aquellos aspectos de la ley que so extraños a la gracia son
omitidos. El mandamiento sobre guardar séptimo día está totalmente omitido.
Esta omisión y la razón de ella se consideran extensamente en el capítulo V.
Así también se omite la única promesa del Decálogo. Esta promesa se
encuentra en conexión con el precepto sobre la obediencia de los hijos. Éxodo
20:12 se lee “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en 1
tierra que Jehová tu Dios te da.”
Continuación LA LEY Y LA GRACIA:
El hecho de que la ley presentaban una promesa a los hijos obedientes se
menciona en el Nuevo Testamento (Ef. 6:2)4 sin ninguna inferencia de que la
promesa est en pie ahora, sino sólo como un recordativo de aquello que existí
bajo la ley. Sería cosa difícil para un individuo, o un hijo, miembro de la Iglesia
reclamar su derecho a una tierra que Dios ha dado,’ demostrar que alguna ley
garantiza ahora una vida larga a aquellos que hoy son obedientes a sus padres.
Veamos una vez más a Israel su relación al país como está escrito: “Confía en
Jehová, y haz bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”: “Los
justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”; “Porque los rectos
habitarán la tierra” (SaI. 37:3, 29; Pr. 2:21). Al creyente no se le ha dado
ninguna tierra.
El es un “extranjero y peregrino” aquí, es un “embajador”, un ciudadano del
cielo. Si conoce las Escrituras, el no está esperando una vida larga aquí; más
bien está esperando el advenimiento de su Señor. No trata de adherirse a está
vida aquí: porque “partir, y estar con Cristo... es mucho mejor.” La seriedad con
que algunas personas aplican a sí mismas una promesa del Antiguo
Testamento, que es una imposibilidad bajo la gracia, es una revelación de la
escasa atención con que muy frecuentemente se leen y se aplican las
Escrituras.
Puesto que todo precepto de la ley que es adaptable ha sido instaurado en la
gracia, no es necesario violar las Escrituras aplicando forzosamente la ley en la
esfera de la gracia. El Decálogo, en sus principios morales, no sólo ha sido
instaurado en la gracia, sino que sus principios han sido amplificados
grandemente. Esto se ilustra una vez más por el mismo precepto sobre la
obediencia de los hijos.
En las enseñanzas de la gracia, se considera en forma completa todo el asunto
de la obediencia, y se le añade a ello las instrucciones propias para los padres.
Bajo las enseñanzas de la gracia, el mensaje del primer mandamiento se repite
no menos de cincuenta veces, el segundo doce veces, el tercero cuatro veces,
el cuarto (que trata del día sábado) no se menciona ni una vez, el quinto seis
veces, el sexto seis veces, el séptimo doce veces, el octavo seis veces, el
noveno cuatro veces, y el décimo nueve veces.
Y aun más: se debe notar lo que es de suma importancia, a saber, que las
enseñanzas de la gracia no sólo son benignas en su carácter, con una
naturaleza del mismo cielo, sino que se extienden al grado de cubrir todo lo que
pertenece a los asuntos nuevos de la vida y servicio del creyente. Los diez
mandamientos no dan el requisito de una vida de oración, no enseban nada
sobre el servicio cristiano, no contienen nada sobre evangelismo. no presentan
la obra misionera, no tienen un evangelio que predicar, no tratan de la vida y del
andar en el Espíritu, no revelan que Dios es Padre, no enseñan nada de la
unión con Cristo, ni sobre la comunión de los santos, nada sobre la esperanza
de una salvación, ni la esperanza de un cielo. Si se afirma que tenemos todo
esto porque hoy tenemos ambos, la ley y la gracia, a tal afirmación se responde
que la ley no tiene nada que añadir a la gracia sino confusión y contradicción, y
tenemos en las Escrituras la más firme amonestación contra la mezcla de la ley
y la gracia. Unas pocas veces los escritores de las Epístolas hacen referencia a
las enseñanzas de la ley en vía de una ilustración.
Cuando presentan la obligación bajo la gracia, citan el hecho de que ese mismo
principio existía bajo la ley. No hay, sin embargo, ninguna base para mezclar
estos dos sistemas de gobierno. La ley de Moisés presenta un pacto de obras
que se alcanza mediante las energías de la carne; las enseñanzas de la gracia
presentan un pacto de fe que se obtiene mediante la energía del Espíritu.
En Lucas 16:16 está escrito: “La Ley y los profetas eran hasta Juan; desde
entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él”.
El mensaje de Juan el Bautista era una cosa nueva. En ningún sentido era la
enseñanza de “la ley y los profetas” como una aplicación directa del sistema
mosaico. Sin embargo, sus predicaciones eran de carácter puramente legal. En
este concepto se haya una excepción importante en el evangelio según San
Juan. En ese Evangelio, de las palabras que caracterizan a todos los dichos de
Juan Bautista se seleccionaron las siguientes, “He aquí el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo” (1:29).
El evangelio según San Juan tiene por distinción el mensaje de salvación y la
gracia por medio de la fe, y la selección de este mensaje de Juan Bautista
ilustra con perfección la mente y el propósito del Espíritu en el escogimiento del
material para la construcción de ese evangelio de la gracia divina. Esta palabra
excepcional de Juan Bautista, ajustada al mensaje de la gracia en el Evangelio
según San Juan, no deberá confundirse con sus predicaciones legalistas como
se registran en los la evangelios sinópticos, donde su verdadero ministerio
como precursor es presentado.
Lo que el predicó está claramente escrito en Lucas 3:8-14: “Haced, pues, frutos
dignos de arrepentimiento. . . Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces,
¿qué haremos? Y respondiendo les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no
tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos
publícanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les
dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos
soldados diciendo: Y nosotros ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a
nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.”
En este mensaje es evidente el énfasis intenso que se hace sobre el pacto de
las obras meritorias; sin embargo Juan no predicó lo que predicó Moisés o los
profetas. La ley y los profetas llegaron hasta Juan. Se llega entonces a la
conclusión de que la predicación de Juan Bautista era totalmente nueva, y era
según la misión de un heraldo del Rey; pero ese mensaje es legalista y no de la
gracia. Es un pacto de obras y no uno de fe. También Lucas 16:16 arroja más
luz sobre el hecho de que la predicación de Juan tenía que ver con el reino.
La regla divina en la tierra que Mateo llama “el reino de los cielos” mateo lo
llama “el reino de Dios.” Esto es justificable porque el reino de Dios incluye el
reino de los cielos, es decir, el reinado terrenal del Rey. Porque es tan evidente
que Mateo y Lucas se refieren a la misma regla divina en la tierra, y con
frecuencia comunican el mismo mensaje cuando usan estas dos frases, se llega
a la conclusión de que cuando Lucas usa el término, “el reino de Dios”, aquí y
en otras partes, se refiere a la limitada regla divina en la tierra. De los hombres
que entran en ese reino, se dice: “se esfuerzan por entrar en él”. El significado
literal es procurar entrar con todo vigor.
La palabra sugiere un intenso esfuerzo humano, e implica la necesidad de
mérito que es un requisito para lograr la entrada al reino. Hay, cuando menos,
tres principales distinciones que aparecen cuando se hace un contraste entre
las enseñanzas de la gracia y las del reino.
Primero, en el mensaje del reino, la esperanza está principalmente centralizada
en el reino de los cielos, y en Marcos y en Lucas, en ese aspecto del reino de
Dios que corresponde con el reino de los cielos. Se debe recordar que esto no
es el cielo. En esta conexión, es el gobierno del Mesías-Rey en la tierra. Sin
embargo, el gobierno más amplio del reino de Dios se menciona una vez
(Mateo 6:33), y en un punto cuando todos los intereses divinos están bajo
consideración. Tres veces el mensaje del reino sostiene la anticipación del cielo
mismo ante sus hijos (Mateo 5:12; 6:20; 7:23). En las enseñanzas de la gracia
es el mismo cielo que se contempla, y nunca se hace referencia al reino de los
ciclos, sino sólo en el sentido de que los santos reinarán con el Rey. Los
creyentes por otra parte, con frecuencia se relaciona a la esfera más grande del
reino de Dios (véase Juan 3:3).
Segundo, estas dos líneas de enseñanzas pueden identificarse también por las
grandes palabras que emplean. Según el Antiguo Testamento como también el
Nuevo, las grandes palabras del reino son justicia y paz. El sermón del monte
es la expansión del significado completo de la justicia personal que se requiere
en el reino, Las grandes palabras en esta edad son creer y gracia.. Ni una sola
vez aparecen estas palabras en conexión con las enseñanzas del reino de.
Mateo 5-7. La misericordia se despliega en la gracia y no en la justicia.
Tercero, las enseñanzas del reino, como también la ley de Moisés, están
basadas sobre un pacto de obras. Las enseñanzas de la gracia, por otro lado,
están basadas en un pacto de fe. En un caso, se demanda la justicia; en la otra
se provee esa justicia, se atribuye y se imparte por operación interna. Una es
de una bendición que se recibe por una vida perfecta, la otra es de una vida que
se vive porque se ha recibido ya una bendición perfecta.
Muchas veces se ha hecho la suposición de que durante el reinado del Mesías
no habrá pecado en la tierra, así como en los cielos nuevos y la tierra nueva
que vendrán después. Todo pasaje bíblico que tiene que ver con el reino da
énfasis a las condiciones morales que existirán en el reino.
Cuanto Satanás será atado, y habrá juicio inmediato sobre el pecado, las
elevadas exigencias morales del reino serán posibles de cumplir; pero habrá
iniquidad que juzgar, el enemigo perseguirá, y muchos que habrán profesado
fracasarán porque ellos no habrán hecho realmente la voluntad del Rey. Tan
grande será el avance moral en las condiciones del mundo durante el reino
sobre esta presente edad, que la justicia “reinará” entonces, mientras que en el
presente la justicia “sufre” (2 Ti. 3:12).
4. REINO DE DIOS Y REINO DE LOS CIELOS
Lo que sigue es una presentación en orden de los diferentes tópicos que se
presentan en el Sermón del Monte.
(1)Las Bienaventuranzas. Este mensaje del reino comienza con una lista de
las nueve bendiciones que son prometidas y provistas para el hijo fiel del reino
(Mateo 5.1-121). Estas bendiciones se alcanzan por medio de méritos. Esto
está en un vivo contraste a las bendiciones de la posición sublime del creyente
que él alcanza en un instante por medio de Cristo en el momento que él cree.
(a) “Bienaventurados los pobres (humildes) en espíritu: porque de ellos es el
reino de los cielos.” Así como Cristo declaró del niñito, “de los tales es el reino
de los cielos.” En la visión en el Antiguo Testamento de la manifestación
venidera del Rey, se declara. “YO habito en la altura y la santidad, y con el
quebrantado y humilde del espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y
para vivificar el corazón de los quebrantados” (Is. 57:15). Del creyente se dice:
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Co.
3:1 2) El creyente no se pone estas virtudes para ganar el cielo, mucho menos
el reino de los cielos. Los creyentes se visten de ellas porque estos son
elementos del carácter de uno que ya ha sido “elegido de Dios, santo y amado.”
Cristo es el modelo (Fi1.2:~), y “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes” (Stg. 4:6). En las enseñanzas de la gracia, “vestíos” no significa
pretender, o apropiarse; sino que es la manifestación de la vida regenerada
mediante el poder del Espíritu (véanse Ef. 4:24; 6:11; Col. 3:12).
(b) “Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación.” El llanto
no pertenece a la Esposa de Cristo. Un mensaje diferente se ha dado a ella:
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” “El llanto es la
porción de Israel hasta que venga su Rey, y cuando El venga, será para
“proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del
Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados, a ordenar que a los afligidos de
Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de
alegría en lugar del espíritu angustiado” (Is. 61:2-3; comp. Is. 51:3; 66:13; 35:10;
51:11; Zac. 1:17).
(c) “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.”
Bajo la gracia la mansedumbre en el creyente es una obra del Espíritu, y no es
recompensada nunca; pero el Rey en sus juicios “juzgará con justicia a los
pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra” (ls. 1.1:4; comp. Is.
29:19; Sof. 2:3; Sal. 45:4; 76:9). La tierra será heredada en la era del reino. La
gloria del Rey estará aquí en la tierra. No cabe ni en la suposición que el manso
esté ahora heredando la tierra, o que ésta fuera una promesa hecha a la Iglesia,
a quien no se hace ninguna promesa terrenal. Aquellos que son guardados por
el poder de Dios mediante la fe para una salvación que está preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero, tienen una herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos.
(d) “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos
serán saciados”. El creyente bien puede desear un andar más cerca de Dios,
pero ya es “hecho justicia de Dios en el.” A distinción de esto, la justicia es una
cualidad que se debe alcanzar en el reino (Mt. 5:20). “Por amor de Sion no
callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como
resplandor su justicia y su salvación se encienda como una antorcha.
Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria” (ls. 62:1-2;
comp. Sal. 72:1-4; 85:10-11, 13: Is. 11:4-5).
(e) “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”
La condición exacta que se revela en esta promesa debe ser considerada
detenidamente; porque en este pasaje, la misericordia que se obtiene de Dios
depende del todo del ejercicio de la misericordia de Dios. Esta es la ley en su
pureza. Bajo la gracia se le implora al creyente que sea misericordioso, como
aquel que ya obtuvo misericordia (Ef. 2:4, 5; Tito 3:5). Dios manifestará su
gracia en misericordia hacia la nación de Israel cuando El los reúna en su
propia tierra (Ez.39:25) pero al mismo tiempo El tratará con ellos como
individuos según la ley: “Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y
hasta la eternidad sobre los que le temen. Y su justicia sobre los hijos de los
hijos; sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus
mandamientos para ponerlos por obra” (Sal. 103:17,18) “por lo cual me ha
recompensado Jehová conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis
manos delante de su vista. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y
recto para con el hombre integro Limpio te mostraras para con el limpio, y
severo serás para con el perverso” (Sal. 18:24-26). Bajo la gracia El es rico en
misericordia, aun cuando “estábamos muertos en pecados”.
(f) “Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios”. Opuesto
a esto, bajo la gracia, está escrito: “Pero vemos a Jesús” y”Porque Dios que
mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en
nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la
faz de Jesucristo” (He.2:9; 2 Co.4:6). En Cristo Dios es revelado ahora al
creyente, mientras que la promesa del reino a los de limpio corazón es que ellos
verán a Dios. Las promesas del reino continúan: “El que camina en justicia y
habla lo recto. . . Tus ojos verán al Rey en su hermosura” (ls.33: 15-17).
“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El
limpio de manos y puro de corazón” (Sal.24:3, 4).
(g) “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de
Dios.” Paz es una de las dos grandes palabras del reino. El Rey, quien es “el
Príncipe de Paz,” reinará de tal manera que la justicia y la paz cubrirán la tierra
como las aguas cubren la faz del abismo (comp. Sal.72:3,7). En este reino se
dará distinción especial al que promueva la paz. “Serán llamados hijos de Dios”.
Bajo la gracia, ninguno es constituido hijo de Dios por obra alguna. “Pues todos
sois hijos de Dios por fe en Cristo Jesús” (Gá.3:36).
(h)“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.” Una vez más, el asunto importante es
la justicia. Por el contrario, el creyente sufre con Cristo y por Su causa, y su
recompensa esta en los cielos. “mas todo esto os harán por causa de mi
nombre” (Jn. 15:21). “Y también todos los que quieran vivir piadosamente en
Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti.3: 12).
(i) “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y
digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque
vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas
que fueron antes de vosotros.” El creyente es llamado a sufrir por la causa de
Cristo: “Porque a vosotros es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis
en él, sino también que padezcáis por él (Fil. 1:29); “Si sufrimos, también
reinaremos con él” (2 Ti 2: 12). Deberá notarse que cuando los hijos del reino
son comparados a cualquier clase de hombres que sufren, son llevados a los
profetas que vivieron antes de ellos, y no a los santos que componen el cuerpo
de Cristo.
Al concluir estas observaciones acerca de las nueve bienaventuranzas, no debe
perderse de vista el hecho de que en contraste a las nueve bendiciones del
reino alcanzadas por un esfuerzo propio, el creyente bajo la gracia tiene la
experiencia de nueve bendiciones que se producen en el por el poder directo
del Espíritu que mora en él. Una cuidadosa comparación deberá hacerse de las
nueve promesas que se hacen bajo el reino, con las nueve bendiciones que
están preparadas bajo la gracia. Se verá que todo lo que se demanda bajo la
ley del reino como una condición para la bendición, bajo la gracia, es provista
por Dios mismo.
Los dos aspectos de la vida que se representan por estos dos grupos de
palabras descriptoras son muy significativos. El total de todas las bendiciones
en el reino no es de compararse con el superabundante “fruto del Espíritu” -
“amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”
- control de sí mismo, (Gá. 5:22-23). El mismo tiempo del verbo que se usa es
importante. Bajo la gracia, el fruto del Espíritu es, que indica la presente
posesión de la bendición mediante la pura gracia; en cambio bajo el reino, la
bendición será para aquellos que así lo merezcan por sus obras.
(2) Las Semejanzas de los Justos en el Reino. En esta porción de las
Escrituras (Mateo 5:13-16) los hijos del reino se comparan a la sal de la tierra, y
a la luz del mundo. “Sal”, como una figura, no se usa de esta manera en las
enseñanzas de Moisés ni en las enseñanzas de la gracia. Sin embargo, el
creyente es llamado a ser “luz en el Señor”, y se le exhorta a “andar” como hijo
de luz (Ef.5:8). Luego leemos: “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos
del día” (1 Ts. 5:5). Pero, de Israel acerca de su bendición en el reino que
vendrá se dice:
“Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y
te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones”:
“también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo
postrero de la tierra”; “Entonces nacerá tu luz como el alba”; “Y andarán las
naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”; “Jehová te será
por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados” (Is.42:8; 60:3,20). Aun
aparece otro contraste en esta conexión: El creyente es llamado a manifestar a
Cristo (1 1’. 2:9), pero los hijos del reino son llamados a manifestar sus buenas
obras (Mt.5: 16).
5. LA LEY Y EL JUDAISMO DESCARTADOS
Primero, los mandamientos del sistema mosaico y sus demandas, y los
mandamientos y las demandas de las leyes del reino son de un carácter
totalmente legalista, y juntos contienen la declaración escrita de la ley, la cual
ley, como se verá, ha sido abrogada durante el presente reinado de la gracia.
Segundo, toda obra humana, aunque sea lo imposible, como las instancias
divinas de la gracia, que se hace con la idea de obtener aceptación con Dios,
tiene la naturaleza de un pacto legal de obras y por tanto sólo puede pertenecer
a la ley. Mediante la obra consumada de Cristo, se asegura perfecta aceptación
con Dios; pero esa aceptación solo se experimenta por la fe que no depende de
mérito alguno, y descansa en Cristo como el suficiente Salvador. En forma
semejante se verá que toda la proposición de una aceptación legal y meritoria
con Dios no está en vigor durante el reinado de la gracia.
Tercero, cualquier forma de vida o servicio que se practica con dependencia de
la carne, en vez de una dependencia del Espíritu, tiene un carácter legalista y
por tanto, ha pasado durante el período presente del reinado de la gracia. Está
escrito: “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (Gá. 5:18). La
ley recurrió sólo a la carne, y, por tanto, el depender de la carne es volverse a la
esfera de la ley.
Aunque la ley ha sido reemplazada por la gracia, puede ser impuesta ahora por
uno mismo. Esto puede hacerse tomando como una regla de vida el código
escrito de Moisés o del reino. También puede hacerse tomándose a las obras
propias como la base de aceptación con Dios. O, puede hacerse, dependiendo
de la energía de la carne para el poder que se necesita para vivir
agradablemente delante de Dios. Una ley que se impone sobre uno mismo.
Cualquiera que sea esa ley, no es aceptable a Dios; pero como todo pecado
humano, tal imposición puede escogerse por el libre albedrío del hombre, y
puede ejercerse en oposición a la voluntad revelada de ¡Dios. En vista de las
declaraciones positivas de la Biblia de que la ley ha dejado de estar en vigor,
cabe preguntar sobre el significado de ciertos pasajes:
Gálatas 3:23. “Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados ¡bajo la ley)’
En ningún sentido puede esta experiencia ser de los hombres, antes de aceptar
a Cristo. El apóstol está hablando aquí ¡como un judío, y de aquellas
circunstancias que podían existir sólo para cl judío de la iglesia primitiva quien
vivió bajo ambas dispensaciones, la dE Moisés y la de la gracia.
Sin embargo, en el significado más amplio de la ley, ya descrito anteriormente,
toda la humanidad fue libertada por la muerte de Cristo de la obligación de las
obras meritorias, y de la necesidad de depender de la carne. “Porque todos los
que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro
de la ley para hacerlas”; “Cristo nos redimió de la maldición de la ley”; Dios
enviando a su Hijo condenó al pecado en la carne: para que la justicia de la ley
se cumpliese en nosotros “ (Gá. 3:10, 13; Ro. 8:3, 4).
1 Corintios 9:20. El apóstol dijo: “Me he hecho . . . a los que están sujetos a la
ley como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley.” Esto es
claramente uná presentación de todos aquellos quienes se han impuesto sobre
sí la ley en cualquier de sus aspectos (véase Gá. 4:21).
Romanos 4:14. “Porque si los que son de la ley son los herederos, yana resulta
la fe, y anulada la promesa.” Esto es igualmente cierto para toda la humanidad
cuando se consideran los aspectos más grandes de la ley; pero también se
debe notar que la antigua designación de los judíos como los que están “bajo la
ley”, en contraste a los gentiles a quienes ninguna ley fue dada jamás, los
Judíos todavía la tenían en la Iglesia primitiva (comp. Ro. 2:23; 416)
Romanos 2:13. “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino
los hacedores de la ley serán justificados.” Esto es una declaración de un
principio intrínseco de la ley. Era un pacto de obras en sentido absoluto. Ahora
nadie es justificado por la ley (comp. Ro. 3:20; Gá. 3:11). Nótese también:
“Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres
transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión” (Ro. 2:25). Esto
también es un principio que perteneció a la ley. Guardar la ley era ¡un
descrédito para Dios, y un insulto a su justicia (comp. Is. 5 2:5). ¡Ese mismo
principio es una amonestación a todos los que intentan guardar la ley, o aun
contemplan tal idea (véase también Stg. 2:10).
Romanos 3:3 1. “¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino
que confirmamos la ley.” La ley nunca ha sido cumplida por aquellos que han
procurado cumplirla. Sin embargo, es cumplida por aquellos que humildemente
reconocen su incapacidad para hacer cosa alguna que agrade a Dios, y quienes
se dirigen a Cristo y encuentran amparo en él, quien ha cumplido toda demanda
dc la ley por ellos. Ellos, y sólo ellos han vindicado la santa ley de Dios.
Romanos 7:16. “Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la le y es buena.”
El uso que se le da a la palabra ley en todo este contexto (7:15-8:13) es
claramente de la esfera más amplia de toda la voluntad de Dios, en vez de los
mandamientos limitados de Moisés. Ni una sola vez se menciona a Moisés; sin
embargo “la ley de Dios”se~ menciona tres veces (7:22, 25; 8:7).
La completa cesación del reinado de la ley de Moisés, aun para Israel. Mediante
la muerte de Cristo, es el testimonio amplio de las Escrituras. Unos pocos
pasajes importantes que declaran este hecho de la cesación de la ley se dan a
continuación:
Juan 1:16-17. “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre (añadida
a) gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo.” Según este pasaje, todo el sistema mosaico
fue cumplido, suspendido, y terminado en el primer advenimiento de Cristo.
Gálatas 3:19-25. “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las
transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa. . .
para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.
Pero antes que viniese la fe, (nosotros judíos) estábamos confinados bajo la
ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha
sido nuestro ayo (que disciplina niños), para llevarnos a Cristo, a fin de que
fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo” (la
ley). Ningún comentario es necesario sobre esta declaración incondicional
relativo al aspecto transitorio del sistema mosaico.
Romanos 6:14. “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no
estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” Aunque el mensaje directo de este pasaje
es sobre la incapacidad que ha sido provista para la vida bajo la gracia, la cual
jamás se proveyó bajo la ley, se hace la declaración positiva, “no estáis bajo la
ley.”
Romanos 7:2-6. “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido
mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del
marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada
adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se
uniere a otro marido, no será adúltera Así también vosotros, hermanos míos,
habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del
que resucité de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque
mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley
obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.
Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que
estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y
no bajo el régimen viejo de la letra.” Se dan varias revelaciones importantes en
este pasaje. La relación de uno que había estado bajo la ley (que era una
realidad en el caso del apóstol Pablo) a las enseñanzas de la gracia era como
la de una esposa a su segundo esposo. La ley, o la obligación, de la esposa a
su esposo termina con la muerte de él. Si ella se casa con un segundo esposo,
ella entonces queda bajo una obligación enteramente nueva. La muerte
expiatoria de Cristo fue el fin del reinado de la ley, ley que se compara al primer
esposo. “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante
el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucité de los muertos, a
fin de que llevemos fruto para Dios” Nada puede ser más claro que esto. El
creyente está ahora bajo una obligación a Cristo; unido por una ley a Cristo.
Sólo necesita cumplir “la ley de Cristo”.
Sería muy irracional pensar proponer que una mujer tratase de ser obligada a
dos maridos a la vez; sin embargo, esta es la ilustración divina del error de
entremezclar las enseñanzas de la ley y las enseñanzas de la gracia. Tener
más de un esposo en sentido espiritual es ofensivo a Dios. En la nueva unión
formada con Cristo, como consecuencia ha de producirse fruto para con Dios.
Se refiere aquí al hecho de que la vida del cristiano y su servicio son posibles
por el poder de Dios y por tanto son sobrehumanos. Del creyente se dice
claramente, no sólo que “está muerto a la ley,” sino que es “libre de la ley,” y de
todo aspecto de la ley, para que sirva en el régimen del Espíritu”; porque las
enseñanzas de la gracia tienen el carácter especial de ser cumplidas por el
poder que da el Espíritu.
El creyente no debe vivir y servir “bajo el régimen viejo “de la letra,” que es la
ley. Es por la unión vital en el cuerpo de Cristo como un miembro vivo que el
creyente es absuelto de toda otra relación y queda centralizado sólo en lo que
pertenece a la Cabeza viviente. Es así como se indica positivamente que los
principios de la ley y la gracia (que son completamente opuestos) no puede
coexistir como reglas de conducta.
2 Corintios 3:7-13. “Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras
fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro
de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no
será más bien con gloria cl ministerio del Espíritu? Porque si el ministerio de
condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de
justificación.
Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en
comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria,
mucho más glorioso será lo que permanece. Así que, teniendo tal esperanza,
usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su
rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que
había de ser abolido.”
6. CONTRASTES
Es la ley que está cristalizada en los Diez Mandamientos que se contempla;
porque esa ley, y ninguna otra, es la que “fue escrita y esculpida en piedras.” En
medio de los contrastes más marcados entre el reino de las enseñanzas de la
ley y el de las enseñanzas de la gracia queda declarado que estos
mandamientos “habían de perecer y “ser abolidos”. Deberá reconocerse que lo
viejo fue abolido para hacer lugar para lo nuevo, que excede mucho más en
gloria. Que la ley haya perecido, no es, por tanto, una pérdida; más bien es una
ganancia incalculable. Los contrastes incontrovertibles que se presentan en
todo este contexto se arreglan aquí en paralelos:
Las Enseñanzas de la Ley Las Enseñanzas de la Gracia
1. Escritas con tinta. 1. Escritas con el Espíritu del Dios viviente.
2. En tablas de piedra. 2. En tablas de carne del corazón.
3. La letra mata. 3. El Espíritu da vida.
4. El ministerio de muerte. 4. El ministerio del Espíritu
5 .Fue gloriosa. 5. Con la gloria más eminente.
6. Pereció. 6. Permanece.
7. Abolida. 7. Tenemos tal esperanza.
Gálatas 5:18. “Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.” No
queda ningún lugar para la ley, y por tanto tampoco hay ocasión para su
reconocimiento. El ser guiado por el Espíritu es experimentar una forma de vida
que no sólo sobrepuja sino cumple con todos los ideales de la ley.
Efesios 2:15. “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas.”
Colosenses 2:14. “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.”
Juan 15:25. “Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su
ley.” Esta referencia, que es la única en el discurso en el Aposento Alto que se
hace a la Ley de Moisés es muy significativa. Como ya se indicó, Cristo en este
discurso ha guiado a sus seguidores más allá de la cruz y desenvuelve ante
ellos los mismos fundamentos de las nuevas enseñanzas de la gracia.
Estos hombres eran judíos; pero Cristo, en esta enseñanza no les habla como
si estuviesen ellos obligados a la ley de Moisés. El dice “en su ley”, no dice, en
vuestra lev’, en esta forma él indica que estos judíos quienes habían venido a
estar bajo la gracia ya no estaban bajo el régimen de la ley de Moisés. Por esta
misma Escritura no sólo se afirma claramente que todo el sistema de la ley ha
sido quitado durante la dispensación de la gracia, sino que es notable que la
ley, como ley, nunca es aplicada al creyente como un principio gubernativo de
su vida bajo la gracia. Esta no es una omisión accidental; es la expresión de la
mente y voluntad de Dios.
Se llega, pues, a la conclusión de que la ley de Moisés no fue dada para regir la
vida del creyente bajo la gracia. Sin embargo, por otro lado, los principios
permanentes de la ley que se adaptan a la gracia son traídos y restablecidos en
las enseñanzas de la gracia, no como una ley, sino reformados al modelo de fa
gracia infinita. Esta gran realidad se ilustra hábilmente en la experiencia de un
ciudadano de Estados Unidos que estuvo en Alemania en el comienzo de la
primera guerra mundial. Huyendo a través de Holanda, llegó a Inglaterra con las
bolsas llenas de mono das de oro de Alemania. Esta moneda, con el cuño
alemán, era sin valor como moneda en Inglaterra; pero al fundirse y acuñarse
en la casa de moneda de Inglaterra, llevaba entonces todo el valor en ese
dominio. Así también el valor intrínseco del oro de la ley es preservado y
reaparece con el acuño de las nuevas enseñanzas de la gracia.
Al aplicar las enseñanzas de la gracia es lícito hacer notar que cierto principio
semejante existía bajo la ley de Moisés, y así se demuestra que el precepto en
cuestión representa el carácter inmutable de Dios; pero aplicar las enseñanzas
del sistema mosaico a los que están bajo la gracia no sólo no es bíblico sino
desrazonable. Por cuanto las dos enseñanzas, tanto la ley de Moisés como las
enseñanzas de la gracia son completas en si mismas, ninguna requiere la
adición de la otra, y combinarlas es sacrificar todo lo que es vital en cada una.
Por tanto, una gran importancia se deberá dar al positivo e invariable mensaje
al creyente que se declara en las palabras, No estáis bajo la ley, sino balo la
gracia.
7. LA CIRCUNCICIÓN
Génesis 17: 11Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por
señal del pacto entre mí y vosotros.
CIRCUNCIDARÉIS. La circuncisión debía ser una señal y un sello del pacto de
Dios con Abraham y su descendencia. (1) Era una señal o marca de que ellos
habían aceptado el pacto de Dios y a Dios mismo como su Señor. (2) Era un
sello de la justicia que tenían por la fe (15:6: Ro 4:11). (3) Era para recordarle al
pueblo las promesas de Dios para ellos y sus propias obligaciones personales
del pacto (cf. v. 14).
Josué 5:2 En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y
vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel.
VUELVE A CIRCUNCIDAR. Bajo el antiguo pacto la circuncisión marcaba a
cada varón como hijo de Abraham y siervo del Señor Dios. La circuncisión los
habilitaba para participar de las bendiciones del pacto (véase Gn 17:11, nota).
Era, sin embargo, una señal de su obediencia al pacto. Aun cuando el pueblo
de Dios había invadido la tierra prometida, se necesitaba la preparación
espiritual de la circuncisión y de la Pascua antes que pudieran comenzar la
verdadera conquista.
Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no
hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la
circuncisión de Cristo.
EN LA CIRCUNCISIÓN DE CRISTO. En el AT la circuncisión era la señal de
que el israelita mantenía una relación de pacto con Dios (véase Gn 17:11,
nota). Simbolizaba la separación del pecado y de todo lo que era profano en el
mundo. El creyente bajo el pacto del NT ha tenido una circuncisión espiritual al
despojarse de la naturaleza pecaminosa. Ese es un acto espiritual por el cual
Cristo quita la antigua naturaleza no regenerada de rebelión contra Dios e
imparte la vida espiritual o la de resurrección de Cristo (vv. 12-13); es una
circuncisión del corazón (Dt 1016; 30:6; Jer 4:4; 9:26 Ro 2:29).
Romanos 2:29… sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión
es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los
hombres, sino de Dios.
CIRCUNCISION... DEL CORAZÓN. EN ESPÍRITU. Esta es la obra de gracia de
Dios en el Corazón de los creyentes mediante la cual participan de la naturaleza
divina y llegan a poder vivir una vida pura separada del pecado para la gloria de
Dios (cf. Dt 10:16; .Jer 4:4; 2P 1:4). De ese modo, la vida santa se convierte en
la señal externa de que están bajo el nuevo pacto.
Filipenses 3:2 Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros,
guardaos de los mutiladores del cuerpo.
PERROS - MALOS OBREROS - -. MUTILADORES. La prueba más grande de
Pablo fue el pesar que, Sintió por causa de los que tergiversaban el evangelio
de Cristo. Su amor por Cristo, la iglesia y verdad redentora era tan fuerte que lo
estimulaba a oponerse fervientemente a los que pervertían la sana doctrina,
tratándolos de “perros’ y “malos obreros (véanse 1:37, nota: Gá 1:9, nota; cf. Mt
23). Mutiladores del cuerpo” es la expresión de Pablo para la ceremonia de la
circuncisión tal como enseñaban los judaizantes, quienes afirmaban que la
señal de la circuncisión del AT era necesaria para la salvación. Pablo declara
que la verdadera circuncisión es la obra del Espíritu en el corazón de una
persona cuando son borrados el pecado y la maldad (V. 3; Ro 2:25-29; Col 2:1
1).
CIRCUNCISIÓN: - un corte
A. El rito físico:
Instituido por Dios Gn. 17: 10 – 14
Un sello de justicia Ro. 2: 25 – 29
Se realizará en el octavo día Lc. 1:59
Se nombraba a la criatura cuando
se realizaba Lc. 1:59
Permitía el derecho a la Pascua Éx. 12:48
Descuido de, castigado Éx. 4:24
Descuidado durante el desierto Jos. 5:7
Una señal de la relación del pacto Ro. 4:11
B. Necesidad de:
Se asevera en la vieja
dispensación Gn. 17: 10 – 14
Abolido por el evangelio Gá. 5: 1 – 4
Ef. 2: 11, 15
No sirve para nada Gá. 5:6
Col. 3:11
Promovida por falsos maestros Hch. 15:1
Descrita como un yugo Hch. 15:10
Abrogada por los apóstoles Hch. 15: 5 – 29
1 Co. 7:18,19
C. Significado espiritual de:
Regeneración Dt. 10:16
Dt. 30:6
Jer. 4:4
El verdadero judío (cristiano) Ro. 2:29
El cristiano Fil. 3:3
Col. 2:11
8. DÍA DE REPOSO
Mateo (12:1) “Día de reposo”, Sábado, del heb. Shabbath (gr. sabbaton),
significa cesación del traba/o, descanso. (1) El sábado (llamado “día de
reposo” en Reina –Valera), aparece en la Escritura como el día en que Dios
descansó al termino la obra de la creación (Gn. 2:2—3>. Durante el largo
periodo del Edén al Sinaí, no se lo menciona. Luego se hace i revelación del
Sábado a Israel (Ex. 16:23; Neh. 9:13—14), se convierte en parte de la ley (Ex.
20:8—11), y se lo reviste con el carácter de “señal’ entre Jehová e Israel, un
recordatorio perpetuo de su separación para con Dios (Ex. 11:13—17). La
observancia del Sábado incluía descanso completo (Ex. 35:2—3); y por orden
expresa de Jehová se debía dar muerte al hombre que juntara leña en día de
reposo (Nm. 15:32—36).
Al margen del holocausto continuo (Nm. 28:9) y su conexión con las fiestas
anuales (Ex. 12:16; Lv 23:3,8; Nm. 28:25), el séptimo día nunca fue un día de
sacrificio, culto ni ninguna otra forma de servicio religioso. Era simplemente un
día de descanso total para el hombre pies animales, una provisión benévola
para las necesidades del hombre. Usando las palabras de Cristo, “el día de re-
poso fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de
reposo” (Mr. 2:27>. (2) Nuestro Señor vio que la forma en que se observaba el
día estaba cubierta de evasivas y restricciones rabínicas <Mt. 12:2), algo ajeno
a la ley, hasta el punto que las autoridades religiosas del momento lo acusaron
de no guardar el Sábado.
Durante el período de la tribulación (Mt. 24: 20 – 21) y la Era del Reino (ls.
66:23), nuevamente habrá que guardarse el Sábado (3) En dispensación de la
Iglesia, el descanso cristiano del primer día perpetúa el principio de que una
séptima parte del tiempo es sagrada, pero en todos los otros aspectos esta en
contraste con el Sábado. Uno es el séptimo día; el otro, el primero.
El sábado conmemora el descanso de la creación; el primer día, la resurrección
de Cristo. En el séptimo día Dios descansé; en el primer día Cristo estuvo
incesantemente activo. El sábado conmemora una creación que fue
completada; el primer día, una redención que ha sido completada.
El sábado era un día de obligación legal; el primer día, de culto y servicio
voluntario. El sábado se menciona en Hechos sólo en conexión con los judíos, y
en el resto del NT. Sólo dos veces (Col. 2:16; He. 4:4). En estos pasajes se
explica que el Sábado, el séptimo día, no es un día cuya observancia deban
cumplir los cristianos, sino que es un tipo del descanso presente en que entrará
el creyente cuando él “también ha reposado de sus obras” (He. 4:10) al confiar
en Cristo.
El sábado y el día del Señor
A. EL SABADO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Comenzando con su propia obra en la creación, Dios decidió santificar, o
separar, un séptimo de todo el tiempo. Para Israel estableció el séptimo día
como día de reposo; el séptimo año, o año sabático, era el año en que la tierra
debía descansar (Ex. 23:10-11; Lv. 25:2-7); el año cincuenta fue establecido
como año de jubileo en reconocimiento de las siete veces siete años. En
diversos detalles, el año sabático y el de jubileo eran tipos proféticos de la edad
del reino, que es la séptima y última dispensación y que se caracteriza porque
toda la creación disfruta del reposo sabático. Aunque en la era actual el día que
ha de celebrarse se ha cambiado divinamente del séptimo al primer día de la
semana, debido al comienzo de la nueva creación, se ha perpetuado la misma
proporción en la división del tiempo: un día de cada siete.
La palabra sabbath significa cesación, o reposo perfecto, de la actividad. Aparte
del holocausto continúo y de las fiestas, en ningún modo era día de adoración o
servicio.
En vista de la difundida confusión que existe acerca del sábado, y
especialmente en vista del esfuerzo que algunos hacen por demostrar que está
en vigor durante esta era, es imperativo que consideremos cuidadosamente las
enseñanzas de las Escrituras acerca del sábado. Obtenemos un mayor grado
de claridad consideramos el reposo en relación con diversos períodos de la
historia.
En el periodo que se extiende desde Adán hasta Moisés, está escrito que Dios
reposó al final de los seis días de la creación (Gn. 2:2-3; Ex. 20:10-11; He. 4:4).
Pero en la Palabra de Dios no hay una orden en el sentido de que el
hombre esté obligado a observar, o que haya observado, un reposo antes
de la salida de Israel de Egipto.
El libro de Job revela la vida y la experiencia religiosa de los patriarcas, y
aunque se discuten las diversas responsabilidades hacia Dios, mi hay
referencias a la obligación de
observar el sábado. Por otra parte, se afirma claramente que la institución del
reposo, por medio de Moisés, al pueblo de Israel fue el comienzo de la
observancia del sábado entre los hombres (Ex. 16:29; Neh. 9:14; Ez. 20:12).
De igual modo, por lo que está escrito acerca de la primera imposición del
reposo (Ex. 16;1-35), es evidente que el día anterior al primer día de la
semana en que se celebró el primer reposo los hijos de Israel hicieron un viaje
de muchos kilómetros que quebrantaba el reposo, al ir desde Elim hasta el
desierto de Sin. Allí murmuraron contra Jehová, y desde aquel día comenzó la
provisión de pan del cielo, el que debía recolectarse seis días a la semana,
pero no el séptimo día. Es evidente, pues, que el día del viaje, que debió ser de
reposo, no fue observado como tal.
En el periodo que se extendió desde Moisés hasta Cristo, el sábado estuvo en
vigor por ley. Estaba incluido en la ley (Ex. 20:10-11), y la cura divina para
su no observancia fue
proporcionada asimismo en la ley de las ofrendas. Es importante observar, en
esta conexión, que el sábado jamás fue impuesto sobre los gentiles, pero fue
peculiarmente una señal entre Jehová e Israel (Ex. 31:12-17). Entre los
pecados de Israel se destaca especialmente la falta de observancia del reposo
y el no haber dado sus reposos a la tierra.
En medio de este período de la ley, Óseas predijo que, como parte de los
juicios que iban a caer sobre Israel, iban a cesar sus sábados (Os. 2:11). Esta
profecía debe cumplirse en algún tiempo, porque la boca de Jehová lo ha
hablado.
La era anterior continuó hasta la muerte de Cristo, así que su vida terrenal y su
ministerio fueron bajo la ley. Por esta razón lo vemos guardando la ley,
haciendo una exposición de la ley y aplicando la ley. Encontrando que la ley del
sábado estaba oscurecida por- las tradiciones y enseñanzas de hombres,
señaló que el reposo había sido dado como un beneficio para el hombre, y que
el hombre no tenía que hacer del reposo un sacrificio (Mr. 2:27>. Cristo fue fiel a
todo el sistema mosaico, que incluía el reposo, porque ese sistema estaba en
vigencia durante su vida terrenal; pero ese hecho obvio no es base para
pretender que un cristiano que está bajo la gracia y vive en otra dispensación
está obligado a seguir a Cristo en la observancia del séptimo día.
A. EL SÁBADO EN LA ERA ACTUAL DE LA IGLESIA
Después de la resurrección de Cristo no hay evidencias en el Nuevo
Testamento en el sentido de que el sábado haya sido observado por los
creyentes, ni aun en forma errada. Sin duda, la multitud de cristianos
judaizantes observaban el reposo; pero no aparece en la Palabra de-Dios nada
de ello por escrito. Del mismo modo, después de la resurrección de Cristo no
aparece ninguna orden a judío, gentil o cristiano en el sentido de que deban
guardar el sábado, ni se menciona el quebrantamiento del día del reposo en la
numerosa lista de pecados posibles. Por el contrario, hay advertencias contra la
observancia del reposé por parte de quienes son hijos de Dios bajo la gracia.
Gálatas 4:9-10 condena la observancia de <días, meses, tiempos y años».,
Normalmente estas observancias tenían el objeto de merecer el favor de Dios
por parte de personas que a veces mostraban temor de Dios y otras veces lo
olvidaban.
Hebreos 4:1-13 contempla el sábado como un tipo del reposo (de sus obras) en
que el creyente entra cuando recibe la salvación.
Colosenses 2:16-17 instruye al hijo de Dios a fin de que no sea juzgado
respecto de días de reposo, e infiere que tal actitud hacia el• sábado es
razonable en vista de todo lo qué Cristo ha llegado a ser para’la persona que
ahora pertenece a la nueva creación (Col. 2:9-17). En este pasaje se hace
referencia en forma muy evidente a los reposos semanales, otras más que a
los reposos extraordinarios o especiales que eran parte de la ley
ceremonial. Romanos 14:5 declara que cuando el creyente está «convencido en
su propia mente» estima todos los días iguales leyes Esto no implica el
descuido de la adoración fiel, sino más Todas bien sugiere que para tal persona
todos los días están llenos de la u de devoción a Dios.
Debido al hecho de que en el Nuevo Testamento el sábado jamás se incluye
como parte de la vida y el servicio del cristiano, la expresión “reposo cristiano”
es errada. En conexión con esto, se puede notar que en lugar del reposo de la
ley ahora se ha proporcionado el día del Señor de la nueva creación, que
excede en gloria, privilegios y bendiciones al reposo.
C. EL SABADO EN LA ERA
VENIDERA
En plena armonía con la doctrina del Nuevo Testamento de que el nuevo día
del Señor está relacionado solamente con la iglesia, se profetiza que el día del
reposo será reinstituido, sucediendo al día del Señor, inmediatamente después
de completado el llamamiento de la iglesia y después de haber sido retirada
ésta del mundo. En el breve período de tribulación entre el fin de esta
dispensación y el comienzo del reino se observará nuevamente el reposo (Mt.
24:20):pero la profecía anuncia en forma especial que el sábado es una
característica vital de la edad del reino venidero (Is. 66:23; Ez. 46:1).
D. LA RESURRECCION DE CRISTO Y EL PRIMER DIA DE LA SEMANA
El primer día de la semana ha sido celebrado por la iglesia desde la
resurrección de Cristo hasta el presente. Este hecho lo prueban los escritos del
Nuevo Testamento, los escritos de los primeros padres y la historia de la iglesia.
En casi cada siglo ha habido quienes, no comprendiendo el propósito presente
de Dios en la nueva creación, han luchado fervientemente por la observancia
del reposo en el séptimo día. En la actualidad, los que se especializan en la
exigencia de la observancia del séptimo día combinan su llamado con otras
doctrinas antibiblicas. Puesto que el creyente, por designación divina, tiene que
observar el primer día de la semana bajo la nueva relación de la. gracia, se
produce cierta confusión cuando este día se ve investido del carácter de las
leyes del reposo del séptimo día y se gobierna por ellas. Todas esas
enseñanzas ignoran la doctrina neotestamentaria de la nueva creación.
E. LA NUEVA CREACION
El Nuevo Testamento revela que el propósito de Dios en la actual dispensación
no prevista es el llamamiento de la iglesia (Hch. 15:13-18), y esta multitud
redimida es la nueva creación, un pueblo celestial. Aunque se indica que las
maravillosas perfecciones y glorias serán completadas para esta compañía
como un todo (Ef. 5:25-27), también se revela que ellos individualmente son los
objetos de las mayores empresas y transformaciones divinas. De igual modo,
como este cuerpo está orgánicamente relacionado con Cristo (1 Co. 12: 12), así
el creyente individual está vitalmente unido al Señor (1 Co. 6:17; Ro. 6:5; 1 Co.
12:13).
Acerca del creyente individual, la Biblia enseña que: 1) en cuanto al pecado,
cada uno de los de esta compañía ha sido limpiado, perdonado y justificado; 2)
en cuanto a sus posesiones, a cada uno se le ha dado el Espíritu que mora en
ellos, el don de Dios que es vida eterna, ha llegado a ser heredero legal de Dios
y coheredero con Cristo; 3) en cuanto a posición, cada uno ha sido hecho
justicia de Dios, por la cual es aceptado en el Amado para siempre (2 Co. 5:21;
Ef. 1:6), miembro del cuerpo místico de Cristo, parte de su gloriosa esposa,
partícipe vivo de la nueva creación de la que Cristo es cabeza federal. Leemos:
«Si alguno está en Cristo, nueva criatura [creación]~ es; las cosas viejas [en
cuanto a posición, no experiencia] pasaron; he aquí todas son hechas nuevas,
Y todo esto [cosas posiciónales] proviene de Dios» (2 Co. 5:17-18: cf. con Gá.
6:15; Ef. 2:10; 4:24).
Pedro, escribiendo acerca de esta compañía de creyentes, afirma: «vosotros
sois linaje escogido» (1 P. 2:9), lo que significa que son una raza de nacimiento
celestial, de una nacionalidad distinta, simiente o calidad que ha sido directa-
mente creada por el poder de Dios. Así como el primer Adán engendró una raza
que participó de sti propia vida humana y ‘de sus imperfecciones, así Cristo,’ el
segundo Adán, ‘ahora está engendrando por el Espíritu una nueva raza que
participa de su vida y perfección eternas. «Fue hecho ‘el primer hombre Adán
alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante [que da vida]» (1 Co. 15:45).
Habiendo participado de la vida resucitada de Cristo, y estando en Cristo, se
dice que el creyente ya ha sido resucitado (Ro. 6:4; Col. 2:12, 13; 3:1-4). Sin
embargo, en cuanto al cuerpo, el creyente aún está por recibir un cuerpo
glorioso como el cuerpo resucitado de Cristo (Fil. 3:20-21). Confirmando esto,
también leemos que cuando Cristo apareció en los cielos inmediatamente
después de su resurrección, él era como las’ primicias, implicando que toda la
compañía de los que le sigan será semejante a El (1 Jn. 3:2), aun en lo que se
refiere a sus cuerpos glorificados.
La nueva creación, que comenzó con la resurrección de Cristo y consiste de
una compañía de naciones de nuevo, celestiales que están en Cristo, se
presenta en todas partes de la Palabra de Dios en contraste con la antigua
creación, y se dice que de esa antigua y arruinada creación fue salvado y
libertado el creyente.
En cuanto al sábado, o día del reposo, fue instituido para celebrar la antigua
creación (Ex. 20:10-11; 31:12-17; He. 4:4), así que el día del Señor conmemora
la nueva ‘creación. Del mismo modo, en su aplicación el reposo estaba limitado
a Israel, el pueblo terrenal de Dios; así, el día del Señor está limitado en su
aplicación a la iglesia como pueblo celestial de Dios.
9. LAS DISPENSACIONES
A. LA Dispensación DE LA LEY
La dispensación de la ley comienza en.
Éxodo 19:3 Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo:
Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel.
Y se extiende a través de todo el periodo hasta el día de Pentecostés en
Hechos 2, aunque la ley finalizó en un sentido en la cruz. Ciertas porciones
como el evangelio de Juan y algunos pasajes selectos en los otros evangelios
anticiparon sin embargo, la era presente de la gracia.
La ley mosaica fue dirigida solamente a Israel, y los gentiles no eran juzgados
por sus normas. La ley contenía un detallado sistema de obras, incluidas tres
principales divisiones: los mandamientos (la voluntad expresada de Dios.
Éxodo 20:1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu
Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás
dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera
y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares,
a los que me aman y guardan mis mandamientos. 7 No tomarás el nombre de
Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su
nombre en vano. 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días
trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová
tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque
en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo
y lo santificó.12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen
en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13 No matarás. 14 No cometerás
adulterio. 15 No hurtarás. 16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.17
No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su
siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la
bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron
de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero
no hable Dios con nosotros, para que no muramos.20 Y Moisés respondió al
pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté
delante de vosotros, para que no pequéis. 21 Entonces el pueblo estuvo a lo
lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. 22 Y Jehová
dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he
hablado desde el cielo con vosotros. 23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni
dioses de oro os haréis. 24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él
tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar
donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares
herramienta sobre él, lo profanarás. 26 No subirás por gradas a mi altar, para
que tu desnudez no se descubra junto a él.
Los juicios (la vida social y civil de Israel, Éxodo. 21:1 Estas son las leyes que
les propondrás. Ex 24:11 Más no extendió su mano sobre los príncipes de los
hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron. y las ordenanzas (la vida
religiosa de Israel, Ex. 24: 12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al
monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que
he escrito para enseñarles. Ex 31: 18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar
con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios. El sistema de sacrificios y del sacerdocio que fue incluido
era tanto legal como de gracia. El gobierno en esta dispensación era una
teocracia, un gobierno por medio de Dios a través de sus profetas y sacerdotes.
El pacto mosaico fue también de carácter temporal, en vigencia sólo hasta que
Cristo viniese Gl. 3: 23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo
la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De manera que la
ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos
justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26 pues
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que
habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
La naturaleza de la dispensación era condicional, esto es, la bendición estaba
condicionada a la obediencia.
Por primera vez en la historia la Escritura reveló un completo y detallado
sistema religioso bajo la ley, proveyó el terreno para la limpieza y el perdón, la
adoración, y oración, y ofreció una esperanza futura. Bajo la Ley hubo
constante fracaso. Esto es evidente especialmente en el periodo de los jueces
pero siguió hasta después de la muerte de Salomón y la división del reino de
Israel en dos reinos. Hubo períodos cuando la ley fue completamente olvidada e
ignorada y la idolatría reinaba en forma suprema. El Nuevo Testamento
continúa el registro de fracasos, que culmina en el rechazo y crucifixión de
Cristo, quien en su vida guardó la ley en forma perfecta.
Fueron infringidos muchos Juicios durante la dispensación de la ley como se
describe en Deuteronomio 28: 1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz
de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que
yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las
naciones de la tierra. 30: 20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y
siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de
que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y
Jacob, que les había de dar los mayores juicios fueron el cautiverio bajo Asiría y
Babilonia, de los cuales retornaron en el tiempo debido. Los juicios de Israel
también vinieron después del término de la dispensación e incluyeron la
destrucción de Jerusalén en el ano 70 d.C. y la dispersión mundial de Israel. La
gran tribulación, otro tiempo de angustia para Jacob, está todavía por delante.
Jeremías. 30: 1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Así habló
Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te
he hablado. 3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver
a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la
tierra que di a sus padres, y la disfrutarán. 4 Estas, pues, son las palabras que
habló Jehová acerca de Israel y de Judá. 5 Porque así ha dicho Jehová: Hemos
oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. 6 Inquirid ahora, y mirad si el
varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus
lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros.
7 !!Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo
de angustia para Jacob; pero de ella será librado. 8 En aquel día, dice Jehová
de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y
extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, 9 sino que servirán a
Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré. 10 Tú, pues, siervo
mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que
yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad;
y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. 11
Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las
naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te
castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.
El tiempo del fin
Daniel 12: 1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de
parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde
que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo,
todos los que se hallen escritos en el libro.
Mt. 24: 22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por
causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
Bajo la ley, sin embargo, también era administrada la gracia divina en aquel
sistema de sacrificios que fue provisto como una vía de restauración para el
pecaminoso Israel, y el Dios paciente se manifiesta en la provisión de profetas,
jueces y reyes y en la preservación de la nación. En repetidas ocasiones el
arrepentimiento de Israel fue aceptado por Dios, y a través de este período fue
escrito el Antiguo Testamento. La bendición coronadora fue la venida de Cristo
como el Mesías de Israel, a quien la nación entera rechazó.
En un sentido la dispensación de la ley terminó en la cruz Ro. 10: 4 porque el fin
de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. 2 Co. 3:11 Porque si lo
que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. 12 Así que,
teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés,
que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista
en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos
se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda
el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.
Pero en otro sentido no concluyo hasta el día de Pentecostés, cuando comenzó
la dispensación de la gracia. Aunque la ley finalizó como una regla especifica de
vida, continúa siendo una revelación de la justicia de Dios y puede ser
estudiada con provecho por los cristianos para determinar el carácter santo de
Dios. Los principios morales que resaltan la ley continúan, puesto que Dios no
cambia; pero los creyentes hoy día no están obligados a guardar los detalles de
la ley, dado que la dispensación ha cambiado y la regla de vida dada a Israel no
es la regla de vida para la iglesia. A pesar de ello, pueden hacerse varias
aplicaciones de la ley, aunque una interpretación estricta sólo relaciona a la ley
mosaica con Israel.
El propósito de la ley era proveer una regla justa de vida y traer el pecado a
condenación. La experiencia de Israel bajo la ley demostró que la ley moral,
cívica y religiosa no puede salvar o santificar. La ley nunca fue propuesta para
proveer la salvación para el hombre, ya sea mientras estaba en vigencia o
después, Y por medio de su naturaleza era débil, por cuanto no podía justificar
Romanos 3: 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del
pecado.
No podía santificar o perfeccionar Hebreos 7:18 Queda, pues, abrogado el
mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia 19 (pues nada
perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos
acercamos a Dios.
Estaba limitada en su vigencia y duración (Ge. 3:19 Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues
polvo eres, y al polvo volverás.
No podía regenerar, y sólo podía hacer manifiesto el pecado (Ro. 7: 5 Porque
mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley
obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora
estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos
sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el
régimen viejo de la letra. 7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En
ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco
conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8 Mas el pecado, tomando
ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el
pecado está muerto. 9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el
mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
Romanos 8: 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por
la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa
del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu.
1 Co. 15: 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado,
la ley. La ley hizo posible que Dios demostrara que todos eran culpables y que
toda boca calló (Ro. 3:19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los
que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo
el juicio de Dios; 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del
pecado. e hizo evidente la necesidad de Cristo (Ro. 7: 7 ¿Qué diremos, pues?
¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por
la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.8
Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda
codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. 9 Y yo sin la ley vivía en un
tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. 10 Y hallé que
el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11
porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él
me mató. 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento
santo, justo y bueno. 13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí?
En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí
la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el
pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14 Porque sabemos que la ley
es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15 Porque lo que hago, no
lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16 Y
si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17 De manera que
ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18 Y yo sé
que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está
en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que
no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el
pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley:
que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley
de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de
mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 !!Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias
doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo
a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Gá. 3: 21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna
manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente
por la ley. 22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa
que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23 Pero antes que
viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que
iba a ser revelada. 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos
a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25 Pero venida la fe, ya
no estamos bajo ayo, 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis
revestidos.
B. DISPENSACION DE LA GRACIA
La dispensación de la gracia comienza justamente en Hechos 2 y continúa a
través del Nuevo Testamento, culminando con el arrebatamiento de la iglesia.
Algunas enseñanzas concernientes a la dispensación de la gracia fueron
introducidas antes, como en Juan 13-17. Las Escrituras que se relacionan con
esta dispensación ce extienden desde Hechos 1 hasta Apocalipsis 3.
La dispensación de la gracia fue dirigida solamente a la iglesia, puesto que el
mundo como un todo continúa bajo la conciencia y el gobierno humanos. En
ella, la salvación se revela que es por la fe únicamente, lo cual fue siempre
verdad, pero ahora se hace más evidente (Ro. 1:16: 3:22-28:4:16; 5:15-19). Las
altas normas de gracia elevan a esta dispensación por sobre todas las reglas de
vida previas (Jn. 13:34-35; Ro. 12:1-2; Fil. 2:5; Col. 1:10-14; 3:1: 1 Ts. 5:23).
Sin embargo, bajo la gracia el fracaso fue también evidente, puesto que la
gracia no produjo ni la aceptación universal de Cristo ni una iglesia triunfante.
De hecho, la Escritura predijo que habría apostasía dentro de la iglesia
profesante (1 Ti. 4:1-3; 2 Ti. 3:1-13; 2 P. 2-3; Jud.). Aunque Dios esta
cumpliendo sus propósitos en llamar a gentes para su nombre de entre los
judíos y gentiles, la porción profesante pero no salva de la iglesia dejada atrás
en el arrebatamiento será juzgada en el período entre el arrebatamiento y la
venida de Cristo para establecer su reino (Mt. 24:1-26; Ap. 6-19). La iglesia
verdadera será juzgada en el cielo en el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10-11). En
esta edad presente la gracia divina es especialmente evidente en la venida de
Cristo (Jn. 1:17), en la salvación del creyente y en nuestra posición ante Dios
(Ro. 3:24; 5:1-2. 15-21; Gl. 1:1-2:21; Ef. 2:410), y en la naturaleza de la gracia
como una regla de vida (Gl. 3:1-5:26).
La dispensación de la gracia termina con el arrebatamiento de la iglesia, el cual
será seguido por el juicio de la iglesia profesante (Ap. 17:16). La era de la
gracia es una dispensación diferente en lo que concierne a abarcar a creyentes
judíos y gentiles. Por contraste, la ley de Israel era solamente para Israel, el
gobierno humano era para el mundo entero, y la conciencia se extiende a toda
la gente.
En la presente dispensación la ley mosaica está completamente cancelada en
cuanto a su aplicación inmediata, pero continúa para testificar de la santidad de
Dios y provee muchas lecciones espirituales para ser aplicadas. Aunque todas
las dispensaciones contienen un elemento de gracia, la dispensación de la
gracia es la suprema manifestación de ambas cosas, la totalidad de la salvación
recibida y en cuanto a una regla de vida.
C. DISPENSACION DEL REINO
La dispensación del reino comienza con la segunda venida de Cristo (Mt. 24;
Ap. 19) y es precedida por un periodo de tiempo en el cual se incluye la
tribulación, el cual hasta cierto grado es un periodo transitorio. Las Escrituras
que se aplican a ello son todos los pasajes del reino futuro, ya sea en el Antiguo
o Nuevo Testamento (siendo las principales Sal. 72; Is. 2:1-5; 9:6-7, 11; Jer.
33:14-17; Dn. 2:44-45; 7:9-14, 18, 27; Os. 3:4-5~ Zac. 14:9; Lc. 1:31-33; Ap. 19-
20). En el reino, la responsabilidad humana será obedecer al rey, quien regirá
con vara de hierro (ls. 11:3-5; Ap. 19:15). El reino será teocrático, esto es, una
reglamentación de parte de Dios, y habrá un sistema renovado de sacrificios y
sacerdocio (Is. 66:21-23; Ez. 40-48).
Un rasgo excepcional de este periodo es que Satanás será atado y los
demonios permanecerán inactivos (Ap. 20:1-3, 7). El reino, sin embargo,
también será un periodo de fracaso (Is. 65:20; Zac. 14:16-19), y habrá rebelión
al final del mismo (Ap. 20:7-9). El juicio divino que sigue incluye la destrucción
de los rebeldes por medio del fuego (Ap. 20:9) y la destrucción de la antigua
tierra y cielo por fuego (2 P. 3:7, 10-12). En el reino milenial la gracia di’dna
también se revela en el cumplimiento del nuevo pacto (Jer. 31:31-34), en cuanto
a salvación (Is. 12), en prosperidad física y temporal (Is. 35), en abundancia de
revelación (Ser. 31:33-34), en perdón de pecado (Jer. 31:34) y en la recolección
de Israel (Is. 11:11-12; Jer. 30:1-11; Ez 39:25-29). El reino milenial termina con
Ja destrucción de la tierra y cielo por fuego y es seguida por el estado eterno
(Ap. 21-.22).
La dispensación del reino difiere de todas las dispensaciones anteriores en que
es la forma final de la prueba moral. Las ventajas de la dispensación incluyen
un gobierno perfecto, la presencia inmediata y gloriosa de Cristo, el cono-
cimiento universal de Dios y el término de los tiempos de salvación, y Satanás
que permanece inactivo. En muchos puntos la dispensación del reino es
suprema y trae a su consumación los tratos de Dios con el hombre. En las
dispensaciones Dios ha demostrado cada significado posible de los tratos con
el hombre. En cada dispensación el hombre fracasa y la gracia de Dios es
suficiente.
En las dispensaciones se cumple el propósito de Dios de manifestar su gloria,
en el mundo natural y en la historia humana. A través de la eternidad nadie
podrá levantar la pregunta de si Dios podría haber dado al hombre otra opor-
tunidad para alcanzar la salvación o la santidad por medio de su propia
habilidad. Un conocimiento de las dispensaciones es, de acuerdo a ello, la clave
para el entendimiento del propósito de Dios en la historia y el despliegue de la
Escritura, la cual registra los tratos de Dios con el hombre y su revelación divina
concerniente a si mismos.
10. JUDAISMO
[Israel],’ Iapw•XLttjç ¡israelitaj, Iou&áo~ [judío!,
~lou6aLa Lludeah Iou&~K6ç [judío], iouB~km [vivir como judío], Lou&L46ç
[judaísmo 1~ E~p~io~ Ihebreoh E~p&LK6ç [hebreo], E~p~tç [(idioma) hebreo],
Ej3pcác-t[ [en hebreo]
A. Israel, Judá y los hebreos en el AT.
1. Israel y Judá. Israel es el nombre de la liga tribal sagrada de Josué 24.
Denota la totalidad de los elegidos de Dios y abarca sus creencias centrales.
Con la monarquía sigue cubriendo a la entidad entera bajo Saúl, pero bajo
David llega a denotar a las tribus del norte por contraposición a Judá. David y
Salomón mantienen unida la liga a pesar de las tensiones, pero con Roboam
Israel se aparta, y quedan los dos reinos de Israel y Judá. Judá es simplemente
un nombre político para la tribu y luego para el reino del sur, y no tiene ninguna
significación religiosa.
Con el colapso del reino del norte, Israel llega a ser nuevamente el nombre para
el pueblo entero en sentido espiritual (como lo había sido para los profetas; Cf.
Ls. 8:14>, y este llega a ser el uso normativo. Desde luego, en la práctica Judá
es ahora Israel, pero el concepto de un Israel más grande que abarque todas
las tribus no se pierde jamás. Josías intenta una verdadera restauración del
reino davídico completo, y la reconstitución de las doce tribus llega a ser una
forma de expectativa escatológica.
2. Los hebreos. El nombre «hebreos» parece ser al principio un término legal
más que étnico <conectado tal vez con Habiru) (Cf. Ex. 21:2ss; Jer. 34:8ss; 1 S.
14:21). Pero el término se convierte luego en uno más general, que es asado
por los extranjeros pata denotar a Israel (a menudo de manera crítica; cf. Go.
39:14, etc.), o por los israelitas para distinguirse así mismos de los extranjeros
(Un. 40:15; Ex. 1:19, etc.). Tiene entonces un sentido casi nacional en, p. Ej.,
Génesis 14:13 y Jonás 1:9.
ÍG. von Rad, III, 356-359j
B. 1opwt~X, ‘Iou~&toc, ‘E~paioç en la literatura judía después del AT.
1. Iop~i5X/Iou6aioç.
a. La base. En los tiempos postexílicos se ponen en uso dos términos para
referirse al pueblo: el término religioso «Israel/ israelita» y el término político
«judío». Ambos denotan al pueblo en términos de su confesión religiosa así
como de su unidad nacional, Israel es la comunidad de aquellos que adoran al
verdadero Dios y que han sido elegidos por él para ese propósito.
Todo judío se halla en relación con Dios, y los de fuera pueden ingresar en esta
relación sólo si se hacen miembros de este pueblo. De las dos designaciones,
«Israel» es preferida por el pueblo y enfatiza el aspecto religioso, mientras que
«judío» es el uso no israelita (adoptado libremente por los judíos de la
dispersión) y comporta a veces (aunque no frecuentemente) un matiz
despectivo.
b. El uso del judaísmo palestinense. (i) En 1 Macabeos, «Israel» es el término
propio del autor; pero se usa ‘Iou&áot (a) cuando los que hablan no son judíos;
(b) en las cartas diplomáticas, tratados, etc.; (c) por los judíos mismos en las
comunicaciones diplomáticas;> (d) también por los judíos en comunicaciones
internas oficiales (cf 1 Mac. 13:42; tb. las monedas asmoneas). (ii) Obras
religiosas como el Sirácida o Judit usan naturalmente «Israel» con su
orientación religiosa. Lo mismo se aplica a las obras rabínicas. (iii) Cuando los
rabinos usan ‘Iou~&ioç, es principalmente en labios de no judíos, o adoptando
el uso de los no judíos o de los judíos de la dispersión. Lo inusual del término
se puede ver en el intento de hacer un juego con la palabra «monoteísta» al
describir a Mardoqueo como judío
en Ester 2:5.
c. El uso del judaísmo helenístico. (i) En 2 Macabeos, «Israel» figura sólo cinco
veces y siempre en con-textos fuertemente religiosos, p. Ej. 1:25-26. ¡ ‘Iou~aioç
se usa libremente, inclusive en la autodesignación. También encontramos
‘Iou5üíq~& para designar la religión judía (cf 8:1). 3 Macabeos sigue un patrón
parecido (cf «Israel» en 2:6, etc.; Iouóaioç en otros lugares). (ii) El testimonio de
las inscripciones apunta a lo mismo. Incluso los judíos se llaman así mismos
Iou6aiot. Cf también los documentos arameos de los colonos de la Elefantina.
(iii) En este contexto también se puede citar
4 Macabeos, aunque aquí los contenidos religiosos dan mayor cabida para
“Israel”.
2. Eppóioç.
a. Como término para el idioma y la escritura. (i) E~paioç es menos común que
Iopwjk y que ‘Iouéaioc, y en los rabinos denota el idioma (en tanto diferente del
arameo o del griego) y la escritura (en tanto diferente de la escritura asiria o de
la griega). Sólo rara vez se ponen el hebreo y el arameo en una misma
categoría. (ii) los Deuterocanónicos y los pseudoepigrafos también usan el
término para el hebreo; pero ocasionalmente, y más comúnmente en Josefo y el
NT, va incluido el arameo. Josefo extiende también el término para abarcar
monedas, medidas, los nombres de los meses y diversas características
nacionales,
b. Como nombre arcaico y expresión elevada para. el pueblo de Israel. (i) El AT
usa esta palabra para el período más antiguo, y esto conduce a que se use en
referencias al pasado más remoto o en obras que cultivan un estilo arcaico. (ii)
Como término arcaico, E~paioç adquiere dignidad y llega a usarse así como
término elevado o elegante que evitará los matices negativos de louñaloç, p. ej.
En los relatos de martirios en 4 Macabeos (5:2,4 etc.) o en Judit. (iii)
Posiblemente este sea el punto en algunas inscripciones, aunque, en vista del
uso aceptado de ‘Iou~aioc, aquí la referencia bien podría ser a características
nacionales, principalmente al aferrarse al uso del arameo.
C. ouMioç, ‘Iop~úX y EPp&ioc en la literatura griega helenística.
1. ouMioç, ‘Iop~úX
a. En los escritores paganos. (i) Los escritos griegos postclásicos contienen
muchas referencias, y en su mayor parte tienen ‘IouMioç para referirse al
pueblo (menos comúnmente E~pdtot). Los historiadores toman nota del pueblo
y muestran interés por su historia y su política (p. ej. Hecateo de Abdera, o
Agatárquides). (ii) El término ‘lou&ttoc tiene también una connotación religiosa
decisiva, p. ej. en Megástenes, Plutarco, etc. Plutarco describe los ritos y
festividades de los judíos. (iii) Un punto significativo es que Iouáaioç puede
denotar la adhesión religiosa sin que importe la nacionalidad (cf Plutarco).
b. Entre los judíos y escritores judíos. (i) Los judíos de la dispersión adoptan la
costumbre gentil y pronto llegan a llamarse así mismos Iou6diot. (u) Filón sigue
este uso, con énfasis en la unidad religiosa así como en la nacional (aunque no
llega tan lejos como para hablar de judíos que no pertenecen a la nación>. (iii)
Josefo rara vez usa ‘Iouóaiot para el Israel antiguo, pero en cambio usa
solamente esa palabra cuando llega al periodo postexílico y contemporáneo.
Entreteje los aspectos nacional y religioso y a veces puede llamar a los
prosélitos Iou6aiot.
2. Iopai5k.
a. En los escritores paganos. Puesto que «Israel» es un término
específicamente judío, no es de extrañar que los escritores paganos nunca lo
usen ni para el Israel antiguo ni para el presente. Figura en los papiros
solamente cuando hay una influencia judía o cristiana directa.
b. En Filón y Josefo. (i) Filón. Con referencia al período antiguo, Filón sigue al
AT al usar «Israel>’, frecuentemente en citas. (ii) Josefo. También Josefo usa
«Israel» solamente con referencia al pasado. A diferencia de Filón, quien le da
al término una significación figurativa, Josefo parece no adjuntar a él ningún
significado religioso particular. Prefiere ‘Iaptúlirat para el pueblo entero, y
muestra familiaridad con el uso palestinense de este término para referirse a la
gente corriente a diferencia de los sacerdotes y levitas.
3. E~paioç.
a. En los escritores paganos. (i) Rara en la literatura griega, esta palabra tiene
habitualmente un sentido nacional, geográfico o lingüístico. (u) A veces sela
selecciona como un término mas antiguo. (iii) En un caso es bien claro que
denota el idioma. (iv) Para Pausanias, el término significa «habitante de
Palestina».
b. Entre los judíos: Filón y Josefo. (i) Filón. Filón usa la palabra para designar a
los judíos de tiempos antiguos, y también para aquello que, aunque judío, no es
común a todos los judíos, p. ej. el idioma. (ii)Josefo. Tenemos aquí un uso
similar para el antiguo Israel y para cosas tales corno e1 idioma, la. escritura, las
monedas, etc., que son peculiares de los judíos como nación. (iii) En
inscripciones, el término designa a los judíos palestinenses de habla aramea.
D. Iou6aioç, Iopa,5X y E~paiioç en el NT
1. Iou6aioç, IouéaLa, Iou~aLKoc, loo tQ.o, Iou~aLa[toç.
a. ‘Iouédioç en los autores de los Sinópticos IouMioç es poco común en estos
autores. Figura para designar al pueblo sólo en plural, y sólo en labios de
extranjeros (cf Mt. 2:2). Tiene un sentido nacional y geográfico, pero
especialmente religioso. En el relato de la pasión, como en e1 de los Magos, a
Jesús se lo llama «rey de los judíos», pero es obvio que Pilato no toma en serio
el lado religioso, y la crucifixión es un claro golpe contra toda pretensión política
(cf Mt. 27:11, 29, 37). Encontraste, los jefes del pueblo se burlan de Jesús como
el «rey de Israel» (Mt. 27:42). En Mateo 28:15 no hay artículo, y la referencia es
a los judíos que rehúsan confiar en Jesús. En Marcos 7:3 la nota explicativa es
para los no judíos, y la palabra tiene connotación religiosa. En Lucas 7:3 y
23:51 el autor bien puede estar adoptando su propio uso. El uso sinóptico
corresponde al de 1 Macabeos: ‘Iüti~w.ot Se usa para el pueblo, ya sea por
parte de no judíos, o por judíos en su trato con ellos, mientras que ‘Lopai5k es
el término judío propio.
b. Juan. (i) Entre los muchos osos en Juan, observamos primero una
semejanza con el de los Sinópticos en el relato de la pasión (18:33, 39; 19:3),
donde «rey de los judíos» figura en labios no judíos (cf tb. 18:35). También es
una mujer samaritana la que habla en 4:5, y en 4:22 se hace distinción respecto
a los samaritanos. (íi)Joan usa también ‘Iou&aioc para los habitantes de
Palestina, especialmente en explicaciones de las costumbres o circunstancias
judías. El propósito es, obviamente, aclararles las cosas a los extranjeros (cf.
2:6, 13; 5:1; 7:2). En esos contextos el uso es objetivo y no enfático. Lo mismo
se aplica a 1:19; 3:1, etc. Algunos de estos judíos bien pueden ser creyentes en
Jesús (8:31; 11:45; 12:11). Este uso corresponde al de Josefo, y no tiene
porqué implicar una distancia del autor en cuanto a tiempo o nacionalidad. (iii)
En algunos pasajes, los judíos en Juan son los opositores de Jesús, aunque la
oposición brota del contexto y no está implícita en el término. Así, ciertos judíos
critican a Jesús como tal porque él parece rechazar el templo en 2: l8ss, ose
llama a si mismo el pan de vida en 6:4lss, o reclama la unidad con el Padre en
10:31 (cf tb. 5: l6ss; 8:48; 13:33). Algunos «judíos» asumen una actitud
ambigua por temor a los «judíos» (7:13; 9:22). El punto en todo esto no es que
los judíos en su totalidad rechacen a Jesús, ni que un grupo específico de
zelotes lo haga así, sino que la oposición surge por razones de la religión judía
(cf. 9:29). Se insinúa entonces un abismo entre la comprensión cristiana del AT
y la comprensión judía que se le opone. Para Juan los judíos con frecuencia
son aquellos que adoptan esa comprensión judía en rechazo de Jesús. Al
mismo tiempo, la base nacional se mantiene. No todos los judíos rechazan a
Jesús, y los que lo hacen son primeramente judíos por nacionalidad, y sólo
entonces son judíos en oposición a Jesús.
c. Hechos. El oso en los Hechos es parecido al de Juan. Difiere, sin embargo,
por cuanto ahora se incluyen los judíos de la dispersión (pero no los prosélitos,
excepto tal vez en 2:5). ‘Iouódtoc es el término normal en boca de no judíos
(18:14; 22:30) o de judíos en su trato con ellos (21:39; 23:20; 24:5). A veces hay
una connotación religiosa (cf 10:22 y tal vez 16:20). No hay ninguna insinuación
desfavorable en pasajes como 13:6; 18:4; 19:10,17 En 10:28, el compromiso
con la ley caracteriza a los judíos. Esto puede generar un uso (como en Juan)
para designar a los que se oponen a Cristo y a su comunidad (cf 16:3; 9:23;
12:11; 13:50; 17:5, 13). Sin embargo, este aspecto no va indisolublemente
ligado al término, ya que hay judíos que si creen (14:2) y estos judíos están en
malos términos con los Iou&tiot que son opositores.
d. Pablo. Pablo usa más comúnmente ‘Iou&aioç, en singular, y con frecuencia
sin articulo. Esto sugiere que tiene en mente el tipo religioso. Incluso en 1
Tesalonicenses 2:14, que se refiere a los judíos palestinenses, los que están en
la mira son aquellos que rechazan tanto a Cristo como a los profetas. Pero el
tipo incluye al verdadero judío, que guarda la ley, a diferencia del judío
meramente exterior (cf. Ro. 2:l7ss). La devoción a la ley es lo que caracteriza al
judío (cf 1 Co. 9:20). Así, el judío de Gálatas 2:13 es el adherente de la ley. Esto
contrasta con el «judío de nacimiento» del v. 15. El judío tiene la ley, y eso es lo
que lo diferencia de los helenos y los gentiles (Ro. 3:1-2; 9:4-5). Por la voluntad
de Dios el judío tiene una ventaja inherente, y el evangelio se le predica primero
al judío. Pero puesto que el judío no guarda la ley (Ro. 2:l7ss), y Dios es
también el Dios de los gentiles y bendecirá a todos los pueblos en Abraham
(Gá. 3:8), la distinción radical de judío y heleno no se aplica ya a los que son
justificados por la fe en Cristo (Gá. 3:28; Col. 3:11; Ro. 9:24), si bien se
mantienen las distinciones históricas (1 Co. 7:l7ss).
e. El Apocalipsis. En los dos casos en Apocalipsis (2:9; 3:9), de los que son
judíos sólo por pretensión y por nombre se dice que son la sinagoga de
Satanás. Están en contraste implícito con los judíos verdaderos que están
comprometidos con Dios y con su voluntad (cf Ro. 2: l8ss). Sin embargo, de ahí
no se desprende necesariamente que estos últimos sean cristianos.
f. 1ou~[~, ‘louó&LKÓç. ‘Iou6aLa es el nombre del país y es principalmente
adjetivo (Mr. 1:5>. Mas estrechamente denota a Judea (cf. Mt. 3:5; 19:1>, pero
también se puede usar para Palestina entera (cf. Ro. 15:31; 2 C0. 1:16). Es un
término geográfico y no tiene significación teológica. ‘Iou&iLKóç, que figura
solamente en Tito 1:14, tiene el sentido de «relacionado con», pero el punto no
es que los 1JXIOOL sean judíos por naturaleza, sino que circulan entre los
judíos.
g. Lou~aLQLV, ‘louó&Éo[tóç. Fuera del NT tou~aWttv significa ya sea la
conversión al judaísmo ola adopción parcial de las costumbres judías. En el
único pasaje del NT en Gálatas 2:14, la palabra tiene ese segundo sentido.
‘lou6dioítóc figura sólo en Gálatas 1:14. En 2 Macabeos